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CONTENTSTítuloCopyrightDedicatoriaSinopsisPrólogoCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25EpílogoGlosariodetérminosRedesSociales
INDOMABLE
ArwenMcLane
Título:Indomable
©Todoslosderechosreservados.Bajolassancionesestablecidasenlasleyes,quedarigurosamenteprohibida,sinautorizaciónescritadelautor,lareproducciónparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,seaelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotros,asícomola
distribucióndeejemplaresmediantealquileropréstamopúblico.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstituidadedelitocontralapropiedad
intelectual(Art.270ysiguientesdelcódigopenal).
©ArwenMcLane
Primeraediciónenero2019
Diseñodecubierta:NoeliaJiménezSangüesa
©Delaimagendelacubierta:-
Maquetación:ArwenMcLane
Lospersonajes,eventosysucesospresentadosenestaobrasonficticios.Cualquiersemejanzaconpersonasvivasodesaparecidasespuracoincidencia.
DEDICATORIA
Estelibroselodedicoatodaslaspersonasqueestánsiempreahídándomesuapoyo.Vosotrasyasabéisquiénessois.Unbesotebombones.
Ysobre todoami familia, lacual siempremehaapoyadodesdeelprimermomentoyhaestadoahíparadarmeánimosenmismomentosdebajón.
A mis tres mosqueteras, Raquel, Jess y Priscila y a mi dos loquitas, mis“minimafiosillas”alasquequierounmontónNoniYMónica.
Unbesoenormea todas.Sabéis los importantese imprescindiblesquesoisenmivida,chicas.
Indomable
SINOPSIS
Raquelesunamujerfuerteyvaliente,sargentodelejércitoespañolypilotodecazas.UnamujertodoterrenodelsigloXXI.Acausadeunterribleaccidenteaéreo,viajaeneltiempoyaterrizaenunaépocadonde las mujeres no son valoradas, donde solo sirven para criar hijos yocuparsede su casa, o esopiensan ellos.PeroRaquel no se deja dominar porningúnhombre.
ConnorMcGillivray es el laird de su clan, un jefe en toda regla del sigloXVIII.Soloanhelatenerunaesposaqueledémuchoshijosparapoderperpetuarsuapellido.Pero,entonces,apareceráensustierrasunamujerindomablequenosedejarádoblegarpornadanipornadie.Laluchaentreellosseráexplosivaylaatracciónsexualdemoledora.Estaesunahistoriaentredostiemposllenadeamor,romance,erotismoymuchohumor.
Prólogo
Raquelseencontrabasentadaenelasientodelcopiloto.HacíamediahoraquehabíasalidodelabaseaéreadeTorrejónendirecciónalabasedeCandbury,enel condado deCambridgeshire, para hablar con su superior.Hacía dos nocheshabíarecibidounallamadaenlacuallecomunicabaqueteníaquepresentarseenesabase,deallípartirhaciaInvernessy,quelosdetallesdelamisiónquetendríaquerealizarselosdaríanasullegada.Pero Raquel estaba con un enfurruñamiento increíble porque le habían
fastidiadosu semana libre.Sí,yahabíapedidopermisoparaello, se lohabíanconcedidoydosdíasantesdesalirdeviaje,unaltomandoselohabíajodido.Nosabíaquétipodemisiónteníaquerealizar,peroloqueteníaclaro,eraque
encuantopudieraseescaparía.Aver,noescaparsedelamisión,sinohaceruna«escapadita» de un día para ir a ver a sumejor amiga Jessy, la cual vivía enPortree, un pequeño, cuco y colorido pueblecito ubicado en Escocia, en lashighlands,paracelebrarsucumpleaños.Muchossehabíaperdidoyaalolargodelosañosqueestuvieronseparadascomoparaperderseunomás.Ymásaún,sabiendoqueestaríanprácticamenteapocashoraslaunadelaotra.Habíametidodentrodelpetatesuregalo,juntoconunamudaderopacivil,un
recambiodesuuniforme,ymáscosasquenecesitaría.Dosbateríasrecargablesparasuteléfono,sump4totalmentecargado,maquinillasdeafeitar,unbotiquínpara tenerlo amano en caso de urgencia y unas cuantas cosasmás.Nunca sesabíaloquepodíapasaryqueríairbienpreparada.UnafuerteturbulenciahizoqueRaquelpegaraunrespingoensuasientoyse
estrechómáselcinturóndeseguridad.Miróhaciaelhorizonteyloquevio,nolegustónada.Unatormentasedirigíahaciaellosyalverla,sediocuentadequeenpocosminutoselviajeempezaríaasermuymovidito.Enesemomentolesonóelteléfonoylocogiósinmirarquiénllamabayaque
nopodíaapartar lamiradadeesefenómenodelanaturaleza,elcualhacíaquelospotentesrayosyrelámpagos,ledañaranlavista.«Lo que daría pormis gafas de sol.Aunque, siendo de noche, de pocome
habríanservido.»—SargentoRomerales—respondióasuinterlocutor.
—Sargento,alhablael tenienteSánchez.Lecomunicoque tienenquehaceruncambiodedestino.Setienenquedirigira…Elteléfonoempezóahacerruidosraros,lacomunicaciónseescuchabaentre
cortadaynoentendíaloqueledecíasusuperior.Así que colgó la llamada, «ya le echarían la bronca más tarde», cogió el
petate,selopusosobresusrodillasymetióelteléfonoensuinterior.—Sargento—lallamóelpiloto–Nomegustanadaloqueveo.Tienetodala
pinta de ser una tormenta eléctrica de las gordas y la verdad es que, no sé siascenderoseguirenlamismadirección.Alescucharalpiloto,Raquelpensóenloquemáslesconvenía,perolaverdad
eraquenosabíaquéhacer.Nosequeríaarriesgaratomarunamaladecisión.—¿Sargento?—Preguntóelpilotodenuevo.—Creoquelomejorseráque…Enesemomentoelaviónempezóadarunosfuertesbandazos.Semeneabade
izquierda a derecha fuertemente y los controles parecía que se habían vueltolocos.Lasagujasgirabanentodasdireccionesymuyrápido,loquehizoqueaRaquelselepusieralapieldegallinaylosovariosporcorbata.—¡Nopuedomanejarlo!¡Losmandosnomeresponden!—gritóelpiloto.Raquel puso las manos en los mandos para ayudar al piloto a controlar la
máquina,peronosirviódenada.Estabanestancados,fijos,nopodíamanejarlos.Unaalarmaempezóasonarfuertementeyelaviónempezóacaerenpicado.
—¡Mayday,mayday!—gritabaelpilotoentreelestruendodelatormentaquesonabaasualrededor.Raquelveíacomoelocéanoseacercabamásymásaellosyteníamuyclaro
que,enpocosminutos,elaviónacabaríaestrellándoseenél.Seagarrófuertementeasupetate,loabrazócomosilefueralavidaenello,
cerrólosojosfuertementeybajólacabezaasuregazo.Lapusoensuspiernasyempezóarezartodotipodeoraciones,lasconocidasylasqueno...y,derepente,elflashdeunaimagenlevinoalacabeza.Eraunrecuerdo,unrecuerdodeelladepequeñasentadaenlasrodillasdesupadre,elcualledecíaqueleencantaríaverlaenunfuturopilotandouncazacomohacíaélyque,cuandolohiciera,sesentiríamuyorgullosodeella.
«Lástima que no vieras ese momento papá. Sé que hubieras estado muyorgullosodemí.Perobueno, talycomovanlascosasahoramismo,séqueennadamevolveréareunircontigoymelopodrásdecir.Teechoyteheechadomuchodemenos,papi.»
Derepente,unfuerteestruendohizoqueelavióncrujiera,escuchóelsonidoy supo que su final estaba a punto de llegar. Vio a través de sus párpadoscerradosuna inmensa luz, a continuación sintióun fuerte impacto, elgritodel
piloto, un movimiento brutal e inesperado, el cual hizo que su cuerpo seinclinaraaladerechasinpoderevitarlo,yquesegolpearalacabezafuertemente.
Acontinuación,aRaquellellególaoscuridad.
Capítulo1
Argyll,Escocia1705
CastilloDuart
ConnorMcGillivrayseencontrabadesayunandodespuésdeunalarganochedepocodescanso.Selahabíapasadodándolevueltasasuprincipalproblema;losrobos, y en cómo podía hacerlo para detenerlos de una maldita vez. Estabacansadodelasreyertas,discusionesyluchasentresuclanylosotrosclanesque,a hurtadillas, se dedicaban a robarles ganado. Según su segundo al mando ymejor amigo, Kirk, esta pasada noche les habían robado tres vacas y cincoovejas. ¿Y qué consecuencias traían esos actos? Pues que algunos de sushombres les pagaran a los demás clanes con la misma moneda, tratando derecuperarlohurtado.Porloqueluego,lellegabanaéllasquejasyamenazasporparte de los demás clanes. LosMacLean,McCloud,Munro, y variosmás, sepersonabanen sucastillodía síydía tambiénpara reclamarleaél.Peroélnopodíahacernada,yaquenopodíademostraresoshurtosylosclanesnopodíandemostrartampocoqueelclanMcGillivrayeraelresponsabledeellos.Recostósuespaldaenelsillón,suspiróysefrotósuscansadosojos.Miróasu
alrededor y se vio completamente solo. Su gente desde el alba se encontrabafaenandoen sus tierras, susguerreros entrenandoy lasmujeres en la cocinaorealizandosusquehaceresdiarios.Mujeres, —pensó Connor — Sí. Connor tenía que admitir que ese era su
máximoanheloactualmente.Quería…no,másbiennecesitabaencontraraunamujerparapoderperpetuarsuapellido.Unamujerdulce,bonita,tierna,educada,unamujerquesupierallevarsuhogarcuandoélnoestuviera.Ysieraposible,unamujer a laquepudiera llegar a amar.A sus treintayunaños,Connor erabienconscientedequeya ibasiendohoradequeseempezaraaocupardeesetema. Pero para desgracia suya, lasmujeres que había conocido de los clanes
vecinos,onolegustaban,oteníancaracterestotalmenteopuestosalsuyo,oeranunas auténticas arpíaspor serhijasdequien eran…o simplemente, porque supersonalidaderaasí.Tampocopedíatanto,¿no?Perolasuerte,aúnnolehabíasonreídoeneseaspecto.—¡Laird!—escuchócomolollamabaalguienavoces.Miróenesadirección
yvioaKevin,unodesusguardias,entrandocorriendoporlapuertadelcastillo,respirando agitadamente — Laird, por favor... acompáñeme —le decía sinresuello—.Kirkmehamandadoabuscarloporquehemosencontradoalgoenlaplaya. Bueno… más bien a alguien —. Inspiró fuertemente, soltó el aire yfruncióelceño—.Peroesunalguienmuyextraño,laird,verá…—¿Dóndeestá?¿Ydequiénsetrata?—lecortóporquecontantaperoratalo
estabaponiendonervioso—.¿Esalguienconocido?—Nono.Verá,setratadeunamujer.Unamujermuyextraña,porcierto.La
traeKirkdecamino,señor.Laencontramosinconscienteenlaplayayencuantonospercatamosdequenoestabaenbuenascondiciones,Kirklacogióentresusbrazosydecidió traerlahaciaaquíy…bueno,queyaviene.Peromemandóabuscarloparaavisarlo,señor.Porsiteníaqueseguiralgunaorden.Connor se levantó de la silla, se puso la espada en la cintura y le hizo una
señal a Kevin para que lo siguiera. Montó en su montura, la cual ya teníapreparadaelmozoysalióalgalopehacia laplaya.«¿Unamujer inconsciente?Supongoqueseráunamuchachadealgúnclan».No pasaron ni cinco minutos y vio a Kirk en la distancia, cargando un
pequeño bulto entre sus brazos. Se acercó, deteniendo el galope del animal amedidaqueseibaaproximandoaélydescendiódelcaballo.SeacercóaKirkymiróala,efectivamente,extrañamujerqueportabaentresusbrazos.Kirk lomiróyconunsuspirodecansancioalzósusbrazosy se laentregó.
Connor la apretó contra supechoalnotar lo fríaqueestabayde repente,unasensaciónextrañaempezóa recorrer todosucuerpo.Sintiócomouna inmensacalidezseapoderabadeél,comosucorazónseaceleraba,uncosquilleoextrañorecorríasusbrazosypiernasycomosúbitamente,leempezabanatemblar.Eraun temblor imperceptible a la vista pero, Connor lo sintió. Se arrodilló ysosteniéndolaensuregazoleapartóelpeloquelecubríapartedelacaray, loquevioloimpactó;porquesediocuentadequenunca,ensustreintayunañosdevida,habíavistounamujermáshermosaquelaqueteníaentresusbrazos.Lamujerteníaunatezblanca,demasiadoblanca,perosupusoqueeraporsu
baja temperatura corporal. Tenía una frente pequeña, la cual la cubría unpequeñoflequillo.Suscejaseranperfectas,muyfinasyconunarcomuybiencincelado. Sus pestañas, las cuales eran largas y negras casi rozaban sus altospómulos. Tenía una nariz pequeña y respingona y unos labios gruesos y
carnosos, los cuales parecían estar coloreados. Connor pasó su dedo pulgarsuavementeporsulabioinferioryviocomolequedabaunatonalidadrosadaeneldedo.Siguiómirandosucuerpoy tuvoqueadmitirque las ropasque llevabaeran
muyextrañas.Portabaunaespeciedecasacacortadeuncolorverdeextraño,lacualestaballenadeunosparchescondistintosdibujos,loscualesnoreconoció.Lepareciódistinguirenunodeellosunsímboloconunpájaromuyraro,peronoledio lamásmínima importancia.Debajode lacasaca llevabaunaespeciedecamisadeunatonalidadextraña.Parecíaamarilloperonoloera.Ysuspiernas,cubiertasporunascalzas…esosíque lodejó totalmentedescolocado.¿Desdecuándolasmujeresportabancalzas?Retirólamiradadeellaylafijóensushombres.Losrecorrióunoaunoyvio
queunodeellosportabaunsacoextrañoensusbrazos.—¿Quéeseso,Duncan?Elaludidodiounpasoalfrenteylodejóenelsuelo.—Puesnosabríadecirle,laird.Loencontramosdebajodelcuerpodelamujer.
