Marx Bolivar[1]

8/8/2019 Marx Bolivar[1]

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Simn BolvarKarl Marx

Traducido del ingls por Emilio MolinoNotas de Anbal Ponce

Ediciones de Hoy, Buenos Aires, 1959

La paginacin se correspondecon la edicin impresa. Se han

eliminado las pginas en blanco
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PRLOGO PARA ESTA EDICIN


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El trabajo de Carlos Marx que presentamos posee un

ardiente inters actual. La figura de Bolvar contina

concitando la polmica de los historiadores. Reciente-

mente, Salvador de Madariaga, situado en las antpodas

polticas de Carlos Marx, escribi una biografa en laque coincide con algunas apreciaciones del fundador del

materialismo histrico. Pero no es slo el inters por la

vida del Libertador lo que concede actualidad a este

trabajo sino que casi un siglo y medio despus de su

muerte, sus ideales han renacido vigorosamente en la

gran corriente poltica de la unidad de Amrica Latina

y en ese anmico reflejo que constituye el Mercado Co-

mn Latinoamericano, proyectado con la benevolente

aquiescencia de los Estados Unidos de Norteamrica.

El trabajo de Carlos Marx posee tambin una curiosa

particularidad: se enjuicia la figura de Bolvar desde el punto de vista de la moral con olvido casi total de la

concepcin materialista de la historia. Trataremos de

salvar tan lamentable olvido de Marx exponiendo a la

luz del marxismo las condiciones concretas en que se des-

arroll la titnica lucha de la Independencia.La Revolucin Francesa haba puesto en movimiento

todas las fuerzas progresivas de la humanidad civilizada

en la tarea de crear estados nacionales con una organiza-

cin basada en el desarrollo del capitalismo. En su pri-

mitivo impulso, apoyado por las masas revolucionarias11


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en forma enrgica y decidida, los ideales democrticos

burgueses se mantuvieron en su prstina pureza. Ms tar-

de el cansancio de las masas dio nacimiento a Napolen,

que signific una transaccin con el viejo rgimen aun-

que siempre con predominio burgus para, al caer ste

en 1815, entronizarse la reaccin encarnada en la Santa

Alianza. El zar de Rusia apoy al rey de Prusia y al em-

perador de Austria; stos a los Borbones establecidos en

el trono de Francia y ste por medio de un ejrcito casienteramente francs y al mando del duque de Angulema

aplast sangrientamente la Revolucin Liberal espaola

restableciendo en el trono el absolutismo de Fernando VII.

El ocano que mediaba entre Espaa y sus colonias de

Amrica y los inmensos desiertos de stas, impidieron quela contrarrevolucin se expresara militarmente en las

guerras de la Independencia.

Militarmente aunque no polticamente. Todas esas va-

cilaciones, traiciones e incongruencias que tanto sorpren-

den a Marx fueron comunes a todos los hroes de laIndependencia en mayor o menor grado. El general Paz

nos cuenta en sus Memorias cmo Manuel Belgrano en

el transcurso de los pocos aos que mediaron entre 1810

y la cada de Napolen se haba transformado en sus

ideas, en sus modales y hasta en su vestido. El antiguo

general democrtico, espada de los ideales de la Asam-blea del ao XIII, manifestaba tendencias aristocrati-

zantes e inclinaciones monrquicas. El general San Mar-

tin fue acusado de aspirar al trono del Per y sus ene-

migos lo llamaban habitualmente el rey Jos.

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Es que la revolucin americana haba surgido como

una consecuencia de los profundos cambios econmicos

y polticos de Europa en general y de Espaa en par-

ticular. Aplastada la Revolucin en sus lugares de ori-

gen, las antiguas colonias de Amrica quedaron libradas

a su destino. Desesperadamente buscaron los patriotas

un eje, un centro aglutinante que les permitiera afrontar

las nuevas realidades, adaptndose a la poltica triun-

fante en Europa. Revolucin burguesa sin burguesa:sin capitalismo y sin medios de comunicacin, unidas

slo en la comunidad de origen, de idioma, de religin

y aspiraciones.

El general San Martn al serle ofrecido el gobierno

despus de la guerra con Brasil, declar en una cartafamosa que siendo necesaria la subsistencia de uno solo

de los partidos en lucha, era necesario sacrificar a los

dems. La Patria dijo ms o menos puede exigirme

todo, incluso la vida, pero no puede pedirme que le sa-

crifique mi honor transformndome en el verdugo de mis

compatriotas. Dignas palabras y respetable posicin quelo llev a terminar su vida en el exilio.

Bolvar no opin lo mismo. O las circunstancias no le

dieron la alternativa para elegir. Eso es todo. Se aferr

a la unidad continental; ms tarde, a la unidad Gran

Colombiana, para despus de incontables luchas y sacri-ficios fracasar en el plano poltico y personal. He arado

en el mar, confes con amargura rindiendo su vida en

plena madurez.

En una proclama famosa fechada en Chile en 1819, el

general San Martn haba propuesto la unin de los13


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exvirreynatos del Ro de la Plata y Per y de la Capi-

tana General de Chile en una gran Confederacin que

comprendera a las actuales Argentina, Chile, Per, Bo-

liva, Paraguay, Uruguay y Ecuador. Estos ideales eran

comunes a los patriotas. Para advertir sto basta leer el

Himno Nacional Argentino con todas sus estrofas. Himno

que era en esa poca la cancin comn a todas las col-

nias espaolas al punto que en las memorias de un via-

jero ingls se expresa el estupor que le caus or cantaren el istmo de Panam a los negros esclavos: Od mor-

tales el grito sagrado: libertad, libertad, libertad.

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Estos ideales unificatorios que se encarnaron en Mon-

teagudo (secretario poltico de San Martn, y desapare-

cido ste, de Bolvar), carecan de una base econmica y poltica cierta para su concrecin. Mientras subsisti el

entusiasmo de la guerra contra los godos, los ejrcitos

patriotas constituyeron el verdadero partido de la Re-

volucin, vivero y fermento de esos ideales y su fuerza

material. Pero a medida que se disipaba el peligro espa-ol, los intereses regionales predominaban y el proceso

de disolucin se agudizaba. Bolvar senta que todo su

inmenso poder se desmoronaba, que sus ideales perecan

e intent apuntalarlos apoyndose en las fuerzas conser-

vadoras: la Iglesia Catlica y el Imperio Britnico. Mu-

chos de sus antiguos amigos y partidarios lo acusaron dehaber traicionado sus primitivos ideales democrticos.

