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JESÚS JESÚS les habló estas les habló estas PALABRAS PALABRAS 2020 2020

Libro de las conferencias Regresando a la Biblia 2020 › ...Willie A. Alvarenga Editor del libro de las conferencias Iglesia de Cristo en White Rock 9220 Ferguson Road Dallas, TX

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  • JESÚSJESÚSles habló estasles habló estas

    PALABRASPALABRAS

    20202020

  • Décimo tercera conferencia Bíblica Regresando a la Biblia 2020

    Alberto Serna Director de las conferencias

    Willie A. Alvarenga Editor del libro de las conferencias

    Iglesia de Cristo en White Rock 9220 Ferguson Road

    Dallas, TX 75228 (817) 268 3222; 681 4543

    www.regresandoalabiblia.com

    http://www.regresandoalabiblia.com

  • AGRADECIMIENTOS

    Deseo dar las gracias primeramente a nuestro Dios por la bendi-ción de producir este material para beneficio de la hermandad.

    Gracias a nuestro Padre celestial esta es la décimo segunda confe-rencia bíblica que llevamos a cabo para la honra de Dios y benefi-cio espiritual de la iglesia. A Él sea siempre la honra y la gloria en

    todo lo que hacemos.

    También deseo agradecer a todos los hermanos que de una mane-ra u otra colaboraron contribuyendo con su tiempo, dinero y tra-bajo para que este evento se pudiera llevar a cabo. Muchas gra-

    cias a todos los hermanos y hermanas que impartieron clases a los niños durante el día.

    Dios bendiga a nuestros oradores quienes han tenido a bien pre-parar las lecciones para poder compartirlas con los que estuvie-ron presentes para esta conferencia bíblica. ¡Qué sea Dios quien

    bendiga sus ministerios y esfuerzos en la obra del Señor!

    Finalmente agradecemos a todos los que tomaron el tiempo para acompañarnos en esta conferencia bíblica. Muchas gracias por

    dedicar tiempo al crecimiento espiritual de su alma. Willie A. Alvarenga

  • Décimo tercera Conferencia Bí-blica 2020

    “Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él”

    (Juan 8:30)

  • Copyright © 2020 por la Iglesia de Cristo de White Rock (Dallas, TX).

    imagen de la portada "por user5812043 / Freepik" Diseño del libro y de la portada por Rogelio Medina

    lapalabrapublisher.com regresandoalabiblia.com

    Conferencias Bíblicas Regresando a la Biblia Todos los derechos reservados. Este libro o partes de él no pueden ser reproducidos en cualquier formato sin un permiso por parte del autor.

    Printed in the United States of America ISBN: 9798643544869

    http://lapalabrapublisher.comhttp://regresandoalabiblia.com

  • TABLA DE CONTENIDO El crecimiento de la iglesia como Dios desea Dave Miller/Obed Rodríguez………………………1-15

    Ancianos en la iglesia—Su autoridad Robert Dodson/Willie A. Alvarenga ……………..17-23

    Actitudes que comprometen la verdad Jesús Martínez…………………………………….25-39

    La iglesia de Cristo-Su esposa gloriosa Wayne Brewer…………………………………….41-53

    Advertencias de parte de Jesús Willie A. Alvarenga……………………………….55-69

    Clases Separadas: Damas y Varones: La autoridad de la Biblia y la familia Willie A. Alvarenga……………………………….73-97

    Jóvenes: Venciendo los obstáculos de la vida Obed Pineda……………………………………..99-113

    La fidelidad hasta el fin Rogelio Medina…………………………………115-129

    Escuela de Predicación de Brown Trail………133-137

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    PALABRASPALABRAS

    20202020

  • CRECIMIENTO DE LA IGLESIA COMO DIOS DESEA Dave Miller

    El hermano Dave Miller ha trabajado por más de 40 años en diversas capacidades para iglesias de Cristo, incluyendo predicador de púlpito, director de una es-cuela de predicación (Brown Trail School of Preaching) y anfitrión de un programa televisado a nivel nacional que se transmite en GBN (gbntv.org). Actualmente es Director Ejecutivo de Apologetics Press, el Dr. Miller

    ha sido autor de numerosos artículos y libros, incluyendo el Co-rán revelado, la Anarquía Sexual, Pilotando el Estrecho, el Silen-ciamiento de Dios, Cristo y el Congreso Continental, Por qué Su-fren, y una serie De libros que enseñan a los niños a leer. Él lleva a cabo más de 40 discursos por año, incluyendo seminarios de fin de semana, conferencias y reuniones del Evangelio.

    "PÚLPITOS DE IMPORTANCIA"

    ¿Quién no quiere que la iglesia crezca? Después de todo, Dios 1quiere que todas las personas sean salvas (1 Timoteo 2:4). Nosotros también deberíamos. Pero, ¿el mandato de que la iglesia crezca significa que podemos hacer algo para atraer a la gente a la iglesia? ¿Deberíamos copiar las travesuras de las denominaciones en sus esfuerzos por hacer que sus iglesias crezcan? Ver 1 Samuel 8:20. Es increíble pensar que no2 -sotros, como Israel, no hemos aprendido la lección de que buscar ayuda fuera de la Palabra de Dios equivale a una deslealtad insensata (Salmo 146:3; Isaías 31:3).

    La mayoría de este material fue tomado de mi libro, Piloting the Strait (Pilo1 -tando el estrecho).

    e.g., Gene Vinzant (June), “Lessons from Willow Creek,” Ministry (March/2April & May/June), 13:1.

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  • Pero considere los siguientes tres puntos: (1) ¿Realmente parece posible que Dios requiera un crecimiento numérico, pero luego no nos diga cómo lograrlo? ¿Debemos recurrir a pagar una tarifa a los "exper-tos en crecimiento de la iglesia" para que vengan y nos informen sobre las "técnicas" adecuadas para el crecimiento de una iglesia, técnicas que han aprendido del denominacionalismo, la psicología y la sociología? ¿Técnicas generadas en las mentes de meros hombres?

    (2) Cuando decidimos apelar al mundo secular alterando el mensaje para abordar las "necesidades sentidas" del hombre moderno (por ejemplo, soledad, alcoholismo, estrés, cáncer), ¿qué estamos ha-ciendo? Estamos permitiendo que el simple hombre, la sabiduría hu-mana y las últimas tendencias en psicología social determinen qué y cómo predicamos y enseñamos. No estamos permitiendo que Dios es-tablezca la agenda y determine el tema y la sustancia de nuestro mensa-je. De hecho, el clima en la iglesia es tal que una persona podría ser completamente ignorante de la verdad bíblica y aún así ser un "experto calificado" para celebrar seminarios sobre el crecimiento de la iglesia o atraer a las masas a través de los medios de comunicación.

    (3) Demasiadas veces nuestro "progreso" no es más que el sutil abandono de la verdad bíblica a cambio de "algo nuevo" (Hechos 17:21) o las últimas modas populares derivadas de los "últimos estudios". Bajo la apariencia de "crecimiento" y "progreso", nos apartamos de la doctri-na Bíblica y nos alejamos gradualmente de nuestros amarres espiritua-les. Uno tiene la impresión de que si continúa creyendo en la misma verdad Bíblica que siempre ha sido aceptada y defendida, se ha "estan-cado" y no ha podido "crecer" y "madurar". El término "se extravía" en la versión Reina Valera en 2 Juan 9 proviene de una palabra de la cual obtenemos la palabra "progreso". Tal es una descripción adecuada de gran parte del truco que se promulga hoy en nombre del “progreso".

    Esta mentalidad es completamente contraria a la prescripción Bíblica para lograr nuestras tareas ordenadas por Dios. Si queremos que la iglesia crezca y esté aislada contra la apostasía, debemos volver a la Biblia y ver que solo sobre la base de la verdad enseñada con fervor in-transigente se pueda lograr un crecimiento aprobado divinamente. No hay sustitutos. Nada tendrá impacto en la mente humana como la pre-sentación directa de la verdad. Solo la verdad de Dios tiene el

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  • "poder" (Romanos 1:16) y la "energía" (Hebreos 4:12) para estimular a las personas. Solo la verdad de Dios puede liberar a las personas (Juan 8:32; 17:17). Cuando la sociedad se estaba deteriorando y desmoronan-do, fue entonces cuando Dios envió a profetas de lenguaje claro, con-tundentes y precisos para que despertaran y llevaran a la gente a darse cuenta de cuán lejos se habían alejado de los preceptos divinos. Su mensaje de origen divino no dejaría de facilitar el crecimiento que Dios quería (Isaías 55:11).

    Esa es precisamente la razón por la cual no es nuestra carga y responsabilidad producir los números: "Pero Dios, que da el aumento" (1 Corintios 3:7). Mientras estemos plantando y regando (es decir, enseñando la Palabra de Dios), no necesitamos sentirnos obliga-dos a forzar nuestro propio aumento. Solo la Palabra implantada salva-rá a las personas (Santiago 1:21). Entonces, en lugar de languidecer en-tre los mecanismos de la psicología social, ¿por qué no volvemos y “deseamos la leche sincera de la palabra, para que [podamos] crecer de ese modo”? (1 Pedro 2:2).

    EL PAPEL DEL PREDICADOR

    Durante demasiado tiempo, se ha percibido que los predicado-res son en gran parte responsables del crecimiento numérico (o falta de él) en la congregación local. Se cree que si está haciendo su trabajo, la iglesia crecerá en número. Si la iglesia no está creciendo en número, se concluye, el predicador es en gran parte responsable. Se supone además que factores tales como la apariencia, la personalidad, el estilo y el tono de la predicación (en oposición a su mensaje), y el entusiasmo y la energía con los que busca conversos a través de estudios Bíblicos per-sonales, son responsables del éxito o fracaso del predicador en producir crecimiento numérico.

    Compare este escenario con la verdad Bíblica. Según el Nuevo Testamento, la función del predicador y la tarea ordenada por Dios es predicar la verdad (2 Timoteo 4:2; 1 Timoteo 4: 11, 13; Tito 2:15). En con-secuencia, no es su responsabilidad traer los números. Además, supo-nemos que si el predicador se encuentra correctamente en su predica-ción, las personas se convertirán y si las personas no se convierten, el

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  • predicador es defectuoso en su mensaje y método. ¿Dónde deja tal su-posición un "predicador de justicia" como Noé? (2 Pedro 2:5). ¿Cómo se compara con la predicación de Jesús que causó que "muchos" de Sus discípulos se retiraran? (Juan 6:66). Quizás nuestra descripción del tra-bajo de la tarea del predicador y la definición de Dios no coinciden. Los predicadores en nuestros días son contratados sobre la base de su per-sonalidad atractiva y su éxito en atraer números. ¡Qué vergonzoso que pudiéramos habernos alejado tanto de las pautas divinas!

