lea y cf crisis

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    1/14

    Cuadernos de Relaciones Laborales ISSN: 1131-8635Vol. 30, Nm. 2 (2012) 291-304

    291

    Presentacin

    Poder financiero y crisis del empleo

    Luis ENRIQUE ALONSOUniversidad Autnoma de Madrid

    [email protected]

    Carlos J. FERNNDEZ RODRGUEZUniversidad Autnoma de Madrid

    [email protected]

    Cuanto ms se desregulan y flexibilizan las relaciones laborales, con ms rapidez pasamos de una so-ciedad del trabajo a otra de riesgos incalculables, tanto desde el punto de vista de las vidas de los indi-viduos como del Estado y la poltica. En cualquier caso, una tendencia de futuro est clara: la mayorade la gente, incluso de los estratos medios, aparentemente prsperos, ver que sus medios de vida y en-torno existencial quedarn marcados por una inseguridad endmica. Parte de las clases medias han sidodevoradas por la crisis del euro y cada vez hay ms individuos que se ven obligados a actuar como Yo yasociadoen el mercado de trabajo.

    Ulrich Beck (2012)

    No podemos aumentar nuestra productividad al ritmo de su codiciaEl Roto (2011:49)

    Introduccin

    La hegemona del discurso neoliberal

    La actual crisis econmica ha puesto de relieve la potencia del discurso neolibe-ral1. En los comienzos de la misma, all por 2007-2008, se buscaron culpables de lamisma entre los ejecutivos de las grandes instituciones financieras (particularmentelos grandes bancos de inversin como Merril Lynch, Goldman and Sachs o elquebrado Lehman Brothers, aunque en mayor o menor medida, todos los dems)

    _____________

    1Los trabajos aqu presentados se integran dentro de las actividades de investigacin aso-ciadas al proyecto del Ministerio de Economa y Competitividad con referencia CSO2011-29941.

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    2/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30 Nm. 2 (2012) 291-304292

    por su fomento continuo de malas prcticas que haban conducido al desastre (lashipotecassubprimey los arriesgados derivados financieros construidos a partir delas mismas). Algn presidente europeo lleg a hablar de la necesidad de refundar

    el capitalismo sobre nuevas bases ms justas y equitativas, con el fin de preservarsu funcionamiento de una forma mnimamente racional. Pareca que el ethosneoli-beral iba a dejar paso a un posible regreso del keynesianismo, pero el desarrollo delos acontecimientos ha apuntado ms bien a una profundizacin de las polticasneoliberales. Desde finales de 2009 la gestin de la crisis se ha reconducido (almenos en el caso europeo) a solucionar el problema de la deuda soberana, con elobjetivo de generar seales positivas hacia mercados y agencias de calificacincrediticia (estas ltimas gravemente implicadas en el origen de la crisis con suserrneos diagnsticos de la solvencia de determinados productos financieros). Sinembargo, y como veremos en esta breve contribucin, esta gestin de la salida de la

    crisis ha sido percibida de forma muy negativa por parte de la ciudadana de lospases ms golpeados por la crisis, entre ellos Espaa. Tal percepcin, articulada entorno a un discurso de malestar e indignacin, ha supuesto hasta el momento laconstitucin de una serie de movimientos sociales que desafan las polticas neoli-

    berales hegemnicas, que hacen pensar que las polticas de ajustes y recortes vigen-tes van a enfrentarse a verdaderas resistencias sociales.

    1. Capitalismo financiero y crisis econmica: la banca siempre gana

    Como se indic anteriormente, el origen de la profunda crisis econmica actualfue esencialmente de carcter financiero, como no poda ser de otro modo una vezque hace ya muchos aos que la economa financiera multiplica muchas veces eltamao de la economa real. Los gobiernos neoliberales de la dcada de los ochentahaban estimulado la deslocalizacin industrial favoreciendo que las viejas econo-mas industriales (Europa y Norteamrica) se transformasen en sociedades deservicios (particularmente financieros) dentro de una nueva divisin del trabajointernacional (Harvey 2007). Esto convirti a actividades especulativas como latitularizacin de hipotecas o la venta de derivados de incumplimiento crediticio enoperaciones ms rentables que cualquier inversin en la economa real. Ello relaja-

    ba adems la aversin al riesgo, ante la necesidad de obtener beneficios a toda costadesde una perspectiva cortoplacista dentro de un esquema basado en la estimulacinde diversas burbujas (punto.com, vivienda, alimentos, energa) alimentadas a travsde crditos a unas clases medias y trabajadoras cada vez ms ahogadas por susdeudas. El caso espaol es paradigmtico en este sentido. El milagro Aznarconsisti fundamentalmente en confiar el crecimiento econmico a un modelo

    basado en tres pilares: alimentacin de una burbuja inmobiliaria que favorecaadems la creacin de un gran nmero de empleos; reduccin de los costes labora-les a partir de un aumento de la inmigracin que presionaba a la baja los salarios, alser este un colectivo relativamente ms desprotegido ante los abusos patronales; yuna expansin del crdito sin precedentes, con elevadas tasas de endeudamiento

