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Revista Edición 104 Abril 2000

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Editorial: Corrupción política y seguridad nacional

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Page 1: Revista Edición 104 Abril 2000
Page 2: Revista Edición 104 Abril 2000

REVISTA

ORGAl'tO DE LA ASOCIACION COLOMBIAI"'A DE OFICIALES EN RETIRO DE LAS f'f'. MM.

DIRECTOR MG.JOSEROBERTOIBAÑEZSANCHEZ

JUNTA DIRECTIVA

Yresidente GR. Rafael Samudio l'lolina

Primer Vicepresidente GR. José l'lanuel Belalcázar

Segundo Vicepresidente BGIM. Eduardo León f'edraza rteira

Secretario General Ejecutivo CO. Gustavo García Acosta

Vocales CO. Luis Ernesto Cortés Ahumada CO. José Antonio Romero Velasco

CO. Gustavo Enrique Rosales Ariza lC. Víctor fabio Robayo Cortés

CO. Rodrigo Arenas f'inllla MY. José Joaquín Avila !'lora

MY. Carlos Demando Espinosa ArgüeUo MY. Roberto Femández Guzmán

Cf. Luis Virgilio Avena Díaz CF. Gustavo l'lalagón Londoño CO. l"astor Duarte Hernández

CO. José f'lutarco Gómez García

Revisor fiscal CO. Guillermo Rodríguez Guzmán

CONSEJO EDITORIAL GR. ALBERTO RUIZ NOVOA

MG. JOSÉ ROBERTO IBAÑEZ SANCHEZ MG. LISANDRO BARRERA REY BG. GABRIEL PUYANA GARCÍA

DIRECTOR EDITORIAL JAIME A. CUBILLOS C.

DISEÑO E IMPRESIÓN EDITORIAL MARBELLA LTDA

Thlefax: 2938955 ~ Las ideas y tesis expuestas por los autores de los artículos publicados son de exdusiva responsabilidad de éstos y no

retleyln necesariamente el oiterlo de la Asoc.laci6n.

OFICINAS CALLE 70 No. 4-24 PBX .3450511

A. A. 77172 SANTAfE DE BOGOTA D.C RESOWCION No 001167 (SEPTIEMBRE 1 73)

MINOOBit.RNO RESOWCION No 0286 ( FEBRERO /82 ) TARIFA POSTAL REDUCIDA RES. No 866

VENCE EN DICIEMBRE 2000- JSSN 0124-022

CONTENIOO

EDITORIAL - Corrupción política y seguridad nacional. ................. .3

f'OLmCA - Observaciones sobre el conflicto en Colombia

Julio Ernesto Orozco Jaramillo ............................... 5 - Lo inexorable de las guerras

Mayor Jaime Alberto Gómez Aponte ........................ 9

I'IILITA.RES DEL SIGLO XX - General Francisco Javier Vergara y Ve lasco .............. 1.3

General Alfredo Vásquez Cobo ............................. 14 General Efraín RojasAcevedo ............................. 14 General Roberto Domingo Rico Díaz ....................... 15 General José Dolores Solano ............................. 15 GeneraiLuisAcevedo1brres ............................. 16 Coronel Herbert Boy ............................. 17 Soldado Cándido Leguízamo ............................. 18 General Miguel Silva Plazas ............................. 18

HISTORIA - Asesinato del Mariscal de Ayacucho

Antonio José de Sucre Coronel Gentil Almario Vieda ............................. 19

- El General Leonardo Canal Capitán de Navío Julio C. Reyes Canal ................... 25

- Las dos grandes batallas de la Guerra de Jos Mil Días Mayor General José Roberto lbáñez Sánchez ......... 27

ECONOMIA - Globalización o intemacionalización

de la economía Mayor Héctor LossaAivarez ............................. 42

SOBERANIA NACIONAL - San Andrés y Providencia

Coronel Alberto Duque Rodríguez .......................... 4 7

rfECROLOGJA - Señor Capitán Guillermo Atuesta Angulo

Brigadier General Gabriel Puyana García ................ 51

ABRIL DEL 2000 EDICION r-;o. 104

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NUEVO PRESIDENTE DE ACORE

La Revista presenta un efusivo saludo al nuevo Presiden­te de Acore señor General Rafael Samudio Molina, quien por voluntad de la mayoría de sus compañeros en uso de buen retiro y con sobra de méritos personales y profesio­nales fue elegido para el cargo.

La Revista ACORE, hace votos porque el señor General Samudio Molina y su distinguido equipo de trabajo tenga éxito en su gestión, y pueda continuar proyectando la Aso­ciación al sitio que merece en el panorama nacional.

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.: EDITORIAL

COKKUPCION POLITICA Y SEGURIDAD NACIONAL

( ¡-:J ara los hombres y las instituciones encargados de la seguridad y la defensa J nacional en Colombia, resulta doloroso y difícil cumplir con su deber, no por el

grado de sacrificio personal que esta misión demanda a la cual todos los miem­bros de la fuerza pública aportan profesionalismo, valor y decisión, sino por la incom­prensión y contradicciones que surgen a cada momento en el Estado, como efecto de varias de sus condiciones estructurales.

En primer lugar la corrupción en la administración pública. Porque a pesar de la legitimidad del .Estado en su origen, en el ejercicio del poder con el mal de la corrupción enquistado en la profundidad de la política colombiana, ha perdido en buena parte legiti­midad, sumiéndose en una alarmante debilidad reflejada en su falta de autoridad y de credibilidad. Si a esta circunstancia le agregamos la impunidad rampante en la práctica de la [unción judicial, la situación se torna crítica para la seguridad y defensa nacional. Porque, cómo se puede defender un Estado en estas condiciones?. La fuerza pública hace verdaderos milagros, ayudada por fortuna por las propias acciones delictivas y crueles de la subversión contra el pueblo, que por esta razón se ilegitima en mayor grado que el .Estado .

.Es así como la institucionalidad colombiana, débil y desmoralizada ha perdido su voluntad para defenderse, semejando a una persona atacada por una grave enfermedad que el médico no trata con las drogas apropiadas. Por tanto, mientras el Estado no recobre su autoridad moral, es decir mientras no desciendan los niveles de corrupción y no se recupere la justicia, será bien difícil erradicar la violencia, la subversión y en general la delincuencia que nos oprime y martiriza, y la acción de la fuerza pública heróica y sacrificada, continuará siendo estéril.

Quiera Dios que el «Referendum» convocado por el Presidente de la República sea el instrumento apropiado para corregir tan peljudicial vicio de nuestra democracia. Para ello es necesario provocar una reforma estructural del Estado, porque, como lo afirmaba el Contralor General de la Nación, también a veces la formalidad jurídica actual favorece

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la impunidad en este tipo de acciones, por cuanto en alguna medida ha sido diseñada por los mismos corruptos que han legislado y legislan en beneficio propio, al amparo de una legalidad favorable que estimula la rapiña del tesoro público, mal endémico de nuestra historia y cáncer bien dificil de curar, si nos atenemos a los sucesivos fracasos por alcanzar tal meta. No podemos extrañar que funcionarios del .Estado hayan podido alzar­se con gran parte del patrimonio de los colombianos amparados en la legalidad, tal como ocurrió con el caso denominado de «ChambacÚ>>.

Por eso los políticos tradicionales siempre han estado preocupados por evitar que los militares piensen, mediante una perversa interpretación política, para usufructuar impúnemente el .Estado en su propio beneficio, sometiendo a la angustia y pobreza a las grandes masas de población. Pueden seguir tranquilos que sus jueces no han sido ni serán los militares, sino el pueblo que está mirándolos con desprecio y aprovechará el Referendum para pasarles la respectiva cuenta de cobro.

Como si la anterior consideración fuera insuficiente para obstaculizar la seguridad de la Nación, ésta y el Estado han caido en el engaño montado por la subversión de hacerles creer que toda acción defensiva, individual o colectiva es ilegítima e ilegal, para poder atacarlos y coaccionarlos sin darles oportunidad de defenderse. Por eso la seguridad nacional es mirada como una actitud represiva y no como un derecho del Estado a defenderse.

Pero además, la comunidad, al menos en sus estratos altos, confundida, timorata y avalada por la propia juridicidad, ha creido que la seguridad nacional es una responsabi­lidad de los campesinos y de las clases sociales bajas, a las cuales le ha sido encomenda­da esta labor, mediante la prestación del servicio militar obligatorio. Cuando justamente son estas clases sociales las que menos tienen que perder en el conflicto, porque no tienen nada. La seguridad nacional no es privilegio ni obligación discriminada sino un deber general de todos los colombianos, tal como ocurre en los países desarrollados donde los reyes, príncipes, y altos funcionarios del .Estado son los primeros que han cumplido este deber. Pero en Colombia los que tienen que perder prefieren agachar la cabeza ante los delincuentes con la vana esperanza de que respeten sus bienes. Ni siquie­ra los bachilleres pueden ser llevados a cumplir misiones de mantenimiento del orden público, por que son soldados de papel.

Cuando será que la universidad colombiana, como lo fueron las del Rosario y San Bartolomé en la guerra de independencia y lo son las Universidades norteamericanas europeas de ayer y de hoy, se prestan orgullosas a cubrir las filas del cuerpo de oficiales de la patria en sus momentos criticos ?. Porque mientras esto no suceda, no tienen autoridad moral para hablar sobre la violencia y la criminalidad que las circunda y abruma.

Son verdades dolorosas que es necesario decirlas, si es que en verdad queremos una patria mejor para todos y no para unos pocos privilegiados que, o bien son los perma­nentes salteadores del presupuesto nacional o son de las clases altas que se creen con el derecho de que los demás los defiendan, pero se niegan a aportar algún esfuerzo en función de la seguridad y defensa del .Estado.

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:?' POLITICA

BSERVACIONES SOBRE EL CONFLICTO EN COLOMBIA

JULIO ER/"ft;STO OROZCO JARAMJLW Oficial de la reserva. Arma de Infantería

Refugiados víctimas del espíritu conflictivo que se presenta en el mundo

La historia de la humanidad ha estado ligada siempre al es­píritu conflictivo de los hombres, no podemos citar en el trans­curso de la misma, una sola épo­ca en que la característica espe­cial haya sido un clima de sana convivencia y absoluta paz. La intolerancia, el egoísmo, la am­bición desmedida y la violencia, parecen constituir un sino trá­gico y recurrente en el devenir del ser que domina el planeta. De unos 50 litigios armados sólo se reportan en las noticias unos

doce. Entre algunos de los con­flictos mundiales más importan­tes, que aún se mantienen y que llevan varias décadas, están los del pueblo Kurdo el cual vaga desde 1991 por las montañas de lrak. Aún continúa el cese al fuego relativo en la antigua Yu­goslavia de las fracciones enfren­tadas en una larga guerra de los Balcanes entre bosnios, croatas, albano-coso bares y serbios cuyo alto al fuego se ha firmado en varias oportunidades desde Dayton (USA), hasta el obligado

por la intervención en el teatro de operaciones recientemente por las tropas de OTA ~

Thmbién desde 1983 los -gres de liberación de la pa!ria Thmil, luchan por conseg: ...,. independencia de s;,J

te al ~ército de ~

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nos de los múltiples casos de refugiados en el mundo están:

· En Bosnia se han concen­trado unos cinco millones de refugiados.

· La comunidad europea, ha recibido 6 millones de solicitu­des de asilo político desde 1.986.

· De Liberia y Sierra Leona se produjeron unos 4 millones de exiliados.

Unos cuarenta mil guatemaltecos viven aún fuera de su patria.

· Miles de ciudadanos siguen saliendo de Haití.

· A mediados de la presente década regresaron 1.600.000 habitantes a Mozambique des­pub del exilio.

· Existen más de millón de desplazados en Armenia, Azerbaiyán, Georgia y la Fede­ración Rusa.

· Hay unos 3 millones de re­fugiados afganos.

· Unas 74 mil personas han huido de Sri Lanka.

· No han regresado aún to­dos los exiliados de Myamar.

· Unos 40 mil vietnamitas buscan asilo en el sudeste asiá­tico.

· Somalia y Ruanda son las zonas que producen más refu­giados en el mundo. Fuera de los anteriores conflictos se pue-

En nuestros casi 200 años de vida republicana no ha existido un periodo de tiempo en el que se haya dado de manera considera­ble un clima de paz y de convivencia entre los colombianos.

den mencionar los 37 años de lucha sangrienta en Sudán, los 400 mil mutilados por minas en Angola (sin contar los cientos de nuestros compatriotas, en espe­cial ancianos, mujeres y niños, campesinos lisiados y mutilados por las macabras minas quiebra patas y tipo sombrero chino con que han sido sembrados nues­tros campos por la subversión). Los 15 años de guerras civiles anteriores en el Líbano, la ocu­pación de China en el Tibet, la ocupación de Timor Oriental por tropas de Indonesia en 1.975 que en la actualidad se desen-

vuelve con la intervención de tro­pas de la ONU en dicha isla.

1bdo el anterior panorama nos muestra un mundo en cons­tante conflicto donde se identi­fican tres variables: guerras re­ligiosas y étnicas, guerras polí­ticas y guerras territoriales. Sin embargo, ello no puede consti­tuirse en una tesis determinista que nos obligue a resignamos, antes por el contrario debe ser un reto para la humanidad, la cual debe seguir buscando de manera permanente y acuciosa los mecanismos que le permi­tan generar unos modelos de convivencia en los cuales el hom­bre se desarrolle y entienda, que su verdadero y trascendental papel, es buscar que el mundo alcance la paz anhelada por to­dos y sin la cual es imposible pretender vencer los desequilibrios sociales y proble­mas de todo orden que nos aquejan. Sin pretender que por alcanzar la paz, se entreguen los principios, la soberanía, las ins­tituciones o parte del territorio.

En nuestros casi 200 años de vida republicana, podemos de­cir igualmente que no ha existi­do un tiempo en el que se haya dado de manera considerable un clima de paz y de convivencia entre los colombianos, pues ha existido siempre una sociedad proclive a los conflictos los cua­les se han enmarcado en la lu­cha partidista, en las desigual­dades sociales y en los fenóme­nos que surgen en la mayoría de las ocasiones como resulta­dos de éstas (narcotráfico, narcosubversión, delincuencia común, etc.) son varios los he­chos en el transcurso de nues-

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tra corta historia que bien pue­den ser sujeto de análisis por sus características y connotacio­nes especiales, entre ellos po­demos citar la guerra de los mil días, la masacre de las bananeras, la guerra fratricida de los años 50, desencadenada por la muerte del caudillo liberal Jor­ge Eliécer Gaitán, el bandoleris­mo tardío en el eje cafetero, el surgimiento de las guerrillas co­munistas en Marquetalia, el Davis y Riochiquito. El narcotráfico con sus profundas secuelas y la me­tamorfosis de la insurgencia ar­mada en el monstruo de la narco subversión, que de acuerdo al manejo errado del conflicto por parte del Señor Presidente y de su prepotente e inexperto comi­sionado y del desenvolvimiento que el conflicto presenta en la actualidad, están llevando a nuestra querida patria hacia un destino no muy claro donde se proyectan seudoestados regidos por la barbarie, sin patrones po­líticos definidos, gobernados por narcocapos; fenómenos que en algunos casos son impulsados por mercaderes de la política y la economía internacional y que consiste en un mundo práctica­mente sin Estados nacionales verdaderos, con hordas organi­zadas como ya viene sucediendo con los talibán en Afganistán.

No soy enemigo de la paz antes por el contrario la deseo inmensamente, ya que como se conoce quienes hemos vivido la inclemencia de la guerra, somos quienes añoramos anheladamente la paz; pero para que ésta sea estable y duradera es fundamental que las partes actuantes, realmente la deseen y procedan con buena voluntad

y ante todo con honestidad, fac­tor que de acuerdo a las circuns­tancias es bastante ajeno a la realidad nacional.

Es necesario para iniciar la negociación de un conflicto de baja intensidad como el que vive Colombia, que el Estado con todos sus componentes, tengan una política coherente y cohesionada, sea un Estado fuer­te unido ante un enemigo co-

El manejo político de la negociación del conflicto debe determinar inicialmente qué objetivos claros e inmediatos son los que se desean.

mún, con mano tendida pero pulso firme, dándole oportu­nidad a quienes atentan contra el orden y la unidad nacional y las instituciones legítimamente constituidas, a que se expongan las razones de su lucha, expre­sen sus inquietudes y aspiracio­nes. Pero exigiéndole a su vez el cese de hostilidades y el respeto por los derechos fundamentales de la gran mayoría de colombia­nos que no comparten su lucha.

El manejo político de la ne­gociación del conflicto debe de­terminar inicialmente qué ob­jetivos claros e inmediatos son los que se desean {cese al fue­go, entrega y destrucción de las armas al final del conflicto, re­ducción y desmovilización de efectivos) , es necesario deter­minar una suspensión total de hostilidades durante la negocia­ción con el fin de que no se si­gan ahondando más las heri­das de la patria, ya que esto nos llevaría a una paz frágil, que de romperse nos haría irrecon­ciliables.

La política de paz, debe ser una política de Estado y no de cuatrenio, la noción del tiempo de la subversión es totalmente diferente al concepto de tiempo de los gobiernos; mientras nues­tros gobernantes han converti­do la paz en bandera electoral de un periodo Presidencial, y con la premura que esto repre­senta convierte al gobierno de turno, en un negociador débil frente a un enemigo armado que ha venido sembrando el terror por más de cuarenta años y que gracias a esto se fortalece cada vez más.

Es necesario fortalecer, fun­damentar y legitimar la autoñ­dad del Estado, que éste tenga el monopolio de la coacción 6-sica, sin que esto se com"erta en un atentado contra las tades fundamentales de los au­dadanos, sin que haya ecesS­dad de delinquir para com a quienes delinquen Ja <f'Je ef Estado, componente sober'a:!o de la democraóa l el pueNo no puede com"ee'tirse en otro factor más generador de iolencia

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Dentro del proceso de la paz se deben tener en cuenta a todos los grupos y factores involucrados sin que existan privilegios.

Si estamos dispuestos a ne­gociar, antes que ir a la guerra total, dentro de ese proceso se debe tener en cuenta a todos los grupos y factores involucrados sin que existan privilegios y se debe tener como objetivo llegar a un acuerdo total para darle fin al conflicto de una forma defini­tiva. Si al proceso de paz actual y a la mesa de negociaciones se le hubiera dado manejo lógico, respeto a los compromisos, una agenda clara y definida, unas reglas establecidas favorables para ambas partes y que no atentasen contra la soberanía nacional, no estaríamos su­midos en la incertidumbre que le ha planteado a la nación la zona del despeje, que en la teo­ría comprende los municipios de La Macarena, Mesetas, La Uribe, San Vicente del caguán, Vista Hermosa y "Cartagena del Chairá", éste último despejado por el anterior gobierno. Aproxi­madamente 50.000 kilómetros cuadrados y que de acuerdo a

su posición estratégica en la rea­lidad se proyecta a más de 500.000 kilómetros cuadrados lo que representa cerca de la mitad del territorio nacional. Desde allí la guerrilla se despla­za por corredores estratégicos hacia puntos neurálgicos de la nación y puede utilizar a sus anchas ríos navegables como el YarL el Caguán, Sunciya, Apopóris, Duda, Guayabero, Ariari y Guaviare, entre otros, hacia regiones donde práctica­mente no existe la presencia del Estado, mucho menos de fuer­za pública alguna, ejemplo de ello el departamento del Vaupés. Igualmente para nadie es un secreto que en el área de influen­cia del despeje se han detecta­do más de 10.200 hectáreas de cultivos de coca y que ha sido tradicional el comercio ilícito y procesamiento de alcaloides, ya que en la serranía de Chibiriquete a la cual se llega desde San Vicente por el río Apopóris, se destruyó el famo-

so laboratorio conocido como Tranquilandia y muchas de las marchas cocaleras del pasado reciente se originaron desde los 6 municipios mencionados an­teriormente.

La paz se negocia y se logra con verdaderos actos de recon­ciliación, no fusilando exhaustos y desarmados policías que es­capaban en busca de la liber­tad, huyendo de un crimen de lesa humanidad como el secues­tro infame, no fusilando ni des­terrando a inermes predicado­res del evangelio, no reclutando forzadamente a menores de edad violándoles el derecho a vivir su niñez; la paz se logra mostrándole al pueblo co­lombiano, del cual se auto-pro­claman adalides, verdaderos ac­tos de buena voluntad y la reali­dad y transparencia de los he­chos que se suceden en la zona de despeje. La paz también se logra para el gobierno, la clase dirigente y el poder económico de la nación, con verdaderos proyectos de infraestructura que permitan el desarrollo económi­co de la república, con verdade­ras reivindicaciones sociales que brinden igualdad de oportuni­dades para todos en especial en sectores fundamentales como la salud, la educación, la vivienda y el empleo.

