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    PIERRE ROSANVALLON

    La contrademocracia

    La politica en la erade la desconfianza

    MANANTIALBuenos Aires

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  • Titulo original: La contre-dcniocrat.ie.La politique aNige de la defiance

    F.clitl

  • 18 LA CONTRADEMOCRACIA

    Repolitizar la democracia. 294Superar la impolitica. Una democracia definida por sus trabajos y

    no s610 por sus estrucruras. La dimension cognitiva de 10 politico.Gobcrnar significa haccr inteligible el mundo y dar a los ciudadanos losmedics para manejarse. Rcconsiderar la cuesrion de la voluntad en poli-tica. Como recuperar una cierta teatralidad de 10 politico. Las condicio-nes de un trabajo de resirnbolizacion.

    El regimen mixto de los modernos 300

    Los tres pilares de la expresion democr.itica y sus respectivos demo-nios. La base de una comparaci6n arnpliada. De 10 nacional a Ia cosmo-politica.

    El experto y el ciudadano 302

    Un nuevo tipo de realismo politico. Rechazar la opci6n entre la iro-nia y el radicalisrno, la razon fr ia y el cornprorniso ciego.

    Indice de nombres 305

    DESCONFIANZA Y DEMOCRACIA

    (INTRoDuccr6N)

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  • FUH:SO .. 8iblioteca

    EI ideal dernocrarico hoy no tiene rival, pero los regirnenesque 10 reivindican suscitan casi en todas partes fuertes criticas.Este es el gran problema politico de nuestro tiempo. Por eso mis-mo, la erosion de la confianza de los ciudadanos en sus dirigentesy en las instituciones politicas es uno de los fenornenos mas estu-diados por la ciencia politica en los ultirnos veinre aiios. Una seriede estuclios importantes, tanto nacionales como comparativos,han establecido claramente el diagnosrico en la materia. Proliferaigualmente la Iiteratura consagrada al analisis del desarrollo de laabstencion electoral. Hecho significativo, ni siquiera las dernocra-cias mas recientes escapan al problema, como 10 testimonia lasituacion en los ex pa ises cornunistas de la Europa del este, asiC0l110 la que predomina en a quellos cle Asia 0 America latinadoncle hubo clictacluras. (Como cntender estos hechos general-mente vistos como inclidtivos cle una "crisis", de un "mal", cleuna "desafeccion " 0 cle una "averia "? Hoy en dia domi nan lasinter pretacioncs que invoca n, a menudo confusamente, los efec-tos del crecimiento del individualismo, el pusilanime replieguesobre Ia csfera privacla, la dcclinacion de la vol unrad polirica, laaparicion de elites ca da vez mas alejadas del pueblo. Cornunrnen-te, el origen de 10 que se estigmatiza en bloque como una funesta"dcclinacion de 10 politico" se rclaciona con clistintas formas deceguera 0 de rcnunciarnienro de los goberriantes y con actinidesde desalienro 0 rclajamiento de los gobernaclos. Se deplora unacarcncia 0 un abandono, se seiiala cl alejamiento de un modele

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  • ini~ial, se denuncia la rrnicion a una pr ornesa. Estas apreciacionescsran en boca de todos y apa recen en toclos los escritos, vinculan-do de modo vago y al rnismo tiernpo repetido una consideraci6nmorosa 0 agria sobre eI prcsenre con la nostalgia de un pasaclociuda da no a mpl iamenre idealizado. Del seno de esa decepcionterrnma por emerger de rna ncra pro hle rn.irica un odio sorclohacia las dell1ocracias.

    Esta o bra explora orras pistus para comprender el esradoactual de las clemocracias. Propene arnplia r el campo clel a na li-sls,romando en cuenta de manera dinamica las reacciones cle lasociedad a, las disfuncionaJidades originales de los regirnenesreprescntativos. Historicamente, la democracia se ha manifesra-do siernpre como una prornesa y un problema a la vez. Prornesacle un regimen acorde con las necesidades de la sociedad funda-da sobre, la rea lizacion de un doble rrnperativo de igu:lldad yautoriorru.i Problema de una realidad que a menudo esta rnuyleJ~)s de ha ber sarisfecho estes nobles ideales. EI proyecto demo-cr~t1co ha queda do siempre incumplido a lli donde se 10 procla-rno, ya sea que ha ya sido groseramente perverticlo, sutilmentelimirado 0 meGinical~lenre colltrariado. En cierto senrido, jam.ishemos, con~cldo regrrncnes plena menre "dernocrancos", en laacepcron mas ngurosa clel rer mino. Las democracias renlrne nteexistenres han queda do inacabadas 0 incluso confiscadas enproporciones muy variables segun cada caso. De alli que eldesencanro haya con vivirin permanentemente COil las esperanzasque hicieron nacer las rupturas con los mundos de la dependen-cia y el despori srno. EI principio de la coristr uccion electoral clela legltlmidad de los gobernanres y Ia expresion cle la clesconfian-za clucladana respecto cle los poderes han estaclo aSI pracrica-menre slempre vlnculaclos. EI tamoso Aeuerdo del pueblo, publi-caclo ~n Londres elY' cle mayo de 1649, que consriruye el primermailihesro clemocrarlco moderno, mosrraba ya de manera ejem-piaI' e;a dualldad. Garantla de liberracles civiles y religiosas, ins-tltuclon del JUICIO pOl' )urados, sufragio universal, limiracion delos mandaros elecrivos, esrricra subordin;lCion del poder milirar alos pocleres Civiles, acceso de rodos a las funciones pliblicas:rodos los pnnClplOS que alimentarian las revoluciones cle losslglos XVII y XVIII se enconrraball ya forll1ulados en esc rexro pre-cursor. Pero es slgniticarivo que hiciera referencia almismo riem-po a Ia "dolorosa experiencia" de Ia carrupcion del pocler, al

    LA SOCIEDAD DE LA DESCONFIANZA

    23DESCONFIANZA Y DEMOCRACIA

    1. C/. Kenneth J. Arrow, The Limits o/Orgal1izatiol1, Nueva York, Norton,1974, pag. 26.

    2. Georg Simlllel, Sociologie, t.tlules sur les /orllles de la socialisatiol1 (1908),I'aris, I'UF, 1999, p:igs, 3S5-356. "Hastante seguros porCJue fund:lI11os la aeeionpraetiea basados en ella, la eonfianza es tam bien un estado intert'nedio entre cIsaber y eI no saber sobre cI pr6jilllo. EI que sabe todo no neeesita la confianza. EICJue no sabe nada no puede razonablelllente tencr confianza" (ibid.).

