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i I ^ .I^^. MADRID MARZO 1959 N. ° 6 - 59 H la huerta - jardín familiar Gabriel Bornás y de Urcullu Ingeniero Agrónomo. MINISTERIO DE AGRICULTURA DIRECCION GENERAL DE COORDINACION, CREDITO Y CAPACITACION AGRARIA • SECCION DE CAPACITACION

la huerta - jardín familiar · 2006. 10. 25. · LA HUERTA-JARDIN FAMILIAR Enfocamos hoy el tema hortícola hacia la consideración de la huerta-jardín como complemento. A un lado

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  • iI ^ ► .I^^.

    MADRID

    MARZO 1959

    N. ° 6 - 59 H

    la huerta - jardínfamiliar

    Gabriel Bornás y de UrculluIngeniero Agrónomo.

    MINISTERIO DE AGRICULTURADIRECCION GENERAL DE COORDINACION, CREDITOY CAPACITACION AGRARIA • SECCION DE CAPACITACION

  • LA HUERTA-JARDIN FAMILIAR

    Enfocamos hoy el tema hortícola hacia la consideraciónde la huerta-jardín como complemento.

    A un lado queda, pues, el huerto y las huertas, lo que ennuestros regadíos, en nuestras cuencas hidrográficas, se en-tienda por cultivo hortícola que, intensivo considerado en símismo, pudiéramos denominar también extensivo si pone-mos la vista en las superficies, de apreciable extensión en lamayoría de los casos, destinadas en las regiones típicas delregadío español a la producción de hortalizas y f rutas. Unfin exclusivamente comercial caracteriza esta importante ramade nuestra economía.

    Raro es, sin embargo, el tipo de huerta que pudiera deno-minarse de aprovechamiento doméstico o casero por la fa-milia del labrador de regadío, pero también del de secano ymás aún la huerta-jardín que, rodeando la casa-vivienda deIcampesino o del ciudadano, le proporcione exclusivamente, enun pequeño espacio libre, verduras y f rutas para su propi^consumo, a la par que ornamento adecuado a la casa-habita-ción, qtte satisfaga las exigencias del espíritu sin pensar enenviar a los mercados de la ciudad esas frutas, hortalizas yflores de propio y ítnico disfrute.

    Desecha^mos, pues, de estas líneas el cultivo hortícola enmayor cuantía de la precisa para el abastecimiento de unafamilia, y las dedicamos a un tipo de htterta que, precisa-mente por sus fines, tiene características diferentes en gradosumo de las de la gran huerta comercial.

    El tipo escogido es, sin embargo, de aplicación extensí-sima. Echemos una mirada a cualquier explotación agrícola.a cualquier vivienda rural en pleno campo, a los modernosbarrios de trazado urbanístico basado en la conservación deuna gran proporción de espacios libres en relación con losedificados, y en todos los casos la aplicación está indicada ytiene su expresión concreta.

    Y aquí aparece el carácter de complemento que inicial-

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    mente hemos dado camo definición calificativa de este tipode huertas. Complemento son de cualquier sistema de vida :la rural o la ciudadana. Punto de enlace preciso entre la cam-piña y la ciudad, cuya transición dulcifica no solamente demodo externo, con una adaptación de paisajes progresiva,sino lo que es aun más fundamental, realiza también unatransición de costumbres, haciendo más delicado y detallis-ta el esfuerzo físico del labradcr cíel secano y haciendo co-nocer, incluso, al habitante de la ciudad los deleites del tra-

    Fig. i.-La huerta jardín proporciona a la familia productos para la alimen-tación y para el ornato de la casa.

    bajo agrícola en la forma más susceptible para su naturaltemperamento, apartado de por sí y por ,el entrena^miento desu vida cotidiana, de la agricultura y del campo.

    Este complemento, además, hace posible atmar un fin uti-litario : la obtención de frutas y verduras para la alimen-tación familiar con un fin espiritual: el ornamento vegetal dela casa-vivienda v sus alrededores.

    Su carácter de complemento las hace interesantísimas enlos perímetros de las grandes aglomeraciones urbanas y parala mejora de la vicla rural.

    I^Tumerosos son los ejemplos de núcleos hortícolas cíe este

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    tipo característico en todo el mundo y, en muchos casos, pre-cisamente para no hacerles perder sus fines, se les sujeta in-eluso por medio de la legislación, con la exigencia, a los be-neficiarios, de dedicar la parcela concedida, exclusivav^^ente, ala obtención de hortalizas destinadas a su propio consumo,estando prohibida la venta de productos.

