Lima La Horrible

5/11/2018 Lima La Horrible - slidepdf.com

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6a. Serle

as-Jose Felix de la Puente: EVARISTO BUENDIA, Candld-ato

27-Oswaldo Reynoso: LIMA EN ROCK (Los Inocentea) -

2B--Jean-Paul Sartre: EL MURO

29--:Mark Twain: EL BOMBRE QUE CORROMPIO A

BADLEYBURG

30-Gustave Flaubert: MADAME BOV.MlY

-7&. Serle

31-Jullo Ramon Rlbeyro; LOS BOMBRES Y LAS BOTELLAS

32-Edgardo de-Hablcn: EL MONSTRUO SAGRADO

33-H. G. Wells: LA GUERRA DE LOS MUNDOS

34-R. L. Stevenson: J<L EXTRA.RO CASO DEL Dr. JEKILL

Y EL Sr. HYDE -

35-Eca de Quelroz: LA RELIQUIA

Sa. Serle

36-Enrique Congrahul Martin: NO UNA, SINO M'UCHAS

MUERTES

37-Luls Loayza: UNA PIEL DE SERPIENTE

3s-:..sebastiAn Salazar Bondy: LIMA LA HORRIBLE

39-Manuel Mujica Gallo: RAIZ Y DESTINO DEL PERU

,_.<lO--Juan Jose Ve~a: MANCO 'INCA, EL GRAN REBELDE

SEBASTIAN SALAZAR BONDY

LIMA LA _HORRIBLE

POPULIBRQS

r . . . . . . _ _ • _



Primera edicion: 1964,Ediciones Er~ S. A. Mex ic o .

. . .

i-JMA. ---~

Todos los derechos reeervados. Popuiibl'08 y tcdas sus varfantes

son marcas registeadas.

"POPULIBROS PERUANaS"; Juan Stm6n 1197. Lima.

paTa decirmc que aun IJivo.

respondtendo pC»' cada POl'O de mf c-ue-rpo

< 1 ' podC'l'lo de tu lWmbTe oh Poesfo.

.Lima la hor!ible. O W de julio 0 agosto de 1949.

CESAR MORO

(La tort"!1o ecUestre)



~

It .

Hace 429 alios que Lima fue fundada. Mucho antes,sin embargo, en. el lugar donde esta emplazada vivian

- esos hombres cuyos restos ban sido desenterrados de

los cementerios de Huallamarca 0 Arrnatambo, a quie-nes muy pOCOSosan Hamar limefios pues tal privile-

t.~gio s610 se concede a los que nacieron en la ciudad"'ildibujada un calido dia de enero por la espada de1{ lFrancisco Pizarro. Del Rimae , de el no que habla, uni -

t), camente qued6 el rnitigado nombre; de los caciques,\)Ha deleble memoria anterior a Ia celebridad; de los

temples, 'palacios y necropolis, las ruin as que la uncion• .~de unos cuantos hoy restaura; de su arte, ca n taros y

~telas que la exquisitez coleccionista fomenta. En vez,.;,de tan raiga1 preexistencia se alz6 la villa espanola:::que veda las guerras civiles de los capitanes conquis-.':::adores, la intriga rumorosa de la corte virreinal, la

.'-lconspiracion entredientes de los patriotas, y luego, en() la misma secuencia, que es apenas un parpadeo en la.",'historia, la disputa del efimero pader republicano, Ia in-

" . > vasion extranjera, las degas dictaduras y entre ellas los'

,:~ifurtivos respiros clvicos .•

.'~ A Lima le ba sido prodigada toda clase de elogios,~'lnsoportables adjetivos de encomio han autorizado aun14- s us defectos, 'inventandosele ast un reverberante abo-i !, len go que obceca la indiferencia con que tantas veces"3 rebuy6 la cita con el dramatico pals 'que fue incapaz.'"'de presidir con justicia. En la Perricholi =-cuya ,hu-r~ manidadha desaparecido tras una iespesa bruma de-

, ,. buena, mala y pesirna literatura- seha -incorporado

P toda su personalidad, can prescindencia del \lueblo que,

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lejos del holgorio y la pereza hastiada, pugn6 a '1 0 largo

de cuatro siglos por asumir su protag6nico papel en eldhilogo historico, No obstante aqui, en Lima, como ro-

merc:>s d e. todo el Peru, las provincias se han unido y,

gracias a su presencia frecuentemente desgarradora, re-producen ahara en multicolor imagen urbana el duelode la nacion: su abisal escision en dos contrarias for-:tunas, en dos bandos opuestos y, se diria, enemigos ,lComo entonces adherir al suefio evocativo de la colo-nia, .impuesto a la ciudad con un insoslayable propositoembotador, antlnacional y recalcitrante?_

Toda ciudad es un destine porque es, en principleuna utopia, y Lima no escapa a Ia regia. No estaremos, conformes, aunque la ofusquen gigantescos' edificios y

e~ su sene pulule una muchedumbre ,ya innumerable.:5 1 todos los dfas Ia inteligencia no impugna el mentidoarquetiI?Q, y trata de que al fin se realice el proyecto depaz y blenestar que desde la fundaci6n, yantes de ellatam bien, cuando el oraculo predestinaba en 'las incer--tidumbres, incluya la comunidad humana que a su serpertenece. De 10 que acerea del futuro Lima decidaahqra,depende'ra, en -ultima e inapelable instancia, 10 •

que para slempre sera el pais a la cabeza del cual fuecolocada.

Este libra se debe a Lima. Lima hizo a su autor e~izo su afliccion _P0r ella. Ninguna otra razon que la .mtensa p_~rtenencla del texto a su tema deterrnina queestas paginas no transen en rectificar el mito mediante

I~~as honda realidad, cotejo inclemente de la premo-mCIOn y la nostalgia en fa tierra arida del presente. Y

.corno s6.lo .el implacable deseo de posesion clama porel conocnmento desnudo y esencial, debe set por sobretodo eonsiderado obra del amor que es poesla y vida.No soporta, por eso, ninguna sirnulacion y mas bien 10a~ima el coraje de la clarividencia, aquel que permitermrar cara a cara el horror y denunciarlo.' .

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I. LA EXTRAVIADA NOSTALGIA

En Lima mlsmo no he aprendtdo nada del Peru. Ahl

nunca se trata de aigiin objeto rel~tlvo a 1a feU-

cldad publlca- del reino:., Un egoismo frio go-

bierna a todos, Y 10 que no sufr~ uno mrsmo no

da cuidado al otro,

BARON DE HUMBOLDT

(Correspondencia)

Como sl el porvenir y aun el presente carecierande entidad, -Lima y los limefios vivimos saturados .depasado. Este- nos ha sido impuesto por quienes ere-

yeron desentranar el enigma de nuestro ser, acerca delcual, para fijarnos tin destino, preguntarnos ,perplejos

desde siempre. Se ha decidido asi que nuestra ciudadesta impregnada de una como extraviada nostalgia .(Raul Porras Barrenechea), y esto es clerto mas en 10que atafie al descamino del sentimiento que al sen-timiento rnismo. Porque, lhacia donde miran nuestrosojos historicosrMiran al espejismo de una edad que

no tuvo el caracter idflico que tendenciosamente .Ie ha

sido atribuido y que mas bien se orden6 en funci6nde rigidas castas y -privilegios de fortuna y bienestar

para unos cuantos en desmedro de todo el inmensoresto.

La epoca colonial, idealizada como Arcadia, no hahallado todavia su juez, su crttico insobornable. La es- -tampa que de ella, en articulos, relatos y ensayos, senos ofrece se conforrna de supuestas abundancias y

serenidades, sin que figure ahi Ia imaginable tensionentre amos y siervos, extranjeros y aborigenes, poten-

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rados y miserables, que debi6 tundir, por 10 rnenos en

su trasfondo, a Ia sociedad, Mas nadie conoce todavia

a ciencia cierta aquel probable conflicto de .clases, y

los que sospechamos - la existencia de la fisura social

en aquel subsuelo hist6rico apenas tenernos posibili-dad de acusarla. Desmentir la Arcadia Colonial sera

siempre una penosa e ingrata tarea, pues la multitudha ingerido sin mayor recelo durante mas de una cen-

turia -innumerables paglnnsde remembrantes doctores

con la respectiva dosis alucin6gena. No es improbable

queel almacigcs del mito 10 sembraran locuaces

perule.ros, conquista?ores vu~ltos a su enjuta patriahenchidos con eI botfn, y cronrstas fabuladores ansiosos

de pasrnar a su publico. Los frutos de tales realidades

y embelecos cuajaron, en el XVIII, en imageries deIndes Galantes, de las -que se apropiaron, pues Ies ' ve-

nfan a pelo, corregidores y encomenderos, De ahf a

nuestros dias, la ret6rica ha omamentado el cuento agusto del colonizador y su heredero. No obstante su fi-

Iiacion ~iberal, Ricardo Palma resulto, enredado par

su gracta, el. mas afortunado difusor de aquel es-:

tupefaciente literario. Su Iormula, tal cual ei mismo

la revelo, fue: mezelar 10 traglco y 10comlco, la historlacon la mentlra. -

Corneteremos aquf el sacrilegio de IJ O ponderar su

obra con la verbosa incondicionalidad que es usual. A

fuerza de ingenio, paciencia y buen humor, Palma ado-

b6 el mito con el polvo de los archives, pero sus per-

sonajes s610 ocaslonalmente sop heroes, nunc-a rebel-

..des ni l ibertadores (Riva-Agliero observe, para ala bar-

10 , el mismo detalle). Una galeria de cortesanos respe-

tuosos y respetables surgio de Ia pluma del gran escri-

tor. Ni ellos ni sus acciones pusieron en peligro el fa.

buloso decorado de los representantes regios, de sus

coquetas aunque pudicas rnujeres, de sus clerigos me-

-nos licenciosos que concupiscentes, todos desaprensivos

1 2

•en punta a cuestiones profanas, jamas en cosas de dog-

ma 0 teoiogia.-Es verdad que el autor de las Tradlolones Peruanas

cornpuso una suerte de fragil y aldeana comedie hu-

matne; pero no acerto a irrcluirenella a nadie que por

descontentadizo y libre quisiera sacudir eI conformis-

mo y trastrocar la deferencia debida a las institucio-

nes, Respectivamente, su version de los proceres de la -

Independencia estuvo morigerada por el adormecedor

aroma de sal ones y alcobas virreinales. La invencion

colonial, de tanto exito, acab6 can su inicial propos ito

satfrico, ciertamente demoledor. Es innegable que latradlclen malogro a Palma para la historia (Luis A.

Sanchez) y que en vez de la realidad virreinal nos leg6

una teoria digresiva del mundo -del mundo limefio, se

entiende, 0del universal atisbado desde la estrecha mi-

rilla pueblerina-> que ahora es diflcil reemplazar por

otra general, cientffica. Tanta es nuestra pereza inte-

Iectual que estamos comodamente surnidos en el conge-

lado esquema de una quimera. El que no acepta la le-yenda como heredad y los fantasmas que la pueblancomo antepasados venerables, como larvas - 0 .manes,

resulta para elconsenso una rara avis,. peligrosa y has-

ta -de rapifia.

EI pasado vlve y perslste en Lima, y "iurae con mer-za Innegable, escribio Porras Barrenechea, y no se equi-

voc6. No se trata siquiera .de la supervivencia de los

monumentos, que son indicios concretes pero menos-cabados de antafio, sino de ese designio que fuera de-

nominado ya, por su animo regresivo, eolontallsmo (Jo-

se Carlos Mariategui) y perricholismo (Luis A.Sanchez).

El culto, si se 10 define en po cas palabras, del boato

palaciego al que aspira a acceder, como la Villegas alas sabanas de Amat, todo limefio de cepa 0no. Entre

nosotros se arriba a la Corte rcdiviva merced a los casiprofesionales esfuerzos de" una entera vida. Mallnchls- .

mo en almfbar, por, dcsapasionado y proli jo, el .perri-

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cholismo parece ser una de las energias del individuo

y Ia sociedad lirnefios, y si hoy en el Palacio de Piza-rro, como desde hace 140 afios, habrta uaPresldenre

de la Republica,. ello no irripide (Ia .aguda ironia de

Hector Velarde 10 ha descubierto) que ahi carupee al- .....

guien que se considera a sl propio como un virrey es-

pafiol, cuando no, slmplemente para contrastar la al-

ternancia politica, un hibrido de rey inca. La carrera

del Jimeiio notable comienza en el puesto publico, la

diputacion 0 el capltulerismo electoral,y triunfal con-

cluye en el poder 0 enIa privanza oficiaI dequien rie-

ga Ia higuera cuatricentenaria del solar del fl1ndador.

EI perricholismo literario 0 intelectual, al que Sanchez

alude, es menos terco, con todo, que el social. tn aquelinsiste la reminiscencia hipocondrfaca que' tarde 0 tern-

prano -Palma es la excepci6n del talento- zozobra

en los limites de la reputaci6n local; .este constituye,

par el contrario, todo un proyecto existencial, a cuyo

cumplimiento se suelen sacrificar ideas, principios y

\ algo mas.

Que el pasado nos atrae es algo menos de 10 que

.en verdad ocurre: estamos alienados por el, no solo

porque es la fuente de -toda la cultura popular, del

1 kitsch nacional~ y porque contiene una pauta de con-

dUC4apara el Pobre Cualquiera que ansia ser algun

dia Don Alguien, y porque la actualidad reproduce co-

mo. caricatura el orden preterito, sino porque, en' esen-

cia, parece no haber escapatoria a llevar la cabeza dereves, hipnotizada por el ayer hechizo y ciega al rum-

bo venidero. El pasado esta en todas partes, abrazan-

do hogar y escuela, polttica y prensa, folklore y lite-

ratura, religi6n y mundanidad. Asf, por ejernplo, en

labios de los mayores se repiten rutinarlas las conse-

[as colonlales, en las aulas se repasan los infundios ar-

cadicos, E m las calles desfilan las carrozas doradas del

gobierno y en los diarios reaparecen, como en un cicIo

ebrio, las elegias al eden perdido. Cantarnos Y baila·c

14

•

mas "valses criollos", que ahora se obstinan en evocar

el puente y Ia alameda tradicionales, y se irnprirnen ,U-,

bros de anecdotes y recuerdos de aquello que Jose Gal-vez bautlzo como la Lima que se va. Entre humos de

fritanga se desplazan las viejas procesiones yotras nue-

vas, a traves de identicos vapores, rernozan el grega-

rismo devoto. Y asistimos -ique remedio quedal-a

bodas y funerales de ritual ocioso, de hipocrita conven-cionalismo. La trampa de la Arcadia Colonial esta en

todos los caminos. No es sencillo sortearla,

Precisa advertir que Lima no es, aunque insista en

serlo, el Peru, pero esto es cuestinn aparte, pues los

peruanos no hemos forJado todavfa nbigun~ i'magen

universal de nosotros mtsmos (Luis Loayza) y apenas

somos 'capaces de identificarnos a sf propios, No cabe

la menor duda, en cambio, que desde la capital se irra-

dia a todo el pais un lustre que desdichadarnente no

es el del esclarecimiento. Hace bastante tiempo .que

Lima dej6 de ser -aunque no decaigan los enemigos

de la modernidad, la cual, sin embargo, ha otorgado

aun a nostalgicos y pasatistas sus automoviles, sus tran-

sistores, sus penicllinas, sus nylon, etc.- Ia quieta ciu-

dad regida por el horario de maitines y angelus, cuyo

acatamiento emocionaba al frances Radiguet. Se ha

vuelto una urbe donde dos millones de personas se dan

de manotazos, en medio de bocinas, radios salvajes, con-

gestiones humanas y otras demencias contemporaneas ,

'para peJ'¥iviJ'. Dos millones de seres que se desplazan

abrlendose paso ......rancisco Moncloa ha llamado la .

atenci6n sobre el contenido agresivo de esta expresi6n

coloquial=- entre las fieras que de los hombres hace el

.subdesarrollo aglomerante, EI caos civil,·producido par

la famelica concurrencia urbana de cancerosa celeri-

dad, se ha constitufdo, gracias al v6rtice capitalino, en

un ideal: el pais entero anhela deslumbrado arrojarse

en el, atizar con su presencia el 'ho!ocausto del espfri-

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tu. El embotellamiento de vehlculos en el c~ntro y -las

avenidas, la ruda competencia de buhoneros y mendi-

gos, las fatigadas colas ante los .incapaces medias de

transporte, Ia crisis del alojamiento, los aniegos debi-

dos a las tuberias que estallan, el irnperfecto tejido

telef6nicoque ejerce Ia neurosis, todo es obra de Ia im-

provisacion y' Ia malicia, Ambas sedueen fulgurantes,

como los ojos de la sierpe, el candor provinciano pa- '

ra poder luego liquidarlo can sus sucios y farragosos

absurdos. La ·paz conventual de Lima, que los viajeros

del XIX, y aun de entrado el XX, celebraron como pro-

picia a la meditad6n, resu1t6 barrida por la explosion .

demognifica, pero 'la mutaci6n fue ·s610cuantitativa y

superficial: la algarada urbana ha disimulado, rio supri-

mido, la vocacion melancolica de los limefios, porque

la Arcadia Colonial se torna cada vez mas arquetfpica

y deseable.

Una fugaz vision puede convencer al turista, por

tanto, de que Ia colonia fue al .fin superada, mas rio

es bueno fiarse de 1a equlvoca impresion del pasajero.

E I pasado que nos enajena esta en el coraz6n de h igente .. No unicamente, ademas, en el de aquella que

desde varias generaciones arras es de aqui,sino tarn-

bien en -el del provinciano y el extranjero que en Li-

rna se establecen. Ambos Began ala ciudad Ilenos de

futuro y, al cabo de unos afios, han derrochado, en no

se sabe bien que, la voluntad de progreso que los des-

plaza. Esa fuerza original es sustituida por Ia satis-

facci6n de saberse insertos en el sustrato colonial de

L a sociedad limefia. Lo cual quiere decir que han cornen-

zado a construirse un pequefio virreinato particular y,

merced a el, par matrimonio, asociaci6n 0. cornplici-

dad, 0 por las tres cosas a Ia vez, a participar del poder

.de amos y rentistas que detent an las Grandes Farni-

lias. Al resto del pals se transmite. por modo del im-

perio metropoJitano, el ensueno nobiliario (cuyos titl-l-

los avala la alta banca). y en cada ciudad, pueblo 0vi-

1 6 '

-llorrioIa pantomlna se consuma como un ensayo previoal estreno en Ia capital.

Con las Grandes Familias hernos, pues, topado. Irn-

posible no advertir que son ellas las que han difundi-

do, con total ignorancia de Ia precedencia del buen

Manrique, la .patrafia de quecualquier tlempo pasado

rue mejor, afiadiendo a este relativamente prestigiado

infundio el apice de que de todos los tiempos pasados

el del mando paternalist a, el range por la prosapia

y 1a dependencia delextranjero fue mas feliz que nin-

gun otro, Dichas Grandes Familias no desconocen que

social y econ6micamente aquella edad ya no es mas,

pues incrementan su opulencia y prosperan de acuer-

do a la objetividad del presente, Ternerosas, sin embar-

go, como han vivido siempre, de cualquier brote de

descontento y violencia, han hecho Circular, gracias al

escaso 0nuIo saber que sus-instituciones pedagogicas

han procurado a las .mayorfas, la rnetafora idflica de Ia

colonia y su influjo psicologico y moral. Sus piadosos

cuadros de pintura cuzquefia, sus -casas de estilo neo-

colonial 'de barroco mobiliario, sus emparentamientos

endogarnlcos --solo accidentalmente interrumpidos par

una transfusion de sangre ininigrante-, sus legftimos

o falsos escudos, sus pruritos de sefiorio bien servido,su ·hispanismo meramente taurornaquico "y flamenco,

su eminencia, en· suma, chapada dernemorias genealo-

gicas, concretan en sus refinadas form as la mixtifica-

cion que con fines de lucro han definido como signa de

un destine irrenunciable,

Porque no se trata de un amor desinteresado por

la hlstoria, nl de una falta de perspective hacia el pro.

greso del hombre, ni de una loea borrachera de ana-

cronismo, nada 'de eso, sino del mantenirnienro, al so.

caire de esta especie de fetichismo funerario, del sis-

tema en que pertenecen aI senor la hacienda y la vidade quien Ia trabaja. Todo resulta, a la postre, una bur-

da trapaceria enmascarada de tradici6n, literat~ra y

11



nostalgia. que son falsa traditi6n. mala Iiteratura y

extravia.da nostalgia, Mas el cuento de la Arcadia Co-lonial ha senido exito -hay que reeonocerlo+-, e in,

'elusive aquellos que nos hemos llberado, si no de 'estarcautivos en iii! red, a' 10 -menos de practical' su adora,'

-cion, hallamos. diffcil ' emanciplirDoS totalmente del em''beleso de eS05 entes de -ficcion -vir reyes, purpurados,

oldores, tapadas. santurrones-·· estrategicamente colo-,:-cados en un,r«coveco delos- barrios viejos, en Ia pega-. ( d i z a veleidad de una canci6n de moda,' en un refranes-. co lugar camun,' en' un ademan de, urbanidad ha-

bitual., ', ' L a -extraviada nostalgia ise .precipito; para. hacerse

popular, yn'acional., como 10 veremos en, seguida, en 10que se llama crlolllsmd. Ninguna irreaWlad -y ningunpr~texjsmoi pOl' ende, mayores y mas nocivos que este

no se sabe S1 estilo, costumbre, mania 0 deformidad"que 'repen:u~~ desde _el vago terrnino de crlaUa -parajustificar } a contmuidad del timo de la Arcadia Colo-

.nial," Arcadia perdida, sf, ,pero que, !iegun Ia Yeceta.

.puede ser rescatada y revivida p~r. Ia invocaci6n sono-

,'lienta. y pa.r6dica. '

1 8

II.' EJ.. C'aIOLLISMO COMO FALSIFICACI_ON

. - -Ah;-ei Rimae retorcle,ndose bajo lo~ puentes .

los 'chales, los-loros (malditos 'Ioros], los: amtges

de' familia, esos hidalgos exangtle 's': la compacta'maqulna de Ias ,famllla.s -tradlcionales girando. sin

fallar, ' - .

