Lectu Rae n Honduras

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    HISTORIA DE LA LECTURA ENHONDURAS:

    LIBROS, LECTORES, BIBLIOTECAS, LIBRERAS,

    CLASE LETRADA Y LA NACIN IMAGINADA EN

    HONDURAS. 1876-1930.

    orge Alberto Amaya BanegasDocente de la Universidad Pedaggica Nacional Francisco Morazn

    (UPNFM).

    Correo electrnico: [email protected]

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    El libro, y no la espada, es el nico que entre nosotros debe hacer revoluciones; pero revoluciones enla esfera de la inteligencia, pero revoluciones que den la vida y no la muerte, pero revoluciones que

    hagan brotar la luz de las ideas, en vez de sumergirnos en el horrible caos de la anarqua.

    Ramn Rosa, Discurso en la apertura de la Universidad Central de Honduras, 26 de febrero de 1882.

    He abrevado mis ansias de sapienciaen toda fuente venenosa y pura,

    en los amargos pozos de la cienciay en el raudal de la literatura.

    uan Ramn Molina, poemaAutobiografa.

    De los diversos instrumentos del hombre,el ms asombroso es,

    sin duda, el libro.

    orge Luis Borges.

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    DEDICATORIAA mi madre Lupita, quien sudando la gota gorda, me ense a valorar los libros y las lecturas, y con ellos, a conocer el feliz y fantstico mundo de las letras.A mis compaeros de la Direccin de Investigacin (Russbel, Mario, Germn, Renn, Bessy,Dania, Ramn Salgado, y Julita), que en las alegras y desventuras, me animan a seguir investigando la historia de mi patria.Dedicado tambin a Claudia Tbora, as como a la Dra. Patricia Vega Jimnez(Costarricense), en cuyos trabajos me inspir para realizar este pequeo ensayo. Tambin vadedicado a mis amigas y colegas hondureas Leticia de Oyuela (mi primera mentora), as

    como a Helen Umaa, Elizet Payne, Yadira Eguigure, Daniela Navarrete, Adriana Yu-Shan, Yessenia Martnez, as como a Rolando Sierra, Jos Antonio Funes y a miscompaeros y compaeras del grupo literario Paspoesible, que con sus obras, alimentan delecturas y esperanzas a 7 millones de paisanos.

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    INTRODUCCIN GENERALEl libro ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Desde su aparicin masivaen la Edad Moderna, ha sido un instrumento que ha acompaado los grandes progresos yavances cientficos, y adems ha participado como herramienta de ocio y diversin por mediode los gneros literarios como la poesa, el cuento y la novela. A la par de la evolucin del libro como principal recurso de lectura, tambin se desarrollaron en la Modernidad los peridicos yrevistas, que se popularizaron en Europa y Amrica desde el siglo XIX. Sin embargo, de manera tradicional, muchos sectores acadmicos consideraron que el libro, como herramienta de lectura, tena su origen a partir del invento de Juan Gutenberg, que como es sabido, public La Biblia en el formato actual con que se conoce la obra como material de

    lectura -es decir en papel y tinta, adems del empastado-. Empero, algunos autorescontemporneos, como Roger Chartier, consideran que el libro es mucho ms antiguo que elpublicado por Gutenberg, pues sostiene que los textos manuscritos que escriban los monjesmedievales en las abadas y conventos de la Iglesia Catlica tenan la misma funcin que el libro en su formato impreso, y la nica diferencia es que haban sido producidos por amanuenses. De igual manera, Chartier arguye que los textos escritos en otros materiales desdela Antigedad -como los escritos en tablas cuneiformes por los sumerios, o los textos escritosen papiro, cuero, madera, cortezas, piedra y otros objetos por egipcios, griegos, romanos yhasta civilizaciones americanas como mayas, aztecas e incas- tambin eran libros en laextensin de su palabra. Atendiendo este criterio, en Honduras es evidente entonces que losprimeros libros los leyeron los mayas en sus elaborados cdices que redactaban en pieles y enalgunas fibras o cortezas naturales.En concreto, este estudio no comprender el anlisis de las lecturas que se hacan en Honduras desde la poca Prehispnica por parte de los mayas, sino ms bien el periodo comprendidoentre la Reforma Liberal de 1876 y 1930. De este modo, el presente estudio tiene comoobjetivo analizar las lecturas que hicieron los hondureos y hondureas en el periodo encuestin.

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    Fundamentalmente, el estudio expone que entre 1876 y 1930, los libros y las lecturas se incrementaron notablemente en Honduras en comparacin al periodo colonial y a la primeraetapa republicana. La prctica de la lectura pas paulatinamente de la de carcter religioso ydevoto, a la lectura de temas cada vez ms profanos, cientficos, literarios y seculares. Gran parte de este despliegue de los libros y lecturas se debi al papel e influencia de la Reforma Liberal de 1876 conducida por Marco Aurelio Soto y Ramn Rosa, la cual promovi una serie de medidas, como ser la transformacin educativa, que dio lugar a la reorganizacin de laUniversidad Central bajo el modelo Positivista. Tambin se promovi la conformacin de una clase letrada, que integr a una serie de intelectuales nacionales y extranjeros como el mismo Ramn Rosa, Adolfo Zniga, Carlos Alberto Ucls, Rafael Alvarado Manzano,Antonio Ramn Vallejo, Antonio Ramrez Fontecha, Jos Mart, Jos Joaqun Palma, TomsEstrada Palma, y ms tarde seguidos por varios discpulos como Rmulo Durn, Esteban

    Guardiola, Manuel Molina Vigil, Carlos F. Gutirrez, Lucila Gamero, Juan Ramn Molina yFroyln Turcios entre otros. Adems, a partir de la Reforma, se ampli la difusin de medios impresos como libros, peridicos y revistas, que fueron los materiales de lectura predilectos de los hondureos, y que en algunos casos como el de la Revista Esfinge de Froyln Turcios llega estar considerada como una de las mejores de Hispanoamrica.Asimismo, se dio la fundacinde la Biblioteca y Archivos Nacional, que constituyeron lugares de creacin intelectual y de promocin de las lecturas. Del mismo modo, se impuls la creacin de espacios para nuevoslectores en casas particulares y libreras, as como el fomento de instituciones, organizaciones yactividades culturales, como academias, tertulias, juegos florales literarios, veladas, bandasmusicales, teatro, etctera.Todo esto permiti que en definitiva, a travs de las lecturas, fueran penetrando en Hondurasno solamente nuevas ideologas y corrientes culturales y literarias, sino tambin modas, diversiones; en concreto, fue introducindose la Modernidad. Adems, lo anterior impulsaceleradamente las lecturas en la sociedad hondurea de la poca, no obstante, hay que matizar que todava para este tiempo, la prctica de la lectura era ms comn en dicha clase letrada, ascomo en las clases acaudaladas de la ciudad de Tegucigalpa, aunque ya ciertamente las clases medias y bajas comenzaban incipientemente a retomar en su vida cotidiana la rutina de la lectura, ya sea para instruirse, informarse o simplemente como diversin.

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    El estudio est articulado en cuatro captulos. El Captulo I, titulado Marco referencialpara analizar el concepto de Historia de la lectura y sus relaciones con la Ciudadletrada y los imaginarios nacionales, aborda una aproximacin a los estudios sobre laHistoria de la lectura, especialmente las teorizaciones expuestas por el francs Roger Chartier,quien establece una tipologa entre lecturas en soledad y lecturas en pblico, modelo queintentamos aplicar para el caso de las lecturas que realizaron algunos hondureos entre finalesdel siglo XIX y principios del XX. Asimismo, planteamos el concepto relacionado de Ciudadletrada -elaborado por ngel Rama-, para sustentar que en el caso hondureo, losreformadores construyeron y conformaron una clase letrada que acometi no solamente losproyectos polticos y econmicos, sino tambin culturales en el proceso de construccin deuna cultura nacional y de una cultura libresca en el pas. Finalmente, se exponen en este captulo algunos de los principales hallazgos de los estudios sobre la Historia de la lectura enAmrica Latina y Honduras, especialmente las importantes contribuciones de Rmulo E.Durn, Rafael Heliodoro Valle, Jorge Fidel Durn, Miguel ngel Garca y Ramn Oquel alestudio de la bibliografa del pas.

    El Captulo II, intitulado Situacin del libro y las lecturas en la poca Colonial y Post-Independentista en Honduras. (1600-1876), bsicamente aborda parte de la escasaproduccin bibliogrfica hecha por hondureos -especialmente publicada en Guatemala yMxico-, y relata el importante papel de las lecturas Ilustradas que llevaron a cabo varios de los prceres de la Independencia, como Jos Cecilio del Valle, Dionisio de Herrera y FranciscoMorazn. Tambin, destaca el papel de algunas de las primeras bibliotecas y del incipientecomercio de libros que exista en Honduras por aquella poca. Se plantea que durante la Colonia se dio el predominio de libros y textos religiosos, de filosofa y derecho, los cualescalzaban perfectamente con la ideologa dominante, ms bien escolstica y devota; sinembargo, entre la Independencia de 1821 y 1876, se dio una lenta evolucin de libros y lecturas de carcter religioso, a los de ideologa ms secular, sobre todo, ttulos ms profanos, liberalesy positivistas. En esta transformacin jug un papel importante la instalacin de la primeraimprenta en el pas en 1829 por parte del general Morazn, que deriv en la publicacin del primer libro en Honduras: Primeros rudimentos de aritmtica en 1836 por el presbtero DomingoDrdano; del mismo modo, fue importante en este proceso la creacin de la Universidad en

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    1845, as como la ampliacin del comercio de libros, la aparicin de las primeras libreras y el leve incremento de la alfabetizacin.

    El Captulo III, Libros, lecturas, libreras, Bibliotecas y Ciudad letrada en Hondurasdesde la Reforma Liberal de 1876 hasta 1930, constituye el captulo medular de esta obra.En efecto, partimos del supuesto que este periodo histrico comprendido entre la Reforma y1930 represent una de las etapas de mayor adelanto cultural y educativo en la Historia de Honduras, fenmeno que provoc una serie de transformaciones culturales que a la larga,repercutieron notablemente en el desarrollo de una cultura nacional, y desde luego, en lasrepresentaciones y prcticas sobre los libros y las lecturas en el pas. En general, los factoresque incentiv la Reforma con miras a la construccin de una cultura nacional y eldesarrollo de la cultura libresca en el pas, fueron entre otros, los siguientes: a) latransformacin educativa y la reorganizacin de la Universidad Central; b) la conformacinde una clase letrada; c) la difusin de medios impresos como libros, peridicos y revistas; d)la fundacin de bibliotecas y archivos nacionales; e) la creacin de espacios para nuevoslectores y libreras; f) el fomento de instituciones, organizaciones y actividades culturales, comoacademias, tertulias, juegos florales literarios, veladas, bandas musicales, teatro, etctera. Todoesto impuls como nunca antes las lecturas en Honduras, aunque hay que advertir que esta prctica todava era exclusiva de la clase letrada y de la clase rica y potentada, pero ciertamente,

    de manera paulatina, los sectores medios y bajos empezaron a incursionar en la alfabetizacin ycon ello a gozar de la lectura de libros, peridicos y revistas, la cual realizaban en soledad o en voz alta en nuevos espacios que propiciaron las lecturas, como cafs, barberas, libreras,tertulias, actos pblicos, recitales, parques, etctera.

