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¡Venga Tu Reino! MANUAL DE FORMACION DOCTRINAL ©COPY RIGHT Todos los derechos reservados Centro de Promoción Integral, A.C.

Manual de formación doctrinal

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¡Venga Tu Reino!

MANUAL DE FORMACION DOCTRINAL

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Índice

Tema 1: Naturaleza de la Catequesis 2 Tema 2: Mi Vida y Dios 6 Tema 3: Creo en Dios Padre 11 Tema 4: Dios Creador 14 Tema 5: El Pecado original 19 Tema 6: La caída 24 Tema 7: La Biblia 28 Tema 8: Historia de la Salvación: El Diluvio Universal 31 Tema 9: Historia de la Salvación: Abraham, Nuestro Padre en la fe 36 Tema 10: Historia de la Salvación: Esaú Y Jacob, José y sus hermanos 41 Tema 11: Historia de la Salvación: Moisés, Institución de la Pascua 44 Tema 12: Historia de la Salvación: Moisés, lucha por la libertad 49 Tema 13: Jesucristo, Dios hecho Hombre 53 Tema 13 A: Infancia y vida oculta de Jesús 56 Tema 14: Creo En Jesucristo 61 Tema 15: Vida Pública de Jesús 66 Tema 16: Proceso a Jesús 71 Tema 17: La Resurrección de Jesús 74 Tema 18: Ascensión y juicio final 78 Tema 19: El Espíritu Santo 83 Tema 20: La Iglesia Católica 87 Tema 21: La Misericordia Divina 91 Tema 22: Los Santos en la Iglesia 97 Tema 23: La Virgen María en la Iglesia 99 Anexo: Técnicas de Acción Grupal, Preparación de Pláticas

Conferencia o Plática 105 Foto-palabra 110 Poster 111 Disco-Forum 111 Panel 112 Socio-drama 113 Mesa redonda 113 Entrevista 114 Lluvia de Ideas 115 Encuesta 116 Debate 116 Audiovisual 116

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TEMA 1: NATURALEZA DE LA CATEQUESIS

“Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación.” Mc. 16, 15

Este manual tiene como objetivo doctrinal general: profundizar

en los misterios que contienen nuestra Profesión de Fe, el Credo. Y un objetivo vivencial general: una guía para los misioneros en los

temas que se deberán impartir en las misiones, adecuándolos a los distintos grupos a quienes se les impartirán.

Muchos misioneros sienten que su labor de llevar la Palabra de Dios

a los demás es muy compleja y difícil, buscan recetas prácticas para solucionar los obstáculos que puedan presentarse.

No es posible tener una lista de recetas puesto que el ser humano es

libre y por ello, actúa de diferentes maneras. Esto hace que en ocasiones, se presenten problemas de disciplina en niños, falta de participación en los adultos, o parezca imposible la conversión de alguna persona.

Lo que sí es posible, es que el misionero tenga una buena formación

de base y conozca lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer al impartir una plática. No se puede manejar un coche, sin subirse a él.

Por ello veremos lo que es la evangelización y la catequesis, cómo

prepararla, y los diferentes métodos para impartirla, principios catequéticos, y cómo preparar las sesiones de catequesis.

1. Evangelización y catequesis: Evangelización: es la comunicación del Evangelio y que

implica llevar el mensaje, no sólo de palabra, sino también con la oración, el apostolado, la vida de gracia, fruto de la participación en los sacramentos, y con el testimonio. Es decir, es la labor que realiza la Iglesia para llevar el Evangelio a todos los hombres.

La evangelización sólo es posible con la libre apertura de cada hombre ante el mensaje que Dios quiere comunicarle y únicamente se lleva a cabo con la gracia de Dios que comunica su palabra y su fuerza. (Jn. 20, 21-23; Jn. 16, 12-15; 2Tes. 2, 13).

El evangelizador por excelencia es Dios: Las personas, como agentes humanos, sólo son colaboradores de

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Dios. Para ello, es necesario que un evangelizador ore y asista con frecuencia a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía. Debe ser fiel al mensaje, no tratar de interpretarlo subjetivamente.

Primera evangelización: es la primera presentación del mensaje evangélico y que tiene como objetivo provocar la conversión a Cristo, de quien todavía no se sabe llamado por Dios a seguir a su Hijo. Es muy necesaria, pues sin ella no podemos educar en la fe.

Catequesis: es la profundización en el mensaje evangélico para educar la fe, no es la presentación inicial del mensaje. En la actividad pastoral, es una forma de acción que pretende llevar a la madurez en la fe, lograr alcanzar un conocimiento más profundo y más vivo de Dios. Es el medio para captar y descubrir el Plan de Dios en la propia vida.

La acción de la catequesis se orienta a proporcionar todos los conocimientos necesarios para que el creyente viva cristianamente.

La evangelización y la catequesis están protagonizadas por personas que deben dar un gran testimonio. Para ello es muy importante llevar una vida espiritual sólida.

Los mensajes deben de estar dirigidos a la inteligencia para aceptarlos con la voluntad, para tener en cuenta las dos dimensiones de la fe que deben educarse: la objetiva o recepción del mensaje cristiano y la subjetiva o aceptación del mensaje.

2. Elementos fundamentales:

Finalidad: la parte más importante es la que decide el

tema que se debe tratar, podríamos decir, que es la meta que queremos conseguir. La meta de un viaje es la que marca el camino que debemos seguir.

No hay que olvidar que debe de haber dos objetivos en cada charla: lograr que se reciba el mensaje evangélico en la inteligencia y lograr que la voluntad lo acepte.

Contenido: es la doctrina o mensaje que transmitimos para lograr el objetivo que deseamos. Hay que tener cuidado de no preocuparse tanto por el contenido que olvidemos la finalidad que buscamos.

Destinatarios: son aquellas personas a las cuales va dirigido el mensaje. Hay que tener muy en cuenta a los destinatarios, sus edades, su condición social, sus problemáticas, sus conocimientos. El contenido será

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siempre igual, pero el destinatario no es el mismo, se necesita adaptar según el destinatario.

Método: conjunto de principios que orientan la selección de objetivos, medios y contenidos. El uso de varios mecanismos que ayudan a conseguir un fin y que funcionan en armonía. El método no es lo más importante, sino la meta. Un método que no lleva a la meta no es un buen método. Tiene que responder a las necesidades del objetivo, del contenido a transmitir y del destinatario a quien se dirige.

3. Principios catequéticos generales: La catequesis debe ser fiel a Dios y fiel al hombre:

somos fieles a Dios transmitiendo toda su doctrina, y a los hombres aceptando sus valores culturales, adecuándonos a su ritmo de crecimiento en la fe, ayudándole a superarse integralmente.

La catequesis debe transmitir las dos dimensiones de la fe: la fe se logra recibiendo el mensaje de Dios en la inteligencia y aceptándolo con la voluntad. La catequesis no debe convertirse en cultura religiosa, ni tampoco en una simple motivación nacida de experiencias espirituales.

La buena catequesis es adaptación e inculturación: hay que adaptar el mensaje evangélico a un grupo social. No se puede cambiar el mensaje, pero lo que sí se puede es unir el Evangelio y la cultura de un pueblo.

La catequesis debe incorporar activamente al cristiano en la vida de la comunidad: aumentar su compromiso apostólico.

La catequesis debe formar la vivencia litúrgica: debe hacer que el cristiano participe conscientemente en la liturgia.

La catequesis debe educar la fe atendiendo todas las facultades de la persona: inteligencia, voluntad, memoria, reavivar experiencias.

La catequesis debe llevar a consecuencias prácticas: crecimiento espiritual, participación litúrgica, compromisos sociales, comportamientos morales rectos, etc.

La catequesis debe lograr la autoconvicción de la fe: seguridad personal que se adquiere al hacer propio un valor evangélico. La fe es la adhesión consciente a Cristo y a su Iglesia.

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Cómo preparar una charla o reunión 1. Principios generales:

Está absolutamente prohibido improvisar. Esto lleva al fracaso. Debemos preparar las reuniones con anticipación y dedicación.

Preguntarnos, a quién nos vamos a dirigir: ¿A quién

vamos a transmitir el mensaje? ¿Son jóvenes, o niños, o adultos? ¿Cómo son? ¿Qué necesidades tienen? En base a la respuesta, debemos optar por la manera de llevarla a cabo.

Definir el objetivo de la sesión: Siempre debemos determinar con claridad el fin que se persigue en cada reunión. ¿Qué quiero lograr con esta actividad?

Deben diferenciarse el objetivo doctrinal (lograr la comprensión y asimilación del mensaje cristiano) y el objetivo vivencial (cambio que se busca en la vida del destinatario).

Establecer el enlace entre el contenido y los destinatarios: normalmente una experiencia o una inquietud que tienen los oyentes.

Establecer los puntos esenciales del contenido: los puntos que forman el esqueleto del contenido doctrinal.

Fijar la dinámica del inicio de la sesión: lograr envolver a los destinatarios en el tema.

Leer sobre el tema que vamos a desarrollar, y precisar los datos que vamos a presentar: no se trata de leer mucho, sino de seleccionar lo esencial, para disponer de muchos recursos para exponer con viveza y atracción los temas.

Preparar materiales necesarios: mapas, audiovisuales, cartulinas, gráficas, posters, etc.

Optar por el método: Debemos de optar por el método más adecuado y adaptar nuestro lenguaje a cada auditorio.

Elegir la técnica: Elegir con acierto la técnica de acción grupal que con mayor eficacia nos ayude a comunicar nuestro mensaje.

Elaborar un esquema escrito del contenido: Consejo práctico: Escribir el esquema de las ideas con una pluma azul,

que nos demuestre la explicación Escribir con pluma roja la dinámica de inicio, los

ejemplos o experiencias y las técnicas que se van a usar.

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Todo en la misma hoja, para poder ver si tenemos muchos espacios azules o rojos, si las técnicas se concentran en una sola parte. De esta manera se puede acomodar o completar contenidos y experiencias de manera equilibrada.

TEMA 2: MI VIDA Y DIOS

Objetivo doctrinal: Explicar a los alumnos cómo podemos llegar a conocer a Dios y a

comunicarse con Él. Objetivo vivencial:

Que los alumnos valoren la necesidad de tener apertura e interés para encontrar y acercarse a Dios. Enlace:

El deseo de conocer a Dios se encuentra dentro del corazón del hombre, desde un principio el hombre ha buscado a Dios. Dinámica:

Preguntar a los alumnos sobre Dios. Ejemplos: ¿Dios existe? ¿Seguro? ¿Cómo es Dios? ¿Cómo sabemos que no

estamos equivocados? ¿En la actualidad todos los hombres llegan a conocer a Dios?

¿Por qué sí? ¿Por qué no? ¿Hay quienes niegan la existencia de Dios?

Puntos doctrinales a desarrollar:

La persona humana tiene el deseo de Dios porque fue creada por Dios y para Dios y sólo en Él encontrará el hombre su verdadera felicidad.

A través de los siglos vemos como en todos los tiempos los hombres, en todas las religiones, han profesado una fe en algún Dios, esto es un hecho histórico que nadie puede negar.

Reflexionando vemos como podemos llegar a entender por la razón y por la experiencia que Dios existe.

Razón: capacidad para conocer, inteligencia humana, capacidad para entender, para juzgar y argumentar; pensamiento.

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Experiencia: capacidad de captar internamente la realidad, los sucesos o vivencias de la persona frente al mundo exterior, o a otras personas, o a uno mismo.

Después de definir el significado de estas palabras, pedir a los alumnos que den un ejemplo de cada una. El descubrimiento de la existencia de Dios se puede realizar por varios caminos:

Por la creación: si observamos lo que existe a nuestro

alrededor, vemos como todo trabaja perfectamente. Ej. los planetas, las constelaciones, el cuerpo humano que es una máquina perfecta, las plantas, los animales, etc. Lo que nos lleva a la conclusión que el mundo tuvo un principio. “Nada existe sin que alguien le haya dado el ser”. Nada aparece por sí sólo. Todo tiene una causa y la causa primera de todo es Dios.

Por la conciencia: el hombre en su interior puede descubrir que existe una ley moral que hay que respetar, que lo llama a hacer el bien y evitar el mal. Y descubre que esta ley moral no es una fabricación suya, ni de otras personas, puede que alguien haya ayudado a conocerla, pero no la inventó. Esta ley inscrita en el hombre, lo hace más humano cuando la cumple y si llega a romperla se siente inhumano. Ej. Cuando se da una ayuda a un amigo o un consejo bueno, siente haber actuado bien, pero cuando se mata a alguien o se roba siente haber actuado mal.

Por la historia: todos los pueblos, en todas las épocas, en todas partes del mundo han dado testimonio de un dios y lo han calificado como creador y causa del mundo y sus cosas. Ej. Tláloc, dios de la lluvia, etc.

Por la Biblia: libro inspirado por Dios que nos descubre las experiencias de hombres que conocieron la presencia de Dios.

Por la Iglesia: que nos anuncia el mensaje de Dios y nos da el testimonio fiel de muchas buenas personas que nos hacen aceptar la existencia de Dios.

Por experiencias en nuestro interior: muchas veces experimentamos de manera muy íntima la presencia de Dios, aunque no la hayamos buscado. Sabemos que algo que sucede es obra de un Ser Superior.

El deseo de inmortalidad, hace que el hombre rechace la idea de

terminar en la nada, en el vacío, en el olvido, lo que lo lleva a la conclusión de que debe haber un Ser que no termina nunca, que sea eterno y que le asegure su esperanza de inmortalidad

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Estas pruebas de la existencia de Dios no son pruebas matemáticas,

son argumentos convincentes que permiten llegar racionalmente a la convicción de la existencia de un Dios Omnipotente, Bueno y Creador. DIOS SE DA A CONOCER

Dios Creador, nos ha dado la capacidad de llegar a conocerlo, sí con

la razón podemos descubrir a Dios, con su ayuda podemos llegar a conocer algo acerca de quién es Dios y cómo es.

Dios siempre nos busca, no nos deja solos porque sabe que nuestra

inteligencia es limitada, que es poco lo que puede conocer. Para ello se manifiesta, se nos revela.

Revelación: manifestación de Dios que hace al hombre sobre Él

mismo y sus designios. La Revelación le llega al hombre por lo que está escrito en la Biblia,

por la Tradición oral que es el mensaje de Cristo que se transmitió de generación en generación, de boca en boca, y por el Magisterio de la Iglesia, que es el encargado de enseñarnos la Revelación.

El conjunto de hechos y palabras, por medio de los cuales, durante

siglos, Dios ha manifestado a los hombres su Ser y su Plan de Salvación, se llama Historia de la Revelación. Con la persona, la doctrina y la obra de Jesucristo se termina la Revelación. (Jn. 14, 9.)

La sola Revelación no es suficiente para nuestra mente, necesitamos

el don de la fe, que es la capacidad sobrenatural que Dios le da al hombre para aceptar su palabra y cumplir su voluntad, aunque su contenido no pueda ser completamente comprendido y demostrado por la razón humana.

Con todo esto de manera imperfecta podemos descubrir que: Dios es Creador. Es el principio y fin de todo. Nuestros

padres nos transmiten la vida, pero Dios la crea. Dios es Padre. Una de las enseñanzas centrales de

Cristo. Dios es Amor. Dios no necesita de nosotros, sí nos da

vida es porque busca nuestro bien. Todos los días nos demuestra su amor infinito.

Dios es Misericordioso. Siente compasión de los hombres y sus debilidades. Parábola del Hijo Pródigo (Lc. 15, 11-32).

Dios es Salvador. Él se revela como alguien que viene a salvar al hombre del mal, del pecado.

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LA COMUNICACIÓN CON DIOS Dios es quien le da sentido a nuestra vida. Nosotros debemos

proponernos la tarea de buscar, conocer y unirnos a Dios, de buscar su Plan para cada uno, en Él encontramos nuestro propio destino, la fuerza y el valor para hacer algo que nos cuesta mucho trabajo.

Jesucristo nos dejó la oración, entre otros muchos, como medio para

lograr la intimidad con Dios. Orar es comunicarse con Dios, es establecer una relación íntima de

amistad con Él, es dialogar con Él y realizar lo que pida. Por ella conocemos más a Dios y lo amamos.

Existen varios tipos de oración: adoración: alabar, proclamar la grandeza, la bondad de

Dios (Sal 104, 2). agradecimiento: para darle gracias (Sal 110). petición: pedir un beneficio, un don, una gracia (Sal 26,

11). satisfacción: para pedir perdón por los propios

pecados, hacer penitencia para enmendarse. (Sal 50). individual: en privado. colectiva: actos de culto externo en conjunto (por

ejemplo, la Misa). Para una buena oración se necesita fe, confianza, amor, humildad,

perseverancia y aceptación de la voluntad de Dios en nuestra vida. Para ello hay que dedicar espacios exclusivos para comunicarse con Él, escucharlo, platicarle, hacer su voluntad. En la oración recibimos las luces necesarias para conocer mejor el camino hacia Dios y la fuerza para emprenderlo. Preguntas para reflexionar:

¿Cuándo veo el paisaje a mi alrededor, estoy

consciente de la presencia de Dios? ¿He tenido experiencias en mi interior, que me

demuestran la existencia de Dios? ¿Deseo conocer más a Dios o me conformo con lo que

ya se? ¿Trato de conocer el Plan de Dios para mi vida por

medio de la Revelación?

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¿Conozco lo que dice el Magisterio de la Iglesia, o solamente creo que toda la Revelación se encuentra en la Biblia?

¿Cómo es mi oración generalmente? ¿Acostumbro a darle gracias a Dios?

Aplicaciones en la vida diaria:

Observar en las cosas que nos rodean para reconocer

la existencia de Dios. Rezar un Padre Nuestro en familia.

Actividades sugeridas:

Dividir en grupos a los asistentes y que analicen entre sí

momentos en que han descubierto la presencia de Dios en sus vidas.

Leer alguna de las lecturas bíblicas sugeridas. Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 27 -35; 1703,

1730 - 1776; 2559. Gaudium et Spes no. 19. Rm 1, 20, Rm 2, 14 ss, Hech 14, 14 -16; 17, 26-29; Sal,

8; Sal 139; Mt 6, 9, 1Jn 3, 1; 1Jn 4 y 5; Mt 7, 11; Rm 5, 8-10; Jn 3, 16-17.

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TEMA 3: CREO EN DIOS PADRE

Objetivo doctrinal: Explicar la paternidad de Dios, y hablar sobre el amor infinito de Dios

por sus creaturas. Objetivo vivencial:

Que tomen conciencia de que deben dirigirse a Dios como Padre y Creador, como hijos y creaturas hechas por Él. Enlace:

Iniciar la sesión con un Padre Nuestro y un Ave María, motivándolos a ponerse en presencia del Señor.

Dios, uno y trino. Tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en un sólo Dios. Esto se nos hace difícil de entender, porque es uno de los grandes misterios de nuestra fe. Pensemos que es algo similar al fenómeno que sucede cuando tenemos la lluvia, el hielo y el vapor, todos son distintos, pero todo es agua o en una naranja, donde tenemos los gajos, el jugo y la cáscara, todo es naranja.

Él da la vida a los hombres, no somos parte de Dios como muchos afirman en la actualidad, sino creaturas hechas por Él y colaboradores en la obra de la creación.

Dinámica:

Preguntarse sí estoy consciente de ser hijo de Dios. ¿Me doy cuenta que fui creado por amor y para el amor? ¿Qué mi existencia depende de Dios? Puntos doctrinales a desarrollar:

Cuando rezamos el Credo, nuestra profesión de fe, comenzamos por

Dios, porque Dios es el Primero y el Último, el Principio y el Fin de todo. Se comienza por Dios Padre, porque Él es la Primera Persona de la Santísima Trinidad, iniciamos con la Creación del cielo y de la tierra, ya que la Creación es el comienzo y fundamento de todas las obras de Dios.

Dios es nuestro Padre, nos dio la vida, nos creó de la nada, y lo hizo

por amor. Dios ama infinitamente a todos y cada uno de los seres humanos, y nos llama a la existencia por su infinito amor.

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Al designar a Dios como Padre, lo hacemos en dos aspectos:

1. Dios es el origen de todas las cosas, creador de cuanto existe en el cielo y la tierra.

2. Como padre solícito que en su bondad, nos guía para cumplir nuestra misión y un día gozar de su compañía en el cielo.

Dios es un Padre estrechamente ligado a la existencia de sus hijos, que son frágiles y muchas veces ingratos, Él quiere que nos salvemos y que estemos con Él, por toda la eternidad. En el Antiguo Testamento, el hombre concebía a Dios, como un Dios lejano, y se relacionaba con Él como ser Todopoderoso, al que se obedecía con temor.

En el Nuevo Testamento, que es el que nos rige en la actualidad, Cristo nos revela a Dios como un Padre que nos da la vida, nos da la gracia y nos da la vida eterna. Él nos hace saber y sentir que ninguna de nuestras necesidades y nuestras tristezas le son indiferentes, y que siempre está al pendiente de nosotros como el Padre más cariñoso. Que todo cuanto viene de Dios Padre, aunque en determinados momentos nos pueda parecer duro y difícil, nos es enviado como una medicina, por el más sabio de los médicos, para nuestro propio bien; acompañando a Cristo en su pasión y muerte en la Cruz, que padeció por nosotros. Jesús a lo largo de toda su vida terrena, nos enseña a tratar a Nuestro Padre. De sus labios aprendieron sus discípulos el Padre Nuestro, que millones de personas habían de repetir tantas veces a lo largo de los siglos, en la que nos dirigimos a Dios llamándolo Padre, santificándolo y pidiendo por nuestras necesidades temporales y espirituales.

DIOS ES TODOPODEROSO

De todos los atributos divinos, sólo la omnipotencia de divina es

nombrada en el Credo: “Creo en un sólo Dios, PADRE TODOPODEROSO”.

Sabemos que Dios es Omnipotente, porque creemos que Dios ha

creado todo, lo rige todo y lo puede todo, en el Credo seguimos diciendo: “Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible”.

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Si Dios es todopoderoso en el cielo y en la tierra, es porque Él los ha hecho, por tanto nada le es imposible y dispone a Su Voluntad de su obra.

Dios manifiesta su Omnipotencia convirtiéndonos de nuestros

pecados y restableciéndonos en su amistad por la gracia. Aunque a veces es muy fácil dudar de la Omnipotencia de Dios,

debemos tener confianza en sus designios, y saber que todo sigue un Plan Divino, del que somos parte.

Muchas veces la fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta

en prueba cuando percibimos el mal y el sufrimiento. A veces nos puede parecer que Dios se encuentra ausente e incapaz para impedir el mal. Ahora bien, Dios Padre nos ha revelado su omnipotencia, de manera misteriosa, en la Resurrección de su Hijo y en la exaltación de Cristo. Es ahí donde el Padre desplegó el poder de su fuerza y manifestó “la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes” (Ef. 1, 19-22).

Sólo la fe puede hacernos partícipes de este misterio. De esta fe, la

Virgen María es el modelo supremo, Ella creyó que nada es imposible para Dios y proclamó las grandezas del Señor (Lc. 1, 49).

Para afianzar nuestra fe y nuestra esperanza, tenemos que estar

profundamente convencidos en nuestras almas de que nada es imposible para Dios.

De no ser por nuestra fe en que el amor de Dios es Todopoderoso,

nunca podríamos creer que el Padre nos ha podido crear, el Hijo salvar, y el Espíritu Santo santificar.

Preguntas para reflexionar:

¿Por qué llamamos a Dios Nuestro Padre? ¿Qué diferencia existe en la manera de relacionarse con

Dios, entre los hombres del Antiguo Testamento, y del Nuevo Testamento, después de la venida de Jesús?

¿Pensamos que Dios después de darnos la vida, nos olvida y se preocupa de nuestras necesidades?

¿Quién nos enseñó a llamar a Dios Padre? ¿En dónde nos lo enseñó? ¿Por qué creemos que Dios es Todopoderoso? ¿En dónde lo decimos?

Repetir con cuidado la primera parte del Credo.

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Aplicaciones en la vida diaria:

Acordarse que Dios es Nuestro Padre que nos ama y que todo lo

puede, para que cuando surjan los contratiempos, no nos desanimemos y para amarlo cada día más. Actividades sugeridas:

Dividir en grupos a los asistentes y que cada grupo

conteste una o dos preguntas del cuestionario. Lluvia de ideas sobre diferentes hechos en donde se

palpe el amor de Dios Padre y Dios Todopoderoso. Que los asistentes participen actuando o de otra forma,

en situaciones incomprensibles para las personas, pero que demuestren a Dios Padre Todopoderoso.

Escenificar el momento en que Cristo le enseña a los Apóstoles el PADRE NUESTRO.

Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 198-227; 268-

278; 303, 309, 1814; 1817. Jn. 1,3; Mt. 6, 9; 2Co. 12, 9; Gn. 49,24; Is.1, 24; 1Co. 2,

24-25.

TEMA 4: DIOS CREADOR

Objetivo doctrinal: Explicar la Creación, como parte del plan divino, la Creación no ha

terminado, somos partícipes de la obra de la Creación. Objetivo vivencial:

Considerarnos creaturas de Dios, parte de un Dios eterno, creaturas de materia mortal, con un alma inmortal. Enlace:

Iniciar la sesión con un Padre Nuestro y un Ave María, motivándolos a ponerse en presencia del Señor.

