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Volumen 38, Nº 1, 2006. Páginas 35-49 Chungara, Revista de Antropología Chilena LA PRESENCIA INDÍGENA EN EL ENCLAVE SALITRERO DE TARAPACÁ: UNA REFLEXIÓN EN TORNO A LA FIESTA DE LA TIRANA THE INDIGENOUS PRESENCE IN THE NITRATE ENCLAVE OF TARAPACÁ: A REFLECTION ON THE RELIGIOUS CELEBRATION OF LA TIRANA Sergio González Miranda 1 Este es un trabajo que analiza la presencia indígena en las salitreras de Tarapacá y conjetura que la fiesta de La Tirana fue re- fundada durante el período del salitre. Escasos son los estudios sobre la relación entre el mundo andino y el mundo del salitre, cuya mutua influencia ha quedado oculta detrás de la sombra de la organización y movimiento obrero, por un lado, y de la comunidad aymara, por otro. Sin embargo, festividades populares y rituales como La Tirana ponen de manifiesto la influencia indígena en el enclave salitrero y, a su vez, el impacto de éste en la cultura andina. Palabras claves: salitre, cosmovisión andina, ritual, movimiento obrero, comunidad indígena. This work analyzes the indigenous presence in the nitrate places of Tarapacá and suggests that the religious feast of La Tirana was re-founded during the period of the nitrate. There are scarce studies about the relation between the Andean world and the nitrate world, whose mutual influence has been hidden in the shadow of the labor movement and organization, on one side, and the Aymara community, on the other. Nevertheless, popular rituals and festivities, such as La Tirana, evince the indigenous influence in the nitrate enclave and, also the impact of this in the Andean culture. Key words: Nitrate, Andean cosmovision, ritual, labor movement, indigenous or native community. 1 Instituto de Estudios Internacionales, Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto, Universidad Arturo Prat, Iquique, Chile. [email protected] Recibido: marzo 2004. Aceptado: marzo 2006. La expresión de fe que todos los años se vive en pleno Desierto del Tamarugal, en el pueblo de La Tirana, cuando se le rinde culto a la Virgen del Carmen, siempre llama la atención a nivel del país, tanto por la gran cantidad de fieles y visitantes que llegan a ese poblado a mediados de julio, como por el contrapunto que esa fiesta representa res- pecto de la vida urbana y moderna que supuesta- mente caracteriza a Chile. Importantes trabajos han intentado explicar el origen y desarrollo de esta fiesta religiosa (van Kessel 1987; Núñez 1988); todos han abordado dis- tintos ángulos del fenómeno, con hipótesis plausi- bles e interesantes trabajos de investigación. Sin embargo, consideramos que todavía es posible darle una vuelta más a la reflexión sobre algunos aspec- tos particularmente relevantes: uno de ellos es el desierto y otro es la industria del nitrato. Conjeturamos, por una parte, que el desierto no es meramente el contexto donde se manifiesta esta fiesta religiosa, sino que tiene una influencia clave en su expresión y, por otra, que “La Tirana” es un fenómeno sociocultural salitrero, al menos hasta 1950. Sin desconocer que esta festividad pudo tener su origen en el ciclo de la plata, como lo se- ñala Núñez (1988), planteamos que fue simbólica- mente re-fundada en el siglo diecinueve durante el ciclo del salitre. Los desiertos siempre han sido vinculados al surgimiento de la religión. Más allá de la experien- cia mística que pueda generar un ambiente como ese y sin caer en un determinismo geográfico, pa- reciera que, como lo señala Le Goff, desempeñó “un papel importante en las grandes religiones euroasiáticas: el judaísmo, el islamismo, el cristia- nismo” (2002:25). El Desierto de Atacama es uno de los más se- cos del planeta y, por lo mismo, podría considerar- se que es un ambiente propicio para la conducta mística. Sin embargo, ese aspecto ha quedado, al

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35La presencia indígena en el enclave salitrero de Tarapacá: …Volumen 38, Nº 1, 2006. Páginas 35-49

Chungara, Revista de Antropología Chilena

LA PRESENCIA INDÍGENA EN EL ENCLAVE SALITRERODE TARAPACÁ: UNA REFLEXIÓN EN TORNO

A LA FIESTA DE LA TIRANA

THE INDIGENOUS PRESENCE IN THE NITRATE ENCLAVE OF TARAPACÁ:A REFLECTION ON THE RELIGIOUS CELEBRATION OF LA TIRANA

Sergio González Miranda1

Este es un trabajo que analiza la presencia indígena en las salitreras de Tarapacá y conjetura que la fiesta de La Tirana fue re-fundada durante el período del salitre. Escasos son los estudios sobre la relación entre el mundo andino y el mundo del salitre, cuyamutua influencia ha quedado oculta detrás de la sombra de la organización y movimiento obrero, por un lado, y de la comunidadaymara, por otro. Sin embargo, festividades populares y rituales como La Tirana ponen de manifiesto la influencia indígena en elenclave salitrero y, a su vez, el impacto de éste en la cultura andina.

Palabras claves: salitre, cosmovisión andina, ritual, movimiento obrero, comunidad indígena.

This work analyzes the indigenous presence in the nitrate places of Tarapacá and suggests that the religious feast of La Tirana wasre-founded during the period of the nitrate. There are scarce studies about the relation between the Andean world and the nitrateworld, whose mutual influence has been hidden in the shadow of the labor movement and organization, on one side, and theAymara community, on the other. Nevertheless, popular rituals and festivities, such as La Tirana, evince the indigenous influencein the nitrate enclave and, also the impact of this in the Andean culture.

Key words: Nitrate, Andean cosmovision, ritual, labor movement, indigenous or native community.

1 Instituto de Estudios Internacionales, Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto, Universidad Arturo Prat, Iquique,Chile. [email protected]

Recibido: marzo 2004. Aceptado: marzo 2006.

La expresión de fe que todos los años se viveen pleno Desierto del Tamarugal, en el pueblo deLa Tirana, cuando se le rinde culto a la Virgen delCarmen, siempre llama la atención a nivel del país,tanto por la gran cantidad de fieles y visitantes quellegan a ese poblado a mediados de julio, comopor el contrapunto que esa fiesta representa res-pecto de la vida urbana y moderna que supuesta-mente caracteriza a Chile.

Importantes trabajos han intentado explicar elorigen y desarrollo de esta fiesta religiosa (vanKessel 1987; Núñez 1988); todos han abordado dis-tintos ángulos del fenómeno, con hipótesis plausi-bles e interesantes trabajos de investigación. Sinembargo, consideramos que todavía es posible darleuna vuelta más a la reflexión sobre algunos aspec-tos particularmente relevantes: uno de ellos es eldesierto y otro es la industria del nitrato.

Conjeturamos, por una parte, que el desiertono es meramente el contexto donde se manifiesta

esta fiesta religiosa, sino que tiene una influenciaclave en su expresión y, por otra, que “La Tirana”es un fenómeno sociocultural salitrero, al menoshasta 1950. Sin desconocer que esta festividad pudotener su origen en el ciclo de la plata, como lo se-ñala Núñez (1988), planteamos que fue simbólica-mente re-fundada en el siglo diecinueve durante elciclo del salitre.

Los desiertos siempre han sido vinculados alsurgimiento de la religión. Más allá de la experien-cia mística que pueda generar un ambiente comoese y sin caer en un determinismo geográfico, pa-reciera que, como lo señala Le Goff, desempeñó“un papel importante en las grandes religioneseuroasiáticas: el judaísmo, el islamismo, el cristia-nismo” (2002:25).

