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Graciela JIMÉNEZ Works for Solo Piano Works for Piano and Cello Matías Villafañe, Cello • Dora De Marinis, Piano Classics from Spain

Graciela JIMÉNEZ · vuelca, a través de uncoté melancólico, su vertiente más expresiva, la presencia de un estado de ánimo que intenta desentrañar y decir justamente lo señalado:

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GracielaJIMÉNEZ

Works for Solo PianoWorks for Piano and Cello

Matías Villafañe, Cello • Dora De Marinis, Piano

Classics from Spain

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Graciela Jiménez(b. 1965)

Works for Solo PianoWorks for Piano and Cello

1 En los ojos de las llamas (2013)* 8:27

Tres piezas para piano (1999) 6:462 I. En lugar de un prólogo 1:473 II. Caminos del espejo 2:094 III. Silencios 2:46

5 Baguala (2004)* 3:55

6 En la Quebrada de Humahuaca (2009)* 9:52

La luz de enero (2006–12)* 22:297 I. Soneto de la guirnalda de rosas 7:118 II. Llagas de amor 4:069 III. El poeta dice la verdad 5:180 IV. Soneto de la carta 5:48

Mediterráneo (2014) 14:39! I. Despertar 2:13@ II. Primer silencio 3:12# III. Como un espejo 6:45$ IV. Ecos 2:21

* WORLD PREMIERE RECORDING

Matías Villafañe, Cello 7–$

Dora De Marinis, Piano

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Graciela JIMÉNEZ (n. 1965) Obras para piano • piano y chelo

Inicio de una amistad con corcheas

“La carne que tienta con sus frescos racimos / y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos”

Rubén Darío (Lo fatal)

“Las montañas se doblan ante tamaña pena / y el gigantesco río queda inerte / pero fuertes cerrojos tiene la condena / detrás de ellos sólo “mazmorra de la trena” / y una melancolía que es la muerte”

Anna Ajmátova (Dedicatoria)

Graciela Jiménez apareció en mi vida cuando estaba dispuesto a firmar mi renuncia a escribir palabras para la obra de los demás (salvo, claro, que se tratara de ese a-demás del que hablo en uno de mis libros, es decir, los además de padres sustitutos, Mahler, Wagner, Alban Berg, Camus, Kafka, Zimmermann, Emmanuel Levinas, Karl Jaspers), cuando estaba con la consciencia puesta en mis muchísimos años y una más perpleja consciencia de la finitud de toda vida, comenzando por la mía. Simplemente, por consejo de un amigo mediato, Graciela me pidió que escribiera algunas líneas sobre este disco que hoy presento. Tuve mis reticencias. ¿Una desconocida -para mí- me quería poner como prefacio a una obra desconocida y a un futuro desconocido con una repercusión desconocida? Naturalmente, lo primero era que - cualquiera fuere mi decisión- escuchara el disco y le diera mi opinión, que no es (siempre lo digo) la de un musicólogo sino la de un musicóloco.

Lo hago breve: cuando finalicé con el ritual obligado de pensar con los oídos (como decía Adorno) había decidido escribir estas líneas aunque, policíacamente, deba remitirme a breves páginas, cuando el tema de la intertextualidad (intermusicalidad) que asume Graciela daría para muchas reflexiones hablando de esa simbiosis entrañable de música y poesía. En los ojos de las llamas (que así se titula esta búsqueda inicialmente lorquiana) es algo que me incita a preguntarme no sólo sobre la motivación de estos pentagramas sino sobre el sentido de la intermusicalidad, es decir, de la presencia de poetas y artistas acompañando a la autora en sus interrogantes (quizá sin respuesta), artistas de la dimensión de Federico García Lorca o Alejandra Pizarnik o Anna Ajmátova (o secretamente, María Elena Walsh), de sus entrañables y luminosos versos, de su nostalgia, de ese duende que le nació a Andalucía y vino desde Rusia (como mis abuelos) y se alojó en Buenos Aires, quizá en Córdoba, en el hogar donde nació Graciela.

Ese hogar donde su padre, químico (folklore y tango: participó en el festival de Tango de Granada y aún sigue rindiendo tributo al compás del cuatro por cuatro), y su madre (que abandonó Medicina, seguramente consciente que la ciencia no es más que la parcela menos creativa de la realidad), dieron vida a esta muchacha y a ese espacio donde Graciela, que ganó un premio de música de cámara en Buenos Aires con su Piazzolla y sus propias corcheas, que se asentó en Granada a fuerza de empeño por la música y que ha tejido este disco (piano y violonchelo, con Dora De Marinis y Matías Villafañe) en el que

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vuelca, a través de un coté melancólico, su vertiente más expresiva, la presencia de un estado de ánimo que intenta desentrañar y decir justamente lo señalado: la intermusicalidad de distintas vertientes, la música, la poesía, la fotografía, en una requisa de corcheas que deja de lado la banalidad cotidiana y la mecánica de la mediocridad y se interna en las entretelas de una batalla por lo auténtico, no porque siempre quiera más sino porque nunca logra lo suficiente.

