Florescano (2010) Memoria e Historia

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    Enrique Florescano

    Memoria e HistoriaPresentaci6n para la Catedra Latinoamericana Julio Cortazar, marzo de2010, Guadalajara, Jalisco. '

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    Desde tiempos antiguos memoria e historia tejieron lazos comunes. Quienesse han ocupado de esa relaci6n coinciden en sefialar que la memoria es elalmacigo de la historia. "Lo dijo Arist6teles, lo volvi6 a decir con mas fuerza[san] Agustin: la memoria es del pasado". 1 Lo confirma Jacques Le Goff en suestudio sobre la memoria y la historia: "La Memoria es la materia prima de lahistoria, el vivero en el que se nutren los historiadores". Paul Ricoeur, uno delos estudiosos contemporaneos mas acuciosos de esa relaci6n, dice que suultimo libro "es un alegato a favor de la memoria como matriz de la historia,en la medida que sigue siendo el guardian de la problematica de la relaci6nrepresentativa del presente con el pasado".2 En esta alquimia entre memoria ehistoria, la memoria es una relaci6n viva del presente con el pasado, mientrasque la historia es "una representaci6n del pasado".3

    En los inicios de esta inquisici6n el estudio de la memoria se concentr6en los recuerdos individuales, como es el caso de las Confesiones de sanAgustin, que es una reflexi6n "del hombre interior que se acuerda de simismo".4 Sin embargo, el soci6logo frances Maurice Halbwachs argument6que la memoria no era una creaci6n individual, sino un producto social, un

    1 Paul Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido. Editorial Trotta, 2003. Pp. 128 -129.2 Jacques Le Goff, Histoire et memoire. Gallimard, 1988. Pp . 10 - 11; Ricoeur, La memoria, la historia, elolvido, p. 119.3 Pierre Nora, cit. Por Ricoeur, p. 526.4 Ricoeur, Ibid. Pp. 128- 134.

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    lenguaje, y en tanto tal, una creaci6n colectiva.5 Contra las concepc10nesdeterministas que afirmaban que la memoria era algo heredado geneticamente,Halbwachs enfatiz6 la nfluencia de la familia, la religion y los grupos socialesen la formaci6n de la memoria. En contra de la tesis del fil6sofo HenriBergson, para quien la memoria era una colecci6n de imagenes fundadas enexperiencias individuales, Halbwachs sostuvo que la memoria era unareconstrucci6n racional del pasado elaborada por la conciencia del grupo. Enpaginas ahora muy citadas, Halbwachs propuso una nueva interpretaci6n delos origenes de la memoria:

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    Es dentro de la sociedad donde normalmenteel hombre adquiere sus recuerdos, donde losmanifiesta y, como se suele decir, los reconoce y los sirua [ .. ] Es en este sentidoque existe una memoria colectiva [ .. ] No essuficiente, sin embargo, decir que losindividuos, cuando recuerdan, lo hacenempleando un marco social. [ Debe subrayarseque] es en la perspectiva del grupo o de los

    5 Maurice Halbwachs, Les cadres sociaux de la memoire. Posface de Gerard Namer. AIbin Michel, 1994.

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    grupos donde es prectso ubicar el recuerdo[ .. ] Se puede decir que el individuo recuerdacuando esta inmerso en el punto de vista delgrupo, y que la memoria del grupo se realiza yse manifiesta en las memorias individuales.6

    Como veremos adelante, otros autores revisaron la relaci6n entre lamemoria colectiva y la individual. La ruptura entre la memoria y la historia.La memoria, sea individual o colectiva, se forma a traves de lapercepci6n sensorial. El oido, la vista y la imaginaci6n son losreceptores que captan el mundo exterior y lo introducen en la memoria. Losindividuos que tenian a su cargo la tarea de conservar los recuerdos del grupocrearon metodos ingeniosos para recoger esas impresiones en_ u memoria, eidearon medios eficaces para transmitirlos de una generaci6n a la siguiente.En la antigiiedad y hasta la epoca medieval estas tecnicas recibieron elnombre de arte de la memoria (ars memorativa).7 Antes de la invenci6n de laiinprenta en la decada de 1450, en los pueblos de tradici6n oral, y aun en losque manejaban la escritura, el conocimiento almacenado en la memoria fue elmedio utilizado para transmitir los legados del pasado a las nuevas

    6 I bid, pp. VI- VIII. Vease tambien Ios comentarios de Namer en el Postface de esta obra, pp. 317-318. Enuna obra p6stuma, Halbwachs subray6 el caracter colectivo de la memoria: La memoire collective. Editioncritique etablie por Gerard Namer. Albin Michel, 1997.7 Frances A. Yates, The Ar t ofMemory. University of Chicago Press, 1966.

