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Traducci6n de ROBERTO REYES MAZZONI JAMES LOCKHART LOS NAHUAS DESPUES DE LA CONQUISTA Historia social y cultural de los indios del Mexico central, del siglo XVI al XVIII o FONDO DE CULTURA ECON 6MICA MEX ICO

Lockhart Los Nahuas Despuc3a9s de La Conquista Frags

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Page 1: Lockhart Los Nahuas Despuc3a9s de La Conquista Frags

Traducci6n de ROBERTO REYES MAZZONI

JAMES LOCKHART

LOS NAHUAS DESPUES DE LA CONQUISTA

Historia social y cultural de los indios del Mexico central,

del siglo XVI al XVIII

o FONDO DE CULTURA ECON6MICA

MEXICO

Page 2: Lockhart Los Nahuas Despuc3a9s de La Conquista Frags

Primera edici6n en ingl~s, 1992 Primera edici6n en espanol, 1999

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Se prohfbe la reproducci6n total 0 parcial de esta obra -inc1uido el disei'io tipografico y de portada-, sea cual fuere el medio, electr6nico 0 mecanico, sin el consentimiento por escrito del editor.

Titulo original The Nahuas After the Conquest. A Social and Cultural History of the Indians of Central Mexico,

Sixteenth Through Eighteenth Centuries © 1992 by the Board of Trustees of the Leland Stanford Junior UniverSity.

Derechos reservados. Traducida y publicada de acuerdo con Stanford University Press. ' ISBN 0-8047-1927-6

D. R. © 1999, FONDO DE CULTURA ECON6 MICA

Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 Mexico, D. F.

ISBN 968-16-S269-X

Irnpreso en Mexico

A la memoria de mis padres, NED LOCKHART Y BERTHA VANFoSSEN LOCKHART,

y de ARTHUR J. O. ANDERSON

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INDICE GENERAL

Abreviaturas . .

I. Introducci6n Opiniones sobre la historia nahua despues de la conquista . Usos de la lengua .... ........ . Algunos alcances y atributos dellibro . Agradecimientos. . . . . . . . . . . . .

II. El alUpetl . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Principios basicos de la organizaci6n del altepetl EI altepetl complejo . . . . . . . . . . . . . . . . . La reorganizaci6n del siglo XVI . . . . . . . . . . .

La gobernacion, 49; EI cabildo: alcaldes y regidores, 57; Escribanos, 65; Funcionarios menores, 67; Congregacion y corregimiento, 71

9

11 11 16 20 24

27 29 36 47

EI gobierno y la estructura del pueblo en el periodo colonial tardio 75

Los cargos y su terminologia, 75; La evolucion de las unidades y de los conceptos sobre las unidades, 81

III. La vivienda domestica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 89 Terrninologia y constituci6n del complejo de la vivienda domestica 89 EI vocabulario del parentesco. . . . . . . . . . . . . 108 Indicios de la interacci6n en la vivienda domestica 129

IV. Diferenciaci6n social. . . . . . . 140 Los plebeyos . . . . . . . . . . 142 Nobles, senores y gobernantes 151 Cambios generales en la era posterior a la conquista. 162 Evoluci6n de los patrones de los nombres propios. 173 La persistencia de un grupo de alto rango. . . . . . 191

V. Tierra y modo de vida . . . . . . . . . . . . . 204 Tenencia de la tierra en el momento del contacto 204

La administracion corporativa de la tierra, 205; La estructura de las tenencias individuales, 215; La venta de la tierra, 220; Aspectos adi­cion ales de la categorizacion de la tierra, 223

715

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716 fNDICE GENERAL

La tierra en los tiempos posteriores ~ la conquista

Adopci6n de los procedimientos espafioles, 238; Las formas de la tierra fuera del calpolli despues de la conquista, 244

Vida economica y cultura material . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Dinero. y transacci~nes monetarias, 253; Mercados, comerciantes y oc~paclOnes no agncolas, 265; El vestido indfgena despues de la con­qUlsta, 284; Aspectos del uso de la tierra, 287

234

252

VI. La vida religiosa .... . .. .. . 291 294 300 314 330 339 363

Religion y polftica en el altepetl. La gente de iglesia . . . . . . . . Cofradfas . .... ..... . .. . La iglesia como propiedad particular. Los santos ................ . El problema de las creencias religiosas .

VII. La lengua . Etapa 1 . Etapa 2. Etapa 3. Etapa 4.

378 380 410 437 460

VIII. Formas de escritura . . . . . . . . . . . . . . . . . . 469 La escritura antes de la conquista . . . . . . . . . . 471 La introduccion de la escritura de estilo espanol . 474 La escritura pictogrMica despues de la conquista . 476 Escritura alfabetica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 481 De 10 pictogrMico a 10 alfabetico . . . . . . . . . . . . . . 493 Modos de antes de la conquista en los textos alfabeticos . . . . . . 517 La evolucion de los generos documentales espanoles en nahuatl 529

IX. Formas de expresion Los anales . Los cantos . El teatro .. Los tftulos . Un vistazo al arte y la arquitectura .

X. Conclusion . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las etapas ........................... . Algunos aspectos de la organizacion en la cultura nahua .

531 533 557 569 582 594

605 608 616

(NDICE GENERAL

La naturaleza de la interaccion cultural Perspectivas . . . . . . . . . . . . . . . .

APENDICES [639]

Apendice A. Cuatro documentos en nahuatl . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Dotacion de un sitio para construir una vivienda, San Miguel

Tocuillan (region de Tetzcoco), 1583 .. . . .. .. . .... . 2. Peticion a las autoridades del Altepetl, Tulancingo ca. 1584 . 3. Donacion de casas y' tierra a las imagenes, Coyoacan, 1621 . 4. Testamento de Angelina, San Simon Pochtlan, Azcaptzalco 1695

Apendice B. Testamento modelo de Molina

Glosario . ...

Bibliografia ..

Indice de cuadros

In dice de figuras .

Indice analftico . .

717

625 630

641

641 645 648 649

649

653

661

691

695

697

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10 ABREVIATURAS

UCLA TC UCLA Research Library Special Collections, Tulancingo Collec­tion.

ZM Anales de don Juan Buenaventura Zapata y Mendoza, Biblio­theque Nationale, Paris, manuscrito mexicano 212. I. INTRODUCCI6N

Es posible encontrar hablantes de las llamadas lenguas utoaztecas espar~i­dos en lma vasta area que va desde el oeste de los Estados Unidos a traves de todo el noroeste de Mexico y hasta el centro de este pais, con unos pocos enclaves ubicados tan al sur como Nicaragua. La rama mas meridional de la familia utoazteca es el nahuatl, que en los siglos xv Y XVI era la lengua de la mayorfa de las personas que vivian en las regiones del centro de Mexico. Divididos en un gran numero de esta40s regionales separados, frecuente­mente en guerra, cada uno con un sentido de un origen etnico singular, y a veces bajo el dominic parcial de confederaciones imperiales, en el momenta del contacto con los europeos los mexicanos del centro estaban unidos, tanto como es posible decir que 10 estuvieran, no por la polftica 0 por una con­ciencia afirmativa de union, sino por una cultura compartida contenida en el vocabulario de su lengua comtin.

A estos pueblos los llamo nahuas, nombre que a veces ellos mismos usa­ron y que actualmente se ha hecho comtin en Mexico, en vez del de aztecas. Este ultimo termino tiene varias desventajas determinantes: sup one una unidad nacional que no existfa; dirige la atencion hacia una aglomeracion imperial effmera; esta vinculado especfficamente con el periodo anterior a la conquista, y, segun las costumbres de esa epoca, incluso si "azteca" hu­biera side el gentilicio principal de los mexicas, hubiera sido indebido que 10 usara cualquiera que no fuera mexica (los habitantes de Tenochtitlan, la capital imperial).

Expresada con sencillez, la finalidad de este libro es, utilizando los regis­tros en nahuatl, aclarar la historia de la sociedad y cultura nahuas, sobre todo las del tiempo en que fue escrita la mayorfa de los documentos que han sobrevivido: entre 1540-1550 y finales del siglo XVIII . Tambien pretende este libro tratar con alguna profundidad las implicaciones que, para los primeros anos que siguieron al contacto con los europe os y en ultima instancia tambien para la epoca anterior a la conquista, abundan en los primeros registros.

OPINIONES SOBRE LA HISTORIA NAHUA DESPUES DE LA CONQUISTA

No debe extranar que, hasta hace poco, las obras historicas que se referian a los indios de Mexico (y de otras areas de la America hispanic a) en el tiempo

11

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12 INTRODUCCI6N

que siguio al contacto con los europe os se hay an concentrado en recrear la posicion de los indios relativa a la de los espanoles. El tema presenta dos dimensiones relacionadas entre sf: los papeles que se suporua jugaban cada uno de los dos grupos, y las fuentes espanolas utilizadas para hacer la su­posicion que, como proporcionaban la primera perspectiva sabre los indf­genas, contribufan en gran medida a la manera como se determinan esos papeles supuestos.

Generaciones sucesivas de historiadores han considerado la interaccion de los espanoles y los nahuas de varias maneras diferentes. 1 La primera generacion, de la cual William Prescott es su principal representante, siguio a las cronicas espanolas al escribir historias narrativas de la conquista del siglo XVI; subrayaron la importancia del mero choque militar, de las victo­rias y derrotas de las fuerzas en contienda. EI conflicto era la principal es­tructura interpretativa. Aunque todos se dieron cuenta de que la lucha militar termino pronto en el Mexico central (a diferencia de las areas perifericas, donde continuo), y que desde entonces se ha demostrado ademas que los disturbios en los siglos siguientes fueron esporadicos y limitados, iniciados par unidades locales restringidas en defensa de su autonomfa dentro del orden ya establecido,2 el conflicto y la resistencia han seguido conformando durante mucho tiempo los conceptos de los estudiosos sabre las relaciones entre los espanoles y los indfgenas.

Los que siguieron a los historiadores epicos, que enfocaron el tema del desarrollo de la civilizacion de la America hispanica a traves de las institu­ciones formales, anadieron un nuevo concepto general de interpretacion: el desplazamiento, en vez del confiicto. Estos, sabre todo el mas importante de elios, Robert Ricard, tendieron aver el remplazo rapido de los elementos a estructuras indfgenas por sus equivalentes europeos, a incluso la introduc­cion de todo 10 europeo, como si se hubiera dado en un vacfo relativo. Esta opinion surgio sin ningun prejuicio 0, podrfamos decir, ingenuamente, a partir de la fuente principal de los primeros institucionalistas, a saber, los in­formes de funcionarios y de sacerdotes a la Corona. Aunque los funcionarios en America comprendfan la importancia de las estructuras indfgenas para el exito de las medidas que tomaban, no les interesaba mucho mencionarlas cuando informaban de los avances a SI,1S superiores. Si asf 10 hubieran hecho, sus medidas hubieran parecido obvias, casi inevitables, can su resultado practicamente determinado en gran medida por la naturaleza de la sociedad indfgena (como de hecho 10 determino). En cambio, presentaban imagenes de las revolucionarias transformaciones que estaban generando en la vida indfgena y de 10 bien recibidas que eran las medidas que introducfan.

1 EI resto de esta secci6n se adapt6, con algunos cambios, omisiones y adiciones, de Lock­hart, 1985, pp. 465-468.

2 Taylor, 1979.

INTRODUCCI6N 13

Quiza el conjunto mas importante y accesible de documentos oficiales fue el que produjeron los frailes mendicantes de Mexico despues de la con­quista -correspondencias y cronicas volurninosas escritas principalmente par los franciscanos y en segundo lugar par los dorninicos y los agustinos-. Estos escritos hablan de la forma en que los mendicantes convertfan a los indios de Mexico par millones e introducfan el despliegue camp Ie to de la pompa y ceremonia cristianas entre ellos, tanto que solo subsistfan ya unos pocos y lastimosos restos de las creencias y practicas previas a la conquista. Ademas de la pompa y ceremonia, los mendicantes, segtin enos mismos decfan, llevaban en general a los indfgenas los elementos de la cultura euro­pea, al concentrar a los nativos dispersos en nuevas fundaciones urbanas, introducir un gobierno de estilo europeo, ensenarles las tecnicas europeas para la agricultura, las artesaruas, la musica y otras artes, todo can resulta­dos muy esplendidos e inmediatos. La version que daban los mendicantes de los eventos, tal como la sintetiza muy bien Ricard,3 sirvio durante mu­cho tiempo como el modelo basico para interpretar la interaccion cultural en Mexico y en toda la America hispanica.

Sin embargo, el model a del desplazamiento nunca tuvo el escenario solo para sf. Un punta de vista alternativo senalo el aislarniento de los indios de los centr·os socioeconomic os de la vida hispana en las ciudades y en las minas, can la consecuente permanencia total de elementos indfgenas libres de la influencia exterior. Apoyaban esas ideas dos clases de evidencia. Pri­mero, los historiadores institucionales encontraron en la ley espanola una doctrina bien desarrollada de dos sistemas politicos separados: uno para los espanoles, centrado en las recien creadas ciudades espanolas; el otro para los indfgenas, que consistfa en pueblos y aldeas esparcidos por todas las regiones que rodeaban a las ciudades. La ilusion de dos esferas total­mente separadas fue reforzada par el hecho de que, can el fin de dar mayor realce a sus propias actividades, los frailes y otros europeos escribieron tan poco como les fue posible acerca del papel de las agencias competidoras, a de la poblacion civil espanola que casi de inmediato empezo a esparcirse desde las ciudades. Una opinion aparentemente compatible fue la de los etnografos del siglo xx. Interesados desde el principia en las conti.tmidades que se remontaban al periodo anterior ala conquista, estos investigadores en contra ron (par 10 comun en zonas relativamente aisladas) evidencia irrefutable de la supervivencia de distintas caracterfsticas, entre ellas las creencias religiosas, las relaciones de parentesco, las practicas medicas y la cultura material. La impresion que surgio entonces fue la de comunidades que se volvieron hacia sf mismas, estaticas en su interior y resistentes a todos los cambios provenientes del exterior. 4

3 Ricard, 1966 (1933). 4 Tal como 10 expone sobre todo Wolf, 1959.

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14 INTRODUCCl6N

La obra de Charles Gibson significo un adelanto en la direccion de dar mas importancia al lado indfgena en la conformacion de la interaccion entre espanoles e indfgenas. Primero, Gibson mostro que en la importante provincia de Tlaxcala, en el Mexico central, el gobierno municipal de estilo espanol fue introducido y florecio en el siglo XVI, no solo por diseno 0 vo­luntad de los espanoles, 0 siguiendo por completo el modele hispanico; mas bien, fue adaptado extensamente a la situacion indigena local y si se arraigo fue, en parte, gracias a que los tlaxcaltecas consideraron que podrfa ser util a sus intereses. Despues, en su importante obra Aztecs Under Spanish Rule, Gibson dio una perspectiva por completo diferente de la his tori a de la interacci6n entre los espanoles y los indfgenas y, por 10 tanto, de la histo­ria indigena posterior a la conquista.5 Mostr6 que los estados indigenas del valle de Mexico sobrevivieron, durante buena parte del periodo posterior a la conquista, con sus territorios y muchos de sus mecanismos internos in­tactos en 10 esencial, supervivencia que proporcion6 la base para todas las estructuras que los espanoles implantaron en el campo. La encomienda (para los que son nuevos en este campo, una donaci6n de tributo indigena y, originalmente, de mana de obra a un espanol, donaci6n que fue el funda­mento de las grandes propiedades rurales espanolas en las primeras decadas despues de la conquista), la parroquia rural y el pueblo indigena de estilo espanol se ajustaron a las fronteras de los estados indigenas y fun­cionaron por medio de mecanismos que ya existian. Los distritos adminis­trativos en el campo (corregimientos) eran agrupaciones de estas unidades indigenas, y se basaban en ellas para recaudar los impuestos, conservar la paz y muchos otros asuntos.

El error en la opini6n de Ricard se hizo entonces totalmente evidente. Los frailes se habfan encontrado con una situaci6n ya establecida que los favo­recia (y que tambien favorecia a los funcionarios gubernamentales, a los que les dieron menos credito del que les correspondia). La medida de su exito dependi6 precisamente de la aceptaci6n y conservaci6n de elementos y patrones indigenas que en muchos aspectos eran sorprendentemente si­mila res a los de Europa. Las innovaciones de los frailes del todo nuevas para los mesoamericanos fueron relativamente pocas. Fue debido a cosas como sus propias artesarnas y sistemas de escritura, su tradici6n de templos Sun­tuosos como simbolo del estado y del grupo etnico, su desarrollado cal en­dario de festividades y procesiones religiosas, su grado relativamente alto de estabilidad y congregaci6n de asentamientos, que pudieron aceptar con rapidez aspectos simi lares de la herencia espanola.

Con respecto al concepto de aislamiento que compartian los institucio­nalistas y los antrop6logos, los investigadores posteriores a Gibson 10 han

5 Gibson, 1952, 1964. Vease la amplia discusi6n de ambos libros en N&S, (tern 10.

INTRODUCCl6N 15

afectado profundamente. Se ha visto que la encomienda implica a todo un grupo de europeos, africanos e indfgenas que estaban p~rmanentemente al servicio de los espanoles. Pronto se desarrollaron comurudades de personas humildes de origen hispanico, que inclufan pequenos agricultores ~ ga,na­deros, pequenos comerciantes y arrieros, dentro de muchos pueblos mdlge­nas.6 Con el transcurso del tiempo, la influencia espanola sobre los patrones indfgenas de uso del alcohol y de homicidio fue .considera~le, en especial en aquellas areas que tenfan las mayores poblaClones espanolas y las ma-yores oportunidades para la interacci6n personaJ.7 . .

En la situaci6n actual se ha hecho aparente que el choque duecto, el Slm­pIe desplazamiento y la supervivencia indigena por medio del aisla~ient~ son modos mas caracteristicos de las areas perifericas, donde los mml­grantes espanoles eran pocos y los pue~l~s indigenas no. eran del to?O se­dentarios, que de una regi6n como el MeXICO central. Es Clerto que ahi est~s modos llegaron a ejercer cierta influencia. Sin embargo, el fa~tor mas importante como veruculo p.ara la interacci6n no es tanto la ~odah~ad par-

- ticular del contacto como el simple grado de contacto, medido en termmos de distancia, frecuencia 0 intensidad, sin importar que ese contacto sea con­siderado hostil 0 amistoso, perjudicial 0 benefico.

La presencia de europeos entre los indigenas desencad~n6 ~a larga se~ie de grandes epidemias que no ternan nada que ver c~n la~,mtenClo~es de rn.n­guna de las partes, sino que resultaron de la combmaClon de atnbutos his­t6ricos de ambas. De igual manera, en la esfera cultural, el grado de contacto entre las dos poblaciones ayud6 a conformar procesos que duraron s~glos, en los que, dependiendo de los atributos relativos de las dos, se com~maba la transformaci6n gradual con profundas continuidades. En cualqUler lugar en que los hombres entran en contacto, habra a la vez co~fli~tos y coope­raci6n, congregaci6n y alejamiento; algunas cosas camblaran profunda­mente en ambos lados, en tanto que otras cambiarian menos. En las areas centrales, el contacto fue relativamente estrecho desde el principio y, con un sector hispanico en expansi6n rapida y continua, se hizo cada vez mas cercano con una tendencia acumulativa que abarc6 siglos.

Otra importante diferencia definitoria de las areas cent~al:s de la .~me­rica hispanica, con respecto a las de la periferia, es la ~mpha mter~c:lOn de la cultura indfgena y la intrusa, basad a en coincidenClas que permlheron la implantaci6n rapida y en gran escala de las formas eu.rop;as, 0 al ~enos de formas que parecian ser europeas, entre los pueblos mdlgenas. Solo en las areas similares al Mexico central eran posibles las encomiendas grandes y lucrativas, s610 ahi era posible establecer parroquias rurales y hacer que

6 Vease Lockhart, 1968 y 1976; N&S, item 12; Szewczyk, 1976, y Martin, 1985. 7 Taylor, 1979.

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16 INTRODUCcr6N

funcionaran municipalidades indigenas independientes basadas en el mo­delo espano!. En muchos aspectos, los europeos y los pueblos indigenas de las areas centrales tenian mas en comtin entre si que con los otros pueblos del hemisferio.

Sin embargo, las coincidencias, aunque reales, fueron inevitable e inva­riablemente imperfectas, y resultaron en formas mixtas. Las supervivencias absolutas sin modificaciones y el desplazamiento total son igual de raros en la historia del contacto cultural en el Mexico central. En las primeras etapas 10 que se encuentra comunmente es la identificaci6n preliminar de los ele­mentos .intrusos e indfgenas, que permitfa que un concepto 0 practica indfge­na funclOnara de una manera familiar bajo una cubierta cristiano-espanola. Al paso de los siglos se crearon combinaciones de formas y patrones estables, que debfan algunos rasgos a uno de los donantes y otros al otro y, en algunos casos, a ambos. A finales del siglo XVIII, casi nada de todo el sistema cultural indigena permanecfa sin modificaciones y, no obstante, casi todo se remon­taba a la vez de una u otra forma a un antecedente de los tiempos anteriores a la conquista.

Usos DE LA LENGUA

Los frailes franciscanos del siglo XVI no han sido superados en la importan­cia que Ie dieron a la lengua, tanto escrita como hablada, para en tender a la poblaci6n indfgena de Mexico. Instruidos en los metodos de la filologfa hu­manista, los franciscanos y sus ayudantes nahuas produjeron, una tras otra, obras indispensables. Para finales de la decada de 1540, fray Andres de Olmos habfa terminado una gramatica completa del nahuatl, acompanada de una lista de expresiones idiomaticas y un conjunto de ejemplos de dis­cursos de los informantes. En la siguiente decada, fray Alonso de Molina public6 un diccionario espanol-nahuatl, ampliado considerablemente en una edici6n de 1571; Molina fue bastante mas aHa de los elementos practicos basicos al incluir un amplio vocabulario, en el que presenta muchas sutiles distinciones semanticas y gramaticales. A partir de la decada de 1540, fray Bernardino de Sahagun y un grupo de nahuas trabajaron durante decadas en una obra enciclopedica; esta habia sido completada provisionalmente a finales de la decada de 1570, y abarcaba todos los aspectos de la vida de los nahuas antes de la conquista con textos en nahuatl escritos por los ayu­dantes indfgenas y traducidos al espano!. El mismo Sahagun se dio cuenta de la utilidad potencial de su trabajo cuando Ie ilustr6 el significado de vocablos indigenas especiales empleados en otros textos indfgenas.8

Un producto derivado de la filologfa indigena realizada bajo los auspi-

8 Yease Campbell y Clayton, 1988, pp. 295-302.

INTRODUCCI6N 17

cios de los espanoles demostr6 ser tan significativ~ co~o el propio movi­mien to filol6gico y, en algunos casos, atin mas. Los fra_nClscanos, otr~s ecle­siasticos y posiblemente algunos le~rados laicos espanoles le.s ensenaron a tantos nahuas como escribir su propla lengua en el alfabeto latino como para perpetuar el arte entre los escribanos por todo el mundo nahua, de modo que sirviera como el medio normal para mantener registros de toda clase. La practica continuo generaci6n tras generaci6n durante ,la ~ayor parte del periodo anterior a la independencia mexicana, y se ~reo aSl una hteratur.a muy grande y variada con una considerable profundldad temporal y conh­nuidad ininterrumpida. Gran parte del material que alguna vez fue conser­vado en los centros locales del Mexico central rural-ap~rentemente,la. ma­yoria- se ha perdido, pero una gran parte lIeg6 a la clU~ad de ~exlco a

de los litigios y todavia se la puede encontrar en vanas seCClones del causa M ' . 1 archivo nacional mexicano y en los repositorios especiales en eXlCO, en os Estados Unidos y en otras partes.

No obstante, tendrfa que pasar mucho tiempo antes de q,:e se apr?ve­charan para la historia del pueblo que los escribi6 estos regls~ros ~mcos. Los dioses de la disciplinas parecfan haber decretado que los histonadores habrian de estudiar a los indios indirectamente, dejando a otros, sobre todo a los antrop610gos, el acercarse a ellos por medio de su propia le~gua: Desde William Prescott hasta Robert Ricard y Lewis Hanke" l?s hlston~dores prestaron una considerable atenci6n a los ~digenas de.MeXlco, pero slempre a traves de los ojos de los espanoles y uhhzando los mformes y conc~ptos de estos ultimos. En Tlaxcala in the Sixteenth Century (1952), Charles GIbson realiz6 un avance muy significativ~ al utilizar los registros en nahuatl de los cabildos junto con otras Fuentes mas tradicionales~ pero en T~e Aztecs (1974) volvi6 a depender casi exclusivamente de los r~glstro.S espanoles.

Mientras tanto, se habfan estado realizando estudlOs s;nos de l?s mate­riales en lengua nahuatl durante dos generaciones 0 .mas, pero sm dar la atenci6n que merecfa al periodo que sigui6 a l~ conqwsta, en .pa~te porque los antrop610gos y otros estudiosos estaban mteresados pnnclpalmente en los indigenas antes del contacto europeo, y en parte porq~e se concen­traron primero en los documentos mas espectaculares y ~cceslbles, m~chos de los cuales estaban dedicados a narrar los sucesos prevlOs a l~ conqwsta 0

a tratar de reconstruir la cultura prehispanica.9 El pr?y:ecto mas ~rande de este tipo fue la traducci6n completa del nahuatl del Codlce Flo,rentino de ~a­hagtin por Anderson y Dibble. Entre quienes no eran antropologos y se m­teresaron por este campo se encontraban Angel Marfa Gariba~ y, despues de el, Miguel Leon-Portilla, que se concentraron en el canto nahuatl, e~ el C6dice Florentino yen textos similares, en un esfuerzo por reconstrUlr y

9 Vease Bierhorst, 1985, pp. 118-120; H. Cline, 1973, y Nicholson, 1973.

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18 INTRODUCCI6N

analizar la vida intelectual antes de la conquista. lO El Unico fen6meno defi­nitivamente posterior ala conquista que recibi6 atenci6n fue el conjunto de o~ras de teatro religiosas en nahuatl, algunas de las cuales habfan sido pu­blIcadas muchos anos antes por Francisco del Paso y Troncoso; otros inves­tiga~o~es, entre los que d~s.t~ca J. H.: Cornrn, continuaron el proceso, que llevo fmalmente a la apanclOn en anos recIentes de una gran compilaci6n P?r Fernando Horcasitas. l1 Sin embargo, como los religiosos espanoles ori­gmaban los temas, tramas y demas elementos, el genero tiene un estilo en­rarecido, ~ ~n cierto sentido,· ar~ficial, que ayudaba relativamente poco a la comprenslOn hasta que se pudlera ubicar el material en el contexto mas amplio de los escritos nahuas.

Hacia la decada de 1970, los estudiosos tanto en Mexico como en los Estados Unidos estaban por fin listos para dirigir su atenci6n a los docu­mentos m~s m,undanos escritos en nahuatl. Algunos ya estaban catalogados desde hacla decadas, por 10 que el mero hecho de su existencia no fue una sorpresa propiamente dicha. Pero la amplitud, riqueza y variedad de la lite­ratur~ sorpr~ndi6 y continua sorprendiendo a quienes participan en su e~tu~lO. Escntos por los nahuas para ojos nahuas y para los fines de la vida dIana, estos documentos, aunque tratan en su mayorfa de temas particu­lares esp.anoles, no s610 son mas individuales en su lenguaje, convenciones y c?nterudo que sus contrapartes espanolas, sino que ademas son mas com­pleJos, pues pertenecen a las dos tradiciones en vez de a una sola. Cada uno de ~llos es simultaneamente mas diffcil y potencialmente mas rico que los regIstr~s esp~noles . La comprensi6n de su naturaleza ha requerido de una nueva filoiogla para hacerlos inteligibles y utilizables y para ubicarlos en su c?ntexto verdadero. Como resultado de la actividad filologica, a menudo vmcula~as de, manera inextricable con ella 0 indistinguibles, se han presen­ta~o. t~SIS, arhc~los y monograffas que utilizan las nuevas fuentes para un analIsls sustanhvo de los aspectos de la historia cultural 0 social nahua. 12 Esta obra es uno de ellos.

