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INSTITUTO LATINOAMERICANO DE ECONOMIA, SOCIEDAD Y POLITICA. CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGIA SOCIEDAD, ESTADO Y POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA TRABAJO Y MUJERES INMIGRANTES Lina Sofía Mora Ríos 2017

INSTITUTO LATINOAMERICANO DE ECONOMIA, SOCIEDAD … · En ese orden de ideas, ... patriarcales y en relación a otros seres vivos como los animales y el manejo de los recursos

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INSTITUTO LATINOAMERICANO

DE ECONOMIA, SOCIEDAD Y

POLITICA.

CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGIA SOCIEDAD, ESTADO Y POLÍTICA EN

AMÉRICA LATINA

TRABAJO Y MUJERES INMIGRANTES

Lina Sofía Mora Ríos

2017

Resumen:

Miles de mujeres inmigrantes llegan a la ciudad de Sao Paulo huyendo de

diferentes tipos de violencia, ya sea en el sentido macro-social: global/estatal, como

también de sus lugares de socialización más cercanos. Generalmente, la elección del

lugar para su migración es atravesada por la ilusión de que ciudades relativamente

industrializadas tengan una oferta mayor de trabajo y por lo tanto puedan ofrecer

alternativas laborales y en ese sentido económicas, para ayudar a sus familias y

finalmente mejorar su calidad de vida. Dado lo anterior, en el escenario

Latinoamericano, Sao Paulo y Buenos Aires se configuran como las ciudades

metropolitanas que más atraen migraciones laborales a sus centros.

Así, en un contexto mundial donde se agudiza la crisis migratoria, resulta

conveniente analizar que dicha crisis no es sólo una consecuencia del capitalismo

neoliberal, sino también un elemento clave y casi inherente a las relaciones patriarcales

y capitalistas de producción, que necesitan exprimir el excedente de las poblaciones más

vulnerables para sostener el statu-quo. En ese orden de ideas, es alarmante que quienes

lideran dichos flujos migratorios sean las mujeres, siendo un blanco de explotación y

haciendo visible relaciones de clase, de raza/origen y de sexo, que las afectan en la

totalidad de la reorganización de sus relaciones de trabajo y de sus relaciones sociales

en general.

En el presente trabajo se analiza las condiciones de vida y trabajo de las mujeres

inmigrantes que trabajan en las casas de costura, que finalmente, producen para la

industria textil nacional e internacional desde la ciudad de Sao Paulo.

Palabras clave: Mujeres, trabajo, migración

“Yo puedo ser jefa de hogar, empleada o intelectual

Yo puedo ser protagonista de nuestra historia y la que agita

La gente, la comunidad, la que despierta la vecindad

La que organiza la economía de su casa de su familia.

Mujer linda se pone de pie

Y rompe las cadenas de la piel” Ana Tijoux. “Antipatriarca”

“Soñamos en grande que se caiga el imperio, lo gritamos alto, no queda más remedio esto no es utopía, es alegre rebeldía del baile de los que sobran,

de la danza tuya y mía, levantarnos para decir "ya basta" Ni África, ni América Latina se subasta, con barro, con casco,

con lápiz, zapatear el fiasco, provocar un social terremoto en este charco.” Ana Tijoux. “Somos sur”

“Va en contra del proceso histórico presentar la obra reformista como una revolución

prolongada a largo plazo y la revolución como una serie condensada de reformas. En el curso de la crisis política que acompañará la toma del poder, en el curso de las luchas

prolongadas y tenaces, el proletariado adquirirá el grado de madurez política que le permitirá obtener en su momento la victoria total de la revolución” Rosa Luxemburgo.

