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Multitudes Inteligentes

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Libro de multitudes inteligentes

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  • Howard Rheingold

    MULTITUDES 1 NTELI GENTES La prxima revolucin social

    (Smart Mobs)

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  • MULTITUDES INTELIGENTES La prxima revolucin social

    Howard Rheingold

    Traduccin de Marta Pino Moreno

  • Ttulo del original ingls: Smart Mobs: The Next Social R evolution 2002 by Howard Rheingold. All rights reserved Prlogo edicin castellana by Howard RJ1eingold, 2004

    Diseo de cubierta: Sylvia Sans

    Fotogra.fia de cubierta: Justin H all

    Traduccin: Marta Pino Moreno

    LINAM BIBLIOTECA CENTRAL

    CLASIF.1_1}$5j

    MATRIZ~~?~ Primera edicin, o~tubre de 2004, Barcelona NUM. A[;Q f~

    Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

    Editorial Gedisa, S.A. Paseo Bonanova, 9 1 o -1 08022 Barcelona, Espaa Tel. 93 253 09 04 Fax 93 253 09 OS Correo electrnico: [email protected] http://www.gedisa.com

    Preimpresin: Editor Service S.L. Diagonal 299, entresol 1 - 08013 Barcelona

    ISBN: 84-9784-062-3 Depsito legal: B. 42453-2004

    Impreso por: Limpergraf Mogoda, 29-31 - Barbera del Valles

    ln1preso en Espaa Pri11ted in Spain

    Q ueda prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio de impresin, en forma idntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro idioma.

  • '

    A mi madre y maestra, Harmah Geraldine Rheingold, que me dio permiso para colorear por Juera de la lnea.

    Gracias, mam.

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    In dice

    Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    Prlogo a la edicin castellana: Sobre las multitudes inteligentes de Espaia tras el 11-M . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    Introduccin: cmo reconocer el futuro cuando llega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

    1. La epifara de Shibuya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

    2. Tecnologas de la cooperacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

    3. Naciones computacionales y enjambres de superordenadores . . . . . . . . . 89 4. La era de las cosas sensibles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. 09

    5. La evolucin de la reputacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139

    6. Retazos inalmbricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

    7 . Las multitudes inteligentes: el poder de las multitudes mviles . . . . . . . . 183

    8. Panptico permanente o amplificador de la cooperacin? . . . . . . . . . . . 209

    Notas

    ndice o o o o o o o o. 241

    269

  • Agradecimientos

    Deseo dar las gracias a las siguientes personas, sin las cuales no habra sido posible este trabajo.

    MarcA. Smith me convenci de que poda elaborar un libro a partir de las complejas conversaciones que mantuvimos sobre cooperacin, comunicacin e in-formtica, y no ces de aportarme estmulos, apoyo, ideas e inspiracin durante los dos aos que tard en escribirlo.

    Kevin Kelly, que impuls, critic, reenfoc y corrigi mi t~abajo durante ms de una dcada, tuvo la feliz idea de titular el libro con uno de los epgrafes de captulo.

    M is agentes, Jolm Brockman y Katinka Matson, que nunca se conforman con poco, rechazaron mis dos primeras propuestas de libro, y despus encontraron un editor que comprenda mi proyecto.

    Nick Philipson, editor de Perseus Books, fue desde el comienzo el principal valedor de este libro, el primero - y espero que no el ltimo- en que hemos cola-borado.

    Moya Masan, investigadora extraordinaria, me ha brindado una ayuda inteli-gente, incisiva, meticulosa, creativa, perfeccionista y de toda confianza. Es el segun-do libro en que colaboramos, y tambin en este caso espero que no sea el ltimo.

    Michele Armstrong transcribi muchas horas de entrevistas, no todas dirigidas en condiciones ideales.

    Jennifer Swearingen es el sueo de todo autor: la mejor correctora que he co-nocido.

    Bryan Alexander, Timothy Burke, Charles Cameron, Peter Feltham, Gary Jo-nes,Jim Lai y Micha el W ilson han sido el grupo de asesores en red ms sagaz. culto y sincero que puedo imaginar.

  • MULTITUDES INTELIGENTES 12

    Joanna Lemola y Alex Nieminen en Helsinki, Mimi Ito,Joi Ito y Justin Hall en Tokio,Judith Donath en Cambridge y Michael Thomsen en Estocolmo fueron guas imprescindibles para comprender las culturas emergentes de esas regiones. Tim Pozar y Robert Heverly me instruyeron sobre las complejidades de la tecno-loga inalmbrica y su regulacin. Lawrence Lessig me advirti acerca del intento de limitar el acceso a los recursos comunes de innovacin en Internet. David Reed me mostr las conexiones ms importantes entre las redes sociales, las redes de co-municacin y la multitud de recursos comunes que generan an1bas.

    Los miembros de la Brainstorms community>>, tanto en el mundo fisico como en el virtual, me ayudaron a conservar una pequea dosis de cordura y humor du-rante los meses que pas en mi despacho.

    Rebecca Marks dirigi la produccin final del libro con paciencia y habilidad. Ha sido un placer colaborar tambin con la publicista Lissa Warren.

    Judy y Mamie Rheingold: sin vosotras, qu sentido tendra todo?

  • Prlogo a la edicin castellana

    Sobre las multitudes inteligentes de Espaa tras el 11-M

    El 13 de marzo de 2004, los ciudadanos espaoles, irritados por lo que perciban como una ocultacin de informacin gubernamental acerca de la autora del atentado terrorista del 11 de marzo, organizaron manifestaciones polticas espon-tneas por las calles de las principales ciudades. Tuve conocimiento del fenmeno cuando se hizo pblica la noticia de que muchas manifestaciones se haban organi-zado y coordinado con mensajes SMS. El libro que el lector tiene entre sus manos, publicado por primera vez en octubre de 2002, un ao y medio antes del trgico atentado perpetrado en Madrid el 11 de marzo de 2004, es un intento de explicar la movilizacin poltica espontnea de millones de personas a travs de Internet y el telfono mvil. Las multitudes inteligentes>> son grupos de personas que em-prenden movilizaciones colectivas - polticas, sociales, econmicas- gracias a que un nuevo medio de comunicacin posibilita otros modos de organizacin, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podian coordinar tales movi-mientos. Como se comprob en el caso de los atentados terroristas, una multitud inteligente -cualquier grupo que coordina actividades presenciales con sistemas electrnicos mviles- no es necesariamente prudente o benvola. Ahora bien. al igual que los grupos con aviesas intenciones pueden utilizar los medios de comuni-cacin para emprender acciones destructivas, conviene recordar que la imprenta posibilit la ciencia y la democracia, al tiempo que permiti la mecanizacin masi-va de la guerra. Debemos tomar conciencia de que un nuevo cdigo y un nuevo canal comunicativo,junto con los nuevos modos de utilizacin de ambos sisren1as

  • 14 MULT ITUDES INTELI GENTES

    para organizar movilizaciones colectivas, conllevan nuevos riesgos. Pero no debe-mos olvidar que las mismas tecnologas y prcticas sociales abren tambin nuevas oportunidades.

    C uando escrib Multitudes inteligentes, tena los ejemplos de las manifestaciones de ciudadanos filipinos que contribuyeron a derrocar el rgimen de Estrada, as co-mo las movilizaciones de Seattle contra la O rganizacin Mundial del Comercio, ambas organizadas a travs de mviles y medios en red. Tras la publicacin de la edicin inglesa comenc a tener noticias de acontecimientos similares en otras zo-nas del mundo. En Corea, la cibergeneracin encontr una nueva voz medicica en OhMyNews.com, con 26.000 reporteros ciudadanos. Cuando OhMyNews infor-m de que el candidato predilecto de la comunidad de lectores de dicho medio iba perdiendo, segn los sondeos realizados a la salida de los colegios electorales, cien-tos de miles de lectores enviaron unos 700.000 correos electrnicos e incontables SMS para movilizar el voto, y de ese modo lograron cambiar el resultado electoral. El presidente electo, Roh, prescindi de los medios tradicionales y concedi su pri-mera entrevista a OhMyNews.

    Posteriormente, Howard Dean, un candidato bastante desconocido, se convir-ti en el favorito presidencial del Partido Demcrata estadounidense, recaud su-mas ingentes de dinero a travs de la R ed, lanz miles de blogs o bitcoras ciudada-nas que utilizaban software creado por un estudiante universitario de 19 aos, e inst a sus adeptos a que organizasen 150.000 reuniones vecinales a travs de un si-tio web, M eetUp. com. La premisa de Multitudes inteligentes comenz a proyectarse al mbito poltico internacional.

    Todos estos acontecimientos sucedieron en diversas partes del mundo antes del atentado perpetrado en Madrid el 11 de marzo de 2004.

    Inmediatamente despus del 11-M, los ciudadanos que no aceptaban las decla-raciones iniciales del partido dirigente, que atribua a ETA la autora del atentado, recurrieron a la comunicacin masiva a travs de Internet para emprender movili-zaciones espontneas ante el mundo. Las manifestaciones no fueron consecuencia de los mensaj es de correo electrnico y SMS, del mismo modo que los resultados electorales coreanos y la eleccin del candidato demcrata estadounidense no tu-vieron su causa primaria en OhMyNews y el software de bitcora. Quienes tenian motivos para actuar encontraron un nuevo medio para recabar informacin, publi-

    . .

    car mensajes, orgaruzar y crear. Nos hallamos ante un nuevo medio de organizacin social, cultural y poltica

    en ciernes. Las redes telefnicas inalmbricas y los sistemas informticos accesibles para cualquier usuario constituyen , junto con las personas, un potencial inmenso (para bien y para mal), comparable al de la imprenta o el alfabeto. Con toda proba-bilidad no sern pacficas o democrticas todas las movilizaciones polticas futuras

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    PRLOGO A LA EDICIN CASTELLANA 15

    organizadas por Internet y el telfono mvil. El motivo de esperanza ms pragm-tico es que el nuevo rgimen tecnosocial -los medios, el modo en que se utilizan, las instituciones que surgen y las que caen derrocadas- es todava joven.

    Recuerdan el nacimiento del ordenador personal, en 1978, y cmo se desarro-ll en las dcadas siguientes? Recuerdan el estado embrionario de Internet en 1990, cuando los mdems y la comunicacin a travs de texto plano hacan las de-licias de millares de nuevos entusiastas? Comprenlo con el estado de la red inalm-brica actual, que cuenta con sistemas mucho ms capaces, que se comunican a velo-cidades infinitamente ms rpidas que en los aos ochenta y noventa. La red mvil de Internet, al igual que los cambios de poder que propicia, es todava joven. Las instituciones que acabarn controlndola y beneficindose de ella se encuentran en fase de formacin. Mi parte optimista, que cree que la libertad, la democracia, la educacin y la comunicacin han conseguido grandes logros en los 500 o 5.000 ltimos aos, a pesar de los dems avances, mucho menos positivos, de nuestra espe-cie, cree tambin que si comprendemos la fuerza de las herramientas con que con-tamos tal vez consigamos determinar el modo en que se emplearn en el futuro.

