26
http://www.librodot.com Página 1 MAJESTAD F. SCOTT FITZGERALD Majestad apareció en el Saturday Evening Post el 13 de julio de 1929. Mereció los elogios de Harold Obery del director del Post Thomas Costain, y Fitzgerald lo seleccionó para Taps at Reveille. Aunque la trama es inverosímil, el relato se salva por la recreación que hace Fitzgerald de uno de sus personajes favoritos: la americana joven y valerosa, decidida a sacarle a la vida el máximo partido. I. Lo extraordinario no es que la gente en el transcurso de su vida empeore o mejore tal como habíamos vaticinado; así es de esperar, sobre todo en América. Lo extraordinario es que la gente se mantenga siempre a un mismo nivel, se ajuste a lo que prometía y parezca mantenerse a flote gracias a un destino ineludible. Uno de mis mayores orgullos es que nadie ha conseguido engañarme desde que cumplí los dieciocho años y aprendí a distinguir entre una cualidad auténtica y el talento para dar gato por liebre, e incluso la mayoría de las personas más descaradas que he conocido parecen haber sido hasta el final escandalosa y felizmente descaradas.

Majestad

Embed Size (px)

DESCRIPTION

scott

Citation preview

  • http://www.librodot.com Pgina1

    MAJESTADF.SCOTTFITZGERALD

    Majestad apareci en el Saturday Evening Post el 13 de julio de 1929. Mereci los elogios de Harold Obery del director del Post Thomas Costain, y Fitzgerald lo seleccion para Taps at Reveille. Aunque la trama es inverosmil, el relato se salva por la recreacin que hace Fitzgerald de uno de sus personajes favoritos: la americana joven y valerosa, decidida a sacarle a la vida el mximo partido.

    I.

    Lo extraordinario no es que la gente en el transcurso de su vida empeore o mejore tal como habamos vaticinado; as es de esperar, sobre todo en Amrica. Lo extraordinario es que la gente se mantenga siempre a un mismo nivel, se ajuste a lo que prometa y parezca mantenerse a flote gracias a un destino ineludible.

    Uno de mis mayores orgullos es que nadie ha conseguido engaarme desde que cumpl los dieciocho aos y aprend a distinguir entre una cualidad autntica y el talento para dar gato por liebre, e incluso la mayora de las personas ms descaradas que he conocido parecen haber sido hasta el final escandalosa y felizmente descaradas.

  • http://www.librodot.com Pgina2

    Emily Castleton haba nacido en Harrisburg en una casa de tamao medio; a los diecisis aos se traslad a Nueva York a una casa grande, fue al colegio Briarly, se mud a una casa inmensa, se mud a una mansin en Tuxedo Park y se fue al extranjero, donde hizo algunas cosas a la moda y apareci en todos los peridicos. El ao de su puesta de largo, uno de esos artistas franceses que son absolutamente dogmticos acerca de las bellezas americanas la incluy, junto a otras once celebridades pblicas y semipblicas, en la lista de los especmenes ms perfectos de Amrica. En aquel tiempo muchos hombres estaban de acuerdo con l. Era ligeramente alta, con las facciones ms pronunciadas que delicadas, los ojos de un azul en el que era imposible no reparar cuando la mirabas y una buena mata de pelo rubio, luminoso e impresionante. Sus padres no saban mucho del mundo nuevo que haban conquistado, as que Emily tuvo que aprenderlo todo sola, y se vio envuelta en las situaciones ms diversas, y algo de su lozana se perdi. Pero tena lozana de sobra. Hubo compromisos de boda y semicompromisos, breves y apasionados arrebatos, y un gran amor a los veintids aos que la dej amargada y la llev a vagabundear por los cinco continentes en busca de felicidad. Se convirti en una persona artstica, como hacen casi todas las chicas solteras y ricas a esa edad, porque las personas artsticas parecen tener algn secreto, algn refugio interior, alguna va de fuga. Pero la mayora de sus amigas ya estaban casadas, y su vida le causaba a su padre una gran decepcin; as, a los veinticuatro aos, con el matrimonio en la cabeza pero no en el corazn, Emily volvi a casa.

    Estaba atravesando una mala racha, y lo saba. No lo haba hecho bien. Era una de las chicas con ms xito, una de las chicas ms bellas de su generacin, con encanto, dinero y algo parecido a la fama, pero su generacin estaba explorando nuevos campos. Ante el primer signo de condescendencia que percibi en una antigua compaera de colegio, convertida ya en una joven casada, se fue a Newport, donde la conquist William Brevoort Blair. Inmediatamente, volvi a ser la incomparable Emily Castleton: el fantasma del artista francs volvi a asomarse una vez ms a las

  • http://www.librodot.com Pgina3

    pginas de los peridicos; el ms comentado acontecimiento de la alta sociedad durante el mes de octubre fue el da de su boda.

    Esplendorosa boda de la alta sociedad... Harold Castleton organiza pabellones de cinco mil dlares decorados como las carpas intercomunicadas de un circo, en los que tendr lugar la celebracin, el banquete nupcial y el baile... Cerca de un centenar de invitados, muchos de ellos personalidades del mundo de los negocios, se mezclarn con las grandes figuras de la alta sociedad... El valor de los regalos se estima superior al cuarto de milln de dlares...

    Una hora antes de la ceremonia, que iba a ser solemnemente celebrada en la iglesia de San Bartolom, Emily, ante el tocador, se miraba al espejo. Su cara reflejaba en aquel momento cierto cansancio, y de repente la asalt el pensamiento desazonador de que aquel asunto requerira cada vez ms atencin durante los prximos cincuenta aos.

    Debera ser feliz dijo en voz alta, pero son tristes todas las ideas que me vienen a la cabeza.

    Su prima, Olive Mercy, que estaba sentada en el borde de la cama, asinti.

