Libro Mineria Vol III Serie Final

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Libro-mineria_vol-iii Contraloría

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    Minera en Colombia

    Sandra Morelli RicoPrlogo

    Luis Jorge Garay SalamancaDirector

    InvestigadoresLuis lvaro Pardo Becerra

    Julio Fierro MoralesRen Lpez Camacho

    Laura J. Santacoloma MndezRodrigo E. Negrete MontesFernando Vargas ValenciaGuillermo Rudas Lleras

    Jorge Enrique Espitia ZamoraBlanca Mara Gonzlez AldanaJuan Alejandro Morales Sierra

    Edgar Vicente Gutirrez Romero

    Edgar Enrique Roa AcostaJess Antonio Mena RodrguezCarlos Salgado AramndezFernando Barbieri Gmez

    Daos ecolgicos y socio-econmicosy consideraciones sobre un modelo minero alternativo

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    Sandra Morelli RicoContralora General de la Repblica

    Ligia Helena Borrero RestrepoVicecontralora

    Orlando Sanabria PrezAsesor Despacho Contralora General

    Luis Jorge Garay SalamancaDirector de Investigacin

    Bibiana Guevara AldanaContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Catalina Gonzlez ZamudioDirectora Estudios SectorialesContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Investigadores

    Luis Jorge Garay SalamancaInvestigador social - Asesor Despacho Vicecontralora

    Captulo 1Coordinador: Luis lvaro Pardo BecerraEconomista, Especialista en Derecho MineroEnergticoContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Guillermo Rudas LlerasEconomista, Magster en Economa Ambiental

    y de los Recursos NaturalesContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Fernando Vargas Valencia

    Abogado, Magster en Sociologa AplicadaAsesor Despacho Vicecontralora

    Rodrigo E. Negrete MontesAbogado, Sector AmbientalContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Edgar Vicente Gutirrez RomeroGelogo, Especialista en Evaluacin y Desarrollo deProyectosContralora Delegada de Minas y Energa

    Fernando Barbieri GmezEconomista Magister en Desarrollo Econmico

    Asesor Despacho Vicecontralora

    Jess Antonio Mena RodrguezIngeniero forestal, Magster en Desarrollo RegionalContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Jorge Enrique Espitia ZamoraEconomista, candidato a PhD en Hacienda Pblica

    Magster en Polticas PblicasContralora Delegada para el Sector Agropecuario

    Edgar Enrique Roa AcostaGelogo especialista en Sistemas de InformacinGeogrfica y Economa InternacionalContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Gloria Daz BrochetAbogada Sector Ambiental

    Contralora Delegada para el Medio Ambiente

    Julio Fierro MoralesGelogo, Magster en GeotecniaContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Carlos Salgado AramndezEconomista Magister Medio Ambiente y Desarrollo

    Asesor Despacho Vicecontralora

    Captulo 2Julio Fierro MoralesGelogo, Magster en GeotecniaContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Rene Lpez CamachoBilogo, Ingeniero Forestal, PhD (c) Ciencias-Lnea EcologaDocente Universidad Distrital Francisco Jos de CaldasFacultad de Medio Ambiente y Recursos Naturales

    Captulo 3Rodrigo E. Negrete Montes

    Abogado, Sector AmbientalContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Laura J. Santacoloma MndezAb d E i li t D h A bi t l

    Captulo 4Fernando Vargas Valencia

    Abogado, Magster en Sociologa AplicadaAsesor Despacho Vicecontralora

    Captulo 5Guillermo Rudas LlerasEconomista, Magster en Economa Ambiental

    y de los Recursos NaturalesContralora Delegada para el Medio Ambiente

    Captulo 6Jorge Enrique Espitia ZamoraEconomista, candidato a PhD en Hacienda Pblica,

    Magster en Polticas PblicasContralora Delegada para el Sector Agropecuario

    Captulo 7Blanca Maria Gonzlez Aldana

    Abogada especialista en Derecho Constitucional yAdministrativoContralora Delegada de Defensa, Justicia ySeguridad

    Juan Alejandro Morales SierraEconomista Magister en EconomaContralora Delegada de Defensa, Justicia ySeguridad

    Agradecimientos por sus aportes:

    Leonardo Arbelez LamusContralor Auxiliar del Sistema General de Regalas

    Ana Mara Silva BermdezContralora Delegada de Minas y Energa

    Claudia Isabel Medina SiervoContralora Delegada para la Gestin Pblica

    Santiago Felipe LehmannDirector de Estudios SectorialesContralora Delegada de Minas y Energa

    Jorge Ivn Torres GutierrezContralora Delegada de Minas y Energa

    Pilar Andrade MedinaContralora Delegada para el Sector Agropecuario

    Gladys BecerraAsesora Vicecontralora

    Juan Manuel Mndez MatizAsesor Vicecontralora

    Margarita Mara Barreneche OrtizDirectora Oficina de Comunicaciones yPublicaciones

    Jaime Viana SaldarriagaEditor

    Nstor Adolfo Patio ForeroDiseo de Portada y diagramacin

    Andrea Artunduaga AcostaDiseo grfico editorial

    Carlos Jess Gonzlez AfanadorElaboracin de grficos

    Luis Alvaro Pardo BecerraJulio Fierro MoralesLuis Hernn GonzlezFotos de portada

    Contralora General de la RepblicaJunio de 2014

    ISBN: 978-958-9351-95-6

    Impresin:Imprenta Nacional de Colombia

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    Prlogo 7

    Sandra Morelli Rico, Contralora General de la Repblica

    PresentacinMinera como sistema complejo, gobernanza adaptativa y ecologa poltica.A propsito del paradigma de la trans-disciplinariedad. 11Luis Jorge Garay Salamanca

    Sistemas complejos: repensando el paradigma disciplinario/trans-disciplinario 11La naturaleza/ecologa como fundamento de una multiplicidad de sistemas complejos 15Sistema socio-ecolgico como sistema complejo: en torno al sistema minero 16

    Captulo 1Una poltica integral minera desde la perspectiva de un sistema complejo:hacia un modelo alternativo. 31Luis lvaro Pardo Becerra (coordinador)

    Nota aclaratoria / Introduccin 31Evaluacin integral del modelo de minera vigente 32Modelo centralista y excluyente 34Balances parciales versus evaluaciones integrales 35Administracin de los RNNR 35Entorno institucional propicio a la generacin de conflictos 36Minera y medio ambiente 37Compra de tierras ms all de las reas de inters minero 39

    Minera y autonoma territorial 40Precario desarrollo normativo y traslapamiento 40Renta minera y distribucin de regalas 42Calidad de vida en las zonas de influencia minera 44Derechos de las comunidades tnicas e impactos culturales 44Informalidad/ilegalidad y gobernanza 45En resumen 46Fundamentos de una poltica integral en el marco de un modelo minero alternativo 46

    Los RNNR como bienes pblicos propiedad del Estado 47Recursos estratgicos y no renovables 48Imprecisiones conceptuales de la economa neoclsica/keynesiana 50Carcter sistmico de imprevisible e irreversible de la minera 51La minera necesaria desde la visin de una poltica integral 52Participacin del Estado en el sector minero 53Planeacin y minera necesaria 56Responsabilidad del Estado 60Balance integral beneficio/costo en el macro-sistema minero 62

    Institucionalidad para la evaluacin integral minera 64Ajustes normativos integrales 66Bibliografa 76

    Contenido

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    Captulo 2Aportes a la conceptualizacin del dao ambientaly del pasivo ambiental por minera. 79

    Julio Fierro MoralesRen Lpez Camacho

    Introduccin 80El Geo-ecosistema 82El normal funcionamiento de los ecosistemas 94Las escalas de tiempo y la renovabilidad 120Algunos antecedentes tcnicos en la definicin de daos ambientales 133La minera: impactos o daos ambientales? 135

    La relacin entre daos y pasivos ambientales 150Discusin acerca del dao ambiental en minera 170Reflexin final 172Bibliografa 175

    Captulo 3Licencias ambientales:entre el deterioro grave y el dao ambiental. 189Laura J. Santacoloma Mndez

    Rodrigo E. Negrete Montes

    Introduccin 189Principios bsicos 192Fundamentos constitucionales 197Licencia ambiental antecedentes normativos 205Alcance y eficacia de la licencia ambiental 226Sentencia T-154 de 2013 de la Corte Constitucional 242Licencia social 245

    Otros instrumentos de planificacin y gestin ambiental 248Particularidades del licenciamiento ambiental en otros pases 252Conclusiones 263Bibliografa 266

    Captulo 4Propiedad sobre el subsuelo y los recursos mineros:aportes comparativos para analizar el caso colombiano. 271Fernando Vargas Valencia

    Introduccin 271Alcance del concepto de subsuelo y de otros asociados 272Descripcin esquemtica de los principales modelos de atribucin 274Acercamiento a un estado del arte a la luz de tres legislaciones contemporneas 280Principales problemas conceptuales para abordar el caso colombiano 286A manera de conclusin: alcance constitucional del modelo de concesiones 296Bibliografa 305

    Captulo 5Revisitando el debate sobre renta minera ygovernment take:el carbn a gran escala en Colombia. 309Guillermo Rudas Lleras

    A manera de introduccin: antecedentes conceptuales y objeto de anlisis 309L i l hid b l l bi

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    Minera e hidrocarburos: inversin extranjera directa (1994-2013) 319 Minera e hidrocarburos: evolucin de las exportaciones (1995-2013) 321Expectativas mineras: reas tituladas y solicitudes vigentes de titulacin 323

    Sector extractivo e ingresos fiscales 328Economa minera a gran escala: efectos regionales ygovernment take 332 Carbn para exportacin y economa regional: La Guajira y Cesar 333 Aportes de la minera a las finanzas pblicas: regalas del carbn 340 Aportes de la minera a las finanzas pblicas:government takeen carbn 349Conclusiones y recomendaciones de poltica 358Referencias bibliogrficas 361Apndices

