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José Manuel Romero Cuevas Hybris y Sujeto. " Etica y estética de la existencia en el joven Nietzsche Abstraet: The object of this paper is to analyze the conception of the individual and the subject in Nietzsche's first work, The birth of tragedy. It will be made manifest that Nietzsche does not intend a defense of the liberating char- acter of disindividuation as J. Habermas claims in The philosophical discourse of modernity. In contrast, Nietzsche 's early philosophy proposes a conception of the subject defined through a practice of self-limitation, which according to Nietzsche ought to be considered as both ethics and aesthetics. Resumen: El objeto del presente trabajo es analizar la concepción de la individualidad y del sujeto en la primera obra de Nietzsche, El naci- miento de la tragedia. Se pondrá de manifiesto que Nietzsche no pretende realizar una apología del carácter emancipador de la desindividuación, como sostiene J. Habermas en El discurso filosó- fico de la modernidad. En cambio, la primera fi- losofía de Nietzsche propone una concepción del sujeto definido por una práctica de auto-delimita- ción, que debe ser considerada, desde las posi- ciones de Nietzsche, como ética y estética. El objetivo del presente trabajo es realizar una aproximación a la concepción del individuo y del sujeto presentes en la propuesta filosófica del primer Nietzsche, en concreto la contenida en la obra El nacimiento de la tragedia. Se pretende clarificar esta cuestión con objeto de matizar en lo posible cierta perspectiva simplificadora sobre esta obra que aparece ejemplificada en [a lectura de Nietzsche que J. Habermas realiza en El dis- curso filosófico de la modernidad. En esta refle- xión en torno a la modernidad y las insuficiencias de los ensayos de articular un discurso postmo- derno, Habermas ubica a Nietzsche como plata- forma giratoria de entrada en la postmoderni- dad'. En tal ubicación juega un papel central el tratamiento nietzscheano de la cuestión de la in- dividualidad: Con Nietzsche la crítica de la modernidad renuncia por primera 'vez a mantener su contenido emancipatorio. La razón centrada en el sujeto queda ahora confronta- da con lo absolutamente otro de la razón. Y como con- trainstancia de la razón Nietzsche apela a las experien- cias de autodesenmascaramiento, transportadas a lo ar- caico, de una subjetividad descentrada, liberada de to- das las limitaciones del conocimiento y la actividad ra- cional con arreglo a fines, de todas las limitaciones de lo útil y de la moral. La vía para escapar de la moder- nidad ha de consistir en «rasgar el principio de indivi- duación-:'. Es por su crítica a la razón centrada en el su- jeto, por su defensa de una subjetividad deseen- trada inmersa en la experiencia de lo otro de la razón, en definitiva, es por su disolución del su- jeto, por lo que Nietzsche enviaría, según Haber- mas, el contenido emancipatorio de la moderni- dad al cubo de basura de la historia. Habermas es capaz de realizar tal lectura del planteamiento del primer Nietzsche el adoptar una perspectiva que considera el par de principios en torno al cual se vertebra El nacimiento de la tragedia -lo apolí- neo y lo dionisíaco- como radicalmente asimétri- co, poseyendo lo dionisíaco una preponderancia Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (97),75-84,2001

Etica y estética de la existencia en el joven Nietzsche

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José Manuel Romero Cuevas

Hybris y Sujeto."Etica y estética de la existencia en el joven Nietzsche

Abstraet: The object of this paper is toanalyze the conception of the individual and thesubject in Nietzsche's first work, The birth oftragedy. It will be made manifest that Nietzschedoes not intend a defense of the liberating char-acter of disindividuation as J. Habermas claimsin The philosophical discourse of modernity. Incontrast, Nietzsche 's early philosophy proposesa conception of the subject defined through apractice of self-limitation, which according toNietzsche ought to be considered as both ethicsand aesthetics.

Resumen: El objeto del presente trabajo esanalizar la concepción de la individualidad y delsujeto en la primera obra de Nietzsche, El naci-miento de la tragedia. Se pondrá de manifiestoque Nietzsche no pretende realizar una apologíadel carácter emancipador de la desindividuación,como sostiene J. Habermas en El discurso filosó-fico de la modernidad. En cambio, la primera fi-losofía de Nietzsche propone una concepción delsujeto definido por una práctica de auto-delimita-ción, que debe ser considerada, desde las posi-ciones de Nietzsche, como ética y estética.

El objetivo del presente trabajo es realizaruna aproximación a la concepción del individuoy del sujeto presentes en la propuesta filosóficadel primer Nietzsche, en concreto la contenida enla obra El nacimiento de la tragedia. Se pretendeclarificar esta cuestión con objeto de matizar enlo posible cierta perspectiva simplificadora sobreesta obra que aparece ejemplificada en [a lectura

de Nietzsche que J. Habermas realiza en El dis-curso filosófico de la modernidad. En esta refle-xión en torno a la modernidad y las insuficienciasde los ensayos de articular un discurso postmo-derno, Habermas ubica a Nietzsche como plata-forma giratoria de entrada en la postmoderni-dad'. En tal ubicación juega un papel central eltratamiento nietzscheano de la cuestión de la in-dividualidad:

Con Nietzsche la crítica de la modernidad renuncia porprimera 'vez a mantener su contenido emancipatorio.La razón centrada en el sujeto queda ahora confronta-da con lo absolutamente otro de la razón. Y como con-trainstancia de la razón Nietzsche apela a las experien-cias de autodesenmascaramiento, transportadas a lo ar-caico, de una subjetividad descentrada, liberada de to-das las limitaciones del conocimiento y la actividad ra-cional con arreglo a fines, de todas las limitaciones delo útil y de la moral. La vía para escapar de la moder-nidad ha de consistir en «rasgar el principio de indivi-duación-:'.

