La Guerra de La Triple Alianza - Thomas Whigham

8/10/2019 La Guerra de La Triple Alianza - Thomas Whigham

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PARAANDREAGAYOSO


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ndice

CUBIERTA

PORTADILLADEDICATORIANDICE

NTRODUCCIN AL TERCER VOLUMEN

CAPTULO1: LA RESISTENCIA CONTINAAJUSTANDO EL CINTURN

PROYECTOS DE PAZ Y LA CUESTIN DE LORISIONEROS EUROPEOS

COMBATES ININTERRUMPIDOSPARECUTATAIYB

POTRERO OVELLA Y TAY


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SEGUNDATUYUT

CAPTULO2: EL COSTO DE LA RESISTENCIA

EL REY DE PASO PUCPASO PO

CAPTULO3: MITRE DESPEJA EL CAMINO

CORTA INCURSIN A LO IRREALCAXIAS TODOPODEROSO?EL PASO POR LAS BATERASLA ALIANZA PIERDE A FLORES

EL ASALTO A

ASUNCIN

CAPTULO4: CRUEL DESGASTECANOAS CONTRA ACORAZADOSEL MARISCAL SE RETIRA A TRAVS DEL CHACOLOS ALIADOS CONTINAN PRESIONANDOSE CIERRA EL PUO

DEMORAS, DESESPERACIN Y FRACASADANNOVACIONES


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LA CADA DE HUMAIT

CAPTULO5: LA NACIN SE DEVORA A S MISMA

MOMENTO DE SOSPECHA Y TEMORLOS TRIBUNALES DE SANGRE

CAPTULO6: LUCHA SIN CUARTELAL TEBICUARY Y MS ALLLA GUERRA CONTINAWASHBURN SE VAARGENTINA UNA VEZ MSSURUBIYUNA RUTA A TRAVS DELCHACOCAXIAS CRUZA EL ROLLEGAMCMAHON

CAPTULO7: LA CAMPAA DE DICIEMBREYTORORAVAY

UN RAYO DE ESPERANZA, UNA SOMBRA DRESIGNACIN


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ITYBATCINCO DAS DE PELEAANGOSTURA

CAPTULO8: OTRA PAUSAEL MARISCAL CABALGA TIERRA ADENTROEL SAQUEO DE ASUNCIN

CAXIAS DA UN PASO AL COSTADOPARANHOS Y LA OCUPACIN ALIADAEL MARISCAL VUELVE A PREPARAR EL ESCENARIEL CONDE D'EU ASUME EL COMANDO

CAPTULO9: LTIMAS BOCANADASEL ASALTO A YBYCUPARTE MCMAHONLA TENAZA COMIENZA A CERRARSEPIRIBEBUYUGUAZ

CAPTULO10: EL NUEVO Y EL VIEJO PARAGUAY


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LA POLTICA ALIADA EN LA CONSTRUCCINNACIONAL

FACCIONALISMO

EL GOBIERNO PROVISORIOEL AVANCE A CARAGUATAYLA DESTRUCCIN DE LA FLOTAPERSECUCIN

CAPTULO11: EL FINALVA CRUCIS: LOS PRIMEROS PASOSVACRUCIS: LAS SACUDIDAS FINALESLA GUERRA DEVORA A LOS SUYOSEL ANFITEATRO DE LA AFLICCINCERROCOREL DESPUS

EPLOGORECONOCIMIENTOSABREVIATURASBIBLIOGRAFA


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OTAS

BIOGRAFACRDITOS

GRUPOSANTILLANA


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INTRODUCCINALTERCERVOLUMEN

La Guerra de la Triple Alianza se asemeja a unragedia griega en la cual tanto el pblico comos personajes conocen el final antes de que l

obra termine. En el fondo, el coro entona s

amento por las adversidades de la vida mientraa atribulada audiencia pondera el significado dos sucesos antes de que los actores abandonen e

escenario. Conforme avanza, la accin de la obr

e presenta como un acicate para lcontemplacin. Y cuando las apologas finales soecitadas, las palabras expresan tanto uentimiento de alivio como una leccin acerca do necio e intil que es desafiar la voluntad de lo


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acorazados, sino tambin en el campestrictamente poltico. Pero proceder de estforma era riesgoso. Supona muchos posiblepeligros para el orden establecido. Oficiales dorigen humilde, por ejemplo, podran tener que sepromovidos a posiciones de mando, y podraesistirse a ceder el poder una vez que est

estuviera en sus manos. Nuevos reclutas tendra

que ser inspirados por una causa nacional, anteque por una imperial, y esto tambin daba motivode preocupacin. Incluso los esclavos tendran quer estimulados a pensar que su situaci

fundamental podra de alguna manera cambiar unvez que vistieran un uniforme.Con los paraguayos, la tarea de construir un

milicia cohesionada era ms simple, ya que scontaba para ello con la base de una cultura d

patriarcado rural e intercambio recproco quprovena del perodo colonial. Pero, aun all, econflicto con la Triple Alianza gener demandain precedentes sobre el pueblo paraguayo, y n

iquiera el mariscal Francisco Solano Lpez, co


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oda su influencia personal y oficial, poddepender exclusivamente de prerrogativaradicionales. l tambin tena que apelar a la

masas, especialmente cuando los reveses en EsterBellaco, Tuyut y Curuz haban demostrado laimitaciones de una defensa convencional,

considerando la desconfianza del mariscal en lomiembros de la lite paraguaya, pese a que hast

ese momento se haban mantenido leales.A no dudarlo, los caones Lahitte fueron mu

utilizados por el ejrcito paraguayo, lo mismo quos cohetes Congreve y los torpedos de ro, per

os suministros de armamento moderno se volvams escasos cada da. Ningn cargamento nuevpoda llegar debido al bloqueo aliado y, a pesadel valiente esfuerzo de los paraguayos de luchacon armas fabricadas localmente en el arsenal d

Asuncin y en la fundicin de Ybycu, estproduccin no poda de ningn modo reemplazaos artculos previamente importados.

El mariscal, por lo tanto, buscaba contrarresta

a superioridad material y numrica del enemig


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con incentivos morales. Deliberada y claramenteadopt una estrategia de guerra que acentuaba upropsito nacional comn. De ahora en adelantoda la raza paraguaya se levantara en arma

contra los kamba y, en cada campo de batallacada hombre gritara su indignacin al enemigcon una nica, estridente voz, y esa voz resonaren guaran.

El volumen tres abordar la gnesis de estituacin entre mediados de 1867 y marzo d870. Delinear los mltiples cambios y ajuste

que ocurrieron y cuyos aspectos, mutuament

eforzados, resultaron a la postre, brutalmentrgicos. Cada cambio del lado paraguayo dirigida crear una relacin ms fluida entre oficiales hombres requera alguna nueva adaptacin poparte de los aliados, y esto ocurr

permanentemente, una y otra vez. Cada vez que locomandantes aliados se lanzaban ciegamente afrente, como lo hicieron en Curupayty, tropezabacontra un muro de intransigentes paraguayos. Un

espuesta flexible y determinada a ese hecho n


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olo era recomendable, era absolutamentnecesaria. Y aun as, lo que resultaba generalmentde ello no era una mayor fineza, sino un mayoalvajismo.

Este patrn qued establecido de la forma mcompleta y despiadada durante el largo sitio dHumait. Los enfrentamientos en este perodfueron limitados. Evidentemente, los aliado

pensaban que las enfermedades, el hambre y eagotamiento haran el trabajo por ellos. En unapocas ocasiones hubo considerable derramamientde sangre en las lneas de contacto militar, per

por lo general el comando aliado se satisfaca couna lenta estrangulacin del ejrcito del mariscaEra una estrategia clsica de desgaste, con looldados aliados, ms numerosos, mejo

entrenados y mejor abastecidos, sofocando si

apuro al enemigo.El problema era que los paraguayos no se daba

por vencidos. Renovaban su unida resistencicomo para continuar peleando sin interrupcin

in importar el costo. Esto incluy e


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eclutamiento, hasta en los ms recnditos caserode la repblica, de nios a quienes dotaban coanzas de tacuara para enfrentar rifles depeticin y enviaban a pelear, sin titubeos, hast

el amargo final. Como si esto no fueruficientemente malo, la lgica de la guerrambin condujo a peridicas purgas en el frent

domstico, especialmente durante los Tribunale

de Sangre de 1868. El objeto siempre era emismo: mantener al ejrcito paraguayo peleando.

Este era el trabajo que el mariscal Lpez smpuso, y reflejaba el trabajo que Caxias y lo

otros comandantes aliados tenan, igualmente, qucumplir. El pblico en Brasil y Argentina yestaba cansado del conflicto a principios deprimer ao y habra aceptado con beneplcitcualquier solucin inferior a un triunfo militar

us generales y lderes civiles le hubieran dadesa opcin. Hubo tambin muchos potencialemediadores. Charles Ames Washburn continuofreciendo los buenos servicios de los Estado

Unidos para acordar la paz. Los franceses, lo


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fue construida sobre un mayor sufrimiento. Deado paraguayo, muchas de las responsabilidade

delegadas por el Estado nicamente podan sevistas como sombras, ya que conferan autoridaobre recursos en constante declive. Las cosecha

haban declinado, las medicinas habadesaparecido y prcticamente no haba excedentede los que echar mano. Las reservas de mano d

obra haban sido succionadas como por uorbellino en Humait. Por lo tanto, pese a que la

lites paraguayas se haban unido en los rangocon los desposedos, y a que los recursos restante

del pas estaban distribuidos ms equitativamenteel panorama no poda ser alentador para aquelloque deseaban un orden ms justo e igualitario eParaguay. No solamente el poder de Lpez siguiiendo absoluto, como siempre lo haba sido, sin

que los pobres, como herederos de una autoridad a que nunca haban aspirado, se encontraban

cargo de nada.Era el preludio de la peor catstrofe que el pa

haba experimentado jams.


