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Nombres deverbales con sufijos aumentativos El caso de -ón Josefa Martín García Universidad Autónoma de Madrid is paper focuses on deverbal nominalizations with the suffix -ón in modern Spanish, bearing in mind their morphological, syntactic and semantic proper- ties. e suffix -ón gives rise to three types of nominalizations, according to the event structure of the verbal base: resultant object nominalization (rozón), resultant state nominalization (apagón) and punctual action (empujón). ese nominalizations do not inherit the event structure of the verb, so they have few verbal properties. All nominalizations with -ón are countable (even nominaliza- tions built on atelic verb, such as acelerón), and all of them exhibit the same mea- ning related to the sudden and brusque development of the action. In this sense, the suffix -ón fixes the syntactic and semantic content of the nominalization, so that this suffix is semantically specified and it is opposed to other nominalising suffixes because it denotes punctual actions or results reached once the action is developed suddenly and with brusqueness. Keywords: derivational morphology, nominalization, event nominal, result nominal, Spanish suffix -ón 1. Introducción En español, el sufijo -ón es considerado como sufijo aumentativo unido a sus- tantivos (memorión, novelón) y a adjetivos (grandón, simpaticón) con contenidos que inciden en la dimensión y en la apreciación: memorión = ‘memoria grande, extraordinaria’, novelón = ‘novela muy buena’, grandón = ‘muy grande’. En estas for- maciones, el sufijo -ón presenta características propias de la sufijación apreciativa: entre otras, mantiene la categoría gramatical de la base y no crea formaciones con significados nuevos. Dicho sufijo se une también a bases verbales para dar lugar a adjetivos deverbales activos (llorón, criticón) y a sustantivos deverbales de acción y resultado (empujón, tachón). En estos casos, aunque el sufijo sigue conservando su significado aumentativo, exhibe unas propiedades morfológicas distintas de las Revue Romane 52:2 (2017), 207–227. doi 10.1075/rro.52.2.05mar issn 0035-3906 / e-issn 1600-0811 © John Benjamins Publishing Company

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Nombres deverbales con sufijos aumentativosEl caso de -ón

Josefa Martín GarcíaUniversidad Autónoma de Madrid

This paper focuses on deverbal nominalizations with the suffix -ón in modern Spanish, bearing in mind their morphological, syntactic and semantic proper-ties. The suffix -ón gives rise to three types of nominalizations, according to the event structure of the verbal base: resultant object nominalization (rozón), resultant state nominalization (apagón) and punctual action (empujón). These nominalizations do not inherit the event structure of the verb, so they have few verbal properties. All nominalizations with -ón are countable (even nominaliza-tions built on atelic verb, such as acelerón), and all of them exhibit the same mea-ning related to the sudden and brusque development of the action. In this sense, the suffix -ón fixes the syntactic and semantic content of the nominalization, so that this suffix is semantically specified and it is opposed to other nominalising suffixes because it denotes punctual actions or results reached once the action is developed suddenly and with brusqueness.

Keywords: derivational morphology, nominalization, event nominal, result nominal, Spanish suffix -ón

1. Introducción

En español, el sufijo -ón es considerado como sufijo aumentativo unido a sus-tantivos (memorión, novelón) y a adjetivos (grandón, simpaticón) con contenidos que inciden en la dimensión y en la apreciación: memorión = ‘memoria grande, extraordinaria’, novelón = ‘novela muy buena’, grandón = ‘muy grande’. En estas for-maciones, el sufijo -ón presenta características propias de la sufijación apreciativa: entre otras, mantiene la categoría gramatical de la base y no crea formaciones con significados nuevos. Dicho sufijo se une también a bases verbales para dar lugar a adjetivos deverbales activos (llorón, criticón) y a sustantivos deverbales de acción y resultado (empujón, tachón). En estos casos, aunque el sufijo sigue conservando su significado aumentativo, exhibe unas propiedades morfológicas distintas de las

Revue Romane 52:2 (2017), 207–227. doi 10.1075/rro.52.2.05marissn 0035-3906 / e-issn 1600-0811 © John Benjamins Publishing Company

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que presentan los sufijos propiamente apreciativos: hay un cambio de categoría gramatical y de significado de la base.

La amplia distribución que exhibe el sufijo -ón en español ha llevado a plantear si existe un único sufijo con varios valores semánticos o bien si existen varios sufijos homónimos con una distribución y unos contenidos semánticos distintos. En la primera posibilidad, se defiende un único origen para el sufijo (entre otros, Spitzer, 1921; Monge, 1972; Pena, 1980) y un contenido común en todas las formaciones (Anscombre, 2013). En la segunda propuesta, se asume que hay dos sufijos -ón a partir de dos orígenes latinos distintos con dos valores semánticos claramente diferenciados: un valor adjetival y un valor nominal de acción (De Bruyne, 1979; Pharies, 2002; RAE y ASALE, 2009). Fleischman (1973), por su parte, aporta una tercera solución. Según esta autora, aunque etimológicamente son sufijos distintos, ambas formas homónimas confluyen a partir del modelo empuxar > empuxon, tomando el significado de acto brusco o violento del aumentativo -ón, no del sufijo deverbal -ión.

En este trabajo, nos centraremos en las nominalizaciones construidas con el sufijo -ón. Como mostraremos, el significado de acto brusco o violento diferencia las nominalizaciones en -ón de las nominalizaciones construidas con otros sufijos nominalizadores. Concretamente, el hecho de que el sufijo -ón aporte al nombre deverbal el significado de acto brusco y violento hace pensar que dicho sufijo no-minal está muy especificado semánticamente, a diferencia de otros sufijos nomi-nalizadores que solo marcan la noción de acción y resultado. Este hecho tiene dos consecuencias claras: por un lado, la selección de la bases verbales por parte del sufijo nominal -ón es más estricta que la selección que otros sufijos nominalizadores imponen a sus bases verbales; por otro, la existencia de restricciones severas en el proceso de formación de nominalizaciones con -ón condiciona la productividad del proceso derivativo, que es menor que la de sufijos nominalizadores como -ción, -miento o -do.

Atendiendo a estas cuestiones preliminares, hemos divido el trabajo en tres apartados. En el primero, se estudian las propiedades léxico-sintácticas de las bases verbales para determinar las restricciones en la formación de nominalizaciones en -ón. En el segundo, se analizan los tipos de nominalizaciones en -ón, determinados, como veremos, por la información aspectual del verbo base. La caracterización de las nominalizaciones llevada a cabo en el segundo apartado nos permite diferen-ciar dichas formaciones de aquellas construidas con otros sufijos nominalizadores, según se plantea en el último apartado.

