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RePRI ISSN 1815-9249 Abril, 2010

Repri reedicion 14

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RePRI

ISSN 1815-9249Abril, 2010

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Percepción y realidad del impacto de la violencia. 4-21

Confidence In The Cabinet In Spain.

Does Context Affect Its Determinants? 23-29

Does regionalism influence how emergin countries

behave in the “new” multiploar order? 30-39

KIM JONG IL, EL GRAN TIMONEL. 40-42

VAGANDO POR POLVORIENTAS CALLES. 43-44

Estimados lectores de RePRI,

una vez más emprendemos la aventura de sacar a la luz un nuevo número de nuestra querida publicación.

A lo largo de estos meses, han sido muchos los autores que nos han ayudado enviándonos sus artículos y cooperando para que esta revista pueda salir a la luz y ofrecer la calidad académica que pretende.

En ese sentido, para este número hemos recibido un paquete de artículos que presentamos a contin-uación y que esperamos gusten, por su análisis y alta calidad académica, a nuestros apreciados lectores.

El Director del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco Mar-roquín, Pedro Trujillo, nos presenta un interesante trabajo de investigación titulado “Percepción y realidad del impacto de la violencia”. En el mismo, Pedro analiza la situación de seguridad/inseguridad percibida por la ciudadanía guatemalteca, y las diferencias que existen entre espacio público y espacio privado cuando se habla de seguridad y de impacto de la violencia. Un interesante trabajo que sin duda agradecemos de parte de nuestro director. Los resultados que publicamos son impresionantes y sin duda esclarecen la per-cepción que la ciudadanía guatemalteca muestra cuando enfrenta el gravísimo problema de inseguridad y violencia que afronta el país.

Martiño Rubal, unos de nuestros colaboradores de la Universitá degli Studi di Siena, presenta nuevamente un paper de investigación. En este caso Martín analiza la confianza en los gabinetes políticos. En su tra-bajo Martiño muestra la situación española a lo largo del tiempo. Un interesante trabajo que puede servir

como una herramienta de orientación para los estudiantes del instituto que estén inter-esados en el tema.

Arianna Catalano, una estudiante de maes-tría en la Universitá degli Studi di Trento, actualmente beca ERASMUS de la Unión Europea en Ankara (Turquía), presenta otro trabajo de investigación relacionado con el progresivo desarrollo de bloques region-ales a nivel global y la importancia de dicha cultura en el ámbito centroamericano. Un artículo dedicado a analizar el Sistema de In-tegración Centroamericano. Otro trabajo de

gran interés para todos los estudiantes que deseen acceder a dicha área de investigación.

Rodrigo Fernández, otro colaborador habitual de la publicación y profesor en la Universidad Francisco Marroquín analiza en su artículo la personalidad y el carácter de Kim Jong Il. Rodrigo presenta un artículo de profundidad y de gran interés que tiene como fin el aclarar, aunque sea de forma parcial, las caracterís-ticas principales del régimen norcoreano y de sus élites políticas.

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Percepción y realidad del impacto de la violencia.

Análisis de un caso: Guatemala

Pedro Trujillo Álvarez

¿Preámbulo necesario?El Estado nacional moderno se configura con una misión fundamental: edificar un espacio de seguridad y justicia para sus ciudadanos. Es por ello, que el único encargado del uso legal de la fuerza no es otro que el propio Estado, algo que también ocurre con la justicia y la defensa. En otras áreas, el Estado termina por ir cediendo a la iniciativa privada (concesión o privatización) los recursos y las actividades que ésta gestiona mucho más eficientemente y que no genera otros problemas que los contractuales entre las partes que terminan siendo resueltos a través de la aplicación de los marcos normativos internos, los compromisos internacionales adquiridos y el adecuado sistema de arbitraje y de justicia.

Sin embargo, la evolución política y social en muchos países de nuestro entorno, terminó por producir un cambio significativo en estos compromisos o “pacto social”. Los gobernantes de turno amparados en el ejercicio violento e ilegal de la fuerza a través de brutales dictaduras, dejaron claro que la seguridad se imponía a instancias del Estado y para proteger a éste (razón de Estado), mientras, la ciudadanía podría continuar desarrollando otras labores que no incidieran, de cualquier forma, en aquella. Es así como ha ido pasando el tiempo y, a la fecha, la democracia como sistema de gestión política, no ha terminado por priorizar o rescatar, en muchos países iberoamericanos, los principios esenciales del Estado de Derecho.

Mientras tanto, altas tasas de criminalidad y actuaciones gubernamentales con un descaro imposible de sospechar hace una década, hacen de algunos territorios espacios donde reina la impunidad y se impone el crimen organizado o la delincuencia más cruel y activa, algo que podría haber disminuido o desaparecido si se hubiese prestado atención a ciertos consejos ya antiguos: “… los hombres no ponen su afecto, por lo general, más que allá donde hay fuerza” (Tocqueville, 2005:111).

Podemos entender “…el Estado como un concepto central de la ciencia política que designa la forma de organización política por antonomasia, nacida

en Europa en el siglo XVI y que ha sido adoptada posteriormente de manera universal” (Molina y Delgado, 1998:48). Teorizado por Maquiavelo, surge de la mano del concepto de soberanía y se establece como el constructo político-institucional,

como la herramienta y el canal a través de los cuales se expresa la misma. Es decir, representa la formalización de una autoridad permanente y pública que domina, por el interés general, un espacio territorial limitado (cerrado) y a las personas que en él viven.

En definitiva y en palabras de Max Weber, es la asociación que, dentro de unas fronteras espaciales, reclama para sí el monopolio de la violencia física legítima. El Estado, al mismo tiempo, es una comunidad política estable que agrupa una población en interacción social e institución jerárquica fundada sobre impuestos y leyes que regulan a ese grupo humano.

Hay que tener claro que el concepto se enfrenta (dependiendo de los autores) al de sociedad civil y se acerca a la noción amplia de gobierno como aparato-máquina en el que residen los poderes públicos que se plasman en el ejército, la burocracia y la diplomacia exterior. No obstante, la idea del Estado es más amplia, puesto que incluye la definición de los intereses permanentes de la organización y no se limita, como el gobierno, a la dirección del proceso político presente.

Con independencia de las formas políticas pre estatales, el Estado moderno surgió con la teoría absolutista que pretendía justificar monarquías fuertes para evitar que la competición feudal o religiosa arruinara Europa, lo que condujo a una concentración y centralización del poder en la figura del monarca absolutista (Jean Bodin). Posteriormente, cuando el Antiguo Régimen y el mercantilismo proteccionista perjudicaban los intereses de la burguesía ascendente, las revoluciones liberales aportaron un nuevo diseño de Estado como mero guardián, mínimamente implicado en la regulación de la actividad social y respetuoso con el libre comercio y los derechos individuales.

Max Weber propone una definición del Estado que apunta a poner en relación una estructura de poder legítima (la organización), una distribución del poder (el monopolio de la fuerza física), un conjunto de funciones (coerción), un campo de acción específico (el territorio) y una manera particular de construir este campo (el monopolio de la violencia). De esta manera, el autor explicita lo siguiente:

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El Estado Moderno es una asociación obligatoria la cual organiza la dominación. Ha sido exitoso en buscar monopolizar el uso legítimo de la fuerza física como una herramienta de dominación en el territorio. A su fin, el Estado ha combinado los medios materiales de organización en las manos de sus líderes, y se ha expropiado toda la autonomía de los funcionarios de Estados quienes formalmente controlaban esos medios en sus propios derechos. El Estado ha tomado sus posiciones y ahora se mantiene en el sitio más alto (Weber, 1968).

Bajo todas estas relaciones, el poder del Estado puede subdividirse en fuerza pública y autoridad pública (Thomas Fleiner-Gerster, 1988). La primera, nos lleva a utilizar los medios de coerción física: el Estado tiene el monopolio de la fuerza. La segunda, reposa sobre la confianza que los órganos del Estado inspiran a los ciudadanos. Dicho de otra manera: La esfera pública engloba a todas las instituciones que reglamentan y coordinan los asuntos y los intereses colectivos de la sociedad. La autoridad de regulación de sus relaciones con las unidades exteriores es siempre una de las atribuciones capitales de las instituciones políticas centrales (Smith, 1985: 208) .

Como colofón de lo indicado, el uso de la fuerza por parte del Estado históricamente ha estado en entredicho. Ciertos gobiernos la han empleado de manera equivocada, concepto que entiende el propósito del uso de la fuerza para violentar los derechos de los ciudadanos del país o ponerlo al servicio exclusivo y preeminente de grupos de interés o de presión. Es por ello que muchos autores se han acercado al estudio del problema rechazando de plano esta forma de intervencionismo, alejada opuestamente del concepto que pretendemos expresar como visión ética que se corresponde más con la afirmación de Robert Higg (2004:101):

Cuando yo era joven y más ignorante de lo que soy ahora, creía que el gobierno (entendido convencionalmente como el monopolio del legítimo uso de la fuerza coercitiva en un determinado territorio) realiza una función esencial, la de proteger a los individuos de las agresiones de otros, ya sean estos compatriotas o extranjeros y que esta función no puede ser ejercida por ninguna otra institución de manera exitosa.

Más adelante, el mismo autor aporta datos

precisos del porqué crítica ese modelo de corte intervencionista: “Según las estadísticas recopiladas por R. J. Rummel, los gobiernos probablemente fueron causantes de la muerte de cerca de 170 millones de sus ciudadanos entre 1900 y 1987 , y el número de muertes continuó aumentando durante los últimos quince años”.

Estos contrapuntos han hecho que actualmente hablar del poder coercitivo del Estado sea un tema poco actual e incluso tratable. El largo historial de intervencionismo militar, especialmente en el continente americano y sustancialmente presente en las sociedades centroamericanas, que hasta la década de los noventa no accedieron a democracias más o menos estructuradas y efectivas, impide o en todo caso limita considerablemente, poder ahondar en la temática y hablar abiertamente del uso de la fuerza como un medio del Estado para cumplir el fin primordial de proporcionar el necesario grado de seguridad y defensa a sus ciudadanos.

En todo caso, alcanzar ese nivel necesario y suficiente de “tranquilidad” es un desafío y un reto que deben asumir las distintas administraciones. A través de la activación de los mecanismos necesarios las instituciones pertinentes deben de conformar la necesaria cobertura que permita realizar otro tipo de actividades productivas. Los ministerios de relaciones exteriores, defensa e interior o gobernación, junto con los servicios de inteligencia del Estado, constituyen los pilares sobre los que se debe de conformar la estructura que permita generar la percepción que se describe. Los Tratados Internacionales, los de Seguridad y Defensa, las medidas de confianza interinstitucionales, los Tratados de extradición y otros marcos similares, conformar ese abanico de posibilidades con las que cuenta un gobierno para generar el clima deseado.

De entre los actores enumerados, y otros que pudieran formar parte del proceso, prestamos atención en esta oportunidad a la inteligencia, como factor necesario, aunque no siempre suficiente para lograr alcanzar el grado de seguridad deseado. Cualquier Estado debe meditar sobre la necesidad de establecer la superioridad de información como un multiplicador de la fuerza de que dispone o de la potencialidad de generarla. El viejo adagio de que “quien tiene la información tiene el poder”, sigue vigente, aunque haya admitido matizaciones y agregados.

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Introducción

¿Existe un nivel de paralelismo o de correlación entre la percepción y la realidad de ciertos aspectos o circunstancias que afectan directamente y están presentes en el entorno del ser humano?. Dicho de una forma más precisa: ¿la percepción por parte de los ciudadanos de determinados acontecimientos, como puede ser por ejemplo, la violencia o el nivel de inseguridad, está en consonancia con la realidad de la situación o por el contrario alguna de ellas está desmedidamente situada por encima o por debajo de la otra?. De aceptar una diferencia, un distanciamiento entre ambas, la pregunta siguiente podría ser: ¿qué circunstancias inciden en la situación relativa de ambas variables y quienes, o qué, son responsables del distinto emplazamiento de cada una de ellas?.

En torno a estas preguntas y su posible explicación se desarrolla el presente trabajo. La percepción exageradamente alta respecto de una menor realidad, lleva a pensar que hay algunos elementos externos que contribuyen significativamente a que el ciudadano del país tenga ese concepto sobredimensionado, toda vez que la situación mediblemente responde a niveles más bajos. Las repercusiones no son banales, Lippman enfatiza en la idea: “Las ‘imágenes que tenemos en la cabeza’ son la realidad (1965, 3). No importa cuál sea verdaderamente la realidad, porque sólo cuentan nuestras suposiciones sobre ella” . Proyectar externamente ese estado de cosas que no se ajusta a la realidad puede suponer un importante impacto negativo, por ejemplo, en la cantidad de inversiones, en la afluencia de turismo o en la adopción, y consecuente aceptación, de políticas públicas con un cierto grado de dureza e incluso lesionadoras o erosionadoras de derechos individuales como justificativas para resolver una situación que no existe pero que se percibe y presupone. Al respecto de esa forma de sentir las cosas, Lippman (1965:82) dice:

Estoy argumentando que la pauta de los estereotipos que se hallan en el centro de nuestros códigos determina en gran parte qué conjunto de hechos vamos a ver, y bajo qué luz. Por eso, incluso con la mejor voluntad del mundo, la política informativa de un periódico tiende a apoyar su política editorial. Por eso, un capitalista ve un conjunto de hechos -literalmente los ve- y unos

aspectos determinados de la naturaleza humana, y su adversario socialista

ve otro conjunto y otros aspectos diferentes, y cada uno de ellos considera al otro irrazonable o perverso, cuando la diferencia real entre ellos es una diferencia de percepción.

Por otra parte, sería interesante reflexionar sobre qué elementos o actores contribuyen a formar esa opinión no real y qué responsabilidad o incidencia tienen, no solo en la vida pública, sino también en la vida política, además de cuestionarse el porqué de esa forma de actuar.

Si por el contrario, el nivel de percepción se sitúa muy por debajo de la realidad, la dinámica responde a un mundo político-social ficticio, donde lo que diariamente ocurre termina por no afectar al ciudadano y, por tanto, este se aleja y no ejerce la necesaria presión para que políticamente se adopten las medidas oportunas que permitan frenar el estado de cosas que no se percibe tan grave, pero que la situación, los sucesos y el registro de datos disponibles, evidencian.

El caso particular que abordamos se refiere a la percepción y a la realidad en relación con la violencia y la seguridad y se circunscribe a Guatemala. La oportunidad de vivir en el país y de haber realizado un seguimiento de prensa escrita , así como disponer de suficientes y variados datos y encuestas de diversas fuentes, permite estudiar la relación entre distintas variables que reflejan fundamentalmente la percepción y la realidad de la violencia en el país y son parte de las razones que justifican el trabajo. Todo ello disipa, si es posible, una de las conclusiones de Noelle-Neumann (1991:14) al respecto:

Puede haber diferencias culturales: diversas culturas pueden afrontar de distintas formas los conflictos entre la opinión pública dominante y las convicciones privadas. En ciertas culturas a la gente le puede ir mejor fingiendo, hablando con falsedad. Si esto es así, la relación entre la opinión pública y la privada constituye un serio problema para la investigación demoscópica, específicamente, un problema metodológico.

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A modo de marco teórico

Define el diccionario de la lengua española la percepción, como la sensación interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos . Es decir, captamos externamente, por medio de los sentidos, ciertas “cosas” que terminan impactando en nuestro interior y generan diferentes sensaciones que podrían explicarse, seguramente, de una forma más científica pero que inciden fundamentalmente en el sistema nervioso y en el estado anímico, además de en otros.