LAWRENCE DURREL'

, (~he black boo"')-

, ,La palabra crloll,o designa muchas cosas. La peripe-Cia, del vocable ha sld~,larga: originalmente fueel ape-l~hVO otorgado-a los hljosde los escJavos africanos na-:"Cl~os'~en America (Inca Garcilaso de la Vega); durante-I~s-anos de laemanclpacion tuvo una acepoion-sub~er-SIva '-se llamaba as! a los descendientes - d e , espafiolesque, ~lentaban ~entimie~tos de nacionalidad-c-ren: cier- .tas, Clnmnst~nc~a~ .equivale a mestizo de aca (MartinAdan). Su -,slgm,f~cado actual es, sin embargo, limene,

_-:-n.po,r -extenslOD:cQsteo.o- de cualquier cuna, que

vive, pl~~sa y aetua de aeuerdo: a un conjunto dadod~ tradiciones y costumbres nacionales., pero, a condi-cion, c0':10, 1 0 , sostie~e ..Francois Bourricaud, de - ,qu~,no sea,n indigenas, Cnollo resulta asl sin6nlmo de cos-tumbrista. __ -, ,

.: Tenemos unas costurabrismo que c~stumb~~;;-tan_'

t~ que sobraeAipapel .apclogetico en alabanza de curio-sidades folkl~ncas amenazadas 0 desaparecidas. Nues-'trocostnmbrismo adernas es totalitarlo.Abarca cocina. !.:

, 1 9 ' .



musica, arquitectura, danza, d.e~or.te, farma~o~ea, ur-banlsmo. lengwl\je, poesla y rehglOsldad. Y aSlmtla, por

el culto y la practica, tanto al llrnefio viejo c~an,to al

recien venido. '''Ese gringo (0 ese chino; 0 ese Italiano)

'e~ muy crio11o", suele decretarse para dar -a entender .

que el inmigrante adopta las principales costumbres

tradicionales, las viandas 0 la musica. De tal modo que

Ia literature, la Navidad 0 la polltica, ve~blgrati~,. se

vuelven locales o se colorean de loca.lismo SI las califica

el adjetivo de criollas. Bl criollismo vendr,j~ a ser,

pues, el nacionalismo limefio, 0sea, un sucea.aneo del .verdadero nacionalismo, )'a que para el el Peru es Urna

y Lima el Jir6n de la Uni6n (Abraham Valdelom¥r).

Todo 10 anterior careceria de importancia si el crio-

llismo no contrabandeara la fanta_sia de la Arcadia Co-

lonial. No en vano se ha escri~o por pluma crtolla

-que las hay, por supuesto- que el crioUi~mo ha

brotddo cual flor celestial de los trempos colGiliaiell,

(Eudocio Carrera y Vergara). Claro que no resulta

facil demostrar que en las tabernas 0 huertas .de la

Lima del setecientos se comian antlcuchos, se batlabanpolkUas s se gritaban. para alentar la fiesta, frases

como "'Dale con el pie!" y "iVOYa ella!" -reputa-

das las Iquintaesepda de la alegria jaranista-. ni que

en los besamanos aulicos los convidados fueran agasa-

jados con pillco 0 cblcba. Si ~l mito supone tales casas

. es porque el metodo de sus difusores es mezclarlo todo.en un 'amasijo turbio 0 informe. Cdolla, de tal modo,

.fue la usanza femenina de la estrecha saya Y el manto

terdado .de la tapada, Y la varia l,icencia a la que el

atuendo daba pabulo, y criolla tambien es deno.~~a-

da la santidad de Rosa de Lima can sus duros clhcl~S

y sus visiones, en nada parecida ~ los lances d: tercen~

de las encubiertas 'darnas colontales. Son cnollas asi-

mismo la fiesta prostibularia Y la procesi6n del Sefior '

de .los Milagros, aquella 'con su loco benes! Y~~ta con

su contricci6n, Y .10 es tambien una modallGad del

20

hampa, 1a q~e practicaron en un torneo sangriento dos

famosos delincuentes, "I'irifilo" y "Carita", Muchas

son las contrapuestas realidades historicas y actuates

que estan consideradas como formas supinas del crio--

llismo, mas los expertos no atinan a precisar -ni se

demoran en ella, valgan verda des- si 10 esencialen

el ~s el libertinaje 0 la beatitud. La contradiccion es,

a . fin de cuentas, la prueba de que este costumbrismo

tiene un doble fondo: al exalter el regimen virreinal

exalt a la opresi6n de que' se nutria la opulencia doradadel antiguo sefiorto.

- ~arrera y Vergara, revelando sin quererlo la tram-pa, dice: Basta no mas traer a la memoria que del eru-

ce bendito de una sangre espanola, pura, rica y salero-

sa, con la de los nacidos en este suelo, y por provenlr

la primera, en buena dosis, de hljos de Andalucia, CUDa

de Maria Santfsima que dicen por alla, y ser la .segun-da fruto cabeceado de Ia gracla congenlta, coquetona

y hechlcera, heredada de aquellos sin euestlon algona,

con sus gotitas moras (de yapa y por sl algo faltara),

lIego a formarse un paraiso manzanero y sin serplen-

tes, que por largos afios fue gozo y placer inlgualadoll

de los que vlvieron bajo su sombra, y del cual surgl6

sin ~elta que dM'le,.dlg3moslo de una vez y con todas

sus-Ietras, un criolllsrno de la Madonna, que sl clerto

fuera que 110100105 pudo Ilevarselo, al declr de los fa-

DatiCOS Ilorones, tengo para mi que segulra campeando

de seguro y a mas y mejor 'eo el relno de 1011 clelos •••

La parrafada resulta, pese a todo, interesante, Muestra

la variedad de opuestos que pugnan dentro del con-

cepto de 10 criollo y del criollisrno: "sangre espanola

pura -gotitas moras", "parafso manzenero y sin serplen-

te~ campeando en el relno de. 1011 c1elos", "Andaiucia,

cuna de Santa Maria- grada congenlta, coquetona y

bechlcera", etc. Los quimeristas han sabido ladinamen-

t~ compadecer, envolviendolas en palabras vacuas yalu-

cmantes, Ja concupiscencia con la fe, es decir, gula, lu-

21



juria y demas vicios con piedad cristiana, par~ conten-

tar a los hibricos sefiorones con Ia Santa Madre Igle-

.sia y su vigilante pupila, Si 10, criollo .es celestial, peroa Ia manera de Ia ultratumba musulmana consiente las

hurfes y sus placeres venereos, 10 normales que, como

acontece, el criollismo desahogue sus dorninicales sen-

tirnientos de' culpabiIidad ante' ef altar, restableciendo

por el arrepen timiento semanal el desequilibrio de su

conciencia, ' P u r o fariseismo, como' se ve. La contradic-

cion es, segun esto, e1 subterfugio que 'permite y hasta

',justifica l a general inarmonfa. .

Aparte de 1 6 anotado, el criollismo es mas aun. Es

tambien'vJveza crlolla. Hay una palabra proscrita que

"expresa mejor, mas graficamente, este "valor" inscrito

en Ia singular tabla axio16gicadel criollo, lQue es 'esa

viveza? Una mixtion, en principia, deinescrupulosidady 'cinismo. Por eso es en la politica, donde .se aprecia

mejor el atributo. E n stntesis, consiste ien la flexibili-

'dad amoral con que un hombre deja. suobanderia y se

alinea en 'la contraria, y en el provecho rna terial 'que

saca, aunque detraude a los suyos, con el cambio. Abe-.

lardo Gamarra retrato al Diputado Fiarnbre, 'provincia-'00' queIlegaa legislador como testaferro 'de' los feuda-

"tarios de su region,· y Francisco Vegas Seminario ha

revivido al personaje modernizandolo en.Ia persona del

. Honorable 'Ponciano, pero el duefio de la viveza crio-

Ila que aetna en la vida publica no es precisarnente esta

especle de chusco advenedizo sino el :que, venga de

donde 'viniere, mediante la rnaniobra, Ia Intriga, Ia

adulacion , Ia cornplicidad, el silencio 0 Ia elocuencia,

se halla como un porfiado rente-en-pie siempre triun-

fante, La figura es antigua, Acerca de ella' informaba

al monarca espafiol un virrey zahori: .v .se doblan aI

respeto, a la relacl6n, al empeiio y a lOs floes parttcu-

lares, aunque gbnan la razon y la causa publica (Conde

de Superunda). EI vivo de esta laya se da, no obstante,

en todas las esferas de Ia actividad. Es el cornerciante

n

oproveedcr que sisa en el peso; el fundonarioque

vende el derecho, el abogado que. se entiende con la

parte contraria, el prefecto que usa dei mando en be-

neficia personal, -el .curaque 'adrhinistra los sacramen-tos como mercaderias, el autcmcvilista que comete .la

infraccion por simple gusto, el alumno-que compra el .exam~n, el jugador de dados cargados, el artista que se

apadrina para el Iauro, .el ladrcn o. Iadronzuelo que.

escamotea la prenda ajena a vista y paciencia (0' con,

la complicidad) del policfa, todo el que Qbtjen.e,·en ~ e . 'sumidas cuentas, 10 que. no .le.pertenece 0 Ie esta veda.'

do por vfa illeita pero ingeniosa, debido a 10 cual

~i·h~Cho ~s meritorro. En homenaje a. 5 1 , l picard{a,: lo sVIVOS merecen Iaindulgencia. Los otros, los que proce-

den de acuerdo a su conciencia .o a la .ley, sQ~.tontos,

,En vivos y tontos, dentro de, Ia maniquea psicologia'-'criollis,Ul; se divide la humanidad. ,,'. '

lPor que 'el criollisra, ~I b'en, crlolk,t~o,'.f~~cuent~_i"

mente coin~ide con, el. traI?~cero?El hastael 'dfa)nq1.ie~·

brantable SIstema, social del Peru es el de Tas castas,

De Ips terratenientea y encornenderos del virrein~to

aristocratas en el papel pero negociantesen ja , p.rilctfc~'(desde el Vlrrey y el Arzoblsp~. todos' tratan y.son

mercaderes, _aunque por mano ajena. E~ Judto Portu-

gues), provino esaalta burguesla nacional que' presio- .

nada por. Ia conmocion libertadora .del continenteadopto, no :sin .resistencias, la forqla'~epul>licana de

gobierno en Ia primera mitad del siglo xrx. Ya en 1844.Max Radiguet comprobo sorprendido que Iaindepen~

'dencia no! habfa eliminado el regimen de hegemo~ia

por el, Iiriaje, que hasta el presenre. se mantiene Inva-:riable, y veintiocho afios despues :Cha'rles Wjen~r veri-

fic6 incredulo la ausencia de clase media. Entre Ia ens-

pide noble y rica y Ia base india y mestiza se iQcalii6 '

al advenir Ia Pat ria, una cutfcula. de burocratas, artesa- ,,'

1)OS, , militares, pero Ia piramideno sufrio trastorn~

estructuraI,alguno: arriba, gobernando, los aristocrati-

23



zantes burgueses -feudales, mlneros, comerciantes-;

abajo, gobernados, los siervos indigenas, los esclavos

negros, los braceroscbinos y los subproductos de las

mezclas. Arriba los blancos, abajo los de color y .entre

estes su contrahechas discriminaciones (negro contra

cholo, cholo contra chino, etc.). La capa interrnedia

-blanca 0 semi-blanca- decidi6 incorporarse a la

causa de quienes por el origen y el tono de Ia piel se

Ie ocurrieron sus semejantes, para conseguir 10 cual

10 unico que Ie hacia falta era el dinero. Y el dinero,

en este caso mas que en ningun otro, s610 podia otor-

garlo la explotacion, Entonces. como ahora, la delgadacapa media eligio la funcion de auxiliar de Ia burgue-

sta aristocratica,

He ahf el cuadro de estratificacion social del Peru

- colonial, del Peru decimononico, del Peru contempo-

ranee: gran burguesla can pruritos nobillarios, pe'l;ue:

fia burguesia mas social que-econ6micamente ernergen-

te masa trabajadora expoJiada y segregada. CuandoU~g6 la .hora de la industria fue dicha gran b~rguesia

la que, a traves de Ia banca creada por ella mls~a, la

organize en su provecho. El indio, el negro, el chino y.

sus variantes -chola, zambo, injerto, sacalagua y no-

te-entiendo (Ricardo Patma)- fueron proletarios. Los

hombres pertenecientes a la clase intermedia se i1~t~o-dujeron, como funcionarios y tecnicos, en la adrninis-

-tracion publica y privada, y asi se uniformaron, at ~e-

nos en 10 que respecta al standard y al modo de VIda,

aunque no a la renta, con' sus modelos gran-bu~queses,

, quienes se sentian y se creian, como se ha dicho ya,

nobles. Ahara rnismo tal se sienten y se creen, y por

mimetismo se sienten y se creen as! sus eplgonos que

han ascendido de la mediania a los alrededores de la

cima social. Valga .un dato estadistico: del 100% de

-Ia Renta Nacional, el 50% 10 absorbe el 13% de la po-

blacion, 0 sea, casi 8 rriillones de peruanos I).').iserables.

a los que hay que. afiadir 2 millones de peruanos po-

24

,bres, trabajan para un poco mas de 1 mill6n de po-

tentados y de gente en vias de serlo,

EI mito colonial -se ha dicho arriba- se escondeen .el criollismo y por media de sus valores negativesexcita el suefio vano de la edad dorada de reyes santos,

tapadas, fantasmas, donjuanes y pfcaros. 'leomo as-

ciende un hombre comun al rnundo privilegiado, hasta

su halo, pues mas alla no es posible, sino asumiendo lateorfa del paraiso colonial gracias al ejereicio del crio-

lIismo? En este se obnubila, se embriaga de rnentiras,

suefia con el sefiorfo .. Se trata de 10 que ha sido lIa-

mado Ilneas antes perricbolismo: entrega al virrey, 'asu equivalencia c?ntemporanea. del mismo modo que

la modesta tonadillera del XVIII al corazon senil del

hidalgo catalan, con ambici6n, mas ciertamente con

asco, aunque como unico recurso para escapar de la

fatal inferioridad. Hay una prueba actuallslma -del fe-:

nomeno de Ia elevacion por via criollista. En recientes

elecciones politicas un candida to militar y ex·dictadar,

que durante su regimen obtuviera, par gestion en Es-

pana franquista, una genealogia convenientemente m -trada.: hizo parte de su campafra con el lema de "Los

criollos veteran por Fulano", Ilustraba II : la frase el di-bujo torpe pero efectivo de una pareja bailando al

compas de guitarras, una marlnera. criolla, de esas que

estan .con~eptuadas como "f1or celestial de los tiernpos

colo~Jales . ~s sufragios demostraron luego "que el

cand~dat~ tenia, ~n cuanto a conocimiento de Lima ylos Iimefios, un ojo de lince.

Ser anti-criollo y anti-criollista (en la modalidad

colonialists sefialada) no significa necesariamente, sin

embargo, estar en una actitud renovadora, ser del pre-

sente y prever el futuro en base a los datos raciona-

les del presente. Hay una forma de abominar del pa-

-sado que .obedecs a razones espureas y. por tanto, exis-

te una clase de postura exquisita y cosmopolizante tan

evasiva como la criollista de inspiracionvirreinal. De

25



If

m. EIi' CANDADO' DE LAS GRANDES FAMlLIAS

-:;-:l!!nMexico -,-dijo,-o-' el Indio, ha trtunfado sabre'

. el espanol. :l!:ntre nosotros 1&lucha continua y, por

. el .momento,:son. todavta las vteras famllias espafio-

las las que I{oblernan el Peru_. Perp; .corno tearleR-

mente tenernos SU,fraglo unlv!!rsa~, es, dema~jado

f!l.cll'para los demagogos agitar a los tndtos,. I ,

-oera parte, ciertos criolnstas (Jose Diez: Canseco, diga-mas pOT decir un nombre representative) 10 fuero?

buscando la autentica ra~ hun:ana y po~ul~r del h-mefio, Aqui se ha hecho hincapie en ~l cr:ol.hsmo que

se nos urge acatar como;sp~ntu)l Vida umcos ~e l~

ciudad y el pais, y que, ademas, solo opera c~mo Just,1ficativo ° cortina de humo de la secular exaccion de l~s,mayortas, La Arcadia Colonial es la e~voltura patno-

tera y folklorica de un con t rab and.o: LI~a ,es par ella,h 'b'I pero la validez de este califlcativo. depende deorri e1• .'.< 6d' sul-

'd6nde nos situemos para juzgarla, q.u,:, C 19O cO.ntemos para' medir sus defectos y VICIOS Y a quienes

senternos en el banqulllo de los 'acusados: Elobjeto de'estas paginas es viridicar a la ciudad de la deplorablefalsificacion criollista yconderrar, ..en COl1seCUeOCla, a,

los faisosmonederos

2 6

ANDRE· MAUROIS

(Les .Roses de Septembre),

',':

.El paso de una. dvilizaci6n ..del bejuco a otra idelcandado es para .Gerrnan- Arciniegas una de las caracte-risticas del cambio habido en America con el adveni-mlento de los conquistadores espafioles. As! elude el es-'critoJ;".colombiano "la dtrecta mencion de la Ilegada a,nuestro continente de la idea de la propiedady del

propietario. La' guards cuidadosa del dinero, la hacien-.da yIa honra desterr6 Ja confianza comunitaria queprevalecta enIa sociedad primitiva por virtud de prin-~oip.os, si bien no escritos, grabados en la tacira etica

de estes pueblos; Sin recaer, en 1a imagen romantica delbon sauvage corrompido por los europeos, puede deckse que la casta que fundan los. dominadores afsla ahombres de hombres ""':'y conSecuentemente a familiesde. familias-c- y los. enfrenta entre si aun en la existen-cia plural que 'Ia ciudad supone,

Es, sin duda, el sentimiento egoista de la propie-dad privada el que determina el reciproco recelo, y es~sa misma fuerza, que se torna solid aria s610 contra el

"

27

i

I



enemigo de raza 0clase, laque perdura entre nosotros

casi invariable. Es en Lima, donde se arracirnan, ter-

minada la guerra de exterrninaclon que fue la Hamadagesta eonquistadora, primero la soldadesca y luego .las

sucesivas olas inmigratorias de autoridades, adoctrina-

dores, colonos y .letrados, donde la soledad familiar,

espejo de la soledad individual, se hizo mas ~sp.er~ y

se mantuvo prevenida siempre contra 1a extralimita-

cion del vecino, Sin embargo, la practica endogamica,

• nobiliaria yen' el fondo racista (son dudosos, y en .to-

do caso, si los hubo, fueron excepcionales, los adulteries- entre blancas y esclavos negros a que hizo mordaz re-

ferencia Gonzalez Prada) fue haciendo de los colones,

a traves de la via matrimonial, una nata 0 emulsion de

repetido emparentamiento. Antes del medio siglo de

surgida la ciudad ya existia la aristocracia limefia (Eren,mercachlfles que despues de haber cargado can las

maletas. .. se enrlquecian y ponian tienda: despues

comprabanpomposos titulos... Courtes de la Blan- i

chardiere), el bien demarcado mosaico de las G~andes

'Familias que con rnudanzas y arnpliaciones accidenta-

les hasta el dia perdura. Fueron la nobleza 0 la hidal-

g u i a , la fortuna, y, en tercer lugar, la notoric?ad por

las armas 0 Ia funcion, los tltulos que la oligarqufa

colonial exigi6 de los aspirantes a incorpo~a~se a su ::a-

pilla, Con el correr del tiempo y en beneficio de ~u in-

dispensable aunque muy medida apertura, la pr.m~eraformalidad qued6 eliminada del cartabon .y. Ia .~ltlmareemplazada par una equivalente de parttcipacron en

el poder politico.

Si la multltud callejera foe en lima, hasta el slglo

XVII, sobre todo de dos c1ases: multltud r~ligiosa y

multitud aultea (Jorge Basadre). ello se debio funda-

. mentalmente a que aquel grupo dominante -yasimis-

rno gobernante, porque mientras hubo virrey este fu.e,

como luego los presidentes, un ilustre preso de Ia ans-

tocracia- propicio el aislamiento del pais de todo el

28

resto del orbe conocido, dejando como umea vincula-

, cion can el mundo, y exclusivamente a travcs de st,la que 'unia rnetropoli y colonia. Dicha aristocracia no'

cej6 en eonvertir cada ocasion devota en un acto de

surnision popular hacia aquello que divulgaron como

preciosa finalidad de la existencia: el cielo, La fiestareligiosa y la oficial operaron como puerta de escape

de inhibiciones y represiones concentradas p a r la mu-

chedumbre servil. Una fecha del santoral 0 la discu-.

sion teologica en torno a un dogma, asf como la notl-

cia del nacimiento de un infante real 0 un cambia enla representacion regia fueron ocasion, tras las cere-

manias respectivas, de jolgorio mundano mas que re-

ligioso 0 cfvico, pretexto para el desborde y cornpen-sacion de las abisales diferencias de obligaciones y de-

rechos entre las Grandes Familias y la candorosa ma-

sa.

Este no es un libro de historia pero la historia leconviene para rastrear cuan hondas son las raices del

cuadro social de Lima en estos tiempos. Las muche-

dumbres religiosa y aulica han servido para amasar elcriollismo. EUas 10 produjeron, por incitacion ajena,

en e x paciente mortero de su poquedad, Y 10 considera-

ron. ignorantes de otras realidades -nueva.;; costum-

bres y nuevos vuelcos de las costumbres=-, su reali-dad. En Ia isla colonial, envuelto en la 'doble nebUna

del Rimae y del Incienso (Vicuna Makenna), el puebloIimefio hizo carne de su ser una concepcion de sf mls-

r n a y de la existencia totalmente falsa, La misma que

hoy evoca tercamente Ia casta privilegiada para man-

tener sin mutaciones la deformidad de la sociedad. E!

Bolivar vislonario de Jamaica defini6 duramente alPeru: oro, y esclavos dijo que era nuestro malherido

pais. Fascinados por el oro -pO' 10 que reluce, en to-. do easo-- los esclavos pef/nanecen hasta hoy aherro-'

[ados por causa de las Grandes Familias y' multiplican-

do Sl)S riquezas. Oro que ya no es el de la f3bula del

2 9



COric~ncha; los cuartos del rescate de Atahualpa,' los

gal~ones cargados ?e tesoros, el poderoso capital que,

segun Keynes, arruino a la Espaila de Felipe pero hizo

el imperto de Isabel de IngJaterra, mas sf lujo y frt-

vola 'osteQtaci6n incesan1'es. La historia registra c~ta

,~o~stante. Habla asi: ... ,Habia muchos veclnos de los

que tenfan e~co~lendasde Indios" tan rlc~y prospe-

ros~ que vaHan sus haciendas a clenio y cmcnenta'niU

ducados~ y a achenta, y a &etenta, ya clncueitta .... En.

fin, ricOs. y prosperos los deje a tudos los mas ...