No necesito insistir en la ventaja de utilizar registros producidos en la lengua madre de los sujetos de un determinado estudio historico. Siempre q~e. han estado disponibles materiales escritos en la lengua nativa, se les ha utihzado como la fuente primaria para escribir la historia de un pueblo. En el caso presente, ciertas consideraciones hacen mas crftico el problema de la lengua que en casos normales. Mucha de la vitalidad en la historia reciente sobre los orfgenes de America Latina ha provenido de un enfoque que ve mas alla de los agregados estadfsticos para encontrar un significado y un patron en una serie de vidas individuales, incluso, y quiza especialmente,

10 Garibay K., 1958, 1964-1968, 1971; Le6n-Portilla, 1956, 1967, 1976, etcetera. 11 Vease su TN para bibliograffa adicional. 12 Vease N&S, Items 10 y 11.

INTRODUCCl6N 19

las vidas de personas muy humildes. A pesar de esto, los registros na~ ~~as que se han conservado, ya sea en espano~ 0 nahuatl, s~lo pocas veces

s permiten seguir a una sola persona a traves de una vanedad de docu­:'entos. Casi privados de un patron en la sucesion de las acciones, deb~r;t0s d ender del otro aspecto del metodo, esto es, de una detallada atenclO~ a

ep b 1 ·f· , las categorfas que la persona y sus pares usa an para c aSI lcarse a, SI mlS-mos y a sus pensamientos y acciones, ademas de atender a los fenomenos que los rodeaban, estudiando de esta manera conceptos que porta el h~bla de una persona en vez de los patrones que se manifestaron ~n su VIda. Unicamente en la lengua original pueden detectarse las categonas, porque en una traduccion las sustituyen las categori~s ~e ~a lengu~ ?el traductor. Ademas, en el presente, los intereses de la dlscIplma s~ dIr~gen cada vez mas, natural y loablemente, hacia ellado cultural de la histon,a. ~os empe­zamos a interesar en las categorias del pensamiento en y por SI rrusma~.

Expresare este punto en forma mas concreta. Los docu~entos espanoles, e incluso las traducciones espanolas de documentos en nahuatl, hacen uso repetido del termino indio, termino que raramente encontramos en lo~ pro­pios documentos en nahuatl, ni siquiera en aquellos en cuyas traduCclOne~ se utiliza esta palabra. El como evoluciono el modo en que se llamaba~ a SI mismos los grupos indfgenas debe ser trabajado excl~sivamente a partir de fuentes en lengua nahuatl.13 Por ejemplo, en un tema 19ual de fundame~tal, las fuentes espanolas hablan de unidades politicas indfgenas en ter~m~s de cabeceras y sujetos, pero en las fuentes nahuas solo encontr.amos terrru­nos para toda la unidad y sus partes constitutivas, hecho que hene profun­das implicaciones y que es la clave para descubrir un modelo nahua general de organizacion (vease el capitulo II). . .

Otra raz6n de la importancia de tener matenales sO.bre los nahu~s en la lengua original, es que la misma lengua res,:lta ser un mstru~ento Impres­cindible para determinar la naturaleza y el ntmo de l~ ev~luCl~~ cultural en general. Quizel pueda decirse 10 mi~mo d~ cu~!qUler sltuaclOn humana, pero las condiciones especiales de la mveshgaclOn er: este campo han ~on­ducido a descubrir que la lengua utilizada en cualqUler coyuntura particu­lar es la mejor y, a menu do, la Unica forma de ubicar un fer:omen~ dado en el continuo escalonado de la adaptaci6n nahua a la presenCIa espanola. Una traduccion espanola quiza pueda presentar bien un hecho en bruto, pero no nos dira si se utiliz6 una palabra tomada en prestamo 0 la forma en que se la manejo gramaticalmente. No distinguira entre iteachcauh, "su hermano

13 Vease la discusi6n en el capitulo IV, aSI como en gran parte del contenido de los capftulos II y IX. Es cierto que las obras en espanol escritas por hablante~ de nahuatl ~ personas que con~­dan bien el nahuatl y que utilizan terminos nahuatl en es~ntos en espanol, pueden cumphr hasta cierto punto la misma funci6n e incluso a veces arroJar luz sobre aspectos de la c~t~go­rizaci6n nahuatl que diffcilmente pueden mostrarse en los documentos en ellenguaJe ongmal.

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20 INTRODUCCI6N

m~yor 0 su p~imo", la e~presi6r: nahuatl original utilizada en la primera mltad del penodo coloma I, y przmo hermano, "su primo en primer grado", que fue tomada del espanol y que es caracteristica de un tiempo posterior. ?,ara t~adu,:;iones iden~icas de oquifirmayoti y oquifirmaro; ambas significan ello fIrma ,pero la pnmera estaba fundamentada nominalmente e indica

una etapa m~s temp~ana que la segunda, que incorpora un verbo espano!. . Est~ no qUlere declr que las fuentes en espanol carezcan de valor para la

histona nahua. Raras veces se encuentra completo en los archivos todo un expediente en nahuat!. Mas comtill es que un expediente con documentaci6n en nahuatl contenga uno, dos, a 10 mucho unos pocos papeles en nahuatl, present~do~ ,como evidencia primaria, mientras que todo el proceso legal con su explIcaclOn se encuentran en espano!. Seria poco provechoso no valerse de este contexto, como 10 he hecho en la medida de 10 posible, sin estudiar los documentos en espanol con tanto detalle como los que estan en nahuat!. No he explorado mucho en los archivos que no contienen documentos en nahuatl, porque, en verdad, tenia ya mas que suficiente. No obstante, no dudo que la historia de los nahuas pueda beneficiarse en gran medida si se reali:a investiga~ion adicional en las fuentes relevantes completamente en espano!. La canhdad tan grande de documentacion en nahuatl que se ha conservado supera considerablemente mis expectativas originales; desde 1976, cuando se realizola primera investigacion sistematica de una literatu­ra ~a bast~nte grande,14 se ha duplicado 0 triplicado, y no alcanzamos aver el fmal. S.l~ emb~rgo, se requiere de laboriosos procesos de investigacion, cat~I~~aclOn, et~etera para hacer accesible y utilizable este material disperso y ?IflcIl. Ademas, aunque no se puede predecir algun limite para su creci­mlento, es claro que en ese limite maximo seguira siendo solo una fraccion del material archivado en espanol referente a los indigenas del Mexico cen­tral, y enteras materias de estudio seran tratadas unicamente a partir de fuentes en espanol (aunque tambien es cierto, por supuesto, que materias son tratadas exclusivamente en nahuatl). Los futuros etnohistoriadores e investigadores seguramente deberan prepararse para utilizar el material en ambas lengua~ segtill ~ea el caso, y ojala sin olvidar que los conceptos nahuas y el vocabulano espeCIal que hemos podido en tender gracias a los textos en nahuatl pueden servir como la clave para encontrar el significado de docu­mentos en espanol de una manera que no hubiera sido posible antes.

ALGUNOS ALCANCES Y ATRIBUTOS DEL LIBRO

Ya he dicho que el proposito de este libro es describir y analizar el mundo nahua posterior a la conquista utilizando fuentes que provienen directa-

14 NMY.

INTRODUCCI6N 21

mente de los propios nahuas. Los materiales pueden pare~er ~uy exoticos al publico academico, inclusive a los conocedores de la hlstona te~pran~ de la America hispanica, y como para dificultarlo m~s he emprendldo ml tarea con amplitud. Para que ellector no desespere y .slent~ que ha.pene~ra­do en un bosque oscuro e impenetrable, Ie proporclOnare a conhnuaclon unas pocas guias. . .

Siempre he creido que aunque las culturas son fl,:udas y v~nadas y. no sean verdaderamente organic as, to do en una determmada s~Cledad 0 Slm-

lemente en un grupo dado de personas en contacto entre 51, afecta a todo fo demas, y que algunos fenomenos se esparcen por todas partes, de modo que para lograr la mayor comprension uno debe proceder sobre un fre~te amplio, observando muchos elementos en sus relaci~nes entr~ ,sf. A m~dlda que avanzaba mi trabajo sobre los nahuas, me llamo la atenc.lOn la eXlsten­cia de modos paralelos de organizacion en muchas ramas dlferentes ~e la vida y los movimientos paralelos en la evolucion en el transc.urso del tiem­po. Los ocho capftulos que constituyen el nucleo de este IIbro pro~uran mostrar estos temas en todos aquellos campos de la cultura (que consIdero esta constituida por las costumbres comunes en la socie~ad y pO,r t~nto inseparables de ella) y de la sociedad nahuas (inclusiv: la VIda ~~on~mICa 1 polftica) para los que las fu:ntes en ~ahu~t1 ofrecen H~formaCl.on SIstema­tica. Entre los primeros capltulos, mas onentados haCla 10 sOCla~, como se podra dar cuenta ellector, y los tiltimos, que Ie ~odran ?arecer mas concen­trados en la cultura (aunque para mf hay poca dlferenCla entre cultura y 50-

ciedad), se tratan una gran variedad de temas, de los c~ales no todos p~e­den ser de in teres para un determinado lector. En reahdad, en un senhdo los ocho capitulos son como bosquejos de ocho lib~os sepa:ados, cada uno acerca de temas muy amp Ii os, que todavfa no han ~ldo escn~os. ~omo co~­prendo que ciertos lectores puedan querer 0 necesltar leer solo Cle:tos capI­tulos 0 incluso partes de capftulos, he tratado de hacerlos muy mdepen­dientes dentro de la tematica comun y he dividido cada uno de ellos en secciones tituladas que equivalen a subcapitulos.15 A pesar de .t?do, me ha­brfa gustado que las fuentes hubieran.permiti~~ una exploraclOn completa de todavfa mas dimensiones, en espeCIal, la muslca, la danza, los mercados, la cultura material, las artesanfas, el aspecto tecnico de la agricultura y los papeles de los generos. Quiza todavfa se puedan encontrar .caminos que permitan una aproximacion mas directa a estos temas.

15 Inciuso a un historiador hispanoamericano que conozca los aspectos gen~rales de la Ame­rica hispanica puede serle uti! un panorama general antes de pasar a los ca~ltulos postenores mas sustantivos, pero no deseo recargar ellibro co~ una introduccl6n exces~va .. Una forma de conocer la estructura serfa leer primero las conciuslOnes. Sm embargo, en ml opml6n, la. meJor introducci6n es un texto que escribi para una audiencia general, que bosqueJa en lenguaJe sen­cillo y ejemplifica brevemente muchos de los principales temas y asuntos de que trata el pre­sente libro. Dicha introducci6n aparece como el pnmer capitulo de N&S.

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22 INTRODUCCI6N

Los limites temporales y espaciales del est d' . documentos en nahuatl que han . d u 10 son los d1ctados por los encontrado yo mismo y mis co;pareCl 0 hasta la fecha, ya sea que los haya cados por otros. Temporalment eglas y a~ociados, 0 que ha,yan sido publi-

e, os reg1stros se distr 'b que van aproximadamente des de 1545 h 1 uyen entre los anos nera que ninguna decada ha s 'd . 'd

asta 1770 por 10 menos, de tal ma-

d ' , 1 0 omIt! a y s610 f It

a emas, cierto nllinero de textos t' a an unos pocos anos; . pos enores a 1770 pto' . , v1stazo a la era mas tardia La d ' tr'b . , porClona tamb1en un . . IS 1 uClon espacial s ' bl ' . matenal conocido hasta el presente tiende a ~ mas pro · emahca. El en forma muy desigual por todo el centro d pro~e~ de lugares esparcidos tos por cada lugar Ciertas sub' e MexICo, uno 0 dos documen­una literatura coh~rente (por eJ.::!lOlneTslPareclen haber ~stado dotadas de

C Ih ' P 0, axca a Cuauhhncha C '

u uacan, el sur y centro del valle de Tol ' . n, oyoacan, diarlos resulta que so' lo es as' uca, por eJemplo), pero al estu-

. 1 para un periodo dr ' . para Clerto tipo de registro. Exce to . , e le~po .~uy hm1tado 0 y la tenencia de la tierra seria . p q.~ta para la organIZaClOn sociopoHtica uno de los fen6menos de l'nte l~pOSI de encontrar documentos sobre cada , . res en ca a subregi6 d' unlCO censo nahuatllocal co 1 t n para ca a penodo. EI reg~6n de Cuernavaca haci~ 15~~ e~ ~~ue t~ conoce fue ~ealizado en la la hsta de sus miembros y de s f' . 1CO. 1 ro de cofrad1a que contiene

bl ' us unClOnanos para un . d .

e, aSl como una discusi6n de I . . d peno 0 cons1dera-es el de Tula; el Unico conjunto~: cns~s r e1

as medidas para resolverlas,

pales proviene de la Tlaxcala del :~~~ ~~:. e l,os. ayunt~mientos munici­fami~iares mantenidos consistentem~nte d' el umco con~unto de papeles provlene del valle de Toluca dond f II ura~te un penodo prolongado XVIII . 16 ' e ue eva 0 durante los siglos XVII y

da~~~~:;:~i~~1~ :~~:~odc:~o: ~asos he trata~~ al material como una uni-utilizandolo mas generalment eJemPllo ~~ograficamente en las notas, pero

e en re actOn con 10 t d nahua. Un enfoque general are' . s pa rones el mundo est~ trabajo y de la condici6: inciCl:e~f:~~\ado en v~sta de la naturaleza de penodo posterior a la conquista j. d'd os estudios sobre los nahuas del fui convenciendo de que el m' d me ,1 a que avanzaba en el trabajo, me como despues de la conquista :::: 0 ~~h~atl era en realidad, tanto antes de llegar a ninguna otra concl~Si6a u:; d a e~ muchos aSJ?ectos. No se pue-y conceptos en la polftica el pare ~' a o~ e uso de la m1sma terminologia nios elegidos al azar en t~da la ren i~s~o y a ten~n~~a de la tierra en testimo­similares tornados en prestamo ~ I ' Y Ie: aranctOn. de partfculas y verbos . tiempo en textos que provienen de ~spano, aproxlmadamente al mismo

e ugares que van desde Sultepec en el

16 Vease, respectivamente AZ (una publi '6 ' na~aca); TCB (inedito); TA (u~ con'unto de ~~~e n pa~clal de los c~nso~ de la regi6n de Cuer-. reglstros del cabildo de Tlaxcala, yl PFC (inedito), ntanos sobre, 0 smteslS y selecciones de, los

INTRODUCCI6N 23

suroeste de la region nahua hasta Tulancing<? en el extremo noroeste. En donde he observado diferenciaciones subregionales, he discutido las di­ferencias, como fue el caso con las formas, en apariencia diferentes, de con­cebir las casas senoriales en las mitades oriental y occidental del mundo nahua (capitulo IV), 0 del posible papel que desempenaron la ciudad de Mexico y sus alrededores como punto de origen de las innovaciones lin-

giiisticas que se esparcieron desde am (capitulo VII). Sin embargo, hablo en general de patrones Y tendencias para toda el area

central de habla nahuatl y dejo para futuras investigaciones el estableci­miento de distinciones subregionales indudablemente significativas. De ning

una manera paso por alto la necesidad de explicar en forma exhaustiva

la distribuci6n espacial de los fen6menos Y tambien entiendo, si hay quien 10 entienda, el valor excepcional de una investigaci6n intensiva micrositua­cional. He podido adoptar este procedimiento gracias ala extensa locali­zaci6n geogrMica de unidades indigenas realizada por Gibson en The Aztecs, trabajo que ha sido complementado con map as aun mas completos de una sola regi6n, Coyoacan, realizados por Rebecca Horn; ademas de una serie de estudios subregionales de varias clases (por Pedro Carrasco, S. L. Cline, Robert Haskett, Horn, Frances Krug, Ursula Dyckerhoff y Hanns Prem, Luis Reyes Garda, Susan Schroeder y Stephanie Wood), todos los cuales me hicieron posible proceder con confianza en el nivel superior al

regional. Para quienes saben nahuatl, y para el creciente grupo de expertos intere-sados en Mexico que estan estudiando la lengua, les explicare mis pnicticas y convenciones al reproducir las palabras y frases en nahuatl.

Las frases mas largas, asi como algunas de las mas breves y algunas pa­labras individuales, estan reproducidas en un sistema que sigue estrecha­mente a la ortograffa original. Dada la separaci6n original, frecuentemente emltica y diflcil de determinar, y la dificultad para comprender expresiones en esa forma, que experimentan incluso personas relativamente expertas, aqui se utiliza una nueva forma de separar conforme a las normas gramati­cales actuales. Por razones de conveniencia, las tildes se presentan como n 0

m, y las lineas asociadas con q se repr6ducen como las vocales corres­pondientes. No se ana de ninguna puntuaci6n y por 10 demas las frases se dejan exactamente como aparecen en el manuscrito original.

Cuando reescribo palabras y frases en nahuatl, que representan un uso generalizado en vez del de un individuo espedfico, la ortografia que em­pleo como norma es la del gramatico Horacio Carochi, pero sin los signos diacrfticos, pues, aunque algo idealizada, me parece que corresponde mejor a 10 que se escribia a finales del siglo XVI y principios del XVII que ningUn otro sistema tinico consistente. Generalmente escribo los top6nimos en nahuatl (mas propiamente,los nombres de las unidades sociopoliticas) con la

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24 INTRODUCCION

misma ortografia, pero cua~do los nombres son bien conocidos en el Me­xico de hoy en dia, utilizo en cambio la forma actual (por ejemplo, TIaxcala en vez de TIaxcallan).

Por considerar de gran importancia el que sea posible examinar el nahuatl, me he esforzado por presentar, en las notas, las frases originales en na­huatl que estan traducidas en el texto dellibro, excepto por unos pocos casos en que el mismo "original" es una copia confusa que solo desorien­taria allector. No obstante, para ahorrar espacio, no reproduzco el original en los casos en que ya se ha publicado una transcripcion y, en lugar de reproducirla, hago referencia a esa version en una nota.

Se entiende que los pasajes de los textos originales (que a veces son una sola palabra) representan la ortograffa original si estan reproducidos entre comillas, mientras que las palabras y pasajes en cursivas han side reescritos en la forma estandar. Pletorico de terminologia nahuatl como esta ellibro, me he esforzado por impedir que se lIene de cursivas. Los terminos ncihuatl se presentan asi solo cuando aparecen por primera ocasion 0 cuando rea­parecen despues de un largo intervale si el termino no es fundamental para la estructura dellibro. Si en el texto se resalta un termino nahuatl 0 se uti­liza como un ejemplo linguistico 0 conceptual, se escribe entre comillas. En las notas he procedido de forma diferente y, en vista de la naturaleza lin­giiistica de gran parte de la discusion que se presenta en ellas, la misma pa­labra puede aparecer en cursivas repetidas veces cuando se la utiliza como ejemplo.

AGRADECIMIENTOS

Aunque aparezco como el autor del presente trabajo y yo 10 organice y 10 escribi, todo el proceso que condujo a el fue un esfuerzo colectivo, de modo que una seccion separada de reconocimientos, que implica distancia entre el producto y aquelIos a quienes se agradece, no haria justicia a la verdad."

Sin colaborar con elIos, me he beneficiado mucho del trabajo de J. Ri­chard Andrews, John Bierhorst, Forrest y Jean G. Brewer, Pedro Carrasco, Charles E. Dibble, Eike Hinz, Fernando Horcasitas, Harold y Mary Ritchie Key, Thelma D. Sullivan, Gunter Zimmermann, y muy especial mente, del de Charles Gibson. Algunos colegas y colaboradores cercanos han traba­jado tan estrechamente conmigo en el ancilisis de los materiales en nahuatl que es ya dificil decidir quien es responsable de que; entre estos estan

• En cuanto a simplemente dar gracias, estoy en deuda con la Fundaci6n Guggenheim, el American Council of Learned Societies, el Institute for Advanced Study, la UCLA Humanities Foundation and Research Committees y el Instituto de Estudios Latino Americanos de la Universidad La Trobe por su apoyo financiero y las becas conseguidas. Tambien agradezco a Barbara Mnookin, que edit6 la copia de este volumen para la Stanford University Press.

, ,

INTRODUCCION 25

B d S L Cline y Frances Karttunen. Un Arthur J. O. Anderson, Fra~cesl e'~ea~s ~c~badas de nombrar, algunas de gran numero de person~s, :::~;:~to alumnos mios, han compartido gene­las cuales fueron en algun . t' les de investigacion, sin los cuales

. s proploS ma ena rosamente conmlgo su ' 1 . Robert S. Haskett, Rebecca Horn, este trabajo dificilmente~e.~a ~u~4:~el Leon-Portilla, Mary Ann Lock­Frances M. Krug, Dana _ el lO d' Martinez de Assadourian, Leslie Scott hart, Juan Lopez y Magana

L, .n ;:yaes Garda Susan Schroeder, Barry David

Offutt Jeanette F. Peterson, ws '

Sell, William Taylor y Stephanie~: W;~~~rializadas en trabajos espedficos Algunas de e~ta~ r~laClones es an

do re etidamente en la preparacion de

de naturaleza hlologl,ca que he ~: Horc~sitas; los Testaments of Culhuacan este libro:. el Teat~o nah;~~~;) ond The Codices (BC) y The Tlaxcalan Aetas (TA) (TC) de Cline YBLe~n-Po 'o'y ;Jahuatl in the Middle Years (NMY), de Karttunen de Anderson, er an y ml . ' . . eneral han desempeftado tam-y mio. Muchas ?tras pubhcaClone:s~~shd~c~ trabajos, junto con la edicion bien ~na parte lm~or~~~fte:~n (CH), han sido aprovechados ~a:,to que por Zlmmermann . e p d 1 l"b 0 Con el tiempo han adqumdo per­casi se han c~nverhdo en parte e 111 rlo' mismo ue por la gente que me ha sonalidad y Slento con respecto a ~i~~ este libro ~on cuidado desearan si~ ayudado. Las per~onas que estu b' n sus contenidos.17 Tambien he pubh­duda buscar esoS h~ros y conoce; d

le u ado en el presente proyecto, una

cado, durant~ los a~os que he ~s;.o~ ~a; filologicos, otros mas monografi­serie de trabaJos mas breves, a g ' t ' nicos Aunque con frecuencia he cos, algunos mas ~ccesibles, o.tros m:~ec~~res e~contraran en ellos mucha aprovechado aqUl esos, t.rabaJos, 10 . ntos especiales. Ese material ha informacion adic~onal uhl sobre van~s asu evias ineditas, y publicado en sido compilado, Junto con algunas 0 ras p~ un volumen suplementario Nahuas and Spamards (N&S).

. I t' uo ue se amplia la base de nuestro co-17 A medida que entendemos meJ~r e~n:huatd~~:~lg!n;s de estas publicaciones (indepen­

nocimiento, esta surgiendo la neceslda e ~~~ sse estan agotando). Muchas de las traduc­dientemente del ~roblema de que algu:a~e~hl~I~~~uelto a traducir dos de ellas en el. apendice ciones de BC reqUleren ser revisadas (~d ble traba 'o para preparar una nueva edlcl6n. Ha­de este libro) y ya se ha hecho un consl e~~ NMY no ~s tan urgente. Esperamos que TC, que ya cerlo con respecto a la parte documental.d . randes cambios en su contenido, pero con esta agotado, sea reeditado a suo debldo hem~~~~~~; de las paginas en las nuevas e~iciones ~a­un forma to diferente. Los camblOs en la nUf.b sean obsoletas, pero los editores henen !a m­ran que muchas de las referenclas de este I ro t d modo que el futuro lector todavla po­tenci6n de mantener la seriaci6n de los documen os, e dra encontrar el material sin demaslados problemas. .

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II. EL ALTEPETL

EN EL centro de la organizaci6n del mundo nahua, tanto antes de que lle­garan los espafioles como despues, se encontraba el altepetl 0 estado etnico. Los pueblos indigenas concebian toda la regi6n del Mexico central en ter­minos de esas unidades. Encontramos que se decia de un espectaculo ante­rior a la conquista que "toda la tierra se reunio, los habitantes de los altepetl vinieron de todos los alrededores para contemplarlo".l En una historia nahuatl del siglo XVI, se describe a los habitantes del valle de Mexico en los tiempos anteriores a la conquista como "la gente de los altepetl".2

La palabra en sf es una forma algo modificada de la doble metafora in atl, in tepetl, "el(las) agua(s), la(s) montafia(s)", y por tanto se refiere, en primer lugar, al territorio, pero 10 que significa principalmente es una organizaci6n de personas que tiene el dominio de un determinado territorio.3 Una enti­dad soberana 0 potencialmente soberana, cualquiera que fuera su tamafio, podia considerarse un altepetl y, en ocasiones, el analista nahuatl Chimal­pahin, cuyos intereses eranmuy amplios, incluye a Jap6n, Peru y las Islas Molucas dentro de esa clasificaci6n.4 No obstante, en las condiciones del Mexico central, el altepetl era quiza comparable en tamafio a las viejas ciu­dades-estado mediterraneas. En los mas pequefios, como Huitzilopochco (Churubusco), justo al sur de la ciudad de Mexico, el territorio podia

1 ANS, pp. 154-155; traducido aqui con ligeras diferencias para un diferente prop6sito. Una frase muy parecida se encuentra en los anales an,6nimos de Tenochtitlan en la decada de 1560. Para el matrimonio de don Luis de Santa Marfa, gobernador y jefe dinastico (tlntoalli) de Te­nochtitlan, Ilohuiyall huitzn yll a/tepet/ ypal1 t/atoqlle pipiltil1, "vinieron los jefes y nobles de todos los altepetl" (MNAH AH, co 14, p. 15). La primera y la tercera vocales de la palabra aillipetl son largas, y la segunda, en la que cae el acento, breve. S610 hay tres silabas, pues la t/ final es una sola consonante sorda. La palabra no es facil de pronunciar en espano!. [En la ortograffa en espanolla t/ se ha considerado una silaba adicional; de aqui que se acentuen ortogrMicamente palabras como nahuatl (vease en la bibliografia Horcasitas, Tentro mihuatl), X610tl (Monjaras­Ruiz, Ln l10bleza mexica), Quetzalc6atl y Nezahualc6yotl (Barlow, Tlntelolco: jUl!l1tes e historin, vol. 2), entre otros numerosos ejemplos. Aquf hemos seguido esa practica. En los casos en que se trata de una cita en nahuatl, se ha dejado altepetl, sin el acento ortogrMico. (N. del T.))

2 Anales an6nimos de Tenochtitlan, en CH, 2, p . 173, al referirse a eventos de 1575. Altepet/ por ser nombre inanimado normal mente no tiene plural en nahuatl, y uso la misma forma tanto para el singular como para el plural. La frase original es "yn altepetl ypan Tlaca".

J Aun asf, los nahuas usaban a/tepet/ y los nombres de altepetl individuales para indicar localidad, asf como nosotros podemos hablar, por ejemplo, de viajar al Reino Unido. De este modo los gobernantes de Huexotzinco afirmaron en 1550 que "no se encuentra oro en nuestro altepetl" (BC, doc. 29, p . 186), Y frases como "aquf en el altepetl de Amaquemecan" (Karttunen y Lockhart, 1978, p. 166) principian muchos documentos nahuatl, desde los principios del pe­riodo colonial hasta su terminaci6n.

4CH, 2, p. 59; Schroeder, 1984, p. 138.

