Instituto Alexander Bain - Concurso de narrativa 2015

INSTITUTO ALEXANDER BAIN Febrero 2016

C u e n t o s e s c r i t o s e i l u s t r a d o s p o r l o s a l u m n o s d e l I n s 2 t u t o A l e x a n d e r B a i n . G a n a d o r e s 2 0 1 5 s e g ú n d i c t a m e n d e j u r a d o s : A l i n e d e l a M a c o r r a , E s t e l a R o s e l l ó S o b e r ó n y E s t e b a n I l l a d e s . T r a n s c r i p c i ó n : M a r g a r i t a V á z q u e z L i m a s C o o r d i n a c i ó n d e i l u s t r a c i o n e s : M a r g a r i t a V á z q u e z L i m a s y M a r í a F e r n a n d a G u 2 é r r e z F u e n t e s . P o r t a d a : M a r í a F e r n a n d a G u 2 é r r e z F u e n t e s C o m p i l a c i ó n d i g i t a l : M a r g a r i t a V á z q u e z L i m a s y M a r í a F e r n a n d a G u 2 é r r e z F u e n t e s . P u b l i c a c i ó n : P a m e l a S u á r e z H a r o . F e b r e r o , 2 0 1 6

VISTA PREVIA DE LA REVISTA

Los a lumnos ganadores de l concur so de na r raEva de l

c i c lo e s co la r an te r io r l eye ron sus cuentos a l o s a lumnos que ac tua lmente se encuent ran en e l g rado

en que e l lo s e s taban cuando ganaron .

Todos lo s a lumnos que e scucharon lo s cuentos

h i c i e ron i l u s t rac iones pa ra e l l o s .

Pos te r io rmente lo s au tores e s cog ie ron lo s d ibu jos que quer í an pa ra i l u s t ra r su

h i s to r i a .

¡ Le s comparEmos lo s re su l tados !*

*No se hicieron modificaciones de esElo, ortograRa o correcciones a los cuentos. Se respetó completamente la

escritura de los alumnos y alumnas.

Au t o r a : Va len2na V i l l a l ón Gómez

“La bo la pe luda”

I l u s t r a do r e s :

S o f í a P é r e z G a v i l á n López R e n a t a D e l V i l l a r V a l d é s

A n a G o r r á e z C o r r e a

P r i m e r o P r i m e r o P r i m e r o P r i m e r o P r i m e r o

P r i m e r o P r i m e r o P r i m e r o P r i m e r o P r i m e r o

Había una vez una niña que era yo, Vale. Yo era muy feliz, rosa y princesas por todas partes. Un día llegó una bola peluda, y llegó el azul y cosas de futbol. No me hacían mucho caso porque la bola peluda lloraba mucho tiempo. Eso no me gustaba mucho, entonces creció y las cosas cambiaron. Entonces creció más y más y ahora me hace reír, jugamos juntos, soy más feliz que antes. Nos divertimos cuando nos vamos de vacaciones con mamá y papá. Me ayuda y siento que él es feliz y ahora quiero mucho a la bola peluda aunque ya no lo es. ¿Adivinan quién es?

Ilustración: Renata Del Villar Valdés

Ilustración: So6ía Pérez Gavilán López

Ilustración: Ana Gorráez Correa

Au t o r :

D i e g o F r í a s R u í z . “Food lands”

I l u s t r a do r e s : R e g i n a É g g l e r M á d e r

G e r a r d o C a b a d a B u e n d í a M i g u e l Á n g e l C i s n e r o s D e l a I s l a

E m i l i a n o C r u z B r i s e ñ o N i c o l e A s ú n s o l o S á n c h e z

P a b l o T e r á n J i m é n e z A n a J i m e n a G o n z á l e z G a m a

J o r g e M a ñ ó n M e u n i e r P a m e l a A l o n s o S a n t o s

S e g u n d o S e g u n d o S e g u n d o S e g u n d o S e g u n d o


Te voy a contar la historia de Nano, pero primero déjame presentarme yo soy Glass la dona, me gusta mucho platicar lo que sucede aquí en Foodlands, porque son cosas que siempre dejan una enseñanza. En una penca de 38 hermanos nació nano en el hospital “La canasta”, donde atendía la enfermera más roja de todas, una manzana de Washington.

Ilustración: Gerardo Cabada Buendía

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Ilustración: Regina Éggler Máder



Ilustración: Nicole Asúnsolo Sánchez

Nano era verde y muy enojón. Lo que lo tenía tan molesto es que quería ser un plátano macho, y a él le había tocado ser un dominico, eso lo hacía ser cruel y ofendía a toda la comida de su escuela. Fue pasando el tiempo, algunos de sus amigos dejaron de ir a la escuela porque “El Bryan” los desaparecía. Bryan era un bote de basura loco donde terminaban los podridos.

Ilustración: Miguel Ángel Cisneros De la Isla

Ilustración: Emiliano Cruz Briseño



Ilustración: Ana Jimena González Gama

Un día le salió un puntito café a Nano, y eso lo preocupó, fue a ver al doctor Piña y le comentó que faltaba poco para que “El Bryan” lo desapareciera, y le dijo que lo que él padecía no tenía cura. Los puntitos se convertían en manchas de un día a otro.

Ilustración: Pablo Terán Jiménez



Ilustración: Pamela Alonso Santos

Nano sin saber como por más que quería ser gruñón sólo podía decir cosas bonitas y hacer favores, ya nada lo hacía enojar. Regresó a ver al doctor Piña para ver que sucedía con su humor y el doctor exclamó: ¡Se curó tu mal humor! ¡Las manchitas te han hecho más dulce!

Ilustración: Jorge Mañón Meunier

Au t o r a :

Mar i a n a B ou r g e s P é r e z . “E l p rob lema de Roc ío”

I l u s t r a do r e s : A r a n z a E s p i n o s a L a z c a n o

S e r g i o E v e r a r d o L i n a r e s A r z a t e V a l e r i a M á r q u e z C a t a ñ o

A n a K a m i l a F u c i k o v s k y d e G r u n h o f O c a m p o A l e j a n d r a V a r g a s B e r m ú d e z

S o f í a V a l e n t i n a S a n d o v a l L ó p e z M a r í a F e r n a n d a G u t i é r r e z A g u i r r e

M a r i a n a C a r r a s c o M a r t í n R a y o

Te r c e r o Te r c e r o Te r c e r o Te r c e r o Te r c e r o


Ilustración: Aranza Espinosa Lazcano

Ilustración: Sergio Everardo Linares Arzate

Rocío va en mi escuela; es una niña muy divertida y tiene muchas amigas, a mi me cae muy bien. Su único defecto es que no para de hablar. A Rocío le va muy bien en la escuela y t iene muy buenas calificaciones; la clase que más le gusta es la de español, porque su maestra les explica todo y es muy buena onda. Bueno, en fin, les voy a contar algo de lo que le pasó a Rocío hace unos meses.

Todo comenzó cuando la maestra de español les encargó un proyecto especial de tarea. Cuando Rocío vio de qué se trataba, se angustió pensando como lo iba a hacer. Vaya problema que tenía que enfrentar.



Por la tarde ya en casa, se le ocurrió acercarse a su mamá para decirle el problema, esperando que la ayudara. Mamá, le dijo: “Ayúdame a resolver mi tarea”, pero su mamá en ese momento estaba saliendo de casa para ir a trabajar. Le contestó: Intenta resolverlo tú sola, ya me tengo que ir.

Ilustración: Valeria Márquez Cataño



Rocío quería preguntarle a su papá sobre su problema mientras esperaba a su amigo en el restaurante, pero su papá se puso a r e v i s a r s u c o r r e o y e l “WhatsApp”, pegado en su celular. Cuando llegó su amigo pedimos el desayuno y ellos se pusieron a platicar de cuando trabajaban juntos y el señor le contaba a su papá un montón de problemas que tenía con su familia.