    Todas las novias se ponen tristes.

    Qu inutilidad! dijo Emily.

    Olive frunci el ceo incmoda.

    Inutilidad? Por qu? Las mujeres no estn completas a menos que se casen y tengan nios.

    Emily no contest inmediatamente. Luego dijo despacio:

    S, pero nios de quin?

  • http://www.librodot.com Pgina4

    Por primera vez en su vida, Olive, que adoraba a Emily, casi la detest. Todas las chicas invitadas a la boda se hubieran sentido orgullosas de Brevoort Blair, incluida Olive.

    Tienes suerte dijo Olive. Tienes tanta suerte que ni siquiera te das cuenta. Te mereces una paliza por hablar as.

    Aprender a quererlo anunci Emily con tono guasn. El amor llegar con el matrimonio. Pero, por ahora, menudo porvenir,

    no?

    Por qu te empeas en ser tan poco romntica? Al contrario, soy la persona ms romntica que he conocido en mi vida. Sabes lo que pienso cuando me abraza? Pienso que si levantara la vista vera los ojos de Garland Kane.

    Pero cmo? Entonces...

    Ya que hablamos de ello, el otro da slo poda acordarme del capitn Marchbanks y el pequeo biplaza con el que sobrevolamos el canal, rompindonos mutuamente el corazn y sin decirnos jams una palabra a causa de su mujer. No me pesa haber conocido a hombres as, slo me pesa lo que perd preocupndome, aprecindolos. Lo nico que ha quedado para Brevoort son las sobras en una papelera rosa. Ojal hubiera quedado algo ms; incluso yo pensaba en los momentos de mayor entusiasmo que estaba guardando algo para el hombre de mi vida. Pero parece ser que no guard nada se interrumpi e inmediatamente aadi: Y todava me asombro.

    La situacin no era para Olive menos irritante por ser comprensible, y, si no fuera por su condicin de pariente pobre, hubiera dicho lo que pensaba. Emily era una nia mimada: ocho aos de aventuras con los hombres le haban confirmado que ninguno se la mereca y ella haba aceptado aquella idea como casi absolutamente cierta.

    Ests nerviosa Olive intentaba que el fastidio no se le notara en la voz. Por qu no te echas una hora?

  • http://www.librodot.com Pgina5

    S contest Emily, ensimismada.

    Olive sali del dormitorio y baj las escaleras. En el recibidor se encontr con Brevoort Blair, vestido de novio, clavel blanco incluido, y en un estado de considerable nerviosismo.

    Ah, perdona! atin a decir. Me gustara ver a Emily. Es por los anillos... Ya sabes... para que elija. Tengo cuatro anillos, pero ella nunca se ha decidido por ninguno y no puedo sacar los cuatro en la iglesia, y quiero que elija.

    Me consta que prefiere el de platino liso. Si de todas formas quieres verla...

    Ah, muchas gracias. No quiero molestarla.

    Estaban cerca, muy cerca, e incluso en aquel momento, cuando ya lo haba perdido, comprometido para siempre, Olive no pudo evitar pensar en lo mucho que ella y Brevoort se parecan. El pelo, el tono de la piel, los rasgos: podan ser hermanos; y compartan el mismo temperamento, la timidez y la seriedad, la misma honradez humilde. Todo esto le pas por la cabeza como un relmpago, con la idea aadida de que la rubia y tempestuosa Emily, con su vitalidad y extraordinaria clase, era, a pesar de todo, mejor para l en todos los sentidos; y entonces, por encima de estos pensamientos, una completa oleada de ternura, de pura piedad fsica mezclada con deseo, la inund, y tuvo la sensacin de que bastara con dar un paso adelante para encontrar los brazos de Brevoort abiertos para recibirla.

    Pero dio un paso atrs, renunciando a l, como si retirara la mano despus de rozarlo con la punta de los dedos. Quiz alguna onda de su emocin se abri paso hasta la conciencia de Brevoort, pues dijo de repente:

    Vamos a ser buenos amigos, verdad? Por favor, no pienses que me estoy llevando a Emily. S que nunca podr ser su dueo... nadie podra... y tampoco lo pretendo.

    Sin decir una palabra, mientras Brevoort hablaba, Olive se despidi de l, el nico al que haba deseado en su vida.

  • http://www.librodot.com Pgina6

    Le encant la indecisin ensimismada con la que Brevoort cogi el abrigo y el sombrero y, lleno de entusiasmo, intentaba abrir la puerta girando el picaporte en sentido equivocado.

    Cuando se fue, Olive entr en el saln, magnfico y portentoso; con pinturas de bacanales, con araas impresionantes y retratos del siglo XVII que podan haber sido de los antepasados de Emily, pero no lo eran, y, por ello, le pertenecan mucho ms. Y all se tom un respiro, a la sombra de Emily, como siempre.

    Por la puerta que conduca a la inapreciable parcela de csped que daba a la calle 60, ahora cercada por los pabellones, apareci su to, el seor Harold Castleton. Haba estado probando su propio champn.

    Mi dulce y preciosa Olive exclam emocionado. Olive, nena, por fin: Emiliy lo ha conseguido, porque, no me caba la menor duda, nunca perdi el norte. Los buenos siempre triunfan, verdad?, los autnticos purasangre. Empezaba a pensar que el Seor y yo, entre nosotros, le habamos dado demasiado, que nunca estara satisfecha, pero por fin ha puesto los pies en la tierra como un... busc infructuosamente una metfora, como un purasangre, y, despus de todo, no la encontrar tan mal lugar se acerc a la chica. T has estado llorando, chiquilla.

    Un poco.

    No pasa nada dijo, magnnimo. Si yo no me sintiera tan feliz, tambin llorara.