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28 ELALTEPETL

medirse en h?rminos de unos pocos miles de metros. Las entidades mas grandes a las que tambien se llamaba altepetl, como la gran potencia de Tlaxcala, que ocupaba la mayor parte de 10 que hoy dfa es el estado mexi­cano de ese nombre, eran en realidad confederaciones que carecfan de un solo centro, y su organizaci6n se basaba en los altE~petl que la constitufan, que compartian mutuamente todos los deberes y beneficios. Los imperios de antes de la conquista eran conglomerados en los que algunos altepetl do­minaban y otros eran subordinados, pero tanto a la unidad que daba tribu­to como a la que 10 recibfa se la llamaba invariablemente altepetl. Mientras que surgfan y desaparecfan imperios y hasta grandes confederaciones et­nicas, los pequenos estados que los constitufan tendieron a sobrevivir en alguna forma a traves de los siglos. Despues de la conquista, el altepetl adquiri6 atin mas importancia. Todo 10 que los espanoles organizaron fuera de sus propios asentamientos en el siglo XVI, la encomienda, las parroquias rurales, las municipalidades indfgenas, las jurisdicciones administrativas iniciales, fue s61idamente construido sobre altepetl individuales ya exis­tentes.5

En su diccionario de 1571, el gran lexic6grafo franciscano fray Alonso de Molina, define altepetl como "pueblo", y es justamente esa la palabra que los espanoles ya estaban usando para referirse a las unidades polfticas y asentamientos indfgenas de cualquier tamano. "Pueblo" 0 "ciudad" es fre­cuentemente la mejor traducci6n al espanol en cualquier caso. Pero, cuando hablaban del altepetl, los espanoles no solfan utilizar la terminologfa estan­dar para las entidades urbanas: ciudad, para la de mayor rango, villa para la de segundo y aldea para las dependencias mas pequenas.6 "Pueblo" signi­fica no s610 una localidad sino tambien el conjunto de los habitantes de un lugar y, en este sentido, el termino espanol era perfecto, porque cada altepetl se imaginaba a sf mismo como un pueblo perfectamente separado. No parece que "pueblo", tal como se usaba en el espanol americana del

5 Aunque la palabra altepetl casi no aparece en The Aztecs de Charles Gibson (en forma marginal en las pp . 169 Y 267), el libro trata esencialmente del altepet\. Los capitulos mas importantes, uno tras otro, muestran la forma en que el altepetl era la base de los principales arreglos institucionales que los espanoles introdujeron (asi como 10 diferente que era la hacien­da porque tenia una relaci6n oblicua en vez de directa con las unidades politicas indigenas al nivel del altepetl). Se observa que el cambio consiste muy sustancialmente en modificaciones de la estructura del altepet\. Vease N&S, item 10.

6 En el centro de Mexico (como en otras partes de la America espanola), los terminos cil/dad y villa estaban limitados principalmente a las fundaciones espanolas, cada una de las cuales tenia una regi6n rural de altepetl 0 pueblos (de indios) subordinados. S610 unos pocos altepetl recibieron el titulo de ciudad como una distinci6n ornamental que no siempre fue respetada en el habla ordinaria de los espanoles. Asi (aparte del problema de 10 adecuado que el termino fuera de por si), lIamar ciudad a un altepetl hace coniusa una distinci6n basica del mundo pos­terior a la conquista . Como en el siglo XVI la gran mayorfa de las dependencias de una ciudad espanola eran "pueblos" indios, la palabra aldea practicamente desapareci6 del vocabulario de la America espanola.

29 ELALTEPETL

. . unidad particularmente pequena, u~a siglo XVI, haya sigmh~~d,o una i nificado, cuando, en tiempos posteno­"aldea". Despues adqumna este s ~ , f f r1'ble "pueblo" porque era

d" s QUlza ue pre e res, cambiaron las ~on ~Clone . , I os urbanos como silo hacfa el voc~bu-un termino que no 1mph~abatuC e I Itepetl una municipalidad espanola lario espanol normal. AI1.gU~ que e at b li~itada estrietamente a un cen-

, to terntono Y no es a a , I 0 comprendla un vas _ 1 t do senalaba hacia ese nuc eo, cuy la entidad espano a 0 . . 1 ti a tro urbano, pero en d 1 . d e esparcia hacia el terntono re a v -

dominio en todas las esferas e a vbl aEs tr los nahuas aunque el proceso de f . d que Ie rodea a n e ' d t 1 mente indi erenC1a 0 f . . 'ficativo no era fun amen a

conformaci6n del nucleo era un a.etor ~l.gm , para los modos de organizaci6n sOClopohhca.

PRINCIPIOS BAsICOS DE LA ORGANIZACI6N DEL ALTEPETL

. d des a fuera en la politica, en la La manera nahua de crear gran~~s um a , Yna serie de partes relativa-

. ' tendlO a acercar au. . sOCledad 0 en la econo~rua, constitulan el todo, cuya umdad conS1S-mente separadas y auto~oma~, .~ue de esas artes su relaci6n identica con tia en el numero Y la d1SpOSlClO.n , P su r~taci6n ordenada, ciclica.7

t de referenCla comun, Y d 1 respeeto a un pun 0 . . , Ie uede llamar celular 0 mo u ar, en A este modo de orgam~aCl~n se . p to quiera decir que es ineficaz oposici6n del m~do jerarqUlcO, Sl~e~~vea:s erdurables. para producir ~~ades gran~e\cOde la vilaPnahua, el altepetl se encontr~­

Por ser el pnnClpal receptacu 0 d' ., general tanto en sus formas mas 1 d t o de una tra lClon, . 1

ba por comp eto en r '. ' mple)' as, Veamos pnmero a 1 10meraClones mas co f

sencillas como en a~ ag ifestaciones mas sencillas, en orma organizaci6n del altepetl en suslmant l'dad empieza a conocerse que un

" rque en a ac ua 1 1 1 algo abstraeta qUlza, po ., ad asociaci6n era la regIa genera en ~ grado considerable de cou:ple)ld Y 11 n los espanoles. Los requen­centro de Mexico en los anos en que 1 egaro " n nahua de la palabra (esto

It' tl en a acepclO . mientos minimos rara un a ,epe , anteriores ala conquista), eran un terr~-es en 10 que se rehere a los tie~pos , n6nico £i)'o) de partes consti-

, '( 10 comun un numero ca I ' torio, un con)unto por , . gobernante dinastico 0 t atoam tutivas cada una con su nombre prodPlo

M, ~ ~o en casi cualquier altepetl se

) E el centro e eX1C, 1 (en plural, tlatoque. n 'd t blecl'do por inmigrantes en a

d' . , d haber Sloes a fu conservaba la tra lCl?n e . 1 XVI (en la mayoria de los casos, po~ re -misma forma que tema ~t; e~Sly °T 1 legendaria 0 pueblos de cazadores y giados de la fragmentaclOn e a u a

, cesariamente evidentes en cualqui~r forma en 7 No todos los elementos de la um~ad ~on ne , Iitica Para otras manifestaclOnes de 1a

, I orgamzaCl6n SOCIOPO' 'I I ' orno la dls-P

articular, pero silo son en a I ' t los III v y, en especla , e IX, aSI C , '6n celular-modular, veanse os capi u , orgamzaCi

cusi6n general en el cap, x,

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n

30 EL ALTEPETL

recolectores del norte a los que se conoda con el nombre generico de chichimecas). Se imaginaba a estos grupos como si hubieran tenido una unidad etnica que se remontaba a tiempos inmemoriales y aun durante sus migraciones hubieran tenido un conjunto de subgrupos con sus propios nombres y usualmente un dios especial propio. Algunos emigraron ya bajo elliderazgo de un tlatoani, en tanto que otros no 10 obtuvieron sino hasta el momento en que adquirieron su territorio y establecieron formalmente el altepetl. Un altepetl ya establecido tendria un templo principal, sfmbolo de su soberanfa (que, por 10 que parece, era siempre el recinto de su dios etnico especial, aunque esto no se tiene todavfa por cierto), asf como tam­bien alguna clase de mercado central. 8

Por 10 que respecta a las partes constitutivas del altepetl, se les conoce n con el nombre de calpolli, termino que significa literalmente "c a::g? e"." ~ En cierto momento, se hablo confiadamente del calpol] como e un grupo igualitario de parentesco que crefa tener un ancestro comUn.9 En fechas mas recientes, los estudiosos han vuelto a examinar las Fuentes y encontraron un panorama muy diferente, empezando por el hecho de que el calpoUi de­sempena un papel muy pequeno en los documentos nahuatl, en compara­cion con el altepetl (al que los primeros investigadores tendieron a pasar por alto, a pesar de su mencion frecuente, para concentrar su atencion en el imperio "azteca"). La idea de subgrupos del altepetl semiindependientes se encuentra en todas partes, pero la palabra calpolli es mucho menos comun que tlaxilacalli n termino de etimologfa OSCUta.lO Algunos textos

B Vease CH y Tezozomoc, 1949, passim, y comparese con Schroeder, 1984, pp. 140-147. • Lo mas frecuente es que este h?rmino se escriba tanto en ingles como en espanol como

calplilli, pero no hay raz6n para dejar de usar la forma nahuatl normal. Quiza el cambio en la manera de deletrearlo pueda servir para subrayar la diferencia entre la unidad tal como la entendemos hoy dia y el clan que imaginaron los primeros investigadores. En nahuatl, "calpolli", en el sentido de organizaci6n, como nombre inanimado, no tiene plural, de modo que, al igual que con "altepetl", uso la misma forma para el singular y el plural. La forma calpoltin con un plural claro que se encuentra en los textos nahuatl, significa "miembros de un calpolli 0 de varios calpolli" y no "varios calpolli".

9 Esta opini6n todavia era tom ada seriamente por autores como Vaillant (1944) y Soustelle (1955).

10 Un documento de Culhuacan, 1577, tiene en dos ocasiones una h antes de la x, 10 que implica la presencia de una oclusiva glotal (Te, doc. 71, p . 248), pero aparte de la aparente pre­sencia de calli, "casa", en este termino compuesto, hasta la fecha no he llegado a una soluci6n etimol6gica satisfactoria para la palabra. Tampoco estoy seguro de si la I despues de la i debe ser una sola 0 doble; Molina escribe una sola y yo prefiero esta forma, pero en los textos nahuatl 10 mas frecuente es que se Ie escriba dos veces. Molina traduce ealpolli y tlaxilacalli como IIbarrio".

En van Zantwijk, 1985, pp. 249-266, tlaxiIacalli es interpretado como un grupo asociado con un pequeno santuario dedicado a un periodo de 13 dfas del ano, en tanto que se supone que el calpolli se refiere a un grupo (con frecuencia exactamente las mismas personas), asociado con el dios de esa entidad y con un signo de dia particular. Para la Tenochtitlan de antes de la conquista, van Zantwijk presenta una defensa razonable de su interpretaci6n. Ninguna de las fuentes usadas para este estudio parece tratar el tema; mi propia intuici6n es que la expli-

EL ALTEPETL 31

f . ratoria y tlaxilacalli para un grupo con un usan calpolli mas para ~,a a

l se lffil

l.} desaparece por completo en los textos

. . f' 11 Como ca po 1 no f " l t 10 tertltOtlO IJO. 'bl reconocer el termino aCl men e, nahuatl coloniales y como .es POSI e do me refiera a las subunidades del

ntinuare usando en ocaSlOnes cuan co , a1b~petl. 1 numero de los ca1polli no era cosa

Comoquiera que los lla7emos, e os etnicos preferian siete partes, es dejada al azar. Parece que a gu~os grup de la 1eyenda originaria, pero la

. adas con las slete cuevas ( 1 probable que aSOCI . , C tro seis y ocho partes eran comunes e mayoria optaba por 1a .slmetna. ua d ~lismo persistente, a la vez que coin­cuatro es facil de relaclOnar con un ~ t b mu bien al sistema numerico cidfa con los puntos cardinal

1es y seltaJduos ~e ~uplrcar ese numero). Con fre-

. 0 y ocho es e resu a b d' ti mesoamencan " . d' 12 Cada una tenia un nom re IS n-cuencia cada parte tema su proplO 1O~. fern 0 y que en la mayorfa de tivo que se conservaba igua1 duran,t;, a:g~ a\a ~i1iacion etnica. Cada uno los casos se referia a rasgos geogralt

o ban teuctlatoani) con un titulo dis­

tenia su propio jef.e (~~ que:lgun.?sri~~~13 todavfa no se ha determinado si tintivo, e1 teuctocaztl ( n?~ ~e seno . 1 fueron solo despues de que los gru­esos lideres eran 0 no du:asticos, 0 SlOt . nto ero es muy probable que

Pos se hubieran estab1eCldo en ~ as den amllelada': Ademas cada uno tenfa 1 paciones mas esarro . ,

10 fueran en as a~ru . ' ara el uso exclusivo de sus miembros. una parte del terntono ~el a.ltepetl p erficies continuas 0 si se espardan No sabemo.s si eS.tos terntonos eran ~~~os territorios, en su origen, ten~ie­en forma dlscontinua. Es probable q l' . es hayan surgido postenor-

i' s y que las comp lcaClOn 1 ran a ser con muo 1 ir la estrecha asociacion entre e mente.14 El numero par de losbca p(o leYfrecuentemente se conservaban

, rande y sus nom res qu b grupo mas ~ d l ' It' etl sufrfa una division 0 crea a una como un conJunto aun cuan 0 e it ep

- , ' unidimensional para tener una validez gener~l. La eti-caci6n es demaslado convemente y I 'I II ' "Ia estructura de la casa de la IJada, del

Z twiJ'k para tax/ aea / - , " t ' 'en-mologia que propone van an ente considera que -xila es x/lIan , rna nz, VI vientre 0 matnz" - no es aceptable, Aparentem I 'b con una sola I la -n necesana nunca

, b mos de ver a escn e ' 'bl tre, etc,", pero Molma, como aca a 'robada glotal serfa incompatl e con esa ocurre en los textos que he VIStO y la ahora comp derivaci6n. 4 173-174. A veces nos encontramos con otro

11 CH Tezozomoc, 1949, Y Schroeder, 198f

, !:,P' t nl'dad pero esta palabra es mas fre-, , " II d a" para re enrse a es au, d I '6 termino, chinmlllt/, va a 00 cere , ' medida en los primeros censos e a regl n

cuente al sur del Mexico central. Ocurre en cI~ta e aparecen al final de la !ista, Vease AZ, 1, de Cuernavaca, para las unidades maspeque as qU1976b p 104

29 134 V ' se tamblen CarrascO, " , 949 26 32 xv, XXVll (cuadro), 1, . ea referencias a CH; y TezozomoC, 1 ,PJJ· . ' . 12 Vease Schroeder, 1984, pp. 178-179, con sas referencias a CH. r euct/atoam, hteral-\3 Vease Schroeder, 19~~, pp. 246-252, ~~~:a~;;;~~li usada para los gobernantes soberanos.

mente "el senor que habla ,contlene la pa . d Cuernavaca Tetzcoco y Tlaxcala (repro-14 Las encuestas de tipo censal de las r;.ft~;;2 ~976a 1976b; Harvey y Prem, 1984; Off~er,

ducidas y/o analizadas en AZ; Carrasco, 1 'd 'b' "edades nos dan una fuerte impresl6n 1983, y Rojas et a/. , 1987), aunque no carecen earn Igu , de s\lbterritorios general mente contiguoS.

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32 ELALTEPETL

colonia) nos hacen pensar que el cal olIi 5 . de una unidad anterior de personas & tr urgl6 de un proceso de divisi6n polli implican una etnia extranjera'y o~ 0 d a xarte, algunos nombres de cal­formados por extranjeros que se u .' SIn U

I a, muchos subgrupos fueron

d I rueron a grupo principal 0 I ~o 0, e orgullo etnico tan caracteristico del alte tl b' e cua ~uier ruvel del caipolli. En el calpolli no bIi . pe se 0 serva tamblen al

era 0 gatona la exogam' con un grupo familiar; los miembros odian la, como ocurre pertenecieran a el, pero parece ser !e I ,casars: con personas que no dentro. 15 q 0 mas comun era que 10 hicieran

m P~r 10 tanto, los calpolli constitutivos eran microcosmos del alte tl uc os aspectos. A su vez los calpolli d " d' pe en

mar secciones 0 distritos (~o se h se IVd1 Ian en 10 que se puede lla-. a encontra 0 ningun ter ' . d'

eqUlvalente) de aproximadamente 20 " mInO In Igena cada una de las cuales tenia un I'd ,40,80 0 100 VIvlendas familiares, de la tierra, la recaudacion de lo~ i: que era responsab.le. de la aSignacion Por 10 poco que sabemos la 0 . p~estos y otras aChvidades similares. I . , rgaruzaclOn a este nivel p h b . ahvamente flexible, adaptad I' . arece a er sido re-

bilidad a largo plazo de 10: ~a~s ~Il~c~:tanCIas p~rticulares y sin la esta­carecfan de nombres tan distinf p q 1 las ongInaban. Las secciones sin nombre en los censos nah~:~~ co~o o~ del calpolIi; algunas aparecen alguno de los innumerables to ' . y 0 ras an tornado en muchos casos nahua, a veces con el resulta:~~mos que se encuentran en toda la region separado.16 e que cada sembradio tenia un nombre

Como entidades iguales y d I . diente y mas 0 m . s~para as, os calpolh contribuian indepen-

enos eqUltahvamente a las obI' . altepetl. Cada uno entregaria po d IgaclOnes comunes del en maiz 0 algUn otro producto e

r sel~ara 0 su ~arte de una colecta general designaba; en epocas de guer:a ~ e

d ugar com~ d~ ~ecaudacion que se Ie

combate autonoma Sin emba ' a a uno contnbuma con una unidad de que implicaban la dotacion e~r:bl~~;~alo;ed~~eres ordinarios del altepetl, productos en el transcurso del ano se r ' no de .obra 0 la entrega de orden fijo de rotacion de los calp~lli e;;~~r~~/e ~ sIstema ?e rotacion. El que estaba funcionando, 10 import t . I I 0 vital.del altepetl. Una vez

an e era a secuencla, ya que se repetfa a

15 Veanse las obras citadas en la nota 14 A . gamla generalizada es el supuesto operativ~ d u~que no Ie dan mucha Importancia, la endo­sobre los temas de la organizaci6n familiar e carrasco, Offner, Hinz y otros en sus escritos Cuernavaca (MNAH AH CAN 549-551) Y omumtana. En los censos de la regi6n de u 'd d I ' , aunque no es raro encont d m a , a menci6n aparentemente rutinaria d I . rar personas e fuera de la quel!a mayoria de los habitantes nacfa dentro d: ~: U~f;:d~e ongen en todos los casos implica

Vease AZ, y ROjas el nl., 1987. TC da la im resi6 las secciones dentro del t1axilacalli cuyo t n d,e un numeroso cambio de nombres de Offner tienden a usar "secci6n" (w~rd) a:~ dre ~r~ m.as est~ble. Es de observarse que Cline y 10 hacemos aquf. p 0 0 e t axllacalh y no para una subdivisi6n, como

ELALTEPETL 33

sf misma indefinidamente y se podia detener en cualquier punto y volver a empezar donde habia quedado. Sin embargo, un orden de rotacion no era 5610 clclico. Constituia a la vez una jerarqufa y un orden de precedencia del primero al ultimo. Las listas nahuatl de las partes constitutivas de las enti­dades muestran gran regularidad: siempre empiezan con el mismo nombre y proceden hasta el ultimo de la lista en un orden que no varia, y los nu­meros ordinales juegan un papel prominente: primero, segundo, tercero y as! sucesivamente.

Sucede que las Fuentes nos dicen mas sobre la jerarquia de los altepetl compuestos que sobre la de los conjuntos de calpolli. En los mayores nive­les, sabemos que la jerarquia podia reflejar la evolucion historica, es decir, que los primeros en unirse 0 en ser fundados ternan la primera posicion; los segundos, la segunda y asi sucesivamente; pero tambien, en algunos casos, se puede ver una preocupacion por un movimiento ordenado conforme a las direcciones cardinales.17 Tenemos por 10 menos algunos ejemplos de conjuntos de calpolli que aparecen en las listas, tanto en los period os pre­vios ala conquista como en los posteriores, sin ninglin cambio en el orden. IS

El orden de rotacion se manifestaba sobre todo en las tareas realizadas para el tlatoani 0 rey, el punto de referencia primario de todo los calpolli y personificacion del altepetl. Una idea importante, valedera tanto antes como despues de la conquista, era que el altepetl existfa solo ahi donde habia un tlatoani. Pero a pesar de estar situado por encima de los varios calpolli como su punto de referencia comun, el propio tlatoani, por 10 ge­neral (0 quiza siempre) estaba sustentado sobre un calpolli individual, el de mayor rango, en el que servia como teuctlatoani a la vez que era el gober­nante general de toda la entidad. Como todos los teuctlatoque, un titulo especffico en el grupo, heredado de Una generacion a la siguiente. I9

17Tlaxcala (originalmente), el gran Chalco y, dentro de Chalco, Amaquemecan, por 10 ge­neral segufan el principio hist6rico para establecer el rango. Tlaxcala y (con mas seguridad) el gran Chalco tambien procedfan generalmente de norte a sur. Este puede ser un resultado acci­dental, pero la rotaci6n de las cuatro partes de Tenochtitlan consistentemente segufa una direcci6n contraria a las manecillas del reloj y empezaba en el suroeste. Vease mas adelante. Veanse tambien los comentarios en la conclusi6n (cap. x) que relacionan este. tipo de organi­zaci6n en cuatro partes con los principios generales nahuas, en vez de especfficamente con la religi6n.

18 CH tiene muchas de esas listas para Tzaqualtitlan Tenanco (vease especialmente 2, pp. 145-178), al igual que PFC para Tepemaxalco. Un documento tlaxcalteca de 1552 implica un orden de rotaci6n dentro de QuiahuiztJan; vease la cita en TA, p. 52, Item 125, con una referen­cia exacta a la localizaci6n de todo el originaL El pasaje se encuentra en Celestino Solfs e/ nl., 1985, p . 131, Item 443, pero "ynic uiztaz tequitl" debe ser "yn icuixtaz tequitl", "la forma en que se recauda el tributo", de modo que la traducci6n que se da en esa edici6n en la p . 327, Hem 443, no es la correcta.

19 CH, pnssim; Schroeder, 1984, pp. 208-216, con muchas referencias en sus paginas a CH. Un ejemplo especffico es el C;olteuctli 0 Seilor Codorniz de Sula, esto es, C;ollan, "lugar de la codorniz" (Lockhart, 1982, p. 378; N&S, ftem 3).

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34 EL ALTEPETL

En muchos casos, su posici6n pudo haberse originado hist6ricamente en una exaltaci6n delliderazgo del calpolli de mayor jerarqula. Aun aSl, los impuestos y las obligaciones de trabajo de todo el altepetl se entregaban en primera instancia .directamente al tlatoani. Los nobles de todos los calpolli acudian a su tecpan 0 palacio para rendirle homenaje y los hombres del pueblo se rotaban 'para servir am. La jefatura era dinastica, hereditaria den­tro de un determinado linaje, pero las reglas de la herencia variaban mucho de un reino a otro, solian ser muy flexibles, y los gobiernos sobrevivieron repetidas veces a la desaparici6n de las dinastfas. Una vez que se establecfa, puede decirse que una organizaci6n politica poseia un tlatocayotl 0 senorfo determinado, ya fuera que este estuviera ocupado por un tlatoani dinastico en el momenta 0 no. .

Otros puntos focales en los conjuntos de calpolli eran el mercado y el templo del dios principal. El mercado estaba estrechamente asociado con el tlatoani, que Ie imponfa tributo y 10 reglamentaba; en vez de la rotacion, el principio en este caso era la congregaci6n simultanea de los representantes de todos los calpolli para comerciar sus especialidades complementarias.20

Todos los calpolli miraban al templo y a su dios de la misma manera en que miraban al tlatoani. (En muchos casos es posible que la deidad del altepetl se hubiera desarrollado a partir de la deidad del calpolli mas antiguo, asi como el tlatoani podia haber surgido de su liderazgo.) Una clase sacerdotal integrada por los principales nobles, con frecuencia emparentados con el tlatoani, estaba a cargo del templo y, aunque conocemos pocos detalles, parece que los calpolli rotaban sus deberes hacia el templo, asi como en la realizacion de los ritos y festividades, igual que 10 hacfan en el caso de sus deberes hacia el tlatoani.

El palacio, el templo y el mercado por 10 com1.ill estaban localizados cerca el uno del otro, 10 que representaba una fuerza considerable que impulsaba la formaci6n de un nucleo. Durante los siglos anteriores a la conquista, habia una alta tasa de formacion de nucleos urbanos en todo el centro de Mexico y no solo en las famosas grandes ciudades de Tenochtitlan y Tetzcoco.21 Sin embargo, una ciudad central dominante no era en realidad compatible con los principios de organizaci6n del altepetl. El concepto de una ciudad separada del altepetl no entro al vocabulario como una palabra distinta. Parece que cuando los nahuas hablaban de Xochimilco, Azcapotzal­co 0 Culhuacan, algunas veces estaban haciendo referencia al asentamiento humano mas grande y otras a todo el altepetl, pero en un caso particular es casi imposible estar seguro de que s610 estaban haciendo referencia a la parte urbana. Nunca se encuentra en un altepetl un asentamiento urbano

20 Vease BC, doc. 25, pp. 138-149, para el ejemplo mas completo conocido; comparese con Berdan, 1982, p. 42.

2 1 Vease Parsons, s. f.

ELALTEPETL 35

bre diferente a1 de todo el altepetl. Habia palabras central que tenga un nom t truida de la organizaci6n politica, en la que hacfan referenda a la par e cons stos terminos casi no aparecen en los

ban las casas, pero e . , eual se agrupa d 1 'da politica.22 En un altepetl nahua, nmgun

tos que tratan e a VI . . d' ., a doeumen t 1 existente constituia una Juns ICClon sep -agrupamiento urb~no cen ra dido dentro de las areas de algunos de los rada, sino q~e e~ta a compren ue eran los calpolli, cada uno por separa­ealpolli constitutivOS, de m~nera !era1 no alguna "dudad", los que con­do y como parte dfi~ ~abrotadcle61nasgopera;i~nes del altepetl. La figura 11.1 ejem-'b' Y se bene Cla an .' , d' 'd'do ttl Ulan 'd l' d h'potetico cuyo terntono esta IVl I 'f' altepetl 1 ea lza 0, I, .

ph lca. un h 1 oUi. Los cuatro exteriores benen agrup~-sinu?tncamente e~tre o~eo ticao~ldeano en el centro de sus respectivos tern­clones de asentarruentos P . tro interiores estan cerca uno del otro, 10 torios, en tanto que los ?,e los cU~drfa parecerse a una "dudad" en muchos que crea una aglomeraClon que P tr partes diferentes de una estructura de aspectos, pero que pertenece a cua 0

ocho.

3 • ~- ... ----

, , 4 • •

• , 5 ..

,

• 2

--------.

• , ,

• ,

, ,

1

8

FIGURA ILl . Organizaci6n celular y formaci6n de un nucleo en un altepetl hipotetico. En esta figura y en la que Ie sigue, las Hneas punteadas mue~tran la direcci6n de la rotaci6n, y los numeros

+-------- ------+

6 • • 7

el orden de precedencia.

_ ban en terminos de una dudad y su cam-Para los espanoles,.que pensa 'd d bordinadas se presentaba una

pina, de entidad dommante y enh a es su , II

. i nes rincipales en iyolloco in altepetl, en el 22 Vease CH, 2, p. 61, que hene ambas exp~~s 0 t ~onstruida de Mexico Tenochtitlan (con

coraz6n del altepetl", y en in altlJ1eyoti M1eXICot1, I~ p~yro e un sufijo nominal abstracto 0 colectivo.

casas y calles)". A/tepeyotl conslste de a tepe m s ,

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36 EL ALTEPETL

image~ muy diferente. Vefan una ciudad capital que gobernaba a aldeas sometldas; al grupo concentrado de calpolli interiores 10 denominaban la cabecera ("el poblado principal"), y a los calpolli exteriores los llamarfan sujetos. Aunque entendiendolo asf los espanoles entendieron muy mal 10 que .era el altepetl, habf.a poco en la superficie aparente que les dijera que se eqUlvocaban y con el tlempo su concepto y terminologfa habrfan de tener efectos importantes sobre los mismos nahuas.