La paz se logra defendiendo la unidad territorial de la nación, la paz se logra deponiendo las armas, desarmando los espíri­tus. De no haber claridad, since­ridad y buenas intenciones en la negociación debemos preparar­nos entonces para disfrutar la única paz que podremos aJean­zar ila paz de los sepulcros!.

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; POLITICA

O INEXORABLE DE LAS GUERRAS

Las confrontaciones políticas, económicas, religiosas, de sim­ple conquista territorial o del poder, se convierten por lo ge­neral en luchas armadas co­nocidas como guerras. La gue­rra en sí, es una ciencia, un arte tomado como profesión por quienes se colocan al mando de sus ejércitos; de la guerra se ha dicho también que es la conti­nuación de la política por otros medios. Las guerras tienen su origen en unas causas o moti­vos; obedecen a unos princi­pios, se rigen por unas normas, siguen unos procedimientos de lucha encaminados a un fin, el que logrado se toma como vic­toria que le pone término.

Es duro hablar de la guerra cuando se está viviendo el con­flicto ya que lo dicho se puede interpretar a favor o en contra de uno de los grupos compro­metidos, pero se hace necesa­rio o por lo menos conveniente cuando, se quieren analizar los aspectos generalizados y su na­turaleza, que obrando como le-

MAYOR JAIME ALFREDO GOMEZ APONTE

yes naturales se convierten en inexorables cuando se les con­traría o pretende variar. A esto me· quiero referir aunque sin profundizar, presentándolos tan solo como enunciado de los as­pectos importantes, que sin ex­cepción se hacen presentes en toda guerra.

La guerra se origina en unas causas que el bando provoca­dor toma como razón para jus­tificar o por lo menos para pre­textar su acción. Las causas se convierten en ideales u objeti­vos de lucha, los que conquis­tados le ponen fin a favor del vencedor. En la otra parte se coloca quien por compromiso se defiende, entrando en la lucha hasta derrotar a su virtual ene­migo y someterlo. La guerra no se puede prolongar más allá de la victoria, detrás de la cual tan sólo estarán las condiciones de sumisión impuestas. La guerra compromete a los dos bandos, completamente identificados en sus ideales u objetivos de lucha, originados en las causas; es po-

sible que existan grupos afines que abran nuevos frentes de lu­cha sin alianzas, contra un ene­migo común. Cuando el accio­nar de la guerra afecta a elemen­tos no comprometidos y origi­na acciones armadas, no se es­tán abriendo nuevos frentes, sino iniciando otro tipo de gue­rra nueva y diferente, aún sien­do sus modalidades de comba­te similares.

Las modalidades de lucha son muy variadas, dependiendo de la naturaleza propia de cada gue­rra, armamento y objetivos, pero no por esto se pueden omitir o pasar por alto los tratados sus­critos por decisión unánime } convenio universal con fines hu­manitarios. La violación o ~ pie descuido de estos ba!adas por ley natural traerá la ~~ za con 'tiolenáa. que puede per­sistir más allá de Ita ictilria como uno de los aspect:os ~ rabies de las guenas.

Las confrontaciOnes ::::e.mas en una nación ong:nan lo CDOO-

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cido como guerra civil que no excluye los postulados propios de las guerras. lbrnando ciertas consideraciones que le son pro­pias, requiere del análisis con­creto que nos lleve al conoci­miento exacto, con toda la lim­pieza y franqueza que requiere la precisión, en cuanto a las cau­sas que la motivan, las que con­vertidas en ideales de lucha, dan claridad a los objetivos perse­guidos evitando el desgaste, o lo que sería peor una victoria por aniquilamiento total no conve­niente ni siquiera deseada. La confrontación que soportamos los colombianos a la que no me atrevo a llamar guerra, reserván­dome este calificativo para situa­ciones futuras, que Dios quiera no se den, requiere este estu­dio y precisiones, que solo pue­den darse por manifestación cla­ra de las partes. Esa falta de franqueza y claridad es la que ha permitido su prolongación en el tiempo por espacio de 40 años de conflicto actual.

Los colombianos todos, so­mos conscientes que existen causas para la confrontación que a pesar de no estar definidas y pregonadas, son sentidas por muchos, observadas por todos, motivo de reclamo o protesta. Sin pretender ser vocero de na­die, como enunciado de las po­sibles, me atrevo a enumerar las siguientes. 1- Carencia de auto­ridad; autoridad no es tan solo el título que se confiere, requie­re del ejercicio que presta con las exigencias propias de su fi­nalidad y principios. 2- Ausen­cia de justicia, la justicia no está tan solo en la legislación escrita por más completa que ésta sea, con la organización esquemáti-

ca en cuanto a tribunales y cor­tes, fiscales, jueces y magistra­dos, si no cumple su finalidad de combatir el delito y castigar al delincuente de manera pron­ta y cumplida. 3- La corrupción como mal generalizado, está presente en todas partes con su poder de contaminación confor­me a su denominación genérica y no como exclusividad del narcotráfico. 4- Las otras innu­merables que se manifiestan como quejas sin respuesta, re­clamos de toda índole sin solu­ción, requieren la revisión y es­tudio de normas consagradas por el sistema, para su actuali­zación y ajuste de conformidad con los principios universales y las circunstancias del momento histórico, para que se hagan exi­gibles en procura de la convi­vencia.

El otro aspecto de importan­cia es el relacionado con los sec­tores en conflicto, previa aclara­ción de las circunstancias perti­nentes a cada uno de los gru­pos enfrentados en la lucha ar­mada. La guerrilla muestra su desacuerdo con el gobierno, manifestándolo en lucha arma­da contra las llamadas Fuerzas del Orden, a cargo de quienes está la defensa de las institucio­nes y el gobierno en general, así como el mantenimiento del or­den público. Estos dos grupos: gobierno con sus fuerzas arma­das y guerrilla, hacen parte de un todo que se hace necesario mantener indisoluble como na­ción; dificil situación para toma de una definición por responsa­bilidad estratégica (arte de diri­gir las operaciones militares), cuando su accionar por compro­miso se coloca en el centro de

Cuando el accionar de la guerra afecta a elementos no comprometidos y origina acciones armadas, no se están abriendo nuevos frentes, sino iniciando otro tipo de guerra nueva y diferente,

un circulo rodeado de respon­sabilidades encontradas. Los grupos armados enfrentados en lucha hacen parte del mismo pueblo, son hijos de la misma patria, en ocasiones ligados por relación genética. Los unos pe­lean por un objetivo, los otros defienden al gobierno como objetivo perseguido, en busca de lo idealizado por ambos: una nación en paz. Esto es lo que requiere con urgencia claridad, para que conocido lo que se quiere como intención, se tra­duzca en hechos de ~ecución inmediata.

Si bien el deseo generalizado y sentido por todos: grupos en conflicto, los comprometidos en lucha armada y el pueblo atóni­to, inseguro y expectante es el

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de buscar la paz, nos encontramos con una situación ambigua y si se quiere des~ concertante. El gobierno ha entregado una importante zona del territorio patrio a la guerrilla como demostración de confian­za, mal llamada desmilitarizada cuando precisamente en ella viven los grupos ar­mados que a su vez mantienen su pre­sencia en el resto del territorio nacional. Es un hecho que no ofrece ninguna clari­dad de intención por su naturaleza y sig­nificado, como tampoco aparece la contraprestación que todo ofrecimiento conferido supone de parte de quien lo re­cibe. El propio gobierno, acordada la ini­ciación de conversaciones para establecer las condiciones de arreglo del conflicto, acaba de reconocer así sea tácitamente su incapacidad, por falta de coordinación de sus poderes, una legislación obsoleta que se quedó escrita, una democracia as­fiXiada por las componendas, invadido por la corrupción que lo imposibilita para so­lucionar problemas y gobernar de con­formidad. El reconocimiento que acaba de hacerle a Mogotes, justo desde todo pun­to de vista, como el municipio acreedor al premio de la paz, nos está indicando que el gobierno nacional acepta y pone como ejemplo la decisión que por volun­tad popular toman sus habitantes, de re­unirse en asamblea municipal constituyen­te (nueva figura) para tomar sus propias decisiones, destituir al alcalde hijo, com­prometido en malos manejos como su an­tecesor, y nombrar su propia autoridad con el compromiso de erradicar la corrup­ción y al amparo de la justicia, restable­cer el orden y las condiciones para la con­vivencia en paz, lo que no pudo hacer el régimen con todas sus facultades, legis­lación, disposiciones y recursos. Conozco muy bien los aspectos que originaron el problema, porque mi hija ANQELA MARIA GOMEZ MARTINEZ ejercía el cargo de personera municipal para el periodo 1.995-1.998, que no pudo terminar por que fallándole tan solo un mes para ter­minarlo, una muerte sorpresiva y extraña se lo impidió. En el ejercicio de sus fun-

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dones y atribuciones propias del cargo, con la responsabilidad y profesionalismo que a pesar de su corta edad la caracterizaba, recibía, estudiaba y con el aval de su firma daba trámite a las innumerables quejas presenta­das contra el alcalde por malos manejos administrativos, lo que motivó la reacción y persecución con amenazas de muerte de par­te del alcalde y sus seguidores. como lo denunció públicamen­te por intermedio de Vanguar­dia Liberal la procuradora de­partamental. Sin acción defini­da por parte de la justicia, el al­calde es destituido y se convoca a nuevos comicios en los que sale elegido el hüo del anterior. Todo continúa igual, la personera no se intimida; tam­poco llega la acción de la justi­cia. El 16 de diciembre la gue­rrilla se toma la población como es de conocimiento público y se lleva retenido al alcalde. Los ha­bitantes de Mogotes, liderados por personas conscientes, con­vencidas que la solución de sus problemas no está en la sumi­sión impuesta por la acción ar­mada, como tampoco ha podi­do lograrlo el sistema afectado por la corrupción y carencia de justicia, que todo depende de ellos mismos, de su participa­ción activa y decidida, se dan a la tarea de estudiar sus proble­mas, buscarles solución con el adoctrinamiento necesario que requiere la formación cultural que hace posible la convivencia.

Es así como "La Asamblea Municipal Constituyente" desti­tuye al alcalde corrupto y nom­bra uno nuevo por voluntad po­pular libre de componendas como corresponde a una demo-

erada limpia. Mogotes inicia una etapa más en su vida histórica; puesto como ejemplo tiene una responsabilidad enorme ya que la mirada de todos estará pues­ta en ellos como modelo en el ordenamiento nacional que de­sea el pueblo colombiano.

Tomando como preámbulo este esbozo generalizado, que a pesar de lo poco profundo, nos da idea de la naturaleza del pro­blema permitiéndonos hacer al­gunas precisiones como premisas, para el ordenamien­to lógico de lo alcanzado como punto de partida en busca de la paz tan añorada: "el diálogo"

1- Las partes en conflicto como componentes del todo, al que pretenden redimir, han ma­nifestado su intención de paz. Pero que es paz? El acuerdo de normas de ordenamiento con fundamento en principios y de­rechos fundamentales aceptados por la humanidad como fruto de experiencias vividas, con volun­tad e intención de cumplimien­to como cultura de comporta­miento, que les permita la con­vivencia. 2- Ninguna de las par­tes en conflicto: gobierno y gue­rrilla, mucho menos el pueblo (componente civil) pueden que­dar fuera. La magnitud y com­plejidad del problema requiere la participación de todos como garantía del éxito. Se hace ne­cesario el establecimiento de canales que sirvan de conducto regulador de las sugerencias . .3-El diálogo tiene como fin discu­tir las propuestas de ordena­miento para convertirlas en acuerdos favorables al fin pro­puesto; no puede tomar rum­bos diferentes mucho menos

convertirse en tribuna para la ofensa. 4- Si no es posible una tregua en la acción armada, se hace necesario que un tribunal ajeno al diálogo, sirva como vi­gilante mediador, condición que no favorece con exclusividad a ninguna de las partes. El auto control no es conveniente por ser la acción armada generadora de consecuencias contrarias a la in­tención propuesta como finali­dad. 5- Observación y control. Considerada la nación como un enfermo en cuidados intensivos, requiere de la observación y con­trol que nos muestre su estado: variaciones de temperatura, rit­mo cardíaco, frecuencia de res­piración y comportamiento fisio­lógico; no se pueden descono­cer ninguno de estos aspectos, aún en el caso de muerte cere­bral por lesión profunda. 6- El tiempo es otro factor de impor­tancia y empezará a presionar con mayor rigor a medida que avanza; la vida del hombre tiene un límite que promediado esta­blece lo que conocemos como era generacional.

Estos aspectos recurridos por semejanza con lo que le ocurre y vive el pueblo colombiano, to­mados como premisas, nos per­mite darle todo el valor de im­portancia que tiene el diálogo como definitivo. Definitivo por cuanto nos permite conocer las causas y razones tomadas como motivo, las que idealizadas como objetivo buscado, d~ará ver en su interior la intención y en sus ejecutorias la confianza que se requiere para mover el apoyo con participación y no de sim­ple deseo. Definitivo porque de no lograrse nada, dará paso a la confrontación total: la guerra.

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:/ PERSONAJES MILITARES

ILITARES DEL SIGLO XX

GENERAL FRANCISCO JAVIER VEKGAKA Y VELASCO

De raigambre familiar procera y recia estirpe, como quiera que fue su abuelo Estanislao héroe de la independencia y su padre Eladio y su tío José María figuras políticas notables de la segun­da mitad del siglo XIX. Nació Francisco Javier en la ciudad de Popayán el 15 de julio de 1860.

A los 16 años inició su carrera militar en la guerra de 1876 en las filas rebeldes contra el gobierno de Aquileo Parra. Luego se dedicó al estudio en varias disciplinas, particularmente en la geograffa y la ingeniería, destacándose como el primer científico de su época en el país. Fue el creador de la sociedad colombiana de ingenieros y fundador de esta arma en el ejército. Quizás por la circunstancia de ser un soldado profesio­nal e intelectual, al estallar la guerra de los mil días, el gobierno amante de las montoneras mili­tares y de la lealtad partidista, no lo tuvo en cuenta para el mando, pero este bizarro oficial siguió dedicado al estudio como director del «Boletín Militar" en el cual prod4io obras científicas tras­cendentales que dEjaron honda huella tanto en el ámbito militar como en la ciencia y cultura nacio­nal.

Murió en Barranquilla en 1914 cuando cum­plía una misión del servicio como Director de

Material de Guer ra del Ejército. Su enorme bi­blioteca científica e histórica la cedió 'Es:ado Mayor General y hoy es importante fuen!e de con­sulta en la biblioteca oentral de las fUerzas res c1bmás Rueda Vargas•.

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GENERAL ALFREDO VASQUEZ 0080

Nació en la ciudad de Cali el 9 de febrero de 1869. fue condiscípulo del eximio poeta Guillermo Valencia en el seminario de Popayán y después se graduó como ingeniero en la Escuela de Saint Berbe en París. En la guerra de los mil días pres­tó sus servicios militares en defensa del gobier­no, primero en el Cauca y luego en la Costa

Atlántica como jefe de operaciones. Ascendido a general fue enviado a Panamá donde participó en el tratado de paz que puso fin a la guerra, firma­do en el acorazado norteamericano Wisconssin.

~ués de la guerra se dedicó a la política cionde alcanzó notable renombre parlamentario

presidencia del Senado y de la Cámara de ~tes~ hasta alcanzar su postulación

cancfidato a la presidencia en competencia G1illenno VaJencia y Enrique Olaya

Ocupaba la legación diplomática de Colom­bia en París cuando sobrevino el conflicto con el Perú y en tal condición gestionó la compra de los buques Córdova y Mosquera. Nombrado por el presidente Olaya Herrera Comandante de la Expedición del Sur, dejó sus labores diplomáti­cas para dedicarse con fervor patriótico a orga­nizar su fuerza militar. Con ella penetró por el río Amazonas y recuperó la estratégica posición de Thrapacá.

Solucionado el conflicto regresó como em­bajador a francia y años más tarde volvió a su patria, para morir en su ciudad natal en 1.941.

GENERAL EFRAIN ROJAS ACEVEDO

Hijo del general José A. Rojas Berbeo, nació en Bogotá el 14 de febrero de 1887. Cuando apenas tenía 15 años entró al ejército como Ayu­dante del 11 Batallón de Línea y participó en las campañas contra las guerrillas de Cundinamarca y 1blima en la guerra de los mil días. Culminada

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ésta, en 1907 fue designado como oficial alumno en la recién fundada Escuela Militar de Cadetes.

Como capitán fue segundo comandante del batallón Modelo y luego comandante de los bata­llones Junín, Caldas, Sucre y Bolívar . .En 1929 se retiró del servicio y se radicó en Nueva York, de donde regresó a la actividad militar en 1931 como comandante de la segunda brigada. A raíz del conflicto con el Perú fue ascendido a general y designado Comandante Superior de las Fuerzas del Amazonas. .En tales circunstancias y a órde­nes del general Vásquez Cobo recuperó la posi­ción de Thrapacá, hecho que le valió el reconoci­miento del país.

Superado el conflicto con el Perú fue inspector general de las Fuerzas Militares y retirado del ser­vicio activo en 1939, se dedicó en su hacienda en La Vega a labores agrícolas y a la poesía . .Escribió el libro «Realidad y Ensueños». Murió en la tran­quilidad de su hogar.

GENERAL ROBERTO DOMINGO KICODIAZ

Hijo del destacado diplomático Luis Carlos Rico, nació en Bogotá el 22 de marzo de 1887 . .En la guerra de los mil días, niño aún entró a las filas

como soldado cometa y participó en varios com­bates en el centro del país y la Costa Atlántica. En 1908, pasó como subteniente a la Escuela Mili­tar, para seguir formalmente la carrera militar hasta 1916, pero dos años después regresa a filas. En 1930 fue designado comandante del ba­tallón Sucre y posteriormente comandante del des­tacamento del Putumayo, para atender la guerra con el Perú. .En tal condición dirigió el asaltó a Guepí, el combate más intenso y decisivo del con­flicto.

Terminada la guerra fue nombrado director de la Escuela Militar de Cadetes y posteriormente ascendido a general, comandante de la Brigada de Institutos Militares. En diciembre de 1938 se retiró del servicio activo y en abril de 1945, le sobrevino la muerte.

GENERAL JOSE DOLORES SOLANO

Nació en Popayán el 12 de abril de 1892 1911 ingresó a la Escuela Militar de Cadetes e!:

donde gracias a sus méritos académicos leccionado para continuar sus estudios :::z:;es en la Escuela .Eioy Alfaro del Ecuador doode graduó como subteniente al sigU:en:e -primer puesto de su promodón.

.En 1921 fue designado c.orna....-..:13::: tilla Fluvial del Ama.:onas. tr!rldad e:t=:;Jé er: atender la soberanía en los nos mJS del

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Sur. Con ella y con su espíritu valeroso y patrióti­co le cupo la gloria de atacar con éxito a Guepí, después del cual continuó prestando entusiasta sus servicios como jefe de la colonización en el Sur, donde prestó valiosa ayuda a la población indígena ganándose en ella y en sus subalternos el aprecio y admiración que le valieron el mote de •Padre de los colonos y rey de la frontera».

Superado el conflicto fue ascendido a general, cargo desde el cual se retiró del servicio activo. Cuando se suscitó el intento de golpe de Estado de 1944 contra el gobierno del presidente Alfon­so López Pumarejo, fue llamado provisionalmen­te a filas mientras se superaba este hecho. Falle­ció el 11 de enero de 1961.

GENERAL LUIS ACEVEDO TORRES

Nació en Bogotá el 26 de noviembre de 1890. Inició su carrera militar en plena adolescencia al finalizar la guerra civil de los mil días. Profesiona1izado el ~ército con la reforma mili­tar, continuó en sus filas alcanzando cada uno de sus grados gracias a su profesionalismo y senti­do del deber. En 1928 con el grado de coronel

fue designado director de la colonización en el Amazonas, en cuyo cargo realizó una labor enco­miable, creando las colonias de Puerto Ospina, caucayá, La Thgua y el propio Leticia.

Desatado el conflicto con el Perú asumió el mando de la flotilla fluvial y aérea, convirtiéndo­se, gracias a su conocimiento de la región, en el más valioso asesor militar del gobierno y en al­gunas ocasiones guió personalmente la flotilla aérea sirviendo como artillero. Por tal razón des­pués del conflicto fue nombrado Director General de la Aviación, luego de la Marina de Guerra y finalmente Jefe del Estado Mayor General.