Estabaabrazadaaél.CuandoKirklagiróylovio,intentóabrirloperonolefueposible.Decidimostraerloconnosotros,porsiellanospudieraexplicarcómoseabrecuandohayarecobradoelconocimiento.Connormiróelextrañosacoyloúnicoquevioqueerararoenél,apartedela
forma,eranlosdosbolsillosqueteníaenlosextremosylalíneaplateadaquelocruzabaenhorizontal.Lesordenóasushombresquelollevaranalcastillo,queseadelantaranpara
que hubiera una alcoba lista para la nueva invitada y que dejaran ese saco enella.—Vamos,Kirk,volvamosalcastillo.Noséporqué,perotengolaimpresión
dequeconestamuchachanosllevaremosmásdeunasorpresa.Toma,sujétalamientrassuboenStorm.Connorsubióasumonturayestirólosbrazosparaquesuamigolevolvieraa
pasarasupreciosacarga.Laverdadesquenosabíaquepesarsobreella.Loqueteníaclarísimo,eraqueesamujernopertenecíaaningúnclancercanonilejano.No sabía de donde venía, pero pensaba averiguarlo en cuanto estuvieraconscienteyrecuperada.Azuzóasumonturaypusorumbodenuevoalcastillo.En cuanto llegó y desmontó, entró y empezó a dar órdenes a diestro y
siniestro. Subió las escaleras y la metió directamente en su alcoba; retiró laspielesy la tumbó.DetrásdeélentraronEdnayGinny lascualesalverelmalestadoenelqueseencontrabaesamuchacha,leordenaronaConnorquesalieradelaestancia,hastaquesehubieranocupadodeella.
Pocotiempodespués,escuchóquejasymaldicionesatravésdelapuertaysinpensárselolaabrióyentró.Lasdosmujereslevantaronlacabezadejandoloqueestabanhaciendoylomiraronconcaradefrustración.—¿Quéocurre?¿Porquéestálamuchachaaúnvestida?Lasdosmujeressemiraronybufaron.—Es que no sabemos cómo se quitan estas extrañas ropas, señor. Tienen
unos...mmm…mecanismosmuyraros.Connorseacercóy,alverquetampocosabíapordóndeempezar,sacóladaga
desubotay rajó lacasacadesdeelpechohasta lacintura.La incorporó,se lasacópor losbrazosy siguió con la extraña camisa.Hizo lomismo, la rompiódesdeelcuellohastalacintura,perosequedóparalizadoalverloqueesacamisaocultabadebajo.Unararaprendacubríalospechosdelamuchacha.Erablanca,deunincreíble
blancobrillanteyenlosbordesllevabaunhermosobordadoquelorodeaba.Lasmujeresestabanigual,mirandoesaextrañaprendaconlosojosmuyabiertosysinsaberquepensar.Connorpasóundedoporencimadeunode lospechosde lamuchachay la
suavidaddelaprendalomaravilló.«Estansuavecomolaseda»,pensó.Escuchóuncarraspeoyretiróeldedoenseguida.Sediocuentaquealosojosdeesasdosmujereshabíahechoalgoquenoeracorrectonidecente.Peroteníaqueadmitir,quelacuriosidadhabíapodidoconél.Bajólavistaalascalzasdelamujerehizolomismo.Metióladagaentrela
cintura y la piel y rasgó la prenda hasta mitad del muslo. Realizó el mismomovimientoenlaotrapiernaylasmujeresladejarondesnuda.Bueno,desnudano,yaquehabíaotraextrañaprendaquecubríasusexo.Eraigualdeblancaquelaquecubríasupartesuperioryllevabaelmismoencajeenlazonadelacintura.Connor sintió como sumiembro se endureció de repente ante tanmaravillosavisiónynotuvomásremedioquedarunpasoatrás.Unasábanalecubriódesúbitolaespléndidavistaqueestabadisfrutandoyal
verlascarasreprobadorasdeEdnayGinny,segiróysalióporlapuerta;peronosin antes dejarles claro que, en cuanto la mujer despertara lo avisaran deinmediato.
Capítulo2
Raquel se dio cuenta de cómo poco a poco iba despertando. Gimió porquesentíatodoelcuerpodoloridoyencuantointentómoverseunpocoparacambiarlapostura,unsonoroquejidosaliódesuslabios.Sequedóquietaporquesabíaquesilointentabadenuevoacabaríasoltandoalgunalágrima.Sentíacomosiuncamión le hubiera pasado por encima. Se podría decir que hasta le dolían laspestañas.Abriólosojospocoapocoycuandologróenfocarlavistasesorprendióalno
reconocer nada de lo que la rodeaba. Sabía que estaba en una cama, bastanteincómodadesdeluego,yaquenotababultosensuespalda.Mirósucuerpoyvioqueunafinasábanaamarillalacubríayqueeltaconoeramuysuave.Suspiróyechóunvistazoasualrededor.Asuspieshabíaloqueparecíaunarcónounbaúldemadera,elcual,bajosu
puntodevista,parecíabastanteantiguo.Enlapareddeenfrenteunachimeneaencendida caldeaba lahabitacióny a su izquierda,ungran tapiz cubría loqueparecíaunaventanaenorme.Justodebajohabíaunapequeñamesaredondaconuna silla demadera, ambasmuy toscasyunasvelas blancas, todasyausadas;eranloúnicoquedecorabanlapequeñamesa.Fruncióelceñoalverloquelarodeaba,yaque,apartedenotenerniideade
donde se encontraba, por elmobiliario que la rodeaba pensó que se debía detratardegentemuyhumilde.Intentódenuevomoverseparaasípoder incorporarseyaunquelecostóuna
barbaridad,alfinalpudoapoyarlaespaldaenelcabecerodelacama.Lasábanaquelacubríacayódesuregazoyvioqueestabaenropainterior.—Mierda¿ymiuniforme?—Susurrómirandoalospiesdelacamaparaver
siestabaahí.Peroalnoverlosacomuydespaciolospiesdelacamaparamirarenelbaúl,pero,encuantohizoamagodelevantarsealponerlosenelsuelo,laspiernaslefallaronyacabódenuevosentada.«Nada,medaqueencuantovuelvaalabasetendréquesolicitarunonuevo.»
—Pensóconresignación,yaquesabíaquelecaeríaunabuenabroncaporello.Hizoelintentodelevantarsedenuevo,cuandolapuertaderepenteseabrió.
Sequedópasmada literalmentealverentraradosmujeres, lascuales llevaban
unos extraños y horrendos vestidos marrones. Les llegaban hasta los pies yambasllevabanunpañueloenlacabezacubriéndoleselcabello.—¡Bueno,veoquealfintehasdespertado,queridaniña!—dijolamásmayor
delasdosenunidiomaqueRaquelnoentendióenabsoluto.—¿Disculpe?nolaentiendo,señora–dijoeninglésysefijóencomolasdos
mujeresfruncíanelceñoalavez.—¿Sois inglesa? — le preguntó con un deje de rencor. — Pues menda
sorpresa,niña–ironizó,aloqueRaquelfruncióelceño.¡Vaya!Esosíquelohabíaentendido.Menosmalquesabíaninglés,aunque...
erauninglésbastanteraro,yaquealgunaspalabraslaspronunciabademaneradiferente a lo que ella conocía. Menos mal que ella dominaba el inglés a laperfección,olohubierapasadomalparaentenderlas.Aunqueloquenolehizogracia,fuelamaneraenquelepreguntaronsierainglesa.—No,nolosoy,señora.Soyespañola,deMadridparaserexactos.Ambasmujerespusieronlosojoscomoplatosydieronunpasoatrás.—¿Pasa algo?—Lespreguntó al ver su reacción.Miródeunaaotramujer
peronada,noreaccionaban.Asíquedejócorrereltema,seacordódenuevodesuextraviadouniformeylespreguntó.—Porcierto,¿podríandecirmeporfavordóndeestámiuniforme?Lamentablementenohevistomipetatepor aquí, asíquesupongoqueseperdióenelaccidentedeavión.Raquel al ver que las mujeres enmudecían, seguían retrocediendo hasta la
puertaynodecíannada,secruzódebrazosycarraspeó.—Señoras, ¿entienden lo que les digo? ¿Podrían decirme por favor si han
visto mi petate? — les repitió lentamente en inglés como si fueran niñospequeñosporsinolahabíanentendido.—Disculpe—dijolamásjovenysaliócorriendoporlapuerta.—¿Pasaalgomalo?¿Porcierto,dóndeestoy?Supongoqueesosíquemelo
podrádecir,¿no?La mujer se adelantó un paso, muy lentamente y con cautela, como si la
tuvieramiedo,ylamiródearribaaabajo.Raquelvioquemirabasuropainteriory se encogió de hombros mentalmente. La verdad es que no sentía ningunavergüenza, ya que durante su instrucción tuvo que compartir ducha con suscompañerasyduranteeselargotiempo,acabóperdiendoelpudorquesentía.—Argyll—ledijolamujer.—¿Disculpe?—Argyll —repitió un poco más fuerte —. Se encuentra en Argyll,
exactamenteenelcastilloDuart.—¡Uau!—exclamó— ¿Realmente estoy en un castillo en Escocia?—dijo
presadelaemoción—Nosabíaqueeneste territorioquedarancastillosenlos
que se pudiera habitar. Pensaba que estaban todos en ruinas o se usabansolamenteenvisitasguiadasparalosturistas.—Muchacha¿sabéisquehabláisdeunaformamuyextrañaydecíspalabras
que desconozco completamente? ¿Qué queréis decir con, turistas, avión, y…petate?Noosentiendo,laverdad.Raquelsequedóperplejaalescucharla.¿Seestabaquedandoconella?¿Acaso
quería hacerle creer esamujer que no sabía lo que era un avión y un turista?¡Vengaya!—Averaver,recapitulemos—dijomirándolaalosojos—.¿Meestáusted
diciendo,quenoconocenisabeelsignificadodealgunasdelaspalabrasquemehadicho?¿Quenosabeloqueesunaviónniunturista?La mujer simplemente asintió. Raquel la miró de arriba a abajo. Volvió a
fijarse en la ropa tan extraña que llevaba y volvió a echar un vistazo a sualrededor.Sihubierasidounamujerfantasiosaynounamujerconlospiesenlatierracomorealmenteera,sehubierapuestoenlopeor,perocomosabíaqueloqueleveníaalacabezaeratotalmenteimposible,lodescartócompletamenteysecentróenelpresente.—Ok.Vale.Yaleexplicaréloquesonesaspalabras.¿Podríaporfavorsies
quelotienenenelcastillo,devolvermemipetate?Al ver como lamujer fruncía el ceño,Raquel le explicó lo que era y se lo
describió.Parecíaquelamujeralfinhabíaentendidoaloqueserefería,porquedespués
desoltarleun—¡yaséquees!—saliócorriendoporlapuerta.Raquel suspiró y lentamente, al fin consiguió ponerse en pie. Avanzó unos
pasosy,dándolelaespaldaalapuertasedirigióaloqueparecíalaventana.Alllegar,retiróelenormetapiz,elcualseconservabamuybienparasertanantiguoyloqueviodetrásdeél,ladejótotalmenteimpresionadayconlabocaabierta.Atravésde laventana,Raquelvioaungrupoenormedehombrespeleando
conenormesespadas, lascualesmanejabana laperfecciónapesardel tamañoquetenían.Laverdadesqueleparecieronenormesypesadas.Sefijóencomopeleabanentreellosysediocuentadequedebíanestarenunaespeciedeensayoparaalgo,yaquellevabanlostradicionalestrajesdelashighlandsdehacesiglos.Inclusolamayoríadeellosllevabanunasespesasbarbasylargasmelenas.Yloscuerpos…¡madredelamorhermoso,quecuerpazostenían!Parecíantodosquehabíansidoesculpidosenpiedra.Todoeranbrazosytorsosmusculados,piernasfuertes,espaldassúperanchas.¡Ufff!¡Quépeligro!—pensóRaquelalvercomoaunodeellosenungiroselelevantólafaldayporpocoenseñóelcalzoncillo.—¡Casi, jolin!—exclamo en voz alta, pero un grito femenino hizo que se
giraradegolpeyvieraanteellaalespécimenmasculinomásatractivo,varonil,
impactante,impresionantey…altoquehabíavistoentodasuvida.Sí,laverdadesquealladodesumetrosesentayocho,elhombretónqueteníadelanteeraunamole.Ynosoloporloalto,sinotambiénporloancho.Casienmarcabalapuertaconsusanchosyenormeshombros.Siloquevioporlaventanalaimpresionó,estehombrelahabíadejadobabeando.—¡Llevauncordónentrelasposaderas,miseñor!—gritólamujermostrando
horrorensucara—.¡Esunaindecencia!—Hola–dijoRaquelsonriendo.Ignoródeliberadamenteeltontocomentario
de esa mujer y adelantó un paso hacia él. – Me llamo Raquel, un placer—ofreciósumanopresentándose,peroalverqueélnolequitabaojodeencimaasucuerpoyquenoledevolvíaelsaludo,labajó.Peronosecubrió,no.Sicreíaque la amedrentaría por la grave, seria e intensa mirada que le dedicaba, ibalisto.—¡Oiga! —le dijo al cabo de unos segundos, ya harta de su descarada
inspección—.¡Misojosestánaquí!–leincrepóRaquelseñalándoseloscondosdedos.¿Podríadejardesertandescarado,dejardemirarmelastetasyhacerelfavormirarmealacaradeunavez?En cuanto Raquel dijo esas palabras, Connor levantó la vista, la miró y le
fruncióelceño.—Mejor —le soltó cruzándose de brazos, lo que causó que su escote se
elevarayqueConnorvolvieraabajarlavista.Raquelsoltóunbufido,sedirigióalacama,arrancólasábanayserodeóelcuerpoconella.—Bien,aversiahorameprestaatenciónamíynoamispechos.Verá.Lehe
preguntadoalaseñoraquelaacompaña,sisabíadóndeestabanmipetateymiuniforme, pero sevequepara ella debohablar en chino, yaquenoha sabidoresponderme. Así que… ¿podría hacerme el gran favor —dijo alargando laspalabras – de decirmedónde puñetas están para que pueda cambiarmede unavez?Laverdadesquenoesmuycómodoestaralavistadetodoelmundoenropainterior.—Petate—dijoConnor.—¡Sí,petate!Esdeestetamaño,—pusolasmanosenparaleloenseñándoleel
tamaño—esdecolorverdeyalargado.¿Lohavisto?Connorledijoalamujerqueloacompañaba,unaspalabraseneseidiomaque
desconocíaydespuésdecontestarleyasentir,lamujersalióporlapuerta.—¿Quiénesusted?¿Dedóndeviene?—PreguntóConnor.Raquel,alescucharsuprofunda,graveyroncavoz,sintiócomoseleerizaba
lapieldetodoelcuerpo.Madremía,nuncahabíasentidoesoalescucharlavozdeunhombre.Carraspeóysesentóenlacama.
