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Los estados de conciencia. Dr. Fernando Lepre. Prajna Yoga Uruguay. Abril del 2013.

Los Estados de Conciencia

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Una exploración de los distintos estados de conciencia del hombre, tanto los reales como los potenciales. El ensayo incluye pos pasajes esenciales de la obra de P.D. Ouspensky al respecto, aportando una visión crítica.

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Los estados de conciencia.  

Dr. Fernando Lepre.

Prajna Yoga Uruguay.

Abril del 2013.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Viendo el avance en el campo intelectual, tecnológico y del conocimiento al que ha accedido el hombre, (que ha llegado entre otras cosas a pisar la luna y a adentrarse en los más remotos confines de la física cuántica ) y a su vez , contraponiéndolo con su actitud frente al mundo y especialmente frente a sus semejantes, observando cómo él se toma la vida superficialmente, percibiendo la pobreza de buena parte de su realidad psicológica repleta de angustias, depresiones, miedos, rivalidades y antagonismos, etc. , podremos darnos cuenta rápidamente que el problema base del hombre en condiciones normales, no es de conocimiento sino de percepción y por tanto de conciencia. Y su capacidad de percepción de las cosas y acontecimientos, del mundo, de la verdad, de la relación, de la belleza de un árbol o de un amanecer, depende de la sensibilidad de todo su ser.1

 

                                                            1 Fernando Lepre.  La esencia del Tantra 

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INTRODUCCIÓN.

El estudio del campo psicológico del hombre no debe terminar en el simple análisis de su realidad existencial, sino que mucho más importante es descubrir cuáles son sus potencialidades evolutivas. No nos referimos al paso del plano patológico al plano de la salud psicológica – esto es de resorte de los psicólogos-, sino que partiendo del plano de la normalidad , nos proponemos investigar qué nos puede esperar más allá.

Dado que en el campo psicológico es fácil caer en la trampa de postular estados inalcanzables e irreales, el descubrimiento al que nos referimos debe tratarse de algo factual y no ilusorio, algo que el lector pueda experimentar en sí mismo al tiempo que inicia y prosigue su exploración. De otro modo, sólo nos estaríamos manejando en el campo de lo factual y teórico, lo cual no tendría sentido alguno.

Ya al comienzo debemos ahora admitir al menos una cuota de duda con respecto a lo que llamamos “plano de la salud psicológica” o “de la normalidad”, al que pretendidamente decimos pertenecer. Dado que estamos inmersos en la relatividad es fácil observar que en dicho plano existen muchos elementos psicológicos cuestionables y que portan todos los individuos “sanos”. Hermógenes decía en ese sentido que en el campo de la psicología no sólo existen la psicosis y la neurosis sino también la “normosis” o sea toda la verdadera patología socialmente aceptada que es inherente a los individuos considerados “normales” y con salud mental. Por cierto que , a modo de ejemplo, la codicia, el orgullo, la ira, el odio, el rencor, etc. son normales ( en el sentido de que se atienen a la norma, a lo considerado frecuente), pero distan de ser aspectos sanos para el ser humano y para el conjunto con el que éste debe convivir.

Otro tanto puede decirse de nuestro estado de conciencia.

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En este sentido es necesario hacer un diagnóstico profundo acerca de lo que es nuestro estado de conciencia habitual, pues tal vez nos encontremos con alguna sorpresa. Eso implica realizar alguna clase de introspección; normalmente en la vida cotidiana nos es muy fácil observar el exterior y apreciar lo que nos agrada o lo que nos desagrada, lo que necesitamos o lo que aspiramos a obtener; pero nos es muy difícil dirigir la atención hacia nuestro interior, por lo que nos acostumbramos a vivir dentro de una realidad psicológica que tal vez no sea la adecuada pese a ser “sana” o “normal”.

En el campo de la espiritualidad, religión o esoterismo, es habitual caer en la tentación de intentar experimentar estados que no se poseen, llámese “Samadhi” ,“Satori” ,“iluminación” , o intentar poseer clarividencia, despertar “chakras” o experimentar “salidas en astral “, etc. Pero mucho antes que ambicionar estados que no poseemos, debemos ser capaces de profundizar en el diagnóstico de estados y atributos que creemos poser. Y una vez hecho el diagnóstico debemos, si es necesario y posible, intentar un tratamiento, aunque tal vez suceda que el mismo diagnóstico sea el tratamiento, tal vez el ver nos conduzca directamente al paso siguiente.

Hace uno cuantos años, en mi actividad como médico, concurrió a mi consulta una paciente muy afligida; ella había comenzado a hacer unos trámites a los efectos de adquirir una casa. Para ello se había propuesto utilizar el dinero de una cuenta bancaria de su propiedad, la que estaba además – dada su edad avanzada y problemas físicos- “a la orden” de un familiar que le facilitaría los retiros que , hasta ese momento , nunca había realizado. Grande fue su sorpresa cuando advirtió que de esa cuenta ya casi nada quedaba: había sido vaciada por su familiar que había abusado de su confianza.

