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Felipe Aracena Hrepic R.E.A.H. Vol. 1, N°1, 2012
Página | 98
Luces y Sombras: Debacle económica y flujos migratorios
Internos y Fronterizos en Chile (1873-1880)
Highs and Lows: The economic collapse and the internal and bordering migration flows in
Chile (1873-1880)
Felipe Aracena Hrepic♦ Estudios Internacionales IDEA – USACH
Resumen
La presente investigación tiene por objeto analizar algunos de los movimientos migratorios presentes en Chile durante el siglo XIX, así como también definir sus características, causas y flujos. Es así, que estos últimos han estado presentes en gran parte del devenir de nuestra joven nación, sobre todo desde los inicios de ésta como una república independiente. Se trabaja el siglo XIX por poseer coyunturas especiales como lo fueron: la Guerra del Pacífico, el fenómeno del bandolerismo y una crisis económica proveniente de Europa que repercute dramáticamente en Chile. Por otra parte, cabe destacar que las empresas de enganche fueron un catalizador importante que logró potenciar estos movimientos durante esta época. El enfoque del artículo se centra en el análisis de fuentes ministeriales, censos y periódicos de la época de la zona central, que servirán de soporte para el desarrollo de esta investigación. Palabras claves: movimientos migratorios, crisis económica, empresas de enganche, flujos migratorios.
Abstract
This paper aims to analyze some of the migratory movements present in Chile during the 19th century and, it defines its characteristics, causes and flows. These migration flows have been present largely in the evolution of our young nation, especially at the beginning of its conformation as an independent republic. The 19th century is studied due to its special circumstances such as the War of the Pacific, the banditry phenomenon and the economical crisis that came from Europe which impact dramatically on Chile. On the other hand, it is noteworthy that the “empresas de enganche”1 were important catalysts that stimulate these movements during this period. This article is focused on the analysis of ministerial sources, census and newspapers of the Central Chile being the main support of this investigation.
Keywords: migratory movements, economical crisis, “empresas de enganche”, migration flows.
1 N de T: The “empresas de enganche” were companies that provide cheap labor to other companies (mainly
mining companies located in the North of Chile) to satisfy certain needs but misleading people who was
attracted by high wages and incredible work conditions that most of the time resulted to be lies.
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Introducción
Desenterrar la historia del norte de nuestro país – sobre todo la del siglo XIX-, nos obliga a
reflexionar sobre ésta desde distintas perspectivas. Por un lado, acerca del modo de vida de los
mineros, que trabajaban por un salario mísero con una calidad de vida abrumadoramente
difícil, y por otro, la demanda de las empresas explotadoras del salitre, las cuales requerían
mano de obra de las diferentes zonas de países como Chile, Bolivia, Perú, entre otros, dando
paso a la creación de empresas de enganche y por consiguiente, a corrientes migratorias que se
suscitaron en aquella época, tanto hacia el norte de nuestro país como también a países vecinos
(Perú y Bolivia), las que estuvieron estrechamente vinculadas a la extracción de salitre, plata o
de guano. Tal fenómeno, es acompañado y reforzado con la proliferación de los sistemas de
enganche antes de la Guerra del Pacífico, los que tenían como objetivo primordial atraer la
mayor cantidad de mano de obra a los nuevos polos de desarrollo económico, mediante
incentivos monetarios, muchas veces disfrazando la cruda realidad de las tierras del salitre.
Estos hechos comienzan por la crisis económica iniciada en la ciudad austriaca de Viena en
la década de 1870, la que repercute seriamente en nuestro país, tanto en el aspecto social como
en el económico, el cual se sustentaba aún por la agricultura. Esta investigación pretende
vincular dicha crisis económica con el sistema hacendal chileno, y su repercusión en la mano
de obra, es decir, si a raíz de esto, peones o gañanes migraron en busca de nuevas fuentes
laborales hacia el norte chileno, o a países vecinos.
Así, el primer apartado de este artículo “La crisis económica: el fin del boom” analiza las
repercusiones de la crisis internacional de la década del setenta. La paulatina decadencia de la
hacienda producto de dicha crisis coincide con la apertura de nuevos polos de desarrollo
económico concentrados en la minería del norte y en los países vecinos.
“Flujos migratorios: zona centro - zona norte” analiza el importante número de
trabajadores que integraban la mano de obra de las haciendas del Valle Central y que emigraron
en busca de nuevas oportunidades a localidades septentrionales, reemplazando las labores del
campo por la extracción y explotación del guano, la plata y el salitre, transformando a Bolivia y
Perú en circuitos migratorios permanentes para los peones nacionales.
Por último, “Luces y sombras: debacle económica y flujos migratorios internos y
fronterizos (1873 – 1878)”, nace desde la formulación de un problema que intentará
demostrar cuáles fueron los flujos migratorios de fines del siglo XIX en nuestro país.
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LA CRISIS ECONÓMICA: EL FIN DEL BOOM
Tras el proceso emancipador, nuestro país no sólo abandonó los lazos políticos de
dependencia que lo unían a España, sino que también dejó de lado el sistema económico
mercantil impuesto por la corona. Su consolidación como Estado estuvo acompañada de una
incorporación al capitalismo (que se concretó plenamente tras la Guerra del Pacífico), régimen
económico que se consolidaba en el viejo mundo y que en las ex colonias hallaría un próspero
nicho proveedor de materias primas.
A partir de 1830, con el Estado portaliano asentándose plenamente, se inició una etapa de
expansión económica exitosa basada en la exportación de materias primas, especialmente hacia
el viejo continente. Este período, no obstante, experimentó intervalos de recesión como la de
1857 a 1861 y la crisis mundial de la década del setenta que trajo nefastas consecuencias para la
economía exportadora, producto de la disminución de los precios. Durante esta etapa, Chile
experimentó profundos cambios sociales y políticos. La modernización y urbanización irrumpe
en las principales ciudades, el conservadurismo pelucón dio paso a una coalición liberal –
conservadora que asumió el gobierno y la bonanza económica que atravesaba el país, tras la
apertura a otros mercados, configuró una nueva e importante clase social: la oligarquía, la cual
ocupará un importante rol en el futuro del país.
La crisis
La situación económica a nivel internacional era próspera. Tras la última de las revoluciones
liberales en 1848 se desarrolló una etapa de expansión que se prolongó hasta los primeros años
de la década del setenta, período además, en que el mundo entero adoptó el modelo
económico capitalista. La industrialización comenzaba a progresar. Gran Bretaña, Alemania,
Francia y Estados Unidos fueron ejemplos de este desarrollo, ya que su mejor apuesta fue la
elevada producción de hierro y carbón que más tarde sería el soporte de la industria pesada2.
