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P. 15 P. 11 P. 1 P. 1 P. 2 LEONEL URIARTE habla de Juan Chiquito en Juan Bausta Páiz “Jalale la letra a la poesía” “Novenarios de la purísima” “(…) sobándole la cabeza para consolarlo” : A qué jugamos… por Marcia Ondina Mantilla B. de Ricardo Ríos P. 3 “Vengan a vendarle los ojos” P. 3 “Deux heures de train” de Abdellaf Laâbi Traducción de Arturo Dávila. P. 4 “Y cuando salgamos a correr...” “Diez dedos vacíos…” Daniel Pulido P. 4 Por qué Pablo Arezo, rehúsa las apuestas “Anoche jugué a las damas…” declara Marcia Ondina P. 6 P. 7 P. 9 “Nunca aprendimos a saltar la cuerda” confiesa Enrique Winter Para Miguel Ángel Pillado, “masa es todo lo que podemos ser” P. 8 P. 12 “La reconfiguración del bello rostro de Oscar” “Misterio de las Piedras” León Salvatierra P. 11 “Antes del grito primordial” nos cuenta Rafael Lara Martínez P. 13 P. 14 “Juego de niños” “Juego de Fariseos” José Luis Pereira P. 16 Antónimo practica una “radiografía” en “Joven Politikós” ISSN 2305-2082

Revista Literaria El Mercado No. 4

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Revista literaria hecha en León Nicaragua.

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Page 1: Revista Literaria El Mercado No. 4

P. 15 P. 11

P. 1

P. 1

P. 2

LEONEL URIARTE habla de Juan Chiquito en

Juan Bautista Páiz

“Jalale la letra a la poesía”

“Novenarios de la purísima”

“(…) sobándole la cabeza para consolarlo”

: A qué jugamos…

por Marcia Ondina Mantilla B.

de Ricardo Ríos P. 3

“Vengan a vendarle los ojos”

P. 3

“Deux heures de train”

de Abdellatif Laâbi

Traducción de

Arturo Dávila.

P. 4 “Y cuando salgamos a correr...”

“Diez dedos vacíos…”

Daniel Pulido

P. 4

Por qué Pablo Arezo,

rehúsa las apuestas

“Anoche jugué a las damas…”

declara Marcia Ondina P. 6

P. 7

P. 9

“Nunca aprendimos a saltar

la cuerda” confiesa Enrique

Winter

Para Miguel Ángel Pillado,

“masa es todo lo que

podemos ser”

P. 8

P. 12

“La reconfiguración del

bello rostro de Oscar”

“Misterio de las Piedras”

León Salvatierra

P. 11

“Antes del grito primordial” nos

cuenta Rafael Lara Martínez

P. 13

P. 14 “Juego de niños”

“Juego de Fariseos”

José Luis Pereira

P. 16

Antónimo practica una “radiografía”

en “Joven Politikós”

ISSN 2305-2082

Page 2: Revista Literaria El Mercado No. 4

Año: 2 N° 4 mayo – agosto 2012

CONSEJO EDITORIAL:

Marcia Ondina Mantilla

León Salvatierra

José Luis Pereira

MAQUETACIÓN Y DISEÑO GRÁFICO:

José Luis Pereira

COMPOSICIÓN, DISEÑO DE PORTADA Y

CONTRAPORTADA:

José Luis Pereira

CIUDADO DE LA EDICIÓN

Y CORRECCIÓN DE ESTILO:

A cargo del Consejo Editorial

ILUSTRACIONES EN ESTE NÚMERO A

CARGO DE:

Consejo Editorial

David Duke

Jim Austin

Otto Aguilar

Ver página 20

***

EDITOR ASOCIADO DE VIDEO

(N° 1, 2, 3 y 4):

Poeta Ricardo Ríos

CONTENIDO NETO…..…………………………………………... N°

(EDITORIAL) A qué jugamos... - Por Marcia Ondina Mantilla 1

Jalale la letra a la poesía - Juan Bautista Páiz 1

Juan Chiquito - Leonel Uriarte 2 , 5

Poema XII - Ricardo Ríos 3

Deux heures de train - Abdellatif Laâbi (Trad. Arturo Dávila) 3

La única herencia de familia - Daniel Pulido 4 , 6

Señas particulares - Pablo Suli Arezo 4

Entretenimientos - Marcia Ondina Mantilla 6

¡Olé...olé...olé...olé!¡Red Bull, Red Bull! - Miguel Ángel Pillado 7 , 9

La reconstrucción del bello rostro de Oscar - León Salvatierra 8

Soltar la cuerda - Enrique Winter 9

Crucigrama - José Luis Pereira 10

Al nacer y morir ... (continuación) - Rafael Lara Martínez 11

Vieja fábula contada para

niños nuevos con diez dedos vacíos - Daniel Pulido 11

Misterio de las piedras - León Salvatierra 12

Novenarios de la Purísima - Juan Bautista Páiz 13 , 15

Juego de niños - José Luis Pereira 14

Juego de Fariseos - José Luis Pereira 15 , 18

Jóven Politikós - Antónimo 16 , 17

USO DE LA MONEDA EN el mercado / Contáctenos….…………………… 19

AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………………………… 20

EDITOR RESPONSABLE: Consejo Editorial el mercado Revista Literaria

DIRECCIÓN: Iglesia La Recolección 3 cuadras y 1/2 al este,

León, Nicaragua.

