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1 Paper prepared for delivery at the 2000 Meeting of the Latin American Studies Association (LASA). Hyatt Regency Miami, March 16-18, 2000. PANEL GEN 341: Escritura de mujeres (siglo XX): sexo-género y modernidad. Chair: Alicia Salomone. TITLE: “Género y modernidad en Alfonsina Storni” AUTHOR: Graciela A. Queirolo Universidad de Buenos Aires (UBA) Facultad de Filosofía y Letras Profesora Historia República Argentina Email: [email protected]

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Paper prepared for delivery at the 2000 Meeting of the Latin

American Studies Association (LASA). Hyatt Regency Miami, March 16-18, 2000.

PANEL GEN 341:

Escritura de mujeres (siglo XX): sexo-género y modernidad. Chair: Alicia Salomone.

TITLE: “Género y modernidad en Alfonsina Storni”

AUTHOR: Graciela A. Queirolo

Universidad de Buenos Aires (UBA) Facultad de Filosofía y Letras

Profesora Historia República Argentina

Email: [email protected]

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Género y modernidad en Alfonsina Storni

Graciela A. Queirolo (UBA)

“(...) El mejor homenaje que puede hacérsele a un fuerte no es enterrar su tragedia con un ramo de bellas palabras, sino tratar de penetrarla, sin miedo a verdad alguna,

y de lo negativo, alzarse a lo positivo: quizás crear en el propio escritor de garra, y en su medio, una mayor conciencia (...) del alcance y trabazón de ideas”.

Alfonsina Storni (1938) 1

Las palabras que Alfonsina Storni le dedica a Leopoldo Lugones en el homenaje que la revista Nosotros le realiza luego de su muerte, bien pueden ser aplicadas a su propia historia. Como señala Gwen Kirkpatrick2, la figura de Alfonsina se ha convertido en una leyenda en América Latina, leyenda que combina las imágenes de poeta romántica, mujer transgresora, trágico suicidio. Pues bien, su nombre se asocia con los de Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou, con quien integra la tríada de poetisas famosas de las décadas de 1920 y 1930, y también con los de Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga, a quienes se los agrupa en la generación suicida de la década de 1930.

Nosotros preferimos distanciarnos de esas imágenes e incursionar en la prosa

periodística, en un intento de comprender el “alcance y trabazón” de las ideas de nuestra autora. Su prosa periodística constituye un corpus llamativamente abundante, más de cien artículos, que se halla fragmentado y disperso en la prensa porteña, dentro del cual se destacan los artículos aparecidos regularmente, entre los años 1919 y 1921, en las secciones femeninas de la revista La Nota y del diario La Nación. Si bien en varios lugares3 se menciona la participación de Alfonsina en los medios periodísticos, no se ha analizado en sí dicha participación, ni su contenido. Es sorprendente, el hecho de que tan copiosa producción haya sido prácticamente ignorada por sus contemporáneos y por la crítica actual4.

1 Storni A; “Alrededor de la muerte de Lugones”, en Revista Nosotros. Número Extraordinario. A Leopoldo Lugones; 2° época, año III, tomo VII; Bs. As.; mayo-julio 1938. 2 Kirkpatrick Gwen: “Alfonsina Storni, Argentina, 1892-1938”, en Re-reading the Spanish-American Essay. Translations of 19th and 20th Century Women’s Essays; Austin; University of Texas Press; 1995. 3 En las obras que compilan o antologizan su obra poética aparecen estas menciones (cfr. Storni Alfonsina; Antología poética (prólogo Susana Zanetti); Bs. As.; Losada; 1997; págs. V y VI. También, Storni Alfonsina; Poesías completas; Bs. As.; Editorial SELA; 1996; pág. 5). 4 Beatriz Sarlo, al revisar la escritura de Alfonsina Storni, no hace ninguna referencia a su producción periodística (Cfr. Sarlo B.; Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920-1930; Nueva Visión, Bs. As.; 1988, págs. 78 a 85). Delfina Muschietti, en cambio, incorpora algunos de los artículos de La Nota, al analizar la obra poética de Alfonsina y compara el género periodístico con el género lírico, en su forma poema de amor, entre los cuales se establecen voces disonantes. (Cfr. “Mujeres; feminismo y literatura”; en Viñas David (director); Historia social de la literatura argentina, Tomo VII: Yrigoyen entre Borges y Arlt (1916-1930); Bs. As.; Contrapunto; 1986. Ver también: “Las estrategias de un discurso travesti (género periodístico y género poético en Alfonsina Storni)”; en Dispositio, Volumen XV, n° 39; Department of Romance Languages; University of Michigan; 1990. El único estudio que, hasta el momento, incursiona en los escritos

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Como ha señalado Judith Butler5, el género es el cruce entre significados culturales que prescriben y sancionan normas sobre los individuos, y la apropiación que dichos individuos hacen de dichos significados; es, por lo tanto, una identidad débilmente constituida, en un particular contexto sociohistórico, gracias a un permanente trabajo performativo, de actuación de normas. Los actos de género hacen en consecuencia a la identidad de género. De acuerdo con esto, podemos afirmar que en su trabajo de actuación y apropiación, Alfonsina rechaza y critica los significados que definen a la mujer desde la perspectiva masculina, y la relegan a un lugar subordinado, reducido al cuerpo, la naturaleza e instalado en el ámbito doméstico privado. En sus actos de género Alfonsina defiende la inclusión plena de la mujer en la esfera pública posibilitada gracias y a pesar de la modernidad.

En efecto, desde fines del siglo XIX un proceso de modernización transformó

simultáneamente las esferas económica, política, social, y cultural de la República Argentina y creó en la ciudad de Buenos Aires, un particular escenario de realización. La biografía de Alfonsina está marcada por dicho proceso de modernización, de tal forma, que su experiencia de la modernidad, sesgada por su identidad de género, la llevan a elaborar una visión optimista, pero crítica de la modernidad.6

Pues bien, en este trabajo pretendemos analizar cómo Storni se posiciona en el

campo intelectual7, y desde allí, desarrolla una serie de estrategias discursivas, a las que

