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POEMAS POE The Project Gutenberg EBook of Poemas, by Edgar Allan Poe This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.org Title: Poemas Author: Edgar Allan Poe Contributor: Rubén Darío Release Date: June 16, 2008 [EBook #25807] Language: Spanish *** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK POEMAS *** Produced by Adrian Mastronardi, Chuck Greif and the Online Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This file was produced from images generously made available by The Internet Archive/American Libraries.) EDGAR ALLAN POE POEMAS CON UN PRÓLOGO DE Rubén Darío EDITOR: CLAUDIO GARCIA SARANDI, 441 1919 Página 1

Poemas Poe

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Literatura Clásica

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  • POEMAS POEThe Project Gutenberg EBook of Poemas, by Edgar Allan Poe

    This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and withalmost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away orre-use it under the terms of the Project Gutenberg License includedwith this eBook or online at www.gutenberg.org

    Title: Poemas

    Author: Edgar Allan Poe

    Contributor: Rubn Daro

    Release Date: June 16, 2008 [EBook #25807]

    Language: Spanish

    *** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK POEMAS ***

    Produced by Adrian Mastronardi, Chuck Greif and the OnlineDistributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (Thisfile was produced from images generously made availableby The Internet Archive/American Libraries.)

    EDGAR ALLAN POE

    POEMAS

    CON UN PRLOGO

    DE

    Rubn Daro

    EDITOR: CLAUDIO GARCIA SARANDI, 441

    1919Pgina 1

  • POEMAS POE

    POEMAS

    PEA Hnos.--Imp.

    INDICE

    Prlogo de _Rubn Daro_

    POEMAS

    Annabel Lee

    A mi Madre

    Para Annie

    Eldorado

    Eulalia

    Un ensueo en un ensueo

    La ciudad en el mar

    La Durmiente

    Balada Nupcial

    El Coliseo

    El Gusano Vencedor

    A Elena

    A la Ciencia

    A la Seorita * * *

    A la Seorita * * *

    Al Ro

    Cancin

    Los Espritus de los Muertos

    Pgina 2

  • POEMAS POELa Romanza

    El Reino de las Hadas

    El Lago

    La Estrella de la Tarde

    El Da ms Feliz

    Imitacin

    Las Campanas

    Ulalume

    Estrellas Fijas

    Dreamland

    El Cuervo

    PRLOGO

    En una maana fra y hmeda llegu por primera vez al inmenso pas delos Estados Unidos. Iba el _steamer_ despacio, y la sirena aullabaroncamente por temor de un choque. Quedaba atrs Fire Island con suerecto faro; estbamos frente a Sandy Hook, de donde nos sali al pasoel barco de sanidad. El ladrante slang yanqui sonaba por todas partes,bajo el pabelln de bandas y estrellas. El viento fro, los pitosarromadizados, el humo de las chimeneas, el movimiento de las mquinas,las mismas ondas ventrudas de aquel mar estaado, el vapor que caminabarumbo a la gran baha, todo deca: _all right_. Entre las brumas sedivisaban islas y barcos. Long Island desarrollaba la inmensa cinta desus costas, y Staten Island, como en el marco de una vieta, sepresentaba en su hermosura, tentando al lpiz, ya que no, por falta desol, a la mquina fotogrfica. Sobre cubierta se agrupan los pasajeros:el comerciante de gruesa panza, congestionado como un pavo, conencorvadas narices israelitas; el clergyman huesoso, enfundado en sulargo levitn negro, cubierto con su ancho sombrero de fieltro, y en lamano una pequea Biblia; la muchacha que usa gorra de jockey, y quedurante toda la travesa ha cantado con voz fonogrfica, al sn de unbanjo; el joven robusto, lampio como un beb, y que, aficionado al box,tiene los puos de tal modo, que bien pudiera desquijarrar unrinoceronte de un solo impulso... En los Narrows se alcanza a ver latierra pintoresca y florida, las fortalezas. Luego, levantando sobre su

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  • POEMAS POEcabeza la antorcha simblica, queda a un lado la gigantesca Madona de laLibertad, que tiene por peana un islote. De mi alma brota entonces lasalutacin:

    A ti, prolfica, enorme, dominadora. A ti, Nuestra Seora de laLibertad. A ti, cuyas mamas de bronce alimentan un sinnmero de almas ycorazones. A ti, que te alzas solitaria y magnfica sobre tu isla,levantando la divina antorcha. Yo te saludo al paso de mi _steamer_,prosternndome delante de tu majestad. Ave: Good morning! Yo s, divinoicono, oh, magna estatua!, que tu solo nombre, el de la excelsa beldadque encarnas, ha hecho brotar estrellas sobre el mundo, a la manera del_fiat_ del Seor. All estn entre todas, brillantes sobre las listas dela bandera, las que iluminan el vuelo del guila de Amrica, de esta tuAmrica formidable, de ojos azules. Ave, Libertad, llena de fuerza; elSeor es contigo: bendita t eres. Pero, sabes?, se te ha herido muchopor el mundo, divinidad, manchando tu esplendor. Anda en la tierra otraque ha usurpado tu nombre, y que, en vez de la antorcha, lleva la tea.Aqulla no es la Diana sagrada de las incomparables flechas: es Hcate.

    Hecha mi salutacin, mi vista contempla la masa enorme que est alfrente, aquella tierra coronada de torres, aquella regin de donde casisents que viene un soplo subyugador y terrible: Manhattan, la isla dehierro, Nueva York, la sangunea, la ciclpea, la monstruosa, latormentosa, la irresistible capital del cheque. Rodeada de islasmenores, tiene cerca a Jersey; y agarrada a Brooklyn con la ua enormedel puente, Brooklyn, que tiene sobre el palpitante pecho de acero unramillete de campanarios.

    Se cree or la voz de Nueva York, el eco de un vasto soliloquio decifras. Cun distinta de la voz de Pars, cuando uno cree escucharla,al acercarse, halagadora como una cancin de amor, de poesa y dejuventud! Sobre el suelo de Manhattan parece que va a verse surgir depronto un colosal To Samuel, que llama a los pueblos todos a uninaudito remate, y que el martillo del rematador cae sobre cpulas ytechumbres produciendo un ensordecedor trueno metlico. Antes de entraral corazn del monstruo, recuerdo la ciudad, que vio en el poema brbaroel vidente Thogorma:

    _Thogorma dans ses yeux vit monter des murailles de fer donts'enroulaient des spirales des tours et des palais cercls d'arain surdes blocs lourds; ruche norme, ghenne aux lgubres entrailles os'engouffraint les Forts, princes des anciens jours._

    * * * * *

    Semejantes a los Fuertes de los das antiguos, viven en sus torres depiedra, de hierro y de cristal, los hombres de Manhattan.

    En su fabulosa Babel, gritan, mugen, resuenan, braman, conmueven laBolsa, la locomotora, la fragua, el banco, la imprenta, el dock y la

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  • POEMAS POEurna electoral. El edificio Produce Exchange, entre sus muros de hierroy granito, rene tantas almas cuantas hacen un pueblo... He allBroadway. Se experimenta casi una impresin dolorosa; sents el dominiodel vrtigo. Por un gran canal, cuyos lados los forman casasmonumentales que ostentan sus cien ojos de vidrio y sus tatuajes dertulos, pasa un ro caudaloso, confuso, de comerciantes, corredores,caballos, tranvas, mnibus, hombres-sandwichs vestidos de anuncios ymujeres bellsimas. Abarcando con la vista la inmensa arteria en suhervor continuo, llega a sentirse la angustia de ciertas pesadillas.Reina la vida del hormiguero: un hormiguero de percherones gigantescos,de carros monstruosos, de toda clase de vehculos. El vendedor deperidicos, rosado y risueo, salta como un gorrin, de tranva entranva, y grita al pasajero _intanrsooonwoood!_, lo que quiere decir,si gustis comprar cualquiera de esos tres diarios, el _EveningTelegram_, _el Sun_ o el _World_. El ruido es mareador y se siente en elaire una trepidacin incesante; el repiqueteo de los cascos, el vuelosonoro de las ruedas, parece a cada instante aumentarse. Temerase acada momento un choque, un fracaso, si no se conociese que este inmensoro que corre con una fuerza de alud, lleva en sus ondas la exactitud deuna mquina. En lo ms intrincado de la muchedumbre, en lo msconvulsivo y crespo de la ola en movimiento, sucede que una ladyanciana, bajo su capota negra, o una miss rubia, o una nodriza con subeb, quiere pasar de una acera a otra. Un corpulento policeman alza lamano; detinese el torrente; pasa la dama; all right!

    Esos cclopes..., dice Groussac; esos feroces calibanes..., escribePeladan. Tuvo razn el raro Sar al llamar as a estos hombres de laAmrica del Norte? Calibn reina en la isla de Manhattan, en SanFrancisco, en Boston, en Washington, en todo el pas. Ha conseguidoestablecer el imperio de la materia desde su estado misterioso conEdison, hasta la apoteosis del puerco, en esa abrumadora ciudad deChicago. Calibn se satura de wishky, como en el drama de Shakespeare devino; se desarrolla y crece; y sin ser esclavo de ningn Prspero, nimartirizado por ningn genio del aire, engorda y se multiplica. Sunombre es Legin. Por voluntad de Dios suele brotar de entre esospoderosos monstruos algn sr de superior naturaleza, que tiende lasalas a la eterna Miranda de lo ideal. Entonces, Calibn mueve contra la Sicorax, y se le destierra o se le mata. Esto vio el mundo con EdgarAllan Poe, el cisne desdichado que mejor ha conocido el ensueo y lamuerte...