    La histor ia de las dernocracias reales es indisociable de unatension y un cuesrionarnicnto perrna nentes. Desde Ull comienzoha estado continua mente en discordancia aquello que la tea ria delos gobiernos representativos-dernocraricos habia ligado en elmecanisme electoral: la legitirnidad y la confianza. Esas dos cua-lidades politicos que se consideran super puestas en el resulradode las urnas no son de la rnisrna naruraleza. La legitimidad esenrendida aqui como una cualida d juridica, estrictamente proce-dimental; es producida de modo perfecto y absolute por la elec-cion. La confianza es mucho mas compleja. Constituye una espe-cie de "insritucion invisible", para retorna r una formula farnosadel economista Arrow, l que cumple a l menos rres Iunciones. Enprimer lugar, produce una ampliacion de la calidad de legitimi-dad, agregando a su ca racter estrictarnente procedimenral unadimension moral (Ia inregridad en sentido arnplio) y una dimen-sion sustancial (la preocupacion por el bien COmlll1). La confian-za tiene tal1lbien un papel temporal: permite presuponer el carac-tel' de continuidad ell el tiempo de esa legirimidad ampliada.Simmel destaca, de manera muy esclarecedora en esa perspecriva,que es "una hiporesis sobre una conducta futura".2 La confianzaes, en fin, un ecollomizador institucional, permire ahorrarse todoun conjunto de mecanismos de verificacion y prueba. Esta diso-

    riesgo de que se impusieran los intereses par ticulares, a pesar detodas las preca uciones rornadas, y que la representacion se vol-vier a dominacion. La determinacion de las condiciones de 1'01'-macion de un poder legitirno y la forrnulacion de una "reservade desconfianza " se expresaron asi en conjunto desde uncomienzo.

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    LA CONTRADElvlOCRACIA22

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  • 24 LA CONTRADEIvlOCRACIADESCONFIANZA Y DEMOCRACIA 25

    ciacion de la Iegitimidad y de la confia nza ha constituido un pro-blema central en la historia de las dernocracias. La disociacion hasido la regia; la superposicion, la cxccpcion (en Francia se hablade "estado de gracia " por expresar que existe dcspucs de unaclcccion un periodo muy breve en eI que las dos cua lidades seconfunden excepcionalmente). Las reacciones a esra situacion dehccho se han desarrollado en dos dircccioncs. Se han multiplica-do en primer lugar las propuest.is y las experiencias que busca nrcforzar los condicionantes de la Icgitimidad procedimental. Seaurncnta por cjcrnplo la frecuencia en que se recurre a las urnas,se desarrollan tambien mccanisrnos de clernocracia directa, seintenta adernas reforzar la dependencia de los elegidos. Lo que sebusca en todos esos cases es la mejora de la "democracia electo-ral". Pero paralclamcntc tarnbicn se ha Iormado todo un entre-cruzamicnto de pr.icticas, de puesras a prucba , de contrapoderessociales informales y tam bien de instituciones, destinados a COI11-pensat fa erosion de fa conjianra mediante una organizacion defa desconfianza. No se puede perisar la democracia y rchaccr suhistoria sin ocuparse de estas ultimas formas.

    Hay asi dos dimensiones a tcncr en cucnta para comprendercorrcctarnente el rnovirnicnto de las diversas experiencias demo-craticas: el funcionamiento y los problemas de las institucioneselectorales-representativas, por un lado, y la consutucion de esteuniverse de la desconfianza, por el otro. La pr imcra dimensiones la que hasta ahora retuvo principalmente la atencion de loshistoriadores y te6ricos politicos. POI' mi parte, yo he propuestoun abordaje sistematico de este campo al elaborar un an,1lisisrazonado de L:ts tensiones estructurantes que operan en las insti-tllciones de L:t ciudadania, de la representacion y de la sobera-nia 3 Ahora es necesario ocuparse de la segunda dimension. Cier-tamente, las diversas expresiones de esa desconfianza y,l hansido objeto de mldtiples (studIos puntllales: la historia de lasresistencias y las reacciones a las presiones de los poderes, socio-logi;l de las formas de elesafecci6n civica 0 ele rechazo del sistema

    3. VC;lSC mi trilogi:l Le Sacre du {~iloyel1. l-/istoirc du suffrage 11l1il'ersel enFr",/cc, Paris, G"llimard, 1992; Lc ['Clip Ie ;lIlrullua!J[c. H;slolr" de la r"IJr"5ell-tatloll dhlloual;qlle CII Frallce, Paris, C;"llim"rd, 1998; La J)cl11oualic ;lIache-ucc. lIislolre d" la s%ier";lIclc dll pell/,I" ell Frrmcc, Paris, G"llilllard, 2000.

    politico, etc. De esta ma ner a se han consielerado acciones y aeti-tudes particulares. Pero no han sido resituadas en un conjunto,salvo cuando fueron relacionadas de ma nera muy general y vagacon el combate de los hombres y mujcrcs por vivir en un muridomas justo y libre. EI objeto de esta obra es, por cl contra rio,cornprcnder las manifestaciones de la desconfianza en un marcoglobal que reubique de manera articulada y coherente sus carac-teristicas mas profundas, en sintesis, cntcndcrlas en tanto conlor-man politicamente un sistema. Sobre esta base se pr opondrri unacornprcnsion ampliada del funcionamiento, de la historia y de latcor ia de las dcmocracia s.