    1. Incidencia de las exportaciones del petrleo en participacin en el PIB 364

    2. Ttulos mineros aprobados y solicitudes vigentes 367 3. Inconsistencias de informacin financiera y tributar ia: el caso de Cerro Matoso S.A. 372 4. Ttulos mineros de propiedad privada 374 5. Evolucin de cultivos en La Guajira y Cesar (1987-2011) 375

    Captulo 6La distribucin regional de la actividad agrcola,minera y no minera en Colombia 1975 - 2012. 381

    Jorge Enrique Espitia ZamoraIntroduccin 381La desigualdad regional 382Distribucin y Composicin Regional del PIB 387Contribucion sectorial al crecimiento 403Matriz insumo-producto: multiplicadores y elasticidades 418Anlisis de los multiplicadores sectoriales 421Elasticidades valor agregado - produccin 427

    Convergencia y cambio estructural 428Conclusiones 435Bibliografa 435Anexo 1. Estructura econmica departamental 438

    Captulo 7Normatividad penal y minera sin el cumplimiento de requisitos legales. 449Blanca Mara Gonzlez Aldana

    Juan Alejandro Morales Sierra

    Introduccin 449Anlisis Normativo 450Proyecto de ley 091 de 2013 Cmara Criminalidad y terrorismo, que propone modificar normasde carcter penal y administrativo 460Operatividad de la poltica pblica 485Conclusiones 490

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    Contralora General de la Repblica

    Prlogo

    Sandra Morelli Rico

    Contralora General de la Repblica

    La serie Minera en Colombia de la Contralora General de la Repblica ha constituido un refe-rente para la discusin, evaluacin y planteamiento de alternativas alrededor del sistema de

    extraccin minera en Colombia, especialmente desde la perspectiva de las polticas pblicas. Lacapacitacin y evolucin especializada de los funcionarios y asesores de la Contralora Generalde la Repblica en la materia han permitido analizar y situar en el debate pblico una serie deproblemticas que la complejidad misma del fenmeno ha trado en el pas, desde mltiplesenfoques donde tal vez sean el inter-sectorialy el territoriallos ms relevantes.

    En este caso, el territorio puede ser entendido como un proceso intercultural en el que sus afec-taciones involucraran la vigencia de los derechos humanos, individuales y colectivos, de mu-chos colombianos. Este especial acento en los derechos obedece al alcance constitucional de losimpactos de la minera en un pas como Colombia, a los dilemas que existen actualmente sobreel control y disposicin de los recursos naturales no renovables, especialmente los ubicados enel subsuelo, y a los alcances que en la actualidad tiene el derecho colectivo al medio ambientesano en su ntima relacin con el derecho a la vida digna.

    De all que este tercer volumen de la serie quiera hacer nfasis en varios aspectos que resultanvitales ya no solamente para comprender elementos centrales de la temtica y especialmentelos mltiples efectos de la extraccin minera en Colombia, sino incluso desde la perspectivadel planteamiento de un modelo alternativode poltica integral en la materia. En este ordende ideas, el presente volumen es altamente propositivo y deja esbozadas aquellas alternativas

    posibles que pueden desprenderse de las problemticas identificadas en los diferentes y otrosestudios adelantados por la entidad.

    Para ello, es necesario empezar por una postura analtica e incluso epistemolgica para abordarla complejidad sistmica de la minera como proceso de intervencin institucional de carcter

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    Contralora General de la Repblica

    complejos que, con base en el entorno socio-ecolgico entendido a su vez como macro-sistema,se encuentran vinculados alsistema mineroen Colombia.

    Es altamente probable que esta postura epistemolgica contribuya a la evaluacin integral delmodelo totalizante de extraccin minera, a demostrar sus necesidades de descentralizacin, plu-ralismo e inclusin con el objetivo primordial de prevenir o mitigar los diversos conflictos quesuscita su implementacin sin criterios rigurosos de equilibrio y sostenibilidad en Colombia.

    Son muchos los temas que giran alrededor de lo anterior y que recoge el presente volumen:alcances de la propiedad estatal sobre el subsuelo; lmites y dilemas de los procesos de licen-ciamiento ambiental frente a la necesidad de re-conceptualizacin de lo que se entiende pordao en el marco de la proteccin de derechos; re-distribucin de rentas mineras y regalas(con base en un balance entre efectos regionales, realidad de las expectativas mineras e ingre-sos fiscales); primaca constitucional de la autonoma territorial; alternativas hermenuticasen relacin con los posibles traslapes normativos existentes en la materia; calidad de vida de

    las personas y comunidades en las zonas de influencia minera. Todo ello enmarcado en lo quepodra identificarse como minera necesaria.

    De nuevo, cobran relevancia las implicaciones conceptuales sobre impactos, pasivos y daosambientales en relacin con la minera, lo que irradia a su vez en la calidad y alcance de los ins-trumentos de planificacin y gestin ambiental existentes o aplicables en Colombia, por cuanto

    el enfoque preventivo en la poltica pblica tiene un correlato en el goce efectivo de derechosconstitucionales, enfoque que seguramente contribuir a determinar un balance integral cos-to/beneficio en el macro-sistema minero.

    En esta materia, es importante insistir en la importancia que debe tener la dimensin so-cial de la intervencin sistmica minera, lo que no solo redimensiona los alcances de laevaluacin de impactos sino tambin ha de influir en el diseo o re-diseo de polticaspblicas y de ordenamiento territor ial con base en la satisfaccin real y efectiva de los de-rechos sociales de los colombianos. Un dato til para ello es, por ejemplo, la comparacinentre la produccin agrcola en territorios de influencia minera y en aquellos donde no haexistido dicha influencia.

    Desde el punto de vista estrictamente normativo esta postura adquiere sentido cuando la Cons-

    titucin Poltica establece que el Estado es propietario del subsuelo y de sus recursos naturalesno renovables. La dimensin social anteriormente aludida sera transversal a los dilemas de po-ltica: desde el licenciamiento y la planificacin-gestin socio-ambiental hasta las alternativasexistentes para enfrentar los conflictos de la minera realizada sin el cumplimiento de requisitosl l i i i li l d l l i l l

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    Contralora General de la Repblica

    Como ya lo ha insistido la Contralora General de la Repblica en varios escenarios, la titulari-dad estatal de ciertos atributos obedece a un mbito finalista en el que el Estado debe satis-

    facer finalidades constitucionales mediante decisiones que reflejen su posicin de garante dederechos, con especial nfasis y prioridad en los fundamentales.

    De lo contrario, no solo se desf igurara el Estado social de derecho establecido en la Cons-titucin Poltica de 1991, sino la legitimidad de los atributos patrimoniales y morales delEstado. De all que el enfoque del Estado constitucional como materializacin de un com-promiso con la democracia y la coexistenciade intereses diversos y especialmente protegi-dos por el derecho constitucional, contribuya a una lectura crtica-propositiva del actualestado de cosas en relacin con la minera en Colombia.

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    Presentacin

    Minera como sistema complejo, gobernanza adaptativa yecologa poltica.A propsito del paradigma de la trans-disciplinariedad.1

    Luis Jorge Garay Salamanca2

    Sistemas complejos: repensando el paradigma disciplinario/trans-disciplinario

    Complejidad y sistemas

    Para comenzar ha de reconocerse que en la realidad determinados fenmenos, procesos dendole social/econmico/ecolgico/cultural no pueden, o al menos no debieran ser, clasifica-dos desde una disciplina particular exclusivamente, sino, como lo seala Garca (2008), con-

    ceptualizado(s) como una totalidad organizada, en la cual los elementos no son separablesy, por lo tanto, no pueden ser estudiados aisladamente. De ah que este tipo de procesos debaser denominado en propiedad como sistema complejo.

    La fragmentacin y la especializacin cientfica apela a las variables propias de un fenmenoparticular en cuestin, ya sea natural o social, para denominar los elementos constitutivos del

    1 El autor agradece los tiles comentarios de Eduardo Salcedo-Albarn a una versin preliminar, sin que locomprometa de manera alguna por los errores y omisiones remanentes.

    2 En calidad de director del grupo de investigacin y autor de uno de los captulos del presente volumen, valoro aste como un trabajo de carcter estrictamente colectivo y como un tercer producto divulgativo del grupo (con-formado desde un comienzo y de manera permanente por Julio Fierro Morales, Rodrigo E. Negrete Montes, Luislvaro Pardo Becerra, Guillermo Rudas Lleras, Fernando Vargas Valencia, Jorge Enrique Espitia Zamora y JessAntonio Mena Rodrguez), y agradezco a todos y cada uno de los investigadores/autores por el compromiso, ladedicacin y la participacin en el curso de las reuniones semanales de trabajo durante el ltimo ao que dieronlugar al material constitutivo de los captulos incluidos en estos tres primeros volmenes. Adems, por la confian-

    za depositada en la direccin para conducir el proceso de reflexin colectiva y de intercambio de conocimientosy experiencias. Reconocimiento particular a los funcionarios de la Contralora General de la Repblica que par-ticiparon en el grupo y aportaron conocimientos, informacin y elementos de juicio durante la tercera etapa delproceso de investigacin, en especial a Bibiana Guevara Aldana, Contralora Delegada para el Medio Ambiente; aCatalina Gonzlez Zamudio, Directora Estudios Sectoriales, a Jess Antonio Mena Rodrguez, ingeniero forestal,a dgar Enrique Roa Acosta, gelogo, y a Gloria Daz Brochet, abogada, de la Contralora Delegada para el MedioAmbiente; a Blanca Mara Gonzlez Aldana, abogada, y a Juan Alejandro Morales Sierra, economista, de la Contra-lora Delegada de Defensa, Justicia y Seguridad; y a dgar Vicente Gutirrez, gelogo, de la Contralora Delegadade Minas y Energa. Igualmente, a Orlando Sanabria Prez, asesor del despacho de la Contralora General, y aFernando Barberi Gmez y Carlos Salgado Aramndez, consultores de la Vice-contralora General.Un agradecimiento muy especial a la seora Contralora General de la Repblica, Sandra Morelli Rico, por su compro-miso al haber abierto incondicionalmente este espacio de estudio en asuntos de poltica pblica minero-energticaen Colombia, y por haberme brindado la oportunidad y el privilegio de prestar mi concurso como director de unproceso de tanta relevancia para el pas con la decisiva participacin de funcionarios y consultores de la entidad. Asmismo unreconocimiento alaseora Vice-contralora LigiaHelena Borrero Restrepo porsu apoyo al proceso

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    fenmeno, e implica, usualmente, perder de vista las dinmicas de asociacin entre fenmenosrelacionados y, en algunos casos, entender esas relaciones trans-fenomenolgicas es tan im-portante como comprender las relaciones al interior del fenmeno, intra-fenomenolgica. Estoes particularmente relevante, y casi indispensable, cuando se analizan, por ejemplo, dinmicasbiolgicas que afectan dinmicas sociales y viceversa. En estos casos, el objeto de anlisis dejade ser un sistema objeto de estudio en el marco exclusivo de un cuerpo cientfico tradicional, alconvertirse en un sistema complejo, como se analiza adelante.