El Desierto de Atacama es uno de los más se-cos del planeta y, por lo mismo, podría considerar-se que es un ambiente propicio para la conductamística. Sin embargo, ese aspecto ha quedado, al

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menos en el período del ciclo del salitre, ocultopara la historiografía especializada.

La elección del Desierto de Atacama con pro-pósito de habitarlo no está relacionada con el ais-lamiento místico. El habitante del desierto en elciclo del salitre, conocido como “pampino”, llegóa esos parajes producto de un gran fenómeno eco-nómico de explotación de la naturaleza. Hombresy mujeres llegaban en busca de trabajo a un desier-to en cierto modo “institucional”; el enganchadono pretendía “alejarse de la civilización”, sino, alcontrario, la buscaba y la encontraba en los cam-pamentos salitreros, los que fueron notoriamenteurbanos. La pampa salitrera era la modernidad sise le compara con las zonas rurales, como las chi-lenas, bolivianas o peruanas. Había en los campa-mentos escuelas, bibliotecas, filarmónicas, teatros,retretas, etc.; en los pueblos se encontraban casitodos los servicios públicos, incluyendo a la poli-cía y la iglesia, además de las casas de juego y elcomercio. También estaban, como la máxima ex-presión de la modernidad de esa época, la tecnolo-gía, la planta de lixiviación del nitrato, la industriasalitrera que era el motor de la economía nacional.Incluso, respecto de la tecnología como de la cul-tura, a veces llegaban directamente desde Europasin pasar por las grandes ciudades como Santiagoo Valparaíso, pues los barcos traían el cabotaje di-rectamente a los puertos salitreros.

Quizás esta sea la razón que explique la mira-da historiográfica que rescata a un movimientosocial salitrero moderno, incluso ilustrado, por so-bre un movimiento social salitrero vinculado a ex-presiones místicas y religiosas. El obrero ha esta-do siempre como protagonista, junto con losgrandes empresarios y administradores, de la his-toria del salitre.

Si bien la elección del desierto no fue mística,las características propias de este tipo de naturale-za, que estremeció a los sujetos de un modo com-parable sólo con un gran océano, no podía sino te-ner un impacto tanto en la mentalidad como en lasformas de vida en los campamentos salitreros. Tam-bién por la presencia de población de origen cam-pesino e indígena, el componente místico llegó alas salitreras junto con prácticas culturales propias,como fueron los casos de las poblaciones de hablaaymara o quechua (González 1996).

No nos habíamos preguntado si el Desierto deAtacama en general y el del Tamarugal, en parti-cular, generaron o no una ideología, una religión,

un ethos, una identidad o un misticismo. No duda-mos en reconocer que hubo una ideología obreraque surgió desde el norte salitrero (Reyes Navarro1973; Fernández Canque 1988; Pinto Vallejos1995) e influyó no solamente en el resto del terri-torio nacional, sino también en países fronterizoscomo Bolivia (Rodríguez Ostria 1991) y Perú (Pe-reda 1982), pero vemos su germen en el pensamien-to ilustrado europeo, sea este socialista, anarquis-ta, positivista, mutualista, etc., nunca relacionadocon el desierto mismo. Incluso la propia fiesta deLa Tirana no es consistente con esta ideología obre-ra ilustrada y, por lo mismo, se omite su importan-cia en el movimiento social salitrero (Figura 1).

No es posible desconocer la presencia indí-gena en el ciclo del salitre, tanto en Antofagastacomo en Tarapacá, incluso una leyenda les rela-ciona con el origen del salitre. Según una leyen-da, dos indígenas descubrieron casualmente elcaliche producto del asombro de ver cómo la tie-rra comenzaba a arder debido a una fogata quehabían encendido. Roberto Hernández nos cuen-ta que corrieron despavoridos a contarle al curade Camiña lo sucedido:

El cura volvió con los indígenas, llevandouna provisión de agua bendita; y despuésde recorrer el lugar, hizo en el curato al-gunos análisis de las tierras que habíanrecogido y encontró que las muestras te-nían Nitrato de Potasio, que se empleabapara la fabricación de la pólvora. El restode las muestras fue depositado en el patiode la casa del curato; y ¡cuál no sería lasorpresa del Cura de Camiña, cuando notó,más tarde, que las plantas allí existentescomenzaban a desarrollarse de un modoextraordinario! (Hernández 1930:4).

El desierto, durante el ciclo del salitre, fue ha-bitado, nombrado y simbolizado en base a una nue-va hipóstasis de la realidad. El fenómeno del nitra-to inaugura no sólo una nueva sociedad en eldesierto, distinta al ciclo de la plata, sino un nuevodesierto y, por añadidura, una nueva Virgen y nue-vas cofradías. Lautaro Núñez, en su notable librosobre La Tirana, nos narra el desarrollo del mito ysus acontecimientos más importantes, como la lle-gada en el período del salitre de una nueva Virgen(la de piedra) y de nuevos bailes religiosos (Núñez1988:45).

37La presencia indígena en el enclave salitrero de Tarapacá: …

El desierto salitrero fue un lugar de desarrai-go, porque la sociedad que allí surgió fue com-puesta en gran parte por enganchados o aventure-ros. La profundidad del linaje de las familias deldesierto salitrero era breve, no se alejaba más alláde 1810, cuando se experimentaron las primeras“ollas del indio” que lixiviaron rústicamente elcaliche. La importancia de la madre acogedorapara el desarraigado siempre fue importante. Laorganización mutualista le ofreció al obrero unespacio de protección, solidaridad y sociabili-dad, después vendría la mancomunal, la filarmó-nica, el partido político, el teatro, el sindicato;también el campamento fue un microcosmosdonde se tejieron las redes sociales que permi-tieron darle seguridad al pampino. Empero, fueinsuficiente, la cofradía tuvo un papel fundamen-tal en esa búsqueda de refugio, protección y sa-lud para el espíritu.

En el desierto salitrero “la palabra” recorriólos campamentos con el propósito de educar o re-dimir “al pueblo”, ya sea en los periódicos obreroso en el discurso de los dirigentes. Tampoco fuesuficiente, el trabajador de la pampa salitrera ne-

cesitó también del canto y del baile religiosos pararedimirse. No había contradicción, en el mundopersonal del pampino, entre estos distintos aspec-tos de su vida: el alma se educaba en el teatro y enla filarmónica, la conciencia en el partido político,el cuerpo en La Tirana1.

Es difícil imaginar a un desierto que no ejer-za cierta fuerza mística en hombres y mujeres.De igual modo, siempre ha sido entendido comoun lugar de pruebas, donde el “empampado” es laimagen del perdedor, aquel que fue devorado porlas fuerzas de la naturaleza, al no saber descifrarlas claves del desierto. Por el contrario, quien co-noce esas claves ve en el desierto un refugio, comolos peregrinos que lo cruzaban para ir a adorar ala Virgen del Carmen. Ella ha sido una deidad to-talizadora, su espacio fue todo el desierto salitre-ro, porque era reconocida en todo el territoriocomprendido entre Pisagua y Taltal; en cambio,otros santos tuvieron influencia en algún espaciomás local, como el caso de San Lorenzo de Tara-pacá, más vinculado a los cantones del sector nortede la provincia, incluyendo los puertos de Pisa-gua e Iquique (Figuras 2 y 3).

Figura 1. Ruinas del pueblo de Zapiga, interior de Pisagua.Ruins of the nitrate Zapiga village, Pisagua hinterland.