    Mili Valley, California 2 de julio de 2004

  • Introduccin: cmo reconocer el futuro cuando llega

    Comenc a observar los primeros indicios del siguiente cambio una tarde de pri-mavera del ao 2000, cuando me percat de que los vi~ndantes de Tokio miraban la pantalla del telfono mvil en lugar de utilizarlo para hablay 'a observacin de esta conducta, hoy tan comn en gran parte del mundo, me provoc la misma sensacin que haba tenido ya otras veces, la percepcin puntual de que una tecnologa va a cambiar mi vida de un modo imprevisible. A partir de entonces, la prctica de en-viar y recibir mensajes cortos de texto a travs del telfono mvil ha propiciado el surgimiento de diversas subculturas en Europa y Asia; ha cado al menos un gobier-no, en parte gracias a este nuevo medio de comunicacin, y se ha producido una transformacin inesperada en los rituales de cortejo adolescentes, el activismo poli-tice y los estilos de gestin empresarial.

    He comprendido que los mensajes de texto a travs del mvil slo son un anti-cipo de otros cambios ms profundos que se producirn en los prximos diez aos. Aquel instante meditico en el C ruce de Shibuya fue mi primer encuentro con un fenmeno que he denominado

  • MULTITUDES INTELIGENTES 18

    qu la compaa japonesa DoCoMo obtiene pinges beneficios con los servicios de Internet inalmbricos, mientras que los operadores de telefona mviles esta-dounidenses y europeos luchan por evitar la quiebra?

    C uando se suman todos estos componentes tecnolgicos, econmicos y socia-les, el resultado es una infraestructura que posibilita ciertos tipos de accin humana hasta ahora inconcebibles. Las aplicaciones rompedoras>> (killer apps) de la industria futura de telecomunicaciones mviles no sern ni dispositivos de hardware ni pro-gramas de software, sino prcticas sociales. Los cambios ms impactantes proven-drn, como suele suceder, de los tipos de relaciones, empresas, comunidades y mer-cados que surjan con la nueva infraestructura.

    Las multitudes inteligentes estn formadas por personas capaces de actuar con-juntamente aunque no se conozcan. Los miembros de estos grupos cooperan de mo-dos inconcebibles en otras pocas porque emplean sistemas informticos y de tele-comunicaciones muy novedosos que les permiten conectarse con otros sistemas del entorno, as como con los telfonos de otras personas. Los microprocesadores, hoy baratsimos, integrados en casi todos los objetos, desde las tapas de las cajas hasta los zapatos, penetran poco a poco en los muebles, edificios, barrios y diversos produc-tos, convirtindose as en autnticos artilugios inteligentes de intercomunicacin.

    ,.tos medios de comunicacin porttiles, cuando conectan a Internet los objetos tangibles y los lugares cotidianos, se transforman en mandos a distancia mviles que nos permiten controlar el mundo fisico.

    Dentro de una dcada, los principales ncleos de poblacin del planeta estarn saturados de billones de microchips, algunos en forma de ordenadores diminutos, muchos de ellos capaces de comunicarse entre s. Algunos de estos sistemas sern una combinacin de telfono y superordenador, con una capacidad de procesa-miento slo asequible para el Departamento de Defensa un par de dcadas antes. Algunos sistemas leern cdigos de barras y recibirn mensajes en etiquetas de

    - identificacin por radiofrecuencia. Algunos proveern de conexiones a Internet inalmbricas e ininterrumpidas y contendrn sistemas de localizacin global. En consec.uencia, gran parte de la poblacin de los pases industrializados dispondr de un sistema que le permitir enlazar, de modo casi permanente, objetos, lugares y personas con el contenido y los procesos en red. Ser posible apuntar un dispositivo hacia un letrero urbano, anunciar el lugar adonde uno quiere ir, y guiarse por el mapa animado que aparecer en la palma de la mano; o apuntar hacia un libro en una librera para saber qu se ha escrito sobre l en el Times o en el club de lectura del barrio. Asimismo, podremos pulsar en un restaurante y avisar a los amigos de que ha empeorado el servicio.

    Estos sistemas contribuirn a coordinar acciones con otros ciudadanos del mundo, pero tambin con las personas del entorno ms prximo, lo cual es, si cabe,

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  • INTRODUCCIN: CMO RECONOCER EL FUTURO CUANDO LLEGA 19

    ms importante. ~os ~up_9s humanos que empleen estos ins~~entos adquirirn nuevas formas de poder social, ng_evos medios para organizar sus interaccione~ in-

    tercambios en el momento justo y en ellu_gaadecuado. Las fortunas de maana es-tarn en manos de quien sepa lucrarse con estos cambios :Y las de ayer se perdern si los empresarios no se ada.e_!:an. Como ha sucedido con los ordenadores personales e Internet, los principales adehntos no surgirn en el seno de los lideres industriales establecidos, sino en la periferia, en pequeos grupos de jvenes emprendedores o asociaciones de aficionados. Sobre todo en las asociaciones de aficionados.

    Aunque tarden todava una dcada en consolidarse, las comunicaciones mviles y las principales tecnologas computacionales,junto con ciertas modalidades de contrato social que no eran posibles en otras pocas, ya estn empezando a cambiar el modo de reunirse, emparejarse, trabajar, hacer la guerra, comprar, vender, gober-nar y crear. Parte de estos cambios reportan beneficios y poder, pero otros amplan las capacidades de quienes abrigan intenciones malvol~racias a la utilizacin de los nuevos medios en numerosos grupos pequeos con el fin de obtener beneficios individuales, se generarn tambin nuevos efectos que fomentarn ciertos modos de vida u organizacin institucional y disolvern otros,s probable que se produz-can efectos contradictorios y simultneos: adquisicirfde nuevos poderes y prdida simultnea de las antiguas libertades. Surgirn nuevos bienes pblicos y desaparece-rn otros ms antiguos.

    Cuando empec a observar el uso del telfono mvil en Tokio, descubr que el Cruce de Shibuya era la zona con mayor densidad de telfonos mviles del planeta: el 80% de las 1.500 personas que cruzan la bulliciosa explanada con cada cambio de semforo lleva un telfono mvil. 1 Interpret aquella coincidencia como prueba de que segua la pista adecuada, si bien slo tena un vago presentimiento sobre cmo definir lo que pretenda encontrar.Todava no haba comprendido que ya no busca-ba meros indicios de cambio en los hbitos tecnosociales, sino que haba iniciado la bsqueda vertiginosa de una nueva forma de futuro en el mbito global.

    Averig que aquellos adolescentes y otros viandantes japoneses q~e miraban la pantalla del mvil y pulsaban las teclas con el pulgar se enviaban palabras y sig-nos grficos sencillos, mensajes breves similares al correo electrnico, que se reci-ban al instante pero podan leerse en cualquier momento. Cuando indagu los fundamentos tcnicos de los mensajes de texto, comprend que aquellos usuarios pioneros iban por la calle con una conexin permanente a Internet en la mano. El hormigueo de mi cerebro dio paso a un zumbido. Con una conexin constan-te a Internet el usuario tiene acceso a mucho ms que un simple canal de com-nicacin.

    Quienes comprenden las posibilidades inherentes a la Internet mvil se plantean el siguiente problema: se ha previsto y promocionado recientemente la fuerza po-

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  • 20 MULTITUDES INTELIGENTES

    tencial de la conexin de los dispositivos mviles a Internet, pero ninguna empresa, salvo DoCoMo, ha obtenido todava beneficios significativos con los servicios de Internet inalmbricos. El desmoronamiento del mercado de las puntocom en 2001,junto con la cada an ms brusca del valor de las compaas multinacionales de telecomunicaciones, ha planteado la cuestin de si las empresas existentes ten-drn el capital y la sagacidad necesarios para conectar el mundo de Internet con la telefona mvil y lucrarse con ello.

    La previsin del potencial tcnico de la Internet inalmbrica es la parte ms sencilla.Yo saba que siempre hay que esperar lo inesperado cuando se suman dos tecnologas independientes. En los aos ochenta, los monitores similares al televisor y los ordenadores de tamao reducido constituyeron una nueva tecnologa con propiedades inditas: el ordenador personal. Los PC han evolucionado de forma ra-dical en los ltimos veinte aos; el ordenador de mano actual es miles de veces ms potente que el primer Apple. Despus los PC se incorporaron a las redes de teleco-municaciones y en los aos noventa constituyeron Internet, una gran red que a su vez abra posibilidades inaccesibles para cada una de las tecnologas independientes que la constituan. Una vez ms, el nuevo medio hbrido evolucion a gran veloci-dad; mi conexin actual a Internet es mil veces ms rpida que mi mdem de los aos ochenta. Posteriormente, a finales de los noventa, la web integr un panel de control visual y lo abri a cientos de millones de usuarios. Cul es el siguiente pa-l~ s~en esta espiral acele~ada de cambios tecnolgicos, econmicos y sociales? ~

    El siguiente paso es la red mvil. Entre 2000 y 2010, la red social de las comu-nicaciones mviles confluir con la capacidad de procesamiento de informacin que ofrecen los PC en red. La masa crtica surgir poco despus de 2003, cuando haya otros dispositivos mviles conectados a Internet, adems de los ordenadores personales. 2 Si bien es cierto que el perodo de transicin que inauguramos en la primera dcada del siglo XXI se asemeja al surgimiento del PC y de Internet, la nueva tecnologa acabar siendo un medio totalmente diferente, no un mero sistema para recibir informacin burstil o correo electrnico en el tren o navegar por la web mientras caminamos por la calle. La Internet mvil, cuando se consolide, no ser,sin ms un modo de hacer lo mismo en movimiento, sino una va para hacer cosas que ;mes eran Imposibles.

    - Cualquiera que recuerde la forma y tamao de los telfonos mviles de hace cinco aos puede formarse una idea del ritmo al que evoluciona la tecnologa ina-lmbrica. Los dispositivos mviles actuales no slo son ms pequeos y ms ligeros que los primeros telfonos celulares, sino que adems se han convertido en diminu-tos terminales de Internet nmltimedia. Regres a Tokio un ao y medio despus de aquella ocasin en que descubr el uso del mvil para enviar texto en pantallas en blanco y negro. En el ltimo viaje que hice a Japn, en otoo de 2001, mantuve

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    INTRODUCCIN: CMO RECONOCER EL FUTURO CUANDO LLEGA 21

    conversaciones por videoconferencia en color a travs de telfonos mviles de ter-cera generacin, multimedia y de alta velocidad. Un rasgo tal vez ms importante que la integracin del color y el vdeo en las pantallas es la presencia de sistemas de localizacin espacial en los mviles. Estos dispositivos pueden detectar, con esca-sos metros de error, el punto en que estn situados dentro de un continente, un ba-rrio o una habitacin.

