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Visita, revisa, comenta.http://rufianrevista.org
Escrbenos, [email protected]
Direccin General:Enrique Antileo Baeza
Equipo Editorial:Daniela AcostaPaula ArrietaCamila BralicRosario CarmonaBosco GonzlezCynthia Shuffer Constanza Villa
Correccin:Camila Bralic
Portada:Cynthia Shuffer
Fotografas:Videoteca Mapuche Julio Wentekura (Org. Meli Wixan Mapu)
Diseo y diagramacin:Chilenitox/ Paula Arrieta
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A propsito de Rufin 14 - Anexo Coloquio Descolonizacin e interculturalidad:
Perspectivas y experiencias mapuche en Educacin
Jornadas Pedaggicas, Universidad de Chile16 de Mayo de 2013
ndice
6 COLONIALISMO, INTERCULTURALIDAD Y CONTROL COMUNITARIO. UNA PRESENTACIN/OPININ
Claudio Alvarado Lincopi 10 Interculturalidad y descolonizacin en educacin - Felipe Curivil Bravo
14 Educacin intercultural para todos - Maribel Moral Curriao20 Reflexiones a partir de la construccin del Grupo de Estudios de Descolonizacin Leliai Tai
Aiwi - Sergio Caniuqueo Huircapan 26 Interculturalidad, lengua mapuche y juventud en Santiago - Hctor Mariano
30 Escuela, interculturalidad y multiculturalismo. Construyendo una propuesta de Universidad Libre Mapuche - Enrique Antileo Baeza
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Colonialismo, Interculturalidad y Control Comunitario.
Una presentacin/opinin
La educacin como prctica de la libertad,
al contrario de aquella que es prctica de la
dominacin, implica la negacin del hombre
abstracto, aislado, suelto, desligado del mundo
Paulo Freire
El pasado 16 de mayo en Santiago se realiz un
conversatorio denominado Descolonizacin e
Interculturalidad: perspectivas y experiencias
mapuche en educacin, en colaboracin con las
Primeras Jornadas Pedaggicas de la Universidad de
Chile. La difusin de la actividad tena como detonante
para el debate una relacin entre el movimiento
estudiantil y la demanda por una educacin
que contemple los desafos de la diversidad y el
reconocimiento de derechos polticos colectivos
para los pueblos indgenas (autodeterminacin,
territorios, autonoma), bajo un contexto de
relaciones coloniales. Tal conversatorio pretendi
sumarse a las iniciativas que intentan ubicar en el
debate pblico las perspectivas de interculturalidad
y descolonizacin, con la finalidad de que la cuestin
educativa en Chile no solo atraviese el necesario
financiamiento, sino tambin cuestione los estatutos
epistmicos en los que se basan la construccin y
difusin del conocimiento en los espacios educativos.
El conversatorio moviliz algunos recuerdos y
reflexiones que compartir a continuacin, sin
desestimar, por cierto, otras entradas de anlisis y las
mltiples memorias y experiencias que sostienen las
relaciones coloniales y los esfuerzos por resistirlas y
superarlas.
Un recuerdo
Mi abuelita Josefina Collio, ya fallecida, me cont
una vez que cuando nia el profesor de la escuela
rural, en las cercanas de Nueva Imperial, le pidi
que le nombrara algn animal que ella conociera. Mi
abuelita le respondi waka, waka, profesor. Las otras
compaeritas, todas o en gran parte parientes, por
supuesto, se rieron. Mi abuelita recordaba este hecho
con tristeza, al igual que cuando comentaba la vez
que el profesor la oblig a arrodillarse sobre arvejas,
como castigo. Tambin me cont cmo aprendi a
leer y escribir en espaol; le pidi a un primo mayor
que le ayudara y, en pago, ella entregaba el pedazo
de pan que le tocaba.
Mi abuela luego creci, se fue a Santiago y se cas
con un mapuche de Carahue al que conoci en
la Quinta Normal, Carlos Lincopi. Trabaj toda su
vida como empleada domstica, tuvo hijos que no
* Claudio Alvarado Lincopi
* Historiador, estudiante Magster en Historia y Memoria Universidad Nacional de La Plata. Miembro de la Organizacin Meli Wixan Mapu.
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aprendieron mapudungun, quizs para protegerlos
o simplemente porque ya no era necesario. Aun as,
yo recuerdo los mates de mis abuelos, conversando
entre ellos en mapudungun, rindose, siempre
rindose, y todos en la casa preguntndonos qu
estarn hablando? Eran como dos personas que
hablaban en secreto, pero no murmurando, sino con
la confianza que da la privacidad y sabiendo que
nadie entenda. Ellos dos eran cmplices hablando
mapudungun.
Una reflexin: colonialismo
Los trayectos del colonialismo, tengo la impresin,
no son edificios construidos sobre bases dciles,
aspticas e incoloras; la dominacin no se impone
sobre cuerpos y mentalidades vacas, sin agencia,
sin articulaciones cotidianas para sobrevivir a la
imposicin.
El colonizado se fortalece en la intimidad para sortear,
en el espacio pblico, el avasallamiento de las nuevas
normas, los nuevos cdigos culturales, las nuevas
burocracias. El colonizado estratgicamente se
camufla, aprende la nueva lengua oficial porque sabe
que es la lengua del poder, la lengua de la burocracia,
del trabajo, de la educacin formal. El colonizado
pblicamente es la norma, pero en la privacidad con
el compaero o compaera cmplice se destapa,
vuelve a la primera infancia, a la edad de siempre,
rememora y se hace ver por su descendencia.
Dirn que ocultarse es producto del colonialismo,
que es poder expresado en la cotidianidad, que son
las mscaras que obliga colocarse el poder. No s,
tengo la impresin de que, ms bien, son estrategias,
conscientes o inconscientes (da igual), para soportar
la primera ola colonial, el primer golpe de dominacin,
para esperar en un aparente silencio y sosiego algn
despertar. Como nos dijo Fanon, en lo ms profundo
de s mismo, el colonizado no reconoce ninguna
instancia. Est dominado, pero no domesticado. Est
inferiorizado, pero no convencido de su inferioridad.
Espera pacientemente que el colono descuide su
vigilancia para echrsele encima (1) . El vigilante no
se percat de que desde las races del silencio, desde
la humildad mas no de la estupidez, emerga toda
una memoria que hoy se expresa en un orgullo por
la memoria llevada a cuestas. Parafraseando al poeta
Lienlaf, se ha despertado el ave de nuestro corazn.
Una recapitulacin: interculturalidad
Si hay un concepto de moda para tratar el viejo
problema del indio como se denomin por
mucho tiempo, desde derechas a izquierdas, la
existencia de indgenas en Amrica Latina es el de
Interculturalidad. Pero, como toda categora, esta se
encuentra en disputa, no est definida de una vez y
para siempre, como bien lo hacen ver los exponentes
del conversatorio.
Por un lado, Maribel Mora Curriao nos advierte que
la interculturalidad no debe ser una prctica solo
para el mundo indgena, sino que debemos apostar
por una interculturalidad para todos, ya que en un
pas que es multicultural seala Maribel no tiene
mucho sentido, no tiene mucho sentido ni para uno
ni para otros, ni solo para los indgenas, ni solo para
los chilenos. Del mismo modo, indica que existen
tres perspectivas para pensar la relacin educacin-
pueblos indgenas: una que define como educacin
mapuche tradicional; otra que sera la respuesta de
los Estados para el flujo de demandas de los pueblos
indgenas, que estara caracterizada por la Educacin
Intercultural Bilinge; y, finalmente, aquellas
(1) Fanon, Frantz, Los Condenados de la Tierra, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1994, p. 46
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experiencias educativas que nacen, de manera
autnoma, desde la propia creatividad y posibilidad
del movimiento indgena.
Por su parte, Felipe Curivil discute con la nocin ms
oficial de interculturalidad y nos invita a cuestionarnos
si estamos dispuestos a seguir contribuyendo a la
construccin del discurso del Estado que tiene hoy
la interculturalidad o construimos interculturalidad
a partir de nuestras formas de organizacin y de
nuestras prcticas educativas, considerando que los
criterios de interculturalidad de los Estados no son
ms que criterios del multiculturalismo neoliberal,
que generan elementos de reconocimiento, pero
que se queda en reconocimiento folclorizante, sin
derechos polticos, sin derechos territoriales, sin
derechos sociales y culturales.
La idea anterior la profundiza Enrique Antileo,
sentenciando que no hay interculturalidad posible
sin desmontar las desigualdades histricas en la
que viven los pueblos indgenas, de este modo no
hay interculturalidad posible sin territorio mapuche,
no hay interculturalidad sin autodeterminacin,
no hay interculturalidad sin autonoma () No hay
interculturalidad sin luchar por desarmar la estructura
colonial o la dominacin que actualmente sigue
operando en la relacin entre el Estado, el sistema
econmico, incluso entre las relaciones cotidianas
entre chilenos y mapuche.
Finalmente, el Kimelfe Hctor Mariano acusa a
aquellos investigadores que pretendiendo rescatar
los saberes de sociedades muertas, no hacen
ms que practicar las viejas costumbres coloniales,
cuando en pueblos donde no quedan ms que un
par de hablantes aparecen los buitres esperando
que se mueran esos hablantes para hacer grandes
libros, para recordar la lengua muerta y eso no tiene
que suceder en nuestro pueblo. La interculturalidad,
as, no es simplemente rescatar, respetar o tolerar,
sino hacer de esa interculturalidad un proyecto
poltico de convivencia y emancipacin.
