RESPUESTAS SENCILLAS

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RESPUESTASSENCILLAS

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RESPUESTASSENCILLASENTENDIENDO LA FE CATÓLICA

(MANUAL PARA EVANGeLICOS)

RAY YUNGEN

LIGHTHOUSE TRAILS PUBLISHINGEUREKA, MONTANA

Respuestas sencillas: Entendiendo la fe católicac 2017 Ray Yungenc. 2018 Ray Yungen, Spanish Edition

Publicado por Lighthouse Trails Publishing, Inc.P.O. Box 908Eureka, Montana EE.UU. 59917www. lighthousetrails. com

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede serreproducida, guardada en sistema de re-cuperación, o transmitida de ninguna manera, sea en forma electrónica, mecánica, fotocopia, grabación, o de otra manera, sin previo permiso por escrito de la edito-rial.

Las citas y extractos se permiten de acuerdo con la ley U.S. Fair Use Act.Las citas bíblicas corresponden a la Santa Biblia, versión Reina-Valera 1960.El Capítulo 1 fue escrito por Ray Yungen juntamente con los editores de Lighthouse Trails Publishing.

Las fotos en la página 87: el papa Francisco durante la misa de su inauguración en la Ciudad del Vaticano el 19 marzo 2013. Fotografía por Patrick van Katwijk/dpa/Almany Live News/Holanda; utilizada con permiso.

Impreso en los Estados Unidos

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Dedicado a todoslos que han guardado

estas verdadesa través de los siglos

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Contenido

INTRODUCCIÓN 91/UNA NUEVA APERTURA 132/LA OBRA DE NUESTRA REDENCIÓN 293/EL PECADO MORTAL VS. LA SEGURIDAD DE LA 4/SALVACION 395/EL PURGATORIO 676/NUESTRA SEÑORA 777/EL PAPADO 858/EN RESUMEN 919/APRENDIENDO DE ROMA 9710/CONCLUSIÓN 103AppÈndice I: LA NUEVA EVANGELIZACIÓN DE ROMA 107AppÈndice ii: MI VIAJE DE SALIDA DEL CATOLICISMO ROMANO 131

GLOSARIO DE TeRMINOS CATÓLICOS 145notas finales 151

TAMBIÉN POR RAY YUNGEN

LIBROSUn tiempo de apostasíaMuchos vendrán en Mi nombre

CONFERENCIAS EN DVDThe New Face of Mystical Spirituality: Una serie de 3 partesThe Invisible Denomination, Contemplative Prayer, and the Emerging Church & Interspirituality

LIBRITOS SEGÚN TEMASLa meditación: ¿Camino a la salud o puerta al ocultismo?Alice Bailey, the Mother of the New Age MovementLa revolución del misticismoEntendiendo la Nueva Era, la meditación, y el ser superiorYOGA: Ejercicio o religión--¿tiene importancia?Pope Francis and the Thomas Merton ConnectionCinco cosas que debe saber sobre la oración contemplativaA Serious Look at Richard Foster’s “School” of Contemplative PrayerThe Truth About Energy Healing

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INTRODUCCIÓN

En 1991, un artículo escrito por el ex-católico, Mark Christensen, apareció en la publicación jesuita, America, que podría considerarse como algo muy

extraño dentro de una revista católica. El artículo trataba la consternación de los obispos católicos en los Estados Unidos, frente al diluvio masivo de personas que salieron de la Iglesia Católica durante los últimos cuarenta años, para abrazar el punto de vista evangélico. Ellos decían que eso se debía a las respuestas sencillas que los evangélicos tenían referente a la salvación.1

El autor comentó sobre una reunión de obispos católicos que trató el tema de cómo parar el fluir de católicos a las iglesias evangélicas. Lo que tanto distinguió este artículo fue la franca manera del autor cuando expresó el por qué él había salido de la Iglesia Católica. Las razones que expresó eran básicamente las objeciones protestantes tradicionales contra la fe católica romana, no tanto por los detalles doctrinales específicos sino en sentido general. El comenta que había crecido en una cultura católica, que el ser católico era clave para su identidad personal; y que la iglesia era una parte integral de su vida. Aun después de salir de ella, mantenía

RESPUESTAS SENCILLAS

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una relación personal con amigos y familias que seguían en la Iglesia Católica.

A pesar de sus sentimientos hacia ciertos individuos, explicó que no quería hablar mal de la Iglesia Católica, por su profundo respeto hacia algunas personas allí. Pero dijo, “lo que oigo de las bocas de ex–católicos, es que su razón principal para salir de la Iglesia Católica era que nunca se había oído el Evangelio. Lo explicó así:

Muy amados familia y amigos, es por esto que salí; y pienso que es la razón por la cual también la mayoría sale de la Iglesia Católica para entrar en el evangelicalismo . . . Salimos porque llegamos a conocer a Jesucristo, y El cambió nuestras vidas. Y El cambió nuestras vidas como nunca lo habíamos conocido en la Iglesia Católica . . . Millones de otros ex–católicos como yo no pudieron oír este Evangelio dentro de la Iglesia Católica.2

Al final del artículo, animó a los obispos a examinar la evidencia sobre las críticas que había hecho; y preguntarse por qué todos los miembros, anteriormente leales, tuvieran que “buscar su alimento espiritual por otro lado”.

Como dije antes, era asombroso leer este artículo en una revista católica. No hubo ninguna respuesta católica buscando refutarlo. No hubo ninguna defensa. En esencia, era una acusación de lo que la Iglesia Católica enseña sobre la salvación. Posiblemente, como esta revista es jesuita, y ellos son reconocidos como los intelectuales de la Iglesia Católica, que los editores consideraran que era intelectualmente saludable presentar la posición de la oposición. O posiblemente

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INTRODUCCIÓN

estuvieran tan seguros de que la Iglesia Católica sea la “única verdadera iglesia” que nada de lo que alguien pudiera decir puede moverles de esta confianza. Tal vez pensaran que el artículo sirviera como tema de pensamiento remedial para hacer volver las ovejas al redil. De todos modos, la controversia que señalaron fue que los evangélicos están atrayendo a los católicos por medio de respuestas sencillas. Y en cierto sentido, esto es verdad; y siempre ha sido la atracción básica para que los Católico Romanos dejen la Iglesia Católica. Este libro busca demostrar las dinámicas de estos dos sistemas, y como se comparan desde el punto de vista bíblico.

Por supuesto, hay muchos libros de apología católica que tratan de demostrar que la Iglesia Católica se basa firmemente en las Escrituras. Utilizaré algunos de estos libros en la controversia que estaremos examinando. La iglesia evangélica está en un punto crítico de su historia; y muchos en el campo protestante están en una encrucijada que los atrae a las prácticas de la Iglesia Católica (y últimamente, la afiliación con ella). Muchas voces vociferan por un cambio dramático en la manera que los evangélicos tradicionalmente han visto el catolicismo. Estas voces están llevando a la iglesia en una dirección radicalmente diferente, una que está en línea con el cumplimiento de la profecía bíblica.

Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día. —Salmo 25:4-5

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UNA NUEVA APERTURA

No es solamente una excepción o coincidencia que las iglesias evangélicas y la Iglesia Católica ya están alineándose. La Iglesia Católica está haciendo un

acercamiento más suave hacia la iglesia evangélica, y la iglesia evangélica está empezando a restar importancia a las diferencias y tradiciones significativas que antes la habían tenido en desacuerdo con la Iglesia Católica Romana. La historia de la iglesia cuenta de los mártires que no cedieron sobre la doctrina de la salvación; pero hoy en día, estamos observando un cambio radical, partiendo de un énfasis en la doctrina bíblica, hacia lo místico y la importancia de las experiencias. El consenso ahora dice que no es tan importante lo que creemos, sino lo que hacemos; o sea, que tenemos que experimentar a Dios y llevarnos bien con los demás. Y es por aquí que entra la Iglesia Católica, promoviendo una unión (o sea, que se unan todas las tradiciones religiosas bajo la cobertura de la Iglesia Católica); y también, un sinfín de prácticas religiosas de los fundadores de la Iglesia Católica,


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para satisfacer la atracción de experimentar algo. Los siguientes ejemplos demuestran cómo ocurre este

cambio en el panorama.

RICK WARREN Y EWTN

En el 2014, Rick Warren, el pastor evangélico del énfasis sobre propósito, tuvo una entrevista con el presentador

Raymond Arroyo de la EWTN (la red católica de televisión).1 En esta entrevista, Warren expresó claramente que no él veía nada en la Iglesia Católica que le estorbara para unirse con los Católicos, desde un punto de vista espiritual.

La entrevista también demostró la afinidad de Warren con la oración contemplativa católica. * Enumeró una lista de católicos místicos que leía (Thomas á Kempis, el hermano Lawrence, los padres del desierto, San Juan de la Cruz, y Teresa de Ávila),2 y le dijo a Arroyo que estos escritos eran “grandes obras clásicas devocionales”. 3 Warren también le dijo que su propio “director espiritual” en la Iglesia Saddleback fue entrenado por un católico místico, Jean Vanier. Al leer la siguiente descripción de Vanier, creo que el lector entenderá por qué Rick Warren es incluido en esta sección de Respuestas sencillas:

*La oración contemplativa es una práctica que ha entrado en la iglesia evangélica a través del movimiento de la “Formación Espiritual”, que tiene sus raíces en el misticismo católico y el panenteísmo (Dios en todas las cosas). Bajo esta práctica, se toma una palabra o frase (a menudo, se llama palabra sagrada) para “remover las distracciones”; y poner la mente en estado neutral, alterada, cuando el practicante espera oír la voz de Dios. Yo describo en detalle la espiritualidad contemplativa y sus peligros en mi libro, Un tiempo de apostasía.

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UNA NUEVA APERTURA

Vanier es un místico contemplativo que promueve la inter-espiritualidad y las creencias mixtas, llamando al hindú Mahatma Gandhi “uno de los más grandes profetas de nuestros tiempos” y “un hombre enviado por Dios”. En el libro Essential Writings (Escritos esenciales), Vanier habla de “abrir puertas a otras religiones” y ayudar a la gente a desarrollar sus propias creencias, sea el hinduismo, cristianismo o islam.4

La entrevista Warren/Arroyo revela otras cosas sobre la inclinación de Rick Warren hacia la Iglesia Católica. Por ejemplo, mencionó que le fascina la EWTN, y que uno de sus programas favoritos es la Coronilla de Divina Misericordia, que contiene “prácticas anti-bíblicas fundamentadas en el paganismo”.5

BETH MOORE

Beth Moore es actualmente la maestra de estudios bíblicos más popular en el mundo. Hasta muchos hombres

también la leen. En el 2015, ella actuó en la película cristiana Cuarto de guerra, que sigue siendo muy popular, y que se considera la personificación del conservadurismo evangélico. Sin embargo, ella ha sido una promotora del movimiento de la oración contemplativa durante varios años. En su libro, When Godly People Do Ungodly Things (Cuando gente piadosa hace cosas impías), ella apoya al contemplativo católico, Brennan Manning.6 También en la película contemplativa Be Still (Estad quieto), Moore dijo que no podemos realmente conocer a Dios sin la “quietud” contemplativa.7


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Al igual a Rick Warren, Beth Moore da el mensaje a sus seguidores que ella ve a la Iglesia Católica como parte legítima del cuerpo de Cristo. Por ejemplo, ha sido maestra activa en el programa Life Today (La vida hoy) de James y Betty Robison, quienes han hecho declaraciones que demuestran su firme simpatía con la Iglesia Católica. Por ejemplo, un artículo de mayo 2014, escrito por James Robison en su website, se titula “El papa Francisco sobre la vida actual”. Robison dice:

Creo que está empezando un despertar espiritual importante en los corazones de los que verdaderamente están comprometidos con Cristo en las comunidades protestantes y católicas. ¿Sería posible que el papa Francisco sea la respuesta, no solamente a las oraciones de los católicos sino también de los que se conocen como protestantes?8

Algunos pueden pensar que es un error juzgar a Beth Moore como simpatizante con Robison sobre lo católico, solamente porque ella enseña en su programa. Pero hay otro indicio de sus afinidades. En una conferencia donde Beth Moore estaba enseñando, ella pidió que varias mujeres de la audiencia subieran a la tarima, y que se sentaran en diferentes grupos según sus afiliaciones religiosas. Ella dijo a los asistentes que todos estos grupos formaban parte del cuerpo de Cristo. Aunque la mayoría de los grupos representaban iglesias protestantes, también incluyó un grupo de la Iglesia Católica. Dijo que la combinación de estos diferentes grupos formaba una comunidad que es “la iglesia como Jesús

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UNA NUEVA APERTURA

la ve”.9 Esto es otro ejemplo de cómo la división entre el evangelicalismo y el catolicismo se está estrechando.

KENNETH COPELAND

En enero del 2014, Tony Palmer, sacerdote anglicano que sirvió de embajador para el papa Francisco (decía que el

papa era su mentor) de parte de la iglesia evangélica, visitó la iglesia del líder carismático Kenneth Copeland. En un video de la reunión, Palmer le dijo a la congregación que él estaba llegando en el “espíritu de Elías”, semejante a lo que hizo Juan el Bautista.10 Palmer dijo que ya iba a venir una “reconciliación” (i.e., una reconciliación de los protestantes con la “Madre” iglesia); y que ya no había más necesidad de la Reforma. Palmer le dijo a la congregación de Copeland que la división entre cristianos era diabólica, y que era la doctrina lo que dividía; pero que “la presencia” de Dios nos unía.11 Mientras que Palmer hablaba, la congregación le aplaudió con entusiasmo y lo afirmó. Palmer dijo, “La protesta de Lutero se ha acabado”, y “si ya no hay más protesta, ¿cómo puede haber una iglesia protestante?”12 Cuando Palmer dejó de hablar, hizo sonar una grabación del papa Francisco saludando a la congregación de Copeland. El papa Francisco habló de la separación entre católicos y protestantes, diciendo:

Tengo un anhelo de que esta separación llegue a su fin y nos dé comunión . . . Tenemos que encontrarnos como hermanos . . . Vamos a orar al Señor que nos una a todos . . . El milagro de la unidad ha empezado.13


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En junio del mismo año, Tony Palmer se reunió con el papa Francisco; y entregó al papa un documento llamado “La Declaración de Fe en la Unidad de Misión”. Palmer esperaba que el Vaticano y los líderes evangélicos firmaran esta declaración en el 2017, el 500º aniversario de la Reforma. La declaración decía que los evangélicos y los católicos predicaban el mismo Evangelio, de modo que debía haber unidad. Un mes después de la reunión de Palmer con el papa Francisco, Palmer murió en un accidente de moto en el Reino Unido, parando así su trabajo ecuménico. Muchos reconocieron sus esfuerzos, como reportó el Boston Globe en el tiempo de su muerte:

La notica nos impactó . . . muchos a través del mundo cristiano sabían que la amistad privada no esperada, entre Palmer y el papa Francisco, era el catalizador de un logro histórico extraordinario de relaciones entre la Iglesia Católica y el mundo evangélico . . . (el papa) Francisco hizo la fuerte insinuación de que la obra que él y Palmer habían empezado continuaría.14

Entonces, aunque Palmer se ha ido, los esfuerzos de hacer puente entre el cristianismo evangélico/protestante y la Iglesia Católica todavía siguen a través de otros.

EL CURSO ALPHA/NICKY GUMBEL

En el 2015, hubo una Conferencia Alpha de Liderazgo, patrocinado por Nicky Gumbel (el líder actual del

programa Alpha, y vicario de la iglesia Holy Trinity

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UNA NUEVA APERTURA

Brompton en el Reino Unido). A propósito, Joyce Meyer, la popular maestra que enfatiza la enseñanza de lo que dices recibes, también figuró entre los conferencistas del evento. A continuación, hay algunas citas tomadas de la presentación de Gumbel en la conferencia, que fueron después enviadas a mi editorial por alguien que vio la conferencia en la internet:

• La crisis (de la falta de unidad) es una oportunidad mayúscula para la iglesia levantarse en unión para la lucha.

• En últimas, la unidad no es doctrinal sino relacional.

• La unidad no es una opción: Jesús todavía ora por nuestra unidad para que el mundo sea uno.

• He llegado a amar a la Iglesia Católica. Si Dios le ha dado el mismo Espíritu, ¿quiénes somos nosotros para oponernos a Dios?

• El mismo Espíritu vive en los católicos y en los ortodoxos; en los pentecostales y los protestantes; aun en los anglicanos, con el mismo Espíritu Santo viviendo dentro. ¡Esto es lo que nos hace uno!

• ¡La unidad no quiere decir que no nos interesa la verdad! ¡La única manera de conseguir la verdad es a través de la unidad!

• Vivimos en un mundo dividido que exige una iglesia unida.

• La raíz de todos los problemas en el mundo es la división. Pablo nos da la respuesta para ello: ¡Son las relaciones!15


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En un comentario en Alpha News del 2004, Gumbel, que es anglicano, declaró lo siguiente, y demuestra así su aceptación y apoyo al catolicismo romano y al papado católico:

Fue un gran honor ser presentado al papa Juan Pablo II, quien ha hecho tanto para promover el evangelismo alrededor del mundo. Hemos sido enormemente enriquecidos por nuestra inter-acción con los católicos en muchos países.16

También, en 2009, durante una entrevista entre Nicky Gumbel y la UK Guardian, Gumbel dijo:

Probablemente uno de los movimientos más fuertes del Espíritu Santo se encuentra en la Iglesia Católica Romana, de modo que no hay una diferencia gigantesca entre la enseñanza oficial de la Iglesia Católica y la de la Iglesia Anglicana. Esto sirve de ejemplo.17

LA UNIVERSIDAD WHEATON

El 26 de marzo del 2012, la universidad cristiana Wheaton College tuvo un evento titulado, “Una conversación sobre

la unidad en la misión de Cristo”. Los dos conferencistas para el evento fueron Juan Armstrong, pastor evangélico, autor y profesor adjunto en Wheaton; y el cardenal católico George de Chicago. Un volate para el evento decía:

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UNA NUEVA APERTURA

Una noche de diálogo explorará el terreno común y los desafíos actuales de católicos y protestantes evangélicos en cuanto a la fe cristiana y su misión.18

Eso no fue un debate con dos personas de puntos de vista opuestos. Al contrario, la discusión enfocó cómo producir una unión entre el evangelicalismo y el catolicismo. En enero del 2012, Armstrong puso en su blog lo siguiente:

Hay una larga historia detrás del énfasis sobre la oración mundial por la unidad cristiana; pero llegué a conocer bien la historia de esto el año pasado en Roma, en el Centro para la Unidad. Después, en junio . . . visité la tumba del fraile Paul Wattson, el hombre que había lanzado la semana de oración global por la unidad cristiana. Como soy tan interesado en este tema, me da gozo compartir las noticias hoy desde el Servicio de Información del Vaticano del 18 de enero. Los comentarios del papa presentan un amable llamado sobre nuestro común deber a toda la comunidad de la iglesia de Cristo, y no solamente a nuestra propia comunión o asociación.19

Posteriormente Armstrong citó un artículo del noticiero del Vaticano, que dice en parte:

El ecumenismo, como lo define el II Concilio del Vaticano y el bendito Juan Pablo II, es “la responsabilidad de la iglesia entera y de todos los bautizados, que tienen que aumentar la comunión parcial que ya existe entre cristianos, hasta cumplir una plena comunión en verdad y caridad. La


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oración por la unidad . . . entonces tiene que ser una parte integral de la vida de oración de todos los cristianos, en todo lugar y en todos los tiempos, especialmente cuando las personas de diferentes tradiciones se reúnen para trabajar por la victoria en Cristo contra el pecado, lo malo, la injusticia y la violación de la dignidad humana.20

La universidad de Wheaton College es solamente otro radio de la rueda que empuja la unión de la iglesia evangélica con la Iglesia Católica.

FRANKLIN GRAHAM

El 15-17 de agosto del 2014, una reunión llamada “Festival de Esperanza de Three Rivers” en Pittsburgh, Pennsylvania,

fue dirigida y organizada por Franklin Graham. Para dar la oración de apertura en la tarima delante de una numerosa audiencia, Graham invitó al obispo católico David Zubik. El obispo, durante su oración, puso en claro su creencia que los protestantes y los católicos forman parte de una misma iglesia. Sabemos que el padre de Graham, Billy Graham, permitió consejeros católicos en sus propias cruzadas evangelísticas (que tristemente estableció un precedente); pero de allí es un brinco grande darle a un sacerdote católico la plataforma en un evento evangélico, para dirigir una oración ecuménica que pone el catolicismo a la par con el cristianismo protestante.

Un artículo de prensa que promovió el evento de Franklin Graham dijo:

El obispo David Zubic dijo que el festival se une con los llamados de los papas de nuestros días hacia

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UNA NUEVA APERTURA

una “nueva evangelización”, trayendo de nuevo al rebaño los católicos que se habían ido o apartado de la fe.

El obispo Zubik dijo que “Sentimos que mientras que hubiera un componente católico a esta cruzada en particular, queríamos ser parte de ella”.

Los que responden a la invitación del reverendo Graham para hacer decisión por Cristo, y que se identifican como católicos, tendrán la oportunidad de ir a la iglesia Epiphany Church, contigua al centro Consol Energy Center, para el sacramento de la reconciliación o a confesarse.

“Estamos ahí al lado”, dijo el obispo Zubik.

El obispo Zubik dijo que los católicos no están de acuerdo con todas las declaraciones políticas controvertidas de Graham, pero añadió: “No se trata de eso. El punto principal es de nuevo traer a la gente a Jesús”21

En una carta pastoral escrita por el obispo Zubik titulada “¡La iglesia evangelizando!”, Zubick expresó su apoyo del programa papal de la “Nueva Evangelización”. *En la carta, Zubik dice:

Como católicos, invitamos a otros a “llegar a Jesús”, no solamente en eventos de estadios, sino llegar a

*Ver el Apéndice I para una explicación del programa de la “Nueva Evangelización”)


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El a través de los sacramentos, especialmente por la Eucaristía.22

Muchos evangélicos no entienden lo que la Iglesia Católica enseña sobre los “sacramentos” y la “Eucaristía”. No se dan cuenta que la creencia católica es que Jesucristo realmente está en la hostia y Su sangre en el vino; y que esta “transubstanciación” toma lugar solamente cuando un sacerdote católico ora sobre el pan y el vino. Eso de la re-crucifixión de Cristo es un punto primordial de la doctrina de la Iglesia Católica.

ENCUESTA LIFEWAY (DE LA BAUTISTA DEL SUR)

Probablemente el ejemplo más claro de este gigantesco cambio es una investigación hecha por LifeWay Research

(una división de LifeWay Christian Resources, el brazo de recursos de la denominación Convención de la Bautista del Sur). Un artículo de Christianity Today, titulado “Desde Anticristo a hermano en Cristo: Cómo pastores protestantes ven al papa”, da los detalles de la encuesta. La primera parte es sobre la actitud negativa que los pastores evangélicos han tenido durante los últimos quinientos años en cuanto a la Iglesia Católica, basada en la hostilidad y rechazo del protestantismo. En otras palabras, la mayoría de los pastores evangélicos veían al papa como enemigo del Evangelio cristiano. Pero ahora, según la encuesta, un 58% de los pastores evangélicos ven al papa como un “cristiano genuino y hermano en Cristo”. Otro 19% no está seguro. 23

La corriente del pensamiento evangélico en general está empezando a ver a la Iglesia Católica como una expresión

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UNA NUEVA APERTURA

válida y legítima del cristianismo. En el 2016, oí una entrevista que ilustra eso perfectamente. La entrevista fue con el autor popular y sacerdote católico contemplativo, Richard Rohr, que reveló que su editorial dijo que su segmento principal de lectores es de hombres evangélicos jóvenes.24 Unas pocas décadas atrás, eso habría sido virtualmente inaudito.