—Bien,comolehedicho,mellamoRaquel,RaquelRomerales,soyespañolay tuveunaccidentedeavión.Laverdadesquenosécómoconseguísalirconvida,laverdad,perocuandodespertéenestahabitación,lamujerqueestabaconustedmedijoquemeencontrabaenArgyll,enelcastilloDuart.—Escierto—contestóel—.Loquenoentiendoeslodelaccidentedeavión,
yaquenoséaquéserefiereconavión.¿Esalgúntipode…?Raquelalverquedejaba lapreguntaabierta,haciendocomosinosupieraa
qué se refería, se empezóa cabrear.Realmente estagentequeríahacerle creerquenosabíanquéeraunavión.Ylaverdad,eraqueyaseestabaempezandoacansardelabromita.—Escucheseñor…—Laird,soyellairdConnorMcGillivray,delclanMcGillivray.—¿Laird? ¿Aún hay de eso?Creía que los lairds ya no se llevaban, quiero
decir,que…—¿Cómoquesiaúnhaydeeso?—disculpemuchacha,peroenesteclanhay
lairddesdehacemuchísimasgeneraciones.Todaslastierrasescocesastienensusclanesy sus lairds. ¿Acasodedondeustedprocedenohay lairds?—PreguntóConnorconundejedefastidioensuspalabras.—Puesno.LaverdadesqueenMadridnohaylairds,señorMacGi…—coño
¿cómoera?—susurrópensativa,peroConnorlaescuchó.—MacGillivray.—Eso.Bueno,puescomoleestabadiciendo,enMadridnohayylaverdad,es
que tenía entendido que desde hace muchos, muchísimos años, en Escociatampocohabía.Perobueno,debenserustedeslaexcepciónporloqueveo.Perodesdeluego,enelsigloveintiuno,creíaqueyanoquedaban.Connorsequedóacuadrosalescucharla.¿Sigloveintiuno?¿Peroquéestaba
diciendoesamujer?¿Acasohabíaperdidoeljuicio?—Señora…creoque…—Señorita.—¿Qué?—Quesoyseñorita,noseñora.Noestoycasada,asíque…ahórreseconmigo
lodeseñora.Además,soymuyjoven,solotengoveintiochoaños,noestoyparaquemellamenseñora,laverdad.Veintiochoaños—sedijoConnormirándolafijamentedenuevo—.Laverdad
esquenoparecíatanmayor.Alverlaporprimeravez,Connorpensóquedebíatener veintiún añosmás omenos, pero, ¿veintiocho?La verdad es que no losaparentaba.—Bien.Volviendoaltemaquemeintersa.¿Mipetate?Enesemomentoentrólamujerconsupetateentrelosbrazosylodejóencima
delacama.Raquelcorrióaporél,loabrióyempezóarebuscarensuinterior.Sacó unos vaqueros, una camiseta de manga corta y su «chupa» negra. Laverdadesqueestabaenamoradadeesachaquetadecuero.Leencantaba.Sequitólasábanaysepasólospantalonesporlaspiernas,selossubió,selos
abrochó y seguidamente se puso la camiseta blanca demanga corta. Se sentósobrelacama,sacólasbotasdecañaaltaquellevaba,unoscalcetinesydespuésdeponérselotodo,cerróelpetateysegiró.Vioa ambos, aConnory a esamujer,mirándola comosihubieranvistoun
fantasma,unextraterrestreoalgoparecido.Lamujerestabamásblancaque lalecheyéllamirabacomosifueraunbichoraro.Raquel vio como Connor se acercaba a su petate, e intentaba abrirlo sin
conseguirlo.—¿Oiga,quehace?—Hágalodenuevo.—¿Elqué?—Abrirestabolsa.Estoyintentandohacerloynoencuentrolaabertura.Raquelnopodíacreerseloqueestabaescuchando.Seacercóalacama,cogió
la cremallera con la punta de dos dedos y la arrastró lentamente hacia atrás.Luegohizoelmismocaminoalainversaylacerró.Connor tomósu lugar.Cogió la cremallera, la corrióhastael topeehizo lo
mismo a la inversa. Repitió el movimiento unas cuantas vecesmás y se girósonriendoalamujer.—¡Mira Ginny, qué maravilla de mecanismo! ¿Te imaginas que pudierais
fabricaralgoasí?¡Seríaunamaravilla!¡Toma,pruebatú!La mujer… Ginny, se acercó y también abrió y cerró la cremallera unas
cuantas veces.Miró al laird con tal alegría, queRaquel pensó que se estabancomportando como si nunca hubieran visto una cremallera, porque actuabancomosihubierandescubiertoalgorealmenteimpresionante.Asíque,Raquel,hartadetantapantomima,cogióelpetate,lotiróalotrolado
delahabitaciónypusolosbrazosenjarras.—¡Bien!¡Yaestá,seacabó!¡Estoyhartadetantatontería,tantaingenuidady
tantagilipollezporvuestraparte!Mevaisadecirahoramismoqueosdeboporhabermecuidado,porhaberutilizadoestahabitaciónysimehicieraiselfavordellamarauntaxiosloagradecería.Peroyomelargodeaquí.Joder,laverdadesquecontantachuminadamehabéisllegadoaacojonar.–lesincrepóalosdosenvozbastantealtaacausadelosnervios.—Señorita.Noséa loque se refierecon taxi, teléfonoychumi…algo.No
entiendosuvocabulario,porquehablaustedelinglésconunacentoextrañoquenuncaheescuchadohastaahora.Perolaverdad,esqueporeltonoenqueloha
dicho,desdeyaledigo,quenomehagustadoenabsoluto.Al lairdse ledebehablarapropiadamenteyconrespetoymedalaimpresión,dequecontodaesaperorata inentendible que me ha soltado, el respeto me lo ha faltado porcompleto.—¿Respeto?¡¿Respeto!?—gritóRaquelyaconlapacienciaallímite.—¿Me
hablasderespeto,cuandomeestáisengañandodesdeelprincipiotúyesamujer,haciéndomecreerquenosabéis loqueesunavión,un taxi,ounputo turista?¡Andayqueteden!¡Melargodeaquí!¡Amínometomareisporgilipollas!Raquelsepusosuchupadecuero,sacósulargamelenanegraporelcuello,
pasó por delante de ellos hecha un basilisco, dejándolos a ambos de piedra,cogióelpetateysalióporlapuertablasfemandocomosifueraunataberneradepuerto.Girólaesquinaalacabarellargopasilloycuandovioloquelerodeaba,elambiente,lagenteyladecoración,soltóelpetatedegolpeysequedóconlabocaabierta.—Joder,mehemetidodellenoenlapelículaBraveheart–susurrósinpoder
creerseloqueveíansusojos—.No...siahorasolomefaltaríaveraMelGibsonentrandoporlapuertaprincipalyyamedaríaunpasmo.Raquelsintióunamanoensuhombro,segiróyvioaConnor,elcualalversu
carapálidaydescompuesta,laagarródelacintura,temiendoquesedesmayara.—Dime que estáis rodando una película, o que estáis preparando un
espectáculoparalosturistas,porfavor.Al ver como Connor fruncía el ceño sin entender a qué se refería, Raquel
empezó a temblar, e, inspirando audiblemente le hizo la pregunta que tantotemía.Lapreguntaqueharíaque,aúnsabiendoquenoteníanipiesnicabeza,acabaríaporconfirmarodesmentirsushorriblessospechas.—¿Enquéjodidoañoestamos,Connor?Él la miró como si le hubieran salido dos cabezas pero, igualmente y
encogiéndosedehombroslacontestó.—¿Enquéañovamosaestar?PuesenelañomilsetecientoscincodeNuestro
Señor,muchacha.¿Enquéañocreíasqueestábamos?
Capítulo3
«Milsetecientoscinco,milsetecientoscinco...»EsafechaserepetíaunayotravezenlamentedeRaquel.Nopodíasercierto,¡teníaqueserunabromapesada!LevantólacabezaymiróaConnor,elcuallamirabaconelceñofruncidoy
conunaclarapreguntaensumirada.Laobservabacomosihubieraperdidountornillo… o dos. Raquel se tensó y se apartó de él. Retrocedió unos pasos yvolvió a mirar todo lo que la rodeaba. Cogió el petate y empezó a bajar lasescaleras.Laspersonas,alverla,dejarondehacerloqueestabanhaciendoyselaquedaronmirando.Nobajólavistaenningúnmomento,sefijóencadaunadelasmiradasquelededicabanyenlamayoríaviosorpresa.Unas,sobretodolasmujeres,lamirabandeformacautelosa,loshombres,conlasciviaylosancianosquepululabanporahí,lamirabancomosifueraunbichoraro.Cuandollegóalfinaldelasescaleras,sedirigióalasalidaycuandoatravesólasenormespuertassequedócongeladaenelsitio.Hastadondealcanzabasuvista,todoestabacomosihubierasidosacadodelaépocamedieval.Lascasas,ocabañas,laspersonas,losniños,losanimalesquecorríanlibrementeporahí…todo,lerecordabaalaspelículasquehabíavistoambientadasenlaépocadelosguerreroshighlanders.Diounpasoatrásysetopóconalgomuyduro.Sediolavueltayahíestabaél
denuevo.—¿Ossucedealgo?Actuáisdeunamaneramuyextraña,mujer.Raquelsimplementenegóysesentóenelescalón.Sepasólasmanosporel
pelo,apoyóloscodosenlasrodillasysuspiró.Sequedóunosminutosmirandoesesuelocubiertodepaja,elcualnoolíamuybienprecisamenteylediovueltasatodoloqueselepasabaporlacabeza.¿Realmentehabíaviajadoeneltiempo?¿Estabaenelañomilsetecientoscincodeverdad?Unospequeñospiesaparecieronderepentedelantedesusojos,levantópocoa
pocolacabezayrecorrióconlamiradaaldueñodeesospiessuciosydescalzos.El niño que tenía delante, el cual no debía tenermás de siete años lamirabacomosinosupieraquepensar.Raquelsuspiróydespuésdesonreírlelevementevolvióabajarlacabeza.—¿Quiénsois?—lepreguntóelpequeño.Raquel lo miró de nuevo y se fijó en que tenía unos increíbles ojos azul
celeste muy claros, casi transparentes. Unos ojos que le recordaron a ciertogigantón.—MellamoRaquel.¿Ytú?Elniño fruncióel ceñoe intentó repetir sunombre, soloque la«r» le salió
comosi fueraunronroneo.Ellasonrióyasintió,aúnsabiendoqueno lodecíabien.¿Quiéneraellaparacorregiraunniño?Elpequeñosonrióehinchóelpecho,loquelehizomuchagracia.Seleveía
unniñomuyinteligentesiendotanjoven.—YomellamoMicah.—¿Micah? Bonito nombre—le dijo dándole un toquecito a la punta de su
nariz,traslocualelpequeñolafruncióysepusoeldeditoahícomosifueralaprimeravezqueselohacían—.Ydime,Micah,¿tepuedohacerunapregunta?—Elpequeñoafirmó,Raquelseacercóaélylesusurróaloídoloquelequeríapreguntar.Elniñolamiródeformainterrogativa,peroalverlacaradeRaquelseacercó
ylecontestó.—¿Meestásdiciendolaverdad,pequeño?—¡Puesclaroquesí! ¡Mipadremedicesiemprequesidigomentiras iréal
infierno!–exclamó-Asíque,notengoporquementirle,ymásporunapreguntatantontayquemesabía,¿nocree?Raquel lo miró y vio que le decía la verdad. El pequeño lo dijo con tal
convicciónquesupoquenomentía.Lesusurróun«gracias»yselevantó.El pequeño echó a correr y salió por la puerta del castillo. Raquel vio que
Connor permanecía unos metros detrás de ella, con los brazos cruzados yrecostado contra la pared. La verdad es que la imagen que le ofrecía eraimponente.Sediocuentadequeteníaenfrentedeellaaunauténticohighlanderdel siglo dieciocho, y que, sin saber cómo había sucedido, se encontrabaatrapadaenaquellasalvajeépocadelacualapenasconocíanada,salvoporlaspocasnovelasquehabíaleídoypelículasquehabíavisto.«Madremía,enmenudoembrollomehemetido.¿Yahoracomosalgodeél?»