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    generac10nes. Como dice Waiter Ong, "en una cultura oral, la experiencia esintelectualizada mnemotecnicamente".8 La memoria oral cumplia la funci6nsocial de almacenar el conocimiento y las tradiciones de los antepasados. Lospracticantes de esta labor conservadora crearon metodos mnemotecnicosasombrosos, basados en la identificaci6n de un lugar y de una imageninolvidable, dos principios esenciales para conservar la memoria de loshechos pasados.9

    Con estos instrumentos la memoria oral cumplia la funci6n social decomunicar al otro una informaci6n sobre acontecimientos o personajes yadesaparecidos, sobre algo que no estaba mas presente. 10 No sorprendeentonces que los griegos de la epoca arcaica hicieran de la memoria una diosa,Mnemosine, la madre de las 9 musas. La diosa de la memoria recordaba a losseres humanos las hazafias de los heroes y presidia la poesia lirica. El poetaera pues el conocedor del pasado, el "testigo inspirado de los tiemposantiguos, de la edad heroica, y por esa via, de la edad de los origenes" .11 Nopor azar las 9 musas que 'Hesiodo describe en su Teogonia son musas de lacultura oral: Caliope (poesia epica); Clio (historia); Erato (poesia lirica);8 Waiter J. Ong, Oralidad y escritura. Fondo de Cultura Econ6mica, 1987. P. 429 Sabre las tecnicas de conservaci6n de la memoria oral vease la obra ya citada de Yates, y Eric A. Havelock,The Muse Learns to Write. Yale University Press, 1986; del mismo autor, Preface to Plato. Harvard UniversityPress, 1994; Albert B. Lord, The Singer of Tales. Second Editon. S. Mitchell y G. Nagy, Editors. HarvardUnivesity Press, 2000; y Jan Vansina, Oral Tradition as History. The University of Wisconsin Press, 1985.10 Jacques Le Gaff, Histoire et memoire. Editions Gallimard, 1988. P. 107.11 Ibid. Pp. 124-125.

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    Euterpe (musica); Melp6mene (tragedia); Polinmia (mimica); Talia(comedia); Terpsicore (danza); Urania (astronomia). 12

    La aparici6n de la escritura alfabetica, y mas tarde de la imprenta,modificaron radicalmente las tecnicas de almacenar y transmitir la memoriaoral y precipitaron el establecimiento de la memoria escrita. La memoria oral,por su caracter sensorial y fugitivo, no podia retener el recuerdo sino a fuerzade repetirlo una y otra vez, por medio del lenguaje oral o visual. El rito, elpoderoso conductor de la memoria antigua, combinaba de modo feliz lapalabra con el gesto, la danza, la musica y la escenografia. Siguiendo esatradici6n, el canto homerico conjug6 la expresi6n oral con su representaci6ncorporal, y por eso dice Havelock que su funci6n era doble. Por un lado, eraun canto que atraia y embelesaba por su cadencia mel6dica; y por otro,cumplia una funci6n didactica, era la enciclopedia que contenia la tradici6ncultural de su tiempo, el saber acumulado de los ancestros. El lenguaje deHomero, dice Havelock, es lenguaje almacenado en forma oral con elprop6sito de asegurar la sobrevivencia del grupo. 13

    12 Have lock, The Muse Learns to Write. Pp. 20- 21. Hesfodo, Obras y ragmentos. Biblioteca Clasica Gredos.1997. Pp. 72-7313 Ibid. Pp. 58- 59 y 70- 78. En este sentido, Jan Vansina dice (Oral Tradition as History, p. 147): " ..oraltraditions consist of information existing in memory [ ..] Thi s information forms a vast pool, one thatencompasses the whole of inherited culture- for culture is what is in the mind. lt is a pool that is essentialto the continuity of culture and the reproduction of society from generation to generation".