    Para situar en forma adecuada el problema, es ncccsa rioserialar previa mente que la ex presion de csa desconfianza hatornado dos grandes vias, la liberal y la dernocratica , La descon-fianza liberal respecto del poder ha sido teorizada y cornentada amcnudo. Montesquieu Ie ha dado su expresi6n cauonica" y losPadres Fundadores del regimen norteamericano Ie han dado for-ma coustitucionn l. Toda la vision de un Madison, en el periodode debate de la Constituci6n Federal, se basa en la obscsion porprevenir la acumulacion de poderes. Su proyccto no fue edificarun gobierno bueno y fuerte fundado en la confianza popular,sino constituir un poder debil e inst ituciona liznr la sospecha. EIobjetivo para cl era m

  • 26 LA CONTRADEMOCRACIA DESCONFIANZA Y DEMOCRACIA 27

    mecanicarnenre en esre caso, mas sospecha hacia los poderes.fCon esc espir iru Benjamin Constant va a considerar que la liber-tad presupone que la opinion sea sistematicarnente o puesra a losagentes del gobierno; habla incluso de una necesaria "vigilanciadel odio ".? Pero su ver da dera originalidad se encuentra en otraparte, en el hecho de que es el primero en distinguir clara menteuna desconfianza "antigua ", que viene del rechazo a los poderesarbirrarios irnpuesros a la sociedad, y una desconfianza "modcr-na ", que tiene su ra iz en la constaracion de los posibles yerros delos nuevos regirnenes surgidos de la volunta d general. AI evocarel "terrible ejemplo" de Robespierre, seiiala el divorcio queconocio la Fr a ncia de 1793 entre un proceso politico en el que"Ia confianza universal llevo a hombres honestos a las funcionesad min istrat ivas" y eI hecho de que estes "permi tieron organizarernpresas de asesinaro v.f Para Constant, pOI' 10 tanto, es la con-fianza democratica misma la que hay que igualmente lirnitar. Enel momento en que fue a dopta da en 1830 la carra de la monar-quia pa r la menr a r ia , coronando el tipo de regimen que siernpredcfendio, hace el elogio del texto y destaca a br u pta rne nre que"roda [buena] constitucion es un acto de desconfianza".? La des-confianza liberal se puecle entencler alii como un "poder de pre-ve ncio n ", reroma ndo una expresion a pro pia da de Bertrand dejouvene l.!" Se inscribe pOI' clio en una perspecriva rernerosa ypesimista sobre la clemocracia. La descontia nz a es en ese casesospecha del poder popular, ternor a sus errores, reticencia a lainstauracion cle un sufragio universal.

    Existe otro enfoque, de tipo democrJtico, de la clesconfianza.En este caso, el objetivo es velar por que el poder sea fiel a suscompromisos, buscar los medios que permitan mantener la exi-gencia inicial cle un servicio al bien comCm. Es el tipo de clescon-

    6. Cf. La introclllccion cle Mark. E. \Varren a Dcmocracy alill Tmst, Cam-bridge, Cambridge University Press, 1999.

    7. Dc fa force dll gUllvcmelllent actllel de fa France et de la nccessite de s'yralher, 5.1. (Paris), 1796, pig. 66.

    8. Ibid., pcig. 67.9. CUllrrier franrais, 5 cle noviembre cle 1829, en Benjamin Constant, ReCited

    d'articles, 1829-1830, Paris, Champion, 1992, pig. 53.10. Berrranci cle JOllvenel, "The Means of Constestation", C;ovem,nent and

    Ofl/JOSiliclIl, vol. I, n 2, enero de 1966.

    fianza que nos interesa en este libro. En una era post.otalitaria, esesta la que se manifiesta principalmente. Tal desconfianza demo-crarica se expresa y se organiza cle multiples maneras. Disringui-re tres moclalidades pr incipa les: los poderes cle control [su:uet-llance], las for mas cle obstruccion, la puesta a prueba a tra ves deun juicio. A la sornbra de Ia dernocracia electoral-represent

  • 28 LA CONTRI\DEMOCRACIA DESCONFIANZA Y DEMOCl1.ACIA 29

    es que los ciudadanos a pcsar de todo estan condenados a confiaren los cientificos; no disponen, de hecho, de elementos autono-rnos de a preciacion sobre los problemas en cuestion. EI pape! delos cientificos es percibido asi como ineludible y problernatico almisrno tiernpo. La unica estr.itegia que pucdcn adoptar los ciuda-danos es por 10 tanto obligar a estos ultirnos a explicarse y rendircuentas. lntcnta r instituir positivamente la desconfianza, comouna sucrtc de barrera de protecciori, de un condicionamie ntoprotector de los intcrcscs sociales. De alii la paradojn, bien (or-mulada por los corncntarisras de Beck: "EI ciudadano, cuandobusca resolver los problemas que los espccialistas no han podiclopreyer ni cvita r , se encuentra nuevamcntc en sus rna nos. No tie-ne por 10 tanto otra solucion que ma ntcner la delegacion, percmultiplicando los dispositivos para controlarlos y supervisar-los".12 La cvol ucio n dcl universo cientifico y rccnico conduce deeste modo a estructurar una cierra c1esconfianza social, de unamanna que la reivindicacion del "principio de precaucio n " noexprcsa 1ll:1S que muy pohrcmcurc (es el cquiva lcnte, en su regis-tro, del poder liberal de prevcncion en el campo politico).

    La confianza ra mbicn experimenta una rcgrcsion en el ordenmacroeconornico. Si aquella se define como una forma de saberque permite [orrnular hiporcsis sobre un comportamiento futuro,debemos co nst a ta r que el saber implicado, que en este ca so sellama prevision cconomica , declina. Las grandes institucionesencargadas de csra ta rea han deja do de proponer proyeccionesconfiahles de mediano y largo plazo. Ya sea que son tecnicarncn-te inca paces de proveerlas 0 que cstas ya no son mas creibles porhabersc equivocado dcmasiadas veccs. Los tiempos cn que elParlamcnto votaba cn Francia sobre tasas de crecimiento a pla-zos dc cinco ail0s parecen corresponder a otra era (iaunquc esoera aun asi hace tl'einta ailos en el marco del Plan!). La entradaen un mundo economico menos previsible, porque est3 regidopar un sistema de interacciones mas abierto y complejo, partici-pa as! de la potcnciacion de las actitudes de desconfianza, artiClI-ladas largamente en este caso sobre un sentimiento mas amplioace rca de Ia impotencia de las politicas publicas.