Graciela señala que su inspiración le vino, en este disco, de las fotografías de Antonio Arabesco tituladas Mediterráneo. La cierta reiteración a veces obsesiva de la mayoría de los pentagramas de Graciela, son un ritual de paso y de amor a Lorca, a Ajmátova, a Pizarnik, el surgimiento de un humanismo real para dar con las palabras de los poetas y desentrañarlas en el espacio del pentagrama. Graciela, pues, acude a poetas únicos para dar testimonio a través de un pentagrama que los transforme en corcheas. Recuerdo aquellas palabras de mi hermano Félix Grande cuando se publicaron los Sonetos del amor oscuro de Lorca: “Sabíamos que había un gran amor en sus últimos años de vida que en cierto modo inspiró los Sonetos de Lorca. En las muchas conversaciones que tuve con Luis Rosales me contó que durante los días que Lorca pasó escondido en su casa corregía sin parar esos versos”.

A esos versos (como a otros) rinde homenaje y latido Graciela Jiménez a través de un pulso y un corazón no ciertamente alegre pero capaz de la alegría de hacer música y de llamar a su lado los versos más apasionados, incluso a aquellos que dice Alejandra Pizarnik (“Silencio / yo me uno al silencio / yo me he unido al silencio / y me dejo hacer”) y que transmiten también muchos momentos de la

música de Graciela donde el silencio surge como una llamarada muda, ese silencio que connota la presencia de la música en su ambición más alta. Hay que oír los silencios de Graciela (si sus corcheas no nos han enmudecido es que no hemos escuchado bien), que me recuerdan a aquellos hermosos versos de otro “granadino”, Rafael Alberti - a quien tuve la suerte de conocer íntimamente tres años consecutivos y que me contaba que Lorca le leyó a él (y a Cernuda) estos “sonetos del amor oscuro” cuando estaban en gestación, a los que Graciela luminosamente encorchea- y que dicen así: “Arriba el balcón del frío / las balaustradas del aire / el cielo y los ojos míos / abajo, un mapa, tres ríos / y un puente roto sin nadie”. Ese silencio del que habla Pizarnik y que Graciela impone en muchos instantes de su búsqueda de expresión. Debo reconocerlo: mi decisión de no prologar a quedado en agua de borrajas y los pentagramas de Graciela me han convencido que, una vez más, el hombre propone y alguien, vaya a saber quién, dispone. Este “incendio de amor” (como lo llamaría Lorca), esta vivencia musical de Eros y Thanátos, esta iluminación de un encuentro con la magnificencia del verso, este, digo yo, fuego purificador que nace en el estremecimiento del encuentro, es en los pentagramas, en el entramado de Graciela Jiménez, inexcusable y vital presencia.

Graciela, me has ganado porque me has convencido que el músico dice la verdad cuando une el erotismo con la tristeza, cuando el lenguaje musical se transforma no en una física sino más exactamente en una metafísica de la realidad: y eso significa una afirmación de la existencia. “Lo demás es silencio”. Ese silencio que enmarca el sonido de una presencia verdadera, la de Graciela, aquella que

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aprendió que la auténtica presencia del propio ser está siempre en el otro. Allí donde nace (perdónenme la pedantería) la subjetividad. Graciela podría avalar con sus personales corcheas aquella expresión de Pepe Bergamín: “Yo sería objetivo si hubiera nacido

objeto, pero como nací sujeto, soy subjetivo”. Este sujeto que es Graciela dice su verdad.

Arnoldo Liberman

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En los ojos de las llamas (2013)*Dedicada al pianista Albert Nieto, se trata de una colorida fantasía plena de sonoridades quasi impresionistas, que evocan el norte argentino, donde el paisaje se hace cada vez más austero y la vegetación se va poco a poco reduciendo a sus formas más simples y elementales. Allí habitan las llamas, dispersas, formando parte del enrarecido y bello paisaje… La obra plantea un desarrollo orgánico con transformaciones constantes de elementos que aparecen y desaparecen creando superposiciones que, desde las pequeñas capas sonoras se van transformado en apabullantes masas sonoras. Breves motivos estilizados sugieren aires de danzas del folclore argentino o canciones infantiles, plasmando un mundo onírico y mágico, de marcados contrastes texturales, pero también emocionales como si de un collage de imágenes se tratara… Justamente, la obra evoca el mundo del desierto puneño, donde habitan las llamas, visto por sus enigmáticos ojos, tranquilos, pacíficos y por qué no, también pícaros y divertidos.

Tres piezas para piano (1999)I. En lugar de un prólogoII. Caminos del espejoIII. Silencios

En 1999, en su ciudad de adopción, Graciela Jiménez fue invitada a participar, como pianista, a una lectura poética titulada La locura de vivir, que se integraba en el ciclo Mujeres y literatura organizado por la Diputación de Granada. Graciela seleccionó tres poemas breves o fragmentos de dos de sus poetisas preferidas: la soviética Anna Ajmátova y la argentina Alejandra Pizarnik. Para evocarlas, compuso tres miniaturas pianísticas. La compositora se siente cómoda, en su hábitat, cuando se trata de la forma aforística, el murmullo. La idea de nocturno sobrevuela la atmósfera irreal de las tres piezas. Se percibe, también, algo del mundo onírico del jazz. Especialmente en la segunda pieza, “Caminos del espejo”, el carácter oscila entre el blues y el tango, pero siempre desde una poesía tranquila y soñadora.