    Por ltimo, el Captulo IV, titulado Los tipos de lectura en Honduras: lecturas en soledad(Juan Ramn Molina y Froyln Turcios) y lecturas en pblico (Marco Antonio TooRosa y su familia), retoma la tipologa expuesta por Roger Chartier entre lecturas ensoledad y lecturas enpblico para analizar la manera en que los lectores hondureos de finales del siglo XIX y comienzos del XX aprehendieron, manejaron y se apropiaron de lossignificados o textos puestos en los libros. En especial, se analizaron en el caso de las lecturasen soledad las prcticas de lectura realizadas por los dos escritores ms importantes de la poca:

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    el poeta Juan Ramn Molina y el cuentista y tambin poeta Froyln Turcios, y con respecto a las lecturas en pblico, se examinaron las lecturas que realizaban en su hogar la familia del escritor Marco Antonio Too Rosa.

    Este estudio se inscribe en la perspectiva de la Historia cultural y la Historia de las mentalidades, en el sentido que nos interesa aproximarnos a los aspectos simblicos,interpretativos, imaginarios y las representaciones, prcticas y significados de las lecturas que hacan los hondureos en el periodo estudiado.Finalmente, queremos dejar constancia que este estudio es una primera aproximacin a laHistoria de la lectura, por lo tanto admitimos sus naturales limitaciones documentales ybibliogrficas, as como temporales y temticas. Nos hubiese gustado presentar una obra ms

    acabada, que cubriera un espacio temporal ms extenso, sin embargo, en Honduras essumamente difcil el acopio de las fuentes, las cuales es arduo consultar en los archivos ybibliotecas del pas. Por ello, queremos expresar testimonio de gratitud a personas oinstituciones que nos han abierto las puertas para nuestro trabajo bibliogrfico y documental. De este modo, agradecemos a Jos Antonio Funes y al personal de la Biblioteca Nacional, por la disposicin a colaborar en la prestacin y reproduccin de muchos de los materialesreferidos en esta investigacin. Igualmente, al personal de la Biblioteca del Banco Central deHonduras (BCH), y de la Biblioteca de la Universidad Pedaggica Nacional Francisco Morazn(UPNFM), que de manera esmerada nos atendieron en los momentos ms oportunos conlibros y revistas vitales para la culminacin de este trabajo. Y desde luego a mi centro de labores, la Direccin de Investigacin de la UPNFM, que me abri las puertas para hacer lo que ms me gusta en la vida: leer, impartir clases y escribir. A todos ellos mil gracias.

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    CAP TULO I

    MARCO REFERENCIAL PARA ANALIZAREL CONCEPTO DE HISTORIA DE LA

    LECTURA Y SUS RELACIONES CON LACIUDAD LETRADA Y LOS

    IMAGINARIOS NACIONALES.

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    1) INTRODUCCIN.El presente ensayo tiene como objetivo contribuir con una primera aproximacin a la historiade la lectura en Honduras en el periodo comprendido entre la Reforma Liberal de 1876 y la antesala de la dictadura de Tiburcio Caras Andino (1933-1949) en 1930 y la influencia de esos lectores y lecturas en la conformacin de imaginarios nacionales.En trabajos previos1, hemos ya apuntado que an son escasos los aportes sobre la historia cultural e intelectual hondurea, por ello carecemos de estudios precedentes que nos puedandar pistas para determinar qu, cmo, cundo, dnde, quines, por qu y cmo se ley en el pas en el periodo comprendido en este estudio, especialmente en Tegucigalpa (que comoveremos ms adelante, se convirti en la Ciudad letrada de la nacin), y que desde dicha

    Reforma Liberal se constituy en capital poltica del pas, a partir de 1880, y desde ese momento centraliz las funciones no solamente polticas, sino tambin econmicas,administrativas, y desde luego educativas y culturales de la nacin 2. Este trabajo por tantointentar proporcionar algunas pautas a otros investigadores que en el futuro cercano abordende manera ms amplia la historia intelectual del pas. Por otro lado, procurar estudiar cmo leyeron los hondureos hace ms de un siglo significaentender cmo pensaban y cmo entendan el mundo. La apropiacin de lo ledo depende dela condicin socio-econmica, del entorno, de la cultura, del nivel educativo y de los interesesindividuales3. De este modo, en el siguiente apartado, describiremos un marco referencial de la historia de la lectura para interpretar los modos y significados que atribuyeron a la lectura ciertos sectores de la sociedad hondurea, especialmente una parte de la lite intelectual o intelligentsia de Tegucigalpa, y en menor medida algunos lectores de las capas medias y bajas.1Vase especialmente: Amaya, Jorge Alberto, Los estudios culturales en Honduras: la bsqueda de algunas fuentes culturales para la reconstruccin del imaginario nacional hondureo, En: Revista Dilogos, RevistaElectrnica de Historia, San Jos de Costa Rica, Universidad de Costa Rica, Escuela de Historia, Volumen 6, N 2, agosto del 2005-febrero del 2006, Direccin electrnica: http://historia.fcs.ucr.ac.cr/dialogos.htm2Sobre la historia de Tegucigalpa, y especialmente el traslado de la capitalidad desde Valladolid deComayagua hasta Tegucigalpa y los posteriores discursos y procesos de urbanismo, es importante consultar elreciente trabajo de Daniela Navarrete. Cfr. Navarrete, Daniela, Tegucigalpa, espejismo de la modernidad: elimpacto de los discursos liberal (s. XIX) y neoliberal (s. XX) en la capital de Honduras, Pars, Ecole desHautes Etudes en Sciences Sociales, Tesis de Maestra bajo la Direccin de Alain Musset. 3Darnton, Robert, La gran matanza de gatos y otros episodios de la historia de la cultura francesa, MxicoDF, Fondo de Cultura Econmica (FCE), 1986, p. 217.

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    2) MARCO REFERENCIAL PARA ANALIZAR EL PROBLEMA DE LA HISTORIADE LA LECTURA Y SUS RELACIONES CON LA CONSTRUCCIN DEIMAGINARIOS NACIONALES.

    A) Los estudios sobre la Historia de la lectura.El estudio de la historia de la lectura es un fenmeno muy poco estudiado en Amrica Latina, yen general, es un tema que ha sido abordado desde varias perspectivas, que van desde la historia intelectual, hasta la historia de las ideas y la historia de la literatura o los estudios culturales.

    Sin duda, los pioneros en este campo fueron los franceses Lucien Febvre y Henri- Jean

    Martin, quienes a partir del impulso otorgado por la Escuela de los Annales al desarrollo de laHistoria de las mentalidades, examinaron las aportaciones culturales de la imprenta y del libroen un estudio titulado La aparicin del libro, en donde arguyeron que pretendan estudiar laaccin cultural y la influencia del libro durante los trescientos aos de existencia, y en conclusin, ellos asociaron fuertemente la invencin de la imprenta por parte de JuanGutenberg y el nacimiento del libro con una verdadera revolucin en las comunicaciones,llegando a considerar al advenimiento del libro como una especia de punto de demarcacincultural, ya que no solamente se convirti en una mercanca, sino que inaugur una nueva era cultural representada por la Modernidad, que incluso coadyuv al surgimiento delEstad-nacin moderno4.Ms recientemente, otros estudiosos del tema de la formacin de la nacin, reelaborarondichas premisas y aportaron estudios muy influyentes en los que asociaban la aparicin de laimprenta con el origen de la nacin y los nacionalismos, como el ingls Benedict Anderson,quien defini a la nacin como

    [...] una comunidad poltica imaginada como inherentemente limitada ysoberana5. En este sentido, Anderson sugiere que la relacin entre la imprenta y el origen de la nacin o comunidad imaginada se vincul porque en el caso europeo, durante la Edad4Consltese: Febvre, Lucien y Martin, Henri-Jean, La aparicin del libro, Madrid, UTEHA, 1959. La edicinfrancesa es de 1958.5Anderson, Benedict, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusin del nacionalismo,Mexico DF, Fondo de Cultura Econmica (FCE), 1 edicin en espaol, 1993, Pg. 23. El original es de 1983.

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    Media, la lengua sagrada -el latn- haba permanecido en manos de monjes, sacerdotes yhumanistas, lo que la convirti en una lengua cerrada, cada vez ms alejada de las masas que utilizaban sus lenguas vernculas. Pero con el advenimiento de la imprenta, la necesidad deampliar a un pblico mayor el mercado de libros para personas que no hablaban latn, dio un giro al capitalismo hacia lo vernculo. Esta situacin fue explotada sobre todo por losprotestantes, que en su lucha contra la Iglesia Catlica, impulsaron en primer lugar la lectura de La Biblia en lenguas vernculas, pero posteriormente, la expansin de conocimientos tras el Renacimiento, provoc tambin la publicacin de obras no religiosas, lo cual ampli lacomunidad de lectores. Sin embargo, Anderson arguye que lo que en esencia provoc el surgimiento de la nacin fue la combinacin de todos esos factores:

    Lo que en sentido positivo, hizo imaginable a las nuevas comunidades [es decir, a la

    nacin] fue una interaccin medio fortuita pero explosiva entre una forma deproduccin y las relaciones de produccin (capitalismo), una tecnologa de lascomunicaciones (imprenta) y la fatalidad de la diversidad lingstica humana6.

    En todo caso, una idea subyacente en el concepto de Anderson es que la nacin es un artefactoconstruido e imaginado social y polticamente ya sea por parte del Estado-nacin o por parte de la intelligentsia al servicio del mismo.Sin embargo, el autor que explor ms a fondo este campo de estudio de la historia del libro yla lectura fue el tambin francs Roger Chartier, quien en su obra Libros, lecturas y lectores en laEdad Moderna7, sostiene que desde luego la invencin de la imprenta propici una circulacin de los textos a escala indita, pero en todo caso, el libro lo considera como heredero de los manuscritos medievales que elaboraban los monjes y amanuenses en los conventos y abadasde la Iglesia Catlica. La transformacin radical -segn Chartier- se dio ms bien a partir de laIlustracin y de la Revolucin Francesa, as como con los cambios operados con la RevolucinIndustrial en el siglo XIX, que permitieron -a travs de la escolarizacin impuesta por el 67Ibd., p. 70.En realidad esta obra es una recopilacin de diferentes artculos y ensayos, en donde Chartier aborda demanera general desde la historia del libro, hasta la conformacin de lectores con la llegada de la imprenta aEuropa en la Edad Moderna, as como las representaciones y cambios culturales que produjo la masificacinde los libros en la Modernidad. Cfr. Chartier, Roger, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, Madrid,Alianza Editorial, Coleccin Alianza Universidad, 1 reimpresin, 1994.