Es por su crítica a la razón centrada en el su-jeto, por su defensa de una subjetividad deseen-trada inmersa en la experiencia de lo otro de larazón, en definitiva, es por su disolución del su-jeto, por lo que Nietzsche enviaría, según Haber-mas, el contenido emancipatorio de la moderni-dad al cubo de basura de la historia. Habermas escapaz de realizar tal lectura del planteamiento delprimer Nietzsche el adoptar una perspectiva queconsidera el par de principios en torno al cual severtebra El nacimiento de la tragedia -lo apolí-neo y lo dionisíaco- como radicalmente asimétri-co, poseyendo lo dionisíaco una preponderancia

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total. Tal imperio de lo dionisíaco haría del plan-teamiento de Nietzsche una apología de la desin-dividuación liberadora". Nuestra intención esmatizar tal lectura mostrando cómo la concep-ción nietzscheana de la relación antitética entrelo apolíneo y lo dionisíaco exige que ninguno delos miembros posea un estatuto dominante quearrolle al otro pues su productividad se basa en elsostenimiento permanente del antagonismo.Mostrado esto aclararemos el lugar de la indivi-dualidad en el seno de tal conflicto que, como severá, posee en el joven Nietzsche un auténtico al-cance ontológico. Posteriormente, trataremos losefectos sobre la individualidad de la irrupción delo socrático para acabar apuntando la posibilidadde tematizar una concepción de sujeto propia deljoven Nietzsche.

1. Lugar y valor de la individualidaden El nacimiento de la tragedia'

Las dos instancias fundamentales en torno alas cuales queda estructurada la propuesta filosó-fica del primer Nietzsche son lo apolíneo y lodionisíaco. En su primera obra aparecen defini-dos como instintos artísticos de la propia natura-leza' a través de los cuales lo que Nietzsche de-nomina lo Uno primordial (en tanto que natura-naturans) alcanza redención mediante la genera-ción de la realidad sensible (el mundo de los ob-jetos o natura-naturatay. En el "Ensayo de auto-crítica" (1886) publicado como introducción a latercera edición de su primera obra, sostiene elmismo Nietzsche que su obra juvenil contenía"una metafísica de artista en el transfondo'", se-gún la cual

detrás de todo acontecer [no hay] más que un sentidoy un ultra-sentido de artista, -un «dios» si se quiere,pero, desde luego, tan solo un dios-artista que creandomundos, se desembaraza (...) del sufrimiento de las an-títesis en él acumuladas. El mundo [es], en cada ins-tante, la alcanzada redención de dios, en cuanto es lavisión eternamente cambiante, eternamente nueva delser más sufriente, más antitético, más contradictorio,que únicamente en la apariencia sabe redimirse".

El joven Nietzsche asume aún importanteselementos de la metafísica de Schopenhauer co-

mo la denominación de la esencia de lo real, loverdaderamente real, como Uno primordial, talcomo el filósofo de Danzig se refería a la Volun-tad en tanto que en sí del mundo". Para Nietzscheeste Uno primordial es una realidad esencialmen-te sufriente, recorrida por contradicciones y antí-tesis. Quizás porque al igual que el mítico Dioni-sos ha sido desgarrado y fragmentado dolorosa-mente por la generación de la individualidad".También para Schopenhauer la lucha de todoscontra todos, consustancial a la realidad de la in-dividuación, era un fenómeno universal de alcan-ce cósmico capaz de afectar, según ciertas refe-rencias del propio Schopenhauer, introduciendoen ella contradicción y desgarro, a la propia Vo-luntad!". Realmente el propio Nietzsche no acla-ra la causa de la contradicción y el sufrimiento delo Uno, mas lo cierto es que tal entidad primor-dial necesita, según su planteamiento, alcanzarredención de su dolor y ello lo consigue en la ge-neración de la realidad sensible, el mundo de losobjetos que, en contraste con la verdadera reali-dad que es lo Uno, tiene el estatuto de apariencia,de representación de ese Uno primordial. SegúnNietzsche podemos concebir "nuestra existenciaempírica y también la del mundo en general, co-mo una representación de lo Uno primordial en-gendrada en cada rnornento";'!

Lo apolíneo y lo dionisíaco son, en este con-texto, los instrumentos a través de los cuales loUno genera como realidad apariencial, redentorade sus sufrimientos, el mundo sensible. En tantoque instintos artísticos, cabe sostener que con sumediación lo Uno configura la realidad sensiblecomo una apariencia estética, como una obra dearte en la que redimirse de su sufrimiento primor-dial. De ahí la famosa tesis de que "sólo como fe-nómeno estético están eternamente justificados laexistencia y el mundo".'?

