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    RAF AEL GUTIERREZ GIRARDOT

    APROXIMACIONES

    PRESlDENCIA DE LA REPUBLICANUEV A BIBLIOTECA COLOMBIAN A DE CUL TURA

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    IREVISION DE LA HISTORIOGRAFIA LITERARIA

    LATINOAMERICANA

    La historiografia literaria latinoamericana es, como casitoda la del siglo XIX, una historiografia con propositosnacionalistas. Con ese signo habia nacido la moderna histo-riografia iiteraria, euyo padre Friedrich Schlegel la habiadeslindado de los llamados "estudios anticuarios" al consi-derar toda obra de arte literaria como fenomeno unico,his torico, 1 igado al tiempo y al espacio, esto es, a una epoca y auna "nacion", El gerrnen "nacionalista" de Schlegel floreci6en Gervinus, en cuya Historic de fa literatura naeional de losalemanes (1835-1842) aseguraba: "Nos parece que ya estiempo de hacer comprender a la Naci6n su valor actual, derefrescarle su mutilada confianza en si rnisma, de infundirleorgullo de sus mas viejos tiempos y gozo en el momenta actualy el mas cierto animo de futuro". Para eso escribi6 su Historiade la literaiura nacional ... Y este proposito de hacer com-prender a la Nacion su valor actual, determine el criteriopara calificar a un "clasico", esto es, para dar un juicio devalor. Tal criterio aparece formulado claramente en lafamosa Hietoria de La literatura italiana (1870-71) deFrancesco de Sanctis -quien conocia a Schlegel y habiaescrito uno de los mas claros ensayos sobre Gervinus- en laque concibe "10 clasico" como Ia plenitud de un desarrolloliterar io a la que ha llegado la conciencia nacional, como laplenitud expresiva 0 literaria de la Naci6n. Can el habitualretraso hispano y la habitual carencia de suficiente fundamen-tacicn teorica, aseguraba Marcelino Menendez y Pelayo en suDefensa del proqrama de literature. eepanola (1878) que lahistoria de la literatura es un proceso organico -es elfundamento de la tesis de Schlegel- y que hay "un genionacional" espafiol, fundado en la "idea de la unidad penin-

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    sular" que resplandece eJ1unos ~ los "clasicos" - y palideceen los "reflejos de una cultura extrana". La que en Gervinusyde Sanctis era claro criterio de 10 "clasico" a representativo-par falso que fuera, era asible- adquiere en Menendez yPelayo el caracter de 1 0 nebuloso. Hay un "espiritu espanol"que flota sabre la Peninsula y que considera que Seneca esespanol porque naci6 alli. Pero hay una excepci6n a esadeterminacion geografica de 1 0 espanol: los semitas nacidosen la Peninsula no son espanolcs, segun el poligrafo menta-nes. Por su raza, su lengua y su religion estos se diferencianradicalmente de la poblacion "cristiana y latina" de laPeninsula, cuya idea de unidad es la base del "ingenioespanol", 0 estilo, como 1 0 llama en otro lugar, Que ha"gallardeado en los tres dialectos, castellano, catalan yportugues" y en la "Iengua extrafia ... madre de todos losromances: en la latina". Y aunque Menendez y Pelayoasegura que la literatura es aut6noma y que no ha deconsiderarse "encerrada ... en una unidad panteistica, llame-se Estado, genio nacional, indole de raza, etc.", 1 0 cierto es quesu programs de una historia literaria de Espana parte de la"idea de unidad peninsular" y del "estilo" espafiol que hasurgido en la Peninsula. De ahi el que la realizaci6nfragmentaria, aunque monumental, de su primitive progra-rna se convirti6 en una glorificacion del "estilo" espanol, estoes, de la historia nacional del "terrttor io-nacion" de laPeninsula. Las Historias literarias de Gervinus y de Sane-tis surgieron en un momento historico de Alemania y deItalia, esto es, la epoca en Que los dos paises buscaban suunidad nacional. La de Menendez y Pelayo, en cambio,acornpano el derrumbamiento definitive del Imperio espanol.y constituye con su fanatismo religiose iHistoru: de losheterodoxos espanoles) un desesperado intento de mantener launidad perdida, esto es, de imponer el lazo de esa unidadimperial espanola, el catolicismo.Aunque Latinoamerica no compartia con Espana el pro-blema de la decadencia, sino que se hallaba mas bien, comoAlemania e ltalia, en busca de BU "nacionalidad", de la dificilafirrnacion de la unidad continental postulada por Bolivar yMarti, entre muchos mas. la veneracion con que beatamentese acato a Menendez y Pelayo Ilene a la America independien-te, herida ya por los nacionalismos reaccionarios y por los14