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    Estado-nacin- la aparicin de nuevas prcticas culturales con el surgimiento de nuevascategoras de lectores, que una vez alfabetizados y con oportunidad de recibir salarios,aprovecharon la propagacin cada vez ms creciente no solo de libros, sino tambin deperidicos, revistas, folletines, etctera8.Adems, es importante puntualizar que Chartier define la historia de la lectura como aquellasinterpretaciones que buscan rastrear no solamente la historia del uso, distribucin, lugares ysignificados de dichas lecturas en una sociedad, sino tambin los modos en que los lectores[] aprehendan, manejaban y se apropiaban de los significados o textos puestos en los libros9.En efecto, existen diferencias palpables en la interpretacin que los lectores pueden hacer deesas prcticas de lectura. De ese modo, Cavallo y Chartier han advertido que el abismo entre

    lectores cultos y analfabetos, no agota las diferencias en la relacin con lo escrito. Todos quienes pueden leer los textos no lo hacen de la misma manera. Vara, segn la poca y los estmulos que tiene el lector. Existen tambin contrastes entre unas normas y unas convenciones de lectura que, en cada comunidad de lectores, definen unos usos legtimos del libro, unos modosde leer y unos instrumentos y unos procedimientos de interpretacin. Hay diferencia ademsentre las esperanzas y los intereses tan diversos que los distintos grupos de lectores ponen en laprctica de leer. En sntesis, resulta claro que existen tipos de lecturas, que los estudiosos handado en llamar lectura culta y lectura popular 10.Sin embargo, el planteamiento que ms nos interesa rescatar de la obra de Chartier es la distincin que hace entre lo que l llama lecturas en soledad y las lecturas en pblico,categoras que operacionalizaremos ms adelante para interpretar la historia de la lectura enHonduras. En este aspecto, Chartier asevera que existe un contraste entre las lecturas de lasoledad, del retiro, del secreto, y las lecturas hechas en pblico:

    [] la lectura ha sido percibida tradicionalmente como el acto por excelencia de la intimidad individual, como una prctica fundamentalmente privada. Y, por supuesto,

    89Ibd., pp. 24-28.Ibd., p. 33.10Cavallo, Guglielmo y Chartier, Roger, Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid, Taurus, 1998,p. 13.

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    textos e imgenes dan testimonio de esa fuerte relacin entre la actividad lectora y el retiro del mundo. Pero tambin debe reconocerse que hay otras lecturas distintas, queno se hacen en el aislamiento, que no son solitarias ni silenciosas 11.

    Este tipo de lecturas en pblico se generalizaron ampliamente entre los siglos XVI y XIX, y se expresaron desde la diligencia hasta la taberna, del saln a la academia, del encuentro amistosoa la reunin domstica, y eran lecturas en alta voz realizadas por quienes saban leer tanto a lectores/oyentes alfabetos como analfabetos. De esta manera, leer en voz alta se constituy enun gesto normal y hasta esperado en esa poca. En suma, la lectura no ha sido por tanto una figura de lo ntimo o de lo privado; tambin es expresin del vnculo social.

    B) Estudios sobre Historia de la lectura en Amrica Latina y Honduras y la tesis

    sobre la Ciudad letrada de ngel Rama.

    Por otro lado, en el caso de Amrica Latina, hay que manifestar que ya existen varios aportes importantes en la literatura acerca de la historia del libro y la lectura en la regin. Un trabajo fundamental, porque resulta monogrfico y abarca una sntesis histrica del libro desde la poca prehispnica hasta el siglo XX es la obra titulada El libro en Hispanoamrica, delmexicano Jos Luis Martnez12.Asimismo, en la primera mitad del siglo XX, fue monumental la obra realizada por el chileno

    os Toribio Medina, quien se dedic especialmente a la investigacin y publicacin debibliografas latinoamericanas, as como al estudio de la historia de la imprenta de losprincipales pases latinoamericanos13. En este sentido, la aportacin de Medina a lahistoriografa del libro y la imprenta en la regin es de valor incalculable 14.1112

    Chartier, Roger, Libros, lecturas Op. Cit., p. 34.Martnez, Jos Luis, El libro en Hispanoamrica. Origen y desarrollo, Madrid, Fundacin Germn SnchezRuiprez, Biblioteca del Libro, Serie Minor, 3 edicin, 1987.

    13Furlong, Guillermo, Jos Toribio Medina, el amigo mximo del libro, Buenos Aires, 1952, p. 35.14Por ejemplo, solo para citar algunos de los trabajos ms importantes, basta nombrar: Medina, Jos Toribio,La imprenta en Mxico (1539-1821), 8 vols., 1907-1912; Medina, Jos Toribio, La imprenta en Lima (1584-1824), 4 vols., 1904-1905; Medina, Jos Toribio, La imprenta en Guatemala (1660-1821), 1910; Medina,Jos Toribio, La imprenta en Bogot (1739-1810). Notas bibliogrficas, 1904; Medina, Jos Toribio,Bibliografa de la imprenta en Santiago de Chile desde sus orgenes hasta febrero de 1817, Santiago deChile, 1891 y Medina, Jos Toribio, Historia y bibliografa de la imprenta en el antiguo Virreinato del Ro de la Plata, Pars, 1892, entre otros.

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    Del mismo modo, es importante el trabajo de Sarah Chambers, que con su estudio Cartas ysalones: mujeres que leen y escriben la nacin en la Sudamrica del siglo XIX, aborda desde el gnero lasideas sobre la identidad nacional y el lugar de la mujer en la construccin nacional en las repblicas sudamericanas, especialmente examinando la correspondencia de tres destacadasmujeres en los procesos polticos emancipadores en esa regin: Manuela Senz (ecuatoriana), Mariquita Snchez de Thompson (argentina) y Carmen Arriagada (chilena)15.Este estudio es relevante a la vez porque retoma los anlisis de Dena Goodman acerca de la influencia de las cartas y la correspondencia, que al igual que la lectura, jug un importante papel en las transformaciones culturales y en la transmisin de ideas y prcticas culturales. Enefecto, tanto en Europa como en Amrica Latina, muchas mujeres de clase alta y media mantuvieron una prolfica correspondencia en la que comentaban los procesos polticos y

    sociales del siglo XIX. De esta manera, el gnero de la carta cay en un trmino medio entre las esferas pblica y privada -analizadas por Jurgen Habermas-, cuestionando de este modo la divisin estricta entre lo poltico/masculino y lo domstico/femenino. Con frecuencia, las cartas -al igual que la lectura- proporcionaron material para las discusiones en los salones, a lavez que sirvieron de modelo para las novelas epistolares y los escritos de viaje, tan de moda enese siglo. Por ello, Goodman afirma que [] las cartas, que fueron la forma de escritura dominanteen el siglo dieciocho, fueron progresiva y creativamente utilizadas por los filsofos para salvar la brecha entre loscrculos privados en los que se reunan y el espacio pblico que pretendan confirmar y conquistar16.La importancia de las cartas -al igual que las lecturas- lleg a ser tan decisiva en esta poca, que durante las guerras de Independencia, los lderes polticos y militares masculinos debatieron de poltica y tramaron estrategias en miles de cartas, ms tarde publicadas en volmenes quellenaron los anaqueles de las bibliotecas y archivos nacionales en Amrica Latina. Finalmente,en el siglo XIX, las cartas llegaron a jugar un papel fundamental en la trama de novelas hispanoamericanas.

    15Chambers, Sarah, Cartas y salones: mujeres que leen y escriben la nacin en la Sudamrica del siglo XIX,En: Revista Araucaria, Sevilla, Universidad de Sevilla, Primer semestre, Volumen 6, N 013, 2005.16Goodman, Dena, Enlightenment Salons: The Convergence of Female and Philosophic Ambitions, En:Eighteenth- Century Studies, Vol. 22, N 3, Spring, pp. 317-350.

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    Adems de los estudios anteriores, consideramos de vital trascendencia en la literaturalatinoamericana sobre la historia de la lectura el trabajo del uruguayo ngel Rama. En efecto, Rama es autor de la obra La Ciudad letrada, publicado pstumamente en 1984 de manerasimultnea en los Estados Unidos y en Uruguay17. Desde su publicacin, este trabajo ha sidouna de las ms destacadas contribuciones de Amrica Latina a la teora cultural, y ha ejercido una perdurable y generalizada influencia en los estudios culturales latinoamericanos, enparticular en los estudios referidos al periodo colonial y el siglo XIX republicano.En general, en Ciudad letrada, Rama ensaya una ambiciosa historia cultural de Amrica Latinadesde la refundacin de Tenochtitlan/Mxico, en 1521 y del Virreinato del Per hastamediados del siglo XX. Igualmente, el libro desarrolla un nico problema: el de la claseletrada latinoamericana, su constitucin, consolidacin, transformaciones y ampliaciones, susorprendente perduracin a travs del tiempo, la dinmica de sus relaciones tanto con lasmetrpolis coloniales y poscoloniales como con los grupos subalternos sobre los que gravita.

    Asimismo, en Ciudad letrada, Rama examina y nombra el conjunto de instituciones que hacende la propiedad y administracin de la tecnologa de la letra la condicin de su existencia yfuncionamiento, a la vez que la base de su poder y/o de su prestigio en Amrica Latina. Entre dichas instituciones se cuentan las diversas reparticiones del Estado colonial y nacional (la polica, el sistema judicial, las aduanas, el poder legislativo, el registro civil o registro de laspersonas, el registro de propiedad, las reparticiones encargadas de censos y estadsticas), lascorporaciones educativas, artsticas, comerciales y financieras, las profesiones liberales (medicina, derecho, periodismo, notariado), el clero, los partidos polticos, las sectas, loscenculos, ciertas organizaciones guerrilleras (los focos), las academias18.Evidentemente, la literatura ocupa un lugar privilegiado en el libro, y vinculado con la creacin literaria que conform las culturas nacionales latinoamericanas, Rama denomina al grupo de

    individuos que participan de esas creaciones literarias y de esas instituciones como losletrados, quienes obtienen una identidad social diferenciada por su pertenencia a las17Consltese: Rama, ngel, La ciudad letrada, Hanover (Estados Unidos), Ediciones del Norte, 1984. Laedicin uruguaya estuvo a cargo de la Comisin Uruguaya pro Fundacin Internacional ngel Rama.18Vase: Dabove, Juan Pablo, Ciudad letrada (anlisis), Colorado, University of Colorado Boulder, 2005, pp.2-4.

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    instituciones antes mencionadas. En esta acepcin, Ciudad letrada tiene un significado cercano(pero mucho ms amplio) que el trmino que lo preexiste, el de Repblica de las letras. As, para Rama existe una unidad de linaje entre estos letrados, que va desde el burcrata colonialdel siglo XVI al autodidacta de tendencias anarquizantes del XX, pasando por los doctoresde mediados del XIX y los viajeros cosmopolitas y los cientficos positivistas de finales delsiglo XIX, as como los poetas, narradores e intelectuales que produjeron las literaturasnacionales en la regin.Paralelamente, Ciudad letrada nombra las prcticas discursivas que sostienen el predominio de las instituciones e individuos antes mencionados. Estas prcticas son entre otras: rituales de incorporacin, reconocimiento o exclusin, ceremonias de fundacin o de toma de posesin, escrituras, peticiones, actas, coronaciones de poetas, dictmenes, leyes, Constituciones

    polticas, filiaciones, proclamas, sonetos, arcos de triunfo, antologas, relatos de viaje. Ramaaborda estas prcticas discursivas con la finalidad de entender la reproduccin y perpetuacin del orden letrado como centro del orden social, primando la centralidad de la ciudad frente a las zonas rurales.De esa manera, Rama establece la relacin entre ciudad/letra, en contraposicin a la nocindel campo/oralidad. Dichas dicotomas han sido de alguna manera debatidas por variosautores como Francoise Perus, Mabel Moraa y Juan Pablo Dabove por ejemplo 19, ya queconsideran que de manera implcita esas dadas o modelos analgicos presuponen subjetivamente una primaca de la ciudad letrada sobre el campo o el espacio rural, desdeando por tanto la riqueza de las tradiciones y la literatura oral de la campia, no obstante, es indudable que gran parte de los procesos de construccin de los discursos e imaginariosnacionales en la historia de Amrica Latina se fraguaron desde la ciudad por parte de los letrados que estaban al servicio del Estado-nacin. Como veremos ms adelante, en el casohondureo, los reformadores liberales intentaron convertir a Tegucigalpa en la ciudadletrada de la nacin.