Me parece irónico que LifeWay, que hizo la encuesta que demuestra este gran cambio de actitud entre los evangélicos hacia la Iglesia Católica, sea parte del problema. En sus librerías de almacenes y por internet, venden numerosos libros escritos por los que están ayudando a cerrar la división entre el catolicismo y el protestantismo. Un libro que venden titulado A Guide to Prayer for All God’s People (Una guía de oración para todo el pueblo de Dios), contiene los escritos de místicos católicos como Thomas Merton y Henri Nouwen.

Otro libro que LifeWay vende es del proponente contemplativo Richard Foster, titulado 25 Books Every Christian Should Read: A Guide to the Essential Spiritual Classics (25 Libros que todo cristiano debe leer: Una guía a los esenciales clásicos espirituales), donde él incluye un número de místicos católicos y autores emergentes (*pg. 26). En el libro, entre las personas nombradas como parte del equipo editorial es Richard Rohr. La espiritualidad de Rohr se alinea con el mismo grupo de personas como el panteísta episcopal, Matthew Fox, (autor de The Coming of the Cosmic Christ, La venida del Cristo cósmico). En el website de Rohr, hay un artículo sobre “El Cristo cósmico”,25 que es el “cristo” que ellos dicen que vive dentro de todo ser humano (i.e., la consciencia de cristo). Es desalentador saber que la audiencia más grande de Rohr sea de hombres evangélicos jóvenes.


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¿JUZGAR POR TRIVIALIDADES, O DIFERENCIAS PROFUNDAS?

En este capítulo, no he nombrado a estas personas y organizaciones en un intento de denigrarlas. Mi motivo

ha sido de demostrar cómo la iglesia evangélica está ayudando a formar un escenario ecuménico que se dirige hacia el catolicismo.

Los individuos simpatizantes de lo católico que he citado ciertamente reconocerían que hay diferencias entre la fe evangélica y la católica. Pero ellos restan importancia a estas distinciones como asuntos menores; y enfocarlas en forma negativa se vería como algo teológicamente acerbo y divisivo. Lo que la mayoría de los pastores evangélicos, líderes de iglesias, y personas con autoridad dice es que criticar es juzgar indebidamente, un vicio y no virtud; y que los que presentan estas objeciones contra cosas de supuestamente menor importancia, desvían a la gente de lo que realmente vale.

* Emergente o “iglesia emergente” se refiere a los que siguen un amplio conjunto de doctrinas que promueven una nueva defin-ición del cristianismo; y que incluyen en sus organizaciones al-gunos o todos de los siguientes pensamientos: misticismo católico, oración contemplativa, técnicas de la meditación oriental, prácti-cas religiosas paganas como laberintos, Lectio Divina, entrar en el silencio, mantras, etc. La iglesia emergente es bastante ecuménica, y el enfoque es la justicia social y la relevancia cultural, en lugar del Evangelio y la Palabra de Dios. El énfasis es un evangelio social en lugar de un Evangelio personal. (Esta definición es del librito por Kevin Reeves, D is for Deception:The Language of the New Christianity (D significa engaño: El lenguaje del nuevo cristianis-mo) publicado por Lighthouse Trails).

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UNA NUEVA APERTURA

Sin embargo, nuestro enfoque aquí es demostrar que hay diferencias profundas que afectan la salvación, diferencias que no solamente son anti-bíblicas sino también en contra del Evangelio. Estas controversias no se deben a malos entendidos ni a prejuicios, sino que tienen bases firmes sobre el discernimiento bíblico. Ciertas ideas que se presentan como verdades necesitan examinarse con cuidado para ver si realmente son de Dios o si son una desviación. Por eso, utilizamos la palabra discernimiento, que quiere decir tener la habilidad de distinguir y examinar cuidadosamente. La parte importante es entender la diferencia entre una opinión meramente humana y la verdad objetiva.

Realmente, debe haber un estándar con el cual medir cualquier perspectiva o enseñanza. En el cristianismo, este estándar es el Evangelio como lo presenta la Biblia. Sin tenerlo, cualquier cosa es posible y permitido, como dice el refrán popular “todos los caminos llevan a Dios”. En el Antiguo Testamento, vemos el ejemplo del becerro de oro. Supuestamente, esto serviría para honrar a Jehová Dios, quien les liberó de Egipto; pero la gente hizo algo que desagradó a Dios. En vez de una pura adoración al Señor, usó una imagen (que es idolatría) de por medio, y terminaron adorando a otro dios bajo otro evangelio.

Antes de terminar este capítulo, hace falta un comentario sobre lo que es el ecumenismo desde el punto de vista católico. Aunque el título de este capítulo es “Una nueva apertura”, eso no es real a menos que sea honesta y sin prejuicios. El verdadero significado del ecumenismo católico es: que con el tiempo, los “hermanos perdidos” (o sea, los protestantes), serán absorbidos por la Iglesia Católica, i.e., la Nueva Evangelización (ver el Apéndice I). Aunque puede ser


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verdad que algunos del clero católico ven a los evangélicos como verdaderos cristianos, y que la mayoría de los católicos no sabe lo que enseña la doctrina católica oficial, la Iglesia Católica oficialmente considera que los “hermanos perdidos” son precisamente eso: “perdidos”.

El trato honesto, por supuesto, dictaría que la Iglesia Católica hiciera saber a los evangélicos que esta es su posición doctrinal. Pero como dice el antiguo axioma de Machiavelli, “el fin justifica los medios”. La Iglesia Católica ha tomado el camino amistoso para atraer a los protestantes de nuevo al redil. Pero si uno mantiene en mente que “unidad” aquí quiere decir “re-absorberse”, las piezas del rompecabezas se unen y explican las incongruencias en el comportamiento de la Iglesia Católica.

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LA OBRA DE NUESTRA

REDENCIÓN

Muchos evangélicos consideran que el pensamiento católico de la ceremonia del pan y la copa es diferente al suyo, pero realmente no herético. En la iglesia

evangélica, la ceremonia con el pan y la copa significa recordar el sacrificio de Cristo en el Calvario, de acuerdo con las instrucciones de Jesús “haced esto en memoria de mí”(Lucas 22:19, énfasis Yungen). Pero en la misa católica, el punto de vista es totalmente diferente, porque esto es ligado a la salvación de la persona. En su libro Facts of the Faith (Verdades de la fe), el monseñor J. D. Conway dice:

(La Eucaristía) es el centro, el punto focal de la devoción católica; es el centro, o punto focal del fervor y celo católico. Es el punto de partida de las enseñanzas católicas sobre la adoración y la santificación.1 (Énfasis Yungen)


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Esto quiere decir que todo lo que es vital en la Iglesia Católica procede de la Eucaristía (comunión). Lo que es solamente un componente de la iglesia evangélica es la necesidad principal para la Iglesia Católica. De hecho, muchos escritos católicas se refieren al hecho de que la Eucaristía cumple la obra de nuestra redención. Por ejemplo, el sacerdote Robert J. Fox, en su libro The Catholic Faith (La fe católica), revela que:

Los católicos están comprometidos de participar en el Sacrificio de la Misa cada domingo y cada día santo obligatorio, bajo pena de pecado mortal. Solamente una razón seria les libra de ello. La inconveniencia, pereza, visitas, el cansancio, ropa pobre, dolor de cabeza, etc. no son excusas aceptables. 2

Estas son advertencias bastantes fuertes referentes a esta ceremonia. La razón es que en la teología católica, la misa es verdaderamente un vehículo de salvación. No es posible obtener la santidad requerida para alcanzar el Cielo, a menos que uno asista fielmente a la misa.

Respuestas sencillas busca ser un enfoque conciso sobre qué tan serios son estos puntos. Posiblemente, muchos evangélicos ignoran estos hechos; y ciertamente la mayoría no entiende que el propósito de la misa es continuar el sacrificio de la cruz. De hecho, se llama el Sacrificio de la Misa. Pocket Catechism: Essential Catholic Teachings (El catecismo del bolsillo: Enseñanzas católicas esenciales), hace la pregunta “¿Cuál fue el propósito de Cristo al establecer la Santa Eucaristía?”3 y contesta “para ofrecerse vez tras vez por nosotros en el Santo Sacrificio de la Misa”.4

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LA OBRA DE NUESTRA REDENCIÓN”

Esto ha sido un punto de mayor controversia entre los católicos y los protestantes durante quinientos años. Mientras los protestantes señalan que Hebreos 9 y 10 enfatiza que Cristo fue sacrificado una sola vez, los apologistas católicos responden diciendo: Sí, fue sacrificado una sola vez, pero ese sacrificio ha continuado a través de los siglos. En otras palabras, ese solo sacrificio no es uno nuevo o diferente, es el mismo sacrificio prolongado durante el transcurso de todos los siglos.

A los no católicos, les parece algo extraño que eso sea aceptado. La cruz fue un evento de la historia, visto como algo digno de recordar en memoria, pero no repetido. Se puede hacer la pregunta: ¿cómo puede algo de esta naturaleza repetirse durante más de dos mil años? La Iglesia Católica no da respuesta a esta pregunta.

En Saint Joseph People’s Catechism: A Concise Catechism of the Catholic Faith That Answers the Needs of People Today (El catecismo de San José para el pueblo: Un catecismo conciso de la fe católica que responde a las necesidades de las personas hoy en día), hay una pregunta de cómo la misa puede ser un verdadero sacrificio. El sacerdote que escribió el libro explica:

La verdadera muerte de Jesús no está presente en la misa ni se reproduce allí. Nada de eso es necesario para que la misa sea un verdadero sacrifico. Lo que está presente en la eucaristía es el mismo Jesús cuya humanidad es por siempre dedicada a la salvación de la humanidad. El sacrificio de la Iglesia es el salvador siempre dedicado, presente en los símbolos . . . Esta dedicación de sacrificio merece la misma respuesta eterna del Padre celestial.5 (Énfasis Yungen)


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En el libro del sacerdote Thomas Corbishly, Roman Catholicism (El catolicismo romano), él explica este concepto más afondo:

(La humanidad) fue redimida no por las ofrendas en sí, el derramamiento de sangre como tal y la muerte después; fue redimida por el acto de la voluntad que se vistió en estas formas visibles . . . Lo que cuenta últimamente, no fue lo que Cristo hizo o sufrió, sino lo que él era . . . En otras palabras, lo que llamamos el Sacrificio del Calvario, es, en el último análisis, la actitud sacrificial de voluntad . . . la víctima del Calvario es realmente presente en el altar . . . la obra de redención de Cristo es prolongada en el tiempo . . . Entonces, no es sin razón, que el centro de la práctica católica de devoción siempre ha sido la misa.6

Lo que estos sacerdotes están diciendo es que Jesucristo no tiene que sufrir o morir otra vez. Solo necesita dedicarse a salvar a la humanidad, para que cuando Dios el Padre ve a Jesús en la hostia durante la misa, El ve la dedicación y eso le satisface. Entonces, es la dedicación de Jesús que satisface la ira de Dios contra el pecado.

¿Pero qué dice la Biblia sobre esto?

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos . . . Porque primeramente

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os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras. (1 Corintios 15:1-3)

Cuando Pablo dice “Escrituras”, se refiere a Isaías 53, conocido por él cuando escribió sus cartas. Allí vemos lo siguiente:

Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. (Isaías 53:10-11; énfasis Yungen)

Como se ve claramente, el punto de vista católico reconoce que la misa no tiene la aflicción de Su alma. Saint Joseph’s People’s Catechism dice que nada de Su muerte o sufrimiento se necesita para que la misa sea un verdadero sacrificio. Pero en esencia, el resultado es lo mismo. Volviendo al capítulo 9 de Hebreos, los versículos 25-26 dicen, “no para ofrecerse muchas veces . . . de otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces (énfasis Yungen). Quiero que el lector entienda que el sufrimiento era clave para el sacrificio en el Calvario, y que toda ofrenda a Dios para pagar el pecado tenía que involucrar el sufrimiento de Cristo.

El libro To Know Christ: A Basic Catholic Catechism (Conocer a Cristo: Un catecismo básico católico), tiene la pregunta: ¿Por qué Cristo nos dejó la Santa Eucaristía (la


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misa)? La respuesta es, “para que seamos más aceptables a Dios”.7 Pero según 1 Pedro 3:18, no es posible ser aceptable a Dios sin el sufrimiento de la cruz.

Lo que necesitamos entender aquí es que el sacrifico del Calvario no podría prolongarse en cuanto al tiempo. Jesús dijo, “De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!” (Lucas 12:50). En otras palabras, no podría ser algo que se continuara.

1 Pedro 3:18 dice, “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (énfasis Yungen). A través de las Escrituras, es el sufrimiento que se presenta como el elemento clave para “llevarnos a Dios”, y no la dedicación de Cristo. La palabra final para esta controversia la tiene Hebreos 9:22, que dice que sin “derramamiento de sangre” no hay remisión de los pecados.

La Iglesia Católica proclama que en la misa, se presenta la sangre de Cristo; pero no es participar en la sangre lo que justifica a la persona, sino el derramamiento de Su sangre en el Calvario.

Si examinamos cuidadosamente en los Evangelios las palabras de Jesús en la última cena, (Mateo 26:29, Marcos 14:25, Lucas 22:18), vemos que El utiliza el término “el fruto de la vid”. En el momento de tomarlo, no dice mi sangre, sino fruto de la vid. A propósito, según el Concilio de Trento, Jesús pronunció una maldición sobre sí, al llamarlo el fruto de la vid en lugar de decir “mi sangre”, ¡como si ellos supieran más que el mismo Señor!

Además, El les dijo a los discípulos “haced esto en memoria de mí”. Si esto tuviera que ser un sacrificio continuo, habría dicho “haced esto en una continuación

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de mí”. Por ejemplo, si yo viajo a la ciudad de New York, no puedo recordar New York City mientras esté allí. Para poderlo recordar, tengo que salir de allí. No puedo recordar algo que se está continuando. También, uno de los puntos mayores que quiero resaltar es que en ninguna parte del Nuevo Testamento se presenta la santa cena del Señor como algo que salve a nadie. Se presenta como algo que hacen las personas ya salvas. Un católico devoto, al leer esto, podría protestar, Momentico, ¿qué de Juan 6 donde Jesús dice Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros? En realidad, hay una respuesta lógica en las Escrituras que los judíos citan:

Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. (Salmo 27:2; énfasis Yungen)

Cuando uno hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre, y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada cual comerá la carne de su brazo. (Isaías 9:20; énfasis Yungen)

El necio cruza sus manos y come su misma carne. (Eclesiastés 4:5; énfasis Yungen)

En otras palabras, Jesús cita metáforas del Antiguo Testamento cuando dice que si no se come “Su carne” y se bebe “Su sangre”, no hay salvación. Quiero señalar que sin el sufrimiento y la muerte, no hay redención ni salvación.


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Aunque es cierto que Jesús muchas veces usaba parábolas y la retórica, alguien podría argumentar que los discípulos Le entendieron en forma literal referente a comer Su carne y beber Su sangre. También es verdad que ellos se quejaron, “Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?” (Juan 6:60). Pero Jesús sabía que ellos murmuraban, y les dio una respuesta acertada:

Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? (Juan 6:61)

• ¿Pues qué, si viereis al Hijo de Hombre subir adonde estaba primero? (Juan 6:62). (Nota: Jesús se refiere al hecho de que pronto Le iban a crucificar y que después El ascendería al cielo, para sentarse a la diestra del Padre. Así que, sería literalmente imposible comer Su carne y beber Su sangre).

• Es el espíritu que da vida; la carne para nada aprovecha (Juan 6:63; énfasis Yungen). (Nota: La muerte de Jesús en la cruz rescató a nuestras almas por la eternidad. Aquí Jesús está diciendo que de ninguna manera está hablando de comer Su carne).

• Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:63b; énfasis Yungen). (Nota: Para evitar toda posibilidad de equivocación, Jesús explica aquí que está usando una metáfora, porque nuestra redención es espiritual. Aun Nicodemo tenía problemas en entender eso, cuando Jesús le dijo, “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). Desafortunadamente, la Iglesia Católica sostiene que la Eucaristía es recibir, literalmente,

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la carne y la sangre de Jesús, a pesar de la “apariencia” de pan y vino).

Para la mayoría de las personas, es una cosa trivial si los elementos de la cena son literales o simbólicos. Pero las implicaciones son sumamente profundas, porque la Iglesia Católica guía a sus seguidores a otro Jesús y a otro evangelio. Según el catecismo Baltimore Catechism, (que ha sido el estándar católico durante muchos años), la salvación se alcanza a través de participar en los sacramentos, siendo la Eucaristía el punto focal. Esto tuerce el significado de la salvación, porque aunque se relaciona con la cruz, se tiene que ganar por medio de las buenas obras y los ritos religiosos. Aunque la Iglesia Católica pretende sostener que la salvación es por la gracia, Pablo argumenta referente a la salvación, “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia no es gracia” (Romanos 11:6).

La doctrina de la Eucaristía puede parecer confusa, y realmente es así. En ninguna parte de la Biblia somos instruidos de que nuestra redención en el Calvario tiene que perpetuarse o conseguirse a través de algún medio. Cuando Jesús murió en la cruz, proveyó una respuesta sencilla contra toda confusión cuando proclamó, “Consumado es” (Juan 19:30). La comunión, entonces, debe ser en memoria de lo que Jesús cumplió totalmente. Nuestra parte es confiar plenamente en la obra terminada por Cristo; y nos perjudicamos si no la aceptamos.

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EL PECADO MORTAL VS. LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN

El consenso general dentro del cristianismo evangélico en cuanto al catolicismo romano, hay más lo que nos une que lo que nos divide. El punto de vista es

que la unidad con los católicos da honra y gloria a Dios, mientras que el distanciarse y ver a la Iglesia Católica como un adversario deshonra a Dios. Esto implica que las controversias que antes nos dividían ahora no tienen importancia. Como mencionamos antes, esta manera de pensar se encuentra dentro de la mayor parte del cristianismo evangélico.

Como venimos diciendo, cuando se examinan estas controversias juntamente con sus implicaciones, notamos que esto tiene que ver con el meollo del verdadero cristianismo. No es asunto de preferencias personales o gustos: es la médula del Evangelio.


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Hemos visto el rol que juega la misa en la Iglesia Católica, donde el participar en la Eucaristía (y los demás sacramentos), es lo que nos salva. También hemos visto cómo eso nos deja con un evangelio de obras. Aunque Jesús es reconocido como nuestra expiación por el pecado, este don de la salvación tiene que merecerse para obtenerse, algo muy diferente a la justicia que es solamente por la fe, y por consiguiente, el nacer de nuevo.

El autor y apologista católico Karl Keating lo explica en forma sucinta en su libro, Catholicism and Fundamentalism (El catolicismo y fundamentalismo). El dice:

Para los católicos, la salvación depende del estado del alma al momento de morir . . . Si hemos de pasar por esas puertas (del cielo), tenemos que estar en el estado espiritual correcto . . . La Iglesia (Católica) enseña que solamente las almas que sean buenas objetivamente y agradan objetivamente a Dios merecen el cielo, y tales almas son las que están llenas de la gracia santificante.1 (Énfasis Yungen)

Lo que Keating dice aquí es que la gente tiene que ser buena para poder ir al cielo. Pero, la Iglesia Católica también enseña que para ser bueno, tenemos que guardar los Diez Mandamientos y obtener “la gracia santificante” por medio de participar en los sacramentos. En otras palabras, se necesita que haya gracia; pero es una gracia merecida, o sea, por obras. Aquí entra la Eucaristía. Hay que ir a misa y recibir la hostia para poder ser bueno. La gracia se ve como una oportunidad que necesita ser ayudada, y que la salvación no puede asegurarse en esta vida. En la Iglesia Católica, no

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hay ninguna seguridad que uno sea salvo. Como la salvación tiene que ser algo merecida, sería un pecado de orgullo decir que hay seguridad de tener la salvación. Para el católico, la vida es una constante huida del diablo y de nuestra naturaleza pecaminosa; y que no podemos ser salvos a menos que estemos en un “estado de gracia” al morir. Keating prosigue, diciendo que el supuesto santo puede perder la salvación en el último momento. Después, él contrasta el punto de vista católico con el del protestante:

Los de la Reforma vieron la justificación como un mero hecho legal . . . la Iglesia Católica, por supuesto, entiende la justificación en forma diferente. Lo ve más como la erradicación del pecado y la verdadera santificación y renovación. El alma llega a agradar a Dios objetivamente, y así merece el cielo. Merece el cielo, porque ahora es realmente buena.2

Al examinar qué más enseña la teología católica, el concepto del pecado mortales otro factor que puede destruir el estado de gracia en cualquier momento. Siempre me he preguntado si alguien resulta ser bueno objetivamente, ¿cómo puede esa persona cometer el pecado mortal si es buena? Parece una contradicción. Después de ingerir toda esta santidad asistiendo a la misa y recibiendo la Eucaristía, ¿cómo puede una persona ser capaz de cometer un pecado mortal?¡Sería demasiado santa para poderlo hacer!

Cuando estudiamos los escritos católicos sobre el pecado mortal, se ve una dimensión totalmente nueva. Dice Facts of the Faith (Verdades de la fe), (un libro católico sobre la teología) lo siguiente:


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No es suficiente solo creer que Jesucristo es el Hijo de Dios, o sencillamente aceptarle como nuestro Redentor . . . tenemos que también imitar las virtudes de Jesucristo, seguir sus enseñanzas morales, y obedecer los mandamientos . . . Entonces, si llegaremos al cielo, tenemos que hacer lo bueno y evitar lo malo.3 (Énfasis Yungen)

El Baltimore Catechismo No. 2 apoya esto, diciendo:

No es suficiente pertenecer a la Iglesia para ser salvo, sino que tenemos que guardar los mandamientos de Dios y de la Iglesia.4

Los mandamientos de sus escritos son, por supuesto, los diez mandamientos y los mandamientos de la Iglesia Católica. Pero al mirar lo que exigen estos mandamientos, encontramos una cantidad de desafíos realmente desalentadores. Por ejemplo, una lista de pecados mortales de varias publicaciones católicas provee algunas interpretaciones muy preocupantes. Juntamente con los obvios pecados como el homicidio, el adulterio, y el robo, hay también pecados mortales de manejar mal los fondos de la familia, gastar dinero en forma frívola o innecesaria, no ahorrar, prestar habitualmente, malgastar dinero, comida, ropa, bienes de la casa, y nunca dar dinero para causas justas.5 Estos son los que ellos dicen rompen los mandamientos seis y siete. Hay también listas de pecados mortales que dicen que los domingos la gente no debe hacer compras o aun lavar la ropa.

