Francisca Solar - Harry Potter Y El Ocaso de Los Altos Elfos (Fanfic)

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Harry Potter y el Ocaso de los Altos Elfos FanFic por Francisca Solar [FanFiction, es un relato basado en otro o en otra zaga realizado por otro autor que no es el que tuvo la idea original] A Carla Fox, por estar ah siempre A Cristhian, por ayudar a Krum a aparecer Y a toda la Orden, que aunque no hechiceros, s creemos en la magia .

Cap. I: Maldito Silencio (Damn Silence) Al parecer es bastante lgico pero, ciertamente, nunca est de ms una ayuda de memori a: Harry Potter no es un nio normal. Y bueno, no slo ya dej de ser un nio, sino adems sus intereses y metas se trazan muy lejos de los que compartiran sus congneres. H arry es mago, lo sabe hace ya seis aos, y a pesar de que fue su excusa para aband onar a su odiosa parentela por largos periodos (y as slo regresar para el verano), su vida no ha sido fcil. Pues hay que decirlo: Los Dursleys distan bastante de s er un ejemplo de familia, aunque traten de aparentarlo de cualquier modo. Los tos Vernon y Petunia, sumado a su obeso hijo Dudley, se han encargado de hacerle a Harry la vida imposible desde que tuvo la mala suerte de caer, pequeo y arropado en una cesta, en la puerta del nmero 4 de Privet Drive. Y aunque todo tiene un por qu , ste en particular ha sido doloroso. Confuso, difcil de sobrellevar... an ms que e solo hecho de tener una cicatriz en forma de rayo, punzante, al costado de su f rente. Harry perdi a sus padres, James y Lily, en el marco de una noche fra de Halloween hace 15 aos, sin siquiera haber compartido con ellos. Fueron asesinados, cruel y framente, por el mago ms temido de todos los tiempos: Lord Voldemort. No recuerda sus rostros, ni su voz... pero s aquel destello verde enceguecedor que termin con sus vidas, y que, milagrosamente, salv la suya, dejndole a cambio dicha cicatriz. As tambin, perdi a Sirius Black, su padrino, cuando apenas comenzaba a conocerlo. H aba estado muchos aos encarcelado en la prisin mgica de Azkabn, incapaz de probarle a l mundo su inocencia, y cuando recin comenzaba a abrirse un camino de liberacin pa ra l, un nefasto episodio en uno de los rincones desconocidos del Departamento de Misterios, alojado en el Ministerio de Magia, lo vio desaparecer. As, sin ms. Se esfum tras un velo rasgado, y desde entonces, Harry no ha podido quitarse de enci ma aquel abrumante hedor a luto. Porque la muerte lo persigue... no slo a l, sino a todo a quien l estima. La vida se lo ha demostrado, l mismo lo ha comprobado, pe ro jams lo ha terminado de asumir. En adelante - y debido en gran proporcin a aquella odiosa cicatriz en su frente el futuro se gesta para l cada vez ms oscuro e incierto, y lo sabe. Le costaba al ejar aquel pensamiento de su cabeza, no quera ni aceptarlo ni asumirlo, pero hubo veces en las que dese ser slo un humano ms. Sin distinciones, sin talentos, sin pe culiaridades... sin pasados tormentosos o profecas con su nombre... sin cicatrice s que espantaran a unos y embobaran a otros. Slo un muggle... sin la responsabili dad de salvar al mundo o, si le quedaba tiempo, a l mismo. O, quiz, hubiera desead o slo morir... haber sucumbido al poder de Lord Voldemort y fallecido en los braz os de su madre. S, eso hubiera sido mejor que esto. Mejor que sufrir por otros, m ejor que vivir por otros. El verano estaba en su apogeo pero, como era usual en Privet Drive, no haba nios j ugando con agua en las aceras ni recostados en los antejardines, buscando la som bra de un buen rbol. En esa pequea comunidad de los alrededores de Londres, y sobr e todo en aquella calle, el sentido de cordura era lo ms importante qu aparentar. Por prohibicin de sus padres, ningn nio poda jugar en la calle: era escandaloso y de mal gusto. Peor an si llevaba las rodillas sucias y el pelo mojado. No, los nios deban aparentar modales intachables y conductas domesticables. Es decir, deban ser y actuar como Dudley, y jams intentar, ni siquiera imaginar, seguir el modelo de su descarriado e insano primo Harry. Pero l se senta cada vez ms ajeno a aquellas presiones; ahora, algo ms grande que el ao pasado, comprenda a cabalidad las diferenc ias entre sus dos mundos y se comprometi a lidiar con ellos. Despus de tanta fatal

idad, no le quedaba ms remedio, pero an as no toleraba ciertos detalles. Sentado tras su escritorio y recibiendo con agrado los clidos rayos de sol que se colaban por la ventana, Harry sonri ante lo absurdos que eran la mayora de sus ve cinos. Cuando tenga hijos... pens, pero apret los labios, inseguro, Bueno, si es que llegara a tenerlos, dejar que jueguen y se ensucien todo lo que quieran. Por algo son nios . Satisfecho con aquella idea, mir una vez ms hacia su derecha, donde resida , junto a su pluma y tinta, la fotografa que Alastor Ojo Loco Moody - un prestigios o auror retirado - le haba dado meses atrs. Sonrientes y orgullosos, Sirius Black, James y Lily Potter (entre todos los antiguos miembros de la Orden del Fnix) pos aban ante la cmara. Con melancola, Harry estir su mano y roz la fotografa con los ded os, suspirando. No poda reconocer todas las caras en aquel grupo, pero le bastaba saber que haban luchado por sus mismos ideales como para tenerles, adems de respe to, afecto. Movi la cabeza y cerr los ojos. No quera llorar. Ya lo haba hecho demasiado, por tod os y por l mismo, y estaba harto. No era un mrtir de las circunstancias, pero todo s a su alrededor no hacan ms que demostrrselo. Haba sufrido, solo y silencioso, inca paz de compartirlo, pero era su realidad y de alguna manera deba enfrentarla. l er a Harry Potter, El-Nio-Que-Vivi, y mantendra ese estigma para siempre. An incluso de spus de derrotar a Voldemort... si es que lograba hacerlo. A menudo pensaba que todos ponan demasiadas esperanzas en l, y que no sera capaz de cumplirlas. Deseaba ser Harry, slo Harry, un alumno ms de Hogwarts y un transente ms del mundo mgico. Odiaba aquella aura que lo embargaba, ese estpido manto de cele bridad... Cambiara todo en un segundo, lo entregara todo sin pensarlo, slo por un m omento de tranquilidad, de paz, de sosiego. Por un da ficticio de felicidad, en e l que todas las fatalidades desaparecieran y descubrir, como un sueo, que todo aq uello que perdi jams se fue despus de todo... Suspir profundo, se recost pesadamente sobre su silla y se rega duramente por fantas ear de ese modo. As no llegara a ningn lugar. Sus padres estaban muertos, Sirius es taba muerto. El destino lo situara como asesino o vctima, mrtir o hroe, y no haba nad a qu hacer. Ahog su rabia y su resentimiento, tom el lpiz rojo que haba sobre la mesa y se inclin sobre el papel frente a s, tachando el da correspondiente. Segn sus clcu los, slo restaban dos semanas para volver a Hogwarts. Suspir de nuevo, corrigi la p ostura de sus lentes y cerr el calendario, guardndolo en uno de sus cajones. Si al guno de los Dursley entraba a su habitacin y encontraba su pequea cuenta regresiva , quiz le haran un escndalo. To Vernon gritando pens, y luego movi su cabeza, sonri a medias. Haca casi un mes que no lo escuchaba rugir por algo. No haba escuchado aquel despr eciativo y seco muchacho con el que to Vernon usuaba llamarlo; ya no lo mandaba tem prano a la cama, ni reciba media racin menos al almuerzo; incluso lo dejaban ver e l noticiario de las nueve con ellos. Harry volvi a sonrer, un poco ms relajado, evo cando en su mente la extraa expresin de Moody al despedirse meses atrs: No dejes que los Dursleys te traten mal. Si no sabemos de ti en tres das, alguien de la Orden te har una visita. Y no creo que usted quiera un par de magos en la entrada de s u casa haba dicho, desafiando a to Vernon con la mirada. Lo cierto es que Harry, en aquel extrao momento de su vida y erguido en la estacin King Cross, jams pens que las palabras de Moody surtiran efecto, aun cuando la car a de horror de ta Petunia poda darle una pista de lo que sucedera durante el resto del verano. Y no es que le importara demasiado: Sirius acababa de morir y slo des eaba reunirse con l, aunque tuviera que hacerlo con sus propias manos. Pero era u n pensamiento demasiado nefasto y prefiri, desolado, reflexionarlo un poco ms ante s de cometer una locura. Entonces slo se limit a volver a Privet Drive, sin decir una palabra, cabizbajo, dispuesto a recibir los usuales malos tratos. Pero - con tanta sorpresa que le cost varios minutos reaccionar - esa misma tarde to Vernon lo haba llamado a cenar, forzadamente sonriente, e incluso haba aceptado que recog iera algunas verduras para darle de comer a Hedwig. Y eso slo sera el inicio. Dura nte ms de un mes to Vernon y ta Petunia debieron luchar contra su naturaleza hostil y hacer de la vida de Harry algo ms... soportable, pero slo si un continuo silenc io pudiera denominarse as. Hasta Dudley haba cambiado de actitud, claro que l era un caso aparte. El vivo rec uerdo del ataque de los dementores el ao pasado haba aquietado bastante su brutal