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    La aparici6n de la escritura en.Sumeria hacia el aiio 3500 a.C., queWaiter Ong llama "lamas trascendental de todas las invenciones tecnol6gicashumanas", cambi6 esas formas de transmitir el pasado e impuso la autoridaddel texto sobre el lenguaje oral. 14 El transito de la oralidad a la escritura hizodel texto un objeto aut6nomo, independiente de su creador, que podia serleido, interpretado y comunicado por otros. El autor inicio entonces unanueva relaci6n con sus creaciones y las de sus antepasados. Podia leer ahoralas historias de otros y trabajar en soledad, con apuntes, o esbozar un relatoantes de escribirlo. Se habia hecho duefio de la libertad de releer lo que habiaescrito, de reconsiderarlo, revisarlo y hacer manipulaciones gramaticales y desintaxis antes i:Qimaginables.15

    Esta conquista fue seguida siglos mas tarde por la revoluci6n impulsadapor ellibro impreso ( 1440 - 1450). La imprenta multiplic6 la producci6n delibros, los dispers6 por los continentes y los dio a conocer en diversaslenguas, lo cual produjo a su vez una expansion del publico lector y de lasfronteras del conocimiento. 16 En lo que concierne a la memoria y el estudio

    14 Ong, Oralidad y escritura, p. 9715 Ibid. Pp. 144- 145.16 V ease Ios diversos efectos provocados por la imprenta en el precioso libro de Elizabeth L. Eisenstein, ThePriting Revolution in Early Modern Europe. Cambridge University Press, 2000. Este libro es una edici6nabreviada de su obra mayor, The Priting Press as an Agent ofChange. Cambridge University Press, 1979.

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    del pasado, el libro impreso trajo aparejada la virtud de "registrar versionespermanentes del pasado". Esta caracteristica, y la posibilidad de compararlos datos de un libro con los publicados en otros, convirti6 el relato hist6ricoen un texto sujeto a la confrontaci6n critica y la verificaci6n. El texto, juntocon el mapa, las tablas, las figuras y los diagramas que le acompafiaron seconvirtieron en testimonios fuertes, en pruebas que solo podian ser refutadaspor documentos similares. Hacia 1500, medio siglo despues de lapropagaci6n de la imprenta, se podia decir, "con cierta seguridad, que la edadde los escribas habia terminado y comenzaba la de los impresores" .17

    La union del texto escrito con la fuerza multiplicadora dellibro impresodot6 al testimonio letrado de las cualidades de la permanencia y la veracidad.Contra las veleidades, olvidos y fugas de la memoria sensorial, el texto grab6su rendici6n de los hechos en el pergamino, el papel, la piedra o el libro, yestos documentos se convirtieron en pruebas ante las instituciones religiosas ypublicas, incluido "el tribunal de la historia". La formaci6n del Estado--naci6n _en los siglos XVII, XVIII y XIX, con sus extensas burocraciasadministrativas, consolid6 la proliferaci6n de los archivos, que en su mayor

    17 Ibid. P. 114. El impacto de la palabra impresa corri6 paralelo al de la reproducci6n de simbolos, signos yc6digos en las paginas del libro. Algunos autores incluso afirmaron que el empuje decisivo que entoncesexperiment6 la ciencia no provino tanto de la palabra impresa como de la imagen {Ibid. P. 38): las cartasastron6micas, Ios mapas geograficos, la codificaci6n de las cronologias, Ios catalogos de plantas, lascompilaciones de leyes y bibliografias, etc. (pp.75-91 y caps. 5-7).

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    parte eran "archivos de papel'', como lo eran tambien las bibliotecas. 18 Porprimera vez la reconstrucci6n del pasado no dependi6 mas de la memoria oralde las personas o de los recuerdos acumulados de la memoria colectiva. Eldocumento escrito -o impreso fue el instrumento que al ser descifrado,fechado, autentificado y comparado con otros vestigios, se impuso comoultima prueba de lo verosimilmente acaecido. La disposici6n de este ricoacervo de documentos escritos e impresos liber6 al historiador de sudependencia con la memoria oral e hizo de la historia un saber fundado entestimonios capaces de ser verificados y sometidos a diferentes pruebas deautenticidad. 19

    La diferencia entre los modos de preservaci6n del pasado de lamemoria oral con los desarrollados por la memoria escrita abri6 un foso cadavez mas ancho entre ambas. El transito de la memoria oral a la escrita no solosignific6 la imposici6n de la ultima sobre la primera, sino el ascenso del relatoindividual p r o d u c i ~ o r el cronista o el h i s t ~ r i a d o r sobre la memoriacolectiva. La escritura de la historia de los siglosXVI al XVIII da cuenta deesa transformaci6n. De las cr6nicas basadas en fuentes memoriosastransmitidas de generaci6n en generaci6n se pas6 a los relatos hist6ricosfundados en su mayor parte en fuentes escritas. En este transito la historia18 Pomian, Sur la histoire. Folio, 1999. Pp . 311-.312, 314-316.19 Ibid. Pp. 320-321.