    Por qu vino tu imagen a mi memoria, Stella, alma, dulce reina ma, tanpresto ida para siempre, el da en que, despus de recorrer el hirvienteBroadway, me puse a leer los versos de Poe, cuyo nombre de Edgar,harmonioso y legendario, encierra tan vaga y triste poesa, y he vistodesfilar la procesin de sus castas enamoradas a travs del polvo deplata de un mstico ensueo? Es porque tu eres hermana de las lilialesvrgenes, cantadas en brumosa lengua inglesa por el soador infeliz,prncipe de los poetas malditos. T como ellas eres llama del infinitoamor. Frente al balcn, vestido de rosas blancas, por donde en el

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  • POEMAS POEParaso asoma tu faz de generosos y profundos ojos, pasan tus hermanas yte saludan con una sonrisa, en la maravilla de tu virtud, oh, mi ngelconsolador; oh, mi esposa! La primera que pasa es Irene, la damabrillante de palidez extraa, venida de all, de los marea lejanos; lasegunda es Eulalia, la dulce Eulalia, de cabellos de oro y ojos devioleta, que dirige al Cielo su mirada; la tercera es Leonora, llamadaas por los ngeles, joven y radiosa en el Edn distante; la otra esFrancs, la amada que calma las penas con su recuerdo; la otra esUlalume, cuya sombra yerra en la nebulosa regin de Weir, cerca delsombro lago de Auber; la otra Helen, la que fu vista por la primeravez a la luz de perla de la Luna; la otra Annie, la de los sculos y lascaricias y oraciones por el adorado; la otra Annabel Lee, que am con unamor envidia de los serafines del Cielo; la otra Isabel, la de losamantes coloquios en la claridad lunar; Ligeia, en fin, meditabunda,envuelta en un velo de extraterrestre esplendor... Ellas son, cndidocoro de ideales ocenidos, quienes consuelan y enjugan la frente allrico Prometeo amarrado a la montaa Yankee, cuyo cuervo, ms cruel aunque el buitre esquiliano, sentado sobre el busto de Palas, tortura elcorazn del desdichado, apualendole con la montona palabra de ladesesperanza. As t para m. En medio de los martirios de la vida, merefrescas y alientas con el aire de tus alas, porque si partiste en tuforma humana al viaje sin retorno, siento la venida de tu sr inmortal,cuando las fuerzas me faltan o cuando el dolor tiende hacia m el negroarco. Entonces, Alma, Stella, oigo sonar cerca de m el oro invisiblede tu escudo anglico. Tu nombre luminoso y simblico surge en el cielode mis noches como un incomparable gua, y por claridad inefable llevoel incienso y la mirra a la cuna de la eterna Esperanza.

    EL HOMBRE

    La influencia de Poe en el arte universal ha sido suficientemente honday transcendente para que su nombre y su obra no sean a la continuarecordados. Desde su muerte ac, no hay ao casi en que, ya en el libroo en la revista, no se ocupen del excelso poeta americano, crticos,ensayistas y poetas. La obra de Ingram ilumin la vida del hombre; nadapuede aumentar la gloria del soador maravilloso. Por cierto que lapublicacin de aquel libro, cuya traduccin a nuestra lengua hay queagradecer al Sr. Mayer, estaba destinada al grueso pblico.

    Es que en el nmero de los escogidos, de los aristcratas del espritu,no estaba ya pesado en su propio valor, el odioso frrago del caninoGriswold? La infame autopsia moral que se hizo del ilustre difunto debatener esa bella protesta. Ha de ver ya el mundo libre de mancha al cisneinmaculado.

    Poe, como un Ariel hecho hombre, dirase que ha pasado su vida bajo elflotante influjo de un extrao misterio. Nacido en un pas de vidaprctica y material, la influencia del medio obra en l al contrario. Deun pas de clculo brota imaginacin tan estupenda. El dn mitolgico

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  • POEMAS POEparece nacer en l por lejano atavismo, y vese en su poesa un clarorayo del pas del sol y azul en que nacieron sus antepasados. Renace enl el alma caballeresca de los Le Poer alabados en las crnicas deGeneraldo Gambresio. Arnoldo Le Poer lanza en la Irlanda de 1327 esteterrible insulto al caballero Mauricio de Desmond: Sois un rimador.Por lo cual se empuan las espadas y se traba una ria, que es elprlogo de guerra sangrienta.

    Cinco siglos despus, un descendiente del provocativo Arnoldo,glorificar a su raza, erigiendo sobre el rico pedestal de la lenguainglesa, y en un nuevo mundo, el palacio de oro de sus rimas.

    El noble abolengo de Poe; ciertamente, no interesa sino a aquellos quetienen gusto de averiguar los efectos producidos por el pas y el linajeen las peculiaridades mentales y constitucionales de los hombres degenio segn las palabras de la noble Sra. Whitman. Por lo dems, es lquien hoy da valer y honra a todos los pastores protestantes, tenderos,rentistas o mercachifles que llevan su apellido en la tierra delhonorable padre de su patria Jorge Washington.

    Sbese que en el linaje del poeta hubo un bravo sir Rogerio, que batallen compaa de Strongbow, un osado, sir Arnoldo, que defendi a una_lady_, acusada de bruja; una mujer heroica y viril, la clebre_Condesa_ del tiempo de Cromwell; y pasado sobre enredos genealgicosantiguos, un General de los Estados Unidos, su abuelo. Despus de todo,ese sr trgico, de historia tan extraa y romancesca, dio su primervagido entre las coronas marchitas de una comedianta, la cual le diovida bajo el imperio del ms ardiente amor. La pobre artista habaquedado hurfana desde muy tierna edad. Amaba el teatro, era inteligentey bella, y de esa dulce gracia naci el plido y melanclico visionarioque dio al arte un mundo nuevo.

    Poe naci con el envidiable dn de la belleza corporal. De todos losretratos que he visto suyos, ninguno da idea de aquella especialhermosura que en descripciones han dejado muchas de las personas que leconocieron. No hay duda que en toda la iconografa poeana, el retratoque debe representarle mejor es el que sirvi a Mr. Clarke para publicarun grabado que copiaba al poeta en el tiempo en que ste trabajaba en laempresa de aquel caballero. El mismo Clarke protest contra los falsosretratos de Poe, que despus de su muerte publicaron. Si no tanto comolos que calumniaron su hermosa alma potica, los que desfiguran labelleza de su rostro son dignos de la ms justa censura. De todos losretratos que han llegado a mis manos, los que ms me han llamado laatencin son el de Chiffart, publicado en la edicin ilustrada deQuantin, de los _Cuentos extraordinarios_, y el grabado por R. Loncup,para la traduccin del libro de Ingram por Mayer. En ambos, Poe hallegado ya a la edad madura. No es, por cierto, aquel gallardo jovencitosensitivo que al conocer a Elena Stannard, qued trmulo y sin voz comoel Dante de la _Vita Nuova_....

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  • POEMAS POEEs el hombre que ha sufrido ya, que conoce por sus propias desgarradascarnes cmo hieren las asperezas de la vida. En el primero, el artistaparece haber querido hacer una cabeza simblica. En los ojos, casiornitomorfos, en el aire, en la expresin trgica del rostro, Chiffartha intentado pintar al autor del _Cuervo_, al visionario, al _unhappyMaster_, ms que al hombre. En el segundo hay ms realidad: esa miradatriste, de tristeza contagiosa, esa boca apretada, ese vago gesto dedolor y esa frente ancha y magnfica en donde se entroniz la palidezfatal del sufrimiento, pintan al desgraciado en sus das de mayorinfortunio, quiz en los que precedieron a su muerte. Los otrosretratos, como el de Halpin para la edicin de Amstrong, nos dan yatipos de lechuguinos de la poca, ya caras que nada tienen que ver conla cabeza bella e inteligente de que habla Clark. Nada ms cierto que laobservacin de Gautier:

    Es raro que un poeta, dice, que un artista sea conocido bajo su primerencantador aspecto. La reputacin no le viene, sino muy tarde, cuando yalas fatigas del estudio, la lucha por la vida y las torturas de laspasiones han alterado su fisonoma primitiva; apenas deja sino unamscara usada, marchita, donde cada dolor ha puesto por estigma unamagulladura o una arruga.

    Desde nio, Poe prometa una gran belleza.

    Sus compaeros de colegio hablan de su agilidad y robustez. Suimaginacin y su temperamento nervioso estaban contrapesados por lafuerza de sus msculos. El amable y delicado ngel de poesa saba darexcelentes puetazos. Ms tarde dir de l una buena seora: Era unmuchacho bonito.