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2. La selección de las bases verbales

2.1 La selección categorial

El sufijo -ón selecciona bases de distinta categoría. En el caso de los nombres de-verbales, parece a primera vista que la selección está más restringida. No obstante, existen varias formaciones en las que es posible postular una doble base y, por consiguiente, distintas formaciones derivadas. Dado que el sufijo -ón puede unirse a nombres y a verbos, en el caso de que exista una nominalización previa con los sufijos -o, -e y -a, el sufijo -ón puede interpretarse como denominal o deverbal. Así, una formación como desgarrón puede estar formada sobre el sustantivo deverbal desgarro o sobre el verbo desgarrar. En el primer caso, se interpreta como un au-mentativo de desgarro; en el segundo, como el resultado de desgarrar. Esta doble selección se observa en más formaciones como sofocón, bajón, parón, pellizcón o remojón. En los trabajos dedicados a este tema y en los diccionarios, no existe unanimidad a la hora de tratar estas formaciones. Una misma formación como des-garrón aparece como denominal aumentativo en Urdiales (1979) y en el Diccionario de la lengua española (RAE, 2014) y como deverbal en Fernández Ramírez (1986). Algunos autores como Rainer (1993) defienden en todo caso la interpretación de-verbal de estas formas. Otra posibilidad ha sido considerar que tales formaciones tienen una doble base, como propone Lüdtke (1978). Según este autor, aunque en algunos nombres derivados en -ón sea más adecuada la interpretación denominal aumentativa (bajón) o deverbal predicativa (tirón), no se puede excluir la otra lec-tura, aunque sea secundaria. 1

La nominalización previa como sustantivo postverbal (sofoco, baja, paro) indica el resultado de la acción, el mismo significado que desarrolla la nominalización deverbal en -ón (sofocar > sofocón) además de la intensificación. Ello quiere decir que la interpretación de estas formaciones en -ón está muy próxima en ambos casos: intensificación de un resultado (sofoco > sofocón = ‘sofoco grande’) o un resultado intensificado (sofocar > sofocón = ‘resultado de sofocarse en exceso’). Dada la estrecha relación semántica entre las dos formaciones, en algunos casos una de ellas acaba perdiéndose, como ha ocurrido con agarrón o relumbrón, que han desplazado a agarro o relumbro, ya en desuso. En otros, una de las formas se especializa semánticamente, así en baja frente a bajón. El sustantivo deverbal baja

1. La perspectiva histórica no nos proporciona en este caso datos para establecer un único pro-ceso. Según muestran los ejemplos del Corpus Diacrónico del español (CORDE) (Real Academia Española: Banco de datos (CORDE) [en línea]. <http://www.rae.es> [6/10/2015]), las formaciones en -ón son posteriores a las nominalizaciones postverbales. También aparecen incorporadas en los diccionarios con posterioridad.

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presenta los significados de ‘cese de una relación laboral o profesional’ o de ‘persona que no puede participar en una actividad’; la nominalización bajón ha sustituido a baja como nominalización de acción y resultado del verbo bajar en la acepción ‘disminuir la intensidad o valor de algo’ (bajón de los precios, de la temperatura) y, por extensión, puede significar la disminución en el estado de ánimo o en la salud (bajón de ánimos). 2

En otras formaciones, la semejanza formal no está unida a una misma inter-pretación semántica porque las bases no están relacionadas. Por ejemplo, el sustan-tivo plantón se interpreta como aumentativo de planta (‘planta grande’) 3 y como nominalización del verbo plantar con el significado ‘dejar abandonado a alguien’.

Otra posibilidad es que la nominalización en -ón y la nominalización con sufi-jos postverbales tengan distinto significado porque se construyen sobre acepciones distintas del verbo base, por lo que la formación en -ón no puede interpretarse como aumentativo, como ocurre en las nominalizaciones atraco y atracón. La primera procede de la acepción ‘robar’ del verbo atracar; mientras que la segunda selecciona la acepción ‘hartarse de comida’ del mismo verbo. También es posible que ambas nominalizaciones se especialicen: una para indicar la acción del verbo y la otra el resultado. Por ejemplo, la diferencia entre enganche y enganchón reside en la dis-tinta lectura de las dos nominalizaciones: enganche denota la acción de enganchar y enganchón, por su parte, el resultado de engancharse algo de forma violenta. 4

Por último, la selección de las bases verbales por parte del sufijo -ón está deter-minada por la constitución morfológica del verbo. Si tomamos en consideración las bases verbales sobre las que se forman las nominalizaciones en -ón, es fácil advertir que las formaciones se construyen sobre verbos de la primera conjugación. 5 Otro hecho que cabe destacar de tales formaciones es la ausencia de la vocal temática, a di-ferencia de otras nominalizaciones deverbales (aceler-ar > aceler-ón / aceler-a-ción,

2. Frente a las dos nominalizaciones, bajada denota la acción con distintos significados de la base: bajada de la montaña, bajada de precios, bajada de temperatura. En el caso del verbo subir, solo contamos con una nominalización, subida, la cual puede constituirse en base para la formación del aumentativo en -ón (subidón de ánimos).

3. También con el significado lexicalizado de ‘planta nueva que debe ser trasplantada’.

4. El sustantivo enganche, como nominalización de acción, también se forma sobre la acepción del verbo enganchar correspondiente a ‘conectar un sistema eléctrico’.

5. La nominalización empellón que, a primera vista, podría tener como base empeller está cons-truida sobre la forma empellar (Fernández Ramírez, 1986). Lüdtke (1978) ofrece como nomi-nalizaciones construidas con verbos de la segunda y tercera conjugación los ejemplos remezón (< remecer) y bullón (< bullir). Los adjetivos deverbales (criticón, llorón) también se construyen sobre verbos de la primera conjugación, aunque también existe alguna excepción como sacudón (< sacudir) en el español de Venezuela (Tejera, 2007).