El idílico escenario comercial presentado, manifestó síntomas de inestabilidad a fines de la
década del cincuenta con una paralización bancaria en Nueva York, que se trasladó hasta
Europa y luego a Sudamérica, configurándose la primera gran crisis.3 Sin embargo, la crisis de
2 Eric Hobsbawm , “La Era del Capital, 1848 -1875”, (Barcelona: editorial Crítica, 1998).41, 55-57
3 Hobsbawm, “La era del Capital…”, 78.
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1873, que es la que nos convoca, condujo a resultados negativos de más largo alcance, cuyas
consecuencias afectaron a una gran cantidad de países.
El 8 de mayo de 1873 se inició la debacle en la ciudad austriaca de Viena. Ese día caen las
bolsas, lo que provoca un quiebre financiero y un colapso bursátil, síntomas depresivos que se
expandieron por toda Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. La evidente respuesta de las
potencias del viejo continente ante este complejo escenario fue el cierre de sus mercados a la
importación de materias primas y la paralización industrial, lo cual afectó negativamente a toda
América Latina y en especial a Chile4.
Las consecuencias a nivel internacional se dejaron sentir, evidenciando el colapso como lo
señala Eric Hobsbawm y lo entrelazado de sus economías, confirmando el afianzamiento del
sistema capitalista:
“39.000 km de ferrocarril norteamericano quedaron paralizados por la quiebra, los valores alemanes
bajaron alrededor de un 60 por 100 entre la cumbre del esplendor económico y 1877, y – lo que es peor-
pararon casi la mitad de los altos hornos de los principales países productores de hierro. El aluvión de
emigrantes al Nuevo Mundo se quedó en riachuelo. Cada año de los comprendidos entre 1865 y 1873
arriban al puerto de Nueva York más de 200.000 emigrantes, pero en 1877 sólo llegaron 63.000”5.
BOLIVIA Y PERÚ EN EL SIGLO XIX: “EL OTRO CALIFORNIA”
La expansión económica que experimentó el país obedeció principalmente a la explotación
minera, la que se concentró en la actual zona norte, en los territorios de Antofagasta y
Tarapacá, pertenecientes a Bolivia y Perú, respectivamente. El descubrimiento de plata y salitre
atrajo a capitales nacionales y extranjeros, así como también a unos cuantos trabajadores, los
que esperaban mejorar sus condiciones de vida en estos nuevos derroteros. La exportación de
salitre en estas regiones estaba en pleno florecimiento hasta antes de la Guerra del Pacifico,
promediando anualmente 300.000 toneladas durante el período 1875 – 1878. La construcción
de ferrocarriles en las áreas salitreras a partir de los años setenta, también contribuyó a la
afluencia de capitales, empresarios y obreros6.
4 María Angélica Illanes, “Chile Des Centrado. Formación socio- cultural republicana y transición
capitalista (1810 - 1910)”, (Santiago, editorial LOM, 2003), 310.
Hobsbawm, “La era del Capital…”, 58. 6 Carmen Cariola, Osvaldo Sunkel, “Un siglo de historia económica de Chile 1830–1930. Dos ensayos y una
bibliografía”, (Madrid, ediciones Cultura Hispánica. 1982) 66.
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La “dócil” Bolivia
La emigración a Bolivia de parte de chilenos se remite a los albores republicanos de esta
nación, puesto que la tesis de Cecilia Osorio señala que el mariscal Andrés Santa Cruz reclutó a
60 chilenos para llevarlos al puerto de Cobija, ya que era necesario poblar la salida al mar del
país. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la población nacional aumentó en la provincia
de Antofagasta, atraída en gran medida por las actividades económicas de la zona. En primer
lugar, durante la década del cuarenta la explotación de guano fue la que cautivó a gran parte de
los chilenos; luego, a partir de 1860, fue la extracción del salitre y en 1870, con el
descubrimiento del mineral de plata de caracoles, se gatilla la mayor emigración, tanto de
personas como de capitales hacia el norte7.
Para el año 1875, el gobierno boliviano llevó a cabo un censo en Antofagasta, que da para
ese puerto una población de 5.384 personas, siendo 4.530 chilenos y 419 bolivianos. En 1878,
se realizó un nuevo censo que abarcó todos los distritos de Antofagasta, donde se incluían las
circunscripciones de Antofagasta, Salar del Carmen, Mantos Blanco, Punta Negra, Carmen
Alto y Salinas, estando los dos últimos habitados exclusivamente por trabajadores de la
Compañía de Salitres y Ferrocarril. Los resultados arrojaron un total de 8.507 habitantes, de los
cuales 6.554 eran chilenos, 1.226 bolivianos, 226 argentinos, 121 peruanos, 104 ingleses y 276
de otras nacionalidades8.
Si bien las condiciones sociales no son del todo óptimas, el fenómeno de la inmigración
continuó bajo la atenta mirada de la opinión pública, en especial de la prensa nacional que
resaltó el foco migratorio de la provincia de Antofagasta:
“En el estremo meridional de la vasta ensenada de la Chimba, cerca de los 23 grados i 25 minutos de
latitud sur, se ve levantarse como por un encanto una nueva ciudad […]
El descubrimiento de la gran riqueza del mineral de Caracoles ha venido hoy a dar una importancia
inesperada a esta caleta.
[…] Los vapores llegan atestados de carga y de pasajeros, sobre todo de pasajeros de cubierta, que se
trasladan a la tierra prometida con sus mujeres e hijos i con cuanto tienen en haberes, incluso sus perros y
7 Cecilia Osorio, “Conflicto entre nacionalidades en el mundo salitrero: 1860 – 1880”, Tesis para optar al
grado de Licenciatura en Historia. Universidad Católica de Chile, 1998, 48. 8Cariola, Sunkel, “Un siglo de historia…”, 74.
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jilgueros. Es una emigración en masa, radical, que abandona su patria llevándose cuanto posee en el suelo
que ha nacido”9.
La flor del desierto: El mineral de Caracoles10
La madrugada del 24 de marzo de 1870 fue testigo del hallazgo del mineral más rentable
para la economía nacional. En medio del desierto, en las serranías del fundo Caracoles, la
expedición del cateador José Díaz Gana liderada por José Ramón Mendez, el “Cangalla”,
descubrió casi accidentalmente la veta de la mina de plata Flor del Desierto. Por tratarse de un
descubrimiento en territorio boliviano, los trámites relativos a la autorización de su explotación
se debieron efectuar en el puerto de Cobija. Este hallazgo provocó una verdadera psicosis
colectiva, en la que la población, experta o no, se dedicó a catear los territorios cercanos al
desierto o estaba dispuesta a formar parte del grupo de trabajadores que explotase el
yacimiento.
