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¿Han encontrado a Jesús con la Palabra de Dios?

Las personas son demasiado simples cuando intentan entender y creer en la

Palabra del Nuevo Testamento. Piensan que pueden entenderla con tan solo leerla. Pero no es fácil entender la Palabra del Nuvo Testamento con tan solo leerla. ¿De verdad entienden cada pasaje del Nuevo Testamento cuando lo leen? ¿También saben cómo Dios habó y escribió el Evangelio del agua y el Espíritu en las Escrituras?

La mayoria de los cristianos no se hacen estas preguntas. Pero cuando piensan que han entendido quién es Jesús se empiezan a preguntar estas cosas. Así que deben concoer y creer en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. Solo entonces podrán ser salvados de todos sus peados al creer en Jesús, quien vino por el Evangelio del agua y el Espíritu y eliminó todos los pecados del mundo como el verdadero Salvador. Una vez más deben pensar si han conocido a Jesucristo a través del Evangelio del agua y el Espíritu, y debemos creer en él.

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¿CUÁL ES LA FE ESPIRITUAL?

PAUL C. JONG

Hephzibah Publishing House Un Ministerio de THE NEW LIFE MISSION

SEÚL, COREA

¿CUÁL ES LA FE ESPIRITUAL? Copyright © 2012 por The New Life Mission Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida o transmitida ni por ningún medio, ya sea electrónico o mecánico o por medio de fotocopia, grabación o cualquier otro sistema de almacenamiento o recuperación de información, sin permiso previo del dueño del copyright. ISBN 978-89-282-0667-4 Website : http://www.nlmission.com

http://www.bjnewlife.org http://www.nlmbookcafe.com

E-mail : [email protected]

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Índice Prólogo ---------------------------------------------------------- 7 Miren de cerca la fe de María

(Lucas 1:26-38) --------------------------------------------- 9 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el

Evangelio del agua y el Espíritu (Lucas 1:57-80) ------------------------------------------- 26

Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu

hacen suyo el Cielo (Lucas 1:24-38) ------------------------------------------- 50

Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para

nuestra salvación (Lucas 1:1-23) --------------------------------------------- 66

Sigan la justicia del Señor (Lucas 1:1-25) ---------------- 83 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

(Lucas 1:1-17) ------------------------------------------- 101

Juan el Bautista (Lucas 1:1-16) -------------------------- 113 Dios planeó nuestra salvación

(Lucas 1:24-38) ------------------------------------------ 126 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a

través de la Palabra de Dios (Lucas 1:39-55) ------------------------------------------ 136

¿Qué significa caminar con Dios?

(Lucas 2:40-52) ------------------------------------------ 151 Admitan que son pecadores y después…

(Lucas 3:1-17) ------------------------------------------- 170 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

(Lucas 4:16-30) ------------------------------------------ 187 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

(Lucas 5:1-11) ------------------------------------------- 202 Jesús salvó a los pecadores del pecado

(Lucas 5:27-32) ------------------------------------------ 214

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7 Prólogo

Prólogo ¿Cuál es la fe espiritual?

¿Cuál es la fe espiritual? Es la fe que permite

que nuestras almas sean salvadas del pecado. Nuestras almas reciben la salvación de todos los pecados por fe en la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu. La función de la Palabra de la Biblia en nuestras vidas es como una brújula que guía a un barco en el océano inmenso. Todos los libros de la Biblia se centran en la salvación de los creyentes que Jesucristo completó al venir al mundo, tomar todos los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista, derramar Su sangre en la Cruz, y resucitar de entre los muertos. Así que la Biblia habla del nacimiento de Juan el Bautista y de lo indispensable que fue este ministerio antes del inicio del ministerio de Jesús que cumplió toda la justicia de Dios.

¿Cómo se concentran en la obra espiritual con la

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8 Prólogo

que Dios salvó a los pecadores? La cuestión es si entienden que Jesús vino al mundo para cargar con nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista. Deben saber que Dios preparó Su obra de la justicia al enviar a Juan el Bautista primero. El Señor preparó a Juan el Bautista porque quiso cumplir nuestra salvación con Su justicia.

Debemos conocer el Evangelio del agua y el Espíritu. Debemos saber por qué Jesús tuvo que venir al mundo a través del cuerpo de la Virgen María. Debemos saber también por qué Juan el Bautista nació seis meses antes que Jesús, y que Jesús tomó los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista.

Podrán saber que la salvación que cumplió la justicia de Dios se conoce a través del Evangelio del agua y el Espíritu.

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SERMÓN

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10 Miren de cerca la fe de María

Miren de cerca la fe de María

< Lucas 1, 26-38 >

«Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de

Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia».

Hermanos y hermanas, vamos a mirar de más

cerca la fe de María a través del pasaje de las Escrituras de hoy. Aunque María no entendió el mensaje del ángel, negó sus pensamientos humanos y aceptó el mensaje de Dios. Así es como debemos participar en el ministerio de Dios al seguir al Hijo de

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11 Miren de cerca la fe de María

Dios obedeciendo la Palabra de Dios. ¿Qué tipo de fe es la fe correcta en Dios?

Empieza al creer en la Palabra de Dios y acaba dando frutos espirituales por fe en la justicia de Dios. Así que debemos empezar a aceptar la Palabra de Dios y a obedecerla. Podemos alcanzar la justicia de Dios al creer en lo que Dios llama Verdad. Esto significa alcanzar la justicia de Dios aceptando la Palabra de Dios y obedecerla. Sin creer en la justicia de Dios no se puede tener la fe correcta. La fe en visiones y en lenguas no es la verdadera fe. Dios le dijo a María que la fe verdadera es la fe que lleva a Su justicia. Cuando vemos que María aceptó la Palabra de Dios, podemos adivinar cómo era su fe.

María era virgen en aquel entonces. Estaba prometida a un hombre llamado José. De repente un ángel se le apareció con la Palabra de Dios como está escrito: «¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo:

María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Lucas 1, 28-32).

María escuchó la Palabra de Dios a través del ángel. Pero dudó. El mensaje del ángel de Dios era demasiado difícil de creer para María. El ángel entró en su casa y le dijo: «¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Lucas 1, 29-33).

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12 Miren de cerca la fe de María

Cuando escuchó que Jesucristo nacería de ella, se quedó sin habla en vez de sorprendida. Le pareció un tanto increíble que una virgen estuviese en cinta, y todavía más que le fuera a pasar a ella. Desde un punto de vista humano, era una mujer fértil, pero que no podía concebir porque no había conocido varón. El ángel le dijo que su parienta Isabel, que era estéril, había concebido un hijo por el poder de la Palabra de Dios, y que con Dios nada es imposible. Entonces se negó a sí misma y aceptó la voluntad de Dios diciendo: «He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra».

De la misma manera nosotros elegimos que la palabra del Evangelio del agua y el Espíritu elimine todos los pecados de los pecadores aunque nuestros pensamientos se resistan a la idea de que los pecados pueden eliminarse de una sola vez. Nosotros podemos nacer de nuevo cuando dejamos de lado nuestros prejuicios y estereotipos y creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu a través del Jesucristo.

Hermanos y hermanas, la fe en la justicia de Dios viene por la Palabra de Dios después de negar nuestros pensamientos humanos, nuestras dudas y prejuicios. Podemos aceptarla al obedecer la Palabra de Dios de justicia. Como el poder del Altísimo cumple la voluntad de Dios, nos convertimos en hijos de Dios por fe en el Evangelio del agua y el Espíritu que limpia nuestros pecados. Hermanos y hermanas, para tener fe en la justicia de Dios, debemos dejar de lado nuestros pensamientos humanos y alejarnos de ellos. Como pueden ver en el pasaje de hoy, María abandonó sus pensamientos humanos y aceptó la voluntad de Dios en su corazón. Cuando aceptó y confesó su fe diciendo: «Hágase en mí según tu palabra», el niño Jesús fue concebido en su vientre y más tarde nació en este mundo.

María no podría haber aceptado la Palabra de Dios con sus propios pensamientos, pero se negó a sí misma y obedeció la Palabra. Esta es la fe en la justicia de Dios, por la que podemos tener a Jesús en nuestros corazones. Estamos agradecidos ante la

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13 Miren de cerca la fe de María

Palabra de Dios porque Jesús vino por el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Quién puede concebir al niño Jesús en su corazón? Los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y creen que la Palabra de Dios se cumplirá completamente, y no los que creen según sus propios pensamientos.

Debemos volver a examinar nuestra fe ¿Qué es la fe verdadera? Les digo una vez más

que es algo que se puede conseguir negando nuestros pensamientos humanos. Se consigue aceptando la Palabra de Dios con un corazón obediente. Así podemos recibir la verdadera bendición de la salvación por fe. Hermanos y hermanas, recuerden a Pedro, que lanzó las redes pero no pescó nada. Cuando dijo: «Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red» (Lucas 5, 5) y arrojó las redes, pescó muchos peces como le había dicho el Señor. Si

quieren tener una fe verdadera, deben dejar de lado sus pensamientos y creer en la Palabra de Dios tal y como está escrita. Debemos aceptar la Palabra de Dios en nuestros corazones completamente. Solo entonces podremos tener al niño Jesús en nuestros corazones, y podrá crecer en nosotros y convertirse en nuestro Rey y Pastor.

No hay ninguna sola persona que pueda hacer la justicia de Dios sin fe en Su Palabra. ¿Creen que María podría aceptar la voluntad de Dios si hubiese seguido sus pensamientos humanos? Por supuesto que no. ¿Podemos tener a Jesús en nuestros corazones con nuestros esfuerzos humanos, dejando la Palabra de Dios de lado? María aceptó la Palabra de Dios para concebir a Jesucristo. Lo que hizo fue aceptar la Palabra de Dios, pero la Palabra de Dios le permitió concebir a Jesús.

Cuando reciben la Palabra de Dios en sus corazones por fe en su poder, la Palabra de Dios se convierte en una herramienta poderosa que produce cambios milagrosos en nuestros corazones. Nuestra

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14 Miren de cerca la fe de María

vida de fe no se basa en nuestros pensamientos humanos, sino en la Palabra de Dios, que nos llevará ante Dios y nos ayudará a seguir al Señor.

Esta es la fe que sigue la Palabra de Dios. Cuando vivimos por la Palabra de Dios y no por reglas humanas, el poder de la Palabra nos permite hacer la obra de Dios. Hermanos y hermanas, ¿acaso no nos hemos librado de nuestros pecados al aceptar la Palabra de Dios y no por nuestros esfuerzos? Recibimos la salvación de todos los pecados al aceptar el Evangelio del agua y el Espíritu con un corazón obediente. Cuando aceptamos la Palabra de Dios en nuestros corazones tal y como es, nuestros pecados desaparecen completamente, Y podemos vivir una vida de fe verdadera. Entonces, ya nos demos cuenta o no, somos Sus instrumentos que viven por Su justicia. Nos convertimos en personas separadas del mundo sin nuestro conocimiento.

Hermanos y hermanas, debemos tener una fe verdadera al conocer la Palabra de Dios. Nadie puede tener la fe verdadera con sus esfuerzos humanos. En

otras palabras, debería empezar aceptando la Palabra del Señor en nuestros corazones. Cuando nuestros pensamientos entran en conflicto con la Palabra de Dios, debemos negar nuestros pensamientos humanos y seguir la Palabra de Dios. Entonces empieza la fe que busca la justicia de Dios y permite dar verdadero fruto espiritual. La Palabra de Dios en la que creemos tiene el poder de ayudarnos a mantener la verdadera fe. Todos podemos disfrutar de las bendiciones de Dios por fe.

María se convirtió en una mujer bendita porque aceptó la Palabra de Dios que el ángel le comunicó. Así es como pudo concebir al niño Jesús. Lucas 1, 28 dice: «¡Salve, muy favorecida!».

¿Quién es la favorecida de Dios? El ángel saludo a María: «Salve, muy

favorecida». Entonces, ¿quién recibe este favor de Dios? Nuestro Señor favorece a los que son pobres

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15 Miren de cerca la fe de María

de corazón. Dios favorece a los que no tienen justicia propia, los que dejan su propia justicia para tener la justicia de Dios. Esas personas aman el Evangelio del agua y el Espíritu y desean el amor de Dios en vez del amor de los humanos. Los que reconocen a Dios como el Altísimo y aceptan la Palabra de Dios al creer en el poder de Su Palabra. Estas personas tienen un espíritu pobre y reciben el favor de Dios.

Dios habló a María a través del ángel. María respondió vaciándose a sí misma y diciendo: «Soy tu sierva humilde, hágase en mí según Tu palabra». Nuestro Señor visitó a Su sierva humilde y le dio la gracia de la salvación. Dios bendijo a los que conocen su humildad con la salvación de la paz. Hermanos y hermanas, qué humildes somos ante el Dios santo, pero qué poco conocemos nuestra humildés. ¿De qué pueden alardear los seres humanos ante el Dios santo?

Dios dijo que Jacob era como un gusano (Isaías 41, 14). Todos somos como gusanos que salen en los días lluviosos y se arrastran por el suelo mojado.

Dios también dice que somos lombrices (Job 25, 6). Somos así de humildes. Sin embargo, Dios nos dio la gracia de la salvación a gusanos y lombrices como nosotros. Dios planta Su justicia en los corazones humildes de los que dependen de Su justicia y viven por fe. Los que son amados por Dios saben lo humildes que son. Pero los que no reciben ningún favor de Dios piensan que son justos.

Sin embargo, la justicia de Dios es infinitamente superior a la justicia que hay en el mundo, y Él es el Dios del amor y la justicia que eliminó todos nuestros pecados para siempre al enviar a Su Hijo para que fuese bautizado por Juan el Bautista. Por tanto, nuestro Señor es el Dios santo que cumplió toda la justicia de Dios. Su bautismo y Su sangre son más que suficientes para mostrar la justicia de Dios, y los que creen en Su justicia son justos como Dios. Hermanos y hermanas, Dios favorece a estas personas.

Somos seres humanos humildes como lombrices, pero somos demasiado orgullosos para admitir

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16 Miren de cerca la fe de María

nuestra humildad. El humanismo ha exaltado la justicia humana demasiado. A partir del Renacimiento el humanismo empezó a prevalecer. Durante este periodo el humanismo surgió como una reacción al teocentrismo que afirmaba la autoridad de Dios e ignoraba a los seres humanos. Pero originalmente, el teocentrismo era la idea correcta. Es cierto que los seres humanos son criaturas humildes, y que desgraciadamente los líderes religiosos de la Edad Media hicieron un uso incorrecto de su autoridad divina para su beneficio. Es imposible comparar nuestra humildad con la superioridad de Dios. La Palabra de Dios es la Verdad absolutamente, pero nosotros estamos siempre cambiando y llenos de debilidades.

Para recibir el favor de Dios, debemos ser fieles a la Palabra de Dios

¿Quién recibe el favor de Dios? ¿Quién recibió

la gracia de la salvación cuando Jesús nació en Belén? La mayoría de las personas de la clase alta de aquel tiempo, como los fariseos, los escribas y los sumos sacerdotes, los reyes y los líderes religiosos no pudieron recibir la salvación. Sin embargo, los que sabían que eran humildes, como María, recibieron el favor de Dios. Los pastores también recibieron Su favor. Mientras los pastores estaban cuidando de las ovejas por la noche, un ejército de ángeles se les aparecieron alabando a Dios y diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres» (Lucas 2, 14).

Como han visto, los que reciben el favor de Dios son los que dependen de la justicia de Dios y confían en Su Palabra completamente. Estas personas no confían en su propia justicia. Hermanos y hermanas, ¿quién ha recibido la salvación? Solo los que se dan cuenta de lo bajos que son; los que saben que Dios les ha salvado de los pecados del Evangelio del agua y el Espíritu, han encontrado el favor de Dios. ¿Creen en esto? Estas personas reciben el favor

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17 Miren de cerca la fe de María

de Dios. Hermanos y hermanas, debemos volver a

examinar nuestra fe en la Palabra de Dios. Deben preguntarse: «¿Confío en la Palabra de Dios?». Si la respuesta es sí, han recibido favor de Dios. Si no creen en la justicia de Dios a través de Su Palabra, están negando Su Palabra y son como los que no creen. Quiero preguntarles una cosa: ¿son más felices los que tienen el favor de Dios o los que no? Los favorecidos, por supuesto. ¿Qué es este favor? El don de Dios. La salvación es un don gratuito de Dios. ¿Por qué no recibir el don gratuito de Dios? Quiero que sepan que dios favorece a los que quieren recibir Su don.

¿Saben cuánta gracia pueden recibir al persistir y pedirle cosas a Dios? Los que quieren recibir el favor de Dios, deben limpiar sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu e ir al Cielo. Los que buscan la gracia de Dios están bendecidos con el amor de Dios. Por otro lado, los que no quieren la gracia de Dios viven una vida maldita. Los que

rechazan el favor de Dios irán al lugar donde hace mucho calor. De la misma manera en que María recibió la salvación al creer en la Palabra de la gracia de Dios, podemos ser salvados de nuestros pecados por la fe en la gracia de Dios. Espero que todos encuentren el favor de Dios.

Hermanos y hermanas, debemos ser bendecidos por Dios. No podemos vivir sin esta gracia. Tampoco podemos sobrevivir sin Su ayuda. Aunque no podamos ver Su mano protectora sobre nuestros problemas y dificultades, la necesitamos. Todos los seres humanos deben encontrar el favor de Dios. No debemos olvidar Su favor. En todos los aspectos de la vida debemos orar a Dios para que nos ayude. Los que buscan el favor de Dios incluso en las cosas pequeñas son personas sabias y adoran a Dios de verdad.

¿A quién favoreció Dios? Los que encontraron el favor de Dios son: personas insuficientes, los que conocen sus insuficiencias y son humildes, los pobres de espíritu, los que necesitan la ayuda de Dios, y los

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18 Miren de cerca la fe de María

que desean la gracia de Dios. Dios quiere que todo el mundo tenga el favor de Dios, pero solo los pobres de espíritu pueden recibir Su favor.

La Palabra de Dios tiene poder ¿Qué le dijo el ángel a María? Le dijo que el

poder del Altísimo la cubriría. Esto nos dice que el poder de Dios, y no Dios mismo cubrió a María. Así fue también la creación de la luz. Cuando Dios dijo: «Que haya luz», el poder de la Palabra de Dios creó la luz para que pudiésemos ver durante el día. Con el poder de Su Palabra: «Que haya luz» en la creación de los cielos y la tierra, la luz sigue existiendo hasta ahora.

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios» (Lucas 1 ,35). Nuestro Dios cubrió a María con Su poder, y así le permitió concebir, dar a luz,

amamantar y cuidar al niño Jesús. Dios también nos dijo a través del ángel que Su poder salvaría a María de sus pecados y la haría ser Su pueblo y estar bendecida con Su justicia.

El poder de la Palabra de Dios que el ángel le entregó a María le permitió concebir a Jesucristo. Hermanos y hermanas, la gente que recibe la salvación confía en Dios al creer en el poder de la salvación que Dios ha cumplido. El niño Jesús puede ser concebido en cualquier persona que haya recibido la remisión de los pecados al creer en la Palabra de Dios de la salvación y Su poder. Jesucristo entra en los corazones de estas personas. Hermanos y hermanas, creer en el poder de Dios que eliminó todos nuestros pecados para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu es darle la bienvenida a Jesucristo en nuestros corazones. Jesucristo está en los corazones de los que creen en Su poder.

En los corazones de los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu, Dios hace que

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19 Miren de cerca la fe de María

nuestra fe y nuestro conocimiento de la Palabra crezcan. La Biblia dice que Jesús creció en sabiduría y estatura y en favor ante Dios y los hombres (Lucas 2, 52), y nuestra fe también debería crecer después de darle la bienvenida a Jesucristo como nuestro Señor.

Nuestra fe no debe quedarse estancada, sino que debe crecer después de convertirnos en personas nacidas de nuevo por el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios es quien nos permite seguir creciendo. Nuestro poder nos hace crecer. Sigue protegiéndonos con Su Palabra. Sigue sanando nuestras heridas. ¿Por qué? Porque Satanás y los demonios siguen atacándonos e hiriéndonos. Dios sigue curando nuestras heridas, poniéndonos vendajes, nutriéndonos y bendiciéndonos. Hermanos y hermanas, de la misma manera en que el poder de Dios cubrió a María para que Jesucristo fuese concebido, el poder de Dios ha eliminado todos nuestros pecados. La poderosa Palabra de Dios no solo elimina nuestros pecados sino que además hace que nuestra fe crezca. Además Su poder cura nuestras heridas a diario y nos

da poder para servir a Dios y seguirle. Hermanos y hermanas, ¿creen en esto? Jesucristo nació en este mundo y vivió aquí durante treinta y tres años para cumplir la obra de salvación por nosotros.

Jesucristo vivió en este mundo durante treinta y tres años. Durante Su vida en este mundo salvó a los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu de todos sus pecados y les dio la salvación. Ahora está sentado a la derecha de Dios, bendiciendo a los que son pobres y humildes de corazón. Dios vive para siempre, nos cura, nutre y bendice a los nacidos de nuevo y nos hace crecer cuando cumplimos Su voluntad.

Queridos hermanos, La Palabra de Dios sigue en efecto. El favor de Dios demostrado en el nacimiento de Cristo no se ha terminado, sino que Su gracia maravillosa que salva vidas continuará mañana, pasado mañana y en el futuro. Dios hace que nuestra fe siga creciendo y nos da Sus bendiciones continuamente. Hermanos y hermanas, Jesucristo no murió permanentemente en la Cruz, sino que se

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20 Miren de cerca la fe de María

levantó de entre los muertos. Ahora está sentado a la derecha de Dios como Maestro de los cielos y la tierra y es el Juez y Rey de reyes, cuyas bendiciones son eternas. Jesús bendice a los que Él decide bendecir, maldice a los que Él quiere y será nuestro Rey y Dios.

Los reyes de este mundo, aunque tengan mucho poder, son meros seres humanos y la muerte es su fin. Sin embargo, Dios es el Dios de poder y Su nombre es Jehová. Jehová significa “el que existe”. Cuando Moisés le preguntó a Dios cuál era Su nombre y qué le debía decir al pueblo de Israel en Egipto, Dios dijo: «Yo Soy JEHOVÁ. No tengo creador, ni principio ni final. Soy Jehová Dios». Jesucristo es Dios, eterno e inmortal. Nosotros no somos así, pero Dios tiene ese poder. ¿Creen en esto? Es difícil creer desde un punto de vista humano. Pero tiene que ser verdad porque Dios lo dijo.

Todo fue creado excepto Dios. Incluso el Diablo y los demonios, y todos los ángeles son criaturas de Dios como los humanos. Pero Dios salva, bendice,

nutre y cuida a los seres humanos. Le doy gracias a Dios. Hermanos y hermanas, hemos recibido la remisión de los pecados a través de la justicia del Señor, y ahora tenemos fe como un grano de mostaza. Creo que Dios hará que nuestra fe siga creciendo. Quiero que crean que Dios hace esta obra a través de nosotros; que salva a muchas personas a través de nosotros; y que nos hace servir a otros y bendice a otras almas a través de nosotros.

«Hágase en mí según Tu Palabra» Lucas 1, 38 dice: «He aquí la sierva del Señor;

hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia».

Está escrito en la Biblia que María dijo: «Hágase conmigo conforme a tu palabra». Cuando María escuchó el mensaje del ángel, lo dejó todo en manos de Dios por fe. En ese momento lo que Dios le dijo se cumplió y la Palabra del Señor y recibió las

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21 Miren de cerca la fe de María

bendiciones y la Palabra del Señor. Al decir: «Hágase conmigo conforme a tu palabra» recibió la Palabra de Dios y estaba preparada para recibir Sus bendiciones. Como Dios dijo esto, María aceptó la Palabra de Dios tal y como es. «Hágase conmigo conforme a tu palabra». Como resultado de su compromiso, fue bendecida con todas las bendiciones celestiales. Deben saber esto.

Hermanos y hermanas, nosotros también debemos estar bendecidos como María al creer en la Palabra de Dios por completo. He mencionado que gracias a su fe, todo se cumplió según la Palabra de Dios y así fue bendita. Así que María alabó a Dios como pueden ver en Lucas 1, 46-48:

«Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues

he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones».

María pudo ver que todas las generaciones la llamarían bendita. Como María alabó al Señor con su

alma y recibió la Palabra de Dios, pudo disfrutar de todas las bendiciones de Dios. Su espíritu se regocijó en Dios, su Salvador, porque creyó que Dios había considerado su humildad por Su misericordia. Dios favorece a personas como María, y bendice a los humildes de generación en generación.

No somos diferentes a María. Hemos escuchado la Palabra de Dios como María la escuchó a través de un ángel. ¿De quién hemos escuchado la Palabra de Dios? En el pasado, Dios envió Sus mensajes a través de Sus ángeles, pero ahora utiliza a Su pueblo y a Sus siervos. El ángel llamado Gabriel hizo un recado para Dios. Gabriel es un ángel mensajero.

De la misma manera en que Dios habló a María a través de Su ángel mensajero, Gabriel, la Palabra de Dios se está comunicando a través de los nacidos de nuevo y los siervos de Dios. Todo lo que tienen que hacer es recibir la Palabra de Dios confesando: «Hágase conmigo conforme a tu palabra». Hermanos y hermanas, ¿creyeron en la palabra de Dios cuando los siervos de Dios se la entregaron?

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22 Miren de cerca la fe de María

Creer en el mensaje comunicado es hacer lo mismo que María hizo. Si María no hubiese creído en el mensaje del ángel, no habría recibido las bendiciones de Dios. Por cierto, la Palabra de Dios no puede recibirse sin mensajeros. Por tanto, la fe viene al escuchar el mensaje, y el mensaje se escucha a través de la palabra de Cristo (Romanos 10, 17). Si su fe no está basada en la Palabra de Dios, la fe nunca crecerá por mucho que lo intenten.

Si el ángel no hubiese aparecido ante María, y si hubiera pensado que Dios la habría bendecido de todas formas, no podría haber recibido ninguna bendición. Solo pudo confiar en la Palabra de Dios al escuchar el Evangelio del agua y el Espíritu que dice: «Hágase conmigo conforme a tu palabra», y con este compromiso recibió la remisión de sus pecados y las bendiciones celestiales.

Jesucristo le dijo a Juan el Bautista: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia» (Mateo 3, 15). En otras palabras, estaba diciendo que era preciso eliminar los pecados del

mundo. La justicia en este verso es el carácter ‘Yi’ (義) en chino. Lo sorprendente es que este carácter chino está formado por dos caracteres independientes 羊 (yang, que significa oveja) y 我 (wǒ, que significa yo). Este carácter chino nos evoca el sacrificio de Abel. Nosotros también podemos ser justos cuando nos presentamos ante Dios con el Cordero de Dios, Jesucristo.

Dios vino a este mundo e hizo cosas justas. Jesús eliminó los pecados del mundo mediante Su bautismo y se entregó como a Dios como sacrificio para pagar el precio del pecado en la Cruz para que los pecadores fuesen salvados y no tuviesen que ir al infierno, convertirse en esclavos de Satanás y sus demonios, sufrir por los pecados y ser incapaces de recibir las bendiciones. Esto era lo correcto ante Dios y el mensaje del Señor que nos salvó. Jesús vino al mundo por este motivo.

Jesús, que es Dios mismo, fue bautizado. En el momento en que Jesús fue bautizado en el río Jordán hace 2000 años, todos nuestros pecados fueron

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23 Miren de cerca la fe de María

pasados a Jesús. ¿Creen que todos los pecados de su vida han sido pasados a Jesús? ¿Creen que han sido salvados con la convicción de sus corazones y la confesión de sus labios (Romanos 10, 10)?

«He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo»

Hermanos y hermanas, ¿dónde están los pecados

del mundo ahora? ¿Quién ha tomado todos estos pecados? Jesucristo tomó todos nuestros pecados mediante Su bautismo. Después de ser bautizado por Juan el Bautista para tomar nuestros pecados, predicó el Evangelio durante tres años. Jesús le dijo a la mujer que fue sorprendida en el acto de adulterio: «Yo tampoco te condeno, vete y no peques más» (Juan 8, 11). Jesús no condenó a la mujer adúltera que fue sorprendida en adulterio. ¿Por qué? Porque Jesús ya había tomado todos los pecados del mundo y no podía juzgarla con criterios humanos.

Además era una mujer pobre de espíritu. Sabía que era humilde como una lombriz y que conocía sus pecados y sus errores. Sabía que no tenía justicia y esperaba que Jesús la castigase. Jesús le dijo: «Yo tampoco te condeno». No la condenó. ¿Por qué? Le estaba diciendo: «He tomado tus pecados, así que no tienes más pecados. Ya sabía que ibas a pecar». ¿Creen en esto también? Como en este ejemplo, Jesús se convirtió en nuestro Salvador.

«Hágase conmigo conforme a tu palabra». Si han recibido a Jesucristo en sus corazones con esta oración, ya que la Palabra del Señor nos ha salvado y nos ha adoptado como Sus hijos, serán hijos de Dios. Jesús envía al Espíritu Santo a los corazones de los hijos de Dios. Hace que nuestra fe crezca a través del cuerpo de la Iglesia de la misma manera en que Jesús creció en el vientre de María. Entonces deben saber que Jesucristo nos está protegiendo y que nos bendice desde que nacemos de nuevo, aunque no parezca estar muy presente en nuestras vidas diarias. Hermanos y hermanas, es difícil entender que Dios

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24 Miren de cerca la fe de María

mismo se convirtió en nuestro Rey y Maestro que reina nuestras vidas.

Hermanos y hermanas, hay muchas palabras en la Biblia a parte de «Hágase conmigo conforme a tu palabra». Después de nacer de nuevo, nuestras vidas como cristianos no se terminan, sino que empiezan; debemos crecer espiritualmente, negarnos para confiar en Dios, luchar contra el mundo y amar al Señor más que nada en este mundo. Podemos amar las cosas del mundo, pero no podemos evitar amar más al Señor. Su amor es mayor que cualquier otro amor en el mundo. Te amo, Señor. Hermanos y hermanas, aunque nos caigamos, nos arañemos o tengamos heridas, debemos recordar que Jesucristo eliminó nuestros pecados y nos bendijo. El Señor es el único que puede darnos paz y bendecirnos. Hermanos y hermanas, el Señor nos ama. Cuando entendemos Su amor y nos presentamos ante Él con amor, Él transforma nuestras vidas con Su poder y con Sus bendiciones maravillosas. La Biblia dice: «Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer

estado será muy grande» (Job 8, 7). Para los fieles, el final será mejor que el principio. Dios nos prometió que nos bendeciría para que prosperásemos. ¿Creen en esto?

Hermanos y hermanas, Dios bendijo a María para que fuese llamada bendita en generaciones futuras. Sin embargo, cuando concibió al niño Jesús, se sintió avergonzada. Tener un bebé sin estar casada no era nada de lo que estar orgullosa. Pero cuando Jesús llevó a cabo Su ministerio, una mujer le dijo gritando: «Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste» (Lucas 11, 27). María era una mujer muy humilde. Todos los seres humanos son humildes originalmente. Quiero decirles que María se convirtió en una persona bendita y glorificada con el tiempo ya que aceptó la Palabra de Dios y la Palabra de Dios fue a ella.

Aceptar a Jesucristo parece poco al principio, pero a medida que pasa el tiempo, Dios nos moldea para ser recipientes más grandes que pueden contener las bendiciones de Dios. Hermanos y hermanas, Dios

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25 Miren de cerca la fe de María

nunca nos abandona. Dios siempre nos protege. Nunca deja de alimentarnos. Nos da bendición tras bendición. Quiero que recuerden que Dios no abandonó a Abraham pasase lo que pasase. Dios no nos abandona pase lo que pase. Recuerden que Dios nos bendice de la misma manera. Lo que cambia de vez en cuando es nuestra mente, pero la Palabra de Dios y Sus bendiciones son siempre iguales. María disfrutó de las bendiciones de Dios para siempre. Quiero que crean que las bendiciones de Dios estarán con nosotros para siempre.

Voy a terminar mi sermón. Espero que recuerden la gracia de Dios esta Navidad. Debemos tener la fe que convierte la Palabra de Dios en algo nuestro. Toda la Palabra de Dios trae bendiciones. Dios nos da fe para confiar en Su Palabra. Le doy gracias a Dios y le doy gloria y alabanza por esta fe. Espero que tengan una buena Navidad y disfruten de más bendiciones de Dios en el Año Nuevo. Me gustaría que haya bendiciones invisibles y espirituales para que crezcan en su fe y que también

reciban bendiciones visibles. Deben entender que Dios permite que todo ocurra en el mundo según su fe y deben recibir la Palabra de Dios con emoción y confianza en sus corazones. Oro por que la obra de Dios y toda Su gloria se manifiesten a través de nosotros, y que la gloria de Dios venga acompañada de bendiciones. Gracias, Señor.

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SERMÓN

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27 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el

Espíritu < Lucas 1, 57-80 >

«Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo:

Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él. Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. Y tú, niño,

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28 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel».

Mis queridos hermanos, ni siquiera podemos

reconocer el cambio de estación porque nuestros corazones están ocupados haciendo la obra de Dios. Sin embargo, las hojas ya se han caído, la estación ha cambiado y la Navidad está cerca. Esto me hace pensar en la letra de un villancico titulado: «Ocurrió en una noche clara».

Este villancico dice: «Paz en la Tierra, hombres

de buena voluntad. Desde los cielos llegó el Rey de la misericordia. El mundo estaba en silencio para escuchar a los ángeles cantar».

Hemos dedicado el 25 de diciembre de cada año como el día en el que el Señor vino al mundo y conmemoramos este día, lo observamos, lo celebramos y le damos gloria a Dios. El mundo entero está ocupado poniendo los árboles de Navidad para celebrar el nacimiento del Señor. Nuestra Iglesia ha preparado ramos de flores para la Navidad. Por tanto, mi corazón se siente lleno de alegría y de paz. En esta Navidad nuestros corazones se llenan de paz y tranquilidad. Parece que todo el mundo está en silencio en estos días de fiesta, el día en que el Señor vino al mundo como Rey de reyes para salvarnos de los pecados del mundo

Hemos tenido mucho trabajo este año, pero debemos estar agradecidos a Dios por muchas cosas. De la misma manera, recuerdo muchos momentos en los que hemos sido insuficientes ante Dios. Le doy gracias al Señor por hacer la obra justa de venir a

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29 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

salvarnos de todos los pecados del mundo. Todos los que trabajan en nuestro ministerio y

nuestros hermanos y hermanas han trabajado mucho este año. Hemos trabajado todo el año. Hemos trabajado para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu. Mientras hacíamos diferentes servicios, a veces vimos cómo las flores de ese trabajo florecieron, y otras veces preparamos las flores del Evangelio para que florezcan en el futuro. Espero ver más fruto del Evangelio el año que viene.

La Iglesias del mundo suelen realizar un servicio de cierre del calendario eclesiástico en la Navidad, pero nosotros, los obreros de la Iglesia de Dios, no lo hacemos porque tenemos que hacer la obra de Dios sin cesar en cada estación. Este año ya casi se ha terminado. En una semana el año se habrá terminado y el año nuevo comenzará. Después de hablar de cómo predicar el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo, decidimos predicarlo mediante libros impresos y libros electrónicos por Internet. Tomamos esta decisión a principios de año

y parece que fuese ayer cuando empezamos a trabajar para este fin. Pero con la ayuda de Dios hemos predicado el Evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo. Así que hemos estado muy ocupados predicándolo. Hemos predicado el Evangelio a través de nuestro ministerio literario y de la misión por Internet en circunstancias difíciles hasta ahora. Nos hemos apresurado para cumplir nuestras metas sin parar ni un momento y sin pensar en nosotros mismos.

Pero con la excusa de estar tan ocupados, me preocupa haber vivido demasiado deprisa. Los hermanos, hermanas y los obreros del ministerio en la Iglesia por todo el país han vivido muy apresurados. Siento como si el tiempo volase tan rápido como una flecha. Todo pasa muy rápido. Pero aún así le doy gracias al Señor por permitirme servir Su justicia de esta manera. De la misma manera en que el ángel Gabriel recibió la misión de Dios, se le pareció a María, y le dijo que era una mujer bendita, la gente que recibe la remisión de los pecados al

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30 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y va al Reino del Señor está bendita. Somos personas benditas como los personajes justos de la Biblia, incluyendo María, Zacarías e Isabel. Le doy gracias a Dios una vez más.

Dios planeó nuestra salvación He leído Lucas 1, 57-80. La mujer de Zacarías

era una mujer anciana llamada Isabel, y está escrito que Dios hizo que concibiese. Cuando Zacarías estaba en el santuario del Templo en la hora del incienso, el ángel Gabriel se le apareció y le comunicó la voluntad de Dios. Le dijo: «Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan».

Desde entonces, la mujer de esta mujer anciana, Isabel, empezó a hincharse y dio a luz a un hijo. Isabel era descendiente de Aarón y tuvo un hijo a una

edad avanzada. En otras palabras, tuvo un hijo que continuaría el linaje de los Sumos Sacerdotes. Por tanto, sus parientes y vecinos se reunieron y dieron gracias porque Dios le había mostrado misericordia a Isabel. Ella también se regocijó porque Dios le había dado un hijo.

Pero por otro lado, si pensamos en este suceso desde un punto de vista carnal, habría sido muy embarazoso para Isabel tener un hijo a su edad. Pero como Zacarías e Isabel no tenían hijos, se regocijaron. Toda la comunidad se regocijó al escuchar las noticias. Así que este suceso se convirtió en una gran fiesta para toda la comunidad. Dios había respondido sus plegarias. Así que todos se regocijaron juntos.

Los israelitas circuncidaban a los varones al octavo día después de nacer. Desde un punto de vista carnal moderno, parece un tanto cruel. Seguramente era muy doloroso. Los bebés no pueden hablar y por tanto expresan sus sentimientos llorando. ¿No creen que la circuncisión sería dolorosa? Aún así los israelitas tenían que circuncidarse porque Dios había

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31 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

hecho un pacto con los antecesores de la fe. Por tanto, esta pareja también circuncidó a su hijo y todos los parientes se reunieron para darle un nombre. Los israelitas solían nombrar a los hijos con nombre que eran tradición en la familia. Así que parecía obvio llamar al niño Zacarías, como su padre. Pero cuando los parientes sugirieron el nombre de Zacarías, la madre contestó: «Se llamará Juan» (Lucas 1, 60).

Entonces los parientes dijeron: «¿Qué? No hay nadie en la familia que se llame así. ¿Por qué quieres llamarle Juan?» (Lucas 1, 61).

Entonces le preguntaron a Zacarías, el cabeza de familia, cómo quería llamar al niño y le llevaron una tabla para que escribiese en ella. Entonces Zacarías estaba mudo como señal de no haber creído en el mensaje del ángel cuando le dio la Palabra de Dios en el santuario. Entonces, Zacarías escribió el nombre de Juan en la tabla y su lengua se soltó y volvió a hablar. Su lengua había estado atada en su boca y cuando se soltó empezó a alabar la obra que Dios había hecho.

Su lengua se pudo soltar porque había creído por primera vez en la Palabra de Dios comunicada por el ángel Gabriel: «Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lucas 1, 13-17). En cuanto se soltó la lengua de Zacarías, le dio gracias a Dios y empezó a profetizar. Se llenó del Espíritu Santo y empezó a profetizar a través de alabanzas a Dios y a Su siervo.

La gente escuchó a Zacarías profetizar la Palabra de Dios y se sorprendió. Por un lado,

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32 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

tuvieron miedo, ya que los israelitas no habían escuchado a ningún siervo de Dios profetizar durante 400 años. Para que los israelitas pudiesen sobrevivir necesitaban a los siervos de Dios. Pero durante 400 años no hubo ningún siervo de Dios en Israel. En este contexto, Zacarías, lleno del Espíritu Santo, profetizó sobre lo que Juan el Bautista haría, y que Jesucristo nacería en este mundo. Su profecía se encuentra en Lucas 1, 67-71. Así que estas personas escucharon la profecía y se sorprendieron, y la profecía fue pasando de boca en boca por todo Israel.

Mis queridos hermanos, la primera cosa sobre la que Zacarías profetizó después de estar lleno del Espíritu Santo, era que Jesucristo vendría al mundo para salvarnos de los pecados del mundo. Zacarías sabía todas estas cosas porque estaba inspirado por el Espíritu Santo. Profetizó que el nacimiento de su hijo, Juan el Bautista, tenía el objetivo de transferir todos los pecados del mundo a Jesús, y que Jesús nacería en este mundo como el Salvador que tomaría todos los pecados del mundo. Todas estas Palabras

profetizaron que Jesús nacería en este mundo como el Salvador, tal y como se había profetizado en el Antiguo Testamento.

Cuando leemos Lucas 1, 67-76, vemos lo siguiente: «Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo, como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto; del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de conceder que, librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos en santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos».

Así se cumplió lo que Dios había prometido de la boca de los profetas del Antiguo Testamento.

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33 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

Según las profecías del Antiguo Testamento, Jesucristo tenía que venir a este mundo como el Salvador; y los israelitas estaban esperando al Salvador. ¿De qué vino a salvarnos? La Biblia dice que tenía que venir a salvar a los israelitas de sus enemigos y de las manos de los que les odiaban.

Zacarías profetizó que el Señor vendría para hacernos servirle sin miedo, en santidad y justicia todos los días de nuestras vidas. Esto significa que Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores. Hasta ahora, éramos personas avergonzadas y temerosas que no podían presentarse ante Dios porque tenían pecados. Pero Zacarías profetizó que el Señor vino al mundo, salvó a todos los creyentes de sus pecados para siempre mediante el Evangelio del agua y el Espíritu, para permitirnos servir a Dios sin miedo y en santidad.

En aquel entonces, Zacarías profetizó el papel que su hijo, Juan el Bautista, cumpliría antes de que llegase el Señor. Lucas 1, 76-80 habla de la profecía sobre Juan el Bautista: «Y tú, niño, profeta del

Altísimo serás llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados, por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel».

Profecía acerca de Juan el Bautista Aquí Zacarías estaba hablando de su hijo, Juan

el Bautista diciendo: «Y tú, niño». Zacarías estaba lleno del Espíritu Santo y profetizó acerca de Juan el Bautista, su hijo. Aunque el ángel Gabriel le habló del nacimiento de Juan, le pareció imposible al principio. Pero Dios le prometió que se cumpliría y Juan el Bautista nació 10 meses después.

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34 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

La profecía dice: «Por la entrañable misericordia de nuestro

Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para

dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte;

Para encaminar nuestros pies por camino de paz» (Lucas 1, 78-79).

Este pasaje de las Escrituras significa que Juan el Bautista haría todas estas cosas. El nombre del niño era originalmente Juan, pero cuando transfirió los pecados de la humanidad a Jesucristo a través del bautismo, Jesucristo le llamó Juan el Bautista. En Mateo 11, 12-13, Jesús dio testimonio de Juan el Bautista diciendo: «Es Elías, quien está por venir». Juan el Bautista era Elías, quien tenía que venir según el Antiguo Testamento. Juan el Bautista, que sería llamado «el profeta del Altísimo» (Lucas 1, 76) era Elías, quien estaba por venir.