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calent-ar > calent-ón / calent-a-miento). Además, las nominalizaciones en -ón no están construidas sobre bases verbales sufijadas, excepto unos pocos casos for-mados sobre verbos con el sufijo -ear: chorrear > chorreón, pisotear > pisotón. 6 En estos nombres, el sufijo -ear puede desaparecer, de forma que la nominalización en -ón se construye sobre la raíz más el interfijo (pis-ot-ón, chorr-et-ón, lam-et-ón), o puede permanecer como en el único caso encontrado chorr-e-ón. Todo ello hace pensar que el sufijo -ón se une directamente a la raíz verbal y no al tema verbal como otros sufijos nominalizadores. Por otro lado, frente a los sufijos nominalizadores vocálicos (empuje, encierro), las nominalizaciones con -ón no presentan diptongos en las raíces irregulares, pues el sufijo -ón es tónico frente a los sufijos vocálicos, todos ellos átonos (apretón / aprieto, revolcón / revuelco).

2.2 La selección argumental y aspectual

Desde el punto de vista de la estructura argumental, los verbos seleccionados pue-den ser inergativos (1a), inacusativos (1b) o transitivos (1c), por lo que a primera vista parece que no existen restricciones argumentales en el proceso derivativo que nos ocupa:

(1) a. madrugón de Juan, relumbrón de los faros, chorreón de pintura, resbalón del niño

b. apagón de las luces, reventón de la rueda, calentón del motor, bajón de temperaturas

c. acelerón del coche, apretón de manos, empujón del jugador, plantón de Juan

No obstante, si examinamos en detalle las bases verbales, es posible hacer ciertas precisiones. De los tres grupos de verbos señalados, el más numeroso es el de los verbos inacusativos. Además, los verbos con alternancia transitiva e inacusativa tienden a construir la nominalización en -ón a partir de esta segunda estructura, mientras que la construcción transitiva correspondiente es la base para otras no-minalizaciones (2a, b) o no da lugar a una nominalización (2c). En los casos en que cada construcción se construye sobre acepciones distintas del verbo base, es posible la nominalización en -ón con ambas estructuras (2e, f): 7

6. Lo mismo ocurre con los adjetivos deverbales. Los pocos casos existentes pueden perder el sufijo (regatear > regatón) o mantenerlo (jamaquear > jamaqueón), este último en el español de Venezuela (Tejera, 2007).

7. Agradezco esta observación a un revisor anónimo de Revue Romane.

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(2) a. Juan apaga la luz > el {*apagón / apagado} de la luz por Juan b. Las luces se apagan > el apagón de las luces c. Juan atracó de galletas al niño > *el atracón del niño por Juan d. El niño se atracó de galletas > el atracón {de galletas / del niño} e. El gimnasta estiró el cuello > el estirón del cuello f. Juan comenzó a estirar(se) a los doce años > el estirón de Juan a los doce

años

Por otro lado, el argumento externo del verbo puede ser agentivo (3), pero también puede interpretarse como un experimentante o como un iniciador de la acción sin control sobre ella (4):

(3) a. Juan madruga > el madrugón de Juan b. Juan empuja a Pedro > el empujón de Juan a Pedro c. Juan borra el párrafo > el borrón del párrafo d. Juan pisa a Pedro > el pisotón de Juan a Pedro

(4) a. Juan resbaló en el hielo >el resbalón de Juan b. Juan tirita > el tiritón de Juan c. Los escaparates relumbran en la calle > el relumbrón de los escaparates d. La pintura chorrea > el chorreón de pintura

Con respecto a la estructura eventiva, si adoptamos la clasificación aspectual de Vendler (1967), cabe señalar que los verbos que dan lugar a nominalizaciones en -ón denotan eventos dinámicos – actividades (5a) y realizaciones (5b) – y logros o eventos puntuales (5c). Quedan descartados de este proceso derivativo los verbos de estado.

(5) a. acelerar > acelerón, apretujar > apretujón, empujar > empujón, estirar > estirón, resbalar > resbalón

b. abollar > abollón, borrar > borrón, desgarrar > desgarrón, rozar > rozón, socavar > socavón

c. apagarse > apagón, encontrarse > encontrón, pararse > parón, plantar (a alguien) > plantón, reventarse > reventón

Los eventos dinámicos atélicos o actividades (5a) se caracterizan por progresar durante un tiempo sin alcanzar un final. Los verbos télicos (5b, c), por su parte, culminan en un estado resultado. La diferencia entre los dos tipos radica en que las realizaciones (5b) denotan eventos dinámicos y los logros (5c) son eventos puntuales y, en consecuencia, no dinámicos. Las características aspectuales de cada grupo de verbos permiten diferenciar los tipos de nominalizaciones en -ón, como veremos en el siguiente apartado.

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3. Las nominalizaciones en -ón

En trabajos ya clásicos sobre nominalizaciones eventivas, se muestra la ambigüedad de estas formaciones en cuanto que pueden expresar tanto la acción (6a) como el resultado o el efecto del verbo (6b):

(6) a. La construcción del puente por parte de los romanos duró varios años. b. La famosa construcción de los romanos se ha derrumbado.

Para diferenciar ambos tipos ha sido habitual aplicar una serie de pruebas, como las señaladas inicialmente en Grimshaw (1990), con el fin de fijar la interpretación de estos nombres deverbales. Las pruebas propuestas permiten identificar la lectura de acción, mientras que la de resultado queda definida en términos negativos, es decir, una nominalización que no presente las características asociadas a las nomi-nalizaciones de acción será etiquetada como nominalización de resultado. Así, las nominalizaciones de acción se caracterizan por tener una estructura argumental con un argumento interno (7a) y un complemento agente (7b), ambas posibilidades vedadas a las nominalizaciones de resultado. Por otro lado, las nominalizaciones de acción no pueden pluralizarse (7c) ni llevar determinantes distintos del definido (7d), características que son posibles en las nominalizaciones de resultado. En el caso de los complementos temporales es obligatoria la preposición con las nomi-nalizaciones de resultado, pero no en las de acción (7e)

(7) a. La construcción del puente duró varios años / La famosa construcción (*del puente) se ha derrumbado

b. La construcción del puente por los romanos / la famosa construcción (*por los romanos)

c. *Las construcciones del puente por los romanos duraron varios años / Las famosas construcciones

d. *Esta construcción del puente por los romanos duró varios años / {esta / una} famosa construcción

e. La construcción del puente hace mil años / las famosas construcciones *(de) hace mil años.

No obstante, distintos autores han puesto de manifiesto que tal caracterización no se cumple en varios casos. Se ha señalado, así, que existen nominalizaciones de resultado con un argumento interno (8a–b) (Picallo, 1999; Alexiadou, 2001) o nominalizaciones eventivas en plural (8c) (Alexiadou, 2001; Varela, 2012):

(8) a. Leímos la definición de la palabra. b. La desaparición de Juan duró varios días.