—Pensócondesesperación.SeacercóaConnor,elcualseenderezóalverlaacercarseylomirófijamente.—¿Quélehabéispreguntadoalmuchacho?—lepreguntóél.Raquelseencogiódehombrosylomiródesafiante.—Nadaimportante.Soloqueríacorroborarenqueañoestábamosrealmente.—Esoyaoslohedichoyo,muchacha.¿Acasonocreéisenmipalabra?¿Qué
motivostendríaparamentiros?Raquelserioporlobajoynegó.Escuchóungruñidoylomiró.—Sitelocontarametomaríasporloca,lairdMcGi…Connor.—Resoplóal
verquenuevamentenorecordabaelapellidodeesehombre—.Créeme,quesitecuentodedóndevengo,túymuchosotrosmequemaríaisporhereje,bruja,oloqueseaqueleshagáisalasmujereshoyendía.Porquelaverdad,esquemihistoria es difícil,muydifícil de creer.Madremía,mepongo en tu lugar y sifuerayoquienlaescuchara,creeríaqueesapersonaestaríacomounaauténticaregadera.—¿Regadera?—preguntóConnor,porloqueRaquelbufóynegó.—¿Ves? No sabes ni lo que es una regadera, Connor. ¿Cómo pretendes
entoncesquetecuentelaverdadsobremí?ConnorseacercóaellayRaquellevantólamirada.Tuvoqueecharelcuello
haciaatrás,yaquedelocontrarionopodríamirarloalosojosyalverlamiradasocarronadeConnor,fruncióelceño.—¿Quéesloquetehacetantagracia?—Nada.Essoloquesoismuybajita,muchacha.Pequeña,másbien.—¿Ah sí? Pues que sepas, que, aunque sea bajita, tengomás fuerza ymás
carácterquemuchosdetushombres.Soypequeñaperomatona.Raquelcruzólosbrazosparademostrarsupuntoylemirócontodalachulería
quepudo.Connorsepusoareírynegó.—¿Sí?Demuéstramelo.Demuéstramelomatonaquepuedesser.Raquelsintiócomolehervíalasangre.Seestababurlandodeellayesonolo
podía consentir. Ya tuvo que aguantar que se burlaran de ella durante suinstrucciónpor otrosmotivos y no iba a tolerar que, unhighlander arcaicodepacotilla se riera de ella. Así que, sin pensárselo dos veces y con un rápidomovimiento,Raquel se agachó, colocó susmanos enel sueloy conun rápidomovimientohizounbarridoconsupiernaderechahacialaspiernasdeConnor,loquecausóqueélperdieraelequilibrio,cayeradeculoyacabara totalmenteespatarrado.Raquelseincorporódegolpe,preparándoseparacontraatacar,peroloquevio
hizoquesequedaratotalmentepasmadayatónita.Connor estaba sentado en el suelo,mirándola como si no supieraquehabía
pasadoparaacabarahísentadoconlosojosabiertoscomoplatos.Estabaconlaspiernasabiertas,dobladasyconesafaldaquellevaba,subidahastalascaderas,loquelehizoveraRaquel,quenollevabanadadebajo.RaquelsetapólasmanosconlosojosdegolpeyConnoralversugesto,se
sorprendió.—¡Mierda!¡Joder,hombre!¡Queteestoyviendolaanaconda!—gritó,porlo
que todo el mundo dejó lo que estaba haciendo y miró en su dirección —.¡Tápatela!
Connorsequedóacuadrosporsureacciónyelenormeenfadoqueseestabagestandoensuinteriordesapareciódegolpealverlareaccióndelamuchacha.¿Anaconda? —Pensó riéndose interiormente por la palabra utilizada por esamujerparanombrarsumiembro.Raquelseparólosdedosdelasmanos,peroalverqueélseguíaigualsuspiróy
losvolvióacerrar.—¡Que tecubras,maldita sea! ¡¿Esquenovesqueno llevascalzoncillosy
queteestoyviendoelmástilentodosuesplendor?!Joder,hombre,quenosoydepiedra.Quevalequeestésmuybiendotado,noloniego,peroentiendequetampocoesnormalelirsinnadaquecubralasjoyasdelacoronadebajodeunasimple falda, ¿no crees? Que hasta yo llevo ropa interior, por Dios. Venga,levantaelculodelsuelo,subeatucuartoyponteunoscalzoncillos,hombre.Alverquenorecibíarespuestayquenoseoíanada,peronada,Raquelbajó
lasmanosdegolpeymiróalsuelo,elcualyaestabavacío.Echóunvistazoasualrededorysediocuentadequelagentelamirabaconlabocaabierta.«Aysmadremía,Raquelita,quemedaquelahasliado».—Seguidmeavuestrashabitaciones.Tenemosquehablar.Raquelsegiródegolpealescucharesavozasuespaldaytrasungestoconla
cabezadeConnor,cogiódenuevosupetateylosiguiósinabrir laboca.Cadavezquepensabaenlaparrafadaquelehabíaechadoyentodoloquelehabíadicho,teníaganasdequeseabrieralatierrayselatragara.—Joder, que vergüenza —susurró por lo bajo para que Connor no la
escuchara.—Entrad —ordenó Connor con una seriedad en la cara que a Raquel le
sorprendió.«Sí,Raquel,medaquelahasliadoybien».Connorcerrólapuerta,sesentóenunadelassillasquehabíaenlahabitación
ylehizounaseñalaRaquelparaquesesentaraenlaqueteníaenfrente.Lohizo,dejósupetateasuladoyapoyólaespaldaenelrespaldoconunsuspiro.—Lo siento—. Se disculpóRaquel. Sabía que había hechomal, que había
actuado sinpensaryguiadapor la rabia.Eraplenamenteconscientedeque loquehabíahechoymássabiendoenlaépocaqueestaba,seconsiderabaunafaltamuygrande.—¿Cómohabéishechoesemovimiento?Raquellomiróporquenoseesperabaesapregunta.—¿Cuál?¿Elbarridodepiernas?—¿Sellamaasí?RaquelafirmóyConnorapoyóloscodosenlamesa.—Bien, le dijo él seriamente. Hagamos un trato. Como bien sabéis, soy el
lairddeestastierrasyloquehabéishechohaceunosminutosahíabajo,aojosdemishombreshasidounaofensamuygravehaciamipersona.Ofensaquesepaga con la muerte. —Al ver como Raquel palidecía, Connor se apresuró acontinuar—.Peroesonovaapasarmuchacha.Mientrasestabaisconlasmanoscubriéndooslosojos,paranovermi…anaconda…—carraspeó—leshiceungestoamishombresparaquenoseacercaran.Peroosaseguro,que,llegáisaserotrapersona,yahoramismonoestaríaisenestemundo,mujer.Aunque, tengoque admitir que… hay algo en vos que, no sé por qué, pero me atraeinexorablemente.Necesitodescubrirquiensois,muchacha.Asíquevoya iralgrano.Raquel afirmó al ver queConnor esperaba una respuesta por su parte, y él
carraspeó.—¿Sabéismásmovimientosapartedeese?Movimientosdeeseestilo,quiero
decir.ConnoralverqueRaquelasentía,siguiópreguntando.—Bien,puesvamosahacerunintercambio.Osdaréalojamientoycomiday,
a cambio, vos me tenéis que enseñar más movimientos de esos. En privado,claro.Noquierohacerlo a la vista demishombres.No seaque creanquemeatacáis y os suceda algo malo solo por seguir mis órdenes. Prefiero evitarriesgos,laverdad.Raquelsimplementeafirmó,yaquesabíaquenoteníaadondeir,ysiesoera
loúnicoqueteníaquehacerparalograrcamaycomida,noleparecíanadamal.Alcontrario,leparecióperfecto.—Y una cosa más. Me vais a decir la verdad de donde venís y no me
mentiréis. Creedme, muchacha; sé distinguir perfectamente cuando alguienmiente.Asíquesoloospidoeso,sinceridadporvuestraparte.Siveounligeroatisbo de mentira, o falsedad en vuestras palabras, saldréis de mis tierrasinmediatamente.¿Hesidoclaro?
Capítulo4
Bien.Haytrato.Telocontarétodoynotementiré,esmás,noteocultarénada–confirmóRaquelsinapartarlelamiradaaConnorenningúnmomento—.Perosolotepidounacosaacambio.Mientrasteloestécontandotodo,tepidoquenome interrumpas. Solo eso, déjame contártelo todo por muy increíble que teparezcayluego,cuandotermine,podráspreguntarmetodoloquequieras.Todo.Perohastaquenoterminedeexplicarme,porfavor,nodigasnimu.Connorpensóensupropuestayasintió.Sabíaquetendríamuchaspreguntas
quehacerle,peroaúnasí,aceptósuscondiciones.—Puesbueno,empezaréporelprincipio.Comobiensabes,mellamoRaquel
Romerales,nacíenMadrid,España,enelañomilnovecientosnoventa.AlverqueConnorabría labocaparadeciralgo,Raquel lepusoundedoen
suslabiosynegó.Connorresoplósobresudedoysecruzódebrazos.Alversuposeysuexpresión,Raquelsupoquelacosanoempezababien.Peroéllepidiólaverdadyesoesloqueledaría.—Tengoveintiochoañosy soy sargentodel ejército españoldel aire.Piloto
cazasyadoromitrabajo.¿Cómoheacabadoaquí?Notengoniidea,laverdad.Solo sé que al piloto del avión en el que viajaba y amí, nos pilló una fuertetormentaeléctrica,elaviónsedescontrolóycaíaalmar.Recuerdounainmensaluz, un fuerte impacto en la cabeza y finalmente, despertarme aquí, más detrescientosañosenelpasado.AlveraConnor resoplar,Raquel seempezóaponernerviosa.Sabíaquesu
historiaeraimposibledecreerymásenlaépocaqueseencontraba.—Teaseguroqueno tehementidoennada,Connor.Peropor tuexpresión,
veoquenomecrees.Alverquelamirabaintensamente,Raquelnoapartólamiradadelasuyaen
ningúnmomento,alcontrario, lomirócon lamisma intensidad.Queríaquesediera cuenta de que no mentía, de que todo lo que le había contado eratotalmentecierto.—Nosé…—susurróConnornegandoconlacabeza.Estoes...—¿Quieres pruebas de que todo lo que te he contado es cierto? —le
interrumpióRaquel.
