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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Intersecciones Psi Revista Electrónica Año 3 – Número 7 Julio de 2013 Director general: Jorge A. Biglieri Director editorial: Gabriel E. Guralnik Jefa de Redacción: Victoria Melieni Asistente de Redacción: Micaela Grandoso Diseño: Agustina Valdés Diagramación: Leonel Matías Corso Sergio Scotto Alejandro Zeitlin Colaboran en este número: Gloria Aksman Martín Alomo Modesto M. Alonso Osvaldo Delgado Alicia Lo Giúdice María Mucci Emmanuel Policicchio Lucía Rossi Rudy Inés Sotelo Liliana Szapiro

Revista Ed n 7

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Page 1: Revista Ed n 7

INTERSECCIONES PSIREVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA

Intersecciones PsiRevista Electrónica

Año 3 – Número 7Julio de 2013

Director general:Jorge A. Biglieri

Director editorial:

Gabriel E. Guralnik

Jefa de Redacción:Victoria Melieni

Asistente de Redacción:

Micaela Grandoso

Diseño: Agustina Valdés

Diagramación:

Leonel Matías CorsoSergio Scotto

Alejandro Zeitlin

Colaboran en este número:

Gloria AksmanMartín AlomoModesto M. AlonsoOsvaldo DelgadoAlicia Lo GiúdiceMaría MucciEmmanuel PolicicchioLucía Rossi RudyInés SoteloLiliana Szapiro

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EDITORIAL

PERSPECTIVAS

Nuevas formas de lo femeninoPor Gloria Aksman

El cuerpo y la neurosis obsesivaPor Osvaldo Delgado

Las marcas del desamorPor Liliana Szapiro y otros

VIGENCIA

Intersecciones del psicoanálisis de orientación lacaniana con la clínica y la escrituraPor Inés Sotelo

Historia del comer. Lazo social y tradición culturalPor Lucía Rossi

ALUMNOS

El objeto “a” en las obras de DostoievskiPor Emmanuel Policicchio

INVESTIGACIONES Y EXTENSIÓN

La psicología aeronáutica, un campo en crecimientoPor Modesto M. Alonso

Hacer con las marcas (entrevista a Alicia Lo Giúdice)Por Micaela Grandoso

LIBROS

La pregunta infinitaPor Christopher Bollas

Sexo, drogas y biología (y un poco de rock and roll)Por Diego Golombek

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ÍNDICE

Page 3: Revista Ed n 7

La inquietud por la verdad. Escritos sobre la sexualidad y el sujetoPor Michel Foucault

La elección irónica: estudios clínicos sobre la esquizofreniaPor Martín Alomo

ACTUALIDAD

Primera experiencia del Programa de la Facultad en el Hospital de ClínicasPor María Mucci

HUMOR

El Él y el Ello (mesa redonda)Por Rudy

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ÍNDICE

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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Año 3 - Número 7 - Julio 2013

ISSN: 1853-9793 4

EDITORIAL

Al promediar la mitad del año se presenta el desafío de evaluar el camino recorrido. Los logros alcanzados, no sólo en esta revista sino también en nuestra Facultad, son muchos y nos llenan de orgullo. Los frutos de nuestro trabajo se ven traducidos en el número cada vez más grande de profesionales que eligen y acompañan a Intersecciones Psi.

El proyecto comenzó con un puñado de lectores, pero con la firme intención de promover un ámbito de encuentro e intercambio, donde graduados, docentes, estudiantes y no docentes pudieran publicar sus producciones y darlas a conocer a la comunidad; hoy nos leen colegas de otras universidades y demás instituciones del ámbito psi, tanto de Argentina como de otros países de Latinoamérica, y llegamos a más de 10 mil lectores al mes.

Seguimos adelante, siempre creciendo, con una gran convicción en la educación pública y los esfuerzos puestos en el desarrollo de los tres pilares consagrados en el Estatuto de la UBA: docencia, investigación y extensión. Queremos agradecer también a nuestros colaboradores porque nada hubiésemos logrado sin su participación y compromiso.

En esta nueva edición de Intersecciones Psi compartimos con ustedes algunas de las conferencias dictadas durante las jornadas “El Psicoanálisis hoy”, que tuvieron lugar en la Facultad durante el mes de junio. En estos encuentros participaron prestigiosos profesionales pertenecientes a nuestra institución académica, quienes disertaron sobre los desafíos de la clínica actual, coincidiendo en el objetivo de explorar la vigencia de aquello que Jacques Lacan estableció como los principios que estructuran la práctica del psicoanálisis. Publicamos las conferencias de Osvaldo Delgado, Liliana Szapiro y Gloria Aksman.

"El análisis no puede tener otra meta que el advenimientode una palabra verdadera y la realización por el sujeto de su historia en su relación con un futuro." J. Lacan (Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis)

Expositores: Diana Rabinovich, Gloria Aksman, Marcelo Barros, Gustavo Bertran, Liliana Cantagalli, Horacio Cattani, Jorge Chamorro, Osvaldo Delgado, Alicia Donghi, Natalia Eandi, María Fernanda Fioranelli, Pablo Fridman, Miguel Furman, Claudio Godoy, Patricia Gross, Leopoldo Kligmann, David Laznik, Leonardo Leibson, Santiago Mazzuca, Fabián Naparstek, Silvia Ons, Adriana Rubistein, Mercedes Sánchez Sarmiento, Fabián Schejtman, Ricardo Seldes, Sandra Simón, Ernesto Sinatra, María Inés Sotelo, Gustavo Stiglitz, Liliana Szapiro, Liliana Vázquez, Néstor Yelatti, Oscar Zack.

Facultad de Psicología - Universidad de Buenos AiresHipólito Yrigoyen 3242, Ciudad Autónoma de Bs. As.

[email protected]@convergenciaacademica.orgwww.convergenciaacademica.org

# Jornadas

12, 13 y 14 junio 2013El Psicoanálisishoy

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PERSPECTIVAS

Nuevas formas de lo femenino

Por Gloria Aksman

Los tiempos actuales hacen presente una modalidad de goce sin medida, que en sus manifestaciones se ubica más allá del falo; desde esa perspectiva nos interrogamos acerca de lo femenino en juego. Seguimos aquí la tesis de J. A. Miller sobre la feminización del mundo, como efecto de la hipermodernidad.

¿De qué modo el Otro goce desamarrado del falo se torna devastador para el cuerpo? Un cuerpo que se presenta, o bien como suelto, no concernido en el asunto, o bien tomado por la lógica actual, en agrupamientos caracterizados por el rasgo de goce (Miller).

De este modo, el diagnóstico diferencial se hace presente en nuestros consultorios, lejos de su condición de excepción.

La defensa de lo femenino respecto de los derechos civiles es un fenómeno que no debe leerse solamente desde una conquista en la posición social, laboral, etc.; fue la base de la construcción de una subjetividad diferente que introdujo variaciones en las modalidades de goce y cuyas consecuencias clínicas no tardaron en hacerse oír en los consultorios.

“¿A dónde se han ido las histéricas de antaño?”, rezaba el comienzo de la clase del Seminario 24 en la que Jacques Lacan sitúa el desplazamiento de este síntoma a lo social. Es una subjetividad donde la posición sexual se puede resumir en la fórmula “sedición fálica”, que el psicoanalista francés ya había anticipado en 1960 en el escrito “Subversión del sujeto...”

Dice allí: “¿Deberá alcanzarnos la práctica, que tal vez algún día tendrá la fuerza de la costumbre, de inseminar artificialmente a las mujeres en sedición fálica con el esperma de un gran hombre, para que saquemos de nosotros mismos sobre la función paternal un veredicto?”[1]  No nos deja de asombrar esta lúcida anticipación de Lacan respecto de lo que acontece con las vicisitudes del encuentro fallido entre los sexos.

Estamos en una época donde el goce se ha tornado un deber, un imperativo “¡debes gozar!”. El antiguo desdoblamiento de la vida amorosa con la que Freud describía la problemática de los hombres frente a las mujeres, amar a una y gozar de otra,

ya no parece ser más de su exclusividad, y aún más: ellos, gracias a la ciencia, ya no son condición necesaria para la procreación. Los hijos no parecen ser más que un objeto que cotiza en el mercado: a medida y listo para llevar.

Así lo advertía Lacan en 1956: “De una mujer puede salir un número indefinido de seres. Podrían ser solo mujeres; por otra parte, pronto llegaremos a ello, ya que los periódicos nos dicen todos los días que la partenogénesis está en camino y que las mujeres engendrarán pronto hijas sin ayuda de nadie”[2].  En noviembre de 2006, los científicos Argentinos Ester Polak y José Cibelli activaron por primera vez óvulos humanos sin requerir espermatozoides, lo que puede permitir obtener células madre sin formar embriones.   La sedición fálica

Las nuevas mujeres que encontramos articuladas a este significante, no hacen conjunto. No es una nominación que haga universal, ya sabemos que no hay tal universo de lo femenino, simplemente destacamos la complicación actual en la vía del síntoma. No parece tratarse de nuevas modalidades de la histeria en las que solo cambia el amo de turno donde hacer jugar la insatisfacción del deseo.

En la época en que el discurso imperante exige hacer posible lo imposible, en la que parece postularse  un sujeto sin deseo, “lo que queda es un sujeto reflejo de sus propios objetos”[3]. Por eso, la característica de los nuevos síntomas es que no se prestan al trabajo con el inconsciente como suposición de saber acerca de la causa.

La demanda se dirige en forma urgente al Otro diversificado en la multiplicidad de ofertas al consumidor. Es la época donde lo femenino, que aparece en su vertiente de goce estragante, nos autoriza a recurrir al término “sedición fálica” para señalar que lo que hace de límite a ese goce ha sido por lo menos declinado cuando no cancelado.

Se desarrolla como síntoma de lo social rechazando toda medida, y es en esta perspectiva que decir “nuevas mujeres”

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tampoco ubica identidad alguna. La búsqueda siempre ilusoria de una identidad perdida, que nos deja frente a la elección forzada del  rasgo de identificación, tampoco se cumple en estos casos y así el cuerpo queda ofertado a la fragmentación del mercado.

Sin embargo, la demanda también sigue evocando del lado de la histérica esta petición de principios respecto del ser. En cualquier caso es una cuestión que el analista deberá despejar cada vez.    

Construcción del sujeto

Un plus de trabajo espera al analista. Lo que advertimos cada vez con más frecuencia es que ese cuerpo fragmentado, víctima angustiosa de algún ataque clasificado por el DSM, nos aguarda en la sala de espera habiendo fracasado en su intento de mantener a raya lo insoportable. Entonces, el plus lo enunciamos así: hay que transformar esa fragmentación en cuerpo. 

Lo que hemos denominado “nuevas mujeres” se puede incluir en este recorte en la categoría de “nuevos síntomas”, ya que consideramos que son la emergencia de nuevas modalidades de exigencia superyoicas de goce.

En esta lógica incluimos tanto el objetivo de hacer existir a LA mujer sin excepción,  o bien aquellas donde la emblemática fálica brilla por su ausencia, y eso muchas veces sin psicosis. El cuerpo tomado en la lógica virtual nos muestra las marcas en la carne como consecuencia de ese discurso. Superyo feroz, que satisfaciéndose cada vez allí donde no hay respuesta, no cesa de exigirla.

La exigencia también se dirige al analista para que, sorteando el tiempo de la transferencia, provea de respuestas pret a porter satisfaciendo la pretensión de eficiencia  del mercado.    

La angustia y el deseo del analista

Hay algunas reflexiones que Javier Aramburu nos invita a realizar en sus conferencias acerca de “El deseo del analista” y sobre las cuales considero absolutamente pertinente volver.

La cuestión del saber del analista se confronta con la demanda de eficiencia. Es una época en la que el saber cotiza en el mercado, y esto no es algo que podamos ignorar ¿Sabrá el analista?

“Ahora, ¿saber qué? –dice J. Aramburu– porque la autoridad paterna pretendía ser el supuesto que sabía cómo era ser una mujer. No estamos pues, sobre la nostalgia de lo perdido, sobre la restitución del padre, sino todo lo contrario, sobre llevar el deseo hasta lo real de su causa, que dé certeza al sujeto en tanto le deje un saldo de saber hacer con este deseo. Es decir,

que pueda desear lo que efectivamente quiera.”[4]

Y a partir de una serie de preguntas que dejará abiertas a nuestra reflexión, nos convoca directamente como analistas implicados en la posmodernidad, ¿qué respuesta tiene el analista que tenga valor y peso que no sea un empuje al goce mortífero? Preguntas que nos alertan acerca de la particularidad de nuestra  presencia en el mercado.

Concluye que es con el saber hacer que atañe al discurso analítico que el analista se ve nuevamente convocado a tomar partido por el inconsciente. Esto implica sostener la vía regia que representa la angustia, que es “esa sensación corporal”, y por eso nos pone sobre la pista del sujeto. 

La urgente demanda de que cese la angustia se manifiesta también como exigencia del superyo. Eso no espera. Aunque no la fomentamos, sabemos que no se trata de acallarla porque consideramos que hay que darle oportunidad al sujeto para que advenga allí donde “eso goza”. 

Implica considerar la posibilidad de construir un sujeto que, a partir de introducirse en las determinaciones inconscientes, intente situarse como responsable de su singularidad. En otras palabras, que interrogue su implicancia en el malestar que le toca vivir. Notas

[1] LACAN, J. (1960) “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en

el inconsciente freudiano”, Escritos 2, Buenos AIres, Ed. Siglo XXI,

1988, pág. 792[2] LACAN, J. (1956) “Las Psicosis”  , Seminario III, Ed. Piados, pág.

455.[3]  ARAMBURU, J. (2000)”El deseo del Analista”, Ed. Tres Haches,

pág. 134[4] ARAMBURU, J. Op.cit. pág.143

Conferencia expuesta durante las jornadas El Psicoanálisis hoy

(12, 13 y 14 de junio, Facultad de Psicología de la Universidad de

Buenos Aires).

Gloria Aksman  es Lic. en Psicología,  Profesora Adjunta Regular

de Psicopatología, Cátedra II.  Coordinadora general de la Práctica

Profesional “El sujeto en la clínica - vicisitudes y obstáculos”

PERSPECTIVAS

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Impulsos, actos, ideas

Tomar el síntoma obsesivo como eje para hablar del acontecimiento de cuerpo parece ir un poco en contra de lo que nos llama habitualmente a hacer, que es con respecto al cuerpo, tratar el síntoma histérico. Demanda de uno que sufre de su cuerpo o de su pensamiento. Es esa cercanía que la histeria tiene con su no sé: no sé qué me pasa en el cuerpo, y en general no sé que pasa. Es la parte seria de lo que llamamos  la belle indiférence, el síntoma histérico, que es un hablar con su cuerpo, que se reconoce al hablar con su cuerpo, se podría decir también que el sujeto supuesto saber pasa en el cuerpo. De tal manera que siempre anima la curiosidad de ir a ver detrás, la o lo anima eso, y por excelencia detrás de los sujetos que pretenden saber o que pretenden poder.

Ya sabemos que hay el hecho clínico de la mostración de su falta, la propia en el semblante de pobreza, de tontería, de víctima, que en definitiva alcanza a la demostración de la  falta del Otro, solo que para ello se toman mucho trabajo y, en algunas ocasiones, muchos sacrificios. Se sacrifican al Otro, al hombre que aman, a la madre que detestan, al padre que idealizan. Lo que importa es que exista un deseo para que en algún momento se sepa qué buen objeto, a veces qué complicado, puede ser ella para él.

