GELL, A. - Los Recién Llegados Al Mundo de Los Bienes El Consumo Entre Los Gondos Muria

Embed Size (px)

DESCRIPTION

gell

Citation preview

  • L o s N O V E N T A

    a vidasocial

    de las cosasPerspectiva cultural

    de las mercancasArjun Appadurai, ed.

    ,rlJalbaM8xICO, D.F.

  • LA VIDA SOCIAL DE LAS COSASPerspectiva culturalde lasmercancfas

    Ttulo original en ingls: The Social Lfe 01 ThingsCommodities in Cultural Perspectve

    Traduccin: Argelia Castillo Cano,de la edicindeCambridge University Press,Cambridge, 1986

    1986, Cambridge University Press

    D.R. 1991 por EDITORIAL GRIJALBO, S.A. de C.V.Calzo san BartolaNaucalpan nm. 282Argentina Poniente 11230Miguel Hidalgo, Mxico, D.F.

    Primera edicinen la coleccin Los Noventa

    Coedicin: Direccin General de Publicaciones delConsejo Nacionalparala Cultura y las Artes/Editorial Grijalbo, S.A. de C.V.

    ISBN 910-05-0288-0

    IMPRESO ENM~XICO

    NDICE

    Prlogo..................................................... 9Prefacio...... . . .. . . .. 13

    Primera parte. Hacia una antropologfa de las cosas1. Introduccin: Las mercancas y la polftica del valor.

    Arjun Appadurai 17Il. La biografa cultural de las cosas: La mercantilizacin

    como proceso. Igor Kopytoff 89

    Segunda parte. Intercambio, consumo y ostentacinIlI. Dos tipos de valor en la porcin oriental de las islas Salomn.

    William H. Davenport . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125IV. Los recin negados al mundo de los bienes:

    El consumo entre los gondos muria. Alfred Gen. .. . . .. . . ... 143'

    Tercera parte. Prestigio, conmemoracin y valorV. Varnay el surgimiento de la riqueza en la Europaprehistrica.

    Colin Renfrew 179VI. Mercancas sagradas: La circulacin de lasreliquias

    medievales. Patrick Geary 211

    7

  • 5 La mitad de esta coleccin se halla en el Museo de la Universidad, en Filadelfia,Pensilvania, y la otra mitad en el Museo de las islas Salomn, ubicado en Honiara.

    6Se trata de la copia del cuenco con la cual se sustituy la pieza original registradapor Bernatizik, op.cit., referencia nm. 100. Los residuos del cuenco fotografiado porBernatizik an se conservaban en un lugar sagrado y reconocible en 1966.

    142 LA VIDA SOCIAL DE LAS CQSAS IV. LOS RECIN LLEGADOS AL MUNDODE LOS BIENES: EL CONSUMO ENTRELOS GONDOS MURIA

    ALFRED GELL

    El presente ensayo se ocupa del consnmo.como.aaa.arma de accinsimblica. Los bienes de consumo son algo ms que meras envolturasde "utilidad" neutral. Son objetos cuya deseabilidad depende delpapel que desempean dentro de un sistema simblico. Desarrollareste planteamiento del todo incontrovertible a partir de mis propiasobservaciones sobre la conducta en materia de consumo exhibida porlos muria del sector centro-norte del distrito de Bastar, estado deMadhya Pradesh, India.

    Los muria pertenecen a la categora "tribal" (adivasi) estableci-da por la constitucin de la India y, de acuerdo con el estereotipooficial, los miembros de esa categoria permanecen en un estado depobreza y explotacin. El estereotipo oficial no est completamen-te errado en lo que toca a la mayor parte de la poblacin adivasi(Frer-Haimendorf, 1982); sin embargo, las condiciones del sectorcentro-norte de Bastar son excepcionales, pues en esa zona losmuria disfrutan de ventajas materiales considerables en compara-cin eon el campesinado de otros puntos del subcontnentc (vaseHll, 1983). Asu debido tiempo, tratar de explicar las causas de esefenmeno.

    En medio de la modesta prosperidad (o, al menos, seguridad)experimentada por la mayor parte de la poblacin muria del sectorcentro-norte de Bastar, una o dos familias de cada aldea se han

    143

  • 144 LA VIDA SOCIAL DE lAS COSAS LOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LOS BIENES 145

    enriquecido en mayor grado que las dems, y es en la conducta deconsumo de tales familias acaudaladas en donde quiero centrar laatencin. Considero que el de los muria "ricos" es un fenmenorelativamente nuevo, cuya antigedad no rebasa un periodo deaproximadamente cincuenta aos. Esto contribuye a explicar elmotivo por el cual su conducta de consumo, caracterizada por unexagerado conservadurismo, ha adoptado la forma peculiar queostenta.

    Desde el punto de vista etnohistrico, examino un caso donde lanaturaleza del consumo tradicional yel modo de asignar los bienes Aa categoras simblicas se han quedado atrs de los cambios objetivosocurridos en las tcnicas de produccin, los cuales han dado lugar alincremento de la productividad econmica. Entre los muria, la pro-duccin se adhiere a las premisas de un tipo de economa, mientrasque el consumo sigue basndose en los supuestos de una clase total-mente diferente de economa. El resultado de este desfase es que losmuria acaudalados acumulan una riqueza que no se atreven a gastary que, en todo caso, no sabran cmo gastar.

    En esta sociedad poseer una riqueza llamativa significa colocarseen una condicin anormal, la cual convierte en un asunto ms pro-blemtico cualquier acto tentativo de consumo. Ante ello, la respues-la de los muria ricos consiste en actuar con lo que parece ser unaexcesiva parsimonia; empero, dicha moderacin no tiene nada quever con la avaricia encarnada por Scrooge o Volpone.* El verdaderotacao admite tanto la posibilidad como la deseabilidad del consumodesenfrenado, lo cual intensifica para l la virtud de su propia restric-cin. Tal conducta es egotista y antisocial. Sin embargo, la fortuna delos muria se edifica de una forma completamente diferente. Su difi-cultad para consumir refleja una intensa sensibilidad con respecto alas premisas sociales ejercidas en los planos familiar, aldeano y de lasociedad en su conjunto. Los actos ostentosos de consumo que noestn incluidos en el marco de las festividades pblicas sancionadastradicionalmente, son considerados amenazantes, arrogantes y diso-ciadores.

    En consecuencia, los ricos estn obligados a consumir como sifueran pobres y, por ende, se vuelven an ms ricos. El resulladoinvoluntario del patrn de restricciones impuestas al consumo, diri-gido al mantenimiento de las normas equitativas, ha sido la socava-cin de la base econmica igualitaria tradicional de la sociedad muria.A largo plazo, esto puede conducir al surgimiento de una clara

    "Personajes literarios de Charles Dickcns y Ben Jonson, respectivamente. (N. dela t.)

    estratificacin econmica en lo que ha sido histricamente una socie-dad homognea y tribal. En las aldeas muria ha aparecido la categoraintegrada por campesinos ricos y quasi-empresarios, quienes se ha-llan en proceso de autodefinicin social con respecto al resto de lasociedad muria, o de bsqueda de un idioma que exprese su peculia-ridad econmica y social en el lenguaje del consumo simblico. Paraestas familias, los smbolos materiales de la riqueza exhibidos por loshindes acaudalados de Bastar y por los funcionarios clasemedierosde las ciudades, esto es, por individuos no adivasi que disfrutan deingresos similares, resultan inaceptables, precisamente porque seasocian a una identidad diferente de la muria. A continuacin, incluyodescripciones detalladas de las familias que enfrentan este tipo dedilema en materia de consumo.

    BIENES DE CONSUMO E IDENTIDAD PERSONAL

    Antes de centrarnos en casos particulares deseo plantear algunoscomentarios sobre el consumo como acto simblico. Douglas eIsherwood (1980) han elaborado una interesante monografa en lamateria, donde destacan la importancia central de los "ritos deconsumo" para la mediacin de la vida social. Este enfoque descan-sa firmemente en el conocimiento acumulado por la antropologatradicional de corte funcional-estructuralista. Incontables etnogra-fas atestiguan el modo en que se expresan o, ms bien, en que seproducen las relaciones sociales durante las experiencias altamenteestructuradas de toda clase de banquetes, juergas, compartimientosde pipas, etctera.

    Todas ellas son formas muy reconocibles de consumo; empero,pueden desviarnos si conducen a la ecuacin falsa de "consumo iguala destruccin", pues en estos casos la comida, el licor yotros articulasapreciados estn destinados a desaparecer. En tanto fenmeno gene-ral, el consumo no se relaciona can la destruccin de bienes y riquezas,sino con su reincorporacin al sistema social que los produce. Desdela perspectiva del anlisis sociolgico, todos los bienes son tan indes-tructibles como los objetos valiosos de la kula (los artculos valiososque circulan en el sistema kula de intercambio de las islas Trobrianddescrito por Malinowski, 1973). De lo que carecen en su mayor part~es de la indivisibilidad y de la permanente identificabilidad en tantoobjetos recordados histricamente, que caracterizan a los articulasvaliosos de la kula (Leach y Leach, 1984). Sin embargo, incluso losproductos del todo efmeros, como los alimentos ofrecidos en una

  • 146 LA VIDA SOCIALDE LASCOSAS LOS RECIN LLEGADOS AL MUNOODE LOSBIENES 147

    fiesta, perduran en la forma de las relaciones sociales creadas porellos, las que a su vez son responsables de la reproduccin de bienescomestibles.

    Lo que caracteriza al consumo de alimentos en un contextofestivo es la transformacin -minscula o muy importante, depen-diendo de la naturaleza de la ocasin-que produce en las identida-des sociales de los participantes en la transaccin involucrada:anfitrin-invitado, alimentador-alimentado. Desde el punto de vistaanaltico, esta transformacin es completamente diferente de cual-quier proceso metablico simultneo relacionado con los articulosalimenticios. En muchas de las fiestas celebradas en Nueva Guinea,los alimentos ni siquiera son ingeridos por los participantes, perocontinan constituyendo ritos de consumo, en el sentido utilizadopor Douglas e Isherwood (Brown, 1978). El consumo no se distinguedel intercambio porque aqul contenga una dimensin fisiolgica dela que ste carece, sino porque el consumo implica la incorporacindel producto consumido a la identidad personal y social del consu-mIdor. '

    Por ejemplo, lord Rothschld tiene colgada una pintura de Czan-ne en la pared de su sala. Esto lo convierte en un miembro de la litede consumidores de obras de Czanne, categoria de la cual estoypermanentemente excluido, aunque en el pasado haya tenido elplacer de admirar ese cuadro. Considero que el consumo consiste enla apropiacin de objetos que integran la propia personalidad (losalimentos ofrecidos en una fiesta, las prendas de vestir utilizadas, lasviviendas donde se habita). La incorporacin de los bienes de consu-mo a la definicin del ser social se origina en el marco de las obliga-ciones sociales y perpeta dicho marco. El consumo forma parte deun proceso que incluye la produccin y el intercambio. El consumo,la produccin y el intercambio representan slo tres fases distintasdel mismo proceso cclico de la reproduccin social, donde el primeronunca es terminal. El consumo es la etapa durante la cuaqos bierresse vncuan a referentes personales, cuando dejan de ser "bienes"neutrales (los cuales puedenser posedos por quienquiera o identifi-cados con cualquiera), para convertirse en atributos de seres indivi-duales, en insignias de identidades, y en signos de relaciones yobligaciones interpersonales especficas.

