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20 EPS Gilberto Gil, el nuevo ministro de Cultura de Brasil, es el nombre más popular del Gobierno de Lula. Músico, ecologista y militante del Partido Verde, este hombre de 61 años lleva prácticamen- te toda su vida embarcado en movimientos en defensa de la igualdad racial y el medio ambiente. ENTREVISTA [03] ENTREVISTA Gilberto Gil Elministromúsico Por Francesc Relea. Fotografía de Rogério Voltan

Gilberto Gil - What's Up Doc · 2014. 10. 2. · Gilberto Gil elige el castellano para la entrevista, idioma en el que se desenvuel-ve con comodidad. Acaba de regresar de una larga

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Gilberto Gil, el nuevo ministro de Cultura de Brasil, es el nombre más popular del Gobierno deLula. Músico, ecologista y militante del Partido Verde, este hombre de 61 años lleva prácticamen-te toda su vida embarcado en movimientos en defensa de la igualdad racial y el medio ambiente.

ENTREVISTA

[03]ENTREVISTA

Gilberto GilElministromúsicoPor Francesc Relea. Fotografía de Rogério Voltan

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[00]ENTREVISTA

RITMOPRÁCTICA.Gilberto Gil practicacada día durante unahora la ritmopráctica–una antigimnasia deorigen oriental– ysigue una dieta macro-biótica para mantener-se en plena forma.

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En el auditorio del Ministerio de Cul-tura brasileño, una cantante acompañadade dos guitarras y una flauta ofrece unconcierto en una sala abarrotada. Todoslos músicos son funcionarios, al igual quegran parte del público. Este tipo de actosson habituales en la sede ministerial, enBrasilia, desde que la estrella de la músi-ca brasileña es hoy “o senhor ministro”, elministro de Cultura de Brasil. El presi-dente Luiz Inácio Lula da Silva lo eligiópara el cargo en una decisión que recibiócríticas de asesores y dirigentes políticos.La designación del cantante y compositorGilberto Gil, de 61 años, negro del Estadode Bahía, padre de ocho hijos (uno falleci-do) de tres madres distintas, fue uno de losgolpes de efecto del gobernante brasileño.

Varios pisos más arriba del auditorio,en una sala de reuniones repleta de libros,el ministro preside en una ceremonia ín-tima la firma de un convenio para la dis-tribución gratuita de textos a niños sin re-cursos de la Amazonia. Gil ha cambiado laindumentaria afrobrasileña por el traje os-curo, pero no renuncia a las trenzas estilorastafari. La antesala de su despacho, bau-tizada con el nombre del pintor brasileñode origen japonés Manabu Mabe, es un en-jambre de visitantes que esperan nervio-

sos. Jóvenes músicos que quieren mostrarsu primera grabación, cineastas en buscade fondos, ONG con proyectos culturales,políticos con enmiendas parlamentarias, oescritores que simplemente desean cono-cer al ministro.

La carrera de Gilberto Passos Gil Mo-reira comienza como hombre de negociosen la multinacional Unilever en São Pau-lo. De noche frecuenta los bares de moda,donde conoce a otros artistas como ChicoBuarque, en el João Sebastião Bar. Empie-za a trabajar con los poetas-letristas Capi-nan y Torquato Neto, interviene en unprograma de televisión y graba sus pri-meros discos. Termina dejando su empleopara vivir sólo de la música.

Ha llovido mucho desde finales de losaños sesenta, cuando Gilberto Gil, junto acantantes como Caetano Veloso y Gal Cos-ta, funda Tropicalia, un movimiento irre-verente contra lo que consideraba purita-nismo cultural en Brasil, que está dis-puesto a devorar todas las referenciasartísticas, procesarlas y transformarlas enautóctonas. “Fue un movimiento que dis-cutió en profundidad el lugar del arte enBrasil y, al mismo tiempo, las relacionesentre Estado y sociedad”, recuerda el mi-

nistro. Bajo la dictadura militar, Gil es de-tenido y encarcelado hasta acabar exilia-do en Londres en 1969. A su regreso a Bra-sil, tres años después, su interés por la mú-sica le lleva a hurgar en las raícesafricanas y en el reggae caribeño, lo quecombina con un creciente activismo socialen busca de la igualdad racial y la defensadel medio ambiente.