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CAPTULO1

LARESISTENCIACONTINA

Por mucho que trataran, a los paraguayos les iba ser extremadamente difcil, si no imposible

ostener su posicin cuando Caxias apretara epuo en torno a Humait. Todos en el lado aliadestimaban que una batalla decisiva era inminente en la lejana Buenos Aires los editores de Th

Standard anticipaban que la campaa por fiestaba a punto de concluir, posiblemente antedel embarque del correo britnico.[1]Uno podruponer que, a esas alturas, observadore

esponsables tendran que haber aprendido a evita


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predicciones tan optimistas. La guerra se habdevorado ya muchos vaticinios ingenuos y lo haruna vez ms, ya que, aunque los aliados supieran fuertes y bien situados, los paraguayo

estaban lejos de aceptar su derrota.Cualquier ejrcito, desde luego, puede se

forzado a la sumisin, y a mediados de 1868 eparaguayo no era una excepcin. Muchos en e

bando aliado haban sido partidarios de un duro constante desgaste, pero ahora que las fuerzas demariscal lucan tan deterioradas, lo ms lgicpareca ser apresurar su derrota adoptando u

mtodo ms violento. Sin embargo, un giro haciuna victoria total en ese momento requerconfianza poltica y cohesin tanto en el altcomando como entre las unidades del ejrcitaliado. Caxias an tena que construir un

olidaridad de tales caractersticas. BartolomMitre, como siempre, estaba lleno de elaboradadeas y estrategias, pero que sus nociones pudiera

conducir a un rpido triunfo en Humait segu

iendo dudoso para los hombres en el frente. Y


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AJUSTANDOELCINTURN

El 31 de julio de 1867, los aliados tomaron SaSolano, una pequea estancia al norte de Tuyucuperteneciente a la familia Lpez y recientementconvertida en albergue temporal para civiledesplazados de las Misiones. Capturar este sitique llevaba el nombre del santo patrono de

mariscal) significaba una excelente oportunidapara acorralar la fortaleza, por lo cual pareca quun cerco completo sobre Humait estaba aalcance de la mano. Los aliados, sin dud

complacidos por su progreso, observaron unconsiderable actividad dentro de las lneaparaguayas, con mucho movimiento de hombres raslado de ganado al campamento principal. A

finales de la tarde, el mariscal hizo traer doanzacohetes y cuatro piezas de campo, qunmediatamente dispararon sobre las nueva

posiciones aliadas. Varias piezas brasileaespondieron y el fuego continu hasta despus de

anochecer.


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Al da siguiente, el general Manoel Luiz Osrienvi varias unidades contra estos mismocaones enemigos, para descubrir que Lpez habetirado las piezas principales y dejado solo uegimiento de caballera cubriendo la posicin

Los jinetes paraguayos no tenan capacidad desistir la caballera que Osrio lanz a lefriega, pero no estaban dispuestos a rendirse. N

haba dudas sobre lo que ocurrira. Ciento veintparaguayos murieron, otros quince fueron hechoprisioneros y pequeas cantidades de armamuniciones y lanzacohetes cayeron en mano

aliadas.[2]Este fue el comienzo de una fase mucho mactiva de la campaa, en la cual los aliadohostigaron a los paraguayos con toda legularidad que les fue posible. Mitre ya hablegado a Tuyucu. Trajo consigo un plan para liguiente etapa del avance, que contemplaba u

ataque general sobre las lneas enemigas dcomunicacin entre el Cuadriltero y Pilar, u

pueblo bastante grande, siete leguas al norte, qu


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alguna vez haba sido el centro comercial del sudel Paraguay.[3]

Pilar haba decado en importancia desde lconstruccin de Humait en los 1850, pero erodava una comunidad significativa que, en l

mente de Mitre, podra ms adelante convertirsen un lugar seguro para el desembarco de tropas uministros aliados. No est claro si Mitr

pretenda tomar Pilar en este momento. Acababde acomodarse en el nuevo cuartel preparado parl en Tuyucu; construido con troncos de lapacho arcilla, tena poco para halagar la mirada de u

poeta, pero era suficientemente espacioso parproporcionarle refugio temporal. Su presencia us planes, sin embargo, ya no eran tomados com

fundamentales. Aunque el presidente argentinodava poda presentarse como el cerebro de

esfuerzo de guerra aliado, ahora el control dactolo tena Caxias, tanto en las operaciones de

da a da como en cuestiones ms amplias dcomando.

Eso inclua la relacin con la flota, un tem


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particularmente urticante en el comando aliado. Egobierno imperial, con sus inclinacionearistocrticas y mercantiles, haca tiempo que shaba comprometido con una poltica a favor de larmada sobre el ejrcito en materia de defensa, Caxias lo saba. Aunque esta preferencia tenentido en la geografa costea del Brasil, n

pasaba lo mismo en la estrategia ofensiva e

Paraguay. Pese a ello, a diferencia de Mitre, quienunca pudo reconciliarse con este orden dprioridades, el marqus se propuso esquivar suaspectos ms negativos haciendo concesiones a lo

ntereses navales cuando tena espacio dmaniobra para ello, y sobrepasndolos cuanddeba hacerlo. Por encima de todo, no tenntenciones de romper sus acuerdos previos con e

vicealmirante Joaquim Jos Igncio.

Mitre acept todo esto a regaadientes, por mque lo desconcertaba y enfadaba. Una vez mpresion para contar con una mayor accin poparte de la flota y Caxias le prometi todo e

apoyo que fuese apropiado.[4] A pesar de su


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propias dudas, el marqus continu comportndoscon deferencia tanto con su subordinado navacomo con su superior nominal en tierra. Pero sfortaleza como militar siempre haba consistido eu singular lucidez para comprender cadituacin. Esta no fue la excepcin. Durante est

perodo, la prensa de Europa y los pases aliadodedic mucho espacio a las supuestas rias entr

os dos comandantes.[5] Lo ms probable es qudon Bartolo quisiera encontrar una formhonorable de ceder ms autoridad al marqucuya reputacin en el frente haba crecido a la pa

que la de Mitre haba menguado. Ambos hombree daban cuenta de que cualquier desviacin de lprctica establecida deba, de ah en adelantpartir de los brasileos. Sin embargo, pese a estentendimiento, las maquinaciones e intrigas para l

planificacin militar y la asignacin desponsabilidades eran inevitables.

El 3 de agosto, Mitre despach al generauruguayo Enrique Castro con una columna de uno

3.000 jinetes, brasileos y orientales, par


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explorar los senderos que llevaban al norte haciPilar. Justo despus de San Solano, Castro sencontr con 700 paraguayos mal montados y, euna desigual refriega, los hizo retroceder hasta upunto dos leguas debajo del pueblo. Reportprdidas enemigas de 150 muertos y 3prisioneros, mientras que, en su propio comandoolamente registr un muerto y ocho heridos.[6

Los aliados presumieron que el mariscal hababandonado la comunidad a su suerte parconcentrarse en la defensa de Humait, pese a lcual Castro no avanz para tomar el lugar, que d

odos modos no tena forma de mantener.[7] Ecambio, cort las lneas telegrficas paraguayas Asuncin en varios puntos y volvi a Tuyucu.[8Durante las siguientes semanas, su caballercondujo varias exploraciones y reconocimiento

imilares que, en conjunto, mantuvieron a laropas del mariscal alejadas del campo abierto.[9

El hostigamiento no era exclusivo de uno de lobandos. La distancia entre Tuyut y Tuyucu er

ms del doble de la que haba entre Tuyut


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tapir, y los senderos al norte eran ideales parmontar ataques sorpresa. Las provisiones para lafuerzas aliadas en Tuyucu eran despachadas ravs de bosques de palmeras desde e

campamento principal cada dos das, y sus espamantenan informado al mariscal de estomovimientos y del tamao de las escoltas dcaballera o infantera. Lpez estaba decidido

aprovechar al mximo estas oportunidades.El 11 de agosto, una fuerza montada bajo la

rdenes del mayor Bernardino Caballero preparuna emboscada en un monte entre Tuyut

Tuyucu. Maestro del ocultamiento, el mayoorganiz el ataque con gran precisin. Loparaguayos se lanzaron sobre la escolta enemigdisparando sus mosquetes a corta distancia ycuando las balas quebraron las ramas de lo

rboles y silbaron cerca de las cabezas de laropas oponentes, los transportistas aliados, lleno

de pnico, saltaron de sus caballos y corrieron os bosques del sur. Caballero se hizo de un

considerable cantidad de carretas llenas d


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uministros con mnimas prdidas de su lado, uogro por el cual fue ampliamente recompensad

por el mariscal.[10]Esta fue solo una de muchas aventuras similare

En otra ocasin, los paraguayos lograron capturaun rebao de 800 cabezas de ganado que estabaiendo arreadas exactamente en el mism

monte.[11]Y en otra oportunidad, capturaron un

gran cantidad de papel para escribir, artculo que haba vuelto sumamente escaso en Humait

Paso Puc.[12]La misin ms inusual se cumplipoco tiempo despus, cuando soldados de

mariscal llegaron gateando por la noche, tomarouno de los mangrullos enemigos, mataron a locustodios y trasladaron la estructura complethasta sus propias lneas antes de que los aliados sdieran cuenta de lo que haba ocurrido.[13]

Mientras tanto, Mitre y los otros comandantealiados se ocupaban de la fortificacinconstruyendo nuevas bateras frente a Tuyucupara intentar neutralizar los regulares bombardeo

enemigos sobre su posicin. El mayor Max vo


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Versen, consciente de la debilidad de las defensaparaguayas, ms tarde escribi que los aliadocometieron un error al no montar un ataque:

En vez de avanzar al son de los tambores y rpidamente quebrla posicin enemiga, esperaron a una distancia de una milla media, mantuvieron un vigoroso bombardeo de ms de dos dasprepararon sus propias trincheras. El marqus de Caxias trat dcortar la comunicacin de los paraguayos con Asuncin con despliegue de 10.000 soldados en el flanco este en Solanbuscando al mismo tiempo mantener contactos con Tuyut. [Peresto favoreci al mariscal] y los paraguayos nunca cesaron dapropiarse de varios rebaos de ganado [mientras] Lpez agotaba los puestos de avanzada del enemigo y perturbaba su transporde toda clase de suministros.[14]

Los comandantes aliados, evidentemente, habadecidido sitiar la posicin paraguaya, ya qucrean que la superioridad de su caballermpedira a Lpez seguir abasteciendo a Humait

por mucho tiempo ms. En el momento indicadoos acorazados del almirante Igncio avanzaran

forzaran el paso en Curupayty y sellaran edestino de las unidades paraguayas de la costa.

