117
 Frin Luis M. Pescetti Ilustraciones de O'Kif 

libro frin

Embed Size (px)

DESCRIPTION

libro de frin

Citation preview

  • FrinLuis M. PescettiIlustraciones de O'Kif

  • ALFAGUARA del texto: 2000, Luis M. Pescetti de la ilustracin: 2000 O'Kif de esta edicin: 2003, Santillana Ediciones Generales, S. L.Torrelaguna, 60. 28043 Madrid

    Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A. de EdicionesBeazley, 3860. 1437 Buenos Aires

    Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A. de C. V.Av. Universidad, 767. Col. del Valle, Mxico, D.F. C.P. 03100

    Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S. A.Calle 80, N. 10-23Santaf de Bogot, Colombia

    Diseo de la coleccin:MANUEL ESTRADA

    Editora:MARTA HIGUERAS DEZ

    I.S.B.N.: 84-204-6574-7D.L.: M-913-2003Printed in Spain - Impreso en Espaa porAnzos, S. L., Fuenlabrada (Madrid)

  • ADVERTENCIA

    Este archivo es una correccin, a partir de otro encontrado en la red, para compartirlo con un grupo reducido de amigos, por medios privados. Si llega a tus manos DEBES SABER que NO DEBERS COLGARLO EN WEBS O REDES PBLICAS, NI HACER USO COMERCIAL DEL MISMO. Que una vez ledo se considera caducado el prstamo del mismo y deber ser destruido.

    En caso de incumplimiento de dicha advertencia, derivamos cualquier responsabilidad o accin legal a quienes la incumplieran.

    Queremos dejar bien claro que nuestra intencin es favorecer a aquellas personas, de entre nuestros compaeros, que por diversos motivos: econmicos, de situacin geogrfica o discapacidades fsicas, no tienen acceso a la literatura, o a bibliotecas pblicas. Pagamos religiosamente todos los cnones impuestos por derechos de autor de diferentes soportes. No obtenemos ningn beneficio econmico ni directa ni indirectamente (a travs de publicidad). Por ello, no consideramos que nuestro acto sea de piratera, ni la apoyamos en ningn caso. Adems, realizamos la siguiente

    RECOMENDACIN

    Si te ha gustado esta lectura, recuerda que un libro es siempre el mejor de los regalos. Recomindalo para su compra y recurdalo cuando tengas que adquirir un obsequio.(Usando este buscador: http://books.google.es/ encontrars enlaces para comprar libros por internet, y podrs localizar las libreras ms cercanas a tu domicilio.)

    AGRADECIMIENTO A ESCRITORES

    Sin escritores no hay literatura. Recuerden que el mayor agradecimiento sobre esta lectura la debemos a los autores de los libros.

    PETICIN

    Cualquier tipo de piratera surge de la escasez y el abuso de precios.Para acabar con ella... los lectores necesitamos ms oferta en libros digitales, y sobre todo que los precios sean razonables.

  • A Nara Arajo y Blanca Martinelli

  • Luis M. Pescetti Frin

    1

    6

  • Luis M. Pescetti Frin

    Odiaba el deporte. Esas estpidas clases de Educacin Fsica. Que a Frin le gustara o no correr es otra cuestin, de hecho no le entusiasmaba mucho; pero no al punto de odiarlo. La clase de Educacin Fsica era otra cosa, estpidamente odiosa. La clase, el profesor, y Ferraro y todos sus atlticos preferidos que lo iban a hacer figurar en alguna olimpiada.

    Podran ser hermosas maanas sintiendo un poco de fro, de no tener que estar a las siete en la cancha para la clase de Educacin Fsica. A ese tipo slo le importaba lo que l haca; entrenar a los que iban a participar en las olimpiadas. Frin no hubiera conseguido competir ni aunque hubiera enfermado el curso completo. Desde un primer momento el profesor se dio cuenta de que a l no le apasionaba el deporte, y Frin supo que sera un largo ao de clases de gimnasia con ese tipo que lo haba desechado de entrada. Dado que l no lo iba a querer, Frin decidi correr ms lento, saltar ms bajo o ms cerca, estirarse lo menos posible y, cada vez que el tipo estuviera mirando a otra parte, hacer una flexin menos. Cuando el tipo lo descubra lo haca trotar alrededor de la cancha. Frin no deca nada, se levantaba y trotaba. Lento. Desesperadamente lento.

    Frin! Si te sigues haciendo el gracioso, vas a trotar hasta que termine la clase! (grit el tipo).

    Las primeras veces nadie le prest atencin al asunto. Cuando lo volvieron a mandar a dar vueltas a la cancha, Ferraro, el ms grande del curso, grit:

    Frin! Corres como una gallina!Como el profesor no lo rega, otro hizo una broma.Frin va a competir en las olimpiadas, pero de caracoles!Tampoco le dijo nada. El grupo entendi perfectamente y

    aprovech para burlarse. Pero l segua a su paso, que apenas llegaba a ser trote. Pareca que se iba a caer en cualquier momento, que haba sido el nico superviviente de una explosin o algo as; pero no, era que estaba trotando. Hacia la mitad del ao ya nadie le haca bromas, no porque se hubieran vuelto buenos, sino porque haba dejado de ser novedad. Que Frin estuviera haciendo ejercicios con todos, o dando vueltas solo, daba lo mismo.

    Iba ms despacio que si caminara. El tipo se desesperaba y le gritaba. Entonces Frin senta que le ganaba. Iba a trotar despacio hasta que al tipo le explotara el cerebro como una olla de espaguetis. Una

    7

  • Luis M. Pescetti Frinvez le aplic una sancin. Frin le contest:

    No es justo, slo porque no corro como usted quiere (l saba que no era por eso).

    Me vas a decir a m lo que es justo o no.El tipo lo suspendi por dos das. Esa tarde Frin fue a la Direccin,

    pidi una cita. Esper, esper. Cuando lo atendieron dijo:No quiero dejar de venir a la escuela.Fue una excelente primera frase, porque en la Direccin se oyen

    cualquier clase de argumentos: Lo olvid antes de salir; Maana se lo traigo; Voy a faltar porque mi pap, mi to, un abuelo; lo que sea, pero nunca nadie va a pedir que lo dejen seguir yendo a la escuela.

    Y por qu no vendras?Me suspendieron por no correr rpido.La directora llam al profesor de gimnasia y, delante de l, ri a

    Frin; pero no fue una verdadera regaina. Frin se dio cuenta de que se haca la enojada, pero no lo estaba realmente. En el fondo, l estaba ganando, porque le hizo prometer que iba a tratar de correr ms rpido, cosa a la que Frin dijo que s, sin mentir. Iba a tratar de correr ms rpido, los primeros 10 metros, los ltimos tres minutos, el ao que viene. Haba mil maneras de decir que s, sin mentir ni obedecer. La directora se sinti satisfecha y levant la sancin. El tipo no dijo ni una palabra; pero estaba furioso, l saba exactamente qu haba pasado all.

    Hasta luego, profesor (dijo Frin).El tipo se retir apenas despidindose de la directora.

    Lo cierto es que a Frin le hubiera encantado ganar en una olimpiada, a quin no? Que ella lo viera ganando. Slo que l saba que no era de los mejores, ni siquiera de los que podran haber llegado segundos o terceros. Por qu no haba olimpiadas para todos?

    Cul es la ventaja de que un tipo salte dos metros de alto? Las olimpiadas no representan un beneficio a la humanidad. sa era su conclusin. Por uno que salta muy alto, hay montones que son dejados de lado. Por unos pocos que lo hacen muy bien, hay muchos que ni lo intentan.

    En una revista que compr en la librera de Elvio haba ledo sobre una maratn en la que participaba todo el mundo, grandes, chicos, mujeres, hombres, gente en sillas de ruedas, viejos. Lo importante era participar como cada uno pudiera, sea corriendo o caminando. Frin no lo poda creer. Exista realmente algo as? (era como si le estuvieran dando la razn; el ttulo de esa nota podra haber sido: El tipo est equivocado; hubiera sido maravilloso). Pero adems, y esto es lo ms importante, senta que en el mundo haba un lugar para l. Haba un lugar, seguramente habra ms, y tal vez muchos lugares en los que no pensaban como el tipo. Frin sinti que le hubiera gustado correr en esa maratn. Sera divertido as, junto a ella, charlando, haciendo amigos, caminando al lado de alguien que fuera en una silla de ruedas, trotando otro poco, al lado de ella. Si lloviera, sera ms divertido

    8

  • Luis M. Pescetti Frintodava.

    Cometi un error. Recort la nota y la llev a la clase de gimnasia para mostrrsela al tipo. Qu pens? Que organizara una para el fin de semana? El tipo ni siquiera la mir. La tom sin leerla, y mientras les deca a los dems que prepararan las jabalinas, se la devolvi. Frin se enoj consigo mismo por haberle dado una oportunidad tan servida al tipo. Con ese solo gesto haba conseguido hacerse sentir rechazado y perder la buena sensacin que la nota le haba dejado.

    El mal humor le dur el resto del da, y lo tom de sorpresa que, precisamente, Ferraro lo invitara a cazar esa tarde. No era algo que pasaba todos los das, y acept; no por el hecho de ir a cazar, sino porque Ferraro le daba miedo y ms vale hacerse amigo del que te da miedo. Un pensamiento no muy glorioso que digamos, pero qu hacer con uno que te lleva como dos cabezas?

    No era a cualquier cosa, era a cazar. Nada ms darse cuenta, le ofrecieron el rifle de aire comprimido a l tambin. Se puso contento porque eso quera decir que Ferraro lo haba invitado de verdad, no para que cargara con algo. Se sinti fuerte. Por un instante se le cruz la imagen de amigarse con su profesor. Cuando apoy el mentn en la culata del rifle, se dio cuenta de qu estaba haciendo. A l no le gustaba cazar. Matar animales le pareca odioso; pero se haba acordado tarde. Ah estaban todos esperando su tiro, y ah estaba ese pjaro en una rama a varios metros. No saba cmo salir de la situacin. Se le ocurri que poda errar el tiro a propsito. Nadie se dara cuenta. De hecho, todos tenan mala puntera. No haban cazado nada en toda la tarde. Slo que tampoco quera que lo dejaran de invitar a otras cosas. No a cazar, pero a cualquier otra cosa. No se supona que dejaran de invitarlo por errar un tiro. Todos lo haban hecho. Y no pasaba nada. Erraban el tiro, hasta se hacan bromas. Su cabeza pensaba todo lo rpido que se pueda. En un campo cercano pas un avin fumigador, pero el ave no se movi. Entonces sucedi algo raro adentro suyo. Le apunt al pjaro, porque si daba en el blanco les demostrara a Ferraro y a los dems que l no slo era el que trotaba alrededor de la cancha. Pero a la vez lo tranquilizaba saber que su puntera era psima: por ms que apuntara no le dara. Sinti un fugaz alivio porque le pareci que haba encontrado una manera de resolver las dos situaciones al mismo tiempo, y apret el gatillo. El pjaro cay fulminado, los dems gritaron contentos y lo felicitaron. Hasta le dieron palmadas en la espalda. l devolvi el rifle con un nudo en el estmago. Decidieron regresar porque ya se haca de noche.

    9

  • Luis M. Pescetti Frin

    2

    Frin hizo el camino a la escuela viendo el humito de su boca. La respiracin es blanca o invisible. En otoo y en invierno es blanca. Concentrado en las formas que le daba a su aliento, lleg a la escuela. El patio ya estaba lleno de ruidos y chicos. En cuanto entr, le llam la atencin uno que iba con una sudadera verde fosforescente. Se sonri. Quin poda ser tan tonto de ponerse eso para ir a la escuela? Se acerc a un grupo de los de su curso y pregunt quin era se.