    Estas funciones - telef01a mvil, multimedia, localizacin- que evolucionan de forma independiente no se suman, sino que multiplican sus respectivas potenciali-dades al tiempo que se abaratan sus costes. Como veremos en captulos posteriores,

    - -los factores que rigen los sistemas mviles, sensibles al contexto y conectados a In-ternet, son la

  • 22 MULTITUDES INTELIGENTES

    darn obsoletas? Me plante por primera vez estas cuestiones aquel da de primave-ra en Tokio, pero no volv a pensar en el tema hasta que me llam la atencin otra escena urbana, esta vez en una zona del planeta muy alejada del Cruce de Shibuya.

    Mientras tomaba un caf en una terraza de Helsinki, unos meses despus de descubrir cmo se utilizaban los telfonos japoneses i-mode, vi a cinco fineses que charlaban mientras caminaban por la acera. Tres eran veinteaeros. Los otros dos tenan edad suficiente para ser padres de los jvenes. Uno de los chicos miraba el telfono mvil mientras hablaba con uno de los mayores. El joven sonri y mos-tr la pantalla del telfono a los otros chicos, que se miraron y sonrieron tan1bin. Sin embargo, el chico no mostr la pantalla de su mvil a los mayores. La conversa-cin entre los cinco continu fluida y no se alter con las actividades que presen-ci. Lo que hacan los jvenes con el mvil, fuera lo que fuera, formaba parte de un cdigo social aceptado, totalmente novedoso para m. Un nuevo modo de comuni-cacin social, introducido gracias a una nueva tecnologa, se haba impuesto ya en las normas de la sociedad finlandesa.

    En aquel momento record la extraa epifana que haba presenciado en el Cru-ce de Shibuya la primavera anterior. Empezaban a encajar las piezas del puzle. Mis detectores internos del futuro pasaron del suave cosquilleo a un zumbido persistente.

    En los veinte aos anteriores hubo dos ocasiones en que observ algo que me convenci al instante de que la vida de millones de personas iba a cambiar drstica-mente en el futuro inmediato. En ambos casos inici una indagacin personal e inte-lectual con el fin de comprender esos posibles cambios. La primera experiencia que me introdujo en una de estas aventuras intelectuales fue la sensacin de utilizar la in-terfaz grfica que permita a los usuarios corrientes, no programadores, manejar el ordenador con punteros y clics. En el libro de 1985 titulado Tools Jor thought: the his-tory andfuture if mind-expanding technology, defend que el PC poda provocar una ex-pansin creativa e intelectual tan influyente como la que se gener con la imprenta .3

    Unos aos despus de sostener aquella tesis, el desarrollo intelectual que vatici-n comenz a incorporarse a mi propia vida. Mi ordenador personal era una m-quina de escribir mgica. Despus conect el PC al telfono y entr en el ciberes-pacio social. Pasaba cada vez ms tiempo en la red, leyendo y escribiendo mensajes destinados a tablones de anuncios informticos, o en foros de chat,juegos colecti-vos y listas de distribucin. En La comunidad virtual: una sociedad sin fronteras (1993),* analic los fenmenos sociales que haba observado desde los comienzos de la era Internet. 4 Gracias a estas experiencias anteriores, en marzo de 2000 estaba prepara-do para prestar atencin a aquel fenmeno novedoso, el envo de mensajes de texto con el mvil por las calles de Tokio.

    *Traduccin castellana: Gedisa, 1996.

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    INTRODUCCIN: CMO RECONOCER EL FUTURO CUANDO LLEGA 23

    Ahora presenciamos la primera fase de la onda expansiva provocada por la tele-fona mvil: miles de ciudadanos despistados hablan por el mvil, con o sin auricu-lar, mientras caminan, conducen o estn sentados en un concierto, e infinidad de redes electrnicas convierten todo lugar en espacio de trabajo y todo tiempo en V jornada laboral. Y si estos fenmenos slo fuesen meros presagios de una revolu- ~ cin ms radical? La o bservacin de otros cambios tecnolgicos anteriores me in-duce a pensar que los efectos secuuda.ci.os de las telecomunicaciones mviles pro-vocarnun tSUnami social. Se gbservan ya los primeros indicios. He aqu algu11.os: -

    Las multitudes inteligentes Poder Popular 11 de Manila que derrocaron el r-gimen del presidente Estrada en 2001 organizaron las movilizaciones con el en-vo de mensajes de texto a travs del mvil. 5

    Un sitio web, http://www.upoc.com, ofrece a los admiradores la oportunidad de acosar a sus famosos favoritos en tiempo real a travs de redes mviles orga-nizadas por Internet, y abre canales similares para coordinar sobre la marcha, desde los medios de comunicacin, la colaboracin ciudadana en materia in-formativa. El sitio facilita asimismo la organizacin de grupos de inters entre tribus telefnicas itinerantes. En Helsinki yTokio es posible manejar con el mvil las mquinas expendedo-ras o descargar direcciones en un organizador inalmbrico que muestra el me-jor itinerario para cualquier destino.6

    En Japn, los usuarios del Lovegety encuentran ligues potenciales cuando el aparato reconoce otro Lovegety en los alrededores que emite la combinacin adecuada de atributos. Algunos proveedores de telefona mvil ofrecen ya el servicio de bsqueda de pareja con sistemas de localizacin.7

    C uando no utilizo el ordenador, el procesador busca inteligencia extraterrestre. Formo parte de los millones de personas de todo el mundo que ofrecen su or-denador a una causa colectiva: distribucin de partes de problemas por Inter-net, ej ecucin de programas en el PC mientras no trabajamos, fusin de resulta-dos a travs de la red. Estos colectivos computacionales generan una fuerza informtica capaz de interceptar cdigos, disear medicamentos o reproducir pelculas digitales. 8

    Todos estos fenmenos - los organizadores inalmbricos con sensores espaciales, las redes inalambricas y los colectivos de supercomputacin comunitaria- tienen algo en comn: permiten realiz ar actividades novedosas y en situaciones donde la acci11 colectiva hasta ahora no era posible. Esta convergencia tecnolgica imprevista ofrece nuevas respuestas para la pregunta fundamental de la civilizacin: cmo pueden aprender a cooperar los individuos rivales?

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  • MULTITUDES INTELIGENTES 24

    Como indica el propio trmino, las multitudes inteligentes no siem pre son benvolas. Los grupos de linchamiento y las masacradas continan engendrando atrocidades. La misma convergencia tecnolgica que abre nuevos visos de coopera-cin tambin posibilita una economa de vigilancia universal y dota de poder tanto a los sdicos como a los altruistas. Como todos los saltos tecnolgicos anteriores, es-ta nueva convergencia de la computacin inalmbrica y la comunicacin social au-mentar la calidad de vida y la libertad en ciertos sentidos, pero en otros las restrin-gir.La misma tecnol~p::c;Ee utilizarse como arma de control social y como medio de resistencia. Los efectos beneficiosos conllevan tambien consecuencias Ocivas:-- -.-J

    Avanzamos hacia un mundo do nde casi todos los objetos van a incorporar la maquinaria del espionaje.Ya dejamos rastro digital de nuestra vida personal con la tarjeta de crdito y los navegadores de Internet, pero los aparatos mviles del futu-ro enviarn infinidad de datos personales a monitores invisibles de. nuestro entorno cada vez que nos desplacemos.Vivimos actualmente los ltimos a'i.os de la larga era que precede a la integracin de sensores en el mobiliario. Los fundamentos cient-ficos y econmicos de la omnipresencia computacional se han desarrollado a lo lar-go de varias dcadas, pero sus efectos secundarios sociales acaban de iniciarse. Los mundos virtuales, sociales y fisicos estn empezando a confluir, a entremezclarse, a coordinarse.

    Estas estimaciones sobre el poder de las nuevas tecnologas no debe interpretar-se como entusiasmo incondicional por sus efectos. No propongo una adopcin ciega del nuevo rgimen, sino una reflexin consciente acerca de la etapa que se inicia. Tenemos la oportunidad de observar las implicaciones sociales de este nuevo rgimen tecnolgico en ciernes, antes de que se reordenen definitivamente todos los aspectos de la vida.

    Las redes sociales son actividades humanas que dependen de infraestructuras tcnicas de comunicaciones basadas en cables y chips. C uando se difundi la comu-nicacin social a travs de Internet, los usuarios comenzaron a conocerse y asociar-se a travs de la Red. Constituyeron grupos de apoyo y coaliciones polticas en l-nea. Las nuevas formas sociales de la ltima dcada del siglo XX se desarrollaron gracias a que Internet permita una comunicacin social entre colectivos. Las nue-vas formas sociales de comienzos del siglo XXI afianzarn notablemente el poder de las redes sociales.

    Desde las experiencias de Tokio y H elsinki, he investigado la convergencia en-tre los sistemas de telecomunicaciones mviles de uso generalizado, con sensores espaciales, y las prcticas sociales que permiten la utilizacin individual o colectiva de las tecnologas. Entre estas prcticas sociales destacan sobre todo los sistemas de reputacin que surgen ahora a travs de la red, una suerte de mediadores de con-

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  • INTRODUCCIN: CMO RECONOCER EL FUTURO CUANDO LLEGA 25

    fianza por ordenador. La fuerza de las multitudes inteligentes proviene, en parte, de la penetracin de las nuevas tecnolog1as informticas y de telecomunicaciones en las antiguas prcticas sociales de asociacin y cooperacin.

    En un futuro prximo, los actos de reunin y asociacin, derechos fundamen-tales de las sociedades libres, cambiarn de modo radical en cuanto podamos saber, por ejemplo, qu personas de nuestro entorno tienen inters en comprar lo que queremos vender o en vender lo que queremos comprar, o cuando sepamos qui-nes saben lo que necesitamos saber o quines buscan el mismo tipo de encuentro sexual o poltico que nosotros. A medida que los acontecimientos en red se entrela-cen con el mundo fsico, los gobiernos y empresas adquirirn un control sobre nuestra conducta y nuestras creencias superior al que poseen ya las grandes institu-ciones actuales. Paralelamente, los ciudadanos descubrirn nuevos modos de unirse para hacer frente a instituciones de gran poder. Un nuevo tipo de lnea divisoria separar, dentro de diez aos, a quienes sepan asociarse con los nuevos medios de quienes carezcan de tal conocimiento.

    Cada vez ser ms importante saber cmo -y con quin- puede uno asociarse (la relevancia de este aspecto ha aumentado progresivamente desde hace ya tiem-po) . La unin, ya sea en forma de democracias o grupos de linchamiento, explota la fuerza de la accin colectiva. Uno de los aspectos centrales de sta es la reputacin, es decir, la trayectoria que cada individuo lleva consigo y que los dems inspeccio-nan, de forma rutinaria, para decidir su vala en cualquier mbito, desde la aptitud conversacional hasta el riesgo de una hipoteca. Los sistemas de reputacin son fun-damentales para la vida social desde siempre. En las sociedades cerradas todo el mundo se conoce y la biografa es un libro abierto, aunque cuestionable. Los rumo-res nos dicen en quin podemos confiar, en quin confan otras personas, quin es importante y quin decide quin es importante.