    Un sistema de esta naturaleza est compuesto por sub-sistemas cuyas relaciones (flujos) sondeterminantes porque configuran la estructura y propiedades del sistema, como, entre otras, suestabilidad/inestabilidad y su evolucin. Con la caracterstica adicional de que estos sub-siste-mas interactan con el medio circundante o entorno, lo cual genera cuestionamientos acerca delos posibles lmites del sistema, y si esos lmites obedecen a criterios metodolgicos y episte-molgicos preestablecidos. Como resultado de una multiplicidad de relaciones, el sistema estsujeto a procesos de reestructuracin/desestructuracin (Garca, 2000 y 2008).

    Por lo tanto, un sistema complejo es un conjunto de sub-sistemas inter-relacionados, cuyo com-portamiento individual depende del estado de otros sub-sistemas a travs de la estructura delsistema que los conecta (Martnez, 2003). Este entramado de relaciones lo ha categorizadoChew (1968) como bootstrap (cordn de zapato).

    Bajo este entendido, en palabras de Garca (2008), diversos fenmenos integran totalidades(sistemas) cuyas transformaciones en el transcurso del tiempo responden a una ley muy general:evolucin no-lineal, con discontinuidades estructurales, que procede por sucesivas reorganizacio-nes, y que, sobre todo, no obedecen a un principio teleolgico. En este punto es importanteresaltar que una de las caractersticas clave de un sistema complejo es su resiliencia como unamedida de la vulnerabilidad/alterabilidad del sistema a choques inesperados e impredecibles y,consecuentemente, de su capacidad adaptativa a cambios endgenos o externos.

    La acepcin de complejidad inmersa en los denominados sistemas complejos es, siguiendo aMorin (2004), el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, aza-res, que constituyen el mundo fenomnico. De all la necesidad, para el conocimiento, de poneren orden los fenmenos rechazando el desorden, de descartar lo incierto... Pero tales operaciones,necesarias para la inteligibilidad, corren el riesgo de producir ceguera si eliminan los otros carac-teres de lo complejo; y, efectivamentenos ha vuelto ciegos. A lo que agrega, en un sentido, lacomplejidad siempre est relacionada con el azar coincide con un aspecto de incertidumbrepero no se reduce a la incertidumbre.

    De ah la necesidad del pensamiento complejo entendido, en esencia, segn Morin (1997),como el pensamiento que integra la incertidumbre y que es capaz de concebir la organi-zacin. Que es capaz de religar, de contextualizar, de globalizar, pero, al mismo tiempo, dereconocer lo singular y lo concreto. La integracin de distintas instancias de anlisis, de loglobal a lo particular/singular se plantea entonces como punto de referencia metodolgi

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    Es por ello que la complejidad implica la imposibilidad, o ms bien la inadecuacin/invalidez, desimplificar y aislar un determinado fenmeno/proceso bajo la visin epistemolgica excluyentea cargo de una disciplina particular, porque en ese paso paradigmtico se pierden las distincio-nes y claridades en las identidades y causalidades, all donde el sujeto-observador sorprendesu propio rostro en el objeto de observacin, all donde las antinomias hacen divagar el curso delrazonamiento (Morin, 1977).

    El paradigma de la trans-disciplinariedad: una utopa realista?

    En el caso de los sistemas complejos, como afirma Garca (2008), () sus subsistemas pertene-cen a los dominios materiales de muy diversas disciplinas.

    En este sentido, para analizar sistemas complejos resulta necesario trascender el paradigmapredominante mono-disciplinario para adoptar un paradigma epistemolgico holstico como elde la trans-disciplinariedad, que va ms all (trans), no slo de la uni-disciplinariedad, sinotambin, de la multi-disciplinariedad y de la inter-disciplinariedad (Martnez, 2003).

    Como lo seala con claridad Nicolescu (2002), la transdisciplinariedad concierne, como lo in-dica el prefijo trans, a lo que simultneamente es entre las disciplinas a travs de las diferentesdisciplinas y ms all de toda disciplina. Su finalidad es la comprensin del mundo presente, unode cuyos imperativos es la unidad del conocimiento. () la transdisciplinariedad se interesa en ladinmica que se engendra por la accin simultnea de varios niveles de realidad. A lo que agre-ga, a diferencia, la investigacin disciplinaria concierne ms o menos a un solo y mismo nivel derealidad, por otra parte, en la mayora de los casos no concierne ms que a los fragmentos de unsolo y mismo nivel de realidad.

    Es decir, el observador no se aproxima al objeto de estudio interpretndolo como si pertene-ciera nica y exclusivamente a una disciplina cientfica, sino dispuesto a apelar a los cuerposdisciplinares que sean necesarios para entender, de la mejor manera posible, caractersticasdeterminantes del mismo objeto.

    Al fin de cuentas, la trans-disciplinariedad trasciende la investigacin exclusivamente disci-plinaria con propsitos disciplinarios individuales, y si bien se nutre de los avances discipli-narios y no es en absoluto incompatible con la investigacin multi- e incluso inter-disciplina-ria, se diferencia de stas al pretender la construccin de conocimiento trans-disciplinarioms all del puramente disciplinario.

    Por lo anterior, en la investigacin trans-disciplinaria, segn Martnez (2003), los participan-tes trascienden las propias disciplinas (o las ven slo como complementarias) logrando crear unnuevo mapa cognitivo comn sobre el problema en cuestin, es decir, llegan a compartir un marcoepistmico amplio y una cierta meta-metodologaque les sirven para integrar conceptualmentelas diferentes orientaciones de sus anlisis: postulados o principios bsicos, perspectivas o en-foques procesos metodolgicos instrumentos conceptuales etc Este tipo de investigacin es

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    He ah la necesidad de superar el paradigma mono- o multi- o incluso inter-disciplinar- paraadoptar un paradigma holstico trans-disciplinar.

    El obstculo central con respecto a este ideal obedece a la necesidad de superar el paradigmamono- o multi- o incluso inter-disciplinar para adoptar un paradigma holstico trans-discipli-nar. Se requiere, por lo tanto, que el nfasis se centre en la integracintanto del proceso in-vestigativo como de los aprendizajes/resultadosde diferentes disciplinas, y no en la defensa/resguardo cuasi-dogmticos de una disciplina sobre las dems.

    En efecto, la trans-disciplinariedad impone una actitud investigativa abierta a lo desconocidocon una meta-metodologa que obedece a una integracin no siempre protocolizada de distin-tos tipos de conocimientos disciplinarios. Por ello, el conocimiento trans-disciplinar se genera,en palabras de Carrizo (1998), entre, a travs y ms all de las disciplinas.

    Ante esta circunstancia, mientras se avanza en la prctica real hacia la construccin de un nuevoparadigma trans-disciplinario con el progreso de las ciencias exactas y las ciencias sociales/huma-nas/culturales y la aprehensin de la realidad del mundo actual global, resulta indiscutiblementenecesario ir profundizando en el conocimiento disciplinario: mono, multi e inter-disciplinario, desub-sistemas pertinentes y sus inter-relaciones y retro-alimentaciones con la perspectiva refe-rencial de un eventual sistema complejo en proceso de dilucidacin conceptual y paradigmtica.

    La multi- e inter-disciplinariedad: un avance transicional

    El paradigma ms comn de la ciencia, hasta ahora, ha sido el de la mono-disciplinariedad,distinguido por la adscripcin a unas mismas epistemologa, metodologa, perspectivas con-ceptuales y tcnicas para el estudio de fenmenos/objetos disciplinariamente fragmentados

    y seleccionados como propios del campo de una y casi exclusiva disciplina especfica. El aisla-miento artificial de sus objetos disciplinares de estudio favorecen la hiperespecializacin, acosta del conocimiento de las relaciones existentes entre sus objetos de estudio y los de otrasdisciplinas. En esta medida, se renuncia a nuevas epistemologas y metodologas de anlisis, ala vez que se desconocen informacin y conocimientos acerca de relaciones entre fenmenos,por ejemplo, de los sub-sistemas natural/ecolgico y social.

    Un primer paso para superar el aislacionismo epistmico de las mono-disciplinas se da con lamulti-disciplinariedad como la complementacin y yuxtaposicin a-crtica y parcelizada deaportes de conocimiento desde diferentes disciplinas en torno a una problemtica especfica,mantenindose las explicaciones parciales en el dominio exclusivo de cada disciplina particu-lar (Garca, 2008; Martnez, 2003).