    Uno nuevo, viste la sudadera que trae?S, es verde loro.No, verde radioactivo.Se rean.Para colmo tiene esas rayas, porque si slo fuera lo verde; pero

    tiene las rayas rojas en las mangas y unos dibujos atrs.El chico estaba solo, disimulando, como si leyera algo en un

    cuaderno que tena en sus manos. En realidad miraba el patio nuevo para l, el techo, los salones de clase, las maestras, los que corran; y a ellos, que lo miraban sin disimulo y sin ocultar que se rean. Entonces l clavaba la vista en su cuaderno, como si all hubiera algo mucho ms interesante que esta escuela nueva. En realidad estaba asustado y quera esconderse.

    Frin sinti el impulso de acercarse y saludarlo. Sin embargo, les dijo a los dems:

    Con esa sudadera debe de gastar un montn de electricidad... debe de llevar una batera en la mochila.

    Son el timbre. Los dems entraron a sus clases; ellos formaron en el patio. El de verde camin tmidamente y se puso ltimo en la fila. Sin saludar y sin que nadie lo saludara. Frin trataba de inventar otro chiste. Apareci el de Educacin Fsica, camin hasta ellos, se detuvo al ver al nuevo. Pensaron que iba a decir algo, pero no. Sigui caminando hasta la puerta y se fueron con l, hasta la cancha. All hizo formar una hilera.

    Buenos das.Buenos das, profesor.... (mir hacia el nuevo, lo llam. l se acerc; pero lo

    interrumpi)... No, no, puede dejar la mochila en su lugar, nadie se la va a robar.

    (el que estaba al lado de Frin) Es que si no lleva la mochila se le apaga la sudadera.

    10

  • Luis M. Pescetti Frin

    Risas otra vez; pero Frin ya estaba queriendo ver qu tramaba el tipo. El chico regres, dej la mochila en su lugar y se acerc al profesor.

    Es nuevo, usted.... (hizo que s con la cabeza).... As que es nuevo.... (volvi a asentir).Y cmo se llama?Lynko, seor.... Ah, as que es nuevo.Qu lento es, se desesper Frin. Tiene arena en el cerebro. Cmo

    puede ser tan lento para pensar un chiste?, lo arruina.A ver, y dgame (sigui el profesor), aprovechando que estamos

    solos (pero dicho casi a gritos), que estamos solos y nadie nos oye (ah mir al grupo).

    Los dems se rieron; pero a Frin le pareci lo ms estpido del mundo. Eso ya no tena gracia, ya nos dimos cuenta de que no estamos solos, lo sabemos... Para qu se gira cuando dice eso? Para ver cmo nos remos de su frase? Qu idiota que es este tipo, por favor, pensaba Frin. El profesor sigui:

    A ver, dgame... cunto le pagaron por iluminar la ciudad?El grupo solt la carcajada. Frin no. sa era la broma? sa era?

    Qu idiota!, pens. Eso no es una broma. Aunque se pareciera a la que l mismo haba hecho antes, no es igual. l se haba cuidado de que el chico no lo oyera porque, si no, hubiera sido una burla. No es gracioso, es estpido. El nuevo se qued serio, mir al grupo que se rea, e intent una sonrisa, como si la broma le causara gracia a l tambin. Como si tuviera que mostrar que l tambin se rea de eso. Una sudadera verde, s, ja, ja, qu gracioso. Baj la mirada, tratando de mantener un poco la sonrisa, y alcanz a ver que Frin no se rea.

    Aqu usamos sudaderas azules! Entendi?! Azules! Vuelva a su lugar!

    Termin de decir el profesor, con un tono como si estuviera diciendo cmo son las cosas en este planeta. Justo entonces algunos de los del grupo lo saludaron. En realidad, le hicieron alguna broma sobre la sudadera verde; pero le estaban hablando por primera vez, y Lynko acept las bromas.

    Termin la clase, regresaron a la escuela. Ellos retrasaron su paso, hasta que terminaron caminando los ltimos.

    Hola, me llamo Frin.Hola, y yo Lynko.... S, ya s, lo dijiste antes.Lynko sonri con un poco de vergenza.No le hagas caso, es un idiota, se cree muy importante.Por qu te mand a trotar?... (Frin levant los hombros) Lo nico que le importa es entrenar

    a los mejores para las olimpiadas... (sac la foto de la maratn). Mira,

    11

  • Luis M. Pescetti Frinsta es una que puedes hacer corriendo o caminando...

    A m me gusta el deporte, juegas al ftbol?No (es que soy malo, pens), yo prefiero como estas maratones,

    es ms divertido.Guard la foto y siguieron en silencio.Acabas de llegar a la ciudad? (pregunt Frin).Hace dos semanas.Faltaste a la escuela dos semanas?... (Lynko asinti).Frin buscaba las palabras para convencerlo de que no se pusiera

    ms esa sudadera, pero tampoco quera ofenderlo. Iba a decir algo as como que aqu los chicos hacan demasiadas bromas, o que no se usaban tantos colores. Lynko le pregunt:

    ... Tu pap viaja mucho?No.El mo se pasa el da viajando, por el trabajo.Llegaron a la escuela y all tir cada uno para su casa. Frin

    acompa a Lynko hasta la suya. Haba dejado para despus el tema de la sudadera. La casa de Lynko era grande y silenciosa; les abri la mam, que salud a Frin en voz baja.

    Te quedas a comer?No, seora, gracias, voy a mi casa.Lynko lo acompa hasta la puerta.Por qu habl en voz baja? (pregunt Frin, mientras pensaba

    cmo decirle lo de la sudadera).Es que mi pap est durmiendo.No trabaja?S, pero est enfermo. Cuando volvi del viaje se senta mal.Por eso no fuiste a la escuela antes?S.... (se hizo un breve silencio)... Dnde compraste la sudadera?S, ya s, no me la voy a poner ms.No, no es por eso, quera saber.... (hizo un gesto de que no le crea).En serio, te lo pregunt slo por saber.Me la trajo mi pap de un viaje... pero ya no la voy a llevar a la

    escuela.(Frin mir adentro de la casa y vio pasar a la madre de Lynko,

    caminando sin hacer ruido)...Y por qu no? Si tu pap te la regal es porque pens que te iba a

    gustar... Los dems no tienen por qu meterse.Es muy brillante, no? (pregunt Lynko, sonriendo).... (ladeando la cabeza) Un poco... pero te imaginas si

    estuviramos en otro pas? Te hubieran dicho: Aqu usamos sudaderas de colores, me entiende?! No azules, de-co-lo-res! (se rieron los dos)... Bueno, hasta maana.

    Chao, hasta maana.

    12

  • Luis M. Pescetti Frin

    13

  • Luis M. Pescetti Frin

    3

    Una maana, al entrar a la escuela, Frin se encontr a Lynko hablando con ella. Se llen de celos y se sinti traicionado. Lynko lo salud contento. Frin no respondi.

    Ah estaba, con su ridcula sudadera verde, hablando con Alma. Para qu me habr acercado. Si lo hubiera sabido, no me habra hecho su amigo. En realidad, Lynko no tena por qu saber cunto le gustaba Alma; si no se lo haba dicho a nadie. No importaba. Ah estaba otra vez, levantando el brazo para llamar su atencin. Hizo como que miraba en otra direccin y no le habl en toda la tarde.

    Qu te pasa, Frin, ests enojado? (Lynko).... (Para colmo el muy tarado es amable. Si hay algo que odio es

    estar enojado con uno que insiste en ser amable).Frin se haba convertido en su mejor amigo, les decan Batman y

    Robin porque siempre estaban juntos y del lado de la justicia. Cmo no lo iba a buscar?

    Alma era una chica del mismo grupo, haba llegado haca varios aos, cuando estaban en segundo grado. Nada ms verla, Frin sinti que se le caan los botones. El primer da lo pas distrado y no haca otra cosa que mirarla en secreto. Cuando le pareca que nadie lo estaba viendo, la observaba; y, si alguien lo descubra, l haca como que enfocaba los ojos ms lejos, como si estuviera mirando ms all.

    Por supuesto que todos se dieron cuenta y Alma tambin. Cmo no iban a notar a alguien que asomaba de atrs de una columna; que peda ir al bao cuando ella lo haca; que le ofreca caramelos cada vez que consegua articular dos palabras cerca de ella. Porque se era otro problema. Si ella no estaba, l era conversador; pero si Alma estaba cerca, enmudeca. Para hablar con ella haba que acercarse; pero si se acercaba no poda decir una palabra.

    La primera vez se le ocurri lo de los caramelos. Quieres caramelos? no es una frase que haya que tomar apuntes para no olvidarla. Le pareci buena idea acercarse y saludarla. Hola, me llamo Frin, quieres caramelos? No, eso no tena lgica, haba que poner a los caramelos primero. Hola, quieres caramelos?, me llamo Frin. Tampoco, Quieres caramelos?, hola, me llamo Frin. Tampoco, mejor le digo mi nombre despus. Quieres caramelos? Y listo, seguramente

    14

  • Luis M. Pescetti Frinella dira algo, o le preguntara su nombre, y ah s, l lo dira: Frin, y el tuyo?

    Cuando ya tena perfectamente calculado cmo iba a acercarse, qu frase iba a decir, qu sonrisa pondra, cmo estirara la mano, qu caramelos ofrecera; es ms, cuando movi un pie para dar el primer paso, se dio cuenta de algo crucial, que lo clav en el suelo y lo fren. Algo elemental. Estaban en el mismo curso, cmo se iba a presentar con el nombre? Era evidente que cada uno saba el del otro. Qu idiota! Cmo no se dio cuenta antes? Por poco queda como un tonto; haba que pensar otra cosa. Son el timbre.

    Aprovech la clase de Lengua para repasar el plan. Cmo hubiera hecho Ferraro? El maestro les cont el libro de un tal Italo Calvino, Las cosmicmicas. Deca que la Luna quedaba cerca de la Tierra y era de queso. Eso estaba bueno. Hola, Alma, vamos a buscar queso a la Luna? Frin se ri de su propia idea. Y si se acercaba con un chiste? Y qu tal si en el momento no se le ocurra ninguno? Qu le iba a decir? Lo siento, Alma, ser para otra vez. No, lo mejor es llevar un chiste bien pensado y que parezca que a uno se le ocurri en el momento. La Luna no puede ser de queso, porque si no la noche olera como las patas del de gimnasia. No s, algo as, y al final: Quieres un caramelo? O: Quieres unos caramelos? S, mejor.

    Cuando son el timbre y salieron al patio sinti que era un poco ms difcil de lo que haba calculado, pero lo iba a hacer. Se dio cuenta de que se haba olvidado los caramelos en su pupitre. Regres por ellos. Alma estaba hablando con su amiga Vera; convena esperar a que estuviera sola. Dio vueltas por el patio, contando los caramelos en su bolsillo. Faltaba uno. No poda ser. Aqu est. Sin darse cuenta, l mismo lo haba pasado al otro bolsillo. Mejor paraba de contarlos, porque si no iban a quedar un poco manoseados. Hola, Alma, quieres que te lave unos caramelos?

    Se qued sola. No quedaba ms remedio que acercarse. Bueno, tampoco era una obligacin, poda hablar maana. No, ahora. Frin senta que las palabras empezaban a huir de su cabeza, como ratas que escapan de un barco que se hunde. Quieres caramelos? no era un largo parlamento, al menos podra decir eso, o Caramelos?, y ya. Pero a medida que se fue acercando se puso ms nervioso. Ella lo salud:

    Hola, Frin, cmo ests?Pero a l no le quedaba ni una sola consonante en su cabeza, ni la

    ms mnima vocal. Lo nico que pudo hacer fue sacar la mano del bolsillo llena de caramelos. Pero estaba tan nervioso que el movimiento fue un poco brusco. Alma dio un respingo, pensando que era una broma. Al hacerlo, se choc con una maestra que pasaba detrs de ella, casi la hizo tropezar. Alma lo seal a l, que segua con la mano extendida.

    Gracias, Frin (dijo la maestra, tom un caramelo y sigui su camino).

    No eran para ella (protest Frin, con la mano extendida).Y para quin eran? (pregunt Alma) Slo para ti?... (neg con la cabeza).Puedo tomar uno?