Igual que la señora, puede que nosotros necesitemos reconocer que parte del capital, de los atributos que creemos poseer, en realidad no los poseemos. En lo relativo específicamente a la conciencia, este es el punto inicial que puede llevarnos a una instancia de real transformación.

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LA CONCIENCIA NORMAL Y SUS FACULTADES. Definimos a la conciencia como la “capacidad de darse cuenta de…” tanto del mundo exterior (objetos, cosas, personas, acontecimientos…) como de nuestro cuerpo o de nuestros propios fenómenos psicológicos ( pensamientos, alegría, tristeza, recuerdos, temores, esperanzas, etc).

Y más que una capacidad, es el conjunto de hechos y cosas de los que nos damos cuenta; La conciencia es así su propio contenido; sin contenido no hay conciencia;

Lo consciente para nosotros son los hechos y cosas de los que nos damos plena cuenta, lo subconsciente son los hechos y cosas de los que apenas nos damos cuenta y de lo inconsciente directamente no nos percatamos en un momento dado.

No es posible separar tajantemente la conciencia de la atención;

Suponiendo una habitación oscura en la que se encuentra un observador portando una linterna, el haz de luz que se mueve en una y otra dirección acorde a los intereses y gustos del observador, representaría la atención ; Si ahora enfoca con el haz de luz o atención a un cuadro, el observador se da plena cuenta de él ( toma conciencia del cuadro) que sería lo consciente; directamente proporcional a la intensidad del haz de luz o atención, será la conciencia; Si el haz de luz es tenue, tenue será la conciencia del cuadro; alrededor del cuadro existe una zona de menor luminosidad, un halo de semi-penumbra apenas percibido por el observador y que representaría lo subconsciente ; el resto de la habitación que permanece oscura representa lo inconsciente.

Características de la conciencia:

1. Movilidad: la atención y por tanto la conciencia varía en el tiempo, ya que se es consciente ahora de algunas cosas y luego de otras.

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2. Selección: seleccionamos las cosas de las que somos conscientes acorde a nuestros intereses: somos más conscientes de lo que nos interesa; es obvio que también por el flujo de los acontecimientos y la vida, vamos cambiando el foco de atención y por tanto la conciencia.

3. Imprecisión de límites: es otra característica, pues no existe neta separación entre lo consciente, inconsciente y subconsciente. Más bien es un degradado entre las distintas áreas.

4. Se interrumpe en el sueño, a medida que vamos entrando en lo subconsciente e inconsciente.

LOS ESTADOS DE CONCIENCIA. En “La esencia del Tantra” manifestamos que P.D. Ouspensky detalló el tema de la conciencia como ningún otro. El citado autor afirma que:

“…En la mayoría de los casos en el lenguaje ordinario se usa la palabra "conciencia" como un equivalente de la palabra "inteligencia", en el sentido de actividad de la mente. En realidad, la conciencia es una especie muy particular de "darse cuenta" en el hombre, independiente de su actividad mental. Ante todo, "darse cuenta" de sí mismo, darse cuenta de quién es él, de dónde está, y más aun "darse cuenta" de lo que sabe, de lo que no sabe, y así sucesivamente...” ”En realidad, en la mayoría de los casos, el pensamiento moderno todavía confía en la vieja formulación de que la conciencia no tiene grados. La aceptación general de esta idea, si bien tácita, aunque esté en contradicción con muchos descubrimientos recientes, detuvo muchas posibles observaciones sobre las variaciones de la conciencia. El hecho es que la conciencia tiene grados bastante visibles y observables, por cierto visibles y observables para cada uno en sí mismo. Primero está la duración: ¿cuánto tiempo ha estado uno consciente? Segundo, la frecuencia de aparición: ¿cuántas veces se ha llegado a ser consciente? Tercero, la extensión y la penetración: ¿de qué era uno consciente?, lo cual puede variar muchísimo con el crecimiento del hombre”. …Trataré de explicar cómo se puede estudiar la conciencia. Tomen un reloj y miren el segundero, tratando de darse cuenta de sí mismos, y concentrándose en el pensamiento "Yo soy Pedro Ouspensky" "Estoy ahora aquí". Traten de no pensar en nada más, simplemente siguiendo el movimiento del segundero y dándose cuenta de