E - mail: [email protected]

[email protected]

Teléfonos: 89 29 44 62

88 37 79 24

Impresa en la ciudad de León, Nicaragua.

http://issuu.com/elmercado ISSN 2305-2082

Soporte Digital

Page 3: Revista Literaria El Mercado No. 4

El juego, consustancial al individuo, se transforma con el

transcurso del tiempo o permanece invariable, acorde al

interés de la sociedad. La práctica de algunos juegos en

particular que permanecen invariables, no solo dan cuen-

ta de la época a la cual pertenecen sino que reafirman la

tradición. El Juego no tiene como fin único el divertir,

sino reafirmar la tradición, instruir, servir de punto de par-

tida en la creación de nuevos juegos o adecuación de los

existentes al avance tecnológico y al crecimiento del mer-

cado. De tal forma, rebasa el carácter rigurosamente esté-

tico que se les atribuyó inicialmente como herramienta

literaria y pasa a cumplir una función social, política y

económica. Son innumerables los ejemplos para ilustrar la

importancia o el rol del juego, cuando juegas a jugar. Su

práctica cualquiera que sea, local, mundial, de elite, po-

pular, se enfrenta a la cultura de agresión incorporada a

los juegos, nacidos con el fin de instaurar definitivamente

en la consciencia de la sociedad, la violencia como forma

de vida. Por ejemplo, los videos juegos cuyo tema princi-

pal o único termina siendo JUGAR A MATAR, exige

revitalizar el juego en la literatura. Los juegos olímpicos

nacidos en Grecia, aunque respondían inicialmente a ne-

cesidades de carácter religioso (rendir tributo a los dioses)

terminaron influenciando definitivamente la música y las

artes, de la cual forma parte o recibe influencia la literatu-

ra. Tenían un significado político, en tanto implicaba de-

poner las armas mientras se realizaban los juegos, tipo de

tregua que perdió sentido. Actualmente, ninguna guerra se

detendría mientras se realizan estos, menos aún las gue-

rras de avanzada emprendidas por el mercado y sus prácti-

cas, que aprovecha los Juegos Olímpicos, para publici-

dad e instauración en la consciencia de nuevas marcas.

Los juegos considerados inicialmente como una práctica

de elite; han sufrido transformaciones a efectos de darles

un carácter más popular. Sin embargo tal popularidad ha

sido algunas veces en detrimento de la clase desposeída y

el enriquecimiento odioso de sus creadores. Los invito a

jugar con nosotros y observar el juego planteado en cada

texto incluido en esta edición de el mercado, desde la in-

dividualidad de sus voces.

Jalale la letra a la poesia

(Poesía-trabalengua)

Jalale la lengua a Lala por mala

Pásale la lupa a Lupe por miope

Cambiále la lesna a Leyla por lana

Limpiále el lodo a la niña Laila

Blanquéale la luna a Lino el loco

Ponéle la ele a lulo el loro

para que la Julia no juegue ula ula

y la flor de loto no tenga más lama

Sácale una ele a la loca Lola

para que del nombre solo quede ola.

Juan Bautista Páiz (León, Nicaragua)

Por MARCIA ONDINA MANTILLA B.

Page 4: Revista Literaria El Mercado No. 4

Leonel Uriarte (León, Nicaragua)

Pasa a la página # 5

A lo lejos Chicho veía la figura encorvada de Juan Chiquito, que venía en su dirección desde el tope de la quinta del doctor Zepeda hasta acercarse a la cuadra por donde vivía. Desde que lo divisaba a lo lejos su piel se ponía chinita del miedo que le provocaba con solo verlo desde lejos.

La madre de Chicho asomó la cabeza por el dintel de la puerta y miró que el personaje venía en su dirección y gritó como desesperada:! Chicho venite para adentro que ahí

viene Juan Chiquitoooo! – ¡Capaz que te lleve robado y te convierta en jabón! ¡Venite para adentro chavalo tonto!

CAPITULO I

Una tarde de tantas Chicho estaba preocupado por salir a jugar trompo con sus amigos de la cuadra, pero no había hecho la tarea. El iba a clases por la maña-

na, llegaba al medio día de regreso a la casa y cuando llegaba le gritaba a su abuela: -Abuela, ya llegué!

Tiró los útiles de clase sobre una mesita y se fue a la cocina, se sentó en una pata de gallina junto a la mesa comedor esperando que su abuela le sirviera el almuerzo. Ella estaba pendiente de que comiera bien y bastante, porque a él casi no le daba hambre por aquel entonces.

La abuela lavaba los trastes y lo miraba de reojo para ver si comía, entonces le decía:-Mira chavalo si no comés y después te ponés a estudiar no te dejo salir a la calle a jugar-

Era una advertencia clara porque la abuela estaba aburrida de llamarle la aten-ción para que hiciera las tareas y también comiera.

Chicho terminó de comer e hizo la mueca de estar estudiando después del al-muerzo; ya iban llegando las cuatro de la tarde que era la hora en que los mu-chachos habían acordado para salir a la calle a jugar trompo.

Chicho miró que la abuela se cabeceaba del sueño, ella se quedaba dormida sentada en su silla preferida donde hacía la siesta, entonces el chavalo salió en puntas de pié desde la cocina hasta la sala, se detuvo un poquito y asomó la cabeza por el dintel de la puerta para ver si Juan Chiquito venía por allí.

Chicho le tenía un miedo horroroso porque su aspecto era tremendo al punto que eso era lo único que lo obligaba a no salir de la casa.

Entonces miró hacia el norte hasta donde sus pequeños ojos podían distinguir la imagen del personaje horrorífico que le daba miedo, vio que no venía y salió a jugar sin el permiso de la abuela.

-Vengan muchachos vamos a tirarnos una mancha brava, les dijo a Chico Brand y a los Pacheco. Ellos vinieron con sus trompos y se alistaron para jugar.

Page 5: Revista Literaria El Mercado No. 4

3

El cuerpo es una piñata

Sus vísceras

Pequeños caramelos

Alguien se da con un palo en las costillas

Para despertar con un grito

A todos los niños que duermen en

La fiesta de su cumpleaños.

Vengan a vendarle los ojos.

No merece darse la paliza de las risas

De los globos

De los dulces

De las felicitaciones. No merece

Saltar en pedazos de huesos.

Los niños simplemente buscan caramelos en sus vísceras.

En dos horas de tren

repaso la película de mi vida

Dos minutos por año en promedio

Una media hora para la infancia

otra media para la prisión

El amor, los libros, el ir y venir

se reparten el resto

La mano de mi compañera

se funde poco a poco en la mía

y su cabeza sobre mi hombro

es tan ligera como una paloma

A nuestra llegada

tendré unos cincuenta años

y me quedará de vida

alrededor de una hora.