Introducción

El capitalismo como modo de producción y como “proyecto civilizador”1,

es desde su génesis inherente a diversas formas de violencia estructural,

posicionando en el centro de poder “al hombre blanco burgués”, creando la

propiedad privada y mercantilizando todos los ámbitos de la vida, incluyendo a

los seres humanos en sí; es decir, convirtiendo la fuerza de trabajo en

mercancía, a sangre y fuego, como apuntaba Marx:

“Los trabajadores recién emancipados sólo pueden convertirse en

vendedores de sí mismos, una vez que se ven despojados de todos

sus medios de producción y de todas las garantías de vida que las

1 El capitalismo no sólo genera relaciones económicas específicas entorno a la creación de

capital y el trabajo asalariado. También se configura desde su inicio como un gran proyecto

“civilizatorio” que reproduce jerarquías raciales, patriarcales y en relación a otros seres vivos

como los animales y el manejo de los recursos naturales. Colocando la racionalidad cartesiana

en el centro del entendimiento del mundo, y a un ideal de “hombre” racional y superior que usa

su entorno a su favor, (Grofoguel, 2017).

viejas instituciones feudales les aseguraban. El recuerdo de esta

cruzada de expropiación ha quedado inscrito en los anales de la

historia con trazos indelebles de sangre y fuego” (Marx, 1867, T. I:

450).

A partir de lo anterior sería pertinente reflexionar en algunos puntos: ¿De

qué mecanismos se valió el sistema para expropiar de los medios de

producción a la gente, además de los cercamientos, propios de la acumulación

originaria?¿Los mecanismos de dominación se podrían identificar para una

clase homogénea: “los trabajadores”?¿Cuáles son las formas creadas por el

capitalismo para extraer la plusvalía que sostiene el sistema?¿Qué

mecanismos de coerción/opresión y dirigidos a quién, desarrolla el sistema

capitalista para mantenerse-sostenerse?

Así, con este trabajo se pretende entender y analizar, (así sea como un

intento o un inicio de reflexiones más profundas), la opresión y el desarrollo

capitalista desde la historia de las mujeres2, sin separarla de la concepción de

“clase trabajadora”. Porque sí, las mujeres componen el blanco de

disciplinamiento, explotación y subordinación que le dio forma a los procesos

de acumulación originaria del capital “en la medida en que las mujeres han sido

las productoras y reproductoras de la mercancía capitalista más esencial: La

fuerza de trabajo”, (Federici, 2010: 10). En ese sentido es indispensable hacer

visible todas las formas violentas en las que se transformó a la mujer al servicio

del sistema capitalista; tales como, el genocidio a partir de la caza de brujas

que se llevó a cabo entre la segunda mitad del S XVI y la primera mitad del

SXVII, los procesos de colonización y el consecuente genocidio y esclavización

de los pueblos de Abya Yala, y también el genocidio, secuestro y esclavización

de diversas poblaciones africanas; marcados, por su supuesto, por el racismo

estructural:

2 El objetivo central del presente texto no es específicamente hablar de la historia de las

mujeres detalladamente para explicar la opresión y desarrollo capitalista, pues a pesar de ser

muy interesante, llevaría mucho tiempo y espacio que ahora no se tienen. Sin embargo, está

prácticamente intrínseca en la forma de abordar conceptualmente el problema central: Trabajo

y mujeres inmigrantes.

“En el «Nuevo Mundo» encontramos el sometimiento de las

poblaciones aborígenes a través de los regímenes de la mita y el cuatequil:

multitud de personas dieron su vida para sacar la plata y el mercurio de las

minas de Huancavelica y Potosí. En Europa Oriental se desarrolló una

«segunda servidumbre», que ató a la tierra a una población de productores

agrícolas que nunca antes habían sido siervos. En Europa Occidental se dieron

los cercamientos, la caza de Brujas, las marcas a fuego, los azotes y el

encarcelamiento de vagabundos y mendigos en workhouses y casas

correccionales recién construidas, modelos para el futuro sistema carcelario.

En el horizonte, el surgimiento del tráfico de esclavos, mientras que en los

mares, los barcos transportaban ya «sirvientes contratados» y convictos de

Europa a América.” (Federici, 2010; 106).

