Knaak, Richard - El Reino de Los Dragones 1 - Dragones de Fuego.pdf

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    EEllRReeiinnooDDeeLLoossDDrraaggoonneess

    DDrraaggoonneessDDeeFFuueeggoo

    Richard A. Knaak

    Este libro est dedicado a M. W, T H., y a P. M.

    Tambin est dedicado al Departamento de Ingls y Retricade la Universidad de Illinois en Champaign-Urbara,

    que finalmente me concedi un ttulo.

    Ttulo original: Firedrake (Book 1 ofThe Dmgonrealm)

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    El Reino De Los Dragones - Dragones De Fuego

    Richard A. Knaak

    I

    Avanzaban all abajo, en direccin a las gigantescas Montaas Tyber. Algunos iban en pare-jas, otros solos. Terribles yelmos de dragn ocultaban sus rostros a excepcin de los ojos, ojosque, en la mayora de los casos, ardan rojos como la sangre bajo la luz crepuscular. Cada unollevaba una armadura de escamas de cuero, pero cualquiera que pusiera a prueba aquellaproteccin descubrira que era ms resistente que la mejor de las cotas de mallas. Las capas, queondeaban al viento como enloquecidos espectros de la noche, producan la impresin de que losjinetes volaban, y, a decir verdad, cualquier espectador hubiera credo que tal cosa era posiblepara estos hombres. Si es que eran hombres.

    Eran once en total, y poco a poco se iban reuniendo en un solo grupo. No se intercambiaronpalabras de saludo ni siquiera una simple inclinacin de cabeza. Se conocan entre ellos y habanrecorrido ese camino innumerables veces durante innumerables aos. En algunas ocasiones sunmero variaba, pero el camino siempre era el mismo. Aunque cada uno de ellos consideraba alos otros hermanos, las disputas internas eran frecuentes. No poda decirse que el camino losuniera y, as pues, cabalgaron en silencio durante todo el trayecto, mientras delante de ellos lasMontaas Tyber se alzaban, reclamndolos hacia el cielo.

    Por fin, alcanzaron la primera de las elevaciones. All pareca finalizar el viaje. No habasendero que serpenteara por las montaas; el camino terminaba de forma ms bien brusca al piede una de las moles de mayor tamao. Sin embargo, los jinetes no aparentaron hacer el menorintento de reducir el paso. Parecan decididos a embestir contra la misma tierra, y las monturas,por su parte, no cuestionaron a sus amos; simplemente siguieron su camino igual que siemprehaban hecho.

    La montaa, como sometindose a su desafo, pareci fundirse y cambiar de posicin. Lainexpugnable barrera natural desapareci y surgi un enorme sendero que segua adelante. Losjinetes, sin prestar atencin al fantstico suceso, siguieron avanzando llevados por el diablo. Loscaballos exhalaron vapor en los hocicos al cruzar la barrera, pero no mostraron la menor seal defatiga. Este viaje no era nada para los de su especie.

    Iban pisando un sendero sinuoso y abrupto. Pistas heladas y barrancos traicioneros noconsiguieron aminorar la velocidad del grupo. A pesar de los fenmenos no pertenecientes almundo de los hombres que los acechaban ocultos, nadie estorb a los jinetes. Pocas criaturasseran tan estpidas como para enfrentarse a ellos, sobre todo si conocan la naturaleza de losviajeros.

    El enorme centinela de las Montaas Tyber, Kivan Grath, surgi de sbito. Pocos humanos lohaban visto de cerca, y muchos menos an haban intentado escalarlo. Ninguno haba regresadojams. Era all adonde conduca el sendero. All fue adonde se dirigieron los jinetes. Obligaron asus animales a ir ms despacio a medida que se acercaban al gran Buscador de Dioses, que era loque significaba su nombre y, al llegar a su base, se detuvieron y desmontaron. Haban llegado asu objetivo.

    Enterrada en la montaa haba una enorme puerta de bronce que pareca pertenecer a tiempostan inmemoriales como la misma Tierra. Se elevaba imponente sobre los recin llegados cubiertade inscripciones antiguas e indescifrables. Uno de los jinetes avanz hacia ella. Bajo el yelmo susojos parecan escarcha, y lo poco que poda vrsele del rostro era tambin blanco. Alz el brazoizquierdo con solemnidad, el puo apretado, y seal en direccin a la puerta que, muy despacio,

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    se abri con un gemido. El plido guerrero regreso junto a sus compaeros, y los jinetescondujeron sus monturas al interior.

    Slo antorchas iluminaban el interior de la cueva. Gran parte de sta era cavidad natural, peroel trabajo realizado para ampliarla habra sobrecogido incluso a los enanos de las colinas. A losjinetes no pareci afectarles en absoluto; haca mucho tiempo ya que haban dejado de prestar

    atencin a lo que los rodeaba. Hasta los centinelas, meras sombras, pero siempre presentes,fueron ignorados.Algo oscuro, cubierto de escamas y apenas humanoide se arrastr hasta los jinetes, una

    deforme mano en forma de zarpa extendida hacia adelante. Cada uno de los embozados recinllegados entreg su caballo al criado.

    Los viajeros penetraron en la cueva principal.Como si se tratara de un templo resplandeciente pero antiguo, la ciudadela de su anfitrin

    transmita una sensacin de tremendo poder. Por doquier se vean efigies de figuras humanas einhumanas; todos aquellos seres haban muerto haca mucho tiempo e, incluso la historia, habaolvidado su especie. All, por fin, los jinetes mostraron cierto respeto. Se arrodillaron, de uno enuno, ante la gran figura sentada frente a ellos. Cuando todos lo hubieron hecho, se colocaron ensemicrculo delante de su anfitrin.

    El sinuoso cuello se arque, unos ojos relucientes examinaron al grupo y una lengua roja comola sangre chasque brevemente llena de satisfaccin, al tiempo que las tremendas alasmembranosas se extendan con exultacin. A pesar de la escasez de luz, el brillo dorado delcuerpo escamoso del dragn compona una imagen de verdadera majestuosidad, comocorresponda al rey de su especie. Sin embargo, exista en l una nota apenas perceptible de algobastante parecido a la inseguridad. Pero si los otros lo advirtieron, qued oculto en sus msprofundos pensamientos.

    En una voz que era un siseo pero que hizo vibrar toda la habitacin ligeramente, el DragnDorado dijo:

    Bienvenidos, hermanos! Sed bienvenidos y consideraos en vuestra casa!Muy separados unos de otros, cada uno de los jinetes pareci desvanecerse, como si se

    hubieran transformado en una ilusin. Pero no desaparecieron. Mas bien crecieron; sus cuerposparecieron transformarse en mercurio, sus figuras se deformaron. Surgieron alas y colas, y losbrazos y piernas se convinieron en apndices correosos terminados en garras. Los yelmos sefundieron con las caras de sus portadores hasta convertirse, en realidad, en sus rostros. Las bocasse ensancharon para transformarse en fauces, con hileras de afilados dientes que brillaban en lapenumbra. Todo rastro de humanidad desapareci.

    El Consejo de los Reyes Dragn qued constituido.El Dragn Dorado, como emperador, como Rey de Reyes, se senta satisfecho al ver que los

    otros haban obedecido sus rdenes con tanta presteza. Volvi a hablar y esta vez, al hacerlo,surgi humo de su boca.

    Me alegro de que consiguierais llegar. Tem que algunos de vosotros dejaseis que lasemociones os dominaran. Sus ojos se clavaron por un instante en el Dragn Negro, monarca delas siniestras y letales Brumas Grises.

    El Dragn Negro no contest, pero sus ojos llamearon.El Emperador de los Reyes Dragn volvi su atencin al ms cercano de sus congneres. El

    Dragn Azul, ms serpiente marina que criatura terrestre, inclin la cabeza en seal de respeto.Se ha convocado al consejo a peticin del seor del Reino Martimo de Irillian. Ha

    observado sucesos extraos y desea saber si acontecimientos parecidos suceden en los territoriosde sus hermanos. Habla.

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    De formas ms elegantes que la mayora de los de su gnero, el Dragn Azul recordaba a unanimal de carreras de movimientos fluidos, como resultaba apropiado para una criatura quepasaba la mayor parte de su vida en los mares del este. La habitacin se llen de olor a sal marinay a pescado cuando habl, y un polvoriento y tostado dragn, el Dragn Pardo, arrug el hocico;no comparta la aficin de su hermano por el mar.

    Mi seor. Hermanos. Estudi a todos los que lo rodeaban, en especial al Dragn Negro. Durante estos aos, mis dominios han permanecido muy tranquilos. Los humanos hanpermanecido en calma y mis clanes han obtenido buenas nidadas.

    Esta vez el Dragn Pardo, seor de las Tierras Yermas del sudoeste, lanz un gruido. Desdeel fin de las guerras contra los Amos de los Dragones, haba visto, impotente, menguar susclanes. La mayora declaraba que era obra de los as llamados Amos, pero nadie estaba seguro dequ encantamiento haban utilizado los brujos en su intento de derrotar a los Reyes. Eranculpables de la existencia de las Tierras Yermas, pero si eran culpables de la prdida de fertilidaden los clanes del Dragn Pardo era un asunto sobre el que se especulaba en privado. El DragnPardo segua siendo el ms fiero de los luchadores.

    El seor del Reino Martimo de Irillian hizo caso omiso de aquel ligero arrebato y sigui:Desde hace poco, no obstante, las cosas han cambiado. Existe un cierto malestar... no es que

    implique demasiado. Existe... un sentimiento. No puedo llamarlo de otro modo. No sucede sloentre los humanos. Parece afectar tambin a otros, incluso a los dragones-serpiente y a losdragones menores.

    Ja!El comentario fue seguido de una rfaga de aire que helaba los huesos. Una ligera escarcha

    apareci all donde el aliento del Dragn de Hielo haba llegado. El Dragn Dorado le dirigi unamirada desaprobadora. Demacrado hasta el punto de resultar cadavrico, el rey de los Territoriosdel Norte volvi a rer. De todos los dragones, era al que menos se vea y el menos apreciado.

    Te ests convirtiendo en una vieja chocha, hermano! Los sbditos siempre se rebelan. Loque uno tiene que hacer es dejar caer la zarpa sobre algunos y aplastar tales ideas.

    Habla el monarca de una tierra ms desierta an que la del Dragn Pardo.Habla el monarca que sabe gobernar! Una ventisca imponente amenaz con brotar del

    interior del Dragn de Hielo.Silencio!El rugido atronador del Dragn Dorado lo acall todo. El Dragn de Hielo retrocedi y desvi

    los ojos color nieve para protegerlos del fulgor de su emperador. Cuando el Rey de Reyes seenojaba, todo su cuerpo reluca.

    Tales luchas internas casi nos llevan al desastre en una ocasin! Tan pronto lo habisolvidado?

    Todos mantuvieron las cabezas gachas, excepto el Dragn Negro. En su enorme boca sepintaba una sombra muy leve de satisfaccin. El Dragn Dorado le dirigi una aguda miradapero no le reprendi. En esta ocasin, el rey de las Brumas Grises tena razn.