Ha sido presidente de la FundaciónGregorio de Matos, dedicada a la preser-vación del patrimonio cultural de Salva-dor de Bahía, su ciudad natal; fundó la or-ganización ecologista Onda Azul, que lu-cha por la preservación de las reservasacuíferas, y entre 1988 y 1992 ocupa un es-caño en el Ayuntamiento de Salvador. Suúnica filiación política ha sido el PartidoVerde, al que todavía pertenece. Ha recibi-do tres premios Grammy y en septiembrepasado recogió en Miami el galardón deHombre Latino del Año.

Sentado en el sofá de su amplio despa-cho, Gil mueve la figura esbelta y las ma-nos estilizadas y dobla con agilidad laspiernas, que adoptan diversas posturas. Asu edad denota una forma física excelente.A lo largo de la entrevista no elude ningúntema, incluidas las críticas que ha cose-chado su hija Preta Maria, que acaba de

lanzar su primer disco, Prêt-à-porter. Laportada muestra desnudo el cuerpo de 75kilos de la artista. “No me sentó mal en elsentido moral, quizá un poco en el aspectoestético”, comenta el padre. “Lo que ocu-rre es que desde hace tiempo tengo una pe-lea con Petra para que adelgace. Creo quedebería estar más delgada para hacerseesas fotos. Pero ha logrado algo muy im-portante: ha colocado más arriba la auto-estima de las gorditas”.

Gilberto Gil elige el castellano para laentrevista, idioma en el que se desenvuel-ve con comodidad. Acaba de regresar deuna larga gira por varias naciones africa-nas en las que acompañó al presidenteLula. Además de firmar acuerdos de coo-peración, el ministro no resistió la tenta-ción de cantar y bailar en más de una oca-sión. En São Tomé y Príncipe cantó enportugués No woman no cry, de Bob Mar-ley, y en Maputo (Mozambique) subió al es-cenario para unirse espontáneamente aun grupo de bailarines que ofrecían un es-pectáculo tradicional a Lula. “Brasil in-tenta recuperar una relación más estrechae íntima con África. Tenemos una historiay un futuro comunes. Queremos relacio-nes privilegiadas con varios países africa-

nos, no sólo los de lengua portuguesa, sinootros, como África del Sur, Nigeria, Sene-gal… Con el Gobierno de Lula ha cambia-do la manera de mirar a África”, dice.

Es la primera vez en la historia de Brasilque un artista ocupa un ministerio. ¿Qué lemovió a aceptar el cargo?Un sentido natural de colaboración y deciudadanía. Hacer algo público, de servi-cio público. Por una parte, creo que llegauna hora en que cuando se han cumplidolas ambiciones personales, artísticas, so-ciales y materiales, uno desea hacer algopara más gente. Por otra parte, colaborardirectamente con el presidente Lula eraun desafío. Me invitó a participar en el Go-bierno y yo tenía ganas de colaborar. Enestos primeros meses hemos tenido quedemostrar al país que estamos preparadospara el trabajo que desempeñamos.

¿Hubo gente que no entendió o criticó sunombramiento?Sí, mucha.

¿De qué sectores?De varios sectores. Gente de la política, delgrupo político del presidente, que tenía suspropios candidatos; asesores como FreiBetto, gente del mundo de la cultura quetambién tenía sus preferencias, artistas ycolegas más preocupados de las conse-cuencias de mi cambio. También habíagente que piensa que los artistas no estáncapacitados para la gestión administrativa.

Usted fue un gran defensor del ex presiden-te Fernando Henrique Cardoso, a quien llegóa calificar como lo mejor que ha tenido Bra-sil en la política. Curiosamente, decidió en-trar en el Gobierno por primera vez con elpresidente Lula da Silva.Con Fernando Henrique sondeé la posibi-lidad de ser ministro de Medio Ambiente.No pudo ser. Y ahora fui invitado por Lula.