    I^^umerosos son los obreros industriales de dichas ciuda-des que tienen un pequeño huerto en las cercanías, doncle pa-san las horas libres y los días de fiesta, teniendo solamenteun peqtteñísimc espacio, con una mesa y rodeado de algttnasplantas de flor donde descansar con su familia hasta regresarpor la noche a su hog^ar. La legislación cuida de toclos losdetalles referentes a la protección de estas pequeñas huertasy da facilidades extremas para su cesión.

    Uno de los fines trascendentales de la propagación deeste tipo de huertas es contribuir a la ordenación del abaste-cimiento nacional con verduras y f rutas.

    No se puede ni debe ya enfocar cuestión alguna que conel campo se,refiera y alttda a alguna de sus manifestacionesmás características sin pensar en su utilidad nacional. ^1 len^ade "utilidad comítn antes que propia utilidad" ha de presidirtodos nuestros pensamicntos, y la ordenación de la produc-ción, transformación, distribuci^ón y consumo de productoshortícolas, difícil en sí, es preciso, sin embargo, atacarla,más tarde o más temprano.

    E1 producto hortícola es fácilmente alterable; su trans-porte y almacenaje, peligroso en unos casos e impracticableen otros. Podemos darnos idea, al tanto de esta cc^nsidera-ción simple, de la importancia que en sí encierra el ir am-pliando las huertas familiares, lograndc aumentar de modoapreciable el consumo y aprovechamiento de f rutas y verdu-ras en su lugar de prodttcción, disminuyendo, en conseeuen-cia, las cantidades a transportar de estos productos, de alte-ración tan fácil y cuya estabilización de precios presentatambién dificultades de importancia.

    El propio abastecimiento de productos de huerta podrásólo ser un ideal, al que se aspire en los nítcleos urbanos enlos que tod^ivía el propio urbanismo no puede lograr en poco

  • ticn^ho aumentar l^^s espacios libres y con ellos variar el modode vida, pero algunos iltícleos industriales, algunas zonas delsecan^^ español, po^lian ali^-iar de c^^^iltinu^^s desplazamientosdt: h^^rtalizas y fi-utas si atu^^entasen li^cra^i^ente su produc-Cl(lil COri ^^I11i1C^1CS ])^)Cnti" v il^l C(^ll ^^l)t^C^)S 111i1C^1OS".

    I^iñ. z.-La obtencióu de productos en la huerta íamiliar permite aumentar, conpn-^, ^asto, el constuno de los mismos, contribuyendo a resolver el prc,^blema del

    abastecimiento.

    .^un dejando a un lad^^ la mejora soci^il que la huerta fa-iuiliar suhone, la acttial preoctihacibn hor el abastecimi^ntoy el mejor aprovechamientu de los bienes del suelo que el por-venir del mundo e^ige, basta ya sin m

  • adopción en gran escala de estas huertas. Existe, pues, unaconveniencia particular del individuo, de la familia, concor-dante con el fin nacional.

    Condiciones esenciales ^de l,a huerta-jardín..

    Tratándose de solucianar, con pequeños espacios, el abas-

    tecimiento de ttna familia y de lograr un fin ornamental, lascondiciones de las huertas serán :

    a) Máximo aprovechamiento del espacio.

    b) Racional producción periódica de hortalizas y flores.

    c) No exigir trabajcs ni gastos especiales.

    d) Disposición armónica entre el fin utilitario y el or-namental.

    El punto segundo exige una elección de especies adecuadano sólo a los gustos del hortelano, sino también a la obten-ción de complementos alimenticios en f resco y susceptibles deaprovecharse mediante preparaciones especiales en conservapara la estación f ría, en que la producción tiene que ser mu-cho más reducida, ya que en este tipo de huerta no ptzedepensarse, por regla general, en sufragar los gastos que llevaconsigo un forzado para obtención de productos fuera de es-tación.

    El logro de las condiciones esenciales antes apuntadasexige, a su vez, esencial cuidado sobre multitud de circuns-tancias que han de consiclerarse al querer implantar una huer-ta familiar, relativas al lugar de emplazainiento y su orien-tación, a reunir las condiciones precisas para la ^mejor produc-ción, examinar el terreno y corregirlo en caso necesario, es-tudiar las posibilidades y conveniencias del abonado, modo deregar y, sobre todos ellos, la elección de alternativas de pro-ducción adecuadas junto a un bello trazado de la huerta-jardín.