    Pablo pudo haber sido un escritor penetrante, pero aparente-mente no era muy dominante en el púlpito en términos de su presencia física (2 Corintios 10:10; 1 Corintios 1:17; 2:3-5). No le hubiera ido muy bien en el juego competitivo de hoy para que los oradores dinámicos llenen los púlpitos de las iglesias "grandes" (lo que un predicador llamó "púlpitos de importancia"). Sin embargo, Pablo es un modelo apropia3 -do para que los predicadores emulen (1 Corintios 4:16; 11: 1; Filipenses 3:17; 4:9; 1 Tesalonicenses 1:6; 2 Tesalonicenses 3: 9). Dijo que plantó, es decir, puso la verdad a la vista de las personas (1 Corintios 3:6). Dios era responsable de cualquiera que respondiera adecuadamente a ese mensaje abrazando el cristianismo. Él da el aumento, ¡no el predicador! Por consiguiente, si la verdad se predica en amor (Efesios 4:15), y los números no entran, ¡no es culpa del predicador!

    Simplemente debemos abandonar las expectativas poco realistas y denominacionales que se han desarrollado en nuestra hermandad con respecto al papel del predicador. Debemos volver a la práctica de poner predicadores Bíblicos (no porristas, entusiasmados por Dale Carnegies u hombres de relaciones públicas entusiasmados) en nuestros púlpitos, predicadores que expondrán a las personas a todo el mensaje de Dios y dejarán el aumento (o la falta de él) a Dios.

    EVANGELISMO MUNDIAL

    El evangelismo es extremadamente importante. Es obligatorio y absolutamente esencial. Nosotros, como cristianos, debemos tomar en

    Sermón predicado por Rick Atchley en Richland Hills Church of Christ di3 -ciembre de 2006.

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  • serio la advertencia de Dios para contarles a otros acerca de la sangre redentora de Cristo. Tenga en cuenta los siguientes tres puntos:

    (1) El Señor no nos ordenó "convertir el mundo" o traer grandes números. Nos dijo que evangelizáramos el mundo, lo que significa dar a conocer las buenas nuevas. Si la iglesia en este punto de la historia no está creciendo numéricamente (una suposición, que no solo no se puede probar, sino que se ha demostrado que es altamente sospechosa), puede haber muchas explicaciones. ¿Fue la falla de traer a los grandes núme-ros en los días de Noé un fracaso por parte de Noé? ¿Debería haber sido reprendido a cambiar su método y mensaje para garantizar que las per-sonas se sentirían atraídas? ¿Debería haberle dicho que necesitaba "dis-cipular" a sus tres hijos, que podrían ser equipados para "discipular" a otros? ¿Falló en adaptarse a la cultura? No, el problema estaba en los corazones de los oyentes y su falta de voluntad para escuchar a Dios.

    (2) ¿Cómo sabemos con certeza que algunas áreas nunca se evangelizan? El hecho de que no conozcamos a ningún predicador del evangelio que realmente viva y trabaje en un área determinada no es prueba de que la población no haya tenido acceso al evangelio a través de otro medio, en otro momento o de alguna otra manera. Simplemente no tenemos forma de saber lo que se ha hecho, lo que se está haciendo o lo que aún se puede hacer, ¡así que debemos animarnos!

    (3) ¿Qué pasa con la providencia de Dios? ¿No ha sido siempre el caso que si hay personas que responderán al evangelio en un área determinada, verá que están expuestos al mensaje (por ejemplo, Hechos 10:4 y sig .; 16:9 y sig .; 18:10-11)? Si nos rendimos a la voluntad de Dios, dispuestos a ser utilizados en su servicio, surgirán oportunidades para que los usemos como medios para influir en las personas con la verdad. Los propósitos de Dios no serán frustrados. No necesitamos recurrir a mecanismos de difusión no bíblicos y no autorizados. No debemos des-alentar la empresa evangelística legítima. Pero debemos desafiar a aquellos que usan la noble necesidad del evangelismo como una san-ción para la innovación no bíblica. No debemos permitir que nuestro ardiente deseo de salvar almas actúe como ímpetu para nuestra desobediencia a la voluntad suprema de nuestro Padre.

    Siempre tenga en cuenta que el PODER está en la Palabra de

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  • Dios. Nuestro enfoque debe permanecer centrado en la enseñanza de la Biblia. Usted y yo no tenemos ningún atractivo, ningún truco, ninguna alternativa que ofrecer a las personas para atraerlos. El único recurso legítimo es la verdad y el amor a la verdad (Juan 17:17; 2 Tesalonicenses 2:10). Nos olvidamos de que las denominaciones nos han hecho vencer "con las manos hacia abajo" cuando se trata de programas y métodos hechos por el hombre que hacen que la gente literalmente intervenga. En nuestro afán por descubrir qué causa el crecimiento de las denomi-naciones, hemos esquivado al único Bíblico, y por lo tanto legítimo, causa de crecimiento, el mismo que las denominaciones no tienen: VERDAD (Juan 8:32).

    Tenga en cuenta que también hubo ardientes "ganadores de al-mas" en los días de Jesús. El hecho de que fueran tan "entusiastas" en el evangelismo no hizo que Jesús se volcara y capitulara ante su causa "digna". Todo lo contrario. Él les declaró: "viajan por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo ganan, lo hacen el doble de hijo del in-fierno que ustedes mismos" (Mateo 23:15). La pregunta crucial es: ¿a qué se están convirtiendo las personas? Si nos hemos alejado del único atractivo Bíblico que atraerá corazones honestos y verdaderamente so-lidificará su condición espiritual, ¿de qué sirve? ¿Es posible que las per-sonas se conviertan en un líder humano dinámico, en un programa emocionante o en un ambiente cálido y de aceptación? Ciertamente, Dios no está dispuesto a que ninguno perezca (2 Pedro 3:9), pero ¿está tan preocupado por los números hasta el punto de que eso constituye un índice de éxito? ¿Estamos, de hecho, haciendo algo mal si no esta-mos bautizando a las personas de derecha a izquierda y creciendo como las "diez iglesias más grandes”?

    Numerosos pasajes enseñan que la verdad pura y sin adulterar nunca ha sido popular ni influyente entre la mayoría de sus oyentes. Noé, un "predicador de justicia" (2 Pedro 2:5), trató de hacer conversos durante quizás 120 años (Génesis 6:3), pero con la excepción de su pro-pia familia, no logró traer los grandes números (1 Pedro 3:19-20). Jonás tuvo éxito al hacer que un número suficiente de ninivitas se arrepintiera en la medida en que Dios salvó la ciudad (Jonás 3:10), solo para luego destruirla (Nahúm). Elías fue informado de que 7,000 todavía respon-dían a la verdad (1 Reyes 19:18), pero 7,000 de una nación de cientos de miles no son muchos. Cuando vienes al Nuevo Testamento, “multitu-

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  • des” siguieron a Jesús, pero la mayoría de ellos salieron por la comida (Juan 6:10-15) y los milagros (Juan 6:2). Una vez que oyeron lo que Jesús tenía que decir, se alejaron (Juan 6:66). Ellos, de hecho, lo mataron (Ma-teo 27:20-25).

    Pero, ¿qué pasa con los "miles" que se convirtieron en los prime-ros capítulos de Hechos? Mirar de nuevo. Tres mil (Hechos 2:41), en comparación con los muchos miles de todo el mundo reunidos en Jeru-salén para celebrar Pentecostés (Hechos 2:5), no es tan dramático. 4Además, estos conversos eran judíos que habían sido entrenados en el Antiguo Testamento y, por lo tanto, fueron preparados por la instruc-ción espiritual de por vida. Estaban "maduros". Al igual que Simeón, habían estado "esperando" (Lucas 2:25). Pero el hecho es que la mayoría de la nación judía rechazó la verdad y sufrió las consecuencias (Mateo 23:35-36, 38; Romanos 9:22; 10:21; 11:7; 1 Tesalonicenses 2:14-16). Estas observaciones Bíblicas armonizan con otras declaraciones que sugieren que "convertir el mundo" es una noción errónea y amasar legítimamen-te grandes números es un nombre inapropiado (Mateo 22:14; Lucas 13:23-24; 1 Corintios 1:26).

    ¿Cómo, entonces, explicamos las situaciones en que las iglesias parecen estar creciendo numéricamente muy rápidamente? La Biblia sugiere al menos dos explicaciones. Si se está llevando a cabo una con-versión legítima, la población que está siendo evangelizada probable-mente esté “madura”, es decir, las circunstancias son tales que están preparadas y ansiosas por escuchar la Palabra de Dios. Los ejemplos Bíblicos de este fenómeno incluyen los eventos que condujeron al "lla-mado macedonio" en los cuales el Espíritu realmente evitó que Pablo enseñara a algunos grupos para dedicar atención a los oyentes más re-ceptivos (Hechos 16:6-10). Del mismo modo, la estadía inusualmente larga de Pablo en Corinto se debió al hecho de que había "muchas" per-sonas que responderían al evangelio si se les daba la oportunidad (He-chos 18:9-11). Los judíos en Pentecostés son solo otro ejemplo. Hay lu-gares en el mundo de hoy donde los misioneros han encontrado una resistencia generalizada, mientras que otras áreas han exhibido una re-

    Josefo indica que en el 65 D.C., por lo menos tres millones de judíos estaban 4presentes en el Pentecostés. Estos peregrinos debieron de haberse quedado en Jerusa-len. (La guerra de los judíos, Libro II. xiv. 3; también Libro VI. x. 4).

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  • ceptividad increíble.