¿Se siente usted un cuerpo extraño en elGobierno?Cada vez menos. Me sentí un cuerpo ex-traño al comienzo porque la propia insti-tución cultural no es fuerte. El Ministeriode Cultura no es una institución de pres-tigio político. Tradicionalmente, ha sidovisto como algo secundario, como un ele-mento decorativo, una institución a la queno se dedica mucha atención ni recursos.Creo que el presidente Lula buscaba cam-biar esta situación y por eso me llamó.Quería un concepto más amplio de cultu-ra, que incluyera las culturas de raíces po-pulares. No podemos hacer mucho porqueno disponemos de mucho dinero. Tenemosque salir a la calle, como si estuviéramosen campaña electoral, para propagar loque es el Ministerio de Cultura, lo que fue

[03] Gilberto Gil

“Brasil intenta recuperar una relaciónmás estrecha e íntima con África. Tene-mos una historia y un futuro comunes”

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y lo que puede ser. Tenemos que expli-car el carácter estratégico de la culturapara los pueblos, la comunicación, loque implica para la política la cuestiónde la paz, la diversidad cultural.

¿Qué presupuesto dedica hoy el Estadobrasileño a la cultura?Un 0,4% del presupuesto general. Que-remos llegar al 1% el año próximo.

¿Es realista este porcentaje?Mmmmm… quizá… No es tan realistasi miramos la política macroeconómicadel Gobierno, que demanda un superá-vit fiscal muy elevado, lo que implicafuertes recortes en el gasto público.Políticamente, sí hay un movimientoen el Parlamento y en los Gobiernos delos Estados a favor de mayores recursospara la cultura. En el propio Gobiernotrabajamos para lograr que el Ministe-rio de Cultura sea un ministerio es-tratégico.

¿Qué opina del papel de la iniciativa pri-vada en relación a la cultura? ¿El apoyoque grandes grupos económicos dan ala cultura es filantrópico o sólo persigueventajas fiscales?

Es algo pragmático. Corporacionescomo Petrobras, Telefónica y los gran-des bancos quieren estar en las opera-ciones culturales, tanto por la publici-dad que les reporta como por el con-cepto de contrapartida social. Además,en Brasil existe desde hace años unaley de mecenazgo cultural, que otorgaincentivos fiscales.

¿Cómo compagina la música con el car-go de ministro?Mi compromiso con el presidente fuemantener de manera residual las ac-tuaciones musicales. Lo que significa el20% de mis actividades. Yo daba entre150 y 200 conciertos al año. Cuando ter-mine 2003 habré dado unos 40.

Pero el presidente le permite disfrutarde permisos de entre una semana y unmes.Este año tuve que hacer eso, pero el añopróximo ya no será necesario porquetendré vacaciones de un mes, que dedi-caré a la actividad artística.

Desde que es ministro, ¿cuántos discosha grabado?

Ninguno. Preparo uno para el año pró-ximo.

Personalmente, ¿echa de menos unamayor actividad artística o le compensala política?Me compensa, porque siento una atrac-ción por la cosa pública, hacia el servi-cio público.

Como ministro, usted iba a perder mu-cho dinero al reducir drásticamente elnúmero de sus actuaciones. ¿Puso con-diciones al presidente Lula a la hora deaceptar el cargo? No eran condiciones económicas. Leplanteé al presidente que sería conve-niente que yo pudiera mantener mi po-der adquisitivo. No soy un hombre ricopara pasar cuatro años sin ahorrar. Yatengo 61 años. Pedí conservar una par-cela de mi trabajo porque hay muchagente que depende de mi actividad. Elpresidente aceptó.

¿Conserva la estructura empresarial artística?Sí. Tengo una productora en la que tra-bajan 50 personas –músicos, técnicos desonido, gerentes–. Mi esposa es la diri-

gente principal de esta pequeña corpo-ración. Ella diversifica ahora su trabajo.

¿Cómo ven sus compañeros de Gabine-te esas dos vidas paralelas, la política yel espectáculo? No es algo que molesta. Si molestara,habría una reacción, pero como no esasí, creo que mi presencia en el Go-bierno es un plus. Creo que la cohabi-tación artística y de gestión pública hasido positiva.

Usted ha cambiado la libertad de lacreatividad artística por un mundo es-tructurado y burocrático. ¿Está desen-cantado?Personalmente no. Estoy cada vez másencantado con la tarea. Porque tomo miactividad como una tarea.