Veíamos en la clase anterior cómo Dios es nuestro Padre, que nos ama, que siempre estará junto a nosotros, a pesar de todas nuestras ingratitudes. No

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olvidemos que Dios es AMOR. Fuimos creados para el bien, y para que un día podamos reunirnos con Él en el Paraíso.

Dinámica:

Hacer preguntas, para que quede bien claro, que la historia de la Creación, forma parte del Génesis, llevar una Biblia y leer una parte del Génesis. Puntos doctrinales a desarrollar:

“Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y

vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo, pero el Espíritu de Dios se cernía sobre la superficie del agua” (Gen. 1,2).

Así inicia la Biblia, con la creación del mundo, en donde no había

nada, Dios crea el cielo y la tierra, antes sólo existía Dios, algo muy difícil de entender por nuestra mente.

El Evangelio de San Juan, se inicia diciendo: “Al principio era el

Verbo, y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios. Él estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Jn 1, 1-4).

Dios hizo todas las cosas mediante el poder de Su Palabra. Vemos en Gen. 1,3: “Dijo” = Pronunció una palabra.

Dios es el Creador de Todo. En el Génesis se nos relata cómo Dios

fue creando de la nada todo cuanto existe, el cielo, la tierra, los animales de la tierra, las aves, los peces, los árboles y sus frutos. La expresión de “el cielo y la tierra” en la Sagrada Escritura significa “todo lo que existe”. La tierra es el mundo de los hombres y el cielo es tanto, el firmamento, como el “lugar propio de Dios.”.

Este relato nos dice que Dios lo hizo todo en seis días. Pero, los seis

días que menciona la Biblia es un lenguaje simbólico, no es exactamente lo que los hombres entienden por seis días. Puede haberlo hecho en varias épocas, en varios años, etc. Si se mencionan seis días es para que sea más entendible a los hombres y nos quiere dar la enseñanza de que hay que trabajar seis días y descansar uno, y dedicarlo al Señor.

El Génesis nos dice en el relato en cada una de sus obras de los

“seis días” que Dios “vio que era bueno”. Por lo que podemos decir que todas las cosas son buenas, tienen un orden y la verdad. Por ello el hombre debe de respetar todas las cosas, para poder hacer buen uso de ellas. De

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otra manera, sería un desprecio al Creador y traería consecuencias nefastas para la humanidad.

Al final Dios crea al hombre, como el culmen de la creación. Nos dice

la Biblia “y vio que era muy bueno”, haciendo una diferencia entre las cosas y el hombre.

Dios crea al hombre de los mismos elementos de la tierra, pero con

un soplo divino que crea nuestra alma. Hizo al hombre a su imagen y semejanza.

Si reconocemos en Dios cómo el Creador de todo cuanto existe,

inmediatamente nos preguntamos: ¿Por qué Dios ha hecho este Universo, con todas las maravillas que podemos contemplar, y a nosotros los hombres?

La Sagrada Escritura, la fe cristiana, responden: POR AMOR. La creación es el primer fruto del amor de Dios.

Hay quienes niegan este hecho, ya sea porque sólo aceptan lo que

se puede explicar con la razón, el racionalismo, o los que piensan que el hombre es sólo materia, el materialismo, o la idea de que el hombre es producto de una evolución de la materia, olvidando que una causa material, no puede dar un efecto espiritual, el evolucionismo ateo, aquí no hay cabida para Dios. El panteísmo, una filosofía religiosa, considera que todo es Dios, y que los seres existentes son manifestaciones de Dios, no sus creaturas, típico de las religiones orientales.

Dios no tenía necesidad de crear nada. Por eso la creación es por

parte de Dios, un don gratuito y voluntario. Dios que es VIDA, GOZO, LUZ, ESPLENDOR, INFINITOS Y

ABSOLUTOS, ha amado y querido hacer conocer y participar de todo esto a otros seres distintos a Él, a los que llama a la existencia, para colmarlos de beneficios abundantes.

Dios le prepara al hombre un hogar muy disfrutable y todo cuanto

creó lo hizo para que el hombre lo pudiera gozar. Pero todo lo creado no es nada en comparación al hombre. Dios se complace en el hombre, que es su más grande creación. ¿Cómo creó Dios al Universo?

Lo creó libremente, porque quiso, no estaba obligado a

hacerlo. Pudo crear o no crear. Lo creó bueno. Dios no hace nada malo, el mal es fruto

del mal uso de la libertad del hombre.

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Lo creó en el tiempo. Tuvo un principio y no es eterno (Jn. 17, 5).

Dios, también creó a los ángeles, que son seres espirituales,

invisibles, excepcionalmente inteligentes y son los que: Alaban a Dios (Is. 6, 3; Ap. 4, 9; Mt. 26, 53; Hech. 8,26). Contemplan a Dios (Mt. 18, 10). Interceden por los hombres (Job. 33, 23; Heb. 1, 14). Adoran y sirven a Cristo (Heb. 1,6; Lc. 22, 43; Mc. 1,

13). Los ángeles no hacen milagros. Algunos de ellos se rebelaron contra

Dios y fueron arrojados al infierno porque quisieron ser como Dios. Estos son llamados demonios.

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Por ello

ocupa un lugar único en la creación, fue creado, es decir querido por Él, hombre y mujer y tiene la dignidad de ser persona, no es algo, sino alguien y esta dignidad nunca se pierde. Cada persona es un ser único e irrepetible.

Fue creado LIBRE, PERSONAL, RACIONAL, INDIVIDUAL,

COMPUESTO DE CUERPO Y ALMA Y DESTINADO POR DIOS a un fin único que es la participación de la vida divina.

Dios le da al hombre el aliento de vida, lo hace especial porque se

puede comunicar con Él. Tiene un origen, pero no es eterno, tiene un fin: que es volver a Él, somos creaturas del Amor de Dios.

Podemos ver el amor de Dios por el hombre, y también su deseo de

recibir el amor del hombre en forma libre y personal. La dignidad humana se manifiesta no sólo en las capacidades que lo

asemejan a Dios, sino también en su vocación y destino. El llamado = misión = vocación y el fin es vivir en amistad con Él y

dominar todo lo creado. Nos dio el gran don de la libertad para elegir entre el bien y el mal.

Pero, también nos ha dado la oportunidad de rechazarlo. Por eso la descripción de la creación concluye con el drama del

pecado original. En esto se encuentra el drama de todos los hombres, el rechazo del

hijo a este AMOR que se le dio gratuitamente.

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Manual de Formación Doctrinal

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Preguntas para reflexionar: ¿Dios tomó materia existente para crear el cielo y la

tierra y todo lo que ha sido creado? ¿Cómo juzgó Dios cuanto había hecho? ¿A quién entregó Dios todo lo creado para hacer buen

uso de ello y cuidarlo? ¿Cómo fue creado el hombre? Junto con la vida, ¿qué gran don le dio Dios al hombre? ¿Por qué es superior el ser humano? R. El ser humano es superior a cualquier otro ser,

porque tiene algo (alma, inteligencia, voluntad, etc.), que vienen directamente de Dios y que no poseen los animales, ni las plantas, ni las cosas.

Aplicación en la vida diaria:

Concientizarnos que las cosas creadas se deben

respetar, haciendo un uso correcto de ellas. Pensar que todo lo que Dios ha creado es bueno, es el

hombre quien, por el mal uso de su libertad, provoca el mal.

Actividades sugeridas:

Dividir a los asistentes en pequeños grupos para que

entre ellos discutan las preguntas anteriores y las contesten.

Preguntar características que sólo tienen los hombres. Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 279 - 280; 290 -

292; 325 - 330; 337 - 343. Gen. 1, ss; Sal. 8; Sal. 19, 2 -3; Jn. 17, 5; Is. 6, 3; Ap. 4,

9; Mt. 26, 53; Hech. 8,26; Mt. 18, 10; Job. 33, 23; Heb. 1, 14; Heb. 1,6; Lc. 22, 43; Mc. 1, 13.

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Manual de Formación Doctrinal

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TEMA 5: EL PECADO ORIGINAL

Objetivo doctrinal: Entender lo qué es el pecado original y los efectos que dejó.

Objetivo vivencial:

Desear hacer siempre lo que le agrada a Dios y evitar todo aquello que vaya en contra del Plan de Dios. Enlace:

Como vimos en la plática anterior, Dios hizo al hombre y lo hizo con una finalidad, no lo hizo porque sí, lo hizo para que viviera unido a Él en esta vida, y después de la muerte, por toda la eternidad. Dinámica:

Analizar para qué trabajamos, jugamos, rezamos. Hacer ver que también nosotros hacemos las cosas

porque creemos que será bueno para nosotros, que serán útiles.

Preguntar: ¿Por qué a veces hacemos cosas que no debemos?

¿Por qué nos peleamos? ¿Qué podemos hacer para evitar hacer cosas malas?

Puntos doctrinales a desarrollar: El Plan de Dios para los hombres es el fin para el cual Dios hizo al

hombre y la meta que el hombre debe alcanzar en su vida. Solamente si alcanzamos el fin para el que fuimos creados seremos

felices. Por ello es muy importante que lleguemos a descubrir el plan que Dios tiene para nuestra vida.

Los primeros hombres recibieron tres grandes regalos: la vida, podían no haber existido sin este don. el espíritu, podían haber existido, pero como plantas o

como animales. la gracia, podían haber vivido separados de Dios, pero

recibieron su amistad. A la presencia de Dios en el alma se le llama Gracia. También se

llama vida sobrenatural porque es superior a la vida natural.

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Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad. El

hombre como criatura espiritual, sólo puede vivir esa amistad en la forma de la libre sumisión a Dios.

¿Y por qué Dios quiso probar la obediencia de los hombres

poniéndoles leyes? La prohibición hecha al hombre sobre el comer del árbol del conocimiento del bien y el mal, expresa esa necesidad de amistad con Dios y su sumisión al Creador, evoca simbólicamente el límite infranqueable que el hombre, en cuanto criatura, debe reconocer libremente y respetar con confianza. El hombre depende del Creador, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad

El hombre, tentado por el diablo, permitió que la confianza hacia su

Creador muriese y abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre. En adelante, cada vez que se cometa un pecado será por desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.

A este pecado se le llama pecado original porque lo hicieron el primer hombre y la primera mujer creados por Dios.

En este pecado de desobediencia y soberbia, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, despreció a Dios. El hombre creado en un estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente divinizado por Dios en la gloria. Por la seducción del demonio quiso ser como Dios, pero sin Dios, y no según Dios.

La Biblia nos dice cómo la serpiente engañó a Adán y Eva. La serpiente representa al demonio, el enemigo de Dios, que desea que no se cumplan los planes de felicidad para el hombre, valiéndose de engaños y mentiras para lograrlo.

El demonio siempre hace invitaciones para hacer el mal. A esto lo llamamos tentación.

Eva escogió libremente comer del fruto prohibido, el demonio la engañó, pero no la obligó. El demonio no puede obligarnos a hacer algo malo, nosotros somos quienes escogemos entre el bien y el mal con nuestra libertad.

Adán y Eva al pecar y perder inmediatamente la gracia de la santidad original, tienen miedo de Dios de quien han concebido una falsa imagen, de un Dios celoso de sus prerrogativas.

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El pecado original dejó una mancha o una herida en la naturaleza humana. Todos los hombres que hemos nacidos después, nacemos con esta huella que nos hace débiles y más frágiles.

Por el pecado original los hombres perdieron la amistad con Dios, es

decir, la gracia. Por ello el hombre queda abandonado a sus propias fuerzas, inclinadas al mal.

El pecado original trae otras consecuencias: la ignorancia, es decir, la dificultad para conocer la

verdad. la malicia, es decir, la debilidad de la voluntad. el sufrimiento, a partir de ese momento el hombre tiene

que trabajar para obtener su alimento, sufre dolores, etc.

la muerte material. la concupiscencia, es decir, la inclinación al mal, la

satisfacción de sus instintos.

Dios, a pesar de haber sido rechazado por los primeros hombres, no dejó de amarlos. Y pensó como ayudarlos a salir del barranco en qué habían caído. En ese mismo momento les prometió un Salvador. Leer Gen. 3, 15

En las palabras que le dice a la serpiente están contenidas una

amenaza y una promesa, que muchos dicen es una referencia a la Virgen María, la Madre del Salvador.

Dios fue fiel a su amor cumpliendo su promesa. Para lograr llevar a cabo su plan de salvación Dios quiso que el

hombre aceptara libremente la salvación y para ello tenía que prepararse y Dios mismo lo ayuda durante siglos y siglos.

Para ello escoge un pueblo y con este pueblo inicia la Historia de la

Salvación, para preparar la llegada de su Hijo, Jesucristo. Se revela como el Dios Único y Verdadero, los ídolos son falsos,

llevan al pecado. Después les revela la Ley, es decir los Mandamientos, que son el

camino a seguir. Y por último se revela como un Dios interior, que libera al hombre

desde dentro.

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Una vez que el pueblo de Israel se encuentra preparado, Dios envía a Su Hijo a que con su Pasión Muerte y Resurrección nos recupere la posibilidad de nacer de nuevo a la gracia, siempre y cuando cumplamos con los requisitos que se nos piden. Preguntas para reflexionar:

¿Por qué Dios le dijo a Adán y Eva que no comieran del

fruto prohibido? ¿Qué sentimiento hizo que desobedecieran los primeros

hombres? ¿Que hizo la serpiente? ¿Que sintieron Adán y Eva después de pecar? ¿Qué es una tentación? ¿Qué consecuencias tuvo el pecado original?

Aplicación en la vida diaria:

Cumplir mis responsabilidades, tomando conciencia

que cuando lo hago estoy cumpliendo con el Plan de Dios para conmigo.

Buscar la ayuda de la gracia para que unida a mi esfuerzo, evite el pecado.

Actividades sugeridas:

Completar las siguientes frases: Después de cometer el pecado Adán y Eva sintieron

___________________. Adán y Eva __________________ el amor de Dios. El demonio trata de que perdamos la ____________

con Dios por medio del _________.

Relacionar las columnas: Dios ama a los hombres y les prometió un

Fruta prohibida Engaña constantemente

Se escondieron Lo que comieron Adán y Eva

Salvador Cuando pecaron Adán y Eva

Demonio

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Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 385-390; 396-421.

Gaudium et Spes 2, 2. Gn. 2, 17; Gn. 3, 9; 3,15-19; Rm. 2, 20; Sb 1, 13; 2, 24;

Jn 8, 44.

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TEMA 6: LA CAÍDA

Objetivo doctrinal: Señalar, que aunque criaturas de Dios, nos concedió la libertad, y el

libre albedrío para elegir entre el bien y el mal. Objetivo vivencial:

Que seremos juzgados por decisiones que tomemos en libertad, siempre estamos escogiendo, no podemos escondernos al juicio de Dios. Enlace: Leer:

“Tomó pues Dios al hombre y le puso en el Jardín del Edén, para que lo cultivase y lo guardase” (Gen. 1, 15).

“Tomó Dios una costilla del hombre, al que había hecho caer en un sopor, y de esta costilla que del hombre tomara hizo Dios a la mujer...” (Gen. 1, 21-25).

Vimos en la plática anterior como Adán y Eva cometieron el pecado

original y las consecuencias que éste trajo al mundo. En esta sesión, veremos la historia de Caín y Abel, que nos enseña que aunque educados de la misma manera, gozando los dos de la presencia del Señor, cada uno eligió la manera de presentar sus ofrendas al hacer su oración y que tenían libertad de sentimientos y pensamientos. Dinámica: Hacerlos pensar en su actitud personal al asistir a estas pláticas, preguntando:

¿Cómo vengo yo? ¿Estoy ilusionado, pues este día voy a conocer más del

amor de Dios? ¿Vengo porque me dijeron o me mandaron, pero me da

lo mismo? Puntos doctrinales a desarrollar:

Habiendo hecho Dios al hombre libre, es decir con la capacidad de

escoger entre el bien y el mal, los pone a prueba para conocer su fidelidad al Creador, el hombre falla.

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Cuando Eva sugestionada por el demonio, pretende conocer la sabiduría y ofrece a su compañero el fruto prohibido, él cual lo toma, haciendo uso de su libertad, encontramos la raíz de todo pecado, el hombre quiere hacerse igual a Dios, queriendo decidir por su cuenta, lo que es bueno y es malo, ser como Su Creador.

Este personaje extraño, en forma de serpiente, es Satanás, un

espíritu rebelde y condenado. Desea, por envidia, que también el hombre caiga.

Este personaje actúa con astucia, empieza con tratar de crear cierta

desconfianza hacia Dios, presentándolo como un ser egoísta. Allí empieza el gran drama del hombre, la tentación de hacer uso

de la libertad para desobedecer a Dios. Se inicia una larga lucha entre Satanás y la humanidad.

El pecado no se presenta con su verdadera cara que es la rebeldía,

rechazo al Ser Supremo e infidelidad a los mandamientos de Dios. Siempre se presenta bajo el aspecto de la libertad, la búsqueda de la madurez y la autoafirmación de la propia personalidad.

Es la historia de siempre que se repite día a día, como fue al principio

de la humanidad. Veremos a continuación la consecuencia de estos sentimientos.

CAÍN Y ABEL Tuvieron Adán y Eva dos hijos, uno se llamaba Caín, que era el

mayor, el cual con el tiempo fue labrador, y Abel, que fue pastor. Y Caín hizo una ofrenda de los frutos de la tierra y Abel ofreció los

primogénitos de su ganado, lo mejor de ellos, así que a Dios le agradó la ofrenda de Abel, pero no la de Caín.

Abel encuentra el agrado de Dios, porque le ofrece lo mejor que

tiene, con humildad y amor, Caín da su ofrenda sin cuidar que sea lo mejor de sus frutos, cuántas veces no damos por cumplir, sin pensar de qué manera vamos a agradar más a Dios.

Dios, en su amor infinito, llama la atención a Caín, para que entienda

porque le había desagradado, pero en lugar de corregirse lleva al campo a su hermano y lo asesina, únicamente porque él con su proceder de dar lo mejor, encontró gracia a los ojos de Dios.

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Un corazón como el de Caín, que se aleja de la gracia de Dios, permite toda clase de pasiones.

Dios lo interroga, y en vez de arrepentirse, trata de engañarlo, por lo

que Dios lo destierra, y pone en su frente una señal, para que nadie lo asesine, y tenga tiempo de arrepentirse.

La parte que podemos considerar más terrible de su castigo, lo dice la Biblia, de manera sencilla: “Caín, alejándose de la presencia de Dios, habitó la región de Nod, al oriente del Edén” (Gen. 4, 16).

Aquí, en pocas palabras, se encuentra el gran drama, Dios se aleja

de Caín, porque él no se arrepiente, así nosotros, nos alejamos de Dios, cuando pecamos, y dejamos su presencia.

Caín había gozado de la presencia de Dios, que se comunicaba con

él, pero se encontraba tan lleno de orgullo y de maldad, que prefirió renunciar a Él, que arrodillarse y pedir perdón y arrepentirse del mal que había hecho.

Y viene el castigo para todos. Desde ese momento el sufrimiento

acompañará al hombre en su largo peregrinar por este mundo. Este sufrimiento será al mismo tiempo castigo y purificación. Preguntas para reflexionar:

¿Qué característica especial concedió Dios al hombre,

su creatura? ¿Cómo prueba el hombre a Dios? ¿Qué sucede cuando el hombre desobedece a Dios? ¿Cómo los castiga Dios? ¿A qué se dedicaban Caín y Abel? ¿Por qué no le agradaron a Dios las ofrendas de Caín? ¿Cuál fue el castigo de Caín?

Aplicación en la vida diaria:

Preguntarse, diariamente, si se está actuando de forma

consciente o inconsciente en la toma de decisiones, siguiendo las enseñanzas morales y religiosas y no disculparse, diciendo: “me dijeron que lo hiciera” o “todo el mundo lo hace”.

Hacer una reflexión sobre si estoy tan contento con mi proceder, que ya no me auto examino y cómo es mi relación con Dios.

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Actividades sugeridas:

• Leer Gen. 3, 7 “Abriéronse los ojos ambos y viendo que estaban

desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores”.

Relacionar las columnas de las consecuencias del pecado en nuestra vida:

Conmigo mismo Sentimiento de tristeza Pérdida del la presencia de Dios Con los demás Pérdida del cielo Ocasiona daño a los demás Con Dios Imposibilidad de ser feliz Alejamiento del Padre amoroso

Completar las siguientes frases:

Caín mató a su hermano porque le tenía _______________.

La ofrenda de Abel, era una ofrenda llena de ____________________.

El demonio trata de alejarnos de __________________.

El _______________ sucede cuando usamos mal la libertad.

El don que nos permite elegir entre el bien y el mal, se llama __________.

Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 55; 215; 396;

385ss. Gen. 4, 1-5; Gen. 3, 15.

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TEMA 7: LA BIBLIA

Objetivo doctrinal: Explicar que es la Biblia, libro sobrenatural.

Objetivo vivencial:

Que los asistentes logren una visión sobrenatural de la Biblia e interés por su lectura. Enlace:

Cuando entramos a una librería o a una biblioteca, vemos libros y más libros donde se encuentran encerrado el pensamiento de muchísimas personas que los escribieron, personas que querían comunicar un mensaje a la humanidad. Entre todos estos libros encontramos la Biblia, que es un libro muy diferente a otros, posee unas características muy especiales, como son sus autores y su mensaje. Dinámica:

Preguntar:

¿Es fácil leer la Biblia? ¿Por qué la Biblia es diferente a otros libros? ¿Cuáles son esas diferencias? ¿Será cierto que la Biblia no posee errores? ¿Cuándo leemos la Biblia de que nos sirve?

Puntos a desarrollar: La Biblia es un libro especial por: su mensaje que es divino, no es humano. su autor es Dios, aunque fue escrito por hombres. en ella Dios nos dice todo lo referente a Sí mismo, lo

que le dice al hombre y al mundo. es la recolección de los gestos de Dios. en sus relatos se encuentran la explicación y el sentido

de la vida. Biblia significa libros. Es un conjunto de 73 libros, divididos en dos

partes: El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento consta de 46 libros:

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La Ley o Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico,

Números y Deuteronomio. Libros Proféticos: Isaías, Jeremías, Lamentaciones,

Baruc, Ezequiel, Daniel, Óseas, Joel, Amós, Abdías, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.

Libros Históricos: Josué, Jueces, Samuel, 1 y 2, Reyes, 1 y 2, Crónicas, 1 y 2 Esdras, Nehemías, Macabeos 1 y 2.

Libros Didácticos: Tobías, Judith, Ester, Rut y Jonás. Libros Sapienciales Job, Salmos, Proverbios,

Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría y Eclesiástico.

Los Libros Deuterocanónicos: Estos libros son los que otros cristianos, no católicos, no aceptan como revelados. La razón por la cual no los aceptan es sencillamente porque no les convienen, según sus enseñanzas.

El Nuevo Testamento consta de 27 libros. Los cuatro Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Libro Histórico: Hechos de los Apóstoles . Epístolas: San Pablo: Epístolas Católicas o Cartas:

Romanos, Santiago, Corintios 1y 2, Pedro, 1 y 2, Gálatas, Juan 1, 2 y 3, Efesios, Judas Tadeo, Filipenses, Carta a los Hebreos, Colosenses, Tesalonicenses 1y 2, Timoteo 1 y 2, Tito y Filemón.

Libro Profético: Apocalipsis. Estos 73 libros son llamados canónicos, de la palabra griega canon,

que significa lista o catálogo de los libros inspirados. Otro significado es regla o norma a seguir.

La palabra Testamento significa la última voluntad de una persona,

pero en griego significa además pacto o alianza. Alianza es la idea central de la Biblia, el pacto de Dios con el

hombre, lleno de amor y fidelidad que logra la salvación de los hombres, a pesar de la infidelidad de los hombres.

A la Biblia se le llama también Sagrada Escritura, Historia Sagrada,

Historia de la Salvación, Palabra de Dios.

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Cada libro está dividido en capítulos y versículos. Por ejemplo: 1Sm 2, 9: primer libro de Samuel cap. 2, versículo 9 Mt. 5, 4-7: evangelio de Mateo, capítulo 5, versículos del 4 al 7. 1Cor. 5, 3ss: primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 5, versículos 3 y siguientes. El capítulo y el versículo se separan por una coma, cuando vemos

una cita que está separada por dos puntos, esta cita no es católica. La Biblia fue escrita a lo largo de más de mil años por un número

impreciso de autores, por ello encontramos estilos tan diferentes y el carácter propio de cada libro, reflejo del autor humano que lo escribió.

La Biblia es un libro religioso, no pretende dar conocimientos

científicos o racionales. Narra la Historia de la Salvación, nos descubre el Plan de Dios para con el hombre y los medios para realizarlos.

Los autores bíblicos fueron inspirados por el Espíritu Santo. Inspiración: influjo u operación del Espíritu Santo sobre los autores

de los libros bíblicos para que, usando todas sus facultades y talentos, pusieran por escrito todo y sólo lo que Dios quería.

Es Dios quien habla por medio de los hombres, aunque el hombre

que escribe puede no entender el mensaje con su propia inteligencia, se expresa con seguridad. Por ello decimos, que Dios es el autor divino de la Sagrada Escritura y los hombres los autores humanos.