Es un tema convocante pero en la ocasión nos hemos propuesto ir a buscar el tema de hablar con el cuerpo en la obsesión. El cuerpo está muy presente en un análisis lacaniano y no sólo en los casos de histeria. En la comparación que venimos haciendo podemos decir que a diferencia del síntoma histérico que suele manifestarse de los modos más expresivos, el síntoma obsesivo tiene la característica de ser mucho más discreto. Se concentra por lo general en el dominio psíquico y fundamentalmente permanece como asunto privado del sujeto. No se trata del deseo, sino de su objeto, del objeto del deseo. Suele decirse, y con razón, que en la obsesión no se produce el salto a lo corporal, típico del síntoma conversivo, y nosotros trataremos de ver esa otra dimensión más callada, más escondida, más

discreta del síntoma obsesivo y cómo sí se produce el salto al cuerpo. ¿Cuáles son sus formas más típicas en la obsesión? Impulsos extraños al razonamiento habitual del sujeto, actos cuya ejecución no le proporcionan ningún placer pero de los que no puede sustraerse, de no hacerlos sobreviene la angustia. También tiene ideas fijas ajenas a su interés normal. Impulsos, actos e ideas fijas tienen en común los fenómenos de coacción, de forzamiento (Zwang).

Veamos en principio cómo las ideas obsesivas insensatas, absurdas, implican una actividad intelectual intensa que agota al sujeto, el que se siente obligado a cavilar alrededor de esas ideas como si fueran las cosas más importantes del mundo. El agotamiento subjetivo alcanza también al cuerpo, por supuesto. Lo mismo en la fuerza y el tiempo que debe contar, retirando el interés de otras cosas, para sostener las prohibiciones, renuncias y limitaciones de su libertad que se impone para luchar contra los crímenes a los que está incitado o las tentaciones que lo atormentan. Es la lucha contra los impulsos.

Finalmente, los actos obsesivos son inocentes e insignificantes y consisten en repeticiones y floreos ceremoniosos sobre las actividades más corrientes de la vida cotidiana, quizás los más necesarios como acostarse, levantarse, dormir, lavarse, caminar, los que terminan transformándose en problemas complicadísimos.

Es para nosotros del máximo interés captar cómo el significante que irrumpe en el cuerpo, que lo penetra, es el que lo mueve o lo paraliza.

Si bien decimos que lo esencial de la neurosis obsesiva pasa por sus pensamientos, veremos que eso es ciertamente limitado, ya que es acá que se nos permite captar, en su esencia, cómo el lenguaje -o para decirlo mejor la lengua- incide en el cuerpo, ya no diremos del sujeto sino del ser hablante oparlêtre. Y de allí es donde obtenemos también la cuestión de hablar con el cuerpo el tema del próximo ENAPOL. 

El cuerpo y la neurosis obsesiva

Por Osvaldo Delgado

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Un goce escondido

El modelo obsesivo del síntoma es lo que Lacan privilegia en su última enseñanza, o sea que el síntoma es fundamentalmente real en la medida que resiste al decir. Y también por su duración. De allí lo que se relaciona con lo que Freud inventó como reacción terapéutica negativa. El síntoma se repite y se repite.

Cuando señala que el sujeto siempre es feliz, Lacan trata de pensar en una clínica sin conflicto, sustraer esa dimensión a pesar del sufrimiento, que por supuesto  existe  y que no obviamos. No lo obviamos pero privilegiamos lo real de la satisfacción. Cuando decimos una modalidad de goce, planteamos un retorno, un hecho de repetición. Lo mismo que al plantear la fijación de la libido, se trata siempre de un goce escondido o escamoteado y repetido. Siempre nos encontramos con el problema de que el síntoma es una satisfacción fuera de sentido, paradójica. ¿Cómo se cura alguien de una satisfacción?  La satisfacción y el cuerpo

El obsesivo es siervo del pensamiento.

Lo esencial que ubicamos con respecto al obsesivo es lo que Freud descubre cuando capta que su síntoma alcanza el triunfo cuando une la prohibición con la satisfacción, de modo tal que lo que fue originariamente un mandamiento defensivo o una prohibición adquieren la dimensión de satisfacción. La satisfacción sustitutiva es tan buena como la original, si pudiera llamarse así. Lo que es evidente es que para la satisfacción libidinal no importa cuál objeto, se obtiene igualmente. Freud hace cierta distinción entre la fenomenología del síntoma y su verdad, ya que la primera impone la presencia del sufrimiento, mientras que en la otra se verifica la satisfacción libidinal que el síntoma da al sujeto. Habrá que captar la relación de la satisfacción libidinal y el cuerpo.

Conocemos la cuestión de la ambivalencia típica de los obsesivos, lo que se nota en los actos en dos tiempos cuya primera parte es anulada por la segunda, es la representación de dos impulsos antitéticos de igualdad magnitud, la antítesis del amor y el odio. Es la presencia del odio la que Freud descubrió en la base de cada síntoma obsesivo, como respuesta siempre a mano para enfrentarse a los signos del deseo del Otro que no es un desierto de goce.

La unión entre la ambivalencia y el erotismo anal tiene su origen en la experiencia particular que el sujeto hace en su relación con el objeto anal. Es allí donde por primera vez puede hacer el tanteo de reconocerse en algo, en un objeto alrededor del cual gira aquello que marca su constitución, la demanda del Otro, encarnada por la madre. Es en la

experiencia con ese objeto (el a no es el puro objeto sino el demandado), y es en la experiencia realizada con ese objeto en donde ha recibido una aprobación y la admiración de quien encarna al Otro, quien simultáneamente le enseña a alejarse de eso, del producto de su satisfacción. Lacan señala que allí se puede ubicar el origen de la ambivalencia obsesiva, en tanto ese objeto a es la causa de esa ambivalencia del sí y del no. También se puede ver cómo el síntoma es de mí y sin embargo no es de mí.

En el síntoma obsesivo es en donde la causa es percibida como angustiosa o sea que en él se trata del retorno de lo reprimido del deseo del Otro, de esa falta que no puede tolerarse. El obsesivo lo vela con el recurso a la demanda, que se manifiesta en su permanente necesidad de pedir autorización para sus tentativas de pasaje con el deseo. Es preciso que el Otro le demande eso. Su fantasma le permite acentuar lo imposible del desvanecimiento del sujeto de ahí su estado siempre controlante, negando el deseo del Otro. La persona experimenta que pierde el dominio de sus ideas y que está molesta por la insistencia de pensamientos bizarros, raros, extraños, e incluso de mal gusto, advierte su insistencia. Con el síntoma obsesivo el sujeto se asegura de sostener el desierto de goce en el Otro, que el goce pase a nivel del significante. O sea a más presentificación de goce, y lo sabemos, el goce se siente en el cuerpo, más proliferación de significantes.

El síntoma obsesivo demuestra de esta manera la eficacia del inconsciente que puebla al sujeto con saberes tan fatigosos como inútiles.

Fragmento de la conferencia expuesta durante las jornadas El

Psicoanálisis hoy (12, 13 y 14 de junio, Facultad de Psicología de la

Universidad de Buenos Aires).

Osvaldo Delgado  es Doctor en Psicología de la Universidad de

Buenos Aires; Profesor Regular Titular de la Cátedra I de “Psicoanálisis:

Freud”, Profesor a cargo de la materia “Construcción de los Conceptos

Psicoanalíticos” y Director del Programa de Actualización: “El lugar

del analista y los efectos del discurso contemporáneo”,  Facultad

de Psicología UBA;  miembro de la EOL y la AMP.

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ISSN: 1853-9793 9

Singularidades de la clínica con adolescentes en nuestros tiempos

El lugar que un sujeto ha tenido en el Deseo del Otro es central en el destino de ese sujeto. Este alojamiento en el deseo de otro que es responsable de su venida al mundo, es fundamental para que un sujeto pueda constituirse como tal, para que pueda hablar, pensar y aprender. Si un padre no quiere o no puede alojar a su hijo en su deseo, este quedará perdido, a “la deriva”. Esto va a tener graves consecuencias en la estructuración simbólica de un sujeto.

Los trabajos presentados en la mesa de las jornadas  El Psicoanálisis hoy, titulada “Las marcas del desamor. Singularidades de la clínica con adolescentes en nuestros tiempos”, dan cuenta de estas consecuencias y apuestan a su transformación.

Introducción

En la conferencia “Las marcas del desamor: Singularidades de la Clínica con adolescentes en nuestros tiempos” que tuvo lugar en el marco de las jornadas  El psicoanálisis hoy,  organizadas por la agrupación de graduados Convergencia Académica, transmitimos las hipótesis centrales que orientan el trabajo que hemos llevado a cabo en conjunto entre la Asociación Civil Proyecto Asistir y la Práctica profesional de la Facultad de Psicología de la UBA “Clínica con púberes y adolescentes en el Hospital”,que ha formado parte del proyecto  UBANEX de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UBA  “Intervenciones con jóvenes en situación de vulnerabilidad. Promoción de la dignidad de las personas y prevención de la violencia”. 

La idea directriz que enmarca este proyecto es que el lugar que un sujeto ha tenido en el Deseo del Otro es central en el destino de ese sujeto. Este alojamiento en el deseo de un otro que es responsable de su venida al mundo, es fundamental para que un sujeto pueda constituirse como tal, para que pueda hablar, pensar y aprender. Pensamos que si un padre, madre (o quien ocupe su lugar) no quiere o no puede alojar

a su hijo en su deseo, este quedará perdido, a “la deriva”. Esto va a tener graves consecuencias en la estructuración simbólica de un sujeto.

Los trabajos que presentamos en las Jornadas  El Psicoanálisis hoy  intentaron dar cuenta de la problemática de los niños y adolescentes que se encuentran, de alguna manera, “a la deriva”, sujetos que están posicionados en un lugar desvalorizado para sus padres y la sociedad, sujetos que se han instalado en esa posición de objeto de desecho y desde ese lugar no piensan, solo actúan.

La apuesta de cada uno de los psicoanalistas que participaron en la mesa de las jornadas es intervenir para que estos jóvenes puedan abandonar esa posición. Así, los trabajos presentados por Liliana Szapiro,  Natalia Eandi Bonfante, María Fernanda Fioranelli, Claudia Moggia, Diana Ramos, Lucila Rodriguez, Sandra Simón, Mercedes Sánchez Sarmiento y Ana Laura Vallejo dieron cuenta de esa apuesta. En esta oportunidad nos centraremos en el desarrollo de uno de los trabajos, elaborado por Liliana Szapiro. 

Del alojamiento de un sujeto en el deseo de quienes han sido responsables de su venida al mundo

Para comenzar esta reflexión referida a las intervenciones con relación a sujetos que han sido alojados hábilmente en el campo del Otro, vamos a recordar algunos aspectos del texto de la obra de teatro de Frank Wedekind “El despertar de la primavera”.

Dicha obra se lleva a cabo en el marco de un medio pequeño burgués de comienzos del siglo XX, se basa en la problemática de la pubertad y reflexiona acerca de la respuesta subjetiva frente a la posibilidad efectiva de realizar el acto sexual y de ser padre.  

Recordemos a los amigos Melchor y Mauricio: Frente a la coyuntura de enfrentarse con el acto sexual, Mauricio retrocede y toma la decisión de suicidarse; Melchor, en cambio, avanza y la primera vez que tiene relaciones sexuales

Las marcas del desamor

Por Liliana Szapiro, Natalia Eandi Bonfante, Maria Fernanda Fioranelli, Claudia Moggia, Diana Ramos, Lucila Rodriguez, Sandra Simon, Mercedes Sánchez y Ana Laura Vallejo.

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deja, sin saberlo, embarazada a una joven llamada Wanda. La madre de la niña decide forzar un aborto en el que la joven muere desangrada.

En el último acto de la obra, ambos jóvenes se encuentran en el cementerio: Mauricio, que se ha quitado la vida, aparece transmutado en un fantasma y Melchor vaga por entre las tumbas, deseando quitarse la vida por la culpa que le produce la muerte de Wanda.

Mauricio quiere convencer a Melchor de las bondades de la muerte y llevarlo con él. Aparece, entonces, el personaje del “enmascarado”, que arranca a Melchor de Mauricio y le ofrece conducirlo y respaldarlo en los caminos de la vida. Le dice el enmascarado a Mauricio: “vete de aquí” y cuando el joven le reclama que no había intervenido cuando él decidió matarse, él le dice que sí lo hizo pero que Mauricio no lo escuchó porque no pudo. “Porque tú no eres Melchor” le dice el enmascarado. Melchor consiente a la intervención de quien en la obra propicia el camino hacia el deseo. Mauricio no consiente, el enmascarado se le aparece bajo la figura de una tentadora mujer en el momento previo a su suicidio y él no responde al llamado de esa mujer, la deja ir y se mata.

¿Cómo podemos pensar esta cuestión?

Planteamos una hipótesis: durante el entierro de de Mauricio, el padre grita “¡el niño no era mío, el niño no era mío! ¡Nuca me gustó, ni de pequeño!”.

Wedekind no era psicoanalista, ni la obra un caso clínico, pero hay algunas reflexiones que nos gustaría plantear en relación al alojamiento en el Deseo del Otro. Podemos pensar que Mauricio ha sido alojado lábilmente desde un inicio en el Deseo del Otro, el padre no lo reconoce en tanto hijo y lo rechaza desde que nace. No sucede lo mismo con Melchor, lo que marca para ellos destinos diferentes: el primero se enamora de la muerte y no puede aceptar la intervención del enmascarado, el segundo consiente a la misma y puede advenir al camino del deseo.

En la clínica de nuestros tiempos nos encontramos cada vez más con sujetos que han sido, desde el inicio, precariamente alojados en el Deseo del Otro. Nos preguntamos qué consecuencias trae esta cuestión en su estructuración psíquica y también acerca de nuestras intervenciones. 

Estamos pensando cómo intervenir en estos casos desde el psicoanálisis, para que el destino de estos sujetos no sea el suicidio, para que consientan en determinada coyuntura vital al dispositivo analítico que a la manera de la intervención del “enmascarado” de Wedekind propicie el camino de su deseo.

Vamos a pensar algunas cuestiones en relación a dos viñetas clínicas:

Carolina consulta a partir de la demanda de la escuela. Se ha tirado de las escaleras diciendo que no quiere vivir. Tiene nueve años.  Es derivada al tratamiento en la Fundación Asistir. Lo primero que dice es que su madre se ha ido a vivir a un país europeo, dejando a ella y a su hermano con su padre. El padre y la madre de Carolina habían comenzado su relación mientras aún estaban casados con otras personas. Carolina nació cuando la madre todavía estaba casada con su primer marido. Lleva el apellido de este, pese a no ser ese señor su padre biológico, sino Horacio, con quien convive actualmente. Al poco tiempo, los padres se separaron de sus respectivas parejas y se fueron a vivir juntos. 

La madre terminó abandonando a Horacio y a sus hijas (a Carolina y a la hija de su primer matrimonio) y se fue a un país europeo a ejercer la prostitución. Cabe destacar que al inicio del tratamiento de Carolina la analista cita al padre a una entrevista, en esta lo interroga acerca de cuáles pensaba él que podían ser los motivos que habrían conducido a Aurora, la madre de Carolina, a abandonar a sus hijas. Con mucha naturalidad responde: “Muy simple. Quería cobrar en euros”

En el momento de la consulta Carolina está muy triste, quiere morirse y no puede entender nada en el colegio. Comienza un trabajo analítico en el cual ella puede interrogar el deseo de la madre, porqué la madre la abandonó. Esta interrogación la lleva a construir la historia de la madre, quien fue a su vez abandonada por su propia madre, que había dicho que si el bebé era un varón se quedaba con él, si era mujer lo daba a la vecina. La madre de Carolina, Aurora, repite a lo largo de su vida este abandono. Abandona así a sus hijas mujeres, y cuando se va al exterior, sólo lo hace acompañada por su hijo varón. Interrogar el deseo de la madre posibilitó a Carolina la caída de su identificación al padre, quien melancólicamente seguía extrañando a esa mujer que lo abandonó. Por otra parte, ante la insistencia de Carolina, su padre ha iniciado los trámites en la Defensoría para poder darle su apellido.

Carolina comienza a “entender” los conceptos en la escuela.Julia tiene en el momento de la consulta 16 años. Ha padecido varias internaciones psiquiátricas y los psiquiatras la han diagnosticado como esquizofrénica. Comienza un tratamiento en la Asociación Civil Proyecto Asistir al que asiste de manera irregular. 