La prensa habla de un desencanto cre-ciente de la gente hacia el Gobierno deLula.Hay un poco de desencanto, pero nadaespecial. Siempre ocurre lo mismo conlos Gobiernos. Nunca ha habido y nun-ca habrá Gobiernos que pueden hacertodo lo que quieren, y satisfacer todas

las demandas. Eso sería una utopía.Creo que el Gobierno está en un nivelnormal de desgaste.

¿Qué sintió cuando cantó en la ONUjunto a Kofi Annan, y en el homenaje aSalvador Allende en Santiago de Chile?Son refuerzos de ciudadanía. Están enuna línea de enriquecimiento de la di-mensión ciudadana. En el caso de laONU, es una organización que necesitamucho apoyo ahora que está en mediode duras pugnas internas. Después de50 años, todavía no ha conseguido seruna institución de mediación fuertepara todos los conflictos internaciona-les. Mi actuación en la ONU se encami-na al fortalecimiento de la institución.

¿Cuando canta, se olvida de que es mi-nistro?No, no es necesario. La dimensión pú-blica y política es una dimensión cul-tural también, como la música, el arte,la pintura. Todo es espectáculo.

¿Usted asume que también forma partedel espectáculo?Sí, todos tenemos que asumirlo. Su dia-rio es parte del espectáculo, las foto-grafías que él hace [mira al fotógrafo],la comunicación que hace el jefe deprensa… Cada uno en su parcela. Tene-mos una gran sociedad del espectáculo,mediatizada, donde todo pasa por losmedios.

Cuando se habla de la cultura al serviciode la gente, se tropieza con intereses desectores privados, multinacionales.¿Qué opina de la llamada piratería cul-tural en la música?Hay un factor tecnológico de gran peso:la posibilidad de reproducción barata ycualificada de los productos musicalesha hecho que la piratería aumente ver-tiginosamente. Hoy, un disco que puedecomprarse en la calle a los piratas es deigual calidad que los que se encuentranen las tiendas. Hace dos meses, la Uni-versal Records, que es la major interna-cional más grande, decidió unilateral-mente bajar en un 30% el precio de susdiscos como una reacción a la piratería.

¿Cree que habría que liberar el ‘copy-right’?Hay muchas iniciativas en el mundopara una flexibilización y una moder-nización del copyright. Yo, por ejemplo,estoy buscando una forma más flexiblepara mis grabaciones, a través de auto-rizaciones para usos gratuitos parcia-les de mis músicas por otros, bajo auto-rizaciones específicas. Lo mismo ocu-rre con el software. Asistimos a un

[03] Gilberto Gil

“Pedí conservar una parcela de mi tra-bajo porque hay mucha gente quedepende de mi actividad, y Lula aceptó”

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movimiento de democratización deusos y posibilidad de accesos.

¿La mala música es cultura?¿Por qué no? Hay muchos prejuicios. EnBrasil hay sectores de clase media querechazan la música de la periferia, elrap, el funky. Los argumentos a la horade calificar o descalificar son siempre apartir de una escala de valores propia,manejada por un sector o clase social.No comparto estos criterios.

Si no se excluye nada, ¿significa quetodo es cultura?Claro que todo es cultura. En la vidahumana sólo hay cultura, buena omala, esto es otra cosa. La clasificaciónes muy subjetiva. Piense en los crite-rios de la Unión Soviética, en los de laAlemania nazi o en los de los nortea-mericanos, por un lado, y en los de loseuropeos, por otro. Pero no hay duda deque todo es cultura.

¿Qué huella le gustaría dejar tras supaso por el Ministerio de Cultura?Una impresión general de que se hizoalgo, de que se trabajó, se intentó, y

que quizá algo se logró. Tal vez por uncriterio pragmático de dejar realiza-ciones sólidas y concretas me gustaríaconseguir más producción de cine,más proyectos de música popular, másinclusión de las favelas, los cinturonesde las grandes ciudades, el interior delpaís, el campo, etcétera. No me preo-cupa mi biografía, sino el espíritu delas cosas.