Según David Barbero Consuegra “las Tres piezas para piano, de Graciela Jiménez, constituye una pequeña colección de miniaturas, a la manera decimonónica: creaciones breves y evocadoras que, pese a su concisión, se hallan provistas de una intensa carga expresiva, donde lo descriptivo es sugerido en cada uno de sus títulos. La composición, forjada como una recreación musical de textos de las poetisas Anna Ajmátova y Alejandra Pizarnik, trata de la verdad y la pureza en el alma humana. Es música de

Sobre las obras

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suaves contrastes, de tiempos en rubato, en la que el piano diserta a base de melodías dialogadas para enmudecer de forma repentina, con insistencia, y de un organicismo que conduce el discurso mediante una pasmosa naturalidad, como quien sale a pasear sin haber trazado previamente un itinerario. Ese carácter improvisador y desenfadado emana del jazz, en el que Graciela Jiménez se reconoce.

En lugar de un prólogo inaugura el ciclo con tres tormentosas llamadas (tres, como el número de partes que lo componen) que, más allá de la obviedad, no suponen un presagio, sino el advenimiento de un nuevo tiempo más calmado y meditativo que distinguirá toda la obra. La partitura representa un introito, una declaración de intenciones de lo que está por venir. En Caminos del espejo las ideas se suceden con la misma sutileza con que las gotas de vapor de agua se arrastran de arriba abajo sobre la superficie: primero una, luego otra, dibujando en su descenso rutas impredecibles. Silencios es, paradójicamente, la más exaltada de las tres piezas, por su mayor rango dinámico, densidad sonora y duración. Resulta, además, esclarecedora del lenguaje desenvuelto e introspectivo característico de su autora”.

Baguala (2004)*Es una versión para piano a partir de la obra original para el grupo de cámara integrado por flauta, clarinete, fagot, piano y percusión. La característica triste y melancólica de la baguala, una doliente canción del noroeste argentino, está presente desde el comienzo, esbozando con parquedad la soledad, dureza y escueta belleza de la Puna. La riqueza de los densos acordes proporciona los colores cambiantes de ese bello y austero paisaje. Una

cita casi explícita de la melodía típica de la vidala, aparece al promediar la obra, otorgándole un sello inconfundible del estilo de la autora, del paisaje y de la emoción desgarradoramente profunda que evoca.

En la Quebrada de Humahuaca (2009)*Dedicada a la pianista Dora De Marinis, con su creación la compositora quiso homenajear al compositor Alberto Ginastera. Fue estrenada por el pianista español Albert Nieto en 2010, en el marco de las VI Jornadas de Música Contemporánea del Conservatorio “Ángel Barrios” de Granada. Se trata de una obra de envergadura, exigente y virtuosa que nos remite a los ritmos arrolladores del Ginastera de las danzas folklóricas argentinas, con toda su compulsiva fuerza , que bien puede ser una chacarera que se transforma a veces en un estilizado malambo, para caer súbitamente y después de una lírica transición en un vals que se desgrana en un sutil ritmo carioca para evocar con los bajos ostinatos otra vez la argentinidad ginasteriana y diluirse de repente en una doliente melodía norteña desdibujada por los ricos acordes característicos de la autora, para, finalmente reexponer la alegre danza del comienzo y terminar en una eclosión de sonoridades contrastantes.

Dijo el profesor Albert Nieto sobre esta bella obra: “Son varios los motivos que hacen que la interpretación de esta obra sea un verdadero placer, como son la escritura sumamente pianística y los frecuentes contrastes rítmicos y expresivos. El carácter danzante que invade la pieza, consecuencia del lugar de origen de la compositora, hace conectar al pianista con el componente más primigenio de la música, la danza. Los elementos musicales mencionados permiten al pianista desplegar toda su

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gama de recursos técnicos, expresivos y gestuales, y, como consecuencia, establecer una comunicación muy directa con el auditorio ¿No es esta la finalidad última de la música?”

La luz de enero (2006–12)*I. Soneto de la guirnalda de rosasII. Llagas de amorIII. El poeta dice la verdadIV. Soneto de la carta

La luz de enero es una versión para chelo y piano del ciclo homónimo para voz y piano que fue grabado por la soprano Elena Sancho Pereg y Graciela Jiménez, al piano, en febrero de 2012. El estreno tuvo lugar en el Centro Federico García Lorca de Granada el 24 de junio de 2016.

El musicólogo David Barbero Consuegra escribió: “Los Sonetos del Amor Oscuro, de Federico García Lorca, han inspirado a Graciela Jiménez La luz de enero, una personalísima recreación de instantáneas vitales del poeta. La obra es una buena muestra de la fascinación que los textos lorquianos siguen despertando hoy entre los artistas contemporáneos, por su temática universal e inextinguible: “la angustia y el dolor del amor”, en palabras de Graciela Jiménez, que termina por precipitarnos obsesivamente hacia la muerte.