Quienes lucharon a su lado afirman que en el corazn

de Bolvar permaneci siempre encendida la llama del

patriotismo y del desinters, y que sus cambios ideolgi-

cos estuvieron motivados en concretas y precisas finali-


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dades polticas. Dejemos para futuros psiclogos la dilu-

cidacin de esta espinosa cuestin. Bstenos sealar que el

hbil poltico que era Bolvar no pudo dejar de advertir

los inmensos males que se avecinaban para Amrica La-

tina. Con constituciones perfectas escritas en el papel y

con una realidad social hecha de prepotencia, miseria,

humillacin y muerte. Realidad que en muchas partes

todava hoy, desgraciadamente, sigue siendo la misma.

Era posible una salida ms favorable a los intereses de-mocrticos nacionales y a la lucha por evitar la balcani-

zacin siguiendo los lineamientos marcados por Bolvar?

El campo de las conjeturas histricas es muy amplio. El

ejemplo de Rosas en nuestro pas y de tos Lpez en Pa-

raguay, que tanta polmica suscitan, no nos alientan aempearnos en esta tarea.

Triste destino el de nuestras patrias sojuzgadas e ideo-

lgicamente sometidas al imperialismo! En momentos en

que el mundo de hoy reivindica las figuras de Ivn el Te-

rrible y Pedro el Grande, nosotros debemos defender a

nuestros hroes que encarnaron una Revolucin Demo-

crtica, de las acusaciones ms ridculas. Basta cruzar la

cordillera para asombrarnos de la deformacin de la

figura de San Martn. No es necesario llegar hasta Ve-

nezuela, donde recientemente se lo ha acusado por una

alta autoridad de haber falsificado deliberadamente unacarta bajo los efectos de los alcaloides. No entraremos en

estos nauseabundos entresijos en que se solazan tantos

pigmeos de cerebro deformado. Sealemos solamente que

en un sitio de honor en el despacho del general San Mar-

tn en su exilio estaba colgado el retrato de Bolvar15


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como expresin concreta y elocuente del respeto y ad-

miracin que le profesaba. Ninguna otra razn de ndole

material poda existir que no fuera sta: el aprecio de

un grande de Amrica hacia un hermano de luchas e

ideales.

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El inters del trabajo de Marx escrito para la Enciclo-

pedia Britnica se acrecienta por los insospechados as-

pectos psicolgicos y polticos que muestra. No de Bo-

lvar, por supuesto, sino del propio Marx. Demuestra

que ni an el ms grande de los sabios y polticos y

Marx era un genio puede permanecer al margen de las

corrientes ideolgicas del ambiente en que vive. As

como Marx moj su pluma en el desprecio y el odio

hacia Napolen III, el rival de Inglaterra, silenci los as-pectos repugnantes de la reina Victoria y su reinado. sa

era la corriente y a ella se pleg. De la misma manera, los

ideales de unidad latinoamericana eran una mala pala-

bra en la Inglaterra victoriana. Y su encarnacin en la

figura de Bolvar hacia necesaria la denigracin de ste.

Tal vez todos los materiales que llegaban a sus manos de

estudioso tendan a rebajar su figura y con ellos bos-

quej un Bolvar que si puede ser verdadero por lo que

dice, es una monstruosa deformacin por lo que calla.

No vamos a hacerle el agravio a Marx de atribuirle el

pensamiento despectivo tan comn en Europa en el siglo XIX hacia Sudamrica. Para juzgar al hroe de

estos pobres diablos sudamericanos no es necesario el

marxismo. Con la moral basta. No. Simplemente escri-

bi rpidamente una biografa de encargo con los mate-

riales que tuvo a mano, resultndole antiptica la figura


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de Bolvar por su parbola reaccionaria, sin tener en

cuenta sus implicaciones polticas. Los estudiosos de Am-

rica Latina deben completar el trabajo de Marx a la luzde los principios que l mismo sentara tan brillante-

mente.

El ideal bolivariano de la unidad de Amrica Latina

permaneci siempre como un rescoldo sagrado en el co-

razn de los ms puros hijos de esta tierra y tiene hoy

nueva vida en grandes masas de Amrica Latina. Los

errores de Bolvar, sus vacilaciones, sus inconsecuencias,

sus traiciones si se quiere, forman un inmenso material

virgen para comprender la realidad de nuestras luchas

pasadas. Que servirn de slido cimiento para las luchas

venideras.

S. LPEZ MONTENEGRO.

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I

PRIMEROS TIEMPOS

Bolvar y Ponte, Simn el Libertador de Co-lombia, naci en Caracas el 24 de julio de 1783 ymuri en San Pedro, cerca de Santa Marta, el 17de diciembre de 1830. Perteneca a una de las fa-milias mantuanas1, que constituan la nobleza

criolla en la poca de la dominacin espaola enVenezuela. De acuerdo a la costumbre de los ame-ricanos ricos de aquel tiempo, fue enviado a Euro-pa a la temprana edad de 14 aos. De Espaa pasa Francia, y residi en Pars por espacio de variosaos. En 1802 se cas en Madrid y volvi a Vene-zuela, donde su esposa falleci sbitamente de fie-bre amarilla. Despus de enviudar visit Europapor segunda vez, asistiendo en 1804, a la corona-cin de Napolen como emperador y a su investi-dura de la Corona de Hierro de Lombarda en

1805. En 1809 regres a su pas y a pesar de lasinsistentes solicitudes de su primo Jos Flix Ribasse neg a participar en la revolucin que estall

1 Las mujeres de las castas aristocrticas eran las nicas que enVenezuela podan usar manto largo. De donde les vino el nombre

de mantuanas.

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en Caracas el 19 de abril de 1810; pero ya produ-cido el levantamiento, acept una misin en Lon-dres, con el objeto de comprar armas y gestionarla proteccin del gobierno britnico. Aparente-mente bien acogido por el marqus de Wellesley,entonces ministro de Relaciones Exteriores, no ob-tuvo otra cosa que la autorizacin para exportararmas pagndolas al contado y cargadas con fuer-

tes derechos.

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II

NUEVAMENTE EN AMRICA

Al volver de Londres se retir nuevamente a lavida privada, hasta que, en setiembre de 1811, elGeneral Miranda, a la sazn comandante en jefede las fuerzas revolucionarias de mar y tierra, lepersuadi de que aceptase el grado de Teniente

Coronel de su Estado Mayor y el mando de PuertoCabello, la fortaleza mejor equipada de Venezue-la. Los prisioneros espaoles de guerra, traslada-dos por orden de Miranda a Puerto Cabello paraser encerrados en la ciudadela, lograron dominara la guardia, atacndola por sorpresa, y aduearse

de la Ciudadela. Aunque los espaoles estabandesarmados, mientras que l dispona de una nu-merosa guarnicin y de vastos depsitos de mate-riales, Bolvar se embarc precipitadamente du-rante la noche, junto con ocho oficiales, y sin infor-mar de su partida ni a sus propias tropas, lleg al

amanecer a la Guayra y se retir a su haciendade San Mateo. La guarnicin, al enterarse de lafuga de su comandante, abandon en buen ordenla plaza, que fue inmediatamente ocupada por losespaoles al mando de Monteverde. Este episodio

inclin la balanza a favor de Espaa y oblig a Mi-23


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randa a suscribir, con la autorizacin del Congre-so, el tratado de Victoria, del 26 de julio de 1812,que restableca en Venezuela el dominio de Es-paa.