    12. Michel Collon, Pierrc LoscOLlllles y YOllnick Borthr, IIgir dalls 1111 IIl(JIldci"L~C,.t(lill. Essni Sill' 111 drimocratic tcc!n7lq/{e, P;lfls, Senil, 2001, prig. 311.

    EI advenimicnto de una socicdad de la desconfianza rcsulra entercer lugar de mecanisrnos de tipo sociologico. En una "socicdadde distancia micnro ", usa ndo la formula de Michael Walzer, 13sbases rnareriales de cstablecirniento de la confianza social se pul-verizan; los individuos confian rnenos unos en los otros porqueno se conocen 10 suficiente. La falta de confianza en el projirno yla dcsconfia nza hacia los gobernantes ap:1recen bastante correla-cionadas, como 10 han establecido importantcs estudios cornpara-tivos: Brasil, que bate todos los records de dcsconfianza politica ,es tarnbicn el pais en el que los indicadores de confia nza interper-sonal son mas bajos; la situacion cle Dinamarca, exactamenteinversa, mucstra que 1a confia nza rnuy Iucrre en los de mas serefleja en una rclacion de mcnos rccelo hacia los gobiernos.UHecho significative, 1;1 tolcrancia a la corr upcion es por su ladotanto mayor clonde es mas pronunciado cl dcsenca nto democriti-CO. 14 Asi, desconfianza democr.irica y desconfianza estructura lcoinciden y se consolidan. Estos diferentes Iactorcs SOil los quehan llevado a hablar de la entrada ell una "socicdad de la desco n-fianza generalizada" para calificar el mundo conternporaneo.t 'Tal socieclad constiruyc el tclon de [oudo dclantc del cual hay quevolver a situar las tr ansformacioncs de la dcrnocracia que nosmtercsa n a qui,

    ] 3. S610 cl 2,80';1" de los bra silcfios dccla ra que, en Ull scntido genera}, "sepuecle corifiar en 10 rna yori cle b genre", 10 cifra a ica nz.a 0'1 66,50% Cll D1t13-Illorc;] (22,20% ell Frallcia, Ull pUlltoie quc sc ubica ell 10 portc illfcrior cle 13tobla). C(. ROIl,ld Illglchart let al.), Ulilllan Bellc(s and Vallics: II Cross-Cliltll-ral Sourcehook Based Oil the /999-2002 Values Sur"e)'s, Mcxico, Siglo XXI,2004.

    14. C(. Aleiollelro MorellO, "Corruptioll alld Delllocroc\,: A Cultural Asscss-IllCllt", Cll R. Illglchort (eolllp.), [{lillian Vallies and Social Challgc: Findings(rom the Vallies SlirllC)'S, Leyclc y BostOIl, Brill, 2003.

    J 5. Para Frallcia "casc 10 ellcucsto Euro RSCG, La Societe de de(iancc gene-ralisee: CHquCtc stir /cs nOuveaux ra!J/Jorts dc (orce c( Ics c1ljellx rclatioll11c!S drnlsla societe (ran\:aise, iulio ell' 2004. Sciiolclllos que cste COlltcxto cs cI quc cxplicaCll profundicbcl cl f1orecimiento acttlol clc los traboios socioJ6gicos y filosOficossobrc la lloci61l cle cOllfiollzo. VCOllSl' ell porticulor los trabajos cle Russcl Harclin,Diego Gombett3 y Mork E. Warrell. Ell frallces, vbsc Villcellt Mallgelllatill yChristiall Thuclcroz, Des mOlldcs de con(illl1ce. Un concept a/'eprelllJe de la n;a-lite sociale, PariS, CNRS, 2003, y can DCllis I-Iorrison, I,a Con(wnce. All/nocheseconollliqlies 1'1 sociologlqlles, MOlltrcol, (;,)('tall Morin, 1999.

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  • 30 LA CONTRADEMOCRACIA DESCONFIANZA Y DEMOCRACIA 31

    LAS TRES DIMENSIONES DE LA CONTRADEMOCRACIA

    Comencemos con los poderes de control. Para comprender sunaturuleza y reconstruir Sll genesis, debernos recorda I' que histori-carnenre la idea cle soberania clel pueblo se expreso de clos mane-ras. En primer lugar a rraves del derecho al sufragio ejerciclo porlos ciududanos para designar a sus dirigentes. Es la dimension

    m,~s evidentemente reconocida y consagruda del principia demo-cranco. Pe,ro la posesion de ese poder per iodico de eleccion y delegitimacion cast siernpre VIllO acornpafiada de una aspiracion aconsagrar y prolongar sus efectos por la accion de un control masperrnancnte. Desde un comienzo, efectivamente, el vinculo electo-ral aparccio como insuficicnte para obligar a los representantes acurnplir con sus compromisos. Se penso cierta menre en unmemento en poder hacer que ese vinculo Iuera mas coactivearraig.indolo en formulas de mandato impera rivo. Pero las coridi-ciones de una delibcracion parlnrnenraria abierra se vieron porello gravemente a lteradas (un verdadero debate presupone que sepueda carnbiar de opinion luego cle confrontar argumentos). Por10 que sc abandono en todas partes esa alrernativa , y se buscoenronces mediante otros medios mas indirectos formas de alca n-za r la d~mocracia. AI proyecto de una" representacion uropica ",que haria VIVlr plena mente al represenrado en el rcpresentantc scsuperpuso la, pr.ictica efectiva de un cuestionamiento per rna neJ~te,de una presIon sobre los elegidos organizada de manera 111,'is difu-sa y mas exterior. La busque dn de un "contra poder ", a la vezesrabilizador y corrector, ha estado siempre subyacente en la vidade las democracias. La experiencia revolucionaria francesa mos-tro con c1aridad la centralidad de esta dualidad. Desde 1789 untermino,ha servido para clesignar esta forma complementaria desoberanla que se deseaba implementar para realizar plenamenteel Ideal de un gobierno de Ia voluntad general: el control. Se hacelebrado Ia vigilancia del pueblo controlador, perpetuamenteactIVO, como el gran remeclio para el mal funcionamiento de lasinstituciones, en particular para remedial' 10 que podriamos lIa-

    m~r la entropia representativa (es decir, la degradacian de la rela-cIon entre elegldos y e1ectores).