    Cuando entra a West Point hace notar en l un colega, Mr. Gibson, sumirada cansada, tediosa y hastiada. Ya en su edad viril, recurdale elbiblifilo Gowans: Poe tena un exterior notablemente agradable y quepredispona en su favor: lo que las damas llamaran claramente bello.Una persona que le oye recitar en Boston, dice: Era la mejorrealizacin de un poeta, en su fisonoma, aire y manera. Un preciosoretrato es hecho de mano femenina: Una talla algo menos que de alturamediana, quiz, pero tan perfectamente proporcionada y coronada por unacabeza tan noble, llevada tan regiamente, que, a mi juicio de muchacha,causaba la impresin de una estatura dominante. Esos claros ymelanclicos ojos parecan mirar desde una eminencia..... Otra damarecuerda la extraa impresin de sus ojos: Los ojos de Poe, en verdad,eran el rasgo que ms impresionaba, y era a ellos a los que su caradeba su atractivo peculiar. Jams he visto otros ojos que en algo se leparecieran. Eran grandes, con pestaas largas y un negro de azabache: eliris acero gris, posea una cristalina claridad y transparencia, atravs de la cual la pupila negra azabache se vea expandirse ycontraerse, con toda sombra de pensamiento o de emocin. Observ que losprpados jams se contraan, como es tan usual en la mayor parte de laspersonas, principalmente cuando hablan; pero su mirada siempre era

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  • POEMAS POEllena, abierta y sin encogimiento ni emocin. Su expresin habitual erasoadora y triste: algunas veces tena un modo de dirigir una miradaligera, de soslayo, sobre alguna persona que no le observaba a l, y,con una mirada tranquila y fija, pareca que mentalmente estaba midiendoel calibre de la persona que estaba ajena de ello.--Qu ojos tantremendos tiene el seor Poe!--me dijo una seora. Me hace helar lasangre el verle darse vuelta lentamente y fijarlos sobre m cuando estoyhablando.

    La misma agrega: Usaba un bigote negro, esmeradamente cuidado, pero queno cubra completamente una expresin ligeramente contrada de la boca yuna tensin ocasional del labio superior, que se asemejaba a unaexpresin de mofa. Esta mofa era fcilmente excitada y se manifestabapor un movimiento del labio, apenas perceptible, y sin embargo,intensamente expresivo. No haba en ella nada de malevolencia, pero smucho sarcasmo. Sbese, pues, que aquella alma potente y extraa estabaencerrada en hermoso vaso. Parece que la distincin y dotes fsicasdeberan ser nativas en todos los portadores de la lira. Apolo, elcrinado numen lrico, no es el prototipo de la belleza viril? Mas notodos sus hijos nacen con dote tan esplndido. Los privilegiados sellaman Goethe, Byron, Lamartine, Poe.

    Nuestro poeta, por su organizacin vigorosa y cultivada, pudo resistiresa terrible dolencia que un mdico escritor llama con gran propiedadla enfermedad del ensueo. Era un sublime apasionado, un nervioso, unode esos divinos semilocos necesarios para el progreso humano,lamentables cristos del arte, que por amor al eterno ideal tienen sucalle de la amargura, sus espinas y su cruz. Naci con la adorable llamade la poesa, y ella le alimentaba al propio tiempo que era su martirio.Desde nio qued hurfano y le recogi un hombre que jams podraconocer el valor intelectual de su hijo adoptivo. El Sr. Allan--cuyonombre pasar al porvenir al brillo del nombre del poeta--jams pudoimaginarse que el pobre muchacho recitador de versos que alegraba lasveladas de su _home_, fuese ms tarde un egregio prncipe del Arte. EnPoe reina el _ensueo_ desde la niez. Cuando el viaje de su protectorle lleva a Londres, la escuela del dmine Brondeby es para l como unlugar fantstico que despierta en su sr extraas reminiscencias;despus, en la fuerza de su genio, el recuerdo de aquella morada y delviejo profesor han de hacerle producir una de sus subyugadoras pginas.Por una parte, posee en su fuerte cerebro la facultad musical; por otra,la fuerza matemtica. Su _ensueo_ est poblado de quimeras y de cifrascomo la carta de un astrlogo. Vuelto a Amrica, vmosle en la escuelade Clarke, en Richmond, en donde al mismo tiempo que se nutre declsicos y recita odas latinas, boxea y llega a ser algo como un_champion_ estudiantil; en la carrera hubiera dejado atrs a Atalanta,y aspiraba a los lauros natatorios de Byron. Pero si brilla y descuellaintelectual y fsicamente entre sus compaeros, los hijos de familia dela fofa aristocracia del lugar miran por encima del hombro al hijo de lacmica. Cunta no ha de haber sido la hiel que tuvo que devorar estesr exquisito, humillado por un origen del cual en das posteriores

    Pgina 9

  • POEMAS POEhabra orgullosamente de gloriarse? Son esos primeros golpes los queempezaron a cincelar el pliegue amargo y sarcstico de sus labios. Desdemuy temprano conoci las asechanzas del lobo racional. Por eso buscabala comunicacin con la Naturaleza, tan sana y fortalecedora. Odio,sobre todo, y detesto este animal que se llama Hombre, escriba Swift aPoe. Poe, a su vez, habla de la mezquina amistad y de la fidelidad depolvillo de fruta (gossamer fidelity) del mero hombre. Ya en el librode Job, _Eliphaz Themanita_, exclama: Cunto ms el hombre abominabley vil que bebe como la inquietud?.

    No busc el lrico americano el apoyo de la oracin; no era creyente, o,al menos, su alma estaba alejada del misticismo. A lo cual da por raznJames Russell Lowell lo que podra llamarse la matematicidad de sucerebracin. Hasta su misterio es matemtico para su propio espritu.La Ciencia impide al poeta penetrar y tender las alas en la atmsfera delas verdades ideales. Su necesidad de anlisis, la condicin algebraicade su fantasa, hcele producir tristsimos efectos cuando nos arrastraal borde de lo desconocido. La especulacin filosfica nubl en l lafe, que debiera poseer como todo poeta verdadero. En todas sus obras, simal no recuerdo, slo unas dos veces est escrito el nombre de Cristo.Profesaba, s, la moral cristiana; y en cuanto a los destinos delhombre, crea en una ley divina, en un fallo inexorable. En l laecuacin dominaba a la creencia, y aun en lo referente a Dios y sustributos, pensaba con Spinosa que las cosas invisibles y todo lo que esobjeto del entendimiento no puede percibirse de otro modo que por losojos de la demostracin; olvidando la profunda afirmacin filosfica:_Intelectus noster sic de habet? ad prima entium qu suntmanifestissima in natura, sicut oculus vespertillionis ad solem._ Nocrea en lo sobrenatural, segn confesin propia; pero afirmaba queDios, como Creador de la Naturaleza, puede, si quiere, modificarla. Enla narracin de la metempscosis de Ligeia hay una definicin de Dios,tomada de Granwill, que parece ser sustentada por Poe: Dios no es msque una gran voluntad que penetra todas las cosas por la naturaleza desu intensidad. Lo cual estaba ya dicho por Santo Toms en estaspalabras: Si las cosas mismas no determinan el fin para s, porquedesconocen la razn del fin, es necesario que se les determine el finpor otro que sea determinador de la Naturaleza. Este es el que previenetodas las cosas, que es sr por s mismo necesario, y a ste llamamosDios... En la _Revelacin Magntica_, a vuelta de divagacionesfilosficas, Mr. Vankirk--que, como casi todos los personajes de Poe, esPoe mismo--afirma la existencia de un Dios material, al cual llamamateria suprema e imparticulada. Pero agrega: La materia imparticulada,o sea Dios en estado de reposo, es en lo que entra en nuestracomprensin, lo que los hombres llaman espritu. En el dilogo entreOinos y Agathos pretende sondear el misterio de la divina inteligencia;as como en los de Monos y Una y de Eros y Charmion penetra en ladesconocida sombra de la Muerte, produciendo, como pocos, extraosvislumbres en su concepcin del espritu en el espacio y en el tiempo.

    _Rubn Daro._Pgina 10

  • POEMAS POE

    POEMAS

    TRADUCCIN DE ALBERTO LASPLACES

    ANNABEL LEE

    Hace ya bastantes aos, en un reino msall de la mar viva una nia que podis conocercon el nombre de Annabel Lee. Esa niaviva sin ningn otro pensamiento queamarme y ser amada por m.

    Yo era un nio y _ella_ era una nia en esereino ms all de la mar; pero Annabel Leey yo nos ambamos con un amor que era msque el amor; un amor tan poderoso que losserafines del cielo nos envidiaban, a ella y a m.

    Y esa fu la razn por la cual, hace ya bastantetiempo, en ese reino ms all de la marun soplo descendi de una nube, y hel a mibella Annabel Lee; de suerte que sus padresvinieron y se la llevaron lejos de m para encerrarlaen un sepulcro, en ese reino ms all dela mar.

    Los ngeles que en el cielo no se sentan nila mitad de lo felices que ramos nosotros, nosenvidiaban nuestra alegra a ella y a m. He ahporque (como cada uno lo sabe en ese reinoms all de la mar) un soplo descendi desdela noche de una nube, helando a mi AnnabelLee.

    Pero nuestro amor era ms fuerte que elamor de aquellos que nos aventajan en edady en saber, y ni los ngeles del cielo ni los demoniosde los abismos de la mar podrn separarjams mi alma del alma de la bella AnnabelLee.

    Pgina 11

  • POEMAS POEPorque la luna jams resplandece sin traermerecuerdos de la bella Annabel Lee; y cuandolas estrellas se levantan, creo ver brillar losojos de la bella Annabel Lee; y as paso largasnoches tendido al lado de mi querida,--miquerida, mi vida y mi compaera,--queest acostada en su sepulcro ms all de la mar,en su tumba, al borde de la mar quejumbrosa.

    1849.