Para 1872, ya había en Caracoles más de dos mil habitantes, la gran mayoría chilenos, ya que
los bolivianos no estaban dispuestos a avanzar hacia el oeste, no así los chilenos. Si bien los
bolivianos no recurrieron masivamente a trabajar, las autoridades sí potenciaron su desarrollo,
dando solución a una de sus principales falencias, el transporte, lo que quedó de manifiesto
con la licitación para construir un ferrocarril, cuyo recorrido se extendería desde Mejillones al
interior del mineral, el que finalmente no se concretó sino hasta 1876.
Difícil trato con el Perú: nacionalización y estanco
Así como muchos chilenos deciden trasladarse a la provincia boliviana de Antofagasta, son
otros tantos los que emigran al Perú, en especial a Iquique. Esta migración no se asocia
exclusivamente a la explotación minera, sino que sus antecedentes se remiten a fechas
anteriores al esplendoroso salitre, tal como lo señala este aviso presente en el Mercurio de
Valparaíso del año 1868 que buscaba trabajadores para la construcción del ferrocarril con una
tentadora oferta:
“Para el ferrocarril de Mejia a Arequipa
9 La Patria, 1º de Enero de 1872, Valparaíso.
10 Titulo alusivo a la obra de Carmen Gloria Bravo, “La Flor del Desierto: El Mineral de Caracoles y su
impacto en la economía chilena”, (Chile, editorial. LOM, 2000).
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En estos trabajos, que deberán durar como tres años, se paga al peón chileno sesenta centavos diarios en
moneda de Chile a mas de la casa y comida.
En caso de enfermedad que les impida trabajar, se proporcionará a los trabajadores casa, comida, medico y
medicinas, sin costo alguno, mientras dure la enfermedad. Además habrá capellanes que oficiaran todos los
domingos y días festivos.
Los que quieran dirijirse al lugar de los trabajos, pueden ocurrir en Valparaíso para que se les proporcione
pasaje en los vapores, a la casa núm. 3111, calle de la Victoria”11.
Los lugares a los que estaba dirigida la migración chilena estuvo orientada por la actividad
económica dominante, por ejemplo, a partir de 1850 en el enclave guanero de las Islas
Chinchas hay una proporción importante de compatriotas, en tanto, durante la década del
sesenta, se hacen recurrentes los enganches de Enrique Meiggs que alcanzó un número de 20 a
30 mil personas12.
La información oficial del Perú también da cuenta de la masiva presencia de chilenos en el
país. Para el año 1876, según el censo peruano, la provincia de Tarapacá contaba con una
población total de 38.226 habitantes, de los cuales 17.013 eran peruanos y 9.664 chilenos,
siendo Iquique el área que concentraba el mayor número de chilenos con 6.048 habitantes,
mientras que los peruanos eran 4.42913.
A pesar de la presencia nacional, “su expansión se vio limitada por la política del gobierno peruano,
que, a través del estanco (1873), la expropiación (1875) y los gravámenes tributarios, procuraba resarcirse de
la decadencia de guano como fuente fundamental de exportación y recursos fiscales”14.
Por otro lado, la bonanza económica que experimentó la agricultura desde 1865 hasta 1874,
debía contar con la mano de obra suficiente para llevar a cabo las labores de siembra y cosecha,
la que para desgracia de los hacendados y las autoridades cada día fue mermando ante la
atractiva oferta de emigración hacía la zonas de explotación del guano, plata y salitre en Perú y
Bolivia, las que difícilmente podían pasar desapercibidas ante las constantes visitas al centro del
país de los agentes de los sistemas de enganche.
11
El Mercurio, 12 de abril de 1868, Valparaíso. 12
Osorio, “Conflicto entre nacionalidades…” 49. 13
Osorio, “Conflicto entre nacionalidades…” 49. 14
Carmen Cariola, Osvaldo Sunkel, “Un siglo de historia…”, 41.
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LOS FLUJOS MIGRATORIOS: ZONA CENTRO – ZONA NORTE
“Cualquiera que estudie nuestras costumbres tendrá conocimiento de esa masa
ambulante de trabajadores que, sin residencia fija, vive hoy en un punto para aparecer
mañana en otro, desde donde han sido llamados por emisarios que les prometen un
aumento del jornal.
(Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura; Santiago, abril de 1871)”15.
Los flujos migratorios siempre han estado presentes en nuestro país, quizás no en
masividad comparado con otros países vecinos, pero sus cifras no deben tomarse a la ligera.
Estos nos entregan gran variedad de información, desde la razón del porqué migraron, a saber
cómo era la vida de los migrantes (principalmente chilenos) en tierras ajenas, cómo se
comportaban, y cuál era su diario vivir, cómo lograban sobrevivir en lugares que jamás
escucharon antes, o la simple idea de la frustración que sentían al ver que las empresas de
enganche los habían engañado, creando estos últimos un paraíso en tierras lejanas para los
enganchados, una suerte de “tierra prometida”, la cual nunca llegó.
Existieron tres circuitos migratorios en el siglo XIX que es relevante dejar en claro.
Primero, hacia Perú, segundo a Bolivia y por último, una migración de carácter interna hacia
Copiapó (norte Chico), a raíz de los descubrimientos de los yacimientos de plata (Caracoles
principalmente)16. Todos tenían similares características laborales y similares características
geográficas. Uno de los ejes migratorios más relevantes fue, en gran medida, el Santiago-
Valparaíso, y el eje perteneciente al Valle de Aconcagua, el que aporta una gran cantidad de
población que se traslada hacia estas zonas, con un 32,8%17 (una de las más altas). Esto estaría
dado, según Julio Pinto, por la relación con la modernización económica de ambas regiones, la
que promueve una nueva “racionalidad productiva” producida por la descampesinización, en
15
Julio Pinto, “Reclutamiento laboral y nacional: El problema de la provisión de mano de obra en los inicios
de la industria salitrera (1850-1879)”, en “¿Faltan o sobran brazos? Migraciones Internas y Fronterizas
(1850-1930)”, Carmen Norambuena C. (Santiago, editorial Universidad de Santiago de Chile, 1997), 17. 16
Julio Pinto, Verónica Valdivia, Hernán Venegas, “Peones chilenos en las tierras del salitre, 1850-1879:
Historia de una emigración temprana”, en “Contribuciones Científicas y tecnológicas Área Ciencias Sociales
y Humanidades” (Santiago, editorial Universidad de Santiago de Chile, 1995), 63. 17
Pinto, et. al., “Peones chilenos…”, 55.