    Desviado rn,'is tarde, durante el Terror, bajo las fonnas cle unatirania de las sociedades populares, el termino "control" [survei-lIanceJ fue luego, de hecho, desterrado del vocabulario politico.

    1 ter mino, pero no 1'1 cosa. Bajo modos multiples y cambianres,la sociedad civil de hecho jarnas ceso de ejercer forrnas de inspec-cion, de control, de per itaje, de puesra a prueba a tr aves de mul-tiples canales. Estes poderes incluso se desarrollaron de formaconsiclerable. Mientras que finalmente la econornia institucionalde las democracias representatives no experimenro ninguna revo-lucian mayor en dos siglos (en materia de concepcion de la repre-sentacion, de ejercicio de la responsabilidad, del papel arr ibuido alas elecciones), esos poderes de control se vieron considerable-mente enriquecidos y diversificados. Esrudiarernos sucesivamentesus tr es modaliclades principales: la uigilancia, la denuncia y lacalificaei6n. Cada una contribuye a encastrar la legitimidad elec-toral en la forma de legitimidad social mas arnplia que constituyeel capital de reputacicn de una persona 0 de un regimen. Estosdiferentes meca nisrnos tienen de entrada como consecuenciaponer a prueba la reputacion de un poder. La reputaci6n es tam-bien un tipo de "instirucion invisible" que constituye uno de losIacrores estructurantes de la confianza. Esras puestas a prueba tie-nen muchas caracteristicas diferentes. Pr esentan Ull caracter per-ma nente (mientras que la democracia electoral es interrnitente),pueden ser realizadas por individuos y no solo pOl' organizacio-nes; a mplian y facilitan el campo de intervencion de la sociedad(.John Stuart Mill ya sefialo que no se puede hacer todo pero sepuede controlar todo). Es la razon por la cual esra "democraciudel control" est.i actual mente ell pleno auge.

    La mulriplicaciori de los poderes de sa ncion y de obstruccioncOllstituye Ia segunda forma de desconfianza estructurante de Iacontrademocracia. En Del espiritu de las le)'es, Montesquieusubrayo la distincion, a sus 0IOS central, entre la facultad deactuar y Ia facultacl de ill1pedir. Puso el acento en Ulla asimetriacuya importancia no ha clejado de crecer en la medida que losciudadanos experimentaban los limites cle la democracia de man-dato para realizar sus objetivos y esperanzas. Viendose finalmen-te poco capaces de obligar a los gobiernos a realizar ciertasacciones 0 tornar ciertas decisiones, los ciudadanos recuperaronuna forma de eficacia al multiplicar las sanciones con respecto alpoder. Asi se erigio progresivamente a la sombra cle Ia "clemo-cracia positiva" -Ia de Ia expresion electoral y de las institucio-nes legales- 10 que podriamos lIamar una "soberania socialnegativa". En primer lugar hay una razan de orden "tecllico"

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  • 32 LA CONTRADEMOCRACIA DESCONFIANZA Y DEMOCRACIA

    para esa evolucion: las acciones de obstrucci6n producen resulta-dos que son rea lmcnte tangibles y visibles. Lograr que se retireun proyecto de ley cumple perfecta mente la intcncion del actor,rnientras que la medida del exito de una presion por imponeruna politica determinada estara en todos los casas mucho massujeta a controversia. La voluntad se curnple cornplcta rncntesiempre en un acto de obstrucci6n, porque esta polarizada sobreuna decision univoca y clara que agora su contenido y su proyec-to. EI mandate 0 la simple a utorizacion no poseen esas cualida-des: la cuestion del cumplimiento de la voluntad queda a biertaen esc marco, porque el futuro es incierto y las acciones cle aquelal que se ha dado mandate quedan indeterminaclas. La tensionde la prornesa 0 clel compromiso, que esta en eJ centro de lademocracia cle mandate, se ve superada en el marco de unademocracia negatiua .

    Descle un punto de vista sociologico, es igualmente patcnteque las coaliciones riegativas son mas faciles de orga niza r que lasma yorias positives. Aquellas, en cfecto, pueclen acomodar mUYbien sus contradicciones. Mejor aun , su heterogeneidad es 10 quecxplica la facilidad de su formacion y su cxiro. Tales mayoriasrcactivas no necesita n ser coherentes para descrnpefia r su pa pel.Tienen un pocler tanto mas considerable en cuanto la intensidaclcle las reacciones cum pie un papcl esencial en el orclen de las opo-siciones que expresan. En la ca lle, en la prorcsta mcdiatica 0 enla exprcsion sirnbolica , ya no cs solo cucstion cle aritll1etica. Encambio, las verclacleras mayorias sociales cle accion son ll1uchom:1s clificiles cle constituir. Por naturaleza, presuponen, en dec to,ya sea un consenso pasivo como un acuerclo positivo y delibera-clo. No pueclen, como sucede a menuclo con las mayorias electo-rales, y mas aun con las coaJiciones reactivas, fundarse en equi-vocos 0 alllbigLieclades. Por 10 tanro son mas fragiles y vol,ltiles.La experiencia muestra cle sobra que es mucho mas facil para unhombre polirico perder voros por declaraciones torpes que ganar-los acloptando posiciones originales 0 valienres. La soherania delpueblo se Illanifiesra asi cada vez mas como poder cle rechazo, yasea a rraves cle Ia expresion electoral periodica 0 de las reaccionesperrnanenres ante las decisiones de los gobernanres. Se superponede esra manera una suerte de nueva dernocracia de rechazo a Iaoriginal clemocracia de proyecto. De ese modo se ha impuesto lasoberania de un !J1,lc!Jlo-vcto. EI gobierno democratico ya no se

    define solo por un pr ocedimienro de autorizacion y legirilllacion.Deviene cscncia lmcnte estructurado por la confrontacion perrna-ncnte con diferentes catcgor ias de veto provenientes de grupossocialcs, fuerzas po liticas 0 cconomicas. De alii la idea plantca dapor algunos de que los regimenes politicos se ca racterizan en laactualidad menos por su arquitectura propiarnenre institucional(sistema presidencial 0 parlamcntario, biparticlista 0 multip.uti-dista, etc.) gue por las rnodalidades por las cua les las condicionesde la accion estrin determinadas por las posibilidacles de bloqueoprovenientes de los diferentes actorcs.