En la tranquilidad del retiro, falleció en Bogotá el .30 de julio de 1.951.

GENERAL CARLOS CORTES VARGAS

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Hoy estigmatizado por la incomprensión, fru­to de la tergiversación de la historia, este distin­guido general de su época en mérito de la ver­dad merece la reivindicación. Nació en Bogotá en 1883, desde muy joven entró a la Escuela Militar y se graduó como subteniente en 1898. En la guerra de los mil días se destacó en los comba­tes de Soacha y el Maoladero. Después de ella se fue a los Estados Unidos a seguir la carrera de filosofía y letras, de donde regresó en 1909 al servicio activo en la recién creada Escuela Supe­rior de Guerra.

Cuando como efecto de justas reclamaciones obreras, en 1929 se alteró el orden público en la zona bananera, designado jefe civil y militar del Magdalena, buscó solucionar el conflicto pacífica­mente y logró un arreglo inicial con los huelguis­tas. Pero como detrás estaba el interés revolucio­nario de los instigadores, vino el enfrentamiento

con el fatal desenlace fruto del mal empleo mili-. tar, el cual no fue producto de órdenes del gene­ral Cortés Vargas. Sin embargo magnificado, ha sido explotado política y literariamente en perjui­cio de la verdad.

Retirado del servicio activo, el general Cortés Vargas se fue a Nueva York de donde ofreció sus servicios militares a raíz del conflicto con el Perú. Regresó al país con tal objeto y encargado del mando de una segunda expedición de apoyo, ésta no tuvo efecto por la solución pacífica encontrada y voMó a la vida civil.

Fue a más de gallardo militar, estudioso inves­tigador de asuntos militares e históricos. Su obra en cuatro volúmenes sobre •la participación de Colombia en la Libertad del Perú» es una de las más importantes de nuestra historiografía. Murió en Bogotá en el calor de su hogar en 1960.

CORONEL HERBERT BOY

A pesar de no ser natal del país, sino de la ciudad alemana de Duisburg, lo registramos como uno de los militares colombianos destacados del siglo XX, porque gracias a sus servicios militares a su patria adoptiva le fue otorgada la ciudada­nía.

Veterano aviador y héroe de la 1 Guerra Mun­dial, llegó a Colombia en 1924 como piloto de la primera compañía aérea de América, la recorda­da SCADTA. Ocupada Leticia por los peruanos y requeridos sus servicios como piloto militar, se incorporó a la aviación colombiana con el grado de mayor honorario y tomó bajo su responsabili­dad la adaptación de los aviones comerciales a aeronaves de guerra, siendo el verdader crea­dor de la Aviación militar. En esta guerra a.nnpfió destacado y exitoso papel en distintas rni:sJones de combate y administrativas, part.ia..tla.:m en las dos acciones más importantes de esta g-..Jei'I'a: las de Ouepí y Thrapacá. Su valor} sen'lCJOIS pres­tados en el Sur, llevó al Ministro de Gue.na ca:ias Uribe Gaviria a bautizar una de las bases ::.....::a­res con su nombre y a otorgarle el g;ado de co­ronel.

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Al ooncluir el conflicto con el Perú se reincor­poró a SCADTA como jefe de pilotos. Convertida esta empresa en la actual AVIANCA, fue redbido como uno de sus asesores principales, destacán­dose por su espíritu de servicio y amor al país.

Murió en Bogotá el 11 de mayo de 197.3.

SOLDADO CANDIDO LEGUIZAMO

Nació en la vereda de Las Ceibas de la ciudad de Nei\-a el 1.3 de octubre de 1911. Incorporado como conscripto en el batallón Bárbula en 1930, recibió entrenamiento militar y al siguiente año fue destinado a la colonización militar de caucayá.

Al estallar la guerra con el Perú, incorporado al Destacamento del Putumayo en el pelotón del teniente CarlosAyerbe, realizó una acción heróica, cuando en el puesto de Pubenza después de cru­zar el río Putumayo con tres soldados fue sor­prendido y atacado por una patrulla de 30 perua­nos. Muerto uno de sus compañeros, defendió a los otros hasta garantizarles el repliegue y él mis-

mo, mortalmente herido se arrastró hasta el río y en una canoa regresó a la base. Evacuado por aire por el coronel Herbert Boy, murió en el hos­pital de San José de Bogotá el 12 de abril de 19.3.3.

GENERAL MIGUEL SILVA PLAZAS

Nació en Santa Rosa de Viterbo, Boyacá el 19 de agosto de 1890. A los 16 años, el gobierno nacional le otorgó una beca para estudiar en la Escuela Militar de Chile, donde alcanzó el grado de teniente y en 1927 regresó al país para incor­porarse a su ejército.

Con motivo del conflicto con el Perú, el mayor Silva Plazas fue destinado al destacamento del Amazonas y participó en la expedición al sur, a órdenes del coronel Efraín Rojas Acevedo. Fue uno de los m~ores profesionales militares de su épo­ca, como organizador, instructor, profesor y co­mandante. A él debió la institución en su mo­mento su modernización mediante la traducción de obras de ciencia y arte militar de naciones desarrolladas. Alcanzó el grado de general en 1944 y se retiró del servicio activo en 1946. Murió en Viña del Mar, Chile en 1950

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:: HISTORIA

EVISION DE HECHOS Y CIRCUNSTANCIAS RELACIONADAS CON EL ASESINATO DEL GRAN MARISCAL DE AYACUCHO ANTONIO JOSE DE SUCKB

COROi'iEL GEi':TIL ALf"tAJUO VIEDA

".El crimen de Berruecos engendró entre odios una mon­taña de perjurios, en la cual fácilmente puede perderse quien intente escudriñar la verdad". Jorge H. Jascón.

INTRODUCCION

Al hablar de Sucre, automáticamente nos viene a la memoria la forma infame como fue substraído por eliminación física del acontecer nacional en los primeros años de vida de la república.

El asesinato del Mariscal de Ayacucho ANTONIO JOSE DE SUCRE en Berruecos el viernes 4 de Junio de 18.30 es el crimen más abominable cometido en suelo colombiano y junto con el intento de asesinato del Liber­tador SIMON BOLIVAR el 25 de Septiembre de 1828, a más de otros casos no menos condena­bles y sensibles nos demuestran una inclinación palpable y mal­sana de nuestra política a resol-

ver problemas por la elimina­ción física de los contrincantes. Un denominador común ha dis­tinguido los crímenes y delitos políticos en Colombia: LA IMPU­NIDAD.

La muerte de Sucre es una de las demostraciones contundentes de la anterior aseveración. Se ha expresado reiteradamente que sobre este hecho ha corrido mu­cha tinta y que es perdido añadir cualquier concepto al respecto. Es indiscutible que hoy transcurridos 166 años de su desaparición, to­davía el tema se considera de cui­dadoso tratamiento por cuestio­nes de orden político y porque despierta susceptibilidades no muy explicables tratándose de un tema de tanta importancia para nuestra mancillada historia patria.

Es oportuno tener en mente al tocar el tema que siempre se han expresado verdades a me­dias, desfiguraciones de la rea­lidad, coartadas, destrucción de documentos, mutilación de ex­pedientes, tergiversaciones y no pocas calumnias, por mal enten­didas lealtades y lo que es peor por política de la que todavía ho:. sirve para justificar actitudes } conductas que algún dta la his­toria tendrá que descalificar • corregir.

No ha sido suficiente mas de siglo y medio para da:r e'{'­

plicación satisfactoria del cn:nen y levantar el pesado} ~ manto de irn.purúdad l ~ za que contamina ue:stra his­toria ¡patria l porque no nues­tra historia militar.

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Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre

Al haberse celebrado en el año 1998 el segundo centenario del nacimiento del héroe, cobra vi­gencia la inquietud de su des­venturada muerte y nos pone de presente que seguirá siendo de máximo interés aún después del esquivo veredicto de la historia.

Hoy no pretendemos desco­rrer ningún velo, ingenuo seria

de nuestra parte siquiera pen­sarlo, sino hacer algunas consi­deraciones tendientes a mante­ner viva la inquietud y buscar despertar iniciativas en los dis­tinguidos académicos de la ACA­DEMIA DE HISTORIA MILITAR DE COLOMBIA.

Sorprende por decir lo me­nos que la mayoría de quienes

se han preocupado por el tema, que son muchos, hacen en sus análisis y narraciones esfuerzos notorios a simple vista, por jus­tificar acomodaticiamente y con celo digno de mejor causa, las pruebas e indicios inequívocos de responsabilidad de los impli­cados en el crimen.

Da la impresión de que quie­nes se ocupan de este terrible episodio se abstienen de contri­buir con la HISTORIA NACIONAL estableciendo las responsabili­dades, escudados en el hecho no menos triste de que no se pudo o a lo mejor no se quiso hacer oportuna y cumplida jus­ticia.

Se ha querido confundir un veredicto en justicia con un jui­cio histórico. Entre uno y otro hay diferencias de fondo que es preciso tener en mente de ma­nera muy clara concretando el concepto de que el manejo de la prueba en derecho, que pue­de ser destruida, descalificada o modificada en su contenido y alcance en concordancia con la habilidad y argucia de los de­fensores, frente al contenido de las leyes vigentes en su momen­to, es muy diferente a las prue­bas analizadas y estudiadas con la óptica desprevenida y desin­teresada del historiador no po­lítico, ante el inapelable tribunal de la historia. Cuánto ha abun­dado de aquello y faltado de esto en el caso de Sucre.

Se ha olvidado que muchas veces se puede llegar a la certe­za moral sin el aporte de prue­bas suficientes.

Es imposible dejar de lado el

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paradójico hecho de que las pri­meras diligencias investigativas estuvieron a cargo de sus pre­suntos asesinos o cómplices.

QUIEN ERA SUCRE

Para adentrarnos en el tema nos parece procedente recordar en forma breve aspectos impor­tantes de su parábola vital.

Nació el 3 de febrero de 1795 en Cumaná de familia de exce­lente posición social y económi­ca. Inició sus estudios de mate­máticas en caracas con miras a hacerse Ingeniero.

En 1810 era Teniente de In­genieros comandante de las mi­licias de Cumaná. Participó en el sitio de cartagena en 1815. En 1813 había ascendido a Te­niente Coronel. En 1817 a Co­ronel y en 1819 a General de Brigada por Decreto del Presi­dente Francisco Antonio Zea. Ninguno de estos grados fue otorgado por Bolívar. Fueron dados por el Gobierno Venezo­lano y el de la Gran Colombia por su distinguida participación en importantes hechos de ar­mas.

Dos hermanos suyos fueron fusilados por los españoles en la lucha por la libertad.

La mejor descripción huma­na de Antonio José de Sucre la hizo Cristóbal de Gangotena y Jijón cuando expresa:

"Su estatura era mediana aunque más alto que pequeño; delgado, sin ser enjuto en car­nes; la cabeza simétrica y sin prominencias: la frente vasta, en

especial hacia los lados por don­de formaba grandes entradas en los cabellos negros, recios y en­sortijados; la piel morena, me­nos en las partes habitualmente cubiertas por el sombrero, la cual la empretecieron los rigo­res de la intemperie; las cejas delgadas y perfectas; los ojos castaños, expresivos y dulces, excepto en el fervor de la bata­lla, en que, se encendían y relampagueaban; la nariz larga, combada, no fea; la boca regu­lar; los labios finos, pero salien­tes sin duda por la costumbre de rasurar a que sometía tam­bién la redondeada barba y las tersas mejillas, sombreadas ape­nas por una estrecha y corta patilla. El entrecejo ligeramente marcado, rara vez se acentuaba para mostrar el rostro ceñudo. Sonreíase con alguna frecuen­cia, pues era hombre vivo e in­sinuante, y descubría los dien­tes blancos e iguales. No reía sino dificil y momentáneamen­te; nunca fue propenso a las rui­dosas demostraciones de la ale­gría, del pesar o de la cólera. Mesurado, amable y reflexivo, la discusión con los compañeros, la conversación con los amigos, las órdenes a los subalternos salían de sus labios en suave sonido como la tranquila expre­sión de una inteligencia cultiva­da, de un criterio recto, de un corazón benévolo, en una pala­bra, de un alma superior. Dócil, subordinado, desprendido, no arriesgó jamás como subalter­no el feliz éxito de una batalla; previsor, prudente, sereno en el peligro, humanitario, generoso en la victoria, no prodigó nun­ca, como jefe, la sangre de los patriotas ni de los realistas, ni precipitó acontecimientos, ni

guerreó por el lustre de su nom­bre, sino siempre para prove­cho de la república y por amor a la libertad".

Por su parte el Libertador re­firiéndose a Sucre escribió: "Como soldado fuiste la victo­ria; como magistrado la justi­cia; como ciudadano el patrio­tismo; como vencedor la cle­mencia; y como amigo la leal­tad. Para tu gloria lo tienes todo ya. Lo que te falta sólo a Dios le corresponde darlo".

Guillermo Ca macho carrizosa emite un concepto de Sucre que no es posible omitir: "Había sido el militar más de veras de la independencia: qui­zá el único; desprendido, sin ambiciones; un gobernante res­petuoso de la ley; una mente aplomada, ecuánime, armonio-sa".

Mortunadamente para la his­toria y para su gloria Sucre, pese a sus virtudes y capacidades no ha tenido la connotación del mito alrededor de su nombre con el paso de los años. Siem­pre se le ha visto como a un ser humano en quién se conjuga­ron preponderantemente cuali­dades superando sus defectos. Fue la personificación de la hi­dalguía.

SITUACION P'OLITICA COLOMBIANA EN

1830

Era poco menos que caótica. La política partidista estaba em­peñada en acabar con la PATRIA GRANDE, la concebida y hecha realidad por el genio de Bolñw:

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Monumento al Mariscal Antonio José de Sucre en el parque de la reserva, Lima (Perú). Sus victorias en Pichincha y en Ayacucho

terminaron con el domínio español en América del Sur.

Los opositores al pensamien­to del Libertador solo podían en su lamentable y escandalosa mediocridad, conspirar, asesinar y destruir lo creado. La vida siempre ha comprobado que es más fácil destruir que crear, des­unir que integrar. Controvertir civilizadamente en el campo de la inteligenda y las ideas apro­vechando las libertades estable­cidas no fue oportunidad apro­vechada por nuestros parroquiales aprendices de po­lítico, para en cambio, en vela­das cumplidas en las chicherías de Bogotá, conspirar y llenarse de razones con argumentos fe­briles y delirantes que permitie­ran no solo destruir la magna obra de la independencia sino

cortar de tajo los resultados de una titánica labor de construc­ción de la patria y trazar la es­trategia que les garantizara eli­minar no solo las ideas de Bolí­var sino a aquellos que pudie­ran estar en capacidad de ga­rantizar la continuidad del ideal bolivariano. Para tener una fu­gaz visión de la época, miremos los hechos más significativos ocurridos en los dos años inme­diatamente anteriores:

1- La Convención de Ocaña, convocada para el dos de mar­zo de 1828. Intento fracasado para modificar la Constitución de Cúcuta e impedir el derrum­be de la obra de la libertad y las incipientes instituciones

republicanas. Se disolvió lánguidamente envenenando espíritus e indisponiendo en for­ma irreconciliable las dos ten­dencias políticas de la época: los partidarios de Bolívar con los prosélitos de Santander.

Una pequeña muestra de lo dicho la da O'Leary cuando es­cribe: "Hoy se ha instalado la gran convención. El señor Cas­tillo fue nombrado presiden­te, a pesar de las maquinacio­nes, las intrigas y los esfuer­zos del general Santander. Este contaba ciegamente con la presidencia, tanto que se puso pálido al oír la decisión a favor de Castillo ........ Tene-mos aquí 64 diputados. Entre ellos algunos de talento, elo­cuencia y juicio. Castillo y Joa­quín Mosquera sobresalen. Pero ni el uno ni el otro son hombres capaces de ponerse de frente de un partido. La suma delicadeza de Castillo y la arrogancia aristocrática de Mosquera, nada pueden lograr en una asamblea compuesta, como la convención, en la ma­yoría, de hombres torpes, ne­cios, ignorantes y cegados por sus pasiones; contra la inso­lencia plebeya de Santander, el descaro de Soto, la impru­dencia de Gómez, el frenesí de Vargas Tejada y la maldad de Azuero."

2- El intento de golpe de Es­tado y asesinato del Libertador por parte de sus opositores po­líticos el 25 de septiembre de 1828.

3- La guerra con el Perú por la invasión de éste por el sur, con epílogo en la batalla del

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Portete de Tarqui el 27 de fe­brero de 1829, en la cual una vez más brilló la espada del Ma­riscal Sucre en una victoria lim­pia y contundente, haciendo perder al invasor 2500 hombres entre muertos, heridos y prisio­neros. El Ejército colombiano tuvo 154 muertos y 206 heri­dos.

Por esas fechas ocurrió el tris­te episodio del levantamiento del general José María Obando y por el entonces coronel José Hilario López que se ha interpretado como acción concertada y coor­dinada con los peruanos, para al ser invadido el Ecuador, anexar el cauca al Perú. En este país se publicó en la prensa el levanta­miento de Obando y López an­tes de ocurrir y a su turno Obando menciona en su corres­pondencia la marcha invasora del Perú sobre el sur de Colom­bia antes de que el gobierno tu­viera información de tales he­chos.

4- Insurreción y muerte del general José María Córdoba el 17 de octubre de 1829, hecho por demás sensible y lastimoso que muestra solo el nivel alcan­zado por la insensatez y virulen­cia de las pasiones y odios que destrozaban la patria.

5- La renuncia de Bolívar a la primera magistratura moti­vada por la presión política de sus adversarios, aceptada por el Congreso y cumplida el 1°.de marzo de 1830 y su sali­da de Bogotá el 8 de mayo si­guiente, con destino incierto en lo geográfico pero con la cer­teza del destino que lo llevó a la muerte.

Este era el marco de la situa­ción del país que además pade­cía otras circunstancias como las siguientes:

El 13 de marzo de 1828 Bo­lívar por decreto se declara en uso de facultades extraordinarias en todo el territorio nacional con excepción de Ocaña en donde se reúne la Convención.

Esta medida contribuyó no­toriamente a alterar la animosi­dad política imperante, dando oportunidad a sus opositores en todas las provincias. A partir de este momento no se hablaría sino del dictador, la dictadura, Jos opresores que eran sinóni­mos de "bolivarianos" enemigos de la libertad.

No exageramos al afirmar que este país ha sido siempre una paradoja y continúa siéndolo. Hoy después de tantos años ocu­rren cosas parecidas. Para aque­llos días como ya se considera­ba que el enemigo común esta­ba lejos y la obra de la libertad estaba concluida, principió a hacer estorbo el Ejército, los militares, los antiguos héroes. Se desbordaron los apetitos por los puestos públicos y la distri­bución del magro presupuesto y se dio paso al malsano regio­nalismo. El leguleyismo inició a hacer carrera, antes de que se hubiera logrado la consolidación de la Independencia y sus eta­pas posteriores de organización republicana. Es de notar que ini­cialmente por el miedo al paci­ficador Morillo los aprendices de políticos y militares se unieron a la empresa bolivariana, pero que superado el susto por el triunfo alcanzado, afloraron en

ellos todas las pasiones mezqui­nas que hicieron a la postre que una patria grande se dividiera en retazos bajo el mando de personas carentes de capacida­des y condiciones que interpre­taron el pensamiento de Bolívar pero que sí poseían los vicios propios de la época y que se­cundados por tinterillos y legu­leyos reunían congresos y asam­bleas que los ensalzaban y res­paldaban para manejar a su an­tojo los girones de patria que quedaron y que fueron el ger­men de la pobreza y el subde­sarrollo de esta parte del conti­nente.

Tuvo a continuación, como era de esperarse. desarrollo una opereta que no termina, llevada a la realidad por más de un si­glo de guerras ci\iles y alzamien­tos con su consecuente avalan­cha de corrupción, subversión, bandolerismo, destrucción, des­moralización, dolor, pobreza y miseria.