(Cieza de Le6n); La hermoso de la cludad esta en los

qqe la hilbltan par la gala, aseo y seda"s:que los ador-

na (Diego de COrdova y Salinasj}. .. esta vanldad de'

tnjes, galas y pompa de criados y "llbres. '" (Bernabe

Cobo); Suplen bien' Sus ostentoSQs cfudadanos con' lO s

ado~os, y alhajas por dentro, 10 que no tlenen de vis- .tosas sus casas por'aluera '(Francisco Antonio de Mon-'

taJvo); La rlqu~ de Lima es, sin duda, Ja mayor que

,se conoce~ . .'(Juan Melendez). Suntuosidad, en fhi,q'ue

subrayan versos de' Simon de Ayanque. citados par',

- Carlos ~ir6. Qu~sada, en los que se Joae]' despliegue.del ropaje hmeno: ,

... que estllan capas bordadas .

can rlquisJinos, sombreros,

lameJor media de' seda,

tlsu, lana' y terclopeio.'

.No"dicen 'otra cosa los' viajeros de fines de la

epoca virrernal y de la republica: Rosas de Oquendo"ConcoJorcorvo, Freiier, Flora Trista'D, Radigtle:t; Bot-

miIiauf etc." y tambien los mas 'recientes:., Keyserling

(que'sostuvo .que los Iimedos somos" consdtutivamen_

te dieci()chescos), Waldo Frank, Morand; Mikes, etc. De-.troche, frivolidad, pompa,' vanidady oro conveitidos en

vIda ociosa, destellan en las' Grandes Familias y espol-:

vorean. de brtllos a otras menos 'gran des, y torreladva-'

rtientegrisuratmodestia y deudas en el ma~gen mise.

3(},

I 'e'sforaado. Oro 'y ' esclavos, es cierto to-ro, pulu ante,

davia. . . , .. . , .

Las. Grandes :Familias han sidoastuJas,. hay ~~~reconocerlo. A diferencia de las contumaces "ohgarqUlas,

de otras naciones, no hap tardado en. c~mblar; cuando

fue preciso y en Ia regi~n. que lo.eXIg16 Oa Costa ~s

casi capitalista e industrial; la SIerra perman~ce ,aun

feudal), de f;:;entes de poder y riq~eza. AI ~o~rev.elllr elauge del guanoapartaron su~ .dehcadas pttuttarias ~el

.'oro excrementicio, pero se hicieron guaneras ~ezclan-

dose con los parvenU$ y ganando en la, op~rac~on n,ue-vas rentas. Igualmente, cuando la primera tnmlgr~C16n

italiana -hbY ya centenaria=- encontro la !",rospenda(l,

los perfumados caballeros no vacilaron e~, conce~er la

mana de sus hijas a los vastagos de gran]:ros y . vlD~te-, D de q ' ue el lmnerialismo norteamencano 'se hizoos. es e ,.. . . .

. mt el rubio self made mai) no encuentra reslsten-,presen e, . .' I f 10 decias 'para ingresar, por el desposorio, e~ e c rcu

los·apellidoa. Pero esta flexibilidad 0, i~stl~to ~e eonser- .

. . q e ha librado 'a 'Iaarlstocraela hmena del bo-vaClOn, u .. . . I d ' Bestorrendo crepusculo que tan bien ha ~ave a 0.•m ida'Sabato e n 10 que respeeta B : Ia Argepbna,. no ha ceq.

en un punto en aqueUo que co~stituy: s~~as prec1~.do blas6n: la segregacion de la mayoria india yrnesn-

za s . 10que es pear, pobre, inevitablemente pobre: den-

tro del ~istelna cerrado de las casas. Le ha. fabrlc~o,

'para conformarla, Ia fantasia de la Arcadia Colonial

-que si 16fue, fue Arcadia para ella y.s610 para ella-y su artihlgio criolllsta.

Recientemente, y como recurso de, epterf,l":ncia en

la horacritica, el criollismo colonialista ha SIde) 'al~

mas' que una fabula en boca de los, v~eNos de. la n

bleza, deIlas ..Grandes Familia~.' H~ t~nldo ..que c~nver-

tirse en practica, y las danzas populares, los capltos.os

rnanjares de la mesa humilde, l~ jerigonza .coloquial

=-inclusive en su modalidad de bajo fon~o~-la .replana-.-,

el negrismo folklorico, curiosamente hispanizante, c o -

3 1 . .



rna 10 apunta Luis E. Valcarcel, toda la multiple va-

riedad de 10 criollo antes mas menta do que practica-

do; han sido incorporados a los saIones de la vieja pro-

sapia, Las Grandes Familias sehan vista obligadas a

dar el ejemplo y mostrarse tan buenas ejecutantes co-

mo loadoras del regionalismo, tal como los luises 0 losborbones de triste recordacion sallan par Ia puerta

trasera de sus palacios para darse un ':'baflo de pue-

blo". A esto Ie Ilaman, nuestros burgueses aristocratas,

democratizacion (el director de empresa se emborra-

cha con sus obreros porque es muy eriollo, razon por~ cual tambien el latifundista alterna can sus peones

.en Ia choza yel Senor Presidente estrecha Ja mano del

audaz zambo que se le aproxima), aunque el trabaja-

dor siga siendo el "cholo de rnierda", el "serrano su-

cia", el "negro brute", el "chino tisico", que no mere-

cen ni Ia centesima parte del salario que recibe su se- .

mejante de Illinois a Cincinatti, USA.

Ahl estan, ricos y prosperos, como los viera Ciezade Leon haee tres siglos, senores. y -damas de las Gran-

des Familias viviendo en Ia suntuosidad que las res i-

dencias disimulan cautelosamente, pero que se advier-

te .en sus clubes exclusives -a los que cierto cantan-

te internacional de moda, que fuera contratado para

animar una fiesta, consldero entre los mas lujosos del

mundo-s, en sus restaurantes, en sus balnearios y

playas privadas, en-sus usos de automatismo y veloci-dad, 'casi can las mismas ideas del siglo pasado 0 ante- '

pasado, aterrorizados ante palabras como revolucion,.., ,J;ef~rma agraria, sindicalismo, etc., pero muy conven-

.cidos de que, salvo variantes superficiales, el mundo,

su 'mundo" no se acabara, Grandes FamiIias que ya n otienen intelUgentzia como Ia tuvieron hasta la genera-

ci6n del 900 (ahara setentona y esteril) porque sus j6-

'venes optan por Ia parte placentera del american

way of life, la del play boy. Grandes familias cuyas hi-

[as, Que alcanzaran el matronazgo de sus antepasadas

I

32

-el de aquellas limefias que hacfan muchas ventajas

a los varones (Reginaldo de Lizarregaj=, previamente

persiguen la corona de "reina de belleza" que les pro-

meten en Miami Beach las empresas de turismo y las

fabricas de prendas intimas. Grandes Familias de es-

paldas a la Lima y el Peru de indios despojados y mes-

tizos sin esperanza, cuyo legado arqueologico, sin em-

bargo, atesoran pocas veces con el amor del coleccionis-

ta que eonserva -el arte, sino can el espiritu del anti-

cuario a el avaro que acumula valores eatables. Gran-

des Familias que resisten el empuje de Ia vertiginosahistoria con su heraldica de "oro y esclavos" I que orgu-

llosas pretenden remontar a la gloria conquistadora y

a Ia leyenda edenica del virreinato en tanto acaridan

los candados que guarrlan su caudal, su Arca de Ia

Alianza. Esto hasta que llegue la hora ---as posible for-

mular la premonici6n- de restaurar aqui como en to-

das partes Ia solidaridad que reune a todos los hom-

.bres par el exito comun, la libertad que' permite Ia

movilidad de los mas -homildes a los mas altos luga-

res, el bejuco de la confianza mutua y la propiedad

comunal que antes de la usurpaci6n simbolizaba en ca-

da puerta el amor fraternal.

33



IV. tE:SEL A.ZAR NlJESTRA DEIDAD?

i.En qUE! cas a de Lima la dorada vlvlan

los: que hi hlcleron? ..

BERTOLD BR.ECHT

(PTeguntas'(1

un OhTeT~\ que lee)

As! es, pues, desde los primeros alios la elite lime-fia. lComo se conduce -es propio indagar ensegulda=-Ia masa popular P Lima foe consagrada capital -'y Cor-

te- par azar, El azar foe la leba que amarnanto a su sfundadores, Los cornpafieros de Pizarro afincados _enJaujar.uno de, los mas belles y feracesvalles de Ia 'Sie- '

rra Central, .acusaron el clima qe_,sel'"eIiemigode la ga,~_

naderia. y .la crfa de. aves, reproehandole tambien caren-cia de bosques madereros y e;tG~$lv~ejania del oceano.EI Gobernador Adelantado y capitan ,General atendiola demanda de sus rodrlgones y deddiQ hacerlos avan-zar, perpendicularmente a los,'AIld,es; hacia e l mar has-ta hallar una tierra lIana en donde fuera .posible esta-blecer la cabeza de los nuevos reinos, La misionenco-,mendada a Diaz,"Tello y Martin de encontrar un 'm a s

amable asiento para Ia villa tuvo al poco' tiempo exito:EI I S de enero de 1535 fue fundada la .Ciudad de los _Reyes, cuya distribuci6n ejecut6 el propio Pizarro canayuda de uno' que,por casualidad, alga .conocta de cos"mograffa: un rectangulo con 117 manzanas, cada cualdividida 'en cuatro solares, en el que se reserve un es-pacio Iibre para Ia plaza mayor -0 Plaza de Armas- ';-en Ia que habrfan de tener prolongada sede la casa degobierno, el cabildo y Ia Iglesia con l_aautoridad ecle-

3 5



~iastica. En los solares, y de .acuerdo a la jerar~ufa, se

mstalaron los venidos de Jauja, Pachacarnac, Sanga-

llan y Cuzeo. En total 69 vecinos, sin eontar, par su-

puesto, a los indios encomendados ni a los del caserloque ahf ya habfa, EI rey espafiol dio tres coronas a la

nueva ciudad, en euyo escudo hasta hoy figuran.

Segun dijeron primero los comisionados y reitera- .

ron luego el acta fundadora, los cronistas y los viaje-

ros, el valle del Rfmac, hasta antes de Ia illvasi6n te-mido oraculo previsor, era UJ; l vergel, ~itio claro, alroso

y descombrado, con buena tierra, harto regadfo, atmos-fera lirnpia, puerto marftirno y' otras bondades, algunas

de las cuales los limefios de hoy echamos de menos.. 0

Bra Ia de Ia fundaci6n. epoca de estio, despejada, de

so} ~uerte a mediodfa y brisa fresca al atardecer, y los

oficiales y soldados del conquistador .castellano anda-

ban en el trance un tanto alucinados. El clima del pre-

~ente,. c.u~ndo Ia ciudad se ha centuplicado a partir del

ll;rea inicialy han desaparecidoIos bosquecillos aleda-

fios, c~ando el hurno de las fabricas precipita un smog

queanade hedor a1 polvo que mancha el aire y a la

neblina de los' seis- meses invernales, es como nunea

ese ambiente que torna Ia vida.

... ~n dulce malestar de enero a enero

y un estarse murlendo todo el ana;

(Juan de Arona).

Gripe, catarro, asma, amigdalitis y reumatismo,

par decir 10 rnenos -al cabo de los cuales la tisis

pende como una espada en el extrema de un cabellCl-'-'·.

se conciertan, sin embargo, con la particularidad mas .

desatinada del clima: su templanza, Sin rigores, sin llu-

vias ni truenos,. sin inundaciones ni sequias, sin nievesni calcinaciones, s6lo padece regularrnente de Ia DU-

o bosa humedad y cada medio siglo 'aproximadamente

de un catastrofico remezonsismico. Ese aire blentem-

. pere, mediocre, triston y soledoso, condiciona una psi-

' 3 6 .

cologfa peculiar. Como el somos los limefios: ... el pue- .

blo es 19ual a Ia noche de Llma; suave. No se violenta

(Carlo Coccioli). Y laomasa popular transcurre, debi-

do a ello, sin grandes pasiones (0, en todo caso, ocul-

tandolas 0 sublimandolas), vertida con sus dolores

y sus frustraneas ambiciones en sf rnisma, con sus ti-

bios odios y. blandos amores que nunca detonan colec-

tivamente, sino que se resuelven como locura, suicidio

o venganza personal. Esta pasividad incIuye aun a los

animales, pues se ha dicho que hasta los perros son en .

nuestra ciudad perezosfslmos e Indlferentes (Hipolito

Unanue),

No reina en Lima la abierta controversia sino el chis- .

.rne maligne, no ocurrenrevoluciones sino opaoos pro-

nunciamientos, no permanece el inconformismo sino

que el esptritu rebelde involuclona hasta el conserva-

dorismo promedio. La juventud imaginativa, iconoclas-

ta y desordenada termina por sentar la cabeza. Los ra-

cistas suelen atribuir esta plana uniformidad 'ricolora

al ingrediente indigena, pero da Ia casualidad que es e1

indio' el que, como 10 ensefia la historia, ha llevado su

descontento a· 1a acci6n =-reprimida ferozmente por la

autoridad Iimena->, y el que constituye el elernento dio-

nisfaco de nuestra composicion nacional. En tanto, el

limefio sigue siendo quien acepta, con apenas una iro-

nia en los labios 0 un chascarrillo contingente, los abu-

sos de los poderosos, la lmpudica corrupci6n de Ios

politicos, Ia absolutista voluntad de la minorta voraz.

Sin pisar Ia peligrosa cascara de platano del determi-

nismo, cabe afirmar qUE;el cielo sin matices, el aire

adormecedor, la humedad ponzofiosa, la lisa visi6n de

los cerros pelados y los arenales de entorno, que en i n -vierno envuelve un tul de niebla que hace irreales a

las cosas mas rotundas y mantiene las ruinas eterna-

mente nuevas (Herman Melville), .se convierten en'se-

dante 0 somnffero de Ia vigilia y su carga vital. Una

anecdota ilustra este hecho'y la convicci6n que sobre

37



el tenemos Ios Iimefios. Se-cuenta queisiendo .alcalde

de 1&ciudad el' humorista Federico ~guera, fue;a~ver-tido de la inmlnente aparicion de un. brote de hi fie-

bre amarillaque ya asolaba los pafses , vecinos. EIgne-

. ,ra respondio tranquilamente: "No bay que alarmarse:

aqui la pestese atonta", recurriendo para el caso a : unapalabrota mucho mas expresiva que el .eufemisnia que

aquf empleamos, Y asi fue,

, 'De 1535 a 1962 mucha es el agua que ha corrido

-bajo los, puentes del Rimae conser tauescaso el «3U-

dal de' su corriente, Las 1 1 7 manzanas se han rnultipli-

cado y el casco urbano ha alcanzado las orillasdel marde Norte a Sur, cubriendo un vasto hongo. de cabeza

con~va (Michel Berveiller) cuya coronacion se extien-de desde La Punta, en el Callao, hasta el Morro. delSolar, en Chorrillos, y cuya base parece ser el Cerro de

San Crist6bal. La City se ha erguido .con pobres irnita-

clones de rascacielos, pero rumbo al Pacifico han sur-gido barrios populosos (La Victoria. Brefia, Lince) y,mas cerca del mar, barrios residenciales (San Isidro,

Miraf lores, Monterrico). . todos de caotiea jarquitectura

donde el tudor y el neocolonial se codean con el con-

ternporaneo calcado, salvo excepciones, de magazinesnorteamericanos, Clase media y burguesia grande se

situan en estas dos clases de barrios fronterlzos. Lamasa popular se 'hacina, en cambia, en tres especies.de horror: el callejon, largo pasadizo Ilanqueado de

tUguri06 miserrimos: l~ 'barrlada.urrbanizaeion cla1).d~s-tina y espontanea de chozas de estera que excepcro-

naImente derivan en casitas de adobe 0 ladrillo, y el co -

rralon, conjunto de habitaciones rusticasen ?aldi~s'cercados, Son nucleos estos en los que se refugia mas

de casi un miIl6n de limenos, "

Toda esta referenda a la estructura de Ia ciudadno tiene aqui propositos meramente informativos. Pre-tende senalar, que el pueblo, que ocupa las tres clasesde no-viviend'a mencionadas y otras semejantes yque

38

con elias, como un cintur6n .de barro.ajusta dia a dfael sitio de la capital peruana, suefia con· seceder, cons:truyendola u obtenlendola como premia 0 donaci6n,

a una casa de las que ocupa Ia mesocracia ba]a Esta,

como es natural,' tiendea salir de la morada estrechao el departamentito para habitar un domicilio adecen-tado de los 'que puebJan las, familias de: la clasernedia

alta. A su turno, esta acarid a la esperanza de llegar al

, -barrto residencial trepando, en lo, que a Ia pugna.ba-bitacional respecta, la gran pin imide desde el escalon

del cheleclto al de Ia mas holgada casa, con, jardtn ., y' todo, y del de esta Ultima' al de -la casona 0 villa; Esdecir, con mas exactitud, al rellano de la',mansion en

la cludad y la casa de verano, si es posible con playapropia y otras gollerias mas; Es, toda unamarchaal stir,pues Ia escala tiene esa direcci6n cardinal La volun-

tad de vivienda rnueve; como se apreeia, a la sodedaddesde, su fondo por una .reaccion en cadena energica :aunque sin estiepito,'. . .... ." .', " , .'

De 'esta misma n:ian,era,PQ'r,otr~ patte,se concate-nan mas insomniosciviles: tenerun aU,to cualquiera, te-

nerun auto americano de. un modele de 'no menos decinco, afiosajras, tener un auto 'nuevo (ese auto nuevo,nootrojjenerdoeautos. tener tres autos,' airiDfinito.Tambien,' 'con parecida: secu~hcia, se da la tribulacion

educative deIos padres de familia: 'que los nifiosvayan

a cualquier coleWiq particular' antes que a los del Bs-tado, q,ue vayan a un eolegio p~lJ;t, ict1larde cierto pres- .

tigio, q~e vayan a un coleglode nifil?s. ricos, que vayan-para, que ahtsej-elaelonen, como' se suele declr-« al

colegio dondevanlos hijos del millonario Fulano de

TaL bit voluntad de vivienda, confort 0 educacion setorna, en estes cases, envoluntad de' ascenso social. Vo-.luntad, pues; dedesclasamiento. La aspiraci6n generalconsiste en aproximarse 10 mas que sea posible a 'lasGrandes Familias y participar, gracias a ello, de una re-

lativa situaeion de privilegio, Este espfritu no 2: S exclusi-V O de la clasemedia. EI pueblo entero, aunsu masa mas

39



desdichada e indigente, obedece al mecanismo descrito.

Y por una razon clara: cuanto mas inestable es elsta-

tus, mas vehementeniente se desea alcanzar la estabili-

dad. Y por. cualquier media.

En esta Iucha, como resulta logico, prepondera el

individualismo. Se le ha impuesto al pueblo, 10 que es

mas grave, como principio rector para tener exito en

la dificil prueba del escalamiento social y economico,

pues a los nifios y adolescentes, desde el mas pequefiode Ia ultima escuela fiscal gratuita, se les martilla, una

y otra vez y en toda ocasion, que el "triunfo" depende

unicamente del sumiso trabajo y del acatamiento de laorganizacion de la .sociedad tal cual es, La falacia es,

ilustrada, porque se quiere destruir la tendenda a

la unidad de clase y a la mancomunada querella par la

conquista de los derechos, con el caso de aquel humilde

chafer de carnien que liege a ser propietario de una

empresa, a con el de ese otro modesto ampleado quealcanz6 por propio esfuerzo la condicion suprema de

banquero, sucesos muy raros y aislados. En tales in-

fundios cree el pueblo limeno, que reverencia la pompa

aristocratico-burguesa.: que admira a quien conduce ei

volante de un "Cadillac", que es espectador desde la

acera de las bodas de Camacho oligarquicas, que atisbay limosnea en la puerta de los restaurantes donde los

pollos a la brasa se doran en la barbacoa, "No me ex-.plico -dijo, a proposito de tales boquiabiertos, un

amigo extranjero- pot que esa gente no irrumpe enel local, arranca el manjar de las parrillas y acuchllla

a todo el que se le oponga. No seria, despues de todo,

sino un acto de estricta justicia ... "

Tampoco nos explicamos nosotros par que no suce-

de esta explosi6n. Reeordamos como los desgrefiados

parisienses se lanzaron contra Las Tullerfas y su obeso

inquilino, como los bolcheviques de Petrogrado copa-

ron -el Palacio de Invierno, c6mo los campesinos me.

xicanos barrleron a sangre y fuego a Porfirio y ·el por-

40

tirismo, c6mo los guajiros de Fidel Castro puriflcaronla prostibularia La Habana, aunque sabemos muy bien

que el nuestro esun pueblo de hambrientos y dlscri-

minados, todavia no de revolucionarios. En el alma de

la multitud, cuyos adelantados mendicantes pordiosean '

en plena Ji~r6nde la Union, est a profundarnente arrai-

gada, diriamos que casl amaigamada can ella, la cer-teza de que subitarnente puede abrirsele a uno cual-

quiera: el camino de la fortuna. De ahi que los politicos

de oficio no ofrezcan al pueblo su Iiberacion colectiva

dentro de una reestructuracion socio-ecouomica, sino

casa gratis (para aliviar el problema de la viviendase requeririan, segun los tecnicos, cinco presupuestos

nacionales dedicados integramente a el), tierra gratis,

alimento gratis. Parecen saber los muy zorros que la

promesa de otorgamiento de cualquier bien en propie-

dad es 10·que mueve el sufragio del ciudadano comun,

Las puertas de la riqueza se abren en ia loteria, en el

juego hlpico, en el golpe de suerte, en una vasts trama

de envite que comienza en el ridfculo concurso que

premia cupones con casas, automoviles, televisores 0

dinero en efectivo -todo con el fin comercial de acrecer

la demanda de un producto industrial- y culmina en la

suculenta suma del pollen de las carreras de caba-

Ilos, tan suculenta que han sido creadas organizaciones

altamente solventes de expertos que por la cantidad in-

vertida en la apuesta concentran el mayor porcentaje

de posibilidades de exlto. Para la masa Iimefia, as!desviada de su legitimo destine, e.1sodalismo constltu-

ye una amenaza. aun para el mas pobre en su paupe-

rrima propiedad: la choza de esteraseu la barriada, par

ejemplo, que siente suya y que cree que algun dta po-

seera con titulo legal, Este microscopico propietario

masca pacientemente sus desgracias rnientras atiza su

ilusi6n. 0 las ernbriaga en Ia taberna, las neva a la

.plaza publica manifestando por los candidates de

la reacci6n -que sirven a las Grandes Farnilias=-, las

'"

41



sume en su abulia, las empolla para la hora en que,par influencias a albures, el gobernante de tumo Ie en-

tregue, a traves de la caridad, la casita sonada y In co-Iocacion fija "que son -andaderas hacia mas', elevadosestamentos sociales, "

Lamaquinafia d e Ia; explotacion, bien lubricada pOT;

el fraude de ~hiArcadia Colonial, fue comparada por el.