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Por heredad del ciclo de la plata en el bosquede tamarugos aledaño al pueblo de La Tirana lospampinos encontraban allí su refugio y devoción.La Tirana, como pueblo y como bosque, expresóel encuentro con lo humano, pero en su manifesta-ción mística y no secular. Cuando los pampinosdemandaban al Estado caminaban hacia el “puertogrande” (Iquique); pero cuando demandaban a laVirgen, caminaban al bosque de La Tirana. Laspeticiones colectivas fueron generadas y movili-zadas a través de la mutual o el partido obrero, laspeticiones personales (“mandas”) fueron por me-dio de las cofradías religiosas o individualmente.

La ruta a La Tirana era una guía hacia la tierra(pachamama). Caminarla era una forma de tributoa la Virgen, un sacrificio de redención. La ruta alpuerto grande (Iquique) era una caminata a la mo-dernidad2 y hacer a pie ese largo camino era unacto de desafío, un sacrificio pero de rebeldía.

El Salitre

Según el censo de 1878, que marca el iniciode la expansión del ciclo del salitre, había (se em-plean categorías censales de la época) en Tarapacá16.686 indios de un total de 38.225 personas, esdecir, un 43,7%. Se consideraban blancos 13.418,un 35,1%. Posteriormente los censos chilenos noconsiderarán la variable étnica, sino solamente lascategorías por nacionalidades. Siendo las princi-pales la chilena, peruana y boliviana. Según Gun-dermann (1998:176):

las décadas siguientes a la guerra precipi-tan ciertas modificaciones en el sistemade identidades colectivas (…) Ello se ex-plica en parte por la acción del Estado chi-leno y en parte por la plena formación deuna economía de enclave con la capaci-dad de articular a través del mercado am-plias regiones adyacentes.

De lo que no puede haber dudas, es que elmundo del salitre fue esencialmente mestizo, peroesa mixtura pocas veces ha emergido en toda suexpresión, debido a la influencia de la moderni-dad que arribaba a las playas del espacio salitrerocon el cabotaje, junto a hombres y mujeres veni-dos desde los más variados puntos del planeta.Por su lado, el pensamiento campesino llegabacon el arrieraje, desde los más variados puntosdel territorio andino. La yuxtaposición de estosdos tipos de conocimientos terminó con el pensa-miento obrero ilustrado dominante en lo público,mientras el pensamiento campesino permaneció enlo privado, en los campamentos y en las faenasmineras. Empero, hubo momentos de expresión

Figura 2. Familia andina en oficina salitrera del cantón Huara, Tarapacá.Andean family in the nitrate office of the Huara canton, Tarapacá.

Figura 3. Puerto de Pisagua.Pisagua port.

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pública del pensamiento campesino e indígena, lle-nos de colorido y simbologías, fueron los casos defestividades como en el carnaval, la cruz de mayoy La Tirana.

Veamos un contrapunto entre el pensamiento“moderno” de un “obrero ilustrado” que emplea ala Virgen María para criticar irónicamente a candi-datos al gobierno, respecto del pensamiento de unacofradía religiosa:

EL PUEBLO, mayo 26, 1906.

VIRGEN MARÍA(Letrillas cómicas)

¡Cuántas infamias en un solo día,miramos lelos Virgen María!Al acercarse las eleccionesestamos como laucha o ratones,sufriendo latas y sensaciones,pues nos persiguen gatos bribones;para llevarnos a la elección,los radicales por Pedro Montt;y los de la Iglesia, rosario en mano,por el que suelen llamar Lazcano.Y recompensas mil nos prometen,pero cuando ellos luego completentodas sus tramas, sus eleccionessueltan al punto contribuciones,ruines gabelas, ruines impuestos,que son tan ruines como son éstos.Y cual dijo cierto tunante:“eso es jeringa sobre el purgante”.O como ha dicho cierto tronado:“tras de los cuernos ser apaleado”¡Así la vida se irá pasando,pillos y lesos, siempre mirando! (...)¡Cuántas infamias en un solo día,miramos lelos Virgen María!

El Microbio.

Esta mirada política de la Virgen tiene escasarelación con la de los promeseros a la Virgen de LaTirana. Veamos un fragmento de la “Primera en-trada” del Baile Osada del Salitre, de la oficinasalitrera Pedro de Valdivia, de fecha desconocida(van Kessel s/a Tomo II:215):

Que se abran las callesdel pueblo de La Tiranaque ya vamos llegandoal templo consagrado.

La osada sólo sabecumplir con sus promesasbailar con devocióny cantar con mucho amor.

La osada del Salitrete viene a saludaren tu día, madre santa,y te viene a cantar.

El Indígena y el Enclave Salitrero

Durante todo el ciclo del salitre, los distintosgrupos que llegaron a la pampa debieron identifi-carse como proletarios o capitalistas, obreros opatrones. El discurso de la época es claro a esterespecto, incluso para adquirir la membresía en lasprincipales organizaciones obreras de la época pa-saba por pertenecer a la clase proletaria (v. gr.Mancomunales). Sin estar explícito en los estatu-tos, en las asociaciones de salitreros se daba la con-traparte respectiva. Esta diferenciación de clasetuvo incluso una expresión espacial al interior delos propios campamentos salitreros. De tal modo,el campesino de habla indígena, fuera de la propiaregión o llegado de otras aledañas de países veci-nos, debió introducirse a esa nueva nomenclaturade identidad social: ser proletarios u obreros. Nopocos ya tenían alguna socialización en las minasbolivianas, pero muchos llegaron directamente des-de sus comunidades campesinas.

Este paradigma, centrado en la clase social ysustentada en la división del trabajo, propio de unenclave industrial, estableció límites estrictos res-pecto al protagonismo en la construcción de la so-ciedad pampina y, en especial, con relación a laorganización y a los movimientos sociales. Dichoslímites ocultaron a ciertos grupos participantes delproceso social de las salitreras, como fue el casode la población indígena. Esta, no siendo pequeñacuantitativa ni cualitativamente, se asimiló al pa-radigma dominante. Incluso, en aquellas oportuni-dades, cuando la categoría étnica entró en contra-dicción con la obrera fue duramente reprimida:como la crítica obrera a los indígenas rompe-huel-gas o “crumiros”, que en algunos casos llevó a ac-tos violentos como ponerle polleras por la fuerza,con el propósito de humillarlos para que “tomaranconciencia”. Otro ejemplo fue la oposición obreraa los enganches bolivianos3. De hecho, en los cam-pamentos salitreros, dentro de la población obrera,

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también hubo una diferenciación social y física porprocedencia étnica o nacionalidad de los sujetos.

La Comisión parlamentaria que visitó la zonasalitrera en 1913 pudo identificar al indígena boli-viano al interior de los campamentos salitreros, conel prejuicio de rigor, en las salitreras de los cantonesnorte de Tarapacá, señalando lo siguiente:

La zona norte de Tarapacá está pobladapor trabajadores bolivianos, que formanla mayoría del elemento obrero en esa re-gión, y tiene también los peores campa-mentos, los más viejos, estrechos y des-aseados. Se ve en ellos que las basuras ylos desperdicios se recogen de tarde entarde y sólo para amontonarse a corta dis-tancia de las habitaciones. Los chiquerosy porquerizas están en común con éstas yel mal olor es casi siempre insoportablepara quienes no sean sus habituales po-bladores.La Comisión fue informada, y puede de-cir que comprobó esta información, de quees casi imposible obtener una mejora enel aseo de esos campamentos. El trabaja-dor boliviano es casi siempre un indígenaen estado de semi-barbarie: vive en comúncon los animales, duerme con ellos, ycuando en algunas oficinas se ha hechoporquerizas y corrales especiales, algo dis-tantes de los campamentos, para evitar eldesaseo, ese trabajador burla la vigilanciade los guardianes nocturnos del campa-mento y va al corral y substrae sus cabrosy cerdos para hacerlos dormir en su pro-pia habitación. ¿Obedece esto sólo al de-seo de evitar los robos? (Comisión Parla-mentaria 1913:225).

