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c LA DUALIDAD DE DON SEGUNDO SOMBRA by MURIEL MANN, B.A. # M.Ed. A TMESIS IN SPANISH Submitted te the Gradúate Faculty of Texas Tech University in Partial Fulfillment of the Requirements for the Degree of MASTER O? ARTS Approved Acce-Dted May, 1970

La Dualidad en Don Segundo Sombra

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Page 1: La Dualidad en Don Segundo Sombra

c

LA DUALIDAD DE DON SEGUNDO SOMBRA

by

MURIEL MANN, B.A. # M.Ed.

A TMESIS

IN

SPANISH

Submitted te the Gradúate Faculty of Texas Tech University in Partial Fulfillment of the Requirements for

the Degree of

MASTER O? ARTS

Approved

Acce-Dted

May, 1970

Page 2: La Dualidad en Don Segundo Sombra

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NOTA PRELIMINAR

Quiero agradecer a todos los que

me han ayudado, especialmente al Dr. Harley

D. Oberhelman por sus consejos tan acertados

y valiosos y a la señora Lourdes Kuethe por

su valiosa ayuda.

11

Page 3: La Dualidad en Don Segundo Sombra

ÍNDICE

Capítulo página

NOTA PRELIMINAR ii

INTRODUCCIÓN 1

I. LA DUALIDAD EN LA VIDA DE RICARDO GÜIRALDSS 5

II. LAS DUALIDADES EN LA NOVELA l8

III. TÉCNICAS EN EL USO DE LAS DUALIDADES . . . 68

IV. CONCLUSIÓN 82

NOTAS 8?

BIBLIOGRAFÍA 92

111

Page 4: La Dualidad en Don Segundo Sombra

INTRODUCCIÓN

Con el éxito de Don Segundo Sombra en 1926

Ricardo Güiraldes recibió el elogio que el público argen­

tino le había negado en tres ocasiones anteriores. De

hecho sus primeros libros le habían traído la indiferencia

y la hostilidad de sus compatriotas. Pero la actitud

pública se resolvió en una aceptación general por la obra

nueva que luego ganó el Primer Premio Nacional de aquel

año.

La excelencia de esta obra fue sorprendente a tal

extremo que los críticos literarios empezaron a anali­

zarla para determinar los componentes de su éxito. Las

opiniones resultantes no coincidían, lo que sugiere ele­

mentos diversos y contradictorios en la obra misma. En

estas diferencias se pueden encontrar las dualidades que

constituyen un componente muy importante del libro. Otro

elemento digno de atención es la eficacia con que el

autor consigue la integración de los elementos diversos.

El resultado es una interpretación que da satisfacción al

lector y confianza en que el escritor lo ha dicho todo.

El propósito de esta tesis es destacar las

Page 5: La Dualidad en Don Segundo Sombra

dualidades en la novela que le facilitan al autor el do­

minio de toda la materia esencial del gaucho y su "pago".

También queremos demostrar las transposiciones y la

amalgamación de estas dualidades que crean un monumento

integrado al criollo argentino. Es una interpretación

que sirve al mundo tanto como a su propio país.

La sugerencia de que la dualidad hace un papel de

suma importancia en la novela vino del crítico Ernesto G.

Da Cal en las palabras dadas a continuaciónj

... Güiraldes busca presentarnos ese todo exis-tencial que es la vida de la Pam.pa, en función de esencialidad, es decir, trasponiendo lo lo­cal en universal a base de una delicada desti­lación de los valores absolutos presentes en su realidad. ...

Y el verdadero mérito de la novela, en tanto que/tal estriba en el autor que consigue esa trasposición a un plano trascendente, sin perder un contacto estrecho con la realidad inmediatamente concreta del ambiente regional. La fórmula que rige esa constante ambivalencia del libro, se basa en una serie de sutiles dua­lidades, de constantes desdoblamientos, en una técnica de espejos, en que las imágenes reales van generando simultáneamente unas segundas imágenes de una realidad estilizada, ideal, estéticamente deshumanizada, mejor diríamos— para acompañar la intención del autor--, en una serie de sombras que se proyectan agranda­das y puras hacia el terreno de los valores absolutos.^

Según estas palabras el libro entero intenta una duali­

dad—una transposición de lo local a lo universal. Para

conseguir esta meta se usan varias dualidades que

queremos examinar.

La dualidad primaria es el héroe desdoblado.

Para retratar al gaucho Güiraldes creó dos personajes

Page 6: La Dualidad en Don Segundo Sombra

3

que sirven el mismo propósito. De un lado está el héroe

aumentado, exagerado, abarcando todoj del otro lado está

el héroe reducido, desdichado, anhelando todo. Podemos

ver el uno solamente por las observaciones del otro, como

reflejo de los ojos o reflexión de sus pensamientos.

También el paisaje demuestra cierta dualidad.

Siempre sabemos que la pampa es una realidad en el fondo

porque cuando hay gaucho se entiende que hay pampa. Pero

vemos raras veces esta realidad por descripciones obje­

tivas. Recibimos el impacto del paisaje por reflejos y

miradas rápidas, por sensaciones y emociones. Tal vez

la subjetividad sea la que hace la pampa intensa y viva.

Otra dualidad importante se ve en el lenguaje de

la novela o mejor dicho en los dos lenguajes. El narrador,

hablando en retrospecto, emplea el lenguaje de un hombre

culto pero los personajes se tratan en el dialecto

gauchesco. Lo maravilloso es el éxito con que Güiraldes

emplea los dos elementos sin pérdida de validez. Los

hace compatibles y plausibles tanto en un solo personaje

como en toda la novela.

El simbolismo contiene dualidades creando rela­

ciones especiales entre las cosas y sus símbolos. Tam.bién

otras dualidades de menos extensión tienen forma de para­

dojas, contrastes y paralelos.

Luego consideraremos las técnicas con que

Güiraldes mantiene el equilibrio entre aspectos opuestos

Page 7: La Dualidad en Don Segundo Sombra

o logra la síntesis de elementos diferentes. Los procesos

artísticos incluyen los siguientes: la fórmula autobio­

gráfica» el retrospectot una fonna de ventriloquia,

repeticiones I metáforas y comparaciones, imágenes

sensoriales e impresiones sensibles.

Es de esperar que podamos terminar comprendiendo

el papel de las dualidades en el esquema de la novela y

la manera en que contribuyen a la realización de los

fines de Ricardo Güiraldes.

Page 8: La Dualidad en Don Segundo Sombra

CAPITULO I

LA DUALIDAD EN LA VIDA DE RICARDO GÜIRALDES

Para determinar si hay dualidad en la vida de

nuestro autor, y para tomar nota de ella si es que la hay,

examinemos primero los datos biográficos.

Nació en Buenos Aires el 13 de febrero de 1886.

La familia se trasladó a París cuando Ricardo tenia un año

y medio. Cuando regresó a la edad de cuatro años sólo

hablaba francés. Fueron a vivir en la estancia La Porteña,

cerca del pueblo de San Antonio de Areco. Allí, todavía

muy joven, empezó a conocer la vida del campo. El y sus

hermanos contaban entre sus amigos a los peones que los

vigilaban, los enseñaban y les contaban cuentos de la

pampa. "Admiraban a los vaqueros e imitaban sus maneras;

y con la práctica de sus rudas habilidades, como tirar

boleadoras, se hicieron fuertes en aquellas correrías al

aire libre".^

También recibieron instrucción más formal. Una

institutriz les leía cuentos en alemán. Resultó que

Ricardo aprendió a leer en alemán tanto como en español y

en francés. Más adelante un tutor alimentó su afán por lo

literario con libros de aventura por escritores franceses,

5

Page 9: La Dualidad en Don Segundo Sombra

como Julio Verne y Dumas.

Extrañó la estancia cuando tuvo que ir a Buenos

Aires para ingresar en el colegio, pero cada verano podía

volver a la vida estanciera. "Las vacaciones a pleno

campo hicieron crecer la pasión por el caballo, la tarea

de los peones, la guitarra y el canto. Lo aprendió todo,

* 7

gozándolo a cuerpo y alma".

Durante los meses de escuela no le interesaban

sus estudios pero se apasionaba por la lectura de varias

y muchísimas obras de literatura. Prefería las novelas

francesas y rusas pero las leyó de toda clase. Descubrió

el encanto del verso francés, se sumergió en la poesia y

empezó a escribir cortos poemas en prosa. Buscaba lo

poético en todas sus lecturas, descubriendo con sorpresa

que muchos escritores escribian poesia en prosa:

Flaubert, Baudelaire, Villiers de l'Isle Adara, Bertrand,

Poe y Osear Wilde.-

Después de recibir su grado de bachiller ingresó

en la Facultad de Arquitectura pero pronto abandonó estos

estudios, así como los de derecho que intentó el año

siguiente. Terminados estos ensayos de estudios univer­

sitarios, tomó un puesto com.o empleado en un banco. No

duró mucho tiempo en este empleo ni tampoco en otro que

tomó en una casa de remates. Estos cambios de rumbo indi­

can la futilidad de buscar otra carrera que la de hacerse

escritor. Trató de seguir estos estudios porque los

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7

jóvenes de su posición social, por lo general, elegían una

carrera y asistían a la universidad. Después de renunciar

a sus estudios aceptó los empleos "para satisfacer las

exhortaciones de su padre". Pero se hallaba frustrado en

todo menos en su dedicación al cultivo de las letras.

Durante este tiempo había en Argentina gran

interés popular en el gaucho que iba desapareciendo. La

tendencia era de conservar las costumbres y tradiciones

gauchescas. Así aparecían historias, poemas, representa­

ciones teatrales y, en fin, una nueva literatura nativa.

Este movimiento literario favoreció el gusto de Güiraldes

por lo gauchesco y.lo hizo concentrar su interés en la

literatura regional argentina. Así, antes de pasearse por

el mundo, sabía que los temas gauchescos le convenían por

su sencillez y su grandeza.^

Decidió ir a París que se consideraba el centro

cultural del mundo para aprovecharse del ambiente artístico

y resolver sus inquietudes estéticas. Después de unos

meses de vida social, salió en busca de más horizontes

nuevos. Se fue con un amigo por varios países de Europa y

del Oriente. A su regreso a París se aplicó al desarrollo

de su talento como escritor. Escribió algunos poemas,

empezó unas historias pampeanas y amplió una narración que

había empezado en Granada de paso por Francia. Estos co­

mienzos representaban los pasos iniciales hacia sus pri­

meros tres libros. Pero pronto la nostalgia lo hizo

\ \

Page 11: La Dualidad en Don Segundo Sombra

8

volver a Argentina. El año siguiente se casó con Adelina

del Carril.^

La popularidad del folklore gauchesco persistía

en Argentina y Güiraldes empezó a publicar cuentos en la

revista Caras ^¿ Caretas que satisfacía esta demanda.

Más adelante publicó un volumen de cuentos titulado

Cuentos de muerte y; d^ sanare (1915)«

Pero el clima literario no era tan favorable a

su poesía. Todavía el modernismo imperaba en la capital

conservadora y Güiraldes era uno de los pocos espíritus

rebeldes que buscaban progreso y renovación en el arte.

Su estancia en París lo había predispuesto en favor de

las innovaciones de los simbolistas. Buscaba estimulo

en los escritores franceses, resultado que se puede ver

en las influencias en su libro de poesía, E¿ cencerro ¿e

cristal (1915)»^ Era un fracaso que recibió solamente el

ridículo y la condena del público.

Ya hemos llegado a algunas manifestaciones de dua­

lidad que se ven en estos dos libros, creados durante el

mismo tiempo, publicados juntos. "El tema rudo y varonil

del gaucho era una verdadera antítesis de la poesía; y por

eso, si el escritor sentía la necesidad de un descanso de

su afán poético, se sumergía en sus escritos de sangre y

de muerte". Güiraldes mismo indica la dualidad diciendo:

Escribiendo al mismo tiempo Cuentos (ie muer sat

£Í£ X. san;-¿;re y El. cencerro de cr J sxal isfacía dos anhelos bien distintos. En lo:

Page 12: La Dualidad en Don Segundo Sombra

cuentos me ceñía a un estilo de concisión que cuadraba con la parquedad del gaucho en el hablar. En ellos describía cosas y tipos que quería desde mi infancia. En El cencerro de cristal desfagaba mi fantasía y mis grandes enviones en una autoexaltación ritmada.^

Herido por la mala recepción de su libro, se

refugió en La Porteña. Escribió Rosaura, una novela

corta, a pedido de Horacio Quiroga quien la publicó en su

colección en 19I8 bajo el título Un idilio de estación.

También se evidencia dualidad en Rosaura ya que unos ven

en ella una exposición romántica y otros una narración casi

satírica. Ara sugiere que esta ambivalencia refleja la

misma divergencia de actitud en el autor:

El mism.o Güiraldes, que habla de una "novela cursi" y dice al mismo tiempo que "me bañé de ternura" nos da sin duda el ejemplo de lo que en si mismo era, por una parte una concepción emocionada de la realidad y por otra una redac­ción con ingerencias de juicio y actitud per­sonal frente a la materia.-^

Luego concluyó Raucho, la narración empezada

en Granada, la entregó al editor y se fue con su esposa

y amigos para conocer su propia América. Viajaron a Chile,

tocaron los puertos de la costa del Pacífico, cruzaron el

canal de Panamá y visitaron las Antillas. Durante este

viaje de placer, Güiraldes no podía abstenerse de anotar

las impresiones poéticas de lo que veía. Estas anotaciones

fueron base para la novela poética, Xaimaca.

Otra vez en Buenos Aires Güiraldes supo que Raucho

(1917) había sufrido casi la misma censura en cuanto al

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10

estilo que El cencerro de cristal. Volvió a tener el

mismo sentido de desilusión con el estancamiento literario

de su país. Sin embargo empezó su tarea de escribir una

novela con las anotaciones prolijas de su viaje a las

Antillas. Pero la restauración de la paz en Europa le dio

la oportunidad de respirar un aire más propicio para

escribir. Se fue con Adelina a Francia.^^

Durante el viaje leyó Barnabooth por Valery Larbaud

y encontró la nueva clase de expresión que buscaba. Luego

en París conoció al autor y, por medio de él, a otros

literatos de vanguardia.. Con sorpresa y júbilo vio que

se hallaba comprendido y estimado. -

Así alentado prosiguió elaborando su novela

Xaimaca. Pero la crítica de Larbaud le hizo dejar este

trabajo. Larbaud le aconsejó que su ser argentino debe

guiar su expresión. En verdad, echaba de menos su país y

era con nostalgia que empezó su libro sobre un gaucho.

Compuso los primeros diez capítulos de Don Segundo Sombra.

Lo dejó para reanudar de nuevo su Xaimaca. Pero todavía

sus amigos lo concedieron poco valor y le urgieron a seguir

con su obra gauchesca. Con eso preparaba su regreso a

Argentina para consagrarse a su tierra nativa. Pero

Larbaud contribuyó de nuevo a las oscilaciones de nuestro

autor. Le regaló el libro Éloges (I91I) de Saint-John

11-Perse, poemas en prosa tratando de las Antillas.

De vuelta a Argentina viajaba por el norte para

Page 14: La Dualidad en Don Segundo Sombra

11

acumular datos para Don Segundo Sombra y regresó con

valiosos apuntes. También recogió impresiones en el sur

de Buenos Aires, región visitada en su niñez. En vez de

regresar a París como había proyectado, decidió quedarse

en La Porteña para trabajar en esta obra nativa. Pero no

se hallaba satisfecho con cualquiera interpretación del

gaucho. Exclamó: "Me paso días y días con los brazos

abiertos, temiendo tomar estos tesoros con las manos de

dilapidador". •'• Por fin retornó a Xaimaca y escribió

más poemas en prosa.

El año siguiente se embarcó con Adelina en el

viaje postergado a Francia. Sus amigos literarios le

festejaban y nuevos escritores jóvenes le solicitaban.

También gozaba de gran popularidad social a pesar de que

siempre siguió trabajando. Perseveraba en Xaimaca, elimi­

nando y alterando el^texto, hasta que estuvo satisfecho.

Y esta vez recibió la aprobación de Larbaud. Regresó a

Buenos Aires y entregó su nuevo libro al editor con

16 confianza y esperanza.

Apareció Xaimaca (1923) en ima atmósfera literaria

todavía atrasada. La crítica, un poco más bondadosa que

antes, recibió el nuevo libro con reserva cautelosa.

Güiraldes, herido otra vez por la incomprensión, se retiró

a La Porteña. Sus poemas de esa época reflejan primero su

disgusto y luego el vencimiento de su desencanto. Allí en

la estancia el ambiente pacífico llenó su alma de calma.

Page 15: La Dualidad en Don Segundo Sombra

12

El ejemplo de estoicismo y aceptación de los gauchos le

ayudó a recobrar sus fuerzas. Deter-minó proseguir indi­

ferente a la crítica y ser él mismo en su expresión.