EL ALTEPETL COMPLEJO

Asi como la organizacion celular simetrica se extendia hacia abajo y hacia adentro a toda una serie de subdivisiones poco conocidas del calpolli, tam­bien se extendia hacia arriba y hacia afuera para abarcar configuraciones mas grandes y mas complejas que el altepetl sencillo, el de un solo tlatoani. ~a forma sencilla pudo haber sido caracteristica sobre todo en los primeros tiempos, en las creaciones recientes y en los casos marginales, en tanto que la complejidad pudo ser la norma entre las unidades politicas que los es­panoles encontraron en el siglo XVI. Sin duda, parece que cada que las fuentes nos permiten penetrar profundamente en un estado mexicano cen­tral, este demuestra ser complejo.

Las grandes entidades retuvieron un caracter etnico. Pudieron haber su.r~ido mediante la subdivision progresiva 0 separaciones de un grupo ongmalmente unitario, como ocurrio con Tlaxcala y Tenochtitlan/Tlatelolco; o bien de una experiencia historica comun, que pudo generar una concien­cia de origen etnico compartido entre grupos originalmente diversos, como en el caso de Chalco y Tetzcoco; 0 de que se pudo acomodar dentro del es­tado a etnias que retenian un fuerte sentido de diferencia etnica, como en Cuauhtinchan. En las entidades de este tipo, incluso en las que tenian un origen cq.mlin, fueron constantes las rivalidades y los sentimientos de inde­pendencia y superioridad por parte de cada uno de los elementos constitu­tivOS.23 De, hecho, los cismas, las separaciones por el descontento, fueron tan determinantes para el proceso de crecimiento como 10 fue la conglo­meracion. Esas organizaciones podian mantenerse unidas durante siglos y relacionarse tan profundamente entre si (como en el caso de Xochimilco 0

Amaquemecan) que despues de la conquista ya no se las podia separar. En

23 Considerense los sentimientos negativos y desdenosos de los tenochca hacia el grupo que se habra separado y establecido en Tlatelolco (Tezozomoc, 1949, p. 76), sus posteriores esfuerzos para degradar a los senores de Tlatelolco, y el continuo resentimiento de los tlatelol­ca y su denigraci6n de los tenochca (FC, libro 12, en todo el texto). Van Zantwijk (1985) consi­dera conslstentemente a los mexlca como un grupo multietnico desde el principio. En cierto sentldo, estoy de acuerdo. Ninguna entidad organizada sobre los principios del altepetl fue enteramente unitaria.

ELALTEPETL 37

cierto sentido eran confederaciones, pero se las debe distinguir de confe­deraciones politicas creadas por las circunstancias, a menu~o efimeras, con poca solidaridad etnica, como la Triple Alianza de .Teno~htitlan, Tetzcoco y Tlacopan, a la que a veces se hace referencia com? lmpeno, azteca. _

En esencia, dentro de un estado etnico compleJo: los altepetl desempena­ban el mismo papel que los calpolli en el estado sImple; en otra~ pala~ra~, un conjunto de altepetl, dispuestos numericamente y, de ser poslble: Slme­tricamente, iguales y separados y, no obstante su igualda?, JerarqUlzados en orden de precedencia y rotacion, constitufa el estado mas grande, al que tambien se consideraba un altepetl y tambien se Ie llamaba P?r ese no~b~e. En algunos casos, en particular en Tlaxcala, ~o ~e conoce mn.guna dlstln­cion terminologica entre los elementos constltt~tl~OS y las entl~a~es supe­riores. Sin embargo, el historiador Chimalpahm mtroduce la uhl palabra tlayacatl para designar cada altepetl constitutivo de un estado comp~esto fuertemente unido.24 A veces usare su terminologfa. Cuando los espanoles se dieron cuenta de la existencia de estas unidades soberanas dentro de los grandes estados, con frecuencia las llamaron parcia/idade.s.o p~~tes. ,

Aunque el estado compuesto era en esencia una ~n:p~lficaClon del altepetl simple, diferia de este en que careda de un tlatoam u~uco. para el todo. Las linicas cabezas eran los tlatoque de las partes conshtuhvas; cada gober­nante recibfa todo el tributo de sus propios subditos y nada de los de l~s otras partes constitutivas. El tlatoani del tlayacatl ?e mayor rango podna funcionar en cierta medida como la cabeza ceremorual para el todo y pare.ce que en cada generacion uno de los cuatro tlatoque ~e la Tlaxcala prehls­panica era designado representante titular ~e por. vlda.~5 Por ~o tanto, .el estado compuesto necesitaba reforzar su umdad SI quen~ contmuar eXIS­tiendo .como tal, y siempre estaba en peligro de converhrs~ en una mera alianza, como ocurrio con el gran Chalco.26 Una manera lmpor~ante , de lograr esa unidad era mediante alianzas matrimoniales en,tre las dmashas, con el resultado de que los diferentes tlatoque de un altepetl comp~lesto eran, a menudo, parientes consangufneos cercanos y una persona podIa su-

24 Vease Schroeder, 1984, pp . 154-161, con muchas citas y referencias especfficas a CH. El uso que Ie da Chimalpahin esta demostrado mas ampliamente con su n~tlva Amaquemecan, un estado compuesto. Llama a toda la unidad altepet/, y a las partes constltutlvas algunas veces al/epet/, en otras /Iayacatl altepe/I, y en ocasiones simplemente !Iayacatl. En. nahuatl, por 10 gene­ralla palabra puede significar un distrito de cualqUler tamano, aun al mvel del subcalpolh, y hasta la fecha el sentido especffico que Ie da Chimalpahin a t/ay~cat/ ~o ha sldo encontrado en ninglin otro texto a pesar de la frecuencia de entidades constltuldas slmlla.rmente.

25 VA C 'b ' 1952 P 105 En Amaquemecan el Chichimeca Teucth de ltztlaco~auhcan case I son, ,. . , "1 I d tenia esta posici6n en general, 10 que no Ie impidi6 al Teohua Teucth de Tlal ot acan, e ~egun-do ran go, adquirir la preeminencia en Clertas ocaSlOnes. Vease Schroeder, 1984, pp. 4956 (en

especial p. 52), 80-92. d 26 EI destino de Chalco se observa por la lectura general de CH; comparese con Schroe er,

1984, cap. II .

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38 EL ALTEPETL

ceder al jefe en un tlayacatl distinto a aquel en que habfa nacido. En Ama­quemecan, la red de relaciones se hizo tan densa que una persona podia ser candidato a varias jefaturas y aun pasar en el curso de su vida de una posi­cion de bajo rango a una de alto rango, 10 que convertfa a todo el estado compuesto en un solo sistema escalonado.27

Veamos por un momenta unos pocos ejemplos. El mas conocido es el de Tlaxcala, que consistfa en cuatro altepetl, distribuidos en cuatro territorios en forma de un pastel circular, que convergfan en un punto central (vease la figura II.2).28 Las sedes de sus respectivos tlatoque, en vez de estar muy al interior de cada territorio, estaban en el centro, muy cerca la una de la otra (aunque no tan cerca como para fusionarse ni para estar a la vista la una de la otra; la ciudad unificada de Tlaxcala fue una innovacion del periodo que siguio a la conquista). Segtill la tradicion tlaxcalteca, Tepeticpac fue el primer reino que se fundo, al que siguieron, en orden, Ocotelolco, Ti<;atla y Quia­huiztlan; luego, el orden de la fundacion se convirtio en el orden de prece­dencia y rotacion, tal como 10 describieron los escritores de los siglo XVI y xvrr.29 A medida que transcurria el tiempo, el balance del poder real entre los cuatro cambio tanto que Tepeticpac se convirtio en el mas debil yel menos poblado. Sin embargo, el orden de rotacion era tan importante para el todo que los tlaxcaltecas no 10 abandonaron; retuvieron la misma secuencia y solo cambiaron el punto inicial, con Ocotelolco primero y en consecuencia Tepeticpan al final (10 que habria sido del todo imperceptible con cua­lesquiera rotaciones que se estuvieran realizando). Asi permanecieron las cosas hasta que llegaron los espafloles y durante mucho tiempo despues.

La organizacion intema de cada uno de las cuatro partes constitutivas del altepetl de Tlaxcala no es del todo conocida en el presente. Un censo mihuatl de mediados del siglo XVI divide a cada altepetl en cuatro 0 seis agrupacio­nes numeradas y ordenadas, pero no da su nombre, y las denomina generi­camente tequHl (en este contexto, "partes" 0 "secciones"). Cada tequitl a su vez tenia varios asentamientos de los que se da el nombre. Todavia no se ha reconocido ningtill criterio geografico, numerico 0 etnico en la formacion de los tequitl y como el termino (con este significado) no aparece en ningun otro registro tlaxcalteca temprano, puede ser que estas unidades hayan sido agrupaciones creadas para propositos del censo que ocultan una orga­nizacion mas compleja y permanente. Por los registros posteriores a la con­quista del consejo municipal de Tlaxcala 0 cabildo, cada altepetl parece haber tenido un asentamiento ubicado en el interior de la jurisdiccion, bas-

27Vease Schroeder, 1984, cap. II, en especial pp. 69-72, 74, 88, con referencias a CH.

28 Vease Gibson, 1952; TA, parte I (especialmente pp. 3-5), Y Anguiano y Chapa, 1976, mapas. Sorprendentemente, este arreglo espacial no se observa con claridad en Descripci6n de la ciudad y provincia de Tlaxcala, de Munoz Camargo (1984).

29 Mui'loz Camargo, 1984, pp. 163, 168-169, 172.

1 (despues 4) Tepeticpac

tf,

,,' : , ,

,,' : ,

4 (despues 3) ,. ________ e_ ,- e---------; 3 (despues 2)

Tic;atla Quiahuiztlan ' ,/

",' 2 (despues 1)

Ocotelolco

(a) TLAXCALA

1 Tlacochcalco /Tlalmanalco (tlayacatl: Opochhuacan,

Itzcahuacan, Acxotlan ~', , '

3 Tenanco

2 ~ _________ _ ' !f'.. Amaquemecan

~,- - - - - - - - - -: (tlayacatl: ItztlacoC;!l~can, (?)

4

",: Tlailotlacan, Tzaqualhtlan "',,: Tenanco, Tequanipan, Panoayan

, , .. -.:

4 Chimalhuacan

(tlayacatl: Xochimilco, Tepetlixpan)

(b) CHALCO

Cuepopan

3 Atzaqualco 0 Tzaqualco ------------:.. .... ---------- -, , ,

t __ __________ -- - --------~

1 2 'Moyotlan Teopan

(c) TENOCHTITLAN

O . . ' n de Tlaxcala Chalco y Tenochtitlan

FIGURA 11.2. rganlzaClO '

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40 EL ALTEPETL

tante alejado de la sede del tlatoani, asentamiento que desde los primeros tiempos se convirtio en 1a sede de un 1ugarteniente que estaba a cargo de mantener 1a paz en e1 campo; los mismos 1ugares a menudo se convirtieron en e1 sitio de ambiciosos proyectos de construccion de iglesias.30 No queda menos que preguntarse si antes de la conquista cada altepetl tenia alguna forma de organizacion dual y dos tlatoque en vez de uno. De hecho, 1a gran Tlaxcala era tan extensa, poblada y diversa que f,kilmente podia haber con­tenido todo un conjunto de tlayacatl y t1atoque dentro de cada uno de los altepetl constitutivos.31 Quiza e1 desarrollo, especialmente avanzado en 1a region de Tlaxcala, de los teccalli (linajes nobles con un senor titular que tenia sus propias tierras y dependientes) funcionaba en contra de la multi­plicacion de jefaturas y entidades soberanas.32 De cualquier modo, para el siglo XVI cada uno de los cuatro altepetl tenia un solo tlatoani claramente dominante, con autoridad sobre el todo.33

En el caso de Chalco, es posible discutir la organizacion de reinos com­plejos con mayor claridad de la acostumbrada, gracias principalmente al trabajo del historiador de Chalco, Chimalpahin.34 Segtin Chimalpahin, una serie de grupos migratorios que llegaron sucesivamente a 10 que hoy es la re­gion de Chalco, la mayoria de los cuales eran Ifchichimeca" y de ninguna manera relacionados todos entre si, establecio en el curso de los siglos XIII Y XIV un conjunto de reinos que, al terminar ese proceso, tenian una organi­zacion y jerarquia numerica de dos niveles (vease la figura 11.2). A todos estos pueblos se les consideraba chalca, y Chimalpahin llama a toda la es­tructura un altepetl, Chalco 0 Chalcayotl (lfentidad colectiva de los chalca"). Las cuatro partes tenfan un orden jerarquico que empezaba por Tlalma­nalco, al que segufan Amaquemecan, Tenanco y Chimalhuacan, el mismo

30 Estos asentamientos son Topoyanco (Ocotelolco), Atlihuetzyan (Tic;atia) y Hueyotlipan (Quiauhuiztlan), aunque a veces Iztaccuixtlan asumi6 ese papel y'Atlancatepec (Tepeticpac). Vease TA, pp. 12-l3, 34, 125, Y el mapa.

31 Para un indicio muy ambiguo de la existencia de otros tlatoque diferentes de los que presidian los cuatro altepetl, vease Anguiano y Chapa, p. 139; Rojas et al ., 1987, pp. 190-191, 312, Y TA, p. 20. EI censo presenta en sus listas ados importantes nobles de Atlihuetzyan, que pertenecia a Tic;atla, que frecuentemente estuvieron en el cabildo. Aunque ninguno era el go­bemante dinastico de toda Tic;atla, se les distingue de todos los demas aillamarlos tlatoque. La incertidumbre se debe a que se utiJiza el plural para ambos, en vez del singular en dos oca­siones, porque frecuentemente el plural se aplicaba a grupos de miembros del cabildo que no eran gobemantes dinasticos (vease nota 33).

32 Se discutira acerca del Teccalli en el capitulo IV.

33 No obstante, nada de las historias posteriores 0 de los registros contemporaneos del siglo XVI descarta la posibilidad de que los cuatro tlatoque simplemente ocuparan las posiciones de mayor antiguedad en los cuatro conjuntos de gobiemos. EI uso de la palabra tlaloani en las aetas tlaxcaltecas es ambiguo. La forma singular siempre se refiere a uno de los cuatro gober­nantes principales, pero frecuentemente se usa el plural tlatoque para todos los miembros del cabildo 0 alguna parte del mismo (no obstante, el uso mas amplio bien pudo haber sido una convenci6n de cortesia, influida por la palabra espanola senores; vease el capitulo IV).

34 Para un mayor detalle sobre muchos de los puntos siguientes, vease CH, y Schroeder, 1984.

ELALTEPETL 41

, . fundacion aunque 1a de primer orden, T1a1-que el or~en cronologlCo de s~le ados mis recientemente, asi como e1lug~r rnanaIco, mcorporaba grupos l Observese que aunque esta jerarqUla de origen de los chalca, Acxo ;n~den original de Tlaxcala, la secuencia

ern~i~znma eendi:~:;:~ec~:;:~;ep:rece que la cronologia era una raz6n mas vana I .

1 s puntos cardmales. , d irnportante que 0 d Chalco a diferencia de las de Tlaxcala, careClan e

Las cuatr~ pa~tes e n c;mbio eran a su vez altepetl compuestos. El tlatoques umtanos, pe~~ ~ d 'b'lmente unida, poco mas que una alianza de­gran Chalc~ era una um ~ eo; un sentido comtin de origenes etnicos y de fensiva reglO~al',~antemda P a de las cuatro partes consistia de varios al­experiencia hlstonca. Cada un d" Chimalpahin llama tlayacatl, cada tepetl constitutiv~s que., como y~~:r~~~te designado. Solo para una de las uno con su proplO ~oblerno y g an ro orciona Chimalpahin una infor­cuatro partes, su nahv~ ~mat~:7ae~voi~ciln y estructura del tlayacatl. Para maci6n bastante comp.e a so rna uemecan tenia cinco tlayacatl y el quinto el tiempo ?e la conqu~sta, ~ism~ en el primero. La jerarquia era crono16gica

hasegunb~a s~rfr~~: ~:~~:ga~::l area y la constituci6ln como reino'dPeelrU?l~l!oU~~

. b 1 segundo ugar, en vez . que se separ6 del pnm~~? o~u~~r~= en que se ubicaban los cinco tlayacatl

~:~~~~:~~:~~~~C~~~l~: ~~aqu~~;~~~~pce:~ac~~ ~:~i:~n:~~~ ~:~P!~ territorio, ya fuera 0 no conh?u~. de calpolli 0 tlaxilacalli constitutivOs.35

esperarse, un conjunt? jerarqtz~ °t d Puebla era un estado compuesto Cuauhtinchan, ublcada a ?nen e e e:anza con Tlaxcala y Chalco

ante~ior a la conquista que tema ::::!Ul;ft:r~:i1rse claramente de ellos en en Clertos asp~ctos, pehrob~ue .Pte gobernantes con titulos diferentes, algu­otros.36 En el slglo XVI a la Sle de Chalco; el nos de los cuales tenian los mismos q~e sus ~~;:~af~~~:~entado en la numero siete puede haber ~.e,prese~~ h~b~ s~do una forma de acomodar leyenda del grupo, pero tam len pue 1 . me ues las ados etnias originalmente muy distintas, los ~ah,u~:[ c~:fr:~or~~les y el jefaturas se dividian entre enos, y un grupo b~n~~o pero como las asigna­otro las demas. No conocemos el rango esta , eCI r; creer que existia uno. ciones se hacfan diferencialmente, hay ra~?n pa , f de los senorlos; Tampoco se ha determinado la distnbuclOn geogra lca

. . .~ ~i6n sobre las otras tres partes de Chalco para 35 Chimalpahin no da suhClente 1 orma ltd I or anizaci6n, excepto para documen­

reconstruir una imagen ra;zonablemente cor:;P fe a e ':npl~ta sin duda demostrarian ser muy tar la existencia del tlaya~atl. Si la info.rmaCl rn a~~;:tf~os, a A:naquemecan. parecidas, por su complepdad y pnnclplOS 0 g d 88 104 121-122 para un panorama

36 Vease HTC, y L. Reyes Garcia, 1977. (sobre t~ 0 ~~~da~ las fuentes originales revel~ aun breve), 1978. Es probable que un exhaulshv~ est~~~Oy~a terminolog{a especificos de Tlaxcala y mas similitudes, si se tienen en mente os eJemp . Chalco.

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42 EL ALTEPETL

parece que sus tierras estaban muy esparcidas. Lo sorprendente es que las siete unidades, por 10 que se entiende hasta ahora, eran llamadas teccalli, no altepetl 0 tlayacatl.37 No se dice nada de alguna subdivision dentro de ellas y en Cuauhtinchan las entidades llamadas calpolli son pocas, afuera del teccalli, y perifericas a la organizacion general del estado. Puede ser que la diferencia sea en gran medida una cuestion exclusivamente de termi­nologfa, 0 que poderosas casas nobles hayan subvertido y reemplazado los elementos usuales de la estructura del altepetl (aunque al final ellas mismas terminaron funcionando de forma muy parecida).

La organizacion del tipo que se ha estado describiendo era tambien ca­racterfstica de los poderes "imperiales". La leyenda de los orfgenes mexica, como es sabido, nos dice de un caracterfstico conjunto de calpolli migrato­rios.39 Lo que se discute con menos frecuencia es la reorganizacion de los mexica despues de que fundaran Mexico Tenochtitlan en su ubicacion per­manente. Para ese tiempo, a principios del siglo XIV, segtffi el historiador mexica Tezozomoc habfa 15 calpoHi, cada uno con su propia divinidad ademas de la divinidad etnica general, Huitzilopochtli (basado sin duda en un calpoHi propio, 10 que hacfa un total de 16). Poco despues de'1a fund a­cion de Tenochtitlan, se decfa, Huitzilopochtli les dijo a los mexica que se dividieran en cuatro partes y que les dieran nombre a las partes. Una vez cumplida su orden, los dioses de los calpolli fueron ubicados de conformi­dad con esta particion.40 La configura cion resultante puede verse en la figu­ra 11.2. Tezozomoc presenta a las cuatro partes como "Moyotlan, ahora lla­mado San Juan; Teopan, ahora Hamado San Pablo; Tzaquako, ahora Hamado San Sebastian, y Cuepopan, ahora Hamado Santa Marfa la Re­donda". El orden que presenta Tezozomoc es el mismo que segufa funcio­nando en los siglos XVI Y XVIl.41 Sigue entonces la preferencia general

37Sobre la base de un estudio de primera mano, pero no sistematico, de los materiales con los que trabaj6 Reyes, acepto su analisis en h?rminos del teccalli, pero para alinear esta situaci6n con otras y hacer enfasis en la posibilidad de perspectivas multiples, es importante observar que un testigo nahua de 1573 consider6 que cada una de las entidades que tenfan un gobernante designado con titulo era un altepetl (L. Reyes Garda, 1978, p. 85).

38 Otros ejemplos notables del altepetl complejo son Xochimi1co, con tres senorios y tlaya­catl; Huexotzinco, con una divisi6n de cuatro partes en su area nuclear, mas dos areas 0

" dependencias conquistadas (el asunto de los senorios y tlayacatl todavfa no esta muy claro), y Tulancingo, con dos mitades, cada una con un gobernante supremo, y cada una dividida en unidades a las que todavia no entendemos del todo. Veanse respectivamente Gibson, 1964, pp. 41-42; Dyckerhoff, 1936, en especial pp. 158, 174-176, Y N&S, item 2.

39 Vease, por ejemplo, las primeras partes de CA y Tezozomoc, 1949, y CH, passim. 40 Van Zantwijk, 1985, cap. IV, tiene una versi6n bastante mas compleja que parcialmente

contradice a la que hemos presentado~ no reconoce el orden basico de precedencia y de ro­taci6n. La mayorfa de los detalles que entran en conflicto con nuestra versi6n carecen de importancia; yo estoy mas interesado en la organizaci6n mental de la unidad que en los hechos de la fundaci6n.

41 Tezozomoc, 1949, pp. 74-75. Atzaqualco es una forma mas comun del nombre que Tzaqua1co. Para la secuencia en los tiempos posteriores a la conquista, vease mas adelante"

43 ELALTEPETL

.' n senti do inverso a las manecillas del lIlesoamericana por un mov~m1e~~~:s aunque difiere de la norma porque reloj en torno a las cuatro .~;rec~nte s~frio algunos ajustes en al~un pun~,

m ieza en el este. POS1 em fue establecido por ordenes e no ':0 ~currio en Tlaxcala, y con ~ertez~ nn

oclaramente a la organizacion en

CO .. • . . los mex1ca vela . y tluitzilopochth sm~ que 1 Hi a la secuencia como faceta,s an~g~as cuatro partes supen~res. ~l ca l~' y Dentro de cada parte, hab1a qUlza. una

. as de su orgaruzaclOn po 11ca:. a medida que Tenochtltlan ~:~~quia de cuatro calpo~li constltutlV~: ~~bieran dividido.42 Sin duda,

~eda, esperaria~os ql~~ est~~au~t~t:~o especffico correspondiente a e~e da unidad terua un 1 er c una dinastia de tlatoque en ca a

~~ganismo politico y seria natur~1 espe~:: serfa el "emperador". Los ~exica una de las cuatro ~arte~, uno de oSl~~:mente para fines politicos, haClend? reescribieron su ~lstonal t~n com~el gobernante principal, que pocos v~s~­lUncapie en la urudad ~ a uedrza

l artes constitutivas, aunque han deja 0

'os quedan de los gob1ernOs e as p tdiciOS de su exis.tencia.

43 rinci al historiador, Ixtlilx~chitl, Heg6

En 10 que se refiere a Tetzcoco, ~u P bP cho menos bien mformado . t tard1a esta a mu 'b'

en una epoca r~latlvamen e , onfundio aun mas las cosas.al escn 1f

ue Chimalpahm Y Tezozomo~, Y c s de randes impenos, en que qen espanol; se expres6 en termm~s de reyes Ysubogrdinados Y aliados. Ixtlil-

d' "reglOneS a su 'fi los gobernantes "conce ~~n uiza entendfa poco la naturaleza es~eCl ca x6chitl presto poca atenClon y q . d 1 Mexico central 0 la 1mpor-

. . , IT ca de los gob1ernOs e . b de la orgaruzaClon p~ 1 1 l' d d partes constitutivas. Sm em .argo, tancia de un comple}o estab eCl ole tido limitado, consistia de se1S ele-

Puede percibirse que Tetzcoco'ben e sen ondia a varias etnias. En algunas .' 0 nom re corresp '1 11' mentos constltuhvOS cuy f c1'a a estos como tlax1 aca 1

1 . sta se hace re eren fuentes posteriores a a conqUl 1 hubiera Hamado tlayacat1.44

o barrios, p"ero pued~ .ser que ante~ ~~d:~ en las unidades politicas de cua~~ Una forma espeClhca de com~ eJ1 . cion dual. La frecuenCla

d Mex1co era la orgaruza . quier tamano del centro e, hamente relacionada con la presenCla de los "numeros 4, 6 Y 8 esta estrec

S tr tara ya sea de un altepetl relativa-

l'd d byacente e a d' ubicua de la dua 1 a su . t mple}'o sus unidades po 1an . d 0 enormemen e co' d

mente senCl1l0 0 e un 1 1 1 mente diferenciables, ca a uno con . tos para e os c ara quedar en dos con}un

ede encontrar informaci6n sobre estos puntos.

4~ En t?do ell~bg:uea~:\~;:t~~~~q:sfauTlacael1el, basad~~nl~~).tl~~~ ~i~;~a~:tk~~ Sa: ia~~:~~~;an, no desapareci6 sino ha~:d~~~~ 1~HTe~!chtitl;n en el periodo que Sigu~~ Francisco Tehuetzquitit~~n, unod~e ~f~f~~f:rde Tlacochcalcatl, tambie~ estaba ;!~;~:S°d~ la

~:~p~onn~u~~~ , p:~~)h~~~~~:~;~~r~~t~:~I~~~~~!c:i::~~O:n~~~U;!~s:~~~:deros ternan su conquista (CH, 2, p . 8). Don Vease tambien van ZantwlJk, 1985, pass n " 1 base en Atzaqualco (CH, 2, P51~~'t1i1x6chitl, 1975-1977, I, p . 380, Y Offner, 1983, p . 11 .

44 Vease Hicks, 1984, p. 1 ,

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44 EL ALTEPETL

un jeEe separado, aunque uno de los conjuntos podia constituir una mitad Superior por razones historicas 0 de otro tipo y su gobernante representar al todo en varias Eormas. En Tulancingo (al norte de Tlaxcala), las do

s mitades, cada una Con muchos elementos constitutivos esparcidos en un territorio muy grande, contenian etnias y lenguas diEerentes; aparente_ mente Tlatocan, en la parte meridional de la region, se habia originado por conquistadores que hablaban nahuatl, en tanto que Tlaixpan, en la parte norte, se habia originado en la poblacion conquistada de habla otomi. Las dos mitades de Azcapotzalco (cerca de la ciudad de Mexico), Mexicapan y Tepanecapan, parecen haber sido similares. La base de las dos mitades de Coyoacan (justo al Suroeste de la ciudad de Mexico), Acohuic y Tlalnahuac, no es conocida, excepto que constituian distritos geograticos separados y que significan "superior" e "inferior". Dos bloques territoriales contiguos pueden haber sido el tipo mas comtin de arreglo dual, pero parecen haber existido otras posibilidades. Informacion fragmentaria sugiere que Cali­maya y Tepemaxalco (en el valle de Toluca) pueden haber existido entre­mezcladas dentro del mismo territorio general; cada elemento constitutivo tenia tma parte perteneciente a Calimaya en el norte y era mas grande que la parte perteneciente a Tepemaxalco, que se ubicaba en el sur.

4S Si bien surgieron muchas entidades duales por la combinacion de partes

dispares, las divisiones en mitades tambien surgieron por la separacion de grupos previamente unidos. Los tlacochcalca, que eventualmente se Con­virtieron en la parte dominante en Tlalmanalco, habian sido seis constitu­tivos bajo un solo tlatoani y luego se dividieron en dos grupos de tres; cada uno tenia un tlatoani de la linea real original. Parece que ninguna entidad era 10 suficientemente pequena para dejar de tener mitades y un segundo gobernante. Aunque la Tzaqualtitlan Tenanco de Chimalpahin era solo el tlayacatl de tercera jerarquia en Amaquemecan, que a su vez era una de las cuatro partes de Chalco, tenia dos tlatoque, uno de mas antigiiedad basado en el calpolli Tlailotlacan y uno mas reciente basado en el calpol1i Atlauh­tlan. La posicion del segundo gobernante era precaria y eventualmente descendio al rango de teuctlatoani 0 jefe de calpol1i; no obstante, despues de la conquista, en los inicios del siglo XVII, Atlauhtlan habria de obtener su independencia.