Entonces, cuando la Iglesia Católica dice que los católicos tienen que ser buenos, quiere decir que tienen

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que ser muy muy muy buenos. Joan Chittister es un monja católica altamente respetada en círculos católicos, y también entre los de la iglesia emergente. En su biografía espiritual, Called to Question (Llamada a cuestionar), reconoce en forma franca las consecuencias de no alcanzar los estándares rígidas de la moralidad católica. Ella recuerda:

Aprendí desde muy temprano, que la vida espiritual está rodeada de ansiedad. Se podría pasar toda su vida siendo “bueno”, y de repente un día resbalar . . . y encontrarse en el fondo del infierno . . . Todo el resto, todos los esfuerzos . . . habrían sido en vano.

Sabíamos que cualquier perdón o sentido de la presencia sanadora de Dios por la confesión, sería, aun en la mejor de las circunstancias, temporal. Habiendo tropezado en el pasado, ciertamente lo haríamos de nuevo. Este Dios en realidad era un Dios malévolo. Al mandarnos a ser muy santos, este Dios estaba al asecho, esperando que uno pecara . . . nadie se encontraba inocente.6 (Énfasis Yungen)

Frente a este dilema espiritual, millones de católicos han abandonado este modelo de salvación e ido por muchas direcciones diferentes. Como vimos al principio de este libro, muchos optan por abrazar el cristianismo evangélico. Otros han ido al ateísmo, a la Nueva Era, o a opciones más liberales del catolicismo (que examinaremos más adelante). Probablemente, la mayoría de los católicos promedios ha optado por la posición dada abajo. El autor católico Peter Kreeft vio eso en sus observaciones casuales:


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Los protestantes tienen la razón: la mayoría de los católicos realmente cree en una religión totalmente diferente. Más del 90% de los estudiantes que he entrevistado que habían tenido 12 años de clases de catecismo . . . dicen que esperan ir al cielo porque se esforzaban o hacían lo mejor que pudieran, o tenían compasión de todos, o eran sinceros. Casi nunca mencionaron a Jesús. Preguntados por qué esperaban ser salvos, mencionan casi cualquier otra razón menos el Salvador.7

Es obvio por la explicación de Kreeft, que estos estudiantes sufrían del mismo dilema que Joan Chittister. Sabiendo que no alcanzaban la meta en cuanto a la santidad, decidieron mantenerse dentro de la iglesia, hacer lo mejor que pudieran, y esperar a ver si podrían llegar. El hecho de no mencionar a Jesús proviene del punto de vista de que Jesús está en la hostia de la misa; el católico realmente no se identifica con El de la misma manera como el evangélico. En otras palabras, Jesús no se ve claramente cuando Lo ven como algo que comen, en vez de una persona con quien podemos tener una relación personal. El sistema católico condiciona a la gente a pensar que “recibir a Cristo” quiere decir consumir un pan durante la comunión, y que la presencia especial de Jesús es solo cuestión de unos quince minutos. No se les enseña a las personas que Jesús dijo “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7) o “nacido del Espíritu” (Juan 3:8). Tampoco saben que esto ocurre cuando la persona pone su fe y confianza en la obra completa de Jesús y Su perfecto sacrificio en la cruz.

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Los Caballeros de Colón han publicado un librito llamado, Grace—Without It, You Are Dead! (Gracia: Sin ella, ¡estás muerto!) Al leerlo, es más fácil entender como la Iglesia Católica ve la gracia como ayuda y oportunidad. El librito señala que para ser salva, la persona tiene que “perseverar en una vida santa” hasta la muerte.8 Y se hace de la siguiente manera:

No solamente es que el hombre puede hacer algo, sino que sus esfuerzos son absolutamente necesarios . . . Si nuestra justificación llegara fácilmente sin ningún esfuerzo o riesgo de parte nuestro, no se estimaría como un gran regalo, y no estaríamos motivados a multiplicar nuestras buenas obras para la gloria de Dios y el bien de nuestras almas.

. . . Hay dos factores en la operación de la gracia: la acción de Dios y la acción del hombre. Cada una es totalmente eficiente, cada una es necesaria . . . Dios no completará la obra sin el hombre . . .

La Santa Escritura habla del cielo como un galardón por el cual pelear, o una recompensa por fiel servicio.9 (Énfasis Yungen)

El finado sacerdote William Shannon (2012) en su libro Silence on Fire (El silencio en llamas), reveló a sus lectores que la Iglesia Católica realmente es una religión basada en obras; y relata el dilema que él enfrentó al buscar ser buen católico. Dice:


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Mi gran tarea era salvar mi alma . . . Si hiciera todas estas cosas “religiosas”, Dios ciertamente estaría obligado a estar contento conmigo y me cuidaría muy bien. Es una clase sutil de pelagianismo (la herejía de la salvación por medio de buenas obras), que señalaba maneras de ganar el favor de Dios . . . que había que demostrarnos buenos delante de Dios.10

Hay incontables evidencias que apoyan lo que describe Shannon. Un librito titulado “¿Eres salvo?” publicado por Our Sunday Visitor (Nuestra visita dominical) (una revista católica nacional), buscaba refutar las acusaciones evangélicas contra el catolicismo, diciendo:

La salvación, en su sentido más pleno, es un proceso que siempre continúa, y que seguirá hasta después de la muerte . . . Para salvarnos, El nos vuelve a crear conforme a Su semejanza, un proceso a lo largo de la vida, requiriendo nuestra cooperación, para que otra vez podamos pensar y amar como El piensa y ama. Este proceso encuentra su cumplimiento solamente en el cielo.11 (Énfasis Yungen)

El dogma católico realmente insiste en que ninguna persona puede saber que es salva en esta vida, sino que tiene que esperar a ver si llega al cielo. *Pensar diferente sería el pecado de presunción, porque no es posible saber eso con seguridad.

* Como mencionamos anteriormente, como la salvación se ve como algo merecido, sería jactancioso hablar de tener la seguridad de la salvación.

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¿Pero esto es cierto? Vamos a examinar lo que los evangélicos tradicionalmente han creído referente a la salvación:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9; énfasis Yungen)

. . . que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida . . . Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. (1 Juan 5:11-13; énfasis Yungen)

. . . a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria. (Efesios 1:12-14; énfasis Yungen. Notemos el lenguaje legal de este pasaje)

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. (Juan 5:24; énfasis Yungen)

Este último versículo dice ha pasado, y no pasará. Los versículos de Efesios demuestran que en el momento de


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creer, la persona es regenerada espiritualmente, o sea, que nace de nuevo; y que ahora es posesión de Dios hasta que El lo lleva a casa, que es el día de la “redención”.

. . . quien nos salvó, y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. (2 Timoteo 1:9; énfasis Yungen)

. . . no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. (Tito 3:5; énfasis Yungen)

Lo que se enfatiza aquí es que El nos ha salvado, tiempo pasado. Según el dogma católico, Pablo cometió el pecado de la presunción:

No por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención . . . porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados . . . Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo. (Hebreos 9:12, 10:14, 19)

. . . con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. (Colosenses 1:12)

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Es clave entender que es la cruz que nos hace aptos para entrar al cielo, no nuestras buenas obras o por ser buenos. Obtenemos esta salvación cuando creamos en la obra que Jesús hizo en la cruz, y pongamos nuestra fe totalmente en El. El acomodar sus actos a una lista de reglas no salva a nadie.

Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él. (Colosenses 1:21-22)

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados. (Colosenses 1:21-22; énfasis Yungen)

Numerosos autores católicos han argumentado que si nuestros pecados fueran totalmente perdonados, podríamos pecar con impunidad. En otras palabras, si no es requisito ser buenos para entrar en el cielo, entonces básicamente podremos ser tan malos como nos diera las ganas. La obvia respuesta es, que cuando nacemos de nuevo, el Espíritu Santo nos convence del pecado; y nos da el deseo y la capacidad de hacer lo bueno. Pablo explica este asunto de la siguiente manera:

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera.


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Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? (Romanos 6:1-2)

¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley . . . ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley. (Romanos 3:27-28, 31)

Ahora, vamos a ver más afondo cómo podemos tener la seguridad de la salvación. Juan muy claramente explica cómo podemos alcanzar la vida eterna y tener la seguridad de ella. Su seguridad se basa sobre lo que Cristo ya ha hecho por nosotros, en vez de confiar en los méritos de nuestras obras precarias.

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. (1 Juan 5:10-13; énfasis Yungen)

Es indispensable que la persona crea lo escrito: que Dios nos ha dado la vida eterna a través de Su Hijo, como hemos

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visto en todos estos versículos. El creer este record es lo que efectúa la vida eterna. Vemos esto en los siguientes versículos:

Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. (Juan 10:28)

Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. (Juan 10:9)

Es muy importante notar aquí lo que la Iglesia Católica ha hecho. Todas las Escrituras que hemos citado indican que la salvación es un regalo de Dios por medio de Cristo, quien murió por nosotros. Pero necesitamos creer la Palabra, que Jesús lavó nuestros pecados, y que todo se cumplió para obtener nuestra salvación. Cuando alguien ha firmado su última voluntad y testamento, no servirá al beneficiario si no lo pone en práctica. Esto es lo que hace la fe: nos permite recibir el mensaje del Evangelio; y al creerlo, tener la seguridad de la salvación. El no tener la seguridad es dudar. La “fe” católica niega la posibilidad de tener la seguridad de la salvación, y por lo consiguiente, niega la fe bíblica. O Jesús te salvó, o no te salvó—¿cuál es?

Pasar por una puerta no es un proceso demorado. Se hace en un instante. Esto es lo que Pablo enfatiza en Efesios: Los creyentes habían oído el Evangelio y lo creyeron; después fueron sellados con el Espíritu Santo. En otras palabras, pasaron por la puerta de la cual habló Jesús, y recibieron la salvación.

No es sorprendente que los apologistas católicos y los catecismos católicos desprecien totalmente el concepto de la salvación que acabamos de explicar. Karl Keating, en su libro Catholicism and Fundamentalism (El catolicismo


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y el fundamentalismo), refiere al punto de vista evangélico como “una falsa seguridad”.12 Y el sacerdote Martin Pable, en su libro Catholics and Fundamentalists (Los católicos y los fundamentalistas) dice, “ciertamente ésta es una doctrina consoladora. Pero desafía la credibilidad”.13

Vez tras vez, vemos que los católicos creen o deben de creer, que el cristiano puede “echarlo todo a perder” (o sea, perder su salvación) si no se cuida. Si se comete un error serio contra los diez mandamientos o el dogma católico (como no asistir a la misa cada domingo), eso instantáneamenteanula su relación con Dios. La persona puede volver al estado de gracia a través de los sacramentos; pero como hemos visto, remediar el pecado mortal es un proceso demasiado complejo y detallado. El católico constantemente se pregunta cómo Dios le ve a él.

Los apologistas católicos tienden a utilizar unos pocos versículos de la Biblia para “comprobar” que su posición referente a la salvación es la correcta. Por ejemplo, el versículo más utilizado por ellos es Filipenses 2:12, que dice:

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.

Otro versículo es 1Corintios 9:25-27:

Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. Así que, yo de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino

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que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

También utilizan Mateo 7:21:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Y finalmente Santiago 2:14, 17, 24:

Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? . . . Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma . . . Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

Básicamente, usan estos versículos para decir que la salvación es una lucha, donde Dios nos ayuda y nos apoya; pero al fin y al cabo, tenemos que ganarla por medio de mucho esfuerzo propio. Este punto de vista de la salvación es como si nos diera una ficha para poder pasar el puente al cielo, pero esa ficha (la gracia) tiene que comprarse en lugar de ser recibida gratis, como regalo. Ahora, examinemos estos versículos para ver si en realidad apoyan la posición católica.

La Iglesia Católica interpreta Filipenses 2:12 como si fuera cuestión de trabajar para conseguirla salvación, cuando en realidad Pablo está diciendo que uno demuestra su salvación con obras. En otras palabras, la persona ya


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tiene la salvación; pero los católicos no citan el siguiente versículo, verso 13, que es la clave: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. En otras palabras, el creyente está en el proceso de la santificación (que toma lugar después de la salvación). Si usted es católico y no se ha convencido de esto, en el siguiente capítulo, Pablo dice:

. . . y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. (Filipenses 3:9; énfasis Yungen)

Pablo no dice “que es de mí”, sino “que es de Dios”. El fundamento de la salvación católica es guardar los diez mandamientos o la ley; pero Pablo claramente dice que su propia justicia no se produce por obedecer la ley, sino por fe en Cristo. Como vimos al principio este capítulo, el Catecismo de Baltimore No. 2 dice:

No es suficiente pertenecer a la Iglesia para poder ser salvo, sino que también tenemos que guardar los Mandamientos de Dios y de la Iglesia.14

El Catecismo del bolsillo vuelve a repetir eso, preguntando, “¿Cuáles mandamientos debemos observar?” y da la respuesta, “Los Diez Mandamientos y los Mandamientos de la Iglesia”.15

El segundo pasaje, I Corintios 9:25-27, donde Pablo habla de la carrera del atleta, es interpretado por la Iglesia Católica así: el esfuerzo para conseguir una corona “incorruptible” representa la lucha para obtener la salvación. Pero Pablo aquí

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está hablando de la santificación, y la corona representa el galardón por el servicio fiel. ¿Cómo puedo decir esto con certeza? Porque Pablo, en la misma carta (verso 1:18) dice, “los que se salvan, esto es, a nosotros.”Así que, en la misma carta, él no diría que es salvo para más adelante decir que su salvación no es segura. De modo que la única explicación lógica es que aquí, él está hablando de la santificación.

Si fuera cierta la posición católica, Pablo habría dicho “los que esperamos ser salvos”; pero habla de los que ya son salvos. Si hubiera sido correcta la interpretación católica, Pablo no habría escrito con esta certeza.

En nuestro tercer ejemplo, Mateo 7:21, la interpretación de la Iglesia Católica es, que no es suficiente solo creer y tener fe, sino que la salvación depende de ser buenos y obedecer todos los mandamientos. Pero, ¿qué es la “voluntad de Mi Padre”? La respuesta se encuentra en Juan 6:28-29, que dice:

Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en él que le ha enviado. (Énfasis Yungen)

Aquí vemos que uno hace la obra de Dios cuando cree en Jesús; o sea, creer el Evangelio y aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador.

En Santiago, el último ejemplo, encontramos la clásica refutación de la justificación por la sola fe. El énfasis es que la fe sin obras está muerta; pero hay que examinar cuidadosamente lo que realmente quiere decir Santiago, de acuerdo con las Escrituras.


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La mejor refutación a la posición católica de la salvación por fe mas obras, es Efesios 2:8-9:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

Lo que dice Pablo aquí es que la salvación es enteramente don de Dios (de la gracia de Dios) y por consiguiente, no puede ser ganada (por obras) de ninguna manera. No podemos jactarnos de ninguna manera de nuestra salvación. Cuando Santiago escribió su carta, estaba de acuerdo con el punto de vista de Pablo sobre la salvación por sola fe, porque él juntamente con Pedro, dieron a Pablo su bendición para predicar a los gentiles:

. . . y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas (Pedro) y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer. (Gálatas 2:9-10)

De modo que vemos que el Evangelio que Pablo predicaba tenía la aprobación de Santiago y Pedro. Pero cuando Santiago escribió su epístola, estaba preocupado por un concepto erróneo sobre la verdadera fe. Primero, la fe bíblica no es solamente un conocimiento intelectual, como el que dice livianamente, “Creo en Dios”. Santiago dice que

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EL PECADO MORTAL

los demonios tienen esta misma clase de “fe”, y tiemblan, porque saben la realidad.

Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. (Santiago 2:19)

Así que Santiago distingue entre una fe meramente intelectual, y la fe bíblica que determina nuestras acciones. Un ejemplo clásico de esto es la historia de un funámbulo que empujó una carretilla llena de piedras por un cable extendido sobre las cataratas de Niágara. Cuando volvió, preguntó si alguien creía que él podría hacer lo mismo con una persona dentro de la carretilla. Contestó un hombre, “Sé que lo puedes hacer”. Entonces el funámbulo dijo, “Entonces, ¡tú sigues!”

Este ejemplo puede sonar un poco simple, pero podemos entender que Santiago utilizó un ejemplo semejante en su propia carta:

¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? (Santiago 2:21)

Aferrándose a la promesa de Dios de que “En Isaac te será llamada descendencia” (Hebreos 11:18), Abraham enfrentó el desafío de ofrecer a Isaac en el altar. Santiago continua diciendo, “¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?” Santiago está diciendo “¿Ya entiendes lo que quiero decir, en cuanto a la fe bíblica?” Se ve claramente que Santiago no está diciendo que nos salvamos por una combinación de fe y buenas obras.


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De hecho, en el siguiente versículo repite que el corazón del Evangelio es la justificación por la fe:

Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. (Santiago 2:23)

En otras palabras, Santiago enfatiza que nosotros (como Abraham) somos justificados y aceptados por Dios por la sola fe, pero que es una fe bíblica.

Santiago utiliza un ejemplo más de lo que es esa clase de fe:

Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? (Santiago 2:25)

Rahab actuó a favor de los mensajeros, arriesgando su propia vida; pero al hacerlo, se salvó juntamente con toda su familia.

Los ejemplos que utilizó Santiago seguramente fueron seleccionados por el Espíritu Santo, porque demuestran claramente que Dios no aprobó a Abraham y a Rahab a base de sus buenas obras.

En el caso de Abraham, el ofrecer a Isaac sobre un altar no podría verse, de ninguna manera, como una “buena obra”, sino que fue totalmente un acto de fe. De la misma manera, Rahab no tenía justicia propia, porque había vivido la vida de una prostituta. Pero ella creyó a Dios, como demostraron sus acciones, y se transformó en una mujer piadosa.

Santiago, dando el resumen de su explicación de la fe bíblica, dice:

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EL PECADO MORTAL

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. (Santiago 2:26)

Vemos entonces que Santiago no dice que nos salvamos por una combinación de fe y buenas obras, sino solo por la fe (cita la Escritura en el versículo 23). Pero la fe bíblica es una fe activa, no solo un ejercicio mental o el recitar un credo. Cuando recibimos a Jesucristo como Salvador, Le recibimos personalmente como nuestro Salvador, confiando plenamente que Su expiación en la cruz fue suficiente para salvarnos. Así que, rendimos nuestra vida a El.

La vida cristiana, entonces, es un regalo gratis; pero no debe verse como una vía fácil al cielo, viviendo descuidadamente una vida impía. Tampoco es una vida de interminable lucha, intentando merecer el favor de Dios a través de buenas obras.

Hemos dedicado mucho tiempo examinando cuidadosamente qué es lo que Santiago quiere decir. Pero vemos que cada pasaje que la Iglesia Católica utiliza para refutar la justificación por la sola fe, en realidad apoyan firmemente la verdad que “Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3). Nosotros también somos salvos de la misma manera, por la fe.

Entonces, vemos que todas las Escrituras dicen que la salvación es cien por ciento por gracia. Es indudable que el tema más prominente del Nuevo Testamento es que somos salvos por Cristo Jesús.

• Juan 10:9—“por mí”

• Hechos 13:39—“por él”


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• Romanos 5:9—“por su sangre”

• 2 Timoteo 4:18—“El Señor me librará”

• 2 Corintios 5:19—“no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados”

• Romanos 8:32—“¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”

• Romanos 3:24—“justificados gratuitamente”

Antes de dejar nuestro discurso sobre las obras, debemos examinar un punto más, el tema de las buenas obras.

A la vez que hemos establecido la verdad de que la salvación es el “don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9), Pablo también dice en el siguiente versículo:

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10; énfasis Yungen)

Aquí Pablo proclama que la vida cristiana es una vida de gozo, porque siendo Su hechura, somos capacitados para hacer buenas obras. Esto es muy diferente a una vida de lucha, esforzándonos para ganar nuestra salvación. Las buenas obras, en lugar de ser un medio de ganar nuestra salvación, resultan ser el fruto de nuestra salvación como creyentes nacidos de nuevo. Jesús se refirió a esta salvación, cuando en la última cena dijo “esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramado para remisión de los

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EL PECADO MORTAL

pecados” (Mateo 26:28). Jesús está diciendo aquí que Su crucifixión sellará el nuevo pacto con Su propia sangre.

Refiriendo a Jeremías 31:33-34, el libro de Hebreos habla del nuevo pacto de esta manera:

Por lo cual, éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. (Hebreos 8:10-11)

Aunque el cristiano nunca alcanzará la perfección en esta vida, con el Espíritu Santo viviendo dentro, las leyes de Dios están escritas en su corazón en vez de en tablas de piedra. La ley debe guiarnos a Cristo, haciéndonos ver nuestra pecaminosidad. La ley nunca podría cumplir lo que se busca, porque el tratar de regirse por la ley solo lleva al legalismo (como se vio en los líderes religiosos de los días de Jesús). El amor es el cumplimiento de la ley; y eso solamente ocurre cuando las leyes de Dios son escritas en nuestros corazones. Dios quiere que el cristiano viva una vida de regocijo (aun en tiempos de sufrimiento y persecución), porque servimos a Dios con buenas obras por gratitud y agradecimiento por lo que El nos hizo cuando pagó por completo el precio de nuestra salvación. Este pago fue sellado bajo el pacto del derramamiento de Su propia sangre; y es un pacto irrevocable para los que confían en El.


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Hay muchos otros versículos en todo el Nuevo Testamento que también hacen eco a esta proclamación, al contrario a la idea católica de la “salvación por luchas y esfuerzos continuos”.16

Los apologistas católicos son obligados a defender su punto de la salvación, por lo que dice el Concilio de Trento (1545-1563, la respuesta católica romana contra la Reforma protestante). Este Concilio* da claramente los puntos de vista católicos sobre la salvación que hemos visto. Hay dos puntos que sobresalen referente a este asunto:

Si alguien dice que un hombre quien es justificado y muy perfecto no tiene que guardar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, sino que solamente tiene que creer, como si el Evangelio fuera una promesa simple y absoluta de la vida eterna, sin la condición de tener que cumplir los mandamientos, que sea anatema (maldito).17 (Canon 20, énfasis Yungen)

Si alguien dice que la justicia recibida no es preservada ni tampoco aumentada delante de Dios por las buenas obras, sino que esas obras son solamente los frutos y señales de la justificación ya obtenida, y no la causa de su aumento, que sea anatema.18 (Canon 24, énfasis Yungen)

*El Consejo de Trento de 1545-1563 representa la respuesta de la Iglesia Católica frente a la Reforma. Se crearon numerosos canones y decretos en un esfuerzo de refutar el protestantismo. Durante la creación del Segundo Concilio Vaticano, el papa Juan XXIII afirmó los canones y decretos del Concilio de Trento.

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EL PECADO MORTAL

Esta es la posición católica oficial, que básicamente dice que aunque uno viviera una vida de buenas obras y rechazara el mal, si solamente pensara que es justificado por fe, sería anatema (va rumbo al infierno). En el Canon 20, si uno no cumple los diez mandamientos, irá al infierno. Pero el apóstol Pablo dice en Hechos 13:39:

. . . y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. (Énfasis Yungen)

La ley de Moisés es los Diez Mandamientos. Pablo está diciendo que ninguno puede ser justificado por guardar los Diez Mandamientos.

. . . sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. (Gálatas 2:16)

Referente al Canon 24,2 Timoteo 1:9 dice:

. . quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.