En realidad, incluso entonces la posici


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diez acorazados del almirante Ignciconsiguieron pasar ro arriba de las bateras dCurupayty. Los paraguayos les dispararon un tirras otro mientras pasaban, pero no recibieroespuesta.[16] El comandante del Tamandar

Elisrio Barboza, abri la ventana de su cabina eun intento de descargar un can, pero fualcanzado por una bomba paraguaya antes de qu

pudiera disparar. Perdi una pierna comesultado.[17]

Los caoneros paraguayos golpearon a lobarcos brasileos 246 veces, pero no pudiero

hundir ninguno, y el dao infligido fue pronteparado.[18]Despus de un paso de dos horas media, cinco buques de la flotilla soltaron anclaentre Curupayty y Humait, mientras otros cinciguieron ro arriba y amarraron detrs de un

pequea isla frente a la fortaleza principal, fuerdel alcance de sus caones. [19] El anarquistfrancs Elise Reclus escribi un artculo a finede 1867 en el que afirm que este paso brasile

por Curupayty fue solo la primera etapa de un pla


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ms ambicioso de ataque, y que, al fracasar ehacer el movimiento en el mismo da, el almirantgnacio haba asegurado un desastre para lo

aliados. A. J. Victorino de Barros (un muespetado historiador masn que hizo del estudi

de la parte catlica de la vida del almirante lobra de su vida) tild el argumento de Reclucomo una inspida apologa de los paraguayos

afirm, en forma bastante correcta, que no haba uplan de avanzar sobre Humait en este tiempo.[20

El paso de la armada por Curupayty levant lmoral de los aliados y poco despus el emperado

ecompens al almirante Igncio ennoblecindolcomo visconde de Inhama.[21]Haba demostradpor fin que sus unidades navales podamoverse a la par que las fuerzas terrestres.[22]Siembargo, tambin tena motivos de preocupacin

Cuando hizo el recuento de los 33 brasileomuertos y heridos, as como de los numerosoagujeros y abolladuras que los paraguayos habadejado en sus barcos (algunas de las cuales tena

res pulgadas de profundidad), solamente pud


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concluir que pasar Humait de manera similaera costoso en extremo.[23]

Las prdidas que haba sufrido la armada eramnimas en comparacin con las de las fuerzaerrestres, pero esto no pareci importarle gncio. Al igual que a los otros comandante

brasileos (a excepcin de Osrio), le irritabestar bajo el comando de Mitre y se preguntaba,

veces en voz alta, si el presidente argentino estabconduciendo el conflicto de acuerdo con unagenda oculta, con la intencin de ver debilitado amperio.[24] De esta forma, todos los esfuerzo

por lograr que los soldados argentinos odiaran os paraguayos quedaban opacados por los hechoque hacan a los hombres de Buenos Aires y de lapampas odiar la guerra.

En trminos estratgicos, el logro de Igncio er

ignificativo. Volvi insostenible la posiciparaguaya de Curupayty, dejando al mariscapocas opciones ms que ordenar al coronePaulino Aln abandonarla con la mayor parte de l

ropa y dirigirse al norte hasta Humait. All Al


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e ocup de comandar la guarnicin (y comenz beber hasta tener serios problemas con el marisca con sus camaradas oficiales). Dej atrs un

mnima fuerza bajo las rdenes del capitn navaPedro Victoriano Gill, sobrino del generaBarrios.[25]

Ms all de su supuesto xito, Igncio habdejado su flotilla mal situada en Curupayty

desligada de sus bases de suministro en Corriente Paso de la Patria. Sin carbn suficiente, su

opciones para hacer mayores avances a lo largdel ro eran limitadas.[26] Algunas provisione

eran transportadas hasta en canoas y a travs de uenmaraado camino que los aliados haban abierten el lado chaqueo del ro.[27]Pero el almirantnecesitaba suministros en cantidades muchmayores, lo que significaba que tendra qu

esperar hasta que las fuerzas terrestres reiniciarau avance.

La armada aliada dedic entonces muchaemanas a bombardear espirituosamente l

fortaleza. Los caoneros brasileos se hiciero


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haba trado desde Curupayty. La mayor parte de lartillera haba sido enviada al este para resistir Mitre y a los brasileos en Tuyucu. Un nmermportante de caones no estaba disponible paru uso contra los acorazados, pero el paso por eo segua siendo, pese a todo, peligroso. Todav

haba torpedos flotando en el agua, y la cadenque los hombres del mariscal haban extendido

ravs del ro desde Humait hasta el Chacdificultaba la navegacin an ms.

La mala ubicacin de los barcos aliados eelacin con Paso de la Patria caus alguna

enovadas fricciones entre los comandantealiados. Igncio escribi a Caxias el 23 de agostpara sealar que necesitara ms provisiones sba a forzar el paso en Humait y que, si no pod

obtener al menos alguna ayuda inmediata, n

podra mantener su situacin arriba de CurupaytyE incluso si llegaban esas provisiones, indic, unetirada a Paso de la Patria podra se

necesaria.[29]

Con todos sus bueyes y mulas empleados e


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ransportar provisiones de Tuyut a Tuyucu, emarqus no tena forma de incrementar el flujo ravs de los senderos del Chaco para ayudar gncio. Incapaz de satisfacer el requerimiento de

almirante, y convencido de que haca pocdiferencia para la ofensiva general, Caxias ordena los acorazados navegar ro abajo y retornar a sposicin previa. Razon que un retiro tempora

upondra pocos inconvenientes debido a que loparaguayos ya haban retirado sus caones dCurupayty y ya no amenazaban el paso de la flotagncio podra reanudar sus operaciones contra la

bateras fluviales del mariscal una vez que seabasteciera de carbn, municiones comestibles.

El tiempo, sin embargo, no estaba del lado dealmirante. Cuando el mariscal descubri que lo

acorazados no atacaran Humait, mand llevar dnuevo a Curupayty varios de los caones quecientemente haba retirado. Esto tuvo el efect

de encajonar los buques de Ignacio y confirmar la

preocupaciones de Mitre de que se haba perdid


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un tiempo irreparable.[30] Quizs la posicin dCurupayty no era tan insostenible despus de todo

Caxias haba discutido el problema de la flotcon el presidente argentino en varias ocasionepero dar la orden de retirada sin consultar a superior era una violacin de la cortesa militar,

Mitre no se sinti feliz al enterarse. La noche de26 se reuni con el marqus para quejarse

ecibi como calmada respuesta que debercircunscribirse a su papel dentro de la alianza ecordar que las cuestiones concernientes a l

armada caan bajo la exclusiva jurisdiccin de lo

brasileos. Este era, de hecho, un asuntdiscutible. Mitre tena todo el derecho a demandauna apropiada subordinacin de sus comandantein excepcin de Caxias.[31] En ese momento

pareca que el orgullo herido de un molest

epublicano argentino chocaba con la innatarrogancia de un aristcrata brasileo, y no estabclaro quin retrocedera primero.

Ninguno lo hizo. Ambos hombres salieron de l

eunin a considerar las palabras que haba


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ntercambiado. Nunca haban sido amigos, pero sespetaban en muchos sentidos y debieron sentirs

preocupados por la friccin que creca entre elloAl da siguiente, el presidente envi al marquotra nota para clarificar sus razones para oponersa un retiro naval, incluso si solo era temporal. Yhaba tomado demasiado tiempo cumplir loobjetivos en el ro; por qu debera contemplars

ahora una vuelta atrs, aunque fuese momentnea?pregunt Mitre. El presidente argentino no eralguien acostumbrado a disimular. No hay razonepara dudar de la razonabilidad de sus argumento

aunque estaban probablemente ms basados en sesistencia a admitir ninguna debilidad frente amarqus que en su fe en la alianza.

Caxias haba anticipado este mensaje yconociendo la elocuencia de Mitre (y su propi

posicin de fuerza), decidi concederle la razen ese punto. Cuidadosamente, le respondi que sorden a Igncio no fue ms que una sugerencia que no tuvo carcter imperativo. Esto declar

debera satisfacer a Su Excelencia, ya que la flot


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podra permanecer donde estaba.[32] Y por uiempo lo hizo.

Mitre estuvo lejos de quedar satisfecho con lituacin. La nota del marqus no mencionab

ninguna accin contemplada contra Humait dejaba cuestiones de comando sin resolver. Nobstante, en vez de enredarse en una indecoroscompetencia de gritos, prefiri remitirle po

escrito sus puntos de vista el 9 de septiembre. Estextenso memorndum, que solamente fue publicada principios del siglo veinte, irradiaba frustracinEnumeraba todos los obstculos que hab

encontrado por parte de la armada desde loiempos de Tamandar. Afirmaba que nunca habexistido un impedimento real que justificara lnegativa de la flota a pasar Humait y que, dhecho, era incuestionable que haba llegado e

momento de hacer ese avance, ya que loparaguayos haban trastrabillado rotundamentdesde julio y tenan todava que erigir una defensconsistente, fuera en la fortaleza, fuera ms cerc

de Tuyucu. Subray adems que, com


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comandante en jefe, l siempre haba apoyado uncoherencia total entre los ejrcitos y la flota y quepor lo tanto, poda reclamar autoridad sobre lobuques de guerra aliados de la misma manera quobre las unidades militares en tierra.[33]

A juzgar por la larga carta que Caxias dirigi aministro imperial de Guerra el 11 de septiembreel marqus estaba enfurecido por la muestra d

arrogancia de Mitre, que pareca sentir verdaderplacer ante la idea de que buques brasileofueran estropeados por los caoneros del mariscaCaxias argument que el imperio haba evitad

usurpaciones de las repblicas vecinas debido que mantena una armada formidable, pero que lctica sugerida por el presidente argentino coeguridad causara muchas prdidas irreparables a flota. Brasil tena que pensar en s mismo.[34]

Todo esto podra haber ocasionado una rupturabierta entre los dos comandantes, pero ningunera tan impetuoso como para permitir que esocurriera, con independencia de lo que expresara

en su correspondencia privada con ministros d


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gobierno. Caxias todava contaba con la mejocarta y ambos hombres estaban plenamentconscientes de ese hecho.[35] Adems, habemas militares ms urgentes que considerar, as

como rumores de posibles negociaciones de pacon los paraguayos.