    Cfr. Perus, Francoise, Qu nos dice hoy la ciudad letrada de ngel Rama?, En: Revista Iberoamericana,N 71.211, 2005, pp. 363-372; Moraa, Mabel, De la ciudad letrada al imaginario nacionalista:Contribuciones de ngel Rama a la invencin de Amrica, En: Polticas de la escritura en Amrica Latina:de la Colonia a la Modernidad, Caracas, 1997, pp. 165-173 y Dabove, Juan Pablo, Ciudad letrada Op. Cit.,p. 9.

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    En sntesis, en Ciudad letrada, Rama establece que gran parte del proceso de construccin de la nacin y la Modernidad en Amrica Latina se produjo alrededor de la labor desplegada por los letrados y la accin simblica de la ciudad.As, el centro urbano -la city- fue el lugar en dondese acumularon las instituciones principales de este modelo cultural: los espacios donde vivanlos escritores, las redacciones de los peridicos, las oficinas de gobierno, los estudios jurdicos,los prostbulos, los parques y escenarios para el paseo, la presentacin en pblico y elencuentro, los Ateneos y cafs, las galeras donde se exponan las obras de arte, los locales delCorreo, el telgrafo, la Biblioteca, los Archivos, la Universidad, las sedes y asambleas de lospartidos, gremios y sindicatos, los teatros y las libreras que canalizaban los productos culturales o las novedades de Europa o de Amrica del Norte.

    En el caso de Honduras, Francesca Randazzo ha sido la primera autora que ha abordado desde

    la teora de ngel Rama el fenmeno de la construccin de la ciudad letrada durante elgobierno de la Reforma Liberal, la cual se conform alrededor de Marco Aurelio Soto, y ms especialmente de Ramn Rosa, los cuales, aglutinaron a una serie de intelectuales yfuncionarios nacionales y extranjeros que colaboraron en la Reforma20. Este proceso loveremos ms detenidamente en los apartados siguientes.Finalmente, hay que mencionar que en Centroamrica, quizs los avances ms importantes enel estudio de la historia de la lectura se han dado en Costa Rica, con los trabajos de Ivn Molina Jimnez, con su estudio intitulado Azul por Rubn Daro. El libro de moda. La culturalibresca del valle central de Costa Rica (1780-1890)21, artculo en que el autor analiza los inventariosost-mortem para caracterizar cmo eran las bibliotecas privadas de Costa Rica en el periodo

    colonial, y a continuacin utiliza varios catlogos para conocer las obras de que dispona la Universidad de Santo Toms y la librera El lbum a mediados del siglo XX. En conclusin, Molina Jimnez revela que como producto de la transicin de la tradicin religiosa y devota del periodo colonial, a una tradicin ms liberal y positivista en la segunda mitad del siglo XX, ycomo resultado del auge cafetalero y el creciente comercio de libros, la burguesa ligada al caf 20Cfr. Randazzo Eisemann, Francesca, Honduras, la patria esperada: Nacin y poesa, Ciudad de Guatemala,Tesis de Maestra, Facultad Latinoamericana en Ciencias Sociales (FLACSO), Programa Centroamericano dePosgrado, Maestra en Ciencias Sociales, 2005, pp. 50-56.21Vase: Molina Jimnez, Ivn, Azul por Rubn Daro. El libro de moda. La cultura libresca del valle Central de Costa Rica (1780-1890), En: Molina Jimnez, Ivn y Palmer, Steven (Editores), Hroes al gustoy libros de moda: sociedad y cambio cultural en Costa Rica (1750-1900), San Jos de Costa Rica, EditorialPorvenir/Plumsock Mesoamerican Studies, 1992, pp. 137-168.

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    y la lite intelectual empezaron a conformar la existencia de audiencias de lectores cada ves ms especializados hacia las postrimeras del siglo XIX.Ms recientemente, Molina Jimnez ha publicado otra obra que abarca un anlisis ms regionalsobre la influencia de la cultura libresca en Centroamrica, titulado La estela de la pluma.Cultura impresa e intelectuales en Centroamrica durante los siglos XIX y XX 22. Esta obra examina enprimer lugar la tensin que existi a finales del periodo colonial entre las obras religiosas ylaicas. Posteriormente, describe los esfuerzos y empeos de la poca republicana por instaurar una alfabetizacin popular -con sus altos y bajos- con miras a la construccin de la ciudadana,y de manera complementaria, se aborda la evolucin de los libros como mercancasculturales, la creacin y el papel de las bibliotecas pblicas, y la nocin de identidad nacional a partir del papel jugado por los intelectuales como Jos Cecilio del Valle, Mximo Soto Hall,

    Salomn de la Selva, Clemente Marroqun y el estadounidense Dana Munro entre otros. Por su parte, es tambin crucial la contribucin a la temtica por parte de Patricia Vega imnez, con su trabajo Una aproximacin a la historia de la lectura en Costa Rica. (1900-1930) 23,

    artculo en el que retoma el modelo de Chartier para trazar los mecanismos de lecturas silenciosasy lecturas en pblico realizadas por los costarricenses en las primeras dcadas del siglo XX.

    Por ltimo, hay que sealar que en Honduras, quizs los principales aportes al tema se han hecho ms bien con respecto al estudio bibliogrfico, aunque hay importantes contribuciones sobre la historia del libro y la lectura. Quizs el autor ms significativo en este sentido es Rafael Heliodoro Valle (1891-1959), uno de los polgrafos ms importantes de Amrica24, quien22Molina Jimnez, Ivn, La estela de la pluma. Cultura impresa e intelectuales en Centroamrica durante lossiglos XIX y XX, San Jos de Costa Rica, EUNA, 2004.23Vega Jimnez, Patricia, Una aproximacin a la historia de la lectura en Costa Rica. (1900-1930), San Josde Costa Rica, Universidad de Costa Rica, 2004.24La lista de amigos y autores con los que se relacion y que elogiaron la obra de Valle es realmenteinteresante, ya que cubre lo ms granado de los escritores y artistas de la historia latinoamericana de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX, entre otros Juan de Dios Peza, Manuel Acua, Enrique GonzlezMartnez, Jos Vasconcelos, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Leopoldo Zea, Augusto Monterroso, RafaelArvalo Martnez, Mario Monteforte Toledo, Luis Cardoza y Aragn, Miguel ngel Asturias, AlbertoMasferrer, Francisco Gavidia, Arturo Ambrogi, Salarru, Rubn Daro, Pablo Antonio Cuadra, ErnestoCardenal, Moiss Vincenzi, Germn Arciniegas, Porfirio Barba Jacob, Jos Santos Chocano, Ciro Alegra, Gabriela Mistral, Jos Enrique Rod, Max Henrquez Urea y un extenso etctera. Para una aproximacin a los comentarios de la obra de Valle por parte de varios de estos autores citados arriba, vase: UniversidadNacional Autnoma de Honduras (UNAH), Rafael Heliodoro Valle, Tegucigalpa, Editorial Universitaria,Coleccin Homenajes, N 1, 1 edicin, 1988.

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    desarroll una extensa bibliografa sobre temas de Honduras, Centroamrica y varios personajes destacados de Amrica Latina. De hecho, muchos de los intelectualescontemporneos de Valle lo consideraron ms que historiador o literato, un gran bibligrafo. Posiblemente, en este apartado, algunas de sus obras ms emblemticas para la bibliografa hondurea son por ejemplo: Bibliografa de don Jos Cecilio del Valle25; Bibliografa maya26 y unabibliografa sobre Francisco Morazn. Igualmente es fundamental su artculo Historia intelectualde Honduras27en donde hace una resea de los libros publicados por hondureos desde lapoca colonial hasta comienzos del siglo XX. Para Mxico, las bibliografas ms importantes son: Bibliografa mexicana28; Bibliografa de Hernn Corts29 y Bibliografa de don Miguel Hidalgo yCostilla30. De manera singular, tambin leg una de las primeras bibliografas sobre la obra deCervantes titulada Bibliografa Cervantina en la Amrica Espaola31, y para Centroamrica dejindita una Bibliografa de Centroamericana en doce tomos

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    La labor bibliogrfica de Valle la prosigui ms tarde en Honduras el escritor y diplomticoorge Fidel Durn (1902-1995), hijo del eminente historiador Rmulo Ernesto Durn. Desde

    la dcada de los treinta del siglo XX, Jorge Fidel Durn aprovech la biblioteca de su padre, as como los espacios de la Biblioteca Nacional y de la Universidad Central para componer los ndices bibliogrficos con los que public en 1946 su relevante trabajo titulado ndice delaBibliografa Hondurea33, una de las primeras obras en su gnero en Honduras y que logrsistematizar la produccin bibliogrfica del pas de los siglos XIX y XX. Desde entonces,orge Fidel Durn public por espacio de 46 aos (hasta 1992) la columna Mosaico

    Valle, Rafael Heliodoro, Bibliografa de don Jos Cecilio del Valle, Mxico DF, Ediciones de Nmero,1934, 38 pp.26Valle, Rafael Heliodoro, Bibliografa maya, Mxico DF, 1914.27Valle, Rafael Heliodoro, Historia intelectual de Honduras, En: Revista del Archivo y BibliotecaNacionales, Tegucigalpa, Volumen XXVI, 1947 y 1948, pp. 385-390.28Valle, Rafael Heliodoro, Bibliografa mexicana, Mxico DF, 1930, 76 pp.29Valle, Rafael Heliodoro, Bibliografa de Hernn Corts, Mxico DF, Sociedad de Estudios Cortesianos,1953, 269 pp.30Valle, Rafael Heliodoro, Bibliografa de don Miguel Hidalgo y Costilla, Mxico DF, Universidad NacionalAutnoma de Mxico (UNAM), Boletn de la Biblioteca Nacional, N 1, segunda poca, Tomo X, enero-marzo de 1959, 25 pp.31Valle, Rafael Heliodoro, Bibliografa Cervantina en la Amrica espaola, Mxico DF, UniversidadNacional Autnoma de Mxico (UNAM), 1950, 313 pp. 32Vase: Acosta, Oscar, Rafael Heliodoro Valle. Vida y obra, Roma, Instituto talo-Latino Americano, 3edicin, 1981, p. 151.33Durn, Jorge Fidel, ndice de la Bibliografa Hondurea, Tegucigalpa, Imprenta Caldern, 1946.

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    Nacional en el Diario El Da y otros rotativos en donde haca un recuento de la produccin bibliogrfica anual que se editaba sobre Honduras34.Tambin, ha sido significativo el trabajo bibliogrfico de Miguel ngel Garca, quien en 1971public su monumental Bibliografa hondurea35 en tres tomos, obra que recopila los librospublicados en Honduras desde 1620 hasta la dcada del 70 del siglo pasado, y en donde da cuenta de datos interesantes, como ser la publicacin del primer libro por parte de un hondureo en 1620, del cual hablaremos ms adelante.Ms recientemente, fue relevante el aporte de Ramn Oquel a los estudios bibliogrficoshondureos con su obra Bibliografa sociopoltica de Honduras36 por el hecho que incluye unagran cantidad de libros, tesis y ensayos sobre Honduras publicados en Estados Unidos, Europa

    y Centroamrica y hasta entonces desconocidos en el pas.Finalmente, tal vez los dos aportes ms importantes en el tratamiento de la historia del libro en Honduras fueron hechos por Rafael Heliodoro Valle y Segisfredo Infante. Valle lo hace en suobra Historia de la cultura hondurea37, en donde explora los orgenes de los primeros librospublicados en el pas, as como el papel de los peridicos, periodistas e intelectuales en la conformacin de la cultura nacional; mientras Infante lo realiza en una serie de artculos que public bajo el ttulo de El libro en Honduras38, en donde da cuenta del desarrollo histrico de las publicaciones, lecturas y bibliotecas en el pas.