***

(Traducido del francés por

el poeta Arturo Dávila)

Ricardo Ríos García (Villanueva, Nicaragua)

Abdellatif

Laâbi (Fes, Marruecos)

Acuarela. Jim Austin

Page 6: Revista Literaria El Mercado No. 4

“Vis

ion

es”

Da

vid

Du

ke y

so

bri

na

4

Hay que resistir. No dejarnos tragar

por esa jeta de luz que le absorbe a

uno el cerebro. Te voy a contar miles

de cuentos hija, historias inventadas

por tu madre o por mí. Juguemos las

rondas de tu imaginación, las prince-

sas de tu invención, las aventuras de

tus fantasías. Y cuando pasemos de-

lante de aquella pantalla encendida

no te creas lo que allí dicen.

Pasa a la página # 6

particulares

El lunar es prueba de que soy el hijo de mi padre,

por eso rehúso las apuestas.

No obstante la familia me dice:

Deberías lanzar los dados, encender la tele

poner el equipo de tu padre;

Alguien debería ganar por él en esta casa. Hacer honor

a su lunar que lo llevas en juego.

Mis hermanos observan

el lunar del brazo de su padre en brazo del hermano

Después de todo,

ganador por evidencia

soy el que venció expedientes de sospechas que presentó la abuela

y para colmo de su piedra dominical contra su busto seco; soy también

el golpe vivo del abuelo en la puerta.

Pablo Suli Arezo (Puerto Montt, Chile)

Y cuando salgamos a recorrer las calles no te dejes deslumbrar

por las vitrinas adornadas, ni por los rótulos publicitarios que

prometen mejorar tu vida. Compartamos este pan simple y conta-

me otra de tus historias.

Ayer me relatabas algo de un monstruo con alas de cucaracha, y esti-

rabas al máximo los bracitos para describirme cuán grande era esta

criatura abominable. Tenías ojos de miedo, por eso te hice cosquillas,

no podemos dejarnos vencer. La resistencia es asunto de dignidad y

herencia, la única herencia de familia. También me contabas la histo-

ria de un ogro terrible que devoraba todo y asustaba a las personas de

una aldea.

(Nana para una hija

que duerme)

Daniel Pulido (León, Nicaragua)

Page 7: Revista Literaria El Mercado No. 4

Comenzaron por hacer el círculo donde se ponía la mancha, cada uno hizo su tiro al punto, Chico Brand fue quien quedó muy largo de la mancha y tuvo que poner su trompo para pasar por el castigo de ser atacado por los demás.

-Cuidado me friegan mi trompo chavalos- gritaba furioso Chico Brand porque en su mente miraba su trompo hecho pedazos.

-Oye chavalos, seguía diciendo- ese trompo me costó diez pesos, es de guayacán y lo fui a comprar donde Herradura, no me lo frieguen, cuidado me lo rajan- suplicaba Chico casi llorando.

Estaba Chicho agachado sobre el trompo de Chico dándole los diez secos del castigo, cuando en eso alguien le tocó el hombro.

-Ajá chavalo! Así quería agarrarte!!!!!!!!!

Volteó su cara hacia atrás y miró a Juan Chiquito, su corazón palpita-ba como a doscientos por segundo y salió corriendo como tirado por un

cohete para el interior de su casa. Chocho! Clase de susto!

Chicho entró a su casa y se fue corriendo apurado al aposento para esconderse debajo de su cama; pero no se metió debajo la cama sino que se quedó encima y

se envolvió con su cobija blanca de la cabeza a los pies buscando como resguardarse del susto. Temblaba, lloraba y sin quererlo se quedo dormido.

CAPITULO II

Miró hacia el norte de la calle para ver si lo veía, lo divisó viniendo por la pulpería El Cerro Negro y le entró un miedo tremendo. Juan Chiquito caminaba como hamaqueándose porque sus cornetas piernas deformadas por la vejez lo obligaban a balancearse de un lado a otro como un pequeño barco en medio de una gran tor-menta. Parecía un espantapájaros a lo largo porque usaba un sombrerón de ala ancha que casi cubría su ca-ra.

Su cara era como una máscara grotesca, sus pómulos resaltados, sus mejillas hundidas y su barba ancha y so-bresaliente le daban un aspecto sepulcral. Usaba permanentemente un pantalón de dril azul, una camisa blanca desteñida que parecía que le iba hablar de tan vieja y arrugada.

No podía dejar de mirar su cara, hiciera que lo que hiciera no podía dejar de ver su cara, miraba sus ojos hun-didos y creía ver la cara de la muerte. Tenía miedo al ver cómo le sonría y su sonrisa parecía la de un payaso burlón, entonces comenzó a gritar y a llorar; corrió como desesperado por la calles buscando su casa para meterse en ella y protegerse de Juan Chiquito que le hacía ademanes como para llevárselo a su escondite y convertirlo en jabón.

Corría y corría, mas no podía avanzar porque sentía que sus piernas eran pesadas como de hierro, su corazón lleno de angustia se aceleraba más, y para colmo, a lo lejos, miraba a su abuela con una coyunda de cuero crudo esperándolo para castigarle por andar de vago. En su angustiosa carrera cerró las manos y las ajustó a su pecho en señal de pedir perdón a la abuela. La miró venir hacía él con la coyunda en mano alzada como para pegarle, sintió como que le iban pegar el primer coyundazo y despertó asustado, se quito la cobija y vol-teo a ver a cualquier lado y encontró a su abuela sobándole la cabeza para consolarlo.

Viene de la página # 2 (JUAN CHIQUITO)

Page 8: Revista Literaria El Mercado No. 4

Ya ves, sólo tenés cinco años y has captado la esencia

de la injusticia. Pero juguemos hija, ven a nuestra rue-

da de colores, cantemos y bailemos. Olvidemos ésta

hambre por un momento y gocemos la vida, enséña-

me a divertirme como vos sabés hacerlo y cuando

estemos cansados de brincar, abrázame la cabeza y

dame tu fuerza.

En ocasiones puedo escuchar tu corazoncito corriendo

como conejo asustado, pero te brillan de amor los

ojos y siempre estás sonriendo con tanta serenidad.

No juguemos a la guerra ni a la muerte. Imaginemos

que soy un elefante y vos mi jinete, y que te llevo por

todo el mundo con pasos gigantescos, conociendo

mucha gente que también trata de resistir. Podemos

jugar con piedritas de río, con arena y conchas de

mar, con hojas caídas, con agua, con viento, con los

espacios solos, con el aire que respiramos, con el sol y

la luna. O a la ronda de estrellas que brillan y brillan.