Quena interpretar lo que había encontrado en la naturaleza

17

y en el hombre de la pajnpa. '

Esta delineación del alternar entre los dos

proyectos, Xaimaca y Don Segundo Sombra, nos da más evi­

dencia de la dualidad de Güiraldes. Pinta un conflicto

entre deseos: dominar nuevas expresiones o expresarse en

un lenguaje regional; rejuvenecer el arte de su país o

conservar sus tradiciones gauchescas; perseguir su afán

poético o su afán pampeano. De im lado trabajaba para

pulir su concepto de técnicas estilísticas progresivas.

Por otro lado sus amigos la convencían de que su mayor

valor consistía en escritos con sabor regional. Cambió de

un lado al otro para encontrar su propio medio que en

verdad era un poco de los dos. En Xaimaca logró una

expresión muy avanzada con su versión de técnicas más

recientes de Europa. Se proponía escribir Don Segundo

Sombra en un estilo correspondiente al tema, es decir,

expresar al gaucho en el lenguaje pintoresco del mismo

gaucho, alcanzando al fin esta meta y creando así su obra

maestra.

Se había puesto a terminar Don Segundo Sombra

cuando otra desviación se presentó. Apareció en Buenos

Aires un periódico nuevo llamado Martín Fierro, voz de

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13

un grupo que quería una nueva orientación de las letras

y las artes. Este periódico publicó un llamado en busca

de la sensibilidad argentina y Güiraldes respondió. Salió

de su aislamiento y se instaló en la capital para asociarse

con la carapaña de innovación artística y para colaborar en

el periódico. Había una admiración mutua entre él y los

jóvenes escritores. En reuniones animadas les estimulaba,

les defendía, les comprendía. Les daba lo que el mismo

tuvo que ir a París a encontrar. Se unió a otros para

fundar la Editorial Proa con propósito de publicar obras

de los martinfierristas. Pocos meses después fundó con

otros la revista Proa que tenía casi la misma intención

que Martín Fierro. Güiraldes colaboraba frecuentemente

con artículos y poemas. Experimentó gran desilusión

. * cuando los directores tuvieron que suspender su publicación

después de un año.

Durante toda esta actividad en la campaña por el

progreso literario en su país, Güiraldes estaba trabajando

también en su novela gauchesca. A la vez era un campeón de

lo moderno en la expresión estética que tendría que venir

de afuera e intérprete del pasado inmediato de su propia

tierra, a la que estaba muy apegado. A pesar de su

desengaño por el fracaso de Proa se quedó en Buenos Aires

para continuar su contacto con los jóvenes escritores con

quienes tenía tanta afinidad. Le creaban a su alrededor

un clima favorable para escribir. Pero era su naturaleza

Page 17: La Dualidad en Don Segundo Sombra

14

dual la que le daba dificultad como nos dice Previtali:

El problema del estilo le era el más difícil, jorque derivaba de una antinomia: su inclinación hacia un lenguaje poético y la necesidad de perfilar la personalidad del gaucho en los términos característicamente vernáculos de su habla local.^^

Su salud le empezó a dar malos ratos y tuvo que

escribir muchas páginas acostado. Por fin tuvo que

retirarse a La Porteña para conservar sus energías y

terminar su trabajo. Don Segundo Sombra se publicó el

primero de julio de 1926. El triunfo fue completo y el

libro recibió el Primer Premio Nacional de Literatura.

El año siguiente se fue con Adelina a Francia en busca de

alivio al mal que avanzaba. Los médicos no podían hacer

nada, pero Güiraldes continuó escribiendo hasta dos días

antes de su muerte: poemas, poemas en prosa y anotaciones

Murió el 8 de octubre de 1927» Murió allá en su Francia

pero pidió entierro en su parapa.

Así se puede ver que la formación del hombre tuvo

lugar en varias partes del mundo. De suma importancia

fueron sus primeras impresiones de la estancia. De allí

procedían recuerdos indelebles y valores perdurables.

Escribió en una carta a Valery Larbaud:

En mí han podido más, por ser primeros y cer­canos, los relatos y diálogos que he oído de chico y con imborrable emoción, que las ajnpli-ficaciones intelectuales y sobre todo de expresión oue estas emociones han sufrido con mi cul'cura. ^'^

De hecho, nada más que en una pequeña parte de sus obras

Page 18: La Dualidad en Don Segundo Sombra

15

falta la presencia de la pampa: algunos poemas y Xaimaca,

que tiene una sola referencia a ella. Su estilo conciso

lo derivó directamente del hombre taciturno de la pampa,

como relató a su amigo:

Del hablar de don Segundo, no de sus relatos que aceptan forma convencional, surgen ciertas características en que basar todo un programa literario. Don Segundo es^parco de palabras; las deja caer en el tono más opuesto a la de­clamación que sea posible; le gusta y emplea la metáfora con precisión como todo gaucho; la broma es uno de sus modos habituales.^3

Tanto en sus viajes como en su propio país

Güiraldes era un observador penetrante de todo lo que veía

y almacenaba sus impresiones. Gozaba con todo lo creado y

creía en que "no es posible extenderse geográficamente

sin ganar bellezas, y ganar bellezas es adquirir nuevos

asuntos de poesia". Este coraentaxio puede explicar la

paradoja de que amaba tanto a su tierra y todavía tenia la

propensión a pasar tanto tiempo lejos de ella. Sentía

nostalgia muy a menudo cuando estaba en el extranjero y

siempre pensaba en su hogar. Así escribió:

Me fui por entre el mundo a ver al hombre. La tierra era para mí "la madre" y el hombre "su hijo vencedor". Conocí las razas, las^ naciones, los pueblos, y así de lejos pensé siempre en mi raza, mi nación, mi pueblo. -

Pero en su nación faltaba el estimulo artístico.

Puesto que París era la capital cultural del mundo en esta

época, Güiraldes viajaba allí repetidas veces. Muy tem­

prano nació en él una apreciación por los escritores

europeos a través de sus lecturas. En París entabló

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16

amistad con muchos escritores a quienes admiraba. Estos

le correspondían en su búsqueda de una nueva expresión y

le concedían el reconocimiento y el aliento que necesitaba.

Así le proporcionaban un ambiente más propicio para escri­

bir que el que podía encontrar en Argentina hasta que

conoció a los martinfierristas. Para estos en Argentina

Güiraldes era portavoz y líder de la expresión literaria

más avanzada pues podía interpretarles las innovaciones

más recientes de los literatos franceses. Le consideraban

precursor de su propio movimiento de vanguardia pero tal

era su dualidad que al mismo tiempo estaba escribiendo el

libro en que había."patria pura" según Leopoldo Lugones.^"

Seguramente un libro afrancesado no podría ganar el Priiaer

Premio Nacional de Argentina como lo hizo Do_n Secundo

Sombra.

La experiencia dual de Güiraldes le había infun-

dido puntos de vista pertenecientes a ambos lados. Aunque

opuestos, estos dos aspectos se complementaban en el autor

influyendo en su expresión que era a la vez comprensiva y

concisa. Da Cal nos da una explicación de ese fenómeno

a continuación:

Pero sus viajes y su cultura, en lugar de destruir en el al campero, contribuyeron a afirmarle la certeza de que el cimiento de su personalidad, humana y literaria, residía en el poso pampeano de su niñez. Vuelto al medio, su cosmopolitismo fue el vigoroso agente cata­lizador de esta reacción, porque le permitió mirar lo suyo con ojos parcialn.ente enajenados por la visión de otras tierras y otras vidas;

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17

y con ello la posibilidad de ver lo propio en espectáculo, en una amplia perspectiva, con distancia suficiente; pero sin estar del todo fuera, sintiéndolo aun como propio."'

Asi enriquecido por su visión doble, Güiraldes

alcanzó su propósito, la interpretación literaria de su

concepto del gaucho, en Don Segundo Sombra. Lo logró en

un estilo muy personal aunque emparentado con los ajenos.

Es este producto el que queremos exam.inar para ver el

reflejo de la dualidad que se encuentra en el autor.

Page 21: La Dualidad en Don Segundo Sombra

CAPITULO II

LAS DUALIDADES EN LA NOVELA

La dualidad central de Don Segundo Sombra consiste

en el héroe desdoblado en dos imágenes, una concreta y

otra ideal. El protagonista concreto, todavía novicio

en la vida, está buscando un camino sin saber hacia qué

meta. Este anhelo sin sustancia representa disgusto con

su vida sin rumbo y un deseo de libertad. Lo que quiere

sin darse cuenta es hacerse hombre. Lo que le falta es

un guía para mostrarle la dirección en que disponer de

sus energías para alcanzar un estado valioso.

Don Segundo es la antítesis del muchacho y la

encarnación de sus anhelos y tal es su perfección que

ejemplifica lo bueno de la gauchería. Es la afirmación de

los valores absolutos del hombre pampeano. De esta manera

es el ideal hacia el que se desarrolla el muchacho con­

creto. Es su proyección en la formación del muchacho la

que hace a don Segundo el eje del libro. Pero es una

figura estática, siempre la "idea" con que empieza y

termina el relato. Esto no es decir que no vemos a don

Segundo como realidad. Como personaje es la objetivación

de lo ideal y es hombre en todo sentido. Es apto en su

18

Page 22: La Dualidad en Don Segundo Sombra

19

trabajo, feliz con su destino, respetado por otros. Su

ser respira libertad; emana fuerza. Ya ha alcanzado el

autodominio. Es la representación de la perfección hacia

la que pugna el muchacho.

Puesto que el muchacho representa el lado con­

creto de nuestro héroe, parece paradoja que no recibamos

ninguna descripción física, ni siquiera un nombre. Así

empieza su desarrollo casi de la nada hasta acumular

atributos gauchescos que forman al hombre entero. El

lado ideal, al contrario, se representa con bastantes

detalles para que sepamos que don Segundo es gaucho de

tradición con su tez aindada y su chiripá. Toda la

indumentaria nos muestra que es hombre sencillo y pobre.

El muchacho va revelándonos su ser interior. Pero todo

lo que aprendemos de don Segundo se presenta por medio

del aprendiz. Su conducta, sus actitudes, su filosofía,

en efecto toda la sustancia positiva del gaucho la vemos

a través de las observaciones del muchacho.

En la conducta del héroe dual, el aprendizaje y la

pedagogía constituyen otra dualidad. Tal vez sea mejor

decir modelaje que pedagogía porque la educación procede

más por ejemplo que por lecciones, más por acción que por

palabras. Claro que don Segundo tiene que explicarse

algunas veces. A pesar de ser hombre de pocas palabras,

sabe aleccionar a su protegido con comentarios siraples,

directos e irónicos, o por medio de una narración

Page 23: La Dualidad en Don Segundo Sombra

20

elocuente y significante. Pero el muchacho, listo en su

observación visual y auditiva, absorbe mucho simplemente

en el proceso de la vida diaria. Mientras el modelo y el

imitador caminan y caminan, crecen los conocimientos y

la fortaleza moral del joven. Tal es la afinidad que

siente para el resero que se le entrega con toda su

atención y voluntad. Recuerda que:

Yo era casi un instrumento en manos de mi padrino, que rae guiaba en cada gesto, ... Sentía mi pasividad y rae hubiese molestado, de no haberme dicho mi propio deseo de independencia: "Deja no mas, que al correr del tiempo todo eso será tuyo", (v^g» 167)-^

Y así es. El péndulo oscila hasta que el rescrito puede

emparejarse con otros hombres y se aproxima al estado

acabado del maestro. Asi se hace una especie de conti­

nuador de él perpetuando los valores actuales del gaucho

desaparecido.

Pero nos adelantamos demasiado porque hay unos

detalles del aprendizaje que merecen nuestra atención. Se

ha mencionado que el aprendiz empieza casi de la nadaí sin

embargo tiene algunas propensiones afortunadas y otras

lamentables que lleva consigo. Ya ha aprendido a tragar

sus lagrimáis y a no creer en palabras zalameras. Se ha

hecho ladino y ha practicado la maldad de los fuertes

contra los débiles. Pero una desconfiaiiza natural le

preservó de juntarse con la muchachada de mala vida. Se

ha aburrido y ha pensado en lo hermoso que sería irse.

Después de ver a don Segundo, ha entrevisto una vida

Page 24: La Dualidad en Don Segundo Sombra

21

nueva hecha de movimiento y espacio. Antes de salir

para el arreo se da cuenta que "Todo lo aprendido de mi

niñez aventurera resultaba un mísero bagaje de experi­

encia para la existencia que iba a emprender", (pág. 38)

Se pregunta por qué ha aprendido "el alfabeto, las

cuentas, y la historia, que hoy de nada me servían",

(pág. 38) Así con este "bagaje de experiencia" parte de

una existencia inútil y entra en una vida trabajosa y

dura.

Don Segundo empieza a servir de modelo antes de

darse cuenta. No sabe de la atracción que ha sentido el

muchacho desde el primer encuentro ni de su determinación

a unirse con él. El muchacho arregla su trabajo para

poder presenciar la domada. El domingo se acomoda

bastante cerca del domador para escuchar sus comentarios.

Le considera "hombre práctico y paciente", que sabe "todos

los recursos del oficio", (pág. 35)

Tal vez el comienzo verdadero del aprendizaje

gauchesco es un mandato al silencio en palabras burla­

doras: "La lengua parece que la tenes pelada", (pág. 31)

Desde entonces el muchacho habla menos y observa más.

Después de su primer día penoso en el arreo, don Segundo

le presenta otro requisito "¡Hacete duro, muchacho"!

(pág. 57)» palabras acompañadas de un rebencazo casi

insensible. Después del fracaso del bisoñe en domar su

potrillo, don Segundo muestra por la persistencia de su

Page 25: La Dualidad en Don Segundo Sombra

22

ayuda que cree en su buena voluntad. La razón que le da

revela su creencia en la dignidad del oficio: "Yo te vi

a ayudar pa que no andes sirviendo de divirsión e la

gente. Aquí nadies nos va a ver y vah'hacer lo que yo

te mande", (pág. 58) Así empieza don Segundo la educa­

ción del muchacho, apadrinándole en la domada hasta ser

su padrino en todo sentido.

Otra dualidad se desarrolla en el aprendizaje a

medida que el protagonista se enfrenta con hechos favo­

rables y desfavorables. Aprende que la vida consiste en

dos elementos tanto como la taba tiene dos caras. Algunas

dudas se admiten para destacar el valor del esfuerzo reali­

zado para vencerlas. Las primeras vacilaciones occurren

antes del primer arreo. Las conquista con resolución

diciéndose: "Metido en el baile bailaría, visto que no

había más remedio, y si el cuerpo no me daba, mi voluntad

le serviría de impulso. No quería huir de la vida mansa

para hacerme más capaz"? (pág. 38) Luego describe el

efecto del cansancio: "Tenía yo ganas de dormirme en un

renunciamiento total", (pág. 52) Algunos fracasos tienen

valor de comparación cuando más adelante viene el éxito

correspondiente. Cuando primero se monta en su potrillo,

éste lo voltea. Luego con la ayuda de don Segundo puede

domarlo. Más adelante recibe el ofrecimiento de un

trabajo lucrativo como domador en una estancia. Algunas

caídas destacan la autoridad moral de don Segundo y

Page 26: La Dualidad en Don Segundo Sombra

23

contribuyen al desarrollo moral tan importante en la

educación de un gaucho. Cuando el joven desmonta con

rabia injusta para pelear con su amigo, el reproche de

su padrino estoico le salva del error:' "Si es que te has

caído, yo te puedo ayudar a subir", (pág. l8l) Estos

momentos diversos se destacan lado a lado con el entu­

siasmo o el decaimiento del narrador.