    Los sistemas actuales de reputacin en red son tecnolog1as informticas que per-miten manipular un rasgo humano antiguo y esencial de un modo nuevo y suma-mente poderoso. Pinsese, por ejemplo, en el surgimiento de sitios web como eBay (subastas), Epinions (asesoramiento de consumidores y usuarios), Amazon (libros, discos, electrnica), Slashdot (publicacin y conversacin), que se basan en las apor-taciones de millones de clientes,junto con sistemas de reputacin que investigan la calidad del contenido y las operaciones realizadas a travs de esas pginas.9 En cada uno de estos negocios, los consumidores son tambin productores de lo que consu-men , el valor del mercado aumenta cuanto mayor es el nmero de usuarios y la suma de las opiniones aportadas por los usuarios constituye el baremo de confianza nece-sario para el desarrollo prspero de las operaciones y mercados en el ciberespacio.

    Los informes de reputacin de eBay ofrecen a los potenciales postores una idea aproximada sobre la trayectoria de las personas annimas a quienes envan un che-

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  • MULTITUDES INTELIGENTES 26

    que. La valoracin de los expertos en Epinions muestra pblicamente la experien-cia de otras personas que han confiado en los consejos de cada especialista. Los mo-deradores de Slashdot conceden puntos karma que sirven para destacar las con-versaciones online mejor informadas, ms divertidas o tiles, sobre otras que resultan menos interesantes.

    Los dispositivos inalmbricos permitirn la integracin de los sistemas de repu-tacin en todos los mbitos del mundo social, lej os de los escritorios a los que estn anclados en la actualidad. A medida que se abaratan los servicios de comunicacin, coordinacin y balance social, estos dispositivos facilitan nuevos modos de organi-zar la ayuda mutua. Ahora es tcnicamente posible, por ejemplo, crear un servicio que permita decir al ordenador de mano: Voy camino de la oficina. Quin hace el mismo recorrido y quiere que lo lleven en coche en esa direccin? Y cul de esas personas es ms recomendable segn mis amigos de confianza?.

    Las tecnologas de comunicacin inalmbrica y los regmenes polticos que re-gulan su uso son un componente esencial de la infraestructura de las multitudes in-teligentes. Entre las misiones urbanas que realic en el marco de mi investigacin , me sent en un restaurante de Estocolmo y en el atrio de un edificio empresarial de San Francisco con el fin de conectarme a redes inalmbricas pblicas o sin protec-cin, a travs de las cuales poda entrar en Internet con el porttil. Llegar un da en que las asociaciones de entusiastas de la Internet inalmbrica creen, desde las ba-ses, una red capaz de desafiar a los proveedores de infraestructuras que dominan el mercado?

    En el captulo 4 de este libro sostengo que el mundo mvil de las comunicacio-nes inalmbricas probablemente acabar interactuando con los chips informticos fijos en red, que comienzan a integrarse en edificios, muebles y prendas de ropa. Aunque hace ms de una dcada que se desarrollan ordenadores para llevar puestos, es ahora cuando sus componentes empiezan a abaratarse lo suficiente como para desencadenar una nueva oleada de cambio. Tras varios aos de prototipos extrava-gantes, estos ordenadores estn a punto de convertirse en artculos de moda. Ya es-tn surgiendo las primeras comunidades de ordenadores para llevar puestos)>.

    En los siguientes captulos describo el desarrollo de mis investigaciones sobre las prcticas tecnolgicas y las teoras sociales, as com.o sobre lo que debemos co-nocer si queremos influir en el modo en que se utilizan las nuevas tecnologas. Ana-lizar la probable evolucin de los dispositivos mviles, el futuro de la informtica ubicua, el poder del intercambio de recursos entre usuarios (p2p), el estudio de la cooperacin y la ciencia de la reputacin. Examinar el modelo empresarial de la Internet inalmbrica, o la inexistencia del mismo, e intentar desentraar parte de la jerga que se utiliza en las batallas normativas sobre las tecnologas de Internet inalmbrica . Procurar explicar por qu los conflictos normativos con respecto al

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  • INTRODUCCIN: CMO RECONOCER. EL FUTURO CUANDO LLEGA 27

    campo electromagntico son quiz la confluencia ms importante de la poltica y la tecnologa de la comunicacin desde que el rey de Inglaterra autoriz la imprenta.

    Cuando analice el potencial de las nuevas tecnologas, espero evitar los peligros de la retrica de lo sublime en materia tecnolgica>>, que ensalza las propiedades milagrosas de las nuevas herramientas hasta el punto de excluir toda reflexin crti-ca sobre el lado oscuro de las mismas. 10 Pretendo arrojar luz sobre ese lado oscuro, con el fin de observarlo.

    La prdida de privacidad es quiz el lado oscuro ms importante de los sistemas de cooperacin tecnolgica. Para cooperar con otras personas, necesito conocerlas ms, y esto significa que ellas tambin querrn conocerme ms a m. Las herramien-tas que permiten la cooperacin tambin transmiten a mayor nmero de personas multitud de datos privados sobre cada uno de nosotros. En el pasado reciente ya se observ que la tecnologa de la informacin digital, como las bandas magnticas de las tarjetas de crdito, deja un rastro de migas de pan electrnicas que sirve para conocer la trayectoria de los individuos. En el futuro, el rastro ser una inmensa nu-be que se desplazar cuando .los individuos enven informacin personal a dispositi-vos situados a diez metros de distancia, en la misma manzana o en cualquier lugar del mundo. Aunque se especula acerca de la velocidad a la que se producirn estos cambios, no cabe duda de que en las prximas dcadas los sistemas inalmbricos de bajo coste penetrarn en todos los rincones del mundo social, lo cual conllevar una enorme capacidad de indagacin y fisgoneo. El estado de vigilancia que tema Or-well ser insignificante en comparacin con la telaraa panptica que habremos te-jido a nuestro alrededor. La informacin detallada sobre la conducta de la pobla-cin, minuto a minuto, ser cada vez ms barata, precisa e inmediata. Este potencial, con todos sus peligros y ventajas, se integrar por completo en el entorno.

    Cooperacin es una palabra bonita, y en sus mejores manifestaciones es el ori-gen de las mejores obras de las civilizaciones humanas, pero tambin puede resultar desagradable si quienes cooperan persiguen fines inmundos. El terrorismo y el cri-men organizado ya han sabido valerse de las tcticas de las multitudes inteligentes con fines malvolos. Una infraestructura tecnolgica que aumenta la vigilancia de los ciudadanos y confiere poder a los terroristas tiene poco de utpico. Las intrusio-nes en la privacidad y la libertad individuales, por parte del Estado y de sus enemi-gos politicos, no son los nicos efectos adversos potenciales de esta cooperacin a gran escala asistida por ordenador. La posibilidad de que millones de personas tengan sistemas de comunicacin permanente en casa y en el trabajo plantea pro-fundas cuestiones sobre la calidad y el significado de la vida. Cmo influirn en la vida familiar y social las comunicaciones mviles?

    Sin embargo, no todo son peligros. Uno de los principales motivos por los que decid escribir este libro es la conviccin , cada vez ms arraigada, de que nuestro

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  • 28 MULTITUDES INTELIGENTES

    conocimiento acerca del futuro de las multitudes inteligentes, el modo en que ha-blamos del futuro, encierra en si la fuerza necesaria para influir taJ.Tlbin en ese futu-ro, al menos en un pequeo marco de posibilidades. La aplicacin que permite la infraestructura de las multitudes inteligentes no se circunscribe al lado ms deplo-rable de la naturaleza humana. La cooperacin puede ser tambin una de las expre-siones ms sublimes de la humanidad. Frente a las posibilidades distpicas que he mencionado, aporto tambin la opinin de socilogos y economistas que sostienen que las tecnologas inalmbricas pueden propiciar la creacin de nuevos recursos pblicos, y por tanto nuevas oportunidades para la mejora del capital social que en-riquece la vida de todos.

    Al igual que es preciso revisar los conceptos establecidos sobre lo comunitario ante el surgimiento de redes sociales en el ciberespacio, la proliferacin de sistemas informticos y de telecomunicaciones en el entorno cuestiona tambin las ideas tradicionales sobre la naturaleza del espacio. A medida que aumenta el nmero de usuarios de estos sistemas en las calles y el transporte pblico, al igual que el tiempo que dedican a hablar con otras personas que no estn fsicamente copresentes, cons-tatamos una profunda alteracin del espacio pblico y otros aspectos de la geografa social. Parte de estos cambios servir para mejorar los bienes pblicos, y otra parte ir en detrimento de los mjsmos.

    Para que quienes se interesan por la civilizacin tecnolgica del maana pue-dan afrontar los retos sociales que plantean las tecnologas de las multitudes inteli-gentes, debemos saber cules son esos asuntos, qu implicaciones tienen y de qu modo se puede reflexionar sobre ellos con fines tiles. Concluyo este libro con una gua estratgica para el futuro, donde se resaltan las virtudes, los defectos, las opor-tunidades y peligros de las tecnologas mviles y ubicuas. Considero que nuestro destino (todava) no est regido por la tecnologa;que (todava) no es necesario sa-crificar la libertad y calidad de vida para convertirnos en compon-entes ms eficien-tes de una mquina global de generacin de riqueza.

    Soy consciente tambin de que los usos beneficiosos de las tecnologas no sur-girn de forma inmediata slo porque abriguemos esa esperanza. Quienes aspiren a ejercer influencia sobre el desarrollo futuro deben conocer los riesgos y oportuni-dades que se abren, deben saber tratarlos convernentemente. A pesar de que tal co-nocimiento no garantiza que se utilicen las nuevas herramientas para crear un mundo humano sosternble, sin ese conocimiento estaremos incapacitados para in-fluir en el mundo de nuestros nietos.

  • 1 La epifana de Shibuya

    El telgrafo, como Internet [ ... ], transform los hbitos sociales y profesionales, pero slo podan utilizarlo los operadores con cierta formacin. El usuario comn accedi a las ventajas de este sistema cuando el telgrafo dio paso al telfono, que al principio se denomin telgrafo parlante. Internet se encuentra todava en una fase telegrfica de desarrollo, en el sentido de que la complejidad y el elevado pre-cio de los ordenadores personales excluyen todava a muchos usuarios. El telfono mvil puede llegar a ser a Internet lo mismo que el telfono al telgrafo, es decir, puede convertirlo en una tecnologa de uso generalizado.

    El telfono en sus primeros tiempos se conceba como un telgrafo parlante, debido a que utilizaba los mismos cables, pero acab siendo algo totalmente nuevo. Se ha repetido el mismo error con Internet. Muchos esperan que la Internet mvil sea lo mismo que su versin por cable, pero se equivocan.[ ... ] La Internet mvil, aunque se fundamente en la misma tecnologa que la Internet de lnea fija, ser al-go distinto, y se utilizar de modos totalmente novedosos e inesperados.

