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EDITORIAL
1. Juan Pablo ll, lertict ntillennio advenlente, 55
mayo-agosto de 2000, ano 16, N" 46
La Eucaristia,Sacramento de nuestra fe
Este Ano Santo, en el que celebramos el bimilenio de
laEncarnaci6n del Verbo Eterno de Dios en el vientreinmaculado de
la siempre Virgen Maria, no podia dejar deser (un afio intensamente
eucaristicoll . La Eucaristia nosremite precisamente a aquel
sublime misterio que manifiestael designio divino para Ia redenci6n
y reconciliaci6n del serhumano. Realidad insondable, maravilloso
intercambiodonde lo eterno se hace contingente, la eternidad
irrumpeen la historia.
efecto, contiene todo el bien espiritual de la lglesia, es
decir,Cristo mismo, nuestra Pascuay6. En el Sacramento del Altarel
Verbo Eterno del Padre, encarnado hace dos mil ahos enel seno
inmaculado de Santa Maria por Ia acci6n delEspiritu de Amor,
continda ofreci1ndose a los hombrescomo fuente de vida divina. Al
comer su Cuerpo y beber suSangre nos configuramos md.s plenamente
con El, y somosasociados de modo sublime a Ia divina Comuni6n de
Amoren Ia que el Hijo, verdadero Dios y verdadero Hombre,unido a su
Cuerpo Mistico, que es la lglesia, se entregaamorosamente al Padre
en el Esoiritu SantoT.
La consideraci6n de la dimensi6n eucaristica de la lglesia-gue
es tan esencial- no puede dejar de lado en esteCran Afio Santo en
que celebramos jubilosos la Encarnaci6ndel Verbo, a Ia Santisima
Virgen Maria, Madre del Redentor,quien es ademds Madre de la
lglesia. Este extraordinarioacontecimiento hist6rico
-la Encarnaci6n del Verbo deDios- es posible gracias al "Si" de
Maria. Dios Ie pide aEIla su consentimiento, mostrAndonos una vez
m6s que Elrespeta como nadie Ia libertad del ser humano.
Maria,desde e/ pleno ejercicio de su libertad, acept6 el Don
queDios al llegar Ia plenitud de los tiempo.s qulso hacer de
simismo a la humanidad. Asi, Ia Llena de gracia pronunciocon coraje
ese "Hdgase" precioso, el "Si" que por designiodivino abria el
sendero a la reconciliaci6n, al misterio deamor que libera de Ia
esclavitud del pecado y de susconsecuenctas.
Existen profundos vinculos entre Maria y la Eucaristia quedeben
ser puestos de manifiesto en esfe ilempo. Lo primeroque habria que
sefialar es que 8. El magno misterio de la
(t. I'rcsbytcrorum ordinis, 5. Ver Cateclsmo de la lglesia
Cat6lica, i324.7. Vrr ( atcclsmo de la lglesia Cat6lica, 1368.ll.
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