Por otra parte, Nietzsche caracterizaba a loapolíneo y lo dionisíaco como principios antagó-nicos, en continuo conflicto. Lo apolíneo, queabarca el principio de individuación, es genera-dor de formas delimitadas, de figuras definidas,de aquello que Nietzsche denomina de una mane-ra global bellas apariencias. Lo dionisíaco es, encambio, un principio que disuelve tales figuras,reintegrándolas a lo verdaderamente real, a la

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desmesura informe que es la esencia del mundo.Intenta "aniquilar al individuo y redimirlo me-diante un sentimiento místico de unidad."13 Debeaclararse que tal antagonismo es desde sí mismoinsolventable. De manera continua lo apolíneoproduce formas delimitadas y lo dionisíaco deforma periódica 14las reintegra al devenir caóticode lo real. Mas lo apolíneo vuelve a conferir for-ma al caos'" a pesar de estar sus productos desti-nados a su disolución definitiva en la corrientedel ser. Para Nietzsche este antagonismo no debeser clausurado pues es productivo, generador deriqueza, pluralidad y perfección: "esos dos ins-tintos tan diferentes marchan uno al lado del otro,casi siempre en abierta discordia entre sí y exci-tándose mutuamente a dar a luz frutos nuevos ycada vez más vigorosos". 16

¿Cómo se define en este contexto metafísicoel lugar de la individualidad? Por un lado Nietzs-che expone como uno de los contenidos de la sa-biduría mistérica de la tragedia la tesis de que laindividuación es la causa primordial del mal 17 •

Esto concordaría con la hipótesis de que la causadel desgarro y el dolor de lo Uno es su fragmen-tación en individuos y explica por qué lo dioni-síaco tiene un efecto liberador sobre los indivi-duos al descargarlos de las cadenas de la indivi-dualidad y fundirlos con la unidad esencial de lascosas en la fiesta, la orgía y la embriaguez: "elefecto más inmediato de la tragedia dionisíaca esque (oo.) los abismos que separan a un hombre deotro dejan paso a un prepotente sentimiento deunidad, que retrotrae todas las cosas al corazónde la naturaleza." 18Lo dionisíaco llevaría a cabola reconciliación universal de los individuos en-tre sí y con la naturaleza: "Bajo la magia de lodionisíaco no sólo se renueva la alianza entre losseres humanos: también la naturaleza enajenada,hostil o subyugada celebra su fiesta de reconci-liación con su hijo perdido, el hombre."? En es-ta manera de concebir lo dionisíaco, Nietzschehace uso de determinadas tesis schopenhaueria-nas en torno a la individualidad, en concreto la yacitada acerca de que al estado de individuación esesencial la guerra de todos contra todos, causa deun sufrimiento que es capaz de afectar al ser mis-m020. Es aquí donde arraigan las lecturas como lade Habermas, que entienden el planteamiento de

Nietzsche como una apología de la liberación através de la ruptura del principio de individuación.

Mas junto a tal tesis, que permitiría explicaraspectos importantes de la concepción nietzs-cheana de lo dionisíaco y de lo Uno primordial,puede proponerse que Nietzsche hace uso ya enEl nacimiento de la tragedia de una tesis diver-gente acerca del valor de la individualidad. Unatesis que podríamos considerar más propia delpathos nietzscheano y que tendría continuidad-no así la otra- en el Nietzsche posterior. Al sos-tener Nietzsche que Apolo es la divinidad delprincipio de individuación parece querer decirque genera esa individualidad ávida, abocada a laconsecución del propio interés, sobre la que sesostiene la guerra de todos contra todos. Es decir,en tanto que mero principio ontológico, en tantoque generador de la individualidad en su más bá-sica expresión, como ser egoísta, es el responsa-ble de la guerra universal por lo que su disolucióngenera felicidad y reconciliación plenas. MasNietzsche llega a sostener que la individuaciónllevada a cabo por Apolo

cuando es pensada como imperativa y prescriptiva, co-noce una sola ley, el individuo, es decir, el manteni-miento de los límites del individuo, la mesura en sen-tido helénico. Apolo, en cuanto divinidad ética, exigemesura de los suyos, y, para poder mantenerla, conoci-miento de sí mismo. Y así, la exigencia del «conócetea ti mismo» y del «¡no demasiado!» marcha paralela ala necesidad estética de la belleza?'.

Se constata así que para Nietzsche lo apolí-neo, cuando lo consideramos como principio"imperativo y prescriptivo", es decir, ético, gene-ra un tipo de individualidad diferente de la merasubjetividad ávida y egoísta. Una individualidadcaracterizada por el mantenimiento de sus pro-pios límites, por la práctica de la virtud griega dela mesura, lo cual requiere, dice Nietzsche, el co-nocimiento de uno mismo. En este contexto,Nietzsche sostiene otra tesis muy importanteconcordante con la idea de que lo apolíneo es unprincipio artístico, es decir, configurador de pro-ductos estéticos, de bellas apariencias. Me refie-ro a la tesis de que la "exigencia ética de la me-sura (oo.) corre paralela a la exigencia estética dela belleza".22 Efectivamente, lo apolíneo debe ser

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considerado como un principio artístico y a lavez, en relación con los seres humanos, ético. Sisu función consiste en la configuración de apa-riencias (figuras delimitadas) artísticas, ésta setraduce en los seres humanos en forma de pres-cripción de una ética de la mesura que lleve a ca-bo esa tarea de delimitación, de autolimitaciónque conduce a hacer de sí una figura delimitada,es decir, una apariencia artística.