    15

  • Luis M. Pescetti Frin

    ... (asinti).Uy, estn un poco arrugados.Frin los mir. No slo estaban arrugados, algunos estaban sin la

    envoltura. Meti la mano en el bolsillo, las encontr, envolvi los caramelos, extendi la mano nuevamente. Ella puso cara de asco.

    ste (dijo Frin).Qu?ste estaba envuelto de fbrica.Gracias... (son el timbre, Alma lo tom y fue hacia el aula).l mir los caramelos en su mano, estaban arrugados y pegajosos.

    Eran un asco. Si ella haba aceptado uno, era que le haba ido realmente muy bien. Adems, no se ri, ni se burl, y l no haba tenido que decir ningn chiste. ste estaba envuelto de fbrica, una frase que jams se le hubiera ocurrido.

    No haba estado nada mal.

    Pero todo eso le haba costado acercarse a Alma, y eso haba sido haca aos. Y ahora, Lynko, un recin llegado a esta escuela, haba estado charlando con ella de lo ms tranquilo. No era justo.

    Ey, qu te pasa, Frin? Ests enojado?Pirdete! (grit l).Pirdete t, idiota! (replic Lynko).Y se fueron rumbo a sus casas, caminando uno en cada acera.

    l mir los caramelos en su mano, estaban arrugados y pegajosos. Eran un asco. Si ella haba aceptado uno, era que le haba ido realmente muy bien. Adems, no se ri, ni se burl, y l no haba tenido que decir ningn chiste. ste estaba envuelto de fbrica, una frase que jams se le hubiera ocurrido.

    No haba estado nada mal.

    Pero todo eso le haba costado acercarse a Alma, y eso haba sido haca aos. Y ahora, Lynko, un recin llegado a esta escuela, haba estado charlando con ella de lo ms tranquilo. No era justo.

    Ey, qu te pasa, Frin? Ests enojado?

    16

  • Luis M. Pescetti Frin

    Pirdete! (grit l).Pirdete t, idiota! (replic Lynko).Y se fueron rumbo a sus casas, caminando uno en cada acera.

    17

  • Luis M. Pescetti Frin

    4

    Qu haba pasado desde la primera vez en que Frin se acerc a ella hasta ahora? Sencillo, le regal tantos caramelos que el dentista de Alma podra haberse vuelto millonario.

    Si Alma hubiera hecho el ms mnimo chiste al ver que Frin la buscaba, l hubiera pasado al estado gaseoso. Se habra quedado tieso como una estatua en medio del patio de la escuela. Estatua de Frin ofrecindole caramelos a Alma. Como una de esas leyendas indgenas en las que un indio se queda transformado en un pjaro que canta, o en la flor del ceibo, si es mujer. Slo que Frin se hubiera convertido en papel de caramelos. Un mito ms para la humanidad. Pero nada de eso haba ocurrido.

    Hola, Frin, qu haces el sbado por la tarde? (Alma).... (Jugar con Lynko)... Este, nada.Mi abuela me cont una historia del cementerio viejo, vamos a

    verlo?... (triple glup)... Claro.

    El cementerio abandonado quedaba en un monte cerca del pueblo. El camino era de tierra y fueron en sus bicicletas. Las apoyaron en la alambrada que lo rodeaba y entraron. Primero cruz Frin. Luego pis el alambre de abajo y levant el otro, para que pasara Alma.

    A pesar de que era de da y haba buena luz, iban caminando lentamente entre algunas lpidas cadas. Callados. No se atrevan a romper el silencio del lugar. Haba cruces oxidadas. Una cada, otra apenas inclinada. All era Frin quien guiaba los pasos; ella lo segua, aunque pareca ir al lado suyo. l crey ver algo, se detuvo. Alma tambin. Frin se agach a recoger lo y exclam:

    Un hueso!...! (Alma dio un grito ahogado, y le agarr la mano).... (Frin tir el hueso al suelo).Pero result ser una rama de color marrn oscuro, delgada, blanda

    y con la forma de un hueso. Soltaron una risa nerviosa al ver que slo era una rama; tambin por el silencio del lugar; la soledad; lo cerca que estaban.

    Siguieron adentrndose, Alma no le solt la mano, y Frin pas de dejar que ella le tomara la mano a tomrsela l tambin. Lo hizo con

    18

  • Luis M. Pescetti Frinmucho cuidado, atento a si ella iba a quitar su mano. Cuando l la tom, ella apret suavemente sus dedos, cobijndose un poco ms. En l. En Frin. En el de las vueltas alrededor de la cancha. En Frin el tmido. No pudo evitar mirarla a los ojos, y ella le devolvi la mirada con una sonrisa. Pero no quit su mano. Frin no quera que ese momento terminara nunca. Casi dese que todo el mundo fuera un cementerio viejo, para que Alma nunca, nunca, le soltara la mano.

    Avanzaban pisando con cuidado. El suelo estaba lleno de hojas y hmedo, porque los cerrados rboles del monte no dejaban que el sol diera a pleno. Otra cruz oxidada, con unas flores de plstico enroscadas. Descoloridas, inclinadas, muertas ellas tambin.

    Frin, habr alguien enterrado ah, todava? (pregunt Alma en un susurro).

    Qu?... No te o (tambin susurrando).Alma se detuvo, tom a Frin de un brazo, lo acerc hacia ella, y con

    los labios casi rozando su odo, le volvi a preguntar.No creo (respondi Frin al odo de ella).Y para qu tiene flores, entonces? (en el odo de l).A Frin le dio tanta emocin sentirla as de cerca, que levant los

    hombros y continu caminando. Tal vez dej pasar una oportunidad de darle un beso, o de acariciarle la cara. Pero eso slo puede pensarlo quien nunca haya sentido tener algo tan cerca y a la vez poder perderlo todo de golpe. Es verdad que tambin se pierden cosas por no tomarlas, pero no siempre es fcil saberlo. Y a veces, la mayora de las veces, hay que decidir, sin saberlo.

    Sus pies se hundan en el suelo blando. Caminaron entre plantas y rboles altos hasta el centro del cementerio. Haba una pequea construccin de ladrillos con el revoque cado. En varias partes, un musgo verde lo cubra. Toda la construccin tena un paso y medio de ancho, y llegaba hasta la altura del pecho. Clavada en la parte de arriba, haba una gran cruz de metal, como si vigilara el lugar.

    La ms grande del cementerio. Muy oxidada.Tienes miedo? (pregunt Frin, en voz baja).... (ella hizo que no con la cabeza, pero le apret la mano).Se quedaron en silencio. La luz entraba atenuada por los rboles,

    igual que el viento. Slo llegaba el aire fresco, as como llegaba la luminosidad, desde todos lados por igual. Sin pensarlo, Frin afloj su mano; ella respondi igual. l fue entrelazando sus dedos en los de ella, uno a uno. Alma continu ese gesto, como si fueran los dedos de Frin que abrazaban los dedos de ella, que abrazaban los dedos de l. Como un papel que da vueltas sobre s mismo.

    Siguieron caminando hasta el otro extremo. Haba una pequea capilla; estaba en el borde del cementerio, a pocos pasos de la alambrada, del lado opuesto al que haban entrado. Al acercarse, un olor cido les hizo fruncir la nariz. Alma susurr:

    Mi abuela me cont que...Shhhh (hizo Frin con un dedo).

    19

  • Luis M. Pescetti Frin

    La capillita no tena puertas ni ventanas. Haba ladrillos cados en el suelo, cenizas y restos que indicaban que alguien haba comido y haba usado el lugar como bao. Sintieron miedo de que volviera y los encontrara all; adems, el olor era insoportable. Se alejaron. Frin levant la vista y vio el campo que estaba pegado al cementerio. En ese momento, el avin de fumigar haca una pasada. Nada, hasta ahora, les haba recordado el mundo exterior, y les choc el contraste entre esta realidad congelada y el mundo de afuera, donde todo segua igual. El mundo donde ese seor estaba cosechando, donde ladraban los perros, donde otros iban al banco, a la escuela, donde picaban los mosquitos. Ellos todava estaban en el que no suceda nada de eso. Un mundo aparte.

    Regresaron hacia el lugar de la cruz grande. Quitaron algunas ramas y se sentaron uno al lado del otro. Despus de un largo silencio, mientras segua mirando el suelo, Alma le pregunt:

    Te puedo decir algo?Lo que te cont tu abuela? (Frin tom una ramita).No... me tienes que prometer que no se lo vas a contar a nadie...Est bien.... que va a ser nuestro secreto.Ya entend, dime.... (silencio mirando el suelo).... Y?Me gusta Arno....!... (Alma lo mir)... (Frin segua jugando con su ramita).... Te enojaste?No... no, por qu?Por qu pusiste esa cara?No puse ninguna cara.Te quedaste serio, Frin; no disimules...Te digo que no.Volvieron a quedarse callados. Frin hizo algn comentario sobre la

    escuela, tratando de disimular su desconcierto. Al poco rato ya no quedaba nada de la magia anterior. Se levantaron y regresaron. Frin no ofreci la mano a Alma, ni ella la busc. Separ los alambres, pas ella. Pas l. Se subieron a las bicicletas y tomaron el camino que los devolva al pueblo. Pedaleando callados. Se oa el ruido de las ruedas en la tierra. Sus respiraciones. El ruido de las cadenas de la bicicleta de Frin, cuic cuic. A Alma le gustaba otro. Tan sencillo y tan corto como eso. Pero tan largo o tan imposible tambin.

    20

  • Luis M. Pescetti Frin

    21

  • Luis M. Pescetti Frin

    5

    En la clase de Educacin Fsica Frin hizo los ejercicios con desgana y el tipo lo haba castigado otra vez. Tena que caminar y correr alrededor de la cancha. Estaba en eso cuando vio que el profesor le deca algo a Lynko, que empezaba a trotar. Lo mand a correr alrededor de la cancha a l tambin! Por qu habr sido? Frin se acord de que segua enojado con l, as que se concentr en su paso. Cuando llevaban la mitad de una vuelta, not que Lynko estaba cada vez ms cerca. Corra despacio a propsito para ponerse a su lado.

    Oye, qu te pasa, eh?... (trotaba callado).Frin, de verdad te pregunto, por qu te enojaste?...... Ey, Frin... as nunca te voy a poder pedir disculpas.No lo hagas.Abri la boca! Esto va mejorando... Oye, me vas a decir qu te

    molest?No.... Bueno, lo que puedo hacer es empezar a pedirte disculpas por

    todo, todo lo que existe en el mundo, en el cielo, por las cosas imaginarias...

    ... (Frin sonri).Voy a empezar, perdn... por los arbolitos de Navidad, fue eso?... (hizo que no con la cabeza).De acuerdo, seguir... Perdn por las bicicletas sin cambios de

    velocidad, fue eso?Para, idiota (aguantando la risa).No, amigo, debo seguir (con tono melodramtico), debo seguir.Mientras tanto, se aproximaban a donde estaba el grupo

    entrenando con el profesor. Se acercaban las olimpiadas interescolares, y el tipo estaba como loco.

    ... S, s, debo seguir... A ver, fue... fue... por la lengua del maestro de Lengua?

    Para, idiota! (lo empuj con el hombro).Oh, oh, vamos bien, intuyo que vamos bien, es por ah... a ver...

    fue... fue... fue porque estuve hablando con Alma?En ese momento, Ferraro grit:Lynko! No te molesta correr con ese mariquita?!l se par en seco, ni le dio tiempo a decir nada a Frin y grit

    22

  • Luis M. Pescetti Frinfurioso:

    Mtete en lo que te importa, imbcil cara de vaca!!!Los dems se rieron, Lynko sigui como si eso no hubiera

    importado, volvi a preguntarle:Oye, Frin, fue por eso?Pero el profesor los estaba llamando. Los hizo parar delante de

    todos y los rega. A Frin por correr mal, a Lynko por gritarle a un compaero, y a Ferraro tambin; pero era su favorito para las olimpiadas y le dijo algo por compromiso. Mientras los regaaba, Frin lo miraba, pensando que se demoraba horas en decirles algo que ya haban entendido. En cambio, Lynko se pas todo ese tiempo clavndole la mirada a Ferraro, que era ms grande y tambin lo miraba desafiante. Frin se dio cuenta de que iba a haber pelea. El profesor los segua regaando, pero eso era lo nico en que estaban pensando todos. Iba a haber pelea.