Se trata de una música sosegada, reflexiva, donde los versos de Lorca son expuestos con una mesura rigurosa que permite paladearlos espaciosamente. Pero, en el interior de ese fondo estático y contemplativo, que imprimen el pulso lento predominante y los omnipresentes pedales en la parte grave del piano, se suceden la inquietud y el desasosiego del amante, el sufrimiento de sus

pasiones y el anhelo de la muerte por un amor no siempre correspondido; afectos y ambientes que esta imaginativa compositora logra mediante el uso de elementos de contraste, delimitados en la inestabilidad que producen el juego bailable de rítmicas quebradas, la frenética amalgama de compases, una rica paleta de tempi o los diseños melódicos titubeantes.

Asentadas, fundamentalmente, sobre un lenguaje modal, las canciones que integran La luz de enero poseen una diversidad sonora muy atractiva que funde pasajes de resonancias jazzísticas e impresionistas con efectos sonoros expresionistas, de trazos quasi dodecafónicos. También son evidentes las relaciones con lo popular, a través de métricas irregulares que asumen el aire de danzas transatlánticas; cualidades que revierten en una mayor luminosidad.

Más allá de todo, la profundidad y la belleza de esta música penetrante de Graciela Jiménez incorpora nuevos matices a los sobrecogedores Sonetos del Amor Oscuro, de Federico García Lorca. Y éste es su gran valor”.

Erika Martínez escribió: “Un soplo lúgubre nos empuja y se desvanece, como un augurio. Así comienza este desgarrador paseo musical por el amor oscuro lorquiano. Las canciones dibujan una espesura llena de contraluces: el lugar donde violencia y deseo entrelazan sus ramas. Guirnalda nupcial, guirnalda fúnebre. Hay algo a punto de estallar en cada modulación, una contención que anuncia urgencia y que termina precipitándonos hasta el éxtasis trágico del erotismo. La música devuelve ciertos ritmos, cadencias, motivos ornamentales de la canción tradicional andaluza, pero los devuelve trastornados por un dolor muy

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contemporáneo. Cruzan Lieder como sombras, de Britten, de Webern, de Eisler. La crisis de la tonalidad ha crispado el neopopularismo; su tejido armónico y rítmico ha sido extraña, maravillosamente digerido. El tiempo ha encontrado no solo a los amantes sino también a la pena negra hecha pedazos. Se prepara en cada nota una tragedia ancestral donde el placer es sangre y el eros, sacrificio. Como en la mística clásica, no hay amor sin llaga.

La voz de estas canciones nos arrastra sembrando una expectación turbia, alternando la epifanía sensual y el dolor elegíaco, haciendo de la emoción una narrativa. La melodía se despliega dejando huecos: todo aquello que la oscuridad no quiere revelar, un aura de secreto. Pero el suspenso que atraviesa este ciclo no se resuelve. Hay una atmósfera de persecución constante, la del amor prohibido que ya hostigaron los viejos puritanos de Cátulo. Si los sonetos terminan fundiendo – como en el calvario cristiano – pasión y muerte, las canciones dejan la fusión pendiente de un hilo. El deseo parece fluir en ellas como un anhelo fatídico que, antes de hallar su final, comienza de nuevo. Algo queda flotando en el aire. La cuerda tensa de un piano, un surco inquietante de voz. El hilo de la parca, enamorado”.

Las cuatro canciones, en versión para violoncello y piano, no pierden un ápice de su desgarradora belleza, realzada por el tono aterciopelado del cello que sabe captar la profundidad de los versos lorquianos.

Mediterráneo (2014)*I. DespertarII. Primer silencioIII. Como un espejoIV. Ecos

Esta pieza fue escrita para acompañar la exposición del fotógrafo Antonio Arabesco Mediterráneo que se inauguró el 25 de abril de 2014 en la Sala Aljibe - Carmen de la Victoria de la Universidad de Granada. La primera grabación de esta obra fue realizada por la chelista Orfilia Saiz Vega y Graciela Jiménez al piano. La obra consta de cuatro piezas breves y austeras con ciertas reminiscencias modales. En un estilo minimalista, simbolista, la música evoca el mar, su cultura, sus valores espirituales y artísticos.

Dora De Marinis

* Primera grabación mundial.

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The Beginning of a Musical Friendship

‘The flesh that tempts with its bunches of fresh grapes / and the tomb that awaits with its funeral bouquets’

Rubén Darío (Lo fatal)

‘The mountains bow before such sorrow / and the sweeping river ceases its flow / but prison bolts remain strong / and beyond them lie deep, dark cells / and deathly loneliness’

Anna Akhmatova(Dedication from Requiem)

Graciela Jiménez appeared in my life just as I was ready to give up writing anything to accompany others’ work (unless, of course, it was an exceptional case I have written about in one of my books, in other words, a substitute father such as Mahler, Wagner, Alban Berg, Camus, Kafka, Zimmermann, Emmanuel Levinas or Karl Jaspers), when my thoughts were occupied with my advancing years and with confused ideas about the finite nature of all life, starting with my own. Quite simply, on the advice of a mutual friend, Graciela asked me to write a few lines about this album. I had my reservations. A composer I didn’t know wanted me to write an introduction to music I didn’t know, with unknowable repercussions in an unknowable future. But first, whatever I decided, I had to listen to the recording and give her my opinion, which, as I always say, is that of someone who is mad about music and not an expert.