Esta concepción divergente de la individuali-dad aclara una de las tesis centrales de El naci-miento de la tragedia que de otra manera resulta-ría injustificable, a saber, que "sólo" en el "prin-cipium individuationis (...) se hace realidad la me-ta eternamente alcanzada de lo Uno primordial, suredención mediante la apariencia't.P Ciertamentesi el principio de individuación es considerado co-mo el generador de esa lucha ontológica causantede un dolor universal no se comprende que ahorasuponga la meta perseguida por el desgarradoUno primordial, a no ser que ese principio de in-dividuación venga caracterizado de una maneradiferente. Es el principio de individuación apolí-neo en tanto que principio ético (y evidentementeestético) el que, permitiéndole a lo Uno primor-dial generar la forma más alta de apariencia artís-tica en la forma de individuos humanos altamen-te estilizados, lo redime de su desgarro en indivi-duos y justifica la individuación misma. La indi-vidualidad ética y estéticamente delimitada cons-tituiría la "visión redentora'v" que surge del pro-pio plano de la individuación generadora de tor-mento pero que redime del dolor que ella misma,a un nivel más básico, produce-".

De esta forma, el planteamiento de Nietzscheno apunta a una disolución liberadora para la indi-vidualidad del principio de individuación. Es ver-dad que en tanto principio antitético al principioapolíneo de individuación, lo dionisíaco hace de ladisolución de aquel principio también una obra dearte26. Pero partiendo del doloroso desgarro de loUno por el estado de individuación, Nietzscheapunta a que la redención de tal dolor sólo es po-sible para lo Uno configurando formas de indivi-dualidad más ricas que sean para él apariencias es-téticas redentoras de su sufrimiento y justificado-ras del mundo de la individuación". Si habíamoscuestionado a Habermas el haber cargado las tin-

tas en la relevancia de lo dionisíaco, nuestra lectu-ra se arriesga, en una dirección opuesta, a sobre-cargar la importancia de lo apolíneo. En cambio,debe decirse que lo dionisíaco juega en la presen-te lectura un papel absolutamente central.

Uno de los aspectos fundamentales de lo dio-nisíaco es el tipo de vinculación que posee con laverdad. En la clase de experiencia que Nietzschepropone como modelo de lo dionisíaco, a saber laembriaguez, se hace patente al individuo la ver-dad del ser y en consecuencia la verdad de su sersingular. Esta verdad del ser es concebida porNietzsche como devenir insubstancial, como des-mesura [Übermass]28. En las experiencias dioni-síacas la verdad se hace presente a los individuoscomo desmesura, con ello su ser individual se lesaparece como radicalmente problemático, comoprofundamente inesencial. Su individualidad seles presenta como mera apariencia ante esa ver-dad de lo real que es el devenir informe, la sobrea-bundancia del ser. De esta manera lo dionisíacocuriosamente mantiene saludable a lo apolíneo,pues éste requiere que las apariencias que generasean permanentemente concebidas como aparien-cias-". La conciencia del estatuto de apariencia delas producciones apolíneas es, dice Nietzsche,"esa delicada línea que a la imagen onírica no lees lícito sobrepasar para no producir un efecto pa-tológico, ya que, en caso contrario, la apariencianos engañaría presentándose como burda reali-dad".3o Pues bien, lo dionisíaco obliga con tre-menda violencia a los individuos a comprender suser apariencial, a saberse meras apariencias desti-nadas a reintegrarse en el seno primordial de loUno. Lo dionisíaco, enfrentando a los individuoscon la verdad del ser, con la "horrenda verdad'"! ,les hace patente el hecho de ser radicalmente fini-tos y transitorios, los introduce en una experienciaterrible: la experiencia del propio desfondamien-to ontológico. Mas posee un momento de placeresencial: la fusión del individuo con lo Uno másallá de los tormentos ligados a la individuación.La experiencia dionisíaca en tanto que experien-cia de la verdad es dual.

Mas siendo el antagonismo entre lo apolíneoy lo dionisíaco permanente, lo apolíneo, "la fuer-za apolínea", actúa "dirigida al restablecimientodel casi triturado individuo'v/, es decir, su tarea

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efectos de lo socrático cabe concebir un distan-ciamiento crítico de la forma de sujeto substan-cial; ahora bien, ¿puede hablarse de una concep-ción de sujeto implícita en el joven Nietzsche?Nietzsche utiliza el término sujeto en contadasocasiones en El nacimiento de la tragedia. Por unlado lo hace para mentar a lo Uno primordial co-mo "único sujeto verdaderamente existentev.fPor otra parte Nietzsche define "sujeto" como "laentera muchedumbre de pasiones y volicionessubjetivas=" y como "el individuo que quiere yque fomenta sus finalidades egoístas"." Este se-gundo uso de la noción de sujeto hace referenciaa esa individualidad interesada, impulsada por elpropio egoísmo, configurada por el principio deindividuación en su forma más básica y que apa-recía en ciertos momentos como raíz del mal. Pe-ro hemos comprobado cómo lo apolíneo, al serpensado como principio ético, configura un tipode individualidad más rica no reductible a la bá-sica dimensión del egoísmo individual. A partirde tal forma de individualidad, ¿puede hablarsede una determinada concepción de sujeto diver-gente de las dos anteriores? El propio Nietzsche,al decir que lo apolíneo salva al sujeto del impac-to disolvente de lo dionisíaco, debe estar refirién-dose a esta individualidad delimitada configura-da por lo apolíneo en tanto que principio ético.