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III

EL GENERAL MIRANDA

El 30 de julio lleg Miranda a la Guayra conel propsito de embarcarse en un buque britnico.Mientras visitaba al comandante de la plaza, co-ronel Manuel Mara Casas, se encontr con ungrupo de gente, del que formaban parte don Mi-guel Pea y Simn Bolvar, quienes le disuadieron

para que se quedara, al menos por una noche, enel domicilio de Casas. A las dos de la madrugada,cuando Miranda se hallaba profundamente dor-mido, Casas, Pea y Bolvar penetraron en su dor-mitorio con cuatro soldados armados, se apode-

raron de su espada y de su pistola, y luego, desper-tndolo, le dieron sbita orden de levantarse yvestirse, le pusieron grillos y lo entregaron a Mon-teverde, quien lo remiti a Cdiz donde muridespus de algunos aos de cautiverio.

Este acto, realizado so pretexto de que Miranda

haba traicionado a su pas con la capitulacin deVictoria, vali a Bolvar el especial favor de Mon-teverde, al extremo de que cuando solicit su pa-saporte, Monteverde manifest que la solicituddel coronel Bolvar debe satisfacerse como recom-

pensa al servicio prestado al Rey de Espaa al en-25


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tregar a Miranda. Fue as autorizado a embar-carse con destino a Curasao, donde permaneciseis semanas siguiendo luego viaje, en compaade su primo Ribas, a la pequea Repblica deCartagena. Desde antes que llegara, gran cantidadde soldados, de los que haba servido a las rdenesde Miranda, arribaron a Cartagena. Ribas lespropuso emprender una expedicin contra los es-

paoles de Venezuela y aceptar a Bolvar comocomandante en jefe. La primera parte de la pro-posicin fue acogida con entusiasmo; la segunda,recibida con frialdad, si bien finalmente aceptadacon la condicin de que Ribas fuese segundo co-mandante. A los 300 hombres as alistados bajo

las rdenes de Bolvar, el presidente de la Rep-blica de Cartagena, don Manuel Rodrguez Torri-ces, agreg otros 500 al mando de su primo Ma-nuel Castillo. La expedicin parti en los prime-ros das de Enero de 1813. Habiendo surgido de-savenencias entre Bolvar y Castillo acerca delmando supremo de las tropas, el segundo abando-n sbitamente el campo, con todos sus granade-ros. Bolvar, por su parte, resolvi seguir el ejem-plo de Castillo y volverse a Cartagena, pero Ribasconsigui convencerle de que siguiera la ruta em-

prendida por lo menos hasta Bogot, en donde ala sazn tena su asiento el Congreso de NuevaGranada. All fueron muy bien recibidos, hallan-do el mayor apoyo en todos los rdenes y ascendi-dos a generales por el Congreso.

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IV

DICTADOR DE VENEZUELA

Despus de dividir el pequeo ejrcito en doscolumnas, se pusieron en marcha, por distintoscaminos, hacia Caracas. Cuanto ms avanzaban,ms aumentaban sus efectivos; los excesos de cruel-dad de los espaoles actuaban en todas partes co-

mo agentes del reclutamiento a favor del ejrcitode los independizadores. La capacidad de resisten-cia de los espaoles se hallaba quebrantada, pri-mero porque las tres cuartas partes de sus soldadoseran nativos y a cada encuentro se pasaban al ad-versario; y segundo por la cobarda de sus gene-

rales que, como Tiscar, Cagigal y Fierro, a cadamomento desertaban de su propia tropa. Por ellopudo darse el caso de que Santiago Mario, un joven ignorante, lograra desalojar a los espaolesde las provincias de Cuman y Barcelona, justa-mente en el momento en que Bolvar avanzaba a

travs de las provincias occidentales. La nica re-sistencia seria de parte de los espaoles fue la quesufri Ribas, quien no obstante derrot al Gene-ral Monteverde en Lostaguanes, y le oblig a en-cerrarse en Puerto Cabello con el resto de sus tro-

pas. Al tener noticia de que se acercaba Bolvar,27


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el General Fierro, gobernador de Caracas, le en-vi parlamentarios proponindole una capitula-cin que qued concertada en Victoria; pero Fie-rro, invadido por un sbito pnico y sin aguardarsiquiera el regreso de sus emisarios, abandon se-cretamente la plaza, durante la noche, dejando ams de 1.500 espaoles a merced del adversario.Bolvar fue entonces recibido con una apoteosis.

De pie sobre un carro de triunfo, arrastrado pordoce seoritas vestidas de blanco y adornadas conlos colores nacionales, todas elegidas entre las me- jores familias de Caracas, con la cabeza descubier-ta, en uniforme de gala, con un bastoncillo en lamano, Bolvar fue paseado durante media hora,

desde la entrada de Caracas hasta su residencia.Habindose proclamado Dictador y Libertadorde las Provincias Occidentales de Venezuela Mario haba asumido el ttulo de Dictador delas Provincias Orientales estableci la orden del

Libertador, cre un cuerpo de tropas escogidasbajo la denominacin de Guardias de Corps y serode de una especie de Corte. Pero, como la ma-yora de sus coterrneos era incapaz de cualquieresfuerzo prolongado; y su dictadura no tard enconvertirse en una anarqua militar, dentro de la

cual los asuntos ms importantes estaban en manosde favoritos, que esquilmaban la hacienda pblicay luego recurran a medios odiosos para restau-rarla.