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    3/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30, Nm. 2 (2012) 291-304293

    privado (de familias pero tambin de empresas, bancos y cajas de ahorro). Unmodelo insostenible que fue, sin embargo, mantenido y profundizado por el poste-rior gobierno del PSOE hasta su traumtico pero no por ello menos predecible

    colapso (Lpez y Rodrguez 2010).Este proceso de financiarizacin del mundo y extensin del endeudamiento topcon sus lmites en el verano de 2007 cuando los inversores empezaron a tener la

    percepcin de que ciertos productos financieros no parecan tener la solvencia quelas agencias de calificacin haban fijado previamente. La extensin de la descon-fianza y la dificultad, debido a la complejidad de productos como los CDS o losCDO (autnticas armas de destruccin masiva, segn el gur de las finanzasWarren Buffet), de conocer con exactitud qu activos financieros podan ser consi-derados txicos, llev a una contraccin del crdito que termin por contagiar alsistema financiero mundial (Klimecki y Willmott, en este volumen). De hecho este

    hubiera colapsado probablemente a finales de 2008 si no hubiera sido por la inter-vencin decidida tanto de los bancos centrales (que inyectaron enormes cantidadesde dinero) como por los gobiernos que apuntalaron, con dinero pblico, las entida-des con mayores problemas tras unas semanas de pnico generalizado. De estemodo, se evit una Gran Depresin similar a la de 1929, lo que ha favorecido queconozcamos esta poca como la de la menos traumtica Gran Recesin. Pero eldao sobre las economas en las que el factor endeudamiento jugaba un papelmayor iba a ser considerable y de difcil solucin.

    Estos movimientos de los gobiernos y las autoridades monetarias salvaron al sis-tema financiero, pero a costa de la salud de la economa real: la reduccin del

    crdito y la desviacin de los flujos de dinero pblico condujeron, particularmenteen los pases ms afectados por la crisis (los pases anglosajones y las economasms dbiles del sur de Europa, como la espaola) a una enorme destruccin de laactividad econmica productiva, que tuvo como consecuencia el desempleo masivoy la ruina de numerosas familias. Se trat de una suerte de keynesianismo desvir-tuado, donde los recursos pblicos de movilizan para salvar a los acreedores priva-dos, redistribuyendo la riqueza de la ciudadana a las oligarquas. As, y en contras-te con el crash de 1929 (donde se hablaba de una ola de suicidios entre losinversores de Wall Street de aquella poca, aunque ello fuera probablemente unaleyenda urbana), el colapso financiero que inaugur la Gran Recesin se ha caracte-

    rizado por la impunidad que han disfrutado sus artfices y responsables. En la crisisactual, salvo algn caso aislado, los ejecutivos y gerentes de la banca apenas hansufrido las consecuencias de sus poco ejemplares comportamientos, a excepcin del

    peculiar caso islands donde parece que s se van a juzgar a algunos banqueros ypolticos por su responsabilidad en el hundimiento de la economa del pas.

    De hecho, la ciudadana ha sido testigo de cmo los ejecutivos responsables dequebrar las compaas seguan cobrando bonus, incluso financiados por dinero

    pblico en el caso de las empresas intervenidas. En el caso espaol, las malasprcticas de gestin han sido frecuentes entre los directivos de las cajas de ahorrosintervenidas (en muchos casos con la complicidad de cargos institucionales), a loque hay que sumar la extraordinaria visibilidad de una corrupcin poltica fuerte-

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    4/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30 Nm. 2 (2012) 291-304294

    mente asociada al modelo de enriquecimiento rpido propio de la burbuja inmobi-liaria. Pero la impunidad de los responsables no ha sido el nico detonante delmalestar ciudadano. El crecimiento del dficit pblico generado por el coste de

    sostener a las entidades bancarias no se ha traducido en una recuperacin del crditoo en una redistribucin fiscal de los costes de la crisis, sino que ha generado en lospases europeos ms tocados por la crisis un pnico a un posible default, que haprovocado un cambio radical de rumbo en las polticas econmicas. As, el nfasisen pases como Espaa se ha hecho, desde hace dos aos, en la necesidad de reali-zar recortes ante la presin de los mercados (que cobran primas a las economas

    juzgadas como poco solventes), lo que obligara a adoptar medidas impopulares (enforma de ajustes sociales y en recortes del Estado del Bienestar) para evitar laquiebra de los Estados. Sin embargo, esta singular gestin de la salida de la crisis,consistente en la reapropiacin de la riqueza social por parte de las oligarquas

    financieras ha empezado a ser contestada en las calles. La percepcin por parte de laciudadana de que los recortes reparten injustamente los costes de la crisis ha pro-vocado un despertar las conciencias y una generalizacin del malestar, que haderivado en una serie de acciones de resistencia por parte de un colectivo nuevo: losindignados.