Ilustración: Ana Kamila Fucikovsky de Grunhof Ocampo

Buscó entonces a su hermana mayor, que estaba como siempre encerrada en su cuarto, oyendo música a todo volumen. Como pudo le pidió ayuda y apenas comenzaba a explicarle cuando la corrió de la habitación, diciéndole que no la molestara porque estaba esperando una llamada de su mejor amiga. ¿Y ahora qué hago? ¿A quién le podré preguntar? En eso estaba cuando alguien tocó el timbre. Se asomó a ver y era su tía Lupe, buscando a su mamá. Le dijo por el interfon que no estaba y le pidió que no se fuera para ver si la ayudaba. Bajó corriendo por la escalera y cuando abrió la puerta, vio que su tía salía casi corriendo, gritando muchas malas palabras que no quisiera volver a escuchar. Ese día ya no pudo avanzar con su tarea y se durmió pensando que iba a hacer a la mañana siguiente. Como no había clases, su papá le pidió que lo acompañara a un desayuno que tenía con un amigo, para no quedarse sola en casa. Rocío decidió llevar su tarea y preguntarles ahí.



Ilustración: Alejandra Vargas Bermúdez

Llegando a casa su papá se puso a ver televisión, por lo que Rocío pensó que ya se le había olvidado. Se le ocurrió entonces hablarle por teléfono a su madrina Elvia, esperando que ella si la escuchara. Le contestó la señora del aseo que se llama Juanita y le preguntó por su madrina, a lo que le contestó que había salido desde la mañana y que llegaría como a las dos de la tarde. Juanita le dijo a Rocío “no me cuelgues, igual tú me puedes ayudar con un problema que tengo en la escuela”. “No niña Rocío, le dijo Juanita, yo no sé nada de esas cosas, yo solo hago la limpieza, por favor llámele a su madrina después, yo le doy el recado. “Adiós niña Rocío” Y colgó. ¡Qué mala suerte! En la tarde estaba tan triste que ya no hizo nada, salvo ver la tele y jugar con sus muñecas.

“Muy aburrido la verdad”, pensó Rocío; ya no les prestó atención y se puso a jugar con su "iPad”. Después de un rato, se a rmó de va lo r y l es preguntó que si le podían ayudar con un problema que tenía con una tarea de la escuela. ¡Qué decepción! Su papá, viendo la cara de su amigo le dijo: “Hija, eso lo vemos después en la casa ; déjanos platicar en paz y ve a jugar un rato, mira ya hay otros niños en los juegos”.



Ilustración: So6ía Valentina Sandoval López

Ilustración: María Fernanda Gutiérrez Aguirre

El lunes siguiente, ya en la escuela, pensó que alguna maestra la podría ayudar y se dijo “Creo que la maestra de ciencias me podría ayudar y así, en la tarde podré hacer mi reporte y entregarlo mañana. En el recreo se encontró a la maestra d e C i e n c i a s “ M i s s L a u r a ” . Nerviosamente le preguntó si podría ayudarla con un problema que tenía. “Miss Laura” le contestó que lo haría con mucho gusto, que contara con ella y le pidió que dijera de qué se trataba. Rocío le contestó: “Miss Laura, la quiero mucho y le doy las gracias por su respuesta, ya encontré la solución”. “Miss Laura” se quedó sorprendida, pues Rocío no le había contado nada de nada y solo acertó decirle que le hubiera gustado mucho ayudarla, que si de verdad ya había resuelto su problema. Si Miss Laura, muchas gracias” contestó Rocío corriendo a su salón.



Ilustración: Mariana Carrasco Martín Rayo

En la tarde al llegar a casa terminó su tarea del día y escribió su reporte del proyecto de esta manera: Reporte de tarea Nombre; Rocío Rivera Rosas No. De lista: 17 Fecha: 6 de octubre de 2014 3ªB Proyecto: Comunicación con los adultos Probar que tan sencillo o difícil es hablar o platicar con los adultos. 1º Inventar algún problema y pedirle a un adulto que los ayude a resolverlo. 2º Preguntar a todas las personas cercanas que se pueda, si te quieren ayudar o escuchar. 3º Anotar los resultados en el reporte. Resultados: De 7 personas a las que les pedí ayuda, solamente 1 estuvo dispuesta a ayudarme. Conclusión: La comunicación con adultos es muy difícil, pues la mayoría no escuchó de qué se pudo tratar el problema. Pienso que eso es muy grave, pues que tal que de verdad hubiera tenido un gran problema. ¿Qué hubiera pasado? ¡No quiero ni pensarlo! Mis amigas opinan lo mismo: ¿Qué es lo que pasa con los adultos?, solo nos ordenan cosas, pero es difícil que te escuchen. Cuando la maestra de español revisó las tareas, decidió realizar una asamblea con todo el grupo para buscar de qué forma podría mejorarse la comunicación con los adultos. Rocío propuso varias soluciones y todos sus compañeros estuvieron de acuerdo al menos con una de ellas. Desde ese momento y todos los días, buscarán platicar más con sus papás y hermanos y si por alguna razón no los quisieran escuchar, insistirán e insistirán hasta lograrlo”. Conociendo a Rocío, estoy segura que lo hará de hoy en adelante y ya le preguntaré otro día como le está resultando.

Au t o r a :

A l a n a A l f a r o R ob l e s “Un vampi ro d i f e rente”

I l u s t r a d o r e s : A n d r é s V i l l a n u e v a A g u i l a r

V a l e n t i n a U r i b e P o o V i c t o r i a R o d r í g u e z V a r e l a

G u s t a v o O l i v a K u r i H u g o M e s a G o r d i l l o

M a r í a J o s é O l i v e r L a n z D a n i e l a G a r c í a P a t i ñ o

M a r i a n a F e r n á n d e z B r a v o A h ú j a A n a X i m e n a A r g u e l l e s D i b

M a r í a C o r r e s R u í z M a r i a n a M a ñ ó n M e u n i e r

C u a r t o C u a r t o C u a r t o C u a r t o C u a r t o


Ilustración: Andrés Villanueva Aguilar

Capítulo 1 Hace no mucho tiempo había una familia vampira escondida en una mansión embrujada. Para sus vecinos parecía una mansión normal pero los vampiros sabían que no era así porque tenía misterios y secretos. La familia estaba conformada por la madre, la señora Dientes Afilados, el padre, el señor Sangre Pura y el hijo, Cuágulo Hambriento Colmillos. Los padres le enseñaban a Cuágulo a ser un buen vampiro: cómo morder bien el cuello, cómo saber si la sangre era apropiada para chuparse, identificar los diferentes tipos de sangre, cómo volar sin ser visto, y otras cosas más. Pero a Cuágulo no le gustaba aprender estas cosas. Algo que sus padres siempre le decían era: ¡nunca te acerques a un libro! Y le explicaron qué eran los libros. Los vampiros creían que los libros eran malos y les hacían perder la memoria. Pero Cuágulo era tan curioso que un día quiso ir a averiguar cómo era un libro de verdad. Al fin que a los 100 años de edad ya podía salir solo. Para salir siempre la familia ponía un hechizo para que los humanos creyeran que su ropa era como la suya y no de vampiro. Lentamente a las 8 PM se levantó de su ataúd, se vistió en una décima de segundo y caminó a velocidad vampiro a la puerta de la casa.