Otra reflexin: lo mapuche
Siempre me han llamado la atencin aquellas
personas que intentan definir qu es lo realmente
mapuche, me llaman la atencin tanto los no
mapuche que, con un afn explicativo del otro, no
definen ms que sus temores, sus miedos y sus
secretos. El mapuche violento, el mapuche mgico,
el mapuche flojo, el mapuche borracho, y as muchos
otros estereotipos de lo mapuche, no hablan ms
que de los chilenos y sus secretos.
Pero tambin me llaman la atencin los mapuche
que ambicionan encontrar rasgos homogneos de
nosotros mismos, enumerando caractersticas que
deberamos cumplir para ser mapuche, lo que Sergio
Caniuqueo llama, irnicamente, Mapuchmetro. Y
digo que me llaman la atencin porque he visto, o
me han contado, de pei y lamngen punkys y raperos
de comunidad, de ateos rockeros y cumbiancheros
asistir a Nguillatun, de esencialistas bailar al son de
alguna cumbia o ranchera, de nacionalistas celebrar
un gol de la Seleccin chilena o de bailar y cantar
el galen espaol lleg. Ahora, que se entienda,
tener diferencias entre nosotros no nos hace un
pueblo debilitado, sino todo lo contrario, nos hemos
adecuado. Somos una cultura que, como cualquier
otra, se modifica, muta. Hemos sobrevivido, y an
ms, con todas nuestras contradicciones la ternura y
el orgullo de ser mapuche no se nos ha borrado, como
tampoco se borran las aspiraciones de avanzar por
un proyecto que contemple las consignas bsicas de
nuestro movimiento: Territorio y Autodeterminacin.
Lo anterior nos ubica en una difcil situacin en
relacin a la educacin intercultural. Cmo pensar
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la interculturalidad y un proyecto de pueblo con
nuestras contradicciones? La ltima reflexin intenta,
no una respuesta, sino una provocacin.
ltima reflexin: Control Comunitario
Part este texto de presentacin con un epgrafe
del pedagogo, crtico y militante Paulo Freire, en
donde plantea que una educacin liberadora debe
contemplar al hombre y a la mujer como sujetos
concretos, contextualizados, presentes aqu y ahora.
Si aquello que llamamos educacin intercultural
intenta abrir caminos de libertad, entonces debemos
pensar una interculturalidad situada y significativa,
que contemple las continuidades y cambios que han
sorteado las sociedades indgenas y no indgenas.
Y me pregunto en ese sentido, quin mejor que
las mismas comunidades locales para evidenciar,
en el plano educativo, lo que quieren preservar y lo
que han visto transformar? Quizs la cuestin de la
educacin intercultural no pasa por instalar algunos
cursos en el currculum oficial y ac tensiono de
alguna forma con algunos de los ponencistas, sino
con la posibilidad de que las mismas comunidades
educativas controlen o tengan participacin en qu
se ensea, cmo se ensea y dnde se ensea, y
as dar cuenta de las percepciones comunes, como
tambin de la diversidad. Transformar las relaciones
de poder internas de la escuela y hacer entrar el
mundo exterior al espacio educativo, en definitiva,
como dicen lxs compaerxs de la Asamblea
Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), se
trata de avanzar haca el Control Comunitario de la
Educacin.
Lo anterior puede sonar lejano, pero bajo nuestra
contemporaneidad se han desarrollado experiencias,
desde los movimientos sociales y polticos, que
intentan rebelarse frente a representaciones
autoritarias (como la escuela), forjando nuevos
tipos de relaciones de poder al interior de las
organizaciones, promoviendo la horizontalidad y la
autodeterminacin como las bases de una poltica
alternativa, en los territorios, las escuelas y los
trabajos.
Esta poltica alternativa, se declara de base y desde
los oprimidos, posibilitando, a contrapelo de idearios
de homogeneidad, un quehacer que vislumbra lo
diverso como una posibilidad, respetando tiempos,
procesos y creatividad de las colectividades
autorreguladas. Asimismo, esta poltica autnoma,
no espera el maana que vendra despus de la toma
de poder, sino que lo entrev y practica hoy, posibilita
experiencias de autodeterminacin, es prefigurativa,
considera que desde ahora funcionan y pueden
operar relaciones humanas alternativas fuera de la
lgica estatal y del capital, formas que prefiguran
desde ya, un mundo otro. (2)
En fin, invito a leer las reflexiones que a continuacin
se exponen, apropirselas, discutirlas, criticarlas,
militar con ellas o desmitificarlas, cualquiera de las
posibilidades estar contribuyendo a pensar una
poltica intercultural para el futuro, que mucha falta
le hace al Chile y al Wallmapu contemporneo.
(2) Varios autores, Introduccin, En: Pensar las Autonomas, Ediciones Bajo Tierra y Ediciones Quimant, Santiago, 2012, p. 11. El texto citado aborda en profundidad y desde diferentes perspectivas, los caminos trazados y por trazar de la poltica autnoma en Amrica Latina. El libro est compuesto por 13 artculos, todos de diferentes autores.
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* Felipe Curivil Bravo
Interculturalidad y descolonizacin en educacin
* Licenciado en Historia, Universidad de Chile. Profesor. Miembro de la Comunidad de Historia Mapuche.
Para m es un privilegio estar ac compartiendo
con ustedes, compartiendo con mi lamngen Mari-
bel, con nuestro pei Hctor Mariano, con nuestro
pei Sergio Caniuqueo y ac nuestro hermano, de
varias batallas tambin, Enrique Antileo. Me ha to-
cado abrir este espacio. La idea es que como se nos
plante desde un inicio sea un conversatorio, por
lo tanto, voy a comenzar, bsicamente, entregando
algunos elementos ms bien generales, donde po-
der situar esta discusin de interculturalidad y des-
colonizacin dentro del ambiente educativo.
Interculturalidad, territorios en disputa
Primero sealar que, en lo que corresponde al desa-
rrollo de la llamada Educacin Intercultural Bilinge
(EIB) en Amrica Latina y en comparacin al contex-
to chileno, el desarrollo de la EIB ac es bastante tar-
do. Lo anterior lo sito de la siguiente manera: con-
siderando que un elemento esencial para hablar de
la EIB es la enseanza de lenguas originarias y en
relacin a que nos convoca el equipo de mapudun-
gun que ha generado con mucho esfuerzo nuestro
pei Hctor Mariano en ese sentido, un punto re-
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levante lo tiene la lingstica. La lingstica que se
ha aplicado en nuestros contextos es una lingstica
europea, la que durante mucho tiempo, en la dca-
da de los 70, de los 80 y 90, se aplic a los programas
de EIB en Amrica Latina. Y por lo tanto, esa meto-
dologa es tambin la que se vino aplicando, en la
dcada de los 90, en el contexto chileno.
Ya tenemos entonces un nudo bastante conflictivo.
Hoy da nuestros hermanos de diferentes espacios
de educacin, en latinoamericana, percibieron que
trasladar la lingstica moderna europea a la ense-
anza de lenguas indgenas, ha provocado lo que se
denomina una normalizacin lingstica o estanda-
rizacin lingstica. Esto gener, lamentablemente,
la aplicacin de criterios eurocntricos en el marco
de lo que se llama colonialidad del saber en la en-
seanza de lenguas indgenas. Adems, entendien-
do que el castellano es una lengua que se normaliza
poco antes de la conquista espaola, poco antes del
siglo XV, lo que llega a Amrica es una lengua estan-
darizada que tiene literatura, que tiene gramtica.
Es ese modelo (estandarizacin), finalmente, cuan-
do se trata de revitalizar las lenguas indgenas (tema
central de la EIB) el que se traslada, casi como un
calco en la enseanza de nuestras lenguas, atentan-
do en contra de las variabilidades territoriales que
poseen las lenguas indgenas.
Lanzo esta primera provocacin, la territorializacin
que tienen las lenguas indgenas versus esta nor-
malizacin o estandarizacin, que se nos plantea.
Esta tensin ya ha sido claramente identificada por
nuestros hermanos en Bolivia, Ecuador y un tanto
tambin en Mxico y Brasil, porque si hoy en da
queremos revitalizar el uso del mapudungun, en el
contexto de nuestros jvenes y nios mapuche, esa
revitalizacin tiene que contar con lo mejor de cada
uno de los elementos. No podemos mirar acrtica-
mente la estandarizacin y, en ese sentido, tenemos
que trabajar bastante para tomar lo mejor, tanto de
ese modelo de normalizacin lingstica, como lo
mejor de lo que tenemos en la construccin o ma-
triz histrica de las lenguas indgenas, en este caso
de nuestro mapudungun. Esa es la primera tensin,
toda vez que las lenguas originarias y su enseanza
son fundamentales para hablar de EIB.
Otro elemento importante del desarrollo de la EIB,
es que este modelo educativo se torna un campo
de lucha entre el Estado y los pueblos indgenas.
Esto sobre todo cuando actualmente se reconstru-
yen territorios, ya sea en espacios urbanos como
en espacios rurales en Amrica Latina, donde una
herramienta esencial para esa reconstruccin es la
educacin. Ah es cuando se producen tensiones
polticas con los Estados nacionales, que con un
modelo histricamente monocultural y homoge-
neizante tienden a minimizar la lengua y la cultura
de los pueblos originarios.
De mi perspectiva, la EIB es un campo de lucha y
un campo de control por parte los Estados hacia
los pueblos indgenas. Si el Estado controla la edu-
cacin, tambin puede controlar un agenciamiento
de los actores indgenas; la educacin termina sien-
do una estrategia de integracin nacional, una he-
rramienta colonizadora del Estado. De este modo,
esta agencia de integracin nacional, que desde un
comienzo de la repblica ha venido desarrollndose
en los territorios indgenas, actualmente est sien-
do criticada desde un modelo y paradigma levanta-
do por el mundo indgena, generndonos un deba-
te evidente que incluso repercute en un escenario
mayor como las polticas pblicas de los Estados.