Hemos tematizado efectivamente en el jovenNietzsche una individualidad no substancial cuyoestatuto ontológico es problematizado por la ex-periencia de la verdad, pero que continuamenterestablece su individualidad resistiendo a tal vio-lentación disolvente de sí trazando sobre sí claroslímites'". A partir de tal concepción del individuocreo que puede hablarse de una concepción delsujeto implícita en el joven Nietzsche. Así, puededecirse que un individuo se configura como suje-to en tanto que practica sobre sí una clara delimi-tación que lo pone en condiciones de integrar laverdad de lo real mas resistiendo a sus efectos di-solventes. El sujeto se caracteriza, en concreto,por ser capaz de resistir a la constante amenazade desindividuación materializada en la hybrisdionísíaca'". Hemos visto que esta delimitaciónde sí es ética y estética". Por ello, la concepciónde sujeto de Nietzsche puede ser caracterizada deesta manera. Ética en tanto que esta delimitación

de sí implica poner límites al propio deseo, a laspropias necesidades, y está por tanto en concor-dancia con las éticas de la mesura griegas. Estéti-ca pues para Nietzsche esta limitación conduce atratar la materialidad de la propia vida como ma-terial artístico haciendo de ella una realidad deli-mitada, es decir, una obra de arte.

Es una forma de sujeto no substancial puesse sustenta en el trabajo, en la práctica permanen-te sobre sí. Las notas definitorias de la forma desujeto tematizada por Nietzsche no son atributosestructurales o esenciales de la subjetividad. Talsería la tentación socrática. Son, en cambio, con-cretas prácticas que el individuo realiza sobre sílas que le confieren, a través de su persistenteaplicación, cualidades éticas y estéticas'". Sonprescripciones prácticas concretas las que permi-ten definir la concepción nietzscheana de sujeto.

Esta forma de sujeto no es de ningún modocontranatural. Esa relación con uno mismo quetoma como canon la mesura no es una actividadde violentación de la naturaleza, la vida o la esen-cia de la realidad. Viene exigida por la naturalezamisma. Por su esencia profunda: lo Uno primor-dial. En el sujeto, metafísica, ética y estética es-tán íntimamente vinculadas.

La noción ético-estética de sujeto del jovenNietzsche puede ser caracterizada por el poderde marcar sobre sí claros límites y de resistir, enconsecuencia, frente a lo que pretende arrastrar-lo a la indiferenciación. Mas el retorno a lo de-sindividuado constituye el ineludible destino delindividuo y conduce la labor ética y estética alfracaso. Al estar esta tarea condenada a la derro-ta, al quedar de ella sólo el brillo fugaz de unabella forma que sucumbe, sabiéndolo y sin cesar,en lo desindividuado, puede hablarse de una con-cepción trágica del sujeto en la filosofía del jo-ven Nietzsche'". La tarea de delimitación queposibilita la resistencia a la disolución en lo Unoestá mermada por la finitud radical humana. Lacalificación de la individualidad por Nietzschecomo apariencia tematiza tal finitud radical. Elser humano es momento perecedero, configura-ción transitoria sobre un fondo de indiferencia-ción al que está condenado a retornar. Mas, porello, la tarea propuesta por Apolo, desde la pers-pectiva de Nietzsche, no pierde valor ni deja de

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ser pertinente. El combate por mantener delimita-da la individualidad frente a la desindividuacióndebe ser realizado por parte de los individuossiendo plenamente conscientes de que es paraellos una tarea inútil, in-trascendente. Ello nomerma el valor de tal tarea. El individuo pone enpráctica, de esta forma, un pesimismo de la fuer-zaso al sostenerse en una tarea que sabe cierta-mente condenada al fracaso sin vivir tal fracasocomo una objeción. Las figuras individualesmuestran en el sostenimiento de la tensión exigi-da por la tarea de autodelimitación, sobre el con-traste de su condenación a ser disueltas en la na-da, su máximo valor estético.

4. Conclusiones y perspectivas

La primera propuesta filosófica de Nietzscheno consagra la desindividuación como vía de sa-lida liberadora del desgarro de lo Uno primordialo, como quiere Habermas, de la propia moderni-dad. Es en cambio la rica y estilizada individua-lidad generada por lo apolíneo en tanto que prin-cipio ético-estético lo que constituye la fuente deredención para lo Uno y la justificación mismadel ámbito de la individualidad. El planteamien-to de Nietzsche toma ya aquí como referente laformación de fuertes, ricas, superiores individua-lidades. Se trata de un individualismo centradoen la categoría de individuo como realidad capazde moldearse como una obra de arte'".

Se ha ensayado una tematización de la no-ión de sujeto que puede derivarse de la concep-ión de la individualidad del primer Nietzsche, el

sujeto como forma ético-estética. Nietzsche llevaa cabo con ello una reubicación de la categoría desujeto a un plano ético-estético que ciertamente .no deja de presentar problemas. En primer lugar,ser sujeto en los términos del primer Nietzscheno tiene más finalidad que servir a la divinidad

mente de visión redentora de su dolor esencial.El sujeto es un medio de lo Uno, la ética-estéticaen la que se sustenta es heterónoma pues su fina-idad es transcendente al individuo. En segundogar, siendo el modelo de sociedad de Nietzsche

rtemente jerarquizado+, no tiene en cuenta enoncepción de sujeto las condiciones diferen-

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ciales en las que los individuos tendrán que llevara la práctica la ética-estética. El resultado es queserá un determinado grupo social, el liberado delas duras tareas de reproducción material de la so-ciedad, el que estará en óptimas condiciones parallevar a cabo la redención del dios. Por ser abstrac-ta, la de Nietzsche acaba siendo una propuesta pa-ra las élites. En último lugar, lo que configura alsujeto es únicamente el tipo de relación prácticaque el individuo mantiene consigo mismo. El otro,los otros, no juegan ningún papel en tal proceso.Nietzsche, desde el comienzo, lleva a cabo una in-fravaloración de la intersubjetividad que tantas la-cras introducirá en su propuesta ética posterior.