    Con la generalidad que estas líneas precisan, vamos a irrecorriendo todos estos puntos y concluir con la exposiciónde ejemplos de huerta familiar que sirvan de base para des-lizar su imaginación al aficionado y aplicar sus conocimien-tos logrando otros tipos análogos.

  • -^-

    Emplazamiento.

    Aun cuand^^, cn algun^^^s casos, ]a cuestión puede limitarsea simple corrección del trazado y plantación de u17a huertaya existente, o bien tratarse de un peqtteño espaci^^ libre ro-deando la casa-vivienda, casos en que no cabe elección ya,si existe posibilidad de elección de emplazamiento de la pe-queña huerta, cíebemos dirigir nuestra mirada especialmen-te a aquel trozo cle terreno que está situado junto al lado surde la casa, ya due éste es el emplazamiento ideal, y más aítnen el caso de que la ^mayor dimensión de dicha huerta se ex-tienda, a lo largo, frente a esa orientación. En las casas de la-

    Fi^,r. 3.-La huerta debe de estar junto a la casa, pero de forma yue no estorbe,en sus faenas, a los habitantes de la vivienda rural.

    bor o simples viviendas de las explotaciones agrícolas, tenien-do en cuenta esa preferencia de orientación, que en todos loscasos es de considerar, habrá de tomarse también en consi-deración la distribución de los servicios anejos de la explo-tación : almacenes, cuadras, gallineros, depósitos de maqui-naria, etc., para ernplazar la huerta de tal forma que estandocerca de la vivienda, ni estorbe las faenas consecutivas al la-boreo, ni pierda su papel de ornamentación y lugar de reposoal aire libre para las personas c^ue allí habiten.

  • -^-

    1'éng-ase ei1 cuenta tanibién que la itl^plantación de estaspequeñas huertas en e:^hlotaciones de secano, exige tener cer-ca las instalaciones de ^^aua : hozo, fiiente ^^ estandtte dtte encasi tod^^s los cas^s e^isteii. El gast^^

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    de los vientos dominantes en Ia región el trozo de terrenodestinado a huerta. Esta protección se logra con setos arbtts-tivos pues Ios arbóreos c^uitan etcesiva luz. Las coníferas(ttiya o teji^ especialmente), e1 e^^óni^mo, el laurel, el aligus-tre y tant^^s c^tros de hoja herenne pueden ser^^ir hara f^rmarestas defensas 1-ecurtadas hasta Ia altura conveniente, cons-tituyendo a1 propio tienipc^ un motivo ornamental de cierrepara este pe^^ueño espacio dedicado a huerta-jardín.

    I?1 traz

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    cilmente por evaporación si estuviese descubierto y que sonaprovechados en el desarrollo de dichas hortalizas.

    Las hortalizas tempranas que hayan cíe ir lo más prontoposible al terreno, conviene llevarlas en cajonera protegidapara adelantar, en lo posible, su plantación y adelantar succsecha. Dichas cajoneras, caso de ser posible su existencia.pueden ser aprovechadas posteriormente para el forzado, enpequeña escala, de otras hortalizas. Esta posibilidad de culti-vo forzado, ya hemos dicho en un principio que está muylimitada para el cultivador de la huerta-jardín.

    La principal cualidad que debe dominar en una huerta esel orden : la ^mala hierba en la parcela de cultivo; la hojacaída en el césped, el pequeño camino sucio de hierbas, laflor marchita en la platabanda floral, el mantillo esparcidosin sitio adecuado, el semillero falto de ttniformidad, son laspeores señales y claro anuncio del desconocimiento y fal-ta de afición al cultivo cuidadoso y son presagio de malosrendimientos e incumplimiento de los dos fines : aprovecha-miento y ornamentaci^ón, que se han perseguido al itnplantarla huerta-jardín.

    Terreno.

    El terreno fértil, como en cualquier otro cultivo, es eldeseable, pero en la huerta, y más cuando ésta ocupa sóh ex-tensiones redttcidas como en este caso, la ^modificación de lascondiciones adversas, o simplemente desfavorables, del te-rreno puecíe realizarse con facilidad que no es económicamen-te presumible en el cultivo extensivo. El intenso y continuolaboreo de la tierra, los cambios frecuentes de cultivo soncircunstancias que contribuyen, ya en nuestro caso, de mod^mtty apreciable a lograr ttn terreno de cultivo cuya uniformi-dad y constitución se obtiene en poco tiempo aun en los te-rrenos más inadecuados. Solamente en los casos extrem^s desuelos excesivamente ácidos, calizos en extremo, fuertes endemasía o de pobreza exageradísi^ma la transformación po-dría no resultar económica.