Cinco años han pasado cuando el aprendiz nos

habla en retrospecto del aprendizaje. No se ha separado

de don Segundo ni un solo día. Dice: "Cinco años de

esos hacen de un chico un gaucho, cuando se ha tenido

la suerte de vivirlos al lado de un hombre como el que

yo llamaba mi padrino", (pág. 63) Se necesitan muchas

habilidades en un verdadero hombre de la pampa: los

conocimientos del oficio de resero y de dom.ador, ciertas

artesanías para el jinete y la ciencia gaucha de vete­

rinaria. Todas estas ha aprendido de su maestro, y más:

También por él supe de la vida, la resistencia y la entereza en la lucha, el fatalismo en aceptar sin rezongos lo sucedido, la fuerza moral ante las aventuras sentimentales, la desconfianza para con las mujeres y la bebida, la prudencia entre los forasteros, la fe en los amigos, (pág. 61-)

AÚn los placeres se han incluido en su educación puesto

que el joven ha aprendido las canciones y bailes del

resero. También sabe que se le ha contagiado la m.anía

de don Segundo por la libertad, la soledad y el andar

perpetuo. Dice más tarde:

Page 27: La Dualidad en Don Segundo Sombra

2k

Creo que la afición de mi padrino a la soledad ' debía influir en mí; la cosa es que, rememo­rando episodios de mi andar, esas perdidas libertades en la pampa me parecían lo mejor. (pág. 1^9)

El joven, viendo que ya ha sobrellevado los

rigores del trabajo gauchesco se considera gaucho. Pero

todavía le falta la fortaleza moral necesaria para consi­

derarse hombre. Procede el aprendizaje a medida que el

rescrito sufre varias desventuras. Un caballo favorito

recibe una cornada. Cuando sale en busca de venganza,

él mismo sufre una fractura de la eslilla. Su convale­

cencia implica una separación temporal de su padrino que

asegura que todavía necesita su apoyo. Experimenta

frustración amorosa y se siente muy triste por la resul­

tante despedida. Piensa:

Siempre, hasta entonces, lo tuve a mi padrino y con él me sentí seguro. Hasta alcanzarlo en el puesto que estaba trabajando, siete u ocho horas de camino, me encontraría perdido ante las sorpresas tristes que me^habían deparado esos pagos de mal agüero, (pág. 138)

Más adelante en otra situación indica su dependencia de su

protector diciendo: "... el vivir separado de mi padrino

me parecía imposible", (pág. l6^) En otro contratiempo

pierde sus ganancias y cinco caballos apostando en las

carreras. Sus adversidades aflojan su voluntad pero le

dan prueba de que las enseñanzas de don Segundo son

válidas: "El buen paisano olvida flojeras, hincha el

lomo a los sinsabores y endereza a la suerte que le

aguarda, con toda la confianza puesta en su coraje".

Page 28: La Dualidad en Don Segundo Sombra

25

(pág. 139) Así la moralidad ejemplar de su guía y amigo

verdadero le ayuda a sobreponerse a sus desazones,

Durante todo el aprendizaje hay oportunidades

para la expresión de la admiración y gratitud del

muchacho. Su sorpresa, confusión y respeto crecen al

descubrir nuevas destrezas y nuevas facetas en su maestro.

Así declara el rescrito después de enumerar todas las

habilidades que ha aprendido del resero: "Pero todo eso

no era sino un resplandorcito de sus conocimientos y mi

admiración tenía donde renovarse a diario", (pág. 6^)

Reconoce su ascendencia sobre los paisanos y piensa:

"iQué caudillo de montonera hubiera sido"! (pág. 6^-)

Admira su habilidad de narrar cuentos de tal manera que

captura la atención de su auditorio. El carácter enigmá­

tico de su padrino le arranca esta exclamación: "¡Qué

hombre que no concluiría nunca de conocer"! (pág. 105)

Después de cruzar unas palabras con unos paisanos, el

muchacho observa: "Yo sentía por ima vez más esa fuerza

de mi padrino, tan rápida para suscitar en el paisanaje,

reservado e incrédulo, una incondicional admiración",

(pág. 107) El joven reconoce condiciones de don Segundo

que valen mucho más que el dinero:

Güeno, ese hombre también tiene la mano larga y, Dios me perdone, más larga cuando ha sacao el cuchillo ... pero igual que su patrón, sabe abrirla muy grande y lo que en ella se puede hallar no son patacones, señor, pero cosas de la vida. (pág. l65)

Page 29: La Dualidad en Don Segundo Sombra

26

Esta alabando su estoicismo cuando dice: "¿Por qué, si

no por una absoluta confianza, era tan tranquilo mi

padrino en las peores emergencias"? (pág. 173) Luego lo

estima como único entre hombres con: "¡Quién fuera como

el"! (pág. 173) Estas manifestaciones de admiración

agrandan a don Segundo más en cada página. Al fin lo han

elevado a una estatura noble con virtudes trascendentes.

El hombre se va pero la "idea", los valores admirables,

quedan.

El fin del aprendizaje es adquirir alma de resero,

alma de horizonte, alma de gaucho. El joven cree que ha

alcanzado el estado deseado: ser hijo de la pampa, de

Dios y de sí mismo. Pero al saber que ha heredado la

estancia de su padre, cree que ha perdido todo lo que ha

ganado. Se da cuenta con gran desilusión de que su vida

de gaucho va a terrainar. Vemos la integridad de don

Segundo al asegurarle que nunca va a cambiar interior­

mente: "Si sos gaucho en de veras, no has de mudar, porque

andequiera que vayas, irás con tu alma por delante como

madrina'e tropilla", (pág. 18^) Al fin, cuando el aprendiz

puede aceptar estoicamente la separación de su padre

adoptivo, sabemos que el aprendizaje puede con razón

terminar—que el rescrito ya es hombre capaz de asumir sus

responsabilidades. Ha aprendido a la sombra protectora de

don Segundo y va a quedar siempre a la sombra valiosa de

los conocimientos que ha ganado.

Page 30: La Dualidad en Don Segundo Sombra

27

A la vuelta a su pago, el protagonista empieza otro

aprendizaje, un aprendizaje mental. Don Leandro Galván es

su tutor en el manejo de la estancia y su hijo, Raucho,

en las cosas del mundo. El joven patrón admira a Raucho

quien por su sabiduría en cuanto a lecturas y libros lo

influye. Pero no está de acuerdo con su gusto en algunas

diversiones, infantiles a su parecer. Este aprendizaje

continúa hasta que el joven se convierte exteriormente en

hombre culto.

En la araistad entre Raucho y nuestro héroe se

encuentra otra dualidad de personaje. Las personalidades

de los dos jóvenes corresponden a las facetas duales del

autor de que ya hemos hablado. De un lado está el hombre

culto, que ha viajado, cosmopolita, representa.do por

Raucho. Por otro lado está el hombre que lleva en sí al

gaucho sacramente. También dentro de cada personalidad

hay los aspectos de Güiraldes. Los dos son hijos de

estanciero muy apegados a la tierra y aficionados a los

libros. La declaración del narrador sirve de aplicación

al autor también: "Aunque no me negara a los nuevos modos

de vida y encontrara un acerbo gusto en mi aprendizaje

mental, algo inadaptado y huraño me quedaba del pasado".

(pág. 192)

Es evidente que el gaucho no puede ignorar las

innovaciones de la vida moderna. La pampa va cambiando

con los ferrocarriles, los alambrados y la agricultura y

Page 31: La Dualidad en Don Segundo Sombra

28

el gaucho tiene que progresar también. Güiraldes inviste

a don Segundo de los valores de la vida tradicional y

deja a su aprendiz como continuador del tipo de vida

moderna. Así es por medio de su héroe dual que logra

decirnos que los valores son universales y perdurables.

Las perspectivas humanas mantienen importancia

primaria en la novela pero las experiencias humanas están

entrelazadas con el ambiente. Un escritor dice:

En efecto, todo es parapa en el relato de Güiraldes. Los caracteres, las costumbres, las vestimentas, los ademanes. Los ruidos, los silencios, las luces y las sombras, los olores. El vuelo,de los pájaros, las nubes, el viento. Como en ninguna otra de nuestras novelas rústicas, está latente la fuerza del paisaje, el vigoroso im.pulso de la tierra en Don Segundo Sombra.^

Podemos estar de acuerdo especialmente en cuanto a la

fuerza de la influencia del paisaje sobre el gaucho.

Podemos preguntar ¿quién es más dueño del resero que la

pampa? para corresponder a la pregunta de Güiraldes

"¿Quién es más dueño de la pampa que un resero?", (pág.

190) El paisaje ha contagiado al hombre con su estoi­

cismo, su silencio, su fortaleza, una actitud de fatalidad,

un amor de soledad y una compulsión de andar perpetuamente.

Es esta relación entre la pampa y el hombre que interesó a

nuestro autor. Lo que nos interesa ahora es su tratamiento

del paisaje y esta interrelación.

Al transferir nuestra atención a la naturaleza

veremos una serie de dualidades de paisaje. Un crítico

Page 32: La Dualidad en Don Segundo Sombra

29

juzga la novela como "una mezcla brillante de poesía y

realidad".-^ La verdad de este comentario no denota una

dualidad porque la poesía puede consistir en un trata­

miento poético de la realidad. Pero es indicación que

estaraos en el dominio de la realidad. Otros hablan de

la escasez de descripción de la realidad de la pampa.

Pero ya se ha dicho que el paisaje está presente en todo

el libro. No es entonces una cuestión de negligencia ni

de la realidad opuesta a la invención. Más bien es la

manipulación de la realidad lo que evidencia la dualidad.

Trata del empleo de la realidad tanto como de la repre­

sentación de ella. Veremos el paisaje como fondo para la

acción y como participante en la acción. Experimentaremos

con el protagonista sensaciones físicas y emotivas, o

instigadas por la pampa o paralelas a ella. Viviremos la

parapa con los personajes mientras la pampa vive para sí

misma. Así vamos a registrar las dualidades de lo obje­

tivo y subjetivo, lo activo y pasivo, lo estático y

dinámico, las que entregan un ambiente completo.

Empecemos con la objetividad del paisaje. Güi­

raldes nos advierte que no vale intentar una descripción

de cualquier momento porque el momento siguiente no per­

manece igual: "En la pampa las impresiones son rápidas,

espasmódicas, para luego borrarse en la am.plitud del

ambiente sin dejar huella", (pág. 51) La prueba de que el

autor practica su creencia en la cualidad temporal del

Page 33: La Dualidad en Don Segundo Sombra

30

escenario se ve en las líneas siguientes en que hay movi­

miento y cambio:

El barro de las orillas y las barrancas habíanse vuelto de color violeta. Las toscas costeras exha­laban como un res;glandor de metal. Las aguas del n o hicieronse frías a mis ojos y los reflejos de las cosas en la superficie serenada tenían más color que las cosas mismas. El cielo se alejaba. Mudábanse los tintes áureos de las nubes en rojos, los rojos en pardos, (pág. l6)

Un modo de presentar una objetividad disfrazada es

el de pintar cosas conocidas por el muchacho pero no vistas

en aquel momento:

... los cercos de paraísos, como los tapiales, no tenían para m.í secretos. Aquí había alfalfa, allá un cuadro de maíz» un corralón o simplemente malezas, (pág. 1?)

Un rato ignoré si veía o evocaba. Sabia como levantaría el rebenque, abriendo un poco la mano, y cómo echaría el cuerpo, iniciando el envión del galope, (pág. 193)

Se pueden ver notas de subjetividad aún en la objetividad

de estos ejemplos. Raras veces podemos encontrar una

división clara entre los dos aspectos.

Pero en la cita siguiente los objetos son mera­

mente el escenario donde se mueve el protagonista:

Salí por un grupo de eucaliptos, pisando en falso sobre los gajos caídos de alonas ramas secas y enredándome a veces en un cascaron por ir nirando para atrás. Al linde de la arboleda descansé mi andar, asentando las alpargatas sobre la lisa dureza de una huella; poco a poco fui acercándome^al rancho, por un maizalito de unas pocas cuadras, (págs. 38-39)

Más adelante, cuando entramos de entero en la

pampa, Güiraldes se refiere a cosas objetivas como si

fueran ya consabidas de sus lectores y por eso basta una

Page 34: La Dualidad en Don Segundo Sombra

31

sola mención. Estas referencias son vislurabres rápidas

sin elaboración, incidentales a la acción como veremos

a continuación:

En aquel camino, que corría entre sus alambrados como un arroyo entre sus barrancas, el andar de la tropa se hizo tranquilo y el peligro de un desbande más remoto, (pág. ^6)

No se veía a la redonda ninguna población, de suerte que el campo era como de quien lo tomara, y los arbolitos, aunque en número de cuatro solamente, debían haber volteado alguna rama^ o gajo que nos sirviera Dará hacer fuego, (pág. 1^9)

La comparación constituye un buen recurso para

pintar el paisaje a través de miradas fugaces. Las dos

terceras partes de las comparaciones enlazan algo ajeno

con algo de la pampa. Asi el segundo termino es una

representación sin ser lo que llamamos descripción:

... el fogón, bajo cuya campana tomó lugar la olla, rodeada de pavas como un ñandú por sus charabones. (pág. 30)

La paisanada, a caballo, se había desparramado a lo largo de los andariveles en forma de bo­leadoras de dos, es decir, im poco amontonada en el lugar del pique y el de la^raya y rale-, ando a lo largo de la cancha, (pag. 1^2)

... veíamos avanzar, a toda carrera, largas hilachas de nubes grises, perdidas de rumbo como yeguada^cimarrona ante el incendio de un pajal, (pág. 17^)

No nos queda más información que estas referencias sobre

lo que es una boleadora de dos, un ñandú, o un charabón.

Y tenemos una idea muy escasa de como es un incendio en

la pampa. Pero son detalles que samados contribuyen a

la pintura acabada.

Page 35: La Dualidad en Don Segundo Sombra

32

Las tormentas se revelan paso a paso con todo

detalle. Miremos una muy de cerca a continuación para

ver que los verbos prestan una cualidad narrativa así

como otras palabras tienen un propósito descriptivo:

Entre tanto, los nubarrones amontonados en el horizonte habían recubierto el cielo y, ... las primeras gotas sonaron de un modo opaco y precipitado.

La lluvia £e precipitó, interceptándonos el horizonte, los campos y hasta las cosas mas cercanas.

El viento que traíamos de cara arreció, haciendo más duro el castigo, ...

Por delante ,de la^tropa, la huella rebrillaba acerada; atrás todo iba quedando trillado por dos mil patas, cuyas pisadas sonaban en el barrial como masticación de rumiante.

De pronto, una abertura s_e hizo en el cielo. La lluvia s_e demenuzó en un sutil polvillo de agua y, .. . un rayo de sol cayó sobre el campo; corrió quebrándose en los montes, perdiéndose en las hondonadas, encara­mándose en las lomas.

Los postes, los alambrados, los cardos, lloraron de alegría. El cielo Sje hizo inmenso y la luz se calcó fuertemente sobre el llano. (págs. 6 0^2")

En esta representación se ve la clase de objetividad pro­

gresiva que gustaba a Güiraldes. Las palabras subrayadas

destacan los verbos de acción que mueven la narración

hacia adelante, a menudo atribuyendo la acción a las cosas

mismas. También la escena total nos presenta las reacciones

del muchacho. Con él miramos la escena, oímos los sonidos,

sufrimos del viento, del frío y del miedo. Así los

Page 36: La Dualidad en Don Segundo Sombra

33

elementos subjetivos están correlacionados con los

narrativos y los objetivos. Es una síntesis que da un

cuadro completo.

Puesto que una tormenta ya tiene el carácter de

mobilidad, miremos esta técnica en una escena más pasiva.

El cangrejal queda pintado para nosotros pero nuestra

visión se conduce de una cosa a otra con esta mobilidad

que cambia una escena en una experiencia:

Esperó que, cerca, una bicho de esos saliera de la cueva y hábilmente le partió la cascara con un^golpe del cuchillo. Pataleando todavía, lo tiró a unos pasos sobre el barro. Cien corridas de perfil, rápidas como sombras, convergieron a aquel lugar. Se hizo un remolino de redondelitos negruzcos, de pinzas alzadas. Todos ridiculamente, zapateaban un malambo con seis patas, sobre los restos del compañero. ¡Q^é restos! ... Corneo nosotros estábamos quietos, podíamos ver algunos de muy cerca. Muchos estaban mutilados de una manera terrible. Les faltaban pedazos en la orilla de la cascara, una pata ... A uno le había crecido una pinza nueva, ridiculamente chica en comparación de la vieja. Lo estaba mirando,^ cuando lo atropello otro más grande, sano. (pág. 121)

Los verbos de acción y las expresiones subrayadas

"introducen en la relativa estabilidad del cuadro, un

pliegue móvil, porque desplaza la atención del lector de

uno a otro objeto, ..."^ según Ara quien llama esta clase

de representación "descripción activa". El opina que

Güiraldes se interesaba en los valores pictóricos de la

realidad y que muy a menudo la novela está en el plano

descriptivo. "Y sin embargo, aquel factor propio de la

narración que es el 'tiempo', ha penetrado el cuadro, y

Page 37: La Dualidad en Don Segundo Sombra

3^

la estática del momento está conmovido por la anécdota

del asunto mismo".^

Si se pueda considerar la vida del cajnpo como

extensión de la pampa, hay bastantes ejemplos de objeti­

vidad. Participamos en la rutina de un día entero en

una estancia, oímos los retrucos y dicharachos de los

muchachos y presenciamos una domada. Partimos como

bisoñes para un arreo, visitamos un boliche y participamos

en una carneada. Recogimos la hacienda en un rodeo y

luego nos dedicamos al aparte. Más que reproducciones

pictóricas de la vida cam.pesina, estas instancias pintan

la acción de vivirla con detalles objetivos.

Siguen cuadros costumbristas para mostrar las

diversiones de la pampa: el baile de Navidad, la riña

de gallos, la feria, las carreras y un duelo a cuchillo.

