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FRANCISCA Y LA MUERTE Presentado por: ELEIDA ENITH COA GONZÁLEZ VI SEMESTRE GESTION CONTABLE Y FINANCIERA Tutor: CARLOS ESPITIA ESPITIA Área: COMPRENSIÓN Y PRODUCCIÓN DE TEXTO CORPORACIÓN UNIFICADA NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR CHIGORODÓ, ANTIOQUIA. 2012

Francisca y la muerte elecoa

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Page 1: Francisca y la muerte elecoa

FRANCISCA Y LA MUERTE

Presentado por:

ELEIDA ENITH COA GONZÁLEZ

VI SEMESTRE GESTION CONTABLE

Y FINANCIERA

Tutor:

CARLOS ESPITIA ESPITIA

Área:

COMPRENSIÓN Y PRODUCCIÓN

DE TEXTO

CORPORACIÓN UNIFICADA NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR

CHIGORODÓ, ANTIOQUIA.

2012

Page 2: Francisca y la muerte elecoa

Francisca y la Muerte

Texto: Onelio Jorge Cardoso

Ilustración: Gerardo Cantú

Page 3: Francisca y la muerte elecoa

—Santos y buenos días —dijo la muerte, y ninguno de los

presentes la pudo reconocer.

¡Claro!, venía la parca con su trenza retorcida bajo el

sombrero y su mano amarilla en el bolsillo.

— Si no molesto —dijo—, quisiera saber dónde vive la señora

Francisca.

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—Pues mire —le respondieron, y asomándose

a la puerta, un hombre señaló con su dedo

rudo de labrador:

Allá por los matorrales que bate el viento,

¿ve? hay un camino que sube la colina. Arriba

hallará la casa.

Page 5: Francisca y la muerte elecoa

"Cumplida está" pensó la muerte, y dando las

gracias echó a andar por el camino aquella

mañana que, precisamente, había pocas

nubes en el cielo y todo el azul resplandecía

de luz.

Page 6: Francisca y la muerte elecoa

Andando pues, miró la muerte la hora y vio

que eran las siete de la mañana. Para la una y

cuarto, pasado el meridiano, estaba en su

lista cumplida ya la señora Francisca.

"Menos mal, poco trabajo; un solo caso", se

dijo satisfecha de no fatigarse la muerte y

siguió su paso, metiéndose ahora por el

camino apretado de romerillo y rocío.

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Efectivamente, era el mes de mayo y con los aguaceros

caídos no hubo semilla silvestre ni brote que se quedara bajo

tierra sin salir al sol. Los retoños de la ceibas eran pura

caoba transparente. El tronco del guayabo soltaba, a

espacios, la corteza, dejando ver la carne limpia de la

madera. Los cañaverales no tenían una sola hoja amarilla;

verde era todo, desde el suelo al aire, y un olor a vida subía

de las flores.

Natural que la muerte se tapara la nariz. Lógico también que

ni siquiera mirara tanta rama llena de nidos, ni tanta abeja

con su flor. Pero ¿qué hacerse?; estaba la muerte de paso

por aquí, sin ser su reino.

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Así pues, echó y echó a andar la muerte

por los caminos hasta llegar a casa de

Francisca.

—Por favor, con Panchita

—dijo adulona la

muerte.

—Abuela salió

temprano

Page 9: Francisca y la muerte elecoa

—contestó una nieta de oro, un poco temerosa, aunque la

parca seguía con su trenza bajo el sombrero y la mano en el

bolsillo.

—¿Y a qué hora regresa?

—preguntó la muerte.

—¡Quién lo sabe! —dijo la madre de la niña—. Depende de

los quehaceres. Por el campo anda, trabajando.

Y la muerte se mordió el labio. No era para menos seguir

dando rueda por tanto mundo bonito y ajeno.

—Hace mucho sol. ¿Puedo esperarla aquí?

— Aquí quien viene tiene su casa. Pero puede que ella no

regrese hasta el anochecer.

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"¡Chin!", pensó la muerte, "se me irá el tren de las

cinco. No; mejor voy a buscarla". Y levantando su

voz, dijo la muerte:

—¿Dónde, de fijo, pudiera encontrarla ahora?

—De madrugada salió a ordeñar. Seguramente

estará en el maíz, sembrando.

—¿Y dónde está el maizal? -preguntó la muerte.

—Siga la cerca y luego verá el campo arado detrás.