En el anterior sentido, asumiendo este paradigma
que proviene de los pueblos indgenas, de qu in-
terculturalidad los Estados hablan en el presente?
La EIB es, reitero, un campo de lucha entre el Estado
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comprender la proveniencia de una estructura tra-
dicional mapuche. En suma, de estas experiencias la
interculturalidad claramente se nos presenta como
un territorio de disputa en espacios tan micro como
puede ser una escuela.
Movimientos por la educacin e interculturalidad
En la actualidad, y en relacin a los movimientos so-
ciales en Chile y los movimientos por la educacin,
sabemos que a partir del 2011 se comienza a de-
mandar mallas curriculares vinculadas a la intercul-
turalidad y espacios propios de educacin superior,
como lo hicieron los estudiantes mapuche. Existe
ah una discusin esencial, en el sentido de pregun-
tarnos si estamos dispuestos a seguir contribuyendo
a la construccin del discurso del Estado que tiene
hoy la interculturalidad o construimos intercultura-
lidad a partir de nuestras formas de organizacin y
de nuestras prcticas educativas, lo que conocemos
dentro del mundo mapuche como Kimeltuwn, el
conocimiento educativo mapuche.
Para los mapuche, se nos genera ah otra gran inte-
rrogante: Esa interculturalidad es solo para los ma-
puche, o el paradigma o epistemologa mapuche es
tambin un incentivo para generar una transversa-
lidad de la interculturalidad tambin a la sociedad
chilena? Entendiendo que Occidente tiene su para-
digma, que Oriente tiene su paradigma, que frica
tiene su paradigma, bueno, y que est el paradigma
de nuestra Amrica, lo que nuestros hermanos Kuna
hablan de Abya Yala, no es acaso el paradigma, los
valores y principios del mundo indgena?
Entonces lo que estamos viendo en las reformas
educacionales es cmo operan los mismos criterios
colonizadores, cmo los paradigmas eurocntricos
y norteamericanos entran a Amrica Latina y hege-
y los pueblos originarios. Hoy en da desde los Esta-
dos se nos habla de interculturalidad, pero sabemos
que eso responde a una tendencia del multicultu-
ralismo de corte neoliberal. Cuando los pueblos in-
dgenas hablamos de interculturalidad, hablamos
tambin de reconocimientos de derechos polticos,
no hablamos de enseanza de lenguas indgenas
en un contexto meramente academicista, sino que
lo estamos planteando desde el movimiento in-
dgena y sus reivindicaciones. Por esos motivos es
comprensible que hoy muchas organizaciones y
muchos educadores tradicionales, a propsito de
la implementacin del sector de lenguas indgenas
por parte del Ministerio de Educacin, sealen que
estas medidas no representan la continuidad de las
polticas que los Estados implementaron durante la
dcada de los 90, las que para fines de esa dcada
ya daban cuenta de su fracaso.
Al presente, con gran asombro, el Ministerio ha em-
pezado a aplicar este subsector de lenguas indge-
nas al interior de los currculos. Con esto se nos ha
producido un problema que ya nuestros hermanos,
sobre todo de Ecuador y Bolivia, sealaban desde
antes, es decir, que el sector de lenguas indgenas
se transformara en una asignatura ms. Eso es pre-
cisamente lo que est ocurriendo hoy da en espa-
cios educativos rurales y urbanos, bajo lo que es el
Decreto Ley n280, que crea el sector de lenguas
indgenas al interior del currculum chileno. Estas
experiencias de implementacin del sector en cues-
tin no han transformado la escuela en un territorio
de saberes o de interculturalidad, sino que nica-
mente han provocado un asignaturismo. Adems,
el educador tradicional termina siendo un profesor
ms si es que es efectivamente reconocido al inte-
rior como docente. Recordemos que hemos eviden-
ciado los cuestionamientos tpicos de otros profe-
sores, pero es que l no pas por la Universidad,
pero l no estudi cinco aos de pedagoga, sin
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epistmico. La interculturalidad para los pueblos
indgenas, como lo han hecho ver en Bolivia y Ecua-
dor, termina siendo un proyecto poltico. Desde este
punto es que nos podemos encontrar, como hijos
de una misma tierra, chilenos y mapuche, apostan-
do a construir un espacio de relaciones de intercul-
turalidad. Esto no necesariamente va a venir desde
el actual modelo de educacin estatal, sino que va a
pasar por profundas reformas polticas.
Sabemos que se est implementando de mala for-
ma, por ejemplo, lo que es hoy da un sector de len-
gua indgena desde el Ministerio. Creo que no nece-
sitamos un programa marginal de EIB al interior del
Ministerio de Educacin, sino que derechamente
necesitamos un Ministerio Indgena. Muchos de los
elementos actuales, no tan solo desde el mundo de
la educacin, sino que de otras demandas sociales
mapuche, pasan, en gran medida, porque las par-
tidas presupuestarias del Estado hacia el mundo
indgena son tan menores que ni siquiera alcanzan
para poder salir al encuentro de esas demandas. En-
tonces vienen los prstamos del BID, del Programa
Orgenes. Pero qu distinto sera si tuvisemos un
Ministerio Indgena, qu distinto sera si las partidas
presupuestarias discutidas los segundos semestres
de cada ao, tuvieran un elemento esencial para
construir espacios propios de educacin. Para eso
es necesario reformas polticas de gran envergadu-
ra. Para lo que necesitaramos, quizs un buen ca-
mino sea integrarnos a la demanda social por una
Asamblea Constituyente. En definitiva dejo lanza-
das estas provocaciones, donde la interculturalidad
es para nosotros un proyecto poltico.
monizan supuestos criterios de interculturalidad,
que sabemos que en la prctica responden al multi-
culturalismo neoliberal, generando grados de reco-
nocimiento, pero un reconocimiento folclorizante,
carente de derechos polticos, ausente de derechos
territoriales, sin derechos sociales y culturales.
Finalmente, tenemos ac un elemento fundamen-
tal de discusin para el movimiento mapuche, asu-
miendo que la demanda por educacin viene desde
las primeras dcadas de siglo XX, y llega al presen-
te, manifestndose por ejemplo en las acciones de
nuestros lamngen y pei jvenes de la Federacin
Mapuche de Estudiantes (FEMAE). Recordemos que
la FEMAE el ao 2011 lanz e integr al petitorio
de la Confederacin de Estudiantes de Chile (CON-
FECH) el punto 21, el de la interculturalidad. Ese ele-
mento no tiene un nacimiento sui generis, sino que
proviene de una matriz histrica del movimiento
mapuche, relacionada con la demanda por educa-
cin de nuestros viejos, de nuestros antiguos, que
abogaron por educacin para la sobrevivencia, en
un contexto altamente colonial en las dcadas de
1920-1930. Ellos demandaban que sus hijos apren-
dieran castellano, desde esa poca siempre la edu-
cacin ha sido para el mundo mapuche un elemen-
to sensible, pero lamentablemente no ha logrado
constituirse como un elemento relevante en una
agenda del movimiento mapuche. Es una cuestin
que debemos asumir quienes provenimos, de algu-
na u otra manera, del movimiento social mapuche.
Palabras finales
Entonces para ir terminando, me gustara dejar plan-
teada esa segunda provocacin, es decir, los valores
intraculturales del mundo mapuche alcanzan tam-
bin para levantar un nuevo paradigma educativo y
de construccin con la sociedad chilena, entendien-
do que la interculturalidad es tambin un proyecto
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* Maribel Moral Curriao
Educacin intercultural para todos
* Profesora y poeta. Magster en Literatura. Doctorante en Estudios Americanos. Miembro de la Comunidad de Historia Mapuche.
Mari mari lamngen, mari mari kom pu che, Inche Ma-
ribel Mora Curriao pingen. Inche mapuche-pewen-
chengen, inche malen kumwirife ka kimeltuchefe,
epu rume kimun yenien, wingkakimn tai eluetew
ta chillkatuwe ruka, ka mapuche kimn ta eluetew i
laku Manuel Curriao, ka i chuchu Manuela Colipe, i
mapuche kimn pichingey, doy mlelu wingka kimn
chew tai mlen mu, welu iche longkontunien i ma-
pudungun, ichi tai nordungungen mu.
Buenas tardes a todos, soy Maribel Mora Curriao, de
origen mapuche-pewenche. Soy poeta y profesora,
educada en el conocimiento winka en la escuela y
en el conocimiento mapuche que me transmitie-
ron mi abuelo Manuel Curriao y mi abuela Manuela
Colipe. Mi manejo del mapudungun es muy bsico,
pues la lengua winka es lo que se privilegia en esta
sociedad, pero me esfuerzo ahora por aprender el
mapudungun como un derecho.
Hablar de la Educacin Intercultural para Todos,
porque creo que la educacin intercultural solo para
pueblos indgenas, en un pas que es multicultural,
resulta incongruente, inequitativa y no atiende al
dilogo intercultural efectivo que propone. Voy a
explicar por qu sealo esto, distinguiendo prime-
ro cules son los enfoques que se pueden observar
actualmente en torno a la relacin educacin y pue-
blos indgenas en Latinoamrica.
En primer lugar, es necesario considerar que al igual
que en otros pueblos originarios, existe entre los
mapuche una educacin propia, ligada a la tradi-
cin cultural y que no tiene relacin con el conteni-
do y la forma de la educacin formal, en este caso,
chilena. Una educacin mapuche que se realiza en
la comunidad, al interior de la familia, que tiene sus
propios modos de entenderse y explicarse, sus pro-
pias formas de ensear y de aprender, que son muy
distintas a la racionalidad occidental aplicada en la
escuela chilena para ensear. No son los tiempos, ni
los espacios, ni las formas pedaggicas, las mismas.