comportamiento hacia Harry. Ya no lo empujaba en el pasillo, ya no le gritaba ni intentaba comerse su cena; siguiendo el modelo de sus padres, no haba compartido con l ni una palabra, ni siquiera un insulto, y ahora apenas le diriga la mirada. Y no es que le preocupara mucho, pero s le inquietaba que tal vez su primo hubie ra quedado con algn tipo de secuela, luego de que su alma estuvo a punto de ser e xtrada por aquel indeseado guardin de Azkabn. Continuaba llegando tarde por las noc hes, y se paseaba constantemente con sus guantes de boxeo puestos, golpeando cua lquier cosa que se moviese. Segn To Vernon, faltaba muy poco para que Dudley fuera descubierto por algn agente profesional, aunque Harry tena sus dudas al respecto. Cada vez que peleaba lo haca con nios bastantes ms pequeos que l, por lo que gozaba de una eterna amplia ventaja. Pero bueno, al menos pasaba mucho tiempo fuera de casa, ideal para que Harry no tuviera que aguantarlo espiando tras las puertas, o peor, escuchar el abrir y cerrar del refrigerador cada dos segundos para sacar un nuevo pedazo de un enorme jamn serrano, regalado por Ta Petunia luego de que g anara la ltima pelea. Si segua descuidando su peso, quiz ya no podra ni subir la esc alera. Ya sucedi que, siguiendo las instrucciones de silencio de su padre, no pud o pedir ayuda a Harry para alcanzar el primer escaln. Iba con sus brazos abarrota dos en pasteles de crema, y ni Vernon ni Petunia se encontraban ah a esa hora, sa lvo su primo. Pero no, no poda hablarle, se lo tenan prohibido. As que, despus de ve inte minutos de un infructuoso intento por subir al dichoso peldao, decidi simplem ente sentarse en l y comer ah todo su cargamento. Su pequeo cerebro no daba para ms anlisis. Gritos provenientes de la calle sacaron a Harry pronto de sus pensamientos. Ni s iquiera tuvo que asomarse a la ventana para saber quin los emita: la Sra. Figg, su extraa vecina recientemente descubierta como una squib, vestida con su usual bat a rosa y con un bolso en la mano, golpeaba a Mundungus Fletcher en la cabeza, ob ligndolo a salir por la reja delantera. Qu habr hecho ahora...? pens Harry, sonriend para luego fijar la vista en una tercera persona, quien acaba de aparecer tras l a puerta principal de la casa. Una joven, quiz de la misma edad de Harry, pareca m uy divertida con la escena que presenciaba. Caminando hacia ellos, abraz fuerte a la Sra. Figg, tal como si estuviera despidindose. Luego hizo un gesto con la man o hacia Mundungus, suprimiendo una carcajada, para luego cruzar la reja de calle , adentrndose en la avenida. Harry no pudo dejar de observarla hasta que se perdi de vista. Pelirroja, de cont extura media y tez blanca, pareca ser una gran conocida de la Sra. Figg, por la f orma en que se despidieron. Algo evasivo a reconocerlo, pens en la posibilidad de ir hasta su casa por la tarde y preguntarle quin era, de dnde la conoca. Pero lo v ea poco viable; para eso tendra que preguntar a Ta Petunia si poda salir, y lo ms pro bable es que evitara su mirada, como tantas veces, y regresara a sus quehaceres. No era la primera vez que vea una escena parecida a las afueras de la casa de la Sra. Figg. Todo haba comenzado hace apenas una semana, donde hubo otro momento en que Harry ya no saba si molestarse por aquel maldito silencio de los Dursleys, o echarse a rer. Haba sido una maana clida y soleada, en la que en toda la casa no se escuchaba ms que el murmullo montono del televisor. l masticaba su tostada en una esquina del comedor, cabizbajo, pero con un ojo puesto en cada movimiento de sus tos. Vernon simulaba prestar atencin a lo que sea que el canal estatal estuviera transmitiendo, hipnotizado, mientras Petunia segua dndole vueltas a una cacerola h umeante con un gran cucharn de madera. Dudley, a los pies de su padre, vea la pant alla con tanta o ms devocin. Ah fue cuando llamaron a la puerta, en tres golpes secos y estridentes. El silenc io que los rodeaba era tal que todos saltaron de sus asientos. Vernon llev una ma no a su pecho, recuperndose del susto, y Petunia fue a abrir. - S, diga? Una mujer mayor, de unos sesenta aos, y enfundada en un grisceo traje de oficina, sonri amablemente a ta Petunia. Llevaba su cabello semi canoso recogido en un moo d iscreto unos centmetros sobre la nuca, y unos gruesos anteojos ovalados en el tab ique de su nariz. Levant su brazo a la altura de su pecho, mostrando el maletn que cargaba. - Buenos das, seora. Busco al joven Harry James Potter. Harry trag con fuerza su ltimo trozo de tostada al or su nombre. Quin lo buscara? l

tena tratos con muggles... Petunia pestae un par de veces, para luego inclinarse, c omo si no hubiera odo bien. - Dijo "Harry Potter"...? La anciana asinti, tranquila. - Mi nombre es Ruth Tonks. Soy la encargada de Admisiones del Centro de Segurida d San Bruto para Delincuentes Juveniles Incurables. Esta vez fue Vernon quien se atragant, aunque, a unos metros de distancia, Harry abra los ojos al mximo. Se levant de un salto, con una agilidad casi imposible para un obeso como l. Se apresur a la entrada, y estrech la mano de la recin llegada con un repentino entusiasmo, empujndola hasta el recibidor. - Ya era hora de que vinieran! Estoy pidiendo por una vacante hace mucho... - Lo s, y lamento el atraso, pero es tanta la demanda... - Movi la cabeza y luego baj sus lentes, escudriando la casa tras Vernon - Podra hablar con el posible intern o? - Va a llevrselo? - pregunt Vernon sin prembulos, demostrando un brillo de excitacin en sus pequeos ojos de cerdito. Ella sonri. - Primero debo llenar unos cuantos formularios. Entonces veremos... - Nadie lo merece ms, puedo confirmarlo yo mismo - recalc, ya casi nervioso - Lo h e acogido en mi casa por seis aos, y no sabe la de situac... - Seor Dursley - lo interrumpi ella, muy calmada para la ocasin - Yo determinar si e l aludido merece o no estar en nuestra noble institucinle parece? Vernon refunfu, haciendo que tanto su papada como su bigote se agitaran, pero lueg o asinti. Entonces Petunia y l voltearon al mismo tiempo, fijando la mirada en el comedor. Dudley volte con desgano acto seguido, y Harry suspir. Se levant sin que l o llamaran; de todas maneras saba que no pronunciaran palabra. Con un gesto divert ido, aunque intent disimularlo, se acerc a la encargada. - Pero pase, por favor... - sugiri Petunia, diplomtica, si bien ya la haba tomado d el brazo y obligado a sentarse en el comedor - Puedo ofrecerle una taza de tUnos bo llos? - Oh, no, gracias. Debo irme en unos minutos y... - Pero siempre hay tiempo para unos deliciosos bollos! - insisti Vernon, en un ton o casi suplicante, al tiempo que Petunia ya haba extendido un plato lleno de ello s frente a la anciana. Dudley se abalanz convenientemente sobre ellos, pero Verno n lo tom del suter y lo tir hacia atrs - Mientras, dgame dnde estn esos formularios omenzar a firmarlos con gusto... - No es necesario, Sr. Dursley. An no he determinado si el joven puede... - Tiene que aceptarloLe pagar! La encargada curv las cejas tras el comentario de Vernon, y se levant bruscamente de su silla. Petunia se sobresalt, dejando la taza de t sobre la mesa con el pulso acelerado. Harry debi morderse los labios para no soltar una carcajada. - Si me disculpan, quisiera hablar con el joven Potter a solas. Debo analizar su estado actual. Somos muy estrictos para seleccionar a nuestros internos... - Claro, claro... - murmur Vernon, ahora totalmente dcil, viendo cmo aquella seora t omaba a Harry del hombro y lo sacaba de la casa hacia el antejardn. Apenas la puerta se cerr tras ellos, los tres Dursleys corrieron al ventanal de l a sala, asomndose tras una de las cortinas. No podan escuchar nada desde ah, pero a l menos podran apreciar la conversacin... aunque no por mucho. Convenientemente, l a anciana camin con Harry hasta uno de los grandes arbustos que adornaban la entr ada del nmero 4 de Privet Drive. Vernon ya no los vera desde ah. Harry pudo, por fin, relajar los hombros. - Tonks...? Nimphadora Tonks, la ms joven y entusiasta recluta de la Orden del Fnix, cerr los o jos con fuerza. Arrug los prpados, cerr sus puos, apret los labios y, en un par de se gundos, su rostro se volvi un material indefinido, como arcilla cruda. Su aspecto de anciana oficinista haba desaparecido, cambindolo por una tnica violeta, pantalo nes brillantes del mismo color, y una polera algo gastada que rezaba "Las Brujas de MacBeth". Su cabello, ahora corto y de puntas, haba adquirido un alegre color verde claro. Harry pens que, si se acercaba ms al arbusto, se mimetizara. - Acaso no soy una excelente actriz?

Harry le sonri, mientras ella le guiaba un ojo. - Casi me lo cre. Cmo supiste sobre San Bruto? - Hey, no pas cuatro aos en la Academia de Aurores por nada... Saqu puntaje mximo en Tcticas de Espionaje Bsico. Tambin puedo decirte cul fue el ltimo negocio de tu to V rnon, qu flores puso tu ta Petunia en la mesa del comedor... o cul es el color de t u ropa interior. - Tonks! - exclam Harry, entre aterrorizado y sonrojado. Ella ri con ganas. - Calma, calma, slo fue una broma. Pero lo de tus tos era cierto, no hemos descuid ado sus pasos. Ya sabes cmo es Moody. No hemos recibido quejas tuyas, pero decidi mos que alguno de nosotros te vendra a visitar, para cerciorarnos de que todo est en orden. La Metamorfomagia suele ser muy til en este tipo de casos... - Subi los hombros, acomodndose en su nuevo aspecto, y suspir - Entonces, Harry... Te han trat ado bienNo has tenido problemas? - Estoy bien, este verano no ha sido tan espantoso como los otros - explic l, rascn dose la cabeza. Volte ligeramente, asegurndose de que ninguno de los Dursley estuv iera espiando ms de lo necesario - Slo se han dedicado a ignorarme, incluso ms que antes. No tengo muchas novedades para ustedes en ese aspecto... pero creo que al go sucedi en la casa de la Sra. Figg. Sali muy temprano de su casa, hecha una furi a. La vi desde mi ventana. Poco despus regres con Mundungus, regandolo para variar. Quiz sucedi algo importante... Tonks arrug la frente. - No, no lo creo... Remus ya me lo hubiera dicho - pens hacia s en voz alta, escud riando con la mirada hacia donde comenzaba la calle Magnolia - ...pero ir a invest igar de todas maneras. Aprovechar que varios estn cerca. Harry alz una ceja. - VariosQuines? Ella le sonri, elocuente, para luego inclinarse un poco hacia l. - No notas nada diferente en el barrio? Harry volvi a hacer un gesto de confusin, pero le sigui la corriente y observ deteni damente el pedazo de calle que poda verse desde aquel rincn del antejardn. Y no, pa ra l no haba nada extrao. La Sra. Barts, del n7, hablaba animadamente con el carter o a un lado de la reja. Un poco ms all, en el n11, un repartidor de volantes dejab a un trozo de papel en el parabrisas del auto estacionado a la entrada. Antes, e n el n2, un... Hey, esperen. Cartero? Hoy es lunesy l no trabaja los lunes! Entonces parpade. Volvi la vista hacia el susodicho, lo escudri con la mirada, y sup rimi un sobresalto. Debidamente enfundado en el uniforme azul de la Compaa de Corre os, Remus Lupin estrechaba la mano de la seora del n7, para luego emprender camin o calle abajo. Claro que, antes de volver la vista hacia el horizonte, Harry jur que le guiaba un ojo a distancia. - Remus! - exclam, entusiasmado pero en apenas un hilo de voz. No quera que los Dur sleys pensaran que la idea de ir a San Bruto lo haba llenado de fascinacin. Tonks volvi a sonrer. - ...el de los volantes es Dedalus, quien hace el trabajo de Jardinera en la casa n1 es Emmeline, y quien maneja el camin de basura los sbados es Kingsley. Todos h an querido ayudar en algo. Harry se sinti abrumado. - No... no era necesario, Tonks, de verdad. No tenan que hacerlo por m, yo estoy b ien. Hay otras formas... - Apret los labios y movi sus pies, incmodo - Apuesto a qu e Remus debe odiar ese uniforme... - Nadie se ha quejado, Harry - le asegur Tonks, calmada - T eres nuestra principal preocupacin. Pero creme, esto ha sido bastante divertido, sobre todo para Emmelin e. Ha recibido una paga excelente, e incluso le dio tiempo para plantar un huert o de rosas en casa de Molly. Adems, slo venimos por aqu de vez en cuando, como un c hequeo de rutina. Harry no pareca convencido, pero se oblig a asentir. - Gracias. Tonks movi la cabeza, clida. - Gracias a ti, Harry. Esto de conocer ms a los muggles ha sido muy interesante Ambos voltearon para mirar a Dedalus, pero ste ya haba doblado la esquina. Tonks