    El Emperador de los Dragones se irgui en toda su estatura y se alz por encima de los otros.Durante casi cinco aos humanos luchamos en esa guerra... y estuvimos a punto de ser

    derrotados! Nuestro hermano el Dragn Pardo todava sufre las consecuencias y contemplacomo disminuyen sus clanes! Su problema es el ms evidente; no obstante todos nosotrostenemos cicatrices por culpa de los Amos de los Dragones!

    Los Amos de los Dragones estn muertos! Nathan Bedlam era el ltimo, y pereci hace yamucho! rugi el Dragn Rojo, que gobernaba las tierras volcnicas denominadas las LlanurasInfernales.

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    Y se llev al Rey Prpura con l! El Dragn Negro no pudo contenerse ms; sus ojosardieron como faros en la noche.

    S asinti el emperador; se llev a nuestro hermano con l. Bedlam fue el ltimo y elms peligroso de los Amos. Con su ltima accin, nos caus un gran dao. Penacles es la ciudaddel conocimiento, y Prpura era su seor, el que plane nuestra estrategia. Esto ltimo fue

    dicho casi de mala gana: el Dragn Dorado no tena el menor deseo de recordar a sus hermanosquin haba sido su jefe en aquellos tiempos.Y ahora sus tierras han sido usurpadas por el Grifo! Cunto tiempo tendremos que esperar

    an antes de atacar? Varias generaciones de hombres se han sucedido desde entonces! ElDragn Negro sacudi la cabeza colrico.

    No existe sucesor. Ya conocis el pacto. Trece reinos, trece reyes. Veinticinco ducados,veinticinco duques. Nadie debe romper el pacto...

    Por el momentoaadi el emperador para s.Mientras esperamos un sucesor, Lord Grifo conspira. Recordad que los Amos lo conocan.Su hora llegar. Quiz pronto.El Dragn Negro contempl a su seor con suspicacia.Que significa eso?Segn es costumbre, he tomado a las hembras de Prpura como mas. Las primeras nidadas

    produjeron slo dragones menores, a la mayora de los cuales se elimin, desde luego. Estosnuevos huevos, no obstante, parecen ms prometedores.

    Los otros reyes se inclinaron hacia adelante. Las nidadas eran de la mayor importancia. Unascuantas nidadas malas podan amenazar a sus clanes con la extincin.

    Slo unos pocos huevos resultaron ser huevos de dragones menores. La mayora fuerondragones de fuego. No obstante, cuatro huevos muestran la banda moteada!

    Cuatro!Aquella nica palabra son como un grito exultante. La banda moteada era el smbolo de los

    reyes. Estos huevos deban protegerse; la aparicin de sucesores de los Reyes Dragn era enextremo rara.

    Pasarn semanas antes de que los huevos se abran. La hembra los protege de dragonesmenores revoltosos, y desde luego de todo tipo de carroeros. Si sigue la suerte, todosconseguirn salir.

    Entonces aplastaremos a este Lord Grifo! sonri el Dragn Negro, y la sonrisa de undragn es algo siniestro.

    Quiz.Todos se volvieron hacia aquel que empaaba su alegra. De nuevo el seor del Reino

    Martimo de Irillian los contempl con fijeza, sus ojos los desafiaban a hablar. Al ver queninguno protestaba, sacudi lleno de tristeza las crines de su cabeza.

    Ninguno de vosotros quiere escuchar! Tengo que volver a decirlo? No me malinterpretis.Esta noticia me produce una gran alegra. Quiz mis temores sean injustificados. Sin embargo,debo hablar o siempre lo lamentar.

    Entonces habla y acaba de una vez! Me cansa toda esta chchara!Sin hacer caso de las palabras del Dragn Negro, el rey de los Mares Orientales sigui:Slo he percibido este malestar en una ocasin antes de ahora. Aquella vez presagi la

    llegada de los Amos de los Dragones.Se escuch un murmullo de rabia y, quiz, de temorprocedente de ms de uno de los

    grandes seores.La verdad, hermano Azul, es que debo disculparme. Negro sonrea ahora. Has puesto

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    sobre el tapete exactamente lo que yo deseaba discutir.Esta tierra es vieja dijo el emperador sacudiendo la cabeza. Los Reyes Dragn han

    gobernado durante siglos, pero nuestro reinado es joven comparado con el de algunas de las razasanteriores. Incluso ahora, aparecen restos de los antiguos poderes. Este descontento en los senti-mientos de nuestros sbditos podra muy bien ser de naturaleza mgica. De todos modos se

    interrumpi y examin la caverna, hemos intentado eliminar a todos aquellos que podranposeer cierta predisposicin hacia esas antiguas costumbres. S de pocos humanos vivos que seanuna amenaza.

    Existe uno que podra ser una amenaza para nosotros.Las palabras fueron pronunciadas con calma pero con firmeza. Sin mirar, todos supieron que

    era el Dragn Negro quien haba vuelto a hablar.Y quin es esa persona?El habitante de las Brumas Grises extendi las alas muy seguro de s mismo. La audiencia era

    suya.Conocemos bien a su familia. Muy bien. Es joven, sin experiencia, pero su nombre es Cabe

    Bedlam.Todos a la vez, los Reyes Dragn, incluso el Dragn Dorado, se echaron hacia atrs, como si

    les hubieran mordido.Bedlam! susurr ms de una voz.Por qu no hemos sabido de la existencia de ese humano? casi chill el emperador.

    Dnde est esa cra de hechicero diablico?En las tierras que ahora controla el Grifo. Nathan Bedlam deposit a la criatura, que es su

    nieto, en Mito Pica. Puesto que la regin es famosa por producir hechiceros y cosas parecidas, aveces he enviado espas all. Fue uno de ellos quien descubri al humano.

    Cruzaste dos fronteras al menos, hermano! rugi Rojo. Me pregunto cuntos espastienes.

    Todos poseemos nuestros odos y ojos. Adems, haba que vigilar a ese humano!Por qu no lo hiciste matar? inquiri el Dragn Verde. Esto es muy impropio de ti,

    Negro. Cundo has vacilado en el logro de tus objetivos?El Dragn Negro inclin la cabeza servil en direccin al emperador y repuso:No me atrevera a hacerlo sin el permiso de mi seor.Al parecer, siempre hay una primera vez para todoresopl el Dragn Dorado.Tengo tu permiso?No.Se produjo un silencio.Ya que falta tan poco para que los huevos se rompan, no pienso permitir un conflicto que

    pueda atraer al Grifo en nuestra contra. Es astuto; conoce la importancia que damos a los huevoscon banda moteada. Sus agentes podran hacernos dao a ese respecto. Mientras la cra deBedlam permanezca donde est y no sepa el peligro que corre, la dejaremos tranquila.

    Si esperamos mucho ms, esa cra podra tomar el manto de su maldito antecesor!No obstante, debemos esperar. Cuando las cras sean lo bastante fuertes, el ltimo de los

    Bedlam morir.Recuper la compostura y sigui: El consejo ha terminado.El emperador se recost en su trono y cerr los ojos como si fuera a dormir, ignorando a sus

    congneres de forma intencionada a partir de ese momento. Sin decir una palabra, los ReyesDragn se separaron. Sus cuerpos se estremecieron y encogieron. Sus enormes rostros de reptil sedisolvieron hasta convenirse otra vez en yelmos de dragn que cubran rostros casi inhumanos.Las alas se arrugaron y las colas desaparecieron. Las patas delanteras se transformaron en brazos

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    mientras que las traseras se erguan.

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    Cuando todo hubo terminado, los jinetes saludaron a su seor y abandonaron el aposento. ElDragn Dorado no abri los ojos para verlos marchar.

    El siniestro ser que haba tomado las riendas de cada caballo aguard a que los viajeroshubieran recuperado sus monturas, y luego se arrastr de regreso a la vasta y eterna noche de lascuevas.

    Los Reyes Dragn atravesaron la puerta de bronce. Algunos en parejas, otros solos, todossiguiendo el mismo sendero a travs de las montaas. Un dragn-serpiente, recin salido de susueo, sac la cabeza por casualidad irrumpiendo en su camino y, al ver a los jinetes, se ech aun lado acobardado y no se movi hasta despus de mucho rato de que hubieran pasado.

    Al final de las Montaas Tyber, el grupo se separ, y cada uno se fue por su lado, sabedoresde que los hombres mortales prestaran poca atencin a un jinete solitario. Aquellos que seatrevieran a cortarles el paso, no obstante, no haran ms que echarse en brazos de la muerte.

    Un jinete solitario, que se diriga hacia el sur, aminor el paso cuando sus compaerosdesaparecieron de su vista. Delante tena un pequeo bosquecillo, y fue all donde por fin sedetuvo. Con los ojos clavados en la oscuridad, se dispuso a esperar.

    Su espera fue breve. A los pocos minutos, se reuni con l otro de los Reyes Dragn. Sinmediar palabra, se saludaron con la cabeza. No haba amistad en su actitud; simplemente tenanun objetivo comn y buscaban alcanzarlo de la manera ms fcil posible.

    El recin llegado sac una espada enorme de su funda y la sostuvo, apuntando al otro. Sucompaero extendi el brazo y coloc una mano enguantada sobre la punta. Sus ojosresplandecieron con fuerza mientras el poder emanaba de l. Fluy por su brazo, atraves sumano, y por fin pas al arma.

    Cuando terminaron, la espada centelleaba y vibraba. La luz se apag poco a poco, como si elobjeto absorbiera el poder y, al cabo de un momento, la espada haba recuperado su estadoanterior, con la excepcin de una ligera vibracin. El otro jinete volvi a enfundarla.

    Ambos se miraron, su comunicacin se realiz en un nivel muy diferente al de los hombres.Movieron la cabeza en seal de asentimiento. Lo que iba a hacerse era necesario. Luego el recinllegado espole su montura y se alej al galope. No se diriga en direccin a su reino; su destinopareca estar ms bien hacia el sur.

    El otro jinete permaneci alerta hasta que su camarada desapareci de la vista. Su mirada sevolvi por un instante hacia la imponente cordillera y Kivan Grath en particular. Luego, hizogirar su montura y se alej en silencio.

    Las compuertas se haban abierto.

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    II

    Dnde est mi cerveza?La Taberna de la Cabeza del Dragn-Serpiente era conocida por la diversidad de su clientela,algunos humanos, la mayora no. Uno de tales no humanos era el ogro que en aquellos momentosgolpeaba con su carnoso puo, rompiendo una buena parte de la mesa. Su comportamiento estabaen consonancia con su rostro, cruel y desagradable.

    Sus ojos buscaron a un humano de cabellos negros de unos veinte aos que en aquellosmomentos llenaba precipitadamente una jarra con cerveza y maldeca la lentitud con que brotabade la espita. Para el ogro, sus facciones eran tan feas e incompletas como las de cualquier humanopero, segn el modelo humano, resultaban regulares. Su rostro no era el rostro de un hroe, perola barbilla enrgica, la nariz ligeramente respingona y su mirada obsequiosa le conferan unabelleza tosca.

    Los parroquianos que estaban cerca de l formaban una barrera involuntaria que lo ocultaba dela mirada de la sedienta criatura, pero el humano saba muy bien que era slo cuestin de tiempoque el ogro fuera en su busca.