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PROYECTOS DE PAZ Y LA CUESTIN DE LORISIONEROSEUROPEOS

A fines de julio de 1867, Gerald Francis Gouldel secretario de la legacin britnica en BuenoAires, recibi instrucciones de su gobierno dembarcarse al Paraguay y arreglar con el mariscaa evacuacin de los sbditos britnicos del pa

A diferencia de Washburn, cuyos esfuerzos dmediacin haban recibido la aprobacin deCongreso de Estados Unidos, Gould careca de lacredenciales, as como de la jerarqua, par

nvolucrarse en negociaciones o intentar nada que pareciera a una mediacin. Y, sin embargocuando el buque de guerra britnicoDoterel llega aguas paraguayas y el secretario desembarccrey prudente abordar el tema, aunque fuernformalmente.

La situacin de los extranjeros residentes eParaguay se haba vuelto precaria. No solamenthaban sufrido las mismas privaciones que lo

civiles locales lo que era de por s bastant


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malo, sino que se haban convertido en objetoegulares de vigilancia policial. Lpez, al pareceena apreciaciones cambiantes sobre esto

hombres y mujeres. Por un lado, los ingenierorabajadores calificados y maquinistas lo haba

ayudado a construir una estupenda resistenciapero, por otro lado, su disposicin a seguirvindolo en las presentes circunstancias er

ncierta.[36] Dada la errtica psicologa demariscal, si dejaban de ser leales colaboradorepodran convertirse en enemigos, y esa sola ideera suficiente para inspirar preocupacin a lo

britnicos.Su imagen de neutrales, amigables y tilecomenzaba a desaparecer en esta atmsferaAmericanos, italianos, portugueses, todos estababajo presin, e incluso el personal diplomtico e

Asuncin encontraba difcil concertar su salida depas. El cnsul francs, Emile Laurent-Cochelehaba tratado de negociar la evacuacin de suconciudadanos del Paraguay ya en abril, solo par

er informado, un mes ms tarde, de que no pod


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permitirse su paso mientras la guerrcontinuase.[37]

Gould se encontr, as, en un dilema cuandacudi a una entrevista el 18 de agosto. Supusque el mariscal usara a los sbditos britnicobajo su control como monedas de cambio parforzar nuevas discusiones con los aliados, sobrquienes el gobierno de Su Majestad podra ejerce

cierta influencia. Pero Gould tena poca autoridaninguna experiencia para negociar con un jefe d

Estado. El mariscal fij en el visitante una miradaguda y penetrante que, si bien no demostrab

hostilidad, s dejaba claro que no harconcesiones fcilmente. Permiti a Goulconversar de vez en cuando con sus compatriotaen Paso Puc (aunque nunca en forma privadapero el britnico no pudo entrar en contacto co

os que vivan en otros puntos del Paraguay. Mavon Versen lo acompa en varias ocasiones y lpidi que llevara correspondencia abierta de sparte a los representantes alemanes en Bueno

Aires; pero Gould no tena deseos de perjudicar s


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misin de evacuar a los sbditos britnicos poaparecer cooperando con un sospechoso mayoprusiano.[38]

En cualquier caso, no hubo ninguna diferenciaa que el mariscal haba decidido que todav

necesitaba a los ingenieros britnicos en splantilla. Como sir Richard Burton observ un ams tarde,

[...] muchos haban renovado voluntariamente sus contratos todos estaban en una posicin excepcional. No era en absolurazonable esperar que el mariscal-presidente se deshiciera de uimportante grupo de hombres, entre los cuales haba varios de confianza que saban cada detalle de lo que era ms importanocultar al enemigo.[39]

Al final, Gould pudo llevar consigo a tres o cuatrviudas con sus hijos cuando parti, y Lpe

ament incluso esta concesin.[40]Mientras tanto, a instancias del mariscal, Goulbosquej una serie de puntos a negociar que loaliados pudieran hallar aceptables. Su esfuerzprobablemente fue sincero, en el sentido de que e


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posible que Gould creyera que de esa formpodra rescatar algo de su frustrada misin. Oquizs solo estaba tratando de ganar tiempo. Secomo fuere, rpidamente garabate algunas nota, cuando termin su borrador, su plan no era mu

diferente del que le haba presentado Washburn Caxias algunos meses antes. Los aliados, proponGould, prometeran respetar la integrida

erritorial del Paraguay y dejaran las cuestionefronterizas para ser decididas ms tarde (o ravs de arbitraje externo). Ambos bandoiberaran prisioneros de guerra y adelantara

eparaciones. Las fuerzas armadas del Paraguay setiraran de la provincia brasilea de MatGrosso y luego se reduciran a un tamaapropiado para mantener la paz internaFinalmente, una vez que las hostilidades hubiera

erminado, el mariscal abandonara el pas rumba Europa, confiando su gobierno al vicepresidentFrancisco Snchez, como lo estableca lconstitucin de 1844.[41]

Asombrosamente, cuando se le mostraron esta


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condiciones, Lpez aprob de inmediato lorminos sugeridos, que parecan ponerlo en un

posicin mejor que la que haba consideradposible. El coronel George Thompson capt lesencia de esta reaccin inicial del mariscacuando observ que Lpez se ira de la mejomanera, haciendo la paz l mismo, con lo que egran obstculo, su orgullo, quedab

uperado.[42] Con el mejor de los nimos, emariscal le urgi a Gould que presentara a Caxiaos trminos de paz propuestos.

En consecuencia, el 11 de septiembre e

ecretario llev las propuestas bajo bandera dregua al campamento aliado, donde el marqus laecibi con incierto favor. Ms tarde, ese da

present el texto a los representantes aliados, que sintieron persuadidos de que las condicione

podan al menos contener el germen de una futurpaz. En los intercambios diplomticos, lvaguedad dista de ser un defecto fatal, ya que laambigedades pueden ser clarificadas e

euniones posteriores, y las inconsistencia


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allanadas. Gould les ofreca una cucharada desperanza; no haba nada de malo en probar.

La positiva reaccin aliada produjo unmomentnea ola de optimismo en todos lobandos. Mitre anunci su conformidacondicional. El jefe del personal imperial partide inmediato en un vapor especial a Rio daneiro, donde se esperaba que el emperado

firmara su consentimiento.[43] Desde BuenoAires, el ex ministro del Exterior Rufino Elizaldambin declar su anuencia, agregando solament

un punto de acuerdo con el cual Humait ser

demolida como parte del precio de la paz.[44Dos das despus, Gould retorn a Paso Puc coexcelente espritu, casi sin poder creer que se lahubiera arreglado para persuadir a tanta gente coan poca dificultad.

En realidad, haba fracasado en convencer a lpersona que ms importaba. Cuando inform sobras negociaciones, Lpez le envi una respuesta ravs de su secretario Luis Caminos. En est

mensaje, el funcionario del mariscal neg que s


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uperior hubiera consentido jams en dejar el pade la manera que se sealaba en la propuesta:

En cuanto al resto, le puedo asegurar que la Repblica d

Paraguay no manchar su honor y gloria tolerando que Presidente y Defensor, que tanto ha contribuido a su gloria militay quien ha peleado por su existencia, deba descender de puesto, y mucho menos que tenga que sufrir la expatriacin de escena de su herosmo y sacrificio. La mejor garanta para mi paser que el Mariscal Lpez siga el camino que Dios ha preparad

para la Nacin Paraguaya.[45]

unca una nota de suicidio fue tan ornamentada idculamente escrita. Gould ni siquiera se tom e

rabajo de responder. Parti inmediatamente bordo delDoterely jams regres.Al tratar de entender la terquedad del marisca

en esta ocasin, uno podra atribuirla a lnfluencia corruptora del poder absoluto junto co

el aislamiento del lder paraguayo. O bien podrpensarse que el mariscal se crea indispensableWashburn, sin embargo, argumenta que fueron lanoticias de nuevas rebeliones en Argentina las qu

o convencieron de esperar trminos au


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mejores.[46] Adems, Lpez saba que habveintenas de familias y amigos a quienes habratado atrozmente y que solamente manteniendo u

ejrcito entre l y ellos poda esperar que lperdonaran la vida un solo mes.[47]

Por su parte, el siempre servil Luis Caminoafirm que era inconstitucional que Lpeabandonara su puesto de la forma en que l

estipulaba el pretendido acuerdo; pero este era uargumento oportunista y, en cualquier caso, emariscal nunca haba dejado que restriccioneegales determinaran sus acciones.[48] Esto

fueron los mejores trminos que se le ofrecieron Lpez durante toda la guerra, y l los desech. Suapologistas sostienen que lo hizo por buenaazones nacionalistas, dado que, de lo contrario

habra dejado a los aliados repartirse el Paragua

a su antojo. Pero ya era tarde para eso. Qu es upas si no su pueblo? Demasiados paraguayoestaban muertos bajo la fra tierra como para quLpez arguyera que los estaba salvando de u

destino peor. Es ms fcil concluir que e


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mariscal, como dijo Thompson, estaba dispuesto sacrificar hasta al ltimo hombre, mujer, nio dun bravo, devoto y sufrido pueblo, simplementpara mantenerse por un corto tiempo ms en epoder.[49]


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COMBATESININTERRUMPIDOS

El conflicto entre Paraguay y la Triple Alianzno amain durante la visita de Gould. Las lluviafueron constantes a principios de septiembre paralizaron el movimiento de las tropas desdTuyucu y el sur:

En todas partes, y en cada lugar bajo, no se ve otra cosa qubarro y nada ms que barro [...] Bueyes, caballos o mulas qupodran costar un dobln cada uno [...] se encuentran atrapaden los barrizales, muchas veces todava vivos, con sus cabezascuellos proyectndose por encima del lodo, que pronto convertir en su lecho de muerte y tumba. [Hay] carret

empantanadas [tan profundamente que all] quedarn por todos lotiempos.[50]

A pesar de la lluvia, haba intercambios dartillera en numerosos lugares a lo largo de lnea, pero ni la infantera ni la caballera aliada

hicieron ningn progreso real contra loparaguayos. El fango en los senderos impeda uuministro adecuado a Tuyucu y, por lo tanto, la

fuerzas brasileas, orientales y argentina


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implemente se mantuvieron en sus posiciones evitaron enfrentarse con sus cercanos oponenteparaguayos. Quizs pensaban que los hombres demariscal lanzaran un ataque, pero eso nuncocurri.