    Vistos de ese modo, los avaros del tipo de Scrooge o Volpone sontambin consumidores, esto es, consumidores de dinero en tantoatributo de valor supremo de la personalidad, a despecho de lasnormas de transaccin. Con todo, llama la atencin el que califique-mos a los avaros de voraces, el mismo adjetivo que empleamos para

    describir a los consumidores declarados, como el caso de Falstaff,* locual sugiere que reconocemos una semejanza en todas las formas deincorporacin excesiva de valor, ya sea en la bolsa inflada de Volponeo en el estmago hinchado de Falstaff. En las situaciones que exami-naremos ms adelante, hallamos tambin lo que pareee ser unaconducta clsica de avaricia, pero que en realidad es otra cosa. Elamor al dinero (egolatra disfrazada de acumulacin pseudorracio-nal) no constituye la causa de los patrones de consumo por analizar,sino la imposibilidad de convertir el poder de compra en una defini-cin socialmente coherente del ser, de acuerdo con el "hbito" legadopor la tradicin e inculcado durante el proceso de socializacin(Bourdieu, 1977). No es el amor al dinero, sino la falta de amor a losbienes lo que se halla en la base de los dilemas de consumo experi-mentados por los muria acaudalados, pues fuera de la estrecha gamade las posibilidades de consumo legitimizadas socialmente, losartculos ofrecidos por los mercados de Bastar carecen de significadopara los muria o estn llenos de peligros mgicos.

    El fenmeno que me condujo a reflexionar sobre el tema es el grancontraste existente entre los diferentes grupos que experimentan unamejora econmica. Algunas sociedades adoptan sin dudar el consumis-mo,y no enfrentan problemas para adecuar el conjunto previo de smbo-los de cstatus y de posesiones connotadoras de la personalidad aproductos que antes no conocan o que no estaban a su disposicin.Otras, incluyendo la de los muria, son muyconservadoras a este respecto.

    El caso que en particular despert mi curiosidad me fue descubier-to por Jack Stirratt. Durante un seminario referido a la antropologadel dinero en la Eseuela de Economa y Ciencia Poltica de Londres,Stirratt (s.I.) describi el uso que algunos pescadores cingaleses con-feran a su recin adquirida prosperidad econmica. Los ingresos delos pescadores en cuestin solan ser muy bajos; empero, la disponi-bilidad local de hielo hizo posible que su pescado llegase a losmercados de tierra adentro, donde podan negociar un precio alto porla venta de su mercanca. Sin embargo,las aldeas de estos pescadoressiguieron ubicadas en lugares muy remotos y, durante el periodo dela investigacin, carecan de electricidad, caminos y suministro deagua. A pesar de esa falta de incentivos, los pescadores ricos gastabansus ganancias comprando televisores inutilizables, en la construccinde garajes para casas que carecan de acceso para automviles y en lainstalacin de cisternas a las que nunca llegaba el agua. Todo ello, deacuerdo con Stirratt, expresaba un deseo entusiasta de imitacin dela clase media alta y urbana de Sri Lanka.

    "Personaje de William Shakespeare. (N. de la t.)

  • 148 LA VIDA SOCIALDE LASCOSASLOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LOS BIENES 149

    Es fcil sonrer ante tales muestras de gastos insensatos, cuya faltade motivacin utilitaria provoca que al menos una parte de nuestroconsumo aparezca como racional. Sin embargo, el hecho de que losobjetos comprados por los pescadores sean inservibles en su entorno,no explica la razn por la cual son adquiridos. Por otra parte, sicoleccionaran piezas de porcelana china antigua y las enterraran, talcomo lo hacen los iba (Freeman, 1970), seran considerados indivi-duos cuerdos, aunque hechizados, esto es, sujetos normales desde laperspectiva antropolgica. Mi intencin no es negar las explicacionesobvias de este tipo de conducta, a saber, la bsqueda de estatus, lalucha por tener tanto o ms que el vecino, etctera. Sin embargo, sedebe reconocer tambin la presencia de cierta vitalidad cultural enestos viajes temerarios a campos nuevos y experimentales de consu-mo: la habilidad para trascender el aspecto meramente utilitario delos bienes de consumo; capacidad que los convierte en algo parecidoa las obras de arte, llenas de expresin personal.

    Veamos el caso del televisor. Al comprar ese artculo, que repre-sentar la pieza central de una coleccin personal de signos deriqueza, el pescador est totalizando su biografa, trabajo, mediosocial, en la forma de un objeto cuyas asociaciones tecnolgicasniegan dialeticamente las condie4,>nes en las que se edific la fortunadel individuo en cuestin. En este sentido, totalizar significa, deacuerdo con Sartre (1963), reunir los elementos dispares y reconciliarsus contradicciones. En nuestro ejemplo la totalizacin se aplica a loselementos de una experiencia biogrfica y social proyectados en unacoleccin de posesiones personales que expresan esas experiencias.Para edificar su fortuna, el pescador ha pasado buena parte de su vidadentro de un bote viejo ycrujiente, ha desempeiiado una rutina hartofamiliar, y ha enfrentado los cambios inciertos del clima, los movi-mientos de los bancos de peces y las fluctuaciones mercantiles deprecios. Sin embargo, puede convertir todo ese trabajo, toda esafamiliaridad y toda esa incertidumbre en un mueble liso y oscuro,'hecho de una madera inidentificable, diseiiado en lineas geomtricas,equipado con un rostro inescrutable de vidrio opaco y poseedor, locual slo es visible a travs de las hileras de ranuras que se hallan ensu parte posterior, de una jungla intrincada de alambres, trozos deplstico y pedazos de metal brillante. Es probable que el pescadorsepa que debido a la electricidad y las transmisiones necesarias parasu funcionamiento, el televisor est destinado a exhibir imgenes yvoces ms o menos atractivas. No obstante, esto carece de importan-cia; lo que s resulta relevante es el salto de imaginacin requeridopara que tal individuo adquiera yse identifique con semejante objeto,

    adoptndolo como emblema no de sus aspiraciones clasemedieras,sino de sus logros reales como pescador.

    En estc contexto, el televisor sirve para objetivar la carrera pro-ductiva dcl pescador; asimismo, transforma esa carrera mediante lainvocacin a un universo tcnico y esttico (lineas rectas, texturaslisas, plstico, aluminio, vidrio) qu~ niega dialcticamentc las condi-ciones objetivas, los procesos tcmcos y las cuahdades senson.as delproceso laboral, el mismo que a travs del mercado produjo esetelevisor. En otros trminos, el televisor es una obra de arte quefunciona como todas las verdaderas obras de arte, esto es, negando ytrascendiendo al mundo real. Se trata, en el sentido utilizado porJaspers, de una "cifra de lo trascendente" (Jaspers, 1971).Si se quiere,se puede llamar a esto fetichismo merca~til ~ se le puede concebircomo una cuestin vulgar; empero, en rm OpInIn existe una distin-cin vlida entre el consumismo insulso yfalto de imaginacin, el cual,slo reitera los hbitos de clase, y el consumismo audaz, que luch~contra los limites del mundo conocido. Prefiero considerarlo comoun proceso creativo que no merecia, en nin~n modo, el desdn de lamayora de los participantcs en el semillano arnba mencionado.

    Me intrig profundamente este acentuado contraste entre lasadquisiciones temerarias de los pescadores clll~aleses en otro tlCm:po empobrecidos, y el conservadunsmo o.bsesIvo mostrado por lo~nuevos ricos de mi propia rea de trabajo de campo. Carezco deexplicaciones del fenmeno encarnado por los pescadores de SnLanka, pcro sospecho que est vinculado a la naturaleza relativa-mente fragmentada de su organizacin social} religi~lSa, en compa-racin con la de los muria, y a la presencia de CIerto grado deconciencia de clase (en oposicin a la jerarqua tradicional recono-cida por los muria). Con todo, espero t~n:r ms suerte en la expli-cacin de la respuesta muna a la mojona econmica, tema queexaminar a continuacin.

    LA NATURALEZA DEL CONSUMO TRADICIONAL DE LOS MURIA

    Bastar el distrito ms rico en bosques de la India peninsular, consti-tuye u~a de las fronteras terrestres ms reci~~tes del subco.ntinente.Hace apenas poco ms de un siglo, los VIajeros describan a sushabitantes como sujetos carentes incluso de ropa (se cubran eonhojas), y ni siquiera existian vestigios de un ~Istema mer~nt[, el c~alslo se expandi rpidamente durante los u~lImos 50 an~s. Existanapenas enclaves aislados de pobladores hindes, en especial al sur de

  • 150 LA VIDA SOCIAL DE LAS COSAS LOSRECIN LLEGADOS AL MUNOODE LOSBIENES 151

    Bastar, cerca de la capital real (Jabalpur) y en el valle del Indravati,as como a lo largo del eje que al sur comunica a Jabalpur con Raipur,Warangal y Haidarabad, y con Kanker al norte. Unicamente en estasreas se contaba con tierras en uso permanente; al respecto, lamayora de los habitantes aplicaban las tcnicas basadas en el corte yla quema de los terrenos.

    La poblacin tribal est compuesta por los muria, los maria y losmaria cuerno-de-bisonte, quienes hablan dialectos gondi yson miem-bros de los pueblos gondos, situados en la amplia zona localizadaentre la porcin nortea de Andhara y la surea de Bihar.

    Hoydia, slo algunos grupos aislados de maria continan utilizan-do las tcnicas de cultivo que en apariencia eran de uso generalizadocuando tuvo lugar la apertura del pas a la infiltracin externa, comoresultado del control poltico impuesto por los britnicos en el ltimocuarto del siglo XIX. Extensas reas de terreno han sido adquiridaspor las castas agricultoras hindes (aunque existen pocos y pequeosterratenientes en la zona que yo conozco). Sin embargo, reas muchoms considerables siguen en poder de los muria, quienes ahora culti-van la tierra con base en el empleo de tcnicas que han tomadoprestadas de sus vecinos hindes. Salvo en los casos en que losbosques se han preservado para su explotacin comercial, los terrenoshan sido despejados y divididos en predios equipados con diquesdonde la topografa lo permite. nicamente en el montaoso sectornoroccidental de Bastar, donde habitan los maria, se practica an laagricultura de rotacin. En otros trminos, durante los ltimos cienaos, el distrito de Bastar se ha unido a la India, ha adquirido unaapariencia hind y ha disfrutado, en cierto grado, de una economahind.