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    nostalgicos del pasado espanol, de "discipulos" del poligrafomontanes, quienes aceptaron un modelo de historiografia ycr itica literarias ideol6gicamente contrarias a la realidadcontinental. Las Historiae de Gervinus y de Sanctis -Fran-cia no tiene nada semejante-> pen saban en la unidad desus naciones con prop6sito de afirmacion presente y deperspectiva futura. Menendez y Pelayo rechazaba el presentey sonaba en el pasado. Y cada uno de sus "discipulos''latinoamericanos adopt6 su 6ptica miope (no precisamente lade su Historia de las ideas esteticas en Espana) y, consiguien-temente, en vez de traducir la "idea de la unidad" peninsulara Ia de Ia "unidad continental" y potenciarla politicamentecon los postulados de Bolivar y Marti, prefirio encerrarse enlos limites geograficos y administrativos virreinales y creerque dentro de ellos tambien dominaba esa nebulosidadHamada "estilo" 0 "ingenio" pecuIiares, semejante aI "espa-no!" de su Maestro. De alli provienen la "argentinidad", la"colornbianidad", la "peruanidad", la "mexicanidad", esdecir, esos monumentos vagos y muy frecuentemente cursisque se ha elevado a si misma la miopia de la reaccion politicapara encubrir no pocas veces su visceral beateria xenofilica ya Ia vez xen6foba (Jorge Juan y Antonio de Ulloa Iacaracterizaron ejemplarmente en sus Noticias secretas deArne1"ica, 1826. Cap. VI, II Parte) que los enriquecidos de lasColonias heredaron de Ia Madre patria. Parece que, en esteaspecto, no ha habido ningun cambio hasta hoy. Uno de esos"discipulos" de Menendez y Pelayo fue Ricardo Rojas. A suexuberancia y engolamiento rioplatenses y decimon6nicosdebe la historiografia Iiteraria de las nuevas Republicas laprirnera historia literaria monumental de una de las "Repu-bliquetas" -para decirlo con Mitre~ latinoamericanas. Lounico modesto de esta obra farragosamente nacionalista es eltitulo: La literatura argentina. En cinco tomos la recoge Iaedicion de sus Obras (2a. ed. 1924, Buenos Aires, natural-mente, en la Librer ia 'La Facultad'). EI subtitulo es, como elcontenido de los abundantes volumenes, menos modesto:"Ensayo filosofico sobre la evoluci6n de la cultura en elPlata". En el prologo anunciaba que habia concebido un"sistema critico para estudiar la literatura argentina comouna funci6n de la sociedad argentina". Y aunque en esto sediferenciaba de Menendez y Pelayo, de quien decia no deberle