El reciente entusiasmo popular se convirti as

en descontento, y las dispersas fuerzas enemigas28


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tuvieron ocasin de rehacerse. Mientras que en los

primeros das de agosto de 1813, Monteverde se

hallaba encerrado en la fortaleza de Puerto Cabe-

llo y el ejrcito espaol estaba reducido a la pose-

sin de una estrecha faja de tierra en la regin

Noroeste de Venezuela, tres meses ms tarde o

sea en diciembre el prestigio del Libertador se

haba desvanecido y la propia Caracas estaba ame-

nazada por la repentina aparicin en sus cercanasde los espaoles victoriosos, al mando del General

Boves. A fin de fortalecer su poder vacilante, Bo-

lvar reuni, el 1 de enero de 1814, una Junta,

formada por los vecinos ms influyentes de Cara-

cas, ante quienes declar que no deseaba soportar

por ms tiempo los sinsabores de la dictadura.Hurtado de Mendoza, por su parte, sostuvo, en un

largo discurso, la necesidad de que el supremo

poder continuase en las manos del General Bol-

var hasta que el Congreso de Nueva Granada pu-

diese sesionar y Venezuela unirse bajo un gobier-no. La proposicin fue aceptada por la Junta y

la dictadura qued as revestida de una especie de

sancin legal. La guerra contra los espaoles conti-

nu durante algn tiempo bajo la forma de esca-

ramuzas, sin ventaja decisiva para ninguno de los

contendientes. En junio de 1814, Boves, concen-trando sus fuerzas, avanz desde Calabozo hasta

La Puerta, donde los dos dictadores, Bolvar y Ma-

rio, se haban reunido, se encontr con ellos, y

orden un ataque inmediato. Tras alguna resis-

tencia, Bolvar huy a Caracas, mientras Mario29


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desapareca rumbo a Cuman. Puerto Cabello y

Valencia cayeron en manos de Boves, quien desta-

c dos columnas (una de ellas a las rdenes del

coronel Gonzlez), disponiendo que avanzaran, por

distintas rutas sobre Caracas. Ribas intent en va-

no impedir el avance de Gonzlez. El 17 de julio

de 1814, al rendirse Caracas a Gonzlez, Bolvar

evacu la Guayra, orden que la flota saliera para

Cuman y se retir con el resto de sus tropas sobreBarcelona. Despus que Boves derrot a los insu-

rrectos en Anguita, el 8 de agosto de 1814, Bolvar

abandon secretamente, la misma noche, a sus tro-

pas para dirigirse apresuradamente y por caminos

desviados, hacia Cuman, donde, malgrado las ai-

radas protestas de Ribas, se embarc en el Bian-chi1, junto con Mario y algunos oficiales. Si

Ribas, Pez y los otros generales hubieran seguido

a los dictadores en su fuga, todo se habra perdido.

Tratados como desertores por el General Arismen-

di a su arribo a Juan Griego, en la isla Margaritay habiendo recibido orden de partir, se hicieron

nuevamente a la mar rumbo a Carpano, de don-

1 Tal como est redactado el original ingls, que la traduccin

respeta, es aqu confuso. Bianchi era el jefe de la flota republicana

y un cnico aventurero que al refugiarse Bolvar en sus naves le

exigi la parte gruesa del botn que el libertador arrastraba con-

sigo: contribuciones forzosas, saqueos de iglesias, etc. La lucha por

el botn en el puerto de Cuman; la persecucin a Bianchi que

consigui alzarse con la presa, y la reconquista de una parte del

botn, es otro episodio elocuente que quiz hubiese merecido media

lnea de Marx en esta biografa descarnada.

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de, habiendo encontrado anlogo recibimiento departe del coronel Bermdez, pusieron proa haciaCartagena. All, a fin de atenuar su fuga, publica-ron una Memoria de Justificacin, redactadacon ampulosa fraseologa. Habiendo participadoen un complot contra el gobierno de Cartagena,Bolvar tuvo que abandonar esa pequea repbli-ca y seguir viaje a Tunja, donde sesionaba el Con-

greso de la Repblica Federal de Nueva Granada.

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V

EN BOGOT

Por ese entonces la provincia de Cundinamarcaestaba a la cabeza de las provincias independientesque se resistan a formar parte del bloque federalde Nueva Granada, mientras Quito, Pasto, SantaMarta y otras provincias permanecan an en ma-

nos de los espaoles. Bolvar, llegado a Tunja el22 de noviembre de 1814, fue designado por elCongreso, Comandante en Jefe de las fuerzas fe-derales, recibiendo la doble misin de obligar alPresidente de la Repblica de Cundinamarca areconocer la autoridad del Congreso, y de marchar

luego sobre Santa Marta, nico puerto de marfortificado que los espaoles an conservaban enNueva Granada. El primer encargo no fue difcilde cumplir, ya que Bogot, capital de la provin-cia desafecta, era una ciudad indefensa. A pesarde la capitulacin de la ciudad, Bolvar permiti

que sus soldados la saquearan durante 48 horas.En Santa Marta el general Montalvo, no dispo-niendo sino de una dbil guarnicin inferior a200 hombres y de una fortaleza en psimo estadode defensa, tena ya apalabrado un buque francs,

a fin de asegurar su propia fuga. Los vecinos de la33


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ciudad, por su parte, enviaron un mensaje a Bo-lvar comunicndole que tan pronto como apare-ciera ante la ciudad, abriran las puertas y expul-saran a la guarnicin. Pero Bolvar, en vez demarchar contra los espaoles de Santa Marta co-mo se lo haba ordenado el Congreso, se dej lle-var por su rencor a Castillo, comandante de Car-tagena y tom sobre s la responsabilidad de con-

ducir sus tropas contra esa ciudad, que formabaparte integrante de la Unin Federal. Rechazado,acamp en La Papa, colina situada a tiro de fusilde Cartagena, y coloc un pequeo can, por to-da batera, contra una plaza que dispona aproxi-madamente de 80 caones. Posteriormente convir-

ti el sitio en un bloqueo, que se prolong hastalos primeros das de mayo sin otro resultado queel de reducir sus efectivos, por enfermedades o de-serciones, de 2.400 hombres a unos 700. Entretanto una gran expedicin espaola, procedentede Cdiz y a las rdenes del General Morillo, lle-gaba a la isla Margarita el 25 de marzo de 1815,reforzaba considerablemente la guarnicin de San-ta Marta y se adueaba poco despus de la propiaCartagena.

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VI

LUIS BRION

Poco antes, el 10 de mayo del mismo ao, Bo-lvar se haba embarcado rumbo a Jamaica, en unbrig ingls, en compaa de unos doce de susoficiales. Llegado a ese punto de refugio, publicuna nueva proclama, presentndose como vctima

de alguna faccin o enemigo secreto y justificandosu fuga ante los espaoles como una renuncia almando, en obsequio a la paz pblica. Durante 8meses que dur su permanencia en Kingston, losgenerales que haban quedado en Venezuela y elGeneral Arismendi en la isla Margarita, defendie-

ron tenazmente el suelo de su pas contra las ar-mas espaolas. Ribas, de quien derivaba el pres-tigio de Bolvar, haba sido muerto por los espa-oles despus de la toma de Maturn, y su puestofue ocupado por otro hombre de capacidad toda-va mayor, y que no pudiendo desempear, por

su condicin de extranjero, una funcin propia enla revolucin sudamericana, decidi actuar bajolas rdenes de Bolvar. Ese hombre era Luis Brin.Para ayudar a los revolucionarios, haba zarpadode Londres hacia Cartagena en una corbeta de 24