periodísticos de Storni, es el de Gwen Kirkpatrick. Allí Kirkpatrick analiza los temas desarrollados por Storni en sus textos y busca establecer relaciones con el contexto de producción de su discurso. (Cfr: Gwen Kirkpatrick; “The Journalism of Alfonsina Storni. A New Approach to Women’s History in Argentina”; en Women, Cultures, and Politics in Latin America. Seminar on Feminism and Culture in Latin America; Berkeley-Los Angeles; University of California Press; 1990. Ver también: “Alfonsina Storni as “Tao Lao”. Journalism’s Roving Eye and Poetry’s Confessional “I”, en Meyer Doris; Reinterpreting the Spanish-American Essay. Women Writers of the 19th and 20th Centuries; Austin; University of Texas Press; 1995). 5 Butler rechaza la concepción del género como una identidad sustancial, universal y estable. El trabajo constante de constitución de la identidad de género se produce a través de una repetición estilizada de actos a través de la cual, los gestos corporales, los movimientos, las normas, crean la ilusión de un yo generizado permanente. De esto la autora desprende que “si el cimiento de la identidad de género es la repetición estilizada de actos en el tiempo, entonces, en la relación arbitraria entre esos actos, en las diferentes maneras de repetición, en la ruptura, se hallarán las posibilidades de transformar el género” (Cfr. Butler Judith; “Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista”; en Debate Feminista, Año 9, Volumen 18; 1998. Ver también: “Variaciones sobre sexo y género: Beauvoir, Wittig y Foucault”; en Seyla Benhabib y Drucilla Cornella; Teoría feminista y teoría crítica; Valencia; Edicions Alfons El Magnánim; 1990. 6 Marshall Berman refiriéndose a los cambios que conlleva todo proceso de modernización/modernidad, sostiene que: “(...) estos [procesos] provocan una variedad sorprendente de visiones e ideas que tienen como finalidad hacer del hombre y la mujer tanto sujetos como objetos de la modernización, darles el poder para cambiar el mundo que los está cambiando a ellos, permitirles entrar al remolino y que lo hagan suyo”. (Cfr. Berman, Marshall; “Brindis por la modernidad”; en Casullo Nicolás (compilación y prólogo); El debate modernidad-postmodernidad; Bs. As.; El Cielo por Asalto - Imago Mundi; 1993. Pág. 68.). En otra oportunidad hemos sostenido que Alfonsina puede ser considerada tanto objeto como sujeto de la modernidad, ya que fue producto de esa permanente ebullición, y al mismo tiempo reflexionó sobre ella (cfr.: Queirolo Graciela, Salomone Alicia, “Alfonsina Storni: objeto y sujeto de la modernidad”, trabajo presentado en las IV Jornadas de Investigación en Historia de la Mujer de la Universidad de Chile Facultad de Filosofía y Humanidades, Santiago de Chile, 27 y 28 de mayo de 1999). 7 Tomamos este concepto de Pierre Bourdieu (cfr. Bourdieu Pierre; “Campo intelectual, campo del poder y habitus de clase”; en Campo del poder y campo intelectual; Folios; Bs. As.; 1983. Ver también Altamirano C., Sarlo B., Conceptos de sociología literaria; Bs. As; Ceal; 1993).

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podemos llamar actos de género, que le permiten construir dicha visión de la modernidad haciendo hincapié en los espacios y en las posibilidades que se le abren y se le cierran a las mujeres y a ella.

Nuestro análisis comenzará con un rápido recorrido por los proceso de

modernización, y por algunos rasgos biográficos de Alfonsina, para adentrarnos luego en el análisis de su prosa periodística.

1. Buenos Aires, burocrática y comercial, burguesa y cosmopolita.

Desde las últimas décadas del siglo XIX la República Argentina protagonizó un

proceso de modernización acelerado que hallaría su momento culminante hacia la segunda década del siglo XX. La inserción en el mercado mundial como productor de bienes primarios (granos y carnes), produjo un gran crecimiento económico8. En él intervinieron también, la construcción de vías férreas, y la llegada masiva de inmigrantes que incrementó notoriamente la población9. Hacia las primeras décadas del siglo XX, todos estos procesos se fueron combinando con otros cambios: el crecimiento del mercado interno, la proliferación de industria y talleres, de distintos tipos de establecimientos comerciales, y de servicios, así como también, una gran urbanización.

En efecto, fue la ciudad de Buenos Aires, la gran protagonista de esta

modernización. Según James Scobie10 fue una ciudad burocrática y comercial. Burocrática porque actuaba como la residencia y la base de operaciones del Gobierno Nacional; comercial porque era la puerta de entrada y salida de bienes, y al mismo tiempo desarrollaba una gran actividad comercial interior. Según José Luis Romero11 fue una ciudad burguesa donde la aventura del ascenso social era posible y deseada por los nativos y los extranjeros, pero también riesgosa, puesto que la inestabilidad económica y con ella la social, nunca estuvo ausente. Fue también una ciudad cosmopolita: la puerta de acceso de los inmigrantes europeos, su lugar de residencia transitoria para algunos, definitiva para la gran mayoría12.

8 Como señala Rouquié: “El crecimiento vertiginoso del comercio exterior puso de manifiesto el éxito innegable del proyecto de integración de la economía argentina al mercado mundial. De 1869 a 1914, el comercio internacional argentino decuplicó su valor. Las exportaciones casi se triplicaron entre 1900 y 1909. El comercio exterior argentino ocupó el segundo lugar en el continente americano detrás de EEUU. Gran Bretaña, su primer cliente pero también su primer proveedor, vendía más a esta lejana nación sudamericana que a los súbditos británicos de Canadá.”. Cfr. Rouquié A.; Poder militar y sociedad política en La Argentina, tomo 1; Bs. As.; Hyspamérica; 1986; Pág. 35. 9 De los 1.700.000 habitantes que el país tenía en 1869, pasó a tener 7.800.000 en 1914 (cifras redondeadas). Cfr. Rouquié A. ; Op. Cit.; Pág. 32. 10 Scobie J.; Buenos Aires, del centro a los barrios, 1870-1910; Bs. As.; Solar; 1977. Págs 321 a 331. 11 Romero, J. L.; “La ciudad burguesa”, en Romero J. L. y Romero L. A. (directores); Buenos Aires. Historia de cuatro siglos; Bs. As.; Editorial Abril; 1983. Págs. 9 a 18. 12 Según Rouquié, en 1869, un 13% de la población vivía en Buenos Aires; mientras que en 1914 un 25% residía allí. Cfr. Rouquié A.; Op. Cit.; pág. 36.

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La ciudad también modificó su edificación a imagen y semejanza de las metrópolis europeas13. Lenta pero sin pausa se expandió desordenadamente en barrios, y creó un paisaje similar a una mancha de aceite en el cual se intercalaban terrenos baldíos o rurales con pequeños poblados barriales.

Dicho avance fue posible por un lado, gracias al desarrollo de los ferrocarriles, los

tranvías y los subterráneos, que articularon el espacio urbano. Por otro lado, el otro elemento que facilitó la expansión de la frontera urbana fue la movilidad social ascendente. El continuo crecimiento económico facilitó el ascenso social. Una familia de inmigrantes en la que trabajaran el hombre, la mujer y los hijos e hijas adolescentes, podía desarrollar cierta capacidad de ahorro que les permitiría comprar un lote, en el que irían edificando paulatinamente pieza tras pieza.14

Lo sorprendente de estos procesos no son sólo los cambios, sino la velocidad con

que se producen. Como ha señalado Beatriz Sarlo15, una persona adulta en los años ‘20 vivía en una ciudad completamente diferente a la de su infancia o adolescencia: los cambios habían ocurrido dentro de una misma generación.

Buenos Aires fue también escenario de la modernidad cultural. Las ediciones de

libros, diarios y revistas, los banquetes, conferencias y reuniones literarias, los premios municipales y nacionales de poesía y literatura, son manifestaciones del proceso de autonomización del campo intelectual y de la profesionalización de los escritores. En dicho campo intelectual se manifestó la heterogeneidad social16, ya que convivieron miembros de familias tradicionales con hijos de familias de inmigrantes a quienes la movilidad social les había permitido el acceso. La revista Nosotros fue el principal ámbito de consagración de esos años17.