El punto de vista del Estado boliviano de estasituación es completamente diferente, veamos uneditorial de El Diario de Oruro de 1919:

12 de febrero, s/p, Notas Editoriales. Na-cionalización del trabajoLa repatriación de los obreros bolivianosque regresaron al hogar abandonado desdehace muchos años; después de haber emi-grado a playas extranjeras en pos de traba-jo para procurarse una mísera existencia, afuerza de ruda labor material, da margen

para pensar en el mejoramiento de sus con-diciones dentro de la patria, a fin de rete-nerle como elemento de progreso, cuyosservicios serían utilizados en las industriasmineras, fabriles o agropecuarias.La falta de una legislación completa acer-ca de la nacionalización del trabajo, moti-va que hombres jóvenes y vigorosos aban-donen el terruño para ir en busca de mejorexistencia a otras regiones extrañas parael obrero, en las que tiene que luchar du-rante muchos años, a fin de avenirse a unmedio ambiente en que no ha vivido. Lue-go forma hogar y si se acuerda de la pa-tria, es sólo para hacer reminiscencia detiempos felices de la infancia.Las empresas mineras gerentadas por ex-tranjeros o nacionales, deberían ser obliga-das a admitir en sus labores a obreros boli-vianos. Los trabajos de agricultura y decuanta industria existiera en el país debe-rían tener la misma obligación, a fin de evi-tar la emigración de miles de individuos quese ven precisados de dejar el país y la fami-lia, en pos de mejor suerte para exponersea los azares y a las vicisitudes de la vida yen el momento menos pensado ser expul-sados de grado o por fuerza, según el esta-do de las relaciones de amistad en que seencuentren naciones vecinas, como vieneocurriendo ahora mismo con los obrerosperuanos y aún con los bolivianos, que porcausa de la paralización de trabajos en lassalitreras de Antofagasta y Tarapacá se venobligados a regresar al país donde paraempezar tienen que encontrar trabajo y don-de los salarios seguramente han de ser re-ducidos; y, con el pensamiento fijo de re-tornar a las playas marinas, en cuanto losescollos hayan sido quitados del camino porla acción diplomática.Si el obrero nacional estuviera garantizadodentro de su mismo país, indudablementeque preferiría no moverse de él, trabajandocon ventaja para su situación económica ypara el progreso material de la nación.En cambio sabemos que las empresas mi-neras más poderosas de Bolivia, dan acce-so a trabajadores extraños, ya sea por com-pañerismo o por sentimiento de paisanaje,que dejarían de subsistir si se dictara un leysobre el problema que nos ocupa hoy.

41La presencia indígena en el enclave salitrero de Tarapacá: …

Si bien en las salitreras los indígenas fuerongeneralmente obreros, no por ello los oficios quedesempeñaron fueron irrelevantes, por ejemplo,los mejores cateadores de caliche, arrieros, corta-dores de yodo, propios y particulares fueron indí-genas; de hecho, éstos eran muy requeridos porlos administradores. Su inestabilidad laboral fuemás bien producto de migraciones estacionales(agrícolas) a sus comunidades.

El conocimiento minero que tenían algunosindígenas locales venía de la explotación de laplata y cobre en minas como Huantajaya, SantaRosa y Collahuasi, los que venían de Bolivia,traían conocimientos de las minas de Potosí yOruro. Debido al sistema de extracción a rajoabierto, llamado calicheras, esos conocimientosles fueron más útiles en los lugares donde se ex-trajo el caliche a través de cuevas (v. gr. SantaRosa de Huara).

Los indígenas no solamente se incorporarona las salitreras en tanto trabajadores, sino ademásestablecieron relaciones de intercambio comercialentre éstas y sus pueblos o comunidades de ori-gen; fue el caso de indígenas de los valles y alti-plano chilenos (aymaras) como indígenas de losvalles y altiplano boliviano (quechuas y aymaras),generando ello un complejo proceso económicode mutua dependencia e influencia, en el cual seintercambiaban básicamente productos agrope-cuarios (v. gr. alfalfa, vinos, chicha, frutas, car-nes, charqui, lana, tejidos, harinas, etc.) por pro-ductos elaborados (calaminas o zinc, planchas ycocinas de fierro, alimentos envasados, etc.).

Por último, a pesar de la aparente instrumen-talización de los indígenas del enclave salitrero,éste salarizó y proletarizó a esa mano de obra. Laincorporó laboralmente a un tipo de explotaciónindustrial que para la época fue moderna. La so-cializó en un tipo de organización obrera inter-nacionalista. Compartió una sociabilidad en loscampamentos salitreros basada en un tipo de co-munidad urbana esencialmente solidaria y con-tradictoria, que transformó al indígena en ciuda-dano. Debido al obligado retorno a sus lugares deorigen después de la gran crisis de los años trein-ta, todo ello debió tener un impacto cultural enlas comunidades campesinas de valles (chilenosy bolivianos) y altoandinas (chilenas y bolivia-nas) que no ha sido estudiado aún.

La Tirana, Festividad Salitrera

En la fiesta de La Tirana (16 de julio), inclusoen su versión urbana en Iquique (28 de julio), LaTirana grande y La Tirana chica, respectivamente,es notoria la presencia indígena en las cofradías yen las bandas de músicos. Sin embargo, no es unaidentidad que se exprese en el escenario de la fes-tividad como tal, sino que se entremezcla con elcarácter mestizo del fenómeno, porque la fiesta deLa Tirana es una festividad mestiza, como lo fue lasociedad del nitrato.

En 1987 entrevistamos a la directiva de la So-ciedad Internacional de Artesanos de Iquique. Ha-bía cinco personajes vestidos de rigurosos ternososcuros, formales, amables, rodeados de símbolosmutualistas, además de ocupar una sala del her-moso edificio de la Sociedad ubicado en la esqui-na de Zegers con Barros Arana, frente a la escuelaSanta María. A comienzos de siglo XX la Socie-dad Internacional de Artesanos tenía también ensu segundo piso una escuela para obreros y obre-ras, bajo la inspiración de Fermín Vivaceta. Entreesos solemnes caballeros había uno que nos eraespecialmente familiar, mientras avanzaba la en-trevista reconocimos en ese rostro al “brujo” delos pieles rojas del barrio El Morro, una cofradíade La Tirana de origen salitrero. No fue tarea fácilreconocerlo, pues el “brujo” usaba un gorro de pielcon cachos parecidos a los de un bisonte, con unapiel a modo de capa, un pequeño tambor de cueroen su mano izquierda que golpeaba mientras salta-ba entremedio de los bailarines, muy diferente alformal personaje de terno gris de la directiva de laSociedad Mutualista4.

Por cierto, tiempo después lo entrevistamosen su casa para que nos explicara esa dualidad tan–aparentemente– contradictoria. Como casi todaslas cofradías antiguas de La Tirana, la de “los pie-les rojas” de Damián Mercado había llegado de lapampa salitrera después de la gran crisis de los añostreinta. Los “pieles rojas” como otras cofradíasfueron inspirados de los biógrafos que se constru-yeron en los campamentos salitreros.