    Los habitantes de las praderas de la porcin centro-norte de Bastarms afectadas por esos cambios son los muria. Poco a poco se estnconvirtiendo en la "casta dominante" de campesinos poseedores detierras. Empero, este proceso an no ha concluido: los muria siguencomiendo carne de res, contrayendo matrimonio a una edad avanza-da, y manteniendo sus institucones tradicionales, tales como losdormitorios mixtos para ambos sexos oghotul (Elwin, 1947),yel cultoa las deidades del clan y de la aldea, las cuales no estn com prendidasen el panten hind. Con todo, alrededor de los antiguos centros depoder ubicados en el sur, se hallan los gondos raj, en cuyo casoprcticamente se ha completado el proceso de transformacin detribu en casta. Los gondos raj han abrazado el hinduismo y se handedicado a la agricultura a travs de varias generaciones. En otrasreas, cuando las tierras fueron ocupadas por los hindes, los gondos

    locales buscaron predios en otras partes, situacin facilitada por laexistencia de extensos terrenos y de una reducida fuerza laboral en elnorte de Bastar.

    Quiz sea ms fcil comprender la situacin muria si no se leconcibe como el resultado de una tribu con una cultura y un modo devida inmemoriales; sino como una fase del proceso histrico que haestado convirtiendo pueblos poseedores de una cultura semejante ala de los muri, en pueblos similares al de los gondos raj, es decir, encastas de agricultores que incluso alegan ser descendientes de losrjputs, tal como ha sucedido con los bhumia (Sinha, 1962). En sulocalidad los muria han sido los agentes responsables de la conversinde los bosques en territorio hind, por lo que se han transformadogradualmente de una tribu en una casta. Durante el penado deexpansin hind en el sector norteo de Bastar, ocurnd~ en el Siglopasado, los muria se trasladaron a los bosques para alejarse de losenclaves hindes. Al llegar al territorio boscoso talaban rboles ydespejaban tierras, lo cual despertaba el inters por esos pre.dios delos hindes recin llegados. Estos se apoderaban de esas tierras yexpandan sus enclaves desplazando a los muria, quienes reiniciabanentonces el proceso en otros puntos del rea forestal. Los mura nocedan ante el podero de la force majeure; ms bien, entre~abanamistosamente sus predios a cambio de animales, cereales, hcor opequeas cantidades de oro y plata, las c~ales reconvertan de inme-diato en alimentos y, sobre todo, en bebidas embnagantes. Los hin-des con los cuales charlamos sealaron que, en aquellos buenostiempos, era posible obtener de los muria grandes porciones deterreno a cambio de un solo arete de oro o de un pago parcial. Estoshindes atribuyeron la indolencia muria hacia las tierras a su incon-trolable deseo de beber aguardiente.

    No creo que tales historias reflejen nicamente el estereotipotnico, pues son consistentes con la distribucin actual de la ucrra delnorte de Bastar, as como con las relaciones amistosas existentes hoyda entre los agricultores hindes y muria del contexto rural. Sereconoce que los muria son los verdaderos dueos de la tierra, y loshindes participan en el sistema ritual muria, porque son estas dei-dades tribales las que garantizan la fertilidad del suelo. Ello sugiereque durante el periodo formativo la relacin muria-hind adopt unaconfiguracin estable: los muria despejaban reas nuevas, las cultiva-ban hasta agotarlas y, cuando llegaba el momento en que debandesplazarse por motivos ecotecnolgicos, entregaban las tierras a loshindes recin arribados, en el marco de una transaccin que paralos hindc!t implicaba el pago de sumas insignificantes y para los

  • 152 LA VIDA SOCIALDE LASCOSAS LOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LOS BIENES 153

    muria la obtencin de puras ganancias; despus, los hindes explota-ban estas tierras utilizando arados y fertilizantes, recursos que losmuria desconocan en esa poca.

    Si dicha suposicin es correcta, como lo sugiere la virtual incxis-tencia de pobladores muria desprovistos de tierras en las localidadesafectadas por la inmigracin hind, entonces podria explicar la natu-raleza peculiar del consumo caracterstico de la actual sociedad mu-ria. El estereotipo de inocencia y hedonismo tribales, esto es, lacomida, la bebida y la diversin, tiene una base fctica. En realidad,los muria comen, beben y se divierten en un grado mucho mayor qucel descrito con respecto a los campesinos hindes. Esto es particular-mente notable en el caso de los muria empobrecidos, a quienes no lesImporta gastar hasta su ltima rupia en agasajar a sus invitados. Existela premisa de que la fuente del dinero es inagotable. Y ello refleja labase de recursos esencialmente ilimitada en que descansaba la socie-dad tradicional muria (los bosques), as como el hecho de que, antesde la transformacin de las tcnicas agrcolas muria (fenmeno ocu-rrido a lo largo del presente siglo), la riqueza no se acumulaba por lafalta de depsitos adecuados para los valores (monedas o ganado).

    . El hedonismo muria se asocia a las instituciones colectivas (depen-dientes de la aldea y el clan), todas las cuales se vinculan en ciertomodo a la interaccin muria-hind. La ms clebre de tales institu-ciones es el ghotul, el dormitorio mixto para ambos sexos, que esdescrito en detalle por Elwin (aunque no de una manera del todoprecisa: vase S. Gell, 1984). Cabe sealar que el ghotul muria, laverdadera academia de las actitudes hedonistas, slo adopta su expre-sin ms acabada en los sitios del norte de Bastar donde estnpresentes los hindes; fuera de la esfera de influencia hind, en elterritorio maria, el ghotul existe en la variante de dormitorio mera-mente masculino y carece de todas las elaboraciones culturales en lamateria aportadas por los muria. Asimismo, en comparacin con losmaria, los muria celebran con mayor ceremonia y gastos las fiestas decompromiso y los casamientos, en virtud de que se trata de festivida-des colectivas consagradas a las deidades del clan y la aldea. Bastacomparar las esplndidas fotografas tomadas por Elwin a los muriay los maria, durante las dcadas de los treinta y los cuarenta (Elwin,1943, 1947; Gngson, 1937), para percibir que la riqueza material delos primeros, estimable con base en la cantidad de ropa, abalorios,joyera y herramientas metlicas, exceda con mucho la de los segun-dos. Si, admitimos que slo una pequea porcin de esa riquezaprovena de la venta de las cosechas -los mercados regionales esta-ban poco desarrollados en esa poca-, la nica explicacin lgica de

    la riqueza relativa de los muria reside en la relacin que tenan conlos hindes. Elwin no describe a los muria de ese periodo comoindividuos ricos, salvo en el sentido cultural, y es claro que su riquezaestaba integrada principalmente por los atavos lucidos en los eventosfestivos, y la abundancia de alimentos y licores, as como por elconsumo pblico en los ritos aldeanos o la hospitalidad semi pblicacon motivo de otras prcticas. En mi opinin, aunque estoyconscien-te de que este planteamiento debe ser demostrado, los muria hanconvertido el consumo "irresponsable" en una cuestin cultural,porque han estado acostumbrados a un estilo de vida altamenteconsumista, que ha sido subsidiado por inyecciones peridicas derecursos hindes.

    Los muria asocian la liquidez al remate de bienes de capital(actualmente, ganado, en virtud de que los muria, por razones quehabrn de examinarse ms adelante, pocas veces comercian hoy dacon tierras), con objeto de financiar el consumo inmediato y a granescala, verificado a menudo en contextos pblicos. Tradicionalmente,estas prdidas podan recuperarse a travs de la colonizacin denuevas tierras; en la actualidad esto ya no es posible" pero el mercadolaboral permite compensar la prdida de predios, en tanto fuente deingresos, mediante la disponibilidad de empleos relativamente bienremunerados.

    La vida social y religiosa de los muria se conduce a travs de unaserie dc eventos a gran escala que involucran la ingestin de alimentosy bebidas embriagantes (festividades de las deidades, casamientos,conciliaciones de disputas, etctera), donde la aldea en su conjuntodebe participar. Existe adems la obligacin de brindar hospitalidada los parientes, especialistas religiosos, chamanes, funcionarios loca-les y dems. Fuera de estas ocasiones formales, se acostumbra quehombres ymujeres de edad madura beban mucho en mutua compaayque lo hagan con la mayor frecuencia posible; asimismo, los jvenesy las muchachas del ghotul celebran fiestas y reuniones en las que sesirven bebidas alcohlicas. Con todo, es importante destacar queestas prcticas sociales no son guiadas por un espritu competitivodirigido a.exhibir la superioridad, tal como sucede en el intercambioceremonial melanesio, sino por el de demostrar el compromiso exis-tent con la aldea y los valores muria. El hecho de llevar la peor parteen un intercambio no produce ninguna paranoia entre los muria,como ocurre con los miembros de las sociedades donde prevalece lametualit changiste; ms bien, temen experimentar el ostracismosocial, cuya forma extrema implica la expulsin de la aldea. Conmotivo de las festividades aldeanas, las contribuciones se estandari-

  • 154 LA VIDA SOCIALDE LASCOSASLOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LOS BIENES 155

    zan; al respecto, se llevan cuentas precisas, a fin de que cada familiaentregue una suma idntica, independientemcnte de la riqueza de quedisponga. Cuando tiene lugar un casamiento, la familia del novio noslo debe agasajar a los parientes de la novia (quienes habrn deresponder con reciprocidad), sino tambin a la aldea en su conjunto;empcro, los aldeanos tienen la responsabilidad de suministrar licoren abundancia, por lo que todos terminan cooperando para la oca-sin. En el caso de la conciliacin de una disputa, el procedimientoes similar: la parte hallada culpable proporciona una vaca, una cabrao cierta cantidad de arroz, y se hacen los arreglos para la fiesta. Lasobligaciones financieras ms onerosas se relacionan con los ritos deconsumo que renen a toda la aldea como una unidad comensal nica.Del mismo modo, se destina una buena parte de gastos cotidianos ala adquisicin de los medios necesarios, sobre todo en la forma debebidas embriagantes, para brindar hospitalidad con la mayor liber-tad posible a los visitantes inesperados.

    La necesidad de financiar el consumo pblico establece las princi-pales metas econmicas de la familia muria y fija los estndares conlos que los muria evalan el mundo de los bienes. Los objetos sondeseables si tienen un significado dentro del contexto de la celebracinpblica; en caso contrario, carecen de valor. Los productos que suelencomprar en el mercado son prendas de vestir, chucheras y joyas. Losmuria son fanticos de los atavos, sobre todo los jvenes y las mucha-chas delghotul, cuyas danzas ejecutadas en los ritos aldeanos constitu-yen un asunto de gran preocupacin para ellos y el resto de la aldea.Cada bailarn es responsable de la adquisicin de sus propios atavos,pero stos siempre son lueidos en el marco de la exhibicin colectivay seleccionados con ese propsito. Por ejemplo, en 1

  • 156 LA VIDA SOCIAL DE LAS COSAS WS RECIN LLEGAOOS AL MUNOODEWS BIENES 157

    en l~s mercados a comerciantes hindes, nunca a otros muria, y seasocian a un mayor estatus.