También Romanos 11:6 dice:


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Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. (Énfasis Yungen)

Sencillamente, el cristiano no es preservado por buenas obras, porque “No hay justo, ni aun uno,” (Romanos 3:10). Entonces, si no hay justo, ¿cómo puede nuestra posición delante de Dios ser preservada por nuestra propia justicia? El profeta Isaías dice:

Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevan como viento. (Isaías 64:6)

Y consideremos Hebreos 4:9-10, que dice:

Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

Finalmente, el Canon 2719 dice que hay pecado mortal; pero la refutación se encuentra en Juan 10:28, que dice:

. . . y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. (Énfasis Yungen)

Y Hebreos 13:5 dice:

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Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. (Énfasis Yungen)

En conclusión,1 Corintios 1:18 lo resume bien:

Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.

Según el Concilio de Trento, la predicación de la cruz es locura. Aunque ellos tienen la cruz como imagen, la ven más como red de seguridad para volver al camino al cielo, que el medio para asegurar su lugar en el cielo.

Cuando los líderes evangélicos dicen que tenemos mucho en común con la Iglesia Católica, siempre mencionan la cruz como ejemplo. Pero en realidad, como hemos visto, hay una inmensa diferencia entre la “predicación de la cruz”, y el punto de vista católico de la cruz. Lo que no es compartido es la verdadera predicación de la cruz; y sin ello, el “poder de Dios” es ausente.

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EL PURGATORIO

El purgatorio ha sido una espina clavada en el costado de los protestantes desde el mismo principio de la Reforma. Virtualmente todo libro crítico a la

Iglesia Católica tiene una sección sobre el purgatorio. Desafortunadamente, esta controversia, como otras que hemos mencionado, se ha relegado a las sombras frente al asunto de la unidad católica/evangélica.

Hoy en día, la opinión común del evangélico típico tiende a ser: “Bueno, no creo en el purgatorio, pero no voy a ser divisivo sobre ello”. Sin embargo, cuando examinamos la enseñanza sobre el purgatorio, encontramos que es algo significativo. De hecho, el Concilio de Trento dice lo siguiente:

Si alguien dice que después de recibir la gracia de la justificación, la culpa es tan remitida y la deuda de castigo eterno tan borrado para cada pecador arrepentido, que no queda ninguna deuda de castigo temporal en este mundo o en el purgatorio, antes de abrir las puertas del cielo, que sea anatema.1 (Énfasis Yungen)


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En otras palabras, aunque usted esté en Cristo, tiene que ser castigado por sus pecados antes que ser permitido a entrar en el cielo. Los apologistas católicos, en sus libros que supuestamente refutan los argumentos evangélicos del purgatorio, siempre citan varios versículos de las Escrituras o de los libros apócrifos para defender su validez. Los dos más comunes son 2 Macabeos 12:46: “Así él hizo expiación para los muertos, para que puedan ser perdonados por sus pecados”; y 1 Corintios 3:15, “Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”.

En cuanto a los Macabeos,2 la objeción protestante tradicional es que este concepto no se encuentra en la ley de Moisés ni tampoco en el canon de las Escrituras reconocido por los protestantes y los judíos. Si fuera auténtico, debería encontrarse en Éxodo o Deuteronomio, no en los Macabeos. Aun si fuera encontrado en la ley de Moisés, el sacrificio de Jesús lo habría anulado, igual a que los sacrificios de animales ya no son necesarios: Su sacrificio perfecto pagó totalmente el castigo de todos nuestros pecados.

En 1 Corintios 3:14, el versículo se refiere a la obra de cada persona: “Si permaneciere la obra de alguno”. No hay ninguna mención de que la misma persona sea quemada. Al contrario, se refiere a la obra del hombre siendo quemada como prueba de los frutos de su vida cristiana. Además, dice, “porque el día la declarará” (verso 13). El día del cual habla Pablo es el tribunal de Cristo, que está en el cielo (Romanos 14:10; 2 Corintios 5:10). Entonces, esta prueba será hecha en el cielo, y no en un lugar donde las almas son atormentadas y purificadas por fuego.

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EL PURGATORIO

En este punto, debo explicar a los que no conocen este término, exactamente qué es el purgatorio. La Iglesia Católica dice que nada inmundo entrará en el cielo. Los católicos en su mayoría creen que no son lo suficientemente sin culpa como para ir directamente al cielo cuando mueran. La mayoría primero tendrá que ir al purgatorio, porque están cargados con lo que se llama pecados veniales (i.e., pecados pequeños), a diferencia de los pecados mortales (que envían a las personas al infierno). Entonces, el purgatorio es donde va la persona después de la muerte, para supuestamente ser limpiada de los pecados veniales y castigada por los pecados mortales ya perdonados (a través de la confesión y la misa). Cuando el pecador finalmente haya pagado su deuda a Dios, le será permitido entrar en el cielo.

Otra vez, el principal apologista católico, Karl Keating, clarifica el razonamiento católico referente al purgatorio, diciendo:

El purgatorio tiene sentido solamente si hay un requisito que el alma no solamente sea declarada limpia, sino que en realidad sea limpia . . . El que no haya expiado (pagado) completamente sus pecados, o sea, que no solo haya recibido el perdón sino también los haya “compensado”. . . será purgado en el purgatorio.3

Todo esto es un comentario muy triste de su concepto de la muerte sacrificial de Jesucristo; es prácticamente una blasfemia, y una demostración de la ignorancia frente a la limpieza que Dios ofrece. Dios habló a través de Isaías del maravilloso gozo que sienten las personas cuyos pecados han sido perdonados:


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Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (Isaías 1:18)

El libro de Hebreos explica más plenamente este pensamiento, refiriéndose al nuevo pacto, y de la victoria y libertad para los que tienen sus pecados perdonados y borrados a través del Calvario:

Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. (Hebreos 10:17-18)

El concepto de un purgatorio demuestra una falta de aprecio (o de entendimiento) del significado de “no hay más ofrenda por el pecado”, de modo que la Eucaristía relega el sacrificio de Cristo en el Calvario al nivel del sacrifico de becerros y machos cabríos, que tenían que ofrecerse vez tras vez (Hebreos 10:4, 11-12).

Posiblemente el lector ha oído la historia del juez que debidamente pronunció la merecida sentencia de juicio contra un joven, pero que después bajó de su silla de autoridad y pagó la penalidad del crimen del muchacho. Posiblemente este joven, cuyo padre era el juez, no merecía semejante amor y misericordia; sin embargo, cuando Dios envió a Su hijo, nosotros tampoco lo merecíamos. Dios hizo todo esto por nosotros, y Jesús proclamó, “Consumado es” (Juan 19:30)

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EL PURGATORIO

Encontramos que la New Catholic Encyclopedia (La nueva enciclopedia católica) dice textualmente que “la culpa del pecado mismo es perdonada en el purgatorio”.4 El libro Everyday Theology for Catholic Adults (Teología práctica para adultos católicos) explica:

Aun con los pecados perdonados, tenemos que hacer alguna clase de satisfacción para esos. Todavía tenemos que “pagar un precio” por los daños causados por estos pecados . . . Entonces, parece lógico que debe haber algún período de transición para los que son destinados para el cielo pero que todavía no merecen totalmente vivir allí cuando mueran. Entonces, haypurgatorio.5

Dice en Saint Joseph’s Catechism (El catecismo de San José):

Tal vez, lo más seguro que se puede decir en cuanto al purgatorio es que es un estado donde la persona que ha muerto labora para librarse de las consecuencias del pecado.6

La respuesta bíblica es que eso es lo más inseguro que se puede decir. La Biblia tiene una montaña de evidencias del por qué no puede existir ningún purgatorio. Realmente, cuando examinamos las pruebas contra el purgatorio, nos hace querer desaparecer toda falsedad con todo nuestro arsenal de armas teológicas. Hebreos 1:3 declara, “. . . habiendo (Jesús) efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo” (énfasis Yungen). Si Jesús ya ha purificado nuestros pecados, ¿qué necesidad hay de


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purgar los en el purgatorio? La respuesta es: ninguna. Otra declaración similar en Hebreos 9:26 explica que Jesús “se presentó . . . por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”. También, Hebreos 10:17, 19 dice, “nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones . . . Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo”. Esta libertad es en el tiempo presente: todo creyente posee el derecho de entrar ahora mismo en el cielo.

La lista total de versículos que apoyan mi posición es prácticamente infinita. 2 Corintios 5:21 dice:

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia en él.

Si Cristo fue hecho pecado por nosotros, ¿por qué tendríamos que sufrir por el pecado? La respuesta es: no, para nada. Para los que son padres de familia, sugerimos considerar las implicaciones del siguiente pasaje:

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (Romanos 8:15-16)

Todo padre puede entender que la idea de tener que recibir castigo del pecado en el purgatorio antes de ir a la casa del Padre celestial no tiene ninguna lógica. La razón por

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EL PURGATORIO

la cual El es nuestro Padre, es porque la culpa de nuestros pecados ya ha sido quitada. Aunque El es también Juez, ya no queda más deuda que pagar para los que han confiado en el sacrificio de Jesús en la cruz.

Las implicaciones católicas son aun más serias. Efesios 4:30 dice:

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

Todos los que realmente son nacidos de nuevo son sellados con el Espíritu Santo (Efesios 1:13). Entonces, si un verdadero creyente tuviera que sufrir en el purgatorio, el Espíritu Santo sufriría con él, porque El prometió nunca dejarnos. Pero el versículo final que condena el concepto del purgatorio es Isaías 53:11:

Verá (Dios, el Padre) el fruto de la aflicción de su alma (de Jesús), y quedará satisfecho.

Si existiera el purgatorio, entonces Dios el Padre tendría que ver el sufrimiento del alma de usted, para estar satisfecho. Pero en 1 Pedro 3:18, leemos:

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. (Énfasis Yungen)

Si existiera un purgatorio, nosotros tendríamos que sufrir para ser llevados a Dios.


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¿Vemos la lógica aquí? No pueden existir dos cosas opuestas. No es posible tener sus pecados totalmente quitados por la sangre de Cristo, y a la vez, tener sus pecados quitados en el purgatorio. Estas dos posiciones son totalmente contrarias; la una cancela la otra. Muchos evangélicos piensan que el purgatorio puede restar mérito al Evangelio; pero ellos no lo rechazan, porque la persona eventualmente llegará al cielo. Pero dice Efesios 2:7:

. . . para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Tengo la plena certeza que este versículo no necesita ninguna explicación; ¡pero no es maravilloso pensar en que Dios el Padre nos amara tanto, que enviara a Su hijo a morir por nuestros pecados! ¡Que Jesús se bajara del cielo para hacernos esto es más allá de nuestra comprensión! Sugerir de cualquiera manera que el sacrificio de Jesús fuera insuficiente, que habría de añadir a ello nuestra “justicia” o servir tiempo en el purgatorio, sería añadir a los sufrimientos de Jesús, herida encima de insulto, especialmente frente a las innumerables Escrituras que demuestran la suficiencia de Cristo.

Valdría notar aquí que en el pasaje bíblico sobre las ofrendas de Caín y Abel (Génesis 4), que Dios miró “con agrado” al sacrifico de Abel de una de sus ovejas (verso 4), pero que Dios “no miró con agrado” a la ofrenda de Caín, que era el fruto de su labor en la tierra (verso 5). Esto demuestra que a Dios no le agrada cualquier ofrenda por el pecado. La ofrenda de Abel era un presagio del futuro sacrificio perfecto

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EL PURGATORIO

y aceptable de Jesucristo, el Cordero de Dios. El fruto de las labores de Caín demostraba que el hombre no puede hacer nada para procurar su propia expiación.

Quiero referirme a un último punto en cuanto al purgatorio, uno que preocupaba mucho a los reformadores: lo de las indulgencias. Una indulgencia se define como la remisión del castigo temporal por el pecado, o sea, que la persona podrá pagar algo para mermar su tiempo en el purgatorio. Todavía hoy en día, uno puede llamar a la Iglesia Católica de su área, y pagar una misa a favor de una persona ya difunta, para restarle tiempo en el purgatorio. Otro ejemplo: recitar el rosario para ganar la persona menos tiempo en el purgatorio según lo prescrito; aunque orar a María o hacer oraciones repetitivas son contrarias a las Escrituras (ver Deuteronomio 18:11 y Mateo 6:7).

Todo eso nos hace recordar la ofrenda de Caín, que no cumplió lo que Dios requería para quitar el pecado: es una ilustración para nosotros, que solo sirve confiar totalmente en la ofrenda de Jesús que fue una sola vez por el pecado en la cruz.


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NUESTRA SEÑORA

La mayoría de las personas ignora la controversia tradicional entre católicos y protestantes en cuanto a María, la madre de Jesús. Una de los aspectos que

define la fe católica es la devoción a María, lo que la Iglesia Católica llama la Mariolatría. Desde la reforma, los críticos protestantes han acusado la Iglesia Católica de practicar la Mariolatría, o sea, la idolatría a María, una herejía. Los protestantes y evangélicos han suavizado su posición sobre este asunto, viendo la Iglesia Católica en una forma más respetuosa en las últimas décadas. Pero cuando empezamos a entender el razonamiento de su devoción a María, vemos que la controversia se alinea con los otros temas tratados en este libro.

Durante mi investigación a la fe católica, he descubierto la razón por la cual los católicos dan tanta importancia a María en sus prácticas devocionales. Aparentemente esta devoción está ligada directamente con la inseguridad de la salvación que la Iglesia Católica enfatiza. Como he señalado en páginas anteriores, en el contexto de la fe católica, si alguien dijera que es salvo, sería culpado del pecado de la


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presunción. La persona no puede saber si es realmente salva hasta llegar al cielo. De modo que el católico devoto necesita toda la ayuda que pueda conseguir.

William Shannon (antiguo sacerdote de la diócesis de Rochester, New York) refiere a este componente de la fe católica como la “espiritualidad mediada”. Explica:

Las oraciones devocionales no se dirigen directamente a Dios, sino a los santos favoritos. Hay un matiz teológico sutil escondido aquí también. Recuerdo que alguien me dijo, “Oh, yo no oro a Dios. No soy lo suficientemente bueno como para eso. Me dirijo a San Antonio” . . . Generalmente las personas se sienten más cómodas con una espiritualidad mediada. Quiero decir, una espiritualidad que no alcanza a Dios directamente, sino que llega a Dios a través del medio de ciertas personas “sagradas”.1

Referimos anteriormente a los recuerdos espirituales de Joan Chittister (capítulo 3), quien dijo que la vida espiritual estaba “rodeada de ansiedad”, y que el Dios del catolicismo tradicional estaba al asecho, esperando que uno pecara. Este concepto era muy común en círculos católicos. De hecho, hasta hay un término para ello, culpabilidad católica. Este fenómeno fue ilustrado claramente en el libro de Jim Naughton, Catholics in Crisis: An American Parish Fights for Its Soul (Católicos en crisis: Una parroquia americana pelea por su alma). Noughton dice:

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NUESTRA SEÑORA

La obediencia fue sinónimo con la salvación en Holy Hill (una parroquia), y las reglas eran rigurosas . . . Les enseñaron que el sentido moral de la vida no valía mucho comparado con el estado del alma cuando la persona muriera . . . Porque su Dios era un juez riguroso, las personas de Holy Hill a menudo se acercaba a él a través de intermediarios, especialmente la Bendita Madre, a quien ofrecían una vasta cantidad de devociones . . . Ella fue amada, Él fue temido.2 (Énfasis Yungen)

Esta última frase es el meollo de la devoción a María. Ella realmente te puede salvar. Ella puede conseguir cosas de Dios que tú no podrías recibir al ir directamente a El. Uno de los títulos frecuentemente dados a María por los católicos es Nuestra esperanza, queriendo decir que ella podría ser el factor determinante sobre dónde la persona pasará la eternidad. Como el asunto del pecado mortal es tan vago (i.e., nunca se sabría si el pecado era mortal o venial), nunca se puede saber su estado actual delante de Dios; solamente se podrá esperar que en el momento de morir, esté moralmente acepto delante de El, por ser libre de pecado mortal no confesado.

Por supuesto, no todos los católicos son muy devotos a María, especialmente considerando el gran número de católicos nominales. Pero ella es muy estimada entre muchos hispanos y ancianos católicos por todo el mundo, de modo que vale la pena tratar con este asunto. Además, las apariciones más recientes de María han traído un renovado interés en ella como la Reina del Cielo y Reina de Paz. En México, el enfoque principal es Nuestra Señora de Guadalupe (María).


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Alrededor del mundo, hay varios centros de piedad mariana, que enfatizan las supuestas apariciones de María. Una organización en los Estados Unidos publica Fatima Crusader (El cruzado de Fátima). En un artículo titulado “¿Por qué debemos tener una verdadera devoción hacia María”, el autor dice lo siguiente:

En Jesús, tenemos todo, y como Su madre es María, ella obtiene todo lo que quiera. Jesús es el Embalse de todas las gracias, y María es el Conducto por la cual ellas nos llegan a nosotros . . . Nadie se libra del mal sin María y nadie obtiene favores sino a través de María . . . en toda ocasión ella procurará todo para ti, y te dará todo lo que necesites . . . (Oración): “Correré a Ti con todos mis deseos y necesidades de cuerpo y alma, y pondré mi esperanza en Ti para cumplidamente proveer para toda situación”.3

La respuesta de las Escrituras a todo esto se encuentra fácilmente en los siguientes versículos:

Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas. (Hechos 10:34)

Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas) (Gálatas 2:6)

La verdad de esto se ve en los Evangelios por la manera como Jesús más adelante se relaciona con María.

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NUESTRA SEÑORA

Consideremos, por ejemplo, lo siguiente, cuando Jesús claramente revela que cualquier persona puede tener una importancia igual a la de María, si hace la voluntad del Padre:

Mientras él (Jesús) aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre. (Mateo 12:46-50)

Desafortunadamente, la Iglesia Católica ha exaltado a María a un rol que Dios nunca designó, aún hasta el extremo de darle la posición de co-redentora con Cristo. Semejante título en realidad es un insulto a Dios y a Jesucristo mismo, porque sugiere una insuficiencia en el Padre y también en el Hijo, que se tiene que llenar con la compasión y los méritos de María.

Pero el punto principal de todo esto es, que si el cristiano es verdaderamente justificado por la sangre de Cristo, no hay ninguna necesidad de la intercesión de María. Si tenemos redención y perdón por la sangre de Cristo, como dice Colosenses 1:12-14, no hay necesidad de María. Romanos 5:9 dice que somos salvos de la ira por medio de El. Entonces, ¿qué rol puede tener María?


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Parece que el texto principal para apoyar la posición católica es donde Jesús dice a Su discípulo amado (Juan), “He ahí tu madre”, y a Su madre, “Mujer, he ahí tu hijo” (Juan 19:26-27). La Iglesia Católica interpreta esto, como que Jesús da a María para ser la “Madre” de la Iglesia (i.e., que Juan representa a la Iglesia y que María representa la Madre de la Iglesia). Pero si esto fuera cierto, encontraríamos referencias al rol maternal de María a través del resto de la Biblia, especialmente en las epístolas después de la muerte y resurrección de Cristo. La única referencia directa de ella después de esta cita en Juan, es que estuvo presente en el día de Pentecostés. Eso es todo.

Entonces, es lógico concluir que la falta de una referencia de identificación demuestra que María no es la madre de la iglesia. Ciertamente ella merece un lugar de honra, pero no de devoción. Los católicos aseveran que la iglesia es una familia; y como María es miembro de esa familia, es natural pedirle que ore por uno. Pero el hecho de que ella ya murió, esa práctica resultaría ser lo que la Biblia llama la necromancia o sea, la comunicación con los muertos. La necromancia se considera un pecado muy serio según Deuteronomio.4

En febrero del 2015, me asombré al oír, en la EWTN (una red global católica de televisión de Canadá) que el anfitrión dijo, “María es todopoderosa con Dios”.5 Esto es muy lejos del Dios que no hace acepción de personas. Volvamos a ver lo que antes citamos de Mateo 12:50, donde Jesús dice:

Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

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NUESTRA SEÑORA

Al contrario a lo que Jesús dijo, la Iglesia Católica le ha dado a María varios títulos que la ubica por encima de todo otro ser humano que ha vivido. Es conocida como la “Mediadora”, porque Jesús se ve insuficiente como mediador delante del Padre. María se ve como teniendo compasión maternal insuperable hacia la iglesia; pero fue Jesús quien murió en la cruz por nuestros pecados, no María. También refieren a María como la Concepción Inmaculada, no en cuanto a Jesús, sino la doctrina católica que declara enfáticamente (con un anatema) que María nació sin el pecado original y que era una mujer sin pecado. Muchos católicos han crecido con este himno:

María inmaculada, tus alabanzas cantamos,Tú reinas ahora en esplendor,Con Jesús nuestro Rey.6

La Iglesia Católica también enseña (otra doctrina con una anatema) que María, siendo una mujer sin pecado, nunca murió sino ascendió directamente al cielo, evento celebrado en la “Fiesta de la Asunción de la Virgen María”. Siendo una mujer sin pecado, esto hizo que María fuera única en el sentido de no necesitar un Salvador.

Es algo irónico que, con todo el aprecio que María ha recibido de la Iglesia Católica, sus teólogos no hayan podido examinar las cosas que María misma dijo. Por ejemplo, María pronunció estas palabras:

Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora


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me dirán bienaventurada todas las generaciones. (Lucas 1:46-48)

De este ejemplo por sí solo, podemos llegar a varias conclusiones: María reconoció que necesitaba un Salvador; se identificó con la humanidad común y corriente; y magnificó al Señor, y no a sí misma. María tuvo un hermoso rol en las Escrituras, pero no porque ella se estimaba a sí misma, sino que se vio como una persona bendecida y una que siempre señalaba al Señor.

María no tenía su propia agenda. Si ella nos pudiera hablar hoy (que no es posible), nos diría lo que dijo en ese entonces: “Haced todo lo que (Jesús) os dijere” (Juan 2:5). Los mensajes de las apariciones marianas son muy diferentes, que quieren que todo el mundo establezca una iglesia unida y apóstata, con el planeta gobernado “con paz”. Este movimiento abriría el camino para el pacificador mundial, el que la Biblia describe como el Anticristo.

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EL PAPADO

Durante siglos, el punto focal del desprecio protestante hacia la Iglesia Católica se ha centrado en la figura y el oficio del papa. Términos comunes despectivos que

se usaban contra el sistema católico incluían papista o papal. Luminarios protestantes como Charles Spurgeon refirieron al papa como el Anticristo.1 Algo de esta animosidad era político, pero las principales fuerzas detrás de estos puntos de vista eran teológicas. Las corrientes del cristianismo que he detallado en este libro han sido muy apreciadas a todo lo largo de los últimos quinientos años. Donde había choques de teología entre católicos y protestantes, casi siempre se defendían con firme militancia. Ahora, ha ocurrido una reversa total en esta situación. El papa actual, Francisco, es ampliamente admirado en el mundo evangélico. Un artículo en Christianity Today del 2015 titulado, “Papa pío: Lo que a los evangélicos les gusta de Francisco” tenía el subtítulo, “Desacuerdo sobre la autoridad religiosa y la salvación mengua a la vez que la piedad triunfa sobre la doctrina”.2 Solo unas pocas décadas atrás, esto habría sido casi inaudito. La Iglesia Católica y el papa en esos días habían sido vistos


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como en posición opuesta a todo lo que los evangélicos más apreciaban.

Es cierto que al apóstol Pedro, quien los católicos piensan era el primer papa, le fue dada grandes responsabilidades. Fue él quien habló en el día de Pentecostés; tenía mucha autoridad en la iglesia primitiva; y tenía un rol muy significativo. ¿Pero tenía la posición que la Iglesia Católica titula el papado? ¿En la iglesia, fue el representante de Dios en la tierra? Este pasaje en Gálatas indica que él no había tenido semejante posición.