El ser humano no vive aislado en el mundo y no puede ser ajeno a cosas que le impactan. La interacción con otras personas, pero también con el entorno y otras circunstancias, es un hecho que incide en la forma de ser, pensar y actuar. En palabras de Fuster (2004:13) : “Todo lo que sentimos y percibimos es de carácter asociativo, es el conjunto de relaciones que se han formado entre estímulos que han ocurrido al mismo tiempo y en los mismos lugares en la historia de la especie o del organismo individual”. Desde la sensación más próxima hasta la percepción que pueda tener de cuanto le rodea, incluso a distancia, impacta en su forma de ser, de entender los problemas y, por supuesto, de tomar postura respecto a ellos. En orden a clarificar conceptos es necesario, llegado a este punto, aclarar que:

No existe una diferencia sustancial entre los actos de “sensación” y de “percepción”: ambos aparecen como esencialmente similares y, como veremos luego, simplemente constituyen niveles distintos en el ámbito de una gama más amplia de procesos, los cuales pueden interpretarse como actos de clasificación (o valoración) desarrollados por el sistema nerviosos central. (Hayek: 2004, 153)

En definitiva, se reacciona, se acomete o se enfrenta una actividad o emite una opinión, en función del conocimiento real o inducido que se tenga sobre algo, sin llegar, en muchas ocasiones a diferenciar una cosa de la otra. A tal efecto, se termina por emitir opiniones o actuar sobre la base de suposiciones que pensamos ciertas mas que sobre realidades contrastada. “La percepción de toda amenaza se basa en la articulación de estructuras sensoriales, supervisión y análisis permanente de la realidad”, (R. de Espona: 7). “Recibimos esos acontecimientos externos a través de estímulos que se convierten en impulsos, entendido este como el efecto de un estímulo que se produce en la fibra nerviosa y se propaga a través de ella”, (Hayek, 2004:54).

Continuamente nos sometemos a sensaciones que son captadas por los diferentes sentidos y, desde ahí, percibimos aquello que nos llega con una determinada incidencia en nuestro ser producto de experiencias previas, situación actual, impacto emotivo y otros muchos factores que no escapan al entendimiento.

Sin embargo, cada ser humano, a pesar de recibir idénticos estímulos puede terminar percibiendo un determinado efecto de diferente forma. “La sociedad, la población y su élite disponen de una percepción de la realidad desigual”, (R. de Espona: 6). Es decir, la percepción es siempre subjetiva y está sustentada en los factores arriba indicados: experiencias previas, momento, emotividad, etc. Algunos autores, aun reconociendo lo anteriormente afirmado, matizan el contenido en el sentido siguiente:

En otras palabras, aunque el sistema de cualidades sensoriales es “subjetivo” en el sentido de pertenecer al sujeto que lo percibe como distintos del “objetivo” (perteneciente a los objetos percibidos) -distinción que es la misma que la que existe entre el orden físico y el fenoménico- es sin embargo interpersonal y no (al menos no del todo) específico del individuo. (Hayek, 2004:76)

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Continuamente nos sometemos a sensaciones que son captadas por los diferentes sentidos y, desde ahí, percibimos aquello que nos llega con una determinada incidencia en nuestro ser producto de experiencias previas, situación actual, impacto emotivo y otros muchos factores que no escapan al entendimiento.

Sin embargo, cada ser humano, a pesar de recibir idénticos estímulos puede terminar percibiendo un determinado efecto de diferente forma. “La sociedad, la población y su élite disponen de una percepción de la realidad desigual”, (R. de Espona: 6). Es decir, la percepción es siempre subjetiva y está sustentada en los factores arriba indicados: experiencias previas, momento, emotividad, etc. Algunos autores, aun reconociendo lo anteriormente afirmado, matizan el contenido en el sentido siguiente:

En otras palabras, aunque el sistema de cualidades sensoriales es “subjetivo” en el sentido de pertenecer al sujeto que lo percibe como distintos del “objetivo” (perteneciente a los objetos percibidos) -distinción que es la misma que la que existe entre el orden físico y el fenoménico- es sin embargo interpersonal y no (al menos no del todo) específico del individuo. (Hayek, 2004:76)

Por otra parte, no se puede asegurar que de un conjunto de personas, todas reciban los mismos estímulos, lo que nos lleva a compartir la afirmación de que: “… toda percepción sensorial, (a diferencia de lo que comúnmente se cree) es necesariamente “abstracta” en el sentido de que siempre selecciona ciertos aspectos o características en una situación dada”, (Ponce: 3). Es decir: “Cada sensación, incluso la más “pura” (completa y total) debe ser vista como una interpretación de un evento a la luz de la experiencia pasada del individuo de la especie”. (Ponce: 3). O, en palabras de Hayek (2004:102): “La tesis central de la teoría que aquí se expone es que no sólo una parte, sino todo el conjunto de las cualidades sensoriales es, en este sentido, una “interpretación” basada en la experiencia del individuo o de la especie”.

No se trata, sin embargo, de generar o justificar toda una teoría de la percepción, algo difícil, complejo y no ajustado al propósito de este trabajo. Más bien la idea es establecer unos parámetros básicos, pero suficientes, para lograr llegar a delimitar la percepción y su carácter subjetivo respecto de la realidad comprobable por medio de hechos observados y tabulados. No pretendemos mucho más, algo que sería difícil en función de lo que Ponce nos advierte en su trabajo:

Sin duda que el estudio de la percepción es el gran tema que la psicología aún no ha resuelto de manera satisfactoria, y a juicio personal, creo que es una tarea importante, en tanto que precisamente al interior de su seno y en relación con, es que se significa el mundo, las relaciones y las acciones interpersonales. (Pág. 4).

Y si el contraste de lo que hemos venido en definir como percepción o sensación es con la realidad, parece oportuno reflexionar igualmente sobre este concepto. La realidad se podría definir como “aquello que parece ser”. La realidad es fundamentalmente un acuerdo. Aquello que acordamos como real es real.

En el caso de la inseguridad, es decir, de medir acciones que ponen de manifiesto un determinado estado de inseguridad, valoramos las cifras, las estadísticas y los informes tanto oficiales como otros publicados en medios de comunicación libres e independientes. A pesar de todo, nadie garantiza, especialmente en determinadas regiones, que estas cifras reflejen exactamente lo que ocurre, sin embargo, al no disponer de otras y no contar con elementos racionales que nos hagan sospechar que están desvirtuadas, al menos significativamente, las aceptaremos como el punto de referencia y datos para contrastar . Hay que agregar, además, lo que Chomsky acota en relación con la razón:

Por ejemplo, el destacado teólogo y crítico de política internacional Reinold Niebuhr, conocido a veces como el teólogo del sistema, gurú de George Kennan y de los intelectuales de Kennedy, afirmaba que la racionalidad es una técnica, una habilidad, al alcance de muy pocos: solo algunos la poseen, mientras que la mayoría de la gente se guía por las emociones y los impulsos. (2004:3)

También Noelle-Neumann (1991:61) señala, en relación con la elaboración de estadísticas a través de encuestas, lo que sigue:

“No podemos estar seguros de cuántos encuestados no entienden correctamente una pregunta, de cuántos encuestados no leen las preguntas en el orden previsto o ciñéndose estrictamente al texto, o cuántos introducen por su cuenta “mejoras” o “improvisaciones”, o explican las cosas a su manera cuando el encuestado parece no estar seguro del sentimiento de la pregunta”

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3. El caso GuatemalaCon el análisis del caso guatemalteco se pretende exponer y sustentar una serie de acontecimientos e ideas que inciden en el posicionamiento de la percepción respecto de la realidad en relación con la inseguridad.

De entrada, hay que indicar que podemos contemplar dos clases de percepciones. La próxima y la lejana. La primera se relaciona con los estímulos recibidos del entorno inmediato o cercano. En el caso del ciudadano guatemalteco, se circunscribe al lugar donde vive (condominio, barrio, comunidad o vecindario ). La segunda se refiere a la sensación en relación con la situación en el país.

Lo más importante a destacar es que ambas son diferentes y sustancialmente distantes. La primera, percepción de la seguridad en el entorno próximo, podemos deducirla de la siguiente estadística:   Hablando del lugar donde vive y pensando en la posibilidad de ser víctima, se siente:

2008 2006 2004 Muy seguro 411 27,29% 271 18,72% 336 20,27% Algo seguro 519 35,26% 618 42,68% 622 37,52% Algo inseguro 385 26,15% 428 29,56% 444 26,78% Muy inseguro 157 10,67% 131 9,05% 256 15,44% TOTAL 1.472 ----- 1.448 ----- 1.658 -----  

Fuente: Elaboración propia con datos de The Latin American Public Opinion Project (LAPOP). Vanderbilt University

Observamos como en 2008, la percepción de “adecuada” seguridad (muy seguro o algo seguro) es porcentualmente mayor (62,55%) que en años anteriores, quedando 2006 con 61,40% y el año 2004, con 57,79%. Hay una excepción en 2001, si bien la pregunta, aunque similar, es diferente en aquel otro momento .

Quiere ello decir que las personas se siente más seguras en su entorno próximo y piensan que existen menos probabilidades de ser víctimas de algún acto delictivo a medida que nos acercamos a fecha más reciente. Sin embargo, esa percepción de mayor seguridad puesta de manifiesto en las entrevistas anteriores, contrasta con una realidad diferente. En 2008, el número de delitos y víctimas mortales se incrementó sensiblemente respecto de años anteriores.

 

¿Qué tan seguro se siente usted de caminar por la noche en su vecindario?

1999 Muy seguro 296 24,94%

Mas o menos seguro 278 23,42% Un poco inseguro 271 22,83% Bastante inseguro 342 28,81%

TOTAL 1.187 -----

Otra interesante reflexión que se propone, a la luz de los datos que presentan algunos informes es como muchas personas perciben un alto índice de violencia a pesar de que no han sido objeto de delito. Se trata de comparar el grado de victimización con la delincuencia real. “Este índice de victimización en otras palabras, no tiene correlación con la percepción de delincuencia en el promedio. Ambos han evolucionado de manera muy distinta”. (Latinobarometro, 2008:28). Viene ello a corroborar como la percepción está por encima de la realidad que reflejan los datos numéricos.

Desde la firma de la Paz (1996) se incrementa significativamente, cada año, el número de homicidios. Hay, sin embargo, un periodo de tiempo (entre 1997 y 2000) en que se produce una moderada reducción. Curiosamente corresponde al espacio de tiempo en que se implementa el programa de apoyo a la política nacional de seguridad ciudadana por parte de la Unión Europea, ejecutado por la Guardia Civil española . Una institución, en esta caso extranjera, al implicarse en la gestión de la seguridad, genera unos resultados positivos al aplicar técnicas y procedimientos exitosos y proyectarlos a través de personas imbuidas de esas normas, valores y procedimientos .

El programa también tuvo una positiva incidencia en la tasa anual de casos resueltos por el Ministerio Público, en la reducción del número de muertos diarios y en otros índices y estadísticas similares . La institucionalidad, en este caso “inducida” por otra organización policial que utiliza eficientemente información e inteligencia, pone de manifiesto una mejora en los resultados, algo que desaparece y empeora con el correr de los años.

  En el barrio o comunidad donde usted vive, ¿se siente usted…? 2001

Muy seguro 534 32,25% Mas o menos seguro 672 40,58% Un poco inseguro 294 17,75% Bastante inseguro 156 9,42% TOTAL 1.656 -----

 

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Por tanto, la pregunta que corresponde es ¿cómo observándose un incremento anual importante del número de víctimas mortales, existe una mayor percepción de seguridad en el circulo próximo de los ciudadanos cuando las cifras parecieran apuntar lo contrario?.

Antes de reflexionar sobre algunas conclusiones que ya podrían adelantarse, merece la pena indicar que no solamente se incrementó el número de muertes violentas. También, la media diaria de delitos, en general, ha sufrido un aumento que se refleja en el cuadro siguiente:

Fuente: Elaboración propia con datos del Ministerio de Gobernación de Guatemala (2008)

Este otro elemento nos potencia y realza la pregunta que se hacía más arriba. Lógicamente, pareciera que el ciudadano debería sentirse más inseguro a medida que nos acercamos a fechas más recientes, pero no ocurre así. En su entorno inmediato la percepción es exactamente inversa.

¿Qué interpretación se le puede dar a este suceso?. En este momento y consciente de que todavía es necesario introducir otras variables, proponemos las siguientes parciales:

1. El incremento de la violencia es marginal. Es decir, se produce en colectivos asociados al narcotráfico, crimen organizado, maras y pandillas y otros grupos de alto riesgo que, posiblemente, no están incluidos en la muestra por razones obvias .

Así las cosas, el ciudadano “normal”, aquel que está fuera de estos círculos no percibe el incremento de la violencia porque esta se produce en el entorno de aquellos grupos. Termina, prácticamente, generándose una sensación de ajuste de cuentas y de poca trascendencia porque el aislamiento y hasta la secretividad de los hechos no permea la sensación de los ciudadanos en sus barrios, condominios y esfera próxima.

2. La seguridad privada de la que disponen

los diferentes condominios, barrios, edificios, etc., donde habitan los encuestados y que veremos e interpretaremos más adelante, incide realmente en la percepción de que en ese espacio cercano la seguridad está relativamente bien y la sensación de correr un determinado nivel de riesgo es más reducida. Ello concuerda con el incremento del número de compañías privadas de seguridad que han proliferado en los últimos años.

La primera conclusión parcial, al momento, es la constatación de la existencia de una percepción próxima (P1) que está significativamente por debajo de la realidad que muestran los datos oficiales. Pareciera que se vive en un mundo de sensaciones distintas y reducidas en relación con la realidad que muestran los datos oficiales .

 

¿Ha sido víctima de algún acto de delincuencia en los últimos doce meses? 2008 2006 2004 2001 1999

SI 261 17,07% 283 19,16% 218 12.76% 413 24,80% 330 27,78% NO 1.268 82,93% 1.194 80,84% 1.490 87,24% 1.252 75,20% 858 72,22% TOTAL 1.529 ---- 1.477 ---- 1.710 ----- 1.665 ----- 1.188 -----  

Lo hasta ahora expuesto se refuerza con los datos anteriores que señalan un menos porcentaje de personas que han sido objeto de algún acto violento en el periodo de tiempo indicado . A excepción de 2004, se aprecia una correlación positiva a medida que nos acercamos a la actualidad. Por ello, parece lógica la proposición que hemos venido sugiriendo en el sentido que la percepción de la ciudadanía es de mayor seguridad por la marcada ausencia de hechos delictivos que les impiden cambiar la sensación.

En este punto, parece oportuno introducir una nueva variable. Se trata de la percepción de la ciudadanía en relación con la posibilidad no ya de ser víctima en su entorno cercano, sino en relación con el nivel de delincuencia del país. Para ello, observemos los siguientes datos:

 

Y hablando del país, ¿qué tanto cree Ud. que el nivel de nivel de delincuencia lugar donde vive y pensando en la posibilidad de ser víctima, se siente?:

2008 2006 2004 Mucho 1.151 79,32% 1.038 71,00% 1.295 76,56% Algo 144 9,92% 268 18,33% 162 10,21% Poco 115 7,93% 126 8,62% 139 8,76% Nada 41 2,83% 30 2,05% 71 4,47% TOTAL 1.451 ---- 1.462 ----- 1.587 -----  

En esta ocasión, el sumatorio de aquellos que consideran que hay “mucho o algo” es mayor a medida que nos acercamos a fecha reciente y, además, se potencia el concepto “mucho” y se reduce el “poco”. Es decir, hay una mayor sensación de que se está mal y eso puede justificar la apuesta por el nivel mayor que el dubitativo y más flexible de “algo”.

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Contamos, por tanto, con una nueva variable que conjugada con las ya sugeridas generaría una reflexión como sigue: se tiene una percepción próxima inferior a una realidad demostrada y una sensación de que cada vez el país va peor y el nivel de delincuencia se incrementa, pero que no afecta al interlocutor, sino más bien a otros.