La verdad bíblica es religiosa, no es científica, ni filosófica, hay que

buscar el mensaje de salvación. La revelación de Dios fue hecha poco a poco, por eso para entender

la Biblia hay que tener en cuenta su totalidad, no sólo un pasaje. La Biblia no tiene errores en materia de fe o moral, es lo que

llamamos inerrancia. Para poder leer la Biblia hay que tener en cuenta: Dios es el autor principal y que habla a la luz de la fe. Hay que tener apertura interior para aceptar

íntegramente Su Palabra. Situar cada libro en el momento histórico en que fue

escrito. Conocer el autor, su finalidad y el género literario que

adoptó para comunicar su pensamiento.

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Es muy importante que tomemos en cuenta que la plenitud de la Revelación de Dios se da con Cristo. Por lo tanto, el Antiguo Testamento, se lee a la luz del Nuevo Testamento, para poder tener una imagen completa de Dios y sus designios de salvación para el hombre.

Los cristianos que profesan una fe basada en el Antiguo Testamento

tienen una imagen de Dios deformada e incompleta, pues son necesarios ambos Testamentos para comprender el plan salvífico de Dios.

La Biblia es fruto de la transmisión de unos acontecimientos, es decir,

la Tradición, que en parte se puso por escrito. No se puede ignorar la Tradición transmitida por el Magisterio de la Iglesia para comprender e interpretar verazmente los escritos.

La Biblia es el libro donde aprendemos a conocer a Dios y Su Plan

para poderlo alcanzar y realizarse plenamente en Él. En la Biblia, Cristo nos habla y nos invita a conocerlo, a conocernos a

nosotros mismos, a conocer nuestro fin y a vivir conforme con su ley de amor.

En la Biblia encontramos palabras de fortaleza, sabiduría, amor,

aliento, consuelo. Preguntas para reflexionar:

¿Acostumbro a leer la Biblia cómo medio para descubrir

el Plan de Dios sobre mi vida? ¿Estoy convencido de la necesidad de leer el Evangelio,

para así poder tomar a Cristo como modelo? ¿Mi fe está basada en lo que dice la Biblia únicamente o

también le doy importancia a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia?

¿Me preocupo por saber que mensaje quiere transmitir el autor sagrado en su libro, o me limito a mi propia interpretación?

Aplicaciones para la Vida: Leer un pasaje del Evangelio en familia todos los días. Reflexionar sobre que me dice ese pasaje y como

puedo aplicarlo en mi vida.

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Actividades sugeridas: Hacer un socio-drama de algún pasaje del Evangelio. Leer un versículo del Antiguo Testamento y uno del

Nuevo Testamento y comentarlo.

Lecturas de apoyo: Catecismo de la Iglesia Católica num.: 58; 1176; 75 ss;

50ss; 150ss; 1046; 1066. Jn. 21, 24-25; 2Pe. 1, 16-21; Jn. 20, 31; Heb. 4, 12.

TEMA 8: HISTORIA DE LA SALVACIÓN

EL DILUVIO UNIVERSAL

Objetivo doctrinal: Explicar que la maldad del hombre enoja a Dios y lo entristece, pero

que los justos siempre hallan justicia y misericordia. Objetivo vivencial:

Concientizarse que Dios siempre cuida de los que cumplen sus mandamientos. Enlace:

En las últimas sesiones hemos estado viendo los comienzos de la humanidad, cómo el deseo del hombre de hacerse como Dios, lo lleva a caer tentado por el demonio y cómo ese pecado de desobediencia y soberbia deja huellas en la humanidad. La misericordia de Dios trata de encontrar siempre el modo de ayudar a los hombres. Dinámica:

¿Tengo conciencia de estar en la presencia del Dios continuamente?

¿Por ello soy fiel a sus mandamientos?

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Puntos doctrinales a desarrollar: Después de muchos años, la raza humanan se había multiplicado en

la tierra. Dios vio que la maldad de los hombres era grande y se entristeció de haberlos creado. “Voy a exterminar el hombre que creé sobre la faz de la tierra...” (Gen. 5, 7);“Pero Noé halló gracia a los ojos de Dios”.

Dios en medio de su decepción por la conducta de los hombres,

busca en quién poner los ojos de su amor. Noé era un varón justo y perfecto entre sus contemporáneos y

siempre anduvo con Dios. Tenía tres hijos Sem, Cam y Jafet. La tierra estaba toda corrompida ante Dios y llena de violencia, dijo

Dios a Noé: “Voy a exterminar a los hombres de la tierra y le explicó como construir una enorme arca de madera recubierta de brea, como un barco en tres pisos” (Gen. 6, 14-21).

Cuando estuvo terminada el arca, Dios le dijo a Noé que metiera en ella a toda clase de animales, en parejas de macho y hembra; que cargara provisiones abundantes y que se encerrara dentro con su esposa, sus tres hijos y sus mujeres.

“Sobre la tierra voy a arrojar un diluvio de aguas que exterminará toda

carne...” (Gen. 6, 17). “Voy hacer contigo hacer contigo una alianza….” (Gen. 6, 18).

Durante cuarenta días y sus noches, no cesaron de caer cascadas de

agua y todo ser viviente pereció ahogado. Así, hasta los ciento cincuenta días las aguas del diluvio empezaron a bajar y la barca se encalló en el Monte Ararat.

Al cabo de tres meses Noé abrió la ventana del arca y soltó un

cuervo, que después de un tiempo desapareció. Luego soltó una paloma, que iba y venía hasta que un día regresó con una rama de olivo en su pico. Entendió Noé que esta era la señal para que salieran.

Noé soltó a todos los animales para que, en libertad, pudieran

multiplicarse. Hizo un altar y ofreció un sacrificio a Dios. Dios miró con bondad a las creaturas que se habían salvado y en su

corazón dijo que nunca volvería a maldecir la tierra por culpa de los hombres.

A Noé y sus hijos les dijo Dios: “Multiplicaos y llenad la tierra,

dominadla, todo lo que vive os sirva de alimento. Todo es vuestro, yo os lo doy, y los bendijo”. Gen. 9,1

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También le dijo Dios a Noé y a sus hijos: “Voy a establecer mi alianza con vosotros y con todo ser viviente que esté con vosotros... hago pacto de no volver a exterminar a todo ser viviente por las aguas de un diluvio, y que no habrá ya más un diluvio que destruya la tierra” (Gen. 9, 8-12).

En ese momento apareció el arco iris, señal del pacto con la tierra.

Noé y su familia sintieron la bendición de Dios sobre ellos. Sem, Cam y Jafet tuvieron muchos hijos y empezaron a repoblar la tierra.

Este pacto es la primera alianza que Dios hace con el género

humano, señal de la alianza que después haría con el hombre para mandar un Redentor.

Se muestra el amor infinito y la misericordia de Dios, que por un

hombre justo, salva de la destrucción al género humano. Pero al mismo tiempo vemos que no basta el castigo para detener el pecado y elevar a la humanidad. En efecto, una vez pasado el peligro, todo regresa como antes. Se necesita que Dios lo tome de la mano y lo guíe a la salvación.

Dios escogió a Noé porque sabía que era un hombre justo y bueno. Noé sabía lo que tenía que hacer y lo cumplió sin importarle lo que

los demás pensaran. Siempre siguió la voz de su conciencia, capacidad dada por Dios para saber escoger entre el bien y el mal.

Él sabía lo que tenía que hacer porque Dios le habló. Recibió su

recompensa por ser fiel y obediente a lo que Dios le ordenaba. Dios nos habla a través de diferentes medios, nosotros tenemos que

estar atentos a lo que nos dice para ser fieles y cumplir sus mandatos. La recompensa que obtendremos es la salvación.

Preguntas para reflexionar: ¿Cómo había evolucionado moralmente la humanidad

desde que Adán y Eva habían salido del Paraíso? ¿Qué hizo Dios con el género humano por intermedio

de Noé? ¿Escucho atentamente cada vez que Dios me habla? ¿Soy fiel y cumplo sus mandatos, sin importar lo que

digan los demás? ¿Cuál fue la señal que tuvo Noé para saber que ya

podía salir?

Aplicación en la vida diaria:

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Estar atento a lo que Dios me dice por medio de las otras personas,

los acontecimientos en mi vida y mi conciencia.

Actividades sugeridas: Relacionar las columnas

Dios le dijo a Noé que hiciera un arco iris La tierra estaba llena de maldad por causa de familia En el arca metieron una pareja de diferentes hombres El hombre justo y bueno era Sem Uno de los hijos de Noé se llamaba arca El agua del diluvio cubría la Noé Dios hizo un pacto con Noé y su animales La señal del pacto fue paloma lluvia tierra

Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 56-58; 701; 845;

1094; 1219. Gen. 8, 21-22; Gen. 9,13; Gen. 6, 17-18.

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TEMA 9: HISTORIA DE LA SALVACIÓN

ABRAHAM, NUESTRO PADRE EN LA FE

Objetivo doctrinal:

Explicar porque llamamos a ABRAHAM, “Nuestro Padre en la Fe”, y el inicio de la Historia de la Salvación. Objetivo vivencial:

Tener confianza en el amor de Dios, estando atentos a la presencia de Él en nuestra vida, pidiendo siempre por nuestra fe para aceptar las pruebas que permite a lo largo de nuestra vida, pensando que siempre nos pide algo bueno para nuestra vida. Enlace:

Comenzar la sesión haciendo un acto de fe. En el Bautismo recibimos como un don gratuito y personal de Dios las

tres virtudes teologales, la fe, la esperanza y la caridad. La fe, la primera de las tres virtudes teologales, es aquella por la cual creemos en la existencia de Dios, a pesar de no poderlo ver. Es aceptar lo que Él nos dice por medio de la Revelación, aunque no se entienda humanamente. Es la aceptación de la palabra de Dios. Es una respuesta libre al don de Dios. Hay que irla desarrollando a través de la vida, se necesita cultivarla y traducirla en obras.

Abraham tuvo fe en Dios a pesar de todas las pruebas que le puso.

Nosotros somos herederos de las promesas que Dios le hizo a Abraham y todas las condiciones de amor y fidelidad que Dios pidió a Abraham, son válidas para los hombres de todos los tiempos. Dinámica:

¿Por qué llamamos a Abraham, Nuestro Padre en la Fe?

¿Había oído ya la Historia de Abraham? ¿En las obligaciones que adquirimos como hijos de Dios

y herederos de la promesa hecha a Abraham, considero que hay alguna con la que no estoy de acuerdo?

¿Se hace alguna cita en el Evangelio de Nuestro Padre Abraham, es decir, se refiere alguna vez a él Jesús?

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Puntos doctrinales a desarrollar: “Yavé dijo a Abram: Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu

padre, y anda a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre, y tú serás una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. En ti serán benditas todas las razas de la tierra” (Gen. 12, 1-3).

Con estas palabras, unos 1800 años antes de Cristo, empieza la

Historia de la Salvación. DEJA, ANDA, HARÉ DE TI. Son las etapas fundamentales de una vida auténticamente religiosa.

Para empezar el camino hacia Dios, es necesario dejar algo.

Caso por caso, Dios irá manifestando su voluntad. En el caso de Abram, Dios quiso que dejara su tierra y sus parientes, es decir, todas sus seguridades humanas, para depender solamente Él.

Es lo que hizo Abram. Tenía unos 75 años de edad, con una buena

posición económica y social. Pero lo dejó todo para salir hacia una tierra desconocida (Gen. 1, 4).

Es maravillosa la fe de Abram, que vivía en medio de los cananeos,

una tribu idólatra, pero guardaba en su corazón las enseñanzas de su padre, creyendo con gran fe en el Dios único; que cuando le pide Yavé la primera prueba, no duda y siendo un hombre rico, deja sus tierras, su familia y a la gente de su raza, se va con su mujer, su sobrino Lot, sus sirvientes y ganado en dirección totalmente desconocida, a la tierra que Dios le mostraría. Vivirá caminando, siguiendo las indicaciones de Yavé, con la esperanza de ver cumplidos en él, los designios que le fueron prometidos, sin dudar nunca de la Promesa de Yavé.

Para Abram no hay dudas, él cree que en él se han de cumplir las

promesas de Dios, y aún cuando tiene 99 años y su mujer 90, y además estéril, tiene fe en que Dios encontrará la manera de pasar por alto la esterilidad de su mujer, para que su descendencia sea tan grande como las estrellas del cielo.

Yavé le dijo: “He aquí mi pacto contigo: Serás Padre de una

muchedumbre de Pueblos y ya no te llamarás ABRAM, sino ABRAHAM, porque yo te haré Padre de una muchedumbre de pueblos” (Gen. 17, 4).

Cuando Dios hace este pacto con Abraham, podemos ver tres cosas: Dios cambia el nombre de Abram, como siempre

hacía con las personas que tenían una misión especial. El pueblo que le ofrece, no es su familia.

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Nuestra vocación de cristianos tiene sus raíces en el llamado (vocación de Abraham).

Hace con él la Primera Promesa, por eso decimos que aquí empieza

la Historia de la Salvación. El cambio de nombre es muy significativo, es nombrar al Padre, que

comenzará un gran pueblo, es la alianza de Dios con el hombre. Abraham, ya no puede ser el mismo, Dios lo ha llamado y por la fe, será Padre de muchos pueblos y esto quiere decir Abraham.

Dios hace a Abraham el padre, encargado de vigilar que se cumpla

su voluntad en la tierra, él será el medio por el cuál Dios va a poder salvar al hombre. Si el hombre no conoce a Dios, si no sabe que está destinado a ir hacia Él, cómo va entender el camino y desean la salvación.

Jesús dice a los judíos: “Abraham, vuestro padre, se regocijó de

gozo, pensando en ver mi día, y lo vio y se alegró” (Jn. 8, 56). Abraham será el primer pastor, que a través de esta Alianza hará que

los hombres que estén dispuesto a permanecer en Dios, amarlo y obedecerlo, se salven.

El hombre estaba apartado de Dios, pero Dios no se apartó del

hombre; lo había creado para Él y vería la forma de llevarlo suavemente hacia Él. Abraham intuye a Dios, Dios lo ilumina, le da la fe para que pueda creer y confiar en Él.

Abraham tenía la certeza en su conciencia del Dios Único, transmitido

de generación en generación, de padre a hijos, ya que no había memoria escrita en esa época. El Espíritu Santo mantenía viva con su gracia la tradición oral. Dios al ver la apertura de su corazón le pudo hablar, y él escuchó su llamada.

Por haber creído contra toda esperanza, Abraham se convierte en

amigo de Dios y Dios hace un pacto con él, sellado con la sangre de algunos animales (Gen. 15, 7-18).

No teniendo hijos Abraham, Sara, su esposa, le dio su esclava Agar,

con la que tuvo un hijo llamado Ismael, el cuál también sería padre de un gran pueblo. Por fin teniendo Abraham 100 años, y su mujer 90, nace Isaac, y Abraham se lo ofrece a Dios.

Abraham circuncida a los ocho días a su hijo, según las instrucciones

de Yavé (Gen. 21, 4). Cuando Isaac era todavía pequeño, Dios para probar la fuerza de su

fe, le pide que sacrifique a su hijo. Abraham no duda, pues tiene la

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promesa de Dios, en su corazón, no se pregunta como será padre de una descendencia numerosa, sólo confía en el Señor. Amaba a Isaac, pero sobre todas las cosas amaba a Dios. Pero en el momento del sacrificio, un ángel paró el brazo de Abraham y Dios lo llenó de bendiciones por haber creído. Bendiciones que nos alcanzan a todos los creyentes de la tierra y en tu posteridad serán benditas todas las naciones de la tierra por haberme obedecido.

Tener fe en Dios quiere decir tener confianza en Dios, fides en latín

quiere decir confianza, no hay que confundir fe con sentimiento. Sara vive 127 años y Abraham 165 y “...muere en senectud buena,

anciano, lleno de días, y fue a reunirse con su pueblo...” (Gen. 25, 7). OBLIGACIONES DE ABRAHAM Y SUS DESCENDIENTES DERIVADAS DE LA ALIANZA

1. LA FE que lo hace justo o grato a los ojos de Dios. 2. EL MONOTEÍSMO por el cual se obliga de generación en

generación a adorar y reconocer solamente a Yavé. 3. LA GUARDA DEL PACTO, teniendo como signo externo la

circuncisión, símbolo del bautismo. 4. LA OBEDIENCIA Y SANTIDAD, que obliga a ser santo como

Dios. CONSECUENCIA DE LA ALIANZA DE DIOS CON ABRAHAM

1. La consecuencia fue el regreso a una época de intimidad con Dios,

perdida en el Paraíso. Una familiaridad íntima entre Dios y el “amigo de Dios” Abraham, la cual heredamos.

2. Abraham es llamado “Nuestro Padre en la Fe” pues a pesar de la esterilidad de Sara y el mandato divino de sacrificar a Isaac, cree y espera en la promesa de Dios.

La fe de Abraham, además de ser un ejemplo y un modelo, es la fuente de donde brota el Pueblo de Dios (Rom. 4, 18-22).

3. Al morir Abraham, Dios renueva sus promesas con Isaac y luego con Jacob.

Preguntas para reflexionar:

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¿Estoy consciente de que el amor de Dios, exige de mi

dejar algo? ¿En la Historia de Abraham saco algunas reflexiones

para mi vida diaria? ¿Cómo se transmitía la historia en los primeros

tiempos? ¿Por qué se dice que con Abraham empieza la Historia

de la Salvación? ¿Es mi fe semejante a la de Abraham, o necesito

desarrollarla más? Aplicación en la vida diaria:

Pedir a Dios que me conceda el don de la fe y trabajar en lo personal

para acrecentarla. Actividades sugeridas:

Leer la Teofanía de Mambré (Gen.18, 1-10). Hacer ver

que aunque son tres señores, Abraham habla como si fuera uno solo, prefiguración de la Santísima Trinidad.

Hacer cartelones con los momentos más importantes de la vida de Abraham.

Lecturas de apoyo: Catecismo de la Iglesia Católica num. 59 ss; 144; 705

ss: 1221-1222. Gen 12; 13;14; 15;16, 17; 21;22; 25.

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TEMA 10: HISTORIA DE LA SALVACIÓN

ESAÚ Y JACOB

Objetivo doctrinal: Hay que estar alertas para no perder lo importante por cosas que no

valen la pena. Objetivo vivencial:

Saber perdonar a los demás. Estar atentos para descubrir lo que Dios quiere de cada uno. Enlace:

El hijo de Abraham, Isaac, se casó con Rebeca, y tuvieron dos hijos gemelos, veremos en esta sesión que sucedió con estos hijos y su descendencia. Dinámica:

Leer Gen. 25, 19- 34; 37, 2- 36. Que los asistentes reflexionen y comenten lo que les haya llamado la

atención. Puntos a Desarrollar:

Esaú, “el pelirrojo”, era el mayor de los gemelos, es decir, nació primero que su hermano Jacob y según las costumbres, por ser el hermano mayor tenía derecho a heredar la tierra de Canaán, aquella que Dios le había prometido a Abraham.

Sin embargo, cuando nacieron los dos hermanos, Dios le dijo a Isaac

que serían jefes de grandes naciones, pero que Esaú, aún siendo el primogénito serviría a su hermano menor.

Los dos hermanos eran muy diferentes, a Esaú le gustaba irse a las

montañas, Jacob se quedaba en casa, pues era muy tranquilo. Aunque eran muy buenos amigos, tenían poco en común.

Esaú llegó a hacer un gran cazador, fuerte, velludo, Jacob era

tranquilo y lampiño. Llega un momento en que Esaú, por estar muy cansado y

hambriento, le cambia todos sus derechos de primogénito a su hermano Jacob por un plato de lentejas.

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A nosotros nos puede pasar exactamente igual si nos dejamos llevar por cosas que no valen la pena, si escogemos cosas que no valen la pena.

Esaú, por un plato de lentejas perdió una gran herencia, nosotros

podemos perder la herencia de hijos de Dios si aceptamos las tentaciones que el demonio nos hace para hacer el mal y alejarnos de Dios.

El demonio siempre está luchando porque perdamos nuestra de

herencia de hijos de Dios cometiendo pecado. Nosotros podemos recuperar nuestra herencia de hijos de Dios y los

derechos que tenemos como tales, sí es que los hemos perdido por el pecado, por medio del Sacramento de la Penitencia.

No olvidemos que sí perdemos nuestra herencia por hacer caso a la

tentación y cometemos un pecado, lo que perdemos es la vida eterna, la amistad con Dios.

JOSÉ Y SUS HERMANOS Jacob, padre de José (el soñador), a quién Dios le cambia el nombre

a Israel, es el heredero de la promesa de Dios. Tuvo 12 hijos: Rubén, Seimeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, Neftalí, Gad, Aser, José y Benjamín, el menor.

Jacob se instala en las tierras donde peregrinó su padre Isaac, la

tierra de Canaán. La historia de José empieza: Israel amaba a José más que a todos

sus otros hijos, por ser hijo de su ancianidad, y le hizo una hermosa túnica. Sus hermanos lo odiaban porque su padre lo amaba más que a ellos, y no podían hablarle amistosamente.

Esta hermosa historia está en el Génesis 37, 50, es de sobra

conocida, en donde la figura de José, es una prefigura de Cristo. Es una historia de traición, amor y perdón. José perdona a sus

hermanos incondicionalmente. José fue traicionado y vendido por sus hermanos, por veinte monedas

de plata. Es entregado y enviado a la cárcel sin ser juzgado. Estando allí, llegó a ser el Regente de Egipto, el pueblo más poderoso que se conocía, todo con la ayuda de Dios.

Con su subida al poder, salva a sus hermanos del hambre física,

cómo Cristo nos salvó, dándonos el pan de la Eucaristía.

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Concede el perdón, es rico y generoso, dándole a sus hermanos un

lugar en la tierra más poderosa y fuerte, manteniéndolos unidos, de la misma manera como Cristo nos llevará a su Reino, sí estamos arrepentidos.

En esta historia de amor y perdón, José halla gracia a los ojos de

Dios, que lo salva de la maldad de los que lo rodean. Los 12 hijos de Jacob, forman las 12 tribus de Israel, y son los

encargados de mantener viva la tradición de la Promesa hecha a Abraham y de la religión del único Dios verdadero. Son el pueblo elegido que entre extranjeros se mantenían unidos, conservando sus tradiciones, y el culto de sus padres al Único Dios verdadero.

Yavé en sus designios, los mantiene juntos, no se dispersan por

los confines de la tierra. Es un pueblo que se mantiene con una clara conciencia de un destino común.

José supo perdonar con alegría a sus hermanos porque sabía

interpretar la voluntad de Dios en todo lo que le sucedía. Sabía que Dios permitió que lo vendieran para que él pudiera ayudar al pueblo de Israel, era necesario que José llegara a Egipto para que Dios salvara del hambre a su Pueblo.

Nosotros debemos estar atentos a todo lo que nos sucede cada día,

para saber lo que Dios quiere de nosotros.

Preguntas para reflexionar:

¿De quién eran hijos Esaú y Jacob? ¿Cuál es nuestra herencia? ¿Siempre escogemos las cosas de mayor valor? ¿Qué perdemos si hacemos caso al demonio y

cometemos pecado? ¿Cómo podemos recuperar nuestra herencia, si hemos

pecado? ¿Qué fue lo que recibió José de Dios? ¿Para que nos da Dios diferentes dones a cada uno? ¿Qué sentían los hermanos de José hacia él? ¿Que virtud nos hace reconocer como somos, sin

presunción o tristeza? ¿Qué nos enseña José?

Aplicación en la vida diaria:

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Estar atentos para no cambiar cosas que valen la pena

por otras que valen menos. Confesarse para estar en gracia de Dios. Aprovechar los dones que Dios nos ha dado para

ayudar a los demás.

Actividades sugeridas: Representar la parábola del Hijo Pródigo. Poner en diferentes posters enseñanzas que se reciben

a través de los papás, los maestros, los ancianos, los sacerdotes, con el fin de hacer ver que Dios nos enseña por medio de otras personas.

Escribir los pasos que debemos seguir para mantener nuestra herencia.

Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 312: 299; 735;

1222. Gen. 45, 8, 50, 20.

TEMA 11: HISTORIA DE LA SALVACIÓN

MOISÉS INSTITUCIÓN DE LA PASCUA LA LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD DE EGIPTO

Objetivo doctrinal: Reconocer a Moisés como instrumento de Dios para liberar al Pueblo

Escogido. Explicar la similitud entre el Pueblo Escogido y la Iglesia. Objetivo vivencial:

Concientizarse de que Dios interviene en diferentes situaciones para proteger a su pueblo. Hay que confiar en Dios para poder cumplir con lo que nos pide.

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Enlace: Vimos como el pueblo de Israel llegó a Egipto cuando José era

administrador del faraón. Éste les dio tierras, los israelitas empezaron a multiplicarse, a crecer en número, trabajaban para los egipcios. Pero, llegó un momento, en que eran tantos, que al faraón le dio miedo y mandó a sus soldados a que mataran a todos los varones israelitas que nacieran, ahogándolos en el río. Dinámica:

Leer Éxodo 2, 1-10. Hacer ver que a pesar de los obstáculos humanos, el

Plan de Dios sigue adelante.