    Ms tarde, cuando sali con las otras dos damas de honor hacia la iglesia, el solemne estremecimiento de una gran boda pareci comenzar con la vibracin del coche. A la entrada el rgano empez a tocar, se mezcl palpitante con los chelos y violas de la orquesta y acab disolvindose en el ruido del coche que traa al novio.

    La muchedumbre se haba ido agolpando alrededor de la iglesia, y el aire, a tres metros de distancia, estaba cargado de perfume, de un dbil olor a humanidad limpia y del aroma industrial de los vestidos recin estrenados. Ms all de los sombreros apilados a la

  • http://www.librodot.com Pgina7

    entrada de la iglesia, las dos familias se sentaban, una frente a la otra, en bancos. Los Blair su ligera expresin de condescendencia les daba un innegable aire de familia, tanto a los parientes polticos como a los verdaderos Blair estaban representados por los Gardiner Blair, padre e hijo; lady Mary Bowes Howard, ne Blair; la seora Potter Blair; la seora Princess Potowki Parr Blair, ne Inchbit; la seorita Gloria Blair, el rector Gardiner Blair III, y las ramas emparentadas, ricas y pobres, de Smythe, Bickle, Diffendorfer y Hamn. A lo largo de la nave del templo los Castleton ofrecan un espectculo menos impresionante: el seor Harold Castleton, el seor Theodore Castleton con su seora e hijos, Harold Castleton Jnior, y, de Harrisburg, el seor Carl Mercy, y dos ancianas tas, diminutas, apellidadas O'Keefe, ocultas en una esquina. Ms bien por sorpresa y a la fuerza, las dos tas haban sido metidas en una limusina y vestidas de los pies a la cabeza por una elegante couturiere aquella misma maana.

    En la sacrista, donde las damas de honor revoloteaban como pjaros con sus grandes pamelas, hubo un ltimo retoque de labios y un reajuste de alfileres antes de que llegara Emily. Representaban varias fases de la vida de Emily: una compaera del colegio Briarly, la nica compaera de presentacin en sociedad que an no se haba casado, una amiga del viaje a Europa y la chica que la haba invitado a Newport cuando conoci a Brevoort Blair.

    Han contratado a Wakeman dijo esta ltima, que, junto a la puerta, escuchaba la msica. Toc en la boda de mi hermana, pero yo nunca contratara a Wakeman.

    Por qu?

    Porque siempre toca lo mismo: Al amanecer. Lo ha tocado docenas de veces.

    En aquel momento otra puerta se abri y apareci la solcita cabeza de un joven:

    Estis listas? pregunt a la dama de honor que tena ms cerca. A Brevoort est a punto de darle un ataque. Ah aguanta, manchando de sudor la camisa.

  • http://www.librodot.com Pgina8

    Tranquilo contest la joven damisela. La novia siempre llega unos minutos tarde.

    Unos minutos! protest el testigo. Yo no dira unos minutos. Ah fuera estn empezando a murmurar y a moverse como si estuvieran en un circo, y el organista lleva tocando la misma msica desde hace media hora. Voy a decirle que toque algo de jazz.

    Qu hora es? pregunt Olive.

    Las cinco menos cuarto... No, las cinco menos diez.

    A lo mejor ha habido un atasco Olive call cuando el seor Harold Castleton, seguido por un cura nervioso, se abri paso a empujones, pidiendo un telfono.

    Y entonces empez a producirse un curioso goteo de personas desde el interior de la iglesia, primero de una en una, y luego a pares, hasta que la sacrista rebos de parientes y confusin.

    Qu ha pasado?

    Qu diablos pasa?

    Entonces apareci un chfer y, presa de los nervios, cont lo que haba pasado. Harold Castleton lanz una maldicin y, echando chispas, se abri camino brutalmente hacia la puerta. Hubo un intento de despejar la sacrista, y entonces, como para compensar el goteo, se elev un murmullo de conversaciones en el fondo de la iglesia y comenz a extenderse hacia el altar, cada vez ms alto, ms rpido y excitado, siempre en aumento, atrayendo a la multitud hacia el altar, y elevndose hasta convertirse en una especie de rugido apagado. Cuando anunciaron desde el altar que la boda haba sido aplazada, apenas si lo oy la multitud, porque para entonces todos saban ya que estaban participando en un escndalo de primera pgina, que a Brevoort Blair lo haban dejado esperando al pie del altar y Emily Castleton haba huido.

    II.

  • http://www.librodot.com Pgina9

    Haba una docena de periodistas ante la casa de los Castleton en la calle 60 cuando Olive lleg, pero, en su estado de ensimismamiento, ni siquiera oy sus preguntas; anhelaba desesperadamente consolar a un hombre a quien no deba acercarse, y, a manera de sucedneo, busc a su to Harold. Atraves los pabellones intercomunicados de cinco mil dlares, donde camareros y criados permanecan de pie en una respetuosa y funeral penumbra, esperando que sucediera algo, entre bandejas de caviar y pechugas de pavo, junto a la tarta nupcial en forma de pirmide. Olive encontr a su to en el primer piso, sentado en un taburete ante el tocador de Emily. Los cosmticos se desparramaban ante l y, poniendo en evidencia el repertorio del acicalamiento femenino, eran una presencia singularmente inoportuna y un smbolo de aquella catstrofe disparatada.

    Ah, eres t su voz haba perdido la fuerza; haba envejecido en dos horas. Olive le ech el brazo por el hombro cansado.

    No sabes cmo lo siento, to Harold.

    De repente surgi de l un torrente de improperios, se apag poco a poco, y una gran lgrima, una sola lgrima, le brot lentamente de un ojo.

    Que venga mi masajista dijo. Dile a McGregor que lo busque.

    Sofoc un largo suspiro, como un nio despus de llorar, y Olive advirti que el colorete le haba manchado las mangas, como si hubiera tenido que apoyarse en el tocador, llorando, despus de que su esplndido champn le hubiera hecho efecto.