Vive, al momento de la consulta, con su madre y su hermano. La madre le dice a la analista que mantiene la casa a mediante su trabajo de venta de perfumes, pero Julia plantea que su madre trabaja de prostituta. De su padre dice que lo ha visto pocas veces en la vida, que nunca se interesó por ella.

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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Año 3 - Número 7 - Julio 2013

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Julia pasa gran parte del día durmiendo y sin ver a nadie. Dejó de asistir a la escuela meses antes de la consulta. Sueña con volver a ver al amor de su vida que murió en un accidente; se trata de un muchacho varios años mayor que ella, casado y con hijos, del cual ella se enamoró. Se tatuó su nombre, Martín, en el pecho. Le dice a la analista que mientras Martín vivía lo esperaba durante días y semanas, mañana, tarde y noche sentada en la terraza. Algunas veces Martín venía a verla en la madrugada. Dice que esos encuentros eran maravillosos.  Piensa que Martín va a volver y van a poder estar juntos.

A partir de lo trabajado en unas pocas entrevistas con la analista, Julia comienza la búsqueda de su padre por Internet, encontrándolo en un sitio web. Dice que su padre le ha ofrecido pagarle un viaje a Estados Unidos, lugar dónde este reside, para que puedan pasar un tiempo juntos. Pasa gran parte del día conversando por Internet con su padre. Por otra parte, manifiesta deseos de volver a la escuela y retomar sus estudios. Realiza este deseo inscribiéndose en una escuela pública y asistiendo a las clases. Comienza a establecer lazos afectivos con algunos de sus compañeros.

En una oportunidad, concurre muy preocupada a la entrevista con la analista, porque había invitado a una compañera a su casa y la madre les dijo que no se podían quedar en el departamento porque no había lugar. Les dijo que se fueran a conversar a la calle. Cabe destacar que en ese momento era invierno y hacía muchísimo frío. La analista le pregunta si quiere que hable con la madre para que esta acepte permitirle recibir a su amiga en la casa; ante su consentimiento, cita a una entrevista a la madre.

En dicha entrevista la madre dice que no puede aceptar que Julia invite a una amiga porque la casa es muy chica, solo tiene dos ambientes y si viene la amiga ella se tiene que quedar en la cocina. Por otra parte, dice que Julia es sucia y vuelca la yerba del mate que luego tiene que limpiar ella. No ve inconveniente en que Julia y su amiga se encuentren en la calle, con una temperatura de cero grados.

Además, la madre le aclara a la analista que ha decidido prohibir a Julia continuar el diálogo cibernético con su padre, ya que piensa que este quiere seducirla sexualmente. La analista la interroga acerca de este planteo y acerca de la dificultad que manifiesta de propiciar el naciente deseo de Julia de establecer lazos nuevos con algún amigo.

Dos días después de esta entrevista, la madre llama a la analista para decirle que ha decidido solicitar en un hospital psiquiátrico asistencia domiciliaria para Julia. Aclara que esto se debe a que Julia no asiste a sus sesiones con la terapeuta con regularidad. Parece no importarle la opinión de la analista al respecto, quien le aclara que está dispuesta a

seguir atendiendo a Julia pese a que asiste a sus sesiones en horarios que no son los convenidos y le dice que no tiene que preocuparse, porque ella va a saber hacer con eso. La madre no escucha a la analista y sostiene su decisión de interrumpir el tratamiento psicoanalítico de Julia.

No le es permitido a la analista seguir asistiendo a Julia. Por otra parte, después de un breve lapso de tiempo los psiquiatras deciden suspender la asistencia domiciliaria e internan a la joven en un establecimiento psiquiátrico. La primera vez en que es autorizada a ir a su casa, aprovechando una ausencia momentánea de la madre, se tira desde la terraza (la misma terraza en la que esperaba a su amor) y se mata. 

Julia “obedece” la demanda mortífera del Otro encarnado en la madre. No hubo tiempo para alojar ese sujeto de manera decidida en el dispositivo para que ella pudiera evitar esa obediencia. La analista solo la entrevistó en cinco oportunidades.  Cabe destacar que en muchos casos de sujetos psicóticos hemos podido constatar una demanda mortífera de alguno de los padres en relación al sujeto. Reflexiones

Carolina, si bien ha sido abandonada por su madre, ha sido fuertemente alojada en el deseo de su padre, lo cual ha incidido de manera decidida en su consentimiento a la intervención analítica. En cambio, en el caso de Julia ese consentimiento ha sido mucho más lábil, lo cual sumado a la resistencia de la madre, ha boicoteado la posibilidad de una intervención analítica que pudiera revertir esa obediencia ciega a la demanda mortífera del Otro.

A partir de estas viñetas nos interesa remarcar la importancia del abordaje psicoanalítico de estos casos. En el marco del tratamiento psicoanalítico propiciamos que los sujetos puedan resignificar ese rechazo primero del Otro y que su palabra pueda advenir articulada a un cambio de posición que posibilita un acto, acto que tiene consecuencias en relación a sus propias vidas. Así, en el caso de Carolina, esta puede resignificar el abandono de la madre, deja de estar identificada a la tristeza del padre y puede dirigirse a él para que le dé su apellido. Julia, como el Mauricio de la obra de Wedekind, termina obedeciendo a la demanda mortífera del Otro. Cabe destacar que en otros casos, con más tiempo de trabajo, sí hemos podido revertir esta obediencia, pese a la resistencia de los padres. Conferencia expuesta durante las jornadas El Psicoanálisis hoy (12,

13 y 14 de junio, Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos

Aires).

 

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PERSPECTIVAS

Notas

[1] El artículo de Liliana Szapiro es la reformulación de un trabajo

presentado en noviembre del 2010 en II Congreso Internacional de

Investigación y Práctica Profesional en Psicología de la Facultad de

Psicología de la UBA y publicado en las actas de dicho Congreso.

Referencias bibliográficas

EANDI, N. (2013) “Construyendo lazo” en Teoría y Testimonios I. De

una lábil inscripción en el Otro. Grama Ediciones.

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Rabinovich et al. (Trads), Intervenciones y textos 2 (pp. 115- 144).

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LACAN, J. (2002). Posición del Inconsciente. En T. Segovia (Trad.),

Escritos 2 (pp. 808-829). Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina

LEIBGORIN, V. (2013) “El no lugar del sujeto. Un espacio a ser

escuchado” en Teoría y Testimonios I. De una lábil inscripción en el

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MOGGIA, C. (2013) “Romperse la cabeza” en Teoría y Testimonios I.

De una lábil inscripción en el Otro. Grama Ediciones.

RAMOS, D. (2013) “Palabra tomada” en Teoría y Testimonios I. De

una lábil inscripción en el Otro. Grama Ediciones.

RODRIGUEZ, L. (2013) “De la repetición de un destino mortífero” en

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SZAPIRO, L. (1996). Algunas reflexiones en relación a algunas

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SZAPIRO, L. (2013) “Del psicoanálisis en extensión y en intensión”

en Teoría y Testimonios I. De una lábil inscripción en el Otro. Grama

Ediciones.

Liliana Szapiro  es psicoanalista, profesora de la Facultad de

Psicología (UBA). Directora del proyecto de investigación (UBACyT)

“Nuevos aportes a la clínica de las afecciones psicosomáticas

y autoinmunes desde el psiconanálisis de orientación

lacaniana”.  Miembro de la EOL, directora del Departamento de

Trastornos de la Alimentación de la Asociación de Psicólogos de

Buenos Aires. Presidenta de la Fundación Proyecto Asistir.

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La articulación entre universidad y sociedad es crucial para el desarrollo de investigaciones que estén en consonancia con los modos actuales del malestar en la cultura.   En este trabajo la Dra. Inés Sotelo presenta las articulaciones teóricas sobre las cuales se cimienta la nueva materia a su cargo, que se propone  incorporar activamente a los estudiantes a las complejas problemáticas que deberán abordar como profesionales: “Psicoanálisis: Orientación Lacaniana. Clínica y Escritura”. En este recorrido la autora se pregunta:  ¿Qué es para un analista escribir?, ¿qué se escribe en psicoanálisis?

Los estudiantes interesados en acercarse a la obra de Jacques Lacan podrán hacer recorridos diversos. Una posibilidad es la de realizar una lectura cronológica; otra, es la de transitar su obra a la luz de un concepto. En este caso elegiré uno fundamental del psicoanálisis de la orientación lacaniana: el goce. Este ha tenido diferentes desarrollos a lo largo de la obra de Jacques Lacan y a partir del mismo será posible recorrer los distintos momentos de su obra. Del sujeto al parlêtre, de la satisfacción al goce y de la teoría del significante a la letra, se traza un camino que recorre su enseñanza.

Es posible acercarse a la obra de Jacques Lacan a través de estos paradigmas, que siendo cambiantes a la vez se conectan y entrelazan unos con otros conciliando continuidad y discontinuidad, señalando el movimiento que anima la enseñanza de Lacan poniendo como centro el concepto de goce, el cual exige rigurosidad en su uso.

Se pueden distinguir tres épocas en la enseñanza de Lacan, durante las cuales la relación entre los tres registros (simbólico, imaginario y real) experimenta reformulaciones.

Durante los primeros diez años, contados a partir de 1953, Lacan trabaja los conceptos freudianos en términos de la predominancia de lo simbólico sobre lo imaginario y lo real (un real que, progresivamente, se distinguirá de la realidad). El objeto a pertenece a lo imaginario, junto con la libido y la pulsión (Miller 2003 [1998-1999]).

En la siguiente etapa (1962-1971), Lacan cuestiona el

inconsciente freudiano y pone el acento en el objeto a, devenido real. Si bien lo simbólico sigue dominando sobre lo imaginario, resulta impotente en referencia a lo real, que se muestra irreductible. La construcción en que  culmina  esta  segunda etapa es la de los cuatro discursos.

Por último, en los años setenta tiene lugar un cambio de paradigma y de axiomática, un cambio que toma como punto de partida, no el Otro del lenguaje, sino el Uno del goce. El objeto a es reconocido como semblante, los tres registros se tornan equivalentes y la estructura que los vincula entre sí es borromea. El síntoma es redefinido y finalmente desacoplado del inconsciente, y pasa a dominar la estructura. Esta tercera etapa culmina con la construcción del nudo borromeo de cuatro.

Durante toda su enseñanza, Lacan ha puesto a prueba el psicoanálisis y no ha dejado de interrogarse acerca de sus fundamentos. Colocó inicialmente su enseñanza bajo el signo de un retorno a Freud.

En los años 1998 y 1999 Jacques-Alain Miller dicta  La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, deteniéndose en situar los seis paradigmas del goce, es decir seis momentos cruciales en las enseñanzas de Lacan en los que se producen variaciones acerca de este concepto.

Este movimiento no implica evolución, superación, ni abandono de una posición por otra, sino que serán momentos en los que los conceptos van transformándose, superponiéndose sin ser superados. Miller dirá que son fotogramas simplificados para transmitir el movimiento que anima la enseñanza de Lacan respecto del goce (Miller 2003 [1998-1999]).

Los paradigmas son:

1-  La imaginarización del goce, el goce imaginario.

2- La significantización del goce, el goce simbólico.

3- El goce imposible, el goce real.

VIGENCIA

Intersecciones del psicoanálisis de orientación lacaniana con la clínica y la escritura

Por Inés Sotelo

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4- El goce normal, el goce de la transgresión.

5- El goce discursivo.

6- El goce de la No-relación-sexual.

Esta perspectiva nos acerca a  sus consecuencias clínicas y su aplicación a la práctica analítica.

La escritura

El educador francés Edgar Morin, en su libro Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, afirma que es necesario enseñar los métodos que permiten aprehender las relaciones mutuas y las influencias recíprocas con las partes y el todo en un mundo complejo. “Para articular y organizar los conocimientos y así reconocer y conocer los problemas del mundo, es necesaria una reforma de pensamiento. Ahora bien, esta reforma es paradigmática y no programática: es la pregunta fundamental para la educación ya que tiene que ver con nuestra aptitud para organizar el conocimiento” (Morin 1999).

Las corrientes académicas actuales sostienen que en las universidades debe instrumentarse la formación profesional por competencias, que entrecruza y moviliza diversas operaciones: una formulación teórico conceptual; la necesidad de resolver un problema; y el imperativo de “echar mano” a la tarea (Perrenoud 1999). Una propuesta será la de la formulación de los conceptos con una orientación rigurosa desde el paradigma de la orientación lacaniana plasmados en la  tarea de construir el texto escrito.

Los estudiantes siempre han escrito, pero ¿cómo? Desde la perspectiva psicoanalítica, particularmente en nuestra casa de estudios,  han ido creciendo en la última década los proyectos de investigación, así como la producción y publicación de trabajos con las exigencias de las revistas con referato. El pasaje del ensayo al texto que sostiene la lógica de la investigación exige un trabajo de formación de los estudiantes, transformando los trabajos escritos, monografías e informes en textos rigurosos.

Aproximarse a la lógica de la investigación, a las exigencias gramaticales, sintácticas, ortográficas y de las citas según las convenciones internacionales, tiene la importancia de validar cada trabajo en ámbitos profesionales y académicos, tanto en congresos como en publicaciones científicas.

En tiempos en que la información circula por diversos medios a vertiginosa velocidad, es fundamental que nuestros estudiantes conozcan y se apropien de una modalidad de escritura que abra sus puertas hacia la comunidad local e internacional con la rigurosidad exigida.

La obra de Lacan -como la de otros pensadores actuales-, entramada íntimamente con la clínica, posibilitará producciones escritas en sus diversas modalidades: la historia clínica, el caso, el recorte clínico, el historial, acercándose a la particularidad de cada modalidad, su lógica, su uso, la ética en juego. A su vez, el escrito permite el circuito de lo público plasmado en la historia clínica o el informe hasta la reducción mínima que nos muestra la intimidad de un historial.

Será necesario comenzar a sumergirse en el uso de bibliotecas temáticas. La búsqueda bibliográfica será un aspecto fundamental de la investigación: la visita a bibliotecas presenciales y on-line, bibliotecas generales y temáticas y la búsqueda por referencias, abrirán el inmenso camino de las múltiples propuestas actuales que posibilitan el debate entre autores de diversos paradigmas.

Finalmente, en este recorrido se precipitan las preguntas: ¿Qué es para un analista escribir?, ¿qué se escribe en psicoanálisis?, ¿qué se escribe en un análisis?, ¿dónde se sitúa la escritura? Proponiendo alcanzar un escrito posible en contrapunto con aquello que “no cesa de no escribirse”, lo Real, la “no-relación-sexual”.

La presentación de enfermos

En el campo de la salud mental la enseñanza se ha diseñado en forma fragmentaria, perdiendo la comprensión global de una problemática con múltiples aspectos en juego (sociales, económicos, biológicos, subjetivos, históricos, geográficos). Se han transmitido muchas certezas propias de la ciencia, mientras que las presentaciones clínicas actuales están plagadas de incertidumbres.

Edgar Morín (1999) afirma que frente a los problemas claves del mundo es necesaria la producción de saberes en relación con los temas cada vez más polidisciplinarios y transversales, localizando lo global, el contexto, lo multidimensional y lo complejo de los nuevos desafíos de la cultura.

En la enseñanza universitaria, el modo de transmisión se caracteriza por ofrecer conocimientos teóricos o prácticos que desde las aulas transmiten los maestros y los autores a modo de información acabada y científicamente probada. Sin embargo, tal como afirmaba Eurípides hace veinticinco siglos, “lo esperado no se cumple y para lo inesperado un dios abre la puerta”. 

En este sentido, la creación de prácticas profesionales ha revertido esta tendencia; de todas maneras, es necesario profundizarla y extenderla.

La presentación de enfermos podrá ser   una propuesta de transmisión que acercará a los estudiantes a lo inesperado

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del texto del paciente. A partir de allí se ubicarán las múltiples coordenadas que lo atraviesan y que permiten realizar un diagnóstico, pronóstico y estrategias de la cura articuladas en su complejidad.