    Vase: Meja, Martha Luz, Jorge Fidel Durn, Tegucigalpa, Graficentro Editores, 1 edicin, 1999.Garca, Miguel A., Bibliografa Hondurea: 1620-1971, Tegucigalpa, Banco Central de Honduras (BCH),

    Tres Volmenes (1971-1973).36Oquel, Ramn, Bibliografa sociopoltica de Honduras, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, ColeccinRealidad Nacional, N 20, 1 edicin, 1988.37Valle, Rafael Heliodoro, Historia de la cultura hondurea, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 1 edicin,1981.38Infante, Segisfredo, El libro en Honduras, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, Coleccin CuadernosUniversitarios, N 78, 1 edicin, 1993.

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    CAP TULO II

    SITUACIN DEL LIBRO Y LAS LECTURASEN LA POCA COLONIAL Y POST-

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    1) SITUACIN DEL LIBRO Y LAS LECTURAS EN HONDURAS ANTES DE LAREFORMA LIBERAL DE 1876.

    A) Libros y lecturas en la Honduras del periodo colonial.

    La situacin cultural, as como la cantidad de libros, lecturas y publicaciones en Hondurasantes de la Reforma de 1876 era realmente muy escasa y al alcance de muy pocas personas ligadas a las clases que detentaban el poder.En efecto, desde el periodo colonial, Honduras fue una Provincia con limitada produccincultural y educativa. En el territorio, apenas funcion el Colegio Tridentino de San Agustn en la capital colonial, Valladolid de Comayagua, fundado en 1679, el cual serva

    fundamentalmente para la preparacin de sacerdotes, aunque tambin asistan jvenes espaoles, criollos, y en algunos casos mestizos e indgenas hijos de los caciques principales,quienes se formaban como bachilleres para luego pasar a estudiar en la nica universidad que exista en la Capitana General de Guatemala, la de San Carlos de Borromeo, que haba sido fundada pocos aos atrs, en 1676. En el resto de ciudades y villas principales de la Provinciade Honduras, como Tegucigalpa, Trujillo, Gracias, Santa Rosa de los Llanos y Choluteca,existan escuelas de primeras letras, donde se enseaba a leer, escribir, y las operacionesaritmticas bsicas, adems de la doctrina cristiana39.Ciertamente se desarrollaron intentos por crear una universidad en Honduras durante la Colonia, como el del Obispo Fray Antonio Lpez de Guadalupe, quien en el siglo XVIII hizo gestiones ante los jesuitas de la Nueva Espaa, invitndoles a venir a Honduras para quetomasen el establecimiento, ofrecindoles todo el apoyo material y moral que fuese necesario ycomprometindose a obtener la Bula Papal para que fuese declarada Real Pontificia39Sobre la situacin de la educacin y la cultura en el periodo colonial y los albores de la poca republicanaen Honduras, los trabajos ms importantes son, entre otros: Martnez, Mario Felipe, Captulos sobre elColegio Tridentino de Comayagua y la educacin colonial en Honduras, Tegucigalpa, Compaa EditoraNacional/UNAH, 1967; Martnez, Mario Felipe, Honduras hace 150 aos, En: Prez Brignoli, Hctor yotros (Antlogos), De la sociedad colonial a la crisis del 30, Tegucigalpa, Editorial Nuevo Continente, 1973;Cruz, Vctor, Historia de la Educacin en Honduras, Tegucigalpa, UNAH/ SUED, Multicopiado, 1990; Cruz,Vctor, Educacin y papel de la mujer en el periodo de transicin del siglo XVIII al XIX en Mesoamrica,En: Revista Historia de la Educacin Latinoamericana, Santa Fe de Bogot, N 4, 2002, pp. 201-220;Inestroza, Jess Evelio, La escuela hondurea en el siglo XIX, Tegucigalpa, Fondo Editorial de la UPNFM,Coleccin Textos, 1 edicin, 2003.

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    Universidad de Comayagua, pero el deseo del obispo no pudo materializarse debido a lasgrandes exigencias acadmicas de los jesuitas40.De este modo, el mundo de las letras, debido al poco alcance de la enseanza y al elevado ndice de analfabetismo, tuvo un escaso impacto en la Capitana General de Guatemala, y porende en Honduras; la ausencia de imprenta (en el caso hondureo, sta se introdujo pocos aos despus de la Independencia, como se ver ms adelante), as como la intervencineclesistica a travs de la Inquisicin, limitaron la produccin de libros en el territorio, ante lo cual, la mayor parte de libros provenan del exterior, especialmente de Mxico, La Habana yGuatemala, en donde desde 1663 se haba instalado la primera imprenta, publicndose esemismo ao el primer libro editado en la regin, intitulado Explicatio Apologtica, cuyo autorfue Fray Payo Enrquez de Rivera, y que como su ttulo alude, era un libro de corte religioso.

    A pesar del predominio de la literatura religiosa, Centroamrica y Honduras aportaron unoscuantos literatos que bien pueden compararse con destacados escritores de Amrica y Europade la poca. Para el caso, en el campo de la historia, son famosas las crnicas de Francisco de Fuentes y Guzmn, autor del libro Recordacin Florida, en donde relata la historia y conquistaespaola de Centroamrica. Asimismo, destaca Fray Antonio de Remesal, autor de HistoriaGeneral de las Indias Occidentales y particular la Gobernacin de Chiapas y Guatemala, as comoDomingo Juarrs y su Compendio de la Historia de la Ciudad de Guatemala. En cuanto a la poesa,el ms reconocido poeta colonial fue el jesuita guatemalteco Rafael Landvar, con su obra mundialmente famosa Rusticatio Mexicana41.En el caso de Honduras, Miguel ngel Garca menciona que el primer hondureo que escribiun libro fue don Francisco Carrasco del Saz, nacido en la ciudad de Trujillo a finales delsiglo XVI. Este hondureo de nacimiento se traslad a temprana edad a la ciudad de Lima, capital del Virreinato del Per, donde realiz estudios literarios hasta obtener el ttulo deabogado en la Audiencia de Lima; all, fue Rector de la universidad, y public algunos trabajos en imprentas de la ciudad, de las cuales se conoce la obra titulada Comentarios sobre40Vase: Reina Valenzuela, Jos, Historia de la Universidad, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 1976, p.12.41Webre, Sthepen, Poder e ideologa: la consolidacin del sistema colonial, En: Historia General deCentroamrica, Tomo II (La poca Colonial), Madrid, FLACSO/Ediciones Siruela, 1993, pp. 210-213.

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    algunas Leyes de la Recopilacin o Compilacin de Castilla, obra que se edit en Sevillaen 1620 y luego reeditada en Madrid en 1648; despus fue Oidor en la Audiencia de Panam, lugar en donde al parecer muri en 165942. Esa afirmacin de Garca ha sido respaldada porotros autores, entre ellos el bibligrafo sevillano Nicols Antonio, quien menciona a Francisco Carrasco del Saz en su Biblioteca Hispano Nuova (Roma) de 1672 como uno de los primerosescritores hispanoamericanos de la historia, as como Jos Mariano Beristain de Souza (1756- 1817), y el espaol Marcelino Menndez Pelayo (1856-1912), en su Historia de la poesa Hispano-

    mericana, publicada en 194843.En aos recientes, Hctor Leyva ha rescatado dos obras de otro de los primeros escritoreshondureos que public libros, nos referimos aAntonio de Paz y Salgado, que escribi Lasluces del cielo de la Iglesia y El mosqueador aadido, probablemente el primer relato literario

    publicado por un hondureo44.Antonio de Paz y Salgado naci en el Real de Minas de San Miguel Arcngel de Tegucigalpaposiblemente a finales del siglo XVII, pero se traslad a estudiar a la Universidad de San Carlosen Guatemala, en donde se gradu de abogado. All prosigui su profesin de abogaca, perotambin una prolfica carrera literaria. Adems de las obras mencionadas, escribi Verdades derande importancia para todo gnero de personas (1741), de la cual se desconoce su paradero, y

    tambin su Instruccin de litigantes (1742). Adems se menciona un soneto fnebre Al Sr. Dr.D. Manuel Cayetano Falla de la Cueva, cannico chantre de la misma (1739) y de un instrumentojurdico, El por qu de el recurso que trata sobre que se traslade a el Convento Grande de el seor de SanFrancisco el Colegio de San Buenaventura (1741)45.Leyva reconoce que ambas obras, Las luces del cielo de la Iglesia y El mosqueador aadidoconstituyen quizs los primeros libros de la literatura nacional -aunque el primero ya vimos que

    Vase: Garca, Miguel ngel, El primer hondureo que escribi un libro, En:Anales del ArchivoNacional, Tegucigalpa, 2da. poca, Tomo I, N 3, mayo-diciembre de 1991, p. 51 y: Garca, Miguel ngel,Bibliografa Hondurea: 1620-1930, Tegucigalpa, Publicaciones del Banco Central de Honduras (BCH), Vol.I, 1971, p. 3.43Vase: Menndez Pelayo, Marcelino, Historia de la poesa Hispano-Americana, Santander, Aldus SA,1948.44Vase: Paz y Salgado, Antonio de, Las luces del cielo de la Iglesia- El mosqueador aadido, Tegucigalpa,Editorial Universitaria, Edicin de Hctor Leyva, Coleccin Estudios Coloniales, N 1, 2006.45Ibd., pp. 21-23.

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    fue el de Carrasco del Saz-, y a su vez, citando a autores como Jos Mariano Beristain, Jos Toribio Medina y Jorge Lujn Muoz, sostiene que Antonio de Paz y Salgado probablementehaya sido el autor ms prolfico en todo el Reino de Guatemala durante el periodo colonial. En cuanto a la calidad y temtica de las obras, Leyva seala que Las luces del cielo est redactadoen el lenguaje elevado y altamente formalizado del barroco, y recoge un homenaje y crnica de la creacin del arzobispado de Guatemala en 1745. Por su parte , El mosqueador..., -un relatocontra la necedad- es tal vez el libro ms importante, ya que est escrito en un lenguaje mspersonal y humorstico, haciendo una stira de las costumbres de la poca, lo que anuncia el espritu crtico que llegara dcadas despus a travs de la Ilustracin. En suma, dichas obrasrepresentan dos extremos, el del cielo y el de la tierra, el de los asuntos sagrados y el de losrofanos, el del barroco y el de la Ilustracin, que muestran las ambivalencias y los conflictos

    tpicos de los intelectuales criollos en las regiones apartadas bajo el dominio imperial en el siglo

    XVIII46.Igualmente, Rafael Heliodoro Valle menciona que otro de los primeros libros publicados porun hondureo -aunque sta vez en Guatemala- en este periodo fue Fray Francisco de Espino,quien public en 1674 su Relacin verdadera de la reduccin de infieles de la Provincia de la Taguzgalpa,llamados jicaques, en la Imprenta de Joseph de Pineda Ibarra47. Segn Beristain de Souza,Espino era [] natural de la Nueva Segovia [hoy en da perteneciente a Nicaragua], en el Obispadode Honduras, o Comayagua48, y perteneca a la orden de los franciscanos. Con respecto a los literatos hondureos del periodo estudiado, sin duda los ms importantesfueron Juan Cern, ordenado como jesuita en Mxico, autor de la obra De VirtutibusTheologicis, as como el tambin jesuita Juan Ugarte, nacido en Tegucigalpa en 1662 y muerto en Mxico en 1730, quien entre otras obras escribi Diario y cartas de las costas de California.Tambin hay que mencionar a Jos Lino Fbrega (1746-1797), nativo igualmente deTegucigalpa y ordenado como jesuita en el Colegio de Tepotzotln en la ciudad de Mxico,autor de Interpretacin del Cdice Borgiano, editado por Lord Kingsborough en 1848, y ms tarde

    4647Ibd., p. 29.Valle, Rafael Heliodoro, Historia de la cultura Op. Cit., p. 16.48Beristain de Souza, Jos Mariano, Biblioteca Hispanoamericana Septentrional, Mxico, 1883. (B-AECI).