    Por otro lado, particularmente en los EE. UU., Es muy posible que multitudes se estén convirtiendo en una forma diluida de cristia-nismo. Pueden estar sucumbiendo a trucos de alta presión o una meto-dología estructurada y regimentada que los incorpora en una especie de organización piramidal humana. Todos estos programas son análogos a lo que Pablo llamó "otro evangelio" o, más específicamente, un evange-lio "pervertido" (Gálatas 1:6-7). Los participantes en tales sistemas seña-lan rápidamente sus números como evidencia suficiente de que están en el camino correcto. No reconocen que el pseudo-evangelismo puede muy bien "ganar amigos e influir en los enemigos" (mira las denomina-ciones y las religiones del mundo), pero solo el evangelismo Bíblico hará que las personas sean verdaderamente "libres" (Juan 8:32), "purifi-cadas" (1 Pedro 1:22), y "salvado" (Santiago 1:21). Cuando está ocu-rriendo el evangelismo Bíblico, también podríamos enfrentarlo, "PO-COS" se convertirán (Mateo 7:13-14).

    Necesitamos mirar una vez más el retrato de evangelismo pin-tado en el Nuevo Testamento. Los cristianos no recurrieron a gastar sumas masivas de dinero para construir instalaciones impresionantes y elaboradas tipo catedral para atraer a la gente. No tuvieron que incor-porar el último equipo audiovisual y las costosas técnicas de produc-ción como señuelo. No tenían que utilizar altavoces dinámicos que pu-dieran despertar las emociones de la audiencia gracias a sus refinadas habilidades para hablar. Tampoco las personas se sintieron atraídas por el cristianismo debido a la emoción que se asocia con algunos progra-mas eclesiásticos creados por el hombre y entornos congregacionales manipulados artificialmente.

    Cuando las personas se sintieron atraídas por el cristianismo y la iglesia en el primer siglo, ¡se sintieron atraídas por Jesús por medio de su DOCTRINA! El procónsul romano Sergio Paulo estaba interesado en escuchar la verdad. Cuando respondió, respondió a la Palabra de Dios, no al "calor" que fluía de Pablo o Bernabé o la seguridad de que sus "necesidades sentidas" serían satisfechas. El texto dice que creía porque estaba "asombrado por la doctrina del Señor" (Hechos 13:12). Si nuestro evangelismo no posee en su núcleo la verdad de Dios "podero-sa" (Romanos 1:16) y "enérgica" (Hebreos 4:12), podemos estar logrando

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  • mucho en términos de números, pero nosotros no estamos logrando nada cuando se trata de agradar a Dios y de traerle la verdadera gloria.

    Parece que muchas iglesias hoy admiten libremente e incluso se jactan de que su dramático crecimiento numérico se debe a varios des-cubrimientos cuidadosamente investigados. Estos incluyen cosas tales como: (1) suficiente espacio de edificio / instalación con el último equi-po para acomodar los números; (2) un predicador que tiene una perso-nalidad dinámica y que es un "motivador", (3) un ambiente cálido, tole-rante, de aceptación, "sin preguntas"; (4) un líder de canción dinámico e inspirador; ¡El increíble giro de todo esto es que se nos anima a pagar una tarifa a los expertos en "crecimiento de la iglesia" que vendrán y nos iluminarán sobre cómo traer los números! Simplemente estamos reflejando las tendencias de la sociedad en general y del mundo deno-minacional en particular.

    ¿No podemos ver que cuando nos centramos en proclamar y defender el mensaje hasta la década de 1960, crecimos más rápido? Pero ahora que hemos cambiado nuestro énfasis, aunque ahora tenemos edi-ficios más grandes, más predicadores "educados", más "asesoramiento", más seminarios, más riqueza y más "atractivo" para los forasteros, nues-tro crecimiento se ha desacelerado. Debemos volver a los únicos medios legítimos de crecimiento y abandonar la preocupación por todos estos "dispositivos" (2 Corintios 2:11). Debemos despertar y reconocer que la iglesia primitiva “se multiplicó” cuando estaban “caminando en el te-mor del Señor” (Hechos 9:31), es decir, cuando se enfocaron en la obe-diencia a los mandamientos de Dios (Eclesiastés 12:13 ) Ahí reside la verdadera clave del crecimiento (1 Pedro 2: 2-3).

    INSTALACIONES EXTRAVAGANTES

    Algunos piensan que la manera de hacer crecer la iglesia es construir un edificio de moda para la iglesia. Esta misma tendencia fue evidente en el siglo XIX cuando la iglesia enfrentó un impulso similar

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  • hacia la apostasía. En ese momento, existía una tendencia decidida ha5 -cia la "extravagancia" y la "mundanalidad" en la construcción de gran-des edificios de iglesias tipo catedral (p. 290). Un predicador de la épo-ca, Benjamin Franklin, consideraba que estos "templos" (p. 292) eran "una muestra de opulencia no cristiana" (p. 291) y un "llamamiento a la lujuria de la carne y al orgullo de la vida" (p. 292). El "gasto innecesario y espectáculo en las casas de reunión" iba de la mano con el deseo de introducir música instrumental en la adoración (p. 292).

    Más de un siglo ha pasado desde estas observaciones. Sin em-bargo, nosotros en las iglesias de Cristo estamos repitiendo los errores del pasado. Estamos deseando lo mismo que hace mucho tiempo reco-nocimos en el catolicismo como un celo religioso y una dedicación fue6 -ra de lugar. Si nos sentamos y examinamos nuestros corazones y somos honestos con nosotros mismos, el enamoramiento de los grandes edifi-cios que cuestan millones de dólares no es más que un atractivo para la lujuria de la carne, la lujuria de los ojos y el orgullo de la vida (1 Juan 2:16). Es un intento de promover el crecimiento numérico y la relevan-cia con el mundo que nos rodea.

    MANTENER NUESTRO ENFOQUE

    En última instancia, la Biblia presenta la tarjeta de presentación de Dios en términos de adhesión a la verdad, es decir, fidelidad. En el análisis final, el atractivo de la iglesia local reside en el principio rector fundamental del comportamiento correcto y la relación correcta con Dios. Si todo lo que hacemos es alentar a las personas a "sentirse bien consigo mismas", también podríamos abandonar nuestras iglesias y convertirnos en psicólogos. Si nuestro objetivo básico es proporcionar a las personas un refugio contra el alcoholismo, también debemos cerrar y abrir una sucursal local de Alcohólicos Anónimos. Simplemente de-bemos reconocer que nuestro objetivo final es proporcionar a Dios se-

    La siguiente referencia ha sido tomada del libro titulado, “Anciano Ben 5Franklin: El ojo de la tormenta” por Earl West. (Indianapolis, IN: Religious Book Ser-vice, 1983).

    Notice the photographic reproduction of “Madonna and Child” (cover) and 6“The Pieta” (p. 5) from “St. Peter’s Basilica” in Rome in Wineskins, vol. 2, no. 8.

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  • guidores obedientes (Jeremías 7:23: Eclesiastés 12:13; Romanos 6:16; Hebreos 5:9). Todos nuestros esfuerzos y programas deben tener esto como su función final en lugar de ser fines dentro de sí mismos o más orientados a aumentar la asistencia y acumular números. El crecimiento de la iglesia debe basarse sólidamente en el ardiente deseo de agradar a Dios y de evocar la misma respuesta en un mundo perdido y moribun-do (Proverbios 16:7; Hebreos 11:6).

    Así, la iglesia que es fiel a su esposo se esforzará constantemente por ser pura (Efesios 5:27). La iglesia no es un refugio para adúlteros, homosexuales, chismosos y fornicarios. Más bien, la iglesia es un refu-gio para antiguos adúlteros, homosexuales, chismosos y fornicarios (1 Corintios 6:11). La iglesia es la morada de las personas que se han arre-pentido (es decir, cesaron sus antiguas costumbres y rompieron relacio-nes pecaminosas: Efesios 5:8; Esdras 10:3,11). Dios simplemente no con-sidera una iglesia fiel a Él si ella permite que permanezca la inmorali-dad continua y que persista el pecado deliberado (Efesios 5:3,5,12; Apo-calipsis 2:2-5, 14-16,20-23).

    Tenemos una serie de temas en nuestra hermandad a los que podríamos referirnos como "asuntos delicados" (por ejemplo, divorcio / nuevo matrimonio, disciplina eclesiástica, adulterio, absentismo, de-nominacionalismo, uso de alcohol y tabaco, promiscuidad sexual, etc.). Estos son temas que generalmente se evitan en la congregación local. Descartamos cualquier preocupación sobre este "síndrome de evitación" al sugerir rápidamente que debemos "ser positivos", "prestar asistencia" a los culpables, "ministrarlos" y "simplemente amarlos". Nos sentimos justificados en nuestro razonamiento ya que el crecimiento de la iglesia local parece crecer bajo tal filosofía.

    Sin embargo, en un momento en que la fibra moral de nuestro país parece romperse con rapidez, no es apropiado dedicar las energías religiosas a "acentuar lo positivo". Cuando Israel estaba en declive, fue entonces cuando Dios envió profetas vibrantes, ardientes y abiertos en-tre la gente, denunciando las condiciones espirituales y morales existen-tes, proclamando en voz alta cómo la gente debería haberse comporta-do. Sin embargo, a medida que nuestra propia sociedad profundiza su afianzamiento en la alienación del Camino de Dios, y mientras la iglesia de nuestro Señor se infiltra con métodos y doctrinas que están cam-

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  • biando gradualmente su complexión, nos sentamos indiferentes, obser-vando a una gente "bajar los tubos" mientras ingenuamente se alientan mutuamente: "sean positivos" y "no sean críticos”.

    Cuando Pablo vio las gargantas espirituales de la gente atrapa-das por un comportamiento incorrecto, le recetó el antídoto divino: "habla la verdad en amor" (Efesios 4:15). Hemos alterado sutilmente esta receta para "predicar el amor". Dios quiere que se enseñe toda la verdad (incluyendo demandas bastante negativas y estrictas) de una manera amable. Cuando Jesús buscó alterar la vida de los contemporá-neos, su enfoque "positivo" de las condiciones no implicó evitar temas delicados. Cuando la gente rechazó su mensaje, se debió, no a si su mé-todo de presentar la verdad era positivo o negativo, sino a los corazo-nes duros de la gente (Mateo 19:8; Marcos 3:5; 16:14). Cuando las per-sonas encontraron que los requisitos de Jesús eran "demasiado difíciles" de cumplir, no volvió a evaluar su mensaje o sus métodos, sino que simplemente dejó que los desobedientes se fueran en su condición des-hecha (Marcos 10:22; Juan 6:60,66,67).