hizo un gesto de apuro - Ser mejor que me vaya... Cudates? La amenaza de Moody sigue en pie: que estos odiosos tos tuyos no se atrevan a tocarte un centmetro, porque no querrn conocer la furia de la Orden. - Lo tendr en cuenta... Ruth - brome. Ella le sonri de vuelta, revolvindole el cabel lo. - Es mejor que Nimphadora no?. Harry no respondi, intrigado en el extrao arte que observaba. No entenda cmo poda cam biar de esa forma... tan raudo y abrupto. Su atuendo de joven extravagante haba m utado bruscamente a un gris traje sastre, y su piel se haba llenado de arrugas. S alieron tras del arbusto, volvi a guiarle un ojo a Harry, simul estrecharle la mano con parsimonia - slo por si algn Dursley estaba vindolos - y cruz la reja hasta per derse en el fondo de la calle. - Al parecer no cumpl con todos los requisitos - explic Harry a sus tos minutos des pus, ya que ellos, como era de esperarse, moran por saber qu haba sucedido pero se r esistan a dirigirle la palabra. l resolvi el dilema por ellos - Me avisarn de una nu eva postulacin el ao que viene... Hubiera dado lo que fuera por tener una cmara fotogrfica a mano en aquel segundo. El rostro de Vernon era de tal desconsuelo, que bien poda asimilarse a las ms empa lagosas actuaciones que llenaban las telenovelas que a ta Petunia tanto le gustab an... Algunos rasguos en la ventana volvieron a interrumpir sus recuerdos. Baj la mirada y encontr a Hedwig, su lechuza, irguiendo el pecho y restregando sus alas, deseo sa de entrar en la habitacin. Harry le hizo un gesto con la cabeza y ella se pos t ranquila sobre el escritorio. Tras unos sonidos guturales, dio algunos picotones de cario en la palma de su dueo y mantuvo su pasividad hasta que Harry hubo quita do la carta anudada en su pata izquierda. Deba ser la respuesta de Ron: hace slo u nas horas Harry haba enviado a Hedwig para preguntar cundo vendran por l. Hace semanas que haba tratado de comunicarse con la casa de los Weasley, pero no lo haba logrado. Hedwig regresaba con la carta intacta, como si la hubieran oblig ado a volver. Ni siquiera haba recibido una tarjeta de felicitacin de Ron por su c umpleaos... y aquello le extra, sobretodo despus de la sorpresa que sus amigos le ha ban dado. Prcticamente toda la AD se haba acordado de l, y abarrotaron su mesa de no che con tarjetas de saludo. Hasta Cho le haba escrito una pequea nota... pero Ron, su mejor amigo, haba brillado por su ausencia. Entonces volte, mirando sobre su e scritorio: mostrando airosas sus contenidos, estaban las cartas de los miembros de la AD, de Hagrid (junto a varios bollos de azcar que Harry prefiri no probar), de Remus (sencilla pero afectuosa) y la de Hermione, una de las ltimas en llegar y, tambin sospechosamente, bastante ms escueta de lo que hubiera esperado. A Harry todo esto le tena muy intrigado, pues comenzaba a pensar que algo malo le podra haber sucedido a los Weasleys. Entonces record el ltimo nmero de El Profeta y e calm; si algo extrao estuviera pasando, ya lo hubiera sabido. El Profeta jams perda la posibilidad de anunciar un buen chisme. Adems, Tonks se lo hubiera mencionado. Entonces, e intentando dejar de lado aquella idea de fatalidad, pens en las posi bilidades que le quedaban. Ron siempre haba tenido una correspondencia muy fluida con l, y sobre todo, contaba los segundos para que se reunieran en su casa. Pero este verano haba sido distinto: Ron apenas haba dado seales de vida, y lo peor de todo, no haba dado indicios de querer invitarlo a la madriguera. Estara enfadado co n l? No, no era posible; si as fuera ya lo sabra. Lo cierto es que Harry tena una fu erte sospecha, despus de todo, y no lo culpaba. Lo ms seguro es que Ron no supiera cmo hablarle, cmo tratarlo luego de que lo de Sirius fuera tan reciente, y optaba simplemente por no escribirle. Encontrarse cara a cara con l quiz sera ms incmodo an Y lo pensaba tambin para Hermione, Remus o Hagrid: ninguno de los tres le haba pr eguntado nada sobre el asunto, y l lo prefera as. En el fondo, agradeca sus silencio s. En un ltimo intento, hizo otra carta y envi nuevamente a Hedwig a casa de Ron, sin ms esperanzas que las veces anteriores... slo que ahora, varias horas despus, ella estaba ah, rebosante, visiblemente alegre por haber dejado, por fin, la nota en manos de su destinatario. Si bien es cierto que la vida de Harry en Privet Drive no haba sido tan miserable este verano, s estaba ansioso por ver nuevamente a sus amigos y regresar, como siempre, al mundo al que realmente perteneca. El silenci

o en aquel terreno muggle no lo ayudaba a superar su pena... aunque no estaba de masiado seguro de que Hogwarts fuera un mejor salvavidas... Apart algunos libros de su cama y se sent, estirando el pequeo pedazo de papel ante sus ojos. La carta era breve, pero suficiente para saciar el nerviosismo de Har ry: Querido Harry: Perdn por no haberte escrito antes peroFeliz Cumpleaos!. Esta noche iremos por ti. Mis padres han estado muy ocupados en sucesivas reuniones del Ministerio de Magi a. Ya sabes, por todo esto de que el Seor Tenebroso ya regres y hay que tomar medi das, pero Mam me dijo que podra ir a buscarte hoy. Tengo muchas cosas qu contarte, amigo. Y ah! Ponte tu mejor ropa muggle. Ya te lo explicar. Ron Instintivamente pas una mano por su rebelde cabello. Por qu tena que vestirse con su mejor ropa? Quiz el Seor Weasley tendra invitados a algunas personas del ministeri o para cenar, y Ron querra que todos den una buena impresin. Entonces sonri, satisf echo. Si este hubiera sido otro ao, el nerviosismo de hacer un papeln lo habra hech o temblar, ya que la ropa usada y extra-grande de Dudley distaba mucho de ser un buen atuendo. Pero gracias a la conversacin de algunos miembros de la Orden con los Dursleys meses atrs - siempre en un tono oportunamente amenazante - Harry no slo logr un mejor trato dentro de la casa, sino adems se atrevi a exigir algunas cos as, empezando por su guardarropa. Abri lentamente su armario y arque las cejas: al menos dos cajones con ropa muggle sin estrenar saltaban a la vista. Estir su mano derecha y tom unos pantalones neg ros. Pens un momento y luego sac una camisa negra a rallas. Observ las dos prendas y sonri de nuevo. Nunca antes se haba preocupado tanto por su aspecto; ltimamente p asaba mucho tiempo frente al espejo tratando de domar su cabello, logrndolo slo a medias. Mir su reloj: las seis y media. No tardaran mucho en llegar. Dej sus anteoj os sobre la mesa de noche y comenz a cambiarse, mientras pensaba qu eran todas esa s cosas que su amigo tendra que contarle. /-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/ Pequeo Hangleton se haba convertido, con el pasar de los ltimos aos, en un oscuro pu eblo fantasma. La muerte de Frank Bryce y las innumerables historias tenebrosas que rondaron su deceso terminaron por ahogar el encanto del lugar, y lo abandona ron, por miedo o ignorancia, como una parada suprimida del camino. Aun cuando a unos pocos kilmetros haba personas quejndose por las altas temperaturas, por las ca lles de este pueblo corra una brisa glida que chocaba con las ventanas quebrajadas , y entre tanta desolacin, los rumores de sangre y muerte no parecan tan fuera de lugar. No quedaba nadie; los ltimos en marcharse probaron suerte en Londres, y ot ros, ms reticentes a un viaje tan largo, se refugiaron en Gran Hangleton, la ciud ad aledaa. El pueblo estaba sumido en un profundo silencio, triste y lgubre... per o para los veinte moradores de la antigua mansin Riddle, aquello pareca ms bien una bendicin. El aire fro del stano se llenaba a ratos de ruido de capas. Aquellos encapuchados, misteriosos y siniestros, apenas respiraban bajo sus mscaras, unos por nerviosis mo, otros por un recelo incontrolado. Slo Peter Pettigrew, bajo, rollizo y prctica mente calvo, deba sonrer s o s hacia su amo. Esquivando algunos muebles sucios y desgastados, llevaba una bandeja con dos taz as de t. Su nueva mano metlica era indestructible, firme y de extraordinaria fuerz a, pero careca de sensibilidad, caracterstica especialmente necesaria para este ti po de trabajos. Ya ms de una vez haba vuelto el t sobre un mortfago, o quebrado vari os platos en la cocina. No controlaba bien su poder, no poda distinguir las textu ras y pasaba varios minutos intentando colocarse su capa. Durante los ltimos mese s aquel regalo de Voldemort se haba vuelto un fastidio, pero no poda ni chistar. S era un gran deshonor... o peor que eso: quejarse sera un atrevimiento que el Seor T enebroso no tolerara, ni menos en aquellos das en que las cosas no parecan ir muy b ien para el lado oscuro . Cerca del fuego recin encendido, Voldemort revolva lentamente su taza de t. Reunido s junto a l, pero debidamente enfrascados en sus trajes mortuorios, Wolden McNair , Vincent Crabbe, Bellatrix Black Lestrange, Antonin Dolohov, Gregory Goyle, The

odore Nott y aquel de apellido Avery esperaban nuevas instrucciones. De vez en c uando se agitaban inadvertidamente tras sus trajes... El rostro de su amo an era irreconocible, escamoso, por lo que sus mascaras respectivas les servan de gran a yuda al tener que conversar con l. As, al menos, no pecaran de descorteces. Tras un breve siseo, Voldemort tom un sorbo. Pettigrew y Crabbe, quien estaba a s u lado, hicieron muecas de asco, pero intentaron que no se notara ms de lo debido . Y antes de que cualquiera quisiera hacer el ms mnimo comentario, la voz "serpent eada" del mago antes llamado Tom Riddle se escuch, fuerte y decidida. - Tenemos noticias de los hermanos Lestrange? - pregunt, pausado. Theodore Nott se adelant a sus compaeros, compartiendo miradas de aprobacin antes d e hablar. - Rodolphus y Rabastan an se encuentran en la misin que les encomendaste, mi Seor. Los escasos cabellos en su cabeza se movieron en un pequeo temblor. Al parecer, V oldemort estaba asintiendo. - Y qu hay de nuestros desertores...Alguien fue tras aquellos que osaron olvidar mi nombre? - Lucius Malfoy se encargar de eso, Seor... - respondi Peter, un poco nervioso por tener que aportar su voz a la conversacin, pero satisfecho por ser til a su amo. - Hay algo ms que debera saber? Dolohov se inclin hacia Voldemort, como pidiendo su permiso para acercarse. Su msc ara permaneci quieta. - La resistencia... Seor. La resistencia se reconstruye. Hasta las criaturas ms ba jas de la tierra manejan el rumor. Se estn alineando, agrupando... - Tambin nosotrosno? - se apresur a agregar Goyle, con una pizca de titubeo. El Seor de las Tinieblas fij la vista en su taza de t, sonriendo a medias. Dolohov y Goyl e compartieron una mirada de extraeza. - Ignrenlos... son inofensivos. Que crean que se nos adelantan, que estn planeando una buena ofensiva. Jams sospecharn que han dejado de ser mi blanco... Avery sonri ampliamente tras su mscara griscea, al tiempo que una figura pasara rpid amente junto a l. - Si me lo permitiera, Seor - comenz a decir Bellatrix, acercndose a Voldemort sin inmutarse, aun ante tal cercana con su rostro negro y semi putrefacto - ...hay un traidor al que quisiera atrapar personalmente. Si me dejara... Seor, si slo confi ara en mi proceder, le juro que lo traer a sus pies, retorcindose de dolor. Voldemort hizo un gesto de sorpresa. Si bien el grueso de sus seguidores era de gnero masculino, ltimamente quien pareca ms encantada de estar nuevamente al servici o de las artes oscuras era Bellatrix, la flamante Sra. Lestrange. Y ms que aturdi rlo, para l simulaba un beneficio. Con un leve movimiento de cabeza, la inst a salir del saln. Ella sonri a medias y c amin hasta las escaleras. - Cuando Lucius establezca contacto, avsame cuanto antes, Pettigrew. Hay algunas cosas que me quedan por hacer antes de... aplastar insectos... Peter asinti en silencio, cabizbajo. Poda oler el temor, el odio en su respiracin y en sus palabras. Esperaba sentir algn da la completa seguridad de que se encontra ba en el bando correcto. Si no, asumira la peor de las consecuencias... peor que la muerte que Sirius nunca alcanz a propinar. Cap. II: Msica... y Dementores (Music and Dementors)

Con esfuerzo, y a travs de la atenta mirada de los Dursleys, Harry empujaba s bajo. Lo arrastr hasta la puerta de entrada, coloc la jaula de Hedwig sobre l, y lu ego se frot las manos. Aprovech el lugar y el momento para observarse en el espejo del pasillo y chequear que todo estuviera en orden. No se consideraba demasiado atractivo, pero lo cierto es que el pasar de los aos haban puesto de su parte: Ha rry se haba convertido en un interesante muchacho de 16 aos, con muchas oportunida des por delante. - Duddykins, querido, deja de golpear ese florero o lo quebrars - murmur ta Petunia desde la esquina opuesta de la cocina, dirigiendo la voz a su hijo pero vigilan do atentamente, por el rabillo del ojo, los movimientos de Harry.