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c. Las (reiteradas) tomas de Constantinopla por los ejércitos enemigos se sucedieron (una y otra vez) por espacio de varios siglos

(Varela, 2012, p. 100)

Asimismo, en varios trabajos se muestra la necesidad de reconocer distintos tipos de nominalizaciones no-eventivas, pues, bajo la etiqueta de nominalización de re-sultado se esconden nominales de naturaleza diferente (Picallo, 1999; Melloni, 2011; Jaque y Martín García, 2012). Así, hay nominalizaciones de estado resultante (9a), de objeto resultante (9b), de objeto no resultante (9c), de lugar (9d), entre otras:

(9) a. La desaparición de Juan duró varios días. b. Se publicó la traducción de la novela. c. Se rompió la cerradura. d. Limpiaron la desembocadura del río.

En los apartados siguientes analizaremos los tipos de nominalizaciones en -ón. Como mostraremos, la información aspectual del verbo va a determinar las carac-terísticas de la nominalización.

3.1 Nominalizaciones de objeto resultante

Las nominalizaciones de objeto resultante denotan la entidad obtenida como resul-tado de haber tenido lugar la acción del verbo, por tanto, proceden de verbos télicos o delimitados. Según la base verbal, es posible diferenciar dos tipos de nominaliza-ciones de objeto resultante (Bisetto y Melloni, 2007; RAE y ASALE, 2009; Martín García, 2011, entre otros): por un lado, nominalizaciones procedentes de verbos de objeto efectuado o verbos de creación (10a) y nominalizaciones que devienen de verbos de objeto afectado o verbos resultativos (10b):

(10) a. Construir una casa > La construcción es sólida. b. Definir un verbo > La definición consta de diez palabras.

En el primer tipo (10a), el objeto del verbo base se constituye como la entidad re-sultante de la acción, capaz de acotar la duración del evento: una vez que la casa se ha construido, el evento de construir finaliza. La nominalización correspondiente hace referencia a este objeto en el sentido de que lo construido es una construcción; por ello, no es posible que la nominalización pueda llevar un argumento tema, el cual está absorbido en la propia nominalización (11a). En el segundo tipo (10b), el objeto del verbo existe antes del inicio de la acción, pero se ve afectado durante el desarrollo del evento, de tal modo que, una vez finalizada la acción, se obtiene un objeto resultante. En consecuencia, la entidad representada en el objeto del verbo es distinta de la entidad alcanzada en el transcurso del proceso. La nominalización

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del verbo alude al objeto resultante de la acción, que es distinto del objeto del verbo, por lo cual es posible que este último se materialice como argumento de la nominalización (11b):

(11) a. *La construcción de la casa es sólida. b. La definición de este verbo consta de diez palabras.

Las nominalizaciones con -ón de objeto resultante pertenecen al segundo tipo de nominalizaciones señalado. Según lo dicho, tales nominalizaciones proceden de verbos télicos con objetos afectados, como en los ejemplos siguientes:

(12) a. desconchar la pared > El desconchón de la pared se extiende en la parte izquierda hasta llegar al rincón

b. abollar la cacerola > Quitaron el abollón de la cacerola con un buen martillo c. rozar el coche > Repararon el pequeño rozón del coche d. reventarse la rueda > El reventón de la rueda tiene 7 cm de largo e. magullar(se) la rodilla > El magullón de la rodilla tiene un extraño color

rojizo f. socavar una calle > El socavón de la calle tiene 40 cm de profundidad

Dado que el objeto resultante de la acción es distinto del propio objeto del verbo, la nominalización puede llevar como argumento el objeto del verbo, según vemos en los ejemplos anteriores. En estos casos, la nominalización se interpreta como una marca o señal en la entidad denotada en el argumento interno del verbo; esto es, es la forma en la que se conceptualiza la afectación del objeto.

En algunos casos, la nominalización en -ón de objeto resultante solo se obtiene en uno de los sentidos del verbo, en aquel en el que es posible, precisamente, con-ceptualizar el objeto resultante de la acción. Por ejemplo, el verbo borrar es transi-tivo, télico y con objeto afectado, por tanto, es un buen candidato para constituirse como base para la nominalización en -ón. Sin embargo, solo con el significado de ‘hacer desaparecer una cosa escrita trazando rayas sobre ella’ es posible dicha nominalización, dado que es en este significado donde el resultado de la acción es un objeto. Adviértase que, en el sentido de ‘hacer desaparecer una cosa escrita por medio de una goma’, el resultado de la acción es la desaparición de la entidad representada en el objeto del verbo, razón por la cual no puede haber un objeto resultante. En tales nominalizaciones, el objeto del verbo se interpreta como el lugar en el que se manifiesta el objeto resultante, como se aprecia en los ejemplos siguientes:

(13) a. borrar la fecha > el borrón de la fecha (= en la fecha) b. tachar el párrafo > el tachón del párrafo (= en el párrafo)

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En su calidad de objetos, las nominalizaciones en -ón carecen de propiedades as-pectuales y se combinan de forma natural con el verbo hacer, en cuanto verbo de creación (14a). Asimismo, tales formaciones representan sustantivos contables, cuya pluralización incide sobre la cuantificación de entidades (14b):

(14) a. hacer un {abollón / borrón / rozón / tachón …} b. tres {enganchones / rozones / socavones / tachones …}

El sufijo -ón confluye con el sufijo -dura en la creación de nominalizaciones de objeto resultante. De hecho, se observa que junto con la nominalización en -ón existe una forma en -dura procedente de la misma base verbal, como muestran los siguientes dobletes: abollón / abolladura, borrón / borradura, desconchón / des-conchadura, desollón / desolladura, magullón / magulladura, rasgón / rasgadura, restregón / restregadura, rozón / rozadura, tachón / tachadura, trasquilón / trasqui-ladura. Solo las formaciones enganchón y socavón carecen de una forma paralela con el sufijo -dura. Por el contrario, son varias las nominalizaciones en -dura que no alternan con un nombre en -ón: por ejemplo, quemadura, desportilladura, des-pellejadura, mordedura, picadura, ralladura, cortadura, entre otras. Cuando se dan las dos formaciones, las sufijadas con -ón denotan objetos resultantes obtenidos tras la realización brusca de la acción; los sustantivos derivados con -dura, por el contrario, carecen de valores semánticos como repentino o violento (Fleischman, 1973; Lüdtke, 1978). Esta diferencia explica que la selección de -ón sea más es-tricta y solo se formen nominalizaciones a partir de acepciones en las que la acción pueda realizarse efectivamente de forma violenta. El sufijo -dura, por su parte, se ha especializado en la formación de nominalizaciones de objeto, resultante o no resultante (cerradura, encajadura, herradura, empuñadura), frente a otros sufijos nominalizadores (Martín García, 2011), por ello resulta más productivo que -ón en este proceso derivativo.