    A MI MADRE

    (_Soneto_)

    Porque siento que all arriba, en el cielo, losngeles que se hablan dulcemente al odo, nopueden encontrar entre sus radiantes palabrasde amor una expresin ms ferviente que la de_madre_, he ah por qu, desde hace largotiempo os llamo con ese nombre querido, a tique eres para m ms que una madre y quellenis el santuario de mi corazn en el que lamuerte os ha instalado, al libertar el alma demi Virginia. Mi madre, mi propia madre, quemuri en buena hora, no era sino mi madre.Pero vos fuisteis la madre de aquella que quisetan tiernamente, y por eso mismo me soisms querida que la madre que conoc, msquerida que todo, lo mismo que mi mujer erams amada por mi alma que lo que esta mismaamaba su propia vida.

    PARA ANNIE

    Gracias a Dios! la crisis, el mal ha pasado yla lnguida enfermedad ha desaparecido porfin, y la fiebre llamada vivir est vencida.

    Tristemente, s que estoy desposedo de miPgina 12

  • POEMAS POEfuerza, y no muevo un msculo mientras estoytendido, todo a lo largo. Pero, qu importa?Siento que voy mejor paulatinamente.

    Y reposo tan tranquilamente, en el presente,en mi lecho, que a contemplarme se mecreera muerto, y podra estremecer al que meviera, creyndome muerto.

    Las lamentaciones y los gemidos, los suspirosy las lgrimas son apaciguadas entre tantopor esta horrible palpitacin de mi corazn;ah, esta horrible palpitacin!

    La incomodidad,--el disgusto--el cruel sufrimiento--hancesado con la fiebre que enloquecami cerebro, con la fiebre llamada vivirque consuma mi cerebro.

    Y de todos los tormentos, aquel que mstortura ha cesado: el terrible tormento de lased por la corriente oscura de una pasin maldita.He bebido de un agua que apaga todased.

    He bebido de un agua que corre con sonidoarrullador, de una fuente subterrnea peropoco profunda, de una caverna que no estmuy lejos, bajo tierra.

    Ah! que no sea dicho jams: mi cuartoest oscuro, mi lecho es estrecho; porquejams ningn hombre durmi en lecho igual--ypara _dormir_ verdaderamente, es en unlecho como ste en el que hay que acostarse.

    Mi alma tantalizada reposa dulcemente aqu,olvidando, sin recordarlas jams, sus rosas, susantiguas ansias de mirtos y de rosas.

    Pues ahora, mientras reposa tan tranquilamente,imagina a su alrededor, una ms santafragancia de pensamientos, una fragancia deromero mezclado a pensamientos, a sabor callejeroy al de los bellos y rgidos pensamientos.

    Y as yace ella, dichosamente sumergidaen recuerdos perennes de la constancia y de labelleza de Annie, anegada en un beso a las trenzasde Annie.

    Pgina 13

  • POEMAS POE

    Tiernamente me abraza, apasionadamenteme acaricia. Y entonces caigo dulcementeadormecido sobre su seno, profundamente adormidodel cielo de su seno.

    Y as reposo tan tranquilamente en mi lecho--conociendosu amor--que me creis muerto.Y as reposo, tan serenamente en mi lecho,--consu amor en mi corazn,--que me creismuerto, que os estremecis al verme, creyndomemuerto.

    Pero mi corazn es ms brillante que todaslas estrellas del cielo, porque brilla para Annie,abrasado por la luz del amor de mi Annie, porel recuerdo de los bellos ojos luminosos de miAnnie....

    1849.

    ELDORADO

    Brillantemente ataviado, un galante caballero,viaj largo tiempo al sol y a la sombra,cantando su cancin, a la busca del Eldorado.

    Pero lleg a viejo, el animoso caballero, ysobre su corazn cay la noche porque en ningunaparte encontr la tierra del Eldorado.

    Y al fin, cuando le faltaron las fuerzas, pudohallar una sombra peregrina.--Sombra,--lepregunt--dnde podra estar esa tierra delEldorado?

    --Ms all de las montaas de la Luna, enel fondo del valle de las sombras; cabalgad,cabalgad sin descanso--respondi la sombra,--sibuscis el Eldorado.....

    1849.

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  • POEMAS POE

    EULALIA

    Viva slo en un mundo de lamentaciones ymi alma era una onda estancada, hasta quela bella y dulce Eulalia lleg a ser mi pudorosacompaera, hasta que la joven Eulalia, la delos cabellos de oro, lleg a ser mi sonrientecompaera.

    Ah! las estrellas de la noche brillan bastantemenos que los ojos de esa radiante nia!Y jams girn de vapor emergido en un irisadoclaro de luna, podr compararse al bucle msdescuidado de la modesta Eulalia, podrcompararse al bucle ms humilde y ms descuidadode Eulalia, la de los brillantes ojos!

    La duda y la pena no me invaden jams,ahora, porque su alma me entrega suspiro porsuspiro. Y durante todo el da, Astart resplandecebrillante y fuerte en el cielo, en tanto quesiempre hacia ella, mi querida Eulalia, levantasus ojos de esposa, en tanto que siempre haciaella mi joven Eulalia eleva sus bellos ojosvioletas!...

    1845.

    UN ENSUEO EN UN ENSUEO

    Recibid este beso en la frente. Y ahora queos dejo, permitidme por lo menos confesar esto:no os agraviis, vos que estimis que mis dashan sido un ensueo. Entretanto, si la esperanzase ha ido, en una noche o en un da,en una visin o en un sueo, se ha ido menospor eso? Todo lo que vemos o nos parece, noes sino un ensueo en un ensueo!

    Me encuentro en medio de los bramidos deuna costa atormentada por la resaca, y tengoen la mano granos de arena de oro. Cun

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  • POEMAS POEpoco es! Y cmo se deslizan a travs de misdedos hacia el abismo, mientras lloro, mientraslloro! Dios mo, no puedo retenerlos en unnudo ms seguro? Dios mo!, no podrsalvar uno solo del cruel vaco? Todo lo quevemos o nos parece no es otra cosa que unensueo en un ensueo?

    1849.

    LA CIUDAD EN EL MAR

    Ved! La Muerte se ha erigido un trono,en una extraa ciudad que se levanta, solitaria,muy lejos, en el sombro occidente, dondelos buenos y los malos, los peores y los mejoreshan ido hacia la paz eterna. All los templos,los palacios y las torres--torres carcomidaspor el tiempo, y que no tiemblan nunca,--nose parecen en nada a las nuestras. A su alrededor,olvidadas por los vientos que no las agitanjams resignadas bajo los cielos, reposan lasaguas melanclicas.

    Desde el cielo sagrado, ningn rayo desciendeen la negra noche de esa ciudad; pero un resplandorreflejado por la lvida mar, invade lastorres, brilla silenciosamente sobre las almenas,a lo hondo y a lo largo, sobre las cpulas, sobrelas cimas, sobre los palacios reales, sobre lostemplos, sobre las murallas babilnicas, sobrela soledad sombra y desde largo tiempo abandonada,de los macizos de hiedra esculpida yde flores de piedra--sobre tanto y tanto templomaravilloso en cuyos frisos contorneados seentrelazan claveles, violetas y vias.

    Bajo el cielo, resignadas, reposan las aguasmelanclicas. Las torres y las sombras se confundende tal modo que todo parece suspendidoen el aire, mientras que desde una torreorgullosa, la Muerte como un espectro gigante,contempla la ciudad que yace a sus pies.

    All los templos abiertos y las tumbas sin losaPgina 16

  • POEMAS POEbostezan al nivel de las aguas luminosas; peroni las riquezas que se muestran en los ojosadiamantados de cada dolo, ni los cadverescon sus rientes adornos de joyas, quitan a lasaguas de su lecho; ninguna ondulacin arruga,ay de m! todo ese vasto desierto de cristal;ninguna ola indica que los vientos puedanexistir sobre otros mares lejanos y ms felices;ninguna ola, ninguna ola deja suponer que hanexistido vientos sobre mares menos horrorosamenteserenos.

    Pero, he ah que un estremecimiento agitael aire. Una onda, un movimiento se ha producido,all abajo. Se dira que las torres se hanbamboleado y se hunden, dulcemente, en laonda taciturna, como si las cimas hubieranproducido un ligero vaco en el cielo brumoso.Entonces las ondas tienen una luz ms roja,las horas transcurren sordas y lnguidas. Ycuando en medio de gemidos que no tengannada de terrestres, esta ciudad sea engullidapor fin y profundamente fijada bajo la mar,todava, levantndose sobre sus mil tronos, elInfierno le rendir homenaje.

    1845.

    LA DURMIENTE

    En el mes de Junio, a media noche me encuentrobajo la mstica luna. Un oscuro vapor deopio y de roco se exhala de su halo de oro, ydulcemente, filtrando por la cumbre tranquilade la montaa, resbala perezosa y armoniosamentepor el valle universal. El romero seadormece sobre la tumba, el lis se inclina haciala onda. Envolvindose en la bruma sehunde en el reposo. Ved, como parecido alLeteo, el lago parece adormecerse a sabiendasy por nada del mundo quisiera despertar.Toda belleza duerme. Y ved donde reposa--suventana abierta a los cielos,--Irene, con susdestinos.

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  • POEMAS POEOh brillante princesa! por qu dejar esaventana abierta a la noche? Los espritus juguetones,desde lo alto de los rboles se filtrana travs de la persiana. Los seres incorpreos,turba de magos, revolotean a travs de la cmaray hacen flotar las cortinas del dosel, tanfantsticamente, tan tmidamente, por encimade tu prpado cerrado y franjeado,--bajo el cualse esconde tu alma adormecida--que sobreel piso, al pie del muro, sus sombras se levantany descienden como una ronda de fantasmas.