En ese orden de ideas, el capitalismo produjo una división internacional y

sexual del trabajo subordinando a quienes no pertenecieran al patrón “del

hombre blanco burgués europeo”, tanto en un sentido geo-espacial y geo

político como en términos de sexo-género y también en términos raciales;

haciendo visible, una de las contradicciones que siempre coloca en crisis al

capital: la relación entre “explotación- superexplotación3”, (que es la base para

el sostenimiento del sistema capitalista), y la incapacidad de reproducción de la

fuerza de trabajo, (como consecuencia de las muertes tempranas, causadas

por dicha explotación). Tensiones que aún caracterizan al “desarrollo”

capitalista actual:

“Como sabemos, na realidade muito raramente os salários recebidos

pelos trabalhadores são reajustados “para mais” a todo momento em que há

um aumento no gasto de energias vitais e no desgaste dos mesmos (...)E,

como nos deixou claro Marx (2013), é a partir desse momento em que todas as

condições normais de atuação e de reprodução da força de trabalho passam a

ser destruídas, uma vez que, como já foi explicado, nas situações em que há

uma brecha entre o salário e o valor da força de trabalho, os assalariados

passam a ter cada vez mais dificuldades para conservar sua força de trabalho

em estado normal, tornando-se ainda mais propensos ao desgaste e ao

esgotamento prematuro” (Guanais, 2016: 240)

3 A lo largo de esta investigación, que ahora comienza, pretendo acoger la cetegoria:

“superexplotación del trabajo” de Ruy Mauro Marini, entendiéndola como un mecanismo de

compensación que opera en la esfera productiva de los países dependientes, utilizado por los

detentores de los medios de producción de esos países para compensar las transferencia de

valor y de plusvalía para los países centrales.

Dado lo anterior, en el presente trabajo se pretende hacer un esbozo, a

modo de comienzo de un proyecto de investigación más exhaustivo, del

análisis de las formas en las que el desarrollo capitalista y el orden patriarcal se

articulan con el trabajo de las mujeres inmigrantes. Por lo cual, por el momento

se recurrirá a un ejercicio conceptual y descriptivo a partir del análisis

bibliográfico, que por su puesto dejará varios interrogantes, pero que pretende

abrir puertas a la discusión y construcción de proyectos de emancipación.

El patriarcado

La palabra patriarca viene del latín y éste del griego patriarchês, de

patria (descendencia, familia) y archô (mandar), (Sopena, 1952). Así, el

patriarcado se configura como un tipo de organización social que le otorga el

lugar de “centro de poder” al “padre”, al hombre. Por lo tanto, significa que tiene

una relación intrínseca con la configuración de “la familia” y como desde su

inició apuntó Engels, también con el surgimiento de la propiedad privada

El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del

sexo femenino en todo el mundo (…) El primer efecto del poder exclusivo de

los hombres, desde el punto y hora en que se fundó, lo observamos en la forma

intermedia de la familia patriarca. Lo que caracteriza, sobre todo, a esta familia

no es la poligamia, de la cual hablaremos luego, sino la "organización de cierto

número de individuos, libres y no libres, en una familia sometida al poder

paterno del jefe de ésta (…) En su origen, la palabra familia no significa el ideal,

mezcla de sentimentalismos y de disensiones domésticas, del filisteo de

nuestra época (…) Famulus quiere decir esclavo doméstico, y familia es el

conjunto de los esclavos pertenecientes a un mismo hombre. (Engels, 1884:

34).

Así, la monogamia se iría a configurar como un elemento central de esa

construcción de la propiedad privada, en donde se gestaría una división sexual

del trabajo y en consecuencia, la subordinación del trabajo reproductivo por el

productivo.

Es importante resaltar que existieron y existen diversas manifestaciones de

“patriarcado” o más bien de relaciones patriarcales4; por lo tanto se hace

4 No en todos los casos es posible usar la categoría de “patriarcado”, ya que hay formas de

organización social “no-binaria”; es decir, en donde no existió y/o existe exactamente la

separación: mujer- hombre. En ese sentido, esa “asociación colonial entre anatomía y género

necesario siempre aclarar desde qué lugar se va a usar la categoría

epistemológica, de análisis y de lucha. En este caso, según la línea

argumentativa del presente trabajo, “patriarcado” hace referencia al sistema de

opresión que deviene de la formación de la familia y la propiedad privada en

occidente, (y luego su imbricación con “otros patriarcados” propios de los

procesos coloniales), en Latinoamérica, con el surgimiento del capitalismo;

otorgándole así, un contenido histórico específico.