    Un paso ms avanzado lo constituye la inter-disciplinariedad mediante la cual se busca integrardesde un comienzo en la definicin de la problemtica objeto de estudio y el plan de investi-gacin, con la adopcin, aunque sea parcialmente, de procedimientos metodolgicos similares,y en general tratar de compartir algunos de los presupuestos puntos de vista y lenguajes de los

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    interrogantes planteados con respecto al dominio de la realidad en estudio, Garca (2008)), conmiras a lograr una integracin/retroalimentacin analtica y sistemtica de las diversas con-tribuciones y no solo una yuxtaposicin a-crtica de aportes de cada disciplina particular comoen el caso de la multi-disciplinariedad (Meeth,1978). Se trata, al fin de cuentas, del propsitode alcanzar una comprensin integradora y, por lo menos, ms sistmica de la problemtica enreferencia que con la multi-disciplinariedad.

    A diferencia de la inter-disciplinariedad, la trans-disciplinariedad significa una ruptura de larelativa inmunidad de cada disciplina con respecto a otras en la medida en que implica, comolo seala Martnez (2003), para cada disciplina, la revisin, reformulacin y redefinicin de suspropias estructuras lgicas individuales, que fueron establecidas aislada e independientementedel sistema global con el que interactan, pues sus conclusiones lgicas, particulares, en formaaislada, ni siquiera seran verdad en sentido pleno.

    A manera de ilustracin, en este escenario, el economista, an sin abandonar el dominio de las me-todologas, los mtodos de anlisis y procedimientos de manejo e interpretacin de variables econ-micas, se adentra en la aplicacin de mtodos de anlisis e interpretacin de variables de ndole so-ciolgica. Sin embargo, el resultado de esta aproximacin no da lugar, necesariamente, a una nuevainter-disciplina como la economa sociolgica, o la sociologa econmica, o la socio-economa.

    La naturaleza/ecologa como fundamento de una multiplicidad desistemas complejos

    En correspondencia con la argumentacin anterior, pareciera necesario reconocer que la natu-raleza/ecologa y los ecosistemas/sistemas ambientales estn conformados por un conjunto desub-sistemas que abarcan los ms diversos mbitos, desde lo fsico y biolgico a lo econmico,poltico, social y cultural, vinculados a travs de una multiplicidad de inter-relaciones/retro-ali-mentaciones no necesariamente lineales ni mecnicas sino imbricadas que pueden reorganizarla estructura (Garca, 2008). Esto, al punto de que no pueden ser aislados como elementos/sub-sistemas independientes; la naturaleza/ecologa/medio-ambiente son de por s sistemas

    complejos en sentido estricto del trmino.

    Consecuentemente, desde esta visin, la naturaleza global ha de ser aprehendida como un todo poli-sistmico, lo que obliga a adoptar una metodologa transdisciplinaria para poder captar la riqueza de lainteraccin entre los diferentes subsistemas que estudian las disciplinas particulares. No se trata simple-mente de sumar varias disciplinas, agrupando sus esfuerzos para la solucin de un determinado problema,es decir, no se trata de usar una cierta multidisciplinariedad, como se hace frecuentemente; ni tampoco

    es suficiente, muchas veces, la interdisciplinariedad. (Martnez, 2003) (lo resaltado es propio).

    Ahora bien, un cambio en el paradigma epistemolgico lleva a un replanteamiento de la relacinentre el investigador y el objeto de investigacin, entre el objeto y el sujeto. En el caso especfi-co de la naturaleza/ecologa/medio ambiente como lo afirman Gazzano y Achkar (2013) este

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    tambin un cambio del posicionamiento del cientfico, desde la objetividad externa a su objeto deestudio, a la contextualidad interna del sistema ambiental que integra. El cambio de paradigmacuestiona y trasciende la lgica dualista (naturaleza-sociedad), y la nocin de objeto hacia unaunidad indisoluble objeto-sujeto.

    Al punto de que como Ritter et al. (2013) han sealado: La revolucin generalizada se da so-bre la forma de pensar de los cientficos que estudian el nuevo paradigma ecolgico del enfo-que sistmico, donde la materia se comporta de forma milagrosa, como autoorganizndose ydesarrollando pautas y estructuras espontneas conocidas como emergencias, volvindoseinestables, cambiando de forma aleatoria y totalmente impredecible, donde el universo del pa-radigma materialista de Newton se evapora y es reemplazado por un mundo en que el futuroest abierto y la materia adquiere un elemento de creatividad. Incluso (an) aceptando uncomportamiento estrictamente determinista (predecible) de la naturaleza, los estados futurosdel universo estn abiertos, lo que significa que no tenemos que elegir entre la catstrofe y lainmovilidad, sino entre diversos destinos alternativos.

    Es as como cada vez ms son ms aceptados modelos cunticos para explicar fenmenos queaunque estrictamente fsicos, tradicionalmente han sido considerados del dominio de discipli-nas ajenas a la fsica, desde la neuro-psicologa a la geologa, lo cual exige superar la adscrip-cin a dicotomas absolutistas y a-temporales con respecto a sistemas complejos.

    En este contexto, se concibe al sistema ecologa/medio-ambiente como un sistema complejo enconstante evolucin/transformacin resultante de una gran variedad de inter-relaciones a nivelespacial y temporal entre muy diversos mbitos que van desde el propiamente fsico y biolgico, alsocio-econmico y cultural. De acuerdo con Gazzano y Achkar (2013): Es a partir de ah que podemosreconocernos en la construccin histrica del sistema ambiental, resignificarlo y situar en esa autorrefe-rencialidad su estado, es decir, situarnos a la vez como ... hilos y tejedores (Capra 1998), producto-res y producto, actores y escenarios (Noguera 2000), trama de la vida (Noguera et al. 2006); totalidadcompleja donde dos emergencias de la naturaleza se interrelacionan para permitir la existencia huma-na: el ecosistema y la cultura... (ngel 1996 y Noguera 2006)... citados por Eschenhagen (2007b).

    As, entonces, no sorprende que se pueda afirmar que el paradigma holstico debe ser a su vez eco-lgico (componente del ncleo axiolgico) en la medida en que el sistema complejo involucre lanaturaleza y el medio ambiente, como en el caso de los denominados sistemas socio-ecolgicos.

    Sistema socio-ecolgico como sistema complejo: en torno al sistema minero3

    Caractersticas distintivasAnte el hecho de que el medio natural condiciona pero a su vez es determinado por la accinde la poblacin que ocupa un espacio fsico, utilizando y explotando los recursos naturales a sualcance (a travs de una) intrnseca vinculacin e interrelacin entre un sistema ecolgico ylos sistemas sociales ocupantes, se da lugar a lo que se denomina como sistema socio-ecolgi-

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    co (SSE). Especficamente, Ambrosio (2007) define sistema socio-ecolgico al subconjunto desistemas sociales en el que algunas de las relaciones interdependientes entre agentes humanos serealizan con la mediacin de unidades biofsicas o biolgicas no-humanas.

    Adoptando una acepcin amplia, un SSE como sistema complejo estara estructurado por dossub-sistemas bsicos: social y ecolgico, que comprende, por una parte, la sociedad en trmi-nos de los roles y las relaciones entre agentes y grupos sociales desarrolladas en un espacio,no solo fsico sino tambin simblico y cultural (en el sentido de la ecologa poltica), que sereproduce/renueva/transforma/modifica por la accin/re-accin de/y con los agentes sociales

    y, a su turno, afecta/supedita/modifica a las condiciones de vida de la misma sociedad impli-cada y de su relacionamiento tanto societal como con el sub-sistema ecolgico; y, por otra,la naturaleza/ecologa en trminos de sus propias dinmicas intrnsecas y de las relaciones/retroalimentaciones con el sub-sistema social generadoras de procesos de cambio/alteracin/perturbacin frecuentemente impredecibles e irreversibles a nivel del ordenamiento ecolgico,con consecuencias sobre el sub-sistema social en una perspectiva inter-temporal.

    De esta manera, un SSE atae, al fin de cuentas, a la dinmica de la construccin/deconstruc-cin del territorio como proceso societal, cultural y gefsico/ecolgico es decir, como cons-tructosocietal-ecolgico resultante de la interaccin y la reproduccin de conflictos/contra-dicciones/disputas entre agentes y grupos sociales para el aprovechamiento/conservacin/reserva de unos espacios con diverso significado simblico, variada riqueza y fragilidad eco-f-sica, diferente composicin tnica, etc. (Garay, 2014).

    Conviene precisar que el territorio en trminos fsicos se refiere a su integralidad tanto al suelocomo al subsuelo y a la superficie de vuelo (Garay, 2013a), lo que plantea una problemticano solo analtica sino de primaca/subsidiaridad de derechos de propiedad, uso y usufructo encada uno de sus niveles espaciales de accin, as como de distribucin y equidad en trminosde poltica pblica, cuando son diferentes los titulares de tales derechos en al menos dos delos espacios: suelo y subsuelo. En efecto, por una parte, si el dueo del subsuelo es el Estado yel del suelo es un agente privado (propiedad privada) o una comunidad ancestral (propiedadcomunitaria), se ha de llegar a un acuerdo societal referente a las circunstancias, condiciones yprocedimientos (por ejemplo, participacin adecuada de las partes involucradas) mediante lascuales se subordinara el derecho sobre el suelo en favor del derecho de explotacin del subsue-lo y las compensaciones a que ello diera lugar4.

    Y, por otra, en trminos del sub-sistema ecolgico de un SSE, los tres niveles espaciales estnntimamente inter-relacionados en la medida en que, por ejemplo, la explotacin de recursos norenovables del subsuelo tiene una variedad de impactos sobre el suelo e incluso la superficie devuelo en el mismo territorio en referencia, e incluso sobre otros adyacentes o no5.