Puntos doctrinales a desarrollar: MOISÉS

Alrededor del año 1250 A.C., los israelitas sufrían las opresiones de

los egipcios. Dios se apiada de su pueblo y suscita un libertador para su pueblo. Con este fin escoge a Moisés, hijo de Amram de la tribu de Leví.

El nacimiento de Moisés está rodeado de poesía. Fue educado en la

corte del faraón y llegó a ser un hombre educado y culto. Aunque tenía todo lo que deseaba, no era feliz, pues conocía las injusticias de las que eran víctimas los israelitas.

Cierto día, en la calle es testigo de cómo golpeaban a un israelita y

por defenderlo, mató al soldado que lo castigaba. Al enterarse el faraón ordena que lo maten y Moisés se ve obligado a huir al desierto en el país de Madián.

Allí trabajó durante muchos años para un pastor llamado Jetró. Vivía

como pastor y meditaba sobre la Revelación que Dios le hizo a Abraham, padre de los Patriarcas.

Un día, que estaba apacentando su rebaño y llega a la montaña de

Horeb, ve una zarza ardiente que no se consumía, al acercarse para ver qué era aquello, una voz le dice: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Éxodo 3, 6).

Dios lo llama a la acción; Moisés será el instrumento de la liberación. “Ahora, pues, ve; yo te envió al Faraón, para que saques a mi

pueblo, los israelitas de Egipto” (Éxodo 3, 10).

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Moisés no se sentía capaz de la misión, tiene miedo, le expone a Dios sus incapacidades, sin embargo, Dios le ofrece su apoyo y le dice: “Yo estaré contigo” y le asigna por compañero a Aarón, su hermano.

Moisés le preguntó a Dios cuál era su nombre para poder decirle a los

israelitas. Dios le contestó: “Yo soy el que soy”. Es interesante conocer que este es el origen del nombre de YAVE, ya

que en hebreo YAHVEH quiere decir “Él es”, nombre con el que los israelitas conocían a Dios, ÚNICO Y VERDADERO, el Dios de Israel.

Originalmente sólo eran cuatro consonantes YHVH, fue hasta la

traducción de los Setenta que se le dio la vocalización de Yavé. Moisés electrizado por su misión sobrenatural y por el sentimiento

fraternal, siguiendo el mandato de Yavé, toma la decisión de liberar a su pueblo de la esclavitud y llevarlo a Canaán, la Tierra Prometida.

A partir de este momento de encuentro con Dios, Moisés se revela

como uno de los hombres más geniales de la historia. Es dócil al llamado de Dios y se lanza a una aventura excepcional que para muchos de esa época significaba una locura.

Sintiéndose apoyado por Dios, Moisés se presentó ante el Faraón, y

le pide que deje salir al pueblo de Israel para celebrar una fiesta en el desierto, pero el faraón se enfurece y da instrucciones de opresión contra los israelitas.

LA INSTITUCIÓN DE LA PASCUA Yavé, Señor de la naturaleza, con el afán de vencer al Faraón de

corazón endurecido y queriendo demostrarle su voluntad en favor de los israelitas, utilizó la naturaleza como signo de su cólera. Se desata una plaga tras otra, que suceden en todas las regiones de Egipto, excepto donde habitan los israelitas.

Cabe mencionar que las nueve primeras plagas tienen relación con

fenómenos de la naturaleza que sucedían en Egipto. No obstante hubo una intervención de la Providencia para que sucedieran en el momento necesario, para la salvación del Pueblo de Israel.

Después de las nueve plagas, el Faraón aún tenía el corazón

endurecido. Dios anuncia la décima plaga que será la muerte de todos los primogénitos en una sola noche, menos los de las casas rociadas con la sangre del cordero.

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Entonces Dios le dijo a Moisés que mataran un cordero, sin defecto, macho de un año, y con su sangre rociaran las puertas de las casas; es Pascua de Yahveh.

“Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto. Yo Yahveh. La sangre

será vuestra señal en las casas donde moráis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando yo hiera el país de Egipto. Este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como fiesta de Yahveh de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre” (Éxodo 12, 12-14).

Así queda instituida la Pascua judía, que hasta hoy celebran los

judíos, tal como les indicó Dios. Los cristianos transformaron el sentido del antiguo rito. Cristo es el cordero que con su sangre derramada inaugura la verdadera liberación y la salvación de todos.

LA LIBERACIÓN DE LA ESCLAVITUD DE EGIPTO Al fin el Faraón reconoce la grandeza del Dios de los israelitas. Salen

los israelitas de Egipto con la ayuda de Yavé, pues Dios sigue obrando maravillas en favor del Pueblo Escogido. “Yavé iba al frente de ellos, de día en columna de nube para guiarlos por el camino y de noche en columna de fuego para alumbrarlos, de modo que pudieran marchar de día y de noche.”

Todas estas expresiones son signos sensibles de la presencia de

Dios activa y eficaz, que está con su pueblo. Así también en el Nuevo Testamento, la nube de la Transfiguración y de la Ascensión indican la presencia de Dios en Jesús (Mt. 17, 5; Hech. 1, 9).

Moisés saca a los hebreos de Egipto, van en camino y llegan al mar

Rojo perseguidos por los ejércitos del Faraón que se había arrepentido de haberlos dejado salir. Los hebreos se encuentran acorralados...reciben una orden: “No temáis, estad tranquilos y veréis la victoria que en este día os dará Yavé… Yavé combatirá por vosotros...” Confiado en Dios, Moisés espera la noche para actuar. De pronto se levanta una nube que impide a los egipcios ver los movimientos de los hebreos. Bajo ese torbellino las aguas del mar se recorren más lejos que en las mareas ordinarias. Los hebreos aprovechan la tempestad para llegar al otro lado, los egipcios los siguen, pero las aguas los cubren y perecen.

Esta tradición histórica, epopeya religiosa a la gloria de Yavé,

conserva el recuerdo del signo por el cual Israel reconoció la autenticidad de Moisés y creyó en Yavé. Manifestando su omnipotencia, Dios realizó la promesa de salvar a Israel, aún cuando parecía que todo estaba perdido.

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En el paso del Mar Rojo los cristianos verán la imagen de la salvación mesiánica y la tomará como una prefiguración de lo que sucede en el Bautismo. Se llega al agua como esclavos, cuando se sale, se está libre de la esclavitud del pecado. Imagen de la salvación espiritual. Preguntas para reflexionar:

¿Estoy consciente de que como Moisés, sólo tengo que

salir de mi mismo para ver cuántas personas necesitan ayuda?

Cuando se me presenta algo que me cuesta realizar, ¿doy excusas y me niego, o confió en la ayuda de Dios?

¿Me doy cuenta de las injusticias que suceden a mi alrededor?

¿Qué sucedería si todas las personas no quisieran cumplir con lo que deben hacer?

¿Estoy convencido que para Dios todo es posible?

Aplicación en la vida diaria:

Pensar que, al igual que Moisés, yo también he sido

llamado por Dios para una misión importante dentro de la Iglesia y que debo cumplirla. Dios me dará las herramientas necesarias para cumplirla.

Rezar por los necesitados. Actividades sugeridas:

Que cada uno de los asistentes escriba o proponga una

oración para pedirle a Dios lo que les hace falta para cumplir la misión.

Elaborar unos posters que representen la esclavitud del pueblo de Israel, la Institución de la Pascua y el paso por el Mar Rojo.

Lecturas de apoyo:

Éxodo 2, 1-23; 3, 1-22; 4, 1-31; 5, 22-23; 12, 37-38; 13, 17; 14, 4.

TEMA 12: HISTORIA DE LA SALVACIÓN

MOISÉS LUCHA POR LA LIBERTAD

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Objetivo doctrinal:

Dios imprime en nuestra alma la necesidad de ser libres para ir hacia Él. Objetivo vivencial:

Ser conscientes de que somos débiles y tenemos que ejercitar nuestra fuerza de voluntad en el sacrificio y la oración. Enlace:

Dios escoge guías entre nosotros para llevarnos a Él.

Moisés es escogido por su gran amor a Dios, su fe en el Señor y el amor a su pueblo. Él desea que su pueblo esté unido y libre para amarle y darle culto.

En el camino hacia Dios es fácil perderse, si confiamos, sólo en nuestras fuerzas. Debemos tener presentes siempre nuestro fin último y vivir en la presencia de Dios.

Dinámica:

La historia de nuestra religión no comienza con el nacimiento de

Nuestro Señor Jesucristo. Dios fue preparando a su pueblo para que lo aceptara y lo amara. ¿Se yo cuál es esa historia? ¿He oído hablar de Adán y Eva y su pecado original? ¿De Abraham con quien Dios hizo su alianza para

mandarnos un Salvador? ¿De Jacob, José que lleva a su pueblo a Egipto para

que no muera de hambre?

Puntos doctrinales a desarrollar:

Lucha por la libertad

Vimos como en la primera parte del Éxodo, Moisés lucha con el

Faraón acompañado del poder de Dios, hasta que el Faraón se rinde a la voluntad de Dios y deja a los israelitas salir de la esclavitud hacia la Tierra Prometida. El Señor los guiaba:

“Nunca faltó la columna de nube durante el día, ni la columna de

fuego por la noche delante del pueblo” (Éxodo 13, 22).

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En la segunda parte se nos narra la travesía de todo el pueblo

israelita hacia la libertad; “en número de unos seiscientos mil hombres de a pie sin contar niños. También salió agregada a ellos una turba inmensa de gente de toda clase, ovejas y ganados mayores y todo género de animales en grandísimo número” (Éxodo 12, 37-38).

Al ser encontrados junto al Mar Rojo por los soldados del Faraón los

israelitas se aterrorizan y le reclaman a Moisés, pero él con gran fe sabe que Dios no los abandona y hará prodigios para salvarlos. Así Dios le dice a Moisés que levante su vara y la extienda hacia el mar, dividiéndolo para que marchen en medio.

Camina, el sorprendido pueblo, entre dos paredes de agua y al pasar

ellos, el Señor le dice a Moisés que extienda su mano para que regresen las aguas a su lugar. Así murieron todos los egipcios que perseguían a los israelitas.

El pueblo entero alabó a Dios y agradeció con cantos y bailes. Huida por el desierto hacia la Tierra Prometida

Siguieron hacia el desierto y pronto no tuvieron más que agua

amarga que beber, y el pueblo reclamaba a Moisés que los llevara tan lejos para morir de sed. Moisés clamó al Señor agua endulzada por un madero. ¿Podría esto se un simbolismo de como endulza el madero de la Cruz la amargura de la vida?

Más adelante, rumbo al Monte Sinaí comenzaron con hambre, con el

hambre añoraron los calderos llenos de carne en Egipto y de nuevo, le reclamaron a Moisés, quien a su vez intercedió ante el Señor por su pueblo. Dios habló al pueblo y les dijo que esa misma tarde comerían carne y al día siguiente pan en abundancia.

Esa tarde llegó cantidad de codornices y a la mañana siguiente una

sustancia que cubría la superficie de la tierra “...una cosa menuda y como machacada con almirez (mortero). Le llamaron maná y era blanco, del tamaño de la semilla de cilantro y su sabor como pastelillo amasado con miel...” (Éxodo 16, 31).

Con el maná que caía del cielo se alimentó el pueblo israelita durante

cuarenta años que duró su viaje hasta Canaán. Este maná es también figura o simbolismo de la Eucaristía que viene

del cielo para alimentarnos en nuestro peregrinar por la tierra:

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“Respondióles Jesús: En verdad, en verdad os digo, Moisés no os dio pan del cielo: mi Padre es quien os da a vosotros el verdadero pan del cielo” (Jn., 6, 32).

En otra ocasión, acamparon en un sitio donde no había agua y el

pueblo estaba enojado, amotinándose contra Moisés y dudando de Dios, pero Él hizo que Moisés sacara agua al golpear una piedra y así se tranquilizó el pueblo.

En su peregrinar tuvieron que librar batallas, una de ellas contra los

amalecitas en la cuál ganaban terreno los israelitas cuando Moisés elevaba los brazos y los amalecitas ganaban ventaja cuando los bajaba, por lo que Aarón, su hermano y otro de sus compañeros tuvieron que sostenerle los brazos en alto con la vara de Dios hasta que se ganó la batalla al caer la noche.

Muchos Padres de la fe ven el símbolo de la Cruz de Jesús en esta

figura. Claramente se ve como Dios nos sostiene siempre. El Decálogo

Llegaron después de tres meses de caminar al Monte Sinaí, en donde

Dios les da la Ley, es decir, los Mandamientos. Su Ley para establecer con ellos un pacto, lo que deben hacer o no hacer para mantenerse en el camino hacia Él, en su amistad. La Ley se las da en Diez Mandamientos, a los que se nombra Decálogo, este pacto o alianza que hace Dios con Moisés, es lo que se conoce como la Antigua Alianza. Con el Sacrificio de la Cruz, se sella la Nueva Alianza, que es la que nos rige desde ese momento. Esto no quiere decir que la Ley de Moisés es nula, pues Él mismo nos dijo: “Yo no vine a quitar la Ley, al contrario un nuevo mandamiento os doy: Que se amen los unos a los otros como yo os he amado”.

Los israelitas veían humo y escuchaban truenos provenientes del

Sinaí, se atemorizaron. Moisés que sabía del amor de Dios por su pueblo, los calmaba, pues sabía que eran como niños que obedecían más por temor que por amor.

Muchas leyes y mandatos encontramos en el libro del Éxodo, que

define las obligaciones de los israelitas para con Dios, otras para establecer leyes de relación entre ellos mismos, sobre todo para esa peregrinación de cuarenta años.

Moisés hablaba mucho tiempo con Dios, y continuamente en el Sinaí.

El pueblo perdía la fe, al no verlo por largo tiempo, decidieron hacerse un becerro de oro para alabar y ofrecerle holocaustos.

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Al bajar del Monte Sinaí Moisés se enojó tanto, que rompió las tablas de piedra en las que Dios había grabado el decálogo y ejecutó a muchos de los sacrílegos. Dios quería castigar al pueblo por sus tantas infidelidades, pero Moisés intercede por ellos.

El hombre muchas veces sacrifica la libertad, por la comodidad, se

entrega a sus temores de fracasos por no luchar, por no confiar en Dios o por un ansia de una libertad equivocada que es no obedecer a nadie, a pesar de las consecuencias. Al olvidar nuestro destino nos convertimos en esclavos, perdemos nuestra libertad.

A pesar de que han pasado muchos siglos desde Moisés hasta

nosotros, vemos como la historia se repite todos los días, el hombre es infiel, pero Dios siempre lo busca y le es fiel.

Preguntas para reflexionar:

¿Estoy convencido que la Eucaristía es el verdadero

alimento para lograr la salvación? ¿Cuál es mi actitud ante la problemática de la vida, me

olvido de Dios ante el primer obstáculo? ¿Estoy consciente del valor de la Cruz en mi vida? ¿Cuántos becerros de oro me fabrico? ¿Soy verdaderamente libre, o soy un esclavo de mis

pasiones, mi egoísmo, etc.?

Aplicaciones en la vida diaria: Tratar de no perder de vista mi último fin y corresponder

con la misma fidelidad que Dios tiene para conmigo. Participar en el Sacramento de la Eucaristía cada vez

que se me presente la ocasión.

Actividades sugeridas: Completar las siguientes frases:

El ______ es el simbolismo de la Eucaristía. Con Jesús se sella la _____________. La Alianza en el Sinaí es llamada la _________________. En el Decálogo encontramos _________________ que nos llevan hacia __________. El pueblo de Israel se desesperaba porque no _______________ en Dios.

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Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 1094; 1334; 2052-

2082. Éxodo 20, 2-17; 19, 1-25; 32, 1-24.

TEMA 13: JESUCRISTO, DIOS HECHO HOMBRE

Objetivo doctrinal: Explicar quién fue Jesucristo: Dios hecho hombre.

Objetivo vivencial:

Tener a Jesucristo como modelo de vida. Enlace:

Vimos como Adán y Eva desobedecieron a Dios, queriéndose hacer dioses y cometieron el pecado original, pero desde el primer momento, Dios les promete un Salvador. Dinámica:

Separar por grupos a los asistentes y que cada grupo de su impresión de lo que piensan de Jesucristo. ¿Cuales son los rasgos que más les llaman la atención? ¿Conozco a Jesucristo lo suficiente o necesito conocerlo mejor por medio de los Evangelios? Puntos doctrinales a desarrollar:

Jesús quiere decir en hebreo “Dios salva”. El plan de Dios para la salvación termina con la venida de Jesucristo. Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Esto lo sabemos porque

el mismo Dios nos lo reveló en varias ocasiones. Para ser cristianos hay que creer que Jesucristo es el Hijo de Dios Cuando hablamos de salvación hay que tener en cuenta a una

persona: Jesucristo.

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Jesucristo es el Mesías (el ungido) que estaba esperando el pueblo de Israel durante 2,000 años y que se hace hombre, es decir, se encarna y nace dentro del pueblo judío en Belén de Judá.

La Encarnación es el acontecimiento por el cual el Hijo de Dios se

hace hombre, naciendo de una mujer virgen, María, por obra y gracia del Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad.

El niño nacido de la Virgen María se llama Jesús “porque Él salvará a

su pueblo de sus pecados” (Mt. 1, 21). Jesús se encarnó para salvarnos y reconciliarnos con Dios, para que

conociéramos el amor de Dios. “Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo Único” (Jn. 3, 16)

También se encarnó para ser nuestro modelo de santidad y para

hacernos partícipes de la naturaleza divina. La Encarnación es un acontecimiento singular, pero no por ello

podemos decir que Jesucristo sea mitad Dios y mitad hombre, ni que es el resultado de una mezcla confusa entre lo humano y lo divino. Él se hizo verdadero hombre sin dejar de ser verdadero Dios.

“El Hijo de Dios.... trabajó con manos de hombre, pensó con

inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado” (Gadium et Spes 22, 2).

Jesús durante sus primeros años, llamados “vida oculta” vivió con sus

padres, aprendiendo, obedeciendo y preparándose para su vida adulta, como cualquier niño.

A los 30 años de edad comienza su “vida pública”, predicando y enseñando el Reino de Dios.

Jesús para predicar hablaba en parábolas, con lenguaje sencillo. Entre sus discípulos escogió a doce para que lo siguieran más de

cerca, son los que llamamos apóstoles.

Jesús es nuestro Maestro porque se hizo hombre para enseñarnos los secretos y misterios de la vida divina. Nos muestra el camino a seguir para acercarnos a Dios Padre. Nunca buscó poder, sino el servicio. Era enemigo de la pereza.

Él dedicaba largas horas, noches enteras a la oración, invita a todos a

orar siempre al Padre.

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Jesucristo conocía su misión y era fiel y se entrega a ella. Tanto en lo

pequeño, cómo en lo grande. Era amigo de todos, no rechazaba a nadie, a todos los trataba por

igual. Amable, sencillo y abierto, con los hipócritas era sagaz y los desenmascaraba.

Nunca rechaza al pecador, condena el pecado, nunca lo acepta, pero

a las personas les pide que dejen el pecado. Siempre listo para perdonar a las personas.

La salvación es la acción por la cual Jesucristo libera al hombre de la

esclavitud del pecado y hace posible nuevamente la amistad con Dios a través de la gracia.

Muchos piensan que se pueden salvar por sus propias fuerzas, pero

la salvación es obra de Dios. No podemos dar un paso hacia la salvación sin Dios.

Jesucristo nos salvó dando su vida por nosotros, con el sacrificio de

su vida. Al morir en la cruz, ofrece su vida al Padre por los pecados de cada uno de nosotros.

Cristo tuvo que morir en la cruz, una muerte terrible para que nos

diésemos cuenta de la magnitud del pecado. El pecado es tan espantoso que sólo el Hijo de Dios muriendo en la cruz podía vencerlo.

No hay que olvidar que siendo inocente Cristo murió por nosotros. La muerte en la cruz no hubiese tenido sentido si todo hubiese

acabado ahí, si Cristo no hubiese resucitado. Muchos dicen que Cristo no resucitó, que todo fue un engaño, pero

esto no es cierto. Cristo antes de su muerte lo había anunciado a los apóstoles (Mt. 16,

21). En varias ocasiones, antes de su Ascensión al cielo, se les apareció a

los apóstoles, comió con ellos, le enseñó sus heridas a Tomás. Cuando llegó el momento subió a los cielos, es decir ascendió al

cielo, porque era necesario, según sus palabras, para que viniera el Espíritu Santo y comenzara la Iglesia.

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Preguntas para reflexionar: ¿Por qué Dios nos envió a su Único Hijo? ¿Dónde nació Jesús? ¿Por qué la Virgen María aceptó ser Madre de Jesús? ¿Para que era necesario que el Hijo de Dios se hiciera

hombre? ¿Cómo fue la infancia de Jesús?

Aplicación en la vida diaria: Tratar de tomar a Jesús como modelo en las diferentes situaciones

de la vida diaria, pensando como actuaría Él ante un disgusto, una ofensa, una alegría, en el trabajo, etc.

Actividades sugeridas: Hacer un socio-drama del momento de la Anunciación. Elaborar posters que representan diferentes momentos

de la vida de Jesús. Lecturas sugeridas:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 422-445; 486; 528-529; 550-552; 2786.

TEMA 13 A: INFANCIA Y VIDA OCULTA DE JESÚS

Objetivo doctrinal: Explicar que Jesús en su infancia y adolescencia, era un joven

normal, que no se diferenciaba de los niños de su edad, ni hacía nada extraordinario. Objetivo vivencial:

Tomar en cuenta, que aunque el Evangelio no habla mucho de este tiempo en la vida de Cristo, ahí encontraremos cuál debe ser nuestra conducta. Jesús modelo y ejemplo de juventud, fiel observante de la Ley de Moisés

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Enlace: Leer algún pasaje del Evangelio dónde se habla de la infancia de

Jesús. Mucho se ha escrito sobre la vida de Jesús en sus primeros años, lo

que conocemos como “vida oculta”. Estos libros en su mayoría constituyen lo que se llaman “libros apócrifos”, es decir, libros que no pertenecen a la Revelación. Por lo que no hay que creer todas las leyendas y cuentos que se dicen de la infancia y juventud de Jesús, en esos supuestos libros que se escriben de Él, sólo lo que aparece en el Evangelio. Dinámica:

Preguntar si se han escuchado historias que se dicen

verídicas sobre la vida de Cristo durante este tiempo. Que piensan que sentía Cristo sobre la Ley de Moisés,

si cumplía o no. Hacer una reflexión acerca de lo que significa “y les

estaba sujeto”.

Puntos doctrinales a desarrollar: Después de la partida de los magos que habían venido a adorarlo, el

ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate toma al niño y a su madre huye a Egipto, estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo” (Mt. 2, 13).

José toma al niño y a su madre y huye a Egipto, sobre el tiempo que

permanecieron allí, los evangelistas no cuentan nada. Sólo de la matanza de los niños menores de 2 años que habían en Belén y sus alrededores.

Muerto ya Herodes, se aparece un ángel en sueños de José en

Egipto, y le ordena volver a Israel (Mt. 2, 19-20), pero tuvo miedo de que reinaba Arquelao, hermano de Herodes, y se estableció en Nazaret.

San Lucas en su Evangelio narra la circuncisión del niño Jesús,

cuando había cumplido 8 días (Lc. 2, 21) y de que cuando se cumplieron los días de la purificación, conforme a la Ley de Moisés, le llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor y para ofrecer un sacrificio, un par de tórtolas o dos pichones (Lc. 2, 22-24).

San Lucas nos narra también como Simeón, hombre justo y piadoso

que había pedido al Señor no morir antes de ver al Cristo del Señor, profetizó cuando lo vio.

SU PADRE Y SU MADRE ESTABAN MARAVILLADOS DE LAS

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COSAS QUE DECÍAN DE ÉL (Lc. 2, 33). Lo mismo que una profetisa llamada Ana, que estaba en el templo a

la hora de la presentación de Jesús. Él es reconocido como el Mesías tan esperado, “luz de las naciones”, gloria de Israel, y también “signo de contradicción”.

El evangelista no nos narra su primera infancia, sólo dice: “EL NIÑO

CRECÍA Y SE FORTALECÍA LLENO DE SABIDURÍA Y LA GRACIA DE DIOS ESTABA CON ÉL” (Lc. 2, 40-41).

Quedan en el misterio sus primeros años, no volvemos a leer de Él,

en el evangelio de San Lucas (Lc. 2, 41-49). Aquí se nos narra que a los 12 años, se presenta con sus padres al Templo en la fiesta de la Pascua, como era tradición, al volver sus padres no lo encuentran y lo buscan durante tres días, encontrándolo en el Templo en medio de los doctores, que lo escuchaban estupefactos.

Este es el primer momento en que sus padres le escuchan hablar de

su misión “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre?”.

Ellos no entendieron lo que les decía, bajó con ellos y VINO A

NAZARET Y LES ESTABA SUJETO y su Madre conservaba todo esto en su corazón.

San Marcos y San Juan inician su Evangelio con la vida pública de

Cristo. Lo poco que tenemos sobre la infancia de Jesús es suficiente. Su

nacimiento, la adoración de los pastores, la adoración de los Magos, la Huida a Egipto, la matanza de los Santos Inocentes, Jesús en Egipto, su regreso a la muerte de Herodes a Nazaret, Jesús cumple la observancia de la Ley, y es circuncidado, luego es presentado en el Templo en el día marcado por la Ley, y cumplía con la Peregrinación anual a Jerusalén en tiempos de Pascua.