    La contrademocracia csta constituida en tercer lugar per ela urncnto del pocler del pucblo-iucz. La judicializaci6n de la poli-rica constituye su vector mas visible. Todo pasa hoy en dia comosi los ciuda da nos esperaran del proceso judicial los resultadosque desesperan de obtcner por la elcccion. Tal judicializacion seinscribe en eI marco de una dcclinacion de la "reactividad " delos gobiernos [rente a las dernandas cle los ciudadanos. Vcrnosque cuanto rn.is obligados a rendir cucntas precisas est.in losgobiernos (principio de la accountability) rncnos parecen escu-char las demandas cle la sociedad (el principio de responsive-ncss). Hernos pasad o asi de las democracias de confrontacion alas deinocracias de imput.acion, En los ulrirnos veinte .1110S se havuclto banal ha blar, sobre la base de esta consra racion , de unaclevacio n de la Figura del juez en el orden politico. Pero cstnapreciacion no capra Ill~lS que una dimension limitada del pro-blema. Lo esencial reside, en cfecto, en la comprension de laspropiedadcs comparadas del voro y del juicio. La prcferenciacontemporanea por el luicio 110 cohra asi senticlo si no se rcfierea las propied~ldes especificas de ese acto C0l110 ripo de decision.Se trate de las condiciones de la Ilistific1cion, de las formas deteatralidad 0 del modo cle relaci6n con la p~Hticularidad, eljuiciocomo procedimiento de pllesta a prueha de un componamientose ha impuesto, progresivamente, como una forma IlletapoliticaconsideL1da superior a la eleccion porque produce resultadosmas tangi bles.

    AI pueblo elector del contra to social se Ie han superpuesto demanera cad~l vez m~ls aetiva las figmas del pueblo-controlador,del pueblo-veto y del plleblo-juez. De ello han result;ldo modoscle eJercicio IIldirecto de L1 soherania de acuerdo con formas noorganizadas por las consriruciones. Soherania que bien podemos

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    caiifica r de indirccta en el senti do de que esra constituida por unco njunro de efectos, sin proceder formal mente de una autor idadni expresarse bajo la forma de decisiones explicitas que puedanca lifica rse de poliricas. La democracia electoral representa nva yla conrrademocracia de los poderes indirecros deben tornarse enconjunro para captar en su cornplejidad el movimiento efectivode apropiacion social del poder. La oposicion usual entre demo-cracia real y democracia formal aparece por 10 mismo comopoco esclarecedora en este marco mayor. La sola disrincicn clelas formas direcras 0 representativas del gobierno se revel a por sulado igualmente mucho menos rica. Las categorizaciones estre-chas de esra naturn leza de a qui en mas deben ceder su lugar auna vision rnultifor me de la actividad derno cratica, De alii sederiva su posibilida d de elaborar una gr amarica arnpliada delgobierno en cornun de los hombres y mujeres. En su Contratosocial, Rousseau quer ia "cornplicar" la definicion de la ciudada-nia. AI simple clerecho de voro propuso agregar los derechos deopinar , de proponer, de dividir, de debatir.J'' En un cnsa yo clasi-co, Albert Hirschman sugirio 111,1S recientemente enriquecer elvocabulario de la accion colectiva clistinguiendo las expresionesde voice, exit y loyalty (que podemos traclucir como protesta 0torna de la palabra cr itica , defeccicn e indiferencia apro bado-ra) .17 Toma r en cuenta la contradcmocracia cond uce a a mpl ia rcse lexico con los terrninos "vigilancia ", "calificacion ", "presionpor revelacion ", "obsrruccion ", "somerirnienro a prueba de jui-cio ". Este trabajo esta consagrado en primer lugar ala historia yla teor izacion cle esras cliferentes expresiones de la contrademo-cracla.

    16. DII cOlltrat social, libro IV, cap. I. En sus Lellres ecrites de la III 011 ta!;11 l'(7a. carta), sciiala en cI mismo sentido: "Deliberar. o{,illar. uotar, son tiTS cosasIIlUV diferenres que los franceses no distinguen sufieientemente. Def,berar essopesar los prOs y los COntrOlS; ojJillar es dar SU opini6n y justificarla; uotar essufragar, cuando no queda m,is que recoger los voros" (Paris, Gallimard,"Bibliorhcgue de iJ Pleiade", p,ig. 833) [trad. \St.: Del colltrato soci'7/, Madrid,Alianz'l, 1982J.

    17. C(. Albert O. Hirschman, E.xit, Voia alld Lo)'alty: Res{JOlIses to Declinein Firllls, Organizatiolls allil States, Cambridge (Mass.), Harvard UniversityPress, 1970.

    EL MITO DEL CIUDADANO PASIVO

    Los rerminos clentro de los cua les esra comprenclida la cues-tion cle la pnrricipacion politica se yen modificados por esta pers-pectiva, invitanclo a reconsiclerar el sonsoriere de la clesafecciondemocrarica. Los inclicaclores de la confianza cle los ciudaclanosen las instituciones pol iticas testimonian sin cluda un fuerte 1110-vimiento de declinacion.l'' EI crecimiento de la absrencion cons-tituye igualmente un daro observable en casi todos los pa ises enlos ultimos veintc afios.l" Pero estos indicadores deben interpre-ta rse con prccauciorir'" y deben per sobre todo resituarse dentrode una cornprension mas amplia de las transformaciones de laimplicacion ciudaclana. La ciencia politics se ha esforzado du-rante mucho tiernpo por clistinguir las formas cle "parricipacionno convencional", constatando que se rnultipl ica n, a urique laconcurrencia a las ur nas pueda parecer rnenos frecuente. Losindicadores de participacion en huelgas 0 manifestaciones, la fir-ma de petitor ios, la expresi6n cle for mas de soliclariclacl colccti-vas en las situaciones extrernas sugieren aSI que no hernos ingre-sado en una nueva era cle a pa tia politica y que lu idea de uncreciente repliegue sobre la esfera privada no tiene fundamen-to.21 De modo que conviene 111,1S hablar cle rnutacion que de

    18. Para una sintcsis rccicnrc, vca sc Ma rtci Dogan (comp.), Political Mlstrllstand the Discrediting of Politicians, Leyde y Boston, Brill, 2005.