    4 Esta es precisamente una problemtica de particular actualidad en Colombia como se detalla en los captu-

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    Ahora bien, una peculiaridad importante de un SSE reside en la heterogeneidad/conflicto deintereses de los agentes y grupos sociales en el sistema, en particular sobre asuntos clave comola reserva o el aprovechamiento de recursos naturales: perdurabilidad, ritmo y modalidad deexplotacin, distribucin inter- e intra-generacional de sus beneficios y costos, institucionali-dad y arreglos sociales para la gobernanza del sistema.

    Precisamente, en esta conflictividad reside la necesidad de comprender el sistema en su comple-jidad/trans-disciplinariedad como requisito para poder avanzar en la asuncin de compromisosy acciones sociales y la adopcin de una institucionalidad y polticas adecuadas para influir enla evolucin/transformacin/adaptacin del mismo sistema.

    Ello, paradjicamente, no obstante el argumento de que la naturaleza/medio-ambiente debieraser al menos idealmente, segn lo seala Fernndez (2005), quizs el nico bien colectivo en elsentido ms radical del trmino, esto es, el nico bien no contingente e independiente de cualquiervaloracin subjetiva e inters personal.

    Ahora bien, al ser un sistema complejo, segn lo propuesto por Holling (2001), el SSE posee tres pro-piedades emergentes bsicas: la riqueza, como la potencialidad sustentada en el conjunto de activos(por ejemplo, infraestructura) y recursos (materiales-fsicos, humanos) disponibles en el sistema; elcontrol interno, como el grado de cohesin (por ejemplo, enraizamiento, apropiacin institucional/normas) y control (por ejemplo, gobernanza) internos del sistema, y la resiliencia, como la adaptabi-lidad/vulnerabilidad del sistema a choques o perturbaciones inesperados (Ambrosio, 2007).

    Las perturbaciones pueden ser desde el sub-sistema social al sub-sistema ecolgico con, porejemplo, la explotacin de recursos naturales, la reforestacin con la introduccin de semillas,etc.; o desde el sub-sistema ecolgico al sub-sistema social con, por ejemplo, afectaciones enla calidad de vida por la contaminacin ambiental o por la escasez estructural de un recurso oproducto natural indispensable para el consumo humano; o de ndole endgena (desde el inte-rior mismo) del propio sub-sistema social con, por ejemplo, la adaptacin de comportamientose incluso de normas ante cambios en la estructura social y poltica de la sociedad o ante la pre-visin/prevencin de estados de convulsin social.

    Resiliencia6y gestin social

    Dado que un sistema como un SSE puede correr el riesgo de transitar a un estado que impliquenecesariamente su colapso, ante la excesiva presin por la explotacin de sus recursos naturalesejercida por la comunidad, por ejemplo, y su incapacidad para retornar a algn estado en el que segarantice su adaptabilidad/reproducibilidad, y que la accin/intervencin/afectacin del sub-sis-tema ecolgico proviene frecuentemente (aunque no nicamente, por supuesto) del sub-sistemasocial sobre el sub-sistema ecolgico, para propsitos de este captulo introductorio convieneconcentrar la atencin en la problemtica de la resiliencia y gobernanza de un SSE.

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    Antes de continuar vale la pena precisar que aqu se toma el caso particular de la gestinsocial de la resiliencia de un SSE por razones ante todo pragmticas de ndole argumentativa,sin querer implicar de manera alguna que se trata de una nica visin de la gestin de unsistema complejo de esta naturaleza, ya que, a propsito, est sujeta a crtica desde perspec-tivas radicales como las que argumentan sobre la insostenibilidad del sub-sistema ecolgicoa intervenciones exgenas disruptivas como la explotacin de RNNR. Una ventaja de la op-cin escogida es que permite ilustrar de manera sencilla y aprehensible el tipo genrico deproblemtica societal planteado de cara a la administracin de un sistema complejo sujetoa profundas incertidumbres, a patrones de evolucin no totalmente predecibles y a elevadosriesgos de vulneracin, deterioro irreversible e incluso de colapso con severas consecuen-cias, muchas irreparables, en una perspectiva perdurable.

    Para comenzar resulta indispensable reconocer que cuando se trata de un sistema complejo latransicin entre estados no se da al estilo de lo modelado por las teoras clsicas de equilibrioestable en razn del riesgo y la incertidumbre como carcter inmanente del propio sistema,por lo que transicin es ms bien impredecible/no determinstica, como es el caso del sub-sis-tema ecolgico ante la innata incertidumbre de impactos sobre el estado de la ecologa por laexplotacin de RNNR como los minerales ante condiciones variables de vulnerabilidad de losecosistemas, por ejemplo, lo que es reconocido en la literatura especializada7. De ah que debaconcebirse a la resiliencia como proceso dinmico (y no solo esttico y determinstico) y, enconsecuencia, a la gobernanza en una acepcin adaptativa8.

    En razn a que la finitud/escasez distingue a los recursos naturales (RN), especialmente de los norenovables (RNNR) como los minerales, si el acceso/usufructo directo de los mismos se limita a solounos agentes sociales y adems su explotacin y aprovechamiento directo e indirecto no son es-trictamente de naturaleza pblica/no privada, entonces los RNNR podran ser asimilables a bienescuasi-pblicoso an a bienes comunaleso common goods antes que a bienes puramente pblicos.

    De manera simplificada para fines ilustrativos, puede afirmarse que la problemtica de los bie-nes comunalesconsiste en la tendencia a su sobre-explotacin con el aumento de la competen-cia entre agentes individuales dado el inters individual por alcanzar una mayor participacinen el valor explotado, lo que se traduce en una escasez/agotamiento recurso y, por ende, de laganancia total en el largo plazo, dndose lugar a la denominada tragedia de los comunales(Hardin, 1968). Consecuentemente, la bsqueda del mejor escenario inter-temporal para elconjunto de agentes habra de requerir tanto de la adecuacin de comportamientos individua-les bajo una perspectiva de co-responsabilidad social como de la modulacin de la competencia.

    Ello implicara necesariamente adoptar una determinada concepcin/teora de la justicia dis-tributiva y una cierta visin moral sobre el comportamiento/actuacin individual a la luz de losintereses predominantes de la colectividad en su conjunto en una perspectiva inter-temporal,es decir, unas especficas y bien definidas justicia ecolgica/ambiental y tica ecolgica.

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    A manera de ejemplo, referenciando algunos hechos de la teora evolucionaria y la consecuentedinmica de los retos morales enfrentados, seala con propiedad Frank (2009), ... la teorade la justicia introducida en la obra Sentimientos Morales de Adam Smith y desarrollada por JohnRawls representa una clara analoga con uno de los procesos fundamentales que model la coope-racin en la historia biolgica.

    Ahora bien, retomando el caso especfico de un SSE, la gestin social de un SSE y su transicinentre estados alternativos que adapten/potencien al sistema en una perspectiva perdurable, yque eviten alcanzar estados umbrales a su colapso es decir, la gestin social e inter-temporalde la resiliencia, habra de tomar debida referencia a cmo enfrentar el dilema de la tragediade los comunales (tragedy of the commons).

    Una de las alternativas ter icas con amplio reconocimiento en crculos especializados paraabordar el dilema sera la aportada por el neo-institucionalismo que pregona un tipo deacuerdos colectivos, compromisos, normas y procedimientos como los propuestos por Os-trom et al. (1994) y Ostrom (1990), en particular para el caso de la gestin sostenible de losbienes comunales (Ambrosio, 2007).

    Pero para que acuerdos colectivos pudieran dar base a unas instituciones robustas y efectivas,deberan, segn Ostrom (1990): a) establecerse claramente derechos y obligaciones para la ex-traccin de unidades de un sistema colectivo sobre un bien comunal, as como los propios lmitesdel sistema; b) corresponderse los acuerdos con las condiciones propias del sistema, es decir,guardando congruencia entre las reglas de apropiacin y provisin y las condiciones locales, en elsentido de que los acuerdos que establezcan la forma de aprovisionamiento del sistema (en trmi-nos de tiempo, lugar, tecnologa a usar o cantidad a extraer) estn relacionados con las condicioneslocales y con las reglas de provisin en relacin a la mano de obra, materiales y/o dinero; y c) com-prometerse a la realizacin de un estricto seguimiento al cumplimiento de los acuerdos y del com-portamiento de los apropiadores, la imposicin de unas sanciones a aquellos apropiadores queincumplen las reglas operacionales (segn la gravedad, reiteracin y el contexto del incumplimiento)sea por otros apropiadores, por oficiales responsables de aquellos o por ambos y la aplicacin deunos mecanismos de resolucin de conflictos generados por los mismos agentes sociales implica-dos de manera que los apropiadores y sus oficiales tienen un acceso inmediato a espacios locales yde bajo costo para resolver los conflictos entre apropiadores o entre stos y los oficiales.

    Existiran, al menos conceptualmente, dos vertientes con diverso grado de sustento terico yaceptabilidad social como son la de la privatizacin plena de los recursos y la de la participa-cin/regulacin absoluta por parte del Estado. Sobra mencionar que la primera vertiente, ex-trema de por s, despoja de su propio carcter a los bienes/recursos comunales todava ms en elcaso de los no renovables/agotables, con las consecuencias que ello implica sobre el patrimoniocolectivo y la evolucin inter-temporal del SSE en su conjunto.

    Otra alternativa sera la provista por la teora de la accin colectiva como sub-teora de losbienes pblicos que pregona por la formulacin de una regla que restringa el acceso a un

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    de explotacin sostenible (Wade, 1987). Sin embargo, ha sido criticada an desde vertien-tes de la misma perspectiva terica como la del dilema del prisionero y la de la lgica dela accin colectiva de Olson (1971), en razn a la inefectividad de normas restrictivas deacceso cuando, por ejemplo, hay un elevado nmero de usuarios, o cuando no hay fronterasdelimitadas sobre la existencia de recursos comunales, o cuando hay mayor facilidad deviolar las normas sin debida y oportuna sancin.