En esta oportunidad cobra va­lor lo escrito por el doctor Jor­ge H. Tascón cuando expresa: "Colombia la Grande agonizaba; los partidos políticos se comba­tían con acrimonia feroz; el Li­bertador, falto de energía flSica por la tisis que lo minaba, per­dida su popularidad por obra de la dictadura, ya no era el hom­bre capaz de salvar su obra aun­que algunos de sus ad...aos ag

lo pretendían. La ~-a '"'"' .. ...._..... da veía en los \-ene:zoJanas los usufructuarias de L3 indep€nden­da. en el Ecuador una carga por sus e..<;easas rentas • de tDd ello r:esu taba que la cfisgrega­ción de la Gran Rep büca era un hecho ine\itable auncr..~e aj...

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gunos soñadores -entre ellos Sucre- creían todavía posible la conservación de la unidad na­cional por medio de la federa­ción. El cauca y sus hombres, desorientados y sin brújula, fluctuaban entre la formación de un cuarto Estado, la unión con el Centro o la anexión al Ecua­dor para constituir una repúbli­ca capaz de hacer frente a la amenaza posible del Centro ha­cia el Norte o del Perú por el Sur. Flores por su parte, no con­tento con ser dueño del Ecua­dor, ambicionaba a Pasto, al cauca, y tal vez al predominio en la Nueva Granada, cuyo go­bierno para hacerle frente había enviado sobre Pasto al general Obando a la cabeza del batallón Vargas."

"Thl era el grave estado de la Nación a fines de mayo de 18.30, cuando el Gran Mariscal de Ayacucho, el primer guerrero de Colombia, marchaba de Bogotá para Quito a unirse, después de larga ausencia, con su esposa y su hijita única a quien apenas conocía. Si triste era la situación política."

El fanatismo y acerbía con que se inició a hacer política en Co­lombia, indudablemente pudie­ron generar y en efecto crearon las condiciones para pretender acabar con la existencia fisica y moral del Libertador y de todos aquellos capaces de completar sus sueños y sus realizaciones.

Justo es reconocer que algu­nos militares cometieron abusos que contribuyeron a crear un cli­ma hostil en la capital generan­do además mutua desconfianza entre civiles y militares.

Como está dicho, Sucre era por consideraciones lógicas el heredero de Bolívar en los ám­bitos militares y políticos, razón suficiente, según los enemigos de ambos, para asesinarlo.

Para decidir su eliminación no debió haber mayores discusio­nes si nos remitimos a los he­chos. En este caso, una vez más se puso en práctica la maquiavélica expresión de que "el fin justifica los medios".

Desde el primer momento y a lo largo de estos 166 años se han tenido como sospechosos de ser autores intelectuales o cómplices del magnicidio a las siguientes personas:

1- General José María Obando.

2- General Juan José Flores.

.3- Obando y Flores.

4- Políticos bogotanos.

5- General Isidoro Barriga, amante y posterior esposo de Mariana carcelen, Marquesa de Solanda, esposa de Sucre, con la posible complicidad del Ge­neraJ Juan José Flores.

Por otra parte se ha dicho y escrito mucho acerca de la po­sible complicidad o por lo me­nos simpatía con el hecho, del general JOSE HILARlO LOPEZ, quien efectivamente nunca de­mostró ni admiración ni apre­cio, por el Mariscal. Más adelan­te haremos alguna acotación aJ respecto.

No se puede dejar de men-

cionar que ha habido quienes atribuyeron la autoría intelectual del asesinato a una dama x del Ecuador por razones eminente­mente sentimentales, lo cual parece poco serio pero no im­posible.

Como posibles cómplices se han tenido a los siguientes indi­viduos:

- Teniente Coronel Antonio Mariano Alvarez, comandante de armas de Obando en Pasto.

- Teniente Coronel Fidel To­rres, comandante de las milicias del Juanambú.

- Juan Gregorio Sarria, gue­rrillero o bandido?.

(CONTINUARA EN PROXIMO NUMERO)

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--~ HISTORIA '

LGENERAL LEONARDO CANAL

La Revista ACORE en su edición de enero de este año 2000 publicó una relación de los que consideró los "Personajes militares del siglo XX". Mejor se hubiera dicho "Personajes militares co­lombianos del siglo XIX" puesto que todos los que figuran en la lista que encabeza mi lejano pariente el General Rafael Reyes, nacieron y ac­tuaron principalmente en esa época.

Pero ese no es el punto que origina este escri­to, sino el de la omisión que se hizo del General Leonardo Canal González quien fue no solamente Presidente de la Confederación Granadina sino uno de los militares que más influyeron en los desti­nos de la Patria en esos tiempos, hasta el punto de que sin su ayuda, Nuñez no hubiera podido proclamar la Constitución de 1886.

Leonardo Canal tuvo los títulos de Doctor y General. Doctor, porque el Colegio Mayor de Nues­tra Señora del Rosario ele Bogotá le otorgó ese grado en jurisprudencia en 1842, y General por­que el pueblo nortesantandereano primero, y lue­go el pueblo colombiano lo ungieron con ese tí­tulo.

Canal fue la vigésima tercera persona en ocu­par la Presidencia de nuestro país, cuando él se encontraba en la penosa transición de Confede­ración Granadina a Estados Unidos de la Nueva Granada.

CAPITAN DE NAVIO JULIO C. REYES CANAL

General Leonardo ~ Gonz.á!ez

El historiador Sergio f lias Ortiz nos da las por­menores de ese hecho político: ~ el e\-anta­miento del general Mosquera en el Cauca } ha-

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biéndose encargado del poder por mandato cons­titucional el Procurador General de la Nación, don Bartolomé calvo, la guerra continuó p4iante ha­ciéndose general en casi todos los Estados. ca­nal marchó sobre la capital y tuvo un primer éxi­to contra el propio Mosquera en el histórico Puente de Boyacá, pero no pudo coronar su empeño de dominar la rebelión por causas muy complejas que lo obligaron a retirarse al Quindío y luego al cauca a reunirse con los jefes de la legitimidad, Arboleda y Henao, que luchaban con ventaja con­tra los usurpadores, pero la revolución había to­mado demasiada fuerza y la desunión del ejército legitimista acabó por quebrantar las fuerzas cons­titucionales."

"canal creyó que lo mejor era marchar hacia el Sur a hacerse fuerte y como el Procurador Cal­vo había sido aprisionado lo mismo que el Secre­tario Ignacio Gutiérrez, a quien correspondía por derecho hacerse cargo del poder, Canal, como Secretario que era de Gobierno y Guerra lo asu­mió en La Unión, por decreto de 18 de julio de 1862; nombró secretarios del despacho y decla­ró a Pasto capital provisional de la República en virtud del artículo 4o de la Ley 30 de abril de 1859. En estas circunstancias precarias, de fuer­za, gobernó al país hasta el 6 de noviembre del mismo año en que, por tener que ponerse al fren­te de la defensa, encargó el poder al secretario Manuel del Río. Su Gobierno, por parte de paises extranjeros, fue acatado como Gobierno amigo y legítimo y sus actos de gobernante tuvieron cum­plimiento en gran parte del territorio patrio". (Fo­lleto ilustrado, Gobernantes de la Nueva Grana­da, Banco de la República, Bogotá).

Otro historiador, Aníba] Montoya canal agrega luz a los acontecimientos: "A raíz de la batalla de Thlcán, tan gloriosa para Arboleda, vieron éste y Canal que era indispensable restablecer el Go­bierno de la COnfederación Granadina, lo que ve­rificaron en julio de 1862 en el pueblo de Merca­deres, siendo allí aclamado Canal, Presidente COnstitucional de dicha COnfederación por corres­ponderte legitimamente ese alto cargo. En Pasto organizó canal su gabinete, compuesto del Ge­neral Zarama, don Sergio Arboleda y los docto­res Vicente Cárdenas y Manuel del Río, mientras que Julio Arboleda, a quien confió el mando de

los ejércitos de la Confederación siguió a las fron­teras en persecución de los invasores.

Leonardo canal fue uno de los hombres más sustantivos de la Patria en el siglo antepasado. Sus dotes extraordinarias de conductor de hom­bres, de gobernante, de militar, de político, de diplomático y de ciudadano ejemplar esculpieron buena parte de nuestra historia en esas turbulen­tas épocas.

Sus huesos reposan en una modesta e ignora­da tumba del Cementerio Central de Bogotá pero ahora irán a continuar su eterno descanso en sue­lo propio y bajo una gran cruz blanca que éste, su bisnieto, construyó en su memoria en la leja­na isla de Providencia,(foto superior) con la ayu­da generosa e invaluable del Ingeniero Julio Gerlein Echeverría y de sus grandes máquinas.

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~ HISTORIA

AS DOS .GRANDES BATALLAS DE LA GUERRA DE LOS MIL DIAS

MAYOR GENERAL JOSÉ ROBERTO IBÁÑEZ SANCHEZ

PE RALO NSO

Como las derrotas iniciales del liberalis­mo en Bucaramanga y la Costa Atlántica en el mes de octubre de 1899, no le convenían a Jos funcionarios negociantes del gobierno que aspiraban a prolongar el conflicto para satisfacer sus intereses, el apoyo que no encontraron los revolucionarios en los con­servadores históricos lo encontraron en los nacionalistas, en particular en el ministro de guerra José Santos, quien con aspiracio­nes de llegar a la presidencia con apoyo li­beraL actuaba a espaldas de Sanclemente y a veces contra su voluntad.

Varios hechos corroboran tal afirmación; en primer lugar los obstáculos que puso al nombramiento del general Manuel (asabianca como jefe militar de Santander, para lo cual primero designó al general de brigada lsaias Luján aún cuando con órde­nes de entregar el mando a Casabianca para no contradecir del todo al presidente pero con instrucciones secretas de demorar la marcha, cuando la situación demandaba máxima rapidez; luego terminó nombran­do al general Vicente Villamizar, quien ha­bía triunfado en Bucaramanga y gozaba de

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su entera confianza. En segundo lugar, el testimonio del general Lucas Caballero cuan­do afirmó haber recibido del ministro el si­guiente encargo: «Dígale al general Uribe que precipitaron el movimiento sin darme tiempo para preparar el concurso que les ofrecí y cuando ya tenía listo a Hontoya con su división que es la de mi mayor con­fianza, aconteció la desastrosa acometida contra Bucaramanga, pero que no obs tan­te eso, si se presentare ocasión de reparar entuertos, siempre estoy listo a cumplir mi palabra• . (:3). ~ tercer hecho es el telegra­ma fumado por Santos que recién tradua­do de la clave encontró el teniente coronel Agustín Sabogal sobre e l escr itorio d Villamizar en vísperas de la batalla de Peralonso, que decía: «reservado y wyen permanezca a la d ef ens iva, reitres Pamplona y deje pasar la revolución.- fl gc; biemo necesita prolongar estado de cosas {m circular emisiones, salvar causa cJestn.;:

ya».

Por ello no es extraño que das días de Peralonso, cuando tos enusanos de paz iban de uno a otro campamen o con e­cuencia, hasta el punto que el temen e co­ronel Uno Correal se negó a cSegUir e.an-

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do papelitos de amores.-, los dos emisarios liberales que acababan de comer con diez y seis generales conservadores, al regresar a su campamento se hallaran con varias mu­las cargadas de municiones, que tan esca­sas eran para los revolucionarios. Hecho que consta en el archivo del general Benjamín Herrera con instrucciones de publicarlo sólo cien años después.

Los anteriores sucesos también explican la inactividad en Boyacá del general Miguel Monto;ya, comandante de una división de .3.000 hombres del gobierno, hombre de toda la confianza del ministro Santos, quien recibía órdenes oficiales de concurrir a la concentración de las fuerzas del gobierno en Santander e impedir la organización de la columna revolucionaria de Vargas Santos y contraórdenes secretas de permanecer en Thnja y Belén. La conducta de este jefe y de otros nacionalistas por poco va hasta la trai­ción, tal como lo confirma el comandante Diego Márquez Borda, enviado por el libe­ralismo en busca del general conservador Oabino Hernández, llave para pasarse al enemigo y al encontrarlo en Málaga, éste le respondió: «yo no puedo ofrecer nada, sino a base de lo que diga el general Santos: siga usted a Bogotá y entiéndase con él».

Sin tales antecedentes no es posible en­tender la batalla de Peralonso, la más polé­mica, explicada e indagada de nuestras gue­rras civiles; comprender cómo un ejército de descamisados inferior en efectivos, ma­terial y organizacJón, pudo encontrar la vic­toria gradas a que el jefe enemigo, estuvo más empeñado en satisfacer a su ministro con una derrota, para lo cual buscó chivos expiatorios en los generales históricos bajo su mando.

f:n estas circunstancias las fuerzas del go­bierno convergieron sobre Pamplona don­de el general Luján entregó el mando a

Villamizar, mientras casabianca llegaba al campamento donde acampaba Ramón Oonzález Valencia. Estaba conformada la organización de este ejército por seis divi­siones: la primera con los bata11ones Bárbula, Nariño, Boyacá, Escuadrón Nuñez y el Pi­quete Volante con 970 hombres a órdenes del general Henrique Arboleda; la segunda con los batallones Sucre, Granaderos, Holguín, Vencedores y Tiradores de Gámbita con 9.30 efectivos bajo el mando del Gene­ral Ramón Acevedo; la tercera con los bata­llones Mutiscua, Pamplona, Chinácota, Cúcuta y Gramalote con 1.2.30 santandereanos a órdenes del general González Valencia; la cuarta con los batallo­nes Medellín, Vencedores, Briceño, Herrán y Julio Arboleda con 1.000 antioqueños, mandados por el general Rubén Restrepo; la quinta con los batallones 10,11, y 1.3 del cauca, con 900 efectivos a órdenes del ge­neral Jesús Zuluaga; y la sexta con los bata­llones Córdoba. Medio Tiradores y Tenerife 650 hombres al mando del general Arturo Dousdebés. En total el gobierno contaba con una fuerza de 5.680 efectivos, la cual dista­ba mucho de la cohesión de mando que la situación exigía, pues su jefe de estado ma­yor general Jorge Holguín, en manifiesto acto de indisciplina propició sin éxito el re­conocimiento como general en jefe del ge­neral casabianca, que Villamizar se resistió a aceptar ante su confirmación por parte del ministro Cuervo Márquez, quien en su calidad de Ministro de Relaciones Exteriores fue consultado para el caso, razón por la cual casabianca se retiró hacia Salazar con el batallón Thnerife.

R>r su parte las fuerzas liberales concen­tradas en Cúcuta apenas alcanzaban los .3.000 hombres: 1.500 del ejército del nor­te a órdenes del general Herrera organiza­dos en cuatro divisiones, 900 efectivos del ejército del general Durán y 600 hombres del general Uribe organizados en dos divi-

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siones bajo el mando de los generales Pe­dro Soler Martínez y Pedro Rodríguez. Thm­bién la revolución tenía problemas de uni­dad de mando como lo exigía Ja situación; el general Uribe, pretendía ser general en jefe, pero no era bien visto por sus subal­ternos por la derrota de Bucaramanga y el general Herrera tampoco se le subordina­ba. Por tal motivo prefirieron conservar su calidad de jefes autónomos, condición ex­tendida al general Durán, mientras llegaba Vargas Santos a asumir el mando y com­pletar la concentración liberal. Pero lo peor es que solo contaban con una tercera parte del armamento necesario y 250.000 tiros, mientras el gobierno disponía de armamen­to completo para todos sus hombres y re­servas de 2. 700,000 cartuchos. Inconvenien­te que los jefes liberales pensaban subsanar con apoyo del presidente Cipriano Castro.

Como las armas no llegaban y la superio­ridad del gobierno en capacidad de combate era manifiesta, los jefes liberales resolvieron abandonar a Cúcuta para ubicarse sobre la frontera. Movimiento que lograron hacer con éxito, secreto y celeridad hacia las posiciones de la estación del ferrocarril de Aguablanca el general Herrera, el cerro de Thsajero el general Uribe y en san Faustino el general Durán. Pero las adversidades de la revolu­ción llegaron a un punto crítico, cuando Maracaibo, cayó en poder del general con­servador J. M. Hemández llamado «el Mo­cho», enemigo del presidente Cipria no cas­tro y consecuentemente de la revolución co­lombiana, razón por la cual los tres ejércitos autónomos, amenazados por el Oriente y el Occidente se vieron forzados a abandonar sus peligrosas posiciones sobre la frontera y a marchar hacia el centro del país. El 13 de diciembre iniciaron la marcha hacia la esta­ción de la Arenosa de manera escalonada: a la cabeza marchaba el cuerpo principal del general Herrera, en el centro el del general Uribe y a retaguardia el del general Durán.

Enterado de la maniobra de Jos ejércitos liberales, el general Vi11amizar el 14 de d i­ciembre ordenó a la tercera división del ge­neral González Valencia iniciar la marcha de aproximación con la siguiente orden, por demás expresiva de sus conocimientos·tác­ticos y estratégicos: «vaya usted a d~tenerlo y tranque duro hasta que yo llegue» y a con­tinuación ordenó al general Zuluaga partir con la división caucana detrás del anterior, pero a una distancia tal que más se aprecia­ba el deseo de dejar comprometido a su émulo político regional que de auxiliarlo oportunamente. El general Casabianca a pesar del desplante recibido, permaneció a la expectativa en Salazar, quizás para no perder su participación en la victoria o en caso de derrota, enderezar entuertos como efectivamente ocurrió; mientras en el cam­po enemigo, los generales Herrera, Durán y Uribe que algo sabían o presumían de los verdaderos propósitos de Villamizar a pesar de sus recelos confiaban en la victoria; Uribe, además, menguado su prestigio y cuestio­nado por sus subalternos buscaba la o por­tunidad de resarcir su liderazgo mediante un acto heróico.

Las dos vanguardias. de los ejércitos en contienda constituídas por santandereanos se tropezaron en la madrugada del 15 de diciembre de 1899 en la casa la Zulita al costado occidental del río Peralonso. La con­servadora fraccionada por el puente colgan­te de la Laja, que sólo daba paso limitado a gentes de pie y a caballo ya que la corriente no permitía vado fácil y además dominado por una serie de colinas que fueron rápida­mente ocupadas por el ejército l iberal. en particular el cerro de la Alejandra por la ruar­ta división del general Herrera. En estas con­diciones desventajosas para e l genera González Valencia, se inid ó un típi<:o com­bate de encuentro, con un ataque ' l:>erai sobre el batallón Gramalote que tmu que repasar el puente y organizar &a defensa ~

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bre la ribera oriental del río, apoyado por el batallón Cúcuta atrincherado en los cimien­tos de piedra del camino.

BATALLA PERALONSO Diciembre 15, 1899

... DIVISION L.EGinMISTA

• DIVISION REBELDE .. . · . Du.,~

'f'l~.) Herrera •• • .. .. · ..

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DIVISION REBELDE •••• • • •

DIV1910N LEGITIMISTA - -

Mientras las vanguardias pugnaban por el dominio del puente, el general Uribe dis­puso la división del general Soler Martinez sobre la hacienda del cacho, con el fin de prevenir un ataque por el puente del caimito ubicado legua y media al sur y la del gene­ral Pedro Rodríguez cubriendo la trocha que conduce al paso del río. Pues los jefes libe­rales estaban convencidos que el ejército del

gobierno estaba todo en el campo de com­bate y en disposición de flanquearlo, cuan­do sólo enfrentaban a la división santandereana reforzada durante el día sólo por 25 oficiales del piquete volante ya que la de Zuluaga apenas llegó a las cinco de la tarde y el resto avanzaba lentamente desde Cúcuta. González Valencia ubicó su puesto de mando en la hacienda la Amarilla donde podía controlar la acción, mientras su opo­nente lanzaba sucesivos ataques para apo­derarse del puente, ataques rechazados gra­cias a que éste no permitía un paso masivo • Cuando el general en jefe liberal llegó al campo de batalla estableció su puesto de mando en un cerro distante y de dificil ac­ceso.

Convertido el puente de La Laja en epi­centro de la batalla, en las horas de la tarde el general Herrera dispuso un nuevo ata­que, que fue nuevamente rechazado por los batallones del general González Valencia a pesar que durante el día no habian descan­sado ni recibido alimento alguno. Al llegar la noche quedó estabilizada la línea de ba­talla a lo largo del río. Sobre la ribera occi­dental el general Justo L. Durán llegó a re­levar a los generales Herrera y Uribe Uribe, mientras tanto en la oriental, González Va­lencia buscaba a Villamizar para informarle la situación del combate y proponerle un ataque al flanco enemigo por el puente el caimito.