    Haba un telegrama murmur.

    Est ah.

    Y aadi despacio:

    Desde ahora t eres mi hija.

    Ay, no, no diga eso!

  • http://www.librodot.com Pgina10

    Abriendo el telegrama, Olive ley:

    No estoy a la altura Me sentira como una estpida si lo hiciera Esto pasar pronto Lo siento mucho por ti

    EMILY

    Despus de llamar al masajista y dejar un criado a la puerta de su to, Olive fue a la biblioteca, donde una secretaria confundida no consegua articular palabra ante un telfono inquisitivo y persistente.

    Estoy tan trastornada, seorita Mercy exclam con voz atiplada, presa de la desesperacin. Confieso que estoy tan trastornada que me duele terriblemente la cabeza: llevo media hora creyendo que abajo hay msica.

    Pero tambin Olive se estaba poniendo histrica; entre el ruido del trfico callejero se filtraba una meloda, perfectamente distinguible:

    Es bonita?

    Es dulce?

    No me importa porque

    no puedo competir por ella.

    Quin es la...?

    Baj corriendo las escaleras y, mientras cruzaba el saln, oy cmo creca el volumen de la msica. A la entrada del primer pabelln se detuvo paralizada por la sorpresa.

    Al ritmo de una orquesta reducida pero innegablemente profesional, una docena de parejas jvenes daban vueltas en la pista de baile. En un esquina del bar otro grupo de jvenes y media docena de camareros se afanaban en preparar ccteles y abrir botellas de champn.

  • http://www.librodot.com Pgina11

    Harold! llam, apremiante, a uno de los bailarines. Harold!

    Un joven alto de dieciocho aos cedi su pareja a otro bailarn y acudi a su encuentro.

    Hola, Olive. Cmo se lo ha tomado mi padre?

    Harold, se puede saber qu...?

    Emily est loca dijo, tranquilizador. Siempre te he dicho que Emily estaba loca. Loca como una cabra. Siempre lo estuvo.

    Y esto?

    Esto? mir alrededor con aire inocente. Ah, son unos cuantos amigos que han venido de Cambridge conmigo.

    Pero ponerse a bailar!

    Bueno, no se ha muerto nadie, no? He pensado que podramos aprovechar este...

    Diles que se vayan dijo Olive.

    Por qu? Es que molestamos a alguien? Estos amigos han venido desde Cambridge y...

    No es decoroso.

    Pero a ellos les da lo mismo, Olive. La hermana de uno hizo lo mismo, slo que el da despus en vez del da antes. Hoy da lo hace muchsima gente.

    Dile a la orquesta que se vaya, Harold

  • http://www.librodot.com Pgina12

    Es el seor Blair, seorita Olive.

    Olive se levant de un salto.

    Con quin quiere hablar?

    No me lo ha dicho.

    Dgale que estoy aqu.

    Brevoort entr, menos abatido que ensimismado, salud a Olive con la cabeza y se sent en el taburete del piano. Ella tena ganas de decirle: Ven aqu. Apoya la cabeza aqu, pobrecito. No te preocupes. Pero tambin tena ganas de llorar, as que no dijo nada.

    Dentro de tres horas seal l con absoluta tranquilidad podremos leer los peridicos de la maana. Hay un quiosco en la calle 59.

    Es absurdo... empez a decir Olive.

    No soy una persona superficial la interrumpi Brevoort; sin embargo, ahora mismo lo que me asusta son los peridicos. Despus la familia, los amigos y ios conocidos de la profesin le dedicarn al asunto un diplomtico silencio. La verdad es que estoy sorprendido de que eso no me preocupe en absoluto.

    Yo no me preocupara de nada.

    Le agradezco a Emily que por lo menos lo hiciera en el momento apropiado.

    Por qu no te vas al extranjero? Olive se inclin para acercrsele, muy seria. Vete a Europa hasta que todo se olvide.

    Se olvide se ech a rer. Estas cosas nunca se olvidan. Una risilla disimulada me seguir el resto de mi vida se quej. El to Hamilton se ha ido derecho a Park Row para visitar la redaccin de todos los peridicos. Es de Virginia y es lo bastante imprudente para sacar el ltigo, aunque ya no se lleve, ante el director de un peridico. Me gustara ver qu peridico se atreve a desafiarlo se interrumpi. Cmo est el seor Castleton?

  • http://www.librodot.com Pgina13

    Te agradecer que hayas venido a verlo.

    No he venido a eso Brevoort titube. He venido a preguntarte algo. Quiero saber si te casaras conmigo en Greenwich maana por la maana.

    Durante un instante Olive flot en el aire; emiti una especie de suspiro; se qued boquiabierta.

    S que te gusto se apresur a continuar. Incluso he llegado a imaginarme que me queras un poco, si me perdonas la presuncin. De todas formas, te pareces mucho a una chica que una vez me quiso, tanto que podras ser t... se haba ruborizado, violento, pero luch encarnizadamente por seguir. De todas formas, t me gustas muchsimo, y cualquier sentimiento que yo pudiera tener por Emily ha, por decirlo as, volado.

    Eran tan fuertes el alboroto y el sobresalto en el interior de Olive que pareca que l podra percibirlos.

    El favor que me haras sera muy grande continu l. Dios mo, s que suena un poco disparatado, pero puede haber mayor disparate que el de esta tarde? Vers, si te casas conmigo, los peridicos publicaran una historia bastante distinta; creeran que Emily se ha ido para dejarnos libre el camino, y ella sera, despus de todo, la burlada. Los ojos de Olive se llenaron de lgrimas de indignacin. Me figuro que debera tener en cuenta tu amor propio herido, pero no te das cuenta de que me ests haciendo una proposicin insultante?