Así pues, la percepción lejana (P2) de cómo está el país contrasta con la P1 ya comentada. Dicho de otra forma, la inseguridad existe y es cada vez más creciente y notable. El nivel de delincuencia es “mucho” pero parece no afectar al encuestado que, como ya se ha indicado, se encuentra seguro en su espacio cercano. Recordemos que: “La gente da mucha más importancia a lo que dicen y piensan sus vecinos, colegas, compañeros de club y miembros de sus grupos de referencia que a lo que dicen y piensan los desconocidos de un público anónimo”(Noelle-Neuman, 1991:272).

¿Por qué esa diferente sensación?. Algunas interpretaciones pueden considerarse. La primera refuerza la tesis antes planteada de que la violencia se produce en grupos marginales y que, como tal, no es sentida por la mayoría o una importante parte de la población que está fuera de esos grupos de alto riesgo. Por ello se siente “lejana” y así es puesta de manifiesto por los encuestados, pero no afecta a la vida diaria ni al entorno de cada uno de ellos.

La segunda, es que la “diferencia” entre la percepción del entorno inmediato (P1) y la del lejano (P2) puede ser inducida por estímulos externos producidos por, entre otros, los medios de comunicación y es ahí donde se desea hacer una más amplia reflexión porque, de ser así, estaremos interpretando el papel de aquellos en una sociedad moderna sujeta a situaciones difíciles de alto impacto, como es, en este caso, la seguridad.

“Los seres humanos economizan la atención que prestan a las cosas. El esfuerzo que dedican a observar el entorno parece ser un precio menor a pagar en comparación con el riesgo de perder la estimación de los otros seres humanos; de ser rechazados, despreciados, de estar solos” (Noelle-Neumann, 1991:63).

 

Pero, además, esa segunda sensación (de país -P2-) es extremadamente importante por varias razones:

a. Es la que se proyecta al exterior y, consecuentemente, impacta en inversores, turismo y otros aspectos que tienen una real y contundente incidencia en la economía del país y en el desarrollo.

b. Hay un importante costo económico producto de la inseguridad que repercute significativamente , lo que ha sido puesto de manifiesto por varios autores: “Los costos económicos y sociales que ha implicado el incremento sostenido de las tasas de criminalidad y uso de la violencia en prácticamente todos los países de la región son sustanciales”, (Fajnzylber, Lederman y Loayza: 2001).

c. Puede condicionar el comportamiento de los propios ciudadanos de forma que en su círculo inmediato la relación de confianza sustente los resultados de las encuestas. Sin embargo, una vez se abandona “la seguridad” de ese espacio surge la desconfianza, la falta de relación, el miedo, el estrés y otras variables que sin duda permean la relación social e individual.

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El informe del PNUD sintetiza la idea anterior de la siguiente forma:

El sentirse expuesto a una alta probabilidad de ser víctima de un hecho ilícito que puede implicar violencia física genera en la población una sensación de temor que no le permite desarrollar sus actividades diarias con tranquilidad. Esta situación genera tensión nerviosa que tiene efectos sobre la salud mental y física de la población (13).

Una última apreciación sería relacionar y evaluar cómo inciden los medios de comunicación en que se genere un espacio con tres variables que deberían estar más o menos alineadas y cercanas y, sin embargo parecen dispersas y distanciadas, como son P1, P2 y la realidad de lo que ocurre (R).

Como compendio de lo antedicho, remitimos nuevamente al informe del PNUD:

Cualquiera que sea el estado real del crimen, la percepción de falta de cumplimiento de la ley puede provocar nostalgia hacia un régimen autoritario; puede incitar al público a pedir el uso del ejército en actividades policíacas y hasta apoyar el regreso a la falta de libertades civiles. Obviamente, los políticos que estuvieron involucrados en el régimen anterior, toman ventaja de la inseguridad para fortalecer antiguas alianzas y vencer adversarios que promueven los derechos humanos. …… Los efectos de todo esto culminan en la descomposición activa de la democracia, en cuanto a que la gente canjea sus derechos a cambio de la promesa de seguridad. (91)

Esta percepción próxima se puede entender desde el momento que aceptamos que nuestra mente puede comprender con exactitud los números de grupos pequeños (los 10 dedos de las manos son muy significativos ) pero no así los números de grupos grandes. Para los números grandes nuestra mente juega con aproximaciones. Del mismo modo nuestro entendimiento de las probabilidades es más comprensible cuando pensamos en las frecuencias relativas de un pequeño número de eventos. Ello viene a situarnos en ese entorno inmediato y, efectivamente, se comprueba que en el mismo la cantidad de eventos es reducida. Conclusión: nos sentimos mejor, y así lo expresamos. Además: “la población civil, siempre oscilante en sus opiniones, percibe, en tiempos de paz, sólo los obstáculos que para su bienestar se derivan de las amenazas patentes, que no latentes, del entorno”, (Baquer, 2000:72-73) .

En todo caso, se siente la necesidad de recordar la afirmación vertida en el Informe del PNUD (91) : “Finalmente, el alza del crimen en las post-democracias puede ser tanto producto de las percepciones como de la realidad”.

Lo hasta ahora expuesto se consolida al interrelacionar los datos indicados con otros que nos permiten conocer cuáles son las preocupaciones de los ciudadanos en su entorno más directo y en general en relación con el país. Es por ello que, al ser preguntados sobre cuáles son los principales problemas que enfrentan pensando en ellos mismos y su familia, es decir ese entorno inmediato o próximo que venimos comentando, los resultados son los que se aprecian en el gráfico siguiente. En el mismo vemos como al prestar atención a “uno mismo y su familia”, el principal problema no es la violencia, sino la economía, el costo de la vida y el desempleo, algo de incidencia mucho más directa e inmediata en las necesidades fisiológicas y, por tanto, más importante o de interés próximo . La inseguridad, junto al crimen organizado y la delincuencia, pasan a ocupar un segundo plano incluso, y esto es de destacar, con valores porcentuales sustancialmente mucho más bajos.

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Pero, si la pregunta que se le hace al encuestado no es en relación con la proximidad, sino que incluye la per-cepción sobre el problema imperante en el país, la respuesta es la siguiente:

Es decir, se revierten los porcentaje anteriormente indicados y, ahora, la primera preocupación ya no es la economía, el costo de la vida o el desempleo, mas la inseguridad, el crimen organizado y la violencia, con una diferencia, también sustancial (aunque menor) en relación con la segunda variable . Y, como añadido a las dos ideas anteriores, subrayar que el resto de los problemas cuenta con un muy reducido porcentaje de preocupación.

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¿Qué ha pasado?, sencillamente se corrobora el efecto que venimos presentando sobre los dos escenarios que manejamos: el inmediato y el lejano. En el círculo cercano del ciudadano guatemalteco, la inseguridad no es más que un problema relegado a segundo orden. El primero lo ocupa la estabilidad económica necesaria para sobrevivir o desarrollarse. No obstante, la percepción general es que el país tiene unas elevadas tasas de violencia e inseguridad y, al ser cuestionado en ese otro espacio, cambia las prioridades y opta por invertirlas. Ahora, en el caso nacional, ya no es el desempleo o la economía el problema, sino precisamente la inseguridad y la violencia. Se vuelven a definir claramente los dos escenarios: P1 y P2.

Como un aspecto que incide en estos resultados, es necesario considerar la evolución de las compañías privadas de seguridad, especialmente desde 1996, fecha de la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala, a partir de entonces, el crecimiento de las mismas ha sido exponencial. La razón fundamental parece ser achacable al deterioro de las instituciones dedicadas a proporcionar seguridad (pero también justicia). En estos momentos no hay condominio, barrio, edificio o negocio que no cuente con vigilancia realizada por policías privados, ello ha venido a incidir muy directamente en esa percepción de que el delito en el entorno cercano se ha reducido, lo que por otra parte ha podido ser cierto.

El crecimiento indicado ha hecho que por toda la geografía del país se sienta una presencia de seguridad privada en aquellos lugares que el ciudadano frecuenta, llegándose, incluso, a cerrar calles públicas con permiso o anuencia de las autoridades municipales, conscientes de

que no es posible proporcionar el adecuado grado de seguridad de no hacerse de esa forma. Sin embargo, a nivel nacional, es decir, en ese espacio lejano y público, el ciudadano no siente exactamente lo mismo que en la esfera cercana.

Otro último aspecto que parece oportuno poder incluir en esta reflexión sobre la percepción próxima y lejana, se refiere a la respuesta del Estado frente a las demandas de seguridad de la ciudadanía y, más concretamente, a como las instituciones encargadas de recibir, tramitar y resolver denuncias responden.

En este sentido, la ciudadanía ha optado cada vez más por denunciar hechos delictivos, si bien se puede decir que el porcentaje todavía es bajo. De hecho, los delitos que se denuncian, además de algunos que revistan especial gravedad, se refieren a aquellos casos en los que es necesaria una constancia física para poder hacer una reclamación posterior. Por ejemplo: el robo de un vehículo, de un teléfono celular o similar. Y, aunque se observa que el porcentaje aumenta, el hecho de no llegar siquiera a un 50% se podría calificar como de preocupante y de falta de confianza en las instituciones.

Es por ello que quienes no denuncian los hechos, responden no actuar así porque o bien no sirve para nada (reducida eficiencia de los servicios públicos encargados) o es peligroso hacerlo por miedo a represalias, lo que implica un razonamiento similar: las instituciones pertinentes no se perciben eficaces.   ¿Por qué no denunció el hecho?

2008 2006 2004 No sirve de nada 64 45,07% 87 47.54% 78 61,90% Es peligroso y por miedo a represalias 32 22,54% 47 25,68% 18 14,29% No tenía pruebas 18 12,68% 19 10,38% 15 88,10% No fue grave 7 4,93% 19 10,38% 11 8,73% No sé adónde denunciar 3 2,11% 11 6,01% 4 3,17% TOTAL 142 ---- 183 ---- 126 ----

 

  ¿Denunció el hecho a alguna institución? 2008 2006 2004

SI 105 41,83% 97 34,40% 79 36,74% NO 146 58,17% 185 65,60% 136 63,26% TOTAL 251 ---- 282 ---- 215 ----  

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No obstante, se aprecia una ligera mejoría en la percepción de que la denuncia tiene su efecto, habiendo pasado de un 61,90% de personas que pensaban (2004) no servía para nada, a un 45,07% en 2008.

Por el contrario, se ha incrementado desde 2004 a 2008 la sensación de que es peligroso presentar la denuncia por miedo a represalias (de 14,29% a 22,54%). Es decir, mayor peligro y vulnerabilidad (mayor violencia generada).

La repercusión de la sensación que venimos presentando sobre la ineficiencia de los órganos policiales o judiciales para resolver el problema -y sobre la que no vamos a ahondar porque requiere de otro estudio- es puesta de manifiesto, también, en otros informes:” En especial las instituciones policiales se han visto enfrentadas a una mayoritaria percepción ciudadana de desconfianza”, (Dammert y Bailey: 2005; Rico y Chinchilla: 2003; Sainz: 2002). O:

La percepción de que el crimen está fuera de control conlleva a la percepción de que la policía es incompetente.

Aun peor, en muchas áreas de esta región, se tiene la opinión de que la policía contribuye al problema del crimen. (PNUD, 2007: 93)

En resumen, los últimos informes en relación con la temática no pueden mas que evidenciar lo que hasta el momento se ha venido comentando. La desconfianza hacia las instituciones del Estado encargadas de enfrentar estos retos y la creciente esperanza de qué el problema se pueda resolver por otra vía, no siempre respetando principios democráticos y normas de convivencia pacífica. El informe Latinobarometro en su edición 2008 -pero también en las anteriores- ya evidencia la voluntad de los ciudadanos de muchos países de Latinoamérica, y como no de Guatemala, de optar por un gobierno que les solucionara los problemas más inmediatos (entre ellos la seguridad), aunque se tuviese que emplear un “poco de mano dura” o se restringiesen ciertos derechos: “…, se abre la alternativa perversa del recurso a tomarse la justicia por la propia mano” (Carrillo-Flórez: 185).

Por su parte, informes más recientes limitados al entorno que nos ocupa , también ponen de manifiesto lo que se indica. La única institución, de las contempladas, que incrementa cada año su legitimidad es el Ejército (52,9% en 2008), siendo la tercera, tras la Iglesia Católica y los medios de comunicación. De otro lado, la Policía Nacional Civil (40,3%) ocupa un antepenúltimo puesto, únicamente por encima de los partidos políticos

(40,2%) y el Congreso Nacional (33,8%), al tiempo que los tribunales de justicia y la Procuraduría de los Derechos Humanos decaen en el porcentaje de confianza .

4. Los medios de comunicaciónLa opinión pública es esencial en el estudio y en la interpretación del tema que abordamos. No queremos entrar en el debate, por otra parte extenso y muy bien comentado por diversos autores, sobre el concepto de opinión pública. Aquella frase, recogida por Noelle-Neumann, que introduce el capítulo 4 del libro “La espiral del silencio”, pudiera ser la mejor reflexión: “Pues yo todavía no sé qué es la opinión pública”.

Lo que está mucho más claro es que sea generada por las personas, mayoritariamente o no, sea una respuesta direccionada del poder político o de cualquier otra forma, el impacto que tiene en la población es de tal trascendencia que por sí solo, sin cuestionarse siquiera el origen o la razón, debe ser considerado y tenido en cuenta. La misma autora nos comenta: “Esto sugiere el hecho de que algún tipo de adhesión a la opinión pública crea las condiciones que impulsan a obrar a los individuos, incluso contra su voluntad” (1991:87).

Se percibe claramente, por tanto, la necesidad de evaluar esa opinión conformada puesto que, definitivamente, tiene una incidencia en el sentir y comportarse de las personas. Por nuestra parte, únicamente añadir que, en situaciones especiales o de especial incidencia en la vida de los seres humanos, y la seguridad es uno de ellos, la opinión pública tiene un importante y destacado protagonismo que es necesario remarcar.

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Si continuamos analizando los informes anteriormente referenciados, podemos destacar que los medios de comunicación guatemaltecos cuentan con un segundo lugar en la legitimidad de las instituciones del país. El 56,2% de los ciudadanos creen en ellos y, consecuentemente, la información que estos transmiten es aceptada . Esta posición e interés ha sido similar, con sus relativas variaciones, en los últimos años , algo que muchos autores ponen de manifiesto: “En todas las encuestas en que se pregunta a la gente quién tiene demasiado poder en la sociedad actual, los medios de comunicación aparecen en los primeros lugares”(Noelle-Neumann, 1991:204). La misma autora, precisa más adelante en relación con la televisión: “En la actualidad la televisión crea, con el color y el sonido, una gran confusión entre la propia observación y la observación mediada” (1991:205).

Los medios de comunicación son sin duda la respuesta. La ciudadanía percibe la violencia y la inseguridad a través de los estímulos que tanto la prensa escrita como la radio y la televisión transmiten en sus noticias y programas, sin que se pueda sustentar, en este caso particular, lo que Noelle-Neumann (1991:220) denomina “el ‘clima de doble opinión’ -es decir, la diferencia entre el clima percibido por la población y el clima representado por los medios-“.

Fuente: Encuesta Nacional de Opinión Pública LITIO7. Borge y Asociados. Guatemala 1-13 Mayo 2009

El medio más aceptado es, sin lugar a dudas, la televisión. Una razón no comprobada pudiera ser el alto índice de analfabetismo de los habitantes del país que les limita el acceso a la prensa escrita, aunque no a la radio, razón por la que esta aparece en segundo lugar. Potenciando el argumento, en capas sin escolaridad o solamente con estudios primarios y secundarios, se ve más la TV y se escucha la radio, antes que leer la prensa. En colectivos con formación universitaria, las cifras se modifican y se incrementa sustancialmente la lectura de prensa escrita.