Padre Joseph Lebret. i.ecenemista, catolico, con la de 'Arabia .Saudita.: Alga -arahigo -:-:y no las' "gotitas mo-

ras" lie que los. colonialistasse jactan=-, .sino. de' ,Ia:Arabia·, drogada 'par los invasores leuropeos mediante

las reyecfas intermediarias.. -tiene Lirna.. .Pusilanime ,Y:' ,desmemoriada, la poblacion S6: coge , de la supersticion

paraalejan'el peligrn yatraerel buenagiiero. Una vital

desgana, .que -'medanos s nieblas enmarcan, priva "en,

los actos de Ia humilde gente queaoeptaIa fatalidad 'de so..existencia. ,POTs,i fuera poco, la celebtaen fops

canciones, que Iloran, se .resignan, suefian y ,buscanuna brecha -en el mUN de las diferencias.Ante -el .pa-,Dorarna descrito, dan -deseos de ,.preg_untarses,eriam~nte:. '

lS\ L.imfl naeto. par 'azar, nQ .serayl, azar su tutelar

deidad?

4 2

V:~':LA.CIUDAD DEVOTA Y. VQLUP'rUOSA

' .~tai/'mUch~s. Ilevaban el Idolo

~obre- los riombrcs, era espesa

la cola- de' --Iamuchedumbre

c - o ~ o una' salida de 'm a ~can morada 'fosforesc'enc'la.

PABLO' NlmUOA

(PToce_st6n en Lima, 194.7)

. ~Mas' el '~zar , rio .~s-,para los I imefios estrictamente un '

dios, sino un servicio auxiliar de' la divinidad, La' ceo

lestial voluntadiy, por-ende, 'Ia religiosidad, son 'as)

asistidas PQr 1<\,sup~rstici6n" q u e algunos ponderan

como. ·htu:to cas~ii:a. ~o s . e . . .da,l'uys~ el .miStiSismO., d~eascesis y: conternplacion consurnadora, SIno que Ia ereencia se extinguecon el ritual y en eI acatamiento a

catecismo, E n consecuencia, el desacuerdo que entrati

que Ia ciudad ' s e a calificada par sus exegetes unaveces de piaaosa y otras de voluptuosaIhermosa crlo-

IliLdevota y sensual, Riva Aguero) no se les ofrezea comoIogicarnente. insostenible. Pero puestos ante la alterna-tiva de decidir cual termino es e1 justCl,' el segundo pa-

rece definir rnejor 'a la ciudad y su gente, La colonial

es voluptuoso, sensual. EI goce de losplaceres directos,

.que no requieren elaberacion posterior a la de los sen-tidos, es ·Ia fuente, conforme al criterio colonialista, de

toda felicidad. Pero sensualidad no' es sensibilidad, Y

par tal causa 10 estetico entre nosotros cede lugar a 10hed6nico. 0 sea, a la satisfacci6n pasajera que por la

43



reiteracion se hace exceso Y PO f 1a rutina incontinen-

cia. Como en la etica del pecado conducta semejante

conlleva la amenaza de sancion eterna, el limefio re-

curre ciclicamente, como antes qued6 apuntado, a los

consuelos de la oraci6n y a la penitencia, Es religiose

por reacci6n, no por aed6n.. La conquista Ia llevaron a cabo los soldadotes de

una nacion con ocho siglos de guerra a cuestas -y qui-

zit, como Toynbee piensa, debido a un impulso de iner-

cia belicista-, a quienes siempre acompafi6 un capellan

de la indole de aquel Valverde de "{Los Evangelios entierra! tVenganza. crist janos!" Si la mesnada espano-

la se propuso saquearla tierra descubierta de su mu-

cho 01'0 (20 rnillones de dolares fue, de acuerdo a los

calculos de J. Alden Mason, el producto del "rescate"

de Atahualpa) y ponerlo a los pies de "ia corona 'hispa-

na, los curas se entregaron a la tarea paralela de suplan-tar la "idolatrla" par la fe cristiana .. En fund6n de es-

to ultimo fueron temples y mas temples los edificios

erigidos en viejas y flamantes ciudades, y sacerdotes los

que cumplieron, protegidos por el espad6n militar, el

'quehacer apost61ico de ganar para el cielo a Ius indios.

Con tal finalidad los redujeron paradojalrnente a la

. ma~~il esclavi~ud. Iglesias y frailes, segun el esquema

..' ""''3;~tedlcho,prohfeniron desde el principio en Lima. En

el XVII, cuando la capital ya contaba con 25,534 habi-

tantes, habia 40 casas de reclusion conventual, y tantaera la abundancia de gente de habito de uno y. otro

sexes -2,518 revelo el empadronamiento de 1614-que los vl.rreyes se quejaban a menudo de que el nu-

mero de frailes y monjas era superior a la capacldad

de Ia ciudad y a las caraeterfstlcas de la poblaclon, y

numerosas 6rdenes fueron expedldas para que disml-

nuyera el nfunero de reUglosos que venfan a America

(Jorge Basadre). Haciendo el balance de la cultura de

Ia epoca, Riva-Agiiero nombr6 en un breve articulo a

no menos de una veintena de eclesiasticos. La Inquisi-

4 4

ci6n, de otra parte, manej6 un poder que ni siquiera

fue capaz de contener el gobierno civil, al punto de que

cuando el flagrante tribunal se encontro ayuno de carneheterodoxa que chamuscar se dedic6 a la' pesquisa 'de

la mas secreta conciencia privada. Sin profesiones ni

funciones para quienes no fueran mayorazgos, los hijos

segundones y tercerones de Jas families espafiolas do.

minantes acabaron tonsurados, no tanto para ocuparse

de la salvaci6n de almas descarriadas sino principal-

mente para acaparar la docencia, Ia direccion confe-

sional, la sinecura eclesiastica, el buen pasar de los sa-

eros votes.

Esta super-clase religiosa no disminuy6 cuando en-

ciclopedisrno y Iiberalismo llegaron a nuestras playas.

Se retrajo un 1?oco,nada 'mas, pero volvi6 a ocupar su "

influyente sitio detras de los estatutos republicanos: el

easo de Bartolome Herrera ilustra bien esta vuelta del

clero a1 poder, Y si es cierto que durante la nueva era

el u~forme castrense del caudillo sobrepaso ell imp6r-

t~ncla a 1a ropa .talaJ'; la palabra de Ia clerigalla con-

tmu6 intacta entre los palaciegos bastidores. Dios fue

una de las annas de la conquts'ta (Alberto Salas), 10

. fue tambien de la colonia y su sistema expoliador y

10 es ahora de los promotores de la visi6n idflica de los

tiempos virreinales y su retrograde objetivo, '

,Y como ahora? Lima nunca estuvo libre delojo in-

quisidor, Par "eso el Iimefio burgues de hoy como el

de ayer practica sus deberes religiosos con el proposi-~o de mo.strar publicamente que nada, ni siquiera la

voluptuosidad en que vive, 10 aparta de 10 que dice que~ su fe. Y esta es barroca, retordda y exterior," recu-

bierta del similar que reviste la espiral salom6nica de

las columnatas, los imponentes artesonados que quie-

ren reunir en el maderamen solidez y ligereza, q. elmarco estofado can vidriantes 'y espejuelos que inso-

lentemente amengua el lienzo 'que exhibe. Nunca llegoa convencer de veras a Ia vigilancia eeiesiasdca el culto

reconcentrado, la intirnacion con el alma. misma, la en-

4 5



trafiable platica del retiro claustrakEri tales soledades

podia el ereyente, a juicio de la monacal suspicacia,

resbalar por una rampa heretica hasta el mlsmisimo

infjerno.HuboeUimeno de .ser practicante a vista y

paclencia de todos, y grandilocuente en Ia consumacionde sus actos de fiel, ta(como'eXhibicionistas fueron "lasrotundidades, los. para}nentos,", .los campanarios, losadornos, las imagenes, tOO910 de los ostensible, temples

enque se postraba:Mas,' como se ha dicho, la pfa.obli-gatoriedad opera c o m o reactiva: a mas volutuosidad

mas devocion. POI' b~jod.e, .la .creencia .expresada: ,ta,n.aparatosamente Iate.Ia aficion POl' Ia vida placentera:

buena comida, buen vino, buena. hembra, 'y con ellostodo 10 que lariqueza 'y: el ocio, .cuando 10,5 hay, ponen ,

en la mesa y eI lechocomo decorado, complemento o.ampliacioude Ia saciedad., ", ',', ' ,

La bellezano cuenta. El dinero.resulta 'mal' emplea·do si se dedica al arte que no asiste a.la ornamentaci6n,

que' no es mandadero de los fines sensorlales. En la

Lima de los virreyes s610 prospero como· instrumentode 'Ia Iiturgia en 100saltares, los objetos del culto, Ia ar-

quitectura y )05 cuadros 'iJustrativos':" En estes, por.ejemplo, cualquier referenda a la realidad inrnediata

al'hombre 0 al paisaje peruanos, fue proscrita, y cuando

la expresion ptctorica ya no hizo falta como mediadora .

de ,ia expansion. catolica, 'desaparecie 0 tile sustituida

per Ia santeria enserie. Lil mismo scontecio con Ia poe-s:ia y el drama; a C ' l u e l l a fueIoor rimadoal santoral, jue-go de salon ,0 cronica de fa anecdote certesana, y esta

auto sacramental O O R auspicioybajoparroquial censu-ra, 1.0 estetico encuentra 'en Lima un obstaculo obstina-do: 'su aparente ·$fatuidad. Si n 'valor de 'usp para el

adoctrinamiento opara 10.sensual, la belleza creada por

, el talento arttstico 1 ' 1 9 tiene desthi.o.As1 -eshoy todavia.. Lo mismopodrta ocurrir con la santidad, pero ,en

.este caso su preerninencla ha side convenienternente ins-

trumentada, bos d~ los santos limefios mas representa-ti'll05, Sarita Rosa y -San Martin de Porras, fueron en

46

vida el reves de 10que es coneeptuado criollo, mas una

y otro han sido vertido'S, merced asu consagraclon, en

el molde comun, La primerafue un.-ser singular, par

i~al apartado de la fastuosidad civil Y de su correl~to

religiose. Levito por sobre elmedio como un :eote. m-

'corp6reo"y, ajena a Ia comidilla cortesane. busco ~a

realidad en las llagas del apestado y en la purulencia

de la carne, convencida de que la esencia, de 'la. vida

radica no en la ostentaci6n sino en Ia contme-encta. ~llego mulato eligi6ser maniatado por quien' era' -duefio

d~ sus duefios 'para asf mejor servlr a los serv~dore~.

,Tampoco en su persona real se dio ningunrasw::4e t~.

'picidad criolla, pues supo abstenerse de toda b~nal p?mada. Ambos mistieos -ellos si-:- han sido, sm

emb~rgo, incorporados ai, folklore: erio1lis:a Y"cO.loc~.dos en un lugar visible del friso de la 9i.umera vrrrei-

.rral para 'que con sus aureolas l~ prestigien: .Se habl"a

de .ambos; se les literatiza, cancionea Y trafica -.como

frutos del idilio colonial, idellticos en su origen y Sen-

tido a la picaresca'tapi;\(la, al capltaMuelo' calavera, al

ventral oidor, it cualquiermascara del acartou~do rnu-

s e o d e Ia Arcadia Colonial., Grave, adtilterac16n que, cornienzaen la iconografia modema, que en vez de.realizar una Isabel Flores de Oliva transida de angus-

..tlas metaffsi~as crea un pirnpollo rosaceo Y dulz6n, y

'q~e en lugar del raido donado de Santo Domingo, de

morigeradas facciones africanas, nos presenta ,~ em-

polvado- 'joveneito de rasgos. equivocos y almidonado

habito. La deformaci6n no es casual: obedece ,aI P!(}-p6sito de elimlnar de laohistoria .aquello que desdiga

el gran embuste del cual se autre 'Ia concepci6n .del

virreinato como land of plenty. Ya son, los des, bien-avsnturedcs rostros de 1apetrificante Medusa pasatista.

P~rque el sefior6n qulere natural la fllosofia del

"siempre hubo ricos y pobres" hace cundir la mentira

de la Arcadia Colonial yaque en el irnaginario retablo

que esta constituye no instala l~ justitia sino (,1placer

4 7



compartido. Mientras digiere sus hartazgos, cuyo peso

.aijgerani con los reglamentarios golpes de pecho, en-

sena que es precise equilibrar, cada cual en su nivel,

sensualidad y beatitud, la primers como recuperaci6n

del paraiso perdido con la perdida de la edad dorada

y la segunda como freno moral para restablecer la ar-

monia del alma. En sintesls, esc es e1secreta de la am-

bivalencia de la ciudad. Los usufructuaries del sistema

que satura el presente de preterite y anuia e) futuro

revertiendolo suponen que mientras perdure Ia falacia

habra orden. Pero cada dla les resulta mas diffeil queuno de estos dos polos del Irracionalismo no imante

mas que el otro a tantos como viven humillados.

48 ."

VI. DE LA TAPADA A"MISS PERU"

Y, sobre todo, alii encontrareis a Ia andaluza de

America, a Ia muter Hmefia, breve de pie y demano, de boca raja y oios que hipnotizan, mcen-

dian y enloquccen... Id "e n las tardes de paseo,

cuando estan las muieres entre los arboles y las

rosas, como en una fiesta de hermosura, 0 en COn-

curso de gracfas dominadoras y gentile,;.

RUBEN DARIO

(Cr6nica. lUcram)

Es poco probable que en 1561, a menos de veinte'

afios de fundada Lima, las limefias reaccionaran contra

un bando que prohibla el usa de Ia saya y el manto con

nada menos, como 10 cuenta Palma, que una huelga en

la cual, aparte del abandono de las tareas habitualmen-

te encomendadas a la mujer, salieran las tapadas a la

calle en son de mitin. Cabe mas bien suponer que aque-

Ila disposicion y otras posteriores dirigidas a suprimir

el tfpico traje fueran derogadas bajo el influjo sordo

e insidioso de las damas sobre Ia voluntad de sus ma-

ridos con poder. Esta es la manera invisible de gober-

nar que a partir de los primeros afios coloniales ejerce

el segundo sexo desde la a1coba conyugal, El procedi-

miento ha sido resultado de una espontanea compensa-

ci6n de fuerzas, al punto de que mas de una vez el giro

de las cuestiones nacionales havariado de sentido por

decision de las esposas, especialmente en 10 que co-

rresponde a materia de religion y de moral con 'ella

49



conectada, EI progreso social pues se ha visto can fre-

cuencia, aunque parezca mentira, detenido 0 desviado

por capricho femenino, ya que Ia limeiia -en torno a

quieti existen toneladas de literatura-, no obstante la

Iicenciosa fama de la tapada, ha sido y continua siendo

el mas solido bastion del' conservadorismo y la mas

terca columna, en consecuencia, del mite virreinal,

Desde los mas antiguos testimonios escritos, tanto

de cronistas locales cuanto de visitantes de toda elase

y condtclon, la mujer de Lima merece elogios par su

belleza y su inteligencia, a las que nunca se dej6 de

relacionar empero can una aguda frivolidad. Basta

hoy, en verdad, es ella duefia de aqueUos Iamosos atri-

butos. En cuanto al prirnero, es preciso anotar que no

obstante que el canon ha variado (no hay ya mas piece-

ciUos andaluces, ni breves manitas de mufieca) mantie-

ne la mujer en conjunto una gracia genuina la cual,

administrada can peculiar picardia, se convierre en el

engafioso cebo que disimula el punzante anzuelo del

iriteres, Las Iimefias atraen para devorar (F. Dabadie),

han decretado, en diversos tones, los viajeros que fue-

ron capaces de eludir la trampa matrimonial y un refran

popular consagra que Lima es paraiso de mujerea..pur-

gatorlo de hombres e infierno de maridos.

Cierto es 10dicho puesto que todo el empefio feme-

nino apuni:a a la boda, verdadera profesiorr para cuyo

ejercicio nuestras muchachas son desde Ia infancia pre-

paradas. En 10 relativo a las caracteristicas fisicas de

la limefia arquetipica, subsisten algunas de las mas

reiteradamente ponderadas por los escritores: los ojos

de rara fosforescencfa (Palma), el talle ondulante (Ca-

rey), la piel de un matiz blanco pero con tonalidades

de miel y sin colores (M. Lacroix), las formas bien

hechas y bien proporclonadas (Theodore Child, mas

el deporte y la actividad de la nueva vida -actividad

que cumple unas veces en Ia oficina y otras, las mas, en

la acezante obligaci6n social- han elevado su estatura,

s o

robustecido sus miembros, agilizado sus movimlentos

'Icorregido el mold7 tradiclonal,

En cambio, en el campo dela inteligencia, el pro-

ceso no ha sido tan trastornador. Nunca fue la limefia

educada para que su disposici6n intelectual (astucia,

imaginacion, ingenio, elocuencia, segun se insiste) se

aplicara al arte0 a la ciencia. Semianalfabeta durante

el coloniaje, instruida con el catecismo como fuente de

todo saber mas tarde, sumariamente form ada hoy mis-

mo par Ia improvisada docencia catolica para ser poco

mas que un adorno de Ia casa, vigentes estan todavia pa-

Iabras "escritas a prop6sito por Enrique A. Carrillo hace

menos de treinta afios: lQueculpa tiene la Ilmefia sl

en el convento de monjas donde para educarla la re-

cluye Ia moda, apenas si se Ie ensefia, en forma super-

fielal e incompleta, los conocimientos indispensables

para sostener una conversaclon mundana y pal a hacer

figura apreclable en el salon? lNo son los hombres los

prlmeros que, tratandola can Impertlnente superflela-

Udad, desdefian, cuando con ellas alternan, los temas

serlos y nunca pasan de Ia broma Incolora y del ga-

lanteo insfpido? Las dotes de inteligencia de Ia mujer

de Lima son pues una vasta riqueza que algun dfa sera

convenientemente puJida y aprovechada.

Mientras tanto, duefia de tan eficaces instrumentos

de dominio como Ia belleza y el erotismo, soterrado

este al modo de un volcanico fuego, Ia limefia ha con-

seguido guardar S11tesoro mental para ernplearlo des-

pues de consumar el destine a1 que siernpre estuvo

condenada: el matrimonio. Este no fue jamas, como

resulta f'acil colegir, una uni6n en Ia cual la mujer con"servara su personal autonomla. Par regla general, la

boda en LIma S11maIa persona femenina en Ia del

marido, amo y senor de la reyecia familiar y unico

participe del convivio publico. El esta autorizado para

dividir su realidad -y su moral.- en dos planes in-

dependientes y bien delimitados. Fuera_ de Ia casa se

51



pertenece a sf mismo, ejercita su libertad en multiple

sentido y actua en representacion de sf y de sus subor-dinados cuando ello hace falta. Traspuesto el umbral _

de la morada, delega parte de su poder a Ia esposa,

aquel que atafie a Ia responsabilidad presupuestal del

pequefio mundo integrado par hijos y sirvientes, En

esta [urisdiccion, en principio meramente adrninistra-

tiva, es donde la mujer, despreocupada ya del proble-

ma de su solterfa --en euya superacion utilize hasta

el exito final todos sus encantos-,' descuida la apa-

riencia 'exterior y echa mano de su inteligencia. Pro-

cura entonces que su escaso poder, constrefiido par los

muros residenciales, se proyecte al exterior social y

prevalezca abi a traves de 1a influencia que posee so-

bre su marido, Por eso, alcanzar el corazon de un horn- -bre con ascendiente publico debido al dinero, el apelli-

do 0Ia politica, ha sido la secular obsesion de la donee-

lIa Iimefia. El naturalista Lesson interpreto mal el pru-

rito casadero de nuestras paisanas cuando, generalizan-

do desatinadamente, afirmo que su arnor no conoce

otro idioma que el de la esterlina. En todo caso, la es-

terlina, como la poHtica y la prosapia, indispensables

para que hombre tenga categorta de "buen partido",

es en el amor local signa de otro lenguaje: el lenguaje

de Ia Iiberacion y el desquite.