En las pláticas de fogón, los cuentos prestan valor folk­

lórico a la representación de la pampa.

Ya hemos buscado lo objetivo de la novela y lo

hemos encontrado aunque entrelazado a veces con lo sub­

jetivo. Hemos leído líneas descriptivas manejadas de

manera narrativa que hace a lo dinámico penetrar escenas

estáticas. Hemos visto cosas tomar vida para dejar de

ser pasivas y llegar a ser activas. Esta objetividad

güiraldiana hace del libro "un verdadero registro biológico

y topogTáfico de la llanura".'

Cambiemos la dirección ahora para encontrar la

Page 38: La Dualidad en Don Segundo Sombra

35

expresión subjetiva de la tierra. Buscamos las impresiones

que interpretan la realidad. Esperamos recibir sensaciones

que el narrador va transmitiéndonos. Queremos sentir el

paisaje para mejor conocer su relación con los habitantes.

Güiraldes nos da la idea de lo infinito del llano

por medio de los impulsos sentidos por el gaucho. La

compulsión del andar perpetuo puede ser un deseo de

conquistar la pampa, o solamente una atracción innegable.

Es "una sed de camino y una ansia de posesión, cada día

aumentada, de mundo" (pág. l82), "la sorbente sugestión

de todo camino" (pág. 192), el "alma de horizonte" (pág.

¿1-3) y la actitud imperativo que "huella y vida eran una

sola cosa", (pág. 192)

También impresiones sensoriales expresan esa

sensación de lo infinito:

Perdido en la noche, cantó un gallo, desper­tando la simpatía de unos teros. Solitarias expresiones de vida diurna,^que amplificaban la inmensidad del mundo, (pág. ^2)

¡Bien haiga el puesto! Desde lejos lo vimos blanquear como un huesito en la llanura ama­rilla, (pág. 98)

Tan extensa le parece la pampa al narrador que se puede

comparar con el mar: "Llegaba tan alto aquella pampa azul

y lisa que no podía convencerme de que fuera agua".

(pág. 110) Para él nada menos que el cielo puede superar

al llano: r

Y miré para arriba. Otro cangrejal, peroi de luces. Atrás de cada uno de esos agujeritos

Page 39: La Dualidad en Don Segundo Sombra

36

debía haber un ángel. ¡Qué cantidad de estrellas! ¡Qué grandura! Hasta la pampa resultaba chi­quita. Y tuve ganas de reír. (pág. 102)

Relacionado con las impresiones de lo infinito

están las que dan la sensación de pequenez del hombre y su

soledad en la gran extensión:

Atardecia. El cielo tendió unas nubes sobre el horizonte, como un paisano acomoda sus coloreadas matras para dormir. Sentí que la soledad me corría por el espinazo,^como un chorrito de agua. La noche nos perdió en su oscuridad.

Me dije que no éramos nadie, (pág. 101)

La libertad, imperativa del andar perpetuo, es otra

compulsión del gaucho con que responde a la invitación

del paisaje a aprovecharse de su naturaleza. Nada más que

un encuentro con don Segundo deja al muchacho esta idea

de la vida pampeana: "Entreveía una vida nueva hecha de

movimiento y espacio", (pág. 18) Apenas sale de la casa

y ya siente "una satisfacción desconocida, la satisfacción

de estar libre", (pág. 25) Más adelante ríe con su

libertad y la salida del sol intensifica su emoción:

Sentíame en poder de un contento indes­criptible. Una luz fresca chorreaba de oro el campo. Mis petizos parecían como esmaltados de color nuevo. En derredor, los pastizales renacían en silencio, chispeantes de rocío; y me reí de inmenso contento, me reí de libertad, mientras mis ojos se llenaban de cristales como si también ellos se renovaron en el sereno matinal, (pág. 26)

En su trato con Paula llega a considerarla una hembra

enredadora. Al despedirse de ella piensa: "¡Qué lindo

andar bien montado y estar libre"! (pág. 138) Al saber

Page 40: La Dualidad en Don Segundo Sombra

37

de su herencia juzga que es "una reducción de libertad",

(pag. 186) No quiere este cambio pero al fin tiene que

quedarse en su estancia. Pero nunca pierde su amor

de libertad inculcado en él por la tierra: "Conservaba

yo muy vivido un instinto salvaje, que me hacía tender

cama afuera y escapar de todo encierro", (pág. 191)

El silencio de la pampa adquiere carácter posi­

tivo. Penetra en el hombre, lo cambia y se hace una

parte integral del mismo: "Al dejar que entrara en mí

aquel silencio me sentí más fuerte y más grande".

(pág. ^'2) La noche antes de salir en un arreo los hombres

están preocupados "y era como si el horizonte, que nos

iba a preceder en la marcha, se hiciera presente por el

silencio"., (pág. 76) Resultado de este silencio del

ambiente es el carácter callado y tranquilo del gaucho,

"enemigo de ruidos y alardes inútiles", (pág. 115) De

esto vienen las cortas palabras, las explicaciones parcas

y las despedidas silenciosas: "No hablábamos. ¿Para

qué"? (pág. 193) Este tema de silencio se relaciona con

el de distancia y soledad.

El cansancio es otra sensación que se puede atri­

buir a las distancias y a la exigencia de la llanura.

Afecta a los hombres y a los animales como dice nuestro

rescrito:

Sabía que si en gran parte se resiste por tener hecho el cuerpo a la fatiga, más se resiste por tener hecha la voluntad a no ceder. Primero el

Page 41: La Dualidad en Don Segundo Sombra

38

cuerpo sufre, después se azonza y va, como sin tomar parte, adonde uno lo lleva. Después, las ideas se enturbian; no se sabe si se llegará pronto o no se llegará nunca. ... A lo último, no queda capacidad vital sino para atender a lo que uno se propone sin desmayo: seguir siempre, (pág. 177)

oíamos el trueno sordo de las miles y miles de pisadas, las^respiraciones afanosas. La carne misma, parecía surtir un ruido profundo de cansancio y dolor. Ya llegaban, (pág. 118)

El estoicismo del pajiipero es un reflejo de la

indiferencia de la pampa. Asi indica nuestro protagonista:

"De grande y tranquilo que era el campo, algo nos regalaba

de su grandeza y su indiferencia", (pág. 1^9) Los troperos

adoptan actitudes impasibles para mejor soportar las

tribulaciones de la marcha. Durante una tormenta el

muchacho se fija en el paralelo entre el hombre y el

paisaje: "En sus rostros indiferentes el agua resbalaba

como sobre el ñandubay de los postes, y no parecían más

heridos que el campo mismo", (pág. 6l)

Las impresiones subjetivas varían con el tiempo.

La mañana comunica alegría y esperanza mostrando gran

poder constructivo y restorativo: "La mañana invita con

su ejemplo a una confianza en un inmediato más alto y yo

obedecía tal vez a aquella sugestión", (pág. 48) Puede

barrer el miedo, infundir optimismo, y vencer la noche.

A veces la naturaleza adquiere rasgos humanos para igualar

las emociones del personaje. En ocasiones la emoción se

inicia en la naturaleza y luego se comunica a animales y

Page 42: La Dualidad en Don Segundo Sombra

39

a seres humanos. Otras veces sigue la misma emoción del

personaje. Ejemplo de la iniciación es:

La mañana era linda, dorada, ágil. El desierto se alegraba en su descanso fresco. Unos teros jasaron, muy arriba, gritando su alegría, (pág. 105)

Se ve esta personificación en los comentarios: "La

mañana no decía ni palabra" (pág. 159) y "... estaba tan

contento como la mañanita", (pág. 30)

La naturaleza debe saber las tribulaciones del

día puesto que el protagonista puede sentir "el apretón

del sol como un consejo de perseverancia", (pág. 52) La

fuerza de la madrugada se gasta y el héroe vacila en

sus resoluciones:

Volví a pensar en lo hermoso que sería irse; pero, esa misma idea se desvanecía en la tarde, en cuyo silencio el crepúsculo comenzaba a suspender sus primeras sombras, (pág. l6)

En la oscuridad de la noche se deslizan sensa­

ciones de miedo y cobardía: "... la hora (noche) iba

despertando la desconfianza de los perros" (pág. 17);

"La inmensidad de la noche me infligió miedo, como si

se hubiese adueñado de mi secreto", (pág. 24) Piensa de la

noche como traicionera "y no hay que andar llevándosela

por delante", (pág. k2) La noche aumenta la tristeza ya

sentida por el joven al despedirse de Paula y, a la vez,

la tristeza aumenta el pavor de entrar sólo en la noche.

Dice: "Pero nunca había hecho tan noche sobre mí",

(pág. 138) La noche aprieta las carnes y las estrellas

Page 43: La Dualidad en Don Segundo Sombra

40

sugieren lágrimas. En el fluir de la vida, la noche

representa la muerte para el gaucho y en la cita siguiente

representa la muerte de su vida vagabunda: "Ahí estaba

la noche, de quien me sentía imagen", (pág. I89) A pesar

de que la noche puede traer malos ratos, también puede

significar el alivio del cansancio y del calón "Teníamos

además, la promesa cercana del frescor nocturno" (pág. 54);

"Pero ¡qué descanso más lindo el de esa noche ..."!

(pág. 159)

Ya hemos visto por muchos ejemplos que la natu­

raleza tiene en el libro un alma sensible y viva. Ahora

veremos que al parecer del muchacho la tierra puede sufrir

tanto como los seres humanos. Mirando el cangrejal dice:

"Me pareció que el suelo debía sufrir como animal embichado".

(pág. 100) Siente simpatía y se identifica con el campo:

Crucé unos charquitos llorones, que quién sabe qué dijeron bajo los vasos del caballo. ...

Pobre campo sufridor el de estos pagos y tan guacho como yo de cariño. Tenia cara de muerto, (pág. 139)

A veces la pampa da la impresión de ser refugio

y beneficio. Como ". . . hijo de Dios, del campo y de

uno mismo" (pág. I86), el guacho se siente hijo legitimo.

De la naturaleza saca alegría, optimismo, confianza y

tranquilidad. Así dice: "Respiré hondamente el aliento

de los campos dormidos", (pág. 42) Pero durante la

tormenta el muchacho cambia de parecer: "Dos horas pasé

así, mirando en torno mío el campo hostil y bruñido".

Page 44: La Dualidad en Don Segundo Sombra

41

(pag. 61) Considera el desierto costal en que están

situados los cangrejales como un "¡Campo fiero y

desamparao"! (pág. 100) Lamenta la necesidad de vender

su caballo, Comadreja, "i... en esas pampas de rechazo"!

(pag. 120) Recibimos la impresión que sólo los fuertes

pueden sobrevivir en la pampa "... porque la pampa al que

anda trastabillando muy pronto se lo traga, ..." (pág. 113)

y "... porque la pampa es un callejón sin salida para el

flojo", (pág. 173) Los animales como los seres humanos

responden a estas impresiones de amenaza:

íbamos por un pajal descolorido y duro que los caballos husmeaban^despreciativamente, con algo de alarma. También yo sentía un presagio de hostilidad, (pág. 100)

Algunas veces la violencia de la pampa puede pasar y

dejar un efecto renovador: "... no había cosa en el campo

que no esperara uno de esos chaparrones que primero lo

apampan a uno por su violencia, para después dejarlo

derechito como un pastizal naciente", (pág. 173) En

estas líneas las cosas animadas con expectación presentan

un enlace de lo objetivo y lo subjetivo.

Otro ejemplo de la conjunción de los dos aspectos

viene por medio de cosas que dan una manifestación táctil

de la naturaleza: "La tormenta que sentíamos en la

blandura de los correónos, las riendas y la lonja del

rebenque, más floja que moco de pavo", (pág. 159)

Las observaciones del muchacho ya reflejan un

Page 45: La Dualidad en Don Segundo Sombra

42

paisaje constante y luego una "tierra de eterna novedad"

(pág. 190) y a veces arabas cualidades:

El callejón era semejante al callejón anterior, el cielo permanecía tenazmente azul, el aire, aunque un poco más caluroso, olía del mismo modo, ..." (pág. 51)

Ya el campo había vuelto a su calidad de desierto. Del rodeo no quedaba casi recuerdo ni en la llanura, ni en mi memoria. Parecía haber sido una pura imaginación, que negaba el vacio de los pajonales. Vacío que tenía algo de eternidad, (pág. 120)

Parece que el único modo de domar la pampa es

teniendo la fortaleza para soportarla:

Por su bien, el resero tiene la vida dema­siado cerca para poder perderse en cavilaciones de índole acobardadora. La necesidad de luchar continuamente no le da tiempo para atardarse en derrotas; o sigue, o afloja del todo ... (pág. 172)

Así el gaucho y el paisaje viven juntos "en una hermandad / o

callada y casi reciproca". El joven afirma: "... la

pampa de Dios había sido bien mía, pues sus cosas me

fueron amigas por derecho de fuerza y baquía", (pág. 190)

El paisaje tiene el valor de moldear y formar para los que

lo viven según don Leandro: "El que sabe de los males

de esta tierra por haberlos vivido se ha templado para

domarlos ...". (pág. I87)

Ya hemos descubierto los impulsos, los sentimientos,

y los pensamientos inspirados por la naturaleza en la

pampa. Muy a menudo parece que el único propósito de

una objetivación es dar el resultado subjetivo. Pero el

objeto queda presentado al lector. De esta manera vor.ios

Page 46: La Dualidad en Don Segundo Sombra

43

la vida externa e interna a la vez.

De la conjugación de lo objetivo, con su "descrip­

ción activa", y de lo subjetivo, con su receptividad,

emana un paisaje visto y sentido. De este modo el paisaje

es el telen de fondo para la acción y la acción misma. Es

una presencia constante que da impresiones sensoriales y

sensaciones emotivas. Instiga pensamientos y cimienta

actitudes. Es una realidad tangible que da otras reali­

dades intangibles.

Así la gran realidad del paisaje descansa en el

efecto total del libro. El lector vive la pampa con el

protagonista y al fin conoce la pampa en su realidad. Es

una pampa más intensa por ser reflejada a través de los

ojos y sentimientos del joven. Como el autor dice

"... los reflejos de las cosas en la superficie serenada

tenían más color que las cosas mismas", (pág. l6)

Para llevar nuestra atención a otra dualidad,

consideremos la expresión en la novela. Güiraldes se

preocupaba mucho por la expresión en su deseo de reclamar

"el título de discípulo literario del gaucho". Sentía

que el hombre de la pampa quedaba hasta entonces inexpre-

sado. Por eso quería encontrar la fórmula exactamente

correcta para lograr su fin. En sus preocupaciones con­

cluía que cualquier cosa necesitaba libertad para

expresarse en su manera única y propia. De aquí que su

determinación de interpretar al gaucho a su manera le

Page 47: La Dualidad en Don Segundo Sombra

44

presentaba dificultades. Previtali lo explica en estas

palabras ya citadas:

El problema del estilo le era el más difícil, porque derivaba de una antinomia: su inclina­ción hacia un lenguaje poético y la necesidad de perfilar la personalidad del gaucho en los termines característicamente vernáculos de su habla local.^0

Ya hemos notado que Güiraldes creía que el

lenguaje de don Segundo contenia características en que

basar todo un programa literario. De este lenguaje adoptó

un estilo conciso, sencillo tanto como la palabra hablada,

rico en metáforas y de tono humorístico. Así explotaba

las posibilidades literarias del dialecto gauchesco. Sin

embargo no se limitaba al vernáculo empleando también el

castellano de un hombre culto y artístico. No quería

incluir formas ajenas que no coincidían con este programa

pero siempre buscaba formas nuevas y originales. Su sensi­

bilidad tenía que expresarse ante el estimulo de la belleza

y el afecto que sentía por su materia. De esta sensibi­

lidad procedía la poesía expresada en los dos lenguajes.

Con estos elementos logró una forma de expresión original

y estética como afirma Alonso:

En suma, Güiraldes procedió en dirección inversa de la usual en estos casos: en vez de partir de la lengua literaria y deformarla hasta vestirla de gaucho, partió de la lengua de los paisanos— o mejor,^estancieros cultivados—y la pulió y dignificó hasta darle categoría artística. ^-^

Para amalgamar lo culto y lo rústico en una manera

plausible, Güiraldes dotó al protagonista de sus propias

Page 48: La Dualidad en Don Segundo Sombra

^5

características. Igual que Güiraldes el muchacho ama la

vida gauchesca, se hace hombre culto con inquietudes

literarias y luego quiere relatar las virtudes de la

gauchería con que se hizo hombre—virtudes simbolizadas

por el gaucho don Segundo. Con la misma ambivalencia

propia del autor el protagonista cuenta su historia en

retrospecto con dos visiones simultáneas: una directa,

narrativa, factual, perteneciente al aprendiz; otra pensa­

tiva, sensible, interpretativa, perteneciente al autor

culto. Así las dos visiones no se presentan incongruentes

pero ya armonizadas en un solo personaje..