Esta Educacin Tradicional Indgena es entonces el
primer punto que se debe tener en cuenta a la hora
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Para profundizar un poco en este tema, traigo a co-
lacin un par de significativas frases que nos leg
Gladys Ancalaf, profesora mapuche, comprometida
con la Educacin Intercultural Bilinge, que escri-
bi textos en este mbito y estudi un magster en
educacin en esta misma Universidad. Ella falleci
hace un par de aos, pero nos dej sus palabras, k-
medungun ka nordngun. En un conversatorio que
tuvimos aqu en la Universidad de Chile el ao 2006,
Gladys nos interpelaba:
Cmo utilizar esto en el buen sentido, cmo llegar
a usar el espacio de la escuela para revertir esa situa-
cin. Una escuela que por tantas dcadas, siglos, nos
ha separado, alejado, de nuestro mundo cultural.
Cmo podra cambiar, cmo podramos construir
una escuela que nos acercara, que nos devolviera,
un proceso social que nos permitiera reencontrar-
nos con lo que fuimos, con lo que somos, con lo que
podemos ser.
Yo creo que estas preguntas que Gladys nos haca,
con las que nos interpelaba, son un punto de par-
tida esencial para el lugar desde donde quiero que
nos situemos: la escuela chilena; esa escuela donde
nos hemos insertado los que ya avanzamos en todo
este trayecto y donde se estn insertando nuestros
hijos. Si entendemos la escuela como el espacio de
educacin donde se puede instalar la interculturali-
dad, donde se pueden incluir contenidos sobre los
pueblos indgenas, nosotros creemos digo noso-
tros porque son discusiones que hemos tenido en
distintos grupos mapuche y en la Comunidad de
Historia tambin, creemos bsicamente que tiene
que haber una formacin en interculturalidad para
todos los profesores que trabajen en contextos de
diversidad. O sea, no podemos pedirle a un profesor
sin una preparacin adecuada que aborde conteni-
dos sobre pueblos indgenas, porque son conteni-
de pensar una educacin intercultural.
En segundo lugar, si observamos las propuestas la-
tinoamericanas de educacin formal y pueblos in-
dgenas, vamos a encontrar un tipo de educacin
que quiere acercarse un poco ms a esta educacin
indgena tradicional; una educacin que podramos
denominar de Rescate y Preservacin Cultural Aut-
noma. Esta propuesta surge de los propios pueblos
indgenas, en zonas de Bolivia, Ecuador o en Chia-
pas, y se trata de escuelas generadas desde la co-
munidad, partiendo desde el pensamiento indge-
na, para generar, a partir de l, un tipo de educacin
con pertinencia cultural.
Un tercer enfoque, que resulta ms bien de la res-
puesta de los Estados a los movimientos indge-
nas, a partir de la dcada de los noventa, es la EIB
o Educacin Intercultural Bilinge. La generacin
de movimientos tan fuertes como el de Ecuador y
el de Chiapas, no dejan otra salida que atender a las
crecientes demandas de los pueblos indgenas. Sin
embargo, la EIB, al ser pensada desde los Estados,
parte desde la lgica de la educacin formal, para
incorporar all los elementos indgenas en distin-
tos grados y de distintos modos, con mayor o me-
nor participacin indgena, mediada por las con-
dicionantes que el sistema impone. Estos, a grosso
modo, son los enfoques que podemos identificar en
relacin a la educacin intercultural indgena en La-
tinoamrica.
Ahora bien, me interesa que pensemos aqu, qu
pasa con la educacin del estudiante mapuche co-
mn y corriente, que no pertenece a un movimien-
to, que su familia no pertenece a un movimiento
autonomista, que no vive en una zona de alta densi-
dad indgena, o el estudiante de cualquier otro pue-
blo, que tiene que insertarse necesariamente en la
educacin formal chilena?
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y sus especificidades.
La formacin de profesores es un espacio donde tie-
ne que instalarse la educacin intercultural, o si no,
malamente se puede implementar esta ley. Desde
este punto de vista, ac en la Universidad de Chile,
estamos presionando, para que la nueva institucio-
nalidad de educacin que se piensa implementar
incorpore la interculturalidad como un eje transver-
sal dentro de la educacin que all se pretende reali-
zar y creemos que as ocurrir. No pensamos, eso s,
que la interculturalidad tenga que ser una asigna-
tura ms dentro del currculum de profesores, por
que la interculturalidad, como deca Felipe hace un
rato tambin, es un paradigma, es otra forma de en-
tender la realidad, el mundo y las relaciones que se
establecen entre personas de distintas culturas.
Volviendo a las diferencias, un elemento importante
en la educacin tradicional mapuche son los espa-
cios; las salas de clases no son espacios adecuados
para la implementacin de contenidos culturales
de los pueblos indgenas. Hace unos das, hacien-
do clases en un CFG ac en la Universidad de Chile,
les deca a los estudiantes que si yo quisiera hacer
un trabajo acerca de cmo es el relato en la cultura
mapuche, y que para empezar nos sentemos todos
en crculo, no podramos, ya que las sillas de la sala
estaban fijas al piso. Entonces, cmo generar esos
espacios adecuados para la enseanza indgena,
creo que es un tema que tambin hay que pensar
desde la arquitectura, hasta la cuestin econmica
para poder implementarlo.
La incorporacin contextualizada de elementos cul-
turales indgenas es otro gran tema. Como seala-
mos, se ha creado el sector de lenguas indgenas;
pero no podemos ensear lengua indgena solo
como una lengua, como enseamos ingls, francs
u otra, porque estamos hablando de una lengua que
dos muy distintos, son contenidos de una compren-
sin de mundo distinta. No podemos, como deca
Gladys Ancalaf, ensear telar mapuche, por ejem-
plo, sin contextualizar qu es el telar mapuche, qu
hay detrs de todo ese trabajo, qu sentido y valor
se le otorga a esa actividad y al producto resultante,
en la cultura mapuche.
Uno de los problemas con la implementacin de
la Educacin Intercultural Bilinge, fue que se tra-
t precisamente que profesores medianamen-
te preparados, o con algn inters en esa rea, o
simplemente porque pertenecan a algn pueblo
indgena, implementaran contenidos de sus pue-
blos en el currculum. Actualmente, como mencio-
naba Felipe hace un momento, existe una ley que
obliga a los colegios que tienen ms de un 20% de
estudiantes indgenas a implementar el sector de
lengua indgena. La verdad es que a nosotros nos
preocupa qu va a pasar con esta situacin, cuando
no existen profesores ni escuelas preparados, para
implementar y colaborar con la Educacin Intercul-
tural Bilinge. Nos preocupa porque ya han ocurri-
do complicaciones cuando algn o alguna lamngen
ha ido a hacer clases a un colegio, ac en Santiago o
en otros lugares del pas. All ha llegado como Edu-
cador Tradicional, sin tener un ttulo de pedagoga,
porque este no es requisito para ser educador tradi-
cional; en estos casos es la comunidad quien lo ha
reconocido como tal, porque maneja los contenidos
culturales y la lengua de su pueblo. Y resulta que ese
educador tradicional es mal mirado por el resto de
los profesores, a veces incluso es mandado a hacer
labores de auxiliar, porque de entradita se le con-
sidera un sujeto inferior por ser indgena. Pero el
mayor problema es el no reconocimiento del saber
tradicional indgena como un conocimiento vlido
y esto relaciona ntimamente con que las Univer-
sidades que preparan profesores no se han hecho
cargo del enfoque educativo de la interculturalidad
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cultura mapuche se les pueda o deba explicar o en-
sear del mismo modo que a otros que tienen una
relacin diaria con su cultura.
Quiero detenerme un poco en un libro de poesa
mapuche para nios que se hizo con el Ministerio
de Educacin y que sirve como material didctico
para los profesores. Rayengey ti Dungun. Pichikeche
i Mapuche Kumwirin/ La Palabra es la Flor. Poesa
Mapuche para nios, editado por Jaime Huenn, es
un texto pensado y diseado desde distintos ele-
mentos culturales y estticos mapuche. Pensamos
en este libro poniendo en valor como se dice en
arte, estas expresiones que, a veces, por ser de su-
jetos indgenas son consideradas inferiores. Por eso
aqu tratamos que este libro resultara lo ms bello
posible, lo ms cercano para los nios, con muchos
colores e ilustraciones. Es un texto que no es barato
de hacer y por lo tanto, no muy fcil de convencer al
Ministerio para que lo financie. Pero pensamos que,
de algn modo, dignifica tambin el trabajo que se
est haciendo desde el mundo mapuche, la mayor
parte de las veces, desde la precariedad.
Es necesario sealar que, a pesar de las dificultades,
el trabajo de produccin de material didctico, inte-
lectual, literario, de rescate cultural o de creaciones
actuales, cuenta con una buena cantidad de publi-
caciones. Entre ellos el libro que realizamos desde
la Comunidad de Historia Mapuche, Ta i Fijke Ra-
kizuameluwun. Historia, Colonialismo y Resistencia
desde el Pas Mapuche. Anterior a este, pero en la
misma lnea, est Escucha Winka escrito y editado
por un grupo de historiadores mapuche. En el rea
de la literatura, encontramos Walinto, un libro de la
poeta y narradora mapuche-williche Graciela Hui-
nao, De Sueos azules y contrasueos de Elicura
Chihuailaf, poeta mapuche ya reconocido interna-
cionalmente; Kmedungun/Kmewirin, antologa
de poesa de mujeres mapuche que publiqu con
proviene de una visin de mundo completamente
distinta a la de la racionalidad occidental y est liga-
da a otros elementos socio-histricos, y eso debiera
explicarse, eso debiera ensearse; no es una lengua
que surge en el vaco, es una lengua que tiene un
contexto, una comprensin de mundo distinta.