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    dejo de ser considerada una rama de las artes. Al entrar, en los siglos XVIII yXIX en los recintos universitarios, adquirio el rango de un saber regido pornormas de investigacion rigurosas, paso a ser oficio de eruditos antes que deliteratos. Al mismo tiempo que la historia tomo distancia de la memoria oral,se alejo de la cronica literaria y deposito su confianza en los documentos,preferentemente en los acumulados en los archivos, que parecian mas libresde la intencionalidad de los testigos.20

    La memoria colectiva, por su parte, sufrio transformaciones quecambiaron su antigua fisonomia. Los trastomos politicos y las guerras, elpaso de la agricultura a la era industrial, el ascenso de la mecanizacion y laelectronica, el incremento de la urbanizacion y la escolaridad, modificaronhts costumbres cotidianas, . la vida familiar, las relaciones entre lasgeneraciones y los sexos, las creencias colectivas, la religion y la memoria.Enlos dos ultimos siglos el Estado se apropio de la enseiianza, las ceremoniaspublicas, las conmemoracbes, los monumentos historicos, los museos y delcalendario civico, .que en esos aiios fueron los instrumentos conductores de lamemoria colectiva.21 De este modo, la preeminencia del documento comofuente principal del conocimiento historico, y la invasion del Estado en losespacios antes reservados a la memoria etnica, grupal, religiosa, ceremonial y20 En su obra citada, Pomian da cuenta de estos cambios en las paginas 316-321.21 Ibid. Pp. 337- 342 .

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    local, desplazaron a la memoria colectiva del lugar que antes tenia comoconservadora del pasado.

    El rompimiento entre la memoria colectiva tradicional y la recuperaci6ndel pasado desarrollada por los historiadores (basada en los archivos, laverificaci6n de los datos y la explicaci6n razonada22) , alcanz6 su punto demayor tension en libros famosos que la hicieron explicita. En La muerte de lahistoria, el historiador ingles J. H. Plumb identificaba el pasado con lamemoria. Esa memoria, decia, no puede ser identificada con la criticahist6rica. "La verdadera historia -decia- es basicamente destructiva, combatey critica las memorias acumuladas por.nuestros antepasados".23 En Zakhor, elnotable libro sobre la memoria colectiva del pueblo judio, Josef Jerushalmirompe lanzas con la tradici6n historiografica occidental.24 Denuncia la brechaabierta por los historiadores pcidentales, a quienes atribuye la separaci6nentre la memoria ,colectiva y la historiografia y advierte que en la tradici6njudia, "la memoria del grupo nunca dependi6 de los historiadores". Esahistoriografia, dice Jerushalmi, "no es un intento por restaurar la memoriasino que representa un genero realmente nuevo de memoria".25 Por ello

    22 Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido, pp. 515- 525 y ss.23 J. H. Plumb, La muerte del pasado. Barral, 1974.24 Josef Hayim Jerushalmi, Zakhor. Jewish History and Jewish Memory. Foreword by Harold Bloom.University or Washington Press, 1996.25 Citado por Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido. P. 524.

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    afinna que "solo en la era modema encontramos, por primera vez, unahistoriografia judia divorciada de la memoria colectiva judia, y en aspectoscruciales, totalmente contraria a esta".26

    Junto a la memoria oral, la memoria escrita y la memoria archivo,aparecen en el siglo XX los lugares de memoria, ejemplannente registradosen el caso de Francia por Pierre Nora: el calendario republicano, la banderatricolor, las bibliotecas, los diccionarios, los museos, las conmemoraciones, elArco del Triunfo, etcetera. En estos lugares "se cristaliza y refugia lamemoria". Pero ya no estamos mas ante una memoria plena, sino ante unadesgarrada. "Los lugares de memoria -dice Nora- son, en primer lugar,restos". Los lugares de memoria son otros sintomas del desplazamiento de lamemoria, pues como dice el autor, "si viviesemos todavia en nuestramemoria, no necesitariamos consagrarle lugares".27

    En sucesivos analisit::""bre el desarrollo y las caracteristicas queasumenlos lugares de memoria, Nora muestra como estos se van convirtiendoen el centro de la recuperaci6n hist6rica mientras que la historia deja de sercomprendida como un proceso que se desenvuelve en el tiempo para tomarsepresente sacralizado, en conmemoraci6n que suplanta y subvierte la historia.