Dudley, sentado en un pequeo banquillo y con sus guantes de boxeo en el regaz ry desde el umbral del comedor. Rumiando una contestacin para su madre, dej el flo rero donde estaba, voltendolo un poco para que ella no advirtiera una profunda gr ieta reciente. Con los brazos cruzados a la altura del pecho, se morda el labio i nferior y frunca el ceo constantemente, gesto que al parecer denotaba una intensa actividad en su pequeo cerebro. Harry era todo lo que l jams sera: Alto, delgado, at ractivo, famoso. Ninguno de sus amigos le escriba tan seguido como los suyos a Ha rry. De hecho, nunca haba recibido una carta de nadie. Incluso el hecho de que Ha rry tuviera a una mujer como mejor amiga (refirindose a Hermione) le haca temblar de envidia.

To Vernon not en el rostro de Dudley algo de ese resentimiento y movi con d bigote, mientras agitaba lentamente la carta de Ron en su mano. Se mova de un lad o a otro por detrs del sof de la sala, inquieto. Harry no le haba preguntado nada: slo se limit a darle la carta para que supiera qu es lo que iba a suceder, pero nad a ms. Tuvo que deslizarla sobre la mesa pues, apenas apareci en la cocina, Vernon desvi la mirada hacia su peridico y se hundi en l, evadiendo a su sobrino con absurd a notoriedad. Pero Harry no dijo nada. Se encogi de hombros, dej la carta a un lad o de sus tostadas y volvi sobre sus pasos hasta las escaleras. Y Vernon, contenind ose, guard silencio hasta que lo escuch cerrar la puerta de su habitacin.

Haba sido su nueva tctica este ao: no insultarlo, no desafiarlo... no habla rse las ganas de gritarle antes de recibir la visita de aquel horrendo tipo del ojo giratorio o de ese otro... ese loco pelirrojo de apellido Weasley. Gir la vis ta y observ la sala con detencin. No ms lunticos en mi casa se dijo, refunfuando otr ez bajo su bigote. Pero, contrario a lo que l hubiera esperado, Harry no pareca di sgustado con aquel silencio; es ms, daba la sensacin de que lo disfrutaba. El hech o de hacer la vida de Harry algo ms agradable perturbaba profundamente a Vernon, pero no echara pie atrs. No le hablara, nadie en su familia lo hara, y eso era todo. Ta Petunia observaba todo tras el hombro de su marido, sin abrir la boca. Lo o le preocupaba lo que l hiciera: saba que Harry estara bien all, en Hogwarts, donde realmente perteneca. Haba pensado en la posibilidad de contarle algunas cosas, da rle algunas pertenencias de Lily que an recidan en el stano... aunque no le hablara de ella. Su hermana era un tema vedado en su casa... muy doloroso. Era cierto qu e ltimamente Harry haba estado muy melanclico, suspirando en los pasillos, y aquell o le preocupaba... pero no era suficiente razn como para traspasar una barrera de aos y comenzar a tratarlo como su hijo. Vernon jams se lo permitira. Deban seguir c on la rutina de siempre: miradas displicentes y ley de la indiferencia. Harry no poda sospechar. - Entonces, todo bien? - dijo Harry al voltear, sintindose repentinamente observad o. - Estos.. hmm... estos amigos tuyos, vendrn de nuevo por la chimenea? - pregunt Tia Petunia, algo agresiva, aunque en el fondo Harry senta que slo lo haca para disimu lar frente a su marido. Durante el ltimo mes haba notado en su ta un cambio sustanc ial, un apego que slo poda compararse con aquel que le profesaban sus amigos... pe ro no haba querido pensar mucho en ello. No quera desilusionarse (una vez ms) por c ulpa de una falsa impresin.

To Vernon se agit la escuchar las palabras de su esposa. Gir sobre sus pies ada de apremio, enfadado quiz por tener la osada de contradecir la regla de silenc io que ellos mismos haban impuesto desde que Harry regres de Hogwarts. Encogindose de hombros, e intentado parecer inocente, ta Petunia mir a Harry para escuchar lo que tuviera que decir. - La verdad es que no lo s - respondi Harry unos segundos despus, sorprendido de qu e por fin le hablaran, al traer a su mente la escena de los Weasleys cayendo por

la chimenea y estropeando la estufa elctrica de Tio Vernon - Pero no creo que vi ajen por Polvos Flu... supongo que todava recuerdan lo que pas la ltima vez.

Dudley, an sentado tras la mesa de la cocina, abri los ojos al mximo y se t os manos, cerrando los ojos. Recre en su mente aquel minuto en que su lengua fue tan grande como la alfombra de la entrada, y comenz a sudar. Rez porque los gemelo s Weasleys no regresaran jams a su casa, pero antes de que pudiera terminar aquel la torpe y angustiante plegaria, alguien golpe a la puerta. Sonriente pero algo n ervioso, Harry corri a abrir. - Ron - dijo, y sin esperar respuesta, lo abraz fraternalmente. - A m tambin me da gusto verte, Harry - exclam Ron, respondiendo al abrazo y luego mirndolo de arriba a abajo - Vaya... s que tomaste mis palabras al pie de la letra . Te ves bien - coment, sealando la ropa nueva de su amigo. - T tambin te ves bien... puedes decirme cul es la ocasin tan importante?

Ron sonri a medias y volte el rostro para que Harry intentara responderse l junto a la reja del n4 de Privet Drive, un auto muy similar al antiguo Ford Angl ia, pero de color negro, esperaba por ellos. Y quien conduca pareca ser uno de los gemelos. - Mam y Pap han debido salir por un asunto urgente... claro que no quisieron decir nos nada - aclar, arqueando una ceja - y nos han dejado a cargo de Fred y George. Le he dicho a mam que es una locura, pero al parecer tena cosas ms importantes en qu pensar... - dijo, mirando por sobre el hombro de Harry. Los Dursley parecan muy interesados en su conversacin, por lo que Ron baj un poco la voz - Como imaginars, el negocio de mis hermanos se ha convertido en una mina de oro. Ahora son unos grandes empresarios. Y no s cmo pero acaban de cerrar un trato con un brujo que ti ene una tienda o algo cerca de aqu... en terrenos muggles. Si mam llega a enterars e, iremos a Hogwarts en un carro funerario - brome, ms ensombrecido que entusiasma do, e hizo una pausa para que Harry terminara de procesar la nueva informacin. Lu ego continu - Deben ir a supervisar no s qu nuevo invento... y como no pueden dejar nos solos en la madriguera, tendrn que llevarnos a todos. Por eso te ped que te vi stieras bien... Nos obligaron a todos a usar nuestros mejores atuendos - finaliz, suspirando algo incmodo. -...en terrenos muggles? - repiti Harry, haciendo una mueca de reticencia. - S, pero no te preocupes, ya sabes cmo son mis hermanos... arriesgados, pero no t ontos. Fred nos ha dicho que nos divertiremos, que ya es tiempo de que frecuente mos esos sitios porque ya no somos unos nios... aunque no s qu sitios son esos.

Harry arque las cejas ante ese comentario, pero intent sonrer. Claramente R que Harry conoci hace seis aos: estaba mucho ms alto (si acaso eso era posible) y s u voz se haba puesto tan ronca que era prcticamente irreconocible. Le agradaba sab er que ya no eran nios, pero le asustaba pensar en las mltiples responsabilidades que tendra ahora, ya como adulto.

Volvi sobre sus pasos y tom la jaula de Hedwig, la cual pas oportunamente a ar un lado de su pesado bal. Ech una mirada a los Dursleys, quienes lo miraban des de la cocina sin decir una palabra, y movi una de sus manos. Dudley haba vuelto a golpear el jarrn de la sala. - Adis, hasta el prximo verano - se despidi, y al no recibir nada como respuesta, s e encogi de hombros y cerr la puerta tras de s. Ron lo mir como pidiendo una explica cin - Supongo que tienen miedo hasta de hablarme, luego de que Lupin los amenazar a en junio pasado - contest, y Ron asinti. Pero en ese instante la puerta volvi a a brirse, dejando ver la cara enjuta y roscea de Ta Petunia.

- Harry, espera! - grit, corriendo con una pequea bolsa de papel en su mano derecha . Harry se detuvo justo antes de abrir la reja, sorprendido - Toma, olvidaste la s verduras de Hedwig. Ehhhmmm... que tengas un buen ao escolar.

Harry demor varios segundos en comprobar que no era una ilusin aquella bolsa extenda con tanta amabilidad... con tanta cortesa que comenz a asustarlo. De pront o crey que estaba metido en uno de esos extraos programas muggle, que de un moment o a otro aparecera un tipo entre los matorrales y le dira: Cmara escondida! . Pero no, nada pas. Ta Petunia segua sonrindole, nerviosa, mientras Ron pona cara de interrogac in. - Petunia, qu haces! - grit To Vernon desde la puerta de entrada, arrugando sus pequ eos ojos en un gesto de histeria - Te dije que estaba prohibido hablarle! Ta Petunia baj la mirada un momento, dejando la bolsa de papel sobre el bal de Harr y. - Voy, Vernon, querido! - grit, al tiempo que volva a sonrer a Harry sin que su mari do lo notase y regresaba sobre sus pasos hacia la casa. - Gracias Ta Petunia - habl Harry mientras ella se alejaba, inseguro sobre cmo deba actuar ante tan inslita muestra de afecto - Te deseo un buen ao tambin.

Petunia agradeci las buenas intenciones y entr rpidamente a la casa, cerran e s. Unos segundos despus se escucharon nuevos gritos de To Vernon, y, por primera vez, Harry sinti lstima de Ta Petunia. En el fondo, deseaba que ella estuviera bien . Incluso, descabelladamente, pens en que quiz le escribira. Aunque no saba si mereca tanto.

Ron le dirigi una mirada de apremio y pronto estaban acarreando sus cosas hac saba si comentar algo sobre lo que haba visto; saba que los tos de Harry eran extraos , agresivos, descorteces e incluso algunas veces un poco crueles, pero lo que ac ababa de ver sala olmpicamente de esos parmetros. Quera decir algo al respecto, pero como Harry no daba indicios de querer hablar de ello, l tambin call.

George baj del auto para ayudarles a cargar las cosas en el maletero. Harry l o y observ atentamente su atuendo: vesta un impecable traje negro, y su mirada tra duca lo bien que les haba ido, a l y a su hermano, en su negocio de bromas. Harry s e alegr mucho por ellos, y no pudo dejar de comentar su prximo destino. - Es cierto que un brujo es dueo de una tienda muggle? - Mmm.. no es exactamente una tienda.. pero s, as es - contest George, arreglando l a solapa de su chaqueta - Fred y los dems ya estn all. Nos estn esperando. Harry asinti levemente, al tiempo que Ron abra la puerta del copiloto. - S que suena extrao, pero ya tengo curiosidad por conocer ese lugar. Lo pasaremos bien, ya vers.