    Ya casi terminaba la clase, los mand a dar una vuelta ms. Cuando volvieron, el grupo estaba saliendo de la cancha. Ferraro estaba parado al lado de la puerta, junto a otros chicos. A Frin lo recorri un fro de miedo en las piernas. Lynko sigui caminando tranquilo, ya saba.

    Oye, cul es tu problema? (Ferraro).Que no me gustan los bocazas (Lynko).Y sigui cruzando la puerta. Ferraro lo agarr del hombro, tirndolo

    hacia dentro de la cancha; pero, antes de que se diera cuenta, Lynko le tir un puetazo que le peg en la nariz. El grandote se agarr la cara con las manos.

    No habamos empezado todava! Pegas a traicin como los mariquitas!

    Lynko le tir una patada que el otro alcanz a esquivar. Aunque todo haba empezado por l, Frin estaba paralizado ante la pelea. La mole Ferraro se fue encima de Lynko y lo hizo caer. Cuando lo tena en el suelo, lo empez a golpear en la cara. Lynko atajaba algunas, reciba casi todas; pero logr pegarle otra pia en la nariz que lo hizo sangrar. Ferraro, furioso, se abalanz encima de Lynko, trabndole los dos brazos abiertos. Lynko quera patearlo y zafarse, pero no poda. Los gritos de todos los dems, alentando a su amigo contra el-recin-llegado-de-la-sudadera-verde, haban llamado la atencin del resto del grupo, que regres corriendo a ver la pelea. El profesor tambin. Los separ a gritos y empujones. Les dijo que estaba harto. Harto de los tres.

    Y yo por qu?Dijo Frin, pero inmediatamente sinti que no tendra que haber

    dicho eso. Qu estpido, su amigo se haba liado en una pelea para defenderlo y a l lo nico que se le ocurra era decirle Y yo, por qu al tipo. Mir a Lynko con vergenza; pero l estaba sacndose la tierra de la ropa y segua mirando furiosamente a Ferraro. Ni le haca caso a lo que el profesor estaba gritando. Que los iba a llevar a la Direccin, que

    23

  • Luis M. Pescetti Frinllamara a sus padres, que, que, que, que, que.

    Regresando a la escuela, Frin busc caminar al lado de Lynko.Oye, perdn.... Por?Yo tendra que haberme peleado.Si fue conmigo con quien se meti.A m me grit mariquita.Por eso... T eres mi amigo, qu se cree.Siguieron en silencio, hasta que Lynko habl:Fue porque estuve hablando con Alma, verdad?... (Frin primero levant los hombros; pero despus asinti con la

    cabeza).Yo no saba que te gusta.Nadie lo sabe.Est bien, Frin, es linda....? (lo mir sorprendido).Qu miras?, de verdad te felicito, es muy linda... qu miras? (y

    entendi). Qu?! No! T pensaste que yo estaba hablando con ella porque me gusta?

    No, qu va...Jralo, Frin! Jralo! (rindose).... (lo empuj, tambin rindose).Eres un idiota por no decrmelo, por no preguntar y por

    imaginarte eso (se rea); llevas das enojado por tonto, oste?Y qu hablabas con tanto entusiasmo, entonces?Ella tiene una ta que tambin viaja por su trabajo y yo le hablaba

    de mi pap.... De verdad?(rindose) Te lo juro, Romeo... en serio; te puedo prestar mi

    sudadera verde para que la enloquezcas.Gasta demasiada electricidad (rindose).... (Lynko lo empuj).... Pero tampoco funcionara.Por qu?No, el otro da fuimos a pasear al cementerio viejo...S, y?... Me cont que le gusta Arno.Cul es?Se sienta al fondo, del lado derecho... uno medio pelirrojo.Ah, ya... y t le creste?Claro, por qu me lo iba a decir si no es cierto?No s, para darte celos.(sonri) No es por eso, Lynko; ests delirando por los golpes.... Oye, Frin, no te dejes decir mariquita, vale?... (levant los hombros)...S que importa, por qu no le pegaste?... (por miedo)... No me gusta pelear.Que no se metan contigo, oste?Se tomaron de los hombros. Estaban siendo buenos amigos.Lynko, por qu viaja tanto tu pap?

    24

  • Luis M. Pescetti Frin

    Por el trabajo (contest, frunciendo la boca)... Casi nunca est con nosotros.

    Pero te debe de traer cosas bonitas, no?Lynko levant los hombros. Ya estaban llegando a la escuela. Y si

    Lynko tena razn? No, para qu Alma me iba a querer dar celos? Para nada, pensaba Frin, con una sonrisa de oreja a oreja.

    25

  • Luis M. Pescetti Frin

    6

    A Frin le molestaba que sus paps se pasaran el da viendo la tele. La mam trabajaba en una fbrica de ropa de bao; tambin teja por encargo. El pap era administrativo en un hospital. Durante ese tiempo no haba ningn televisor enfrente, radios s. Sus dos trabajos quedaban cerca de la casa, eso les permita almorzar juntos y que no fuera tarde cuando llegaban. Pero antes de decirse hola, la voz del televisor era la primera que se oa en la casa cuando entraban.

    No recordaba una sola conversacin con sus paps sin que la televisin estuviera encendida, hablando al mismo tiempo que todos. No hubo palabra ni silencio que no tuvieran una telenovela o un programa de concursos de fondo.

    La casa de Lynko era muy distinta. El pap viajaba demasiado; pero era el tipo ms divertido del mundo. Para empezar, su casa era mucho ms grande que la de Frin, que era ms o menos del tamao de donde en aqulla guardaban los paraguas.

    Haba como cuatro habitaciones para cada cosa. Una para lavar y planchar; una para la seora que trabajaba en la casa; un comedor diario; una sala para recibir a visitas importantes. Record la sala de su casa y las visitas que iban all. Jams las dejaran entrar aqu, pens; ensuciaran la alfombra, o robaran un cenicero.

    La cocina era ocho veces el tamao del dormitorio de Frin. Haba un cuarto de juegos; un estudio para el padre; uno para la madre; un garaje para la cortadora de csped. Frin pens en la mesa de su casa. All coman; dejaban los avisos de pago de impuestos; l haca la tarea, y jugaban a las cartas. Y a veces todo eso al mismo tiempo.

    El cuarto de Lynko, amplio, lleno de colores; el cuarto de sus paps, que tena un bao dentro, o sea, que los paps podan ir al bao sin salir al pasillo. Frin se acord de que en su casa el nico bao quedaba cerca de los dos nicos cuartos y siempre se oa cuando alguien lo usaba. Se oa y se ola.

    Adems haba un cuarto para las visitas y hasta otro para el televisor. Frin no lo poda creer, la televisin estaba en un cuarto aparte. Lo ms increble es que no la usaban mucho, y que Lynko la vea acostado a lo largo del silln, apoyando su cabeza en las piernas de su pap.

    Las primeras veces que Frin entr a esa casa se hizo una idea muy clara, la familia de Lynko tena mucho, mucho dinero. Cierta vez se lo dijo. Estaban abriendo la nevera para buscar zumo de naranja.

    26

  • Luis M. Pescetti Frin

    Oye, cmo hicieron tus paps para tener tanto dinero?... Yo creo que no....?? Qu no?Bueno... no s... si tuvieran mucho dinero mi pap no tendra que

    trabajar y viajar tanto y estara todo el da en casa, no?Frin no supo qu responderle; lo nico que se le ocurra era decirle:

    Lynko, en tu casa hay zumo de naranja en la nevera; pero ni abri la boca, porque era un argumento muy estpido. Aunque muy cierto, porque en su casa no haba. Se llen su vaso dos veces. Y cuando l mismo senta que haba hecho mal, Lynko le pregunt si no quera ms. Frin dijo que s, aunque ya tena la panza llena. Se dio cuenta de que en todo ese tiempo que haban estado hablando, la puerta de la nevera haba estado abierta. Lynko poda dejar la puerta de la nevera abierta un minuto, 10 minutos, media hora, con la misma tranquilidad. No se caa el cielo, no se partan las paredes. No pasaba nada. Nada de nada.

    En casa de Frin, si alguien se olvidaba la puerta de la nevera abierta, el pap se enojaba y daba un grito, o la mam. Se armaban verdaderas peleas en las que se echaban la culpa uno al otro sobre quin haba dejado la puerta abierta. Una vez, en medio de una comida, se pelearon y se dijeron cosas tan fuertes, que su pap dio un portazo y se fue a la calle, su mam se levant y fue a encerrarse en el cuarto con los ojos llorosos. Frin se qued solo, sentado a la mesa, con sus codos apoyados en el mantel de plstico azul con flores pintadas. Y, aun cuando le haba quedado toda la comida para l, casi no prob bocado. Mir cmo sala el vapor de la cacerola apoyada en un trapo para que no quemara al plstico. Revolvi un poco la comida de su plato con el tenedor. Recorri el mantel con la vista, notando que en muchos lugares la pintura de las flores estaba un poco corrida. No coincida bien. Prest atencin a si oa llorar a su mam en el cuarto, pero no se oa nada, slo las voces del programa de televisin. Y todo haba empezado porque alguien haba dejado la puerta de la nevera abierta.

    Frin nunca invitaba a su casa a Lynko. Tu casa es ms grande para jugar, le deca siempre. No quera que pisara su casa ni que conociera a sus paps.

    Por eso le molest tanto esa maana en la que fueron a la panadera y se encontraron con Lynko y su pap. Lynko estaba de su mano y dio un grito:

    Pap, l es Frin!El pap estaba vestido con jeans nuevos y una camisa azul a

    cuadros. Se gir sonriente y se acerc a ellos, abandonando su lugar en la fila.

    Hola, Frin, mucho gusto.Salud a su pap tambin muy amablemente y, mientras le

    acariciaba la cabeza, le deca:Estoy muy contento de que Frin sea amigo de Lynko... No hace

    27

  • Luis M. Pescetti Frinotra cosa que hablarme de l.

    Frin oy que su pap deca que s, que era un buen muchachn y que estaban orgullosos; sin embargo, l slo deseaba que se callara la boca e irse cuanto antes. Pero no haba cmo salir de la situacin. No podan irse sin haber comprado nada. Fueron avanzando lugares en la fila mientras Lynko le hablaba, aunque l slo haca que lo atenda y sonrea de vez en cuando. En realidad estaba oyendo que su pap le preguntaba en qu trabajaba al pap de Lynko, que le hablaba de la empresa y que eran demasiados viajes. Y sufra porque el pap de Lynko preguntara lo mismo.

    Lo hizo y oy perfecto cuando dijo... De esclavo en el hospital. Frin se enojo muchsimo porque sonaba como si le hubiera pedido trabajo.

    Cuando el padre de Lynko dijo: Bueno, tenemos que visitarnos un da de stos, Frin tom el paquete apurado y dijo:

    Vamos, ya est.S, Frin, espera que ellos compren, no?Ya est, pap, vamos! (repiti, enojado).Oye, qu te pasa a ti?!Frin no pudo evitar que volvieran a saludarse y a decirse de nuevo

    que haba que visitarse. Cuando quedaron solos, caminando rumbo a la casa, el pap lo rega por haberse mostrado tan maleducado. Frin caminaba serio, con los ojos llenos de rabia.

    Su pap le cont a su mam que haban conocido al pap de Lynko, que pareca un tipo muy amable, y que l se haba portado fatal. Frin se fue a su cuarto, cerr la puerta, sac su artculo de la maratn y se puso a leer. Y aun as se oan las voces del televisor.

    28

  • Luis M. Pescetti Frin

    7

    Frin iba pensando que cuando Alma le hablaba era como si sus ojos preguntaran algo. Entr seguro de que la iba a encontrar con Arno. Sin embargo, estaba solo, sentado en el borde del pasillo que separaba el patio de las clases.