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    nada, 1 0 cierto es que coincidia con el sustancialmente. Aldefinir la literatura nacional como "fruto de inteligenciasindividuales", que "son actividades de la conciencia colectivade un pueblo, cuyos 6rganos historicos son el territorio, laraza, el idiorna, la tradicion", concluia que la "tonicaresultante de esos cuatro elementos se traduce en un modo decomprender y de sentir y de practicar la vida, 0sea en el almade la nacion, cuyo documento es su literatura"; no hacia otracosa que describir con mas palabras 1 0 que Menendez yPelayo habia llamado "estilo" 0 "ingenio espanol'' propios dela "unidad iberica". Menos amplio en Ia vision que susilenciado Maestro, Ricardo Rojas tropieza con el problemade "la conciencia nacional", esto es, que ella se mueve en unadualidad "entre un territorio que nos pertenece exclusiva-mente y un idioma que nos pertenece en comun can otrasnaciones donde se 10 habla con igual derecho y por igualescausas que entre nosotros mismos". Pero Rojas no soluciona elproblema que, de haberlo planteado suficientemente, 1 0hubiera llevado a poner en tela de juicio como elementosespecifieos de la "literatura argentina" y de su "almanacional", adernas de "la lengua, la raza y la tradici6n". Lascontradicciones a que conduce la concepcion historiografico-literaria de Menendez y Pelayo se multiplican y ahondan ensu "discipulo'' Ricardo Rojas. Este asegura, por ejemplo, queuno de los elementos del "alma nacional argentina" es ellenguaje, pero apunta que en comparacion con Europanosotros escribimos en un idioma de trasplante ... ". Con esecriterio, la (mica lengua autoctona de la Peninsula seria lavasca. Si ese elemento del "alma nacional" que es el idioma noes nacional, sino de trasplante, lque es entonces el "almanacional" argentina? lEs un almaaut6ctona, pero trasplanta-da? Con todo, seria injusto reprochar a estos historiadores dela literatura el que se hayan enredado en contradicciones.Ellas no fueron "privilegio" de los latinoamericanos y de losespafioles, como suelen suponer silenciosamente en toda lacultura latinoamericana los europeos y los espanoles. Pues la"cartesian a" y "revolucionaria" Francia, par ejemplo, leg6 almundo de entonces la obra historiografico-Iiteraria de Fer-dinand Brunetiere, que era mas delicuescentemente reaccio-nario y nacionalista que Menendez y Pelayo e infinitamente m a slleno de contradicciones que Ricardo Rojas. En ninguno de los16

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    dos hispanos sirvio una tendencia de la ciencia, como el"positivisrno", para fundamentar la miopia pacata quecaracteriza los dictamenes furiosos de Brunetisre sobreGoethe 0 sobre F'laubert, Pero 1 0 que st cabe reprochar es elhecho de que los historiadores de la literatura de los paises delengua espanola adaptaron y siguieron dogmaticarnente losmodelos nacionalistas de Menendez y Pelayo y de RicardoRojas, esto es, que no reflexionaron sabre sus evidentescontradicciones, que no trataron de ponerlas en claro y quepor esa inercia ocasionaron un retroceso en la concepcion de 10que es historia de la literatura, tal como surgio, junto con lacritica, en Voltaire, Lessing, Herder -pOl' solo eitar unosejemplos conocidos- y se articulo en Fr. Schlegel y en deSane tis, entre otros, y tal como llego a sedimentarse de,manera despotenciada en Menendez y Pelayo y en sudisci pulo Ri cardo Rojas. Con todo, quien examine la can6nicaHistoric. de Laliieratura.francesa de G. Lanson (aparecida en1894, reeditada y complernentada permanenternente: una delas ultirnas ediciones es de 1955) 0 la igualmente canonicaHistorui de la liieraiura inqlesa escrita por los francesesEmile Legouis y Louis Cazamian (aparecida en 1926/7 yreeditada Y complernentada 12 veces hasta 1957) no podramenos de comprobar que en estas dos obras ejernplares par suerud icion no se percibe una concepcion historiografico-li tera-ria y que esta ha sido sustituida por un esquema ordenadorque estrecha, mas que el "nacionalismo", el horizonte deldesarrollo literario, 1 0 fragmenta con subdivisiones de subdi-visiones y etiquetas y 10 pr iva del contexto europeo, es decir,de la comunicacion extranacional especifica de la vidaliterar ia de esos paises. El defecto de la historiografialiterar ia que podria llamarse "tradicional" no es propio yexclusive de la historiografia literaria hispanica, sino laconsecuencia del nacionalismo que subyace a sus prop6sitos.Es precise agregar que este nacionalismo se hallaba latenteen las concepciones hitoriografico-literarias de un Gervinus,de un Hettner, de un de Sanctis, quienes iniciaron el procesode "desuniversalizacion" de la concepcion del padre -0de lospadres- de la historiografia literaria moderna, es decir, deFriedrich Schlegel principalmente y de su hermano AugustWilhelm.