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sí mismos, de su nombre, de su existencia, y del lugar en que están. Mantengan apartado todo otro pensamiento. Si son persistentes, podrán hacer esto por dos minutos. Este es el límite de su conciencia. Y si tratan de repetir el experimento inmediatamente después, lo encontrarán más difícil que la primera vez. Este experimento demuestra que un hombre, en su estado natural, puede con gran esfuerzo ser consciente de una cosa (él mismo) por dos minutos o menos. La deducción más importante que uno puede hacer después de realizar este experimento en la forma debida, es que el hombre no es consciente de sí mismo. La ilusión de estar consciente de sí mismo es creada por la memoria y por los procesos del pensamiento. Por ejemplo, un hombre va al teatro. Si está acostumbrado no tiene especialmente conciencia de estar allí mientras lo está. Sin embargo, puede ver y observar cosas, el espectáculo puede gustarle o no, recordarlo, acordarse de la gente que encontró, y así sucesivamente.”

“… el hombre tiene posibilidad de cuatro estados de conciencia: el sueño, la conciencia de vigilia, la conciencia de sí, y la conciencia objetiva; pero el hombre vive sólo en dos: parte en el sueño y parte en lo que es llamado estado de vigilia. Es como si poseyera una casa de cuatro pisos, pero viviera sólo en los dos inferiores.

El primero, o el estado más bajo de conciencia, es el sueño. Este es un estado pasivo y puramente subjetivo. El hombre está rodeado de sueños. Todas sus funciones psíquicas trabajan sin ninguna dirección. No hay lógica, no hay secuencia, ni causa, ni resultado en los sueños. Puramente imágenes subjetivas -ya sean reflejos de experiencias anteriores o reflejos de percepciones vagas del momento, tales como sonidos que llegan al hombre que duerme, sensaciones que vienen de su cuerpo, ligeros dolores, sensaciones de tensión muscular- vuelan por su mente, dejando una muy pequeña huella en la memoria y más frecuentemente sin dejar ningún rastro.

El segundo grado de conciencia llega cuando el hombre despierta. Este segundo estado, el estado en que estamos ahora, es decir en el que trabajamos, hablamos, imaginamos que somos seres conscientes, y así sucesivamente, lo llamamos a menudo conciencia despierta o conciencia lúcida, cuando en realidad debería llamarse "sueño despierto" o "conciencia relativa". Explicaremos más adelante este término. Aquí es necesario comprender que el primer estado de conciencia, esto es, el sueño, no desaparece cuando llega el segundo, es decir, cuando el hombre despierta. El sueño continúa, con todos sus sueños e impresiones, sólo se le agrega una actitud más crítica hacia las propias impresiones, pensamientos mejor hilvanados, y acciones más disciplinadas. Y gracias a lo vivido de las impresiones sensoriales, a los deseos, y a los sentimientos, especialmente el sentimiento de contradicción o de imposibilidad cuya ausencia es total en el sueño, los sueños se vuelven invisibles, exactamente como las estrellas y la luna se vuelven invisibles con el resplandor del sol. Pero están todos allí, y a menudo influyen en todos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones,

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algunas veces incluso más que la percepción real del momento…” “Pero volvamos a los estados de conciencia que existen en realidad. El primero es el sueño. El segundo es el "sueño despierto" o "conciencia relativa”. Como ya dije, el primero es un estado puramente subjetivo. El segundo es menos subjetivo; el hombre ya distingue entre el "yo" y el "no yo", es decir, entre su cuerpo y los objetos que difieren de su cuerpo, y puede, hasta cierto punto, orientarse entre ellos y conocer su posición y cualidades. Pero no se puede decir que en este estado el hombre está despierto, porque está muy fuertemente influenciado por los sueños, y de hecho vive más en sueños que en la realidad. Todos los absurdos y todas las contradicciones de la gente, y de la vida humana en general, se pueden explicar cuando nos damos cuenta de que la gente vive en el sueño, hace todo en el sueño, y no sabe que están dormidos. Es útil el recordar que este es el significado interior de numerosas doctrinas antiguas. La que mejor conocemos es el Cristianismo, o la enseñanza de los Evangelios, en la cual la idea de que los hombres viven en el sueño y de que ante todo deben despertar es la base de todas las explicaciones de la vida humana, aunque muy raramente se la entienda como debiera ser comprendida, en este caso literalmente. Pero la pregunta es: ¿Cómo puede despertar un hombre? La enseñanza de los Evangelios exige el despertar, pero no dice cómo despertar. No obstante el estudio psicológico de la conciencia muestra que sólo cuando un hombre se da cuenta de que está dormido, se puede decir que está en el camino del despertar. Jamás podrá despertar si no se da cuenta antes de su sueño. Estos dos estados, sueño y sueño despierto, son los dos únicos estados de conciencia en que vive el hombre.