    19. Vca nse , pOl' ejeruplo, los datos reunidos por jacques Capdevielle, Demo-cratic: h, panne, Par,s, Textucl, 2005, y par Mark N. Franklin let al.), VoterTIII'I/Ollt and the Dynamics of Electoral Competition 111 Established Democraciessince 1945, Cambridge, Cambridge University Press, 2004.

    20. Las tasas de abstencion deben tomarse para plazos largos, los ciclos departicipacion pueden de pender de la naturaleza de los comicios en cuesti6n. Des-de eI periodo revolucionario frances, se asiste asi a fuertcs variaciones IMicheletsciialo que "e1 pueblo sc volvio a elsa" en '179], luego de haber votado masiva-mente en '1790). EI fen6meno de b inter/nitencia datural es ig,ualmente esencial;para ella habria que habLu meis bien de "itinerarios de participacion" (sabre 1'1caso frances, vcas~ Fran~ois l---Ieran, "Voter roujoufs , parfois ... au janl

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    declinacion de la ciudada nia. Sirnult.inca mcntc, se han eliversifi-cado los repertories de ia cxprcsion politica , los uectores de estaexprcsion,

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    gobernadosv-" Las nociones de antipoder 0 de contrapocler sontam bien frecuentemente utilizaclas,26 '11 misrno tiempo que seopera en nurnerosos circulos una relectura cle los trabajos deMichel Foucault sobre 1'1 gubernamentaliclad moderna. EI con-cepto de contrademocracia tarnbien debe ubicarse dentro cle esraperspectiva. Puede clar a 1'1 vez un lenguaje y una coherenciainreiectual a estos diferentes universes proponiendo un marcosistematico para 1'1 clescripci6n cle esras multiples transforrnacio-nes de 1'1 democracia conrempora nca ; este marco las integraor den.indolas en una teoria razonada de 1'1 democracia.

    iDESPOLITIZACION 0 IMPOLITICA?

    Si bien no hay despol itizacion en el senti do de un menor inte-res por los asuntos publicos y una declinacion cle 1'1 actividad ciu-claclana, si se ha moclificaclo mucho cierto ripo de relacion con 1'1cosa misma cle 10 politico. Pero el cambio es de otro orden clelque habitualmente se sugiere. EI problema conrernporaneo no esel de 1'1 pasividad, sino el cle 1'1 impoliticaV' es decir, de Ia falta deaprehensiori global de los problemas ligaclos a 1'1 organizacion deun munclo cornun. Lo propio cle las cliferentes figuras cle la con-trademocracia que varnos a esrucliar es en efecto que Ilevan '11aurnenro de 1'1 distancia entre 1'1 sociedad civil y las instituciones.Delinean asi una suerte cle contrap olitica funclada sobre el con-trol, 1'1 oposicion, 1'1 disminucion de poderes que ya no se buscapriorirariamente conquistar. Estes rasgos se rnanifiesra n de mane-ra doble. Los cliversos mecanismos 0 comportamientos en juego

    25. Cf Parrha Chatterjee, The Politics of the Gouerncd, Nueva York,Columbia University Press, 2004.

    26. Cf. Miguel Bcnasnyug y Diego Szrulwark, 011 contrc-pouuoir : de la 5111>-jectivitc contestntaire {I la construction de ccmtre-p ouuoirs, lela. ed., Paris, LaDecouverte, 2002, y John Holloway, ChaJlge the World Withollt Taking Power,Lorrdrcs, Pluto Press, 2002.

    27. Empleo csa exprcsicn en un scnrido literal, difcrcntc del gue ex poneRoberto Esposito en Categories de l'im politique; Paris, Scuil, 2005. Sabre losorros usos de ese rcrrnino, veusc rnmbicn Etienne Balibar, "Qu'esr-cc que Ia phi-losophic politique? Notes pour une ropique", AClliel Marx, n 28, 2c10. semestrcde 2000.

    tienen como primera consecuencia clisolver las expresiones clepertenencia a un murulo connAn. De esencia rea,ctlva, no pueclenservir para estructurar Ysostener una proposlClon colectIva. Estacontrademocracia impolitica tiene asi por rasgo clIS~lI1tIVO super-porter una actividad democratica y efectos no polItICOS. Es poreste motivo que no se inscribe en el marco de las clasificacioncsusuales cle los regimenes y que constituye una forma original queescapa de las oposiciones tradicionales entre liberallsmo y repu-blicanismo, asi como entre gobierno representatlvo y clemocraCladirecta.

    Las formas diseminaclas cle est a contrademocracia tienencomo segunda consecuencia ocultar 1'1 visibilidad y por sobrerodo 1'1 legibilidad. Ahora bien, se tr ata de clos cualIclade~ cons~titutivas de 1'1 esencia misma cle 10 politico. No hay politica silas acciones no pueden inscribirse en una misrna narracion ruser representadas sobre un escenario publico unico: EI des~rro110 de las formas cle contrademocracia prese nta aSI un caructcrindisociablemente complejo y problem,'itico. Complejo porquese mezclan elementos positivos de aumento clel poder social ytentaciones populistas-reactivas. Problematico ta rnbien , porque1'1 evoluci6n hacia una "democracia civil" que se perfda cond~lce a forrnas cle fragmentacion y cliseminacion alii doncle ser ianecesario pocler afirmar el imperativo de una coherencia y deuna globaliclad. Creo que de alii procede profuncl~Hnente eldesencanto que signa a las clemocracl3s contemporaneas. Noesta constituido solo por una decepcicn que podria ser superada(mejoranclo por ejemplo los proceclimientos que organizan ~Isistema representativo), sino que esta estructurado por la a~oflaque forma [a combinaci6n cle 10 democratico y de 10 Il1lpolltlCO.Es sobre 1'1 base cle esta constatacion que reflexlOnaremos IIIfine sobre las condiciones clel advenimiento de una nueva era clelas democracias.