    Vale la pena comentar el caso de la joyera de plata durante elpresente siglo, fabricada en Rajastn y vendida en Bastar por comer-ciantes marwari. El diseo de las joyas es originario de Rajastan,aunque ignoro si tales objetos se siguen usando en ese lugar. Losadornos de plata distribuidos en los mercados de Bastar son en sumayora piezas antiguas, pulidas y reparadas por los plateros marwaripara que parezcan recin fabricadas. Esto sorprende a los visitantesoccidentales que se entregan a la bsqueda de joyas antiguas y genui-namente tribales (vase las observaciones de Spooner, presentadasen el captulo VII, sobre la autenticidad de las alfombras turcomanas).Las joyas son antiguas, autnticas, pero no son tribales. De acuerdocon un informante marwari, la joyera de plata circula tanto entre loshindes como entre los muria, pero los primeros apenas la usan, puesprefieren atesorarla como valor y como componente de las dotes. Los

    ~uria no acost~mbran las dores, y las piezas de plata lucidas por lasjovencitas muna son adquiridas por ellas mismas, con los ingresos

    obten~dos por la venta de productos o el desempeo de un trabajoasalanado. En el caso de los hindes, la joyera es esencialmente unapropiedad familiar, importante en cuanto constituye una reserva decapital; en 10 que toca a los muria, la joyera es una propiedadindividual, Importante porque representa un medio para el adornopersonal.

    A continuacin resumimos la actitud tradicional de los muriahacia los prestigiosos bienes de consumo disponibles en los mercados:todos los productos buscados -telas, atavos, joyera- se asocian agrupos no muria, considerados por los muria como superiores en laescala s~cial. La definicin de bienes de prestigio ha sido impuesta alos muna por los forasteros, y se ha perpetuado a travs del sistemamercantil, que est completamente fuera del control de los muria. Sinembargo, al adoptar para el consumo interno algunos elementos deun conjunto de bienes de prestigio no muria, los muria han estable-cido su propio conjunto de evaluaciones sociales al respecto, el cuales del todo distinto a las valoraciones formuladas por los grupos quehan dado ongen a tales bienes,Los bienes de prestigio no son desea-bles porque exista una competencia aldeana concernientea quin seviste ms a la moda o quin se enjoya mejor, sino porque todos losaldeanos procuran mantenerse fieles a una determinada imagen co-lectiva, Los Integrantes del ghotul estn obligados a comprar vestidosy adornos, con objeto de no desmerecer, durante las fiestas, encomparacin con los miembros de otro ghotul. Los varones adultos

    deben adquirir la camisa azul estndar para estar presentables en elmercado, donde se renencon sus paisanosen un puntoacostumbra-do (Gell, 1982). Usan joyas para adquirir un aire de respetibilidad, yno uno de presuncin. Es decir, realizan las compras en cuestin con~a meta de expresar conformidad, y no de manifestar originalidad oindividualidad. Esto Influye, a su vez, en la seleccin de los bienes

    ofrecido~ a los muria en los mercados rurales. Hoy da es posibledstnguir, por una parte, la gama de productos dirigidos especfica-mente a los consumidores tribales, en particular saris, turbantes,taparrabos, ornamentos y joyera de plata en masa y, por la otra, lagama de artculos modernos que no suelen ser vendidos en los mer-cados rurales, como zapatos, pantalones, chaquetas, ropa de lana,sans de 4.5 metros, telas estampadas (los muria prefieren los coloresplanos710s ribetes tejidos), joyas trenzadas, anteojos oscuros, para-guas, tiles de escntono, loza, muebles, medicamentos, etctera.Estos bien~s estn disponibles en las tiendas de los pueblos, a dondelos muna tienen fcil acceso a travs de los autobuses locales, perono son atracnvos para ellos.

    .Adems de invertir en atavos y adornos, los muria gastan enahmentos y bebidas, En pocas normales no adquieren en el mercadolos cereales y las leguminosas (dal, garbanzos y lentejas), pues lamayora de las familias son autosufieientes en estos renglones. Sin

    embargo~ s compran arroz, rbanos, berenjenas, ajes, jitomates,habas ydiversas legumbres verdes, para celebrar eventos importantes,como los casamientos. Los alimentos de lujo preferidos por los muriason ms bien de tipo tradicional -arroz tostado, pescado seco,pakhoras (bocadillos fritos), hojas de tabaco-, que comestibles mo-dernos tales como caramelos, galletas, t, azcar, cigarros manufac-turados, etctera, los cuales son muy populares entre los hindes. Enesta categora el mayor gasto se destina a las bebidas alcohlicas, quese venden en la periferia de los mercados y en las aldeas. Este artculotampoco es realmente indgena. Tradicionalmente, la destilacn fueun monopolio de la casta.kallar, cuyo estatus ritual es superor al delos muna. En la actuahdad, los kallar tienen prohbdo el ma-~ejo de este neg~cio, por lo ~ue los muria deben elaborar su propiolieor, el cual consideran de calidad Inferior al de los kallar. Las bebidasembnagantesconstituyen un elemento esencial de todos los aspectosde la vida social y ritual; para los muria, la nocin misma de sociabi-lidad, es decir, la pertenencia a un grupo social y el mantenimientode relaciones sltciales, es inconcebible sin la ingestin de bebidasalcohlicas. La pasin muria por el licor, enfatizada por los.foraste-ros, no representa en modo alguno un sntoma de anoma o desespe-

  • 15S LA VIDA SOCIAL DE lAS COSAS LOSRECIN LLEGADOS AL MUNOODE LOSBIENES 159

    ranza, como sucede en algunas sociedades tribales, sino que es pro-ducto del conformismo, de la paranoia referida a la pertenencia, lacual caracteriza todas las fases de la vida muria.

    En suma, el consumo muria est vinculado a la expresin de laidentidad colectiva y a la necesidad de sostener un compromiso conla aldea, en tanto unidad poltica, y con sus instituciones. Entre lagama de smbolos de prestigio hindes, eligen ciertos productos y losincorporan a un estilo colectivo, al cual tratan de aproximarse lo msposible todos los muria. El consumo no se asocia a la competencia,sino a la demostracin de suficiencia, la habilidad necesaria parasatisfacer la mcta colectiva. El nfasis otorgado ms al estilo colectivoque a las diferencias individuales, explica la naturaleza anacrnica delos gustos muria y su enfoque conservador dcl consumo. Los muriason partidarios declarados de la moda, partidarios en el sentidooperativo del trmino. Su moda es anacrnica porque no deseancontravenir las restricciones del estilo colectivo. Incluso en la actua-lidad, cuando algunos jvenes se cortan el cabello y se visten de unmodo semejante al de los hindes, su intencin no es la de lucir msa la moda, sino la de llamar menos la atencin en un mundo que sepercibe como dominado crecientemente por los hindes.

    CAMBIOS ECONMICOS RECIENTES

    Esta naturaleza colectiva del consumo est enraizada en una fase delproceso de conversin de tribu en casta, durante la cual las diferenciaseconmicas entre las familias eran mnimas y temporales las desigual-dadcs en materia de riqueza, debido a la ausencia de medios deacumulacin de capital. Sin embargo, desde que se estableci esepatrn, han ocurrido cambios fundamentales en la base econmicade la sociedad muria. Al terminar el siglo XIX, el gobierno impusocontroles al acceso a las tierras forestales, los cuales han sido aplica-dos ms o menos estrictamente, de modo que la frontera terrestre deBastar se halla ahora eficazmente cerrada. Se estima que la prohibi-cin gubernamental a la libre explotacin del bosque precipit lainsurreccin rural de 1910; en el periodo comprendido entre ambasguerras mundiales, los predios de los muria estuvieron sujetos ainspeccin y registro de ttulos de propiedad. Debido al temor de quesurgieran nuevos brotes de sentmientos antigubernamentales, lacantidad de tierra cedida a los muria fue generosa. Durante la etapade colonizacin, los muria deben haber parecido tan pobres comodependientes del acceso a amplias reas de bosque cerrado.

    Hoydia, los muria han despejado casi todos los terrenos forestalesque les fueron cedidos y han invadido otros; segn los datos del censooficial, el promedio de tierras de cultivo por familia muria rebasa las4 hectreas. Gracias al trabajo acumulado por varias generaciones,estos predios se han convertido ahora en arrozales equipados condiques, de gran potencial agrcola aun en los casos donde se carece deirrigacin. Es comn encontrar familias poseedoras de 8, 12 o mshectreas de campos de arroz, terrenos enormes en comparacin conlos estndares indgenas. Estos predios slo pueden cultivarse me-diante el uso de arados de traccin animal, y muchas familias nopueden sembrar sus tierras por falta de ganado o bfalos. Sin embar-go.de nueva cuenta, el tiempo ha obrado a su favor: antes de la guerra,los bfalos escaseaban en el rea; pcro en el presente los hatos debfalos yde ganado se hallan en proceso de conformacin gradual, locual posibilita la superacin de este dficit inicial de capital agrcola.Asimismo, se han abierto nuevas rutas, a travs de las cuales arribana la zona ms animales destinados a la labor de surcar los campos. Pordecreto gubernamental, la tierra poseda por los adivasino puede servendida a los no adivasi, motivo por el cual los predios muria ya nopasan a manos hindes. Adems, ha desaparecido la antigua actitudindolente de los muria con respecto a la propiedad de los predios,como resultado de la introduccin de campos permanentes cuyaconstruccin y mantenimiento representan muchos aos de trabajoacumulado. Por otra parte, en virtud de que la poblacin ha aumen-tado, la escasez de mano de obra que alguna vez constituy el obst-culo ms importante para la produccin, ha dejado de ser unproblema y la tierra puede cultivarse ms completa e intensivamente(al respecto, la norma consistente es sembrar dos cultivos, uno dearroz y otro caracterstico de la temporada seca, como el mijo o lassemillas oleaginosas).

    Las plantaciones muria son mucho ms productivas en la actualidadquc en el pasado. Los muria tienen adems acceso al trabajo asalaria-do, por el cual obtienen "na alta remuneracin (en 1982, era de ochorupias diarias) en relacin con sus gastos vitales. Dado que el Depar-tamento de Obras Pblicas y el de Recursos Forestales experimentanuna escasez crnica de personal, los muria pueden encontrar trabajoen ambas entidades gubernamentales durante la temporada agricolade menor actividad. Por otra parte, los muria suelen contratar a otrosmuria en calidad de trtbaJadores agricolas, quienes reciben tres kilo-gramos de arroz no descajcarillado por da laborado.