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    por el Duque de Loubat y por Alfredo Chavero y Francisco del Paso Troncoso, quienes lo tradujeron y publicaron en espaol en la Ciudad de Mxico en 1891 49.Sin embargo, el ms notable intelectual hondureo que destac en las postrimeras del periodocolonial y en los primeros aos de la poca republicana fue Jos Cecilio del Valle -discpulode Jos Antonio Liendo y Goicoechea-, quien fue el representante ms reconocido delmovimiento de la Ilustracin en la regin y sin duda es calificado como el ms grande intelectual centroamericano del siglo XIX. De acuerdo al filsofo hispano-costarricenseConstantino Lscaris, Valle [] es el hombre ms destacado, en todos los aspectos (menos el militar) enCentroamrica, juicio que tambin comparte el historiador italiano Antonello Gerbi en su obra La disputa del Nuevo Mundo50.En efecto, Valle ha sido considerado -tanto por sus coetneos como por los historiadoresmodernos- como el ms grande intelectual en el periodo de transicin entre la colonia y el republicanismo. De acuerdo a Ramn Oquel, Valle posea la [] biblioteca ms grande y escogidade Centroamrica51. Por su parte, el diplomtico britnico George Thompson, quien lleg a Centroamrica en una visita oficial representando al gobierno ingls en la Repblica Federal deCentroamrica, denomin a Valle como el Cicern de los Andes, y relata que visit personalmente a Valle en su casa de habitacin en la ciudad de Guatemala el 5 de junio de1825, y lo que ms le impresion fue la biblioteca del sabio. Thompson cuenta que Valle se sent en una pequea mesa de escribir [] profusamente cubierta de manuscritos papelesimpresos52 e inici una frentica bsqueda de informacin en la biblioteca, la cual estaba []tan atestada de libros, no solo a lo largo de las paredes, sino tambin amontonados en el piso, que con dificultadudimos abrirnos paso53.

    Valle, Rafael Heliodoro, Historia de la cultura Op. Cit., p. 21.Lscaris, Constantino, Historia de las ideas en Centroamrica, San Jos de Costa Rica, Editorial

    Universitaria Centroamericana (EDUCA), Coleccin Seis, 2 edicin, 1982, p. 434. Tambin Antonello Gerbireconoce a Valle como el ms importante intelectual centroamericano del siglo XIX. Cfr. Gerbi, Antonello,La disputa del Nuevo Mundo: Historia de una polmica. 1750-1900, Mxico DF, Fondo de CulturaEconmica (FCE), Seccin de Obras de Historia, 1 reimpresin, 1993, pp. 401-409.51Vase: Oquel, Ramn (Antlogo), Jos del Valle, Antologa, Tegucigalpa, Editorial Universitaria,Coleccin Realidad Nacional, N 6, 1 edicin, 1981, p. 16. Sin duda, la presente antologa, es una de las mejores que se han publicado sobre el sabio Valle.52Consltese: Thompson, George, Narrative of an Official Visit to Guatemala from Mexico, Londres, JohnMurray, 1829, p. 208.53Ibd., pp. 208-209.

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    ILUSTRACIN 1

    os Cecilio de Valle en su estudio. A la izquierda, sobre la mesa, se pueden apreciar algunos de los libros de la biblioteca particular de Valle.

    (leo sobre tela, escuela guatemalteca, siglo XIX. Museo Nacional de Historia, Ciudad de Guatemala,Giraudon/Bridgeman Art Library, Archivo del autor).

    Para Thompson, Valle estaba rodeado de todo lo que delata la mana de los que escriben: pruebas deimprenta, en cuartos y octavos, abiertos o sealados con tiras de papel anotadas, esparcidas en profusin sobre lamesa.Valle comenz a entregarle a Thompson papel tras papel y documento tras documento hastaque, como confesara despus, qued saciado con solo mirarlos. Por el contrario, Valle parecatener un desenfrenado apetito intelectual54.En realidad, Valle es un caso excepcional en Centroamrica; considerando las vicisitudes yescasas posibilidades de obtener producciones literarias en la regin durante aquel tiempo, Valle compraba o importaba libros a granel, a travs de sus contactos en Amrica y Europa, yaque se carte con prominentes intelectuales de la poca como el mismo Thompson, Jacobo Haefkens, Jeremas Bentham, Alexander Von Humboldt, el Conde Guisseppe de Pecchio,lvaro Flores Estrada, Manuel Mier y Tern y Bernardo Monteagudo entre otros. Inclusive,cuando su primo Prspero Herrera viaj a Londres con el propsito de formar una empresa54Ibd., p. 209. Vase tambin: Bumgartner, Louis E., Jos del Valle de Amrica Central, Tegucigalpa,Editorial Universitaria, Coleccin Biografas, N 3, 1 edicin en espaol, traduccin de Octavio Snchez,1997. La edicin en ingls es de 1963.

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    para explotar las minas de los Herrera con capital ingls, Valle le da instrucciones precisas deque le enve libros, revistas, peridicos y direcciones de los eruditos ms aventajados. De esaforma, cuando Flores Estrada publica en Londres un volumen de economa poltica, Valle loinvita a enviar copias para venderlas en Centroamrica, mismas que el confiable PrsperoHerrera empaca y enva en nmero de cuarenta copias. Pecchio enva su estudio de las obras de un economista italiano, pero es Bentham el que le enva el mejor regalo, ya que dainstrucciones que despus de su muerte, pueden enviarle a Valle cualquier obra que en el futuro necesitara. Tambin Bentham le hace llegar copias de su Westminster Review55.De este modo, Valle logr hacerse con la biblioteca ms grande y erudita de Centroamrica, la cual contena desde los clsicos de la Antigedad, los clsicos del Siglo de Oro espaol hastalos principales exponentes de la Ilustracin europea, de manera que Valle complet sus

    lecturas con lo ms relevante de la literatura universal, pues l mismo cuenta que ley, y cita ensus trabajos las obras de autores como Aristteles, Platn, Cicern, Quevedo, Lafontaine, Fontenelle y Boileau, Lutero, Descartes, Moro, Newton, Locke, Linneo, Cuvier, Pascal, Mably,Say, Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Decandolle, Jovellanos, Humboldt, Flores Estrada,Bentham, Buffon, Mirabeau, Mill, Lagasca, Napolen, Pecchio, Condamine, Chautebriand,Constant, Mier y Tern, Caldas, Unanue, Andrs del Ro y muchos ms 56. No obstante laerudicin de Valle y la amplitud de sus lecturas, lo cierto es que en Honduras, al final del periodo colonial, lo que dominaba era la circulacin de libros y lecturas de corte religiosodebido al podero de la Iglesia Catlica y al dominio colonial espaol; de hecho, la mayora de los libros que publicaron hondureos por este periodo as lo atestiguan, como se puede ver enel siguiente cuadro:

    CUADRO 15556Bumgartner, Louis E., Jos del Valle Op. Cit., pp. 342-344.Oquel, Ramn (Antlogo), Jos del Valle Op. Cit., p. 16.

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    Libros publicados por hondureos entre 1600 y 1810.AUTOR1)FranciscoCarrasco del Saz2)FranciscoEspino3)FranciscoAndrade4)FranciscoAndrade

    FrayFray

    TULOComentarios sobre algunas Leyes dela Recopilacin o Compilacin deCastillaRelacin verdadera de la reduccinde infieles de la Provincia deTaguzgalpa, llamados jicaquesElogio fnebre del V. P. AntonioMargil, fundador de todos loscolegios de Propaganda FIDE deNueva EspaaEl seraphin con seis alas del Thronode Christo Sacramentado para elructuoso empleo de las almas en elIubileo CircularInterpretacin del Cdice Borgiano

    Diario y cartas de las costas deCaliforniaProconcursuadPrimaePhilosophiae Catedram In RegiaacPontificiaDiviCarolaGuatimalana AcademiaPhilosophicae propositiones defendae,ro Baccalaureatus gradu in eademacultate obtinendoLogicae propositiones e philosophisexcerptae defendendaePropositiones de iure naturali,Romano, Hispano atque IndicodefendendaeInstruccin sobre la plaga de lalangosta: medios de exterminarla ode disminuir sus efectos, y de precaverla escasez de comestiblesSexto Ecclesiae doctori

    Propositiones ex universa logicaauctoritate D. D. Archiep. LugdunPropositiones de Iure naturali acregia Castellae et IndiarumPro Baccalaureatus gradu incanonico iure obtinendoVirgo Scilicet de Mercedes hanc insua vota vocabitPro examine subeundo Ad Licent.Grad. In Sacr. Theol. promerendum

    AOProbablemente1620 (Sevilla)16741729

    LUGARLima, Per, Sevillay Madrid, EspaaGuatemalaMxico

    CATEGORADerechoReliginReligin

    Fray 1739 Guatemala Religin

    5) Jos LinoFbrega6) Juan Ugarte7) Jos TomsAdalidyGamero8) MiguelFiallos de

    1792

    ItaliaMxicoGuatemala

    Religioso-polticoReliginReligin

    1794179818011804

    GuatemalaGuatemalaGuatemalaGuatemala

    FilosofaFilosofaDerechoEconoma poltica

    9) Jos SantiagoMilla10) Nicols Irasy Midense (sic)11) Jos Ceciliodel Valle12) Jos JustoMilla13) Juan Lindo14)FranciscoMorejn15)FranciscoMrquez16)PedroNolascodeArriaga17) Jos ManuelAlcntara

    180518071808180818091809

    GuatemalaGuatemalaGuatemalaGuatemalaGuatemalaGuatemala

    ReliginFilosofaDerechoReliginReliginReligin

    Fuente: Elaborado con base en:Valle, Rafael Heliodoro, Historia de la cultura hondurea,Tegucigalpa, EditorialUniversitaria, 1 edicin, 1981, pp. 16-18, y Garca, Miguel ngel,El primer hondureo que public un libro Op. Cit.,p. 51.