    26 Jerushalmi, Zakhor, p. 93.27 Pierre Nora, Les lieux de memoire. I. La Republique. Editions Gallimard, 1984. Pp . XVII- XLII. Especialmentepp. XVII-XXI.

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    Entre las consecuencias de este proceso esta la supresi6n del marco unitariodel Estado nacional, desplazado por el ascenso de las memorias locales,regionales, etnicas 0 de genero, y por la proliferaci6n de los lugares dememoria y la entronizaci6n de la conmemoraci6n. 28 Nora confiesa que alcomenzar a preparar los Lieux de Memoire su prop6sito era que tuvieran unsentido contra conmemorativo, pero la paradoja es que resultaron unpropulsor de la obsesi6n conmemorativa que se ha posesionado de losestudios hist6ricos. La memoria del pasado se ha vuelto "rememoraci6n,memorizaci6n y conmemoraci6n", un "frenesi contemporaneo de ritos ymitos, ordinariamente vinculados a los acontecimientos fundadores".29

    El afan c_elebratorio de los lugares de memoria produjo excesos en eluso y el abuso de la memoria, al punto que el acto memorial pareci6 sustituirla tarea analitica de la i s t o ~ C o m o dice Pierre Nora, "se invirti6 la propiadinamica de la conmemoraci6n, el modelo memorial prevaleci6 sobre elhist6rico y, con el, un uso totalmente distinto del pasado, imprevisible,caprichoso".30 La obsesi6n por crear museos sobre cualquier cosa traspas6todas las barreras y suscit6 alarma mas alla de los recintos del historiador.

    28 Vease Les lieux de memoire, 11 1986. Pp. 647- 658; Les lieux de memoire, Ill, 1992. Pp. 931- 971; LesLieux de Memoire, Ill. 1992. Pp . 974- 1007. Vease tambien las consideraciones de Ricoeur sobre la obra deNora, La memoria, la historia, el olvido, pp. 525 - 537.29 Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido, p. 117.3Citado por Ricoeur, p. 123.

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    Tzvetan Todorov, el estructuralista frances, publico Les abus de la memo ire,un librito donde criticaba el culto a la memoria y la mania conmemorativa?1Estas polemicas y los alegatos que afirmaban la pretendida superioridad de lahistoria sobre la memoria, o de esta sobre aquella, profundizaron la brechaentre ambas.

    Afortunadamente, la paricion en el afio 2000 delluminoso libro de PaulRicoeur, La memoria, la historia y el olvido, al imponer en sus paginas elanalisis riguroso y la ponderacion equilibrada, hizo que las aguas volvieran asu cauce, beneficiadas con la gracia de la transparencia. Ellugar de oponer lamemoria a la historia, Ricoeur se esfuerza por explicar la naturaleza de una yotra, y por_comprender sus modos de relacion. Lo que distingue a lamemoria, dice, es su pretension "de ser fiel al pasado". Nuestra referenda alpasado, es la memoria mir. "Para decirlo sin miramientos, no tenemosnada mejor que la memoria para significar que algo tuvo lugar, sucedio,ocurrio antes de que declaremos que nos acordamos de ello".32 El testimoniode la memoria es "el acto fundador del discurso historico": "iYo estaba alli!Creedme o no. iY si no me creeis, preguntad a cualquier otro! Confiado asien el credito del otro, el testimonio transmite a la historia la energia de la

    31 Tzvetan Todorov, Les abus de la memoire, arlea, 2004.32 La memoria, la historia, el olvido, pp. 40 - 41.

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    memoria".33 Por eso reitera Ricoeur que "la memoria es la matriz de lahistoria", y asocia el deber de memoria con la deuda con nuestros antecesores,puesto que "Debemos a los que nos precedieron una parte de lo quesomos".34