    En resumen, la economa local se halla en una situacin florecien-te: prospera en los aos buenos y capaz de resistir los rigores de los

  • 160 lA VIDA SOCIAL DE LAS COSAS ws RECIN LLEGADOS AL MUNDO DEWS BIENES 161

    aos malos. A pesar de tratarse de un rea "atrasada", supuestamentehabitada por tribus empobrecidas y agobiadas por la penuria, cldistrito dc Bastar exporta ao tras ao; yeso, en la India, es esencial.

    FAMILIAS MURIA ACAUDALADAS

    Con base en los antecedentes arriba referidos, quiero examinar eltpico del consumo en relacin con dos familias muria "acaudala-das", es decir, dos familias que, en el marco del repunte econmicogeneral, acumularon una riqueza mayor que las dems. Entre losmuria, los individuos ricos son identificados como saukar ("hombrede 100 rupias"), quienes suelen ser los aldeanos de edad av~nzada(siyan, "hombre sabio"). Para los muna, el bienestar econmico y lainfluencia van a menudo unidos, pcro la relacin entre ambas cues-tiones es ambigua: la riqueza otorga una reputacin politica, porqueconstituye un signo tangible de inteligencia y laboriosidad, y noporque sea comprable la lealtad aldeana. Un sujeto adinerado puedefinanciar la fiesta que un hombre pobre debe ofrecer a la aldea conmotivo del casamiento de su hijo; pero sigue siendo la fiesta delindividuo empobrecido. En virtud de que, ante la aldea en su conjun-to, cada jefe de familia es equitativa e individualmente responsablede sus obligaciones y contribuciones para la celebracin de fiestas, losmiembros acomodados no pueden ganar prominencia mediante actosde generosidad pblica. Todos deben cumplir con la contribucinestndar estipulada; la nica diferencia reside en que es ms fcilhacerlo si se es rico. Cuando una familia pierde su riqueza, cualquieraque sea la causa de ello, no pierde prestigio en el plano ald~~no, almenos no de forma inmediata. Y el mero hecho de adquirir unafortuna, sin que esto se acompae de una demostracin continua deadhesin al estatus tradicional en materia de poltica aldeana, noconfiere el rango de siyan.

    El primer caso que analizar se ocupa de un individuo que seenriqueci en circunstancias muy especiales. A menudo, la riqueza seasocia con las tierras, y stas con la membresa al clan dominante. Elsujeto cn cuestin no posee un predio demasiado extenso (junto consus padres ysu hermano, cultiva un terreno de poco ms deS hectreas)y no pertenece a ninguno de los dos clanes importantes de su aldea. Sele reconoce como siyan, esto es, se le respeta por la gran inteligencia,fuerza y astucia mostradas en sus discursos pblicos; pero, al mismotiempo, se le considera un intruso. Con todo, antes de examinar elcaso de este individuo (Tiri), as como sus problemas de consumo,

    vale la pena hacer una breve digresin sobre los modos e~ que losmuria acaudalados pueden desarrollar las dos. c~ases de. I~entldadsaukar, ninguna de las cuales se adapta a la condicin de Tm. .

    El saukar prototpico de los alrededores de la aldea (Manjapur)donde realic mi investigacin era llamado Dhol Saukar. Dhol tenauna casa enorme y gran cantidad de tierras, as como ganado ytrabajadores a su servicio. Siempre estaba ms o menos borracho ynunca conoc a una muria ms gordo que l. Sin duda coma en exceso,incluso en relacin con los generosos estndares muria en la materia.En pblico se conduca invariablemente con exagerada amabilidad,saludando a todo mundo con abrazos prolongados y modestos cum-plidos. En cierta ocasin, se arrodill en nuestro portal duranteaproximadamente cinco minutos, recitando una y otra vez lo siguren-te: "iDioses admirados! Por favor no se enfurezcan, no se enfurez-can!" (iMahaprabhu! iHongaima, hongaima!). E~ el pla?o local, erabien conocido y respetado; como su comportamtento pblico resul-taba siempre cautivador, el estado de em~riaguez en que perman~ciaconstituia sobre todo un asunto de legtrna defensa. Al convertirseen la encarnacin de los altos valores otorgados por los muria a lacomida y la bebida en abundancia, Dhol Saukar se las ingeniaba "araparecer notablemente rico y, al mismo ,tiempo, completa~entemo-fensivo. Adems, al igual que la mayona de los otros muna acauda-lados cuyos casos habremos de examinar, preservaba_una aparienciaexterna de relativa pobreza. Sus turbantes eran pequenos y raidos; sustaparrabos, cortos y del tipo ms tradicional. Slo su gargantilla yaretes de oro indicaban que era dueo de cierta fortuna.

    Dhol Saukar, individuo de edad relativamente avanzada, constitu-ye el ejemplo de una muria rico a ~a antig.ua: gran bebedor, y amantede las fiestas y la compaia, es deer, alguien que se comporta Igual alos dems muria, pero cometiendo excesos. Ah~r~ bien, esta per~onalidad es inadecuada para los hombres ambICIOSOS. La especia-lizacin cn la comida, la bebida y el buen humor representaimplcitamente el retiro de la lucha por el poder dentro de la arenaaldeana. Los ancianos actan de ese modo, una vez que han cedido elcontrol a sus hijos; empero, los siyan con aire de xito n~ puedenconcentrarse meramente en la ingestin de bebidas alcohlicas, aun-que sta sea una actividad consid.erada ~r los muria r~pe~able.en simisma. Los muria tambin admiran la sobnedad, la intelgencia, lacapacidad de ejercer el control en los asuntos domsticos y aldeanos,todo lo cual resulta incongruente con la ebriedad permanente. Se diceque la situacin dentro de la casa de Dhol no marchaba del todo bien,a pesar de su gran popularidad rU\\"a de ella. Quiz esto sea conse-

  • 162 LA VlDASOClAL DE LAS COSAS LOSRECIN LLEGADOS AL MUNDO DELOSBIENES 163

    cuencia de la pretensin de combinar la riqueza con el carcterdistintivo muria slo a travs del incremento del consumo tradicional.

    En este punto y en acentuado contraste con Dhol, cuya estrategiafue lo suficientemente exitosa en sus propios trminos, quiero anali-zar brevemente el caso de un joven que ha intentado llegar al extremoopuesto, habiendo alcanzado poco xito en ese entonces. Este mu-chacho, que tena unos dieciocho aos de edad cuando lo conoc, eradueo de 16 hectreas de arrozales y, por tanto, un sauka; empero,careca del esta tus de siyan y, tal como podan preverse las cosas enaquel momento, es dificil que llegue a poseerlo algn da. Durantenuestra reunin estuvo borracho (tendiendo a la agresividad) y ro-deado de desacreditados gorristas no muria. Mientras que la vesti-menta de Dhol era modesta, el joven saukar usaba una extraa mezclade prendas muria y "modernas". Calzaba unas enormes botas milita-res sin calcetines; luca pantaln corto muy holgado y de color verdebotella, chaqueta de nailon, anteojos oscuros y un imponente aunquedesproporcionado turbante de seda de la India. Del bolsillo de suchaqueta sobresalia una pluma fuente, que haba depositado manchasirregulares de tinta azul en su pecho. (Los acompaantes muria mecomentaron que este personaje era analfabeta.) El joven saukar eramal visto en su propia aldea y pasaba la mayor parte del tiempo fuerade ella, con un grupo integrado por funcionarios de grado inferior,guardias forestales y otros sujetos marginales. Careca de prestigio yse le consideraba "loco" (baihal). Si no hubiese experimentado lasventajas y desventajas de la riqueza excesiva, quiz el muchacho sehabra ajustado y parecido a sus paisanos empobrecidos. Su casopuede concebirse, en oposicin al de Dhol Saukar, como el de unhombre cuya conducta de consumo establece una personalidad inco-herente y que conduce al rechazo social.

    Mis dos ejemplos principales no constituyen casos extremos comolos que acabo de describir, e involucran a sujetos que tuve la oportu-nidad de conocer bien. Al menos en lo que toca a la reputacin, Tiries el hombre ms rico de Manjapur y, en virtud de que habit duranteun ao en una vivienda ubicada frente a su predio, pude observar decerca sus prcticas de consumo. Tiri no es acaudalado porque tengamuchas tierras, sino porque es un trabajador muy constante y ungranjero excepcionalmente eficiente, que labora en estrecha relacincon el Departamento de Recursos Forestales, el de Obras Pblicas ylos contratistas locales. Sin duda, hered este cacumen de su madre,otro genio en materia de organizacin. Ambos han construido todolo que tienen, a pesar del hecho de que los padres de Tiri llegaron alrea en calidad de prfugos empobrecidos de una aldea distante, y de

    que Tiri pas su infancia trabajando como sirviente en la casa de unhombre acomodado de la localidad. Tiri es el tpico nouveau riche, unadvenedizo; pero tambin es un siyan, un excelente orador pblico,negociador y poltico aldeano.

    Tanto Tiri como su madre son extraordinariamente conservadoresen cuestiones de consumo. l utiliza el corto taparrabo tradicional,el turbante y la camisa azul exhibida por todos los hombres de sugeneracin. Prefiere la tela hilada a mano (ganda) que la hecha amquina, la cual es ms durable y, por tanto, ms barata a largo plazo,pero menos blanca. En cierta ocasin Tiri me dijo que era incorrectoque los muria usaran zapatos, pantalones y dems. No posee nibicicleta, ni reloj de pulsera, ni tampoco un radio (su hermano menors adquiri tales objetos). No se trata de que Tiri intente parecerpobre; su riqueza, acumulada en la forma de ganado, bfalos y diver-sas deudas conocidas pblicamente, no puede disimularse. Ms bienest resuelto a no participar en tipos de consumo que lo conviertanen una clase de individuo diferente de aquel que se concibe, tanto ensus propios trminos como en trminos sociales, como moralmenteapropiado. A diferencia de Dhol Saukar, no come ni bebe ms que elmuria promedio. Cuando la ingestin de bebidas alcohlicas es obli-gatoria, Tiri las consume; pero fuera de esas ocasiones suele abste-nerse de hacerlo durante meses, pues cree que si se emborrachaperder el control. En otras palabras, trata de consumir exactamentelo mismo que un hombre promedio o no enriquecido. En sus activi-dades productivas y de adquisicin de dinero, busca asiduamente lamaestra; sn embargo, esta misma maestra, trasladada a la conductade consumo, se convierte en una serie consistente de negativas. Sigastara todo lo que gana, su comportamiento destruira la base mismaque le permite acumular una fortuna. Slo en el caso de que consumacomo un sujeto empobrecido esta base permanecer intacta. Dehecho, a pesar del consenso aldeano que confirma su opulencia, Tirisuele quejarse de problemas financieros, prdidas enormes, etctera.En un momento potico, compar a los ricos con la sombra proyec-tada por un rbol: ahora esta ah, pero pronto desaparecer; en otraocasin, describi a los ricos como los bancos de arena del lecho deun ro, en apariencia slidos pero fcilmente arrastrables por unatormenta (S. Gell, 1984).