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palabras simples, la descampesinización, provoca la salida o la sangría18 de mano de obra hacia
diversas zonas del país.
En relación a los flujos migratorios a las zonas bolivianas, estos habrían comenzado ya a
partir de las primeras décadas del siglo XIX. Posteriormente, dicho flujo obedecería a distintas
motivaciones, pero se mantendría en constante aumento19. Primero se daría con las guaneras20
en la década de 1840, luego con la explotación del salitre a partir del sesenta y de la plata en el
setenta21.
Ahora bien, en cada periodo histórico de nuestra joven nación se han movilizado
poblaciones en busca de mejorías en su calidad de vida, y principalmente, se mueven por una
búsqueda permanente de trabajo. Un ejemplo de ello es la misiva escrita por un trabajador de
Tal Tal, natural de San Felipe, pidiendo terreno al Sr. Intendente de Atacama:
“Sr. Intendente
Daniel Oliva, natural de San Felipe, recidente en Taltal i de ejercicio salitrero ante US
con el debido respeto espongo: que he dado principio a elaborar salitre al interior de Taltal i me es de
absoluta necesidad obtener un terreno a orillas del mar para depósito de salitre, como
tambien para que pueda servir de embarcadero; i es por esto que pido a US me haga merced de un terreno
valdio que se encuentre a continuacion al Norte del Establecimiento de don Rafael Rarozarte […]. Por lo
tanto. Suplico se sirva hacerme concesión del terreno que indico i con el objeto espresado. Es justicia de.- D.
Oliva”22.
Claramente los flujos migratorios obedecían a un sinfín de razones que tenían como meta el
aumento de la calidad de vida de estos hombres y mujeres, quienes se embarcaban en un viaje
sin retorno hacia un lugar que no conocían y que fue por sobre todo, un lugar hostil para vivir.
“Fiados con frecuencia en la expectativa de ganancias y ventajas que se les
acuerdan en contratos sin ninguna garantía formal, y alucinandos por las falsas relaciones de
fácil i cómodo lucro con que los enganchadores los incitan, no vacilan en abandonar sus hogares en Chile
para trasladarse a Perú. Merece notarse que entre estos han sido no pocos hijos de familia. La situación
desesperante en que pronto los deja allí su natural decepción, la enojosa prevencion con que son mirados por
18
Concepto citado por Julio Pinto, para referirse a los movimientos migratorios hacia el norte salitrero. 19
Osorio, “Conflictos entre Nacionalidades…”, 51. 20
Según Julio Pinto, la extracción del guano era bastante trabajosa, ya que recaía fundamentalmente sobre la
fuerza física de los peones, quienes debían romper la dura costra a golpes y en medio de una nube de polvo
que infectaba los pulmones. 21
Pinto, “Peones Chilenos…”, 59. 22
A.N.F.M.RR.EE. vol. 487, 20 de abril de 1878 (destacado del autor).
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los indígenas, el alejamiento de sus familias, el desamparo y la falta de recursos para atender a sus
necesidades mas premiosas son a menudo causas de los desórdenes a que se entregan y de las dolorosas
escenas que hemos visto repetirse en aquella República23.
Además de los flujos migratorios hacia Perú y Bolivia, también hubo migraciones hacia
Argentina y Australia. La migración hacia Argentina obedecía a la realización de trabajos en los
que se enganchaba a los peones para la construcción de caminos y de líneas férreas, y aquellos
enganchados que migraban hacia Australia, lo hacían principalmente para trabajar en la
extracción de minerales.
El hecho de que las empresas enganchadoras trasladaran gente al exterior para trabajos
forzados se debía a una doble causa. Por un lado, se llevaba gente a otros países que servirían
de mano de obra barata, y por otro, se eliminaba a esa gran cantidad de mendigos,
vagabundos, ociosos y bandidos que pululaban por doquier, todos ellos delincuentes, en fin de
cuentas, para el aparato estatal y las élites dominantes.
Vemos gráficamente aquí una noticia del periódico “El Andino”, el cual demuestra estas
dos razones mencionadas anteriormente:
“PUEDE QUE, con motivo de circular la voz de que de la vecina República viene un enganche de
trabajadores en el que se pagará a 20 pesos los peones i a 25 los cabos, para componer el camino que
comunica este departamento con la ciudad de Mendosa, allende cordillera, a ser ello cierto se
disminuya un poco la plaga de ociosos que nos infesta, i como la ociosidad es madre de todos los
vicios, ausentándose ésta se aucenten tambien un tanto los ebrios i los hijos de Caco. ¡Acudid sin
ocupación que la ocasión es de no perderla!”24.
Por último, el tercer circuito migratorio descrito en apartados anteriores, se generó a partir
de una serie de descubrimientos de minerales, tanto de cobre como de plata. No obstante,
todo esto es cronológicamente efímero en comparación con la industria del guano o la del
salitre que duraría un par de décadas.
Importantes yacimientos argentíferos fueron descubiertos en el siglo XVIII, en Copiapó,
los cuales son el antecedente de las “sangrías” hacia este lugar, como por ejemplo Potrero
Grande (1714); Berraco (1718), Chanchoquín (1770). Se debe agregar a esto, que los
descubrimientos de yacimientos siguieron hasta el siglo XIX, los que generaron entradas
23
A.N.F.M.RR.EE. vol. 394, 20 de mayo de 1872 (destacado del autor). 24
El Andino, 15 de septiembre de 1878, Los Andes.
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económicas relevantes que promovieron el crecimiento de los flujos migratorios hacia esta
zona.
Ahora bien, la contraparte de la “sangría” hacia el septentrión (Copiapó) y hacia las
industrias enclavadas en los países vecinos (Perú y Bolivia), fue la pésima impresión y la
desaprobación que sostenían, tanto las autoridades como la prensa de la época, sobre estos
flujos migratorios. Siempre estuvieron presentes las manifestaciones en contra de estos, y que
se hacían presentes no sólo en la prensa del país sino también en documentos ministeriales.