Además de ellos hay dos estados de conciencia posibles para el hombre, pero sólo le son accesibles después de dura y prolongada lucha. Estos dos estados superiores de conciencia se llaman "conciencia de sí" y "conciencia objetiva”. Generalmente creemos que poseemos la conciencia de sí, es decir, que estamos conscientes de nosotros mismos, o en todo caso que podemos ser conscientes de nosotros mismos en el momento que lo queramos; pero en verdad "la conciencia de sí" es un estado que nos lo atribuimos sin ningún derecho…” “La conciencia de sí es un estado en el cual el hombre llega a ser objetivo para consigo mismo…” “Se puede hacer otra definición de los cuatro estados de conciencia desde el punto de vista de la posible cognición de la verdad. En el primer estado de conciencia, es decir, en el sueño, no podemos saber nada de la verdad. Inclusive si nos llegan algunas percepciones o sentimientos reales, estos se mezclan con los sueños, y en el estado de sueño no podemos distinguir entre los sueños y la realidad. En el segundo estado de conciencia, es decir en el sueño despierto, sólo podemos conocer la verdad relativa, y es de allí de donde viene el término "conciencia relativa". En el tercer estado de conciencia, o sea en el estado de conciencia de sí, podemos conocer toda la verdad sobre nosotros mismos.

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En el cuarto estado de conciencia, es decir en el estado de conciencia objetiva, se supone que somos capaces de conocer toda la verdad sobre todas las cosas; podemos estudiar "las cosas en sí mismas", "el mundo tal como es". Esto está tan lejos de nosotros que ni siquiera podemos pensar sobre ello de manera apropiada, y debemos tratar de comprender que hasta los vislumbres de conciencia objetiva sólo pueden llegar en el estado plenamente desarrollado de conciencia de sí. En el estado de sueño podemos tener vislumbres de conciencia relativa. En el estado de conciencia relativa podemos tener vislumbres de conciencia de sí. Pero si deseamos tener períodos más prolongados de conciencia de sí y no meramente vislumbres, tenemos que comprender que éstos no pueden producirse por sí mismos, necesitan acción voluntaria…”

“Debemos comprender ahora que el primer obstáculo en el camino del desarrollo de la conciencia de sí en el hombre es su convicción de que ya la posee, o en cualquier caso, de que la puede tener en el momento en que lo desee. Es muy difícil persuadir a un hombre de que no está consciente, ni de que tampoco puede ser consciente a voluntad. Es particularmente muy difícil porque la naturaleza hace aquí una jugarreta muy graciosa. Si se le pregunta a un hombre si está consciente, o si se le dice que no está consciente, contestará que si lo está, y que es absurdo decir que no lo está, porque lo está oyendo y lo comprende. Y tendrá toda la razón, aunque al mismo tiempo esté totalmente equivocado. Esta es la jugada que le hace la naturaleza. Tendrá razón porque su pregunta o su observación lo habrá vuelto vagamente consciente por un instante. Un momento después la conciencia desaparecerá. Pero recordará lo que usted le dijo y lo que él contestó, y por supuesto considerará que está consciente. En realidad el adquirir la conciencia de sí significa un prolongado y duro trabajo. ¿Cómo podría un hombre estar de acuerdo con trabajar así, si cree que ya posee exactamente lo que se le promete como resultado de un prolongado y duro trabajo? Naturalmente, un hombre no comenzará este trabajo ni lo considerará necesario, hasta que no llegue a estar convencido de que no posee ni conciencia de sí… ” 2

Recapitulemos .

En forma muy sucinta podemos afirmar que en condiciones normales el ser humano oscila durante las 24 hs del día, en un ritmo circadiano, entre dos estados psicofísicos totalmente diferenciados: el llamado estado de vigilia -en el que nos encontramos ahora -y el estado de sueño o del dormir que acontece cuando por distintos motivos que no analizaremos, decae nuestro nivel de vigilancia. Se dice que lo

                                                            2 P.D. Ouspensky. Psicología de la posible evolución del hombre.  Puede descargar el texto completo en nuestra  web:  http://prajnayoga.awardspace.info  , sección descargas. 

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característico del estado de vigilia es la presencia de la conciencia, aunque Ouspensky ya nos advierte que en este estado la conciencia no es plena; lo característico del estado de sueño es la ausencia total de conciencia y la manifestación de lo inconsciente.

El autor plantea la posibilidad de 2 nuevos estados de conciencia, totalizando 4 posibles estados.

1. El estado de sueño. 2. El estado de vigilia, o mejor dicho, pseudo-vigilia. 3. El estado de recuerdo de sí. 4. El estado de conciencia objetiva.

Analicemos en profundidad lo que sucede en estos estados.