    Qu tena de especial? Por qu a Alma le gusta ese idiota? Se imagin que un grupo de cientficos ponan a Arno encima de una mesa del hospital donde trabajaba el pap y le sacaban las tripas investigando qu tena de especial.

    Mira, Frin, qu hermosas tripas!Ser por eso, doctor?No pareca tener nada especial. Era pelirrojo, s; pero no deba de

    ser por eso, ni por la altura: no era ms alto que Frin ni ms inteligente. Qu era, entonces?, se preguntaba cuando vio entrar a Alma.

    ... (Ahora va a ir con l).Pero Alma pas enfrente sin mirarlo. Qu raro. Y Arno tampoco se

    haba fijado en ella. Tal vez era un secreto entre ellos dos, o tal vez a Alma le gustara l, pero Arno no lo saba. Qu se supone que deba hacer Frin en ese caso? Avisarle a Arno?

    Qu tonto soy, cmo voy a decirle eso? En todo el tiempo que sigui observndolo no not ni una sola vez que Arno mirara hacia el grupo en el que estaba Alma.

    se s que sabe guardar un secreto, pens. Si yo le gustara a Alma, la paseara al lado suyo. No disimulara. Entonces se le ocurri que tal vez fuera precisamente eso. Arno era muy callado, no buscaba hacerse amigo de nadie, como l, ni haca chistes. Ser que no le gusto a Alma porque hago chistes? Debo ser ms serio, pensaba Frin. Nunca me aguanto si puedo hacer un chiste y as quedo como un payaso. Qu chica va a querer estar con un payaso!

    Segua viendo a Arno, que apoyaba su cara en una mano, distrado. Luego abra su mochila y sacaba lo que traa. Cuadernos, lpices, todo lo pona a un costado y segua buscando. Frin sinti el impulso de acercarse y ayudarlo a encontrar lo que fuera que se le hubiera perdido. Se contuvo por vergenza, pero lo que en realidad senta era que quera estar cerca de Arno. Cmo haba logrado que a Alma le gustara? Peor an, quera que Arno fuera su amigo, ser como l.

    29

  • Luis M. Pescetti Frin

    Lynko se sent a su lado, cruzando su brazo por la espalda.Nunca te vas a quitar esa sudadera verde? (Frin).T me dijiste que me la siguiera poniendo (Lynko).Me vas a desprender la retina.Oye, el domingo, vamos a hacer una salida en bicicleta? Un

    picnic?Bueno.Qu ests mirando?Nada... Lynko, por qu ser que a alguien le gusta otra persona?Nada, le gusta y punto.... No, algo debe de haber.Si quieres le podemos preguntar a Arno: Oye, qu tienes para

    que a Alma le gustes?No seas tonto, es en serio... (lo empuj).

    En el recreo largo de mitad de la maana, Frin se acerc a Lynko.

    Oye, ni se hablan, ni se miran, cmo puede ser?Todava ests con eso? Le vas a hacer un agujero en la nuca de

    tanto mirarlo.No es raro?No, porque ella te dijo que le gustaba, no que eran novios (y

    sigui jugando a la pelota con una bola de papel). Oye, el domingo llevamos hamburguesas, no?

    Frin sinti que se hunda. Maldita claridad de Lynko, tena razn. Podan no ser novios en toda la vida y de todas maneras gustarle a Alma.

    En la clase de matemticas estuvo pensando: Realmente se puede querer a alguien para toda la vida? Tal vez cuando Alma vea que a l ella no le gusta, deje de quererlo. Pero eso no quiere decir que yo vaya a empezar a gustarle. Yo tendra que hacer algo. Oy que la maestra lo llamaba a la pizarra.

    A ver, Frin, mira, vamos a hacer este problema juntos.(A Alma le gusta l aunque no haya hecho nada)... S.(la maestra termin de anotarlo) Lo entiendes?(Y si yo le dijera a ella que me gusta?)...... Frin, ests prestando atencin?... Eh? S (Sera un tonto, porque ella ya me dijo quin le gusta).Frin, si no sabes hacerlo vuelve a tu lugar (se oyeron algunas

    risas en el aula).No, s lo s.Comenz a resolverlo mientras segua pensando: Entonces, qu?

    Tengo que buscar a alguien a quien yo le guste?Vas bien, Frin, no te olvides el cuatro.... (Alguien a quien yo guste, aunque ella no me guste a m?)...No, al revs, despeja ste...... (Lo mejor sera que yo le gustara a alguien que me guste

    mucho).Muy bien, y ahora por dnde sigues?... (A m me gusta Alma).

    30

  • Luis M. Pescetti Frin

    Perfecto, Frin, regres a tu lugar.Pero se acerc donde Arno y le pregunt:Encontraste lo que se te haba perdido?Qu??Frin! A tu lugar, dije, no a conversar (la maestra).Si encontraste lo que estabas buscando hoy.... (Arno puso cara de ni saber de qu le estaba hablando).Fue hasta su lugar. Alma tena la vista clavada en su cuaderno. Frin

    se sent. No entenda nada de nada. Ojal todo esto fuera como resolver una operacin en la pizarra: si a m me gusta Alma y a Alma le gusta Arno, y Arno quin sabe sobre equis. Un papelito le peg en la cara. Se lo haba tirado Lynko, que se rea de l, le haca seas de que estaba loco y pona los ojos bizcos. Frin le seal la sudadera verde y movi la boca diciendo: Apaga tu maldita sudadera verde. Lynko volvi a hacerle seas de que estaba loco. Sacaba la lengua, pona los ojos bizcos y cruzaba las manos, sin ver que la maestra se haba parado detrs de l.

    Lynko! Se puede saber por qu ests haciendo el payaso?!Lynko casi peg un salto del susto, y se sent tenso y derecho.

    Toda la clase dio una carcajada y Frin se agarraba la panza de la risa.

    31

  • Luis M. Pescetti Frin

    8

    Una tarde, Frin fue a comprar un lpiz, porque ya estaba escribiendo con un pedacito que casi ni se poda agarrar.

    Frin, si sigues con ese lpiz le vas a tener que sacar punta a tu dedo (dijo la mam).

    l saba que sus paps no tenan mucho dinero, por eso se cuidaba de no pedirles, no porque fuera muy ahorrativo; en realidad, lo enojaba muchsimo or que le decan: No podemos, Frin, no hay dinero. Esas respuestas lo llenaban de vergenza y haca todo lo posible por evitarlas.

    Elvio, el dueo de la librera, un seor un poco calvo y panzn, le vendi el lpiz y le pregunt:

    Oye, puedes hacerme un favor? (tom un trago de una copa)....?) S.(sac dinero de la caja) Ve al quiosco a comprarme una caja de

    cigarrillos.Frin tom el pedido con naturalidad: es normal que un adulto le

    pida a un nio que haga un trabajo, sea o no sea su hijo. Cuando regres y entreg el paquete de cigarrillos y la vuelta, Elvio lo miraba como si lo estuviera estudiando, y le pregunt:

    Ests trabajando en algn lado?Yo?... no.Y no te gustara ayudarme aqu por las maanas?Frin lade un poco la cabeza porque no saba si iba tener ganas de

    venir todas las maanas. No haba entendido que le estaban ofreciendo el primer trabajo de su vida. Elvio lo miraba serio.

    Te pagara as.Ense la mano mostrando tres dedos, y tom otro trago. Frin casi

    rebota en el techo por la sorpresa. l haba entendido que tena que seguir viniendo como un favor, no que le iban a pagar tres... Qu quera decir tres? Tres pesos? Treinta? Trescientos mil?

    Se subi feliz a su bicicleta y pedale hasta su casa. Iba a mil, senta el viento en la cara y su cuerpo lleno de energa, como si fuera ms poderoso que antes. La cadena de la bicicleta haca cuic, cuic, cuic a toda velocidad, como un reloj loco. Dobl una esquina y vio a Fede, un amigo del curso:

    Ey, Frin, adnde vas?!Tengo trabajo!!! (cuic, cuic, cuic).Grit entusiasmado, sin dejar de pedalear de pie para ir ms

    32

  • Luis M. Pescetti Frinrpido. Lleg a su casa y encontr a su madre preparando la comida.

    Mam, tengo trabajo!Ey! Y dnde? (curiosa y divertida por la agitacin de Frin).Ah se dio cuenta de que ya era un hecho. Elvio se lo haba

    ofrecido, a l le haba encantado la idea y su madre le preguntaba dnde. S, seor, ya era un hecho. Mientras su madre segua cocinando, l se par al lado y con el mismo entusiasmo le cont cmo haba sido. La madre se rea porque le diverta ver a Frin tan excitado, hablando rpido, apretndose los dedos, dando saltos. Frin crea que la madre estaba contenta por la noticia y tambin se rea.

    Bueno, pero no vas a descuidar la escuela...Claro que no, mam!Por la tarde fue a contarle a Lynko, que inmediatamente se lo cont

    a su madre, contento, como si el que hubiera conseguido trabajo fuera l. Despus hicieron ms planes para la salida del domingo.

    Esa noche, cuando ya estaba acostado, llam a su padre, que ya saba la noticia. Fue hasta su cama y le pregunt:

    Pap, lo que no entiendo es para qu me mand a comprar cigarrillos, por qu no me lo dijo antes.

    Te puso a prueba, Frin.A prueba?Ah, si ibas a ir... si ibas a devolverle el dinero.

    La librera abra a las ocho y media de la maana, pero Frin estuvo sentado en el escaparate desde las siete y media. No hubo quien lo convenciera de que era demasiado temprano. Cuando Elvio lo vio, sonri.

    El viernes cobr su primer sueldo. Lleg la hora de la comida y Elvio le dijo: Toma. Le dio un dinero en la mano e hizo que levantaba su copa para brindar. Frin regres a su casa y cont tres veces los billetes en el camino. No lo poda creer. Era la primera vez que tena un dinero que era suyo. No se lo haban regalado, no era un premio, no lo haba pedido. Se lo haban dado por su trabajo, o sea, que era todo, todo suyo... o se lo pedira su mam? A la hora de la comida se lo mostr a sus padres. Los dos se alegraron y lo felicitaron.

    Y qu vas a hacer con todo ese dinero ahora?Le pregunt su pap, con cario. Y esa pregunta quera decir varias

    cosas: no le iban a pedir el dinero, l lo poda gastar sin que nadie le dijera nada, y ellos no se iban a meter en lo que hiciera con ese dinero. Se pas tres das sin saber en qu gastarlo.

    Mir, Frin, si lo ahorras, vas a ir juntando tu dinero (explicaba su pap).

    Y para qu?Para poder comprar ms cuando hayas juntado bastante.(Frin negaba con la cabeza)... No, yo prefiero ir comprando y as

    igual voy a ir comprando ms.Lynko no se cansaba de hacerle sugerencias.Mira esa pelota, Frin!

    33

  • Luis M. Pescetti Frin

    (No)...Mira esa caa de pescar!(No)...Una mochila para irnos de campamento!(No)...Y qu vamos a llevar el domingo, entonces, Frin?!Hasta que en una librera vio un tomo de una enciclopedia y supo

    que lo quera. Era una enciclopedia que tambin se venda en fascculos ms pequeos y que Arno siempre llevaba cuando tenan que consultar algo en la escuela. Entr y compr el primer tomo. Para su sorpresa, costaba menos de lo que crea. Le alcanz para comprar otro libro. Uno de fenmenos extraos que haban pasado en toda la historia. As gast su primer dinero.

    Cuando lleg a su casa guard el tomo de la enciclopedia en la pequea biblioteca del comedor y fue a sentarse en el patio a leer el otro libro. Al rato entr Alma por la puerta del patio. Le gust verlo con ese libro abierto, que sostena con una mano, mientras que la otra estaba apoyada en su cabeza. Aprovechando que no se haba dado cuenta de que ella estaba ah, se qued observndolo. Era bonito que estuviera tan concentrado. Pareca ms importante. Estaba tan serio. Nunca haba visto a nadie leer de esa manera; pareca que estaba en otro mundo.