    Cabe se precipit hacia adelante, nervioso, pero forzado a enfrentarse al ogro puesto que erauno de los criados de la taberna. Dej caer la pesada jarra sobre la mesa con rapidez y casipalidece cuando una gota estuvo a punto de dar en el rostro del ogro. Esper ver pasar suaburrida vida frente a l como un relmpago.

    La criatura le dirigi una mirada asesina, pero decidi que la cerveza era ms importante. Trasarrojar una moneda a Cabe, el ogro levant la jarra y bebi con un entusiasmo que habra dejadoen mantillas a muchos hombres. Cabe emprendi una veloz retirada a la cocina.

    Cabe! Le has trado un regalo a Deidra, no es as?Una mano diestra y delgada lo liber de la moneda y una figura bien dotada se enroll a su

    cuerpo. Deidra le obsequi con un largo y hmedo beso y luego deposit con mucha maa lamoneda en el interior de su blusa, una prenda que haca muy poco por ocultar sus generososatributos.

    Se ech hacia atrs la sucia melena rubia y sonri al ver que el muchacho tena los ojos fijosen su amplio pecho.

    Te gustara echar un vistazo, eh? Quiz ms tarde. Siempre era ms tarde para Cabe,nunca ahora.

    Deidra se dio vuelta, contone el trasero, y se llev una bandeja al interior de la taberna. Cabela observ hasta que la perdi de vista y entonces record la moneda que haba perdido. Podrahaber valido la pena... ms tarde, en cualquier caso.

    Saba que a Deidra le gustaban los hombres con dinero, pero de todas formas pareca sentirseatrada por l... de alguna manera. Cierto que no era feo, y aunque no tena madera de hroe, eracapaz de arreglrselas bien en una pelea... siempre y cuando se quedara el tiempo suficiente. Poralgn motivo, Cabe casi siempre desapareca cuando vea avecinarse una pelea. sa era la raznde que trabajase en una taberna en lugar de abrirse paso en el mundo, como su padre, que eracazador del rey de Mito Pica. Aunque Cabe result ser una nulidad para la caza, su padre nuncase haba mostrado demasiado decepcionado por ello. Incluso haba parecido complacido cuandosu hijo le cont que haba conseguido trabajo en una taberna-posada de mala muerte. Uncomportamiento bastante peculiar en un guerrero, pero Cabe lo adoraba.

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    Se ech hacia atrs un mechn de cabellos negros, sabedor de que en algn lugar bajo sumano haba una guedeja plateada que siempre mantena oculta o teida. Se supona que losmechones color plata eran la marca de los hechiceros y nigromantes, y Cabe no quera serasesinado por el populacho slo porque sus cabellos eran semejantes a los de un brujo. Elproblema era que el mechn pareca extenderse.

    Cabe! Sal de ah, excremento de basilisco!Cabe habra obedecido la orden de su patrn aunque no trabajara all. Cyrus era una verdaderamole y, a su lado, incluso el ogro pareca pequeo.

    S, Cyrus? dijo, al tiempo que sala a toda prisa.El propietario, que pareca ms un oso que una persona, indic una mesa situada al otro

    extremo en un rincn oscuro.Me pareci ver a un cliente all al fondo! Ve a ver qu trama y si piensa tomar algo!Cabe se abri paso hasta el lugar que Cyrus le haba indicado, deslizndose por entre las

    diferentes mesas y clientes. Estaba curiosamente oscuro, pero poda ver que no haba nadie all.Qu haba visto Cyrus...

    Parpade y volvi a mirar. S haba alguien all! No comprenda cmo no lo haba visto laprimera vez. Se acerc a la mesa apresuradamente.

    Una capa. Eso era todo lo que el hombre, si es que se trataba de un hombre, pareca ser. Unamano, la izquierda, se hizo visible y deposit una moneda sobre la mesa, y de debajo de lacapucha de la capa, surgi una voz sonora pero irreal.

    Una cerveza. Nada de comer.Cabe se qued inmvil por un momento y luego comprendi que deba ir a buscar la

    consumicin del cliente. Entonces murmur una disculpa, y se dirigi de vuelta al bar.Cyrus le entreg la cerveza casi al momento, pero cuando Cabe iniciaba su regreso entre la

    multitud, una mano enorme lo detuvo.El ogro tir de l e introdujo una nueva moneda en la mano del muchacho.Cuando hayas terminado ah, treme otra cerveza! Esta vez que no se salga de la jarra!Al llegar a su destino, Cabe deposit la cerveza con cuidado sobre la mesa y, en el momento

    de hacerlo, la mano enguantada lo sujet por la mueca.Sintate, Cabe.Cabe intent soltarse, pero era como si la mano hubiera quedado agarrotada por la muerte y

    no se pudiera soltar. Se sent resignado al otro lado de la mesa, y la mano lo solt.Intent ver el rostro que se ocultaba bajo la capucha, pero o bien la luz de la taberna haba

    perdido intensidad o no haba ningn rostro bajo la capucha. Cabe se ech hacia atrs asustado.Qu clase de hombre era el que careca de rostro? Peor an, qu querra tal criatura de alguientan insignificante como l? Como si lo encontrara divertido, el extrao volvi la cabeza parainspeccionarlo mejor.

    Pero all haba un rostro. Estaba ligeramente desenfocado y siempre en penumbra. Vislumbrun mechn plateado en medio de un fondo castao.

    Hechicero!Quin eres? Fue todo lo que pudo articular.Puedes llamarme Simn. Esta vez.Esta vez? Las palabras no tenan el menor sentido para Cabe.Ests en un gran peligro, Cabe Bedlam.Peligro? Qu dices... Bedlam? Yo no...Cabe Bedlam. Lo niegas?Hizo intencin de hablar, y entonces recapacit. A pesar de lo que pensara, Cabe no se senta

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    capaz de negar las extravagantes acusaciones de aquel hechicero. Nadie le haba llamado jamspor aquel nombre, ni tampoco se le haba ocurrido nunca... Pero por algn motivo parecaapropiado.

    El rostro del desconocido dibuj una leve sonrisa. Quiz. Era tan difcil saberlo.No puedes negarlo. Bien.

    Pero mi padre...... es tu padre adoptivo. Ha cumplido con su misin. Saba lo que deba hacerse.Qu quieres de m? Quiero decir..., quiero decir... Oh, no!Cabe record los relatos que rodeaban aquel nombre. Era un nombre legendario... desde luego

    nada adecuado para un criado de taberna. Cabe no era, no deseaba ser, un hechicero. Sacudi lacabeza frenticamente, intentando deshacerse de la realidad de la misma forma que intentabanegar el mechn plateado de su cabeza.

    S, porque tu nombre es Bedlam.Cabe se apart bruscamente de la mesa.Pero yo no soy un hechicero! Aprtate de m!Al darse cuenta de la violencia de su rplica, Cabe pase una rpida mirada por la taberna. Los

    parroquianos seguan bebiendo como si nada hubiera sucedido. Cmo era posible que nohubieran odo los gritos, incluso entre el barullo de las conversaciones? Se volvi de nuevo haciael hechicero...

    ... y se encontr con que no haba nadie.Arrug la frente y busc debajo de la mesa, como si esperara encontrar all a la misteriosa

    figura. No haba nada, excepto una moneda, dejada quiz por el hechicero. Cabe no estaba muyseguro de si deba o no tomar dinero de un nigromante, pero al final decidi que la moneda pare-ca totalmente normal; adems, la necesitaba.

    Tras dedicar a la mesa una ltima y vacilante mirada, se alej. Apenas si se daba cuenta de lapresencia de la gente a su alrededor; todo lo que concentraba su atencin eran las palabras delhechicero: l era un Bedlam. No poda negarlo, a pesar de no haberlo sabido antes.

    En su mente bulleron nuevas ideas. Un hechicero era una persona con poder. Por qu no sehaba manifestado esa habilidad en l? Quin era aquella persona que deca llamarse Simn...esta vez?

    Cabe sali bruscamente de su ensueo cuando alguien le agarr con fuerza por la camisa; y seencontr cara a cara con las facciones grotescas del ogro, cuyo trrido y ftido aliento le caasobre su rostro en oleadas. Cabe sinti nuseas.

    Dnde est mi cerveza?La cerveza. Cabe haba tomado el dinero del ogro y se haba olvidado de la bebida.Intentabas quedarte con mi moneda, eh? Pensabas que estara demasiado borracho para

    darme cuenta, verdad? La criatura alz el otro puo carnoso y se dispuso a asestarle unpuetazo. Necesitas una leccin!

    Cabe cerr los ojos y rez para que el golpe no le partiera la mandbula. Aguard, a la esperade recibir el puetazo en cualquier momento.

    Y aguard.Y sigui aguardando.Abri un ojo una milsima y luego los dos de par en par y vio el cuerpo cado de su

    atacante. El compaero del ogro, un matn corpulento, intentaba reanimarlo arrojndole agua a lacara.

    Aquellos que haban presenciado el incidente parecan anonadados.Lo viste?

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    Richard A. Knaak

    Nunca vi a nadie que se moviera a tal velocidad!Un puetazo! Igrim derribado de un solo puetazo!A Igrim no lo haban derribado jams!El matn ayud al todava tambaleante ogro a salir de la taberna, y Cabe tuvo la siniestra

    sospecha de que no iba a ser sa la ltima vez que vea a aquella criatura. Lo ms probable era

    que su amigo y l lo esperaran en cualquier callejn oscuro.Algunos parroquianos lo felicitaron mientras otros se limitaron a observarlo con suspicacia.Cyrus, al fondo, meneaba la cabeza en lo que no poda interpretarse mas que como confusasatisfaccin, y Cabe se pregunt qu sera exactamente lo que haba hecho. No tena la impresinde haberse movido en absoluto.

    Poco a poco, todo el mundo volvi a sus actividades. Cabe se dedic a sus obligaciones otravez, pero su mente vagaba por otros rumbos. De vez en cuando volva su atencin a la mesa deaquel rincn oscuro y, en una o dos ocasiones, le pareci ver algo. Pero cuando volva a mirar, ellugar ya estaba vaco, y por extrao que pueda parecer ninguna de las personas que entrarondespus decidi sentarse all.

    Empez a oscurecer, y con la noche llegaron las primeras seales de una tormenta; paraentonces, la mayora de los parroquianos ya se haban marchado por uno u otro motivo.

    No oy entrar al jinete, pero sinti su presencia, y lo mismo le ocurri a los que lo rodeaban.El silencio que se produjo de repente deca mucho del poder de este recin llegado. Cabe searriesg a echar un vistazo y se arrepinti al momento. Porque de una ojeada descubri unafigura con armadura cuya sola presencia provoc que aquellos que estaban cerca de la puerta seescabulleran por ella de forma precipitada. Cada paso dado por el recin llegado transpirabaarrogancia, una arrogancia amenazadora por su precisin. El guerrero, fuera quien fuese, recorricon la mirada la taberna mientras se diriga en direccin a los reservados situados ms al fondo, ytodo aquel que no se haba marchado an or fervientemente para no ser l la persona quebuscaba el silencioso visitante.