    En nuestros días, cuando las personas son aceptadas como miembros de la iglesia de Cristo, aunque no han mostrado "fruto digno de arrepentimiento" (Mateo 3:8), no estamos siendo positivos ni ama-dos. Cuando evitamos "asuntos delicados" y nos abstenemos de con-frontar a los impenitentes, somos, en palabras de Dios, "participantes de sus malas acciones" (2 Juan 11). Podemos afirmar con orgullo que esta-mos siendo "tolerantes" y considerarlo "algo amoroso", pero Dios cla-ramente condena esa "tolerancia" (Apocalipsis 2:20).

    CONCLUSIÓN

    Lleguemos a las personas y crezcamos iglesias fuertes y saluda-bles para la gloria de Dios. Pero nos demos cuenta de que todos los es-fuerzos deben ser diseñados en última instancia para proporcionarle almas fieles y devotas que se hayan crucificado a sí mismas (Romanos 6:6; Gálatas 2:20), hayan dejado de hacer el mal (Isaías 1:16), y hayan matado sus deseos carnales (Colosenses 3:5-8). No se debe permitir que el "crecimiento de la iglesia" y el deseo de "relevancia" corrompan nues-tros esfuerzos para producir el crecimiento de la iglesia como Dios lo

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  • desea.

    Traducción al español por Willie A. Alvarenga

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  • NOTAS

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  • LOS ANCIANOS DE LA IGLESIA—SU AU-TORIDAD

    Robert Dodson

    Robert Dodson es originario de Irving, Texas. Se graduó de la Preston Road School of Preaching en 1978. Predi-có dos años y medio en Houston, Texas, ocho años y medio en Sansom Park, Texas, y 20 años para la congre-gación Birdville en Haltom City, Texas. Él predica en una serie de conferencias y reuniones cada año. Ac-tualmente predica para la congregación del noroeste en Fort Worth, Texas.

    INTRODUCCIÓN

    La Biblia tiene mucho que decir sobre los ancianos en la iglesia y su autoridad. Gran parte de la información se dio directamente a los predicadores y a los ancianos, pero también a la iglesia. Esto enfatiza la importancia de este estudio para todos nosotros. Saber lo que Dios dice sobre esto beneficiará a cada congregación y nos ayudará a agradar me-jor a Dios en estos asuntos. Hay malentendidos, falsas enseñanzas y abusos entre nosotros que han resultado en numerosos problemas para el pueblo de Dios, incluso en la destrucción de muchas almas y congre-gaciones enteras. Por lo tanto, seamos diligentes para prestar atención a estas cosas.

    Las iglesias de Cristo sobre las que lees en la Biblia tenían ancia-nos. Había ancianos en la primera congregación en Jerusalén (Hechos 11:30; 15:2). Pablo y Bernabé nombraron ancianos en cada iglesia (14:23). Pablo se refería a los ancianos cuando mencionó a los obispos en la iglesia de Filipos (Filipenses 1:1). También habló de ellos en sus cartas a Timoteo (1 Timoteo 3:1-8; 5:17-20) y Tito (Tito 1:5-9). Pedro ex-hortó a los ancianos, refiriéndose a sí mismo como un compañero an-ciano (1 Pedro 5: 1).

    Estos ancianos tenían autoridad. Pablo habló de su "gobierno" (1 Timoteo 5:17). El libro de Hebreos dice “Obedeced a vuestros pastores,

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  • y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas…” (Hebreos 13:17).

    Los tres términos usados en la Biblia para describir a estos hom-bres y su función en la iglesia nos ayudan a definir aún más su autori-dad. Pablo llamó a los "ancianos [o presbíteros]" de la iglesia en Éfeso (Hechos 20:17). Él les dijo: "Por lo tanto, tengan cuidado con ustedes mismos y con todo el rebaño, entre los cuales el Espíritu Santo los ha hecho supervisores [u obispos], para pastorear la iglesia de Dios que compró con Su propia sangre" (v. 28). Explicó a la iglesia en Éfeso que Cristo "dio a algunos para ser apóstoles, algunos profetas, algunos evangelistas y algunos pastores y maestros, para la perfección de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo "(Efesios 4:11-12). Exhortó a la iglesia de los Tesalonicenses "a reconocer a los que trabajan entre ustedes, y están por encima de uste-des en el Señor y los amonestan, y los estiman altamente en amor por el bien de su trabajo" (1 Tesalonicenses 5:12-13). Pedro exhortó a los "an-cianos [o presbíteros]" a escribir: "Pastorea el rebaño de Dios que está entre ustedes, sirviendo como supervisores [u obispos], no por obliga-ción sino voluntariamente, no para obtener ganancias deshonestas sino con entusiasmo; ni como señores sobre los que se te han confiado, sino como ejemplos para el rebaño ”(1 Pedro 5:1-3).

    Aquí hay algunas lecciones que podemos aprender de estos pa-sajes sobre los ancianos y su autoridad.

    1. Dios quiere ancianos en cada congregación. Esto fue espe-cialmente enfatizado por Pablo a Tito (Tito 1:5). Pablo dejó a Tito en Creta para ordenar las cosas que faltaban. Algo había quedado sin ha-cer. Tito aún no había nombrado ancianos en todas las ciudades como Pablo le había mandado. No sabemos por qué, pero sabemos que debe-ría haberse hecho. Una congregación sin ancianos es deficiente.

    2. Dios quiere una pluralidad de ancianos en cada congregación. No leemos de ninguna iglesia de Cristo en la Biblia con un solo anciano, obispo o pastor, sino con una pluralidad de estos hombres en cada una de las iglesias (por ejemplo, Hechos 14:23; Filipenses 1:1; Tito 1:5). Dios no quiere que un solo hombre sea el anciano de una congregación, sino solo uno de los ancianos. No pocas congregaciones han sufrido por

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  • aquellos que ignoran la sabiduría del diseño de Dios a este respecto.

    3. Dios quiere que cada anciano sea calificado. Cuando Pablo le dijo a Tito que nombrara ancianos, estaba condicionado a si un hombre cumplía con ciertos requisitos (Tito 1:6-9). Rápidamente dijo: "si un hombre es ..." y luego estableció esas calificaciones. No cometamos el error de nombrar a un hombre como anciano si no está calificado y, al mismo tiempo, no evitemos que se designe a un hombre calificado. De lo contrario, haremos mucho más daño que bien.

    4. Dios ha dado autoridad a los ancianos para supervisar y pas-torear las congregaciones en las que han sido nombrados. Su gobierno no se extiende a los de otras congregaciones (Hechos 20:28 "presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre los cuales el Espíritu San-to los ha hecho supervisores"; 1 Tesalonicenses 5:12 "reconozcan a los que trabajan entre ustedes, y están sobre ustedes "; 1 Pedro 5:2 "Pastorea el rebaño de Dios que está entre ustedes"). Algunas iglesias ahora están formando campus que se reúnen en diferentes lugares pero permane-cen bajo la supervisión de un anciano, pero esto es completamente ex-traño a lo que la Biblia enseña sobre los ancianos y las iglesias de Cristo. Otras iglesias han abandonado durante mucho tiempo el diseño de Dios para la organización de la iglesia y han desarrollado varias estruc-turas piramidales de autoridad de arriba a abajo, dejando poca o nin-guna autonomía a las congregaciones. Debemos reconocer la autoridad de Cristo sobre todos los demás y permitir que las iglesias operen inde-pendientemente para que no seamos un culto regido por meros hom-bres (cf. Mateo 28:18-20; Efesios 1:19-22).

    5. Dios espera que los ancianos sean respetados por la congrega-ción sobre la cual gobiernan. Son dignos de "doble honor" (es decir, que se les pague por sus labores) (1 Timoteo 5:17-18). Deben estar protegi-dos de acusaciones sin fundamento (vv. 19-25). Cada miembro debe "re-conocerlos" y "estimarlos muy en amor por el bien de su trabajo" (1 Te-salonicenses 5:12-13). “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”(Hebreos 13:17). Los ancianos tienen una grave responsabi-lidad como supervisores y pastores del pueblo de Dios. Se requiere mu-cho trabajo y sacrificio para cumplir con sus deberes, y es una carga

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  • tremenda para ellos, sus esposas y sus familias. No debemos dejar de honrar a aquellos que nos sirven fielmente como nuestros ancianos.

    6. Dios no quiere que los ancianos hagan mal uso de su cargo o abusen de su autoridad. Pedro da estas tres palabras de consejo a los ancianos sobre el pastoreo: 1) “no por compulsión sino voluntariamen-te”. Nadie debe convertirse en anciano porque se siente presionado a ello sino porque lo desea (1 Timoteo 3:1). Los ancianos poco dispuestos pueden no estar dispuestos a hacer el sacrificio y hacer el trabajo. Pue-den quejarse y desanimarse haciendo que otros hagan lo mismo. 2) "no para obtener ganancias deshonestas sino con entusiasmo" El motivo de un anciano debe ser puro y desinteresado. Cualquier otra cosa es un abuso. No puede tratarse de dinero, poder o popularidad, sino un de-seo ansioso de beneficiar a la congregación por el bien de todos. 3) "ni como señores sobre los que se te han confiado, sino como ejemplos para el rebaño" Los ancianos no son tiranos, sino líderes espirituales. Jesús nos enseña a ser líderes de servicio, no líderes de señor (Mateo 20:25-28). No deben gobernar con mano de hierro y espíritu dictatorial. Los ancianos deben dirigir la iglesia, pero no atropellar a la iglesia.

    Dios en su sabiduría nos ha dado ancianos para supervisarnos y pastorearnos. Permítanos mostrarles el respeto y el aprecio que mere-cen. Que cada anciano tome en serio su responsabilidad y tenga cuida-do de examinar sus motivos para que realmente pueda atender las ne-cesidades de la congregación. Que Dios bendiga a las iglesias de Cristo y a sus mayores para su gloria por todas las generaciones.

    Traducción al español por Willie A. Alvarenga

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  • NOTAS

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  • ACTITUDES QUE COMPROMETEN LA VERDAD Jesús Martínez

    Jesse Martínez es egresado de la Brown Trail School of Preaching 2003. En el presente colabora como instructor de tiempo completo de la Escuela de Predicación de Brown Trail, y predicador local de la iglesia de Cristo de Brown Trail. También predica en vivo todos los martes a través de su programa radial, “La hora de la verdad” por www.unasolafe.org / www.btradio.net Nuestro hermano

    está casado con Susana Martínez y ambos tienen un hijo, Jesse, y una hija, Sandy.

