Ortografia en Colombia

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  • 8/16/2019 Ortografia en Colombia

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     ARTICULO REVISTA SEMANA

    CULTURA  | 2015/12/05 20:00 

    COLOMBIANOS SE RAJARON EN

    ESCRITURA  

    El nivel de redacción de los colombianos es preocupante. Comunicar por escrito unaidea les resulta cada vez más difícil, y eso tiene consecuencias a todos los niveles.

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    En las calles se ve que muchas veces a los colombianos les cuesta diferenciar entre una b y

    una v. Foto: DAVID AMADO - SEMANA 

    Los síntomas preocupan: errores ortográficos imperdonables, signos de puntuaciónmal usados o inexistentes, frases inconclusas y palabras repetidas, mal uso oausencia de los tiempos verbales, oraciones que no se conectan con coherencia. EnColombia no se está escribiendo bien.

     Y lo más inquietante es que muy pocos colombianos se escapan. El problema esevidente en las redes sociales, en trabajos escolares y universitarios, en anuncios dela calle, en los chats, en la correspondencia y en los informes de las empresas, entreotros. Lo que no se esperaba es que la discusión se abriera por un tema literario. Eldomingo pasado la poeta Piedad Bonnett, en su columna de El Espectador, mostrósu preocupación por lo mal escritos que estaban la mayoría de los trabajospostulados en un concurso juvenil de cuento: “El nivel de escritura de los estudiantescolombianos es pésimo”, sentenció. 

    ¿Por qué pasa eso? Las razones, al parecer, se encuentran en la forma como se enseñadesde el colegio.

    Muchas veces los estudiantes no manejan las reglas de ortografía y gramática porqueno las aprendieron nunca: “Nadie me puede pedir que ponga bien las tildes cuando

    http://www.semana.com/seccion/cultura/6-1http://www.semana.com/seccion/cultura/6-1http://static.iris.net.co/semana/upload/images/2015/12/5/452481_163350_1.jpghttp://static.iris.net.co/semana/upload/images/2015/12/5/452483_163350_1.jpghttp://www.semana.com/seccion/cultura/6-1

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    no me las enseñaron”, indica Hugo Ramírez, director del Departamento de Lenguas  y Cultura de la Universidad de los Andes. “Se nota una terrible ausencia de educaciónen español… ¿Qué vamos a terminar hablando y escribiendo?”, comenta, conpreocupación, Elvira Cuervo de Jaramillo, presidenta de la Asociación de Amigos delInstituto Caro y Cuervo.

    Otros creen que el problema educativo no se limita a la enseñanza a rajatabla de unasreglas. El escritor y fundador de la revista El Malpensante, Andrés Hoyos, que hacepoco publicó el libro Manual de escritura, está de acuerdo: “El proceso deaprendizaje es castigador. Se cree que se va a aprender a escribir a punta degramática y sintaxis, cuando la escritura es de hábitos: es como si a usted leenseñaran a manejar carros con un manual de mecánica y no con la práctica”. 

    Tal vez, por eso, algunos estudiantes sienten pereza de escribir y creen que es unejercicio complejo que no tiene nada que ver con ellos. Es muy común escuchar lafrase “lo importante es que yo me entienda a mí mismo”. La escritura se ve como unobstáculo, no como un medio para comunicarse.

    “No hablemos ya de escritura sino de lectura, que es la base de todo. Los niveles delectura son muy pobres durante toda la formación y, por lo tanto, toda la estructuraestá mal. Se escribe con muchas limitaciones, con mucha pobreza y con muchosproblemas porque se lee mal”, comenta el editor y escritor Camilo Jiménez Estrada,quien hace cuatro años renunció a ser profesor de la Universidad Javeriana ante laincapacidad de sus alumnos de escribir apropiadamente.

     Y esto se hace evidente en uno de los fallos más preocupantes: la gente no leecuidadosamente lo que escribe, no piensa en la necesidad de revisarlo. Dejan el textotal cual se escribió en su primera versión y todo acaba ahí.