—¿Pruebas?¿Quétipodepruebas?–dijomuyinteresadoyRaquelsefijóencómoseerguíaenlasilla.Raquelcogiósupetatedelsuelo,selopusoenlaspiernas,abriólacremallera
y Connor se inclinó hacia delante para ver que buscaba en el interior de esabolsa.Vio comoponía en lamesadiferentesobjetos, los cuales le eran totalmente
desconocidos.Raquelcerrólabolsa,ladejóenelsueloycogióunobjetorojoycuadrado.—Bien, primera prueba. Esto que tengo en mis manos es mi cartera. Se
utilizaparaguardardinero,tarjetasyfotografías.Mírala.RaquelselaentregóyConnorempezóagirarlaentresusmanos.Alverque
nosabíaquéhacerconella,Raquelselaarrebatódelasmanosyconuntirónalvelcro,laabrió.Sacó su documentación en la que salía ella con el uniformedel ejército, su
DNI, unas fotografías en las que salía con su padre, el cual llevaba elmismouniformequeellay,porúltimo sacóunbilletedeveinte eurosyunas cuantasmonedas.—Estoesbrujería—dijoConnorcogiendolaimagenenlaqueestabanellay
unhombremayor.—No,Connor,noesbrujería;esunasimplefotografía.Enmitiemposonde
lomásnormal.Mira, le entregóunamonedade un euroy le enseñó la fecha.¿Vesqueañopone?Dosmilquince.Notehementido,Connor.Esoesdinerodemi época, esto,—le dijo señalándoselo— es un teléfono, con el cual puedesrealizarllamadasalargadistanciaypuedeshablarconpersonasqueesténenelotroextremodelmundo.Alvercomoélalzabaunacejaenplan«sí,claro»,Raquelsuspiró.Asíque,
cogióelteléfono,vioquelequedabaaúnbastantebatería,miróporlapantallalaimagendeConnordespuésdeenfocarloylesacóunafoto.Alverelflash,Connorselevantódelasillaysoltóunrugido.—¡¿De dónde ha salido esa luz?! —rugió frotándose los ojos. ¡¿Es que
queréisdejarmeciego,señora?!—¡Señorita! —le gritó Raquel y se levantó de la silla. Se acercó a él y
mientraslohacíaleenseñabalafotoquelehabíasacadoconelteléfono.Connor,alverseeneseraroaparato,abriólosojoscomoplatosyretrocedió
hastaquedarpegadoalapared.—¡Alejaosdemí!—gritó.¡Noosacerquéis!—Pero a ver, hombre. ¡Que no pasa nada! ¡Ya te he dicho que solo es una
imagen!¡Notienesporquéponerteasí,joder!¡Mira!Raquelcolocóelaparatodemaneraquepudierahacerseunselfieyapretó
elbotón.Unavezhecho,leenseñólaimagenaConnorybufó.—¿Ves?¡Nomehapasadonada,sigoaquí!Estoessoloalgodelatecnología
quehayenmitiempo,Connor.Nadamás.Notienesporquétenermiedo.Esunasimpleimagenquesacaelteléfono,unrecuerdo,unafotografía.Al ver queRaquel seguía ahí y a él no le había pasado nada,Connor sacó
valoryseacercóasubolsa.Lacogiódelsuelo,laabrióyempezóasacarropa,lacualdespuésdemirarprendaporprendatiróalsuelo.—¡Oye!—gritóRaquelalverlotodotirado—.¡Nolotires,hombre,queme
vasaenguarrarlaropa!Seagachópara recogerlo todoy lo fuedejandoencimade la cama.Segiró
para arrebatarle la bolsa y se quedó parada al ver a Connor con unas bragassuyasenlamano.Notócomolesubíanloscoloresyselasquitódelamanodemalamanera.—¿Quéeraesaprendarojamuchacha?Nuncahabíavistoalgoasí.Raquel se lametió en elbolsillode susvaquerosy lequitó el petatede las
manos.Locolocóencimadelacamay,doblandodenuevolaropa,lavolvióameterensusitio.—Contestadme.¿Quéera?—¡Unculotte!¡Soloeraeso!,¿vale?¡Unsimpleculotte!—legritóconlas
manosenjarrasyelceñofruncido.—¿Un culo? Pues menudo nombre le habéis puesto a esa prenda, porque
realmentenosepareceennadaaunculo.Al ver la cara de sorpresa queponía él,Raquel nopudo resistirlomásy se
echóareíracarcajadas.Sesentóenlacamaysedoblósobresímismaacausadelarisa.Seagarróelestómagoysiguióriendoyriendohastaque,allevantarlavistayverloqueteníaConnorentresusmanos,selecortódegolpe.—Connor—susurrólevantándosedespaciodelacama—.Dejaesoencimade
lamesaynolotoques.Esmuypeligroso.—¿Esto?—dijomeneándoladeladoalado.—¡Connor,sueltalapistola!¡Esmuypeligrosaypuedemataraunapersona!Lamiró con el ceño fruncido y se la entregó. Raquel la cogió de sumano
derechaydespuésdeasegurarsequetuvieraelseguropuesto,ladejóencimadelacama.Soltóelairequeestabareteniendoypusolasmanosensucintura.—¿Y bien? Te he contado mi historia, no te he mentido, te he presentado
pruebas y aún así no has dicho nada. ¿Cuál es su veredicto laird McGi…bueno…Connor?¿Algunapregunta?Connor se sentó de nuevo en la silla, cogió el teléfono y lo inspeccionó de
nuevo.SuspiróymiróaRaquel.
—Sinceramente, es una historia increíble. La verdad es, que sino fuera portodoloquetengoantemí,admitoquenooshubieracreído,peroesto…—señalótodos los objetos que había sobre lamesa –me ha dado que pensar yme handemostradoquenomentís.Perosíquetengounaspreguntasquehaceros.Raquelsesentódenuevoenlasillayesperó.—¿Sabéiscomovolveravuestrotiempo?—No. La verdad es que sino sé cómo llegué aquí, menos sé cómo puedo
volver.Connorasintióylamirófijamente.—Explicadmeesodequeeseartefactoqueteníaentremismanospuedematar
aunapersona.¿Dequésetrata?Raqueldudóencontestarle.Sabíaquetampocopodíaserdemasiadoexplícita
enseñándole según que, tenía miedo de las consecuencias. Pero pensó quetampoco pasaba nada enseñándole algo de la tecnología y armamento de sutiempo.—Bien.Teloenseñaré.Peroteavisodequehacemuchoruido,Connor.Así
quenoteasustes.Esosí…solotepidoquetodoloquepaseysehableenestahabitación,nosalganuncadeaquí.Supongoqueentiendesporquétepidoeso¿verdad?ConnorasintióycuandoRaquelsedirigiódenuevoalacama,éllasiguió.Agarróconambasmanossuarmareglamentaria,sepusodebajodelaventana
yapuntóalmarcodemaderadelapuerta.—¿Listo?Connorasintió,peroantesdedisparar,Raquellocogiódeunbrazoylosituó
asulado.«Joder,quemacizoestá»—pensóencuantoloagarródelbíceps.—Bien.Siquierestápatelosoídos.Connor negó y esperó. La verdad es que no entendía que podía hacer ese
pequeñoartefacto.Viocomolamujerechabahaciaatrásunapequeñapalanca,colocaba la mano izquierda abierta debajo de la derecha y apuntaba hacia lapuerta.Lavio coger airey apretarunapequeñapalancacon sudedo índice, tras lo
cual,unfuerteestruendohizoqueélpegaraunbrinco.Miró hacia la dirección que había apuntado ese artefacto y vio un enorme
agujeroenlamaderaquerodeabalapuerta.Miróla«pistola»comolallamóellaysepercatódequedeunapequeñaaberturasalíahumo.Seacercóalapuertaycuandoibaamirarelagujero,estaseabriódegolpey
entraron tres hombres en tromba espada enmano.Los cuales, al ver aRaquelconunartefactodesconocido,fuerondirectoshaciaella.
Raquel,alverloqueseleavecinaba,nolopensóyreaccionó.Tirólapistolaen la camay antes de que el primer hombre la alcanzara, le lanzóunapatadalateralenelestómago,loquehizoquesoltaralaespadaycayeradeespaldas.Se agachó, cogió la espada y trató de recordar las clases de esgrima que
recibiódepequeña.Secolocóenposición,perosediocuentadequelaespadapesabademasiadoparamanejarlasoloconunamano.Asíquesepusodefrente,laagarrófuertementeconambasmanosyesperó.En el momento en que uno de los hombres se lanzaba hacia ella, sonó de
nuevoeldisparodesupistolaylosdoshombressegiraron,setaparonlosoídosymiraronasulaird,elcualestabaconellaensusmanosapuntandohaciaarriba.—¡Deteneosahoramismo!—rugió—.¡¿Quiénoshadadolaordendeatacar
anuestrainvitada?!—Pero señor… —dijo Kirk al ver la cara de enfado de su amigo —.
Simplementeescuchamosunestruendoyalacudiravuestrosaposentosyveraesamujerconeseaparatoenlasmanos…creímosqueoshabíapasadoalgo.—Puescomopodéisver,estoyperfectamente.Saliddeaquíahoramismoyno
entréishastanuevaorden,¿entendido?Todosasintieronyfueronsaliendode laalcoba,peronosinantesdirigirlea
Raquelelqueestabaenelsuelo,unamiradaqueprometíavenganza.Raquel no se amedrentó y le devolvió la mirada en plan… «Menos lobos,
Caperucitoquenomedasmiedo.»Connorcerróconunportazoylamiró.—Realmenteestopuedemataraunhombre,¿verdad?—Sí,Connor.Puedehacerlo.Asíque,porfavor,terogaríaquenolatocaras.
Laverdadesquesinosesabemanejar,esunarmamuypeligrosa.Raquelextendió lamanoparaque ledevolviera lapistolayConnor lohizo.
Lametiódenuevoensupetateyloescondiódebajodelacama.—Bien. Os creo —afirmó Connor —. Permaneceréis en mi castillo y
seguiremos con el trato.Alojamiento y comida, a cambio de queme enseñéisesosmovimientos.
—Ok, hay trato —Raquel le ofreció su mano y Connor la agarró delantebrazoyapretó.Ellalesoltósuavementesumano,lapusoencimadelasuyayleenseñóelsaludocomoellaquería.Alsentirelrocedesusmanos,losdossemiraronalosojosalsentirambosun
cosquilleo que los recorrió por entero y se quedaron estáticos mirándose.Ninguno de los dos podía apartar la mirada del otro. Connor dio un paso alfrente,empujóaRaquelhaciaélysinellaesperarlo,estampósuslabioscontralossuyos.Notó el respingo que ella daba, y luego el gemido que salió de sus labios,
pero,cuandolasintiórelajarsecontraél,ycomoempezabaaresponderalbeso,Connor se envalentonó, la abrazó fuertemente, pegó su pecho al suyo y lointensificó.
Capítulo5
En cuanto Raquel sintió los labios de Connor sobre los suyos, su ardor, sufuerza, lamanera que tenía de devorarla, no se lo pensó y se lo devolvió. Lobesó con la misma pasión e intensidad que la besaba él. Raquel fue muyconscientedeque,entodasuvida,habíasentidoalgoparecidoaloqueestabasintiendo en ese momento. Era como… como si una descarga recorriera suinterior,comosi lavaardiente recorrieransusvenas.Sentíacalor,mucho,yunfuerteardorensuinterior.Sucorazónsehabíaacelerado,lasmanoslepicabanpor tocarlo y acariciarlo de arriba a abajo, pero de su cintura no se movían.Raquelqueríadescubrirquesesentiríaalacostarseconél,yaque,sisoloconunbesosucuerporeaccionabaasí…—Eresmía,mujer.Mía—ledijoConnorenunsusurro.Raquelabriólosojoscomoplatosalescucharesaspalabras,rompióelbesoy
seseparódeél.Pusodistanciaentreellos,lomiróconlosojosentrecerradosycon la respiraciónacelerada.Cogióaire, lo soltó lentamenteyesperóaque secalmarasurespiración.Connor lamirabacomosinosupieraquehabíapasadoparaqueellahubiera
reaccionadoasí.DiounpasoyRaquelnegó.—¿Sepuedesaberporquéhabéishechoeso?¿Hehechoalgomalo?Raquelpusosusmanosensuscaderasyseadelantóunpasoparaenfrentarlo.—Nohashechonadamalo,Connor, nada;hastaquehas abierto tubocade
neandertalylahastenidoquecagar.—¿Cagar? ¿Por qué sois tan vulgar hablando? ¡Yo no he cagado nada y lo
sabéis!¡Solohedicholoquesentíaenesemomento!—¡Ah! ¿Y no sientes, que diciendo que soy tuya la has cagado? ¿Sin
conocermedenada?Aotraconesecuento…hombre.—Esquesoismía,Raquel.Ysíqueosconozco.—¡No!¡Nosoytuya!¡Nosoydenadie!¡Nadieesmidueño,Connor,nadie!
¡Yo soy la única dueña demi vida, yo—afirmó señalándose con el dedo—.Nadiememanda,nadiemeordena,nadiemediránuncamásquehaceroquedecir.Me he criado en unmundo en el que lamujer es libre de hacer lo quequiereconsuvida,Connor.Peroquehaya tenidoquecaerenunaépocaen la
quelamujernoesmásqueunpuñeteroflorero,quesolosirveparacasarse,criarhijos y limpiar… una jodida esclava, vamos.Una época en donde su opiniónimportaunapuñeteramierda…Noseñor,no.Amínomemeterásenesesaco.Unacosaesquehayacaídoaquí,peroquetequedeclaro,quenosoydeaquí.Asíqueolvídatedeesode…¡eresmía!Porqueapartedequenoescierto,amisojostehasparecidoaunjodidolicántropo.Connorescuchótodaesaperorataysequedópasmado.¿Dequéhablabaesa
mujer?—Además,unacosaesqueestéenestesiglo,perootratotalmente…En ese momento, Connor desconectó de lo que decía esa insufrible mujer.
Sabía o intuía que le iba a traer problemas, pero por lo que le contaba o leinsinuaba, por como pensaba y actuaba, sabía que al final los problemas laacabaríanencontrandoaella.Ylaverdadesqueyaempezabaaestarcansadodesuactitud.Desusuperioridad,dequesiemprequisieratenerlaúltimapalabraydeque,sobretodo,sequisieraconsiderarsuigual.Cosaquenoibaatolerar.—¡Callaos!¡Callaos,malditasea!¡Meharéiscogerdolordecabezacontanta
perorata estúpida e inútil!—gritó Connor poniéndose lasmanos en las orejasmientrasdabavueltasencírculo.Quelacortaradeesamanera,aRaquelno lehizoningunagracia.¿Perorata
estúpidae inútil? ¡Serámachista!—pensóRaquel sintiendocomoel cabreo leibaaumentando.—¡Oiga!¡Ustedamínomemandacallar,lairdMcGi...McGi…McGilipollas!