    I. La actitud de la vanagloria/altives (Marcos 10:35-45) Juan y Jacobo

    II. La actitud de la codicia (Marcos 14:3-9) Judas III. La actitud de la indiferencia (Marcos 14:32-40) Pedro, Jacobo y

    Juan IV. La actitud de la cobardía (Marcos 14:66-72) Pedro

    INTRODUCCIÓN

    Ciertamente, cuando de caracteres se trata, sabemos que existe una diversidad. Incluso, tenemos que aceptar que la dife-rencia de caracteres presenta retos para podernos sobrellevar. Mientras que un carácter no cambia porque es parte de la perso-na, hay ciertas cosas que sí pueden e incluso deben cambiar. Por ejemplo, cosas como, hábitos, modales o actitudes, éstas, si no es-tán en armonía con la voluntad de Dios, deben ser cambiadas.

    Cuando hablo de cambio, me refiero a eliminar por com-pleto aquello que está estorbando para poder ser o hacer lo que Dios requiere del hombre. Ahora estaremos tratando con los áni-mos, o maneras de alguien de estar dispuesto a comportarse u obrar con relación a la voluntad de Dios; ya que muchos de los

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    http://www.unasolafe.orghttp://www.btradio.net

  • problemas que existen en la actualidad entre el pueblo de Dios, suelen ser los mismos con los que trataron los profetas de la anti-güedad. Por ejemplo, Oseas 4:6 nos dice que el pueblo de Dios fue llevado en cautiverio porque les faltó conocimiento. Pero al considerar la historia del pueblo de Dios de ese entonces, nos po-dremos dar cuenta que para ese tiempo tenían la ley de Dios; te-nían los sacerdotes e incluso había profetas. Entonces, ¿a que se refiere el profeta con estas palabras? ¿Por qué les faltó conoci-miento? Bueno el mismo texto nos dice que “Por cuanto desechaste el conocimiento…” en otras palabras, ellos no desearon más cum-plir con la ley, con los mandamientos de Dios; ellos los hicieron a un lado para vivir conforme a sus propios deseos. Aquí se nos habla de una actitud de indiferencia, porque no es porque no te-nían acceso al conocimiento; no es porque no podían aprender, sino porque NO QUERÍAN aprender, ni aplicar. Hoy día la acti-tud suele ser lo que viene a causar muchos de los problemas que existen entre el pueblo de Dios.

    En esta ocasión me estaré enfocando en las actitudes de aquellos que estuvieron cerca del Señor durante Su ministerio aquí en la tierra. Mientras que la Biblia es amplia para poder ha-blar del tema, quien mejor que los mismos apóstoles del Señor para darnos una lección para aprender en cuanto a la actitud ne-gativa que debe ser evitada a toda costa. Son estos hombres que anduvieron con Cristo los que estuvieron para aprender del Señor directamente (Mateo 4:19-22). Los apóstoles son los que fueron testigos oculares del poder de Dios manifestado en su Maestro, pero que a la vez tuvieron una actitud que fue comprometedora y que finalmente los hizo negar la verdad. Sabemos perfectamente que de los doce solo uno se perdió sin esperanza, Judas (Hechos 1:25). De los otros once, tenemos poco conocimiento en cuanto a su obra. Pero de dos sabemos de su fidelidad por las cartas que nos dejaron por escrito (Pedro y Juan). ¿Qué actitud mostraron estos grandes hombres de la fe durante el ministerio de nuestro Señor Jesucristo? ¿Cómo fue que terminaron comprometiendo la verdad y fueron reprendidos por el Señor? Estaré tratando por lo

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  • menos con cuatro ejemplos que encontramos en los apóstoles y sus actitudes que comprometieron la verdad al momento de ser probados (aunque como mencioné, de los doce sólo uno se per-dió).

    LA ACTITUD DE LA ALTIVEZ (MARCOS 10:35-45)

    A los discípulos del Señor se les acaba de decir que su Maestro los abandonará y que ahora ellos estarán encargados de la obra. Es interesante ver cómo es que apenas se les dijo y he aquí dos de ellos de inmediato hacen la petición a su Señor de que se les de un lugar de preminencia (Marcos 10:37). Anterior-mente ya habían estado preguntando entre ellos ¿quién habría de ser el mayor en el reino? (Marcos 9:33-34). Ahora estos dos discí-pulos se adelantan y hacen la petición al Maestro, y por supuesto al oírlo los otros nueve, se enojaron (Marcos 10:41). Mientras que Marcos no revela la razón del porque se enojan, pudiéramos con-cluir que estos nueve tenían la misma intención y deseo que estos dos (Juan y Jacob), pero estos dos hermanos les habían tomado la delantera. Difícil es creer que estos doce hombres que estuvieron viendo el mejor ejemplo de comportamiento de su Maestro, y concluyan por preocuparse de estas cosas. Ellos querían ser los mayores, querían estar sobre los demás.

    La altives es una actitud que cuando habita en el corazón del hombre viene a causar un gran daño en el pueblo de Dios. Ciertamente estos discípulos no se decían o se creían altivos, pero al darles el Señor el ejemplo de como los gobernantes del mundo se enseñorean sobre el pueblo, y al decirles “No será así entre uste-des” (v. 43) muestra que esto es lo que ellos querían hacer. Estar sobre los demás, y gobernarlos. Esta actitud es peligrosa porque no se dice, no se profesa ni se confiesa, pero sí se manifiesta. Esta es una actitud que quien la posee piensa siempre en querer ser el primero; más que los demás (3 Juan 9). El apóstol Pedro escri-biendo en su primera carta tocante a la actitud de los ancianos les

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  • dice que al cuidar la grey del Señor, lo deben hacer de una forma voluntaria, pero “no como teniendo señorío sobre los que están a vues-tro cuidado…” (1 Pedro 5:3). Y es que en el reino existen quienes anhelan puestos y no oportunidades donde servir en el reino. Su actitud de altives se manifiesta al demandar una posición donde se les reconozca con un título para sentirse que son sobre los de-más. Entre la comunidad hispana de la iglesia, esta actitud es muy común, y está muy apegada a los “dichos predicadores”. Mientras que el ser ministro de la Palabra es bíblico (1 Timoteo 2:7; 2 Timoteo 1:11), existen quienes apelan a su título solo para sobresalir entre el pueblo. Estos, lejos de ser de beneficio para el pueblo son una carga, ya que su actitud viene a ser una como la de los fariseos (Mateo 23:1-5). En una ocasión estando presente en una clase para varones, el expositor de la clase decía “nosotros los predicadores sabemos más que los miembros…nosotros somos los que estudiamos más, los que nos quemamos las pestañas más…”. Aunque dichas frases pudieran ser verdad, estas no se dicen y menos pú-blicamente. Esta es una actitud que al tiempo que se le busque corregir le será difícil admitir su error, ¿por qué? Porque él ya sabe más que los miembros. La actitud de la altives, es la que quiere hacer y deshacer con autoridad porque se tiene un título y dicho título prueba su capacidad para hacer o tomar dichas deci-siones. Recordemos, la altives es algo que no se va a profesar, sino que se va a demostrar en la actitud. Esta es una actitud muestra gustarle los primeros lugares, pero que tarde que temprano de-manda los primeros lugares.

    La actitud de altives tiende a comprometer la Verdad, pues quien la posee ignora los consejos encontrados en las Escrituras. Pablo le dice a los hermanos en Roma, que es necesario que ellos no piensen más de sí mismos, sino que deben ser consientes que ellos no son superiores a los demás (Romanos 12:3). La actitud de la altives compromete la Verdad, porque humilla a los demás y hace ver a quien la posee como un necio. Una actitud altiva nunca aceptará sus propios errores, o deficiencias, y al ser reprendido no lo aceptará (Proverbios 23:9).

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  • ¿Porque mejor no seguir la Verdad y aplicarla? El Señor Jesucristo les dijo a Sus discípulos aquí en Marcos, que la clave a la grandeza es la humildad. Entonces sigamos el consejo del Se-ñor y busquemos ser siervos antes que líderes o cualquier otro título que pueda ser atribuido. Y no seamos altivos (Romanos 12:16; Proverbios 3:7; 1 Corintios 3:18).

    LA ACTITUD DE CODICIA (MARCOS 14:3-9)

    Aquí nos encontramos con otro discípulo del Señor. Este discípulo llamado Judas el cual sobresale por lo que hizo con su Maestro, pues lo entregó por unas cuantas piezas de plata. Es aquí en estos versículos donde se no manifiesta lo que en verdad había en su corazón. El apóstol Juan nos dice de una manera más detallada lo que en realidad había dentro del corazón de Judas al decir estas palabras (Juan 12:5-6). Judas era como el tesorero de los discípulos según nos lo relata el apóstol Juan. Éste tenía en su poder la bolsa donde se cargaba el dinero. ¿Qué actitud era la de este discípulo? Judas manifestó la actitud negativa de la codicia. Esta es una actitud que manifiesta no sólo el deseo, pero un deseo afanoso por lo prohibido, y es una actitud que no tiene llene. Ju-das andando con el Señor jamás le faltó nada. Tenía, podríamos decir, todo lo necesario. Cuando el Señor envía a Sus discípulos a predicar les dice que no lleven con ellos nada (Mateo 10:9-10), pues ellos debían depender totalmente de Dios; siendo Dios su Proveedor. Podemos concluir entonces que a Judas y ninguno de los discípulos les faltó nada. Pero ¿por qué Judas sustraía de la bolsa? Porque quería más. Esto fue lo que finalmente lo condujo a entregar a su Señor, la codicia, el deseo de poseer más (Mateo 26:15).