I’ll be brief. By the time I’d completed the obligatory task of ‘thinking with my ears’ (to quote Adorno), I’d made up my mind to write this introduction even if it meant policing myself to write only a couple of pages, despite Graciela’s use of intertextuality (intermusicality) and her winning symbiosis of music and poetry meriting further reflection. En los ojos de las llamas (‘In the Llamas’ Eyes’, the title of this initially Lorca-inspired album) makes me wonder about not only the motivation behind these works but also the meaning of intermusicality, the presence of distinguished poets and artists such as Federico García Lorca, Alejandra Pizarnik and Anna Akhmatova (and, secretly, María Elena Walsh) accompanying the composer as she asks questions that perhaps remain unanswered, and the meaning of their captivating and dazzling poetry, their nostalgia and that Andalusian-rooted inspiration that actually came from Russia (as my grandparents did) and found a home in Buenos Aires, or perhaps in Córdoba, the place where Graciela was born.

It was here that her father, a chemist (also a keen folk and tango musician, who took part in Granada’s Tango Festival and remains a devotee of the genre), and her mother (who gave up medicine, no doubt aware that science is merely the least creative part of reality) brought their girl into the world and gave her the space she needed to thrive. The outcome was Graciela winning a chamber music prize in Buenos Aires performing Piazzolla’s and her own works, moving to Granada to devote her life to music and, ultimately, this

Graciela JIMÉNEZ (b. 1965) Works for Solo Piano • Works for Piano and Cello

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piano and cello album (recorded with Dora De Marinis and Matías Villafañe) that reveals, through her most expressive, melancholic side, a determination to unravel and correctly convey her message: intertwined relationships between music, poetry and photography, creating compositions that shun everyday banality and the mechanics of mediocrity and go straight to the heart of a battle for authenticity. It’s not that she always wants to achieve more for the sake of it, she just wants to take her explorations further.

Graciela has said she was inspired to write this album by a collection of photographs by Antonio Arabesco entitled Mediterráneo. Her works, most of which are characterised by sometimes obsessive repetition, are a rite of passage, a mark of her love for Lorca, Akhmatova and Pizarnik and of a deeply felt humanist desire to engage with their words and explore them in musical terms. Her way of bearing witness, therefore, is to turn the writings of these unique poets into notes on the page. I recall the words of my fellow writer Félix Grande when Lorca’s Sonnets of Dark Love were published: ‘We knew there had been a great love in the last years of his life, one that had in some way inspired the Sonnets. During the many conversations I had with Luis Rosales, he told me Lorca spent the days hiding in their family home endlessly revising these verses.’

Graciela Jiménez pays tribute to and breathes life into these poems (and others), giving them a pulse and a heart that is certainly not joyful but is capable of feeling the joy of making music and of summoning the most heartfelt of lines – including these, by Alejandra Pizarnik: ‘Silence / I bind myself to the silence / I have bound myself to the silence /

and I allow myself to act’ – whose sentiment is conveyed on many occasions in Graciela’s music, as silence surges like a soundless outburst, a silence indicating the presence of music at its most ambitious. You have to listen to the rests in her works (if her notes haven’t silenced us, it’s because we haven’t listened properly), which remind me of a beautiful poem by Rafael Alberti, a man I had the privilege of getting to know well over a three-year period, and who told me that Lorca read the Sonnets of Dark Love – set to music with such luminosity by Graciela – to him (and Luis Cernuda), when the poems were still in a gestational stage: ‘Above, the balcony of the cold, / the balustrades of the air, / the sky and my eyes, / below, a map: three rivers / and a crumbling bridge on which no one stands.’ Such is the silence Pizarnik wrote about and that Graciela imposes so often in her expressive quest. I have to admit it: my decision to stop writing this kind of introduction has gone up in smoke and Graciela’s music has convinced me that, once again, we can make our own plans, but someone, whoever it may be, can change our minds. The ‘fire of love’ (as Lorca would call it), the musical experience of Eros and Thanatos, the enlightenment occasioned by an encounter with the magnificence of poetry and the purifying flame (as I would call it) sparked by the shock of that encounter are all a constant and vital presence in Graciela Jiménez’s music.

Graciela, you’ve won me over by convincing me that music speaks truth when it combines eroticism with sadness, when its language is transformed not into the physics but the metaphysics of reality: and that implies an affirmation of existence. ‘The rest is silence.’ That silence framing the sound of a true presence, Graciela’s, after learning that

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one’s own true presence always lies in others. In the place where subjectivity is born (please excuse my pedantry). This is a composer who could use her own unique musical style to endorse the words of José Bergamín: ‘Had I been born an object,

I would be objective, but as I was born a subject, I am subjective.’ The subject that is Graciela speaks her truth.

Arnoldo Liberman

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About the Works

En los ojos de las llamas (2013)Dedicated to pianist Albert Nieto, En los ojos de las llamas (‘In the Llamas’ Eyes’) is a colourful fantasia brimming with quasi-Impressionist sonorities that evoke images of the northern region of Argentina, where the landscape becomes ever more austere and the vegetation is gradually reduced to its simplest, most elemental forms. Native to the Puna grasslands are llamas, scattered across and forming part of its arid beauty. This work develops organically, with constant transformations of elements that appear and disappear, creating superimposed ideas that slowly turn from small layers into crushing masses of sound. Brief stylised motifs suggest Argentinian folk dances or children’s songs, capturing a world of dreams and magic, one of marked textural and emotional contrasts, as if forming a collage of images. The music conjures the llamas’ arid home as seen through their enigmatic eyes; eyes that are tranquil, peaceable but also lit (and why not?) with a spark of mischief and fun.