Ese mismo año entrevistamos a la señora Cris-tina Guzmán, boliviana de Oruro, ella llegó consus padres al cantón de Negreiros, que se caracte-rizó por recibir a los enganches venidos de Boli-via. Ella vivió en la gran salitrera Agua Santa y enTres Marías. Tuvo la amabilidad de obsequiarnosuna fotografía de comienzos de siglo donde está

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ella vestida de angelito, con unos once años de edad,en medio de una cofradía de bolivianos, donde ha-bía reyes magos, diablos, sueltos, hadas, etc. (Fi-gura 4). Esta cofradía, como otras, fueron organi-zadas en las salitreras mucho antes que el bailechino, fundado en 1905, que hoy tiene el derechode sacar a la Virgen en La Tirana por ser “el másantiguo”. En realidad el baile chino es el más anti-guo de los bailes chilenos de La Tirana; en ciertaforma, las cofradías antiguas de origen peruano oboliviano, como todas las instituciones tarapaque-ñas, sufrieron el compulsivo proceso de chileniza-ción a partir de 1911 (González et al. 1994).

Proponemos las siguientes conjeturas respec-to de La Tirana:

(1) Que es una festividad andina. Asociada a latierra, a la fertilidad, a la salud, a la pachama-ma (van Kessel 1989), al ciclo agrícola, vin-culada a la virgen de Copacabana. Esta carac-terística apela a la dimensión campesina ocultadel obrero salitrero.

(2) Que es una festividad salitrera. Si bien susorígenes mineros que hunden raíces en Huan-tajaya han sido comprobados (Núñez 1988),

pero el hecho mismo que la memoria no losrecuerde con claridad indica un quiebre his-tórico en esta fiesta de gran importancia so-cial y cultural. En el siglo diecinueve esta fies-ta fue re-fundada y vivió una expansión juntoal desarrollo del ciclo del salitre. Ningún bai-le guarda algún vestigio o signo del pasadoargentífero.

(3) Fue una festividad autónoma y popular. Hasta1917 estuvo divorciada de la autoridad ecle-siástica. De su anticlericalismo, aún quedan re-sabios hasta nuestros días. La labor impositi-va de Monseñor José María Caro primero, y lalabor integradora de los curas oblatos y dioce-sanos, después, algunos de los cuales se hicie-ron promeseros, ha permitido el acercamientode los bailes al rito católico formal y a la auto-ridad eclesiástica.

(4) Esta fiesta sufrió el impacto de la chileniza-ción en Tarapacá. Siendo el primer indicadorla fecha de la celebración (eliminación del 6de agosto, para dejar exclusivamente el 16 dejulio) y el simbolismo nacionalista que comen-zó a recibir la “chinita”, transformada en Pa-trona de la Patria y del Ejército de Chile.

Figura 4. Cofradía boliviana en salitrera del cantón norte de Tarapacá, año aproximado 1905.Bolivian religious parade party in the nitrate mine o Tarapaca’s north canton, approximately 1905.

43La presencia indígena en el enclave salitrero de Tarapacá: …

El primer punto no será tratado aquí porquelos trabajos de J.J. van Kessel y L. Núñez lo dejanmeridianamente comprobado en sus interesantesinvestigaciones.

En segundo término, durante el ciclo del sali-tre el indígena-obrero se sumergió en medio de unasociedad intercultural, el censo peruano de 1878registra treinta y seis nacionalidades distintas en laprovincia y el de 1907 treinta y tres. Tarapacá eraplurinacional y pluriétnica. Los indígenas estabanmenos en los clubes sociales, filarmónicas y en lassociedades mutualistas, pero más en las cofradíasy estudiantinas. Podían estar en los sindicatos peroescasamente en los partidos políticos. Su huella esdifícil de rastrear en los periódicos y archivos, peroestá en la memoria colectiva del tarapaqueño. Seinvisibilizaba en la huelga, pero emergía en la fes-tividad. Y en La Tirana surgía con todo su coloridoy simbolismo. Simbolismo que la autoridad ecle-siástica y los grupos ilustrados nunca entendierondurante el ciclo de expansión del salitre, como pue-de observarse por las notas de prensa.

La iglesia de La Tirana es salitrera en su cons-trucción, de calamina y pino oregón. Dos hechosno deseados colaboraron para que se levantara unnuevo templo en La Tirana: si el terremoto de 1868no la destruyó completamente, el de 1877 debióconcluir la faena. La actual es de 1886, es decir, enpleno repunte salitrero, había entonces dinero parainvertir en un templo, que se construyó por eroga-ciones de los fieles. Según Silva Lezaeta:

El edificio es muy nuevo, el material finoen el interior y de fierro galvanizado en elexterior aunque el constructor carecía deconocimiento de arquitectura pues domi-na en el templo el mal gusto de las cons-trucciones españolas del tiempo de la de-cadencia del arte en la Madre Patria, elconjunto del edificio produce agradableefecto por estar perfectamente terminadoy pintado (citado en: Núñez 1988:43).

Decir que la fiesta de La Tirana es salitrera nosignifica negar lo andino, lo indígena, lo campesi-no, a pesar de ser la sociedad del salitre plenamen-te minera y moderna. La dualidad del “caporal”que era mutualista fue un rasgo de esta sociedadcompleja. El pampino poseía ríos subterráneos deidentidad, los promeseros, romeros, bailarines, fi-gurines, caporales, etc., eran mayoritariamente

obreros pampinos. Quizás lo más directamenteandino fueron (y siguen siendo) los integrantes delas bandas que acompañaban a las cofradías. Asícomo en nuestros días los bailes ensayan todo elaño en la ciudad (sea Iquique, Tocopilla, Arica oCalama), en esa época lo hacían en los campamen-tos salitreros. Es decir, formaban parte de la coti-dianidad de la salitrera. El sonido de las bandasera tan común como el silbido del viento. A conti-nuación una inserción en semanario católico LaLuz, donde se confirma lo anterior:

La Fiesta del Carmen en NegreirosGrandiosas han sido las demostracionesde intensa devoción a la excelsa Patronade las Armas Chilenas celebradas en Ne-greiros el domingo pasado.No obstante de estar paralizados los tra-bajos en la mayoría de las oficinas salitre-ras, acudió un gentío inmenso.El acto principal fue la procesión que seefectuó en la tarde. La imagen de la Vir-gen del Carmen primorosamente arregla-da en un camión facilitado por D. TomásO´Conner, administrador de la oficina“Aurora”, fue llevada en triunfos por lascalles de la población cuyos edificios es-taban engalanados con banderas naciona-les. El vehículo convertido en anda y tro-no de la Virgen Carmelitana, ostentabatrofeos bélicos, banderas tricolores y her-mosas flores que hacían un conjunto im-ponente y hermoso (...) La Luz N° 673Iquique, 12 de julio de 1925.

La fiesta de La Tirana era en los campamentossalitreros una actividad de meses, que implicabaorganización y relaciones complejas al interior delos campamentos. Y si consideramos que la Igle-sia participaba sólo marginalmente en esa época,toda la responsabilidad era de los caporales que encierta forma fueron tan relevantes para la sociedadsalitrera como lo fueron los presidentes del sindi-cato o de la filarmónica.