bocas de fuego, equipada en buena parte a su pro-35


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pia costa, y llevando un cargamento de 14.000 ar-mas y gran cantidad de pertrechos militares. Ha-biendo llegado demasiado tarde para ser til all,volvi a zarpar hacia Cayos, Hait, donde muchospatriotas emigrados haban buscado refugio des-pus de la rendicin de Cartagena. Tambin Bo-lvar haba partido en ese entonces de Kingstonhacia PortauPrince, donde, bajo su formal pro-

mesa de emancipar a los esclavos, haba recibidodel presidente de Hait, Petin, el ofrecimientode importantes elementos para una nueva expedi-cin contra los espaoles de Venezuela. En Cayosse encontr con Brin y con numerosos emigrados,y en una asamblea general se propuso a s mismo

como jefe de la nueva expedicin reuniendo ensus manos los poderes civiles y militares solamentehasta que pudiese reunirse un congreso general.La mayora acept esas condiciones y la expedicinse hizo a la mar el 16 de abril de 1816, teniendoa Bolvar como comandante y a Brin como al-mirante.

Llegados a la isla Margarita, Bolvar logr im-

ponerse a Arismendi, comandante de la isla, quien

haba logrado confinar a los espaoles al pequeo

reducto de Pampatar. Con la formal promesa de

Bolvar de convocar a un congreso nacional enVenezuela, tan pronto como hubiera dominado el

pas, Arismendi convoc una Junta en la catedralde la Villa del Norte, y pblicamente proclam

a Bolvar Comandante en jefe de las repblicas

de Venezuela, y Nueva Granada. El 31 de mayo36


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de 1816, Bolvar desembarc en Carpano, pero

no se atrevi a impedir que Mario y Piar se sepa-

raran de l y llevaran, por su propia cuenta, una

campaa contra Cuman. Debilitadas sus fuerzas

por esa separacin, y aconsejado por Brin, se hizo

a la mar rumbo a Ocumare, donde lleg el 3 de

julio de 1816 con una flota de 13 buques, de los

cuales slo 7 estaban armados. Su ejrcito consta-

ba de 650 hombres, que aumentaron a 800 por laincorporacin de negros ex esclavos, cuya emanci-

pacin haba decretado. Al llegar a Ocumare, pu-

blic una nueva proclama, prometiendo exter-

minar a los tiranos y convocar al pueblo para

que designe sus diputados al Congreso. Mientras

avanzaba en direccin a Valencia, se encontr nolejos de Ocumare, con el general espaol Morales,

al frente de una tropa de unos 200 soldados y 100

milicianos. Al ver que las ecaramuzas con la tropa

de Morales haban dispersado su vanguardia, Bo-

lvar, segn un testigo presencial, perdi toda pre-sencia de nimo y sin pronunciar palabra volvi

grupas rpidamente, escap a toda carrera hacia

Ocumare, atraves el pueblo al galope, lleg has-

ta la baha prxima, baj del caballo, salt a una

lancha y se embarc a bordo del Diana, y orde-

n a toda la escuadra que lo siguiera a la isla deBonaire, dejando a todos sus compaeros sin nin-

guna posibilidad de ayuda. Los reproches y ex-

hortaciones de Brin le indujeron a unirse nueva-

mente a los otros jefes en la costa de Cuman;

pero como fue recibido con acritud y amenazado37


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por Piar con hacerlo juzgar por un tribunal mili-

tar, por traidor y cobarde, volvi rpidamente a

partir a Cayos. Despus de una labor de variosmeses, Brin consigui finalmente persuadir a la

mayora de los jefes militares, que sentan la nece-

sidad de un centro, aunque ms no fuere nominal,

a que volvieran a llamar a Bolvar y lo nombra-

ran General en Jefe con la expresa condicin de

que convocara el Congreso y no interviniese en laadministracin civil. El 31 de diciembre de 1816

Bolvar lleg a Barcelona con las armas, municio-

nes y pertrechos suministrados por Petin. El 2

de enero de 1817 se le uni Arismendi; y el 4 del

mismo mes Bolvar proclam la ley marcial y asu-mi en su persona todos los poderes; pero apenas

cinco das ms tarde, habiendo cado Arismendi

en una emboscada tendida por los espaoles, el

dictador huy a Barcelona. Las tropas se concen-

traron en esa poblacin, y Brin remiti all fusi-

les y refuerzos, con los cuales pudo Bolvar dis-

poner de un nuevo ejrcito de 1.100 hombres. El

15 de abril Barcelona fue tomada por los espao-

les y las fuerzas patriotas tuvieron que hacerse

fuerte en la Casa de la Misericordia, edificio aisla-

do de la poblacin, en torno al cual, por orden deBolvar, se cavaron trincheras, proteccin absolu-

tamente inapta para proteger contra un ataque

serio a una guarnicin de 1000 hombres. Bolvar

abandon el puesto en la noche del 5 de abril, in-

formando al coronel Freites, en quien deleg el38


29/48

mando, que iba en busca de nuevas fuerzas y que

pronto volvera. Confiado en esa promesa, Freites

rechaz un ofrecimiento de capitulacin y despus

del asalto fue asesinado, junto con toda la guarni-

cin, por los espaoles.

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30/48

VII

PIAR

Piar, un hombre de color, nativo de Curasao,concibi y llev a cabo la conquista de las provin-cias de la Guayana. El almirante Brin sostuvo laempresa con sus barcos de guerra. Evacuadas yatodas las provincias por los espaoles, Piar, Brin,Zea, Mario, Arismendi y otros, convocaron un

congreso en Angostura, el 20 de julio, y pusieronun triunvirato al frente del Poder Ejecutivo.Brin, que aborreca a Piar y se interesaba pro-fundamente por Bolvar, en cuyo xito haba com-prometido su gran fortuna, logr que este ltimo

fuera designado miembro del tiunvirato a pesarde no estar presente. Al recibir la noticia, Bolvarabandon su retiro y se dirigi a Angostura, don-de estimulado por Brin, disolvi el Congreso yel triunvirato, reemplazndolos por un SupremoConsejo de la Nacin del que se nombr jefe, y

designando directores a Brin y a Antonio Fran-cisco Zea, el primero a cargo de la rama military el segundo de la poltica.

Piar, el conquistador de la Guayana, que ya unavez lo haba amenazado con hacerlo juzgar por

una Corte Marcial, como desertor, no ahorraba41


31/48

sarcasmos acerca del Napolen de las retiradas;y Bolvar forj rpidamente un plan para librarsede l. Bajo la acusacin de haber conspirado con-tra los blancos, participado en un complot contrala vida de Bolvar y aspirado al poder supremo,Piar fue conducido ante un Consejo de Guerrapresidido por Brin, y declarado culpable, se leconden a muerte, siendo fusilado el 16 de octu-

bre de 1817. La ejecucin de Piar llen de terrora Mario. Consciente de su insignificancia sin elconcurso de Piar, Mario en una carta abyecta,calumni pblicamente a su amigo asesinado, im-plor gracia para sus propios conatos de rivalidadcon el Libertador y se confi a las inagotables

reservas de magnanimidad de Bolvar.