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    La historiografia literaria latinoamericana es "nacionalis-ta", Pero a diferencia de 1a historiografia literaria nacio-nalista europea, la latinoamericana, concretamente, la decada literatura "nacional" desconoce el problema que planteoRicardo Rojas, esto es, que esta escrita en un idioma que nopertenece exclusivamente a cada una de las gloriosas "nacio-nes" -0"Republiquetas", como las llam6 Mitre can raz6n- yde esa manera ha ocultado baio el manto de la justificadaemancipaci6n los mas fervorosos patrioterismos y las mascursis manifestaciones de una perspectiva puramente muni-cipal. Un ejemplo de ello, entre los muchos de este tipo quepueblan la historiografia literaria latinaamericana, es laalabada obra de Gonzalo Picon- Febres, La iiteratura vene-zolana en el siglo diez y nuece (aparecida en 1906, y dedicadaal "Benemerrto Senor General Cipriano Castro, Restauradorde Venezuela ...). Al "juzgar" la novela Mimi de RafaelCabrera Malo, por ejemplo, asegura el patriota Picon-Febresque para que esta obra sea mas interesante, para que ciertasdigresiones no hagan que la novel a aparezca "rompida", espreciso "darles forma con los recursos naturales de estegenero de literatura", del que para Picon-Febres son ejern-plos y modelos Pequeiieces de Luis Coloma y El sabor de la tie-r'f'UCa de Jose Maria de Pereda, es decir, de obras "rornpidas''por sus cursis intenciones sermonarias, par sus prop6sitos depredica reaccionaria, por su perspectiva miope. ~Por que no citocomo modelos a Galdos y a "Clarin" a a la Pardo Bazan, masfamosos en su tiempo que Coloma y Pereda? EI "nacionalis-mo" -que en Picon- Febres, como en Coloma yen Pereda erauna anti-modernidad y una pro-tradicion muerta- lejos dehacer justicia a sus pretenciones -;,por que precisamente un"patriota" tiene que citar modelos espanoles? - minimizaprecisamente a los autores de quienes por principia debiaenorgullecerse, y "maximiza", si asi cabe decir, a aquellosautores cuya significaci6n se debe al "minimizado". Estarelacion entre "minimizado" y "rnaximizado" corresponde,entre otras mas, a la habitual y rutinaria entre "precursor" y"precorrido", para usar la palabra de Borges en este contexto.Tal relaci6n ha determinado considerablemente el estudiodel Modernismo, que ha dado ocasion a que se vierta tinta y sepierda ingenio en la determinacion de quien fue 0 quienesfueron los precursores de Ruben Dario. ~Que hubiera sido de18

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    los precursores sin Dario? A estos esfuerzos de determinarprioridades, y que solo pueden ser realizados coherentementedesde la perspectiva y con los instrumentos de una filologiaa-historica y a-te6rica, subyacen nacionalismos inconfesospero patentes en el fervor con el que un Schulman 0 un M.Pedro Gonzalez quieren demostrar que un hecho de la vidaliteraria como fue Ia "jefatura" -horribile dictu-de Dariofue una usurpacion indebida naturalmente del pobre hombrede Metapa. Par ese camino, no es dificil llegar al ejemplomaximo de una historiografia literaria municipal-naciona-lista como ellibro de Guillermo Diaz Plaia Moderniemofrentea 98 (1952). quien considera que el Modernismo latinoameri-cano es "femineo" en tanto que el 98 espanol es masculino. Ellibro de Diaz Plaja es rnanifestacion de una concienciacolonialists frustrada e irrealizable politicamente. El librode este "catalan universal" oculta tras la contraposici6nfemenino-rnasculino, tras la "sexualizacion" de las esteticasliterar ias, una aspiracion reivindicativa multiplemente ar-cana que supone Ia valoracion social positiva de 1 0 masculinecomo dominador y ia de 1 0 femenino como 1 0 debil, extempo-ranee y sustancialmente dominable y dominado. Reivindica-tivo es tarnbien el Panortima literario de Chile de Raul SilvaCastro (aparecido en 1961), aunque su afan no 1 0 lleva a losexcesos curiosos de Diaz Plaja. EI Panorama pretendedemostrar que es falsa la "conf'abulacion del odio" contraChile, surgida de la Guerra del Pacifico, segun la eual Chile"era terreno ingrate para el espiritu". "De hoy en adelante-dice Silva Castro- no se podra decir que el pais del cobrecarezca de escritores ...". EI proposito -que recuerda al deMenendez y Pelayo al escribir su libro sobre La. eienciaespafiola- es enumerativo, es decir, arguye autores en vez deargumentos. Y POl' eso resulta evidente que sus juiciosesteticos nada tienen que ver con el proceso y la significacionliteraria dentro del contexte hispano que tiene la literaturaque el reivindica. Frente a la obra poetica de un GonzaloRojas, por ejemplo, Silva Castro apunta con la ineficaz ironiadel ignorante que en La miseria del hombre, Rojas "parasolaz de sus lectores maneja visceras y recuerda, a 1 0 largo devarios poem as, funciones corporales y hechos fisicos de quehasta ayer no se hizo habitual comercio en la poesia", sinpercatarse, por 1 0 menos, de que en 1911 aparecio uno de los