He aquí un documento enviado por Adolfo Ibáñez al Intendente de Atacama, que describe
la preocupante situación del país producto de la falta de brazos:
“Los males de que se resiente la industria jeneral del país i especialmente la
agrícola, a consecuencia de la falta de brazos produsido por la emigracion de
trabajadores chilenos […]
[…] Detener la emigracion sin vulnerar el derecho que cada uno tiene
para salir fuera del territorio chileno, e imprimir toda la fuerza posible a una
corriente inmigratoria que impulse nuestro progreso[…]
[…] U.S. no ignora que se ha puesto en duda muchas veces la causa de la emigracion i que se la
hace descansar en diversos hechos. Hai quienes la descubren en el carácter vagamundo de nuestros
nacionales, i quienes la observan en la desproporción existente entre un trabajo excesivo i una
remuneracion tan corta que no alcanza para satisfacer las necesidades mas premiosas [...].
La siguiente es una noticia con fecha 1875, del periódico “La Industria Chilena”, en donde
se manifiesta la preocupación de la gran cantidad de hombres que se van a trabajar al norte de
nuestro país:
“Para pabellón de Pica, asiento de huano en el Perú, han llevado de Chile el “Amazonas” i el
“Rimac” estando próximas las cosachas, 980 hombres aque buque, i 500 éste. Preciso es que
nuestros trabajadores sean mui ingratos, o que nosotros seamos mui ciegos…
A estos pasos, vendremos a parar en que solo quedaremos en Chile los que necesitamos ser servidos, i
para vivir necesitaremos mecanismos aropiados que habrá sin duda que encargar a Europa”25.
Claramente se deja entrever la poca legitimación que poseen las migraciones hacia el
septentrión, puesto que estas traían como consecuencia inmediata la falta de mano de obra,
tan relevante para el periodo de cosechas. Pero, en ningún momento, se hace un mea culpa de la
25
La Industria Chilena, 4 de diciembre de 1875, Santiago.
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situación laboral de esos hombres que viajan solos, solteros o con sus familias, los cuales
debían migrar por necesidad.
LAS EMPRESAS DE ENGANCHE EN EL PERIODO PRE – BÉLICO
Antes de tratar las empresas de enganche, comunes en Chile desde que se libraron las
guerras por la Independencia, debemos describir los sistemas de enganche, en qué consistían, y
cuál era su rol en determinadas circunstancias de los diferentes procesos históricos de nuestro
país.
Los Sistemas de Enganche
Los sistemas de enganche se podrían entender como una institución que tiene por objetivo
principal proporcionar mano de obra para satisfacer ciertas necesidades que se manifestaron en
el periodo del auge salitrero en el siglo XIX26, las que estuvieron presentes hasta
aproximadamente la mitad del siglo XX. Según Ortiz Letelier, los enganchados comenzaron a
reclamar sus derechos y a darse cuenta que realmente los enganches, la mayor parte de ellos,
eran un fraude27.
La empresa de enganche tenía como meta capturar la mayor cantidad de mano de obra
posible para diferentes objetivos o diferentes empresas. Es así como muchos de los grandes
empresarios que tenían salitreras en el actual norte chileno, antiguos territorios peruanos y
bolivianos, llevaban a cabo las más variadas formas para lograr obtener y retener a la mayor
cantidad de hombres y mujeres para las faenas de sus industrias. Si bien eran hombres en su
gran mayoría, ya que eran estos los que hacían las labores de extracción, también las mujeres se
veían enfrentadas a duras jornadas laborales en las cocinas de estos recintos, pues eran ellas las
que debían alimentar a los trabajadores varias veces al día.
Es importante señalar que no sólo existía enganche de chilenos, sino que también se
enganchaba a peruanos y bolivianos, para llevarlos a trabajar primero en las guaneras y luego
en las salitreras.
26
Sergio, González, “Hombres y mujeres de la pampa, Tarapacá en el ciclo de exportación del salitre”,
(Santiago, editorial LOM, 2002), 141. 27
Fernando Ortiz, “El Movimiento Obrero en Chile”, (Santiago, editorial LOM, 2005), 77.
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La provincia de Aconcagua no estuvo exenta de diversas empresas de enganche, que para
efectos de nuestra investigación, tuvieron dos objetivos. El primero de ellos será captar o
capturar gente28, que posteriormente se convertiría en mano de obra barata.
El Ministerio de Relaciones Exteriores entrega un epistolario al respecto:
“Nuestros nacionales en el Perú han representado mas de una vez a este Ministerio la penosa situación
en que los ha colocado en un territorio para ellos desconocido la falta de cumplimiento en las promesas
con que los enganchadores les han arrancados maliciosamente de nuestro suelo. Fiados con
frecuencia en la expectativa de ganancias y ventajas que se les acuerdan en
contratos sin ninguna garantía formal, y alucinandos por las falsas relaciones de fácil i
cómodo lucro con que los enganchadores los incitan, no vacilan en abandonar sus hogares en Chile para
trasladarse a Perú […].
Un segundo objetivo estará dado por un tema netamente coyuntural: la Guerra del Pacífico
contra Perú y Bolivia, la que tenía por misión engrosar las filas del ejército chileno.
El periódico “Ferrocarril Trasandino” de la ciudad de Los Andes da cuenta de los
enganches destinados para tropas:
“AL NORTE.- Han Venido algunos comisionados a enganchar jente para llevar al norte.
Se nos dice que han ido muchos ya como voluntarios, ya como enganchados.
El patriotismo de la heroica provincia de Aconcagua nunca ha sido desmentido”29.
Respecto de este último objetivo es importante señalar que el conflicto armado fue un buen
pretexto para enrolar a personas al ejército, no solamente a aquellos desocupados o
voluntarios, sino también a trabajadores agrícolas en tiempos de cosechas, obligándolos a
cumplir tareas militares.
El periódico “La Estrella Chilena” lo pone de manifiesto:
“ABUSO.- Los encargados de recoger jente para enrolar en el ejército tienen órden espresa i terminante
para no tomar a jente trabajadora i ocupada.
I sin embargo, vemos que a cado paso se infrinje esa órden, quizás intencionalmente, causando atraso i
molestias a los dueños de faenas i patrones.
28
Se dice que las empresas enganchadoras lo único que hacían era jugar con los sentimientos y los sueños de
los futuros enganchados, prometiendo situaciones laborales mejores, y con esto lograba la atención de la
familia en plenitud, ya que existían veces en que la familia completa migraba hacia Perú o Bolivia. Para esto,
véase Julio Pinto, “Peones Chilenos en las Tierras del Salitre, 1850-1879: Historia de una Emigración
Temprana”. 29
El Ferrocarril Trasandino, 6 de noviembre de 1881, Los Andes.
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Este es un abuso que los jefes de esos comisionados están en el deber de corregir severamente”30.