Nosotros quisiéramos saber hasta los mínimos detalles de su

infancia, pero Dios considera que lo importante de la vida de Cristo, es su “vida pública”, y la historia de la Redención, que nos abre las puertas del cielo, y nos convierte en Hijos de Dios, herederos de su Reino.

Jesús es circuncidado a los ocho días. También es presentado en el

Templo como hijo primogénito, de acuerdo a la Ley de Moisés, para recordar la muerte de los primogénitos de Egipto cuando los primogénitos de Israel quedaron a salvo, durante las plagas con qué Dios castigó a los egipcios.

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Cristo crece y se desarrolla como cualquier hombre. Es la parte humana de Jesús, Dios y hombre Verdadero, para la sociedad es el hijo de José, el carpintero (Lc. 4, 22).

Los evangelistas nos presentan el nacimiento e infancia de Jesús, en

una época histórica determinada, en un tiempo y lugar determinados, dándole así un valor de testimonio e historicidad.

Se han creado muchos mitos acerca de este tiempo en que Jesús se

desarrollaba en gracia ante Dios y ante los hombres, podemos decir que Jesús durante este tiempo compartió la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana, sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa a la ley de Dios (Ga. 4, 4), vida en comunidad. Durante este período Jesús vivía “sometido” a sus padres y que “progresaban en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc. 2, 51-52).

Al vivir sometido a sus padres, María y José, Jesús cumple

perfectamente el cuarto mandamiento. Imagen temporal de la obediencia al Padre.

Su infancia fue tan normal entre jóvenes de su edad y condición que

(Mt. 13, 53-57) Jesús en su Patria, les enseñaba en la sinagoga, de modo que decían maravillados: “¿De dónde esta sabiduría y esos prodigios? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su Madre María y sus hermanos (en arameo la palabra hermano, primo hermano, pariente eran la misma) Santiago, José, Simón, y Judas? ¿Y sus hermanas no están todas entre nosotros? ¿De dónde pues le viene todo esto?. Y se escandalizaban de Él.

Este Evangelio nos narra los comentarios en Nazaret, por él podemos

decir que su infancia y juventud no tuvo nada de extraordinaria, no había llegado aún su momento.

En Nazaret se comienza a entender la vida de Jesús, la escuela del

Evangelio. Ante todo es una escuela de “silencio”, nos enseña que el “silencio” debe ser algo que apreciemos en nuestra vida. También es una escuela de “vida familiar”, allí aprendemos lo que es la familia, su belleza, su comunión de amor, su carácter sagrado. Es una “lección de trabajo”, ahí comprendemos lo que es la dignidad del trabajo, que enaltece al hombre y su misión redentora. Por medio de nuestro trabajo podemos santificarnos. Nazaret nos permite entrar en unión con Cristo en las situaciones ordinarias de la vida y sus caminos hacia la santificación.

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Preguntas para reflexionar:

¿Le doy demasiada importancia a los primeros años de

la vida de Jesús? ¿Pienso que lo importante para mi salvación es lo que

contiene el Evangelio? ¿Reflexiono, con frecuencia, sobre la familia de Nazaret

como ejemplo para mi propia vida? ¿Pienso en la actitud de la Virgen María en esos

primeros años, o en la de San José? Aplicación en la vida diaria:

Tratar de imitar la comunidad de amor de la Familia de

Nazaret. Meditar sobre las palabras: “Y su Madre guardaba todo

esto en su corazón.”

Actividades sugeridas:

Hacer un socio-drama sobre un día en la Familia de

Nazaret. Elaborar posters sobre las diferentes actividades de las

tres personas de la Familia de Nazaret.

Lecturas de apoyo: Catecismo de la Iglesia Católica num. 522-534; 2717;

2204; 2427. Lc. 2, 51-52; Mt. 2, 4; Jn. 4, 22; Lc. 2, 29-39; Lc, 2, 42;

Mt. 2, 13-18.

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TEMA 14: CREO EN JESUCRISTO

Objetivo doctrinal: Dios, como lo había prometido, envía a su único Hijo, para que se

cumplan en Él todas las profecías, es el Mesías que ha venido a salvarnos. Objetivo vivencial:

Reconocer que Cristo vivió en un tiempo histórico, y en medio de gente sencilla, en donde sólo reconocían su naturaleza humana. Enlace:

Rezar un Padrenuestro y un Ave María para ponernos en presencia del Señor.

En el momento que el ángel se le aparece a María había llegado el tiempo anunciado en las Profecías, para la llegada del Mesías, el Salvador, el Hijo Único de Dios. A pesar de que conocían las profecías, que lo esperaban, muchos no lo reconocieron. Dinámica:

Señalar algún hecho histórico que sitúe el nacimiento de

Cristo como una realidad en un País determinado. Realzar que Dios envía a Jesucristo, su Hijo Amado,

para salvarnos y abrirnos el camino al cielo. ¿A quién prometió Dios enviar un Mesías, un Salvador?

Dar dos personajes concretos.

Puntos a desarrollar:

Dios envía a su Único Hijo En el bautismo de Jesús, cuando salió del agua “He aquí que se

abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como paloma y venir sobre Él, mientras una voz del cielo decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo mis complacencias” (Mt. 3, 16-17).

En el Antiguo Testamento, el título Hijo de Dios, significa una filiación

adoptiva que establece entre Dios y sus creaturas una relación de una intimidad particular.

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Cuando confiesa Pedro a Jesús como “el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, Jesús le responde “No te ha revelado esto ni la carne, ni la sangre, sino Mi Padre que está en los cielos”.

Pedro pudo reconocer la filiación divina de Jesús-Mesías, porque éste

lo dejó entender claramente. Ante el Sanedrín, a la pregunta de sus acusadores: “Entonces, ¿Tú

eres el Hijo de Dios?, Jesús respondió: Vosotros lo decís: YO SOY. Ya mucho antes Él se designó como el Hijo que conoce al Padre,

que se distinguió de los profetas que Dios envió antes a su pueblo, superior a los ángeles.

Así mismo hizo la distinción, con sus discípulos, no diciendo “Nuestro

Padre”, sino que les ordena a rezar “Padre Nuestro”, y subrayó la distinción “Mi Padre y vuestro Padre”.

En los Evangelios se narran momentos solemnes, el Bautismo, la

Transfiguración de Cristo en las que la voz del Padre lo designa como “su Hijo Amado”. Jesús se designa a Sí mismo como “el Hijo Único de Dios”, y afirma mediante este título su preexistencia eterna.

Pide la fe en nombre del Hijo Único de Dios, esta confesión cristiana

se da en la exclamación del centurión delante de Jesús en la Cruz: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”, porque es solamente en el misterio pascual donde el creyente puede alcanzar el sentido pleno del título “Hijo de Dios”.

Después de la Resurrección, en su humanidad glorificada, aparece su

filiación divina. “Constituido Hijo de Dios con el poder, según el Espíritu de santidad, por su Resurrección de entre los muertos”.

Los apóstoles podrán confesar: “Hemos visto su gloria, gloria que

recibe del Padre como Hijo Único, lleno de gracia y de verdad” Jesucristo, Hijo Único de Dios

Al llegar a la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de

mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley y para que recibiéramos la filiación adoptiva.

Dios ha cumplido las promesas hechas a Abraham y a su

descendencia y lo ha hecho más allá de toda expectativa: Él ha enviado a su Hijo Amado.

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Movidos por la gracia del Espíritu Santo creemos y confesamos a

Jesús de Nazaret, nacido judío, de una hija de Israel, en Belén de Judá, en tiempo del rey Herodes y del Emperador Cesar Augusto, de oficio carpintero, muerto y crucificado en Jerusalén, bajo el procurador Poncio Pilato, durante el reinado del Emperador Tiberio, que es Cristo, el Hijo de Dios vivo. Sobre la roca de la fe confesada por San Pedro, Cristo ha construido su Iglesia.

Sabemos que Jesús quiere decir en hebreo “Dios salva”. Al momento

de la Anunciación, el ángel Gabriel le dio el nombre de Jesús, que expresa a la vez su identidad y su misión. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?, es Él quién en Jesús, su Hijo hecho hombre, salvará a su pueblo de sus pecados.

En Jesús, Dios recapitula así toda la historia de la salvación en favor

de los hombres. En la Historia de la Salvación, Dios no se contenta con librar a Israel

de la servidumbre, haciéndolo salir de Egipto, lo salva además de su pecado. Puesto que el pecado es una ofensa hecha a Dios, sólo Él es quién puede absolverlo. Sólo Jesús hecho hombre, puede llevar a cabo la redención universal y definitiva de los pecados. Él es el Nombre divino, el único que trae la salvación y puede ser invocado por todos, porque se ha unido a todos los hombres por la Encarnación.

Cristo “Mesías ungido” cumple perfectamente la misión divina que

esta palabra significa. Jesús cumplió la esperanza del Mesías creado por Israel en su triple función: Sacerdote, Profeta y Rey.

El ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del

Mesías prometido a Israel. “Os ha nacido hoy, en la Ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor”.

Desde el principio, Él es quién el Padre ha santificado y enviado al

mundo concebido como santo en el seno virginal de María. José fue llamado por Dios para tomar consigo a María, su esposa

encinta, por el Espíritu Santo, para que Jesús llamado Cristo, nazca de la esposa de José, en la descendencia mesiánica de David. La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su misión divina.

Su misión divina fue revelada en el tiempo de su vida terrena, en el

momento de su Bautismo por Juan, cuando Dios lo Ungió con el Espíritu Santo y con el poder, para que Él fuese manifestado a Israel como su Mesías.

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Sus obras y sus palabras lo dieron a conocer como “el santo de Dios”. Numerosos judíos y paganos compartían su esperanza y reconocieron en Jesús los rasgos fundamentales del mesiánico hijo de David, prometido por Dios a Israel.

Jesús aceptó el título de Mesías, al cual tenía derecho, pero no sin

reservas, porque una parte de sus contemporáneos tenían una concepción demasiada humana, esencialmente política.

Jesús ante la confesión de fe de Pedro, que le reconocía como el

Mesías, anuncia la próxima pasión del Hijo del Hombre. “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar

su vida como rescate de muchos”. Por lo que el verdadero sentido de su realeza no se manifiesta más que desde lo alto de la Cruz.

Solamente después de su Resurrección, su realeza mesiánica podrá

ser proclamada por Pedro, ante el pueblo de Dios. “Sepa pues, con certeza toda la casa de Israel, que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús, a quien vosotros habéis crucificado”.

Preguntas para reflexionar:

¿Pienso con frecuencia que Cristo, es el Hijo de Dios

que se hizo hombre para salvarme? ¿Qué pienso sobre la magnitud del pecado? ¿Comprendo en profundidad la misión mesiánica de

Cristo? ¿Estoy consciente que como bautizado participo en la

triple función de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey? Aplicación en la vida diaria:

Pensar que si queremos seguir a Cristo, debemos tener como meta el

servir a los demás y no ser servidos. El verdadero amor se demuestra en el servicio. Actividades sugeridas:

Hacer una representación de la Anunciación, el Nacimiento y la visita

de los Reyes Magos. Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 422-445. Mt. 1, 21; Hech. 4, 12; Hech. 10, 38; Jn.1, 14-18; 1Jn. 2,

23.

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TEMA 15: VIDA PÚBLICA DE JESÚS

Objetivo doctrinal: Explicar la Vida Pública de Jesús, el por qué de sus milagros, su

predicación y la elección de los apóstoles. Objetivo vivencial:

Tomar conciencia de que en Cristo tenemos el modelo a seguir. Enlace:

Cristo en sus enseñanzas, nos muestra el camino de la salvación, que va dirigida a todos los hombres de todas las razas y condiciones, a través de todos los tiempos. EL EVANGELIO SIEMPRE ES ACTUAL.

Los milagros de Cristo, aunque grandes y portentosos y que prueban la naturaleza divina de Jesús, eran necesarios por su amor al hombre y su enseñanza que eran más importantes. Cada uno de ellos nos da una ENSEÑANZA.

Cristo escoge a doce de sus discípulos para que ellos continúen su predicación y sean partícipes en la fundación de la IGLESIA.

Dinámica:

Dividir en grupos a los asistentes para que cada grupo opine sobre la

predicación de Jesús, sus milagros y sobre los apóstoles. Después hacer un análisis sobre la visión que se tienen sobre estos

temas. Puntos doctrinales a desarrollar:

La Predicación de Jesús

La “vida pública” de Jesús comienza con el Bautismo por Juan en el

Jordán cuando aparece el Espíritu Santo, en forma de paloma, sobre Jesús y se oye una voz que dice: “Este es mi Hijo Amado” (Mt. 3, 13-17).

Los Evangelios nos hablan de un tiempo en que Jesús permanece

solo en el desierto, inmediatamente después del Bautismo de Juan, donde después de permanecer cuarenta días sin comer, ni beber, es tentado por Satanás tres veces, pero Jesús no sucumbe.

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Después de que Juan fue apresado, Jesús se marchó a Galilea y

proclama la Buena Nueva de Dios. “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (Mc. 1, 15). “Cristo por tanto para cumplir la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el Reino de los Cielos” (LG. 3).

Corresponde al Hijo, realizar el plan de Salvación de su Padre, en la

plenitud de los tiempos; ése es el motivo de su “misión” (LG 3). Cristo habla, en lugares públicos, en reuniones privadas, ante

hombres, mujeres y niños, de todas las clases y condiciones sociales. Su mensaje va dirigido al Pueblo de Israel, pero los gentiles, los

romanos, samaritanos, cananeos, lo escuchan y sus palabras les llegan, así vemos que Jesús hace grandes milagros entre ellos, pues grande era su fe, y Jesús lo reconoce públicamente.

¿Y cómo acoge Jerusalén a su Mesías? Primero quiere hacerle rey, y

luego quiere matarle, y al fin piden que lo crucifiquen, después de cantarle y recibirle como rey, el Domingo de Palmas.

La vida entera de Cristo fue una continua enseñanza, su silencio, sus

milagros, sus gestos, su oración, su amor al hombre, su predilección por los pequeños y por los pobres, la aceptación total del sacrificio en la cruz por la salvación del mundo, su Resurrección, son el cumplimiento de la Revelación (CT 9).

El hermosísimo Sermón de la Montaña, donde encontramos los

fundamentos de la moral, y toda su predicación maravillaba a los hombres que lo escuchaban por su sabiduría.

En ocasiones hablaba en Parábolas, como un cuento, para hacerlo

más entendible, y luego lo comentaran, lo meditaran y sacaran su propia lección.

La gente lo seguía, la fuerza de su palabra y la gracia de su

presencia, hacía que miles de gentes de todos los pueblos abandonaran sus hogares para seguirlo lejos y se sentaran a escucharlo.

En su vida pública, en sus palabras, en su muerte, en su

Resurrección, y al final hasta su Ascensión, nos enseñó la manera que su Reino se instaurara en la tierra, su vida fue un acto de amor. La Elección de los Apóstoles

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Cristo escoge entre sus discípulos a Doce que van a ser los encargados de predicar el Evangelio, van a ser piezas claves en la fundación de la Iglesia.

Esta elección de los apóstoles es un llamado libre de Jesús y una

respuesta libre y generosa de los llamados. Cristo con este llamado tiene como objetivo formar con sus

seguidores un Reino visible en la tierra. Una Iglesia que durará hasta el fin de los tiempos. Los Doce son los escogidos para ser los fundadores y guías.

Para ello Cristo les otorga unos poderes especiales: Enseñar el Evangelio y transmitir su doctrina. Atar y desatar en nombre de Dios. Es decir, ser los

instrumentos de Cristo en el perdón de los pecados. Gobernar la Iglesia. Administrar los sacramentos y transmitir a otros este

poder para prolongar la acción de Cristo sobre la tierra. De los Doce escoge a Pedro como cabeza de la Iglesia,

todos los demás tendrán que obedecerlo porque será infalible en las enseñanzas de la fe y de la doctrina de Cristo.

Los obispos son los sucesores de estos Doce apóstoles, por ello la Iglesia es “apostólica”. Solamente un obispo puede ser consagrado por otro obispo y con el fin de que no haya errores tiene que haber otros dos obispos presentes.

El cristiano por su bautismo y confirmación está obligado a llevar el

Evangelio a los demás. Tenemos que tomar conciencia de que Cristo, a través de su Iglesia

sigue llamándonos apóstoles para instaurar su Reino. Un apóstol debe de tener ciertas cualidades: celo apostólico, entrega,

valentía, amor a Dios y caridad hacia el prójimo. Los Milagros de Jesús

Jesús acompañaba sus palabras con numerosos “milagros, prodigios

y signos” (Hech. 2, 22), que manifiestan que el Reino de Dios está presente en Él. Estos milagros atestiguan que Jesús es el Mesías anunciado (Lc. 6, 18 -23).

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Todos recordamos los distintos milagros que Jesús hace a petición de los que sufriendo en sí mismo, o en alguien muy querido, le suplican, y Cristo lleno de amor les concede de acuerdo a su fe.

Los milagros que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre lo ha

enviado (Jn. 5, 36; 10, 25). Invitan a creer en Él. Concede lo que le piden a los que acuden con fe. Por tanto los milagros fortalecen la fe en Aquél que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que Él es el Hijo De Dios, pero también pueden ser “ocasión de escándalo”. Jesús no pretende satisfacer la curiosidad, ni los deseos mágicos.

A pesar de sus milagros, Jesús es rechazado por muchos, que no

advertían los signos de su divinidad, incluso se le acusa de obrar movido por los demonios (Mc. 3, 22).

Al librar a algunos hombres de males terrenos, del hambre, de la

injusticia, de la enfermedad, y de la muerte, Jesús realizó signos mesiánicos, no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo, sino a liberar a los hombres de la esclavitud mayor, la del pecado.

La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de Satanás (Mt.

12, 26); “Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios” (Mt. 12, 28).

Cuando Jesús expulsa los demonios anticipa la victoria sobre el

príncipe de este mundo (Jn. 12, 31). Jesús escucha la expresión de fe expresada en palabras, la curación

de un leproso (Mc. 1, 40-41); la hija de Jairo (Mc. 5, 36); la cananea (Mc. 7, 29); el buen ladrón (Lc. 23, 39-43), o cuando en silencio se dirigen a Él en oración, la hemorroisa que toca sus vestidos (Mc. 5, 28); las lágrimas y el perfume de la pecadora (Lc. 7, 37-38).

Cuando la petición es apremiante, como la de los ciegos “Ten piedad”

y que ha sido recogida por la Tradición como la oración a Jesús, “ten piedad, que soy un pecador”.

Jesús sigue respondiendo a las plegarias de aquellos que le piden

con fe pura, y si no encontramos respuesta a nuestras peticiones, hay que pedir “Hágase tu voluntad, y no la mía”.

A pesar de que Jesús realizó muchísimos milagros a lo largo de su

vida en la tierra, muchos lo condenaron, lo persiguieron, no queriendo aceptar que todos estos actos demostraban su soberanía divina. Preguntas para reflexionar:

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¿Me preocupo por conocer el mensaje y las enseñanzas de la predicación de Cristo?

¿Tengo a Cristo como modelo de vida? ¿Considero que Cristo que llama a ser apóstol? ¿Me siento partícipe en la extensión del Reino de Dios? ¿Qué pienso sobre los milagros de Cristo? ¿Estoy esperando que se me haga un milagro, o pienso

que se haga Su Voluntad y no la mía? Aplicación en la vida diaria:

Estar conscientes de pedirle al Señor con absoluta

confianza, y acogernos a Él, en nuestras penas, como lo haríamos con un Padre amoroso para recibir la paz y la fuerza para sobrellevarlos.

Meditar sobre el mensaje y la enseñanza de Jesús para llegar a ser verdaderos apóstoles.

Actividades sugeridas:

Socio-drama sobre los milagros de Jesús. Leer alguna parábola y reflexionar sobre su mensaje.

Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 535-570. Gadium et Spes nos. 3 y 5. Ad Gentes 3. Catechesi tradendae. Las citas bíblicas mencionadas en el texto.

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TEMA 16: PROCESO A JESÚS

Objetivo Doctrinal: Enseñar que la Iglesia como continuadora de la obra de los apóstoles

debe transmitir la Buena Nueva cuyo centro es el misterio Pascual de la Cruz y Resurrección. Objetivo Vivencial:

Meditar en la parte tan grande que nosotros hemos tenido en los sufrimientos de Cristo durante su Pasión y Muerte uniéndonos todos los días ofreciendo en desagravio los nuestros. Enlace:

Hubo división en la opinión de las autoridades religiosas respecto a la conducta a seguir en relación a Jesús, por lo tanto no se podría ampliar esta responsabilidad a todos los judíos en el espacio y en el tiempo. El Concilio Vaticano II ha declarado: “Lo que se perpetró en su Pasión no puede ser imputado a todos los judíos que vivían entonces ni a los judíos de hoy. No se ha de señalar a los judíos como reprobados por Dios y malditos como si tal cosa se dedujera de la Sagrada Escritura” (NA 4). Los autores de los sufrimientos que soportó Cristo fueron los pecadores. Dinámica:

Analizar el por qué se ha culpado a los judíos como causantes de la muerte de Cristo y los miembros de la Iglesia se han sentido ajenos al hecho (lluvia de ideas). Puntos doctrinales a desarrollar:

Prendimiento de Jesús

Jesús se acercó a sus discípulos que aún dormían y se sobresaltaron

al oírle llegar. “Ya está, llegó la hora. He aquí que el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores”.

Judas, con los guardias del templo, sacerdotes, levitas, algunos fariseos, saduceos se acercaron junto con las tropas. Judas les previno que si los discípulos trataban de defenderlo, sería mejor sorprenderlo, para lo cual él se ofreció adelantarse e indicarles quién era Jesús. Esto lo haría sonriéndole y saludándole con un beso. Jesús le dijo: “Judas ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?” (Lc. 22, 48). Luego dirigiéndose a los soldados les preguntó: “¿A quién buscáis?”, respondieron: “A Jesús Nazareno”, “Yo soy”. Jesús asume toda la responsabilidad, a Él es a quien deben de prender.

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Proceso a Jesús

El grupo llegó ante la casa de los pontífices empujando al prisionero

hasta el patio que separaba las viviendas de Anás y Caifás. Uno de los sacerdotes subió a avisar de la llegada del reo. Mandaron convocar a los setenta miembros del sanedrín. Al amanecer empezó el juicio. Los cargos: blasfemo, que se decía Hijo de Dios, profanador del templo, etc. Jesús calla…Terminado el juicio y condenado por blasfemo, debe presentarse ante Pilato. Pero mientras llega ese momento recibe todo tipo de insultos, golpes, burlas por parte de los soldados. Canta el gallo y Pedro, la piedra sobre la que edificó su Iglesia, le niega tres veces, los discípulos huyen. ¡ Qué soledad la de Cristo ! Los dolores físicos no son nada comparados con tanta ingratitud. Ahí está Cristo ofreciéndose como víctima por nuestros pecados y nosotros aquí cayendo una y otra vez. Jesús murió en la Cruz

Llega el momento en que se cumplirán todas las Escrituras. El

Cordero será sacrificado según los designios de Dios y para que se cumpliera lo anunciado en las Escrituras. Nada fue al azar, todo pertenece al designio de Dios. Cristo se ofreció por amor para rescatarnos del pecado y darnos la salvación. “Él nos amó y mandó a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn. 4,10). Y Jesús se ofreció libremente por nuestra salvación. Las palabras de Cristo en la Cruz “Todo está consumado” son como el repaso que Cristo hace de que el designio de Dios está cumplido así como en las profecías. Y entonces con la tranquilidad de una obra llevada a cabo con absoluta entrega puede decir: “En tus manos encomiendo mi espíritu” y exhalar el último suspiro. Pero para llegar a esto ¡cuánto dolor! ¡cuánta soledad! ¡qué inmensa tristeza ver a tantos para quienes su sacrificio iba a ser inútil! Esa fue la verdadera pasión de Cristo: nuestra ingratitud. Preguntas para reflexionar:

¿Fueron capaces los discípulos de velar mientras Cristo

oraba en el huerto? ¿Cómo entregó Judas a Cristo? ¿Qué palabras

pronunció Jesús? ¿Qué cargos se hicieron contra Jesús? ¿Por cuál fue

condenado? ¿Quién es el verdadero responsable de la muerte de

Jesús? ¿Cuál fue el mayor dolor de Cristo en la Cruz?

Aplicación en la vida diaria:

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Proponernos hacer un sacrificio diario con el fin de unirnos al sacrificio de la Cruz.

Meditar si acompañamos a Jesús en su Pasión. Actividades sugeridas:

Leer Mt. 26, 36ss. Representar la escena leída y reflexionar sobre

con qué personaje nos identificamos. Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 595 - 623. Nostra Aetate 4. Jn. 10,33; Lc. 22,48; 1 Jn. 4,10; Mt. 26, 36ss; Mt. 27,

11ss.