    Tom Standage, Internet sin ataduras

    Las tribus del pulgar

    Si quiere vivir la realidad virtual sin introducir la cabeza en un ordenador, tome el metro en la estacin de Shibuya y siga los indicadores hacia Hachiko. D etngase cerca de la estatua que hay en el exterior de la estacin. Este monumento de bron-ce dedicado a un perro fiel es uno de los lugares de encuentro ms populares de la

  • 30 MULTITUDES INTELIGENTES

    ciudad. En los aos veinte, Hachiko acompaaba cada maana al profesor Eisaboru Ueno hasta esta estacin y all lo esperaba hasta su regreso. Ueno falt a su cita el da de su muerte, en 1925, pero el perro continu presentndose a diario en la esta-cin hasta que muri en 1934. Cada ao, el 17 de marzo, se celebra una fiesta alre-dedor de la estatua. 1

    Parece un mito adecuado para un punto Schelling>>. Al igual que otros lugares como el reloj de la Gran Estacin Central, la estatua de Hachiko es un punto de encuentro informal para la poblacin urbana, un ncleo social identificado por el socilogo Thomas Schelling como un elemento esencial de la vida en la gran ciu-dad. 2

    Centenares de personas pululan alrededor de Hachiko. La muchedumbre se re-ne y se dispersa. Las parejas y pandillas se precipitan y desplazan en movimientos sincrnicos. En muchos aspectos, la estacin de Shibuya se asemeja a cualquier otro punto Schelling desde la antigua gora ateniense. Sin embargo, a diferencia de otros lugares de encuentro de la antigedad, algunas de estas personas que se arremolinan en torno a Hachiko estn coordinadas, de forma invisible, por flujos de mensajes electrnicos.

    En el Cruce de Shibuya, un nmero creciente de personas reparte su atencin entre tres lugares de forma simultnea. Por una parte hay un mundo fsico donde los peatones evitan colisionar entre s. Alrededor de la multitud hay un mundo arti-ficial pero concreto, la ciudad como entorno de propaganda comercial descrita ha-ce ms de treinta aos por Guy Debord en La sociedad del espectculo.3 Menos chillo-nes, pero no menos influyentes que el nen y el vdeo de la metrpoli del siglo XXI, son los canales privados de las tribus del mensaje de texto, la tercera esfera donde una riEaga de comunicaciones lacnicas conecta a las personas en tiempo real y en el espacio fsico.

    Si uno vuelve la espalda a Hachiko y atraviesa la calle en el momento adecuado, puede verse proyectado en una de las pantallas de televisin gigantes que se ciernen sobre el cruce:Estos monitores inmensos de alta definicin son, en la jerga de la re-alidad virtual, inmersivos; es decir, cuando uno se encuentra en el Cruce de Shi-buya, no percibe la publicidad ldica audiovisual que cambia constantemente. No la percibe porque est dentro de ella.

    El cruce funciona con el sistema del revoltijo. Cada vez que el semforo se po-ne verde, 1.500 personas cruzan a la vez desde ocho direcciones distintas, desple-gando una compleja coreografa colectiva que cumple la funcin contraria a la confluencia masiva: cada cual coopera con los vecinos inmediatos con el fin de des-plazarse en diversas direcciones. Adems de negociar la coordinacin instantnea con desconocidos en movimiento, gran parte de la multitud mantiene conversacio-nes simultneas con personas situadas en otro lugar. Cuando volv a Tokio un ao y

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    medio despus de descubrir el envo de mensajes cortos de texto, me detuve en el centro del cruce durante una docena de ciclos de semforo para sintonizar con la muchedumbre hipercoordinada.

    Comprend que en todo rgimen tecnolgico hay personas que inventan una nueva herramienta, personas que la fabrican y la venden (junto con sus accionistas y los polticos en quienes influyen dichos accionistas), y, por ltimo, usuarios finales que a veces emplean la tecnologa de modos imprevistos para los inventores, vende-dores o reguladores. Cada uno de estos grupos tiene intereses diferentes y contem-pla la herramienta desde una perspectiva distinta. Comenc con un antroplogo, despus me reun con uno de los estrategas responsables del i-mode)), el servicio de Internet inalmbrico de Japn, excepcional por el xito comercial que ha tenido. Tambin me entrevist con cientficos, ingenieros, operadores del mercado, empre-sarios, periodistas y gente de la calle.

    Dos estudiantes de la Universidad Femenina de Showa, Tomoko Kawamura y Haruna Kamide, y yo recorrimos las calles de Tokio en compaa de mi amigo Jus-tin Hall, un norteamericano de 25 aos que compensaba sus rudimentarios cono-cimientos de japons con su jovial tenacidad para entablar relacin con desconoci-dos. Durante varios das, los cuatro conversamos directamente con docenas de usuarios de keitai (telfonos mviles) en una encuesta urbana poco cientfica, pero esclarecedora. Comenzamos con chicos de 14-20 aos, y despus pasamos a jve-nes de edad universitaria.

    La Foret es un centro comercial vertical destinado a jvenes urbanitas situado a escasos minutos a pie desde la estacin de Harajuku. El pequeo espacio pblico que precede a La Foret es el nexo informal de la cultura del mensaje de texto, gru-pos de jvenes tecnoexpertos, saturados de moda, que construyen su identidad en torno al telfono mvil. Una de las primeras entrevistadas llevaba el keitai en el bol-sillo trasero del pantaln. (En Tokio advert una curiosa proliferacin de bolsillos pequeos en las camisas y pantalones, diseados especialmente para los keita.) El cabello de la chica apuntaba en 40 direcciones, en una anarqua meticulosamente diseada con horquillas de beb de colores fluorescentes. Llevaba una pajarita. Las modas se contagian como epidemias en Harajuku desde varias dcadas antes de que los mensajes cortos de mvil acelerasen el ritmo de constitucin de redes sociales. La informante d e la pajarita dijo que mantena una comunicacin de unos ochenta mensajes de texto diarios, la mayora con sus tres mejores amigas, a veces tambin con chicos. Al igual que muchos de sus amigos, era capaz de escribir un mensaje con el pulgar sin mirar el telfono.

    Hablan1os con un chico de dieciocho aos que llevaba unos pantalones anchos de color morado. Su peinado era informal pero rgido, como si se hubiese aplicado gel fijador. Su atuendo se completaba con una camiseta de estilo camuflaje y una

  • 32 MULT ITUDES INTELIGENTES

    gorra de los N ew York Yankees. Se escriba con los chicos de su pea, pero sobre todo con mi novia. Enviaba y reciba varias decenas de mensajes diarios. En oca-siones sus amigos y l se intercambiaban tambin diversas melodas de msica pop para el mvil.

    Algunas chicas llevaban uniformes escolares, pero decoraban los keitai con pe-gatinas irisadas y frases escritas con esmalte de uas. En toda la ropa y complemen-tos destacaban las marcas comerciales, pero siempre dispuestas de una forma pecu-liar: se entremezclaban los logos con las insignias de los equipos, y se adornaba todo con pegatinas y parches,juguetes y colgantes.

    Algunos llaman oyayubsoku _Jla tribu del pulgar- a los tokiotas adeptos del mensaje de texto a travs del mvil. El servicio de noticias Kyodo News difundi en el verano de 2001 una informacin que revelaba la cara ms amarga del tribalis-mo electrnico. La polica detuvo a cinco adolescentes miembros de los Mad Wing Angels, una banda virtual de moteros que quedaba a travs de los mensajes cortos; algunos miembros no tenan moto y nunca se dieron cita todos simultnea-mente en el mismo lugar. La cabecilla no conoca a las cuatro chicas de Tokio a las que orden pegar y torturar, ni tampoco al quinto miembro que pidi autorizacin al grupo para estudiar en el extranjero. 4 Era evidente que los efectos sociales de los mensajes cortos de mvil se adentraban ya en un rico territorio etnogrfico. Tuve la suerte de conocer a una etngrafa que ha investigado el fenmeno desde el princi-pio; me refiero a mi vieja amiga Mizuko Ito, tutora de Kawamura y Kamide.

    Mizuko Ito observa desde hace tiempo el modo en que utilizan el keitai los j-venes de Tokio. Esta profesora asociada de la Universidad de Keio, licenciada en Stanford, estudia

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    El espacio del hogar -observaba Ito-, dominado por los padres, configura la identidad de los hijos como nios, pero no como amigos. Por su densidad y dimen-siones reducidas, est saturado de intereses familiares, de modo que no se presta pa-ra el encuentro cara a cara. Para los padres, el telfono domstico era un medio de control y regulacin de las relaciones de sus hijos con sus amigos.7 Los mensajes cortos de texto permitieron a los jvenes mantener conversaciones que no podan escuchar los padres. Ito observ que los adolescentes utilizaban esta nueva libertad comunicativa para construir un espacio de intimidad personalizado y porttil, un canal abierto de contacto con grupos de entre tres y cinco amigos por trmino me-dio.8

    Ito y Kawamura, su ayudante de investigacin, haban entrevistado a estudiantes de enseanza media y universitarios con el fin de comprender de qu manera

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    Kawamura. Kamide, la otra alurm1a de licenciatura, coincida en que la impuntuali-dad ya no es un tab: El tab actual-conjeturaba- es olvidarse el keta o quedarse sin batera>>. Posteriormente descubr que esta flexibilidad temporal se manifesta-ba tambin entre los chicos noruegos del mismo grupo d~ edad. 12 La posibilidad de tomar decisiones sobre la marcha favorece que los usuarios sean reacios a dividir la vida en franjas temporales, como hacen habitualmente las generaciones mayo-res, apuntaba otro investigador noruego. 13

    Se ha disociado del espacio fisico la definicin de presencia? Se aplica ahora j

    el concepto a una red social que se proyecta ms all de un nico espacio concreto? Segn Ita, >. 14 En Noruega, Rich Ling y Birgette Yttri observa-ban que los usuarios del telfono mvil del mismo grupo de edad seguan vincu-lados a la red social aunque participasen en otro acontecimiento Y

    Los investigadores de los telfonos de i-mode sostienen que la adopcin masiva de estos sistemas entre la poblacin juvenil aceler la expansin de los servicios de telefona mvil en la sociedad japonesa (en la primavera de 2001, el90% de los es-tudiantes de enseanza media del rea de Tokio tena telfono mvil, un grado de difusin tecnolgica superior a la adopcin del PC en Japn, tanto en su ritmo co-mo en su alcance). 16 Los adolescentes presentaban dos caractersticas en comn con el mercado general de profesionales y amas de casa: ~n su mayora no eran usuarios de Internet a travs de un PC de sobremesa y co~sideraban el keta como una mo-da adems de una tecnologa. A nuestros informantes les gustaba descargar melodas nuevas o indagar un nuevo sitio de i-mode para saber si el chico que acababan de conocer era astrolgicamente compatible, pero ninguno consideraba que estuviese

    >. Aunque las principales multinacionales, como Sony, se inspiran en los usuarios

    pioneros de Shibuya y luego les venden imitaciones culturales, los chicos van mu-cho ms lejos de lo que prevn los productores en la explotacin de las posibilida-des tecnolgicas de las multitudes inteligentes. Seis meses despus de mi viaje aTo-kio, Dmitri Ragano aport la siguiente infornucin desde Shibuya:

    Mientras el equilibrio de poder favorezca a los chicos de Shibuya, las grandes compai-as tecnolgicas estarn cada vez ms a merced de los jvenes. En Japn, los jvenes co-mienzan a alejarse de los sitios y aplicaciones promocionados oficialmente por los ope-radores mviles sustituyndolos por alternativas clandestinas. Un ejemplo oscuro y extrao de esta tendencia es un sitio independiente llamado Zavn.net que, sin necesi-dad de promocin, ha adquirido una fuerza y un nmero de usuarios considerable. El sitio contiene una serie de novelas originales sobre el fenmeno japons llamado enjo kosa, en el cual algunas adolescentes de reas metropolitanas como Tokio tienen aven-

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  • LA EPIFANA DE SHIBUYA 35

    tu ras con empleados de mediana edad a cambio de dinero. Las historias de Zavn.net es-tn escritas en captulos condensados en el tamao de una tarjeta, con el fin de que puedan leerse en un telfono mviL 17

    Segn Ragano, en el mundo fsico han surgido ya un caf de Shibuya y una pelcu-la inspirados en este fenmeno clandestino, lo cual no coincide exactamente con las previsiones de las grandes multinacionales .