En el Antiguo Testamento había muchos profetas. Pero Jesús dijo: «De cierto os digo que

entre los nacidos de mujer no ha habido nadie tan grande como Juan el Bautista» (Mateo 11, 11). Entonces, Juan el Bautista se convirtió en el representante de la humanidad y es mayor que cualquier otro profeta, incluyendo Isaías, Moisés y Ezequiel. Es el último Sumo Sacerdote que tenía la tarea de pasarle los pecados del mundo a Jesucristo en este mundo. ¿Por qué creen que tuvo que hacerlo? El padre de Juan el Bautista, Zacarías, y su madre Isabel eran descendientes de Aarón, el primer Sumo Sacerdote. Juan el Bautista tenía que realizar la función de Sumo Sacerdote ante Dios porque era hijo de Zacarías e Isabel.

Juan el Bautista era el siervo de Dios enviado por Dios a este mundo seis meses antes del nacimiento de Jesucristo. La Biblia dice que Juan el Bautista iría antes de la cara del Señor para preparar el camino. Dios hizo que un niño naciese en la casa de Zacarías, descendiente de Aarón, y este niño era Juan el Bautista. Dios preparó a Juan el Bautista para que Jesús pudiese salvar a todos los que creen en Él

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35 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

de todos los pecados, y para ello Juan pasó todos los pecados a Jesucristo para siempre.

Así que la Biblia dice espiritualmente: «Con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte» (Lucas 1, 78-79). ¿Qué significa el pasaje “la aurora de lo alto nos ha visitado”?

Durante mucho tiempo viví en la costa. La gente de hoy en día va a la costa para ver salir el sol, pero yo lo veía todos los días. El mundo entero está a oscuras y las horas de la mañana pasan desapercibidas mientras el cielo del Este empieza a brillar con la salida del sol. Esto se llama amanecer, y un poco después el sol se levanta por encima del horizonte. Se levanta como un cohete. El sol se pone de color rojo cuando se levanta. Entonces, en el cielo resplandeciente, se puede ver el sol. Nadie puede pararlo. Esto nos muestra la gracia irresistible gracia de Dios que nos dice: «Con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar

nuestros pies por camino de paz» (Lucas 1, 78-79).

El advenimiento de Juan el Bautista y Jesús en este mundo es como el Sol naciente que ilumina todo el mundo

Juan el Bautista hizo su ministerio diciendo a la

gente que Jesucristo es el Salvador y el verdadero Mesías. A través de su papel transfiriendo los pecados del mundo a Jesús, Juan el Bautista le dijo a la gente que todos los que creen en la justicia de Jesucristo podrían ser salvados de sus pecados. Zacarías profetizó este maravilloso suceso.

Sinceramente, no podríamos saber que nuestros pecados fueron pasados a Jesús si no hubiese sido por el ministerio de Juan el Bautista. ¿Cómo pudo revelarse la remisión de los pecados como el sol naciente? ¿Cómo pudieron nuestras almas conocer la justicia de Dios y llenarse de fe? A través del papel del papel de Juan el Bautista hemos podido saber que

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36 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

Jesucristo tomó los pecados del mundo a través de Su bautismo. En Mateo 3, 15, Jesús le dijo a Juan el Bautista: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia». Juan el Bautista dio testimonio de Jesús diciendo: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Juan 1, 29). Juan el Bautista proclamó la justicia de Jesucristo para que la conociésemos. Proclamó el Evangelio del agua y el Espíritu para que todos los israelitas y los gentiles la conociesen.

La Biblia dice que Juan el Bautista creció en el desierto. No se mezcló con la gente del mundo y fue un hombre de Dios puro que no se contaminó con el mundo. Entonces, Juan el Bautista apareció vestido con pelo de camello gritando a los que se habían alejado de la justicia de Dios: «Arrepentíos, generación de serpientes». Los israelitas no tuvieron siervos de Dios durante 400 años y ahora un siervo de Dios apareció en el desierto de repente. Su primer ministerio era pedir a la gente que se arrepintiese de sus pecados. El papel de Juan el Bautista era dar luz a

los que estaban en la oscuridad y en la sombra de la muerte (Lucas 1, 79). ¿Qué es esta luz mencionada aquí? Es el bautismo que Jesús recibió y Su sangre derramada en la Cruz.

Está escrito: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia» (Mateo 3, 15). Dicho de otra manera, Jesús le ordenó a Juan el Bautista: «Bautízame para poder cumplir toda justicia». Jesús dijo que necesitaba ser bautizado para cumplir toda justicia y salvar a la humanidad recibiendo todos los pecados del mundo para siempre a través del bautismo que Juan el Bautista le dio.

Juan el Bautista bautizó a Jesucristo en el río Jordán. El significado espiritual del bautismo es lavar, enterrar o transferir algo. Así que Jesús tomó los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista. Jesús fue bautizado y cumplió la justicia de Dios para limpiar nuestros pecados. La justicia de Dios se cumplió con los actos justos de Jesús cuando vino al mundo, fue bautizado por Juan el Bautista, fue clavado en la Cruz, derramó Su sangre y fue

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37 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

resucitado de entre los muertos. Jesucristo nos ha salvado de esta manera. La razón por la que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista fue para limpiar todos los pecados de los creyentes. Nos ha salvado al morir en la Cruz y resucitar de entre los muertos. Pudo morir para nuestra salvación porque cargó con los pecados del mundo al recibirlos en Su cuerpo a través de Su bautismo. La manera de cumplir toda la justicia era hacer que Jesús fuese bautizado por Juan el Bautista.

¿Por qué fe pudieron borrarse sus pecados sucios?

¿Pudieron borrarse todos sus pecados a través

del bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista y de Su sangre derramada en la Cruz? Entonces, ¿qué tipo de bautismo era el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista? La cuestión es: «¿Qué significa el bautismo que recibió el Hijo de Dios?». ¿Qué dice la

Palabra de Dios? Dios dice que enviaría a Su Hijo al mundo para que tomase todos los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista. Por tanto, el bautismo que Jesús recibió es lo mismo que la imposición de manos de la que habla en Antiguo Testamento en Levítico.

En Isaías 53, está escrito: «Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido» (Isaías 53, 4). La profecía se cumplió con Jesucristo, cuando nació en este mundo, tomó los pecados de la humanidad al ser bautizado por Juan el Bautista cuando tenía 30 años, derramó Su sangre en la Cruz y resucitó de entre los muertos.

Los pecados de los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu han sido eliminados. El significado del bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista es limpiar, enterrar o transferir algo. Como Jesús recibió los pecados de este mundo para siempre a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, pudo derramar Su sangre en la Cruz y morir en

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38 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

nuestro lugar. Jesús pudo derramar Su sangre y sufrir una muerte terrible en la Cruz porque había recibido los pecados del mundo para siempre a través del bautismo de Juan el Bautista. Por tanto, el verdadero significado del bautismo fue tomar los pecados de la humanidad para siempre. Por tanto, bautizamos a la gente que cree en el Evangelio del agua y el Espíritu en el nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo.

Jesús fue bautizado por Juan el Bautista al principio del Nuevo Testamento. El bautismo es el mismo proceso que pasar los pecados de los israelitas a un chivo expiatorio en el Antiguo Testamento cuando el Sumo Sacerdote le ponía las manos sobre la cabeza como representante de Israel. El bautismo se realizaba mediante la imposición de manos en el Antiguo Testamento. Por tanto, nosotros también somos bautizados mediante la imposición de manos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Entonces, ¿por qué somos bautizados en el nombre de la Santa Trinidad? Porque el bautismo es la prueba de que creemos en la Verdad del Evangelio

que fue cumplida por la Santa Trinidad. La Verdad es que Dios Padre planeó nuestra salvación en Jesucristo, y Jesús derramó Su sangre y nos salvó porque tomó todos los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista. Somos bautizados con corazones que creen en la justicia de Jesucristo como nuestra salvación. Somos bautizados como confesión de la fe que cree que Jesús nos ha salvado de todos los pecados del mundo a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista. Somos bautizados como prueba de que hemos sido salvados de todos los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu que es la justicia del Señor. Por tanto, debemos saber que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista para recibir los pecados del mundo para siempre y que Juan el Bautista bautizó a Jesucristo para transferirle los pecados de la humanidad. Tenemos que confirmar el significado espiritual de la palabra bautismo. Significa lavar, enterrar o transferir algo. Debemos recordarlo.

Dios Padre hizo que todo el mundo supiese que

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39 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

había eliminado todos los pecados del mundo a través del bautismo que Su Hijo recibió de Juan el Bautista y Su sangre. Dejó constancia de esta providencia en el Antiguo Testamento mediante la imposición de manos. En el Nuevo Testamento, Jesucristo y Juan el Bautista cumplieron las profecías del Antiguo Testamento. Esta Verdad está revelada en el pasaje: «Con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte» (Lucas 1, 78-79). ¿Quién dio testimonio de esta Verdad? Fue Juan el Bautista. Dio testimonio de que Jesucristo había cargado con los pecados del mundo al ser bautizado y que así pudo derramar Su sangre en la Cruz y convertirse en el Salvador. Juan el Bautista transfirió todos los pecados de este mundo a Jesucristo a través del bautismo y le dijo a todo el mundo que esos pecados habían sido pasados a Jesucristo. A través de este papel de bautizar a Jesús, Juan el Bautista le dijo todo el mundo que los pecados habían sido pasados a Jesucristo. Juan el Bautista nos hizo creer en esta

Verdad al dar testimonio de Jesucristo y Su ministerio. Esto es lo que Juan el Bautista predicó en este mundo durante su ministerio.

De la misma manera en que el sol brilla sobre todo el mundo, Juan el Bautista transfirió los pecados del mundo, nuestras acciones y pensamientos, a Jesucristo mediante el bautismo. Nosotros lo sabemos. ¿Cómo se pasaron nuestros pecados a Jesucristo? Se pasaron de una vez por todas a Jesús cuando Juan el Bautista bautizó a Jesucristo a los 30 años.

Jesús tuvo que recibir los pecados de esta manera

Leamos Mateo 3, empezando en el versículo 13:

«Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora,

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40 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (Mateo 3, 13-17).

Si leemos Mateo 3, 13 de nuevo, dice: «Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él». Este Juan del que habla este pasaje no es el Apóstol Juan que escribió el Evangelio de Juan, sino que es Juan el Bautista. Entonces, en cuanto Jesús fue a ser bautizado por Juan el Bautista, Juan se negó a bautizarle diciendo: «Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Juan el Bautista sabía quién era Jesús. La palabra entonces se refiere al momento en que Jesús tenía treinta años. Esta era la edad en la que un Sumo Sacerdote podía comenzar su oficio.

Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio en el Antiguo Testamento forman el

Pentateuco, o los cinco libros de Moisés, ya que fueron escritos por Moisés. Si leen estos libros, verán que los descendientes de Aarón empezaban a ser sacerdotes a los 30 años (Números 4, 3). Sin embargo, los descendientes de Leví solían empezar su oficio de sacerdotes a los 25 años y se retiraban a los 50 (Números 8, 24). La tarea de servir a Dios en el santuario solo podía ser ejercida por los descendientes de Aarón entre los levitas; el resto de los levitas tenían que servir en el Tabernáculo de otra manera: «Sino que pondrás a los levitas en el tabernáculo del testimonio, y sobre todos sus utensilios, y sobre todas las cosas que le pertenecen; ellos llevarán el tabernáculo y todos sus enseres, y ellos servirán en él, y acamparán alrededor del tabernáculo» (Números 1, 50).

Pero para ser Sumo Sacerdote se tenía que ser descendiente de Aarón sin excepción. La Biblia determina que para ser Sumo Sacerdote se tenía que ser un varón descendiente de Aarón y tener 30 años.

La Biblia dice: «Entonces Jesús vino de Galilea

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41 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

a Juan al Jordán, para ser bautizado por él» (Mateo 3, 13). La palabra entonces se refiere al momento en que Juan el Bautista y Jesús tenían treinta años. Jesús empezó Su vida pública cuando tenía treinta años y tomó los pecados de la humanidad sobre Su cabeza al ser bautizado para salvar a la humanidad de sus pecados. Esto se debe a que en el Antiguo Testamento prometió que los pecados pasarían a un animal mediante la imposición de manos. Por tanto, Jesús fue bautizado por Juan el Bautista cuando cumplió los treinta años para cumplir esta promesa.

«Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» (Mateo 3, 13-14). El representante de la humanidad y el representante del Cielo se conocieron. Muchas personas se preguntan por qué Juan el Bautista es el representante de la humanidad, pero si leen Mateo 11, 11 podrían ver que Jesús dio testimonio de que no hay mayor hombre nacido de mujer que Juan el Bautista. El representante de la

humanidad y el representante del Cielo se encontraron en el río Jordán.

Entonces Jesús le dijo a Juan el Bautista: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia» (Mateo 3, 15). Aquí, las palabras toda justicia se refieren al estado en que todos los pecados del mundo han sido eliminados. ¿Por qué le dijo esto Jesús a Juan el Bautista? Jesús le dijo esto para salvar a todas las personas del mundo de sus pecados, porque habían pecado al ser descendientes de Adán. Por eso Jesús fue bautizado por Juan el Bautista para tomar todos los pecados del mundo. Así que dijo: «Permíteme hacer ahora, pues conviene así que cumplamos toda justicia» (Mateo 3, 15). Así que Juan el Bautista bautizó a Jesús. Este es el verdadero bautismo realizado mediante la imposición de manos.

Hay dos tipos de bautismo: el bautismo por inmersión y el bautismo por efusión. El bautismo por inmersión es el original y formal. La persona que bautiza y la que es bautizada entran en el agua hasta

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42 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

que les llega por el pecho. Pero el primer requisito para la persona que bautiza es que debe tener fe en que Jesucristo recibió todos los pecados del mundo, incluyendo los suyos, fue clavado en la Cruz, murió y fue resucitado para salvar a la humanidad. En concreto, estoy hablando de los que están en la Iglesia y los que quieren ser bautizados deben aceptar la misma fe. Por tanto, solo los nacidos de nuevo pueden bautizar y ser bautizados. No se puede bautizar a cualquier persona.

Los nacidos de nuevo bautizamos y somos bautizados por estas razones. Pero, ¿por qué fue bautizado Jesús? Jesús fue bautizado por Juan el Bautista para cumplir toda justicia. Jesucristo, el Cordero de Dios del sacrificio, fue bautizado por Juan el Bautista para recibir los pecados de la humanidad. Jesús salvó, a los que creen en esta Verdad, de todos estos pecados al ser crucificado después de cargar con los pecados del mundo, y al morir en la Cruz y resucitar. Mis queridos hermanos, Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista para

cumplir toda la justicia. Debemos examinar las palabras de Mateo 3, 15

en el texto original. Toda justicia en griego es ‘πάσαν δικαιοσύνην’ (pasan dikaiosunen), lo que significa el estado más perfecto sin defectos. La palabra así es ‘οϋτως γάρ (hutos gar)’, que significa de esta manera, de la manera más adecuada o de ninguna otra manera. Estas palabras demuestran que Jesús tomó todos los pecados de la humanidad sobre Sí mismo de la manera más adecuada a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista.

Jesús no vino al mundo como el Salvador para salvar a la humanidad por Sí mismo, sino que Dios envió a Juan el Bautista (que nació seis meses antes que Jesús) cuando cumplió los treinta años e hizo que dijese a los israelitas: «Arrepentíos, víboras» y les pidiese que recibiesen la remisión de sus pecados. Entonces Jesús, como quería ser bautizado, fue a Juan el Bautista que estaba avisando a los israelitas y le dijo: «Bautízame, pues conviene así que cumplamos toda justicia» (Mateo 3, 15). ¿Por qué

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43 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

dijo esto? Porque era la manera más adecuada de salvar a los seres humanos de todos sus pecados.

Jesús es el Salvador de la humanidad, pero tenía que recibir los pecados de la humanidad a través de su representante. Necesitaba hacerlo de esta manera porque quería salvarnos de una manera justa y clara. De la misma manera en que la deuda se extingue cuando se paga por completo, tenía que haber una manera de cargar con la deuda del pecado y pagarla completamente.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3, 16). Dios Padre envió a Su Hijo a este mundo. El papel de Juan el Bautista era necesario para que Su Hijo recibiese los pecados del mundo y por tanto, Dios Padre envió a Juan el Bautista, nacido de la familia de Zacarías y descendiente de Aarón, el Sumo Sacerdote. Por tanto, Jesús dijo que Juan el Bautista era el mayor hombre nacido de mujer. Zacarías también profetizó inspirado por el Espíritu

Santo: «Con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte» (Lucas 1, 78-79). Juan el Bautista cumplió esta función.

Jesús recibió los pecados del mundo cuando Juan el Bautista le bautizó. Por tanto, es el Cordero de Dios que salva al mundo del pecado; y Juan el Bautista, como representante de la humanidad, era el Sumo Sacerdote que le pasó los pecados a Jesucristo. Juan el Bautista era el último Sumo Sacerdote y profeta del Antiguo Testamento. Por tanto, la Biblia habla de la venida de Juan el Bautista al final del Antiguo Testamento diciendo: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mateo 11, 12). Esto significa que la era del Antiguo Testamento acabó cuando Juan el Bautista bautizó a Jesucristo.

Jesús recibió los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista. Después, sin contar con Juan el Bautista, predicó la Palabra, enseñó a Sus

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44 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

discípulos, habló del Reino de los Cielos y predicó el Evangelio de la remisión de los pecados a las personas humildes que tenían pecados. Entonces, el Señor le pudo decir a la mujer sorprendida en adulterio: «Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ni yo te condeno; vete, y no peques más» (Juan 8, 10-11). El Señor pudo decir esto porque había tomado todos los pecados del mundo a través de Juan el Bautista.

¿Cómo podemos saber que Jesucristo es nuestro Salvador? ¿Cómo podemos creer que es nuestro Salvador? La pregunta es: «¿Cómo podemos tener testimonio en nuestros corazones de que hemos sido salvados?». Como Juan el Bautista bautizó a Jesús y Jesús nos salvó al recibir los pecados del mundo del bautismo de Juan el Bautista y tomar todos los pecados del mundo y llevarlos a la Cruz, recibir el dolor de ser clavado en la Cruz, y resucitar de entre los muertos, y como nosotros creemos en este testimonio, podemos tener la prueba en nuestros corazones y mentes de que hemos sido salvados. El

papel de Juan el Bautista permitió que todo el mundo fuese salvado a través de Jesucristo, como el sol naciente brilla por todo el mundo. Por tanto, el papel de Juan el Batista es importante. Mis queridos hermanos, ¿es cierto o no?

Deben conocer el papel de Jesucristo y de Juan el Bautista. Si quieren creer en Jesús como su Salvador, deben conocer a Jesús, pero también deben conocer el papel de Juan el Bautista. Los israelitas del Antiguo Testamento le entregaban un animal para ser sacrificado por los sacerdotes del Templo y así recibir la remisión de los pecados. Tenían que poner las manos en la cabeza del animal para pasarle sus pecados todos los días, y después matarlo, entregárselo al sacerdote y después volver a casa. Pero no podían recibir la remisión de los pecados completamente a través de estos sacrificios animales diarios.

Si leemos Levítico 16, encontramos el estatuto del Día de la Expiación. El décimo día del séptimo mes, el Sumo Sacerdote, que representaba a los

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45 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

israelitas, tomaba dos machos cabríos para ofrecerlos como sacrificio por los pecados que los israelitas habían cometido ese año. Entonces escogía uno de los animales y lo ofrecía como sacrificio por el Tabernáculo por sus pecados primero. Entonces ofrecía el otro macho cabrío para redimir los pecados que los israelitas habían cometido en un año. Vamos a leer Levítico 16, 20-22.

«Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto».

Aquí tenemos que prestar atención al pasaje que

dice: «Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío». Todos los pecados anuales de los israelitas se pasaban por las manos de Aarón, el Sumo Sacerdote y representante de los israelitas. Cuando el Sumo Sacerdote ofrecía el sacrificio como representante de su pueblo el décimo día del séptimo mes, los pecados de los israelitas que los hacían imperfectos eran borrados completamente. Los israelitas podían seguir viviendo juntos en el Tabernáculo a través del Sumo Sacerdote que ofrecía un sacrificio por ellos para eliminar sus pecados. Recibían la ayuda de Dios y eran reconocidos como Su pueblo.

De la misma manera en que había un Sumo Sacerdote en el Antiguo Testamento llamado Aarón, el hijo de Zacarías, Juan el Bautista, fue el representante de la humanidad en el Nuevo Testamento que pasó los pecados de la humanidad a

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46 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

Jesucristo. Así que Juan el Bautista era muy importante. Mis queridos hermanos, ¿quién guía nuestros corazones y almas por el camino de la paz? Esa Persona es Jesucristo. ¿Quién nos hace saber que Jesucristo es nuestro verdadero Salvador? Esa persona es Juan el Bautista.

Muchas personas en el mundo leen la Biblia. Y en ella se encuentra el hecho de que Jesucristo es el Salvador de la humanidad y el Hijo de Dios, y de que vino al mundo como Cordero de Dios. Esta es la Palabra de la Verdad. Pero si no hubiese siervos de Dios hoy en día que conociesen la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu, ¿quién predicaría esta Palabra de Verdad para que pudiesen recibir la remisión de los pecados? Una persona no puede recibir la remisión de los pecados completamente aunque lea la Biblia miles de veces por sí mismo.

Hace mucho tiempo mi vida era muy difícil por culpa de mis pecados. Yo he creído en la Palabra de Dios. He estudiado teología. He estudiado el calvinismo, una teología ortodoxa. Pero no podía

recibir la remisión de mis pecados aunque hubiese estudiado teología y hubiese leído la Biblia muchas veces. En otras palabras, no podía librarme de los pecados de mi corazón para siempre. Los pecados de mi corazón no se eliminaban aunque ofreciese oraciones de penitencia constantemente. Parecía que se habían eliminado por un momento, pero después me daba cuenta de que aún tenía pecados en mi corazón, así que esto me torturaba a diario.

No sabía por qué Jesús había sido bautizado. Conocía el significado literal del bautismo, lo había memorizado, e incluso podía escribirlo en el idioma original, pero no conocía su significado espiritual. Así que pregunté miles de veces y leí muchos libros, pero ninguno me doy respuestas. Me arrodillé ante Dios y oré: «Señor, Dios. Por favor, enséñame. No sé nada. Soy más ignorante que un niño. ¿Cómo puede una persona como yo guiar a otras personas a Ti? Tengo pecados en mi corazón; ¿cómo puede un pecador guiar a otros?».

Por supuesto, conocía la respuesta doctrinal a

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47 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

esta pregunta. Sabía que la gente podía ser de Dios aunque tuviese pecados si creía en Jesús. Conocía los cinco puntos del calvinismo, pero ninguna de estas cosas era la Verdad. No podían eliminar los pecados de mi corazón.

Pero Dios me enseñó la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu a través de Su Palabra. Conocía el significado espiritual de la Palabra de Mateo 3:13-15, pero no podía entender el significado espiritual. Dios me enseñó ese significado. Me dijo que todos los pecados de la humanidad fueron pasados a Jesús cuando fue bautizado por Juan el Bautista de la misma manera en que los pecados anuales de los israelitas eran pasados al chivo expiatorio cuando el Sumo Sacerdote en Antiguo Testamento le ponía las manos sobre la cabeza.

«Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó» (Mateo 3, 15). «Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (Mateo 3, 17). Estas Palabras empezaron a obrar en

mi alma. Jesucristo, el Hijo de Dios Padre, cumplió la voluntad del Padre y tomó todos los pecados del mundo a través de Su bautismo. Se convirtió en la propiciación de nuestros pecados al someterse a la voluntad de Dios Padre. Por tanto, Dios Padre dijo que estaba muy complacido. Por muy amado que sea un hijo o hija, si no escucha a los padres no puede complacer a los padres. En estos casos los hijos son como un dolor de cabeza. Pero Jesucristo, el Hijo de Dios, obedeció a Su Padre, incluso entregando Su vida y fue completamente leal. Y así nos salvó.

Juan el Bautista dio testimonio a todo el mundo de que Jesucristo es el Salvador que recibió los pecados del mundo. A través del testimonio de Juan el Bautista que transfirió todos los pecados del mundo a Jesucristo, nosotros podemos creer en Jesucristo como el Salvador.

Mis queridos hermanos, tenemos que saber por qué Dios Padre envió a Juan el Bautista al mundo primero y por qué el Señor Jesús fue bautizado por él. También tenemos que creer en esto. Debemos creer

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48 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

que Jesús recibió los pecados de toda la humanidad a través de Juan el Bautista. Debemos estar agradecidos por fe porque Jesús se convirtió en el Salvador que nos ha salvado al recibir la transferencia de nuestros pecados a través de Juan el Bautista, al cargar con estos pecados hasta la Cruz, ser clavado en ella, morir allí y resucitar de entre los muertos. Para salvarnos, el Señor envió a Juan el Bautista primero, después tomó los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista, recibió el juicio de los pecados en la Cruz y resucitó de entre los muertos.

El papel de Juan el Bautista era muy importante en el ministerio de Jesús. Su testimonio era como el sol naciente. Pero si una persona no cree en el ministerio de Jesús o en el papel de Juan el Bautista, los pecados de su corazón no puede borrarse por mucho que crea en Jesús como su Salvador. Mis queridos hermanos, todos nuestros pecados se revelan cuando encontramos el Evangelio de la Verdad por el que Jesús vino al mundo para tomar nuestros pecados

al ser bautizado por Juan el Bautista y por el que Juan el Bautista le transfirió los pecados del mundo. Por tanto, también podemos creer que Jesús recibió los pecados y pagó la condena por ellos en la Cruz y por tanto estamos completamente libres del pecado. Ustedes también pueden ser salvados por la fe completa y convertirse en hijos de Dios. Por tanto, pueden ir al Reino de los Cielos solo si se presentan ante el Señor con fe en esta Verdad. El papel y el testimonio de Juan el Bautista son importantes.

Nuestras funciones y testimonios son muy importantes también. Esto se debe a que tenemos el papel de Juan el Bautista hoy en día. No les estoy diciendo que hayamos pasado los pecados del mundo a Jesús como Juan el Bautista; sino que somos los siervos de Dios que cumplimos la función de Juan el Bautista. Como el papel de Juan el Bautista, nosotros hacemos que lo torcido sea recto, exaltamos las montañas bajas y hacemos que las altas se rebajen, y que la gente sea igual en la gracia de Dios.

Mis queridos hermanos, ¿quién da testimonio a

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49 Juan el Bautista fue enviado para cumplir el Evangelio del agua y el Espíritu

la gente de que Jesús tomó todos los pecados del mundo por la mano de Juan el Bautista, murió en la Cruz y resucitó para salvarnos? Nosotros. Mis queridos hermanos, ¿creen en esto? Si decimos que Jesucristo es el Sol o la Luz, entonces Juan el Bautista es la persona que presentó al Sol en su esplendor. El Señor nos avisa de que tenemos el mismo papel que Juan el Bautista hoy en día. Esta es la Verdad. Mis queridos hermanos, ¿creen en esto?

Algunas personas me preguntan: «¿Por qué es tan importante Juan el Bautista?». Algunas personas nos preguntan: «¿Sois de la denominación de Juan el Bautista?». Este tipo de personas son ignorantes. Aunque Jesucristo es nuestro único Salvador, Juan el Bautista y su ministerio son indispensables para nuestra salvación. Dios nos enseñó esto, se nos apareció y nos salvó a través del ministerio y el testimonio de Juan el Bautista. Le doy gracias al Señor que nos enseñó esta verdad.

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SERMÓN

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51 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

Los creyentes del Evangelio del agua y el

Espíritu hacen suyo el Cielo

< Lucas 1, 24-38 >

«Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres. Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por

sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia».

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52 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

Juan el Bautista fue preparado por Dios para pasarle los pecados a Jesús

Para salvarnos de los pecados del mundo, Dios

preparó a Juan el Bautista y a Jesús. El misterio de su nacimiento está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy.

Para salvarnos de los pecados del mundo, Dios Padre había preparado a Juan el Bautista para que naciese de la casa de Zacarías, uno de los descendientes de Aarón, el Sumo Sacerdote. El pasaje de las Escrituras de hoy nos dice que Isabel, la mujer de Zacarías, escondió su embarazo durante cinco meses. Y entonces alabó la justicia del Señor por preparar a Juan el Bautista diciendo: «Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres». Como Isabel era una mujer anciana, estaba un poco avergonzada por estar en cinta, pero estaba muy agradecida a Dios porque le había dado un hijo. Así que le dio gracias a Dios por hacer esta obra en ella y el reproche se le

había quitado el día en que el Señor la miró. Cuando Dios prometió a Zacarías, el marido de

Isabel, que le daría un hijo para cumplir esta promesa, Zacarías no creyó al ángel al principio, pero al final no pudo evitar creer. Habría dado más gracias a Dios si se hubiese dado cuenta del significado del nacimiento y ministerio de Juan el Bautista. Pero hasta que Juan el Bautista no nació, no se dio cuenta de la importancia de su nacimiento. Sin embargo, cuando el niño Juan nació Zacarías se llenó del Espíritu Santo y profetizó que este niño había sido dado por Dios y había nacido con el espíritu de Elías, y que como siervo de Dios, volvería al pueblo de Israel a Dios.

En el Antiguo Testamento, Sansón era un nazareno consagrado por Dios. Aunque nació de sus padres biológicos, su nacimiento había sido preparado especialmente por Dios para librar al pueblo de Israel de la opresión de sus enemigos. Cuando Dios obra, vemos que nos hace orar y después contesta nuestras oraciones. Los padres de

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53 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

Sansón también oraron a Dios para que les diera un hijo, y Dios contestó sus plegarias. Pero antes de que Sansón naciese, Dios les dijo a sus padres que había algunas prohibiciones. Primero, Sansón no podía cortarse el pelo de la cabeza o de las cejas. En segundo lugar, no podía beber vino ni licores. Así Sansón fue un nazareno consagrado por Dios especialmente.

Juan el Bautista era un hombre consagrado de Dios. Está escrito en Lucas 1, 15-17: «Porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».

Juan el Bautista tenía que volver los corazones de los padres a los hijos y los corazones de los hijos a los padres. Como Sumo Sacerdote, Juan el Bautista

cumplió el papel de mediador para volver el corazón de Dios a Su pueblo y los corazones del pueblo a Dios. Esta era la tarea del Sumo Sacerdote. El Sumo Sacerdote era un mediador entre Dios y el hombre. El ministerio del Sumo Sacerdote consistía en volver el corazón de Dios a Su pueblo y los corazones del pueblo a Dios mediante el sacrificio de redención por los pecados cometidos por las debilidades humanas. Tenía el papel de mediador entre Dios y los hombres. Al cumplir este papel de mediador, el Sumo Sacerdote reconcilió a Dios y a los hombres.

Así, Juan el Bautista era el hombre que volvió los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la sabiduría de los justos. Esto significa que Juan el Bautista cumplió la función de Sumo Sacerdote ante Dios y los hombres. Nació para cumplir este ministerio y hacer esta obra. Dios le llamó Juan y le dijo a Zacarías: «Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento» (Lucas 1, 14). De hecho, muchas personas se regocijaron por el nacimiento de Juan el Bautista en

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54 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

este mundo ya que sería el hombre que pasaría los pecados del mundo al Señor mediante el bautismo. Por eso Dios dijo que la gente se regocijaría con su nacimiento.

Jesús dijo que Juan el Bautista era el mayor hombre nacido de mujer

Jesús dijo en Mateo 11, 11: «Cuando Jesús

terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos». Sin embargo, muchos cristianos no consideran a Juan el Bautista un hombre grande ante Dios, aunque Jesús mismo dijo en la Biblia que Juan el Bautista era el mayor hombre nacido de mujer. Los cristianos de hoy en día no se dan cuenta de lo grande que era Juan el Bautista porque no entienden la Palabra de Dios correctamente. Nuestro aprecio por Juan el Bautista debe basarse en cómo Jesús lo describió. Jesús se refirió a Juan el Bautista diciendo:

«Es el Elías que está por venir». El papel de Juan el Bautista era tan importante que Jesús dijo: «Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. El que tiene oídos para oír, oiga».

Esto se demuestra claramente en Mateo 11, 11-14: «De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir».

¿Están de acuerdo con lo que Jesús dijo? ¿O todavía tienen dudas? Como cristianos que dicen creer en Jesucristo como su Salvador, ¿qué creen que es más importante: lo que Jesús dijo en la Biblia o lo que dicen los pastores de sus denominaciones? ¿A quién escogen? Estoy seguro de que escogerían a Jesucristo. Si esto es cierto, su fe debe apreciar y creer en lo que Jesús dijo acerca de Juan el Bautista.

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55 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

En este pasaje de Mateo 11, 11-14, Jesús explicó algunas cosas acerca de Juan el Bautista. Primero dijo que entre los nacidos de mujer no había ninguno mayor que Juan el Bautista. Mis queridos hermanos, yo he llamado a Juan el Bautista el representante de la humanidad en mis libros basándome en la Palabra de Dios. Juan el Bautista es el mayor hombre nacido de mujer.

Estoy seguro de que saben que todos nacemos de una mujer. Solo Adán y Eva, los primeros humanos, fueron creados por Dios personalmente y no salieron del cuerpo de una mujer; el resto del mundo nace a través del cuerpo de una mujer. Así que debemos prestar atención al pasaje donde Jesús dijo: «De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista» (Mateo 11, 11). Moisés, el profeta Elías, y el rey David nacieron de mujeres. ¿No es cierto? Sus madres también nacieron de sus madres. La gente dice a menudo que el mayor profeta del Antiguo Testamento es Moisés. Pero Moisés también nació de

una mujer, así que por eso Juan el Bautista es mayor que Moisés.

Deben prestar atención especial a lo que Jesús dijo aquí: «De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista». Lo que Jesús está diciendo sobre Juan el Bautista es la verdad. Este pasaje sirvió para cumplir la Palabra del Antiguo Testamento. Cuando Jesús dijo: «He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti» (Mateo 11, 10), estaba citando la profecía de Malaquías 3, 1 en el Antiguo Testamento. Malaquías 3, 1 dice: «He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros».

Aquí Dios estaba diciendo que enviaría a Su mensajero, y esta Palabra de promesa se refería a Juan el Bautista, sobre quien Jesús estaba hablando. Dios Padre había prometido enviar a Juan el Bautista

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56 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

al mundo antes que Jesucristo y había cumplido esta promesa al enviar a Juan el Bautista. En otras palabras, al enviar a Juan el Bautista antes que Jesús para nuestra salvación, Dios Padre preparó el camino de la salvación. Jesús estaba citando este pasaje en el Antiguo Testamento cuando dijo en Mateo 11, 10: «He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti». No deben dudar que Jesús estaba hablando de Juan el Bautista.

El pasaje de Mateo 11, 11-14 es la verdad de la que Jesús habló sobre Juan el Bautista. No soy yo quien afirma esto, ni los teólogos del mundo, sino que es Jesucristo mismo quien dice esto de Juan el Bautista y su ministerio. Cuando nuestro Señor dijo en Malaquías, en el Antiguo Testamento, que enviaría a Elías, quiso decir que enviaría al siervo de Dios que guiaría al pueblo de Israel a Dios y a todo el mundo, y este siervo sería Juan el Bautista.

¿Qué tenía que hacer Juan el Bautista cuando fue enviado al mundo? Pasarle todos los pecados de la humanidad a Jesús mediante el bautismo y dar

testimonio de Jesucristo como el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. En otras palabras, tenía que darnos a conocer esta Verdad de salvación. El mensajero de Dios es un siervo de Dios. El ministerio de Juan el Bautista en este mundo señalaba los pecados de los que desobedecen la voluntad de Dios, y la obra importante de pasarle los pecados del mundo a Jesucristo mediante el bautismo. Juan el Bautista gritaba a la gente: «Arrepentíos, nido de víboras». Cumplió la obra de pasar los pecados del mundo a Jesucristo mediante el bautismo que cumplió la justicia de Dios (Mateo 3, 15). También nutrió a los discípulos y los envió a Jesús para que se convirtiesen en Sus discípulos. Más adelante, reprendió al rey Herodes por sus transgresiones y por eso fue encarcelado y decapitado. Esta fue su vida.

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57 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

¿Fue tan maravilloso el ministerio de Juan el Bautista?

Sí. Jesús puso mucho énfasis en el ministerio de

Juan el Bautista porque su ministerio era la voluntad de Dios y era indispensable para pasarle nuestros pecados hoy en día. Por eso Jesús elogió el ministerio de Juan el Bautista. Para salvar a los pecadores de sus pecados, Dios Padre hizo la obra necesaria previa y preparó el camino al enviar a Juan el Bautista como hijo de Zacarías. Así que cuando leemos los cuatro Evangelios en la Biblia, vemos que todos hablan del ministerio de Juan el Bautista antes que el ministerio de Jesucristo. En otras palabras, el ministerio de Juan el Bautista aparece antes que el ministerio de Jesús. El ministerio de Jesús aparece después. Así que cuando creemos en Jesucristo como nuestro Salvador, debemos darnos cuenta de que Juan el Bautista era el mayor hombre, el representante de la humanidad, y la persona que pasó todos nuestros pecados a Jesús a través del bautismo que le dio a Jesús. En otras

palabras, Juan el Bautista es el representante de la humanidad que pasó los pecados a Jesús mediante el bautismo. Por eso Jesús dijo que el Cielo sufre violencia hasta ahora porque el ministerio de salvación no podría haberse completado si no hubiese sido por el bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista.

¿Cómo sufre violencia el Cielo a través de los ministerios de Jesús y Juan?

Esto no significa que Juan el Bautista sea otro

Salvador, sino que Juan el Bautista pasó los pecados del mundo a Jesús al bautizarle, obedeciendo así la voluntad de Dios Padre para que quien crea en la justicia de Jesucristo pueda ser redimido de sus pecados y entrar en el Cielo. En otras palabras, esto significa que al bautizar a Jesús, Juan el Bautista le pasó los pecados de la humanidad para siempre. Este Juan es Juan el Bautista porque es quien bautizó a

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58 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

Jesús. Jesús le llamó Juan el Bautista en Mateo 11, 12. Dijo esto porque Juan el Bautista había pasado los pecados de la humanidad a Jesús a través del bautismo.

Para saber más acerca del ministerio de Juan el Bautista, deben pasar a Mateo 3, 13-17. Este pasaje habla de lo que ocurrió cuando Jesús fue a ser bautizado por Juan. Está escrito: «Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia».

Juan el Bautista hizo esto como su ministerio. Cuando Juan el Bautista fue bautizado por Jesús, todos nuestros pecados fueron pasados a Jesús para siempre. Después de aceptar los pecados de este

mundo a través del bautismo que recibió de Juan, Jesús llevó los pecados a la Cruz, derramó Su sangre y murió, se levantó de entre los muertos al tercer día y así se ha convertido en nuestro Salvador. Jesús cargó con nuestros pecados a través de Su bautismo y se convirtió en la propiciación de nuestros pecados. Jesús, el Hijo de Dios, cargó con nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, murió en la Cruz en nuestro lugar y se levantó de entre los muertos de nuevo. En otras palabras, Jesús, el Hijo de Dios, cargó con nuestros pecados al ser bautizado y se convirtió en la propiciación de los pecados de los que creen y así se convirtió en nuestro Salvador.

¿Quién da testimonio de esta Verdad? Juan el Bautista, y este es su ministerio y nuestro ministerio hoy. Así que el papel de Juan el Bautista es muy importante, como está escrito: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan». Por tanto, los que invaden el Cielo por fe en esta Verdad hacen suyo el cielo. Es cierto que Jesús aceptó todos

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59 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

los pecados de la humanidad para siempre cuando fue bautizado por Juan el Bautista. Todos los pecados del mundo fueron pasados a Jesús cuando Juan el Bautista bautizó a Jesús. Los que creen en esta Verdad ahora serán lavados de sus pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu y entran en el cielo. La Biblia dice que los violentos toman el Cielo por la fuerza. Dicho de otra manera, los que entran en el Cielo lo hacen por su fe audaz. La expresión “tomas por la fuerza” se utiliza para implicar que los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu no encuentran resistencia cuando intentan tomar el Cielo. Esto no se refiere a la fuerza física, sino que se refiere a tomar el Cielo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Así que esta fe en el Evangelio del agua y el Espíritu significa que la fe nos permite hacer nuestro el Cielo.

Mis queridos hermanos, no tenemos justicia ni buenas obras. No tenemos nada más que insuficiencias, Y no podemos evitar cometer pecados hasta el día en que morimos. Pero a pesar de esto,

Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo, tomó nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, fue crucificado por nuestros pecados y derramó Su preciosa sangre en nuestro lugar, para después levantarse de entre los muertos. Por tanto, los que ahora creen en esta Verdad no tienen pecados, sino que se han convertido en el pueblo de Dios para siempre, y al mismo tiempo tienen la vida eterna. El Señor nos ha salvado para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista, derramando Su sangre y muriendo en la Cruz en nuestro lugar, y levantándose de entre los muertos. Por eso, los que creen que Jesús se ha convertido en Su Salvador al cargar con sus pecados a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, morir en la Cruz y levantarse de entre los muertos, y los que toman esta Verdad por fe, son salvados de los pecados y pueden entrar en el Reino de los Cielos. Por eso Jesús dijo: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan».

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60 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

Todas las profecías del Antiguo Testamento fueron hasta Juan el Bautista

En tercer lugar, Jesús dijo: «Porque todos los

profetas y la ley profetizaron hasta Juan» (Mateo 11, 13). Mis queridos hermanos, el Pentateuco, los Libros de los Profetas Mayores y Menores, y los otros libros del Antiguo Testamento, hablaron del sistema de sacrificios del Tabernáculo a través de la Ley de Dios, enseñando que la salvación se consigue a través de este sistema de sacrificios del Tabernáculo. Estas profecías se referían a que Jesús vendría al mundo como el Cordero de Dios, y como los animales de los sacrificios del Antiguo Testamento, aceptó los pecados de los israelitas mediante la imposición de manos, y se ofreció como sacrificio para salvarnos de nuestros pecados.

Por tanto, el que Juan el Bautista fuese quien bautizó a Jesús significa el final de la era del Antiguo Testamento, y el que Jesús fuese bautizado por Juan el Bautista simboliza el inicio del Nuevo Testamento, lo

que implica que Jesús se convirtió en el Salvador de la humanidad a través de este bautismo que recibió de Juan, Su muerte en la Cruz y Su resurrección. En otras palabras, Jesús cumplió la remisión de los pecados para los que creen en la justicia de Dios. En el Antiguo Testamento, la salvación se conseguía cumpliendo los mandamientos de la Ley, y mediante el sistema de sacrificios. Pero en el Nuevo Testamento, las puertas del Cielo se abrieron para los creyentes, ya que los pecados del mundo fueron pasados a Jesucristo cuando Juan le bautizó, ya que todos los pecados fueron pagados cuando Jesús derramó Su sangre en la Cruz. De la misma manera en que los animales del Antiguo Testamento aceptaban los pecados mediante la imposición de manos, en el Nuevo Testamento podemos ser salvados al creer en la Palabra escrita de que Jesús aceptó todos los pecados de la humanidad para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista y de que murió por nosotros en nuestro lugar, se levantó de entre los muertos y nos salvó. Y Dios nos ha permitido, a los que vivimos en el Nuevo Testamento, conocer

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61 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

esta Verdad a través del Evangelio del agua y el Espíritu, y ha hecho que los creyentes podamos ser salvados de todos nuestros pecados para siempre.