    2. La gobernanza de la crisis

    Desde la crisis financiera de finales del primer decenio de nuestro siglo, por lo

    tanto, el discurso del managerialismoestatal ha servido para generar una sistemticadesformalizacin de los conceptos histricos en los que se haba fundamentado laresponsabilidad social de los gobiernos europeos. Gran parte de las polticas sociales sehaban realizado en el ciclo keynesiano, a partir de la idea de que los bienes pblicos ylos derechos sociales quedaban garantizados por la accin directa del Estado; sinembargo, ahora se justifican y se gestionan a partir de una potente empresarializacinde la oferta (con la consiguiente desmaterializacin del sector pblico), la concertacincon el sector mercantil en la prestacin de los servicios tradicionales (debidamentemenguados) y, sobre todo de mxima subordinacin de las intervenciones pblicas delos Estados a las valoraciones y aprobaciones de los agentes financieros

    internacionales, convertidos en annimos y superlegitimados mercados. De la prcticadel gobierno como ejecucin por parte del Estado de las acciones garantespolticamente de la racionalidad econmica de una sociedad, hemos pasado a lagovernance como proposicin de la simple coordinacin pblica de las iniciativassociales privadas y empresariales, aparecida en territorios y espacios urbanos oregionales.

    As, del principio de autoridad legtima socialmente regulada tpica del ciclo degobernabilidad socialdemcrata- con el uso del concepto de governancese pasa al deintercambiode intereses y recursos entre esferas pblicas y privadas, legitimado por lamayor eficiencia y rentabilidad para todas las partes. Este cambio de los modelos delegitimacin se justifica como una gerencia postpoltica de los asuntos pblicos, y

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    5/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30, Nm. 2 (2012) 291-304295

    vuelve a proponer la imagen de la red (red de asociaciones pblicas y privadas, deltercer sector y las empresas), esta vez como activadora del intercambio y lamovilizacin de recursos, fundamentalmente econmicos (Alonso 2009). El Estado,

    as, en esta funcin de la governance (ensima reencarnacin de la teora de lasociedad civil liberal) ya slo toma el papel de facilitador de las alianzas y lasrelaciones de partenariado entre actores sociales y econmicos -tomados como iguales,autnomos y horizontales, y empeados en hacer emerger la riqueza pblica a base de

    buscar la realizacin de los objetivos e intereses individuales-.El impacto de los nuevos planteamientos del management, por lo tanto, no se ha

    hecho esperar en los Estados, y a partir de los aos ochenta estos Estados han idotransformando el sentido de su intervencin: cada vez conocemos menos un WelfareState propiamente dicho y observamos ms la configuracin de un Workfare State(Jessop 2008). Es decir, estamos viviendo la transformacin de un Estado del bienestar

    basado en las polticas sociales, productivas o de empleo en un Estado del rendimiento,basado fundamentalmente en polticas de rentabilidad tecnolgica, financiera ymonetaria. Con este tipo de cambio de filosofa de intervencin, mucho ms cercano aun Estado liberal que a un Estado social, se sustituyen las polticas pblicas deconstruccin de tejido productivo y social por las polticas de relanzamiento monetario,de formacin y movilizacin individualizada de recursos humanos, de control de lasdemandas sociales y de facilitamiento del funcionamiento de los grandes podereseconmicos bajo el argumento tcnico de su apoyo al mercado como sinnimo decompetitividad, modernizacin y desarrollo. Es por todo esto por lo que se argumentaque el Estado ya no puede soportar costes sociales excesivos, sino que tiene que

    priorizar la rentabilidad y facilitar lo que el mercado demanda, porque de no seguiresta lnea cualquier territorio perdera el tren de la carrera por los mercadosinternacionales y con ello llegara el retraso y la pobreza. El Estado en los pasesoccidentales est, por tanto, pasando de ser un Estado desmercantilizador a ser unEstado mercantilizador, e incluso remercantilizador (por privatizador) de lo social, ycon ello, estamos viviendo una tendencia a la sustitucin de un Estado social basadosobre las titularidades sociolaborales a un Estado agente basado en las titularidadeseconmico-financieras (Alonso 2007).

    La universalizacin de los servicios sociales tiende a ser cada vez ms problemtica,por simple eliminacin, privatizacin, degradacin y/o abandono -neobeneficencia-, o

    por la reconstruccin de un sistema de cobros complementarios para su financiacininmediata tal como se pretende con los tickets moderadores, las tasas o los impuestosindirectos. Las estrategias, en esta lnea, pueden ser combinadas: se desatienden,descuidan, empobrecen y precarizan los servicios pblicos directamente producidos enel mbito estatal y, a la vez, se impulsan los servicios privados subvencionados, o no,alegando su mejor calidad y disponibilidad -ejemplos muy de actualidad pueden serlos correos, las policas, las enseanzas, las prestaciones sanitarias y hasta las

    pensiones privadas, etc.- aunque muchas veces las administraciones pblicas seconviertan, de manera directa o indirecta, en el principal financiador de lo privado. DelEstado productor y benefactor universal se puede pasar, as, a un Estado cliente que

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    6/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30 Nm. 2 (2012) 291-304296

    recauda pblicamente impuestos para permitir los negocios privados seguros en suentorno.