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VIII

SANTANDER

La conquista de la Guayana por Piar haba cam-biado por completo a favor de los patriotas la si-tuacin, puesto que ese slo territorio suminis-traba ms recursos que todas las otras provinciasde Venezuela juntas. Por ello todo el mundo es-

per que la nueva campaa anunciada por Bol-var en una nueva proclama, tendra por resultadola expulsin definitiva de los espaoles. El primerboletn, que al referirse a algunas partidas espa-olas que forrajeaban al retirarse de Calabozo,las presentaba como ejrcitos que huyen ante

nuestras tropas victoriosas, no fue ciertamenteredactado para disipar esas esperanzas. Para hacerfrente a unos 4.000 espaoles, cuya concentracinordenada por Morillo todava no se haba hechoefectiva, Bolvar dispona de ms de 9.000 hom-bres perfectamente armados y equipados y provis-

tos con todo lo necesario para la guerra. A pesarde ello, a fines de mayo de 1818 llevaba perdidascerca de doce batallas y todas las provincias si-tuadas al Norte del Orinoco. Debido a la formaen que dispersaba a sus fuerzas, stas aunque su-

periores, eran siempre parcialmente derrotadas.43


33/48

Dejando la direccin de la guerra a Pez y otrossubordinados, Bolvar se instal en Angostura. Lasdefecciones se sucedan unas a otras y todo parecaencaminarse a un fracaso completo. En este mo-mento crtico, una nueva combinacin de sucesosafortunados cambi el aspecto de las cosas. En An-gostura, Bolvar encontr a Santander, nativo deNueva Granada, quien le pidi elementos para

hacer una incursin en ese territorio, cuya pobla-cin estaba lista para un levantamiento generalcontra los espaoles.

Bolvar satisfizo en cierta medida las demandasde Santander, y al mismo tiempo empezaron allegar de Inglaterra fuertes auxilios en hombres,barcos y municiones, y oficiales ingleses, franceses,alemanes y polacos comenzaron a afluir a Angos-

tura. Por ltimo el Dr. Germn Roscio, tristemen-te impresionado por la declinante fortuna de larevolucin sudamericana, adopt una actitud re-

suelta, se impuso moralmente a Bolvar y le indujo a reunir, el 15 de febrero de 1819, un CongresoNacional, demostrndose que ese solo nombre te-na fuerzas suficientes como para crear un ejrcitode 14.000 hombres, con lo que Bolvar se encon-tr en condiciones de volver a la ofensiva. Los ofi-

ciales extranjeros le sugirieron el plan de hacerun amago de ataque contra Caracas para liberara Venezuela del yugo espaol e inducir a Morilloa concentrar sus fuerzas en Venezuela desguarne-

ciendo a Nueva Granada, y entonces Bolvar se

volvera sbitamente hacia el Oeste y, en unin44


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con las guerrillas de Santander, marchara sobre

Bogot. Ejecutando ese plan, Bolvar sali de An-

gostura el 24 de febrero de 1819, despus de nom-brar a Zea presidente del Congreso y vicepresi-

dente de la repblica durante su ausencia. Por

las maniobras de Pez, Morillo y La Torre fueron

derrotados en Achaguas y hubieran quedado des-

hechos si Bolvar hubiese unido sus tropas a las

de Pez y Mario. De cualquier modo, las victo-rias de Pez trajeron como resultado la ocupacin

de la provincia de Marima, con lo que Bolvar te-

na abierto el camino a Nueva Granada. Todo

preparado por Santander, las tropas extranjeras,

compuestas principalmente por ingleses, decidie-

ron el destino de Nueva Granada en las sucesivas

victorias ganadas el 1, el 23 de julio y el 7 de

agosto en la provincia de Tunja. El 12 de agosto

Bolvar entr triunfalmente en Bogot, en tanto

que los espaoles, contra quienes se haban suble-

vado todas las provincias de Nueva Granada, seencerraban en la ciudad fortificada de Mompox.

Dejando reglamentado el funcionamiento del

Congreso de Nueva Granada y al General Santan-der como Comandante en jefe, Bolvar march

hacia Pamplona en donde gast ms de dos meses

en bailes y fiestas. El 3 de noviembre lleg a Mon-tecal, Venezuela, punto que haba indicado a los

jefes patriotas para que se unieran a sus tropas.

Con un tesoro de casi dos millones de pesos, su-

ministrado por la poblacin de Nueva Granada

por medio de contribuciones forzosas, y con una45


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fuerza disponible de casi 9.000 hombres la terce-

ra parte de los cuales eran ingleses, irlandeses, ha-

noverianos y otros extranjeros bien disciplinados

Bolvar deba hacer frente a un enemigo despro-

visto de toda clase de recursos y reducido a unafuerza nominal de 4.500 hombres, los dos tercios

de los cuales eran nativos y no podan por lo tanto

inspirar confianza a los espaoles. Al retirarse Mo-

rillo de San Fernando de Apure en direccin aSan Carlos, Bolvar le sigui hasta Calabozo, de

manera que ambos estados mayores enemigos es-

taban a slo dos das de marcha uno de otro. Si

Bolvar hubiera avanzado resueltamente, la fuer-

za europea de su ejrcito habra bastado para ani-

quilar a los espaoles; pero prefiri prolongar laguerra cinco aos ms.

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IX

LTIMAS CAMPAAS

En octubre de 1819 el Congreso de Angosturahaba obligado a Zea, nombrado por Bolvar, a re-nunciar a su cargo y elegido en su reemplazo aArismendi. Al recibir esa noticia Bolvar marchcon su legin extranjera hacia Angostura, sorpren-di a Arismendi, cuya fuerza se reduca a 600 na-tivos, lo deport a la isla de Margarita y devolvia Zea los honores de su cargo. El Dr. Roscio, fasci-nndole con las perspectivas de un poder centra-lizado, le indujo a constituir la Repblica de Co-lombia, que comprenda los territorios de Nueva