Por eso el Señor dijo: «Todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan» (Mateo 11, 13). Mis queridos hermanos, el último profeta del Antiguo Testamento, el que cumplió el papel del último Sumo Sacerdote, es Juan el Bautista. Como Juan el Bautista bautizó a Jesús como representante de la humanidad, le pasó todos los pecados del mundo para siempre. Así es como Juan cumplió su función. Dio testimonio de Jesús al día siguiente de bautizarlo en el río Jordán, diciendo: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Esto significa que Jesús había venido al mundo para salvar a los hombres de los pecados del mundo y que nos ha salvado al venir al mundo como nuestra propiciación al tomar todos nuestros pecados. Juan el Bautista dejó este mundo después de haber cumplido su función de transferir los pecados del mundo a Jesús y de dar testimonio de que Jesús era el Cordero de Dios que tomó todos los

pecados del mundo. Muchos cristianos se refieren a Juan el Bautista

como el pionero del ascetismo porque se centran en su estilo de vida narrado en la Biblia: «Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre» (Mateo 3, 4). Pero esta perspectiva está distorsionada y es lo mismo que dejar un regalo envuelto y no abrirlo. Deben tener el conocimiento correcto de la función de Juan el Bautista. La razón por la que Juan el Bautista nació en este mundo y por la que Dios lo preparó para nacer, era que tenía que pasarle todos los pecados del mundo a Jesús, todos sus pecados y los míos.

El Elías que está por venir profetizado en el Antiguo Testamento era Juan el Bautista

En cuarto lugar, está escrito: «Y si queréis

recibirlo, él es aquel Elías que había de venir»

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62 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

(Mateo 11, 14). En otras palabras, el Elías por venir es Juan el Bautista. ¿Quién es el Elías que tenía que venir del que habló Jesús? Es Juan el Bautista en el Nuevo Testamento. Debemos aprender la Palabra de Dios y conocerla. La gente no conoce la Biblia y por eso no sabe quién es Elías, y cuando piensan en él solo piensan en el Elías del Antiguo Testamento.

Leamos Malaquías 4, 5-6: «He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y

terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos,

y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con

maldición». Dios Padre dijo que enviaría al Profeta Elías al

mundo antes del fin del mundo, antes del juicio. Sin embargo, Elías el profeta, ya había muerto en el Antiguo Testamento. ¿A quién se refiere entonces? Se refiere al siervo de Dios a quien Dios dijo que enviaría: «He aquí, yo envío mi mensajero, el cual

preparará el camino delante de mí» (Malaquías 3, 1). Elías era diferente que los demás profetas. La mayoría de los profetas desaparecieron después de realizar ciertas proclamaciones, pero el Último Testamento dice que a los ojos de Dios, Elías era un siervo valiente del Señor que se enfrentó a 850 profetas de Baal y Aserá y los venció. El pueblo de Israel de aquel entonces adoraba a ídolos, pero él les enseñó que Jehová era el único Dios y los devolvió a Dios. Es decir, Elías era un poderoso siervo de Dios.

En Malaquías 3, Dios había prometido que enviaría a Elías, un poderoso siervo de Dios, al mundo y Dios cumplió esta promesa al enviar a Juan el Bautista. Juan el Bautista hizo la obra de pasar los pecados del mundo a Jesucristo al bautizarle en el río Jordán. Juan dio testimonio del ministerio de Jesucristo, testificando: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Dicho de otra manera, Juan estaba testificando: «¡Mirad! Es el Cordero de Dios que ha cargado con los pecados del mundo al ser bautizado y ahora va a ir a la Cruz a

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63 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

derramar Su sangre. Jesucristo es la propiciación del Padre por nuestros pecados. Es el sacrificio preparado para salvarnos de los pecados del mundo».

Entonces, gracias a este testimonio de Juan el Bautista, el pueblo de Israel, como nosotros, pudo creer en Jesucristo y servirle como el Salvador. Al bautizar a Jesús y pasarle nuestros pecados, y a través del testimonio de Jesús como nuestro sacrificio, Juan nos ha permitido poder creer que Jesucristo es nuestro Salvador.

Mis queridos hermanos, sin el ministerio de Juan el Bautista, ¿cómo podríamos creer en Jesucristo como nuestro Salvador? ¿Podríamos haber sido salvador perfectamente al creer solamente en el Jesucristo crucificado? No, por mucho que creyésemos, seguiríamos atormentados por los pecados diarios. Sin embargo, como Juan el Bautista pasó todos los pecados de la humanidad a Jesucristo para siempre al bautizarle, al darnos cuenta de esta Verdad, pudimos creer en Jesucristo como nuestro Salvador sin dificultad. ¿No es cierto? Por supuesto

que sí. Cuando Jesús vino a este mundo, no tomó los pecados del mundo sin ayuda, sino que necesitaba a un siervo de Dios para que le pasase los pecados de la humanidad sobre Su cabeza. Este siervo era Juan el Bautista.

El ministerio de Juan el Bautista es indispensable para todos nosotros

Está escrito: «El hará volver el corazón de los

padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición» (Malaquías 4, 6). Este pasaje nos demuestra lo importante que es el papel de mediador de Juan el Bautista. Esto se debe a que Juan el Bautista pasó todos los pecados a Jesucristo y así Dios pudo demostrar Su amor con acciones.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna»

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64 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

(Juan 3, 16). Este gran amor de Dios y toda Su justicia se cumplieron con los ministerios de Jesús y Juan el Bautista. Al cumplir Su justicia siendo bautizado por Juan el Bautista y derramando Su sangre, el Señor probó Su amor por nosotros. Dios Padre hizo esto a través de Su Hijo Jesucristo. Al hacer que Jesucristo, Su Hijo, fuese bautizado por Juan el Bautista y aceptase nuestros pecados para siempre, al dejar que fuese crucificado, y al resucitar de entre los muertos, Dios demostró Su amor por los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu.

Por tanto, la noción de que todo el mundo puede ser salvado al creer en Jesús a ciegas, sin entender la Palabra de Dios es una afirmación sin fundamento que viene de un completo desconocimiento de la Palabra, y no es más que una tontería. La razón por la que Dios Padre envió a Jesucristo a esta tierra fue para librarnos de los pecados del mundo y salvarnos. De esta manera, para salvarnos de los pecados del mundo, Dios Padre preparó a Juan el Bautista y así borró nuestros pecados y nos salvó de la muerte. En

otras palabras, Dios Padre había preparado a Su Hijo Jesucristo como nuestra propiciación, y también había preparado a Juan el Bautista. Juan el Bautista tenía que pasar los pecados de la humanidad a Jesucristo. Si Jesús hubiese tenido que aceptar los pecados del mundo al ser bautizado a diario, se habría quedado calvo. Pero no lo hizo a diario, sino que aceptó los pecados del mundo para siempre a través de Su bautismo.

Para salvarnos a los pecadores de los pecados del mundo para siempre, Dios Padre había preparado a Jesús y a Juan el Bautista. ¿Quién dio a luz a este Juan? Isabel, una descendiente de Aarón y esposa de Zacarías. Esta mujer dio a luz a Juan el Bautista.

La voluntad de Dios está escondida en esta Verdad. En el Antiguo Testamento, solo ciertas personas podían ser Sumos Sacerdotes. Solo los descendientes de Aarón podían llegar a ser Sumos Sacerdotes. La Biblia dice que tanto Zacarías e Isabel, los padres de Juan el Bautista, eran descendientes de Aarón (Lucas 1, 5). Esto es muy importante en

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65 Los creyentes del Evangelio del agua y el Espíritu hacen suyo el Cielo

cuanto a los ministerios de Juan y Jesús. Hoy en día quien se gradúa de un seminario se

convierte en evangelista o pastor. Pero los pastores deben ejercer su función con conocimiento de la función de Juan el Bautista y Jesús. Debemos darnos cuenta de que Dios Padre había preparado a Juan el Bautista primero y después a Jesucristo para cumplir Su amor y así debemos ser salvados de todos los pecados del mundo

¡Aleluya! ¡Qué Dios les bendiga a todos!

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SERMÓN

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67 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para

nuestra salvación < Lucas 1, 1-23 >

«Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban

irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el

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68 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa».

Como dice una canción popular: «Pienso en ti,

levantado o sentado», las cosas que no hemos cumplido todavía, la obra que no hemos terminado, me viene a la cabeza ya esté sentado o levantado.

Hoy en día hay muchos productos hechos con iones negativos en este mundo porque dicen que es bueno para la salud. Los humanos necesitamos todo tipo de nutrientes y elementos, y el ión negativo es absolutamente necesario. Por supuesto, el ión positivo también es necesario, pero el negativo es aún más necesario para la salud. Todas las cosas que producen calor son iones positivos. Pero la humedad procede de los iones negativos. Dicho de otra manera, cuando hay falta de humedad, las corrientes electromagnéticas de los teléfonos móviles y las computadores se acumulan en el cuerpo y hacen que la gente enferme por la falta de iones negativos. Esto se debe especialmente a que estamos rodeamos de materiales de construcción químicos. Nuestros hogares están llenos de materiales de construcción químicos artificiales. No hay casi materiales naturales. ¿Hay algún elemento natural en los

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69 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

hogares, ya sea barro o madera? No lo hay. Pronto será Navidad. La Navidad está cerca, ya

falta menos de una semana. Después de la Navidad, diciembre se acabará y entraremos en la última fase del año. Debemos tener el deseo de organizar este año aunque estemos muy ocupados o estresados en la Navidad. Antes de dar la bienvenida a la Navidad, quiero compartir con ustedes acerca de Juan el Bautista, a quien Dios preparó de antemano; y cuando llegue la Navidad, daremos gracias al Señor por habernos salvado de los pecados y le daremos gloria a Dios.

¿Por qué empezó a escribir Lucas, el discípulo de Jesús?

Leamos Lucas 1, 1-23. Quiero hablar de esta

Palabra y darle el título de Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación, y así hablar de cómo Dios preparó a Juan el Bautista por

nosotros. En primer lugar, podemos ver a través del

capítulo 1 del Evangelio de Lucas que Dios preparó a Juan el Bautista en este mundo antes de enviar a Jesucristo, Hijo de Dios. En este capítulo, Lucas habló de por qué Dios había enviado a Juan el Bautista, quien bautizaría a Jesús con agua, a este mundo y por qué Dios tenía que prepararle antes de la llegada de Jesús. Cuando leemos el Evangelio de Lucas, discípulo de Jesús, sabemos que la razón por la que Lucas escribió este Evangelio era hablarnos en detalle de la vida de Jesús y de la Palabra de la que dio testimonio en la tierra. También nos habla de Juan el Bautista y sus circunstancias.

Este Evangelio dice: «Tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra». Esto quiere decir que muchas personas se decidieron a escribir sobre Jesucristo, quien cumplió nuestra salvación. Por eso Lucas también escribió este Evangelio y el libro de Hechos de los Apóstoles,

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70 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

desde su punto de vista. Decidió escribir para dar testimonio de que Jesús es nuestro Salvador y de que es cierto que Jesucristo vino al mundo y nos salvó y que la salvación del Señor es cierta también.

Lucas no fue el único que se decidió a escribir por esta razón, sino también Mateo, Marcos y Juan. Pedro y Juan y el Apóstol Pablo entre los 12 Apóstoles también escribieron acerca de estos sucesos. Así que ahora podemos leer el Nuevo Testamento. Lucas escribió este Evangelio y el Hecho de los Apóstoles en forma de carta a Teófilo. No sabemos si este Teófilo era una persona a la que Lucas estaba dando testimonio del Evangelio personalmente. En cualquier Caso, Lucas escribió estos libros porque pensó que era mejor enviar este documento a Teófilo ya que seguramente tenía un alto cargo, lo que se puede deducir por la forma en la que Lucas se dirigió a él: “excelentísimo Teófilo”.

En resumen, el ministerio de Lucas era literario. Lucas, discípulo de Jesús hizo un ministerio literario, de la misma manera en que nosotros compartimos el

Evangelio en el extranjero a través de nuestro ministerio literario. Ahora estamos escribiendo sermones y traduciéndolos al inglés y del inglés a otros idiomas del mundo.

Lucas escribió este Evangelio para enviárselo al excelentísimo Teófilo porque sintió que era necesario tomar la pluma y escribir acerca de Jesús para compartir el Evangelio con todo el mundo. Aunque Lucas empezó a escribir al excelentísimo Teófilo, siguió escribiendo las cosas que vio y escuchó como discípulo de Jesucristo personalmente, y las cosas que vio y escuchó cuando siguió al Apóstol Pablo, porque sintió la necesidad de escribirlo.

Los Evangelios hablan de Juan el Bautista El pasaje de las Escrituras de hoy dice: «Hubo

en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos

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71 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada».

Esta es la parte en la que Dios explica la razón por la que envió a Juan el Bautista al mundo a través de la casa de Zacarías. Dios también explica más adelante por qué tuvo que enviar a Juan el Bautista a este mundo y a través de quién lo envió. Estaba hablando de Abías, un nieto del Sumo Sacerdote Aarón. Los sacerdotes solo podían ejercer si eran de la casa del Sumo Sacerdote Aarón, y estaban divididos en 24 divisiones en tiempos del Rey David porque había muchos descendientes de Aarón. Por ejemplo, había muchos descendientes del Sumo Sacerdote y muchos maduraron hasta la edad requerida. Si uno de los descendientes tenía tres hijos, esos hijos a su vez tenían más hijos y así sucesivamente. Como el número de sacerdotes creció tanto cuando David era rey de los israelitas, los tuvo que dividir en 24 divisiones para resolver este

problema. Pero solo una persona de entre los descendientes

de Aarón pudo convertirse en el Sumo Sacerdote. Por ejemplo, en Corea, la casa del hijo mayor tiene autoridad sobre la adoración a los antecesores y se encarga de cuidar de la familia, ¿no es así? La casa del hijo mayor tiene autoridad sobre todo en la familia porque en Corea el confucianismo está muy arraigado. De todas formas, los hijos mayores tienen ese derecho, y en Israel, el linaje de Aarón, el Sumo Sacerdote tenía el privilegio de presentarse ante Dios y realizar los rituales de los sacrificios como sacerdotes cuando cumplían los 25 años. Pero los descendientes de Aarón prosperaron y se multiplicaron. Y así establecieron una división durante los tiempos de David porque había disputas entre familias. Se establecieron 24 divisiones y todas ellas aparecen en el primer libro de Reyes y el segundo, pero lo voy a dejar ahí porque no tenemos suficiente tiempo para enumerarlas.

De todas formas, la Biblia dice que Juan el

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72 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

Bautista nacería de la casa de Abías, del linaje de Aarón, el Sumo Sacerdote. Esto no es una leyenda o un cuento, y aunque sea historia antigua, las Escrituras marcan un suceso histórico que corrobora la veracidad de este hecho: «Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías». La narración del nacimiento de Juan el Bautista no es una leyenda o fábula, sino una historia verdadera que es un hecho histórico. Una leyenda o fábula no es un hecho histórico.

Por ejemplo, los coreanos creen que nuestra nación se originó bajo el domino del rey Dangun basándose en la leyenda de Dangun. La leyenda dice que un oso y un tigre entraron en una cueva para comer ajo durante 100 días. El tigre no pudo soportarlo y salió de la cueva corriendo, pero el oso aguantó y se convirtió en una mujer que dio a luz al rey Dangun. Por tanto, esto significaría que los coreanos somos descendientes de un oso. Pero no hay ninguna base histórica en esta historia.

Otro ejemplo es la leyenda de Park Hyukgeosei. Esta leyenda dice que Hyukgeosei Park salió de un jícaro gigante y se convirtió en el ancestro de la familia Park. Estas historias las inventaron las familias con los apellidos, Lee, Kim, Park, etc, para hacer que sus antecesores parezcan importantes o para que sea más fácil convertirse en familias gobernantes. Son historias inventadas que fueron pasadas de generación en generación y que nunca han sido verificadas.

Pero todas las historias escritas en las Escrituras son hechos históricos

Juan el Bautista nació en la casa de Abías; este

es un hecho histórico. Abías era un nieto de Aarón, el Sumo Sacerdote. Desde los días de Aarón y Abías, hasta la llegada de Jesús, pasaron 1,500 años. Por tanto, había muchas personas de la casa del Sumo Sacerdote cuando Zacarías vivió como sacerdote.

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73 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

Piensen cuántos descendientes Aarón debería haber tenido en miles de años de linaje en Israel. Los coreanos bromeamos diciendo que si uno se sube a la montaña y tira una piedra con los ojos cerrados, es posible que le dé a una persona con el apellido Kim, Lee o Park. Estos apellidos pertenecen a reyes que gobernaron durante mucho tiempo en Corea. Los descendientes de Aarón son así.

Dios tomó a Zacarías, nacido en la casa de Abías, de entre los muchos descendientes de Aarón. Dios hizo que Juan el Bautista naciese en este mundo a través de la casa de Zacarías. El pasaje de las Escrituras de hoy prueba el hecho de que Zacarías e Isabel eran descendientes del Sumo Sacerdote Aarón, que era el representante del pueblo de Israel a los ojos de Dios.

Estas dos personas vivieron siendo fieles a la Ley del Antiguo Testamento ante la presencia de Dios y no tuvieron ningún fallo a los ojos de Dios. Según la Ley no tenían ninguna falta. Por eso la Biblia dice: «Ambos eran justos delante de Dios, y

andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor». En realidad la Ley de aquel entonces era tan complicada que sería imposible decir que una persona no tenía falta por mucho que cumpliese la Ley. Es imposible porque nadie puede cumplir la Ley completamente. Es posible cumplir la Ley un día pero al día siguiente es fácil romperla. Por eso necesitamos a Jesucristo.

Pero Dios envió a Juan el Bautista a través de esta pareja, a través de Zacarías, de la casa de Abías, del linaje de Aarón el Sumo Sacerdote, y esto significa que Dios había preparado nuestra salvación de antemano. Cuando Jesucristo vino a este mundo y dijo: «Venid a Mí, todos los que laboran y tienen una carga pesada y os daré descanso», el Señor no hizo esta obra solo y necesitó al representante de la humanidad para pasarle los pecados de la humanidad, un representante que transfiriese los pecados a Jesucristo.

Por eso Dios preparó al representante. Debemos conocer estos hechos correctamente sin duda.

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74 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

¿Cuánto necesitamos este conocimiento? Lo necesitamos sin falta. Los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan empiezan con la historia de Juan el Bautista. El Evangelio de Marcos habla de esto al principio. Tenemos que leer la Biblia como un todo en vez de centrarnos en temas que no son esenciales. Entonces podremos darnos cuenta de que la parte que habla de Juan el Bautista es verdadera e importante. Todos los evangelistas escribieron acerca de este tema importante con todo detalle. Por eso debemos pensar en Juan el Bautista y su ministerio como algo muy importante, de la misma manera en que los discípulos de Jesús escribieron los Evangelios porque consideraron que era muy importante.

Lo que tenemos que pensar es que Dios Padre preparó el nacimiento de Juan el Bautista 6 meses antes de enviar a Su Hijo al mundo. Esto es muy importante. La gente no entiende el verdadero Evangelio y piensa que dice que Jesús salva incondicionalmente si se confiesa que Jesús vino al mundo y nos salvó de los pecados. Dicen que Jesús

les ha salvado sin ningún requisito. Insisten que el Señor dijo: «Venid a Mí, todos los que laboran y tienen una carga pesada y os daré descanso», y por tanto dicen que Jesús ha salvado a los que creen en Él de cualquier manera. Están diciendo que Jesús nos salvó cuando vino y murió en la Cruz.

¿Cuántos preparativos tenemos que hacer cuando hacemos algo? Por ejemplo, cuando intentamos hacer un ramo de flores, primero tenemos que preparar las flores y las herramientas como las tijeras, el florero y algo para atar las flores. Debemos tener una idea antes de ir a comprar las flores, y así tenemos que esforzarnos cuando preparamos algo. Debemos comprar estas cosas todos y hacer el trabajo. Y al final tenemos un ramo de flores.

Todo lo que hacemos es así. La obra de Dios de salvarnos de los pecados del mundo tuvo que realizarse con preparativos. Dios había preparado a Cristo para la salvación de todos los seres humanos incluso antes de la creación del universo.

Pero, ¿qué tipo de obras preparó Dios para

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75 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

cumplir estas obras de salvación? Primero, Dios tuvo que enviar a Juan el Bautista a este mundo como el representante de la humanidad, y Dios tuvo que hacer la obra de transferir los pecados de los seres humanos a Su Hijo Jesucristo. Dios hizo esto como una obra especial. Dios no se tomó esta obra a la ligera como cualquier otra obra, sino que las consideró una obra especial y se le apareció a Zacarías de ante mano a través de un ángel. Dios hizo que Juan el Bautista bautizase a Su Hijo Jesucristo y le transfirió los pecados del mundo a Su Hijo cuando cumplió los 30 años. Dios preparó todas estas cosas de antemano.

Cuando hacemos algo, los preparativos son la mitad del trabajo. No hay nada que se haga sin trabajo. No podemos conseguir nada si no lo empezamos. Incluso una cosa tan simple como comer tres veces al día necesita preparativos. Hacer arroz es tan simple como añadir agua, calentarla y dejar que el arroz se haga. Pero en realidad hay muchos procesos necesarios para hacer el arroz. Primero alguien tiene que plantarlo en la tierra y hacer que la

semilla crezca, y después hay que prepararlo antes de comer. Pero a veces hacemos las cosas sin preparativos. ¿Cómo llamamos a una persona que hace las cosas sin pensar? Esa persona es insensata. Es ignorante. Vivir en este mundo sin preparativos es algo insensato.

Pero hay muchas personas insensatas hoy en día. Algunos hospitales no tienen equipos quirúrgicos preparados y esterilizados y se sientan de brazos cruzados sin hacer nada. Entonces, cuando entra un paciente le piden que se siente y le preguntan dónde le duele. Entonces tocan el lugar donde le duele y toman un bisturí para cortarle y ese bisturí tiene gérmenes. Este bisturí se ha utilizado para cortar cerdos, vacas y otros animales. Si alguien hiciera cirugía de esta manera el paciente moriría de una infección.

Por tanto, la salvación del Señor se necesita tanto como estos preparativos en los hospitales; e incluso aún más. Dios tuvo que preparar muchas más cosas que los médicos que esterilizan los

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76 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

instrumentos. Dios Padre preparó muchas cosas para salvarnos de esta manera. Dios preparó a Juan el Bautista, el representante de toda la humanidad, quien transferiría los pecados del mundo a Jesucristo para que nos pudiese salvar de los pecados. Por eso estos preparativos son tan importantes. Preparó todos los detalles.

La mayoría de los pastores actuales dicen que los pecados de las personas son perdonados cuando se confiese que Jesús es el Salvador teniendo fe en Su sangre. Estos pastores son los que no han preparado la obra espiritual. Estos pastores son estafadores espirituales que pueden compararse con personas ignorantes que no valen para nada. ¿No es así? Cuando pensamos en esto y vemos el proceso por el que Dios preparó a Juan el Bautista para que le pasase todos los pecados del mundo a Jesús, ¿con cuánta precisión preparó esta obra Dios?

El Sumo Sacerdote, el representante de toda la humanidad, tenía que ser un descendiente de Aarón. Tenía que ser también una persona aprobada por

Dios para ser el representante de la humanidad y para poder confiarle el papel de transferir todos los pecados del mundo a Jesús. Entonces así reuniría los criterios para poder transferir nuestros pecados a Jesucristo.

Dios Padre tenía que preparar todas estas cosas. Por eso envió a un ángel. Zacarías fue al Lugar Santo del Tabernáculo donde estaba el altar del incienso. Fuera del Lugar Santo estaba el altar de los holocaustos y la pila de bronce. Los sacerdotes entraban en el santuario a diario para poner aceite en el candelabro y quemar incienso en el altar del incienso. Zacarías estaba poniendo incienso en el altar cuando vio a un ángel al lado del altar del incienso. Imaginen lo sorprendido que debió quedarse.

¿Han visto a un ángel alguna vez? Quizás no hayan visto nunca un ángel, pero los ángeles existen y son mensajeros de Dios. Las Escrituras dicen que el ángel que Dios envió a Zacarías era el ángel Gabriel.

El ángel se le apareció a Zacarías y le dijo: «No

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77 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

temas, Zacarías, porque tus oraciones han sido escuchadas». Debemos saber que Dios hizo esto para cumplir Su voluntad. Zacarías e Isabel no tenían hijos. El ángel dijo que sus oraciones habían sido escuchadas porque la pareja esperó mucho tiempo para que Dios les diese un hijo, aunque tenían una buena relación. Zacarías oraba día y noche. Zacarías y su mujer eran ya muy mayores y podrían haber sido abuelos. Pero esperaron un poco más y se hicieron mayores sin hijos. Es un deseo humano natural querer un hijo a medida que uno se hace mayor. Por tanto, Dios escuchó su plegaria. Dios no escogió un representante de la humanidad de entre las personas que habían nacido por habilidad humana, sino que Dios contestó la petición de Su pueblo utilizando Su poder especial y al mismo tiempo se manifestó en la historia humana y planeó utilizar a este representante para cumplir Su voluntad con Su poder. ¿Quién era esa persona escogida? Juan el Bautista.

Las Escrituras dicen: «Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te

dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos». Zacarías recibió la voluntad de Dios a través de un ángel. Este ángel dijo que el niño debería llamarse Juan y que sería grande en la presencia del Señor. Esta persona, Juan el Bautista, es la mayor persona ante el Señor. Es el mayor representante de la humanidad entre todos los seres humanos.

Leamos el versículo 17: «E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».

Está escrito que volvería los corazones de los padres a los hijos con el espíritu y poder de Elías. ¿Quién es el representante de la humanidad? Juan.

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78 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

¿Qué Juan? Es Juan el Bautista. No es el Juan que escribió el Evangelio de Juan. Entonces, ¿quién es la persona que es mucho mayor que ellos? Juan el Bautista. Juan el Bautista es el mayor hombre. Juan el Bautista tuvo un papel muy importante a la hora de cumplir nuestra salvación. La Biblia dice que Juan no bebió vino ni licor. Dice que estaba vestido de la plenitud del Espíritu Santo incluso desde el momento de su concepción. Esto nos dice que es una persona enviada por Dios. Dios le dio a Zacarías este hijo a través de Su poder abundante.

La mujer de Zacarías, Isabel, no podía concebir hijos. Ya no tenía la menstruación. ¿Hay alguna mujer que pueda tener hijos después de la menopausia? No, es imposible. Es imposible natural y biológicamente. Tenemos que entender esto. Debemos entender quién es la persona que volvió los corazones de los pecadores a Jesucristo. Juan el Bautista nació por la voluntad del Señor, no a través de poder humano. Juan el Bautista es así de importante.

¿Cómo de importante es Juan el Bautista? Las Escrituras nos hablan de Juan el Bautista: «E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». Esto significa que vivió con el espíritu de Elías. Esto nos dice que hizo las obras que vuelven a muchas personas a Dios. Juan el Bautista es el padre espiritual que nos lleva a Dios. Juan el Bautista es mayor que Moisés. Esto queda demostrado si seguimos leyendo la Biblia. Es el representante que Dios había preparado.

Juan el Bautista es la persona que Dios había preparado para nuestra salvación, y Jesucristo es el Cordero de Dios que Dios había preparado para salvarnos de los pecados al tomarlos y ser juzgado por ellos como nuestro sacrificio. Juan el Bautista es el representante de la humanidad que transfirió nuestros pecados a Jesús, el Cordero de Dios, nuestro sacrificio. Estas dos personas, Jesucristo y Juan el

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79 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

Bautista, fueron preparadas especialmente por Dios Padre para nuestra salvación. Una de estas Personas era el Hijo de Dios, preparado como Cordero del sacrificio, y otra era la persona que transferiría los pecados a Jesús como representante de la humanidad y como criatura, un ser humano como nosotros. ¿Lo entienden ahora? Deben entender lo importante que es esto.

La Navidad está cerca. Juan el Bautista nació 6 meses antes que Jesucristo. Jesús nació 6 meses después. Así que Juan el Bautista nació antes y Jesús nació 6 meses después. Juan el Bautista vino al mundo y pidió a los israelitas que se arrepintieran: «Arrepentíos, generación de víboras». Hizo la obra de transferir los pecados de la humanidad a Jesucristo al bautizar a Jesús en el río Jordán. Por tanto, Jesús pudo convertirse en el verdadero Salvador a través de este bautismo que recibió a los 30 años. Se pudo convertir en nuestro Salvador desde el momento en que fue bautizado por Juan el Bautista. Hasta los 30 años, Su vida no había sido muy importante porque

no había tomado los pecados del mundo aunque hubiese venido como nuestro Salvador.

No debemos simplemente decir que creemos en la Palabra a ciegas simplemente porque es la Palabra de Dios, sino que debemos pensar firmemente en lo que creemos y en lo que las Escrituras dicen sobre Juan el Bautista. Debemos pensar en el proceso de cómo Dios planeó nuestra salvación y de cómo cumplió Su plan. ¿Saben qué ocurre cuando no pensamos en estas cosas? Vemos que Zacarías, el padre de Juan el Bautista, se quedó mudo porque no creyó en la Palabra del ángel. No creyó en la Palabra que el ángel le dijo personalmente. Y por eso se quedó mudo como le había dicho el ángel. Creyó en esto solo después de que Juan el bautista hubiese nacido. Su mujer concibió y tuvo el hijo como el ángel había dicho. Solo entonces pudo creer Zacarías. Su boca y su lengua se abrieron y llamó al niño Juan.

Por eso, no pueden decir que creen en Jesús ni pueden predicar el Evangelio de Jesús si no creen. Esto significa que no podemos evangelizar el

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80 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

Evangelio. De la misma manera en que Zacarías se quedó mudo, no podemos hacer nada si no creemos en la Palabra de Verdad de Dios después de haberla escuchado. Solo podemos hacerlo si creemos. Podemos predicar el Evangelio y recibir la salvación cuando creemos en la Palabra de Dios. Por otro lado, no podemos recibir la salvación si no creemos. Cuando pensamos en las cosas que hace la gente, vemos que hay muchas personas que creen en Jesús de la manera equivocada, que creen sin conocimiento básico de la salvación que el Señor preparó con todo detalle para nosotros. Creen de manera arbitraria sin seguir la Palabra que les pide que prediquen el Evangelio. Por esto siguen teniendo pecados y no pueden transformar sus corazones por creer de manera equivocada.

«Volverá a los desobedientes a la sabiduría de los justos»

Juan el Bautista era quien tenía que preparar al

pueblo del Señor. Juan el Bautista nos devuelve a la presencia de Dios. Juan el Bautista nos devolvió a Jesús. Nosotros no podríamos creer en Jesús si no fuese por el ministerio de Juan el Bautista. ¿Cómo podríamos haber creído? ¿Podríamos haber creído en Él a ciegas al confesar que Jesús murió en la Cruz para convertirse en nuestro Salvador sin entender la razón por qué? Quizás hubiésemos creído, pero debemos conocer la Verdad específicamente. Como consecuencia, creer en Él sin el verdadero conocimiento es como un amor no correspondido porque es creer sin saber cómo los pecados fueron transferidos. Estas personas irán al infierno.

Por tanto, debemos entender el hecho histórico, la Palabra de la Verdad, y lo que Dios dice y hace por nosotros. Es importante. Zacarías se quedó mudo porque no creía en la Palabra de Dios. Seguramente

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81 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

había personas esperando fuera del santuario y habrían pensado: «¡Qué raro! ¿Por qué no sale?». Entonces Zacarías salió después de mucho tiempo. Salió, pero estaba mudo. No podía hablar. Tenía que utilizar las manos y los pies para comunicarse. Utilizó el lenguaje de signos. Entonces los que estaban fuera se dieron cuenta de que algo había pasado en el santuario.

Dios envió ángeles a Zacarías. Dios enviaba ángeles antes de enviar a Jesús a este mundo. El arcángel Gabriel era el mensajero de buenas noticias, mientras que el arcángel Miguel era el ángel de la guerra. Así los sacerdotes se dieron cuenta de lo que iba a pasar. Cuando leemos la Palabra, vemos específicamente que Juan nació exactamente según la Palabra de Dios.

Las Escrituras nos demuestran que Juan el Bautista fue preparado por nosotros; y que Jesús tomó todos nuestros pecados y recibió el juicio en nuestro lugar como Cordero de Dios para nuestra salvación; y que así es el sacrificio que borró

nuestros pecados. Nosotros pudimos recibir nuestra salvación gracias al sacrificio ofrecido por estas dos personas. Dios Padre preparó a Su Hijo y a Juan el Bautista, el representante de la humanidad. Les estoy hablando del amor de Dios. ¿Lo entienden?

Podemos recibir esta verdadera fe y verdadera salvación si conocemos esta Verdad firmemente. Sabemos que Juan el Bautista fue preparado por Dios y también conocemos a Jesucristo, el Hijo de Dios. Pero, por supuesto, no podemos comparar a Juan el Bautista con Jesús porque Jesús era Dios mismo y Juan el Bautista era una criatura del Señor como nosotros. Jesús era Dios, convertido en Hombre. Por cierto, tenemos que conocer a Juan el Bautista. Vinieron para preparar el camino y tomar los pecados del mundo para salvarnos. Debemos entenderlo, pensar en esto y creer con sinceridad para ser si tenemos esta fe. Quiero que entiendan si creen porque necesitan creer o porque tienen el conocimiento correcto.

Juan el Bautista reprendió a los desobedientes:

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82 Jesús y Juan el Bautista, preparados por Dios para nuestra salvación

«Generación de víboras». Nosotros éramos pecadores. Éramos pecadores eternamente, pero todos nuestros pecados fueron transferidos a Jesús para siempre a través del bautismo que Jesús recibió de Juan el Bautista. Por tanto, nosotros pudimos recibir la salvación al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pudimos recibir la salvación a través de la fe en esta Verdad.

¿Creen en esta Verdad?

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SERMÓN

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84 Sigan la justicia del Señor

Sigan la justicia del Señor < Lucas 1, 1-25 >

«Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad

avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor

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85 Sigan la justicia del Señor

un pueblo bien dispuesto. Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres».

< Lucas 1, 57-80 > «Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de

su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él. Y Zacarías su padre fue

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86 Sigan la justicia del Señor

lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino

de paz. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel».

Mis queridos hermanos, debemos pensar bien.

Quiero decir que debemos pensar en las cosas espirituales. La manera en la que una persona piensa y en qué piensa determina su personalidad, e incluso sus acciones y su fe. Por eso es muy importante lo que piensa una persona. Una persona puede tener un punto de vista optimista o pesimista sobre la misma cosa dependiendo de la forma en la que piensa. Puede ir por el camino bendito o el camino que lleva a la muerte según como piense.

En la Biblia nuestro Señor dijo: «Porque tener una mente carnal es la muerte, pero tener una muerte espiritual es la vida y la paz». Esto nos demuestra lo importante que es la manera en la que pensamos. Como somos seres individuales podemos pensar en lo que queramos. Podemos pensar

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87 Sigan la justicia del Señor

libremente en lo que queramos. Hay dos tipos de pensamientos: los pensamientos espirituales y los pensamientos físicos. La gente piensa de ambas maneras, pero no de manera simultánea, ya que tienen que pensar cuál de los dos tipos es más importante y darle prioridad.

Las máquinas y cierto tipo de equipos son cosas que funcionan de la manera en que han sido programados y no tienen voluntad propia, pero Dios creó a las personas como criaturas independientes. Por tanto, la gente puede pensar en una cosa de diferentes maneras. Es muy importante pensar bien y controlar nuestros pensamientos. Aunque podemos pensar como queramos, nuestros pensamientos deben ser correctos para poder vivir una vida correcta.

Si leen de nuevo lo que hemos leído, verán que trata de Juan el Bautista y que al final del capítulo 1 dice: «Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel». Juan el Bautista vivió de esta manera.

Las personas actúan según sus pensamientos, pero a menudo las circunstancias juegan un papel importante. Las circunstancias pueden cambiar los pensamientos. Últimamente veo a algunas personas y pienso: «¿Por qué actúa la gente así? No entiendo por qué la gente hace lo que hace». El mundo ha cambiado mucho en los últimos años. Parece que he llegado a esta conclusión porque yo no he cambiado, pero como el mundo ha cambiado, los pensamientos de la gente también han cambiado.

La gente se deja llevar por sus circunstancias y sus pensamientos también se dejan llevar. La gente joven parece más lejana a Dios porque se ha dejado llevar por sus circunstancias. Las computadoras han avanzado tanto que es lo único que les interesa. También creo que la gente le ha dado la espalda a Dios. Como las personas se dejan llevar por las circunstancias, cuanto más se obsesionen con las computadoras, más se dejarán llevar.

La gente se solía dejar llevar por otras personas en el pasado. Hay un proverbio coreano que dice:

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88 Sigan la justicia del Señor

«Un árbol no puede crecer debajo de un árbol grande, pero una persona puede crecer bajo una persona grande». Las personas se dejaban llevar por los demás, se dejaban proteger y educar. La gente establecía relaciones muy estrechas y había paz y unidad. Sin embargo, parece que hoy en día la gente se deja llevar por las máquinas y las computadoras. La gente tiene una mentalidad muy estrecha y oscura y por eso se está alejando de Dios, sobre todo la gente joven. No quieren alejarse pero sin querer lo hacen. Yo pienso: «Supongo que los jóvenes son así hoy en día. Deberían tener la misma naturaleza que nosotros, pero ¿por qué piensan así?». Pero no puedo evitar pensar así. Mis queridos hermanos, no estoy diciendo que las computadoras o las máquinas sean malas en sí. Son cosas buenas si se usan bien. Todas las herramientas de la civilización creadas por los hombres son así. Pero los pensamientos de las personas se dejan llevar por las circunstancias, y por eso una persona puede ir por el mal camino si se obsesiona con las computadoras u otras cosas.

Hay muchos canales en la televisión por cable. Hay algunos canales que nos enseñan cosas que no sabíamos. Hay canales que nos enseñan cosas que nunca hemos visto en persona, como ciertos aspectos del reino animal, el curso de la naturaleza y la historia del siglo XX. Hay otros canales que proporcionan otro tipo de información. Hace tiempo la única manera de recibir información era a través de libros, pero hoy en día la gente lo hace a través de periódicos, la televisión y las computadoras. Aunque veamos la televisión o utilicemos computadoras a la vez, cada persona piensa de manera diferente. Algunas personas piensan bien y escogen bien lo que van a aceptar. Estas cosas las controla la persona que recibe la información. Pero algunas personas se dejan llevar por lo que ven o escuchan y por las circunstancias. La influencia de las circunstancias es importante. Pero una persona puede seguir cerca de Dios y vivir una vida bendita de fe según la manera en la que piensa. La forma de pensar es importante.

Las personas deben pensar mejor porque si no

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89 Sigan la justicia del Señor

se dejan llevar por las circunstancias. Pero como se dejan llevar por ellas, no piensan correctamente. La cultura más prominente en este mundo es la cultura de Internet. El resultado es que muchas personas son adictas a Internet y no pueden establecer relaciones con otras personas, por lo que acaban consumidas por su egoísmo. En otras palabras, solo piensan carnalmente.

Debemos pensar espiritual y físicamente. Debemos pensar de ambas maneras, pero lo importante se determina por nuestros pensamientos espirituales. Así que, si pensamos en algo solamente de manera física, nuestros pensamientos serán carnales. Sin embargo, por desgracia muchas personas solo se interesan por las cosas físicas. Piensan: «Vaya, está computadora es mucho mejor que mi personalidad o mis pensamientos. La persona que hizo este programa es mucho mejor que yo». La persona que piensa de esta manera no está controlando sus pensamientos, sensibilidad ni personalidad, sino que está siendo controlada por ese

programa de computadora. Piensa incorrectamente que dejarse llevar por una computadora no está mal.

Pero si piensan bien, está claro que no todo lo que ofrecen las computadoras es bueno. Hay muchas cosas malas. Sería bueno poder utilizar las computadoras de manera adecuada, pero hay muchas personas que no las utilizan bien y aceptan todo a ciegas. Si pensamos bien cuando utilizamos las computadoras, solo utilizamos lo que necesitamos y podemos controlarnos, protegiendo nuestros pensamientos y corazones. Como las personas se dejan llevar por las circunstancias, vemos muchas situaciones de personas que están completamente obsesionadas con esas cosas en vez de controlarlas.

Mis queridos hermanos, hay muchas personas que aceptan a ciegas a las computadoras y las adoran. No se relacionan con otras personas y solo juegan en la computadora. Si quieren jugar al ajedrez o a las cartas, simplemente encienden la computadora. Yo nunca he sabido cómo jugar al ajedrez. Juego solo para pasarlo bien y he jugado alguna que otra vez en

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90 Sigan la justicia del Señor

la computadora. En ese programa de ajedrez hay cuatro personajes: un hombre viejo, uno hombre de cuarenta años, una mujer mayor y una mujer joven. Yo escogí al hombre con la mayor habilidad: el hombre mayor. Jugué una partida con ese hombre mayor. Mientras jugaba, cometí un error y el hombre mayor se rió y dijo: «Jajaja. Qué mal juegas». Cuando moví la primera pieza, el hombre mayor se rió de mí. Así que, aunque era solo una computadora, me enojé. Ese hombre mayor me ridiculizó después de mover otras piezas, así que acabé diciendo: «Los dos años que he pasado aprendiendo este juego han sido una pérdida de tiempo. Supongo que tendré que aprender más».

Mis queridos hermanos, no importa si gano o si pierdo en la computadora. Ese programa se creó para atraer a los jugadores para que se hicieran adictos. Los programadores saben lo que atrae a la gente y lo que les hace aliviar su estrés.

Mis queridos hermanos, ¿qué tiene de bueno jugar contra una computadora y ganar? ¿o qué tiene

de malo perder? El problema es que podemos hacernos adictos a las computadoras. Basta con apagar la computadora si no nos gusta perder, pero algunas personas no pueden hacerlo. Casi todas las personas jóvenes de hoy en día se han convertido en esclavas de las computadoras.

Mis queridos hermanos, el pasaje de las Escrituras de hoy dice que Juan el Bautista estaba en el desierto. No se dejó llevar por las circunstancias como he dicho antes. Mis queridos hermanos, como es tan fácil dejarse llevar por las circunstancias, debemos alejarnos de lo que nos afecta mucho. No pasa nada si tienen la capacidad de resistirse a las circunstancias, pero la mayoría no puede y se deja llevar. Si no quieren acabar mal, deben alejarse de las circunstancias peligrosas.