Para el día 16 el general Villamizar tam­poco dio orden alguna. Pero cuando en la madrugada los liberales intentaron otro ata­que sobre el puente de La uya, fueron una vez más rechazados. A las 9 de la mañana empezó a llegar escalonado el grueso del ejército del gobierno integrado por las divi­siones 13 , 4° y 6° al mando de los generales Henrique Arboleda, Arturo Dousdebés y Rubén Restrepo. Entonces la división de González Valencia pudo moverse al puente

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caimito, mientras la primera entraba en combate cruzando el río por el sitio de la Amarilla para embestir a las fuerzas libera­les llevando a la cabeza los batallones Boyacá y Bárbula, los cuales lograron derrotar a dos batallones revolucionarios, amenazar la ha­cienda de la Zulita donde se encontraba el Hospital de Sangre del ejército liberal y por poco coronar el Picacho, lo cual hubiera re­sultado decisivo. Pero visto el peligro por el general Herrera, lanzó un contraataque des­esperado pero exitoso obligando al enemi­go a repasar el río. Rechazadas así las fuer­zas conservadoras, las liberales recobraron ánimo y el general Herrera lanzó su cuarta división a un contraataque contra el cuartel general de la Amarilla, circunstancia en la cuaL fué herido en una pierna y reemplaza­do por el general Rafael Leal.

fue en las horas de la tarde de este segun­do día de batalla, cuando afloraron las verda­deras intenciones de los jefes en contienda. El general Villamizar aislado de sus unidades, sin dominio sobre el punto crucial de la bata­lla, dispuso la retirada; y el general Uribe, re­suelto a reMndicarse, propuso a los genera­les Herrera y Durán que el cruzaría el puente, si fracasaba sería honrosa la derrota, pero si lo lograba aseguraría la victoria. Aprobada la acción, Durán no pudo menos que decir: •O

este hombre ha querido metemos un cañazo, o vamos a presenciar el acto más solemne de la batalla». Uribe resuelto a cumplir lo ofreci­do, a las cuatro y media de la tarde bajó al puente y expresó a sus hombres sus intencio­nes desafiando a los más valientes a que lo siguieran en el empeño. El sargento Saúl Zuleta fue el primero en ofrecerse y de inme­diato lo ascendió a capitán, en seguida otros 10 hombres se pusieron a su lado e iniciaron el atrevido movimiento.

Las tropas del gobierno de la IV y V divi­siones, bien sea porque abatidas por el ca­lor y el cansancio tenían descuidada su de-

fensa, o porque tampoco esperaban una acción de tal naturaleza cuando ya se ha­bían suspendido los fuegos, o porque hu­bieran recibido orden de retirarse, facilita­ron al general Uribe Uribe coronar su obje­tivo. 1bdo indica que Villamizar dio la orden de repliegue. Así lo sostuvo el comandante del batallón Boyacá y lo ratificó el jefe del Bárbula más tarde general Eduardo Ortiz Borda: «Me hallaba dominando por com­pleto la revolución en las horas del medio día cercanas de la tarde, que tenía a mi fren­te, en las proximidades del Zulita, cuando fui sorprendido por un toque de corneta de retirada, el cual era un insólito mandato, porque mi cuerpo triunfaba de manera ma­nifiesta. Como es obvio, seguí combatien­do, cuando apareció el mayor Jesús Cobo, ayudante del general ~rillamizar, y me co­municó: De orden del general Villamizar que se retire con sus tropas. Imposible; esta­mos rechazando la revolución, le dije. Es una orden superior, me objetó, y luego en voz confidencial agrego: Estamos comple­tamente derrotados•.

De todas formas el ataque del general Uribe fue decisivo pues los restantes bata­llones liberales lo siguieron, mientras los conservadores, asombrados por el cambio inesperado de situación se desconcertaron y desordenaron, estimulados por la actitud de su general en jefe y la oscuridad de la noche que favoreció el avance liberal en pro­fundidad, resultando vanos los esfuerzos de otros jefes por contraatacar, como ocurrió con los generales González Valencia. Dousdebés, Arboleda, Matos y el propio Mi­nistro Cuervo Márquez. Los revolucionarios infiltrados en sus filas infundieron el pániCO y los hombres se desorganizaron }1 huyeron lanzándose al río Zulia, sin cuidar armas municiones y equipo.

Pocos fueron los batallones del gobJemO que pudieron retirarse en orden, los 400

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hombres del batallón Thnerife del general casabianca que habían llegado al Caimito durante la tarde y la noche del 16 y combati­do contra la división del general Soler Martínez, iniciaron su repliegue a Pamplona junto con las tropas que pudo organizar el general González valencia. 2.000 hombres del ejército conservador se desbandaron de manera desorganizada hacia Cúcuta y Pamplona, quedando en poder del ejército liberal 900 prisioneros entre ellos cinco ge­nerales, tres coroneles y muchos oficiales. 'También quedaron tendidos en el campo cerca de 700 muertos y 60 cargas de par­que en manos de los vencedores, además gran cantidad de equipo y acémilas se per­dieron en las aguas torrentosas del Zulia. La revolución tuvo casi las mismas que el gobierno, pero encontró un triunfo impre­visto y extraordinario.

Sin embargo los jefes liberales cometie­ron el error de no explotar el ~to con una persecución a fondo que hubiera aniquila­do a su enemigo y consumando una victo­ria decisiva. Prefirieron apoderarse de Cúcuta para celebrar allí el triunfo, como ocurrió con el general Uribe, quien se dedicó a ex­plotar políticamente su heroísmo apoderán­dose de los laureles, con hechos teatrales como el de exhibirse en la ciudad con el costoso y deslumbrante uniforme europeo incautado al general Holguín. El propio ge­neral Vargas Santos quien había alcanzado Labateca con sus 1.500 llaneros, a una jor­nada del sitio de concentración de los dis­persos, se negó a·flanquearlos con el argu­mento de que •él no era guerrillero, ni era digno de su trayectoria y honor militar per­seguir a unos derrotados pues no había lle­gado a prestar certamen de valor•. Gracias a que no hubo persecución, las consecuen­cias de esta batalla para el gobierno no fue­ron desastrosas aún cuando permitieron a la revolución elevar su pie de fuerza, adqui­rir mayor grado de iniciativa y libertad de

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acción, renovar su equipo militar, abaste­cerse a costa del vencido y acrecentar lamo­ral de los combatientes y el fervor liberal, hecho que reactivó la actividad guerrillera en el resto del país, hasta el punto de ali­mentar su sueño de victoria, antes no soña­do.

AJ ejército conservador esta derrota le sir­vió para corregir errores y lograr una reac­ción militar apropiada. El general Manuel Casabianca después de Peralonso logró re­unir en Pamplona 1.200 dispersos, los re­organizó, acrecentó su fuerza con nuevos batallones y después de haber sido procla­mado por las tropas general en jefe, con ellas marchó a tomar posiciones defensivas sobre el formidable obstáculo del río Chicamocha, a la espera de refuerzos del gobierno en Bogotá, mientras el general Peña Solano con las tropas de Bucaramanga se apoderaba del paso de este mismo río en Sube.

Cuando a comienzos de 1900 las fuerzas de Vargas Santos ocuparon a Bucararnanga, en lugar de proseguir hada la capital como lo aconsejaba la lógica de la guerra, una vez más dieron tiempo y espacio a las fuer­zas gobiernistas, dejándose sugestionar por una columna conservadora de 2.000 hom­bres que por Ocaña amenazaba a Cúcuta y retrocedieron a la zona fronteriza.

A pesar de las circunstancias anteriores, el nuevo año le tenía deparado al liberalis­mo otras victorias parciales. En primer lu­gar, el.31 de enero logró rechazar con éxito un asalto guerrillero conservador a Pamplona. Luego gracias a la imprudencia y capricho personal del general Dominguez, adicto al alcohol, desavenido con su jefe de estado mayor y resuelto a obrar por cuenta propia sobre Cúcuta sin coordinar sus ope­raciones con el general Casabianca, pudo propinarle a éste dos derrotas sucesivas. La

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primera en Gramalote donde se libró cruento combate, pues sus habitantes haciendo mérito de su valor tradicional. a machete limpio defendieron casa por casa, hasta cuando agobiados por la superioridad de fuego de los atacantes, tuvieron que ren­dirse.

El otro golpe lo realizó el general Uribe Uribe, cuando después de Gramalote avan­zó con sólo sesenta hombres sobre la reta­guardia de Dominguez en los alrededores de 'Ieherán. A unas pocas cuadras del sitio, viéndose rodeado de enemigos, optó por la estratagema de quitarse las insignias libe­rales y de lanzar vivas al partido conserva­dor y al general Casabianca, pudiendo aproximarse a donde estaba el general con­servador. Este salió a recibirlo con los bra­zos abiertos y cual no sería su sorpresa cuan­do en lugar del abrazo esperado fue enca­ñonado y conminado a rendirse en medio del desconcierto de más de .300 hombres que, creyéndose rodeados por el ~ército li­beral optaron por entregarse a su osado enemigo. 1Tes generales, varios oficiales y 700 soldados capturados, gran cantidad de parque y 160 cabalgaduras fueron el resul­tado de esta atrevida acción de Uribe.

PALO NEGRO

El tiempo y el espacio obraban ahora en favor del gobierno, cuyas reservas humanas y materiales eran muy superiores a la revo­lución y en la medida en que pudiera dispo­ner de ellas acrecentaría sus fuerzas hasta alcanzar nuevamente la superioridad de com­bate que la situación exigía. Dominaba el territorio nacional y sus pobladores podían engrosar sus filas gracias a la legalidad de sus acciones y posibilidad de explotar sus recursos, circunstancias que restringían a su enemigo al área santandereana exhausta por la guerra y a la actividad guerriUera en el resto del país.

El general en jefe vargas santos, una vez más no supo aprovechar las victorias de sus subalternos y en vez de volverse contra casabianca, resolvió concentrar a su ejérci­to en Cúcuta, donde las fuerzas revolucio­narias se reorganizaron en 4 ejércitos al mando de los generales Uribe, Herrera, Sar­miento y Leal. El general Justo L. Durán fue enviado a la Guajira a secundar las acciones del General Siervo Sarmiento que había des­embarcado en Riohacha con armas. Herrera y Uribe, quienes si comprendían la política y la estrategia en sus dimensiones reales instaron a su generalísimo a moverse hacia el interior; pero éste prefirió mantenerse en la frontera para esperar las armas venezola­nas y reponer su salud, creyendo que lo lo­graría con el clima cálido y seco de la zona. Estableció su cuartel general cerca de Cúcuta, donde organizó un gobierno super­fluo influenciado por su ayudante general, Villamizar Gallardo quien por haber servido a las órdenes de su pariente conservador el general Vicente Villamizar, no contaba con la confianza del resto de liberales, pero sí con la de su generalísimo que trasmitía las órdenes por su conducto, entre ellas las de invertir los escasos recursos revolucionarios en la compra del buque • Rayo• y dos piezas de artillería que ninguno de sus hombres sabían operar.

El general casabiana entre tanto, apro­vechó mejor el tiempo que su adversario en organizar e instruir sus fuerzas, presionado por el presidente Sandemente para que asu­miera la ofensiva, por la posibilidad que te­nía la revolución de recibir annas y muni­ciones del exterior. Pero sin que el general pudiera satisfacer tales órdenes por la re­sistencia de algunos ministros y funciona­rios del gobierno central, más interesados en explotar la situación del ejército para ha­cer toda suerte de negociados que en abas­tecerlo. A tanto llegaron estas maniobras fraudulentas, que •nacionalismo• y

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«peculado•, adquirieron carácter de sinóni­mos. Veamos los términos en que el gene­ral Henrique Arboleda se dirigió el 12 de abril de 1900 al anciano presidente: ccf{jér­cito necesita urgentemente pertrechos, pla­ta, víveres, ropa, refuerzos, drogas; hay hambre, sed, falta de sueño, matan y no se triunfa. Circulan noticias traídas de allá de muchos y ruinosos contratos celebrados hasta con los rojos en la intendencia y mi­nisterios; que allá se piensa en toda ganan­cia, menos en la guerra. Asi no se triunfa. Si hay. abusos, urgen corregirlos y matar todo tipo de divisiones nacidas de tales he­chos. El futuro se presenta sombrío y fu­nesto si no se ccr rigen tan graves irregula­ridades, pues patriotismo, abnegación y moralidad del mejor ejército al servicio de la república perecerán . Me consta que cuanto han enviado en ropa, ganados, mulas, ví­veres, etc .. no ha llegado ni una quinta par­te; se que allá se dice y se cree que nada­mos en la abundancia y me consta que es­tamos entre moscas de la miSeria y de las enfermedades. Hoy se le debe al ejército seis semanas ..... » (1).

La insistenda del presidente Sanclemente para que casabianca tomara la ofensiva y las explicaciones de éste sobre la inconve­niencia estratégica de hacerlo hasta tanto el E;jército no se encontrara debidamente abas­tecido, llevó al segundo a ofrecer su renun­cia para que otro con mayores capacidades pudiera cumplir las órdenes del gobierno. Sin embargo, la información dada por el general Holguín y otros conservadores al presidente sobre las capacidades militares de casabianca y la actitud pérfida del minis­tro de Guerra José Santos, determinaron al anciano estadista a nombrar para estacar­tera al jefe del E;jército del norte, quien por tal motivo viajó a Bogotá, quedando al man­do el general Próspero Pinzón y como jefe de estado mayor el general Henrique Arbo­leda. Estos cambios fueron beneficiosos para

las fuerzas del gobierno, por cuanto si bien perdían a un jefe de notables aptitudes en el frente de combate, éste, conocedor al detalle de la situación, desde su nuevo car­go iba a impulsar el apoyo logístico que re­querían las tropas, mientras quien quedaba al mando, si bien no era tan experimentado en asuntos tácticos y estratégicos como su antecesor, superaba de lE;jos en este campo al anciano y caprichoso general en jefe del ejército revolucionario.

Además de las anteriores circunstancias, las guerrillas Jiberales frecuentemente inter­ceptaban las líneas de comunicaciones del ejército del gobierno y le arrebataban abas­tecimientos, circunstancia que obligó al ge­neral Pinzón a distraer parte de sus tropas en garantizarlas, tal como ocurrió en el mes de febrero cuando en el páramo del Almorzadero una guerrilla liberal le arreba­tó varias cargas de sal y tuvo que enviar la VIl división del general Arango, una de las más combativas que tenía a despejar la ruta.

A finales de abril de 1900 la situación de las fuerzas contendientes era la siguiente: el ejército del gobierno con su cuartel ge­neral en Pamplona distribuido sobre una lí­nea de callejones a Mundo Nuevo, por el Chopo e Iscalá, protegiendo las probables rutas de penetración de las fuerzas revolu­cionarias desde los valles de Cúcuta hacia el centro del país. Rutas que condicionaban la maniobra e intenciones estratégicas libera­les a tres: un ataque frontal a las posiciones gobiemistas, un movimiento de flanco por la provincia de Soto a Bucaramanga, y otro en dirección a Ocaña hacia el Magdalena, la Costa Atlántica o Antioquia, para extender Ja guerra hacia esas zonas del país. Vargas Santos escogió la segunda opción por la vía Salazar, Arboledas, Páramo de Cachirí, Ma­tanzas y Rionegro con el fin de ocupar la Mesa de los santos, contra la opinión del general Uribe Uribe, quien aconsejaba pre-

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sionar las avanzadas enemigas sobre las al­turas que dominan Cucutilla, para proteger el flanco liberal y ahorrar varios días de mar­cha por zonas desafectas, de dificil tránsito y plagadas de guerrillas conservadoras que harían la marcha penosa y no dejar la ciu-

BATALLA PALONEGRO Mayo 11 a 26, 1900

Río lebrija

. Palonegro/ ; ::::···--:. ~/\ ~

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FRENTE REBELDE 1 11 11 11 11 111

FRENTE LEGIT1MISTA - -

dad de Cúcuta a merced de los pueblos conservadores de Gramalote, Sala.zar y Ar­boledas, fanáticos y valerosos defensores del gobierno. ·

El 23 de abril de 1900 el general Vargas Santos después de tres meses perdidos en

Cúcuta emprendió la marcha hacia el cen­tro del país con su E1}ército que tomó el nom­bre pomposo de •restaurador•. Una vez ocu­pó a Arboledas, su contendor el general Pin­zón se dio cuenta de las Intenciones revolu­cionarias, procedió a concentrar sus tropas en Mutiscua y el día 29 inició la marcha por el páramo de Santurbán, cubriendo los ca­minos de acceso a la provincia de García Rovira.

El escenario topográfico de Palonegro está enmarcado al oriente por el río de Oro que corre de sur a norte hasta encontrarse con el río Negro en el sitio de Bocas, donde toma el nombre de Lebrija y enrumba hacia el occidente delimitando el área por el norte. Por el Occidente y en busca de este mismo río, también de sur a norte corre la quebra­da Angula. Entre las dos corrientes se alza la cordillera de Canta con sus elevaciones de Doña Bárbara, Alto del Ríofrío, Palonegro, Alto de Girón y la Puente, que fue epicentro de la batalla, cuyas faldas son escarpadas y están cubiertas de bosques y algunas se­menteras. La población de Lebrija está ubi­cada entre la Canta y la quebrada Angula y Ja de Oirón al suroriente recostada sobre el río de Oro. A la derecha de este río se en­cuentra ubicada Bucaramanga, separada al norte por el río Suratá de las alturas de San Ignacio y el Thblón.

Dice al respecto el general Uribe Uribe e:t sus documentos políticos y militares: •Ningún laberinto más inextricable que el formado por sinnúmero de oteros y mamelones irregulares que constituyen el territorio del distrito de Lebrija. Están sepa­rados por cañadas profundas, en cuyo fon­do serpentean arroyos que al contornear los cerros, cambian de dirección a cada paso. Pedazos de bosque alternan con se­menteras y tupidos rastrojos y con {recuencia se hallan senderos que van y u·enen y se entrecruzan y se revuelven aumentando la

y•, ....

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confusión. Para pasar de una loma a otra y de uno a otro cerro, lo peor es a veces que­rer hacerlo por la menor distancia, porque no existe senda recta o porque de repente se acaba. De esta irregular conformación del terreno provienen las innumerables sor­presas que recíprocamente se dieron las tro­pas liberales y conservadoras, que al subir a un filo, al bajar a una hondonada, al dar la vuelta a un montículo, o al avanzar por entre el bosque, se encontraban de manos a boca en las inspecciones de reconocimien­to y en las cargas y aSaltos».

«Para los jefes que por primera vez caian en este escenario laberíntico, era casi im­posible darse cuenta del modo de aprove­char las ventajas y evitar las dificultades de tan enredada topografía, ni orientarse si­quiera en ella, mucho menos cuando al lle­gar allf entraban de una vez peleando. Atraer al enemigo a combatir en el terreno que uno no conoce o ha estudiado.anticipada­mente, se considera en milicia como mues­tra de gran habilidad; asi como provocar o aceptar batalla en par~es desconocidos, y de que no se sabe que partido tomar para el ataque o para la defensa, será siempre tenido por error o por temeridad.» (2)

Con el fin de evitar que las fuerzas libera­les ocuparan la Mesa de los Santos, desde Mutiscua el general Pinzón dispuso la mar­cha del ~ército por cuatro ~s convergen­tes: la del Viejo, Santurbán, · Cuestaboba y Pescadero. El 3 de mayo el batallón Bolívar de la V división del gobierno que protegia el paso de Ventas, sorprendló al del mismo nombre de la revolución y medio batallón PradiUa fráser, causándole más de setenta bajas, entre ellas dos coroneles muertos, circunstancia que incrementó la moral de las fuerzas conservadoras y obligó a las li­berales a andar de noche para evitar nuevas sorpresas. El día 4 el batallón Cauca de la VI dMsión gobiemista rechazó otra fuerza

liberal en Cuestaboba. Bl dia 5 la VIII divi­sión desalojó a los liberales que ocupaban 1bna, asegurando la concentración conser­vadora e impidiendo a la revolución ocupar la Mesa de los Santos, quedando sin otra opción que concentrarse en Rionegro, mien­tras Pinzón ocupaba Bucaramanga, sobre la cual empezaron a converger 18.000 hom­bres soldados del gobierno organizados en veinte divisiones.

Veamos de manera concreta el poder de combate de las dos fuerzas en contienda prestas a definir la suerte de la guerra en una batalla campal. El ejército liberal man­dado por el generalísimo Vargas Santos, te­nia como jefe de estado mayor a Foción Soto y estaba organizado en cinco ejércitos y una reserva asi: El ejército del general Benjamín Herrera con 2.100 hombres, el del general Rafael Uribe Uribe con 1.500, el del general Eugenio Sarmiento con 950, el del general Luis Ulloa con 860, el del general Rafael Leal con 740 y el del general Rosario Díaz con 400, más 250 efectivos de tropas colecticias de la colina y 800 más reclutados en la zona. En total el ejército liberal suma­ba 7.500 efectivos.