Capítulo 2 Cuando Cuágulo abrió la puerta se sorprendió, no había nadie pero mejor, así no lo verían. No sabía exactamente a dónde ir, pero había oído de un lugar. Voló cinco cuadras y llegó a su destino: ¡la biblioteca! Abrió silenciosamente la puerta, estaba vacía, sólo estaba la secretaria, era alta, pelo rubio, ojos grises, cabello corto, con lentes y estaba muy ocupada en su computadora. También estaba la directora, una señora firme, chaparra, pelo negro, ojos cafés y estaba haciendo algo que no comprendió Cuágulo. ¿Cómo supo quiénes eran? ¡Muy fácil! Leyéndoles la mente y después viéndoles sus correspondientes gafetes. -Buenas noches jovencito, le recuerdo que cerramos a las 9:30 PM -dijo la secretaria viéndolo fijamente-. Espere un momento, voy con mi jefa. Cuágulo estaba impresionado, había cosas raras que tenían hojas de papel y estaban en orden alfabético. Corrió a velocidad vampiro y empezó a examinar uno a uno. -¡Estas cosas deben de ser libros! -dijo Cuágulo a sí mismo. De repente ¡le empezaron a salir los colmillos! Sintió un escalofrío. ¿Qué iba a hacer cuando se dieran cuenta la secretaria y la directora? Se escondió en los pasillos pero sentía la tentación de chupar a los libros. Trató de meter sus colmillos a su boca pero no podía. Estaba desesperado y cuando se dio cuenta, acababa de chupar un libro.

Ilustración: Valentina Uribe Poo



Ilustración: Victoria Rodríguez Varela

Capítulo 3 ¡Había hoyos en los libros! Cuágulo tenía tinta embarrada en toda la cara y además estaban desacomodados. Era la primera vez que Cuágulo había chupado algo que no fuera la carne cruda que le daban sus padres. Mientras Cuágulo trataba de no chupar otro libro, sus padres lo buscaban muy preocupados. -¡Si no está en la mansión debe de haber salido! -gritó el señor Sangre Pura. Y la señora Dientes Afilados contestó muy asustada: ¿y si lo atraparon y le están poniendo un collar de ajo? Pero a Cuágulo no le había pasado nada, excepto que… ¡se estaba volviendo más listo! Cuágulo asombrado que ya sabía multiplicar y dividir, empezó a hacer operaciones que ni tú ni yo podríamos hacer. Cuágulo no entendía por qué podía hacer esas operaciones, y unos segundos después comprendió. -Absorbí la información del libro, entonces el libro corresponde a Matemáticas-dijo Cuágulo. Cuágulo fue directamente a la repisa de la G y agarró el primer libro de Geografía que encontró.



Ilustración: Gustavo Oliva Kuri

En voz baja la secretaria dijo: era mejor esta biblioteca cuando Eugenia era mi jefa y no Milda… Cuágu lo se so rp rend ió mucho, no sabía lo difícil que puede ser negociar, a veces oía a sus padres negociar pero no así. De repente se acordó de sus padres. -No puede ser -dijo Cuágulo-. ¡Mis padres de seguro me están buscando! ¿Qué hago? ¿Qué hago? Y de tanto dar vueltas se le fueron los minutos, las horas. Cuando tenía la excusa perfecta, se dio cuenta de algo ¡la biblioteca ya había cerrado!

Mientras él se volvía un genio, sus padres hacían una investigación a fondo de qué había pasado con él. Llamaron a los mejores detectives vampiros, llegó la ADVP (Asociación de Vampiros Perdidos); contrataron a murciélagos para que lo buscaran, etc., etc. ¡Cuágulo ya sabía todas las capitales de América y justo en el momento en el que sabía la mitad de Europa llegó la secretaria con su jefa! Cuágulo con toda la cara negra se escondió en el pasillo más cercano. Las escuchó decir: -No, no, no. Hay que poner ese curso Roberta. -¡Pero jefa no tenemos presupuesto! -Por eso si lo ponemos conseguiríamos D—I—N—E—R—O—. -¡Pero señora…! -¡Nada de peros Roberta, a trabajar! Y la jefa se fue al piso de arriba.



Ilustracón: Hugo Mesa Gordillo

Capítulo 4 Cuágulo no podía salir, TODO CERRADO. ¿Qué iba a hacer? Esto les contaré a continuación: la biblioteca cerraba a las 9:30 PM, pero la secretaria pensó que Cuágulo ya se había ido y le preguntó a su jefa: -¿Señora? -Sí, Roberta. -No hay nadie, así que… -¿Quieres cerrar ya? -Sí, así es -dijo Roberta tartamudeando. -Sí, cierra no hay problema. Pero mañana estás aquí a las 7:30 AM ¿eh? -Buenas noches. Después la jefa se fue y Roberta cerró. -Señores -dijo Edamm Cuello Largo, Director de la ADVP - por lo que olieron nuestros murciélagos resulta que su hijo debe de estar en un callejón solo y asustado. -Mil gracias -dijo la señora Dientes Afilados casi llorando. -¿Cuánto debemos? -preguntó el señor Sangre Pura abrazando a su vampira. -Son… eh, deje hago los cálculos… la renta de los murciélagos, las lupas, la ubicación, etc… -dijo el director- ¡son mil trescientos colmillos!

-¿Qué? -preguntaron simultáneamente la señora Dientes Afilados y el señor Sangre Pura. -Verán señores, je je -dijo el director. -¡Sólo tenga! -dijo la señora Dientes Afilados dándole los colmillos. Verán la familia de Cuágulo era la más rica de los vampiros existentes y siempre les cobraban más en todo. -Vamos Cuágulo, sí puedes- se decía Cuágulo a sí mismo. Lo que Cuágulo trataba de hacer era empujar la puerta de tres metros de la biblioteca, pero se le ocurrió una gran idea. Fue a buscar un libro de reparaciones para así desmontar la ventana, salir y volverla a montar. Iba a ser tardado pero valdría la pena. Cuágulo se tardó toda la noche y justo cuando terminó…”clic” ¡se abrió la puerta!



Ilustración: María José Oliver Lanz



Ilustración: Daniela García Patiño

-¡Por los colmillos de mi abuelo, es el vampicolmo más tonto que jamás he visto -dijo Cuágulo muy frustrado! Así que sin pensarlo dos veces, dejó caer la ventana y simplemente bajó para salir por la puerta. Pero ¡oh sorpresa! era de día y los vampiros no salen de día porque se queman. Pero Cuágulo por la prisa no pensó en eso. De esta forma cuando Cuágulo estaba a dos pasillos de la salida, le dio la luz del sol y ¡ah! gritó. Por lo de la ventana y el grito la secretaria se dio cuenta de la presencia de Cuágulo y lo que pasó a continuación fue como un juego de escondidas. La secretaria se movía a la derecha y Cuágulo se pasaba al otro pasillo, este evento duró unos quince minutos, hasta que la secretaria dio por hecho que estaba loca y no había nadie excepto ella. -Estoy alucinando, debo dormir mejor -se dijo a sí misma Roberta. -¿Qué pasa aquí? -dijo Milda. -Nada jefa -contestó con brusquedad Roberta. Cuágulo aprovechó el momento para esconderse, ya que tendría que pasar todo el día ahí hasta que obscureciera, para entretenerse fue tomando libros para chuparlos y ser listo. -¿Qué vamos a hacer? -pensó la señora Dientes Afilados. -Cuágulo tiene que regresar pronto -dijo el señor Sangre Pura. -¡Salió solo, que vuelva solo, ese será su vamsto! -dijo muy enojada la. señora (Vamsto. 1.Castigo, regaño. 2. Rebaja en tiendas para los vampiros). -Ya, ya tranquila, mi cuellito- dijo el señor Sangre Pura calmando a su vampira