Por último, algunas nominalizaciones en -ón acaban denominando en alguna de sus interpretaciones objetos no resultantes de distinta naturaleza: limpión = ‘paño para limpiar’ (esp. americano), podón = ‘instrumento para podar’, chiflón = ‘viento suave (chiflar)’ (esp. americano), relumbrón = ‘rayo de luz’. Todas ellas tienen en común una lectura activa, próxima a los adjetivos deverbales en -ón: llorón = ‘que llora mucho’, limpión = ‘paño que limpia’.

3.2 Nominalizaciones de estado resultante

Las nominalizaciones de estado resultante hacen referencia al estado alcanzado una vez que se ha producido la acción. Específicamente, tales nominalizaciones signifi-can el estado en que se encuentra la entidad expresada en el argumento interno del

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verbo como resultado de aplicar o haber tenido lugar la acción. Tal caracterización supone que las nominalizaciones de este tipo llevan un argumento (15a) y, como estados, se pueden constituir como sujeto de predicados durativos (15b):

(15) a. La ligadura *(de los núcleos) es muy fuerte. b. La desaparición de Juan ha durado varios días.

Las nominalizaciones de (15) no indican la acción de ligarse los núcleos (15a) o de desaparecer Juan (15b), sino más bien el estado en que se encuentra la entidad representada en el argumento una vez que la acción ha terminado. Así, el adjetivo fuerte de (15a) se predica del estado: lo que es fuerte no es la acción de ligarse los núcleos sino el hecho de estar ligados. La oración de (15b) no significa que Juan haya estado desapareciendo durante varios días, sino que Juan ha estado desapa-recido durante ese periodo de tiempo.

Las nominalizaciones de estado resultante se construyen sobre verbos télicos con un argumento interno, de modo que la nominalización incida sobre el estado alcanzado, una vez que la acción se ha producido. La nominalización hereda, en consecuencia, el argumento interno del verbo base. Asimismo, el estado que deno-tan refiere al estado resultante que forma parte del evento télico.

Las nominalizaciones en -ón de este tipo se ajustan a las características men-cionadas. Seleccionan verbos transitivos (16a) y la variante inacusativa (16b, c):

(16) a. Juan plantó a Pedro > El plantón de Juan a Pedro duró más de una hora b. Las luces se apagaron > El apagón de las luces se prolongó durante toda la

noche c. Las máquinas se pararon > El parón de las máquinas duró dos días

Las nominalizaciones de (16) se construyen sobre logros, de modo que la nomi-nalización alude al resultado del evento, que se constituye como un estado una vez que la acción puntual ha tenido lugar de forma brusca o violenta. Dado que los verbos base denotan eventos que no progresan en el tiempo, porque son puntua-les, las nominalizaciones correspondientes solo pueden interpretarse como estados resultantes cuando se construyen con predicados o modificadores durativos como ocurre en (16). Ahora bien, estas mismas nominalizaciones pueden denotar una acción puntual. En este caso, la nominalización podrá combinarse con predicados que seleccionen eventos, como en los ejemplos de (17):

(17) a. El plantón de Juan a Pedro fue a las seis por la tarde. b. El apagón de las luces ocurrió a las 22:30. c. El parón de las máquinas tuvo lugar ayer.

En la sección siguiente, trataremos en detalle las nominalizaciones de acción pun-tual en -ón.

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3.3 Nominalizaciones de acción puntual

Además de las nominalizaciones de objeto y de estado resultante tratadas en los apartados anteriores, el sufijo -ón da lugar de forma más productiva a nombres deverbales considerados en los distintos trabajos como actos o acciones puntuales. Como acciones, pueden combinarse con predicados que indican que la acción se produce (18a, b) o con predicados que denotan la percepción de un evento (18c, d):

(18) a. El acelerón del coche tuvo lugar a las seis en la autopista. b. El calentón del motor ocurrió ayer en la subida a la montaña. c. Presenciamos ayer el empujón de Juan. d. Fuimos testigos del atracón de Juan.

Dado el carácter puntual de estas formaciones, rechazan, en cambio, los predicados durativos, los cuales son posibles con otras nominalizaciones construidas sobre la misma base verbal pero con distinto sufijo:

(19) a. {*el acelerón / la aceleración} del coche duró varios minutos. b. {*el calentón / el calentamiento} del motor se prolongó durante varias

horas.

A pesar de significar una acción puntual, las nominalizaciones en -ón no presentan las características que se asocian generalmente a las nominalizaciones de acción. En primer lugar, no admiten el argumento externo introducido por la preposición por si el argumento es agentivo (20a). Es posible, por el contrario, un argumento de causa introducido por esta preposición (20b). En segundo lugar, necesitan una preposición con los complementos temporales (20c). En tercer lugar, como acciones puntuales, no se construyen con modificadores que indiquen duración (20d) ni con predicados que señalen el inicio (20e) o la interrupción del evento (20f):

(20) a. *El empujón a Pedro por (parte de) Juan tuvo lugar ayer. b. El apagón de las luces durante dos horas por la lluvia tuvo lugar ayer. c. El acelerón del coche *(de) ayer ocurrió en la autopista. d. *El acelerón del coche en curso fue presenciado por todos. e. *Juan procedió al empujón a Pedro. f. *Juan interrumpió el empujón a Pedro.

Teniendo en cuenta la estructura argumental del verbo base, las nominalizaciones en -ón que denotan acciones puntuales se construyen sobre las variantes transitivas (21a) o inacusativas (21b) de verbos transitivos y a partir de verbos inergativos (21c):

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(21) a. El empujón de Juan de ayer ocurrió en el parque. b. El apagón de las luces tuvo lugar a las seis. c. Los fans presenciaron el resbalón de la cantante.