    Hola, Frin.... Ah, hola.Qu ests leyendo?Mira, en 1953 desapareci un barco con toda su tripulacin.Alma se sent a su lado. Frin sigui leyendo en voz alta, y ella le

    prestaba atencin a lo que l deca; pero tambin a que era bonito estar as con Frin. Cerca, mientras l lea en voz alta para los dos. No era fea la voz de Frin. Un barco haba desaparecido con toda la tripulacin. Es ms, era una linda voz. Y no se haba hundido. Y lea bien.

    34

  • Luis M. Pescetti Frin

    35

  • Luis M. Pescetti Frin

    9

    Si el domingo por la maana salan en bicicleta, haba que ponerse de acuerdo en el delicado tema de los sndwiches.

    Yo me voy a hacer uno de tomate! (Frin).No, mejor hazte uno de jamn y queso...(Lynko).... No, uno de tomate.O una hamburguesa! A m me encantan las hamburguesas.

    Cuando me las dan, siempre pido ms sobrecitos de mostaza, y me voy a sentar y regreso y le pido ms sobres para mi hermanito, no?

    Y paf. Se los echas!No, no, no... se los pongo todos, todos...Y paf. Se los echas!No, no, no... los voy abriendo despacio, despaciiiiiito...Y paf Se los echas!Que no!!! Primero me gusta tenerlos todos abiertos para no

    perder tiempo. Los pongo en hilera: uno de mostaza, uno de catchup, uno de mostaza y otro de salsa, as. Y luego empiezo a ponrselos encima de la hamburguesa.

    Y no se te vuelca al morderla?Para eso se los pongo! La vez que ms le puse fueron 20 en

    total, 12 de catchup y ocho de mostaza...... (Frin se rea).... y am, am, slurp, cluch, flop, splash, se me chorreaba todo

    por todas partes. Estaba buensima: creo que la ahogu a la hamburguesa. Cuando regres a casa mi mam me dijo: Lynko, qu hiciste?... Tena salsa hasta en la espalda.

    ... (Frin segua rindose).Cmo hice para ponerme salsa en la espalda? Nunca me di

    cuenta.Te habrs puesto la hamburguesa en la espalda.(Lynko solt una carcajada) Debo de haber apretado la

    hamburguesa y la salsa me atac por la espalda... Por eso, el domingo me voy a pedir una triple hamburguesa con patatas fritas triples tambin, y refresco extragrande, y voy a pedir 25 sobrecitos para batir mi propio rcord. T qu vas a llevar, Frin?

    De tomate.Y dale con eso!!! Me vas a hacer un agujero!!! No puedes

    llevar otra cosa!? Una hamburguesa, por ejemplo!?

    36

  • Luis M. Pescetti Frin

    A m me gustan los sndwiches de tomate que hace mi mam.Dibujaron un plano de los caminos de tierra por los que iban a ir en

    bicicleta. No era exactamente un mapa, porque inventaron unos caminos que no existan. Despus ya veran.

    Lleg el domingo. Frin se levant temprano, entusiasmado.Mami, preprame un sndwich de tomate, que vamos a ir de

    excursin con Lynko.No vas a ninguna parte (dijo ella).Por qu?No te acuerdas de que hoy vamos al cementerio a llevarle flores

    al abuelo?... Mam; pero ya quedamos con Lynko!No hubieras hecho un compromiso si tenas otro.Es que no me acord! Qu culpa tengo?Pero la mam segua preparndose, y eso quera decir que no le

    hara caso. Frin decidi insistir con su pap, que estaba ponindose los zapatos.

    Yo me voy a ir en bicicleta con Lynko!Ah, s? (dijo, sin levantar la vista).(la madre lleg al cuarto enojada) Frin! Si ya te dije que vas a

    venir con nosotros, no tienes por qu venir a decirle nada a pap!Pero es que ya haba quedado, mam! (con furia e impotencia).Basta!Dijo ella, y fue a buscar unas tijeras de arreglar el jardn, una

    botella con agua y un trapo viejo. Todo lo puso en una bolsa de plstico. Frin la sigui con la mirada. El padre se haba terminado de poner los zapatos, pas a su lado y le dijo:

    Frin, cuando regresemos, pasas a buscar a Lynko, y listo; no es tan terrible.

    S, porque l ya se va a haber ido con otros chicos!Contest enfadado. Qu poda saber su pap si era o no terrible?

    Eso lo hizo enojar ms todava. Fue todo el viaje con una cara que dejaba muy en claro que l no quera ir. Le estaban arruinando su plan con Lynko, y se lo iba a hacer notar todo el camino.

    O todo el da. O hasta que le pidieran perdn.

    El pap conduca con cuidado, porque el coche se lo haba pedido prestado a un vecino. Al lado iba su mam, con la bolsa de plstico apoyada a sus pies. Atrs iba Frin cuidando de mantener su cara de enojo. El problema es que, como no tenan coche, a l le encantaba cuando su pap consegua uno y salan a pasear.

    Se detuvieron en una floristera. La madre baj a comprar un ramo. Frin pens que su pap iba a darle conversacin; pero sigui callado, mirando lejos. Cuando llegaron al cementerio, Frin dijo, sin conviccin:

    Me quedo en el coche a or la radio.

    37

  • Luis M. Pescetti Frin

    Como quieras.Le dijo su madre, y se baj. Su pap se dio la vuelta y slo lo mir,

    como dicindole: Vale ya, Frin. Entonces se baj.Frin iba atento al silencio, tan distinto al del cementerio

    abandonado al que haba ido con Alma. Hasta la gente con la que se cruzaron hablaba en voz baja. Y cuando pasaban al lado apenas inclinaban sus cabezas, o decan un buenos das, que era ms un susurro que otra cosa.

    Pap, se seor estaba llorando (coment l con voz baja, tambin).

    El pap asinti, sin dejar de mirar adelante. A Frin le pareci que ese gesto haba sido muy discreto. En estas cosas serias su pap era muy discreto. Pens en tomarle la mano; pero no lo hizo.

    Dieron varias vueltas por los pasillos y llegaron hasta donde estaba el abuelo.

    La madre quit unas flores marchitas y las tir en un cesto.El pap se sent en un banco de cemento que haba enfrente.Frin se sent a su lado.La mam regres, tir el agua vieja de la jarrita y la volvi a colocar

    en su lugar.El pap se incorpor un poco, destap la botella que haban trado

    y se la alcanz.La madre la tom y fue vertiendo el agua fresca.Luego tom las flores, las cort con las tijeras y las fue

    acomodando en la jarrita con el agua nueva.Si le pareca que alguna quedaba muy larga, le cortaba otro poco

    de tallo y la acomodaba nuevamente. Finalmente, agreg del verde que les haban dado.

    Se alej para verlas.El pap seal una, se levant, tom esa flor y la puso en otra

    parte de la jarrita, y como se inclin, la volvi a acomodar y le dijo en voz baja a mam:

    As est mejor.... (a Frin le pareca que estaba igual que antes).(pero su mam contest con un murmullo)... S.Luego su pap fue a llenar la botella con agua, se la alcanz a la

    madre y se volvi a sentar en el banco.Ella arroj el agua suavemente sobre la pequea puerta de mrmol

    donde estaba el abuelo.Despus tom el trapo y la limpi.Lo estruj y lo volvi a pasar hasta que dej todo seco.Frin vio cmo pasaba el trapo sobre el cuadradito de metal con el

    nombre del abuelo y dos fechas.Le pareci que lo acariciaba.Su pap haba agachado la cabeza, se levant y se puso de pie

    cerca de la mam.Ella se agarr de su brazo.No saba qu hacer, no le haban pedido nada.Sinti que mejor se pona al lado de ellos.Vamos, si quieres (dijo su mam).

    38

  • Luis M. Pescetti Frin

    Regresaron al coche caminando callados. Saludaron a una seora. Frin le tom la mano a su pap, tambin sin decir nada. Arranc el coche y regresaron con el mismo cuidado de antes. Frin iba bien sentado, mirando a sus paps, que iban callados. Ni enojados ni serios. Solamente callados.

    Sin que l se diera cuenta, su pap fren frente a un negocio de hamburguesas.

    Quieres comprarte algo para el picnic?(sorprendido)... Puedo?El pap ya le estaba dando el dinero. No compr de las extratriples

    que deca Lynko, porque no quera gastar mucho; pero, adems, porque no existan. Pidi muchos sobrecitos, eso s, y patatas fritas y refrescos grandes.

    Cuando llegaron a casa, estaba Lynko con su bicicleta, esperndolos.

    Esprate, que voy por la bici!Grit Frin, y en un salto ya estaba de regreso. Su pap fue a

    devolver el coche al vecino. Su mam se haba quedado sosteniendo la bolsa con las hamburguesas y conversando con Lynko.

    Gracias, mami (dijo Frin).Portaos bien, eh?Dijo la mam, sonriendo, mientras pona la bolsa en la canasta de

    la bicicleta. Les dio un beso a cada uno, y entr a la casa. Frin quera sorprenderlo mostrndole que haba comprado hamburguesas: Mira, tragahamburguesas! Pero Lynko se le adelant.

    Frin! Mira lo que nos prepar mi mam!Y abri su mochila para mostrar dos gigantescos sndwiches de

    tomate.

    39

  • Luis M. Pescetti Frin

    10

    De repente, Alma se volvi ms callada. Algo pasaba. Frin la observaba desde lejos; no quera acercarse y que lo rechazara.

    Y si ella tambin cree que el que est raro soy yo?Entonces senta que tena que mostrarle que l no estaba raro, que

    ella poda acercarse si quera. Pero qu hacer? No poda decirle:Hola, Alma, mira que yo no estoy raro, eh? Puedes acercarte

    cuando quieras.Durante las clases la miraba, y ella no levantaba la vista, no le

    devolva una sonrisa ni nada. Lo primero que pens fue que ya se haba ennoviado con Arno y por eso ahora no quera ni mirarlo. Ya se haba decidido. Le habra hablado ella o l? Seguro que fue Arno. Era un poco raro, desordenado, con la cabeza en la Luna, como deca la maestra: siempre se le perda algo o se olvidaba alguna cosa.

    Pero no debe de ser tan vergonzoso como yo (se deca Frin), se le declar y ahora son novios. Por eso Alma no me puede mirar.

    En los recreos, sin embargo, Alma tampoco miraba a Arno. Sera un secreto? No creo. Ella estaba todo el tiempo con su mejor amiga, Vera. A Frin le pareca que Vera era la chica ms estpida del curso, como una secretaria que no dejaba que nadie se acercara a Alma. No ser que Vera la quiere de amiga slo para ella y le habla mal de nosotros? Seguro que esa estpida y presumida idiota hace eso. Le tocaron el hombro.

    Frin? (era Vera)....! Eh, s?Ests ocupado el sbado?... No... s, no... por qu?Quiero invitar a Alma a que hagamos un picnic, pero ella no

    quiere, y como t eres muy amigo, si vas, tal vez quiera...... S? (de rechazado a querido a la velocidad de la luz).Es que est callada todo el da... bueno, as, no?, y yo quiero que

    salgamos para que piense en otra cosa.En qu piensa?Sus paps se pelearon; entonces su pap se fue a un hotel y hace

    unos das que ella no lo ve, y dice que es culpa de la mam.Frin senta un enorme alivio de que Alma no slo no estuviera

    enojada, sino que si l iba ella querra ir. Pero entonces se le mezclaba con lo que le pasaba a ella, y le daba tristeza. En cualquier caso, quera ayudarla. Le pregunt a Vera:

    40

  • Luis M. Pescetti Frin

    Puedo invitar a Lynko?(se le iluminaron los ojos) S, claro! Eh... yo invit a Arno.... Para qu?!Porque es ms divertido, no?... (Entonces, soy o no el importante?)... Pero me dijo que tena que ir a no s dnde con su mam; pero

    que no era seguro y no se acordaba bien.Son el timbre. Vera le agradeci que fuera tan buen amigo.

    Inmediatamente, Frin sinti que Vera no era una estpidaidiotaimbcil, sino muy simptica y muy buena amiga tambin.