Gálatas 2:7-9 dice:

Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. (Énfasis Yungen)

Vemos que Pedro tenía el apostolado de la circuncisión, o sea, a los judíos. Esto quiere decir que si en realidad hubiera sido papa, lo habría sido solamente a los judíos. Claudio, el emperador romano, había expulsado la población judía de Roma unos años antes de que el libro de Gálatas fuera escrito. Después de la muerte de Claudio, unos pocos judíos lentamente empezaron a volver. Es importante notar este detalle, porque cuando se escribió Gálatas, la población judía de Roma era sumamente pequeña. Vemos también

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EL PAPADO

aquí que este pasaje indica que Jacobo, Pedro y Juan tenían igualdad de posición en la iglesia; y que los tres compartían el ministerio a los judíos.

1 Pedro 5:13, Pedro escribe “La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan”. Los apologistas católicos se han esforzado

del papa de la Iglesia Católica actualmente – el papa Francisco, 19 de marzo del 2013,

ciudad del Vaticano, Romae


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fuertemente en un intento de probar que Babilonia quiere decir Roma. Pero aquí, Pedro se refiere a lo que hoy es Iraq. Aunque el imperio de Babilonia había desaparecido hacía mucho tiempo, había una población grande de judíos en esa área, conocida como Mesopotamia. Por esta razón, Pedro la había visitado, y ciertamente había ido a la “circuncisión”. Como el concepto del papado quiere incluir a todos los cristianos, sin importar su etnia, esta división de responsabilidad no puede reconciliarse con la idea de lo que la Iglesia Católica llama el papado.

Por eso, en ambas epístolas, Pedro se refiere a sí mismo como apóstol, solo uno entre muchos. Si en realidad hubiera sido el vicario de Cristo, lo hubiera mencionado claramente en sus cartas. Como él no dice nada al respecto, es obvio que esa posición no existía.

Debemos recordar también que la mejor autoridad sobre lo que pasó en la iglesia primitiva es el libro de los Hechos. El capítulo 15 de Hechos habla de una contienda que surgió cuando Pablo y Bernabé estaban predicando a los gentiles; y algunos llegaron desde Judea diciendo, “Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos” (Hechos 15:1). Esto fue la contienda doctrinal más significativa de todo el libro de Hechos. Si Pedro hubiera sido papa, hubieran ido directamente a él; pero al contrario, leemos que “se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén . . . a los apóstoles y los ancianos para tratar esta cuestión” (Hechos 15:2). Pedro estaba allí, pero dice que “se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto” (Hechos 15:6). Después de la discusión, es cierto que Pedro se levantó y habló (verso 7), seguido por la defensa de Bernabé y Pablo (verso 12), pero fue Jacobo quien pronunció

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EL PAPADO

las últimas palabras en la reunión, con instrucciones de llevar cartas a los gentiles (versos 13-21). El siguiente versículo dice “Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia . . .” (verso 22). Así, vemos el patrón de la primera iglesia; y aunque había líderes con voces importantes en la iglesia, nadie fue visto como mayor o menor referente a la libertad de expresar sus convicciones.

Vemos el tema de doctrina otra vez en Gálatas 2:11-16, cuando Pablo reprendió a Pedro sobre el mismo asunto de la circuncisión, notando como Pedro se había retraído de los gentiles. La Iglesia Católica cree que el papa es infalible en cuanto a asuntos de doctrina, pero vemos que Pedro no cumplió eso. Y a través de los siglos, vemos que tampoco todos los papas llenaron ese criterio, haciendo decretos que se contradecían entre sí.

No solo se han visto discrepancias entre los varios papas, sino que también han ocurrido casos de herejía. Por ejemplo, en noviembre del 2016, cuando el papa Francisco terminó un “viaje ecuménico”, y participó en una misa católica en un estadio en Malmo, Suecia. Hablando a la muchedumbre, les dijo que hacía falta nuevas bienaventuranzas para los “cristianos modernos”.3 Una de las nuevas bienaventuranzas que presentó ese día fue “Bienaventurados los que ven Dios en cada persona”.4 Esta declaración panenteísta se alinea con la Nueva Era, no con el cristianismo bíblico. El servicio de noticias católicas, Catholic News Service, que presentó el reportaje de las nuevas bienaventuranzas del papa, puso el siguiente título a su artículo: “El papa ofrece nuevas bienaventuranzas a los santos de una nueva era” (un título seguramente más acertado de lo que había sido su intención). La Iglesia Católica ha tenido esta creencia Nueva


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Era escondida en sus enseñanzas desde mucho tiempo atrás. En el Catechism of the Catholic Church (El catecismo de la Iglesia Católica) de 1994, la fuente oficial de toda la doctrina católica romana en la actualidad, se dice:

Regocijémonos, entonces, y demos gracias, que no solo hemos llegado a ser cristianos, sino el mismo Cristo. Ustedes, hermanos, entienden y comprenden la gracia de Dios para con nosotros? Maravíllense y regocíjense, que hemos llegado a ser Cristo. (#795)5

Porque el Hijo de Dios llegó a ser hombre, para que nosotros podamos llegar a ser Dios. (#460)6

En resumen, espero que yo haya podido demostrar que ningún hombre en la iglesia primitiva fue visto como teniendo una posición especial u oficio soberano. Además, el establecimiento posterior del oficio del papa era una contradicción de cómo funcionó la primera iglesia. El punto es que El que guiaba la iglesia tenía que haber sido el Espíritu Santo, el fruto del Espíritu como evidencia, y la Palabra de Dios como estándar. Mucho sufrimiento y hasta el martirio ha ocurrido porque no siguieron este modelo. El oficio de papa es muy precario, porque eleva al hombre a una posición que Dios nunca diseñó. Se cree que el papa tiene autoridad aun sobre las mismas Escrituras, y así la última palabra se le da al papa y no a las Escrituras.

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EN RESUMEN

Lo que he intentado con este libro es defender la predicación de la cruz; y con los versículos bíblicos presentados, mostrar cómo se contrasta con el dogma

católico. Debo también reconocer que hay un elemento que personalmente me afecta profundamente. La contraportada del libro clásico que defiende la fe católica, Catholicism and Fundamentalism (El catolicismo y el fundamentalismo) por Karl Keating, presenta un número de personas que lo recomienda. Las dos citas aquí representan el consenso general de líderes católicos conservadores:

Aconsejo fuertemente a los fundamentalistas honestos (evangélicos) que no lean este libro. Podrían encontrar que su posición entera se derrumbe en ruinas.—Sheldon Vanauken, autor de A Severe Mercy (Una misericordia severa)

En forma metódica, Keating desmiente cada objeción fundamentalista mayor contra la Iglesia Católica. En el proceso, demuestra claramente lo que es el fundamentalismo: el cristianismo con


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poca compasión y menos inteligencia. —Francis X. Maier, Editor, National Catholic Register (Registro nacional católico)

La palabra “inteligencia” como se usa aquí quiere decir “poder para razonar”.1 Está diciendo en otras palabras que el punto de vista protestante tradicional sobre la fe cristiana no se basa sobre un juicio sabio. La primera cita dice que si uno fuera totalmente honesto, su posición se derrumbaría ruinosamente.

Pero cuando yo leí en forma honesta lo que Keating dice, encontré que es su posición la que se derrumba en ruinas. El punto de vista católico se basa en varios concilios, lo que ellos llaman magisterios. Por ejemplo, en una revista católica, Keating dice:

Entonces, realmente es un pecado mortal faltar a la misa deliberadamente, si no existe una razón mayor (como enfermedad o un impedimento para poder llegar a una iglesia).2

Pero ninguna parte de la Biblia sugiere que el faltar a la ceremonia del pan y la copa (o lavar la ropa el domingo) puede enviar a la persona al infierno.

En cuanto a otras doctrinas, la New Catholic Encyclopedia dice:

En el análisis final, la doctrina católica sobre el purgatorio se basa en la tradición y no en las Sagradas Escrituras.3

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EN RESUMEN

Para que la defensa de Keating y otros de la fe católica sea creíble, tendría que basarse sobre la verdad de las “Sagradas Escrituras”. Por si solo, esto echa por la borda las doctrinas del purgatorio, mariología, y aun el papado desde una perspectiva evangélica.

El sacerdote católico Tom Forest resumió la fe católica en su totalidad, con sus palabras de invitación a que la gente se convierta, diciendo:

Como católicos, tenemos a María; y esta Mamá nuestra, la Reina del Paraíso, está orando por nosotros hasta vernos en la gloria. Como católicos, tenemos el papado, una historia de papas desde Pedro hasta Juan Pablo II . . . tenemos la roca sobre la cual Cristo edificó Su Iglesia. Ahora como católicos, y amo esto, tenemos el purgatorio. ¡Gracias a Dios! Soy una de esas personas que nunca llegaría a la Visión Beatífica (el cielo) sin esto. Es la única manera de vivir.4

Si el lector es cristiano evangélico firme y entiende lo que está diciendo el autor, la posición es que sin el purgatorio, la persona no va a llegar al cielo. Hay algo muy trágico con esta línea de pensamiento, porque en realidad, nadie va llegar al cielo por medio del purgatorio. Totalmente lejos de este punto de vista es Romanos 5:9, “estando ya justificados en su sangre” Esto quiere decir que somos declarados inocentes por la sangre de Cristo y así listos para entrar en el cielo; no es a través del purgatorio ni por nuestros sufrimientos. ¡Ahora mismo somos justificados!


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En este libro, el tema central de mi argumento es que la iglesia evangélica, en gran parte, ha pasado por encima de las objeciones presentadas aquí. Muchos piensan que es ofensivo expresar reparos sobre estas controversias. Pero mi respuesta a ellos es que nuestra crítica de la Iglesia Católica puede reducirse a una sola cosa: no acepta la propiciación de Jesucristo.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. (I Juan 4:10)

Si la Iglesia Católica entendiera que Dios es propiciado (satisfecho) por la obra de Cristo, ella vería que no hay ninguna necesidad de continuar el sacrificio de Él. Ella vería que no existe tal cosa como el pecado mortal. Ciertamente, no habría ninguna necesidad de un purgatorio. Tampoco se necesitaría a María en el momento de nuestra muerte, sencillamente porque Dios el Padre es propiciado por una sola cosa: el sufrimiento de Jesús en la cruz.

Porque les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a la ciencia . . . porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. (Romanos 10:2, 4)

Lo que acabo de demostrar es la razón de mi crítica de la Iglesia Católica. Ella cree y enseña muchas cosas que carecen de apoyo bíblico o aún contradicen las Escrituras. El sacerdote católico Kenneth Ryan, columnista para la revista

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EN RESUMEN

Digest Magazine, reconoce esta realidad en su libro, Catholic Questions, Catholic Answers (Preguntas católicas, respuestas católicas), cuando explica:

No le debe molestar que estas doctrinas no sean expresadas específicamente en la Biblia. La Biblia escrita no es la fuente original de la fe católica . . . Hay muchos textos en la Biblia que dicen que las Escrituras deben ser veneradas y estudiadas (como dice la Iglesia Católica), pero ningún texto dice que solamente la Biblia puede ser utilizada como prueba de la verdad religiosa . . . el mismo Señor no escribió ninguna parte de la Biblia.5

Técnicamente, Jesús no escribió nada en la Biblia, pero El comunicó a los humanos lo que ellos a su vez escribieron. De otro modo, Pablo no habría podido hacer la siguiente declaración:

Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. (1 Corintios 14:37)

Y no debemos olvidar que toda la Biblia fue escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo, poniéndola por encima de las meras opiniones de los hombres:

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. (2 Timoteo 3:16)

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APRENDIENDO DE ROMA

La información compartida en este libro representa las doctrinas tradicionales de la Iglesia Católica que son practicadas hasta el presente. Sin embargo, desde un

punto de vista teológico, actualmente existen dos ramas de la Iglesia Católica: la tradicional (la que defiende Karl Keating), y el elemento progresivo o contemplativo* (abrazado por personas como Thomas Merton y Henri Nouwen).1

Aunque estas dos ramas (o movimientos) pueden verse como contradictorias la una a la otra, hay muchos católicos que simultáneamente están en ambos lados. En parte, esto se debe a que la Eucaristía, punto focal del catolicismo tradicional, también tiene su elemento místico que atrae al católico meditativo o Nueva Era. En resumen, la Iglesia Católica tradicional enfatiza el pecado y cómo evitarlo por medio de la misa. Enfatizaa María, los sacramentos y el purgatorio. Aunque todavía sigue firme esta rama de la

*Ver notas al pie de la página al principio del Capítulo 1.


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Iglesia Católica, la posición contemplativa es cada vez más fuerte referente a lo que define el Catolicismo Romano. Esta nueva rama “progresiva” enfatiza el misticismo, el panenteísmo y la inter-espiritualidad, que obrará en la iglesia apóstata hacia un nuevo orden mundial.

Para los lectores que no están familiarizados con estos términos, el misticismo es la práctica de buscar contacto directo con el reino sobrenatural; el panenteísmo es el punto de vista que Dios está en todo lo que existe; y la inter-espiritualidad es la creencia que todas las religiones están ligadas al nivel místico. A propósito, escribí un libro y numerosos libritos que documentan cómo el elemento “progresivo” de la Iglesia Católica es parte de lo que se conoce como la Nueva Era. En muchas librerías Nueva Era, he visto secciones dedicadas al misticismo católico, que indica que los mismos simpatizantes de la Nueva Era han llegado a las mismas conclusiones que yo.

Ahora, vamos a examinar cómo los evangélicos han dejado atrás sus objeciones tradicionales contra la Iglesia Católica, y se han impulsado directamente a los brazos del misticismo católico. Las siguientes personas empezaron a buscar su alimento espiritual del lado místico de la Iglesia Católica para aliviar sus crisis espirituales personales, y ya lo están transmitiendo a la iglesia evangélica en general: Ruth Haley Barton, Kenneth Boa, Larry Crabb, James Goll, Tony Campolo, Eugene Peterson, Pete Scazzero, Leonard Sweet, Richard Foster y Dallas Willard. Ellos, juntamente con muchos otros líderes evangélicos, están bebiendo de la tradición mística católica para “profundizarse” más con Dios.

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APRENDIENDO DE ROMA

Pero estos evangélicos emergentes* no entienden los peligros detrás de su atracción hacia la tradición contemplativa católica. Un promovedor principal de esta tradición, el sacerdote católico William Shannon, dijo lo siguiente de Thomas Merton, indudablemente el mayor icono del movimiento de la oración contemplativa:

Para el que quiere entender por qué Merton buscara (la inter-espiritualidad) oriental, es importante comprender que eso se debía a las raíces de su propia tradición de fe (el catolicismo), que le dio su base espiritual (la oración contemplativa) para poder entender el camino de la sabiduría que pertenece al Oriente (el panenteísmo).2 (Énfasis Yungen)

Shannon señala aquí que Merton se involucró en la tradición mística católica romana; y que las experiencias que resultaron le impulsaron al mismo reino que experimentan los místicos budistas y hindúes. Y esto es el resultado que comúnmente ocurre a los que abrazan la espiritualidad contemplativa.

El monje católico, Wayne Teasdale (1945-2004), era un practicante y promovedor principal de la oración contemplativa. Simboliza lo que llega a pasar con la persona que se involucra activamente en la espiritualidad contemplativa. Su libro, The Mystic Heart (El corazón místico), explica cómo él cambió, después de adoptar lo que popularmente se llama la Formación Espiritual, la espiritualidad contemplativa que se ha metido en la iglesia evangélica.

*Ver notas en el Capítulo 1 después de la información sobre LifeWay.


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Empecé a apreciar y a valorar otras tradiciones. Descubrí que el hinduismo, budismo, taoísmo, sufismo, kabbalismo, y hasidismo no me alejaron de mi fe, sino que aumentaron mi compromiso con la contemplación cristiana. Llegué a ser apasionado con mi interés en estas tradiciones, y cómo se relacionaban con la fe cristiana . . . la vida inter-mística . . . demuestra que todos tenemos una herencia mucho más amplia que solamente nuestra propia tradición . . . Todo se tiene que ser incluido.3

Esto es lo que William Shannon está diciendo. Cuando la persona sigue este camino, pronto descubre que su mente se vuelve inter-espiritual. Pero si uno quiere seguir la Biblia, es imposible mezclar las religiones, porque el apóstol Pablo claramente enfatizó este punto:

Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. (1 Corintios 10:20-21)

A propósito, los hindúes y los budistas sacrifican a ídolos. Sobre este mismo punto, Jesús dijo:

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque

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APRENDIENDO DE ROMA

vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. (Mateo 6:7-8)

Es irónico que para practicar la oración contemplativa, hay que aprender a repetir cierta palabra o frase; es la forma de entrar en el reino místico.

Para los que no están familiarizados con mis labores, comento que he dedicado más de veinte años investigando el movimiento de la oración contemplativa, y cómo está conectado con el panenteísmo Nueva Era y la inter-espiritualidad. En resumen, todo ello se dirige hacia una religión mundial universal que estará lista a recibir al Anticristo cuando llegue. A veces, es bueno saber lo que hay más adelante y cómo será el fin del camino. Esto es especialmente cierto en este caso.


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Pero sabemos que el Hijo de Dios

ha venido, y nos ha dado entendimiento

para conocer al que es verdadero;

y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo,

Éste es el verdadero Dios,

y la vida eterna.—1 Juan 5:20

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CONCLUSIÓN

Vivimos en un tiempo cuando la sociedad tacha como personas negativas y divisivas, si ellas critican las creencias de otros. El énfasis es en los temas comunes

de conversación es sobre la unidad, el respeto y la tolerancia. Como explicamos anteriormente en este libro, ahora el énfasis popular entre los cristianos evangélicos sobre los que tienen doctrinas diferentes es: lo que nos une es más importante que lo que nos divide.

Muchas iglesias hoy en día son muy pasivas en cuanto a doctrina, y fuertes en el aspecto emocional. El criterio que se utiliza es si uno es positivo o no. Pero si en realidad somos inspirados por amor, levantamos la voz sobre cosas que sabemos que son importantes. No queremos pelear ni ser criticones, sino que, siendo creyentes en Cristo, lo que nos motiva es el amor. Todos hemos oído la regla de “Hacer a otros como uno quiere que se le haga”. Si yo fuera a poner mi fe en “Nuestra Señora” sin ninguna base bíblica para ello, querría que alguien me lo hiciera saber. Si yo donara dinero, mes tras mes, para sacar a mi papá del purgatorio; o si yo mismo tuviera temor de llegar allí, querría que alguien me mostrara que el concepto del purgatorio anula la


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predicación de la cruz. Y si resultara que esa persona estaba en lo cierto, yo no pensaría que ella había actuado en forma mal intencionada, sino que pensaría que me había mostrado bondad y amor. Además, si yo fuera una persona en una iglesia evangélica que acudiera a la tradición mística católica para entrar en la “presencia” de Dios, querría que alguien me indicara que la inter-espiritualidad no es compatible con el cristianismo bíblico.

Necesitamos tener una mente ceñida a la Palabra de Dios. Al hacer esto, no habría necesidad de pedir disculpas por criticar constructivamente las creencias y prácticas de la gente. La Iglesia Católica realmente no se ciña a la Palabra de Dios. Las Escrituras nos dan la luz sobre lo que es falso y nos muestra la verdad:

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12)

Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas, porque la luz es lo que manifiesta todo. (Efesios 5:13)

Quiero terminar este libro con una observación del artículo que cité en la Introducción. El sacerdote católico, el reverendo Richard McBrien, de la Universidad de Notre Dame, hizo esta declaración:

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CONCLUSIÓN

(El) fundamentalismo puede ser la amenaza más inmediata a la fe católica en los Estados Unidos hoy.1

Como he buscado demostrar en Respuestas sencillas, esta declaración es acertada, porque el catolicismo romano no está apoyado por las Escrituras.

La Conferencia Nacional de Obispos Católicos en los Estados Unidos comentó así referente a su . . .

. . . preocupación por los hermanos y hermanas católicos que pueden ser atraídos por el fundamentalismo bíblico sin darse cuenta de sus serias debilidades. Nosotros, como obispos católicos . . . deseamos recordar a nuestros fieles de la plenitud del cristianismo que Dios ha provisto en la Iglesia Católica.2

De algún modo, ellos creen que la Iglesia Católica tiene una unción especial que previene al liderazgo cometer alguna equivocación, por lo menos en el área de la doctrina. Y si uno habla con ex-católicos que crecieron en la iglesia, compartirán las siguientes observaciones: que desde su más temprana juventud, fueron enseñados que la Iglesia Católica es la “única iglesia verdadera”, a tal punto que esa seguridad no les permitía ni cuestionar ni examinar la veracidad de ella. Por supuesto, sabemos que el adoctrinamiento funciona de esta manera, especialmente en jovencitos que no tienen los recursos para examinar lo que se les enseña. Tampoco ayuda el hecho de que el estudio de la misma Biblia les fue negado. Además, la enseñanza que el papa es el sucesor de Pedro y


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la autoridad final sobre asuntos doctrinales, lleva a la casi impenetrable convicción de que la Iglesia Católica tiene la verdadera herencia de la fe. A todo esto se suma la larga lista de padres, místicos y santos de la iglesia, haciendo que la convicción de certeza crezca aún más.

Tristemente, muchos evangélicos en estos días están siendo atraídos hacia el catolicismo, especialmente por la carnada del misticismo.

Entonces, es importante compartir la verdad en amor. Usemos las Escrituras para explicar el camino de la salvación. Dios, por medio de la ministración de Su Palabra y la operación de Su Espíritu, es más que capaz para superar las barreras que han capturado a tanta cantidad de gente. Y si el lector es católico, le felicito sinceramente por haber leído este libro, porque Jesús prometió lo siguiente:

Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Lucas 11:9-10)

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APÉNDICE ILA NUEVA

EVANGELIZACIÓN DE ROMA

O ENCONTRAR EL VERDADERO JESUCRISTO

POR ROGER OAKLAND

Cuando los cristianos hablan de evangelismo, normalmente se refieren a los esfuerzos de cumplir la Gran Comisión. Justo antes de ascender al cielo,

Jesús comisionó a cada creyente proclamar las buenas nuevas, diciendo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”, (Marcos 16:15).

El Evangelio de Jesucristo es muy sencillo. Es un mensaje que aún un niño puede entender. Es la explicación del plan de Dios para salvarnos de nuestros pecados. Desde la caída del hombre, todos han nacido en este mundo separados de Dios, nuestro Creador, a causa del pecado. Hace más de dos


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mil años, Jesucristo, el Hijo de Dios, de manera sobrenatural, vino a este mundo, nacido de una virgen. Durante Su tiempo en la tierra, Jesús vivió una vida sin pecado. Fue crucificado en la cruz del Calvario, y Su sangre fue derramada como sacrificio por nuestros pecados. Después, resucitó de los muertos. Todos los que reconocen que han pecado, que necesitan un Salvador, que creen en Jesús (quien es y lo que hizo), y Le aceptan, pueden entrar en una relación con El. Esta relación durará por toda la eternidad. El Evangelio es así de sencillo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”, (Juan 3:16).