En todo caso, el impacto de los medios a la hora de presentar la noticia y transmitirla, es preciso tenerlo presente ya que es una de las formas de comprender cuanto se expone. También, indicar que esta separación mediática termina por no ser tal, sobre todo teniendo en cuenta lo que Feal indica: “Es decir, lo que dice la prensa, lo

repite la televisión, lo repite la radio, y no solo en los noticieros, sino también en las ficciones, en la presentación del tipo de modelo de vida que se puede presentar”. Y, el mismo autor continúa describiendo las características del discurso de la información que por la incidencia que tiene en este trabajo las incluimos:

Primera característica, la rapidez, para evitar el aburrimiento. Segunda característica, la sencillez… La tercera es la de utilizar….., los elementos de espectacularización, de dramatización, la risa, por ejemplo, en el discursos publicitario, el discurso eufórico, o bien la tragedia en el discurso del noticiero. Hacer reír o hacer llorar. En todo caso, expresarse mediante emociones.

Todas ellas tienen, como no escapa al lector, una incidencia importante en el tema que nos ocupa, especialmente la dramatización o la emotividad . Por otra parte, y siguiendo con Feal, hay una incidencia agregada en el momento que asumimos lo que él viene a denominar las tres grandes manifestaciones de la sociedad informativa. En el caso de Iberoamérica indica: “.., carece de dispositivos tecnológicos bien desarrollados, y la relación entre el poder informativo y el ciudadano es de dependencia. El informador detenta los resortes ideológicos y económicos de la información”, lo que podría conducirnos al modelo comunicativo de Shannon-Weaver donde el emisor ordena la comunicación y el receptor es un ente pasivo, frente al más actual que genera un modelo más dinámico entre ambos, como es el de Kerbrat-Orecchioni.

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Al igual que ocurre con atentados como los terroristas, “el terrorista suicida recibe una gran atención mediática debido al impacto que provoca el hecho de que un ser humano se inmole, dejando una huella en la opinión pública” (Powell-Reinares, 2008:169), la violencia extrema que experimente el país, especialmente los asesinatos en autobuses o con ametrallamiento del vehículo o directamente de la persona, pueden repercutir con mayor intensidad en la percepción del individuo. De la misma forma, si admitimos que “violence is learned behavior” (Pinker, 2002:308), estamos ante la proyección o posible multiplicación de la misma en una parte importante de los habitantes del país que, de una u otra forma, la pueden reproducir. Aunque hay afirmaciones mucho más contundentes y posiblemente discutibles: “El paradigma autoritario que se halla dentro del ‘código genético’ del desarrollo de nuestra región…,”. (Carrillo-Florez: 182)

Por tanto, teniendo presente lo anterior, es decir, la alta cantidad de personas que ven la televisión, el elevado número, también de los que escuchan la radio y aquellos otros que leen prensa y atendiendo a que los dos periódicos elegidos para el estudio que se presenta a continuación, son los que, de alguna manera, presentan las noticias de forma menos impactantemente, esto es, no se pueden tachar de prensa amarillista, los resultados a analizar serían, proporcionalmente, los que menos impacto han debido de provocar en la población receptora de la información .

Como último aporte a los datos preliminares, es conveniente contar con la difusión verificada de los medios escritos que se analizan. En el cuadro siguiente se puede ver el peso específico de los datos que se aportarán en relación con las noticias publicadas en prensa escrita y relacionadas con la violencia. Con ellos se puede establecer un parámetro de comparación y poder comprender la incidencia que tienen. Esto es, habida cuenta que el porcentaje de lectura de prensa escrita está en torno al 15% de la población que manifiesta estar informada y que el conjunto de los dos medios representa el 35.34% del total de la prensa escrita, se puede inferir el impacto de los datos que se han presentado.

Tiraje de prensa escrita en Guatemala

Siguiendo el análisis de los dos medios escritos , los resultados en el periodo que abarca desde enero a mayo de 2009, respecto de las noticias aparecidas en los mismos y que impactan en la seguridad, es decir: armas, asesinatos, corrupción económica y política, drogas, linchamientos, maras, secuestros y otras, son los que se incluyen en el gráfico correspondiente para todo el territorio nacional, independientemente de que la publicación se haya hecho en una u otra página.

Por tanto, los datos que se muestran se refieren únicamente a las veces que ambos medios han publicado alguna noticia relacionada con los apartados anteriores. En una primera lectura se puede observar el impacto que reciben diariamente los lectores sobre temas violentos, de forma que nos genera una idea de la percepción o, si se desea, de la intensidad de aquella.

Número de casos relacionados con violencia

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Se puede cifrar en 6,4 el número de noticias que, únicamente los dos periódicos, muestra diariamente al público en relación con hechos que tienen conexión directa o indirectamente con la violencia. De ellas, la mayoría son relativas a asesinatos (23,6%) o, a otros aspectos generales de la seguridad (52,9%): robos, asaltos, atentados fallidos, etc. Estas cantidades son suficientes para hacerse una idea del nivel de percepción que reciben diaria y constantemente los ciudadanos del país. Si a ellos sumamos los casos publicados en otros medios (con una tasa incluyo mayor en dos de las publicaciones: Nuestros Diario, el de mayor tiraje y Al Día), así como las noticias emitidas por radio o TV, es fácilmente proyectable el impacto mediático que pretendemos evidenciar.

Pero, no solo eso, también es oportuno considerar en qué páginas de la prensa escrita se difunden las noticias anteriores. Evidentemente, las noticias que se publican en primera página o en otras próximas a aquellas tienen mayor impacto que las que se incluyen en el interior sin entrar, por ejemplo, a analizar que muchos lectores del interior del país es posible que directamente lean la primera página y seguidamente se dirijan a la sección “departamental”, buscando información de sus lugares de residencia. También podría cuestionarse el tipo de lector. No es lo mismo la lectura que hace un joven universitario, una ama de casa o un jubilado. El tiempo disponible, el interés y otros factores pudieran desvirtuar, pensamos que muy levemente, los posibles resultados finales. Es evidente que no se cuenta con este tipo de información y, por tanto, las conclusiones deben sostenerse sobre un marco mucho más general.

Del análisis del lugar de la publicación se pueden extraer algunas conclusiones complementarias. El mayor número de asesinatos incluidos en páginas interiores se debe a que en aquellas es donde se encuentra la sección departamental, es decir, la que incluye noticias específicas para cada departamento del país . Por consiguiente, la mayor cantidad de asesinatos tiene una distribución porcentual mayor

fuera de la capital o del departamento central. Ciertamente es donde se producen los ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes o donde los asesinatos cuenta con mayor grado de impunidad, razón por la que la falta de vigilancia o si quiere la “ausencia del aparato del Estado” al interior del país hace que las estadísticas relacionadas con la violencia tengan esa distribución.

Aun con la especificación anterior, hay que hacer notar el importante número de casos que se publican en la primera página y que evidentemente no solo impactan en la percepción ciudadana por ser “la primera imagen del día”. Hay que notar, como algo complementario y si se desea hasta curioso, para un lector europeo o norteamericano, que en muchos países iberoamericanos y Guatemala es uno de ello, gran parte de la prensa se vende en los semáforos o en las calles y todavía es voceada por personas que se dedican a esta labor. Quiere ello decir que muchos ciudadanos son impactados por aquellas noticias relevantes (primera página) que figuran en la edición del día, aun sin que adquieran el periódico o lo lean posteriormente.

Tampoco está contabilizada en esos números la cantidad de lectores que tienen acceso al “mismo periódico” ni aquel grupo de ciudadanos que leen más de uno cada día. En la mayoría de restaurantes, peluquerías masculinas o incluso como servicio adicional de personas que lustran calzado en plazas y calles, la oferta de la prensa escrita es algo habitual e incluso exigida, cada vez más, por el cliente. Por ello, es muy posible que un mismo diario pueda ser, en ocasiones, leído por una media de tres a cinco personas superior al ejemplar único que estamos contabilizando en las estadísticas.

Con esas “distorsiones” de cálculo que pueden ser tomadas en consideración a efectos académicos y de pensamiento, pero de las que no hay datos disponibles, se hace notar que el 17% de las noticias relacionadas con la inseguridad son publicadas en primera página, pero que, además, el 43%, casi la mitad, se encuentran entre las cinco primeras páginas.

Profundizando en este razonamiento, añadir que de 151 días analizados, 119 han contado con alguna noticia en primera página, lo que supone que prácticamente cada día laboral hay una relacionada con inseguridad en cualquiera de las portadas de la prensa escrita.

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Este impacto mediático, incrementado según las consideraciones ya expuestas con anterioridad, nos conforma un imaginario de la cantidad de información que cada día el ciudadano recibe en relación con la violencia, la inseguridad u otros aspectos como la corrupción, las maras, etc. Por tanto, es fácilmente comprensible entender, llegado este punto, esa percepción (P2) de que el país está mal o muy mal en temas como la inseguridad. Y, no es que ocurran las cosas cerca de las personas, razón por la que P1 es diferente, más bien los hechos suceden fuera del entorno próximo y configuran ese espacio lejano donde se “siente” una fuerte amenaza o un importante riesgo de ser víctima.

Los medios de comunicación son, efectivamente, los generadores o los mayores generadores de la percepción lejana que se ha venido comentado. Es posible que la cuestión ahora, una vez determinada la relación causa-efecto, sea preguntarse si es posible reducir esa percepción sin violentar el derecho a la información o caer en una innecesaria censura. La razón de la pregunta se sustenta en la necesidad de reducir o acercar P2 a la realidad (R) o incluso a P1, de forma que, sin vulnerar principios universales ni derechos, se pudiera “ajustar” el proceso informativo a una necesidad de mejorar la imagen de país y reducir las consecuentes vulnerabilidades que se generan con el esquema ya indicado.

Parece que puede ser importante la reflexión por la incidencia que podría tener en la percepción del país, especialmente si atentemos la siguiente proposición: “La posición de los medios, o un cambio en la posición de los medios, precede a un cambio en la evaluación del clima de opinión. El cambio en la evaluación del clima de opinión precede a un cambio en las actitudes personales” (Noelle-Neumann, 1991:298).

No es propósito de este trabajo reflexionar sobre la pregunta planteada u otras que pudieran derivarse en torno a la misma, pero parece adecuado dejarla

en el aire como un aporte o un elemento necesario de análisis y discusión precisamente por parte de la sociedad civil, la política o los profesionales de los medios de comunicación.

5. Reflexiones finales

Tenemos conocimiento certero y percibimos hechos relacionados con la criminalidad y la violencia que producen sensación de inseguridad que impacta en el funcionamiento de la vida cotidiana y en el deterioro de espacios públicos (plazas, parques, avenidas, etc.), la calidad de vida que disfrutan los habitantes y la dificultad para atraer inversiones, visitantes y turismo, entre otros muchos.

Sin embargo no necesariamente hay una relación directa entre el número de hechos delictivos y la percepción de inseguridad que tiene el ciudadano. En el caso estudiado, vemos dos claros espacios. Uno, el próximo, donde la inseguridad no es mayormente percibida y otros problemas, como el desempleo, ocupan el primer puesto en las preocupaciones de los ciudadanos. Otro, el espacio lejano, la situación en el país, que es muy negativamente sentida y, en ese caso, la preocupación si se traslada al primer lugar.

Hay otros factores que sin duda inciden en esta sensación: la forma de aplicar justicia, el número de detenidos, los puestos a disposición judicial, enjuiciados y condenados, el funcionamiento del sistema penitenciario y, en general, el servicio eficaz y transparente de los cuerpos de seguridad y del sistema judicial.

Una alta percepción -no necesariamente relacionada con una alta realidad delincuencial- puede generar diversos efectos en el ciudadano: estrés, nerviosismo, predisposición a la violencia e incluso comportamiento anómalo que nunca se hubiesen producido en un entorno diferente. Hay sentimiento de inseguridad al transitar por las calles, al utilizar el transporte público o en los parques u otros espacios urbanos e incluso de emplear ciertas vías, calles o zonas. En resumen, se ve fuertemente afectada la vida social y las formas de comunicación entre las personas.

El sentirse expuesto a una alta probabilidad de ser víctima de un hecho ilícito que puede implicar violencia física genera en la población una sensación de temor que no le permite desarrollar sus actividades diarias con tranquilidad. Esta situación genera tensión nerviosa que tiene efectos sobre la salud mental y física de la población. (PNUD, 2007:13)

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Es fácil pronosticar que un individuo que se siente inseguro modificará su comportamiento y buscará recobrar la sensación de seguridad que siente arrebatada. Esta predisposición a la violencia, como elemento de defensa o protección, viene a sustentar la tesis de Ortega y Gasset de que la “guerra no es un instinto, sino una invención” o aquella otra de que “violence is learned behavior” , lo que nos llevaría, como conclusión, a interpretar el clima de violencia como producto de la propia violencia además, naturalmente, de otros factores. Noelle-Neumann dice al respecto: “Las personas observan la conducta ajena, aprenden que existe esta o aquella conducta posible y, cuando se presenta la ocasión, la ponen en práctica ellos mismos”. (1991:62).

La realidad, esto es, los hechos constatados y verificados, no puede cambiarse pero si debe coincidir con la percepción lejana (P2). El mayor problema se produce cuando esta última está mucho más dimensionada que aquella otra. Aun existiendo una elevada cantidad de crímenes y violencia (R), la percepción lejana (P2) puede ser menor por diversas razones.

Los medios de comunicación juegan un papel importante en disminuir, elevar o ajustar la distancia entre ambas en la medida que reduzcan el sensacionalismo, las imágenes impactantes, la repetición o de otras múltiples formas. Ello no quiere decir que se sugiera una determinada “manipulación mediática”, pero si una evaluación del desempeño profesional e incluso una reflexión profunda en situaciones especiales en las que ciertos efectos inciden negativamente en la población de países con determinadas variables extremas .

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• Weber,Max(1968).Economy and Society, Volume 3, Bedminster Press, New York.

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Anexo A

Breve descripción del seguimiento de medios realizado

para este trabajo

Desde primero de enero hasta finales de mayo de 2009, se estuvieron incluyendo en una base de datos las noticias aparecidas en dos periódicos y relacionadas con la violencia en de Guatemala.

De los medios escritos, se eligió Prensa Libre y El Periódico. La razón principal fue que los otros se estima no pertenecen al grupo de prensa digamos “normal”, por diferentes razones. Uno puede ser clasificado como oficial: la gaceta oficial (Diario de Centroamérica); otro es vespertino, generalmente con muchas columnas opinión y reportajes literarios diversos, como es La Hora; dos son amarillistas o sensacionalista: Nuestro Diario o Al Día y, finalmente Siglo XXI tiene poca tirada, cambio de dirección y gestión en esa época y no termina de consolidarse ni posicionarse como un medio independiente, por lo que recoge mucha información de otras fuentes similares.

El tiraje de cada uno de los dos seleccionados está incluido en el cuerpo del trabajo y en conjunto representa aproximadamente el 35,34% del total de los medios escritos con control verificado. Esta cifra no significa la cantidad de lectores, ya que finalmente muchos periódicos suelen ser leídos en cafeterías, restaurantes u otros lugares por una media de entre tres a cinco personas.

La base de datos se configuró sobre nueve entradas que se pensaba podrían recoger toda la información relacionada con la violencia: armas, asesinatos, corrupción económica, corrupción política, drogas, linchamientos, maras, secuestros y seguridad (robos, agresiones, etc.), sin que ninguna noticia fuese incluida por duplicado, es decir algún suceso relacionado, por ejemplo, con armas (tráfico o robo) se incluye únicamente en ese apartado y no en otros como pudiera ser el más general de seguridad. Tampoco las noticias que aparecían en primera página y luego se desarrollaban en el interior eran contabilizadas doblemente.

La base de datos incluye otros aspectos como descripción de la noticia, importancia, medio en el que aparecía, lugar del país donde se producía, quienes eran los protagonistas (civiles, políticos, militares o jueces) y otras variables. Sin embargo, para el tema que nos ocupa no ha parecido oportuno incluir mas reflexiones, aunque están disponibles para otros estudios.

Interrelacionando los datos señalados se han configurado las gráficas incluidas en el apartado referido a los medios de comunicación.

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Confidence In The Cabinet In Spain. Does Context Affect Its

Determinants?