—gritóRaquel,yaquenuncaseacordabadesuapellido.Yencima,elhaberlodichoencastellano,hizoquesesintierademaravilla.Connorsequedópasmadoalescucharesapalabra.¿Gilipollas?¿Gilipollas?A
saberquequeríadeciresapalabraensulengua,perovistalacaradesatisfacciónquetenía,nodebíaseralgodemasiadohalagador.Hartodediscutirydehablarconunapared,Connorclaudicó.Pensóen ira
darseunbañoallagoydesfogarsurabianadando,deesamaneranoloharíaconla bruja que tenía delante. La bruja que, aún y después de estar echándole labronca, enervándolo hasta límites insospechados, también lo había excitadosobremanera.Connorsuspiróysesentóenlacama.Ynoporcansancio,sinoparadisimular
laerecciónquelehabíacausadoelbeso.Raquel, al ver el suspiro y como se sentaba en plan «ya no puedomás» se
sentóenlasilladeenfrenteysecalló.Sabíaquecuandosecabreaba,sulenguaibaasubola,ledabaporhablarygritarcomosiestuvieraposeídaynoparabahastaquesequedabaagusto.Yesoeraloquelehabíapasado.Ynosoloeso,sinoquetambiénhabíainsultadoaunhombrequenosehabíaportadomalcon
ella, ni la había maltratado, ni la había tachado de loca después de haberleconfesado de donde era. Sino que, solo por haberle dicho que era suya, habíareventado.Yteniendoencuentalaépocaenlaqueestaba,eradelomásnormalentreloshombressoltaresetipodefrasecitasy,quelasmujeres,encima,fueranfelicesdeserpropiedaddeesos…«Raquelita,cálmateque teestásyendootravez»—pensóinspirandofuertemente.—Soloospidounacosa,mujer.—¿Qué?—preguntóRaquel.—Que intentéis pasar desapercibida. Que no hagáis nada que normalmente
haríaisenvuestraépoca.Quenouséiseseextrañoyfloridovocabulariovuestro.Nosé…soloospidoqueintentéisparecerosaunadamaynoauncardo.—¡¿Cardo!?—Bueno, digamos que no tenéis pinta de mujer precisamente —le soltó
Connor almismo tiempo que cruzaba dos dedos por detrás de su espalda—.Lleváiscalzas,botas,unacamisahorrenda,elpeloconunpeinadoqueparecelacola demi caballo Storm, no sé…digamos que parecéis un hombre pero conpechos.
—¡Ja!Yme lodiceun tíoque llevauna falda en sudía adía, ¿no?—contestóRaquelenplansarcásticoycruzándosedebrazos—.Osea,quepiensarealmenteeso...entoncesalllevarustedfaldita,cosaqueestípicademujeres…Nosé,laird…¿Seríacorrectodecirleenesecaso,queesustedelquetampocotienepintadehombre?Yaquesevisteasí…—leseñalóRaquelelkiltdearribaaabajo.
Connorselevantócomounresortedelacama,rugióindignadoysaliódelahabitacióndandounportazo.Prefiriósaliraenfrentarseaella,nofueraqueenun arranquede furia, tomara unadecisiónque al final la hiciera daño.Porquepara él, que hubiera insultado su kilt y sus colores… fue como si lo hubierainsultadoaélyasuclan.Pero…¿Quésabíadetodoesounainsulsamujerdeotra época? Por esemotivo, decidió salir de la habitación e irse finalmente anadar.
Raquelsonrióparasusadentrosysaboreósumomentáneavictoria.Sabíaquehabíaganadounabatalla,peronolaguerra.Sabíaquehabríabatallasmuymuydurasyquenolasganaríatodas,pero,loqueteníaclaro,eraqueharíaloposibleporganarlas.
Llamaronalapuertaydespuésdemirarquenohubieranadararoalavista,diopermisoparaentrar.Entrarondosmujeres.Unaconunvestidoamarilloylaotraconunoszapatos
horrendos y una tela. Dejaron todo encima de la cama, se pusieron frente aRaquelylamirarondearribaaabajoconelceñofruncido.—¿Ybien?—preguntó—.¿Pasaalgo?—Ellairdantesdeirsenoscomunicóquelellevásemosropa,milady.—¿Milady?Nosoyningunamilady,chica.LlámameRaquelsiquieres;pero
nadademilady,muchacha,mujer,ycosasdeeseestilo,porfavor.Al ver que las dosmujeres lamiraban como si fuera unbicho raro,Raquel
recordóloquelepidióConnor.Queintentarapasardesapercibida.—Bah,daigual.Llamadmecomoqueráis,perosipudieraisllamarmeRaquel,
mejor.Unadeellas,cogióunaespeciedevestidoblancocon tirantesyesperó.Así
que Raquel se quitó las botas, vaqueros y camiseta y se quedó en tanga ysujetador.LasdosmujeresabrieronlosojoscomoplatosyRaquelbufó.—Disculpe,peroeso,sealoquesea,setienequeir.—¿Miropainterior?¿Yquesesuponequemepondrésimelaquitó?Cuandoleenseñarondenuevoeseminivestiditoblanco,Raquelsequedóen
blanco.—¿Esoeslaropainterior?—Bueno,esunacamisayesloquevadebajodelvestido,señorita.Yhaceel
papeldecubrirlaspartesíntimasdelasmujeres,asíque…porfavor,retíresedelcuerpoesasrarasprendasypóngaseesta.—¡Nopuedo!¿Esquenolove?¿Cómoquierequevayaporahícaminando,
sabiendoquedebajodedossimplescapasdetelallevaré«elkiwi»alaire?¡Iríamuyincómoda,señora!Losiento,perolapartedeabajosequeda.Solocederéenquitarmeelsujetador,peroeltanga,no.Ambasmujeressemiraronyseencogierondehombros.Raquelsequitóelsujetadorylamujermásjovenlepasóeseminivestidopor
lacabeza,elcuallellegabaporencimadelasrodillas.Lostiranteserandedosdedosdeanchoylatelaáspera.—Joder,comopicaesto.¿Noleponensuavizantealaropa?—¿Cómo?—Nada,nada.Raqueldiograciasporhabersetraídosucremahidratanteenelpetate.Sabía
queleharíafaltaconesaburdatelarozándolatodoeldía.Lepasaronelvestidoamarilloporlacabeza,Raquelmetiólosbrazosporlas
estrechasmangasycuandosintiócomolosoltabanycaíaalsuelo,notósupeso.Diounpasoatrásytropezóalpisarselebajo.Maldijoenvozbajaybufó.—Espere,señorita,quelefaltaelcinturón.Esoevitaráquesepiseelvestido.Unavezpuesto, lepusieron los zapatos.Erandeunapiel extrañayestaban
rellenosdepelo.Lerecordaronasusbotines.Estabanrellenosdepieldeconejoy le encantabanpor su suavidad.Lapiel de estos eramuy similar y teníaqueadmitirquecalentabanmás.Yaconlaropapuesta,lasentaronenunabanquetaylapeinaron.Leretiraron
todo el largo pelo de la cara, le hicieron varias trenzas y las unieron en unintrincado moño. Menuda maña tenían estas dos para peinar —pensómaravilladaanteelbonitomoñoquelehicieron.—Lista.Ahorasiquiereacompáñenosyleenseñaremoselcastillo.Raquel las siguió y estuvieron un buen rato enseñándole las distintas
habitaciones,elsalóncomún,lacocina...lepresentaronadistintasmujeres,yleexplicaronlaslaboresquerealizabancadaunadeellasenelcastilloycuandolellegóelturnoalacocinerayvioloqueestabacocinando,aRaquelselerevolvióelestómago.Sedisculpóconlasmujeresysalióporunapuertaquedabaalpatio.Eseolor
nauseabundoestuvoapuntodeprovocarlearcadas.Empezóacaminarsinfijarseen lo que la rodeaba y unos diezminutos después, a lo lejos, vio un preciosoestanque.Seacercóysesentóenunagranrocaquehabíacercadelaorilla.Seabrazóasuspiernasysuspiró.Colocólamejillaensusrodillasyunaondulaciónen el agua la hizo fruncir el ceño.Algo semovía en la profundidad y por eltamañodelasondasnodebíaserprecisamentepequeño.Derepente,ungrancuerpoemergiódegolpedelaguadándolelaespalda.El
agua le llegaba justo por encimade sus nalgas y la ancha espaldamusculada,brillanteporlosrayosdelsolqueincidíanenella, hicieronqueselesecaralaboca.—¡Quécuerpo!—susurrósinpretenderloyesohizoqueesapersonasediera
lavuelta,haciéndoleverqueeldueñodeesemaravillosoyesculturalcuerpo,eraConnor.Connor se giró al escuchar un susurro y cuando vio de quien se trataba, la
erección que logró que desapareciera al meterse en el lago helado, surgió denuevo.Ahíestabaelmotivodesusquebraderosdecabezaydequesucuerpoalcanzaraaltascotasdeexcitaciónconsolomirarla.Peroestavez,ellaparecíauna ninfa salida del bosque. Con su piel pálida, sus grandes ojos pardos, loscualeslomirabanconhambre,esevestidoamarilloquelequedabaperfecto,elcualmarcabatodassuscurvasalaperfección,sobretodolassuperiores.
Connor empezó a caminar hacia ella, y cuando Raquel vio que el aguaempezaba a descubrir poco a poco más y más carne de ese escultural ymagníficocuerpo,sebajódelarocaysepusoenpie.
Capítulo6
Raquelnosepodíacreerloqueveía.Realmenteseríacapazde…de…—¡Quieto!—legritóylevantósumanoparapararlo.Connorsonrióysiguióavanzandohaciaella.—Vengaya,hombre…detenteporfavor.Connorhizo casoomisoa supeticióny terminóde salir del agua.Avanzó
pocoapocohacia elladesnudoen todo suesplendor, almismo tiempoque lamiraba con un hambre voraz. Raquel sintió como se aceleraba su corazón ycomo su cuerpo se calentaba. «Este hombre es imponente», pensó al mismotiempoqueempezabaaretroceder.
Por cada paso que Connor daba, Raquel retrocedía otro. Sabía que si nohacía algo enseguida, la cosa se podría descontrolar, aunque, también se teníaqueadmitirasímismaquelodeseaba.Queríapasarsusmanosporeseincreíbleyesculturalcuerpo.Deseabasentirytocaresosmúsculos,queríaacariciaresosperfectosydurospectoralesyelvelloquelerecorríatodoelpechoelcualseibaestrechandoamedidaquese ibaacercandoasuentrepierna, lacual,estabaen«arribaEspaña»,comosiemprellamabaaunhombrequeestabaerecto.
ConnorviocomoRaquelseruborizabaycomolorecorríadearribaaabajoconesospreciososojospardos.Lehacíagraciaver comosumirada ibade sumiembroasusojosalternativamenteycomoseguíaretrocediendopocoapoco.
—¿Me tenéis miedo?—le dijo para picarla—. No sabía que fuerais tantímida,muchacha.Creíaqueunamujercomovos,fuerte,decididayvaliente,nose amedrentaría por ver a un hombre desnudo.Además, creo recordar que yahabéisvistoanteriormentemi…anaconda.
Raquelseirguióalescucharesaspalabrasysedetuvo.Fruncióelceñoysediocuentadequelaestabaponiendoaprueba.¿Acasoqueríaverrealmentedequé pie calzaba? ¿Estaba intentando provocarla? ¡Ja! Pues se iba a llevar unasorpresa.
Alversucaradedecisión,Connorsedetuvo.Lamiróalosojosyloquevioloalertó.¿Quéhabíahecho?
RaquelempezóacaminarhaciaélyConnorsemantuvoestáticoensusitio.Le costó la vida misma hacerlo y no decirle que se detuviera, pero él, como
highlander,sabíaquenopodíaniteníaqueretroceder,porquedelocontrario,labatallalahabríaganadoella.
—Quépasa,Connor.¿Yanobromeas?¿Ahorateintimido?Túexpresiónhacambiado, laird—le recriminó al mismo tiempo que se situó a un palmo dedistanciadeélylesujetabaelpeneconlamanoderecha.ApretóligeramenteyescuchóaConnorgemir.
—Raquel…—susurróConnor—.Para,muchacha.—¿Qué? ¿Ahora quieres queme detenga? ¿Ahora no quieres que te dé lo
queveníasbuscando?—lecontestó—.Raquelsepusodepuntillas, lepasó lapunta de la lengua por el exterior de la oreja y le empezó amasajear el penelentamente.
EscuchócomoConnor empezabaa temblaryviocomouna ligera capadesudorempezabaarecubrírsufrente.
«Punto para mí» —pensó al mismo tiempo que empezó a ejercer mayorpresiónyrapidezasumovimiento.
Connor bufó, gimió, apretó los dientes y los puños y segundos después…soltóunfuertegruñidoysederramóenlamanodeRaquel.