    Querida nia, no tienes miedo? Por qu,y con qu sueas? Has venido, ciertamente, demares muy lejanos; no eres una maravilla paralos rboles de ese jardn? Extraa es tu palidez,extrao tu vestido, extraa sobre todo, lalongitud de tus cabellos, y todo este silenciosolemne.

    Ella duerme! Oh! puede que su sueo seatan profundo como durable!; que el cielo latenga en su santa guardia! Que esta cmarasea transformada en una ms melanclica y yorogar a Dios que la deje dormir para siempre,los ojos cerrados, mientras que a su alrededorerrarn los fantasmas de oscuros velos!

    Mi amor: ella duerme! Que su sueo eternopueda ser profundo! Que los gusanos se deslicendulcemente a su alrededor! Que en el fondodel bosque viejo y sombro, alguna grantumba pueda abrirse para ella, alguna grantumba que haya cerrado otras veces como alassus negros panneaux triunfantes, por encimade los estandartes funerarios bordados conlas armas de su ilustre familia;--alguna tumbalejana y aislada contra la portada de la cualella haya en su infancia lanzado tantas piedrasociosas;--algn sepulcro cuya puerta sonorano le devuelva jams nuevos ecos, a ella, pobrehija del pecado, que en otro tiempo se estremecaal pensamiento de que fueran los muertosquienes le respondiesen gimiendo!

    1845.

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  • POEMAS POEBALADA NUPCIAL

    El anillo est en mi dedo y la corona sobremi frente; he aqu que poseo rasos y joyas enabundancia, y en el presente instante soy feliz.

    Y mi Seor me ama bien; pero la primera vezque pronunci su voto sent estremecerse mipecho, porque sus palabras sonaron como untoque de agona y su voz se pareca a la de aquelque cay durante la batalla en el fondo del valle,y que es dichoso ahora.

    Pero habl de modo de tranquilizarme ybes mi frente plida. Entonces un delirio vinoy me transport en espritu al cementerio. Ypensando que mi Seor era el difunto Elormie,suspir por l que estaba delante de mi: ohyo soy dichosa ahora!

    As fueron pronunciadas las palabras, y asfu empeado el juramento. Y aunque mi fese haya apagado, y aunque mi corazn lleguea quebrarse, he ah la dorada prenda que pruebaque soy dichosa siempre.

    Quiera Dios que pueda despertar! Porquesueo no s cmo. Y mi alma se agita dolorosamenteen el temor de haber hecho mal, enel temor de llegar a saber que el muerto abandonadono es feliz ahora.

    1845.

    EL COLISEO

    Smbolo de la Roma antigua! Suntuoso relicariode sublimes contemplaciones legadas altiempo por difuntos siglos de pompa y de podero!!Al fin, despus de tantos das de fatiganteperegrinaje y de ardiente sed,--sed de corrientesde la ciencia que yace en ti,--yo, hombretransformado, me arrodillo humildemente entre

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  • POEMAS POEtus sombras y bebo del fondo mismo de mialma tu grandeza, tu tristeza y tu gloria.

    Inmensidad, y edad, y recuerdos de antes!Silencio y desolacin y profunda noche! Ospercibo ahora y os siento en toda vuestra fuerza.Oh sortilegios ms eficaces que aquellos queel rey de Judea ense en los jardines de Gethseman!Oh encantos ms poderosos que losque la Caldea encantada arranc jams a lastranquilas estrellas!

    Aqu, en donde cay un hroe, cae una columna!Aqu, en donde el guila teatral brillaba,cubierta de oro, el oscuro murcilagohace su aquelarre de media noche. Aqu, endonde la cabellera dorada de las damas romanasflotaba al viento, se balancean ahora elcardo y la caa. Aqu, en donde el monarcase inclinaba sobre su trono de oro, el gil ysilencioso lagarto se desliza como un espectrohacia su casa de mrmol, al plido resplandordel creciente lunar.

    Pero, od. Esos muros, esas arcadas revestidasde hiedra, esos zcalos musgosos, esas columnasennegrecidas, esos vagos relieves, esosfrisos ruinosos, esas cornisas rotas, ese naufragio,esa ruina, esas piedras grises, ay! esesto todo lo que queda de famoso y de colosal?es esto todo lo que las horas corrosivas hanperdonado, todo lo que ellos nos han dejado alDestino y a mi?

    No. No es todo,--me responden los ecos,--noes todo. Voces fuertes y profticas se levantanpara siempre en nosotros y en toda ruinaa la intencin de los sabios, parecidas a loshimnos de Memnon al Sol! Reinamos en loscorazones de los hombres ms poderosos; reinamoscon desptico imperio sobre todas lasalmas gigantes. No somos impotentes nosotras,plidas piedras. Todo nuestro poderono ha desaparecido,--ni toda nuestra gloria,--nitodo el prestigio de nuestro alto renombre,ni todo lo maravilloso que nos circunda, nitodos los misterios que moran en nosotros,--nitodos los recuerdos que se prenden en nuestrosflancos como un vestido, envolvindonoscon un manto que es ms que la gloria!

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  • POEMAS POE

    1833.

    EL GUSANO VENCEDOR

    Ved!; es noche de gala en estos ltimosaos solitarios. Una multitud de ngeles alados,adornados con velos y anegados en lgrimas,se halla reunida en un teatro para contemplarun drama de esperanzas y de temores mientrasla orquesta suspira por intervalos la msica delas esferas.

    Actores creados a la imagen del Altsimo,murmuran en voz baja y saltan de un lado alotro; pobres fantoches que van y vienen a rdenesde vastas creaturas informes que cambianla decoracin a su capricho, sacudiendo con susalas de cndor a la invisible desgracia.

    Este drama abigarrado--estad seguro queno ser olvidado,--con su fantasma perseguidosiempre por una muchedumbre que no puedeatraparlo, en un crculo que gira siempre sobres mismo y vuelve sin cesar al mismo punto;ese drama en el cual forman el alma de la intrigamucha locura y todava ms pecado y horror!....

    Pero ved, a travs de la bulla de los actorescomo una forma rampante hace su entrada!Una cosa roja, color sanguinolento viene retorcindosede la parte solitaria de la escena.Cmo se retuerce! Con mortales angustiaslos actores constituyen su presa, y los ngelessollozan viendo esas mandibulas de gusanoteirse en sangre humana.

    Todas las luces se apagan, todas, todas.Sobre cada forma todava tiritante, el teln,como un pao mortuorio, desciende con un ruidode tempestad. Y los ngeles, todos plidosy macilentos se levantan y cubrindose afirmanque ese drama es una tragedia que sellama El Hombre de la cual el hroe es elGusano Vencedor....!

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  • POEMAS POE

    1838.

    A ELENA

    Elena, tu belleza es para m como esas barcasniceanas de otro tiempo que sobre una marprofunda llevaban dulcemente al viajero, cansado,hacia su ribera natal.

    Largo tiempo habituado a errar sobre maresdesesperados, tu cabellera de jacinto, tu clsicoperfil, tus cantos de nyade me han transportadoal corazn de aquella gloria que fu laGrecia, de aquella grandeza que fu Roma.

    Oh! all abajo, en la esplndida aberturade esa ventana, como eres parecida a una estatua,de pie, tu lmpara de gata en la mano.Oh Psiquis, tu que me has llegado de esas regionesque son la Tierra Bendita!....

    1831.

    A LA CIENCIA

    _Soneto_

    Oh Ciencia! tu eres la verdadera hija delviejo tiempo, tu, cuya mirada indiscreta transformatodas las cosas! Por qu haces tu presadel corazn del poeta, oh buitre, cuyas alas sonlas sombras realidades? Cmo podra lamarte? Como te creera sabia si no hasquerido dejarlo vagar en sus ensueos en buscade tesoros en el seno de los cielos constelados,por ms de que hasta all subiera con ala intrpida?No has arrancado Diana a su carro,y obligado a las hamadriadas de la selva a buscarun asilo en alguna otra estrella ms feliz?

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  • POEMAS POENo has sacado a la nyade de su ola, al elfo desu pradera verde y a m mismo no me has arrebatadomi sueo estival bajo los tamarindos?

    1829.

    A LA SEORITA * * *

    Qu me importa si mi suerte terrestre noencierra en m mismo ms que una pequeacosa de esta tierra? qu me importa si aosde amor son olvidados en un momento de odio?

    No lloro en forma alguna porque los desoladossean ms dichosos que yo, pequea, sinoporque veo que os afligs por el destino de steque no es sino un transente sobre la tierra...

    1829.

    A LA SEORITA * * *

    Las umbras bajo las cuales veo, en mis ensueos,los ms traviesos pjaros cantores, sonlabios; y toda la meloda de tu voz no es hechasino por palabras creadas por tus labios.

    De tus ojos, engastados en el santuario celestede tu corazn, caen las miradas desoladasahora, oh Dios!, sobre mi espritu fnebre,como la luz de una estrella sobre un sudario.

    Tu corazn, tu corazn! Me despierto ysuspiro y vuelvo a dormirme para ensoarhasta el da de la verdad, que el oro,--capaz detantas locuras,--no podr jams comprar.

    1829.

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  • POEMAS POE

    AL RO

    Bello ro! en tu clara y brillante onda decristal, agua vagabunda, eres un emblema delesplendor de la belleza, un emblema del coraznque no se esconde ahora, un emblema dela alegre fantasa de arte en casa de la hija delviejo Alberto.