Las personas piensan que no van a dejarse llevar por sus circunstancias si tienen una voluntad firme. Pueden pensar que no les pasará nada vayan donde vayan, pero nunca sucede así. Como las personas se dejan llevar por ciertas circunstancias, deben alejarse

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91 Sigan la justicia del Señor

de esas circunstancias. Nuestros pensamientos son iguales. La gente y sus pensamientos se dejan llevar por las circunstancias. Si los pensamientos de una persona están consumidos en cosas malas, seguirán yendo en esa dirección. Los pensamientos se acaban grabando en piedra. Por tanto, antes de que nuestros pensamientos se queden atascados en algo peligroso y malo, debemos hacer todo lo posible por no dejarnos llevar por cosas malas.

Mis queridos hermanos, debemos pensar en cosas espirituales. Debemos tener pensamientos espirituales como el siguiente: «Me encantaría que todo el mundo recibiese la remisión de sus pecados. Más gente podría recibir la remisión de los pecados si utilizamos nuestras fuerzas y medios para este Evangelio». Entonces nos dejaremos llevar por nuestros pensamientos espirituales. Nuestros corazones se sienten gratificados y contentos. Mis queridos hermanos, los pensamientos guían a las personas. Una persona puede ser buena si sus pensamientos son buenos y pueden ser detestables y

físicas, o espirituales y rectas. Una persona puede ser física o espiritual según

sus pensamientos. Mis queridos hermanos, si la gente piensa en cosas espirituales, puede ser muy sabia, y esto les beneficia. La Biblia también dice que tener una mente carnal lleva a la muerte, pero tener una mente espiritual nos da paz y vida. Mis queridos hermanos, si la gente piensa en la obra misionera por todo el mundo, utilizarán todos sus medios para cumplirla. Cuando pensamos en las cosas espirituales de esta manera, iremos en la dirección de esos pensamientos. ¿Reciben la remisión de los pecados la gente que hace esto o no? Sí. Si pensamos correctamente y tenemos una fe recta (por muy pequeña que sea), no tengo palabras para describir lo mucho que podremos cumplir. Mis queridos hermanos, podemos predicar el Evangelio por todo el mundo.

La mayoría de los ministros piensan en lo que pueden hacer para hacer crecer sus iglesias y atraer a más personas, y en cómo construir una capilla grande,

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92 Sigan la justicia del Señor

ser pastores en ese lugar, mandar sobre los fieles y aumentar su salario anual. Muchas personas piensan en estas cosas y se preguntan cómo poder ser respetados y reconocidos. Estas personas se quedan satisfechas si consiguen esas cosas.

Pero piensen en esto desde una perspectiva diferente. Podríamos hacer la obra de Dios abundantemente y nuestros problemas de la carne serían resueltos si nos dedicásemos a predicar el Evangelio por todo el mundo, aunque nuestras iglesias sean pequeñas, si predicamos el Evangelio por todo el mundo y dejamos que todo el mundo reciba la remisión de los pecados empleando todo lo que tenemos en obediencia a la Palabra. Tenemos dos opciones: seguir los deseos de la carne o seguir los deseos del Señor. Debemos pensar en las cosas espirituales para seguir los deseos del Señor. Las almas pueden ser salvadas si pensamos en cosas espirituales.

Un hospital de los Estados Unidos nos está enviando muchos correos electrónicos solicitando

muchos libros nuestros. De hecho tendremos que enviarles diez libros mañana. Este hospital es grande y tiene otros hospitales pequeños afiliados. Nos han dicho que les gustaría recibir uno de nuestros libros para ver si les gusta y después solicitar más y compartirlos con los pacientes del hospital.

Cuando escucho noticias de este tipo me siento bien. ¿Qué otra cosa tienen que hacer los pacientes de un hospital? Si ese hospital recibe nuestros libros, los pacientes los leerán porque no tendrán otra cosa que hacer. Además son fáciles de leer por lo que no tendrían problema en leerlos de principio a fin. ¿Qué pasaría si leyesen los libros enteros? Que recibirían la remisión de los pecados. Si nuestros libros estuviesen en muchos hospitales, muchas personas entrarían en contacto con el Evangelio y serían salvadas. Cada vez que pienso en esto me siento feliz. Podemos ser benditos o no tan benditos dependiendo de si pensamos espiritual o físicamente. ¿Es cierto o no?

Mis queridos hermanos, no deben ser estrechos de mente. Si leen el Evangelio de Lucas, capítulo 12,

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93 Sigan la justicia del Señor

verán la historia de un hombre rico. Tenía una granja y era muy rico, así que construyó un granero, puso todo el grano allí y se dijo a sí mismo: «Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate». Pero, ¿qué le dijo el Señor? El Señor dijo: «Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?». Solemos pensar en las cosas físicas como este hombre rico. Mis queridos hermanos, en la cuestión de cómo debemos pensar, la respuesta es que debemos pensar en cosas espirituales. Aunque seamos un poco insuficientes, nuestros pensamientos deben ser espirituales. Solo entonces podrán dejarse llevar por los pensamientos espirituales y vivir por ellos.

Pero como hay personas que se dejan llevar por sus circunstancias, debemos tener cuidado. Debemos tener pensamientos espirituales rectos solamente porque somos personas que se dejan llevar por sus pensamientos. Mis queridos hermanos, ¿saben cuántas personas han acabado mal por cometer un

error en sus pensamientos? Las personas acaban mal por pensar incorrectamente aunque sea una sola vez. La gente acaba mal de esta manera, por pensar incorrectamente. También hay trabajadores del ministerio que han dejado la Iglesia por pensar incorrectamente. Hay personas que pensaron: «Si estoy en la Iglesia, estoy muy ocupado y es difícil predicar el Evangelio. Sería mejor irse y vivir por mí mismo porque ahora es muy difícil».

Mis queridos hermanos, ¿no sería mejor pensar así? Empiezan a pensar que es mejor gastar el dinero en sí mismos, sus mujeres o sus hijos. Así es como acaban dejando la Iglesia. Pero no pueden ahorrar $10,000 en un año aunque trabajen hasta caer rendidos porque tienen que gastarlo en pagar esto y lo otro y en alimentarse.

No pueden hacer la obra justa porque piensan de manera incorrecta. Mis queridos hermanos, una persona no puede hacer ni una sola obra justa si se va de la Iglesia. No puede hacer una obra justa aunque sea una persona poderosa con influencia en este

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mundo. ¿Por qué? Porque sus pensamientos son físicos y no espirituales. Se dejan llevar por sus pensamientos de la carne. Hay muchas personas que pasan sus vidas en vano de esta manera. No son de esta manera porque no hayan sido salvadas. Son así porque piensan de manera incorrecta. Así que la Biblia dice que tener una mente espiritual es tener vida y paz. Esto significa que los pensamientos espirituales dan vida, paz y gozo.

Pero tener una mente carnal es la muerte. La gente que piensa de esta manera muere, y además mata a otras personas. ¿Quién querría ser como Hitler? ¿Quién querría ser como Kim Ilsung, el anterior dictador de Corea del Norte? ¿Quién querría ser una persona que cometió el holocausto y que fue condenada por todo el mundo? Todo el mundo quiere ser recto. Pero esto no se consigue con tan solo quererlo. Una persona acaba siendo como sus pensamientos.

Por tanto, debemos pensar bien. ¿Lo entienden? Todos tenemos que pensar bien, incluyendo los

estudiantes y los jóvenes adultos aquí. La gente se hace insegura si sus pensamientos son inseguros y se acaban arruinando. Si tienen pensamientos malos, acabarán mal. Aunque no hagan nada con sus acciones, acabarán siendo como sus pensamientos. Por tanto, tenemos que pensar bien.

Una persona llegará a arruinarse con tan solo pensar incorrectamente una vez. Para mí fue muy difícil durante mucho tiempo el tomar este Evangelio y hacer la obra de Dios. Pensé: «¿Debería rebajar el Evangelio para que sea más fácil de aceptar? Si no hablase del bautismo y solo hablase del Evangelio en mis sermones, sería más fácil y la gente no se resistiría. Seguramente les podría engañar si no predicase el verdadero Evangelio, pero solo si dijese que no tienen pecados y que pueden recibir el Espíritu si oran, hacen cosas extravagantes en público y excitan sus emociones».

Mis queridos hermanos, ¿puede recibirse el Espíritu a ciegas? ¿Pueden desaparecer los pecados de los corazones con un arrepentimiento a ciegas? La

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gente no puede hacer nada si alguien les dice: «En teoría no tienes pecados, pero en realidad sí porque eres insuficiente». La gente está totalmente indefensa cuando alguien les dice: «Tienes que ser espiritual. Tienes que arrepentirte más». No pueden evitar creerlo. Así que el predicador que predica estas cosas acaba esclavizando a los santos. La gente por debajo de estos predicadores son imbéciles y el predicador es considerado un dios que los fieles deben adorar. ¿Qué pasará en esta situación? El predicador es recibido allá donde va, se hace más avaro, recolecta dinero que no debería, compra tierra, se compra una casa, edificios y cosas para su mujer e hijos porque todavía no está satisfecho. Entonces, cuando se jubila, toma el dinero de su jubilación y se jubila con todo honor.

Mis queridos hermanos, una persona que se comporta de esta manera puede sentirse llena, pero al final se suicida o mata a otras personas. No trabaja para salvar a los demás, sino para matar. Mata a todo el mundo como si les hubiese apuñalado en el

estómago o les hubiese clavado agujas repetidamente. Este tipo de pastores matan a las almas, les hacen ir al infierno y estar malditas ante Dios solo porque quiere comer y vivir bien.

La manera en que una persona piensa es importante. Mis queridos hermanos, yo también tengo muchas tentaciones. Yo pensaba: «Soy insuficiente, pero yo nunca seré así. No podría ser así aunque tuviese el peor trabajo de todos por ser pobre». Si no hubiera hecho la obra de Dios, habría acabado trabajando duro como ustedes. La gente debe ganar dinero y utilizarlo de la manera adecuada, como dice el proverbio: «Lo que se gana con sudor, dura más».

Mis queridos hermanos, las personas se dejan llevar por las circunstancias y los pensamientos. Aunque hayan recibido la remisión de los pecados, deben pensar correctamente para vivir salvando a otras almas. Deben escoger bien sus circunstancias. Mis queridos hermanos, debemos dominar nuestros pensamientos y nuestras circunstancias. Hagamos lo

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que hagamos, debemos pensar espiritualmente, hacer la obra espiritual, y buscar las circunstancias espirituales. Solo entonces podemos convertirnos en personas benditas ante Dios y en personas que comparten bendiciones con los demás. Así es de importante poner nuestros pensamientos y circunstancias en las cosas espirituales.

Si Juan el Bautista no hubiese estado en el desierto, y hubiese estado entre la gente del mundo, o con los sacerdotes corruptos, no habría podido hacer la obra de salvación que transfirió los pecados del mundo a Jesús como el representante de la humanidad. Juan el Bautista era descendiente de Aarón. Por tanto, era una persona con los requisitos necesarios para hacer de sumo sacerdote. Esa era su función en esta vida. Pero si hubiese estado entre la gente del mundo corrupto, habría sido como la gente del mundo. Jesús no habría ido a él. Habría pensado: «No puedo ir a él. Tendré que enviar a otro de Mis siervos».

Es cierto, mis queridos hermanos, Dios vistió a

Juan el Bautista con la plenitud del Espíritu desde el momento en que estuvo en el vientre de su madre. Por supuesto, no puede compararse con Jesús, quien era completamente perfecto, pero Dios le bendijo y el Espíritu entró en su corazón desde el momento en que estuvo en el vientre de su madre y desde su concepción. Por tanto, Juan el Bautista pensó de manera distinta el resto del mundo. Vivió en el desierto y cuando llegó a la edad adecuada pudo gritar a la gente: «Arrepentíos, víboras». Pudo hablar con confianza porque era un hombre con confianza. Pudo hablar con confianza según la voluntad del Señor diciendo: «Arrepentíos, víboras. ¡Arrepentíos! El hacha está en las raíces de los árboles, y el árbol que no dé frutos de arrepentimiento o los que se arrepientan solo de palabra, serán cortados y arrojados al fuego». Era un siervo de Dios seguro y todo el que le escuchaba predicar y gritar, volvía a Dios. Cumplió la responsabilidad que el Señor le dio de conocer a Jesús y transferirle todos los pecados de este mundo.

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Mis queridos hermanos, ¿qué hace que su fe vaya por el mal camino? ¿Por qué no siguen al Señor y van por el camino de la perdición? Porque piensan de manera incorrecta. Las bendiciones y las maldiciones vienen según la manera en que piensen.

Seis meses antes del nacimiento de Jesucristo, Dios Padre envió al representante de la humanidad a este mundo: era Juan el Bautista, quien bautizaría a Jesús y le pasaría los pecados. Su nombre era Juan y le llamaron Juan el Bautista porque bautizó a Jesús y a la gente de sus días. Dios nos ama y por eso envió a dos siervos Suyos al mundo para salvarnos de todos nuestros pecados. Uno de ellos era Jesucristo y el otro era Juan el Bautista. No tengo palabras suficientes para expresar lo agradecido que estoy. Estoy muy agradecido al Señor.

Mis queridos hermanos, Dios Padre envió a dos siervos a este mundo. Eliminó todos nuestros pecados al enviar primero a Juan el Bautista, el representante de la humanidad que le transfirió todos los pecados a Jesús y después enviar a Su Hijo, que

es el Salvador de la humanidad. Dios Padre cumplió la obra de nuestra salvación al enviar a estos dos siervos. Mis queridos creyentes, no puedo expresar lo agradecido que estoy cuando pienso en esto espiritualmente.

Si creen que Dios Padre no envió a Juan el Bautista o que Jesucristo no vino al mundo, ¿cómo pudimos estar sin pecados? Dios envió a estas dos personas para dejarnos sin pecados, para hacernos justos, para darnos el Reino de los Cielos, y para darnos la bendición de convertirnos en Sus hijos. Dios Padre preparó a dos personas en el Cielo y las envió al mundo para bendecirnos y hacernos trabajadores de la justicia.

Una de estas dos personas era Juan el Bautista. Era descendiente de Aarón. Aarón era el hermano mayor de Moisés y el primer Sumo Sacerdote del Antiguo Testamento. Fue el primero. Hubo un Sumo Sacerdote anterior a él, y era Melquisidec, que aparece en Génesis. Era Jesucristo del Cielo. La Biblia dice que Abraham le dio una décima parte de

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lo que tenía al sumo sacerdote, Melquisidec. Y este Melquisidec era Jesucristo, que es el Sumo Sacerdote del Reino de los Cielos, y quien eliminó los pecados de toda la humanidad. Jesucristo estaba en el Cielo desde el principio. Estaba allí desde el principio como el Sumo Sacerdote que elimina todos nuestros pecados.

Si leen el Antiguo Testamento, Dios creó el sistema de sacrificios del Tabernáculo y se lo dio a Aarón. Pero Aarón tuvo hijos, y ellos tuvieron hijos y sucesivamente, y en tiempos de David se creó un orden para las tareas de los sacerdotes. Se estableció un orden para que varios sacerdotes hicieran diferentes tareas cada 15 días. Esto se denomina la división de sacerdotes, y Zacarías era un descendiente de la división de Abías. Cuando llegó su turno para hacer sus tareas en el Santuario en nombre de los israelitas, Dios le habló a través del ángel Gabriel. Dios dijo: «Y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan». También dijo: «Y tendrás gozo y alegría, y muchos se

regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios». Dios Padre envió primero a Su siervo Juan el Bautista a Israel seis meses antes que Jesucristo.

En aquel entonces Israel estaba sumido en una era de oscuridad porque no habían tenido ningún profeta en 400 años después de Malaquías. No había siervos de Dios, por lo que los israelitas eran como ovejas perdidas sin pastor y servían a cualquier dios con el que se encontraban. Los israelitas habían sido invadidos por sus enemigos antes de que Jesús llegase a este mundo y lucharon hasta la muerte bajo el liderazgo de los Macabeos para conservar su nación. Esos soldados murieron. Eran tiempos difíciles para Israel, ya que 400 años antes de la llegada de Jesús no hubo ningún siervo de Dios.

En esas circunstancias, Dios envió a Juan el Bautista para que fuese el representante de la humanidad. Dios le dijo a Zacarías: «Tu mujer Isabel dará a luz a un hijo y lo llamarás Juan. Estarás lleno de gozo y felicidad y muchos se regocijarán por su

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nacimiento, ya que el muchacho será grande ante el Señor y no beberá vino ni licor». ¿Quién dice este pasaje que sería un hombre grande y el representante de la humanidad? Juan el Bautista, a quien Dios envió al mundo a través de Isabel.

¿Por qué le envió Dios? Para volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la sabiduría de los justos, para preparar un pueblo para el Señor. Cumplió la función de hacer que todo el mundo conociese el corazón de Dios.

La gente de aquel entonces no conocía el corazón de Dios. Así que Dios hizo que el Espíritu Santo entrase en el corazón de Juan el Bautista y el Espíritu les enseñó a los israelitas lo mucho que Dios les amaba y lo enojado que estaría si no se volvían a Él. Juan el Bautista volvió los corazones de los hijos y los desobedientes a la sabiduría de los justos. Dios dijo que haría que los desobedientes fueran justos y tuvo compasión de ellos.

Todo el mundo desobedece a Dios. No pueden

obedecerle. La humanidad es desobediente, y Juan el Bautista es la persona que hace que recibamos la bendición de convertirnos en personas justas. Juan el Bautista es la persona que nos ayuda a entrar en el Reino de los Cielos y a ser el pueblo de Dios. Debemos pensar espiritualmente y entender quién es Juan el Bautista, a quien Dios envió. Hablando espiritualmente, fue muy importante para nosotros que Dios enviase a Juan el Bautista y podemos saber lo importante que es esta decisión de Dios. Podemos darnos cuenta del plan de Dios y de su ejecución.

Mis queridos hermanos, Dios, a través de Juan el Bautista y la obra de Jesús, nos hizo servirle con temor y en justicia y santidad durante todas nuestras vidas. Nos hizo personas sin pecados para la eternidad, y nos dio la salvación bendita para servirle en justicia sin miedo. Dios deja que los que creen en Él conozcan la remisión de los pecados a través de Juan el Bautista. Podemos saber que Dios Padre envió a Jesucristo y nos salvó gracias a Juan el Bautista. Por tanto, estamos muy agradecidos por que

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100 Sigan la justicia del Señor

envió a Juan el Bautista antes que a Jesucristo y llevó a cabo Su plan de salvación.

Juan el Bautista transfirió todos los pecados de la humanidad, incluyendo los nuestros, a Jesús al bautizarle. Nos hemos convertido en personas sin pecados con fe gracias a Él. Ahora podemos estar seguros de nuestra fe gracias a lo que hizo. Dios nos hizo personas justas como dice en la Biblia: «Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz». Nos ha convertido en Su pueblo que no tiene pecados. Nos ha bendecido. Nos ha rescatado de la muerte y la destrucción y ha guiado nuestros pasos por el camino de la paz. Dios Padre hizo estas cosas al enviar a Juan el Bautista y Jesús.

Podemos dar gracias esta Navidad al pensar espiritualmente y contemplar esas cosas espiritualmente. Podemos saber que Dios envió personalmente a Juan el Bautista para transferir

nuestros pecados a Jesús, que por Su poder hizo que Juan naciese en este mundo y transfiriese los pecados del mundo a Jesucristo, y que envió a Juan el Bautista porque nos ama. Cuanto más conozcamos esta gracia, más agradecidos estaremos.

Mis queridos hermanos, espero que piensen bien. Podemos conseguir las bendiciones y vivir con nuestros pies y corazones en el camino de la paz durante el resto de nuestras vidas si pensamos espiritualmente. Dios nos dio este tipo de bendiciones. Por eso no debemos pensar según el sistema de valores del mundo, sino que debemos tener pensamientos espirituales. Esta Navidad debemos estar agradecidos a Dios porque envió a Jesucristo y a Juan el Bautista a este mundo. ¡Aleluya!

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SERMÓN

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102 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

< Lucas 1, 1-17 >

«Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y

ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de

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103 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».

Lucas, uno de los discípulos de Jesús, era una

persona que predicó la Palabra del Señor y dejó constancia por escrito de las actividades de los Apóstoles en el Evangelio de Lucas y Hecho de los Apóstoles. Dejó constancia del ministerio de Jesús y Sus enseñanzas en el Evangelio de Lucas. Dejó constancia con todo detalle las obras que los Apóstoles y discípulos de Jesús hicieron a través del Espíritu Santo después de que Jesús fuera al Cielo porque quería que las generaciones futuras lo conocieran. Lucas era una persona que tenía un gran interés en dejar por escrito las obras del Señor, de Sus Apóstoles y discípulos. Quería decir que Jesús es el Salvador y que todas las obras que hicieron los Apóstoles hicieron a través del Espíritu. Así que, dejó constancia de todos estos hechos al escribirlos

con todo detalle. Escribió: «Me ha parecido también a mí,

después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido». Parece que estaba enseñando a un hombre llamado Teófilo (un hombre en una posición de alto rango, ya que se dirigió a él como excelentísimo) el Evangelio y la Palabra. Pero le preocupaba mucho que otros leyeran este Evangelio y sospecharan del Evangelio del Señor que le contó a Teófilo y que lo degeneraran con otra religión, doctrina y denominación.

De todas formas, muchos discípulos, incluyendo los apóstoles Juan y Marcos y el recolector de impuestos, Mateo, escribieron el Evangelio de Jesucristo con el mismo objetivo. Lucas también pensó que tenía que observar, escribir y predicar este Evangelio con todo detalle. Así que tomó su instrumento para escribir, dejó constancia de todos los detalles, y se lo envió a Teófilo. Escuchó sobre

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104 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

Jesús y Su Evangelio a través de los discípulos. Como quería enviárselo a esta persona que estaba en un cargo alto del gobierno, Lucas quiso hablar con todo detalle del Evangelio desde su principio, y de si era un hecho o una suposición. Quiso escribir algo que le diera a Teófilo la fe correcta.

Así que Lucas, el autor, escribió primero sobre el nacimiento de Juan el Bautista al decir esto de Zacarías: «Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet». Mientras hablaba de cómo Juan era el mensajero de Dios, empezó a escribir estos hechos: el Elías del que se habló en el Antiguo Testamento es Juan, quien nació como hijo de Zacarías; en aquel entonces Herodes era el rey de Judea; Juan nació como hijo de Isabel y el sumo sacerdote, Zacarías; Dios envió a un ángel a Zacarías para hablarle, y a través del poder de esa Palabra, su mujer Isabel tuvo un hijo que sería un gran profeta. Estas cosas no se hicieron por el poder de un hombre, sino por el poder

de Dios. El ángel le dijo a Zacarías: «Y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». Lucas quería escribir estos hechos y dar testimonio de que Jesús es el verdadero Salvador, no solo a Teófilo sino también a las demás generaciones.

Así Lucas escribió el principio de su Evangelio al estilo narrativo y de biografía. Si alguien escribe la biografía de otra persona, tiene que escribir acerca del contexto y la historia de cuando vivió, acerca del nacimiento, la juventud y la edad adulta de la persona, y también acerca de la historia de la familia y en

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particular de los padres. Lucas escribió todo esto como una biografía.

También podemos saber con todo detalle que el Salvador, Jesucristo, vino a través de su biografía detallada en la Biblia. Hermanos y hermanas, las noticias más gozosas para la humanidad son el hecho de que el único Hijo de Dios nació en este mundo como nuestro Salvador para salvar a las personas que estaban en la oscuridad y eran pecadores. Nacimos una vez como pecadores y hemos vuelto a nacer a través de la Palabra del Evangelio de Jesucristo. Por tanto hemos vuelto a nacer como pueblo de Dios. Nacimos como pecadores del vientre de nuestras madres y después nacimos de nuevo a través de Dios como personas justas. Dios hizo la obra de hacernos nacer de nuevo como justos al crearnos una vez en el mundo y al volvernos a hacer nacer a través de Su Palabra.

El Señor es Dios y vino al mundo para cumplir esa obra. La mejor noticia en este mundo es el hecho de que Jesús, que es Dios, vino al mundo para salvar

a la humanidad. En este mundo ocurren muchas cosas y en nuestras vidas también. Pero aún así, la mejor noticia es que Jesucristo vino al mundo para salvarnos. Este es el mayor gozo para nosotros. Jesucristo tomó un cuerpo y vino al mundo para salvarnos. Esta es la mejor noticia de todas; algo que debemos recordar y no olvidar, y algo en lo que debemos pensar una y otra vez.

¿Cómo vino Jesucristo a este mundo? ¿A quién vino? Yo, como Lucas, también quiero contar una historia verídica. Me gustaría darle gracias al Señor por salvarnos del pecado y hacernos el pueblo de Dios. Dios envió a Juan el Bautista al mundo antes de que Jesucristo viniese. Envió a Juan el Bautista y a Su único Hijo, Jesucristo, a través de María. Jesucristo es Dios y nació al tomar prestado el cuerpo de la Virgen María para salvarnos. El Espíritu profetizó a través de la Virgen María que Jesucristo vendría al mundo al tomar prestado su cuerpo, y le dijo lo que Jesús haría después de venir al mundo.

Leamos Lucas 1, 49-50: «Porque me ha hecho

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106 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen». El Señor de la Salvación vino a este mundo. Es Jesucristo. Dice: «y su misericordia es de generación en generación a los que le temen». Hermanos y hermanas, Dios tiene misericordia de los que temen a Dios y les da la salvación de generación y generación. Dios viste con su salvación a los que le temen. Jesús, el Salvador, vino a este mundo y dijo que salvaría a todos los que le temen.

Jesús, que es el Salvador de la humanidad, vino al mundo y ha mostrado Su fuerza con Su brazo y ha esparcido a los orgullosos en la imaginación de sus corazones. Hermanos y hermanas, esto significa que Jesús, el Salvador, vino al mundo, mostró Su fuerza, esparció a los orgullosos en la imaginación de sus corazones y rebajó a los poderosos de sus tronos. Exaltó a los humildes, llenó a los hambrientos con cosas buenas y vació a los ricos. Hermanos y hermanas, esto significa que el Salvador vino al mundo, despreció a los orgullosos de corazón, los

que confían en el poder del mundo, y a los que confían en el dinero y no confían en Dios, y los juzga a todos. La Persona que vino al mundo para convertirse en el Salvador es nuestro Señor Jesús.

Nuestro Señor vino al mundo y no tolera a los que son orgullosos y no temen a Dios. Dios juzga a todas estas personas al rebajarlas. En respuesta a lo que hizo el que se convirtió en el Salvador del mundo, nuestro Señor nunca deja pasar a los orgullosos que piensan que nunca serán huérfanos ni viudos. Dios juzga y maldice a los que son demasiado orgullosos sin Dios, los que no reconocen a Dios aunque sean Sus criaturas, y los que dicen que están bien sin Dios porque son ricos en cosas materiales y mundanas.

Entonces, ¿para quién vino Jesucristo al mundo? Vino para salvarnos a los que somos pobres y humildes. Esto significa que el Señor vino al mundo para salvar a los humildes del mundo, a los pobres, a los que temen a Dios. El Señor tiene misericordia de los que tienen misericordia de los demás y juzga a los que son demasiado orgullosos y malvados. Jesús, que

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107 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

es el Salvador del mundo, tiene compasión de los que lo merecen, y se apiada de los que los merecen y juzga a los que merecen ser juzgados. Este es Jesucristo, quien vino al mundo.

Hermanos y hermanas, ¿creen que el Salvador que vino al mundo es Jesucristo? Es maravilloso que viniese al mundo. El Señor no vino para salvar a una o dos personas; vino a salvar al mundo. El Señor vino para salvar al mundo y es el Dios poderoso. No vino para salvarnos solamente a nosotros; sino que vino a salvar a todo el mundo. Jesucristo es la Persona que salvó a la humanidad que había caído en el pecado de Satanás y no podía escapar de él.

Vino para salvar a todas las personas del mundo, pero hay personas que no creen en Él. Hay personas que no reconocen a Jesucristo. Hay personas que son así de orgullosas. Pero la Persona que juzgará a todas estas personas es también Jesús. Él es Dios. Jesucristo es nuestro Salvador que nos hizo parte de Su pueblo al hacernos nacer de nuevo y quien nos salvó personalmente. Vino a este mundo e hizo todas

estas cosas. Hermanos y hermanas, nuestro Señor vino a los corazones de las personas que son pobres y humildes y que saben cómo temer a Dios, y se convirtió en su Salvador.

Jesucristo nació en una pequeña aldea llamada Belén cuando Herodes era rey de Judea y César Augusto era el emperador de Roma. Nació en un humilde pesebre donde los animales vivían porque no había sitio para ellos en la posada. El Salvador que vino a este mundo nació en un lugar muy humilde: en un pesebre donde comían y bebían los animales. Sin embargo, muchas personas entonces y hoy en día no aman a Jesucristo. Los orgullosos lo despreciaron y no lo aceptaron como Su Salvador. Le juzgaron por Su apariencia externa, aunque Él vino sinceramente para salvar nuestras almas del pecado, y no le recibieron.

Hermanos y hermanas, ¿cómo trató Jesucristo a las personas que eran demasiado orgullosas? Las alejó de Él. Jesucristo viene a los corazones de las personas humildes y se convierte en su Salvador. El

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108 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

Señor viene a las personas que están sucias con el pecado, que no tienen nada de lo que alardear, y que esperan sinceramente al Salvador que considerará su humildad. Vino para salvar al mundo que está esclavizado, maltratado y no tiene esperanza. Jesucristo nunca acude a los que son ricos en cosas materiales o que pueden vivir sin Dios porque son grandes en este mundo.

Lucas 2 dice que Jesús nació en un establo porque no había sitio en la posada. De la misma manera en que no nació en un palacio lujoso, Jesucristo no puede entrar en los corazones de la gente que es demasiado rica de espíritu. No puede convertirse en su Salvador. Jesús vino como el Salvador de toda la gente del mundo, pero no pueden aceptarle como su Salvador y le rechazan. Así que, Jesucristo se convirtió en el Salvador de la gente humilde de este mundo. Se convirtió en el Salvador de las personas pobres y las personas que necesitan Su ayuda. Todas las personas que viven en este mundo, sea quien sea, conocen a Jesucristo, que es

Dios, y sin falta lo reconocen, lo anhelan y le buscan. Jesucristo es la Persona que salva de los pecados a los que le siguen y creen en Él.

Hermanos y hermanas, Jesucristo, que es nuestro Salvador, vino a este mundo y salvó a las personas humildes. Por tanto, debemos dar gracias y alabar a Dios cuando admitimos que nacimos como personas humildes, sin nada de lo que estar orgullosos. Si somos orgullosos, como si fuésemos grandes personas, aunque somos humildes, podemos llegar a rechazar a Jesucristo. Pero nosotros le damos gracias a Dios porque el Señor vino a nosotros, nació en nuestros corazones y nos convirtió en Su pueblo porque somos muy humildes y porque lo sabemos. ¿Es cierto o no? Sí, es cierto.

Hermanos y hermanas, debemos dar gracias por el hecho de que no nacimos en familias poderosas. Este tipo de personas son bajas a los ojos de Dios. Pero cuando se tiene un poco de poder en el mundo o se tiene dinero, los corazones se hacen orgullosos. Hermanos y hermanas, es fácil que el hijo de un

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109 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

presidente rechace a Jesucristo por ser demasiado orgulloso al ser hijo del presidente y tener poder en este mundo. Hay muchas personas que rechazan a Jesús al decir descendientes de luchadores de la independencia, hijos de generales o nietos de generales. Pero debemos dar gracias por no tener a nadie famoso en nuestra familia. ¿Hay gente famosa en sus familias? Hermanos y hermanas, las familias de la gente famosa utilizan su fama hasta que van al infierno. Así que debemos dar gracias de que no tengamos gente famosa en nuestras familias. La humanidad se hace muy orgullosa incluso en cosas insignificantes. Jesús vino a este mundo para salvarlo, pero la gente no le recibió.

Pero las personas humildes sí lo recibieron. La gente que dio cuenta de que es humilde recibió al Señor. La gente que es pobre de espíritu recibió a Jesucristo. Pero, hermanas y hermanos, ¿de quién estoy hablando aquí cuando me refiero a personas orgullosas? ¿Quiénes son los ricos? Las personas que están satisfechas sin Dios son orgullosas y ricas. Estas

personas han sido abandonadas por Dios. Hermanos y hermanas, ¿podemos estar satisfechos sin Dios por muchas cosas que tengamos? Hermanos y hermanas, no somos ricos. No somos nada sin Dios. Cuando pensamos en esto, nos damos cuenta de que no somos nada. Parece que la vida es maravillosa e importante, pero una vida sin Dios no es nada. Una vida que no ha recibido la remisión de los pecados no tiene valor.

Hermanos y hermanas, debemos dar gracias al Señor por salvarnos a los que no somos nada en este mundo. No debemos estar celosos de las cosas del mundo o pensar que son importantes. Por muchas cosas del mundo que tengamos, no son nada. El honor de este mundo no es nada; las riquezas de este mundo no son nada; las personas orgullosas que parecen tener todo el mundo no son nada, y el poder del mundo no es nada.

Hermanos y hermanas, las personas son muy orgullosas cuando son elegidas para ocupar un cargo en la asamblea provincial. El hijo de un miembro de la asamblea provincial también es muy orgulloso. Es

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110 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

muy fácil ser muy orgulloso por tener poder en el mundo por muy insignificante que sea, como jefe de una aldea, o de un vecindario en el distrito de una ciudad, o el jefe de una asociación de vecinos. Cuando Jesús, el Salvador del mundo, viene a nuestros corazones y llama a la puerta, estas personas le rechazan diciendo: «Estoy bien. ¿Para qué has venido? No entres, por favor». No le aceptan, sino que tienen mucho orgullo y le rechazan, aunque solo tengan un poco de honor y poder. Hermanos y hermanas, rechazan a Jesús pensando que son ricos. Si tienen muchas posesiones y un estatus alto, sus corazones se hacen orgullosos y rechazan a Jesús. Aún peor, la gente que cree en Jesús y ha nacido de nuevo también se hace orgullosa cuando tiene posesiones materiales, y acaban desesperándose cuando pierden un poco. Vemos muchos ejemplos de personas que se dejan llevar de un lado para otro por las posesiones materiales.

De todas formas, la humanidad es así. Pero el Señor es la Persona que vino como Salvador de todas

esas personas. Nuestro Señor vino a este mundo que tiene muchos pecados. Jesucristo vino a salvar a todas las personas del mundo, pero la mayoría no le recibió. No puedo explicar lo agradecido que estoy cuando pienso en que nuestro Señor vino a salvarnos. Debemos dar gracias a Dios por esta verdadera gracia. Si el Salvador no hubiese venido, ¿cómo podríamos haber recibido la salvación? ¿Cómo pueden hacer nada por su propia cuenta? Hermanos y hermanas, ¿cómo podríamos haber estado de gozo? ¿Cómo podríamos reír? Si no fuese por Él, ¿cómo habríamos recibido la garantía de la vida eterna? Hermanos y hermanas, ¿cómo podríamos habernos librado de los pecados? Pudimos librarnos de nuestros pecados porque Jesucristo vino al mundo. Como Jesús es el Salvador que vino, eliminó nuestros pecados y nos salvó de ellos, de las artimañas de Satanás y la condena, podemos reír, estar agradecidos y vivir en paz. Como el Salvador vino al mundo, podemos ser el pueblo de Dios. Espero que le den gracias a Dios.

Debemos darle gracias de verdad. No somos

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111 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

diferentes a la gente del mundo y somos igual de humildes. Jesucristo vino a los que somos así y nos salvó. Hermanos y hermanas, ¿de qué estamos orgullosos a parte de Jesucristo? ¿Hacemos algo bueno o noble? Hermanos y hermanas, ¿tenemos algo bueno o maravilloso o refinado a parte de Jesucristo? No. Solamente tenemos a Jesucristo, quien vino al mundo como el Salvador y solamente Él es perfecto, bueno y refinado. Hermanos y hermanas, si conocemos a Jesucristo, podemos saber que no somos nada. Si no hubiese venido a este mundo como el Salvador, este mundo sería un infierno. Si el Salvador no hubiese venido a nosotros, habría mucha gente que moriría sin Él. Solamente Jesucristo, quien vino a este mundo es una Persona perfecta, refinada y el amor de Dios. La humanidad es muy humilde. Si piensan en esto, somos todos muy pobres y humildes. ¿Quién es rico de verdad entre nosotros? ¿Quién es tan grande? Nadie. Hermanos y hermanas, Jesús es el Salvador de personas como nosotros. Debemos pensar por un

momento si hay algo bueno en nosotros ante el Señor, y debemos abandonar nuestro orgullo y darle gracias a Dios.

Hermanos y hermanas, mientras María alababa al Señor se llamó sierva del Señor. ¿No somos así de humildes nosotros? Hermanos y hermanas, Jesús vino al mundo como el Salvador y despreció a los ricos y a los poderosos. Salvó a los pobres y a los humildes. ¿No son ustedes humildes y pobres? ¿No somos los pobres y humildes del mundo? No podemos olvidar el hecho de que nuestro Señor salvó a las personas humildes como nosotros. No hemos recibido la salvación por ser grandes. El Señor tuvo piedad de nosotros y nos salvó. Nos salvó de nuestra humildad, nos exaltó y nos sentó en tronos de gloria porque somos tan humildes. Como Dios es glorioso y nosotros somos muy humildes, nos ayudó por Su amor. Si somos personas grandes en este mundo, si somos personas seguras ante los demás y tenemos muchas cosas, no podremos aceptar al Señor aunque venga a nuestros corazones. Como no somos nada,

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112 Jesús se convirtió en el Salvador de los humildes

hemos podido aceptar humildemente al Señor porque nos salvó. Debemos alabar al Señor porque vino a este mundo como el Salvador. ¿Es cierto o no? No tengan aires de grandeza.

Somos existencias que no valen para nada. ¡Queridos hermanos! No intenten tener poder del mundo. No quiero que el Señor les eche de Su presencia. El poder no les importa. Las personas pueden ser humildes conocen a Dios aunque no tengan poder. Pero las personas que no son así son orgullosas. Este tipo de personas son arrojadas de la presencia del Señor.

Debemos dar gracias con toda humildad al Señor porque nos ha salvado. Debemos alabar al Señor por venir a este mundo como nuestro Salvador. Una vez más le doy gracias a Jesucristo y le doy toda alabanza por venir a este mundo como el Señor y Salvador.

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SERMÓN

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114 Juan el Bautista

Juan el Bautista < Lucas 1, 1-16 >

«Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad

avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios».

La genealogía de Juan el Bautista Leamos Lucas 1, 5-7. «Hubo en los días de

Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las

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115 Juan el Bautista

hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada».

El tetrarca de la región de Judea de Israel en aquel entonces era el rey Herodes. Examinemos el contexto histórico de Israel de aquella época. Israel había sido derrotado en la guerra con el Imperio Romano, que era la mayor potencia del mundo conocido. Por tanto, Israel se convirtió en una colonia que pagaba tributo a Roma. Aunque había tetrarcas en Israel, no tenían poder verdadero; el gobernador romano tenía el poder y los israelitas le pagaban impuesto a Roma. En aquel entonces Augusto era emperador de Roma. El emperador romano envió a Pilatos como gobernador de Judea.

Ahora voy a hablar de Juan el Bautista. El pasaje de las Escrituras de hoy dice: «Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las

hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet» (Lucas 1, 5). Lucas, el discípulo de Jesús que escribió el Evangelio de Lucas quiso describir el contexto histórico de la nación de Israel y hablar de los padres de Juan el Bautista primero, y entonces de la clase de persona que Juan el Bautista era ante Dios, lo que hizo por nosotros y quién era. Quiso hablar de lo importante que era el ministerio de Juan el Bautista.

Dice que Zacarías, el padre de Juan el Bautista, era un sacerdote de la división de Abías (Lucas 1, 5). Un sacerdote de Dios en Israel solo podía serlo si había nacido en la familia de Aarón. Dios hizo que los descendientes de Aarón, que eran de la tribu de Leví entre los 12 hijos de Jacob, fueran sacerdotes. Dios escogió a Aarón, el hermano mayor de Moisés y le confirió la tarea de ser el Sumo Sacerdote. Le dio a Moisés la tarea de ser Su profeta. Así es como los descendientes de Aarón se convirtieron en una familia de sacerdotes.

¿Qué tipo de familia era la tribu de Judá? Era una familia de reyes, generación tras generación.

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116 Juan el Bautista

Como la tribu de Judá era la familia de reyes, Dios padre hizo que Jesucristo naciese en esa tribu.

Lucas 1 dice que Juan el Bautista nació como hijo de Zacarías. «Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet» (Lucas 1, 5). Zacarías nació en la familia de Abías y desempeñó la función de sacerdote como descendiente de Aarón. Por tanto, Juan el Bautista, hijo de Zacarías, pudo heredar esa función. En otras palabras, los descendientes de Aarón, el Sumo Sacerdote, podían entrar en el Santuario de Dios todos los días para cuidar de los instrumentos como el candelabro de oro, el altar de incienso y la mesa del pan. Cada sacerdote realizaba sus funciones cuando cumplía los 30 años y hasta que cumplía los 50 si no tenía problemas físicos o espirituales.

Leamos 1 Crónicas 24, 1-4: «También los hijos de Aarón fueron distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Mas como

Nadab y Abiú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio. Y David, con Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio. Y de los hijos de Eleazar había más varones principales que de los hijos de Itamar; y los repartieron así: De los hijos de Eleazar, dieciséis cabezas de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas paternas, ocho».

Aarón tuvo ocho hijos: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Nadab y Abiú murieron porque ofrecieron fuego profano ante el Señor (Levítico 10, 1) y Eleazar e Itamar fueron sacerdotes en la presencia de Aarón, su padre. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, los descendientes de Aarón crecieron en número. Entonces el rey David tuvo que establecer un orden de sacerdotes que hicieran las tareas del sacerdocio. Dividió a todos los descendientes de Aarón en 24 divisiones según sus ramas; Eleazar tuvo 16 hijos e Itamas tuvo 8 hijos. El rey David hizo

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117 Juan el Bautista

24 divisiones de sacerdotes según las familias de los 24 nietos de Aarón, el Sumo Sacerdote.

Juan el Bautista nació de la casa de Aarón Los sacerdotes del Antiguo Testamento tenían

que ofrecer los holocaustos a diario y cuidar de los instrumentos del santuario. Así que Zacarías entró en el santuario para hacer su tarea. Entonces un ángel se le apareció de repente diciendo: «Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan» (Lucas 1, 13). ¿Qué quiere decir esto? Zacarías no tenía hijos aunque él y su mujer eran muy mayores.

Entre los israelitas, era una vergüenza en la familia que una generación acabara sin hijos. Así que Zacarías quería tener un hijo. Parece ser que el sacerdote Zacarías oraba a Dios porque pasaba mucho tiempo en el santuario. Entonces el ángel de Dios se le apareció a Zacarías en ese momento.