Desafortunadamente, Satanás siempre ha tenido una agenda de estorbar el Evangelio o confundir a las personas, para que crean algo diferente a lo que el mensaje del Evangelio enseña. Pablo advirtió a los Corintios sobre “otro evangelio” (2 Corintios 11:4), y también a los Gálatas (Gálatas 1:6) de los peligros del engaño. Satanás es astuto en sus artimañas. Engañar a la gente en nombre del Salvador es parte de su plan final.

No todo que se llama “evangelio” es el verdadero Evangelio. Además, es lógico que si el término “evangelización” se utiliza para promover un evangelio falso, seducirá a las personas, haciéndoles creer que van rumbo al cielo, cuando en realidad pueden estar en el camino hacia el infierno.

En este apéndice, trataremos el tema de la Nueva Evangelización, un programa actualmente promovido por la Iglesia Católica, y diseñado para ganar el mundo para Cristo, pero es el Cristo Eucarístico.

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LA NUEVA EVANGELIZACIÓN DE ROMA

¿QUÉ ES LA NUEVA EVANGELIZACIÓN?

La Nueva Evangelización es el esfuerzo misionero de la Iglesia Católica para llevar de nuevo a los “hermanos

perdidos” (los protestantes) al “redil”. La mayor parte de este esfuerzo está dedicada a fomentar interés en la Eucaristía.

Un artículo publicado por Zenit (“El mundo visto desde Roma”) presentó una noticia basada en un anuncio del papa Juan Pablo II sobre la Eucaristía. El artículo se tituló, “Por qué el papa escribiera una nueva carta encíclica sobre la Eucaristía: Para reavivar el asombro”.1 El papa ya había declarado que la Eucaristía sería el punto focal para la visión misionera de la Iglesia Católica en el Congreso Eucarístico de junio del 2000; pero ahora el papa había escrito una encíclica sobre la Eucaristía. La siguiente declaración hecha por Juan Pablo aclara mucho:

La Iglesia solo podrá responder al desafío de la nueva evangelización si ella puede contemplar, y entrar en una profunda relación con Cristo, en el sacramento que hace su presencia real.2 (Énfasis Oakland)

Esta declaración confirma cómo este programa de la Nueva Evangelización está ligado directamente al Cristo Eucarístico. Además, el artículo de Zenit dio más detalles sobre cómo el papa quiere que se desarrolle este programa:

Me gustaría reavivar este “asombro” eucarístico por medio de la siguiente Carta Encíclica, en continuidad de la herencia de jubileo que he dejado a la Iglesia en la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte y su bendición mariana, Rosarium Virginis Mariae.


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El contemplar la cara de Cristo, y contemplarla con María, es el programa que he puesto delante de la Iglesia al amanecer el tercer milenio, pidiéndole que se meta en el profundo mar de historia, con el entusiasmo de la nueva evangelización.3

Para enfatizar que el programa de la Nueva Evangelización iba a estar estrechamente asociado con el sacramento de la Eucaristía, Juan Pablo concluyó:

Contemplar a Cristo involucra el poderle reconocer dónde sea que él se manifieste, sus diversas formas de presencia, y por encima de todo, en el viviente sacramento de su cuerpo y su sangre. La Iglesia toma su vida de Cristo en la Eucaristía, por él es nutrida y por él es iluminada.4 (Énfasis Oakland)

LOS HECHOS SOBRE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Hay muchas fuentes que pueden confirmar que este programa existe. Por ejemplo, dice en el website de la

EWTN (red de televisión Eternal Word Television Network), bajo el título, “La Nueva Evangelización:Edificando la civilización del amor”, lo siguiente:

Tal como el Santo Padre encomienda el Tercer Milenio a la Bendita Virgen María, la EWTN inaugura su sitio de especialidad de la Nueva Evangelización . . . Bajo la protección de Sta Therese de Lisieux, Patrona de las Misiones, y Nuestra Señora

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de Guadalupe, a quien el papa ha encomendado la Nueva Evangelización, que el Espíritu de Dios haga llegar el Nuevo Pentecostés al cual la Iglesia anticipa con esperanza.5

La declaración arriba puede sorprender a los protestantes, que con entusiasmo unen manos con los católicos a favor del “evangelismo”. El programa católico está dedicado a “Nuestra Señora de Guadalupe” (María).6 Recuerde, Pablo advirtió a los corintios acerca de “otro espíritu” que estaba asociado con “otro evangelio” y “otro Jesús”.

MÁS EVIDENCIA

Entonces, si la Iglesia Católica estaba “buscando” un método de evangelización para la “Nueva Evangelización”

en el año 2000, aparentemente este método ha sido descubierto y apoyado. Recordemos que Juan Pablo IIestaba buscando “reavivar el asombro” en conexión con la Nueva Evangelización.

Otra evidencia que la Eucaristía es clave para poder entender la Nueva Evangelización se ve en una propaganda de la revista Envoy Magazine titulada “¿Contestarás el llamado del Santo Padre a la Nueva Evangelización?”7 Debajo del título hay una invitación para ayudar a comprar y distribuir libros, grabaciones y otra literatura.

Como parte de la propaganda, se ve un librito con el título El muy bendito sacramento: ¡Nuestro Señor es realmente presente: Cuerpo, alma y divinidad para hacerte feliz por ahora y para toda la eternidad! por el sacerdote católico Stephano Manelli. En la carátula del librito se ve una custodia. En el


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lugar donde de costumbre está la hostia, aparece una cara, supuestamente la de Jesús. Miremos el siguiente extracto del librito:

Vamos a hacer la pregunta: ¿Qué es la Eucaristía? Es Dios con nosotros. Es el Señor Jesús presente en los tabernáculos de nuestras iglesias con Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Es Jesús escondido bajo la apariencia de pan, pero realmente y físicamente está presente en la Hostia consagrada, haciendo que El viva en nuestro medio, obre dentro de nosotros y para nosotros, y que esté a nuestra disposición. El Jesús Eucarístico es el verdadero Emanuel, el “Dios con nosotros”. (Mateo 1:23)8

O la siguiente declaración, que absolutamente carece de alguna base bíblica:

Con la comunión, Jesús entra en mi corazón y se mantiene corporalmente presente conmigo en tanto que permanezca la sustancia (apariencia de pan); o sea, por unos 15 minutos. Durante este tiempo, los Santos Padres enseñan que los ángeles me rodean para seguir adorando a Jesús y amarle sin interrupción.9

O esta declaración, que parece aludir a una fuerte experiencia espiritual que actúa como una poderosa atracción hacia el Cristo Eucarístico.

Todos los santos han entendido por experiencia la maravilla divina del encuentro y la unión con Jesús

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en la Eucaristía. Han entendido que una piadosa Santa Comunión significa ser poseído por El y poseerle a El . . . No es posible tener una unión más profunda y más total; El en Mí y Yo en El; el uno en el otro. ¿Qué más podríamos querer?10

UN NUEVO ENFOQUE EN LA EUCARISTÍA

En un artículo titulado “Un nuevo enfoque en la Eucaristía”, el reportero del Catholic Herald, Russell Shaw resumió

los diferentes eventos que el papa Juan Pablo promovió; y después, hizo una pregunta muy importante: “El papa Juan Pablo y el Vaticano últimamente han dedicado una atención más concentrada que antes a la Eucaristía; y ahora parece que la van a enfatizar aún más. De esto surge una pregunta obvia: ¿Por qué?”11 Un website llamado “Apostolado para una Adoración Eucarística Perpetua” parece contestar la pregunta con las dos siguientes declaraciones:

La acostumbrada práctica de adoración eucarística, que promueve una adoración perpetua, tiene que formar la base de nuestra reacción. Nos permite responder al llamado del Santo Padre con “generosidad y santidad . . . Nos preparará para la “nueva evangelización” que ayudará la restauración de todas las cosas en Cristo.12

En su carta encíclica sobre la Eucaristía, “Dominicae cenae”, el papa Juan Pablo II dijo: “Que nuestra adoración nunca cese”. La adoración perpetua es: una adoración que nunca cesa. Entonces, continuemos


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trabajando fuertemente a favor del esparcimiento de la adoración perpetua, para que el deseo de nuestro Santo Padre para una adoración perpetua en cada parroquia en el mundo pueda cumplirse; y que los cristianos de este milenio puedan ver el triunfo del Corazón Inmaculado de María y el Reino Eucarístico de Cristo.13

El programa de la Nueva Evangelización usará la adoración eucarística para reavivar el asombro eucarístico; y cada vez más gente estará atraída hacia el Cristo Eucarístico. Un cristianismo basado sobre experiencias sin ninguna base bíblica es una de las maneras más eficaces para engañar a la gente. Si la Nueva Evangelización lleva a las personas a un Cristo Eucarístico ligado a experiencias profundas que incluyen sanidades, milagros, señales y prodigios, tiene el potencial de promover un profundo engaño. Esto es lo que vemos hoy en día.

ENCONTRAR AL VERDADERO JESUCRISTO

El Jesús bíblico no está en la tumba. No está confinado a ningún recipiente ni edificio. Jesús advirtió a Sus discípulos

sobre los que dicen, Helo aquí, o helo allí, (Lucas 17:23), como si estuviera físicamente en la tierra. Según el Evangelio, El está presente físicamente con el Padre, sentado a Su diestra, hasta Su segunda venida; por Su Espíritu, vive en los corazones de cada verdadero creyente. El no puede estar más presente de lo que es.

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En cambio, el “Evangelio” católico presenta a Jesús como presente físicamente en cada misa por todo el mundo.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Reinará el Jesús eucarístico en mi corazón? ¿Confiaremos en otro Jesús, a causa de Roma o porque apariciones lo proclaman? ¿Confiaremos en otro Jesús a causa de milagros, sanidades o la supuesta presencia de Dios? ¿O seguiremos al Jesús de la Biblia?

Solamente la Biblia, la Palabra de Dios, es infalible (2 Pedro 1:20-21). Es la verdad (Juan 17:17). Sabemos esto por las profecías que se han cumplido al pie de la letra. Además, centenares de profecías en cuanto a Israel y las naciones de los gentiles también se han cumplido. La probabilidad de que esto ocurriera por mera coincidencia es demasiado pequeña como para considerarla. Ningún otro libro puede jactarse de semejante diseño y tanta inteligencia. Este asombroso libro testifica de la vida de la única Persona que es perfecta. No se puede comparar la Biblia con ningún otro libro ni Jesús con ningún otro hombre. No hay riesgo alguno en confiar en ella como nuestra autoridad final.

SENTIMIENTOS, EXPERIENCIAS Y ENGAÑOS

Una ocurrencia universal comúnmente asociada con la Eucaristía y las apariciones se describe como encuentros

intensivos y sentimientos gratificantes. Muchos experimentan un sentido de serenidad. Otros perciben una presencia espiritual o calor. Algunos ven visiones, mientras que otros conversan con apariciones. Pero como las Escrituras explican, Satanás y sus demonios pueden hacer falsas señales, y producir sentimientos y experiencias. Estas experiencias pueden dar a la


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persona un falso sentido de paz con Dios, cuando en realidad ellas atan a la persona.

La Biblia dice que los creyentes pueden sentir a Dios de manera única y a veces en forma intensiva, pero que siempre toda experiencia tiene que ceñirse a la Palabra de Dios. “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). Si nuestro filtro no es la ley de Dios, Su testimonio y Su Palabra, nos desviaremos.

Además, la Biblia dice, “. . . porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7). Así nos advierte a no ser guiados por lo que vemos (apariencias, visiones, sentimientos o emociones). Todos sabemos que las apariencias de las cosas pueden ser diferentes a la verdad. Nuestros sentimientos pueden ser engañados. Jesús nos advierte, “No juzguéis según las apariencias, sin juzgad con justo juicio” (Juan 7:24). En los postreros días, los engaños seductores se multiplicarán, como advierten las Escrituras:

Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. (2 Timoteo 3:13)

Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. (1 Timoteo 4:1)

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¿SEGUIR SU CORAZÓN O LA LEY DE DIOS?

El mundo nos dice seguir nuestro corazón, o sea, proceder a base de sentimientos. Por el otro lado, la Biblia dice

enfáticamente que “El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado” (Proverbios 28:26).

Nuestros sentimientos y emociones pueden guiarnos por un camino que lleva a la destrucción en vez de la vida. Necesitamos un nuevo corazón, uno que es guiado por Dios y Su confiable testimonio. Como dice la Biblia:

Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte. (Proverbios 14:12)

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9)

Dios dice que necesitamos un nuevo corazón. Usted puede preguntar, “¿Qué hay de malo en el corazón que tengo? Otra vez, es la Palabra de Dios que actúa como una linterna divina, mostrándonos la oscuridad y la depravación de nuestro corazón original:

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante de toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12)


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LAS MALAS NOTICIAS

Dios nos dice que necesitamos un nuevo corazón. Pero ¿cómo podemos recibir este nuevo corazón? Antes de

explicar la bondadosa provisión de Dios, primero tenemos que entender el dilema de la humanidad. La Biblia dice, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Las Escrituras son muy claras: “Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Salmo 14:3). Por eso, no podemos confiar en nuestro antiguo corazón. El corazón se inclina hacia el error y el pecado.

Para ver si la evaluación de Dios es justa y acertada, necesitamos mirar Sus Diez Mandamientos (Éxodo 20). Consideremos algunos:

¿Alguna vez, usted ha usado el nombre de su Creador (Jesucristo o Dios) en vano, o peor, con una maldición? Piense sobre cuánto ofende eso al Creador. Este es el Dios que le entretejió en el vientre de su madre. Le bendijo con ojos que pueden ver Su hermosa creación, y el poder saborear Su gran variedad de alimentos. Piense en la maravilla de sus oídos, y cómo la música puede inspirarle y refrescarle.

¿Alguna vez, ha mentido? La mentira “blanca” y el engaño son mentiras a los ojos de Dios. Nos manda a decir solo la verdad y toda la verdad sin desviación. ¿Ha obedecido esto?

¿Alguna vez ha robado algo? Es irrelevante la cantidad. Soplar en un examen o manipular las cifras sobre los impuestos es robar. Recordemos que Dios ve igualmente el pasado y el presente.

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¿Ha cometido adulterio alguna vez, o secretamente lo ha deseado hacer? Jesús dijo:

Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo 5:28)

¿Alguna vez ha cometido homicidio? La mayoría dice que no, antes de entender que el odio en el corazón es homicidio a los ojos de Dios: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él” (1 Juan 3:15). Piense en las personas que usted ha querido ver quitadas de su camino. Reflexione sobre las muchas personas que le fastidian, o que le han causado dolor o vergüenza. Es homicidio odiarlos en su corazón.

Si ha contestado “Sí” a alguna de estas preguntas, según las Escrituras, ha infringido toda la ley (Santiago 2:10); porque no es una situación de pesar los actos buenos comparados con los malos. Cuando ofendemos la ley de Dios en cualquier punto, llegamos a estar bajo todo el peso de la ley. Y Dios nos advierte que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). El pecado causa la muerte física y también el castigo eterno en el lago de fuego (Apocalipsis 20:15).

LAS BUENAS NUEVAS

Afortunadamente, la historia no termina así. Las Buenas Nuevas declaran que Dios no quiere que ninguno perezca,

“sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Por Su grande amor, Dios llegó a ser hombre en la persona de


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Jesucristo, para cumplir la ley y pagar el castigo que nuestros pecados merecían. Hemos pecado, pero Jesús murió en nuestro lugar. La Biblia declara:

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Jesús murió en nuestro lugar. Después, resucitó de los muertos, venciendo la muerte. Todos los que reconozcan su pecaminosidad, se arrepientan de sus pecados,* y confíen en El, serán salvos. De esta manera recibimos un nuevo corazón y la vida eterna. A esto se refería Jesús cuando dijo que es necesario nacer de nuevo (Juan 3:3). Nuestro espíritu es avivado cuando creemos en el Señor y lo que nos ha provisto.

EL REGALO

Dios ofrece el regalo de la salvación a todos. Solo Jesús podría pagar el castigo que merecían nuestros pecados.

No podemos sobornar a Dios con nuestras buenas obras o por asistir a una iglesia. Ningún rito ni sacramento puede satisfacer Su justicia divina. La salvación se recibe solamente

*El predicador y teólogo, Harry Ironside, (1876-1951), dijo “El arre-pentimiento es el reconocimiento del pecador de su estado perdido, y así, su necesidad de gracia” (Except Ye Repent)

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por la obra de Jesucristo, y Su misericordia y gracia para con todos los que le acepten por fe. La Biblia dice:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9; énfasis Oakland)

Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo. (Gálatas 2:16)

Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. (Juan 6:28-29)

También, como la salvación es un regalo, podemos tener la seguridad de nuestra salvación, porque depende de lo que Jesucristo ha hecho y no de nuestros méritos o acciones. Juan escribe de esta seguridad:

Y éste es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. (1 Juan 5:11-13)

Al contrario, el “evangelio” católico, orientado sobre obras, no puede ofrecer ninguna seguridad de salvación, sino


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que tiene que juzgar tal seguridad como pecado de orgullo y presunción. Esto es expresado claramente en el testimonio de un ex-sacerdote católico:

En el seminario donde vivía, tuvimos . . . que cumplir ciertas penitencias y actos de auto-negación que incluían el ayuno y la abstinencia. También tuvimos que confesarnos y practicar la meditación . . . Nos enseñaron que a pesar de todo esto, no podríamos tener seguridad de nuestra salvación, dado que uno de los dogmas de la Iglesia es, que cualquiera que dijera que está seguro de su salvación ciertamente está perdido.14

EL ÚLTIMO SACRIFICIO

El Jesús católico es el Jesús eucarístico. En las apariciones marianas, Jesús es también el Jesús eucarístico. Sin

embargo, el Jesús eucarístico no se encuentra en la Biblia. La Biblia nos dice que Jesús es inmutable, o sea, sin

cambio (Hebreos 13:8); y que está sentado a la diestra de Dios (Marcos 16:19). Además, dice que Dios “no habita en templos hechos de mano” (Hechos 7:48). Jesús dijo, “Si os dijeren . . . está en los aposentos, no lo creáis” (Mateo 24:26). Pero la doctrina católica niega todas estas Escrituras, cuando dice que Jesús se encuentra en la hostia y está contenido en una custodia.

El concepto de la transubstanciación fue extraído del pasaje donde Jesús dijo, “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Juan

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6:53). Desafortunadamente, los eruditos católicos mostraron negligencia al no examinar el contexto de la Escritura donde los discípulos de Jesús murmuraron sobre qué quería decir Jesús con Sus declaraciones. Pero al leer el resto del pasaje, Jesús explica el sentido:

Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he dado son espíritu y son vida. (Juan 6:60-63)

Primero, Jesús aclara que El no habría podido estar hablando en sentido físico, porque pronto se iba, o sea, que iba a “subir adonde estaba primero”. Segundo, les dijo que había hablado en sentido espiritual, (algo que hacía a menudo): “. . . las palabras que yo os he dado son espíritu”. Tercero, Jesús les dice que “la carne para nada aprovecha”; la palabra para “carne” aquí es la misma palabra en griego que El usó en Juan 6:53. Además, la idea de tomar sangre es aun más difícil, al considerar que ingerir sangre fue prohibido por la ley; y consumir sangre humana sería una abominación impensable. Claramente, Jesús había hecho Su declaración en forma retórica. Finalmente, en la última cena, Jesús otra vez aclaró que había hablado en forma figurativa cuando dijo, “Haced esto en memoria de mí”, (Lucas 22:19); no era una participación en algo nuevo.


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¿Tiene importancia la doctrina católica del Cristo eucarístico? Aparentemente, la tenía para la Sra. Prest, que vivía bajo el poder de la reina María en Inglaterra durante el siglo XVI. Murió quemada en la hoguera por la Iglesia Católica Romana. Su crimen, el de oponerse al catolicismo romano, principalmente tenía que ver con la Eucaristía. Cuando el obispo le acusó sobre este punto, ella contestó:

¿Le reclamo a usted, si puede negar su credo, que dice que Cristo está sentado perpetuamente a la diestra de Su Padre, cuerpo y alma, hasta que regrese otra vez; o si El está en el cielo como nuestro Abogado, para orar por nosotros delante de Dios Su Padre? Si es así, Él no está aquí en la tierra en un pedazo de pan. Si no está aquí, y si El no habita en templos hechos de manos sino en el cielo, ¿por qué Le buscamos aquí? Si con una sola ofrenda El hizo perfecto todo, ¿por qué ustedes, con una ofrenda falsa, hacen todo imperfecto? Si El ha de ser adorado en espíritu y en verdad, ¿por qué ustedes adoran un pedazo de pan (la Eucaristía)? Aunque yo soy solamente una pobre mujer, antes de hacer como usted hace, prefiero no vivir más.15

El hecho de que la Sra. Prest posteriormente murió quemada en la hoguera nos sacude, al pensar en los horrores que tuvo que aguantar. Pero no debemos permitir que el testimonio de cómo murió opa que el mensaje del por qué murió. Deshonramos a los mártires cuando olvidamos la causa por la cual murieron.

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¿Qué era lo que preocupaba a la Sra. Prest sobre la Eucaristía a tal punto que estaba lista a sufrir el martirio? Era algo mucho más allá del punto de que la Iglesia Católica Romana contradice las Escrituras sobre dónde está Jesús físicamente. El asunto es que la Iglesia Católica ha establecido otro Jesús y otro Evangelio. El verdadero Evangelio nos dice que somos salvos únicamente por la fe, a través del sacrificio de Jesús una sola vez en la cruz:

En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. (Hebreos 10:10-12)

El “evangelio” católico sostiene que somos salvos por nuestra participación en la misa, donde el sacrifico del Calvario se repite vez tras vez. Este “evangelio” basado sobre las obras no puede salvar a nadie. Solamente cuando la persona llegue a Cristo en humilde arrepentimiento, confiando en el solo sacrificio de Jesucristo en la cruz, puede nacer de nuevo, por medio de Su Espíritu. El verdadero Evangelio da la seguridad de la salvación; el evangelio católico no ofrece esta seguridad, porque se basa en nuestras obras.

Además, el hecho de que el Jesús eucarístico es re-sacrificado en cada misa, demuestra otro conflicto mayor con la Biblia. Otra vez, esto es explicado en el libro de Hebreos:


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Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. (Hebreos 9:15-17)

En otras palabras, para que el nuevo testamento entrara en fuerza, Jesús tuvo que morir “una vez para siempre” (Hebreos 10:10). Esto es el último sacrificio, y prueba de Su divina perfección. Proponer la repetición de una sola ofrenda hecha una vez para siempre es denigrar el mismo propósito y voluntad del Padre; y la majestad, poder y perfección absoluta de Jesucristo el Señor. Como explica Hebreos 10:11-12, el contraste entre las dos ofrendas (la del hombre versus la de Dios) demuestra que las ofrendas del hombre “nunca pueden quitar los pecados”, y que Cristoofreció “una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados”.

El “evangelio” católico hace el sacrificio de Jesús semejante a los repetidos sacrificios de becerros y machos cabríos del Antiguo Testamento, que nunca podían quitar los pecados (Hebreos 10:4). Jesús ha “obtenido eterna redención”. “Consumado es” (Juan 19:30), como dijo Jesús. El aposento alto está desocupado, la cruz vacía, y la tumba vacía. ¡Jesús ha resucitado, aleluya! Ahora vive en los corazones de los que han confiado en El. ¡Realmente, esto es motivo de regocijarnos!