13 La vieja Recova, vestigio del pasado colonial fue demolida y las plazas 25 de Mayo y Victoria conformaron la Plaza de Mayo (1882). La Aduana y la Casa de gobierno se construyeron en sus inmediaciones. Con una extensión de catorce cuadras se inauguró la Avenida de Mayo (1894), lugar distinguido y emblema de la modernidad, que poco tiempo después permitió la comunicación de la Plaza de Mayo con el palacio del Congreso Nacional inaugurado en 1906. El teatro Colón abrió las puertas de su nuevo edificio en 1908. El puerto fue remodelado desde 1884 para permitir un mayor y mejor embarco y desembarco de cargas y pasajeros. Estas obras se expandieron hasta los años 30. También se expandieron las redes de agua corriente, cloacal, luz eléctrica, y líneas telefónicas. (Cfr. Scobie J.; Op. Cit.; y Romero J.L.; Op. Cit.). 14 El espacio urbano se caracterizó entonces, por un centro alrededor de la Plaza de Mayo: hacia el norte la ciudad afrancesada y rica, elegida por los sectores dirigentes para vivir, y donde construyeron sus mansiones y palacios de estilo francés; hacia el sur los conventillos, pobreza y hacinamiento, hacia el oeste los barrios y el ascenso social, donde se mezclaron nacionalidades y profesiones. (Cfr. Scobie J.; Op. Cit.; y Romero J.L.; Op. Cit.). 15 Sarlo Beatriz; Una modernidad (...). Pág. 17. 16 Cfr. Altamirano C., Sarlo B.; “La Argentina del Centenario: campo intelectual, vida literaria y temas ideológicos”; en Altamirano Carlos y Sarlo Beatriz; Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia; Ariel; Bs. As.; 1997. Pág. 173. 17 Si bien hacia comienzos de la década del 20, los movimientos vanguardistas complejizaron aún más el campo intelectual, las prácticas que la vanguardia impugnó no eran socialmente percibidas como arcaicas, ni como superadas, sino que seguían teniendo importante peso para la consagración (Cfr. Sarlo Beatriz; “Vanguardia y criollismo: la aventura de Martín Fierro”; en Altamirano C. y Sarlo B.; Ensayos argentinos (...). Pág. 226).

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Por otra parte, si las ediciones de libros, diarios y revistas18 se multiplicaron, fue gracias al éxito de la alfabetización impulsada desde el Estado a través de la educación gratuita impartida en escuelas primarias, secundarias y en las universidades. Los libros, diarios y revistas se distribuyeron a precios accesibles para un público socialmente diferenciado que encontraba en la lectura, una manera de emplear su tiempo libre.

Ahora bien, la modernización trajo efectos imprevistos y no deseados, como la

demanda de ampliación de la participación política y la protesta o cuestión social. Sin embargo, otro efecto indeseado y poco señalado por la historiografía que analiza el período, es el de la emergencia de la mujer en la esfera pública, con el consecuente abandono del ámbito doméstico privado. A primera vista, dan cuenta de esto los movimientos feministas, y el ingreso en el mundo del trabajo.

Los movimientos feministas que habían surgido a principio de siglo, bregaban por los

derechos políticos y civiles de las mujeres. La ley Sáenz Peña de 1912, que estableció el sufragio obligatoria, pero negó la participación política a las mujeres, estimuló los debates dentro del feminismo19.

El ingreso de la mujer en el mundo del trabajo fue complejo y contradictorio. Como

ha señalado María del Carmen Feijóo20, sólo un 28 por ciento del trabajo femenino en Buenos Aires se desarrollaba en el sector industrial y tenía características de moderno, es decir, estaba sometido a una extensa jornada laboral y a un ritmo taylorista. El 72 por ciento restante se distribuía en el sector comercial y administrativo, en el servicio doméstico y en el trabajo domiciliario, es decir el realizado dentro del hogar junto con las específicas tareas domésticas. Sin duda, el trabajo de las esposas y de las hijas complementaba la economía

18 El más completo relevamiento de las revistas literarias del período de encuentra en: Lafleur H., Provenzano, S. y Alonso F.; Las revistas literarias argentinas (1893-1960); Ediciones Culturales Argentinas; Bs. As; 1962; (págs. 11 a 161). Por su parte, Sarlo menciona las publicaciones semanales de carácter popular (Cfr. Sarlo Beatriz; “Vanguardia y criollismo (...)”; en Op. Cit; pág. 257). La misma autora se refiere a las “industrias culturales” en Una modernidad periférica (...); (págs. 13 a 29). También Leandro Gutiérrez y Luis A. Romero hacen referencia a las publicaciones de libros baratos y revistas de consumo popular (Cfr. Gutiérrez L., Romero L. A.; Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra; Bs. As; Sudamericana; 1995; (págs. 45 a 105). En el caso de los diarios, encontramos La Nación, Crítica, y El Mundo. 19 En 1900 la doctora Cecilia Grierson funda el Consejo Argentino de Mujeres. Poco después surge el Centro Feminista Socialista entre cuyas fundadoras están las hermanas Adela, Fenia y Mariana Chertkoff y donde actuará Gabriela Laperrière de Coni. En 1904 se crea el Centro de Universitarias Argentinas y el Centro Feminista (en 1911, llamado, Centro Juana Manuela Gorriti) presidido por otra médica: Elvira Rawson de Dellepiane. Hacia 1906 Carolina Muzzilli publica en el diario La Prensa una serie de informes sobre las deplorables condiciones de trabajo de las mujeres y los niños, que sirven como base para los proyectos de ley impulsados por el Partido Socialista. En 1910 se reúne en Buenos Aires el Congreso Femenino Internacional de la República Argentina. En 1918, la dirigente socialista Alicia Moreau de Justo funda la Unión Nacional Feminista y, ese mismo año, se crea la Asociación Pro Derechos de la Mujer, presidida por la Dra. Dellepiane. En 1919 el Partido Feminista Nacional impulsa la candidatura a diputada de la Dra. Julieta Lanteri de Renshaw y organiza un simulacro de voto. Cfr. Constenla M. I. y Reynoso M. A.; “La mujer y la política”; en Revista Todo es Historia n° 183; Bs. As., agosto 1982; y Feijóo M. del Carmen; “Las luchas feministas”; en Revista Todo es Historia n° 128; Bs. As.; enero 1978. 20 Feijóo, M. C; “Las trabajadoras porteñas a comienzos del siglo”; en Armus D. (compilador); Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia Social Argentina; Bs. As.; Sudamericana; 1990 .

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familiar, y era imprescindible para la subsistencia o para el ascenso social. Por supuesto, y de acuerdo con Feijóo, esto fue visto como un atentado a la familia, célula del orden social, puesto que si las mujeres se abocaban a trabajar, ¿quién se ocuparía de las tareas del hogar y de la crianza de los hijos?.