Mencionaba antes que hay formas de aprendizaje
en la cultura mapuche que son distintas, por ejem-
plo, no se aprende as como estn ustedes sentados
aqu y yo les estoy hablando; en general, quienes
escuchan estn haciendo algo en el momento de
aprendizaje, o en el momento que estn haciendo
algo se genera un relato o una conversacin que
permite aprender. Entonces esta inmovilidad de no-
sotros aqu y el hablar permanente del otro no se da
en la forma de enseanza mapuche; hay ms inte-
raccin y acciones mltiples y concretas.
La creacin de material didctico permanente es
un elemento que nos parece fundamental, si se
mantiene la estructura racional occidental de en-
seanza, en alguna de sus tantas formas. El uso de
material didctico, en torno a objetivos, contenidos
y a una serie de reglamentaciones que tiene el Mi-
nisterio de Educacin, debiera considerar al menos
la creacin y masificacin de un material pertinente
desde el punto de vista indgena.
La educacin intercultural diferenciada, segn con-
texto, tambin nos parece un tema que se debe
abordar. Si consideramos que hay estudiantes ma-
puche que todava viven en la comunidad, todava
tienen relacin con su cultura, han aprendido desde
esa forma cultural y otros que no, otros que perdie-
ron esa posibilidad, que sus padres, sus abuelos ya
no la tuvieron, entonces es necesaria una educacin
intercultural con distintos nfasis. Del mismo modo,
no podemos pensar que a los chilenos o personas
de otros pueblos que nunca se han acercado a la
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una profesora de la Universidad de Santiago; el li-
bro Relatos Mapuche, editado por Jaime Huenn y
que corresponde a una recopilacin que hizo Jaime
Huenn en la zona de Freire; la antologa de poesa
de mujeres mapuche Hilando en la Memoria que
realiz Graciela Huinao con Soledad Falabella. En el
mbito de los ensayos, el Recado Confidencial a los
Chilenos de Elicura Chihuailaf es un libro destacado.
Estas son solo algunas de las publicaciones mapu-
che del ltimo tiempo; hay una buena cantidad de
libros ms que se pueden revisar que han sido reali-
zados desde dentro de la cultura mapuche misma o
por otros autores.
Gracias.
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* Sergio Caniuqueo Huircapan
Reflexiones a partir de la construccin del Grupo de Estudios de DescolonizacinLeliai Tai Aiwi
* Historiador. Comunidad de Historia Mapuche. Grupo de Estudios de Descolonizacin Leliai Tai Aiwi. Magister Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile.
Primero que nada agradecer la invitacin a este co-
loquio realizada por la gente amiga de Santiago,
para venir a exponer una iniciativa que estamos de-
sarrollando en Temuco con estudiantes de la carrera
de Pedagoga en Historia, que ya realizaron su tesi-
na y que actualmente se encuentran desarrollando
su prctica para titularse como profesores de his-
toria. Dentro de ellos hay personas mapuche y no
mapuche, con los cuales desarrollamos un Taller de
Descolonizacin. Este taller comenz a discutirse el
ao pasado, a partir de un encuentro de profesores
de historia donde algunos de ellos participaron y
este ao comenz a implementarse. Voy a entregar
algunos antecedes generales e histricos sobre el
estudiantado mapuche en Temuko, para luego des-
cribir en qu consiste el trabajo de taller.
Mapuche en el contexto universitario
Primero que todo, sealar que existe una presencia
del estudiantado mapuche, tanto en la Universidad
de la Frontera, como en la Universidad Catlica de
Temuco, correspondiente prcticamente al 10% o
12% en cada casa de estudio. Esta tendencia se ha
mantenido en el tiempo; por ejemplo, en el 2002 hi-
cimos un trabajo de identificar alumnos mapuche
en la Universidad de la Frontera, resultando aproxi-
madamente 1.200 estudiantes en una poblacin de
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miento crtico mapuche, ni en la prctica organiza-
cional ni en la produccin escrita.
Por otro lado, no existen procesos de militancia, en
el sentido de que exista una disciplina, y dentro de
esa disciplina un proceso de sistematizacin, tanto
terico como prctico, que desarrolle un pensa-
miento crtico y un trabajo de inclusin, aceptando
a la persona mapuche en su integralidad. Se recibe
a quien mantenga una posicin poltica ruralista del
movimiento mapuche, dejando afuera la diversidad
de mapuche urbanos, provenientes de otros puntos
geogrficos, con ideas religiosas o polticas distin-
tas.
Despus, cuando estos pei y lamngen salen a la
vida laboral, solamente un pequeo grupo queda
articulado laboralmente en el mundo mapuche, ya
sea porque ingres al aparato estatal con orienta-
cin indgena, en este caso en la CONADI, ya sea
desde el mundo privado, como las ONGs y/o consul-
toras, como ha sido mi caso por ejemplo, donde he
desarrollado pequeas investigaciones, lo cual me
ha permitido al menos publicar y realizar anlisis,
pero de manera muy condicionada. Sin duda, estas
prcticas no solo limitan la inclusin de personas y el
desarrollo de pensamiento crtico, tambin lo hacen
para el futuro, pues no generan una propuesta para
abordar el mundo laboral ni para seguir militando
en la causa mapuche, con lo cual el poco esfuerzo
que se hace queda mermado en la vida adulta.
Ahora bien, uno tambin observa la evolucin de
estos alumnos tesistas. Al revisar las tesis de los 90,
se puede ver que son altamente ideolgicas, con-
denando al Estado, condenando el racismo, pero
si analizamos las ltimas tesis, se da un proceso de
profesionalizacin, en el sentido de que hay inves-
tigaciones con ms instrumentos tericos-metodo-
lgicos. Tambin estas nuevas investigaciones dan
8.000 alumnos. Esto sigue hasta la actualidad, es
decir, que en estos momentos no existe una estads-
tica de alumnos mapuche con criterios claros como
autoidentificacin (por nombrar uno). En la mayora
de los casos se utiliza la variable de apellidos mapu-
che.
Lo llamativo es que de esa cantidad de estudian-
tes mapuche, los organizados son entre 3% al 5%.
Cuando esto ocurre, algo nos est diciendo la rea-
lidad. Por qu jvenes mapuche que ingresan a la
Universidad, que traen un pasado histrico, no se
vinculan, no se organizan dentro de la Universidad?
Es solamente un problema de identidad? Un pro-
blema de alienacin? Qu ocurre?
Normalmente quienes pertenecemos a un movi-
miento social tendemos a discriminar a aquellos su-
jetos que no se organizan, y les colocamos un mon-
tn de apelativos que terminan siendo categoras,
desde amarillo hasta desclasados. Estas mismas
prcticas provocan que los pequeos grupos orga-
nizados terminen en una suerte de sistema cerra-
do, en el que solo circulan quienes tienen un perfil
cultural y poltico mapuche, con una prctica social
excluyente. Estos grupos en su mayora estn cons-
tituidos por hombres, con una mnima participacin
de mujeres, y adems poseen un discurso culturalis-
ta de izquierda en muchos casos.
Estos estudiantes organizados, al terminar sus carre-
ras, han logrado generar corpus narrativo a travs
de sus tesis, tesinas y artculos durante el pregrado,
pero han quedado en el limbo. Es decir, sus tesis son
muy poco citadas, se citan entre ellos bsicamente,
y no han producido un proceso de discusin al inte-
rior del mundo mapuche, ni menos dentro del es-
tudiantado. Son insumos que estn paralizados. En
este sentido vemos que estas prcticas excluyentes
en nada han favorecido al desarrollo de un pensa-
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a contrapelo o entre lneas, lo que est generando
nuevos insumos. Ahora, la idea de generar estos ti-
pos de talleres no es simplemente generar cuadros
tericos del movimiento mapuche, sino todo lo con-
trario, generar cuadros que desarrollen una meto-
dologa que puedan replicarlos en otros contextos.
En este caso por ejemplo, al trabajar con los chicos
chilenos. Se entiende que esta relacin colonial in-
volucra no solamente aspectos econmicos y pol-
ticos, sino tambin involucra procesos relacionados
con la ideologa. Esta misma no es solo discursiva,
sino que es ideologa transmitida cotidianamente,
a partir de imaginarios, como es el caso de humo-
ristas que utilizando por ejemplo la figura del pee
tee, causando risa en la mayora de las personas,
son parte de esta lgica colonial, pues articulan la
ideologa colonial de la inferioridad del mapuche,
naturalizndola. El grupo se enfoca en procesos de
descolonizacin tanto de chilenos como mapuche,
pues este sistema funciona de manera diferenciada
en los sujetos y eso hay que desentraarlo.
Por lo tanto, esta discusin de lo mapuche tambin
es una discusin tanto de quien coloniza, como del
colonizado. La definicin de lo mapuche se involu-
cra con lo que hemos definido como esencialismo
estratgico, es decir, por un lado, el colonizador
es quien dice qu es lo mapuche, atravesando las
clases sociales de la sociedad que domina. De este
modo, un barrendero chileno puede decir lo que l
entiende por mapuche y qu es lo que considera
por mapuche, y tambin te lo puede decir un ge-
rente de una empresa a nivel nacional. Bajo esas ca-
tegoras establecen qu es lo mapuche. Es por ello
que la definicin ms simple de colonialismo es de
una sociedad que domina a otra, donde no hay di-
ferencias de clases sociales al momento de dominar.