Podemos jugar con nuestras manos vacías, con nues-

tras muecas. Pero siempre al final del día rodéame

con tu amor y dejame que te cuente alguna fábula an-

tes de dormirnos.

Ya sé que necesitas imperiosamente tener en tu cabe-

cera al último muñeco anunciado en la tele. Vos decís

que es un muñeco bueno, pero él mata o destruye

siempre para vivir. Es un muñeco estúpido porque se

deja usar para vender refrescos de porquería, y se deja

copiar para exhibirse en todos los comercios. Es un

muñeco multinacional, muy, muy rico. Ha mandado a

fabricar millones de camisetas con su foto, y zapatos,

llaveros, gorras, mochilas, chocolates, patinetas, bici-

cletas, discos, entrevistas, películas, libros, pelotas,

helados, gomas de mascar, globos gigantes, tarjetas

de crédito y muchas otras cosas que no podemos

comprar. No te puedo prohibir que quieras tenerlo, sin

embargo te ofrezco nuestros juegos humildes y nece-

sarios, con ellos debemos resistir, construir un inmen-

so castillo para proteger tu imaginación. Que no ven-

ga ese absurdo villano prefabricado, de peluche y

plástico, a robar tu más preciado tesoro: tu inteligen-

cia.

Viene de la página # 4 (LA ÚNICA HERENCIA DE FAMILIA)

Anoche jugué a las damas

no empezaba el juego de naipes.

Tal vez juegue a los dados

no tenía un par a la mano para jugar.

Jugué

a la risa

a sentarme

a esperar la caída de unos ojos.

Jugué al monopolio y

me sentí banquera a ratos

una hora después en banca rota hipotequé las compras

di a mi adversario hasta el último centavo.

Jugaba, jugábamos, íbamos jugando a jugar.

La plaza está vacía

no hay niños jugando tampoco más tarde.

Acomodé las fichas del tablero, las retiré de nuevo.

Jugaría

un solitario al estilo acostumbrado.

Coloqué una silla

esperaba jugar a las visitas, a las muecas, a la despedida

no hubo visitantes.

Guardé mis juegos

fui a la tienda en busca de algo divertido

mostraron lo de siempre.

Volví a mi casa, masticando juegos

me senté en la puerta a esperar

ideaba algo para más tarde.

Marcia O. Mantilla (León, Nicaragua)

Page 9: Revista Literaria El Mercado No. 4

7

El fútbol es una de las prácticas sociales de identificación colectiva más importantes en nuestro planeta, como dice Fernando Carrión: “es un fenó-meno que trasciende su condición de juego para convertirse en hecho total—social, cultural, político y económico”. Es una práctica deportiva, pero es ade-más, un sistema de relaciones y representaciones que produce (así sea de manera efímera) la amalga-ma simbólica de seres humanos en manchas colecti-vas. Como hinchas, el fútbol nos da una identidad que nos diferencia de otros grupos: nos da un senti-do de pertenencia, nos da nuestros colores, nuestros números, nuestro rumbo, nuestra estrategia, y más aun, nos da once rostros, que son los rostros de “los once de la tribu” (a propósito del título del libro que Juan Villoro le dedica al también llamado “juego del hombre”). Como individuos pensantes quizás debié-ramos hacerle caso a Borges, quien alguna vez dijo: “El fútbol es popular, porque la estupidez es popu-lar”.

Tengamos en cuenta que la integración sim-bólica que se construye a través de esta disciplina es resultado de prácticas demagógicas y sus respectivos relatos. Es decir, cada equipo arrastra consigo una urdimbre de símbolos y mensajes que posibilitan tanto la escenificación de enfrentamientos identita-rios como el reclutamiento de partidarios. Las selec-ciones nacionales, por ejemplo, se fincan y se expre-san a través del patrioterismo Oficial. En un partido entre dos países no faltan los himnos, las banderas, y todo tipo de insignias y manifestaciones que repre-sentan (y a la vez hacen) la llamada cultura nacional.

Los clubes, por su parte, al ver denegado el uso de la crónica de la identidad nacional (pues así lo dicta el orden existente), recurren a estrategias alter-nativas de proselitismo. Desde su nacimiento, a cada club le es dado un nombre, un mote, unos colores y un escudo que reflejan el sistema de valores ideoló-gico.

En la gran mayoría de los casos se toman nombres que hacen referencia a determinada sede geográfica. Me refiero a nombres de ciudades, regio-nes o barrios (Bayern Munich, Barcelona, Manches-ter United, Milán, Liverpool, Chelsea, etc.); nombres que de alguna manera facilita a los fundadores la tarea de reclutamiento pues se apoyan en conocidas estructuras de clasificación social.

Otros clubes, en cambio, se identifican fuer-temente con una postura política o religiosa. En la ciudad de Glasgow, Celtic y Rangers, católicos y pro-testantes, separatistas y unionistas, protagonizan enfrentamientos que ilustran a la perfección el con-flicto socio-político en que viven muchos de los esco-ceses. En Roma existen dos equipos con historias encontradas, sobre todo por sus distintos orígenes. Por un lado está el AS Roma, fundado por obreros izquierdistas, por el otro, el S. S. Lazio, de origen bur-gués y conservador y del cual Mussolini se declarara fiel seguidor durante el régimen fascista. Con el paso del tiempo, las posturas encontradas de ambos equi-pos se uniformaron, al punto que hoy día tanto a romanistas como a laziales se les vincula con la ultra-derecha italiana.

Existen además los equipos que han tomado el nombre de figuras vinculadas con la literatura. El Gil Vicente F. C de Portugal debe su identidad al drama-turgo del mismo nombre, y en la liga peruana partici-pa el Club Deportivo César Vallejo, a cuya hinchada apodan “Los Poetas”. Aunque en realidad el Club Deportivo César Vallejo heredó el nombre de la Uni-versidad César Vallejo.

Por cierto, son muchos los clubes latinoame-ricanos que se identifican como instituciones acadé-micas y por lo tanto como extensiones del espíritu estudiantil. Ejemplo de ello es la existencia de equi-pos como la Universidad de Chile, la Universidad Ca-tólica de Chile, la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otros.