Acorde a lo propuesto en el tercer punto, estaúltima afirmación relativa a una autonomía de losbailes de promeseros de la autoridad eclesiástica,que sostenemos es coherente con la influencia an-ticlerical salitrera, puede comprobarse con las pro-pias palabras del más importante Vicario y Obispode Tarapacá, Monseñor José María Caro (1969:66):

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En la parte de la pampa llamada la Tirana,no lejos de Pozo Almonte, hay un templograndecito, en honor a nuestra señora delCarmen, en el cual se venera una imagen.Se celebra su fiesta. Con grandes concur-sos de gente, que acude de todas partes,con mucha música, tamboreos y explosio-nes de “camaretas”.Aquí aprovecho esta ocasión, para mani-festar la observación que hice, durante mipermanencia en Iquique, acerca de la de-voción a Nuestra Señora del Carmen. Semantiene sola, sin que tenga promotoresde esa devoción, como sucedía con otrostítulos y devociones, para honrar a nues-tra señora: los Franciscanos promovían ladevoción a la Purísima, los Salesianos ala María Auxiliadora, los Mercedarios aNuestra Señora de la Merced, los Reden-toristas a Nuestra Señora del Perpetuo So-corro. Nuestra Señora del Carmen, comohe dicho, era honrada espontáneamentepor el pueblo, que a pesar de su propia irre-ligiosidad, cuando se trataba de una pro-cesión a la Virgen del Carmen, como lo vitambién en otra parte, y lo mismo en LaTirana, tomaba parte en la procesión contodo entusiasmo. No dejaba de llamar laatención, el homenaje que, sobre todo, lasmujeres de la provincia, solían ofrecerle ala Santísima Virgen, llevando velas que en-cendían ante su imagen, y se sentaban enel pavimento, a observar la vela hasta quese consumía, renovándola a veces, segúnla manda.

Efectivamente, hemos podido descubrir que enla fiesta de 1917 monseñor Caro ordenó la formade ocupar el templo, pero además los rotuló bajoel ritual católico formal, basado en santos patro-nos y no por lugares de origen (oficinas salitreras).Creemos que fue el primer paso de cooptar a lascofradías por parte de la Iglesia. Monseñor Caro5

viajó desde Iquique al Alto San Antonio, primero,para después ir a La Tirana por un par de días a darla comunión a los promeseros o romeros. Segúnun artículo publicado en La Luz Nº 247, del 22 dejulio de 1917, titulado: Los Bailes de la Tirana, seseñala lo siguiente:

Los caporales de los bailes se reunierondelante del Sr. Obispo y tomaron los si-guientes acuerdos:1° Guardar entre sí este orden y los nom-bres que se indican en lugar de los anti-guos, que van entreparentesis:

N° 1 Chinos y Danzantes (Cala Cala)del Carmen.N° 2 Chunchos de (Cala Cala) San Ge-rardo.N° 3 Morenos (de Negreiros) del Ro-sario.N° 4 Morenos de (Cala Cala) San Juan.N° 5 Cullaves (de la Aguada) del señorde Sipiza.N° 6 Cullaves de (B. Retiro) San Isidro.N° 7 Lacas de (Negreiros) San Gui-llermo.N° 8 Callahuayes de (Pan de Azúcar)San Antonio.N° 9 Chunchos de (Cala Cala) San José.N° 10 Cullaves de (Galicia) la Cande-laria.Los bailes nuevos seguirán su enume-ración.

2° Nadie debe entrar a la Iglesia con care-tas, máscaras, figurines, etc.3° Cuando está cantando un baile en laIglesia, el que va entrando no debe inte-rrumpirlo.4° El caporal de cada baile debe llevar vi-sible su número.5° El caporal del número 1 hace de Di-rector general, para el caso que fuera ne-cesario.En esta reunión se hizo un recuerdo cari-ñoso del caporal M.A. Moreira.P.S. Se hizo el cambio de nombres, tantopara dar un patrono a cada baile, comopara distinguir más fácilmente los queantes tenían el nombre de una mismaOficina y para evitar que se llamara conun nombre que no correspondiera ni alcaporal que lo organiza ni a los miem-bros que lo componen.

El conflicto entre los caporales, autoridad delas cofradías, y los curas urbanos y obispos, la au-toridad eclesiástica, expresa un campo de fuerza,donde el poder institucional estaba con los segun-dos; muy fuerte en la costa urbana pero que en la

45La presencia indígena en el enclave salitrero de Tarapacá: …

pampa salitrera se diluía. La evangelización en lassalitreras recayó en las manos de los franciscanosy de algunos curas diocesanos que ejercían su la-bor en pueblos de los valles interiores6. Los due-ños de salitreras no construyeron parroquias en loscampamentos7. Hasta 1910 muchos de esos curaseran extranjeros, incluso de nacionalidad perua-na. La chilenización le permitió a la Iglesia re-emplazarlos por capellanes y aumentar lentamentesu influencia en los pueblos de valles primero ydel desierto después, donde La Tirana no estuvoajena.

Respecto del cuarto punto, el proceso de chi-lenización iniciado en Tarapacá en forma com-pulsiva después del centenario de la República,penetró a todo el tejido social, incluyendo a unafestividad aparentemente ajena como La Tirana.Antes de este proceso, en Tarapacá, se sabe que LaTirana era una festividad que se celebraba en fe-chas diversas, a saber: el 6 de agosto (fiesta de losbolivianos) y el 16 de julio (fiesta de los chilenos).Sabemos que el 28 de julio (fiesta de los peruanos)fue una fecha escogida en algunos años.

Por ejemplo, el diario El Tarapacá del domin-go 4 de agosto de 1895, bajo el título de La Tirana,señala:

Hoy tiene lugar en el pueblecito de esenombre, situado, como se sabe, a cortadistancia de Pozo Almonte, la grande yproverbial fiesta anual que se celebra aqueldevoto vecindario en honor a la Reina delos cielos.Acuden a ella en colosal y alegre romería,gente de todos los puntos de la provincia,como sucede en Coquimbo cuando se ce-lebra la legendaria fiesta de la virgen deAndacollo.Con motivo de esta festividad La Tiranase anima y se regocija como cualquier pro-fano en el día de su boda, entregándosecon frenesí entre lo divino y lo humano alos placeres que dan la buena música, losbailes y los buenos tragos sobre todo.En cuanto a los resultados de la devotapráctica, son verdaderamente milagrososy se obtienen infaliblemente a los nuevemeses...

Nos parece necesario unir este párrafo a otroescrito ocho años después por el corresponsal en

la pampa del diario El Nacional, cuyo seudónimoera Pepe Hillo:

Viernes 24 de julio de 1903Las diversas cuadrillas de danzantes que sedirigieron a solemnizar las fiestas del Car-men de La Tirana, regresaron anteayer dePozo Almonte, en un convoy de 19 carros.Los recién llegados dicen que la concu-rrencia que asistió a la fiesta lo pasó agra-dablemente, pues, aparte de las ceremo-nias religiosas que ofició el ilustrísimoseñor Obispo, los devotos y los profanoshan pasado verdaderos días de campo go-zando a sus anchas.Verdad que la afluencia de gente no fuecomo en años anteriores, debido quizá ala situación porque atraviesa la provincia,con la epidemia encima (bubónica) y otrascalamidades; pero la fe de los creyentesno ha disminuido y la alcancía de la vir-gen, patrona de La Tirana, no ha quedadomuy vacía esta vez.Los preparativos para las próximas festi-vidades del 28 de julio, siguen la pampaen su punto. En la oficina Rosario de Huarase prepara un gran baile para el que ya sehan repartido más de 100 invitaciones.Iguales manifestaciones se preparan tam-bién en otras oficinas de los alrededoresde Huara. Parece, pues, que el próximo 28de julio será celebrado ruidosamente porperuanos y chilenos, en amable consorcio,que indudablemente contribuirá a borrarlas asperezas del pasado, honrando estafecha común a todo Latinoamérica...