    La madre de Tiri es igualmente puritana pero, en tanto mujer deedad avanzada, lleva su conducta no consumista al ltimo extremo.Sus saris estn atrozmente rados. Compra la clase ms barata deprendas confeccionadas a mquina, aquellas que se deshacen en unpar de semanas, y las usa durante todo eltempo que lo permitan las

  • 164 LA VIDASOClAL DE LASCOSASLOSRECINLLEGADOSAL MUNOODE LOSBIENES 165

    buenas costumbres, Apenas cuenta con posesiones personales' alr~s~ecIo, S1? es duea de una tabaquera y un collar de plata (su;a),similar alluc:do por muchas mujeres muria. Segn nos dijo -aunqueyo no le crel-, nunca tuvo una frazada hasta que nosotros se laregalamos (una manta ligera). Cuando va al mercado slo compraproductos ,comestib.les, verduras, ajes, especias, pescado seco y, aveces, algun bocadillo frito. Al Igual que su hijo, est decididaa proteger su nqueza mediante el rechazo al consumismo.

    No obstante, ha~ ciertos objetos en la casa de Tiri quc recibenuna atencin especial, El ms sobresaliente de ellos es una tinajade cobre para .guardar agua. Situada en un mueble frente a laveranda de Tiri, los miembros de la familia la utilizan para beberagua y lavarse las manos. Todos los hogares poseen una tinajasemejante p~ro hecha de barro. Es inslito que la madre de Tiriposea un objeto. t.an fino, el cual mantiene espectacularmente bri-llante y en un SItIO llamativo de la vivienda. Dentro de la cocinafuera del alcanc~ d~ la vista, conserva otros cuatro o cinco recipicn~tes de cobre. AsImI~mo, la familia es duea de una cantidad mayorque la usual de vaslJa~ pequeas de cobre y un hermoso juego de

    plat~s de cobre, utilizados cuando hay visitantes o durante lascomidas ntuales.

    .Tales objetos de cobre se fabrican en Raipur y no suelen conse-guirse en los mercados locales. Sin embargo, durante mucho tiempose v~ndIeron en Bastar con motivo de las ferias anuales (mardhai)particularmente en las de Narayanpur yKondagaon, a las que asistie:ron los muna. Los productos de cobre constituyen una categoriaImportante de bienes de prestigio y, tal como sucede con stos, seasocian con los modales de los hindes de alto estatus. Los hindcslocales SIempre comen en platos de cobre, mientras que los muriaI~cluso aqullos que disponen de una fortuna (como la familia d~Tiri), rara vez usan platos; en lugar de stos emplean hojas las queuna vez concluida la C?mida no requieren ser lavadas o sirv~n comoalimento ~a~a. los ammales domsticos. El conjunto de platos enpoderde!m tienen grabado ~l nombre de la familia (aunque ningunode su~ membros sabe leer), Junto con una svstica y otros smboloshm~ues. Los articulas de cobre, al igual que la joyera, se integraronal SIstema d~ consumo muria como resultado de su asociacin con elconsumo pblico, y no con el lujo privado. Todos los hogares acau-dala~os de la aldea poseen algunos platos de cobre y quiz una o dosnnajas de cobre, pero no existe un espritu de competencia al respec-to. Representan un medio para honrar a los invitados o a la aldeadurante las celebraciones rituales.

    Con todo, parece que la madre de Tiri, al reunir una coleccin tangrande de tinajas y exhibir la mejor de ellas en un sitio importante dela vivienda, ha ido ms all que el resto de las mujeres de su aldea,ninguna de las cuales posee tantas tinajas. Quiz sea demasiadosusceptible a las tinajas de cobre porque una de ellas cuesta lo mismoque cuatro frazadas y, sin embargo, nos coment que no haba podidoreunir la suma necesaria para comprar una manta. En mi opinin,creo que est involucrado cierto fetichismo, pero el objeto que pro-voca la actitud fetichista no es uno que site a la madre de Tiri fuerade su mundo cotidiano (como los televisores adquiridos por lospescadores), sino uno que se levanta como stmbolo poderoso de lasactividades tradicionales de las mujeres muria.

    La madre de Tiri le cont a Simeran Gell su satisfaccin porqueno hubiera un pozo en la aldea, y que la parte del da que ms legustaba era la tarde, cuando se dirige al ro (situado a ms de unkilmetro y medio de distancia), acompaada por su fiel vasija y unhato de vacas. Una vez ah abreva el ganado y frota vigorosamente latinaja con arena para darle brillo; despus, llena con agua tantola tinaja de cobre como otra de menor valor y las coloca sobre sucabeza, conservando un perfecto equilibrio para llevarlas de regresoal hogar. Rodeada de vacas, empapada pero en postura totalmenterecta, arriba justo a tiempo para organizar la comida que se sirve enlas primeras horas de la noche.

    La energa ydestreza con que la madre de Tiri lleva a cabo las tareasdomsticas son dignas de admiracin, y ella est plenamente cons-ciente de eso. Me parece que la gran dignidad conferida al desempeodel papel de matriarca muria es proyectada a su coleccin de tinajasde cobre, sobre todo a la que mantiene en exhibicin. Desde el puntode vista psicoanaltico, as como desde la perspectiva de ciertossistemas simblicos indgenas, los recipientes constituyen smbolosfemeninos; en consecuencia, existe una base psicolgica para estimarque ella se autoidentifica con la tinaja que tanto aprecia. Por otraparte, cabe mencionar que las castas hindes locales conciben lasvasijas como novios simblicos: las jovencitas que llegan ala pubertadsin haber hallado marido, se casan con recipientes (Dubey, 1953). Porende, las tinajas pueden representar un smboto masculino. En todocaso, es probable que el simbolismo en cuestin sea ambiguo.

    Ms all del enfoque psicolgico, es notable que la tendencia acoleccionar objetos de cobrede la familia de Tiri sea uno de los pocosmodos en que se demuestra abiertamente su esta tus opulento. Comolas piezas de cobre fueron de los primeros articulas de riqueza hindcomercializados en Bastar, pueden acumularsesin que esto signifique

  • 166 LA VIDA SOCIAL DE lAS COSAS LDS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LDS BIENES 167

    rechazar la identidad muria. En los aos venideros, quiz los muria ylos turistas sean los nicos compradores de artculos tradicionales decobre, del mismo modo que los muria y los turistas son hoy da losprincipales clientes de los plateros tradicionales (la mayora de losvendedores de productos de plata estn comenzando a comerciar conobjetos de acero inoxidable, los cuales son mucho ms popularesentre los hindes de mentalidad moderna).

    Resulta muy curioso que los muria, sin una tradcin artesanalpropia y una produccin de bienes de prestigio, sean en realidadmucho ms parecidos a los occidentales, quienes buscan la autentc-dad en lo extico, que a los miembros de las sociedades artesanalestradicionales, categora a la cual creen errneamente pertenecer. Losproductores de artesanas tradicionales, como los turcomanos anali-zados por Spooner en el captulo VIl, no parecen interesados en laautenticidad y, para consternacin de los coleccionistas, les encantaprostituir la pureza estilstica con tal de satisfacer el gusto degradadode la modernidad. No obstante, las razones explicativas del conserva-durismo muria difieren de las causas dilucidadoras del purismo occi-dental en materia de artesanas. Los muria son conservadores porqueno desean desviarse de la naturaleza de consumo sancionada por lacomunidad, esto es, porque no quieren parecer individualistas. Porsu parte, los occidentales buscan la pureza para demostrar un gustosuperior; para destacar, en lugar de encubrir, su individualidad.

    El consumo de la familia de Tiri es centrpeto, es decir, estdirigido a mantener todo dentro de lmites que puedan ser controla-dos rgidamente. Para la familia de Tiri es motivo de gran satisfaccinslo consumir el arroz cultivado por ellos, y que los alimentos intro-ducidos a la vivienda sean exclusivamente manejados por los abaste-cedores tradicionales, sobre todo por los maraars, lacasta cultivadorade legumbres destinadas al mercado local. Este conservadurismo noes producto de una variante de la tica protestante, sino de la deter-minacin de parte de la familia acaudalada, pero insegura -racionalo irracionalmente-, de no propasarse, no presumiry no comportarsecomo si las circunstancias hubieran cambiado y el consumo audazfuese en realidad posible, pues temen que la frgil estructura sederrumbe de la noche a la maana. Mientras tanto, la familia se vuelvecada vez ms rica. Debido a que sus predios son limitados (sumanpoco msde cinco hectreas), sera racional que acumularan riquezapara comprar ms tierras; sin embargo, es improbable que existancampos disponibles y, en el caso de que los hubiese, una coalicinpoderosa de intereses del clan competira por su obtencin contra laaislada familia de Tiri. En todo caso, nadie adquiere terrenos con base

    en el acto de escatimar las frazadas. El puritafii.smo de ~iri no es enverdad ajeno a la actitudes muria, pues constituye un Intento p~rpreservar el estilo de vida muria a desp~ho de l?~ hechos ec~mID:Icos, y resulta racional a largo plazo: el hIJO de Tiri se beneficiar sinduda aJgunade Ja parsimonia practcadapor su ~adre ysu abuela. Tiricontrola su destino y sigue una estrategia que uene sentido para l ypara los dems habitantes de la ~Id~. .. ,

    Mi ltimo ejemplo est consttuido por el caso de una familia aunms acaudalada, cuyo consumo tiende hacia un grado ms radical deincoherencia. .

    Durante mi viaje ms reciente a Bastar en 1983, trabaj cerca deNarayanpur, centro administrativo y comercial, Me hosped~ en laaldea de Duganar, en la casa de un muria de ms ~e sesenta anos deedad llamado Ram. Este individuo era dueo de CInCO casas confor-tables, pero prefera dormir -ao tras ao y en to~as las estacio-nes- en la estructura edificada para c;onservar l~ tn~ladora que sehallaba en medio de sus campos. Segun las apanencias, se tratabade un sujeto empobrecido. Se vesta con un taparrabo de algodn yuna vieja chaqueta de lana, sucia y llena de agujeros. ~r~ alto ydelgado, trasquilimocho Yde barba cana encrespada (el unico ser-vicio que le prest yque parece haber apreciado mucho fue atetarlogratuitamente). ....