Las empresas de enganche no sólo capturaban hombres para las faenas del guano o del
salitre, sino también en época del conflicto bélico de 1879 se hizo imperiosa la necesitad del
Estado chileno de recurrir a los hacendados de todo el país, exigiendo caballos y obviamente
personal, esto debido a los altos costos de la guerra, cuyas consecuencias se palpaban en la
débil economía del país. Lo siguiente es una carta mandada desde el Ministerio de Guerra a la
Gobernación de Los Andes que respalda lo expuesto anteriormente:
“San Felipe, Abril 21 de 1879.
El Sr. Ministro de la Guerra con fecha 11 del actual me dice lo que sigue:
Las premiosas necesidades que el actual estado de guerra ha acarreado al país, i la escases de fondos
nacionales para atender á la satisfacción de esas necesidades en la medida de las exijencias del bien
público han aconsejado á este Ministerio hacer un llamamiento á la jenerosidad i patriotismo de todos
los hacendados i demás personas de la República que se hallen en situacion de hacerlo, para que
proporcionen caballos que puedan destinarse al servicio del Ejército.
En esta virtud, éste Ministerio recomienda á US excite para el fin espresado i por los medidos que
US jusgue oportunos, el desprendimiento de las personas i en especial de los hacendados.
Comandante Armas de los Andes”31.
Las empresas de enganche del siglo XIX
A través del siglo XIX se comenzaron a crear una serie de casas comerciales que tenían
como finalidad “captar” al obrero o al peón-gañan, para que por medio del engaño, firmara un
acuerdo en el que se disponía a trabajar una cantidad de horas para dichas casas, en su mayoría
pertenecientes a empresarios extranjeros, a cambio de una cantidad de dinero superior a la que
ellos podían haber percibido en sus labores habituales. Esta situación obedecía a la demanda de
mano de obra en la zona peruana y boliviana, en la que se hacía necesario una gran cantidad de
“brazos” para las faenas de explotación de recursos naturales (preferentemente minerales) y
como consecuencia, dejaba en la palestra de nuestra economía la bonanza que producían estos
yacimientos para nuestros vecinos32. Para captar grandes cantidades de mano de obra, es decir,
30
La Estrella Chilena, 25 de enero de 1880, Los Andes. 31
A.N.F.M.G. Vol. 810, año 1879. 32
Estos yacimientos fueron principalmente de guano, el cual se utilizaba para el abono de las tierras en
Europa, y de salitre que también se usaba como fertilizante para las tierras, sin embargo, el salitre poseía
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hombres que fueran a trabajar en diversas labores en el norte de nuestro territorio fue
necesario emplear el poder de la persuasión. Los salarios que prometían estas empresas
enganchadoras eran estratosféricos, si lo comparamos con los que se pagaban en nuestro país,
específicamente en las zonas agrícolas. Dicho cambio sustancial en el salario de los obreros
incidiría en su calidad de vida mejorándola profundamente, esto, captó como era evidente la
atención de muchos, pero nunca pensaron que sucedería todo lo contrario, por diversos
factores que se expondrán en los apartados siguientes.
Estas casas comerciales disponían de un hombre en particular, el cual se vestía de una
manera determinada y muy especial por decirlo menos33, en donde demostraba la bonanza
salitrera, guanera o argentífera, que se estaba dando en los países vecinos.
Si bien se enganchó o se contrató a mucha gente a lo largo de todo el territorio, la mayoría
de los enganchados eran peones-gañanes de la zona central y sur del país34.
Una de las empresas enganchadoras más relevantes fue la del norteamericano Henry
Meiggs, el cual, ya para el año 1868, llevaba peones para la construcción ferroviaria hacia el
Perú en el año 186835. La visión que poseía Meiggs sobre la población que migraba hacia el
norte a sus trabajos era bastante peculiar. Para él eran “los rotos chilenos que están dispuestos a
trabajar por un plato de porotos y un poco de justicia”36.A pesar de esto, quienes migraban se veían
obligados a seguir en estas labores en cualquier lugar, puesto que, por un lado, era casi
imposible retornar a sus lugares de origen y por otro, se encontraban envueltos en la miseria.
Otro empresario relevante fue el brasileño Pedro López Gama, concesionario de las
guaneras bolivianas en Paquica, que se encuentra al norte de la ciudad de Tocopilla37.
Otras casas comerciales que se dedicaban a enganchar hombres y mujeres para las duras
faenas salitreras eran: James y Martínez, Agustín La Motte y Cía., Myers, Bland y Cía., Nylords,
Boardman, Oxley y Cía, entre otras, que enganchaban por salarios entre $6 y $3238.
muchas más propiedades que el guano, y esto fue uno de los factores del decaimiento en las importaciones de
guano en los países europeos. 33
El “enganchador”, como se le llamaba comúnmente se vestía con grandes alhajas, con relojes colgantes de
oro, con un traje formal, sombrero de copa, y un diente de oro. Él persuadía al futuro enganchado que en el
Perú y Bolivia, con la extracción tanto de guano como de salitre podía llenarse los bolsillos de “oro”, de una
manera rápida y fácil, ya que estos minerales estaban a raudales en estas zonas, y además, de los grandes
salarios pagados por los patrones, que constituían uno de los factores de migración de estos hombres y
mujeres. 34
Pinto, “Peones chilenos en las tierras del salitre…”, 59. 35
Julio Pinto, “Trabajos y rebeldías en la pampa salitrera”, (Santiago, editorial Universidad de Santiago de
Chile, 1998), 58. 36
González, “Hombres y mujeres de la pampa…”, 144. 37
González, “Hombres y mujeres de la pampa…”, 59.
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Para esto, la prensa de la época se dedicó a promover y difundir el gran “dorado” que
existía en el sur del Perú y en el litoral boliviano, esto, principalmente, por una gran ociosidad
que imperaba en las zonas rurales de nuestro país.
El Mercurio de Valparaíso anunciaba así trabajos al norte:
“Peones.- Para el ferrocarril de Mejia a Arequipa.
En estos trabajos, que deberán durar como tres años, se paga al peón chileno sesenta centavos diarios en
moneda de Chile a mas de la casa y comida.
En caso de enfermedad que les impida trabajar, se proporcionará a los trabajadores, casa, comida, medico y
medicinas, sin costo alguno, mientras dure la enfermedad. Además habrá capellanes que oficiaran todos los
domingos y días festivos.
Los que quieran dirijirse al lugar de los trabajos, pueden ocurrir en Valparaiso para que se les proporcione
pasaje en los vapores, a la casa núm. 3111, calle de la Victoria”39.