Sin embargo, habían surgido espacios que no sólo aceptaban sino que invitaban a las

mujeres a participar en la esfera pública. Nos referimos a las diferentes academias y entidades barriales21 que organizaban actividades culturales, como la recitación de poesías, y cursos de labores varias que permitían la adquisición de habilidades para las citadas actividades complementarias de la economía familiar. Por otra parte, la carrera de magisterio era característica de las mujeres, y constituía una de las pocas actividades intelectuales permitidas. La educadora siempre ha sido asimilada a la segunda madre del niño en su función de transmitir valores morales.

A pesar de estas posibilidades o de las necesidades que empujaran a las mujeres al

mundo del trabajo, muchas veces el trabajo femenino era considerado como una actividad transitoria que sería abandonada en el futuro para abocarse a las tareas del hogar y los hijos22.

Ahora bien, como, ha señalado Delfina Muschietti23, contra esta emergencia de los

nuevos sujetos sociales femeninos, “se desarrolló un poderosos dispositivo institucional” con el firme propósito de detener sus efectos, que se manifestó en las abundantes publicaciones periodísticas, a través de las secciones femeninas, y de la publicidad. Desde estos espacios se difundió un discurso que defendía el reinado del hogar para las mujeres y que advertía sobre los peligros de su abandono y las tentaciones de la mala vida.

2. Una biografía moderna.

Pues bien, el remolino vertiginoso de la modernización transformaba a Buenos Aires.

Dentro de él se movía Alfonsina. En efecto, la biografía de Alfonsina sigue los vaivenes modernizadores descritos anteriormente, ya que Alfonsina es producto del cruce de la inmigración, el normalismo, la movilidad social, la emergencia de la mujer en la esfera pública, y la profesionalización de los escritores. Su historia personal está ligada a los movimientos migratorios: Sala Capriasca (Suiza), San Juan, Rosario, Buenos Aires. Inmigró de pequeña al país junto con sus padres, quienes participaron en dos empresas familiares que finalizaron en fracasos, y empujaron a Alfonsina a insertarse tempranamente en el mercado laboral: tareas de costura junto con su madre y sus hermanas, obrera asalariada en una

21 Gutiérrez, L. ; Romero, L. A; Op. Cit. 22 Labeur Paula (selección y prólogo); La Novela Semanal 1917-1926, tomo IV; Bs. As.; Universidad Nacional de Quilmes, Diario Página 12; octubre 1999; pág. 8. 23 Muschietti D.; “Mujeres; feminismo y literatura”; en Op. Cit.

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fábrica de gorras. El normalismo le permitió un ingreso diferente al mercado laboral: graduada de maestra normal rural, ejerció la docencia en varios establecimientos.

A través de la poesía logró ingresar al medio literario desde mediados de los años

diez, vinculándose al grupo de la revista Nosotros. Rápidamente obtuvo éxito popular, gracias a sus libros y sus recitales que la acercaron a un público diversificado y femenino: mujeres como ella, lanzadas a la experiencia de la modernidad. Desde bastante temprano, Alfonsina ocupó un lugar de consagración en el campo intelectual, el cual fue consolidando en el desarrollo de su carrera: libros publicados y reeditados24, premios literarios25, participación en banquetes, tertulias literarias y festivales de poesía26. Como escritora profesional , recibió el tutelaje del Estado a través de la designación de cargos docentes27, y el tutelaje privado de los medios periodísticos a través de la participación en diferentes diarios y revistas, tutelajes que le permitieron obtener los medios para vivir28. Su actuación en la prensa mediante poesías, columnas femeninas, encuestas de opinión, comentarios literarios y entrevistas, fue constante29 y, dentro de ella, se destacan los artículos que analizaremos a continuación.

Si sus actividades laborales durante la niñez y la adolescencia y más tarde el

magisterio, la hicieron ingresar tempranamente al mundo del trabajo, y la escritura la consagró en el campo intelectual, su actuación en distintas agrupaciones del movimiento feminista y en las actividades del partido socialista, la vincularon al mundo de la política30.

Alfonsina desarrolló las actividades intelectuales socialmente permitidas a las

mujeres: el normalismo y la escritura de poesía de amor. No obstante, como decíamos antes, su particular experiencia de la modernidad, sesgada por la identidad de género asumida, la empujaron hacia otras estrategias con las cuales desplegó un pensamiento cuyo eje era la

24 Poesía: La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), reeditado en 1920, Irremediablemente (1919), Languidez (1920), Ocre (1925), Mundo de siete pozos (1934), Mascarilla y trébol (1938), Antología poética (1938). Prosa poética: Poemas de amor (1926). Obras de teatro: El amo del mundo (1927), Dos farsas pirotécnicas (1931), que incluye “Cimbellina en 1900 y pico” y “Polixena y la Costurerita”. 25 En 1920 recibió el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura. 26 Alfonsina fue miembro activo del grupo Anaconda, la peña del Café Tortoni, y la tertulia Signos. También frecuentó los banquetes literarios ofrecidos por la revista Nosotros. En 1925, participó en Mar del Plata, en la Primera Fiesta de la Poesía. 27 Trabajó como celadora en la Escuela de Niños Débiles, y como docente en varios establecimientos, entre los que se destacan, el Teatro Infantil Lavardén donde Roberto Giusti, gestionó especialmente una cátedra para ella, y la Escuela Normal de Lenguas Vivas. 28 Esta idea del tutelaje estatal y privado sobre los escritores profesionales fue desarrollada por Altamirano y Sarlo (Cfr. Altamirano, Sarlo, “La Argentina del Centenario (...)”, en Op. Cit, págs. 179-180). 29 Escribió regularmente en las revistas Caras y Caretas, Fray Mocho, Hebe, La Nota, Mundo Argentino, Nosotros, El Hogar, y en el diario La Nación. 30 Alfonsina fue vicepresidenta del Comité Feminista de Santa Fe; participó en recitales a beneficio de las causas que defendía la militante Carolina Muzzilli, y de la Unión Feminista Nacional. Integró la Asociación pro Derechos de la Mujer. (Cfr. Kirkpatrick; “The journalism of (...)” Op. Cit., págs. 114 a 115.) También dio recitales en las bibliotecas del Partido Socialista.

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condición de las mujeres, para quienes reivindicó un uso pleno de las posibilidades que la modernidad proponía.

3. Las secciones femeninas: entre Alfonsina Storni y el señor Tao Lao.

Alfonsina utilizará las secciones femeninas para desplegar sutilmente su pensamiento.

Si como dijimos anteriormente, éstas eran espacios donde se operaban mecanismos de control ante la emergencia no deseada de la mujer en la vida pública, Alfonsina se apropiará de estos espacios, y burlará los procedimientos de control del discurso31, gracias a una serie de estrategias discursivas. En este punto retomamos a Butler32, dado que podemos interpretar dichas estrategias como “actos (de género) en sí, disociados de cualquier consecuencia instrumental, que desafían la categoría de mujer”, definida desde una perspectiva masculina.