    RELEER LA HISTORIA DE LA DEMOCRACIA

    El abordaje que proponemos conduce igualmente a. ver demanera renovacla la hisroria cle la democracia. Los distintostipos cle poderes inclirectos que hemos evocaclo han teniclo porcaracterlstica ser a 1'1 vez "post" y "predel1locra ticos". Posclemo-

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    cr.iricos en el senti do de que se estableccn en rcaccion ante lasprornesas no curnplidas de los gobiernos represenrativos cstablc-cidos luego de los cornbares contra el absolutismo en Holarida,en Gran Bretafia, en Estados Unidos y en Francia en los siglosXVII y XVIII. Pero predemocraticos tarnbicn, porque cl ejercicio delos poderes de control y resistencia en muchos C1SOS constituyouna prirnera etapa de la erna ncipacion huma na , EI derecho deresistir la tira nia se formula en la Edad Media, cuando nadiepodia imaginar una forma de soberania popular. De la mismarna ncra , los poderes [ucron controlados y juzgados mucho antesde que se planreara su sometimiento a la elcccion. Esta constata-cion llcva a romper con las historias lineales tradicionales de ladernocracia que suponen la realizacion progresiva de un tipo-ideal, la lenta salida de un regirncn de scrvidurnbre, que alcanza-dan su punto culrnine en una a uronornia logracla. Lo "viejo" y10 "nuevo", el "li bera lismo " y la "dernocracia ", el poder socialinformal y la vida de las institucioncs regula res no deja ron dehccho de entrecruzarse. Si la contradernocracia preccdio a Iademocracia electora l-rcpresen ta ti va , sus h istorias se entrclaza nde un modo complejo que tra tarernos de desenredar. Esto sign i-fica adem.is que la historia social y la historia institucional de ladernocracia 110 pueden scpa rarse. "Social" en su principio, 1:1contrademocracia es, en cfecro, fuerza mnreria l, rcsisrcncia pr.ic-tica, reactividad directa. En su csencia es problema, sancion ycuestionamiento. MieIltras la democracia electoral representativaobedece a los ritmos lentos de las instituciones, la contrademo-cracia se manifiesta de manera permanente y no obedcce a nin-gllna restricciOn. Dc cierta manera, es vida inmediata de lademocracia.

    Este abordaje conduce a rdorzar los laws de la historia )' 1:1teorla politica, continuando con la orientaci()n utilizada en mislibros prececlcntes. He insistido a menudo en que la historia debecntenderse como el labora/orio ell actiuidad cle nuestro presentey no solo como el esclarccimicnto de su trasfondo. La vicl8 de lademocraci8 de ningLIIl modo esta hecha de 18 confrontacion canun modelo ideal: en primer lugar es la explor~lci6n de un proble-ma a resolver. Dc alii 1:1 necesidad de tom8r distancia de Ia ideacle que un cierto "modelo original" de la clcmocraci8 hap sidoclaramente formulado y a la vez contradicho abiertamente. Par-tir de la complejidad de 10 real)' de su dimensi6n aporetica con-

    duce de manera mas rica a interesarse en la "cosa misrna " de 10politico, a pcnctrar su carne, a poder explorar en consccuencia elcampo de su Constitucion, La historic no solo ofrcce a [a teoriaun repertorio de ejernplos: se ofrece mas poderosa mente comocampo de expericncia y de puesta a prucba de rcpresenracionesdel mundo. Dc a h i surge mi perspective de a lcanzar el punto enel que unen sus arnbicioncs la curiosidad atcnta del historiador yel rigor del fil6sofo politico.

    La cornprcnsion de la politica como esp acio de cxperiencia seunpone a un con mas fuerza en el caso del estudio de la comrade-mocracia . Si la descripcion de las instituciones pucde acornodar-se a veccs al lenguajc estercoripado de los ma nualcs, los podcrcsde control y de obstruccion no pueden a prccia rsc si no es en elmovimiento de su actividad. Esta vision de las clos caras de lademocracia como pr.icticas viva s no tiene solo una dimensionmer odologica. Pcrrnire ta mbicn enfocar de otro moclo el estudiocomparative de 10 politico. Si la dcmocracia es percibida en unaperspcctiva cl.isicnrnenre nor ma tiva , no es rca lmcnrc posiblc nin-guna comparacion ut.il: no se puede hablar mas que de fracasosy exitos, no hay m.is que graclos difercnres cle rco lizacion a clasi-fica r, tipologias a prccisa r. Entonces es grande el peligro deto mar los valores pa rt icularcs como universales 0 de sacra liza rlos mecanismos espeeificos. A la invcrsa , si pa rtimos de los pro-blemas que 18 democracia debe resolver, pOI' ejernplo la tensionentre el principia sociol6gico y el principio politico de la repre-sentacion,2R es mucho mas Licil eX~ll11inar en un Illislllo marco ]avariedad de las experiencias naciona1cs 0 historicas. Las virtudescle un comparativismo de esta naturalez;l ;lumen!;ln mucho en elestudio de los fenomenos contrademocraticos. La contra demo-cracia tiene POI' G1Llcteristica ser a la vez, como hemos clicho,pre y posdemocr~itica. Existe bajo hs formas de contrapoderespuros 0 b;ljO la forma de pocleres que podri:llllos cl1ificar COIllO"complementarios". AI ampliar de este modo el an;ilisis, proce-demos;] una "desoccidentalizaci6n" n~ltur;ll de la mirada. Eneketo, existcn en todas partes las pr;icticas de control, las expre-sioncs de sobcranla de obstruccion, las pucstas a prueba a travesde un juicio. Exisren y existieron historicamentc: sc puecle sentar

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