En cambio, las tropas a ambos lados de la lnecombatan con otra amenaza de clera. Aunque loefectos de la enfermedad fueron menos fatdicos e

esta ocasin que en abril, el terror que inspirabafue igual de palpable, particularmente entre lobrasileos, que haban registrado varios casos dviruela en su hospital de Tuyut. El 6 d

eptiembre, The Standardanunci que un hombren el hospital argentino ya haba muerto de clerque la enfermedad podra pronto crear un cao

aqu [en Itapir], donde abundan todas laespecies de aborrecibles porqueras.[51]

Aunque las condiciones sanitarias seguaiendo malas, los servicios mdicos aliado

haban mejorado considerablemente y, parmediados del mes, el nmero de pacientes en e

hospital argentino se haba reducido a unos treint


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hombres, ninguno de ellos enfermo de clera.[52Aun as, la enfermedad resurgi espordicamentdurante los dos meses siguientes, infundiendemor en cada ocasin. El 11 de octubre, la

autoridades aliadas anunciaron que un general y ucoronel argentinos haban muerto de clera y quotros 300 hombres estaban enfermos de disenterotras dolencias.[53]

En el campamento paraguayo, la situacin erpeor. La desnutricin se haba vueltprcticamente una forma de vida en Humait ydado que las enfermedades tienden a actuar d

manera oportunista, hombres que ya apenas se laarreglaban para cumplir sus tareas cayerogravemente enfermos. El nmero preciso de loque sucumbieron es desconocido, pero la cifralcanz los cientos e incluy a oficiales, soldado

civiles y reclutas nios que haban llegadecientemente de Asuncin.[54] La ms recienteva masiva del mariscal haba vaciado lo

pueblos del interior y ni siquiera los habitante

ms jvenes haban escapado de las implacable


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patrullas de reclutamiento. Ahora laenfermedades contribuan con su propia saa aprogresivo proceso de desastre demogrfico depas.[55]

Al menos uno de los que murieron en lepidemia fue universalmente llorado. NataliciTalavera haba escrito en 1867 una tras otra sucartas desde el frente paraEl Semanario.Cuand

a fortuna del pas decay, sus reportemantuvieron su mordacidad y ardor y eraansiosamente esperados por los lectores en todapartes. El 28 de septiembre envi su misiva fina

disculpndose por la demora. Ya estaba dbil enfermo. Sus ltimos comentarios dejabaraslucir una angustia que, para entonces, ya er

familiar, y retumbaban con el significado de lfrrea resistencia del Paraguay:

Necesito expresarles la gratitud y entusiasmo de todos lpresentes [en el frente]. Cada vez que las publicaciones de capital llegan a nosotros, traen con ellas los aromas con los que mitad [femenina] de la familia paraguaya perfuma el santuario d

la patria. No propongo autonombrarme vocero de aquell


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valientes hombres que estn aqu unidos al pie de la bandera, que estn cubiertos de gloria, porque no puedo saber cmexpresar el sentimiento de satisfaccin que los anima. Solamenpuedo adherirme a sus esfuerzos por salvar la nacin. Dejemque sus hechos [hablen por s mismos y muestren] su disposici

de defender hasta la muerte el hogar de esas mismas mujeres. [Sdeterminacin ofrece] la ms dominante manifestacin de gratitud.[56]

atalicio Talavera muri de clera en Paso Puc

el 11 de octubre de 1867.[57]La matanza que sus cartas condenaron y l

bravura que elogiaron haban continuado sin pausa lo largo de septiembre y octubre. spero

enfrentamientos sin ganadores inequvocos habaenido lugar constantemente. El 8 de septiembreuna fuerza de 527 jinetes paraguayos deRegimiento 21 irrumpi en las posiciones aliadacerca de un cementerio a media legua de SaSolano. El ataque, que los paraguayos quisierohacer por sorpresa estuvo mal coordinado desde eprincipio y produjo mnimas prdidas a lodefensores, que respondieron bien.

Caballos mutilados cubran el campo, otro


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uchaban en su agona y en todas partes habinetes desmontados corriendo en todas la

direcciones. Una bala de can alcanz a uhombre cuando vagaba desorientado en direccial enemigo y le separ la cabeza del cuerpo comi hubiera sido la hoja de una guillotina. Y este fuolo uno de muchos. Los paraguayos dejaron 15

muertos antes de ser rechazados a sus trinchera

por jinetes brasileos que haban llegado desdTuyucu. A cambio de estas vidas, los hombres dLpez se llevaron 100 cabezas de ganado algunos caballos.[58] El hecho de que varios d

us hombres desertaran pasando a las filas dbrasileos y correntinos durante estenfrentamiento hizo al mariscal reaccionar con unde sus peores muestras de resentimiento. Disolviel Regimiento 21, distribuy a sus hombres entr

us batallones de infantera e hizo ejecutar o azotaa los oficiales y sargentos que no haban podidevitar las defecciones.[59]

Pese a todo lo que se deca de la resoluci

paraguaya, las deserciones se haban convertido e


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un problema creciente en Humait y en todo eesto de la lnea. Incluso antes de la guerra, la

huidas del ejrcito paraguayo haban ocurridespordicamente, pero estas acciones individualeno respondan entonces a ningn sentimientgeneral de malestar en las tropas.[60] Ahora, ecambio, los hombres en el sur del pas sentan quel ejrcito se mova en una direccin imposible

Cada soldado vea que las rdenes e instruccioneque alguna vez haba obedecido sin dudar shaban vuelto totalmente insensatas, basadas eevaluaciones irracionales de la situacin, lanzada

en un intento de inspirar mayor resistencia y mayoealtad al mariscal. Que algunos hombreehuyeran hacer ms sacrificios era entendible

pero haca que Lpez y sus oficiales fueran aums suspicaces, aun ms arbitrarios en sus trato

Las deserciones continuaron, como tambin loerribles castigos propinados a los hombres qu

eran capturados tratando de escapar.[61]Un colapso total de la disciplina del lad

paraguayo, sin embargo, era improbable. Oficiale


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sargentos todava podan proporcionar apoyo confianza, as como tambin amenazar, y esto veces compensaba el naciente derrotismo. Locapellanes, aunque estaban tan hambrientos comos soldados, tambin hacan todo lo que poda

para darles nimo. Trabajaban en las trincheras en los puestos de tiradores, reprimiendo su propiemor, para confortar a los que pudieran.

Adems, pese a todas las desgracias, loparaguayos disfrutaron de pequeas victorias qualimentaron su confianza en la lucha. El 20 deptiembre, por ejemplo, los brasileos tomaro

Pilar, pero fueron rpidamente expulsados cuandun vapor paraguayo desembarc una tropa coefuerzos.[62] Los defensores del puerto sactaron mucho de la derrota de los kambay riero

estridentemente de un pelotn de brasileos que

habiendo volcado un contenedor de melazmientras saqueaban una residencia privada, npudieron sacarse la sustancia pegajosa de lamanos y las botas y se retiraron hacia San Solan

como payasos de circo.[63] En realidad, lo


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paraguayos no debieron haber mostrado tantdesdn, ya que los aliados tomaron 74 prisionerodurante esa breve ocupacin, junto con 20cabezas de ganado, 60.000 cartuchos y otras arma municiones, charque y una chata intacta. Lncendiaron junto con varias canoas antes d

partir.[64]El 24 de septiembre hubo otro enfrentamient

del que los hombres del mariscal pudieroalardear. Una columna de 3.000 aliados quescoltaba un convoy de carretas de suministrodivis lo que pareca ser el disminuido remanent

de un destacamento paraguayo zigzagueando haciellos desde los pantanos cerca de Paso del OmbLos brasileos permitieron que las tropas tomarauna o dos carretas y varias mulas. Luego, con ldea de masacrar a los tontos intrusos, enviaro

cinco batallones de infantera y tres regimientos dcaballera a la refriega.[65]

Los paraguayos retrocedieron a los esteros y lobrasileos los persiguieron, solo para percatars

demasiado tarde de que era una trampa. El corone


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Valois Rivarola, rico estanciero del pueblo dAcahay, les haba tendido una emboscadaenviando dos batallones de infantera a desafiar os brasileos y lanzndoles furiosas cargas d

mosquetera y cohetes Congreve a corta distancia.Atrapados en el lodo, los soldados aliado

pelearon irregularmente y luego pidieron ayuda a caballera imperial, que estaba esplndidament

montada en algunos de los ms finos ruanos moteados que los estancieros de Urquiza podaproveer. Sin embargo, los caballos prontquedaron con el agua hasta el pecho y lo

brasileos, segn relata el coronel Thompson,[...] cargaron en columna al regimiento paraguayo, cuyomiserables y demacrados caballos apenas podan moverse esperaban en lnea el ataque. Los brasileos se acercaron a un150 yardas a los paraguayos, cuando estos ltimos espolearon su

caballos para ir a su encuentro, haciendo que los brasileoinmediatamente mostraran las grupas de la forma ms vergonzoy escaparan a todo galope. Este fue el nico movimiento eambos bandos, y al final el enemigo se retir, dejando unos 20muertos en el campo. Los paraguayos solo perdieron a ocho, entmuertos y heridos.[66]


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El enfrentamiento en Omb no fue concluyentepero debido a que las bajas aliadas excedan a ladel mariscal, este consider la batalla como unespectacular humillacin del enemigo. Elogi laudacia del coronel Rivarola y procedi a vitoreaa las unidades involucradas. Estas respondierocon toda la exuberancia que la ocasi

demandaba.[67] Pero saban que nada habcambiado.


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PARECU

Lpez adquiri el hbito de enviar numerosaunidades de caballera a incursiones diarias parhostigar al enemigo y quitarle suministros. Ealgunas ocasiones, los asaltos paraguayoesultaron significativas escaramuzas entre fuerza

de hasta miles de hombres. Una de ellas ocurri e

3 de octubre de 1867 en Parecu (o isla Tay). Adespuntar el alba, el mayor Bernardino Caballerali de Humait al frente de un contingente d.000 jinetes rumbo a San Solano, donde esperab

ealizar un rpido ataque sorpresa contra lobrasileos y descomponer la extrema derecha da posicin aliada. No saba lo que le esperaba, y

que su movimiento haba sido detectado y emarqus de Caxias en persona se dirigi al puntamenazado, preparando los distintos cuerpos a sdisposicin para la defensa.