Mis queridos hermanos, ¿cuál sería la reacción de una persona si un ángel se le apareciera en un sitio oscuro? La mayoría de la gente estaría aterrorizada. No había nadie en el santuario y Zacarías estaba cumpliendo su tarea de sacerdote. Pero de repente apareció alguien que no era una persona, sino un ángel. Entonces el ángel le dijo: «Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos» (Lucas 1, 13-16). Esto nos habla del nacimiento de Juan el Bautista.

Por tanto, Juan el Bautista tuvo que nacer en la familia de Zacarías, y Dios quiso utilizar al hijo de Zacarías para cumplir Su providencia. Zacarías era una persona que ofrecía sacrificios según la Ley de Dios y cumplía Sus mandamientos y estatutos. Dios

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118 Juan el Bautista

hizo que Juan el Bautista naciese en este mundo como hijo de Zacarías para hacerle servir la justicia de Dios. Pero Juan el Bautista pudo bautizar a Jesús solo porque era descendiente de Aarón. Todos estos sucesos eran la voluntad de Dios Padre.

Dios estableció el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento que eliminaba los pecados de los israelitas. Dios hizo que los israelitas pudiesen ser salvados a través del sistema de sacrificios que estableció. Y Dios planeó en el Nuevo Testamento que salvaría a la humanidad de sus pecados según la Ley de salvación establecida en el Monte Sinaí. Por eso, antes del nacimiento de Jesucristo, envió al ángel a Zacarías, descendiente de Aarón, y le dijo que le daría un hijo.

Dios hizo que Juan el Bautista, quien se convertiría en el representante de la humanidad, naciese a través del sacerdote Zacarías, y por otro lado, hizo que Jesús fuese concebido en el vientre de María seis meses después. Hizo que Jesucristo realizase la función de Sumo Sacerdote cuando tenía

30 años. Por tanto, cuando Jesús cumplió los 30, pudo convertirse en el Sumo Sacerdote del Cielo. Estaba preparado para ser bautizado por Juan el Bautista. Por otro lado, Juan el Bautista cumplió los 30 y, como representante de la humanidad, pudo bautizar a Jesús, el Sumo Sacerdote del Cielo. Dios permitió que esto sucediese.

Juan el Bautista puso las manos sobre la cabeza de Jesús y Jesús fue bautizado para recibir los pecados del mundo para siempre. Dios Padre cumplió la obra de la remisión de los pecados al hacer que Su Hijo recibiese los pecados de la humanidad al ser bautizado. Así que Dios hizo que Jesús fuese bautizado por Juan el Bautista. Esta es la providencia de Dios que cumplió toda Su justicia. Los autores de las Escrituras de los Cuatro Evangelios siempre hablan del ministerio de Juan el Bautista en la introducción, antes de hablar del ministerio de Jesús porque es muy importante. Esto se debe a que Juan el Bautista tuvo que transferir los pecados de la humanidad a Jesús mediante el

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119 Juan el Bautista

bautismo. Dios Padre preparó al representante de la humanidad que transferiría los pecados del mundo a Su Hijo, Jesucristo.

Dios les dio a los israelitas la gracia de salvación en el Antiguo Testamento al hacer que recibiesen la remisión de los pecados mediante los descendientes del Sumo Sacerdote Aarón que transferían los pecados a las ofrendas. Los sacerdotes del pueblo de Israel en el Antiguo Testamento tuvieron que pasar los pecados de cada persona a las ofrendas y sacrificarlas. Pero en el Nuevo Testamento fue suficiente con que Jesús fuese bautizado por Juan el Bautista una vez, muriese una vez en la Cruz, y resucitase una vez.

La gente pudo recibir la remisión de los pecados en el Nuevo Testamento por fe en el ministerio de Jesucristo que era lo mismo que los sacrificios del Antiguo Testamento. Solamente el método y el efecto de la salvación eran diferentes a los del Antiguo Testamento. Por eso se necesitaba a Juan el Bautista para conectar el Antiguo y el Nuevo

Testamento. Cuando Jesús vino al mundo, fue bautizado por Juan el Bautista, el representante de la humanidad. No todo el mundo podía hacer esto; solamente alguien como Juan el Bautista, enviado por Dios como descendiente de Aarón pudo hacer esta tarea. Solamente el cuerpo de Jesús podía convertirse en el sacrificio por todos nuestros pecados. Por tanto, lo primero que debemos pensar es que tenía que haber un representante de la humanidad entre los descendientes de Aarón, quien fue el primer Sumo Sacerdote de este mundo. Dios Padre envió y preparó a Juan el Bautista como descendiente de Aarón y como representante de la humanidad ante Jesús.

El ángel dijo: «Tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan» (Lucas 1, 13). Este Evangelio del agua y el Espíritu empezó en el momento en que el ángel se le apareció al sacerdote Zacarías y le prometió que nacería Juan el Bautista. Entonces Juan el Bautista se convirtió en un hombre grande ante el Señor y en el representante de la

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120 Juan el Bautista

humanidad. Era mayor que Moisés y que el profeta Isaías.

Sigamos leyendo el siguiente pasaje: «Porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos» (Lucas 1, 15-16). Juan el Bautista es igual que los nazarenos que fueron consagrados a Dios en el Antiguo Testamento. Un nazareno era una persona dedicada a Dios que no bebía licor.

Juan el Bautista era la persona que transferiría los pecados a Jesucristo al bautizarle. Era un hombre de Dios enviado a este mundo por Dios. ¿Qué dice la Biblia acerca de Juan el Bautista? Dice: «Y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre» (Lucas 1, 15). Recibimos el Espíritu Santo solo después de haber recibido la remisión de los pecados, pero Dios dijo que Juan el Bautista estaba lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre.

Juan el Bautista, quien bautizó a Jesús, fue

concebido en el vientre de Isabel, la mujer del sacerdote de Zacarías. Después María fue a ver a Isabel. Pero Jesús fue concebido en el vientre de la virgen María entonces. Jesús y Juan el Bautista se conocieron mientras estaban en el vientre de sus madres. Juan el Bautista saltó de alegría en el vientre de su madre en ese momento.

No podemos pensar en Juan el Bautista como en un profeta más del Antiguo Testamento. Era el representante de la humanidad que bautizaría a Jesús para que Dios Padre pudiera salvar a la humanidad. Fue preparado y utilizado porque era indispensable para cumplir la justicia de Dios. La voluntad de Dios se cumplió cuando Juan el Bautista le pasó los pecados de la humanidad a Jesús para siempre al bautizarle. En otras palabras, Jesús recibió los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista. Así que la gente que ignora el ministerio de Juan el Bautista no puede recibir la salvación de todos sus pecados.

He conocido a muchos cristianos que dicen que

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121 Juan el Bautista

creen en Jesús como su Salvador. Pero la mayoría de ellos ignoran el ministerio de Juan el Bautista. Pisotean el ministerio de Juan el Bautista de esta manera. Dicen: «¿Por qué es tan importante el papel de Juan el Bautista?». Por eso no han recibido la remisión de los pecados.

Pero Juan el Bautista fue tratado con importancia en los cuatro Evangelios

Sin embargo, las palabras de los cristianos no

son la Palabra de Dios, sino las palabras del hombre. ¿Qué dice la Palabra de Dios acerca del ministerio de Juan el Bautista? Si leemos los cuatro Evangelios, vemos que todos describen el ministerio de Juan el Bautista. Por ejemplo, el Evangelio de Marcos empieza con el pasaje sobre cómo Juan el Bautista preparó el camino del Señor y después describe cómo bautizo a Jesucristo según la voluntad de Dios Padre. En el principio de los cuatro Evangelios, Juan el

Bautista aparece antes que Jesús gritando: «¡Arrepentíos, víboras!» y llamando a la gente al verdadero arrepentimiento para volver a Dios. Está escrito que hizo la obra de cumplir la justicia de Dios al bautizar a Jesús, así que no podemos intentar conocer la justicia de Jesús si ignoramos la obra de Juan el Bautista.

En cuanto a la obra de Juan el Bautista, Jesús dijo personalmente que había sido enviado especialmente a este mundo para que Dios salvase a la humanidad de sus pecados. Juan el Bautista era la persona que, como representante de la humanidad, transfirió los pecados del mundo al Salvador Jesús al bautizarlo. Si Juan el Bautista no hubiese nacido en este mundo y si no hubiese sido por este papel, todavía tendríamos nuestros pecados. Esto se debe a que no hubiera sido suficiente que Jesús muriese en la Cruz sin el ministerio de Juan el Bautista. Dios necesitaba el ministerio de Juan el Bautista para cumplir la salvación de la humanidad. Así que debemos saber que el Evangelio del agua y el

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122 Juan el Bautista

Espíritu del Señor es el plan de salvación de Dios. Dios nos ha hablado de esta salvación

empezando con el sistema de sacrificios del Tabernáculo. La gente que desobedecía la Ley tenía que llevar a un cordero o cabra para ser sacrificado ante Dios, y antes le transfería los pecados mediante la imposición de manos. Entonces podía recibir la remisión de los pecados al matar al animal, cortarlo en trozos y ofrecérselo a Dios. Este es el sistema de la Ley establecido por Dios para salvarnos de los pecados del mundo.

Para redimir los pecados de los israelitas cometidos en un año, Dios les dio un sistema de sacrificios para el Día de la Expiación (Levíticos 16). El décimo día del séptimo mes de cada año, el Sumo Sacerdote ponía ambas manos sobre la cabeza de un chivo expiatorio para transferirle todos los pecados de los israelitas cometidos ese año. Entonces se dejaba suelto por el desierto a manos de un hombre adecuado para la tarea (Levítico 16, 20-22). Dios creó esta ley de la salvación y para eliminar los

pecados de los israelitas según este sistema, el Sumo Sacerdote tenía que ofrecer el sacrificio de expiación.

De la misma manera tenía que haber un Sumo Sacerdote en el Nuevo Testamento, y por eso Dios Padre envió a Juan el Bautista al mundo seis meses antes de enviar a Su Hijo.

Estamos considerando la base del Evangelio del agua y el Espíritu de Jesús. Estamos observando el advenimiento de Juan el Bautista como siervo de Dios y su ministerio. El Señor dijo: «Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista» (Mateo 11, 11). Juan el Bautista era el representante de la humanidad como dice la Biblia.

Mateo 11, 12 dice lo siguiente (aunque no suelo memorizar versículos, este lo he memorizado perfectamente): «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mateo 11, 12). Todos los pecados de la humanidad fueron pasados a Jesús por Juan el Bautista mediante el bautismo. Nosotros podemos recibir la remisión de los pecados por fe en

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123 Juan el Bautista

el hecho de que nuestros pecados y los de todo el mundo fueron pasados a Jesús para siempre cuando fue bautizado por Juan el Bautista. Quien crea en este Evangelio del agua y el Espíritu recibe la remisión de los pecados y puede entrar en el Reino de los Cielos por fe en la justicia de Dios.

Así que la Biblia dice: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan» (Mateo 11, 12). En otras palabras, invadir el Reino de los Cielos y tomarlo por fe es una bendición para los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu desde el día en que Juan el Bautista bautizó a Jesús en el río Jordán. Por tanto, debemos saber la Verdad que fue enseñada desde el principio a Teófilo en el Evangelio de Lucas, unos de los discípulos de Jesús.

Lucas predicó a Teófilo que el Evangelio fue iniciado por Juan el Bautista. También le dijo a Teófilo que Jesús recibió los pecados de la humanidad a través de Juan el Bautista. Por tanto, Lucas le dijo a Teófilo que Jesús había recibido la

transferencia de los pecados y que había entregado su vida a través del bautismo recibido de Juan el Bautista. Hoy en día, debemos creer en este Evangelio del agua y el Espíritu para poder vivir en Jesús.

Debemos saber quién era Juan el Bautista. Hay muchos pasajes en la Biblia que hablan de Juan el Bautista. Lean algunos de ellos.

En Malaquías 4, 5-6 se dice: «He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición». A través del pasaje de Malaquías, Dios dijo: «Enviaré a Mi siervo antes que a Mi Hijo. Enviaré a Mi siervo Elías, quien transferirá los pecados de la humanidad a Jesús y quien volverá a los israelitas a Mí, y Mi corazón a ellos». Este Elías es Juan el Bautista, quien apareció al principio del Nuevo Testamento. Es Juan el Bautista, quien transfirió todos los pecados de la

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124 Juan el Bautista

humanidad a Jesús al bautizarle. Leamos la Palabra de Lucas 1, 17: «Irá delante

de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto». Esto significa que Juan el Bautista viene a nosotros por el espíritu de Elías. Elías era el siervo de Dios que demostró quién era el verdadero Dios al enfrentarse contra 850 sacerdotes de Baal y Aserá. Y venció y mató a estos sacerdotes adoradores de ídolos. Así devolvió a todos los israelitas al Señor Dios. Elías dio testimonio ante los israelitas de que el Señor Dios era el único Dios verdadero. Era el siervo de Dios con poder para devolverlos al Señor Dios.

Así que Elías es sinónimo de siervo de poder. La Biblia dice que Juan el Bautista iría delante de él con el espíritu y poder de Elías (Lucas 1, 17). Debemos saber cuánto amó Elías a los israelitas y cuánto quería llevarlos a Dios. Elías tenía tanto poder que hizo que no lloviese en tres años por el poder de

su oración. Los pecados de este mundo se pasaron a Jesús de una vez por el Elías que estaba por venir.

El Señor dijo que Juan el Bautista era el Elías de esta generación. Por tanto, Juan el Bautista hizo el mismo ministerio que Elías. Era un siervo de Dios con la tarea y el poder de transferir todos los pecados de la humanidad a Jesús. Zacarías e Isabel se regocijaron cuando Juan el Bautista nació. Pero no solo sus padres se regocijaron, ya que la Biblia dice que muchos se regocijaron por su nacimiento. Mis queridos hermanos, yo también estoy muy contento por este nacimiento y me regocijo. ¿Qué nos habría pasado a los que creemos en Jesús si Juan el Bautista no hubiese venido al mundo? Sería horrible.

Le doy gracias a Dios Padre por enviar a Su siervo Juan el Bautista a este mundo a través de Zacarías y su mujer como el inicio de este Evangelio. Mis queridos hermanos, debemos estar agradecidos por que Juan el Bautista bautizó a Jesús. Debemos ir ante Dios Padre en fe y darle gracias. Debemos saber que Dios envió a Juan el Bautista y que este bautizó a

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125 Juan el Bautista

Jesús al principio del Evangelio del agua y el Espíritu. Esta es la verdadera fe. Es la fe que cree correctamente en la Verdad.

Le damos gracias a Dios por enviar a Juan el Bautista primero. Dios Padre, a través de Juan el Bautista, hizo que muchas personas, incluyendo nosotros, volviésemos a Cristo por fe y recibiésemos la verdadera salvación. Le damos gracias a Dios Padre por darnos esta gracia.

Pudimos conocer a Jesús, que es el Salvador, y tener fe en la justicia de Dios por el testimonio de Juan el Bautista. A través del ministerio de Juan el Bautista hemos podido creer que Jesús es nuestro verdadero Salvador. Debemos creer en el ministerio de Juan el Bautista y en el de Jesús, y recordar lo importante que fueron al principio de este Evangelio del agua y el Espíritu, y también debemos pensar en que hemos sido salvados y hemos recibido la salvación de Dios. Debemos dar gracias a Dios Padre una vez más y para siempre por fe. Debemos darle gracias a Dios Padre por enviar a Juan el Bautista y

debemos ser salvados por fe hoy. El ministerio de Juan el Bautista es

absolutamente necesario para poder ser salvados de nuestros pecados al creer en Jesucristo. No solo estamos agradecidos a Juan el Bautista, sino que estamos agradecidos a Dios por enviarle. Así que espero que no me malinterpreten. Espero que reciban la remisión de los pecados y la vida eterna al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.

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127 Dios planeó nuestra salvación

Dios planeó nuestra salvación

< Lucas 1, 24-38 >

«Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres. Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora,

concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia».

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128 Dios planeó nuestra salvación

¿Conocen el plan y la providencia de Dios? En el pasaje de las Escrituras, Isabel concibió a

Juan el Bautista y escondió su embarazo durante cinco meses. Sabemos que la virgen María concibió a Jesús seis meses después de la concepción de Juan. Esto tiene un significado muy importante. La gente nace después de estar en el vientre materno durante 10 meses y Jesús fue concebido exactamente seis meses después de Juan el Bautista y nació después de él. El ángel Gabriel se le apareció a Zacarías, el padre de Juan el Bautista, cuando estaba realizando sus tareas de sacerdocio en el santuario. Seis meses después se le apareció a la virgen María, que estaba prometida a José, un descendiente de David. Esto nos demuestra que el plan de Dios era muy detallado.

En el Antiguo Testamento se profetizó que Jesucristo vendría a este mundo como descendiente de David. Israel consideraba a David el mayor rey de todos. No hay ningún otro rey en Israel que sea tan famoso como David. Él fue quien facilitó la

unificación de las tribus de la nación de Israel y no hubo ningún otro rey que temiese tanto a Dios como David. No había ningún otro rey que estuviese tan cerca de Dios, que le complaciese tanto y que caminase con Él. El Antiguo Testamento profetizó continuamente que Jesús, el Hijo de Dios, nacería en la familia de Judá.

El ángel Gabriel se le apareció a María, quien estaba prometida a José, un descendiente de David y le dijo: «Salve, muy favorecida» (Lucas 1, 28). ¿Por qué era tan favorecida María ante Dios? Porque Jesucristo, quien iba a venir al mundo para salvarnos de los pecados del mundo, iba a nacer a través del cuerpo de María. Así que María era una persona bendita entre muchas personas. El ángel Gabriel siguió diciéndole: «¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a

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129 Dios planeó nuestra salvación

luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Lucas 1, 28-33).

En ese momento María estaba prometida a un joven llamado José. El ángel Gabriel se le apareció y le dijo: «¡Salve, muy favorecida! Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS» (Lucas 1, 28-31). El nacimiento de Juan el Bautista también fue exactamente como Dios lo planeó. El ángel Gabriel se le apareció a Zacarías y le dijo: «Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan» (Lucas 1, 13). Dios preparó a estas dos Personas para salvarnos de todos los pecados.

Jesús fue preparado por Dios Está escrito: «Este será grande, y será llamado

Hijo del Altísimo» (Lucas 1, 32). Jesús es el único Hijo de Dios Padre. Es nuestro Dios. Es el Rey de reyes. El que Dios le haya dado el trono de David significa que Jesús es el Rey de reyes. «Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Lucas 1, 33). Jesucristo reinará para siempre y no habrá fin para Su poder real y toda Su gloria. No tendrá fin.

Hay personas que confían en la justicia de Dios porque no tienen justicia de la carne. Reciben la remisión de los pecados al tener conocimiento y fe en los ministerios de Juan el Bautista y Jesucristo. El Señor nos ha salvado de los pecados del mundo porque tuvo misericordia de nosotros porque no podíamos evitar ir al infierno. Jesús reina eternamente sobre los que creen en Él y los protege. Jesús vino a este mundo para cumplir esta función.

El pasaje de las Escrituras de hoy dice:

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130 Dios planeó nuestra salvación

«Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios» (Lucas 1, 34-35). El ángel estaba diciendo que el Espíritu descendería sobre ella y que Jesús sería concebido por el poder de Dios. Por tanto, el hijo que tendría se llamaría Jesús, el Hijo de Dios; el Hijo de Dios se vistió de la carne humana y nació en este mundo a través de María. Así que María tuvo a Jesucristo, que nos salvó de los pecados del mundo y fue utilizada para esta obra maravillosa. El ángel tenía esto en mente cuando le habló a María.

En aquel entonces el ángel Gabriel le dio una explicación más detallada a María para que entendiera ya que dudaba y estaba perpleja. «Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios» (Lucas 1, 36-37).

Todas estas cosas ocurrieron según las Palabras de profecía del Antiguo Testamento. Gabriel le comunicó la voluntad de Dios a María y esta Palabra de Dios se cumplió exactamente. María dijo: «¿Cómo será esto? pues no conozco varón» (Lucas 1, 34). Entonces el ángel Gabriel dijo: «El que nacerá de ti será santo y será llamado el Hijo de Dios. Isabel era estéril pero ha concebido un hijo a su edad avanzada. No hay nada imposible para Dios». Entonces María entendió la voluntad de Dios. La aceptó diciendo: «No he conocido a ningún hombre, pero creo que si Dios dice que Su Hijo, llamado el Salvador, nacerá a través de mí, será verdad». Al final María obedeció por fe diciendo: «He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra» (Lucas 1, 38). Y el ángel se fue.

Le damos gracias a Dios Padre por preparar a Juan el Bautista primero y después a María. Jesucristo se vistió de la carne humana y vino a este mundo como Salvador a través de María. Dios Padre nos dio así nuestra salvación. María fue muy

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favorecida ante Dios y fue utilizada por Él. Nosotros también recibimos la remisión de los pecados por fe al tener fe en la Palabra de Dios de justicia, y entonces podemos recibir el Espíritu Santo como María. De la misma manera en que Jesús fue concebido en el vientre de María, el Espíritu del Hijo de Dios ha entrado en nuestros corazones porque ahora creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Nosotros creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y somos los que han sido favorecidos por Dios como María.

María dijo que era «la esclava del Señor» (Lucas 1, 38). Todo el mundo es humilde ante el Señor, incluyendo María. Dijo que era la sierva del Señor. ¿Somos humildes ante Dios o no? Sí, somos humildes. Los seres humanos fuimos creados originalmente a la imagen y semejanza de Dios y éramos muy valiosos; pero nos convertimos en personas bajas y humildes al ser débiles y cometer pecados porque somos descendientes de Adán y Eva. Por tanto, el Señor nos hizo ser gloriosos al

convertirnos en hijos de Dios y salvarnos de nuestros pecados. El Señor vino al mundo para ser nuestro Salvador y para que fuésemos felices. Dios Padre preparó a Juan el Bautista y a Jesucristo para salvarnos de los pecados del mundo. Este es el amor de Dios. La Navidad está a la vuelta de la esquina. Así que debemos saber que Dios preparó nuestra salvación y darle gracias. No debemos darle gracias simplemente cantando villancicos, sino que debemos estar agradecidos de corazón.

Dios es el Dios de la justicia y el amor Dios es la Persona que nos da Su Alianza y

cumple lo que dice. En el Antiguo Testamento, estableció el sistema de sacrificios donde el Sumo Sacerdote transfería los pecados a un animal mediante la imposición de manos, y entonces los pecados de todo Israel cometidos durante un año eran redimidos en el Día de la Expiación. Jesús también

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132 Dios planeó nuestra salvación

recibió los pecados de la humanidad al ser bautizado por Juan el Bautista, el representante de la humanidad.

El ángel dijo: «Porque nada es imposible para Dios» (Lucas 1, 37). El Señor es honesto y fiel. El Señor es tan honesto y fiel (1 Juan 1, 9) que no puede mentir ni defraudar. El Señor cumple todo lo que nos promete.

Dios Padre dijo que enviaría a Su único Hijo al mundo. Si leen Isaías 53, verán que Isaías, el siervo de Dios dijo: «Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que no le deseemos» (Isaías 53, 2). Nadie amó a Jesucristo en un sentido físico. Pero si en un sentido espiritual: «Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido» (Isaías 53, 4). Sufrió por nuestros pecados y nuestros dolores.

Debemos saber que Dios tuvo que preparar a

Juan el Bautista y a Su único Hijo para salvar a todos los pecadores del mundo. De la misma manera en que Jesucristo pudo ser concebido en el vientre de María por su fe en la Palabra de Dios entregada por el ángel Gabriel y así ella pudo ser utilizada para esta obra maravillosa, nosotros, por fe en la justicia de Jesucristo y la Palabra de Dios, pudimos ser salvados de nuestros pecados, convertirnos en hijos de Dios y recibir al Espíritu Santo como un don.

Hemos recibido el Espíritu Santo como un don al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. El Espíritu Santo no viene a nosotros mediante oraciones tumultuosas, cánticos sin sentido y comportamiento alocado como hacen los ministros pentecostales. La Biblia dice: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hechos 2, 38). Podemos recibir el Espíritu de Dios cuando recibimos la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Dios Padre preparó a Juan el

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133 Dios planeó nuestra salvación

Bautista y después envió a Jesucristo e hizo que fuese bautizado para salvarnos de los pecados del mundo.

Por tanto, debemos saber que Jesús nació a través de María y que fue bautizado por Juan el Bautista. Cuando Jesús cumplió los 30 años, recibió la transferencia de los pecados del mundo a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista. Cargó con todos los pecados de este mundo, fue a la Cruz, fue clavado a ella y murió diciendo: «Está terminado» (Juan 19, 30). Por eso debemos creer en estas palabras que nos han salvado perfectamente de los pecados del mundo.

Mis queridos hermanos, Dios Padre es nuestro Dios. Jesús es también nuestro Dios, y el Espíritu Santo también es Dios. Todos son el mismo Dios para nosotros. Pero es difícil para las personas que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu saber esto. Pueden saberlo pero es difícil que lo crean.

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna»

(Juan 3, 16). El Dios en el pasaje que dice que Dios amó de tal manera al mundo, se refiere a Dios Padre. Y el mundo se refiere a nosotros y a toda la humanidad. El versículo anterior habla del amor infinito de Dios que nos salvó a los que creemos en Dios Padre. Nos ha amado al preparar a Su Hijo, enviarle a este mundo, enviar a Juan el Bautista a este mundo, hacer que le transfiriese todos los pecados del mundo a Jesús, y hacer que Jesús recibiese la transferencia de los pecados, muriese y resucitase de entre los muertos. El amor incondicional de Dios es el amor por el cual Dios tuvo compasión de nosotros y nos salvó. Dios nos ha salvado de los pecados por este tipo de amor.

Mis queridos hermanos, deben saber cuánto habló Dios sobre nuestra salvación a través de Sus siervos y cuánto la planeó antes de que naciese Jesús. Jesús no nació de repente un día. La Biblia dice que moriría por nuestros pecados pero que resucitaría; y la Biblia dice que era nuestro Salvador. Dios no es irresponsable. Hace miles de años prometió a través

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134 Dios planeó nuestra salvación

de Sus siervos que salvaría a la humanidad de los pecados y cumplió esta promesa a través de Juan el Bautista y Jesucristo. Es el Dios de la Verdad. ¿Lo entienden?

Dios Padre preparó a Su único Hijo y a Juan el Bautista para salvarnos de los pecados del mundo. El Señor también preparó a María e Isabel. El Señor planeó durante miles de años que nos salvaría de los pecados. En Juan 14, nuestro Señor dijo: «Creed en Dios, creed en Mí. Iré a prepararos un lugar. Y si voy a prepararos un lugar, volveré para recibiros». Nuestro Señor se fue a preparar un lugar para nosotros en el futuro. Jesús fue a preparar el Reino para Su pueblo porque es Dios.

Nuestro Señor es honesto y fiel como está escrito:

«Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?»

(Números 23, 19). Es muy honesto y fiel. Es una Persona que nunca miente. Hace promesas y las

cumple. Por tanto, no debemos creer en Dios como si fuese una superstición o un ídolo. No debemos pensar que el Señor vino al mundo y de paso nos salvó de los pecados. Si es así, ¿por qué nos dio Dios una Biblia tan gruesa? Nos bastaría con una sola página si hubiese sido tan fácil. Toda la Palabra de Dios en la Biblia es la promesa de Dios para nosotros, la narración del cumplimiento de esas promesas y la profecía de promesas que se cumplirán en el futuro. La Biblia está dividida en estas tres partes.

Estoy muy agradecido. No sé cuántas navidades tendremos en el futuro pero mi corazón se llena de sentimientos cálidos cuando pienso en que el Señor vino al mundo. El 25 de diciembre no es la fecha cuando nació el Señor, sino que era el solsticio de invierno según el calendario romano juliano y el cumpleaños de Mithras, el dios romano. Por tanto, se dice que la Navidad tiene un origen pagano. Pero todo el mundo piensa que el 25 de diciembre es la Navidad, el día en que Jesús vino al mundo. Pero tenemos que designar un día para celebrar el

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135 Dios planeó nuestra salvación

nacimiento de Jesús. Por cierto, mi corazón se llena de amor y agradecimiento cuando pienso en Jesús.

Me siento agradecido cada vez que pienso que el Señor hizo planes detallados por nosotros. Hemos predicado el Evangelio en gran medida este año. El Señor dijo: «Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5, 17-18). Cuando pienso en este año no tengo palabras para describir cuántas cosas tengo para estar agradecido. Muchos de los pastores, misioneros y creyentes laicos de este mundo han recibido la remisión de los pecados durante todo el año. Nuestros libros han sido enviados a 150 países por todo el mundo y muchas personas están recibiendo la remisión de los pecados. Y estas personas estarán predicando este Evangelio bendito a todos sus conocidos. No puedo expresar con palabras lo agradecido que estoy a Dios cuando pienso en estas cosas.

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SERMÓN

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137 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

Debemos creer en la justicia de Jesús

correctamente a través de la Palabra de Dios

< Lucas 1, 39-55 >

«En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá

lo que le fue dicho de parte del Señor. Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre».

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138 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

¿Qué relación hay entre María y el nacimiento de Jesús?

El ángel Gabriel se le apareció a la virgen María

y le habló seis meses después de que Isabel hubiese concebido a Juan el Bautista. Justo antes del pasaje de las Escrituras de hoy, está escrito: «Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de

Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia» (Lucas 1, 26-38).

En ese momento habían pasado seis meses desde que Isabel concibió a Juan el Bautista en su vientre. María creyó en la Palabra de Dios, pero tuvo valor, creyó y aceptó esta Palabra porque la escuchó de su parienta Isabel, quien era estéril, y había concebido un hijo por el poder de Dios. Cuando María escuchó que habían pasado seis meses desde que Isabel concibió, confesó lo siguiente: «He aquí la

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139 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lucas 1, 38).

El ángel le dijo María: «María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo». Esto significa que el Hijo de Dios nació del cuerpo de María. Al escuchar esto, María consideró que según la lógica humana eso no podría ocurrir. Pero el ángel Gabriel le dijo: «Tu parienta Isabel era estéril, pero el Señor le ha hablado y ha concebido un hijo. Fue concebido hace seis meses. La Palabra de Dios puede hacer lo imposible. Dios ha prometido obrar a través de tu cuerpo». María aceptó la Palabra diciendo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lucas 1, 38). Confesó que si era la voluntad de Dios se cumpliría. El ángel se fue y María fue a casa de Zacarías.

Entonces la historia continúa: «Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la

criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor» (Lucas 1, 41-45). Isabel le dijo esto a María.

María escuchó la Palabra de Dios a través del ángel Gabriel y confesó: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lucas 1, 38) y fue a visitar a Isabel. El bebé que había en el vientre de Isabel sabía que María había venido y saltó de alegría. Isabel le dijo a María: «Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque

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140 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor» (Lucas 1, 42-45). María había escuchado la Palabra a través del ángel ese mismo día e Isabel ya sabía lo que le había ocurrido a María. Dios también se lo dijo a ella.

Isabel y María se vieron. Isabel sabía que nuestro Señor vendría a este mundo a través de María y dijo que la mujer que cree está bendita. Isabel le dijo a María: «¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lucas 1, 43-45). Isabel también sabía que María había concebido a Jesucristo, el Hijo de Dios Padre. Así que María habló inspirada por el Espíritu Santo.

Mis queridos hermanos, es un principio natural que los hombres y las mujeres tengan hijos. Pero Isabel sabía que el hijo que María había concebido fue concebido en el momento en que María aceptó la Palabra de Dios diciendo: «Hágase en mí según tu palabra» (Lucas 1, 38). María estaba prometida a José, que era de la Casa de David, de la tribu de Judá. La casa de David era de la tribu de Judá y José

también lo era por tanto. Isabel era descendiente de Aarón de la tribu de Leví, y su marido Zacarías también. Por tanto, el Sumo Sacerdote de la tierra vino al mundo a través de un descendiente de Aarón y el Rey de reyes nació a través de la virgen María que estaba prometida a un hombre de la casa de David.

Jesús vino a este mundo como Sumo Sacerdote del Cielo y no como Sumo Sacerdote de la tierra. Nos salvó al ser bautizado y tomar nuestros pecados, morir en la Cruz, y al ser resucitado de entre los muertos. Esto ocurrió porque Dios lo estableció de esa manera.

María estaba llena de la gracia del Espíritu Santo y profetizó como Isabel y Zacarías. En los versículos 46-55 María dijo: «Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; santo es su nombre, y su misericordia es

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141 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

de generación en generación a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia de la cual habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para siempre».

María alabó al Señor, confesando su fe diciendo: «Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador» (Lucas 1, 47). Isabel y María sabían que eran humildes ante Dios y por tanto estaban agradecidas porque el Señor las había utilizado.

La Biblia dice que el Señor esparció a los orgullosos en la imaginación de sus corazones

Jesucristo nació en este mundo a través de

María y la Biblia dice que esparció a los orgullosos

en la imaginación de sus corazones. En otras palabras, Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a este mundo como el Salvador, mostró Su poder y esparció a los orgullosos en la imaginación de sus corazones. Dios esparce a los que son orgullosos. Los envía al Seol, es decir, al infierno. La Biblia dice que ha rebajado a los poderosos de sus tronos.

Mis queridos hermanos, ¿quién es más poderoso que el Señor? Nadie. No hay nadie en este mundo que sea más poderoso que el Señor. «Y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos» (Lucas 1, 52-53). Todas estas cosas ocurrieron en el mundo porque el Señor vino. Exaltó a los humildes, los hizo hijos de Dios, pero esparció a los orgullosos en la imaginación de sus corazones. Rebajó a los poderosos de sus tronos y los partió en pedazos con un martillo de hierro; llenó a los hambrientos con cosas buenas y vació a los ricos.

Alejandro Magno era un gran rey porque hizo muchas proezas. Sin embargo, cuando murió, dijo: «Aunque he conquistado muchos países y he vivido

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142 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

como rey de este imperio, me ha llegado la hora de morir. Haced agujeros en ambos lados de mi ataúd y sacad mis brazos por los agujeros y enseñárselo a la gente. He conquistado este mundo y me llaman Alejandro Magno, pero voy a morir sin nada». Así que se dice que los brazos de Alejandro Magno estaban fuera del ataúd en su funeral. Quería demostrarle a la gente que, aunque había conquistado muchos territorios, recibió el apodo de Magno y tuvo mucho poder en el mundo, cuando murió no tenía nada.

Mis queridos hermanos, todas estas cosas se cumplieron cuando el Señor vino a este mundo. Si no hubiese venido, los ricos seguirían siendo ricos, los orgullosos en la imaginación de sus corazones seguirían siendo orgullosos hasta que fueran al infierno. Los humildes seguirían siendo humildes, y los que tienen hambre y sed serían miserables para siempre. Pero el Señor vino y rechazó a los orgullosos, exaltó a los pobres y llenó a los hambrientos con Su poder. En otras palabras, la gente

que cree en la gracia de la salvación, es decir el Evangelio de la remisión de los pecados, recibe estas bendiciones ante el Señor. Solo el Señor puede hacer estas cosas. Todos estos eventos ocurrieron en el mundo porque Jesucristo vino al mundo a través de María. El Señor hizo estas cosas por Su propio poder.

María dijo que el Señor consideró a los humildes

María alabó al Señor diciendo: «Engrandece mi

alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones». Esta fue su confesión de fe. Mis queridos hermanos, tenemos el mismo tipo de fe que María. Nuestra confesión de fe es la misma que la de María. Nuestras almas alaban al Señor y nuestros espíritus se regocijan en Él. Nos regocijamos por Él. El Señor consideró nuestra

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143 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

humildad y nos hizo hijos Suyos. Nosotros éramos personas humildes, pero el Señor nos exaltó. De la misma manera en que María reconoció ante el Señor que era una sierva humilde, todos los que hemos encontrado al Señor somos humildes por naturaleza.

Al principio no teníamos gozo ni ninguna meta en la vida. No teníamos una respuesta para la pregunta de qué es la vida. Éramos personas humildes. Éramos personas humildes que no tenían ninguna meta en la vida y vivían solo para comer. Pero el Señor nos bendijo al encontrarnos a los humildes. La Biblia dijo: «Santo es su nombre, y su misericordia es de generación en generación a los que le temen» (Lucas 1, 49-50). Este pasaje significa que el Señor nos dio la salvación eterna a los que reconocemos a Dios y Su Palabra, y la aceptan tal y como es. La gente recibe la misericordia de Dios y es salvada de generación en generación si es humilde y obedece la Palabra de Dios sin pedir explicaciones como María, quien dijo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lucas 1, 38).

Dios salvó a este tipo de personas. María dijo: «Hizo proezas con su brazo;

esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos» (Lucas 1, 51-52). El Señor esparció a los soberbios ante Dios. Los ricos y los que creen en el poder de este mundo son rebajados y van al infierno. Los orgullosos, como los hombres poderosos, que solo dependen del poder del mundo y no obedecen a Dios, van al infierno.

Debemos pensar en lo que Dios ha dicho. Debemos escuchar la Palabra de Dios y debemos obedecer la Palabra cuando las Escrituras lo dicen. El Señor dijo: «El precio del pecado es la muerte» (Romanos 6, 23) y una persona será juzgada e irá al cielo si tiene pecados. Los que reconocen estas Palabras serán salvados ante Dios. Romanos 6:23 dice: «El don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor». Somos personas que no pueden evitar ir al infierno. Pero creemos en el hecho de que somos salvados y obtenemos la vida eterna si

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144 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y la Palabra de Verdad. Somos salvados si el Señor dice que nos ha salvado a través del Evangelio del agua y el Espíritu, la Palabra de la Verdad. Estamos salvador si el Señor dice que nos ha salvado, pero no podemos ser salvados por mucho que queramos si dice que no nos ha salvado. Mis queridos hermanos, la gente que reconoce a Dios y Su Palabra está salvada por Su misericordia, pero los que no le reconocen no reciben Su gracia.

La gente humilde ha sido salvada cuando el Señor vino al mundo y cumplió la justicia de Dios.

Estas cosas no ocurrieron antes de que el Señor

viniese a este mundo. El Señor hizo que los orgullosos se llenasen con su orgullo hasta que muriesen; los ricos siguiesen siendo ricos hasta la muerte; los poderosos disfrutaran de su poder hasta

morir; e hizo que el poder de los poderosos se pasase de generación en generación. El Señor vino a este mundo en este contexto. Redimió los pecados de la humanidad y nos salvó de ellos. Por tanto, los que tiene poder y los ricos que son orgullosos y poderosos son juzgados ante el Señor. El Señor los juzga por sus pecados. Pero los humildes son salvados y exaltados.

De vez en cuando pienso en cómo soy. Hay un dicho coreano que dice: «Una rana no se acuerda de cuando era un renacuajo». Pero pienso en cuando comencé a ser cristiano todo el tiempo. Hace mucho tiempo, creía en Jesús pero todavía tenía pecados. Era una persona humilde que estaba perpleja con todos los problemas del pecado de mi corazón.

Mis queridos hermanos, las personas que tienen pecados en sus corazones son humildes. No son hijos de Dios y no pueden recibir respuesta a sus oraciones. Yo era una persona miserable, incluso según los criterios del mundo. No tenía nada que comer porque mis padres eran víctimas de una secta y habían

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donado todo su dinero. Era una persona humilde. Después de nacer de nuevo, mi hermana mayor

murió. Así que conocí a mis sobrinos. Ellos también eran muy humildes, pero no lo sabían. Yo también era así hace mucho tiempo. Cuando crecí, intenté hacer algo pero no tenía dinero, poder, ayuda, o nada. Ahora estoy salvo porque creo en la justicia de Dios después de haber conocido al Señor, pero sigo siendo igual de humilde. La gente es muy humilde. Si el Señor no existiese y cuidase de nosotros, seríamos humildes para siempre porque éramos seres humildes desde el principio.

María dijo que era una sierva humilde para demostrar su humildad, pero lo era en realidad. En aquel entonces, Israel era una colonial bajo el poder de Roma. La gente de Israel vendía sus servicios a otros ciudadanos para subsistir. Sus vidas no tenían esperanza. Mi vida era así. A pesar de mi apariencia física o mi situación económica, era humilde. Me examinaba cada día y me deprimía por mis pecados. Pensaba que debía leer libros porque creía que era lo

que uno debía hacer cuando no sabía nada, pero no tenía dinero para comprarlos. Así que iba a la librería local y leía libros cuando tenía tiempo. Solía leer libros todo el día y me iba a casa cuando oscurecía. En aquel entonces no pasaba nada por pasar el día entero leyendo. Era humilde por los pecados de mi corazón aunque leyese o estudiase mucho.

A menudo compraba libros después de haber ahorrado mi dinero para la comida. Hoy en día puedo comprar comida para otras personas, pero hace mucho tiempo tenía que guardarme el dinero para la comida si quería comprar libros. Quería comer pero no podía. En aquel entonces los restaurantes para los ricos y los pobres estaban separados. La diferencia es como el día y la noche entre los que tienen dinero pero escogen ir a un restaurante barato y los que no tienen más remedio que ir a un restaurante barato. La gente es muy miserable si tiene que ir a restaurantes baratos porque no tiene dinero. No son miserables por lo que comen, sino porque todo es más humilde porque sus corazones son pobres y humildes porque

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no tienen dinero. Mis pensamientos eran muy humildes en aquel entonces.

En aquel entonces estaba muy confundido y vacío por mis muchos pensamientos. El Apóstol Pablo dijo: «Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno» (Romanos 12, 3). Pero yo solía pensar una y otra vez cuando no podía llegar a una conclusión. Cuando pensaba en un problema una y otra vez, no podía encontrar la respuesta por mucho que pensara en ese problema y sentía que me estaba volviendo loco.

Por ejemplo, hace mucho tiempo, pensaba en cómo no podía tener pecados. Pensaba que tenía pecados en mi corazón y me preguntaba si Dios miraba hacia otro lado para no ver mis pecados. Esto no tenía mucho sentido. Durante mucho tiempo me sentía miserable. Era pobre, pero esa no era la razón por la que era miserable; sino que la razón era que no

tenía una respuesta para el problema de mis pecados. ¿Acaso la gente está bien si come y vive bien?

¿Está bien si conduce un coche bonito? Las personas son fundamentalmente miserables. No tienen nada. Las personas que no han recibido la remisión de los pecados viven en vano y mueren sin nada. Mueren y van al infierno después de nacer con pecados, cometer más pecados y no poder recibir la remisión de los pecados. Así que son personas sin esperanza.

¿Qué dijo María acerca de sí misma? Dijo que era una esclava. Dijo que el Señor exalta a los humildes. Dijo que el Señor la convirtió en hija de Dios y que todas las generaciones siguientes la llamarían bendita. Nosotros sabemos que María es una mujer bendita. Pero María no es un dios. Dios nos creó y nos hizo hijos de Dios al exaltarnos, de la misma manera en que convirtió a María en Su hija. Nos ha exaltado de verdad.