Por otro lado, entre los mismos sujetos subalternos
mapuche, se establece una suerte de mapuchme-
tro, quin es ms mapuche, lo cual tambin es parte
luces ms concretas acerca de los fenmenos que
estn ocurriendo. Dentro de ese proceso hemos lle-
gado a trabajar conceptos como el de colonialismo,
que nos ayuda a explicar bastante mejor nuestra re-
lacin con el Estado y con la sociedad chilena.
Nuevos caminos y reflexin descolonizadora
En este contexto, el ao pasado nos comenzamos
a reunir con estudiantes de historia, generando un
proceso reflexivo de lo que ocurra. La mayora de
ellos sealaban que faltaban elementos tericos
para mejorar sus tesis. De hecho se estaban produ-
ciendo tesis muy interesantes que tienen que ver
con la reconstruccin territorial, de Jaime Antimil
por ejemplo; otra de la prdida lingstica a travs
de las generaciones, de Juan Porma; otra acerca de
las misiones como mecanismos de disciplinamien-
to, de Patricio Macaya. En fin, tenemos varias tesis
que estn orientadas a describir estos procesos
coloniales, pero ninguna tena los conceptos ajus-
tados para describir, de manera ms exacta, los fe-
nmenos que ellos estaban escriturando. Entonces
de ah nace esta necesidad, primero que nada disci-
plinarnos, en el sentido de establecer una metodo-
loga de trabajo, en la que vamos analizando tanto
sus visiones, sus investigaciones histricas, as como
la interpretacin de textos que han escrito personas
de otros pueblos.
La metodologa es simple: a partir de lecturas guia-
das, se establece un texto que se lee en un perio-
do de una semana, y si el texto es muy largo cada
15 das, cuando nos encontramos generamos un
conversatorio, donde establecemos una pregunta
eje y discutimos acerca de cmo se articulan esos
conceptos a nuestras investigaciones. Esto ha sido
bastante interesante, ya que hemos visto que las
fuentes historiogrficas son fuentes altamente ideo-
lgicas, pero que al mismo tiempo se pueden leer
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como cultura, hay un juego de preservar y desechar
elementos permanentemente. No existe de mane-
ra prstina como algunos quisieran. Quienes lo ven
as tratan de generar una teologa mapuche, pero
crear estos sistemas siempre genera trampas, ya
que muchos aspectos se basan en construcciones
artificiosas como la que he colocado de ejemplo,
y en muchos casos sirven ms como instrumento
de alienacin o dominacin que de liberacin. Son
cosas que la historia nos va revelando. Justamente
cuando vamos colocando un anlisis crtico, esta
produccin nos va indicando tambin el contexto
histrico en la cual se gener. Hay una genealoga
de elementos que estn presentes ah, reconfigu-
raciones del colonialismo o de fenmenos como el
racismo, a travs del tiempo.
De igual modo hemos intentado avanzar, o por lo
menos lo establecemos como desafo, en cmo se
construye el conocimiento en trminos de dilogo
de saberes. Desde ah establecemos o vemos a la
ciencia como un producto cultural y que, por lo tan-
to, puede dialogar con otro producto cultural, que
es el kimn mapuche, encontrando puntos de con-
vergencias y divergencias. En este sentido estamos
haciendo los esfuerzos, pero cmo vamos a plan-
tear este esfuerzo para adelante? La idea es, bsica-
mente, apuntar a la produccin de un nuevo corpus.
Esto quiere decir que quienes integramos el taller
publiquen, pero fuera de eso se encuentra el com-
promiso de armar talleres o grupos de discusin en
esta lnea, que trabajen con este tipo de metodolo-
gas, que vayan generando una produccin crtica
dentro del mundo mapuche y chileno.
Palabras finales
Por ltimo, la idea es que quienes integramos este
taller o grupo de discusin piensen la historia ms
all de la formacin que se tiene como profesor, y se
de este juego colonial, pero que redita socialmen-
te a ciertos mapuche en prestigio social.
Estas discusiones sobre descolonizacin buscan de-
rrumbar ideas como la del choque de culturas, en
la que existe el supuesto de que los chilenos estn
incapacitados para comprender o aprender del ma-
puche: una posicin muy fuerte en los culturalistas,
que piensan que la cultura mapuche trae un cdigo
gentico que solo pueden descifrar los mapuche,
algo similar a la izquierda que piensa que los obre-
ros y pobladores estaran ms cerca de los mapuche
por su situacin de explotacin, bajo un esquema
productivo. Justamente la eficiencia del colonialis-
mo es que en el caso de las sociedades dominantes
sus clases populares adscriben a esta ideologa y la
reproducen, de ah que fenmenos como el racismo
terminan siendo globales a la sociedad.
Estos esencialismos estratgicos incluso han lleva-
do a generar conceptos que son explicativos para
los chilenos, pero que no tienen relacin con lo cos-
movisional, colocar un solo ejemplo. El concepto
de uke mapu, el cual es muy utilizado, no tiene
ninguna relacin dentro de la ritualidad, la machi
nunca se refiere a la mapu uke o uke mapu. Es un
concepto que se instal en 1978 cuando haba que
ubicar una categora que fuera comprensible para
no dividir las tierras. Es verdad, existe una relacin
distinta entre el mapuche y la naturaleza, pero acu-
ar esta palabra sirvi para que tambin al chileno
(el otro) le pudiera ser ms inteligible, es decir, que
pudiera entender por qu el mapuche estaba recla-
mando y no quera que se les dividieran las tierras.
Finalmente, este concepto ha operado de tal forma
que hoy en da en casi todos los discursos polticos
ya est instalado, y pareciese que es un concepto
cultural mapuche milenario. Debemos tomar en
cuenta que la cultura mapuche crea y recrea con-
ceptos permanentemente, desde que se establece
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comience a realizar talleres de historia y ensear las
tcnicas que tiene la historia. Por lo general, cuan-
do se habla de historia, se piensa que es una cien-
cia donde solo algunos llegan a trabajar las tcnicas
de la historiografa. La verdad es que estas tcnicas
son productos del oficio, es decir, el historiador es
una persona que hace un oficio. Las carreras univer-
sitarias nos permiten conocer contextos histricos,
pero el historiar es un oficio, lo puede desarrollar un
abogado, un panadero. Lo puede desarrollar cual-
quier persona conociendo las tcnicas. Ahora, den-
tro del mundo mapuche tambin existen tcnicas
que se pueden desarrollar y de las cuales se puede
generar una produccin de conocimiento bastante
crtico desde el pasado.
Finamente, los ejes centrales del taller son: estudiar
el pensamiento crtico y revisar la cultura no desde
una perspectiva esencial, sino analizarla desde un
determinado contexto histrico, lo cual nos va a ir
diciendo por qu la cultura opt por mantener cier-
tos elementos en un momento y por qu en otro los
desech. En este sentido, estamos viendo el tema
cultural desde una perspectiva que nos permita
proyectar la cultura mapuche, pero tambin esta-
bleciendo que existen ciertos elementos que pue-
den tener continuidad y ciertos elementos que no
lo van a tener. Esto es parte del desarrollo de toda
cultura, pero este desarrollo debe estar liberado de
los esquemas coloniales o en sentido a romper con
este tipo de relaciones.
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* Hctor Mariano
Interculturalidad, lengua mapuchey juventud en Santiago
* Profesor de Lengua Mapuche, Equipo Kom Kim mapudunguai waria mew. Miembro del Seminario de Estudios Indgenas Contemporneos, Universidad de Chile.
Mari mari pu pei, mari mari pu lamngen. Mle-
pai tfa. Iche mapudunguan, mapuche iche.
Iche Hctor Mariano pingen. Temuko che iche,
Kurako Rankil pingey tai lof. Mlepai tfa mew,
mley dungu, tfachi dungu: epu rume kimn pin-
gelu. Kuyfi ngekelafuy tfachi dungu tai lof mew,
ngekelafuy tfachi rakiduam tai lof mew. Welu fa-
chiant mlepai tfachi waria mew ka kimpai ta
dungu. Kimpai wingkadungun, wingka rakiduam
ka kontulpaeymew. Wingkadungukei ka mapu-
dungukei, kieke re mapudungukey, adumlay i
mapudungun.
Feymew, welu ichi ta inalelayafui tfachi dun-
gu mew. Mlei tai mapuchengen pipingei, fey
ta rf dungu, petu mongelei ka pii: petu niei
rakiduam, petu mongelei tai mapuchengen, pi-
lei tai mapuchengen tfachi waria mew. Feymew
fantepuy tfachi tripant pei ka dungu: mley tai
dungu tai mapuchengen, welu afkley tai mapu-
chedungun, tai rakiduam mew, tai dungun mew.
Feymew ta kme dungu no fey ta chi dungu. Fey
tfa mu mley wechekeche mapuchengelu kimlay
Mapudungun. Chem piafui? Weda dungu? Niey
kulpayngn feyengn? Akurkey ta tfachi wingka-
dungun, famngawpay, katrnuwpay mapuche-
dungun, feymew ta felei ta fachiant.
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pei pu lamngen, fey tfa mew epu rume mongen,
epu rume dungun, niey tai wechekeche fachiant,
fey mley tai kimelafiel ka mley tai witrampura-
mael ta dungun feyengn mew.
Yo hablara todo en mapudungun, porque es lo que
ms domino, pero esta es la realidad de nuestro
pueblo. Yo soy Hctor Mariano, profesor de la tierra
y, por lo tanto, lo dije muy bien en mapudungun
esperando que algunos lo puedan entender. Creo
que aqu hay muchos mapuche, pero me da mucha
pena cuando no se entiende. Su odo mapuche est
cerrado y sus ojos mapuche tambin, producto de
la tremenda historia que tenemos como pueblo. La
glotofagia nos ha consumido paulatinamente nues-
tro hablar. Es por eso que hoy nos encontramos con
esta situacin. An as, decimos que nuestro pueblo
est vivo, existimos los mapuche. Mientras, otros
dicen ya no estn los mapuche, los mapuche ya no
hablan. Si fuera as, no escucharan mapudungun
esta noche.