A pesar de estas insuficiencias, cabe recono-cer las virtualidades del planteamiento del primerNietzsche en torno a la individualidad. Algunasde estas virtualidades se hacen efectivas al anali-zar la intempestividad que constituiría el estan-darte del Nietzsche inmediatamente posterior.Sobre todo, en la segunda de las ConsideracionesIntempestivas= aparece como fundamental la ne-cesidad de la relación antagónica del individuorespecto de la Historia. Y ello porque aunque laHistoria se presenta como un proceso teleológicoimpulsado por una lógica tendiente a la realiza-ción de lo racional, no es más que un procesoque, a causa de su poder, es incontestado; no esmás que una fuerza arrolladora que apunta no ala identificación de lo racional y lo real sino alahondamiento en la barbarie. Pues bien, cabríamostrar cómo tal antagonismo entre el individuoy la Historia tiene a su base la categoría de suje-to implícita en el primer Nietzsche. Pues si en Elnacimiento de la tragedia la delimitación ético-estética de sí está íntimamente vinculada a la po-sibilidad de resistir la fuerza disolutoria de lodionisíaco, en la segunda Intempestiva será unapráctica análoga lo que ponga al individuo encondiciones de combatir la enfermedad propiade la subjetividad moderna: su escisión en unainterioridad degradada a caos y una exterioridadconvencional que implica el abandono del indivi-duo a la presunta necesidad del proceso univer-sal, lo que Nietzsche denomina cinismor". Estecinismo se traduce en un contemporizar compul-sivo con lo que en el plano histórico se imponecomo exitoso, en una "admiración descarada por

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el éxito" y en un "fetichismo del hecho consuma-do: fetichismo para el cual se ha introducido aho-ra esta consigna muy mitológica y auténticamen-te alemana: «Amoldarse a los hechos»"55. Este esel núcleo de la crítica que Nietzsche realiza enestos momentos a Hegel en tanto que éste "ha in-culcado en las generaciones" actuales una desnu-da "admiración por el «poder de la Historiax'P".En relación con el contenido de tal práctica queposibilita la curación de la enfermedad modernaNietzsche refiere lo siguiente:

Aprendieron los griegos gradualmente a organizar elcaos recapacitando, de acuerdo con la máxima délfica,sobre sí mismos, esto es, sobre sus legítimas necesida-des, y desechando las pseudonecesidades. Así termina-ron por rescatarse a sí mismos (...). He aquí una alego-ría para cada uno de nosostros: cada cual ha de organi-zar el caos que lleva en sí, recapacitando sobre sus le-gítimas necesidades.V

Aquí puede constatarse la traducción que entérminos éticos concretos realiza Nietzsche de ladelimitación de sí prescrita por Apol058. Consis-te efectivamente en poner límites a las propiasnecesidades y en consecuencia en imprimir for-ma al caos que es la subjetividad moderna. Unaindividualidad moldeada con tal criterio de virtudadquirirá la suficiente consistencia como paravencer la convencionalidad compulsiva y resistira un proceso histórico, a esa Historia, cuyas leyesinmodificables exigen el abandono, la entrega, elamoldamiento, a un proceso ante cuyo poder só-lo queda "agachar la cabeza">? Estará en condi-ciones de no dejarse arrastrar y de nadar "contrala corriente histórica" .60 Nietzsche pondría así demanifiesto en tal obra las virtualidades políticasinscritas en la forma de sujeto ético-estético. Masesta cuestión claramente desborda los límites delpresente trabajo y sólo puede ser tratada en un es-tudio aparte?'.

Notas

1. Haberrnas, J. El discurso filosófico de la mo-dernidad. Madrid: Taurus, 1989, p. 109.

2. Habermas, op. cit., p. 122.3. Tal como sostienen también Sánchez Meca, D.

En torno al superhombre. Barcelona: Anthropos,

1989, p. 74, Y Sauquillo, J. "Friedrich Nietzsche", enVallespín, F. (ed.). Historia de la teoría política, 5.Madrid: Alianza, 1993, p. 82-131, que llega a hablar deuna propuesta de "liberación ontológica" por parte delprimer Nietzsche, op. cit., p. lO!.

4. Para el presente tema resultan en castellano ne-cesarios el estudio de M. Barrios, La voluntad de lo trá-gico, ER, 1993; Avila, R. Nietrsche y la redención delazar. Universidad de Granada, 1986, Primera parte; y,sobre todo, los dos primeros capítulos de J. Quesada,Un pensamiento intempestivo. Ontología, estética y po-lítica en F. Nietzsche. Barcelona: Anthropos, 1988.