    Michael Lewis, en Next: the Juture just happened, alude a este modelo de desa-rrollo econmico orientado a los ms jvenes para explicar que los sectores ms prsperos de la renqueante economa japonesa derivan, precisamente, de los pro-ductos y servicios dirigidos al pblico adolescente, desde los reproductores de MP3 y los keitai de bolsillo a los servicios de Internet mvil de i-mode. 18 Aunque los treinta millones actuales de suscriptores de i-mode pertenecen a todos los grupos de edad, Mari Matsunaga, el genio creador que lanz este servicio radical desde una importante compaa de ingeniera, tena en mente a los adolescentes tokiotas. Me recomendaron que me entrevistase con Takeshi Natsuno, el director de mercado-tecnia experto en Internet a quien haba contratado Matsunaga para el lanzamien-to de este nuevo servicio.

    La telefona mvil

    En el otoo de 2001, el regio saln modernista de NTT DoCoMo, en el piso 27 de la torre Sanno de Tokio, pareca la capital de un mundo, al igual que haba ocurrido en el restaurante Buck's de Woodside (California) en 1999 con los acuerdos sobre las puntocom, o en 1989 en la sede principal de Sony. Los ascensores silenciosos, con suelos de mrmol, con una superficie semejante a la de una sala de espera de cualquier mediana empresa, trasladaban a multitud de socios, contratistas y subcon-tratistas potenciales a una enorme antecmara con vistas panormicas de la ciudad. En el centro de la sala haba tres hileras de recepcionistas, con uniformes idnticos de color fucsia, que registraban los nombres y sealaban hacia las filas de bancos ba-jos, cuadrados, de cuero negro, donde muchedumbres poliglotas aguardaban en los cuatro lados de cada banco.

    Llegu a la torre Sanno con el propsito de indagar las causas por las que esta compaa obtena beneficios en un sector donde fracasaban todas las dems. Los gi-gantes europeos de las telecomunicaciones sufrieron una seria cada en la cotiza-cin burstil, al tiempo que deban los 100.000 millones de dlares que les cost en los aos noventa la licencia gubernamental de telefona mvil de tercera genera-cin. Los mviles analgicos fueron la primera generacin de telefona mvili Los

    ..J

  • MULTITUDES INTELIGENTES 36

    telfonos digitales con servicios similares a Internet, como mensajes de texto cor-tos, eran la segunda generacin. La tercera, que requera la adquisicin de licencias reguladas por el Estado para utilizar tramos especficos del espectro de radio, se concibi como el paso decisivo hacia la era de la Internet mvil. Si bien Suecia y Finlandia concedieron las licencias en concursos de belleza>> entre los diversos competidores, otros pases optaron por el procedimiento de la subasta. En previsin de un fuerte negocio en el mbito de la Internet mvil, algunas compaas europeas realizaron inversiones sin precedentes para adquirir derechos sobre una parte del espectro de tercera generacin. Sin embargo, la conversin de tales derechos en be-neficios result ms peliaguda de lo esperado.

    En Europa, los primeros ensayos de red inalmbrica de tercera generacin, con velocidad suficiente para enviar datos y vdeo a tiem.po real a Jos dispositivos mvi-les, se pospusieron mientras las industrias de la infraestructura de telecomunicacio-nes intentaban saltar de las redes de cable terrestres a los medios inalmbricoi)El despliegue publicitario en torno al negocio de la Internet inalmbrica pareca tan vacuo como el de la industria puntocom. Pero se produjo una excepcin notable en este fracaso general de los sistemas de Internet mvil: mientras las grandes com-paas de telecomunicaciones sufran una fuerte caida de la demanda despus de una dcada de expansin, una empresa logr captar 28 millones de usuarios en dos aos tras la puesta en marcha de un servicio totalmente novedoso. Cada uno de los usuarios paga una media de 20 dlares mensuales por los servicios i-mode>>, que es la versin de Internet inalmbrica de DoCoMo. Me sent junto con otros optimis-tas en los grandes bancos de cuero cuadrangulares de la torre Sanno mientras espe-raba para reunirme con la directora de la estrategia i-mode. DoCoMo haba lanza-do el primer ensayo rentable de telefonia mvil de tercera generacin tres semanas antes de mi visita.

    La compaia de telfonos y telgrafos nipona NTT, sociedad matriz de DoCo-Mo, al igual que AT &T y otras compaias de telecomunicaciones de todo,....el mun-do, era un monopolio dirigido desde siempre por ingenieros y burcratas\Durante gran parte del siglo XX, NTT ofreci servicios telefnicos, autoriz las tecnologias inalmbricas y so con comercializar servicios totalmente distintos de la telefonia de voz. La direccin de NTT no comprenda que el negocio de Internet iba a ser esencialmente distinto del que convirti la empresa en el mayor emporio del mun-do de las telecomunicaciones, con ms de 200.000 empleados.19 Cuando la temo-logia inalmbrica y las redes de telecomunicaciones alcanzaron ungrado de desa-rrollo adecuado para el lanzamiento de un servicio de Internet mvil, un directivo ~ de NTT llamado Keiichi Ekimoto tuvo la feliz idea de contratar a alguien ajeno a

    la cultura de NTT.20 Result ser una mujer, sin formacin de ingeniera, que no sa-ba de ordenadores ni era usuaria de Internet.

  • LA EPIFANA DE SHIBUYA 37

    Mari Matsunaga, de 42 aos, trabajaba desde haca veinte aos en la empresa ja-ponesa Recruit. Su especialidad era el lanzamiento de revistas al mercado. Enoki sugiri que el analfabetismo de Matsunaga en el mbito de Internet era una venta-ja, puesto que el mercado al que DoCoMo pretenda dirigir su nuevo servicio esta-ba constituido por personas que no utilizaban Internet. NTT ya contaba con ex-pertos en ingeniera, Matsunaga aportara el talento comercial. Enoki convenci a sta de que asumiese el nuevo desafo.

    Matsunaga necesitaba contratar a alguien que conociese mejor que ella la cul-tura de Internet. Se acord de un joven muy competente, siempre preocupado por las modas, que haba trabajado a tiempo parcial como redactor adjunto en una de las revistas de Recruit. Posteriormente, Takeshi Natsuno se licenci en una de las universidades ms importantes de Japn, y mientras realizaba el Mster de Administracin Empresarial en lWharton Shool a comienzos de los noventa, co-noci la cultura de Internet en su fase de expansin entre los primeros ent.usiastas, que eran estudiantes universitarios norteamericanos. A su regreso a Japn, ~a.tsuno fund una empresa e-business japonesa, que fue la primera en utilizar Internet co-mo medio de publicidad, y se asoci con una empresa orientada a Internet. Su ex-periencia empresarial-reconoca Matsunaga- le haba enseado las limitaciones de los negocios que se dirigen exclusivamente a usuarios de PC. El nmero de stos siempre se estancaba en torno al lmite de los 300.000. En cambio, en la telefona mvil haba millones de usuarios potenciales.21

    Natsuno redact para Matsunaga un proyecto empresarial donde reconoca que el enlace entre la telefona mvil y la informacin de Internet era una oportunidad nica:

  • 38 MULTITUDES INTELIGENTES

    vicio para los directivos de NTT, sino para sus hijos.

  • LA EPIFANA DE SHIBVYA 39

    compaa poda ofrecer toda la cadena de valor, de manera que establec alianzas y re-cab el apoyo de terceros promotores. Saba que America Online lo haba conseguido. AOL lleg a ser el principal proveedor de Internet en un terreno donde muchos otros haban fracasado, y fue as gracias a que ofreca una interfaz facil de usar, contenidos ti-les desarrollados por otros y vas para que los usuarios pudieran con:unicarse entre sY

    Al igual que AOL, Natsuno ofreca a los usuarios de i-mode un men de contenidos cuidadosamente seleccionados que hacan el servicio muy atractivo para los clientes de telefona mvil poco duchos en Internet pero interesados por la informacin de actualida

  • 40 MULTITUDES INTELIGENTES

    descargarme pelculas de dibujos animados mientras beba el refresco y no tuve que rascarme los bolsillos en busca de cambio, los mens y botones me parecieron de-masiado toscos para atraer a las masas ms torpes que desean adquirir una bebida, pues no era una simple secuencia de mens en una pantalla. Con todo, Coca-Cola es exactamente el tipo de .

    En Helsinki predomina el color del granito, no el nen, y en los cruces no hay televisores gigantes, pero los ciudadanos finlandeses son los que conviven desde ha-ce ms tiempo con los efectos de la telefona mvil. Unos pocos visionarios, entre los que destaca Risto Linturi, se dedican desde hace tiempo a reflexionar sobre las tecnologas de informacin mviles generalizadas. En la adolescencia fue ya uno de los primeros entusiastas del PC en su pas. Desde entonces ha sido director tecnol-gico de Helsinki Telephone y ha contribuido a que Nokia conciba el telfono mvil como un rnando a distancia de uso generah.32 Delgado, de voz suave, certero en la eleccin de las palabras, Linturi se entusiasma con las tecnologas del futuro. A! igual que Natsuno y Hirschhorn, est seguro de que los mviles acabarn siendo mandos de control del mundo fisico.

    yuyuResaltado

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    Linturi ha instalado una red de sensores en su casa a las afueras de Helsinki. Por medio del telfono mvil como mando a distancia nico, controla la temperatura y la iluminacin, cierra y abre puertas, maneja los electrodomsticos de la cocina y el vdeo desde cualquier lugar: La gente que llama a la puerta cuando no estoy en ca-sa, puede hablar conmigo a travs de mi propio mvil.33 La mezcla de entusiasmo personal y optimismo profesional de Linturi me record a Irukuyama, el director de ingeniera de DoCoMo, que hizo su presentacin oficial sobre la visin de NTT con aplomo formal y despus me mostr cmo conectaba su telfono de ter-cera generacin a la webcam de su hijo.