    Pero mientras ella mira en tu corriente,--queresplandece y tiembla, por qu el mshermoso de todos ros recuerda a uno de susadoradores? Es porque en su corazn como entu onda, su imagen est profundamente grabada;en su corazn que tiembla bajo el brillo desus ojos que buscan el alma!

    1829.

    CANCIN

    Te vi en tu da nupcial, cuando un intensopudor invada tu frente, aunque todo fueraalegra alrededor de ti y que, delante tuyo, nofuera el mundo sino Amor.

    En la vivificante luz que brillaba en tus ojos,--hayasido cual haya sido su esencia,--encontrtodo lo que mi mirada dolorosa pudo hallarde encantador sobre la tierra.

    Ese pudor no era, quiz, sino pudor virginal--pudomuy bien pasar por tal,--aunque su esplendorhaya hecho nacer una llama ms impetuosatodava en el seno de aquel que, pobre de l!te vio en tu da nupcial, cuando tu frente secubra de ese rubor invencible, a pesar de queestuvieras rodeada de dicha y que el mundono fuera sino amor ante ti!

    1827.Pgina 24

  • POEMAS POE

    LOS ESPRITUS DE LOS MUERTOS

    Tu alma se encontrar sola, cautiva de losnegros pensamientos de la gris piedra tumbal;ninguna persona te inquietar en tus horas derecogimiento.

    Qudate silenciosamente en esa soledad queno es abandono,--porque los espritus de losmuertos que existieron antes que t en la vida,te alcanzarn y te rodearn en la muerte,--yla sombra proyectada sobre tu cara obedecera su voluntad; por lo tanto, permanece tranquilo.

    Aunque serena, la noche fruncir su ceo,y las estrellas, de lo alto de sus tronos celestes,no bajarn ms sus miradas con un resplandorparecido al de la esperanza que se concede alos mortales; pero sus rbitas rojas, desprovistasde todo rayo, sern para tu corazn marchitocomo una quemadura, como una fiebreque querr unirse a ti para siempre.

    Ahora, te visitan pensamientos que no ahuyentarsjams; ahora surgen ante ti visionesque no se desvanecern jams; jams ellas dejarntu espritu, pero se fijarn como gotasde roco sobre la hierba.

    La brisa,--esa respiracin de Dios,--reposainmvil, y la bruma que se extiende como unasombra sobre la colina,--como una sombra cuyovelo no se ha desgarrado todava,--resulta asun smbolo y un signo. Como logra permanecersuspendida a los rboles, ese es el misteriode los misterios!

    1827.

    LA ROMANZA

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  • POEMAS POE

    Oh romanza que gustas cantar, la frenteadormecida y las alas plegadas, entre las hojasverdes agitadas a lo lejos sobre algn lagoumbro, t has sido para m un papagayo devivos colores, un pjaro muy familiar; tme has enseado a leer mi alfabeto, a balbuceartodas mis primeras palabras, mientrasque, nio de mirada sagaz, me hunda en huraosbosques.

    * * * * *

    En estos ltimos tiempos, el eterno Cndorde los tiempos ha estremecido de tal modo micielo hasta en sus alturas, agrandando el tumultoproducido por el pasaje y la huida delos aos, y tengo tan obstinadamente los ojosfijos en el inquietante horizonte, que no mequeda tiempo para mis dulces ocios.

    EL REINO DE LAS HADAS

    Valles oscuros, torrentes umbros, bosquesnebulosos en los cuales nadie puede descubrirlas formas a causa de las lgrimas que gota agota se lloran de todas partes! All, lunas desmesuradascrecen y decrecen, siempre, ahora,siempre, a cada instante de la noche, cambiandosiempre de lugar, y bajo el hlito de sus facesplidas ellas oscurecen el resplandor de lastemblorosas estrellas. Hacia la duodcimahora del cuadrante nocturno una luna msnebulosa que las otras,--de una especie que lashadas han probado ser la mejor,--desciendehasta bajo el horizonte y pone su centro sobrela corona de una eminencia de montaas, mientrasque su vasta circunferencia se esparce envestiduras flotantes sobre los caseros, sobre lasmismas mansiones distantes, sobre bosquesextraos, sobre la mar, sobre los espritus quedanzan, sobre cada cosa adormecida, y los sepultacompletamente en un laberinto de luz.Y entonces, cun profundo es el xtasis de

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  • POEMAS POEese su sueo! De maana, ellas se levantan, y suvelo lunar vuela por los cielos mientras se agitancomo plido albatros al soplo de la tempestadque las sacude como a casi todas las cosas.Pero cuando las hadas que se han refugiadobajo esa luna de la que se han servido, por asdecirlo, como de una tienda, la dejan, no puedenjams volver a encontrar abrigo. Y los tomosde ese astro se dispersan y se convierten bienpronto en una lluvia, de la cual las mariposasde esta tierra, que buscan en vano los cielosy vuelven a descender,--criaturas jamssatisfechas!--nos devuelven partculas a vecessobre sus alas estremecidas.

    1831.

    EL LAGO

    En la primavera de mi juventud, fu mi destinono frecuentar de todo el vasto mundo sinoun solo lugar que amaba ms que todos los otros,tanta era de amable la soledad de su lago salvaje,rodeado por negros peascos y de altospinos que dominaban sus alrededores.

    Pero cuando la noche tenda su sudario sobreese lugar como sobre todas las cosas, y se agregabael mstico viento murmurando su meloda,entonces, oh, entonces se despertabasiempre en m el terror por ese lago solitario!

    Y sin embargo ese terror no era miedo, sinouna turbacin deliciosa, un sentimiento queninguna mina de piedras preciosas podra inspirarmeo convidarme a definir, ni el amormismo, aunque ese amor fuera el tuyo.

    La muerte reinaba en el seno de esa ondaenvenenada, y en su remolino haba una tumbabien hecha para aquel que pudiera beber enella un consuelo a su imaginacin taciturna, paraaquel cuya alma desamparada pudiera habersehecho un Edn de ese lago velado.

    Pgina 27

  • POEMAS POE1827.

    LA ESTRELLA DE LA TARDE

    Era en el corazn del verano y en medio dela noche. Las estrellas marchando en sus rbitasbrillaban con un plido resplandor a travsde la luz ms viva de la fra luna, mientras questa, rodeada de los planetas, sus esclavos,lanzaba desde lo alto de los cielos, sus rayossobre las olas.

    Yo contemplaba su triste sonrisa, demasiadofra, demasiado fra para m. Una nube oscuravino a pasar, semejante a un sudario, y fuentonces que me volv hacia ti, Estrella delSur, orgullosa en tu gloria lejana. Y ahorame ser ms querida tu luz, porque lo que metraes de ms magnificente a travs del cielonocturno, es la alegra de mi corazn, y yo prefierotu discreto y lejano resplandor a esa llamacercana pero ms fra!

    1827.

    EL DA MS FELIZ

    El da ms feliz, la hora ms dichosa, los haconocido mi corazn agotado y marchito; perosiento que ha desaparecido ya mi ms alta esperanzade orgullo y de podero.

    He dicho de podero? S. Pero desde hacelargo tiempo, ay de m! se han desvanecidolos bellos ensueos de la juventud; han pasadoya: dejmoslos que se desvanezcan!

    Y t, orgullo, qu har de ti ahora? Otrafrente puede bien heredar el veneno que mehas dado. Que por lo menos mi espritu permanezca

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  • POEMAS POEtranquilo.

    El da ms hermoso, la hora ms feliz que misojos hayan visto y hayan podido ver jams,mi ms brillante mirada de orgullo y de podero,todo eso ha existido pero ya no existe; yolo siento.

    Y si esa esperanza de orgullo y de poderome fuera ofrecida ahora acompaada de undolor semejante al que experimento, no quisierarevivir esa hora brillante.

    Porque bajo su ala llevaba una oscuramezcla y mientras volaba, dejaba caer unaesencia todopoderosa para consumir un alma quetan bien la conoca.

    1827.

    IMITACIN

    Una ola insondable de invencible orgullo,un misterio y un sueo, tal debi parecer miprimera edad. Yo aado que ese sueo estabaatravesado por un pensamiento hurao, siempredespierto, de seres que han existido, y que miespritu no hubiera apercibido jams si loshubiera dejado pasar cerca de mi, bajo mi ensoadorapupila. Que ningn otro, ac abajo,herede esta visin de mi espritu, de esos pensamientosque a cada instante quisiera dominary que se extienden como un hechizo sobre mialma. Porque, al fin, esa brillante esperanzay ese tiempo liviano se han ido, y mi reposoterrestre, me ha dejado, l tambin, con unsuspiro, al pasar. Entre tanto, no me preocupode que l perezca con un pensamiento queentonces amaba....!

    1827.

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  • POEMAS POETRADUCIDOS

    POR

    CARLOS ARTURO TORRES

    LAS CAMPANAS

    I

    Por el aire se dilataalegre campanilleo...Son las campanas de platadel trineo...Oh, qu mundo de alegra expresa su meloda!Qu retintn de cristalen el ambiente glacial!Mientras las luces astralesque titilan en los cielosse miran en los cristalesde los hielos,y sube la nota nicacomo un gil rima rnicaque all en la noche serenava dilatando sus ecos por el ltimo confn,y la campanilla suenadiln, diln...Melodiosa y cristalinasuena, suena,suena, suena, suena, suenala nota gil y argentinacon metlico y alegre y lmpido retintn!