    Cuando la acorazada figura se sent, la mayora de los parroquianos que quedaban sali de lataberna. Los ojos del recin llegado estudiaron a cada uno de los que se iban y luego se dedicarona estudiar a los diferentes empleados del mesn. Cabe intent buscar otras cosas que hacer, perosaba que no podra evitar al recin llegado por mucho tiempo. Cyrus se le acerc y musit:

    Rpido, chico! Srvele lo que quiera, y, por el amor de Hirack, no se te ocurra cobrarle! Le propin un empujn en direccin al desconocido. Cyrus slo invocaba a Hirack, el dios localde los comerciantes, cuando estaba en extremo nervioso.

    Qu, se pregunt Cabe, le haba sucedido a la tranquila existencia de la que hasta entonceshaba disfrutado? Muy despacio, cruz la ahora vaca taberna y por fin fue a detenerse frente a lamesa del extrao.

    La cabeza cubierta por el casco se volvi hacia l. Con un sobresalto, Cabe se dio cuenta deque los ojos del hombre eran rojos. Del resto de su rostro muy poco quedaba visible, y la pielpareca de un tono marrn arcilloso y tan seca como el pergamino.

    Pu... puedo traeros algo, seor?Los ojos lo evaluaron, y Cabe vio entonces el siniestro yelmo de dragn que llevaba el viajero.No quiero vuestra mediocre cerveza. La voz apenas si sobrepasaba el simple murmullo.Comida?Los ojos inmviles siguieron estudindolo, y Cabe se estremeci al recordar que acababa de

    preguntar al desconocido si deseaba comida. No tena la menor intencin de ofrecerse a s mismocomo tal.

    Tu nombre es Cabe.

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    Richard A. Knaak

    S.Tan simple. Sus palabras no fueron dirigidas a Cabe, no eran ms que un comentario.Ahora voy a salir. Cuando me vaya, t vendrs conmigo. Es caso de fuerza mayor.Pero no puedo irme! Mi patrn...La figura no prest la menor atencin a su protesta.

    No te lo impedir. Ve y pregntale. Esperar afuera.Cabe retrocedi mientras el otro se pona en pie. Aunque se dedujera de su estatura elcomplicado yelmo de dragn, el desconocido segua siendo mucho ms alto que el. Cabe no tenala menor duda de que era uno de los Reyes Dragn. Se estremeci. Cuando un Rey Dragn lla-maba, incluso los hombres de ms alto rango obedecan.

    El jinete sali sin pronunciar palabra, mientras Cabe se reuna con los dems, la mayora delos cuales se haban ocultado en la cocina.

    Qu sucedi? Qu quiere? Cyrus ya no actuaba como el oso que Cabe conoca. Eltemor lo dominaba.

    Espera afuera. Me quiere a m.Ms de un par de ojos le miraron de hito en hito. Cyrus lo observ con atencin, como si Cabe

    fuera un leproso.T? Qu has hecho para provocar la clera de los Reyes Dragn? Tiene que tratarse de

    algo horrible para que uno de ellos venga a mezclarse con nosotros!Los dems, Deidra incluida, dieron un paso atrs, en tanto que Cyrus segua con su diatriba.Vete! Rpido! Vete antes de que decida destruir mi taberna! No pienso protegerte!No he hecho nada! se defendi Cabe. Alguno de vosotros que avise al agente que

    Lord Grifo tiene aqu!Uno de los cocineros, con el brazo alrededor de Deidra, tom una cuchilla de carnicero y la

    agit ante l.Estamos demasiado lejos de Penacles para que el pjaro-len nos proteja! Sal antes de que

    te echemos nosotros!De mala gana, Cabe retrocedi hasta salir de la cocina. El retumbar del trueno le inform de la

    cercana de la tormenta, de modo que tom una capa y a regaadientes se dirigi hacia la puertade la calle. No tena la menor posibilidad de escapar. Si intentaba esconderse o huir, lo msprobable era que el Rey Dragn lo hiciera capturar. Muy pocos intentaran protegerlo.

    Afuera llova, y Cabe se levant la capucha de la capa para cubrirse la cabeza.Un caballo lanz un bufido. Cabe se volvi y se encontr cara a cara con el jinete. Su montura

    era un animal fogoso y anormal y, junto a ste, nervioso, haba un caballo corriente de menortamao. El jinete le arroj las riendas del segundo animal.

    Nos vamos! Deprisa!Cabe mont. El Rey Dragn aguard hasta que hubo montado y luego se puso en marcha. El

    muchacho lo sigui a toda velocidad mientras se preguntaba vagamente por qu lo haca altiempo que sabia muy bien lo que podra sucederle de no hacerlo.

    En lo alto, la tormenta rugi con un estruendo sobrenatural.

    En la ciudad de Penacles, en el corazn de su bazar, estaba el puesto de Bhyram, el vendedorambulante de fruta. Era una noche tempestuosa, y Bhyram no dejaba de renegar porque tena quemeter l solo toda la mercanca en el interior de la tienda de lona. A cada saco que cargabamaldeca a su ayudante, un joven con mucha sed.

    Una voz peculiar dijo desde el exterior:Cunto por dos srevos?

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    Los srevos eran una fruta que sola costar cuatro monedas de cobre, y Bhyram dijo ochoautomticamente.

    Se escuch el tintinear de monedas sobre el suelo. El mercader se dio vuelta y corri alexterior de la tienda. Llova con fuerza, pero pudo darse cuenta de que no le haban robado nadade fruta.

    Y tambin pudo darse perfecta cuenta de que no poda haber andado nadie por all. Murmuruna vieja frase para protegerse de la brujera y recogi con cuidado del suelo las ocho monedasde cobre. Despus de todo, era un hombre de negocios.

    Cabalgaron sin cesar. La tormenta no pareca inquietar al siniestro jinete, y Cabe ya habarenunciado a guarecerse de ella. Ni siquiera cuando la lluvia dej de caer, ninguno de los dos sedio cuenta.

    Se dirigan hacia el oeste, y en lo ms recndito de su mente, Cabe record en forma vaga quesas eran las tierras gobernadas por el Dragn Pardo, las bien llamadas Tierras Yermas. No eradesde luego el ms hospitalario de los lugares... y se dirigan a su mismo centro.

    El sentido comn le dijo a Cabe que huyera. El sentido comn le dijo que su fin estabaseguramente prximo, pero la razn, no obstante, no pudo superar el temor que Cabe senta cadavez que se atreva a dirigir la vista hacia su infernal compaero. Temor... y algo ms.

    Qu poda hacer?Todo pareca tan confuso en su cabeza. Arrug el entrecejo. Su cabeza no haba funcionado

    bien desde el... desde...No poda recordar aquella vez. Para protegerlo algo bloqueaba tales pensamientos.Para protegerlo del Rey Dragn.Se haban adentrado ya mucho en las Tierras Yermas, y, a pesar de la fuerte lluvia, el suelo

    bajo los cascos de sus monturas estaba seco y quebradizo. sa era la maldicin que pesaba sobreaquellas tierras; no importaba cunta agua cayera sobre las Tierras Yermas, ni una sola gota eraabsorbida. Sencillamente se evaporaba. Cabe saba que los responsables de que esto ocurriesehaban sido los Amos de los Dragones.

    Ellos saban. Se haban dado cuenta. Los dragones de fuego del clan del Dragn Pardo eranlos luchadores ms feroces, y slo gracias a aquel erial se haba conseguido refrenar su poder...pero sin que sirviera para nada. Los Reyes Dragn todava gobernaban, y los hechiceros y brujasque una vez lucharon contra ellos ya no existan.

    Cabe levant la cabeza. Las nubes que cubran las Tierras Yermas empezaban a dispersarse;sin embargo la tormenta descargaba an en alguna parte. Ni siquiera la seora de la lluvia seatreva a permanecer all por mucho tiempo. Si exista una tierra maldita, era sa.

    Para.La voz sibilante del Rey Dragn se abri paso entre sus pensamientos. La cabeza cubierta por

    el yelmo miraba con atencin el suelo como si buscara algo. Al cabo de un momento, desmont yorden a Cabe que hiciera lo propio.

    Espera aqu.El seor de los dragones de fuego se alej con paso majestuoso por el erial, y Cabe esper,

    sabedor de que emprender la huida sera una estupidez. A lo mejor, pens, el Rey Dragnsimplemente quera que hiciera algo por l. Pero esa esperanza no posea el menor viso de ve-rosimilitud: los Reyes tenan criados ms que suficientes capaces de hacer cualquier cosa queCabe pudiera hacer.

    No pas mucho tiempo antes de que el otro regresara. Sus manos estaban vacas. Avanz muyresuelto hasta donde estaba Cabe y, con un violento gesto, lo tir al suelo; en un instante, la

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    enorme espada que colgaba de su vaina apareci en su mano y apunt al desventurado humano.El Rey Dragn resultaba una figura imponente. Sus ojos ardan, s, ardan con un aterrador

    fuego rojo. El yelmo del dragn pareca sonrer con la sonrisa del depredador, y Cabecomprendi que vea el rostro autntico que se ocultaba tras el aspecto humano; bajo la plidaluz, las escamas de la armadura del Rey Dragn lanzaban destellos amarronados. La espada, que

    sostena en su mano izquierda, no brillaba, pareca casi tan negra como un abismo.A los odos de Cabe lleg un susurro que no era exactamente una voz.stas fueron en una ocasin mis tierras. No eran estriles. Hubo un tiempo en que fueron los

    pastos y bosques ms frtiles de todos los que existan. Contempl al tembloroso humano conodio visceral. Hasta que llegaron los Amos de los Dragones!

    La punta de la espada ech hacia atrs la capucha de Cabe. Los ojos del rey se abrieron de paren par.

    Un hechicero! La prueba definitiva!Era evidente que el mechn plateado resultaba visible, y Cabe dese poseer en realidad todos

    aquellos poderes que estaban a disposicin de un hechicero. Al menos habra podido tener laposibilidad de escapar. Por qu habra venido con l? Desde el principio, una parte de l sabaque el Rey Dragn pensaba matarlo.

    La siniestra figura alz la espada como para asestar el golpe definitivo.Con la sangre de los dragones de fuego que haba matado con sus propias manos, Nathan

    Bedlam destruy la vida de mis clanes! Con la sangre de su propia familia, yo har que esa vidarenazca! El filo de la espada cay con un silbido sobre Cabe.

    La punta de una reluciente flecha apareci en la parte delantera del pecho del Rey Dragn, yla hoja de su espada se detuvo a pocos milmetros de la cabeza de Cabe.

    Paralizado por el espectculo, el humano no pudo hacer otra cosa que contemplar cmo elescamoso monarca miraba con sorpresa la flecha que haba atravesado por completo su cuerpo.Una expresin de total incomprensin apareci en lo poco que resultaba visible del rostro. Toccon sumo cuidado la punta de la flecha.

    Y se desplom hacia adelante.Cabe apenas si tuvo tiempo de rodar a un lado para esquivar el cuerpo del Rey Dragn, y ste

    se estrell contra el suelo con un golpe sordo. La espada negra se escap de la inerte manoizquierda y cay a un lado con ruido metlico.

    Cabe se incorpor despacio, sin creer lo que vean sus ojos. Nadie apareci para recuperar laflecha. Nadie. Clav la mirada en el suelo ante sus pies, y, por primera vez, fue consciente de laenormidad de la situacin. Estaba solo en medio de las Tierras Yermas, y a sus pies yaca el seorde aquellas tierras.

    Muerto.