46 El pequeno pueblo de Sula (<;ol1an), probablemente parte

de Tlalmanalco en los tiempos previos a la conquista y demasiado pequeno

45 Sobre Tulancingo, veanse Carrasco, 1963, y N&S, Item 2; sobre Azcapotzalco, Gibson, 1964, pp. 38 (con las notas), 189; para Acohuic y Tlalnahuac en Coyoacan, Horn, 1989, pp. 53-62; Y sobre Calimaya/ Tepemaxalco, PFC, passim, AGN, Tierras 2441, expo I, f. 3 (declaraci6n de 1791 al efecto de que tenlan gobernadores separados, pero que eran Sustancialmente el mismo pueblo, dividido s610 por la iglesia, que se encontraba en la mitad y era compartida por ambos), y Loera y Chavez, 1977 (aunque en esta obra no esta bien explicado).

46 Vease Schroeder, 1984, pp. 61, 64-65, 94-102 passim, con muchas referenCias a CH, de las cuales I, p. 124, Y I, p. 152 Son especialmente irnportantes.

EL ALTEPETL 45

Chimalpahin conservo la leyenda de un . do por , t extran-ameritar ser menClona 1 les el secundario era en par e . d ' 1 s de os cua d I'deres pnmor la e , , .

I'Iflr e 1 d ' I 47 1 t de MeXICO r- se recelaba e e . . d des politicas de cen ro . jet°S'y 50 obseeva la totaHdad de las uno

l : estamos ,"zonablemente b,e~ do.

lion uista sobre las cua e .. ndo las mismas hneas anterioreds as ae~ta daro que todas funcionabhan slgtaUmle ano complejidad, ter-,-,""enta 0 , . , . b n muc 0 en , ... -.. ue tamblen vana a ciertas estructuras y gen~~:::~ ~:"~I~ impo"an~a Meeente f~~;o~~b:;;'~ estiticas No e~istfa II\ID . mos en comparaclOn con otros. as sencilla creciera medIante 1I\~:~~e impidiera que el altepet~ ?e !~r~~rantes y se hiciera complejo, : incremento natural 0 ~a abs~r~lOnde calpolli transformados en tlatoque.

no 0 mas de los anhguos Je e.s 'd' a ue una forma compuesta se COA n1 urn' versa no existia nada que ImfPl 1erma9s sencilla y mas tmificada, 10

a , . . n una orma 1 per-derrumbara y se convuhera e d I grupo sufriera reveses como. a .

ue podrfa pasar bien porque to ~I~tar 0 porque una parte conshtuhva ~'da de poblacion y la derrota mIl,

1. mas que las otras.48

. tral y 10 conquistaron, nece-creclera I MexICO cen Cuando los espafioles lIegawn ~tes de la Amedca hispana, paea num~;

sitaeon opeeae, como en todas fa unidades sodopolftfcas ex~stentes"d rosos aspectos por med.lO de . as Ie ara este fin. Aunque hablan s~rgl 0

"im erio" no era una umdad v:ab. p demo rMicas en Tenochhtlan y sm~des concenteaciones econ~m"as \abian ;stableddo deetos enclav~ Tetzcoco y atmque estas dos y T aC,opan ran arte de la region, el altepet

areas de dominio directo a traves d~ g nfe intacto y autonomo, p~ena­~ividual se habfaconseevado eS~7;~~:~o a libeeaese de las obHgac>~~~s mente consciente de su herencla y . ra 0 ortunidad. A unos pocos 1 0-

tributarias y de otros lazos a la r:rn:;e ue dominaba habia entidades como metros de Tetzcoco y dent.ro;ell ar~te~etl de complejidad considerable que Huexotla, Coatlichan y Chia t a, adezas y ambiciones propias. En t~rno a mantenian la memori~ ?e sus g:a~as exa erada; antiguos poderes Impe­Tenochtftlan, I. sHuacwn ee~ ';;':.can es';ban en los peopi~s umbe~leSt:s~ riales como Azcapo~zalco y u tfan demasiado cuando Ie dlJeron a or . la ciudad y los meXlCa no men menteras".49 .. "No tenemos tierras, no tenemos se . tieron en el nuevo poder mlhtar y

Una vez que los espanoles sbe,convdlra

que evitara que el conglomera do 1 . 'n no ha la na economico de a reglO ,

378-380 (tambien N&S, Item 3). . intentos de dominio en la 47 Lockhart, 1982, ~p. I de divisiones de reinos, reducclO~~~: en especial pp. 56-61, 87-48Se encontraran eJem~ o~lar Amaquemecan, en Sch~oeder, L Reyes Garda, 1977, para

regi6n de Chalco y en par hC

eferencias a CH; tamblen en .

92, 97-99, 105, con muc :e~i: un solo tlatoani general y a v~~es n~huatl maravillosa y carac­Cuauhtinchan, que a .vec~s h'n presenta esa frase, una expresl n n

49 CH, I, p. 143. ChlIl~~ ~~n; nitlalle camo nimille. . teristica, como 111 mexIco c

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46 EL ALTEPETL

imperial se fragmentara en sus altepetl etnicos constitutivos, como de hecho ocurri6 durante la propia conquista espanola. Liberarse de las obliga­ciones imperiales era en gran parte la raz6n por la que muchos grupos me­xicanos centrales abrazaron tan rapidamente la causa de los invasores. Para el momenta en que los espanoles estuvieron ya bien establecidos, ya no existfa en 10 esencial una estructura imperial indigena por medio de la cual hubieran podido trabajar. Al igual que la Triple Alianza antes que ellos, tendrian que tratar directamente con los aJtepetl.

No obstante, los espanoles atin ternan cierto grado de flexibilidad porque, como hem os vis to, los aJtepetl eran estructuras en evoluci6n con tensiones internas y los nahuas de ninguna manera mostraban siempre unanimidad entre ellos mismos acerca del tamano y la naturaleza de sus propias enti­dades. Despues de la conquista, los sentimientos de orgullo y solid arid ad, la interdependencia econ6mica y los numerosos matrimonios entre las dinastfas siguieron funcionando para conservar las grandes unidades, pero ahora falta­ba el factor de uni6n mas fuerte, la necesidad urgente de combinarse para la defensa 0 el engrandecimiento, y las fuerzas que operaban en favor de la frag­mentacion, que siempre habian existido, se podian afirmar con mas libertad. La gran diversidad de pequenas etnias era quiza la mas fuerte de estas fuerzas. A pesar del crecimiento de una cultura nahua dominante en toda la region, persis tie ron las minorias culturales, en esecialla otomf. Incluso cuan­do los grupos locales conquistados y los inmigrantes intrusos no podian ya distinguirse por diferencias en su lengua y cultura, reternan una tradici6n de su origen separado. No solo dominios tan grandes y diversos como Tu­lancingo y Cuauhtinchan reconocfan la diversidad etnica en su organizacion; incluso el altepetl mas pequeno y aparentemente mas homogeneo era en cier­to sentido una confederacion de grupos etnicos diferentes y en competencia. El propio principio general de la organizacion celular significaba que las partes constitutivas de cad a nivel eran entidades relativamente completas, bien desarrolladas, cap aces de mantener una existencia independiente.

En realidad, los espanoles ternan dos opciones: procurar conservar y tra­bajar a traves de las grandes entidades del tipo de las de Tlaxcala, Coyoacan, Xochimilco y Tulancingo, 0 dividirlas en sus partes mas obvias, como las mi­tades 0 tlayacatl. Segtin fueran las condiciones, en algunas ocasiones segui­dan uno de los cursos y, en otras, el otro. Los altepetl relativamente pequenos y unificados no fueron afectados por 10 general. Muy raras veces tratarian los espanoles de dividir una unidad indigena de manera que no siguiera las Ifneas de subdivision que ya existfan y en muy pocas ocasiones tratarian de crear una unidad independiente en ausencia de un tlatoani reconocido que comandara la lealtad de tm conjunto de calpolli bien definido. No obstante, en los pocos casos en que parecen haber tornado esas medida, la nueva unidad demostro ser viable. El grupo que se separaba aceptaria su nueva in-

47 EL ALTEPETL

. . . blemente tendrfa un lider con titulo ciependencia de buena gana, l~van~ por principios entendidos general­due podia ocupar el,lugar del t ato;m ~~ rotacion entre sus elementos cons­~ente, pronto podna lograr un or en

titutivos.

LA REORGANIZACI6N DEL SIGLO XVI

. anoIa -a la que, si se cree en sus propias n~r~a-J)espues de la conqUlsta esp los casi todos los altepetl del centro de MeXIC? clones y en las de otros pueb, 1 's tico- 50 el primer acto orgam­contribuyeron con hombres y ~~O~~re~gf~e crea; y conceder encomiendas zativo importante de los conqUls a participacion en la conquista. En la a cada espanol como recomp'ens~t pO.r, su ya se habfa conformado en las islas roayoria de sus aspectos',la I~Sh u~lO~stadores. La intencion, en realidad ~a del Caribe de las que veruan os c.o . ~lmente de las unidades indigenas sm Unica posibilidad, era depender.mlcla t' t 'das en un area determinada.

f e estuvleran cons I Ul . 1 ilnportar la orma en qu . habian podido diferenClar a as En las Antillas, los ~spanoles nO

l sle;pr~ tanto normalmente basaron la

unidades sociopolihcas como ta es. or. 0 en'los indios que dependian ., d mienda en un caCIque y . ,

donaclOn e una enco d 1 caci ue 0 del gobernante mdlgena de el. En cualquier caso, los pod~r~s e l~ ' ' n de los beneficios de la

1 1 rganizaClOn y cana lzaClO . eran crucia es para a 0 " los es anoles inmediatamente cons 1-

encomienda. En el centro de Mexlco~ P en ran medida conformaron deraron que los tlatoque eran los ~~Cl~ues Ytiem;o no pudie;on menos que las encorniendas en tor~o a ellos~'om:~:~s llamadas altepetl, organizad~s tomar en cuenta las umdades p .' 1 de modo que con frecuenCla en forma compleja y fue~temente ter~lto~:se;~ terminos de elIas, a las que cada vez mayor concedleron encoI::uen

denominaron "pueblos", co~o s~ d:~~ :~~~iendas en la decada de 1520, Como secuela a la creaClon e . 'ndias Unas pocas Y

lleg6 el establecimiento de las d;ctrina~. o.~~:~oe~::~ de ~a parroquia y, grandes unidades de encomien as se ~Vl ~ s encomiendas estrechamente en algunos casos, una parroquia abarc~ 1 a . °rro uia era nada mas una fun­vinculadas. Sin embargo, por 10 ~enerall a pa {a oyo financiero y de otro ci6n de la encomienda y dep~ndla de ~ da

lara :ut~ridades indfgenas. En la tipo y se sostenia sobre l~s ml~mas u~ a es y zaron el roceso de recon­decada de 1530, los funClonan~s e~padnolels emdPelO de lasPmunicipalidades f b · ' d 'gena slgUlen 0 e mo e ormar el go lerno 111 1 medida las mismas.

, las unidades eran en gran espanolas. Una vez mas, b ., , los tiemos que siguieron a

En esencia, entonces, el altepetl so reV1VlO en c •

I ·6 23 pp 119-120 80 183 (Huexotzinco) TA, se ecCl 11 , . so Veanse en especial BC, doc. 29, pp. 1 -. 11 P tronato 11;4, ramo 50, Solicitud de los

(Tlaxcala) y Archivo General de Indlas, Sevl a, a caciques de Suchimilco, 1563 (Xochlmllco).

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604 FORMAS DE EXPRESr6N

toda la iglesia tendria que ser tirada ero otros afirm derribar Ia cupula y construir una n~fva I hi aron que era suficiente . 1 ah ' 0 que se zo en un mes 183 In

SI os n uas estaban operando en forma mu inde e' . clUso esfera, los espanoles todavfa estaban mejor u{ d p ndlente en su propia mundo de la tecnologfa y estilo euro eo lC~ os re~pecto al cambiante les necesitaba. No obstante la implic!I'o'n' YesCuqan 10 hab

hla una dificultad, se

t b ' ue os na uas y los -es a an operando en un solo sistema y comparnan 1 . e~Panoles suposiciones. os mlsmos obJetivos y

A.Un queda mucho por aprender sobre el pa el de los ah meXlcano del periodo tardio. Pero ya esta dar: que eXis~ ;:s en el ~rte desde una etapa en que, como ocurrio con la lengua un evolUCl6n se trataba mediante los principios tradicionales h't nuevo vocabuIario . t'" , as a una etapa en la sm aXIS mlsma se VI0 fuertemente afectada. que

183 MNAH AH, GO 184 f 26 La const '6 hi estos eran indigenas. ," ruCCI n se zo con nuevos trabajadores; no esta claro si

X. CONCLUSI6N

empece a realizar la investigacion y los borradores que culminaron este libro, querfa de una forma muy general ayudar a ubicar la historia los pueblos indigenas de la America espanola al mismo nivel que el con­

mas desarrollado de obras sobre los espanoles.* No era mi intencion el trabajo a un solo tema. Quiza estaba especialmente interesado

demostrar la conveniencia 0 la necesidad, asi como la viabilidad, de usar .... "n''''<;: en lengua indigena al escribir la historia de por 10 menos algunos de los grupos indigenas mas importantes despues del contacto con los europeos. Queria mostrar, y creo que asi 10 he hecho, que esos grupos con­tinuaron constituyendo durante mucho tiempo un sector muy complejo, parcialmente autonomo, que debia ser estudiado en sus propios terminos, aunque solo fuera porque su naturaleza era vital para entender la cuestion de la continuidad despues de la conquista y los cambios que afectaron a la America espanola temprana como un todo (indios, espanoles, y su esce­nario com tin, la sociedad de la America espanola en general). Ademas, el libro, como resultado que es de la primera investigacion generalizada de las fuentes en nahuatl, contiene mucho que puede arrojar de alguna manera luz sobre la vida indigena sin estar relacionado muy de cerca con ningUn tema especial en particular; mi intencion era no dejar sin mencion ningu­na nueva caracteristica observable de la cultura nahuatl y de su evolucion despues de la conquista.

No obstante, a medida que el estudio progresaba se volvio sorprendente­mente tematico; tampoco se puede decir que este resultado haya sido del todo accidental. Desde mis primeras experiencias en los archivos, he tenido un gran respeto por el grado de integridad de ambas esferas, la hispana y la indigena, en la America espanola temprana. Me ha parecido que cada una retuvo durante mucho tiempo su propio centro de equilibrio, relativamente libre de las influencias de la otra esfera, excepto por las que trajo consigo el

• Aproximadamente entre 1973-1975, cuando por primera vez empece a dedicarme en serio a los estudios de nahuatl, parecia evidente que la literatura hist6rica estaba claramente desba­lanceada en favor de los espanoles. EI tiempo que ha transcurrido desde entonces ha visto un gran numero de publicaciones etnohist6ricas de muy alta calidad sobre Mesoamerica y los Andes, y me siento tentado a decir que hemos corregido ese desequilibrio 0 que incluso hemos ido mas de la cuenta en la otra direcci6n, en especial en 10 que se refiere a la investigaci6n sobre los indios considerados aparte de otros grupos. No obstante, al escribir esta obra, el juego de escritos academicos sobre los espanoles sigue siendo mucho mas voluminoso, variado yam­plio en su tematica, y seguimos teniendo una comprensi6n mucho mas sutil y completa del funcionamiento del componente hispano de la sociedad y de la cultura de la America espanola.

605

Page 25: Lockhart Los Nahuas Despuc3a9s de La Conquista Frags

Cntegoria

Lengua

Mecanismos de mana deobra temporal

Gobiemo de los estados locales

Terminologia para el rango noble

Patrones denombres

Parentesco

Cantos

Historia

Registros

Arte y arquitectura

Religion

Cuadro X.I . Las tres etapas y algunas de sus implicaciones

Etapa 1 Etapa 2 (1519 a ca. 1545-1550) (ca. 1545-1550 a ca. 1640-1650)

En 10 esencial sin cambio Prestamos de sustantivos; ningtin otro cambio

Encomienda (todo un estado indigena asignado a largo plazo a un espanol)

Tlatoani (rey) y nobles, igual que siempre

Sin cambios

Primeros nombres cristianos

Sincambios

?

?

Pictorico/ ideognifico-oral

?

Dios, bautismo

Repartimiento (pequenas cuadrillas asignadas a los espanoles por periodos breves)

Cabildo, concejo municipal de estilo espanol (integrado por el tlatoani y los nobles)

Terminos aplicables a los miembros del cabildo

Se desarrollo gradualmente un complejo sistema jerarquizado de nombres

Se adoptaron conceptos y terminologia espanoles del matrimonio

El genero mezc16 en su contenido 10 anterior y 10 posterior a la conquista, su forma era de antes de la conquista, con los versoS indicados por interjecciones, pares de versos y arreglos simetricos de los pares

Los anales se dividen igualmente entre la preconquista y la posconquista

pictorico / ideografico-alfabetico (el segundo dominante)

Se construyeron grandes complejos conventuales idiosincrasicos; frescos y escultura decorativa en un estilo mezclado indigena-

espanol

Proliferan los santos por cad a unidad sociopolltica

Etapa 3 (1640-1650 a 1800 y despues)

Todo el rango de los fenomenos de bilingilismo

Acuerdos informales e individuales entre los espanoles y los indios

Fragamentacion de los estados locales y formas mas idiosincrasicas de tenencia de cargos

Desaparecen los terminos reeIDplazados por

t Sistema maduro de nombres,

que ubicaba con precision a cualquier individuo en la sociedad segtin su rango

Terminos para hermanos y primos, sobrinos parientes politicos que se justan a1 espaiiol

fii a, conjunto de versos que continuaban indefinidamente sin ningtin patron numerico

Los anales tratan casi exclusivamente de los tiempos posteriores a la conquista: aparecen en forma escrita las leyendas sintetizadoras Y atemporales llamadas "titulos"

Ante to do alfabeticos

Se construyeron pequenas parroquias de estilo espanol; el estilo del arte es ante todo europeo

Un santo, la Virgen de Guadalupe, asume importancia nacional

Page 26: Lockhart Los Nahuas Despuc3a9s de La Conquista Frags

I I

608 CONCLUSI6N

c~ntact? diario prolongado entre las dos (una interacci6n que ocurria en un myel ~lfe~~nte al ~.e la act!vidad -r0litica e institucional formal, aunque la org~mzaclOn pobhco-soclal podIa reflejarla y la actividad institucional podIa ser una manifestaci6n de la misma).1 Yo esperaba una evoluci6n den­t~o d~l ~undo indigena que, por una parte, correspondiera a los impera­tivos mdlgenas y, por otra, estuviera impulsada y estructurada en el tiempo por la,naturaleza y grado del contacto entre las dos poblaciones. Por fin resul!o un proceso de tres etapas de una claridad extra ordinaria en todo el ampbo espectro de los fenomenos sociales y culturales nahuas.

Un segundo te~a. es la naturaleza de la propia cultura nahua, tal como era an~es de que vln,leran los europeos y, en muchos aspectos, durante un largo tie~po despue.s de la Ilegada de estos, porque la presencia espanola estuvo leJos de camblarlo todo. En este caso es menos facil resumir el tema. En cada una de las ramas de la vida nahua se ha visto que existieron Sor­prendentes simili~udes 0 pu~tos ~e cO~,tacto con los patrones europeos (sobre los que no slempre se hizo hincaple en el texto principal del estudio puesto. que ellecto: ya conoce los elementos europeos y reconocera d~ mmedlato la~ semeJanzas) . Por supuesto, apenas ocurrio que algo fuera exactam~nt~ l~ual en a~bos lados. Se han senalado muchas peculiaridades de los prmClplOs orgamzativos nahuas, ante todo por medio de la identifica­ci6n y definicion de conceptos clave como "altepetl" y "callalli" (tierra de la casa). Como ocurre con cualquier cultura, esos conceptos y los mecanismos q~e l?s.acompanan son demasiado diversos para resumirlos bajo un solo prmclplO, pero un modo en particular, la creaci6n de grandes unidades de muc~as clases por medio del ordenamiento de partes constitutivas in de­pendlentes separadas, si Ilega a surgir como una caracteristica prima ria de la cultura nahua.

LAS ETAPAS

En resume~, las tres etaI;'as de la evolucion general de los nahuas despues de la conqUlsta son las slguientes: 1) una genera cion (1519 a ca. 1545-1550) durante la cual, a pesar de grandes revoluciones, reorientaciones y catas­trofes, poco cambio en los conceptos, tecnicas 0 modos de organizacion nahuas; 2) mas 0 menos cien anos (ca. 1545-1550 a ca. 1640-1650) durante los cua~es los elementos espanoles Ilegaron a penetrar en todos los aspectos de la vIda nahua, pero con limitaciones, a menudo como adiciones discretas ~entor? de un marco indigena relativamente sin cambios, y 3) el tiempo que SigUlO a esta segunda etapa, que Ilego hasta la independencia de Mexico y en muchos aspectos hasta nuestro tiempo, durante el cuallos nahuas adop­taron una nueva oleada de elementos espanoles, los que en este caso a

I Vease Lockhart, 1972b, p. 10.

CONCLUSI6N 609

menudo afectaron fuertemente el marco de la tecnica y la organizacion, lle­vando en algunos casos a una verdadera amalgama de las dos t:adiciones. EI cuadro X.I especifica por etapas algunos de los desarrollos mas notables en una serie de categorias de interes. .

La Etapa 2 vio el florecimiento de varios fenomenos corporativos en qu~ la influencia espanola coexistio con un fuerte sustrato de ante~ de la conqUlsta (el cabildo, los complejos conventuales y su p~rsonal, el ~lste~~ de rep~,r­timiento de mana de obra, los anales y las canClOnes; y yo mcluma t~mblen el sistema de escritura). En la Etapa 3, los nuevos desarrollos tendieron a centrarse no en la corporacion original, el gran altepetl, sino en las corpora­clones mas pequenas que surgieron de el, 0 en el individuo. Aunque los ele­mentos que los nahuas adoptaron con exito en la Etapa 2 eran nuevos en algunos sentidos, tendieron a corresponder muy de cerca con algo q,:e ya existia en la tradicion nahua. En la etapa 3, al progresar el acercamiento entre las dos culturas, se adoptaba precisamente 10 que era distinto, facili­tando asi la opera cion fluida de una sociedad todavia dual pero cada vez mas entrelazada.

En la parte principal dellibro he tratado con algu.n detalle las manifesta­clones especificas del proceso en los diferentes aspectos de la vida, tal como Ie bosquejan en el cuadro X.l ; en todas las areas, exc~pto en el ~rte y la ar­quitectura, la evidencia proviene ante todo de los registros en nahuat~. Una categoria muy importante que paso por las tres etapas, los mecamsmos mediante los cuales los espanoles obtenian temporalmente mana de obra india, no se trato por varias razones: el registro conocido de la lengua na­huatl nos dice muy poco sobre este asunto; la actividad se realizaba en un contexto espanol, mientras que nuestro enfoque a~ui es sobre el punto. de

interno del mundo indigena; ademas, en termmos generales ya eXlste estudio adecuado del tema.2 Por 10 que se puede ver, la correspondencia 'v.vF. .... u de la evolucion del mecanismo para obtener mana de obra tem­

con las tres etapas es quiza mas fuerte y clara que en cualquier otro 0, excepto la lengua. El paralelO es tanto mas sorprendente porque de un contexto hist6rico diferente y se Ie establecio mediante meto­

diferentes aplicados a distintas fuentes. Para resumir breve mente algunos hechos ya bien conocidos por los

IeXlnpr'to<:: en la historia temprana de Mexico, tan pronto como la fase mili.t~ la conquista hubo terminado, los espaiioles mas importantes ~~e partiCl­

en ella recibieron los varios altepetl del centro de MeXICO como 3 Durante la generacion de la conquista cada altepetl prop or­

obligatoriamente a su encomendero mana de obra, asi como tributo

2 Gibson, 1964, cap. IX . . d I 3 Por supues to, las "mercedes" abarcaron bastante mas alia del centro de MeXICO e os

Vease Himmerich, 1984.

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610 CONCLUSI6N

en especie. En la 6rbita de la ciudad de Mexico un decreto de 1549 aboli ' mo~opolio del trabajo obligatorio de la encomienda, y en su lugar insti~ el un sIstema al que se llamo el repartimiento. De conformidad con este Ulti yo el altepetl continuo proporcionando cuadrillas de trabajadores tempora~o, pero ahora se les reunia ante un funcionario espanol que los asignaba es, ., 1 n, por esa ocaSIOn so amente, a cualquier espanol cuyas empresas los requirier sobre la base de una necesidad demostrada. (Como los encomenderos te ~n, 1 'dd 1 ' nIan as prople a es rura es mas grandes y la mayor necesidad, por no de . nada de la influencia, y la distribucion inicial de la mana de obra no camb ~6Ir 1 . 1 ,

e nuevo sIstema n~ represento un cam~io ta~ .~rande como se podria pen-sar.) Luego, en la decada de 1630, todavla refinendonos a la misma area al­rededor de la ciudad de Mexico, el repartimiento fue abolido formalment para la agricultura (pero no para las obras publicas ni la mineria de la plata

e

donde era aplicable), y los espanoles que querian mana de obra temporal tenian que hacer arreglos individuales (como ya muchos de hecho 10 esta­ban haciendo).

,Esta secu~ncia, por involucrar a los espanoles directamente, es la que ~as luz arroJa sobre el aspecto del contacto que (debido a que en este estu­dIO nos concentramos en ellado indigena) debe deducirse en gran medida ~e la naturaleza de los diferentes fenomenos indigenas. En la Etapa 1, el tiempo de la mana de obra por encomienda, se asignaba un altepetl bajo su gobernante (tlatoani) a un solo espano!. Es cierto que el encomendero empezaba a adquirir de inmediato subordinados espanoles y africanos que Ie ayudaban a recaudar el tributo y supervisaban a los trabajadores indios. No obstante, este sistema requirio algun tiempo para quedar establecido y continuo siendo relativamente limitado en la primera generacion en vista del e~c~s? numero de espanoles, ademas de estar limitado tambien por la falta mlclal de conocimientos lingiiisticos por ambas partes. Bajo la enco­mienda, los trabajadores temporales en numerosas partidas bajo la super­vision de las autoridades de sus propias unidades, iban a realizar las tareas, muchas de las cuales eran de un tipo con el que ya estaban familiarizados. El contacto y el cambio eran minimos.

Bajo el repartimiento de la Etapa 2, el coatequitl indigena, mana de obra obligatoria rotativa del altepetl, continuo proporcionando trabajadores aunque, por 10 comUn, los canalizaba ahora por medio del gobernador y del cabildo indigena, en vez del tlatoani y de otros funcionarios tradicionales. Una vez reunidos bajo la direccion indfgena, se dividia a los trabajadores en un numero mucho mayor que antes de pequenas partidas, a menu do sin la supervisi6n de sus propias autoridades y en contacto directo con un patron o supervisor espanol; era probable que las tareas fueran ahora de una natu­raleza mas espanola, mas estrechamente vinculadas a la actividacl comer­cial para las ciudades espanolas.