    Al principio cre queRam era el tpIcoanctano muna,.es decir, unanulidad en su hogar. En las aldeas tradicionales muna. (entre.~ascuales ya no puede incluirse a Duganar), los hombr~ q~e tienen hIJ.OSadultos son obligados a ceder el control de la orgam~cln dom~tlcay productiva ya dedicar el tiempo a beber con amigos de su mJ.Smaedad. Por ej~mplO, el padre de Tiri, a quien ni siquiera mencioncuando describ a su familia, era un anciano borrachln, encantad.?raunque ocasionalmente aburrido, que era tratado por su esposae hIJOcon franco desprecio. En el caso de Ram Saukar, .las co~s e,ran muydiferentes segn pude corroborar pronto. No realizaba nIng~n tra?a-jo fsico, pero controlaba y diriga todas las tareas, .~uya ejecucinestaba en manos de sus dos hijos, sus dos nueras, su hija so~tera y dossirvientes permanentes de la granja. Ram Saukar era el miembro dems alto rango del clan dominante en Duganar, ~l.sarpanch ~e laaldea capaz de leer y escribir en hindi, y con dominio del halb y elgondi. Era dueo de 14 hectreas de tierras, co?v~rti~as en a~r~zalesde primera clase y equipados con un canal de rrgacon',AsImIsmo,posea tantos bfalos que yano los contaba; en cierta ~casln:,cuandole pregunt cuntos tena, simplemente me respondi qu,e b~s~antes". Contaba incluso con una vagoneta y un chofer a su dISpOSICIn,

  • 168 LA VIDA SOClAL DE LAS COSAS LOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE WS BIENES 169

    aun~~e lament? ~ealar que obtuvo tales beneficios al permitir quesu hija se conviruera en la concubina del chofer del vehculo, un sijque era en realidad el dueo de la vagoneta y quien se habia vueltosu cliente permanente. Este arreglo fue muy favorable para RamSaukar: su hija permanecia en el hogar, donde continuaba trabajando;poda utilizar el vehiculo en cualquier momento que lo necesitara, sintener que gastar en su mantenmentoy, adems, obtenia ingresos porconcepto de pensin alimenticia y alojamiento del chofer y de losayudantes de ste.

    El producto de las 14 hectreas cultivadas era mucho mayor alrequerido para alimentar a los numerosos y heterogneos moradoresde la casa de Ram, Sin embargo, jams se destinaban las cosechas almercado de Narayanpur, situado a escasos tres kilmetros de distan-cia, salvo ciertas excepciones (como las semillas de mostaza). En unprimer momento atribui esta renuencia a vender el arroz, que hecomprobado en la aldea muria ms "tradicional", al respeto conferidoal arroz en si mismo (Tiri nos explic su resistencia a venderloaduciendo que es demasiado sagrado para comercializarlo). Sin em-bargo, descubr despus que la familia de Ram si estaba involucradaen el negocio del arroz pero, en lugar de venderlo a la cooperativa delmercado local y de acuerdo con los precios fijados por el gobierno,esperaba a que el abasto escaseara y a que se elevaran los precios,momento en el que venda privadamente el arroz en la aldea. Asimis-mo, cosechaba y venda grandes cantidades de bayas de belcho (lamateria prima necesaria par elaborar el licor local o darngo), espe-rando siempre la mejor ocasin para descargar el producto, es decir,justo antes de la mela o temporada de casamientos de Narayanpur.La vivienda de Ram estaba llena de bayas de belcho, pero nunca sepreparaba con ellas la bebida alcohlica; si los hijos o el choferdeseaban ingerirla, deban conseguir una botella en Narayanpur. Elpropio Ram no fumaba ni tomaba bebidas embriagantes. Una vez leofrec una galleta. La acept, comi la mitad a pequeos mordiscos yreserv la otra mitad "a los nios".

    Debido a que Ram Saukar dispona de ingresos elevados (encomparacin con los del campesinado) y a que nunca gastaba un solopaisa, qu otra cosa poda hacer con sus ganancias adems deinvertirlas en un banco?

    En la nica actividad que Ram Saukar gastaba ms que el resto delos moradores empobrecidos de Duganarera laconstruccin de casas.Su residencia se compona de tres viviendas edificadas alrededor deun patio comn y un establo. En la primera vivienda habitaba suesposa; en la segunda, su hijo mayor, y en la tercera, su hijo menor.

    Ram viva como i mismo sola decir, en el campo. Ahora bien, enelcamino p;incipal a Narayanpur, constru~ una especie de cond.omi-nio esto es, tres casas anexas y de dos piSOS cada una. Este edificio

    (bu~ha Ion) estaba destinado a arrendarsea las familias de trabajado-res inmigrantes que laboraban en Narayanpur. Su construccin sehabia concluido un par de aos atrs y mostraba ya signos de decre-pitud. Slo una casa estaba ocupada; empero, ~u .inquilino era ~layudante del chofer sij, quien pagaba una renta minscula. En trm-nos comerciales este negocio arrojaba prdidas totales, pero losmiembros de la familia de Ram estaban muy orgullosos de haberlevantado una estructura tan impresionante y pasaban mucho tiempoen ese lugar, charlando con la esposa del asistente del chofer-dueode la vagoneta. Cerca del burha Ion tan apreciado se hallaba unaconstruccin que no admiraban en absoluto, de la cual afirmaban confranqueza que constitua "un acto ~isparatado ~el. anciano". Ramhabla decidido edificar una casa de pedra para eliminar el problemade mantenimiento caractertsuco de las viviendas con muros de parro.Contrat a algunos albailes para que descantillaran el granito localen bloques cuadrangulares; sin embargo, en un momento dado, suinspiracin (o su vigor) se esfum.y todo. lo que construy fue unasola habitacin, sumamente reducida y sm ventanas. De hecho, setrataba de una rplica en piedra de los pequeos cobertizos habitadospor individuos muy pobres. Desde luego, esta choza de. piedra erainservible y nunca fue techada. No obstante, esta casa, al Igual que elburha Ion, habia implicado la inversin de tiempo y dinero.

    Con todo durante mi estancia en Duganar la famila de RamSaukar, que ya poseia dos casas excedente;;.. estaba edificando otrastres viviendas. Estas iban a ocuparlas los hiJOS de Ram y,de acuerdocon un trato a todas luces sospechoso, eJ chofer de la vagoneta. Estaltima serie de construcciones haba sido estimulada por el ofrec-miento gubernamental de otorgar 5,000 rupias para comprar mate-riales y ttulos de propiedad de los lotes ubicados en el camino aNarayanpur, a los habitantes tribales "sin hogar". Sin este incen!ivoquiz hubieran construido tales casas en otro lugar y menos rpida-mente, pero a ambos hermanos los en.tusias~aba la id~ de poseeruna vivienda propia, aunque sta estuviese leJOS de s~s llerr~s y de laresidencia familiar, situada apretadamente entre las Instalaciones delos ganda (tejedores) y el camino principal, as como rodeada porextraos que pertenecian a otras castas.

    La familia de Ram Saukar invirti sus ingresos en casas que nonecesitaba, porque la construccin de viviendas impli~ba un u~otradicional y "prctico" de los recursos, y no un procedmento ObVIO,

  • 170 LA YIDASOClAL DE LAS COSAS LOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LOS BIENFS 171

    incluso para ellos, de jugar con el dinero. Sin embargo, las casasexcedentesy, en particular, el burha Ion, se convirtieron en juguetesu objetos de disfrute esttico. Sin duda, el cobertizo de piedra delanciano constitua una especie de afirmacin personal, expresin desu naturaleza ptrea, de su deseo de permanencia o, quiz, de suantagonismo con los hijos, pues decidi edificarlo a pesar de lasprotestas destos.Asimismo, esachozapodarepresentar una tumba;las nicas estructuras de piedra construidas comnmente por losmuria son los monumentos funerarios. Con todo, es caractersticoque los elementos simblicosincorporados a las casasexcedentesdelas familias en tanto objetos de consumo, estn disfrazados por elhecho de que lasviviendas no aparecen en absoluto como objetos deconsumo, sino como inversiones,si bien con alguna clase de prop-sito ulterior.

    Como ya se mencion, Ram Saukar slo consuma lo mnimoindispensable para la supervivencia fsica. Sinembargo, no era avaro.Reparti prediosa sus hijos,quienes obtuvieron as ingresospropios;adems, firmaron contratos con el gobierno que les proporcionaronan ms recursos. Ambos hermanos adquirieron la trinidad de sm-bolos de estatus que constituyela mxima aspiracin de los campesi-nos muria: radio, bicicleta y reloj de pulsera. Su vestimenta era enextremo modesta. Nunca llevabanpantaln largo, slo lucan panta-ln corto cuando iban al pueblo. Normalmente usaban prendas bara-tas y largas hasta las rodillas ycamisetas harapientas, aunque tenancamisasde buena calidad que empleaban en ocasiones formales. Nocalzaban zapatos ni sandalias, excepto en sus excursionesal pueblo.Llevabanel cabello corto y no utilizaban turbantes. De hecho, gasta-ban menos en prendas de vestir que lo invertido por un joven de unaaldea tradicional en atavos y adornos, independientemente de quefuese miembro de una familia acaudalada o de una empobrecida.Ingeran pocas bebidas alcohlicasy no coman mejor que el muria"pobre" promedio de una aldea tradicional. Tampoco empleabanjoyas.Sin duda, sus esposas se vestan muybien cuando as lo desea-ban. La mujer del hermano menor nos coment que su marido leregalaba saris siempre que poda hacerlo, pero que lo inhiba laactitud de la esposa del hermano mayor, la cual estaba en contra dedilapidar el dinero de la familiaen gastosde la mujer de su cuado, aquien consideraba una intrusa. Ello provoc rias entre los herma-nos, episodios a los que tema la seora con la que charlamos.

    La familia de Ram evitaba gastar dinero porque cualquier inicia-tiva de consumo era vista como una amenaza contra el poder. RamSaukar no gastaba para conservar su control de hierro sobre la

    organizacin familiar en tanto unidad productiva. Si comenzaba aemborracharseya disfrutarde lavidacomocualquierhombre de edadavanzada,hubiese perdido su poder, tal como suceda a los ancianosordinarios. Loshermanos no gastabanporque cadauno estaba resuel-to a no ofrecer al otro pretextos para que lo acusara de conductadespilfarradora; tal acusacin poda tener resultados negativosen elmomento de reclamar la herencia. No obstante, ms all de losconflictosintrafamilares, subsistia el hecho general de que ningunode los hermanos fantaseaba con un consumo mayor al del nivel mselemental. Sostuvevariasdiscusiones con el chofer sobre el precio delos magnetfonos vendidosen Delhi, Raipur, Jabalpur, Narayanpur,etctera (l quera comprar uno para la cabina de su vagoneta).Ambos hermanos participaron vehementemente en tales conversa-ciones,pero ninguno de ellos considerabaque un magnetfono bara-to fuese un objeto que pudieran adquirir. Las tiendas de Narayanpury Kondagaon, con las cuales estaban muy familiarizados, estabanllenas de objetos modernos (vendidos usualmente a los empleadosasalariados del gobierno y a otros habitantes urbanos), pero nuncamanifestaron el menor inters en comprarlos.