    A Brevoort se le ensombreci la cara.

    Lo siento consigui decir por fin. Me temo que ha sido un disparate el solo hecho de haberlo pensado, pero para un hombre es inadmisible perder la dignidad por el capricho de una chica. Ya veo que es imposible. Lo siento.

    Se levant y cogi el bastn.

    Ya se diriga a la puerta, y a Olive le brincaba el corazn dentro del pecho y, a oleadas, irresistiblemente, se apoder de ella algo que podra denominarse instinto de conservacin, y barri todos

  • http://www.librodot.com Pgina14

    sus escrpulos y su orgullo. Los pasos de Brevoort Blair resonaban en el vestbulo.

    Brevoort! grit. Se levant de un salto y corri a la puerta. Brevoort se volvi. Brevoort, cmo se llama ese peridico al que ha ido tu to? Por qu?

    Porque todava tienen tiempo de cambiar su crnica si los llamo por telfono ahora mismo. Les dir que nos casamos esta noche.

    III.

    Hay un sector de la sociedad parisina que es simplemente una heterognea prolongacin de la sociedad americana. Sus miembros estn conectados por mltiples lazos a la patria, y sus diversiones, excentricidades y altibajos son un libro abierto para amigos y parientes de Southampton, Lake Forest o Back Bay. As, durante su anterior estancia en Europa, el paradero de Emily, cuando segua el ritmo de las temporadas europeas, era de dominio pblico; pero desde el da en que, un mes despus de la boda jams celebrada, zarp de Nueva York, desapareci del mapa. Su padre recibi una carta con el rumor de que andaba por El Cairo, Constantinopla o la menos frecuentada Riviera. Eso fue todo.

    Una vez, un ao ms tarde, el seor Castleston la vio en Pars, pero, como le cont a Olive, el encuentro slo sirvi para que se sintiera incmodo.

    Haba algo en ella... dijo, de un modo impreciso, como si... Bueno, como si guardara mil cosas en lo ms hondo de su mente que yo no pudiera alcanzar. Estuvo muy amable, pero de un modo mecnico, formal. Me pregunt por ti.

    A pesar de que la respaldaban slidamente un nio de tres meses y un hermoso piso en Park Avenue, Olive sinti que el corazn le fallaba.

    Qu te dijo?

  • http://www.librodot.com Pgina15

    Estaba encantada con lo vuestro, contigo y con Brevoort y aadi, para s mismo, sin poder ocultar su disgusto: Aunque le robaras el mejor partido de Nueva York cuando se quit de en medio.

    Haba pasado ms de un ao, cuando la secretaria del seor Castleton le pregunt a Olive por telfono si su jefe poda verlos aquella noche. Encontraron al anciano paseando por la biblioteca en un estado de gran agitacin.

    Bueno, por fin sucedi anunci con vehemencia. La gente no lo consentir. Nadie lo consentir. En este mundo hay dos clases de personas: las que salen a flote y las que se hunden. Emily ha elegido hundirse. Parece que quiere tocar fondo. Habis odo hablar de un tal Petrocobesco, un hombre disoluto, segn me lo describen? se refera a una carta que tena en la mano. Se hace llamar prncipe Gabriel Petrocobesco, y al parecer es de... de ningn sitio. Me ha escrito Hallam, mi representante en Europa, y me adjunta un recorte del Matin de Pars. Parece que este caballero fue invitado por la polica a abandonar Pars, y entre el pequeo crculo que lo acompaaba iba una chica americana, la seorita Castleton, segn los rumores, hija de un millonario. Los gendarmes escoltaron al grupo hasta la estacin le tendi a Brevoort Blair con dedos temblorosos la carta y el recorte de prensa. Qu haras t? Emily est metida en ese lo!

    Es un verdadero problema dijo Brevoort, frunciendo el ceo.

    Es el fin. Me pareca que sus gastos haban ascendido mucho en los ltimos tiempos, pero jams sospech que estuviera manteniendo a...

    A lo mejor es un error sugiri Olive. Quiz se trate de otra seorita Castleton.

    Es Emily, con toda seguridad. Hallam ha investigado el asunto. Es Emily, que jams temi arrojarse a la corriente de la vida cuando las aguas bajaban limpias y tranquilas y ahora ha terminado nadando en las cloacas.

  • http://www.librodot.com Pgina16

    Conmovida, Olive tuvo una repentina e intensa sensacin de fatalidad al ver cmo se iban separando su camino y el de su prima: ella se estaba construyendo una mansin en Westbury Hills, y Emily se vea mezclada con un aventurero, un deportado, en un escndalo vergonzoso.

    No tengo derecho a pediros esto continu el seor Castleton. No tengo derecho desde luego a pedirle a Brevoort nada que guarde relacin con Emily. Pero tengo setenta y dos aos y Fraser dice que no se hace responsable si contino otras dos semanas sin seguir el tratamiento, y entonces Emily se quedar irremediablemente sola. Quiero que cojis el barco, pasis dos meses en Europa, examinis la situacin y traigis a Emily a casa.

    Pero cree usted que podemos ejercer sobre ella alguna influencia? pregunt Brevoort. No veo ninguna razn para pensar que vaya a hacerme el menor caso.

    No queda otra salida. Si vosotros no vais, tendr que ir yo.

    No, no se apresur a decir Brevoort. Haremos lo que podamos, verdad, Olive?

    Por supuesto.

    Traedla a casa; no importa cmo, pero traedla a casa. Acudid a los tribunales si es necesario y jurad que est loca.

    Muy bien. Haremos lo que est en nuestras manos.