Ahora bien, a grandes rasgos, puede decirse que una de las características del

desarrollo de dichas estrategias, consiste en el uso de diferentes estilos de escritura asumidos en La Nota y en La Nación. Esto se debe al conocimiento que la autora tiene de cada medio, a las posibilidades de enunciación que cada medio habilita, y en consecuencia, a la postura asumida para decir aquello que de otra manera sería rechazado por los editores.

La Nota fue una revista literaria de aparición semanal, dirigida por el Emir Emin

Arslan, que se definía a favor de las naciones aliadas durante la Primera Guerra Mundial, publicada entre 1915 y 1921. En su primera página, anuncia a los lectores “La Nota es una tribuna libre. La responsabilidad de los artículos es exclusivamente de sus autores. La Nota no prestará ninguna atención a las comunicaciones o artículos anónimos”33. Cercana al mundo de la revista Nosotros, varios de los colaboradores de ésta aparecerán en sus páginas. La sección femenina que inaugura Alfonsina en marzo de 1919 se llama Feminidades, y meses más tarde cambia su nombre a Vida Femenina.

La Nación era uno de los principales periódicos de la Argentina que tradicionalmente

había sido portavoz de los sectores dirigentes y poderosos de la sociedad34. Había sido fundado en las últimas décadas del siglo XIX, y con el correr del tiempo había diversificado su cuerpo principal en diferentes secciones. Dentro de este proceso había aparecido la

31 Foucault Michel; El orden del discurso; Barcelona; Tusquets; 1973. 32 Butler J; “Actos performativos (...)”; en Op. Cit. 33 Cfr. cualquiera de los números de la revista. 34 En 1870, Bartolomé Mitre fundó el diario La Nación. La primera columna editorial definió al diario como una tribuna de doctrina, y anunciaba que quería situarse por encima de los enfrentamientos partidarios, en defensa de cierta objetividad. En 1909, los por entonces directores sostenía que el diario “no debería estar al servicio de un candidato, sino de una visión de la sociedad. La Nación se empeñaría en convertirse en tribuna de doctrina de la clase dirigente argentina: a ella le prestaría la voz, pero también le hablaría” (Cfr. Sidicaro R.; La política mirada desde arriba. Las ideas del diario La Nación 1919-1989; Bs. As; Sudamericana; 1993; pág. 19). Es válida la aclaración de que hoy en día este periódico, continúa siendo uno de los principales del país.

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sección femenina. Durante la colaboración de Alfonsina en ella, se la titula la mayoría de la veces, Bocetos femeninos35 .

Veamos cómo se posiciona Alfonsina como autora de las secciones femeninas, y

cómo aborda las “supuestas temáticas femeninas” que “deben ser” reproducidas en estos espacios.

En el caso de La Nota, todos los artículos serán firmados con su nombre y apellido;

aún aquéllos en los que simula la reproducción de una carta entre dos personas que no son ella36. Ya en el primer artículo que inaugura la columna Feminidades, Alfonsina utiliza la ironía para definir los temas a tratar37:

“(...)el Emir me propone: ¿Por qué no toma usted a su cargo en La Nota la sección ‘Feminidades’?. (...) De un golpe he recordado: charlas femeninas, conversación entre ellas, femeninas, (...) todas esas respetables secciones se ofrecen a la amiga recomendada que no sabe dónde ubicar. Emir - protesto - la cocina me agrada en mi casa, en los días elegidos, cuando espero a mi novio y yo misma quiero preparar cosas exquisitas”38.

Nuestra escritora critica: el director de la revista, se ve obligado a darle un empleo a

ella (“amiga recomendada que no sabe dónde ubicar”), una intrusa en el ámbito masculino de las columnas periodísticas. El único espacio posible habilitado para su sexo-género, es la sección femenina. Sin embargo, la “amiga recomendada” se niega a escribir sobre las supuestas habilidades femeninas del mundo doméstico: charlas, cocina. A continuación lanza sus crónicas sobre dos temas que para ella, sí, conciernen a las problemáticas de las mujeres: un comentario sobre la candidatura de la doctora Julieta Lanteri, importante líder feminista, y otro sobre la huelga de las telefonistas de 1919. Así las problemáticas de los derechos políticos para las mujeres, y el trabajo femenino hacen su aparición. El planteo irónico, permite el desplazamiento: de reproducir un discurso oficial en el que se relegue a la mujer al cuerpo (la moda), o al ámbito doméstico privado (la cocina), Alfonsina se desplaza hacia el feminismo y el conflictuado mundo del trabajo. La ironía permite la burla de los procedimientos de control del discurso.

35 Por supuesto la participación de Storni en estos medios, excede las columnas femeninas, ya que las colaboraciones en La Nota habían comenzado hacia 1916, y las colaboraciones en La Nación que comienzan en 1920, se prolongarán hasta 1938, año de su muerte. 36 Cfr. “Carta de una novia”, firmada Alicia, “La carta al padre eterno”, firmada por Lita, “Carta de una engañada”, firmada por Mercedes, “Carta a una pequeña amiga”, firmada por Julieta. 37 Este artículo ha sido trabajado por Salomone, Alicia (Salomone A.; “Voces femeninas/feministas en el discurso intelectual: Alfonsina Storni y Victoria Ocampo”; trabajo presentado en el XXI Congreso LASA; Chicago; 24-26 se septiembre de 1998. Pág. 5-6). 38 Storni A.; “Feminidades”; en Revista La Nota N° 190; Bs. As.; 28 de marzo de 1919.

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En la tribuna libre, desarrollará un tono combativo y frontal, de polémica, y hablará de las mujeres en general.

En el caso de La Nación, Alfonsina comienza su colaboración en abril de 1920,

firmando sus artículos como Tao Lao. Recién en agosto de ese año, hace una reflexión sobre la identidad del autor:

“Y aquí me tienen, como a otros tantos peino canas (...) y cargo viudez por la vez tercera, experiencia ésta que me permite conocer a fondo los divinos “travers” femeninos”39.

¿Quién es Tao Lao?. Un hombre adulto que escribe sobre temas femeninos porque la

edad (“peino canas”), así como el hecho de haber pasado varias veces por la institución matrimonial (“cargo viudez por la vez tercera”), aparecen como elementos que garantizan el conocimiento del mundo femenino. Si el lugar de la mujer se instala en el ámbito doméstico, y el contrato matrimonial le asigna la responsabilidad de las tareas hogareñas, ¿qué mejor institución para conocer “los divinos “travers” femeninos” que el matrimonio?. Edad y experiencia matrimonial habilitan a Tao Lao para “(...)tratar asuntos que interesen a la mujer (...)”40.

Alfonsina oculta su identidad, y su sexo-género, y de esta manera se posiciona en la

columna. En noviembre de 1920, la columna es encabezada de la siguiente manera:

“Hemos recibido una carta concebida en estos términos: Señor Tao Lao; Con el propósito de contribuir a amenizar la sección Bocetos Femeninos, me permito enviarle mi concepto personal sobre la vida y las cosas que me rodean. Saluda a usted atte.