1. ESTADO DE SUEÑO.

El ser humano pasa 1 de cada 3 horas durmiendo, el 33 % de su tiempo vital. O sea que una persona de 80 años ha dormido durante 27 años completos. En este estado la conciencia se desvanece y nos sumimos en la inconsciencia. Es el estado más bajo de conciencia, donde no tenemos control alguno sobre los actos que vivenciamos como sueños. El cuerpo físico descansa en el lecho, pero la mente deambula por aquí y allá en medio de los sueños. Nos encontramos con familiares fallecidos y no nos asombra, e incluso hablamos con ellos; realizamos cosas mecánicamente, en general sin sentido alguno, y a menudo disparatadas. Proyectamos nuestros temores, tendencias, agresividad, creencias y esperanzas , como imágenes o cuadros simbólicos. Muchas de esas proyecciones se realizan a punto de partida de residuos mentales de experiencias pasadas o deseos frustrados o reprimidos; pero no estamos conscientes de nosotros mismos en ningún momento;

Es ostensible que durante el estado de sueño existe así una profunda disociación: nuestro cuerpo físico descansa en la cama y con nuestra mente estamos siendo protagonistas de historias habitualmente sin sentido en otro lado, quizás en lugares muy lejanos o en tiempos remotos.

 

2. EL ESTADO DE SEUDO VIGILIA.

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Es el estado en el que nos encontramos ahora.

Normalmente se sostiene que el estado de vigilia es un estado de alerta y que en él prevalece la conciencia.

Sin embargo, una breve y profunda percepción acerca de cuál es nuestro real nivel de conciencia nos demostrará inmediatamente que no es como pensamos.

Como el frío y el calor, la conciencia y el inconsciente son fenómenos relativos y por pertenecer a la misma categoría, ambos son graduables a lo largo de una escala en la que, en un polo inferior se encuentra la inconsciencia, el sueño, la falta total de la conciencia y en el otro polo, superior, el mayor grado de conciencia al que podríamos llegar. Nuestra consciencia alterna y se mueve constantemente en algún tramo situado a lo largo de esta escala.

La pregunta inmediata que surge es: ¿cuán alertas y conscientes estamos?

Para contestar esto, además de la práctica del reloj que Ouspensky nos recomienda arriba, le propongo al lector otra práctica similar y muy breve. Tómelo por favor con mucha seriedad e intensidad.

Permanezca sentado y relajado, con la espalda recta. Respire en forma serena. Dirija ahora la atención a su cuerpo, la posición de sus piernas, brazos, manos. Tome conciencia de que está sentado, observe ese apoyo, siéntalo. Repase la actitud de todo su cuerpo. Observe cual es su estado anímico: ansiedad, impaciencia, tranquilidad; si acontecen pensamientos obsérvelos sin tratar de impedirlos. Observe y sienta su respiración. Escuche atentamente al mismo tiempo los sonidos que suceden a su alrededor. Haga todo esto conjuntamente, no un paso luego del otro, no abandone el paso previo. Ahora sea consciente plenamente del lugar en el que se encuentra, la habitación, los matices de luz/oscuridad, los objetos, los aromas, las percepciones que está recibiendo.

Mantenga este estado en forma relajada, conectado plenamente con el “aquí y ahora”, el tiempo que pueda o desee y luego prosiga la lectura.

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¿Pudo hacerlo? Si lo hizo experimentó un estado de conciencia expandida, un estado de auto conciencia y conciencia plena del mundo exterior3. Es el tercer estado de conciencia o recuerdo de sí.

Y si pudo realizar la práctica eso es sinónimo de que antes de la misma usted no era plenamente consciente de todos esos aspectos. Si uno tiene levantada la mano y le piden que la levante, uno responde. ¡Ey!, ¡ya la tengo elevada, no puedo hacer eso que me pide! Del mismo modo es obvio que si usted estuviera antes de la práctica en ese estado de conciencia no podría haberla realizado.

Como corolario, en nuestra vida habitual no somos plenamente conscientes de nosotros mismos, ni totalmente conscientes de los hechos y cosas que suceden a nuestro alrededor. Y esto es así pues nuestra mente es un tanto caótica, desorganizada. Y no nos cuestionamos esto pues nos basta ese escaso nivel de conciencia en el plano operativo para realizar nuestras tareas cotidianas, las cuales las realizamos “dormidos”.

Caminamos por una bella calle y mientras lo hacemos nuestro cuerpo físico deambula pero la mente no lo acompaña: desde nuestro yo, desde el centro de nuestro trasfondo psicológico, surgen pensamientos que nos transportan aquí y allá, hacia el pasado o hacia el futuro; nunca estamos conectados con el aquí y ahora. Quizás estemos comprando una prenda mentalmente o tal vez estemos discutiendo con nuestro jefe y diciéndole algunas verdades cuya expresión hemos reprimido, o ideando las formas de disculparnos por llegar tarde. Y continuamos caminando sin ser conscientes de nuestro cuerpo, de nuestra mente , que está proyectando pensamientos, emociones, ni del hermoso árbol al lado del que acabamos de pasar.