Estos párrafos entregan cuatro claves impor-tantes: (1) confirman las celebraciones en julio-agosto, asociadas a las fiestas patrias de Perú yBolivia y a la Virgen de Copacabana, (2) ya se pue-de observar que la convocatoria de La Tirana esamplia a nivel provincial y con la presencia delObispo, indicando que su importancia ya era sig-nificativa para la autoridad eclesiástica8, (3) el usode la música y los bailes, como su característica,demostrando que fueron siempre el principal ras-go de la fiesta. Los bailes a los que se hace men-ción son todos más “antiguos” que el “primer” bailede La Tirana: el Chino, (4) la referencia a los em-barazos de las mujeres que, supuestamente, se en-

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tregarían a los placeres “humanos” durante la festi-vidad. Esto último ha sido recurrente en periódicosde épocas posteriores, señalando algunos incluso queesos embarazos no son criticados, aunque las muje-res sean solteras o casadas. Cabría hacer un análisisrespecto de la fertilidad de la pachamama y esosembarazos.

El proceso de chilenización de la fiesta llegóesencialmente a través de la propia Iglesia, queacentuó el carácter patriótico de la virgen, sus orí-genes militares al comienzo de la República y sucarácter de “patrona del ejército”. De hecho, laautoridad eclesiástica iquiqueña siempre intentódarle más importancia a las festividades de la no-vena del mes de septiembre, llamándola “la fiestagrande” y celebrándola en la Iglesia Vicarial, posi-blemente como una forma de disminuir la impor-tancia del pueblo de La Tirana, por su supuestopaganismo. Por ejemplo, La Luz – N° 37 del 13 dejulio de 1913 señala lo siguiente:

La TiranaLlega la fiesta de la Tirana y con ella eltumulto de devotos, el incesante ruido detambores e instrumentos músicos y la ale-gre animación de los romeros.Es un paréntesis en la triste y monótonavida de la Pampa; es una tradición, ya for-mada, de muchos fieles y de muchas fa-milias, difícil, por no decir imposible, desuprimir; es un desahogo que el corazónnaturalmente cristiano y amante de la Vir-gen Madre de Dios busca su fe, oprimidapor la indiferencia o por el respeto huma-no, en el teatro ordinario de la vida.Esas manifestaciones de fe y de amor cadacual las practica con la buena intención ydel mejor modo que se le ocurre; el canto,la música, las flores, las velas, los coheteso voladores, las ofrendas de trajes, lasmandas de misas, son la expresión máselocuente de sus sentimientos de piedadhacia la Virgen. Para otros la mejor ofren-da consiste en purificar su alma del peca-do, en arreglar su matrimonio, si están vi-viendo mal, y ofrecer en honor a la Sma.Virgen una fervorosa comunión.Estos últimos obsequios son sin duda losmás agradables a la Sma. Virgen…

Y La Luz, N° 673 Iquique, 12 de julio de 1925.

La Fiesta de La Virgen del CarmenSe celebrará el jueves, día 16 de este meses una festividad que no puede ser indife-rente a ningún chileno que conozca la His-toria nacional.Son muchas las vinculaciones que existenentre la Virgen del Carmen y la Repúblicade Chile.Los héroes de la independencia recono-cieron la protección especial que les dis-pensó la Virgen Carmelitana, a la cual acu-dieron en los momentos trascendentalesde la vida de la Patria. La reconocieroncomo Generala del Ejército y le juraronfidelidad: en testimonio de ello San Mar-tín le entregó el bastón de mando.Todos ellos se gloriaban de vestir el Esca-pulario del Carmen, como escudo protec-tor de combates.En la guerra del Pacífico todos los solda-dos, desde el General al corneta, todos losmarinos desde el Almirante hasta el últi-mo grumete, llevaban la sagrada insignia.Las madres al entregar a sus hijos a la suer-te de la guerra, los armaban con el Esca-pulario de la Virgen del Carmen.Entre los restos del insigne Prat, se en-contró el Escapulario de la Virgen delCarmen...

Sabemos que la chilenización fue particular-mente severa y xenófoba con la población tarapa-queña de origen peruano o peruana residente9. Mu-chos debieron partir bajo la ignominia al Perú comorefugiados, perdiendo sus bienes y separándose desu familia y amigos. El grueso de los refugiadostarapaqueños que llegaron al Callao-Perú fueroninstalados en terrenos de un ex fundo llamado LaChalaca. Allí les entregaron sitios bajo el gobiernode Augusto B. Leguía, para que construyeran suscasas. Por el tamaño de esta población se transfor-mó pronto en una urbanización denominada conacierto: Tarapacá.

Lo aparentemente irónico es que esta Virgendel Carmen, Patrona del Ejército de Chile, es pre-cisamente la patrona de estos tarapaqueños, la quese ha transformado con el tiempo en una imagende gran importancia en todo el Callao. Ellos tienensu propia leyenda y su propio templo, pero la Vir-gen del Carmen del Callao es una réplica exacta dela “chinita del Tamarugal”. Los tarapaqueños re-

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cogieron de la Virgen del Carmen precisamente sucarácter de “chinita”, de pachamama y de la ima-gen sagrada de los “irreligiosos” y anticlericalespampinos.

Según el ex bailarín, antropólogo y sacerdotePablo García Vásquez (comunicación personal),más allá de un cierto anticlericalismo, las cofra-días de baile pueden ser consideradas como expe-riencias tempranas de asociatividad. La iglesia ta-rapaqueña descubre este tipo de organizaciones yse las apropia, asimilándolas (haciéndolas recono-cibles nominalmente) pero no las institucionaliza,porque no sabe cómo hacerlo. El primer intentoinstitucionalizador, señala García, vendrá en 1933,pero fue ésta una experiencia fallida y recién, en ladécada de los años sesenta, con el nacimiento de laFederación de Bailes de La Tirana, la instituciona-lización será completa. Donde se sustenta lo si-guiente: (1) Toda organización eclesiástica contem-pla la presidencia honoraria del obispo o un clérigo.Antes de la Federación mencionada no existía talpresidencia. (2) Toda organización eclesiásticaposeía un orden estatutario emanado y refrendadopor la autoridad eclesiástica, cuestión que tampo-co fue así antes de la Federación. Una de las tareasde Monseñor Caro fue la de pasar del esquema dela limosna, según el esquema del cooperativismopropuesto por León XIII en Rerum Novarum de1891. De ahí la importancia del cura Vives y supresencia en Iquique y el caporal Moreira, a quiense le hace un homenaje en 1917, participó de laSemana Social del año anterior y fue uno de losoradores que cerraron dicha jornada.

Palabras Finales

Este artículo no ha tenido otra pretensión quedemostrar tres aspectos de la fiesta de La Tira-na, a saber:

(1) Su carácter salitrero, lo que tendría dos aspec-tos: uno, el minero, que le dio la identidad alas cofradías, y dos, el desierto, que le dio elmisticismo.

(2) El origen espontáneo de este fenómeno cultu-ral, es decir, independiente de instituciones ecle-siásticas, que explica ese sincretismo entre lareligiosidad popular y el anticlericalismo, tanpropio de la expresión popular de la fiesta.

(3) El impacto del proceso de chilenización en estafestividad, que obligó al ocultamiento de sim-

bologías compartidas por las tres nacionalida-des del pueblo (chilena, peruana y boliviana) ycon ellas la indígena. Además de la emergenciade la simbología militar y patriótica asociada ala Virgen del Carmen, Patrona del Ejército.

Si bien el inicio del ciclo de expansión del sa-litre pudo haber marcado definitivamente la ruptu-ra con el origen argentífero de La Tirana, siendo laconstrucción del nuevo templo (1886) el símbolode ese quiebre, es posible que el término del ciclode expansión del salitre haya significado otra in-flexión, donde en eje sociocultural de La Tirana setraslada del desierto a la costa. Y el símbolo de esaruptura sea la creación del templo de la Plaza Ari-ca para la Virgen del Carmen en Iquique, en 1933.Transformándose en la “Tirana Chica”10. Veamosel programa de ese año, cuando el obispo era mon-señor Carlos Labbé, publicado en El Tarapacá,martes 10 de octubre 1933.