Componente inherente de esta amalgama de lo culto

y lo rústico es el lenguaje. El manejo de los dos

lenguajes a través del protagonista presenta rasgos de

ventriloquia. Alterna entre una lengua en su vida exterior

y otra en su vida interior. Es esta dualidad de lenguaje

que queremos consideratr ahora, empezando con la lengua

gauchesca diferenciada del castellano contemporáneo.

El lenguaje criollo había retenido arcaísmos;

algunos vocablos habían adquirido significados nuevos y

estrictamente argentinos; se habían incorporado palabras

indias; por último habían términos especiales que se

referían a la región, su vegetación, sus animales, sus

hombres y sus costumbres. Como ejemplo de estas carac­

terísticas en la. novela tenemos: formas arcaicas, ñudo

(nudo), vide (vi), haiga (haya), naides (nadie), rebenque

Page 49: La Dualidad en Don Segundo Sombra

46

(látigo); significados locales, chupar (emborracharse),

tropa (ganado), a gatas (apenas o casi); palabras indias,

charqui o charque, guasca, pilcha, mangangá, yarará,

añang; palabras pampeanas, pajonales, viscachera, ombú,

ñandú, pajuerano, pialar, chiripá, matear, redomón,

mancarrón, ruano, cebruno, matras, lloronas y otras

muchas. También hay modismos que se forman tomando corp.o

base las imágenes y el vocabulario de la pampa como los

ejemplos siguientes: a hacer la ta.rde, ser de arriar con

las riendas, gente a porrillo, al ratito, amorío a lo

espina, cuestiones de polleras, "¡Buen nacido me había

salido en la cruz"! (pág. 36) y "... les había hecho la

cruz y me quedaría en mis veinte", {'pkg* l85)

El uso del diminutivo es una característica de

la lengua gauchesca que Güiraldes utiliza con variedad

de propósitos. Algunos diminutivos aparecen por la

necesidad natural de significado: huellita, bagrecitos,

recadito, cuchillita y otros muchos. Los que designan

el caballo y su color son afectivos como madrinita,

alazancito, pobrecito moro. Otros tienen carga irónica

como sonrisita, linadito, gauchito y algunos aparecen en

formas adverbiales con color personal como cerquita, a

13 gatitas, nadita, cuantito, en seguidita.

Siguiendo el principio de que los sujetos mis:.ios

deben dictax su expresión, Güiraldes hace hablar a cada

personaje en su propio estilo. Así el pilluelo de los

Page 50: La Dualidad en Don Segundo Sombra

47

primeros dos capítulos demuestra un habla picaresca. El

abandono de esta expresión corresponde a la huida de este

modo de vida y al progreso del aprendizaje. Aurora tiene

su lenguaje y Paula el suyo, lo mismo la vieja curandera.

Don Candelario se muestra en el gesto y en la carga

sugestiva de sus interjecciones. Los comentarios de don

Segundo varían de tono con la situación mostrando inten­

ción socarrona, burlona, elusiva o afectiva, revelando su

carácter. Cada personaje se manifiesta por medio de la

forma particular de su lenguaje. Güiraldes se sirve de

los diálogos para caracterizarlos.

Los diálogos muestran la parquedad y la cualidad

pintoresca de la palabra hablada:

—Güen día, hermano --dije despacio. —Güen día. —¿Se te ha perdido algo? --Ahá, el arriador. — ¿Cuál? —El cabo'e plata. —Está en el cuarto contra el baúl. —Vi a alzarlo. —¿No matiamos?

—Aurita. (pág. 42)

Se pueden ver varias desviaciones del castellano: el uso

de güe en vez de bue en güenqs; el uso del diptongo donde

no existe como arriador, matiamos, aurita en vez de arrea­

dor, mateamos, ahorita; la elisión de la d. en _el cabo de

plata; la contracción de voy a alzarlo en vi a alzarlo.

Güiraldes transcribe ficlr,iente la lengua oral, escribiendo

las palabras como suenan excepto cuando la transcripción

exacta las hubiera hecho ininteligibles.

Page 51: La Dualidad en Don Segundo Sombra

48

Toda la lengua oral del libro recuerda al gaucho

tradicional. Pero las narraciones de don Segundo especial­

mente se adaptan a los modelos heredados de los antece­

dentes. Tienen la veracidad de cuentos sin edad y sin

tiempo. Podemos creer que son dos de los muchos que el

autor ha oído en su infancia y que en él "... han podido

más ... que las amplificaciones intelectuales ...". Pero

son literatura aunque primitiva y Güiraldes no puede

menos que embellecer un poco la prosa. El cuentista

admirable, don Segundo, debe relatar un cuento admirable,

resultado que se puede ver en el trabajo experto del

artista:

Compadecida, la vieja le dijo querella sabía de brujerías y que lo ayudaría, dándole unas virtudes pa rescatar la prenda, que el hijo'el Diablo le había robao con tan malas leyes, (pág. 80)

El dialecto gauchesco todavía es aparente con sus eli­

siones, contracciones, arcaísmos, diptongos y otras

características.

Güiraldes acentúa el tono de ironía y burla del

habla gauchesca. Las burlas varían, algunas siendo de

calibre grueso y otras de una gracia limpia y oportuna

como cuando don Segundo dice con ironía: "Cuando me

quiera peliar, avíseme siquiera con unos tres días de

anticipación", (pág. 21) En otra ocasión el muchacho,

"ladinazo pá'l retruque" (pág. 53)» contesta a un mucha-

chón burlador: "... si fuera el patrón, te mandaría

Page 52: La Dualidad en Don Segundo Sombra

49

cortar la porra pa rellenar pecheras", (pág. 28) Otro

retruco ligero aparece en la sugerencia de que debe largar

su potrillo: "¡Claro! pa ver como corren por el campo

mis veinte pesos", (pág. 53) A veces las bromas encierran

una metáfora: "... usté nos ha resultao un chancho que no

da tocino", (pág. 6?) Don Segundo especialmente muestra

su habilidad con palabras en sus retruécanos: "Antes que

me castigues soy capaz de contarte hasta las virgüelas".

(pág. 76) Hablando del cabo de la policía dice: "Güen

cabo ... pero no pa rebenque", (pág. 93) Cuando un

borracho le equivoca por un Ufemio DÍaz dice: "¿DÍas? ...

y algunos meses", (pág. 96)

La imagen es otro elemento del lenguaje rústico

muy importante en el libro. Además de caracterizar a

alguien o algo, las imágenes dan vislumbres rápidas del

ambiente que ya se ha mencionado. Es de esperar que las

metáforas y comparaciones habladas se refieran al medio

en que viven los gauchos. Muy a menudo una imagen simple

y breve es el solo contacto que tenemos con algún detalle

de la pampa. Algunas comparaciones sencillas siguen:

"... una viejita achucharrada como pasa" (pág. 78),

"... un palacio grande como un cerro" (pág. 81), "...

grande como un ñandú", (pág. 78) Hay imágenes que

atribuyen actitudes de animales a seres humanos para d-r

una caracterización cómica: "... se puso a gritar como

gallina culeca ..." (pág. 158), "... abrió los ojos a lo

Page 53: La Dualidad en Don Segundo Sombra

50

lechuza", (pág. 77) Otras hay más complicadas y signifi­

cativas: "Sintió que el corazón le corcoviaba en el pecho

como zorro entrampao ..." (pág. 77)t "El mocito que estaba

mirando a su prenda, encandilao como los pájaros blancos

con el sol ...". (pág. 77) Así las imágenes del habla

rústica pueden elevarse hacia lo poético hasta enlazar una

abstracción con algo de la parapa: "..• irás con tu alma

por delante como madrina*e tropilla", (pág. 184)

Ei ritmo consistente de la novela es otro elemento

recogido de la expresión rústica. Es un ritmo mesurado

y calmado en que el aprendizaje se desarrolla paso a paso

mientras el maestro y su discípulo se mueven de una tarea

a: otra. Hay fogonazos de actividad enérgica para dar

variedad y evitar la monotonía. Pero la narración en

su mayor parte se resuelve lenta y tranquilamente lo

mismo que se resuelve la vida diaria de la pampa. Es el

ritmo que se ve en la conversación entre Valerio y don

Segundo: "... ambos tomaron asiento en los pequeños

bancos y continuó la conversación con grandes pausas".

(pág. 30) Después de la intervención inoportuna del

muchacho "Un rato largo quedamos en silencio, y el diálogo

interrumpido entre el forastero y el domador volvió a

arrastrarse lentamente", (pág. 31) Güiraldes conserva el

mismo ritmo de pausas y acción en toda la narración. Al

fin de cada cuadro o episodio narrativo, se cierra la

acción con el sueño del protagonista, la avanzada de la

Page 54: La Dualidad en Don Segundo Sombra

51

noche, la llegada a algún destino o algún descanso en la

actividad.

Así Güiraldes emplea el dialecto gauchesco en los

diálogos y narraciones con sus imágenes rústicas y su

ritmo lento para expresar al gaucho con naturalidad y

autenticidad. Sigue su creencia de que la expresión debe

corresponder al tema y cumple su deseo expresado en el

libro: "••• el grande hombre nos contaba fantasías,

relatos o episodios de su vida, con una admirable limpidez

y gracia que he tratado de evocar en estos recuerdos",

(pág. 191) Pero ya hemos dicho que el autor pulió y

dignificó la lengua paisana. Miremos ahora el lado lite­

rario y poético de la expresión para conocer la otra mitad

de la dualidad.

Al analizar el lenguaje literario debemos recordar

que hay características que atraviesan la brecha entre los

dos lenguajes en la novela, o para ser más exactos, cierran

la brecha o la hacen desvanecerse. Los dos lenguajes

aparecen entretejidos porque Güiraldes adoptó las carac­

terísticas básicas del habla rústica en su expresión más

refinada. Siempre encontramos la concisión, la metáfora,

el humor y el ritmo pampeano através de toda la novela.

Algunas imágenes en la prosa narrativa se revelan

en el lenguaje campesino pero en más variados modos y con

mucha imaginación: "... un viejito santiguándose con

brazos tiesos de mamboretá" (pág. 78), "El pulpero se

Page 55: La Dualidad en Don Segundo Sombra

52

agachaba ... como perro frente a una vizcachera" (pág. 91),

"No hallaba postura y me removía como churrasco sobre la

leña ..." (pág. 102), "Don Segundo no me sacaba el reben­

que de sus bromas ...". (pág. l48) Otras mantienen su

naturaleza rústica pero con un estilo más poético: "Breves

palabras caían como cenizas de pensamientos internos"

(pag. 76), "... todos los rostros se volvieron hacia la

puerta, al modo de un trigal que se arquea mirando viento

abajo", (pág. 68)

Cuando Güiraldes quiere dar una interpretación

mas estética, apela a recursos poéticos y formas refinadas.

En este plano no hay tantas comparaciones como en la lengua

hablada. Las imágenes se presentan como expresiones

verbales y metáforas. Recibimos imágenes sensoriales:

"... el cielo estrellado parecía un ojo inmenso, lleno de

luminosas arenas de sueño" (pág. 56), "... las lechuzas

empezaron a jugar a las escondidas, llamándose con gar­

gantas de terciopelo", (pág. 5^) Otro recurso poético

del autor es la personificación del paisaje: "Los postes,

los alambrados, los cardos, lloraron de alegría", (pág. 62)

Muchos críticos mencionan las imágenes atrevidas

de Güiraldes. Kovacci escoge el término peculiar para

indicar su calidad única:

Una forma peculiar de la imagen güiraldiana es la comparación indentificadora, en una trasposi­ción imaginativa que ilumina desde ángulos ines­perados p amplifica fantasisticamente lo com­parado.

Page 56: La Dualidad en Don Segundo Sombra

53

Ella cita los ejemplos siguientes: "Un charco bajo sus

patas se despedazó chillando como un vidrio roto" (pág.

17)» "Para vencer el encandilamiento fruncí como jareta

los ojos" (pág. 18), "... dio unos suspiros como pa echar

del pecho un daño" (pág. 78), "... estar tosiendo a la

orilla del fuego como vieja rezadora" (pág. 99)» "Yo la

miraba con cada ojo como patacón boliviano ...". (pág.

127)

Las imágenes de mayor intensidad poética son las

abstractas. Son expansiones de sentimientos vagos e in­

explicables derivados del ambiente: "... la noche hecha

de infinito ..." (pág. 72), "... tenían alma de reseros,

que es alma de horizonte", (pág. 43) Güiraldes nos pinta i

a don Segundo en las imágenes abstractas de fantasma, 3

sombra e idea haciéndole una figura poética. Termina el |

libro con casi las mismas abstracciones pero ya un alma ji

reemplaza al fantasma. Así consigue una interpretación t

artística y simbólica del gaucho de acuerdo con sus deseos,

lo mismo una representación estética de la pampa. Bien

merece el libro la designación de obra de arte.

Ya hemos analizado el uso del habla gauchesca y

del lenguaje culto en la misma obra. Aparentemente

opuestos se amalgaman fácilmente bajo la mano experta de

Güiraldes. El encuentra la poesía inherente en el habla

rustica y descubre la sencillez pura que puede existir en

formas literarias. Previtali explica su procedimiento en

Page 57: La Dualidad en Don Segundo Sombra

54

estas palabras: i

Al^combinar imágenes rústicas con técnicas poéticas, e imágenes estéticas con formas sencillas, poetizó lo vernáculo y estilizó su propia expresión literaria con el encanto del lenguaje gaucho. 5

Aprovechándose de esta dualidad puede lograr su doble

propósito: expresar al gaucho en su manera típica e

interpretarlo artísticamente.

Dentro de esta expresión artística se encuentra

el simbolismo de la novela que nos entrega muchas duali­

dades en el hecho de que existen los dos componentes: el

símbolo y lo que está representando. Es una fuente pro­

lija según la opinión de Juan Collantes de Terán:

En Don Segundo Sombra el símbolo aparece 5 total y abarcando todos los planos de la novela § desde el protagonista hasta la poética expre- \ sión de su lenguaje. Paisaje y sensaciones . -

internas van a estar simbólicamente expresadas. •'• j

Para Collantes de Terán don Segundo y todo el

libro es una sombra del pasado y la sombra más grande e

intensa, la noche, representa el olvido y la soledad

correspondiente. Pero este pasado se mantiene vivo a

la luz de la memoria de Güiraldes para quedar siempre como

una parte del espíritu nacional argentino. '

Antes de concluir que su interpretación es válida,

consideremos los símbolos de tiempo que se encuentran en

la novela. Los dos motivos de 3.uz y de sombra con los

cambios de los colores y los matices denotan transcurso

del tiempo en su propia dualidad: "El sol matinal.

Page 58: La Dualidad en Don Segundo Sombra

55

pegando de soslayo en aquellos cuerpos, dorábales el per­

fil de un trazo angosto y las sombras se estiraban sobre

el campo en desmesurada parodia", (pág. 4?) Variados

detalles de este estilo pintan el ciclo temporal de cada

día acompañados por los sentimientos provocados por cada

segmento de tiempo. La mañana trae optimismo, renovación

y creación y es la hora de iniciar casi toda fase nueva

del relato. La tarde es la hora de pasar revista a los

sucesos del día para valorarlos y determinar el curso de

acción futura. La noche, trayendo el fin de la acción,

representa el reposo del sueño o el descanso de la muerte.

Con la noche se concluyen muchos de los episodios de la

novela. I Este ciclo se aplica a la vida humana cuando el J

muchacho piensa en su existencia pampeana: J

Yo había vivido como en una eterna mañana, que í-lleva la voluntad de llegar a su mediodía, y 5 entonces, en aquel momento, como la tarde, me dejaba ir hacia adentro de mi mismo, serenándome en la revisión de lo que fué. ... Ahí estaba la noche, de quien me sentía imagen.

Morirme un rato ... Hasta que la raya de la luz de la aurora

viniera a tajearme a lo largo de los párpados, (pág. 189)

Estas líneas parecen decirnos que la vida gauchesca ha

llegado a su noche pero expresan fe en un mañana que

puede revivir los conceptos básicos de la gauchería aún

én medio de una vida moderna y progresiva. Puesto que

toda la novela es una "revisión de lo que fué" los

lectores pueden serenarse con la noción de que los

Page 59: La Dualidad en Don Segundo Sombra

56

valores de esta vida quedan capturados en la letra impresa

para siempre. Aunque el hombre pampeano tiene que desa­

parecer frente a los nuevos modos de vida, las virtudes le

sobreviven en sus descendientes y ejercen su influencia

en el espíritu nacional. Así estamos de acuerdo con la

interpretación de Collantes de Terán.