    El estercolado de intensidad variable, la agregacic^n decal, el laboreo constante, transforman los suelos excesiva-

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    mente fuertes y arcillosos en terrenos hortícolas. La mezclade turbas, tierras de brezo, mantillos, estiércoles hechos, co-rrige tnuchos suelos e^cesivamente ligeros o pobres. Cuicla-do especia.l hay clue tener en los rieg^os segítn la tendencia delsuel^, dosificándolos lentamente en terrenos fuertes y d^tn-^lulos con mayor fi-ecuencia e intensidad en los ligeros.

    F1 mantillo, la mezcla de tierra laborada de huerta conestiércol hecho y con hojas y restos del jardín y la huertabien descompuestos por estratificación con arreglo a las nor-mas generales que a este respectc después daremos, son siem-P^-e Para, el hortelano y el jardinero el medio de aytida ^máseficaz para mantener su huerta en perfecto estado de l^^roduc-ción. De su adecuado manejo depende gran parte del éxitoohtenido.

    Abonos.

    Altos rendimientos y hortalizas de calidad sólo son logra-bles cuando el terreno proporcione el óptimo de elementos nu-tritivos.

    Si hemos proporcionado a éste estiércoles y mantillo enproporción adecuada, si contiene cal suficiente, si las laboresde verano han sido perfectas v los efectos de las heladas in-vernales han procurado una aireación del terreno en combi-nación con las anteriores circunstancias, entonces es cuandoun abonado surte sus auténticos efectos.

    E] estercolado, base de la implantación de una htterta encondiciones normales de terreno, no debe ser menor de unosio lcilogramos por metro cuadrado. Los años siguientes pue-de bajarse la dosis en cultivo normal a las dos terceras partesde dicha cantidad. La preferencia en clase de estiércol es muyvariable segítn especies, y no es posible e^aendernos en estaslíneas sobre el detalle. Unicamente, co^mo regla general, dire-mos yue en suelos normales, _v una vez realizada stt correc-ción en los defectuosos, se deben emplear los estiércoles nomuy hechos en las parcelas de cultivo y reservar los pasadospara las camas calientes y templadas de las cajoneras y semi-lleros, en los que se puede graduar mejor así el calentamiento.

    ^1 abonado mineral, que ]as diversas exigencias de las hor-

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    talizas hacen muy diverso cuando se trata del gran cultivode regadío, siendo preciso tener en cuenta las especies a cul-tivar para poder dar fórmulas siquiera aproximadas, pode-mos aquí, sin embargo, establecer una fórmula general apro-piada para el caso de huerta-jardín de pequeña extensión ;

    l^i;;. ^}.-1'ara cunseguir eleca^l^„ renrlimientos es preciso proporcionar a los

    ctiltivus abun^lante^^ clementos nutriticos.

    ésta puede ser por área ( i oo ^metros cuadrados) de : 3-4 ki-logramos de sulfato ambnico, 4 kilogramos de superfosfatoy 5-6 kilogramos de sttlfato de potasa.

    Este abonado se agregará con la primera siembra. Poste-

    riormente, en casos en que alguna especie lo e^ija, se puede

    añadir en primavera y verano algún ab^ono, que ayude al des-

    arrollo de las liortalizas de hoja, especialmente, atiadido en

    la mayor parte de los casos al regar, disuelto en el agua de

    riego.

  • ftiegos.

    Importante es, antc todo, la conservación de ia huinedac^

    del terreno al máximo inediante un adecuado laboreo. Cuan-to ma5or sea la cantidad de a^ua c^ue se pueda stui^inistrarp^r asce^^sión, de las capas inferi^^,res clel terreno a la stt-perficie, de aquella que haya al^macenado el suelo durante laslluvias y en la estación invernal, menor ser^ cl ^asto cle a^uaa aporYar artificialmente. Y esto es mtry de tenerse en cuentaen mttchos casos en c^tte no abunda. Tén^ase, ade^nás, muypresente citte, en al^iin caso, n^^ habrá psibilidad de rieg^de pie e incluso el a^-ua elel°ada o tomada cle al^íin ma-nantial habrá de a>>licarse hasta con re;^a^lera, y éste ha deser el exclusivo procedimiento para la parte dedicada a jar-dín en el caso de ciue no eYista una instalación de agua apresión, pues el rie^o pc;r intlndación precisa siempre, en estecaso, un co^mplemento de rie^o en forma de lluvia, sin el cuallas plantas cle flor y los céspedes no lo^ran nunca stt mejoraspecto.