5. Nietzsche, F. El nacimiento de la tragedia.Madrid: Alianza, 1972 (=NT), §2, p. 46 Y §6, p. 68;Nietzsche, F., Siimtliche Werke, Kritische Studienaus-gabe. Herausgegeben von Giorgio Colli und MazzinoMontinari, Walter de Gruyter, 1988 (=KSA), 1, p. 31 Y48, respectivamente. Se trata por tanto de potencias ar-tísticas de la naturaleza misma y no, como pretendeVattimo, de una relación de fuerzas interior al indivi-duo. Cf. Vattirno, G., Introducción a Nietzsche.Barcelona: Península, 1990, p. 23.

6. NT, p. 27; KSA 1, p. 13.7. NT, p. 31; KSA 1, p. 17. Ver las aclaratorias pá-

ginas sobre esta cuestión de J.L. Verrnal, La crítica de lametafísica en Nietzsche, Barcelona: Anthropos, 1987, p.122 Y ss.

8. Ver la nota 44 de A. Sánchez Pascual a NT, p.262. Acerca de las distancias que ya separan al jovenNietzsche de Schopenhauer ver Fink, E., La filosofíade Nietzsche, Madrid: Alianza, 1976, p. 36-7.

9. Tal como es expuesto por Nietzsche en NT,§IO, p. 97; KSA 1, p. 72.

10. Ver Schopenhauer, A., El mundo como voluntady representación. POITÚa, 1992, p. 125, 135,258-9,260-1.

11. NT, §4, p. 57; KSA 1, p. 39.12. NT, §5, p. 66; KSA 1, p. 47.13. NT, §2, p. 46, KSA 1, p. 30.14. "( ...) de tiempo en tiempo la marea alta de lo

dionisíaco vuelve a destruir todos aquellos pequeñoscírculos dentro de los cuales intentaba retener a losgriegos la «voluntad» unilateral mente apolínea", NT,§9, p. 94; KSA 1, p. 70.

15. Lo propio de lo apolíneo sería su "organiza-ción del caos", cfr. Crespillo, M., "La actividad de lafilología a la luz de la experiencia de Nietzsche", en deSantiago, L.E. (ed.), Actualidad de Nietzsche en el J 50aniversario de su nacimiento, Suplemento n° 2 de Phi-losophica Malacitana, 1994, p. 21.

16. NT, §I, p. 40, KSA 1, p. 25. Para comprobarel papel productivo atribuido por Nietzsche al conflic-to ver "La lucha de Hornero" (1871-2), en Nietzsche,F., Obras completas. Madrid: Aguilar, vol. v., p. 132 y

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HYBRIS y SUJETO 83

SS.; KSA 1, p. 783 Y ss .. El arraigo de esta concepciónpositiva del conflicto en una determinada lectura de la'filosofía de Heráclito puede encontrarse en La filoso-fía en la época trágica de los griegos [1873], Valde-,mar, 1999, p. 56 Y SS.; KSA 1, p. 822 Y ss.

17. NT, §1O, p. 98; KSA 1, p. 73.18. NT, §7, p. 77, KSA 1, p. 56.19. NT, §1, p. 44, KSA 1, p. 29.20. "Una de las principales fuentes del dolor que

hemos visto acompañar indefectiblemente a toda vida,es esta 'Eris', lucha de todos los individuos, manifes-tación de la contradicción íntima de la voluntad de vi-vir consigo misma, que se hace visible por medio de laindividuación. (...) Esta discordia original es una fuen-te inagotable de dolor", Schopenhauer, A., op. cit., p.260. Para Vattirno, puede hablarse de dependencia deNietzsche respecto a Schopenhauer en este punto; Vat-timo, G., op. cit., p. 22.

21. NT, §4, p. 58; KSA 1, p. 40. En un escrito pre-vio a El nacimiento de la tragedia, "La visión dionisía-ea del mundo", de 1870, aparece un texto con fuertesanalogías con el citado: "El culto.a las imágenes en lacultura apolínea (...) tenía su meta sublime en la exi-gencia ética de la mesura, exigencia que corre parale-la a la exigencia estética de la belleza. La mesura ins-tituida como exigencia no resulta posible más que allídonde se considera que la mesura, el límite, es conoci-ble. Para poder respetar los propios límites hay que co-nocerlos: de aquí la admonición apolínea [conócete ati mismo]", NT, p. 242; KSA 1, p. 564.

22. NT, p. 242, KSA 1, p. 564.23. NT, §4, p. 58; KSA 1, p. 40.24. Ibíd.25. Este es el punto en que me separo de la lectu-

ra de J. Quesada. Para él la justificación estética de laexistencia se lleva a cabo a través de lo que denominala "unicidad productiva" que en tanto esencia del hom-bre hace de él el lugar de una productividad inagotablede apariencias artísticas que transfiguran el sufrimien-to en visión redentora (Quesada, J., op. cit., p. 146). Milectura, en cambio, renunciando a recurrir a categoríaskantianas, identifica ética y estética en lo apolíneo,concibiendo una misma actividad como práctica demoldeamiento ético de sí siguiendo el canon de la me-sura y como práctica de moldeamiento estético de sícomo figura delimitada. Con ello se entronca a Nietzs-che con el tipo de éticas forjadas en la Grecia clásica,lo que M. Foucault denominaba estéticas de la existen-cia. Ver Foucault, M., "El sexo como moral", en Sabery verdad, La Piqueta, 1991, p. 185-195; Historia de lasexualidad, vol. 2 y 3, Siglo XXI, 1986-7; Tecnologíasdel yo, Paidós, 1990; Hermenéutica del sujeto, La Pi-queta, 1994.