Martiño Rubal

Abstract

Ideology is the main factor that explains why Spaniards (mis)trust their cabinet in 2002. The more the people declare themselves as rightists the higher their confidence in the cabinet of Mister Aznar, and contrary the more they feel themselves as leftists the lower their confidence. No previous research have systematically analysed confidence in the cabinet in Spain. Literature on the field use to study the USA and Northern and centre-European countries. In this case-study I have empirically tested alternative approaches developed by literature in the field. I have found that ideology play a more important role for explaining confidence in the cabinet than previous research has shown for other countries. Moreover, other determinants also shape confidence in the cabinet in Spain. Concretely the levels of social trust and the change in values due to modernization influence the level of trust in the cabinet. Nevertheless, and contrary to studies centred in other contexts, the level of civic engagement (participation in associations) does not influence trust in the cabinet in Spain.

1. IntroductionAlthough the stability of democratic governments in western countries seems to be a proof of the superiority of democracy, and the levels of support for democracy are high in contemporary democracies (Norris, 1999), several authors have called the attention to citizen’s attitudes towards democratic institutions (see for example Nye, Zellikow and King, 1997; Norris, 1999; Norris, 1999; Pharr and Putnam, 2000; Torcal and Montero, 2006). In order to better understand this apparent contradiction we should carefully define what political support is. “The theoretical distinctions

between different levels of support and different objects of political support are often blurred (or ignored) in the debate over public trust and confidence in democracy” (Dalton, 2004: 5). Russell Dalton goes further in the eastonian distinction of objects of support and differentiates five : (1) Political Community, (2) Regime Principles, (3) Regime Norms and Procedures, (4) Regime Institutions and (5) Political Authorities (Dalton, 2004; see also Norris, 1999). The Political Community symbolizes the nation or the political system in broad terms: “a group of people who come together to draw up some kind of constitution to regulate their political relationship” (Easton, 1965: 178, in Dalton, 2004: 5). The Regime Principles are defined as the broad parameters within which the political system functions. “At the broadest level, this involves choices about whether political relationships should be organized as democratic, authoritarian, or other political form” (Dalton, 2004: 6). The third element involves the norms or rules governing the political action. “Democracy can take multiple forms that involve different assumptions about the role of the citizen, the political rights of individuals, the acceptance of dissent and political conflict, and other features of the political process” (Dalton, 2004: 6). Regime Institutions includes parliaments, courts, political parties, government. While Easton incorporates all the institutions inside the category of Political Authorities, Dalton reserves this last type for particular individuals as concrete politicians or the Prime Minister or “the pool of political elites from which government leaders are drawn” (2004: 6).

Many democracies show together high levels of support for Political Community and Regime Principles and low levels of support for Regime Norms and Procedure, Regime Institutions and Political Actors (Norris, 1999; Pharr and Putnam, 2000; Torcal and Montero, 2006).

Political Community

OBJECTS OF SUPPORT

Regime Performance

Regime Principles

Political Actors

Regime Institutions

High levels of support

Low levels of support

Figure 1. Objects and levels of political support, adapted from Norris, 1999.

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This paper deals with one of these dimensions of political support, the confidence in one particular institution, the cabinet . Many authors have called the attention to the low levels of confidence in government existing in most western democracies (Lipset and Schneider, 1983, Klingemann and Fuchs, 1995; Pharr and Putnam, 2000). Together with theses studies, other contributions have focused on the explanations of these levels of confidence, that is, why people has high or low levels of confidence in institutions (Nye, Zellikow and King, 1997; Norris, 1999; Montero and Torcal, 2006; Denters et al., 2007). In line with the later studies this term paper tries to explain why Spaniards have confidence in their government.

2. The Deterinants in confidence in institutionsThere have been alternative approaches for explaining the levels of confidence in the government. Concretely, literature distinguishes at least four different approaches (see for example Nye, Zellikow and King, 1997; Norris, 1999; Dalton, 2004; Denters et al., 2007).

(1) One of the approaches for explaining political confidence is social capital. This approach highlights the importance of social attitudes and the patterns of relations hold by individuals for explaining their political confidence. The two key elements from this perspective are on the one hand social trust and on the other the level of civic engagement. According to Putnam, these patterns of relations have changed in the US in the last decades, what have influence on confidence in institutions and in a broader sense in the quality of Democracy. Social capital approach highlights that social trust increases confidence in institutions, and civic engagement increases social trust and at the same time political confidence (Putnam, 2000; Freitag 2003, Delhey and Newton 2003; Delters et al., 2007).

(2) A different approach focused on cultural explanations is based on the process of individual modernisation. This approach states that in the last decades there have been important changes in individual personal skills and value orientations (Klingemann and Fuchs, 1995; Inglehart, 1999; Dalton, 2004). The growth of postmaterialist values among the younger generations has produced a decline in support for traditional sources of

political authority. These authors attribute this pattern of change to rising expectations (more environmentalist policies, more civic participation) of the upper social strata (better educated) and the young people. The individual modernisation process would produce a decline in support for politicians and governmental institutions because they cannot fulfil all these expectations, but not a decline in support for the democratic system (see hypotheses 7 to 9 in Klingemann and Fuckss, 1995; Norris, 1999).

(3) Different from the previous approaches, there are other pieces of literature that focus on political elements for explaining confidence. Citizens’ ideological orientations for example affect their attitudes towards institutions, especially governments (Newton, 1999; Denters et al, 2007).

(4) Apart from ideology, other political factors are the evaluation of institutional performance. According to this vision the lack confidence is explained by the gap between institutional performance and citizens’ expectations due to the expanded role of governments in the post-war period (Lipset and Schneider, 1983; Miller and Listhaug, 1999). Dalton have doubts about this explanation. “There are strong theoretical and political reasons to expect that government performance will influence feelings of political support. Nevertheless, recent American public opinion trends illustrate the limits of this explanation” (Dalton, 2004: 197).

Recent contributions highlight the idea that none of these causes alone explain political confidence, and that all help to understand why people (mis)trust their governments (Dalton, 2004; Newton, 2005; Denters et al., 2007). Moreover, a look at the differences in the empirical results among different countries let us to think that some of these explanations are context dependent, more important in some countries that in others. This is the point of departure of this paper, but I will try to go further in it. I would like to know whether these explanations are context dependent at the sub-state level also. As there are differences in the levels of trust in the cabinet in Spain, I wonder whether this depends on the context (see appendix 1). I am also testing the validity of cross-national comparisons, as if context is important for our explanations at the sub-national level, we should be cautious when making cross-national comparisons.

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3. Method and research questions

Recently, literature on political confidence has emphasized the importance of contextual elements for explaining confidence in institutions. In political science two different models are most commonly used for accounting the importance of context: interaction models and multilevel analysis . Models with interaction terms can work when conditional hypotheses are present, that is, when an increase in X is associated with an increase in Y when condition Z is met (Brambor et al., 2006). Interactive models can let to test the ‘joint effect’ of two independent variables over a dependent (Friedrich, 1982). As a result with interactive models we can say wether context is playing a mediating effect, although we cannot say why (Steenbergen and Jones, 2002). Multilevel analysis helps to disentangle the effects of country-level variables. With this models we can say whether context is playing a mediating effect, and at the same time we can know why (Steenbergen and Jones, 2002). But there are two main problems with this methodology: it requires an important number of cases and do not allow for comparisons among level-2 units (Autonomous Communities in our case). The purpose of this paper is to investigate whether this mediating effect is present or not at the sub-national level; as a result we will use interactive models.

I will divide this term paper in two parts. On the first part I will address two research questions: (1) Are the alternative approaches (see above) important when individually considered for explaining individual’s levels of confidence in the cabinet in Spain? and (2) Is there an effect between sub-state context and our independent variables when explaining confidence in the cabinet?. For assessing the second objective our sample will be divided among groups of regions according to levels of confidence in several institutions: high, medium and low confidence (see appendix 3) . I want to know whether the fact of belonging to any of these three groups is mediating the effect of the explicative factors on our dependent variable. I will include in the analysis interaction terms between all our independent variables and the groups of regions.

In the second part of the paper our research question is the following: (3) Which of the three alternative approaches has a higher explanatory power for explaining levels of confidence in the cabinet in the whole country?. For that purpose I will run a regression analysis including all the independent variables.

I will focus my attention in Spain because it is an interesting case of decentralize country, with high level of political autonomy. This political autonomy has let Autonomous Communities develop different policies in several fields that can affect citizen’s attitudes towards national government. And secondly, because no studies have attempted to systematically study the determinants of confidence in institutions in Spain. I will try to fill this gap by comparing the Autonomous Communities. The data I will use is from CID project, for the year 2002 (regional distribution of interviewees in appendix 2).

3. Empirical analysis

3.1 Studying each explanation of confidence in cabinetThis first part of the paper will be subdivided in three parts, one for each of the approaches I will test . Firstly I will study individually Social Capital approach. I will run a regression analysis with the independent variables highlighted by this piece of literature as important for explaining our dependent, and then run a full model including the interaction terms. We will firstly try to answer our first research question: whether this approach affects our dependent variable without controlling for other variables. Later we will answer our second research question: the test of the mediating effect between region and our explanations. This strategy will be followed in second and third steps for the other alternative approaches: individual modernization and political explanations.

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1. Social capital.

For all the analysis, confidence in the cabinet is our dependent variable, and in this first step social trust and civic engagement will be our independent variables (for an overview of the variables used and how they were constructed see appendix 4). The first hypothesis I will test is the following:

H1. There is relationship between social capital variables and confidence in the cabinet. We expect that higher social trust and civic engagement will produce more confidence in the cabinet.

Table 1. Linear Regression with OLS. * This is the squared root of the original variable in order to normalize it.

The first of our hypothesis is partially confirmed, it seems to be a relationship between social capital variables and confidence in the cabinet. Higher values of social trust lead to higher values of confidence in institutions. More curious is that higher values of civic engagement (measured as membership in associations, see appendix 4) lead to lower values of confidence in the cabinet. The later result is against part of the literature that defends a positive relationship between civic engagement and confidence.

The second hypothesis we have stated tests the importance of context. For doing this I will introduce interaction terms between all our independent variables and groups of regions. If the interactions are significant we are testing the existence of bilinear relationship between both variables (Jaccard et all, 1990). But if they are not significant it can be due to two different factors: there is no mediating effect, or the mediating effect takes a different form than a linear one. According to Brambor et al., all possible interaction terms must be included in the equations except in very rare circumstances (2006). The second hypothesis is:

H2. Context mediates in the effect that social trust and civic engagement have on confidence in the cabinet

Table 2. Linear Regression with OLS. * This is the squared root of the original variable in order to normalize it, and the interaction terms are also done with this variable transformed. Regions with medium levels of confidence are our reference category, and interactions with this variable and our dependents are also our reference category. F-test=12,142; it is statistically significant .

In order to test whether context mediates in our relations we will consider regions with medium levels of confidence in the cabinet our reference category in all the paper. Our second hypothesis is not confirmed. There are not significant mediating effects between regions and our two independent (social trust and civic engagement) in our dependent.

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2. Individual modernization.In this part of the work we are trying to test whether modern values affect confidence in cabinet. The variables we are testing in this part are modernization , education and age. The first variable reflects the value change, while the other two reflect the upper social strata this change should affect (Dalton, 2004). Our third hypothesis is the following:

H3. There is a relationship between individual modernization variables and confidence in the cabinet. We expect that older people had higher confidence, while those with modern values and those with higher education will have less confidence in the cabinet

The third hypothesis is partially confirmed. According to our data, older people seem to have stronger confidence, and also more modern people appear to have lower confidence. Nevertheless education has no an effect in confidence in the cabinet in Spain when considering this approach individually. The forth hypothesis is the following:

H4. Context mediates in the effect that modernization, age and education have on confidence in the cabinet

Table 4. Linear Regression with OLS. Regions with medium levels of confidence are our reference category, and interactions with this variable and our dependents are also our reference category. F-test= 12,649; it is statistically significant.

The forth hypotheses is partially confirmed. One of the interaction terms is significant at the 0.05, and other is not significant, although very close to our limit. Concretely belonging to a region with low level of support is mediating in the relationship between our individual modernization variable and our dependent. Also like in the table 3 education have not a significant effect for explaining our dependent variable.

3. Ideology It is theorized that ideology have a direct effect on confidence in cabinet. In this case in 2002 there was governing the country the Popular Party (PP), a centre-right party. Our fifth hypothesis is:

H5. There is a relationship between ideology and confidence in the cabinet. We expect that those closer to the right-wing spectrum (potential voters of PP) will have higher levels of confidence in the cabinet.

Table 5. Linear Regression with OLS.

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Data seems to confirm that there is a relationship between ideology and confidence in the cabinet in our data, and as far as we go from the left to the right, we find higher values of confidence in the cabinet. Our sixth hypothesis says:

H6. Context mediates in the effect ideology has on confidence in the cabinet

Table 6. OLS Linear Regression. Regions with medium levels of confidence are our reference category, and interactions with this variable and our dependents are also our reference category. F-test= 13,610; it is statistically significant.

Our sixth hypothesis is partially confirmed, and we find mediation between regions with high confidence and ideology in the effect on our dependent variable.

4.2 WHICH OF THE ALTERNATIVE EXPLANATIONS IS MORE IMPORTANT?In this part of the paper we want to answer our third research question and test which of the alternative approaches that we have distinguished at the very beginning of the work performs better for explaining the levels of confidence in the cabinet in Spain.

Table 7. Linear Regression with OLS. * This is the squared root of the original variable in order to normalize it.

In this case we can see that with this model we can explain around 25% of the variance of our dependent variable. Moreover it must be highlighted that all this variables are significant but civic engagement, what goes against part of the literature on social capital. In this case, controlling for all our independents, education plays a role (although minor) in explaining levels of confidence in the cabinet. Looking at the standardize coefficients, ideology is the single factor that best explains our dependent variable. Comparing the effect with the other variables, we can say that is more than twice the effect of the second more explanatory variable, that is social trust. All the three approaches are important in explaining our dependent variable. Nevertheless, ideology is the most important in front of the other explanations in our dataset.

5. CONCLUSIONS:We can draw several conclusions:

1. Regarding the relation among the different approaches individually considered and confidence in cabinet (hypotheses 1, 3, and 5) we find that looking to our data, some particularities can be said. Social trust has an important effect on confidence in the cabinet while civic engagement does not. Taking into account individual modernization approach, age and modern values influence confidence, while education does not when considering this approach individually (it influence in fact when we include in the analysis the other approaches altogether). And finally ideology is important for explaining levels of confidence in the cabinet.

2. Regarding the effect of context as a mediator between our independents and our dependent (hypotheses 2, 4, and 6), two of our three hypotheses are partially confirmed (hypothesis 4 and 6). We can say that according to our data, context play a partial mediating role (at least linearly) between our explanations and our dependent.

3. Finally, according to our data, all the three approaches are important for explaining confidence in the cabinet in Spain. Indeed, ideology is the factor that better explains our dependent variable in 2002 and for this data. Moreover civic engagement seems not to play any role as explanatory factor.

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Does regionalism influence how emergin countries behave in the “new” multiploar order?An assessment of the Central Amercian Integration System Arianna Catalano

Abstract The ongoing political and economic trends influencing the present international order have led to the raise of new powerful actors which play actively in the global arena. Next to economic giants such as China, India or Russia, a different set of players is emerging thanks to the gradual process of regionalization. Regional blocs mainly based on economic cooperation are reshaping the global fragmentation of power, affecting in turn the status of their member states in the international order. In this essay two main aspects are taken into account: the structuring of a “new” multipolar order and the nature and role of regional blocs as actors operating in it. Thus a third level of analysis is introduced, consisting of the linkage between the emergence of regional blocs and the impact they have on the international strenght of their member states. In order to provide a better understanding the author means to focus on the Central America Integration System (SICA) and evaluate whether or not it has influenced the current Meso-American countries’ status in the “new” global system’s structure, carrying out a comparison with the most developed regional bloc, the European Union (EU).