Granada y Venezuela, estableciendo una constitu-cin, redactada por Roscio, para el nuevo Estadoe instituyendo un Congreso comn para ambosterritorios. El 20 de enero de 1820 se hallaba deregreso en San Fernando de Apure. El sbito re-tiro de la legin extranjera, ms temida por los

espaoles que un ejrcito de colombianos diez ve-ces superior, haba proporcionado una nuevaoportunidad a Morillo para reunir refuerzos mien-tras que, por otra parte, la noticia de que se estabaorganizando en Espaa una formidable expedi-

cin al mando del General ODonnell, levantaba47


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el decado espritu de los espaoles. No obstantedisponer de fuerzas muy superiores, Bolvar se in-geni para no hacer nada durante la campaa de1820. Entretanto llegaba de Europa la noticia deque el levantamiento de la isla de Len habafrustrado la anunciada expedicin de ODonnell,En Nueva Granada, 15 de las 22 provincias ha-ban adherido al gobierno de Colombia y los es-

paoles slo conservaban la fortaleza de Cartagenay el istmo de Panam. En Venezuela, 6 de las 8provincias obedecan a las leyes de Colombia.Esa era la situacin, pero Bolvar se dej seducirpor Morillo y entr en negociaciones que tuvie-ron por resultado el concertamiento de una tregua

de 6 meses, suscrita en Trujillo el 24 de noviem-bre de 1820. En la tregua no se hizo mencin al-guna de la Repblica de Colombia, a pesar deque el Congreso haba expresamente prohibidola conclusin de pacto alguno con el jefe espaol

en tanto ste no hubiera reconocido la indepen-dencia de la Repblica. El 17 de diciembre, Mo-rillo, que ansiaba desempear una funcin en Es-paa, se embarc en Puerto Cabello, delegando elmando supremo en Miguel de La Torre; el 10 demarzo de 1821, Bolvar notific por carta a de La

Torre que las hostilidades recomenzaran al expi-rar un plazo de 30 das. Los espaoles tenan unafuerte posicin en Garabobo, poblacin situadaaproximadamente a mitad de camino entre SanCarlos y Valencia; pero La Torre, en vez de con-centrar all la totalidad de sus fuerzas, reuni slo


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su primera divisin compuesta por unos 2.500 in-fantes y 1.500 jinetes, mientras que Bolvar dispo-na de 6.000 infantes entre ellos 1.100 hombresde la legin inglesa y de 3.000 llaneros a caballobajo las rdenes de Pez. Sin embargo, la posicindel enemigo pareci tan formidable a Bolvar, quepropuso a su Consejo de Guerra negociar un nue-vo armisticio, idea que rechazaron sus subalter-

nos. A la cabeza de una columna formada princi-palmente por la legin britnica, Pez siguiendoun atajo, efectu un movimiento destinado a en-volver el ala derecha del enemigo. Ante el xitode esa maniobra, La Torre fue el primero de losespaoles en huir a la carrera, no parando hasta

llegar a Puerto Cabello, donde se encerr con elresto de sus tropas. Puerto Cabello se hubiese ren-dido tambin si el ejrcito victorioso hubieraavanzado rpidamente, pero Bolvar perdi eltiempo en exhibirse en Valencia y Caracas. El 21

de setiembre de 1821 la fortaleza de Cartagena serindi a Santander, Los ltimos hechos de armasen Venezuela, la accin naval de Maracaibo enagosto de 1823 y la rendicin de Puerto Cabelloen julio de 1824, fueron obra de Padilla. La su-blevacin de la isla de Len, que impidi la par-

tida de la expedicin de ODonnell, y el concursode la legin britnica, haban inclinado de unamanera ostensible la balanza a favor de los colom-bianos. El Congreso colombiano reunido en C-cuta, inici sus sesiones en enero de 1821, el 30de agosto public una nueva constitucin y cuan-


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do Bolvar intent una vez ms renunciar, renovsus poderes. Habiendo firmado la nueva Constitu-cin, Bolvar fue autorizado para emprender(1822) la campaa de Quito, provincia a la cualse haban retirado los espaoles despus de ser de-salojados del istmo de Panam por un levanta-miento general de la poblacin. Esta campaa,que tuvo por resultado la incorporacin de Quito,

Pasto y Guayaquil a la Repblica de Colombia,fue nominalmente conducida por Bolvar y el ge-neral Sucre, pero los pocos xitos obtenidos se de-bieron a los oficiales britnicos, tales como el co-ronel Sands.

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X

BOLIVIAPERCOLOMBIA

Durante las campaas de 1823 y 1824 contra losespaoles, Bolvar no conserv ni siquiera las apa-riencias de la jefatura y, dejando al General Sucretodas las tareas militares, se dedic por su partea hacer entradas triunfales, a publicar manifiestos

y promulgar constituciones. Por medio de su guar-dia de corps colombiana, manej los votos delCongreso de Lima que el 10 de febrero de 1823,le transfiri la dictadura mientras se aseguraba lareeleccin como presidente de Colombia con unnuevo intento de renuncia. Su posicin se haba

fortalecido en el nterin con el reconocimientodel nuevo estado por parte de Inglaterra y con laconquista del Alto Per por Sucre, que hizo deese territorio una repblica independiente conel nombre de Bolivia. En ese pas, donde impera-ban las bayonetas de Sucre, Bolvar dio rienda

suelta a su propensin al poder arbitrario, institu-yendo el Cdigo Boliviano, imitacin del C-digo Napolen. Su plan era trasplantar ese C-digo de Bolivia al Per y de all a Colombia, man-teniendo en sujecin a los dos primeros pases por

medio de las tropas colombianas y a Colombia51


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por medio de la Legin Extranjera y de los solda-dos peruanos. Valindose de la fuerza combinadacon la intriga, logr imponer al menos por algu-nas semanas, su cdigo al Per. Presidente y Li-bertador de Colombia, protector y dictador delPer, padrino de Bolivia, Bolvar haba llegadoa la cspide de su fama.

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XI

CADA DE BOLVAR

Entretanto haba surgido en Colombia un se-rio antagonismo entre los centralistas o bolivaris-tas y los federalistas, rtulo este ltimo bajo elque se ocultaban los enemigos de la anarqua mi-litar, coaligados con los militares rivales de Bol-var. Habiendo el Congreso, a instigacin de Bo-lvar, propuesto el enjuiciamiento de Pez, vice-presidente de Venezuela, este ltimo se sublevabiertamente contra el Congreso, apoyado e im-pulsado secretamente, por el propio Bolvar queprecisaba insurrecciones a fin de tener un pretex-

to para abolir la constitucin y reasumir la dicta-dura. A su regreso del Per trajo junto con suguardia de corps a 1.800 soldados peruanos, apa-rentemente para luchar con los federales rebeldes.Sin embargo, al encontrarse con Pez en PuertoCabello no slo le confirm en el mando de Ve-

nezuela y public una proclama de amnista alos rebeldes, sino que se puso abiertamente de suparte y persigui a los defensores de la Constitu-cin, asumiendo los poderes dictatoriales por undecreto dado en Bogot el 23 de noviembre de