“La construcción de un nuevo orden patriarcal, que hacía que las mujeres

fueran sirvientas de la fuerza de trabajo masculina, fue de fundamental

importancia para el desarrollo del capitalismo. Sobre esta base pudo imponerse

una nueva división sexual del trabajo que diferenció no sólo las tareas que las

mujeres y los hombres debían realizar, sino sus experiencias, sus vidas, su

relación con el capital y con otros sectores de la clase trabajadora. De este

modo, al igual que la división internacional del trabajo, la división sexual del

trabajo fue, sobre todo, una relación de poder, una división dentro de la fuerza

de trabajo, al mismo tiempo que un inmenso impulso a la acumulación

capitalista.” (Federici, 2010: 206).

Es allí, donde el “patriarcado capitalista”, entendido como un sistema de

jerarquización y opresión dentro de los márgenes de las relaciones de

producción capitalistas salariales y no-salariales que nos cobijan hoy, tiene un

desarrollo específico en los territorios que han sido atravesados por la

colonización y donde se yuxtaponen diferentes relaciones de poder tanto

internamente, como con los países “centrales”, en relación a la división

internacional y sexual del trabajo.

Planteado de otra forma, el “patriarcado” como sistema de opresión se

desarrolla de forma articulada con el sistema de producción, (en este caso el

capitalista), acentuando los antagonismos de clase, pero con especificidades

de acuerdo a las relaciones sociales, culturales, políticas y económicas de cada

lugar.

Por tanto, es importante analizar las manifestaciones específicas de “esos

patriarcados” de acuerdo a las condiciones históricas, políticas y económicas.

En el caso de Latinoamérica, resultan interesantes los planteamientos del

es parte de la oposición binaria y jerárquica impuesta por el Estado colonial-patriarcal” a varias

sociedades específicamente.

feminismo comunitario acerca del patriarcado, pues se entreteje con el

colonialismo y se coloca como el configurador de “todas las opresiones”. Para

ello, usan la categoría de “entronque patriarcal”

“El Entronque Patriarcal deja ciaras las combinaciones, las

alianzas, las complicidades entre hombres invasores colonizadores y

hombres indígenas originarios de nuestros pueblos una articulación

desigual entre hombres, pero articulación cómplice contra las mujeres,

que confabula una nueva realidad patriarcal que es la que vivimos

hasta el día de hoy” (Paredes, 2014)

Según lo anterior, se hace evidente que el patriarcado puede articularse con

otras formas de opresión a la mujer, (otros tipos de patriarcados locales),

generando manifestaciones propias de división sexual del trabajo y jerarquías,

incluso dentro de la clase “femenina” ahora determinadas en término de raza-

etnia ó “origen”5, clase y género.

Capitalismo y teoría de la dependencia

En el marco de la expansión comercial que se dio en el siglo XVI en un

contexto naciente del capitalismo, América Latina empieza a tomar un papel

esencial en las dinámicas internacionales. Pues en un primer momento al

producir los metales y piedras preciosas que permitieron el desarrollo industrial

de Europa, es cuando se empieza a configurar como una región exportadora

de materias primas entorno a las necesidades de las grandes metrópolis,

generando una forma definida de división internacional del trabajo que irá

generando y determinando tipos de desarrollo específicos, de acuerdo a esa

relación desigual y de dependencia

“Es a partir de este momento que las relaciones de América

Latina con los centros capitalistas europeos se insertan en una

estructura definida: la división internacional del trabajo, que

determinará el curso del desarrollo ulterior de la región. En otros

términos, es a partir de entonces que se configura la dependencia,

entendida como una relación de subordinación entre naciones

5 Coloco “origen”, para abrir el debate acerca de las migraciones entorno al concepto de

consubstancialidad, desarrollado por la corriente del feminismo materialista francés. Que propone analizar las relaciones de dominación (género, clase, raza-etinia/ origen) teniendo en cuenta su carácter móvil e históricamente determinado. No como fuente de antagonismos o solidaridad, sino más bien como nudos que no pueden desatarse en el nivel de las prácticas sociales, (Kergoat, 2006).

formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de

producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas

para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia” (Marini,

1973: 111)

Ello generó que en los procesos de acumulación de capital, del

fortalecimiento de la clase trabajadora y de la formación urbana que se creaba

en Europa se vigorizara un ciclo desigual de dependencia, que se mantendría

después de la configuración de las “naciones” post- independencia, en donde el

objetivo sería la producción de mercancías para mandar al exterior,

(generalmente materias primas y alimentos), y no para suplir el mercado

interno, separando la circulación de la producción. Lo que finalmente generaría

que Latinoamérica se configurara dentro de una noción periférica y entrara a la

economía capitalista de acuerdo a las exigencias de los países centrales, pues

mientras dichos países se preocupaban por el desarrollo de sus fuerzas

productivas, confiaban al exterior la provisión de sus medios de subsistencia y

así, la incorporación al mercado mundial de Latinoamérica sería un factor clave

para el aumento de la plusvalía relativa de los países industriales (Marini, 1973:

117).

Dado lo anterior, se mantienen relaciones de poder y dominación entre

estos extremos, (centro y periferia), que perpetuarían las relaciones desiguales

y el relegamiento de un posible “desarrollo”, manteniendo una posición de

debilidad en el mercado mundial sin necesidad del confrontamiento bélico.

“A medida que el mercado mundial alcanza formas más desarrolladas,

el uso de la violencia política y militar para explotar a las naciones débiles se

vuelve superfluo, y la explotación internacional puede descansar

progresivamente en la reproducción de relaciones económicas que perpetúan y

amplifican el atraso y la debilidad de esas naciones. Se verifica aquí el mismo

fenómeno que se observa en el interior de las economías industriales: el uso de

la fuerza para someter a la masa trabajadora al imperio del capital disminuye a

medida que entran a jugar mecanismos económicos que consagran esa

subordinación. La expansión del mercado mundial es la base sobre la cual

opera la división internacional del trabajo entre naciones industriales y no

industriales, pero la contrapartida de esa división es la ampliación del mercado

mundial”. (Marini, 1973: 121)

En ese orden de ideas, dicha inserción de Latinoamérica en el capitalismo

internacional de forma dependiente hace que para mejorar su competitividad,

“sus burguesías”, (incapaces de sostener a partir de su productividad),

implementen la “super-explotación del trabajo”.

Super-explotación del trabajo

Según la teoría del valor de Marx, el valor de las mercancías es

determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su

producción, por tanto el valor de la fuerza de trabajo, (que en el capitalismo

significa una mercancía más), también es determinado por el tiempo de trabajo,

pero presupone a un ser humano, que necesita los bienes básicos de

subsistencia para su mantenimiento y reproducción.

“el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de

vida necesarios para asegurar la subsistencia de su poseedor” (Marx,

1867: 108)

Dado lo anterior, dicha fuerza de trabajo se dividiría también en un tipo

de valor de cambio, (su precio representado en el salario), y valor de uso, (su

capacidad de producir valor y plusvalía); determinados, por el tiempo de trabajo

necesario y el tiempo de trabajo excedente. En ese orden de ideas, el tiempo

de trabajo necesario, sería lo equivalente al valor de la fuerza de trabajo, (los

bienes necesarios de subsistencia para que el trabajador sobreviva), y el

tiempo de trabajo excedente, sería el tiempo de trabajo que es apropiado por

los capitalistas para generar plusvalía y sostener el sistema. Lo que quiere

decir que en el sistema capitalista siempre existe explotación, en el sentido que

siempre existe un tiempo de trabajo excedente que genera plusvalía de parte

de lxs trabajadorxs y que no está representado en el salario.