Tres piezas para piano (1999)I. En lugar de un prólogo (‘Instead of a Foreword’)II. Caminos del espejo (‘Paths on the Mirror’)III. Silencios (‘Silences’)

In 1999, Graciela Jiménez was invited to take part, as a pianist, in a poetry reading entitled La locura de vivir (‘The Madness of Living’), part of a ‘Women and Literature’ series organised in her adopted city by the provincial council of Granada. Graciela chose three short poems/fragments of poems by two of her favourite female poets, the Russian Anna Akhmatova

(1889–1966) and the Argentinian Alejandra Pizarnik (1936–1972), and set them to music, creating a trio of piano miniatures: an aphoristic form that suits her to perfection. A sense of the nocturnal hovers over the unreal atmosphere of all three pieces, and there is something of the dreamlike world of jazz here too. The character of the second piece in particular fluctuates between blues and tango, while remaining rooted in tranquil, dreamy poetic writing.

In the words of musicologist David Barbero Consuegra, ‘Graciela Jiménez’s Tres piezas para piano (‘Three Pieces for Piano’) is a little set of 19th-century-style miniatures: three short, evocative pieces that, despite their concision, carry an intense expressive charge, their descriptive nature hinted at by their titles. The composition, conceived as a re-creation of texts by poets Anna Akhmatova and Alejandra Pizarnik, addresses the idea of truth and purity in the human soul. This is music of smooth contrasts and rubato, in which the piano establishes conversational melodies before falling suddenly and emphatically silent, and music of organic fluidity, its discourse unfurling in a strikingly natural manner, as when someone sets out for a walk without a pre-planned route. This free-flowing improvisatory style comes from jazz, a genre in which Jiménez feels completely at home.

‘En lugar de un prólogo (‘Instead of a Foreword’) opens the cycle with three tempestuous gestures (echoing the number of movements), which in fact turn out not to presage the more meditative tempo that follows and characterises the work as a whole. The score represents a prologue, a declaration of intent of what is to come. In Caminos

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del espejo (‘Paths on the Mirror’) ideas follow one another with great subtlety, like water droplets slipping down the face of a mirror: first one, then another, each tracing its own unpredictable route as it descends. Paradoxically, Silencios (‘Silences’) is the most impassioned of the three pieces as it has a greater dynamic range, density of sound and it is the longest. It is also representative of its composer’s characteristically fluent and introspective idiom.’

Baguala (2004)This is a piano adaptation of a work originally written for the chamber ensemble of flute, clarinet, bassoon, piano and percussion. The melancholy nature of the baguala, a mournful folk tune from north-western Argentina, is present from the start of this pared-down portrait of the isolation, austerity and stark beauty of the Puna grasslands. The richness of its dense chords reflects their changing colours. An almost exact quotation from another folk tune, the vidala, appears halfway through the work, giving it the unmistakable stamp of the composer’s style, the power of the landscape and the profound emotions it evokes.

En la Quebrada de Humahuaca (2009)Dedicated to the pianist Dora De Marinis, En la Quebrada de Humahuaca (‘In the Quebrada de Humahuaca’, a valley in the mountains of north-western Argentina) is Jiménez’s tribute to fellow Argentine composer Alberto Ginastera. It was premiered by Spanish pianist Albert Nieto in 2010 as part of the Sixth Contemporary Music Festival at Granada’s Ángel Barrios Conservatoire. This is a work of considerable scope, demanding and virtuosic, echoing all the compulsive power of the

rhythms of Ginastera’s Argentinian dances; what might be a chacarera sometimes turns into a stylised malambo, then, after a lyrical transition, it suddenly becomes a waltz that unfolds with a subtle rhythmic touch of Rio de Janeiro, but whose ostinatos again evoke the Argentina of Ginastera. This fades into a sad norteño melody, its outlines blurred by the composer’s characteristic rich chords, until, finally, we hear a recapitulation of the lively dance from the opening, before the work ends in a bloom of contrasting sonorities.

Albert Nieto has said the following about the work: ‘There are a number of reasons why it is such a genuine pleasure to perform this work, including the hugely idiomatic piano writing and the score’s frequent rhythmic and expressive contrasts. The dance rhythms pervading the piece, influenced by the composer’s place of birth, create a connection between the pianist and music’s most primitive component, dance. The musical elements mentioned above enable soloists to draw on their full range of technical, expressive and gestural resources and, as a result, to establish a direct line of communication with the audience. And after all, isn’t that music’s ultimate goal?’

La luz de enero (2006–12)I. Soneto de la guirnalda de rosas (‘Sonnet of the Wreath of Roses’)II. Llagas de amor (‘Love’s Wounds’)III. El poeta dice la verdad (‘The Poet Tells the Truth’)IV. Soneto de la carta (‘Sonnet of the Letter’)

La luz de enero (‘January’s Light’) is an adaptation for cello and piano of Jiménez’s song cycle of the

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same name (recorded by soprano Elena Sancho Pereg and the composer in February 2012). This version was premiered at the Centro Federico García Lorca in Granada on 24 June 2016.