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TEMA 17: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

Objetivo doctrinal: Enseñar que la Resurrección de Jesús es la verdad culminante de

nuestra fe, no es un mito o una leyenda, sino un hecho real, en el cuál se funda nuestra fe. Objetivo vivencial:

Concientizar a los asistentes que lo que le da sentido a la Pasión y Muerte de Jesús es la Resurrección, con ella se cumplen todas las promesas de Salvación. Enlace:

En sesiones pasadas hemos conocido a la figura Jesús, hasta llegar a su muerte, donde pareciera que todo había terminado. Muchos creían que todo había sido inútil. Muchos pensaban que todo había sido mentira y aún hoy, muchos lo siguen pensando. Dinámica:

Rezar con detenimiento el Credo. Preguntar: ¿Qué pienso yo de este suceso portentoso? ¿Pienso que fue una historia de los primeros cristianos? ¿Creo fervientemente que Cristo resucitó al tercer día,

según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre, cómo lo rezo en el Credo?

Puntos doctrinales a desarrollar: La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en

Cristo, tal como la vivió y creyó la primera comunidad cristiana, como la verdad central y fundamental transmitida por la Tradición, como podemos observar en el Nuevo Testamento predicada como parte esencial de la Semana Santa, al mismo tiempo que la muerte de Cruz:

Cristo resucitó de entre los muertos. Con su muerte venció la muerte. A los muertos le ha dado vida.

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El misterio de la Resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento.

En el año 56, San Pablo escribe a los Corintios sobre la Resurrección

de Cristo. Habla de la l Tradición que recibió de boca de los apóstoles acerca de la Resurrección, misma que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco (1Cor. 15, 3-4; Hch.9, 3-18).

Cuando leemos en el Evangelio los acontecimientos de Pascua, el

primer elemento es el sepulcro vacío. La ausencia del cuerpo de Cristo podría explicarse de otra manera y a pesar de ello, el sepulcro vacío ha constituido para todos un signo esencial.

Su descubrimiento por los discípulos fue el primer paso para el

reconocimiento del hecho de la Resurrección. En primer lugar las Santas Mujeres (Lc. 24, 22-23). Después el de Pedro (Lc. 21, 12) y San Juan, el discípulo que Jesús amaba, afirma que al entrar en el sepulcro vacío y al descubrir las vendas en el suelo “vio y creyó” (Jn. 20, 8). Lo que supone que constató que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana.

Cristo había profetizado varias veces su resurrección. Por lo tanto, al

resucitar por su propio poder, demostraba nuevamente, y con la prueba más convincente, que era Dios.

La prueba de la resurrección de Jesucristo parte del sepulcro vacío.

Cristo estaba muerto en la cruz, por ello sus verdugos no le partieron las piernas como solían hacer para rematar a los resucitados. Pero, si no hubiera estado muerto en la cruz, le hubiera matado la lanza que le abrió la parte derecha del corazón, hecho que nos narra San Juan que estaba allí presente.

Al tercer día el sepulcro estaba vacío. Esto sólo tiene dos

explicaciones. O alguien se llevó el cadáver, o Cristo resucitó. El cadáver no lo robaron los enemigos de Cristo, pues al conocerse la noticia de la resurrección la mejor manera de refutarla hubiera sido enseñar el cadáver. Si no lo hicieron es porque no lo tenían.

Tampoco lo tenían sus amigos, pues los apóstoles murieron por su fe

en Cristo resucitado y nadie da la vida por lo que sabe que es una mentira. Se puede dar la vida por un ideal equivocado, pero no por defender una mentira.

Luego si Cristo estaba muerto, y el sepulcro estaba vacío y nadie tenía el cadáver, sólo queda una explicación, Cristo resucitó.

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María Magdalena y las santas mujeres, que iban a embalsamar el

cuerpo de Jesús, fueron las primeras en encontrar al Resucitado (Mt. 28, 9-10; Mc. 16, 1; Lc. 24, 1), siendo las mujeres las primeras mensajeras de la Resurrección de Cristo para avisar a los apóstoles. Jesús se apareció enseguida a Pedro y luego a los otros apóstoles (Lc. 24, 34).

Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales lleva a cada uno de

los apóstoles, y a Pedro en particular, al compromiso de la construcción de una nueva época que comenzó en la mañana de Pascua.

Como testigos del Resucitado, los apóstoles son las piedras de

fundación de la Iglesia. La fe de su Iglesia. La fe de la primera comunidad de creyentes se funda en el testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y viviendo la mayoría entre ellos.

No solamente fueron testigos los apóstoles, San Pablo habla de más

de quinientas personas a las que se le apareció Cristo en una sola vez (1Cor. 15, 4-8). Ante todos estos testimonios es imposible no reconocer la Resurrección como un hecho histórico.

La fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y

muerte de su Maestro, aunque había sido anunciada por Él de antemano (Lc. 22, 31-32), por lo que algunos de ellos no pudieron creer fácilmente la noticia de la Resurrección que le dieron las santas mujeres. Cuando Jesús se les aparece a los once en la tarde de Pascua “les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto” (Mc. 16, 14).

La fe en la Resurrección nació, bajo la acción de la gracia divina, de

la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado; mediante el tacto por las dudas de Tomás (Lc. 24, 39; Jn. 20, 27) y el compartir la comida (Lc. 24, 30, 41-43). Con lo que los invita a reconocer que Él no es un espíritu y a que comprueben que el cuerpo resucitado es el mismo que fue martirizado y crucificado, ya que sigue llevando las huellas de la pasión. (Lc. 24, 40).

Sin embargo, este cuerpo auténtico y real al mismo tiempo, cuenta

con las propiedades de un cuerpo glorioso; no está situado en el espacio, ni en el tiempo, pero puede hacerse presente a su voluntad donde quiere y cuando quiere (Jn. 20, 14-19; 21, 4), su humanidad ya no puede ser retenida en la tierra, ya sólo pertenece al dominio divino del Padre.

La Resurrección de Cristo no es sólo un retorno a la vida terrenal,

como en el caso de las resurrecciones que Él realizó; la hija de Jairo, Lázaro, el joven de Naím, estos eran milagros, estas personas, al volver a la vida, volvían a tener una vida ordinaria y a su momento volverían a morir.

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La de Él, es esencialmente diferente, su cuerpo se llena del poder del Espíritu Santo y participa de la vida divina en el estado de gloria.

Nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la

Resurrección, y ningún evangelista lo describe, nadie puede decir como sucedió físicamente. La Resurrección de Cristo es objeto de fe, en cuanto es una intervención de Dios mismo en la creación y en la historia. En ella, las tres Personas divinas actúan juntas a la vez y manifiestan su propia originalidad.

Cristo realiza su propia Resurrección en virtud de su poder divino. Ya

Jesús había anunciado que el Hijo del hombre debería sufrir mucho, morir y luego resucitar.

Creemos que Cristo murió y resucitó. Sí no resucitó, como dice San Pablo, “vana es la predicación y vana también nuestra fe”. Todo habría acabado con su muerte sí Cristo no hubiese resucitado.

La Resurrección constituye, ante todo, la confirmación de lo que Él

hizo y enseñó. Todas las verdades encuentran su justificación en su Resurrección, con la que dio la prueba definitiva de su autoridad divina, según lo había prometido.

Doble aspecto en el misterio pascual: por su muerte nos libera del

pecado, por su Resurrección, nos abre el acceso a una nueva vida...Victoria sobre la muerte y el pecado, y que nos devuelve la Gracia de Dios.

La Resurrección de Cristo es principio y fuente de nuestra

resurrección futura. “¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha

merecido tener un gran Redentor, si Dios ha dado a su Hijo, a fin de que el hombre no muera sino tenga vida eterna!” Juan Pablo II.

Preguntas para reflexionar: ¿Que hubiera sucedido si Jesús no hubiera resucitado? ¿Quién nos contó el hecho? ¿Hubo alguien que lo presenciara? ¿A quién se le apareció primero? ¿Dio pruebas físicas de su Resurrección, para

demostrar que no era solamente un espíritu? ¿Qué diferencia había entre las resurrecciones que

había hecho a Lázaro, el hijo de la viuda de Naím, la hija de Jairo, y su propia Resurrección?

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Aplicaciones en la vida diaria:

Pensar en el Cristo resucitado, glorioso, que nos da la

vida eterna con su Muerte y Resurrección. Tener la confianza que Cristo ya venció al pecado, y

que yo sólo tengo que responder a su llamado para vencerlo.

Actividades sugeridas: Hacer una representación de la llegada de las Santas

Mujeres al sepulcro. (Lc. 24, 3-6; 22-23; Mt. 28, 9-10). Que se elaboren posters representando a Cristo

resucitado, venciendo al pecado.

Lecturas de apoyo: Catecismo de la Iglesia Católica num. 638-655. 1Cor. 15, 3-4; Hech. 9, 3-18; Lc. 24, 5-6; Lc. 24, 3: Lc.

24, 12; Jn. 20, 2; Jn 20.8; Mc. 16, 1; Lc. 24, 1; Mt. 28, 9-10; Jn. 20, 11-18; Lc. 24, 34; Lc. 22, 31-32.

TEMA 18: ASCENSIÓN Y JUICIO FINAL

Objetivo doctrinal: Explicar la Ascensión de Cristo por su propio poder. Señalar que

seremos juzgados por nuestras obras. Objetivo vivencial:

Concientizarse de la trascendencia de la Ascensión. Entender que Cristo subió a los cielos por su propio poder, en cuerpo

y alma. Enlace:

Ponerse en presencia de Dios. Cristo asciende por sus propios poderes al cielo. Con la

Ascensión, Cristo manifiesta todo su poder y gloria a sus elegidos.

Hay que tener en cuenta que seremos juzgados por nuestras obras, que aunque Dios es misericordioso,

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también es justo; por lo que nadie va escapar al juicio final en que serán explicadas todas las cosas. No hay que confiarse pensando únicamente en la misericordia de Dios.

Dinámica:

¿He pensado alguna vez en Cristo resucitado que un

día vendrá a juzgarme? ¿Pienso que sólo con tener fe puedo salvarme? ¿Estoy tan confiado en la misericordia de Nuestro

Señor, que olvido que también es justo? ¿He meditado alguna vez, que por mi propia naturaleza

no tengo acceso al Reino de los cielos, y que Cristo vino a abrirnos el camino para gozar un día de la gloria de la presencia de Dios?

Puntos doctrinales a desarrollar: Subió a los cielos.

“JESUCRISTO SUBIÓ A LOS CIELOS Y ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DE DIOS PADRE TODOPODEROSO”.

El cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su

Resurrección, como lo prueban las propiedades nuevas y sobrenaturales, de las que desde entonces su cuerpo disfruta para siempre, como son el poder atravesar puertas y ventanas, o caminar sobre el agua.

Pero durante los 40 días en los que Él come y bebe familiarmente con

sus discípulos y les instruye sobre el Reino, su gloria queda velada bajo los rasgos de una humanidad ordinaria.

La última aparición de Jesús termina con la entrada triunfante de su

humanidad en la gloria divina, simbolizada por la nube y por el cielo donde Él se sienta a la derecha de Dios (Hch. 2, 33; 7, 56). Allí se les revela a sus discípulos con toda su gloria y majestad.

Cristo dice a María Magdalena: “Todavía no he subido al Padre. Vete

donde los hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”

Estas palabras indican una diferencia de manifestación entre la gloria

de Cristo Resucitado y a la de Cristo exaltado a la derecha del Padre.

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El acontecimiento a la vez histórico y trascendente marca la transacción de una a otra. Lo que está íntimamente relacionado con la Encarnación; “Sólo el que salió del Padre, puede volver al Padre” (Jn. 16, 28), “nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre” (Jn. 3, 13).

El hombre por su misma naturaleza no tiene acceso a la casa del

Padre, a la vida y a la felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al Hombre.

“HA QUERIDO PRECEDERNOS COMO CABEZA NUESTRA PARA QUE NOSOTROS, MIEMBROS DE SU CUERPO, VIVAMOS CON LA ARDIENTE ESPERANZA DE SEGUIRLO EN SU REINO”.

“Cuando Yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia Mi”. (Jn.

12, 32). La elevación en la Cruz, significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Este es su comienzo, Jesucristo, el único Sacerdote de la Alianza nueva y eterna, no penetró en un santuario hecho por mano del hombre, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro (Hb. 9, 24).

En el cielo, Cristo ejerce permanentemente su sacerdocio. De ahí que

pueda salvar perfectamente a los que por Él llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor. Como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, es el centro y el ofíciente principal de la liturgia que honra al Padre en los cielos.

Cristo, desde entonces, está sentado a la derecha del Padre. Por la

derecha del Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad; donde Él existía como Hijo de Dios antes de todos los siglos, como Dios y consubstancial al Padre, está sentado corporalmente, después de que se encarnó, y que su carne fue glorificada. Está sentado en cuerpo y alma.

Sentarse a la derecha del Padre, significa la inauguración del reino

del Mesías, cumpliéndose la visión del profeta Daniel respecto al Hijo del Hombre: “A Él se le dio imperio, honor y reino y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará y su reino no será destruido jamás”.

A partir de este momento, los apóstoles se convirtieron en los testigos

del “Reino que no tendrá fin”, y así se cumplieron en Él todas las Profecías.

Vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos

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Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de muertos y vivos. La Ascensión del Señor al cielo, significa su participación, en su humanidad, en el poder y en la autoridad de Dios mismo. Jesucristo posee todo poder en los cielos y en la tierra, porque el Padre “bajo sus pies sometió todas las cosas”. Cristo es el Señor del Cosmos y de la historia. En Él, la historia de la humanidad e incluso toda la creación encuentra su recapitulación, su cumplimiento trascendente.

Como Señor, Cristo es la cabeza de la Iglesia que es su cuerpo

elevado al cielo y glorificado, habiendo cumplido su misión, permanece en la tierra en su Iglesia. La Redención es la fuente de la autoridad que Cristo, en virtud del Espíritu Santo, ejerce sobre la Iglesia.

Desde la Ascensión, el designio de Dios ha entrado en su

consumación. “El final de la historia ha llegado ya a nosotros y la renovación del mundo está ya decidida de manera irrevocable”.

La Iglesia ya en la tierra se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta. El Reino de Cristo manifiesta su presencia por los signos milagrosos que acompañan su anuncio por la Iglesia.

Jesús anunció, en su predicación, el Juicio del Último Día.

Entonces se pondrá a la luz la conducta de cada uno y el secreto de los corazones. Entonces se condenará la incredulidad culpable, que no ha valorado la gracia ofrecida por Dios. La actitud con respecto al prójimo revelará la acogida o el rechazo de la gracia y el amor divino. Jesús dirá en el Último Día: “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a Mi me lo hicisteis”.

San Juan de la Cruz dice: “Al final de nuestras vidas, seremos

juzgados en el amor”. Cristo en Mt. 25, 31-46 habla sobre el Juicio Final, en el que seremos

juzgados por nuestros actos. Cristo es el Señor de la Vida Eterna. Él tiene el pleno derecho de

juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres que pertenecen a Él como Redentor del mundo. “Adquirió este derecho por la cruz...”

El Hijo no ha venido para juzgar, sino para salvar (Jn. 3, 17) y para

dar la vida que hay en Él (Jn. 5, 26). Es por el rechazo de la Gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga a sí mismo; es retribuido según sus obras y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el Espíritu del Amor.

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El Día del Juicio en el fin del mundo, Cristo vendrá en la gloria para llevar a acabo el triunfo, el trigo y la cizaña, que habían crecido juntos en el curso de la historia serán separados.

Tal como lo rezamos en nuestra Profesión de Fe:

“Y SUBIÓ AL CIELO, Y ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE, Y DE NUEVO VENDRÁ A JUZGAR A VIVOS Y MUERTOS Y SU REINO NO TENDRÁ FIN”.

Preguntas para reflexionar: ¿He pensado en la resurrección de los cuerpos después

del Juicio Final? ¿Cómo pienso que vamos a resucitar? ¿Considero que puedo llegar al cielo por mis propios

méritos? ¿Sólo pienso en la misericordia de Dios y me olvido de

su justicia? ¿Creo ser trigo o cizaña?

Aplicación en la vida diaria: Meditar sobre mis actitudes diarias y cómo seré juzgado

al final de los tiempos. Sentirnos parte del Cuerpo de Cristo, dispuestos a

seguirlo en su Reino. Durante la semana leer los pasajes del Evangelio que

se mencionan aquí.

Actividades sugeridas: Hacer un socio-drama de Mt. 25, 31-46. Elaborar posters sobre las obras de misericordia. Hacer un círculo y dividirlo en forma de pastel según las

horas que ocupamos en las diferentes ocupaciones, para ver en qué podemos mejorar.

Lecturas de apoyo:

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Catecismo de la Iglesia Católica num. 660; 662; 668ss; 966ss.680-682; 678-679.

Hch. 2, 33; 7, 56; Jn. 16, 28; Jn 3, 13; Jn. 12, 32; Hb. 9, 24;Mt. 25, 31-46; Jn. 3, 17; Jn 5, 26.

TEMA 19: EL ESPÍRITU SANTO

Objetivo doctrinal: Explicar la tercera persona de la Santísima Trinidad, a quién Cristo

envió, para continuar su labor salvadora y llevar a su Iglesia a cumplir su misión, hasta el fin de los siglos. Objetivo vivencial:

Tomar conciencia de la intervención y la inspiración del Espíritu Santo, a través de la Historia de la Iglesia y de la Salvación del hombre. Enlace:

Comenzar la sesión con una oración al Espíritu Santo. El Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima

Trinidad en nuestra vida personal es “socio”, a Él debemos acudir cuando sintamos que nuestras fuerzas se están debilitando, o cuando no sabemos qué hacer. El Espíritu Santo nos da luces en todo momento, el problema es que nosotros no hacemos caso de sus inspiraciones.

Dinámica:

Buscar en la Biblia la narración de la venida del Espíritu

Santo. Cristo anunció un consolador ¿Apareció este antes de la

Ascensión o después? ¿Qué persona de la Santísima Trinidad es el Espíritu

Santo? ¿De qué es fruto el Espíritu Santo? Señalar en el Evangelio un pasaje donde aparezca el

Espíritu Santo, junto a Cristo y Dios Padre.

Puntos doctrinales a desarrollar: No nos quedamos solos

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Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; Yo le rogaré al Padre y Él enviará otro Consolador que esté siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad.

El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes en cambio, si lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes. No les dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes”.

El Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad,

consubstancial al Padre y al Hijo, “que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria”.

El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo

del designio de nuestra salvación hasta su consumación. Pero es a partir de la Encarnación redentora del Hijo, cuando el Espíritu se revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe.

El Espíritu de Verdad que nos devela a Cristo, no habla de sí mismo

(Jn. 16, 13), “porque el mundo no puede recibirle porque no le ve, ni le conoce, mientras que los que creen en Cristo le conocen porque El mora en ellos” (Jn. 14, 17).

En la Iglesia conocemos al Espíritu Santo: En las Escrituras que Él ha inspirado. En la Tradición, de la cuál los Padres de la Iglesia son

testigos. En el Magisterio de la Iglesia, al cual Él asiste. En la Liturgia Sacramental, a través de sus palabras y

sus símbolos, en donde el Espíritu Santo nos pone en comunión con Cristo.

En la Oración en la que el intercede por nosotros. En los carismas y ministerios mediante los que se

edifica la Iglesia. En los signos de vida apostólica y misionera. En el testimonio de los santos, donde Él manifiesta su

santidad y continua la obra de salvación. Consubstancial con el Padre y el Hijo, es inseparable de ellos, tanto

en la vida íntima de la Trinidad, como en la manifestación de amor para el mundo. Al adorar a la Santísima Trinidad, la fe de la Iglesia, hace también la distinción de las personas.

Cuando por fin Cristo es glorificado, puede a su vez, enviar al Espíritu

a los que creen en Él; Jesús no lo revela plenamente hasta que Él mismo ha sido glorificado, por su muerte y Resurrección. Sin embargo, lo sugiere poco a poco, en su enseñanza a la muchedumbre.

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El Espíritu Santo vendrá, nosotros lo conoceremos, estará con nosotros para siempre; nos lo enseñará todo y nos recordará todo lo que Cristo nos ha dicho y dará testimonio de Él; Él nos conducirá a la Verdad completa.

Por fin llega la hora de Jesús, entrega su Espíritu en las manos del

Padre; resucitado de los muertos por la Gloria del Padre, enseguida da a los discípulos el Espíritu Santo, dirigiendo sobre ellos su aliento.

A partir de esta hora, la misión de Cristo y del Espíritu Santo, se

convierte en la misión de la Iglesia: “COMO EL PADRE ME ENVIÓ, TAMBIÉN YO OS ENVIÓ” (Jn. 20, 21). Pentecostés

Al término de las siete semanas pascuales, es el día de Pentecostés;

la Pascua de Cristo se consuma con la venida del Espíritu Santo, que se manifiesta, da y comunica como Persona Divina.

El día de Pentecostés se encontraban reunidos los discípulos, todavía

atemorizados por los acontecimientos recientes, no comprendían lo que había sucedido, se sentían deprimidos, pensaban que todo había sido en balde. Cuando aparece el Espíritu Santo y derrama sobre ellos su aliento, se realiza una transformación en los discípulos al recibir los dones del Espíritu Santo, dejan de tener miedo y se lanzan a predicar la Buena Nueva.

Cristo el Señor, derrama profusamente el Espíritu Santo. En este día

se revela plenamente la Santísima Trinidad y desde ese día, el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él.

Este es el día en que comienza, propiamente, la Iglesia. Los dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo,

fortaleza, ciencia, piedad, y temor de Dios. La comunión con el Espíritu Santo es la que en la IGLESIA VUELVE

A DAR A LOS BAUTIZADOS, LA SEMEJANZA DIVINA, PERDIDA POR EL PECADO.

La Vida misma de la Santísima Trinidad es amar, cómo Él nos ha

amado. Este amor es el principio de la vida nueva con Cristo hecha posible porque hemos recibido la fuerza del ESPÍRITU SANTO.

Los frutos del Espíritu Santo son: caridad, alegría, paz, paciencia,

afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, mismos que son dados a

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los hijos de Dios. Cuanto más renunciamos a nosotros, más obramos según el Espíritu.

El Espíritu Santo prepara los misterios de Cristo, sobre todo en la

Eucaristía, para reconciliarnos, para conducirlos a la Comunión con Dios, para que den mucho fruto.

Por medio de los sacramentos, Cristo comunica su Espíritu Santo y

Santificador, a los miembros de su Cuerpo. El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, pues nosotros no sabemos pedir como nos conviene; más el Espíritu mismo intercede por nosotros.

El Espíritu Santo, artífice de las obras de Dios, es el maestro de la

Oración.

Preguntas para reflexionar: ¿Estoy consciente de la misión del Espíritu Santo? ¿Pienso en el Espíritu Santo como el mismo Espíritu de

Cristo que me ha sido dado? ¿Cuando me siento incapaz de realizar alguna obra

para el bien de mi prójimo, me acuerdo de que poseo la ayuda del Espíritu Santo?

¿Le doy toda la importancia que se merece a la fiesta de Pentecostés?

¿Acostumbro a pedir los dones del Espíritu Santo? ¿Vivo los frutos del Espíritu Santo?

Aplicación en la vida diaria:

Hacer una reflexión sobre cómo el Espíritu Santo nos ha

guiado con su luz y su inspiración. Invocar al Espíritu Santo para que nos ilumine durante

todo el día, en todas nuestras actividades.

Actividades sugeridas: Dividir a los asistentes en mesas redondas para analizar

los dones y frutos del Espíritu Santo. Leer la narración de la venida del Espíritu Santo (Hch. 2,

1-13).

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Lecturas de Apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 189; 221; 232ss; 246; 1137; 2789; 15; 77; 95; 105; 153; 739; 749; 1830ss; 1845; 1987; 1126, 1238; 1287 ss.

Lc. 3, 21- 22; Lc. 4, 14; Hech, 2, 1: Mt. 3, 13-17.

TEMA 20: LA IGLESIA CATÓLICA

Objetivo doctrinal: Explicar la Iglesia fundada por Cristo.

Objetivo vivencial:

Concientizar de la necesidad de pertenecer a la Iglesia. Enlace:

En los primeros días después de la muerte de Cristo, los apóstoles estaban desconcertados, atemorizados, decepcionados, parecía que todo era inútil, les faltaba recibir al Espíritu Santo. Cristo les promete la venida del Espíritu Santo para que completara su obra. Dinámica:

Preguntar a los asistentes cuál es la diferencia entre un

sacerdote y un seglar. Preguntar si es importante seguir las enseñanzas del

Papa. Puntos doctrinales a desarrollar:

El día de Pentecostés, es decir, el día de la venida del Espíritu

Santo, se cumple la promesa de Cristo y se realiza plenamente su obra. Nace el Nuevo Pueblo de Dios fundado por Jesucristo y constituido por todos los bautizados, la misma Iglesia a la cual dos mil años después pertenecemos los católicos.

Iglesia quiere decir asamblea o congregación. A partir de ese momento, los apóstoles comprendieron las

enseñanzas de Cristo y se lanzaron a predicarlas por todas partes.

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Se dieron cuenta de que Cristo los había escogido para continuar su

obra. Y para ello contaban con la presencia y ayuda del Espíritu Santo.

Sabemos que Cristo fundó la Iglesia por las palabras que le dirigió a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt. 16, 18).