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    Jibros de poesia mas decisivos de la literatura alemana, Morgede Gottfried Benn, en el que confluia un aspecto delRomanticismo aleman y del proceso de la literatura que lesiguio y que puede resumirse muy sumariamente con el titulode la obra de un discipulo de Hegel, Karl Rosenkranz: Laestetica de 1 0 [eo (1853). POl' otra parte, el nacionalismo deSilva Castro, quien comparte su miopia con todos los"peruanistas", "mexicanistas", "argentinistas", "hondure-nistas'', es decir, can los seguidores latinoamericanos de los"expertos" norteamericanos en la peruana region de Ayacu-cho 0 en el gobierno de Peron en dos afios 0 en el "periodo deSonora" de la revolucion mexicana, etc., le impidio posible-mente cerciorarse de que por 10 menos desde la aparicion dela edicion espanola (1949) de Las corrienies tiierarias en laAmerica hi,r;pana de Pedro Henriquez Urena era anacronicoy superfluo hablar de la "confabulacion del odio" contraChile.Es precisamente el "municipalismo" de la historiograf'ialiteraria nacionalista el que plantea un problema central dela historiografia literaria, esto es, el de la valoracion 0, si sequiere, el de los criterios de valor con que ha de juzgarse unaobra literaria para ser considerada digna de entrar en lamonumental historia de la literatura de cada "Republi-queta". En este campo reina la mas absoluta arbitrariedad yconfusion. Para todos los nacionalistas, el supremo valor es uncriterio indefinible e incaptable empiricamente: el "ingenio"o "estilo" espanol, el "alma argentina", la "peruanidad", la"sensibilidad propia del ambiente chileno", "vir ilidad" 0"femineidad", etc. Y si se deja de lado el problema deldeslinde entre critica literaria valorativa e historia literariadescriptiva 0, como hoy suele decirse, pragrnatica, cabepreguntar: leomo se define un valor, quien 1 0 define, de quemodo se sabe quien 10 define y que 10 Iegitima para esadefinicion? La cuestion de los valores forma parte de unavieja disputa de la filosofia, especialmente de los anos 30, queha conducido a que se la relegue al deposito de los seudopro-blemas, de donde la rescatan los militares y demas clientes delos valores eternos, autenticos, nacionales, occidentales, etc ..etc.Si se resumen estas observaciones sabre la historiografialiteraria nacionalista can Ia formula de que esta "valora", es20