Es par esta raz6n que s610 situandose en la pers-

pectiva del hogar puede aceptarse aquello de que Lima

110 se comprende sin las Ilmefias (Ventura Garda Cal-

deron), pues de otra forma el aserto atina unicamente

a 10 pintoresco y ornamental de 1a mujer en el paisaje

urbano, El reino en ese mundo casero explica nitida-

mente como las conyuges de politicos liberales y hasta

revolucionarios hacen cambiar a sus maridos de posi-

cion ideo16gica, y por que _resulta corriente entre nos-

otros que un hombre, para sus amigos y relaciones,

se convierta en otro desde el momenta en que acepta

Ia coyunda legal y sacramental. La mujer por el ma-

52

trimonio ha sacado ventaja de su estado serviJ y me-

diante Ia dulce estratagerna que mezc1a zalema y coer-

cion se ha convertido en la eminencia gris de los

gobiernos, Si el chilena Miguel Victoriano Lastarria

achacaba al vestido de Ia tapada -uniforme femeni-

no hasta mas de la mitad del pasado siglo- el poder

que Ia Umefia ha ejercido siempre_en los destinos po11-

cos y sociales de este pais, su equivocacion solo con-

sistio en la erronea identificaci6n de la causa del fe-

nomeno de dominaci6n femenina. Un traje no produce

un hecho social, sino al reves, El caprichoso vestido de

la tapada constituy6 WI media de represalia, no, como

es obvio, Ia represalia misma. Cuando la saya y el

manto desaparecieron como atuendo, la presion oculta

de 1a mujer sobre el hombre no ceso, Se le pudo ad-

vertir, cada vez que la aguja de la politica sefialaba el

norte reaccionario, en cua1quier heche de efecto pu-

blico y nacional.

lComo podria 110 haber sido asf? La instruccion, tal

como ha quedado apuntado mas arriba, comprometio

a Ia mujer a acatar sin discusi6n la hegernonta viril y

frustro toda abierta cornpetencia del talento entre los

sexes. Salvo el muy excepcional caso de Francisca Zu-

biaga, apodada La MarlscaJa, quien gobern6 no por la

interposita persona de su marido, el mariscal Agustin -

Gamarra, sino en vez de e l . la revanche femenina obr6

subrepticiamente. Y su oposlcion a todo intento de de-

rribar prejuicios y acelerar el rezago nacional a salir

del estanco de Ia cavernaria beateria para Ia necesaria

apertura laica, se centr6 en la Iimefia, Ella fue eco del

confesor y la confidente, el oscurantista y la cofrade,

el vejete y la priora, agentes de la Hamada decencia, ~

quienes supieron tocar en Ia patricia la cuerda mas sen-

sible, la de Sll sutil pero efectivo imperio sobre Iavoluntad varonil. Hubo, pues, una infraestructura fe-

~nenina par bajo del sitema juridico y co~suetu~inari?

perceptible, una suerte de basamento clandestine Cl-

53



mentado en el hermetismo de los hogares, entre cuyas

paredes mil veces se decidio el curso de la historia

patria. Claro que ciertas norrnas infusas y ciertas vir-

tudes presidieron, ya nomipal, ya realmente, este crfp-

tieo matriarcado: Ia mujer para eI exterior debfa ser

y parecer (0 parecer solamente) manantial de inago-

table bondad y cornprension, debra sacrif icarlo todo

-aun sus inclinaciones y cualidades-> al mutuo en-

tendimiento de la pareja, debia adrnitir con resigna-

cion, como incorregible partieularidad masculina, la

proclividad poligamica del marido, y debia soportar

sin quejas, cual prueba penitenciaI, las flaquezas deaquel que Dios Ie habia otorgado para compafiero de

toda la vida. En surna, estaba condenada a ser natu-

ralmente artstoeratlca (Marfa Wiesse). Este codigo so-

10 pudo ser burlado gracias a una habil pclitiea conyu-

gal (y, sin duda, no como ladinamente 10 da a enten-der el dicho popular antes citado: organizando tin

Infierno de maridos) que guardo las apariencias y ganopara la mana feme nina, en Ultimo term ina, las riendasda la autoridad. Este maquiavelico comportamiento

hizo acreedoras a las limefias de epltetos de una vez

ironicos y encomiasticos: angeles con ufias (Esteban

de Terralla y Landa) Q hadas de la gramatica (Paul

Groussac), par ejemplo. Ellos destacan, a fin dtJ cuen-

tas, que tras el lujo, que les fue y aun les es distintivo,

y en el ocio, donde la limefia de Ia alta burguesia

aunque trabaje parece transcurrlr, dieron un vuelco alorden y se arrogaron la supremacfa, Dicha fuerza per-

manece ahara rnismo intacta.

Can el advenimiento del capitalismo industrial y la

secuente cosmopolltfzaclon de Ia ciudad se via la mu-

jer de Lima impulsada a aceptar nuevas forrnas de vi-

da y a adaptarse de buena 0mala gana a elias. Hubo

en el proceso un momenta en que parecio que la re-

beldia femenina iba a dar la cara y a pedir una inter-

venci6n mas directa en las cuestiones publicas, Todo

S4

era propicio para una accion semejante. La casa rna-

derna dej6 de ser la sefiorial casona donde los hijos

acogian a sus prolificas familias: los bienes ~e hicie-

ron dinero circulante, valores, acciones, papel en fin;

el dia 0 la vigilia se prolongaron alcanzando can sus

tentaciones a la nina que antafio esperaba, en el bal-

c6n corrido y tras 1a .celosta, al galan peripatetico: la

moda desterro mantas, rebozos, cha1es, mantillas y

otras coberturas, y descubri6 las' intimidades que an-

tes se reeelaban como laurel para el duefio provinden-

cial; el deporte, el automovilismo, las tecnicas simpli-ficadoras, arrebataron a la joven del paseo gratuito y

Ie dieron un pretexto para salir, orearse, buscar la aven-

tura y. par cierto, encontrarla; la importancia a.deanafue segada par exitos de mayor alcance, Ia publicidad

radiante, los viajes y su efecto despercudidor; el esca-

so frances para la lectura edificante result6 desplazado

por el Ingles basico del trato mercantil y el cinemato-

grafo, y el violin 0 el piano fueron a yacer del salon

en un angulo oscuro, arrollados par la pericia en el

manejo del cache convertible 0 Ia maquina de escribir.Ya no reverenci6 en la cohorte tribal a la abuela octo-

genaria, ni le valle para nada eI patronazgo experi-

mentado de tta a tio, ni Ie hizo falta 1a mesurada al-

cahueteria de la ama vieja, menos discreta que e1 tele-

fono. Reina el tuteo y la francachela de la carnarade-

ria con los amigos del barrio, Ia universidad 0 la ofici-

na, y en Iugar del te crepuscular con las amigas con-

vencionales, el sarao para pescar pretendiente y Ia vi,

sita al Santfsimo, fueron instaurados el cocktail party(y sus variantes, entre ellas el nocturno salchicha

party), el flirt sin consecuencias y 1a figuraci6n en las

columnas de sociedad de la prensa amarilla. Dislocado

el ritmo de la existencia parroquial, todas esas antigua-

lias fueron a dar afortunadamente al traste, pero Ia

casta ollgarquica advirti6 a tiempo que si bien valia

la pena acoger todo 10 novedoso, pues de .hecho aca-

5 5



r~eaba ,c?nsum?, habla que mantener integros y en

pte, al rnrsrno tiernpo, los fundamentos del regimen co.

Ionial, la gallina de los huevos de oro. ~

.Ya en 1858 se produjo un primer intento de marcha

atras en 10 que respecta a las costumbres. Un grupo de

damas -ya modo de defensa, como no es dificil in-

ducirlo, del sistema colonial redivivo- saco de los ar-

cones durante Ia~ festividades de agosto, dedieadas a

Sa~ta Rosa de, Luna, his sayas y los mantes desapa-r~cldo.s no hacla mucho. Luis Alayza y P. S., anacro-

n~sta mveterado, se regodea porque la idea fue aplau- .

dida en El Comercio de la epoca por Todos Limefio

anonimos firmantes de un suelto muy revelador. Si~

d~da que el pueblo "":"sedecia en el, segun 10 trans-

cn~e Alayza-,.guiado por el natural Instlnto de shn-

patta a todo 10 que es suyo y Ie perteIiece. .. se lanzo

novelero y fr'enetico a rendlrle los parablenes de su

apar:tcion. .. hecho que acredita que sabe distinguir el

merl~o del traje nacionaI, tan agradabIe como titil y

economIco, que por una aberraelon inconcebible se ha

echado en o~vido... La punteria estaba puesta, tal co.

~o s~ aprecra, contra Ia costura francesa, par ello s610

libertina, Pero la aberrackin inconcebibIe habia comen-

zado y se multiplicaria e incrementaria en adelante,

La. casta, h~r~dera en la Republica del poder vi-

rreinal, percibio que esta insignificante forma de' la

Iiberacion femenina, que respondia a un imperativo

del progreso podia hacerse indetenible, porque asf co-m? los trabajadores iniciaron, a partir del cielo indus-

trial, las demandas que significaban una ruptura con

el seudo-paternalismo feudal, la mujer, la limefia es-

pecialmente, comenzo a fracturar el sistema oclusivo

.~eI so~et~iento a1hombre, que s6lo habfa podido agu-

J:rear indirectamente merced al influjo hogarefio. No

v~o el patriarca y sultan otro modo de poner frena a

dicha revoluci6n que anteponiendo a las ideas renova-

doras las que la tradici6n consagraba como unicas,

5 6

originales, nobles y moniHsimas altas 'virtudes de HI.

mujer Ilmefia (tal es, poco mas 0 menos, 10 que Ia

grafomaula ha impreso), En el ilusorio, en el quime-

rico cuadro de la Arcadia Colonial se inseribi6 enton-

ces la eminencia femenina, sus caracteres distintos y

sin pareja, su ejemplar religiosidad, su pudoroso e

irresistible atractivo, su mitologia, en una palabra. EnSUIDa, el frena no fue legal sino espiritual. "La colo-

nia -se dijo- fue un eden. Salvemos 10 que de ella

nos queda y reverenciemos 10 que desapareci6 por

nuestra culpa. La rnujer colonial, la tapada de devo-

ciones y astucias, fue angelical. Conservemosla comotal,' copiando el paradigma de antafio", En la estafa ar-

cadica la Iimefia resulto as! 10 que es: protagonista de

una imaginaria felicidad social.

De ahi que la mujer tuviera un desarrollo desigual:

de una parte se modernizaba, se ponia a : tono can su

epoca en el vestido, los actos, la conduta publica, y

de otra se aferraba a la falsa imagen de su ancestro.

Rompta ciertas cadenas, tal vez las menores, pero luego

de la migracion juvenil retornaba siempre al viejo' ni-dal, al yugo del casorio, a Ia obediencia despersonali-

zadora. No se produjo Ia liberacion -que no es, como

las mentes romas la conciben, infidelidad, negligencia

maternal, perdida de la feminidad, sino todo 10 con-

trario y en el marco de Ia dignidad-, en virtud de

10 eual el antiguo metodo de empinarse desde el ma-

trimonio siguio siendo el expediente usado par la mujer

para cobrarse Ia capitis dlminutio humillante. Se sirve

ella todavia del recur so de mandar desde el talarno

nupcial para oriental' a su gusto, con el consejo inti-

mo, la coaccion susurrada y quien sabe que otros tra-

mites, el pensarniento y la actividad de su hombre y del

res to de los hombres. El matrimonio no ha dejado de

ser el unico oficio que la limefia desempefia con titulos

academicos y en el que encuentra su finalidad onto-

logica, Los tiempos pasan, 'mudan las cosas, descaecen

57



y surgen instituciones, mas la sociedad peruana regida

desde Lima, permanece. La Arcadia Colonial encauza

el rio de Ia historia y asi como hace del capitalismo un

castillo medieval hace de Ia muchacba que lee a Sartreo viaja en Jet una tapada sin manton.

Porque si ayer la lim.efia aspiraba a revoltear, cu-

bierta su Identididad bajo el rebozo de Manila 0 China,

oteando can un solo ojo plcaro la aldea y sus figuran-.

tes, Ia larga falda hasta los torneados tobillos y un

brazo desnudo como muestra tentadora -persiguiendo

asl, sin demostrarlo, - el "buen partido" disponible-,

hoy quiere campear desde la desnudez de un fugaz

reinado de Miss, el cual procura publicidad, populari-

dad y vanidad, para alcanzar el mismo galardon que

su antepasada, el enlace can el pudiente, y, par inter-medio de el, Ia situaci6n pudiente para ella misma, En-

tre la tapada tradicional y Ia postulante a "Miss Peru"no es tanta la diferencia que hay como 10 Iamentan

los crfticos de las eostumbres contemporaneas. En el

fonda -y esto es 10 importante- Ia limefia carltiosa

(Max Radiguet) personiflca el pasado. Y Lima es el pa-

sado porque es femenina, porque la opresion opera

aqui de modo femenino. Elucidando este caracter, pre-

cisamente un llmefio ha inquirido: ,qulen habla ahora

de la debilldad de las mujeres, cuando sabemos que

elias han Iogrado Ia proeza de mandar obedec1endo,

ordenar rogando, imperar humilliindose? (Luis A.

Sanchez).

5 8

vn. EL DESIERTO BABITA LA CIUDAD

Y no es enteramente el recuerdo de sus antfguos

terremotos,· n] la sequedad de sus otelos llrldos,

que nunca llueven; no son estas cosas las que ha-

cen .de la Impasible Lima l'a ciudad mas trlste- Y

extrai'la que se puede imaginer- Sino que Lima ha

tornado el velo blanco, y asl se acrecienta elho-

rror de Ia angustia.

HERMAN MELVU.LE

(MobV Dick, cap. XXVIII)

Imaglnad un desierto de arena que se extiende a 10

largo del Oceano por mas de dos mll mlUas; a la mltad

de esta escuallda costa lntaglnad un oasis de una em-

cuentena de kllometros, rlco en la mas lujurlosa vege-

tacion tropical, Y en medlo de este oasis una metropoll

Inclerta, rlsuefia, clvtllzadfsima, aunque aislada. del

mundo (A. Barazzoni): asi vela Lima, en sintesis su-

maria, un viajero Italiano de 1931. Sin duda ~quella

lujuriosa vegetaci6n tropical Ia fraguaron sus cjos con

la multipiicidad florida -todo el ana la humedad d~l

aire ensaya en Lima renuevos de flores=-, y la C?ndl-

cion civilizadisima de la capital peruana la dedujo el

-forastero del buen trato que mereciera par parte del

grupo social del cual fue huesped, pero descon.tadas

estas dos gentiles y muy meridionales ex,,:geraclOn~s,

la descripci6n panoramica es justa. Pero nmguna ciu-dad es untcamente su marco geografico ni simplemente

su paisaje urbano, sino sus gentes, y si el primero es

59



.practicamente inconmovible y actua sobre Ia materia

humana modelandcla mediante prolijos golpes, el se-, gundo es como una caligrafia en cuyos rasgos es da-

ble descifrar la incognita de un espiritu colectivo, de

una cultura que suma y condensa individualidades, cla-

ses y epocas, El medio natural influye en los hombres

y los hombres le replican en urbanismo y arquitectura,

En_el intercambio, 10 humano, que es 10 que nos inte-resa, queda inscrito documentadamente. Y Lima -na-

turaleza y ciudades asi: una tregua en el arenal, un

latido en Ia soledad, una sonrisa en la adustez de de-

10 y tierra. Un dicho popular espafiol la consagro como

el postrer hito visible del universo: 10 inaccesible y dis-tante esra, segun el, mas lejos que Lima.

Desde la altura el oasis limefio no es, como serfa

normal suponerlo, WI esguince verdeante en el yermo:

creerfase contemplar una ciudad eo ruinas que acaba

de ser destruida por una gran catastrofe. Esas casas

bajas con techos chatos cubiertos con una capa de ba-

rro, y los gaillnazos calves y de Iuguhre plumaje que

coronan las techumbres, cOot.ribuyena haeer mas com-

pleta esta Iluston (Ernest Grandidier). Y tal como 10

advertia este visitante de mediados del XIX, la con-

templa el que por avian llega hoy mismo a ella, ya que

si, en efecto, en el casco central de la ciudad aproxi-

madamente Ia mitad de las terrosas azoteas han sido

reemplazados por el cuadro superior de los cubes de

COncreto de la edificacion moderna, las barriadas po-pulares chorrean paralelas al rio desde los cerros eria-

zos y rnelancolicos e l terral de su miseria, y cercan

por otros puntos Ia urbe can su polvo, su precariedad,

su tristeza, Y aunque el techo limefio -plano porque

Ia ausencia de Iluvias nunca oblige a nadie, salvo a los

esnobistas, a coronar las casas con la doble vertiente---

tiene su Iiteratura, nada 10 libra de su fealdad ni si-

quiera el amor de los nifios que, al modo del 'desvan'

del entretecho de otras latitudes, 10 disfrutan como

60

misterioso pais de sus juegos magicos, EI desierto se

instala en aquellos espacios de cara al cielo, entre los

debiles paramentos de yeso y las tremulas palizadas

medianeras, y no 10 vencen las voces infantiles ni laalharaca de gallinas, perros, gatos y otros animales .

-entre los que ya nose cuenta al ilustre gallinazo-

que en aqueJ predio tienen su sede y su desahogo.

Y pues no hay ahi posible vegetacion, porque pronto

descaece y muere, s610 se trata de una breve planicie,interrumpida por las ventanas teatinas que recogen el

aire del Sur y por las farolas 0 t ragaluces que ciernenel dia, destinada a pudridero domestico. EI colchon

despanzurrado, los diarios viejos, las botellas vaclas,los muebles cojos y de herido tapiz, hallan en el techo,

a la intemperie, la tenaz garua, el polvillo flotante, la

frta neblina. Acaban todos.juntos POI' uniformarse, des-coloridos, con el borr6n pringoso del contorno, y pese

a mucho esfuerzo poetizador -dentro del cual un mag-nifieo cuadro de .Ricardo Grau titulado El angel del

techo es representativo- nunca dejan de ser 10 que des-

de una cima cercana 0 desde la nave aerea se otre-cen siempre al ojo extrafio, Es decir, un conglomerado

cenizo que continua los monotones medanos segun un

ritmo urbano proplo.

Como la ciudad fue trazada a cuadricula, proyecta-

..da como por un aritmetico sin irnaginacion en un papel .lisa (117 manzanas de 450 pies de lado), siguiendo

esta pauta Ia continuaron las siguientes generaciones

no se sabe por que enemigas de la curva y, en carnbio,satisfechas del mandate sin ondulaciones del terreno,

Por eso es que aunque la mayoria de los reclen veni-

dos elogio siempre los balcones, los miradores, las to-

rres, la coqueteria del afeite arquitectonico, asimismo

deplor6, casi unanimemente, la rectilineidad del plano.

Este, si nos atenemos a la autoridad de Lewis Mun-

ford que atribuye caracter milltar a semejante dispo-sici6n urbana, queda explicado por la circunstancia

61

~.- '--'--···-'0--·-~-.------------."--..,..--..."....,...-.....,,.,...~- -...--~-:-------~------~----...---_.)



belica que rodeaba a las fnndaciones de Pizarro y. su

gente, pero s610 la beateria hacia Ia obra del capitan

extremefio da razon de por que despues, y aun durante

reglmenes estrictamente civiles, la orientacion, segun

Ia norma inicial, y en el sentido del eje Norte-Sur tal

vez debido a un plan subconsciente (Aurelio Mir6 Que-

sada), fuera constante y atm ernpecinada. Es evidente

can reIaci6n _a Ia Lima de arrtafio y hogafio que Sus

casas en calles curvas producirian un efecto imprevisto

(Charles Wiener), mas la rutina busco su compensa-

cion y, a despeeho del alineamiento, surgi6 la envane-

cida construcci6n limefia. La rigidez impuesta por la

fatalidad fundadora quiso ser burlada por el gusto pa-

laciego: el desierto puso su impronta en el tiro de las

canes, pero en vano 10trato de contradecir, can pompa

y ornamento, el cortesano triunfante.

EI gusto Iirnefio es el asirnetrico, el extrovertido, el

sensorial, 0 sea, el que se manifesto en los adornos de

dentro y fuera de la mansion, el palacio, el convento

y el temple. De tal manera, la ciudad oteada desde

lejos -como se la ve en tantos grabados- simul6 una

poblacion morisca de bulbos y encajes, tal como sl

fuera una fiel replfca de Damaseo· 0 de Bagdad (Jose

Sabogal), y habitada luego, en gracia del familiar hos-

pedaje, dio pabulo al hallazgo de consanguineos paren-

tescos con Andalucia, de la que, sin embargo, una

mente tradlcionalista Ia considero reflejo borroso y

palido ... disfrazado y contrahecho (Riva-Agtiero). E!

plateresco y el barroco se ablandaron aquf -tambien,

por cierto, los otros estilos sucesiva y arbitrariarnente

importados-, pue~ merced a la carencia de material

solido (piedra 0 marmol) tuvieron los proyectistas

que resignarse al ladrillo, a la madera, al yeso y sobre

todo a Ia quincha (tablques de madera forrados con

cafia y enlucidos con barro. Hector Velarde). Aquellos

62

afamados patrones resultaron asf solo una surrida com"

binacion de pastelerfa.

Los celebres balcones -corridos, cerrados, encajo-

nados, esquineros=-, que tanto cuidado merecen hoy

de parte de generosos y rornanticos Iirnefiisras que

tan .. justamente reclaman protecci6n para esas relt-

quias, son raros pero no bellos, son notorios pero no

excelentes. Es precisa, pues, la descripci6n que un ob-

servador contemporaneo hace de ellos: Unlformemen-.

te revestidos de un pardo chocolate, no ofrecen sino la

apariencla incongruente de grandes aparadores de vt-

drio colgando fuera de las casas, donde parece que

no hubieran podido ser introducidos (Michael Bervei-

- lIer). Tarnpoco las ventanas de reja -a diferencia de

las de Trujillo- son dignas de una particular exegesis,

No supieron los Iimefios, sus alarifes primero ~ sus

arquitectos despues, encontrar como quertan, para

negar al desierto, una arquitectura can la substancia

propia del asiento, como 10 habian hallado -fl.Buse

10 ha podido demostrar- los habitantes prehispani-

cos de 1a region: Prefirieron rernedar c.PI! 10 insufi-

ciente los modelos que en ~s pupilas trafan los inmi-

grantes y que Imaginaban par los indicios de. una

lamina quienes aquf habfan nacido. Y el pastiche se

hizo -cosa diffciI- como quien hace de tripas cora-

z6n. As! qued6 eso: palacetes y basflicas desafiantes a

las que hacfa danzar 0 descuajaba el temblor al com-

pas de sus rernenzones, nobles casonas almidonadas

euya mamposterta la polvareda y el aguaje [aspeaban

de moho, monumentos presuntuosos cuyos retorcidos

alamares perdian con los afios la costra superficial

desnudando Ia humilde osatura. EI barroco Iirnefio, es-

tIIo medlo, bastardo, cuyo ideal annoniza ImUY bien con

una 1endencia del alma crlolla, la deeoraci6n ostentosa

(Carlos Wiesse), fue de utileria, como conviene a Sll

sentido mas bien escenograftco (Hector Velarde).

63



Velarde ha sefialado 10 mas caracterfsticc que de

cada centuria sobrevive en la arquitectura civil de

Lima: de los siglos XV y XVI, 1a Casa de Pllatos elejemplar de mansi6n solarlega mas antlguo que-se con-

serva, en el cual excepciona1mente priva una sobria

autenticidad; del XVII, el Palacio de Torre Tagle, don-

de con el barroco se alternan y practican la con-

fusion los aportes andaluces, moros, crloUos y aun asia-

ticos; del XVIII, la Quinta de Presa, en 1<.".que Ia

residencia campestre limefia se transforma en "petit

chateau" versaliesco... pero con gruesos perlllonesmestizos y anchos maceteros como Unajeras de barro,

En resumen, el caos, el no-estilo. Pero la mescolanza

prolifera en el XIX y el XX en que la ciudad, de

acuerdo al orden ado esquema de Jose Garcia Bryce,

se disfraza de clasicisrno a veces pompeyano -con

ornamentos fabricados en serie-, en una prlmera eta-

pa; se hace academica, en una segunda; estalla en ca-

sas tudor, suizas, californianas y neo-coloniales, en una

tercera, y desemboca al fin, en una cuarta, en el fa-

moso estilo buque oen el no menos susceptible de abo-

minacion abusivamente apodado futurista 0 cubista.