26. NT, §2, p. 48; KSA 1, p. 33.27. Ver Barrios, M., op. cit., p. 137 Y ss. Cf. la lec-

tura de Deleuze que considera a lo apolíneo y lo dioni-síaco como dos formas, una mediata y otra inmediata,de resolver la contradicción que desgarra a lo Uno; De-leuze, G. Nietzsche y la filosofía. Barcelona: Anagra-ma, 1886, p. 21-2.

28. NT, §4, p. 59; KSA 1, p. 41.29. NT, §1, p. 41-3; KSA 1, p. 26-8.30. NT, §1, p. 43; KSA 1, p. 28.31. NT, §7, p. 78, KSA 1, p. 57.32. NT, §21, p. 169; KSA 1, p. 136.33. NT, §19, p. l57; KSA l, p. 126.34. Mas al tratarse de apariencias apolíneas deben

permanecer dentro de esa delicada línea que les esesencial y posibilitar algo así como una mirada de sos-layo, no dañina, sobre la verdad ostentada por lo dio-nisíaco. Cf. NT, §21, p. l65-172; KSA 1, p. 132-140.

35. NT,§14, p. 123; KSA 1, p. 95. Ver también laconferencia pronunciada por Nietzsche en 1870 "SÓ-crates y la tragedia", en NT, sobre todo p. 225; KSA 1,p.545.

36. NT, §15, p. 127; KSA 1, p. 99.37. NT, §12, p. 111; KSA 1, p. 85.38. NT, §12, p. 108; KSA 1, p. 81-2.39. NT, §9, p. 94; KSA 1, p. 70.40. NT, §20, p. 162; KSA 1, p. 130.41. Cf. Vattirno, G. Más allá del sujeto. Paidós,

1992, p. 2':-45.42. NT, §5, p. 66; KSA 1, p. 47.43. NT, §5, p. 64; KSA 1, p. 45.44. NT, §5, p. 66; KSA 1, p. 47.45. Cf. Quesada, J., op. cit., p. 117-8.46. Este elemento de resistencia ante la hybris

guarda analogías con la definición kantiana de lo su-blime dinámico. Según Kant llamamos sublimes en es-te sentido a realidades que "nos hacen descubrir en no-sotros una facultad de resistencia [la razón moral] quenos da valor para poder medimos con el todo-poderaparente de la naturaleza" (Kant, 1. Crítica del Juicio.Espasa Calpe, 1977, p. 204). En unos términos queNietzsche perfectamente haría suyos, sostiene Kantque "la naturaleza, en nuestro juicio estético, no es juz-gada como sublime porque provoque temor, sino por-que excita en nosotros nuestra fuerza" (Kant, 1., op.cit., p. 205).

47. O. Reboul, al no tener en cuenta la actualiza-ción que Nietzsche realiza de las éticas de la mesuragriegas, sólo atribuye a tal moldea miento de sí un ca-rácter estético; cfr. Reboul, O., Nietzsche. crítico deKant. Barcelona: Anthropos, 1993, p. 80 Y 95.

48. Sería interesante realizar una contrastacióndel planteamiento de Nietzsche con la concepción

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JOSÉ MANUEL ROMERO CUEVAS84

aristotélica de las virtudes éticas y el papel que juegaen ellas el hábito. Cf. Aristóteles, Etica a Nicómaco,Gredos, p. 165 Y ss., 1l05b 22 y ss.

49." ietzsche, en un mundo que tritura al indivi-duo, fue capaz de hacemos ver al individuo no doble-gado por el mundo"; cf. Colli, G. Después de Nietzs-che. Barcelona: Anagrama, 1978, p. 153.

50. Cf. T. p. 26, KSA 1, p. 12.51. Posicionamiento que continuará en su obra

posterior. Cf. La gaya ciencia, § 290, Akal, 1988, p.212-3; KSA 3, p. 530-1.

52. Ver "El Estado griego" (1872), en Nietzsche,F., Obras Completas, ed. cit., vol. v., p. 114-120; KSA1, p. 764-777.

53 Nietzsche, F. De la utilidad y los inconvenien-tes de la historia para la vida (1874). En Llinares Cho-ver, J.B. (ed.). Nietzsche. Antología. Península, 1988(=UIH), p. 53-113; KSA 1, p. 243-334.

54. UIH, §9, p.99, KSA 1, p. 312.55. UIH, §8, p. 97, KSA 1, p. 309.56. Ibíd.57. UIH, §1O, p. 113; KSA 1, p. 333.58. Sobre esta cuestión puede consultarse mi

trabajo "Nietzsche, el problema de la identidad y elespacio de la ética", en Thémata. Revista de Filoso-fía, n° 22, Sevilla, 1999, p. 249 Y ss. Una versión co-rregida y ampliada de este texto apareció con el títu-lo "La identidad como problema ético en Nietzsche"en Tragaluz. Revista de Filosofía, n° 1, Granada,1998, p. 6 Y ss.

59. UIH, §8, p. 97; KSA 1, p. 309.60. UIH, §8, p. 98, KSA 1, p. 311.61. Una aportación en esta dirección la constitu-

ye mi trabajo "Nietzsche, el sujeto, la política. Apun-te sobre la postmodemidad y la disolución del suje-

. to", en lralka.