Con verbos transitivos e inergativos, la nominalización en -ón lleva el argumento externo del verbo base (21a, c) realizado como un sintagma preposicional introdu-cido por la preposición de. En las variantes inacusativas (21b), aparece realizado el argumento con esta misma preposición. En consecuencia, el argumento que lleva la nominalización en -ón se interpreta como la entidad que inicia o que padece la acción. 8

Respecto a la naturaleza aspectual de las bases verbales, un grupo de nominali-zaciones en -ón de acción puntual se forma a partir de verbos télicos y, al igual que otras nominalizaciones, pueden ser ambiguas entre una interpretación de acción y otra de resultado – con el significado de objeto o de estado resultante –. Como di-jimos, la nominalización de resultado hace referencia al objeto o al estado obtenido una vez que la acción ha terminado; la nominalización de acción puntual, por su parte, incide en el proceso del evento de distinto modo, según la naturaleza télica del propio predicado. Con los verbos télicos puntuales (logros), la nominalización alude al mismo momento en que tiene lugar la acción (22a, b), por lo cual, al igual que el verbo, va a denotar una acción puntual. Con los verbos télicos no puntuales (realizaciones), el nombre deverbal alude a un momento del transcurso de la acción en el que la brusquedad en el desarrollo de la misma da lugar a un resultado que pone fin al desarrollo del evento (22c, d). En este último caso, la nominalización indica una acción puntual no presente en el contenido aspectual del verbo base.

(22) a. El apagón de las luces ocurrió ayer. b. El reventón de la rueda fue en la autopista. c. El calentón del motor tuvo lugar a las 6. d. El esperado bajón de los precios será la próxima semana.

Otro grupo de nominalizaciones de acción puntual en -ón se construye a partir de verbos atélicos dinámicos, es decir, verbos que no culminan en un estado.

(23) a. El empujón de Juan a Pedro fue en la salida del cine. b. El estirón del nervio ocurrió en los minutos finales del maratón. c. Presenciamos horrorizados el resbalón del presidente.

8. Las nominalizaciones inacusativas carecen de un agente implícito (*el calentón del coche para quemar el motor). En los casos de doblete, la nominalización en -ón es inacusativa frente a las nominalizaciones construidas con otros sufijos (el {*apagón / apagado} de las luces para comen-zar la fiesta). En los verbos inergativos es posible el argumento agente (el resbalón de Juan para ganarse el favor del público).

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Los verbos atélicos dinámicos denotan eventos homogéneos en cuanto que la ac-ción tiene lugar en cada momento de su desarrollo. Así, la acción de empujar a alguien se produce en cada fase del transcurso del evento, dado que es verdad que la persona está empujada en cada punto del desarrollo de la acción. Esto significa que los verbos atélicos constan de una sucesión indefinida o no cuantificada de fases con un resultado (Parsons, 1990), de ahí que sean eventos que no culminan. La nominalización en -ón con verbos atélicos focaliza un momento del transcurso de la acción susceptible de convertirse en un resultado, debido al desarrollo brusco de la acción. Así, si Juan empuja a Pedro, en cada momento de la acción de empujar puede tener lugar el empujón de Juan, sobre todo si esa acción se realiza de forma brusca o violenta. En este sentido, las nominalizaciones de acción puntual en -ón con verbos atélicos son semejantes a las construidas sobre verbos télicos no puntua-les, pues ambas formaciones denotan un momento en el desarrollo de la acción en el que esta se termina. La diferencia reside, no obstante, en que las nominalizaciones de verbos télicos pueden dar lugar a una interpretación de resultado, no presente en las nominalizaciones de verbos atélicos, los cuales carecen por definición de un subevento de estado.

Por otro lado, las nominalizaciones en -ón de verbos atélicos indican una ac-ción puntual, por tanto están delimitadas aspectualmente. Así, mientras que la acción de empujar puede tener lugar en distintos momentos, es decir, puede ser iterativa, el empujón indica un acto puntual delimitado. El mismo carácter aspectual se observa también en las nominalizaciones correspondientes de verbos télicos (tropezón, apagón). 9 Al ser delimitadas, las nominalizaciones en -ón son contables y pueden pluralizarse:

(24) a. Durante el partido se sucedieron los empujones del portero al defensa. b. Los continuos acelerones del coche se prolongaron durante el viaje. c. Los tropezones del equipo tuvieron lugar en la primera parte del partido. d. Los reiterados apagones de las luces ocurrieron durante toda la noche.

Con verbos atélicos (24a–b) y télicos (24c–d), la nominalización en plural indica distintas ocurrencias de la acción que se suceden dentro de una secuencia tempo-ral, razón por la cual pueden aparecer con modificadores que denotan contenidos iterativos, como continuo (24b) o reiterado (24d).

9. Según señala van Hout (1991), el proceso de nominalización de un verbo incide sobre el nodo estado de la estructura eventiva de una realización, de ahí que la nominalización pueda ser delimitada o perfectiva. Esta misma explicación es posible con los verbos atélicos, si se asume que tales eventos están constituidos por una sucesión no delimitada de fases con un resultado, como aparece en Parsons (1990).

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Además del carácter puntual, las nominalizaciones en -ón significan una acción brusca o violenta, significado que puede estar presente en el propio contenido del verbo, como se aprecia en los siguientes casos:

(25) a. agarrar: ‘coger algo fuertemente’ > agarrón b. atracar: ‘comer o beber en exceso’ > atracón c. reventar: ‘romper algo con violencia’ > reventón

Sin embargo, la selección de verbos que denoten una acción brusca no es una con-dición necesaria en este proceso derivativo, pues es posible encontrar casos donde la acción brusca o violenta solo se da en la nominalización, según muestran los siguientes ejemplos:

(26) a. resbalar: ‘deslizarse por una superficie’ > resbalón b. acelerar: ‘aumentar la velocidad’ > acelerón c. calentar: ‘aumentar el calor de algo’ > calentón

Tampoco es una condición suficiente, ya que es posible encontrar verbos que, indi-cando acciones bruscas, no dan lugar a nominalizaciones en -ón. Por ejemplo, no existen formaciones como *detonón (< detonar) o *disparón (< disparar), citadas por Rainer (1993), tampoco las correspondientes a explotar o estallar frente a reven-tar. Estos casos representan eventos télicos puntuales pero, a diferencia de reventar por ejemplo, los verbos citados tienen como resultado la desaparición de la entidad denotada en el argumento interno: si un globo estalla desaparece como entidad una vez terminada la acción; por el contrario, si un globo se revienta experimenta cam-bios al producirse la acción, pero no deja de existir. Si la acción que denota el verbo supone la desaparición de la entidad representada en el argumento, no será posible la nominalización con el sufijo -ón, pero sí con otros sufijos nominalizadores que no cuentan con esta restricción (detonación, disparo, estallido).