    Y con el agravante de que las falencias de la accin colectiva se acentan an ms en el caso derecursos comunales no renovablespor el propio carcter agotable del recurso y por la imprevisi-bilidad de algunos impactos de la explotacin sobre los sub-sistemas ecolgico y social.

    Por lo anterior, resulta claro que para la gestin social de la resiliencia en el caso de unsistema socio-ecolgico (en torno a RNNR, por ejemplo) resulta ineludible determinadogrado de intervencin del Estado bajo pr incipios de justicia socio-ecolgica (en asuntos dederechos constitucionales, comportamientos y conductas/corresponsabilidad/equidad/participacin social) en el marco de una normatividad/institucionalidad que coadyuve a sueficacia en una perspectiva nter temporal. He aqu el papel clave de la institucionalidad enla gestin social y la gobernanza.

    Gobernanza adaptativa

    Independientemente de que los RN y especialmente los RNNR deban ser considerados bienescomunalessino ms bien pblicos o cuasi-pblicos, lo cierto es que el mencionado dilema dela tragedia de los comunales ilustra con claridad por qu la gestin de un sistema complejocomo un SSE requiere de una cierta institucionalidad robusta (normas, reglas de juego, fisca-lizacin y participacin de agentes sociales) para garantizar en una perspectiva perdurable suresiliencia, la resolucin de conflictos de intereses entre agentes y grupos sociales alrededor dela explotacin de su riqueza natural y, al fin de cuentas, la equidad intra- e inter-generacional

    y el bienestar de la sociedad en el cual est inmerso el propio SSE.

    Sin duda alguna, agente determinante clave en la conformacin e implantacin de dicha ins-titucionalidad es el Estado mismo, tanto por el carcter del bien como por la naturaleza delsistema complejo, que imponen su intervencin como agente encargado por excelencia de velarpor la plena vigencia del Estado de Derecho, la observancia de los derechos constitucionales yla propia democracia. Ello, obviamente, sin demeritar, de manera alguna, el crucial papel de losagentes y grupos sociales, pblicos y privados, en la gestin del sistema. Aqu reside la rele-vancia del estudio de las condiciones requeridas para asegurar una adecuada gobernanza de unsistema complejo como un SSE en el marco de una Estado democrtico de derecho.

    Es claro, entonces, que la gestin de la resiliencia (en sentido estrictamente dinmico como semencion previamente) de un SSE depende en gran medida del sub-sistema social, especialmentedel conjunto de instituciones, normas y procedimientos que se adopte para gobernar las relacionesentre agentes recursos activos de los sub sistemas social y ecolgico como un conjunto sistmico

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    Ambrosio (2007) seala que: Un sistema resiliente demanda agentes e instituciones capaces depromover la adaptacin de sus estructuras y procesos. Esta adaptacin supone un cambio en lasreglas e instituciones que gobiernan las interacciones entre los agentes y con los recursos, y elloafecta directamente a la gobernanza del sistema social. Como tal, la adaptacin puede suponer unreplanteamiento de la idoneidad de los espacios de decisin, de los agentes que participan, de lasestrategias de accin de stos, de la incidencia en otros mbitos decisorios, entre otros aspectos.Es necesaria una gobernanza adaptativa que se dote de unos mecanismos flexibles de control in-terno y sea capaz impulsar una gestin dinmica de la resiliencia.

    Uno de los temas centrales de la gobernanza de un sistema complejo como un SSE es la interaccinde mltiples instancias de accin determinante: a) la escala del tiempo, con un amplio espectrodesde tiempos con referente contemporneo a otros de escala incluso no-humana como el periodode duracin para la formacin de un ecosistema; b) la escala espacial, que va desde los impactosambientales aislados a nivel local, micro a los acumulados en el tiempo con expresin cada vez msinternacional como el calentamiento global, y c) la escala organizacional, que va desde la accin/intervencin de agentes sociales a nivel local como el caso de alcaldes, consejos municipales ycomunidades en el ordenamiento del uso del territorio, al nivel nacional como los ministerios enla aplicacin de una poltica minero-ambiental, al nivel internacional con la adopcin de normas yderechos sobre el medio-ambiente vinculantes en los Estados miembro, con la injerencia de orga-nizaciones y empresas transnacionales para el aprovechamiento de RNNR (Ambrosio, 2007; Cum-ming et al., 2006). Por supuesto, ello lleva a que en el sistema se reproduzcan una gran variedadde relaciones/inter-acciones cruzadas entre instancias y niveles con una influencia determinanteen la evolucin de- y entre- los sub-sistemas, que han de ser tomados en debida consideracinpara la gestin de la resiliencia y, por supuesto, la gobernanza del sistema en su conjunto.

    Adems, dado que la resiliencia de un SSE es dinmica y depende del respectivo sub-sistemasocial, requisito fundamental para la gobernanza es la capacidad societal de adaptacin/ade-cuacin de la institucionalidad a los cambios sistmicos por lo que se ha de prever y auspiciar elreplanteamiento oportuno de instancias y niveles de decisin, de normas y de mecanismos defiscalizacin para una eficaz gestin dinmica de la resiliencia del sistema SSE.

    Pero ello depender, bsicamente, de las relaciones de poder e injerencia entre los distintosagentes y grupos de inters en las diversas instancias de accin en el sub-sistema social, de laparticipacin activa de los mltiples agentes y grupos sociales en el debate/deliberacin pbli-ca sobre la gestin de la resiliencia y, entre otros, de la gestin del conocimiento cientfico ysocial disponible sobre la dinmica de la resiliencia de los sub-sistemas.

    En este contexto, siguiendo a Ambrosio (2007), la persistencia y la estabilidad de los es-quemas de gobernanza del sistema dependern, en buena medida, de la distribucin de bene-ficios en estas interacciones A mayor desigualdad de poder, las interrelaciones estarn msdesequilibradas y los sistemas sern menos resilientes. Los problemas de escala estarn, pues,estrechamente asociados al tipo de patrones de interaccin dominantes; a las dificultades paragestionar la ignorancia el desajuste y la pluralidad; y a la distr ibucin de beneficios entre los

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    Aqu reside, entonces, la estrecha vinculacin entre la gobernanza de un SSE y la ecologa pol-tica de la explotacin/aprovechamiento de recursos naturales.

    Gobernanza y ecologa poltica

    En una primera aproximacin tradicional, como lo afirma Garay (2014), la ecologa polticaestudia las relaciones de poder y los procesos de significacin, valorizacin y apropiacin de lanaturaleza que no se resuelven nica y exclusivamente ni por la va de la valoracin econmica dela naturaleza ni por la asignacin de normas ecolgicas a la economa (Leff, 2003; Martnez Alier,2004) As, entonces, bajo la perspectiva de la ecologa poltica, el territorio son concebidosa la luz de la confrontacin de diferentes estrategias para la apropiacin de la naturaleza. En elnfasis en la ecologa/naturaleza es que esta concepcin se diferencia de la estrictamente antro-polgica y geogrfica. El terr itorio funciona como lugar/espacio de reconstruccin/renovacin deidentidades/pertenencias/simbologas enraizadas en la concepcin y el relacionamiento con lanaturaleza y en determinadas prcticas culturales, sociales y productivas.

    Sin desmedro de lo anterior, dado que en la mayora de los casos los RNNR son de propiedad delEstado y conforman parte del patrimonio pblico de la Nacin, como ocurre en Amrica Latina, ad-quiriendo el carcter asimilable de bienes pblicos, en sentido nato del trmino, al Estado le competela responsabilidad indelegable, en ltima instancia, de implantar un determinado modelo de gober-nanza para la gestin del SSE en torno a la explotacin/preservacin/reserva de RNNR en los diversosterritorios nacionales y la distribucin espacial, inter e intra-generacional de la integralidad de susbeneficios y costos actuales y previsibles a travs de las diferentes escalas de tiempo (en trminos deimpactos ecosistmicos, medio-ambientales/cambio climtico, econmicos, sociales y culturales).

    Es por ello que autores como Whitehead et al. (2006, 2007) han llegado a denominar al Estadocomo el Leviathan ecolgico, que en la perspectiva de un SSE complejo podra equivaler msbien a una especie de Leviathan socio-ecolgico, como el gran Distribuidor originario que fun-damenta los conflictos de distribucin (Alimonda, 2011).

    En razn de estas circunstancias, autores como Alimonda y Palacios han propuesto concepcio-nes de la ecologa poltica que brinden papel central a lo poltico (como relacin de poder) y ala justicia ambiental (Garay, 2014).

    As, entonces, Alimonda (2011) concibe a la ecologa poltica como el estudio de las articulacionescomplejas y contradictorias entre mltiples prcticas y representaciones (incluyendo diferentes siste-mas de conocimiento y dispositivos topolgicos), a travs de los cuales diversos actores polticos,actuantes en iguales o distintas escalas (local, regional, nacional, global) se hacen presentes, con efec-tos pertinentes y con variables grados de legitimidad, colaboracin y/o conflicto, en la constitucin deterritorios y en lagestin de sus dotaciones de recursos naturales (lo resaltado es propio).

    A su turno, Palacio (2006) argumenta que la ecopol es un campo de discusin inter y trans-disciplinario que reflexiona y discute las relaciones de poder en torno de la naturaleza en tr

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    ticos [...]. Igualmente, la ecologa poltica discute los aspectos de fabricacin, construccino sistematizacin social de la naturalezano slo en cuanto a los asuntos materiales, sino asu construccin imaginaria o simblica. Por ello, incluye la forma en que la sociedad, por unlado, y la ciencia, de otro, se imaginan o inventan las nociones de naturaleza y lo que consi-deran problemas ambientales [...]. esa ecopol reconoce los aportes de la economa poltica demodo que analiza los procesos de apropiacin de la naturaleza, por lo cual revisa su circulacin,distribucin y consumo. De all se der ivan las modalidades y disputas en torno de la apropiacin,usufructo y control de la naturaleza. En consecuencia, tambin analiza las disputas, luchas ynegociaciones de esos agentes, lo que deriva en losproblemas econmico-polticos de justiciaambiental (lo resaltado es propio).