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Jesús dijo, “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). El apóstol Pablo nos dice que Cristo vive en el corazón de cada creyente (Efesios 3:17). Los cristianos somos templo de Dios; el Espíritu Santo vive en nosotros (1 Corintios 3:16). Si ingerir pan consagrado fuera la verdadera manera de recibir a Cristo, solamente daría Su presencia durante un corto tiempo; Cristo estaría en nosotros solamente mientras el pan estuviera en el sistema digestivo. Del resto, El estaría ausente. Pero el Jesús de la Biblia nos dice, “Permaneced en mí, y yo en vosotros” (Juan 15:4); y también, “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).

SERIAS CONSECUENCIAS

Si nos arrepentimos de nuestros pecados, y reconocemos lo que Jesús ha hecho, pidiéndole perdón por nuestros

pecados, podemos tener una relación con El, nuestro Creador y Redentor, para siempre. Como Pablo escribió a los Romanos:

Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es el Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. (Romanos 10:8-13)


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Jesucristo ofrece libertad y vida eterna a todos los que lo “confiesan” y “creen” que Dios le ha levantado de los muertos, y que “le invocan”. Jesucristo ha cumplido todo lo que un Dios totalmente santo exigía contra el pecado. En Jesús, los pecadores son perdonados y vindicados. Sus palabras de seguridad son:

Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Lucas 11:9-11)

Si llegamos delante de Él con corazón sincero, y le pedimos que perdone todos nuestros pecados, Él lo hará. En el libro de los Hechos, Lucas escribió:

Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4:8-12)

Es este Jesús, el Jesús de Nazaret, el “Jesús” de quien Pedro habló, quien es el verdadero Jesús. Cada uno de

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nosotros necesitamos estar seguro que Le conozcamos, porque seguimos Su Palabra.

LA ORACIÓN PARA SER SALVO

Amado Señor, Tu Palabra dice que si confieso con mi boca que Jesús es el Señor, y creo en mi corazón que El resucitó de los muertos, seré salvo. Reconozco que soy pecador, y que necesito arrepentimiento y salvación. Ahora, te confieso como mi Señor y Salvador, y creo que Tú pagaste el precio para borrar todos mis pecados. Te pido que me des un nuevo corazón, nacido de Tu Espíritu. Te pido que me guides y dirijas mi vida de ahora en adelante, por Tu Santo Espíritu. Ayúdame a conocerte mejor día a día a través de la lectura de Tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén.

Vamos a recordar las siguientes palabras y regocijarnos:

Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. (Romanos 8:3)

Roger Oakland es el fundador y director de Understand the Times, International, (Entendamos Los Tiempos Internacional), y autor también con la editorial Lighthouse Trails.

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APÉNDICE 2MI VIAJE DE SALIDA DEL

CATOLICISMO ROMANO

POR DAVID DOMBROWSKI

Con el paso de los años, he encontrado muchos cristianos que preguntan, “¿Qué hay de malo con ser católico? Ellos creen en la cruz, creen que Jesús

es el Hijo de Dios. Así, no puede ser tan malo”. Si usted es cristiano y se ha preguntado sobre estas cosas, este testimonio especial es para usted.

Nací y me crié como católico romano, de modo que puedo escribir sobre cosas que conozco y viví durante treinta años. Desde mi más temprana niñez, tenía hambre y sed de Dios. Atribuyo esto mayormente a mi mamá, que inculcó en mí el amor y la reverencia hacia Dios que ella tenía. Nació en Polonia, y creció como católica; pero a la edad de trece años, arrodillada solita en una capilla, invitó a Jesucristo a entrar en su corazón para ser el Señor de su vida. Justo antes de hacerlo, había perdido a ambos padres por envenenamiento de hongos. Jesús llenó el vacío en su vida,


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y la ayudó a sobrevivir los años difíciles que siguieron. Años después, compartió conmigo lo que tenía que haber sido una experiencia del nuevo nacimiento, aunque en la Iglesia Católica no había oído este término ni experimentó en su vida alguna llamada al altar para recibir a Cristo.

Es cierto que en la Iglesia Católica, nunca ha habido lugar para cruzadas evangelísticas ni invitación de hacer una decisión personal para aceptar a Cristo, porque cada niño católico es criado para creer que automáticamente es “cristiano” por haber sido bautizado como infante.

Años atrás, muchos anabaptistas fueron quemados en la hoguera porque entendieron el error y falsa seguridad asociados con el bautismo de infantes.

Creo que puedo afirmar que mi mamá tuvo una relación personal con el Señor, no por el catolicismo, sino a pesar de ello. Como pasó en la experiencia de ella, pocos católicos entienden lo que el catolicismo realmente enseña; y que las doctrinas y enseñanzas son totalmente contrarias al cristianismo bíblico. Es cierto que la Iglesia Católica enseña una vida moral, al igual que la mayoría de las otras religiones; pero referente a la salvación, las enseñanzas de ella desvía a los perdidos y previenen a que ellos encuentren El Camino.

Como niño pequeño, tenía una fe firme en Dios, y sabía que Jesucristo es el Hijo de Dios que murió en la cruz por mis pecados. Crecí siendo muy religioso, pero nunca pude sentirme libre de culpa y del reconocimiento de mis pecados. En la adolescencia y después como adulto, este sentido de mi propia pecaminosidad me molestaba aún más. Todavía puedo recordar una noche de nieve invernal en Portland, Oregon, cuando tenía 19 años. Aunque era casi la medianoche, decidí ir a caminar. La luz de la luna en la nieve me permitió ver

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MI VIAJE DE SALIDA DEL CATOLICISMO ROMANO

el camino claramente, y mirando hacia arriba a las estrellas, sentí que estaba en contacto con Dios. Todavía recuerdo como en ese momento le dije a Dios en voz alta, “Dios, creo que si yo fuera a morir esta noche, iría al infierno. Para que esto cambie, Tú tendrás que hacer algo”. Fue uno de los pocos momentos cuando fui totalmente honesto con Dios, y Le hablé en forma diferente a las oraciones memorizadas que me habían enseñado en la Iglesia Católica.

Supongo que si se puede decir algo a favor del catolicismo, sería que en el católico practicante, infunde un sentir de culpa. Mi vida en la iglesia consistía semanalmente en confesar mis pecados a un sacerdote y recibir su “absolución”; pero a la siguiente semana, otra vez me encontraba de nuevo bajo el peso del pecado y la culpa. Pienso que pocos católicos y que aun pocos protestantes realmente sepan y entiendan la manera católica de recibir la “salvación”, aunque ello todavía se encuentra escrito en el Baltimore Catechism. Allí dice que somos salvos por participar en los sacramentos. El centro del catolicismo, o sea, su mismo punto focal, es el sacramento de la Eucaristía, donde se cree que el pan y el vino se transforman literalmente en el cuerpo y sangre de Jesús. Las implicaciones de esta creencia, aunque anti-bíblica, pueden parecer inocuas hasta que uno entiende que esta práctica es indudablemente el meollo del “evangelio” católico. En otras palabras, lo que salva a la persona es la participación en este sacramento; o sea, que su salvación depende de algo que uno hace. Les da un sentido falso y temporal de seguridad, hasta que vuelve a pecar. De hecho, según la enseñanza católica, la persona nunca puede tener una seguridad de que es salva. Tener tal seguridad sería cometer el pecado del orgullo. Mirando hacia atrás, tal razonamiento tenía sentido, porque si nuestra


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salvación depende de nuestros actos (i.e., participación en los sacramentos), tendríamos motivo para jactarnos. Entonces, lógicamente desde este punto de vista, si no confiamos en nuestra salvación, por lo menos, en teoría, podemos sentir humildad por eso. Pero Pablo vio el error en todo este pensamiento falso, cuando escribió estas palabras:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9)

Para el católico, el concepto de la salvación por gracia por la fe únicamente es casi imposible aceptar, porque está enraizada en el corazón de todo hombre (en virtualmente todas las religiones) la idea de que tenemos que ganar nuestra entrada al cielo. Ahora que los católicos están empezando a leer la Biblia, a veces citan otros pasajes bíblicos, especialmente de Santiago, para comprobar que en últimas, todavía somos salvos por medio de las obras. No entienden que Santiago buscaba explicar lo que es la verdadera fe. No es una posición intelectual sino una fe y una consagración a nuestro Salvador que se ven expresadas a través de nuestras vidas. Si Santiago estuviera diciendo que nuestras buenas obras nos justifican, no habría utilizado las historias de Abraham, Isaac y el altar para comprobar su punto. Verdaderamente, Abraham era un hombre de inmensa fe; pero no pretendió encontrar la salvación por medio de sus méritos, ni se consideró bueno por su obediencia por estar listo a sacrificar a Isaac en el altar; solo puso su fe completamente en Dios.

En mi caso, al crecer como católico, no tenía realmente un conocimiento de las Escrituras. Nunca nos animaron a

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leer la Biblia por nosotros mismos, por el temor de llegar a nuestras propias interpretaciones. Y esto es el punto principal: los cristianos a menudo se equivocan al pensar que, como los católicos creen en Jesús y la cruz, todo está bien.

La realidad es que, siendo católico, yo sabía que Jesús había muerto por mis pecados en la cruz, pero consideraba que la redención me era inaccesible; de alguna manera, tenía que ganar mi derecho a la cruz. Esta creencia tenía sus raíces en mi íntimo ser a causa de haber tomado parte en miles de misas, donde Jesús era re-crucificado por mis pecados vez tras vez. Esta creencia en el fondo de mi corazón que causaba mi constante sentido de culpa, no se debía a un mal entendido de mi parte, sino procedía cien por ciento de lo católico, totalmente en línea con la enseñanza católica. De modo que la salvación era algo que se podría lograr, pero algo siempre incierto y fuera del alcance. Con razón, la muy aclamada Madre Teresa de Calcuta, que ocupó su vida ministrando sacrificialmente a los pobres y a los enfermos en la India, pasó sus últimas horas con serias dudas sobre su propia salvación.

Cuando cumplí los 20 años, ya estaba terminando mi segundo año de universidad. En esa época, las fuerzas armadas habían empezado a reclutar estudiantes universitarios para la guerra de Vietnam; pero como yo tenía más años que mis compañeros, no temí ser llamado. Pero cuando recibí una notificación del ejército en el verano de 1972, lo vi como juicio de Dios sobre mí. No me imaginaba en esos momentos, que Dios estaba contestando mi oración de esa noche estrellada unos meses atrás.

Mi tiempo en el ejército produjo un cambio drástico en mi vida. Fue la primera vez que estaba fuera del hogar.


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También fue mi primera experiencia conociendo a otra gente de manera profunda, al vivir y trabajar con ella. Por primera vez en mi vida, conocí a cristianos que me compartieron el Evangelio. Uno me regalo un Nuevo Testamento, y lo leí, porque había hecho una decisión de utilizar mi tiempo en el ejército para buscar a Dios y ojalá encontrarlo.

Pero cuando me enviaron a Alemania, observé la vida destructiva y egoísta de gran parte de los otros soldados. En mi unidad, la mayoría se drogaba a cada oportunidad. También abundaba la prostitución y las borracheras. Me conocían como hombre correcto; pero en realidad, yo estaba muy disgustado por lo que veía a mi alrededor, y decidí no tocar ni una gota de alcohol durante mi tiempo allí. Algunos soldados se burlaban de mí, aunque traté de ser amable y vivir en paz con ellos. Todavía recuerdo cuando un soldado sopló humo de marihuana en mi cara porque me negué a unirme a ellos.

Pero todo este tiempo, yo sabía que mi corazón no estaba limpio, y vi en esos soldados una reflexión de la inmundicia de mi propia vida. Yo sabía que iba hacia la destrucción moral. Así que estaba más ansioso que antes de encontrar la victoria y paz que pude ver en las vidas de los cristianos. Fue durante este tiempo muy difícil en mi vida que reconocí otra vez, como esa noche debajo de las estrellas, que sin una intervención de Dios en mi vida, iba hacia la ruina. Hasta ese tiempo, había pensado que tenía el poder de cambiarme a mí mismo; pero ahora me di cuenta que seguía en un decaimiento espiritual. Recogí un tratado que me había dado uno de mis sargentos, y encontré que la salvación fácilmente está al alcance de toda persona que reconozca su pecaminosidad y la imposibilidad de salvarse a

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sí misma. La parte más difícil fue llegar al punto de reconocer mi necesidad de un Salvador. Por años, el evangelio católico de justificación por gracia mas las obras, me había impedido de encontrar a Cristo.

Ahora, una reacción típica a mi testimonio, de parte de católicos y aún de algunos evangélicos, es que me habían enseñado en forma equivocada la doctrina católica, o que las cosas habían cambiado desde el Vaticano II. Sin embargo, la verdad nos enfrenta cuando entendemos que el sacerdote católico hace un rito anti-bíblico en la Eucaristía; y que la doctrina católica todavía dice que es nuestra participación lo que nos salva. De hecho, si fuera a quitar la Eucaristía de la misa católica, ya no sería misa. Y si fuera a quitar la misa del catolicismo, ya no habría iglesia católica. Ningún sacerdote puede negar que es así.

Tal vez algunos dirían que posiblemente la Iglesia Católica tiene razón sobre la doctrina de la transubstanciación. Posiblemente la hostia y el vino de la comunión literalmente lleguen a ser el cuerpo y la sangre de Jesús—con apariencias falsas, por supuesto. Pero si esto fuera cierto, entonces Jesús hubiera tenido que mentir a Sus discípulos al decirles que Sus palabras habían sido retóricas y Su término de “carne” usado en sentido espiritual.

El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. (Juan 6:63; énfasis Dombrowski)

Pero supongamos por un momento que Jesús hubiera contestado a Sus discípulos de otra manera, cuando empezaron a murmurar, diciendo, “Dura es esta palabra;


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¿quién la puede oír?” (Juan 6:60). Supongamos que Jesús hubiera contestado su interrogante diciendo, “Sí, yo hablé en forma literal. Comer mi carne es provechoso y les dará vida espiritual”. Si eso hubiera sido así, la Iglesia Católica tendría razón para celebrar la misa, donde se vuelve a crucificar a Cristo a diario en un altar. Pero la respuesta es no, porque así estaríamos hablando de otro evangelio, diferente al que predicaba cada uno de los discípulos.

Y este es el punto clave que quiero enfatizar en este comentario: Nuestra justificación es por gracia, por fe solamente, y no por nuestra participación en un rito. Nacer del Espíritu es lo que nos da vida—vida eterna. A propósito, Nicodemo también estaba preocupado cuando Jesús le dijo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). No pudo entender cómo se podría salir del vientre de la madre dos veces. Jesús estaba hablando de cosas espirituales, utilizando términos terrenales y parábolas para expresar Su sentido; pero el hombre, siendo carnal, siempre malentiende Su sentido, como vemos todavía hoy en día.

Mi tiempo en las fuerzas armadas terminó poco después que leí ese tratado y recibí al Señor, confiando en El plenamente como mi Salvador. De hecho, eso ocurrió apenas dos meses antes de salir del ejército. Dios hizo un milagro en mi vida en el lapso de solo dos años, y salí siendo un hombre nuevo—gracias a Dios. El también me abrió el entendimiento sobre las Escrituras; pero yo no sabía dónde reunirme con otros creyentes. Después supe que había reuniones de católicos carismáticos en mi vecindario. Parece que una buena cantidad de católicos encontraron al Señor a finales del “Jesus movement,” cuando multitudes de jóvenes aceptaron a Jesús como Salvador. Estas reuniones proveyeron

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un lugar de compañerismo con otros creyentes. Todavía recuerdo una discusión sobre si debíamos salir de la Iglesia Católica, o mantenernos allí. El consenso fue quedarnos para ser una luz a los que todavía estaban perdidos. Por esta razón, me quedé en la Iglesia Católica durante unos años. Finalmente, como la Palabra de Dios estaba transformado mi vida más y más, entendí que al quedarme, no estaba cumpliendo mi esperanza de ser luz para los católicos; y sería mejor testimonio salir. Aunque no juzgo a los que se quedaron para beneficiar a los perdidos, quiero comentar sobre una seria equivocación con esta línea de pensamiento: la Iglesia Católica no es reformable. Como expresé anteriormente, el sacramento de la Eucaristía es otro evangelio; quitarla anularía toda la estructura de la misa, y la Iglesia Católica dejaría de existir. Me duele el caso de los católicos creyentes que decidieron quedarse; tiene que ser muy difícil para ellos e incómodo, porque tratan de no sentirse como hipócritas.

A finales de mi tiempo en la Iglesia Católica, me uní a una comunidad cristiana evangélica. Desde el día que encontré al Señor, me había intrigado Hechos 4, donde dice que los primeros cristianos eran “de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común” (Hechos 4:32). La idea de una comunidad me parecía tener algo del cielo en la tierra. Me uní a esa comunidad con la determinación de verla prosperar, a pesar de las dificultades. Y a fin de cuentas, sí, resultó ser difícil. Es interesante que, cuando llegué a ser cristiano, pronto los otros creyentes me identificaron como alguien con el don de discernimiento. Sin embargo, en la comunidad, parece que lo contrario regía: si algo me inquietaba, los líderes decían que yo estaba peleando contra


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Dios. Recuerdo el día cuando pude comprobar esta actitud durante un viaje de vacaciones de la comunidad. En algún momento, nuestros vehículos se separaron, y como pasajero, le dije en broma al que manejaba, “Tal vez debamos girar hacia la izquierda”. Inmediatamente, él replicó, “Entonces, voy a coger hacia la derecha”. Aunque yo hablé en son de broma, este incidente era una muestra acertada de la actitud de los miembros de la comunidad conmigo.

Un día, algunos líderes anunciaron que estaban considerando unirse a la fe católica. Fue una decisión tomada, no solo de parte de ellos, sino para todos nosotros. Cuando me había unido a la comunidad, ella no se identificaba como denominación específica, aunque tenía sus raíces en la Iglesia Bautista. Empezó como un ministerio de rehabilitación para jóvenes que habían dejado la droga y el alcohol, o que sencillamente buscaban dónde vivir. El hecho de que estos líderes ahora pensaban en volverse católicos me preocupó mucho, pero a la vez, no me sorprendió demasiado. Había observado con el paso de los años, que algunos miembros simpatizaban con la Iglesia Católica, y con místicos católicos como Henri Nouwen y Thomas Merton. Recordé una Noche Buena cuando tres mujeres del grupo decidieron asistir a la misa de la medianoche. El día siguiente, las oí comentar sobre lo mucho que habían disfrutado de esa experiencia.

Pero durante la reunión donde los líderes anunciaron su decisión a favor del catolicismo, eso fue muy lejos de ser motivo de gozo para mí. Era semejante a observar un motín en una antigua película de piratas, menos la violencia. El líder anciano de la comunidad se opuso fuertemente la decisión de volvernos católicos, diciendo que eso no representaba quiénes éramos. Pero la mayoría de los de la

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comunidad había decidido desde antes que quería tomar este rumbo. El anciano opositor inmediatamente fue sacado de la comunidad, como medida de “disciplina”. Pasó un tiempo, pero nunca volvió. Muy rápidamente, la comunidad se encontró envuelta en la red del catolicismo.

Recuerdo la noche cuando un sacerdote católico fue invitado a hablar a la comunidad sobre el catolicismo. Este sacerdote fue reconocido como líder en el movimiento de renovación del área noroccidente de la costa pacífica. Esa noche, él proclamó un gran número de cosas. A continuación, hay algunos de los puntos clave que nos compartió:

• ¿Qué es el ecumenismo? Los protestantes no saben lo que significa el ecumenismo para la Iglesia Católica. Piensan que quiere decir que los protestantes y los católicos pueden tener compañerismo como co-iguales. En realidad, significa que los protestantes eventualmente serán absorbidos por la Iglesia Católica.

• Los pastores protestantes no tienen poder cuando celebran un culto de comunión. Solamente hacen algo de rito, pero nada ocurre ahí. Solamente el sacerdote católico tiene el poder y la autoridad de dirigir el culto de comunión.

• Los protestantes son hermanos perdidos porque se han rebelado contra (abandonaron) la única iglesia verdadera.

• Un buen musulmán, un buen hindú, y un buen budista son salvos. Tienen más esperanzas de entrar en el cielo que los protestantes.

• Los protestantes tienen una noción falsa de la evangelización. Como acabo de decirles, las personas


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en otras religiones ya son salvas. Pero los protestantes tienen que volver a la Iglesia Católica.

Oír estas cosas esa noche me ayudó a entender que la Iglesia Católica, como una institución, es mucho peor de lo que yo había querido admitir. Aunque estas cosas no me eran desconocidas, sí, me sorprendió que un líder del movimiento renovado, donde católicos y protestantes se mezclaban libremente, tuviera un concepto tan bajo de los protestantes; y que su meta fuera totalmente diferente.

Pero posiblemente lo que más me sorprendió fue que estos cristianos sinceros del grupo, que yo amaba, y con quienes había vivido y colaborado durante seis años, no se opusieran esa noche a ese sacerdote y sus creencias herejes.

La comunidad siguió adelante viento en popa hacia el catolicismo, pero había algunos asuntos prácticos que discutir. Por ejemplo, los líderes de la comunidad habían hecho un pacto de mantenerse unidos de por vida, pero el líder anciano ya no estaba con ellos. El problema fue consultado con el sacerdote católico, quien ya tenía una respuesta lista. Les dijo que él mismo tenía el poder dado por Dios de anular el pacto. Explicó que llegar a ser católico suplantaba toda otra cosa. Después, otro asunto fue qué hacer conmigo. El grupo pensó que si me enviaba a hablar a solas con el sacerdote, él me iba a poder persuadir volver a la “Madre Iglesia”. Pero cuando vieron que yo no iba a cambiar, me informaron que tenía que salir.

Otros eventos ocurrieron en esa comunidad. La situación se calentaba a veces, con peleas entre los miembros. Eventualmente, se dos matrimonios se disolvieron; y en cada caso, el esposo salió de la comunidad y la esposa e hijos se

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quedaron como católicos. Más tarde, un esposo me confesó que cuando me sacaron de la comunidad, él pensó que Dios me estaba quitando porque yo no era del remanente especial de Dios. Pero cuando lo echaron a él, entendió que ya ese grupo se había convertido en secta, en lugar de una amorosa comunidad cristiana.

Poco después de que me sacaron, la comunidad llegó a ser totalmente católica; y sigue así hasta el día de hoy.

Al escribir esta historia, me asombra pensar en qué tan rápidamente han pasado los años. Es como si estos eventos hubieran pasado solamente el día de ayer en lugar de hacía más de veinticinco años. Durante todo este tiempo, nunca había compartido públicamente la historia de la comunidad, hasta el momento. Pero ahora hay una razón del por qué me siento motivado hacerlo. Cuando la comunidad decidió llegar a ser católica, las personas estaban emocionadas, sintiéndose como pioneros que volvían a la madre iglesia. Confiaban que eventualmente, muchos otros iban a seguir su ejemplo. Los de la comunidad compartieron con algunos de sus amigos cómo sólo habían podido crecer espiritualmente hasta cierto punto en el protestantismo; y que si iban a seguir creciendo, tendrían que llegar a ser católicos. Lo mismo está pasando actualmente, en aumentados números. Muchos líderes protestantes están levantándose y proclamando que tenemos que aprovechar las enseñanzas y prácticas de la Iglesia Católica. Especialmente les atrae la oración contemplativa, o sea, el misticismo; y las disciplinas espirituales. No tengo ninguna duda de que la espiritualidad contemplativa es un puente, para “regresar” a los protestantes a la Iglesia Católica. El movimiento de la iglesia emergente es igualmente un


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puente hacia el catolicismo, juntamente con el Movimiento con Propósito.