—Gracias —dijo secamente la muerte y echó a

andar de nuevo.

Page 11: Francisca y la muerte elecoa

Pero miró todo el extenso campo arado y no había un alma en él. Sólo garzas. Soltóse la trenza la muerte y rabió:

"¡Vieja andariega, dónde te habrás metido!" Escupió y continuó su sendero sin tino.

Una hora después de tener la trenza ardida bajo el sombrero y la nariz repugnada de tanto olor a hierba nueva, la muerte se topó con un caminante:

—Señor, ¿pudiera usted decirme dónde está Francisca por estos campos?

—Tiene suerte —dijo el caminante—, media hora lleva en casa de los Noriega. Está el niño enfermo y ella fue a sobarle el vientre.

—Gracias —dijo la muerte como un disparo, y apretó el paso.

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Duro y fatigoso era el camino. Además, ahora tenía

que hacerlo sobre un nuevo terreno arado, sin trillo,

y ya se sabe cómo es de incómodo sentar el pie

sobre el suelo irregular y tan esponjoso de frescura,

que se pierde la mitad del esfuerzo. Así por tanto,

llegó la muerte hecha una lástima a casa de los

Noriega:

—Con Francisca, a ver si me hace el favor.

—Ya se marchó.

—¡Pero , cómo! ¿Así, tan de pronto?

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—¿Por qué tan de pronto? —le respondieron—.

Sólo vino a ayudarnos con el niño y ya lo hizo. ¿De qué extrañarse?

—Bueno... verá —dijo la muerte turbada—, es que siempre una hace la sobremesa en todo, digo yo.

—Entonces usted no conoce a Francisca.

—Tengo sus señas —dijo burocrática la impía.

— A ver; dígalas —esperó la madre. Y la muerte dijo:

— Pues... con arrugas; desde luego ya son sesenta años...

—¿Y qué más?

—Verá... el pelo blanco... casi ningún diente propio... la nariz, digamos...

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—¿Digamos qué?

—Filosa.

—¿Eso es todo?

—Bueno... además de nombre y dos apellidos.

—Pero usted no ha hablado de sus ojos.

—Bien; nublados... sí, nublados han de ser... ahumados por los años.

—No, no la conoce —dijo la mujer—.

Todo lo dicho está bien, pero no los ojos. Tiene menos tiempo en la mirada. Ésa, a quien usted busca, no es Francisca.

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Y salió la muerte otra vez al camino. Iba ahora indignada sin preocuparse mucho por la mano y la trenza, que medio se le asomaba bajo el ala del sombrero.

Anduvo y anduvo. En casa de los González le dijeron que estaba Francisca a un tiro de ojo de allí, cortando pastura para la vaca de los nietos. Mas sólo vio la muerte la pastura recién cortada y nada de Francisca, ni siquiera la huella menuda de su paso.

Entonces la muerte, quien ya tenía los pies hinchados dentro de los botines enlodados, y la camisa negra, más que sudada, sacó su reloj y consultó la hora:

"¡Dios! ¡Las cuatro y media! ¡Imposible! ¡Se me va el tren!"

Page 16: Francisca y la muerte elecoa

Y echó la muerte de regreso, maldiciendo.

Mientras, a dos kilómetros de allí, Francisca escardaba de

malas hierbas el jardincito de la escuela. Un viejo conocido

pasó a caballo y, sonriéndole, le echó a su manera el saludo

cariñoso:

—Francisca, ¿cuándo te vas a morir?

Ella se incorporó asomando medio cuerpo sobre las rosas y le devolvió el saludo alegre:

—Nunca —dijo—, siempre hay algo que hacer.

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CORPORACIÓN UNIFICADA NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR

CHIGORODÓ, ANTIOQUIA.VALORACIÓN DEL CUENTO “FRANCISCA Y LA MUERTE” DE ONECIO JORGE CARDOSO

1. Realiza una descripción física y sicológica de Francisca

2. ¿Cuál sería la principal enseñanza que podrías sacar de la lectura?

3. Inventa un refrán y/o una frase reflexiva relacionada con el cuento

4. ¿Por qué Francisca nunca fue encontrada por la muerte?

5. Reconstruye brevemente el recorrido hecho por la muerte

6. ¿Consideras que estar siempre activo te aleja de la muerte? Justifica tu

respuesta

7. ¿Qué valores puedes resaltar en el cuento Francisca y la muerte?