    Diez das despus de esta conversacin, los Brevoort Blair llamaban al representante del seor Castleton en Pars para recabar los datos que hubiera podido averiguar. Eran muchos, pero insatisfactorios. Hallam haba visto a Petrocobesco en varios restaurantes: un tipejo gordo con una sonrisa impdica y atractiva y una sed inapagable. Era de algn oscuro pas y se vea obligado a vagabundear por Europa desde haca varios aos, viviendo Dios sabe de qu, probablemente a costa de los americanos, aunque Hallam crea entender que en los ltimos tiempos incluso se le haban cerrado los crculos ms marginales de la alta sociedad internacional. Sobre

  • http://www.librodot.com Pgina17

    Emily, Hallam saba muy poco. Se les haba visto en Berln haca una semana y en Budapest el da anterior. Era probable que un individuo tan indeseable como Petrocobesco tuviera la obligacin de presentarse a la polica all adonde fuera, y sta fue la pista que Hallam les recomend seguir a los Blair.

    Cuarenta y ocho das despus, acompaados por el vicecnsul de Estados Unidos, fueron a ver al prefecto de la polica de Budapest. El funcionario habl en un hngaro rapidsimo con el vicecnsul, que inmediatamente les resumi lo esencial de sus palabras: los Blair haban llegado demasiado tarde.

    Adonde han ido Petrocobesco y los suyos?

    No lo sabe. Recibi rdenes de expulsarlos del pas y partieron anoche.

    Sbitamente, el prefecto escribi algo en un trozo de papel y se lo tendi al vicecnsul con un sucinto comentario.

    Dice que los busquen aqu.

    Brevoort mir el papel.

    Sturmdorp. Dnde est eso?

    Otra rpida conversacin en hngaro.

    A cinco horas de aqu si toman uno de los trenes locales que parten los martes y viernes. Hoy es sbado.

    Conseguiremos un coche en el hotel dijo Brevoort.

    Salieron despus de cenar. Fue un viaje fatigoso, de noche, a travs de la apacible llanura hngara. Olive se despert despus de una cabezada intranquila y encontr a Brevoort y al chfer cambiando un neumtico; y volvi a despertarse cuando se pararon a orillas de un riachuelo turbio: ms all brillaban las luces dispersas de una ciudad. Dos soldados en un extrao uniforme echaron un vistazo al interior del coche. Cruzaron un puente y se adentraron en la calle principal, estrecha y sinuosa, hacia la nica posada de Sturmdorp; los gallos ya estaban cantando cuando los Blair se acostaron en las humildes camas.

  • http://www.librodot.com Pgina18

    Olive se despert con la certeza repentina de que haban encontrado a Emily, y recuper la vieja sensacin de infelicidad que le causaban los malos momentos de Emily; durante un instante el pasado interminable y Emily se impusieron, se apoderaron de ella. Le pareca casi una presuncin estar all. Pero la resolucin y firmeza de Brevoort la reconfortaron, y haba recuperado la confianza en s misma cuando bajaron las escaleras para reunirse con el posadero, que hablaba un ingls fluido, aprendido en Chicago antes de la guerra.

    Ya no estn en, Hungra explic el hombre. Han atravesado ustedes la frontera de Czjeck-Hansa, un pequeo pas que slo tiene dos ciudades: sta y la capital. No pedimos visados a los americanos.

    Probablemente por eso vinieron aqu, pens Olive.

    Podra usted por casualidad darnos informacin sobre unos extranjeros? pregunt Brevoort. Estamos buscando a una chica americana describi a Emily, sin mencionar a su posible acompaante; y, mientras hablaba, la cara del posadero experiment un curioso cambio.

    Djenme ver sus pasaportes dijo, y luego: Y por qu desean verla?

    Esta seora es su prima.

    El dueo de la pensin dud unos segundos.

    Creo que quiz pueda ayudarles a encontrarla dijo.

    Llam al mozo; dio rpidas instrucciones en una jerga ininteligible. Y luego:

    Sigan a ese chico. l los guiar.

    El mozo los condujo, a travs de calles inmundas, hasta una casa a punto de derrumbarse en los confines de la ciudad. Un hombre con una escopeta de caza, que holgazaneaba a la puerta, se puso en guardia y le dijo algo al mozo con voz spera, pero, despus de un intercambio de palabras, subieron las escaleras y llamaron a una

  • http://www.librodot.com Pgina19

    puerta. Cuando se abri, una cabeza se asom al rellano; el mozo volvi a hablar, y entraron.

    Estaban en una habitacin grande y sucia que podra haber pertenecido a una pobre casa de huspedes en algn barrio bajo del Oeste: con paredes desconchadas, tapiceras rotas, una cama deforme, y aspecto, a pesar de su desnudez, de estar atestada por un mobiliario fantasmal, que haba dejado su huella en crculos polvorientos y manchas antiguas. En el centro de la habitacin haba, de pie, un hombrecillo gordo con ojos de huevo y una nariz inquisitiva sobre una boca pequea y bonita, de nio mimado, que los mir fija e intensamente cuando abrieron la puerta, y de inmediato, con un simple Cierren!, les dio la espalda con un gesto de impaciencia. Haba otras personas en la habitacin, pero Brevoort y Olive slo vieron a Emily, echada en una chaise longue con los ojos entornados.

    Cuando aparecieron Brevoort y Olive los ojos de Emily se abrieron con un ligero asombro; hizo un movimiento, como si fuera a levantarse, pero slo alarg una mano, sonri y pronunci sus nombres con una voz clara y educada, menos un saludo de bienvenida que una explicacin dirigida a los presentes. Al sonido de sus nombres cierta amabilidad mezquina sustituy a la hosquedad en la cara del hombrecillo.

    Las chicas se besaron.

    Tutu! dijo Emily, como si reclamara su atencin. Prncipe Petrocobesco, permtame presentarle a mi prima, la seora Blair, y al seor Blair.