    Linturi, padre de tres hijas adolescentes, fue uno de los primeros en observar la utilizacin de los mensajes de texto entre la poblacin juvenil para coordinar accio-nes:

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    otros barrios de caractersticas similares, como el Soho neoyorquino o el Multime-dia Gulch de San Francisco,Arabianranta atrajo a bohemios, excntricos, diseado-res, artistas, estudiantes y pequeos empresarios, en parte por la amplitud de sus ca-lles y el precio asequible del alquiler. Pronto proliferaron los restaurantes y teatros. Sin planificacin alguna, comenz a confluir en la zona un grupo de ~ubculturas conectadas por cable. En 1999, lB M, el operador de telecomunicaciones finlands Sonera y Symbian Alliance, grupo empresarial formado por Ericsson, Motorola, Nokia, Matsushita y Psion, acordaron invertir 100.000 millones de dlares para construir el HelsinkiVirtualVillage (HVV) enArabianranta.39 Aprovechando la cir-cunstancia de que mi amigo viva en la zona, decid entrevistarme con Ilkka lnna-maa en Digia, una compaa que participaba en el diseo de la HVV. lnnamaa pre-vea que antes de 2010 la HVV lograra conectar a 12.000 vecinos y 700 empresas de 8.000 empleados a travs de cables de fibra ptica en el hogar y sistemas mvi-les de tercera generacin con sensores espaciales.40 Si se cumplen los clculos pre-vistos, los patrocinadores del proyecto pretenden ampliarlo a otros barrios y reas perifricas de varias ciudades del mundo. En el ao 2000, lo nico que se poda ver era un vdeo de demostracin.

    ~demasiado piramidal-opinaba Linturi respecto del proyecto HVV-. De-bera haber unos estndares abiertos que permitieran al usuario conectar de forma casi automtica los dispositivos electrnicos con los diversos servicio~inturi cree que si el ciudadano tiene la libertad de \m talar redes inalmbricas para usos es-pecficos, o crear redes domsticas como la suya, se abrirn automticamente enla-ces entre edificioi)Una escuela de diseo comunitario propone buscar vas para que el usuario emplee los recursos ms inmediatos con el fin de crear rutas dife-rentes, en lugar de predisearlas a travs de la comunidad.41 En este sentido, las ciu-dades virtuales se crean a s mismas . En el captulo 4 analizo ms a fondo las ciuda-des digitales, plagadas de sensores, balizas, ordenadores y comunicadores. Arena 2000 y HVV son tal vez los representantes pioneros de dos escuelas opuestas de planificacin urbana virtual: la escuela de uso emergente, sistema abierto, diseado desde abajo y la escuela de uso planificado, sistema propietario y planificacin centralizada.

    Son significativas las aportaciones finlandesas a la tecnologa de Internet.Jarkko Oikarinen, estudiante de ciencias informticas, invent en 1988 Internet Relay Chat, el canal social en lnea que conecta a infinidad de tribus en tiempo real. Linus Torvalds, miembro del movimiento de defensa del software libre, puso en marcha Linux, el sistema operativo de desarrollo colectivo que compite con Microsoft, en un servidor de la Universidad de Helsinki_42

    La empresa finlandesa Nokia Oy comenz como una fbrica de papel a orillas del ro Nokia en 1865.43 En 1999, con una facturacin de 15.700 millones de dla-

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    res, se convirti en el lder mundial en la venta de telfonos e infraestructuras m-viles.44 El director ejecutivo de Nokia apost por una tecnologa todava futura y lejana en 1987, cuando los tecncratas europeos aprobaron un estndar tcnico de telefona mvil llamado Global System for Mobile Communications (GSM).@n 1991, la empresa Radiolinja de Finlandia comercializ la primera red GSM del mundo; en pocos aos, la difusin del telfono mvil, en su mayora de la marca Nokia, se extendi al 60% de la poblacin finlandesa.45

    El estndar GSM incorporaba la posibilidad de enviar mensajes instantneos de 160 caracteres de un telfono a otro empleando el teclado para escribir y la pantalla para leer. Esta funcin se denominaba Short Message Service (SMS). El primer mensaje de texto se env~ en diciembre de 1992 en el R eino U nido. 46 A mediados de 2001,se enviaban ya centenares de miles de millones de mensajes al mes en todo el mundoY Las previsiones para 2002 rondaban el billn de mensaj es de texto mensuales en las redes GSM de todo el mundo. 48 Teniendo en cuenta que las ope-radoras telefnicas cobran unos cntimos por cada mensaje, se obtienen beneficios considerables con esta funcin casi marginal de la norma GSM.

    El xito inesperado del mensaje de text a travs del mvil era tambin una se-al de que los usuarios, una vez ms, se apropiaban de una tecnologa de comunica-ciones para fines sociales, como ya haba ocurrido con la telefona de voz y con el Minitel en Francia, donde los usuarios arrebataron, literalmente, la herramienta de chat a los operadores. Igual sucede con el correo electrnico, la fuerza que subyace al crecimiento de la Internet por cable. 49

    Una ventaja tcnica y econmica del mensaj e de texto es que no requiere una red de conmutacin de circuitos, sino una red de conmutacin de paquetes. Es-ta distincin tcnica establece un lmite entre la red analgica de la era del telgra-fo-telfono y la red digital de la era del mvil. Las conexiones telefnicas de con-mutacin de circuito requieren una serie de conmutaciones fisicas para enlazar un circuito continuo por cable entre dos partes; pinsese, por ejemplo, en las operado-ras de las pelculas de principios de siglo, que cerraban los circuitos enchufando cla-vijas en una centralita. En cambio, los mensajes de texto, al igual que los datos de Internet, se envan a travs de impulsos electrnicos de datos, > o bloques que se transmiten a travs de la red por medio de

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    ciente, donde cada conversacin requiere un circuito especfico (como los ferroca-rriles). Esta ventaja tcnica permite que el envo masivo de mensajes de texto sea mucho ms barato que el trfico de voz por redes de conmutacin de circuitos. El auge de este nuevo medio se debe, por una parte, a las ventajas econmicas del mensaje de texto y, por otra, al hecho de que las redes sociales difunden el SMS y a la vez se ven reforzadas por ~Dvolveremos a tratar el mpetu econmico que se de-riva de la intercalacin de informacin digital en un captulo posterior, al analizar las nuevas tecnologas de Internet inalmbricas, que suponen un reto para la regula-cin actual del espectro electromagntico.

    n Finlandia, el envo de mensajes de texto -accin que los jvenes finlandeses designan con el verbo texstata- se introdujo en 1995 y se difundi en el sector ju-venil en 1998.50 En el ao 2000, los finlandeses enviaban y reciban ms de mil mi-llones de mensajes SMS anuales. 51 Eija-Liisa Kasasniemi, folclorista finlandesa, in-vestig en su tesis doctoral la cultura del mensaje de texto entre los adolescentes de su pas. En colaboracin con su colega Pirjo Rautianen, recopil datos sobre el en-vo de SMS en la vida de numeross adolescentes finlandeses. Averiguaron, entre otras cosas, las siguientes tendencias:

    A travs del SMS los adolescentes expresan odio, cotillean, actan de intermediarios y manifiestan deseos, aun cuando el remitente no se atreva a efectuar una llamada o en si-tuaciones donde otros canales de comunicacin son inadecuados. El mensaje de texto es la cara furtiva de la comunicacin.

    El fenmeno del SMS ha generado costumbres, normas sociales y terminologa propias.[ ... ] Uno de los rasgos ms sorprendentes del envo de mensajes de texto entre los adolescentes de Finlandia es que incorpora, en gran medida, la conducta colectiva. [ ... ] Los mensajes de texto circulan entre los amigos, se escriben y se leen colectiva-m ente, y se reproducen expresiones adecuadas, o m ensaj es enteros, procedentes de otras personas.

    Los adolescentes emplean los mensajes para poner a prueba sus propios lmites y distanciarse de los roles infantiles. La mensajera de texto es un modo de compartir re-laciones. 52

    En 1997, Pasi Maenpaa y Timo Kopomaa realizaron una investigacin financiada por Nokia yTelecom Finland (que posteriormente se denomin Sonera).Algunas de sus conclusiones coincidan con las de Ito en Japn:

    [ ... ] el telfono mvil crea su propia cultura de usuario, lo cual genera, a su vez, una nueva cultura urbana y nuevos modos de vida' [ ... ].Los contactos espontneos, que se realizan de manera improvisada, sobre todo entre los entrevistados ms jvenes, tienden a ser del tipo cmo ests o qu ests haciendo . Este tipo de charla no parece un in-

    yuyuResaltado

    yuyuResaltado

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    tercambio real de informacin ni una relacin autntica, sino un mero modo de com-partir con los dems un momento puntual de la vida a tiempo real. Se trata de vivir al mismo ritmo que los amigos ms prximos, con la sensacin de compartir la vida con-tinuamente.

    Las comunicaciones repetitivas por telfono no son un mero intercambio de infor-macin , sino que abren otro mundo de eA.'Periencia paralelo, o alternativo, a aquel en que uno habita en cada momento.53

    He conocido a algunos finlandeses veinteaeros que crecieron con la telefona m-vil y ahora disean tecnologas capaces de incrementar el capital social en lugar de dilapidarlo. Estn construyendo un

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    atrevieron a disear un espacio donde las comurdades virtuales y las tribus mviles se entremezclasen en el mundo fisico, donde la tecnologa contribuyese a la unin, no a la separacin de las personas. Prevean instalar pizarras blancas y redes inalm-bricas, y la llave de acceso sera un chip de identificacin por radiofrecuencia que indicara la red social que conecta a cada persona con Aula. Buscaron varios patro-cinadores. Hasta que se inaugur el espacio de encuentro en septiembre de 2001, la red Aula se reuni en cafs y a travs de Internet. El grupo, inicialmente formado por las cuatro personas que tuvieron la idea en mayo de 2000, se ampli a 300 miembros en un ao.

    Nokia, al igual que toda la industria finlandesa, reciente y prspera, de comuni-caciones mviles, atraviesa una etapa dificil, pero los hbitos culturales relacionados con el uso del mvil siguen evolucionando en Helsinki. Compiten diversas con-cepciones de la cultura mvil en el mercado pblico y privado, desde Arena 2000 hasta elVirtualVillage de Helsinki o Aula, desde las subculturas hasta las transforma-ciones de la actividad empresarial. Finlandia es quiz el principal laboratorio mun-dial de la sociedad mvil, pero no es un caso nico en los pases nrdicos. Estocol-mo, la ciudad con ms mviles per cpita de todo el mundo, 57 tiene sus propios ejemplos de industria, cultura e investigacin en torno al telfono mvil. Es el caso de los boifrghters.

    A las doce menos cuarto, una de esas noches primaverales en que oscurece ha-cia las diez, estaba recorriendo en coche las calles de Estocolmo en compaa de cuatro devotos de un juego en que intervienen personajes virtuales, mensajes de texto burlescos, tecnologa de sensores espaciales, comida basura y bromas constan-tes. Se llamaban the Mob. Segn sus propias confesiones jocosas, dedicaban de-masiado tiempo a la bsqueda de adversarios en el mundo fisico de Estocolmo. Se reunieron por primera vez cuando tres de ellos se confabularon para atacar al cuar-to y destruir su bot. Tras la batalla virtual, los cuatro se dedicaron insultos bien inten-cionados por SMS, decidieron verse las caras, y al instante formaron una banda.