    Esta es actitud de codicia en la que finalmente conducirá a comprometer la Verdad. Porque quienes poseen esta actitud vi-ven bajo una apariencia de piedad, pero en realidad su corazón está en lo material. Pablo le escribe al joven evangelista Timoteo

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  • tocante a esta actitud adoptada por los que enseñan diferente a la doctrina que Pablo predica (1 Timoteo 6:3-5). Pablo señala que este tipo de personas toman la piedad (el evangelio) como fuente de ganancia. Tristemente este tipo de actitud siempre comprome-terá la Verdad, pues no está enfocada en el alma del hombre sino en la persona misma. Esto es, que prefieren agradar el oído de la gente para obtener lo que desean, aunque el alma se pierda. Esta actitud tiene poco interés por la Verdad, ya que incluso al mo-mento de verse comprometido su salario son capaces de todo. En una ocasión se me pidió de favor si de alguna forma podría asistir a una congregación que necesitaba de alguien que les predicase, a lo cual cedí. Por un corto tiempo predique hasta que los miem-bros decidieron hablar con los ancianos para que yo me quedase con ellos para predicarles permanentemente. El problema con esto es que ya había alguien quien supuestamente estaba al frente de la obra, sólo que se la pasaba mayoría del tiempo fuera. Para hacer la historia corta, después que algunos de los varones de la congregación hablaron con los ancianos para ver si me podrían dar la ayuda financiera que se le daba a este otro hombre, esta persona no le pareció. Por lo tanto, los ancianos decidieron que mi ayuda ya no era necesaria. Este hombre no tuvo problemas en que yo estuviera predicando a la congregación mientras él colec-taba la ayuda. Pero al momento que la ayuda le habría de ser qui-tada, de inmediato se opuso y actuó. Este hombre de quien hablo obviamente es una persona que no practicaba la Verdad, y por eso no tenía interés en las almas, porque su corazón estaba en el dinero (Mateo 6:19-24).

    El apóstol Pedro hablando de los falsos maestros en su se-gunda carta describe la forma en que esta actitud considera en verdad el alma de las personas (2 Pedro 2:1-3). Pedro nos describe la actitud de estas personas como avariciosas, por su codicia y por su deseo de obtener más jugarán con las almas de los hom-bres, bueno la palabra que usa Pedro es “mercadería”, extorsiona-rán (LBLA), los explotarán. La idea es que, sin ningún interés por su salvación, sólo buscarán ganarlos para sacar beneficio material

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  • de los santos. En una ocasión alguien dijo “gánate a las viejitas y la tienes hecha”. Estos son gente sin escrúpulos y sin temor a Dios, gente que sólo busca el saciar su propio vientre, sus propios de-seos y sin importarles la Verdad la comprometen haciendo todo lo contrario. Pablo se dirige a este tipo de personas como gente que sabe hablar (labiosos), saben qué decir, cómo decirlo y a quién decirlo sin importarles lo que las Escrituras dicen, pues nomas están pensando en cómo sacar beneficio de los santos (Romanos 16:17-18). Nótese lo que Pablo dice de estas personas, “engañan a los ingenuos” pero para satisfacerse a ellos mismos. Por culpa de esta actitud, el ministerio de la predicación es me-nospreciada. Como luego se dice, “Por la culpa de unos cuantos la llevan todos”.

    El antídoto para este problema es la satisfacción, el estar contentos con lo que Dios nos bendice (1 Timoteo 6:6-8). Dejemos de estar pensando en lo que no tenemos, apreciemos y demos gracias a Dios por todo lo que tenemos (Filipenses 4:11-13).

    LA ACTITUD DE LA INDIFERENCIA (MARCOS 14:32-40)

    Esta es otra actitud que definitivamente compromete la Verdad. En esta ocasión encontramos a tres de los apóstoles del Señor, los cuales son Pedro, Juan y Jacobo, hermano de Juan. El Señor Jesús sabe que su hora está más cerca, y en esta ocasión el que nunca pidió nada de Sus discípulos, ahora requiere de su apoyo para que le ayuden orando. Él les ha comunicado su ago-nía, Su alma está muy triste hasta la muerte (v. 34 énfasis JM), y re-quiere que estén con Él, pero no pueden velar ni una hora. En tres ocasiones viene a ellos y los encuentra durmiendo (v. 37, 40, 41). He aquí estos discípulos quienes no sólo habían andado con el Señor y que presenciaron Sus milagros, pero aún más, ellos fue-ron los que ocasiones presenciaron milagros que los otros nueve no vieron, milagros como la transfiguración (Marcos 9:1-13) y al-gunos otros más. ¿Por qué no pudieron velar junto con su Señor?

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  • Marcos nos dice que “los ojos de ellos estaban cerrados de sueño”. Pero era Su Maestro quien ahora necesitaba de ellos, mas en esta ocasión su cansancio, y su sueño fue mayor que la necesidad de su Maestro.

    La actitud de la indiferencia conducirá al siervo de Dios a comprometer la Verdad, al momento que éste se sienta cansado o que no vea los resultados que desea, pronto desistirá de seguir adelante y empezará a hacerse de mil excusas para justificar la razón del porqué no sigue adelante. ¿Recordamos la actitud de el rey Saúl? El rey Saúl quien fue escogido por Dios para gobernar a Su pueblo, éste a la primera oportunidad que debía de mostrarse fiel al mandamiento de Dios, desobedece y cuando fue confron-tado por el profeta Samuel empieza a inventarse sus excusas para justificar su desobediencia (1 Samuel 15:1-35). Cuando hay un de-sinterés por cumplir con la voluntad de Dios, esto es, vivir con-forme a la Verdad (Filipenses 1:27; 1 Timoteo 6:12), fácilmente se empezará a encontrar excusas que irán en contra de la Verdad. A Saúl se le dijo que destruyera todo, pero el dijo “el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios” (v. 15). ¡Pero esto no fue lo que Dios le había mandado! La actitud de indiferencia se manifiesta por medio de un desinterés en cumplir exactamente con lo que Dios manda de una manera clara. Hoy se expresa tanto celo por no tener un instrumento de música en la adoración, y de no hacer sonidos con la boca porque esto es contrario a las Escrituras (Efesios 5:19; Colosenses 3:16), pero justificamos el meter agua, café, chicles, galletas, papitas, dulces… y andar con los celulares tomando video en plena ado-ración. ¿Qué paso con la reverencia a Dios? ¿Qué paso con el te-mor a Dios? ¿No fue este el error de los sacerdotes a quienes se dirige Jehová a través de Malaquías? (Malaquías 1:6-8). ¿Por qué no consideramos lo que Pablo le dice a los Corintios? “Pero al anunciaros esto que sigue, nos os alabo; porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor” (1 Corintios 11:17-22). Pablo hablando de la cena del Señor los reprende y les dice de una manera clara “Pues que, ¿no tenéis casa en que comáis y bebáis?” (v. 22). Es una

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  • tristeza que ahora todos padecen de deshidratación, ahora de un bebedero en el pasillo del edificio se ha ido a una botella de agua y de una botella de agua a termos, ¿en dónde vamos a parar? La actitud de la indiferencia a la Verdad está llevando a la iglesia a perder el respeto a Dios. Estando en una actividad de la iglesia, la predicación había ya empezado, y entre tanto ahí venía este hom-bre caminando con mucho cuidado buscando no tirar ni una goti-ta de su café, porque en la otra mano lleva un postre. Se sentó, le dio el sorbo a su café, una mordida al pan, y empezó a abrir su teléfono… ¿qué está pasando? Dios les dijo a los sacerdotes, Si soy yo Padre, ¿dónde está mi honra? y si Soy Señor, ¿dónde está mi temor? Podemos inventarnos un sin número de excusas para poder probar que no hay pecado en hacer estas cosas, pero sí so-mos tan celosos de la Verdad, ¿por qué se está perdiendo la reve-rencia a Dios? La indiferencia conduce a la inconstancia, y a que el hombre determine lo que se puede y no se puede hacer. Con-trarrestamos el error de las denominaciones quienes apelan a su error diciendo que “Dios no dice en ninguna parte de las Escrituras que no usen instrumentos” y he aquí muchos Cristianos usando esa misma frase para decir “haber dime dónde dice Dios que no tome agua; que no tome fotos; que no tome video; que no coma papitas, etc.” . Dios es explícito en decirnos lo que sí se debe hacer en Su iglesia y en la adoración. Adorarle en espíritu y Verdad (Juan 4:23-24), mantener la reverencia en Su presencia (Habacuc 2:20; Salmo 11:4; 1 Corintios 3:9, 16; 1 Pedro 2:2-4). Que si tienen casas para comer y beber entonces no lo hagan cuando están en la reunión como iglesia (1 Corintios 11:17-22). No es que Dios no diga nada al res-pecto, es que la actitud de la indiferencia, está tornando a los ado-radores a la irreverencia.

    Seamos fieles a los mandamientos de Dios, y manifestemos el amor que le tenemos (Juan 14:15, 21, 23). Tengamos cuidado de lo que hacemos y como lo hacemos, teniendo cuidado de las Es-crituras (1 Timoteo 4:16).

    LA ACTITUD DE LA COBARDÍA

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  • (MARCOS 14:66-72)

    Pedro, quien en varias ocasiones mostró un carácter im-pulsivo al hablar prontamente, y que al parecer lo hacía sin pen-sar (Mateo 16:16; Juan 13:6-10). En esta ocasión vemos que antes de negar al Señor le había dicho “Aunque todos se escandalicen, yo no…Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré” (v. 29-31). Unas horas después lo vemos negando al Señor tal como se lo dijo, y no le negó una vez, ni dos, sino tres veces. ¿La razón? Porque tuvo miedo. La cobardía lo llevó a faltar a sus mismas palabras que dijo que no se escandalizaría, y que si fuese necesario aun moriría por y con el Señor. Lo llevó a mostrar que el Señor le había dicho la verdad, y aun peor, lo llevó a negar a quien le había concedido el andar con Él, ver los milagros e incluso participar de ese mismo poder para sanar y echar fuera demonios. Este discípulo quien fue testigo ocular de todas estas señales, ahora se encuentra ne-gando al que lo llamó para servir a Dios junto con Él. Sí, la actitud de cobardía llevó al hombre a negar al Salvador del mundo.