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147 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

El Señor salvó a las personas humildes La Biblia dijo: «Ha llenado a los hambrientos

con cosas buenas». Es cierto. Estamos llenos cuando leemos la Palabra de Dios, cuando la predicamos y cuando la compartimos con otras personas. No debemos interpretar este pasaje en términos físicos solamente; el Señor nos está diciendo cosas espirituales primero. Por tanto, esto significa que ha llenado nuestras almas con Su justicia. Hemos recibido la remisión de los pecados porque el Señor nos hizo conocer Su justicia y creer en ella. Mis queridos hermanos, Dios hizo obras justas por nosotros y hemos sido salvados al conocer estas cosas y creer en ellas. Esta justicia está en nuestros corazones. La hemos guardado en nuestros corazones. Nos hemos convertido en hijos de Dios a través de esta Palabra. También sabemos que iremos al Reino del Señor en el futuro. Hemos sido llenados con cosas buenas.

Si leemos Mateo 5, vemos: «Bienaventurados

los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5, 6). Esto significa que la gente que quiere hacer obras justas las harán después de creer en la justicia de Dios que es el Evangelio del agua y el Espíritu.

Mis queridos hermanos, Dios salvó a los israelitas, nos salvó a nosotros, exaltó y bendijo a María y nos exaltó y bendijo a nosotros. Nosotros deberíamos ser bendecidos como María cuando Dios le mandó un ángel: somos benditos como ella fue llena del Espíritu Santo y profetizó. Pero la gente no que no cree es desechada y destruida en vez de recibir estas bendiciones. Las personas que son orgullosas ante Dios, los que no creen en el Evangelio del agua y el Espíritu aunque Dios lo comunique, los que son tercos pensando que son el pueblo de Dios a pesar de tener pecados, y los que dicen que su fe es correcta en sus respectivas denominaciones, todas esas personas van al infierno.

La Biblia dice que Jesucristo es la piedra de tropiezo. Jesús dijo que la gente que cree en Él es

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148 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

salvada, obtiene la vida eterna y recibe todas las bendiciones. Pero las personas son destruidas si no creen en la Palabra de Jesús, se enfrentan a ella con la lógica humana y defienden sus propios pensamientos aunque hayan conocido a Jesús en Su Palabra. Ese tipo de personas son juzgadas por Jesucristo y están malditas eternamente. Así que Jesucristo se convierte en el Salvador de algunas personas, pero otras personas son destruidas cuando le conocen. Si una persona cree en Jesús pero no le conoce correctamente, será arruinada, maldita e irá al infierno. Se queda completamente arruinada en este mundo.

Mis queridos hermanos, estamos muy agradecidos a Dios. De la misma manera en que María confesó que Dios había eliminado sus pecados mediante la Palabra del Señor, creo que lo mismo nos pasará a los que somos humildes, según la Palabra del Señor para la que nada es imposible. Obtenemos la salvación por fe en esa Palabra con la que el Señor nos ha salvado. Después de conocer al Señor y

obtener la salvación pudimos confesar nuestra fe como María. Magnificamos al Señor para siempre y nuestros espíritus se regocijan en nuestro Señor y Salvador.

Mis queridos hermanos, ¿no se regocijan cuando piensan en nuestro Señor? De la misma manera en que el Señor dijo: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4, 4) la Palabra de Dios es lo mejor y las personas que tengan parte en ella disfrutarán de la vida eterna. Estoy muy agradecido a Dios.

Esta Navidad pienso en la manera en la que era antes

Recuerdo una Nochebuena, cuando volví a casa

de la escuela y me fui a la cama porque estaba cansado. Pero todos los santos estaban reunidos en la Iglesia adorando y cantando villancicos por la noche. No puedo explicar lo avergonzado que estaba cuando

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149 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

me di cuenta de que me había quedado dormido. Lo peor fue que mi corazón estaba deprimido en Nochebuena. Aunque había creído en Jesucristo durante mucho tiempo, pensé que Su venida a este mundo no tenía nada que ver conmigo y no me regocijé. Cuando examinaba mi corazón en ese momento, pensaba que era bueno que el Señor hubiese venido pero que eso no tenía nada que ver conmigo. Me sentía avergonzado cuando miraba dentro de mi corazón.

¿Y cómo es ahora? Mi corazón se regocija por mi Salvador. Me regocijo porque vino aunque no sepa cuándo nació en realidad. Mis queridos hermanos, mi corazón se regocija cuando pienso en la venida del Señor a este mundo; y cuando pienso en que fue clavado en la Cruz, derramó Su sangre y murió. Se regocija porque estas cosas son importantes para mí. Antes de nacer de nuevo sentía pena por el Señor, por el dolor que sufrió. Pero ahora me regocijo porque me salvó. Nuestros corazones se regocijan como cuando María dijo: «Y mi espíritu se

regocija en Dios mi Salvador» (Lucas 1, 47). El Señor estaba planeando y preparando la

salvación de la humanidad antes de venir a este mundo. Preparó a Zacarías y a Isabel en la casa de Aarón antes de venir. Isabel era ya mayor, pero concibió a Juan el Bautista por el poder de la Palabra del Señor. El ángel dijo acerca de Juan el Bautista: «Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos» (Lucas 1, 15-16). El Señor preparó a Juan el Bautista e hizo que naciese en el mundo. También preparó a María, le habló y cumplió todas las cosas por Su Palabra.

Dios dijo: «Que haya luz» (Génesis 1, 3) y hubo luz. La Palabra de Dios hizo que todo se crease. Como la Palabra de Dios tiene poder, cuando dijo: «Que los árboles den fruto según su especie, cuya semilla está dentro» (Génesis 1, 11), los árboles crecen y dan fruto con su semilla. Dios creó el universo por Su Palabra, hizo promesas por Su Palabra, vino al mundo encarnado en un hombre y cumplió Su voluntad como lo prometió, y por eso nos

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150 Debemos creer en la justicia de Jesús correctamente a través de la Palabra de Dios

habla a través de Su Palabra escrita y Su voluntad. Dios salva a las personas a través de Su Palabra.

Dios envió a un ángel a Zacarías e Isabel y este ángel les dijo lo que está escrito en la Biblia, por lo que Dios salva a los que creen según esta Palabra. Así que Dios es el Dios de la Palabra. Planeó, preparó y cumplió nuestra salvación. Le doy gracias al Señor sinceramente. El Señor es el Rey de reyes que preparó a Juan el Bautista, María y José para salvarnos. Preparó a estas personas y cumplió nuestra salvación en Su tiempo.

Dios habló a través del profeta Isaías: «He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel» (Mateo 1, 23; Isaías 7, 14). Dios prometió que se encarnaría en un hombre y nacería a través de una virgen. Cuando llegó el momento, vino como nuestro Salvador como había prometido. Se convirtió en nuestro Salvador al tomar todos nuestros pecados a través de Su bautismo, al ser clavado en la Cruz, derramar Su sangre y morir. El Señor está vivo. Vive eternamente. Vive en

nosotros con Su Palabra por el Espíritu Santo. Le doy gracias a Dios.

Mis queridos hermanos, lo que debemos saber y meditar esta Navidad es que Dios preparó a muchas personas antes de enviar a Jesucristo a este mundo. Debemos saber esto y darle gracias a Dios.

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SERMÓN

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152 ¿Qué significa caminar con Dios?

¿Qué significa caminar con Dios?

< Lucas 2, 40-52 >

«Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre. Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos; pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus

respuestas. Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Más ellos no entendieron las palabras que les habló. Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres».

¿Dónde podemos encontrar a Jesús? ¿Dónde podemos encontrar a Jesucristo?

Podemos encontrar a Jesús en Su justicia y Él es Dios mismo. Los santos pueden encontrar a Dios solamente en Su justicia. La justicia de Dios implica que nuestro Señor tomó nuestros pecados sobre Sí

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153 ¿Qué significa caminar con Dios?

mismo al ser bautizado, y que los que creen en ella no tienen pecados y encuentran a Dios. Esto significa que Dios ha borrado nuestros pecados completamente con el Evangelio del agua y el Espíritu. Siempre habíamos sido pecadores, pero para dejarnos sin pecados, nuestro Señor Dios tomó todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista y los eliminó con Su justicia. Cuando nos damos cuenta de esto podemos encontrar al Señor.

Mientras vivimos nuestras vidas ocupadas en este mundo, nos olvidamos de que hemos recibido la remisión de los pecados gracias a la justicia de Dios. En muchos aspectos de nuestras vidas, nos olvidamos de que el Señor está caminando con nosotros. Mis queridos hermanos, ¿cuál piensan que es el camino para caminar con nuestro Señor? ¿Dónde podemos encontrar al Señor, y vivir con Él? En la Iglesia donde estamos viviendo ahora. Al cumplir la justicia de Dios, nuestro Señor quitó los pecados de nuestros corazones, y gracias a su justicia, somos miembros de la Iglesia sin pecados por fe. Podemos encontrar a

Dios y caminar con Él por fe en esta salvación mediante la que nuestro Señor tomó todos nuestros pensamientos falsos y nuestros pecados para siempre al ser bautizado por Juan el Bautista y al redimirlos para siempre.

Mis queridos hermanos, ¿están convencidos de que el Señor eliminó todos nuestros pecados, incluyendo los más pequeños, a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista? Levítico 2, 4-6 dice: «Cuando ofrecieres ofrenda cocida en horno, será de tortas de flor de harina sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite. Mas si ofrecieres ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite, la cual partirás en piezas, y echarás sobre ella aceite; es ofrenda». Esto implica que el Señor tomó todos nuestros pecados. Cuando conocemos la justicia de Dios y creemos en ella, podemos conocer al Señor y caminar con Él.

Es extremadamente importante darnos cuenta de que nuestro Señor borró para siempre los pecados del

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154 ¿Qué significa caminar con Dios?

mundo al ser bautizado por Juan el Bautista y derramar Su sangre. ¿Cómo ha erradicado el Señor los pecados de la humanidad para siempre? Jesús, Dios mismo, completó esta obra al venir al mundo para salvarnos de los pecados del mundo, aceptar todos nuestros pecados a través del bautismo recibido por Juan el Bautista a los 30 años, y derramar Su sangre. Así es como nos ha dejado sin pecados para siempre. El Señor nos ha salvado para siempre al cargar con todos los pecados del mundo a través de Su bautismo y derramar Su sangre en la Cruz para pagar la condena de los pecados del mundo. Al levantarse de entre los muertos al tercer día se ha convertido en el Señor de la vida eterna para nosotros.

Si no creen en esto y creen que el Señor solo eliminó su pecado original, ¿cómo pueden ser lavados de todos los pecados que cometen por sus insuficiencias? Si una persona cree que el Señor tomó el pecado original solamente, no puede caminar con el Señor. Aún peor, seguirá siendo un enemigo del Señor porque no saben que es el Salvador que les

dio la justicia de Dios. Con el Evangelio del agua y el Espíritu el Señor ha borrado todos nuestros pecados, hasta el más pequeño de todos, y todas las iniquidades cometidas con nuestros corazones y acciones. Cuando nos damos cuenta de esto podemos recibir la redención eterna de los pecados. Entonces podemos conocer al Señor, estar más cerca de Él y caminar con Él.

Jesús en el Templo En el pasaje de las Escrituras de hoy, podemos

ver que los padres carnales de Jesús fueron al Templo de Jerusalén durante la Pascua. Jesús también participó en la Pascua cuando tenía doce años. Después de terminar todos los rituales de la Pascua, José y María volvieron a casa con un grupo numeroso de personas. Pensando que el niño Jesús les seguía, iban de camino a su casa hablando con sus vecinos sobre todo lo que habían hecho en Jerusalén.

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155 ¿Qué significa caminar con Dios?

Después de viajar durante algún tiempo se dieron cuenta de que Jesús no estaba con ellos. Los padres habían pensado que, como el niño ya tenía doce años, no tendría problema en seguirles y por eso iban hablando con sus vecinos sin preocuparse, pero de repente se dieron cuenta de que el niño no estaba con el grupo.

Preocupados, José y María buscaron al niño antes de volver al Templo de Jerusalén para buscarle. Cuando fueron al Templo encontraron al niño Jesús, de tan solo doce años, sentado cara a cara con los expertos de la Ley que estaban conversando con Él. María y José encontraron a Jesús en el Templo.

Este pasaje habla a los santos y siervos de Dios que han encontrado a Jesucristo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Solemos asumir que como hemos recibir la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu el Señor está caminando con nosotros. Sin embargo, mientras seguimos viviendo nuestras vidas de fe después de nacer de nuevo, por alguna razón nos sentimos como

si el Señor no estuviese con nosotros; como si estuviésemos solos. En otras palabras, en nuestros asuntos diarios, a veces nos sentimos solos y juzgamos con nuestras propias ideas, tomamos nuestras propias decisiones y actuamos por nuestra cuenta.

¿Por qué? Porque no hacemos la obra de Dios con los demás miembros de la Iglesia de Dios. Porque, aunque en nuestros corazones creemos que el Señor es nuestro Salvador, nos alejamos de la Iglesia de Dios que nos da el agua de la salvación. Cuando nos alejamos de la Iglesia de Dios o de la Palabra que fluye de ella, nos damos cuenta de que estamos solos. Así que, en vez de caminar con el Señor, todos nosotros debemos intentar hacer la obra de Dios por nuestra cuenta. En ese caso, ¿cómo podemos compartir la Palabra unidos con Jesucristo? Es imposible.

En momentos como este, debemos reconocer una vez más que nuestro Señor tomó todos nuestros pecados para siempre al ser bautizado por Juan el

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156 ¿Qué significa caminar con Dios?

Bautista, y debemos unirnos al pueblo de Dios. Debemos admitir el hecho de que nuestro Señor cargó con todos nuestros pecados, ya sean graves o pequeños, ya se hayan cometido con nuestros pensamientos, corazones o acciones, ya nos demos cuenta de ellos o no, y aunque no los reconozcamos. Debemos acercar nuestros corazones a la Iglesia de Dios y unirnos a nuestros corazones con la Iglesia. Esto es lo que implica la historia de cuando los padres carnales de Jesús le encontraron en el Templo. Si estamos demasiado distraídos con nuestros problemas, los pecados de la carne saldrán de nuestros corazones pronto. Si viven así, están siguiendo sus propios deseos carnales en vez de caminar con el Señor, pero aún así piensan que están caminando con el Señor.

Admitan incluso los pecados más pequeños ¿Dónde podemos conocer al Señor quien ha

cumplido toda la justicia de Dios? Podemos conocer al Señor en la Iglesia de Dios que predica el Evangelio del agua y el Espíritu. Para conocer al Señor, debemos reconocer Su justicia que eliminó incluso los pecados más pequeños. Sin embargo, solemos vivir día a día sin admitir nuestra culpa. Aunque nuestro Señor tomó todos nuestros pecados, a veces no nos tomamos en serio los pecados pequeños que cometemos todos los días e ignoramos la justicia del Señor que ha redimido nuestros pecados. Como resultado, acabamos perdiendo la justicia de Dios y perdiendo el rumbo.

Sin embargo, el Señor tomó todos nuestros pecados a través de Su bautismo, incluso los más pequeños de todos. Debemos darnos cuenta de que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu y por eso nuestros pecados han sido redimidos y nos hemos convertido en personas sin pecados, y por eso debemos recordar esto siempre. Podemos encontrar al Señor de la justicia. De la misma manera en que María y José encontraron al Señor en el Templo,

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157 ¿Qué significa caminar con Dios?

cuando nos damos cuenta de que no tenemos pecados, podemos seguir al Señor de la justicia y caminar con Él.

¿Cuándo perdemos la justicia del Señor? Cuando nos olvidamos del hecho de que el Señor eliminó incluso los pecados que cometemos todos los días. En momentos como este nos sentimos lejos del Señor. No debemos olvidar que el Señor tomó todos los pecados al ser bautizado. Todos los días, debemos recordar el hecho de que no hay pecados en nuestros corazones. Entonces podemos conocer al Señor sin pecados, estar cerca de Él y ser guiados por Él.

El lugar donde encontramos al Señor está dentro del Evangelio del agua y el Espíritu, en el Templo santo. El Templo santo era el lugar donde los israelitas, que cometían pecados todos los días, se encontraban con Dios con sus sacrificios. Por tanto, nosotros podemos encontrarnos con el Dios santo que ha redimido nuestros pecados cuando reafirmamos el Evangelio del agua y el Espíritu que ha borrado nuestros pecados, y cuando creemos que el Señor ha

borrado todos los pecados del mundo, que los tomó sobre Sí mismo y que los ha eliminado aunque nuestros corazones vayan por el mal camino y por eso nuestros corazones pueden ser santos siempre.

Este tipo de fe nos permite estar cerca del Señor. A través de Su bautismo, el Señor tomó nuestros pecados para siempre. Por eso podemos caminar con el Señor santo desde el momento en que confirmamos que no tenemos pecados y que el Señor los ha eliminado. Entonces podemos caminar con el Señor y ser guiados por Él en nuestras vidas, sin perder Su justicia.

Después de creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, ¿no se han olvidado a veces de la justicia del Señor y han hecho cosas según sus deseos? María perdió al niño Jesús cuando volvía de Jerusalén pero no tenía ni idea. Pensaba que Jesús estaba con su grupo. ¿Acaso nosotros no vivimos vidas como esta? Al darnos cuenta de que el Señor ha borrado todos nuestros pecados, podemos encontrar al Señor una vez más, estar más cerca de Él y caminar con Él. El

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158 ¿Qué significa caminar con Dios?

Evangelio es lo que hace posible que conozcamos al Señor y caminemos con Él. Como el Señor ha borrado nuestros pecados, cuando nos damos cuenta de que estamos sin pecados, podemos caminar con el Señor. Cuando nos damos cuenta de que nuestros corazones están limpios y sin pecados, podemos caminar con el Señor todo el tiempo.

Aunque ahora no tenemos pecados, seguimos siendo insuficientes y seguimos cometiendo pecados constantemente. Sin embargo, debemos entender que el Señor eliminó todos esos pecados. Si no nos damos cuenta de esto no podemos caminar con el Señor aunque hayamos recibido la remisión de los pecados. Como hay suciedad en nuestros corazones, no podemos evitar perdiendo de vista al Señor y caminando solos. Por eso debemos volver a afirmar el hecho de que no hay pecados en nuestros corazones constantemente. Debemos confirmarlo siempre. Esta es la vida de fe que debemos vivir mientras caminamos con el Señor.

Al principio de este sermón hemos leído el

pasaje de Levítico 2, 4-6 y el pasaje siguiente dice: «Y traerás a Jehová la ofrenda que se hará de estas cosas, y la presentarás al sacerdote, el cual la llevará al altar. Y tomará el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo hará arder sobre el altar; ofrenda encendida de olor grato a Jehová» (Levíticos 2, 8-9). Está escrito que los sacerdotes tenían que tomar la porción memorial de la ofrenda de grano y quemarla en el altar. Entonces el Señor Dios la aceptaba como un aroma dulce.

Mis queridos hermanos, todos los que hemos recibido la remisión de los pecados somos sacerdotes ante Dios. Cuando reconocemos que el Señor tomó todos nuestros pecados, cuando nos damos cuenta que eliminó los pecados que cometemos con nuestros pensamientos, corazones y acciones, cuando creemos que el Señor los ha eliminado por completo, y cuando afirmamos continuamente que estamos sin pecados, podemos hacer nuestra tarea de sacerdotes, vivir con fe y caminar con el Señor. Cuando entendemos que el Señor eliminó nuestros pecados,

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159 ¿Qué significa caminar con Dios?

incluso los más pequeños, podemos caminar con Él. Sin embargo, si pensamos: «El Señor tomó todos estos pecados pequeños, ¿en qué más tengo que pensar?» La respuesta es bien simple: “No tengo pecados” y no confirmamos la Verdad todos los días, la suciedad se acumulará en nuestros corazones, nos apartaremos de la gracia del Señor y actuaremos por nuestra cuenta.

Limpien sus corazones con fe Un espejo refleja las imágenes bien cuando está

limpio, pero cuando está sucio, el reflejo parece más sucio de lo que es. Lo que está limpio debe mantenerse limpio. Mis queridos hermanos, gracias al Señor, hemos sido redimidos mediante la remisión de los pecados. El Señor eliminó todos nuestros pecados. Todos los pecados del mundo. Al tomar todos nuestros pecados que eran tan espesos como las nubes, nos dejó sin pecados. Nuestros corazones

están tan claros como un espejo. Aunque tengamos polvo en nuestros corazones, debemos saber que el Señor ha eliminado nuestros pecados.

Entonces podemos dar gracias a Dios siempre. Podemos orarle y estar cerca de Él. Podemos caminar con el Señor siempre. Nuestros corazones tienen el deseo de orar al Señor y caminar con Él y podemos caminar si dejamos que nos guíe. Así que en toda ocasión oramos: «Señor, ¿qué puedo hacer? Ayúdame y protégeme».

Mis queridos hermanos, el Señor dijo que cuando estemos ante Él en Su Templo, caminaremos con Él. Como somos personas nacidas de nuevo, podemos vivir con fe. Nuestro Señor hizo que este pasaje esté escrito en la Biblia para los que los que nos hemos convertido en el pueblo de Dios podamos encontrar el camino a casa y volver a nuestro nido. Aunque la mayoría de los cristianos piensan que están caminando con el Señor en sus vidas de fe, en realidad están viviendo por su cuenta, según sus deseos. Por tanto, a través de la Palabra, el Señor está

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160 ¿Qué significa caminar con Dios?

explicándonos la manera en la que los cristianos podemos encontrar al Señor de nuevo y caminar con Él en el Templo, en el Evangelio.

Mis queridos santos, ¿acaso no tomó el Señor nuestros pecados? Sí, los tomó todos. El Señor tomó los pecados grandes que admitimos y también los pecados pequeños. Sin embargo, solemos no admitir esos pecados pequeños. Esto es incorrecto, ya que debemos admitir incluso los pecados más pequeños y triviales. Como sabemos que el pecado es pecado, ya sean grandes o pequeños, no debemos ignorarlo, sino que debemos creer que el Señor tomó todos los pecados.

Sin embargo, los que han cometido muchos pecados graves, cuando cometen pecados pequeños, no se los toman en serio ni los admiten sinceramente, sino que asumen a ciegas que el Señor los eliminó también. Piensan que, como el Señor tomó todos sus pecados grandes, también eliminó los pequeños. Sin confirmar esta realidad, dicen: «Bueno, el Señor tomó todos nuestros pecados de todas formas». De

esta forma llevan sus pecados en un rincón de sus corazones y cuando les pesan, piensan que el Señor también los eliminó. Muchas personas no se toman en serio sus pecados pequeños y piensan que es natural que el Señor los haya borrado, ya que eliminó los grandes también y que como la Biblia también dice: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» y por eso todos los pecados del mundo están incluido en el pecado del mundo. No quieren pensar más en eso.

Sin embargo, en realidad estos pecados pequeños nos llenan de oscuridad y nos hacen separarnos del Señor. Cuando los pecados graves nos molestan, solemos resolver este problema rápidamente. Por tanto, debemos recordar que no nos separamos del Señor por nuestros pecados graves, sino por nuestros pecados pequeños. Cuando no podemos ver las cosas pequeñas correctamente, no podemos vivir una vida santa como cristianos y acabamos separándonos del Señor. Así que, sin saber dónde perdimos al Señor nos preguntamos por qué

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161 ¿Qué significa caminar con Dios?

somos tan miserables cuando creemos en el Señor. Además, cuando oramos, solo oramos por obligación en vez de por necesidad y entonces vemos que nuestra vida de fe es letárgica.

¿Por qué pasa esto? Porque no han ofrecido una ofrenda de grano. Por eso no pueden caminar con el Señor en cada paso que dan.

Nuestro Señor es Jesucristo Jesús es claramente el hijo de María, nacido de

su cuerpo. Sin embargo, aunque Jesús nació del cuerpo de María, no fue concebido por ella y por José. Jesús no nació por medios humanos, sino que Dios, el Creador, nació al tomar prestado el cuerpo de un ser humano para salvar a la humanidad.

La Biblia dice que el niño Jesús, con tan solo doce años, tuvo una conversación con los grandes estudiosos de la Ley en el Templo. Está escrito: «Y aconteció que tres días después le hallaron en el

templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas».

Cuando llegaba la Pascua, todos los estudiosos de la Ley en Israel se reunían en el Templo. Jesús tenía doce años en aquel entonces, y por eso en términos actuales, no era más que un niño de sexto curso. María y los que estaban reunidos en el Templo estaban asombrados de ver a un niño tan pequeño manteniendo una conversación con expertos de la Ley y contestando sus preguntas. Después de todo, Jesús solo era un niño entonces. ¿Cómo podía haber aprendido tanto acerca de la Ley, llegado a ser un experto y haber sabido todo acerca de las Escrituras? Sin embargo, no debemos olvidar el hecho de que Jesús es Dios, quien creó el universo y todo lo que hay en él con Su Palabra. Es omnisciente y omnipotente y vino en la carne de un hombre durante un tiempo para salvarnos por Su amor. El protagonista principal de la Biblia es Jesucristo.

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162 ¿Qué significa caminar con Dios?

María encontró a Jesús en el Templo. Esto implica que nosotros debemos encontrar a Jesús en el Templo. Hemos recibido la remisión de los pecados en el altar de los holocaustos donde el Señor ofreció un eterno sacrificio por nosotros. Gracias al Evangelio, hemos eliminado todos nuestros pecados. Jesús fue bautizado como Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo y cumplió toda la justicia. La Biblia dice: «Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado» (Hebreos 10, 18). El Evangelio a través del que Jesús ha redimido nuestros pecados, es decir el altar de los holocaustos, es donde hemos encontrado al Señor santo. Mis queridos hermanos, todos los pecados deben ser condenados sin excepción, ya sean grandes o pequeños. Pero el Señor los eliminó todos.

Sin embargo, en nuestras mentes no pensamos mucho acerca de nuestros pecados. Aunque el Señor tomó todos estos pecados al ser bautizado y fue condenado a muerte por ellos, nosotros no pensamos mucho en ellos. Así que acabamos siendo

indiferentes a estos pecados. Acabamos cayendo en un estilo de vida de fe que no ve correctamente. Para escapar de esta vida de fe debemos entrar en el Templo de nuevo. Debemos volver a afirmar y reconocer que el Señor tomó todos nuestros pecados, cometidos intencionalmente o sin querer, incluyendo esos pecados que no tomamos en serio. Debemos darnos cuenta de que nuestros pecados no tienen pecados. Cuando nos damos cuenta de que no hay pecados en nuestros corazones, nuestra conciencia está libre de pecados, podemos confiar en el Señor, encontrarle y estar cerca de Él. Si nuestros corazones no están limpios, ¿cómo podemos estar cerca de Él?

Pasemos a 1 Juan 3, 21-22: «Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él». Este pasaje dice que si nuestros corazones no tienen nada por lo que ser condenados por Dios, tendremos la confianza de

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163 ¿Qué significa caminar con Dios?

acercarnos a Dios y recibiremos todo lo que le pidamos al Señor.

¿Qué debemos hacer si queremos que nuestros corazones no tengan nada por lo que ser condenados? Debemos admitir nuestros pecados y lavarlos al reafirmar la Verdad del Evangelio cuando nos demos cuenta de nuestros pecados. Si no confesamos todos los pecados que cometemos en nuestras vidas, y los ignoramos, acabaremos perdiendo al Señor. Si esto ocurre, perderemos la confianza ante el Señor y no podremos encontrarle, por lo que lo perderemos para siempre.

Los cristianos somos muy sensible. Aunque parezcamos duros, en realidad somos muy sensibles. Esto se debe a que el Espíritu de Jesucristo que tenemos dentro de nosotros es muy sensible. Podemos estar cerca del Señor y caminar con Él cuando creemos que el Señor eliminó hasta los pecados más pequeños y que no tenemos pecados.

Si no reconocemos que el Señor tomó nuestros pecados, y los ignoramos, no estamos caminando con

Jesús en nuestras vidas, aunque hayamos recibido la remisión de los pecados para entrar en el Cielo. Si hemos nacido de nuevo, tenemos que caminar con el Señor en nuestras vidas. De la misma manera en que María caminó con el Señor cuando fue al Templo en la Pascua, debemos caminar con el Señor hagamos lo que hagamos, ya sean nuestros negocios, nuestros trabajos, nuestras vidas diarias, nuestros proyectos o la obra de Dios. Es absolutamente imperativo que caminemos con el Señor en nuestras vidas. Solo podemos vivir si caminamos con el Señor en este mundo. Si no caminamos con el Señor no somos nada. Los que caminamos con el Señor tenemos honor. Pero los que no caminan con el Señor, aunque hayan recibido la remisión de los pecados, no tienen honor.

Un perro es un animal querido por su dueño cuando camina con él. Un perro sin dueño es un perro salvaje y acaba siendo abusado e incluso ejecutado. Ningún perro sin dueño puede ser querido. Un perro es protegido como mascota si tiene un

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164 ¿Qué significa caminar con Dios?

dueño. Nosotros, cuando caminamos con el Señor, podemos ser santos queridos. Entonces podemos hacer brillar nuestra luz en el mundo como santos queridos. Mis queridos hermanos, si quieren ser honrados, deben caminar con el Señor.

Es posible tener malos deseos y pensamientos en nuestros corazones, y también es posible hacer lo que queramos. Sin embargo, si el Espíritu Santo les dice que algo está mal, deben admitirlo y confirmar que el Señor ha borrado sus pecados. Entonces pueden caminar con el Señor. Mis queridos hermanos, ¿cómo pueden caminar con el Señor? Como somos insuficientes, cometemos errores todos los días. Pero, ¿cuándo nos damos cuenta en nuestras vidas de que el Señor ha eliminado esos errores? ¿Cuánta seguridad tenemos en que nuestros pecados han sido eliminados? Debemos pensar en estas preguntas detenidamente y al entrar en el Templo de nuevo, en el Evangelio con el que el Señor ha borrado todos nuestros pecados, debemos confirmar que el Señor eliminó todos nuestros pecados y encontrar al Señor

y caminar con Él en nuestras vidas. ¿Lo entienden? Nuestros corazones están llenos de oscuridad porque no podemos caminar con el Señor debido a la suciedad que hay en nuestros corazones.

Dos discípulos de camino a Emaús se encontraron con el Señor

Poco después de la resurrección del Señor, dos

de Sus discípulos viajaron a Emaús, y el Señor se encontró con ellos. Sin embargo, aunque el Señor se les apareció a estos dos discípulos de camino a Emaús, no le reconocieron. Cuando pararon cerca de la aldea para pasar la noche, el Señor partió pan con ellos y lo bendijo y les explicó con todo detalle las profecías del Antiguo Testamento y cómo se había cumplido en el Nuevo Testamento. Esto era el Evangelio. Cuando los dos discípulos escucharon el Evangelio, se dieron cuenta de que el que rompió el pan con ellos era Jesucristo, pero entonces Jesús

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165 ¿Qué significa caminar con Dios?

desapareció de su vista. Estos discípulos de Jesús creían en el Señor.

Nacieron de nuevo. Pero a pesar de esto, los dos discípulos no reconocieron a Jesús de camino a Emaús. Habían perdido su vista espiritual completamente y no pudieron reconocerle hasta que partió el pan con ellos. Como estos discípulos, nosotros también perdemos vista del Señor o no le reconocemos a veces. ¿Por qué? El problema no es nuestro Señor, sino nuestros corazones.

¿Cuánto afirmamos el Evangelio? ¿Cuánto meditamos sobre el Evangelio de la misma manera en que un espejo debe limpiarse todos los días? Esto es lo que el Señor nos está pidiendo. Tenemos muchas faltas. No solamente ofendemos a otras personas con nuestros errores, sino que además toleramos muchas cosas malas que entran en nuestros corazones. No podemos evitarlo porque somos seres humanos demasiado débiles, pero por eso debemos reconocer que el Señor tomó nuestros pecados. Esta es la vida correcta que viven los que han encontrado

la Verdad, y la manera correcta de vivir su fe. Esto es de lo que se trata la fe.

Está escrito en el pasaje de las Escrituras de hoy: «Y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?». Esto significa que Jesucristo estaba en casa de Su Padre. Dios Padre quería borrar nuestros pecados y convertirnos en Su pueblo, y Jesucristo cumplió esta voluntad de Dios Padre. Nos salvó de los pecados en esta voluntad. Jesucristo ha hecho todo esto en la voluntad de Dios Padre.

Todo el mundo debe volver al Evangelio del agua y el Espíritu

Para poder conocer al Jesús justo, debemos

volver al Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque

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166 ¿Qué significa caminar con Dios?

hayamos recibido la remisión de los pecados, debemos pensar en el Evangelio del agua y el Espíritu una vez más. Cuando nos examinamos detenidamente, ¿cuántos pecados cometemos en nuestras vidas? Cuando damos testimonio de la salvación después de recibir la remisión de los pecados, siempre hablamos solamente de nuestros pecados pasados. Hablamos de cómo solíamos embriagarnos, hacíamos cosas malas y nos peleábamos. Pero ahora no tenemos pecados porque Jesús tomó todos estos pecados. Pero tenemos que admitir incluso los pecados que cometemos ahora, y debemos dar testimonio de la salvación en el presente y no solo en el pasado. Tenemos que confesar de esta manera: «Admito que he cometido estos pecados ahora. Pero el Señor eliminó incluso esos pecados. Muchas veces estoy equivocado, pero el Señor eliminó todos mis pecados». Por eso, si damos testimonio detalladamente, hay mucho de lo que dar testimonio.

Por supuesto, no debemos tener una fe legalista.

Debemos hacer brillar la luz de la Ley para reconocer nuestros pecados correctamente, pero esto no significa que estemos sujetos a la Ley. La Ley nos da la ira, pero la salvación de Jesucristo elimina la ira y nos da la verdadera salvación. ¿Cuántos problemas, grandes y pequeños, tenemos mientras vivimos en este mundo? ¿Cuántos obstáculos, grandes y pequeños, tenemos? A veces estamos en aguas tranquilas, a veces en aguas sucias, a veces en hielo, asfalto y pastos verdes. ¿Cuántas cosas nos pasan mientras vivimos? Entre todas estas cosas también hay pecados. Sin embargo, el Señor los borró todos. Los eliminó. Esto es lo que debemos reconocer cuando nuestros corazones estén oscuros.

Al ofrecer un holocausto a Dios, al aceptar el Evangelio del agua y el Espíritu, nuestros corazones pueden encontrar al Señor. Debemos caminar con el Señor en nuestras vidas, siempre afirmando y reconociendo que no hay pecados en nuestros corazones. ¿Entienden esto, mis queridos hermanos? ¿Entienden qué tipo de vida es la vida que camina

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167 ¿Qué significa caminar con Dios?

con el Señor? Podemos caminar con el Señor cuando admitimos hasta los pecados más pecados y afirmamos que el Señor los eliminó todos. Tenemos que reconocer que el Señor no solo tomó los pecados grandes que quedan expuestos, sino también los más pequeños que cometemos en nuestros corazones, así como nuestros pecados futuros. Entonces nuestros pensamientos malvados y nuestras acciones quedan obsoletos. Si cometemos pecados, estos pecados siguen en nosotros. Pero, como el Señor ha redimido todos nuestros pecados y los ha eliminado, como eliminó incluso los pecados que cometemos al planear cosas malvadas, este plan y esta maldad quedan obsoletos.

Los nacidos de nuevo podemos empezar de nuevo ante el Señor. Solo cuando construimos una casa en la roca del Evangelio podemos vivir una vida de fe sólida que nunca duda. Lo que no es bueno es siempre malo. Pero podemos empezar de nuevo. Podemos conocer al Señor, caminar con Él y darle gracias todo el tiempo y por eso es tan maravilloso.

¿Se dan cuenta de lo que está mal en su fe? Es incorrecto pensar que todo está bien ahora que han recibido la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. Quien haya recibido la remisión de los pecados debe vivir una vida de fe que camina con el Señor. Hasta hoy en día hemos caminado con el Señor desde que recibimos la remisión de los pecados y podemos seguir caminando con Él para siempre.

La vida de fe que ofrece una ofrenda de grano

La Biblia dice que Enoc caminó con Dios

durante 300 años. La verdadera vida de fe empieza en el momento en que una persona recibe la remisión de los pecados. Para esto debemos reconocer que no hay pecados en nuestros corazones. Debemos darnos cuenta de esto. Debemos mantener esta Verdad en nuestros corazones. Debemos limpiar nuestros

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168 ¿Qué significa caminar con Dios?

corazones, que son el templo del Espíritu Santo, todo el tiempo para que nuestros corazones no se ensucien. Esta limpieza de fe no solo la llevamos a cabo porque tengamos pecados, sino porque tenemos la fe que cree que el Señor eliminó nuestros pecados. Desde ese momento podemos caminar con el Señor. Podemos vivir con nuestra fe hasta al final. Estoy completamente convencido de que pueden conseguirlo. Al haber sido salvados, ahora pueden vivir una vida de fe que ofrece ofrendas de grano todos los días. Pueden caminar con el Señor en todos los aspectos de sus vidas.

El Señor nos ha dado esta gracia. Nos ha salvado. En vez de abandonarnos, el Señor camina con nosotros, nos protege, nos bendice, y siempre está con nosotros. Nos ha hecho ser el pueblo de Dios y se ha convertido en nuestro Señor. También es nuestro Pastor. Le doy gracias al Señor.

Si hay algo incorrecto en su fe, si hemos ofrecido simplemente la sangre y la carne de un animal en el altar de los holocaustos, debemos

ofrecer ahora ofrendas de grano o de trigo. Así es la vida de un cristiano maduro. Tenemos que admitir nuestros pecados diarios con todo detalle y volver a afirmar el Evangelio del agua y el Espíritu para mantener la perfecta pureza de nuestros corazones. Una vida espiritual de trigo puro es lo que necesitamos. Al darnos cuenta de que el Señor eliminó incluso nuestros pecados más pequeños, debemos darle gracias.

Aunque somos muy sensibles y sabemos que tenemos pecados, no podemos vivir una vida limpia. Como somos seres humanos con deseos carnales, es inevitable que cometamos pecados, grandes y pequeños. Por eso es necesario borrar los pecados de nuestros corazones con fe.

Un monje budista en Corea llamado Sungcheol Lee dijo: «Una montaña es una montaña, y el agua es agua». Pero este dicho no tiene ningún significado. El Señor dijo: «Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es» (Juan 3, 6). Aquí está hablando de la naturaleza de la carne.

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169 ¿Qué significa caminar con Dios?

La carne solo siente cosas carnales y pide cosas buenas para la carne, pero el espíritu no hace esto. Aunque el espíritu no sea detectable mediante nuestros sentidos físicos, existe. El espíritu no tiene pecados y es diferente de la carne y del mundo. Esto es lo que el Señor está diciendo.

Debemos ofrecer las ofrendas de grano de trigo fino. Debemos ofrecer un sacrificio detallado todos los días. Nuestro Señor ha eliminado incluso los pecados más pequeños para que podamos ofrecer esta ofrenda de grano todos los días. Nos ha dejado sin pecados. No tenemos pecados. Le doy gracias al Señor. El Señor nos ha permitido ofrecer una ofrenda de grano todos los días y caminar con Él en todos los aspectos de nuestras vidas.

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SERMÓN

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171 Admitan que son pecadores y después…

Admitan que son pecadores y después...

< Lucas 3, 1-17 >

«En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados, como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán

enderezados, Y los caminos ásperos allanados; Y verá toda carne la salvación de Dios. Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni

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172 Admitan que son pecadores y después…

calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará».

Nuestra salvación se ha cumplido a través de Jesucristo en la historia del mundo

Hoy me gustaría compartir con ustedes el pasaje

de las Escrituras desde el versículo 1 al 17 en el capítulo 3 del Evangelio de Lucas. Según este pasaje, la historia de Jesucristo se desempeñó en la historia del mundo. La historia de Jesucristo no se originó en

un mito antiguo o una historia inventada. Empezó en la Palabra de Dios y en Sus profecías con un contexto histórico claro. La prueba está en Lucas, uno de los discípulos de Jesús, que escribió en Lucas 3, 1-2, «Siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto». Aquí Lucas recoge la Palabra de Dios en orden cronológico. Está escrito que la Palabra de Dios le llegó a Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto, mientras Anás y Caifás eran sumos sacerdotes.

La historia de Jesucristo, incluyendo Su nacimiento, no se comunicó oralmente como las leyendas. La historia de Jesucristo se basa en verdadera historia y Su obra empezó en la historia. Jesús vino al mundo para hacer Su obra mientras Poncio Pilato era gobernador de Judea y Herodes era el tetrarca de Galilea.

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173 Admitan que son pecadores y después…

Por tanto, no debemos tratar la Palabra de Dios como un cuento y un mito religioso. Los mitos se escribieron para glorificar a una familia o un país. Se dice que el antepasado de los Parks en Corea salió de un huevo grande, y esto es un mito. Hay muchos mitos parecidos. Fueron inventados para mistificar a los antepasados y darse alabanza.

Jesucristo existió en la historia del mundo Cuando observamos la historia de Judea en

tiempos del nacimiento de Jesucristo, vemos que era una colonia de Roma. Israel estaba bajo el dominio del Imperio Romano. Dios puso a César Tiberio como emperador romano y a Pilatos como gobernador de Judea cuando Jesucristo y Juan el Bautista cumplieron el ministerio de la salvación humana. En aquel entonces, Juan el Bautista ya estaba haciendo su ministerio y Jesucristo se estaba preparando para salvar al mundo de sus pecados.

Nuestro Señor vino al mundo para salvar a la gente de sus pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu.

El escritor de Ben Hur quería cuestionar la admiración que siente todo el mundo por Jesucristo y probar que era una figura ficticia que se originó en mitos judíos sin base alguna. Quiso salvar a todo el mundo de esta ficción. Después de viajar por el mundo con arqueólogos y de invertir su propio dinero para investigar el período de tiempo en el que vivió Jesucristo, encontró muchas pruebas del Jesús histórico y al final acabó arrodillándose ante Dios reconociendo que Jesús está vivo y que es el Salvador de todos los seres humanos. Empezó esta investigación para desmentir las historias de la Biblia, pero acabó arrodillándose ante Jesús y confesando su fe en Él.

Por eso la Biblia es el Libro de la Verdad que recoge la historia de Jesús dentro de la historia del mundo. La Biblia nos está diciendo que Jesucristo es el Salvador, que vino en la historia de la raza humana.

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174 Admitan que son pecadores y después…

Por eso Lucas 3, 2 dice: «y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto». Zacarías es un descendiente del Sumo Sacerdote Aarón. El que la palabra de Dios viniese a Juan el Bautista significa que alcanzó la edad en la que podía ser Sumo Sacerdote en este mundo. Por eso Juan, el hijo de Zacarías, fue por toda la región del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión de los pecados.

¿Qué dice Lucas acerca de Juan el Bautista?