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    Como se ve, en el periodo comprendido entre 1600 y 1810 -es decir, la antesala de los movimientos independentistas en Centroamrica-, de acuerdo a registros que extrajimos de los trabajos de Rafael Heliodoro Valle y de Miguel ngel Garca, 17 hondureos -tal vez hayams-, publicaron libros, la mayora de ellos en Guatemala, de los cuales, 10 eran librosreligiosos, lo que representa el 59% del total, mientras que de filosofa se publicaron 3, querepresentaban el 17%, y de derecho 3, que implicaban el 17% del total. De economa poltica se asent 1, equivalente al 7%. Como se aprecia, el predominio de libros y textos religiosos, de filosofa y derecho, calzaba perfectamente con la ideologa dominante, ms bien escolstica ydevota, situacin que fue similar a lo que ha analizado Ivn Molina para el caso costarricense en la misma poca57, as como Manuel Reyes58 para el caso guatemalteco y LawrenceThompson59 para Amrica Latina en general. Con el tiempo, tras los procesosindependentistas, y especialmente en el ltimo cuarto del siglo XIX, con el advenimiento de los

    procesos de reforma, los libros y lecturas -como se ver ms adelante-, pasaron de los decarcter religioso, a los de ideologa ms secular, sobre todo, ttulos ms profanos, liberales ypositivistas. De hecho, esa situacin se empez a reflejar ya en 1794, cuando Jos Cecilio del Valle -asesorado por Jos Antonio Liendo y Goicoechea- presenta su tesis para optar al gradode Bachiller en Artes, titulada Propositiones de rebus naturalibus defendae a D.Josepho Cecilio delValle en la que defenda las teoras de Isaac Newton y los experimentos de Benjamn Franklin60.Finalmente, es importante comentar que hacia finales de la poca colonial, en Honduras hubootras personas que poseyeron bibliotecas relativamente importantes. Puede mencionarse enprimer trmino la del padre Jos Simn de Celaya (1710-1775), quien fue Comisario de la Inquisicin en Comayagua, catedrtico de teologa en el Colegio Tridentino y ms tarde, cura ypromotor de la construccin de la Catedral de Tegucigalpa. Un retrato elaborado por JosMiguel Gmez, atestigua la calidad de la biblioteca del padre Celaya 61.

    ILUSTRACIN 25758Molina Jimnez, Ivn, Azul, el libro de moda Op. Cit., pp. 137-167.Reyes, Manuel, Catlogo del Museo del Libro Antiguo, Ciudad de Guatemala, 1971, pp. 129-165.59Thompson, Lawrence, Printing in Colonial Spanish America, Hamden, 1962.60Vase: Garca Laguardia, Jorge Mario, El pensamiento de Jos Cecilio del Valle, Tegucigalpa, EditorialUniversitaria, 1982, p. 7, y: Soriano, Oscar, Ideas acerca de la educacin en Jos Cecilio del Valle, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, Coleccin Cuadernos Universitarios, N 92, 1 edicin, 1997, p. 18. 61Valle, Rafael Heliodoro, Historia de la cultura Op. Cit., p. 22.

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    Padre Jos Simn de Celaya (1710-1775) en su biblioteca particular en Tegucigalpa, en una pintura alleo de Jos Miguel Gmez. Probablemente, ste es el testimonio grfico ms antiguo de una biblioteca

    hondurea. (Incluido en: Oyuela, Leticia, Jos Miguel Gmez, pintor criollo. Una aproximacinbiogrfica, San Pedro Sula, Centro Editorial, Coleccin Cultural Banco Atlntida, 1992, p. 70).

    Asimismo, era importante la biblioteca de Dionisio de Herrera, primo de Jos Cecilio del Valley a la postre primer Jefe de Estado de Honduras en 1824. Herrera complet una biblioteca ms bien de carcter ilustrada, pues posea a los autores enciclopedistas europeos, la cual alimentabaa travs de corresponsales parisinos que le mantenan al tanto de los mejores libros publicadosen Francia. En dicha biblioteca, se instruy en el liberalismo Francisco Morazn, a la sazn, pariente poltico de Herrera62. Segn Constantino Lscaris, Herrera estaba imbuido de lasdoctrinas de Rousseau, Montesquieu, Diderot y D Alembert, como se refleja en el Acta de Independencia de la Alcalda Mayor de Tegucigalpa (28 de septiembre de 1821), que l redact63. En concreto, uno de los aspectos que ms ha destacado la historiografa hondurea

    Vase a este respecto: Lscaris, Constantino, Historia de las ideas en Centroamrica, Op. Cit., p. 443.Sobre la influencia de Herrera en la formacin liberal de Morazn, vase: Santana, Adalberto, El pensamientode Francisco Morazn, Tegucigalpa, Fondo Editorial de la UPNFM, Coleccin Biblioteca Moraznica, 1 edicin, 1992, pp. 14-15, y Ferro, Carlos, San Martn y Morazn, Tegucigalpa, Editorial Nuevo Continente,1971, pp. 26-27.63Ibd., p. 443.

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    ha sido la influencia de Dionisio de Herrera en la formacin liberal de Francisco Morazn 64 y laulterior participacin de ste en la conformacin de la nacionalidad en Centroamrica.

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    Portada del libro Instruccin sobre la plaga de langosta (1804), de Jos Cecilio del Valle, uno de loslibros que circulaba por Honduras a inicios del siglo XIX. (Archivo del autor).

    En todo caso, Herrera fue de las personas que en los momentos previos a la Independencia ms se interes en poseer una biblioteca selecta, llegando a mover sus contactos en otrospases con el fin de agenciarse de la mejor literatura de la poca, especialmente de temas ilustrados. Por ejemplo, en una carta que enva a su entraable amigo Francisco AntonioMrquez en 1824, radicado por entonces en Guatemala, le escribe que estaba enterado que en Belice se encontraban [] muy buenos libros y he hecho encargo de los mejores Dime qu buenos libroshay en esa (Guatemala); por mano de Barrundia y otros pueden conseguirse algunas obras raras que64Jos Francisco Morazn Quesada naci en Tegucigalpa en 1792 y muri fusilado en San Jos de CostaRica en 1842. Fue un genial militar en el campo de batalla, lo que le l lev a ocupar la presidencia de laRepblica Federal de Centroamrica entre 1830 y 1838. Antes, haba sido Jefe de Estado de Honduras en1827. Instruido en la ideologa liberal por su pariente Dionisio de Herrera, impuls como presidente federaluna serie de reformas conducentes a instaurar un Estado liberal segn el modelo aplicado por losrevolucionarios franceses y especialmente por los estadounidenses. Una vez disuelta la Repblica Federal,sali rumbo a Panam y Per; volvi a Centroamrica en 1842, asentndose en Costa Rica, donde fue electoJefe de Estado tras la renuncia de Braulio Carrillo, sin embargo, una rebelin desestabiliz su rgimen.Capturado tras una traicin de algunos allegados, fue fusilado sin previo juicio -irnicamente- el 15 deseptiembre de 1842. Fue autor de Apuntes para la Revolucin del 29, ms conocido como Memorias(1840), as como de manifiestos, proclamas, comunicaciones, arengas y decretos que revelan al estadista y alescritor ilustrado. Con los aos, se convirti en la mxima figura histrica de Centroamrica, especficamentea partir de las Reformas Liberales que celebraron su gesta unionista y desarrollaron una estatuaria alrededorde su personalidad. La mxima condecoracin que otorga el Estado de Honduras, fue creada el 1 de marzo de1941 en el gobierno de Tiburcio Caras Andino en homenaje al General Morazn, denominada Orden de laGran Cruz de Oro Francisco Morazn. Cfr. Honduras: Order of Francisco Morazn, En:www.medals_org-uk-honduras-images-honduras001_jpg.htm,2001, Pg. 1.

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    comprar a cualquier precio65. Ms tarde, le comunica en otra misiva a Mrquez que poresos das haban llegado a Tegucigalpa buenos lotes de libros, como ser [] muchas gramticasrancesas, diccionarios y algunas obras de literatura. Se han vendido pblicamente algunos ejemplares de lasruinas de Palmira, del Compendio de Mateo, del Citador, etc. Hay en Trujillo algunos chef doeuvre,destinados a Tegucigalpa66. Finalmente, se sabe que Herrera, en su afn de ampliar su biblioteca personal, tambin pidi libros por encargo a Colombia, por intermedio de don Pedro Molina, quien funga en la Gran Colombia como Ministro Plenipotenciario de la Repblica Federal deCentroamrica67. No obstante, este afn de Herrera por ampliar su biblioteca personal tuvo un final siniestro en vista que como producto de las desavenencias polticas e ideolgicas entreliberales y clrigos, sus enemigos le quemaron la biblioteca. Concretamente, se especula que elpresbtero Nicols Iras orden prender fuego a la biblioteca de Herrera en una de las tantas revueltas en tiempos de la Federacin centroamericana68. As, el periodo que va de la Colonia a

    la Independencia y la Federacin estuvo marcado por la disputa entre las lecturas religiosas ylas ilustradas que promovan la emancipacin poltica e ideolgica.

    B) Libros y lecturas desde la Independencia de 1821 hasta la Reforma Liberalde 1876 y el papel de Jos Trinidad Reyes y de la Universidad.

    Por otra parte, hay que mencionar que despus de la Independencia de Centroamrica en 1821, la difusin de libros se ampli en la regin, sobre todo porque desaparecieron los controlesque antao realizaba la Inquisicin; de hecho, en los aos previos a la Independencia, burlandoa la Inquisicin, se lean en crculos restringidos como el de Herrera obras de Descartes,Newton, Locke, Voltaire, Leibnitz, Montesquieu y Rousseau 69; as como porque se fueroninstalando imprentas en cada uno de los Estados centroamericanos, con lo cual, Guatemalaperdi la exclusividad en la impresin. Efectivamente, hacia 1827, ya existan imprentas en ElSalvador, Nicaragua y Costa Rica, y luego, finalmente, la imprenta llega a Honduras entre 1828 y 1829, la cual es trada a instancias del general Morazn, quien la compra en Guatemala por

    Citado en: Oquel, Ramn, Los hondureos y las ideas, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, Coleccin

    Cuadernos Universitarios, N 49, 1 edicin, 1985, p. 14. El subrayado es nuestro.66Ibd., p. 14.67Reina Valenzuela, Jos, Historia de la Universidad Op. Cit., pp. 93-94.68Vase: Corts, Carlos R., Obra educativa relevante del Doctor Ramn Rosa, Tegucigalpa, Secretara deCultura, Artes y Deportes, Editorial Cultura, Coleccin Arca de No, 1 edicin, 2000, p. 23.69Garca Laguardia, Jorge Mario, Orgenes de la Democracia Constitucional en Centroamrica, San Jos deCosta Rica, Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), 2 edicin, 1976, p. 26.

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    1,000 pesos a Santiago Machado. Con la imprenta llegaron dos impresores, que ganabanrespectivamente 40 y 20 pesos mensuales. La mquina se instal en Tegucigalpa, en el convento de San Francisco, y la dirigi el nicaragense Cayetano Castro. Lo primero que sepublic en ella fue una proclama de Morazn (del 4 de diciembre de 1829) antes de salir a lapacificacin de Olancho, el famoso pacto conocido como Las vueltas del Ocote. Con los meses, en la imprenta se empez a publicar el primer peridico que hubo en el pas, LaGaceta del Gobierno, cuyo primer nmero apareci el 25 de mayo de 183070.