3.4 Las nominalizaciones en las construcciones de verbo de apoyo

Las dos propiedades que hemos mencionado de las nominalizaciones de actos pun-tuales en -ón, la delimitación y el significado de acción brusca, permiten que tales formaciones puedan combinarse con los verbos de apoyo dar y pegar, como vemos en los ejemplos siguientes:

(27) a. dar un {tropezón / calentón / apretón} b. {dar / pegar} un {empujón / estirón / acelerón / resbalón / chapuzón} c. {darse / pegarse} un {atracón / madrugón / chapuzón}

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Las construcciones de (27) denotan la realización de la acción puntual significada en la nominalización, por lo que indican eventos télicos dada la delimitación del sustantivo con -ón. Tal característica permite diferenciar estas construcciones de los verbos simples atélicos (acelerar / dar un acelerón, resbalar / dar un resbalón), pero también de las realizaciones, pues las construcciones de verbo soporte expresan acciones puntuales (apretar / dar un apretón). En el caso de los logros, tanto el verbo simple como la construcción de verbo soporte indican el mismo tipo de evento télico y puntual (plantar a alguien / dar un plantón a alguien), razón por la cual algunas nominalizaciones en -ón procedentes de logros se resisten a aparecer en construcciones con verbos soporte (apagar / *dar un apagón), aunque sean posibles en algunas colocaciones (sufrir un apagón). En otras formaciones, la construcción con verbo soporte y una nominalización en -ón derivada de logros es posible, según muestran los ejemplos de (28):

(28) a. {dar(se) / pegar(se)} un chapuzón b. {dar / pegar} un reventón

En (28a), la construcción con verbo soporte ha desplazado al verbo simple chapu-zar(se) (29); en (28b), dicha construcción se ha especializado para el significado de morirse por un esfuerzo o por una indigestión, por lo que la distribución del verbo reventar es más amplia (30):

(29) a. Juan dio un chapuzón al niño / Juan chapuzó al niño. b. Juan se dio un chapuzón / Juan se chapuzó en la piscina.

(30) a. reventar(se) {un globo, un neumático, un depósito, un caballo, una persona…}

b. *{dar / pegar} un reventón al {globo / neumático / depósito} c. {dar / pegar} un reventón al caballo d. El concursante dio un reventón después de haber comido 50 huevos.

En cualquiera de los casos, la construcción de verbo soporte significa la realización de una acción brusca o violenta, según la lectura de la nominalización en -ón, sig-nificado que no siempre está presente en el verbo simple: acelerar / dar un acelerón, resbalar / dar un resbalón.

Las nominalizaciones en -ón pueden aparecer en plural con los verbos de apoyo, por lo cual pueden indicar eventos atélicos, como algunos verbos simples, si la cuantificación del nombre no está delimitada: empujar / dar empujones; acele-rar / dar acelerones. No obstante, el carácter atélico de la construcción de verbo de apoyo es distinto de la atelicidad significada en el verbo simple. En el primer caso, el evento atélico construido con el verbo de apoyo se interpreta como una sucesión no delimitada de acciones télicas: dar empujones supone la sucesión indeterminada

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de la acción dar un empujón. La atelicidad, por tanto, procede de la no delimita-ción del argumento interno. Adviértase que, si el argumento interno presenta una cuantificación limitada, el evento resultante será télico: Juan dio tres empujones a María. En el segundo caso, el verbo simple es atélico porque la acción progresa sin llegar a un fin.

En resumen, las nominalizaciones en -ón, además de expresar objetos resul-tantes y estados resultantes, pueden denotar acciones puntuales que tienen lugar de forma brusca o violenta. A pesar de ser nominalizaciones de acción y resultado, las formaciones nominales en -ón presentan características distintas de las nomi-nalizaciones de acción formadas con otros sufijos, incluso a partir del mismo verbo base (acelerón / aceleración, calentón / calentamiento). Por ello, cabe preguntarse si las nominalizaciones en -ón pueden ser consideradas como nominalizaciones de acción.

4. ¿Son las formaciones en -ón nominalizaciones de acción o evento?

Varios autores como van Hout (1991) o Azpiazu (2004) han señalado el carácter gradual del proceso de nominalización, en el sentido de que, entre las nominaliza-ciones más verbales y las más nominales, existen grados intermedios en los que se dan características verbales y nominales. Así, las nominalizaciones más verbales – las eventivas o de evento complejo, en términos de Grimshaw (1990) – presentan la misma estructura aspectual del verbo base, la cual permite legitimar el argumento interno y el argumento externo introducido por la preposición por (la construcción del puente por los romanos). Esto es, las nominalizaciones de este tipo se constru-yen a partir de eventos complejos en los que es posible distinguir un proceso y un resultado. En el extremo opuesto se encuentran las nominalizaciones más nomi-nales que denotan entidades mensurables, como las nominalizaciones de objeto resultante (La construcción se derrumbó) o no resultante (la cerradura). Este tipo de nominalizaciones carece de estructura aspectual, lo que dificulta la aparición de argumentos; de hecho, la aparición de un argumento interno está condicionada por las propiedades aspectuales del verbo base (Leímos la definición de la palabra), como comentamos en § 3.1. Entre estos dos polos se sitúan otras nominalizaciones como las de estado resultante, que pueden llevar un argumento interno pero no un argumento con por (la desaparición de Juan durante dos días), o las denominadas nominalizaciones activas (Picallo 1999) o de evento simple (Grimshaw 1990), que no admiten complementos con por (el nacimiento de Juan).

Como hemos comentado en § 3, las nominalizaciones en -ón son sensibles a la estructura aspectual de la base, pero carecen prácticamente de propiedades as-pectuales: bien porque se constituyen en objetos (el rozón del coche), bien porque

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denotan el estado que se obtiene una vez que la acción dinámica o puntual ha concluido (El parón de las máquinas duró dos días). En el caso de las nominaliza-ciones de acción puntual, el significado de acto puntual es común a este tipo de nominalización independientemente de la estructura aspectual de la base verbal. Así, denotan una acción puntual tanto las nominalizaciones procedentes de verbos télicos (El calentón del motor ocurrió a las seis en la autopista) como las derivadas de verbos atélicos (El resbalón del presidente tuvo lugar al inicio del mitin). Ello indica que el contenido de acción puntual brusca se debe al sufijo y no a la base.