Pasa a la página # 9

Miguel Ángel Pillado (México — EE.UU.)

Page 10: Revista Literaria El Mercado No. 4

Una mano: diez pulgadas el perímetro empuñado de Manny. Entronizando con honores y coronas van los triunfos y banderas hacia una ofensiva cruel Una pera ve Manuel en el pómulo exaltado Es un pómulo Pacquiao No es una pera de piel (22 millones de canciones pronunciaron su bello nombre) La campana fue el llamado Su nariz no es de aguante es cartílago fragante si le pegas por un lado y la partes a un costado y las flores no se huelen ni el perfume de su Helen Y la frente cabizciega siente el golpe cuando llega la manito en un vaivén (22 millones de dolores corrieron por su bello rostro)

Dice: No quiero perder la nobleza de mi fibra Paco Paco, libra a libra vi el sangriento anochecer Poco a poco sin saber con la mirada humilde y tensa se asesora de que tenga a un doctor en su esquina su dolor el fracaso se comprende (22 millones en un resplandor bermejo lo vieron llorar) Cedió en el cuadrilátero Dos escopetas fueron Sus brazos ahí quedaron desplomados sin guerrero como épica de Homero las lanzas de un Héctor que sufrió en su estupor ante aquellas de Aquiles Nunca antes vi caer miles de voces en triste dolor (Ante 22 millones el croquis de su rostro fue erigido)

León Salvatierra (Nicaragua — EE.UU.)

Libro de poemas. Editorial Universitaria

UNAN -LEÓN, NICARAGUA. 2012.

Page 11: Revista Literaria El Mercado No. 4

Viene de la página # 7 (¡OLÉ… OLÉ… OLÉ… OLÉ! …)

Y no faltan aquellos conjuntos que hacen su-yos los nombres de figuras míticas: el Ajax (de Holan-da), el Hércules (de Alicante), el Apollon Smynis F. C (de Grecia) el F. C. Spartak (de Moscú), el Atlante (de Cancún), etc. O casos en los que de plano la pos-tura identitaria de los clubes resulta no sólo inconsis-tente, sino también cómica e incomprensible. Pienso en el F. C. Luis Ángel Firpo, el equipo más popular en El Salvador. El 1923 apareció como Tecúm Umán en honor a un guerrero maya, pero poco tiempo después cambió su nombre para rendir tributo al famoso y popular boxeador argentino Luis Ángel Firpo, “El Toro Salvaje de las Pampas”.

En un mundo globalizado, el MERCADO y las empresas transnacionales están cada vez más presen-tes en la cultura futbolera. Ciertamente, hay clubes que a principios del siglo XX fueron fundados en el marco de empresas privadas; los trabajadores se or-ganizaban para formar equipos de fútbol que luego competían en nombre de tal o cual firma. Este es el caso del holandés PSV Eindhoven (Phillips Sport Vere-niging) fundado en 1913 por trabajadores de la em-presa de tecnología Phillips, y del Bayer Leverkusen, iniciado por trabajadores de la empresa alemana de farmacéuticos. En México destaca el caso del C. D. Cruz Azul, fundado por trabajadores de la Corporativa Cementera Cruz Azul en 1927.

Hoy en día, muchos equipos de fútbol, por in-sostenibilidad financiera o por intereses económicos de los propietarios, mutan sus identidades. Es decir, abandonan sus antiguos nombres e insignias y toman el nombre y los logos de las empresas que los patroci-nan. En Asia hay clubes como el Mitsubishi Motors Mizushima F. C. y el Jeonbuk Hyundai Motors F. C. En Europa, la ciudad de Salzburgo, antes conocida exclu-sivamente por ser el sitio que vio nacer Mozart, hoy lo es también por ser la casa del F. C. Red Bull Salzburg. De hecho, la empresa Red Bull cuenta con otro equi-po de fútbol, el N.Y. Red Bulls, de la Major League Soccer en los Estados Unidos.

Haciendo eco de lo dicho por Borges, el filosofo francés Jean Baudrillard dijo alguna vez: “Al poder le complace muchísimo traspasar al fútbol ciertas cargas, incluso la diabólica responsabilidad de aton-tecer a las masas”.

Ni Borges ni Baudrillard mienten, pero qué vamos a hacer, si un contexto global dominado por las trasnacionales, masa es todo lo que podemos ser, e incluso, lo que queremos ser. Al fin y al cabo, más de la mitad de la población del planeta esta-mos vinculados de alguna manera con este depor-te. Basta mirar Nueva York o a Salzburgo para verifi-carlo. Seremos miles los aficionados en el estadio o en frente da las pantallas, muchos vestidos en rojo y azul, algunos pintados y tatuados: estaremos ahí, saltando sobre las butacas, entonando a todo pul-món: ¡Olé… olé…olé… olé! ¡Red Bull, Red Bull!

9

La c

uer

da

flo

ja-r

osa

rio

rpu

ra e

n t

res

acto

s. O

tto

Agu

ilar

Nunca aprendimos a saltar la cuerda.

Mis padres la olvidaron

en el bazar de Presidente Errázuriz

dos nueve cero uno.

Al techo del lugar sigue amarrada,

balanceando a mi abuelo.

Enrique Winter (Santiago de Chile, 1982)

Page 12: Revista Literaria El Mercado No. 4

19

Page 13: Revista Literaria El Mercado No. 4

Este dedito crió una gallina, éste

la cuidó todos los días, éste

recogió los huevos, éste

los vendió

al intermediario, éste

los revendió bien caros

en el mercado,

éste compró un huevito, éste

lo cocinó en fogón de leña,

éste le echó la sal,

éste lo sirvió

en el centro de

la mesa

humilde, y

éste gordo pícaro

lo repartió

mientras la ira

se agolpaba en sus ojos.