    El proceso de gestin pblica como privatizacin o como proceso de reactivacin

    del mercado, esto es, de remercantilizacin social general significa, al fin y al cabo, lainstitucionalizacin de la sociedad del riesgo y la precarizacin del trabajo. Dejandoal trabajo en permanente disposicin de los ciclos de la actividad mercantil implicaninguna estabilidad biogrfica en sus horizontes de vida, y la constatacin de lafragmentacin de la ciudadana entre ciudadanos estables e inestables (Beck 2007).As, en los discursos ms economicistas la ciudadana se ha convertido ms en unaetiqueta de normalidad financiera que en un derecho al reconocimiento de lanaturaleza pblica de lo social. En este sentido, conocemos una rearticulacincompleta del Estado protector -benefactor y productor-: hemos pasado al Estadofundamentalmente activador, monetarista y empresarializador, que tiene como

    principal misin activar el mercado. El Estado, en muchos casos, ya no toma el papelde racionalizador y sostenedor de las riendas del mercado (creador de libertadespositivas o pblicas), sino que fundamentalmente es el espoleador mximo de susuperposicin sobre lo social, manteniendo slo su papel de garante de las libertadesnegativas o privadas. Ello implica tambin el posible peligro de generar desigualdadesy costes sociales bastante evidentes.

    Contemplamos as una severa transformacin en las polticas de intervencin delEstado contemporneo. As, estamos pasando de la preponderancia de polticas deintervencin abiertamente desmercantilizadoras -generadoras de espacios pblicos noregulados de manera directa por la ley del valor y la rentabilidad-, ahora consideradas

    como pasivas, a polticas estatales remercantilizadoras, generadoras de las bases y losmedios de rentabilidad para el sector privado, ahora redefinidas comopolticas activas.El Estado no es tanto un instrumento o un agente de un poder omnmodo e indefinible,como el producto de los conflictos entre clases y grupos sociales, y al cambiar larelacin de fuerzas y las bases de actuacin de estos grupos, tambin ha cambiado elsentido de su actuacin. De esta forma, las estrategias de intervencin social son cadavez menos universales, y los derechos sociales tienden a diferenciarse ms entregrupos particulares, del mismo modo a como tienden a ser asumidos, de manera muydiferente, segn situaciones territoriales diferentes.

    3. Control financiero y disciplina social

    En este sentido, el Estado de bienestar haba intervenido casi siempre generandouna cultura universal de lo pblico, sancionando una serie de derechos en crecimiento -tanto en lo que se refiere al nmero de individuos que se encontraban bajo su cobertura,como en lo que se refiere a su profundidad y a las prestaciones recogidas bajo latitularidad genrica-; sin embargo, en estos momentos se ha invertido la tendencia, y loque se vislumbra es un tipo de intervencin estatalselectiva(Alonso 2007; Judt 2011).De tal forma que la intervencin estatal en el centro de la sociedad se hace, en cuanto asus aspectos sociales, cada vez ms escasa. La remercantilizacin general de la era

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    7/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30, Nm. 2 (2012) 291-304297

    postkeynesiana (o mejor antikeynesiana) hace que los riesgos deban ser, en estosespacios, asumidos y gestionados personalmente, formando parte del paqueteadquisitivo de la propia sociedad de consumo y con arreglo a la propia capacidad

    adquisitiva privada; y reforzando, as, estos elementos de gestin del riesgo laestructura mercantil y financiera del capitalismo desmaterializado de finales de siglo.Sin embargo, para aquellos colectivos y grupos especialmente vulnerables y dbiles,que no pueden asumir con cierta solvencia econmica el riesgo, se estn generandonuevos estilos de polticas sociales, definidas como polticas de mnimos, una polticasocial de intervencin en los aledaos del sistema ligada, fundamentalmente, a lo que

    podramos llamar un intento de evitar el derrumbe social y la desintegracin en loscolectivos, perifricos y premarginales, del sistema social.

    Esto representa el declive de las polticas sociales de ciudadana total y su cambiopor polticas asistenciales muyfocalizadas, ligadas casi siempre a grupos no laborales

    o sublaborales y, por ello, aislables y estigmatizables inmediatamente como gruposno normales, al considerar la normalidad una relacin estable y fluida como enteadquisitivo con el mercado. Polticas paliativas de lo que podramos denominar losexcesivos costes sociales que puede generar un modelo privatista y absolutamentemercantilista de gestin social general. Polticas precarias -para un tiempo socialmente

    precario- cada vez ms desinstitucionalizadas y confusas, que buscan una nuevagobernabilidad en una gestin social del riesgo entre la mercantilizacin de laasistencia y el endose de la responsabilidad a la solidaridad personal o a los motivosdel corazn de los ciudadanos (Castel 2009b).

    En otro aspecto diferente, pero evidentemente relacionado con esto, podemos

    apuntar que no slo se produce un declive genrico de las polticas sociales, sino que almismo tiempo se abre una dinmica, casi general en toda Europa, segn la cual laspolticas sociales o laborales, a la vez que ms escasas, se hacen ms territoriales yestn ligadas a unidades administrativas por debajo del Estado nacional La condicinde ciudadano se sita, as, en una disyuntiva paradjica: cuanto mayor es laglobalizacin meditica y econmica, ms tiende a refugiarse en las propiascomunidades locales la condicin de ciudadana social, como un espacio de resistenciade mnimos donde se puede entablar un posible pacto social minsculo -lo pequeo eshermoso-, pero tambin donde se pueden externalizar costes hacia otros territorios conmenos capacidad para competir. Con lo que, en buena medida, la poltica social, en su

    perfil genrico, ya no tiende tanto a ser una poltica de ciudadana universal y nacional,cuanto que de focalizacin sobre grupos de riesgo -y de mantenimiento de estos gruposen una situacin de cierta integracin social mnima y funcional-, as como deterritorializacin asociada a la actual competencia entre regiones y a los efectosfrontera derivados.