No hay duda de que es Cristo quien edifica, funda y constituye la Iglesia.

Al fundar Cristo la Iglesia su finalidad es la de continuar, a través de todos los tiempos, su obra y su misión: enseñar, gobernar y santificar.

Cristo gana con su muerte y resurrección los frutos de la redención, la tarea de la Iglesia consiste en distribuir al mundo los dones de la salvación.

La Iglesia, por su fin y sus medios, es una sociedad sobrenatural de salvación. No podemos pretender salvarnos sin pertenecer a la Iglesia.

La Iglesia existe para elevar al mundo y conducirlo a Dios, el fin último de toda persona.

En la actualidad existen divisiones entre los miembros de la Iglesia, vemos como algunos bautizados se separan de su comunidad creando división y odio. Esto es fruto del egoísmo del hombre que busca su propio interés.

Sin embargo la unidad fue una de las inquietudes más claras de la predicación de Jesucristo. Él insiste en la unidad (Jn. 17, 21).

Los apóstoles vivían unidos por el amor. La caridad, es decir, el amor era la forma por la que reconocían a los primeros cristianos.

San Pablo nos dice que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Un solo cuerpo formado por muchos miembros, cada uno con una función diferente, pero una sola cabeza, un solo pensamiento y sentimiento. Cada miembro ayuda a los demás para que el cuerpo sea sano.

Cristo eligió a doce apóstoles para que fueran los guías del nuevo pueblo de Dios, transmitieran su doctrina e impartieran sus gracias.

Él les transmite su autoridad para continuar su obra. Les da todo poder.

Cristo escoge a Pedro como primero entre los apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia, le otorga el primado de autoridad. Lo escoge porque Pedro lo reconoce como el Hijo de Dios, por revelación del Padre

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(Mt. 16, 16-19). Le da las llaves del Reino, es decir, todo poder para administrarla.

Después de la Resurrección confiere a Pedro el primado, cuando le dice “apacienta mis ovejas” (Jn 21, 15-17).

En la Sagrada Escritura vemos como desde un principio los primeros cristianos confirman la elección de Pedro y lo obedecen.

Desde su fundación, la Iglesia continúa, a través de los siglos, la misión salvadora de Jesucristo.

La cabeza visible, el Papa, goza de dos dones fundamentales:

la autoridad: por la cual gobierna a todos los miembros

de la Iglesia, autoridad sujeta únicamente a las leyes divinas y que ejerce con espíritu de servicio.

infalibilidad cuando habla “ex cathedra”: que quiere decir que no se puede equivocar cuando habla sobre cuestiones de fe.

Los obispos son los sucesores directos de los apóstoles y cada uno

es jefe de una Iglesia local, llamada diócesis. Tienen la responsabilidad y la autoridad de guiar a los fieles de esa localidad.

Los obispos comparten algunos de sus poderes y responsabilidades con los sacerdotes (presbíteros).

Los sacerdotes son aquellos que han recibido el sacramento del Orden.

También forman parte de la Iglesia los seglares que son todos los bautizados que no han consagrada su vida a Dios.

Todos los seglares tienen la obligación de ser fermentos del Cristo, lo que implica comprometerse al apostolado tanto individual, como organizado.

Cuando rezamos el Credo decimos que la Iglesia es:

una: Cristo fundó una sola Iglesia. santa: La santidad se encuentra en su fundador, su fin,

sus medios y sus frutos. No en sus miembros que en ocasiones pueden ser materia de escándalo.

católica: A ella pueden pertenecer todos los hombres, no esta destinada a unos cuantos privilegiados.

apostólica: Su origen se remonta a los apóstoles.

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Esta Iglesia es a la que pertenecemos todos los bautizados, una gran comunidad humana que inició su existencia hace dos mil años y que no tendrá fin porque es eterna. Preguntas para reflexionar:

¿Me considero parte de la Iglesia, o creo que solamente

los sacerdotes pertenecen a la Iglesia? ¿Estoy convencido de que Cristo fundó una sola

Iglesia? ¿Pienso que es mejor obedecer al Papa, porque él es

quien tiene la autoridad sobre todos los demás miembros de la Iglesia?

¿Estoy dispuesto a ayudar a mi parroquia, según mis posibilidades?

¿Pido la ayuda del Espíritu Santo, para que me de la fortaleza, la sabiduría, etc. que les dio a los apóstoles el día de Pentecostés?

Aplicaciones en la vida diaria:

Concientizarse del compromiso que se tiene de participar en la vida parroquial. Actividades sugeridas:

Que los asistentes hagan una encuesta en su comunidad sobre la opinión que se tiene de la Iglesia, de los sacerdotes y de la función de los seglares. Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 748-838. Jn. 13, 34-35; Hch. 3, 12-26; Hch. 2, 37-38; Hch. 14, 16-

17; Is. 2, 2-3.

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TEMA 21: LA MISERICORDIA DIVINA

Objetivo doctrinal: Explicar que Dios es misericordioso y a la vez justo.

Objetivo vivencial:

Concientizar que a pesar de que Dios siempre espera hasta el final para que nos arrepintamos, debemos vivir cada día en gracia de Dios, como si fuera el último. Enlace:

Hemos visto que Dios nos hizo libres, por lo tanto la elección de la salvación es personal. Nosotros somos responsables de elegir vivir en comunión con Dios o de rechazarlo, todo depende de como usamos nuestra libertad. De esta elección dependerá nuestra vida eterna cuando seamos juzgados, o ganaremos el cielo o recibiremos el castigo de la condenación eterna. Es decir, estaremos en presencia de Dios o separados de Él para siempre. Dinámica:

¿Cuáles son los instrumentos para el perdón de los

pecados? ¿Qué es necesario para recibir el perdón y volver a

estar en la gracia de Dios? Recordar en el Credo, las frases que se relacionen con

este tema. ¿Es lo mismo el Purgatorio que el Infierno? ¿Cuál es la

diferencia? Puntos doctrinales a desarrollar:

El Perdón de los Pecados

“Misericordia quiero, no sacrificios” (Mt. 9, 13; 12, 7).

El pecado es ante todo, una ofensa a Dios, ruptura de la comunión

con Él. Al mismo tiempo atenta contra la comunión de la Iglesia. Por eso la conversión implica a la vez el perdón de Dios y la reconciliación con la Iglesia, que es lo que expresa y realiza litúrgicamente el sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación

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Sólo Dios perdona los pecados (Mc. 2, 7) porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de Sí mismo: “El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra” (Mc. 2, 10) y ejercer este poder divino: “Tus pecados están perdonados” (Mc. 2, 5; Lc. 7, 48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (Jn. 20, 21-23) para que lo ejerzan en su nombre.

Cuando Dios hace su promesa a Abraham y a Moisés, de enviar un

Mesías, era la señal de la reconciliación con el pueblo caído por el pecado de nuestros primeros padres.

Pero no era un perdón a medias, su amor inmenso, y su misericordia

ofrecen un perdón completo y total, al que lo pide humildemente, y ofrece no volver a pecar.

El primer instrumento para el perdón de los pecados es el Bautismo,

mismo que la mayoría de las veces es dado, a niños llevados por sus padres, los cuáles al crecer tienen que continuar su amistad con Dios.

Jesucristo quiso que su Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu

Santo, su obra de curación y salvación, incluso en sus propios miembros. Nadie está exento de pecar y de perder la gracia divina, sólo María, su Madre, se encuentra libre de pecado desde el momento de su concepción.

Los que se acercan al sacramento de la Penitencia obtienen de la

misericordia de Dios, el perdón de los pecados cometidos contra Él, y al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a la conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones.

En el Padrenuestro, Cristo nos enseña a orar, diciendo: “PERDONA

NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN”.

Esta frase nos dice que existe una condición, y que nuestra petición

no será escuchada si no hemos respondido antes a una exigencia. Nuestra petición se dirige al futuro, nuestra respuesta debe haberla precedido, una palabra las une “como”.

Ahora bien, lo temible es que este desbordamiento de misericordia no

puede penetrar en nuestro corazón mientras no hayamos perdonado a los que nos han ofendido. Es difícil amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano y a la hermana a quienes vemos. (Jn. 4, 20).

Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón

se cierra, su dureza la hace impenetrable al amor misericordioso del Padre; en la confesión del propio pecado el corazón se abre a su gracia.

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Cristo instituyó el sacramento de la Penitencia en favor de todos los miembros pecadores de su Iglesia, ante todo para los que después del Bautismo, hayan caído en el pecado grave y así hayan perdido la gracia santificante y lesionado la comunión eclesial.

El sacramento de la Penitencia ofrece a éstos una nueva posibilidad

de convertirse y de recuperar la gracia de la justificación. El Tercer sacramento de Reconciliación es la Unción de los

Enfermos. Con la Unción de los Enfermos, y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos, al sufriente y glorificado, para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo y contribuir así, al bien del Pueblo de Dios.

Conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por

los enfermos, sino que hace suyas sus miserias “El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras miserias...” (Mt. 8,17).

Este sacramento es un don especial del Espíritu Santo. La gracia

primera de este sacramento es una gracia de consuelo, paz y de ánimo para vencer las dificultades propias del estado de enfermedad grave o de la fragilidad de la vejez.

Esta gracia es un don del Espíritu Santo que renueva la confianza y la

fe en Dios y fortalece contra las tentaciones del maligno, especialmente desaliento y de la angustia ante la muerte. Esta asistencia del Señor por la fuerza del Espíritu quiere conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad de Dios.

La Vida Eterna

Dios creó al hombre por y para el amor, para que viviese en

comunión con Él. Después de la caída del primer hombre, alentó en ellos la esperanza de salvación con la promesa de la Redención y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras.

La historia de la salvación termina en cada uno de nosotros con la

muerte, el juicio y la resurrección para el premio o castigo eterno. Con la muerte, nuestro cuerpo mortal se separa de nuestra alma inmortal. Nuestra alma irá ante Dios para ser juzgada sobre nuestra vida y Dios dará a cada uno lo que debe dar, atendiendo a su bondad, sabiduría y misericordia.

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“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos

viven” (Lc. 20, 38-39).

Cielo “En el principio Dios creó el cielo y la tierra”. (Gn. 1,1). El cielo o los

cielos pueden designar al firmamento, pero también el “Lugar” propio de Dios. “Nuestro Padre está en los cielos...” (Mt. 5,16), que es la gloria, e indica también el “Lugar” de las creaturas espirituales, los ángeles que rodean a Dios.

Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica “A ti te daré las

llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mt. 16,19).

Los que mueren en gracia y amistad con Dios y están perfectamente

purificados, viven para siempre con Cristo. Son para siempre semejantes a Dios, porque lo ven “tal cual es” (Jn. 3,2) cara a cara (1 Cor. 13,12; Ap. 22,4).

Todas las almas de los santos y de todos los demás fieles muertos

después de recibir el bautismo de Cristo, en los que no había nada que purificar cuando murieron, o que se purificaron antes de su muerte estarán en el paraíso con Cristo, admitidos en la compañía de los ángeles viendo cara a cara a Dios, sin mediación de ninguna creatura.

El cielo es el fin último y la realización de las más altas aspiraciones

del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha. Es la participación gozosa y eterna de Dios.

Purgatorio

Los que mueren en gracia y en amistad con Dios, pero

imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos

que es completamente distinta de la de los condenados. Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los

difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, para que una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica

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de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos. El infierno

Sólo si elegimos amar a Dios, podemos estar unidos a Él. Pero, no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos. “Quien ama no permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanentemente en él.”

Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor

misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él por nuestra propia y libre elección.

La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios

en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad, para la que ha sido creado y a la que aspira.

Preguntas para reflexionar: ¿Le doy importancia al sacramento de la Penitencia en

mi vida? ¿Estoy consciente de que si no perdono a los que me

ofenden, no recibiré el perdón de Dios? ¿Trato de tener apertura de corazón para que penetre

en mí el amor misericordioso del Padre? ¿Vivo con la mirada puesta en la vida eterna? ¿Es el cielo mi máxima aspiración?

Aplicación en la vida diaria:

Acudir, por lo menos una vez al mes, al sacramento de

la Penitencia como medio de recuperar o aumentar la gracia de Dios.

Reflexionar sobre mis actitudes de vida que me impiden o son un obstáculo para alcanzar la salvación.

Actividades sugeridas: Repasar la metodología para hacer una buena

confesión. Completar las siguientes frases:

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La pena principal del infierno consiste en la __________________ de Dios. Podemos ayudar a las almas del purgatorio a través de ____________________ . La historia de la salvación termina en cada uno de nosotros con la _________ , el ___________ , y la resurrección para el ____________ o ____________ .

Lecturas de apoyo: Catecismo de la Iglesia Católica Nos. 1385; 1389;

1422ss; 1650; 2040; 1030ss; 1472; 834; 1033ss; 1861; 198; 212; 290ss; 325ss; 553ss.

Mt. 9,13; 12,7; Mc. 2,7-10; Lc. 7,48; Jn. 21,23; 4,20; Mt. 8,17; Lc. 20,38-39; Mt. 5,16.

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TEMA 22: LOS SANTOS EN LA IGLESIA “... ninguno de nosotros vive para sí mismo como tampoco muere

nadie para sí mismo” Objetivo Doctrinal:

Los Santos en la Iglesia son todos aquellos bautizados que participan en el amor a Dios. Objetivo Vivencial:

Comprender cuál es la misión de cada uno de nosotros en la comunión de los santos, que debe manifestarse en la comunión de la fe, de los sacramentos, de los carismas y de la caridad.

Sentirnos parte de la comunión de los Santos. Enlace:

Rezar el Credo, hacer notar que después de confesar la Santa Iglesia Católica, se añade “la comunión de los Santos”. La Iglesia es la asamblea de todos los Santos.

Todos los bautizados estamos llamados a la santidad y en grado y modo diverso participamos en el mismo amor a Dios y al prójimo.

Todos los de Cristo que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí. Dinámica:

Que los asistentes expresen su opinión sobre quiénes son los Santos. Hacer ver que hay Santos elevados a los altares y Santos que aunque no están en los altares son los que disfrutan de la presencia de Dios.

Puntos doctrinales a desarrollar: El término comunión significa la participación de todos los bautizados

en la fe de la Iglesia, que se enriquece cuando se comparte. Esta comunión o “común unión” nos une a todos, especialmente por los sacramentos que son los vínculos sagrados que nos ligan a Cristo. La comunión de los santos es la comunión de los sacramentos. La palabra comunión se puede aplicar a cada uno de los sacramentos porque nos unen a Dios, pero es más propia de la Eucaristía que de cualquier otro porque ella es la que lleva está comunión a su culminación.

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El Espíritu Santo reparte gracias especiales entre los fieles y “a cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común” (1 Cor. 12, 7).

Al igual que en el cuerpo humano, si un miembro sufre todos los demás sufren, así es la comunión de los santos. Cualquier acto hecho con amor repercute entre todos los hombres, vivos o muertos. Todo pecado daña esta comunión, cada vez que alguien peca alguien sufre.

Todos, aunque en grado y modo diferente, participamos en el mismo

amor a Dios y al prójimo, unos peregrinando todavía en la tierra, otros difuntos se purifican y otros están glorificados contemplando claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es.

Los miembros de la Iglesia peregrina estamos unidos a los hermanos

que durmieron en la paz de Cristo y esta unión se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales.

Los hermanos que durmieron en la paz de Cristo, están más íntimamente unidos a Él y no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan, por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús los méritos que adquirieron en la tierra, por ello debemos estar muy conscientes de que son los intercesores que presentarán al Padre por medio de su Hijo nuestras peticiones. Pero no solamente aquellos a quienes la Iglesia, por ejemplo de sus vidas, a colocado en los altares son nuestros intercesores, sino también todos los que mueren en la paz de Cristo.

Adoramos a Cristo porque es el Hijo de Dios y amamos y veneramos

a los santos como discípulos e imitadores de ellos. La Iglesia peregrina, desde los primeros tiempos del cristianismo,

honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y ofreció por ellos oraciones “Pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados” (2 M 18, 45). Esta oración no solamente puede ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor. Preguntas para reflexionar:

¿Qué significa la palabra comunión? ¿Son santos solamente los que veneramos en los

altares? ¿Qué es la comunión de los santos? ¿En qué forma nos ayudan los santos? ¿Por qué debemos orar por los difuntos?

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Aplicación en la vida diaria: Concientizarnos que todos podemos lograr la santidad si tenemos a

Cristo como modelo de vida. Actividades sugeridas:

Leer algo sobre la vida de Santa Teresa y reflexionar sobre sus

virtudes y actitudes en la vida diaria.

Lecturas sugeridas: Catecismo de la Iglesia Católica num. 946 - 962. Rom. 14, 7; 1 Cor. 12, 7; 2 M 18, 45.

TEMA 23: LA VIRGEN MARÍA EN LA IGLESIA

Objetivo doctrinal: Explicar qué lugar ocupa María dentro de la Iglesia y en la vida del

cristiano. Objetivo vivencial:

Motivar a tener una mayor confianza en María y fomentar la devoción hacia Ella, como camino para llegar a su Hijo. Enlace:

Nuestro país es un “país mariano”, la devoción a María está muy arraigada entre nosotros. María como la Madre de Dios y Madre Nuestra merece un lugar muy especial en nuestra devoción. En ocasiones esa devoción está mal encauzada y se convierte en nuestra única forma de culto, olvidándonos de Cristo. Dinámica:

Efectuar una lluvia de ideas o anotar las ventajas o desventajas de la devoción a María. Puntos doctrinales a desarrollar: María Madre de Dios

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“He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” (Lc. 1,

38). María, engendró, por obra y gracia del Espíritu Santo, a Jesús, el Hijo

de Dios. Ella es verdaderamente Madre de Jesucristo. Por lo que se le reconoce y se le venera como verdadera Madre de Dios. Ella es Madre de Jesús Hombre y de Jesús Hijo de Dios.

Su papel en al Historia de la Salvación es fundamental. La misión de

María es la de llevar a Cristo a todos los hombres. Ella nos da a Cristo para que le acojamos y nos salvemos. Cristo es la cabeza del Cuerpo Místico, María colabora con su amor a que nacieran los miembros de la cabeza en la Iglesia.

María es Madre de Dios hecho Hombre y su grandeza parte de su

participación en la Encarnación del Hijo de Dios. Ella es el ser humano más cercano a la misión salvadora de Cristo, es quien más ha contribuido a la salvación de los hombres, pues trajo al mundo al Salvador.

Al dar el “Si” de la Anunciación y dar su consentimiento al Misterio de

la Encarnación, María colabora con la obra que su Hijo llevaría a cabo. El papel de María en la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, desde su concepción hasta su muerte.

En su maternidad está presente su papel de mediadora entre el

mundo divino y el humano. Ella pertenece sólo al humano, no es una diosa, es una mujer sencilla, pero su participación en la acción salvadora de Dios es de un modo extraordinario, colaboradora excepcional y única; por eso la Iglesia le da un lugar especialísimo y único en la salvación de los hombres.

La Virgen avanzó en su peregrinaje de la fe y mantuvo fielmente su

unión con Cristo hasta la cruz. Allí, cumpliendo la voluntad del Padre, al pie de la cruz, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con su corazón de madre, que llena de amor consentía a que su Hijo fuera inmolado como víctima.

María fue la primera en recibir de Cristo, su Hijo, la revelación de las

verdades de fe, la primera en conocerlas y vivirlas a ejemplo de Él mismo.

Después de la Ascensión de su Hijo, María estuvo presente en los comienzos de la Iglesia con sus oraciones, reunida con los apóstoles y algunas mujeres. Pedía el don del Espíritu Santo, que en el momento de la Anunciación la había cubierto con su sombra.

María, concebida sin pecado original, libre de toda mancha, cuando

su vida terrena llegó a su final, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del

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cielo, en donde Ella participa ya de la gloria de la Resurrección de su Hijo, anticipando la resurrección de todos los demás cristianos.

María Madre nuestra:

La Virgen fue dada por Cristo a los hombres como un medio para

acercarnos a Dios y a la salvación. Estando al pie de la cruz, en medio de su sufrimiento, Cristo agonizante, en otro gesto de amor total a los hombres, nos la entrega como Madre momentos antes de morir cuando dice: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn. 19, 26-27; L.G. 58).

Al ser Madre de todo el Pueblo de Dios, de la Iglesia, es Madre de

cada uno de nosotros porque cooperó en forma especial en la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas.

La Santísima Virgen es invocada como Abogada, Auxiliadora,

Socorro y Mediadora. “Con su amor materno cuida de los hermanos adoptivos de su Hijo, que peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada” (L.G. no. 62).

María intercede por cada uno de nosotros, porque quiere que la

gracia salvadora de Cristo no quede sin frutos, porque nos ama como hijos suyos y a Ella la escucha Jesús, tal como lo hacía aquí en la tierra (Jn. 2, 1-11). Será muy difícil llegar a Cristo, sin María. Ella es el camino al cielo para todo cristiano que busque con sinceridad su propia salvación y felicidad eterna.

María es modelo del cristiano. Ella fue dócil al llamado de Dios, fiel

en cumplir su misión hasta su muerte, sacrificada cuando la fidelidad a Cristo le exigía esfuerzo, incondicional a Dios en su entrega.

A María se le debe venerar, de esa manera honramos a Cristo a

través de su Madre. El culto que le damos a María se llama hiperdulia. Y el verdadero culto a María lo demostramos imitando sus virtudes,

porque Ella imitó primero las de su Hijo, que es el modelo de todo cristiano. Hay que evitar las exageraciones en el culto a María que pueden

llegar a desplazar a la figura de Jesucristo a un segundo término. Pero, tampoco hay que despreciarla, como hacen nuestros hermanos separados.

Tomemos como ejemplo de la devoción a María a Juan Pablo II y

pensemos qué nos diría Cristo si le preguntásemos sobre su Madre. Preguntas para reflexionar:

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¿Le doy el papel que se merece a María en mi vida? ¿Acostumbro a rezar el Rosario u otras devociones a

María? ¿Cuando tengo algún problema le pido a María que

interceda por mí? ¿Le encomiendo a la Virgen las necesidades de mis

semejantes? ¿Busco la protección de María? ¿Pienso en María como intercesora para llegar a Cristo

o me olvido de Cristo? Aplicación en la vida diaria:

Rezar cuando menos un misterio del Rosario al día. Detenerme unos segundos ante una imagen de la

Virgen. Actividades sugeridas:

Efectuar un Rosario viviente.

Lecturas de apoyo:

Catecismo de la Iglesia Católica num. 963-975. Lumen Gentium nos. 58-69. Jn. 19, 26; Jn.2, 1-11; Jn, 19, 26-27.

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Manual de Formación Doctrinal

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TÉCNICAS DE ACCIÓN GRUPAL

APUNTES PARA PREPARAR UNA PLÁTICA

Esta es probablemente el método más frecuente utilizado para

exponer nuestras ideas, por lo que creemos conveniente extendernos un poco más en su desarrollo. A continuación exponemos una serie de conceptos acompañados de una breve descripción que nos ayudarán a iniciar con este tema.

Oratoria: Arte de exponer nuestras ideas y convencer. Plática o discurso: Conjunto de ideas, argumentos y

motivos dirigidos a conseguir un fin determinado para un determinado auditorio.

Eficacia: es alcanzar el fin pretendido (en nuestra plática) y depende de dos elementos fundamentales:

1. Fuerza de ideas: FONDO 2. Fuerza de la exposición: FORMA

Actitud oratoria: Al hablar, nuestra actitud no debe ser el buscar ser original, buscar parecer un erudito, darme importancia, sino, buscar convencer, transmitir un mensaje, hacer sentir un tema. ya sabemos cuál es nuestro modelo: Cristo, de quién se dijo: “Nadie ha hablado como este hombre lo ha hecho”.

Características de un buen discurso: ORDEN CLARIDAD AMENIDAD ENTUSIASMO SERENIDAD CONCRETO VOCABULARIO Características de un mal discurso: MULETILLAS (...este … digo ... no? ...) NERVIOSISMO ABURRIR!! FALTA DE PREPARACIÓN EXPRESIONES VULGARES EXPRESIÓN DE CAJÓN MALA VOCALIZACIÓN

1. DESTINATARIO Y EL FIN EN LA ELABORACIÓN DE UNA PLÁTICA

DESTINATARIO:

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Manual de Formación Doctrinal

104

Los destinatarios son los oyentes de mi discurso, debo de adaptarme

a ellos. Nunca es lo mismo un grupo de niños de 8 a 10 años, que un grupo formado por adolescentes, o bien, un grupo de madres de familia. Los intereses, motivaciones, necesidades son muy diversas. Por tanto es fundamental determinar y conocer mi auditorio para adecuar mi discurso a ese grupo específico.

Es importante considerar los siguientes aspectos en un auditorio:

Edades Nivel de formación Condición de vida Religiosidad

FIN:

El fin es aquello que se pretende conseguir con el discurso, por tanto en la preparación de todo buen discurso o plática siempre debemos tener presente el objetivo que perseguimos. Ejemplo: después de mi plática este grupo de personas rezarán un Padrenuestro en familia, o bien, estos adolescentes se acercarán a la confesión, etc...

¿QUE ES LO QUE QUIERO DECIR O COMUNICAR?