Con el nacimiento y la muerte se inaugura la escri-

tura. Antes del grito primordial, luego del último

suspiro, hay tintes que manchan la página en blan-

co, que manchan el cuerpo. Se llaman la placenta,

el humus. La escritura precede, prosigue a la pala-

bra. El habla refiere la pérdida. El grito del recién

nacido exclama la nostalgia por una cueva que se

derrumba. Una anilina lo arrulla solitario. Le tatúa

las vocales, las letras horadadas del alfabeto de la

creación. El gemido de la agonía deletrea la año-

ranza del retorno. El regreso a una cueva que se

cimienta. Otro colorante le aprende las consonan-

tes, las cifras del encierro. El alfabeto de la recrea-

ción. En ambos sitios del silencio, cavernas oscu-

ras y afónicas, al sí/self lo perfila la sombra. La

simple sospecha de lo que se asoma. La del mun-

do que se abre a los ojos al brotar. Al nacer como

humano; al renacer como flor. Es el lugar del cuer-

po inicial y conclusivo donde el sí/self se encuentra

en lo mismo, en el sí-mismo. Ensimismado en su

persona y fuera del mundo. En otro mundo más

íntimo y secreto. Es el lugar propicio de la escritura

que precede y prosigue a la palabra.

Daniel Pulido (León, Nicaragua)

Rafael Lara-Martínez (Tecnológico de Nuevo México)

Desde Comala siempre…

***

Continuación de “Al pensar la

palabra…” (Año:2 N°3 Pág.15)

Page 14: Revista Literaria El Mercado No. 4

Caminabas por las calles en busca de señales

Encontraste unas piedras que tenían algo

de misterio. Las pusiste debajo de la cama

donde guardas tu sueño. Querías un crujir

una pulsión de cuerdas, los sonidos plurales

de una lengua. Pero hasta entonces no habías

encontrado sino rostros severos. Intentaste imitar

algunos gestos de familia. Tus dedos palparon

el hueco de sus cuencas. Tenían una palidez

de paredes viejas, las orejas sordas, los tímpanos

intactos. Ni el corazón de un insecto se escuchaba

Hasta que un día te metiste debajo de la cama

a chocar las piedras para hacer malabares de fuego

Miraste tus dientes desvestirse en risa y risa

El suelo empezó a moverse, las piedras

se encendieron y giraban en forma de caracol

enfrente de tus ojos, de tu nariz y boca, de la cual

salió una cola de humo. Viste tu cuerpo levitar

hasta llegar al techo del cerebro. El día era nuevo

los muebles nuevos. Entonces escuchaste un idioma

que entendías. Tu mismo padre te sonrió, el viejo

que a diario te pegaba, que durmió toda su vida

en un cuarto lleno de silencio. Tu compañero

de escuela también te saludó, aquel verdugo

que de recreo a recreo era dueño de tus pómulos

y te daba la justicia más cruel con sus puños

Tus familiares gesticularon sus brazos para que bajaras

Querían adorarte, pero vos levitabas hasta llegar al cielo

raso. Las piedras se apagaron con un frío de hospital

Y vos reías, reías debajo de la cama

León Salvatierra (Nicaragua — EE.UU.)

Page 15: Revista Literaria El Mercado No. 4

En Nicaragua, los novenarios de la Purísima comienzan el 28 de noviembre al 6 de diciembre que es la últi-

ma noche de los rezos. Estas 9 noches los chavalos la disfrutan como si fuera un carnaval. Se reúnen 10 y

hasta 20 cipotes varones, a las mujercitas les enseñan desde pequeñas, que ellas deben aprender a cantar los

alabados a la virgen de la Concepción. Eugenio es el líder de un grupo de muchachos de 10 a 17 años del

territorio de arriba. El jefe del otro grupo del territorio de abajo es Valentín. A la hora que las devotas cantan

y rezan el rosario a la conchita, los chavalos desenfrenados hacen de las suyas. Organizan peleas a puñetazos

y diferentes juegos. Esta es la noche sexta de la novena. Mientras la luna se divierte viendo jugar a los cha-

valos. La rezadora y las cantoras entonan “Toda hermosa eres María / desde tu instante primero / pues la

mancha original / no tuvo en tu ser derecho” Al oír este canto del final de la purísima los muchachos corren,

para que la dueña de la casa, les dé la gorra: bananos, limón dulce, chicha, gofios, naranjas en fin todas las

golosinas que acostumbran obsequiar en estos rituales católicos. Cuando termina la repartidera salen raudos

a otras 5 purísimas y así de purísima en purísima hasta que llenan el salbeque. En la noche del octavo nove-

nario, Valentín, el jefe del grupo de cipotes de abajo inventa un juego maldoso para avergonzar a su rival

Eugenio, líder del grupo de arriba. Como Valentín es más pequeño pero más viejo que Eugenio y sabe que a

los golpes no lo vence jamás, porque su contrincante es: grande, fornido y astuto. Entonces ideó la travesura.

Valentín le propone al jefe Eugenio, un nuevo juego para los dos grupos y así limar las asperezas.

—Aja y cuál es el juego.

—Consiste en lo siguiente: vamos a marcar un punto de cada grupo contrario y al final todos vamos a

correr para llegar primero y el que gane la competencia se sienta en el lugar seleccionado y grita ¡Arriba! si

es de tu grupo y si es de mi grupo dirá ¡Abajo!

—Y cuál será el premio.

—El que gane se le entregará la gorra que recoja el grupo perdedor.

—Estamos de acuerdo— dice Eugenio. Que de mal apodo y a escondidas le dicen Ungenio. Ambos

grupos se dividen. El juez es un muchacho de más edad que ellos, pero del bando del malvado Valentín, pe-

ro Mario que hace de juez, sabe en que consiste la maldad que le jugarán a Eugenio. El réferi ubica al grupo

de abajo y al grupo de arriba a una distancia de 50 metros que es el trecho que recorrerá cada grupo.

Pasa a la página # 15

Juan Bautista Páiz (León, Nicaragua)

Page 16: Revista Literaria El Mercado No. 4

La profesora de primaria se nos llamaba Alís.

Podría haber tenido veinte

y yo a penas

-para suerte-

la estatura de su ombligo.

De la mano de mi prima Flor de Liz, caminaba sobre la línea del tren.

Alís que venía en sentido contrario,

subió sobre la misma línea.

Le advertí casi de largo, casi gritando

-Para nada- :

“chocamos, chocamos, que pegamos de frente” y tenía razón;

era mi línea

su cuerpo

mi horario

y chocamos.

Accidentes como estos suceden

para labios;

lesiones que te quedan permanente

y padezco desde entonces

la estatura de los niños

y la misma incertidumbre:

Si bajo de los rieles

o si dejo que me bese

lo que se llama cuerpo

solo porque le faltan pájaros,

para cielo.