Otro símbolo que representa el fluir del tiempo

en la vida y así es relacionado a los del ciclo diario

es el agua. El tiempo del arroyo es la niñez, el del

río es el período de la formación del hombre como durante

el aprendizaje y la laguna representa madurez responsable.

También el agua sirve de espejo en el que el muchacho

puede ver claramente estas etapas de su vida:

Está visto que en mi vida el agua es como 1 un espejo en que desfilan las imágenes del pa- , \ sado. A orillas de un arroyo resumí antaño mi 2 niñez. Dando desbeber a iiii caballo en la picada * de un río, revisé cinco años de andanzas gauchas. i Por último, sentado sobre la pequeña barranca de ' ima laguna, en mis posesiones,^ consultaba mental- ' mente mi diario de patrón, (pág. 190)

La hondura del remanso corresponde a la profundidad de

sentimiento y pensamiento. Igual que la noche, el remanso

significa un fin y en el caso a continuación una deten­

ción de algo gozoso con movimiento, representando el fin

de la vida andariega del rescrito: "Como un arroyo que

se encuentra con vi\ remanso, daba vueltas y me sentía

profundo, lleno de una pesada quietud", (pág. I89)

La gauchería tiene como símbolo el alm.a y el

1

Page 60: La Dualidad en Don Segundo Sombra

57

manejo del término parece indicar que la herencia gauchesca

constituye el alma de la nación. Ya se menciona que el

alma de resero es alma de horizonte. Cuando el muchacho

lee la carta que le avisa que ha heredado los bienes de

su padre siente tan intensamente la magnitud del suceso

que dice: "Un extraño sentimiento de soledad me apretaba

el alma, como si hubiera querido limitarla a algo chico,

demasiado chico", (pág. 180) Más adelante cuando todavía

está rechazando la idea de abandonar su vida de movimiento

y espacio y ser un hacendado, ensilla para irse "... con

la sensación de que dejaba el alma por detrás, perdida

campo fuera", (pág. I83) Pero por medio de las palabras

sabias de su padrino se da cuenta que su ser interior no s

tiene que cambiar a pesar de otros cambios: "Si sos \

gaucho en de veras, no has de mudar, porque andequiera ' |

que vayas, irás con tu alma por delante como madrina'e

tropilla", (pág. 184)

La cita anterior también sirve como ejemplo del

enlace de dos símbolos, más evidencia del alcance del

simbolismo en la novela. La madrina de tropilla con su

cencerro en efecto existe para guardar juntos los caballos

del conjunto y guiarlos: "... dejando salir las tropillas

que pronto hicieron familia, cada cual con su madrina,

cuyo cencerro le sirve de voluntad", (pág. 44) A la luz

de la significación simbólica del alma, la madrina ahora

representa el cimiento de la unidad de un grupo de gente

Page 61: La Dualidad en Don Segundo Sombra

58

y su agente directivo. La autoridad de don Segundo empuja

adelante el alma, la gauchería, para que sirva de madrina

de tropilla, es decir guía y voluntad para su país.

Al fin del libro se repite la abstracción del alma

cuando el narrador mira alejarse al resero. Mientras su

figura se reduce verifica: "... era él, lo sentía porque

a pesar de la distancia no estaba lejos", (pág. 193)

Pronto no puede verlo más y relata su sentimiento: "No

se que extraña sugestión me proponía la presencia ilimi­

tada de un alma", (pág. 193) Esta alma es la herencia

perdurable dejada por el gaucho que desaparece como es

el destino de todo hombre. Aunque transitorio en sí mismo

el gaucho lega a sus compatriotas hechos dignos y valores I

universales eternos. }

También hay muchos ejemplos de simbolisino de menos ^ j m

extensión en el libro. La nube representa la libertad y ¡j

el árbol una condición arraigada: "... una reducción de wü

libertad; algo asi como cambiar el destino de una nube

por el de un árbol, esclavo de la raíz prendida a unos

metros de tierra", (pág. 186) En la ocasión del regreso

a la estancia de Galván (págs. 186-18?) y antes en un

sueño evocando la misma escena (págs. 124-125) los para,-

isos, un rosal florecido y un perro simbolizan el hogar

y una vida estable.

En las narraciones de don Segundo los nombres son

simbólicos. Dolores sufre mucho para rescatar la moza del

Page 62: La Dualidad en Don Segundo Sombra

59

hijo del diablo, la que se llama Consuelo. Miseria es

el herrero que nunca puede salir del mundo porque no

quieren admitirlo ni en el cielo, ni en el Purgatorio,

ni en el Infierno.

Algunas comparaciones usan algún animal como

símbolo de cierta característica o cualidad: "Hinchado

de orgullo como un pavo ..." (pág. 59)i "••• una mocita

con más coqueterías que un jilguero" (pág. 66), "Los

hombres caminaban con ágiles galanteos de gallo que

arrastra el ala", (pág. 72)

Estas instancias bastan para mostrar que la

expresión simbólica nos presenta varias dualidades impor­

tantes. No es nuestra intención apuntar todos los símbolos t

de la novela lo que es asunto de otro estudio entero. Pero ¡

los ejemplos citados indican que el simbolismo con sus ^ j

sentidos dobles y su poesía contribuye en gran parte a n

hacer el libro una interpretación comprensiva. ;:

Ya hemos visto las dualidades que asumen mayor

importancia en el libro y permean todo el relato. Nos

quedan otras dualidades de menos extensión pero impor­

tantes ya que concuerdan con las principales. Prosiguen

a la par de la acción subrayando el carácter ambivalente

de la novela.

La primera que merece nuestra atención por ser

una compañera constante de nuestro héroe es la suerte.

La representación superficial de los caprichos de la

Page 63: La Dualidad en Don Segundo Sombra

6o

suerte toma la forma del juego. El muchacho primero gana

en la riña de gallos y luego "anda en la mala" en las

carreras, al hecho de que don Segundo declara en su

cuento "Ansina como no hay caminos sin repechos, no hay

suerte sin desgracias ...". (pág. 156) Con la dualidad

de las caras de la taba se cumplen los hechos de la vida.

El muchacho aprende temprano que "En mi destino estaría

escrito que todo bien era pasajero", (pág. 15) Cuando

sufre un desengaño piensa, "Horas antes había visto el

buen lado de la taba, ... y no me había acordado que el

huesito tenía otra parte designado con un nombre des­

doroso ...". (pág. 55) Después de la tormenta se siente

"... capaz de sobrellevar todas las penurias que me

impusiera la suerte", (pág. 62) Pero este entusiasmo

queda contenido frente al ejemplo de los reseros: "... la

vitalidad sobrante quedó agazapada en nuestros cuerpos,

pues de ella tendríamos necesidad para sobrellevar los

próximos inconvenientes ...". (pág. 62) Siempre hay que

esperar y aceptar estos cambios de suerte: "¡Suerte!

¡Suerte! ¡No hay más que mirarte en la cara y aceptarte

linda o fea, como se te dé la gana venir"! (pág. 172)

Pero esto no es decir que el hombre no hace nada

para oponerse a "... esa ley fatal, que nos cacheteaba a

antojo, haciéndonos bailar al compás de su voluntad".

(pág. 172) El fatalismo, rasgo eminente del gaucho, se

encuentra en oposición a su gran voluntad, mostrando otra

Page 64: La Dualidad en Don Segundo Sombra

61

dualidad. Su fatalismo no es una aceptación pasiva pero

una admisión de la necesidad de luchar contínuaraente, de

seguir para no aflojar, de hacerse duro para aguantar

estos cambios de suerte. Es la sabiduría de aceptar lo

sucedido, ya sin remedio, y proceder, con la esperanza y

el coraje vivos. Así el fatalismo no niega la voluntad

del hombre, la que puede contrariar la suerte como se ve

en el cuento de Dolores: "El paisanito de mi cuento

craiba conseguir su suerte con estirar la mano y graciah'a

eso venció seis días de penah'y tormento", (pág. 82) El

muchacho sabe dejar sus pensamientos "al margen de los

hechos" (pág. 38) de modo que empieza su vida andariega

con una determinación de soportar todas las penurias de i

una vida dura: "Metido en el baile bailaría, visto que ¡

no había más remedio, y si el cuerpo no me daba, mi ^ [

voluntad le serviría de impulso", (pág. 38) Más adelante J

nos muestra que ha aprendido a resistir la fatiga: "... '

más se resiste por tener hecha la voluntad a no ceder.

... Y al fin se vence siempre (al menos así me había

sucedido) cuando ya a uno la misma victoria le es indife­

rente", (pág. 177) Pero es la voluntad de don Segundo la

que parece más poderosa a los ojos del muchacho: "SÓlo

don Segundo me daba la impresión de escapar a esa ley

fatal", (pág. 172) Su serenidad es notable: "... esa

tranquilidad con que debía tomar las cosas, fueran como

fuesen, como se le quedaran chicas", (pág. 10?) Verdad

Page 65: La Dualidad en Don Segundo Sombra

62

que deriva una parte de su confianza a fuerza de aceptar

su destino pero también está seguro de sí mismo y resiste

los embates de la suerte con una indiferencia absoluta.

Entiende "... que a todo hay un límite y que, al fin y al

cabo, el poder está en no asustarse ante él", (pág. 173)

Una mezcla de religión y superstición compone

otra dualidad de la novela. El muchacho desprecia la

hipocresía de sus tías en su religión sin caridad. La

religión del gaucho se manifiesta en una actitud de

respeto hacia un poder alto y absoluto que gobierna la

pampa que es su universo. Su aceptación de las leyes

naturales concede la supremacía de una entidad perfecta

y su conducta ética indica el anhelo de lograr una perfec­

ción igual. El autor no designa esta actitud como reli­

gión pero es una de las impresiones que recibimos de las

referencias hechas a términos religiosos como misa,

iglesia, cruz, fe y otros.

Kovacci apunta que la actitud de veneración está

enlazada con superstición:

El sentimiento religioso no aparece^en Don Segundo Sombra sino como una convención mágica cercana a la superstición. Se manifiesta en el embrujamiento del hijito de don Sixto; la invocación: "Nómbrese a Dios" de don Segundo, es como un conjuro.^^

El narrador relata que durante esta alucinación de don

Sixto, él tenía tanto miedo que "no podía siquiera hacer

la señal de la cruz", (pág. 104) Cuando tiene que volver

al cuarto para sacar sus jergas se santigua. A la mañana

Page 66: La Dualidad en Don Segundo Sombra

, 63

siguiente don Segundo esta seguro de la gravedad del hijo

de don Sixto: "¿Y qué más mala noticia queros que la

de anoche"? (pág. 105) Asombrado el muchacho se pregimta:

"¿Sabría también de magia? ¿Esos cuentos que contaba,

los contaba en serio? Y yo, ¿creía o no creía? Me

parece que si, por el miedo que me daban esas cosas y por

mi poca voluntad de meterme a averiguaciones", (págs. 105-

106) En los cuentos mencionados por el muchacho los dos

elementos existen lado a lado. En el primero Dolores

desembruja a Consuelo rociando las plumas del cabuxé con

agua bendita y haciéndole una cruz en la frente. Jesús

y San Pedro son personajes en el otro relato que incor­

pora encantos y brujerías.

También encontramos un contraste entre supersti­

ción y ciencia. El conocimiento de la curandera da

asombro al muchacho dejándole sin comprender "... como

sabía tan bien todo sin siquiera revisarme", (pág. 12?)

Después de la pelea entre Antenor y el forastero, el

médico expresa irónicam.ente sus limitaciones: "¡Qué

puñalada!; cuando yo era practicante, y no fui débil,

sudaba media hora para abrir así un tórax", (pág. 172)

Ya hemos hablado del contraste entre la existencia

inútil de la que huye el muchacho y la vida valiosa que

encuentra por medio del aprendizaje. Pero algunas obser­

vaciones hacen falta para destacar que una vida valiosa es

una de trabajo y queremos proseguir con esta dualidad.

1

Page 67: La Dualidad en Don Segundo Sombra

64

Antes de huir de la casa de sus tías, el muchacho piensa

en "... la estupidez de los menudos hechos cotidianos".

(pág. 24) Su primer empleo en la estancia de Galván es

acarrear basuras lo que no considera muy honroso pero

está contento con este pensamiento: "Hacía mi trabajo con

esmero, diciéndome que por él era como los hombres

mayores", (pág. 30) La posibilidad de que sus tías

trataran de obligarle a volver a casa provoca esta

reacción: "De ningún modo volvería a hacer el vago por

las calles aburridas. Yo era, una vez por todas, un

hombre libre que ganaba su puchero ...". (págs. 35-36) 1

Inicia su primer arreo con entusiasmo: "Había empezado mi

trabajo y con él un gran orgullo: orgullo de dar cumpli- j I

miento al mas macho de los oficios", (pag. 44) La vida í

trabajosa del gaucho le parece la única de valor cuando I

tiene que quedar como patrón de sus heredades mientras n \

don Segundo se va: "Una fatiga grande pesaba en mi cuerpo :-

y en mis pensamientos, como un hastio de seguir siempre

en el mundo sembrando hechos inútiles", (pág. 190)

El trabajo del gaucho no tiene el propósito de

amasar riquezas, y encontramos en la novela una jerarquía

de valores tocante a esto. Ya hemos señalado la ocasión

en que el rescrito rechaza un ofrecimiento de trabajo

lucrativo pa.ra quedarse con don Segundo quien le da cosas

de la vida en vez de dinero. Don Segundo revela la actitud

gauchesca en su comentario al joven: "Tu padre era un

I

Page 68: La Dualidad en Don Segundo Sombra

65

hombre rico como todos los ricos y no había más mal en

el", (pág. 181) La avaricia del gaucho consiste de una

sed de camino y un ansia de poseer el mundo. Su único

lujo es poseer muchos caballos finos lo que en verdad

no es lujo sino una necesidad en su trabajo. Asi una

rara admisión de pobreza viene cuando el rescrito no tiene

bastantes caballos en su tropilla y lamenta: "Un gaucho

de a pie es buena cosa para ser tirada al zanjón de las

basuras", (pág. 159) La ropa práctica del resero dice

la rudeza de su trabajo orgulloso y el joven siente

tristeza al tirarla y piensa: "Parece mentira; en lugar

de alegrarme por las riquezas que me caían de manos del

destino, me entristecía por las pobi ezas que iba a dejar". i f r

(pág. 182) Luego desvaloriza el hecho de ser dueño de !

estancia: ¡

¿Dueños de que? Algunos parches de carapo figurarían como suyos en los planos, pero la pampa de Dios había sido bien mía, pues sus cosas me fueron amigas por derecho de fuerza y baquía, (pág. 190)

Así vemos por medio de esta dualidad que las cosas

materiales no valen tanto a un gaucho como las cosas

espirituales.

La personalidad paradójica de don Segundo, el

"tapao", el misterio, nos presenta varias dualidades

además de las ya mencionadas. Su amor por el andar

perpetuo parece desmentir su tranquilidad pero desde el

principio leemos de su serenidad, su impasibilidad y su

á

Page 69: La Dualidad en Don Segundo Sombra

66

calma. Es sorprendente que un hombre tan taciturno pueda

ser "... un admirable contador de cuentos ...". (pág. 65)

Por lo regular habla solamente cuanto es necesario como

en la pulpería de "La Blanqueada": "Lo que había que

decir estaba dicho. Un silencio tranquilo aquietó el

lugar", (pág. 20) Parece mentira que un hombre tan popu­

lar y respetado ame la soledad pero el aprendiz nos dice

que "Su popularidad, empero, lejos de servirle, parecía

fatigarlo después de un tiempo" (pág. 64) y que "... la

sociedad continuada de los hombres concluía por infligir

un invariable cansancio", (pág. 6S) Sin embargo una

lección del aprendizaje es tener fe en los amigos y otras

enseñanzas son de refinamientos sociales: tocar la ¡ »

guitarra, cantar y bailar. I I

I

El enigma de la locuacidad o el silencio de don i > Segundo nos trae a otros contrastes entre ruido y silencio r»

evidentes en la novela. Los ruidos parecen tener el \'t

proposito de destacar el silencio del hombre y de la

pampa y, al revés, el silencio puede aumentar un sonido

pequeño: "... mientras el agua empezaba a hacer gorgo­

ritos, contemplé a don Segundo ...". (pág. 31) A veces

se pintan los cambios de sonido en momentos sucesivos

dando más evidencia de la cualidad transitoria de cada

instante:

De pronto oí correr unos caballos;^un cencerro agitó sus notas con precipitación de gotera. Aquellos sonidos se expandían en

Page 70: La Dualidad en Don Segundo Sombra

67

el sereno matinal, como ondas en la piel somnolente del agua al golpe de algún cascote, (pág. 42)

Los ruidos siguen expandiéndose hasta el comienzo del

arreo:

De la playa venían los gritos y el ruido de la tropa en marcha; rumor de guerra con sus tambores, sus órdenes, sus^quejidos, carreras, choques y revolcones, (pág. 44)

Durante el rodeo los sonidos aumentan en intensidad y

luego disminuyen cuando se aleja el vacaje:

El paisanaje se desgañitaba gritando . . . Sonaban los rebenques contra las caronas. Las atropelladas y los golpes llegaron a su máximo. ...