Speaking about the international system means to refer to the outcome of the interconnection between political, economic and social dynamics which determine the distribution of power among the actors playing at the international level. The actors’ behaviour, including formal and informal rules, expectations and reality’s perceptions, is determined by the structure of the international system, that in turn stemms from the way in which political wills, economic regimes and social constructions interact. The actors in the international system are decisive for the structuring of the system itself: essentialy and primarly for their number (Waltz, 1979), then for their nature (Fukuyama, 1992). Opting for an approach capable

of merging quantity and quality character as regard to the actors operating in the international system, it would be possible to outline how it is evolving, what are the main features of the power structure in the making, what dynamics define it.

Even though the emergence of non-statal actors, like NGOs or corporations, has seemed to be the main character of the international system during the last twenty years (Barbé, 2007), the massive developing of civil society and its prominent entrance in the international arena will not be taken into account in this work. The author prefers to concentrate on the foundamental protagonist of the international system, which means the state, and try to understand to what extent the process of regionalization affects the state and its behaviuor in the international order.

Excluding the most developed one, namely the European Union (EU), none of the regional blocs show such an high degree of integration and breadth of implemented policies. Several international organizations on regional base, for instance the Central American Integration System (SICA) , are mainly legal and institutional frames in which the members states do not go beyond the economic cooperation. Even if the EU has had exactly the same origin, it is by the moment one of the most relevant international player regards its economic strenght as well as the capability to have voice in. These features make it more than a simply economic bloc with regional extention: In fact the EU has by far a pivotal role in the mayority of the international affairs. This affirmed protagonism at international level not only involves the EU as a whole, but it also vests all the members states with the prestige adquired internationally.

Is it thus possible to intend the regionalization process as a mechanism through which different units converge towards a single frame of cooperation in order to maximize their strenght? How does the thrust to regionalization affect the “new” international system structure, even more decentralized and fragmented? And above all, does the regionalizing drive have an effect on the international relevance of the states in it involved?

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Providing accurate answears through the explanation of the above mentioned concepts and making reference to the experience of the Central American Integration System will be the main purpose of the following lines.

How to define the New World Order

Even though several ongoing phenomena are undermining the basical concepts bearing the mainstreamed view of the world order, is it still accurate to speak about state-strategy and hegemony?

The idea of “complex interdependence” (Keohane & Nye, 1977) fits properly to the growing interconnection among finance, trade and need for resources which converge towards a so-called global economy. The globalizing drive seems to have liquefied the borders of the previous international structure (Appadurai, 1996; Castells, 1996), maximizing the dimension of the exchange – commercial as well as cultural, thanks to the powerful new means of communication. Also from the political standpoint, the coming of one democratization’s wave after other (Huntington, 1991) made the world more homogeneous. Regretfully this is just an ephemeral perception. As Robert Kagan has recently pointed out (2008), the liberal and democratic countries are now counterbalanced by overshadowing giants that have found in their political authoritarianism the way to ensure a prosperous economic growth. The democratic regime and its capability to produce wealth, although empowered with a glaze of universal legitimation, is now flanked by equally successful but totally opposite forms of government – the post-Maoist China is the sharpest example.

Thus we are at anything but “the end of history” (Fukuyama, 1992). The last decade of the XX century indeed experienced an historical speed-up that led to a true reshaping of the world order. First of all the collapse of the Soviet Union imposed a different outlook of the international scenario: The end of the bipolar world and consequently the vanishing of a set of global fears – the mutual nuclear destruction, the spread of Communism, planned economy and lack of liberty– produced a Western-oriented shift in which United States emerged as the mayor global actor. The US unipolar dominance after 1991 could be intended as “dominance of a particular kind where the dominant state creates an order based ideologically on a broad measure of

consent, functioning according to general principles that in fact ensure the continuing supremacy of the leading state or states….but at the same time offer some measure or prospect of satisfaction to the less powerful” (Cox, 1987: 7). Cox’s definition actually moved forward the understanding of the concept of hegemony, adding to the underlying coercitive element defining each power structures, the ideological and consensual aspect. This last feature, the Nye’s “soft power”, has adquired fundamental relevance for the comprehension of how international relations work after the end of the bipolar world.

As it is highlighted in the last part of the quotation, the US dominant role after 1991 has not filled the whole void of power left by Soviet Union in the international scenario. Next to the undeniable militar and economical supremacy, global tendencies against its hegemony got speed and started to define the “new” world order. The emergence of economic powers up until then relegated to second-rung actors and the ongoing process of regionalization marked the evolution toward an “uni-multipolar” structure of power (Huntington, 1996).

The concept of “uni-multipolarity”, despite its oxymorian appearance, reflects suitably what is going on at the international level. Let’s start with the first assumption. United States keeps on leading in the international affairs. First and foremost because of its militar puissance, backed by the variety and first-rank technological level of its weapons (nuclear devices included) and its conspicous military budget . Secondly, in spite of the recent credit crunch and financial crisis, American economy is likely to prove to be resilient enough to face global competitiveness . Nevertheless what makes Unites States even stronger is the ability and capability to matter in the international issues. His unquestionable relevance is not only the product of the overmentioned features. The “hard” element of his power is flanked by the worldwide legitimation of his principles and ideas, from the free-market regime to the discourse regarding human rights and democracy.

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Differently from the EU attitude in foreign policy, in the American case the persuasive power of his liberal speech, the “soft” element, is actually enpowered by the existence of an effective “hard” component. Wiser it will be the combination of both, “smarter” the outcome, relatively to national interest and foreign policy agenda.

United States are the partner every contry wants: after IIWW Western European states has been well eased by NATO presence, as much as trans-atlantic economic relations had played, and still play, a mayor role in the production of their wealth. Once that the non-alignment movement was over, a very few countries escaped from his partnership. His influence is also given by his remarkable bargaining weight. The success or failure of any international accord depends on the will United States puts in its fullfilment – the Kyoto Protocol for instance is a negative example. Throughout his history United States have proved to be able to mantain his leading role justifying coercitive actions by the means of the principles they put forward, even in the cases in which these acts have been actual violations of these believes.

Another crucial aspect of the American dominance is that his mass and consumption-oriented culture had shaped the Western, which means the modern, set of values and ideas. Identities and conceptions have seemed to lose importance but instead they are obtaining a renewed relevance within the continuos flux of culture, capitals, information, goods and services that we call globalization. The push toward an even more interconnected and homogeneus world, where languages, races and cultures are mixed up in a sort of post-modern and post state-centric identitarian dimension, is counterbalanced by an opposite and equal strong tendence toward the rise of nationalism and local ties. These two opposing trends making up the globalization process explain the birth of new actors prouder and prouder of their economic strengh, rediscovering and supporting their culture, ready and willing to leave their footprint on the changing world.

Next to the homogenity of an even closer world, the renewal of national identities, perceptions and ambitions produce an heterogeneous reality in which the American power is starting to be counterbalanced by other emerging forces. This new international arrangment shows the gradual establishment of a different world order, a “post-American order” (Zakaraia, 2008) where the United States primacy of power and influence is going not to be substitute for, but shared with other actors. Who are they?

In 2001 a Goldam Sachs survey coined the acronym B.R.I.C. to indicate that set of countries showing the biggest and the fastest rates of economic growth. These are Brazil, Russia, India and China, even though putting them together offers just a rough description of their economical features, which of course are able to define their position in the new world order. Nevertheless there are some analogies among them. These four countries, in spite of their inclusion in the G20 World Forum, are still ranked as “emerging economies”, which means that their process of industrialization is not wholly fulfilled. Despite their incomplete development level, in the international arena they matter. To start with, because they are big. They are in fact huge polities with, in particular for China and India, a conspicuos demographic weight or in the case of Russia, a geographical extension covering an entire continent. They have experimented a rapid and successful economic growth, developing a dynamic private sector and pushing up GDP and productivity rates. Thanks to these outcomes they have succeded in drawing out of poverty a large section of the population laying under the extreme poverty threshold. Nonetheless poverty and inequality remain remarkable problems.

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B.R.I.C. play different roles in the international structure of the global economy. China is leading the manufacturing sector, dominating the production of goods once become the heaven for multinational outsourcing. Thanks to its highly competitive production costs, just in 2005 China total exports worth 525.49 US billions, whom 167.91 to United States . India, the second most powerful actor, is instead one of the main producer and exporter of commercial services, with a flourishing dynamics and competitive private sector. Russia and Brazil stand out because of their natural resources: gas and oil in the first case, oil and minerals in the second. Brazil GDP grew steadly over the last decade thanks to the surplus in balance of trade, but not in services. Unemployment lowered while FDI increased over 2000-2007. Russia good records focus on an increase in the investment rate and a sharp reduction of the inflation rate. Like Brazil, Russia shows a surplus in the balance of trade matched by a deficit in the balance of service. Employment rate has risen as well as energy and oil production.

Are these actors likely to draw on their economic strengh in order to assume a more powerful role at the international stage? Perhaps they have already done it. Actually it is a quiet common perception that Western countries are scared of the “rise of the Rest” (Zakaria, 2008). The main fear is idle in the economic ground. Cheap and copious labour forces, opening markets and entrepreneurial dynamism are going to make emerging economies more vibrant than how Western countries do. It is a situation we have to start to cope with, even though it does not mean by force our decline. Countries like United States or the European bloc still have primacy in several spheres, like financial and capital market, education and above all standards of living. The Rest has grown so much and so fast that we look at them as a threat, and this is the biggest mistake we can do. In economic terms they offer countless opportunities to enhance the growth and wealth of both.

In the political realm things are a little more slippery. The unquestionable power that United States has had in shaping and maintaining an international regime made up by international institutions, multilateral cooperation and consensus-building has been recently undermined by the thoughlessness of the Bush’s Administration. In the foreign policy of the last decade, United States has bypassed the rules of the game that it

firstly had worked out, contribuing to the erosion of their international acknowledgment. Now things have changed and growing military power such China or Russia could have the strenght to set down the new rules of the game. And if we look at the authoritarism of their form of government, the China’s oilthirsty and the Russia’s new imperialist fashion, a new global “disorder” is round the corner. The multipolarity comes out from this potential re-balancing of power. The unipolarity represented by United States will continue to make sense only if it will be able to recast, enforce and respect the contents of its international identity.

What has been outlined up to now looks like a match among giants, but many more actors swarm about the international stage. Does smaller states matter in this context? How does the emergence of new powerful actors impact on them? And finally how do they react?

Towards a Regionalized World Order Taking into account Cox’s quotation, the creation of regional blocs seems to reflect that “measure or prospect of satisfaction to the less powerful” (Cox, 1987: 7).

The push toward regionalism is found in the period of transition between the Soviet Union’s dissolution and the turn to the uni-multipolar order, in which the growing economic interdependence and the lack of a fixed international structure allowed regional blocs to come out. How can “regionalism” can be defined? Fawcett and Hurrell (1996) adopt an institutional standpoint when they interprete the regionalist trend as the creation of formal international organizations on regional scale. In the same year Gamble and Payne set up a different definition. According to them the regional blocs imply regional alliences bond togheter by economic dependence, where “the calculations that state actors make of their interests….are the starting point for understanding the wider context of their behaviour” (1996: 250). Herein it is possible to identify the features of this “New Regionalism” (Hettne, 1999): i. it developes in a multipolar context; ii. the top-down dimension goes with a construction from below; iii. it is outward-oriented; iv. it developes along a multidimensional process in which political aims are at stake; v. non-state actors play an important role.

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Thus the process of regionalization, which means the actual creation of regional blocs, seems to be a reaction or rather a common response to two main factors: i. the increasing interconnection and interdependence among streams of goods and capitals, migration flows, cultural bonds; ii. the changing international stage where the distribution of power is undergoing a strong re-balancing. In this context less powerful states embark on projects of economic, political or security cooperation– or all three at a time – in order to redefine and stregthen their economical and political weight. In other words the drive toward regionalism could be seen as “a mean of increasing bargaining power in international negotiations for certain parts of the world” (Fabbrini, 2008).

Which are the actors of this new regional blocs scenario? In order to provide a thorough description we need to bear in mind two dimensions of the regionalization process. The depth moves along the continuum between the intergovernamental cooperation and supranational integration, while the breadth includes, according to the neo-functionalist outlook, three following steps: economy, politics/policy, security and defense. In the followings lines the author means to provide a tipology based on the intersection between these two axis of analysis.

• Free Trade Areas: they represent the second step in the economic integration but within the regionalization process they offer the first level of cooperation at regional level among countries with complementary economies. They are produced by trade pacts, free-trade agreements aiming to increase economic cooperation and prosperity, but neither common institutions nor national sovereignity transfert are at stake .

• Institutionalized Political Cooperation: at this step cooperation among countries sharing the same regional area goes further, following two development lines. First of all it concerns a wider spectrum of aims, not only about economic strenghtening but also as regard to political goals, such as enhancing peace and stability and fostering democracy, rule of law and civil society. Secondly it leads to the creation of a set of organs and common bodies with intergovernmental nature, generally

a permanent Council, a Parliament and several Committes dealing with sectoral matters. These institutions serve as political space for casting and debating ideas and proposals, though the outcome can only suggest but cannot impose courses of action to the member states. There are common institutions but national sovereignity is fully maintained .

• Far-reaching regional cooperation: at this further step cooperation among neighbour countries is still intergovernmental but security and defense issues are at stake. Even though the member states have not yet handed their sovereignity over supranational institutions, the cooperation’s scope has widened, including matters which are normally under the state’s domain. Some regional blocs having embarked on this path are the Arab League, who has recently reactivated its joint defence, the Union of South American Nations (UNASUR), discussing about a strategic plan for regional security, the Shangai Cooperation Organization, including Russia, China and Central Asia Republics and the Organization for Security and Cooperation in Europe (OSCE), the world’s largest intergovernmental organization focused on security matters, but also including economic and human dimensions.

• State-like international organization: the international actor responding to this label is the European Union (UE). Although speaking about the EU as a state is not thoroughly correct, given the absence of the monopoly of force at supranational level, European countries have achieved a degree and kind of integration which is by far deeper than any other regional actor. The EU dual soul, formed by the coexistence between an intergubernamental patterns of decision-making next to a supranational institutional arrangement dealing with broader and broader fields of policies, represents the most complex and advanced example of regional integration.

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The outlined scenario describes the proliferation of a set of new and diverse actors made up by sovereign entities cooperating on a wide range of issues. Regional blocs and organizations have developed in a sort of concentric fashion: States are often members of more regional organizations, their functions are likely to overlap and their institutional arrangements and legal basis build a tangled and interconnected international environment. Is the new multipolar order also an outcome of these economic and political agents? Of course it is.

Next to the realistic and geo-political considerations coming from the raise of the uni-multipolar system, the international order can also be interpreted through the lens of a “New Medioevalism” (Bull, 1995; Gamble and Payne, 1996). As Europe during the Middle Age, the contemporary world order shows some peculiar features: the lack of an unique centre of authority and the spread of power among different and competing entities, today regional blocs as well as no-governmental actors, shape a global order where fragmentation and differentiation go with the emerging of new great powers. In order to define what the international order looks like one should figure out two distinct but interelated patterns. Taking into account the state and its classical elements of power, such as military strength and economic capacity, we realize that the end of bipolarity and the subsequent quering of the American hegemony have now left space to a changing environment in which the world leadership, actually depending on these features, is likely to be shared among more than one actors. Nevertheless United States are still the global leader in a fast-growing multipolar and differentiated system. Multipolarity deals with the presence of a dynamic and compelling “Rest”, whereas differentiation highlights the flourishing of a complex set of international stakeholders with different nature, goals and interests.

Thus the drive toward regionalism represents this ongoing phenomenon: The creation of a post-sovereign model of international protagonism, developed through intergovernmental transactions oriented to the establishment of an authoritative supranational decision-making process, with the purpose of maximizing the internal – regional – strength in order to seek a way of achievement in a changing global scenario.