Cuágulo se quedó en la biblioteca todo el día como lo había planeado. Y para resolver una duda de toda su vida, quiso chupar un libro de medicina. -Ahora sí sabré por qué me llamo Cuágulo -pensó. En ese instante Cuágulo aprendió algo fascinante. Descubrió que su nombre no significaba algo tan agradable y se dio cuenta que la palabra era coágulo y no con u. -Se nota que mis papás no saben nada de ortografía, pero les tendré que enseñar… Cuágulo se quedó tres días en la biblioteca y decidió que era mejor revelarse ante la secretaria, se aclaró la garganta y fue a su correspondiente escritorio. -Buenas tardes -dijo Cuágulo un poco nervioso. -Buenas tardes -contestó Roberta- ¿qué necesitas? -La verdad quería platicar con alguien que supiera de libros y me recomendara alguno. -Sí claro, no sé si has leído Las Crónicas de Narnia, son muy buenas -contestó ella. Ya que la conversación iba por buena camino Cuágulo rápidamente se hizo amigo de Roberta. Sería difícil explicar cuánto tiempo hablaron y llegó un punto en que era la hora de la verdad. -¿Cómo te llamas? -le preguntó Roberta. -Cuágulo -respondió él. -Ja, ja, ja, qué chistoso porque la palabra es con o y no con u. Además que nombre más raro. -Sí, sé que la palabra es con o pero mis padres me pusieron así, el problema es que no leen. -Oh, qué lástima. -Em… -Cuágulo estaba nervioso. -¿Sí? -dijo Roberta. -Bueno, una, ¿cómo te llamas? Y dos tengo un secreto y espero que lo entiendas. -Ah, bueno, me llamo Roberta y claro, entenderé lo que me digas -dijo Roberta un poco extrañada

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Ilustración: Mariana Fernández Bravo Ahúja



Ilustración: Ana Ximena Arguelles Dib

-‐Estoy viviendo aquí en la biblioteca, pero no lo puede saber nadie, ¿ok? -dijo Cuágulo rápidamente. -Está, está bien Cuágulo. -Bueno, em, ¿somos amigos? -dijo Cuágulo sonrojándose. -Sí claro -contestó Roberta- me encantan las personas que entienden que la lectura te transporta a otros mundos. Cuágulo se quedó dos días más en la biblioteca, pero porque extrañaba a su familia decidió irse. Antes de partir chupó un libro de Derechos Humanos, aunque él no era un humano. -Te extrañaré -dijo Roberta. -Espero verte pronto –contestó él. Y sin voltear cerró la puerta.

Capítulo 5 Cuágulo se acordaba muy bien de su casa y la dirección, así que partió a su viaje a las 8:05 PM. La verdad para algo le había servido lo aprendido en su casa porque cuando volaba nadie lo veía. Llegó a su destino. Cuando entró su madre estaba afilándose los colmillos y su padre chupando carne. -¡Cuágulo! -gritaron los dos y lo fueron a abrazar. -¡Mamá, papá! -y Cuágulo también los abrazó- tengo que decirles algo. Cuágulo no estaba tan convencido que su plan funcionaría.



Ilustración: Mariana Mañón Meunier

-Si querido -su madre parecía inquieta. -Miren la educación es importante porque… -Cuágulo les dio un discurso entero hasta que dijo: tenemos que enseñar a ser algo más que solo ser un vampiro, tenemos que enseñar lectura, quiero fundar una bibliovampiteca (Bibliovampiteca. 1. Biblioteca para vampiros). -Hijo, esa es una idea muy loca, pero es cierto, no sabemos nada más que ser monstruos -contestó el señor Sangre Pura. -Yo te apoyo -dijo la señora Dientes Afilados- sólo con una condición. -¿Cuál?-preguntó Cuágulo. -¡Que nos enseñes! -dijo la señora. Cuatro meses después se abrió la primera bibliovampiteca. Todos los vampiros de todo el mundo iban y chupaban los libros. ¡Hasta el mismísimo Conde Drácula fue a visitarlos! Cuágulo logró su meta y todos los vampiros lo admiraron desde ese día. Ahora los vampiros estudian y son muy listos. Todo esto gracias ¡A UN VAMPIRO DIFERENTE! FIN

Ilustración: María Corres Ruíz

Au t o r :

J o s é L u i s S a n t ama r í a L i n a r e s “ La h i s to r i a de lo s números”

I l u s t r a do r e s : N u r i a G a r c í a – V a l d e c a s a s C o b o

A r a n z a R o d r í g u e z B r a u e r L o r e n z a V a r g a s V a l e r a A r a n z a A m a r o R a m í r e z

A l f o n s o B a r n e t c h e B a r r e d a F e r n a n d a H a b e i c a G a r z a A l e x a G e r d i n g h O r o z c o

D i e g o S u á r e z G a r c í a A l a n a A l f a r o R o b l e s

Q u i n t o Q u i n t o Q u i n t o Q u i n t o Q u i n t o

Q u i n t o Q u i n t o Q u i n t o Q u i n t o Q u i n t o Ilustración: Aranza Rodríguez Brauer

Después llegó un ladrón llamado resta que les quería quitar todo lo que tenían, porque cuando usas la resta, qui tas algo entonces apareció un héroe llamado multiplicación que dijo: “y si en lugar de quitarnos cosas , la aumentamos mucho más, miren: hagan grupos de 2 por 2, de 4 por 4 y ahora multiplíquense, ven? ahora somos muchísimos”

Había una vez, hace m u c h o s a ñ o s , l o s dinosaurios dominaban la tierra. Debajo de la tierra, había una ciudad en donde vivían muchos números, un día; alguien llamado “suma “dijo : “ porqué no nos juntamos para ser más, vengan todos, hay que hacer grupos de 2,3,4,5,6,7,8,9 y 10, y ahora hay que sumarnos.

Ilustración: Nuria García –Valdecasas Cobo



Ilustración: Lorenza Vargas Valera

Ilustración: Aranza Amaro Ramírez

Justo en ese momento llegó alguien llamado división y dijo: “ya que somos muchos porqué no nos dividimos y repartimos en partes iguales, hay que dividirnos en cuatro continentes, los llamaremos América, África, Europa y Asia y en cada uno van a vivir las mismas personas en partes iguales.

Camino a casa, se escuchaban sonidos y ruidos muy variados, algunas eran notas suaves, otras eran notas graves, no podían escucharse entre ellos por tanto sonido, entonces aparecieron las fracciones y dijeron “ya sé, voy a o rgan iza r es tos son idos en fracciones, un cuarto de nota por aquí, un octavo de nota por acá, y así nació la música, estructurada en fracciones que permite leer y disfrutar de los sonidos.



Ilustración: Alfonso Barnetche Barreda

Durante un tiempo, vivieron muy tranquilos, pero como dijo un escritor romano: “si quieres p a z , p r e p á r a t e p a r a l a guerra“… aparecieron ahora las ciudades de las Letras, ellas querían conquistar a los números y querían su territorio, pelearon por un tiempo hasta que llegó un personaje llamado algebra y les dijo “ya sé, porqué no juntamos las letras y los números y hacemos operaciones con las dos”.

Ahora había de todo en este planeta, lo que hacía falta era saber con exactitud lo que le tocaba a cada uno porque a veces había residuos en las divisiones y no sabían qué hacer con esos residuos, hacía falta marcar límites. Recordaron que habían llevado en las maletas unos puntos, entonces los utilizaron y así surgieron los puntos decimales, cada punto podía ser un grupo, podía ser usado como un límite.



Ilustración: Fernanda Habeica Garza

Los números y las letras se fueron a diferentes partes y luego cuando ya se establecieron, se organizaron para tener comida, casa y disfrutaron el tiempo con su familia.

Semanas, después empezaron a llegar muchas tribus, entre ellas estaban: los exponentes que eran los numeritos más pequeños, venían con el logaritmo, que era su papá: llegó la raíz cuadrada, que venía dentro de una casita, también había algebra en donde se aceptaban letras y números. Ellos eran más que todos porque a esa tribu se les unieron las derivadas y las integrales, que eran familiares mucho más avanzados que las primeras operaciones. Y así como éstas, llegaron muchas más. Recuerdo bien que cuando llegaron las ecuaciones y los binomios cuadrados, era muy divertido porque teníamos que despejar la X para que quedara solita, hacíamos malabares para lograrlo, un número que estaba multiplicando, tenía que pasar del otro lado ahora dividiendo, eran muchos pasos para despejar, pero al final, festejábamos el éxito. Se les ocurrió hacer dibujos para poder tener un registro de lo que llevaban, entonces empezaron a hacer gráficas donde dibujaban las ganancias y las pérdidas de todo lo que tenían.