Caballero se haba convertido en el nuevfavorito del mariscal, un sucesor apropiado, s

bien no exactamente digno, del general Eduvigi


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Daz. Con su joven exuberancia, esculpido rostro penetrantes ojos azules, el mayor tena semblantde hroe, del tipo que el mariscal gustaba de tenealrededor. Pero la reputacin de Caballero comhombre de armas era solo parcialmente merecidaAunque inteligente e incuestionablemente valientenunca haba demostrado dotes de estratega y suriunfos haban sido en su mayora corto

agresivos asaltos que dejaban intacta la ecuacibsica anterior a ellos. Cuando se convirti epresidente del Paraguay en 1880, desechcompletamente su estatus como hroe milita

nunca luca sus medallas y ni siquiera tena uuniforme. Siempre fue mejor conocido commujeriego que como soldado. Parece cierto quera padre de al menos treinta y dos hijos de unmero casi similar de mujeres. De acuerdo co

una bien conocida tradicin familiar, estos hijoacudan a la residencia oficial al final de cada mepara recibir una subvencin regular de su padreParecu, sin embargo, le presentaba la oportunida

de realizar algo mejor que confiscar un convoy


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68]Cuando Caballero se acerc a la posici

enemiga, form sus seis regimientos como unancha columna, el centro de la cual estaba sobruna pequea elevacin. Los paraguayos canmediatamente recibieron fuego de carabina d

una unidad de caballera brasilea que carg sobrellos a campo traviesa, pero Caballero no tuv

problemas para hacer retroceder a los jinetes coables y lanzas. No obstante, perdi alguno

minutos en el entrevero, lo que permiti a Caxiaraer dos piezas de campaa para bombardear

os paraguayos. Presintiendo el peligro esperando atraer a los brasileos a su propifuego enfilado, Caballero abandon una parte dus tropas en el monte. Orden a sus fuerzaestantes volver al centro a preparar un ataque e

masa una vez que Caxias mostrara sus cartas.[69]No estaba claro en ese momento si los aliado

e lanzaran al fuego paraguayo o si sera al revRepentinamente, los brasileos avanzaron sobre l

principal fuerza enemiga con tres regimientos d


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caballera y dos batallones de infantera en letaguardia.[70]Todas estas unidades, al parecer

fueron golpeadas por una impetuosa carga de loinetes de Caballero. Los brasileos se habaanzado hacia adelante, ms y ms rpido, con loinetes bien asidos a los cuellos de sus caballo

pero fueron recibidos con un infierno dmosquetera. La vanguardia se quebr bajo un

ormenta de proyectiles. Hombres y caballocayeron a montones y los cuerpos apiladoformaron una barrera insuperable para los quvenan detrs. La carga brasilea titube d

nmediato. Caballero vio su oportunidadcontraatac justo en ese momento y azotferozmente al enemigo.

Fuera por temor a que sus caones cayeran emanos paraguayas, fuera porque se dieron cuent

de lo imprecisos que haban estado sus caoneroos brasileos procedieron a retirar sus piezas un

por una y dejaron la pelea a cargo de scaballera. Al menos tres regimientos ms s

agregaron al campo, gritando y blandiendo su


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ables, pero Caballero los detuvo a todoagotando la mayora de sus municiones en eproceso.

Habiendo fracasado la caballera, Caxias envivarios batallones de infantera para hostigar a loparaguayos que, en retirada, trataban deagruparse en una isla cubierta de pastizale

Caballero intent sacar a sus hombres de la lne

directa de fuego, pero esta vez no mostr lprecisin que a menudo defina sus movimientos os paraguayos cayeron en desorden, huyendo e

mltiples direcciones.

Hasta este momento, los brasileos se habamostrado inseguros sobre lo que deban hacerpero cuando las tropas enemigas vacilaron y squebraron, los soldados de Caxias recobraron eaplomo y cargaron con renovada determinacin

La mayora de las prdidas paraguayas ese docurrieron durante los siguientes minutos, perpoco despus, por razones que tuvieron ms quver con la suerte que con el entrenamiento o l

experiencia, las tropas del mariscal tambi


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ecuperaron la compostura. Esta vez fueron lobrasileos los que flaquearon. Los hombres dCaxias se retiraron del campo, y aunque loparaguayos se prepararon para resistir otro asaltoeste nunca lleg.[71]

Caballos y hombres muertos cubran el suelcenagoso, pero ni Caballero ni los aliados podaarriesgarse a detenerse a enterrar a sus camarada

Solo despus de que los brasileos regresaron San Solano, ms tarde, ese mismo da, loparaguayos se ocuparon de esa espeluznante tarede rescatar a los hombres heridos que pudiero

encontrar. Muchos se haban desangrado en enterin. En total, los brasileos perdieron a uno500 hombres y los paraguayos a 300, entre muertoheridos.[72]

Algunos reportes aliados consideraron Parecu

como una victoria, en el sentido de que no conduja la recaptura paraguaya de San Solano.[73Caxias saba que, en realidad, haba sido un revmenor, pero era demasiado profesional como par

dejar que eso lo humillara. Sin duda se sinti


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ansioso de no repetir los errores de ese da y, lprxima vez, acorralar al enemigo de tal forma tano pudiera responder como lo hizo Caballero eParecu. Por otro lado, el marqus se poda dar eujo de sufrir esas prdidas, mientras que lo

paraguayos no.


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TATAIYB

El 21 de octubre, el marqus tuvo loportunidad de vengarse de la caballera enemigaPrepar una trampa, situando a 5.000 jinetes detrde un palmar en tierra de nadie 5 kilmetros anorte de Humait, cerca de una explanada llamadTataiyb. Cuando Caballero sali de la fortalez

para uno de sus peridicos asaltos, los jinetealiados estaban listos para recibirlo. Aunquenan a los paraguayos al alcance de sus rifles, lo

brasileos se contuvieron y no abrieron fueg

hasta que Caxias envi a un nico regimiento comcarnada. Su fuerza encontr a Caballero en uclaro del bosque, dando de beber a sus caballodispar unos pocos tiros y huy hacia San Solan la espesura. Los paraguayos los siguieron, si

percatarse de la trampa enemiga. As lo relat uobservador:

Los paraguayos, sin detenerse ni por un momento a explorar campo adyacente, sino confiando en su valor sin par, cayerosobre los fugitivos brasileos, a los que doblaban en nmero, pe


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los caballos de los brasileos estaban en condiciones muchmejores y se mantuvieron al frente. El grito de guerra de loperseguidores haca eco en los bosques; y como los paraguaycrean que los brasileos eran solo una guardia de avanzada dOsrio, redoblaron sus esfuerzos para atraparlos; pero la ilusi

fue momentnea. El sonido de trompeta desde un naranjal fue seal para la carga de varias brigadas brasileas.[74]

En trminos de salvajismo, lo que sigui fue unde las ms horribles refriegas de toda la guerra.

A las 11:00, los paraguayos fueron atacadodesde tres lados. Sobrevivientes de la batalldescribieron los regimientos imperiales como unavalancha de soldados cayendo sobre ellos; era

antos que chocaban entre s para alcanzar a loparaguayos.[75] Los omnipresentes pantanohacan difcil maniobrar, pero antes que intentauna rpida retirada, los hombres del marisca

cargaron raudamente con lanzas y sables contra lprimera brigada enemiga. Los brasileos tenaarmas superiores y firme determinacin, perncluso un ciego habra visto el fantico coraje dos soldados del mariscal ese da.

El combate fue desigual de principio a fin, co


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unas fuerzas aliadas que superaban en nmero us enemigos paraguayos por cinco a uno, pese o cual la lucha dur ms de una hora.[76] E

cierto momento, con la mayor parte de sus tropaa agotadas, Caballero y sus escasos restos sanzaron a un estero para continuar la pelea. Casodos los caballos paraguayos murieron, alguno

en el campo y otros ahogados en el pantano. Lo

inetes de Caballero continuaron blandiendo suables y las culatas de sus rifles en combate

cuerpo a cuerpo, pero ahora a pie, sin esperanzde respiro. Su resistencia fue horrible, aunque,

uzgar por las vanas y enfermizas evocaciones dos escritores nacionalistas, tambin hermosa en sfuria.

En anteriores encuentros, la resolucin de loparaguayos haba frenado a menudo a los aliado

o esta vez. En Tataiyb, pese a que los soldadodel mariscal opusieron la ms feroz de laesistencias, los brasileos continuaro

disparando sin pausa, mecnicamente, su

carabinas desde corta distancia. Los paraguayos s


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etiraron lentamente, detenindose a disparacuando podan, y gateando entre el lodo cuando noLa fuerza de Caballero estuvo esencialmentodeada en todo ese trayecto de 5 kilmetros, pes

a lo cual nunca dej de reunir y arengar a suhombres para resistir. Se mantuvo empujndolodesesperadamente al encuentro de los brasileouna y otra vez. Finalmente, abrieron una brecha e

a lnea enemiga y escaparon a travs de ellaCaballero se las arregl para regresar a durapenas a Humait, pero solo una pequea parte du tropa logr hacerlo con l.

Cuatrocientos paraguayos yacan muertos en ecampo y otros 178 fueron tomados prisionerocuarenta de ellos seriamente heridos.[77]Algunohombres lesionados, tal vez cuarenta o cincuentaarribaron a Humait con su comandante, y otro

300 sobrevivieron retirndose en otra direccinpor un monte al norte de Tuyucu.[78] Lobrasileos perdieron a unos 150 entre muertos heridos, incluyendo a ocho oficiales.

Tataiyb fue un enfrentamiento relativament


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menor y pocos estudiosos han perdido tiempanalizando sus consecuencias. La batalla, siembargo, fue notable en un aspecto. Planeada dirigida personalmente por el marqus de Caxiapermite juzgar sus acciones como comandante dcampo. Con una clara opinin formada sobre lafortalezas y debilidades de sus oponentes y sobru inclinacin a enredarse en asaltos de carcte

imitado, anticip, correctamente, que intentaraalgo similar. Su victoria qued asegurada en eminuto en el que Caballero se comport tal coml lo haba previsto. Los historiadores han tendid

a tratar al marqus como un estratega superior, uoficial responsable y estricto y un general coalento poltico. Tataiyb demostr, adems, su

habilidades a nivel tctico.


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POTREROOVELLAYTAY

Mientras tanto, el movimiento de los ejrcitoaliados a la izquierda paraguaya progresaba comnima oposicin. Tomaron posesin de una partdel camino seco a Asuncin y comenzaron antear los alrededores de la orilla externa de l

Laguna Mndez que se extenda ms all. Est

dej a los aliados al alcance de la aldea de Tayunos 25 kilmetros ro arriba de Humait y unegua al sur de Pilar. Era un punto crucial sobre eo Paraguay a fines de 1867. Todos suponan qu

u captura cerrara el cerco alrededor de lfortaleza, dejando solamente el camino del Chaccomo posible ruta de escape para la guarnicin.