    Los escritores y los académicos están de acuerdo en la urgencia de promover aúnmás el hábito de leer, que no se vea como una obligación o una tarea más, sino comoun verdadero placer. Es imposible esperar que alguien escriba bien si no lee.

    Otro de los cuestionamientos apunta al papel de las humanidades en el sistema deeducación colombiano. “Sabemos que el sistema económico y académico actual(Colciencias lo hace) privilegia las ciencias”, comenta el filósofo y semiólogo Armando Silva. Pero esa política tiene efectos perversos.

    Las redes sociales y los dispositivos electrónicos tampoco se salvan de los

    señalamientos. Uno de los principales errores es que la corrección va por cuenta delcomputador, que no siempre acierta ni es capaz (por ahora) de determinar si unaidea está bien conectada con otra ni alerta sobre las palabras repetidas o las frasesinconclusas. En todo caso, las nuevas tecnologías no tienen toda la culpa, y más bienlas redes han hecho visible un problema que viene desde hace años. Solo que hacen virales los errores.

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    “Además, está la presión por el bilingüismo. Es conveniente primero entender lapropia lengua para después trabajar y adquirir los códigos de otra”, indica Jiménez.Otros profesores creen que esto no tiene nada que ver, pero sí reclaman que ademásde exigir para graduarse exámenes de inglés o de otros idiomas se haga unoobligatorio de español.

    Pero este diagnóstico de causas múltiples no solo se aplica a los estudiantes. “Aquíhay presidentes de compañías, ministros y profesionales con muchos títulos que nosaben redactar una carta. Es un tema recurrente”, comenta Andrés Hoyos. 

    No solo se ven errores en los avisos de la calle. En septiembre, la Asociación de Amigos del Instituto Caro y Cuervo organizó ‘Caro y Cuervo Ink’, una campaña paracorregir errores ortográficos en los tatuajes. Se vieron expresiones como “Dios vendice a mi madre”, “solo Dios jusga”, “segidme”, “alturista”, en vez de altruista,“objetibo”, “la  vida no es fasil” y “sonrrisa”, entre otras. 

     Y los foros de las páginas de internet, sobre todo los de los medios de comunicación,evidencian los problemas de escritura de los colombianos. “La gente escribe a laspatadas y casi nunca se entiende. Recurre al madrazo cuando no tiene una frase buena”, señala el crítico literario y profesor universitario Camilo Hoyos. 

    Para algunos, sin embargo, la situación no es tan grave. “Falta mucho, pero no todoes malo. He dirigido varios colegios y en cada uno de ellos hay revistas, ensayos, jornadas y otro montón de cosas, pero sus resultados se demorarán en aparecer”,comenta Juan Carlos Bayona, rector del Gimnasio Los Pinos.

    Paradójicamente, llama la atención esta denuncia justo cuando este año se handestacado varios escritores jóvenes como Juan Álvarez, Álvaro Robledo, Juan

    Sebastián Gaviria, Daniel Ferreira, Amalia Andrade, Melba Escobar, por citaralgunos. Aunque para los editores las dos cosas no tienen nada que ver. GabrielIriarte, director editorial de Penguin Random House, dice que “puede haber buenaliteratura, aunque el común de la gente no escriba bien”. 

    Frente a este problema algunos proponen soluciones como que se capacite mejor alos profesores, que se le otorgue más importancia a la enseñanza humanística, queuna política pública proteja el lenguaje y que los colegios y las universidades trabajenen enseñar bien el idioma.

     Y lo más importante: que la gente entienda que escribir bien es fundamental para

    transmitir las ideas eficientemente. Y que hacerlo mal no solo ofrece una pésimaimagen del autor, sino que puede conducir a entregar un mensaje ambiguo oincomprensible, lo cual puede ser grave, por ejemplo, en un texto de instruccionesdirigido a los empleados de una empresa. En fin, que, por el contrario, un documento bien escrito es la mejor carta de presentación de una persona.