En la Nueva Capilla de Nuestra Señora delCarmenDesde el domingo 8 se ha empezado unasanta misión, a cargo del obispo, Monse-ñor Carlos Labbé M. en la nueva Capilla,dedicada a la Virgen del Carmen, habili-tada en la calle San Martín esquina PlazaArica.Durante estos días habrá misa a las 8 a.m.con plática; en la tarde a las 4:30 catecis-mo para los niños del barrio. Se atenderántambién gratuitamente, bautizos, matrimo-nios, etc.; en la noche a las 8:30 se efec-tuará la distribución principal de la misión,con plática y sermón. Todos estos oficiosa cargo del Iltmo. señor Obispo.En esta ocasión, en que entusiastas seño-ritas que componen la Asociación de laJuventud Católica Femenina, tiene un an-cho campo en que desarrollar sus piado-sas labores, trabajando tesoneramente parael mayor bien de estas misiones, secun-dando completamente al señor obispo,consiguiendo la mayor cantidad posible debautismos, matrimonios y en la prepara-ción de los niños para su primera comu-nión. De esta manera, el día 12, que es eldía de la bendición oficial de la nuevaCapilla, serán muchas las comuniones ydemás servicios religiosos.

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Los bailes de “chunchos” organizados dela Capilla, han confeccionado un progra-ma de fiestas más o menos igual, a los quese acostumbran desarrollar en la Tirana,en el día de Nuestra Señora del Carmen.El programa es el siguiente:El día 12: A las 8:30 bendición de la Ca-pilla de la Virgen del Carmen, misa y co-munión general.A las 3:30 p.m. Solemne procesión con lasandas de la Virgen y de Andacollo, Ángelde Chile y San Antonio, que se veneran enla nueva Capilla; asistirán los chunchos consus trajes característicos; Al regresar a laCapilla el señor Obispo dará la bendiciónpapal se bendecirán los objetos religiosos,como se acostumbran en las misiones.Parte Social:Día 11: A las 4 p.m. Presentación de losBailes ante la nueva Capilla.Día 12: A las 4 a.m. Alba cantada por lasdiversas comparsas de bailes tradicionales.A las 6 a.m. Diana por la banda músicos.

Referencias Citadas

Según la antropóloga Hanneke Slootweg, lascofradías religiosas son todavía un fenómenoobrero, tal y como surge en las salitreras de Tara-pacá11. Esta fiesta reúne hoy a no menos de cienmil personas todos los años, más que toda la po-blación indígena de la región, en un gran ritualintercultural, que no solamente sobrevive sinocrece con los años, está presente y, como siem-pre, es un fenómeno que está más allá de la Igle-sia oficial. La Federación de bailes religiososcuenta con más de cuatro mil socios activos, másque cualquier federación obrera o patronal: lacofradía tuvo al cabo mejor salud que el sindica-to. El gran ritual intercultural de La Tirana es to-davía una expresión de identidad regional. Estafestividad, organizada por los “de abajo”, cons-truida por los “ocultos”, se impuso en el largoplazo e hizo visibles sus “ríos subterráneos” entoda la región y más allá de sus fronteras.

Agradecimientos: FONDECYT 1020719 y alos revisores anónimos de Chungara.

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Notas

1 El cuerpo es relevante en La Tirana porque en él se expresael sacrificio que se ofrece a la virgen, sea a través del baileo de las mandas, entre otras manifestaciones; tomando enconsideración, además, que este espacio es un dispensato-rio de salud, donde el cuerpo se sacrifica para redimir osanar el alma. Desde un punto de vista teórico, consideroque el aporte de Michel Foucault sobre el disciplinamientodel cuerpo es interesante de aplicar a un fenómeno religio-so como La Tirana (Foucault 1994; Goodson 1994).

2 Posiblemente la canción “Vamos mujer” dentro de la “Can-tata Santa María” de Luis Advis V. exprese con más clari-dad esta distinción.

3 En los Memoriales Obreros de 1904 señala en una de suspartes: “...Últimamente, estando aún repleta de brazos laprovincia, internaron al país miles de hombres traídos dela serranía de Bolivia y el Perú, porque la gente de pueblono ha podido ser engañada. Esto se hizo con el fin expresode irritar al obrero chileno de las provincias del Norte, aquien necesariamente debía afectar y herir, produciéndoseasí la anarquía y el choque consiguiente entre chilenos,peruanos y bolivianos, llevándonos a una segunda confla-gración política de la cual sacaría el industrial provecho-sos resultados (...)”. Manifiesto de los gremios obreros dela provincia de Tarapacá al Supremo Gobierno.

4 Lo pudimos divisar en La Tirana del 2001 ya no como bru-jo sino como cacique de otro baile Piel Roja, debido a suavanzada edad no dirigía, solamente su presencia era loimportante para el baile.

5 Posiblemente sea preciso señalar que Monseñor Caro lle-vó una activa disputa filosófico-política en Iquique con lamasonería, por un lado, y con el comunismo por otro. Unfamoso litigio en contra del periódico El Bonete dirigidopor Elías Lafertte concluyó con éste y Luis E. Recabarren(director de El Despertar de los Trabajadores) en la cárcel.No es de extrañar entonces su preocupación por limitar alas cofradías salitreras.

6 La Luz N° 717, 11 de julio de 1926. Fiesta de La Tirana. Elpróximo viernes 16 se celebrará la fiesta de La Tirana, como

en años anteriores. Los peregrinos serán atendidos por elseñor cura de Pica y por dos RRPP Franciscanos (el curade Pica era el “tata” Friedrich, sacerdote alemán muy que-rido en la zona).

7 Después de la crisis de los años treinta, con la Cosach ybajo el apoyo económico de D. Osvaldo de Castro, se cons-truyeron iglesias en importantes salitreras como Humbers-tone y Victoria. Además se trajeron curas oblatos y se di-fundió la Acción Católica organizada por el padre Hurtado,todo con el propósito de contrarrestar al comunismo.

8 Aunque ésta tratara de darle más importancia a otras festi-vidades: en julio a la fiesta de San Pedro y San Pablo, y enseptiembre a la novena por la virgen del Carmen, Patronadel Ejército.

9 Los trabajadores bolivianos no quedaron exentos de esteproblema, pues debieron sus brazos reemplazar a los delos trabajadores peruanos expulsados punitivamente por lasautoridades o grupos organizados chilenos. V. gr. El Diario- Oruro, 1920. 24 de marzo, Notas de Uyuni. Enganchesde trabajadores bolivianos para las salitreras. Es objeto decontradictorios comentarios la actitud de las autoridadesde Uyuni, que han dado toda clase de facilidades a la co-misión de reenganche de trabajadores que ha venido deAntofagasta. El sábado 13, se han embarcado en la esta-ción de Uyuni, y con destino a la oficina salitrera “LaUnión”, 150 hombres de nacionalidad boliviana. Se ase-gura con muchos visos de verdad, que vienen en caminootras comisiones de reenganches, y que el propósito firmede los dueños, es reemplazar a todos los peruanos que per-manezcan aún en ella, con elementos bolivianos.

10 El concepto de “Tirana chica” se refiere a la fiesta de laplaza Arica que es una réplica en menor escala de la reali-zada en el pueblo de La Tirana.

11 Posiblemente el cambio social y cultural mayor bajo estanueva etapa de la fiesta de La Tirana, es que ya no es laexpresión oculta de una cultura obrera emancipatoria, sinode otra cultura obrera: marcada por el consumo y el mo-dernismo.

Sergio González Miranda50