El ~ército del gobierno al mando del ge­neral Próspero Pinzón tenía como jefe de estado mayor al general Henrique Arboleda y estaba organizado en divisiones cada una con tres a seis batallones que sumaban en­tre 500 y 1.000 hombres, excepción de la del general Ramón González Valencia que tenía 3.000. Las divisiones estaban coman­dadas por los siguientes generales: la 1 por Roberto Morales T., la 11 por Manuel M. cas­tro U., la 111 por Ramón González Yalencia, la IV por Gabino Hemández; la V por Ro­berto Quijano O., la VI por Emiliano Ruiz, la VII por Julián Arango, la VIII por Manuel José Santos, la IX por Julio C. Upegui, la X por Arturo Dousdebés, la XI por Gonzalo García Herreros, la XII por Luis Maria Oómez,

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la XIII por Francisco Posada, la XIV por Luciano Estrada, la XV por Cayetano González, la XVI por Bonifado Vélez, la XVII por Juan CTisóstomo Ramírez. la XVIII por Angel M. Córdoba, la XIX por 11eliodoro Acosta; la Legión Bolivar por Rubén Res trepo y un batallón de artillería independiente a órdenes del general Juan F. Urdaneta. En total alrededor de 18.000 efectivos del go­bierno acudieron a la cita bélica de Palonegro. Es decir las fuerzas del gobierno por lo menos duplicaban a las de la revolu­ción aún cuando en los cinco primeros días solo dispuso de la mitad, pues el resto mar­chaba desde Piedecuesta. Zapa toca, san Gil, Málaga y Sogamoso (3)

cabe aclarar que si bien las fuerzas del gobierno eran superiores a las de la revolu­ción en los aspectos tangibles de la guerra, tanto por su número de combatientes como por su disponibilidad de recursos materia­les, en los aspectos intangibles estas últi­mas tenían una relativa ventaja, sobre todo en el campo de la moral, elevada por los recientes triunfos que les había permitido tomar la iniciativa y la ofensiva y con ellas adquirir cierto grado de libertad de acción. razón de más para que sus hombres sopor­taran con mayor abnegación los sufrimien­tos. Pero estas circunstancias fueron des­aprovechadas por su generalísimo con su pasividad en el mando y negligencia en la conducción de las operaciones.

Concentrado el ejército liberal en Rionegro. el 7 de mayo Vargas santos dis­puso la ocupación de las alturas de San Ig­nacio, Puentetierra, Vljagual y la Sacristía; al día siguiente el puente de Suratá, Arbol.solo, el Pablón, Ceilán y santa Rita, don­de formó una línea sobre la cual permane­ció tres días a la espera de la aparición de su oponente. El primer contacto ocurrió el 8 de mayo cuando las guerrillas liberales de Nicanor Navas y Josefito Moreno atacaron al

pie de la mesa de Juan Rodríguez a los ba­tallones Ospina y Pozanos, causándoles al­gunas bajas. El 1 O se complementó el dis­positivo liberal con un avance sobre Matan­zas y las casas de Palonegro, alrededor del cerro de la Media lbrta o Loma Pelada que después se conoció como de los muertos, cubriendo el ejército rebelde una línea de 20 kilómetros. Bien dificil de mantener da­dos sus escasos efectivos y ofreciendo de entrada una wlnerabilidad no fue explota­da por el adversario, porque también des­conocía el terreno y durante Jos primeros días de batalla no contó con toda su fuerza para hacerlo. El último movimiento fue ob­servado por el general Henrique Arboleda desde la torre de la iglesia de Bucaramanga, quien ordenó completar el taponamiento de todas las rutas posibles del avance de las fuerzas revolucionarias, para obligarlas a presentar batalla o empujarlas hacia los cli­mas insalubres del Medio Magdalena.

Conformado el dispositivo entre las dos fuerzas por dos líneas extensas que por su discontinuidad y dispersión facilitaba la rup­tura y envolvimiento u otras acciones tácti­cas que hubieran podido definir la batalla en poco tiempo, para ahorrarle a la repúbli­ca la sangre de sus hijos, los generales de uno y otro bando carecieron de iniciativa y sentido táctico para llevarlas a cabo. Sin co­nocer el terreno y sin un plan táctico gene­ral materializado en objetivos concretos, re­solvieron empeñarse en acciones frontales de desgaste, embestidas aisladas y feroces ataques dispersos y descoordinados, que por lógica terminaría brindando la victoria al que por sus recursos humanos y materiales tu­viera mayor resistencia.

El 11 de mayo en la mañana se inidó la batalla cuando la Xlll división conservadora que llevaba como vanguardia al bata on Palacio y marchaba desde la Mesa de los santos a ocupar el alto de Girón, sorpren-

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dió a tos primeros centinelas liberales de la división Vicente Herrera comandada por el general Rosario Díaz1 que tenía la misión de proteger a Lebrija por la vía de Hoya larga y la Antigua, extendiendo su línea por la cordillera de cantabria para proteger el flan­co derecho liberal. Misión del todo superior a la capacidad de su fuerza, ya que no con­taba con suficientes municiones, pues las que tenía eran • recalzadas y poseía fusiles de distinta marca. El general Uribe quien nada tenía que ver con este cuerpo, tuvo que·enviarle cuatro cargas de cartuchos para que pudiera sostener el combate hasta cuan­do Jlegó el resto del V ejército revoluciona­rio como efectivamente ocurrió horas más tarde.

Al filo del medio día, en refuerzo de la XIII división del gobierno llegó la Il y la VI fue enviada por el río de Oro y camino de Cuyamita a proteger Bucaramanga. Una parte de esta división fue <;>bligada a repa­sar el río por los fuegos del V ejército liberal que ya había llegado al campo y poseía fu­siles Marlincher de mayor alcance y preci­sión, que los del gobierno, pero los cuerpos que quedaron en la ribera este del río pu­dieron tomar posición al lado de Bucararnanga. La batalla cobró mayor in­tensidad cuando el general revolucionario Pedro .E. Rodríguez intentó asaltar la casa de AguiJar en el alto de Río Frío y sobre todo cuando la X división gobiemista mar­chó sobre el Boquerón;· apoyada por tres baterías de artillería y estimulada con la música marcial del himno nacional tocado por una banda, ocupó (X)r asalto la casa de San Pablo y llegó al pie de las faldas de Palonegro donde causó a la revolución va­rias bajas y le hizo algunos prisioneros.

fue así como el centro de la línea adqui­rió importancia, sitio al cual acudió el gene­ral Pinzón para estimular a sus hombres,. estableciendo su puesto de mando muy cer-

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ca del frente en el Boquerón y luego en el Alto de Ríofrío, donde dominaba el campo de batalla, mientras el general Vargas San­tos lo hacía sobre el cerro de San Ignacio a 20 kilómetros de la línea de fuego, sin ma­yores posibilidades de influir en las tropas con su presencia, pues sólo lo hacía tempo­ralmente cuando salía el sol.

A la media noche se apagaron los fuegos liberales sobre la VI división, gracias a un movimiento flanqueante dispuesto por el general 1bbar sobre el V ejército, al tiempo que las tropas del general Dousdebés tra­baban cruento combate con los cuerpos de macheteros del Cauca, que llevaron la peor parte. Este primer día de combate concluyó con la VI división gobiemista sobre el puen­te de Suratá para impedir el ataque de la revolución a Bucaramanga, la XI división en el trapiche de Chimítá sobre el flanco dere­cho rebelde, la XII en la quinta Larsen, la 111 y IX moviéndose de Bucaramanga hacia la línea de fuego y la I y XII en el Pablón y Santa Rita, la XIV como reserva en esta últi­ma ciudad. La revolución quedó dominan­do las alturas más notables pero sólo dis­ponía de una ruta hacia el frente y sin reser­vas por lo ancho del frente, mientras el t:aér­cito del gobierno podía moverse por cuatro diferentes vías y disponía de mayores reser­vas.

Constituído el sector entre AJtagracia y Palonegro en epicentro de la batalla, al ama­necer del día 12 el ala derecha gobiemista se movió de manera imprudente por el flan­co hacia el centro para atacar las casas don­de se parapetaban las fuerzas liberales, error que subsanó el general Arboleda cubriendo tal flanco con la XI división, que al medio día atacó el ala derecha liberal obligándola a ceder bastante terreno. Este día la revolu­ción, que aún no contaba con el cuerpo prin­cipal de la del general Herrera, permaneció a la defensiva, especialmente el sector críti-

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co de Palonegro. al tiempo que en el campo gobiemistas se sumaban a .la batalla las di­visiones VI, X'{; vm y v.

El día 13, al amanecer llegó al campo revolucionarlo el general BenJamín Herrera y las fuerzas gobiernistas. a su vez recibie­ron a la VII división procedente de Guaca. En las horas de la mañana viendo el gene­ral Uribe Uribe desde las casas de Palonegro que los contingentes enemigos entraban por el alto de Rubén tos atacó por el flanco y como dicho ataque los hizo retroceder, pro­puso una carga general, que se realizó de inmediato y en forma por demás intrépida alcanzando el Boquerón y el cerro frente a Palonegro, con grave amenaza de desorga­nizar las fuerzas gobiemistas que con el río a sus espaldas podían correr suerte pareci­da a la de Peralonso. Por esta razón tuvie­ron que retroceder en sus flancos para re­constituir sus posiciones sobre el Alto de Girón, Alta Gracia, San Pablo, Cuyamita y Morrorrico. La lluvia de la noche terminó por darle a este frente condiciones de esta­bilidad que estuvo a punto de romperse. Si esto no ocurrió se debió a dos hechos tras­cendentales: el primero al refuerzo de 400 hombres de la VI división que custodiaban el puente Suratá a órdenes del bizarro ge­neral Emilio Ruiz, el cual avisado de Ja em­bestida liberal, acudió con resolución y pron­titud al boquerón a contener la retirada me­diante un contraataque que tuvo éxito, se­cundado por Ja actitud también valerosa del general García Herreros quien dijo a sus tro­pas: «de aquí ni un paso atrás;. aquí muero hoy; los que quieran acompañarme qué­dense»; más tarde llegó como refuerzo la XII división. .El segundo hecho fue la esca­sez de refuerzos y municiones de las fuer­zas de Herrera y Uri~. cuyo requerimiento no fue atendido por el generalísimo enconchado en. el cerro de San Ignacio. Vea­mos lo que al Jespecto narra el caudillo li­beral en sus documentos: «Apenas tenni-

nada la carga del 13, despachó el general Uribe Uribe dos ayudantes al cuartel gene­ral con la noticia de la ventaja adquirida y la solicitud de refuerzos para conservarla. Con noche oscura y lluviosa descendieron los ab­negados oficiales la falda peligrosa de Los Chorizos y treparon aún la más larga y lisa de San Ignacio. Solo hacia la media noche lograron llegar al lugar donde dormían los generales Vargas Santos y Soto. Leído el parte, exclamó el segundo «Si están biun­fantes para que piden refuerzos?. Es decir: mándeme plata que estoy ganando». Pero el general Vargas Santos dio la orden de que marcharan en el acto. Sólo sí cuando los ayudantes llevarían andadas dos cuadras para ir a comunicarla, el general Vargas mandó llamarlos, una vez vueltos a su pre­sencia, les dijo: «estas cosas es mejor pen­sarlas despacio y consultarlas con la almo­hada. Ustedes están fatigados: descansen un rato, que por la mañana resolveremos». (4). Con tal actitud de su comandante ge­neral, el ejército liberal no podía obtener la victoria y este día 13 se decidió la suerte de la batalla de Palonegro en favor del gobier­no, aún cuando se necesitaron otros doce para consumarla. ,

El día 14, mientras las fuerzas liberales exhaustas por el esfuerzo realizado no te­nían posibi1idades de ser reforzadas ni rele­vadas, en el lado conservador llegaban al campo de combate las divisiones l, 3¡ 14, 18 y 15, esta última constituida corno re­serva antes del Boquerón, con las cuales se recuperó el terreno perdido el día anterior. Así pudo restablecerse completamente el frente, a pesar de lo cual la revolución pudo avanzar sobre Lebrija y el Amarilla y ame­nazar la retaguardia -conservadora por la cu­chilla de Altagracia. entonces el combate se arreció por este flanco y las salvas de artille­ría hicieron algún estrago en las filas J"e\"0-

lucionañas., basta cuando reforzadas por pequeños destacamentos hicieron retrogra-

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co de Palonegro, al tiempo que en el campo gobiemistas se sumaban a la batalla las di­visiones VI, ~VIII y V.

El día 13, al amanecer llegó al campo revolucionaño el general Bei1Jamín Herrera y las fuerzas gobiemistas a su vez recibie­ron a la VII división procedente de Guaca. En las horas de la mañana viendo el gene­ral Uribe Uribe desde las casas de PaJonegro que los contingentes enemigos entraban por el alto de Rubén los atacó por el flanco y como dicho ataque los hizo retroceder, pro­puso una carga general, que se realizó de inmediato y en forma por demás intrépida alcanzando el Boquerón y el cerro frente a Palonegro, con grave amenaza de desorga­nizar las fuerzas gobiemistas que con el río a sus espaldas podían correr suerte pareci­da a la de Peralonso. Por esta razón tuvie­ron que retroceder en sus flancos para re­constituir sus posiciones sobre el Alto de Girón, Alta Gracia, San Pablo, Cuyamita y Morrorrico. La lluvia de la noche terminó por darle a este frente condiciones de esta­bilidad que estuvo a punto de romperse. Si esto no ocurrió se debió a dos hechos tras­cendentales: el primero al refuerzo de 400 hombres de la VI división que custodiaban el puente Suratá a órdenes del bizarro ge­neral Emilio Ruiz, el cual avisado de la em­bestida liberal, acudió con resolución y pron­titud al boquerón a contener la retirada me­diante un contraataque que tuvo éxito, se­cundado por Ja actitud también valerosa del general García Herreros quien dijo a sus tro­pas: «de aqui ni un paso atrás; aquí muero hoy; los que quieran acompañarme qué­dense•; más tarde llegó como refuerzo la XII división. 'El segundo hecho fue la esca­sez de refuerzos y municiones de las fuer­zas de Herrera y Uribe, cuyo requerimiento no fue atendido por el generalísimo enconchado en el cerro de San Ignacio. Vea­mos lo que al respecto narra el caudillo li­beral en sus documentos: cApenas tenni-

nada la carga del 13, despachó el general Uribe Uribe dos ayudantes al cuartel gene­ral con la noticia de la ventaja adquirida y la solicitud de refuerzos para conservarla. Con noche oscurayUuviosa descendieron los ab­negados oficiales la falda peligrosa de Los Chorizos y treparon aún la más larga y lisa de San Ignacio. Solo hacia la media noche lograron llegar al lugar donde dormían los generales Vargas Santos y Soto. Leído el parte, exclamó el segundo «Si están triun­fantes para que piden refuerzos?. Es decir: mándeme plata que estoy ganando». Pero el general Vargas Santos dio la orden de que marcharan en el acto. Sólo sí cuando los ayudantes llevarían andadas dos cuadras para ir a comunicarla, el general Vargas mandó llamarlos, una vez vueltos a su pre­sencia, les dijo: •estas cosas es mejor pen­sarlas despacio y consultarlas con la almo­hada. Ustedes están fatigados: descansen un rato, que por la mañana resolveremos». (4). Con tal actitud de su comandante ge­neral, el ejército liberal no podía obtener la victoria y este día 13 se decidió la suerte de la batalla de Palonegro en favor del gobier­no, aún cuando se necesitaron otros doce para consumarla.

El día 14, mientras las fuerzas liberales exhaustas por el esfuerzo realizado no te­nían posibilidades de ser reforzadas ni rele­vadas, en el lado conservador llegaban al campo de combate las divisiones 1, 3, 14, 18 y 15, esta última constituída como re­serva antes del Boquerón, con las cuales se recuperó el terreno perdido el día anterior. Asf pudo restablecerse completamente el frente, a pesar de lo cual la revolución pudo avanzar sobre Lebrija y el Amarilla y ame­nazar la retaguardia conservadora por la cu­chilla de Altagrac.ia. Entonces el combate se arreció por este flanco y las salvas de artille­ría hicieron algún estrago en las filas revo­lucionarias, hasta cuando reforzadas por pequeños destacamentos hicieron retrogra-

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dar a la X división a sus posiciones iniciales del día anterior.

El 15 se empezó a estabilizar la línea de combate, sin que se presentaran intencio­nes de flanquearla por ninguno de los dos adversarios. Las acciones se concentraron sobre Ja hondonada frontal que baja de la meseta de Palonegro, donde la 1 y lll divi­siones del gobierno intentaron atacar infruc­tuosamente apoyadas por algunas piezas de artillería del politécnico, que el general González Valencia dispuso fueran más al frente «porque no era digno combatir a tanta distancia»; orden que determinó adelantar alguno de los coñanes hasta la media falda, donde después del primer disparo rodó a la hondonada causando la muerte de varios de sus sirvientes. En las horas de la noche de este día se produjo una proclama del general Pinzón instando a los hombres a ahorrar municiones y hacer un último es­fuerzo para asegurar la victoria.

Del 16 en adelante estabilizada la línea, la batalla continuó con avances o asaltos en varios sitios del frente, sin que ninguno de ellos fuera decisivo, tanto porque no esta­ban coordinados ni dirigidos contra la pro­fundidad del dispositivo enemigo, como porque fa táctica revolucionaria era la de empeñar sus unidades poco a poco, avan­zar, disparar y retroceder, sin pretender mantener el terreno conquistado. Pero a partir del 17, cuando llegaron las divisio­nes XIV y XVI del gobiemó, sus fuerzas fue­ron adquiriendo mayores ventajas por su superioridad numérica que les permitía re­forzar la línea en los sitios neurálgicos y ha­cer relevos en las unidades más desgasta­das por el esfuerzo del combate, circuns­tancia que fue desequilibrando el poder de combate de los revolucionarios. Pero sin que estos cedieran en su espíritu combativo, demostrado en el sinnúmero de ataques diurnos de su infantería y nocturnos de sus

macheteros, que así como causaban pánico en sus contrarios, también reducían sus efec­tivos sin posibilidad de cubrirlos.

El día 20 la VI y VIII divisiones del go­bierno pasaron de Bucaramanga al puente de Suratá con el objeto de atacar el cerro de San Ignacio, misión que no cumplieron porque las dos apenas sumaban 600 hom­bres y según el general Pinzón se requerían 900. La artillería con sus piezas Bange si­guió haciendo fuego cada vez más espacia­do sobre las casas de Palonegro a 3.000 metros de distancia.

El día 25, cuando los combatientes de uno y otro bando se encontraban extenua­dos por las penalidades de 15 días de duro batallar, sofocados por el calor, perturba­dos por los clamores de auxilio de los heri­dos, enfermos por las epidemias e infeccio­nes provenientes del agua putrefacta que se veían obligados a tornar, abrumados por el fétido ambiente de centenares de muertos insepultos, en fin sin más esperanza que la misericordia divina, el general Pinzón exi­gió a los rebeldes deponer las armas y so­meterse al gobierno. Pero como su mensaje no tuvo respuesta, amparado por su inmensa superioridad lanzó una ofensiva general por el centro y las alas liberales, logrando des­alojarlas de la mayor parte de sus posicio­nes, obligando a todo el ~ército liberal a retirarse hacia Rionegro, sin dar la orden de perseguirlo, porque estaba más interesado en dar gracias a Dios por la victoria obteni­da en un Thdeum celebrado en la iglesia de Bucaramanga. Si el general P'mzón hubiera perseguido las fuerzas liberales después de Palonegro hasta aniquilarlas u obligarlas a rendirse. le hubiera ahorrado a la nación mucha sangre de sus hüos en dos años más de guerra devastadora.

Cerca de 3.000 muertos y 5.000 heridos fue el resultado de esta batalla la más larga,

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burda y sangrienta registrada en la historia colombiana~ gracias a la torpeza militar de los jefes de los dos ejércitos; que el derro­tado agravó cuando emprendió la retirada hacia Ocaña por la intransitable selva de 1brcoroma, donde ayudó a exterminar va­rios de los restos del ejército que no su­cumbieron en Palonegro. De un ejército de 8.000 hombres sólo llegaron a Ocaña .3.000 en condiciones físicas lamentables. El gene­ral Uribe después de responsabilizar a su general en jefe por tal decisión dice: «En mucho tiempo el viajero que transite por esas selvas solitarias no arriesgará a per­derse: las osamentas de los soldados libe­rales le marcarán la vía>".