Durante la era republicana 10 que Ia efigie de Lima

perdi6 en cuanto a monotonta acre y terrosa de para-

mo, lo.recupero con Ia grisura del cementa, que si bien

no incuba podre tampoco admite patina de ninguna

nobleza colorfstica, Hoy merece esta presentacion de sumas ernpecinado panegirista: Miren las plstas y las

veredas .destrozadas, los pozos de los arboles vaetos,

los techos lIenos de basura, las instalaciones electrfcas

y telef6n1cas por los aires, los palos de bandera pue-

blerinos, los postes colgados de Ietreros, los jardines

desbordados 0 yermos, los muladares a 10 largo de l~s

avenldas ... , las fachadas muIticolores y aquellas reta-

ceadas de colorincbes en un solo bJoque arquitect6nico,

las vttrlnas comerciales atiborradas, los ambulnntes ro-

deados de inmundicias ..., los pestilences objetos redan-

64

tes '-tranvias, omnibuses, taxis y colectivos-, las deno-

minadas franjas verdes .que solo son mugrientos terra-

les (Manuel Solari Swayne). De la ciudad rectilinea

pero exultante de aderezos -falsos aunque pintores-cos- hemos venido a parar en una ciudad rnoderna con

identica planta geometrica mas sin los rizos, encrespa-

mientos, salientes, molduras, abovedados y distorsionesque inspiraron un memorable insulto: soltera de ochen-

ta afios (Federico More). .-

Todo este rodeo tiene aqui como objetivo 'derivar

de 1a condici6n de1usoria de la arquitectura colonial,a 1acual se acostumbra otorgar tantos tttulos glorio-

sos, el hecho incontestable de que no fue sino un ba-

rata contrapeso a la uniforrnidad del marco geografico

y a la pobreza de fantasia urbanistica de los conquis-

tadores. Equivalencia, ademas, tambien tediosa y mo-

nocorde, pues no signific6 creacion sino mera rapsodia,mero hilvan, mere simulacro sin futuro. Por eso no

trascendio: 1a tiraron abajo los sisrnos, Ia putrefac-

ci6n, Ia polilla, los alcaldes. No valio nunca gran cosa,

pero e1mito no iba a reparar en tan minuciosa distin-

cion cuando comenz6 a embaucarnos. Mas bien con-

virti6 a la arquitectura limefia, porque as! convenia el

gran infunclio, en rnirifica conjugaci6n de oro y ven-

tura, en deslumbrante radiacion que, aun perdida, po-

dia reaparecer en la pantomima como un sol paradisia-

co. E1 invento del estilo neo-colonial no. fue par ello,ni con mucho, 1a revalorlzaclen de un patrlmonio (Jose

Garda Bryce). Por el contrario, el esfuerzo par sal-

var el virreinato Y sus formas de toda lnsurgencia sus-

tantivamente nacional tarnbien tuvo arquitectura. A hi

Arcadia Colonial no le Intereso otra cosa que !a actua-

lizaci6n del ayer, volviendo para eso de reves al tiem-

po, porque el tiempo que deviene sin controversia pa-

satista pone en evidencia mas y mas que la humani-

dad -y el Peru, y Lima- 'quiere y requiere una revolu-

cion. Considerar el neo-colonial como busqueda del pa-

6 5



trimonio es: igual que conceder un rmmmo de valor aexperimentos tfpicamente retrogrades -a mas de des-quiciados- como el de la Hamada Ca'sa de la TradicionEI fenomeno merece un parrafo aparte. .

En un barrio residencial y tras los artificios de unamansion neo-colonial descabaJada, se esconde una re-

plica de la Plaza de Armas tradicional de sus edlficiosreligiosos y cfvicos, de su fuente, sus 'faroles, sus ban,cas y sus arboles, todo dentro de una escala pueril ycomo taimada exhibici6n de fachadas, portales y bal-

c?nes. Es ese demencial juguete-una especie de postalcorporea, al parecer de unos, de maqueta 0 decoracion \

teatral, de acuerdo a otros, en donde se violenta tantola realidad, mediante la fabrica hechiza y la enana

desproporcion, que envuelve a sus habitantes y huespe-

des en un clima de pesadilla. El conjunto 'oprime laperspectiva habitual del ojo humano 0 quiebra Ja logi-ca con desarmonia exigente. ,Con que fin el propie-tario levant6 tan peregrine caIco, al que hizo nom-brar "Casa de Ia Tradici6n"? La denominacion 1 0 dice

todo: intentaba aquel ingenue rescatar del fonda irre-

v~rsible del tiempo la colonia, cuyo coraz6n fuera, encrerto modo, aquel espacio oficial y publico. EI mismomecanismo, en esencia, que movie a ciertos arquitectosa reconstrulr Ia misma plaza magnificando los edificiosy tornandolos pesada y agresivamente coloniales, como

n.unca nadie los via, Por Ia arnpliacion 0 porIa reduc-Clan, en algunos tradicionalistas, debldo a tina incon-

trolada neoplasia de la nostalgia, aetna la voluntad de

sttuar su sueno retroactive para poseerlo 0 para serposeido por ~L En tal extrema, el am or linda con laparanoia.

En la arquitectura ha recogido la misma quimera dela dicha perdida de otros ordenes, yse 11ap retendidoretrotraer el pas a do al presente para anular de esre 10que posee como apuesta de la esperanza, 10 que consti-tuye como puerto de partida hacia nuevas horizontes.

66

Aqui, en este campo, sin embargo, el medio geograficotiene su fuero. ASl como la pampa se presenta atrave-

sando el asfalto de Buenos Aires, segun previene JorgeLuis Borges, el arenal rompe en Lima la vestimenta ci-

tadina y asoma par entre la arrogancia de Ia construe-

cion labil y quebradiza. Podemos leer en las calles deLima, en los rasgos de su perfil urbano, que si bien losensoberbecidos Iirnefios quisieron superar la fatalidadde la plana topograffa y del cuadriculado militar por

ella dirigido, 10 han hecho, no persiguiendo su razon

historica, su destine, sino mventandose a sf mismosconforme a un modele sonambulico que la reolidad re-futa y refutara siempre sin piedad. Cual un dibujo enIa carretera, en el Kakemono de la Panamericana, como

ha escrito Lavinia Riva, Lima puebla el desierto -ElPeru es un pais de desiertos, sin continuidad de medic

habitable (Emilio Romero)-' y el desierto, como un

fantasma, habit a en la ciudad.

" 6 7



VIII. SATIRA E TNSTlNTO DE CASTA

Exceptuados unos cuantos nombres realmente re-

presentativos, Ia literatura y hasta Ia poesia de Lima sehan definido como satiricas pero en el nivel comedida-

mente festive. No es por azar que este caracter fue in-

corporado a los generos y menos debido a ignorancia

de la preceptiva, como podria parecer, que par afan de

hacer de una actitud tfpicamente c1asista el irrenuncia-

ble espiritu de 1a ciudad y sus pobladores. Pero la

nueva critica literarla, antecedida par el valioso escla-

recimiento de..Jose Carlos Mariategnl, comienza ya a

precisar, sin previos compromises, el origen y el senti-

do de aquella expresi6n: La satlra' es nuestro modo ti-mido, manor, de practicar [a critiea de costwnbres

(social), generalmente impedida por un cumulo de

prejuicios y tabues que prollferan excepclonalmente en

el suelo pentano... (Jose Miguel Oviedo). Sabemos

bien, ademas, par que razones el lirnefio ha side inrno-

vilizado can tales prejuicios y tabues, c6mo debido a -estes se han levantado grandes idolos sacros, quienes

han Iabrado dichos fetiches y llevado sus efigies al ara

de 1a tradici6n. La conspiraci6n colonialista no habrfa

tenido exito sin sus letras, ni su prosperidad hubiese

sido practicable de faltarle ~1auxilio de todo un eficaz

aparato universitario, academico y erudite. Con Palma

al centro, como un sol, el sistema ha funcionado hasta

ahora a la perfecci6n: su rigor orbital fue consagrado

par el plagio sucesivo desde una primera y espesa fuen-

6 9



te de muletillas, la que hizo correr de SLl plumarada Me,

nendez y Pelayo. En torno al astro, primero Caviedes,

el libelista del XVII, cual Mercurio calcinado por las

Ienguas igneas de la estrella axial; Terralla, Larriva.

los repentistas, despues, son ahi Venus mfnimas pero

rutilas; Pardo y, en menor grado, Segura, ambos en

el amanecer republicano, constituyen enseguids formas

de la Tierra, y de Arona a Yerovi,. por ultimo, circun-

valan la luz prtstlna, a imagen de Marte, y ya en la pe-

numbra y el frio, multiples planetas. '

Toda la satira limeiia opt6 por Ia burIa frivol a, porel chiste rosa, y parejamente rehuy6 el humor negro

y mordiente del que castlga rlendo. Salvo Caviedes y

tal vez Segura -inc1uidos par el academismo en el

cuadro, pues no se hallo pretexto para escamotearlos=-,

todos los escritores de Lima en el orden costurnbrista

tuvieron especial menosprecio por 10 modemo y se jac-

taron de su veneracion a los tiempos idos, sus gollertas

y sus ocios. La repulsa de los nuevas usos (la Republi-

ca, el bolivarismo, la igualdad, el criterio laico, lama-

quina) fue contumaz y escondi6 un parsimonioso an-

tidoto contra el progreso: la moraleja conservadora.

Para nuestros censores result6 reprobable cualquler Ii-

beralidad. Pardo ilustra en una comedla (Frutos de la

_ EdUcaci6n) esta negativa a aeatar la renovacion: entre

un tieso novio Ingles y 1a aficion a cierto movedizo bai-

Ie nacional, hay que elegir el novio Ingles, p irque el

baile equivale a la barbaric. No es, pues, la tradlcl6n

palrniana el unico producto de un hondo sentimiente de

inferioridad social (Jose Miguel Oviedo), sino que la

literatura fest iva, que solo concibe a la sociedad muy

jerarquizada, rtgida e imperfectible, se nutre de

identico sentimiento. Ello implica, por supuesto, la re-

nunda ados dimensiones de Ia potencialidad creadora:

su calidad testimonial y su instinto universal. El pals

real no fue para nuestros satfricos sino borroso back

ground, ralo tintero de color local. La humanidad que,

7 0

J

en versos, escenas y articulos, propuso como paradig-

rna fue espumada de Ia creina aristocratica y contrasta-da con el inrnediato y mimetico medio pelo, jarnas

requerida del macizo fuerte, rico y vital del oscuro pue-

blo. La inferioridad a que se alude esta dada par la su-

peditacion al cerra do sistema que es su presupuesto ypor la respectiva dimisi6n del deber y el derecho a

denunciar la injusticia que de ahi se infiere. Lo que'pudo ser Iiteratura social solo alcanzo, por tanto, el

grade de reprimenda autoritaria. Y no fue nada.

Esa literatura comprometida con el orden arbitra-

rio, no con la libertad, no es, como se nos ha queridohacer creer, natural. Por el contrario, y a redopelo, obr6

desde su artificio sobre Ia voluntad de las gentes dis-

poniendolas a la risuefia consideracion de todo 10 que

encarnaba vivas esperanzas. Tuvimos patrra y republi-

ca en solfa (Raul Porras Barrenechea) porquc antela-

damente ambas fueron republica y patria caricaturiza-

das por Ia satira. Claro que 1a ironia siempre fue

Iirnitada y la risa nunca estall6 en franca, iconoclasta

carcajada. Asi naci6 Ia Usura. Porque, (que es en esen-

cia la lisura limeiia'? N o Ia interjeccion airada, ni Ia

palabrota rotunda, ni Ia escabrosa exclarnacion ni el

esperpento deforme, sino todo 10 contrario, tanto que

lahabitual blasfemia espanola resulta un crimen si se

la compara con esa maliciosa hechura del desahogo hu-

moral que punza como el fiorete y que, sin embargo,

formalmente, no acusa herida ni entrafia ataque a cara

limpia. Imposible definirla si no es describiendola: Es

'un modo de decir chispeante y ligero, que no alcanza

nunea a ser pesado y malevelo, y que en las mismas

lesiones que causa burl a burlando pone, 8.1 mtsmo

tiempo, el balsamo que paIJa y eicatrlza (Max Radi-

guet). En slntesis, cura en salud y se contra dice, pues

golpea y acaricia, agravia y se excusa, afrenta y se

rectifica. La etimologia del termino es obvia: frescura,

Ilaneza, desenvoltura, desvergi.ienza, desacato, atentado

71



(Juan de Arona), ya que alude a la superficie lisa,

merced a la cual es posible tocar el orgullo, la soberbia

o la endeblez moral ajenos sin desgarrar sino )9 estric-

tamente indispensable. De lisuras esta hecho el Iengua-

je cotidiano del lirnefio-yprincipalmente de la limeiia,

segun esta aceptado----, y como lisura se ejerce par los

moralistas Ia condena de las malas costumbres. Ningu-

na cultura -cultura es, ya se sabe, dinamica interaccion

de 'afirmaciones y negaciones-> puede erigirse sobre

un semejante terrene de condescendencias, en el que

como una sola floraci6n brotan el repudio polemico, el

remoquete animadverso, Ia respetuosa divergencia, la

resptiesta coqueta, el odio condenatorio, toda diferen-cia grande 0 pequefia entre personas 0 bandos, Decidir

que tal es el natural modo Iimefio de ser contrincante

es, a prirnera vista, fundar una deseable reconciliacion

de los diferentes hostiles, mas el inventario de la lisu-

ra nos revela un contenido que conlleva una secreta

atadura: impedir la protesta, segar la rebeldia y Ia

violencia creadora de las mayorias en su nacimiento.

Como es 16gico, el expoliado que insurge can la poten-

cia de su dolor y el que 10defiende por la razon de su

causa no se andan con lisuras, No pueden darse en este

caso disimulo en el pensamiento ni cortesfa en Ia con-

ducta. La historia no se admite como "bafio de Marfa"

de palabras y obras. En consecuencia, para el consen-

so de los quimeristas del colonialismo, los pueblos en

pie quiebran un principio de Ia asociacion edenica: el ,

de no llamar [amas realistamente at pan pan y at vinovino. La primera disidencia autenticamente revolucio-

naria surgida en Lima nos conmin6, par eso quiza, a

,romper el pacto infame de hablar a media voz (Manuel

Gonzalez Prada).

.Esa media voz es tambien media accion, y por las

misrnas causas. Una mesura en la conducta que no es

la francesa, equilibrada por el juicio, sino la criolla,

72

regida por el miedo, debido al cual un limeiio nunca as

dlra st ° no (Federico More) y retrocedera ante Ia idea

de vertir sangre de su enemigo (Manuel A. Fuentes).

Aparentar, adular, complacer, uniformar, constituyen

aqul reglas de urbanidad. EI exceso, positivo 0 nega-

tivo y la demasta, aunque .fuere Ia creadora y avasa-

llante del genic, se tienen por ejemplos de vu.garidad

a demencia. Prevalece en el tratamiento interhumano

un convencionalismo que nunea prescinde del saluda,

que suplica el servicio voluntario U obligator.o, que

agradece puntualmente la deferencia merecida 0 no y

que se muestra como respeto casl instintivo CA.Ba-

razzoni) hacia ei senor. Pero este Iado grato de las re-laciones esconde su pequefia monstruosii:1ad. Si la falta

de presion exterior (Hector Velarde) consiente el ere-

cimiento, como eI del sapo de Ia fabula, de falsos valo-

res, que luego se desinflan sin pena ni gloria, el mismo

hecho recuerda que tambien las estaturas intelectuales

y morales adquiridas por rnerito no son bien vistas por

el tribunal de Ia casta mandataria, EI limefio promedio

aspira por elIo, a Ia discreta ' estimaci6n social, pundo-

nor que los sociologos del mundo contemporaneo indi-

can como caracteristico de la organizacion burguesa

pero que en Lima -en America Latina- es igualmen-

te residua de aquel Ir a valer mas (Jose Durand) que

atrajo al Nuevo Mundo a los aventureros de Ia conquis-

ta y el virreinato. Si se es medico I por ejemplo, el

acierto diagn6stico y terapeutico bastan para atraer una

honra tan amplia que el ascenso por cualquier otra via(Ia politica 0 la literaria, pongamos por caso) esta ase-

gurado de antemano. No escandalizar con la heterodo-

xia, el Inconformismo 0 la libertad brinda eJ prestigio

que en vila conduce a mejores estadios sociales y eco-

n6micos. La norma manda comportarse medida, respe-

tuosamente, sin exageraciones exteriores, sin saltar las

etapas en la promoci6n que, a falta del Iinaje, se ha

hecho imperative cumplir. Y tal cual para la opinion

7 3



mordaz ha side establecido el valladar de la lisura, para

la actuacion publica ha side trazada una frontera arti-

ficial cuyo franqueo arroja al individuo 0 el grupo en

Ia huachaferia. .

EI recien mentado es un peruanismo que reune en

un solo y pleno haz los conceptos de cursi, esnobista y

ridiculo. Huachafo no es termino viejo (se Ie atribuye

al periodista Jorge Miota, de la primera treintena de

este siglo) mas su admision en la lengua viva ha sido

apoteosica. Esta en el habla diaria y excepcional, culta

y popular, ofensiva y cariiiosa. Se ha dicho que la po-

breza no es huachaferia (Ezequiel Balarezo Plnillos),

pero se ha callado que es sobre todo entre 105 pobres

donde los satlricos la advierten. Y es explicable. Si el

pobre se queda en pobre, acepta la pobreza y 1a reco-

noce como prueba providencial, imperterrito fatalismo

o naturaleza irrecusable, no habra peligro de que ame-

nace de ningun modo el estado de cosas que Ja deter-

mina. Ahora bien, si el pobre pretende salir de esa si-

tuacion y niega su pobreza como destino, se Ie abren

dos caminos:' Ia subversion contra los opresores 0 Ia

infiltracion entre elIos. La primera equivale a una

guerra y se la libra negando la Iegitimidad de los po-

deres y sus estamentos, La segunda es una maniobra y

se ejecuta mediante ardides, Por ejemplo, mediante la

imitacion de aquellos entre quienes quiere el advene-,

dizo situarse. Para ser 10 que no se es se precis a de un

disfraz. Demos una mirada alrededor y hallaremos de-, cenas: Ia dependienta de tienda que remeda los mode-

los de la damisela de las fiestas de socledad, el bur6-

crata que se reviste de forense 'gravedad verbal, el

pequefio burgues que acomete su casita propia copian-

do en modesto los regustos arqultectonicos del palacio,

el grafomano que redacta can hinchazon y vacuidad

porque supone que as! es una pluma academica, Estes

son casas de disfracismo en pos de la categoria que no

74

se tiene y que se presume superior aunque de' hecho no

10 sea. Lo postizo, es, en Ultimo termino. huachafo, y

segun las' previas categorias constituye antes 10 hua-chaflto, 10huaehafoso y 10haaehaflento, Importa pues

1a mtencion que dirige el mimetismo arribista, Juez

excesivamente pegado a Ia letra para presumir, hua-

chafo; madre que selecciona los futures yernos par el

apellido (sin que el propio tenga alcurnia), huachafa:

hombre 0 mujer que en cualquier ocasi6n procuran ex-

hibir cultura 0 cosmopolitismo, huachafos. Es+a bien. A

fin de cuentas, eI apelativo sujeta e1 desborde medio-

cre. Pero no se olvide que tambien cierra una rnta bacia

la toma de 1a fortaleza oligarquica y al cobro de los

puestos de mando hasta ahara reservados a los proge-

nitos de la casta colonial, que alguna vez fue 'de intru-

sos, remedadores y, por ende, huachafos, He aqui el

senti do del huachaHsmo: 10 califican despectivamente

quienes desde la cima que detentan arbitran el favor

del escalafon y, avisandolo, se defienden, mas tambien

encarna ·la aspiracion, de contenida agresividad, de

quienes intent an escalar dicha cumbre social. A veces,

de acuerdo al terrene, la lucha de clases asume. como

en el caso expuesto,' forrnas insospechadas: estas, de

indole semantica, aparentemente innocuas, son pecu-

liares de lima.

E1 ciclo se cierra: slitlra-llsura-huachaferia. El enca-

denamiento no se ha establecido por mera casualidad.Desde muy atras 10 mueve la coacclon estrucmral del

pais guiado por Lima,' por su Arcadia Colonial, y se

ernpareja perfectamente, ademas, con el jrltimo propo-

sito del mito. La compulsion echa mana no tanto de la

fuerza bruta cuanto de Ia sutil buena conciencia farisai-

ca que pide adoraci6n y rendimiento y que los ensefia

en la tacita 0 explfcita moraleja. De cualquier satirico

festive Iimefio -de cualquier senor limeiio, vale decir-

se puede afirmar 10que Jose Carlos Mariategui dijo del

no se sabe por que ilustre Pardo: Toda la Insplraclon

7 S



de su satfra procede de su mal humor de corregidor

o de encomendero a quien WIa revolucfon ha Igualado,

e,?-la teorfa si no en el hecho, con los mestizos y los in-

~genas. Todas las rafces de su burla estan en su ins-

t~nto de casta. E I acento no es el de un hombre que se

sle~te peruano sino el de WI hombre que se siente es-

pano! en un pais conquistado par Espana para los des-

cendlentas de sus capltanes y de sus bachtlleres.

!

76

IX. EL PANTEON DE LA MENTIRA

Un industrial frafjces, M. Maury, tuvo Ia idea de

ir a ver a las famUias rfcas y proponerles tum bas

de marmot esculpido. Esto tuvo un gran exlto. Uno

era general, otro' un gran. capitan, etc ... . , todos he -roes.

Si va is ahora a Lima vereis un cementerio .como

no hay dos, y aprenderefs todo 10 que hay de he-

roismo en este pars.

PAUL GAUGt'IN.