    Es preciso tener en ctienta, fttndamentahnente, dos con-diciones en lo qtte se refiere al riego de la huerta-jardín :

    ^:.° El a^tta de rie^o no debe ser fría, sino adc^ttirir ttnate^mperatura media por previo reposo en depósito.

    ^.° No se deben dar los rie^os con excesiva frecuenciaeAgtta fría, sobre toclo en el invierno, en qtte la tempera-

    tura del agua suele ser bastante baja, no sólo no realiza ade-euadamente stts fines, sino incluso es perjudicial y retarda-triz frente a la acción de la flora bacteriana citie las sttstanciasorgánicas y composición ec^uilibrada del terreno han procu-rado para contribttir a la formacibn de sustancias nutritivasde modo directo de las hortalizas, perjuicio ciue puede serde importancia por el escaso tiempo ciue éstas ocupan el te-rreno, lo cual e^ige r^ípidos aprovechamientos.

    Etcepto en las parcelitas de plantas jóvenes y los semi-lleros, ha de procurarse c^ar los riegos espaciados y de bas-tante capacidad, mejor nue frecuentes y cortos.

    Las horas mejores de re^ar son : por la mañana tempranoy a la caída de la tarde, esto ílltimo cuando el sol ha actuada

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    con intensidad durante la tarde y en las épocas en que lasheladas no son ya de temer.

    El ag-ua de lluvia es la más aclecuada para el riego, perosi, como sucede en la mayor parte de nuestras regiones, noes suĥciente en cantidad ni con mucho^ para los riegos queesta pequeña huerta precise, lo que se suele hacer es rellenarlos depósitos en que se acumule con agua corriente de lasconducciones de la casa, o del pozo, procurando que la tem-peratura a la hora del riego no sea baja. Un depósito de tresa cuatro hectolitros de capacidad suele ser suficiente para unapequeña huerta.

    El mantillo.

    Fundamental para tcdo cultivo de huerta es la prepara-ción del mantillo, mezcla de estiércoles descompuestos con losproductos de descomposición de los despojos de la huerta yparte de tierra. Entre estos despojos podremos citar : hojasde árboles, tallos de plantas herbáceas, arbustivas y arbóreas,hierbas de prados y céspedes, residuos de carbón, plumas yrestos de aves de corral, restos de los heniles y pajares, mon-^ias y otros residuos de verduras, legumbres y f rutas, resi-ducs c);e cocina, f r,utas y verduras estrbpeadas, y bar^-e-cluras.

    Es esencial no arrojar nunca a la formación del mantillo:cristal, papel, huesos, hierro viejo, ramas espinosas, plantaso partes de vegetal que sufran alguna enfermedad, semillas,piedras, objetos punzantes, restos de alambre, etc.

    Para formar el mantillo y su conservación durante elaño, hay que escoger un lugar concreto en la huerta, y nolimitarse a un almacenamiento desordenado de todos los des-pojos, mezclándolos con estiércoles, sino llevar un método deformación del mantillo que nos produzca uniformidad en losresultados.

    El mantillo debe formarse en depósitos análogos al di-bujado en la figura 5 y su contenidc ha cle cuidarse cíurantecl año, dándole una vuelta completa que coloque las capas su-periores abajo y las inferiores encima, operación que deberealizarse al menos una vez; pero mejor dos o tres veces, du-

  • rante el año, aprovechando esa inversión de capas para ^mez-clar lo más tmiformemente posible su contenido por separado;es decir, las capas superiores entre sí y las inferiores, perono las de ambas clases unas con otras. Durante el invierno,ép^^c

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    inación de una buena mezcla; el sitio ha de estar protegido delsol y del viento, que desecarían excesivamente el montón yademás no dejarían actuar las ttterzas vitales qtte originanla descomposición de los residuos almacenados.