    Es sintomtico, en esta lnea, que los planes postliberales de empleo seantraducciones milimtricas de la literatura managerial, y en general las polticas que eneste campo estamos conociendo en los ltimos aos o bien son polticas de carcterfundamentalmente individualizador -con tendencia a darle al individuo situaciones deinformacin personal, de formacin, de meritocratizacin particular de cara a labsqueda de empleo, etc.-; o bien son polticas de sujecin de los individuos

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    8/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30 Nm. 2 (2012) 291-304298

    premarginales en los mercados secundarios de trabajo, estabilizando estos mrgenescomo un elemento ms o menos estable del modelo de estructuracin social. Por lotanto, estamos asistiendo a una separacin, de hecho, entre las polticas laborales y las

    sociales, con el subsiguiente declive de las convenciones y justificaciones queenlazaban las polticas sociales y las laborales sobre la idea de un modo de vida salarialnormalizado y universalizado, y derivaban los derechos del bienestar social de losderechos colectivos del trabajo (Jessop 1999).

    4. El Workfare State

    La puesta en prctica de la filosofa del workfarepor parte del liberalismo socialo las nociones de flexiseguridad propiciadas, por las ideas difundidas por la Unin

    Europea, en mltiples foros, desde la cumbre de Luxemburgo celebrada a finales de ladcada de los noventa del siglo pasado hasta hoy mismo, apuntan a una nuevaordenacin de polticas sociales mnimas, localizadas y destinadas a grupos marginales,y polticas laborales de corte productivista destinadas a la bsqueda individualizada deempleo o de nichos, yacimientos o formas autnomas de empleo (Serrano Pascual yMagnusson, 2007). La frmula del trabajo para el que puede, seguridad para el queno puede -defendida por todo el frente postneoliberal que entra a gobernar en gran

    parte de Europa a finales de los noventa- implica la filosofa del nuevo compromiso,para preparar a los hombres para el cambio tecnolgico, en su mxima adaptabilidada las exigencias del mercado de trabajo -utilizando la ya citada y eufemstica frmula

    de aumentar la empleabilidad-, a la vez que las polticas sociales se restringen a laasistencia controlada para las periferias sociales -como si fuera un cinturn deseguridad del sistema central-, estabilizando en ellas al crculo difuso que rodea lanueva sociedad postindustrial: los sin papeles, los sin sueldo fijo, los sin ordenador, lossin nacionalidad, los sin cualificacin, los sin, en suma, de todo tipo.

    Polticas laborales, pues, de corte competitivo personal -destinadas al ncleointerno integrado de la sociedad- que exigen, a cambio de una intervencin del sector

    pblico socialmente emprendedora, que las acciones estatales estn gobernadas porel pragmatismo, por la rectitud financiera, por el control milimtrico de losmenguantes subsidios sociales, por la obligatoriedad de la bsqueda de empleo, por la

    incentivacin del autoempleo o cualquier otra forma de desafiliacin de la relacinsalarial estable, etc.; y polticas sociales de mnimos para los ciudadanos mnimos,aquellos que no pueden gestionar ni mercantilizar individualmente su propia previsinde riesgos y acuden, dependiente y subordinadamente, a un sector pblico msasistencial que redistributivo (Castel 2007).

    Las polticas de sobre-exposicin al riesgo de esta sociedad dual integrada rompenconceptos tan evidentes, en otras pocas, como el de normalizacin laboral. Y as, lasociedad salarial se va disolviendo en miles de estrategias cada vez ms fragmentadas

    personal y particularmente de insercin laboral; o de apoyo en la grupalidad defensiva,en la comunidad histrica, o en la condicin tnica, como formas de supervivencia. Deacuerdo con esto, los modelos de intervencin social despliegan estrategias

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    9/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30, Nm. 2 (2012) 291-304299

    compensatorias que responden no tanto a leyes o a derechos sociales universales comoa protocolos particulares, creados para grupos localizados y particulares de integracinsocial y laboral dbil. La asistencializacin de las polticas sociales va

    indisolublemente ligada ya a su focalizacin -esto es, a su desuniversalizacin-, ytambin a su gestin cada vez ms territorializada y localizada.El peligro de esta nueva intervencin, si se produce, es que puede ser cada vez ms

    estigmatizadora y degradante. El Estado, cuando interviene, debe refrendar con susello la incapacidad de los individuos que acuden a l en la carrera de lacompetitividad social. Es el Estado de los que no pueden ir a lo privado y por lo tantovan a lo pblico. Este estilo de intervencin social para menesterosos, paraincompetentes (los que ya no pueden competir), le puede dar al Estado socialvergonzante actual unas caractersticas muy parecidas, aunque situadas en otrocontexto, al del Estado de pobres, pietista y sin proyecto colectivo. De esta manera,

    este sector pblico estigmatizador, pasivamente asistencial, sera simplemente unremedio contra las posibles situaciones de desorden social o de conflicto que generasenlos marginados y los expulsados del sector mercantil, en crecimiento potencial.Coincidiendo esto con el proceso paralelo del aumento de la agresividad en la retricadel mercado, una retrica que hace del mercado no slo el idlico y confortable mundode la sociedad de consumo pasada, integradora y despreocupada, sino el pasonecesario, y muchas veces sombro, para el futuro competitivo de las personas, ya seaen forma de compra de educacin, tecnologa, o a travs de los medios y mritos parala adaptacin individual al mercado de trabajo (Castel 2009a).