Ahora, intentando conectar la condición de dependencia de

Latinoamérica como se explicó en los apartados anteriores, Ruy Mauro Marini

hace una lectura marxista de la realidad Latinoamerica y propone la categoría

de super-explotación, explicando que en la inserción de Latinoamérica al

mercado mundial desde una relación desigual, genera formas de

compensación a sus pérdidas a partir de la super-explotación de lxs

trabajadorxs. Lo que finalmente significa que la superexplotación opera en

Latinoamérica de forma prácticamente estructural, entendiéndola, (a la super-

explotación), como un mecanismo de compensación en la esfera productiva de

los países dependientes utilizado por los captalistas de los países que

conforman la región, para compensar las pérdidas generadas debido a las

transferencias de valor y de plusvalía a los países centrales, (Marini, 1973). Las

tres formas de acuerdo se manifiesta esta “super-explotación” según plantea

Marini, es a partir de: el aumento de la intensidad del trabajo, la prolongación

del tiempo de trabajo y la reducción del fondo de consumo de lxs trabajadorxs,

(es decir bajando su salario sin que se haya desvalorizado o incluso

valorizándose aún más la fuerza de trabajo).

Así, este mecanismo de extracción de plusvalía generaría muertes

prematuras y problemas serios de salud a lxs trabajadxs, que generalmente se

encuentran en condiciones de vulnerabilidad, ya sea por sus condiciones

socioeconómicas, sus familias o generalmente por ser población inmigrante.

Capitalismo, migración y mujeres

Como herencia de las relaciones de dependencia entre Latinoamérica y los

países “centrales”; el flujo de mercancías y también de capitales están

directamente articulados a los intereses de las “metrópolis” y condicionados a

la producción de materias primas para el intercambio de bienes

manufacturados. En ese contexto Latinoamérica se ubica en un lugar de

dependencia dentro de la división internacional del trabajo que va a determinar

el desarrollo del capitalismo en la región. Pues el papel que L.A cumple en la

economía capitalista mundial es de contribuir a la acumulación en la economía

industrial de los países centrales.

En ese orden de ideas, la globalización y las migraciones estarían

directamente vinculadas a esos procesos de capitalismo, pues responden a

“tendencias históricas de internacionalización del capital” dentro de una lógica

contradictoria entre el aumento del empleo remunerado, pero cayendo en

niveles altos de precarización y vulnerabilidad laboral, (Hirata, 2002). Sucede

que las migraciones son un factor más que contribuye como aporte gratuito de

fuerza de trabajo al capital de las “metrópolis”, generando niveles altos de

explotación y super-explotación de la fuerza de trabajo migrante.

Dado lo anterior, a partir de los informes de la OIM se evidencia el aumento

de los flujos migratorios de mujeres,

“Las mujeres constituyen cerca de la mitad de los 175 millones de

personas que, según las estimaciones, migran cada año. En América

Latina y el Caribe, representan el 50.2%, algo más que el porcentaje de

1970, cuando equivalían a un 46.8%. Aunque en 2000, en las regiones

más desarrolladas la cantidad de mujeres, adultas y jóvenes, era

levemente mayor que la de varones, constituía algo menos del 45% de

la migración total del mundo no desarrollado” (OIM, 2005).

Ello, como apunta Kergoat, no es una coincidencia; es una estrategia

más del capital para obtener fuerza de trabajo “flexible” en donde el caso de la

inmigración temporaria acompañada de vulnerabilidad económica y falta de

documentos de migración, se vuelven la combinación perfecta para extraer

altas sumas de plusvalía.

Ahora, al enfocar el panorama migratorio hacia Latinoamérica y

específicamente a los países que han tenido grandes lapsos de desarrollo

capitalista y auges de “crecimiento” industrial, como Argentina y Brasil, se

pueden identificar grandes flujos migratorios de Bolivianos especialmente a sus

ciudades “más industrializadas”: Buenos Aires y Sao Paulo respectivamente.

Dichos flujos migratorios comenzaron en la década de los 50, coincidiendo con

la revolución del 52 y las implicaciones del proceso de industrialización por

sustitución de importaciones principalmente en Argentina. Se estancaron en el

periodo de las dictaduras y volvieron aumentar notablemente en el periodo del

auge del neoliberalismo.