Ya muy lejos, la montonera de hacienda iba alargándose^y eran los gritos un eco re­ducido. ... j Qué silencio! ... El rodeo estaba desierto, (pags. lló-ll?)

Ya hemos revisado las dualidades de la novela:

el gaucho binomio que da un retrato del pasado y el \

presente en un par de personajes, el uno aprendiendo y \ I

el otro ya hombre hecho; un paisaje visto y sentido a la '

vez; una expresión original compuesta de dos lenguajes

entretejidos con efecto mutuo; símbolos de algo más allá

de la letra impresa; por último, varios temas menores que

se encuentran opuestos o paralelos en el libro. Por medio

de estas dualidades vemos los dos lados del asunto y la

interpretación del gaucho y la pampa es completa.

Page 71: La Dualidad en Don Segundo Sombra

CAPITULO III

TÉCNICAS EN EL USO DE LAS DUALIDADES

Muchos se han admirado ante la unidad de Don

Segundo Sombra visto que es una novela compuesta de

episodios separados y cuadros aislados. Mata propone

que el personaje de don Segundo "... da vértebra a los

veintisiete capítulos de la novela, relacionando entre

sí la diversidad de los asuntos y temas enfocados por el •4

autor". Previtali está de acuerdo diciendo: "... se

.

... el acertado manejo de la técnica de reflejo subjetivo, por la cual el protagonista nos pre­senta esos cuadros vistos con sus ojos y sentidos con su emoción. Ojos y emoción que son los nues­tros, pues con ellos entramos y salimos de la novela. Viene a resultar así, que no es Güiraldes quien ha logrado unir los elementos discontinuos de su obra, somos nosotros mismos, sus lectores, quienes ponemos imidad a ese mundo . ..-

Ghiano opina que el aprendizaje es la base de la unidad:

"La presentación de lugares y de horas responde a la

necesidad de enmarcar los hechos de la educación del

4 resero". Torres-Rioseco dice: "Con estos dos personajes

68

mantiene la continuidad de la narración con la presencia

del inmutable don Segundo Sombra". Eneida Sansone tiene i

la idea interesante que el lector da unidad al relato: í 3

Page 72: La Dualidad en Don Segundo Sombra

I 1 I

69

(don Segundo y el aprendiz) se teje la novela"^ y Da Cal

tiene la misma opinión. Ara admite que don Segundo es

"... el eje en torno del cual se mueven las soluciones

morales"' pero señala al narrador como cuentista ejemplar

que lleva la carga de integrar los sucesos variados.°

Asi encontramos varias opiniones sobre quién o

que logra la integración de la obra. Pero no es nuestro

intento decidir la cuestión sino considerar la manera en

que se ha hecho. Puesto que hemos dedicado muchas páginas

a discutir las dualidades de la novela, sería bueno hablar

ahora de las técnicas especiales empleadas para mantener

el equilibrio entre dualidades opuestas y fundir elementos

paralelos.

De primera importancia es que el autor se instala

dentro de la novela, en efecto dentro del narrador. ,

Recordemos su propio carácter dual que le permite sin \ 1

conflicto dotar a su protagonista de dos perspectivas y

dos lenguajes: el del aprendiz y el del artista. La

sensibilidad y la receptividad de Güiraldes se ven en

todos los sentimientos subjetivos experimentados por el

muchacho. Suya es la admiración expresada por don Segundo

y por todo gaucho, la que es tan importante para elevar

las virtudes gauchescas al plano transcendente. El

también amaba la vida gauchesca que había aprendido de

los peones y deploraba los cambios dictados por el

progreso. Así el tono de melancolía es genuinamente

I M I :

M l l l l l l M I I I M t I > < <

Page 73: La Dualidad en Don Segundo Sombra

70

suyo. El hecho de emplear personajes inspirados en

personas verdaderas y conocidas del autor presta autenti­

cidad al relato. Ambos habían sufrido inquietudes lite­

rarias y los dos, hechos hombres cultos, querían contar

la historia del pasado inmediato de gauchos y parapa.

Todo lo que era verdad en su propia vida también

era admisible en la novela. Así mucha de la armonía se

deriva de la confianza con que procedía Güiraldes en la

sabiduría de su propia experiencia. Esto no es decir

que el libro es autobiográfico en el sentido de que el

autor lo vivió. Pero tiene tanto de Güiraldes que

podemos decir que incorpora elementos autobiográficos.

Este comentario nos conduce a una consideración

del empleo de la forma de expresión autobiográfica. La

expresión en primera persona puede presentar limita­

ciones pero en este caso sirve el fin del autor muy bien.

Quería conservar un tono sencillo de acuerdo con la

materia y el punto de vista de un muchacho humilde pero

sensible convenía a su propósito como se ve en el libro:

"Pero no quiero hablar de todo eso en estas líneas de alma

sencilla", (pág. 192) La técnica autobiográfica unida al

autoapoderamiento de Güiraldes es una condición afortu­

nada de la novela. Según Ara "... dota al libro, no

sabemos si de objetividad, pero al menos de verdad, de

frescura como de cosa sucedida y conservada en la candidez

de las inás hondas impresiones".^ Adc:,iás de estas ventajas

» • •i

Page 74: La Dualidad en Don Segundo Sombra

71

mucha de la unidad descansa en el "yo" del relato porque

el narrador ya ha armonizado los aspectos diversos antes

de entregarlos a los lectores.

Relacionada con esta virtud está la delineación

del cuento desde el aspecto retrospectivo. Toda la obra

es una compilación de memorias y dentro de esta estructura

el narrador recuerda intervalos de su vida hasta entonces

introduciendo cada etapa narrativa. La novela empieza

con una escena en que el muchacho está repasando su niñez

después de que se desarrolla la narración hasta el capi­

tulo X. Siguen otras memorias tratando cinco años de

andanzas en compañía de don Segundo y otro período al

estilo de diario en que los sucesos se dicen con las

minuciosidades de tiem.po, diálogos, acciones y actitudes.

Los últimos recuerdos repasan los tres años de su vida

en su estancia para terminar con la actualidad de la

despedida de don Segundo. Así tenemos siempre la visión

dirigida hacia el pasado y sus hechos acabados y muertos

menos en la memoria. Confiamos en que los recuerdos

reproducen lo importante del pasado esquivando lo trivial

porque son los que el narrador elige de la totalidad para

incluir en su historia. Así es una destilación del

pasado, de características gauchescas que han hecho de

él un hombre consumado.

Los dos enfoques del pasado constituyen otra dua­

lidad retratando la vida externa e interna del narrador.

m

1

Page 75: La Dualidad en Don Segundo Sombra

72

Las retrospecciones pintan al joven objetivamente, desde

el punto de vista del novelista. En cambio la narración

principal es íntima, introspectiva, reflejando sus sensi­

bilidades. Pero a pesar de esta dualidad los dos enfoques

sirven para coordinar otras dualidades, las del héroe y del

aprendizaje. Pintan progresivamente la anulación de los

aspectos opuestos del héroe dual. En el transcurso del

tiempo de la novela el contraste entre don Segundo y su

aprendiz disminuye paso a paso hasta que se desvainece.

Así las memorias destacan la dualidad que ya no existe

en el presente en que el narrador está evocando el pasado.

Según Previtali, en cada etapa narrativa los estados de

ánimo del aprendiz "... em.piezan por ser elevados, luego

declinan y por último se estabilizan en un nivel ecuá-

1 O nime". Últimamente la estabilidad se fija como rasgo

permanente, una suerte de conocimientos físicos y espiri­

tuales conseguida por las tribulaciones y las victorias

del aprendizaje duro. Los recuerdos señalan la distancia

que el joven ha tenido que viajar de una existencia inútil

a una vida eficaz, mostrando así el camino hacia una

condición integrada envidiable por todo hombre.

Las virtudes unificadoras se actualizan por medio

de la síntesis de los lenguajes opuestos hecha en el per­

sonaje que relata el cuento. Sus condiciones sucesivas

de picaro, rescrito, gaucho y hombre culto deciden la

expresión que ya hemos discutido. Nos queda decir que

1

Page 76: La Dualidad en Don Segundo Sombra

73

la eficacia del autor en cuanto a esta síntesis se presta

a la fusión de las otras dualidades. Da Cal da gran

importancia al acierto lingüístico:

Para producir la amalgama, la íntima co­herencia de esas dos personalidades divergentes de su héroe y lograr un equilibrio eficaz, en el cual se salve la verdad artística, Güiraldes recurre a una sutilísima síntesis estilística de los elementos lingüísticos, en virtud de la cual la expresión estética atrevidamente sub­jetiva, indicadora de una sensibilidad literaria avezada al uso de toda índole de atrevidas transposiciones, se asimila y funde ... con el lenguaje directo y coloridamente dialectal propio del ambiente.^^

La estructura balanceada de la novela responde a

la necesidad de un equilibrio entre las dualidades de la

materia. Muchas veces el balance se consigue sencilla­

mente por medio de la sintaxis de las oraciones pero

también se encuentra en el contenido de las metáforas,

comparaciones y repeticiones. Tales construcciones

equilibradas se encuentran en varias posiciones: tan I

unidas como en la misma oración; en oraciones, párrafos

o páginas adjacentes; tan separadas como por casi todo

el libro. Se pueden ver los elementos balanceados en

los ejemplos a continuación:

La calle fue mi paraíso, la casa mi tortura, todo cuanto comencé a ganar en^simpatías afuera lo convertí en odio para mis tías. (pág. 13)

... ya la gente se había cansado algo de diver­tirse conmigo y yo no me afanaba tanto en entre­tenerla, (pag. 15)

De peones de estancia habían pasado a ser hombres de pampa. Tenían alma de reseros, que es tener alma de horizonte, (pág. 43)

»

Page 77: La Dualidad en Don Segundo Sombra

74

Ko^sabía ya si nuestra tropa era un animal que g uería ser muchos, o muchos animales que querían ser uno. (pág. 56)

La garganta del rematador no daba más de tanto gritar y mis orejas de tanto oirlo. (pág. 94)

Ara apunta que el recurso de volver sobre palabras

y frases enteras presta una cualidad musical además de

coordinar elementos separados. Dice:

En general actúan como el coro en la tragedia griega: subrayan un pensamiento interior, balancean la realidad y los presentiraientos y crean apoyos al nodo de "des leitmotivo" musicales.^^

Así repetidas veces sentimos el ritmo de la marcha en el

arreo: "Los novillos carainaban con pausa y sin cansancio".

(pág. 46); "... y la marcha seguía pausada, sin cansancio".

(pág. 46); "Animales y gente se movían com.o captados por

una idea fija: caminar, caminar, caminar", (pág. 51);

"... volvimos a caer en nuestro ritmo, contenido y volun-l

tarioso: caminar, caminar, caminar", (pág. 62) ^

Varios sonidos vienen a ser verdaderos estribillos

en sus repeticiones. Así se oye el tintineo de los cen­

cerros de las madrinas de tropilla: "A lo lejos oí

tintinear un cencerro", (pág. 42) El sonido se repite en

el párrafo siguiente: "De pronto oí correr unos caballos;

un cencerro agitó sus notas con precipitación de gotera",

(pág. 42) Más adelante "La yegua madrina alzó la cabeza,

desparramando un tropel de notas de su cencerro", (pá :*

100) El traqueteo de la horquilla en el carro vacío

resuena en acompañamiento ruidoso: "En los zanjones

Page 78: La Dualidad en Don Segundo Sombra

75

esgrimía yo el instrumento, que luego venía matraqueando

de una manera ensordecedora sobre las tablas del carro

vacío", (pág. 28) Más adelante se repite el sonido com.o

amplificación de la primera vez: "... tomando rumbo a

las casas al compás del férreo canto de la horquilla,

que temblequeaba sobre las planchas del carrito", (pág. 33)

La reiteración de varios temas contribuye al ba­

lance de la sustancia de la novela. El agua recurre como

motivo de reminiscencia (págs 1, 63, 190) y el remanso

como atracción misteriosa, (págs. 18, 6?) El rebencazo

físico asentado por don Segundo al muchacho (pág. 56) se

repite en un rebencazo emocional dado por la vida (pag.

139) y otra vez en forma de rebenque de bromas después de

las pérdidas del joven en las carreras, (pág. l48) Un

sueño durante el desmayo del joven después de la pelea

con el toro (pág. 125) se repite en la realidad con la t

misma escena, las mismas palabras y los mismos senti­

mientos, (pág. 187) La despedida del joven y don Segundo

(pág. 193) contiene los mismos elementos del primer

encuentro (págs. 17-18): la silueta de caballo y jinete

en el anochecer que parece una sombra, más una idea que

ima persona verdadera. El primer arreo (págs. 44-62)

tiene su equivalente en el último (págs. 173-179) con su

trabajo brutal que muestra el crecimiento del muchacho

desde bisoñe hasta resero. La doma después de que el

joven recibe el ofrecimiento de un puesto de domador

3

Page 79: La Dualidad en Don Segundo Sombra

76

(pags. 160-165) equilibra la doma en que el muchacho es

solamente espectador con el anhelo de aprender el oficio,

(pags. 32-33) También el fracaso cuando el muchacho

monta por primera vez su potrillo (págs. 50-51) va seguido

por el éxito de la mañana siguiente, (págs. 58-59) Casi

todos los sucesos importantes del desarrollo del muchacho

tienen sus reverberaciones más adelante en la novela,

dando equilibrio a la acción de la obra.

Algunas comparaciones se extienden en una estruc­

tura compleja e incorporan repeticiones:

Rápidamente abrió la panza, sacó a vueltas el sebo de tripa, 'despojó el vientre de desper­dicios, el tórax de bofes, hígado^y corazón. --¿Pajoso me has llamao?--'pregunté estúpidamente inactivo, avergonzado de mis manos que colgaban también como desperdicios. (pág. 55)

Al principio de una tormenta vemos esta imagen: "Pronto,

un nuevo crepitar de gotas alzó al ras del callejón una

sutil polvoreda". (pág. 60) Al fin de la tormenta leemos 3

una comparación inusitada de polvo y agua: "La lluvia

se desmenuzó en un sutil polvillo de agua ...". (págs. 61-

62) Esta reiteración cierra el ciclo violento de la

tormenta con la misma nota con que empieza y volvemos

fácilmente al ritmo mesurado de la marcha.

De todas maneras las muchas comparaciones y

metáforas contribuyen al balance de la estructura por el

hecho de enlazar dos elementos. Estas imágenes resultan

muy importantes, dando algunas de las visiones rápidas de

la pampa y su vida que se sum.an para crear la impresión

Page 80: La Dualidad en Don Segundo Sombra

77

completa del ambiente. Hugo Rodríguez-Alcalá profesa

que esta manera de introducir aspectos del ambiente en

comparación con la gente o las cosas hace el segundo

termino de la metáfora más importante que el primero.

Dice: "La comparación en Güiraldes contribuye así a

darnos una intuición de la substancia prima misma del

mundo gauchesco". - Se puede ver estas objetivaciones

fugaces en los ejemplos a continuación:

levó tras él, como podía haber llevado^ jo de los cercos prendido en el chiripa.