Cuando todo terminó,Connor tenía la respiración acelerada y sentía comolaspiernasapenaslesostenían.Supodesdeesemomento,queesamujernoseandabaconbromasyquenoteníaquejugarconella.Porqueloquehabíahecho,nuncaensuvidahubieraimaginadoqueunamujerquenofuerasuesposa,seríacapazdehacérselo.Peroclaro,ellanoeradeesaépoca,sinodeunamuymuylejana. ¿Acaso eso sería un acto normal en ese tiempo? Porque lamaestría ymañaquelehabíademostrado,noeradeunamujerinexpertaprecisamente.
Sedio lavuelta encuanto recuperó la composturay lavio agachadaen laorilla del río lavándose las manos. Era preciosa, tenía que reconocerlo, perotambién se admitía a sí mismo que no estaba acostumbrado a lidiar con unamujerconesecarácteryesapersonalidadtanfuertes,unamujer,queparecíaquenoleteníamiedoanada.
En cuanto terminó de lavarse, Raquel se levantó y lo enfrentó. Connor lamiraba como si fuera un raro espécimen o algo a lo que no le encontrabaexplicación. Sabía que se había pasado de la raya, lo sabía, pero no podíapermitirqueningúnhombreseburlaradeella,nuncalohabíaconsentidoyestaveznoibaaserdiferente.
Raquel empezó a caminar, pasó por su lado ignorándolo completamente yunamanolaagarrófuertementedelbrazo.
—Estonosevaaquedarasí.Osaviso—ledijoConnor.—¿Me loprometes?—le contestó almismo tiempoque se deshacía de su
agarreconuntirónsecoyleguiñóunojo.
Raquelempezóacaminardevuelta,teníaganasdellegarasuhabitaciónypensar en todo lo que había pasado, pero, antes de llegar a la curva que lallevaríaalcastillo,treshombresaparecierondelantedeella.
—Vaya,vaya…miradquetenemosaquí.Unalindadamasolitaenelbosque—dijoelqueparecíaellíder—.¿Tehasperdidopreciosa?
—Olvídame.Raquel intentó rodearlo, pero él se puso delante. Los dos que lo
acompañabansepusieronareírysecolocaronasualrededor.—¿Aquévienetantaprisa,niña?Soloqueremosdivertirnos.Sintió como el que tenía detrás le ponía la mano en el hombro para
mantenerlaquieta.—¿Porquénoosvais a lamierda los tresymedejáis enpaz? ¿Acasono
entendéis que me quiero largar de aquí? No me cabreéis os lo advierto, oacabaréis muy mal. La verdad es que ahora mismo no estoy de humor paraaguantargilipollecesdenadie.
Lostressepusieronareíralescucharleyeldedetrás,derepentelesujetólasmanosenlaespalda.
Raquel, al ver la situación en la que se encontraba, supo que tenía queempezaradefenderseenseguidaoacabaríamal.Asíque,sinpensárselo,lanzóelpiehaciaadelanteylediounafuertepatadaenlaentrepiernaallíder.Pisóelpiedelquelateníaretenida,yasícomoseagachó,Raquelechólacabezahaciaatrásylepegóuncabezazo.Escuchóuncrack,unrugidodedolorycomolasoltaba.
SepreparóparadefenderseyenesemomentoaparecióConnor,yavestidoycon espada enmano, gritando como un poseso y se puso a pelear con el quequedabaintacto.
Elquerecibiólapatadaensuspartesselanzócontraelladefrente.Raquelestiró los brazos, lo cogió por la camisa, se tiró al suelo de espaldas,llevándoselo con ella, colocó el pie en su vientre y haciendo impulso con lapierna, lo pasó por encima de ella, haciendo que él acabara en el suelo deespaldaseinmóvil.Ungemidoleconfirmóquelohabíadejadok.oysepreparóparamás.
Raquelselevantóenseguidaymiróalquelehabíarotolanariz.Elhombresacólaespadayselanzóaporella.
Raquel empezó a esquivar los mandobles como podía. Se agachaba,retrocedía,realizabaalgunacinta,saltaba,perocuandoveíaqueesonoservíadenada, corrió hacia el que estaba inconsciente en el suelo, le sacó la daga delcinturóny,conuncerteroyfirmemovimiento,lalanzóyselaclavóenelpecho,haciendoquecayerafulminado.
En ese mismo momento, Connor también acabó con el otro hombre y la
miró.Sefijóenlosdoshombresquelarodeabanyluegoenella.Estaba impresionante.Con la respiración acelerada, el cuerpo tenso, y una
inmensafuriaensumirada.Parecíaunavalkiria.—¿Estáisbien?—Sí.Sí,estoybien.Laverdadesquenomeesperabaesto.Perobueno,me
hepodidodefenderyhesalidointactaqueesloimportante.—Supongo que habéis utilizado esos extrañosmovimientos queme tenéis
queenseñar,¿verdad?Raquelasintió.—¿Ladagatambiénlamanejáis?—Ybastantebien,porcierto.Practicabamuchoel tiroalblancoconellas.
Aunque tengo que admitir que los cuchillos eran más ligeros. Estas son máspesadas.
Connorestabamaravilladoconella.Otramujerensulugarhubieraacabadomalherida o inclusomuerta.Y sin embargo,Raquel estaba tranquila, serena ycomosinohubierapasadonada.
—Creoqueparaentenderos,yparanoperderlapacienciaycomposturaconvos, sería conveniente que me explicarais de nuevo y mejor, a lo que osdedicabaisenvuestrotiempo.Nocreoqueseacapazdeverosdenuevoenesatesitura,mujer.Soyellairdymideberescuidardemigenteynoalrevés.
—Ya.No,siloentiendo.Perotenencuenta,Connor,queenesemomentotúnoestabas. ¿Qué iba ahacer entonces? ¿Esperar aque aparecieras?Dejarquehicieranconmigoloquequisieranesostrescabrones?No,Connor.Sitengoquedefendermeloharé,estésonoestés.Paraalgomeheentrenadoduramentetodamivida,ynohasidoparaqueotroslibrenmisbatallaspormuylairdquesean.Esote logarantizo.Además,enmi trabajonohaydiferenciasentrehombresymujeres,Connor.Trabajamos todos juntosynosayudamoscuandoestamosenacción, pero sobre todo, nos respetamos los unos a los otros. Por esemotivo,cuando hay alguien a quien quiero en peligro, reacciono.Yme da igual si eshombreomujer.Yosoloactúo.Meenseñaroneso,adefendermepormímismayanonecesitaraningúnhombreencasodequemeencuentreenpeligro.
Connorasintió,sabiendoqueenparte teníarazón,perootrapartedeél,nopodíaconsentirelqueellasepusieraenpeligrobajoningúnconcepto.Suponíaquesupartedominante,laqueríaasalvoyfueradepeligro.
—Bien pues. Podéis empezar a contarme a qué os dedicabais en vuestra
épocamientrasregresamosalcastillo.Raquel asintió, se preparó para contarle una larga historia y sabía que,
también,pararecibirunmontóndepreguntas.
Capítulo7
Enelcaminodevueltaalcastillo,RaquelleestuvocontandoaConnoraquesededicaba, en qué consistía su trabajo, la vida que normalmente llevaba, elfuncionamiento de los cazas que pilotaba y... tuvo que admitir que elescepticismoqueveíaensumiradanolegustabanada,pero…¿quéesperaba?Eranormal.Cadapreguntaquelehacíaselarespondía,peroaunasí,Raquelsedabacuentadequeparaéltodoesoeratotalmenteinentendibleymuydifícildeadmitir. ¿Aparatos que volaban llevando a personas dentro? ¿Máquinas queservían para lo mismo pero que iban por tierra, sustituyendo a los caballos?Connornoloaceptaba,ypormuchoqueselointentabaexplicar,élseguíaensustrece.«¡Esoesimposible!»Ledecíacontinuamente.Asíque,alllegaralcastillo,sedisculpóysedirigióalahabitaciónquelehabíanasignado.
Alllegarsetumbóenlacamaysuspiró.Quépuñetashacíaenesaépocaymejoraún, ¿cómohabía llegadoahí?Algohabíapasadoduranteesa tormenta,eso lo teníamás que claro…pero ¿el qué?Eso es lo queRaquel no se podíaexplicarynoparabadedarlevueltasenlacabeza.
Loqueteníaclaro,eraqueteníaqueintentaradaptarseasunuevasituación.Tenía que convivir con gente mentalmente arcaica y con un machismodemasiado elevado; un machismo inculcado incluso a mujeres. Mujeres quesabían cuál era su lugar, teníanmuy claro a qué podían aspirar y a qué no ymujeresquesiempresabíanquehacerentodomomentoycómohacerlo.Osea,lavar,limpiar,cocinar,bordar,cuidardesushijos,educarlos,bajarlacabezaynoopinarentemasqueincumbíanaloshombres.
«¿Podrásrealmentebajarlacabezaycallarte,Raquel?¿Podráscomportartecomoellas?»
—Ni de coña, vamos. —Se admitió sin dudarlo —. Pero lo tengo queintentarsinoquieroacabarcreéndomeseriosproblemas.
Pensóencualteníaquesersuprimerpasoydecidióqueelprincipaleraquetenía que conocer su entorno e intentar familiarizarse con él. La gente que larodeaba,lastareas…todo.Asíque,levantándoseconbríodelacama,sedirigióalapuertaysalióadarunavuelta.
Bajó las escaleras y vio a variasmujeres llevandodiferentes bandejas a lamesa. Todas estaban llenas de carne y verduras.Connor estaba sentado en unsillónenlacabeceradeunaenormeylargatabla,lacualestaballenadepersonassentadasesperandoparacomer.
CarraspeóalllegaralaentradayConnorlamiró.Lehizounaseñalparaquese acercara, e hizo ademán a Kirk para que se apartara un poco y le dejaraespacioparaqueellasesentaraasulado.Asíque,despuésdesonreírleydarlelasgracias,sesentó.
Unaseñoraregordeta,lepusounplatodebarrohondoconalgoqueteníaunapintarealmenteasquerosa.Acercósunarizalplatoydespuésdeolerlosevequepuso cara de asco porqueConnor se la quedómirando fijamente.Arqueó unacejaypusoloscodossobrelamesa.
—¿Noosgustaelhaggis?Lomirósinentenderaquésereferíayleseñalóelplato.—¿Esto?—preguntóyelasintió.—Pues la verdad es que ni idea, nunca lo he probado, pero el olorcillo…
digamosquemetiraparaatrás.—Dadleunaoportunidad.Esteplatoestípicodelashighlands.Lovolvióamirarydecidióservaliente.Agarrócondosdedosdecadamano
esa pieza blanquecina, la cual le recordaba a un butifarrón gigante y cortó untrozo.Seloacercódenuevoalanariz,loolisqueóyfrunciéndolasemetióenlabocaese rellenomarrónoscuro.Empezóamasticarloy faltópocoparaque lediera una arcada. ¡Era totalmente asqueroso! ¡Horrendo! ¿Realmente eso legustabaaesagente?¡Sihastalatexturadabaasco!
TragócondificultadymiróaConnor,elcualporsumirada,sediocuentadequenolegustaba.
—¿Demasiadoparavos?Lomiróysimplementeafirmó.—Lamentodecirtequeeslomásasquerosoqueheprobadoentodamivida,
Connor.Noséquépuñetasllevaesto,peroesincomible.—Pues los demás no opinan como tú. Fíjate mujer, ellos se lo están
comiendosinproblema,asíque…tanmalonodebeestar.Miró a los demás y efectivamente se lo comían como si estuvieran
disfrutandodeunamagníficapaella.¡Hastaalgunossechupabanlosdedos!—Pueslolamento,perodebeserquemiestómagonotienenadadeescocés,
Connor.Sepusoa reírycogiendosudaga, cortóunenorme trozodecarnedeuna
bandejaqueteníaenfrentequeparecíacerdo.Se lopusoenunplato, le retiró laasquerosillacomidaque le recordabaal
nombredeunamarcadepañalesyselopusodelante.—Esperoqueestoosguste.Laverdadesqueelhaggisesunacomidapara
genteconunpaladarmuyespecial.Noa todoelmundolegustanlas tripasdecordero.
AsícomoRaquelsemetióeltrozodecarneenlaboca,loescupióenelplatoalescucharesoyempezóatoserfuertemente.Connorleacercóunvasoconunlíquidoamarillo,elcualolíafuertecilloyalbeberlo,envezdecalmarlelatos,selaprovocómásfuerte.
—¿Qué coño es esto? —preguntó cogiendo aire y lo miró mientras laslágrimascaíanpormismejillas.
—Cerveza.—¿Estoescerveza?Miróellíquidoambarinoyloolió.«Joder,quecervezamásfuerte».—Mierda,Connor.Estolollegamosabeberenmitiempoconlagraduación
alcohólicaquellevaeiríamostodosdelado.—Vaya.Noosgustaelhaggis,noosgustanuestracerveza…Medaquesino
oshabituáisloantesposibleanuestrascomidaspasaréishambre,muchacha.—Bueno, da igual —hizo un movimiento con la mano para quitarle
importanciaasucomentario—.Mientrashayacarnenormalyverdurasmedarépor satisfecha. Normalmente suelo comer de todo, la verdad. Pero el haggiseste…laverdadesquemehasuperado,loadmito.
Connor le sonrió y asintió. Que sonrisa, madre del amor hermoso. Comodirían lasmujeresdemi tiempo. «Tieneuna sonrisabajabragas tal, queharíaque las perdiera hasta lamujermenos impúdica». Se lemarcaba un preciosohoyueloqueestuvoapuntodedejarlababeando.