    La actitud de cobardía ha estado causando estragos en la iglesia del Señor. Esta actitud la cual si no es cambiada conducirá a muchos a oír las palabras que asombrarán a tantos Cristianos en aquel día “apartados de mi hacedores de maldad, nunca os conocí” (Mateo 7:21-23). La cobardía se manifiesta a un en aque-llos que han dicho ser fieles a Dios, de cumplir con Sus manda-mientos, pero al tiempo de ser probados, fracasan, ignorando el mandamiento y simplemente haciéndose como que no saben. ¿A qué me refiero con esto? Cuántos son los temas que tratan con el pecado de una manera directa, y que por esta causa muchos no quieren hablar de ellos. Temas que tratan con la disciplina, ma-trimonio y segundas nupcias, ética, moral, etc. Estos temas que cuando se llegan a mencionar la membrecía empieza a renegar y el ministro deja de predicarlos. La cobardía ha llevado al pueblo de Dios a ser murmuradores de sus hermanos antes que amado-res de ellos. Pues por miedo y por falta de amor lejos de aplicar la disciplina a quien la necesita, prefieren divulgar el pecado ajeno

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  • antes que corregirlo. Ustedes dirán, ese es el pecado de la mur-muración, y están en lo correcto, pero la pregunta es ¿qué lleva a la murmuración? Entiendo que no es en todos los casos, pero me atrevo a decir que es en mayoría de los casos que los miembros no quieren aplicar la disciplina por miedo a que se le digan sus propias verdades, o porque tiene miedo del carácter del que debe ser disciplinado, o porque no quieren que la membresía disminu-ya. Esta actitud de cobardía ha ido dejando que el pecado en las congregaciones de la iglesia del Señor more y destruya el cuerpo de Cristo. La cobardía tiende a guiar al cobarde anegar a Cristo (Juan 12:42-43). Los cobardes nunca saldrán al frente de la guerra, nunca estarán listos para hacer frente a los problemas (Jueces 7:3). Incluso Dios mismo dijo que “los cobardes…” no tendrán parte en el reino, sino que serán hachados al lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apocalipsis 21:8). Por lo tanto, la iglesia debe entender que Dios no ha dado un espíritu de co-bardía sino de poder (2 Timoteo 1:7), no para hacer milagros, pero sí para enfrentar con valentía los retos que se presentarán en la vida del Cristiano.

    CONCLUSIÓN

    Es importante mencionar que las actitudes mencionadas aquí no son todas, pero que son algunas que se mostraron en los apóstoles; en aquellos que anduvieron físicamente en presencia del Señor; que fueron testigos oculares de todo lo que hizo el Maestro. Pero que cuando manifestaron esta actitud fueron corre-gidos por el Señor. Ahora es de suma importancia entender que la actitud de la altives, la codicia, la indiferencia y la cobardía exis-ten hoy día en el pueblo de Dios, pero deben ser eliminadas con la humildad, con el contentamiento, la fidelidad y la valentía. De-jemos ya de ser negligentes en cuanto a la fidelidad se refiere y estemos listos para la venida del Señor.

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  • NOTAS

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  • LA IGLESIA DE CRISTO—SU ESPOSA Efesios 5:22-33

    Wayne Brewer

    Wayne Brewer es originario de Illinois. Nuestro her-mano tiene título universitario en Biblia de la univer-sidad de Harding, y un título en español de la univer-sidad de Arkansas en Little Rock. Ha predicado para iglesias en Iowa (20 años), Arkansas (4 años en Sheri-dan) y 18 años en Mabelvale, AR. Su trabajo evange-lístico se ha enfocado principalmente en Costa Rica,

    México y Latvia.

    INTRODUCCIÓN

    El tema para este estudio es “La Iglesia, Su Esposa Glorio-sa”. La Palabra de Dios enseña que Cristo tiene solamente una esposa gloriosa y ella es la iglesia (Efesios 5:22-33). La iglesia, la iglesia de Cristo es gloriosa porque ella es la única. Por casi 2,000 años la esposa gloriosa, la iglesia ha sido la sal de la tierra y ha alumbrado la luz de Cristo a este mundo (Mateo 5:14-16, 28:19-20). No siempre ha sido fácil hacerlo y cumplir la voluntad de Dios por la persecución de los judíos, los gentiles, los gobier-nos, las denominaciones, y la gente en general en este mundo (Hechos 4:1-3, 6:8-12). A pesar de la persecución a la iglesia, las falsas doctrinas que han entrado a la iglesia durante los siglos (2 Timoteo 3:1-4), y la flojera de los hermanos, la iglesia del Señor siempre ha sido la esposa gloriosa de Cristo.

    En este estudio vamos a considerar lo que dijo Jesús y lo que enseñaron los autores inspirados del Nuevo Testamento acer-ca de la iglesia. Cuando se habla de la iglesia es tan importante entender el término y su contexto basado en las escrituras. La fra-se “la iglesia” bíblicamente solamente pertenece a lo que se ve en el Nuevo Testamento y lo que estableció Jesús. En la Palabra de

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  • Dios cuando se encuentra la frase “la iglesia” siempre estaba refi-riéndose a lo que Jesús hizo y estableció y no a ninguna organiza-ción humana. Esta es la iglesia gloriosa. Hay que entender que cuando decimos “la iglesia” estamos hablando acerca de la iglesia verdadera la cual se encuentra en el Nuevo Testamento. ¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de este tema, “La Iglesia, Su Esposa Gloriosa”? Primero vamos a considerar lo que Pablo escribió en el libro de Efesios y después analizar otras escrituras.

    BENDECIDA Y ESCOGIDA EN CRISTO Esposa Gloriosa Bendecida

    La iglesia del Señor, su esposa la iglesia, es bendecida y la única bendecida porque todas las bendiciones se encuentran en Cristo y solamente en Cristo (Efesios 1:3). Dios bendice a todas las personas del mundo materialmente, dando alimentos, la lluvia, el sol, etc. (Salmo 136>25, Mateo 5:45). Dios es Creador y Dador. El mundo religioso y a veces también algunos de los hermanos en la iglesia de Cristo piensan que es posible tener y recibir bendicio-nes espirituales aparte o fuera de Cristo, es decir en organizacio-nes religiosas inventadas por los seres humanos. Sin embargo, en este pasaje inspirado por el Espíritu Santo dice que todas las ben-diciones espirituales, están en Cristo. La frase “en los lugares celes-tiales en Cristo” significa la vida espiritual o el reino espiritual. Las bendiciones espirituales pertenecen a los asuntos espirituales. Hay que estar en Cristo para poder recibir las bendiciones espiri-tuales; y la manera para entrar a Cristo es por medio de creer y obedecer el evangelio (Hechos 2:38,41, Romanos 6:3-6).

    ¿Cuáles son algunas de las bendiciones mencionadas por Pablo en este capítulo? Una bendición es tener redención por la sangre de Cristo y el perdón de los pecados (Efesios 1:7). Al tener la redención significa ser redimido o libre comprado por la sangre de Jesucristo. Es imposible tener estas bendiciones fuera de Cris-to, fuera de ser parte de la esposa gloriosa de Cristo, sin obedecer el evangelio de Jesucristo. La clave de la redención es la sangre de

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  • Jesús. El pecar nos hace estar destituidos, lejos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), y esclavos del pecado mismo (Romanos 6:17), pero libres por el precio de la sangre de Cristo. Cristo compró, ganó la salvación y libertad de su esposa gloriosa, la iglesia (He-chos 20:28, Efesios 1:6).

    ESPOSA GLORIOSA ESCOGIDA

    Recuerdo lo que hacíamos antes de jugar cuando yo era niño, fuera en la escuela o con los demás niños que vivieron cerca de nosotros. Escogíamos los equipos entre nosotros. Formábamos una fila y dos capitanes tomaron sus turnos para escoger entre los que estaban en la fila a cuales niños iban a formar parte de su equipo. Que privilegio era ser escogido. Cada organización reli-giosa fue establecida por el ser humano y después de la creación de este mundo. La realidad es que todas las denominaciones fue-ron establecidas casi 2,000 años después de Cristo. Sin embargo, la esposa gloriosa de Cristo, su iglesia fue escogida antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4).

    La palabra “predestinación” en este pasaje y lo que Pablo está enseñando no debe ser confundido a la falsa doctrina de pre-destinación. Muchas de las denominaciones enseñan que Dios decidió antes de la creación del mundo individualmente si usted va a ser salvo o no salvo, si voy a ser salvo o no salvo, y hasta cada persona que existe en este mundo. La falsa doctrina dice que usted no puede decidir porque su salvación o perdición ya está hecha por Dios. Esta doctrina falsa viola otras enseñanzas de que el hombre tiene la libertad a determinar si quiere ser salvo o no ser salvo, si quiere obedecer el evangelio o no obedecerlo.

    La palabra dice; “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo” (Efesios 1:6). Pablo estaba escribiendo sobre el plan que tenía Dios antes de la fundación del mundo de salvar a toda la humanidad y no sola-mente a los judíos. La predestinación o plan de Dios era que los

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  • gentiles podrían ser salvos también por medio de Cristo Jesús.

    LA IGLESIA GLORIOSA Y SU PROPOSITO EN CRISTO Esposa Gloriosa y Sus Buenas Obras

    La iglesia tiene su gloria en lo que hizo Dios por medio de Cristo, salvando a la iglesia a través de su gran amor, gracia, mi-sericordia (Efesios 2:4-6). La gloria de la iglesia es que la iglesia es creada en Cristo Jesús y para buenas obras (Efesios 2:10). La igle-sia existe para cumplir las buenas obras y andar en ellas. La igle-sia en general, las congregaciones individualmente, y también cada hermano y hermana en Cristo. Dios quiere que estemos ocupados en las buenas obras preparadas por él.

    Las obras hechas por Dios y dadas a la iglesia de Cristo y las congregaciones generales así son: la obra de predicar el evan-gelio (Marcos 16:15), la obra de la edificación de la iglesia misma, hablando de las vidas espirituales de los hermanos y la congrega-ción (Efesios 4:11), y la obra de benevolencia hacia los hermanos que tienen necesidades para la vida terrenal y también a la gente (Hechos 6:1-8, Gálatas 6:10, Santiago 1:27). Sin entrar al tema pro-fundamente es importante entender que la iglesia debe participar en las obras autorizadas por Dios evangelismo, edificación, y be-nevolencia). Individualmente tenemos que andar en las buenas obras de Dios (Tito 2:7, 3:14).

    ESPOSA GLORIOSA Y SU MISIÓN

    La misión gloriosa de la iglesia es dejar al mundo y hasta al mundo celestial conocer la multiforme sabiduría de Dios (Efe-sios 3:10-11). La sabiduría de Dios es sencilla porque todos pue-den llegar a entender el evangelio y el plan de salvación, pero su sabiduría es profunda y multiforme, una variedad de su sabidu-ría hasta puede confundir a los que son arrogantes y necios espi-ritualmente. La misión específica de la iglesia es traer la honra y gloria a Dios por medio de cumplir su misión. Por esta razón va-

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  • mos al mundo para predicar el evangelio. Vamos a las calles, va-mos tocando las puertas, vamos a Internet, a Facebook, y segui-mos llevando a cabo las conferencias bíblicas y todo para cumplir la misión y traer a Dios la honra y gloria. Solamente la iglesia de Cristo tiene esta obra y esta misión. Ninguna otra organización en el mundo tiene la autoridad de poder hacer esto y no pueden ha-cerlo. Las denominaciones no tienen esta misión, las organizacio-nes sociales no tiene esta misión, las universidades establecidas por los cristianos no tienen esta misión, solamente la iglesia mis-ma (Efesios 3:10-11).