    Se rodeará el depósito de una barrera seto vegetal que,aclemás cle proteg^erle del tiiento y el trío, evita sea vistoclesde el jardín e incluso impicle que el olor trascienda alas demás partes de la huerta, aunque éste no suele ser in-tenso.

    La ^ll^reciación de las cualidacles, mejor dicho, la calidadclel mantillo obtenido, es cuestión de hábito en el hortelano,hues, naturalnlente, la perfecta o imperfecta observancia delas reglas antes citadas respecto a emplazamient^o y cuidado^s,y más aíu1, incluso la clase de despojo que contribtryen aformarlo, son base de la obtenci^ón de una u otra clase den^antillo. Un buen mantillo, que ha tenido un proceso nor-n^^ll de clescomh^,sición manifiesto por una completa disocia-ción de sus materiales constituyentes, se caracteriza por tmr,lor puro y hasta agradable. Emanación desagradable y faltacle unitormidacl en la composición son consecuencia de insu-ficiente sombreado, desarrollo de hongos y mala circulaciónclel aire ^^or falta cle labc>reo, o removido. M.ás freeuentes vuel-tas en todo tiempo y a^regación de algo de cal son remediosa tales defectos y corrección de un mantillo defectuoso parahacerlo utilizable.

    F,n las huertas extensas suele haber varias clases de man-tillos, de fuerza cliterente, y a los cuales se ha añadido, o no,estiércol. No poclemos aquí más que dar normas l^ara elcaso de la peqtteña htterta y formación de un mantillo úni-co a brise de: estiércol, residuos de letrinas, des}^ojos de laexplotación como los antes citados, regados con orines, que esel caso más general. Para su utilización hay que cribarlo^siempre.

    Cajoneras.

    La instalación de una o varias cajoneras es precisa en cual-quier huerta, sea cualquiera su extensión. Los semilleros, enterrina o en tierra, la obtención Prematura de cualquier lote^

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    de h^^rtalizas, requiere, como cualduier trabajo cuidadc^s^^ ^^u^

    cii l^i htierta se i-ealice, ttna protecci^^n. 1^ ésta, descontaclas

    las cost^^sas instalaci^^nes de estuias de mttltiplicaci^^n ^^ iur-

    zad^^, ^lue en nurstro caso no son dc a^^licación, no puede reali-

    zai-se ix^r el ^^e^jtteñ^^ h

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    sólo pueden ser determinadas por la experiencia local, ya quevarían con las circttnstancias climáticas naturales existentesen el lugar de que se trate.

    La instalación de cajoneras lo mismo es válida para lashortalizas que para las plantas de flor cuando éstas sean anua-les o bisanuales y requieran, por ello, ser obtenidas cada añoo dos años por siembra o estaquillado.

    Entre el bastidor y la tierra debe existir una capa de airede, aproximadamente, Io centímetros de altura; la capa detierra donde se realice plantación o siembra ha de tener al me-nos i 5 centí^metros de profundidací y bajo ella estar situa-das las de mantille, o tierra mezclada con mantillo. _v mrísabajo el estiércol, en el caso de camas calientes.

    'Traz,ado y plantación de la huerta-jardín.

    Dos ejemplos.

    Hemos reunido los elementos de trabajo esenciales parala producción y marcado cuál ha de ser su empleo más ade-cuado. F^lltanos tan sólo el material vegetal: las semillas oplantas de utilidad y ornamentos due, jtmto a dichos elemen-tos, han de co^mponer el conjunto.

    Con todo ello ha de constituirse un todo armónico, finperseguido en el te^ma que estamos desarrollando, y esto pue-de únicamente expresarse ya con ^ejemplos. Los casos pttedenser míiltiples, como lo son las circunstancias que a cada af i-cionado y a cada hortelano ^profesional se le presentan frentea sus deseos. La aplicación extensísima que este tipo de ex-plotaciones complementarias tienen no permite ^-eneralizarmás que en la reunión de los elementos esenciales ya expues-tos. Todo lo demás se vislumbra mejor ante ejemplos, quesi en alg^unos, en muchós casos, no son realizables íntegra-mente, bien por no ser de aplicación los cultivos o por no pres-tarse el emplazamiento a tales disposiciones, sí pueden entodo caso servir de punto de arranqtte para discurrir lo queconviene.

    Partiremos de dos tipos algo opuestos de huerta-jardín :a) Aquella en que domina el fin utilitario : las hortalizas,

    la huerta sobre el jardín.