    En la clase de Lengua le pidieron a Lynko que leyera un poema de Lorca. Frin not que Vera segua a Lynko con la mirada. Lynko lea poemas igual que Frin jugaba al ftbol. Acentuaba mal las palabras, se pona nervioso, cambiaba la puntuacin de los versos. No se entendi nada. La nica que sonrea como si todo estuviera bien era Vera. El maestro se desesper, le pidi el libro y ley. Ay, qu trabajo me cuesta quererte como te quiero! Por tu amor me duele el aire, el corazn y el sombrero. Quin me comprara a m este cintillo que tengo, y esta tristeza de hilo blanco para hacer pauelos?

    Se hizo un gran silencio en el aula, el maestro deca muy bien los versos. Alma haba levantado la mirada y estaba oyendo.

    Se le ocurri que deba llevar ese libro al picnic. El viernes que cobrara, poda ir a comprarlo, porque a Alma la distraa. Qu sentira l si su pap se fuera a un hotel?

    Y slo por eso, l, que nunca haba ledo un poema y se le haca la cosa ms aburrida del mundo, sinti que quera leer poemas. Por el pap de Alma en un hotel. Y por Alma, sin su pap en la casa. Y porque si un da sus paps se pelearan tanto sera horrible, y daba miedo slo de pensarlo. Y porque si los versos le haban hecho levantar la cabeza a Alma, deban de ser ms fuertes que todos sus problemas.

    41

  • Luis M. Pescetti Frin

    11

    Se vean nubes cargadas. Su mam le dijo que buscara las botas, le puso su chamarra impermeable, que tena una capucha.

    Mam, parezco un astronauta.Mientras no seas un chico resfriado, no importa lo que parezcas.Frin estiraba sus brazos abiertos y se balanceaba.Aqu Houston, aqu Houston...(sonriendo) Estate quieto, que no te puedo cerrar la chamarra.... En este planeta llueve, Houston.Frin, que esto no cierra.Porque est vieja, mam.Todava sirve.Si nunca la tiramos, siempre va a servir. Me gustara una nueva.Para tu cumpleaos.No, para mi cumpleaos quiero algo para m.Y una chamarra para quin sera?No es lo mismo. A Lynko le compran ropa aunque no sea su

    cumpleaos.Me gustara una chamarra verde como la sudadera de Lynko...

    Con sta parezco un astronauta.Frin, mientras yo no consiga otro trabajo.Uf! Siempre el trabajo y el dinero!Cuando seas mayor vas a tener tu propio dinero y te vas a

    comprar todas las chamarras que quieras.Una chamarra es algo que se usa, un regalo es distinto...

    Adems, me quiero comprar un libro.Pero si tienes un montn que no leste.De versos no tengo ninguno... (estir los brazos). Houston,

    Houston, estamos frente a una forma de vida muy extraa.T sers una forma de vida muy extraa!Atacamos, Houston? Atacamos? Confirme.Vete ya, que vas a llegar tarde.De acuerdo! (empuj a su mam, que estaba agachada frente a

    l, y la hizo caer sentada).

    42

  • Luis M. Pescetti Frin

    (rindose) Frin!Ataque exitoso, Houston!

    Sabs qu les va a pasar a Houston y a ti?Oh, oh! Houston, creo que dejamos la eliminacin para otro

    momento.Sali corriendo hasta el patio, se subi a su bicicleta y se fue

    riendo. Cuic, cuic.La librera todava estaba cerrada. Qu raro. Toc en la casa de

    Elvio, y esper. Pas un rato sin or nada. Volvi a golpear ms fuerte. Oy unos pasos que se acercaban.

    43

  • Luis M. Pescetti Frin

    S?Soy yo, Elvio.... Ya voy.Fue a sentarse en el escaparate y esper. Empezaba a lloviznar.

    Despus de un largo rato lo vio aparecer, caminando despacio. Sin afeitar. La camisa fuera del pantaln. Se acerc a abrir la puerta sin decir nada. Frin sinti olor a alcohol. Vena de la respiracin y de la ropa de Elvio: ola a vino. Ya otras veces lo haba visto con una copa en la mano, y le haba dicho que era por el fro, otra vez por el rema.

    Entraron. Frin levant las persianas. La llovizna segua cayendo. Elvio se sent del otro lado del mostrador, mirando hacia la calle, sin hacer nada.

    Hoy que cobro mi paga me voy a comprar un libro.Elvio se quedaba con la vista fija en la ventana, o en la llovizna, o

    en cualquier cosa.Quiere que prepare caf?... (respiraba lentamente, hizo un leve balanceo).Se siente bien?... Eh? (como si saliera de un sueo).Le pasa algo?... Hoy vamos a cerrar.No quiere que me quede yo?... Vaya a descansar y yo atiendo.... (le pas una mano por la cabeza).En serio, Elvio, vaya.Fuera por cansancio, porque confi o porque todo le daba lo

    mismo, en vez de poner la llave en la puerta, se la dej en la mano a Frin y se fue.

    Toda la librera para l. Encendi la radio bien fuerte. Hizo que tocaba la guitarra elctrica con una regla. Despus se dio cuenta de que no iba a cobrar. No se atreva a pedirle su dinero. Cmo iba a hacer para comprar el libro que quera leerle a Alma? Se puso a leer su artculo sobre la maratn. Entr una clienta. Baj la radio. Le vendi un mapa. La mujer pregunt por Elvio, y respondi que haba tenido que ir a arreglar unos asuntos.

    Y te dej a ti al frente del negocio?... (asinti con la cabeza).Cunta confianza te tiene!La mujer pag y se fue. Frin subi el volumen de la radio y volvi a

    tocar la guitarra elctrica con la regla. A media maana se le ocurri ir a ver cmo estaba Elvio. Puso el cartel de Ya vuelvo. Fue hasta la casa. Se asom a su cuarto y vio que estaba tirado encima de la cama, durmiendo. El olor era ms fuerte. Decidi prepararle un t. Lo hizo y se lo dej en la mesita al lado de la cama. Volvi al negocio pensando en algo que haba odo una vez. Elvio tena una hija que viva en otra parte, que no le escriba nunca y nada ms lo llamaba cuando necesitaba dinero.

    Se le ocurri que poda sacar el libro de la biblioteca. Puso el cartel

    44

  • Luis M. Pescetti Friny sali bajo la llovizna suave y persistente. En la acera de enfrente una abuela se cay como un tronco; casi ni alcanz a poner las manos para atajar el impacto. Fue tan raro que Frin no reaccion enseguida, como si sucediera en una pelcula. Cruz la calle y la ayud a levantarse. La mujer traa una bolsa de compras en un brazo y un paraguas que haba quedado al revs, como una flor panza arriba. La seora se recost contra un rbol. Frin esperaba que se incorporara, pero se demoraba y se tocaba la nariz. Le sala sangre. Frin tom el paraguas, lo enderez y la cubri. Vio que ella sacaba un pauelo viejo y remendado. Se secaba la sangre de la nariz. Frin se ofreci a acompaarla y le dio su brazo. Ella lo tom. Caminaron lentamente hasta una casa en la que haba un seor mirando afuera.

    Oh, ahora mi marido se va a preocupar (dijo ella).En la puerta, le entreg el paraguas, se despidi y sali corriendo.

    Encontr el libro en la biblioteca. Volvi al negocio: era hora de cerrar. Pas a dejarle la llave a Elvio. No se haba levantado. La taza estaba en el suelo y el t estaba derramado. Levant la taza. Sec el suelo. Dej la llave en la mesa de la cocina y se fue hacia su casa, pedaleando lo ms fuerte que poda. Cuic, cuic. Maldicin, tena que llevar a engrasar la bicicleta antes del picnic.

    Qu maana ms rara. Su mam no poda comprarle la chamarra. Elvio no poda trabajar y esa viejita no poda caminar sola. Su mam le haba dicho que cuando fuera mayor iba a tener su propio dinero. Todava no lo tena, pero ya se senta grande. Y lloviznaba. Lloviznaba como si se hubiera girado un barco, o como si las nubes pedalearan llovizna hasta poner el mundo patas arriba.

    45

  • Luis M. Pescetti Frin

    12

    Lleg el sbado tan esperado. Saldran de picnic con Alma y Vera... y con Arno, aunque Arno tal vez no. Prometi que a lo mejor no poda. Bueno, no lo prometi. Eran las ocho menos cuarto y haban quedado en salir a las ocho y media.

    Mam, me voy a buscar a Lynko!No habais quedado aqu?S, pero lo voy a pasar a buscar igual!Frin, por qu no esperas tranquilo? Ya va a llegar; desde las seis

    y media que te oigo dar vueltas.No, pero mejor paso a buscarlo por si tengo que ayudar con

    algo!Os vais a cruzar en el camino y os vais a pasar toda la maana

    buscndoos.A Frin le pareci un chiste buensimo. Se ri, salud con un grito a

    su mam. Sali disparado hacia la puerta del patio. Fren de golpe, regres corriendo, le dio un beso a su mam y volvi a salir. Pero en ese preciso instante Lynko abra la puerta.

    Mam, ya lleg!!!Entraron abrazados, as, de hola, amigo. Revisaron lo que cada uno

    llevara y lo que pensaban hacer. Frin estaba excitadsimo, quera que Lynko metiera la bicicleta, no fuera que se la robaran y no pudieran ir de picnic por tener que hacer la denuncia o perseguir a los ladrones. Le mostr que l haba ido a la tienda de bicis para que le ajustaran los frenos, le inflaran bien las ruedas; pero sobre todo para que le pusieran aceite en el pin. No poda salir con Alma y Vera si haca cuic... cuic... en cada vuelta del pedal.

    La mam termin de preparar su vianda, le dio un beso como si se fueran de viaje, no de picnic ah cerca. Salieron a esperar a la acera. Frin entr a ver qu hora era a las ocho y cuarto. A las ocho y 20. A las ocho y 23. A las ocho y 27, que fue cuando se desesper.

    Quedamos a las ocho y media, tranquilzate (Lynko).Ser que no las dejaron?Hubieran avisado, no?Y si tampoco las dejaron avisarnos!?... (Lynko puso los ojos bizcos y sac la lengua, como dicindole

    que estaba loco).... (Frin entr nuevamente, regres agitado). Ya son las ocho y

    35, Lynko! Qu hacemos? Las vamos a buscar?

    46

  • Luis M. Pescetti Frin

    No! Qudate aqu sentado, que ya vienen, te digo!!!Si quieres las vamos a buscar y le puedo pedir a mi mam que

    nos acompae y les hable a los paps para que las dejen.(se agarr la cabeza)... No, no quiero.Lynko, no seas mal amigo!!!Pero Lynko saludaba a Alma y Vera, que se acercaban a media

    manzana. Frin se sent a la velocidad del rayo y cambi de conversacin.

    Lynko, no quieres que hagamos juntos el trabajo de la capa de ozono?

    ... Frin, no te estars volviendo loco?Llegaron. Ellas se bajaron de sus bicicletas y acercaron sus mejillas.

    Entonces, ellos reaccionaron saludndolas con un beso. Frin no sala de su asombro. En la escuela no se saludaban as; pero, claro, esto no era la escuela. Era la primera vez que se saludaban dndose un beso. Se habran puesto de acuerdo antes de venir para aqu? Si era as, ellas les llevaban ventaja. l y Lynko estaban perdidos, no se haban puesto de acuerdo en nada. Qu imbciles, cmo no pensamos en eso?