Si bien para estos estudiantes será en muchos casos una primera aproximación a la clínica, les permitirá, conducidos por el psicoanalista, comenzar a vislumbrar las posiciones del sujeto, la diferencia entre enunciado y enunciación, el uso de la lengua, la prudencia del analista…

La articulación entre universidad y sociedad es crucial para el desarrollo de investigaciones que estén en consonancia con los modos actuales del malestar en la cultura. Estos desarrollos posibilitarán incorporar activamente a los estudiantes a las complejas problemáticas que deberán abordar como profesionales. 

Intersecciones: conceptos, clínica y escritura

Una materia nueva es una propuesta, un proyecto que tiene en su horizonte algo de lo nuevo. En este caso son los estudiantes quienes ponen en causa el deseo por la transmisión del psicoanálisis.

Elegí esta intersección, el punto de encuentro entre un concepto crucial: el goce , con la clínica a través de la casuística trabajada con cada paradigma y la escritura, que siendo algo que se les exige a los estudiantes es un área de vacancia a la hora de transmitirles qué y cómo se escribe según las diversas lógicas.

Esta intersección; goce, clínica y escritura, será el punto de partida para relanzarse a esta apasionante aventura.

Referencias bibliográficas

MILLER, J. A. (1998-1999)  Paradigmas del goce  en La experiencia

de lo real en la cura psicoanalítica. Los cursos psicoanalíticos de

Jacques-Alain Miller Buenos Aires. Editorial Paidós. 2003.

MILLER, J. A. (1981)  Teoría de los goces  en Recorrido de Lacan.

Buenos Aires. Editorial Manantial. 2006.

MORIN, E.  Los siete saberes necesarios para la educación del

futuro. Paidós Ibérica. 1999

PERRENOUD, P. Construir competencia desde la escuela. Dolmen.

Santiago, 1999.

Inés Sotelo es Psicoanalista, Dra. en Psicología, Profesora de

la Práctica Profesional “Clínica de la Urgencia”, de la materia

“Psicopatología” en Musicoterapia y de la materia electiva del ciclo

de formación general “Psicoanálisis: Orientación Lacaniana. Clínica

y escritura”. Directora de Proyecto de Investigación UBACyT y

programa de Extensión Universitaria.

VIGENCIA

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VIGENCIA

Historia del comer. Lazo social y tradición cultural

Por Lucía Rossi

Los lazos heredados de los inmigrantes y la comida como espacio de encuentro, de expresión cultural y de identidad. 

Al sentarnos a comer, no advertimos que en ese acto cotidiano se agazapa la historia entera de la humanidad. Cada detalle constituye una escena en la que convergen actitudes, sentires, posturas, gestos, rituales; los muebles, la mesa, las sillas, los utensilios, manteles, platos, la comida misma; ese conjunto dispara olores y sabores que culminan en el comer. Descubrimos que en esos hábitos colectivos espontáneos se juega toda nuestra condición de “homínidos”, definida desde el inicio como social y cultural. Comemos en grupo y abandonando la postura erguida; no comemos comida, comemos emblemas.

Dicen los neurobiólogos que todo empieza con una característica de los mamíferos: la evolución del sentido del olfato en coordinación con el gusto. Todo comienza por la nariz, que localiza y atrae al alimento, señala sus coordenadas de ubicación, o repulsa y alerta sobre lo podrido, envenenante y atentatorio. Desde los albores, la humanidad ha debido aprender qué comer, a seleccionar qué sí y qué no en la recolección, donde se añade el tacto. ¿Quién compra hoy la fruta sin tocarla?, ¿cómo se sabe si una palta o un melón están listos para comer? El tacto es el contacto directo que media entre el olfato y el gusto: la mano lleva a la boca. Hay culturas que conservan en momentos informales la costumbre de comer con las manos, como muestran las tapas españolas, los sandwiches ingleses, el pan árabe; mientras que otras usan palillos, pinchos y/o cubiertos.

Pero volvamos a la escena original. El bebé humano al nacer –cuando aún vista y oído no son organizados y prevalentes– se orienta hacia la madre por el olfato; en la noche, en la oscuridad, y ya siendo tenido y abrazado, toma la teta: el gusto. Come de otro. Esto nos hace distintos a otras especies, pero también señala que la experiencia de satisfacción originaria, fundante de la futura subjetividad, se encuentra en las trazas de esa relación primera absoluta en la que uno “upa” del otro –”sostenido”–, toma la teta mirando a este otro en un situación afectiva absoluta que modelará para siempre la primera experiencia de satisfacción. De acá me llevo la expresión “comer del otro”, superpuesta a

“ser tenido por el otro”, previa a toda significación que indica que el comer está en el campo del otro.

¿Cómo se come? Comemos de otro, comemos con otro: Primera zona libidinal del sujeto; al comer con otros, nos comemos al otro, tabú máximo de la antropofagia. Frases que quedan en lo cotidiano, como “Me gustás”, “¡Qué rico sos!”, “¡Amargo!”, “¡Dulce!”, hablan de la relación afectiva entre las personas en términos de gusto. También la frase “Es un gusto conocerte”, o el saludo chino (que los delata) “¿Comiste?”. Y si uno –monito primitivo– se cae, el reflejo de moro permite inicialmente abrazarse al otro, colgarse del otro, agarrarse de los pelos, escena primordial que abre al tema de la caricia y la relación entre la mano aplicada a la piel de sí y del otro. Los antojos maternos de comida se imprimen en la piel del bebé si no son satisfechos.

Ser “sostenido”, indica que se trata de una experiencia primordial, inaugural, social, afectiva, que anuda alrededor de tres sentidos reunidos que también nos acompañan en el final de la vida: paquetes que reúnen sabores, olores, texturas, son los últimos en dejarnos, lo último que se pierde. Un cheff español aclimatado a la Argentina decía” el placer de comer es el último que nos acompaña”. La carpatognosia (“conocer tocando”) detectada ya por los médicos de la Antigua Grecia, nos inaugura, pero también es recurso último; indica la proximidad y despedida al final de la vida –como ellos habían advertido.

Las posturas se trasuntan en muebles: el triclinium griego y romano muestra a la gente comiendo recostada –tendida–. La cathedra o silla griega muestra otra posición: la sentada, que recuerda el regazo materno. Si a la silla le ponemos “brazos” nos queda el “sillón”, donde se es más sostenido. El mueble complementario, la mesa, era originariamente el “tabernáculo” judío, de uso religioso, al principio alargado (como muestran las tabernas romanas y medioevales), se fue reduciendo con el tiempo, a medida que disminuían los integrantes del grupo. En las casas antiguas, en recuerdo de las comilonas colectivas, aún quedan mesas alargadas.

Las culturas que cargan los bebés a la espalda poseen

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costumbres cuclilleras a la hora de comer, con mesas bajas y almohadones. Indudablemente, para alimentarse se renuncia a la posición bípeda y con ello a la agresividad: se dejan las armas y se regresa a una situación primaria primordial, regresiva.

Así, la historia de nuestras comidas deja vestigios en el cuerpo. En nuestra dentadura hay muestras de la recolección y masticación de hojas, semillas y frutos: tenemos nuestra molienda, empezamos siendo rumiantes y teníamos hasta cuatro y cinco molares por lado –hoy acotados a tres–. De la caza, nos quedan los colmillos que desgarran la carne y cuatro pequeños cuchillos que aún hoy se muestran en señal de furia o enojo y llevan a la expresión “mostrar los dientes”. Los incisivos cortan. La mejor sonrisa es la de la Gioconda: boca cerrada y amable.

El hombre congelado que se descubrió en los Alpes de Bolzano, en su mochilita llevaba pan de grano (un conglomerado de semillas) y hongos que –como dice Robert Graves– aparecen en los albores de todas las culturas referidos a lo sagrado, con la doble función de provocar alucinaciones rituales y servir de antibióticos. Se caza en grupo, se come en grupo. El neanderthal llevaba, además, un cuchillito, una hachita y piedritas para hacer fuego.

La revolución neolítica nos muestra el impacto de la domesticación de animales en la alimentación. La elevada ingesta de lácteos por ordeñe deja como recuerdo en el cuerpo dos enfermedades que datan de esa época: la intolerancia a la lactosa y a los granos (celiaquía). La sedentarización o domesticación –adaptación al domus o casa, abandono de lo nómade– lleva al desarrollo de la alfarería y con ella de los utensilios de cocina y de comida: cuencos, platos, jarras, elementos del comer que mediatizan de maneras diferentes el uso directo de la mano en la comida. La utilización del fuego introduce una socialización diferente a la del grupo que se reúne a cazar; la nueva escena es comer alrededor del fuego. Grupos humanos reunidos comiendo, la comida adscribe una significación simbólica, totémica; se come todo menos el animal sagrado, tabú reemplaza al muerto. Una serie de desplazamientos convierte la comida compartida en solemne ritual simbólico que acompaña los cultos funerarios. Se entierra a los muertos “para que no se los coman los animales”; de allí, en la obra Antígona, el terrible castigo que Creonte impone: prohibir el entierro de Polinices para que sea devorado por los lobos, por considerarlo un traidor.

Se come el animal totémico (en lugar del muerto) en primer lugar, para operar luego un segundo desplazamiento hacia la comida. Los depósitos de huesos de pescado desordenados, pozos con restos, ofrecen indicios de presencia humana, junto con el arte rupestre y los tatuajes. Jamás la comida es “un hecho natural”. Es cultural, social, simbólica. La comunión católica es la heredera de esta repartición simbólica de dones para el “alma”, simbolizada en la última cena en el pan y el vino: cuerpo y sangre.

La cocción por fuego directo recuerda los asados de los cazadores, a cargo del género masculino. Hoy los hombres hacen asado. Fuego indirecto: el caldero, la olla: el domus –las mujeres en la casa.

De Egipto y Babilonia nos viene la elaboración de bebidas –como protección frente a los peligros del agua–. Se encontró en la Tumba de Tutankamón (Tut-anj-Amón) una máquina de hacer cerveza. Esta bebida, entonces, es antigua como los egipcios. Los ingleses reprodujeron esa cerveza –de elevado tenor alcohólico– y la llaman hoy “Tuth”. Sabemos que a los obreros constructores de las pirámides se les repartía diariamente una vianda constituida por cerveza y pan de granos. Al vino, dicen, lo trajo de la India el dios griego Dionisio: es antiguo como la humanidad misma. Si la humanidad avanza con stress, campeando escenas excesivas, también el hombre produce estas bebidas, que proveen el relax descontracturante: el ansiolítico moderno. Fermentados y destilados: entre los primeros agregamos la sidra celta de manzana y entre los segundos, el saque, el vodka y el whisky. El comer se acompaña del beber y es colectivo y ritual. Se bebe comiendo en grupo. El agua segura, pura, es una conquista tardía de la especie humana. A esto, clave para la salud psíquica, los griegos lo llamaban eutimia (buen humor, buen talante).

Anfitrión –en la Grecia Clásica– es el que recibe en la casa, a comer. Ágape es amor comensal primero, ofrecer comida a los amigos, la forma de mostrar amor por excelencia. La palabra griega “apetito” es conato, ganas naturales. Viene del vientre (la cocina del cuerpo), liderado por el hígado: sede del deseo.

El historiador inglés contemporáneo R. Young propone una lectura de La Odisea como manual de los buenos modales que los griegos debían tener ante la mesa: Cuidado con comer las vacas sagradas, propiedad exclusiva de los dioses; no comer la planta del olvido; el cíclope cuidador del vino y el queso de los dioses no se tocan o serán comidos; antropofagia no; cuidado con las mujeres que embrujan con magia las comidas, que sumadas al vino y el sexo, resultan en una combinación enajenante que convierte en cerdos a los hombres de Ulises, y saca a Ulises de su camino para retenerlo. Ulises, al despejarse, se suelta del sortilegio.

Los médicos griegos hacen del vino su medicina central: caliente y mezclado con hidromiel, una receta magistral que aún usamos contra la phthisis, resfrío o catarro; caliente, frío, dosificado, mezclado, es la bebida “que todo lo cura”. El gran médico Hipócrates revoluciona al decir que el “hombre es lo que come y lo que respira”. Inventa un remedio clave que se convierte en el hallazgo para la humanidad: la sopa, comida en la que se hierven hasta desmenuzar vegetales, carnes, etc.; caliente, disuelve y desinfecta, reconforta, cura y alimenta. Tortura de infancias, sin embargo, un gran salto para la humanidad: trozos grandes, sucios, podridos, quedan licuados y purificados, aptos para el consumo en el lento y

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VIGENCIA

prolongado hervido de la sopa. El fantasma de la muerte, del envenenamiento y la intoxicación, siempre agazapado en el acto de comer –próximo al efecto de aderezos, especias, brebajes, pócimas, embrujos, elixires, fármacos (griegos) y venenos (egipcios y romanos) que tienen su origen en los vegetales del jardín, vieja despensa antigua y medieval.

Las especias gobernaban la comida goda en la Edad Media y eran tan preciadas que promovían expediciones que descubrieron continentes y provocaron guerras. Las comidas median situaciones bélicas: dicen que las medialunas con café turco en Viena eran una burla al asedio turco. La nueva sede, la taberna medioeval, cuenta con mesas alargadas, bancos y, como muestra la pintura de Brueghel, bandejas cargadas de potes con guisados. También hay cuadros que retratan la antigua costumbre de comer por la calle, como atestiguan las tabernas de Pompeya que mantenían caliente la comida al paso; las tabernas en que los transeúntes venían a calentar, cocinar o comprar la comida porque no todas las viviendas podían darse el lujo de tener horno individual, ni todos los hombres tenían hogar con esposa (recordemos que hogar es horno), y fundamentalmente porque no todos aprecian comer solos y prefieren compartir el momento. Los bancos y sillas –la posición sentada– sustituyen los sofisticados triclinium o divanes y la posición recostada de la antigüedad, ahorrando espacio y asegurando mayor cercanía. Las cervecerías centroeuropeas todavía se ufanan de este clima festivo colectivo, donde la gente se encuentra, charla, ríe, canta y baila a la usanza medioeval.

El Renacimiento nos muestra dos peculiaridades: La primera es un hallazgo de Leonardo Da Vinci: el restaurante, con platos, manteles, copas, vino, pan y cubiertos, antecedente del restaurante que hoy conocemos y que todavía tiene la misión de restaurar y recomponer al viajero del cansancio, el hambre y la sed. Y la segunda es la transmigración de la comida y los jardines como signo de poder: Catalina de Médici traslada con ella a París los helados florentinos, las salsas, los menúes exquisitos, las comidas –joyas vigentes aún hoy– y los jardines. Las Tullerías de París son réplicas agigantadas de los jardines del Bóboli en Florencia.

Con el descubrimiento de América, el azúcar, la papa, la batata, el maíz, y el chocolate mexicano llegan a las cocinas europeas... Es hermoso el recorrido discursivo del tomatl azteca, que se convierte en la corte francesa en la “pomme d’amour” con propiedades afrodisíacas o el “pomme d’oro” en Italia –pomodoro, el tomate de hoy–. El maní también llega desde América; es aconsejable, según los incas, llevar un puñado en el bolsillo para acompañar un gran viaje, como el chicle azteca o el tabaco norteamericano.

La gente se reúne a comer, a beber, a charlar... y sobre todo a festejar. No hay festejo sin comida totémica compartida. Como antaño, alrededor del fuego se cocinan tradiciones, maneras...

A través de la comida, los inmigrantes recrean el hogar perdido –estar como en casa–. Una socialidad, una historia cotidiana compartida, decires, sentires. Los negocios se hacen comiendo, los amores se consolidan con una invitación a cenar; todo el decurso de la vida humana está atravesado en su cotidianeidad, resorte clave de la identidad alrededor de una comida y un fogón. Hay culturas que aún hoy conservan el fogón en la mesa: la bagna cauda piamontesa, la fondeau de queso, el braserito, la comida japonesa, coreana, todas muestras de que aún hay fuego en la mesa.