    Jo el Abrahamsson me recogi en la puerta del hotel cuando termin su jornada en una empresa sueca de alojamiento de sitios web, donde trabaja como admirs-trador de sistemas. Levant la vista del mvil el tiempo suficiente para saludarme. Cojones! - fue lo que dijo a continuacin-. Me han matado el bot. El adversario, segn me inform Abrahamsson, se encontraba a menos de 400 metros de distan-cia; quiz era alguna de las personas que veamos en el parque, enfrente del hotel. Ahora se est burlando de m por SMS! Ser mejor que se largue de la zona antes de que llegue mi banda. Un Valva pequeo se detuvo en el bordillo de la acera y me apretuj en su interior junto con cuatro chicos que durante un instante fugaz apartaron la vista del mvil para saludarme, eso s, con toda cordialidad. Aunque no paran de hablar de bandas, mafias y bots asesinados,Joel y sus amigos slo son mafia-

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    sos de nombre; en realidad, no se distinguen en nada de otros jvenes suecos adep-tos de la industria de la informacin.

    Anteriormente haba visitado la sede de It's Alive en Estocolmo. Esta empresa ha creado el juego de mvil con localizacin espacial ms famoso del mundo. Sven Halling, director ejecutivo de lt's Alive, me indic cmo utilizan los usuarios las tecnologas de sensores espaciales integradas en el telfono mvil. Los usuarios se registran en un sitio web, crean un bot, le dan un nombre, lo dotan de armas de fue-go, escudos, bateras y detectores. Cuando llevan el mvil encendido, reciben men-sajes SMS que les informan acerca de la distancia fisica de los dems jugadores. Cuando estn demasiado a tiro -explicaba Halling- reciben un mensaje SMS de nuestro servidor, y si sus armas son ms fuertes que el escudo de su adversario, y s-te no dispara primero, se considera que han matado y se les abonan los puntos co-rrespondientes.)> Los marcadores y las posiciones de los jugadores se actualizan constantemente en el sitio web.

    Joel, su compaero inseparable Tjomme y otros dos amigos que se llaman Da-vid trabajan en la industria de la tecnologa de la informacin. Uno de los aspectos importantes del juego en grupo eran los comentarios rpidos acerca de la evolu-cin del propio juego. En cierto sentido, es una variante del ritual del paseo en co-che; sin embargo, los boifighters requieren porttiles y telfonos mviles, adems de vehculos. Algunos jugadores participaban desde un despacho o desde casa, mien-tras que otros, como los Mob)), se desplazaban por Estocolmo a pie, en metro y en coche. Aproximadamente cada hora aparcaban el coche para consumir comida ba-sura y estirar las piernas. En tales ocasiones, conectaban un porttil al mvil y entra-ban en la web para recargar los bots y comprobar la posicin del juego.

    Los usuarios de mviles estn habituados a pagar unos cntimos por cada SMS que envan, y mucl.os envan cientos de mensajes diarios. It's Alive cobra a los opera-dores mviles en funcin del nmero de jugadores que se registran para jugar; los jugadores, por su parte, pagan una cuota mensual a It's Alive, adems del mdico pre-cio que abonan al operador por cada mensaje. Los juegos atraen a jugadores tpicos como los

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    traba un determinado mensaje de SMS a la entrada. Uno de los organizadores me dijo que esta red flotar:te de cientos de personas com.enz a reunirse en un local di-ferente cada semana, despus de que cada uno de los cuatro fundadores enviase in-vitaciones por SMS a todos los destinatarios incluidos en sus agendas. Svante, unjo-ven de convicciones anarquistas, me habl de un grupo de chicos de Estocolmo especializados en entrar sin pagar en el transporte pblico; al parecer, utilizaban los servicios de difusin. por SMS para avisar sobre el lugar en que se encontraban los revisores en cada momento. Rickard Ericsson abri un porttil en la mesa de un restaurante, enchuf su telfono y me m.ostr LunarStorm, una comunidad virtual que puso en marcha en enero de 2000 y que en la primavera de 2001 contaba ya con 950.000 miembros, es decir, ms del 65% de la poblacin sueca de entre 14 y 24 aos. En el verano de 2001, Ericsson y sus colegas aadieron el servicio de men-saj era LunarMobil, que permita a las decenas de miles de miembros de Lunar-Storm mantenerse en contacto con los dems en cualquier momento sin necesidad de estar aferrado al PC. 59

    Generacin txt

    Somos la generacin txt, proclama un famoso mensaje SMS que ha circulado en-tre los jvenes filipinos; otro mensaje irnico difundido en las redes sociales de Ma-nila deca, en la jerga del SMS anglofilipina, Der is lyfbyond textng. Get 1 (Hay vida ms all del mensaje de texto. Consigue una).60 En un captulo posterior co-mentar los acontecimientos de enero de 2001 , cuando la mensajera de texto in-fluy en la revuelta

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    cos que representan, por ejemplo, un oso de peluche. En gran medida se emplea como una tarjeta de felicitacin que se remite a los amigos por la maana, por la tarde y por la noche.Ya se han puesto a la venta en libreras recopilaciones-de mensajes de texto, des-tinadas a quienes no estn familiarizados todava con este sistema.

    A veces me quedo sin comer para poder comprarme con la paga una tarjeta de prepago para el mvil -dice Tanm1y Reyes, estudiante universitaria de 17 aos-. Si no recibo ningn mensaje al levantarme o me llegan muy pocos a lo largo del da, me siento como si nadie me quisiera lo suficiente para acordarse de m.>>63

    Aunque viaj a Tokio, Helsinki, Estocolmo, Copenhague, Londres, Nueva York, Boston, Seattle y San Francisco, en el otoo de 2001 comprend que no consegui-ra visitar todos los puntos de eclosin del mensaje corto. Prest atencin cuando la agencia Xinhua inform de que la operacin GSM emprendida por la compaa de telefona mvil ms grande de Tailandia se haba colapsado con el flujo de men-sajes de texto enviados el da de San Valentn de 2001.64 Tom nota cuando se en-viaron 373 millones de mensajes cortos a travs de la red Orange (Reino Unido y Francia) en enero de 2001.65 No me sorprendi descubrir que la quinta parte de la poblacin italiana tuviese mvil,66 pero en cambio me dej perplejo la ratio corres-pondiente de Botsuana, que es una persona de cada ocho. 67

    Por la misma poca en que yo desarrollaba una investigacin informal sobre es-te tema, Motorola encarg a la escritora Sadie Plantl residente en el Reino Unido, un estudio Sobre el mvil: los efectos de la telefona mvil en la vida social e indi-vidual)). Para la elaboracin de este trabajo, Plant viaj a Tokio, Pekn, Hong Kong, Bangkok, Peshawar, Dubai, Londres, Birmingham y Chicago. Concluy que, en al-gunos casos, se utiliza el mvil para mantener contacto con la familia; los j venes

    'J!! que se marchan a las grandes ciudades a trabajar pueden comunicarse por el mvil con sus parientes rurales, as como con la familia dispersa por el mundo. En otros casos, Plant observ que los jvenes mantienen relaciones con amigos que sus pa-dres desaprobaran. Los afganos de Pakistn estaban horrorizados al ver la facilidad con que los chicos y chicas musulmanes, a quienes se les prohbe reunirse solos, mantienen relaciones sociales virtuales por telfono mvil. En todos los lugares que visit, Plant recopil historias sobre la influencia inesperada del mvil y los mensa-jes de texto en los modos de vida:

    En un barco de madera amarrado en el bullicioso arroyo de Dubai, un comerciante so-mal duerme la siesta a la sombra de una lona. Se despierta con los primeros compases del jingle Bells. Dgame? Aiwa .. la .. aiwa. O K.)) Trato hecho. Este comerciante, Mo-hammed, exporta pequeos aparatos elctricos, incluidos telfonos mviles, a frica oriental. Este sistema de comunicacin multiplica sus oportunidades de establecer contac-

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    tos y acuerdos mientras se desplaza de una ciudad a otra, o de puerto en puerto. La mensajera instantnea y las llamadas breves que permite el mvil son perfectas para las operaciones pequeas e inmediatas de su negocio. Ahora tiene acceso a informacin nueva sobre el movimiento de productos, barcos, mercados o competidores. Ahora tie-ne al alcance de la mano cierto tipo de datos que antes eran inaccesibles para l.

    En zonas remotas de varios pases en desarrollo, como Suazilandia, Somalia y Cos-ta de Marfil, se est introduciendo el mvil en forma de establecimientos de telfono de pago en los pueblos donde los hay.68

    Por qu no ha despegado el mensaje de texto en Estados Unidos como un nego-cio o una apropiacin cultural? Los analistas a los que consult lo atribuyen a la co-existencia de diversos estndares y a la desorientacin de las estrategias de m.ercado-tecnia, que entre otras cosas fijan unos precios inasequibles para los usuarios ms jvenes.A diferencia de lo que ocurre en Europa, donde los operadores han adop-tado el estndar GSM que permite al cliente de un determinado proveedor enviar

    ' mensajes SMS a los clientes del mismo proveedor o de cualquier otro, en Estados Unidos slo se puede enviar mensajes de texto a cierto tipo de telfonos, y slo a las personas suscritas al mismo operador que el remitente.

    Supuse que David Bennahaum deba de tener alguna teora sobre el fracaso de los operadores norteamericanos, de modo que com con l la ltima vez que estuve en Nueva York. Lo conoca por sus excelentes libros sobre tecnologas, pero durante el ltimo ao y medio se asoci con una empresa neoyorquina que financia infraes-tructura, tecnologa y medios de cmunicacin por cable. 69 Le pregunt por qu MCI,ATT o Sprint no han enganchado todava a los consumidores norteamerica-nos a la cultura de Internet mvil. Su respuesta fi1e tajante: Eso sera como esperar que General Motors aparezca con los Beatles.7 NTT super su cultura corporati-va al crear DoCoMo y al contratar a alguien aj eno al mundo de las telecomunica-' ciones, Mari Matsunaga. La aceptacin del SMS en las poblaciones escandinava y fi-lipina sorprendi a los operadores de telecomunicaciones. La adopcin europea y asitica del SMS fue posible, en gran parte, por las polticas de precios qu e hacan el texto ms barato que las llamadas de voz. Los operadores estadounidenses no supe-raron sus respectivas culturas corporativas, mantuvieron unos precios muy elevados en la mensajera de texto, no lograron salvar el escollo que impeda el envo de mensajes entre operadores diferentes y comercializaron los servicios de mensajera textual para ejecutivos treintaeros, en lugar de destinarlos a los adolescentes.

    A pesar de la barrera cultural de las grandes empresas, Bennahaum me inform de que dos subculturas norteamericanas influyentes se han enganchado ya al men-saj e de texto. Los fans del rap ms espabilados y atentos a las modas y a la cultura del hip hop prefieren los buscas bidireccionales de Motorola, mientras que los j venes