    Hay que sealar que desde la introduccin de la imprenta en 1829 hasta la Reforma Liberal de 1876, la produccin de impresos en Honduras se increment notablemente en comparacin alperiodo colonial, sin embargo, dicha creacin cultural an resultaba modesta se si le comparacon la que se desarroll en el periodo posterior a la Reforma de 1876. En este proceso, hubo varios factores que coadyuvaron en la difusin ms abundante de loslibros y lecturas en el pas en el periodo 1829-1876, como ser la ampliacin -aunque todava modesta- de los centros educativos oficiales y privados, la creacin de la universidad y lafundacin de su biblioteca particular, el incremento del mercado de libros y la aparicin de las primeras libreras, la demanda de textos escolares y de libros por parte de las clasesacomodadas, as como la llegada al pas de viajeros y exploradores que empezaron a escribir ydivulgar noticias sobre Honduras tanto en los Estados Unidos como en Europa.Fue as que hacia los aos treinta del siglo XIX, se publican los primeros libros en el pas. Segn Rafael Heliodoro Valle, el primer libro publicado en Honduras fue escrito por elprobablemente italiano Domingo Drdano en 1836, cuyo ttulo era Primeros rudimentosde aritmtica, propuestos por el presbtero Domingo Drdano, director y catedrtico deGramtica en el Colegio de Comayagua para adelantamiento de sus alumnos. El textofue publicado en Comayagua, en la imprenta del Estado, que entonces estaba cargo de Eulogio Garca71.70Sobre la historia de la imprenta y las publicaciones en Honduras, es importante consultar: Garca, Miguelngel, La imprenta en Honduras: 1828-1975, Tegucigalpa, Editorial Universitaria, Coleccin LetrasHondureas, N 35, 1988, pp. 23-29 y: Valle, Rafael Heliodoro, Historia de la cultura Op. Cit., pp. 46-165.71Valle, Rafael Heliodoro, Historia de la cultura Op. Cit., p. 11. Valle indica en su trabajo que dicho librolo encontr en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en Washington DC, y aade que es conseguridad ejemplar nico en el mundo. Afortunadamente, Valle tambin fotocopi el libro, as que gracias a

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    Como se observa, hacia 1836, la imprenta se haba trasladado de Tegucigalpa haciaComayagua, y el ttulo del libro publicado denota que ya exista demanda de libros de texto en los colegios y escuelas del pas.El segundo libro publicado en el pas -y en teora, el primero publicado por un hondureo- fue el que lleva por ttulo Cartilla forense, de Pedro Pablo Chvez, en 1853, el cual haba sidopublicado en su primera edicin en San Jos de Costa Rica en 1838 72.De este modo, entre 1821 y 1850, se produjo en Centroamrica un notable desarrollo de lo que podra considerarse el auge de los impresos, especialmente en lo relacionado a la produccin,comercializacin y consumo del libro. Se advierte de esa forma un leve cambio de la

    publicacin de obras religiosas como catecismos, breviarios y novenas a las publicaciones profanas de contenido cvico, cada vez ms numerosas73. Segn Ivn Molina, el incremento dettulos publicados (630 en total) de folletos, peridicos y libros en los talleres de impresin,desde la Independencia hasta mediados del siglo XIX se debi fundamentalmente a la aperturade 17 imprentas en el periodo, de las cuales, 6 funcionaron en Honduras. Una de las consecuencias inmediatas fue el abaratamiento de las publicaciones, abriendo la posibilidad de que el gobierno adquiriera los textos que requeran las escuelas elementales, a precios ms bajos y en mayores cantidades.Ese relativo cambio de las lecturas religiosas a las profanas en Honduras parece atestiguarse atravs de la publicacin de poesas sueltas en el Diario La Gaceta en el periodo 1840-1860. Enefecto, Carlos Maldonado y Mario Argueta recogieron hace pocos aos una serie de 59 poesasdesconocidas de mediados del siglo XIX en Honduras, en las cuales se evidencia el surgimientode temticas ms seculares que religiosas; en concreto, dichos autores registraron un total de36 poesas con contenidos patriticos, amorosos, morales o civiles, contra 23 poesas deinspiracin religiosa, dedicadas a la Virgen o a miembros de la Iglesia como sacerdotes yobispos. Es interesante observar que la publicacin de estas poesas patriticas representansu iniciativa, en la actualidad se puede consultar en la Biblioteca Nacional de Tegucigalpa la copia de eseejemplar incunable. El subrayado es nuestro.72Vase: Infante, Segisfredo, El libro en Honduras Op. Cit., p. 62.73Inestroza, Jess Evelio, La escuela hondurea en el siglo XIX Op. Cit., p. 113.

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    los primeros antecedentes de un nacionalismo embrionario en escritores del pas, como porejemplo A la victoriosa Divisin de Choluteca, de 1844; Al Benemrito de la Patria Jeneral [sic]Santos Guardiola, Jefe del Ejrcito Libertador (1845) y Al Benemrito Jeneral [sic] Presidente del Estadode Honduras Don Trinidad Cabaas (1852)74.No obstante lo anterior, siempre sigui siendo importante el uso y lectura de obras religiosasen las escuelas y colegios hondureos, sobre todo despus de la cada de la Repblica Federalde Centroamrica en 1839, que provoc la irrupcin en el poder de la clase poltica conservadora (entre ellos Rafael Carrera en Guatemala y Francisco Ferrera en Honduras)ligada a la Iglesia Catlica. De este modo, en las escuelas, y an en las lecturas cotidianas de buena parte de los hondureos de la poca, libros como el Catecismo, el Catn y laCartilla de San Juan siguieron siendo de los ms predilectos en las lecturas de entonces.

    ILUSTRACIN 4

    Portada del libro Catn cristiano, texto que an se usaba en las escuelas hondureas de mediados delsiglo XIX (Incluida en: Inestroza, Jess Evelio, La escuela hondurea en el siglo XIX Op. Cit., p. 120).Posteriormente, el gobierno hondureo continu interesndose en la importacin de librospara las escuelas y colegios hondureos. As por ejemplo, en 1866, poco antes de la Reforma Liberal, el rgimen de Jos Mara Medina emiti un decreto mediante el cual los administradores de correos no cobraran derechos por los peridicos e impresos provenientes74Cfr. Maldonado, Carlos y Argueta, Mario, Poesa nacional desconocida del siglo XIX, Tegucigalpa,Editorial Universitaria, Coleccin 18 Conejo de Poesa y Cuento, N 23, 1 edicin, 1996, pp. 17-74.

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    del exterior, lo que contribuy al abaratamiento de los libros de texto 75. Adems, en la Ley deInstruccin Primaria de 1866, se mencion que era responsabilidad del gobierno mandar imprimir [] suficiente nmero de Constituciones, tablas aritmticas, de pesos y medidas, y cartillas delciudadano para distribuir por medio de los gobernadores en todos los pueblos de la repblica; proporcionando almismo tiempo muestras de escritura y libros elementales76.Otro factor importante en la ampliacin de la cultura libresca en el pas fue la fundacin de la universidad, la cual se cre formalmente el 11 de agosto de 1847, en el gobierno de JuanLindo, a partir de la Academia Literaria del Genio Emprendedor del Buen Gusto, queen 1845 haban creado en Tegucigalpa el padre Jos Trinidad Reyes 77, junto con YanuarioGirn, Mximo Soto y Alejandro Flores, a quienes se sumaron ms tarde Pedro Chirinos,Valentn Durn, Alesio Durn, Crescencio Gmez, Salatiel Andino y Pablo Agurcia78.

    Por instancias del gobierno, la Universidad empez a funcionar desde 1847 en su propio local,para lo cual se adecu el antiguo convento e iglesia de San Francisco, en el centro de Tegucigalpa, hasta que fue trasladada al convento e iglesia de La Merced en los aos sesentadel siglo XIX.

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    7576Ibd., p. 114.ANH, Ley de Instruccin Primaria, Comayagua, Imprenta del Gobierno, 1866.77Jos Trinidad Reyes (1777-1855), aprendi sus primeras letras en su ciudad natal, Tegucigalpa. De adolescente, se traslad a estudiar a la universidad de Len en Nicaragua, donde obtuvo el grado de bachilleren filosofa, teologa y derecho. Posteriormente, decidi seguir la carrera eclesistica y en 1822 se ordencomo presbtero con los Recoletos. De regreso a Tegucigalpa, se convirti en prroco de la ciudad, en dondeaglutin a un grupo de jvenes, entre ellos Mximo Soto, Yanuario Girn y Pedro Chirinos, fundando conellos el 14 de diciembre de 1845 La Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto, de la que fuerector, institucin que imparta cursos de filosofa y gramtica latina. En 1846, el congreso hondureo decretla proteccin gubernamental de la sociedad y as pas a denominarse Academia Literaria de Tegucigalpa.Debido al xito alcanzado, el gobierno de Juan Lindo aprob la apertura de la Universidad Central enTegucigalpa el 19 de septiembre de 1847, naciendo de esta forma la primera institucin educativa superior enla historia de Honduras. Reyes fue un promotor incansable de la cultura, principalmente de la literatura, lamsica y del teatro, espacio en el que destac al legar sus conocidas Pastorelas, desde entonces unatradicin valiosa en el pas. Los nombres de sus Pastorelas (9 en total) son: Olimpia, Noemi, Nicol,Neftalia, Zelfa, Rubenia, Elisa, Albano y Flora o la Pastorela del Diablo. 78Reina Valenzuela, Jos, Historia de la Universidad Op. Cit., pp. 33 y ss.

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    Iglesia y convento de San Francisco, donde se estableci la universidad en 1847. Fotografa de JuanAguirre, de fines del siglo XIX. (Archivo del autor).

    La apertura de la Universidad posibilit un relativo crecimiento cultural en el pas,especialmente porque dot de una biblioteca a la institucin, la cual es reportada ya en la Memoria de labores del ao 1855. Efectivamente, en ese ao, el Secretario de la Universidad, seor Ugarte, se quejaba en laMemoria que debido a la escasez de recursos econmicos:

    [] la Biblioteca, poco se ha enriquecido desde la donacin de libros que hiciera el Licenciado Don Mnico Bueso, aunque rasguando de los escasos fondosdisponibles, se han hecho venir del exterior algunas obras de texto y literarias parauso de los estudiantes y profesores79.

    Lamentablemente, la fuente no consigna la fecha de creacin de la biblioteca, empero, lo interesante de la referencia del secretario Ugarte es que indica que la universidad logr la apertura de la biblioteca, y que adems ya se estaban importando libros para uso de los interesados en la lectura. Igualmente, por el hecho de que algunos miembros pertenecientes a 79Ibd., p. 103. Lo ms importante de la creacin de la biblioteca universitaria radica en que es quizs la primera biblioteca pblica, y de acceso libre que se instala en la historia nacional.

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    la lite econmica de la ciudad -como don Mnico Bueso-, ya hacan donaciones de libros a la institucin, lo cual va dando idea de la responsabilidad social que iban adquiriendo polticos,empresarios o familias notables en el desarrollo de la lectura en el pas.

    Asimismo, la Universidad tambin adquiri su propia imprenta, con lo cual el pas dispuso desu segunda imprenta. No se tienen datos precisos acerca del ao de instalacin de la imprenta, pero ya para 1850 -tres aos despus de haber sido fundada la Universidad-, el padre Reyeshace mencin de ella. Rpidamente, se empezaron a publicar los primeros libros; all seeditaron las Lecciones de fsica, del Padre Reyes; la Cartilla Forense, de Po Ariza, y un trabajobiogrfico del padre Jos Simn de Celaya, escrito por el licenciado y presbtero YanuarioGirn80.No obstante, durante algn tiempo, la imprenta continu publicando mayoritariamente hojas sueltas, boletines, novenas de santos, tarjetas de invitacin, programas festivos, folletosvariados y esquelas mortuorias.Por su parte, el padre Reyes sigui ampliando la biblioteca de la Universidad, y a su vez, acrecent su biblioteca particular, la cual lleg a ser la biblioteca ms surtida y selecta de la ciudad, la cual pona a disposicin de los alumnos de la Universidad, as como de los escritorese intelectuales que ya empezaban a despuntar por la dcada del cincuenta del siglo XIX81. Esinteresante anotar que el padre Reyes expres en su testamento que despus de su muerte la mitad de su biblioteca fuera para la universidad y del resto se sacaran 5