Hoy, la identidad cultural de pueblos que se han dispersado está presente y se recuerda en las comidas, que celebran desapercibidamente en sus rituales cotidianos tradiciones ancestrales, pero también tradiciones próximas: comida mediterránea –con pescado y mariscos–, celta, visigoda de caldero y chancho, vasca o mora, entretejida en multiplicidad de matices en el caso de España. Identidad de cada generación en que elabora sus propias vicisitudes. La de los españoles inmigrantes en Argentina es una cocina que quedó detenida en el momento en que partieron, centrifugada en el cosmopolitismo de la gran inmigración. Así, en las cocinas, bares y restaurantes en Argentina, la empanada gallega y los chorizos colorados se mezclaban con el amasado de ravioles de seso y con la pizza napolitana en los cuarenta. Hoy esas comidas ya no se encuentran ni en Italia ni en España. Cada generación entreteje su propio producto con las tradiciones, las identidades, sus problemas, su idea de futuro. La sopa de los pobres (ajo, cebolla, papa y pan) de los años treinta hoy es una exoticidad porque la comida propone tendencias minimalistas, futuristas, verdaderas obras de arte y creaciones sofisticadas y suntuarias que se comen. Un futuro sofisticado que sin embargo recuerda toda la historia de la humanidad en un sentarse a la mesa, la historia de la cultura, la historia personal y afectiva: las reminiscencias emocionales de la infancia –la patria del alma– en cómo se come, cuánto, qué. Hasta el no comer es todo un pronunciamiento subjetivo: “en mi hambre mando yo”.

Hoy, ¿compartimos?, ¿nos encontramos? Siempre celebrando, festejando, brindando, agasajando al otro en el cocinar, en el degustar. Momento en que se degusta, se recuerda, se ríe, se charla, se discute, se traga, se mastican cuestiones humanas, se tejen acuerdos.

Conferencia dictada durante la Primera Semana Gastronómica

Española, celebrada del 15 al 21 de abril del 2013 en Centro Cultural de

España, Buenos Aires. Mesa Redonda: Cocina y Psicología. Actividades

culturales en colaboración con la oficina cultural de la Embajada de

España.

Lucía Rossi es Doctora en Psicología (UBA), Vicedecana y Profesora Titular Regular de Historia de la Psicología II en la Facultad de Psicología, UBA.

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En este trabajo, realizado en el marco de la nueva cátedra “Psicoanálisis: Orientación Lacaniana. Clínica y Escritura,” el estudiante Emmanuel Policicchio presenta un análisis de los personajes Niétoschka Nezvánova y Rodín Raskolnikov, creados por el escritor Fiódor Dostoievski, como sujetos fragmentados correspondientes al concepto lacaniano del objeto a.  Introducción

“Jamás se descubriría nada si nos considerásemos satisfechos con las cosas descubiertas”[1]. Séneca y su gran sabiduría nos expresan que el descubrimiento va a la par de la satisfacción, movilizada por ella y conllevando al desarrollo y progreso de la humanidad. La vasta obra lacaniana está conformada por múltiples conceptos, los cuales fueron resignificándose en el transcurrir del tiempo y cobrando nuevas acepciones, como queda expresado en los Seminarios y Escritos del autor, quien   nunca se consideró satisfecho con sus descubrimientos y desplegó una impresionante producción. Desde los albores de su enseñanza, Lacan define al inconsciente “estructurado como un lenguaje”, y para demostrarlo utiliza, especialmente, los aportes de la Lingüística de Saussure, otorgándole relevancia a los significantes y significados que se encuentran en él. Asimismo, siguiendo las enseñanzas de Freud, y tomando aportes de otros campos como las matemáticas, la topología y la filosofía, por citar algunos, conforma una nueva visión del psicoanálisis, distanciado de la imperante Psicología del Yo, en boga en ese entonces. Curiosamente, y a pesar de la magna obra citada, Lacan afirmaba que había inventado un solo concepto: el objeto a. Esto cambia radicalmente su enseñanza, al presentarlo como el objeto metonímico, ese causante del deseo que no responde a ningún objeto en particular. Este trabajo se sitúa en el momento en que aparece dicho objeto, esto es, en el cuarto paradigma según la división hecha por Miller[2] en relación con el concepto del goce.

No es el motivo de este trabajo enfocarnos en la escritura del sujeto, sino más bien en la literatura y sus productos;  se relacionará a esta última con el  objeto a, utilizando para ello personajes de obras del célebre escritor Fiódor Dostoievski. En sus obras, los personajes se desenvuelven en un contexto marcado por el dolor y el sufrimiento, dando cuenta de un sujeto disminuido, careciente e impelido a sufrir por los vaivenes de su época, como así también por sus vivencias personales. En este caso, los personajes analizados son Niétoschka Nesvánova de la obra homónima y Rodín Raskolnikov de Crimen y Castigo.

Fueron elegidos en función de la riqueza de conductas que despliegan en su accionar, como así también debido a las ideas, pensamientos y sentimientos involucrados en ellos. Conviene aclarar que no se trata de estudiar al autor, sino a los personajes construidos en el texto.

Luego del análisis, se concluirá acerca de cómo pueden observarse las características de las patologías descriptas por Lacan en este punto de su enseñanza, cómo se teje la historia de los sujetos en una compleja red de significantes y significados, en función de un Otro siempre presente en la dialéctica con el sujeto, inclusive antes de su nacimiento, evidenciándose esto último incluso en estos personajes ficticios de la literatura. Temas de la investigación

En esta investigación, desarrollaré los siguientes temas:

El concepto de objeto a, su introducción y los aportes que toma Lacan de Freud, Melanie Klein y Winnicott.

La literatura como medio de expresión del arte, la cual sirve para que los psicoanalistas puedan aprender de ella, precediéndola en su camino.

El análisis de los personajes de Niétoschka Nesvánova y Rodín Raskolnikov creados por Dostoievski, que aportará los hechos necesarios para el desarrollo y aplicación de

ALUMNOS

El objeto “a” en las obras de Dostoievski

Por Emmanuel Policicchio

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los conceptos lacanianos correspondientes al cuarto paradigma, como ser los de alienación y separación de la cadena significante, además del mencionado objeto a. Estado del arte

El rastreo de estudios precedentes, pertinentes a esta investigación, nos remite a los realizados por Kristeva (1997)[3], quien desarrolla un análisis psicológico de los personajes de las obras de Dostoievski. También, Bajtín (1986)[4] realiza desde los géneros discursivos una exploración global de la obra del escritor ruso. Por otra parte, Hellebois (1983)[5]  se centra en el aspecto masoquista de los escritos de Dostoievski, trasladándolo a sus obras, como así también Revel (1998)[6]. Finalmente, enfocado en la transferencia entre el autor y su taquígrafa (luego su esposa) se basa el trabajo de Forrester (1995)[7].

En cuanto al rol del autor, Foucault (1969)[8] da cuenta de una nueva mirada acerca de su función y de la instauración discursiva por aquellos, diferenciándolos de sus obras y explicitando las características de esa función. Otro aporte significativo sobre este aspecto es el de Barthes (2009)[9], quien se aboca a la estructura del texto y afirma que el mismo tiene varios sentidos, siendo el lector la persona que los aúna y entiende a todos, y no el autor que lo crea.

Es importante la separación entre autor y obra, ya que Lacan establece radicalmente que no es posible aprender del autor psicoanalizando la obra, sino al contrario, se trata aprender de la obra para poder psicoanalizar mejor, es el arte quien le abre camino al psicoanálisis.[10]

 Marco teórico

En esta investigación, utilizaré diversos aportes de autores que juzgo pertinentes en relación con los objetivos planteados. Comenzaré con Kristeva (1997) y su trabajo acerca del carácter psicológico de los escritos de Dostoievski, signados por el dolor, la humillación y la posterior redención del sujeto, correspondientes a la pulsión de muerte freudiana, la cual es representada en los actos y personajes del mencionado escritor. Por otra parte, Bajtín (1986) sostuvo que los personajes dostoievskianos pueden desarrollar y generar ideas sólo si estas últimas entran en un diálogo permanente con las ideas de otros personajes, en palabras suyas: una “comunicación dialógica entre conciencias”. Los sujetos, entonces, se sostienen en función de la relación que mantienen con otros sujetos, correspondiéndose a la idea del Gran Otro, axioma básico de la enseñanza lacaniana. Por otro lado, Barthes (2009) explica cómo el autor al escribir se cancela a sí mismo, permitiendo al lenguaje “actuar” sobre el texto y conformar a un sujeto vacío, que difiere de la persona

del autor. Todos estos autores serán enmarcados dentro del psicoanálisis lacaniano, tomando especial énfasis en lo trabajado por Lacan en sus Seminarios 7, 10 y 11, como así también en los Escritos 2, conforme al cuarto paradigma según Miller respecto al concepto de goce.

La introducción del objeto a será explicada a partir de los aportes que Lacan toma de Freud y su objeto parcial de la pulsión, de Melanie Klein[11] y sus objetos “bueno” y “malo”, y de Winnicott[12] y el objeto transicional que propone. Por último, los vínculos que sostiene Lacan entre el arte y su uso simbólico para acceder a la falta que lo atraviesa, según lo que expone en su Seminario 7.[13]

 Idea directriz

En sus escritos metapsicológicos, Freud (1915)[14] afirmaba que una de las características de la pulsión era su carácter de esfuerzo, de empuje (drang) que la mantenía siempre activa, en busca de una satisfacción. Dado que aquella no poseía un objeto específico, pero no por ello era anobjetal, los objetos eran siempre parciales, sustitutos de aquello que se había perdido en la constitución del aparato psíquico. La pulsión entonces, nunca podría ser cancelada, dado que no existe un objeto que la satisfaga por completo. Esto es retomado por Lacan en su Seminario 11[15], en donde hace referencia al mito de la “laminilla”, un órgano cuya principal característica es no existir, algo que el ser humano pierde al nacer, creando una falta en él, siendo simbolizada por el objeto a. Alrededor de este objeto la pulsión despliega su circuito bordeándolo, intentando alcanzar, de esta manera, el campo del Otro. Es allí en donde el sujeto se forma, surgiendo como significante, pero un significante para el Otro. Es por ello que el sujeto queda dividido al emerger (alienación), ya que en tanto en el Otro tendrá un sentido de significante, como sujeto quedará vacío del mismo, debiendo conformarse este último con los elementos en común de los dos campos (separación), el del Otro y el propio, propiciando el lugar en donde se aloja el deseo, el cual ubicará al sujeto en el discurso del Otro. Estos procesos dan cuenta de una carencia, una falta en un sujeto escindido que necesita sostener a un Otro para de esa manera, sostenerse a sí mismo. Los personajes elegidos de la obra de Dostoievski, presentan este adolecer en su relación con otros personajes, de una manera muy evidente, compleja y muy profusa a lo largo de todo su comportamiento. Esto permitirá aplicar los conceptos lacanianos mencionados ut supra. Objetivo Principal

Rastrear en los personajes seleccionados de las obras de Dostoievski el concepto del objeto a, para dar cuenta de una aplicación de los conceptos lacanianos desarrollados

ALUMNOSALUMNOS

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ALUMNOS

principalmente en el cuarto paradigma, correspondiente al goce fragmentado del sujeto. Objetivos Secundarios

Comprender el comportamiento de los personajes de Nietoschka Nesvánova y Rodín Raskolnikov y sus posturas y acciones en las obras citadas.Aprehender el desarrollo del  objeto a  de Lacan, dando cuenta de los aportes que fueron tomados para su construcción.Articular la función del arte como una manera de acceder a la falta que atraviesa al sujeto, un intento de representarla por medio de aquel. Este trabajo fue realizado por el estudiante Emmanuel Policicchio

en el marco de la cátedra Psicoanálisis: Orientación Lacaniana.

Clínica y Escritura, a cargo de la Dra. Inés Sotelo.

 Bibliografía

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poética de Dostoieveki.  Editorial FCE. México. pp. 123-137.

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libro 11. Buenos Aires. Paidós Editores. 2007, parte.

LACAN, J. (1966). “Posición del Inconsciente”, en  Escritos 2.

Buenos Aires. Siglo XXI Editores. 2008.

LACAN, J. (1964). “El sujeto y el otro: la alienación”, en Los cuatro

conceptos fundamentales del psicoanálisis. El seminario de

Jacques Lacan, libro 11. Buenos Aires. Paidós. 2007.

LACAN, J. (1964). “El sujeto y el otro (II): la afánisis”, en Los cuatro

conceptos fundamentales del psicoanálisis. El seminario de

Jacques Lacan, libro 11. Buenos Aires. Paidós. 2007.

LACAN, J. (1962-1963). “La angustia señal de lo real”, en  La

angustia. El seminario de Jacques Lacan, libro 10. Buenos Aires.

Paidós. 2007, parte 3.

LACAN, J. (1962-1963). “La boca y el ojo”, en  La angustia. El

seminario de Jacques Lacan, libro 10. Buenos Aires. Paidós.

2007, punto 1.

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Buenos Aires. Paidós. 2007.

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REVEL, A. (1998) “Freud, Dostovieski et el masochisme.”,

en Abords N°11. Editorial ACF-Aix-Marseille, Marsella.

SÉNECA, L. (2008). Séneca. “Vida, pensamiento y obra”, en

Colección Grandes Pensadores. Planeta Agostini, Buenos Aires.

WINNICOTT, D. W. (1951). “Objetos y fenómenos transicionales”,

en Escritos de Pediatría y Psicoanálisis . Laia, Barcelona. 1970.

 

Notas

[1] Séneca, L. (2008) Vida, pensamiento y obra.

[2]  Miller, J. A. (1998-1999) La experiencia de lo real en la cura

psicoanalítica.

[3] Kristeva, J. (1997) Sol Negro. Decepción y melancolía.

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ALUMNOS

[4] Bajtín, M. (1986) Problemas de la poética de Dostoievski.

[5] Hellbois, P. (1983) Le Masochisme de Dostoievski.

[6] Revel, A. (1998) Freud, Dostovieski et el masochisme.

[7] Forrester, J. (1995) La transferencia y la taquígrafa: “El jugador”

de Dostoievski.

[8] Foucault, M. (1969) ¿Qué es un autor?

[9] Barthes (2009) El susurro del lenguaje.

[10]  Lacan, J. (1965) Hommage fait á Marguerite Duras, Du

Ravissement de Lol. V. Stein

[11] Klein, M. (1952) Contribuciones al psicoanálisis.

[12] Winnicott, D. W. (1951) Escritos de pediatría y psicoanálisis

[13] Lacan, J. (1959-1960) La Ética del Psicoanálisis.

[14] Freud, S. (1915). Pulsiones y destinos de pulsión.

[15]  Lacan, J. (1964) Los cuatro conceptos fundamentales del

psicoanálisis.

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En la actualidad la actividad aeronáutica es una de las más seguras, tanto que sus métodos para lograr seguridad se aplican en otras actividades complejas, incluida la medicina. En esos aportes teórico-técnicos tiene una gran participación el psicólogo aeronáutico.

Consideramos a la  Psicología Aeronáutica  (PA) como una especialidad de la psicología, aplicada al estudio de los procesos psicológicos de los individuos, grupos y organizaciones que integran el sistema sociotécnico aeronáutico y espacial (SSA).

En su participación dentro del campo multidisciplinario de los Factores Humanos (FH), se dedica en especial al estudio del riesgo y del error humano, buscando una performance segura en la operación de los sistemas aeronáuticos. Los aportes teóricos y técnicos en el análisis del nivel psicológico de integración intentan comprender y predecir, en especial, qué comportamientos contribuyen a la óptima performance del sistema, y cuáles la degradan hacia estados no aceptables de riesgo y error.

En esta tarea interdisciplinaria de los FH, la PA aporta el conocimiento de procesos  psicológicos básicos, modalidades de análisis, sistemas de registro de datos, estudio de casos, modelos sobre error, administración del riesgo, gerenciamiento de recursos, métodos de capacitación sobre comunicación, conciencia situacional, toma de decisiones, afrontamiento del estrés, incluyendo con eficiencia la visión de lo psicológico en general, la mirada clínica y la acción psicoterapéutica.