Una niña de quince años”41. Nuevamente aparece el recurso de desdoblar la identidad ahora en dos personas: la

niña, y el columnista, el “señor Tao Lao”. La sutileza y la fina ironía permitirán nuevamente el desplazamiento de lo que debe decirse, a aquello que se desea decir. La descalificación del discurso oficial es sutilmente explicitada: la niña desea hacer amenas dichas temáticas (“con el propósito de contribuir a amenizar la sección”), porque como ya había planteado meses atrás el señor Tao Lao, “En esta sección y en otras muchas, (...) se dicen tantas cosas tontas y repetidas sobre la mujer moderna (...)”42.

39 Tao Lao; “Las casaderas”; en Diario La Nación segunda sección; Bs. As.; 8 de agosto de 1920. 40 Tao Lao; “El varón”; en Diario La Nación segunda sección; Bs. As.; 12 de junio de 1921. 41 Tao Lao; “Pensamientos de una niña de 15 años”; en Diario La Nacion, segunda sección; Bs. As.; 7 de noviembre de 1920. 42 Tao Lao; “El varón”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 12 de junio de 1921.

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El tono que predomine en La Nación será el de la crónica informativa y aparentemente trivial. Los bocetos femeninos aparecerán rodeados de recetas de cocina, notas sobre moda, anuncios de enlaces sociales. Ahora bien, en este contexto tan en regla con lo permitido y lo tolerado, Alfonsina hará aparecer a las nuevas protagonistas de la modernidad urbana.

De esta manera, asumiendo diversas identidades, a pesar de estar en lugares

similares, las columnas femeninas, y manejando lúcidamente, el tono que da a cada discurso, nuestra autora despliega su pensamiento. Alfonsina Storni no hablará de cocina en La Nota, pero el Señor Tao Lao hablará de cosas tontas y repetidas.

A) La Vida Femenina en la revista La Nota. Como acabamos de afirmar, en la revista La Nota, la tribuna libre, Alfonsina

desarrolla, en términos generales, un tono combativo y explícito que denuncia la subordinación femenina en una cultura masculina, e interpela a las instituciones sociales que reproducen dicha subordinación.

Desde aquí se manifestará en un tono exhortativo sobre los derechos civiles

femeninos, que anteceden en la lucha por la igualdad de las mujeres a los derechos políticos:

“(...) ¿cómo ha de dársele voto a la mujer, cuando está afectada por incapacidades relativas, que, según las palabras de la ley la inhabilitan para ser testigo en los instrumentos públicos y testamentos, para administrar sus bienes, si es casada, para ser tutora de sus hermanos menores o sobrinos, para ejercer algunas profesiones especiales, como escribano público, por ejemplo, o corredora de comercio? Importa, antes que todo, que la ley vuelva sobre sus pasos y borre estas incapacidades, muy lógicas en otros tiempos, cuando la vida económica era otra (...)”43.

Los procesos de modernización han transformado a la sociedad, y han abierto nuevos

espacios a las mujeres, lógico es, por lo tanto, que se modernicen las leyes. Estos enunciados acercan a Storni al movimiento feminista. Sin embargo, Alfonsina da un salto mayor porque no sólo las leyes del Código Civil constituyen un gran obstáculo para su inserción plena en la vida pública. Un obstáculo mayor lo constituye lo que Alfonsina denomina la “cobardía económica”, ya que muchas mujeres temen abandonar el mundo doméstico y romper con los mandatos de la cultura masculina:

43 Storni A.; “Derechos civiles femeninos”; en Revista La Nota, n° 210; Bs. As.; 22 de agosto de 1919. Este tema vuelve a ser abordado en “A propósito de las incapacidades relativas de la mujer” (Revista La Nota, n° 217; Bs. As.; 10 de octubre de 1919). El Código Civil vigente en estos años había sido redactado en 1869.

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“En los aparentes sacrificios de muchas mujeres, suele haber, enredado, una buena porción (...) de cobardía económica”44.

Siguiendo este razonamiento, es analizada la institución matrimonial. Nuestra autora

defiende el matrimonio: “(...) como una alta institución del espíritu, cuyo único vínculo positivo es el fino amor, el hondo amor, el respeto profundo, la tolerancia delicada (...)”45. Critica a aquellas jóvenes que: “difícilmente (entienden) que la personalidad no puede ser avasallada. (Imaginan) que el alma de su marido va a fundirse en la suya; que sus intereses, como sus almas, también van a fundirse; que el amor va a hacer el milagro de hacerles desear las mismas cosas y preferir las mismas diversiones, y adquirir idénticos hábitos” 46.

Alfonsina defiende el matrimonio como una relación entre sujetos con igualdad de

derechos y deberes, y rechaza la oposición binaria según la cual las mujeres participan en el contrato matrimonial en calidad de objetos intercambiados47. En última instancia, si el matrimonio es un contrato, como todo contrato, de acuerdo con los principios liberales, puede anularse gracias al divorcio48. Claro está que de acuerdo con lo ya planteado, son la mujeres las principales enemigas del divorcio, aquéllas a las que el temor económico lleva a pensar: “¿Y si mi marido me abandona?” 49.

El matrimonio en los términos en que está planteado es una herramienta de opresión

de la mujer, ya que gracias a las leyes vigentes, muchos hombres manipulan las finanzas femeninas, se originen éstas en salarios o en herencias recibidas por vía paterna; pero también gracias a la cobardía femenina los hombres se aprovechan de esa institución50.

Si el lugar que se le asigna a las mujeres es el del cuidado de sus cuerpos que deberán

embellecer para acceder en buenos términos a un exitoso contrato matrimonial, es lógico que: “cuando se dice “feminista” (...)se encarama (en las almas humanas) (...) una cara con dientes ásperos, una voz chillona” 51, puesto que, continuando el razonamiento, las feministas empeñadas en ocupar el lugar del hombre, han dejado de lado la belleza personal.

Sin embargo, Alfonsina considera que es feminista toda mujer que se atreve a

defender sus ideas52. Ahora bien, en este punto vuelve a predicar la condición de igualdad

44 Storni A.; “Cositas sueltas”; en Revista La Nota, n° 203; Bs. As.; 4 de julio de 1919. 45 Storni A.; “Sobre el matrimonio”; en Revista La Nota, n° 209; Bs. As.; 15 de agosto de 1919. 46 Storni A.; “Sobre el matrimonio”; en Op. Cit. 47Rubin G.; “El tráfico de mujeres: notas sobre la “economía política” del sexo”; en Revista Nueva Antropología n°30; México; noviembre 1986. 48 En la década del fueron presentados varios proyectos de ley de divorcio al Congreso Nacional, los cuales nunca fueron aprobados. 49 Storni A; “¿Quién es el enemigo del divorcio”; en Revista La Nota, n° 212; Bs. As.; 5 de septiembre de 1919. 50 Storni A.; “Derechos civiles femeninos”, en Op. Cit. 51 Storni A.; “Un libro quemado”; en Revista La Nota, n° 202; Bs. As.; 27 de junio de 1919. 52 Storni A.; “Un libro quemado”; en Op. Cit.