Pasarlo bien... qu extrao y lejano sonaba para Harry aquel sentimiento, pero u mente y as poner de su parte. Los Weasley hacan constantemente un gran esfuerzo por acogerlo y hacerlo sentir querido... tena que retribuir aquello de alguna for ma. Y, sin perder ms tiempo, subieron al auto. Harry dirigi una ltima mirada hacia la casa de los Dursleys, y se sinti confusamente triste. Comenzaba a pensar que h ubiera preferido haber visto ms seguido aquella extraa pero confortable actitud de Ta Petunia... pero no poda pedir tanto. Mientras, sonri dbilmente al pensar en la c ena. Esperaba que Dudley se atragantara con su jamn serrano. -/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/

Un gran galpn con un sugerente letrero luminoso en la entrada fue lo primero l bajar del auto. Al menos una docena de personas se agolpaban para entrar, todo s adolescentes. A simple vista pareca la tpica entrada de una discoteque londinens e, pero Harry dudaba que Fred y George hubieran cambiado sus bromas por luces y pistas de baile. Se sinti algo aturdido, pero repentinamente feliz... nunca haba e stado en un lugar as. Incluso, raudo, pens en la posibilidad de bailar. Aunque... p ensndolo bien, quizs no se dijo, recordando un pequeo detalle. l no bailaba, no saba acerlo y no le agradaba practicarlo, por lo que seguira con esa filosofa hasta que alguna urgencia o situacin extrema (como ser amenazado con la maldicin Cruciatus, por ejemplo) lo obligara a lo contrario. - Vamos - convino George, caminando hacia la entrada. Ron y Harry lo siguieron d e cerca.

Un hombre grande y corpulento, que recordaba por tamao a Hagrid, custodiaba l tiva a aquel lugar. Tena una pequea lista en sus manos, buscando y tachando a las personas que entraban y salan. George se col olmpicamente entre la multitud y se pa r frente al tipo con una suerte de superioridad en su tono de voz. Carraspe un par de veces para que ste notara su presencia. - Ejem... George Weasley - dijo, y el tipo lo mir con cara de pocos amigos. Busc s u nombre en la lista y volvi la mirada, sin inmutarse. Dio dos golpes a la puerta continua y sta se abri, dejando escapar los fuertes murmullos y la msica estrident e del lugar. - Adelante - dijo, y George asinti. Hizo un gesto para que Ron y Harry lo siguier an, y los tres cruzaron la puerta, caminando escaleras abajo.

Harry imaginaba algo parecido a lo que vio. Una gran pista de baile al centro, costado y un sitio de mesas justo en la esquina opuesta, todo levemente iluminad o por varias luces de colores que giraban desde algn punto del techo. Haba visto s itios similares en algunas revistas que la Sra. Figg guardaba bajo la mesita del telfono, o en el noticiero, cuando el hecho ms importante del da haba sido la noche de juerga de algn miembro de la realeza... pero jams crey que l, el insano- descarr iado-rebelde allegado de los Dursley, pisara algn da uno de esos lugares. Adems - y era lo ms importante de todo - no poda entender cmo un mago estaba a cargo de un si tio muggle, aunque pens que quiz no le gustara saber la respuesta. El lugar estaba medianamente lleno, y George suspir de satisfaccin, estirando su chaqueta. - Nada mal, no? - dijo, y Ron sonri. Pareciera estar disfrutando su primera salida - Vamos a buscar a los dems.

Terminaron de bajar por la estrecha escalera y caminaron lentamente hacia el b a la multitud que bailaba y conversaba animadamente. Los rostros tanto de Harry como de Ron parecan absurdamente pasmados, como si fueran dos nios pequeos visitan do el zoolgico por primera vez. - Hola Harry - salud Ginny de repente, bajndolo de la nube. Ginny y Hermione estaban sentadas, una al lado de la otra, cerca de la barra. areca demasiado feliz; estaba absorta en el vaso frente a ella y suspiraba fuerte y profundo, como si acabaran de darle la noticia de la muerte de algn familiar. Cuando not que Harry y Ron se acercaban, cambi su gesto triste a uno de cuasi espa nto. - Oh, hola Ginny - respondi Harry, algo aturdido por la reaccin de Hermione, sentnd ose en uno de los banquillos del bar.

- Hola Harry... ho-ho-hola Ron - balbuce Hermione, y Harry habra jurado que se son roj al saludar a su amigo. Volte para ver si l tambin lo haba notado, pero se encontr

con una escena parecida: Ron enrojeca lenta pero notoriamente, con la vista hacia el suelo, como si nada importara ms en el mundo que la alfombrilla a los pies de la barra.

- Eh... los dos se ven muy bien - coment Ginny, sutilmente divertida. Mir hacia am bos lados, hacia Hermione y luego hacia Ron, y sonri - Bueno Harry, Qu te parece el lugar? - comenz a decir, intentando suavizar el repentino ambiente tenso que se cre - Mam nos matar si se entera de que estuvimos aqu - record, pero ms que preocupad pareca entusiasmada, siguiendo el nimo de los gemelos. - Est... supongo que est muy bien... - respondi, inseguro - Me declaro en completa ignorancia. Jams haba estado en un lugar as... - Yo tampoco, pero gracias a mis hermanitos podremos venir muy seguido... - dijo , sonriendo ampliamente, y George levant su copa hacia ella, tomando un sorbo. Ju nto a la copa de George haba dos cervezas de mantequilla, y Harry salt hacia atrs, mirndolo con terror. Luego se le acerc con sigilo. - Tambin hay cervezas de mantequilla en el mundo muggle? - susurr, sorprendido. George sonri ampliamente. - Desde hoy, s - contest, pasando las botellas hacia l y Ron, quien se encogi de hom bros. - Pero... cmo? No los meter en problemas? - pregunt, arrugando la frente. - Nos hemos instruido muy bien en el asunto, Harry, no te preocupes - dijo, acen tuando algunas palabras como si estuviera dirigindose al mismsimo Ministro de Magi a - Habl con doa Rosmerta, la duea de Las Tres Escobas, y me dijo que la elaboracin de la cerveza de mantequilla no le perteneca a nadie en especial. Se haba hecho ta n popular que ahora cualquiera poda tener su propia fbrica... Adems, el mundo muggl e saca tantos productos nuevos al comercio como si los amenazara una avalancha.. . Cuando prueben la Cerveza Mgica (As la nombramos), Fred y yo tendremos tanto diner o como para comprar el castillo de Hogwarts... - O para regalarle unas largas vacaciones a Mam... - intervino Ron, y George le g ui el ojo, cmplice.

Harry no tuvo ms remedio que sonrer. No estaba convencido de qu tan inofens egocios con muggles, pero no quiso preocuparse demasiado. Choc su botella con Ron , tal como un brindis, y tomaron un gran sorbo. Entonces Ron, luego de mirar fug azmente a Hermione y evitando su mirada tan rpido como le fue posible, frunci el c eo hacia su hermana. - Y hablando del Rey de Roma... Dnde est Fred? - pregunt, y Ginny se movi en su asien to. - Hace media hora que no sale de la pista - dijo, apuntando hacia la derecha - E st bailando con Stella, slo para presumir - sonri, y Hermione hizo eco de sta, aunqu e tibiamente.

Como luego de aquel comentario todos volvieron a sus conversaciones anteriores bserv con un gesto de interrogacin. Pareca ser el nico que se haba perdido en los det alles. - Quin es Stella?

Ron termin de tragar su cerveza de mantequilla y mir a Harry como si hubiera y importante.

- Pues esa era una de las cosas que tena que contarte, amigo.. - dijo, dejando su botella sobre la barra - Stella lleg a la madriguera hace dos semanas. Va a esta r con nosotros en el sexto curso de Hogwarts. - Viene de algn lugar de Amrica... no s cul exactamente, pero lo importante es que e s nueva en Hogwarts y hay que integrarla... es lo que nos ha repetido Mam incansa blemente... - dijo Ginny, entornando los ojos.

George asinti ante el comentario, sonriente. Luego se apoy sobre la mesa, ll barra y, luego de decirle algo al odo, volvi a su posicin original. - Es muy inteligente y divertida... en realidad ha sido muy agradable tenerla en casa - continu Ron, dando un nuevo sorbo a su cerveza.

Harry asinti levemente, girando su mirada hacia la pista para ver si poda di Stella entre la gente. Lamentablemente el sitio estaba casi lleno y era imposib le ubicarlos. - Fred est saliendo con ella?

Al unsono, George y Ron escupieron lo que sea que estaban en proceso de traga ny y Hermione rean como si hubieran escuchado un chiste excelente. - Ests loco? - respondi Ron, divertido, tomando un par de servilletas de la barra p ara limpiarse - Stella es... es como mi hermana...

Los dems asintieron como si aquella informacin fuera prcticamente obvia. Ha cionar, salvo encogerse de hombros, algo avergonzado. Nunca terminaba de enterar se de las cosas, sobre todo si tenan que ver con magia. - Se quedar con nosotros hasta maana. Cuando vayamos a Diagon Alley a comprar nues tros libros, su madre ir a buscarla all. Al parecer estaba en un viaje importante y por eso no pudo llevarla...

Harry volvi a dirigir su mirada hacia la multitud, por si Fred y Stella apare nta la gente que se mova incesantemente al comps de la msica que era imposible dist inguir sus siluetas. Adems, las luces tenues del lugar no ayudaban demasiado. A s u lado, Ron tomaba su ltimo sorbo de cerveza, preso -segn Harry- de un nerviosismo incontrolable. Suspir, levant la vista y estir su camisa. Slo le falt persignarse. S in siquiera reparar en la mirada perpleja de Harry, camin sigiloso por un costado y se acerc, casi temblando, hacia donde estaba Hermione, conversando animadament e con Ginny. - Ahh... ehhmmm... - comenz, tartamudo, e intent evitar la mirada risible de Ginny - P-Podemos.... es decir... p-podemos hablar un m-momento?

Hermione evit un segundo los ojos de Ron, asustada, como si en lugar de suger sacin l hubiera dicho: Hermione, acabas de reprobar todos los exmenes . Se mordi el la io inferior y suspir. Luego volvi su rostro hacia l, sonriendo a medias, nerviosa. - Est bien, vamos. Harry alz una ceja, ms confundido que antes, pero sonri ante la escena. No ado. Qu haba sucedido entre sus dos mejores amigos? Nuevamente, todos parecan muy en terados de las novedades, menos l. George intercambi una mirada ms que elocuente co n Ginny, alzando sus bebidas y brindando por algo que slo murmuraron, tan bajito que Harry no lo pudo or. Pero l no deseaba quedarse con la duda. Cualquier cosa qu e involucrara a Ron o Hermione era de su incumbencia directa... o al menos as lo crea. Entonces se sent junto a Ginny y se inclin, con el ceo fruncido como si exigie ra una explicacin. Estaba a punto de pedirle que le relatara todos los detalles q

ue desconoca, pero...

Justo en ese momento, el grito desesperado de una mujer proveniente de la entr el lugar. Todo se sumergi en un espeso silencio, y de un segundo a otro, las luc es comenzaron a parpadear como si la fuente estuviera fallando. Pronto la msica d ej de sonar, dando paso a un cuchicheo general, asustados, preocupados. Todas las miradas se dirigan hacia la escalera, todos queran saber qu haba pasado... y entonc es la cicatriz de Harry comenz a arder. Hizo una mueca de dolor y se llev una mano hacia su frente, gesto que sus amigos no pudieron dejar de notar. Intercambiaro n una mirada de pnico; la cicatriz de Harry haba resultado ser un buen radar de pe ligro en otras ocasiones. George, tragando saliva, les advirti que se mantuvieran donde estaban. - Yo ir a ver - murmur y, camino a las escaleras, Harry lo tom del brazo, adelantndo se. - Yo ir contigo - dijo, tajante - Si es quien tememos que es, necesitars mi ayuda. En el fondo, George saba que Harry tena razn, as que asinti, temeroso, y apenas lograba divisar la salida... las luces eran muy tenues, y la escalera era tan estrecha que tropezaban al andar. No quera preocuparse ms de lo necesario, pe ro de un segundo a otro su corazn se llen de miedo... no estaba preparado para enf rentarse a Voldemort. No ah, no con tantos muggles alrededor, no as de indefenso.. . no sin su varita.