CONCLUSI6N 611

En los acuerdos informales de la Etapa 3, el altepetl ya no participab.a en 1 abastecimiento de la mana de obra. Un solo indigena se contrataba dlrec­

:amente, en una relacion personal, con un patron espanol 0 con su r~pre­sentante durante cierto tiempo y bajo las condiciones a.cordadas. (Es Cl~rto

ue, en el caso de las grandes empresas espanolas, medladores y supe~vIso­ies, que provenian de la sociedad indigen~ y a los que se ll.a~~ba ca~ltanes, veces realizaban informalmente las funCIOnes que en un lIUCIO habla~ co­

a espondido a los funcionarios del altepetl, proporcionando las cuadnllas, ~aciendose responsables de su pago e incluso ayudandolos directamente a realizar el trabajo.)4

En esto vemos un mayor grado de contacto personal con cada etapa sucesiva. La corporacion indigena sigue siendo fundamental dura~te la Etapa 2, aunque en forma modificada,.y .luego desaparece del esc~nano. El contenido y las condiciones de la actlvldad .se mueven progre~Ivamente hacia a los modos espanoles. En 10 que se reflere a la remuneraClon, ~l t~a­bajo de la encomienda se realizaba por completo como un ~e~er publIc? con el altepetl; proporcionar mana de obra durante el reparhrn:ento conti­nuo siendo un deber del altepetl, pero ahora el patron proporclOnaba, 0 se suponia que proporcionaba, una pequena paga monetaria para cubrir los gastos del trabajador; en la Etapa 3, la paga monetaria (a veces una parte en especie) era el Unico factor que motivaba al trabajad~r temporal a aceptar el empleo. A pesar de los cambios, ellugar de los trabaJadores en la estrucnn:a de las propiedades agrarias y en la sociedad durant.e la E.tapa 3 descendla en linea directa de los patrones anteriores a la conqUlsta, sm los cuales toda la evolucion hubiera tornado una apariencia muy diferente.

En 10 que se refiere al tiempo en que esto~ cambios .o~~rieron, en vist~ de la naturaleza de la ley espanola en las Indlas, no qUlsieramos dar un~ Im­portancia decisiva a la fecha de ciertas ordenanzas aprobadas por el goblerno en la ciudad de Mexico. Como Gibson 10 ha senalado muy correctamente para este caso especifico, los decretos solo d~ban un se?o de aprobacio~ for­mal a los acontecimientos que en gran medlda ya hablan e~tado ocurr~endo y, por otra parte, algunos vestigios significativos de los slstem~s mas ~n­tiguos sobrevivieron mucho despues de que t~les .decretos hubleran ~ldo emitidos. Sin embargo, en el contexto de un ublcaclon temporal aproxlma­da de los fenomenos sociales y culturales como la que he estado tratando, los decretos pueden ser de alguna utilidad. La abolicion del sistema de mana de obra temporal basado en la encomienda ocurrio en 1549, que esta por completo de acuerdo con la fecha aproximada de 1545-1550 p~~~uesta como punto de separacion entre la Etapa 1 y la Etapa 2. La abohCIOn del repartimiento general en 1633 ocurre algo mas temprano que la fecha que

4 Vease Tutino, 1976, pp. 190-191.

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612 CONCLUSI6N

he estimado, 1640-1650, para el principio de la Etapa 3, pero solo es un - t ' Se as pocos anos an enor. recordara que hic;e enfasis en el inicio relativamente

gra~ual d~ la Etapa ~, el cual abarco gran parte de los mediados del siglo XVII a dlferenCla del caracter marcado del principio de la Etapa 2. Por ejem I ' en la ev?lucion lingiiistica, la decada de 1630 es el tiempo en que empie~:;; a ser _mas numer~sas las evidencias de los verbos tomados en prestamo del espanol que termman en -oa, una de las principales caracteristicas diagn6 ticas de la Etapa 3. s-

No todas las dimensiones de la vida nahua reflejaron la evoluci6n en tr etapas con igual claridad. Una corriente oculta de practicas chamanistica es medicinales sobrevivi6 casi sin cambios hasta el siglo XVII y se Ie ha enc::' trado en forma r~conocible ~n nuestros propios dfas.s Toda la esfera se pudo habe.r reducldo progreslvamente a medida que la presencia espanola se generahzaba, pero no parece que haya ocurrido una serie de cambios estructurales. Los arreglos basicos de las formas de trabajar y vivir de los nahuas obed~cen al ri~o de las tres etapas de una manera obvia. Aunque se ~bs~z:van. aJustes ~e! tip~ ~sperado en la tenninologia del parentesco y en la JuStlflcaCl6n y legltimacIOn de la tenencia de la tierra, es dificil mostrar cambios en el complejo de la vivienda domestica y en la estructura basica de las tenencias de tierra de esta Ultima. Quiza, sin embargo, una informa­cion mas detallada mostrara tendencias sutiles correspondientes tambien en este ~aso .. I?e cualquier modo, espero que la investigaci6n y reflexi6n futuras Identifiquen muchos patrones significativos en las reacciones varia­bles que se presentaron en los diferentes sectores de la cultura nahua.

Las etapas representan una importante tendencia secular de la vida indI­gena del centro de Mexico y, por extensi6n de toda la sociedad del centro de Mexico hisparuca e india, despues de la conquista. Debemos de pregun­tar que relaci6n tiene este movimiento principalmente social y cultural con otra tendencia en gran escala a largo plazo, la curva estadistica de la pobla­ci6n en el transcurso de los siglos posteriores a la conquista.6 Esa tendencia tambien se estimo ante todo para los indios, con estimaciones aproximadas para el sector hispano. En resumen, la poblacion indigena disminuyo en fonna drastica desde una cifra controvertida, pero seguramente muy alta en el momenta del contacto durante todo el siglo XVI e incluso en fechas poste­riores. Hubo epidemias especialmente devastadoras a finales de la decada de 1540 y en los Ultimos aftos de la decada de 1570. A principios del siglo XVJI,

el numero de personas a las que se consideraba indigenas era una fracci6rt; sobre la que no hay acuerdo, muy pequena en comparacion con su tamatlO anterior; en algu.n punto no definido de ese siglo se llego al nadir, despU"

5 RA; Nutini, 1980-1984, 1988. Vease tambien el cap. VI. •

6 Tal como la establecieran Woodrow Borah y sus colegas en una serie de publicacione8, vease, entre otros, Cook y Borah, 1960 y 1971-1979.

CONCLUSI6N 613

del cualla poblacion india empez6 a recuperarse, tendencia que se ace1er6 durante partes del siglo XVIII. Mientras tanto, e1 resto de 1a poblaci6n (las personas a las que se llamaba espafiolas, aquellas que se encontraba~ e~ las categorias que indicaban una mezcla racial y otros que no fueron mdIOs) habia aumentado de manera constante, aunque no exactamente en forma ,_ ......... ~, a finales del periodo colonial ese sector estaba aumentando tan rapi­

que incluso, aunque el numero de los "indios" tambien aumentaba, las consideradas indias representaban una proporcion cada vez menor

1a poblacion general. No obstante, siguieron constituyendo la mayoria en centro de Mexico de los nahuas incluso hasta 1a independencia. Si se compara esto con las etapas cultura1es, es claro que el creciente nu­

de hispanos y el decreciente numero de indios fueron en gran medida ~_.n(ln~:ables del aumento progresivo en la frecuencia de los contactos entre

dos pob1aciones, que he identificado como la fuerza que se encuentra del proceso, es decir, 1a fuerza que impu1so a los nahuas a reaccio­

,aunque el creciente contacto no determino por si solo la naturaleza de reaccion. La disminucion de la parte nahua fue tan importante como el

de la parte espanola. Las cifras absolutas parecen carecer de im­para el proceso; 10 que importa son las proporciones. El impacto

unos pocos miles de espanoles entre mill ones de indios aumento in­a medida que el nUmero de nahuas disminuyo a la mitad, de

que habia sido luego a una cuarta parte y luego a menos que eso. El gra­relativamente fijo de contacto que un numero dado de espafioles podia

se convertirfa asi en una mayor proporcion de la experiencia de un numero reducido de indios y, por 10 tanto, representaria "mas"

Si buscamos correspondencias temporales mas precisas, no podemos de observar que la epidemia de finales de la decada de 1540 coincide

con el cambio de la Etapa 1 ala Etapa 2. Ya he especulado que el io de la Etapa 2 puede estar muy relacionado con la madurez de la generacion de nahuas cuyos anos fonnativos transcurrieron princi­

en el periodo despues de la conquista.7 Es probable que las epi­de la decada de 1540 afectaran en forma especialmente dura a los

viejos y debiles, y a los que habian nacido despues de la primera olea-de enfermedades epidemicas en el momenta de la llegada de los es­

"'-',v .. ;:;,, · 10 que propicio que resultaran algo menos afectados aquellos que entrando a sus anos maduros y que habian sobrevivido a esa

,nrn<>,r" oleada, justa el grupo del que acabo de hablar. Esas personas en los de su madurez no solo habrfan tenido mas probabilidades de sobre­

tambien habrian ocupado cargos dominantes antes de 10 normal y, en

7 Cap. VII, p. 411, nota con asterisco.

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614 CONCLUSI6N

vista, de la m~rtalidad infantil indudablemente alta de la decada de 1540 habnan rete~do esos cargos durante mas tiempo. Este escenario pued~ ayudar a exphcar la naturaleza repentina y abrumadora de la Etapa 2 '

1 f ,a~ como e e ecto permanente que tuvo sobre muchos aspectos de la cult h d ' d I . Ura na ua espues e a conqUlsta.

. ~ Qu~ podemos de~ir respecto de la otra gran ola de epidemias, que ocu­rno a fmales de la decada de 1570? No se presenta ningtin paralelo claro marcado con el pro~eso de tre.s ~~apas ni siquiera sobre una base especulati~ va. No obstante, eXIste la posIbdidad de una correspondencia mas sutil. El lector puede haber observado que algunos de los documentos que ma h

d . 1 s e us.a 0 como eJemp os provienen de la decada de 1580.8 No quiero multi-p!Icar las su?etapas, en particular no deseo hacerlo hasta que este dispo­ru~le u~ conJ~to .~e documentos mas grande y se haya realizado mas tra­baJo de mvestigaclOn, pero tengo Ia impresi6n de que el periodo 1580-1610 re~resenta el apogeo de la escritura alfabetica nahuatl despues de Ia con­qUlsta en muchos aspectos: expresi6n, calidad estetica, amplitud de los temas tratados. Quiza ocurri6 algo muy parecido a 10 que ya habia ocurrido antes, esto es, que la epidernia de 1570 hizo que una nueva generaci6n as­cendiera a los puestos importantes y la mantuvo ahi durante mucho tiem­po. En esta ocasi6n el nuevo grupo no s6lo no habia vivido antes de Ia con­quista, sino que ademas no tenia ninguna experiencia real de Ia Etapa 1; la cultura de la Etapa 2 era una segunda naturaleza para ell os, 10 tinico que habian conocido.

En 10 que se refiere a la transici6n de la Etapa 2 a la Etapa 3, se presenta en una era de cambio demografico relativamente lento. Quiza coincide mas o. menos con el nadir de la poblaci6n indigena y el inicio de su recupera­c.I6~; pero de se~ asi ese no seria el factor operativo. El cambio "demogni­fIco que conduJo a la Etapa 3 fue un aumento decisivo en el ntimero de personas bilingiies. Como ni los registros de tributos, ni los censos, ni los regis.~os ?,arroquiales, ni. las estimaciones de la poblaci6n distinguen entre los bdmgues y los monolmgiies, eI registro demogrMico en el sentido usual nada nos dice sobre el factor crucial, aunque este sea en cierto sentido de­mogrMico, es decir, una consideraci6n cuantitativa con respecto al ntimero de personas que pertenecian a una cierta categoria. S6lo nos queda deducir este desarrollo mas que nada por los fen6menos Iingiiisticos de este tiempo. En general, el inicio de la Etapa 3 no parece tener relaci6n estrecha con ninguna tendencia demogrMica a corto plazo, tal como se la concibe por 10 comtin.

Las etapas estan definidas por tres estrategias sucesivas con respecto a

. 8 Considerense eSiJecialmente los documentos 1 y 2 en el apendice A; los originales de los dlalogos de ~NS ta?,ble~ deben c?rresponder mas 0 menos a este tiempo, e igual ocurre con el extraordmano testimOnIo coloqUial de don Juan de Guzman, resumido en el cap. VIII.

CONCLUSI6N 615

introducciones espanolas, que representan una reacci6n ac~mulati~a un contacto cada vez mayor con las cosas y mod os espanoI.es. Sm

argo, como espero haber dejado en daro, los espanoles no dIc.taron lemente el proceso. Al menos no 10 dictaron en forma. consClente,

casi no se daban cuenta de el, y algunas de sus parte~ Importantes nUt:ua"UH permanentemente ocultas a sus ojos. Ta~poco 10 dictaron por su

presencia, porque la cultura indigena fue tan Impo~tante .como la cul­intrusa en la determinaci6n de la forma, secuenCIa y hempo de la

Ademas, la influencia no se ejerci6 en un solo sentido. Los espanoles el patr6n de asentamiento basico que los nahuas ya hablan esta­

sus empresas fueron penetradas por los mecanismos n~huas de de obra, usa ron cada vez con mas frecuencia mercados esenClalmente

para obtener los articulos diarios .de ~od~s dases, adoptaron te elementos significativos de la d.Ieta mdigena y de su cultura

rial, y su lengua tambien se via influ~da. D~ hecho, :ue afectada e~ medida de la misma manera en que mfluyo en el nahuatl. .Los pn­

prestamos tomados del nahuatl por el espanol son un refleJo de l~s ocurrfan en la otra direcci6n, y hacfan enfasis en las plantas y los ~ru-

. los artefactos y las definiciones de los papeles marcadamente dIfe-9 Mas tarde los espanoles empezaron a tomar verb os como pepenar, . 1 ul' "lOp "recoger espigar", y sacamoiear, "desmontar la tierra para e c tivo. ero

dudo~o que se puedan establecer etapas ling?fsticas ~la.ras. Aunque de la sutil influencia nahuatl sobre el espanol de MexIco probable­

atin no se ha descubierto, sin duda el efecto fue mucho menor que en otra direcci6n. Ambas partes realizaron ajustes significativos, pero el pr~­

general estuvo lejos de ser simetrico. Me parece que estu~o condI­cionado por dos facto res ante todo: el dominio general de los e~panole~ y el hecho de que Uegaron en suficiente ntimero para crear un~ sOCledad vIable, parcialmente contenida en sf mismo que no estaba en pehgro de ser absor­bida por el medio local."

9 Vease Tuttle, 1976, para una lista que va mas alia del espanol, pero q~e au~ asf ejemplifi­ca este punto muy bien. Lo que complic6 la situaci6n en Mexico er? la eXlstenCl~ de pal~b~a~ tomadas en prestamo durante la generaci6n que los espanoles hablan permaneCidoden e a ribe Por 10 comun retuvieron la palabra arawaka para un fen6meno del Nuevo M~n 0 en vez de ;doptar el equivalente nahuatl, como sucedi6 con cacique para tlatoam, y malz en vez ~~ tlaolli y centli. Sin embargo, hubo excepciones; po~ eje,mplo, mltote, del nahuatl, remplaz6 g dualmente areito, la palabra arawaka para la danza mdlgena.. I . I

10 Presento estos ejemplos por ser algunos d.e lo~ que he V.lstO en los textos co oma es tardfos, pero como no estaba haciendo una investigaCl6n ~spedfIca. sobre este tema, tuve que recordarlos de memoria y no puedo proporcionar fechas m referenCias exactas. . .

• Este no es lugar para analizar el dominio general espano!. Empez6 con una s~Pfno~ldad militar abrumadora y fue profundizado por el conocimiento que tenfan losf espan~ e~ e u~ gran conjunto de tecnicas del Viejo Mundo que no posefan los nahuas. No ue un en men

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616 CONCLUSION

La cadena causal que condujo al proceso de las tres etapas principia una inmigraci6n considerable y sostenida de espanoles despues del ;on cubrimiento de la sociedad indigena mas poblada (y mas parecida a la ~ Europ~) ~ue cualquiera de las que.se habian encontrado hasta entonces,sa ~ cual s~gUl6 el desarroll? de u~~ Importante industria minera de la plata (combmado .con la relativa faclhdad de llegar a Mexico des de Espana). En 10 que se refle~e a 10 que gener6 las etapas sucesivas, rep ito que en la rafz estaba el creClente contacto entre las dos poblaciones, pero los facto ·1 d· res mvo ucra os mteractuaron para afectar a cada una de elIas de un mod circular .. Esto es especialmente cierto con la lengua. Aunque el contacto (~ oportunldad.de escuchar hablar a los espanoles) fue crucial para que los nahuas ~stuvleran exp~es!os a las palabras, expresiones y nociones espano. las, el myel del conOClmlento de la lengua espanola entre la poblaci6n nahua en un determinado tiempo sirvio por si solo para impedir 0 facilitar el contacto. Los nahuas de la Etapa 2, con algUn vocabulario espanol basico y la correspondiente experiencia sustantiva, estaban mas capacitados para las asignaciones de pequenos grupos de mana de obra del repartimiento que sus predecesores de la Etapa 1, y esta fue una de las razones de que el sis­tema haya sido puesto en practica en la fecha en que entro en vigencia.ll Una vez establecido, el sistema condujo a un mayor contacto entre las dos poblaciones. Atin necesitamos entender mucho mejor los detalles de 10 que ocurrio en los puntos reales de interaccion de los dos sectores para poder ponderar adecuadamente los factores.

ALGUNOS ASPECTOS DE LA ORGANIZACION EN LA CULTURA NAHUA

Las fuentes nahuas proporcionan una base para en tender algunos de los principios fundamentales que ayudaron a convertir la cultura indigena en

arbitrario 0 superficial que podfa ser invertido por algun conjunto de acciones concebible 0

por al~ conjun~~ concebible de actores. De hecho, los nahuas habfan estado en gran medida en la mlsma poslc16n con respecto a los pueblos que conquistaron en los siglos anteriores. Observese el comentario de Munoz Camargo (1984, p. 206) de que el nahuatl era mas puro que otras lenguas indfgenas porque no tomaba palabras de elias, mientras que estas ultimas toma­ban muchos prestamos lingillsticos de el. Hasta donde puedo percibirlo, Munoz Camargo esta en 10 correcto. La presencia de suficientes espanoles para crear una sociedad relativamente contenida en sf misma fue un elemento esencial en la situaci6n despues de la conquista. Pero tambien es importante senalar que los recursos y estructuras nahuas eran tales que las enti­dades nahuas podfan en un inicio proporcionar ciertos beneficios necesarios a los espanoles sin que estos Ultimos se vieran en la necesidad de intervenir muy directamente (a diferencia de los pueblos semisedentarios que no tenfan jurisdicciones territoriales fijas, ni gobernantes fuertes ni mecanismo tributarios).

11 !'I0 fue la unica raz6n, como ya se dijo. La medida se debi6 al nlimero de personas que expenmentaban el contacto, mas que al contacto por sf solo; el mayor numero de espanoles y el menor numero de indios result6 en la necesidad de dividir a estos ultimos en grupoS mas pequenos durante periodos de tiempo mas breves entre un mayor nlimero de patrones.

CONCLUSION 617

que era, principios que, a causa de sus diferencias con las contr~partes del periodo moderno temprano, s6lo pueden haber evoluclOnado

los tiempos anteriores a la conquista, aunque nos sea imposible descu-evidencia directa en ese sentido. De nuevo hago enfasis en que estas

deben considerarse en el contexte de rasgos compartidos tan I~_,n()rtantes para las dos culturas como los estados territoriales, reyes, una ~ relLlgllon estatal, la distinci6n entre nobles y plebeyos, las obligaciones tribu­

una agricultura intensiva permanente y derechos individuales sobre tierra, los mercados y el comercio, los registros en papel, la herencia fe­

y los derechos de propiedad, una posicion social intermedia espe­cial para los mercaderes y artesanos, y muchos otros. Ademas, de ninguna Jnanera seria imposible encontrar paralelos en la cultura espanola y en la cultura europea general para las caracteristicas nahuas de que voy a tratar (es un asunto de grado y de enfasis) y particularmente imagin~ que estas caracteristicas ternan una distribucion muy amplia en las culturas de Meso­america y en el hemisferio occidental en terminos mas generales.

Entre elIas sobresale la tendencia nahua a crear grandes todos agregando partes que permanecen relativamente separadas y contenidas en si mismas, unidas por su funci6n comun y similitud, por su lugar en algun arreglo numerico 0 simetrico, por su orden de rotaci6n, 0 por estos tres elementos. A esto se Ie puede llamar organizacion modular 0 celular. La figura X.l

muestra esquematicamente los ejemplos mas sobresalientes que han atrai­do mi a tencion.

Observese la semejanza de las dos principales entidades de la civiliza­cion nahua, el altepetl 0 estado y la vivienda domestica. Cada una consiste de entidades menores que funcionan en una forma relativamente indepen­diente, son un microcosmos del todo y pueden ser el germen de una unidad nueva totalmente independiente. Los esquemas complejos de simetria nu­me rica y un orden de rotacion riguroso naturalmente son mas caracteristi­cos del altepetl de larga duracion que de las efimeras viviendas domesticas (aunque en verdad no sabemos 10 suficiente sobre los esquemas de rotacion internos dentro de la vivienda domestica, que muy bien pudieron haber existido). En ambos niveles se podian crear entidades todavia mas grandes con relativa facilidad: al nivel del estado, el altepetl complejo y los acuerdos imperiales como la Triple Alianza de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan; al nivel de la vivienda domestica, los "patios" en torno a los cuales se ordena­ban varias viviendas domesticas complejas (por 10 general integradas por parientes) que funcionaban como una unidad para algunos propositos.12

De igual importancia en ambos niveles era la facilidad de dividirse para formar nuevas unidades. Para la vivienda domestica esto era natural,

12 Vease Carrasco, 1976 a, b, y AZ, 1, XVlI .

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3 2 Parte constitutiva

., 1\ Orden de , 4 , rotaci6n ,

de todas las , , ~ 5 8' funciones ~ ~

y tareas

6"- ---7 delaltepetl

a) ESTADO (altepetl): 1-4 y 5-8 pueden haber tenido una organizaci6n separada y paralela

IT] parcela

separada tierra de la casa

GJ etc.

etc.

IT] parcela

separada

etc.

c) PROPIEDAD: conjunto de edifidos 1. trab.~jada por el padre; 2, trabajada por el el hiJo mayor; 3, trabajada por el hijo menor

verso 1

Residencia de la familia (calpolli) nuclear mas antigua

3a. familia nuclear

2a. familia nuclear

b) VIVIENDA DOMESTICA

20 unidades

20 unidades

d) SUPERFICIE GRANDE DE CULTIVO: parcelas de propiedad separada cubriendo toda la superficie cultivable

3 verso 2 a

4 etc. recitaci6n de los eventos de un ano

verso 3 7 verso 4 8

verso 5 5 verso 6 6

verso 7 1 verso 8 2

e) CANCI6N: pares discretos de versos en torno a un tema COmtffi

otro ano

otro ano

otro ano

etc.

f) HISTORIA (anales)

g) DECORACI6N: motivos contenidos en sf mismos que repiten muy jtffitos en secuencia simetrica; no hay subordinaci6n

FIGURA X.l . Formas de organizaci6n celular-modular en el mundo nahua.

CONCLUSI6N 619

tambien era fuente de algunas fricciones. Para el altepetl era una ame­perpetua; no obstante, sin la independencia que el esquema permitia a

subentidades orgullosas y diversas, habria sido imposible persuadirlas para que cooperaran dentro del altepetl en alguna forma, y las divisiones repetidas a partir de una entidad progenitora era 10 que 'habfa hecho surgir algunos altepetl complejos como el de Tlaxcala.13 La organizaci6n modular-celular

dio al mundo nahua una gran capacidad de adaptaci6n en los tiempos siguieron a la conquista. Las unidades afectadas gravemente por las

demograficas 0 por la reorganizaci6n espanola siempre conternan de ellas los medios y las razones para continuar funcionando. A fi­

nales del periodo colonial, cuando los tiempos eran atin menos propicios para los grandes altepetl, las subunidades no s6lo se ajustaron, sino que buscaron activamente la independencia a la que se inclinaban desde el prin­cipio.

Para hacer resaltar el hila com tin, comparemos varios tipos de organi­zaci6n modular nahuatl con sus contrapartes espanolas. EI altepetl nahua sugiere la comparaci6n con la provincia-municipalidad espanola. En el esquema espanol, una entidad urbana central clara mente diferenciada juridicamente regia y dominaba al resto de la jurisdicci6n; los miembros de mayor rango de todas las jerarqufas ternan su sede en el centro urbano y su influencia llegaba hasta la zona rural; los miembros de un s6lo concejo cor­porativo, el cabildo, ejercfan la autoridad en todo el distrito. En el esquema nahua, a pesar de la existencia de un solo jefe de estado, una divinidad comtin del altepetl, y un mercado del altepetl, cada subentidad tenia su propio jefe separado, su propia nobleza, su propia versi6n de todas las estructuras del altepetl; en realidad no existia ninguna corporaci6n guber­namental excepto la suma total de los jefes de las subunidades, que repre­sentaban principalmente a sus propias unidades. Las funciones mas ge­nerales del altepetl eran realizadas por las subunidades por turno y, cuando se requeria una acci6n com tin y simultanea, cada unidad estaba representa­da proporcionalmente.

Tanto la vivienda domestica nahua como la espanola por 10 general esta­ban orientadas hacia el interior, a un patio en torno al cual se distribuian los espacios de la vivienda. La vivienda domestica nahuatl estaba mas radical­mente en si misma y delimitada con respecto al exterior, con una sola aber­tura, entrada y salida en el mura' continuo que la rodeaba. Una residencia espanola por 10 comtin consistia de una sola estructura contigua, aunque extensa, en la que muchos de los cuartos estaban intercomunicados. En la vivienda domestica nahuatllos cuartos, a los que se llamaba calli, "casas", caracterlsticamente estaban separados por completo, con sus cuartos de

13 Yease Mui'ioz Camargo, 1984, pp. 163, 168-169, 172.

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620 CONCLUSION

almacenamiento separados, y de cualquier modo todas sus puertas dab al patio, y 10 mas probable era que en cada uno vivieran un par de adultilll con sus hijos 0 dependientes. OS

La misma clase de diferencias se presentaba entre las tierras de la vivo da domestica er: las dos ~ulturas. E~ amba~,.las tenencias estaban disper:~ y en ambas habta pe.quenas tenenctas famthares que consistian de una SOla parcela, pero en el ststema nahua 10 normal era la division en un gran n '. mero de. p~quenas par~el~s mas sepa~a?as entre sf. Ademas, en el COmPlej: de las vtvtendas domeSticas, las famthas nucleares individuales tomaban cada una la responsabilidad principal por diferentes parcelas. A menud una determinada parcela tambien era un elemento en' un esquema maO amplio que dividia toda una gran superficie 0 cuenca en un gran nfunero d: pequenas partes de dimensiones relativamente uniformes, que por supuesto variaban segtin la topografia, pero que estaban basadas en una pequena unidad estandar. Incluso las grandes parcelas que ternan los nobles mas importantes tendian a ser mtiltiplos de la unidad estcindar y estaban sujetas a subdivision en cualquier momento.14 Aparte de lotes en el centro 'urbano, no existia un esquema estcindar semejante entre los espanoles.

Si vemos ahora manifestaciones mas especificamente culturales, tambien en ellas encontramos contrastes sistematicos. Por ejemplo, un cantar 0 poe­ma espanol con frecuencia narraba una historia de una manera lineal, 0 por 10 menos procedia acumulativamente, y en el cada elemento sucesivo de­pendia logica y esteticamente de los precedentes. En los cantares nahuas que se han conservado, los pares y la simetria numerica, junto con un tema comtin, propordonan la unidad; los pares individuales de versos estan con­tenidos en sf mismos, no se refieren ni se reladonan entre si, y en las varian­tes a menudo se presentan en secuendas diferentes. Una historia 0 cronica espanola tiene un tema 0 nombre especifico; esta organizada en capftulos bastante largos con titulo, cada uno de los cuales l1eva la historia un paso ade­lante. Una historia 0 juego de anales nahuas, aunque concentra su atenci6n en cierto sentido en el altepetl, cubre una varied ad de temas; solo esta orga­nizada por el ciclo de los signos de los anos, y cad a ano conforma una unidad y cada hecho dentro del mismo conforma nuevamente una unidad separada. La decoracion espanola en el arte y la arquitectura tiende a subra­yar, centralizar y agrandar dedos elementos, subordinando los demas a ellos, mientras que la decoracion nahua crea paneles y series en que ele­mentos similares contenidos en sf mismos se repiten para formar de alguna manera un todo simetrico.