    Plaisir dijo Petrocobesco. Tras intercambiar una rpida mirada con Emily, aadi: Quieren sentarse? e inmediatamente se sent l en la nica silla disponible, como si estuvieran jugando al juego de las sillas. Plaisir repiti.

    Olive se sent a los pies de la chaise longue de Emily y Brevoort cogi un taburete que haba junto a la pared, mientras reparaba en los otros ocupantes de la habitacin. Eran un joven verdaderamente feroz, envuelto en una capa, que permaneca de

  • http://www.librodot.com Pgina20

    pie, con los brazos cruzados y los dientes brillantes, junto a la puerta, y dos harapientos barbudos, uno empuando un revlver y otro con la cabeza sobre el pecho, abatido, sentado junto al otro en un rincn.

    Llevan aqu mucho tiempo? pregunt el prncipe.

    Hemos llegado esta misma maana.

    Por un instante Olive no pudo resistirse a la tentacin de comparar a los dos, el americano alto, imponente, y el europeo del Sur, poco atractivo, que apenas si llegaba a ser un candidato con posibilidades de superar el control de emigrantes de Ellis Island. Entonces mir a Emily: la misma cabellera luminosa, como la luz del sol, los ojos con aquel intenso sabor a mar. Su cara reflejaba cierto cansancio, alrededor de la boca le haban aparecido ligeras arrugas, pero era la Emily de siempre: dominante, radiante, imponente. Pareca sentir vergenza de que toda aquella belleza y personalidad hubiera acabado en una casa de huspedes barata en el fin del mundo.

    El hombre de la capa respondi a un golpe de nudillos en la puerta y tendi una nota a Petrocobesco, que la ley, exclam: Cierra! , y se la pas a Emily.

    Ya lo ves, no hay carrozas dijo en francs en tono trgico. Han destruido las carrozas, todas excepto una, que est en un museo. Pero, de todos modos, prefiero un caballo.

    No dijo Emily.

    S, s! grit Petrocobesco. Quin tiene que decidir cmo vaya yo?

    No montes una escena, Tutu.

    Escena! echaba chispas. Una escena!

    Emily se volvi hacia Olive:

    Habis venido en coche?

    S.

    Un gran coche de lujo? Con puertas traseras?

  • http://www.librodot.com Pgina21

    S.

    Ah tienes la solucin dijo Emily al prncipe. Podemos pintar en la puerta las armas de los Petrocobesco.

    Un momento dijo Brevoort. Ese coche es de un hotel de Budapest.

    Emily pareci no orlo.

    Janierka podra pintrnoslas continu Emily, pensativa.

    En ese momento se produjo otra interrupcin. El hombre que estaba abatido en un rincn se levant de repente e hizo ademn de correr hacia la puerta; inmediatamente, el otro hombre sac su revlver y le peg un culatazo en la cabeza. El hombre se tambale, y se habra derrumbado si su agresor no lo hubiera llevado a rastras hasta la silla, donde lo sent, semiinconsciente, mientras le manaba un hilo de sangre de la frente.

    Pueblerino asqueroso! Espa asqueroso e inmundo! grit Petrocobesco, apretando los dientes.

    se es precisamente el tipo de comentario que no deberas hacer dijo Emily, irritada.

    Entonces por qu no recibimos noticias? exclam. Vamos a quedarnos para siempre en esta pocilga?

    Sin prestarle atencin, Emily se volvi a Olive y empez a hacerle las convencionales preguntas sobre Nueva York. Tena ms xito la Ley Seca? Qu estrenos haba habido? Olive intentaba responder y al mismo tiempo captar la mirada de Brevoort. Cuanto antes abordaran su propsito, antes se llevaran a Emily.

    Podemos hablar a solas, Emily? pregunt Brevoort bruscamente.

    Bueno, por ahora no disponemos de otra habitacin.

    Petrocobesco se haba enzarzado con el hombre de la capa en una acalorada discusin, y, aprovechndose de ello, Brevoort habl rpidamente con Emily en voz muy baja:

  • http://www.librodot.com Pgina22

    Emily, tu padre se est haciendo viejo; te necesita en casa. Quiere que abandones esta vida sin sentido y vuelvas a Amrica. Nos ha enviado porque no poda venir l mismo y nadie ms te conoca lo bastante bien para...

    Emily se ech a rer.

    Para saber las barbaridades de las que soy capaz, no es eso?

    No se apresur a decir Olive. Para tenerte tanto cario como el que nosotros te tenemos. Me faltan palabras para decirte lo terrible que es verte vagabundear por la faz de la tierra.

    Pero ahora no estamos vagabundeando explic Emily. ste es el pas natal de Tutu.

    Adonde ha ido a parar tu orgullo, Emily? dijo Olive con impaciencia. No sabes que aquel lo de Pars apareci en los peridicos? Qu te imaginas que piensa la gente en Nueva York?

    El asunto de Pars fue un atropello Emily la fulmin con sus ojos azules. Alguien pagar por el asunto de Pars.

    Ser lo mismo en todas partes. Cada vez caers ms bajo, hundida en el fango, y un da, sola y desamparada...

    Basta, por favor! la voz de Emily era fra como el hielo. No creo que hayas entendido...

    Emily dej de hablar cuando Petrocobesco volvi, se dej caer en el silln y ocult la cara entre las manos.

    No puedo soportarlo murmur. Te importara tomarme el pulso? Creo que no va bien. Tienes el termmetro en tu bolso?

    Emily le cogi la mueca en silencio un instante.

    Ests bien, Tutu ahora su voz era dulce, casi un tarareo en voz baja. Ponte derecho. Y prtate como un hombre.

    El prncipe cruz las piernas como si nada hubiera sucedido y bruscamente se dirigi a Brevoort:

    Cul es la situacin econmica en Nueva York? pregunt.