Reconozco que este testimonio puede ofender a algunos lectores. Pero cuando se trata de dónde vamos a pasar la eternidad, nunca podemos tomar las cosas livianamente. Creo firmemente que Dios me impulsó a compartir mi historia. Es mi sincera esperanza y oración que haya podido dar algo de claridad sobre lo que realmente es el Evangelio. Me alegro mucho que Dios nos haya provisto un camino, un camino seguro, a la vida eterna.

David Dombrowski es el editor ejecutivo de Lighthouse Trails Publishing.

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GLOSARIO DE TeRMINOS CATÓLICOS

POR KEVIN REEVES

Absolución: El perdón de los pecados dado por un sacerdote, quien actúa como mediador entre Dios y el hombre. Que el sacerdote es el que perdona los pecados es confirmado por las mismas palabras del sacerdote: “Le absuelvo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Agua bendita: Agua que el sacerdote ha bendecido, normalmente guardada en pequeños recipientes cerca de la entrada de una Iglesia Católica. El congregante pone uno o dos dedos en el agua y traza la seña de la cruz. Aparición mariana: Aunque no es un término exclusivamente católico, se utiliza para designar las supuestas apariciones de María en su estado glorificado. Se dice que ha aparecido a individuos o a grupos de personas en muchos lugares por todo el mundo, incluyendo Fátima, Portugal, a principios del siglo veinte.


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Avemaría: Una oración de adoración a María, terminando con la petición, “Santa María, Madre de Dios, ora por nosotros pecadores, ahora y en la hora de la muerte, amén.

Catecismo: Un libro que enumera y explica las enseñanzas de la Iglesia Católica. Se presenta a los futuros miembros; e históricamente, es enseñado a los estudiantes en escuelas/colegios católicos.

Concepción inmaculada: La doctrina que declara que María, la madre de Jesús, nació sin el pecado original, para poder ser el canal perfecto para el nacimiento del Hijo de Dios.

Confesión: El acto de confesar los pecados a un sacerdote para obtener la absolución. El sacerdote actúa como mediador entre Dios y los hombres, perdonando pecados y ordenando lo que él considere una penitencia apropiada.

Contrarreforma: El movimiento, ejemplificado por el Concilio de Trento, fue organizado por la Iglesia Católica; y en reuniones que cubrieron varios años, decretó la creencia católica en oposición contra los reformadores protestantes. El concilio esencialmente negó la sencilla verdad del Evangelio, dando el primer lugar a la antigua tradición católica y las interpretaciones vaticanas; ponía bajo anatema (maldición de Dios) a los que se oponían a sus conclusiones, como doctrina de la transubstanciación.

Cristo Eucarístico: La verdadera presencia física de Cristo en la hostia consagrada, que ha de ser adorada por los fieles.

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GLOSARIO

Es importante recordar que los católicos no creen que están adorando un pan, sino que creen que adoran al Cristo que toma esta forma.

Cuaresma: El período de cuarenta días que preceden el día de la resurrección del Señor. Los católicos donan dinero extra, se niegan ciertos placeres inofensivos, toman más en serio su compromiso con la iglesia, se sacrifican a favor de otros, etc.

Custodia: Un recipiente adornado que se utiliza para contener la hostia. El sacerdote lo levanta por encima de su cabeza y la pasa delante de la congregación, para que adoren, dentro de la hostia, la supuesta persona de Jesús.

Estigma: Marcas visibles en el cuerpo de ciertos místicos como Francisco de Assisi, que simulan las marcas de la crucifixión de Jesús.

Eucaristía: El sacramento de recibir los elementos de comunión, la hostia y el vino, consagrados por el sacerdote durante la misa. Se cree que el participante recibe una gracia especial porque le dicen que está comiendo el verdadero cuerpo de Cristo y tomando su verdadera sangre. Este término también se utiliza para referirse a los mismos elementos.

Éxtasis: La principal meta del místico católico al buscar a Dios, usualmente involucrando varios incidentes durante su vida devocional. A través de la historia se han reportado manifestaciones que acompañan un éxtasis, como visiones, el lloro, trances, levitaciones, estigmas, etc.


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Hostia: De hostia en latín, que quiere decir “víctima”, porque Cristo supuestamente es sacrificado repetidas veces durante cada misa. Físicamente, es el pan de la comunión consagrado por el sacerdote. Cuando es levantada en el punto principal de la misa y bendecida por el sacerdote, se dice que la hostia llega a ser el verdadero cuerpo de Cristo. De igual manera, se dice que el vino, al ser levantado y consagrado durante la misa, llega a ser la verdadera sangre de Cristo.

Indulgencias: Dado por el papa, un perdón o abreviación del tiempo que el alma tiene que pasar en el purgatorio. La venta de indulgencias para levantar fondos para la construcción de una nueva iglesia, o para añadirse a los tesoros del Vaticano, fue tan extendida durante la Edad Media, que un poema salió de la práctica: “Cuando en la caja suena la moneda, un alma del purgatoria goza salida”.

Infalibilidad: Supuesta característica del papa cuando habla en forma oficial sobre la fe y la doctrina. Sus palabras se consideran inerrantes, sin equivocación, como procediendo de Dios.

Lectio Divina: Significa “lectura sagrada”. En el movimiento contemplativo de hoy, a menudo consiste en tomar una sola palabra o una frase corta de las Escrituras, y repetirla vez tras ves.

Limbo: El supuesto estado cerca al cielo donde viven las buenas almas que no fueron bautizados en la Iglesia Católica Romana. Incluidos son los bebés nacidos muertos, o que murieron antes de ser bautizados.

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GLOSARIO

Mediadora: Un término aplicado a María, la madre de Jesús, que supuestamente es co-redentora con Cristo. En la práctica católica, María a menudo se ve como mediador entre los hombres y Jesús, siendo supuestamente más misericordiosa; y que su Hijo en el cielo no le negaría nada.

Misa: La celebración de re-sacrificar a Cristo en la cruz. Esta contradice las muchas Escrituras que declaran que Cristo murió una sola vez, por todos los hombres por todo el tiempo de la historia. Por ejemplo, Hebreos 9:28 dice “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos”. Nunca debemos volverlo a sacrificar por el pecado, tal como ocurre en la misa. Su sacrificio una sola vez fue suficiente.

Misticismo: Una experiencia directa con el reino sobrenatural, fuera de parámetros bíblicos.

Pecado mortal: Un pecado que, sin ser perdonado antes de la muerte, condenará el alma al infierno.

Pecado venial: Un pecado “menor” que no amenaza el alma con la perdición eterna. Se cree que un católico puede morir con pecados veniales en su alma, y después de un tiempo de sufrir en el purgatorio, ser llevado al cielo.

Penitencia: Asignación de buenas obras, restitución, o una serie de oraciones que repetir, después de la absolución del pecado por el sacerdote. La absolución no tendrá validez si la persona no cumple con la penitencia que le fue asignada.


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Reliquia: Algo que había pertenecido a un finado santo católico, incluyendo huesos, ropa, posesiones personales, etc., y que se considera tener un poder sobrenatural. Históricamente, la venta de reliquias era un negocio lucrativo. Tiempos atrás en Europa, se vendían supuestos pedacitos de “la verdadera cruz” y manchas de la “sangre de Jesús”.

Rosario: Una cadena de bolitas que terminan en una crucifijo, y que se utiliza con ciertas oraciones, especialmente el Padre Nuestro y Avemaría; principalmente, se usa para aproximarse a María.

Santos: Consagrados hombres y mujeres católicos, mayormente místicos, que fueron canonizados por la Iglesia Católica, después de una investigación por el Vaticano que comprobó dos milagros hechos por su intervención. La tradición católica atribuye a algunos santos características realmente fantásticas, como estar en dos lugares simultáneamente, la levitación, o el estigma.

Transubstanciación: La doctrina que dice que durante la misa, la hostia (el pan) y el vino de la comunión se transforman milagrosamente en el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Jesús.

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NOTAS FINALES

Introducción1. Mark Christensen, “Coming to Grips with Losses—The Mi-

gration of Catholics into Conservative Protestantism” (America: The Jesuit Review, January 26, 1991), pp. 58-59.

2. Ibid.

1. Una nueva apertura1. The interview can be viewed by clicking on the following

link: https://www.youtube.com/watch?v=dVCY8pW-ACs. Roger Oakland wrote about this interview in his booklet Rick Warren and His Dangerous Ecumenical Path to Rome (you can read this booklet at www.lighthousetrailsresearch.com/blog or purchase it at www.lighthousetrails.com).

2. To understand the meaning of contemplative prayer and learn about some of these Catholic mystics, read my booklet 5 Things You Should Know About Contemplative Prayer, or for a more exhaustive study read my book A Time of Departing, both available through Lighthouse Trails Publishing.

3. Warren/Arroyo interview, op. cit. 4. Roger Oakland, Rick Warren’s Dangerous Ecumenical Path

to Rome (Eureka, MT: Lighthouse Trails Publishing, 2015), p. 11.5. Ibid., p. 17.

NOTA: Los nombres de autores y títulos no han sido traducidos en esta sección, dado que los nombres y títulos para libros traducidos en español pueden variar mucho de su traducción literal al español. A causa de los cambios constantes de la internet, los websites anotados aquí pueden ser distintos.


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6. Beth Moore, When Godly People Do Ungodly Things (Nashville, TN: Broadman & Holman Publishers, 2002), pp. 72-73.

7. Beth Moore, Be Still DVD (Fox Home Entertainment, April 2006), section: “Contemplative Prayer: The Divine Romance Be-tween God and Man” (transcript on file at Lighthouse Trails).

8. James Robison, “Pope Francis on Life Today” (May 2, 2014, http://www.jamesrobison.net/pope-francis).

9. Lighthouse Trails Editors, “Is Beth Moore’s ‘Spiritual Awake-ning’ Taking the Evangelical Church Toward Rome?” (http://www.lighthousetrailsresearch.com/blog/?p=15914). You can watch the video clip of Moore on YouTube: https://www.youtube.com/wat-ch?v=IqUiqdGYit8.

10. Watch this video at: https://www.youtube.com/watch?-v=uA4EPOfic5A.

11. Ibid.12. Ibid.13. Ibid.14. Austen Ivereigh, “Pope’s Protestant Friend Dies, But Push for

Unity Lives” (Boston Globe, August 7, 2014, http://www.boston-globe.com/news/world/2014/08/07/pope-protestant-friend-dies-but-push-for-unity-lives/v7y0x8NglzPe6oNWoXIKdJ/story.html).

15. “Letter to the Editor: Alpha Course Founder, Nicky Gumbel, Asks for Ecumenical Unity with Catholic Church” (http://www.lighthousetrailsresearch.com/blog/?p=17458).

16. Roger Oakland, “Alpha and the Pope” (http://www.unders-tandthetimes.org/commentary/c25.shtml), quoting Nicky Gumbel from Alpha News, March-June 2004, p. 7.

17. “Nicky Gumbel Interview Transcript” (The Guardian, August 28, 2009, http://www.theguardian.com/commentisfree/belief/2009/aug/28/religion-christianity-alpha-gumbel-transcript).

18. “Wheaton College ‘Dialogue’ Evening—Exploring ‘Common Ground’ with Catholicism in ‘A Conversation on Unity’” (http://www.lighthousetrailsresearch.com/blog/?p=8647).

19. “The Week of Prayer for Christian Unity” (http://johnharm-strong.typepad.com/john_h_armstrong_/prayer).

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NOTAS FINALES

20. Ibid.21. Peter Smith, “Revival Headliner Franklin Graham Has

Trail of Support, Polarizing Comments” (Pittsburgh Post-Gazette, August 9, 2014, http://www.post-gazette.com/local/2014/08/10/Franklin-Graham-coming-to-Pittsburgh-known-for-outreach-but-also-divisive-comments-on-Islam-Hinduism-and-gay-marriage/stories/201408100022).

22. Bishop David Zubik, “The Church Evangelizing!” (April 17, 2014, http://www.dioceseofpgh.org/sites/default/files/FINALchur-chevangelizingnewsrelease.pdff), p. 8.

23. Lisa Cannon Green, “From AntiChrist to Brother in Christ: How Protestant Pastors View the Pope” (Christianity Today, Septem-ber 25, 2015, http://www.christianitytoday.com/news/2015/septem-ber/antichrist-brother-christ-protestant-pastors-pope-francis.html).

24.The Liturgists Podcast (April 11, 2016, http://podcast.the-liturgists.com/e/episode-35-the-cosmic-christ-with-richard-rohr).

25. Richard Rohr, “The Cosmic Christ” (The Center for Action and Contemplation, November 5, 2015, https://cac.org/the-cosmic-christ-2015-11-05).

2. “La obra de nuestra redención”1. Monsignor J. D. Conway, Facts of the Faith (New York, NY:

All Saints Press edition, 1961), p. 155.2. Father Robert J. Fox, The Catholic Faith (Huntington, IN:

Our Sunday Visitor; English Language edition, 1984), pp. 268-269.3. Rev. A. Lodders, C.SS.R., Pocket Catechism: Essential Catholic

Teachings (Totowa, NJ: Catholic Book Publishing Corp., St. Joseph Edition, 2003), p. 45.

4. Ibid.5. John R. Klopke, C.PP.S., Saint Joseph People’s Catechism: A

Concise Catechism of the Catholic Faith That Answers the Needs of People Today (New York, NY: Catholic Book Publishing, 1987), pp. 93-94.

6. Father Thomas Corbishly, Roman Catholicism (New York, NY:


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Harper & Row, Publishers, First Harper Torchbook edition,1964), pp. 47-48.

7. Rev. Eugene Torpey (Parish priest), To Know Christ: A Basic Catholic Catechism (New York, NY: Catholic Book Publishing Co.; Revised Edition—New code, 1981), p. 67.

3. El pecado mortal vs. la seguridad de nuestra salvación

1. Karl Keating, Catholicism and Fundamentalism (San Francisco, CA: Ignatius Press, 1988), p. 166.

2. Ibid., pp. 167-168.3. Facts of the Faith, op. cit., p. 282.4. Baltimore Catechism No. 2 (St. Benedict Press, Tan Books,

Kindle Edition, 2010, originally published in 1885), p. 95.5. Rev. William G. Martin, The New Parish Catechism (Des

Plaines, IL: FARE, Inc, Revised Edition, 1986), p. 128.6. Joan Chittister, Called to Question (Lanham, MD: Sheed and

Ward, First paperback edition 2009), p. 38.7. Peter Kreeft, “Hauled Aboard the Ark” (Peter Kreeft’s portion

from The Spiritual Journeys, published by the Daughters of St. Paul, http://www.peterkreeft.com/topics/hauled-aboard.htm ).

8. Knights of Columbus, Grace—Without it, You are Dead!, (New Haven, CT: Catholic Information Service, 1967), p. 16.

9. Ibid., pp. 17, 30.10. William Shannon (1917-2012), Silence on Fire (New York,

NY: The Crossroad Publishing Co, 1991), pp. 20, 18. 11. Paul Thigpen, “Are You Saved?” (Our Sunday Visitor, July

5, 2017, http://chnetwork.org/2017/07/05/saved-catholic-respon-se-common-protestant-question).

12. Karl Keating, Catholicism and Fundamentalism, op. cit., p. 176.

13. Rev. Martin Pable, Catholics and Fundamentalists (ACTA Publications and Hi-Time Publishing Corp., second edition, 1997), p. 43.

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NOTAS FINALES

14. Baltimore Catechism No. 2, op. cit., p. 57.15. Rev. A. Lodders, C.SS.R., Pocket Catechism: Essential Catholic

Teachings, op. cit., p. 27.16. Rev. Martin Pable, Catholics and Fundamentalists, op. cit.,

p. 48.17. The Canons and Decrees of the Council of Trent, Translated by

H. J. Schroeder (Charlotte, NC: Tan Books, 1978, Kindle edition), Canon 20, Kindle location: 1352.

18. Ibid., Canon 24, Kindle location: 1361.19. Ibid., Canon 27, Kindle location: 1369.

4. El purgatorio1. The Canons of the Council of Trent, op. cit., Canon 30, Kindle

location: 1377. 2. “The books of 1 and 2 Maccabees are early Jewish writings

detailing the history of the Jews in the first century BC. Both books are part of the canon of Scripture in the Greek Orthodox, Roman Catholic, Coptic, and Russian Orthodox churches, but they are not recognized as canon by Protestants and Jews.” See https://www.gotquestions.org/first-second-Maccabees.html.

3. Karl Keating, Catholicism and Fundamentalism, op. cit., pp. 194-195.

4. New Catholic Encyclopedia, under “Purgatory,” p. 1037.5. Daryl Olszewski, Everyday Theology for Catholic Adults (Mi-

lwaukee, WI: Hi-Time Publishing Corp., 1989), p. 127.6. John R. Klopke, C.PP.S., Saint Joseph People’s Catechism, op.

cit., p. 129.

5. Nuestra Señora1. William Shannon, Silence on Fire, op. cit., pp. 18-19.2. Jim Naughton, Catholics in Crisis: An American Parish Fights

for its Soul (Boston, MA: Da Capo Press, First Edition, 1996), p. xiii.3. St. Anthony Mary Claret “Why We Must Have True Devo-

tion to Mary” (Fatima Crusader, http://fatima.org/crusader/cr39/


156

cr39pg16.asp), pp. 16-17.4. Deuteronomy 18: 9-12: “When thou art come into the land

which the Lord thy God giveth thee, thou shalt not learn to do after the abominations of those nations. There shall not be found among you any one that maketh his son or his daughter to pass through the fire, or that useth divination, or an observer of times, or an en-chanter, or a witch, or a charmer, or a consulter with familiar spirits, or a wizard, or a necromancer. For all that do these things are an abomination unto the Lord: and because of these abominations the Lord thy God doth drive them out from before thee.”

5. Elliot Miller and Kenneth R. Samples, The Cult of the Virgin (Grand Rapids, MI: Baker Book House Co., 1992, Second printing 1993), p. 41.

6. Ibid., p. 57, quoting from Novena Prayers in Honor of Our Mother of Perpetual Help, published by the Sisters of St. Basil, 1968, p. 19.

7. Ibid.8. Ibid., pp. 70-71.9. EWTN, February 2015.10. Rev. Jeremiah Cummings, “Immaculate Mary” (Lourdes

Hymn), public domain.

6. El papado1. See The Complete Works of C.H. Spurgeon (Delmarva Publica-

tions, 2013, Vol. 12, Sermons, Sermons 668-727, Kindle edition), Kindle location: 57239.

2. Chris Castaldo, “Pope Pious: What Evangelicals Like About Francis” (Christianity Today, September 23, 2015, http://www.christianitytoday.com/ct/2015/september-web-only/evangelicals-flock-to-pope-francis-but-what-for.html).

3. Cindy Wooden, “Pope Offers New beatitudes For Saints of a New Age” (Catholic News Service, November 1, 2016, http://www.catholicnews.com/services/englishnews/2016/pope-offers-new-bea-titudes-for-saints-of-a-new-age.cfm).

157

NOTAS FINALES

4. Ibid.5. Catechism of the Catholic Church (New York, NY: Doubleday,

1995), p. 228.6. Ibid., p. 129. Endnote 5 and 6 of this chapter were taken

from Warren B. Smith’s book “Another Jesus” Calling, 2nd edition, Mountain Stream Press. We thank Warren for providing this vital information for Simple Answers.

7. En resumen1. Mariam-Webster Dictionary (https://www.merriam-webster.

com/dictionary/the%20wit). 2. Karl Keating, “Forget Mass? Not a Mortal Sin” (Catholic

Answers, November 2003, https://www.catholic.com/magazine/print-edition/forget-mass-not-a-mortal-sin).

3. New Catholic Encyclopedia (1967, Vol. XI), p. 1034.4. Father Tom Forest, “Roman Catholic Doubletalk at Indiana-

polis ‘90’” (Foundation, July-August 1990, excerpts from talk by Fr. Tom Forest to the Roman Catholic Saturday morning training session).

5. Kenneth Ryan, Catholic Questions, Catholic Answers (Ann Arbor, MI: Servant Publications, 1990), pp. 132, 96.

8. Aprendiendo de Roma1. Read A Time of Departing by Ray Yungen (Eureka, MT: Li-

ghthouse Trails Publishing, 2nd edition, 2006).2. William Shannon, Silent Lamp, The Thomas Merton Story (New

York, NY: Crossroad Publishing Company, 1992), p. 281.3. Wayne Teasdale, The Mystic Heart (Novato, CA: New World

Library, 2001 edition, first paperback printing), p. 236.

9. Conclusión1. Mark Christensen, “Coming to Grips with Losses—The Mi-

gration of Catholics into Conservative Protestantism,” op. cit., citing Rev. Richard McBrien, “The Threat of Catholic Fundamentalism.”


158

2. Ibid., citing a pastoral statement from the National Conference of Catholic Bishops in the U.S.A., 1987.

Apéndice 1: La nueva evangelización de Roma, o encontrar al verdadero Jesús

1. Zenit (The World Seen From Rome), “Why the Pope Would Write an Encyclical on the Eucharist: To Rekindle Amazement” (http://www.zenit.org/en/articles/why-the-pope-would-write-an-encyclical-on-the-eucharist).

2. Ibid.3. Ibid.4. Ibid.5. “The New Evangelization: Building the Civilization of Love”

(Eternal Word Television Network, http://www.ewtn.com/new_evangelization/Novo_millennio.htm, ).

6. Ibid.7. Envoy Magazine, Volume 7.2, 2003, p. 9.8. Fr. Stephano Manelli, O.F.M., The Most Blessed Sacrament

(Havertown, PA: Children of the Father Foundation, 1973), p. 4.9. Ibid.10. Ibid.11. Russell Shaw, “New Focus on the Eucharist” (Catholic Herald,

October 2003, http://www.catholicherald.com/stories/New-Focus-on-the-Eucharist,3444).

12. http://www.perpetualadoration.org/ws2000.htm.13. Ibid.14. Richard Bennett and Martin Buckingham, Far From Rome,

Near to God: Testimonies of Fifty Converted Roman Catholic Priests (Carlisle, PA: The Banner of Truth Trust, First Banner of Truth Trust Edition, 1997), p. 212, citing Mariano Rughi.

15. John Foxe, Foxe’s Book of Martyrs (Eureka, MT: Lighthouse Trails, 2010), pp. 266-270.

EL BUEN

PASTOR

LLAMA

POR Roger Oakland

DESDE LA LLEGADA del milenio, y específicamente desde el 11 de septiembre del 2001, cuando los Estados Unidos fue atacado por terroristas, desatando un cambio gigantesco espiritual mundial, el cristianismo que habíamos conocido ha experimentado un desmoronamiento tremendo. Mientras muchos dicen que el cristianismo está próximo a experimentar un gran avivamiento y aún a una “nueva reforma”, en realidad, estamos observando la apostasía más grande en la historia del mundo moderno.

El Buen Pastor llama da claridad de cómo discernir este gran engaño, por qué ocurre, hacia dónde va, y lo que se puede hacer todavía para advertir a los creyentes y no creyentes.Impreso en 2017 por Lighthouse Trails/ $14.95/288 páginas

Un mensaje urgente a la iglesia de los postreros días

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