En gran medida, los calendarios indfgena y espanol pueden compararse con la misma regIa. Lo mismo es derto respecto a las lenguas espanola y

14 V~ase Hom, 1989, cap. lII,

CONCLUSION 621

tl. EI tema requiere una demostraci6n mucho mas sistematica de la uedo presentar aqui, pero sf quiero bosquejar en este resJ?ect?,lo que es

p una de las manifestaciones mas importantes de.la orgaruzacIOn. modu-E ahuatl no solo todo verbo, sino tambten todo sustantivo, lle-

. n n , . , pleta un refijo de sujeto y potencialmente constitu~e u;'a. expresIOn ,c~m . len

P ua procede mediante una serie de frases smtacticas/fo~ologtcas que

M1~itSgllt:l de una palabra nuclear (verbo 0 sustantivo), sus aftJos yalgunas afiadidas; estas entidades acumuladas son mas grandes ~ue nues­

alabras y frecuentemente mas pequenas qu~ nuestras oraCIOnes (~~ p alguna atencion a estas unidades en el capttulo VIII). Aunque el na

ede y de hecho as110 hace, crear expresiones sumamente largas y p~ s :n esas construcciones las frases constitutivas individuales se

nll'L,. .. ,a , entre sf principalmente mediante referencias cru~ada.s, y para-liP)ism,os; aunque existen muchos elementos para una subordmacIOn clara,

10 general son mas sutiles que sus equivalentes en las lenguas europea~, las clausulas dependientes del nahuatl a menudo pare~en es~a~ subord1-

en u'na forma menos completa y menos clara. El fluJo ~~11dlOma, por general no se presta a esquemas simetricos ni de rotacIOn, pero en el

tlla~ expresiones dobles abundan en todos los niveles, y traen a la la popularidad de la serie 2, 4, 8 en otros campos.15 .

Ya hemos visto que la organizacion modular-celula: ~an ge~erahzada fue adaptada de diferentes maneras para diferentes proposttos. Sm duda era e~ modelo nahua mas general para construir cualquier cosa, pero no es en S1 mismo una explicacion universal. Sin el conocimiento de l~ na~aleza de la esfera en la que se aplicaba la construccion modular y su ~m~hdad, poco ~s 10 que se puede predecir. Tambien se encuentran contr~?-lCc1~ne~, ~s de~1r, era posible que se admitieran dentro de la construccIOn pnn~1p1~~ dtfe­rentes del de la organizacion modular-celular.16En l~ orgaruzacIO~ d~l altepetl el sitio que combinaba la residenda del tlatoaru, el templo p:mCl­pal y el'mercado del altepetl podfa dar la apariencia de un asentam~e~to central dominante, a pesar de la falta de una estructura con~eptual uruftca­da y de ideologia (y la realidad) de las subdivisiones rotahvas se~aradas. En la tenencia de la tierra, el principio de un punto c:~tra~ dommante a diferencia de las parcel as esparcidas distantes era exphc1to, mcluso funda­mental.

15 William Bright, 1990, llama a la frase sintactica/fonol6gica una "lin~a" y encuentra que, , 10 de la oratoria nahuatl que analiz6, se Ie encuentra slstemahcamente en par:s, y

en un eJemp hares estan incorporados dentro de pares mas largos, Vt:ase ~~:i~~~~~r~ ~:~~~~e~:SCg~Sfi~as en las dos culturas, el analisis de Donald Robertson, 1959, 1972 1975 del que se trat6 brevemente en el cap, IX, nota 173. , I ' , I t den-

16 Aquf me refiero al ecJecticismo en los principios, no a los CO~{ctos r~a ~: %~i:~ J~ esto cias opuestas que surgfan por, la consistente aphcacl6n de un s 0 mo 0 a hemos visto ya mucho de este hbro),

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622 CONCLUSI6N

El aspecto numerico varia considerablemente. Sabre la base del altepetl de los cantare.s: podemos considerar que el esquema can6nico ~ra 2, 4, l etc. Pero tamb.len se encuentran otros esquemas. En la politica, los azares d ' la confederacl6n y de las divisiones podian producir esquemas de 3 5 e otros numeros. Estos parecen funcionar igual de bien que cualquier o~ y en realidad, es posible que el numero 7 constituyera uno de los canones 0 y,

t ' I· que com~e Ian con e antes m~n~~onado.17 Puesto que e12 y el4 tambien eran muy lmportantes en la rehgIOn y la cosmologia antes de la conquista ( t b · , b d' I ... que am len 0 e eClan a os pnnClpIOs de la organizaci6n modular-celul incluyendo la rotaci6n), creo que estos numeros eran de hecho el ideal ~~ neral y el punto de partida. Podrfamos imaginar que la divisi6n arquetfpY del altepetl en cuatro partes, frecuentemente orientadas hacia los punt ca

d · I os car rna es, tuvo su origen en la religi6n mesoamericana. Sin duda estos as-pectos de la organizaci6n sociopolitica coincidfan con la noci6n cosmo-16gica-religiosa y tenfan connotaciones correspondientes para los nahuas pero tambien es posible decir con igual validez que los mesoamericano~ pr.oyectaron su propia organizaci6n al cosmos, 0 que el punto de vista c6s­mlco y sociopolitico coincidfa y se interpenetraba. Para mi, la organizaci6n en estas dos esferas y en otras es el resultado del principio de simetria celu­lar operando en el contexto de un determinado sistema numerico.

Otro aspecto no~able de la organizaci6n nahua es la falta general de polos claramente determmados, que se observa sobre todo en una renuencia a dis­tinguir sistematica mente entre 10 privado y 10 publico, como ocurre con la cambiante posici6n de los teccalli 0 casas senoriales, la interpenetraci6n de la terminologia social y politica, el regimen de la tierra en general, los san­tos y la expresi6n individual-corporativa combinada que se encuentra con frecuencia en los anales y en los tftulos. Esta tendencia se puede relacionar con la organizaci6n modular-celular 0 incluso se la puede considerar como una faceta 0 consecuencia de la misma. . Donde .las grandes entidades sociopoliticas estaban divididas en partes rndependlentes separadas, estas a su vez en otras y estas todavfa en otras mas, hasta llegar a la vivienda domestica como un elemento constitutivo y a las partes constitutivas que la formaban, cada entidad con sus propios derechos y deberes, no hay ningu.n lugar en esta serie continua en que pue­da decirse que esos deberes y derechos eran de una clase diferente a los del siguiente nivel. Existfa una tensi6n constante que podia conducir potencial­mente a un mayor enfasis en la entidad mayor 0 a la separaci6n de enti­dades mas pequenas, pero a la vez el proceso era la estructura normal para acomodar los diversos intereses. Protocolos complejos y escalas que pasa-

17 Vease L. Reyes Garda, 1977, p . 88, Y la discusi6n en el cap. II, secci6n "Principios basicoS de la organizaci6n del altepetl".

CONCLUSI6N 623

ban imperceptiblemente de un nivel al otro, a las que es muy diffcil discer­nir con los medios que tenemos disponibles, ayudaban a evitar el caos y la acci6n arbitraria. Uno de esos mecanismos era el principio de que, cuanto

tiempo retuviera una determinada entidad cierta tierra, mayor seria su ...... 'rpr·n' I y su decisi6n para determinar su uso y menores sus deberes con otras entidades.

No obstante, en el momenta del contacto con los europeos sf existfa una importante polaridad en la cultura nahua, la aguda distinci6n entre los pi­piltin 0 nobles y los macehualtin 0 plebeyos. Es cierto que los comerciantes y algunos artesanos calificados pueden haber compartido las caracterfsticas de ambos, que existfan mecanismos formales e informales para que los ple­beyos ascendieran a la categorfa de nobles y que, al nivel de la realidad

, la diferencia.entre los nobles menores y los plebeyos acomodados apenas se podfa percibir a veces. Pero en principio, al nivel de las razones y de la ideologfa, la distinci6n era absoluta y estaba bien desarrollada, con un numeroso vocabulario asociado, papeles bien definidos y expectativas de conducta estereotipadas. Desde la perspectiva del siglo XVI, la distinci6n entre el pilli y el macehualli parece ameritar que se la considere como uno de los tres fundamentos de la sociedad y conciencia nahua, junto con el altepetl y la vivienda domestica. Estos tiltimos dos sobrevivieron mejor que 1a primera: como hemos visto, en el siglo XVIII todavia existfan grupos su-

. e inferiores en la sociedad nahua, siguiendo Ifneas familiares, pero 'm,>nCl<: marcados y con mas flexibilidad; la distinci6n polar explicita en la terminologfa ya habfa caido en desuso.1B

18 No voy tan lejos como para decir que la tensi6n entre una rfgida polaridad y otros modos organizacionales nahuas fue una de las razones mas importantes para la decadencia de la dis­tinci6n. Hemos visto que fue una parte inseparable del debilitamiento radical de un antiguo complejo de ret6rica nahuatl en much os aspectos.

Un area relacionada de interes, sobre la cual no estoy aun en posici6n de hacer afirma­dones definitivas, es la importancia de la polaridad masculina-femenina en la cultura nahua. Existian definiciones de papeles muy separados, tanto en la forma de realidad social, 0 una ideologfa inconsciente, como de una ideologfa razonada 0 explfcita. Existen indicios de la

de dos grupos, como ocurre con las eillllatepixque separadas, funcionarias que man­el orden entre las mujeres, 0 las Iistas separadas de testigos hombres y mujeres de testi-

80S en los documentos. Cilluapilli, "mujer noble" y pilli, "hombre noble" eran palabras equiva­Ientes pero mutuamente exclusivas. La terminologfa del parentesco distingue ampliamente el

del punto de referencia, mucho mas que el ingles 0 el espano\. Hemos visto los termi­especiales eilluaealli, "mujer-casa", "casa de la mujer", y eilluatlalli, " tierra de la mujer"

(aunque sus significados exactos no son bien entendidos). Por otra parte, el nahuatl no tenia genero gramatica\. No es posible decir si quienes practi­

caban una determinada actividad en el mercado eran mujeres u hombres, y rara es la ocasi6n se hace explicito el genero. EI termino general tlaeal/, "ser humano, persona de

sexo", fue usado abundantemente en el antiguo nahuatl. Se hada referencia a los ya las mujeres como el 0 la -tecuiyo, "senor 0 senora" de uno. En la vivienda domesti­

ca, los miembros de ambos sexos tenfan derechos similares si no es que totalmente Iguales y funcionaban principalmente como individuos. Si en el nahuatl eran fuertes las distinciones de genero entre los parientes segun el punto de referencia, en cambio, cuando se trataba del refe-

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624 CONCLUSI6N

Una ultima caracterfstica muy coml1n de la cultura nahua tal como se 1 percibe a traves de la perspectiva que proporcionan los documentos a nahuatl es, a pesar de mi enfasis en los aspectos comunes y paralelos en~n los sectores, una considerable divisi6n en compartimentos, tanto entre 1 e

d d .. d Os gran es ommIOS como entro de ellos. Aunque inmediatamente vien la memoria una relaci6n con las subunidades contenidas en sf mismas d el

a . ·6 die a orgaruzaci n mo u ar-celular, sospecho que tendrfamos una imagen m

·d al · ul uy ~arecl a en cu qwer c tura que examinaramos de la misma manera, en par-ti.c~ar .en una. en que el contac.to a~rumador con otra trae consigo la interac_ CIOn dlferenClal entre sus vanos SIstemas correspondientes. Ya antes trate de algunos aspectos de ese diferencial.

La mejor evidencia se refiere al genero y al subgenero en los textos escri­tos, donde toda la concatenaci6n se encuentra frente a nuestros ojos de una manera que no se da con otros temas. Asf, los anales, las obras de teatro, los cantares, los titulos y las f6rmulas magicas tienen cad a uno su vocabulario estructura, convenciones e incluso ortograHa separadas (10 que es especial~ mente notable con l.os titulos y los cantares). Los practicantes de cada ge­ne~o es~aban, en :ar~os grados, en contacto entre sf y con sus predecesores y se mspuaban prmclpalmente en la tradici6n de ese genero particular, sin hacer usa del material relevante y tal vez disponible en los otros generos. Claramente, cada una de estas formas correspondfa a un cfrculo social, a un grupo de presi6n y a una situaci6n algo diferente en 10 que se referfa a la presencia espanola. Son comparables a sistemas como la administraci6n de la tenencia de la tierra 0 de la vivienda domestica, que ternan sus propios elementos constitutivos, su propio vocabulario y, aunque estamos un poco menos familiarizados con ellos, sus propios generos textuales asociados.

Como digo, la division en compartimentos no termina en los sistemas y circulos s?ciales. La documentaci6n cotidiana posterior a la conquista fue un solo SIstema operado por las mismas personas con la misma capaci­taci6n, a pesar de 10 cual existieron distintos subgeneros, y los que tenfan precedentes mas cercanos anteriores a la conquista diferfan marcadamente de los que carecian de ellos. Ya hemos visto un ejemplo de la divisi6n inter­na en ~ompartimentos dentro de un genero, en la distincion muy clara entre el preambulo de los testamentos, que parece una formula recitada, y la

~ente, esas distinciones era debiles, porque no se hacfan cuando se trataba de parientes mas J6venes que el pun.to de referencia. La forma mas comlin de hablar de los deberes de los padres en el nahuatl del ~lglo XVI era u.sar el doblete "matemidad, patemidad", que se encuentra apli­cada a un pr~gemt?r de cualqwer sexo. En este caso tenemos dualidad en vez de polaridad.

Asf, la eVldencla senala en ambas direcciones, y al parecer no sera facil resolver con mas detal~~ este p:oblema (de ninguna manera estoy afirmando que sera imposible). Mientras tan­to, Ull lffipresl6n es que, a fmal de cuentas, habfa una polaridad hombre-mujer menos expUcita en la cultura nahua antigua que en la cultura espanola. De todos modos, un espectrograma del fen6meno para una cultura serfa muy diferente del que corresponderfa a la otra.

CONCLUSI6N 625

principal del texto, que se encuentra en un lenguaje ~a~ :,ernaculo. sentimos inclinados a pensar en terminos de fronteras mVIslbles co~o

que en la gramatica contienen pal~bras, frases y oraciones y las deJan I.."'.r ..... n,n como unidades de construCCIOnes mas grandes.

Algunas fronteras son mas porosas que otras. La que existia en torno a preambulos de los testamentos era muy permeable; la que rodeaba los

krltalres de la Etapa 2 10 era considerablemente menos, y la que se encontra~ odeando a las f6rmulas magicas recitativas de estilo indfgena era caSI

r ble. Algunas fronteras permiten la evoluci6n continua dentro de en tanto que otras conducen a la fosilizacio~ y ritualizaci~n. de ~us

Este ultimo fenomeno puede estar aSOClado con la ehmmacl6n la fuente, la practica religiosa de antes de la conquista en el caso de las

magicas recitadas, y la cristiandad abstracta promulg~da por los mendicantes espanoles del siglo XVI en el caso de los preambulos de

testamentos. Los limites 0 fronteras tambien pueden abrirse 0 cerrarse. Algo de esta naturaleza ocurri6 al parecer con el sistema de t~rminol?gi~ del ... "rprlrp'.,cn al inicio de la Etapa 3, 10 que permiti6la penetracl6n de termmos

en todo un campo que previa mente no habia sido afectado.

LA NATURALEZA DE LA INTERACCI6N CULTURAL

Como elemento central de este libro esta el proceso de interacci6n en tres etapas, durante casi tres siglos, de dos c~turas, una indigena y otr~ intrusa, cada una correspondiente a una poblacIOn local permanente consIderable, similares entre si en muchos aspectos de su perfil basico y, sin embargo, con diferencias marcadas entre ellas. Si tratamos de caracterizar esa evolu­ci6n a un nivel al1n mas general (concentrandonos, por ahora, en l~s e.f~ctos sobre la cultura indigena), podemos empezar por considerar la vlablhdad de las estructuras explicativas que se han usa do en el pasado.

La amplitud y extensi6n temporal de las regularidades de los procesos, su aspecto clandestino, por el que grand.es p.artes quedaron ocultas a los ojos de los espanoles e incluso a la conClenCla de los nahuas, pone~ .una importante limitaci6n a cualquier explicaci6n. que.hag~ de las pohhca~, intenciones 0 actitudes conscientes el factor pnmano. C~erto es que habla algunas cosas en la cultura nahua tan diferent~s.d~ las formas esp.anolas 1 en conflicto tan directo con ellas, como el sacnflCIO humano y la ldolatna pagana publica, que las actitudes y politicas espanolas casi ~as erradicaron en un plazo breve. Sin embargo, esos casos espectaculare~ tienen ~~co que ver con la dinamica general. Las ideas de una aculturacl6n plaruf~~a~a y dirigida, concebida principalmente e~ las ~ent~s .de los ecleslashcos espanoles, son inadecuadas 0, para declrlo mas energlcamente, son falsas,

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626 CONCLusr6N

porque las politicas y campanas eclesiasticas 5610 explican una pequena parte de 10 que oCUl:ri6 y cubren una proporci6n igualmente pequena del rango de conceptos y procesos mentales involucrados.19

En gran medida se aplica la misma objeci6n a las explicaciones que hacen enfasis en la resistencia indigena. Nadie pudo resistir a la Etapa 2 0 a la Etapa 3 como nadie habria podido resitir al cambio de sonidos del idioma alto aleman. De cualquier modo, esta perfectamente claro que los nahuas, despues de un periodo inicial de 20 anos sobre el que sabemos rela­tivamente poco, en su mayor parte no mostraban ninguna propensi6n a oponer una resistencia activa. La forma espanola de usat y aprovechar el altepetl adecuadamente satisfizo las expectativas e intereses a corto plazo de los nahuas. En un dominio tras otro, vemos que los nahuas no mostra­ban ningtin disgusto doctrinal por las introducciones espanolas como tales, sino que se relacionaron con ellas pragmaticamente como cosas que podian hacer propias, de acuerdo con criterios de familiaridad, disponibili­dad y posibilidad de uso. Si se va a utilizar la resistencia integrandola significativamente en la explicaci6n del proceso mas amplio, debe volverse a conceptualizar de manera que no convierta en factor crucial una decision consciente de aceptar 0 rechazar algo extranjero. Si un concepto, practica 0

modo de organizaci6n espanol era demasiado diferente de los equivalentes indigenas en un momento dado, los nahuas no 10 entenderian ni aprecia­rian su utilidad y, en ese sentido, 10 "resistirian". El avance del proceso de tres etapas podia cambiar gradualmente la cultura nahua hasta el punto de superar esa "resistencia" . Si se la ve en terminos de compatibilidades,li­mites y umbrales cambiantes, quiza se pueda rescatar a la resistencia como un instrumento te6rico, pero se la debe manejar con cautela y sigue siendo problematica.2o

En 10 que se refiere a la idea del aislamiento (con respecto al mundo his­pano) como una variable crucial en la historia cultural indigena, en cierta manera las tres etapas representan una confirmaci6n impresionante. Sin embargo, 10 cual vemos hoy dia es un progresivo debilitamiento del ais­lamiento, que se inici6 desde fechas muy tempranas, como parte de un pro­ceso dincimico de adaptaci6n.

Las recientes evaluaciones antropo16gicas y literarias de las situaciones de contacto cultural a menudo se apoyan en los mundos mentales de las dos culturas de que se trata, 10 que no es malo, pero tambien con mucha fre­cuencia hacen enfasis en expresiones bien articuladas, cultas, de actitudes e

19 Este enfoque, originado por Ricard, fue desarrollado aun mas por los antrop610gos, entre ellos Foster (1960); para el norte de Mexico, Spicer, 1962, y si damos una mirada retrospecuva

desde la perspectiva de fines del siglo xx, tambien por Nutini en sus varias obras. . de 20 Vease mi . discusi6n en el cap. VII de la aplicabilidad (y de la falta) de la nOCl6n

resistencia a los fen6menos linguisticos.

CONCLUSI6N 627

intenciones conscientes, 10 que es menos conveniente y nos devuelve a las perspectivas ingenuas de los historiadores intelectuales e institucionales de las generaciones pasadas. Tambien observamos que a menudo se Ie da una gran importancia al concepto del "otro" en este respecto. No tengo obje­ciones importantes en 10 que se refiere al concepto, si se Ie toma como algo que nos estimula a estudiar la manera en que grupos que han entrado en contacto recientemente se observan uno al otro para saber si comparten 0 no rasgos basicos comunes, es (decir, si se identifican entre sf como per­tenecientes a una misma esfera 0 no. Pero el enfoque parece llevar a la idea de que los grupos que se enfrentan se concentran casi exc1usivamente en este problema y que ademas suelen considerar al otro como radicalmente distinto.

Esto no ocurrio con los nahuas y los espafioles. Parece que los nahuas pueden haber Hamado a los espanoles "dioses" durante un breve periodo de tiempo,21 y los espanoles (aunque principalmente en Espana, y ante todo al­gunos anos despues del primer contacto) pueden haber debatido el grado de humanidad y racionalidad de los indios. No obstante, sus acciones y pa­labras diarias (en la medida en que podemos descubrirlas) muestran un concepto muy diferente en ambas partes desde el principio. Cada una si­guio mas interesada esencialmente en sus propios asuntos y conflictos in­ternos que en en tender al otro; Entre los espanoles, la familia, la posicion social, el origen regional y la epoca de llegada al nuevo pais eran algunos de los factores que resultaron en una sociedad hispana local muy diferen­ciada, en la que muchas facciones se enfrentaban entre sf buscando posicion

21 Todavfa queda mucho que decir sobre este tema, que espero tratar sistematicamente y en un contexto mas amplio en el futuro (Gillespie, 1989, es una irnportante contribuci6n reciente). Por ahora, senalare brevemente algunos aspectos que pueden ayudar a definir los problemas a los cuales debemos darles respuesta. Todos los textos en los que se dice que los nahuas lIa­maron dioses a los espanoles fueron escritos por 10 menos 20 anos despues de los sucesos, 0 inc1uso posteriormente; muchos son de naturaleza legendaria 0 apologetica, 0 ambas. En espe­cial con los escritos en espanol, uno puede sospechar razonablemente que los propios ~"I'a"IU":~ estaban fomentando un mito que les agradaba. No obstante, un numero conside­

de textos nahuas, escritos bajo auspicios muy diferentes, repiten 10 mismo (esto es, como rtprjc;t·,ro de los primeros anos despues del contacto). Es diffcil dudar que la palabra

de hecho en la primera generaci6n al hacer referencia a los espanoles, aunque quiza ftUnca podremos conocer los detalles contextuales ni las connotaciones precisas.

Otra importanteincertidumbre es la que se refiere al rango del significado de la palabra teot!. Ciertamente era el termino principal para un pante6n al que uno inmediatamente

."l'e(:on1oce como paralelo a los dioses del Viejo Mundo, y tam bien sirvi6 despues de la conquista una descripci6n generica del dios cristiano. Sin embargo, puede ser que entre los nahuas

y 10 divino se interpenetrara aun mas de 10 que sucedfa con, por ejemplo, los grie­si no es que la mayorfa, de los dioses del altepetl eran tambien los antepasados y

a!lILl)';IJU~ Ifderes del grupo. Los sacerdotes hacfan el papel de dioses y tomaban sus nom­como tftulos, y a representantes rituales del dios, vestidos con tbdos los ornamentos de se les hacfan fiestas y luego se les sacrificaba. Ademas, segun el FC, libro 10, p. 169 (cap.

en la antigua Tula los hombres (, hombres importantes?) se llamaban uno al otro " teotl".

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628 CONCLUSION

y riqueza. Del otro lado, los espanoles vefan simplemente "indios" a I que,en gran medida habfan asimilado en sus mentes al modelo qu: ya Os hablan formado durante su experiencia en el Caribe. se

De igual manera, los nahuas siguieron muy conscientes de su altepetl subaltepetl, de su calpolli y subcalpolli, asf como de sus distinciones soc' : les y microetnicas y, desde el primer momento en que los espanoles l~a_ garon, cad a entidad y facci6n procur6 sacar el mayor provecho para sf ~_ rna de la nueva situaci6n. Los nahuas estaban interesados en los espanol s610 en la medida en que afectaban a su subentidad particular, y se co~ tentaron con agrupar a los recien Hegados bajo un nombre general com caxtilte~a (castellanos), espafioies, 0 quixtianotin (cristianos). Entonces, el pun~ to de vIsta general de cad~ par.te es.t~ba centr~~o en s.u propia sociedad y cultura, con un punto de vIsta slmpliflcado, urudlffienslOnal y superficial de la otra parte.22

La diferencia en la visi6n que las dos sociedades tomaron de la otra se encuentra, me parece, principalmente en el campo de la evaluaci6n. Estel claro que los espanoles en general consideraron que los nahuas y su civili­zaci6n (0 mas propiamente, desde su punto de vista, los "indios" y la civi­lizaci6n india)23 eran marcadamente inferiores, 10 que no es sorprendente puesto que con esto mostraron una versi6n algo menos radical de la misma actitud que ternan hacia los otros europe os (incluso hacia los ibericos de la periferia) y hacia otros pueblos del Viejo Mundo. Los nahuas siempre habfan tenido una actitud similar hacia los que no eran nahuas y, mas espe­cfficamente, la gente de cada altepetl, calpolli 0 grupo subetnico siempre la habfa manifestado hacia las personas de fuera. Sospecho que en la reacci6n inicial de los nahuas ante los espanoles hubo algo mas que su rapido reco­nocimiento del poder tecnol6gico y rnilitar espanol, que tambien existi6 un sentimiento de superioridad etnocentrico. (En el C6dice Florentino encon­tramos un indicio que nos recuerda esto; se dice que los espanoles bal­bucean, tartamudean y hablan en una lengua barbara, la misma expresi6n que usaban al referirse a lenguas indfgenas que no eran el nahuatl.)24

No obstante, a la larga, el hecho mismo de la conquista, la subsecuente posici6n dominante de los espanoles y la consecuente efectividad de sus

.. ~ Al nivel de la alta cultura, John Elliott, 1970, ha reconocido la perdurable falta de in teres mIClal que los europeos mostraron por America.

23 Los nahuas tomaron el mismo punto de vista generico de los espanoles; cualquier europeo era u~ espano!. Vease Chimalpahin "espano!... portugues" (CH, 2, p. 1"26). En este respecto, los mlsmos espanoles tendieron a incluir a todos los otros europeos entre su propio numero, es decir, a usar el termino "espanol" genericamente.

24 Fe, libro 12, pp. 31, 45. En ibid., p. 101 (cap. 34), durante el sitio de Tenochtitlan, uno de los Ifderes mexica grit6, aquique inin Tenime, "1.quienes son estos bi1rbaros?" Tambien en unO de los primeros relatos espanoles basado en fuentes indigenas (apendice anadido al C6dice Ramirez, 1975, p . 137) se dice que la madre de un gobernante reprendi6 a su hijo por haber aceptado la religi6n de los Mrbaros tan ri1pido.