La ducha diaria es uno de los momentos en donde la mente debería estar más tranquila y uno debería ser consciente de ese momento. Sin embargo mientras el agua tibia moja nuestra espalda, nuestra mente

                                                            3 En realidad el estado de autoconciencia incluye la conciencia de las funciones psicológicas que se están ejecutando en el cerebro  , dentro de las que se encuentran todas las impresiones que la persona está recibiendo del exterior a través de los sentidos;  es por ello que basta con denominarlo simplemente  “estado de autoconciencia”. 

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está a kilómetros de distancia, proyectamos pensamientos, ansiedades, etc.

Ahora bien, si afirmamos que en el estado de sueño estamos disociados en el sentido de que la mente no está acompañando a lo que el cuerpo hace, sino que está disipada, en otro lado, proyectando escenas, pensamientos, imágenes, no parece existir demasiada variación en este segundo estado de conciencia en relación al estado de sueño.

Podríamos afirmar, exagerando un poco, claro está, que estábamos “dormidos”.

Realizamos todo tipo de tareas en este estado- lo cual es un riesgo-, mecánicamente: nos alimentamos, conducimos vehículos, educamos a nuestros hijos, elegimos a nuestros gobernantes, ellos gobiernan nuestros países (y nos conducen a la guerra y otros desatinos), realizamos transacciones bancarias, respondemos mecánicamente a un saludo con frases estereotipadas, reaccionamos a un insulto con otro igual o peor, contaminamos el medio ambiente, etc.

Al menos, muchos olvidos y accidentes pueden deberse a este motivo.

En verdad no somos dueños reales de nuestra atención, sino que ésta es sustraída del “aquí y ahora” por los pensamientos, las emociones, las pasiones, los deseos, etc. De hecho en un día vivimos una serie infinita de “aquís y ahoras” 4 de los que no somos conscientes.

A todo teso se suma el papel de dos aspectos centrales en la génesis de esta “desconscientización”: la fascinación y la identificación.

1. La identificación es el proceso psicológico por el cual un individuo adopta características de otro o de un grupo al que considera un modelo. Se adoptan sus actitudes, sus costumbres, sus reacciones, etc. Esto es fácilmente apreciable en las turbas y patotas, en las manifestaciones, en los espectáculos deportivos, en el área política, religiosa, en el fenómeno gurú o pastor o sacerdote/ discípulo,etc. pero también se puede dar en forma inter individual. En todos estos casos la pérdida de la conciencia es clara.

                                                            4 Permítasenos esta licencia lingüística. 

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2. La fascinación es la atracción irresistible que tenemos hacia algo o alguien. Es una suerte de hechizamiento. Está obviamente relacionada con el fenómeno de la identificación. Nos encantamos con personas u objetos, etc. Nuestro cuerpo permanece detrás de la vidriera mientras soñamos con la prenda de vestir que observamos, sin estar conscientes de las percepciones que estamos recibiendo ni de nosotros mismos.

Todos estos aspectos contribuyen al sueño de nuestra conciencia en pleno estado de vigilia.

Debe insistirse que este es el estado de conciencia predominante la humanidad. Eso implica, recalcamos, que nuestros políticos y gobernantes, así como el resto de los ciudadanos y nosotros, vivimos inmersos en él, y generamos así la sociedad a nuestra imagen y semejanza.

“Otra ilusión es que estamos despiertos. Cuando comprendamos que estamos dormidos, veremos que toda la historia fue hecha por gente dormida. La gente dormida pelea, crea leyes; la gente dormida las obedece o desobedece. Las peores ilusiones nuestras son las ideas equivocadas entre las que vivimos y que gobiernan nuestras vidas. Si pudiéramos cambiar nuestra actitud respecto de estas ideas equivocadas y entender lo que son, esto en sí mismo sería un gran cambio e inmediatamente cambiaría otras cosas”.5

3. ESTADO DE AUTO CONCIENCIA O CONCIENCIA DE SÍ O RECUERDO DE

SÍ.

Como vimos , este estado implica básicamente la conciencia de las percepciones que se reciben, tanto las provenientes del interior como las que ubicamos como pertenecientes al mundo exterior. El estado de recuerdo de sí implica hacerse consciente del cuerpo, de su posición, de los movimientos, incluso de los movimientos necesariamente automáticos6 y de las percepciones que el cuerpo recibe del exterior a través de los sentidos: el lugar donde se está, lo que se está viendo, escuchando, sintiendo, experimentando, diciendo. De lo

                                                            5 P.D.Ouspensky. El cuarto camino 6 En lo referente a este punto, y por ejemplo al conducir un vehículo , la atención se dirige a toda la actividad  motriz en conjunto y no a cada movimiento por separado, ya que además de ser imposible , su intento entorpecería la ejecución de estos u otros movimientos complejos. 