    Si bien estas concepciones reconocen la multiplicidad de conflictos y relaciones sociales alre-dedor de la naturaleza/ecologa en diversidad de mbitos, vale resaltar lo argumentado porEscobar (2011) en el sentido de que los conflictos de distribucin cultural, ecolgica y econ-mica estn ntimamente entrelazados, que surgen desde el poder relativo, o de la impotencia, deacuerdo con varios conocimientos y prcticas culturales.

    Ante estas circunstancias, la ecologa poltica adquiere connotaciones especficas y de especialrelevancia en el caso de la explotacin de RNNR bajo un modelo extractivista de tipo enclavecon la participacin decisiva de empresas transnacionales9, entre otras razones por la exacer-bacin de conflictos/intereses/impactos de carcter trans-nacional como instancia de accin/inter-accin determinante en un SSE complejo y estrictamente trans-nacionalizado.

    Los mbitos geogrfico/territorial/cultural, econmico, ecolgico y poltico resultan realzadospor la geo-eco-poltica de la minera de enclave. As, por ejemplo:

    a) En el mbito territorial en la medida en que se desarticul(e)n flujos socio-productivos endo-locales, rearticulndolos como fragmentos territoriales subordinados a procesos productivos dealcance global () que implican una expropiacin de la diversidad eco-territorial y socioculturalde los lugares (Machado, 2011).

    b) En el econmico en tanto que se produzcan cuantiosas transferencias al exterior por con-cepto de las ganancias de las empresas mineras en usufructo de pagos por conceptos de rega-las que no correspondan al valor de oportunidad por el agotamiento de un capital natural norenovable de propiedad estatal o por el goce de tratos preferenciales de ndole tributaria, porejemplo, que implican un intercambio desigual con el exterior por concepto de la exportacinde RNNR como los minerales en detrimento de los pases expotadores (Garay, 2014).

    c) En el ecolgico ante la desigual redistribucin internacional de los impactos y dis-externa-lidades de la explotacin, agotamiento y exportacin de minerales como el caso de la acumu-

    9 A propsito del estilo implantado en Colombia y varios pases de Amrica Latina en las ltimas dcadas

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    lacin de desechos y materiales contaminantes y de daos ambientales no debidamente com-pensados en los pases exportadores por parte de las empresas transnacionales, que lleva ala acumulacin de una deuda ecolgica no saldada por parte de los pases importadores deminerales en favor de los pases exportadores (en la perspectiva de la economa ecolgica) porla ausencia de un sistema de justicia ambiental trans-nacional (Garay, 2013 y 2014).

    d) En el poltico en razn de que, segn Machado (2011), en el contexto contemporneo deextrema fragilidad ambiental agravada por la continuidad de la voracidad consumista requeriday alentada para sostener la acumulacin, los procesos de expropiacin y apropiacin ecolgicaresultan (sic) los medios de produccin por excelencia de la dominacin propiamente biopoltica:la expropiacin de los territorios como ex-propiacin de los bienes y servicios comunes de la na-turaleza (agua, suelo, aire, energa) .

    Todo ello en consonancia con el hecho de que el modelo minero extractivista en implantacindurante las ltimas dcadas en pases de Amrica Latina, por ejemplo, no puede desvincularsedel modelo econmico instaurado a raz de la crisis de su endeudamiento externo: el denomina-do modelo neoliberal bajo el Consenso de Washington. He aqu, precisamente, una expresin dela (socio-)ecologa poltica trans-nacional en esta etapa de la globalizacin capitalista.

    Ha de recordarse que un organismo internacional como el Banco Mundial pregonaba en los aosnoventa por una concepcin de la minera que la asemeja equivocadamente a cualquier acti-vidad productiva comn, al punto en que en el tema impositivo y compensatorio centrara suatencin primordialmente en el impuesto a la renta de las empresas mineras, que se enfatizaraen la insercin al mercado internacional con la exportacin de bienes como los minerales yservicios, y que se brindara especial nfasis en las condiciones competitivas entre pases (en laprctica, con una tendencia hacia la baja en estndares ambientales, laborales e incluso tribu-tarios) para la atraccin de la inversin privada, nacional y especialmente extranjera. De estamanera, se desconoca la naturaleza intrnseca del recurso natural no renovable como capitalnatural agotable, que lo diferencia en lo esencial de cualquier insumo intermedio elaborable yrenovable en el proceso manufacturero, aparte de sus impactos sistmicos (socio-ecolgicosen la acepcin aqu adoptada) especficos y diferenciales propiamente dichos.

    Postura que tuvo una influencia determinante en varios pases de la regin en el diseo e implantacinde polticas pblicas mineras y ambientales, primordialmente en los noventa y comienzos del 2000.

    De cualquier forma, dados los restrictivos alcances de este captulo introductorio, no se pre-tende profundizar en estas temticas por lo que antes de terminar no debe dejar de resaltarseque la (socio-)ecologa poltica, la gobernanza democrtica adaptativa y la gestin societal dela minera como sistema complejo, constituyen un todo integral, en su diversidad y en mediode una multiplicidad de relaciones, retro-alimentaciones, impactos, instancias de accin deter-minante, agentes y grupos sociales, intereses, simbologas, perspectivas temporales, etc., en yentre cada uno de los sub-sistemas componentes: social y ecolgico en sentido amplio.

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    Como uno de los resultados de un proceso de investigacin sobre la minera en Colombia por par-te de un grupo de estudiosos con experticiaen diferentes disciplinas como geologa, ingeniera,derecho, economa, sociologa y economa ambiental, que se ha venido desarrollando duranteao y medio con su activa participacin en reuniones semanales conjuntas, para, en una prime-ra etapa, seleccionar los temas prioritarios objeto de estudio, definir enfoques terico-anal-ticos, metodologas y procedimientos, e identificar fuentes de informacin y, posteriormente,debatir los avances de cada uno de los captulos bajo la responsabilidad de un(os) experto(s),en este tercer volumen de la serie Minera en Colombia de la Contralora General de la Repblicase presenta, desde la perspectiva de la minera como sistema complejo, una propuesta integralsobre un modelo de desarrollo de la minera para Colombia, alternativo al modelo extractivistade tipo enclave predominante en los ltimos aos, con la expectativa de que pueda significaral menos un inicio en el trnsito epistmico y metodolgico desde la uni-disciplinariedad haciala multi-disciplinariedad, con algunos avances hacia la inter-disciplinariedad, y teniendo comoreferencia la utpica pero claramente realista trans-disciplinariedad requerida.

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    Captulo 1

    Una poltica integral minera desde la perspectiva de unsistema complejo: hacia un modelo alternativo.

    Luis lvaro Pardo (coordinador)

    Nota aclaratoria

    Este captulo es un compendio consensuado de diferentes puntos de vista expuestos por representantes delas Contraloras Delegadas de Medio Ambiente y de Minas y Energa de la Contralora General de la Rep-blica (CGR) y por asesores de esta entidad que han venido participando en el programa de investigacinsobre la minera en Colombia, bajo la direccin de Luis Jorge Garay.

    La coordinacin del captulo estuvo a cargo de Luis lvaro Pardo con el apoyo directo de dgar Gutirrezde la Delegada de Minas, con la activa participacin de Fernando Barberi, Gloria Daz, Jorge EnriqueEspitia, Julio Fierro, Jess Antonio Mena, Rodrigo E. Negrete, Edgar Roa, Guillermo Rudas, Carlos Sal-gado, Laura Santacoloma y Fernando Vargas, y con la cooperacin de Gladys Becerra, Catalina Gonzlezy Orlando Sanabr ia.

    Las propuestas aqu presentadas no son exhaustivas ni excluyentes; con ellas solamente se busca aportarelementos que permitan ir construyendo una poltica minera que evale integralmente el beneficio/costo deun proyecto como condicin previa para su ejecucin, garantizando que el mismo se desarrolle en armonay respeto por los dems sistemas de su entorno, entre ellos, el ambiental, el territorial, el econmico, elsocial y el cultural, en una perspectiva de largo plazo, preservando el derecho intergeneracional, enfocadoprioritariamente a la satisfaccin de las necesidades locales y considerando aspectos de coordinacin y con-currencia, los cuales se fundan en el principio constitucional de autonoma territorial1.

    Introduccin

    Los mltiples y severos impactos generados por la minera en las dimensiones ambiental,social, econmica y cultural, llevan a considerar que la poltica para la extraccin de losrecursos naturales no renovables (RNNR) de propiedad del Estado2, no puede mantenerseal margen de la discusin nacional y menos seguir desarrollndose mediante la aprobacin

    1 Corte Constitucional Sentencia C 123/14 que declara el artculo 37 del Cdigo de Minas con exequibilidad

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    y transposicin de normas sectoriales parciales, muchas veces inconsistentes y contradic-torias, propias de un Estado fragmentado en diversas entidades de competencias compar-timentadas y sin la integralidad normativa requerida para abordar a este macro-sistema

    desde la perspectiva de un sistema complejo3.

    Abordar el sistema minero desde una perspectiva compleja tiene profundas implicaciones quevan desde la necesidad de reformular el modelo vigente, superar la administracin centralis-ta de los RNNR y reestructurar la institucionalidad fragmentada que regula y fiscaliza, hastainstituir una instancia de evaluacin integral que incorpore debidamente los principales entespblicos vinculados con la gestin, a nivel nacional y local, con representacin de los actores

    institucionales y locales de los territorios potencialmente vinculadas/afectadas a los proyectosmineros, y reconstruir la normativa macro/sectorial desde esta nueva perspectiva.