Ilustración: Alexa Gerdingh Orozco

A veces salían a la superficie por la comida que ellos cosechaban y luego ya la cocinaban o la limpiaban para después comérsela. Un día cuando ya había pasado mucho tiempo y había estatuas de los que habían inventado las ideas de los continentes la de sumarse y multiplicarse, los hijos fueron los que inauguraron la nueva ciudad. Todos estaban felices; de repente, se escucharon pasos enormes, vieron a un gigante que se llamaba Pitágoras y Pitágoras se hizo su amigo y les dijo que podían confiar en él así que lo hicieron y Pitágoras les enseño el mundo, el sol y todas las medidas para poder encontrar ángulos para construir, para vivir y hasta para meter un gol ¡! Así fue como los números también se hicieron amigos de los deportes, los deportistas necesitaban calcular las distancias que iban a correr, necesitaban medir y dividir el tiempo, la distancia, la velocidad y el esfuerzo que se hace en cada deporte.

Ellos, los deportistas, quedaron asombrados al ver tanta belleza, Pitágoras les fue a contar a todos sus amigos todos los ángulos que había descubierto, lo que había visto; nadie le creía pero él les dijo que no era ninguna clase de broma, que era verdad. Pitágoras empezó a enseñarles a todos, las maravillas que puedes hacer con un par de números y les empezó a enseñar más y más , construyó un teorema y le puso Teorema de Pitágoras “ , pasó el tiempo y eran tantos alumnos, que decidieron formar una escuela – ciudad , con el objetivo solamente de enseñar .



Ilustración: Diego Suárez García

Los números estaban muy felices porque eran el centro de atención, algunos números eran tan presumidos que hasta posaban enfrente de todos los números bebes eran cuidados y entrenados para jugar con los números, se subían al número 8 y lo usaban para jugar a los aros , se subían al número 4 y era como un laberinto, el cero era como una alberca, se subían al número 7 y desde ahí veían la ciudad, el número 6 era una resbaladilla…después iban ir por la comida y por muchas cosas más. También se preparaban para ser guerreros por si algún animal atacaba la ciudad.

Cuando los números adolescentes se graduaban en lo que estudiaron , podían ser entrenados como guerreros, se iba a el ejercito la “MANANUM” que significaba Marina Nacional de Números, y era ahí en donde se enlistaban para ser “MANANUMS” , ellos eran los que peleaban y defendían la ciudad, cuando Pitágoras seguía enseñándole al mundo matemáticas todos estaban felices aprendiendo con los números ,a veces estas experiencias se volvían difíciles porque a muchos niños no les gustaban aprender números, los números seguían felices luciendo y siendo el centro de atención de los niños, adolescentes y adultos. ¡Todos estaban felices incluso Pitágoras enseñándole a todos los secretos de los números, los números también descansaban cuando tenían tiempo libre, jugaban con otros números y con letras a ver quién formaba la cifra más grande!



Ilustración: Alana Alfaro Robles

También, si los perros no los mordían o los correteaban también jugaban con ellos o con cualquier animalito amigable que no los quisiera morder o corretear así que ellos eran muy felices. Los números que más trabajaron fueron una mujer llamada Mate y un número hombre llamado “Mático” , es por esta razón, que nombraron a este país como “Matemáticas Inc.”, como de Monsters Inc. pero éste mundo no era de monstruos, era de números. Los niños aprendieron a que a veces confunden los números con monstruos porque algunos profesores no les enseñan bien, el mejor profesor es aquel que les enseña que las matemáticas están desde que nacemos, ya que aprendemos matemáticas cuando observamos que mamá y papá tienen dos ojos, dos orejas, una nariz, dos brazos, y así aprendemos rápido el uno y el dos, claro que si vemos a Mike Whasawski de Monsters Inc, el tiene un solo ojo, seguramente no sabe matemáticas, jajaja! ¡pero en realidad las matemáticas están desde que somos chicos… mamá siempre nos dice : “te doy 3 para que recojas tus juguetes… y empieza: uno, dos….y córrele antes del 3 para que no te toque un castigo!”

El mundo es uno, dos, tres: todos nacemos del amor de 2 personas. Esta es la historia de los números, no sabemos desde cuanto tiempo atrás habitaron la superficie de la tierra de los dinosaurios, estos animales lamentablemente han desparecido porque los seres vivos somos finitos pero, ¿saben algo que nos da esperanza? Nos da esperanza saber que los números son infinitos y mientras existan números, existirá la posibilidad de combinar, de pensar, de crecer, de avanzar y sobretodo, existirá la posibilidad de vivir y disfrutar un mañana.

Au t o r a :

Cam i l a R e y e s O l l é “Los i l u s ion i s ta s”

I l u s t r a d o r e s : A l e j a n d r o V a n D u s e n B a r r e r a

M a r í a J o s é S o b e r ó n D í a z N a t a l i a V a l e n c i a M a r t í n e z

N i c o l á s R o m e r o G a r c í a d e A c e v e d o M a r i a n a B e g n é G u t i é r r e z

M a r í a J o s é D í a z d e L e ó n G a r c í a C u b a s G a b r i e l G a r c é s M a r t í n e z

P a t r i c i o O b r e g ó n H o c h s t r a s s e r E m i l i o A c u ñ a H e r r e r a

P a t r i c i o S o l a n a B u s t a m a n t e N a t a l i a L a r r a ñ a g a A u s t i n

Da n n a M i c h e l l e D o m í n g u e z P e l a y o I s a b e l l a O l i v e r a S a n r o m á n

A n d r e a P i n t o T a p i a V a l e r i a L i z e t h V i l l a r P a r r a P a u l i n a V á z q u e z O r n e l a s

D i e g o U l i s e s P e d r o z a L a r r a g u i v e l

Ilustración: Alejandro Van Dusen Barrera

La palabra está en mis labios el momento en que me despierto. Corre. Puedo sentir la energía corriendo por mis venas, el miedo que hace latir mi corazón fuertemente, pero cuando abro mis ojos no puedo ver ningún peligro cerca. Estoy acostada sobre mi espalda, mirando el cielo azul, con nubes tan perfectas que parecen irreales. Estoy en la playa, lo sé porque siento la suave arena rozando mi espalda, el sol brillante encima de mí y el olor del mar junto con el sonido de sus olas en movimiento que chocan entre sí. Poco a poco me pongo de pie, mi visión borrosa. Me esfuerzo por recordar, buscando en mis recuerdos, tratando de averiguar cómo llegué aquí. Nada. Siento el pánico tratando de abrumarme y respiro profundamente. No puedo permitirme entrar en pánico, no ahora. Miro a mí alrededor, en busca de alguna pista que me podría decir dónde estoy, pero en su lugar me encuentro mirando sorprendida a mis hermosos alrededores. De repente, un recuerdo apareció en mi mente. Mi nombre es Kate, estaba segura de ello. Fue entonces cuando lo vi.