Quien pretende dar una plática sin tener un fin perfectamente

determinado simple y sencillamente podrá hablar precioso, entretener a su auditorio, pero nunca será eficaz!!!

Cualidades del fin: PRECISO: Saber exactamente qué pretendo, qué

quiero lograr. CLARO: Evitar ser confuso u oscuro. CONCRETO: No considerar fines abstractos como “Ser

mejores” o “No hacer cosas malas”. Debemos ser muy concretos: “Vamos a leer el Evangelio 10 min. todos los días, etc.”

Medios para elaborar el fin: Concretar y conocer mi auditorio. ---Jóvenes de 14

años ----- Preguntarme: ¿Qué quiero que haga o evite este

auditorio? Formularlo en una frase breve: “que se confiesen cada

15 días”

2. ESTRUCTURA DE UNA PLÁTICA

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Manual de Formación Doctrinal

105

Normalmente una plática está compuesta de las siguientes partes:

ENLACE PUNTOS A DESARROLLAR CONCLUSIÓN

ENLACE

Corresponde al inicio de una plática y es tan importante que si no lo hago bien, puedo fracasar en alcanzar el fin de mi discurso y perder mi auditorio. Podríamos decir que el éxito de una plática depende de cómo se inicie y como se termine.

Por tanto la finalidad del enlace es conseguir que el auditorio quiera

seguir escuchándome y además ayudar a eliminar las objeciones, prejuicios o dificultades que el auditorio pudiera presentar.

Partes del Enlace:

a) Ganar la atención de los oyentes mediante alguna anécdota, alguna frase célebre u otro recurso. b) Proposición del tema. Decir de qué voy a hablar “El tema que hoy nos ocupa es ....” c) Comunicación con el auditorio tratando de tocar sus anhelos, su vida, sus dificultades.

Un buen enlace debe ser comunicativo, es decir, llegar al alma del

oyente. Tocar su situación. Esto siempre causa un gran impacto. Además debe ser claro, pues no se trata de ocultar nuestro tema en medio de un follaje excesivo de anécdotas, ejemplos y comparaciones. Por último debemos evitar que sea tan largo que jamás empecemos el tema en cuestión.

Generalmente el enlace se elabora no al principio de la preparación

de nuestro tema, aunque el discurso tenga el primer lugar, sino cuando estamos por terminar las otras partes de la plática para que quede matizado. Es muy importante no olvidar que el enlace es nuestra entrada, nuestra carta de presentación.

Al proponer a nuestro auditorio el tema de nuestra plática, debemos

proponer nuestros motivos principales y nuestro fin. De manera discreta, no cruda e inoportuna.

Ejemplo: “El tema que nos ocupa hoy se titula “Las Vacaciones”

(Proposición del tema), seremos hombres de convicción (Motivo) si mantenemos durante las vacaciones nuestro estado de gracia (Fin a lograr)

PUNTOS A DESARROLLAR

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Los puntos a desarrollar son el cuerpo del discurso y es muy importante ser ordenados, elaborando un esquema. En esta parte se incluye el desarrollo del tema estructurado en puntos con subtítulos. Son de gran ayuda los ejemplos, anécdotas, comparaciones, visualizaciones, dramatizaciones, aplicaciones prácticas, motivos con su prueba, dando medios adecuados para llevar a cabo lo que nos proponemos.

Características de una forma adecuada de los puntos a desarrollar de

un buen discurso: + Ser concretos + Claridad de ideas + Distinguir lo esencial de lo accidental + Amenidad Dentro de los puntos a desarrollar del discurso, entra el

desenvolvimiento del tema revestido por el “ropaje” o forma. ¿Por qué debemos de revestir con “ropaje” nuestro discurso? Sencillamente porque no podemos hacer una exposición seca, en esqueleto. Todo lo que entra a la mente, debió haber pasado por los sentidos. Además el hombre no es sólo cabeza e ideas, sino también sentimientos y corazón y más aún, lo que entra con más insistencia a través de los sentidos, se graba más. Incluso podríamos decir lo siguiente: “La eficacia de un discurso es directamente proporcional a su grado de sensibilización”. Pensemos cuántas pláticas nos parecen aburridas y la razón con frecuencia es la falta de ropaje.

EL EJEMPLO

Nuestro mensaje se aclara y se graba más si nos ayudamos de un ejemplo. Poner ejemplos es no dejar las cosas en el aire. Supongamos que estoy explicando la formación de la voluntad y les digo: “Piensen en un río torrencial con una fuerza tan grande como para devastar ciudades y yo le pongo un cauce y lo controlo. Este río ahora no destruye, sino es fuente de una potente planta eléctrica. Así es tu voluntad”.

LA ANÉCDOTA

También estas atraen poderosamente la atención de nuestro auditorio con ellas podemos ilustrar nuestro mensaje. ¿De dónde sacarlas? Hay muchas opciones, entre otras, nuestra experiencia personal, cosas que hemos visto, oído, leído, vivido... Un sistema excelente en estos casos es ir elaborando poco a poco un fichero de anécdotas, pequeñas historias, todas ellas clasificadas bajo un título adecuado.

LA COMPARACIÓN

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Comparar es iluminar con elementos palpables aquello que se presenta abstracto. Equivale a desmenuzar las ideas y dárselas a nuestro auditorio de una forma fácil de digerir. De hecho eso mismo fue lo que hizo Cristo con nosotros. Las características de la comparación son las siguientes:

+ Remachar nuestro tema, nuestros argumentos. + Aclarar, explicar una verdad. + Hacer sentir más intensamente un hecho.

¿Cómo elaborar nuestras comparaciones? a) Ver qué es lo que voy a comparar? Ej. La Pureza b) Busco el término o elemento con el que lo voy a comparar. Ej. Río

de Agua Cristalina.

c) Introducirla con agilidad e ingenio. (No siempre lo vamos a hacer de la misma manera, ya tan usada de: “.... la pureza es como un río...” Es dónde demostraremos creatividad e inventiva.

LA VISUALIZACIÓN

Visualizar es “pintar ideas”, hacerlas ver a nuestro auditorio. Con la visualización le damos a nuestra idea pincelazos que se graban profundamente en nuestros oyentes. Para ello nos valemos de descripciones, escenificaciones.

¿Cómo visualizar? a) Ver que es lo que quiero visualizar. Ej. Los juicios temerarios b) Elegir un elemento que destaque y yo quiera hacer ver a mi auditorio. Ej. Lo detestable de estos juicios.

c) Pintarlo con alguna viva y plástica descripción, escoger adjetivos expresivos, verbos vivos. Ej. “Los juicios temerarios son como arañas grasosas que se incuban en las mentes sin caridad”. También es importante no caer en el abuso.

DRAMATIZACIÓN

Es como la visualización pero aún más intensa. Se trata de una especie de “teatralización” en la transmisión de un mensaje. Esta táctica requiere discreción y tino, ya que fácilmente se puede caer en el ridículo. Podríamos decir que la visualización con diálogo es la dramatización. Consiste en hacer hablar a los personajes de la visualización. (En este caso las arañas grasosas) Así: “Yo soy la araña grasosa que anida en tu cabeza. Cada vez que piensas mal de tu prójimo, nace una como yo o más repugnante”. Como vemos, se trata de la máxima sensibilización posible.

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Dentro del ropaje de todo discurso, EL MOTIVO tiene una parte esencial. El motivo es aquello que nos impulsa a la acción o bien, a dejar de hacer algo, porque vemos determinado elemento que nos atrae o repugna. Esto es ley de vida pues todas las personas hacen o dejan de hacer por algún factor que las mueve. (“Yo dejo de fumar porque me puede dar cáncer”, “Yo voy al doctor pues quiero estar sano”, “Yo me esfuerzo en el estudio porque quiero ser un profesionista completo”). Esta misma ley la tenemos que usar en nuestras pláticas y no simplemente exigir sin más: ¡No fumes! ¡No seas perezoso!

¿Cómo elaborar mis motivos?

1. Fijar un fin claro: “Que dediquen al estudio una hora y media al día”. 2. Buscar un motivo fuerte ya que no todos tienen el mismo efecto. Una ayuda muy práctica es tomar el tema y hacer una lista de las ventajas cualidades, y efectos que tiene y escoger las tres o cuatro que parezcan más adecuadas a nuestro auditorio. Ej. Estudiar: madurez, éxito, desarrollo de la propia personalidad, futuro de la familia, etc. Escojamos “Éxito en la vida”. 3. Por último unimos el motivo y el fin de la siguiente manera: “Tendrás éxito en la vida (Motivo) si dedicas al estudio una hora y media todos los días (FIN)”. Es importante darnos cuenta cómo no se ha insistido en el fin, ni se ha puesto en primer término. Hemos insistido en el motivo y éste ha ocupado el primer lugar.

Sin embargo, no basta con marcar o exponer un motivo. ¡HAY QUE

PROBARLO!, pero, ¿cómo lo podemos probar? Mediante una lista de “por qué”. Esta lista la podemos obtener de la Biblia, la Historia, el Magisterio de la Iglesia, la experiencia... etc. De esta forma: “Tendrás éxito en la vida si estudias (Motivo que vamos a probar). Cristo nos da el ejemplo, pues nadie como Él conocía las Escrituras; Napoleón para sus campañas llevaba consigo libros de los grandes generales, cartas geográficas, etc.”

No olvidemos que forma una parte muy importante de nuestra plática

proponer aplicaciones prácticas, es decir, si hablo de la caridad, debo bajar a la realidad: “perdonar a los que nos caen mal”, “en clase no molestar a fulano”, “pensar bien de los demás”, etc.

Asimismo no deben faltar los medios concretos para alcanzar aquello

que les proponemos. Por ejemplo: les hablamos del espíritu de orden y les propongo medios para lograrlo: llevar un horario; apuntes limpios y en orden, orden en la casa, tener un presupuesto...

Con esto damos por terminado lo referente al ropaje de nuestra plática,

pero ahora, ¿cómo exponer los puntos de mi tema?

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Ante todo orden y estar bien documentados. Si no hemos preparado a conciencia nuestra plática y no hemos ordenado nuestras ideas, lo más seguro es que nos salga un “rollo” espantoso.

Preparar un esquema con números e incisos para

desarrollar congruentemente nuestro tema. Para ello podemos establecer una frase o párrafo y a lo largo del discurso, explicarlo palabra por palabra o bien, idea por idea.

EJEMPLO: Tema: LA FE

Desarrollo:

1. La Fe es una Virtud Teologal a) ¿Qué significa la palabra “Fe”? b) ¿Qué es una Virtud Teologal? 2. Importancia de la Fe en nuestras vidas. a) Con la Fe lo tenemos todo, sin ella, nada. b) El que crea se salvará. 3. Es un don de Dios. a) ¿Qué significa “don”? b) Necesidad de pedir la Fe.

Cada uno de estos incisos o números, los voy explicando y los voy revistiendo de ropaje. Para desarrollar un tema también nos pueden ser muy útil recurrir a las conocidas preguntas “qué”, “cuándo”, “dónde”, por qué”, “para qué”, etc...

CONCLUSIÓN DE LA PLÁTICA La conclusión de nuestra plática es una parte muy importante en la

que debemos de concentrarnos en dos aspectos muy importantes: RESUMIR: Presentar las ideas principales, los motivos.

Ayuda mucho a retener un discurso.

EXHORTAR: Terminar con un buen deseo, evitar las exclamaciones vacías y promover más bien frases de aliento. Da muy buena impresión terminar con la misma frase célebre o anécdota que utilizamos al inicio de la plática.

FOTOPALABRA:

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Esta técnica es utilizada para transmitir un mensaje a través de fotografías y la dinámica a seguir puede tener muchas formas. El foto-lenguaje es el método de usar la fotografía para entrar en otro mundo por medio de la vivencia humana cotidiana. Todas las cosas son capaces de hacernos reflexionar y sacar una enseñanza.

¿Qué fotos son capaces y aptas para foto-lenguaje?

1. Las fotos simbólicas. 2. Las fotos crónicas. 3. Una foto problema. 4. Fotos modelo. 5. Fotos proyectiva. Se colocan unas treinta fotografías (vgr. en la pared) y

se van pasando de uno en uno para que escoja la fotografía que sienta que más le representa y explica: “escogí esta foto por esto y aquello...”

Esto mismo se puede hacer después de haber explicado un tema. Se escogen las fotos que más enfaticen el tema expuesto y nuevamente se debe explicar el por qué se escogió determinada fotografía.

Por medio de fotografías se narra una parábola y posteriormente se concluye con una aplicación concreta. (vgr. la historia de un joven que huye de su casa... y luego relacionar con el pecado).

Se colocan determinadas fotografías en la pared y se pregunta a nuestro auditorio a que escena del Evangelio se refieren; o bien, al revés; se dice una frase del Evangelio la cual debe de construirse mediante fotografías.

El quinto método sería, ¿quienes somos nosotros? a) Se colocan 40 fotos sobre la mesa. b) Cada uno busca la que mejor representa el grupo (la que indique ¿por qué vengo aquí?, etc. c) Cada uno da sus motivos y un secretario apunta en el pizarrón las razones.

¿Qué pensamos sobre un problema determinado? a) Se puede delimitar o dejar abierta la problemática. b) Repartir las fotografías. c) Escoger una foto: vgr. “la mejor represente a un hombre de Fe”. d) Se da o se dice un slogan. e) Puesta en común: el coordinador o responsable toma las ideas.

¿Cuál es el problema del grupo? Concientización de un problema. Cada uno escoge la foto que más representa sus situaciones personales. Estos métodos suponen una profunda motivación previa.

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POSTER Es una manera de presentar una idea mediante el color, las líneas y

slogans. Debe ser gráfico, llamativo, espontáneo, comprensible, persuasivo.

¿Cómo está compuesto un póster?

FORMA: Esta debe ser llamativa y puede ser de formas geométricas,

formas reales, naturales (árboles) o abstractas (símbolos). COLORES: Debemos saberlos combinar, pues sí no los combinamos

bien, puede ser que desentone nuestro póster y mensaje. Tampoco hay que abusar de ello. Hay colores que tienen un significado especial: verde - calma; rojo - hogar; morado - religión; etc.

SABER ASOMBRAR Y LLAMAR LA ATENCIÓN: Para ello la idea que queremos transmitir debe ser única, y la forma muy creativa para conseguir ese impacto a primera vista tan importante. DISCO-FORUM

Se trata de unos comentarios hechos en equipo sobre canciones de

moda y de mensaje. El disco se convierte en una excusa para tratar un tema determinado.

El método a seguir para analizar una canción es el siguiente: 1. Introducción: Ambientación, Disco, Autor, su vida, etc... 2. Audición: 3. Análisis: Fijarse en la música, letra,... ¿Qué sientes? 4. Segunda audición: 5. Discusión del problema: ver, juzgar y actuar. También es importante considerar cinco elementos del disco: Ritmo,

melodía, voz, orquestación, pausas o silencios. Los cinco influyen en el mensaje.

PANEL En un panel es dónde plasmamos nuestro mensaje por medio de

fotografías, slogan, etc...por lo que hacer un buen panel no es tan sencillo.

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A continuación recomendamos una serie de pasos a seguir para hacer un buen panel.

1. Definir bien el tema y lo que vamos a representar. 2. Ver qué estilo de panel emplearemos y a qué tipo de personas va

dirigido. ¿De muchas fotos?, ¿de una sola?, ¿algunos slogans?, ¿qué forma tendrá? Conviene para ello hacer un esquema delineando ¿cómo va a quedar dividido?, ¿en qué sitios van las líneas?, ¿dónde las fotos y los slogans?.

3. Manos a la obra. 4. Una vez terminado el panel, llega el momento de utilizarlo en la

reunión. Cuando tenemos que explicar un tema y utilizamos un panel, nuestro mensaje quedará más grabado. Incluso podemos explicar todo un tema mediante un panel.

Observaciones:

Las fotos deben ser grandes y claras. Que realmente representen lo que deseamos transmitir, es decir, que las fotos estén relacionadas con la idea que queremos explicar. Por eso se necesita una buena colección de fotografías para poder escoger las más idóneas. Los letreros y slogans deben verse con facilidad por lo que conviene utilizar letra grande, visible y bien hecha. La presentación debe de ser elegante y agradable, sencilla, muy atractiva. Escoger bien los colores y dibujar bien las líneas.

Todo un tema lo podemos explicar mediante un panel, el cual

podemos dividir de acuerdo a los diferentes temas de nuestra exposición, sin embargo, debemos de tratar de no caer en el problema de sobrecargar un panel.

Es importante insistir en que no debemos creer que todos los paneles

son rectangulares o cuadrados. La forma, el tamaño, el color, el estilo, varían según la creatividad e ingenio de cada uno. Por eso, se necesita mucha imaginación y buscar siempre la variedad. Conviene también, tener en cuenta a la hora de componer los paneles, la colocación de las fotos y las líneas. Las líneas que avanzan hacia arriba significan progreso, mejoramiento, avance y al revés. También debemos buscar la armonía y cierta geometría en la estructura de un panel: no cargar las fotos y líneas en una esquina, así mismo, buscar equilibrio de colores.

SOCIO-DRAMA Una dramatización o socio-drama es una interpretación teatral de una

idea o situación. Podemos realizarlo de muy diversas maneras, con

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mímica, hablado, y con actuación. El tamaño del grupo no es un impedimento para utilizar esta técnica.

¿Cómo se prepara?

Primer paso: Escenificar muy bien el tema y el mensaje que

queremos transmitir (Finalidad). Segundo paso: Escoger el estilo de teatralización. (¿Qué situación,

qué escena, qué personajes?) Tercer paso: Asignar los papeles a aquellos que mejor puedan

desempeñarlos, pero siempre mostrando respeto a sus sentimientos. Preparar también el atuendo necesario y montar el escenario. No siempre se necesitan muchos elementos, en ocasiones bastará una mesa y una silla.

Observaciones:

Antes de presentarlo conviene ensayarlo, para evitar la improvisación, la inseguridad y atender a los detalles.

Antes de la representación teatral, conviene un presentador que introduzca el tema. Al final el mismo presentador puede dar la conclusión.

Un auxilio muy eficaz es la música y juego de luces. Después del socio-drama, el auditorio puede ser

invitado a una discusión sobre el tema expuesto (Debate, lluvia de ideas, etc).

Mientras más preparada se tenga esta actividad mayor impacto tendrá.

MESA REDONDA

La mesa redonda es una discusión ante un auditorio o sin él, llevada

a cabo por un grupo seleccionado de personas, (por lo general de tres a seis), conducida por un moderador, con el fin de estimular el interés por un tema y desarrollarlo bajo esta mecánica.

Lo que hay que hacer: + Saber dialogar. + Saber escuchar a los demás. + Saber lo que hay de verdadero. + Superar el miedo a participar. + Hacer avanzar la idea y concluir. Lo que no hay que hacer: + No acaparar la palabra y dejar hablar a los demás. + No cerrarse ciegamente en la propia opinión.

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+ No mantenerse al margen, sino participar.

Papel del moderador: El papel del moderador es de suma importancia, pues de él depende

el planteamiento, el desarrollo y la eficacia de la reunión. Su principal labor es:

+ Planear la reunión. + Reunirse con los integrantes y delimitar el campo de discusión. + Dividir el tema en ideas para su discusión. + Dar límites aproximados de tiempo. + Promover la intervención de todos y cada uno de los participantes. + No acaparar la palabra y hacer hablar a todos rebotando las

preguntas. + Intervenir en la discusión para hacer preguntas aclaratorias, llevar

la discusión nuevamente al tema central. Resumir y hacer avanzar la

discusión. + Presentar un resumen final.

Papel de los participantes:

+ Preparar el tema. + Mantener la atmósfera de la discusión, no en tono exaltado, sino en

tono de conversación. + Ser breves y concisos en sus participaciones.

ENTREVISTA Es la interrogación que hace un entrevistador a un experto en algún

tema determinado. Se puede emplear con éxito en las reuniones con el fin de estimular el interés por un tema determinado.

Elementos de la entrevista:

Nombrar a un presentador que explique a los demás en

qué consiste la entrevista, quién es el experto y el entrevistador. Así mismo, el presentador debe reunirse con el experto antes de la entrevista para organizar la exposición.

Debemos preparar la escena dónde se desenvolverá la entrevista y manifestar al auditorio la forma en que podrá participar o intervenir.

El interrogador deberá preparar un esquema de preguntas interesantes y oportunas, así como controlar el tiempo que deberá durar la entrevista en cada una de

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sus respuestas. es importante que al preparar su esquema de preguntas se apoye en una persona competente en el tema.

El tono de la entrevista debe ser ameno, flexible, en forma de conversación. Debemos evitar preguntas que se puedan responder con un si o con un no.

LLUVIA DE IDEAS:

La lluvia de ideas, es un tipo de reunión en grupos pequeños que

tiene la finalidad de suscitar un gran número de ideas, una verdadera tormenta, sobre un tema. Generalmente proporciona ideas brillantes y muy útiles.

Características:

Las ideas deben darse con mucha claridad, agilidad y

brevedad. No se deben discutir las ideas con los demás. Sólo

exponerlas. Debe haber un secretario tomando notas. Las ideas obtenidas por esta técnica pueden ser muy

útiles para una mesa redonda u otro tipo de reunión posterior.

El procedimiento:

+ Se reúne al grupo. + Se expone el tema a tratar. + Se asigna un tiempo límite para la exposición del tema.

PHILLIPS 66: Es una técnica para descomponer un auditorio grande en pequeños

equipos con el fin de facilitar la discusión sobre un tema. La cifra “66” se deriva de la idea de “grupos de seis personas que discuten sobre un tema durante seis minutos”.

Procedimiento y características:

Se expone un tema o se hace una introducción. Se reparten o se muestran las preguntas del

cuestionario a discutir (en un pizarrón o tarjetas). Se dividen en pequeños grupos de seis personas, más

o menos.

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Se nombra un secretario por grupo para que tome nota de las aportaciones.

Se inicia la discusión que dura alrededor de seis minutos.

Al terminar la discusión pasa al frente cada secretario a presentar públicamente los hallazgos de su grupo.

ENCUESTA La encuesta es una técnica para animar una reunión con el fin de

conocer la opinión general sobre determinados aspectos.

Procedimiento y características: Las preguntas deben prepararse y ser redactadas de

manera que las respuestas sean sencillas y definidas. (Aptas para ser representadas gráficamente en porcentajes).

Los resultados pueden presentarse gráficamente de muchas formas, siendo las más comunes:

+ Gráficas de columnas. + Gráficas circulares. (Pastel) + Gráficas de líneas.

Es muy importante preparar con anticipación el cuestionario y en caso de hacer las gráficas conjuntamente con el grupo, tener a la mano todo el material requerido.

DEBATE

Un debate es una contraposición de ideas donde se defiende una

tesis a cargo de dos personas o dos grupos opositores. Debate no significa pleito o discusión acalorada.

Características:

1. Control de sí mismo y serenidad. 2. Capacidad de diálogo y respeto a los demás. 3. Reconocer lo que exista de verdad en la opinión de los demás.

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4. El mejor camino para defender una idea es saberla exponer con argumentos sólidos y claros, y no con gritos o exclamaciones vacías.

Procedimiento:

Forma uno:

Se escogen a algunos miembros del equipo y se les asigna sus papeles: el que defiende la tesis, el que se contrapone y el moderador. También sirven de mucha ayuda los auxiliares como: el que desempeña el papel de clarificador del debate: un médico, otro que pueda desarrollar la opinión de un padre de familia, un periodista, etc.

Siguiendo esta primera forma de debate se debe proceder así: - La persona encargada de defender el tema expone sus puntos de

vista brevemente y acto seguido la parte contraria expone sus objeciones.

- Posiblemente llegará el momento en que necesitaremos la intervención de algunos especialistas (médico, periodista, padre de familia, etc.), o bien, el moderador para resumir o hacer avanzar la discusión hacia la objeción.

Forma dos: Se divide a nuestro auditorio en dos grupos, uno que ataca, uno que

defiende y un moderador.

Observaciones:

Definir un tiempo límite para el debate El moderador controla a los debatientes para que no se

salgan del tema.

AUDIOVISUAL Es una técnica que conmueve al auditorio y nos ayuda a grabar

profundamente en su mente el mensaje que transmitimos. Sus resultados suelen a veces, no ser definitivos. Necesitan que nosotros lo remachemos mediante el diálogo personal.

Consiste en una serie de diapositivas, un guión grabado con voz y

música armonizando con los dos primeros elementos.

Método: 1. Definir el tema que queremos exponer para que basándonos en él,

desarrollemos el guión a seguir. Este debe estar realizado con frases cortas, ágiles, atractivas, y muy ricas en contenido.

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2. Buscar aquellas diapositivas que más se relacionen con nuestro tema.

3. Al margen del guión (por escrito) anoto una señal indicando que diapositiva corresponde.

4. Seleccionar la música que más se acople a la escena o al tema. 5. Anotar en el guión el tipo de música correspondiente. 6. Grabar. El audiovisual por lo general no debe ser extenso en su duración,

existen magníficos ejemplos de tan sólo seis minutos. Es muy importante al elaborar un audiovisual y sobre todo al grabar, evitar que la voz sea cubierta por la música. Además debemos evitar que el guión sea demasiado rápido, más bien dejar que el mensaje penetre al auditorio.