Al llegar a la puerta, una docena de personas se reuna en torno a un cuerpo c calle. Haba policas en todas partes, el trfico estaba suspendido en casi toda el rea colindante y la entrada al lugar haba sido bloqueada por una gruesa banda amaril la que deca NO PASAR . Como pudieron, Harry y George pasaron sobre ella, se escabull eron entre algunos transentes y se acercaron con sigilo. Harry estudi su entorno: Todas las personas tenan una expresin de asco y horror en sus rostros, intentaban protegerse con sus abrigos como si hiciera un fro insoportable, y nadie distaba d e una verdosa palidez. Adems, el cielo pareca haberse fundido en un negro profundo , glido, sin dar paso ni a las estrellas ni a la luna. Entonces volvi el rostro ha cia el pequeo grupo de peritos, elev la vista sobre ellos, y lo vio: el cuerpo ine rte de una mujer, con el peinado revuelto y el rostro calavrico, marcado con un e locuente gesto de pnico en l. - Fue instantneo - explic un tipo de gorra, inclinado sobre el cuerpo, a otro que esperaba instrucciones a su derecha - Un infarto, al parecer. Harry cerr los ojos y apret los puos. No, no haba sido un infarto. Estaba entores acababan de estar ah. Pero lo ms seguro de todo: no venan por el alma de aq uella mujer. Lo buscaban a l.

George lo mir, nervioso. Harry asinti; ambos haban llegado internamente a l r qu haban mandado Dementores otra vez? Estara Dolores Umbridge, o quiz el Ministerio , detrs de esto? Sin poder concentrarse bien, sinti una mano en su hombro. - No pueden estar aqu - habl uno de los uniformados, quien pareca tan asustado como el propio cadver - Vuelvan adentro.

George asinti, tom el brazo de Harry y corrieron hacia la entrada, pero no p escaleras ya que, en direccin contraria, cientos de personas intentaban salir de l club con premura. George y Harry se hicieron a un lado - antes de que la multi tud lo hiciera primero - mientras buscaban a los dems entre la gente. Harry, nerv ioso, crey ver el cabello de Hermione, y sin pensarlo demasiado la sigui. Pronto R on se uni a ellos, y apenas el Ford Anglia negro estuvo en marcha en mitad de la calle, subieron a l.

Desde la ventanilla, Harry vea la expresin de las personas al pasar junto al r sido tan horrible... tan espantoso como para provocar una muerte de esa natura leza? Pero nadie se detena a pensar; simplemente volvan la vista hacia el frente y se apresuraban hacia sus respectivos automviles. Los muggles no estn preparados pa ra enfrentarse a un Dementor concluy Harry, trayendo a su mente el recuerdo de Dud ley, estupefacto y aterrado, desmayndose slo con sentir la cercana de un guardia de Azkabn. Hermione y Ron no intercambiaron palabras, pero Harry poda suponer que en sus cabezas trazaban aquellas mismas ideas. - Pap vendr por nosotros en un segundo - dijo Fred repentinamente, sobresaltndolos, al tiempo que su rostro apareca por la ventana del copiloto - Yo lo esperar junto con Ginny y Stella. Los ver en casa.

George hizo un gesto de entendimiento, volte hacia los asientos traseros para Harry y los dems estuvieran bien, y puso el pie en el acelerador, produciendo un fuerte sonido que retumb en cada ventana del vecindario. Como era de esperarse, los gemelos se sentan muy culpables por lo sucedido: haban arriesgado la vida de t odos... por nada que valiera realmente la pena. Era un buen negocio, pero quiz de ban replantear sus prioridades. George pens en su madre y se agito fuertemente a c ausa de un escalofro. Antes de poder seguir con su tienda de bromas, tendran que d esenterrarlos... pues Molly hara con ellos - estaban seguros - unas bonitas lpidas en el huerto de la madriguera. Harry no poda dejar de pensar en lo que acababa de suceder: la sirena de una na le recordaba segundo a segundo que un muggle inocente acababa de morir. Muert o por su culpa. Por qu ahora? Slo haban muerto muggles cuando Voldemort haba impuesto su tirana del terror... Acaso estaba comenzando, en el silencio de los bandos, la segunda guerra?. Cap. III: Sorpresas en el Callejn Diagon (Surprises at Diagon Alley)

Un club muggle, un club muggle!!! haba gritado Molly anoche, notoriamen r se paseaba de un lado a otro demostrando preocupacin, pero no tanta severidad c omo su esposa. Molly sermone a los gemelos durante una hora por haber llevado a t odos a ese lugar, describindoles y repitindoles sin cansancio los peligros que haba n corrido. No me digan que llevaron sus varitas! les pregunt, nerviosa, y ellos no c ontestaron. Aquello slo significaba lo peor. Prosigui con un extenso discurso sobr e la preocupacin que les haba causado a su padre y a ella, pero ya pasadas algunas horas, abraz a los gemelos con tanta fuerza que casi los parte en dos. No soporta ra perderlos confes al fin, y ellos la entendieron, prometindole que jams volveran a se lugar. Bueno... no con los otros, al menos.

Un fuerte rayo de sol despert a Harry la maana siguiente. Segua algo contr de la noche pasada... le dola la cabeza y no saba si sentir miedo u odio. Sin bus car sus lentes, se apoy en el respaldo de la cama y admir la belleza del prado des de la ventana de la habitacin. El da estaba hermoso... nada pareca indicar que un p ar de dementores haban estado muy cerca de l horas antes... - Levntense ya! Siempre al ltimo, no Ron?

La Sra. Weasley acababa de aparecer en ese instante tras la puerta. Su rostro una expresin de apuro, y respir slo para hacer de su grito algo ms amenazante. - Ronald Weasley, te lo advierto, vstete ya o sufrirs las consecuencias...

La puerta se cerr de repente y tras eso Ron salt de la cama, como si quisie pesadilla. Harry ni siquiera emiti comentario y se visti, siguiendo unos minutos d espus a Ron escaleras abajo. - Dnde estn todos? pregunt Ron, viendo que la sala y el comedor estaban vacos.

- Se levantaron temprano, como debe ser, y fueron al Callejn Diagon. Ustedes son los ltimos... los rega la Sra. Weasley, poniendo sus manos en las caderas y arrugan do la frente Me parece que ya no tienen tiempo de desayunar... tomen Sac el pequeo macetero a un lado de la chimenea y acerc con su brazo a Harry Toma querido, use n los polvos Flu para llegar. Vamos, no demoren.

Mientras Ron intentaba comer algo deprisa, la Sra. Weasley pregunt a Harry c po bien qu responder, pero ella le asegur que Dumbledore ya haba puesto a muchas pe rsonas a investigar el ataque de anoche, as que todo saldra bien. An no tenan prueba s de que los atacantes fueran realmente Dementores, pero s llegaba a corroborarse , el Ministerio se enterara.

En un par de segundos los dos ya estaban en camino. Tosiendo y con algo de ce as, el impulso los arrastr desde la chimenea hasta un descascarado mostrador de m adera, al parecer de una tienda de animales, pues Ron ahog un grito de espanto al notar que, junto a l, un enorme lobo disecado le mostraba las garras. El encarga do sinti el golpe tras l pero ni siquiera se inmut. Apenas los mir de reojo. Ya debe estar acostumbrado a ver salir personas de su chimenea pens Harry, corriendo tras Ron hasta la salida.

Sin intercambiar demasiadas palabras, caminaron hasta Flourish & Blotts, dond ontraran a los dems, pero en el camino se detuvieron ante la tienda de los gemelos . Harry abri la boca de asombro: jams crey que vera algo as. Una impecable vitrina co n contornos de madera anunciaba los productos ms solicitados, todos con sus respe ctivas muestras en platillos dispuestos en ordenadas hileras. Arriba, un letrero luminoso (como los de nen, slo que hecho con magia) vociferaba: Sortilegios Weasle y: Si no lo tenemos, lo inventamos! , y en la otra esquina, destacaba un pequeo buzn que deca Sugerencias . Tal como rezaba su slogan, la gente poda pedir determinadas br omas o dulces si los gemelos no lo tenan entre su inventario. - No podan caer ms bajo, no Weasley? Era la ltima persona a la que Ron deseaba or. Draco Malfoy, vestido con un te negro, donde destaca su insignia de Slytherin, diriga una mirada irnica hacia l a tienda de Fred y George. - Desaparece, Malfoy gru Ron entre dientes, al tiempo que Harry intentaba controla rlo. Al parecer, estaba dispuesto a saltar sobre l en cualquier segundo. - Sortilegios Weasley ... Es que no les basta con el ridculo de tu padre persiguiendo muggles? Ron estaba a punto de lanzarle sus peores insultos, pero Harry lo detuvo. - Y el tuyo, Malfoy? Dnde est tu padre? Seguro que debe estar pasando unas grandiosa s vacaciones en Azkabn...

Draco cambi bruscamente su expresin burlesca por una de sorpresa y asco. Ha perando alguna respuesta, pero antes de que Draco pudiera pensar en algo convinc ente qu decir, un grupo de Slytherin al final de la avenida lo llamaba a viva voz . Draco volte, les hizo un gesto con la mano, y luego clav los ojos en Ron. - Ya nos veremos... dijo, contrariado, y se alej tan rpido como lleg.

Ron y Harry sonrieron, satisfechos. Giraron sobre sus pies y volvieron a admi les pareca genial, no importaba lo que Draco pudiera decir. Pensaron en contarle lo sucedido a los gemelos, pero no haba ninguna luz dentro; posiblemente se hayan retrasado en abrir. Pensando en que los encontraran en Flourish & Blotts, fueron hasta all. El pasillo de piedra estaba lleno de estudiantes, acompaados de sus pa dres y hermanos en busca de los nuevos tiles. En la esquina encontraron un grupo

particularmente ruidoso; pegando sus narices a la vitrina, admiraban, embobados, la nueva Nimbus 2004. Harry abri la boca, pero no encontr un adjetivo que calzara con lo que estaba viendo. Era una escoba realmente maravillosa, de mago suave y brillante, y de astillas rectas para mejor deslizamiento. Tena, claramente, cien tos de cualidades ms, pero era tanta la gente abarrotada frente al letrero que fu e imposible acercarse ms. Por otro lado, Ron le hizo un gesto para que avanzaran; los dems los estaran esperando.

El aspecto de la librera no distaba demasiado de las otras tiendas de Callej a gente entrando y saliendo que muchos preferan simplemente sentarse a un lado de la acera y esperar, quietos, a que el movimiento cesara para poder comprar. Com o pudieron, Ron y Harry se escabulleron entre un par de familias a la entrada, y encontraron un lugar para erguirse cerca de las rejas donde guardaban los ltimos ejemplares de El monstruoso libro de los Monstruos . Ron intent mantenerse a distan cia, pero una de aquellas inquietas piezas de literatura, alcanz a tomar el borde de su pantaln, arrancndole un pedazo. Ron gru, para luego suspirar, contrariado. No tena dinero para comprar otro par de pantalones, pero Harry le asegur que le rega lara unos. Si quera, poda tomarlo como un regalo adelantado de navidad.