¿Cómo se define políticamente?Como un ecosocialista, quizá.

¿Siente la tentación de afiliarse al Par-tido de los Trabajadores?No. Yo soy del Partido Verde. Si cambio,será para no militar en ningún partido.Creo que el PV es la opción más avan-zada del pensamiento político.

¿De qué gente se ha rodeado en el Mi-nisterio de Cultura?

Busqué a la gente que más conocía yque consideraba más capacitada, másentusiasmada y más confiable, en tér-minos humanos y técnicos, de los dis-tintos sectores del mundo de la cultura,el cine, la literatura, el arte.

¿Cuántos funcionarios tiene el ministe-rio que usted dirige?Unos 3.000 en todo el país. Necesitamos

más gente, pero ésta es una de las bata-llas que nos toca librar dentro del Go-bierno.

¿Brasil está de moda?Creo que los tiempos han llegado parapaíses como el nuestro. Es la hora deBrasil, Suráfrica, Chile, México, India,China. Ahora les toca a estas nacionescon mezclas humanas y culturales tanfuertes, que salen de periodos cultura-les muy marcados. Es la hora de más li-

[03] Gilberto Gil

“Tras mi paso por el Ministerio de Cultu-ra me gustaría dejar la impresión de quese trabajó y que quizá algo se logró”

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beración porque hemos logrado llevarlas fronteras tecnológicas, económicase industriales a todo el pueblo. La in-formación ha llegado a todos los luga-res del mundo, y esto ha hecho que semanifiesten las particularidades decada pueblo. Hay muchas fuerzas nue-vas que buscan su lugar y reconoci-miento.

¿Se ve distinta la música brasileña des-de el puesto de ministro?No. Hace menos de un año que soy mi-nistro. Todas las propuestas que habíansido hechas antes de mi llegada al Go-bierno son las que están en el candele-ro: la música tecno, el rap, el reggae…todo lo que ha influido en la músicamundial, y toda una influencia muynueva que viene de India, Asia, Áfricay Suramérica. Brasil es una oficina deprocesamiento de todos estos elemen-tos. Siempre ha sido así. Recientemen-te ha empezado un nuevo ciclo, con mú-sica electrónica y manifestaciones re-gionales que procesan la mezcla deelementos locales con elementos inter-nacionales, como lo que pasa en Per-nambuco con los movimientos musica-

les autóctonos como Nacion Zumbi; enBahía, con Los Tribalistas, la Timbala-da y todo el movimiento del barrio; enMaranhao, con el reggae; en Pará, don-de hay movimientos musicales autóno-mos que crean, producen, distribuyen yvenden. Tienen emisoras de radio y te-levisión. Esto está pasando en variosEstados con financiación propia parasus propios mercados. Como Gobierno,

acompañamos y ayudamos para crearun marco regulatorio general.

¿Qué hará Gilberto Gil cuando deje elGobierno?Continuaré haciendo música. Apartede eso, no sé. No tengo proyectos. En elpasado intenté desarrollar el gusto porla introspección sistematizada, ayuda-da por un proceso de disciplina y yogaque apuntaba hacia una cierta posibili-dad de recogimiento. Ahora estoy en

medio de un huracán. Tengo la sensa-ción de que todo lo que buscaba ha pa-sado. Creo que voy a continuar en el ojodel huracán, dondequiera que esté.

¿Sigue cuidando el cuerpo y el espíritucon la ritmopráctica?Ah, sí, con la ritmopráctica –una anti-gimnasia de origen oriental–, todos losdías una hora, y una dieta macrobióti-

ca. Es una compilación que ha hecho elmaestro Tomio Kikuchi, un japonésque vive en São Paulo, que trajo a Bra-sil el sistema dietético japonés propiodesarrollado por George Osawa, que sepropagó por Estados Unidos y ciertaspartes de Europa. Cada día, a partir delas siete de la mañana, hago mis ejerci-cios durante una hora. No soy un vege-tariano fundamentalista, pero evito co-mer carne siempre que puedo. Por loque siento, creo que estoy bien. ●

[03] Gilberto Gil

“Cuando deje el Gobierno continuaréhaciendo música. No tengo proyectos.Ahora estoy en medio de un huracán”