José Luis Pereira (Rota, Nicaragua)

Page 17: Revista Literaria El Mercado No. 4

Los de arriba correrán hacia el Sur y los de abajo hacia el norte. La luna pinta el rostro alegre de los chavalos.

El juez da la señal.

— ¡1, 2, 3 ya!

Arrancan a correr y Eugenio se impone, nadie le ha ganado una carrera. Entonces es el primero en llegar a la

meta, se sienta en el lugar seleccionado y da el grito de: – ¡Arribaaaa!

De pronto el muchacho se da cuenta, que cayó en una trampa asquerosa de su rival Valentín. Sorprendido se

suspende con las manos y las partes del trasero del pantalón, embadurnado de excrementos de gente. Los com-

pañeros de Eugenio, atónitos y con caras asustadas y a la vez con ganas de reírse a carcajadas, pero no dicen

palabra alguna por respeto a su jefe. Eugenio, rojo de cólera e impotencia sale en busca de Valentín y sus com-

pinches para vengarse, pero el nefasto Valentín y sus malandrines, han desaparecido como absorbidos por la

noche.

Viene de la página # 13 (NOVENARIOS DE LA PURÍSIMA)

Son pocas las referencias que la Biblia señala respecto a los juegos practicados por los hebreos. Canto, baile,

conversación, enigmas; todo eso que ahora significa de manera amplia, Profesión y Comercio, “vivía” en la

conciencia social hebrea, como forma primitiva de esparcimiento. En el caso del enigma además de práctica

lúdica, no hay que olvidar su alcance como recurso del lenguaje profético y a posteriori al servicio de la políti-

ca. Luego llegaría la influencia helénica para despertar en aquella sociedad, el gen de la competición. Así, lo

que llamamos “civilización occidental” heredó de Palestina y Grecia el enigma y la competición: lo primero en

calidad de voluntad consciente por enfatizar la importancia de una verdad espiritual, mediante su encubrimien-

to deliberado, y la segunda como noción de oportunidad para “ganar”, dentro de la mecánica del juego y en la

compleja dinámica social que le rodea.

Afirma el texto apócrifo de Macabeos que en Jerusalén se estableció un gimnasio, frecuentado incluso por los

sacerdotes quienes descuidaban sus deberes para participar en los juegos, pese a las protestas que ello generaba

por tratarse de una práctica pagana. De esta lectura sabemos la sutil y perentoria deformación que sufrió el po-

der político-religioso, en tanto las protestas, apelaban más a un conflicto de intereses religiosos que al ausentis-

mo laboral de sus dignatarios. En otras palabras la narración de Macabeos, nos hace suponer que el pueblo je-

rosolimitano, podía negociar en su conciencia social la alternancia entre juego y trabajo, en tanto aquel no pu-

siera en riesgo su tradición popular. Pasa a la página # 18

José Luis Pereira (Rota, Nicaragua)

Page 18: Revista Literaria El Mercado No. 4

16

Antónimo (Chile)

El poder actúa a través de mí:

- Voy y compro lo que no necesito.

El poder actúa a través de mí:

- Voy y voto.

Como un material poseso, el poder actúa a través de mí;

un espíritu dentro de mi pene:

- Voy y me río del enano vestido de león al costado derecho de la pierna de la mijita rica.

Un beso que sentí hace poco no era verdad y terminé con la cabeza en la puerta:

así desperté. Pero como el poder actúa a través de mí, no me importó y me levanté

al trabajo:

- Voy y marco.

El poder actúa a través de mí, como esas energías en el aire de las raDIOS, de los

celulares, que me dicen qué hacer y dónde ir; entonces NO VOY donde debiera.

Camino a mi derecha, levemente inclinado a mi izquierda (un joven polítikós), a la

calle del fondo, y como el poder actúa a través de mí entro a las casas a sacarle firmas

a todo el mundo, con esa prepotencia de los conocedores de las leyes: abagod@s,

pac@s, cobradores judiciales, economistas, recepcionistas de hospitales… estudiantes

de prepotentes.

Page 19: Revista Literaria El Mercado No. 4

17

Entro a las casas, soy recibido. Mi palabra absoluta navega por un mar de comprensión

y amor. Soy la resurrección y la vida. Me voy a pasos de canto y baile como ese de:

“cantando bajo la lluvia”.

- Voy y me candidateo.

Y aunque sé que el poder es más sutil que un presidente,

- voy y me candidateo igual!!!

Agarrado a mi corbata, a mi puesto de trabajo, miro con un gran chorizo telescópico

las actividades del día.

Las de la noche no me importan: si no hay pecado original, no hay pecado en absoluto.

*Saramago.

El poder actúa a través de ti… vas y no crees en ti.

Creemos en otros sin saber que la vida es esencialmente leyenda.

Tuvimos miedo.

Leímos y leímos manuscritos viejos y manuscritos recientes buscando algo.

Otros, no fueron por ahí y se tiraron al camino a preguntarle a otra gente sobre ese algo, a escuchar, callados, al calor de una fogata o de una botella de ron en las escaleras de Valparaíso.

Así nos enteramos que el poder actúa a través de ti, de mí y de todos mis compañeros.

Nos reunimos pateando piedras,

Porque las piedras son eternas,

Entonces pateábamos nuestra eternidad.

Y si nos escuchaban otros callados al calor de una botella de ron, o de un plato de fideos con salsa y atún, el asunto era una gran cadena de oralidad desde las primeras lenguas sacando el néctar de

flores profundas, lejos, bien lejos.

Supimos de esta escritúrika melancolía, gozando del sabor de la carne.

No tuvimos miedo y nos acercamos a los animales:

Si aparecía un perro, nos olíamos.

Si un pájaro cantaba, lo escuchábamos en silencio.

Si un soldado me apuntaba con un fusil o algo similar, lo mandaba a la cama sin postre, diciéndole:

-acuéstese, mañana tiene clases.

Page 20: Revista Literaria El Mercado No. 4

18

Lo cierto -respecto a esa posible tolerancia– es que en nuestra narrativa social (nuestra por herencia), el

“trabajo” o el “deber” fue adquirido genésicamente como forma de sanción inapelable, lo que nos permi-

te pensar en el juego como contrapartida necesaria en tanto mecanismo placentero, pacífico, liberador y

entenderlo también, como vital manifestación de una identidad colectiva.