(Avant et Apres).

lQm\ 'Irmerio, de mno, no ha temblado de terror

oyendo los cuentos de penas con que, en la sobremesanocturna, distraen -0 distraian, hasta el advcnimiento

de la televisi6n- sus o_ciosnocturnos los mayores? Re-cuerda el autor de estas paginas aquellas historias de

aparecidos, horrendos duendes, bultos trashumantes,

broncas sombras, lucecillas raudas, y piensa que, a pe-

sar de que fantasmagoria semejante ha llenado la noche

de otros pueblos, aqui estas extraordinarias narracionesson alga mas que formas del folklore tenebroso de las

mentes prirnitivas, magicas, Nuestros cuentos de fantas-

mas estan unidos estrechamente, en verdad, a la incul-

tura, el subdesarrollo y la religiosidad azorada, pero

puestas entre corchetes estas tres condiciones una mas

-queda en evidencia: Ia que se vincula can el cuito a los

muertos. Ella prevalece en Lima y, en esencia, nos su-

pedita POl' otro conducto al enajenante pasado , El

77



aureo tiempo que se nos ha obligado a reverenciar -la

arcadica Edad de Oro de la colonia- esta identificado

con Ia fantasia de los difuntos 0 entes sobrenaturales

que aparecen a la pavida vista limefia. No hay irreal

presencia que enseguida no se relacione, en el recelosojuicio del vidente, can ,!linero oculto, con botijas plenas

de monedas, con joyas y pedrerias preciosas guarda-

das, siglos ha, sin finalidad expresa por solitarios usu-_.reros. Estos, avaros 0 no, vuelven por sus paEOSa los

lugares donde emparedaron su tesoro y asi, candida-

mente, proporcionan la pista para el codicioso saqueo.

Ha ocurrido alguna vez, como es 16gico, que alguiense ha puesto a picar un viejo muro, un piso apolilladoo una viga cansada, y la herramienta se ha dado con

un arcon 0 un cantaro colmado de pesos 0 Iingotes, pe-ro estos hallazgos no han sido, nurnericamenre hablan-

do, tantos como penas han oido y visto los Iimeiios.

EI tapado a entierro fue siempre institucion y toda-

via, sobre todo en las zonas urbanas donde perduran

casas antiguas, la increible visita ultraterrena se comen-

ta como prodigio y como indicio de soterradas rique-

zas, Una suerte de rabdomante profesional suele ayudar

en la busqueda del dineral ocioso. La devoci6n, pues,

por las almas del purgatorio -las animas que en al-

gunas iglesias tienen altar- se traduce en un doble as-

pecto: piadoso, pues aspira a salvarlas del castigo, y

lucrative, ya que les solicita la confidencia afortunada.

En el viejo colegio de los agustinos -ahora convertido

en "galerias comerciales' - hahia un patio que los mu-

chachos, promoci6n tras promocion, Ilamaron de La

Bomba. Era el ultimo de cinco grandes claustrcs, colin-

dante can el temple (en cuya sacristfa se exhibe, en

penumbra, la escultura de "La Muerte" de Baltazar

Gavilan) y accesible solo -par un umbria callejon: a un

lado, sabre los portales, se encontraban los gabinetes

de ciencias naturales y de fisica y qufrnica, no menos

tetricos que Ia sala misma debido al abigarramiento de

78

aparatos, animales disecados y herbarios que alli ha-

bia. En- dicho sitio, segun la cuita escolar, solia venir

a1mundo la estampa alucinante del cura sin cabeza, De

acuerdo a los datos de aquellos que 10 habian vista -0

mejor, de aquellos que habian sido convenientemente

informados por los que 10 habian visto-, el fraile fan-

tasmal caminaba decapitado a la intemperie y llevabaen sus propias manos, a Ia altura del pecho, como

quien conduce una inocente pelota, Sll testa con un ric-

tus sonriente en los labios. A criteria de estudiantes

no podia haber otra razon para que el ensotanado re-tornara a su antigua casa conventual que vigilar per-

sonalrnente, can lo~ inm6viles ojosde su cabeza exan-

giie, cierta riqueza en incognito recaudo. A partir de

las seis de la tarde no habia valiente que se atreviera

a ir solo hasta La Bomba, y los maestros, que se sepa,nunca admitieron la existencia de aquella pena aunque

tampoco Ia negaron. Supongamos indulgentemente que

la leyenda les sirviera para mantener la disciplina entre

la muchedumbre impuber a la que debian, segun pa··

rece, educar. La anecdota es uti! en cuanto testimonia

la indole materialista de estas almas extravagantes.

Es pues curiosa como en Lima el culto a los muertos

se reIaciona can un interes pecuniario y de que modo

este 10 pone en contacto con la edenica fabula colonia-

lista. La tramp a historica ha estimado el culto. ineor-

porandolo al bagaje del tradicionalismo: Las "penas"

con su cortejo de ruidos que anunclan entierros, aque-

lIos "tapados" con que sueiia Ia imaginacion popular,

pertenecen, pues, al repertorlo eriollo, Renunciar a elias

es qultarle a Lima uno de sus aspectos mas pfntores-

cos •.. (cesar Miro). Debiera decirse, mas bien, que

dicha renuncia -inevitable a 10 hora en que el sorti-

legio colonial sea conjurado par la liberacion intelec-

tual del pueblo- signiflcara quitarle a los limefios las

cadenas que los atan al hechizo pasado. Los muertos

son, en el mas aceptable aspecto del mito funerario,

79



manes familiares 0 de clan, rakes de la vida clavadas

en la tierra ancestral, en la eual yacen los antepasados,

a cuyo polvo ellos se reincorporaron, cumplido el cicIo

de la existencia, para fecundarlo y asegurar la conti-

nuidad de una cultura. De ninguna manera, constitu-

yen, como en Lima se cree, pruebas directas y fidedig-

nas de que el preterite fue feliz, abundante y prodigo, EI

mas alla es siempre borroso y toda encarnaci6n de sus

espiritus -si es que en esa inaprensible latitud bay

espiritu, cosa de la que aqui respetuosamente nos per-

mitimos dudar- no puede responder a ningun com-

promise con el sistema econ6mico y social reinante' enuna comunidad y con quienes 10 manipulan a su anto-

jo y provecho. Pero a diferencia de otros pueblos, la

muerte para el limeiio debe entraiiar una concreta pro-

mesa, de dicha, no impersonal y metaffslca, sino de

goces reales, inmediatos y patentes. S610 con la mira

puesta en este premio, que ha de serle otorgado a plato

mas 0 menos fijo, se resigna a vivir como vive. Un con-

cepto asi de vida y .muerte reclama que la descompo-

sicion de la carne no se complete, ya que es inevitable,

con la integracion de la materia corporal al magma, al

humus, a la tierra. Se prefiere que el polvo con nombre_

y apellido quede separado, diferenciado, in.tividuali-

zado y archivado, ajeno al polvo que el viento dispersa,

Tal vez por eso nuestro cementerio parece un archive:

dividido en blancos monobloques en que los nichos se

yuxtaponen en simetricas fiIas e hileras, ahi estan in-dependientes, tras la puertecilla de marmol que cierra

las hornacinas, los ataudes, EI cadaver, claro, sera pasto

de los gusanos.iperdera su envoltura carnal, la osamen-

ta postrera se ira deshaciendo y no quedara nada del

que_fue, Mas los deudos siempre sabran que el incolo-

1'0 detritus que ssta guardado es uno y no otro, merecio

tales 0 cuales honores, tuvo rostro y figura diferentes.,

Magnifico ejemplo de esta precaria supervivencia cor-

porea, en la Catedral yacen los supuestos despojos de

8 0

Francisco Pizarro: reseco rostra desorbitado, escasa

pilosidad del gran barbado, enjuta persona perdida en

area de vidrio. La Arcadia Colonial no 10 quiere saber

completamente muerto. Duerrne, sale a pasear, retorna

al Iecho y no se deslustra como la dorada ciudad que

dicen -que mienten- que el fundo,

Humorista hay que ha encontrado el origen ffsico,

organico, de las penas Iimenas achacandolas a morosas

digestiones de copiosas cenas de menestras, y cientlfico

hubo que se las asign6 aI calor veraniego. Las hipotesis

valen como parciales aproximaciones al problema, pero

no dejan resquicio, tomadas en serio, para interpretarotras rnanifestaciones del peculiar culto limefio a los

muertos. Una es la presencia obstinada del motive fu-

nerario en el vals criollo. Hasta hace poco --exacta-

mente hasta que sobrevino Ia rnodalidad remcmoran-

te-, el vals limefio se nutria de dos rnanantiales: uno,

la melodia europea transculturada y vulgarizada, que

en el transporte perdi6 su estilo estirado y ceremonioso

y se hizo sincopada y picaresca: la otra, los lugubres

versos, que son queja, Iarnento y piedad. La necrofilia

dio las paginas mas populares -y las rnejores, quien

se atreve a negarlo=- del cancionero de Lima. Cuando .

un fiesta arrecia, el rasgueo metalico de las guitarras

y la aguardentosa voz de los cant antes repite un grito

desesperado:

Yo te pido, guardian, que cuando mueraborres hi.buella de mi bumilde fosa,

y no dejes ereeer ~enredadera

nl que coloquen funeraria tosa,

(EI Guardian)

Oeste otro de mas reciente data.:

Que vale mas, yo debil, tu orgullosa;

no vale mas tu debit hermosura;

81



piensa bien que en el fondo de Ia fosa

Ilevaremos la mlsma vestidura.

(Odiame)

Podria reunirse una antologfa de esta poesia popu-··

lar con Infulas de requiem, pero con ella no se tendria

sino la mitad de Ia Iiturgia porque 10interesante y sin-

tomatico es que tales versos estan sumergidos en una

rnusica que se baila alegrernente, que se palmea con

entusiasmo, que se adorna con decires y coreografia

burlones. Se danza el vals criollo celebrando la muer-

te, pisando aIternativamente can punta y tacon un ca-

daver. Resulta asi que el jubilo Iestivo tiene un enves

luctuoso, que -no es solemne por la ocasi6n en que se

da, pero que tiende un misterioso puente entre el pla-

cer y la destrucci6n, entre la fiesta Ioca y el irrecu-

perable estado de la total indiferenda., De una mane-

ra tenue, el ayer habita los regocijos, Sin embargo,

una nueva eseuela del vals tiende a reernplazar esta

huachaferia -as! se le llama- por una de tematica que

se cree m a s culta, pero que obedece mas sumisa-

mente al mandate pasatista, exalta expresamente In co-

lonia y reveladoramente denomina a Lima, a la Lima

del virreinato, la ciudad de mil qulmeras (Mi ofrenda).

Hablar del vals criollo obliga a referirse a un lime-

no representative: Felipe Pinglo Alva. Los grandes Ii-

bros no 10 citan, pero su memoria y su obra persistenen el pueblo. En las melodfas que compuso y en sus

ingenues versos el hombre oscuro de Ia ciudad ball6 su

alma tremula, su neblina interior, su desahogo. No fue

el trovador encendido y pasional de un grupo humano

poseido por la joie de vivre: file, por el contrario, eco

de las angustias de aquellos que, por injusticia secular,

un egotsmo sistematico coloco al margen de la felici-

dad. "El Plebeyo" es una pagina que por haber sido

cantada sin pausa y considerada as! como una suerte

82

de protesta indirecta, recibi6 Ia consagracion incontes-

table de la eostumbre. Incorporada a la tradici6n -q

esa parte de Ia tradicion que no pertenece a la edulco-

rada y cortesana cr6nica-, la rmisica de Pinglo es algo

que sera irnposible separar de la idea de In, Lima dehoy, abita de pateticas contradicciones, hormiguero de

pompas vanas y desgarradoras miserias, panal de re-c6nditas mieles, insuficientes, sin embargo, para tantas

ganas de dicha como hay. Musicade fondo, en puridad, .

de im film tedioso en que rostros desencajados, luces

mortecinas y soledades sin limite se repiten como en

una pesadilla de inhibici6n. Borges ha anotado certe-ramente que el poeta popular evita, porque quiere

ernular al poeta culto, el lenguaje toseo de los suyos.

Pinglo no es una excepci6n: el sentimiento es popular,

S1, pero su expresi6n buscaba Ja forma ilustre. La neche

cubre ya / con su negro crespon, es una imagen que as-

pira a sintetizar, con metafora insuficiente, la noctur-

na atonia del solitario. Mas ese es su encanto su sa-

bor local y su gracia. La mas autentico de su musica, de

_ toda la musica popular, es su inautenticidad. Y esto

10entendemos bien los limefios cuando se trata del vals

criollo y de Pinglo. Nuestro vals no tiene el ritmo ne-

gro que enajena universalmente porque el negro y 10

negro son universales, ni esa fuerza posesiva del jazz

que se identifica can una eivilizaci6n expansiva y de in-

flujo ecumenico. Requiere para ser entendido y senti-

do un oido y un gusto muy particulares. No se 10com-prende ni se 10 aprecia sino perteneciendo a Lima

porque es, a Ia postre, una cornunicacion secreta de

melancollas propias: garua, calles desoladas, balcones

vaclos 0 con .las persianas corridas, geranios intempo-

rales, abrazadoras bugarnbilias, misas de difuntos, co-

metas policrornas en un cielo de gas ne6n, y tambien,

·0 sobre todo, pobrezas que siempre fue precise olvidar

porque esa era la manera de combatirlas. Pinglo can-

t6 el presente, su presente, No hizo, como es de uso,

. 83



" '

el elogio de las tapadas y las misturas, sino que vertic

en su musica y sus versos 10 que es el pueblo limefio,

pueblo simple, afectivo, emocional, resignado, dulce,cortes, amable, y 10 dio, posiblemente sin desearlo, co-

mo testimonio de un ser nacional y de su tragedia,

Los muertos en Lima. son -rep ito- dioses. No 11a-

mamos al recinto donde van a parar los huesos inani-

rnados, cementerio, camposanto 0 necropolis. Le deci-

mos atrevidamente panteon, Nuestra historia, aun la

mas triste, tambien es un panteon, Nuestra rnusica, otro

panteon, El panteon segrega su mentira fantasmagori-ca y a esa fata morgana estaremos unidos hasta que,

mediante el deicidio 0 la profanacion de las rumbas,

seamos Iibres.

8 4

X. EL PAIS INHIBIDO EN LA PINTURA

Pocas manifestaciones artisticas como la pintura

colonial han sido objeto de ponderacion tan vehemen-

teo Ejemplares grandes y pequefios de esta variedadpenden no solo sobre los muros de los museos sino en

los de casas, resideneias y mansiones de los limefioscon orgullo castizo, Los cuadros de la Escuela Cuzque-

fia (yen menor proporcion de las de Quito y Potosi)

son ademas piezas de un refiido comercio, tanto par las

telas cuanto por los aparatosos marcos estofados que

las suelen ornamentar, al punto de que muchas veces

son estes y no aquellas las que les otorgan su valor.

Este hecho sirve bien a nuestro afan de develar par

cuan innumerables caminos el mito arcadico secues-

tra nuestro presente y anula su proyeccion futura. La

que en seguida se afirrnara de la pintura colonial no

,constituye, por esa razon, una interpretacion esteticade las creaciones mencionadas sino una indagacion

acerca de la intension que dirigio su produccion y del

uso que, superado politicamente el virreinato hizo de

ellas Ia cJase dominante,

La reflexion en tome al problema que plantea el

exameri del fenomeno artistico colonial nos excita a

considerar la relacion de dos terrninos a conceptos ,

Dichos conceptos, muy concretes en S1pero ciertamente

menos precisos en el trance de conjugarIos en-una

ecuaci6n, son los de Peru y Pintura. Con paterica .evi-

denda se revela que a traves del decurso nacional los

dos terminos han sufrido un divorcio cuyas consecuen-

8 5



cias sufrimos todavla. Entre la pintura como arte y

una comunidad nacional como manantial incesante de

motivaciones espirituales esta la voluntad individual,

la persona original del artista, que es quien hace de

esas motivaciones informes objetos trascendentes, eter-

nos. Mas el artista esta 'comunicado con la sociedad de

la que forma parte de un modo fatal y la intensidad

estetica de sus obras proviene en igual grade de el

mismo y de su circunstancia ternporo-espacial y social.

EI media y la comunidad' 10 presion an, influyen pode-

rosarnente en su sensibilidad, y 10 obligan a compar-

tir, quieralo a no, ideas, sentirnientos, costumbres, to-

do aquello que constituye suelo y atm6sfera de su pa-tria y su tiernpo. S610 la censura oficial, la direcci6n

autoritaria, pueden impedir que quien pinta -0 escri-

be- diga cosa distinta a 10 que espontaneamente quie-

re a debe decir.

La pintura como tal ingresa al pais can la culturaespanola, esto no hay quien 10 discuta, pues Ia cerami-

ca, la textileda y la orfebrerfa pre-hispanicas prefigu-

raron .una gran pintura pero, sensu stricto, no 10 fue-'

ron. Si los mochicas, los nazcas 0 los patacas hubieran

independizado sus maravillosas decoraciones del uten-

silio, disponiendolas en las paredes, habrian realizado

un arte mural magnifico. Mas no fue as! lamentable-

mente. Es probable que la conquista interrumpiera un

proceso cuyo desarrollo posterior nadie jamas adivina-

ra. Es, pues, en el XVI que Ia pintura' propiarnente

dicha arriba al Peru, y no simplemente como conjunto

de tecnicas que se quiere transmitir y como realidad

cultural, sino como recurso para la evangelizaci6n. Tal

cual el libro, el cuadro es entonces herramienta de un

apostolado, arma de la lucha contra Ia gentilidad indl-

gena. La pintura tuvo un programa practice de acci6n,

de tal modo que el anquilosamiento de las forrnas, per-

dida su condicion de efectos de Ia libertad, no llama la

86

atencion al juicio zahori. Hubo una receta: el hombre

de aquf, su paisaje, su vida, su esptritu, su cultura, de-

bieron ser soslayados y, mas que eso, negados; para

que prevalecieran en los cuadros los emblemas de Ia

nueva fe y los nuevos duefios, Basta contemplar un solocuadro colonial para inferir, a despecho de su belleza

o su encanto, calidades que no estan en discusi6n en

estas paginas, que priva en el una abstraccion de indo-

le sobrenatural colocada en un ambito "que, par ser co-

piado de modelos distantes, postula un universe idea-

Iizado, no real. EI Peru, pueblo y naturaleza, quedaronlapidados POl' el tabu.'

La cultura espanola, al descubrir y apropiarse deeste continente, entr6 en conflicto con ei, y tuvo nece-

sidad de remachar sus esquemas economicos, sociales,politicos, intelectuales, etc., a una realidad remisa.

En vez de adecuar a ella los troqueles, optaron, cuando

no cupo en elias, par excluirla y excluir su dif'erencia-cion. Muy ilustrativo es 10 que acontecio .con la leyenda

de Santiago Apostol: los moros, en la pintura, fueron

reemplazados por indios; Estos, por tanto, prohibidos

ademas de bautizarse con el nombre de Santiago, que

por su sentido maglco no dejaba de ser pellgroso (Emi-lio Choy), asumieron el papel de seres rnalditos y demo-

niacos. El caso demuestra hasta que punto la realidad

fue condenada 'I, en consecuencia, resulto indigna de ser

exaltada ni siquiera fragmentariamente en el cuadro ,

De ahf que el indio 0 el.anestizo que en el taller del

maestro europeo tom6 el pincel, tuvo previarnente quedeponer su condicion de nativo. De sf y de su naci6n

hizo renuncia y los reprimi6. En el lienzo debia poner

10 que se Ie habia obligado -a reverenciar como puro e

incontaminado: prirnero. el tema catolico, y despues,

el de la autoridad 0 sefiorio hispanico que, en la tie-

rra, representaba a Dios. Los asuntos, lirnitados asi a

uri corto repertorio, debieron ser infinitarnente redun-

dados y la imaginaci6n constrefiida a desenvolverse en

87



los encajes, adornos, flores, pajaros y joyas, a sea, entodo aquello que, a semejanza del arabesco musulman,

desvia Ia fantasia hacia la decoraci6n subsidiaria, Los

escasos elementos supuestamente autoctonos que han

sido identificados par algunos crfticos y exegetas en

Ia.pintura colonial no son sino actos fallidos: cuando al

pintar una virgen el artista Ie coloco una montera mes-

tiza fue, sin duda, porque inconscientemente ese elernen-to descendio hasta su mano sin que la censura personal

fuera capaz de impedirlo. Se trato de un heche no in-tencional. En general, la pintura de Ia epoca virreinal

fue un arte dirigido, can un objetivo que hoy llama-

riamos d e apelacion publicitaria. Su rigidez no se debe

a otra cosa, y tampoco su estagnacion durante mas de

dos siglos de ejercicio, Frecuentemente fue el marco,

como antes se ha afirmado, la parte exult ante, primoro-

sa, liberrima, del cuadro, hasta el extreme de que en

buena cantidad de casas el aprecio radica mas en tal

accesorio que en 10 que rodea.

En el arte colonial falt6, pues, Ia voluntad erea-

dora y la impronta social que ella proporciona a las

grandes obras. Y al no darse aquelia voluntad ni este

sella, no hubo, en puridad, creacion, Todo fue -a ve-

ces bellamente, cabe repetir- conformidad, repeticion

y juego, a los cuales ocasionalmente el candor de unprimitive soplo un halite excepcional de personalidad,

Y esta pintura sin sentido se hizo tradicion, pues Ie fue

valiostsima a Ia mentira edenica porque las consecuen-

cias de la inhibicion se registraron despues de desapa-recido el poder virreinaI. La ecuaci6n Peru-Pintura

continuo en 1 3 0 etapa republicana sin consumarse d e b i -

do al eco de Ia vieja represion y s610 en un caso, el del

acuarelista Pancho Fierro -cronol6gicamente ubicado

entre los ultimos dias del dominio rnadrilefio y los pri-

meros del limefio- los terminos se aproximaron. Con

facil mana, a Ia que ninguna disciplina educe, Fierro

.eligld una nueva ruta: a mas de la ciudad y su trajin,

88.

translado al papel Lo indio, 1a clase media, los fralles,

las viejas, los retratos, los recuerdos hlstorlecs, la in-

qulsiclon, el desfile de Ia Independencla, el palsaje

(Raul Porras Barrenechea). Algo 0 mucho de 10 que

ia colonia veto. Mas su esfuerzo fue discrete. Este es-pontaneo artista via s610 el epitelio de Ia vida, su en-

voltura ferial, su alegre mascara como autor de la

prlmera revista ilustrada nacional (Aurelio Miro Que-

sada). A la postre, como ocurrio con Palma -que fue

no par casualidad coleccionista de las estampas del rnu-

Iato naive-, su trabajo sirvi6 para fomentar el cuento

edenico y para probarlo can un preclaro testimonio

mas.Despues de el viene la pintura rornantica, tambien

reprimida, que aunque eJige menos el tema religioso

como eobertura de su impedimento, busca nuevos con-

vencionalismos para el extravio tematico, Dentro de

eUa, Francisco Laso, muerto prematuramente, dejo un

borrador de 10 que pudo ser el primer contactc esencial

de Ia pintura y el pals prohibido, pero su generacion

adhiere al pompierismo y la siguiente a los mas chaba-

canos generos de tapa de bombonera, retratismo natu-

ralista e historicismo anecdotico. Es interesante que en

Ia tercera decada del siglo 'que corre aparezca el Indl-

genlsrno, no porque como escuela consiguiera 10 que

se propuso valientemente -Buscamos nuestra identi-

dad integral COil nuestro suelo, su humanidad, y nuestro

tlernpo (Jose Sabogal)-, sino porque rompi6 el pre-

juicio secular - y se dio al.quehacer, no muy sencillo por

supuesto, de fundir en una sola formula los conceptos

Peru-Pintura segregados hasta ese memento, A partir

de esta relativamente reciente remocion se abren nue-

vas perspectivas, de tal modo que hoy hasta los abs-

tractos intentan conciliar sus imageries plasticas y co-Iortsticas can la aun incognita simbologia del arte an"

terior al advenimiento espafiol, EI mas "alia so y va-

liente ensayo en este sentido es el de Fernando Szyszlo

cuya serie pictorica sobre una conmovedora ,el~gia que-

8 9



.,

c~ua a la muerte d e Atahualpa descubre una perspec-

tiva, barre un prejuicio y propene para el arte con-

ternporaneo una apoyatura significatlva pero Dr) anec-dotlca.