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que sucede en la mente: si hay serenidad o por el contrario agitación, turbulencia. Implica quedarse conectado con el aquí y ahora; no hay puentes que a través del pensamiento nos conduzcan al pasado o al futuro. Si algún pensamiento sucede – eso implica que nuestro nivel de atención disminuyó transitoriamente-, no nos oponemos a él sino que simplemente lo observamos. Básicamente implica un estado de alerta sensorial plena. Cierto profesor preguntó una vez a un maestro de Zen:

-¿ cómo te disciplinas en tu vida cotidiana?

- cuando tengo hambre como y cuando tengo sueño duermo-, dijo el maestro.

- eso lo hace todo el mundo. ¿ podría decirse que ellos son tan disciplinados como tú?, insistió el profesor.

- No exactamente.

-¿por qué no- insistió el profesor.

- Porque cuando comen sus mentes están llenas de ensueños y no comen de verdad, por eso digo que no es lo mismo.- concluyó el maestro.

“El tercer estado de consciencia es muy extraño. Si la gente nos explica qué es el tercer estado de consciencia, empezamos a pensar que lo tenemos. El tercer estado puede llamarse consciencia de sí, y la mayoría de la gente, si se le pregunta, dice: "¡Somos ciertamente conscientes!" Requiérese tiempo suficiente o esfuerzos de observación de sí, repetidos y frecuentes, antes que realmente reconozcamos el hecho de que no somos conscientes; que somos conscientes sólo potencialmente. Si nos preguntan, decimos: "Si, lo soy", y por ese momento lo somos, pero en el momento siguiente cesamos de recordar y no somos conscientes. De modo que, en el proceso de observación de sí, comprendemos que no estamos en el tercer estado de consciencia, que vivimos sólo en dos. Vivimos en estado de sueño o en estado de vigilia, lo cual (…lo podemos llamar) consciencia relativa... De modo que, al mismo tiempo que la observación de si, tratamos de ser conscientes de nosotros reteniendo la sensación de "Yo estoy aquí", nada

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más. Y este es el hecho que se le escapó, sin la mínima excepción, a toda la psicología occidental. Aunque muchas personas se aproximaron muchísimo a él, no reconocieron la importancia de este hecho y no comprendieron que el estado del hombre, como éste es, puede ser cambiado: que el hombre puede recordarse, si lo intenta durante largo tiempo. Esta no es una cuestión de un día o un mes”7

Mientras se está en este estado, el hombre domina realmente su atención y su conciencia, y así evita los fenómenos negativos de la identificación y de la fascinación, y minimiza las posibilidades de olvidos y accidentes y de las reacciones mecánicas que conducen al caos.

Este tercer estado de conciencia “si bien se ha dado un salto cualitativo, continúa perteneciendo a la clase de conciencia subjetiva 8 , como los anteriores. Es más bien una variante superior del segundo estado, ya que sigue siendo un movimiento dentro del mismo campo de conciencia subjetiva por acción de la voluntad: el “yo” se propone ahora controlar la atención enfocándola en una dirección o en todas las direcciones y ser así consciente de sí mismo, de su cuerpo, de su estado anímico, del movimiento que está realizando, de sus pensamientos, de las percepciones que recibe y que le indican en donde se encuentra, por donde camina, qué es lo que está transmitiéndole un interlocutor, etc …Pero la base del “recuerdo de sí” continúa siendo el “yo”, el ego, como centro de acción, que recuerda que “uno no debe estar dormido sino atento, despierto”.   

Y es precisamente por ello que sigue siendo un estado subjetivo. Mientras nos continuemos moviendo en este estado, aún estaremos dentro del campo de lo subjetivo y continuaremos percibiendo la realidad en forma dualística.

Sin embargo, al entrar en “recuerdo de sí”, un cambio cualitativo ha surgido y es el inicio del proceso de la comprensión del movimiento de la atención. Y este simple hecho tiene un extraordinario valor .9

                                                            7 P.D. Ouspensky. El cuarto camino 8  La palabra subjetivo alude a algo perteneciente o relativo al sujeto, considerado en oposición al mundo externo. Perteneciente o relativo a nuestro modo de pensar o de sentir, y no al objeto en sí mismo. 9 Fernando Lepre. La esencia del Tantra. 

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4. ESTADO DE CONCIENCIA OBJETIVA.

Antes de ocuparse uno de este estado debe captar plenamente todo lo dicho arriba. Al cuarto estado de conciencia no puede accederse por capricho, y considero que está reservado exclusivamente a aquellas personas que con seriedad y constancia deseen continuar explorando en su interior.