    Un terceto de hembras de dragn de fuego, bajo forma humana, araaban y golpeaban con lasuas una pieza de mbar de color esmeralda en cuyo interior apareca una figura humana. Lahaban araado y zarandeado de una forma u otra durante varias dcadas, pero jams haban con-seguido dejar en ella la menor marca.

    Una mano peluda movi una pieza de marfil sobre un tablero de juego, y se retir hacia atrs,a la espera de un comentario por parte del jugador contrario cuya destreza converta cadamovimiento en una leccin.

    Pardo parece estar en una posicin comprometida fue cuanto dijo su compaero.

    Cabe levant con cuidado la espada negra y se la colg al cinto. Estar armado lo hizo sentirse

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    ligeramente mejor; luego empez a pensar en qu hacer con el cuerpo. Si lo dejaba donde estaba,los sbditos del difunto Rey Dragn podan considerarlo como una deshonra y salir en su busca.Si lo enterraba, quiz no cumpliera con los ritos adecuados, y, tambin por eso, los enardecidossbditos podan salir tras l.

    Al final lo dej donde estaba.

    No se vea ni rastro de la montura del Rey Dragn. Al parecer haba desaparecido en el mismoinstante en que mora su dueo. La montura de Cabe s segua donde ste la haba dejado, demodo que mont en ella y consider qu rumbo tomar.

    No poda regresar a su pueblo. Sera un suicidio. A dnde, pues? A la ciudad de Zuu? No,Zuu estaba demasiado controlada por el Dragn Verde y excesivamente cerca de las TierrasYermas. Aunque el seor del Bosque de Dagora pocas veces interfera en nada, era correr riesgosdesmesurados.

    Penacles? El Grifo gobernaba all. Se haba apoderado de la Ciudad del Conocimiento tras lamuerte del Dragn Prpura, y muchos declaraban que haba sido para bien. Todo el mundo sabaque el Grifo era enemigo de los Reyes Dragn.

    Eso hara. Poda significar varios das ms de viaje, pero era el nico lugar seguro. Sisobreviva al viaje.

    Dedic una ltima mirada a la figura cada en el suelo. La extraa y reluciente flechasobresala por la espalda. Al parecer tena un aliado en alguna parte, pero dnde? Mir a sualrededor con los nervios alterados y luego se alej al galope.

    Pasaron las horas.Aparecieron unos jinetes. En apariencia carecan de sustancia, simples sombras de seres

    humanos. No obstante mostraban algn parecido con el Rey Dragn que yaca junto a los cascosde sus monturas. Se detuvieron, indecisos sobre lo que deban hacer, y, por fin, uno desmont ytoc el cuerpo. Descubri la herida que lo atravesaba por completo, pero no vio ni rastro delproyectil. Con sumo cuidado, dio vuelta al cuerpo inerte; la vista del rostro cubierto por el yelmoprovoc un murmullo en el grupo formado por cinco jinetes.

    Otros dos desmontaron y ayudaron al primero a entregar el cuerpo a uno de los otros jinetes.Hecho esto, los tres volvieron a montar sus respectivos animales.

    Los jinetes hicieron girar sus monturas y se alejaron al trote; pero no volvieron por dondehaban venido. En su lugar se dirigieron hacia el norte. Sus movimientos eran temerosos y cosatan rara entre los de su especie que resultaba aun ms evidente.

    Sobre sus cabezas, las dos lunas siguieron su curso, sin prestar atencin a lo que acaeca ahumanos y no humanos, pero a sus pies, en el lugar donde haba cado el Rey Dragn, habanaparecido unas diminutas y osadas briznas de hierba.

    Pronto las seguiran otras.

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    III

    Cabe cabalg sin descanso por aquella regin desierta. La espada golpeaba rtmicamente con-tra su pierna. Las Tierras Yermas haca ya tiempo haban dado paso a llanuras cubiertas dehierba, a las cuales a su vez haban sucedido muy pronto los bosques. Sin embargo no se dejengaar por la belleza de cuanto lo rodeaba ya que los dragones-serpiente escogan a menudotales parajes como cotos de caza. Aunque los dragones menores slo posean una inteligenciainsignificante comparada con la de los Reyes, eran lo bastante astutos para engaar a un hombre.

    El sol brillaba con fuerza en lo alto, y, segn los clculos de Cabe, estaba casi a medio caminode Penacles. No haber encontrado obstculos hasta el momento le haba permitido viajar msdeprisa, pero estaba seguro de que su suerte no iba a durar.

    El basilisco apareci ante l de repente. Tales criaturas posean un finsimo odo ya que, paraocultar su presencia, un basilisco deba permanecer con los ojos cerrados o de lo contrario iradejando una hilera de imgenes a su paso.

    Cabe vio a la criatura justo antes de que sta intentara mirarlo, pero el caballo no tuvo tantasuerte; en el mismo instante en que Cabe saltaba, el basilisco vio al animal. El caballo petrificadose desplom y cay al suelo, aplastando casi a su jinete al caer.

    Cabe rod hasta quedar a cubierto por los rboles que lo rodeaban mientras luchaba por sacarla espada. Oy moverse al basilisco despacio hacia l, no muy lejos de all, de modo queabandon momentneamente la idea de usar la espada y, tomando una rama del suelo, la arrojtan lejos como pudo en direccin opuesta. Primero se produjo un silencio y luego el sonido delbasilisco que atravesaba la maleza en direccin al lugar donde haba cado la rama.

    El muchacho sac por fin la espada y se abri paso hacia el camino. Si se mova por el bosquepodra alertar a la criatura, mientras el camino, a pesar de que lo dejaba al descubierto, prometaofrecerle ms rapidez de movimientos y un avance menos ruidoso.

    Oy que el basilisco registraba la zona en su busca. Con un poco de suerte, el monstruoseguira alejndose. De lo contrario...

    Cabe no se molest en terminar sus especulaciones.El sendero era llano, cosa que supona una ventaja. Avanz con cuidado, la espada en la mano;

    aunque dudaba de tener muchas posibilidades si se encontraba cara a cara con el basilisco, detodas formas la espada le haca sentirse mejor. Pas por encima del cuerpo petrificado de sucaballo. Esa prdida hara que el viaje le resultara tres veces ms largo.

    Un fuerte estrpito surgi del bosque a su espalda y Cabe ech a correr a toda velocidad. Sunica posibilidad y saba que era muy escasa era dejar atrs a la criatura; pero a juzgar porlos ruidos cada vez ms cercanos, decir escasa era sobreestimar sus posibilidades.

    Dio un traspis. La espada estuvo a punto de escaprsele de la mano pero consigui sujetarla.Las pisadas del basilisco sonaban tan fuertes que el animal deba de estar ya a punto de atraparlo,y. automticamente, Cabe se volvi para enfrentarse al reptil sin darse cuenta de lo insensato quetal accin habra sido para cualquier otro hombre.

    El basilisco apareci de un salto frente a l y le clav la mirada.La primera reaccin de Cabe fue de sorpresa al no verse convertido en piedra, y su sorpresa se

    vio reflejada en el basilisco; hasta ahora el animal jams haba dejado de paralizar a sus vctimas.La bestia permaneci inmvil por completo, casi como si, al igual que sus innumerables vc-timas, se hubiera quedado petrificada.

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    Cabe aprovech su recin descubierta inmunidad, esgrimi su espada y se levant del suelo.El basilisco mir el arma y retrocedi. Cabe dio un paso adelante, y la criatura volvi aretroceder atemorizada. El joven adopt entonces una expresin de ferocidad y blandi la espadaa menos de un metro del monstruo al mismo tiempo que lanzaba un grito.

    El basilisco dio media vuelta y sali huyendo.

    Con un profundo suspiro de alivio, Cabe vio que la bestia escapaba. Ahora que todo habapasado, senta su cuerpo como una fruta machacada, pero el temor, no obstante, le advirti queno era conveniente quedarse all maravillndose de su suerte; otras bestias ms osadas podranhacer acto de presencia.

    Muy despacio, se puso en marcha con paso cansino por el sendero. Entraba dentro de loposible que el camino lo llevara hasta un pueblo, pero todas las probabilidades estaban en sucontra. Aquella regin tena fama de estar muy poco poblada, al menos por humanos.

    Reflexionaba todava sobre las implicaciones de su inmunidad ante el basilisco cuando vio lafigura encapuchada. Estaba sentada al borde del camino y un caballo pastaba junto a ella. Elviajero pareca no tener demasiado miedo a las criaturas del bosque y Cabe, que reconoci a lafigura, comprendi el porqu.

    El rostro desdibujado del hechicero le sonri... o pareci hacerlo. Cabe se detuvo con laespada apuntando en direccin a la imprecisa forma.

    Saludos, Cabe Bedlam.Eres el que estaba en la taberna, verdad? El que deca llamarse Simn.S asinti el nigromante. Veo que has viajado mucho desde la ltima vez que nos

    vimos.Viajado? Casi me mata uno de los Reyes Dragn, slo que alguien lo mat a l primero!Eso he odo.Pensaba utilizar esto! Cabe levant la espada negra.Un arma tres veces maldita repuso Simn arrugando el entrecejo. Si las cosas no

    fueran as, te dira que la tiraras y te olvidaras de ella. Por desgracia, puede que sea lo nico quete mantenga alejado de la muerte... hasta que tus poderes se manifiesten como corresponde.

    Que se manifiesten como corresponde?Como en la taberna. Recuerdas tu combate con el ogro?Los ojos de Cabe se abrieron de par en par.Fui yo?El rostro medio oculto pareci dedicarle una leve sonrisa.Te dejaste ir. Cuando se libera el poder de esa forma, puede golpear con fuerza.La capucha resbal ligeramente hacia atrs, y Cabe pudo ver un poco del enorme mechn de

    cabellos plateados que el otro luca en la cabeza. Con un ademn inconsciente se llev la mano asus propios cabellos.

    S, el mechn plateado ha crecido dijo Simn. Mi encuentro contigo actu decatalizador. Los hechiceros reaccionan ante otros hechiceros. Pardo, el Rey Dragn que intentmatarte, tambin contribuy, aunque para entonces tu autntica naturaleza era ya muy evidente.

    Cabe record las palabras del monarca-reptil. Ahora ya no pareca que hubiera forma de darmarcha atrs. Si todo el mundo estaba decidido a llamarle hechicero, tendra que aprender autilizar su poder; y mientras tomaba esa decisin, vio que su compaero asenta de nuevo.

    Es el nico camino que tienes. Sin ti, sin tu poder, esta tierra seguir bajo el dominio de losReyes Dragn.

    Cmo es eso posible? Tal perspectiva hizo estremecer a Cabe.En ti existe... poder, ya que no encuentro una palabra mejor para definirlo. Un gran

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    potencial. Ms del que la mayora de los hombres, incluido Nathan, llegan a conseguir jams... yeres inexperto, lo cual lo hace aun ms curioso. Lo que necesitamos es que ese poder se transfor-me en tcnica. Desde los tiempos de los Amos de los Dragones, los Reyes se han dedicado abuscar a los humanos poseedores de un potencial peligroso. Eres uno de los pocos que hanpasado por alto, y por eso eres tan valioso. Sin ti, no tenemos el poder suficiente para resistir un

    enfrentamiento directo con los Reyes Dragn.Entonces por qu no nos han aplastado? Por qu dejar que lleguemos a resultar tanpeligrosos?