La buena performance de los operadores depende de su salud en sentido integral, lo que obviamente incluye su salud mental. Esto implica desarrollos de los procesos de selección, aptitud psicofisiológica y entrenamiento de personas y equipos de trabajo, en el diseño, organización y control de sistemas de vuelo y de trabajo, buscando adecuada relación de las interfases de los seres humanos entre si y en su

relación con las máquinas, los procedimientos y el ambiente de las operaciones (Modelo SHEL).

Sobre esta base, la PA tiene definida participación en las estrategias de prevención y de investigación de accidentes, que a pesar de ser escasos, en su gran mayoría se producen por cuestiones humanas, “factores humanos”, lo llamado “no técnico”.

Los estudios e intervenciones en PA se realizan desde el nivel individual al organizacional, en el ámbito de la aeronáutica civil, comercial y militar, así como en la actividad aeroespacial, y en ellos se privilegia una visión sistémica e integradora.

La aplicación de estas concepciones da lugar a un entrenamiento obligatorio para los operadores —en FH y en CRM—, que es un modo de capacitar a la gente en mejorar su comunicación, liderazgo, trabajo en equipo, procesamiento de la información, administración del error y el riesgo, del estrés, la fatiga y la carga de trabajo, mantenimiento de la conciencia situacional, adecuada toma de decisiones, asertividad, etc.

Los astronautas advierten que el obstáculo principal a resolver en los viajes espaciales prolongados, como el que se programa a Marte, es de orden psicológico.

La investigación actual en PA, estimulada por la actividad aeroespacial y apremiada por las exigencias del futuro, se orienta a desarrollar integraciones interdisciplinarias, conceptualizaciones sistémicas, nuevos instrumentos psicodiagnósticos, técnicas de ayuda específicas, meta perspectivas sobre su objeto, multidimensionalidad dinámica en la concepción, e incluso atención a problemáticas éticas y religiosas emergentes.

La PA cumple funciones en: la selección, el monitoreo del desempeño y la salud; la detección, diagnóstico y tratamiento de los problemas psicológicos que afecten el trabajo; en

INVESTIGACIONES Y EXTENSIÓN

La psicología aeronáutica, un campo en crecimiento

Por Modesto M. Alonso

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otorgar y hacer seguimiento de la aptitud; dar soporte emocional a quienes pierden temporariamente su aptitud; prestar atención a las cuestiones psicológicas de quien pierde su licencia por un problema médico; acompañar en las reacciones ante los problemas naturales de la vida.

Hay un desafío no resuelto de tratar de ir ofreciendo respuestas orgánicas e institucionalizadas a las demandas de la tarea, que haya servicios de salud especializados y que sean accesibles, proactivos, preventivos y suficientemente protectores y con marcos claros para incluir a los agentes de salud mental.

Con esto estamos hablando de un abordaje preventivo que debe ser simultáneo, en los niveles organizacionales, grupales e individuales en juego, lo que obviamente incluye la dimensión clínica pero no se agota en ella, y en eso la psicología aporta conceptos y herramientas para comprender y operar.

El psicólogo aeronáutico puede trabajar tanto en instituciones civiles como militares, en la aviación comercial o la actividad aeroespacial, integrado al staff o como consultor externo, pues donde hay gente trabajando y en riesgo, su presencia es conveniente y necesaria. No obstante, la resistencia a lo psicológico y al rol del psicólogo, tan conocidos en la historia de la ciencia y de la profesión, se manifiesta también en estos ámbitos, aunque los aportes logrados van generando mayores niveles de confianza.

Una parte de la producción científica sobre el tema, el lector la podrá apreciar en la bibliografía adjunta y en los trabajos del  International Journal of Aviation Psychology, o del  Aviation Psychology and Applied Human Factors, así como en la actividad de la European Association of Aviation Psychology, la Association of Aviation Psychology, la Sociedad Interamericana  de Psicología Aeronáutica, la  Asociación Española  de Psicología Aeronáutica, la  Australian Association of Aviation Psychology, y otras que podrá ubicar en Internet.

En cuanto a la formación académica del psicólogo aeronáutico, hay países donde la demanda laboral es suficientemente intensa como para que se haya generado una oferta universitaria de formación sistemática. En otros países, el psicólogo comienza trabajando en un ámbito aeronáutico y va estudiando y reuniendo experiencia, diseñando a su modo su carrera. En Argentina hemos realizado en la Facultad de Psicología de la UBA, desde el 2000 al 2003, cursos desde la Secretaría de Posgrado. Y a partir del año 2004, para ampliar sus alcances, comenzamos a realizar cursos desde la Secretaría de Extensión, sobre  Psicología Aeronáutica y Factores Humanos, en convenio con el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial y  también en su sede,

siendo actualmente éste el único curso universitario sobre el tema en el país.

A él asisten psicólogos, médicos y distintos profesionales de la aeronáutica como pilotos, tripulantes de cabina, ingenieros, despachantes, controladores de torre, etc.

La existencia de reglamentaciones internacionales (OACI, FAA, JAR, etc.) que establecen la aplicación obligatoria de los conocimientos aportados por la PA a la seguridad aeronáutica, son un reconocimiento y un estímulo para el estudio de estos campos de la psicología aeronáutica, que vienen en un creciente desarrollo teórico y técnico. Bibliografía

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Mental. En: V.V.A.A., El Padecimiento Humano. Entre la Salud y la

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TSANG P.S., VIDULICH M.A (2003) Principles and Practice of Aviation

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SALAS E., MAURIÑO D. (2010) Human Factors in Aviation. (2º Ed).

Academic Press.

Modesto M. Alonso es licenciado en Psicología (UBA),

especialista en Psicología Aeronáutica,  piloto privado de avión y

psicoterapeuta.  [email protected].

INVESTIGACIONES Y EXTENSIÓNINVESTIGACIONES Y EXTENSIÓN

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ISSN: 1853-9793 25

El Centro de Salud por el Derecho a la Identidad funciona en el ámbito de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Psicología, en convenio con la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Desde hace diez años brinda asistencia psicoanalítica a jóvenes afectados por el terrorismo de Estado y sus familiares, como así también a miembros de la comunidad que tienen dudas sobre su identidad o dificultades en su filiación. Intersecciones Psi entrevistó a Alicia Lo Giúdice, directora del Centro y profesora adjunta de la materia Clínica de Niños y Adolescentes.  ¿Cómo comenzó la atención psicoanalítica a víctimas del Terrorismo de Estado?

A medida que corrían los años, aún en dictadura, Abuelas comenzó a advertir que surgían necesidades que ellas solas no podían cubrir. Así se armó, en principio, un equipo de abogados, con el fin de impulsar herramientas jurídicas para pedir que los nietos secuestrados volvieran con sus familias. A la sustracción de identidad, retención y ocultamiento de un menor a través de la falsificación de documentos públicos, se le dio la forma del reclamo de Abuelas, llamándola “apropiación”. La “restitución” significaba que los niños recuperaran su identidad y volvieran con sus familias.

Pero la restitución jurídica no era suficiente. Cuando se ubicaba a los niños, surgía la pregunta de en qué condiciones se encontraban, suponiendo que estaban viviendo una situación traumática, al haber nacido en circunstancias violentas durante el cautiverio de sus mamás y luego haber sido sustraídos y colocados en otra familia. En todos los casos el punto en común era el ocultamiento de la situación.

¿Cómo se produjo su acercamiento a Abuelas?

En diciembre de 1984 se logró la primera restitución a partir de una prueba genética y por orden judicial. Se trataba de una nena que había sido secuestrada junto a sus padres cuando tenía 23 meses y apropiada por un subcomisario, que la inscribió como propia y como si fuera recién nacida. Por un lado, la nena logró retener su nombre, insistía tanto que no

se lo pudieron cambiar, pero, por otro, detuvo su crecimiento óseo. En el juicio, la abuela y el apropiador presentaron dos partidas de nacimiento diferentes, una verdadera, y una falsa que decía que la nena era dos años menor. A través de la prueba de sangre se confirmó que era la nieta buscada.

En el 85, cuando todavía no formaba parte del equipo de Abuelas, comencé a atender a esta nena en mi consultorio. El área jurídica de la Asociación pidió conocerme al ver que en mis informes yo fundamentaba el porqué de la restitución. A partir de eso empezaron a derivarme otros casos, que también atendía en mi consultorio. En los 90, el equipo terapéutico de Abuelas renunció y Estela de Carlotto me convocó para que me encargara del área.

¿Cuándo se formalizó como Programa de Extensión de la Facultad de Psicología?

Sobre finales del 97 comenzamos a participar junto a la Cátedra de Ética y Derechos Humanos. Así empezamos a pensar en el armado de un centro de atención que fuera público, abierto a la comunidad y unido a la Universidad. En el 2000 se aprobó en Consejo Directivo la creación del Programa, formalizando el lazo ya existente entre Abuelas y la Facultad, y en el 2003 se inauguró el centro en la calle Gurruchaga.

¿De qué manera interviene el Centro?

Las intervenciones están enfocadas, especialmente, a los afectados por el terrorismo de Estado, nietos principalmente, pero también otros familiares o personas que fueron detenidas y secuestradas. En principio, se trata de orientarlos para que por sí mismos tomen la decisión de acercarse.

También recibimos otras consultas que hacen al tema de filiación, por ejemplo, de personas a quienes les dicen que fueron adoptadas pero se enteran que esa adopción no se hizo legalmente, sino que se trató de una inscripción directa. Estos son casos muy comunes y es muy difícil rastrear los orígenes.

INVESTIGACIONES Y EXTENSIÓN

Hacer con las marcas

Por Micaela Grandoso

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ISSN: 1853-9793 26

INVESTIGACIONES Y EXTENSIÓN

¿Qué marcas quedan en un niño secuestrado o un bebé nacido en un Centro Clandestino de Detención?

Siempre hay marcas. Freud dice que la fantasmática se habla con lo visto y lo oído, y de lo oído el chico va extrayendo significantes, si bien en un primer tiempo no tiene palabra para poder decir lo que le está pasando. Además, habría que ver en qué estado quedaron esas marcas, que son inscripciones inconscientes que no tienen lugar, como si fueran en la memoria simbólica. Entonces, hay que hacer todo un trabajo para poder ubicar esas huellas y armar una posibilidad de decir algo acerca de ello.

Hoy Abuelas acepta que como consecuencia de la situación de secuestro y apropiación quedaron marcas, por eso se plantea a los jóvenes la posibilidad de un espacio para poder ubicar qué hacer con eso. El espacio terapéutico les permite, dando lugar a la singularidad de cada uno, interrogarse “qué es esto para mí”.

¿Cómo fueron las primeras restituciones de nietos, teniendo en cuenta que por los medios de comunicación circulaban discursos que se oponían a que éstos volvieran con sus familias?

Era una cuestión sobre la que, o bien no se hablaba, o se hablaba desde esta postura de que los apropiadores los habían “criado con amor”. Esta idea había prendido mucho en la sociedad, incluso en los nietos. En el caso de la primera nieta, el juez decía que tenía que resolver entre el pedido de los padres y el pedido de la abuela. Yo decía: los padres de esta nena están desparecidos, la abuela tiene la guarda porque es familiar y estas personas son los apropiadores, no son los padres. En el caso de los mellizos Reggiardo Tolosa, que tuvo mucha repercusión en los medios, ellos no estaban de acuerdo, no aceptaban su situación y, sin embargo, hoy en día colaboran con Abuelas. Entonces, es importante destacar que, si bien es esencial la parte jurídica, porque ordena, también es necesario ubicar que el joven, que quizás está muy apegado a sus apropiadores, necesita un tiempo para poder ubicar la situación. Para otros, al contrario, saber que son hijos de desaparecidos les representa un alivio.

Es algo muy recurrente en las historias de los nietos esa cuestión de sentirse extraños con las familias apropiadoras, como cierta intuición de no pertenecer, ¿en ese sentido alivio?Me ha pasado atender a alguien que viene y dice: “Miré en la página web de Abuelas y debo ser hija de tal y tal”. Pero siempre les decimos que sin el análisis de sangre no se puede saber. En algunos casos, cuando se comprueba que no son, se desilusionan, porque creer que son hijos de desaparecidos les da la tranquilidad de pensar que la familia siempre los buscó. A los jóvenes los conmueve mucho esta búsqueda de las familias. Existe el caso de una nieta que tenía

mucha ligazón con el militar que la crió y que al enterarse que todos los años, aunque ella no estaba, la familia le hacía una torta el día de su cumpleaños, quedó muy impactada.

¿Qué piensa en relación a esta idea de que la restitución significaba arrancar nuevamente a la persona de su entorno?

Decían que significaba un segundo trauma. Y nosotros les decíamos que el primer trauma se había provocado en el secuestro y que, en todo caso, lo que se hacía era rectificar una situación, con costos que uno no niega.

En 1978, la doctora Delia Pons, del Tribunal de Menores Nº 1 de Lomas de Zamora, respondió a un pedido de Abuelas diciendo: “A los asesinos yo no pienso devolverles los hijos por que no sería justo hacerlo. No tienen derecho a criarlos. Tampoco me voy a pronunciar por la devolución de los niños a ustedes. Es ilógico perturbar a esas criaturas que están en manos de familias decentes que sabrán educarlos como no supieron hacer ustedes con sus hijos”.

Respecto a esto, nosotros decimos que ellos se manejaban con una idea de familiarismo delirante, donde ubicamos las consecuencias que recaen sobre las personas cuando la función de la familia está soportada por la voluntad del bien. Lo que degrada a la familia en “familiarismo” es la añadidura del término “delirante”, del que podemos extraer al menos dos incidencias prácticas: una es el ocultamiento de los acontecimientos que serán tramados como historia, y la segunda es la adherencia a un código único que, sin dejar de encontrar simpatías en la opinión pública, hace obstáculo a los equívocos propios de la lengua que dan lugar a la constitución subjetiva del niño.

¿Qué cree que puede provocar en la subjetividad de los nietos u otros familiares de víctimas del terrorismo de Estado la reciente muerte de Videla?

Es difícil saberlo. Los nietos que yo atiendo tomaron que el tema no fue la muerte, sino lo que hizo en vida, que la muerte es parte de la vida. Muchos se refirieron a que murió en una cárcel, en soledad, condenado. Nadie es eterno, era lógico que en algún momento se iba a morir. Pero lamentablemente se llevó muchos secretos con él. El pacto de silencio se sigue manteniendo y esto es una tortura para la gente.

Abuelas tiene la satisfacción de saber que se lo condenó a 50 años de prisión por su responsabilidad en el plan sistemático de robo y ocultamiento de bebés. Yo pienso que el odio no sirve, porque el peligro es que se vuelva en contra de uno mismo. Lo bueno es que se pudo encontrar una respuesta que apostó a la vida, porque buscar nietos es apostar a la vida.

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ISSN: 1853-9793 27

Christopher Bollas presenta en La pregunta infinita casos de la práctica clínica para iluminar una teoría de psicoanálisis que privilegia la pulsión hacia la pregunta del ser humano.En este sentido, ilustra cómo el método de la asociación libre de Freud proporciona respuestas, tanto al paciente como al analista, en una interacción que los lleva a formular cada vez preguntas más profundas.

En palabras del autor, “Esta obra no es una disquisición filosófica ni un intento de realizar un estudio exhaustivo de las formas inconscientes de pensamiento. Solo pretende restaurar el interés en el método freudiano, sobre todo en la libre asociación de ideas. Al ofrecer algunas viñetas clínicas, tengo la esperanza de ilustrar de qué manera podemos seguir la lógica de libre asociación del analizando. […] El foco principal estará puesto en la línea narrativa que sigue el pensamiento en la asociación libre, porque Freud estaba específicamente interesado en descubrir la lógica de la secuencia que revelaba las líneas inconscientes del pensamiento. No obstante, no me gustaría seguir esta manera estrictamente “clásica” de concebir una sesión sin indicar al menos la presencia en esa hora de muchas otras formas de pensamiento y expresión”.