El sistema de enganche de nuestro país no solamente tenía como objetivo movilizar mano
de obra para las diferentes industrias extractivas, sino que también se reclutaba hombres para
llevarlos como contingente a las expediciones de la selva panameña, esto entre los años 1881 y
188240. Y no sólo se enganchaba trabajadores del continente, también existen registros escritos
que señalan que las casas comerciales engañaban a polinésicos, los que eran ocupados para las
faenas tanto del guano como de las salitreras41.
En la década de 1880 también se dieron enganches forzosos por parte del ejército chileno
para rellenar sus filas. Estos tomaron como punto de abastecimiento la zona sur y central del
país, principalmente zonas rurales.
Para dichos propósitos, el Estado chileno financiaba campañas para enganchar hombres
que estuvieran en calidad de vagos:
“El Capitan del Batallon movilizado Concepcion Don Miguel A. Benavente con fecha de hoy me
dice lo que sigue:
“Habiendoseme concluido el dinero para continuar el enganche del espresado, solicito de U.S. se sirva
pedir al Supremo Gobierno la cantidad de mil pesos, para los fines indicados…”42.
38
Gilberto Harris, “Emigrantes e inmigrantes en Chile, 1810-1915, nuevos aportes y notas revisionistas”,
(Valparaíso, editorial Universidad de Playa Ancha, 2001), 53. 39
El Mercurio, 11 de junio de 1868, Valparaíso. 40
Harris, “Emigrantes e inmigrantes en Chile…”, 70. 41
Harris, “Emigrantes e inmigrantes en Chile…”, 59. 42
A.N.F.M.G. 19 de marzo de 1883, vol. 694.
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A continuación se visualiza otra fuente del Ministerio de Guerra en la que se explicita el
financiamiento a las campañas enganchadoras:
“[…] Vistas notas que preceden, decreto:
Los ministros de la Tesoreria Jeneral entregarán al habilitado de la inspeccion Jeneral de la Guardia
Nacional, la cantidad de dos mil pesos, con cargo al batallon movilizado Concepcion, para que por
parcialidades los entregue a la comision enganchadra de dicho cuerpo para diarios i enganches”
[…]43.
Asimismo esta fuente muestra que por intermedio de un decreto se solicita más dinero para
enganches de tropas:
“[…] El señor Comandante y de Armas de Valdivia, con fecha 20 del ppdo (próximo pasado), me
dice lo que sigue:
“El Tesorero fiscal de la provincia en nota N° 186, de 16 del actual, me dice lo siguiente: “En
cumplimiento del decreto de U.S. de fecha 16 del actual se ha pagado por esta Tesoreria por a don
Ramon Perales la suma de quinientos pesos ($500) para el enganche de tropa en la provincia
[…]”44.
Ahora bien, los enganchadores debían demostrarle al futuro minero o calichero, que en las
tierras extranjeras podía amasar una buena fortuna. Es más, no sólo eran las propias casas
enganchadoras las cuales promovían y difundían esta información, también lo hacía la prensa
de la época, tanto en el puerto de Valparaíso y toda la zona central, como también en la zona
norte de nuestro país45. En el Mercurio de Valparaíso se entregan reiterados avisos que invitan
a las faenas de construcción de ferrocarriles por intermedio de empresas enganchadoras46. Esto
también se puede apreciar en los periódicos de Los Andes como el “Ferrocarril Trasandino” y
“El andino”, los cuales dan cuenta de las “maravillas y bondades” de la extracción de minerales
en tierras lejanas.
Como vimos anteriormente, la remuneración del enganchado era el principal motor de estas
casas enganchadoras, debido al monto excesivo de ésta. Para graficar, en el valle central de
nuestro país, y más específicamente en las zonas rurales, se le pagaba al peón-gañan una suerte
de 0.75 centavos el día de trabajo, pero, ya sea en el norte de nuestro país como en los
43
A.N.F.M.G. 26 de marzo de 1883, vol. 694. 44
A.N.F.M.G. 2 de marzo de 1883, vol. 694. 45
Entendiendo las fronteras de nuestro país para el siglo XIX, por ende debemos mencionar que la zona norte
de nuestro país, seria Copiapó. 46
El Mercurio (Valparaíso), 11 de junio de 1868, 2 agosto de 1868, 5 enero de 1877.
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territorios adyacentes, éste se iría a trabajar como mínimo por 1.00 peso por día, hasta llegar a
los 5.00 pesos el día de trabajo47.
No sólo estaba la remuneración en pago directo o efectivo, sino que también existían otros
incentivos como la casa propia, es decir, las empresas enganchadoras prometían, aparte del
sueldo estratosférico, una casa en donde vivir, la cual no se tenía que pagar. En definitiva, el
sueldo que recibieren sería cien por ciento para sus bolsillos y no tendrían que gastar en nada.
Pero veremos que la realidad distó mucho de esta bella e ilusoria situación.
A modo de conclusión es posible sostener que dentro del origen de los flujos migratorios
no existía una mejor opción por parte del enganchado que viajaba en busca de una nueva vida,
un trabajo más rentable o una riqueza cortoplacista, pero todas ellas eran validas en un periodo
donde esta parte de la sociedad no tenía cabida. Es decir, el peón migraba “porque el salario es
estrecho, porque no pueden proveer con él su existencia o porque simplemente fuera de Chile está la riqueza que
redime la servidumbre y de la ignorancia, que hace ciudadanos respetables del que ayer no más era uno de tantos
desamparados habitantes de nuestros presidios y casas correccionales”48.
A su vez, los migrantes tuvieron que sortear muchos obstáculos en tierras lejanas; no solo
fue la animadversión de la gente de dichas zonas, sino que también estaban expuestos a las
crisis económicas, a la falta de empleo, a las detenciones por vagancia, y a los enganches
forzosos en periodo bélico49. Todo ello contrarrestado por un sueño utópico de mejorar su
calidad de vida y percibir mejores sueldos. Por todo lo anterior es que se afirma entonces que
las migraciones del siglo XIX se caracterizaron por ser un periodo de “luces y sombras”.
47
Gilberto Harris, “Emigrantes e inmigrantes en Chile…”, 68-70. 48
El Mercurio (Valparaíso), 28 de marzo de 1871. En PINTO, Julio, “Reclutamiento laboral y nacional: El
problema de la provisión de mano de obra en los inicios de la industria salitrera (1850-1879)”, en obra de
Carmen Norambuena C. ¿Faltan o sobran brazos?..., 38. 49
NORAMBUENA, Carmen, “¿Faltan o sobran brazos? Migraciones Internas y Fronterizas (1850-1930)”,
(Santiago, editorial, Universidad de Santiago de Chile, 1997), 7.