    As, esta asistencializacin se hace complementaria del subempleo y de la

    vulnerabilidad de amplios grupos laborales, cuya relacin salarial se encuentra cadavez menos socializada y, por ello, polticamente ms desarticulada. Los peligros decreacin de una sociedad dual cristalizada y fortificada son evidentes, as como latendencia a crear un espacio vergonzante para las polticas sociales, cuya solaexistencia supone la estigmatizacin automtica y generalizada de los usuarios de estas

    prestaciones sociales. Por este camino, la cultura laboral tpica del fordismo ha idofraccionndose y segmentndose en trayectorias personales y grupales divergentes.

    5. Conclusin: el fin de la justicia como convencin?

    Asistimos, con esto, no al fin o el declive del trabajo tradicional -como pretendenalgunos de los propagandistas liberales, neoliberales o gerenciales-, sino a laconversin de la sociedad salarial en un conjunto de culturas laborales y sub-laboralestremendamente inestables, en procesos biogrficos y trayectorias de incrustacin en elmundo del trabajo cada vez ms diferenciales, en situaciones de asalarizacin diversasy en algunos casos directamente enfrentadas, dentro de una contractualizacin cadavez ms desordenada; y, en suma, en la conformacin de un universo turbulento deidentidades laborales difusas, solamente sujeto en su periferia, cuando mucho, por

    polticas de asistencializacin particular diseadas para evitar los excesivos desencajessociales del modelo de regulacin dbil que ha implantado el postfordismo financiero.

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    10/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30 Nm. 2 (2012) 291-304300

    Llama la atencin, por tanto, como el modo de regulacin postfordista, frente a lacodificacin y convergencia de la socialdemocratizacin fordista es, por principio,radicalmente dbil y socialmente desorganizado; pero, por otra parte, acusadamente

    eficaz para generar posibilidades de beneficios para los grandes grupos econmicos yfinancieros internacionales. Lajusticia social, perseguida como objetivo principal porlos Estados nacionales -tpico punto retrico, pero central, en los compromisos de

    postguerra (Sen 2010)- ha salido de las formas principales de regulacin y de lasconvenciones polticas: se ha convertido en una ausencia explcita o en un enemigoimplcito en la poltica managerialde los Estados, para ser slo introducida, de forma

    parcial, como efecto de las autorregulaciones mercantiles o de los acoples cibernticosde los flujos combinados de informacin y de gestin econmica. En suma, la justiciasocial como lmite, o como consecuencia cognitiva no buscada, antes que comoobjetivo de un sistema socieconmico mundializado.

    Este contexto de financiarizacin del mundo y su resultado ms evidente, el deprivatizacin de los beneficios y socializacin de las prdidas, ha sido recogido,desde distintas pticas, en las contribuciones que forman este monogrfico deCuadernos de Relaciones Laborales. As, el artculo De las altas finanzas a ladebacle: un relato sobre dos aspirantes a bancos est firmado por los acadmicos

    britnicos Robin Klimecki y Hugh Willmott, este ltimo uno de los fundadores delmovimiento Critical Management Studies. En este texto, que recoge una versintraducida y resumida (por motivos de espacio) de un artculo publicado previamenteen una revista internacional y que los autores nos han cedido amablemente para estacoleccin, se hace un repaso de las transformaciones sufridas por el sector

    financiero britnico a partir de una serie de medidas encaminadas a introducir mscompetencia en el mismo, y sus consecuencias. El eje de estas polticas haba sidola denominada desmutualizacin, esto es, la transformacin de entidades como lasmutuas (equivalentes en el entorno britnico a las cajas de ahorro), en bancos quecotizan en Bolsa con accionistas, consejo de administracin y dems, lo que supusoun cambio radical en sus prcticas, con la asuncin de mayores riesgos en un marcode creciente desregulacin financiera. Klimecki y Willmott se centran en su texto enel anlisis de dos de estas entidades financieras, Northern Rock y Bradford &Bingley, que seran ejemplos paradigmticos del fracaso de la desregulacin en elsector financiero: ambas entidades, tras un perodo de crecimiento de los beneficios

    extraordinario durante los aos de la burbuja inmobiliaria, terminaron quebrandocon la crisis (uno debido a su cartera de derivados financieros txicos, otro por sucartera de hipotecas sub-prime), siendo finalmente rescatados por el gobierno y conla factura pagada por el erario pblico. Los acontecimientos descritos en el texto delos autores los conduce a plantear una reflexin en torno a la crisis, que consideranque surge de deudas impagadas, en buena medida porque el capital acumulado norequiere de una previa liquidacin de las deudas: se trata, por tanto, de una crisisque afecta directamente al modelo de financiarizacin y endeudamiento que haestado vigente desde la dcada de los noventa. Ni que decir tiene que estacontribucin puede ser enriquecedora e ilustrativa de problemas que se estnexperimentando en tiempos recientes en el sector financiero espaol.