    II

    Escuchad! Un dulce coropuebla la atmsfera toda:son las campanas de orode la boda.

    Qu mundo de venturanza la plcida nota lanzaSu voz como una cariciao como un suave reprochedesgrana en la calma noche

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  • POEMAS POElas perlas de su delicia.Son las ureas notas una fuente de ledo murmulloo el enamorado arrullo de la trtola: la Lunaen la dormida laguna vierte miradas de plata,y en el ter y en las linfas palpita la serenata...Y cmo en el aire flotala urea nota!Cmo brota,cual dice la dicha ignota,en el balsmico efluvio de noche primaveral!Y cun dulce y cun sonoro,--din dan, din dan--,es el coro,--din dan, din dan--,de la campana de oro,que en su lengua musicalcelebrando est el misterio de la noche nupcial.

    III

    Turba el nocturno sosiegosbita alarma, y entoncesa gran campana de broncetoca a fuego!Qu terrfica pavura la siniestra nota augura!Es desesperado ruegodesgarrador y tenazal rojo elemento ciegocada instante ms frentico, cada instante ms voraz!En indescriptible pnicoel cataclismo volcnicocon raudo impulso titnicoavanza, la campanada alarido es de terror;sigue el bronce, sigue el bronce con su clamoroso estruendodiciendocul crece el peligro horrendo,cul se inflamala llama,y la Luna como forma de sangriento tabernculo,alumbra el rojo espectculoen su fantstico horror.Y el bronce alarmante clama,clama, clamacomo se extiende la injuriadel incendio y crece en furia,y es ya locura el pavor...Bajo cielos escarlatas se extiende inflamado manto,el espantoen tanto

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  • POEMAS POEcrece, y sigue la campana de su rebato el clamor.Y en ese rebato armgero,--dan dan, dan dan--,crece el estrago flamgero--dan dan, dan dan--,al sn violento que danlas campanas de la torre que tocando a fuego estn!

    IV

    Dobla y dobla lentamentenegra campana de hierroque invita con sn dolienteal entierro.Qu solemnes pensamientos despiertan esos acentos!Del lento y triste sonidocada toque, cada notaen el vago viento flotacomo doliente gemido,y de la noche en la calmael melanclico sn,siente estremecida el almacual solemne admonicin.Se desprenden esos dobles lgubres y funerariosde los altos campanariosen fnebre vibracin;en esos dobles alienta algn espritu irnicoque a cada nota que zumba,con agrio gesto sardnicorueda implacable y derrumbay oprime con todo el peso de la piedra de una tumbael humano corazn!Quienes taen las campanas de los toques funeralesno son pobres campaneros, no son sencillos mortales,son espectros sepulcrales!Y es el Rey de los espectros quien toca con ms tesn!Pausado, implacable, lentosu toque a cada momentoresuena como un lamentopregonando la hora nicaen extraa rima rnica,y parece que sintiera intenso placer diablicoen este toque simblicode muerte y desolacin.--Din dan, din don--,--din dan, din don--,dobla, dobla el sn montono, dobla el toque funeral,y el Rey espectro su gozorefina en este sollozo,

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  • POEMAS POEen este intenso suspiroque en su giroremeda el doble auguralque va recordando al hombre de su existencia el final.El toque sigue y no cesay vibra en el alma opresasordamente como un cuerpo que cayera en una huesa...--Din dan, din don--,resuena en el corazn,--din dan, din don--,de la campana que dobla el lento y lgubre sn!

    ULALUME

    I

    Los cielos cenicientos y sombros,crespas las hojas, lvidas y mustias,y era una noche del doliente octubredel tiempo inmemorial entre las brumas,era en las tristes mrgenes del Auber,el lago tenebroso de aguas mudas,ante los bosques ttricos del Weir,la regin espectral de la pavura.

    II

    A solas con mi alma, recorraavenida titnica y oscurade fnebres cipreses... con mi alma,con Psiquis, alma que, al misterio turba...Era la edad del corazn volcnicocomo las llamas del Yanek sulfreas,como las lavas del Yanek que brotanall del polo en la regin nocturna.

    III

    Pocas palabras nos dijimos, eracomo una confidencia ntima y muda;palabras serias, pensamientos gravesque la memoria para siempre turban;no recordamos que era el triste octubre,

    Pgina 33

  • POEMAS POEque era la noche (noche infausta y nica!)no recordamos la regin del Auberque tanto conoci mi desventura,ni el bosque fantasmtico del Weir,la regin espectral de la pavura.

    IV

    Y cuando la noche ya avanzade estrellas al vago tremer,al fin de la oscura avenidaun lnguido rayo se ve,fulgor diamantino que anunciade fnebre velo al travs,que emerge de nube fantsticala Luna, la blanca Astart.

    V

    Y yo dije a mi alma: Ms que Dianaardiente, aquella misteriosa Lunarueda al travs de un ter de suspiros;lgrimas de su faz una por unacaen donde el gusano nunca muere.Para mostrarnos la celeste rutay el alma imperio de la paz Leteaatrs dej al len en las alturas,del len las estrellas traspasando,del len a despecho, ora nos buscay sus miradas lmpidas y dulcesson las miradas que el amor anuncian.

    VI

    Mas Psiquis dijo sealando al Cielo:La palidez de ese astro me conturba;pronto, huyamos de aqu, pronto, es preciso.Y de sus alas recogi las plumascon intenso terror, y sollozando,presa de pronto de invencible angustiapleg las alas, hasta el polvo frolentas dejando descender las plumas.

    VII

    Y yo le dije: Tu terror es vano,Pgina 34

  • POEMAS POEsigamos esa luz trmula y pura,que nos baen sus rayos cristalinos,sus rayos sibilinos que ya augurane irradian la belleza y la esperanza.Mira: la senda de los cielos busca;sigamos sin temor sus limpios rayosque ellos a playa llevarn segura,sigamos esa luz limpia y tranquilaa travs de la bveda cerlea.

    VIII

    Tranquilic a mi Psiquis, y besndola,de su mente apart las inquietudesy sus zozobras disip profundas,y convencerla que siguiera pude.Llegamos hasta el fin; ojal nuncallegara! Al fin de la avenida lgubrenos detuvo la puerta de una tumba(oh, triste noche del lejano octubre!)nos detuvo la losa de una tumba,de legendario monumento fnebre.Oh, hermana!--dije--Qu inscripcin confusaen la sellada losa se descubre?Respondiome: Ulalume, esta es su tumba,la tumba de tu plida Ulalume!

    IX

    Qued mi corazn como ese Cieloceniciento, como esas hojas mustias,como esas hojas yertas y crispadas...Ay! pens: el mismo octubre fu, sin dudafu en _esa misma noche_ cuando vineal travs del horror y de la brumaaqu trayendo mi doliente carga...Oh, noche infausta, infausta cual ninguna!Oh! Qu infernal espritu me trajoa esta regin fatal de la tristura?Bien reconozco el mudo lago de Auber,y esta comarca que el horror anubla,y el bosque fantasmtico de Weir,la regin espectral de la pavura!

    ESTRELLAS FIJASPgina 35

  • POEMAS POE

    (TO HELEN)

    I

    Te vi un punto;era una noche de julio, noche tibia y perfumada,noche difana,de la Luna plena y lmpida,lmpida como tu alma,descendansobre el parque adormecido grciles velos de plata;ni una rfagael infinito silencioy la quietud perturbaban;en el parqueevaporaban las rosas los perfumes de sus almas,para que los recogierasen aquella noche mgica;para que t lo aspiraras su ltimo aliento exhalaban,como en una muerte exttica;y era una selva encantada,y era una noche de ensueos y claridades fantsticas!

    II

    Toda de blanco vestida,toda blancasobre un banco de violetasreclinadate vea,y a las rosas moribundas y a ti una luz tenue y difanaalumbrabaluz de perla diluidaen un ter de suspiros y de evaporadas lgrimas!

    III

    Qu hado extrao(fu ventura, fu desgracia?)me condujoaquella noche hasta el parque de las rosas que exhalabanlos suspiros perfumadosde su alma?Ni una hojasusurraba;

    Pgina 36

  • POEMAS POEno se oauna pisada,todo mudo,todo en calma,todo en sueomenos _t_ y _yo_ (cul me agito al unir las dos palabras!)menos t y yo. De repentetodo cambia.De la Luna la luz lmpida, la luz de perla se apaga,el perfume de las rosas muere en las dormidas auras,los senderos se oscurecenexpiran las violas castas,menos _t_ y _yo_, todo huye, todo muere, todo pasa...Todo se apaga y se extingue menos tus hondas miradas,tus dos ojos donde ardetu alma!Y slo veo entre sombras aquellos ojos...Oh, amada!Qu tristezas extrahumanas,qu irrealesleyendas de amor relatan!Qu misteriosos dolores,qu sublimes esperanzas,qu mudas renunciacionesexpresan aquellos ojos que en las sombras fijan en m sus miradas!