P.D.Ouspensky plantea que a través de la práctica intensa a través del tiempo del recuerdo de sí, se generan en la mente las condiciones para acceder al cuarto estado de conciencia: el estado de la conciencia objetiva.

Sin embargo “Disentimos con P.D. Ouspensky cuando plantea la posibilidad de acceder al cuarto estado – el estado de conciencia objetiva- al profundizar, con la práctica, la conciencia de sí o tercer estado, por el mero hecho de que fortificar lo subjetivo no parece ser el mecanismo apto para llegar a lo objetivo. Y aún más, el sólo hecho de “querer llegar” es un evento subjetivo ya que “yo” quiero llegar.

Una de las características de la atención es su fugacidad. Sin embargo, es claro que puede incrementarse la frecuencia, penetración y duración de estos momentos de lucidez con la práctica continua. Pero tan sólo hasta cierto punto, más allá del que no podremos avanzar. Sólo se está manteniendo y optimizando el tercer estado de conciencia.

Esto no es algo teórico sino práctico. Que el lector pruebe por sí mismo la veracidad de estas palabras.

Lo que sucede en este punto es que el ego, el yo, pone ahora en juego todas sus capacidades para lograr cumplir el deseo de estar el 100 % del tiempo profundamente atento. Es el mismo patrón que emplea en todos sus movimientos para alcanzar algo que desea, ahora simplemente trasladándolo al campo de la atención, siempre tratando de conseguir, obtener, lograr, siempre en el

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camino del más. Es el mantenimiento de este patrón subjetivo el verdadero impedimento para llegar más allá.

El florecimiento de la conciencia objetiva10 , cuarto estado de conciencia, requiere que el subjetivo “yo” con sus intenciones, esfuerzos y deseos de control para” llegar a…” sea abandonado. El darse cuenta de ello es fruto de la propia atención y nos sitúa ante el umbral del cuarto estado de conciencia. Es ésta la mágica llave que abre la puerta.

No habiendo sujeto – claro está, psicológicamente hablando- , ni intenciones, ni deseo de llegar, no existiendo la voluntad, la atención , hasta entonces propia del tercer estado, cambia de cualidad, se torna espontánea, aparece de forma natural y se genera sin motivo alguno. Existe sólo un estado de atención, pero no un “yo” que esté atendiendo. En ese estado no hay pues separación entre el observador y lo observado y por lo tanto no hay dualidad y la vivencia que surge es de un estado indescriptible de omnipresencia participativa. A esta condición – que puede ostentar distintas cualidades- se le han adjudicado otros nombres: estado de percepción no dualística, percepción uni-total, estado de conciencia expandida, conciencia cósmica, Samadhi, Satori, Samarasa, Raja Yoga, estado de la espontaneidad pura, estado de lo innato, Iluminación, Nirvana, estado de Buda, etc. Si la vivencia es intensa y no sólo un destello11 , se experimenta la dicha suprema o Maha Susha la cual es una emoción superior, no subjetiva, inmediatamente reconocida como distinta a otras emociones que se hayan experimentado. Quien accede a este estado y permanece en él, realmente ha despertado de su sueño; ha “despertado el Kundalini, y nada vuelve a ser igual para la persona que ha pasado por esto” 12

                                                            10 Nótese lo que significa la palabra “objetivo”: Perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir. Siguiendo esta línea, en términos de conciencia, el desarrollo de la conciencia objetiva implicaría una forma de percepción de la realidad tal cual es, y ello sólo es posible si el sujeto perceptor,  desaparece, existiendo tan sólo un estado de percepción. No hay observador  sino más bien un estado de participación. 11 Suelen existir algunos destellos de este estado en el “recuerdo de sí”. 12 Fernando Lepre. La esencia del Tantra. 

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Dr. Fernando Lepre. Prajna Yoga Uruguay. Abril 2013.

BILIOGRAFÍA

• P.D. Ouspensky: La psicología de la posible evolución del hombre.

• P.D. Ouspensky: Fragmentos de una enseñanza desconocida. • Osho: Tantra. • Fernando Lepre: La esencia del Tantra Yoga: el florecer de una

nueva conciencia.

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Título:   Asunto:   Autor:  Federico Palabras clave:   Comentarios:   Fecha de creación:  30/04/2013 07:11:00 p.m. Cambio número:  85 Guardado el:  03/05/2013 11:29:00 p.m. Guardado por:  Federico Tiempo de edición:  2.413 minutos Impreso el:  03/05/2013 11:29:00 p.m. Última impresión completa   Número de páginas:  19   Número de palabras:  5.684 (aprox.)   Número de caracteres:  31.265 (aprox.)