    Quizs haya dos razones repuso la encapuchada figura encogindose de hombros.Superamos en nmero a los dragones superiores, los que poseen inteligencia, por un ampliomargen. Incluso si nos derrotan tenemos una posibilidad de llevarlos a la extincin. Sus clanesson muy pequeos. La segunda razn est relacionada con la primera. Su cultura se haentremezclado con la nuestra. Somos demasiado eficientes como raza sometida; hacemos muchascosas que ellos ya no se molestan en hacer, y lo hacemos porque debemos hacerlo. Por qualterar lo que funcionaba tan bien?

    Cabe medit sobre su propia existencia. No poda decir que hubiera sido dura.Por qu luchar contra ellos, entonces? No lo tenemos todo? No lo podemos hacer todo?Aunque el rostro de Simn resultaba inescrutable, el tono de su voz no lo era.La ilusin de poseer la libertad es siempre as, Cabe. Una ilusin. Mientras los Reyes

    Dragn gobiernen, no ascenderemos ms. Nos estancaremos y pereceremos con ellos.Una arrolladora sensacin de deber se apoder de Cabe. Su abuelo haba dado la vida por esa

    creencia, y Cabe, al comprender aunque slo fuera por encima aquella creencia, podra al menosayudar; especialmente si en ello le iba la vida.

    Qu debo hacer? Me ensears?Ms adelante, a lo mejor. De momento debes continuar con tu viaje. El Lord Grifo espera tu

    llegada.Espera? Cmo conoce mi existencia?No se mata a un Rey Dragn sin alcanzar cierta notoriedad cloque el hechicero.Pero yo no lo mat! Haba una flecha refulgente! Eso fue lo que atraves su cuerpo!Los ojos del hechicero adoptaron un profundo color rojo, y sus manos se agitaron en direccin

    a l. Cabe crey en un principio que la desdibujada figura iba a destruirlo, de modo que levantla espada con la esperanza de que lo protegiera. Simn baj las manos y lo tranquiliz.

    No tienes nada que temer, amigo mo. Sencillamente comprobaba tu historia. Lo que hasdicho es cierto. Pardo, el seor de las Tierras Yermas muri por el poder de una flecha de unLancero Solar. Corren tiempos realmente extraos.

    Qu es un Lancero Solar? inquiri Cabe bajando la espada. Me parece conocer esettulo.

    Debieras. Es probable que forme parte de tu poder. Los Lanceros Solares eran la lite de losAmos de los Dragones. Nathan era su jefe. Podan tomar la luz de Kylus y controlarla con susarcos.

    Cabe levant la cabeza despacio hacia el sol. Si pudiera controlar una parte de aquello! Eraincreble. No obstante, algo no encajaba...

    El Rey Dragn muri bajo las Gemelas. Haba escogido esa hora para mi muerte.Hummm. Es posible que la sangre de alguien como t revivificase las tierras muertas. La

    conjuncin de las Gemelas es una ocasin bien conocida por aquellos que poseen el poder.Aumenta la potencia de cualquier hechizo que implique un sacrificio. De todas formas, losLanceros Solares precisaban de la luz del da; para crear un arma as durante la noche, se tendra

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    que utilizar a las Gemelas, y no se las conoce precisamente por su generosidad. Exigen un pago.Debo investigar. A lo mejor, para cuando llegues a Penacles, tendr una respuesta que darte.

    Me abandonas? Pero jams conseguir llegar a pie!Pareci que el indefinido rostro mostrara una pasajera expresin de sorpresa.A pie? No. Montars este caballo. Lo traje en cuanto advert tu situacin. A pesar de sus

    guantes, el hechicero chasque los dedos. Su montura se dirigi hasta Cabe y frot su hocicocontra el cuerpo del sorprendido muchacho.Cabe acarici al caballo, algo atemorizado ante las habilidades de su compaero, ya que

    acababa de perder a su montura haca slo unos minutos.Gracias por el corcel, pero qu hars t?Yo no lo necesito.Ceudo, Cabe observ al animal con atencin; era fuerte, ms fuerte que su otro caballo.

    Volvi la atencin de nuevo hacia el hechicero...... y se encontr con que Simn ya no estaba.No se cuestion su desaparicin. La figura encapuchada le haba ayudado, y lo mejor sera

    utilizar aquella ayuda. Cuanto antes llegase a Penacles, mejor.Envain la espada y mont. Un rpido examen de la zona le revel que no exista otro sendero

    ms que aquel en el que se encontraba. Los bosques eran demasiado peligrosos; aunque elsendero tampoco haba demostrado ser muy seguro.

    Con una mano sobre la empuadura de la espada, reanud su camino.Empezaba a oscurecer. A Cabe le pareci que el da se haba visto reducido a la mitad de su

    duracin. Esperaba salir del bosque antes de la noche, pero el sendero no dejaba de serpentear, locual haca que una pequea parte de su cerebro le sugiriera la posibilidad de que se estuvierautilizando brujera; ningn humano hubiera diseado un sendero tan sinuoso.

    Algo se le cruz al paso. Cabe vislumbr una figura muy femenina. Una mujer chill, y elmuchacho tir con fuerza de las riendas de su montura, detenindola justo a tiempo de evitar elcuerpo que tena enfrente.

    Sus recin desarrollados reflejos hicieron que se llevara la mano a la espada.Deteneos, buen caballero! No queremos haceros ningn dao!Cabe volvi la cabeza bruscamente en direccin a la voz y vio a otras dos mujeres. No eran

    mujeres corrientes; de eso estaba seguro, iban ataviadas con ropas ligeras pero suntuosas, todasdel color del bosque. De hecho, incluso su piel y gran parte de ella resultaba visible poseaun leve matiz verdoso.

    La ms alta de las tres se acerc a l. Podra haberse tratado de un elfo, con su rostro afilado yojos color trigo; su sonrisa se atrevi a ahuyentar la creciente oscuridad.

    Saludos, caballero!Caballero! Cabe reprimi una carcajada. Desde luego la joven haba sobreestimado su

    posicin social.Quin eres?Yo soy Camilla. Esta es Magda. Indic a una mujer de menor estatura pero de formas

    ms voluptuosas que le sonri con timidez y le hizo una reverencia. Su rostro era casi una copiadel de su hermana, que es lo que parecan ser. Cabe tartamude un saludo.

    Camilla se volvi hacia la muchacha que Cabe haba estado a punto de atropellar y prosigui:sta es nuestra hermana menor, Tegan, quien, al parecer, debe aprender a fijarse por dnde

    anda.Tegan apenas si era mujer an, pero haba tal gracia en ella como si tuviera aos de

    experiencia. Lo mismo que Magda, era casi una rplica de su hermana mayor; cuando se inclin

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    para hacerle una reverencia, su larga melena dorada le cubri los hombros.Y, si se me permite preguntarlo, qu hacen tres hermosas damas aqu? Esta es una tierra

    llena de peligros, como los dragones-serpiente, y no es lugar para que vivis vosotras tres.Dnde estn vuestros esposos?

    La mayor adopt una expresin seria.

    Por desgracia mi esposo est muerto. En cuanto a mis hermanas, jams han tenido laoportunidad de casarse. De todas formas, no tememos a las criaturas del bosque, nunca seacercan a nuestra casa. Mi difunto seor crea en la posibilidad de que algn encantamientoprotegiera la zona.

    Cabe asinti con la cabeza. Haba odo hablar de tales lugares; de algunos se deca que habansido hogares de hechiceros, mientras en otros casos pareca deberse a la influencia de espritus,benignos o malignos. Estas mujeres eran afortunadas; algunas zonas significaban la muerteinstantnea para aquellos que penetraban en ellas. En cada oasis, exista tambin una trampa.

    La ms joven se acerc a su caballo e intent acariciarlo. El animal se ech hacia atrs, comosi le hubieran mordido, y Cabe observ que respiraba con ansiedad.

    Vuestro caballo est cansado dijo Camilla observando al animal. Quiz nos concedisel placer de vuestra compaa. Ya es hora de que haya un invitado en nuestra casa, y alguien tanapuesto hace que la idea sea an ms agradable.

    Cabe, que no estaba acostumbrado a cumplidos que no terminaran en una nota sarcstica, casise ruboriz.

    Sera un honor para m acompaaros.Entonces, venid. No est muy lejos del sendero.Indic a su montura que abandonara el sendero, pero el animal se neg. Un segundo y tercer

    intento no consigui que el caballo hiciera otra cosa que moverse de un lado a otro nervioso, y, aldarse cuenta de la inutilidad de sus esfuerzos, Cabe desmont.

    Parece que tendr que andar, pero no hay ningn lugar donde pueda dejar a mi caballoentretanto.

    Tegan se acerc y le tom las riendas con suavidad. Vista de cerca, posea un aire seductorque Cabe no haba observado antes. Su voz era como la llamada de las sirenas.

    Id con mis hermanas, Cabe. Yo atender a las necesidades de vuestra montura y regresarenseguida. No temis, estar a salvo en mis manos.

    Pocos hombres, si es que exista alguno, podan resistir una voz y un rostro como el de ella.Asinti y le dio las gracias por su amabilidad. Camilla y Magda lo tomaron cada una por unbrazo.

    Nos escoltaris como lo haca mi esposo. Hoy volvemos a ser las seoras del castillo. Camilla sonri, y Cabe sinti un gran deseo de perderse en aquella sonrisa.

    Lo condujeron al interior del bosque, inmerso en sus ensoaciones. A pesar de ser inslitos, noadvirti a su espalda los relinchos de un caballo a la vez enfurecido e inquieto.

    Al cabo de un momento se le sumaron los siseos de un ser mayor y ms siniestro, pero Cabeestaba ya demasiado lejos para orlo.

    Mucho podra decirse sobre la diversidad de gustos en los Reinos de los Dragones. Tanto loshumanos como los no humanos diferan en gran medida de sus hermanos ms prximos y estosgustos se ponan en evidencia por el tipo de alojamiento que los miembros de cada raza escoganpara vivir.

    Cabe decidi que tal era el caso con respecto a la finca de las tres damas.Enormes muros de piedra se entremezclaban con barreras excavadas en la misma tierra. Partes

    de la casa eran de madera cortada, pero la porcin derecha pareca estar formada por un rbol

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    gigantesco, con plantas de aspecto caprichoso y estrafalario que rellenaban los huecos a sualrededor. En lo alto, como si se tratara del smbolo de la casa, un ave de aspecto feroz parecadispuesta a caer sobre todo visitante, y, a pesar de estar hecha de metal, Cabe tuvo que mirarlados veces con atencin antes de permitir que lo condujeran al interior.

    El interior de la mansin era aun ms irreal que el exterior. Aunque el suelo era de mrmol

    pulimentado, aqu y all haba puntos en los que crecan rboles. Algunos atravesaban el techo yse perdan en lo alto. Plantas trepadoras crecan en las paredes, columnas, escalera y, desdeluego, en los rboles. Resultaba extrao pensar que alguien pudiera vivir all, y estuvo a punto depreguntar a sus anfitrionas la historia de la casa, pero decidi aguardar el momento oportuno.