CONCLUSION 629

odos les dio un alto prestigio a los hombres, palabras, conceptos y meto­~os espanoles. En ninguna parte se ve 10 anterior mas c~aramente que en la f rma en que los apellidos espafto1es por 10 general ternan un mayor rango o e1 mundo nahua que los nombres indfgenas y en que, cuanto ~as se

en roximara un nombre a los caracteristicos de los altos rang os espanoles, ~p bien tenia un mayor rango entre los nahuas. Aun asi, no por ello los a~uas se denigraron a si mismos; la situaci6n puede compararse. con la ~~e existi6 entre los estadunidenses e ingleses ~anc6filos a finales del slglo XIX

principios del siglo xx; ciertamente se admuaba a los fran~eses y 1a cul­h.tra francesa era usada como un criterio jerarquizador, pero slempre dentro

de un contexto anglosaj6n. . ' , Aparte de la cuesti6n del rango, cada cultura(socledad se re"aclO~o con

la otra de una manera similar, manifestando relativamente poco mteres en la estructura interna de la otra parte y esperando, por 10 que p~r~ce, que d.e alguna manera seria un reflejo de la suya propia. El supuesto taclt~ de eqUl­valencia se muestra sobre to do en la forma en que cada cultura uso sus pro­pias categorias para inte.rp~e~ar los .fenomenos culturales de la otra. Es probable que el mismo prmClplO funClOnara, en ambas parte~, con todos los pueblos que los espanoles encontraron pero, en este caso mas que e~ c~al­quier otro, las similitudes entre las dos culturas reforzaron la !endenCla; En la raiz de la interaccion cultural entre los nahuas y los espanoles habla un proceso al cual he Hamado Doble Identidad ~quivocada,25 por el que cada una de las partes considera que una determmada forma 0 concepto es en esencia ya conocido, opera en gran me did a en la misma manera que. ~n su propia tradicion, y diffcilmente cada parte se e.ntera de la interpretacIOn de la otra. Cada parte podia considerar que el goblem? del pue~lo, los comple­jos conventuales, las pinturas murales, la tenenCla de la tierra. y muchos otros fenomenos del mundo de los nahuas despues de la c?nqu~sta queda­ba comprendido dentro de su propia estructura de referenCla. BaJo l~ tregua inconsciente que se creaba de esa manera, los ~atrones .n~huas pod~an,c~n­tinuar por tiempo indefinido con una aparienCla superfiClalmente hisparnc.a que a veces no era mas que un nombre. Lu~go,.con el tr.a,nscurso de l~s Sl­glos, sin muchos cambios obvios en su apanen~la, ocurno un acercarruento en muchas esferas, que con frecuencia conduJo a formas que. no pue~e~ atribuirse con seguridad a ninguna de las dos culturas progerntoras ongl­nales, pero que fueron aceptadas desde un principio por todos como algo

• En cierta medida, sin mucho comentario explicito, los espanoles m~stra ron estar cons­cientes de las afinidades especiales entre los nahuas y ellos mismos al utlhzarlo~ comoda~xl­liares en todas las partes de Mesoamerica a las que fuero~;'y en el no~te, procuran 0 m~ 1 lc~ r a los indios a la imagen de los nahuas, y al expresar .op~nlones par ~lcularmente negatlvas e los indios del norte en comparaci6n implfcita con los mdlOs del MexICo central.

25 Lockhart, 1985, p. 477.

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630 CONCLUSION

familiar. IncIuso cuando el resultad fin ' na, los nahuas, sin ninguna dUda c~n b al parecla mas hispano que indige_ concepto, el patr6n 0 la instituc'6 y I uenas r~zones, consideraron que eJ

1 n era a go·proplo. *

PERSPECTIVAS

Por supuesto, a uno Ie gustaria comparar la hi . de la conquista con las de otras culturas indi :~~:l~ d~ los n~~uas despues Pero los estudios comparativos requieren no

gs6l ~ a Amenca espanola.

comparables, sino de fuentes parecidas e i t~ es ~ucturas y tendencias lares de esas fuentes. De otra manera ~e~l IgaclOnes p~imarias simi­los historiadores que en cierto mome e~ p~?a e que se replta el error de entre los colon~s ingleses y espanol:sodel~e~~~iuna s~rie de contrastes supuesta ausenCla entre los espanoles de u ca so r~ la base de la ahi, pero que todavia no habian sido d gr :.os que en reahdad ya estaban contenido social todavia no habia 'd eSb~u lertos porque las fuentes con d . d n SI 0 a lertas Ningt1n otro

eJa 0 un legado de documentaci6n en Ie .', grupo nos ha que se conserva en nahuatl yen re l'd Tamdlgena tangrandecomoel siquiera un legado Dentro d~ Mal.a son pocos los que han dejado nales diferentes c~mpartian la .;:~~r;:~nca: ~?nde t~das las culturas regio­conquista, estas tambien adoptaron la ~:d::lOn escnt~ ?eneral antes de la muy parecida a como 10 hicieron los nah c It;:;a ~fabehca de una manera los casos apenas se ha empezado a l' uas. 00 stante, en la mayoria de

rea lzar una de invesfg· . 6 f'l l' . como la que ya se ha realizado 1 1 aCl n 10 oglca Una regi6n Yucatan fr en e campo de los estudios del nahuatl.

realizado imp~rtantes in:e:~e w: punto de apoyo. En anos recientes se han sobre el espano!, y ya existe t!:c~~~~~it?nt? so~~e el sector indigena como yucatecos despues de la con . t on,ttlologlca que trata de los mayas trabajos sobre las adaptacio qUl~. a, ~~e~as de que se han realizado cierto glos que siguieron a la conq ~e~ ~~~lshcas del m~ya a! espanol en los si-

UlS a. na comparac16n extensa, si bien seria

• He procurado evitar el concepto "acultur '6" . caci6n de que un individuo 0 grupo estab t aCI ~. En el pasado, a menudo llevaba la impli­alto la posibilidad de la retenci6n cultural a fm~ 0 toda una nueva cultura y se pasaba por C:ua~do un individuo aislado 0 un grupo 0 e o~~~portantes prob.Jemas de las convergencias. rungun contacto con la cultura de ori en al p q .0 se ve sumergldo en un nuevo media, sin relaci6n con 10 antiguo puede real!e~te go par~?o a la absorci611 total de 10 nuevo sin mucha (como sucedi6 con los indios de las area OCt~~~I~, mcJuso en la historia de la America Latina la America Hispana como escIavos 0 d s p~~ ficas a los que se llev6 a las areas centrales de entender la aculturaci6n como cualquiei~~e::~~~s d~ lo~ ~sp~oles). En general es necesario elIas 0 a sus seguidores efectivamente d · ~ tEn slgruficahva entre culturas que las hace a ciertamente pertenec~n ala historia d II eren

l es .. n ese sentido, los patrones observados aquf

26 E t I '. e a acu turaCl6n. n re os estudlOs hlst6ricos im t Hunt, 1974,1976. Algunos monumenf~r ;;::s e~tan ~<;>t re ~arriss, 1984; Thompson, 1978, y

so ras 10 6glcas mayas son Roys, 1933, 1939;

CONCLUSION 631

provechosa, requerirfa mucho mas estudio e investigaci6n. Aquf s610 .... '>1nrll{)r''''T'p unos pocos puntos importantes y sus implicaciones aparentes.

empezar con la lengua, el maya yucateco en algun punto indetermi­del siglo XVI empez6 a tomar en prestamo sustantivos espanoles de

mismos tip os que penetraron en el nahuatl en la Etapa 2, con el mismo de ajustes fonol6gicos. (De una Etapa 1 y del tiempo que ocup6 poco es

que se puede decir.) La diferencia sobresaliente se encuentra en la dura­del equivalente de la Etapa 2. No es sino hasta mediados del siglo XVIII,

uno empieza a observar fen6menos que nos recuerdan a la Etapa 3 del pero ni siquiera en ese momento son tan consistentes ni tan inclu­

como en el nahuatl.27 (El maya yucateco, hoy dia, sin embargo, mues-todas las caracteristicas de la Etapa 3 en una forma plenamente desarro­. . ) La conclusi6n, entonces, es que, hasta donde podemos determinarlo

, el maya yucateco pas6 por una evoluci6n muy parecida a la nahuatl, pero con la transici6n entre las Etapas 2 y 3 retrasada al menos

100 anos. A causa de la falta de investigaci6n comparable, esto no se puede

demostrar para todas las ramas que nos interesan aqui. Pero se sabe que la evoluci6n de los mecanismos de la mana de obra temporal tenia un retraso similar en comparaci6n con el centro de Mexico, y que la mayor disminu­ci6n de la poblaci6n indigena parece haber ocurrido en un tiempo poste­rior.28 Los libros del Chilam Balam, el mas cercano equivalente de los anales y titulos en nahuatl, retuvieron buena parte de la tradici6n autentica de antes de la conquista hasta el siglo XVIII, cuando todavia se les estaba copiando y leyendo, como sucedia con los cantares en el estilo antiguo.29 La tradici6n local de escribir en ellenguaje indigena todavia seguia viva en Yucatan en el siglo XlX,30 cuando segt1n todas las apariencias estaba a punto de extinguirse en el centro de Mexico. Tan tarde como las Ultimas decadas del siglo XVIII, la mayoria de los mayas en Yucatan, incluyendo los miem­bros de los concejos municipales y otros de posiciones similares, todavia tenian apellidos indigenas.31 Tambien se sabe que muchos menos inmi­grantes espanoles se dirigieron a Yucatan que al centro de Mexico, que las pocas ciudades espanolas durante mucho tiempo siguieron siendo muy

Barrera Vasquez, 1965; Edmonson, 1982, 1986, Y Bricker, 1981. Karttunen, 1985, contiene una investigaci6n pionera sobre las adaptaciones lingiifstica mayas al espano!.

27 Yease Karttunen, 1985, pp. 59, 61, 65, 96, 103, 124. 28 Yease Hunt, 1974, pp. 163-173,367, 585-589; Farriss, 1984, pp. 47, 58, Cook y Borah, 1971-

1979, t. 2, cap, 1, en especial pp. 96-120. 29 Vease Roys, 1933; Edmonson, 1982, 1986; Barrera Vasquez, 1965. 30 Vease Bricker, 1981, pp. 185, 218. 31 Vease Roys, 1939. Puede ser que el enfasis relativamente mayor que se dio a los nombres

de los linajes en Yucatan impidiera la adopci6n generalizada de apellidos espanoles (aunque se observa que algunos pertenecen a los mismos tipos que se adoptaron entre los nahuas).

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632 CONCLUS16N

pequenas y que el numero de personas hispanas que penetraban al c era relativamente pequeno.32 ampo

Entonces, el ejemplo yucateco parece llevarnos a la conclusion d algo parecido al proceso de tres etapas, en la mayona de sus dimensio~!U: en todas ellas, fue general en Mesoamerica y probablemente en tod I .(- d 1 A ..:' - as as cueas e a mt::nca espanola donde vivian indios sedentarios sin d d

t · , I 'd' . , u a con rna Ices segun as I losmcrasias del grupo indfgena local pero sus . . , d ' q~

clone~ mas marca as_ eran cuestion tan solo de velocidad, las que dependia del numero de espanoles que ingresaban al area y de su distribucio relacion con la poblacion indigena. Si observamos el area de pobl n·

6en

. d' d " 1 aCl n m la se entana, mc uso en la America del Sur, muchas cosas quedan ocuI-tas por la falta de fuentes, pero un indicador de la tendencia en el centr d M '· 1 l' 0 e eXlCO, a evo UClon de los mecanismos de mana de obra temp' oral d I

. d 1 .. f ea encomlen a a reparhmlento y inalmente a los acuerdos informales { varia de lugar a lugar segu.n el numero de espanoles que estuvieran p~ s_ sentes.33 Tambien hay alguna evidencia de la fragmentaci6n progresiva :e l~s unidades sociopoliticas indigenas a medida que aumentaba la poblaci6n hispana.34

A pesar de 10 anterior, no especulare acerca de la aplicabilidad general de las eta pas del centro de Mexico afuera de Mesoamerica, y no solo por cautela. A pesar de la gran rareza de la escritura alfabetica en quechua despues de la conquista, se ha descubierto recientemente cierta evidencia que indica la existencia de una documentacion cotidiana comparable a la d.el nahuatl._Yo ha~rfa.esperado, debido a la mayor separacion de las pobla­ClOnes espanola e mdIa, aunada a indicios como el tiempo que requiri61a evoluci6n de los mecanismos de mana de obra y la situacion tan diferente en las dos areas actualmente, que el altiplano central andino hubiera per­manecido en el equivalente de la Etapa 2 durante un tiempo mucho mas prolongado que el centro de Mexico, por 10 menos tanto tiempo como Yucatan 0 mas. Algunos textos quechuas del altiplano central en la decada de 1670, sin embargo, estan escritos en una lengua totalmente comparable al nahuatl de la Etapa 3.35 Ademas, dos fuentes publicadas bien conocidas que provienen de un tiempo aun mas antiguo, aproximadamente las pri­meras dos decadas del siglo XVII, y que posiblementese remonten hasta la

32 Hunt, 1974, pp. 585-589; Farriss, 1984, pp. 63-66. 33 Una ojeada a la obra de Lockhart y Schwartz, 1983, darA cierta idea de esta relaci6ni

vease tambien Stem, 1982, y Bakewell, 1984. 34 Vease Spalding, 1984 y especialmente 1967. 35 Las fotocopias estAn en posesi6n de George Urioste. EI archivo del que provienen I~s

documentos no estA claro, pero no puede dudarse de su autenticidad. Consiste en una queJ~ contra un sacerdote y una contabilidad de los gastos de una iglesia y una cofradfa, muy pareo­das a 10 que se ve con mucha frecuencia en Mexico. Cuando este libro estaba en la imprenta

supe que Bruce Mannheim tambien ha hecho algunos descubrimientos interesantes.

CONCLUS16N 633

dec ada del siglo XVI, contienen palabras tomadas del espanol como partfculas y otros rasgos de la Etapa 3.36

.

imposible creer que ellenguaje de la poblacion de las herras andinas en general incluyera estas innovaciones en esas fech~s, 0 que

amplias transformaciones sociales y culturales que las acompan~ron ~n de Mexico hubieran ocurrido en los Andes en una fecha aun mas

Los escritores de los dos textos tempranos eran principalmente _ .r,;on" .. ,., eclesiasticos y pasaron gran parte de su vida dentro de un con-

hispano. Provisionalmente, postulo para los Andes una te.mprana que corresponde a la mayor separacion de las dos socledad~s,

la que solo los indlgenas que participaban plenamente en las SOCIe­espanolas 0 residfan en areas de maximo c~ntacto avanzaron mucho

este proceso desde fechas muy tempranas, mlentras que el resto de la . fue mucho menos afectada durante mucho tiempo.

UlT;lla,dm,·lb'''''ien en el centro de Mexico se observo la tendencia a que l~, ciu~ad Mexico avanzara primero, pero en esta area el resto de la reglO~, bIen

compacta, la siguio prontamente, conservando una umdad y cultural que sugiero fue muchos menos marcada en los

En realidad, no solo esperaria una mayor variacion segUn la regio~, rango y la ocupacion, sino tambien, diferentes fe~has e~ ~iferentes dorm­

de la cultura, por 10 que "etapas' generales, bIen deftmdas, pueden no existido am en el mismo sentido en que existieron en el centro de

Aun aSl, el grado y la naturaleza del contacto indi?-.espanol, jun~o el grado de convergencia de las dos culturas que parhcIpaban, habna en ultima instancia determinante para un largo proceso qu~, cuando

bien entendido, segura mente contendra muchos de los elementos fami­en el caso de los nahuas.37

l6 Guaman Poma, 1980; Urioste, 1983. EI quechua en Guaman Poma consiste 5610 de frag-pero son muy sugerentes. .

37 Un problema especial en el asunto de la convergencia tiene q~e ver con las gramAbcas de lenguas. Ciertamente es concebible que dos lenguas determmadas sm relaCl6n mutua

tener mayor similitud en su morfologfa verbal que otras dos, y que e.1 prestamo de ver­entonces ocurrir mAs rApidamente y con mAs faClhdad e,n el pruner par que en el

una determinada lengua pueda tener una morfologla verbal mUY,senCilla, 10 en mayor facilidad para los presta mos. Esto podrfa llevar a caractenshcas muy

de las eta pas en situaciones diferentes. Per? el cas? de los mayas yucatecos no nos que la morfologfa sea la variable crucial. S~ bien los verbos mayas no son mAs

que los del nAhuatl a los verbos espanoles, comclden mA~ c?n .105 sustanh~os y son menos complejos morfol6gicamente; sus rakes son mAs dlshnhvas y acceslbles. No

los prestamos de verbos ocurren en fechas tardfas cuando se trata del maya yucateco, pr(JIXll1rlaClarrlente en el mismo punto del proceso general en que se presentan en el nAhuatl

rnucho mAs tarde en terminos del tiempo real transcurrido}. ... . .. Tanto el maya como el nahuatl eventualmente aprovecharon el mflruhvo (Similar a 1.05 ~us­

) del verbo espanol como una base a la q~e anadfan ~I~mentos verbal!zadores mdlge­EI quechua no aprovech6 el infinitiv~, y senCillamente uhhz61a rafz espanola (forma de la

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634 CONCLUSI6N

As!, el esfuerzo de comparar se ha convertido nipidamente en la d' ., d 1 bl IS-C~slO~ e os pro. ema.s q~e hace surgir el estudio (es decir, las probables

duecclOnes para mvestigaclOnes relacionadas futuras, un tema del que o.cupare ahora a manera de conclusion final). Como se deduce de 10 an~e nor, se debe dar una alta prioridad a las investigaciones de 1a histo ~ despues de la conquista de los grupos indigenas en Yucatan, los Andes c~~ trales y otras regiones dotadas de fuentes adecuadas para aclarar nuestr percepcion de 10 que es general y 10 que es espedfico en las estructuras a tendencias de que se trata en e1 caso de 1a experiencia nahua. Esa invesJ.. gacion debera prestar atencion no solo a1 proceso de adaptacion e interac­cion, sino tambien, pues es igua1 de importante, a los conceptos y modos de organizacion indigenas que la condicionaron, que se observen siempre que sea posible en fuentes producidas por indigenas en su propia lengua. En el caso de Yucatan, las fuentes en 1engua indigena parecen ser adecuadas para este proposito. Tambien empieza a parecer que 1a region que chua puede tener mas textos en lengua indigena de 10 que en a1gun tiempo creimos. Ademas, los espano1es y traductores indigenas 0 mestizos en Peru a menu­do consideraron ciertas pa1abras quechua tan especia1es que las retuvieron en las traducciones espanolas de los testimonios indigenas, 10 que nos per­mite identificar y analizar una terminologia clave casi tan bien como si toda la fuente estuviera en la lengua original.38 Para ambas regiones es impor­tante estudiar no solo los principios organizativos indigenas, como se hizo aqui, sino tambien elaborar suficientes mapas de las unidades y subuni­dades para descubrir cuales eran las estructuras sociopoliticas primarias; en este sentido, Yucatan y Peru no han llegado al nivel que Gibson logro en 1964 para el centro de Mexico con su obra Aztecs.39 Es un paso inevitable y constituye e1 marco indispensable para poder llegar a un conocimiento adi­cional.

tercera persona del singular) como un verbo quechua . Esta sencillez del mecanismo quiU facilit6 los prestamos de verb os. No se el suficiente quechua en este momento para en tender c6mo se ajusta esa convenci6n dentro del panorama mas amplio de la gramatica quechua. .

38 Mary Doyle (1988) puede hacer estb en su estudio de las supervivencias religiosas andi· nas en el siglo XVII; algunos de los terminos c1aves son rnalqui (antepasado fundador divino en forma momificada), rnachay (Iugar ceremonial de entierros de un ayllu) y pacarina (ellugar de origen mftico de un grupo etnico).

39 Las fuentes yucatecas como los Tftulos de Ebtun (Roys, 1939) y los libros de Chil.am Balam (Roys, 1933; Edmonson, 1982, 1986) dejan mtly claro que, aunque el termino pnktlca· mente no ha sido analizado, el equivalente del altepetl es el cah constantemente mencionado. Sin embargo, sus partes constitutivas no surgen tan c1aramente de la documentaci6n que se ha estudiado hasta ahora. El asunto de la organizaci6n intema del cah parecerfa ser el problema mas importante al que se enfrenta la historiograffa yucateca.

En los Andes, es el ayllu, similar al calpolli, el que salta a la vista en la documentaci6n es­panola, tendiendo a oscurecer las unidades mayores similares al altepetl a las que pertenedan, pero los especialistas en los Andes estan empezando ahora a realizar progresos considera~~ en la identificaci6n de las unidades mayores. Hay toda raz6n para pensar que la organizaCI n

CONCLusr6N 635

En lugares mas cercanos a los nahuas, misterios y oportuni~ades se a 10 largo de todas las fronteras del ~rea ~e este e.studlO. Tem­tanto el inicio como el final son de mteres espeCIal. Como los

L...:, ..... ,", alfabeticos en nahuatl se encuentran en numero apreciable solo en l'al~i:I.ua de los 1540, he debido enfocar 1a Etapa 1, la generacion de la con­

indirectamente, por medio de reliquias, supervivencias y simples IDl'Il11CC:iolles Mucho se logro de esta manera, pero 1a prime.ra de las e~a~as

siendo 1a peor entendida.40 A 1a vez, tiene una gra.n Impo~tanCI~ m­como punto de partida del proceso y como penodo mas ant~guo

el que puede obtenerse informacion rigurosamente contempora~e.a la cultura nahua. Las posibilidades de que aparezcan textos alfabeh­

en nahuat1 mas antiguos es muy pequena, pero a los textos de la segun­generacion que hacen referencia al periodo de l~ con~u~sta se les p~ede

a un estrecho analisis interno para determmar Sl henen matenales provienen de epocas mas tempranas; pueden es~udiarse los primeros

Ml.:str()S pictograficos realizados despues de l~ ,conqUl~ta; sobre to.do, pode­retomar al estudio de toda la documentaclOn espanola del penodo de la

'sta, pues tal vez observar~mos muchas mas cosas que antes, ahora entendemos mejor los patrones nahuas.41

Mi plan original de investigacion para esta obra fue bu~car 1a documen­en nahuatl del centro de Mexico para todos los penodos, tempranos

tardios. Nunca cambie el plan, pero eventualmente se hizo aparente qu.e cantidad de registros nahuatl posteriores a 1770 en lo.s archlvo~ conoCl­

disminuye mucho en relacion con los de fechas ant.enores. Es Clerto.que documentos posteriores a esa fecha muestran u~a Im~gen no camblad.a

respecto a los anos que la preceden mmedlatamente. Consl-el testamento de 1795 (que ya se discutio) de Miguel Geronimo, en

... "".""~"',.. en el centro del valle de Toluca.42 £1 se sigue identificando a si segun el altepetl y el tlaxilacalli. Tant~ elco~o su familia t~enen

.. n~"""~n" puramente "indios", todos con apelhdos dlferentes. Sus herras

estaba tan bien desarrollada en las entidades sociopolitica~ del centro de I~s como entre los nahuas, en una forma poco diferente (e inc1uso tamblen con un enfasls

los mimeros 2 y 4, a pesar de la orientaci6n d~c~al .de losincas). 40 En gran medida 10 mismo ocurri6 con la ultuna mveshgaCJ6n en g.ran e~cala de la etno­

del centro de Mexico, la de Gibson, 1964. Los reglstros admmlstrahvos qu~ ~o.nsh­el mic1eo de las fuentes de Gibson tambien aumentan marcadamente con ellruclO de 2, de modo que en este caso tambien en epoca de .Ia conquis~a .no puede ser tratado en

tan completa como el resto. Si bien en alguna oc~s16n se escnb~6 mucho mas ace rca de de los tiempos posteriores, el estudio de la pnmera g~neraC16~ esta ~oy ~n dfa ~as­

''''(I~O'UU con respecto a los liltimos periodos y se reqUiere una mveshgac16n sena y "''''(lIlLd'lel para equilibrar nuestro conocimiento. . . .

De hecho, este es uno de mis proyectos actuales, y John Klcza esta reahzando una Impar-y relevante investigaci6n.

42 BC, doc. 6.

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636 CONCLUSI6N

estaban dispersas, cada una habia sido medida segUn el tradicional h' Y las medidas se ajustaban a la's 20 y 40 unidades tradicionales E qua ultl, hab ' t d ., h" . n su caSil

la san os qu~ eJo a sus lJOS para que los sirvieran. Cada uno de S

legados es segUldo por una admonici6n. El testamento pudo h b .111 . l' aersldo escnto en cua qUler momenta de los 150 anos previos y, de hecho, exce por la lengua, que corresponde a finales de la Etapa 3, incluso en f hasPto

anteriores a esas. ec A pesar de las claras continuidades, es en este mismo tiempo . d

,~ro~ rna amente 1770, que he encontrado que algunos nahuas empezaro

'b' . n a es-cn lr sus reglstros y a comunicarse entre sf para ciertos prop6sitos - 1 h l' d 1 ., en un espano na uat lza 0, y en re aClOn con este fen6meno he usado el ter .

"Et 4" Ltd .. nuno apa . a en enCla a componer reglstros originales en espanol es supuesto, el reverso de la disminucion del volumen de textos en mlhu~r~ No descarto la posibilidad de que la decada de 1770 sea una linea divisorla e~ otr?S aspec.tos tam~i,en, marcando otra importante transicion en la larga h!s~o,na de la mteraCClOn cultural en el centro de Mexico. De ser asi, coin­Cl~l~la muy de cerca con una serie de cambios econ6micos, sociales, demo­graflcos y gubernamentales que tienden a dividir la historia general de la Am~ric~ espanola en dos periodos en ese momento.44 Un proyecto de in­vestigaCl6n en gran escala sobre el periodo comprendido entre 1770 y la inde­~endencia de Mexico, siguiendo en gran parte las mismas lineas que este hbro pero que necesariamente dependera mas de las fuentes en lengua espanola, podria aclarar esta duda y seguramente tambien serfa de mucho provecho en otros aspectos.45

El heroe invisible del presente estudio es el indio bilingiie, cuya impor­tancia 5610 puede observarse mediante la fuerte huella que dej6 en la cul­tura nahua. EI grupo merece que se Ie preste mas atenci6n directa, aunque mas alla de los interpretes profesionales no esta claro de que forma pode­mos aproximarnos a su estudio.46 De igual importancia, y quiza menDs diff­ciles de estudiar, son los espanoles, en su mayoria humildes, que eran quienes tenian mas contactos directos con los indfgenas.47 No debemos olvidar, por supuesto, que muchos de estos espanoles marginales en cierto

43 Creo por la naturaleza de los ultimos ejemplos que conocemos, que todavfa son repre­sentantes maduros y pulidos de sus generos, que la producci6n de textos cotidianos nahuas continu6 durante algt1n tiempo a una tasa superior a la que sugeriria la medida en la que se han conservado en los archivos.

44 Vease Lockhart y Schwartz, 1983, pp. 306-308. 45 .EI proyecto de William Taylor sobre las parroquias rurales y sus sacerdotes en el siglo

XVIII sm duda hara una gran contribuci6n en esta direcci6n. 46 Rolena Adorno ha mencionado un proyecto de esta cIase que abarcaria a la vez Mexico y

Peru. 47 Ese estudio debe ir mas alia de la demograffa y de 'Ia estadistica para lIegar a una investi­

gac16n completa de grandes numeros de individuos de los que se conozcan sus nombres, procurando establecer los patrones de carrera, las redes sociales y el contenido cultural.

CONCLUSI6N 637

eran descendientes de los indios bilingiies de las generaciones ante­Por 10 que he dicho sobre la ciudad de Mexico como punto posible de de las innovaciom!s lingiiisticas (y quiza tambien de otros conce.ptos

nr.oc~~al.n· tos nuevos), un estudio que se concentre en la comumdad de la capital durante los siglos que siguieron a la conquista, in­su relaci6n con otras comunidades indigenas, seria un tema de

muy prometedor, aunque requeriria un esfuerzo formidable. mencione la posibilidad (y la probable dificultad) de estudiar la adapta­

de la cultura hispanomexicana a los nahuas, el reyes de 10 que se hace Por 10 menos, ahora tenemos una idea algo mejor de 10 que debemos . Una importante cOnSideraci6n a este respecto es 10 que podemos 11a­

los posnahuas. Con este termino hago referencia a quienes han hecho el de lengua'y pertenecen ala sociedad hispana del campo, pero que

traido con ellos muchas cosas del mundo nahua. Una considerable tarea seria el eStudio de la cultura de estos descendientes ligeramente ocul­

de los nahuas, que sin dud a han contribuido a la cultura mexicana ge­en formas todavia poco entendidas.48

48 Los estudios de Nutini de los hablantes de espanol de Tlaxcala en el siglo xx son muy irnportantes en este sentido. EI segunQo paso seria volver a estudiar el mismo material, regis­trando cuidadosamente los actos de habla compleja que todavia acompanan a la mayorf.a de los rituales socio-religiosos Y analizarlos en busca de los antiguos conceptos Y de la anhgua

ret6rica.