Los cuadros de la Escuela Cuzquefia son un em-

.blerna de la casta. En Lima, en donde la pintura en

general no tiene aficionados, mecenas ycoleccionistas

de larga y generosa devoci6n, el arte colonial cuenta can

una proficua especie de arnantes, EI ascenso social par

la fortuna 0 la fuerza esta regularmente acompaiiado

can Ia .adquisicion de un cristo, una virgen, un arcan-

gel y a. veces un remoto -e improbable- anreoasadoproducido en alguno de los talleres colonialcs. Obras

an~nimas, reflejan tambien un mundo anonirno y de-

letereo, que cast sternpre ofrece, tras la figura sacra-

a principesca, lagos y roquedales flamencos, atisbado-

~es I.eones africanos y ruisefiores germanicos, arboles y

jardines que nunca vieron, ni siquiera en suefios, sus

autores, iPor que esta afid6n? La idealizacion .exigida

par el adoctrinamiento tiene ahara otro uso: persigue

la convergencia del paraiso virreinal, de la Arcadia Co-

lonial, con ese plano internporal y angelico del arte

religiose, La Lima quimerica inventada POl' los colo-.nialistas queda ast en alguna manera ilustrada por esas

imagenes heladas que ocultan al pueblo vencido, su cul-

tura y su contorno natural. EJ arte pictorico de la co-

lonia no ha perdido su directiva, quiza porquc 10que

naci6 con intencion cornpulsiva no esta libre de la vio-

lencia implicita en tanto los que 10 esgrimen 10 desti-nen a defender su imperio.

90

XI. OTRO VOTO EN CONTRA

{

En Lima... En Lima esta Jlovlendo

el agua sucia de un dolor.

CESAR VALLEJO

(Uuvia)

Todo cuanto queda dicho esta personificado por Ia

biograffa, temperamento, obra y especialmente pensa-

miento de los mejores escritores limefios. De un modo

u otro, todos elIos vivieron posesos, inclusive en la dis-tancia del obligado 0 el voluntario destierro, por el pe-

so de ia historia mitificada que, a la manera de Ia pie-

dra de Sisifo, debieron sobrellevar en el ascenso a Ia

verdad 0 a la belleza. La existencia de estos hombres y

su relaci6n afirrnativa 0 negativa con el anonadante

preterite es una clave para explicar el sentido de su

produccion. Porque nil-die que nazca, crezca y madure

en Lima esta libre de la enajenacion de la Arcadia Co-

lonial, saturacion del arnbiente con recuerdos anima-

dos y Iancinantes, y tambien emboscado lazo que custo-dia las salida's hacia Ia plenitud sin entorpecedoras nos-

talgias. S610 unos cuantos lograron conjurarel hechi-

zo y sortearon las trampas, ya 10 veremos.

Se ha dicho antes que no son los monumentos los

grillos de 1a alienacion sino una ideologia -que como

sefiuelos emplea esos y otros rezagos del pasado-,

en tribute a la cual se benefician el incierto presente

y el enigmatico porvenir. Tal vez, como alguien ha

querido, el suefio medieval de Eldorado, los abundan-

9 1



r'tes reinos de Paititi, Jauja 0 la Antj-Isla, y el pais

donde mana In Fuente de Juvencia, vengan a nosotros

elaborados de nuevo y asi remozados dentro de la ede-

nica vision de Ia Lima de los virreyes -feliddnd acom-

pasada de la sociedad, rutilancia alternada de fe y con-

cupiseencia, naturaleza prodiga como la del celestial

mana->, pero si hay un- renacimiento del antiguo sue-

fio ella no amengua el efecto inmovilizante de la saga

que vuelve a Ia raz6n -a Ia ciencia- menos adicta a

la realidad que al deseo. La ideologia perversa es un

instrurnento: no se contenta con ser ficei6n porque sf,

mera alegorta de 'museo, seea crestomatia. Tiende a

paralizar el lnconforrnismo, el desasosiego y Ia re-vuelta que la lucidez can respecto a un destino frustra-

neo multiplica en los pueblos como los circules con-

centricos que en el agua quieta deseneadena el mas

pequefio guijo. .

Desde haee mas de media siglo, la idea de la di-

cha colonial esta siendo discutida. Un suceso historico

turbador, Ia Guerra del Pacifico (1879-83), sacudio at

Peru de su irresponsable y tibia siesta republicana. To-

do el caudillismo envanecido de la primera media cen-

turia independiente, cuando los espadachines se dispu-

taron no tanto el honor presidencial y sus prebendas

cuanto la ernulacion cortesana con los virreyes, vino a

parar en una humillante derrota, Una nacion inmensa-

mente menos sobrecogida por latradicion, muy apega-

da a sus problemas inmediatos y puesta ante el futuro

sin mas altemativa que la expansion a la muerte, supo

_sacar provecho del naciente conflicto entre los impe-

rialismos anglosajones y alcanzo, gracias a su malicia,

no solo el tonico material de la victoria, si bien bar-

baro asimisrno moralmente reconfortante, de 1a ocu-

pacion armada de su rico vecino, Lima perrnanecio du-

rante dos afios en- manos ajenas y aunque pudo, con

las refinadas artes que Ie eran propias, subyugar al

subyugador, por vez primera tuvo conciencia de :que

no era inviolable y de que su decantado linaje, su ca-

92

pitalidad sefiorial y su gloria nada signifieaban si el

empuje extra no e invasor estaba mov.ido. par las ga-

nas de vivir. Lima no acumula experrencia pues hoy

debiera rememorar -sea permitida la digresi6n- aque-

llas fechas, pues otros ejercitos hambrien~os .In cer~an

para poseerla y hacerla expiar sus largas indiferencias.

Hemos de,lavar algo las culpas por siglos sedlmentadas

en esta cabeza corrompida de los falsos wlraqochas, can

lagrimas, amor 0 fuego. [Con 10que sea! Somos mn~s de

millares, aqui, ahora, amenazan, en In.voz de Jose Ma-

ria Arguedas, los nuevas sitiadores. En . 18 7 9, . el .alud

fue precedido par auguries semejantes. Llm~ rmdl~, alfin, Ia coronada frente, Y desde entonces ciertos lime-

nos, solitaries, es verdad, como arando en el mar, con-

testaron Ia preerninencia de su ciudad nat!ll: ....Siendo aun rehen, Lima tuvo su primicial reivindi-

cador: Manuel GonzftlezPrada (1848-1918) . No en vano

su poesia a la vez que ensayaha ritrnos .sxoticos mas

no vacios que cuajaran con una concepcion de la vida

y el mundo opuesta a la que, por via clasicista 0.10-

mantica, legaba la falaz tradicion arcadica, su radical

y anarquizante espiritu la emprendia, merced a un es-

tilo claro, pulidoy compacta, contra la usual retorica

de las letras y Ia escena publica. 0 sea, contra Ricar-

do Palma, qUiZ3a pesar de sf demiurgo del colonlalis-

rna Iiterario, y contra Nicolas de Pierola, democrata . a 1alim6n entre el catecismo jesuita y la traduccion crro-

lla de Adan Smith. Anatematizo a Lima y, casi auto-

maticamente, su pensamiento merecio a los indios: La

cuestlon del indio, mas quepedag6glca, es economlca,

es social. Y afiadi6: La condition del indigena puede

mejorar de dos maneras: 0 el corazon de los opreso-

res se conduele al extreme de reconocer el dereeho de

. los. oprnnldos, 0 el animo de los oprlmidos adqulere

la virilidad suficiente para escarmentar a los opreso-

- res. Su discurso, a la postre, descartaba la primera posi-

bilidad y reclamaba la redencion del explotado median-

te su propio y vioientoesfuerzo. Todo blanco -con·

93



cluia significativamente- es, mas 0 menos, un Pizarro,

un Valverde, un Areche. Gonzalez Prada via a Lima co-

mo un castillo de conquistadores, adoctrinadores y co-

rregidores, y no se 10 callo. No era solito, no era admi-sible, que alguien hablara, de ese modo y que con tan-

ta energta persuasiva socavara las 'bases del regimen

paternalista del virreinato, redivivo medic siglo des-

pues de su aparente ocaso, Obligado a encerrarse en su

escrupulosa timidez debido a la represalia de la casta

pidio iGuerra at menguado sentimiento! ICulto divino

a Ia Razont, y' pidio asi la insurgencia contra !a hasta

ahora intocada imagen de la Arcadia Colonial. EI Ira-caso de sus proyectos revolucionarios -que acogieron

dos generaciones faltas de su integridad, la de sus dis-

dpulos inmediatos y la de Haya de la Torre->- debecargarse a la cuenta dela vasta capacidad eorruptora "

del colonialisrno, experto mas en anernizar que en aplas-

tar sus anticuerpos, Sin embargo, Gonzalez Prada tra-

zo los Iineamientos generales de Ia heterodoxia: Ia

afirmacion de los valores indios y provincia nos que

constituyen la ciudad, Ia defensa del derecho de los tra-

bajadores a participar I de la riqueza y el podcr que

Lima administra, el rechazo de toda dependencia del

pueblo a los falsos fueros del blason, la tonsura 0 los

entorchados que amparan su hegemonta, y, en suma, launiversalizacion del Peru a traves de la definitiva asun-cion de la nacionalidad anticolonial.

Pero no toda Ia reacci6n contra el fetichisrno virrei-nal actuo-siempre como en Gonzalez Prada. Alli esta el

caso de Jose Maria Eguren (1874-1942), que prefiri6

integrarse con la niebla, ser una imprecision mas en 'el arnbiente, quintaesenciar hasta el zumo substancial

la irrealidad Iimefia, Casi toda Ia literatura anterior

y Ia que Ie fue coetanea hizo puntualmente ]0 contra-

rio: atizar el infundio hist6rico y documentarlo, Egu-

r~n se ensofio. Fueron Lima brumosa y humeda el mis-. mo y su palabra, y eso extravio a los quimeristas, pues

saco a la poesla de sus casillas: ,donde colocaremos

94

-se preguntaron-> a este personaje gratuito, sin tea-

tralidad? Lo curioso es que la persona fantastica de

Eguren es mas cierta que su identidad biografica, y la

gente de letrasde su tiernpo sonreia, por no saber que

otra actitud adoptar, ante esos versos que parecian

'naderias, pues no habIaban del ojo febril de Ia limefia,

ni de aventuras donjuanescas 0 guerreras, ni de santos

protegiendo las murallas, No hubo quiell entendiera

que Eguren coincidfa espiritrmImente, como nunca

nadie, can la atmosfera de Ia ciudad, con la asfumada

interioridad de los corazones solos, con la materia me-

lancolica que se entreteje en las soledades del auten-tieo Iirnefio, en las que el poeta se .hibern6 basta no

ser. Evasiva era la otra modalidad: la de los t6picos

del epico optimismo y la de la fabula de -Ia riqueza

latente de minas y palacios. Es decir, la de Jose Santos

Chocano (1875-1934), aventurero cosmopolita y gran

rimador. Este echo mano de todo 10 que pudo, la cro-

nica y In"fama, Ia leyenda y la selva virgen, las ruinasy las intimidades femeninas. Visti6 de arrnifio y plurna

a promiscuos antepasados, incas tristes de sofiadora

frente y conquistadores de fuertes y agiles caballos an-daluces, y los sento en un parnaso a medias tropical

y art nouveau para meter un ruido infernal y sin ob-jeto. Ya ha sido barrido el polvo que cubre t anta uti-

leria operatica sin que se hayaencontrado en ella algo

que verdaderamente valga la pena, Salvo el contraste:

as! como Gonzalez Prada sacudio el infundio palmiano,

Eguren oxid6 la chatarra chocanesca con su pertinaciade brisa, Claro que Palma y Chocano saborearon la

. consagraci6n oficial -yel segundo con una celebre

bambolla pttblica- y que sus contrapartes todavia es-

peran el justo reconocirniento, mas este azar esta in-

cluso en el riesgo que corre cualquier forma de liber-

tad en una cultura dictatorial y con acento de cIase.

'Otras dos personalidades pueden ser contrapuestas

enseguida: la de Jose Carlos Mariategui (1895-1930)y Iade Jose de Ia Riva-Aguero y Osma (1885-1944).Aquel

95



aparece vinculado a la generacion del grupo Col6nida,

pero su posterior evolucion, acelerada y convicta, 10

hacen animador de una excelente publicacion renova-

dora, Amauta, y, mas que eso, fundador del Partidosocialista y autor de la unica interpretacion marxistadel Peru (7 Ensayos de Interpretacion de la Realldad

Peruana). Mariategui preside la protesta, ya mas expre-sa y combativa, contra la conspiracion colomalista ysu idolatria arcadica, y es el quien denuncia, gracias alanalisis racional, sus encubiertos propositos de perpe-

tuar el sistema social y econ6mico del virreinato Riva-

Aguero se inicia como ideologo de un cierto Partido Fu-turista, pero acaba como capitoste de la rea ccin, mi-

nistro de una dictadura y ensayista de Por la Verdad,la Tradlelon y Ia Patria. Es en estas paginas donde de-sesperadamente ahonda en el vacio tradicionalista trasde nuestra filiacion colonial y en busca de un justifi-

cativo para eI sometirniento a los poderes del dinero,la sangre y Ia confesion, Entre ambas posiciones hubo,

y persiste, un dialogo que se centra en la discusion acer-

ca del significado de Lima. Mariategui infierc: Funda-da por un extranjero, por un conquistador, Lima apa-

rece en su origen como la tienda de un capitan venido

de lejanas tierras. Crlatura de un siglo arfstocratlco,

·nace COil un titulo de nobleza, y la opone, pues la .re-

puta advenediza a Ia nacion permanente, laboriosa y

tenaz, a la que economicamente sangra. Riva-Agtiero re-

plica: ... recordemos que la dulce Lima, la cludad delos perfumes, de los jazmines y de los sahumerios, de

las albercas de azulejos y los floridos cIaustros regale-

nes, fue hlja de heroicos y duros guerreros,' y, enga-

fiandose, supone que es dicha genesis castrense eI ca-racter que la hace cabecera del pais, como si prevale-ciera en sus habitos y maneras la austeridad original.

Las dos facciones est an ya frente a frente, pero la ba-talla no ha comenzado,

Mas nombres ilustran Ia misma discrepancia: loshermanos Ventura y Francisco Garda Calderon, que

96

~---.---.-----._

en Europa masticaron una aflictiva soledad despaisaday a quienes la nostalgia abatio: Raul Porras Barrene-

chea, que se embriagara de historia para ado~-~ecer su

vibrante actuaJidad Y cuyo encueD,tro co?, Amenca re~u·rrecta incendio la postrera agorua: LUl.s Alberto ,S~n·chez en quien la costumbre de la pnsa devasto m-tuiciones primigenias Y aparto su vida del rio de la

vida verdadera; Jose Diez Canseco, que aus.cuUo. ~l co·razon del pueblo, ansioso de hallar su latido vm~ so-juzgado, y Martin Adan, cuya persona sufre y registra

en versos la tension entre el ayer, .que sabe de carton,y el manana que adivina cataclismlco. El caso hllfD:ano

y Ilterario d'e este ultimo es si~tomatico d~l detenor~del emblema arcadico. Descendlente de a~l~lguas -familias relumbrantes, ha sido testigo de la cnsis: la repen-

tina Y rapids desolaci6n ~e u~ mundo. que e~ ~a tena~apariencia fue de repose mtenor y SOCIalpaslvl.dad externa, el mundo del civilismo conservador, bajo cuyapatriarcal rectorta no sin rigor la nave burguesa pare-cio anclada en puerto seguro, Ante la amenaza de nau-

fragio, la plum a de Adan eligi6 el ~arcasmo. Pero fue- inutil, Atento entonces contra -su VIda en la desperso-nalizadora bohemia de cafetin en tanto sus poemas g.on-. gorizaban 0 se interrogaban por el ser, la nada 0 DI0S.

Mas no fue este su ultimo avatar p~es~o que. el eo-euentro con Machu·Picchu, con el mas [mpresionante

simbolo del pais indigene escl.aviza?o por .105 suyos,

le inspire un canto tnlnterrumpido. siempre mconcluso,en el que tacita, aleg6ricamente, contrap?ne la feble

Lima al solido Peru que desde antes del nempo y con·

tra el tiempo tarnbien espera su reivi~dicaci6n. Sirnbo-10 de una herejia -los valores, los. dioses de I.a cast~,se resquebrajan en la palabra de uno de los mejores hi-

jos- y - simbolo d e que la ciudad heraldica, aureolada

y pinacular insume su erninencia porque y~ ~o es

capaz de imponer sin provocar protestas el ,mIto para-dislaco, Martin Adan encarna, pues la preve, Ja catas-trofe. El es mas real, sin duda, que todos aquellos de

97



v

su clase que 1 0 miran .como patol6gico paroxismo, como

deliria singular e insignificante, La antitesis de la Ar-

cadia se pronuncia en los mas j6venes con mayor brio,

"situ ados ya en un terrene' despejado y convencidos de

que,desenmascarado el ernbuste, el rumbo puede en-

mendarse, el objetivo voluntariamente prefijarse y la

tradiclon -Ia genuina, que corre limpia por un cauce

inmemorial- para siernpre restaurarse,

Es verdad, no obstante, que para rechazar la abe-

rraclon de la Arcadia Colonial los limeiios necesitamos

aprehender su entidad sutil 'v cornpleja, y cogerla por

las astas a riesgo de perder en el combats, pues mos-

trarse simplemente incredulo, fugar para evadir el rap-

to a tomarla a la broma son reglas de la molicie 0 sub-

terfugios de la comodidad, y en consecuencia acarrean

las aguas al molino de la casta. Ante nosotros se des-

pliega una pregunta. No responder el acertijo equivale

entregarse a las fauces del tragico porten to que 10 pro-

pane. Vivir ahora es decir que no. Delegarnos en un

maestro la explicacion de esta respuesta que a1 negar

crea: Contra 10 que baratamente pueda sospecharse,

ml voluntad es aftrmatlva, mi temperamento es de cons-

tructor y nada me es mas antltetlco que el bohemlo

puramente Iconoclasta y dlsolvente, pero ml miston

ante eJ pasado parece ser Ia de votar en contra (Jose

Carlos Mariategui),

98

INDlCE

1._;_Laextraviada nostalgia

H.-El Criollismo como falsificaci6n

IH.-El candado de las grandes faml1ias

IV.-lEs el azar nuestra deldad? ... . ..

,V.-La ciudad devota y voluptuosa ...

VI.-De la Tapada a "Miss Peru"

VIL-El ,desiel·to habita la c1udad

VIII.-Satira e instinto de casta ...

IX.-EI panteon de la mentlra ,. '"

X.-EI Pais inlllbido en la plntura

XI.-Otro-~voto en contra

Pag.

11

19

27s,>

35

43

49

59

6 9

77(

85

91

99

~,--



LIMA LA HORRIBLE

He aqui un libra que reune, en sus breves y concentradas

paglnas, Ia Interpretacion soctotogtca de la ciudad y la crea-

cl6n Itterar!a, Como 10 he sefialado cast unanfmemente la crt-

tlca del Peril y Amertca Latina, a ralz de la primera edicl6n

IEdlciones Era S. A., Mexi'col. "Lima la , horrible" as al juicio

severo, libre y profundo mas valiente que se ha pronunciado

en los illtimos enos sobre Ia soctedad peruaria, por 10 cuat

.se integra en esa serie de interpretaciones colnciden te~ del sen-

tldo y destine de las naciones continentales de la que forman

'parte "La cabeza de Goliath" de Martinez Estrada, "RI Iabertn-

to de la soledad" de Octavia Paz, "EI pals del rabo de paja"

de Marlo Benedetti, etc.

En once capltulos, Salazar Bondy analiza el mlto de In Ar- '

cadla Colonial que p..,valece en Lima y se Irradia al Perl!

entero a traves de la estructuracton social, el criolll.!lmo, el

culto al azar, el dominio de las famiUas poderosas, el folklore.

el hombre y Ia mujer, la Itteratura, el arte y otras notes sal-

t-antes del llmefiismo, para al fln adherirse al "voto en con-

tra" del pasado que tntclara Gonzalez Prada y culrnmara con

La obra de Mariategul. Para el autor, Is casta que deten ta el

poder econ6mico y politico he adoptado e Irnpuesto esa qui-

mera como IdeaJogla nactonal con el objeto de conservar su he-

gemcnia. De ahl proviene el qulrnerfco acento vlrrel¥.l que seIntenta dtsttngutr en todo 1 0 que atane a Lima. t!' ,

EI adjetivo "horrible", en consecuencia, tlene un aar~cter

de callflcaci6n mas moral que estetica, y no se trats =-como

10 han seiialado dtversos eomentarfstas=- de un libra de odlo

sino de amor. "Es el ensayo -ha escrtto Hugo N~ira- que

puede suscrtbir Integra Ia nueva generaci6n": ".,. desde" .sus

primeras pagtnas se anuncia cast hechizante", compruena ElsD

Arana Freyre; " ... se trata de una nueva actitud a \' I te' Ia rea-

Iidad", ha proclamado Jose Miguel Oviedo. Sebastlan Salazar

Bondy, nacldo en Lima en 1924 -poeta, autor dramatico y na-,

rr-ador=-, se ofrece aqui penetrante ensaylsta ponienda en COn-

t:roversia conceptos y hecnos nasta ayer ccnstderados Incon-'

testables.

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Lima La Horrible