David Barbero Consuegra has written this analysis of the work: ‘Lorca’s Sonnets of Dark Love inspired Graciela Jiménez to write La luz de enero, a very personal reimagining of some of the poet’s vignettes. Her composition is proof of the fascination that Lorca’s texts continue to hold for artists today, because of their universal and eternal themes: “the anguish and pain of love”, to quote Graciela Jiménez, which end up hastening us obsessively towards death.

‘This is calm, reflective music, in which Lorca’s lines are conveyed with a rigorous measure that allows them to be fully savoured. But, inside this static, contemplative backdrop, imprinted by the predominantly slow pulse and omnipresent pedal notes in the lower part of the piano, the lover’s anxiety and uneasiness, his suffering of passions and longing for death because of a not-always-requited love, follow on from each other. These are emotions and atmospheres that this imaginative composer achieves by using contrasting elements, defined in the instability produced by the dancelike play of broken rhythms, the frenetic amalgam of time signatures, a rich palette of tempos and stuttering melodic designs.

‘Fundamentally based on a modal idiom, the songs making up La luz de enero possess a highly attractive diversity that blends passages of jazzy, impressionistic resonances with expressionist sound effects, with almost dodecaphonic traits. Also evident are associations with popular music, through irregular metres that assume the feel of transatlantic

dances; qualities that result in a greater luminosity. ‘Above and beyond everything, the depth

and beauty of this penetrating music by Graciela Jiménez incorporates new nuances into Lorca’s compelling Sonnets of Dark Love. And this is its most important achievement.’

Erika Martínez, meanwhile, has written the following: ‘A melancholy gust of wind jostles us and disappears, like a portent. So begins this heart-rending musical journey through Lorca’s dark love. The songs portray a thicket of chiaroscuro silhouettes, a place in which the branches of violence and desire entwine. Wedding wreath, funeral wreath. There is something ready to explode in every modulation, a restraint that presages urgency and ends up casting us towards the tragic ecstasy of eroticism. The music calls on certain rhythms, cadences, ornamental motifs of traditional Andalusian song, but inverts or distorts them with highly contemporary sorrow. Shadow-like hints of songs by Britten, Webern or Eisler appear. The crisis of tonality has caused neo-Populism to contract; its harmonic and rhythmic fabric has been strangely, miraculously digested. Time has caught up not only with lovers but also with a dark sorrow torn to shreds. Every note encompasses the seed of an ancient tragedy where pleasure is blood and sexual desire is sacrifice. As in classical mysticism, there is no love without a wound.

‘These works draw us in by sowing a dark expectation, by alternating sensual epiphany and elegiac grief, by turning emotion into a narrative. The melody unfolds but leaves gaps: everything darkness does not want to reveal, an aura of secrecy. But the suspense pervading this cycle is not resolved. There is an atmosphere of constant persecution of

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the forbidden love that was condemned centuries ago by Catullus’s puritanical old men. While the sonnets eventually fuse together passion and death (reminiscent of Calvary), these pieces leave that fusion hanging by a thread. Desire seems to flow through them like a fateful yearning, which, before it has reached its end, begins again. Something is left floating in the air. A taut piano string, a disquieting trace of voice. The enamoured thread of fate.’

In this arrangement for cello and piano, the four songs lose none of their heart-breaking beauty, a quality enhanced by the velvety tone of the cello capturing the depth of Lorca’s poetry.

Mediterráneo (2014)I. Despertar (‘Awakening’)II. Primer silencio (‘First Silence’)III. Como un espejo (‘Mirror-like’)IV. Ecos (‘Echoes’)

This piece was written to accompany photographer Antonio Arabesco’s Mediterráneo exhibition, which opened on 25 April 2014 at the Sala Aljibe in the Carmen de la Victoria (part of the University of Granada). The first recording of Mediterráneo was made by cellist Orfilia Saiz Vega, with Graciela Jiménez herself at the keyboard. The work comprises four short, austere movements, with echoes of modal music. In a minimalist, symbolist style, the writing evokes the Mediterranean, its culture and its spiritual and artistic values.

Dora De Marinis

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Graciela Jiménez Nació en la ciudad de Córdoba, Argentina Actualmente vive en Granada, España. Estudió Piano en el Conservatorio Superior de Música Félix T. Garzón, de su ciudad natal y Composición en la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. En 1989 se traslada a España, donde continuó sus estudios en Composición y Piano en el Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada, obteniendo Premio Extraordinario en Piano. Su música ha sido estrenada en distintas ciudades de España, Argentina, Estados Unidos, México, Italia, Francia, Grecia, Inglaterra y Alemania. Entre sus obras destacan las dedicadas al piano, a la voz, camerísticas, para agrupaciones de jazz, banda y orquesta. Ha grabado siete CDs, como compositora y pianista: “Hablo del Sur” (1992), “Hilando Cielos” (1998), “Garuando” (2000), “Vidas Fingidas”(2002), “Citas y collages”(2012), “Amor Oscuro” (2013), “Mediterráneo” (2014) y El color del tiempo (2018).Asimismo, ha compuesto música original para audiovisuales, entre los que destacan “La Alhambra o el poder de la creación” (Patronato de la Alhambra y el Generalife (1999), “Los pantanos de Zanzíbar” de Tod Browning (2009), y los video-arte “Tronco sin ramas” (2014) y “Julia” (2016) del fotógrafo y realizador Antonio Arabesco. Su creación se halla muy comprometida con otras artes como la poesía, las artes plásticas, la fotografía. Es así que, entre sus últimas propuestas multidisciplinares, podemos citar “El resplandor de un rayo” (2013) y “Amor Oscuro” (2016).Compagina una intensa actividad artística con la docencia. Desde 2006 pertenece al cuerpo de Profesores de Música y Artes Escénicas de la Junta de Andalucía.