De lo poco digno de resaltar de Palo negro, fue el gesto humanitario, aún cuando de conveniencia, dado por el general Uribe an­tes de emprender la retirada de Rionegro, al disponer la liberación de los generales y oficiales que mantenía prisioneros desde Peralonso y Teherán. lambién es admirable el hecho de que los escasos convalecientes de Palonegro y 1brcoroma, una vez reorga­nizados en Ocaña y enterados de que Bucammanga había sido desguarnecida, dos meses más tarde tuvieron alientos de re­gresar y desafiar a sus vencedores para ser nuevamente derrotados en los combates de capitanes y Lincon sobre el río Chicamocha, hecho que propició la dispersión definitiva del ejército liberal. Uribe se dirigió a Antioquia y a la costa Atlántica y vargas San­tos y Herrera fueron a Riohacha en busca del ejército del general Justo L. Durán.

Además de la destrucción del ejército re­volucionario, que solo voMó a levantar ca­beza año y medio después en PanamáJ 1as consecuencias militares de Palonegro se re­fl~ron en la reconquista de Cúcuta el 15 de julio por parte de los genemles Pinzón y González Valencia, luego de un asedio de treinta y seis días a la ciudad, defendida por

los generales Rafael Leal y Benjamín Ruiz. Las consecuencias políticas tampoco se hi­cieron esperar. La más trascendental fue el golpe de Estado llevado a cabo el .31 de julio por los conservadores históricos enca­bezados por cartos Martinez Silva y algunos nacionalistas que depusieron al presidente Sanclemente y llevaron a la presidencia al señor Marroquín. Hecho con el cual se pre­tendía convocar a una nueva constituyente, otorgar una paz honrosa a los liberales, dar­les participación en los Consejos Electora­les y ofrecer libertad sin represalias a los combatientes, así como marginar al secta­rio jefe de Policía Aristides Fernández. Pero nada de ello sucedió, por cuanto Marroquín, envanecido en el poder y presionado por su hijo Lorenzo, tomó el camino de la repre­sión, de la revolución por la fuerza y para que a nadie le quedara duda, nombró al aborrecido Aristides Femández gobernador de Cundinamarca y meses después minis­tro de guerra.

Notas:

(1) La Campaña de Santander 1.899 -1900. Leonidas Flórez Alvarez.

(2) Documentos políticos y milita­res del general Rafael Uribe Uribe. Pag 159

(3) En el libro Palonegro, documen-to oficial del gobierno, pag. 107 a 170, el general ffenrique Arboleda, sin fundamento alguno eleva la cifra del ejército liberal a 14.000 hombres, al­teración explicable sólo por el afán de dar más espectacularidad a la vic­toria. El general Leonidas Flórez Alvarez hace aparecer a las divisiones XX y XXI. como efectivos del ejército conservador, pero estas no alcanza­ron a llegar a la batalla.

Documentos políticos y militares del general Rafael Uribe Uribe.

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f~ ECONOMIA

LOBALIZACION O INTEKNACIONALIZACION DE LA ECONOMIA

MAYOR FAC HECTOR LOSSA ALVAREZ, ECONOMISTA

(CONTINUACION DEL NUMERO ANTERIOR)

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Otro efecto de carácter social se manifiesta en las elevadas tasas de desocupación

En horabuena, la nueva época que está co­menzando, nos ofrece la posibilidad de dar un enorme salto adelante optando como único re­quisito utilizar nuestra sabiduría como un medio para alcanzar el progreso.

Es de anotar, que los nuevos complejos indus­triales surgen ahora alrededor de los grandes cen-

tros educativos y de investigación, en los cuales se prepara el personal de la mayor calificación y se transmiten los nuevos conocimientos, a través de las investigaciones de todo tipo; además, la educación ha devenido en un proceso continua­do y cada vez más extensivo, tanto, que ella se proyecta con la idea de cubrir los requerimientos de toda la población de los países en donde la

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revolución industrial tiene su asentamiento.

Es explicable, que por ser la ciencia objeto de inversión, se haga en tomo a las más gran­des universidades e institutos tecnológicos de nivel mundial. Tal es el caso del conocido "silicona Valley" de los Estados Unidos, el cual es un enorme complejo industrial de alta tec­nología que está formado alre­dedor de tres universidades lí­deres en los avances científicos y tecnológicos, que son: la Uni­versidad de Stanford, la Univer­sidad de California y el Instituto Tecnológico de California. Tam­bién podemos mencionar el caso de los complejos industriales suecos que son conocidos como los "fiordos del Sílice", también edificados al lado de universida­des de reconocida excelencia educacional de nivel mundial.

Algo que se debe reconocer en el cuadro del proceso eco­nómico mundial, es que el do­minio de la ciencia y el saber sofisticados y la sabiduría huma­na, así como adquirir nuevas aptitudes para inventar y gene­rar nuevas tecnologías o de apo­derarse y aplicar otras inventa­das en otros puntos de la tierra, otorga a quien lo ejerza un po­der que es considerado de un valor supremo.

En el pasado predominó el medio de la propiedad territo­rial, que coexistió con la propie­dad o dominio de las fuentes de aprovisionamiento de materias primas, así como la propiedad del capital, todos los cuales fue­ron respaldados por el poder que otorgan estos medios. Pero

ocurre que ahora predomina una fuente de poder internacional: es la que da el dominio o el con­trol de la información, la ciencia y la tecnología. Es claro que en este nuevo siglo se presentará un enfrentamiento titánico en­tre las potencias Europeas, Nor­teamericanas y Asiáticas, rivali­dad puesta en prueba en el te­rreno de los conocimientos y de la cultura tecnológica, cuyas pri­meras manifestaciones las esta­mos percibiendo desde ahora.

LAS IMPLICACIONES SOCIALES DE LA GLOBALIZACION

La liberación de la economía, sin una contrapartida social, no asegura ni la estabilidad políti­ca, ni la justicia social. Estos no son bienes que se alcanzan por añadidura, gracias a la implan­tación del mercado totalmente liberado y la creación de rique­za a nivel macro-económico. Las tesis de que el comportamiento egoísta del mercado implica automáticamente un mejora­miento del nivel de vida de la población es sólo un sofisma de distracción, en la práctica no se cumple. El crecimiento de la eco­nomía en los países en donde se estableció el mercado no ha conseguido de manera espon­tánea obtener una reducción de las desigualdades.

Las enormes desigualdades sociales son cada vez más acen­tuadas, tanto internamente en cada país como a escala mun­dial, en donde la diferencia en­tre la quinta parte de la pobla­ción más rica y la quinta parte de la población más pobre es muy preocupante. Muchos críti-

cos sociales han señalado que la riqueza, prosperidad y abundan­cia de unos pocos es construida sobre la base de pobreza de la mayoría. En este desorden mun­dial los pobres financian a los ri­cos.

La globalización aparece como causa principal para acen­tuar estas profundas y preocupan tes desigualdades so­ciales. Se calcula que en los próximos 25 años y a partir de 1999 el Producto Interno Bruto (P.I.B.) mundial se duplicará, pero solamente un 0 . .3% corres­ponderá al 20% de los más po­bres del planeta.

Esta profunda brecha de des­igualdades, explotación e injus­ticias produce exclusión social. Dentro de la filosofía del mode­lo neo-liberal una parte de la población está constituida por seres humanos supérfluos a quienes, ni siquiera se Jos nece­sita para que sean explotados. Bajo las políticas de un desarrollismo normal hay inte­rés por integrar a los margina­dos; por el sistema del neo-li­beralismo los excluidos son los "no necesarios" que se los pue­de eliminar como ocurre con los niños de la calle de Rio de Janeiro, o con las tribus indíge­nas de diferentes partes de Amé­rica Latina, o con determinadas etnias y tribus de Africa. Sim­plemente "no existen para el mercado". Se trata de "pobres no recuperables".

Otro efecto de carácter social se manifiesta en las elevadas ta­sas de desocupación, aunque esto en parte se debe también al desarrollo tecnológico que

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exige cada vez menos mano de obra.

La libertad de mercado y la flexibilización laboral impone a 1/3 de la clase mayor inseguri­dad laboral. Ello va acompaña­do de la creciente posibilidad que tienen los patronos de contra­tar y despedir trabajadores a dis­creción.

Los defensores del neo-libe­ralismo dicen que el modelo es bueno porque se crea riqueza, pero sin tener en cuenta que esa riqueza solo beneficia a una minoría. O sea, que llegamos a los más altos niveles de produc­tividad y de tecnología, y al mismo tiempo a situaciones preocupantes y desconcertantes en el campo social.

BONDADES DE LA GWBALIZACION

El proceso de globalización en esencia se fundamenta en el pensamiento neo-liberal, en el predominio del libre mercado y los intereses privados. Se pre­conizan los equilibrios macroeconómicos convenciona­les como requisitos para un des­envolvimiento exitoso, sin em­bargo, tanto los países desarro­llados como los subdesarrolla­dos, no han logrado tales equi­librios, sino, que en el mejor de los casos, apenas algunas aproximaciones a dichos equili­brios. Desde el punto de vista de la economía mundial, el equi­librio externo se presenta como un compromiso, ya que coexis­ten situaciones que muestran un superávit con situacione~ que presentan un déficit en las ba­lanzas de intercambio de bienes

Muchos críticos sociales han señalado que la riqueza, prosperidad y abundancia de unos pocos es construida sobre la base de pobreza de la

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mayorta.

y servicios de los países; el jue­go consiste en la combinación para la suma cero y la altera­ción pará ·que un país en parti­cular no pueda tener indefinida­mente una carga pasiva en su balanza externa. En el mundo contemporáneo, sin embargo, se observan, singularmente en el caso de Estados Unidos persistencias de déficit comer­cial y en el Japón se presentan persistencias de superávit co­mercial. El equilibrio externo bá­sico debe corresponder a equi­librios internos: el del orden fis­cal, el monetario, el financiero y el económico real. El déficit fis­cal es habitual en casi todos los países, especialmente en la Unión Europea y en los Estados Unidos. Supuestamente, la aper­tura económica, el funciona­miento libre de las economías, la dinámica del mercado, deben propiciar la situación de equilibrio.

La globalización se sustenta de expectativas a mediano y lar­go plazo en el sentido de optimización del crecimiento económico, en la secuencia de una senda relativamente esta­ble, la cual, con sus efectos de difusión o irradiación vertical y horizontal se traduce en un me­joramiento progresivo del nivel de vida, la erradicación de la po­breza y la minimización de la inseguridad y la incertidumbre económica. Lejos de esto, la ex­periencia contemporánea muestra no solamente persis­tencia de la inestabilidad eco­nómica, sino la ampliación de la brecha internacional entre países ricos y pobres y de las brechas internas en cada país entre grupos afortuna­dos y grupos vulnerables socioeconómicamente. Podría decirse, por lo tanto, que los requisitos o supuestos de la globalización no se cumplen en su totalidad y por lo tanto, la situación de las naciones será más desfavorable que en la ac­tualidad.

GRANDES CAMBIOS LE ESPERAN A LA ECONOMIA EN LA

EPOCA DE LA POSTMODEKNIDAD.

Los grandes cambios que ex­perimenta la economía actual (se le puede llamar postrnodema) y que tienen como centro de operación los países capitalistas centrales, son los causantes de la forma como se está configurando el mundo a comienzos del nuevo milenio.

La gran novedad ocasionada por los cambios del presente es

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El funcionamiento libre de las economías y la dinámica del mercado deben propiciar la situación de equilibrio.

la aparición del fenómeno de las "fábricas vivientes", que son un aporte a la biotecnologia. Este fenómeno consiste en que, a partir del comienzo de la déca­da de los años setentas se viene realizando la increíble proeza de if1jertar genes a otros m icrobios, con lo que se les transfiere pro­piedades permanentes, entre las que se halla la producción con­tinua de productos químicos de orígen orgánico o bioquímico, línea en la que se basa toda la enorme industria farmacoquímica. Una vez logra­do el propósito de que un mi­crobio adquiera propiedades productivas, que ocurre median­te el procedimiento denomina­do "clonación" se obtienen mirladas de microbios exacta­mente iguales, y en muy breve tiempo se tienen enormes colo­nias microbianas que, por E1iem-

plo, pueden estar constituidas por bacterias, las cuales se uti­lizan para la fabricación indus­trial de hormonas humanas, insulina, interfón, y otras me­dicinas y también alimentos. Como es comprensible, estas impresionantes "fábricas vivien­tes" están aniquilando a las an­tiguas plantas o laboratorios, en donde funcionaba la gran industria petroquímica y la farmacoquímica, que han sido condenados a desaparecer por obra de la pujante biotecnología del presente y del futuro.

Las grandes industrias quí­micas cayeron en el foso de una crisis insalvable, tal es el caso de los centros industriales de Alemania, Suiza, Estados Uni­dos y demás países industrializados.

La biotecnología está también revolucionando la metalúrgica, es así como ahora se refinan los minerales por medio de bacte­rias que consumen impurezas.

De igual manera, la industria alimenticia se está innovando con los nuevos procedimientos, pues por medio de los fermen­tos y superfermentos pueden obtenerse mejores alimentos, en lapsos de tiempo muy cor­tos.

A principios de la década de los años setentas, fue inventada la máquina-herramienta de con­trol digital, que es operada a tra­vés de un ordenador programa­do, la cual al asociarse con los robots, permite que se organi­ce en el núcleo de las plantas industriales el llamado " centro de maquinado", en donde se fa­brican toda clase de piezas y se arman todos los tipos de partes y piezas, en forma automática. Esto contribuyó a impulsar los

Si el límite de la producción es el mercado, quedarán por fue.ra necesidades humanas y de preservación ecológica absolutamente necesarias.

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grandes cambios en los procesos industriales que se han puesto en práctica en la actualidad, cuan­do ya no se hace necesario readecuar las plantas para pasar de un tipo de producción a otro, ni es necesario cambiar ni la posición, ni las plantillas a las que se ajustaban las máquinas-herramien­tas, puesto que tanto éstas como los robots se programan para pasar sin ninguna interrupción de un tipo de producción a otro, con el beneficio de que los costos fijos se convierten en variables, ya que se distribuyen por igual en todas las uni­dades y tipos de producción, con esto se logran abaratar los costos de los productos finales.

CONCLUSION

El instinto de conservación de la especie huma­na y el interés de los países y de las clases más afectadas llevarán a un cambio sistemático que detenga el proceso de autodestrucción a que esta­mos enfrentados, haciendo compatible el bienes­tar del hombre con el de la naturaleza, para lo cual es necesario terminar con el desarrollo des­igual, basado en una economía mercantil e impe­rialista que provoca la degradación del ecosistema mundial y desde luego la del hombre.

Sólo prescribiendo el predominio de la ganan­cia como fundamento de la producción se podrá controlar todo lo que afecte a la biósfera, el inte­rés público y los derechos de las inmensas mayo­rías populares.

Si el límite de la producción es el mercado, quedarán por fuera necesidades humanas y de pre­servación ecológica absolutam~te necesarias. Es una obligación de carácter humanitario aprove­char la capacidad que hoy tiene la economía para producir bienes y servicios más allá de la deman­da efectiva, para eliminar el inmenso pasivo que se traduce en atraso de vastas regiones continen­tales, la miseria que azota a un tercio de la huma­nidad, la degradación de importantes cuencas hidrográficas y la polución atmosférica que se pre­senta en las regiones más desarrolladas del glo­bo. Frente al fenómeno universal de la globalización debemos adoptar una actitud de lucha cimentada en dos objetivos de realiza<::ión coJ1junta:

1) La organización y perfeccionamiento de la economía nacional o mercado interno, que sea capaz de: a) utilizar de la m~or forma posible los recursos geofísicos existentes. b) Ocupar la po­blación que hoy se encuentra desempleada o subempleada. e) Producir bienes o servicios bási­cos para satisfacer las necesidades vitales de la población y de la inversión y d) Seleccionar den­tro de los más altos índices de competitividad, una serie de actividades sobre las cuales descan­se el comercio de exportación y la generación de las divisas que el desarrollo del país requiere.

Una fórmula que se puede aplicar para alcan­zar el logro de este objetivo, es la que se podría llamar "desarrollo contractual", mediante la cual el Estado y las empresas públicas y privadas, nacionales o extranjeras, suscriban compromisos que regulen el aumento de la producción y la demanda final.

2) El segundo objetivo consistiría en la inte­gración entre iguales de alcance subregional, re­gional y hasta intercontinental que: a) Supere las debilidades individuales y conforme un poder mul­tinacional de negociación; b) Establezca corrien­tes recíprocas de intercambio comercial; e) De­fienda y conquiste nuevos mercados; d) Asegure la investigación científica y técnica; e) Financie entre ellos la ejecución de macroproyectos de co­bertura internacional.

Para la realización de estos objetivos se requiere que los gobiernos y los distintos estamentos na­cionales celebren acuerdos hasta llegar a confor­mar todo un sistema de integración, libre de in­terferencia colonial. El momento es propicio para formular y ejecutar una teoría y una práctica, ca­paz de orientar y dirigir nuestras acciones al lo­gro de nuestros propios intereses de autonomía y de progreso. En esta lucha, simplemente sere­mos aplastados, si no nos preparamos para in­tervenir en ella con eficacia.

Esa intervención debe ser enfrentando el reto en el plano de la sabiduría, la ciencia y la tec­nología, con la certezaa de que si no progresa­mos en estos campos serermos marginados to­talmente.

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ANANDRES Y PROVIDENCIA

CORONEL ALBERTO DUQUE RODRIGUEZ.

"Ninguno ama a su Patria porque es grande, sino porque es suya" SEN E CA.

El pasado 30 de Noviembre, Honduras ratificó un tratado de límites marinos suscrito con Co­lombia en Agosto de 1986.

Nicaragua, asegura que con lo anterior se le cercenan 130.000 Km2 de su plataforma conti­nental en el Caribe.

Lo anterior, debido a que con ese hecho, que­da muy debilitada la posición de Nicaragua, en su presunta demanda ante la Corte de la Haya, de sus límites con Colombia.

Como las Fuerzas Militares de Colombia han cumplido a cabalidad la misión que les señala la Constitución Nacional a través de toda su histo­ria, de la presencia permanente en los territorios insulares, creemos que bien vale la pena recor­dar algunos de los hechos relacionados con el caso. Así tenemos:

"1. HISTORIA

1510. España toma posesión de las Islas. 1538. Las Islas pertenecen y forman parte de la

Audiencia de Panamá. 1544. El Archipiélago pasa a formar parte de la

Capitanía de Guatemala y Nicaragua. 1550. Las Islas pasan a depender directamente

del Virreinato del Perú. 1563. Vuelven las Islas a pertenecer a la Provin-

cia de Panamá. A partir de esta época y hasta principios del siglo XIX 1 803 se suceden períodos en que las Islas so~ tomadas por los ingleses y holandeses para ser recuperadas finalmente por España.

1803. Posesión definitiva de España. Por la Real Orden del 20 de Noviembre pasan a for­mar parte del Virreinato de Santafé de Bo­gotá.

1821. Francisco de Pauta Santander (Una vezad­quirida la independencia de Colombia) en decretos del 19 de Abril y del 22 de No­viembre, defiende la soberanía de Colom­bia sobre San Andrés y Providencia.

1912. Separación de San Andrés y Providencia del departamento de Bolívar y creación de la Intendencia Nacional.

1928. El 24 de marzo Nicaragua reconoce la so­beranía Colombiana sobre las Islas en san­ción ejecutiva del 27 de marzo.

1953. Decreto Ley del 13 de noviembre por el cual se declaran las Islas como puerto li­bre.

1972. Ley 1a del 8 de febrero por la cual se crea la Intendencia Especial de San Andrés y Providencia.

Datos tomados del libro de Wenceslao Cabrera "San Andrés y Providencia. Historia". Editorial Cosmos 27-06-80 Bogotá.-

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2. " TRATADO SOBRE CUESTIO­NES TERRITORIALES

ENTRE COLOMBIA Y NICARAGUA."

Firmado en Managua el 24 de marzo de 1928. Aprobado en Colombia por Ley 93 de 1928. Aprobado en Nicaragua por Ley del 6 de marzo de 1930. canjeadas las ratificaciones en Managua el5 de Mayo de 1930. Promulgado por Decreto 993 de 1930.