Alzaron la vista, aflojaron un poco sus tnicas (apenas se poda respirar ent e) y divisaron a Hermione, muy cerca de sus padres y conversando animadamente co n Ginny. Llevaba un pesado libro en sus manos y buscaba algo cerca de una estant era. Ron trag saliva; la mir fijamente, como si debatiera internamente entre acerca rse o huir lo antes posible, pero pronto suspir y movi la cabeza. Comenz a caminar hacia ella, pero Harry, aunque iba tras su amigo, se detuvo. Una silueta cerca d e l lo atrajo fugazmente. Volte el rostro y divis a una joven, aunque no pudo obser varla detalladamente pues haba mucha gente cerca de l y no lo dejaban ver. Al pare cer traa muchos libros en sus manos, y caminaba con dificultad por un pasillo est recho. Harry comenz a acercrsele, caminando entre los clientes, y entonces tuvo un a extraa corazonada. No, nada tena que ver con su cicatriz. Era otro tipo de alarm a... algo ms cercano a los sentidos humanos que a las consecuencias de la magia.. . Sin que ella lo notara, uno de los encargados de la tienda ordenaba libros en las estanteras ms altas, pero no con demasiada agilidad. Adems, la escalera en la q ue estaba erguido comenzaba a tambalear y se caera en cualquier momento. Y as, tan rpido que no alcanz ni a respirar, corri hasta ella y la empuj hacia un lado, justo al tiempo en que la vieja escalera caa estrepitosamente al suelo.

Harry escuch a lo lejos un grito colectivo. Lo que antes haba sido un murmu a se funda en silencio. Tena el pulso acelerado, pero intent cerciorarse de que tod os estuvieran bien. El encargado haba alcanzado a saltar y no haba sufrido ningn dao ... aunque gan una fuerte reprimenda de una seora ya bastante mayor, quien lo golp e con su bolso de mano por no fijarse en lo que haca. Algunos rieron ante la situa cin, y as Harry aprovech para mirar a su lado... a la persona que haba protegido. Un a muchacha delgada, de pelo anaranjado y ojos profundamente celestes, clavaba la mirada en l. Harry se sinti ruborizar, por lo que baj los ojos hacia el suelo y co menz a recoger los libros desparramados en la alfombra. Al tomar un libro gordo, con tapa de terciopelo, se top con la mano de ella en la misma direccin. Sus ojos se encontraron de nuevo, y entonces ella sonri.

- Gracias murmur, y Harry slo atin a sonrer torpemente. La ayud a levantarse y enton es Ron y Hermione irrumpieron en la escena.

- Estn bien?! exclam Hermione, acercndose con rapidez. Ron intentaba calmar su ansie ad revisando a su amigo de arriba a abajo. - S, estoy bien. Es una suerte que Harry Potter siempre est cerca cuando se le nec esita dijo ella, mirando nuevamente a Harry, mientras l apretaba los labios, aver gonzado, como diciendo no fue nada . Entonces Ron relaj los hombros, suspirando. - Bueno, vaya forma de conocerse... Harry, ella es Stella, Stella Maris.

Ella, que no haba quitado los ojos de encima a Harry, estir su mano, sonrie arry la estrech, sonriendo de vuelta, pensando en que ella ya lo haba reconocido. Cmo no, si haba sido portada de El Profeta varias veces, y no siempre por situacio nes agradables...

Se miraron fijamente un segundo, pero la voz de Hermione no tard en interrum - Ahmmm... Stella, tu madre te espera en el recibidor. Quiere hablar contigo le dijo, y Stella, al or las primeras palabras, dio un pequeo salto, como si la hubie ran despertado de pronto de un sueo profundo. - Ohh, est bien... bueno, fue un placer conocerte, Harry finaliz, sonriendo por co rtesa, atrayendo sus libros fuertemente contra su pecho y desapareciendo luego en tre la multitud del lugar. Harry la sigui con la vista hasta que la perdi, mientra s Ron sonrea perspicaz a su lado. El encargado que haba cado de la escalera se acerc de pronto a Harry. Era nte delgado, de aspecto hosco, pmulos sobresalientes y barba frondosa. Le sonri dbi lmente, mientras sacuda su delantal. - Usted es amigo de la seorita? Harry no supo qu responder, pero el tipo no pareca querer esperar rplica. - Dgale que el libro que buscaba no est aqu, pero s donde conseguirlo. Lo tendr el me s que viene...

Harry asinti, algo confundido, al tiempo que el encargado giraba sobre sus p ras la ltima estantera. Y sin darle tiempo para pensar, oy tras l la voz del Sr. Wea sley.

- Buenos Das, Weasleys! grit entusiasmado tras abrir la puerta, y un segundo despus varias cabezas rojizas esparcidas por la tienda respondan un eufrico Buenos Das, Pap! Harry frunci el ceo al notar que Stella, unos pasos lejos de su madre y escondindos e tras una seora gorda y extravagante, tambin se una al saludo. El Sr. Weasley se a cerc a ellos, abraz a Ginny, revolvi el cabello de Ron y, sonriendo como slo un padr e lo hace, mir a Stella y le gui un ojo. Ninguno de los dems pareci oponerse; es ms, a Sra. Weasley pareca encantada. Entonces volte, mientras daba su maletn a su esposa. - Harry! dijo, dando unos pasos hacia l y estrechando su mano. Le susurr que el ata que de anoche estaba siendo investigado, que lo mantendra al tanto de los detalle s, pero antes de terminar su ltima frase divis a dos altos pelirrojos en una esqui na Ah! Ah estn mis empresarios favoritos... dijo, apuntando hacia Fred y George, qu ienes vestan unas lujosas tnicas de seda verde y hablaban animadamente con algunos adultos. Sin mucho prembulo, los gemelos abrazaron a su padre, mientras l los adm iraba con orgullo Vanse nada ms... les ha ido bien, no? Ambos asintieron, estirando la base de sus capas. l les dio unas palmadas en sus mejillas, felicitndolos, y l uego regres la vista hacia el resto de la familia. Draco, en tanto, los observaba con odio desde uno de los pisos superiores.

Sin que los dems lo notaran, la Sra. Weasley hizo un gesto a su marido, como paldas, y el Sr. Weasley pareci entender. Arque las cejas, suspir, y se dirigi con p aso firme hacia donde se encontraban Stella y su madre, algo ajenas a lo que suc eda a su alrededor. A juzgar por sus rostros, parecan enfrascadas en una acalorada discusin.

Arthur Weasley se acerc lo ms que pudo, se quit el sombrero e hizo una peq las. Stella sonri ampliamente, pero su madre no demostr demasiada gratitud. Slo se limit a hacer un gesto de mnima cortesa, y al tiempo que el Sr. Weasley volva a colo

car su sombrero sobre su cabeza, Stella dio unos pasos hacia atrs, dejndolo solo c on su madre. Ella era una mujer esbelta, enfundada en una tnica de color azul cie lo y de cabellos dorados que brillaban con cada movimiento. Su rostro era algo pl ido pero de facciones suaves, donde destacaban sus ojos, redondos y celestes, lo s mismos que evidentemente Stella haba heredado. Si no fuera por su aspecto sombro y la eterna mueca de disgusto en sus labios, Harry la habra encontrado muy atrac tiva... Y bueno, Stella no se quedaba atrs. - Ehmm... Harry... Podras ayudarme?

Stella haba caminado hasta l con un monte de libros, algunos muy pesados lo con caer al piso en cualquier momento. Harry dio un salto cuando la vio y, rubo rizado por su aparicin justo cuando estaba pensando en ella, reaccion lo ms pronto que pudo, aligerando su carga. Mientras Stella bajaba la mirada, divertida por e l rostro de Harry, l no pudo dejar de notar la tensa conversacin entre el Sr. Weas ley y la Sra. Maris. - Sucede algo malo? pregunt, apuntando hacia los dos adultos, y Stella suspir algo incmoda, como si no estuviera segura de si deba hablar o no. Pero cuando quiso pro nunciar una palabra, Hermione, Ron y Ginny aparecieron por una esquina. Hermione traa un ejemplar de El Profeta en su mano derecha. - El ataque de ayer sali en portada, obviamente... comenz a decir, mientras mostra ba a todos una de las pginas anteriores Dicen que no pueden asegurar que hayan si do Dementores, pero que como T-sabes-quin ya regres, hay que estar alertas... - Es lo ms sensato opin Stella, muy segura y confiada. Harry la mir fijo Ministerio ha decidido con prudencia qu posicin tomar... Ginny asinti. - Sin mencionar que no enviar a otro inquisidor este ao... Por fin el

- No soportara otro ao de lectura silenciosa opin Ron, y todos se mostraron de acue rdo ...aunque tampoco estoy dispuesto a soportar otra clase de Snape, pero supon go que no tengo alternativa... brome, y Ginny ri bajito. Stella le dirigi una mirada de regao, aunque luego sonri. - Es muy importante para una buena defensa el que tomemos en serio las clases de Pociones, Encantamientos... ahmm... pens un momento - Quin es el profesor de Defen sa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts? Todos se miraron, mezclando confusin y vergenza, pero Harry tom la palabra. - Esa es una buena pregunta... dijo, arrugando la nariz Por distintas circunstan cias, hemos tenido uno distinto cada ao... y rezando porque no vuelva Umbridge, m e parece que estrenaremos nuevo profesor en una semana. Stella recibi la informacin casi anonadada, pero luego slo se encogi de hombros. - Bueno, espero que sea alguien calificado. Siempre ha sido mi asignatura favori ta... y aadi, orgullosa Quiero ser una Auror. Harry abri los ojos como platos. Estuvo a punto de decir

yo tambin cuando

- Ser una opcin cada vez ms comn en los tiempos que vienen. Con una guerra encima, t odos querrn participar, pero bien preparados y armados... - ...aunque dicen que es muy difcil entrar a la Academia de Aurores acot Ginny onagall me dijo que necesitas calificaciones muy altas en todas las asignaturas, adems de pasar un examen preliminar donde ven tus aptitudes de Defensa... - Nadie dijo que ser Auror fuera algo fcil... respondi Stella, enseriando su tono McG

de voz. Baj la mirada, como si recordara algn episodio amargo - ...pelear por lo q ue uno cree nunca ha sido fcil...

Hermione y Harry compartieron una mirada de confusin, y aunque ella intentar al respecto, pronto escucharon la voz del Sr. Weasley. - Bien muchachos, hemos terminado. Molly tiene todas sus cosas...

Todos asintieron. Stella mir hacia atrs, donde su madre la esperaba, y susp n se acercaron para despedirse, y aun cuando el Sr. Weasley hizo un extrao ademn, como advirtindoles que no se acercaran demasiado, igualmente la abrazaron fuerte, dicindole que la veran muy pronto, en Hogwarts. Realmente pareca que les apenaba t ener que separarse... Hermione tambin se despidi con afecto, y cuando le toc el tur no a Harry, no pudo moverse. Es decir, quera despedirse, decirle algo amable al i gual que los otros, pero no le salan las palabras de la boca. Stella lo miraba di vertida, como instndolo a que dijera eso que intentaba decir. Al ver que Harry se gua algo trabado, Hermione lo tom de un brazo, sonri forzadamente hacia Stella y lo llev a la salida, a donde ya haban caminado los dems.

Harry se detuvo un momento en la puerta. Se golpe en la frente por ser tan e r su rostro para ver si poda enmendar el papeln que haba hecho. No obstante, prefiri quedarse quieto, a fin de escuchar las palabras del Sr. Weasley al despedirse de Stella. - Stella, querida, te deseo mucha suerte. Ya sabes que Molly y yo estaremos aten tos a tus cartas, no olvides de escribirnos seguido... Titube, pero Stella sonri. Lo abraz fuerte, y l le dio unas palmadas en la espalda - No estars sola... Ron y G inny se encargarn de hacerte sentir como en casa. De verdad te deseo mucha suerte ... Alz un momento la vista y divis a la Sra. Maris, quien se aproximaba lentament e hacia ellos. No queriendo quedarse ms de lo necesario, le bes en la frente y le sonri, caminando con rapidez hasta la salida, donde se encontr con Harry. Ambos sa lieron. - Cudala, Harry pidi el Sr. Weasley, mientras caminaban por el Callejn Diagon de re greso a la madriguera. l asinti, pero sin entender a cabalidad sus palabras. Algo muy misterioso rodeaba a Stella, y l, principalmente l, estaba ansioso por descubr irlo... Cap. IV: El Regreso de la Armada Dumbledore (The AD s Return)

La ltima noche que Harry pas en la madriguera, el ambiente pesaba por una extraa timiento bastante ajeno a la tranquilidad y alegra que haba reinado casi todo el v erano. El Sr. Weasley iba de un lado a otro muy preocupado, enviando y recibiend o lechuzas, y jams se despegaba de la ventana. Adems, no dejaba que nadie se senta ra frente a la chimenea, slo por si alguien apareca y quera hablar con l. De vez en cuando diriga una mirada furtiva hacia Harry, como si quisiera decirle algo, pero pronto sacuda la cabeza y volva la vista sobre su pergamino.