Bollas enfatiza que estimular el interrogatorio profundo es a menudo más ventajoso para el proceso analítico que emitir interpretaciones de tanto en tanto. Aún independientemente del fascinante curso que una sesión tome, ni el paciente ni el analista pueden detener el progreso de la deriva interrogativa que este impulsa.

Christopher Bollas  fue profesor de inglés en la Universidadde

Massachusetts Amherst y ha trabajado como psicoterapeuta

desde 1967, comenzando su carrera clínica con niños autistas

y esquizofrénicos. Fue el primer consultor honorario no médico

de la Clínica de Londres de Psicoanálisis, profesor visitante

en Psicoanálisis en el Istituto di Neuropsychiatria infantil de la

Universidad de Roma (entre 1978 y 1998), dirección de Educación

en el Centro Austen Riggs (entre 1985 y 1988) y uno de los

editores literarios de las obras de D. W. Winnicott. Sus obras

LIBROS

más importantes son El misterio de las cosas (1999), Asociación

libre (2002) y El momento freudiano (2007).

Buenos Aires: Paidós, 2013. 248 pp.

La pregunta infinita

Por Christopher Bollas

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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Año 3 - Número 7 - Julio 2013

ISSN: 1853-9793 28

¿De qué hablamos cuando hablamos del amor y del sexo? ¿De ciencia?

Nada en la vida es más importante, más divertido, más interesante o más problemático que el sexo. Claro que para los diferentes bichos que hay sobre la Tierra, decir sexo quiere decir aventuras muy pero muy diferentes.

Además, para muchos de estos comportamientos sexys hay que hacerse notar…

¿Y todo para qué? Para elegir a la mejor pareja con la cual mezclar el material genético y tener hijitos sanos y fértiles.

Mujeres y varones no escapan a las generales de la ley: por suerte, hay diferencias entre géneros en el cuerpo, en la organización del cerebro, en las emociones, en la percepción de la belleza.

Y vale la pena estudiarlos para entenderlos, para entendernos; no por eso dejaremos de ser simpáticos, impredecibles, poéticos. En este libro veremos por qué los nenes son nenes y las nenas, nenas; por qué suelen elegirse unos a otros, qué es la belleza en términos biológicos, dónde está el amor en el cerebro. Y, por el mismo precio, un poco de rock and roll.

Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2013. 136 pp.

LIBROS

Sexo, drogas y biología (y un poco de rock and roll)

Por Diego Golombek

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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Año 3 - Número 7 - Julio 2013

ISSN: 1853-9793 29

En  La inquietud por la verdad, Michel Foucault se revela como un gran experimentador, pues no reclama para sí la solemnidad del intelectual sino la pasión del investigador que no conoce de antemano los resultados de su trabajo.Nos encontramos, aquí, con un Foucault en primera persona, que reflexiona en voz alta sobre su manera de recortar un objeto de estudio y de forjar un método de análisis en cada proyecto; sobre su vínculo con el Partido Comunista y Louis Althusser; sobre sus largas estadías en el exterior (Suecia, Polonia, Túnez) en momentos significativos, como la guerra de Argelia y Mayo del 68; sobre las marcas que esas experiencias (la sociedad sueca hipermedicalizada, el encierro en Polonia, las revueltas en Túnez) dejaron en su obra y en su concepción de las luchas políticas; sobre su relación con el estructuralismo para articular una concepción de sujeto al margen de Descartes y de la fenomenología; sobre la homosexualidad en la Antigüedad griega y en las sociedades europeas modernas; sobre la condición gay más allá o más acá de la reivindicación de un derecho.

Los textos que integran este volumen, inéditos en español o casi inaccesibles, son claves para vislumbrar el sentido que Foucault atribuía a su pensamiento y al modo en que sus libros eran leídos y recibidos. Y resultan esclarecedores, en particular, para entender cómo fue definiéndose el proyecto de lo que sería la  Historia  de la sexualidad: el recorrido que llevó a Foucault del problema de la biopolítica al de la confesión, del análisis del poder y el saber al estudio de las relaciones entre las prácticas de gobierno, de sí mismo y de los otros, y los modos de decir la verdad. Al igual que en El poder, una bestia magnífica, la soltura coloquial del autor es el mejor modo de acceder al laboratorio donde se gestan, y mutan, sus ideas y sus inquietudes.

Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2013. 272 pp.

LIBROS

La inquietud por la verdad. Escritos sobre la sexualidad y el sujeto

Por Michel Foucault

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ISSN: 1853-9793 30

No hay nada más pacificador, para un espíritu inquieto, que verificar la teoría en la clínica. Hace algunos años, varios estudiantes de psicología llegamos al hospital Borda con ganas de realizar esa verificación. La mayoría de nosotros esperábamos encontrarnos con historias subyugantes como la del delirio schreberiano o, en su defecto, con signos del significante en lo real como en el ejemplo “marrana”. Sin embargo, la clínica de las psicosis nos confrontó con la opacidad más que con el brillo de la teoría que buscábamos encontrar.

Así fue como nos topamos con esos pacientes tan desconectados de todo lazo con el otro, tan encerrados en su propio mundo, tan abúlicos…. “Tan esquizofrénicos”, nos dijo un psiquiatra en los primeros días de nuestra pasantía. La afirmación de este profesional cayó como una plomada. ¿Qué sabíamos nosotros de esquizofrenia? ¿No habíamos ido, acaso, a buscar restituciones delirantes?

Incluso hoy en día, los analistas estamos acostumbrados a pensar la psicosis referida a la paranoia y no a la esquizofrenia. Aún en las esquizofrenias paranoides, solemos hacer hincapié en lo paranoico. De esta manera, muchas veces perdemos la brújula que nos permitiría captar la posición subjetiva esquizofrénica forzando, empujando hacia la paranoia. Así, creemos hallar la punta del ovillo cuando en el relato de un paciente, manifiestamente esquizofrénico, encontramos afirmaciones vinculadas a la persecución o a la erotomanía. No es raro observar, en tales circunstancias, a analistas que se ilusionan con que “tirando de esa punta” se pueda ayudar a los pacientes a construir y sistematizar un delirio paranoico. Pero si no hay aptitud delirante, no hay forzamiento que valga. No se puede ir en contra de la “insondable decisión del ser” cuando se trata de la elección esquizofrénica.

El presente libro de Martín Alomo es el resultado de años de trabajo que tuvieron su punto de partida en la pregunta por esta elección. Lejos de caer en el desconcierto que el esquizofrénico produce al clínico y alentado por encontrar alguna clave que permita pensar la posibilidad de un tratamiento posible de la esquizofrenia, Martín se puso a

investigar partiendo de la interrogación por el decir. Esa toma de posición subjetiva del esquizofrénico frente a los discursos establecidos, que constituye el fundamento de una ironía que, como dice Lacan, “ataca de raíz al lazo social”. Ironía que también podemos encontrar en Freud cuando se pregunta por lo incomprensible de las expresiones del esquizofrénico. Incomprensibilidad que se basa en un fenómeno, muy particular, en el que las palabras son tratadas como cosas.

La opacidad característica del lenguaje esquizofrénico pone en evidencia que el lazo social y la transparencia, que todo

LIBROS

La elección irónica: estudios clínicos sobre la esquizofrenia

Por Martín Alomo

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ISSN: 1853-9793 31

LIBROS

discurso establecido supone al lenguaje, no son más que una ilusión. La elección irónica esquizofrénica nos muestra un uso del lenguaje que rompe con el principal fundamento del lazo social que consiste en ubicar la consistencia lógica en el campo del Otro. Dicha elección denuncia que todo discurso sólo es semblante justamente al atacar los semblantes discursivos. Así, quienes escuchamos al esquizofrénico quedamos desprovistos de la protección que el semblante nos provee frente a lo real; quedamos “en ridículo” podría decirse, porque ya no podemos sostenernos en una posición de saber, por ejemplo, sino que más bien, reina en nosotros la incertidumbre, el desconcierto y la propia división.

Aquí es donde Martín nos entrega las conceptualizaciones más novedosas que, creo, se han hecho sobre la esquizofrenia hasta el día de hoy. Porque luego de ubicar las coordenadas subjetivas de la posición irónica, se ocupa de pensar ¡la posición del analista en la esquizofrenia! Una verdadera locura, se podría decir. ¿Cómo habría posibilidad de una transferencia en pacientes que, como dice Freud, han resignado la investidura de objeto? ¿No es la ironía esquizofrénica un fenómeno que deja afuera al Otro de la transferencia?

Es cierto, algunos esquizofrénicos presentan cuadros de abulia y de una ruptura total del lazo con el otro, están “en su mundo” se podría decir. Pero hay otros que hablan, y hablan desde esa ironía que derriba semblantes, pero que, también, a cada instante renueva la posibilidad de un lazo con el otro. Así, los pacientes esquizofrénicos generan expectativas en el otro; sobre todo si ese otro es un profesional ávido de encontrar alguna clave que le permita acceder a un tratamiento posible de la esquizofrenia. “Quiero hablarle de la relación conflictiva con mi padre” dijo alguna vez un esquizofrénico a un profesional del hospital. Pero, al poco tiempo de empezar su discurrir, quedó en evidencia que esa afirmación no era más que un significante aislado de todo contexto discursivo, no había allí un hilo argumentativo lógico a seguir. Caer en el desconcierto, fruto de la ruptura del lazo social, es lo más común para el profesional en estos casos. Pero, sostener la posición de testigo, seguir escuchando, es lo que nos puede dar la clave para pasar del desconcierto a la interrogación por el decir.

Esta es la posición que Martín sostuvo, decidido a enfrentarse con eso inquietante que remite a la propia división. Porque esa división puede angustiar, pero también puede ser la que impulse a la creación. Así es como su espíritu inquieto cobró un impulso que lo llevó a pensar, y compartirlo con nosotros en este volumen, la existencia de una ironía de transferencia y otra  ironía en transferencia. Novedosas concepciones de la transferencia en la esquizofrenia, apoyadas en que la ironía es, aquí, la forma que el esquizofrénico tiene de enlazar algo

del discurso, generando la posibilidad de que haya un lazo con el Otro, para después cuestionarlo de raíz. En ese límite, en ese borde paradójico y sutil, se para Martín para decirnos que hay un modo posible de trabajo con estos pacientes.   

Encontrarnos con un delirio paranoico y sistematizado es apaciguante para los analistas que -desde la  episteme  vinculada a un saber formal y generalizable- tenemos todo tipo de claves para pensarlo. Incluso, muchas veces, asesinamos al espíritu inquieto e investigador que hay en nosotros dejándonos llevar por la fascinación de la coincidencia entre clínica y teoría.

El discurso de los analistas -que hay que distinguir del discurso analítico  ligado a la  ortho-doxa de la buena interpretación- que es del amo, en la medida que tiene que ver con un saber ligado a convenciones que circulan en nuestra comunidad, nos entrega la posibilidad de acceder a la paranoia desde los desarrollos teóricos existentes. La esquizofrenia no ha corrido la misma suerte, por eso Martín da un paso gigante con este primer y exitoso intento de sistematización, basado en las referencias que grandes maestros, como Freud y Lacan, nos legaron. Gonzalo Javier López

Buenos Aires: Letra Viva, 2013.

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ISSN: 1853-9793 32

Desde mediados del siglo XX, con la institucionalización académica de la Psicología, los psicólogos hemos integrado ámbitos hospitalarios generales y especializados, construyendo una importante trayectoria de desarrollo profesional. No obstante, en esa travesía, restaba la incorporación de la Facultad de Psicología a los hospitales universitarios.

Esa ausencia se modificó por Resolución 02060/13 de la Dirección del Hospital de Clínicas “José de San Martín”, al aprobar la puesta en marcha del “Programa de la Facultad de Psicología en el Hospital de Clínicas”. De este modo, la Facultad iniciará, por etapas, actividades en la institución que funciona como hospital-escuela, e integra la red hospitalaria de la Universidad de Buenos Aires.

La inclusión de la Facultad en dicha Red, posibilita acceder a espacios para cursar prácticas profesionales de grado, conocer la diversidad de dispositivos, observar situaciones clínicas diferentes, ampliar la formación de grado y posgrado y relacionarse con otros espacios de desarrollo e inserción profesional.

El programa participará en intersección con áreas específicas, al trabajar junto a los profesionales y personal del establecimiento; desarrollará acciones efectivas para responder a las demandas que surjan del contexto hospitalario y contribuir a la asistencia integral de los usuarios, la formación de profesionales y la integración interdisciplinaria en equipos.

En la primera etapa —en marcha desde abril— la inclusión se produce con el dictado de Cursos de Psicooncología, en respuesta al requerimiento de la Cátedra de Tocoginecología, cuya titularidad ejerce el Prof. Dr. Sergio Provenzano. Requerimiento que implica reconocer que una mejor calidad asistencial al enfermo oncológico debe contemplar la asistencia psicológica y demanda una formación aplicada a una especialidad médica compleja como la oncología.

Toda especialización exige una formación que ponga, al alcance de los interesados en el área, conocimientos

introductorios en aspectos tales como la complejidad de las enfermedades oncológicas, sus cursos clínicos y tratamientos. Ello exige, además, experiencia en psicología clínica.

Las enfermedades oncológicas constituyen un proceso complejo de reestructuración vital, como prototipo de padecimiento y sufrimiento para el ser humano y su familia. Sus tratamientos demandan la asistencia de equipos interdisciplinarios ante el impacto del diagnóstico y las terapéuticas que se instituyen.

Es indudable que, los psicólogos que trabajan en hospitales, frecuentemente asisten a enfermos de cáncer y a sus familias, sin una formación acorde a los fundamentos de la Psicooncología, especialidad que consiste en el estudio de: “a) las respuestas emocionales de los enfermos en cada etapa del cáncer, de sus familiares, y de los profesionales de la salud (área psicosocial); b) los factores psicológicos, comportamentales y sociales que afectan la mortalidad y morbilidad por cáncer (psicobiológico)” (Holland 2002).

De la definición, elaborada en 1975 por la fundadora de la Psicooncología Dra. Jimmie Holland, se infiere que el profesional que trabaje en este campo deberá capacitarse para conocer los aspectos afectivos de los enfermos oncológicos y de sus familias, así como también la interacción entre variables psicológicas y médicas. Por ende, necesita adquirir los conocimientos y habilidades pertinentes para encarar su asistencia clínica.

El Curso “Psicooncología I. Introducción a los aspectos psicológicos ante las enfermedades oncológicas”, transmite desarrollos teórico-conceptuales a quienes deseen trabajar o asistan pacientes oncológicos, introduce a los profesionales en el tema y proporciona recursos para responder a situaciones y problemas de la población oncológica.

Los contenidos, además de articular la teoría y la clínica, se basan en la Psicooncología como subespecialidad de la Psicología de la salud clínica e incluye las condiciones para abordar el proceso oncológico en el marco del trabajo en

ACTUALIDAD

Primera experiencia del Programa de la Facultad en el Hospital de Clínicas

Por María Mucci

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ISSN: 1853-9793 33

interdisciplinariedad. Cabe señalar que operacionalmente, la Psicología de la salud clínica proporciona servicios de salud, optimiza la efectividad de las intervenciones, mejora la calidad asistencial e implementa recursos acordes a cada enfermedad física (Marks 2002, 22).

Los contenidos aportan conocimientos para comprender los procesos psicológicos que subyacen y pueden influir, obstaculizar o favorecer la dinámica del cáncer como enfermedad crónica; el impacto de la enfermedad en la adultez; la labor en interdisciplinariedad; aspectos bioéticos y socioculturales ante las decisiones médicas.

Ello permite acceder a las herramientas disponibles para responder a las demandas asistenciales e incorporar recursos profesionales con conocimientos específicos, dada la complejidad del contexto oncológico.

Por ende, la Psicooncología enfatiza aspectos emocionales de las personas que transitan el proceso y los orienta a afrontarlo. Sus propósitos se extienden a la relación médico-paciente-familia-equipo-institución.