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entre mujeres y hombres. Nos dice: “No creáis, (...), que yo sea una enemiga declarada del simpático sexo masculino. Muy por el contrario: lo admiro y lo venero”. Pero sí cuestiona a los hombres fósiles, es decir aquéllos “cuyas ideas están casi petrificadas y que parecen vivir todavía en las capas espirituales del medioevo”, porque se oponen a que las mujeres se atrevan a pensar por sí mismas (“llamar a su conciencia”) 53.

Por otra parte, no serán feministas aquéllas mujeres que se digan feministas, y de esta manera, critica la postura de aquellas mujeres que adquieren cierto discursos feministas pero “los aprovechan para su lucimiento personal (...)”54.

Nuevamente Alfonsina insiste con que el feminismo se debe a una legislación vetusta que no acompaña las vertiginosas transformaciones sociales55:

“(...) Sin creer que las mujeres hemos de regenerar al mundo y asombrar a los siglos, opino que (la) voz (de las mujeres) hace falta en muchas discusiones y su pensamiento contribuirá a equilibrar la justicia universal (...)”56.

El tono polémico cuestiona e interpela a la sociedad burguesa, y llama a las mujeres a asumir plenamente las nuevas oportunidades que la modernidad les ofrece.

B) Los Bocetos Femeninos del diario La Nación. Como expresábamos más arriba, en la sección femenina del diario La Nación

Alfonsina acudirá a un registro informativo aparentemente vanal. Pues bien, los bocetos trazados por ella en esta columna son apuntes de la vertiginosa modernidad urbana. Distanciada del tono polémico, el tono informativo desarrollado57, no dejará de cuestionar la cultura codificada en masculino.

¿Quiénes protagonizan los Bocetos Femeninos?. Las mujeres que han ingresado a la

esfera pública gracias a los procesos de modernización: las obreras, las empleadas domésticas, las telefonistas, las dactilógrafas, las profesoras, las maestras, las manicuras, las costureras, las médicas.

Nuestra autora nos describe con un tono objetivo, el novedoso mundo del trabajo

femenino. Así nos informa que las empleadas domésticas, inmigrantes extranjeras y del interior del país, constituyen la mayoría de la mano de obra femenina. Son las muchachas

53 Storni A; “Los hombres fósiles”; en Revista La Nota, n° 192; Bs. As.; 11 de abril de 1919. 54 Storni A.; “Feminismo perfumado”; en Revista La Nota, n° 195; Bs. As.; 2 de mayo de 1919. 55 Storni A.; “Un tema viejo”; en Revista La Nota, n° 194; Bs. As.; 25 de abril de 1919. 56 Storni A.; “Las elegidas de Dios”; en Revista La Nota, n° 193; Bs. As.; 18 de abril de 1919. 57 Es válido señalar que este estilo ya había aparecido en La Nota, en “Tipos femeninos callejeros” (Cfr. La Nota n° 207; Bs. As.; 1 de agosto de 1919).

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“que se (quedan) en las grandes ciudades como criada familiar o en los institutos de salud e higiene como mucama”58.

También se refiere a las obreras industriales puesto que, “(...) (miles) de mujeres

están ocupadas en las más variadas industrias de la capital (...)”. Ellas , “se dedican (...) a los oficios de aguja, y exceptuando el de sastre, tienen en todos ellos la mayoría absoluta. También constituyen mayoría en la tarea de cigarreros, aparadores de calzados, empaquetadores, hiladores y telaristas, peinadores y posticeros, planchadores y plegadores, y lavanderos” 59.

Pero la lente de Alfonsina, se calibra hacia aquellas actividades que requieren ciertos

niveles de escolarización. Nos dice:

“La emancipación femenina de la monotonía del hogar en busca de nuevos campos para su actividad (...) ha tenido (...), como símbolo codiciado, una chapita. Las chicas resolvieron ascender también de condición, empezando por adquirir la chapa. (...) Y allí estaban como llovidos del cielo los conservatorios e institutos que fueron tomados por asalto. (...) Y hubo profesoras de canto, de solfeo, de piano, de violín, de dibujo, de repujado, de declamación, de corte y confección (...). Me quedo con ustedes en esencia (...), las prefiero a cuando empleaban aquel tiempo de estudio, que las ha provisto de defensa económica, en jugar con las tijeritas de oro, mirando lánguidamente por el balcón . . . el horizonte, sin duda”60.

El registro irónico reemplaza al objetivo, gracias al cual la autora vuelve a defender

la adquisición de habilidades que permitan el ingreso al mercado laboral (el “tiempo de estudio” “las ha provisto de defensa económica”). No hablará de “cobardía económica”, pero celebrará el abandono del ámbito doméstico, ese empleo del tiempo para mirar lánguidamente por el balcón . . . el horizonte (que bien puede leerse, sin más objetivo que el matrimonio).

Vuelve a insistir en este punto al referirse a las manicuras:

“Es curioso observar, (...) la cantidad de manicuras que (...), destacan sus esmaltadas e insinuantes chapas azules surcadas de grandes letras blancas (...). Qué perfecta armonía la de este modesto y lucrativo oficio con el deseo de los defensores de la feminidad (...). Las manicuras (...)

58 Tao Lao; “La emigrada”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 1 de agosto de 1920. También: Tao Lao; “Las mujeres que trabajan”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 20 de junio de 1920. 59 Tao Lao; “Las mujeres que trabajan”; en Op. Cit 60 Tao Lao; “Las profesoras”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 23 de mayo de 1920.

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han sabido hallar el medio de ganar su vida con un arte (...) (que) contribuye a la belleza exterior”61.

Seguramente las manicuras adquirieron su profesión de la misma manera que las

citadas profesoras. Nuevamente Alfonsina defiende el ingreso al mundo del trabajo62. Las mujeres pueden abocarse a embellecer su cuerpo (las manos en este caso), pero ahora, la feminidad no es incompatible con el nuevo lugar de las mujeres:

“oh bellas mujeres que contribuís con vuestra agraciada frivolidad al bienestar económico de tantos hogares”63.

Los cuidados del cuerpo (la agraciada frivolidad), son leídos como una

colaboración a la permanencia de la mujer en el mundo del trabajo, permanencia que aparece como fundamental para el bienestar económico. En un esfuerzo de imaginación, podríamos representar a las ya citadas, “feas y chillonas feministas”, comprando los servicios de las manicuras. No obstante, Storni no puede dejar de lanzar una mirada crítica sobre las refinadas porteñas crepusculares, o sobre la irreprochable, estas mujeres empeñadas en los cuidados de su aspecto físico, en procura de buenos maridos64. Se retoma la idea de mujeres objetos partícipes de un intercambio asimétrico.

Las observaciones de Storni manifiestan agudeza y precisión. Nos habla de las

dactilógrafas que abundan entre las empleadas, “invaden los escritorios particulares, las casas de comercio, las oficinas públicas y los estudios privados”65. Desde ya, no constituyen un grupo homogéneo puesto que “abarcan desde la pobre chicuela que hace direcciones de sobres a tanto el ciento, hasta la alta empleada que conoce taquigrafía y lleva la correspondencia extranjera”66. Podemos conjeturar que la chicuela de los sobres seguramente trabaja en su domicilio, y colabora con el fondo familiar como hija o joven esposa, y que la alta empleada bien puede compartir la situación de las maestras en el escaso éxito matrimonial.