.. .me 11( un abrojo de los cercos prendido en el chiripí (pág. 63)

. . . las manos gruesas y cuerudas como cascp.ron de peludo, (pág. 19)

... los hombres se apiñaban como queresas en un tajo. (pág. 68)

El cielo tendió unas nubes sobre el horizonte, como un paisano acomoda sus coloreadas matras para dormir, (pág. 101)

Era una viejita seca como tasajo ... (pág. 126)

Veníamos todos como^indios de desarrapados, barrosos y taciturnos, (pág. 177)

... flojo como una lonja mojada, (pág. 183)

Algunas comparaciones sirven para introducir la

pampa en escenas cerradas evitando así que estas escenas

queden aisladas y desconectadas del relato total. En el

boliche entra esta semejanza a la pampa: "Entre aquel

cúmulo de bultos, el pulpero se había hecho un camino,

óomo la hacienda hace una huella ...". (pág. 48) En el

baile el paisaje se extiende hacia adentro por medio de

varias comparaciones como la siguiente: "Un tropel se

1

Page 81: La Dualidad en Don Segundo Sombra

78

formó en el centro del salón, remolineó inquieto, se

desparramó hacia las sillas, estorbándose como hacienda

sedienta en una aguada", (pág. 69) El mundo embrujado

de las narraciones se liga a la pampa de esta manera:

"... un flamenco grande como un ñandú y colorao como

sangre'e toro", (pág. 78) La escena cerrada en el

comedor de la "Fonda del Polo" revela notas del campo

como el hombre con la cara "... llena de venas reventonas,

como la panza de una oveja recién cuereada", (pág. 85)

La función del lenguaje metafórico que tiene más

importancia en cuanto a las dualidades es la de enlazar

la vida externa con la vida interna. Así se funden las

actitudes del héroe dual, sus dos lenguajes y sus dos

visiones del paisaje y de su vida. Da Cal explica esta

virtud a continuación:

Las^metáforas--el libro es rico en ellas-- I son también frecuentem.ente vehículo de la sin- > tesis, camino sutil de la unión de esas dos i zonas del personaje. El procedimiento general­mente consiste en transponer sensaciones internas indicadoras de una gran acuidad de percepción subjetiva y abstracta a imágenes procedentes del mundo más inmediatamente diario y concreto de la vida ganadera, en un audaz salto comparativo, que trata de salvar la distancia que separa ambos mundos, estableciendo entre ellos una relación plausible y natural, dentro de la verdad artís­tica. 1^

Cita los ejemplos siguientes:

Y, además, me parecía que también ella (la me­moria de su padre) se iba a m.orir, significando su presencia sólo un recuerdo frío. De haberme atrevido, la hubiera hecho echar abajo, como se degüella, por comrjasión, a un anim.al que sufre, {"ps-g» 191)

Page 82: La Dualidad en Don Segundo Sombra

79

Todas las penas que me había dado para^ser un resero de ley quedaban en mi imaginación como una montonera de huesitos de difunto, (pág. l83)

Así es que las comparaciones toman gran parte en

mantener el equilibrio entre las varias escenas, acciones

y actitudes. Rodríguez-Alcalá lo reitera en su artículo:

"... podría subrayarse que el artista se vale de sus

símiles para expresar indirecta y bellamente, la comunión,

la armonía, la afinidad que existe entre el hombre de la

pampa y la naturaleza".^^

De esta comunión entre el hombre y la natui"?.leza

viene mucho del impresionismo, otro recurso efectivo en

la amalgama de las dualidades. Ya hemos hablado de la

representación subjetiva del paisaje fabricada de las

sensaciones experimentadas por el rescrito frente a las

realidades de la pam.pa. Pero esta técnica se extiende

más allá del paisaje hasta todos los objetos, personajes

y acciones del relato. De hecho el libro entero parece

componerse de lo que ha dejado una impresión bastante

importante para destacarse en la memoria del narrador.

El mismo indica su sensibilidad: "Yo sufría por todo,

como un agua sensible al declive, al viento, al sol y

a la hojita del sauce llorón que le tajea el lomo".

(pág. 173)

Así los ejemplos abundan con que demostrar las

impresiones que el protagonista ha vivido. Ya sabemos

que en el primer encuentro con don Segundo le parece al

>

1

Page 83: La Dualidad en Don Segundo Sombra

80

muchacho un fantasma# una sombra y más una idea que \m

ser. Repetidas veces leemos impresiones de sorpresa y

confusión inspiradas por su padrino como la siguiente:

"Asombrado miraba yo el dominio de aquel hombre, que

trataba a mi petizo como a un cordero gaucho", (pág. 58)

Antes del primer arreo los peones le parecen más grandes

y más robustos y dice: "Me dominó la rudeza de aquellos

tipos callados, y, no sé si por timidez o por respeto,

dejé caer la barbilla sobre el pecho, encerrando así mi

emoción", (pág. 43) Los objetos tarabién dejan sus

impresiones: "Los vasos eran de vidrio espeso y turbio.

En el vasto recinto bostezaba una desesperante atonía".

(pág. 85) "El rancho, antes tan miserable, me resultaba

al volver del paisaje un palacio. Y sentí bien su abrigo

de hogar humano, tan seguro cuando se piensa en afuera".

(pág. 101) El hecho brutal del duelo instiga largas

cavilaciones del joven» "Que \m hombre tranquilo y alegre

como Antenor se hubiera visto obligado primero a pelear,

después a matar, me resultaba algo en verdad asustador".

(pág. 172) Recibimos un bombardeo de emociones resultado

de la desorientación que siente el joven a la revelación

de quien era su padre ya muerto:

Un extraño tropel de sentimientos en mi intactos se me arremolineaban en la cabeza: ternura, tristeza. Y de pronto, una ira ciega de hombre^ insultado de un modo rebajante, sin razón. ¡Qué diablos I Tenía ganas de disparar o de embestir contra cualquier cosa, para inferir sangre de carne por la sangre de alma que sentía chorrear dentro mío. (pág. 180)

K\y

1

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81

Al fin después de la despedida trágica de don Segundo

el joven patrón nos dice que "Me fui como quien se

desangra", (pág. 194)

Así cada detalle provoca la reacción personal

del narrador dando el efecto interior tanto como el

efecto exterior. Las muchas impresiones suman última­

mente a una gran realidad en la intuición del lector y

el mundo pamx-)eano es suyo.

En suma todas estas técnicas anteriores toman

parte en equilibrar las dualidades. Las retrospecciones |

contadas en primera persona unen el punto de vista del

personaje y del autor para lograr una visión integrada.

Las repeticiones, comparaciones, metáforas y el impre­

sionismo contribuyen al balance de la estructura. La

síntesis de los lenguajes en esta estructura balanceada

logra una expresión equilibrada. Como dice Da Cal "el

resultado es aparentemente sencillo, pero detrás hay una 16

compleja química artística".

I

1

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CAPITULO IV

CONCLUSIÓN

Empezamos esta tesis en busca de las dualidades

de Don Segundo Sombra para evaluar sus contribuciones

a la interpretación fiel y estética del gaucho de Argen­

tina. Nos han interesado los origines de las dualidades

en la vida del autor Ricardo Güiraldes y su empleo de

ellas para lograr sus fines.

En una revisión de la vida del autor encontramos

dos corrientes de afinidad siempre presentes. Amaba su

país a pesar de estar en desacuerdo con su provincialismo

y a pesar de la falta de estímulo cultural en aquel tiempo.

Este descontento le llevó más allá de su tierra para i

encontrar inspiración en ambientes culturales y progre­

sivos. En lugar de transferir su lealtad a otros lugares

más a su gusto siempre volvía con un deseo de regenerar

el espíritu de su propio país. Pero varias veces tuvo

que retirarse de esta lucha con desilusión para encontrar

condiciones más propicias a su trabajo. En busca de una

expresión bella y moderna siguió las innovaciones de

escritores franceses, los más progresivos de aquella

82

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83

época. Pero a la misma vez encontró en su propia tierra

la belleza que quería interpretar, la simplicidad que

le parecía grandeza. Asi emprendió la tarea de traer el

mundo a sus compatriotas y de dar su tierra y sus habi­

tantes al mundo. Es lo que hizo finalmente con su obra

maestra Don Segiundo Sombra, reflejando su formación dual

con una expresión original, resultado de su doble afinidad.

Al analizar al héroe desdoblado se aprecia que

en su tratamiento estriba el valor de la novela. Un

simple relato de las habilidades del gaucho desde el

punto de vista de un individuo ideal hubiera resultado

en im resumen de destrezas sin emoción ni^interés. Un

relato de un muchacho viajando por la pampa sin rumbo

adquiriendo los conocimientos del hombre pampeano hubiera

resultado en lo mismo. Es el contraste entre los polos

opuestos y el lento acercamiento de los dos extremos lo

que hacen del libro una obra de arte. Durante este

acercamiento se puede penetrar en la vida interior del

gaucho con sus sentimientos, pensamientos, actitudes,

creencias y sentido moral. También el contraste destaca

la admiración y el respeto que distinguen los valores

positivos de la vida gauchesca. Esta dualidad permite

que el autor esté dentro del narrador desarrollando en

el la admiración que el mismo sintió por don Segundo

Ramírez y los otros peones de su estancia.

La visión doble del paisaje parece proceder de

1

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84

la experiencia del autor sensible que había visto y

sentido las realidades de la parapa. Pero también esta

dualidad es una parte de su fórmula para dar un retrato

completo del ambiente sin recurrir a técnicas anticuadas.

Se puede comprender que su afán para innovación no

admitía el recurso de descripción en la manera tradi­

cional. Resolvió el dilema empleando su descripción

activa para lograr una representación estática y dinámica

a la vez. También pintó lo objetivo con visiones fugaces,

comparaciones sin elaboración o menciones rápidas, lo que

constituyen una impresión integrada de la-pampa. Otras

veces recibimos solamente las impresiones^subjetivas que

indican el carácter de lo objetivo que provoca tales

sensaciones. Así conocemos la causa y el efecto del

paisaje en relación recíproca al gaucho. Esta manera de

incluir lo objetivo y lo subjetivo nos hace ver, sentir

y vivir el paisaje y hace de la dualidad una virtud.

El empleo de la lengua rústica y el lenguaje

culto es una dualidad que muestra la originalidad del

autor. Güiraldes logró una síntesis de los dos lenguajes

sin precedentes en la litera-tura gauchesca. Dignificó la

lengua hablada con expresiones poéticas y artísticas y

aplicó las características de brevedad, sencillez y

humor de la lengua gauchesca a su expresión culta. Con­

servó el ritmo tranquilo de la vida pampeana en su expre­

sión pero lo interrumpió a veces con fogonazos de acción

/

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85

enérgica en concordancia con la violencia que en ocasión

la naturaleza puede demostrar. Así Güiraldes creó con

elementos opuestos una expresión personal que según su

intención corresponde al tema y todavía da una interpre­

tación estética.

El simbolismo incorpora dualidades que prestan

mucho valor a la obra. Los símbolos ofrecen significados

hondos y poéticos más allá de las palabras aparentes,

inflaman la imaginación del lector y lo conducen a

considerar su alcance, transponiendo así lo local a lo

universal.

Las dualidades menores tarabién tienen su papel

en el conjunto de la obra. La suerte así como la super­

stición mezclada con la religión y la ciencia aparecen a

menudo. La dignidad del trabajo y las riquezas espiri­

tuales en contraste con la vagancia y las riquezas

materiales contribuyen al valor moral de la novela. Otras

dualidades menores destacan el enigma de don Segundo y

otras subrayan el silencio y la expresión del hombre y

de la pampa.

Luego consideramos varios aciertos estilísticos

que contribuyen al equilibrio de las dualidades. La forma

autobiográfica en que el narrador habla para el autor

tanto como para sí mismo da la unidad de un solo obser­

vador evaluándolo todo. El tiempo ha fundido las duali­

dades del héroe y del aprendizaje contadas en retrospecto.

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86

La síntesis de los dos lenguajes contribuye mucho a la

integración del héroe dual y al equilibrio de la repre­

sentación dual del paisaje. Este equilibrio descansa en

el balance de la estructura lo que incluye repeticiones

que a su vez contribuyen al carácter musical y poético.

Las comparaciones y metáforas aparean elementos parecidos.

El impresionismo enlaza sensaciones físicas o emotivas

con los objetos que las inspiran, señalando la correlación

entre lo externo y lo interno.

Así hemos visto que la dualidad de la novela

abarca todas las partes: los personajes, las acciones, la

escena y la expresión. Esta ambivalencia intencional por

parte de Güiraldes logra un retrato completo así como

sus procedimientos intencionales integran las diferencias.

Aplicó la mano experta de un artista verdadero para crear

una obra de arte y expresar al gaucho definitivamente,

dejando su sombra ejemplar alargada sobre la parupa y la

nación para siempre.

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NOTAS

INTRODUCCIÓN

1 Ernesto G. Da Cal, "Don Segundo Sombra, teoría

y símbolo del gaucho", Cuadernos Americanos, XLI, NÚm. 5 (septiembre-octubre, 1948), 249.

CAPITULO I

1 Giovanni Previtali, Vida 2L o^^a de Ricardo

Güiraldes (St. Fetersburg: William R. Grissom, I963), pag. 3. ^

2 Guillermo Ara, Ricardo Güiraldes (Buenos Aires:

Editorial La í^andragora, 19o 1)» pág~ 15. 3 Previtali, págs. 12-15»

4 Previtali, pag. 23»

^Previtali, págs. 18-24.

6 Previtali, págs. 26-31.

'Ofelia Kovacci, La pampa a través de Ricardo Güiraldes (Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 1961), págs. 143-148.

o

Previtali, pág. 4l.

9 . ' Ramiro W. Mata, Ricardo Güiraldes, José Eustasio — "¡r-Rivera, Romulo Gallegos (Montevideo: Compañía Impresora

S. A. , 1961), pag. 13.

87

Page 91: La Dualidad en Don Segundo Sombra

88

^^Ara, pág. 198.

^Prev i t a l i , págs. 52-53.

12 P r e v i t a l i , págs. 53-54.

13 Previtali, págs. 54-58.

14 Previtali, págs. 59-63.

15 Adelina del Carril de Güiraldes, "Notas Preli­

minar", Don Segundo Sombra (Buenos Aires: Editorial Kraft, 1952), pags. 11-12, citado en Giovanni Previtali, pág. 67,

^^Previtali, págs. 71-73.

• ' Previtali, págs. 77-81.

^^Previtali, págs. 84-103.

^^Previtali, pág. 108.

^^Previtali, págs. IO9-II6.

21 Ara, pág. 20.

22 Carta a Valery Larbaud, julio de 1926, en la

revista Sur, Buenos Aires, año I, número 2 (1931) citado en Ofelia Kovacci, pág. 58.

23 Ibid., pág. 118.

24 Ricardo Güiraldes, "Un canto". Proa, número 9,

Buenos Aires, (Abril 1925)i citado en Ofelia Kovacci, pág. 27.

25 Ricardo Güiraldes, "Prólogo", Libro Bravo (San

Antonio de Areco: Francisco A. Colombo, 193<?)> citado en Ofelia Kovacci, pág. 25»

76 Leopoldo Lugones, "pon Segundo Sombra", La Nación,

suplemento literario (Buenos Aires, 12 de septiembre, 192oT, pág. 4, citado en Giovanni Previtali, pág. II5.

l:JI: l 1

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89.

^^Da Cal, págs. 254-255.

CAPITULO II

Ricardo Güiraldes, Don Segundo Sombra (Sexta edición; Buenos Aires: Editorial Losada, 1946), págs. 166-167. Todas las citas son de esta edición.

Enrique Williams Alzaga, La pampa en la novela argentina (Buenos Aires: Editorial Estrada, 1954Trpag. 253.

Antonio Pagés Larraya, "Don Segundo Som.bra y el retorno", Cuadernos hispanoamericanos, nums. 152-153» (agosto-septiem.bre, 1962), 1)ág. 282.

Eunice Joiner Gates, "The Imagery of Don Segundo Sombra", Hispanic Review, XVI, NÚm. 1 (enero, T9Í8), 36.

^Ara, págs. 275-276.

Ara, pág. 275*

' Ara, pág. 278.

Q

Mata, pág. 38.

^Carta a Valery Larbaud, 1926, citado en Juan Carlos Ghiano, Introducción a Ricardo Güiraldes (Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas, 196I), pág. 22.

^^Previtali, pág. 108.

Amado Alonso, ' Un problema estilístico en Don Segundo Sombra", La Nación (Buenos Aires, 27 de julio de 19307» citado en Horacio Jorge Becco, Don Segundo Sombra y. ^ VQjgabulario (Buenos Aires: Editorial Ollantay, 1952), pag. 79"".

12 Kovacci, pág. 126.

^\ra, pág. 299.

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90

14 Kovacci, pág. 131.

Previtali, págs. 222-223.

l6 Juan Collantes de Terán, "En torno al simbolismo

e impresionismo en Don Segundo Sombra", Estudios Ameri­canos, XIII, num. 64 (enero-febrero, 1957)» 20.

17 Ibid., págs. 22-26.

Kovacci, pág. 159»

CAPITULO III

Mata, pág. 36.

^Previtali, pág. 173.

3 Eneida Sansone, Ricardo Güiraldes y Don Segundo

Sombra (Montevideo: Universidad de la República, 1951), pags. 48-49.

4 ^ Juan Carlos Ghiano, Introducción a Ricardo Güi­

raldes (Buenos Aires» Ediciones Culturales Argentinas, 1961), pág. 121.

- Arturo Torres-Rioseco, Ensayos sobre la litera­tura latinoamericana (México, D. F.í Fondo de Cultura Económica, 1953)» pág. 115«

Da Cal, pág. 251.

'Ara, pág. 221.

o

Ara, pág. 278.

o ^Ara, pag. 225»

10 Previtali, pag. 188.

Da Cal» pág. 255*

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91

12 Ara, pág. 199.

13 - Hugo Rodríguez-Alcalá, Korn, Romero, Güiraldes,

Unamuno, Ortega (México: Ediciones de Andrea, 193877^ pag. 131.

14 Da Cal, pag. 256.

15 Rodríguez-Alcalá, pág. 138.

•"Da Cal, pág. 258.

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BIBLIOGRAFÍA

Obra estudiada

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