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Born in Córdoba (Argentina), Graciela Jiménez now lives in Granada (Spain). She studied piano at the Félix T. Garzón Conservatoire in her native city and composition at the National University of Córdoba’s School of Arts. In 1989 she moved to Spain, continuing her piano and composition studies at the Victoria Eugenia Conservatoire in Granada, where she was awarded a special prize for piano. Her music has been performed in cities in Spain, Argentina, the US, Mexico, Italy, France, Greece, the UK and Germany. Her catalogue includes piano, vocal and chamber works, as well as pieces for jazz ensemble, wind band and orchestra. She has recorded eight albums as composer and pianist: Hablo del Sur (1992), Hilando cielos (1998), Garuando (2000), Vidas fingidas (2002), Citas y collages (2012), Amor oscuro (2013), Mediterráneo (2014) and El color del tiempo (2018).She has also composed original soundtracks for several audiovisual projects, including the documentary La Alhambra o el poder de la creación (‘The Alhambra or the Power of Creation’) for the Patronato de la Alhambra y el Generalife (‘Alhambra and Generalife Trust’, 1999), Tod Browning’s silent classic West of Zanzibar (2009), and photographer and film-maker Antonio Arabesco’s video art films Tronco sin ramas (‘Trunk without Branches’, 2014) and Julia (2016). Her work is highly engaged with other artforms including poetry, the visual arts and photography, and her multidisciplinary creations include El resplandor de un rayo (2013) and Amor oscuro (2016).She combines her busy life as a composer and musician with her teaching career. Since 2006 she has been an official music teacher of the Andalusian Regional Government after passing the selection procedure.

www.gracielajimenez.com

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Dora De MarinisPianista argentina de vasta trayectoria, formada en Mendoza, Buenos Aires y Alemania. Ha grabado 20 CDs dedicados a la obra integral para piano de compositores argentinos como Alberto Ginastera, Juan José Castro, Carlos Guastavino, Luis Gianneo, Gilardo Gilardi y Susana Antón, entre otros, además de los conciertos para piano y orquesta de Ginastera, Julio Perceval y Adriana Figueroa Mañas. Ha recibido diversos premios a su trayectoria, a su producción discográfica y a su destacada labor pedagógica. Realiza giras de conciertos difundiendo la música argentina por escenarios de Europa, Asia y las tres Américas; también imparte cursos, seminarios y “master clases” en diferentes universidades y forma parte de jurados de importantes concursos internacionales. Ha publicado artículos originales sobre música argentina y dos libros, uno de ellos dedicado a la escuela pianística argentina.

Argentinian pianist Dora De Marinis trained in Mendoza, Buenos Aires, and in Germany, and has since enjoyed a long and successful career. She has recorded 20 albums, including the complete piano works of Argentinian composers Alberto Ginastera, Juan José Castro, Carlos Guastavino, Luis Gianneo,

Gilardo Gilardi and Susana Antón, and the piano concertos of Ginastera, Julio Perceval and Adriana Figueroa Mañas. She has been awarded a number of prizes for her performances, recordings and teaching achievements. Dora De Marinis has promoted Argentinian music on tours of Europe, Asia and the Americas; she also runs courses, lectures and masterclasses at universities and serves on the juries of several eminent international competitions. As well as articles on Argentinian music, she has written two books, one of which is about the Argentinian piano school.

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Matías Villafañe Cellista argentino, integrante de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, del Cuarteto Gianneo y del Dúo dew violoncello y piano Crestin-Villafañe. Se ha presentado en diversos escenarios de Europa, Estados Unidos, México, Colombia y Argentina. Con el cuarteto Gianneo ha realizado la integral de Cuartetos de Beethoven para la Radio Nacional Clásica de Buenos Aires además de la integral de los cuartetos de Ginastera y de Gianneo. Ha recibido numerosos premios en concursos nacionales e internacionales y ha tocado como solista con las principales orquestas de Argentina.

The Argentinian cellist, Matías Villafañe, is a member of the Buenos Aires Philharmonic Orchestra, the Gianneo String Quartet and the Crestin-Villafañe Duo (cello/piano). He has appeared at venues in Europe, the US, Mexico, Colombia and Argentina. With the Gianneo Quartet he has performed the complete Beethoven string quartets for Radio Nacional Clásica (Buenos Aires) and also all the Ginastera and Gianneo string quartets. The recipient of many prizes in national and international competitions, he has performed as a soloist with all of Argentina’s leading orchestras.

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Clockwise: Graciela Jiménez, Matías Villafañe,Fabiola Russo and Dora De Marinis

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