1826. En el ao 1827, a partir del cual empieza53


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la declinacin de su poder, logr reunir un Con-greso en Panam, con el aparente objeto de insti-tuir un nuevo cdigo democrtico internacional.Llegaron plenipotenciarios de Colombia, Brasil,La Plata, Bolivia, Mjico, Guatemala, etc. Lo queen realidad se propona Bolvar era hacer de todaAmrica del Sur una repblica federal de la quel sera dictador. Mientras daba as rienda suelta

a sus sueos de vincular medio mundo a su nom-bre, ese poder efectivo se le escapaba rpidamentede las manos. Al tener conocimiento de sus pre-parativos para introducir el cdigo boliviano, lastropas colombianas destacadas en el Per promo-vieron una violenta insurreccin. Los peruanos

eligieron al general Lamar presidente de la rep-blica, ayudaron a los bolivianos a expulsar a lastropas e incluso iniciaron una victoriosa guerracontra Colombia, finalizada por un tratado queredujo a Colombia a sus lmites primitivos, esta-

bleciendo la igualdad de ambos pases y separan-do sus respectivas deudas. El Congreso de Ocao,convocado por Bolvar con miras a modificar laConstitucin en favor de su poder discrecional,inici sus sesiones el 2 de marzo de 1828 con unaartificiosa exposicin en la que se insista sobre

la necesidad de dar nuevos poderes al ejecutivo.Cuando se hizo evidente que el proyecto de re-formas a la Constitucin saldra de la Convencinmuy distinto de como fue presentado, los par-tidarios de Bolvar abandonaron sus bancas dejando sin quorum a la asamblea que automtica-

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mente dej de existir. Desde una residencia rural

situada a algunas millas de Ocaa, Bolvar publi-

c otra manifiesto pretendiendo que se le excu-

sara de la actitud de sus partidarios, pero al mis-

mo tiempo atacaba a la Convencin, incitaba a

las provincias a adoptar medidas extraordinarias

y se declaraba dispuestos a soportar una vez ms

la carga del poder que sobre l pudiera recaer.

Bajo la presin de sus bayonetas, asambleas popu-lares reunidas en Caracas, Cartagena y Bogot

adonde se haba trasladado Bolvar, le invistie-

ron nuevamente con el poder dictatorial. Una ten-

tativa de asesinarlo en su propio dormitorio, a la

que pudo escapar saltando por la ventana en ple-

na noche y permaneciendo agazapado bajo unpuente, le permiti introducir y mantener por

algn tiempo una especie de terrorismo militar.

Sin embargo se guard de tocar a Santander a pe-

sar de que haba participado en el complot, en

cambio conden a muerte al general Padilla, cuyaculpabilidad no se prob en modo alguno, pero

que como era hombre de color no poda hacer

una seria resistencia. En 1829 las violencias fac-

ciosas conturbaban a la Repblica y Bolvar, en

un nuevo manifiesto a sus conciudadanos les invit

a manifestar francamente sus deseos en cuanto alas modificaciones a introducir en la Constitucin.

Una asamblea de notables reunida en Caracas le

contest denunciando pblicamente su ambicin,

poniendo al desnudo las deficiencias de sus ges-

tiones administrativas y proclamando la separa-55


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cin de Venezuela, a cuya cabeza colocaron al Ge-

neral Pez. El Senado de Colombia sostuvo a Bol-

var, pero en diferentes puntos del pas estallaron

nuevas insurrecciones. Despus de haber dimitido

por quinta vez en enero de 1830, Bolvar acept

de nuevo la presidencia y sali de Bogot para

hacer la guerra a Pez en nombre del Congreso.

A fines de marzo de 1830 avanz al frente de 8.000

hombres, tom Caracuta, que se haba sublevado,y retrocedi a la provincia de Maracaibo, donde

le esperaba Pez al frente de 12.000 hombres. Tan

pronto como Bolvar se enter que Pez pensaba

combatir seriamente se debilit su valor. Por un

momento pens incluso en someterse a Pez, re-

belndose contra el Congreso; pero, desaparecidala influencia de sus partidarios en el Congreso,

se vio obligado a presentar su renuncia, sabiendo

que esta vez tendra que atenerse a ella y de que

se le asegurara una pensin anual con la condi-

cin de que se marchase al extranjero. Envi sudimisin al Congreso el 27 de abril de 1830. Pero

con la esperanza de recuperar el poder, ya que

se haba iniciado un movimiento de reaccin con-

tra Joaqun Mosquera, el nuevo presidente de Co-

lombia, Bolvar se retir de Bogot muy lenta-

mente consiguiendo con distintos pretextos, pro-longar su permanencia en San Pedro hasta fines

de 1830, fecha en que dej de existir repentina-

mente.

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XII

RETRATO DEL LIBERTADOR

DucoudreyHolstein traza de l este retrato: Si-mn Bolvar mide cinco pies y cuatro pulgadasde estatura, su cara es alargada, sus mejillas hun-didas y la tez parduzca y lvida. Los ojos, de tama-o mediano, se hunden profundos en su cabeza,coronada por escaso cabello. El bigote le da un

aspecto sombro y feroz, especialmente cuando seapasiona. Todo su cuerpo es flaco y descarnado.Tiene el aspecto de un hombre de 65 aos. Cuan-do camina, mueve continuamente los brazos. Nopuede andar mucho a pie, pues se fatiga pronto.Le gusta la hamaca, en la que se tiende o se sienta.

Tiene sbitas explosiones de resentimiento, e ins-tantneamente se convierte en un demente; searroja en la hamaca y prorrumpe en imprecacio-nes y blasfemias contra cuantos le rodean. Tienepropensin a lanzar sarcasmos sobre las personasausentes, no lee sino literatura francesa de carc-ter ligero, es un jinete consumado y le gusta conpasin el vals. Le agrada escucharse hablar y pro-nunciar brindis. En la adversidad, y privado detoda ayuda exterior, parece como exento de pa-siones y violencias de temperamento. Entonces

se vuelve suave, paciente, dcil y hasta sumiso. En57


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buena parte oculta sus defectos bajo la urbani-dad de un hombre educado en el llamado beau-monde, posee un talento asitico para el disimu-lo y conoce a los hombres mucho mejor que lagran mayora de sus compatriotas.

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XIII

LA POSTERIDAD

Por un decreto del Congreso de Nueva Grana-da, los restos mortales de Bolvar fueron traslada-en 1924 a Caracas, habindose erigido all un mo-numento en su memoria. Vase: Histoire de Bo-lvar, par le general Ducoudrey, Holstein, conti-nue jusqua sa mort par Alphonse Viollet, Pa-

rs 1831; Memoirs of General John Miller (inthe service of the Republic of Per) ; Col. Hippis-leys, Account of his Jorney of the Orinoco,London, 1819.

Documents

Marx Bolivar[1]