8. Explica las expresiones presentes en el relato:

a. “tiene menos tiempo en la mirada”

b. “…la huella menuda de su paso”

c. “…llegó la muerte hecha lástima”

d. “…Nunca -dijo-, siempre hay algo que hacer”

e. “…sí, nubados han de ser…ahumados por los años”

f. “…para la una y cuarto…estaba en su lista ya la señora Francisca…”

9. Haz una descripción física y sicológica de la muerte

10. Señalar las palabras agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas

presentes en el relato

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11. Busca en la seguinte sopa de letras palabras relacionadas con el

cuento. Luego, realiza una oración con cada una de ellas

a. TREN

b. FRANCISCA

c. MUERTE

d. MAIZAL

e. MATORRALES

f. SOL

g. AGUACEROS

h. FLORES

i. VERDE

j. ARRUGAS

k. NUNCA

l. FRESCURA

m. PANCHITA

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*1. Francisca físicamente era una mujer aproximadamente de 60 años,

arrugada por el pasar de los años, cabello blanco, casi sin dientes

propios y de nariz filosa, una mirada llena de vida sin menos tiempo

que perder y sicológicamente era una persona amable, alegre,

solidaria y trabajadora.

2. Vivir cada día, aprovechando el tiempo.

3. Si te quedas dormido, te lleva el chiras.

4. A pesar de los años era una mujer persistente y estaba en

constante movimiento no se quedaba haciendo lo mismo.

5. La muerte inicialmente le pregunto a un labrador la ubicación de

francisca y se adentro a los matorrales, por un camino que sube a la

colina, el maizal, casa de los noriega y casa de los González.

6. Eso depende, no siempre estar activo evitamos la muerte por que

ella llega estemos o no estemos activo.

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7. El respeto, la responsabilidad, la solidaridad, amor y dedicación a los queaceres diarios.

8.

a). Esta frase expresa que la señora Francisca mantenía activa, no pierdetiempo en las labores a realizar, se dedica a lo que tiene que hacer y ya.

b). Doña Francisca era una persona muy delicada de pies pequeños

c). Quiere decir que la muerte producía lastima porque estaba fatigado del viajetan largo que emprendió y sin ninguna suerte porque no hallaba lo quebuscaba.

d). Doña Francisca quiere decir que entre más activa este ni la muerte laalcanza.

e). Quiere decir que la muerte pensaba que doña Francisca no veía bien

debido a la edad avanzada.

f). Pensó que la misión iba hacer súper fácil y resulto todo lo contrario.

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9. La muerte físicamente era parca, de trenza retorcida, manos

amarillas,

Psicológicamente la muerte era misterioso, optimista y

demasiado mal geniado.

10. PALABRAS AGUDAS:

- venía, allá, señaló, hallará, está, pensó, había, estará,

preguntó, miró, siguió, también, qué, así, salió, contestó,

estará, preguntó, maíz, después, topó, preguntó, apretó, llegó,

más, verá, esperó, salió, sacó, consultó, incorporo, devolvió.

PALABRAS GRAVES:

- Días, tenían, cómo, sólo, González

PALABRAS ESDRÚJULAS:

- asomándose, metiéndose, lógico, incómodo, lástima,

burocrática, kilómetros,

PALABRAS SOBREESDRÚJULAS:

Page 22: Francisca y la muerte elecoa

11.

F H F T V D S T S U J K

O R Ñ M U E R T E O D L

A M A N V T U F L R L M

R L G N U N C A A Q O N

U P U O C S Z G R S P Ñ

C K A P W I V E R D E S

S J C N A R S H O T Z A

E I E M C Q Ñ C T U A G

R H R Q X H N I A V B U

F L O R E S I J M W C R

G F S E Y P M T R X D R

T R E N Z O L K A Y E A

Page 23: Francisca y la muerte elecoa

*El tren pasa por Medellín.

*Panchita es hermosa.

*María camina con la frescura de la mañana.

*Francisca es una mujer maravillosa.

*La muerte llega por que llega.

*Ellos están en el maizal.

*Los animales se esconde en los matorrales.

*El sol brilla con luz propia.

*Los aguaceros tienes su canto.

*A mi me gustan las flores rosadas.

*La bandera de Antioquia es de color verde y blanco.

*Las arrugas se presentan en la vejez.

*Nunca digas de esta agua no bebere.