La falta de información aspectual en las nominalizaciones en -ón tiene como consecuencia una reducción de la estructura argumental de estas nominalizaciones. Según hemos mostrado, las nominalizaciones de estado resultante pueden tener realizado el argumento interno del verbo base (El apagón de las luces duró toda la noche), como ocurre también con las nominalizaciones de acción puntual (El acelerón del coche tuvo lugar en la entrada de la autopista). No obstante, ninguna de las nominalizaciones admite un complemento con por, ni siquiera las nomina-lizaciones de acción puntual procedentes de verbos agentivos (El empujón a Juan {de / *por} Pedro ocurrió en el parque), característica que diferencia estas nomina-lizaciones de las propiamente eventivas. Véase que el significado puntual no puede ser la causa de la defectividad argumental en las nominalizaciones con -ón, ya que otras nominalizaciones que también denotan acciones puntuales pueden llevar un complemento con por (la detonación de la bomba por la policía). La diferencia entre ambos tipos radica en que estas últimas tienen una estructura aspectual heredada del verbo base, propiedad que no se da en las nominalizaciones en -ón.

Otra consecuencia de la carencia de información aspectual en las nominaliza-ciones con -ón es la imposibilidad de legitimar complementos temporales en au-sencia de una preposición, como vimos en el ejemplo de (20c), que repetimos aquí en (31a). Tampoco es posible ningún tipo de modificador que aluda a la duración (31b) o a alguna fase del desarrollo de la acción (31c).

(31) a. El acelerón del coche *(de) ayer ocurrió en la autopista. b. *el acelerón del coche en curso c. *Juan procedió al empujón a Pedro

Las características de las nominalizaciones en -ón que hemos mostrado en este trabajo indican que las formaciones que nos ocupan presentan pocas propieda-des verbales y, en consecuencia, están más próximas a las nominalizaciones con más rasgos nominales. Tal caracterización nos permite entender mejor no solo el comportamiento de estas nominalizaciones, sino también el estatus del sufijo -ón como sufijo nominalizador. Con independencia de la base verbal y del tipo de nominalización, las formaciones nominales en -ón son contables y tienen un significado común relacionado con la brusquedad o violencia en la ejecución de la

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acción denotada en el verbo base, significado que está relacionado con el contenido aumentativo de este sufijo unido a sustantivos (problemón) o a adjetivos (torpón) (Fleischman, 1973). Como nominalizaciones más nominales, pueden pluralizarse en cualquiera de los tres tipos: objeto resultante (32a), estado resultante (32b), acción puntual (32c):

(32) a. Repararon los rozones del coche. b. Los apagones de las luces duraron varios minutos cada uno. c. Durante el partido se sucedieron los empujones del portero al defensa.

Además, en unos pocos casos la nominalización se fija en género femenino – a veces con alguna extensión significativa – para diferenciar dicha formación del adjetivo deverbal correspondiente:

(33) a. vomitona (objeto resultante) / vomitón – ona (‘que vomita mucho’) b. tumbona (instrumento) / tumbón – ona (‘perezoso, holgazán’) c. tiritona (sucesión de tiritones: nombre incontable) / tiritón (acción puntual:

nombre contable; ‘que tirita’)

Si el sufijo -ón fija el carácter contable de la nominalización y le otorga un sig-nificado específico, como es la ejecución brusca y violenta de la acción, nos en-contramos con un sufijo muy especificado semánticamente que impone fuertes restricciones en la selección de la base verbal. Por tanto, es de esperar que di-cho sufijo sea poco productivo y que las formaciones nominales en -ón tiendan a lexicalizarse. Según se desprende de los datos, en algunos casos aparecen varias nominalizaciones construidas a partir de una misma base verbal: acelerón / acele-ramiento / aceleración, calentón / calentamiento, agarrón / agarre / agarrada, abo-llón / abolladura, rozón / rozadura… Las nominalizaciones construidas con otros sufijos denotan la acción del verbo (aceleración, calentamiento) o el objeto resultado (abolladura, rozadura), mientras que las nominalizaciones en -ón quedan relegadas a la expresión de acciones violentas y puntuales o aluden a los resultados alcanzados con la ejecución de dichas acciones.

Dado que el contenido está muy especificado, el sufijo -ón presenta muchas res-tricciones, pues solo puede unirse a verbos que indiquen acciones bruscas (agarrón, reventón) o bien a verbos cuyas acciones sean susceptibles de realizarse con cierta violencia (calentón, apagón). Además, en el caso de las nominalizaciones de objeto resultante y estado resultante, es necesario que el objeto afectado por la acción perdure una vez concluida la acción; de ahí que no tengamos nominalizaciones en -ón con verbos como estallar, pero sí con reventar (reventón). La existencia de estas restricciones en la formación de nominalizaciones en -ón hace que este proceso morfológico sea muy poco productivo en el español actual, frente a otros procesos en los que intervienen sufijos como -ción, -miento o -do. Por último, a diferencia

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de otras nominalizaciones construidas con sufijos más productivos, las formadas con -ón presentan significados menos transparentes, como indica el hecho de que difícilmente puedan glosarse mediante la paráfrasis ‘acción de V’ o ‘resultado de V’.

En suma, el sufijo nominal -ón en español es un sufijo muy especificado en cuanto a contenido gramatical y semántico. Todas las nominalizaciones a las que da lugar presentan las mismas características: son nombres masculinos contables y denotan acciones puntuales o resultados – realizados como objetos o como es-tados – obtenidos tras la ejecución de una acción de forma brusca. El contenido aspectual del verbo base determina el tipo de nominalización, pero no se hereda en la formación resultante, ya que es el sufijo el que acaba imponiendo su contenido.

Acknowledgements

Una parte de este trabajo fue presentada en el XLIV Simposio de la Sociedad Española de Lingüística (Madrid, 2015). Agradezco a los asistentes al congreso sus valiosos comentarios. También expreso mi agradecimiento a Mª Ángeles Cano y a dos revisores anónimos de Revue Romane por sus pertinentes y acertadas observaciones. La investigación que subyace a este tra-bajo se ha desarrollado dentro del proyecto “La variación en las interfaces sintaxis-componentes interpretativos” (FFI2014-56968-C4-3-P), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España.

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Dirección de la autoraJosefa Martín GarcíaDepartamento de Filología española Facultad de Filosofía y LetrasUniversidad Autónoma de MadridCiudad Universitaria de Cantoblanco28049 [email protected]