“Durante los años ochenta, el flujo de migrantes bolivianos

aumentó debido a la situación socioeconómica que se vivía en el país.

Una fuerte crisis económica durante el primer quinquenio y la

implementación de un Programa de Ajuste Estructural (PAE),

elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y puesto en

marcha en el mes de septiembre de 1985, incrementaron la

vulnerabilidad de la población (…) Entre 1974 y 1994 se radicaron allí

199.903 bolivianos. Pero más allá de la cifra, que subestima el número

de inmigrantes, es más importante la evolución de las radicaciones: en

1974 se produjo el 13,31% de ese total, mientras que las de 1994

representan el 64,98%” (Guevara, Jean, 2004).

Sin embargo, como consecuencia de la precarización del trabajo, las

privatizaciones y el aumento del desempleo desde la segunda mitad de los

años 90 en Argentina, (principalmente después de la crisis del 2001), las

migraciones fueron especialmente dirigidas a Brasil, específicamente a la

ciudad de Sao Paulo.

Trabajadoras en Sao Paulo, Brasil

Al ir a Sao Paulo, es posible tener una gran experiencia multicultural.

Pues a la ciudad y sus alrededores más próximos, como Guarulhos, Osasco,

Diadema, entre otros, llegan una gran cantidad de inmigrantes especialmente

de Latinoamérica. En ese sentido, es mucho más recurrente encontrar grandes

flujos de trabajadores hispanohablantes, generalmente de países como Bolivia

y Paraguay, en barrios como Brás, Bon retiro y Pari, lugares donde

precisamente se encuentran fábricas de confecciones que venden prendas de

ropa a precios muy baratos.

Según la pastoral del inmigrante hay alrededor de 200 mil inmigrantes

bolivianxs en Sao Paulo, de los cuales 80 mil ya tienen documentos y 12 mil

aparecen con “irregularidades”, en condiciones de super-explotación; por otro

lado, el “sindicato de la costureras de Sao Paulo y Osasco” habla de 70 mil

bolivianos trabajando de forma “irregular” (Lins, 2005). Lo que confirma que

existe un gran aporte gratuito de fuerza de trabajo hacia los lugares donde el

“desarrollo capitalista” es más fuerte, en términos del “desarrollo de sus fuerzas

productivas”; a pesar, claro, de que la relación sea entre dos países que de

acuerdo a la división internacional del trabajo tienen características en común,

al seguir siendo en su mayoría, exportadores de materias primas y mantener

relaciones de dependencia con los países centrales. Lo que posiblemente

empeoraría la situación, ya que a partir del hecho de establecer una relación de

dependencia con los países centrales, en este caso Brasil, usa como

mecanismo de compensación por la pérdida de plusvalía en el plano de su

producción interna, la super-explotación de la fuerza del trabajo de los

trabajadores brasileros, generalmente migrantes del nordeste, (pero que

tendrían una garantía extra al no tener el problema de los documentos

migratorios, como en el caso de los inmigrantes que llegan indocumentados)

Así, es posible encontrar varios procesos abiertos y no concluidos contra

personas que han sometido a inmigrantes a distintos tipos de “esclavitud

contemporánea” llaman ellos, en el marco del artículo 149 del código penal.

“No Brasil, há 459 inquéritos criminais não concluídos contra

pessoas suspeitas de submeter outras à escravidão, crime com pena

de dois a oito anos de prisão e cuja investigação é uma atribuição

exclusiva do Ministério Público Federal (MPF). O dado, que diz respeito

a inquéritos abertos entre 2009 e 2016, foi levantado pela Câmara

Criminal do MPF por ocasião do Dia Nacional de Combate ao Trabalho

Escravo (...) No últimos 20 anos, fiscais do trabalho libertaram cerca de

52 mil pessoas que se encontravam em situação de trabalho análogas

à escravidão no Brasil, segundo dados mais recentes divulgados pela

Comissão Pastoral da Terra (CPT). (…) O maior número de inquéritos

em aberto está em São Paulo (34), a maioria decorrente de flagrantes

em confecções de roupas. Em seguida vêm Mato Grosso (24) e Minas

Gerais (23), onde a maior parte dos libertados trabalhavam em

fazendas, demonstrando que a escravidão contemporânea no Brasil

encontra-se espalhada tanto no meio urbano como no rural.” (GGn,

2017).