    Camilla solt su brazo para dejar que Magda lo condujera a un recargado silln. Cabe se sentcon sumo cuidado; el silln pareca tan antiguo que con toda probabilidad se desmoronara bajosu peso, y recibi una gran sorpresa al comprobar que era muy resistente y bastante mullido. Noacostumbrado a tales lujos se arrellan cmodamente, mientras las dos mujeres se miraban, comosi les divirtiera su fascinacin por un objeto corriente.

    Magda se inclin hacia adelante, ofreciendo a Cabe una esplndida vista de su femineidad.Sonri, y la sonrisa era idntica a la de sus hermanas.

    Os sents a gusto?El joven tard un momento en darse cuenta de que se refera al silln. Ruborizado, asinti:Hace mucho tiempo que no me sentaba en un sitio tan cmodo.Perfecto! Queremos que os sintis feliz. No queris quitaros la espada? Debe de ser muy

    incmoda!Cabe, sin saber por qu, no quera de manera alguna desprenderse de ella, de modo que

    sacudi la cabeza negativamente y dirigi la conversacin hacia otros temas.ste es un lugar muy curioso. Quin lo construy?El esposo de mi hermana Camilla. Era un... un hombre del bosque. No poda vivir sin

    rboles. Hemos aprendido a querer este lugar.No era mi intencin ser descorts.No me siento ofendida. Se inclin an ms sobre l.Magda!Al escuchar la voz de Camilla, la mujer se apart con rapidez para mirar a su hermana con

    ojos llameantes. Camilla le devolvi la mirada con igual ardor.Qu sucede, querida hermana?Ve en busca de Tegan respondi sta indicando la puerta. Asegrate de que est bien.Esa? ri su hermana. Ninguna criatura...Comprubalo ya!La hermana ms joven arrug el entrecejo y sali. Cabe la sigui con la mirada y se volvi

    hacia Camilla.Si Tegan est en peligro, quiz debiera acudir en su ayuda.La mujer tom una copa de una bandeja que haba depositado no muy lejos.No os preocupis demasiado. Sir Cabe. Slo me refera a que poda haber tenido problemas

    con vuestro corcel. Era un animal fuerte y fogoso. Le entreg la copa. Dejemos eso! Entrelas dos, mis hermanas podrn ocuparse perfectamente de vuestro caballo, entretanto, har lo quepueda por vos.

    Cabe casi se atraganta con el vino. Jams haba tropezado con mujeres tan apasionadas! A lomejor se deba al hecho de estar aisladas del contacto con otra gente. Resultaba difcil resistir susencantos, y se pregunt por qu lo haca; lo ms probable es que temiera la reaccin de las otrasdos si mostraba cualquier preferencia por una de ellas. Hermosas s que eran, pero se

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    comportaban como una jaura de perros salvajes, cada una intentando reclamar su presa.No haba dejado de observar que su anfitriona se haba cambiado de ropa. Ahora llevaba un

    vestido que, en modo alguno, consegua cumplir el objetivo asignado a la mayora de las prendasde vestir: cubrir el cuerpo de quien las llevaba. Si Cabe se concentraba...

    No tena que haberse molestado en intentarlo siquiera. Camilla, con sorprendente celeridad, se

    sent en su regazo, por poco le hace derramar el vino, y lo rode con sus brazos; con los labioscasi rozndole los suyos dijo:Mis hermanas tardarn un rato. Por ser la mayor saben que tengo derecho a ser la primera.

    Por qu no os quitis esa espada y el cinturn? Vamos, ya no soy atractiva?S, mi seora consigui tartamudear.Ella le sonri como un depredador a punto de hundir los dientes en su presa. A travs de sus

    finas ropas Cabe perciba con toda claridad el calor del cuerpo de la joven contra el suyo. Laverdad era que resultaba difcil saber si sudaba a causa de la promiscuidad de la mujer o del calorque ella pareca emitir. En verdad, una mujer apasionada!

    La puerta principal se abri de golpe. Camilla se apart de Cabe con una expresin de furiaque hizo que su rostro se tornara decididamente feo. Se par en seco al ver a Magda que ayudabaa entrar a una Tegan herida.

    Qu ha sucedido?La ms joven estaba semiinconsciente. Cabe la mir y entrecerr los ojos; vea a la muchacha

    un poco desenfocada. Volvi la mirada hacia el vino y dej de inmediato la copa sobre la mesa.Magda! Aqu no! Camilla daba rpidas instrucciones en aquellos momentos. Llvala

    a... a su habitacin!Caballo Oscuro! Caballo Oscuro... farfull Tegan, incoherente, al escuchar sus

    palabras.Viene! dijo Magda.Se oy un fuerte ruido procedente de los rboles ms prximos al sendero, y Cabe se llev la

    mano a la espada.No! Camilla lo detuvo antes de que su mano tocara la empuadura.Se acerca algo!No puede entrar aqu! Estamos a salvo!Los ruidos continuaron. Fuera lo que fuese, se acercaba y lo haca a gran velocidad. Cabe se

    pregunt hasta qu punto estaban a salvo; no confiaba demasiado en su destreza con la espada.Las dos hermanas se llevaron a Tegan a otra habitacin. Cabe se dirigi a la puerta abierta, se

    detuvo all temblando y mir al exterior. Haba alguien all afuera, pero pareca haberse detenidoa poca distancia, donde no se lo pudiera ver. Pos la mano en la empuadura de la espada y dioun paso vacilante hacia el exterior.

    Algo se agit entre los rboles. Vio la fugaz imagen de una figura parecida a un caballo perobastante vaga. Dos curiosos impulsos se apoderaron de l. Uno, penetrar en el bosque yenfrentarse a la criatura; el segundo llamar a la criatura para que fuera hacia l. Ninguno de losdos pareca muy sensato, de modo que Cabe los reprimi como pudo. La criatura lanz unresoplido de irritacin.

    Qu hacis?Cabe gir en redondo, la mano todava sobre la empuadura de su espada. Se trataba de

    Camilla, pero su aspecto era diferente. Segua siendo hermosa, mas su belleza haba adoptadoahora cierto aspecto de reptil. La mano de Cabe se cerr con ms fuerza sobre la espada.

    La mujer se tranquiliz y se acerc ms. Segua poseyendo cierto encanto seductor.Calmaos, Cabe. La criatura no puede entrar. Podemos ignorarla.

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    Qu es esa cosa? Cabe segua sin relajarse. Tegan mencion Caballo Oscuro. Meresulta familiar, pero no puedo...

    Camilla se llev una mano a los labios.Chist. Mi hermana estaba aturdida. No debis preocuparos por ella; estar perfectamente

    por la maana.

    La cosa que acechaba en el exterior provoc nuevos ruidos pero no pareci estar ms cerca.La mujer que tena junto a l se volva cada vez menos humana aunque, al parecer, no se dabacuenta de ello. Cuando el hocico empez a materializarse en su rostro, Cabe comprendi derepente lo que suceda.

    Apart a Camilla de un empujn con su mano libre y con la otra sac la Espada Negra.Un dragn de fuego! rugi.Todo el comportamiento de su anfitriona haba cambiado. Con un rugido inhumano, cambi

    por completo de aspecto: de su espalda brotaron alas, el hermoso rostro se distendi hasta quecasi todo l se convirti en unas enormes fauces con desmesurados y afilados dientes; losdelgados brazos y las piernas se convirtieron en patas escamosas que intentaron desgarrar aljoven.

    Cabe haba cado en una trampa. Haba odo historias de labios de aventureros que hablabande hembras de dragones de fuego que embrujaban y luego devoraban a viajeros incautos. Lashembras tenan ms xito en sus metamorfosis que los machos. Un dragn de fuego macho, nisiquiera los Reyes Dragn, podan metamorfosearse en una copia perfecta de un hombre; se erael motivo de que los machos siempre aparecieran bajo la guisa de guerreros cubiertos conarmadura.

    Las hembras, no obstante, no slo podan parecer humanas sino que incluso podan mejorar suimagen; de ah su habilidad para seducir a sus desprevenidas vctimas.

    Sin embargo l se haba visto liberado de alguna forma del hechizo que hubieran lanzado ensu contra. Quiz se deba a la espada que empuaba, que provena de un Rey Dragn. A lo mejor,pens, posea ms ventajas de las que crea.

    Todo esto pas por la mente de Cabe en una fraccin de segundo. El miedo puede ser un granacicate. Sin ningn lugar a donde ir, excepto hacia la criatura del bosque, mantuvo la punta de laespada en direccin al dragn y empez a orar.

    La cosa que haba sido Camilla, a punto de saltar, se detuvo en seco. Pareci encogerse sobres misma, y Cabe, animado, dio un paso al frente y fingi atacar. Haba funcionado con elbasilisco. El dragn de fuego retrocedi, con la cola entre las patas.

    Ten misericordia de m, hombre de la Espada Negra! No te atacar!Lo juras?Por el emperador, la Espada Negra y los Reinos de los Dragones! Por favor!La oscura espada, que ahora posea un nombre y un nombre inquietante vibr en su

    mano. All haba poder. Poder para hacer cualquier cosa! Poder que poda fusionarse con elsuyo! Concederle el dominio sobre bestias y hombres!

    Se escuch el relincho de un gran caballo de batalla. Cabe parpade y se dio cuenta de quehaba cado bajo la influencia de la espada. No era de extraar que Simn la hubiera llamado tresveces maldita!

    El dragn casi se haba enterrado en el suelo de miedo, y a Cabe lo invadi la repugnancia.Vuelve a cambiar de forma, maldita seas! Preferira verte en forma humana!Como desees!La forma pareci fundirse, y todo el proceso se repiti a la inversa. Al poco rato se encontr

    frente a la hermosa, pero turbada, Camilla. Era algo que haba que tener en cuenta; la espada le

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    haba permitido recuperar su disfraz humano.Eso est mejor. Llama a tus hermanas!As lo hizo, y apareci Magda con Tegan herida apoyada en ella. Ambas se colocaron junto a

    su hermana, quien las mir y dijo:Lo sabe. Adems tiene la Espada Negra.

    Los ojos de Magda se abrieron de par en par, y Tegan lanz una ahogada exclamacin. Cabecomprendi que, a pesar de su diablica naturaleza, lo mejor que poda hacer era seguirempuando la espada o arriesgarse a que lo atacaran.

    Qu quieres de nosotras?No lo que pensis, eso es seguro! resopl Jugabais conmigo como un gato con su

    cena!Necesitbamos comida. Nuestro duque perdi el favor del Dragn Verde y ahora est

    muerto. Ni siquiera nosotras podemos soportar la mirada del basilisco. Ese poder est reservadoslo a los Reyes Dragn. Por eso nos hemos visto reducidas a esto!

    Cabe no se sinti inclinado a mencionar su propio encuentro con el monstruo. Cualquier cosaque mantuviera oculta a las hembras dragn sera una ventaja para l.

    La espada os ha mantenido a raya. Expres su pensamiento como una declaracin, no unapregunta. No era conveniente que se dieran cuenta de que actuaba basndose en conjeturas.

    S. La Espada Negra la cre un hechicero. Es funesta tanto para los mos como para lostuyos. Ten cuidado, humano, es traicionera. Muy bien podra ocasionar la muerte de todosnosotros.