    Tal vez alguno preguntará, ¿Y las escuelas de predicación? La escuela de predicación que funciona bajo la autoridad de los ancianos de una congregación, como en Brown Trail, es parte de la obra de la congregación de enseñar la Palabra de Dios y entre-nar a los varones para servir en la iglesia del Señor como predi-cadores de la sana doctrina. La iglesia en general y una congrega-ción sola tiene la autoridad bíblica de enseñar la Palabra de Dios de esta manera.

    LA IGLESIA GLORIOSA ES DE CRISTO Jesús Estableció Su Iglesia Gloriosa

    Cuando hablamos acerca de la iglesia debemos estar ha-blando acerca de la iglesia establecida por Cristo porque Jesús prometió directamente y sencillamente que iba a establecer su iglesia. Dijo Cristo; “Edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). Hay tres asuntos importantes; Primero, que Jesús edificaría o establecería la iglesia. Segundo, que la iglesia que Jesús establecería pertene-cería a Jesús. Tercero, Jesús edificaría solamente una iglesia, una esposa. Entonces la iglesia en el Nuevo Testamento fue edificada por Cristo, pertenece a Cristo y Cristo tiene solamente una iglesia, la cual es su esposa gloriosa. Este es la enseñanza bíblica.

    ¿Cuál fue el proceso que hizo Jesús para edificar su iglesia? El apóstol Pablo estaba viajando en un viaje misionero y pasaba

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  • cerca de Efeso. Él no deseó perder mucho tiempo porque quería llegar a Jerusalén, pero también deseaba ver a los ancianos de la congregación en Efeso y platicar con ellos (Hechos 20:16-17). Ellos viajaron a Mileto y Pablo platicó con ellos y según lo que escribió Lucas en Hechos mayormente acerca de sus responsabilidades de ser ancianos en la congregación en Efeso. Durante esta conversa-ción Pablo les dijo que una de las responsabilidades de ellos era “apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28).

    La iglesia, la esposa gloriosa de Cristo, fue ganada por Cristo mismo cuando su sangre fue derramada en la cruz. La iglesia fue establecida por medio de su sangre derramada en la cruz. Después de morir en la cruz y resucitar Jesús les dijo a sus apóstoles; “Id por todo el mundo y predicad el evangelio…” (Marcos 16:15). La iglesia del Señor inició cuando los apóstoles predicaban el evangelio y los oyentes creyeron y obedecieron el evangelio siendo bautizados para el perdón de sus pecados y siendo añadi-dos a los salvos, la iglesia (Hechos 2:14, 38, 41,47). La iglesia glo-riosa ya existía y trabajaba.

    JESÚS PREDICÓ ACERCA DE LA VENIDA DE SU IGLESIA

    Jesucristo pasó mucho tiempo en su ministerio, predicando acerca de la venida de su iglesia, la esposa gloriosa. Era un tema de suma importancia para Jesús porque fue profetizado por los profetas y por Jesús mismo (Isaías 2:2-3, Daniel 2:44). Jesús inició su ministerio predicando acerca de la venida de su reino o iglesia (Mateo 4:17). Se puede ver muchas veces que Jesús predicó acerca de la iglesia mientras enseñó sobre otras temas espirituales y ne-cesarios en las vidas de los oyentes. Todo era para anunciar la lle-gada de la esposa gloriosa, la iglesia.

    En el sermón del monte Jesús enseñó sobre la oración ge-

    nuina y les instruyó; “Venga tu reino (iglesia)” (Mateo 6:10). Los verdaderos discípulos de Cristo iban a estar orando por la llegada

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  • del reino de Dios, la iglesia de Cristo. En el mismo mensaje Jesús enseñó sobre las prioridades de la vida y les dijo; “Mas buscad primeramente el reino de Dios (la iglesia de Cristo)…” (Mateo 6:33). Hablando sobre ellos o nosotros, cuando busquemos primera-mente el reino, la iglesia, en nuestras vidas esto es cuando ya te-nemos lo que necesitamos espiritualmente.

    Después de escoger a sus apóstoles (Mateo 10:2-4), Jesús les envió para que fueran a los judíos y predicarán sobre la venida del reino de los cielos, el reino espiritual o la iglesia de Cristo (Mateo 10:5-7). Los judíos tendrían la primera oportunidad para responder al evangelio y ser miembros de la iglesia de Cristo, la esposa gloriosa (Hechos 1:8). Después de que Jesús anunció que iba edificar su iglesia (Mateo 16:18), todavía hablando acerca de la iglesia la llamó su reino (Mateo 16:19) porque daría a Pedro las llaves del reino, la iglesia gloriosa. Las llaves o el evangelio signi-fican la manera para entrar al reino o la iglesia y Pedro usó las llaves cuando él y los demás apóstoles predicaron en el día de Pentecostés en Jerusalén (Hechos 2). En el mismo capítulo Jesús anunció que algunos de los presentes iban a poder ver la llegada del reino, la iglesia gloriosa (Mateo 16:28). Ya sabemos que el reino de Cristo, la iglesia, llegó durante los días de los apóstoles, aun-que muchas personas religiosas en las denominaciones están es-perando todavía la llegada de su reino.

    En el siglo 21 muchas personas religiosas están confundi-

    das sobre la naturaleza del reino de Cristo, la iglesia como en tiempos de Pilato cuando hablaba con Jesús (Juan 18:36). Jesús de-claró que su reino, su iglesia, no era de este mundo, es decir que no es un reino terrenal. El reino de Cristo es espiritual y existe en todo el mundo (Mateo 28:19, Marcos 16:15, Hechos 1:8). Esta es par-te de la gloria de la esposa de Cristo, que cada persona en el mundo puede formar parte de la iglesia verdadera a pesar de donde vive, a cuál nación o cultura pertenece, de su edad, su si-tuación socialmente en este mundo. Todos tienen el privilegio de obedecer el evangelio. Esta es parte de la gloria de la iglesia de

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  • Cristo.

    Hemos observado que la predicación de Jesucristo era so-bre su reino o su iglesia y en cada parte de su ministerio, sin em-bargo, a veces algunos hermanos dicen que no se debe predicar acerca de la iglesia a la persona que todavía no haya sido bauti-zada. Ellos tratan de predicar el evangelio sin predicar acerca de la iglesia. Que vergüenza es intentar predicar el evangelio y no predicar acerca de la verdad o en realidad esconder la iglesia de Cristo. Esconder la esposa gloriosa al mundo. Cuando Felipe fue a los samaritanos él predicó sobre esto y “anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo…” (Hechos 8:12).

    LA IGLESIA GLORIOSA Y MANIFESTADA Viviendo Por Cristo

    Cristo debe vivir en su iglesia y Cristo debe vivir en cada uno de nosotros (Gálatas 2:20). Cuando Cristo vive en nosotros entonces estamos viviendo por Cristo. Pablo estaba diciendo que su vida fue dirigida por la voluntad de Cristo. Los amigos y com-pañeros de Pablo no pudieron entender lo que había pasado con él. Pablo, Saulo fue a Damasco para perseguir a los cristianos y llevarlos a la cárcel, pero ahora ya era uno de ellos. Antes Pablo vivía persiguiendo a Cristo, pero ahora ya viviendo por Cristo (Hechos 9). Lo que había pasado fue una transformación en su vida, en su mente y en su corazón por medio de haber recibido y obedecido el evangelio. Pablo estaba viviendo la realidad de la transformación, la vida transformada (Romanos 12:1-2).

    La iglesia de Cristo es gloriosa cuando los miembros de la iglesia viven por Cristo siendo trasformados. La gloria de la igle-sia es cuando los miembros reflejen la luz de Cristo en este mun-do y por esto el mundo sabrá que somos discípulos de él (Mateo 5:14-16). El cristiano verdadero debe ser el mismo a donde quiera que vaya, cuando va al mercado, a la tienda, al trabajo, a jugar

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  • futbol, a la reunión de la iglesia, a las actividades familiares, a la escuela o al trabajo. El cristiano siempre vive por Cristo y no debe cambiar según a donde vaya.

    SIENDO LA GLORIOSA IGLESIA DE CRISTO

    A veces he platicado con algunos hermanos y ellos habla-ban acerca de “la iglesia”, pero en el medio de la conversación yo podía ver que hablaban acerca de una secta o denominación y no sobre la iglesia del Nuevo Testamento. No debemos tener que preguntar a un hermano cuando él dice “la iglesia” si está ha-blando acerca de la iglesia del Señor o de una denominación. Hay otro asunto importante: nunca debemos usar la frase “la iglesia de Cristo” o “iglesia de Cristo” de una manera denominacional o como si fuera una denominación. A veces algunos hermanos di-cen “la iglesia de Cristo” o “iglesia de Cristo” y unos pensarán que la iglesia verdadera es una denominación entre las denomi-naciones humanas. Tenemos que tener mucho cuidado sobre cómo usamos la frase “la iglesia de Cristo”.

    Los fieles y maduros espiritualmente, los hermanos que conocen bien la Palabra de Dios y la sana doctrina van a usar la frase “la iglesia” exclusivamente para referirse a la iglesia del Se-ñor porque Jesús tiene solamente una iglesia gloriosa, una esposa gloriosa (Mateo 16:18). Y un día en el futuro Jesús y su esposa, la iglesia, estarán juntos para siempre (Apocalipsis 19:7-8). El día cuando los salvos estarán en la presencia de su Salvador. La espo-sa gloriosa con su esposa.

    CONCLUSIÓN

    Jesús solamente tiene una esposa gloriosa y solamente una iglesia gloriosa. La gloria y la hermosura de la esposa de Cristo, su iglesia, no es determinada por el mundo. Su gloria y hermosu-ra no es determinada por las religiones del mundo. Su gloria y hermosura son determinadas solamente por Cristo mismo y su

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  • voluntad dejada en la Palabra de Dios.

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  • NOTAS

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