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    11/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30, Nm. 2 (2012) 291-304301

    La contribucin del profesor argentino Ernesto Gantman se va a centrar en losefectos que la financiarizacin de la economa mundial ha tenido en uno de los

    pases que ha sufrido, hasta la fecha, una de las crisis ms dramticas vinculada

    directamente a polticas monetarias y financieras: nos referimos, por supuesto, aArgentina, que a finales de 2001 padeci una crisis extraordinaria que deriv en uncorralito financiero y las famosas imgenes de las caceroladas en las calles. Eltexto de Gantman describe en detalle la historia econmica argentina de las ltimasdos dcadas, con un perodo de razonable crecimiento econmico (aunque congraves desequilibrios sociales) liderado por la deuda (debt-led growth), cuya propialgica caus su inevitable estallido, sumiendo al pas en una crisis econmica sin

    precedentes. El autor describir con detalle las reformas adoptadas durante los aosnoventa y su impacto en la estructura productiva del pas, con especial nfasis en el

    proceso de "extranjerizacin" de la economa, y las consecuencias sociales de las

    reformas en trminos de desempleo, redistribucin de la riqueza, y criminalidad.Tras apuntar a los factores que permitieron la recuperacin tras la crisis, el textodiscute las lecciones que pueden obtenerse de este caso de estudio, que si bienconstituye una experiencia extrema, demuestra qu puede ocurrir cuando se produceuna indiscriminada apertura a la economa global, desatendiendo otros aspectos enmateria de poltica econmica. Como en el texto de Klimecki y Willmott, esteartculo toca temas con los que el lector espaol puede verse identificado, como laapertura a la financiacin exterior sin meditar sobre las consecuencias de esta sobreel aparato productivo.

    Los economistas Daniel Albarracn y Eduardo Gutirrez se acercan al fenmeno

    de la financiarizacin desde un doble enfoque; por un lado se realiza un profundoanlisis de sus determinantes en el espacio macroeconmico, revisando las polticaspblicas econmicas, tanto nacionales como internacionales, que estn en el origende las formas de gestin pro-cclica y antisocial de la crisis financiera; por otro lado,con una visin muy original, se analizan las condiciones microeconmicas en lasque se realizan los ajustes financieros y sobre todo las prcticas empresariales queconcretan y materializan las nuevas convenciones de la financiarizacin, con resul-tados absolutamente devastadores para las relaciones salariales actuales. Ms ade-lante, Albarracn y Gutirrez entran a fondo en la cuestin del proceso de endeuda-miento y apalancamiento financiero, haciendo un interesante repaso al complejo y

    proceloso mundo de las figuras, activos, productos, dispositivos y vehculos de lafinanciarizacin y sus formas concretas de uso por parte de los actores financieros yempresariales, as como de los resultados que, para el sistema de relaciones indus-triales, ha supuesto esa hegemona total de lo financiero en el mbito de la econo-ma global. De este clarividente diagnstico desde una perspectiva sindical quehacen estos dos autores sobre el origen de la crisis financiera, se despliega asimis-mo un atractivo mapa donde se sitan los actores implicados y su responsabilidaden el proceso de financiarizacin, y sobre todo un conjunto no pequeo de propues-tas para -desde el lado del trabajo- limitar los devastadores efectos de dicha finan-ciarizacin; pretenden as contribuir a la construccin de un marco de regulacin de

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    12/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30 Nm. 2 (2012) 291-304302

    la economa ms equitativo y que no devore las bases sociales mismas de la pro-duccin y el consumo.

    El trabajo de los profesores Rafael Ibez Rojo y Pablo Lpez Calle profundiza

    precisamente en la articulacin entre el modo de regulacin entre un sistema post-fordista de articulacin de las relaciones laborales y la financiarizacin extrema delsistema econmico, lo que ha implicado un ciclo de crecimiento basado en unmodelo de acumulacin basado, paradjicamente, en el uso extensivo de la mano deobra y la extraccin de plusvalas absolutas. Ibez y Lpez Calle analizan el casoconcreto de la economa espaola, ejemplo y modelo en muchos casos de degrada-cin y malformacin del propio modelo de financiarizacin, y que se toma como un

    paradigma que presenta todas las caractersticas esenciales las nuevas formas deacumulacin y rentabilizacin del capital dominantes a lo largo de los ltimos aos,as como de sus sistemas forzados de desregulacin de la relacin salarial. Este

    artculo se detiene en dar cumplida cuenta, con particular rigor, de los efectos de lafinanciarizacin econmica sobre las estrategias de las corporaciones industriales,mostrando la importancia que tienen los contextos institucionales y la historia de losterritorios sobre los que la financiarizacin opera, de tal manera que la estructura