Caxias dej la siguiente etapa del avance aliada cargo del general Joo Manoel Mena Barreto, uelegante oficialgacho de 45 aos de edadcerrada barba y ojos negros. Su padre ervisconde de So Gabriel y l mismo haba siduno de los protegidos ms cercanos de Caxias e

el ejrcito imperial. Cualquier extrao poda sent


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en Mena Barreto una fuente de energa a punto dexplotar. Este era, sin embargo, solo uno suaspectos. En l predominaba el cerebro antes quel corazn, ya que era un calculador nato, ucomandante que poda medir y volver a medir suventajas y limitaciones antes de que sus tropahubieran siquiera pensado en levantar sus carpas.

Los talentos militares de Mena Barreto fuero

visibles por primera vez en 1865, durante lnvasin paraguaya a su nativa Rio Grande d

Sul.[79] Dos aos ms tarde, sirvi comportantes responsabilidades de comando durant

as etapas finales del enfrentamiento en ParecuPero se revel en toda su dimensin el 27 doctubre, cuando Caxias lo envi con 5.00hombres a tomar Tay. La operacin no era fcde cumplir. El territorio entre Tay y Humait

estaba compuesto por un monte cerrado, ucarrizal y una espesura que pareca interminable, ravs de la cual los hombres del marisca

acababan de abrir dos caminos. Al final, en u

ugar llamado Potrero Ovella, los paraguayo


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haban cavado nuevas trincheras quproporcionaban una proteccin modesta. Era estposicin la que Mena Barreto deba superaLpez haba usado el Potrero como reserva dganado para las tropas en Humait, por lo cual scaptura podra significar otro clavo ms en econfinamiento paraguayo.

A las 7:00 del 29 de octubre, los brasileo

comenzaron el asalto a Ovella, donde se les opusuna defensa que fue inicialmente reportada comferoz. Mena Barreto envi tres batallones contra lposicin central del enemigo y otros tres contr

us flancos.[80]Tres veces sus tropas cargaron res veces se encontraron con abrumadoras rondade can y mosquetera en la lnea de trincheraCon esta resistencia en mente, el general brasileasumi que la posicin enemiga era ms fuerte d

o que en realidad era, y decidi retroceder parbombardear a los paraguayos hasta someterlos.

La verdad era que el capitn Jos Gonzlez, uquerido comandante en el lado opuesto, ten

apenas 300 hombres bajo sus rdenes y para es


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entonces un tercio de ellos yacan muertos heridos. Cuando comprendi sus nulaposibilidades, el capitn opt por inutilizar sucaones y retirarse a un monte adyacente mientraos brasileos preparaban su barrida. Por uiempo considerable ciertamente ms de un

hora los caones aliados tronaron sobre ePotrero y consiguieron derribar muchos aoso

rboles, pero a ningn otro paraguayo a excepcinrnicamente, del propio Gonzlez.[81]

Mena Barreto tom 49 prisioneros en PotrerOvella, todos ellos heridos que no pudieron se

evacuados. Ochenta paraguayos haban muertopero tambin sucumbieron 85 brasileoncluyendo 9 oficiales y otros 310 resultaro

heridos.[82] Confiscaron 1.500 cabezas dganado, premio irrisorio dadas las vida

perdidas.[83] Pese a todo, Caxias se sintiatisfecho. Su plan marchaba como haba previst eso significaba que Mena Barreto deba ahor

avanzar sobre Tay a toda prisa.[84]

En consecuencia, al da siguiente el genera


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despach una patrulla de reconocimiento parexplorar los caminos que se dirigan al norte a largo del ro Paraguay. Cuando haban llegado as afueras de Pilar, encontraron dos vapore

acercndose a toda marcha hacia ellos desde eur. Un fuego concentrado de estos buques, e

Olimpo y el 25 de Mayo, hizo retroceder a laropas brasileas hacia posiciones alejadas de l

ibera, en direccin al cuerpo principal de MenBarreto. El bombardeo continu durante toda lnoche, pero no hizo mella en la intencin davanzar del general.

Para los paraguayos, haba poco tiempo quperder. En unas horas, el mariscal embarc a 40de sus tropas en Humait a bordo de los dovapores que haban desafiado a los exploradore los envi de nuevo ro arriba con rdenes d

fortificar Tay en un ltimo y desesperado esfuerzpor defender la aldea. El mariscal confi la tarede construir las defensas en Tay al coroneThompson, pero el britnico no estaba seguro d

poder cumplir sus instrucciones debido a la falt


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de tiempo:

Llegamos a anochecer y, despus de un reconocimientencontramos al enemigo cerca, detrs de los bosques. Se ubicaro

guardias de avanzada y se prepar un reducto con el ro a retaguardia. Tres vapores fueron puestos en el flanco con sucaones al frente del reducto, y la obra qued comenzada primero. Divisando un viejo cuartel en Tay, con una fuerempalizada como cerco, envi [...] un despacho alertando a Lpde que el enemigo estaba cerca y de que la empalizada pod

hacerse muy defendible para la maana [...] mientras que trinchera, al mismo tiempo, todava sera muy precaria. l prefirisin embargo, que se comenzara con la trinchera.[85]

Esta decisin sell el destino de los paraguayo

en Tay, que quedaron con un campo abierto afrente y con un pronunciado acantilado que daba ao detrs. A la maana siguiente, Mena Barret

atac la dbil posicin con toda su fuerzacomenzando con una carga de bayoneta de snfantera.[86] Los paraguayos, cuando s

percataron de su veloz acercamiento, se arrojaroal precipicio y cayeron en la pequea costa bajo eacantilado. El escape era imposible, pero al meno

podan intentar detener el avance enemig


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aprovechando el fuego de cobertura de los trevapores. No fue suficiente.

Despus de una hora, Mena Barreto trajo spropia artillera a la vera del Paraguay y descargun pesado bombardeo tanto sobre las tropas eierra como sobre los tres buques paraguayos qu

defendan el lugar. Algunos paraguayos saltaron ao y se perdieron en la corriente. Todos los dem

murieron atrapados entre las paredes del barrancoLos brasileos, quienes todava tenan qu

erminar el sangriento trabajo del da, enfocaroentonces el resto de sus energas en los dos barco

ms cercanos, el 25 de Mayo, que los paraguayohaban capturado de los argentinos en abril d865, y el Olimpo. El fuego brasileo destroz

cada pulgada de los buques, matando a la mayoparte de los tripulantes en menos de una hora. Lo

caones pesados terminaron la tarea, mandndoloal fondo. Solamente el Ygurey, con el coroneThompson a bordo, pudo evitar el fuego directo dos caoneros de Mena Barreto y escap ro abaj

a Humait con mnimos daos.[87]


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El marqus poda estar satisfecho de la eficacidel plan aliado, que ahora tenda a consideradiseado nicamente por l. Tambin podentirse confiado en las habilidades y e

comportamiento de su subordinado Mena BarretoSi los otros comandantes de campo podan actuacon buen juicio e inclemencia similares, la guerrconcluira pronto. Con este pensamiento, Caxia

magin contados los das del mariscal. Lafuerzas terrestres haban aislado al enemigo en lmargen derecha del Paraguay. Habanterrumpido el paso al norte con sus cadenas

bateras fluviales. Todo lo que faltaba era que larmada brasilea forzara el ascenso a la fortalezaa cual caera entonces en manos aliadas casi coeguridad.


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SEGUNDATUYUT

El mariscal, por su parte, comprenda que eiempo de Humait se estaba acabando. El cerc

aliado estaba casi completo y todo lo que Mitre Caxias necesitaban hacer era apretar el lazo. Nobstante, los comandantes enemigos tenan ciertadebilidades en su posicin tctica que Lpe

odava esperaba explotar. Por ejemplo, louministros que requeran argentinos y brasileo

para tomar la fortaleza eran transportados poierra desde Tuyut a travs de una de las m

densas e inhspitas selvas de esa parte deParaguay. Los salteadores de BernardinCaballero ya haban golpeado a estas caravanas dprovisiones en muchas ocasiones y habaconseguido perturbar el calendario de los aliadoSin embargo, estas incursiones no lograbaquebrantar la ofensiva enemiga. Para eso, Lpenecesitaba algo ms convincente.

La inteligencia paraguaya todava era superior

a de los aliados y el mariscal haca tiempo qu


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aba cun frecuentemente las caravanas partan dTuyut. Juzg que una de ellas probablementaldra del campamento aliado a principios d

noviembre, acompaada por una importantescolta. Dado que dos batallones acababan de sedespachados para reforzar Tuyucu, esta nuevdisposicin dejara el Segundo Cuerpo disminuid, quizs, vulnerable a un ataque sorpresa. Do

meses antes, el ministro Washburn habconsiderado improbable un asalto de ese tipo acampamento de Tuyut, ya que las fuerzas demariscal eran tan desproporcionadas a las de su

enemigos que [el resultado sera] desastroso.[89Los acontecimientos probaron que estabequivocado.

El sol todava no haba despuntado en ehorizonte el 3 de noviembre de 1867 cuando uno

9.000 paraguayos reptaron fuera de sus esconditecerca del Bellaco y se dirigieron al sur a travs dYataity Cor lo ms rpido que pudieron. En espoca del ao, el aire estaba templado y repleto d

os agradables aromas de la vegetacin de lo


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pantanos, lo que pudo haber contribuido a que lopiqueteros aliados sintieran una engaoseguridad. Sea como fuerte, el hecho es que n

notaron que las tropas se acercaban, lo qupermiti a los paraguayos llegar casi siobstculos hasta la primera lnea de trincheras.

Lpez no tena intenciones de tomar ecampamento. Enredarse en una batalla abierta co

fuerzas superiores no era algo que lo atrajera eesta etapa de la campaa. En cambio, deseabanzar un asalto limitado similar a los que hab

conducido el ao anterior contra Itat y Corrale

Buscaba sacar ventaja de las lneas interioregolpear a travs de Potrero Piris lo ms fuerte qupudiera la base enemiga de comunicaciones abastecimiento, capturar las piezas de artillerque cayeran en sus manos y retornar a sus propia

fronteras antes de que sus perplejos enemigos secuperasen del asombro. Calculaba que un asalt

exitoso en este importante sitio podra forzar Mitre a reorganizar sus tropas desde Tuyucu

que esto, a su vez, podra arruinar los plane


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aliados de cercar Humait.El mariscal estuvo cerca de cumplir su

objetivos, que solo se vieron frustrados porque sudemacrados hombres fueron ms all de surdenes. La columna paraguaya se separ en dodivisiones, con una fuerza de infantera de quiz9.000 hombres comandados por el general VicentBarrios cayendo sobre la derecha enemiga,[90]

con una segunda divisin, conformada por loinetes restantes de Caballero, lanzando una seri

de asaltos de hostigamiento al reducto brasileo ea izquierda.