    IV

    Noche oscura,ya Dianaentre turbios nubarrones hundi la faz plateada;y t solaen medio de la avenidafuneraria,te deslizasideal, mstica y blanca,te deslizas y te alejas incorprea cual fantasma;slo flotan tus miradas,slo tus ojos perennes,tus ojos de hondas miradasfijos quedan!A travs de los espacios y los tiempos marcan, marcanmi sendero, y no me dejan cual me dej la esperanza.Van siguindome,siguindomecomo dos estrellas cndidas,cual fijas estrellas dobles en el Cielo apareadas!En la nochesolitaria

    Pgina 37

  • POEMAS POEpurifican con sus rayos y mi corazn abrasany me prosterno ante ellos con adoracin exttica;y en el dano se ocultan cual se ocult mi esperanza;por todas partes me siguen mirndome fijamenteen mi espritu clavadas...Misteriosas y lejanasme persiguen tus miradascomo dos estrellas fijas, como dos estrellas tristes,como dos estrellas blancas!

    DREAMLAND

    I

    En una senda abandonada y tristeque recorren tan slo ngeles malos,una extraa Deidad la negra Nocheha erigido su trono solitario;all llegu una vez; cruc atrevidode Thule ignota los contornos vagosy al Reino entr que extiende sus confinesfuera del Tiempo y fuera del Espacio.

    II

    Valles sin lindes, mares sin riberas,cavernas, bosques densos y titnicos,montaas que a los cielos desafany hunden la base en insondables lagos,en lagos insondables siempre mudosde misteriosos bordes escarpados,glidos lagos, cuyas muertas aguasun Cielo copian ttrico y extrao.

    III

    Orillas de esos lagos que reflejansiempre un Cielo fatdico y huraocerca de aquellos bosques gigantescos,enfrente de esos negros ocanos,al pie de aquellos montes formidables,de esas cavernas en los hondos antros,

    Pgina 38

  • POEMAS POEvense a veces fantasmas silenciososque pasan a lo lejos sollozando,fnebres y dolientes... son aquellosamigos que por siempre nos dejaron,caros amigos para siempre idos,fuera del Tiempo y fuera del Espacio!

    IV

    Para el alma nutrida de pesares,para el transido corazn, acasoes el asilo de la paz suprema,del reposo y la calma en Eldorado.Pero el viajero que azorado cruzala regin no contempla sin espantosque a los mortales ojos sus misteriosperennemente seguirn sellados,as lo quiere la Deidad sombraque tiene all su imperio incontrastado.

    V

    Por esa senda desolada y tristeque recorren tan slo ngeles malos,senda fatal donde la Diosa Nocheha erigido su trono solitario,donde la inexplorada, ltima Thuleesfuma en sombras sus contornos vagos,con el alma abrumada de pesares,transido el corazn, he paseado...He paseado en pos de los que huyeronfuera del Tiempo y fuera del Espacio!

    EL CUERVO

    TRADUCIDO POR J. PREL BONALDO

    Una fosca media noche, cuando en tristes reflexiones,sobre ms de un raro infolio de olvidados croniconesinclinaba sooliento la cabeza, de repente a mi puerta o llamar:como si alguien, suavemente, se pusiese con incierta mano tmida a tocar:

    Pgina 39

  • POEMAS POEEs--me dije--una visita que llamando est a mi puerta: eso es todo, y nada ms!

    Ah! Bien claro lo recuerdo: era el crudo mes del hielo,y su espectro cada brasa moribunda enviaba al suelo.Cun ansioso el nuevo da deseaba, en la lectura procurando en vano hallartregua a la honda desventura de la muerte de Leonora, la radiante, la sin parvirgen pura a quien Leonora las querubes llaman hora ya sin nombre... nunca ms!

    Y el crujido triste, incierto, de las rojas colgadurasme aterraba, me llenaba de fantsticas pavuras,de tal modo, que el latido de mi pecho palpitante procurando dominar,es, sin duda, un visitante--repeta con instancia-- que a mi alcoba quiere entrar;un tardo visitante a las puertas de mi estancia... eso es todo, y nada ms!

    Paso a paso, fuerza y bros fu mi espritu cobrando: Caballero--dije--o dama: mil perdones os demando; mas, el caso es que dorma, y con tanta gentileza me vinisteis a llamar, y con tal delicadeza y tan tmida constancia os pusisteis a tocar que no o--dije--y las puertas abr al punto de mi estancia; sombras slo y... nada ms!

    Mudo, trmulo, en la sombra por mirar haciendo empeos,qued all, cual antes nadie los so, forjando sueos;ms profundo era el silencio, y la calma no acusaba ruido alguno... Resonarslo un nombre se escuchaba que en voz baja a aquella hora yo me puse a murmurar,y que el eco repeta como un soplo: Leonora!... esto apenas, nada ms!A mi alcoba retornando con el alma en turbulenciapronto o llamar de nuevo--esta vez con ms violencia,De seguro--dije--es algo que se posa en mi persiana; pues, veamos de encontrarla razn abierta y llana de este caso raro y serio y el enigma averiguar.

    Pgina 40

  • POEMAS POECorazn! Calma un instante y aclaremos el misterio... --Es el viento--y nada ms!

    La ventana abr--y con rtmico aleteo y garbo extraoentr un cuervo majestuoso de la sacra edad de antao.Sin pararse ni un instante ni seales dar de susto, con aspecto seorial,fu a posarse sobre un busto de Minerva que ornamenta de mi puerta el cabezal;sobre el busto que de Palas la figura representa, fu y posose--y nada ms!

    Troc entonces el negro pjaro en sonrisas mi tristezacon su grave, torva y seria decorosa gentileza;y le dije: Aunque la cresta calva llevas, de seguro no eres cuervo nocturnal,viejo, infausto cuervo oscuro, vagabundo en la tiniebla... Dime:--Cul tu nombre, culen el reino plutoniano de la noche y de la niebla?... Dijo el cuervo: Nunca ms!

    Asombrado qued oyendo as hablar al avechucho,si bien su rida respuesta no expresaba poco o mucho;pues preciso es convengamos en que nunca hubo criatura que lograse contemplarave alguna en la moldura de su puerta encaramada, ave o bruto reposarsobre efigie en la cornisa de su puerta, cincelada, con tal nombre: Nunca ms!

    Mas el cuervo, fijo, inmvil, en la grave efigie aquella,slo dijo esa palabra, cual si su alma fuese en ellavinculada--ni una pluma sacuda, ni un acento se le oa pronunciar...Dije entonces al momento: Ya otros antes se han marchado, y la aurora al despuntar,l tambin se ir volando cual mis sueos han volado. Dijo el cuervo:Nunca ms!

    Por respuesta tan abrupta como justa sorprendido,no hay ya duda alguna--dije--lo que dice es aprendido;aprendido de algn amo desdichoso a quien la suerte persiguiera sin cesar,persiguiera hasta la muerte, hasta el punto de, en su duelo, sus canciones terminar,y el clamor de la esperanza con el triste ritornelo de jams, y nunca ms!

    Mas el cuervo, provocando mi alma triste a la sonrisami silln rod hasta el frente al ave, al busto, a la cornisa;

    Pgina 41

  • POEMAS POEluego, hundindome en la seda, fantasa y fantasa dime entonces a juntar,por saber qu pretenda aquel pjaro ominoso de un pasado inmemorial,aquel hosco, torvo, infausto, cuervo lgubre y odioso al graznar: Nunca jams!

    Qued aquesto, investigando frente al cuervo en honda calma,cuyos ojos encendidos me abrasaban pecho y alma.Esto y ms--sobre cojines reclinado--con anhelo me empeaba en descifrar,sobre el rojo terciopelo do imprima viva huella luminoso mi fanal--terciopelo cuya prpura ay! jams volver ella a oprimir--Ah! Nunca ms!

    Pareciome el aire entonces, por incgnito incensario que un querube columpiase de mi alcoba en el santuario,perfumado--Miserable sr--me dije--Dios te ha odo y por medio angelical,tregua, tregua y el olvido del recuerdo de Leonora te ha venido hoy a brindar:bebe! bebe ese nepente, y as todo olvida ahora. Dijo el cuervo: Nunca ms!

    Eh, profeta--dije--o duende, mas profeta al fin, ya seas ave o diablo--ya te enve la tormenta, ya te veas por los bregos barrido a esta playa, desolado pero intrpido a este hogar por los males devastado, dime, dime, te lo imploro: Llegar jams a hallaralgn blsamo o consuelo para el mal que triste lloro? Dijo el cuervo: Nunca ms!

    Oh, profeta--dije--o diablo--Por ese ancho combo velode zafir que nos cobija, por el mismo Dios del Cieloa quien ambos adoramos, dile a esta alma adolorida, presa infausta del pesar,si jams en otra vida la doncella arrobadora a mi seno he de estrechar,la alma virgen a quien llaman los arcngeles Leonora! Dijo el cuervo: Nunca ms!

    Esa voz,Pgina 42

  • POEMAS POE oh, cuervo, sea la seal de la partida, grit alzndome:--Retorna, vuelve a tu hrrida guarida,la plutnica ribera de la noche y de la bruma!... de tu horrenda falsedaden memoria, ni una pluma dejes, negra, El busto deja! Deja en paz mi soledad!Quita el pico de mi pecho. De mi umbral tu forma aleja... Dijo el cuervo: Nunca ms!

    Y aun el cuervo inmvil, fijo, sigue fijo en la escultura,sobre el busto que ornamenta de mi puerta la moldura...y sus ojos son los ojos de un demonio que, durmiendo, las visiones ve del mal;y la luz sobre l cayendo, sobre el suelo arroja, trunca su ancha sombra funeral,y mi alma de esa sombra que en el suelo flota... nunca se alzar... nunca jams!

    FIN.

    End of the Project Gutenberg EBook of Poemas, by Edgar Allan Poe

    *** END OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK POEMAS ***

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