    Asi definida la memona, se pueden ver con mayor claridad susdiferencias con la historia. El testimonio, la piedra angular que sustenta a lamemoria, se distingue del documento, el instrumento que sostiene lasoperaciones del historiador. "La historia -afirma Ricoeur- es, de principio afin, escritura", documento, texto. En la historia, la credibilidad del testigo"es reemplazada por el ejercicio critico, que somete al regimen de loverdadero y d e lo falso, de lo refutable y lo verificable, a las huellas delpasado". "A la inmediata fidelidad (o supuesta fidelidad) de la memoria seopone la intenci6n de verdad de la historia, basada en el procesamiento de losdocumentos, que son uel1as del pasado, y en los modelos de inteligibilidadque coristruyen su interpretaci6n.35 Noes solo la credulidad la que se poneaqui en la picota, sino la fiabilidad del testimonio. Crisis del testimonio: es lamanera rigurosa de la historia documental de contribuir a la curaci6n de lamemoria".36 Esta rivalidad entre ia memoria y la historia, "entre la fidelidad

    33 1bid. P. 647.34 1bid. P. 121.35 Roger Chartier, La historia o la lectura del tiempo. Editorial Gedisa, 2007. Pp. 34- 36.36 Ricoeur, La memoria,/a historia, el olvido, pp. 328.

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    de la primera y la verdad de la segunda --concluye Ricoeur-, no puededilucidarse en el plano epistemol6gico". Corresponde el lector, dice, "aldestinatario del texto hist6rico hacer, en el mismo y en el piano de ladiscusi6n publica, el balance entre la historia y la memoria". 37

    Caracteristicas de la memoria co/ectiva

    En .contraste con los autores que separan tajantemente la memoria individualde la colectiva, Jeffrey Blustein afirma que si existe "una cosa como lamemoria colectiva, esta reside en las mentes de los individuos, no en algunamisteriosa entidad independiente de las mentes individuales". Considera que"la memoria colectiva es reductible a la memoria individual y que esta no sedistingue en nada de aquella."38 Pero explica que las relaciones entre lamemoria individual y la social son complejas. Si la memoria colectiva estapresente en la memOrnfde los individuos, no es un agregado de memoriasindividuales. Observa que aun cuando las memorias individuales sonpersonales, tambien estan modeladas por interpretaciones colectivas delpasado.39

    Al tocar el tema de la memoria colectiva Blustein destaca la diferenciaentre esta y el relato hist6rico conducido por la investigaci6n y la busqueda de37 Ibid. Pp. 648- 649.

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    la verdad. La pnmera, dice, tiene funciones muy diferentes a las de lainvestigaci6n hist6rica, pues no esta gobemada por las normas del analisishist6rico.40 Observa que la diferencia entre la memoria colectiva y lainvestigaci6n hist6rica radica en aquellas cualidades que frecuentemente seasocian con los mitos de creaci6n o mitos fundacionales estudiados porMircea Eliade. En las sociedades antiguas y en algunas de las presentes, diceEliade, " el mito tiene-o ha tenido hasta estos ultimos tiempos-"vida", en elsentido de proporcionar modelos a la conducta humana y conferir por esomismo significaci6n y valor a la existencia." Los mitos fundacionales relatanacontecimientos que tuvieron lugar en el tiempo primordial, cuentan c6mo,gracias a la intervenci6n de fuerzas sobrenaturales, ''una realidad ha venido ala existencia, sea esta la realidad total, el cosmos, o solamente un fragmento:una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una instituci6n".41~

    Siguiendo las interpretaciones de Eliade, dice Blustein que aun cuando losmitos fundacionales no presentan un relato estrictamente apegado a la realidadde los hechos hist6ricos, preservan el significado del acontecimiento para lasgeneraciones futuras. Por ello equipara el relato fundacional con la memoriacolectiva .Dice que esta ultima no solo esta comprometida en preservar losacontecimientos verdaderamente ocurridos, pues con frecuencia mezcla estoscon sus significados simb6licos y con las asp1rac10nes sociales, eticas o

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    la relaci6n de la memoria con el pasado que adopto aqui, tratare de resumirlosen los parrafos que siguen.