Entonces, he hablado un poco de la historia, del
trabajo que vi en la Universidad. Al comenzar esta
labor de revitalizacin lingstica, se acercaron mu-
chos jvenes diciendo: yo soy mapuche, mi padres
son mapuche, dicen que mis abuelos hablaban,
pero mis padres perdieron su lengua y obviamen-
te yo tambin, pero quiero conocer mi lengua. Yo
creo que a muchos les est llegando esta palabra
esta noche. Muchos son los que estn en esta situa-
cin igual, pero aqu estamos nosotros los hablan-
tes, aqu estamos para ver el da de maana como
los guaranes la posibilidad de hablar mapuche en
todos los espacios, en la universidad y donde nos
encontremos.
Creo que esto va a cambiar, por eso estamos traba-
jando. Pu pei pu lamngen, esta es la situacin. Hoy
da tenemos dos sangres en nuestro pueblo, no s si
Mley ta kie ftra piam, montumangepai tai
mapu, illamtungepai tfachi mapu mew, feymew
ta felei tai mapuchengen. Welu tfachi ftra
waria mew -feypingey, inaramtungey femngechi ka
femngelaychi- doy kla mari por ciento mapuche
mlerkey tfachi waria mew. Mlepay mapuche
Santiago waria mew, ptrm che mlepay. Ka petu
dewma dewmangekey wechekeche ka kpaley
mapuche mongealu tfachi ftra waria mew. Fe-
yengn re wingadungun allkumekelu i ruka mew
anay, kimlay tai Mapudungun engn. Feymew, re
yll y mten mley. Femngechi mongen ta niei ta
tfa mew. Welu adkintui unifersidad mew - iche
kdawklen feymew- pepan feychi dungu, petu ki-
meln tfachi we kimelmeken tfachi dungu iche.
Fll kompa wechekeche, wechekedomo feypi i-
che ta mapuchengen, welu kimlan tai dungun, kim
mapudungulan, afi tai dungun tai chaw mew, fey
ta lelfnche ngefuy, welu dunguwelay tai dungun
engn tai uke ka tai chaw. Tai fchakechu-
chu yem pingey ta dungukefuy, pingeken pi tai
ntram engn, welu iche kpa wiotun tai dun-
gun, welu iche kpa dungun. Mongetuay tai dun-
gu iche i chengen mew pingen. Feymew tfachi
dungu rfdungurke, mley ta mapuche unifersi-
dad mew. Fey tfa penieyngn tfa mlelu, iche
inaflklelu, petu chillkatuy wingka rakiduam win-
gka kimn nieael. Kmey chi dungu tati, welu inchi
feypii pingefii wiotunge tami mapu mew. Fey-
chi kimn kimfilimi welu wiotulfe tfachi mapuche
rakiduam mew, witrampurange tami dungu, mapu-
chedungun mew.
Feymew ka feypin ka kimpan feychi dungu: mley
ta mapunche (mapuche) mlelu epu che mten
kim kim dungulu tai dungun, tai mapudungun,
kimkefii feymew feychi epu yagan, mley epu che
mten mlefuy. Rupay kla kyen larkey ta kie
dungun, kie kewn, feley ta pu pueblos indge-
nas mapundungun fillke pas mew. Feymew, pu
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decir interculturalidad humana, pero esa es nuestra
realidad. As es, nuestros jvenes quieren recuperar
su lengua. Adems agregara que este es al mismo
tiempo un problema de pas, las lenguas indgenas
son patrimonio en este pas y, por lo tanto, debemos
conocerlas y no avergonzarnos de ellas. Por eso hoy
les digo a los jvenes que estn caminando hacia
la profesionalizacin, que sern profesores de dife-
rentes temas les digo progreso e identidad, es de-
cir, sobre ese progreso, sobre su avance, vuelvan a
su pueblo, a su gente; sobre ese conocimiento, ayu-
den a levantar su pueblo.
Feley pu pei pu lamngen. Escuch decir ac tam-
bin, que cada tres meses muere una lengua. Esto
lo observamos en nuestras investigaciones, cuando
preguntamos en diferentes lados. En el pueblo ya-
gan por ejemplo quedan pocos hablantes. Ah estn
los buitres esperando, que se mueran esos hablan-
tes con el propsito de hacer grandes libros recor-
dar las lenguas muertas. Eso no tiene que suceder
en nuestro pueblo. Fey mten, pun may.
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* Enrique Antileo Baeza
Escuela, interculturalidad y multiculturalismo.Construyendo una propuesta de Universidad Libre Mapuche
* Antroplogo, Miembro de la Comunidad de Historia Mapuche. Magster en Estudios Latinoamericanos. Doctorante en Estudios Latinoamericanos. Coordinador Universidad Libre Mapuche Wenceslao Paillal y miembro del Equipo Kom Kim mapudunguai waria mew.
Mari mari pu pei, pu lamngen. Maumklen tamn
kpan fachiant. Fachant nutram kayai chumnge-
chi i mlen tfachi rakizuam Santiago waria mew,
Chile mew; nutramkayai ta chumngechi i mlen
epu rakizuam tfachi waria mew. Inche Enrique An-
tileo pingen, kdawklen tai pei Hctor Mariano,
tufachi weichan tai witrampuramael tai mapudun-
gun ka weichalei tai mongen mew.
Nos hemos reunido hoy para conversar un poco so-
bre el tema de la interculturalidad en la educacin y
para hablar, de cierta forma, sobre diferentes pen-
samientos que se contraponen o que estn convi-
viendo, luchando, en contradiccin directa, y que
sin duda nos llaman a reflexionar a quienes estamos
interesados en esta problemtica. No todo el pas
fuera de esta aula est pendiente de estos temas.
Aprovechando la situacin que se est dando en
las calles, donde emerge un contexto de lucha bien
interesante y fuerte respecto al tema del acceso, la
gratuidad, el lucro y la calidad de la educacin, que
est muy vigente, quisiramos proponer una dis-
cusin. En ese contexto, existe un elemento que se
nos pasa de largo, que se nos olvida producto de un
problema que viene desde la misma creacin y fun-
cionamiento de la educacin en Chile y Amrica La-
tina, que apunta bsicamente a cmo enfrentar o
cmo articular respuestas en torno a este concepto
que llamamos diversidad? Indudablemente es una
pregunta cuya respuesta visibiliza y abre una lucha
tambin de largo aliento. Por lo que conozco, por la
experiencia que veo y vivo en lo cotidiano, podra
sostener que en Chile existe un modelo monocul-
tural de educacin, donde la cabida que tienen los
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ria y muchsimos menos los que lograban llegar a
la universidad. Esto debido por lo que hemos ido
conversando con gente ac en Santiago y en el sur
a las dificultades que presentaba la poca. Pasar seis
aos sin entender casi nada de lo que se estaba en-
seando, es lo que nos presenta la memoria de un
sufrimiento invisibilizado. La gente sala con una o
dos habilidades de su paso por la educacin formal:
leer y escribir medianamente para entender el es-
paol, con la funcin de realizar trmites y no ser
engaados.
Entonces la pregunta es qu ha cambiado hoy en
da que estamos hablando de interculturalidad? Si
las memorias de nuestros mayores en nuestras fa-
milias y cercanos nos dicen que hace 40 o 30 aos
la escuela continuaba representando este espacio
complejo y contina hoy en lgicas similares desde
mi perspectiva de castigo, de articulacin de una
forma de ver la vida que se impone por sobre otras,
por qu hoy en da hablamos de interculturalidad?,
por qu actualmente existen polticas pblicas de
interculturalidad? Tengo la impresin que debemos
remontarnos a la lucha de los pueblos indgenas,
que desde muy temprano vieron en la escuela un
espacio contradictorio.
Del movimiento y la educacin
Las primeras organizaciones mapuche, entre 1910
y 1950, tenan en la educacin una demanda cen-
tral. Educarse abra la posibilidad de alfabetizarse,
de romper la barrera del racismo, con la finalidad de
detener el engao en la defensa territorial; permita
ir a los juzgados de indios a realizar trmites y as
evitar la usurpacin de latifundistas. En definitiva,
ayudaba a revertir ese proceso de despojo fsico y
jurdico. Actualmente nuestras demandas en esta
mesa son, si miramos al pasado, bastante diferentes.
Por ejemplo: queremos revitalizar la lengua cuando
conocimientos de los pueblos indgenas es total-
mente marginal. De tal forma, es interesante obser-
var cmo el movimiento estudiantil considera o no
considera esta realidad. Si bien recuerdo, ha sido el
ltimo punto en un petitorio general, cuando a no-
sotros nos parece fundamental.
De la escuela y sus caminos actuales
Todo lo anterior llama a reflexionar de varias formas
y en varios niveles, tanto histrico como contigen-
te, general o particular. Preguntarnos por ejemplo,
qu significado ha tenido la escuela para el mun-
do mapuche?, cmo se articul esa escuela, sobre
todo, durante los primeros aos de instalacin del
sistema colonial en Chile? Hablo de las dcadas
de 1920-1930. Desde una reflexin que venimos
compartiendo con varias personas, se trata de un
sistema de institucionalizacin de la violencia, de
una imposicin violenta cultural y simblicamente,
que nuestro historiador Hctor Nahuelpan reciente-
mente ha caracterizado como espacio civilizatorio.