Lucas presenta a Juan el Bautista citando el

Libro de Isaías: «Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado;

Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados; Y verá toda carne la salvación de Dios». Lucas 3:4-6 dice que Juan el Bautista fue por

toda la región del Jordán y predicó el bautismo del arrepentimiento de los pecados para la remisión de los pecados. «Arrepentíos, víboras» y bautizó a la gente para el arrepentimiento. El arrepentimiento consiste en dejar de hacer el mal. «Vas por el mal camino. Te has separado de Dios y sirves a ídolos y por eso te estás alejando de Dios cada vez más. Si sigues caminando por el mal camino y no te arrepientes, acabarás pereciendo. Vuelve a la verdad. Vuelve al camino de Dios». Su mensaje era como este.

El Profeta Isaías dijo: «Voz del que clama en el desierto:

Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado».

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175 Admitan que son pecadores y después…

¿De qué estaba hablando? Estaba profetizando acerca de la venida de Cristo. En otras palabras, Juan el Bautista les dijo a los israelitas que se arrepintiesen y que fuesen lavados de sus pecados al citar la profecía de Isaías. A través del bautismo del arrepentimiento de Juan el Bautista y del Evangelio del agua y el Espíritu, toda la raza humana tenía que separarse del mal y eliminar sus pecados. De ahora en adelante quien crea en el Evangelio del agua y el Espíritu recibe la salvación de los pecados y se convierte en el pueblo de Dios.

Todas las personas han nacido de Adán y viven según sus instintos que hacen nacer el pecado. Sin embargo, en el mundo hay muchas clases diferentes. India, por ejemplo, tiene un sistema de castas. Y en Corea, en el pasado, dominaba el confucianismo. Según este sistema de creencias, el hombre es el cielo y la mujer es la tierra. La gente de una clase alta era tratada con mucho respeto, pero la gente de clase baja era ignorada.

Sin embargo, Jesucristo lo cambió todo. Vino

para borrar los pecados de la raza humana y ahora todo el mundo puede arrepentirse y recibir la salvación al creer en Jesucristo como su Salvador. Quien reciba la remisión de los pecados puede convertirse en el pueblo de Dios. Esta es la verdad de la que habla la Biblia. «Y toda carne verá la salvación de Dios» (Lucas 3, 6). Antes de que Jesucristo viniese al mundo, los humildes eran siempre humildes y los exaltados siempre eran exaltados. Pero todo el mundo puede ser salvado cuando cree en el Evangelio del agua y el Espíritu.

El cristianismo abolió la noción del confucianismo de que el hombre es el cielo y la mujer la tierra

Sin embargo, todavía hay personas que creen en

estas doctrinas. ¿Es cierto? ¿Acaso las mujeres no son seres humanos? Son iguales. Prestan más atención a los detalles. Las mujeres parecen más

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176 Admitan que son pecadores y después…

débiles por fuera, pero en realidad sus instintos maternos las hacen más fuertes que los hombres. La mayoría de los hombres mueren si no comen durante diez días. Las mujeres pueden sobrevivir sin comida durante diez días y algunas incluso durante cuarenta días. Algunos cristianos beben solo agua y pueden sobrevivir cuarenta días de ayuno, lo que parece imposible desde el punto de vista científico. La gente muere si no come durante cuarenta días.

De todas formas, esta ideología de un sistema de clases quedó abolida cuando vino el Señor. En otras palabras, la llegada del Señor las hizo quedar obsoletas. Así es como toda carne verá la salvación de Dios. Hermanos y hermanas, antes de que el Señor viniese a este mundo, Juan el Bautista nació. Juan el Bautista vino al mundo antes que Jesús y predicó el bautismo del arrepentimiento como testifica el Antiguo Testamento.

La prueba de su arrepentimiento era ser bautizados por Juan el Bautista. Entonces, ¿qué significa el bautismo de Jesús? Con él se pasaron

todos los pecados del mundo al cuerpo de Jesús para siempre. Por otro lado, la gente se bautizaba como una profesión de fe para simbolizar que se había arrepentido de sus pecados y de que volvía a Dios. Por tanto, según Lucas 3, 7-9, Juan el Bautista gritaba a la gente: «¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego».

¿Les gustaría que les llamasen generación de víboras? Lo que predicamos nosotros es mucho más moderado que el mensaje de Juan. Él habló de lo que es más fundamental. Nosotros somos fundamentalmente una generación de víboras. Entre todas las serpientes venenosas, las víboras son las más peligrosas. «Generación de víboras. Hijos de

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177 Admitan que son pecadores y después…

Satanás. Arrepentíos». Así apuntó el problema más fundamental.

De hecho, los que no nacen de nuevo, están gobernados por espíritus malvados y no son diferentes espiritualmente que las víboras. Así que debemos tener cuidado. Parecen humanos pero en sus corazones son esclavos del mal. Juan les dijo a los judíos: «Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre». Tenían que arrepentirse y no volver a estar bajo la maldición. Tenían que volver a Dios.

Juan el Bautista dijo: «Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego». Les estaba diciendo que abandonasen sus ídolos, dejasen de oprimir a los demás, de gobernarles y de robar y que se arrepintiesen del mal y volviesen a Dios. El verdadero arrepentimiento no consiste en tener remordimientos y expresarlos

verbalmente. Esto no tiene mucho sentido. Cuando Juan el Bautista dijo: «Por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego», la gente le preguntó diciendo: «¿Qué debemos hacer entonces?» (Lucas 3, 9-10).

Leamos los versículos 10-14 de Lucas 3. «Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario» (Lucas 3, 10-14).

Hermanos y hermanas, quien quiera volver a Dios debería dejar de hacer el mal. «El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo». Los que dicen creer en Dios, siguen haciendo cosas malvadas como oprimir a otras

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178 Admitan que son pecadores y después…

personas o asesinar y no son verdaderos creyentes de Dios.

Cuando la gente nace de nuevo, puede seguir siendo histérica, pero ya no hace el mal porque ha perdido el veneno que tenía en su corazón. Pero a estas personas tienen momentos emocionales. Lo que dice el Señor es todo correcto. No solo habló de estas cosas, sino que también nos permitió dejar el mal que había en nuestros corazones y volver a Dios. Así que quien vuelve al Señor tiene que compartir su ropa con los que no tienen nada. ¿Practican estas cosas ustedes? También tenemos que hacer lo mismo con la comida.

«Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado». Estaba diciendo que no tenían que cobrar extra a la gente y guardarse el dinero. «También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro

salario». Los soldados solían tomar las posesiones de las personas cuando querían. Juan el Bautista les dijo que tenían que contentarse con su salario y no intimidar a la gente.

Hermanos y hermanas, Juan el Bautista es muy grande. No hay ningún otro profeta en la historia de Israel tan poderoso como él. La gente empezó a pensar que era el poderoso Mesías del que hablaba el Antiguo Testamento.

La mayoría de los siervos de Dios entregaban mensajes de Dios, pero Juan el Bautista estaba reprendiendo a la gente: «Arrepentíos, generación de víboras» en cuanto empezó su ministerio. De todas formas, Juan el Bautista predicó el bautismo del arrepentimiento de los pecados diciendo: «Arrepentíos, generación de víboras y volved a Dios». Esto hizo pensar a la gente que era el Mesías. Lucas 3, 15: «Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo». «No ha habido ningún profeta como Juan en el pasado. Debe ser el Mesías». Mientras la

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179 Admitan que son pecadores y después…

gente susurraba estas palabras, Juan el Bautista oyó lo que decían.

Así que les contestó en Lucas 3, 16-17: «Respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará».

Dijo: «Yo os bautizo con agua, y este bautismo es para que os arrepintáis y volváis a Dios y dejéis de servir a ídolos gentiles y de caminar por el mal camino. Pero una Persona que es mayor que yo va a venir, cuyas sandalias no puedo desatar».

Juan el Bautista da testimonio de Jesús Juan el Bautista declaró: «No merezco ni

desatarle las sandalias. Soy un mero hombre, pero

otro Hombre con mayor habilidad vendrá después de mí; y Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en la mano y limpiará Su era para recoger el trigo en Su granero; pero quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Os bautizará con el Espíritu Santo y fuego».

El bautismo tiene el significado de lavar y se dice que Jesucristo nos lavó con el Espíritu Santo y con fuego. Aquí bautizar con el Espíritu Santo se refiere a lo que ocurre en los corazones de los creyentes cuando creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y reciben la remisión de los pecados. Dios nos da el Espíritu Santo como un don y pone un sello en los corazones de los que recibieron la remisión de los pecados al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, los que creen que el Señor eliminó sus pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu reciben el Espíritu Santo como un don. Por eso no podemos sentir con nuestros sentidos aunque el Espíritu Santo haya entrado en nuestros corazones.

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180 Admitan que son pecadores y después…

Pero el Espíritu Santo en nuestros corazones nos convierte en el pueblo de Dios. Así que los que creemos en la justicia de Dios somos cristianos. Dios nos da el Espíritu Santo a los que pertenecemos a Cristo y les da el fuego a los que no pertenecen a Él. El fuego se refiere al juicio. Nuestro Señor amó tanto al mundo que vino al mundo, tomó nuestros pecados, murió en la Cruz y resucitó de entre los muertos. Sin embargo, los que no creen en esto serán bautizados con fuego. Por eso Jesús dijo que bautizaría a las personas con el Espíritu Santo y fuego. Los que creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, son adoptados como hijos de Dios y son bendecidos, pero los que no creen serán castigados con fuego. Esto es lo que significa bautizar con el Espíritu Santo y fuego. Los que reciben el Espíritu Santo creen en el Evangelio del agua y el Espíritu y son personas felices. Por otro lado, los que reciben fuego de Dios son personas malditas.

Lucas 3, 17 dice: «Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su

granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará». Cuando todas las personas estaban bajo el juicio por sus pecados, Jesucristo vino al mundo, fue bautizado por Juan el Bautista, murió en la Cruz y se levantó de entre los muertos para salvarnos para siempre. Jesucristo nos da el Espíritu Santo, la vida eterna y otras bendiciones a los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu; y castiga con el fuego a los que no creen en Él.

«Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero». En el pasado, la gente solía poner el grano en un mortero de piedra antes de trillarlo con un mayal, y de aventarlo hacia arriba y abajo; y así el trigo se quedaba abajo y la paja se volaba. El Señor recogerá el grano en Su granero y quemará la paja con un fuego que nunca se apaga. El Señor es el Juez de todos los pecadores. El Señor es el Salvador que nos salvó a todos de los pecados del mundo, el Creador, el Dios que nos ama siempre y el Pastor que nos guía siempre con amor. Pero los que hacen a Dios un mentiroso, le

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181 Admitan que son pecadores y después…

consideran malvado y no creen en Él, serán castigados por el Juez. El Hombre a quien Juan el Bautista presentó como más poderoso que él era Jesucristo. Es el Juez que nos salvará a todos los creyentes y hará que todos los creyentes sean iguales; pero castigará a los que no creen con un fuego que nunca se apaga. Por tanto, creer en Jesucristo no es una opción, sino que todo el mundo debe creer en Jesucristo.

¿Quién es Jesucristo? Jesucristo es el Creador, quien creó el universo

entero. La Creación consiste en crear algo de la nada. Jesucristo es el Creador del universo. Es el Creador del hombre. Cuando las personas dejaron a Dios por sus pecados y debilidades, Jesús, el Creador tuvo que venir al mundo encarnado en un hombre a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Dios mismo se vistió de la carne humana y vino al mundo para

salvarnos. Nos ha salvado al tomar todos nuestros pecados para siempre a través del bautismo que recibió de Juan el Bautista, al morir en la Cruz y resucitar de entre los muertos. El Señor nos ha salvado de esta manera completa y bien planeada, y nos ha ordenado que prediquemos el Evangelio.

Esta es la razón por la que Juan el Bautista gritó: «Arrepentíos, generación de víboras!. Arrepentíos y volved a Dios. Dejad de hacer el mal y volved a Dios». Recibir la remisión de los pecados es imposible para los que fingen creer en la justicia de Jesús y se aprovechan de los demás con mentiras. No pueden recibir la redención de los pecados porque no admiten su maldad. Los que no reconocen sus pecados y el juicio inminente de Dios por sus pecados no pueden recibir la remisión de los pecados porque no conocen sus pecados. Aunque el Señor limpió nuestros pecados con el Evangelio del agua y el Espíritu, van al infierno porque no admiten sus pecados. Van al infierno por su arrogancia y no admiten los pecados y la Ley de Dios. Algunas

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182 Admitan que son pecadores y después…

personas son tan tercas que no aceptan a Jesucristo como su Salvador aunque conozcan a Jesucristo, quien vino por el agua y el Espíritu. Creen en Jesús, pero la salvación no echa raíces en sus corazones. ¿Por qué? Porque no están preparados. Tienen que admitir que van a ir al infierno porque no reconocen sus pecados o deben creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, pero no lo hacen.

Dios le dio a todo el mundo una conciencia que nos recuerda nuestros pecados ante Dios. Nos dice: «Estás condenado al infierno». Aunque no conozcamos completamente la Ley de Dios o la Palabra de Verdad, nuestra conciencia nos dice que estamos destinados al infierno. Pero hay personas que no tienen ni un gramo de conciencia. ¿Cómo pueden recibir la remisión de los pecados si no admiten sus pecados mientras dicen creer en la justicia de Dios? No piensan que son pecadores. Por eso hay tantas personas que creen en Jesús como su Salvador y escuchan el Evangelio del agua y el Espíritu, pero no pueden recibir la remisión de los

pecados porque no saben que son pecadores. Hermanos y hermanas, aquí está la diferencia

entre los que han recibido la remisión de los pecados y lo que no. Escuchan el mismo mensaje del Evangelio del agua y el Espíritu al mismo tiempo, pero algunas personas creen en el Evangelio y reciben la remisión de los pecados, pero otras personas no están preparadas en sus corazones y no pueden recibir la remisión de los pecados. Juan el Bautista dijo: «Arrepentíos, generación de víboras» pero algunos de nosotros no sabemos que somos una generación de víboras porque no creemos en la Palabra de Dios. Pero debemos saber que somos una generación de víboras como dijo Juan el Bautista.

Los descendientes de Adán y Eva nacimos como pecadores por los pecados cometidos por Adán y Eva. La Biblia dice que todos los hombres se convierten en pecadores a través del pecado de un hombre (Romanos 5, 18). Todo el mundo nace con doce tipos de pecados diferentes y sigue cometiendo pecados horribles durante el resto de su vida. Debemos

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183 Admitan que son pecadores y después…

admitirlo. Somos seres humanos que no pueden evitar cometer pecados. Cometemos pecados durante todas nuestras vidas.

Por tanto, debemos saber que iremos al infierno por los pecados de nuestros ancestros y por nuestros propios pecados. Debemos reconocer este hecho. Debemos admitir que deberíamos ir al infierno como nuestros antecesores. ¿Es cierto o no? Es absolutamente correcto. Pueden recibir la remisión de los pecados y el Espíritu Santo al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu.

Hermanos y hermanas, quiero que crean en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero aún así hay muchas personas que dicen: «No voy a ir al infierno. ¿Qué pecados merecen que vaya al infierno? No soy el tipo de persona que va al infierno». Estas personas irán al infierno aunque conozcan a Jesús, o aunque alguien ponga a Jesús delante de sus ojos. ¿Por qué? Porque no admiten sus pecados y piensan que no tienen pecados aunque sus pecados sigan intactos. Por eso no pueden recibir la remisión de los pecados

aunque crean en Jesús como su Salvador y en el Evangelio del agua y el Espíritu. ¿Cómo pueden ser salvados si dicen que no tienen pecados ante el Señor y que no van a ir al infierno? ¿Están de acuerdo? ¿Cómo pueden salvar a una persona de ahogarse si no está en el agua? ¿Cómo puede alguien sacarla del agua? ¿Creen que necesita un salvador? No, no lo necesita.

Por eso debemos saber nuestros pecados ante Dios y admitir primero que vamos a ir al infierno por nuestros pecados. El Evangelista Byungki Ahn me dijo una vez antes de nacer de nuevo que solía orar en el taxi para no morir en un accidente de coche porque sabía que iría al infierno por sus pecados si moría entonces. Esta es la correcta actitud que debemos tener en el corazón.

Antes de recibir la remisión de los pecados, solía pensar también que iría al infierno. Comparado con otras personas tampoco estaba en una situación tan mala. Sabía que iría al infierno por mis pecados y lo admitía ante Dios. Fui a la iglesia por primera vez

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184 Admitan que son pecadores y después…

para pedirle a Dios que perdonase mis pecados porque sabía que iría al infierno. Estaba muriendo de tuberculosis, así que tenía que resolver el problema de mis pecados antes de morir. En aquel entonces no sabía mucho acerca de Jesús. Solamente sabía que murió en la Cruz para salvar a los pecadores. Aunque no sabía cómo orar, dije esta oración en el santuario: «Jesús, he oído que eliminarás mis pecados si creo en Ti. Creo ahora. Voy a morir y creo en Ti antes de morir, Por favor, elimina los pecados de mis corazones. No te estoy pidiendo una vida gloriosa en el Cielo después de mi muerte, solo quiero que elimines mis pecados».

Así es como puse mi primer pie en una iglesia. Desde entonces fui aprendiendo gradualmente acerca de la Palabra de Dios y sobre Su Ley, y me convertí en un verdadero pecador. Diez años después, pude entender la Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu y recibí la remisión de los pecados al creer en el verdadero Evangelio.

El Señor es Dios quien nos da el Espíritu santo a

los que creemos en el Evangelio del agua y el Espíritu. Pero al mismo tiempo, es el Dios que castiga a los que no creen en Él. Por esta razón, en Lucas 3, 1-17, Lucas está hablando de quién es el Señor, quién es Juan el Bautista y cómo debemos creer en el Señor.

Hermanos y hermanas, debemos abandonar el mal camino, pero no es fácil. Aún así debemos tener el corazón que se arrepiente y admite que está equivocado. Tenemos que tener el corazón que sabe que estamos haciendo algo malo y el corazón que quiere volver a Dios. Si tenemos una mente que abusa de los demás, debemos arrepentirnos. ¿Me entienden? Debemos creer en Jesucristo como nuestro Salvador, porque tomó todos nuestros pecados a través de Su bautismo y de Su muerte en la Cruz. Esta es la única manera de recibir el Espíritu Santo. Esta es la manera de convertirnos en hijos de Dios. Recibiremos la vida eterna. Viviremos para siempre y disfrutaremos de bendiciones eternas.

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185 Admitan que son pecadores y después…

Por eso debemos enseñar a la gente acerca de sus pecados antes de predicar el Evangelio del agua y el Espíritu

Debemos enseñar a la gente que el precio del

pecado es la muerte. El precio es algo que se recibe a cambio de una cosa que se ha hecho. Si han trabajado durante un día, recibirán un salario como precio por su trabajo. El precio del pecado es la muerte. Esto significa que la gente se enfrenta a la muerte espiritual y el juicio del fuego. Debemos saber esto y reconocerlo. Dios nos dijo esto. Dios nos dijo que el precio del pecado es la muerte y que la ley trae ira (Romanos 4, 15; 6, 23).

Sin embargo, también dijo: «El don gratuito de Dios es la vida eterna». Seguro que conocen el pasaje de Juan 3, 16 que dice: «Porque Dios amó tanto al mundo que entregó a Su único Hijo para que quien crea en Él no muera, sino que tenga la vida eterna». Hermanos y hermanas, debemos confiar en el amor de Dios. No teníamos más remedio que ir al

infierno, pero el Señor tuvo compasión de nosotros. Como estábamos a punto de sufrir la maldición eterna, Dios tuvo compasión de nosotros y nos salvó de la condena y los pecados.

El Señor vino a este mundo para los que estaban malditos bajo la maldición eterna: fue bautizado para cargar con nuestros pecados; fue castigado y crucificado por nosotros; y se levantó de entre los muertos. Tomó todo el dolor que teníamos que sufrir y pagó el precio para salvarnos. El Señor nos está diciendo esto. Nosotros debemos creer en esto. La llegada del Señor a este mundo, el bautismo del arrepentimiento de Juan el Bautista, y la salvación del Señor a través del Evangelio del agua y el Espíritu son para nosotros. Son para todos los hombres y mujeres del mundo.

Hermanos y hermanas, por favor, repitan después de mí. «El Señor ha venido por mí. Vino al mundo para salvarnos de los pecados y del castigo. Estaba destinado a ir al infierno. Pero el Señor me ha salvado».

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186 Admitan que son pecadores y después…

«Estaba a punto de ir al infierno pero el Señor me salvó con el Evangelio del agua y el Espíritu. Creo. Creo en que el Señor me ama. Gracias, Señor». ¿Por qué estamos repitiendo esto como si estuviésemos en la escuela? La razón es que debemos recordar esto por fe. Desde un punto de vista espiritual, somos tan pequeños como niños de la escuela primaria. Somos como niños chiquitos o bebés en el mundo espiritual.

El Señor nos ha salvado con el agua y la sangre y es el que bautiza a la raza humana con el Espíritu Santo y fuego. Es Dios quien bautiza a los creyentes con el Espíritu Santo y a los no creyentes con fuego. Le doy gracias a Dios por esto.

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SERMÓN

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188 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

< Lucas 4, 16-30 >

«Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Y todos daban buen

testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue».

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189 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

¿Estás diciendo que Jesús es Dios? Cuando nuestro Señor fue tentado por Satanás,

el Diablo, después de ayunar durante 40 días, nuestro Señor venció la tentación con la fe que cree en la Palabra escrita de Dios. En el pasaje de las Escrituras que hemos leído hoy, el Señor fue a Nazaret, donde nació y creció. Fue a la sinagoga el sábado y allí se levantó para leer las Escrituras según era costumbre, y le dieron el Libro de Isaías. Abrió el libro y encontró el lugar donde está escrito empezando en el versículo 18: «El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor».

La Palabra de las Escrituras que Jesús leyó aquí era la Palabra del Libro de Isaías y después de leer dijo: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de

vosotros». Estaba diciendo que esta Palabra de profecía escrita en el Antiguo Testamento era acerca de Jesús mismo y que la Palabra se había cumplido para la gente del mundo porque había venido a la tierra.

Leamos el contenido de la Palabra que el Señor leyó

Leamos la Palabra del Evangelio de Lucas 4, 18: «El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas

nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de

corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los

oprimidos; A predicar el año agradable del Señor». Esta Palabra del Señor aquí es la Palabra sobre

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190 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

Jesús. Estaba diciendo que Jesús vino al mundo a hacer esta obra, a salvar a los ciegos que habían estado oprimidos por el pecado y por Su poder les abrió los ojos, y los liberó. La Palabra de la que habla el Señor aquí habla de cosas espirituales.

El Señor dijo que proclamaría la libertad a los cautivos y les devolvería la vista a los ciegos primero. Esto significa que el Señor nos dio la verdadera libertad a través del Evangelio del agua y el Espíritu cuando éramos prisioneros de Satanás, el Diablo, por nuestros pecados. Entonces, proclamaría que los ciegos han recuperado la vista. Esto significa que nos haría ver a Dios perfectamente con nuestros ojos espirituales a través de la redención de nuestros pecados en nuestros corazones. ¿Qué era la Palabra de Dios que el Señor quería comunicarnos en este pasaje? Era la Palabra de que el Señor es el Hijo de Dios que vino al mundo a darnos la luz de la salvación a nosotros.

El Señor iluminó la luz de la salvación a toda la humanidad como dijo. Sin embargo, ¿qué piensa

mucha gente sobre esta Palabra? Muchas personas en el campo de la teología liberal cristiana, especialmente los teólogos de la liberación, no entienden correctamente la palabra del pasaje de las Escrituras de hoy y dicen: «El cristianismo debe hacer primero la obra de liberar a las personas oprimidas si queremos hacer el ministerio correcto y cumplir la voluntad de Jesús. Por tanto, debemos liberar a muchos obreros oprimidos con trabajo duro y salarios muy pobres». Por tanto, como tienen esta idea acerca de la Palabra de las Escrituras, muchos cristianos trabajan en vano creando sindicatos en empresas.

Sin embargo, el Señor quiere que hagamos la obra de liberar a las personas de los pecados. El Señor dijo que siempre habría personas pobres en el mundo (Marcos 14, 7). Esto implica que siempre habrá personas que opriman a los demás y personas que sean oprimidas. Por supuesto, sería mucho mejor si estas cosas no ocurriesen, pero estas cosas ocurren porque este mundo no es perfecto. En realidad, es

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191 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

bueno ayudar a las personas que han sido oprimidas y castigadas socialmente.

Sin embargo, el ministerio que hizo nuestro Señor cuando vino a este mundo era la obra de librar nuestros corazones de los pecados y nuestras almas de la autoridad de Satanás, el Diablo, y de todos los pecados del mundo. El Señor vino al mundo para hacer la obra de liberar a las personas de la opresión del Diablo y darnos la salvación y libertad espiritual. Vino para predicar el Evangelio del agua y el Espíritu en este mundo. El Señor mismo hizo estas obras y nos permitió predicar este Evangelio de la Verdad.

La gente que dice ayudar a los trabajadores al formar sindicatos en empresas no son las personas que trabajan por la justicia del Señor. Por supuesto, la libertad de todo tipo de opresión y la igualdad de los derechos humanos universales son valores importantes para todo el mundo. Sin embargo, lo que la gente necesita de verdad es ser liberada de la prisión del pecado. Solo entonces podemos encontrar al Señor y entrar por la puerta de la salvación al

recibir la redención de los pecados. Esta es la salvación y la posesión de la Verdad. La única manera de que los pecadores reciban la salvación es creer en el Evangelio del agua y el Espíritu. La verdadera voluntad del Señor para todo el mundo que está oprimido por sus pecados, la gente que sufre como esclavos de Satanás, reciba la salvación del pecado al creer en la justicia del Señor. El Señor habló de esto en el pasaje de las Escrituras de hoy y esto es lo que quiso decir cuando dijo: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros».

La gente de la sinagoga escuchó la Palabra de Jesucristo y pensó que era buena, ya que habían recibido la gracia de Dios, pero tenían un problema. Para ellos Jesucristo solo era el hijo de José. Como saben bien, Jesús nació en Belén y creció en la aldea de Nazaret. Por tanto, la gente de Nazaret sabía de dónde venía Jesús y pensaron: «¿No es ese el hijo de José?».

Entonces el Señor les dijo: «El les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti

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192 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra». ¿Qué significa esto? La gente quería decirle a Jesús: «¿No es José tu padre? Conozco a tus hermanos, y tú no eres una personas importante». La gente de aquel entonces no creía que Jesús fuera el Hijo de Dios Padre ni que fuera el Salvador de la humanidad. El Señor conocía sus corazones. Estaban pensando: «Dicen que has curado a los enfermos en Capernaúm. Haz lo mismo aquí. Intenta hacerlo en Nazaret, donde has crecido. Entonces te creeremos». El Señor conocía sus corazones cuando les dijo estas Palabras.

Muchas personas en aquel entonces no creyeron en Jesús como su Salvador aunque el Señor hubiese venido al mundo para salvar a la gente que había sido oprimida por el pecado y había sido prisionera del pecado, y salvó a todo el mundo del pecado a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Aunque algunas personas decían creer en Jesús, no creían en Él como el perfecto Salvador. La gente de la aldea de Nazaret donde creció Jesús, no creyó en Jesús. La gente de

aquel entonces no creyó en Jesús por muchos milagros que hubiese hecho en ese lugar y por mucho que hubiese predicado la Palabra correcta.

Por tanto, el Señor habló a estas personas y les dijo: «Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio» (Lucas 4, 25-27).

¿Saben lo que significa este pasaje? Significa que la gente en la era del Nuevo Testamento no cree en la justicia del Señor como muchas personas del Antiguo Testamento que no creyeron en la justicia del Señor. Aunque Jesús vino por el Evangelio del agua y el Espíritu, aunque Jesús fuera el verdadero Hijo de Dios Padre, el Creador del universo, y aunque este Jesús salvó a los que estaban oprimidos por los pecados del mundo y habían sido prisioneros

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193 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

de los pecados, no creyeron en Jesús como su Salvador. Esto significa que no creen en Jesús como su Salvador. Jesús mismo habló de esto en el pasaje de hoy. El Señor vino al mundo y salvó a las personas del mundo que habían estado oprimidas por los pecados y abrió los ojos de los ciegos espirituales. Pero solo un pequeño un número de personas creyeron en Jesús como la Persona que hizo la obra de la salvación y que cumplió toda la justicia.

Incluso durante el Antiguo Testamento, solamente el General Naamán, entre muchos leprosos que vivían en Aran e Israel, pudo recibir la salvación. Solamente la viuda de Sarepta en Sidón y su familia recibieron la salvación cuando hubo una hambruna en Israel. No solo en Israel, sino también en Arab, había muchos leprosos y solo el General Naamán pudo recibir la gracia de Dios. Muchas personas murieron de hambre durante la hambruna que hubo en Israel en aquel entonces. Sin embargo, solo la viuda de Sarepta recibió la gracia de Dios. Lo que esta Palabra significa es que solo estas dos personas

recibieron la gracia de Dios por fe aunque muchas otras personas vivieron durante la era del Antiguo Testamento.

Nuestro Señor nos dio la verdadera libertad y la verdadera salvación de los pecados en esta era. Sin embargo, el número de personas que creen en la justicia del Señor es muy reducido, y el número de personas que están preparadas para recibir este Evangelio del agua y el Espíritu en sus corazones es muy pequeño también. Había muchos leprosos en el Antiguo Testamento, pero el general Naamán era la única persona que fue sanada por fe en obediencia cuando el Señor Dios le habló a través de Su siervo Eliseo y le dijo que se lavase siete veces en el río Jordán.

Asimismo, ¿qué ocurrió cuando todo el mundo estaba a punto de morir en una hambruna devastadora en Israel? El Señor le dijo a Elías que fuera a ver a una viuda en Sarepta. En aquel entonces, la viuda de Sarepta solo tenía un poco de harina de trigo como último recurso de comida, suficiente para

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194 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

hacer pan o sopa una vez. Por tanto, se iba a comer esta harina con su hijo por última vez y así morir juntos (1 Reyes 17, 12). Estaban en una situación en la que esperaban morir de hambre cuando Dios envió a Elías. Cuando fue a las puertas de la ciudad, estaba allí recogiendo leña. Elías, el siervo de Dios le dijo a la viuda: «Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba» (1 Reyes 17, 10). Entonces la viuda de Sarepta siguió la Palabra de Dios de buena gana. La viuda de Sarepta que siguió la Palabra de Dios correctamente y su hijo recibieron la salvación.

Esta Palabra significa que no había muchas personas que creyesen y obedeciesen la Palabra de Dios, incluso en el Antiguo Testamento; y como en ese entonces, cuando el Señor vino al mundo en el Nuevo Testamento, solo había unas pocas personas que creyeron en el ministerio de salvación del Señor aunque el Señor hubiese salvado a la humanidad a través del Evangelio del agua y el Espíritu y que les había dado la libertad al librarles de la opresión.

¿Cuál es la razón? La gente del mundo conocía a Jesús desde una perspectiva humana y solo pensaba en Él como un mero humano. Rebajaron la condición de Jesús. Sin embargo, Jesús es el Hijo de Dios Padre. Y además de ser Hijo de Dios Padre, es nuestro Dios, y creó todo el universo. Por tanto, aunque me suelo referir a Él como Jesucristo, el Hijo de Dios, cuando predico, es más fácil de entender cuando digo Jesucristo el Hijo de Dios padre en un documento escrito. Jesucristo es el Creador. Es Dios. No podrán recibir la gracia del Señor cuando piensen en Jesús solamente como un ser humano y le juzguen desde una perspectiva humana solamente.

La gente de hoy en día es así Nuestro Señor Dios vino al mundo en el Nuevo

Testamento, pero la gente de Nazaret, su aldea, no creyó en Él como el Señor Dios. Miraron a Jesús y lo rechazaron diciendo: «¿Acaso no es este el hijo de

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195 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

José?». La gente de las otras aldeas creyó en los milagros y las obras manifestadas a través de Jesús porque no le conocían personalmente. Pero la gente de Nazaret no creyó. No pudieron creer en la divinidad de Jesús y en la Palabra de la Escritura que Jesús nos ha dado desde una perspectiva espiritual.

Las personas que no pueden creer en el Señor o la Palabra del Señor espiritualmente son imprudentes. A veces me enojo cuando les pido a estas personas que hagan algo. A veces me enojo tanto que me duele el estómago. Calculo la obra que hay que hacer e ideo la manera más eficaz de cumplirla, pero no podrían terminarla aunque se lo dijera miles de veces. Por tanto, me reconforto pensando: «Cambiarán si espero con paciencia».

Debemos mirar la obra de Dios espiritualmente sea cual sea la situación. ¿Qué hizo la gente que no vio a Jesús espiritualmente cuando les dio Su Palabra? Las personas enojadas llevaron a Jesús a la cima de una montaña donde había amasado tierra para crear una aldea para empujarle. El pasaje dice:

«Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue».

Piensen en esta situación un momento. No piensen en esta Palabra literalmente solo, sino en cómo se aplica a ustedes. ¿Creen que esta situación no era importante? Nuestro Señor fue a la sinagoga, abrió el Libro de Isaías y leyó un pasaje.

«El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas

nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de

corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor» . El Señor leyó esta Palabra y después de cerrar el

Libro dijo: «Hoy se ha cumplido esta Escritura

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196 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

delante de vosotros» y explicó esta Palabra del Antiguo Testamento a los que estaban allí. Pero, ¿cuál fue la respuesta de la gente en la sinagoga? Al principio no les gustó mucho, pero al final dijeron: «Eres el hijo de José. ¿Qué te hace tan grande?» y no creyeron en la Palabra de Dios, e intentaron matar a Jesús. Estaban enojados porque solo consideraron a Jesús carnalmente. Sin embargo, Jesús siguió hablando del general Naamán y de la viuda de Sarepta y les dijo directamente: «En tiempos de Elías había muchos leprosos y personas que pasaban hambre, pero solo estas dos personas recibieron la salvación. Los demás no recibieron la gracia de Dios».

Entonces entendieron y pensaron: «Está hablando de mí» y tomaron a Jesús por el cuello y lo llevaron a un precipicio para empujarle. Sin embargo, Jesús se resistió y se fue porque tenía autoridad supernatural de Dios. En el pasaje de las Escrituras de hoy está escrito: «Le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de

ellos, para despeñarle». Esto significa que algunas personas tomaron a Jesús violentamente e intentaron arrojarle por el precipicio. Sin embargo, ¿qué hizo Jesús? Como dice el pasaje de las Escrituras de hoy: «Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue». Jesús se fue tranquilamente sin ser dañado. Como creemos en Jesús, como nuestro Salvador, debemos entender a Jesús correctamente.

«¿Es Jesús solamente humano? ¿O es Dios?». Debemos saber bien en nuestros corazones y en teoría que Jesús es Dios. Juan 1:10 dice: «Estaba en el mundo y el mundo fue creado por Él, y el mundo no le conoció», y el versículo 3 dice: «Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho». Esta Palabra significa que el mundo fue creado por Él. Significa que creó todas las cosas del mundo. Si no supiésemos que es Dios, nuestra fe acabaría muriendo aunque creyésemos en Jesús como nuestro Salvador y el Pastor. Si no creen que Jesús es Dios, su vida de fe se acabará.

Por ejemplo, digamos que Buda es nuestro

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197 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

salvador. Nuestra salvación y nuestra fe se decidirían basándonos en la cuestión de si Buda es humano o Dios. Si Buda es un simple humano, no podremos creer en él porque es un ser imperfecto, y aunque nos salvase, no sería una verdadera salvación porque sería una obra humana. Pero, ¿qué ocurriría si fuese Dios? La salvación sería una perfecta salvación: si hubiese creado el universo, hubiese venido al mundo como un hombre y hubiese tomado los pecados de la humanidad al recibir el bautismo sobre su cuerpo, y hubiese ofrecido su cuerpo ante Dios Padre como ofrenda del sacrificio y hubiese resucitado, su obra de salvación habría sido correcta. Esa obra habría salvado a la gente de los pecados porque habría cumplido el requisito de ser Dios y de tener ese poder.

Podemos creer en Jesús y recibir la salvación gracias a Jesús porque es el Dios Creador y el Salvador. Cuando leemos la Palabra del Nuevo Testamento, podemos ver que Jesús y los judíos discutían a menudo porque lo consideraban solamente un ser humano. Conocían a Jesús

solamente como el hijo de José. «Jesús creció en Nazaret. ¿Qué va a saber un ignorante de Nazaret?». No podían reconocer que Jesús es Dios porque solo lo miraban desde un punto de vista carnal.

Cuando los coreanos despreciamos a una persona, decimos: «Estúpido de pueblo». Así se desprecia a una persona de esta condición. Pero en realidad no podemos ignorar de dónde viene una persona. Generalmente las personas metropolitanas tienen más malicia. Sin embargo, las personas de los pueblos son más inocentes. Hacen cosas por las que pueden ser maltratados pero sin saber por qué están siendo maltratados. Por eso el carácter de las personas depende a veces de su lugar de nacimiento u origen. Pero para que una persona nazca de nuevo, su origen no tiene ninguna importancia. Esto se debe a que los nacidos de nuevo han sido liberados de las condiciones de la carne gracias al Señor.

Sin embargo, el problema es que, aunque Jesús, que es Dios, vino a este mundo como el Salvador vestido de la carne humana, la gente lo consideró

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198 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

carnalmente solamente y humano, no Dios. La gente de la sinagoga era igual. Miraron a Jesús y no le respetaron diciendo: «Jesús nació en Belén y creció en una ciudad llamada Nazaret. Además Nazaret es una de las peores aldeas de Israel. Jesús es el hijo de José, quien viene de esa aldea».

En la provincial de Kangwon de Corea hay una pequeña aldea llamada Jinbu y hace algún tiempo fui a visitarla. Paré en esa aldea porque alguien me había dicho que cierto hermano vivía allí cuando iba de camino a la boda de Jaemoon Ha. Tenemos algunos ministros de la provincia de Kangwon, el distrito más montañoso de Corea, y a veces dicen: «Antes vivía en una ciudad más grande que la tuya» aunque todos vienen de una ciudad pequeña. Pero entonces la persona de Jinbu dice: «Yo soy de Jinbu» y entonces todos se burlan de esa persona y responden: «¿De esa aldea de ignorantes?»

Los judíos eran iguales. Todos se burlaron de Jesús porque sabían que era de Nazaret. En aquel momento cuando una persona era de Nazaret, ya

nadie la respetaba. Pensaban que nada bueno podía salir de Nazaret. Pensaban que nada valía la pena. Cuando leemos esta Palabra, podemos ver que la gente se enojaba cuando escuchaba a Jesús hablar de esta manera, y que lo llevaron a lo alto de una montaña para empujarle. Pero Jesús pasó por la multitud y se libró de ella. Esto nos dice que la naturaleza de Jesús es divina.

Jesús también habló cuando se encontró con los poseídos. Les dijo: «Demonio, vete» y los demonios le rogaban: «¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?» (Mateo 8, 29). Los demonios estaban diciendo: «Eres el Hijo de Dios y el Creador. Déjanos estar aquí». ¿Qué significa esta Palabra? Esta es la razón por la que los demonios tiemblan de miedo cuando les ordenamos que se vayan en el nombre de Jesucristo. Los demonios tienen miedo porque conocen la autoridad del nombre de Jesucristo. Él es nuestro Salvador, pero también es el Creador al mismo tiempo. Por eso, incluso los demonios

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199 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

tiemblan de miedo al oír Su nombre. Debemos entender esto claramente. La gente de aquel entonces intentó empujar a Jesús por el precipicio, pero Jesús pasó por la multitud tranquilamente. No pudieron hacer lo que querían porque estaban abrumados por Su autoridad divina. Esta es la parte que demuestra Su naturaleza divina.

Jesús es Dios, no humano. Por tanto, Jesús tenía características humanas y divinas. Jesús es Dios y humano. Es humano y Dios, y es nuestro Salvador. Como dicen las Escrituras: «Porque Dios amó tanto al mundo que le entregó a Su único Hijo», Dios Todopoderoso vino al mundo para salvarnos de nuestros pecados.

Debemos creer en la Palabra de las Escrituras exactamente como está escrita porque no sabemos mucho acerca de Jesús. Todas esas personas intentaron matar a Jesús, pero Jesús pasó delante de ellos de manera solemne. Las Escrituras dicen: «Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue». Jesús se fue rápidamente. Jesús no suplicó para que no le mataran

ni se escapó a escondidas. Jesús no era una persona que fuera a sufrir a manos de estas personas porque es Dios y es el Dios Todopoderoso.

Aquí podemos preguntarnos: «¿Por qué murió Jesús en la Cruz?». Esa era la voluntad de Jesús y Dios Padre. El Señor tuvo que morir en la Cruz en nuestro lugar porque tomó todos los pecados sobre Sí mismo. Debemos tener un conocimiento claro y fe en esta verdad.

En el servicio de esta mañana he hablado acerca del ayuno de Jesús durante 40 días y de la tentación de Satanás. En aquel entonces, Satanás le dijo a Jesús, quien había ayunado durante 40 días, que convirtiese las piedras en pan y se las comiese. Jesús podría haberlo hecho porque tenía el poder de Dios. Dios tiene el poder de resucitar a una persona y de crear algo de la nada. Sin embargo, Jesús decidió no hacerlo y con la Palabra de Dios superó la tentación de Satanás.

Debemos entender claramente que Jesús es Dios. Jesús es Dios, quien creó el universo, el Creador que

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200 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

creó todas las cosas del universo incluyendo esas flores que hay en la mesa y esa araña que está colgando del techo. Jesús es Dios y es nuestro Salvador. Si creemos firmemente que Jesús, nuestro Dios, nos salvó, entonces tenemos una fe firme.

Sin embargo, ¿qué ocurriría si entendiésemos a Jesús solamente como un humano? Que no valdría para nada. Es cierto. Los humanos debemos conocer claramente la divinidad de Jesús para tener fe en nuestros corazones. No debemos entender a Jesús como solamente el Salvador. No debemos entender a Jesús solamente como el Salvador porque hay muchas personas en el mundo que dicen ser salvadores. Solo hay un Dios que puede salvar a la humanidad de los pecados del mundo y del juicio. Merecemos ir al infierno porque hemos cometido pecados ante Dios, y pudimos recibir la salvación de estos pecados porque Dios mismo vino como nuestro Salvador y nos salvó.

Debemos aprender acerca de la justicia de Jesús correctamente

«Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará

libres» (Juan 8:32). Esta es la base de la fe y sus cimientos. Estos son los cimientos de la fe cristiana. Nuestra vida de fe espiritual está acabada si no sabemos esta verdad. No podemos saber ni creer en Jesús con tan solo decir: «Creo en Jesús, el Hijo de Dios Padre». Debemos creer correctamente que Jesús es Dios. Las Escrituras dicen: «Estaba en el mundo y el mundo fue creado por Él». Como nos dice esta Palabra, el universo entero fue creado por Jesús. Nosotros también fuimos creados por Jesús.

Jesús, quien nos creó, vino al mundo durante un tiempo encarnado en un hombre para salvarnos cuando caemos en el pecado, y nos salvó. Entonces ascendió al Cielo de nuevo después de salvarnos a través del Evangelio del agua y el Espíritu perfectamente. Debemos creer correctamente en el ministerio de salvación de Jesús, el Dios Creador.