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    decir, establece prioridades con un eriterio eientificamenteindefinible, entonees cabe concluir que aunque esta historio-grafia literaria naeionalista calme la sed patriotica de loscorazones y compense las frustraciones nacionales y sociales,y contribuya a satisfacer las vanidades, en realidad nadatiene que vel' ni con historia ni con literatura. Estas historiasliterarias nacionales "nacionalistas" -se puede citar e1ejernplo de la de Feliz Lizaso, Historic de fa litera: U}'(1hispano-americarui; 2 tt. 1965-67, entre muchas mas cuyosdefeetos resume esta-> constituyen un genero peculiar,cornpuesto de elementos heterogeneos: biobibliografia, devo-cionario nacionai, sucinto juicio literario fundado vaga-mente, y una pertinaz imprecision en los datos. No tienen quever con histor ia, porque reducen e1 acontecer historico a lacronologia escueta, Y no tienen que vel' con literatura porquela valoracion de 1 0 que para dichas historias merece talnombre, es extra-literaria, es decir, considera ala literaturacomo pretexto de algo vago y general. Esta critica a Iahistoriografia literaria nacionalista no significa que sepostule la autonomia de la literatura. Lo que Ricardo Rojasllama la "funcion" de la literatura y que para los historiadoresliterarios nacionalistas es expresion de la "cubania", del"alma argentina", del sexo vir il espanol de esas Ietras, de la"peruanidad" etc. solo puede definirse empiricamente si separte del texto literario para buscar en el las referencias a losdemas contextos culturales y sociales. Pero entonces, todasesas "almas nacionales" se difuminan y dejan el campo paradivisar una red compleja de relaciones sociales, juridicas,filosoficas, extra-nacionales, es decir, propiamente histo-ricas. Y la "cubania", el "alma argentina", el "ingenioespanol", su sexo masculino, etc. adquir iran su sentido comoexpresiones historicas de determinados mementos y determi-nadas aspiraciones de determinados estratos soeiales. Yaunque estas historias nacionales nacionalistas aseguren quepretenden poner de relieve a la literatura como "funci6n" dela sociedad, su examen mostrara que elias son testimonio dela funcion que un determinado estrato die a la literatura.Junto con los prograrnas de "veladas literarias", de "lecturaspoeticas", con el analisis de las preferencias de lectura que seinculcan en los colegios secundarios y determinan habitos delectura, etc.. etc., estas historias literarias forrnaran parte del

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    material para estudiar Ia "funci6n" que en una epocadeterminada una sociedad determinada di6 a Ia Iiteratura.Estas historias Iiterarias nacionalistas podran servir comomaterial auxiliar para explicar como y par que se formaronen Latinoamerica los llamados "Estados nacionales", y c6moprecisamente fueron estos nacionalistas los que al seguir elproceso europeo de la formaci6n de los Estados nacionalesjustificaron ideol6gicamente los intereses miopes de las "altasclases", que al hacer caso omiso de los postulados de Bolivar yMarti aniquilaron la posibilidad politica de una Americahispana emancipada y encubrieron sus rencores y rencillascon los nombres de "alma argentina", "cubania", "peruani-dad", etc. Los "Estados nacionales" hispanoamericanosconstituyen la legalizaci6n solemne de los intereses de lasparroquias de las llamadas "altas clases", y las historias1iterarias nacionales no son otra cosa que e1 intento deleg itirnar sentimental mente esa cursi legalizacion.A diferencia de esta historiografia literaria de tipo "tradi-cional", Ia de curio marxista tiene, par causa de su inspira-cion, una concepcion historica y un marco unitario deordenacion precisos. Mas exactamente: deberia tenerlos. Conmuy pocas excepciones, como la de Juan B. Justo enArgentina, el marxismo Ileg6 a Hispanoamerica de segundamana y mas general mente de tercera mano. Jose CarlosMariategui, par ejempio, 10 tuvo de segunda mano, a traves deuna exposicion anti-marxista del pensamiento marxista, estoes, del libro de Benedetto Croce Matericliemo storico edeconomia marxistica (1899). La obra, dedicada a AntonioLabriola, a un marxista extraordinariamente lucido, noleninista, era reflejo de las discusiones que en Italia habiaprovocado la difusi6n del pensamiento de Hegel, cuyainterpretacion Croce -en su famoso libro de 1906, Ci6 che evioo e ci6 eke I i morto dellafilosofia di Hegel- podia com partircan la interpretacion de Marx por Lenin en su Maieriolismo yempiriocriticisma y con la de Hegel por este en sus llamadosCuadernos filoeoficoe (apuntes y resumenes hechos entre1914 y 1916) en un rasgo esencia1: el de un esquematismoirritantemente clasificador y dogrnatico, que en los dos casos,y aunque de signo politico diferente, condujo a una desdialec-tizaci6n de la dialectica. EI camino a Marx que siguioMariategui no eontaba con obstaculo alguno: iba del esque-22