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CONSIDERACIONES FINALES
La migración durante el siglo XIX fue un tema relevante para el Estado de Chile debido a
que el país experimentó el traslado de un número importante de personas que se dirigían
principalmente hacia faenas mineras, tanto en el norte de nuestro territorio como a países
vecinos, fuere Perú o Bolivia. Esta población que comienza a migrar proviene principalmente
de un estrato socio - económico bajo, los que muchas veces son marginados de la construcción
de la nación, y su principal motivo fue el obtener mejores condiciones laborales y un mejor
salario, lo que deja en claro que las condiciones de vida ofrecidas por la hacienda no eran las
óptimas. A esto se suma la labor realizada por las empresas de enganche que crearon la ilusión
de un cambio de condición para esta clase, sobre todo al hablar de los ingresos para el
trabajador, pero que sin duda fue un gran fraude.
Este proceso vivido por la sociedad chilena durante el siglo XIX estará dirigido por un
cambio importante en el sistema económico que comienza a desarrollarse a nivel mundial, en
el cual Chile también está inserto. Este sistema socio-económico, conocido como capitalismo,
cambiará las formas de producción existentes en el país.
Si bien Chile entraba en este nuevo sistema económico, en la década de 1870 se comienzan
a vislumbrar vientos de crisis. La hacienda no tiene la preponderancia que tenía en sus inicios,
sumado a la competencia triguera extranjera, lo que conlleva a una disminución en los precios y
así comienza poco a poco a desmoronarse el sistema hacendal. La crisis económica mundial
azota al país y al mundo rural, dando como resultado la apertura de flujos migratorios hacia
tierras lejanas, los cuales dan cuenta de la génesis del proceso de proletarización de los
campesinos migrantes a esas tierras.
Este sistema económico no sólo cambia los métodos productivos, sino que también
transforma la estructura social del país con la aparición de la oligarquía y “la constitución inicial del
proletariado salitrero a partir de la migración peonal procedente del “Chile Viejo”50 que en el caso de Chile,
en sus inicios, está vinculado principalmente a la minería, la cual necesitaría la mayor cantidad
de mano de obra para lograr los niveles de producción que le exige el mercado internacional,
“de este modo, la provisión de mano de obra pasó a ser una de las necesidades primordiales de una industria
50
Pinto, “Trabajos y rebeldías…”, 20.
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salitrera en el proceso salitrero y minero en los andes“51, realidad que provocará un movimiento
importante de población campesina hacia estas zonas, situación que se verá acrecentada
durante el periodo de 1870 cuando comienza “un periodo depresivo de la economía mundial que
produjo una baja general de los precios, afectado de forma directa los principales productos chilenos de
exportación”52. Esta crisis va a acentuar el movimiento de hombres, mujeres y niños a territorio
minero, porque “con todo esto, los sueldos de los trabajadores de los del campo comenzaron a bajar, y solo le
quedan dos alternativas: la inmigración o la delincuencia”53, condiciones que van a afectar aún más la
economía agrícola porque “el desempleo cundía y muchos huyeron hacia el norte disminuyendo así el valor
de la propiedad urbana y rural”54, afectando de esta manera la productividad agrícola. “En el caso
triguero la cosecha de 1870 y 1871 tuvo problemas de diversa índole; entre ellos, la falta de brazos para
levantarlos”.
“La huida de trabajadores agrícolas peones, inquilinos y sobre todo jóvenes e hijos de inquilinos de los campos,
fue un hecho. En el momento en que la agricultura hacendal estaba en su mayor desarrollo; los trabajadores no
participaban de ella y buscaban nuevos horizontes. Esta ha sido una constante a lo largo de la historia agraria
de Chile”55.
En síntesis, los flujos migratorios tanto hacia la zona norte del país, como a Perú o Bolivia,
no estarán dados solamente por coyunturas de crisis (sobre todo económica), sino también
por cambios internos, fuere por la restructuración de la hacienda, por la marginalidad social o
por la búsqueda incesante de una mejoría en la calidad de vida.
Mas que un carácter vagabundo, el cual era dado por la prensa y las autoridades de la época
a cierta clase social, las migraciones se debían a las desigualdades sociales, a la marginación,
donde las gente vinculadas a la tierra, o al sistema de haciendas, recibía un trato vejatorio, que
lógicamente se transmitía en bajos sueldos, por ello, al que se le presentaba la oportunidad de
migrar, lo hacía. Distinto es el fenómeno del enganche, el que engañado viaja hacia otro lugar,
para trabajos forzados, por un salario mucho peor de lo que percibían en las haciendas y sobre
todo en condiciones inhumanas.
51
Pinto, “Trabajos y rebeldías…”, 23. 52
Marcela Tocornal, “La economía chilena en la década de 1870 y la inconvertibilidad del billete bancario”,
(Santiago, Pontífice Universidad Católica de Chile tesis para optar al grado de Licenciatura en Historia,
1993), 16. 53
Tocornal, “La economía chilena…”,19. 54
Tocornal, “La economía chilena…”,18. 55
José Bengoa, “Historia Social de la Agricultura Chilena, Tomo I, El Poder y la Subordinación rural”,
(Santiago, editorial, Sur Colección de Estudios Históricos, 1990), 170.
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Con respecto a la crisis económica que afecto a Chile, se puede sostener que pese a lo aguda
que fue, no influyo o no fue determinante en la formación de las diversas migraciones, a los
diversos paramos. La hacienda, gran institución que por siglos rigió el destino de muchos en
las zonas agrícolas, estaba llegando a su fin, debilitándose, perdiendo mano de obra y
perdiendo también mercados hacia donde vender sus productos. Es así, que este factor de
“debilitamiento” de la hacienda, se hace más influyente que la propia crisis económica que pasa
a un segundo plano.
Lo relevante en este fenómeno, son las empresas enganchadoras, que contribuyen a
engrosas las filas de migrantes (forzados o no), estas empresas jugaron con la suerte o la mala
suerte más bien de peones, gañanes y hasta inquilinos los cuales gozaban de una cierta
estabilidad dentro del sistema hacendal, pero que nada podían hacer frente a tan magnífico
escenario minero creado por los enganchadores.
Sumado a esto, la persona que no migra, que por diversos factores no compone estos flujos
migratorios, o que no es enganchada por estas empresas, a ojo de las autoridades y a los
periódicos de la época se dedica a vagabundear y delinquir. Estos delincuentes, serán en las
zonas agrícolas, los bandidos, los vagos, los malentretenidos, dando lugar a otro interesante
fenómeno social, el del bandidaje.
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