Después de todo, en cuáles cosas se reconoce la identidad a la que pertene-

cemos, sino en aquellas manifestaciones que nos provocan placer. Incluso,

se puede afirmar que el ejercicio de la identidad cultural, de forma pacífica,

tiene algo de redentor.

Sin embargo, pensar los “juegos” especialmente el deporte en los términos

planteados por Talbot, es doparse con la fantasía de que nuestra civilización

en gran consenso de todas sus identidades culturales; cansada de los traba-

jos de la guerra y en el marco del deporte; apaciguarían sus rivalidades al

desplazar a un campo fraternal sus disputas. Lo que sí se consiguió fue ma-

quillar la importancia asignada al acto de ganar o perder. Una maniobra de

enigma en el sentido de encubrimiento y fábula. El credo “lo importante no

es ganar sino participar” hipotecó los Juegos Olímpicos modernos en favor

de la paz. Como se sabe, no fue garantía suficiente pues sobrevino en pocos

años las dos Guerras Mundiales cobrando cada una aproximadamente cien

millones de vidas humanas. Se pensó que a la doctrina del cristianismo

muscular se le podía echar en hombros semejante peso; preservar la paz. Aquello

fue literalmente un pecado de justos.

En la lectura ofrecida por Talbot de la epístola a los Corintios 9: 24-25, po-

demos ver un giro que devuelve la escena espiritual del corredor, a su sitio

de origen; el circuito de competición, pero ya es una escena cristianiza-

da, cuya higiene despoja al torneo del amargo recuerdo heredado por el

circo romano y por extensión histórica, de la herencia de toda forma

de rivalidad y sus consecuencias negativas. Como no todos pueden

ser ganadores; perder más que ganar, exige un “carácter deporti-

vo”. Es decir que en la pugna moderna, se niega la existencia del

“rival” al tiempo que se promueve la presencia del “competidor”.

Con esta renovación cosmética del juego se entendió que lo im-

portante no es ganar sino competir, idea que permeó diversos

campos: La industria, el comercio y sobre todo el sistema educati-

vo, pero a diferencia de este último, Industria y Comercio no tar-

darían en reconocer que aquella estética de la competición, frena-

ba sus intereses.

La idea “participar es lo más importante” se nos convirtió en jue-

go de fariseos. Las maniobras deliberadas de encubrimiento y las

distintas formas de competencia, envuelven todo tipo de engaños

que en el trinomio: guerra, juegos y paz, son “trabajos” legítimos

cuando se trata de aprovechar las oportunidades para ganar. Por eso

sospechamos que no hay juego capaz de evitar la guerra y que la paz es solo

un juego, que deseamos fuera al menos permanente.

Viene de la página # 15 (JUEGO DE FARISEOS)

Como no todos

pueden ser ganadores;

perder más que ganar,

exige un ´carácter

deportivo´. Es decir que

en la pugna moderna, se

niega la existencia del

´rival´ al tiempo que se

promueve la presencia

del ´competidor´.

Page 21: Revista Literaria El Mercado No. 4

La moneda que corre en el mercado tiene valor facial

simbólico y su propósito es llevar un registro de las

publicaciones de cada colaborador.

El valor incrementará a razón de colaboraciones publi-

cadas en próximas ediciones.

¡No desespere; nunca es

tarde para abrir su cuenta

en el mercado! m e r c a d o e l @ y a h o o . E s [email protected]

Año 1 N° 1

Año 1 N° 2 Año 2 N° 3

Telf. 89 29 44 62. / José Luis Pereira

Dirección: Iglesia La Recolección 3 cuadras y 1/2 al este. León, Nicaragua.

Page 22: Revista Literaria El Mercado No. 4

20

Ilustraciones:

A cargo del Consejo Editorial y:

Acuarela de Jim Austin (California, EE.UU.) [P.3]

“Visiones” David Duke (El triunfo Usulutlán, El Salvador) [P. 4]

“La cuerda floja-rosario púrpura en tres actos”. Otto Aguilar (P.9)

(Cuadro publicado con su autorización).

Una casa de trabajadores migrantes en los campos de alcachofa de la Costa Central de Cali-

fornia. Esta acuarela conmemora "el día del trabajador" que nos celebramos en los EE.UU. el

3 de Septembre. Los trabajadores que vienen del sur de la frontera son muy importantes para

la economía agrícola de California. Somos una nación de inmigrantes y nativos americanos

que contribuyen a una cultura vibrante. La vía del tren una vez suministrada carbón a la plan-

ta de cemento de la empresa mexicana CEMEX antes de que se cerró recientemente debido a

problemas ambientales.

EL ARTE como herramienta de diversión

La pieza visiones la cual adjunto nace como una manta de protesta que el 1 de mayo fue

usada por el gremio artístico, (…) lo interesante de esta manta fue que la pedí con la inten-

ción de que mi sobrina de 8 años pudiera pintar sobre ella, (…) y así de repente construimos

con color una base para el planeta cuando había terminado la tarde, vi que la manta de pro-

testa llego a ser una obra de arte, le mezclamos oleos, acrílicos y espray. Al día siguiente ya

con luz de día me fije que solo hacían falta las firmas, las cuales hice poniendo la de ella y la

mía de alguna manera hicimos arte y nos divertimos haciéndolo.

Karla Salvatierra (Nicaragua-Estados Unidos) Ricardo Amador (Puerto Rico-Estados Unidos) Javier O. Huerta (México-Estados Unidos) Alejandro Mendoza-Castillo (Nicaragua-Estados Unidos) Herold Terezón (El salvador-Estados Unidos) Jorge Díaz-Vélez (Puerto Rico-Estados Unidos) Miguel Pillado (México-Estados Unidos) Dexter Hough-Snee (Estados Unidos) Dena Marie (Estados Unidos) Silvia López (Nicaragua-Estados Unidos)

La expresión cultural y crítica de este número de el mercado, no

sería posible sin la participación económica de las siguientes

personas, a quienes dedicamos esta edición:

Page 24: Revista Literaria El Mercado No. 4

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