Ron slo se encoga de hombros. Presentan que todo aquello poda tener que ver con mort, con la resistencia y la batalla que se avecinaba, pero El Profeta no deca n ada al respecto, ni menos el Sr. y la Sra. Weasley. Harry estaba seguro de haber visto unas letras extraas en el ltimo mensaje que arrib, como si pertenecieran a o tro lenguaje, pero no se atrevi a comentarlo. Quiz era un asunto secreto del Minis terio, o de la misma Orden del Fnix. Si es algo importante, ya nos enteraremos conc luy Hermione, serenndolos, y as todos dejaron de pensar en ello.

A la maana siguiente, mientras bajaba la escalera para ir a desayunar, un dbil de ateado llam la atencin de Harry. Frunci el ceo, se arrodill ante una grieta bajo el p asamanos, y encontr entre la madera una cinta de seda, quiz aquellas que las nias u san para tomarse el cabello. Era increblemente suave, de un celeste brillante y e stampada con pequeas mariposas plateadas. No supo por qu pero, al sentirla entre s

us dedos, sonri. Una agradable sensacin lo embarg, a pesar de que no pudo describir la bien. Se incorpor, guardando la cinta en su bolsillo, y baj hasta la cocina con un extrao sentimiento de bienestar. Al entrar, vio a todos inclinados ante la me sa, pelendose la ultima tostada con mantequilla.

Harry tom el asiento vaco a un lado de Ginny, y la Sra. Weasley lo divis por sob o de Fred. - Buenos das, Harry, querido exclam, desplegando su usual sonrisa maternal desayuna ya que se les hace tarde. Vamos,

Ron y Hermione coman en silencio, cada uno en esquinas opuestas. Mantenan sus mir us respectivos platos de cereal, confusamente nerviosos, como si no supieran por qu estaban ah, situacin que a Harry le pareci ms que sospechosa. Fred y George, a la cabecera, discutan algunos de sus nuevos inventos y los colores de sus envoltori os, siempre bajo la atenta vigilancia de su madre. De vez en cuando les diriga un a mirada de desconfianza, pues a pesar de que ya estaba resignada a la idea de s u tienda de bromas, nunca dejaba de controlar sus andanzas. Los gemelos no escat imaban en accidentes o riesgos mortales, as que mientras ms tiempo pasaba con ello s, ms pendiente estaba de sus conversaciones. Ginny, por su parte, los escuchaba con inters. Tena una relacin muy estrecha con os, situacin que aprovechaba para dar sus puntos de vista y algunas ideas para br omas nuevas. De hecho, ella misma se haba encargado de asesorarlos en cuanto al d iseo de la tienda y su decoracin.

- Miren, ya s cul es la solucin dijo Ginny, levantando sus manos. Los gemelos la mi raron con inters Es muy simple. As los clientes no se confundirn: para el caramelo de sangre-nariz usen el envoltorio rojo, y para el nougat de vmito-instantneo , el env ltorio azul. Tu cara se pone algo azul cuando ests muy enfermo, no? George suspir de satisfaccin. - Ginny, eres un genio. Recurdame comprarte algo cost oso para navidad.

Molly hizo un sonido de disgusto, llevando sus manos a su cintura. Los gemelos son inocentemente, se levantaron acto seguido y llevaron con sincronizacin sus platos vacos al fregadero. Cualquier cosa antes de un regao. - George, Fred... Llevarn a los nios a la estacin, verdad? pregunt de pronto el Sr. easley, con la mirada perdida desde su posicin sobre el sof, mientras los dems inte rcambiaron un gesto de desaprobacin. Ron dej de masticar su avena.

- Yo no veo nios aqu, pap respondi Fred, dirigiendo a Ginny una mirada cmplice, y lo dems asintieron. Arthur se levant. - Eh... s, lo siento s? - S, claro respondi dijo, en un tono de absoluta somnolencia - Los llevars entonce

An tenemos el auto de Mutang. No debemos devolverlo hasta maana

- El auto de quien?

pregunt Harry.

Fred trag saliva. Su madre volvi a mirarlo con desafo, y no le qued ms que hablar. De Mutang... el dueo del lugar que conociste aclar George, frunciendo el ceo como q uien fuera a recibir un golpe en mitad de la cabeza. Mir con sigilo a su padre, l uego a Fred, y sonri, fingidamente inocente - Es parte de nuestro trato.

Harry de seguro quera saber ms, pero no le dio el tiempo para seguir con las preg bresaltndolo, el ruido frentico de un par de alas llen la habitacin. Molly dej caer e l sartn que tena entre las manos, sacudi su delantal y corri hacia la ventana. Arthu r, tan nervioso como lo haba estado los ltimos das, salt del silln y se reuni con su

sposa, escudriando el horizonte. Entonces, en un par de segundos, la silueta se h izo visible... tanto que la tuvieron bajo sus narices sin previo aviso. Era una lechuza, grande como Hedwig pero de un gris oscuro, levemente tosca. Cuando Arth ur se acerc a desatar el mensaje, ni siquiera ulul: se par, esttica, hasta que enten di que era el momento de partir. Harry no recordaba haber visto una mensajera tan aptica...

Molly volte entonces hacia el resto. Con un sutil movimiento de cabeza, los apremi para que regresaran a sus habitaciones... De seguro el Sr. Weasley no quera comp artir aquel mensaje con nadie. - Oh no, querida... no es necesario habl Arthur, a tiempo para denotar el gesto d e su esposa El mensaje no es para m dijo, aunque algo decepcionado. Entonces cami n hasta el comedor, extendiendo su brazo Es para Hermione.

Hermione apret los labios, recibiendo la carta de manos del Sr. Weasley. No estaba ndida ni nada; slo algo nerviosa. Dobl el mensaje en dos partes, lo guard en su bol sillo e intent aparentar que nada haba pasado, volviendo la vista hacia su plato v aco. Ginny alz una ceja. - No vas a ver quin te la enva? Hermione neg, dirigiendo una suplicante mirada fugaz hacia Ron. - Yo... ya s de qu in es respondi l R-Reconoc a la lechuza.

Ron movi la cabeza hacia la ventana, desde donde an se poda apreciar la lejana p l ave. Al ver que el resto interrogaba a Hermione con la mirada, Ron volvo a habl ar. - Viktor Krum dijo de repente, y Hermione no tuvo ms remedio que asentir.

Sin querer convertirse en la atraccin lastimera de sus amigos, Ron se incorpor de to, tom una manzana de la bandeja y abandon el lugar, silencioso, camino a su habi tacin. Harry y Ginny compartieron una mirada dolorosa, pero no se atrevieron a ha cer comentario. - An te escribes con el tipo de Drumstrang, no? ne pareca a punto de llorar. - Slo es un amigo! - Pero Ron no piensa igual inquiri George, siguiendo el tono de su hermano. Sin d ecir nada ms, tambin subieron a sus habitaciones. Ginny corri tras ellos. pregunt Fred, algo irritado. Hermio

De pronto Harry se sinti pesadamente observado. Lo ms probable es que Hermione es sperando tambin un regao de su parte pero, e incapaz de razonar correctamente en e ste tipo de situaciones, atin slo a encogerse de hombros. Ella asinti; suspirando p rofundo, tom su tostada a medio comer y la tir en su plato de cereales. Luego tom o tro par de platos sucios y los llev al fregadero; prefera ayudar a la Sra. Weasley con los trastos que seguir rumiando la reprimenda de sus amigos.

Harry, como era de esperarse, senta que Ron tena todo el derecho a enfadarse, per ser brusco con su amiga. Pensara alguna forma de lograr que hicieran las paces.. . aunque, por ahora, haba algo que consideraba ms urgente. Arreglando sus gafas, c lav la mirada en la sala contigua, iluminada dbilmente por los rayos de sol que se colaban entre los rboles. No estaba seguro de hacer lo correcto, pero su curiosi dad, por el momento, era ms poderosa. - S que quiz no debo meterme, pero...

Harry haba caminado lentamente hacia el Sr. Weasley quien, sentado nuevamente en s preferido, miraba hacia el horizonte como si esperara con ansias noticias de alg uien. Para su mala suerte, no haba rastros de Errol.

- Decas, Harry? contest Arthur, volviendo su rostro hacia l. Pareca cansado, muy can ado, pero no haba perdido su temple habitual. - Pasa algo malo? pregunt Harry.

- No, Harry, no respondi, no demasiado seguro, pero tranquilo Al menos no an. Pero creme que apenas el campo est despejado para hablar, t sers el primero en saber.

Asinti. El Sr. Weasley mantuvo la mirada, lo que le dio a entender a Harry que ah a la conversacin. Asinti de nuevo, volvi sobre sus pasos y subi la escalera a grande s zancadas. Acaso Voldemort haba aparecido, y nadie quera decrselo? Prefera pensar qu e no. Aunque mientras ms se acercaba el comienzo de ao, ms evidente era la posibili dad de nuevos y ms grandes peligros. -/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/

Despus que ya todos haban pasado la barrera del andn 9 y , caminaron con sus ba ompartimento de carga. Un seor enfundado en un impecable uniforme azul marino y c on el logotipo del colegio bordado en su gorra los recibi, al tiempo que Ron regaa ba a Pigwidgeon por ser tan escandalosa. No bien el tipo haba tomado la jaula, la pequea lechuza comenz a revolotear histrica, como si jams hubiera viajado en el Exp reso de Hogwarts. Ron le grit un par de veces pero termin por resignarse. Sonri ave rgonzado hacia el funcionario y se march con los otros, no sin antes aconsejarle que pusiera algn tipo de pao de tela sobre la jaula. Eso quiz la tranquilizara.

Como todos los aos, el andn estaba repleto de gente. Estudiantes de distintos ao amigos, incluso algunos nios vestidos con ropa muggle corriendo por el pasillo. Los adultos hablaban en grupos, con rostros que reflejaban seriedad pero tambin a lgo de euforia, como si estuvieran tramando una revolucin. Y en el fondo Harry sa ba que no estaba muy lejos de aquello; haba llegado el momento de actuar, de hacer planes, de encontrar aliados. Por que en algn lugar del planeta Lord Voldemort e stara haciendo lo mismo, y ellos no podan quedarse atrs.

Al despedirse de Fred y George, ellos les dieron a cada uno una bolsa repleta de du s para el camino, aunque la de Hermione era visiblemente ms pequea que la de los d ems. Pero ella no dio signos de quejarse. Ginny les agradeci con un abrazo, pero R on alz una ceja, suspicaz, escudriando su bolsa respectiva. George sonri. - Lo nico peligroso ah adentro son los dulces de Bertie Botts. Si te comes uno con sabor a brcoli no ser mi responsabilidad... brome Fred. - Nos veremos ms pronto de lo que creen dijo George, guindole un ojo a Ginny.

Ella le devolvi la mirada, escptica, pero conocindolos, de seguro algo extrao t para regresar a Hogwarts. Ella y Hermione se despidieron luego de los gemelos, y subieron al tren para encontrar alguna cabina vaca. Ron y Harry iban tras ellas cuando Fred tom la tnica de Ron.

- Hey...! A dnde vas tan rpido, hermanito... Tir de l tan repentinamente