«La República de Nicaragua y la República de Colombia, deseosas de poner término al litigio territorial entre ellas pendiente, y de estrechar los vínculos de tradicional amistad que las unen, han resuelto celebrar el presente Tratado, y al efecto han nombrado sus respectivos plenipoten­ciarios a saber:

«Su Excelencia el Presidente de la República de Nicaragua, doctor don José Bárcenas Meneses, Subsecretario de Relaciones Exteriores; y

«Su Excelencia el Presidente de la República de Colombia, doctor don Manuel Esguerra, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Ni­caragua.

Quienes, después de canjearse sus plenos po­deres, que hallaron en debida forma, han conve­nido en las siguientes estipulaciones:

ARTICULO 1

"La República de COlombia reconoce la sobe­ranía y pleno dominio de la República de Ni­caragua sobre la costa de Mosquitos comprendi­da entre el Cabo de Gracia a Dios y el Río San Juan, y sobre las Islas Mangle Grande y Mangle Chico, en el Océano Atlántico {Great Corn lsland, y Lintel COm Island), y la República de Nicaragua reconoce la soberanía y pleno dominio de la Re­pública de Colombia sobre las Islas de San An­drés, Providencia, Santa Catalina y todas las de­más islas, islotes y cayos que hacen parte de di­cho Archipiélago de San Andrés.

"No se consideran incluidos en este Tratado

los cayos Roncador, Quitasueño, y Serrana; el dominio de los cuales está en litigio entre Co­lombia y los Estados Unidos de América.

ARTICULO 11

"El presente Tratado será sometido para su validez a los congresos de ambos Estados, y una vez aprobado por éstos, el canje de las ratifica­ciones se verificará en Managua o Bogotá, dentro del menor término posible.

"En fé de lo cual, nosotros, los respectivos ple­nipotenciarios, firmamos y sellamos.

"Hecho en duplicado, en Managua, a 24 de Marzo de 1928.

(L.S.) J. BARCENAS MENESES (L.S.) MANUEL ESQUERRA.

ACTA DE CANJE

"Habiéndose reunido en las oficinas del Minis­terio de Relaciones Exteriores del gobierno de Nicaragua el Excelentísimo Señor Doctor Don Ma­nuel Esguerra, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Colombia en Nicaragua, y el Excelentísimo Señor Doctor Don Julián lrias, Mi­nistro de Relaciones Exteriores con el objeto de proceder al canje de las ratificaciones de sus res­pectivos gobiernos, relativa al Tratado celebrado entre Colombia y Nicaragua el día veinticuatro de marzo de mil novecientos veintiocho, para poner término a la cuestión pendiente entre ambas re­públicas, sobre el Archipiélago de San Andrés y Providencia y la Mosquitia nicaraguense; en vista de que los plenos poderes conferidos al efecto están en buena y debida forma, y habiendo en­contrado dichas ratificaciones en un todo confor­mes, efectuaron el canje correspondiente.

"Los infrascritos, en virtud de la plenipotencia que se les ha conferido, y con instrucciones de sus respectivos gobiernos, declaran: que el Ar­chipiélago de San Andrés y Providencia, que se menciona en la cláusula primera del lratado re­ferido no se extiende al occidente del meridiano 82 de Greenwich.

"En fé de lo cual, los infrascritos firman la pre-

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sente por duplicado, sellándola con sus respecti­vos sellos.

"Hecha en Managua, a los cinco días del mes de mayo de mil novecientos treinta.

(L.S.) MANUEL ESQUERRA (L.S.) J. IRIAS. G."

3. TAREA CUMPLIDA POR lAS FUERZAS MILITARES

DECOWMBIA.

A. A través de su historia las Fuerzas Militares han hecho acto de presencia en los territorios Insulares de San Andrés y Providencia.

La Armada Nacional, primero desde sus pe­queños apostaderos, luego con los patrullajes efectuados por sus naves, como el Buque ARC "Cúcuta", la Fragata ARC '/\lmirante Padilla», la ARC «Almirante Brion», la ARC «capitán Tono>>, más tarde con los destructores ARC «Antioquia», ARC «caldas>> y luego con las diferentes últimas naves de su dotación marítima.

Buque ARC "Cúcuta"

Hacia 19.37 ingresó a la Armada Nacional per­sonal oriundo de San Andrés para realizar cursos de Oficiales, Suboficiales y Marineros. Al finalizar sus estudios y a bordo de las diferentes naves, el mencionado personal comenzó a realizar labores de patrullaje en las aguas territoriales de las Is­las. Con personal del Batallón de Infantería de Marina se ha mantenido la constante permanen­cia y soberanía en los cayos correspondientes.

Ha sido una presencia permanente en los te­rritorios de la Patria.

B. La Fuerza Aérea Colombiana al adquirir los Aviones catalina PBY-5 en 1946, comenzó a reali­zar 2 vuelos mensuales que unian a la Colombia continental con las Islas de San Andrés y Provi­dencia. Threa que se desarrolla intensamente es­pecialmente entre los años de 1946 y 1955, fe­cha en la cual se inaugura el aeropuerto y se continúa el enlace con aviones de tren de aterri­zaje únicamente.

Todo ello ocurre en una época de aviones len­tos, de poca capacidad, sin sistemas de comuni­cación confiables, sin adecuados reportes meteo­rológicos, y muchas veces efectuando los vuelos entre verdaderas tormentas meteorológicas. Se podría decir que la brújula era el corazón de los valerosos pilotos y tripulantes.

Los nombres de los pilotos quedaron dibuja­dos en los cielos de la Patria. fueron ellos los Ca­pitanes y Tenientes: Pascual A. Cáceres, Antonio Echandía, Gustavo De Bedout, Hernando Nieto, Alberto Lombana, Osear Holguín, Pedro Thpias, Marco A. Garzón, Max Camargo, Rafael Rivas, Car­los A.Peñuela, carlos Sánchez Santamaría, Gusta­vo 'lbrres, Horacio García R., Ciro A. Leal, Osiris de J. Maldonado y Humberto Guarín.

Estamos relatando sucesos ocurridos hace más de 75 años, por lo mismo, solicitamos disculpas por las involuntarias omisiones que de otros nom­bres de oficiales, suboficiales y marinos de la FAC, que desgraciadamente penetraron en las nubes del olvido, en nuestros recuerdos o en los textos que hemos logrado consultar.

Y desde 1946, cuando la Fuerza Aérea Colom­biana comenzó a realizar sus vuelos regulares de cartagena a San Andrés y Providencia, las tripu­laciones recibieron la cordial acogida de doña María Belodia Martínez de Tovar, quién los reci­bió con aprecio y cordialidad en su propio hogar. Una hüa -Doña Lina- contf"C\jo matrimonio con el teniente Jaime A vi la un navegante muy estimado por sus compañeros de la FAC.

c. Siendo Presidente de la República el señor General Gustavo Rojas Pinilla quiso visitar a San Andrés y a Providencia. Así fue como el 1.3 de Noviembre de 195.3 acompañado de los Minis-

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tros del Despacho, Altos Man­dos Militares y su hija María Eugenia Rojas Correa, aborda­ron los aviones Catalinas de la FAC 612 y 614. El señor Ge­neral Rojas subió al avión 612 cuya tripulación estaba integra­da por, Piloto: Teniente Gusta­vo De Bedout, Copiloto: Te­niente Federico Rincón, Nave­gante Teniente Pedro Peñuela. La tripulación del Catalina 614 estaba integrada por Piloto Te­niente Rafael Rivas, Copiloto Teniente Carlos A. Peñuela. Fue la primera vez que un Presi­dente de la República visitó la Isla de San Andrés y Providen­cia. Lo ocurrido lo describe Walwing G. Peterson B. Así:

Catalina PBY-5

"El13 de noviembre de 1953, llegó a San Andrés el General Gustavo Rojas Pinilla. Al cami­nar por San Andrés, tuvo un sue­ño. El de convertir estas Islas, en un emporio turístico con el fin de fomentar su desarrollo. Siendo hasta entonces las Islas un verdadero puerto libre, a donde llegaba toda clase de mercancía sin licencia de impor­tación, se le ocurrió la idea, que con una legislación adecuada y algunas facilidades para el trans­porte, los colombianos visitarían

estas Islas en buena cantidad, pero había que tener en cuenta que como el viaje sería costoso, deberían permitírseles llevar a su regreso a Colombia, algunas de las cosas que podían comprar libremente en San Andrés, sin ser molestados por la aduana, en el puerto de regreso. Se re­unió con su gabinete en SanAn­drés, y por decreto, la declaró Capital de Colombia por tres días. Con esta primera medida empezó a redactar los primeros decretos que fomentarían el de­sarrollo de las Islas.

Se decretó a San Andrés como puerto libre, la construcción de un aeropuerto; la construcción de la carretera de circunvalación, y otras medidas tendientes a fo­mentar el turismo. Se ordenó la construcción de un hotel. El plan funcionó y antes de la realiza­ción de estas obras, empeza­ron a llegar a San Andrés los primeros turistas e inversionistas. Gradualmente la Isla empezó a tomar un nuevo rumbo, pero la verdadera ava­lancha ascendente fue en 1955 cuando aterrizó el primer avión comercial con pasajeros del in­terior de Colombia.

Actualmente el desarrollo de las Islas continúa y San Andrés mira hacia el futuro con optimis­mo y la seguridad, de que el sueño, que alguna vez tuvo un presidente de Colombia, dejó de serlo para convertirse en reali­dad.»

El pasado 12 de Marzo fue solemnemente conmemorado en la ciudad de Tunja -su tierra natal- , el centenario del naci­miento del señor General Gus-

tavo Rojas Pinilla. Uno de los actos lo constituyó el lanzamien­to del libro "ROJAS PINILLA, MI PADRE", por parte de doña Ma­ría Eugenia Rojas de Moreno.

Hoy la Armada Nacional cuen­ta con la Base Naval ARC "San Andrés" y un batallón de Infan­tería de Marina.

La Fuerza Aérea Colombiana tiene en San Andrés la Base Aé­rea "Benjamín Méndez Rey" con el Grupo Aéreo del Caribe.

En un importante reportaje concedido al diario El Especta­dor de Bogotá, el pasado 13 de febrero, el Doctor Guillermo Fernández de Soto, Ministro de Relaciones Exteriores de Colom­bia expresó:

"Pregunta al señor Ministro: ¿Qué tanto trasnocha al Gobier­no la amenaza nicaragüense de acudir a la Corte de La tfaya para dirimir las diferencias limítrofes con Colombia?.

Respuesta del señor Minis­tro: - Cada día trae su afán. Perol Colombia en materia te­rritorial no tiene nada que discutir con Nicaragua. nay un tratado válidamente cele­brado~ un tratado en plena vi­gencia que Colombia ha ve­nido señalando como funda­mental en las relaciones con /Vicaragua. Pero desde el pun­to de vista histórico~ la pre­sencia ininterrumpida de Co­lombia en el Caribe~ en este caso el archipiélago de San Andrés y Providencial y los títulos históricos que Colom­bia tiene son incontroverti­bles."

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: NECROLOGIA

,., ENOK CAPITAN GUILLERMO ATUESTA ANGULO

BRIGADIER GENERAL. GABRIEL PUYANA GARCIA

Querido Guillermo, dilecto amigo nuestro:

Th llamo por tu grado y por tu nombre, no sin el temor o quizás más bien con la ilusión de que de pron­to llegaras a erguirte para ponerte firmes, en esa ins­tintiva reacción de tu ser militar, siempre listo al lla­mamiento del deber que supo vivir intensamente la emoción iluminada de la patria.

La acongojada solicitud de Ruth tu compañera in­mejorable, como la de tu hija María fernanda a quien un día me confiaras para que con mi esposa la sostu­viéramos al recibir sus aguas bautismales, como tam­bién la de Jaime tu hermano mi compañero de siem­pre, con quien desde nuestra adolescencia nos iden­tificáramos en nuestros anhelos, sueños y angustias por Colombia, me hicieron aceptar el dificil, como in­declinable encargo de decir unas palabras que te den el HASTA WEGO de quienes habremos de seguirte, por ese inexorable camino hacia lo eterno.

Y lo he asumido gustoso, como también conmovi­do, porque además de venir de los tuyos hay otras razones para hacerlo:

Entre estas, la de la mutua amistad y ese orgullo compartido de nuestra tierra y de nuestra raza, que en tu reciedumbre de varón integro supieron personi­ficar cabalmente esas virtudes santandereanas que se hacen tangibles en la abrupta altivez de sus bre­ñas escarpadas e indómitas, como fue tu espíritu re­belde que no supo doblegarse jamas y que hacia un

extraño contraste, con tu ternura de esposo y de pa­dre amantísimo con tu amada Ruth, con María fernanda, Carlos, Gloria, al igual que con tus sobri­nas quienes como Janeth, encontraron en ti, tus pre­ocupaciones, tu apoyo y tus desvelos permanentes.

Al expresar a los tuyos nuestra solidaridad afectiva, queremos interpretar el hondo pesar que a todos nos embarga ante tu inesperada partida, que recibimos con intensa amargura, pero también con la serena convicción de nuestra fe cristiana, porque la muerte como parte consubstancial de la vida, es solo un trán­sito que nos lleva al cumplimiento de nuestro desti­no supremo como hijos del Altísimo, de ese ·~qui­tecto del Universo", que tu honraste siempre con tu dignidad de hombre creyente ajeno a las mojigaterías superficiales.

Pero también, ese escape tuyo de la vida, abrupto y sigiloso dentro de un proceso natural, no d~a de entrañar cierta paradoja con tu personalidad enhies­ta, con tu destreza en el manejo de las armas para la defensa de las causas nobles, con tu valentía llevada a la temeridad en que, como lo expresara Enrique Villar, siempre te hizo anhelar, morir de pie con el pendón en alto en arrebato heroico, luchando por tu causa y por tu idea.

Pero hoy, dentro de este desbordamiento delincuencia! que padece la patria, la vida no se en­trega en el fragor de la contienda, sino bajo la som­bría sordidez de los asesinos. Asi, Dios te concedió el

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merecido como escaso privilegio de morir en paz rodeado de tus seres queridos y no dentro de lavo­racidad criminal que se ha apode­rado de tu Colombia entrañable.

1\J honda sensibilidad se tradu­jo a menudo no solo en la escritu­ra de tus poemas, para tu esposa y tus hüas, sino en tu sentir de sol­dado místico que sobre su corazón llevara siempre desplegada la ban­dera de la patria. Para algunos de quienes admiraron esa dedicación tuya por el quehacer castrense que supo el}tender con calderón de la Barca, que la Milicia "es solo una religión de hombres honestos," podrían equívocamente llegar a pensar que fuiste un militar frus­trado.

iPero, nó, yo no lo creo así! .... . porque con tus estrellas de capitán y las preseas que se acre­ditan sobre tu pecho, te realizaste plenamente como hombre de a.r­mas en tu inmenso amor por las cosas de la patria y con tus ideales de ciudadano entrelazados con el fulgor de las bayonetas, pudiste vi­vir tu orgullo máximo de soldado y la emoción de ver que tus hüas tam­bién compartían esos sentimientos de amor a la institución que tanto amaras y seguían con tu mismo entusiasmo y vocación el derrotero que tu mismo les trazaras.

Pero además de la Milicia,· pro­fesaste con toda intensidad otra religión más: la de la amistad, por­que quienes tuvimos el privilegio de tratarte, encontramos en ti, al amigo único, desinteresado, capaz él sí, de hacerse matar o de matar por alguien! que fuera de sus afec­tos incondicionales, porque el sen­timiento de la amistad fue en Guillermo la más arraigada convic­ción de su alma. Bien entendió con el filosofo hindú, que la verdadera

alegría era la de servir a los de­más y nunca tuvo el más mínimo egoísmo o envidia, lamentable­mente sentimientos no extraños a la condición humana incluso para quienes tienen los lazos de la san­gre.

De tu brillante liderazgo, como de tu devoción y entrega se bene­ficiaron varias entidades como fue el caso de tu asociación de ex -alumnos del Colegio de Vélez, don­de tu presencia espiritual habrá de sentirse para siempre.

No quiero detenerme sobre lo que fue tu vida de superación, des­de que un día voluntariamente en­traste a los cuarteles como solda­do para jurar tu lealtad y el amor a tu patria, de cómo supiste ir esca­lando posiciones, con dedicación, con tu esfuerzo y con tu estudio sin que antes no hubieras tenido tus naturales desvaríos juveniles que supiste enmendar a tiempo para fmjar un hogar ejemplar y culmi­nar con éxitos tus ejecutorias de ciudadano útil a los intereses de la sociedad y de tu país.

Viviste apasionadamente ena­morado de Colombia, de sus cie­los, de sus campos, sus ríos sus valles, sus montañas, sus selvas, su música desprendida en los arpegios de las guabinas, los bambucos, los pasillos y los torbe­llinos, como también de sus gen­tes y es por eso que al verte partir asi, casi de improviso, como caen de bruces los caracolíes de tu tie­rra socorrana, pienso que Dios se condolió de ti y ante tu aflicción de hüo y de soldado que veía sufrir a la madre por la vergüenza, que le causaba observar cómo los crimi­nales, van llenando no solo las montañas, sino los recintos sagra­dos de la república y de nuestra democracia, los primeros como

forajidos que destrozan las gentes humildes que pretenden defender y representar y los otros como salteadores del patrimonio nacio­nal y ladrones vulgares obsesiona­dos en su avidez por los dineros públicos, quiso llevarte ya para ahorrarte el dolor de ver cómo se consume la Colombia que tanto amaras, y especialmente, ante este dolor de nuestra propia im­potencia, de no poder hacer nada sustantivo que contribuye­ra a parar el desangre y el de­rrumbe de la patria, amarguras esas sobre las que frecuente­mente intercambiábamos nues­tras angustias y desesperanzas.

Querido Guillermo:

Al aunar nuestras plegarias a las de Ruth, María Fernanda, car­los, Gloria, Janeth, Jaime y todos los demás, les reiteramos nuestra sentida condolencia y al compartir su inmenso sufrimiento, nos dejas la certeza de tu merecida bien­aventuranza, con la que Dios ha­brá de premiar tu hombría de bien.

Ojalá algún día, infortuna­damente todavía lejano, para tus hüas y tus nietos, se cumpla la ilu­sión de nuestro poeta antioqueño, que nuevamente "se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin Angel de la Guarda, que sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas."

Al estrecharte una vez más, tus amigos quedamos en la espera del reencuentro.

iHasta luego amigo mío, hasta siempre amigo nuestro!.

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PRESIDEN LA CEREMONIA DE IZQUIERDA A DERECHA: CO. GUILLERMO RODRIGUEZ GUZMAN­REVISOR FISCAL; CN. LUIS ERNESTO ORJUELA HERRERA, REPRESENTANTE DEL CDTE.GRAL FF.MM.; CA. JUAN PABLO RAIRAN HER."".A:"DEZ . PRESIDENTE SALIENTE; GR. RAFAEL SAMUDIO MOLINA,PRESIDENTE ENTRANTE.

EL GENERAL RAFAEL SA'1CDIO '10LINA, PRESIDENTE DE ACORE, ES FELICITADO POR SU ANTECESOR CONTR'\L"'tiR-\.~TE JUAN PABLO RAIRAN HERNADEZ, EN MEDIO DE LA EUFORIA DE PRESTANTES 'tiE~lBROS DE LA INSTITCCIO:'o:.

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J UNTA DIRECTIVA DE LA ASOCIACION NACIONAL DE OFICIALES EN RETIRO "" DE LAS FUERZAS MILITARES PARA EL PERIODO ANOS 2000 - 2002

., .. . : .,. F: ~r~~

SENTADOS DE IZQUIERDA A DERECHA: CORONEL (EJERCITO) JOSE A. ROMERO VELASCO, GENERAL (FAC) JOSE M. SANDOVAL BELALCAZAR,

GENERAL (EJERCITO) RAFAEL SAMUDIO MOLINA (PRESIDENTE DE LA ASOCIACION), BRIGADIER GENERAL (1M ARC) EDUARDO R.PEDRAZA NEIRA,

CORONEL (EJERCITO) LUIS ERNESTO CoRTES AHUMADA. DE PIE DE IZQUIERDA A DERECHA CORONEL (EJERCITO) DARlO SOSA CAMARGO, ASESOR

ESPECIAL, CoRONEL (EJERCITO) GUSTAVO A. ROSALES ARIZA, MAYOR (EJERCITO) ROBERRTO FERNANDEZ GUZMAN, TENIENTE CORONEL

(EJERCITO) VICTOR f. ROBAYO CORTES, CAPITAN DE FRAGATA (ARC) LUIS V. AVELLA DIAZ, MAYOR (EJERCITO) CARLOS ti. ESPINOSA ARGUELLO.