—Enestostiemposseaprovechatodo,muchacha.Nopodemosdesperdiciarnada.Yeseplato—seloseñalóconsudaga—,llevasigloshaciéndoseenestastierrasy,sinceramente,esperoquesigaasídurantemuchossiglosmás.Estípico.
Raquelbufóysiguiócomiendo.Laverdadesqueno teníani ideadesi seseguíahaciendoono.«¡Quéfaltamehaceinternet!»
—¿Aguahay?—Claroquehayagua,mujer.—Porfavor,podrías...—¡Janeth! —gritó Connor sobresaltándola —. Traed agua para esta
muchacha.Lacriadaasintióysaliócorriendoacumplirlaordendesulaird.Miroalamesayviocomotodoslamirabanconcaradeestupefacción.—¿Qué?—preguntóporquenosabíaaquéveníanesascarasdepasmo.—¿Agua? ¿Bebéis agua en las comidas?—le recriminó un señor bastante
mayorque teníaenfrenteyvariosasientosasuderecha—.Esoesparaniños,muchacha.Nuestrasmujeresbebencerveza.Esohacequeseanfuertes,robustasyquetenganfuegoenlavenas.
—Yelhígadohechounamierdatambién—lereplicóporlobajo.—¿Cómodecís?—Nadanada—seapresuróacontestarle—.Decíaquemeparecíamuybien,
perolaverdadesqueyoprefieroelagua.EseseñorleibaareplicarcuandoConnorintervino.—Déjalo,Angus.Siquierebeberagua,quelabeba.El tal Angus la miró con una mezcla de desprecio en su cara y siguió
comiendo.Raquelhizolomismoydejópasaresaconversación.Estaba troceando un pedazo de cerdo cuando entró corriendo un hombre
llamandoaConnor.—¡Laird!hombresdelclanMunroseacercananuestrasmurallas.Connorselevantódelasientoysaliócorriendo.Detrásdeélsalióelrestode
la mesa y como no, Raquel los siguió. No por cotillear, sino porque queríaaveriguaraquésedebíatantoalboroto.—EsoescotillearRaquel,aunquetelonieguesatimisma.
Una vez fuera, Connor mandó bajar el puente y unos veinte hombresentraronacaballo.Unavezdentro,lostresqueibandelantesebajaronyelqueparecíaelcabecillaseparóanteConnor.
«Joder ¿Qué comían en esta época para estar así de cachas estos tíos?»Esperoquehaggisno,laverdad.
—LairdMcGillivray,vengoaquemedevolváis inmediatamenteelganadoquenoshurtasteisdosnochesatrás.
Connorseadelantóunpasoylomiródirectamentealosojos.—¿Cómotenéisladesfachatezdeveniramicasaaacusarmedesemejante
calumnia,LairdMunro?Nosotrosnolehemoshurtadonada.—¡Siquelohicisteis!¡Mishombresreconocieronloscoloresdelkiltdesu
clancuandohuíansushombresporlanoche,conelganadoquemerobaron!—¡No voy a tolerar semejante infamia, LairdMunro! Y para que conste,
nosotros tambiénsufrimoshurtosporpartedesuclanydemuchosotrosynohemosidoasuhogarenningúnmomentoapedirexplicaciones!
—¡Esonoescierto! ¡Soisun infame,unmentirosoy lovaisapagarcaro!Sabéisqueestopuedesignificarlaguerra,lairdMcGillivray.
Enesemomento,noséquéfueloquelaimpulsóameterseenesatrifulca,perocuandosequisodarcuenta,yaestabametidaentreesasdosmoles.
—Aver,aver.Tranquilidad,¿ok?
—¿Yvosquiénsois,mujer?—Voslohabéisdicho,unamujer.¿Esquenosenota?—Raquel,no—laadvirtióConnor,peroellanolehizocaso.—Unapregunta,lairdMunro.¿Eranochecerradacuandoseprodujeronlos
hurtos?Ellairdlamirócomosifueraunmolestomosquito,cosaquelasulfuró,pero
lodejópasar.—Si.—¿Recordáissihabíaluna?Lunallena,quierodecir.SequedópensandoyConnorrespondióporél.—No.Nohabíalunaesanoche.¿Porquélopreguntáis?—Pacienciamajete,queaesoquierollegar—ledijoguiñándoleelojo.—Entonces,¿estáisdiciendo,lairdMunro,quesushombresdistinguieronen
unanoche cerrrada, unanoche sin luna... como los hombres del clandel lairdMcGi…,denuestrolaird,osrobabanovejas,cuandosutartánesdecolornegroconrayasrojas,lascualesseríanimposiblesdeversinluz?
Raquelsecruzódebrazosesperandounaexplicacióny,alverquenosabíaque contestar porque lo había pillado pero bien pillado, el laird MunrosimplementemiróaConnor,hizounainclinacióndecabezaysegiró.
Raquel se fijó en como daba un paso, cerraba los puños y elevabaligeramentelamanoderecha.
«Ohoh…malo,malo».–pensóysepreparó.El lairdMunrosedio lavueltadegolpe,alzóelpuñoparagolpearla,pero
como ya sabía lo que iba a hacer, simplemente se agachó para evitarlo. LaverdadesqueRaquelnoqueríagolpearallíderdeotroclan,porquesabíaquesilohacíasemeteríaengravesproblemas.
Raquel se enderezóy así comoelpuño izquierdo sedirigía a su cara,otramano, la cual pasó velozmente por su lado derecho la detuvo. La sujetó confuerzayempujándolafuertementelaretiró.
—Sinosabéisaceptarunaderrota,lairdMunro,lomínimoquepodríaishaceresdisculparos.Oshabéisequivocadoenvuestraacusaciónylosabéis.Asíque,saliddemistierrasinmediatamenteydejadnosenpaz.
—Estonoacabaráaquí—ledijoaConnorentrecerrandolosojos—.Yvos,mujer,aprendeddondeestávuestrolugarycerradesabocadevíboraquetenéis.Porquelapróximavezqueosvea,sivolvéisaabrirla,acabaréisatravesadapormiespada.
—¿Esunaamenaza?—lepreguntóconlosbrazosenjarrasyconunasonrisasocarrona.
Alversupose,ellairdMunroseacercóunpasoyConnorsesituódelantede
ella.—Esunapromesa.Ymispromesaslascumplo.Estáisavisada.Raquelbufóparahacerleverquesepasabasuspromesaspordondenosalía
el sol y se giró para entrar en el castillo. Caminó hacia el interior, pasandoolímpicamentedellairdMunroysusmanezas,y,unavezdentroseencontróconunpanoramaquenoseesperabaenabsoluto.
Capítulo8
En cuanto Raquel entró por las puertas del castillo se detuvo y miró a sualrededor. Las mujeres, todas, estaban mirándola con los ojos abiertos comoplatos. Algunas incluso cuchicheaban entre ellas. Raquel escuchaba palabrascomoloca,increíble,manodura,ymásbarbaridades.
Sabíaquehabíahechomalactuandocomolohizo,peroodiabalasinjusticiasynopodíaconsentirqueacusaranalclandeConnor,fueranonofueranciertaslas acusaciones. Sabía que haciendo lo que hizo se la estaba jugando, ya que,realmente, no sabía si hubo luna llena o nueva esa noche.Gracias aDios esanochenohubolunaylesalióbienlajugada,perosabíaquenopodíavolverahacerloporloquepudierapasar.Loquesíteníaclaro,esquesehabíaganadounenemigo y que tenía que ir con cuidado. Había herido el orgullo de esehighlander delante del líder de otro clan y sabía que esa ofensa se la acabaríapagandoenalgúnmomento.
Tendréqueirconpiesdeplomo—pensóalmismotiempoquesintiócomounaescalofríolarecorríadearribaabajo.Lacaradeesehombredabamiedoysabíaquelahabíacagadoyalogrande.
Se adentró en el castillo, pasó por delante de las mujeres, las cuales leabrieronpaso,comosideunbichorarosetrataraymientrasseguíaescuchandoloscuchicheos,empezóasubirlasescaleras.
—¿Cómo habéis sido capaz de hablarle en ese tono al laird Munro,muchacha?¿Esquenoestimáisenabsolutovuestravida?
Raquelsediolavueltaymiróalamujerquelehabíadedicadoesaspalabras.—¿Cómotellamas?—lepreguntóalamujerregordetaquelamirabaconel
ceñofruncido.Lamujerseadelantóunpaso,lamiródesafianteylevantóelmentón.—Ingrid,señora.—Señorita.—¿Cómo?—Quesoyseñorita.Noestoycasada,portanto,soyseñorita.EscuchódenuevocuchicheosyRaquelcarraspeó.—Bien.Admitoqueno tendríaquehaberhecho loquehice, séqueme la
jugué,peronopodíaconsentirqueunextrañolehablaraasíaConnor.Ymásaúnqueloacusarandehaberrobadosoloporqueaesetipejoledioporahí.¿Quiénsecreequeesparaveniralastierrasdealguienyfaltaralrespetoasudueño?
—EsellairdMunro,señorita.Yhayqueirconcuidadoconél.Noseandaconbromas—lecontestóotramuchacha.
—Pormí como si es el papa deRoma.Me la suda quién sea. ¿Acaso eseimbécilnosabeloqueeslaeducación?Puesyaleenseñaréyoaquelaconozca,coño.¿Mequieretocarlosovarios?Puesquevayaconcuidadoporquecomomecaliente,levoyyoatocarloscojonesdetalmaneraqueseleiránlasganasdevolverporaquí.
Lasmujeresempezaronadiscutirentreellasalescucharla.Unasledabanlarazón, otras se la quitaban, algunas la llamaron desvergonzada, loca, malhablada,einclusoledirigieronunoscuantosadjetivosmalsonantesqueprefiriópasarporalto.
—Nosvaisabuscarproblemas,mujer.Losasuntosyproblemasquepuedatenernuestrolairdconotro,nolaincumbenenabsoluto.Deesostemassehadehacercargonuestrolaird.Noesnormalqueunamujerlohaga,noesnormalqueunamujeractúeporsucuenta,¡ustednoesnormal!
Alescuchareso,RaqueldescendiólospocosescalonesquehabíasubidoyseenfrentóalatalIngrid.
—¿Conquenoesnormaleh?Entonces,siellairdestáenproblemasvosotrasos callareis y bajaréis la cabeza, ¿no? Si lo acusaran de algo injustamente, osdesentenderíais,¿verdad?Siseencontraraenpeligropensaríais,quesearregleélsolito, soncosasdehombres. ¡Soloos faltadecirmequesiunhombreosdiceque os tiréis por un puente, como lo dice él y su palabra por lo visto es loimportante, lo haríais! ¡¿Dónde puñetas tenéis vuestro amor propio!? Solo hehecholoquecreíajusto,nadamás.Nopodíaconsentirqueeseimbécillehicieraesoavuestrolaird,nomedabalaganaesperaraqueesehijodesumadreganaranisiguierarecriminándolenadaaConnorporelsimplehechodeserunlairddeotroclan.¡Odiolasinjusticias,quelosepáis!Ysiveounaintervendré,osgusteono.¿Hesidoclara?
Muchas mujeres asintieron y la miraron orgullosas, sin embargo, otras lamiraron con odio y con inquina… como si lo que les había dicho fuese unpecado capital. Incluso la tal Ingrid lamiró como si la quisiera dar un par dehostiasbiendadas.
Raquelsediomediovueltaparavolverasuhabitación,peroungrito,elcualretumbóportodoelcastillo,ladetuvodegolpe.
—¡Quietaahí,mujer!RaquelvolvióadarselavueltayvioaConnorandarhaciaella.Llevabauna
carademosqueobrutalylamirabacomosiquisieracargársela.Lacogióporelbrazoencuantoestuvoasualturayempezóasubir lasescalerasarrastrándolatrasél.
SegiróyviocomoIngridsonreía.«Bruja»—pensóalvercomodisfrutabaesamujeralverlabroncaqueleibaacaer.
—Sécaminarsolitadesdequeteníatrecemeses,Connor.¡Nohacefaltaquemearrastres!
—Serámejorqueoscalléis,mujer.Estoyapuntodeperderlapaciencia.Asíqueserámejorqueoscalléissinoqueréissercastigada.
¿Cómo que castigada? ¿Pero este quien cojones se ha creído que es paraamenazarmeconeso?
—¡Oyemajo!¡Paraelcarro,quenoeresmipadreparacastigarme,joder!—Doygraciasporeso.Creoquesifuerasupadremeavergonzaríadevos.Raquelseparódegolpealescucharesaspalabrasysesoltódesuagarrecon
unfuertetirón.—Antes de hablar de mi padre límpiate la boca, Connor. No te voy a
consentirquelomenciones.Noloconociste,nosabesquéclasedepersonaera,¡asíquecallatelaputabocaantesdevolverloanombrarsinoquieresquetelacierreyodeunahostia,socapullo!
Raquelseadelantó,abriólapuertadesuhabitaciónyasícomofueacerrarla,Connor ladetuvo, laempujó,haciendoqueRaquel retrocedieray lacerróasuespaldaconunfuerteportazo.
—Volvedarepetirmeloquemehabéisdichositenéisvalor.Connorselopidióconlosdientesapretadosyconunfuegotanintensoensu
mirada,queR