    Con todo, el caso mssorprendente de la actitud de los hermanosno se relacionaba con los artculos modernos, sno con los supuesta-mente tradicionales, cuyas posibilidades de consumo eran descono-cidaspara la familia de Ram, aprisionadaen su riqueza, hasta que yollam la atencin sobre ellas.

    Entre las obras de arte tribal por las cuales es clebre Bastar, lasms destacadas son las figurillas de bronce fabricadas mediante elproceso de cera perdida. Al igual que toda la cultura material muriacon asociaciones"tribales", estas esculturas no son elaboradas real-mente por tribus, sino por la casta localque trabaja el bronce (ghas-siya). Talesobjetos son colocadosen los templos,ycoleccionadosconavidez por los turistas. Es posible comprarlos en todas las feriasimportantes de Bastaro directamentecon losfabricantesestablecidosen diversasaldeasdel distrito. Cuando realizabaen Bastar una inves-tigacin de mercados, visit un centro de fundicin de metales enKondagaon,donde adquir con finestursticosuna pequea coleccinde figurillas de bronce campanil,para decorar una repisa de la chime-nea de mi hogar. Compr un caballo, una vaca,un venado, un tigre,un alacrn, etctera, integrando el conjunto mscompleto posibledefiguras de animales. Al cabo de mi viaje a Kondagaon, regres a lacasade Ram, donde estaba hospedado. Desempaqu mi coleccindeanimalitos y losdispuse en el piso,a finde que los niosse divirtieranun rato. El resultado fue electrizante.No slo los chiquillosestaban

  • 172 lA VIDA SOCIAL DE LAS COSAS LOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LOS BIENES 173

    fascinados, sino tambin un grupo de adultos, incluyendo a los her-manos. Cogan las figurillas, las examinaban minuciosamente, lascolocaban en distintas posiciones y las admiraban desde todos losngulos. Me felicitaron por haber descubierto y adquirido las piezasen cuestin y, al final de la sesin, las envolvieron y guardaron contodo cuidado dentro de mi maleta. El conjunto de figurillas me costmenos de lOO rupias (unos 11 dlares), desde luego, era el preciofijado para los turistas; en consecuencia, los miembros de la familiade Ram podan conseguirlas por una suma mucho menor. Sin embar-go' resultaba obvio que no se les haba ocurrido comprar semejanIesobjetos, aunque estuviesen supuestamente impregnados de la culturamuria. De la cultura, quiz; del sistema de consumo, nada en absoluto.nicamente en mi calidad de turista -comprando las figuras yexhibindolas en un contexto particular-, mostr a los propios muriaque antesus ojos tenan algunos objetos por consumir. Por supuesto,an debe transcurrir cierto tiempo para que los muria se aventuren,con la desenvoltura caracterstica incluso del turista ms tmido, a lasvariantes modernas del consumismo. Empero, quiz yo inici eseproceso en el caso de la familia de Ram.

    CONCLUSIN

    La descripcin anterior del sistema de consumo muria yde su futuroambiguo en el contexto de los cambios econmicos actuales ha sidofragmentaria en muchos aspectos. Sin embargo, espero haber expre-sado la compleja interaccin existente entre los dos elementosconstitutivos de las sociedades campesinas, los cuales no suelen con-siderarse conjuntamente: por una parte, la transformacin econ-mica resultante de los cambios tecnolgicos y, por la otra, el ordensimblico que las economias convencionales asignan a la categoracompuesta por los gustos. El estudio de stos recin se ha convertidoen una preocupacin de la sociologa marxista (Bourdieu, 1979), locual es del todo acertado porque nada expresa tan agudamente a lasciases sociales, y al sistema educativo reforzador y perpetuador delas ciases en la sociedad moderna.que las preferencias de consumo enel terreno cultural (la msica, las cintas cinematogrficas, los muebles,las pinturas, etctera). En el anlisis de la produccin esttica, el focode atencin se ha trasladado desde la actividad creativa del artista odel artesano aislados hasta las condiciones sociales que son reprodu-cidas por el arte y la produccin artesanal, yque fomentan este tipo detrabajo. Aqu hay tambin una leccin que puede derivarse del estudio

    del arte "primitivo", donde el esqu~ma de "g~nio solitario-pbli~oilustrado" caracterstico de la teona convencional del arte es aunmenos aplicable que en su contexto burgus original. .

    Los muria como he enfatizado, no han creado nada en el sentidomaterial, sal;o un paisaje y un mercado, ste ltimo abastecido porotros grupos: los tejedores y comerciantes de prendas de vest~r, losplateros marwari del lejano Rajastn, los ghassiya que trabajan elbronce, los alfareros y los orfebres, etctera. Estos elementos mate-riales han sido seleccionados e integrados a una matnz culturalinmaterial a un estilo colectivo estrechamente vinculado al procesomuria de r~produccin social (las instituciones polticas aldeanas, elsistema del ghotul, el culto a las deidades del clan y de la tierra,el sistema de alianzas matrimoniales, etctera). Este estilo colectivo,o consumo productivo, constituye la creacin muria en la esfera delarte y provoca la impresin de que los m.una son',al.lgual que otrastribus de la India, artistas innatos. Su habilidad arusuca, hasta dondepuede hablarse de ella, est restringida a la esfera i~material delcanto, la danza y la narracin de cuentos. S~n embargo, SI se e~ammanlas etnografas que describen a ~os m~na durante ~u penodo deflorecimiento (sobre todo el trabajo realizado por Elwm a lo largo dela dcada de los cuarenta), es imposible no convenir con el enfoquede que los muria se las arreglaron, con base en su prctica de consuJ:!!0colectivo, para crear una sntesis sorprendente, una s~teslS q~e ?unsubsiste, a pesar de que han sido absorbidos por la comente I'nncIpalde la sociedad rural hind. Esta ostentacin de atavos adquiridos enel mercado trasciende los lmites de la mera adopcin de costumbresy se vuelve una forma de arte en ~ misma. . . .

    No obstante, este estilo colectivo depende de condconessociol-gicas especficas, las cuales se cumplen ':llda vez ~enos debido a lacreciente diferenciacin interna de la SOCIedad muna. En el presenteensayo he destacado tanto la naturaleza tra~icional del consumocomo las presiones a las cuales cst ahora sujeta dl~ha naturaleza,sobre todo donde se hallan involucradas familias muna acaudaladas.Con el paso del tiempo, los muria dejarn de vestirse como muria;pero continuarn engalanndose como muna cuan~o qUIeranexpli-citar su ctnicidad. En cierto grado, ya se han convertido en producto-res de artefactos "tradicionales". El establecimiento de esculturas debronce de Kondagaon, donde adquir mi coleccin de figurillas,l'ro-duce bsicamente para los turistas. Cabe destaca~ 'lue c~ prmcpalartesano de ese centro de fundcon es un adivasi instruido, no unmiembro de la casta tradicionalmente responsable de ese trabajo(ghassiya). Este individuo ha viajado a Delhi e incluso a Londres para

  • 174 LA VIDA SOCIAL DE LAS COSAS LOS RECIN LLEGADOS AL MUNDO DE LOS BIENES 175

    exhibir sus artesanas "tribales". As como los artculos tradicional-mente adquiridos por los muria, en ferias y mercados, han experimen-tado una modificacin al ser incorporados al sistema de consumomuria, del mismo modo estos objetos sufren hoy da una revaloracinal ser desviados hacia el gran mundo hambriento de autenticidad, yque por tal motivo constituye el peor juez posible en la materia.Entramos en un vestibulo lleno de espejos y poblado por imgenesque se reflejan y se vuelven a reflejar sin cesar, de un modo muyparecido al aludido por Lvi-Strauss en relacin con los mitos. As,podemos concluir con un aforismo lvi-straussano modificado paranuestros propsitos: el mundo de los bienes es circular.

    NOTAS

    La investigacin que sirvi de base para la redaccin del presente ensayo fue patroci-nada por la Comisin de Asuntos Sociales del ESRC, a la que expreso mi gratitud. Unapoyo adicional me fue otorgado pare! Centro Internacional de Economa yDisciplinasAfines ([CERD), tic la Escuela dc Economa y Ciencia Poltica de Londres.

    REFERENCIAS

    Bourdieu, P.1977, Outline of a Theory of Practice, Cambridge, CambridgeUnivcrsy Press.1979, La distinction: Critique social du jugement, Pars, Editionsde Minuit.

    Brown, P.1978, Highland Peoples ofNew Guinea, Cambridge, CambridgeUniversity Press.

    Dougas, M. y B. Isherwood1980, The WorldofGoods, Harrnondsworth, Inglaterra, PenguinBooks. (El mundo de los bienes, Grijalbo Mxico, 1990.)

    Dubey, S.1953, "Token Pre-Pubeny Marriage in Middlc India", en MAN,53,21.

    Elwin. V.1943, Maria Murder and Suicide, Bornbay, Oxford UniversityPress.1947, The Muria and Their Ghotul, Bornbay, Oxford UniversityPress.

    Frceman,D.1970, Report on the Iban, Londres, Athlone.

    Frer-Haimendorf, C. van1982, The Tribes of India: The Struggle for Survival, Berkeley,University of California Press.

    Gell,A1982, "The Market Wheel: Symbolie Aspects of an Indian Tri-bal Market", en MAN, 17, 470-491.

    Gell, S.1984, The Ghotul in Muria Soeiety. Tesis doctoral presentadaen la Universidad Nacional de Australia, Canberra.

    Grigson, W. . .1938, The Maria Gonds ofBastar, Londres, Oxford UnversityPress.

    Hill, Polly .1983, Dry Grain Farming Families, Cambridge, Cambridge Um-versity Press.

    Jaspers, K.1971, Philosophy, Chicago, University of Chicago Press.

    Leach, J.W. y E.R. Leach, comps.1984, The Kula: New Perspectives on Massim Exchange, Cam-bridge, Cambridge University Press.

    Malinowski, B.1973, Los argonautas del Pacfjico Occidental: un estudio sobrecomercio y aventura entre los indgenas de los archipilagos de laNueva Guinea melansica, Barcelona, Pennsula.

    Sartre, J.P.1963, Crtica de la razn dialctica, Buenos Aires, Losada.

    Sinha, S.1962 "State Formation and Rajput Myth in Tribal CentralIndia", en Man in India, xLlI/1, 35-80.

    Stirratt, J.S.f.,Altitudes to Money among Catholic Fishing Communities inSri Lanka. Documento presentado en el seminario "La antro-pologa del dinero", 1982, Escuela de Economa y CienciaPoltica de Londres; esta ponencia ser publicada bajo la direc-cin de M. Bloeh y J. Parry.