El objetivo general del curso es proveer conocimientos para la asistencia interdisciplinaria a personas adultas afectadas por enfermedades oncológicas desde la perspectiva de la Psicooncología y sus fundamentos.

Los objetivos específicos proponen:

• Adquirir conceptos esenciales sobre las aplicaciones de la Psicooncología al grupo de enfermedades oncológicas. 

• Describir y conocer los principales factores psicológicos relacionados con el cáncer en el enfermo y la familia. 

• Comprender la importancia de la integración interdisciplinaria y el trabajo en equipo. 

• Situar cuestiones bioético-deontológicas vinculadas a la práctica en la especialidad.

En sus contenidos generales, las clases profundizan los temas que se enuncian a continuación: La Psicooncología en contexto; el cáncer y su potencial disruptivo; el enfermo oncológico; información, comunicación y cáncer; principios bioéticos; rol del psicooncólogo; proceso oncológico y factores emocionales; estrés, personalidad y cáncer; intervención psicoterapéutica ante la hospitalización y la cirugía; cáncer y familia; el equipo asistencial; síndrome por desgaste laboral; la interdisciplinariedad en Psicooncología.El curso comenzó a dictarse hacia fines de abril, con una modalidad teórica y articulación con viñetas, autobiografías y experiencias clínicas. Son sus destinatarios un grupo de 19

licenciados en Psicología, un número considerable de ellos insertos en servicios del hospital-escuela con experiencia en psicología clínica, también docentes del grado de nuestra facultad, dos cursantes extranjeras y dos cursantes sin inserción institucional.  La carga horaria prevista es de 12 clases de dos (2) horas, con una carga total de veinticuatro (24) horas.

En síntesis, el Curso trasmite los fundamentos y modalidades de intervención ante el cáncer como enfermedad crónica; muestra el papel del psicólogo ante aspectos bio-psico-socio-culturales implicados en el proceso oncológico; expone la especificidad de la labor; impulsa el trabajo en equipo y la integración interdisciplinaria y ubica la dimensión ético-deontológica del trabajo en el área.

La Psicooncología es una especialidad compleja, que se ejerce en interdisciplinariedad. Requiere conocimientos teóricos y experiencia clínica que se integren en los aspectos psicológicos con respecto al espectro de enfermedades oncológicas, las vivencias de padecimiento y sufrimiento implicadas en el “caso por caso”; las fases del proceso oncológico; tipos de tratamientos y sus efectos; características de los recursos asistenciales; familia y redes de apoyo; desgaste profesional del equipo de salud.

Por ende, las dificultades inherentes a esta subespecialidad de la Psicología de la salud clínica demandan programas especializados con niveles progresivos de complejidad.

Hasta aquí se han sintetizado los aspectos significativos de la primera experiencia -en curso- del Programa en el Hospital de Clínicas “José de San Martín”. Desde esa perspectiva general se establece el inicio de la consolidación de un anhelo que, a nuestro entender, deja de ser una utopía. Bibliografía

BELAR, C.D., DEARDORFF, W.W. (2009). Clinical health psyhology

in medical settings, Washington, DC: American Psychological

Association.

CASCIATO, D.A., LOWITZ, B.B. (2001) Oncología clínica, España,

Marbán.

HOLLAND, J.C. (2002) “History of Psycho-Oncology: Overcoming

Attitudinal and Conceptual Barriers”. En Psychosomatic Medicine

64, 206–221.

HOLLAND, J.C., LEWIS, S. (2002) La cara humana del cáncer,

Barcelona, Herder.

MARKS, D.F. y otros (2005) Psicología de la salud. Teoría,

investigación y práctica, México, Manual Moderno, 2008.

ACTUALIDAD

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ISSN: 1853-9793 34

ACTUALIDAD

NAVARRO GÓNGORA, J. (2004) Enfermedad y familia. Manual de

intervención psicosocial, Barcelona, Paidós.

VIDAL Y BENITO, M.C. (2008) Psiquiatría y Psicología del paciente

con cáncer, Buenos Aires, Pólemos.

VIDAL Y BENITO, M.C. (2002) Acerca de la buena comunicación en

medicina, Buenos Aires, CEMIC.

María Mucci  es  licenciada en Psicología (UBA). Especialista en

Psicoprofilaxis quirúrgica y Psicooncología. Directora del Programa

de Actualización  Interdisciplinario en Psicoprofilaxis quirúrgica,

Posgrado, Facultad de Psicología, UBA.

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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Año 3 - Número 7 - Julio 2013

ISSN: 1853-9793 35

A los efectos de ser publicadas en el libro “Buffet Freud responde, el libro de las preguntas”, le pedí a una serie de personalidades que formulasen una pregunta cada uno, la que desearan, para que fuera contestada por alguno de los miembros de grupo Buffet Freud. El escritor Eduardo Berti preguntó entonces si existe Dios. Tal pregunta generó gran revuelo en el equipo, ya que todos querían... que la contestase otro.

Finalmente, para no perjudicar a nadie en particular, sino a todos en general, optamos por organizar una mesa redonda, que ofrecemos también aquí a nuestros lectores.

Rudy

Presentación

Por el Prof. Karl Psiquembaum

Si por algún motivo hiciéramos un recorrido por templos religiosos y consultorios psicoanalíticos, encontraríamos que el número de personas que concurre a los primeros supera ampliamente al número que concurre a los segundos. ¿Por qué la gente elige acudir a un sitio donde le dicen que las cosas se resuelven rezando en lugar de aceptar con humildad los designios de lo inconsciente?

Es posible que la principal motivación esté dada por los milagros. Ninguna de estas dos disciplinas puede, de hecho, realizarlos, pero una se puede dar el lujo de sentir que sí y, cuando todo falla, explicar que «los caminos de lo inconsciente son misteriosos».Por otra parte, hay psicoanalistas que se creen Dios mientras que Dios no se cree psicoanalista y tampoco hay indicio alguno de que Dios haya intentado psicoanalizarse; si tal cosa hubiera ocurrido, eso explicaría la duración de algunos tratamientos: eternos.Realmente, «lo divino» es un tema que genera inquietud, duda e incluso certeza delirante entre psicoanalistas, pacientes y quienes no son ni lo uno ni lo otro. Por eso, el movimiento Buffet Freud ha organizado una mesa redonda sobre el tema.

 

Prof. Karl Psiquembaum: Quiero agradecerles a todos por haber venido.

Padre Rafael Goldstein: Hijo mío, con agradecerle a Dios alcanza ya que Dios está en todos.

Dra. Hellen Goodmorning: ¡Y en todas!

Padre Goldstein: En eso tienes razón, hija mía, ¡Dios sí que está en todas! Aunque, a veces, los hombres se olvidan de Él. ¡Oi vei!

Lic. Monique Delanuc: ¿Eso qué quiere decir, padre?

Padre Goldstein: Es una vieja expresión en latín que, según me contaron, usan los psicoanalistas para absolver a sus pacientes

de los pecados.

Prof. Psiquembaum: ¡Ajá!

Padre Goldstein: ¿Y eso?

Prof. Psiquembaum: Es la otra expresión que usamos los psicoanalistas. Según me han comentado, es una mezcla invocativa

de tres religiones: la judía, la cristiana y la musulmana. Adonai, Jesús, Alá: AJÁ.

Padre Goldstein: Bueno, hablando de todo eso, les quiero contar que a mi templo muchas veces vienen histéricas que confiesan

HUMOR

El Él y el Ello (mesa redonda)

Por Rudy

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ISSN: 1853-9793 36

pecados que no cometieron, pero tenían ganas; también fóbicos que no se atreven a entrar o a salir del confesionario y obsesivos

que, si les ordenas rezar diez Padrenuestros, te piden que les indiques cincuenta... ¡les encanta rezar cincuenta veces lo mismo!

Prof. Psiquembaum: Pero esto no demuestra la existencia de Dios, sólo demuestra la existencia de Freud.

Padre Goldstein: Bueno, profesor, convengamos que a la hora de rezar la gente elige a Dios.

Prof. Psiquembaum:  Más o menos, padre. Hay muchos neuróticos que se recuestan en el diván y lanzan un lamento de

cincuenta minutos; «mea culpa, mea máxima culpa», dicen todo el tiempo.

Dr. Jean Jean Dusignifiquant: Cuando el paciente reza, en realidad está expresando un deseo. Lacan nos enseñó que Freud

nos enseñó: «todo rezo expresa un deseo oculto».

Prof. Psiquembaum: Pero no se limita a los pacientes. Hay psicoanalistas que le ponen una velita al retrato de Freud y rezan

para conseguir más pacientes. Dicen: «Freud, concédeme serenidad para escuchar cincuenta minutos seguidos a un obsesivo,

valor para poder bancarme  a un fóbico y sabiduría para reconocer la bella indiferencia. El Edipo nuestro de cada día, dánoslo

hoy».

Padre Goldstein: ¡Con esta prédica profana, nos estamos olvidando de Él! ¡Él es Él, usted es usted y yo soy yo! ¡Estoy hablando

de Dios, el todopoderoso! ¡Oi vei! Yo hablo de Él, Él... ¿cuál de las dos letras no entienden, la «e» o la «l»? ¡Ajá!

Dra. Goodmorning: ¿Lo ve, lo ve? ¡Él, Él, Él, Él, siempre Él, siempre masculino! ¡Ni siquiera cuando se refieren a lo divino pueden

hablar de las mujeres, que somos unas divinas! Y los psicoanalistas, siempre igual: ¡el ello, el superyó, el inconsciente, el yo!

Lic. Delanuc: Bueno, también está La yo, el padre de Edipo.

Dra. Goodmorning: Si fuera femenino, ¡el yo sería «la ya»!

Prof. Psiquembaum: Me temo que sería complicado, ya que si una mujer dice «ya lo sé», no sabríamos si se está refiriendo al

tiempo o a sí misma.

Lic. Delanuc: ¡Ella, ya, superyá, la inconsciente, la compleja de Edipa!

Padre Goldstein: ¡Oi vei, perdona a tus hijos pecadores! ¡No se puede hablar de Dios como quien habla de un par de zapatos!

Dra. Anafreudiana Traumengarten: Síííí. Yo una vez soñé con Dios. Era a imagen y semejanza de mi papá, y mi mamá le

rezaba: «Dios mío, esta noche no, me duele la cabeza». Él la acariciaba y después cerraban la puerta y me dejaban afuera.

Padre Goldstein: Oi vei, ¡ego te absolvo!

Lic. Gisela Snob: Cuando una persona no concurre a confesarse, ¿tiene que pagar igual?

Padre Goldstein: Por supuesto, debe pagar por los pecados que ha cometido.

Lic. Jacob Freudenlerner: ¿Y qué pasa cuando un paciente invoca a Dios en vano en medio de una sesión?

Prof. Psiquembaum: En tal caso, le advierto que alcanza con que se refiera a mí diciendo «profesor Psiquembaum», «excelentísimo

profesor Psiquembaum» o «infalible e inefable profesor Psiquembaum».

Padre Goldstein: Pero usted no es Dios. ¿Por qué cree que se refiere a usted?

Prof. Psiquembaum: Vea, padre, en una sesión de psicoanálisis solamente hay dos personas en el consultorio: El analista, que

vendría a ser yo, y el paciente, que vendría a ser él o ella. Si el paciente invoca a Dios, solamente se puede referir a sí mismo o a

mí. Dado que nadie diría de sí mismo que es Dios porque sería demasiado narciso, evidentemente se trata de mí.

Padre Goldstein: ¿Pero usted no le señala la diferencia al paciente?

Prof. Psiquembaum: Padre, si se trata de un paciente neurótico, no de un psicótico, tiene claro que yo no soy Dios. Es uno de

esos fenómenos que los psicoanalistas llamamos «transferenciales». Él me trata a mí como si yo fuera Dios para poder rezarme

y que de esa manera yo entre en contacto con sus deseos y luego señalar mis fracasos al no poder yo satisfacer sus deseos.

Padre Goldstein: Usted es el analista, debería marcar la diferencia.

Prof. Psiquembaum: ¿Marcar la diferencia? ¿Dice usted que lo circuncide en medio de la sesión? Imposible. Sobre todo, si se

trata de una mujer...

Padre Goldstein: Decirle que Dios os ha hecho a su imagen y semejanza.

Lic. Freudenlerner: Bueno, pero, ¿a imagen y semejanza de quién? ¡Porque nosotros, entre nosotros, no nos parecemos,

HUMOR

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INTERSECCIONES PSI REVISTA ELECTRÓNICA DE LA FACULTAD DE PSICOLOGÍA - UBA Año 3 - Número 7 - Julio 2013

ISSN: 1853-9793 37

HUMOR

somos muy distintos!

Lic. Snob: ¡Cierto, yo no tengo barba y el Lic. Neurotsky tiene los pechos más pequeños que yo!

Lic. Delanuc: ¿Los dos pechos?

Lic. Snob: Sí, el bueno y el malo. ¿A quien habrá hecho Dios a su imagen y semejanza? ¿A Einstein, a Mussolini, a Batman?

Lic. León Neurotsky: ¡A Marx! Seguro que Dios hizo a su imagen y semejanza al hombre que salió a decir que Dios no existe.

Lic. Snob: ¡Si Marx es igual a Dios y Marx dice que Dios no existe, Marx tampoco existe!

Lic. Neurotsky: ¡Marx existe! Se trata de tenerle fe. ¡No blasfeme!

Lic. Snob: Cuando un marxista comete un pecado, ¿le hacen cumplir una penitencia?

Lic. Neurotsky: No exactamente. ¡Le hacen hacer una autocrítica!

Prof. Psiquembaum: Algunos sacerdotes señalan e interpretan que psicoanalizarse es un pecado.

Lic. Snob: ¿Venial o mortal?

Padre Goldstein: Inconsciente.

Rabino Jesús al Mohamed: El judaísmo acepta el psicoanálisis siempre que no se realice un sábado y que no se diga la palabra

«jamón».

Lic. Freudenlerner: Insisto en preguntar por la existencia de Dios. Suele ocurrir que acudan al consultorio personas angustiadas

por ese tema.

Prof. Psiquembaum: ¡Mientras acudan pacientes...!

Padre Goldstein: Dios proveerá, hijo mío.

Lic. Freudenlerner: ¿Usted dice que Dios me va a derivar pacientes? ¿Cree usted que Dios me tendrá confianza profesional?

Padre Goldstein: Quizá tú debas primero confiar en Él.

Prof. Psiquembaum: Es interesantísima la visión del padre Goldstein, la de un Dios que deriva.

Dr. Dusignifiquant: ¿Por qué no? ¿Acaso no dicen: «Reza, que Dios te escucha»? Además, seria interesantísimo porque, si

faltan pacientes, Dios podría crearlos en la medida de las necesidades de cada profesional.

Prof. Psiquembaum: Pero no sé si eso sería conveniente ya que Dios sólo crea hombres a su imagen y semejanza; o sea que

todos los pacientes por él creados serían omniscientes, omnipotentes y todopoderosos... ¡manga de narcisos!

Lic. Freudenlerner: Una pregunta: ¿todos los psicoanalistas y los pacientes creen en Freud?

Lic. Alain Supositoire: No hace falta. Ya Lacan cree en Freud, así que los demás pueden creer en Lacan.

Padre Goldstein: ¿Y Dios? ¿Y Dios?

Lic. Delanuc: ¿Puede creer en Freud o en Lacan?

Padre Goldstein: ¡Dios es uno, uno, único!

Lic. Delanuc: ¿Freud y Lacan son dos, ése es el problema?

Padre Goldstein: No seas hereje.

Lic. Delanuc: ¿Hereje? ¿Qué rama del psicoanálisis es ésa?

Prof. Psiquembaum: Mucho me temo que, en este punto, no podemos seguir discutiendo, se nos ha terminado el tiempo.

Padre Goldstein: Hijo mío, sólo Dios dispone del tiempo.

Prof. Psiquembaum: Es la hora, padre.

Padre Goldstein: Hora pro nobis.

Prof. Psiquembaum: ¡Ajá!

Padre Goldstein: ¡Oi vei!