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    matico Croce al esquernatico Lenin, y en todo caso dejaba delado a Marx. Lo importante era el esquema y su aplicacion, esdecir, el dogma. Su Pontifice y guardian fue el Partido. Ypara este era indeseable toda discus ion con Marx. Por estosdos hechos, la recepcion de Marx en Hispanoamerica no fueproductiva, sino repetitiva y pas iva; no se enfrent6 a proble-mas del pensamiento rnarxista, sino acato una imagenestatica de la version leniniana de Marx. Y 1 0 que hubierapodido conducir a una continuacion, rectificacion y enr ique-cimiento del pensamiento y de la concepcion historicos deMarx, fue sofocado por un esquema petreo, que condujo a 10"vago y a 1 0 grande" (W. Benjamin) 0 a sutiles bizantinismosescolasticos. La recepcion del pensamiento marxista enHispanoamerica no cont6 con un Karl Korsch 0 con una obracomo la del joven Lukacs (Historia y conciencia de clases). Laobra de Mar iategui, en la que hubieran podido desarrollarselos impulsos de la "linea italiana", qued6 realmente trunca.Su ensayo sobre "EI proceso de la literatura" en los 7 ensayosde interpretaci6n de lo. realidad peruana (1928) utilize elesquema, y supo matizarlo de una manera que se acercaba enalgunas posiciones a las sobrias de Pedro Henriquez Urenaen su ensayo "El descontento y la promesa" de sus Seisensauo en busca de nuestra expresion. (1928), sobre todo en 1 0que se refiere a la funci6n del "cosmopolitismo" en relaci6ncon 1 0 "propio". Pero su apreciaci6n del "indigenismo" 1 0acerc6 a la historiografia literaria tradicional a nacionalista,si bien de tal manera que concreto lo que en esta era vago: envez del "alma nacional", de la "cuhania", del "estilo" 0"ingenio", Mariategui coloco a la "raza", Esta era unavaloraci6n tan extraliteraria como la de la virilidad de laliteratura espanola 0 la del "alma nacional argentina". Eraun a priori, que, aunque mas concreto que el de sus vecinosnacionalistas, resultaba empiricamente indemostrable. Conesto, Mariategui -yos dernas indigenistas que invocaban elmarxismo-leninismo-> sacrificaron un elemento esencial delpensamiento de Marx en aras del esquema, esto es, el de laseudoproblematicidad de la "raza", que este habia dil ucidadocon su peculiar y genial penetracion en Sobre la cuesti/m judui(1843). Noes preciso aducir en detalle los diversos ind igenis-mos -como el de Alcides Arguedas, el de Icaza, el de JaimeMendoza 0 el de quien rechaz6 de manera dubiosa la

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    "alma nacional", la "cubania'', etc., etc.por la lucha de clases,ha reducido, como aquella, una complejidad a un elementohistorico-social. Y al cabo resultara superflua cuando hayaconcluido la lucha de clases y cuando en tal memento, lasociedad revol ucionada busq ue su legitimaci6n historica en elpasado y encuen tre que la"l ucha de clases" que llevo a cabo lacrrtica no s610 no contribuy6 en nada al triunfo de la claseproletaria, sino que deja en herencia un cementerio en el queyacen todos los que contribuyeron a reflexionar sobre lasociedad. Y entonces, la critica literaria de la sociedadrevolucionada comenzara a redescubrir, primero, temasliterarios que la critica luchadora habia condenado, y lanueva critica comenzara a rescatar a los difuntos. Tal es elcaso de la critica -para seguir con esta denominacicnindiferenciada de la Madame Perus- en la RepublicaDernocratica Alemana, cuyo tema central es el de la "apro-piacion del legado ..." de la literatura y el pensamientoburgueses. No es necesario esperar a que triunfe el proleta-riado para descubrir y rescatar ese legado burgues, sin elcual no hubiera sido posible la revolucion proletaria. Y men osaun en Hispanoamer ica, en "aquellas tierras invadidas decizana", como observ6 Pedro Herniquez Urena, en donde laacci6n de la inteligencia ha constituido hasta ahora el unicovinculo de unidad de la magna patria. EI libro de lacom bati va Madame Perus aparecio cuatro anos despues de Iapublicacion de los trabajos del anglista de Leipzig, RobertWeimann, Literaiurqeschichie und Mythologie, en el queplantea el problema de la relaci6n entre el pasado y elpresente, de la "apropiacion del legado", que el consideracomo el problema metodologico decisivo de una historialiteraria materialista. Ni dicha obra ni Ia de Lukacs, Lapeculiaridad de lo estetico (1963), en la que se realizandiversas modificaciones del esteril esquema leninista -la deWeimann es esencial- tuvieron cabida en la finisima,penetrante, matizaday renovadora investigacion de MadamePerus. Sucumbi6 al esquema y al dogmatismo.Aparte de los fundamentos teoricos de los dos tipos dehistoriografia literaria, cabe contemplar brevemente algu-nos aspectos concretos de la historiografia literaria latino-americana. Consecuencia de su nacionalismo 0de su dogma-tismo -segun el caso- es su provincianismo, es decir. la