Ilustración: María José Soberón Díaz

Estaba de pie en el borde de la selva. Mirándome con grandes, azules y sorprendidos ojos. - ¿ D ó n d e e s t o y ? - L e g r i t o desesperadamente. Se queda en silencio por lo que parece una eternidad, analizándome con esos profundos ojos azules. Finalmente, cuando responde su voz me sorprende; parece vacía de alguna manera. -Estás en ninguna y todas partes – dice y se da la vuelta de camino a la selva. Lo sigo con cuidado de donde piso, tratando de hacerme una idea lógica de lo que está pasando. Llegamos a un pequeño prado con hermosas flores de color púrpura que rodean una no tan pequeña cabaña con magníficos y gigantescos árboles alrededor de esta. -Silencio, no queremos despertarlos-, dice sorprendiéndome de nuevo. -¿A quién?- preguntó entrando a la cabaña después de él. -¿A qué?- me corrigió -¿Me podrías decir dónde estoy?- le supliqué -Es tás hac iendo las p regun tas equivocadas, así que no te puedo dar las respuestas correctas- su voz disminuye hasta que se convierte en un susurro. Una vez que estoy dentro de la cabaña miro a mí alrededor. Es simple, nada fabuloso, pero viendo que estamos en una isla abandonada, era todo un lujo. -¿Cómo conseguiste esas?- di je señalando las lámparas. -Es imposible conseguir electricidad en una isla

Ilustración: Natalia Valencia Martínez

-Como pronto descubrirás esta no es ninguna isla ordinaria-, hace una pausa y luego parece hablar consigo mismo -ellos no la hubieran traído aquí sino pensarán que es digna de confianza- -No estás respondiendo mis preguntas- le dije. Mi paciencia se estaba agotando rápidamente, y tuve que luchar para mantener la calma. -Tengo que mostrarte algo- dijo y empezó a caminar fuera de la cabaña. Lo seguí en silencio tratando de poner mis pensamientos en orden; miles de las ideas vinieron a mi mente acerca de lo que me pasó y finalmente encontré la más lógica.

Probablemente estaba en un barco, viajando a algún lugar, hubo una tormenta, me golpeé la cabeza y me desmayé; por algún milagro el océano me trajo aquí y el chico probablemente me arrastró fuera del mar y me dejó. Cuando regresó yo ya estaba despierta y ahí fue cuando nos conocimos. Repito la historia en mi cabeza tratando de hacer que suene lo más real p o s i b l e h a s t a q u e finalmente me convencí de que eso es lo que había pasado.

Trato de memorizar el camino que estamos tomando, pero después de algunos giros y vueltas es completamente imposible hacerlo. Quizás minutos, tal vez horas después, pero finalmente llegamos y todo lo que puedo pensar es que es el lugar más hermoso que jamás había visto. Lo primero que noto es el gigantesco árbol en medio de la pradera; es tan alto que no puedo ver el final del mismo, parece envuelto por el cielo. Tiene hermosas plantas de color verde oscuro y flores de todo tipo de colores vivos.

Ilustración:

-‐es precioso -digo expresando mis pensamientos -trépalo- me exige -No, primero quiero algunas respuestas directas- le respondo -Trepa al árbol y te diré todo lo que necesita saber- responde. Decidiendo que es un acuerdo justo, empecé a subir el enorme árbol. Pequeños cortes pronto cubrieron mis brazos a causa de las ramas y palos que raspaban mi piel. Llegue a la cima antes de lo que esperaba. Desde el suelo parecía que el árbol medía metros. Me quedé por un momento mirando la isla, que se extendía por una larga distancia. Lo más cercano al árbol era la jungla húmeda y cálida, y lo más lejos que se veía era la suave arena de la p laya y e l mar que se prolongaba por más de lo que se podía ver. Empecé a bajar de nuevo y cuando lo hice el chico me miró como si fuera un fantasma.

-‐Lo hiciste- exclamó con gran felicidad. -Ahora quiero respuestas- dije orgullosa de que mi voz salió fuerte y firme. -Hace mucho tiempo, cuando yo tenía apenas cinco años de edad, mi familia y yo tomamos un crucero a Las Bahamas. Era la primera vez que me subía a un barco y recuerdo que tuve muchas náuseas y me sentía realmente enfermo. Después de unos días en el barco comenzó una tormenta terrible, duró varios días y recuerdo que el cielo estaba tan oscuro que estábamos navegando a ciegas, después de varios días finalmente llegamos a la tierra, pero no fue lo que esperábamos.

Ilustración: Nicolás Romero García de Acevedo

Ilustración: Mariana Begné Gutiérrez

La tormenta se desvaneció por completo cuando llegamos a la isla y como no teníamos otra opción nos establecimos ahí; fuimos en busca de alimentos y de agua limpia p a r a b e b e r p e r o n o encontramos nada. Pronto llegamos al centro de la isla en donde encontramos un árbol roto y marchito- hice una pausa y mire el árbol - y de repente fue como si todos fueran robots….nadie podía controlar lo que estaban haciendo, era como si todos sus movimientos estuvieran sincronizados; uno tras otro comenzaron a subir al árbol. Yo no entendía, no sentía ningún deseo de subir al árbol pero todos lo hacían, así que los seguí.

Llegué a la cima más rápido de lo esperado pero ellos no estaban allí, ellos simplemente habían desaparecido.- Mi cabeza era una tormenta de emociones que desfilan delante de mí al mismo tiempo. Ira, tristeza y lástima. Él ya no me estaba mirando, estaba mirando el árbol lleno de vida. Las vidas de sus amigos y familiares. Giró la cabeza hacia mí y le pregunté: -¿Por qué no has tratado de escapar?- Él tenía 5 años cuando eso sucedió y ahora era de mi edad, dieciséis o diecisiete años máximo, eso significaba que él había estado en esta isla de once a doce años, estaba sorprendida que no se hubiera vuelto loco. -No se puede salir de esta isla, ellos no lo permitirán-. Se escuchó tanto dolor en su voz que me sentí tentada a darle un abrazo y decirle que todo iba a estar bien.

Ilustración: María José Díaz de León García Cubas

-Vamos a encontrar una manera de salir, pero primero necesito saber de quién estás hablando, quién no nos dejará- respondí. -Yo los llamo los ilusionistas, ellos no son exactamente espíritus pero se podrían llamar así; ellos no pueden hablar ni comunicarse de ninguna forma sino que pueden crear ilusiones, si se les puede llamar así. Por ejemplo, pueden crear una manzana que te puedes comer y sentirte satisfecha y tu cuerpo puede sobrevivir de eso, pero después de un tiempo la manzana en tu estómago simplemente se desvanecerá, lo mismo con los animales o los humanos -, dijo -¿Ellos son los que nos mantienen aquí?- pregunté -Ellos son la fuente de vida de la isla, sin ellos la isla simplemente se desvanecería, supongo- respondió. -¿Así que, si podemos encontrar alguna manera de destruir a estos ilusionistas, entonces podremos tener la oportunidad de escapar de la isla?- dije. -Tal vez, pero son inmortales y no puedes matarlos a menos que destruyas la isla y no se puede destruir la isla a menos que los mates, es un callejón sin salida- respondió -Tal vez, si encontramos la manera de destruir la fuente de poder de los dos la isla y los ilusionistas, podríamos escapar - le dije. -La fuente de poder es el árbol y es invencible, ya lo he tratado de destruir miles de veces- respondió. Ya no tenía ninguna nueva idea y por primera vez (por muy impresionante que parezca) desde que llegué a la isla, me sentí completamente desesperanzada. Sólo podía imaginar cómo él se sentía al haber estado aquí por más de 10 años.