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    b) La que tiene como fin primordial la ornamentación.predominando la plantación floral, el jardín sobre la huerta.

    ETEMPLO PRIMLRO.

    Viene desarrollado en el plano y comprende un espaciorectangular de apro^imadamente, q.oo metros cuadrados, quelleva una parte central dividida en i 2 parcelas de cultivo dehortalizas, una pequeña extensión dedicada a algunos f ru-tales en forma libre : manzanos y ciruelos, una pequeña em-

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    ^scA^e,^^^oo

    I^ig. 6.-Huerta jardín con predominio de tin utilitario.

    palizada de perales en el muro orientado al Sur (F) y unaparcela de borde con judías y tomates (J y T) como produc-ción tttilitaria.

    La parte orna^mental está desarrollada en un macizo de

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    ^-ivaces ( ^) mezcladas en masas y coloridos, lo que requiercsolainente una preha>-aci^^n norinal de1 terreno, rastrilladr^,traz.adu de líneas a distaucias de ?o centímetros y col^^c^tci^^ncle ^;rup^^s co>nbinados de hlantas Vivaces de flor, sentm Ix^rte,col^n-ido de l^t flor, ép^ca de fl^ración y su duración, de tor-ma ^Iue se logre el ináXinx^ etecto con el ir>ínimo de cttidados;te^^íendu en cuelita ^Iue el tin ornamental es secunclari^^ al uti-litario y ^xn- ell^; ele^imos las vivaces ^lue nu nos eXigen I^lan-tacioncs anuales a cada estación ni cttidado^ especiales en ca-j^^nera, semiller^^s, etr.

    l; na cotl^binacibn de Vivaces adecuada a este b^>rclc es :Dc:l^z^ite: Aubretia, l^^^uile^ia, Piretr^^. C^erastittm, I'hl^^x

    i-ojo, rlue nos da una l7lezcla de. colores >norado, blancu, a^m^l-rill^^ y r^^jo en In-ii>>a^-era y verano.

    Detr^ís: Aster ^le Vari^^s c^^l^n-es. _^t^tirrinuu^ (cumu ^^i-Vaz), I'hluX. I)elfil^i^^ de Vari^^; c^^l^^r^s. l,u; ^;cll^es de I^lantas^e a>l^^can a tresb^^lill^ y cada ^olpe tendrá din^ensiones de5-i;;-uales en el terren^^, combinánd^^se l^^s col^^ridos y teniend^,en curnta, al distt-ibttirlas, las é^x^cas de fl

  • - 2I -

    X. Apio.Lechuga.

    \I. Repollo y berza tempranos.Cebolla y lechuga tempranas.

    XII. Zanahorias tempranas.ColiHor y achicoria.

    El encaje de cosechas puede lograrse perfectamente te-niendo preparada la planta de primera colocación en las ca-joneras para que pase al terreno lo antes ,posible. En los ca-sos en que no existe segunda cosecha está calculado un pe-queño descanso a la parcela cle modo que, al cabo de unos años,todas las parcelas han tenido unos meses de descanso.

    El aprovechamiento total de las hortalizas ha de lograrsea base de consumo familiar en fresco y de preparación deconservas caseras para el invierno, sobre cuya técnica no cabehagamos aquí un estudio.

    EJEMPLO SEGUNDO.

    Domina el fin ornamental sobre el utilitario, o sea, el casode huerta-jarclín encajada en pleno casco urbano; o bien pe-queño espacio ornamental reservado en las cercanías de lacasa vivienda en fincas doncle el regadío procure ya la ma-yor parte de las hortalizas y frutas.

    Las seis parcelitas de cultivo hortícola se ordenarán conarreglo a una alternativa análoga a la siguiente :

    I.

    2.

    3•4•

    5•6.

    Patatas.Toziza.tes.Hortalizas de semilla (guisazates, judías, habas).Hortalizas de hoja y fruto (lechuga, bere^ajen^a, coles).Hortalizas de fruto (^^zelós2, sa^idía,, calaba.za).Hortalizas de raíces (tia7ialiorias, ^ia-bos, rába.^^os).

    La parte ornamental está integrada por un césped rec-tangular, C, rodeado por un camino enlosado que conduce ala huerta desde la pequeña eYplanada que forma la entradade la casa vivienda. Dos pequeños trozos de rosaleda, R, es-tán situaclos en ese frente, crn^ orientación mediodía. Cuatro

  • motivos arbóreos principales, ^, qtte pueden ser coníferas :abetos, tejo y ci^^rés, marcan puntos de vista destacados delconjunto, y una masa desigual de arbustos y árboles limita-dos en su perí^metro interno por el rectángulo del césped yexteriormente por la valla o verja que circunda la finca.