    productiva y su evolucin siempre estarn en relacin directa con la estructurasocial en la que se incrusta. De enorme inters resulta tambin el estudio en detalleque las autores presentan sobre dos sectores de actividad concretos (el automvil yla fabricacin de software), donde se visualizan los rasgos principales de las trans-formaciones organizativas debidos a los nuevos modelos de produccin determina-dos, a su vez, por las nuevas estrategias financieras. Adems, se muestran inequvo-

    camente los efectos sobre las condiciones laborales y de rearticulacin de laestructura social que dichas estrategias provocan. La conclusin para Ibez Rojo yLpez Calle de todo este proceso es clara: el nuevo modelo de organizacin produc-tiva empresarial es extraordinariamente dependiente de los movimientos financie-ros de las empresas, lo que est facilitando una recomposicin del poder de laslites econmicas dominantes a escala mundial. Esta recomposicin significa, poruna parte, la formacin de grandes oligopolios internacionales en los sectoresestratgicos y, por otra, la transformacin y degradacin de las formas de consumoy los estilos de vida de la fuerza de trabajo, a la que no la queda otro remedio queadaptarse, de la manera ms funcional posible, a los procesos de rentabilidad a corto

    plazo que ha impuesto la nueva hegemona de lo financiero.Por fin Santos Ruesga presenta un muy clarificador artculo sobre las relacionesentre globalizacin econmica, desformalizacin de los sistemas institucionalesinternacionales de regulacin y financiarizacin de las relaciones laborales. Desdeuna perspectiva genuinamente institucionalista y con un enfoque directamentederivado del renacido poskeynesianismo ms actual en el sentido paradigmtico ydisciplinar del trmino-, Ruesga nos ofrece con toda su experiencia un balancesobre los efectos mltiples y socialmente poco esperanzadores que el incrementodel poder financiero ha provocado en la estructura econmica internacional, tantoen lo que se refiere a la aceleracin y volatilidad del ciclo de negocios, como en loque tiene que ver con la radical erosin de los Estados del bienestar contempor-

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    13/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30, Nm. 2 (2012) 291-304303

    neos, el auge de las polticas econmicas antidistributivas y el incremento neto delpoder empresarial en las ya muy asimtricas relaciones industriales actuales. Lejosdel estilo deferente, legitimador y fatalista que ha tomado la economa acadmica

    ms convencional, Santos Ruesga dibuja un panorama de manera crtica multidi-mensional e informada que nos aleja del pensamiento nico o mejor del pen-samiento cero- que han exhibido muchos de los anlisis financieros ms ortodoxos,a la vez que nos reconcilia con la economa como autntica ciencia social

    En resumen, las contribuciones aqu presentadas tratan de repasar algunos de losaspectos fundamentales de la financiarizacin y sus consecuencias, si bien debemostener en cuenta que estas ltimas pueden sufrir decisivas transformaciones confor-me el aluvin de medidas, debates y noticias vayan teniendo lugar. La realidadeconmica y social ha experimentado, en los ltimos tiempos, tal aceleracin en eldesarrollo de sus acontecimientos que es ms que probable que nuevas cuestiones

    terminen surgiendo no ya en los prximos aos, sino meses, semanas o inclusohoras, lo que dice mucho de los riesgos potenciales de todo este proceso .

    6. Bibliografa

    Alonso, L. E. (2007).La crisis de la ciudadana laboral. Barcelona: Anthropos.

    Alonso, L. E. (2009). Prcticas Econmicas y Economa de las Prcticas: Crticadel Postmodernismo Liberal. Madrid: La Catarata.

    Beck, U. (2007). Un nuevo mundo feliz? La precariedad del trabajo en la era dela globalizacin. Barcelona: Paids.

    Beck, U. (2012). La poltica econmica de la inseguridad.El Pas, 27 de mayo.El Roto (2011). Vietas para una crisis.Barcelona: Mondadori.

    Castel, R. (2007).L' insecurit sociale. Pars: Seuil.

    Castel, R. (2009a).La discrimination ngative. Pars : Seuil.

    Castel, R. (2009b). La monte des incertitudes. Travail, protections, statutlindividu, Pars: Seuil.

    Harvey, D. (2007).Breve historia del neoliberalismo. Madrid: Akal.

    Jessop, B. (1999). Crisis del Estado de bienestar. Hacia una nueva teora delEstado y sus consecuencias sociales. Bogot: Siglo del Hombre Ediciones.

    Jessop, R. (2008).El futuro del Estado capitalista. Madrid: La Catarata.

  • 7/21/2019 lea y cf crisis

    14/14

    Presentacin

    Cuadernos de Relaciones Laborales

    Vol. 30 Nm. 2 (2012) 291-304304

    Judt, T. (2011).Algo va mal. Madrid: Taurus.

    Klimecki, R., Willmott, H. (2012). De las altas finanzas a la debacle: un relato

    sobre dos aspirantes a bancos, en este volumen.Lpez, I., Rodrguez, E. (2010). Fin de ciclo. Financiarizacin, territorio y socie-

    dad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010). Ma-drid: Traficantes de Sueos.

    Sen, A. (2010). La idea de justicia. Madrid, Taurus.