Ilustración: Gabriel Garcés Martínez

-Tal vez exista alguna arma especial que pueda destruirlo- supuse, -¿alguna idea cuál puede ser ésta?- Antes de que él pudiera contestar el aire alrededor de nosotros empezó a silbar y las nubes oscurecieron rápidamente encima de nosotros. Mi corazón empezó a latir con miedo y podía ver los labios de Brian moverse y traté de escuchar lo que decía, pero con los truenos y relámpagos era imposible. Finalmente se dio por vencido, me agarró la mano y me llevó hacia la selva, lejos del árbol. Traté de igualar su velocidad para que no me dejara atrás. En el momento que me empezaba a cansar el disminuyó su velocidad, lo que me hizo enojar, así que sólo corrí más rápido. Lo seguí hasta que llegamos a la pequeña cabaña en la que vivía. De alguna extraña manera se veía diferente, al igual que la tormenta se había convertido en un lugar oscuro y misterioso, en vez de la cabaña colorida a la que había entrado hace menos de una hora. Una vez que estábamos dentro cerró la puerta detrás de él y mi corazón se logró calmar un poco. Estábamos a salvo, al menos por ahora. Traté de controlar mi respiración, que después de tanto correr salió en pequeños jadeos y bocanadas de aire. Él se sentó en una silla con el aliento perfectamente controlado y sin ningún rastro de sudor.

-Te debiste haber sentido muy solo, -dije-, viviendo en esta isla completamente por tu cuenta.- Si hubiera sido yo probablemente me hubiera matado o si hubiera sobrevivido hasta que alguien llegara, por lo menos, hubiera dado un enorme grito de felicidad. Pero él parecía no verse afectado por mi presencia, en realidad no parecía estar muy feliz por la misma.

Ilustración: Patricio Obregón Hochstrasser

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una fuerte explosión que provenía de la pequeña cocina; los dos miramos y quedamos sorprendidos al mismo tiempo. En la mesa de la cocina había un hermoso collar de plata con una llave. Corrí hacia ésta pero me sorprendí al verlo llegar primero; él tomó el collar en sus manos y lo miró con asombro y sorpresa, luego recordó mi presencia y cambió su cara simulando desinterés. -Probablemente es para ti, parece un poco femenino para mí- dijo mientras me dio el collar y regresó a la sala (si se puede llamar así ya que era sólo un sofá y una lámpara).

Miré el collar y una sensación extraña me abrumó; era como si yo estuviera sosteniendo la clave de las respuestas a todas las preguntas. Estaba hecho de vidrio y me sorprendió cuando vi mi reflejo en éste mismo mirándome. Me veía muy pálida, mi pelo rubio como una maraña de suciedad y el único rasgo que sobresalía eran mis ojos; me quedé mirando el verde claro de mis ojos si tuvieran la respuesta a mis preguntas.

-Si has acabado de mirarte a ti misma, tenemos trabajo que hacer.- Brian dijo desde la sala. De repente me di cuenta de que la tormenta había terminado y mientras caminaba de regreso a la sala, le pregunté: -¿El tiempo siempre es tan cambiante?- dije -El tiempo cambia conforme ellos quieren que cambie- respondió. -Estabas a punto de decir algo, antes de que empezara la tormenta, ¿qué era?- le pregunté -Sé de un lugar, el único lugar en la isla que no he visitado todavía; es más oscuro que la noche y hay susurros provenientes desde dentro.-Su voz tembló en la última parte mientras hablaba y me di cuenta de que aunque lo sabía ocultar muy bien, estaba tan aterrado como yo.

Ilustración: Emilio Acuña Herrera

-Es una cueva más grande que el sol mismo, es como un laberinto de algún tipo.- -Debemos tratar de entrar dije, es la única oportunidad que nos queda-. El había estado aquí durante 10 años y no había encontrado ninguna arma, así que significaba que tenía que estar en la cueva. -Tú no entiendes, una vez decidí entrar, es un laberinto donde cada uno de los caminos es cada vez más amenazante y oscuro. Cada esquina susurra acerca de tus pecados y criaturas peligrosas no sólo amenazan tu vida sino también tu cordura, y cada paso en la dirección equivocada te lleva a un lugar más y más frío hasta que te mueras.- Mi corazón se aprieta en el pensamiento de él por sí solo, en la oscuridad, esperando a que los monstruos se lo lleven. -Pero esta vez será diferente- trato de hacer que mi voz suene alegre pero incluso mientras lo digo, siento mi estómago revuelto. "Vamos a derrotar a los monstruos y escapar de esta horrible isla.- -Es demasiado tarde, lo discutiremos en la mañana", responde vagamente perdido en sus pensamientos. -Puedes quedarte en mi habitación.- Me pareció inútil quejarme y entré a su habitación con la esperanza de no tener que pasar otra noche en esta isla. Me desperté con el sonido de los pájaros y el soplido del aire. Poco a poco me levanto estirándome y frotándome los ojos. A pesar de que me había dormido durante 8 horas, estaba agotada. Miré a mi alrededor y de repente recordé donde estaba, todavía estaba atrapada en la isla sin memoria de lo que me había pasado. Sorprendentemente no sentí el miedo abrumador y el dolor cuando me acordé que no tenía ningún recuerdo, sin embargo me sentí vacía. Pero antes de que pudiera sentir demasiada tristeza, me fui a la sala en donde encontré a Brian sentado en el sofá, con su pie tocando incesantemente en el piso de madera. -Tenemos que partir ahora sólo tenemos unas pocas horas de luz del día- dijo sin siquiera voltearme a ver y caminando hacia la puerta.

Ilustración: Patricio Solana Bustamante

Yo estaba confundida, en ese momento parecía que apenas estaba amaneciendo así que estaba a punto de preguntarle a qué se refería, cuando dijo: -La isla es diferente- y eso fue el último que dijo en todo el camino hacia las cuevas oscuras. Caminamos y caminamos hasta que mis piernas se entumecieron y mi espalda me dolía. Aún así me negué a quejarse y seguí caminando. Caminamos y caminamos y sin embargo parecía exactamente el mismo rumbo que cuando comenzamos. El laberinto de plantas y los animales pronto hicieron que me sintiera mareada y exhausta, mi energía se agotaba y si no paraba pronto, lo más probable es que me desmayara. - Te n g o q u e p a r a r - d i j e finalmente, renunciando a la lucha contra mí misma. Brian me miró de reojo, como si acabara de despertar de un sueño, fue rápidamente a mi lado y me ayudó a recostarme suavemente sobre el tronco de un árbol.

-‐Voy a ir por la leña para que podamos descansar por un rato- dijo y me dejó ahí sentada. Al verlo irse me pongo a pensar en él. Había algo diferente en él, la forma en que siempre parece estar lleno de energía y listo para la siguiente pelea, pero siempre con la mirada en el rostro de la sabiduría y tristeza mezclada. Desde el principio he pensado que era debido a la historia que me contó pero ahora ya no estaba tan segura.

Cuando regresó yo estaba lista y abordé, por lo que estaba atrapado con la espalda contra el árbol.

-¿Quién eres?- le exigí, necesitaba respuestas y estaba cansada de pedirlas de buen modo. -Ya te lo dije, soy Brian- sin embargo, en cuanto dijo su nombre me di cuenta de que lo estaba diciendo como si fuera otra persona la que estaba hablando.

Ilustración: Natalia Larrañaga Austin

-¿Porqué que nunca te cansas? o ¿cómo has sobrevivido sólo 10 años en esta isla? ¿Qué secretos me ocultas?- Mi voz sonaba aguda aún para mis oídos pero ya no me importaba más. Sus ojos de repente reflejaron tristeza otra vez, había tanto dolor y lamento en éstos, que di un paso para atrás, dándome cuenta de lo que había hecho. -Lo siento-, le dije. -No tienes porque lamentarlo, tu mereces respuestas- tomó una respiración profunda y continuó -Estos ilusionistas no son lo que piensas, no son malvados, simplemente están tratando de liberarse de esta isla. Lo han intentado muchas veces con diferentes personas, pero con todos han fracasado. Los he visto fracasar una y otra vez; les he dicho que era momento de parar, pero me controlan a mí también. Todos somos uno- guardó silencio de repente y me di cuenta de lo que estaba diciendo. -Tú eres uno de ellos- no era una pregunta, pero aún así me contestó: -Algo así, no exactamente, no somos como los seres humanos, no tenemos cuerpo físico y no somos seres independientes. De alguna forma estamos conectados, todos somos uno y muchos al mismo tiempo. Es complicado, no espero que me entiendas pero me enviaron aquí hace años para encontrar una manera de liberarnos de la isla- Hizo una pausa para asegurarse de que yo entendía y asentí con la cabeza. - Nosotros sólo queremos ser libres y tú eres la única oportunidad que tenemos de ser libres. Tenemos que ir a la cueva de cristal y tenemos que cortar el árbol que da el poder a la isla, en eso estabas en lo cierto, pero... - Su voz se tambaleó -¿Pero qué?- Insistí tratando de darle sentido a todo. -El árbol es la fuente de poder de la isla pero también es la fuente de poder de nosotros - No me miró a los ojos mientras decía esto.