Las condiciones laborales y de vida son muy precarias, suelen vivir en

las mismas salas de costura, trabajar más de 15 horas y su salario está muy

por debajo de lo que necesitarían para reponer su fuerza de trabajo.

“Las inspecciones realizadas en los talleres de costura exponen

un escenario degradante. Los inmigrantes trabajan hasta 16 horas

diarias, de lunes a sábado, amontonados en salas claustrofóbicas.

Comparten pequeños alojamientos improvisados instalados junto a los

talleres, sin las condiciones adecuadas de higiene y ganan cerca de

300 reales mensuales (unos US$150), sobre los cuales son aplicados

descuentos relativos a los gastos de alimentación, residencia y por el

viaje hecho a Brasil.”(BBC, 2013).

"Hemos visto trabajadores que laburan todos los días, hasta

sábado desde 6 horas al día, ganando 20 centavos de nuestra moneda

de real", dijo Puty, a tiempo de especificar que, por ejemplo, la pieza de

ropa que elaboran bolivianos se la compra a 6 reales y se la vende a

100 reales en las mejores tiendas brasileñas.” (Opinion, 2013).

Finalmente, a partir de levantamientos de datos realizados por la ONG

“reporter Brazil” se encontraron varias marcas con procesos abiertos por las

condiciones en las que lxs trabajadorxs eran y son expuestos

“A ONG acompanha as fiscalizações de trabalho escravo em

confeccções desde 2009, e a lista traz mais de 20 marcas, como a

Zara, Renner, Marisa, Pernambucanas, M. Officer, Collins, Le lis blanc

e Bo. Bo, Hippichick, Gregory, Cori, Emme e Luigi Bertolli, Unique Chic,

775, Talita Kume, As Marias, Seiki, Atmosfera, Fenomenal, Gangster,

IBGE, Brooksfield Donna, entre otras. “

Para concluir y a partir de lo expuesto a lo largo del trabajo, me parece

importante abrir el espacio a las dudas y a la sensibilidad para preguntarse el

porqué de esas opresiones, de la indiferencia a tanto sufrimiento. ¿Está

operando un tipo de patriarcado que aún dentro del capitalismo, ha mutado de

acuerdo a su contexto histórico y geopolítico de dependencia y de colonialidad

en Latinoamérica? ¿Qué características tendría ese patriarcado

Latinoamericano? Y sobre todo ¿Cómo opera para seguir explotando a las

poblaciones más vulnerables, como continúa siendo la clase trabajadora

subalterna y racializada, en este caso inmigrante?

Este es el inicio de un camino que pretende hacer visible formas de articular

la practica académica con la práctica social. De entretejer formas de analizar el

mundo con realidades diversas que representan a la clase trabajadora que

sostiene el sistema y que carga el sufrimiento de su superexplotación. Es el

inicio de un camino lleno de dudas que se pretenderán resolver con las voces

de las que día a día resisten. Por lo que creo pertinente terminar bajo las

palabras de Marini:

“Em contrapartida à ação desagregadora que realiza o capital, fica a

necessidade de refletir sobre esses fatos, buscando discernir em que

consistem e para onde tendem a caminhar. Antes de abandonar o campo do

marxismo, como estão fazendo muitos por desinformação, perplexidade ou

desinteresse, deve-se, primeiro, esgotar as possibilidades que esse

pensamento nos oferece para desenvolver essa reflexão. Estou convencido de

que o marxismo nos levará a um redescobrimento da classe operaria e do seu

papel, na atualidade, na tarefa de pensar e construir um mundo melhor”

Bibliografía

ENGELS, Friedrich. A Origem da Família, da Propriedade Privada e do

Estado. Rio de Janeiro; Civilização Brasileira, 1984

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