Los desprevenidos soldados aliados nuncentendieron qu los haba golpeado. Reaccionarocon horrorizada sorpresa y huyeroprecipitadamente cuando vieron a miles dsalvajes paraguayos correr hacia ellos. Lo

caballos, enloquecidos, se desbocaban, con o siinetes. En la fuga tambin huan cientos doldados de la Legin Paraguaya, incluyendo a su

comandantes, los coroneles Fernando Iturburu

Federico Guillermo Bez, a quienes les esperab


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un instantneo ajusticiamiento si caan en manos dus compatriotas.[91] Los hombres del marisca

avanzaron con una mnima oposicin, abrieroamplios agujeros en la lnea principal y loatravesaron con grandes contingentes. Solamentaquellos soldados aliados que haban encontradefugio en los recesos sobrevivieron a est

avalancha.

El combate se agudiz en torno a los terraplenealiados. Para entonces, los brasileos ya habacomenzado a recobrarse. Resistieron mano a man trataron desesperadamente de rechazar a lo

oldados del mariscal, pero al final fueron elloos que terminaron empujados hacia los cuarteledel general Prto Alegre. A corta distancia, podapercibir la insignia paraguaya flameandriunfalmente sobre las pilas de los soldado

aliados masacrados en la primera lnea drincheras.Nada contena a los paraguayos. El campament

en Tuyut haba estado en manos aliadas por u

ao y medio y ahora se asemejaba a una prsper


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ciudad, con sus numerosos almacenes y carretas dmacateros cargadas con las mercaderas provisiones que los paraguayos ansiaban. Aunquel segundo cuerpo se haba quedado con uneserva sustancial para proteger el campamento, l

posicin brasilea estaba expuesta. Si loparaguayos hubieran dispuesto de una fuerza mpoderosa desde el principio, Tuyut podra habe

cado, lo que habra sido un premio dorado. Lforma frentica en que los hombres del mariscaatacaron los depsitos del campamento fue sperdicin.

Los paraguayos estaban a quince minutos dpenetrar la segunda lnea de las trincheras aliadaCuatro batallones brasileos que estaban dguardia arrojaron sus armas y huyeron hacitapir. Cuando llegaron al ro, los aterrorizado

oldados trataron de sobornar a loransportadores locales para cruzar a Corrientes,

hubo intensas negociaciones mientras los ruidos da batalla se hacan ms fuertes detrs d

ellos.[92] En ese momento, la resistencia aliad


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estaban aqu y all y en todas partes. Los que pudieron, largaron a toda prisa con su botn.[95]

Prto Alegre actu l mismo con gallard

durante el enfrentamiento y, con su espada en altoexhibi el valor y la sangre fra propios de uOsrio mucho ms de lo que todos habracredo posible. En cierto momento, su caball

ecibi un tiro y l mont en otro. Este animaambin cay y, aunque maltrecho por el golpe, egeneral mont en un tercerpingo y cabalg acentro de la lucha. Mat a un mayor paraguayo cores tiros de revlver cuando el hombre trat d

zar sus colores nacionales en el mstil de lrinchera.[96]

Las tropas del mariscal, que se haban burladdel adusto comandante como Porto Triste, ahor

encontraban razones para saludar su coraje.[97Los soldados de los batallones de voluntrios, quantes haban huido tan apresuradamente hacia eParan, siguieron su ejemplo. En una escena quecordaba el comportamiento de Philip Sherida


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durante la batalla de Winchester, Prto Alegrprovoc un vuelco en la actitud de sus hombrecon el puro poder de su voluntad. Emularon a sgeneral y comenzaron a reformar su lnea. Cuanddio la seal, cargaron para recuperar ecampamento en el mismo instante en el que launidades del mariscal terminaban su expoliacin.

La ola de la batalla cambi de direcci

abruptamente. El contraataque de Prto Alegrncluy los batallones 36, 41 y 42 de infanter

brasilea y el 3 de artillera, todos bajo surdenes directas. Estas unidades estaban apoyada

por refuerzos porteos y correntinos que habalegado desde Tuyucu con unidades de caballermperial comandadas por Mena Barreto. El apoy

de estas tropas proporcion el mpetu parexpulsar a los paraguayos, primero del campo

uego de las trincheras. El general Barrios perdien ese momento la oportunidad de enviar 1.00hombres que permanecan detrs, en Yataity Cora que no se movi de la isla. Su renuencia

comprometer su reserva agrav el sentimiento d


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desesperacin y abandono de sus compatriotas ea lnea de contacto.

Ahora era el lado paraguayo el que comenzaba desintegrarse. En el pandemonio que sigui, lobrasileos contragolpearon con tremendo vigor e hicieron ms fuertes con cada paso qu

avanzaban. Su fuego de alguna manera se fuhaciendo ms certero y los hombres del marisca

empezaron a caer. El campo se llen de cuerpomuertos y heridos. En ese momento, los miembrode la banda militar brasilea, que se haban unida la batalla como soldados a pie, capturaron u

rnico botn: treinta y cinco instrumentomusicales de la propia guardia del mariscal, efamoso Batalln 40.[98] Mientras los brasileoean de este cambio de fortuna, sus camaradaimpiaban de enemigos su flanco derecho

volvan la mirada hacia la izquierda, ansiosos, aparecer, de una victoria completa.

Caballero, ahora teniente coronel, de algunmanera la haba pasado mejor en ese sector. Su

inetes haban llegado a las trincheras sin se


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notados, haban saltado de sus caballos en emomento preciso y, con espadas, se habarenzado en la lucha directa con los brasileo

Estos acababan de desperezarse y reaccionarocon el mismo desconcierto que sus camaradas da derecha. El comandante de uno de los reducto

aliados instintivamente iz la bandera blanca eeal de rendicin y Caballero orden a su

hombres suspender el ataque; pero cuando variobrasileos vacilaron en soltar sus armas, orden us tropas que acuchillaran a cualquiera que s

negara a entregarse. Esto precipit la desead

capitulacin.[99]Caballero ahora controlaba una extensa seccide la lnea enemiga, aunque, con la infanterparaguaya en retirada, no poda mantenerlaDecidi replegarse, llevando consigo a 24

oldados y diez oficiales brasileos, adems demayor, tambin brasileo, Ernesto Augusto dCunha Mattos, un oficial argentino de artillera eis mujeres. Todos fueron conducidos al norte

hacia Paso Puc, y puestos en un inmisericord


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cautiverio.[100]Mientras tanto, con las balas silbando alrededo

de su cabeza, Caballero aguijone a sus jinetes os llev a un mal calculado asalto finarrumpieron en dos reductos y mataron a las tropa

que los defendan. Ese fue el ltimo avance deda. Despus, con el sonido de los caones mosquetes todava tronando en el aire, la

estantes unidades paraguayas regresaron a suneas. Eran las 9:00 y la batalla haba durad

cuatro horas.Mientras estuvieron temporalmente en posesi

de Tuyut, los hombres del mariscal hicieromucho dao. Quemaron las barracas brasileas, ehospital argentino, un gran depsito perteneciental comerciante de armas Anacarsis Lans muchas carretas de macateros.[101] Una sucursa

del Commercial Bank que haba sido estableciden el campamento tambin fue incendiada, lo quel corresponsal de The Standard calific dvirtual bendicin para la empresa, ya que lo

miles de pesos destruidos no sera


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ecompensados.[102] Casi con seguridad, loparaguayos podran haber causado incluso mperjuicios si hubieran prolongado su saqueo unocuantos minutos ms. Todo el campamentenemigo, del centro a la derecha, qued humeandoocasionalmente sacudido por la detonacin dalgn polvorn.

El botn que los paraguayos tomaron en Tuyu

fue importante y contena toda clase de artculoSe llevaron todo lo que vieron, incluyendo riflebanderas de batalla y alimentos. El coroneThompson abri los ojos de par en par cuando la

ropas llegaron con el producto de su rapia:Las nicas alcachofas que jams vi en Paraguay fueron traddel campamento aliado ese da. Un correo acababa de llegar dBuenos Aires y fue llevado a Lpez, quien, al leer una de lacartas, exclam Pobre Mitre! Estoy leyendo la carta de

esposa [...] Una caja fue trada a Lpez, que haba recin llegadpara el general Emilio Mitre, conteniendo te, queso, caf y un pde botas. [Haba] uniformes de oficiales nuevos [...], parasolevestidos, miriaques, camisas (de Crimea, especialmente), ropen grandes cantidades, cada hombre trajo lo ms que pudo. Utelescopio con trpode fue trado de una de las torres dobservacin, y relojes de oro, soberanos y dlares era


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abundantes. Un hombre que encontr una bolsa llena de medioscuartos de dlar la desech por no ser suficientemente valiopara l.[103]

La captura de caones fue modesta: uWhitworth brasileo de 32 libras, un Krupargentino de 12 libras estriado de retrocarga, otras once piezas.[104] Transportar el Whitwortfue difcil. Mientras los paraguayos lo arrastraba

hacia sus lneas, sus ruedas se hundieron en ebarro y no pudieron ser liberadas. Cuando Lpeupo que el can haba sido dejado atrs en tierr

de nadie y al alcance de los enemigos, envi a

general Jos Mara Bruguez a buscarlo.El general llev con l dos batallones, doc

untas de bueyes y mucha cuerda. Antes de partircumpli la desagradable orden de ejecutar a do

miembros de la Legin Paraguaya que habacado en manos del mariscal. Bruguez los hizfusilar por la espalda, como merecida pena paraquellos que traicionaban a la nacin en smomento de necesidad.

Terminada la tarea, el general parti al caer l


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arde y encontr un grupo de brasileoesforzndose por mover el can. Hubo upequeo duelo por su posesin, en el cual variohombres de ambos bandos murieron antes de quos paraguayos se salieran con la suya.[1

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La Guerra de La Triple Alianza - Thomas Whigham