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    consideracion de los fen6menos literarios sin ninguna rela-cion con fenomenos conternporaneos de otras literaturas. Elrecurso a las "influencias", que es un concepto muy problema-tico y sustancialmente esteril, no rompe este provincianismo.Un segundoaspecto, que desde larevelaci6n de la teor ia de lasgeneraciones de Ortega se ha generalizado, es el de laordenacion del material segun esta teoria mecanica, quereduce considerablemente el horizonte hist6rico y no propor-ciona ningun criterio para la interpretacion de los textos ypara su periodizacion en un marco historico-social. Asi comoMadame Perus ha sido impermeable a las suscitaciones de losmarxistas como Weimann +se pueden agregar ClausTrager 0 Reimar Muller->, los partidarios y hasta devotos dela teoria de las generaciones, entre ellos no pocos "marxistas",han pasado por alto las investigaciones de la historiografiafrancesa de los "Annales" y mas concretamente las de F.Braudel sobre el problema del "tiempo en la historia" y suduracion, Tal teoria cierra las puertas a la consideracion decuestiones fundamentales para la descripcion de la historiade la literatura, como son los de la llamada vida literaria(revistas, editoriales, bibliotecas, formas de 1a critica litera-ria en los periodicos, etc.) y hace caso omiso de loscontenidos contradictorios de las obras de un lapso. Reduceinsosteniblemente la complejidad de los contextos y lafragrnenta. Fragmentacion es tarnbien el resultado de laordenaci6n del material segun criterios geograficos 0 gene-ricos, tal como lo hace E. Anderson Imbert en innecesariobeneficio de la didactica expositiva en su conocida Historia dela literatura hispomoamericama. Esta quiere continuar ycomplementar Las corrientes literarios en la America his-pomico: de Pedro Henriquez Urena, pero pone el acento en 1 0mas exterior de esta historia ejernplar, esto es, en lasclasificaciones, y pasa por alto 1 0 que hace que esta obra seamodelo: la concisa descripci6n de un proceso y la considera-cion de las letras del Nuevo Mundo como una totalidad.Una historia de la 1iteratura hispa noamerieana que quierahacer justicia a sus esfuerzos debera evitar todo fracciona-miento, abandonar todo criterio reduccionista, y colocar laliteratura hispanoamericana como totalidad en el contexto de1a literatura europea, a la que pertenece por sus mismoselementos y el aparato conceptual 0 code de que se sirve ...2 6

  • 8/6/2019 Gutierrez girardot001

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    hasta para descubrir 1 0 aut6ctono indigena en ella. Latotalidad exige que en su analisis primen la contemporanei-dad y no la nacionalidad de los autores, la simultaneidad delos generos y la presencia de obras escritas que, como laliteratura rosa, 0 trivial, han sido descuidadas totalmente porla historiografia literaria, aunque forman parte de la vidaIiteraria entendida sociolcgicamente ... y aunque muy fre-cuentemente invaden e1 terreno de la llamada alta 0 granliteratura. Pero la colocacion de la literatura hispanoameri-cana en el contexto europeo exige, aparte de numerososestudios previos comparativos sabre el desarrollo social de lassociedades europeas "subdesarrolladas" y las hispanicas, unconocimiento amplio y desprevenido de las letras europeas, yante todo esa "irreverencia" frente a todos los autores yespecialmente a los europeos, que ha permitido a Borges darel juicio lucido sobre "nuestra tradicion": "creo que nuestratradicion es Europa y que tenemos derecho a esa tradicion".No sobra decir que cualquier trabajo histor ico-literario debeevitar las cegueras nacionalistas 0 dogmaticas, como las deMadame Perus. Y cualquier complejo de inferioridad.

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