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201 ¿Conocen a Jesús y creen que es Dios?

¿Saben la razón por la que muchos teólogos de todo el mundo y muchos pastores cristianos y creyentes no dan el fruto de la fe y están bajo la maldición del pecado? Esto se debe a que no saben claramente que Jesús es Dios. Intentan creer con su punto de vista, pero no tienen fe; pero todos sus esfuerzos son en vano. Por tanto, debemos creer, a través del pasaje de las Escrituras, que Jesús es el Dios Creador y nuestro Salvador. El Señor reveló Su divinidad a través del pasaje de las Escrituras de hoy.

Los seres humanos no pueden ser Dios. Un ser humano no puede ser Dios por muy santo y espiritual que sea. Todos los que dicen creer en Jesús pero dicen no oler como humanos, la gente que se deifica, son gente que pertenece a sectas. Incluso entre los pastores y ministros, si uno no huele como un humano, está poseído por un demonio o es de una secta. Son personas hipócritas al 100%. Sin embargo, muchas personas de hoy en día son engañadas y piensan: «Qué santos son». ¿Sería bueno que un pastor se convirtiera en un dios de las montañas? Un

pastor que es como un dios de las montañas no es un pastor, sino un estafador y no un siervo de Dios.

Jesús es Dios. Jesús es el Dios que creó el universo. ¿Creen que Jesús es Dios? ¿Creen que Jesús es Dios quien creó el universo? Jesús es el Dios que creó el universo y a todos nosotros. Además este Jesús es nuestro Dios, nuestro Salvador, nuestro Pastor, nuestro Amigo y nuestro Prometido. Jesús es nuestro prometido espiritual y lo es todo para nosotros porque nos llevará al Reino de los Cielos y vivirá con nosotros eternamente.

Jesús es perfecto porque es Dios. Es absolutamente perfecto. Sabemos esto y creemos. Todos nosotros debemos convertirnos en verdaderos cristianos que creen en Dios de todo corazón y no solamente con nuestra mente.

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SERMÓN

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203 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

< Lucas 5, 1-11 >

«Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces

hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron».

El Señor lo sabía todo acerca de Sus discípulos

Cuando leemos la Palabra del Evangelio de

Lucas, capítulo 5, vemos que Jesús estaba en el lago de Genesaret y vio a unos hombres, que se

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204 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

convirtieron en Sus discípulos más adelante, saliendo de una barca y lavando su red. Jesús subió a la barca y Pedro, quien conoció al Señor aquí, se convirtió en discípulo del Señor. Dicho de manera simple, lo que el pasaje de la palabra nos dice hoy es que el Señor obra en momentos en los que los seres humanos se sientes desesperados y no saben qué hacer. Podemos ver que el Señor entra en nuestras vidas con Su preciosa Palabra cuando tenemos dificultades en nuestras vidas, y cuando ya no nos quedan fuerzas y no podemos seguir viviendo por nuestra cuenta, en vez de cuando todo nos va bien. El Señor lo sabía todo acerca de Sus discípulos. Él conoce nuestra ascendencia y sabe qué tipo de personas somos. Jesús lo sabe todo acerca de los seres humanos porque es el Dios que nos ha creado. Jesucristo es Dios y conoce todas las cosas que incluso nosotros no sabemos.

El campo de la ingeniería genética se ha desarrollado tanto que ahora se puede analizar el ADN de un recién nacido. Entonces, dicen que saben qué enfermedades tendrá el niño, cuándo morirá, y si

el niño será sano o no. Los científicos dicen saberlo todo acerca de la vida física de una persona cuando estudian su mapa genético. Pero la gente como nosotros no puede interpretar ni una sola porción de ese mapa genético.

Sin embargo, nuestro Señor lo sabe todo acerca de nosotros, incluyendo nuestro mapa genético. Lo sabe todo acerca de nosotros. En primer lugar, el Señor conoce todas nuestras debilidades y sabe que nacimos con pecados y que cometemos pecados en nuestras vidas. Nuestro Señor lo sabe todo acerca de nosotros porque es Dios y nos creó.

Además, el Señor lo sabe todo acerca de nosotros y viene a nosotros personalmente cuando estamos en una situación difícil. Dios viene a nosotros, a los desesperados, personalmente y obra en nosotros con Su Palabra. Entonces, ¿qué hacemos cuando el Señor viene a nosotros? Como dijo el Apóstol Pedro: «Apártate de mí, soy un pecador, Señor». En la presencia del Señor, después de conocer al Señor, reconocemos que no podemos estar

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205 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

cerca del Señor por nuestras debilidades. Podemos ver lo débiles que somos cuando nuestra naturaleza pecadora queda revelada y nada puede esconderse en la presencia del Señor.

Nuestro Señor los sabe todo acerca de nosotros; sabe que somos pecadores y sabe qué tipo de personas somos; y es el Señor que resuelve todos nuestros problemas. Como el Señor lo sabe todo acerca de nosotros, nos hace saber todos nuestros pecados. Al resolver todos los pecados mediante el bautismo y la Cruz, nos bendice para ser Sus obreros y hacer la obra justa ante Dios. Estoy muy agradecido porque el Señor lo sabe todo acerca de nosotros. También estoy agradecido porque el Señor nos encontró y nos salvó al resolver todos nuestros problemas a través del bautismo que recibió y la sangre que derramó en la Cruz. El Señor nos convirtió en obreros valiosos de Dios. Solo podemos dar testimonio de que la gracia del Señor es tan grande y maravillosa y darle gracias al Señor. No puedo dejar de dar gracias al Señor.

En el pasaje de las Escrituras de hoy, el Apóstol Pedro dijo: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador». Antes de conocer a Jesús, los que iba a ser discípulos de Jesús echaron las redes toda la noche para pescar. Dejaron la red toda la noche y la sacaron al amanecer. Pero no pescaron ningún pez. Trabajaron toda la noche, pero la red estaba vacía. Se quedaron allí sentados sintiéndose desesperados y desafortunados, y entonces Jesús se subió a la barca y dijo: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Entonces, Simón Pedro dijo: «Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red» y entonces echaron la red y pescaron muchos peces. Pedro, quien vio la obra de Dios de esta manera, le dijo a Jesús: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador».

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206 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

Cuando conocemos la justicia del Señor ocurren dos cambios impresionantes

¿Qué ocurre cuando conocemos la justicia del

Señor? Primero, entendemos que somos pecadores que cometen pecados terribles ante la presencia de Dios. ¿Cuál es el segundo cambio? Entendemos y creemos que el Señor vino al mundo y fue bautizado y murió en la Cruz para salvarnos a los pecadores desesperados que no pueden estar ante la presencia de Dios. Estos cambios tienen lugar cuando conocemos al Señor.

Pedro dijo: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador» ante la presencia del Señor. Sin embargo, el Señor le dijo a Pedro: «Desde ahora serás pescador de hombres». En realidad, cuando Pedro estuvo en la presencia del Señor, el Señor sabía qué tipo de pecador era Pedro. Por tanto, el Señor resolvió todos los problemas de los pecados de Pedro, porque Pedro no podía hacer la obra justa si tenía pecados. El Señor, que es el Dios de Pedro, se

convirtió en el Salvador de Pedro y aprobó a Pedro como obrero de Su justicia que podía hacer la obra justa.

Por tanto, la gracia de Dios ha descendido sobre nosotros y estamos muy agradecidos. Somos descendientes de pecadores que no podían acercarse al Señor como Pedro, quien solo pudo decir ante Dios: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador», Sin embargo, nuestro Señor no nos rechazó, y vino a nosotros con la gracia de Su salvación. El Señor tomó todos nuestros pecados, los eliminó al recibir el bautismo, y nos salvó al ser juzgado por esos pecados en la Cruz.

Le doy gracias sinceramente al Señor. El Señor vino a nosotros a través del Evangelio del agua y el Espíritu, resolvió nuestro problema de los pecados, y nos convirtió en personas justas que hacen la obra de la justicia de Dios. Así podemos saber lo grande y profundo que es el amor de Dios en todas estas cosas. Pedro dijo aquí: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador» antes de que Pedro siguiese al

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207 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

Señor de verdad. Esto fue antes de que Pedro supiese que el Señor le había quitado todos sus pecados al venir al mundo, ser bautizado y morir en ala Cruz. Aunque Pedro dijo esto, ¿qué dijo el Señor? Dijo: «De ahora en adelante te haré pescador de hombres». El Señor lo sabe todo acerca de nuestra vida humana porque nos creó. Por eso el Señor pudo resolver todos nuestros problemas relacionados con la vida, y de verdad los resolvió.

Sin depender del Señor, sin que el Señor eliminase los pecados del mundo, y sin el Señor aprobándole como parte del pueblo de Dios, Pedro era una persona que no podía estar ante la presencia del Señor. Pedro no podía estar ante Dios sin la gracia de salvación que nos da el Señor. Sin embargo, el Señor le había dado esta gracia maravillosa a Pedro y más tarde lo convirtió en un valioso siervo de Dios.

Aquí Pedro dijo: «Soy un pecador» y en realidad, ¿cómo puede un hombre pecador presentarse ante Jesucristo, que es Dios, sin

vergüenza? Nadie puede estar ante Dios si no cree en la Palabra de la salvación del agua y la sangre con la que Jesucristo eliminó nuestros pecados. Aunque podamos mirarnos y pensar: «Soy honesto en este mundo», nadie puede presentarse ante Dios con confianza. Lo único que podemos decir ante la presencia del Señor es: «Tengo muchas faltas y soy débil. No soy nada. Merezco ir al infierno. Sin embargo, el Señor vino al mundo y me salvo porque me amaba. He recibido la salvación con fe en mi corazón. Esta es la razón por la que puedo estar ante Dios y seguirte, mi Señor, y hacer la obra valiosa que me has confiado. Estoy muy agradecido, Señor».

Nosotros somos así La gracia que Dios nos ha dado es este tipo de

amor. Somos pecadores desesperados antes de conocer al Señor y no podemos evitar ir al infierno; éramos personas que no podían limpiar esos pecados

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208 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

sucios. Sin embargo, hemos recibido la salvación porque el Señor ha venido a eliminar estos pecados. El Señor eliminó todos nuestros pecados y nos hizo instrumentos de la justicia de Dios. Dios nos ha aprobado como santos y obreros que no tienen pecados; la gente no hace la obra justa de predicar el amor y salvación del Señor a otras personas.

En el pasaje de las Escrituras de hoy, los que iban a ser los discípulos de Jesús salieron de las barcas y lavaron las redes. Debemos lavar las redes espirituales cuando hacemos algo. Debemos lavar las redes y arreglar las partes que están rotas. Los agricultores plantas semillas y utilizan fertilizantes e insecticidas para poder recoger los frutos de su trabajo. Pescar es lo mismo. No pueden pescar peces al echar las redes en cualquier momento y después sacarlas. Pescar es similar a la agricultura. Hay que lavar las redes todos los días y sobretodo si no se ha pescado nada. No se puede pescar nada si la red está sucia. Hay que lavar la red y arreglar las partes rotas.

Sé estas cosas porque solía vivir junto al mar.

Allí había mamíferos marinos que se llaman cerdos de agua, en la isla Gadeok, y sé que también debe haber delfines. Este mamífero marino es grande como un cerdo y los pescadores no quieren pescarlo porque es una masa de grasa. Además cuando se quedaban atrapados en la red, se retorcían violentamente y rompían la red. Esta es otra de las razones por las que los pescadores odiaban este tipo de pescado. Pero, de cualquier manera, los pescadores deben estar preparados para echar las redes y para limpiarlas y arreglarlas cada vez que terminen de pescar.

Estoy publicando muchos libros con mis colaboradores y esta es una tarea difícil y agotadora. Acabo de entregar algunos manuscritos que he revisado y creo que he trabajado demasiado. Me siento completamente agotado físicamente. Quizás he superado mi capacidad física, y me siento enfermo. Los seres humanos enfermamos cuando superamos nuestras habilidades físicas. Aunque estemos sanos espiritualmente, la carne enferme cuando utilizamos

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209 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

demasiadas fuerzas y tenemos demasiado estrés. Todas las partes de mi cuerpo ahora parecen estar rotas, y durante estos momentos pienso: «Me gustaría ser un idiota y no saber nada».

Como he sufrido tanto físicamente, pienso que los ministros que han trabajado conmigo están tan cansados como yo y por eso creo que necesitamos más colaboradores. Estamos muy agotados cuando trabajamos tanto. Por eso, estoy pensando que debemos dividir el trabajo según nuestra capacidad. En realidad, he estado tan sumido en mi trabajo últimamente que ha sido muy difícil pasar tiempo con los santos. Por tanto, me gustaría dejar este trabajo de publicar libros para aliviar mi carga y quiero hacer alguna obra en el extranjero, conocer a otros hermanos santos y pasar más tiempo pensando en la obra que me ha dado el Señor.

De todas formas, podemos hacer la obra de Dios bien si lavamos las redes siempre y las arreglamos. Aquí el Señor le dijo a Pedro: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Entonces Pedro

dijo: «Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red» y echó la red. Generalmente, no hay muchos peces en lo más profundo de un mar o río, sino que los peces suelen estar cerca de la orilla. Pero también hay peces en lo profundo, aunque son más difíciles de pescar por las corrientes.

Aunque no tenía sentido para Pedro, quien era un experimentado pescador, dijo que echaría la red porque el Señor le dijo que lo hiciera, y al final acabó pescando muchos peces cuando siguió la Palabra del Señor. Les tuvo que pedir ayuda a sus amigos para subir la red. Pescó tantos peces que la red estaba a punto de romperse. En ese momento Pedro pensó: «Esta persona no es una persona cualquiera. Sabe cosas que sobrepasan el sentido común». Se dio cuenta de que era el Hijo de Dios. Por eso lo primero que dijo cuando conoció el Señor fue: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador». Pedro conoció la divinidad de Jesús. Supo que Jesús es el Hijo de Dios y el Salvador. Al darse cuenta de quién

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210 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

era, Pedro se arrodilló ante Su presencia y dijo: «Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador».

Debemos saber completamente quién es la persona que nos ha salvado de los pecados del mundo; quién es la persona en la que creemos; y cómo es la gracia de la salvación que el Señor nos ha dado. Sin embargo, pueden pensar: «Así que hemos sido salvados del pecado. Pero, ¿por qué hablas de eso todos los días? ¿No sabes hablar de otra cosa?». ¿De verdad creen que la salvación es tan poca cosa? No, en realidad es importante. Esta gracia, este amor y esta salvación con la que nos encontró el Señor, con la que ha borrado los pecados y nos ha hecho instrumentos de Su justicia, es muy profunda y maravillosa. Por tanto, los cristianos nacidos de nuevo, no podemos evitar hablar de esto cuando abrimos la boca. No podemos vivir de otra manera si no es hablando de la salvación que Dios nos ha dado, alabando a Dios, dándole gloria, dándole gracias y dándole nuestras manos, pies, bocas y todos nuestros cuerpos al Señor como siervos de Dios hasta que

muramos. ¿Cuál es la razón? La razón es que hemos recibido la gracia maravillosa del Señor. Hemos recibido esta gracia maravillosa.

Digamos que una persona muere por nosotros. Con tan solo pensar en esto se nos saltarían las lágrimas y estaríamos muy agradecidos. De la misma manera, los cristianos de hoy en día lloran de gratitud cuando piensan que Jesús murió en nuestro lugar. Sin embargo, debemos confirmar algo en nuestros corazones. Esta fe, esta idea, y este agradecimiento están presentes en la sociedad humana. Por ejemplo, digamos que una persona va a una fortaleza enemiga y está acorralado, a punto de morir, pero otra persona la salva y muere en su lugar. ¿Cómo de agradecida creen que estaría la persona salvada? No podría olvidar a la persona que le salvó la vida y viviría agradecida el resto de su vida.

Pero la gratitud al Señor por la salvación que nos ha dado no se puede comparar con esto. El Señor nos ha dado un amor y una salvación que no se pueden comparar con todo lo que podemos encontrar

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211 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

en la sociedad humana. Piensen en esto: el Señor nos ha dejado sin

pecados, nos ha convertido en el pueblo de Dios y nos ha hecho justos. Entonces, ¿cómo podemos comparar esto con el amor de una persona que muere para rescatar a otra? ¿Es el amor de Dios el tipo de amor que se puede encontrar en la sociedad humana también? No, no es así. El amor del Señor no es el tipo de amor que pueda dar la gente del mundo

Incluso la gente de este mundo participa en ceremonias y crea estatuas para conmemorar a héroes que murieron por otras personas. Entonces, ¿cómo vamos a olvidar el amor de salvación que nos ha dado el Señor? No podemos olvidarlo. No podemos olvidar la gracia del Señor y no podemos evitar estar agradecidos eternamente. No podemos evitar dar gracias al Señor porque sabemos lo profunda que es su salvación y la gracia que el Señor nos ha dado. Estoy agradecido por que el Señor me convirtió en un siervo valioso de Dios.

Nuestro cuerpo es tan débil que nos quedamos

agotados cuando trabajamos un poco o cuando pasamos por un poco de estrés. Antes podía trabajar durante varios días sin dormir sin ningún problema, pero ahora me agoto si trabajo demasiado una noche. De todas formas, estoy agradecido porque el Señor me hizo Su siervo aunque sea débil, y porque me ha dado esta gracia de salvación. Quiero que recuerden esto. No debemos olvidar que Dios nos ha salvado y en la gracia que Dios nos ha dado. La gracia que el Señor nos ha dado es maravillosa.

¿Cómo podemos convertirnos en personas sin pecados con nuestras propias fuerzas? Nadie puede convertirse en una persona sin pecados mediante medios humanos. Sin embargo, el Señor dijo: «Para los hombres es imposible, pero con Dios todas las cosas son posibles» (Mateo 19, 26). Dios Todopoderoso nos dio la vida eterna sin pecados al venir al mundo encarnado en un hombre, recibir el bautismo y morir en la Cruz para borrar todos nuestros pecados y resucitar de entre los muertos. Nos hemos convertido en personas justas porque dios

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212 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

nos salvó y porque tenemos fe en esa salvación. Es cierto. Debemos convertirnos en personas sin

pecados. Es natural para nosotros estar sin pecados después de nacer de nuevo, pero es absolutamente imposible sin el amor especial de Dios y Su salvación. Nos hemos convertido en personas justas sin pecados porque el Señor nos ha dado una salvación maravillosa. No podemos evitar estar agradecidos. Esto se debe a que el Señor Todopoderoso ha cumplido la obra de salvación que nosotros no podíamos ni imaginar.

Debemos creer y seguir al Señor siempre con corazones agradecidos por habernos dejados sin pecados y hacernos justos a pesar de ser inadecuados. Cuando nos examinamos, debemos estar agradecidos ante la presencia de Dios porque nos ha salvado. Esto es cierto. ¿Son ustedes así? No somos nadie, pero hemos estado pescando mucho desde que empezamos a creer en el Señor según Su Palabra. Éramos personas que no estaban satisfechas, pero ¿qué ocurrió después de conocer al Señor? ¿Acaso no

hemos recibido bendiciones maravillosas ante la presencia de Dios? Nuestra red espiritual está llena de peces. ¿Qué grandes bendiciones hemos recibido? Somos personas que han recibido muchas bendiciones. ¿Creen así también?

Si creen lo siguiente: «¿Qué nos ha dado después de la salvación? ¿Qué bendiciones?», entonces esa persona no es ni siquiera un niño espiritual. ¿Cómo reacciona un bebé cuando conoce a sus padres? Sonríe y se mueve para mostrar su gratitud, ¿no es así? Incluso un niño pequeño aprecia a sus padres. Incluso un niño llora cuando se van sus padres. Si no están agradecidos en su corazón después de haber recibido la salvación, entonces aún no son ni tan solo niños espiritualmente

Deberán madurar en su fe y su fe deberá crecer. Además, deberán ir a la iglesia y escuchar la Palabra de Dios a menudo si quieren que su fe crezca. Dios no nos dio una bendición poco valiosa. Nos dio una gracia maravillosa. Nos dio una gran bendición. ¿Creen en esto? No hay mayor bendición en el

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213 La salvación que el Señor nos ha dado es maravillosa

mundo. Ninguna bendición puede compararse con la bendición de la salvación que el Señor nos ha dado. El Señor nos ha dado una gran bendición a toda la humanidad.

Quiero acabar este sermón dando gracias ante la presencia de nuestro Señor quien nos ha dado esta bendición. ¡Aleluya!

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SERMÓN

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215 Jesús salvó a los pecadores del pecado

Jesús salvó a los pecadores del pecado

< Lucas 5, 27-32 >

«Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad».

¿A quién salvó Dios de sus pecados? Estoy muy agradecido porque Dios nos ha

permitido celebrar esta reunión de oración y nos ha permitido cantar alabanzas y predicar la Palabra de Dios a través de un micrófono. Estoy agradecido porque tenemos esta libertad en nuestro país. He estado en China a salvo gracias a la gracia de Dios y sus oraciones. En China, seríamos encarcelados si predicásemos la Palabra de Dios en público porque no tienen libertad religiosa como nosotros en Corea. Hay algunos hermanos y hermanas nuestros en China y mi corazón está siempre con ellos. Sé que Dios les hará siervos de Dios y les hará mantenerse firmes con el Evangelio del agua y el Espíritu para evangelizar toda China y salvar a muchas personas de sus pecados. Hay otras personas fuera de China que también recibirán la salvación de los pecados y manifestarán la gloria de Dios si le oramos a Dios, creemos en Él e intentamos cumplir esta tarea.

Quiero que sepan que por la gracia preciosa de

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216 Jesús salvó a los pecadores del pecado

Dios podemos alabar a Dios y orar. Los extranjeros no pueden evangelizar en los países comunistas. Un extranjero que haga esto va a la cárcel. Por tanto, deben trabajar en secreto y no pueden ir predicando libremente porque los oficiales de seguridad persiguen a los extranjeros según su apariencia. No pueden ni ponerse una corbata y siempre tienen que tener cuidado en las zonas rurales cuando salen de casa. Le doy gracias al Señor por darnos esta libertad. Quiero que Dios proteja y bendiga a nuestros colaboradores, a nuestros hermanos y hermanas y ministros de todo el mundo. Quiero que el Señor les dé la fe correcta y las bendiciones preciosas en todo lo que hagan.

Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores

Tanto en el pasado como en el presente, las

personas se alejan de los pecadores o de las personas

cuyos pecados han sido revelados. Sin embargo, Jesús dijo: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». El Señor vino a este mundo a llamar a los pecadores al arrepentimiento y para hacerles creer en la justicia de Dios. En realidad, todos los seres humanos cometen pecados. Los humanos pueden robar sin aprender a robar porque tienen este pecado en su corazón, en la esencia de la mente humana. No pueden garantizar que ustedes nunca robarían. Si alguien fuese presidente del país, podría meter todo el dinero del país en su cuenta bancaria. Sin embargo, el Dios Todopoderoso ya sabía que haríamos estas cosas y nos hizo arrepentirnos antes de hacerlo.

La razón porque la gente no comete pecados terribles es que no ha tenido la oportunidad. Si las circunstancias lo requieren, las personas cometen pecados. Una persona no comete pecados cuando las circunstancias son favorables para el pecado, es una persona justa. Pero una persona que no peca porque está en un ambiente que no fomenta el pecado es una

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217 Jesús salvó a los pecadores del pecado

persona que comete pecados. ¿Entienden lo que estoy diciendo? Por eso el Señor dijo: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento». En realidad, cuando vemos a la gente a la que Jesús llamó, podemos ver que llamó a las personas que son pobres en su propia justicia en vez de la gente que es rica en su propia justicia.

Podemos confirmar a través del pasaje de las Escrituras de hoy que Jesús llamó a los pecadores de todo tipo de personas. Incluso en la Palabra de hoy, se dice que Jesús llamó a un publicano, llamado Leví. Como los demás discípulos, esta persona dejó todo lo que tenía y siguió a Jesús cuando le llamó. Después de haber sido llamado por Jesús, invitó a Jesús y a los demás discípulos a un gran banquete para darle gracias a Dios.

Pero, ¿qué ocurrió en ese banquete? Los fariseos que fueron al banquete juntos estaban hablando en voz baja acerca de Jesús y Leví diciendo: «Jesús hubiera sabido que Leví es un ladrón si fuera un profeta». En realidad, el publicano Leví no era un

ladrón cualquiera. Era un gran ladrón. Quizás robase más que Taewoo Roh, el antiguo presidente de Corea. De todas formas, lo que es definitivo es que esa persona llamada Leví era un gran pecador a los ojos de las demás personas y de Jesús.

Sin embargo, hay una cosa que debemos entender claramente. ¿Quién en este mundo puede recibir la remisión de los pecados a través de la justicia del Señor? Una persona que reconoce ser pecadora puede recibir la remisión de los pecados a través de la fe gracias a la justicia de Dios. Solamente un completo pecador puede convertirse en una persona justa al recibir la remisión de los pecados.

Por otro lado, ¿qué le ocurre a una persona que piensa que no es pecadora? Es difícil que esa persona reciba la remisión de los pecados. Por tanto, una persona que no crea ser pecadora primero debe convertirse en pecadora ante la presencia de Dios para recibir la remisión de los pecados. Esta es la razón por la que Dios permite que haya personas malvadas en este mundo. Dios permite que haya

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218 Jesús salvó a los pecadores del pecado

maldad en el mundo para que los que no crean ser pecadores se conviertan en pecadores. Dios permite que esas personas que son como una viga en el ojo de los que pretenden ser justos y santos revelen toda su maldad.

Esto es cierto Dios no elimina del mundo a los que son tan malvados que nos volveríamos locos si no los insultásemos y nos volviésemos contra ellos. Dios deja que este tipo de personas viva entre nosotros para hacernos entender lo pecadores que somos.

¿Qué hizo nuestro Dios cuando expulsó a Adán y Eva, que habían pecado contra Dios, del Jardín del Edén? Seguramente fue doloroso para Dios expulsarles del Jardín, pero tuvo que maldecir la tierra en la que vivieron. Pronunció esta maldición: «Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo» (Génesis 3, 18). Podrían haber resentido a Dios por los cardos y espinos de la tierra, pero así también se dieron cuenta de lo maravilloso que era el Jardín del Edén.

Nosotros también somos así. Nunca podríamos haber seguido a Dios ni Su justicia si no tuviésemos dificultades. Por tanto, nuestro Señor nos dio dificultades para hacernos buscar la justicia de Dios. Dios permitió que viviésemos en unas circunstancias malvadas y horribles para que nos diésemos cuenta de que éramos pecadores ante Dios. Por eso así aprendimos que éramos completos pecadores. Es cierto. Nosotros, los que hemos recibido la remisión de los pecados, éramos completos pecadores y pudimos convertirnos en personas completamente justas al creer en la justicia de nuestro Señor. Debemos entender esto correctamente. ¿No es cierto? Por tanto, quien no se haya convertido en un pecador tiene que entender primero lo pecador que es. Entonces, así podrá recibir la bendición de la remisión de los pecados y las bendiciones celestiales.

Los fariseos hacían comentarios sarcásticos sobre Jesús y Sus discípulos: «¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Como pueden ver en este comentario de los fariseos, publicanos y

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219 Jesús salvó a los pecadores del pecado

oficiales de impuestos, eran terribles pecadores. El poder del dinero era enorme entonces como lo es ahora. Esto es porque el dinero es poder y habilidad en este mundo. Los recolectores de impuestos de aquel entonces eran ladrones. Eran traidores porque vendieron a su país y le chupaban la sangre a su propio pueblo. Israel era un país bajo el dominio del Imperio Romano. Como Corea en tiempos del dominio japonés durante 35 años hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, Israel estaba gobernado por el Imperio Romano.

Los publicanos recogían impuestos del pueblo de Israel para el Imperio Romano. Sin embargo, estaban muy corruptos. Recogían todo lo que podían y solo entregaban una parte el gobierno romano y se quedaban con el resto. Eran como ladrones. El gobierno romano no recogía muchos impuestos en Israel. No pedían demasiados impuestos porque no querían causar una rebelión. Sin embargo, los publicanos mentían diciendo: «Roma nos ha dicho que recojamos esta cantidad» para llenar sus propios

bolsillos. Utilizaban el nombre del emperador romano para explotar al pueblo israelita para su propio beneficio. La mayoría de los israelitas sabían esto. Por tanto, consideraban a los publicanos personas horribles.

Sin embargo, Jesús llamó a este publicano llamado Leví que era el peor de los publicanos. Jesús le dijo: «Sígueme». Entonces, Leví lo dejó todo y siguió a Jesús. ¿Qué significa esta Palabra? Esto significa que esta persona sabía que era un pecador aunque era publicano y entendió a Jesús y lo aceptó aunque el Señor le conocía. Podemos entender que sabía esto porque celebró un gran banquete para Jesús y Sus discípulos.

En realidad, ¿cuál es la razón por la que Jesús vino a este mundo? Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores como este publicano; a las personas con las que nadie quiere asociarse porque tienen muchos pecados. Un pecador con pocos pecados no puede recibir la remisión de los pecados. Piensen en ustedes mismos. Éramos completos pecadores, pero

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220 Jesús salvó a los pecadores del pecado

ahora somos perfectamente justos gracias a la salvación de Jesús. Por tanto, en el Reino de Dios, solo hay personas que eran completamente pecadoras pero que ahora son completamente justas. No hay ninguna persona que solamente fuese parcialmente pecadora o un poco justa. Entonces, ¿cuál es el destino de las personas que han recibido la remisión de la mitad de sus pecados? Estos pecadores parciales irán al infierno. Quiero que se aseguren de esto. Solo los pecadores que revelan todos sus pecados como este publicano pueden pertenecer al Reino de Dios, en el Jardín del Edén, y pueden recibir la bendición de la salvación de Dios.

Aunque no cometemos ciertos pecados con nuestras acciones, todavía tenemos la fuente de estos pecados en nuestros corazones. Nuestra carne inadecuada tiene todos estos pecados en abundancia. Examinemos nuestros cuerpos físicos. Nuestra carne pueden cometer los pecados de los que se habla en el Evangelio de Marco: malos pensamientos, asesinato, envidia, ojo malvado, lascivia, codicia, ira, hurtos,

mentiras, maldad e insensatez (Marcos 7, 20-23). Nuestra carne tiene todos estos vicios y hace estas cosas. Nosotros tenemos pensamientos malvados con la carne. Cometemos asesinato con los pensamientos carnales. Aunque no lleguemos a matar a una persona, a veces pensamos en matar a alguien. Cometemos adulterio. ¿Con qué cometemos los pecados de lascivia, envidia, hurto, orgullo y todos los 12 tipos de pecados? ¿Pecamos con nuestro espíritu? No. Pecamos con nuestro cuerpo físico, con nuestra carne. Por supuesto que pecamos con nuestros corazones, pero olvidamos esos pecados fácilmente.

¿Qué ocurre con este cuerpo físico? Nuestros cuerpos físicos pueden cometer estos

12 tipos de pecados en cualquier momento. Lo mismo ocurre con los cuerpos físicos de los que reciben la remisión de los pecados. Podemos confesar ante Dios que somos completos pecadores

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221 Jesús salvó a los pecadores del pecado

porque nuestros cuerpos físicos siempre cometen pecados. Somos débiles y malvados que no pecan solo porque las circunstancias no nos empujan a hacerlo; pero que pecarían sin problema si las circunstancias lo requieren. Podemos decir que el cuerpo físico de una persona siempre quiere pecar sin importar las circunstancias.

Por tanto, no podemos decir que somos justos físicamente ante la presencia de Dios. Sin embargo, podemos decir que nos hemos convertido en personas justas espiritualmente al creer en la salvación del Señor y la remisión de los pecados. En realidad, ¿hay alguien que sea perfecto? ¿Quién puede ser una persona perfecta? Hay personas que parecer tener dignidad pero solo es una apariencia. Miren la historia de la Iglesia Católica. Durante la Reforma, los católicos mataron a muchas personas en Francia y en Suiza. Los católicos secuestraban a creyentes protestantes y les destrozaban el cuerpo.

Entonces, ¿cómo son las personas religiosas de esta era? Las personas religiosas del mundo siempre

llevan ropa que parece santa, hacen obras buenas, comparten su amor y fingen tener compasión. Sin embargo, la razón por la que fingen ser justas es que son malvadas. La gente siempre muestra su verdadero ser cuando tiene poder. Los seres humanos son malvados.

Los seres humanos son malvados en su esencia. No quiero decir que deben vivir con maldad, pero les estoy diciendo que deben saber que son fundamentalmente malvados ante Dios. Deben reconocer ante Dios que son malvados y recibir la perfecta salvación de Dios. Cuando las personas reconocen su maldad y recibe la salvación de Dios se convierten en hijas de Dios y en personas justas, sus cuerpos físicos se hacen más fuertes y sus almas reciben las bendiciones de Dios. Por tanto, debemos saber a quién llamó Jesús, nuestro Dios, en este mundo y por qué llamó a Leví, que era un recolector de impuestos.

Cuando Jesús vivió en Israel, los fariseos habían intentado vivir con justicia ante Dios y seguir la

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voluntad de Dios. Pero entonces, ¿por qué llamó Jesús a los fariseos? Dios llamó a personas tan ignorantes como Pedro y Juan, que tenían fuertes temperamentos, en vez de llamar a los fariseos. Entonces, ¿por qué llamó Jesús a personas con temperamentos tan fuertes? ¿Por qué llamó Jesús a un recolector de impuestos que era un ladrón y le dio la remisión de los pecados? Había muchas personas rectas en aquel entonces y los fariseos vivían vidas espirituales sin ni siquiera mentir. Pero, ¿por qué no los llamó Jesús?

Como he dicho anteriormente, los seres humanos fingen ser justos porque son malvados. Una persona que es justa de verdad muestra misericordia a los demás naturalmente sin fingir ser justa. Jesús no llamó a los fariseos que parecían justos porque eran pecadores parciales y personas justas parcialmente que fingían ser verdaderamente justas. Jesús llamó a las personas desesperadas de este mundo.

¿Acaso no dijo Jesús: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, al arrepentimiento»?

Sí. Jesús no vino a llamar a las personas que viven con justicia como los fariseos. Jesús conoce los corazones de la gente porque es el Creador de los seres humanos. Esto significa que Jesús sabe que los seres humanos son una masa de pecados y que son inadecuados. Por eso Jesús dijo: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Jesús vino a llamar a los pecadores. Vino al mundo a llamar a los pecadores y a hacer que se arrepintieran.

El Señor dijo: «Eres un pecador. Eres un pecador que comete pecados hasta que muere porque tiene pecado original. No finjas no tener pecados y ser justo. Irás al infierno. Por tanto, deberás entender que eres un pecador destinado a ir al infierno y creer en Mí para recibir la remisión de los pecados. He venido a salvarte de todos tus pecados». Jesús vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. Vino a hacerles arrepentirse y recibir la remisión de los pecados al creer en Jesús. Jesús vino a salvar a los pecadores y convertirlos en personas justas. Pero, el Señor llamó a estos completos pecadores y nos salvó

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para convertirnos en personas justas. Hace poco tiempo, fui a la ciudad de Yenji en

China y conocí al hermano Youngik Shin. Era una persona muy tranquila y con educación que solía trabajar en el departamento forestal del gobierno comunista de China antes de jubilarse a los 50 años de edad. En China la gente se jubila automáticamente a los 50 años. Este hermano es muy buena persona. Pero, aunque este hermano cree en el Evangelio del agua y el Espíritu, dice cosas sin sentido constantemente por orgullo cuando le pido que me dé su testimonio de salvación.

Por tanto, le dije la Palabra de Dios que dice: «Solamente un completo pecador puede convertirse en una persona completamente justa». Entonces abrí el Evangelio de Marcos 7 y le pregunté: «Hermano Shin, ¿eres una persona que comete el pecado de robar y de adulterio?». Se le puso la cara roja cuando le pregunté esto. Entonces le pregunté: «¿Eres un vago y un ladrón?». Entonces, admitió con sus labios que era un completo pecador. Su cara se iluminó y su

corazón se transformó e hizo una confesión de fe en que el Señor le convirtió en una persona justa a pesar de ser un pecador.

Jesús ha borrado todos nuestros pecados a través del Evangelio del agua y el Espíritu. Ha borrado los pecados del mundo. Entonces, ¿por qué no puede recibir la gente la remisión de los pecados? Porque no reconoce que son pecadores ante la presencia de Dios, porque no confiesa sus pecados. No conocen la gracia si no conocen su naturaleza fundamental.

Los que hemos recibido la remisión de los pecados somos iguales. Siempre es un obstáculo en nuestros corazones y estamos menos agradecidos si no reconocemos que somos completos pecadores en términos físicos y que somos perfectamente justos a través de la fe. Puede que miren a otros santos y piensen: «¿Por qué es esta persona así? ¿Por qué es tan malvada? ¿Por qué vive así si ha recibido la remisión de los pecados?». Un santo que no admite ser un completo pecador en términos físicos es una persona que no reconoce que es perfectamente justa a

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través de la fe. Este tipo de personas mira a los demás santos y piensa así porque creen ser justas y porque no admiten que son pecadoras en sus corazones aunque digan serlo, y por tanto no han recibido la remisión de los pecados. Sin embargo, ¿qué pasaría si admitiesen que son completamente pecadoras ante la presencia de Dios y creyesen que son personas justas a través de la justicia del Señor? Que alabarían al Señor cuando vieran las debilidades de los demás santos. No podrían evitarlo. ¿Lo entienden?

No quiero decir que deban vivir como pecadores que no creen en la perfecta justicia de Dios, sino que les estoy diciendo que deben vivir con fe como los justos que creen en la justicia de Dios. Nuestro Señor tuvo misericordia de nosotros y vino a salvarnos porque éramos completos pecadores que no podían evitar ir al infierno. Hemos recibido la remisión de los pecados al creer en el Señor porque nos salvó de los pecados. No nos hemos convertido en personas justas porque seamos benevolentes. No se va al cielo

porque se hayan hecho buenas obras después de creer en Jesús ni se va al infierno por ser malo, sino que una persona que tiene debilidades reveladas en este mundo es salvada por el Señor. Jesús vino a salvar a estar personas y las salvó.

Jesús no vino a salvar a personas sin pecados que dicen: «Soy una persona limpia. Soy inmaculada». Jesús vino a salvar a pecadores como el publicano que aparece en la Palabra de hoy. Jesús dijo claramente: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores al arrepentimiento». ¿Creen que esta Palabra es la Verdad?

He leído este pasaje muchas veces. Por tanto, pensé: «Jesús no vino a llamar a los justos y debo ser un pecador hasta la muerte porque Jesús vino a llamar a los pecadores». Yo siempre pensaba en esta Palabra y oraba: «Señor, este pecador ha venido a Ti» con orgullo por ser un pecador. Oraba con orgullo y le hablaba a la gente con orgullo, pero esta Palabra no quería decir lo que yo pensaba y la examiné más tarde. Esta Palabra significa que Dios

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no vino a llamar a los justos, sino que vino a llamar a los pecadores para que se arrepintieran y tuviesen la justicia de Dios. Nuestro Señor estaba diciendo que llamó a los pecadores para que se arrepintieran y creyesen en Jesús para que recibiesen la perfecta salvación. El Señor llamó a los pecadores para darles la bendición de convertirse en personas justas. Deben entender el significado de esta Palabra claramente.

Muchas personas creen en Jesús e interpretan la Palabra de una manera absurda según sus propias ideas, y no debemos cometer este error. Éramos completos pecadores. Todo el mundo nació como un pecador. Sin embargo, estos pecadores se convierten en personas justas al creer en la salvación de nuestro Señor. Hay muchas personas a nuestro alrededor que serán justas. A través de esta Palabra de hoy estoy diciendo que el Señor nos salvó de todos los pecados y nos hizo personas justas cuando éramos verdaderos pecadores. Debemos recordar siempre esta Palabra en nuestros corazones y estar agradecidos por la gracia de Dios mientras vivimos en este mundo.

¿Qué es lo que debemos recordar en este momento? Que solíamos ser completos pecadores y que nos convertimos en personas perfectamente justas porque el Señor nos salvó. Debemos recordar que todas estas cosas eran la gracia de Dios y debemos darle gracias. Estoy muy agradecido.

Muchas personas de este mundo piensan: «Pero aún así soy una persona decente». Sin embargo, esto es solamente nuestra idea y en realidad no somos decentes. Somos seres humanos horribles pero no podemos vernos claramente porque hemos sido engañados por el Diablo y la educación de este mundo. Pensamos en nosotros de esta manera porque hemos sido engañados por falsos santos en el mundo y por las culturas del mundo. Esto es cierto. El mundo enseña a la gente: «Vivid con justicia. Vivid una vida justa. Entonces recibiréis bendiciones de Dios».

Yo solía pensar así. Solía pensar que era una persona decente. Nuestro sueño cuando era joven era algo así: «Quiero convertirme en presidente cuando

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crezca». Entonces cuando crecí un poco dije: «No quiero ser presidente. Ahora, quiero convertirme en un político; o un primer ministro». Entonces cuando crecemos más decimos: «Creo que eso es demasiado. Creo que debería ser el presidente de una empresa». Cuando nos convertimos en adultos, decimos: «Solamente quiero tener una familia sana y tener suficiente comida en la mesa». Nuestros sueños se van haciendo más y más pequeños.

¿Qué significa esto? Todo va disminuyendo a medida que nos conocemos a nosotros mismos. Nos hacemos humildes. Aún así a veces somos orgullosos. Pensamos: «Por lo menos voy a sacar un 80% en ese examen». Otra persona puede pensar: «¿80%? Yo por lo menos sacaré un 95%». Sin embargo, ¿qué ocurre cuando nos hacemos mayores? Nos damos 98 puntos hasta que tenemos 10años, y después nos damos 70 a los 20 años. Pero cuando cumplimos los 30 años, la nota desciende hasta un 25, y una persona que se conozca un poco mejor se da un 0 o incluso un menos 100. ¿Por qué? Porque cuanto más nos

conozcamos, más difícil es pensar que somos buenos. Sin embargo, nuestro Dios dijo claramente: «No

he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Éramos completos pecadores desde el principio. Como éramos completos pecadores, destinados a ir al infierno, y como no podíamos evitar ser malditos por Dios, Dios tuvo misericordia de nosotros y vino a este mundo a salvarnos a los pecadores desesperados. El Señor tomó todos nuestros pecados sobre Sí mismo al recibir el bautismo en el río Jordán y resolvió los pecados en la Cruz y nos salvó perfectamente. Por tanto, debemos conocernos claramente. Debemos creer: «Somos pecadores físicamente, pero nos hemos convertido en personas justas al creer en el Señor». Más que nada, debemos conocernos claramente. ¿Lo entienden?

Nuestros hermanos y hermanas deben reconocer ante la presencia de Dios que éramos pecadores y debe estar agradecidos porque el Señor nos salvase. Alabo a nuestro Señor por habernos salvados completamente de nuestros pecados.

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