States and Regional Blocs: Consequences at the Global Level How regional cooperation and regional blocs creation affect the states involved? In order to answear the question the author means to focus on two cases being poles apart: the EU, the SICA and finally how they interact.

To begin with, the EU has been an incredible historical, economic and social outcome, without parallel around the world. Since its creation, starting with the European Coal and Steel Community in 1951, Western European countries have experienced an astonishing economic growth, moving toward a more and more integrated market propelling wealth and raising standards of living. Since 1992, the new-born EU widened its range of action, setting up a three-pillars structure in which the Common Foreign and Security Policy (CFSP) came finally to be institutionalized. Even though the CFSP attracts a lot of criticisms, given the purely intergovernmental nature which produces slow and often less effective response to global crisis, by the mean of a common European foreign policy the EU have achieved a degree of protagonism in global affairs that would have been unthinkable for its single member states. The lack of military capabilities strictu sensu did not preclude a new outstanding role of the EU in the world (Howorth, 2007).

As the 2003 European Security Strategy has pointed out, the EU is now carrying out an intense process of affirmation at the international stage. Internally, the increasing attention paid to security and defence issues, the involvement in the so called Petersberg missions and the commitment to the spread and the enforcement of principles such as democracy, human rights and rule of law have gradually defined the international identity of the EU as whole. Let’s say that “the one voice” with whom the EU should speak is now taking shape. And its traits are all about the European set of values and liberal traditions like respect for freedom, equality and good governance. Going deeper we could also say that these contents represent a sort of neutral area upon whom all member states agree, because it avoids that national interests could exert a stronger influence in setting the European foreign policy agenda.

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Externally, the EU is trying to assert its international identity by the means of development policies and foreign aid. Due to its “civilian” nature (Duchêne, 1957), namely the absence of military capability, the EU is affirming itself at the international stage through a soft exercise of power that Manners (2002) has suitably defined “normative” power. The normative character deals with the fact that the EU manages to influence other countries’ behaviours and conducts advocating at the global stage the elements of its international identity, so defining “what passes for normal in world politics” (Manners, 2002: 236). Thus it is able to have voice in the international affairs, getting engaged in crisis management and conflict resolution, offering international aid. To sum up, in global issues the EU matters more and more. It is doing that insofar as member states harmonize their positions but the outcome is a good record for the EU as a whole, which also means for its 27 constitutive units .

What has been delined up to now is the most developed example of regional integration. In fact, EU cannot be pigeonholed in the category of international organization. It is a supranational polity (Pollack, 2005) in which the states have started to share their authority with a complex and interacting set of non-governmental and sub-national actors (Hooghe and Marks, 2001; Bache and Flinders, 2004). However, moving to other examples of regional integration we face weaker and less effective results.

A sharp example consists of the regionalism process in Central America. Adopting a liberal interpretation “Central American integration has been described as a ‘common regional action’ aimed at reducing the costs of an inevitable international openness” (Lizano Fait, 1996 now in Bull, 1999). In this view the regionalization process and the patterns it followed, describing “the newly acquired room for action for developing countries in defining their integration path….connected to the decline of US hegemony and the transformation of the global power structure” (Bull, 1999: 958), mainly deals with the globalization of world economy and the response developing countries turn to it.

The first regionalizing attempt is dated back to 1950s when the Central America Common Market (CACM) was established. According to the above mentioned tipology, the CACM could be included in the “free trade area” category, given the suppression of intra-regional trade barriers and the creation of a common external tarrif. Due to the

thirty-year intense period of conflicts destabilizing Central America, the integration process lost dynamism. The 1990s decade showed a renewed emphasis on the regionalization project: during the Guatemala Summit, the Central American Economic Action settled the framework for trade integration and domestic economies liberalization, which led to the 1991 Protocol of Tegugigalpa and the establishement of the judicial basis for the Sistema de Integración Centro-Americano (SICA). Further agreements dealt with social integration, sustainable development promotion and democratic security. In the Nicaragua Declaration of 1997, signatories expressed the will to actually carry out the integration project enshrined in the Protocol of Tegugigalpa. However a different path was creeping in: the SICA member states started to prefer signing bilater treaties with third parties instead of further integration among them. This trend affected negatively the Central America regionalization process.

The Protocol of Tegugigalpa was far-reaching, going from the development of a model of regional integration based on the eradication of poverty and the strenghtening of democracy to the settlement of a variety of institutional bodies and the involvement of different actors (Diaz Cordova, 1994). The actual integration results have been less compelling. Economic data demonstrate that SICA countries have adquired more protagonism in the world economy, owing to the three-fold increase of their overall import/export rate. On the contary, intra-SICA trade rates grew slower (IRELA, 1998). Even from the social point of view “integration between civil society organisations at the regional level has been shown to be a fragile process….The potential for creation of a regional network of civil society organisations within the framework of the SICA process has been further hampered by the bureaucratic procedures of the new regional institutions” (Morales and Cranshaw, 1997 now in Bull, 1999: 963).

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What Bull (1999) underlines is that the SICA project has been mainly fostered by external actors, such as the OAS, the Interamerican Development Bank and the EU actively, whereas less emphasis has been shown by member states in enhancing regional integration. In this context the construction from below is almost absent and the political aims resulted weaker and more difficult to achieve than economic targets. In fact, “although the integration process started out with a multifaceted agenda, the focus has narrowed primarily to encompass economic issues” so that “the relevance of the integration process became dependent on the need to ensure the member states’ commitment to ‘open’ economic policies” (Bull, 1999: 967-678).

The comparison between the EU and the SICA is striking. In the first case we deal with a run-in and dynamic internal market able to foster integration patterns among European countries until the establishement of an active out-ward foreign policy with the capacity of foisting EU international identity on the global stage. While as regard to the SICA, despite the breadth of the proposed aims, the economic denominator of the integration has been by far the driving and ultimate force. However, unlike the EU, the increase in economic transactions exclusively concerned the SICA as a regional bloc oriented to open up to the global economy. The smaller attention paid to enhance intra-regional integration makes more difficult the production of the Haas’s spill over effect, thus jeopardizing the achievement of further integration steps.

The most important goal obtained by the SICA project has been that of strenghtening Central American countries’ status, offering them the channel to cut out a room of action in the globalized world economy. More pragmatically, the SICA allowed member states to assume a stronger position at the international level augmenting their economic chances and reinforcing member states negotiating capabilities. The following final lines are meant to support these statements analyzing the dialogue between the EU and the SICA.

Relations between the EU and the Centro-American countries developed through a serie of EU – Latin America and Carribean summits. In 2002 the EU- Central America Political Dialogue and Cooperation Agreement was signed, which gradually led to the negotiation of the Central America Association Agreement in 2006. Three

baskets are currently at stake: Political Dialogue concerning democracy and human rights promotion, sustainable development and good governance; Cooperation, mainly focused on the increase of financial aid in order to achieve better standards of social and economic development; Trade, in order to foster comercial exchanges. All in all, the EU Association Agreement seems to be “una oportunidad de desarrollar nuevos espacios en un mundo globalizado, competitivo y exigente” (Fernandez Luiña and Trujillo Álvarez, 2008: 33).

The I round of negotiations took place in 2007 in San José, Costa Rica, and served to indentify bi-regional expectations and exchange views and proposals as regard to the contents of the Association Agreement. During the II round one year later in Brussels, negotiations started on specific proposals: structure, objectives, principles and modalitites of cooperation; respective offers on trade in goods and services. Thus the III round in San Salvador better outlined the content of the Association Agreement in the making. Concerning the first basket some important proposals came out as regard to strenghtening multilateral cooperation and developing internationa joint-actions in the field of foreign and security policies. Central American countries set up their priorities focusing on the provision of development aid and the establishement of a common fund for financial credit. Tariffs, liberalization and intellectual properties were the most discussed economic themes at stake. The IV round in Brussels in Summer 2008 showed the will of both parties to conclude the Agreement within 2009. A free trade agreement was meant to be inserted in the Association Agreement frame, essentially dealing with custom union issues and non-tariffs barriers to trade . In the V Guatemalan round, the two regions involved approved the Title concerning the cooperation basket and SICA renewed the commitment to foster regional integration. The VI round in Brussel at the beginning of 2009 meant the achievement of the final steps in negotiations, especially in the the first two baskets. The last round scheduled in April 2009 in Tegugigalpa regretfully does not come to the sign of the Association Agreement.

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ConclusionWhat tracked up to now seems the analysis of a failure because the EU and SICA did not succed in sign the Association Agreement. However, some positive aspects can be pointed out. Firstly, an even closer cooperation with such an outstanding economic actor like the EU could bring actual advantages to Central American growth. Even though commercial relations are mainly oriented to other Latin American countries and United States, Europa and Central American are becoming important economic partners. The opening of the isthmus’s economies to the European market is likely to boost their growth thus creating favourable conditions for strenghten regional cooperation and development. Secondly, the long negotiating rounds should not be interpreted like a fiasco. This circumstance allowed SICA members to define their interests and set up their priorities on a collective ground, reinforcing the intra-regional consensus building and the ability to negotiate at the international level. Finally it is important to note that the eventual Association Agreement will be shaped as a bi-regional agreement in which the European and the Central American bloc interact in peer-to-peer talks, in spite of the obvious gap in economic strenght and international relevance between the two actors.

In conclusion, the process of regionalization undertaken by Central American countries, despite the focusing on economic matters and the weak results in political or security cooperation, is likely to be an effective method to enhance regional growth and stability. At the same time, it offers a channel of representation in the global arena which enables member state to adquire more relevance and strenght in international bargaining. If world economy and politics are about to be reshaped by the emerging of new overshot actors, the convergence of smaller units toward different kinds of regional compounds seems to propose a way to ensure that all actors take part in the global match.

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KIM JONG IL, EL GRAN TIMONEL.“El soberano legal típico, la persona puesta a la cabeza, en tanto que ordena y manda, obedece por su parte al orden impersonal por el que orienta sus disposiciones”.

Max Weber. “Economía y Sociedad”.

Rodrigo Fernández

Abstract Corea del Norte es junto con Irán y Siria escenario potencial del próximo conflicto internacional. La intensidad de las conversaciones diplomáticas y la continua tensión que causa en el mundo su líder Kim Jong Il ponen en relieve la necesidad de estudiar y tratar de comprender a éste país asiático y a su enigmático líder. El presente ensayo pretende hacer un acercamiento a la personalidad del líder máximo de Corea del Norte y del sistema político que dirige, como un intento de buscar respuestas de la actuación de ésta nación en el contexto mundial. Partiendo de la figura de su líder máximo, se pretende encontrar las motivaciones de Corea del Norte de llevar al límite la estabilidad y la paz, no sólo regionales, sino mundiales.

I. MARCO TEÓRICO.

El concepto de dominación puede definirse como “la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos (o para toda clase de mandatos)”. (Max Weber, 1944: 221). Es decir, la capacidad de fomentar en una comunidad de individuos la obediencia necesaria para ejecutar ciertas acciones. Las condiciones de ésta sumisión por parte del grupo, nos dice Weber, puede descansar en muchos motivos que van desde la habituación inconsciente hasta consideraciones racionales. Desde la inercia hasta el puro interés.

Dicha dominación debe basarse en un cuadro administrativo en el que se apoya el líder y quien es el brazo ejecutor de esos mandatos. Esto implica entonces, una base en la que se pueda confiar para ejecutar las acciones y por lo tanto, una base de la que se espera fidelidad y sobre todo, obediencia. A éstos elementos se suman los motivos afectivos o los valores de la comunidad.

Por parte del líder, el elemento más importante lo constituye el de la legitimidad. El líder debe

“despertar y fomentar la creencia en su legitimidad. Según sea la clase de legitimidad pretendida es fundamentalmente diferente tanto el tipo de la obediencia, como el del cuadro administrativo destinado a garantizarla, como el carácter que toma el ejercicio de la dominación” (Weber, 1944: 222). Es decir que del liderazgo, o más bien del papel del líder se extiende toda una compleja red de colaboraciones que van encaminadas al único objetivo de fundamentar el mandato y además de otorgarle el aura de la legitimidad ante la comunidad.

Pero el papel de la comunidad ante quien se ejerce la dominación no es el de un actor pasivo. La comunidad se adhiere al líder y su mandato. Dicha adhesión puede fingirse o bien puede practicarse sinceramente por estar involucrados los intereses de un grupo o de la comunidad entera.

Weber nos explica que la dominación absoluta del líder puede darse “por razón de una comunidad ocasional de intereses entre el soberano y su cuadro (…) frente a los dominados, y encontrarse de tal modo asegurada por la impotencia militar de éstos, que desdeñe toda pretensión de legitimidad” (Weber, 1944: 223). Es decir que si el líder cuenta con la fidelidad ciega de quienes consideran sus intereses comunes a los del dominador, éste puede prescindir de toda justificación de su papel y ejercer el poder sin cortapisa alguna más que el ejercicio del poder en sí que lo justifica sobradamente. O sea el poder es el que legitima su ejercicio.

El papel de la obediencia de esa comunidad dominada se convierte, dice el autor, en máxima de su conducta, casi como una justificación moral y la acción de la comunidad se mide a partir de los méritos en la relación formal de obediencia ciega.

La dominación legítima se divide en tres según Weber:

1. Racional.

2. Tradicional.

3. Carismático.

Aunque en la realidad no se presenta ninguna en su forma pura sino en distintas variaciones de las tres.

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Para efectos de ésta investigación es necesario tomar el concepto de las dos primeras que nos da el autor para montar un marco de referencia en cuanto al papel del líder máximo de Corea del Norte Kim Jong Il.

La dominación racional descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad.

La dominación tradicional descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad.

Es decir que la dominación de Jong Il sobre Corea del Norte se consolida en ambos tipos de dominación que se completan y complementan mutuamente constituyendo un granítico cuerpo de legitimidad sobre el que puede descansar con total confianza el poder totalitario del máximo líder y su partido único.

II. El hombre.Kim Jong Il, nacido en 1941 en el extremo oriente de la Unión Soviética, no sólo es el rostro visible del régimen de Corea del Norte. Es su alma y cerebro. Es la persona que dirige los destinos de la nación y la defiende de un mundo hostil siempre hambriento y que cierra filas para destruirla. El, al igual que su padre Kim Il Sung, son esos semi-dioses salidos del espíritu mítico de la nación para defenderla.

Lejos de ser ese payaso caricaturizado que la prensa occidental ha tratado de forjar, Kim Jong Il es en realidad un sobreviviente. Y como animal amenazado se defiende con uñas y dientes. Y para él y para su burocracia no existe diferencia alguna entre el régimen y la nación, ambas son la misma cosa y por lo tanto, todo lo que haga el líder supremo por defender su liderazgo, lo está haciendo por defender a la República Popular de Corea del Norte.

El líder cree firmemente que es la personificación de Corea del Norte, y por extensión de todas las esperanzas y aspiraciones de su país.

De esta cuenta, Jong Il detenta los más importantes cargos del país sin delegarlos, él es el centro de toda la organización gubernamental de Corea del Norte. Es el Secretario General del Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea en el plano político, encabezando la estructura burocrática o cuerpo administrativo que menciona Weber. También es el Presidente de la Comisión de Defensa Nacional

y Comandante Supremo del Ejército Popular de Corea, encabezando también la estructura militar que da cohesión al régimen, que pasa a ser, según un estudioso del tema, “en el régimen más militarizado del mundo, que además es un estado de partido único también completamente militarizado” (Scobell, 2006: 8).

Tenemos entonces que el gran timonel de Corea del Norte es el dictador absoluto del país, jefe indiscutible de un partido único de masas que otorga al régimen una ideología elaborada que lo legitima, ejerce el poder por el terror por medio de una red inmensa de informantes y un aparato represor muy efectivo que está bajo sus exclusivas órdenes, controla personalmente la economía centralizada del Estado y no permite la existencia de ningún medio de comunicación que no esté sujeto a las directrices del régimen. Además, al igual que el enigmático Dr. Francia del Paraguay, ha mantenido a su nación completamente aislada del mundo, ajena a cualquier contacto extranjero.