    Vamos? (propuso Lynko).Falta Arno, no? (record Alma).(Entonces s es su novio?, pens Frin). Pero dijo que lo ms

    seguro era que no iba a venir.No, dijo que a lo mejor no vena (intervino Lynko).... (Frin lo mir enojado: Por qu diablos no te callas?).S, mejor espermoslo (dijo Vera), seguro que va a llegar.Otra vez sentados a esperar; pero ahora conversaban entre los

    cuatro. Cada cinco minutos, Frin propona:Vamos, no va a venir.Espera un minuto.Es que se nos va a ir la maana.Apenas son las nueve.Ya son las nueve!? Entonces, vamos! Quedamos a las ocho y

    media!Mira, ah viene! (dijo Vera, y saludaba).S. Ah vena. A media manzana. Y no slo vena. Sino que vena

    caminando. Lentamente.Y tu bicicleta? (pregunt Lynko).Era en bicicleta? (distrado).Claro, Arno, cmo vamos a ir de picnic si no? (Alma, sonriendo).Ah, de picnic? Yo entend que nos quedbamos a jugar aqu.Frin no lo poda creer, lo miraba a Lynko como diciendo: s-te-me-

    de-ses-pe-ra.Quedamos en encontrarnos aqu; pero bamos de picnic.Uy!, yo no s si me dejan (dud Arno).Perfecto! No lo dejan! Arno, gracias por haber venido, puedes

    quedarte a leer mis revistas! Vmonos!Frin! No seas mal amigo! (dijeron entonces Alma y Vera).

    47

  • Luis M. Pescetti FrinVamos a acompaarlo a su casa a buscar la bicicleta.

    ... Es que tiene una rueda pinchada.Y qu, te acompaamos a arreglarla (dijo Lynko, aguantndose la

    risa, porque saba que era lo ltimo que Frin quera hacer).Caminaron junto a sus bicicletas hasta casa de Arno, mientras Frin,

    cada tanto, sin que lo vieran los dems, le haca seas a Lynko, agarrndose el cuello y sacando la lengua. Arno lo sacaba de las casillas. Pero, fuera como fuera, ya haba empezado el paseo.

    48

  • Luis M. Pescetti Frin

    13

    Llegaron los cinco a casa de Arno, que quiso abrir; pero la puerta no. Prob de nuevo. No. Estaba cerrada con llave. Arno se dio la vuelta, con su camisa salindose del pantaln, sus cordones, uno desatado y otro hecho con un nudo que jams se desatara, y todo l, as con el pelo despeinado, como si al despertarse tampoco hubiera estado la mam, mir al resto con cara de que el avin ya se fue, y les dijo:

    Mi mam no est.Se quedaron sorprendidos; slo Vera atin a preguntar:... T no tienes llave?... (hizo que no con la cabeza).Pausa. Silencio, volvi a hablar Arno.Id si queris.Lo dijo con un tono de camisa fuera del pantaln, despeinado, y los

    mir con una cara de cordones abandonados, que Lynko propuso que lo acompaaban hasta que llegara la mam, y hasta Frin estuvo de acuerdo. Se quedaron como si se hubiera ido la luz. Frin miraba la acera de enfrente, como todos. A su lado estaba Lynko, luego segua Vera, luego Alma, y luego Arno. S, estaban sentados juntos, y l estaba en la otra punta. En la otra punta de donde quera estar, cosa que ya haba sentido otra vez que estaba en la otra punta de donde quera estar. Que no haba silla para l, o que su silla la estaba ocupando otro. Siempre as. Qu da de porquera.

    49

  • Luis M. Pescetti Frin

    En eso lleg la madre, caminando rpido, y no cambi la cara de enojada, por ms que todos la saludaron correctamente. Slo se dirigi a Arno:

    Se puede saber qu haces aqu, sentado como un tonto!?Se quedaron tiesos al or cmo le hablaba.Es que era un picnic.Respondi Arno con su tono confundido, que ahora se explicaba por

    qu. Frin se dio cuenta de que Arno estaba como si siempre tuviera a su mam gritndole tonto.

    Y me pediste permiso?... (mirando el suelo).Contstame, burro! O no oyes que te estoy hablando!?Arno levant los ojos confundidos, y la mir como si esperara un

    golpe.Eres un intil, imbcil, no vas a aprender nunca!Se meti en la casa dando un portazo y cerrando otra vez con llave.

    Frin se dio la vuelta y dijo:

    50

  • Luis M. Pescetti Frin

    Oye, sa es tu mam o es la que mat a tu mam?Los dems lo miraron con cara de reproche.... Es mi mam.Contest Arno, con su tono de confusin, hundido como un barco

    que se est hundiendo, como un barco de transportar frutas que se est hundiendo a metros de la costa. Con sus naranjas flotando de adis, adis, nos lleva la corriente, adis, adis.

    Arno segua callado. Lynko habl:Ve a pedirle permiso, te esperamos.No, mejor iros.No, ve, te acompaamos (dijo Alma).Arno se levant cansinamente, fue hasta la puerta, toc el timbre.

    Frin vio que la chamarra de Arno le quedaba grande y apenas asomaban sus dedos por los puos. Pas un rato, y como si eso ya hubiera ocurrido otras veces, Arno volvi a tocar el timbre, resignado. La puerta se abri de golpe.

    Qu quieres, burro!Lo deja ir de picnic con nosotros, seora? (pregunt Alma).(pero ella ni la mir) A ti te pregunto!Pasa!Arno entr, la puerta se cerr con un golpe. No podan creer lo que

    haban visto. Dentro seguan oyndose los gritos. Tonto. Tonto. T lo que quieres es matarme. Eres un burro.

    Yo nunca haba venido a casa de Arno (Alma).... Yo tampoco (Lynko).... Ni yo (Vera).Frin fue hasta la puerta y toc el timbre. Los tres lo miraron

    sorprendidos.Frin, la mam se va a poner furiosa (Vera).l no hizo caso y volvi a tocar.La puerta se abri bruscamente, y antes de darle tiempo a que la

    mam gritara, Frin pregunt con voz firme:Hola, seora, est Arno?Esa pregunta la desconcert: cmo que si estaba Arno?, si ellos lo

    haban visto. Demor un segundo en dar el grito que traa preparado, y Frin reaccion nuevamente.

    Hola, seora, est Arno? Venimos a buscarlo porque queremos que vaya a un picnic con nosotros (en un tono que pareca amable, pero levantando la voz).

    La seora dio un portazo y se meti adentro.No te dije? (Vera).Pero Frin no la oa, estaba ah parado, pensando si iba a tocar de

    nuevo el timbre o qu, cuando la puerta se volvi a abrir, ahora con dificultad. Era Arno con su bicicleta.

    Me dijo que me vaya con vosotros.... (ninguno entenda nada).... Bueno... vamos (Alma).

    51

  • Luis M. Pescetti Frin

    Pero no tengo qu comer y la rueda est rota.Nosotros traemos... Vamos a la tienda de bicis. Tienes dinero

    para el arreglo? (Lynko).... (Arno hizo que s con la cabeza).Salieron los cuatro caminando con sus bicicletas al lado, en

    silencio.El paseo empezaba de nuevo, pero desde otra casilla, como en el

    juego de la oca. Lynko mir de reojo a Frin, que caminaba mirando al suelo. Se acord de la vez que se haba liado a puetazos por l, y lo juntaba con lo que haba hecho hoy y no pareca el mismo. Alma le ofreci caramelos a Arno que, por tomarlos sin soltar la bicicleta, casi se cae.

    Siguieron caminando, l, Vera, Alma, Lynko y los pantalones arrugados, el pelo despeinado, la camisa salida, un cordn desatado, la chamarra demasiado grande de un barco de frutas que medio se hunda, a metros de la costa, llenando la corriente de naranjas ajenas al barco que naufraga, y mezclando su perfume con el de este sbado por la maana.

    52

  • Luis M. Pescetti Frin

    14

    La bicicleta de Arno, vieja y emparchada, iba en silencio, como debe hacer toda bicicleta o caballo, que tampoco va dndole conversacin al jinete. En cambio, la de Frin, recin pasadita y todo por la misma maldita tienda de bicis, engrasada y aceitada hasta chorrear el estpido aceite, segua haciendo cuic, cuic. Era la nica que haca ruido. Frin estaba furioso.

    Frin, no le diste de comer? (Lynko).Todos se rean. Arno, en otro planeta como siempre, interrumpi:Yo s un chiste.A ver? (dijo Frin para desviar la atencin).Arno empez a hablarles de un nio que tena que comprar un

    sndwich de jamn y al que, antes de llegar a comprarlo, le pasaba de todo. Pero realmente de todo, porque llegaron al lmite del pueblo y al chico del cuento de Arno le seguan pasando cosas y todava no poda comprar su sndwich. Empezaba el camino de tierra. Frin ya quera que terminara el chiste. Una cosa era que Arno lo salvara de la broma de Lynko y otra cosa era que acaparara toda la atencin.

    Vamos al cementerio viejo? (propuso Lynko).No (dijo Alma, enseguida).... (Frin se sorprendi. Le dar vergenza de cuando fuimos

    juntos?).Od, que os sigo contando (Arno).Esprate, que tenemos que decidir adnde vamos.Yo conozco un monte que queda por aqu; pero no me acuerdo

    bien del camino (Vera).Vamos a se y lo buscamos (Lynko).Od, que os sigo contando (Arno).Llevaban media hora pedaleando y el chico del cuento de Arno no

    poda comprar el famoso sndwich de jamn porque tena que ayudar a una viejita a que cruzara la calle, despus porque pasaba un coche de bomberos, despus porque le robaban la bicicleta, tena que ir a hacer la denuncia, la encontraban; pero despus se la peda prestada un viejito. Y as mil cosas y nunca llegaba a comprar el maldito sndwich de jamn. Nunca haban odo un chiste tan largo. Frin estaba furioso con el estpido de Arno, con los estpidos de los dems, que no paraban de rerse del estpido chiste del estpido Arno, con el estpido nio del estpido chiste. Hasta con el estpido sndwich del chiste. Cundo iba a parar de hablar e iba a dejar hablar a los dems?

    53

  • Luis M. Pescetti Frin

    Ya, Arno! Y qu pas!? (deca Alma, desesperada y divertida).S, basta Arno, hablemos de otra cosa! (aprovech Frin).No, Frin, djalo que siga (de nuevo Alma).... (Quin la entiende?, pens Frin).S, un momento, todava falta, porque, cuando estaba por llegar

    al negocio, se le cruz un perro con una manchita blanca...Termina el maldito cuento! (gritaba Lynko, muerto de risa).Seguan pedaleando y rindose, ya no porque importara el cuento,

    sino porque no acababa nunca, y porque Arno jams haba hablado tanto. Se le habr destapado algn cao en la cabeza, pensaba Frin, pero con ganas de volverlo a tapar. Trataba de que se le ocurriera algo gracioso para hacerlos rer l tambin; pero ni poda pensar, porque Arno no paraba de hablar, los dems, de rerse, y su bicicleta, de hacer cuic, cuic.

    Ms se alejaban del pueblo y ms divertidas eran las cosas que se le ocurran a Arno para alargar el chiste. Frin not que Alma se rea despreocupada. Cuando llegaron, estaba seria por eso que le haba contado Vera, que sus paps estaban con problemas. Pero ahora era la misma de siempre, alegre y con una risa maravillosa. Arno inventaba ms y ms cosas, y eso los haca pedalear ms lento. En un momento tuvieron que detenerse porque Alma casi se caa de la risa.

    Oye, me parece que no es por aqu (interrumpi Vera, todos frenaron).

    No sabas? (pregunt Lynko).Pero os dije que no me acordaba tanto.Y ahora? (Alma).Si queris, nos quedamos y os termino de contar (Arno).De eso nada, este lugar es horrible! (Alma y Vera).Sigamos, seguro que es cerca (dijo Frin, tratando de tener

    iniciativa en algo).Y si nos perdemos? (Alma).Creo que s cul es (Frin).... (Lynko se dio cuenta de que estaba mintiendo y que lo deca

    para alardear delante de todos).Vamos (insisti Frin, rogando que se le ocurriera algo).Os sigo contando (dijo Arno).Todos se rieron. Hasta la bicicleta de Frin, que haca cuic, cuic.

    Pero l no; quera regresar, mandarlos a todos al diablo, ir a devolver el libro a la biblioteca. Jur que no le leera un solo poema a Alma, si de todas maneras con cualquier chiste estpido se olvidaba de sus problemas.

    Arno, tu chiste no tiene final! (Alma simul enojo, pero sonaba encantada).

    S tiene; falta poco.Siguieron pedaleando y rindose. Tod