    La vuestra ser la primera si me parece advertir alguna treta.No har nada repuso ella alzando una mano. Empezaba a recordar pequeos detalles y les

    pregunt:Me llamasteis Cabe, sin embargo yo no os dije mi nombre. Cmo lo sabais?Camilla permaneci en silencio.Si no me lo dices, utilizar esto. O... os har salir ah afuera y enfrentaros a esa cosa.

    Cualquier criatura que se alimentara de dragones de fuego no poda ser tan perversa.Aquello la decidi a hablar.La Dama del mbar nos advirti de tu llegada.Dama del mbar? Cabe sinti que algo se agitaba en su memoria. Por alguna razn le sonaba

    aunque no saba por qu, pero s saba que tena que verla.Llevadme hasta ella.Nos dejaris ir cuando lo hagamos? Incluso derrotada, Camilla intentaba todava

    negociar.Ya veremos.La cosa del bosque rugi y se agit con estruendo. Cabe an senta aquel impulso de llamarla

    o ir hacia ella, pero lo reprimi. Lo ms probable era que tal accin lo llevara a la muerte.La hermana mayor se puso a la cabeza del grupo y Cabe hizo que las otras dos la siguieran. A

    pesar de la fragilidad de su aspecto, no quera tener a aquellas mujeres a su espalda. Avanzabandespacio; Tegan an precisaba de la ayuda de su hermana.

    En el mismo instante en que penetraron en el jardn situado en la parte posterior de la casasupo que los dragones de fuego haban arrebatado aquella mansin a algn otro ser. Alguien queno haba sido del todo humano, pero que lo era mucho ms de lo que nunca podran ser aquellosenormes reptiles. Lo cierto es que, Cabe casi sinti cierta afinidad con el anterior ocupantemientras segua a sus cautivas.

    El jardn se pareca a la mansin en la cual las plantas se entremezclaban con las estructuras.

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    Las enredaderas envolvan las arcadas, y las flores brotaban en zonas del suelo. Podra haberresultado anrquico; pero exista un orden tan sutil que era poco menos que imposible haberlodiseado de otra manera.

    He aqu, humano, a la Dama del mbar!Surgi tan de repente que Cabe en un principio pens que era parte del diseo del jardn. El

    enorme cristal de color miel descansaba sobre una plataforma de mrmol; plantas trepadorascrecan aqu y all, a su alrededor. Era transparente. Adems, cuanto ms se lo miraba, ms evi-dente era que refulga ligeramente en su interior. Emita un fulgor verdoso.

    En aquel fulgor, en el centro del cristal, haba una mujer.

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    IV

    Se haba convocado precipitadamente al Consejo de los Reyes Dragn, y, por lo tanto, con laexcepcin del Dragn Negro, solamente los que residan ms cerca del emperador haban podidoasistir. No obstante, los rumores que circularon sobre el motivo por el cual se haba convocado elConsejo eran ms que suficientes para que aquellos que no podan estar all empezaran aprepararse para una posible batalla.

    El Dragn Plateado estaba all. El Dragn Verde y el Rojo estaban situados uno frente al otro,se observaban con suspicacia. El Dragn de Hierro, enorme e imponente, el ms poderosodespus del emperador, haba hecho una de sus raras apariciones.

    El Dragn Dorado los recorri con la mirada y hasta el Dragn de Hierro retrocedi ante ella.Cuando el emperador se comportaba de aquella forma quera decir que las cosas iban realmentemal.

    Lamento que el resto no haya llegado, en especial Hielo, que est tan cerca, pero tendremosque arreglrnoslas con los que somos.Se interrumpi, como si esperara algn comentario.El destino, seor del juego, ha barajado las cartas una vez ms. El Reino de los Dragones

    amenaza con escapar de nuevo a nuestro control.La rotundidad de su declaracin no hizo ms que enfatizar la importancia de la convocatoria.

    Slo en una ocasin se haba visto desafiado su poder, y aquel enemigo haba estado a punto dederrotarlos.

    Como dando voz a lo que estaba en la mente de todos, el Dragn de Hierro rugi:Los Amos de los Dragones estn muertos! Nadie puede desafiarnos!Puede que los Amos hayan desaparecido, pero su legado sigue vivo.

    Esto suena igual que el ltimo Consejo. El Dragn Rojo escupi enojado y su salivaabras el lugar donde haba cado.Seguir sonando como el ltimo Consejo.El tirano de las Llanuras Infernales le dedic una mirada de curiosidad casi humana.Qu quieres decir, mi seor?En lugar de responder a su hermano, el Dragn Dorado alz la enorme cabeza, extendi las

    alas, y rugi en direccin a las sombras:Podis entrar!Entraron despacio. Eran dos. Su aspecto denotaba en muchos detalles el parentesco cercano

    con todos los presentes en la sala. Cubiertos con yelmos de dragn, habran podido fingir serReyes, pero los otros saban lo que eran. De acuerdo con la tradicin, se arrodillaron inclinandola cabeza hacia adelante.

    Qu duques son stos? quiso saber el Dragn de Hierro, parpadeando.Son los de Pardo.As que enva a sus subordinados y no se digna venir en persona? Majestad, deja que lleve

    yo mis legiones y pueda ensear a mi arrogante hermano cul es ssssu lugar!Me temo que esa leccin no servira de mucho ahoraEl Dragn Dorado se volvi hacia

    los dos recin llegados. Llamad a los que transportan el cuerpo.Cuerpo? La palabra surgi de ms de una boca y en ella se perciba consternacin y

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    miedo.Los recin llegados se incorporaron, hicieron una reverencia, y salieron en silencio. Pasaron

    unos minutos, como si los que deban entrar temieran hacerlo. Los Reyes Dragn impacientes, seremovieron en sus lugares.

    Por fin regresaron cinco figuras, incluyendo un tercer guerrero de los clanes del Dragn Pardo

    y dos de los propios guerreros del Dragn Dorado. Sobre una plataforma transportada por cuatrode ellos yaca una figura amortajada. Uno de los monarcas lanz un silbido al reconocer a quinperteneca la figura.

    Pardo! Traen a Pardo!Poco acostumbrados al poder all reunido, los duques se arrodillaron, sujetando todava la

    plataforma. A pesar de su poder teman por sus vidas. A los ojos de sus monarcas, eran invisibles.Los Reyes Dragn estaban demasiado preocupados por la muerte de uno de los suyos.

    Quin ha hecho esto?Luce su forma humana!Alguien debe de haberlo atacado poco despus de que nos dejase!El Dragn Dorado observ que el Negro pareca extraamente silencioso. Grit pidiendo

    orden y lo obtuvo.Pardo est muerto! Hay una herida, que le atraviesa el pecho, pero no veo el arma, y los

    servidores de nuestro hermano afirman que no encontraron ninguna! Incluso en forma humana,somos casi invencibles. Cmo, pues, se perpetr este crimen? Quin es el responsable?

    Al tiempo que hablaba, sus ojos se volvieron hacia el guardin de las Brumas Grises. lDragn Negro sonri, pero era una sonrisa que podra haber sido pintada por la muerte, tansiniestra era.

    Bien? Pareces curiosamente complacido! Qu tienes que decir, hermano?Respetado hermano, es tal y como dije repuso ste con una inclinacin de cabeza. La

    sangre de los Amos todava existe. Sospecho que tambin existen otros. Nunca podremos estarabsolutamente seguros. Despus de todo, se trataba de la estrategia de Prpura, y murienfrentndose al ltimo y mayor de nuestros enemigos.

    Entonces culpas del crimen al nieto de Nathan Bedlam. Orden que se lo vigilase! Dndeestn mis espas!

    Algo revolote fuera de la oscuridad del nivel superior de la cmara. Careca de equivalenteterrestre. Ni siquiera el emperador saba demasiado sobre la historia de los de su especie. El espaera til, y a la larga, eso era lo que importaba.

    Algo se les haba interpuesto en su objetivo. Los siniestros siervos del emperadordescubrieron al llegar que el joven haba desaparecido. Llevado por uno de los Magnficos,afirm. Ambos haban cabalgado hasta las Tierras Yermas. Los siervos haban regresado a lacasa del Magnfico de Magnficos, pero no se atrevieron a decrselo.

    Bien. El Dragn Dorado despidi al espa, ste vol de nuevo a su oscuro nido ydesapareci. Pardo decidi desobedecer! Quiso matar a la cra de Bedlam por su cuenta! Hapagado cara su desobediencia.

    La mayora de los presentes permaneci en silencio. El Dragn Dorado era por lo general unjefe tranquilo y racional. Sus conocimientos eran casi tan grandes como los del difunto seor dela Ciudad del Conocimiento. El Dragn Prpura, no obstante, haba desconocido el poder delemperador. Hecho que siempre obsesionaba al Dragn Dorado. En su opinin, tan flagrantedesobediencia indicaba falta de confianza en l como gobernante. Era uno de sus puntos dbiles,y nadie se atreva a mencionarlo.

    El emperador se tranquiliz un poco.

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    A nuestro hermano lo encontraron en una de las zonas ms desoladas, si es que se puedeutilizar ese trmino sin parecer redundante, de las Tierras Yermas. Se supone que muri bajo losojos de las Gemelas.

    La reaccin que provocaron tales palabras no lo decepcion. La avidez de sacrificios de lasGemelas era bien conocida; en compensacin, haran cuanto pudieran por aumentar la fuerza del

    hechizo que se hubiera producido. Era evidente que el Dragn Pardo haba pretendido utilizar alhumano para recuperar sus tierras frtiles y el hecho de que hubiera muerto l en lugar del otrodejaba mucho campo a la especulacin.

    Debemos prepararnos. La voz del Dragn Dorado sonaba ahogada; se supona que erauna orden que deba cumplirse a rajatabla. Debemos reunir todas nuestras legiones otra vez. Sies inminente un segundo levantamiento de los hombres debemos localizarlo mientras est enembrin.

    Aunque call, todos saban adonde quera ir a parar. El Dragn Negro sonrea, pero elemperador no lo reprendi.

    Debemos tomar Penacles. Debemos volver a poner bajo nuestro control a la Ciudad delConocimiento.

    El Dragn de Hierro rugi su aprobacin:Ssss! Bajar con mis hordas de fieras y aplastar al Grifo! Luego recoger...No! Yo me encargar de la derrota y saqueo de Penacles!Las palabras del emperador los acallaron a todos. Aunque las legiones del Dragn Dorado

    eran superiores a las dems, apenas si entraban en accin; as pues, fue evidente para todos elautntico motivo de este cambio repentino: para los Reyes Dragn, el saber era poder. El Rey deReyes no tena la menor intencin de permitir que ninguno de sus congneres tomara el controlde ese poder, no quera rivales.

    Majestad! Hacer eso podra poner en peligro vuestra augusta persona!Los dems asintieron dndole la razn. El Dragn Plateado contempl a su seor preocupado,

    y el emperador arrug el entrecejo ms expresivamente que un dragn. El Dragn Plateado le eraleal, pero por desgracia eso significaba que el seor de Mines tomaba partido inconscientementepor el otro bando. El Dragn Dorado exhal un leve suspiro apenas. Habra que llegar a unacuerdo.

    Muy bien. Negro, reunirs a tus fuerzas. Hierro, te designo para reunir lo que quede delejrcito de Pardo