Pues bien, un aparte merecen las maestras, esta única intelectualidad permitida a las

mujeres. En este punto, Alfonsina enfatiza el protagonismo económico de ellas al explicar por qué se casan poco67: “muchas maestras sostienen, ellas solas, su casa. Su casamiento, entonces, importa el abandono de seres necesitados”. Pero también interviene en ello, el

61 Tao Lao; “Las manicuras”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 11 de abril de 1920. 62 El tema de la independencia económica de la mujer será tratado también en “El varón” (Op. Cit.), y en “La complejidad femenina” (Tao Lao; diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 14 de noviembre de 1920). 63 Tao Lao; “Las manicuras”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 11 de abril de 1920. 64 Tao Lao; “Las crepusculares”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 30 de mayo de 1920. Tao Lao; “La irreprochable”; en Diario La Nacion, segunda sección; Bs. As.; 5 de Setiembre de 1920. 65 Tao Lao; “La perfecta dactilógrafa”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 9 de mayo de 1920. 66 Tao Lao; “La perfecta dactilógrafa”; en Op. Cit. 67Tao Lao; “¿Por qué las maestras se casan poco?”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 13 de marzo de 1921.

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hecho valorizar su situación: “por lo que económicamente gana, por lo que sabe, por lo que está en condiciones de leer, de adquirir, aspira más de lo que su medio social le permitiría. El empleado común ya es poco o lo considera poco para ella. Echa ojos sobre el profesional, sobre su título: médico, abogado, ingeniero”. Finalmente, y en este punto haciéndose eco de la cultura dominante opera el factor moral, al asociar la función de maestra a la de la segunda madre del niño. Es posible destacar, que tanto el poder económico, como el poder intelectual ofrecen alternativas que se ubican fuera del matrimonio, aunque ellas no siempre sean concretadas.

El movimiento feminista se cuela en las columnas de Alfonsina varias veces. Aparece

a través de una crónica objetiva del simulacro de voto68 organizado por la Unión Feminista Nacional. La objetividad es garantizada por el estilo informativo que asume la cronista y por una serie de cuadros estadísticos que analizan varias características de las sufragantes. Por otra parte, es insinuado nuevamente al mencionar a las médicas, cuando sostiene que: “entre los tipos femeninos característicos de nuestro ambiente, la médica constituye uno de los más evolucionados. Médicas son (...) casi todas las mujeres que en nuestro país encabezan el movimiento de ideas femenino más radical (...)”69. La asociación con Cecilia Grierson y Julieta Lanteri, primeras médicas egresadas de la Universidad de Buenos Aires, e importantes líderes feministas, es inevitable. Pero también, el feminismo aparece dentro del enunciado de una crisis general que atraviesa la humanidad. En este caso, las libertades que se concedan a las mujeres bien pueden solucionar problemas en lo inmediato, pero no en el largo plazo70. Así nuestra/o autora/or, vuelve a distanciarse del movimiento feminista.

El tono informativo y trivial, inocente en apariencia, da la bienvenida a las nuevas

protagonistas de la modernidad, y se manifiesta a favor de los nuevos espacios ocupados por ellas. Sin embargo, la crítica, desarrollada gracias al registro irónico, no estará ausente.

4. Conclusiones.

El torbellino de los procesos de modernización instaló la movilidad social, y abrió, a pesar suyo, nuevas posibilidades y espacios para las mujeres. Ante esto se produjeron reacciones conservadoras que vieron en tales cambios un elemento más de desintegración de la sociedad, y se propusieron detenerlo. Contra estas reacciones y en defensa de los cambios, se manifestó Alfonsina.

En las secciones femeninas, desplegó su pensamiento de una manera fragmentada, y

dispersa. Su experiencia de la modernidad la había empujado a aceptar los desafíos que la misma modernidad proponía, y de esta manera sus actos de género la condujeron a cuestionar la subordinación de la mujer a una cultura definida en masculino. Género y 68 Tao Lao; “Un simulacro de voto”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 5 de diciembre de 1920. 69 Tao Lao; “La médica”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 18 de julio de 1920. 70 Tao Lao; “¿Existe un problema femenino?”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 26 de septiembre de 1920.

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modernidad marchan de la mano en la escritura de Alfonsina, en su lucha por la dominación simbólica emprendida desde el campo intelectual. Intelectual crítica, sus estrategias discursivas que transitan por la denuncia explícita y el comentario banal pero irónico, le permitieron burlar el orden del discurso. Sin duda, esto fue percibido por Gabriela Mistral, quien refiriéndose a Alfonsina, afirmó: “(...) ella se ha reído toda su vida, y por igual de sus amigos y sus enemigos (...). Y ella (...) se burlará sin ningún respeto de nosotros, y hará muy bien porque nació para eso (...)”71.

Podemos en este momento volver a las palabras con las que iniciábamos este trabajo,

y sostener que seguramente, la mayor tragedia de Alfonsina haya sido la indiferencia y el olvido de su papel de intelectual, olvidos que podríamos encuadrar dentro de la mencionada reacción conservadora. Lo interesante de penetrar en el alcance y trabazón de sus ideas, consiste en las posibilidades que ello nos abre para estudiar la sociedad y las ideas de las primeras décadas del siglo XX, para releer su poesía, y también, para preguntarnos por qué su discurso sigue teniendo hoy, en ciertos aspectos, tanta vigencia.

71 Mistral Gabriela; “Cómo escribo mis versos”; en Revista de Crítica Cultural; Santiago de Chile; noviembre 1997.

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----------; “La perfecta dactilógrafa”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs.As.; 9 de Mayo de 1920.

----------; “Las crepusculares”; Diario La Nación, segunda sección; Bs.As.; 30 de mayo de 1920.

----------, “Las profesoras”; en Diario La Nación, segunda sección, Bs.As.; 23 de mayo de 1920.

----------; “El varón”; en Diario La Nación segunda sección; Bs. As.; 12 de junio de 1921.

----------, “La médica”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 18 de Julio de 1920.

----------, “Las mujeres que trabajan”; en Diario La Nación, segunda sección, Bs. As.; 20 de junio de 1920.

----------; “Las casaderas”; en Diario La Nación segunda sección; Bs. As.; 8 de agosto de 1920.

----------; “La emigrada”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 1 de agosto de 1920.

----------; “La irreprochable”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 5 de Setiembre de 1920.

----------; “¿Existe un problema femenino?”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 26 de septiembre de 1920.

----------;“Pensamientos de una niña de 15 Años”; en: Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 7 de noviembre de 1920.

----------;“Un simulacro de voto”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs. As.; 5 de diciembre de 1920.

----------, “¿Por qué las maestras se casan poco?”; en Diario La Nación, segunda sección; Bs.As.; 13 de marzo 1921.