    Entre los objetivos de la instancia propuesta est la de proponer al gobierno nacional la formu-lacin de una nueva poltica integral minera en el marco de un modelo alternativo al prevale-ciente en el pas en las ltimas dcadas, y generar los principios, criterios y metodologa parael anlisis, evaluacin y calificacin de proyectos de minera necesaria, bajo una comprensin

    integral de sus diversos impactos y dentro del propsito de velar por la conservacin del medioambiente, por el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades afectadas y elbienestar de la poblacin en general, y por la consecucin de una adecuada rentabilidad y jus-tificacin social y econmica para la Nacin en su conjunto.

    Se trata, en suma, de avanzar en la construccin de una poltica integral minera que tengacomo fundamento el hecho de que los minerales existentes en el suelo y subsuelo constituyen

    parte importante del patrimonio pblico del Estado colombiano, de naturaleza no renovable yde carcter estratgico para el desarrollo de la economa y el bienestar de la sociedad, con laparticularidad de que su explotacin tiene consecuencias no completamente previsibles a prioridebido a que uno de sus rasgos distintivos es la inmanencia al riesgo, y que genera impactosirreversibles cuando esos riesgos se materializan en territorios de fragilidad ambiental.

    Este captulo plantea lineamientos generales de una nueva poltica integral minera en el marco de un

    modelo alternativo al actual, partiendo de dos elementos fundamentales: la minera abordada desdela perspectiva de un sistema complejo por la multiplicidad e intensidad de relaciones e impactos quegenera sobre su entorno, y que los recursos mineros son nicos y particulares en su naturaleza porser no renovables y de carcter estrictamente pblico de propiedad del Estado.

    Evaluacin integral del modelo de minera vigente

    La expedicin de la Ley 685 de 2001 Cdigo de Minas vigente marc un quiebre radical entrela visin concebida y la poltica ejecutada por los diferentes gobiernos durante la segunda parte

    3 Garay L J (2013) Globalizacin/glocalizacin soberana y gobernanza A propsito del cambio clim

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    del siglo pasado, y un nuevo modelo basado en el desarrollo de la minera a gran escala impul-sada por los tres ltimos gobiernos.

    Desde el gobierno del expresidente Lleras Restrepo (19661970) hasta mediados de los noven-ta, la minera fue concebida como un medio para la industrializacin del pas, el fomento decadenas de valor agregado, la sustitucin de importaciones y la exportacin de bienes interme-dios y finales, la generacin de empleo y la consecucin de recursos pblicos para la Nacin ylas regiones productoras.

    Se dio cabida, entonces, a los contratos de aporte minero y a las empresas del Estado encarga-

    das de producir minerales que el pas requera para cumplir con los objetivos propuestos. Des-pus, se abri la puerta para que las empresas pblicas establecieran alianzas con empresas pri-vadas, como un medio de financiacin para desarrollar la minera y tener acceso a la tecnologa.

    Pero surgieron, desde finales del siglo pasado, presiones para modificar el Cdigo de Minas (De-creto 2655 de 1988), con el argumento de armonizar la normativa minera a la Carta Poltica de1991 y a un nuevo paradigma econmico de corte neoliberal adoptado en varios pases de Am-

    rica Latina y el Caribe, erigido a partir del Consenso de Washington e impulsado por el BancoMundial. Colombia no fue la excepcin, llegando incluso a sobrepasar las recomendaciones4.

    As, hubo un primer intento por modificar el Decreto mencionado en el gobierno de Samper(19941998), que fracas por falta de consulta previa, pero luego con la Ley 685 de 2001 seintrodujo una profunda reforma en el gobierno de Pastrana (19982002).

    Coincidi la liberalizacin de las normas del sector con el desmantelamiento de instituciones decontrol y regulacin en los mbitos ambiental y minero, la liquidacin de las empresas pblicasdel sector y el auge de los precios de los minerales a partir del 2003.

    Ajustado a la nueva poltica, el pas pas de 1800 ttulos mineros en el 2002 a 9600 a finales de ladcada, ttulos que se otorgaron sin la debida evaluacin siguiendo el principio colonial de primeroen el tiempo, primero en el derecho, el cual desconoce el proceso de seleccin objetiva que permite

    escoger al mejor postor, sin mayores requisitos para los proponentes y sin un adecuado y eficientecontrol, seguimiento y fiscalizacin, cuando no incurrindose en prcticas corruptas5o al menosopacas, como lo seal en el 2011 el entonces ministro de Minas y Energa, Rodado Noriega6.

    4 El Banco Mundial evalu en 1997 los regmenes mineros de varios pases de Amrica Latina y el Caribey entreg recomendaciones orientadas a promover la exploracin y explotacin de los RNNR, fomentar

    las exportaciones y atraer inversionistas extranjeros. Las recomendaciones van desde reformas consti-tucionales, administrativas, adjudicatarias y contractuales, hasta adecuaciones institucionales, lmitesa la intervencin de los Estados en el sector, convenios de estabilizacin, derechos mineros y cesin dederechos, aspectos ambientales y estmulos fiscales y econmicos para inversionistas.

    5 Servicio Geolgico Colombiano SGC (2012). Informe Ejecucin Plan de descongestin Solicitudes deTtulos Minero Bogot D C Enero

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    Modelo centralista y excluyente

    En la dcada del noventa y los primeros aos del presente siglo se liquidaron las empresas es-tatales que participaban en la explotacin de los RNNR del pas: Carbocol, Econquel, IFI Con-cesin Salinas, Procarbn, Cementos Boyac, Colclinker, Cerromatoso, Ecocarbn, Mineralco,Minercol, entre otras, pero curiosamente esa campaa de liquidaciones, privatizaciones y ena-

    jenacin de activos, etc., no se extendi de manera radical a Ecopetrol.

    El Estado mantuvo su condicin de propietario del subsuelo, pero en la prctica las reservas des-cubiertas y explotadas fueron privatizadas a cambio de unas regalas que no compensan debi-damente su agotamiento, ni han generado la riqueza esperada para el pas, ni han contribuidoal mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones afectadas. Antes por el contrario, esevidente el deterioro del bienestar en algunas regiones del pas, donde la minera es la actividadpredominante, como se ha ilustrado en los diferentes estudios mineros publicados por la CGR7.

    La Ley 685 de 2001 conlleva entre sus lneas un modelo centralista 8y excluyente en cabeza delgobierno central y propiamente del mismo ejecutivo nacional, comprometido con el desarrollode la minera a travs de grandes enclaves, eliminando el Estado empresario y debilitndolo enlas tareas de control y fiscalizacin, blindndola frente a algunos mandatos de la Carta Poltica,debilitando y subordinando a su servicio y de forma indebida la normativa ambiental, territo-rial, tnica y tributaria, y que al reiterar a la minera como una actividad de Utilidad Pblica eInters Social9que se mantuvo pese al cambio radical en el modelo minero a partir del 2001,le confiere privilegios que han exacerbado conflictos sociales y territoriales10.

    La informalidad e ilegalidad es la caracterstica ms importante de la minera en el pas, segnlas estadsticas del censo minero11, y se explican porque la poltica sectorial y su ejecucin encabeza del Ministerio de Minas y Energa se orienta al desarrollo de grandes enclaves, dejandode lado a otros rangos de la minera de profundo arraigo social y tnico. El fracaso de los pro-gramas de legalizacin minera es el mejor indicador de la ineficacia e insuficiente voluntad paraformalizar una actividad dispersa a lo largo y ancho de la geografa nacional.

    7 Rudas, G. y Espitia, J. E. (2014). La paradoja de la minera y el desarrollo. Anlisis departamental y muni-cipal para el caso de Colombia. En: Garay, L. J. et al. Minera en Colombia. Institucionalidad y territorio,paradojas y conflictos. Vol.2. CGR. Bogot.

    8 El Ministerio de Minas y Energa ha delegado funciones a algunos departamentos, pero se trat de atribu-ciones limitadas y muy enfocadas al control y fiscalizacin de la actividad.

    9 Artculo 37 de la Ley 685 de 2001.10 Un anlisis de la Ley 685 de 2001 y en forma ms detallada de los aspectos sealados, puede encontrarse

    en el captulo: Pardo, L. A. (2013). Propuestas para Recuperar la Gobernanza del Sector Minero Colom-biano En: Garay L J et al Minera en Colombia Derechos polticas pblicas y gobernanza Vol 1 CGR

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    Balances parciales versus evaluaciones integrales

    Trece aos despus de la aprobacin del Cdigo de Minas (Ley 685 de 2001), se mantiene en elpas la tradicin de presentar balances de la minera, relativamente positivos, referidos exclusi-vamente a las cifras brutas de inversin extranjera, los impuestos, las regalas, las exportacio-nes e incluso la generacin de empleo.

    Aunque es preciso resaltar que si se evalan con ms detenimiento sus impactos directos vienen aser an ms modestos en trminos no solo de generacin de puestos de trabajo, comparativamen-te con otros sectores productivos, dado el carcter intensivo en capital de la gran minera formal,sino tambin a nivel cambiario debido a que gracias al rgimen especial a favor de las empresasmineras y petroleras, apenas se monetiza aquella proporcin de las divisas generadas por la ex-portacin para cancelar gastos locales en pesos los que representan una modesta cuanta en re-lacin con el valor exportado, llevando a la generacin de una balanza cambiaria neta negativapara el pas (aun acreditando los ingresos en divisas por concepto de inversin extranjera) en unaperspectiva de mediano y largo plazo, como lo muestra Espitia en el captulo 6 de este volumen.

    Un anlisis integral de la actividad seala que ese balance podra ser incluso negativo, al menos en unbuen nmero de proyectos, pues si bien se reconoce que los beneficios econmicos pueden ser rele-vantes, no lo son tanto cuando se comparan, por ejemplo, con el aporte de la explotacin de hidrocar-buros, debido a las sign