Ilustración: Danna Michelle Domínguez Pelayo

-¿Quieres decir que también los estaría matando a todos ustedes?- le pregunté. -Básicamente sí, pero somos inmortales y no podemos morir, sólo desapareceríamos de este mundo - contestó. -¿Quieres decir que la historia que me dijiste no era cierta?- le pregunté -Realmente ocurrió, sólo que al final me fui junto con ellos; esos son días muy confusos, fue hace miles de años, no recuerdo bien lo que pasó, pero después de un tiempo todos nos convertimos en uno y al mismo tiempo en muchos- su voz se desvaneció. -¿Me estás pidiendo exterminar a una raza entera?- dije y abrí los ojos muy grande -Estarías liberándonos. Hemos vivido una eternidad atrapados sin escape, la muerte sería el cielo para nosotros.- dijo y después de eso el aire llenó el silencio, ambos estábamos perdidos en nuestros pensamientos y no nos hablamos el uno al otro, durante un buen rato hasta que ambos comprendimos que era momento de continuar a la cueva oscura, donde el destino nos esperaba. La encontramos después de una

larga caminata; la entrada era pequeña y la única cosa que podía ver era obscuridad pura. Brian tomó mi mano y con un pequeño paso entramos en el laberinto de oscur idad. Mi corazón la t ía fuertemente y cerré los ojos en la oscuridad que me rodeaba, tratando de ca lmarme. Br ian susp i ró suavemente y me vi obligada a abrir los ojos. Sorprendida me di cuenta de que ya no estábamos en completa oscuridad, el collar que habíamos encontrado en la mesa de la cabaña, nos daba una suave luz, sólo la suficiente para ver el r o s t r o d e B r i a n . S e g u i m o s caminando tratando de averiguar lo que significaba y me di cuenta de que el collar estaba brillando más hacia una dirección que a la otra.

Ilustración: Isabella Olivera Sanromán

-Es un mapa- le susurré a Brian. El me apretó la mano para decirme que entendía y continuamos caminando sabiendo ahora, a donde ir. Pronto llegamos a una pequeña abertura en el laberinto y ésta condujo a una pequeña cueva donde la luz brillaba hacia afuera iluminando el camino. Era hermoso el interior, con cristales brillantes medio enterrados en las paredes y hermosas figuras talladas que seguramente contaban una historia trágica y conmovedora; pero lo que llamó más mi atención fue una caja de cristal brillante en el centro de la cueva. En ésta había un raro instrumento que no se podía ver completamente debido al brillo. Caminé hacia ésta y toqué la brillosa caja encontrando una cerradura en la misma e inmediatamente supe que mi llave debía entrar ahí. Abrí lentamente la caja, sólo para encontrar una pequeña botella negra dentro. -¿Qué es esto?- le pregunté a Brian que estaba de pie junto a mí. -Creo que es una especie de veneno- respondió -sólo tómalo y vámonos, hemos estado aquí tiempo suficiente.- Escuche sus sabias palabras, tomé la botella y la coloqué en mi bolsillo. En el segundo que lo hice las paredes de alrededor empezaron a temblar, hubo un fuerte sonido de chillidos y yo sabía que los monstruos habían llegado. Nos paralizamos por un momento y luego al mismo tiempo empezamos a correr hacia la salida de la cueva. El camino fue fácil para mí, sin necesidad de la llave en mi cuello. Los ruidos y chillidos nos siguieron mientras caminábamos a la salida; corríamos sólo por instinto, por temor a nuestras vidas.

Ilustración: Andrea Pinto Tapia

Sentí algo pastar junto a mi cuello y un rasguño me sacó sangre de la mejilla, pero seguí corriendo; pareció una eternidad pero cuando por fin llegamos a la salida, los monstruos intentando arañar y morder cualquier parte de nuestra piel que tuvieran cerca. Por fin salimos de la cueva y los ojos nos deslumbraron con la luz repentina; continuamos corriendo sin razón aparente ya que habíamos dejado el peligro muy atrás, pero seguíamos corriendo. Cuando llegamos al árbol tome la botella y estaba a punto de derramarla sobre el árbol, cuando me di cuenta de lo que estaba a punto de hacer. -No te puedo matar.- Le dije. Mis ojos se encontraron con los suyos y nos quedamos así por un segundo o tal vez minutos o incluso horas, pero eso no importaba.

-‐Únicamente me estarías liberando de un destino mucho más cruel- puso unos ojos de gran tristeza mientras decía eso - vivir una eternidad no es un regalo, es una maldición.- Se acercó a mi lado y tomó mi mano donde sujetaba la botella. -Lo haremos juntos- dijo y de repente todo parecía ir en cámara lenta mientras caía el veneno en las raíces del árbol. De repente miles de recuerdos de toda mi vida aparecieron en mi mente, uno tras otro. Una familia feliz, amigos increíbles, una vida hermosa; pero aún Brian faltaba.

Ilustración: Valeria Lizeth Villar Parra

Y después ya no tuve mucho tiempo para lamentar mi decisión, ya que lo siguiente que supe fue que estábamos rodeados de decenas de personas, nuestras manos aún entrelazadas. Una niña de 12 o 13 años con el pelo rubio y hermosos ojos color miel se acercó a mí y me dijo: -No tienes que sentirte culpable, tú nos liberaste. Tú nos diste el regalo más grande que alguien es capaz de dar y nosotros no te podremos devolver el favor jamás, pero a cambio te daremos algo que valorarás casi tanto- dijo, y poco a poco cada uno de ellos, se tomaron de las manos hasta formar un círculo que nos rodeaba a Brian y a mí. Poco a poco todos comenzaron a desvanecerse, incluso Brian; yo miré con impotencia, con lágrimas saliendo de mis ojos y sintiendo como las manos de Brian comenzaban a sentirse cada vez menos sólidas y sus ojos dejaban de tener ese azul profundo.

Cuando desapareció por completo caí de rodillas, llorando. Se había ido. Y entonces sucedió. La luz brillante comenzó a formar los rostros sonrientes y felices de la gente a mí alrededor, entre ellos Brian. Tenía lágrimas en los ojos y parecía feliz pero al mismo tiempo con dolor y poco a p o c o c o m e n z a r o n a desaparecer una vez más; pero me di cuenta de que m i e n t r a s e l l o s s e desvanecían Brian aparecía más sólido y real; una vez q u e t o d o s e l l o s desaparecieron él era el único que quedaba. -¡Brian!- lloré y lo abrace con fuerza, nos quedamos así por un tiempo hasta que dijo:

Ilustración: Paulina Vázquez Ornelas

-Vamos a salir de aquí- me agarró de la mano y corrimos hacia la playa donde encontramos un pequeño barco lleno de todas las cosas necesarias para sobrevivir durante al menos un mes. Su último regalo para nosotros. Entramos al barco y prendimos el motor, esperando que nos llevara a nuestra siguiente aventura. -¿Por fin?- Dijo su voz llena de alivio, esperanza y felicidad. - Por fin –

Ilustración: Diego Ulises Pedroza Larraguivel

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Instituto Alexander Bain - Concurso de narrativa 2015