    En esta masa se harán entrar, sobre todo, las especies dehoja perenne: I_aurus, Evánimus, Aucubas, Acebos entre los

    ^

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    ^SCA

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    realizacse a. base de plantas anuales y bisanuales o únicamen-t.e de plantas vivaces, como en el ejemplo primero,

    Si se cscogen las primeras, para lo cual se precisa tenertma cajonera donde realizar los scmilleros dos veces en elaño para la plantación de primavera y la de verano, son es-pecies reromendabie^ las siguientes :

    Prisruera fila o anterior: Begonia semperflorens, Ageratosblancos y azules, Linaria azul, Godetia roja, Antirrino decolores variados (variedades enanas), Verbenas rojas, blan-cas y moradas; Violeta y Pensamiento (considerada comoanual la primera, o sea arrancándola cada año), Geranios.

    Segu^ia'a fila o fondo posterior: Salvia, Antirrino corrien-te de varios colores, Caléndula, Petunia de varios colores yde flor sencilla y doble, Phlox anual, Aster anuales, Silene,VIimulos atigrados y, Dalias de pequeña talla en flor sencillay dobl_e y dos o tres colores a lo sumo.

    Caso de elegir la solución de las plantas vivaces de flor,F.odemos sele^ cionar por coloridos :

    Prin2era f ila: Color blanco : Narcisos, Jacintos enanos,Sedum, Cerastium, Phlox enano, Verbena vivaz.

    Color amarillo : Adonis, Narcisos, Alyssum, Aquilegia,Achillea.

    .Segu^ida f ila : Color blanco : Linum, Aster en diversas es-pecie, ^Campanula, Lupinus, Delfinio.

    Color amarillo : Aster, Coreopsis, Chrisantemun.Color rojo: Delfinio y Aster,,Phlox.Color azul: Aster, Miosotis, Linum, Anchusa y Campa-

    nula.En uno y otro caso, en el de las anuales o en el de las vi-

    vaces, la plantación se hará a golpes de iguales dimensiones,combinando coloridos y teniendo en cuenta las épocas de flo-ración y porte de las especies elegidas.

    Para el rectángulo de césped conviene emplear una mez-cla en que domine el Ray-grass, completándola con F'estuca.^y Ca-ñuelas en los climas ^medios de nuestra Península. En

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    los excesivamente calurosos en el verano, habrá que añadira la mezcla un Io por Ieo de Trébol o Loto, y dismimair laproporción de ballico (Ray-grass), sin pasar de un 5o por roo.En los climas más fríos y húmedos se puede aumentar hastacerca del 8o por Ioo la cantidad de Ray-grass, suprimir lasleguminosas y mezclar Poa y Dactylis.

    En el caso de que se quiera intercalar en este ejemploalgún frutal, se deberá dar preferencia a los arbustos: Gro-sellero, Frambueso, Majuelo, y pequeños árboles, como elNíspero y Mor^TS albcr, o^rr^ĉ̂ ^^n, en talla baja, entreinezcladosen el fondo arbustivo del jardín.

    PUBLICACIONES llE INTERES

    Por su relación con ^el asunto tratado en esta HO^JA DI-VULGADORA, reconiendamos al lector las dos publicacionessiguientes, editadas por el Ministerio de Agricultura:

    El huerto frutal familiar, por ll. .Ios^ de P'icaza. Folleta con86 páginas de texto, gral^aclus intercalados, un plano de conjun'ta y 24 lám.inas en color y en negro. Sólo cuesta 20 pesetas.

    La huerta, por varios autores. Puhlicación del "Serviciode Extensión A^r•icola" sobre temas prácticos de Horticultura.Precio, 25 pesetas.

    Sobre jardines y plantas de adorno recomendamos el exce-lente libro sobre Jardinerí,a, de D. Gabriel Bornás, magnífica-mente ilustrado, que forma parte de la "Colección A^rícolaSalvat".-NOTA DEL DEPARTAMENTO DE PUBLI(SACIO-NES AGRICOLAS. ^

    DEPOSITO LEGAL M. 3.109-1958.GRÁF'ICAS UGUINA - MADRID