  • http://www.librodot.com Pgina23

    Pero Brevoort no estaba de humor para prolongar aquella escena absurda. De repente le vino a la memoria aquella hora terrible de haca tres aos. No era hombre dispuesto a hacer dos veces el ridculo, y, apretando los dientes, se puso de pie.

    Emily, recoge tus cosas dijo lacnicamente. Nos vamos a casa.

    Emily no se movi; una expresin de asombro, mezclado con diversin, se extendi por su cara. Olive le ech el brazo por el hombro.

    Vamos, querida. Salgamos de esta pesadilla.

    Estamos esperando dijo Brevoort entonces.

    Petrocobesco le dijo unas palabras al hombre de la capa, que se acerc y agarr a Brevoort por el brazo. Brevoort se liber, furioso, y el hombre retrocedi, llevndose la mano al cinto.

    No! grit Emily imperiosamente.

    Se produjo una nueva interrupcin. La puerta se abri sin que nadie llamara y dos hombres gordos con levitas y sombreros de copa se precipitaron sobre Petrocobesco. Le sonrean y le daban palmadas en la espalda mientras parloteaban en un idioma extrao, y enseguida Petrocobesco les sonri y les dio palmadas en la espalda y todos se besaron; entonces, volvindose hacia Emily, Petrocobesco le habl en francs.

    Todo est en orden dijo emocionado. Ni siquiera han discutido el asunto. Ser coronado rey.

    Con un prolongado suspiro Emily volvi a hundirse en su silln y sus labios se entreabieron en una sonrisa tranquila y serena.

    Muy bien, Tutu. Nos casaremos.

    Ah, cielos, qu feliz! daba palmadas y miraba en xtasis al techo desconchado. Qu inmensamente feliz soy!

    Cay de rodillas ante Emily y le bes la parte interior del brazo.

  • http://www.librodot.com Pgina24

    De qu rey habla? pregunt Brevoort. Es que es...? Es que es rey?

    Es rey. Verdad, Tutu? la mano de Emily acariciaba suavemente su cabello lustrado con brillantina, y Olive observ que los ojos de su prima tenan un fulgor extraordinario.

    Soy tu marido grit Tutu melodramticamente. El hombre ms feliz de la tierra.

    Su to fue prncipe de Czjeck-Hansa antes de la guerra explic Emily, y la voz delataba la alegra. Desde entonces ha habido una repblica, pero el partido campesino quera un cambio y Tutu era el siguiente en la lnea de sucesin. No me casara con l si no hubiera luchado por ser rey en vez de prncipe.

    Brevoort se pas la mano por la frente sudorosa.

    Quieres decir que ya es cosa hecha?

    Emily asinti.

    La Asamblea lo vot esta maana. Si nos prestis la limusina de lujo haremos nuestra entrada oficial en la capital esta tarde.

    IV.

    Unos dos aos despus el seor y la seora Brevoort Blair y sus dos hijos ocupaban un balcn del Hotel Carlton de Londres, lugar recomendado por la direccin para seguir el paso del cortejo real. El desfile comenz con una fanfarria de trompetas que descenda por el Strand, e inmediatamente apareci una fila escarlata de guardias a caballo.

    Pero, mami pregunt el nio, ta Emily es reina de Inglaterra?

    No, cario; es la reina de un pas pequesimo, pero cuando visita Inglaterra usa la carroza de la reina.

    Ah.

  • http://www.librodot.com Pgina25

    Gracias a los yacimientos de magnesio dijo Brevoort secamente.

    Y fue princesa antes de ser reina? pregunt la nia.

    No, cario; era una chica americana, y luego se convirti en reina.

    Porqu?

    Porque ninguna otra cosa era lo suficientemente buena para ella dijo su padre. Piensa que una vez pudo casarse conmigo. Qu haras t, cielo, casarte conmigo o ser reina?

    La nia dud.

    Casarme contigo dijo amablemente, pero sin conviccin.

    Djalo, Brevoort dijo su madre. Ah vienen.

    Ya los veo! grit el nio.

    La cabalgata se deslizaba suavemente por la calle abarrotada. Haba ms guardias a caballo, una compaa de dragones, motoristas de escolta, y entonces Olive se dio cuenta de que tena un nudo en la garganta mientras apretaba la barandilla del balcn y, entre una doble fila de alabarderos de la Torre de Londres, pasaban dos carrozas escarlata y oro. En la primera iban los soberanos reales, con sus uniformes relucientes de lazos, cruces y estrellas, y en la segunda sus consortes reales, una anciana y una joven. Toda la escena estaba llena del hechizo que desprenda el viejo imperio sobre medio mundo, sus barcos y ceremonias, sus pompas y smbolos; y la multitud lo perciba, y un lento murmullo preceda a la carroza, y se elevaba hasta convertirse en un fuerte y uniforme estallido de vtores y aplausos. Las dos damas inclinaban la cabeza a izquierda y derecha, y, aunque pocos saba quin era la segunda reina, tambin la aclamaban. En un instante aquel alegre esplendor haba pasado bajo el balcn y haba desaparecido.

    Cuando Olive se apart del balcn se le haban saltado las lgrimas.

  • http://www.librodot.com Pgina26

    Me pregunto si le gustar todo esto, Brevoort. Me pregunto si es realmente feliz con ese terrible hombrecillo.

    Bueno, tiene lo que quera, no? Y eso es importante.

    Olive dej escapar un largo suspiro.

    Ah, es tan maravillosa! exclam. Tan maravillosa! Siempre ha conseguido conmoverme, como hoy, incluso cuando ms enfadada estaba con ella.

    Todo eso es una tontera dijo Brevoort.

    Me figuro que scontestaron los labios de Olive. Pero su corazn, con las alas de una adoracin sin remedio, segua a su prima a travs de las puertas de palacio a menos de un kilmetro de distancia.