La escuela se transform en un lugar para dejar de
ser brbaros y se impuso jerrquicamente para
hacernos ver como un pueblo inferior. Todo esto
desde las distintas escuelas rurales que empezaron
a implementarse con las misiones y despus con
otras instituciones que fueron llegando al territorio
mapuche. Del mismo modo ya bien entrado el si-
glo XX, durante la dcada de 1970 o 1980, la escue-
la segua siendo un espacio de imposicin, sobre
todo para las personas que manejaban nicamente
el mapudungun. El castellano era hegemnico y el
mapudungun funcionaba solo en la comunicacin
domstica o derechamente perda su transmisin.
Es ah el lugar de los relatos que recuerdan la es-
cuela como una poca de mucho sufrimiento. Muy
pocos eran los que lograban salir de la enseanza
bsica, menos los que podan terminar la secunda-
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no. Con ello se produce una confusin. Cuando el
Estado habla de interculturalidad y los movimientos
hablan de interculturalidad, ser la misma intercul-
turalidad de la que estamos hablando nosotros y el
Estado? Es una pregunta que surge dado que la do-
cumentacin pblica vocifera interculturalidad, los
programas que promueve la CONADI hablan de in-
terculturalidad, y leemos tambin la articulacin de
esta mesa en torno al concepto de interculturalidad.
Despejando dudas: multiculturalismo e interculturalidad
En tal sentido, nos gustara intentar despejar algu-
nas cosas para saber qu entendemos por inter-
culturalidad. Por un lado creo que se trata, leyendo
tambin un montn de experiencias en Amrica
Latina, de una propuesta de relacin, relacin entre
pueblos, entre conocimientos, entre sistemas cultu-
rales distintos, que promueve la idea de que no exis-
te una sola concepcin de las cosas, sino que con-
viven en un mismo espacio distintas concepciones.
Es la idea de un reconocimiento mutuo. Entonces,
la interculturalidad se sostiene como un horizonte
posible, como una construccin, un paradigma, un
proyecto, una alternativa de transformacin del sis-
tema educativo y del sistema social en general, no
solo del rea de la educacin. Una alternativa donde
se concreticen adems los derechos de los pueblos
indgenas.
Desde mi perspectiva no hay interculturalidad po-
sible sin desmontar las desigualdades histricas en
la que viven los pueblos indgenas. De este modo,
no hay interculturalidad posible sin territorio mapu-
che, por ejemplo; no hay interculturalidad sin auto-
determinacin como principio para la igualdad de
derechos entre los pueblos; no hay interculturalidad
sin autonoma, que constituye gran parte de las de-
mandas sostenidas por el movimiento mapuche. No
nuestros viejos queran hablar el espaol. Entonces,
qu ha pasado durante todos estos aos que ahora
reflexionamos la cuestin de la interculturalidad?
Creo que tiene que ver con varios procesos que han
ido confluyendo. Por un lado, la articulacin de un
movimiento mapuche ya de muchos aos, que ha
sabido bregar contra todo el sistema colonial y que
ha presionado para realizar transformaciones en sus
entornos y en la estructura del Estado. En este senti-
do, lo primero es despejar y desmentir que exista un
beneplcito de parte del Estado al generar polticas
pblicas sobre interculturalidad, es decir, a nuestro
entender: tenemos polticas pblicas de intercultu-
ralidad porque la gente ha luchado un montn de
aos para hablar del tema, si no, no habra nada. Lo
mismo que pasa con el tema de la gratuidad y la ca-
lidad que se est discutiendo actualmente, si no hay
movimiento estudiantil que presione, nadie lo dis-
cutira. En el caso mapuche ocurre lo mismo, si no
hay aos de lucha anticolonial en diversos soportes
y estrategias, si no hay conflictos histricos, si no hay
comunidades recuperando tierras, si no hay gente
muerta, no habra Programas Orgenes, no habra
libros, no habra Programa de Educacin Intercultu-
ral Bilinge, no habra nada. Entonces, es necesario
asumir esos contextos en la mesa, porque mucha
gente es la que se ha sacrificado, no solo en el mar-
co actual de la conflictividad ms meditica, sino
durante todo el siglo XX; personas que han lucha-
do contra la estructura colonial de una u otra forma
para generar las condiciones actuales de discusin
sobre interculturalidad. De esta manera siempre es
bueno un llamado a nuestra propia memoria.
En el presente, entonces, tenemos un movimiento
en Amrica Latina que est luchando por proponer
un concepto en el debate educativo y social que
sera el de interculturalidad. A su vez tenemos tam-
bin polticas pblicas que hablan del mismo trmi-
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otro, es decir, la transformacin del sistema y de las
relaciones entre culturas y pueblos en los distintos
espacios en donde nosotros nos movemos. Es un
cambio de paradigma, es una transformacin bas-
tante ms insondable de lo que nosotros podamos
imaginar y mayor a lo que podemos hacer nica-
mente en un aula. Se trata de un cambio total del
sistema. Entonces viendo todo este panorama, que
se nos presenta bastante negativo, nos surge la pre-
gunta: Qu podemos hacer? Cules son nuestras
ideas para desarrollar en ese proceso? Ac se produ-
ce un desafo que nos involucra a todos. Intentar
argumentar un poco.
Transformaciones, propuestas, construccin
A veces pensamos que las transformaciones solo tie-
nen que darse a nivel estructural, en el espacio del
Estado, orientndonos a cambiar las polticas pbli-
cas. Sin embargo, cuando uno se encuentra con un
muro difcil de alcanzar no digo que se desestime
esa trinchera de lucha, cuando nos enfrentamos a
un escenario muy esttico, y a su vez tambin te-
nemos muchas energas para generar un cambio y
mucha gente que est interesada en luchar contra
eso; cuando no hay forma de cambiar el poder o de
empoderarse en esa estructura, debemos construir
un poder autnomo. En ese sentido, junto a un gru-
po de personas, entre ellos Sergio Caniqueo, Clau-
dio Alvarado Lincopi, Hctor Mariano, distinta gen-
te con quienes nos fuimos encontrando, sentamos
que no necesariamente haba que esperar que se
concretara, por ejemplo, la demanda al Estado por
una Universidad Mapuche para implementacin de
un programa especfico de Educacin Intercultural,
sino que nos cuestionbamos qu hacer en el in-
tertanto? Entonces al preguntarnos, la respuesta era
que tenamos que luchar, construir, dotarnos de ese
poder autnomo, edificar otro poder.
As fuimos observando experiencias de Latinoam-
hay interculturalidad sin luchar por desarmar la es-
tructura colonial o la dominacin que actualmente
sigue operando en la relacin entre el Estado, el sis-
tema econmico, incluso en las relaciones cotidia-
nas entre chilenos y mapuche, porque ah es donde
efectivamente se sedimenta la cuestin colonial.
Por lo tanto, cuando hablamos de interculturalidad,
estamos promoviendo una discusin un poco ms
profunda de lo que se ha tratado de dar y much-
simo ms amplia que su aplicacin nicamente en
el sistema educativo. Cuando se promueve la inter-
culturalidad solo en algunos elementos, no conside-
rando la escuela o la Universidad; cuando se habla
de interculturalidad a partir de una seleccin de atri-
butos culturales bien folclricos: nuestras danzas,
nuestras ceremonias tradicionales, nuestro wiol
tripant, lo nico que estamos haciendo es segmen-
tar el concepto de interculturalidad. Se tratara de
reconocimientos de una diversidad, pero cercenada
desde antes. La pregunta sera quin seleccionada
esos atributos culturales finalmente?, cmo se se-
leccionan?, quin define qu elementos van a ir a la
escuela o no va a ir a la escuela? Cuando se impone
el folclor por sobre todo el sistema cultural que est
detrs, y no se cuestiona la interculturalidad como
una propuesta para tambin transformar el sistema
poltico, el sistema econmico, las relaciones entre
las diversas culturas; cuando se hace esa seleccin,
ese acto es lo que comnmente llamamos multicul-
turalismo. Aquella doctrina es la que impera en el
Estado, un multiculturalismo liberal, ntimamente
relacionado con el modelo econmico. Lo que se ve
en los programas de Educacin Intercultural Bilin-
ge y en las distintas intervenciones en materia de
salud, es eso: mostrar lo aceptable de nuestra cultu-
ra en los marcos que ha impuesto el Estado.
Es ah el lugar de la confusin que tenemos varios.
Justamente la interculturalidad intenta mostrar lo
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rica, en Ecuador y sobre todo en Mxico, con las es-
cuelas zapatistas, donde exista una intencin, una
energa que bregaba por construir una alternativa.
Fue al calor de esas conversaciones que nosotros
levantamos una experiencia muy pequea, llama-
da Universidad Libre Mapuche, que era y es bsica-
mente la unin de todo lo que estbamos hacien-
do en forma separada. La experiencia se produjo
en la confluencia de los procesos de revitalizacin
lingstica, los talleres de descolonizacin, talleres
de historia y poltica mapuche, hermanando todas
esas iniciativas en un proyecto de Universidad iti-
nerante, un espacio sin sede, sin rector, ninguna de
esas estructuras. Se comenz a levantar un proyec-
to para la reunin de diversas iniciativas experimen-
tando nuevas formas de compartir conocimientos,
de discutir sobre nuestra realidad poltica, social y
cultural, donde pudisemos aprender la lengua, no
necesariamente bajo un rgimen comn y corriente
de educacin, sino luchando por los espacios.
Qu nos mova? La urgencia y conviccin de que
debemos ser capaces no solo de empoderarnos y
modificar la estructura estatal, debemos encami-
nar nuestro rumbo no solo hacia la demanda, sino
que tambin dedicar gran parte de nuestro tiempo
a una alternativa de construccin. En eso estamos
hoy en da, y eso es bsicamente lo que queramos
comentar: no solamente demandar una Universi-
dad intercultural, sino de hacerla, hacerla da a da.
Feley pu pei, pu lamngen, afi tai nutram.
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