    Tomar o aceptar responsabilidades frente el pasado, en un sentido moral,implica reconocer los errores cometidos antes, responder por ellos y hacer lasreparaciones del caso a las victimas y a sus descendientes. Implica, asimismo,mantener los acuerdos hechos en el pasado por nuestros antecesores. Estas

    (tareas le dan a la memoria significaci6n moral, puesto que no se puede ser,r

    responsable del pasado si no se recuerda ese pasado y se le mantiene vivo enla memoria. De ahi se sigue que quienes son responsables por los errores delpasado tienen la obligaci6n de recordarlos, asi como es obligatorio recordarlos acuerdos establecidos por nuestros antepasados y reconocerlos comotales.46

    '---"'Tomar responsabilidades personales por los acontecimientos ocurridos en

    el pasado no es solo 16gico en si mismo, sino algo que debe hacerse. Lanoci6n de deber con uno mismo es capital, pues no se pueden tomarresponsabilidades personales si no se acepta la responsabilidad con el propiopasado. Quien no acepta la responsabilidad de su pasado, de aquellos aspectosque han modelado su ser e identidad, carecera de fortaleza yautodeterminaci6n para enfrentar los ~ e s a f i o s de su presente. En relaci6n con

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    la memona, el imperativo kantiano podria expresarse asi: "Tomarresponsabilidad personal por el pasado es expresar la intenci6n de aprender de.el en un sentido moral, e interpretarlo en modos que pueden ser diferentes acomo se le interpret6 anteriormente. Lo que antes me pudo parecermoralmente inocente, puede ser entendido mas tarde como cruel o insensible."V emos entonces que la apertura a la reflexi6n sobre el significado moral de laspropias acciones es esencial para el desarrollo de una actitud responsable. Lamemoria, podria decirse, es el medio a traves del cual es posible un cierto tipode progreso moral, pues al considerar c6mo se recuerda y c6mo se modela lapropia memoria, se aprecia que tipo de agente morales uno. En suma, si es undeber responsabilizarse del propio pasado, y si este deber se concibe como undeber hacia uno mismo, entonces resulta un imperativo, puesto que esmediante la memoria que nuestro pasado, tanto individual como colectivo, se~vuelve accesible.47

    La memoria como imperativo moral

    En Temps et recit Paul Ricoeur decia que la relaci6n del historiador con elpasado establecia un deber con lo ocurrido en otro tiempo: ''una deuda con elpasado, una deuda de reconocimiento con respecto a los muertos" .48 En suultimo libro, La memoria, la historia, el olvido, refrend6 la convicci6n de que

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    los contempor{meos, y particularmente los historiadores, tienen una deuda consus antecesores por el hecho de que "Debemos a los que nos precedieron unaparte de lo que somos".49 'En el mismo sentido se pronuncia YosefY erushalmi, qui en se refiere a "la dignidad especial de la vocaci6n hist6rica"y "su imperativo moral", un imperativo que "es ahora mas urgente que nunca[ .. ] contra los agentes del olvido, los trituradores de documentos, los asesinosde la memoria[ .. .], los conspiradores del silencio".50

    Jeffrey Blustein, por su parte, afirma que entre los deberes morales quenos obligan con los demas uno de los mas exigentes es discemir la verdad delos acontecimientos ocurridos en el pasado. El imperativo moral nos obliga ahacer justida al pasado, justicia que solo puede hacerse con la luz de laverdad. En esta tarea la historiografia juega un papel critico porque la verdades su objetivo supremo.5.ltrimperativo moral al que se refieren estos autoresno se restringe a la obligaci6n de recordar vidas, colectividades oacontecimientos pasados. Unida a ese imperativo esta la vocaci6n delhistoriador, "su especifica obligaci6n de recordar con exactitud y transmitir laverdad acerca del pasado sin distorsi6n ni ofuscaci6n".52 La obligaci6n moralde recordar lo hecho por nuestros antecesores esta centrada en la intenci6n depreservar la verdad sobre el pasado y transmitirla inc6lume a las generacionesfuturas.

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    En la division del trabajo que se establece en cualquier sociedadjerarquizada, corresponde al cronista y al historiador rescatar, recordar y

    Itransmitir el pasado. Apoyado en las tecnicas de la investigaci6n forjadas porsus antecesores y coetaneos, el historiador participa en modelar la memoriacolectiva de su tiempo, y al empefiarse en esa tarea se vuelve el almacigomemorioso de su comunidad, el conservador y difusor de la memoria delpueblo, el grupo o la naci6n. 53 Se trata de un deber de memoria que nosconcieme a cada uno y nos obliga con los otros en virtud de nuestra comunpertenencia a la humanidad. Pero como no todos pueden asumir cabalmenteese deber, corresponde a quienes ejercen el oficio de historiador cumplir conese mandato social, conforme a las reglas establecidas por ese arte.

    23 de marzo de 2010