La forma de gobierno de Kim Jong Il es al estilo de la alta gerencia. Ejecuta la mayoría de actividades por medio de llamadas telefónicas y para mantenerse bien informado y tomar las mejores decisiones cuenta con una red de informantes desperdigados por todos los rincones del país que se reportan única y directamente con él. De esta forma obtiene siempre información de primera mano y múltiples puntos de vista.

De esta forma particular de ejercer el poder se ha desprendido una característica esencial del régimen norcoreano que comentamos arriba. La línea divisoria entre el régimen, la nación y su pueblo se ha borrado para conformarse en una sola cosa. Por eso Kim Jong Il ha hecho de su régimen y cito nuevamente a Scobell “en el único gobierno que puede identificarse como directamente implicado en el crimen como una parte central de su estrategia económica nacional y de su política exterior”.

Como su supervivencia es la supervivencia nacional todo está permitido. La Corea del Norte de Kim Jong Il es débil en comparación a la nación heredada de su padre, el gran Kim Il Sung, el fundador de la nación, que se apoyaba en la ideología como un instrumento de transformación luego de los devastadores efectos de la guerra. Su hijo en cambio, transformando la estructura burocrática en una compañía del crimen utiliza la ideología en forma más bien instrumental (Scobell, 2006: 10). Y a diferencia de su padre no es reverenciado pues muchos norcoreanos consideran que carece del carisma de su predecesor, pero un intrincado sistema de gulags le aseguran la obediencia del pueblo.

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III. La personalidad del gran timonel.Muchos lo han definido como un loco, excéntrico y egoísta dictador, pero Kim Jong Il dista de una descripción tan simple. Es un hombre complejo experto en la manipulación de la opinión pública. Ya para 1964 era el segundo de a bordo del Departamento de Propaganda del Partido.

Regularmente se le ha retratado como una persona que goza de los excesos. Le gusta el alcohol, los grandes banquetes, las mujeres, los autos rápidos y el cine extranjero, sin embargo muchos visitantes han remarcado como “encantadora” la personalidad del líder, que según Madeline Albraight, ex-secretaria de Estado de Estados Unidos, es buen conversador, goza de buen humor y es “un hombre bien informado, inteligente, que tiene bien claro lo que quiere”. (Scobell, 2006: 7).

Es un televidente fiel de la cadena CNN, continuamente consulta Internet, y su sueño más caro, según varios disidentes citados por Scobell es transformar a Corea del Norte en una Meca de la alta tecnología.

Kim Jong Il es un maestro de la propaganda. El ha escrito guiones y dirigido películas en las que él mismo es el protagonista y lo representan como invariablemente como a un héroe épico. Pero más allá de la pura anécdota ha lanzado toda una campaña mediática al interior del país para transformar su imagen algo difusa en un hombre calculador, inteligente, bien informado y que ejerce un estilo de liderazgo comprometido. Además, es un hombre consciente de los fracasos materiales de su régimen y la propaganda le permite llenar esos vacíos.

De esta forma cabe analizarlo desde otra perspectiva, propone Scobell, pues puede considerársele un loco o excéntrico líder únicamente si se le examina bajo la luz de un líder político occidental, de Washington o Londres, él actúa racionalmente dentro del contexto de su propio sistema político y de su propio marco de referencia.

Sumergidos en ese contexto, encontramos que la renuencia del líder norcoreano de realizar visitas oficiales a otros países, obedece a la creencia de la cultura asiática de que quien visita a alguien acepta ser de rango menor. O sea que las visitas oficiales podrían ser interpretadas por su pueblo como que él se considera un subalterno de quien visita. Por eso Jong Il acostumbra a ser él el anfitrión.

Lo mismo sucede con la afición al alcohol y a los grandes banquetes. Lo que encuentran reprochable algunos analistas occidentales no es más que una forma muy asiática de hace alta gerencia, las grandes comilonas son una forma muy asiática de estrechar lazos entre colaboradores. Es un acto de mera deferencia no una loa a los excesos.

Por último, la aparente timidez o ensimismamiento que demuestra el gran timonel no es un defecto de la personalidad, de acuerdo a la opinión de Scobell, sino es una calculada táctica de sobre vivencia. Sólo manteniéndose al margen del protagonismo político, sin tratar de opacar a su padre pudo asegurarse el número uno de la sucesión. Es una forma muy confuciana también de mostrar respeto y reverencia a su padre y predecesor.

IV. El líder como sobreviviente.Bajo esta luz proponen la mayoría de estudiosos se debe estudiar a Jong Il, pues es un líder que contra viento y marea ha logrado asegurar su papel protagónico. Ha logrado mantenerse en el poder por más de una década en medio de una severa crisis económica y una mortal hambruna que azota grandes zonas del país de forma permanente. Se las ha apañado para poner a su país en una posición que le permite obtener prebendas de las grandes potencias mundiales, sea dinero, comida, combustible o cualquier otro tipo de ayudas, a cambio de concesiones y compromisos ambiguos que nunca se concretan.

Y para mantenerse vigente ha echado mano de lo que tenga cerca para darse oxígeno: una industria militar de desarrollo de misiles que le permite entradas millonarias y además funcionar como garrote ante la comunidad internacional, y actividades puramente criminales como el tráfico de drogas, cigarrillos, medicinas y lavado de dinero.

Bajo esta luz es fácil de comprender su forma de actuar en el plano internacional. Cuando en 2006 realizó pruebas de misiles rompiendo una moratoria autoimpuesta siete años antes no tenían otra intención más que provocar y causar incertidumbre. Era la forma de asegurarse más ayuda y lograr obtener seguridades comerciales con China y Japón.

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Para Michael Green exfuncionario del gobierno británico, citado en la revista The Economist, (Julio, 2006: 36) fue “una forma de lanzar al aire el tablero de ajedrez” para ver si empezando de nuevo las negociaciones podía conseguir más ventajas, ahora apuntalado con una nueva generación de misiles. Fue una forma de replantear su postura desde una posición más fuerte que siete años antes.

V. El Régimen.El Partido Comunista de Corea del Norte, fundado en 1945 es la suprema autoridad de la nación. Es un partido de configuración clásica leninista, que se fundamenta en el principio del centralismo democrático, que consiste en permitir la discusión de los temas de gobierno en su seno, pero que una vez el líder supremo ha tomado una decisión, el Partido debe obedecer la decisión tomada con disciplina de hierro.

El Partido es sumamente poderoso y centralizado, conformado por una élite de unos cuantos cientos de miembros que manejan, bajo los lineamientos de Kim Jong Il la burocracia estatal. Está enfocado en impulsar un programa de desarrollo de industria pesada y en un programa de equipamiento y modernización del ejército lo más rápido posible.

Sin embargo, lejos de los años gloriosos de poder absoluto de Kim Il Sung, Corea del Norte ha visto huir a cientos de disidentes y antiguos colaboradores del régimen.

VI. El incierto futuro.Corea del Norte es un régimen debilitado que sin embargo lucha con manos y dientes para sostenerse. Ya no es ésa nación granítica tras la utopía dirigida por el carismático Kim Il Sung.

Sin embargo, para muchos analistas, el problema no es el régimen actual de Kim Jong Il, sino el período de post-totalitarismo que vendría tras su colapso y que sería sumamente peligroso por la gran cantidad de armas químicas, biológicas y convencionales con que cuenta el país y que en el mejor de los escenarios podría tener efectos similares al derrumbamiento de la exURSS.

Para países como China, tomar medidas muy drásticas sobre el actual régimen norcoreano, podría desestabilizarlo, causando un inmenso flujo de refugiados hacia China lo que causaría desestabilización para el propio régimen chino (The Economist, 2006: 37). Además le preocupa

que el programa de desarrollo de misiles de Corea del Norte sea usado como excusa por los políticos japoneses para presionar a su país para que juegue un papel más prominente en la seguridad regional y mundial, cambiando el sistema de frágiles equilibrios en el nordeste asiático.

Bibliografía:Libros.

1. De Lee, Nigel. El surgimiento de las potencias asiáticas. Editorial Norma, Colombia: 1989.

2. Diccionario de historia y política del siglo XX. Editorial Tecnos, España: 2001.

3. Weber, Max. Economía y Sociedad. Tomo I. Fondo de Cultura Económica, México: 1944.

Publicaciones periódicas.

The Economist. July 8th- 14th 2006. Volume 380. Number 8485. London, Great Britain.

Fuentes de Internet.

1. Asher, David, L. The North Korean Criminal State, its Ties to Organized Crime, and the Possibility of WMD Proliferation. November, 15, 2005. (www.nautilus.org).

2. CIA World Factbook 2007. (www.cia.gov/cia/publications/factbook/contrylisting.html).

3. Eberstadt, Nicholas. Pyongyang´s Option: “Ordinary” Stalinism. March 31, 2005. (www.aei.org).

4. Frank, Ruediger. The New Image of Kim Jong Il: The First Step towards a New Leadership Model. November 19, 2004. (www.nautilus.org).

5. McClure, Laura. Understanding Kim Jong Il. January, 10, 2003. (www.aei.org).

6. Scobell, Andrew. Kim Jong Il and North Korea: The leader and the system. March 2006. (www.StrategicStudiesInstitute.army.mil/).

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VAGANDO POR POLVORIENTAS CALLES.

Rodrigo Fernández

Originalmente el escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo es enviado por el diario español ABC al otro lado del mediterráneo para cubrir la Guerra del Rif, que se había convertido en asunto importante para el mundo luego del sonado desastre de Annual. Carrillo era para esa fecha, un experimentado corresponsal de guerra que había cubierto la Primera Guerra Mundial en el frente occidental para un sin número de diarios europeos y americanos, e incluso había viajado a Rusia y a Japón terminada la guerra que enfrentó a ambas naciones para explicar a sus lectores cómo una minúscula isla de hombrecitos amarillos había derrotado a la eslava e inmensa “Madre Rusia”.

Voluntarioso, Gómez Carrillo viaja en octubre de 1925 al norte de África y se queda en Fez, en donde se dedica a recorrer concienzudamente esta enigmática ciudad y sus cercanías. Una fotografía de ese viaje lo muestra completamente cubierto por una túnica de beduino de la cual asoma apenas una parte del rostro y el enorme bigote. No eran muchos los hombres que se atrevían a explorar ese mundo misterioso del Islam, al que muchos, erradamente calificaban de “mahometanos”, y sus crónicas, que se empezaron a publicar en noviembre de ese año hasta febrero de 1926 causaron sensación.

El resultado de su desobediencia es un maravilloso libro que nos adentra en una ciudad y en una época que nos parece irreal. Sus crónicas pueden parecer demasiado floreadas, por lo que recomiendo se lean con tiempo, una lectura ideal para las mañanas luminosas de estas vacaciones de fin de año. Su ritmo es pausado, como si quisiera seguir el ritmo de la respiración del lector y de vez en cuando un guiño, un giro que nos hace retroceder y volver a leer el párrafo más despacio, para no perdernos una palabra.

Pero más que contarnos algo, la lectura de este lastimosamente breve libro (apenas 155 páginas en la reciente edición de la Editorial Cultura), el escritor guatemalteco nos propone un paseo. Me explico con el siguiente párrafo:

“La fuente contigua, adosada a una pared de mosaicos policromos, debe de haber sido hecha para las abluciones de algún príncipe sibarita

que penetraba en su palacio por la gran puerta. Todo en ella es suntuoso y sencillo, brillante y discreto, tentador y puro. ¡Con cuánto deleite iría yo hacia su claro chorro cantarín, a refrescar mis manos febriles! Pero los fieles que en ella sacian su sed infinita, no permiten que los viajeros impacientes se acerquen a su espejo…”

Aunque escrito en la mejor prosa modernista de inicios del siglo XX, a las pocas páginas uno se olvida de los adornos excesivos y se deja llevar por ese paseo despreocupado por una ciudad que era tan desconocida para los españoles de su época como para nosotros lo puede ser Vladivostok.

Pero no se crea que todo es viaje sin propósito. Gómez Carrillo investiga a fondo y va soltando poco a poco, para no indigestar, los datos que considera importantes: las oraciones de los musulmanes, el papel de la religión en los hombres, el papel de las mujeres dentro de esta sociedad. Mientras cuenta una incursión a una sencilla plaza, nos entera de la historia de la ciudad. Cuando se toma un café en una terraza y ve pasar a dos mujeres completamente cubiertas, nos cuenta del pudor femenino de las musulmanas o de la magia negra que se realiza en oscuros patios cercados de altos muros. Mientras una caravana lo aprieta en una callejuela, hace un repaso de los grandes sabios musulmanes que enriquecieron la cultura europea. Como el autor es un viajero experimentado (ha escrito de sus viajes sobre Grecia, Egipto, Argelia, India, Sri Lanka, Indochina, Japón, Rusia, Argentina) continuamente hace comparaciones con otros lugares, como para facilitar las visiones que evoca. Pero no cae pesado porque no trata de atiborrar con cátedra, lo hace con paciencia, para que quepa en una columna del diario del domingo y no nos arruine los panqueques:

“En cuanto la fortuna le permite al moro establecerse de una manera confortable, el primer patio queda reservado a lo que en Oriente se llama el serrallo, a los hombres, a los amigos, a los que acuden para pedir limosna o para ofrecer mercancías; el segundo patio, que es el de las fuentes, el de las flores, el de los pájaros, el de los suspiros, el de las músicas, es para las mujeres…”

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Aunque el tema central del libro es la ciudad marroquí, el relato hace espirales para que nos podamos meter en sus casas, en sus mezquitas, en sus palacios. Para que conozcamos al librero o al aguador. Para que nos podamos recorrer sus callejuelas palmo a palmo, y nos hace fijar en el más nimio detalle: una risa infantil, una voz femenina que canta en un balcón, un hombre que llama a la oración, incluso de nada:

“Todos los muros, en efecto, tienen algo, en su orientación, en su altura, en su corte, que les comunica un carácter originalísimo. Basta un ajimez, allá arriba, en donde nos complacemos en adivinar el harén; basta un salidizo de tejas verdes; basta un balcón tapiado; basta un árbol cuya copa se asoma por encima de las paredes; basta una enredadera; basta una puerta claveteada, para que una callejuela adquiera un sello muy especial…”

El libro presenta una perfecta excusa para quien se decida entrar en el mundo musulmán de forma amena. Además, la nueva edición lanzada por la Editorial Cultura, del Ministerio de Cultura y Deportes está bien cuidada y en un formato cómodo, de letra mediana. Es una suerte que se haya recuperado este texto pues hasta un par de años a Gómez Carrillo ya sólo se le podía encontrar en librerías de viejo del centro de la ciudad en las ediciones que oportunamente lanzó el gobierno de la Revolución y luego el gobierno de Castillo Armas. Cabe mencionar que de este sobresaliente escritor guatemalteco ésta misma editorial lanzó este año 2009 en el mismo formato una edición de El Japón heroico y galante, que escribiera luego de un viaje realizado en 1905.

Sobre la misma ciudad, también de un autor guatemalteco, pero en diferente época, quizás de unos quince años posterior, está disponible también en las librerías Fez, ciudad sagrada de los árabes, de Luis Cardoza y Aragón, que aunque en cierta forma repite el viaje de Carrillo, lo hace a su propio ritmo, logrando un entretenido relato del que sobresale una escena memorable cuando en un café fuma hachís con unos pilotos militares franceses. Este libro, también breve, fue publicado por la Editorial de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Son libros sobresalientes que nos remiten a una época en la que se viajaba sin prisas y sin los inconvenientes del avión a reacción y sus jetlags, son libros en los que aún se viajaba en trasatlánticos, en ferrocarril, en Fords modelos A, o en carretas haladas por burros. Nos transportan a una época en la que las agujas del reloj pierden de pronto, toda importancia.

Gómez Carrillo, Enrique. Fez, la andaluza. Editorial Cultura y Asociación Enrique Gómez Carrillo. Guatemala: 2008.

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