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LOS SISTEMAS DE ESCURRIMIENTO (Extracto) Por Eliseo Popolizio TOMO 2 N° 2 CENTRO DE GEOCIENCIAS FACULTAD DE HUMANIDADES FACULTAD DE INGENIERÍA APLICADAS UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE LAS HERAS 727 - RESISTENCIA - CHACO - ARGENTINA –1975 SERIE C. INVESTIGACIÓN

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LOS SISTEMAS DE ESCURRIMIENTO

(Extracto)

Por Eliseo Popolizio

TOMO 2 N° 2 CENTRO DE GEOCIENCIAS FACULTAD DE HUMANIDADES FACULTAD DE INGENIERÍA APLICADAS UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE

LAS HERAS 727 - RESISTENCIA - CHACO - ARGENTINA –1975

SERIE C. INVESTIGACIÓN

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LOS SISTEMAS DE ESCURRIMIENTO

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN

2. CONSIDERACIONES PRELIMINARES

3. AMPLITUD, ENERGÍA Y AMPLITUD DE LA ENEGÍA

4. ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Y ESCURRIMIENTO SUBSUPERFICIAL

5. LOS GRANDES TIPOS DE SISTEMAS DE ESCURRIMIENTO

5.1. Escurrimiento Laminar (EL)

5.2. Escurrimiento Fluvial (EF)

5.3. Escurrimiento Subterráneo (ES)

5.4. Escurrimiento Transicional (ET)

6. SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO LAMINAR

6.1. Laminar mantiforme (ELm)

6.2. Laminar Difuso (ELd)

6.3. Laminar Filetiforme (ELf)

6.4. Laminar cañadoide (ELc)

6.5. Laminar Esteroide (ELe)

6.6. Laminar backswámpico (ELb)

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7. SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO TRANSICIONAL

7.1. Transicional cañadoico (ETc)

7.2. Transicional esteroico (ETe)

7.3. Transicional surcoico (ETs)

7.4. Transicional carcávico (ETc)

7.5. Transicional torréntico (ETt)

7.6. Transicional uádico (ETu)

8. SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO FLUVIAL

8.1. Fluvial potamoico (EFp)

8.2. Fluvial deltoide (EFd)

8.3. Fluvial conoidal (EFc)

8.4. Fluvial riarrioideo (EFr)

9. SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO SUBTERRÁNEO

9.1. Subterráneo mantiforme ( ESm)

9.2. Subterráneo filetiforme (ESf)

9.3. Subterráneo difusoide (ESd)

9.4. Subterráneo kárstico (ESk)

9.5. Subterráneo seudokárstico (ESs)

9.6. Subterráneo potamoide (ESp)

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1 – INTRODUCCIÓN

El primer problema con el cual se enfrenta un foto intérprete, cuando desea estudiar los

tipos de escurrimiento y su representación cartográfica, estriba en la gran confusión

terminológica debido a la generalización de términos específicos y/o locales y su

aplicación a otros tipos de escurrimiento, más o menos semejantes, pero cuya varianza

funcional o local introduce modificaciones conceptuales, tanto mayores cuanto más

generalizado se vuelve el término.

Este tipo de problema es frecuente, especialmente en las Ciencias de la Tierra, tal como

ya lo hemos expuesto en un trabajo anterior.

El segundo tipo de problema deriva del criterio con el cual se analiza y tipifica el

escurrimiento, el cual no es comúnmente ni hidrológico ni ecológico y responde

simplemente a la adaptación de términos locales o de otras disciplinas, que poco o nada

dicen con respecto a las características del comportamiento del escurrimiento superficial

o subterráneo.

Este trabajo surgió como consecuencia del programa de Investigación “ Determinación de

las Pautas Básicas para el Aprovechamiento Integral de las Cuencas Fluviales del N.E.A.”

y del estudio de Fotointerpretación en el Área de los Bajos Submeridionales y Zonas de

Aportes y Descargas”, realizado para el Comité de los Bajos Submeridionales por

convenio entre la UNNE y el CFI, los cuales obligaron a una sistematización y

reordenamiento de toda la terminología existente y a una reformulación de los

contenidos conceptuales de cada término a ser empleado en dichos trabajos.

2- CONSIDERACIONES PRELIMINARES

Debemos tener presente que el agua llegada al suelo puede escurrir de tres maneras

diferentes, a saber: 1) Superficialmente, 2) Subsuperficialmente y 3) Subterráneamente.

La predominancia e importancia relativa de cada uno de estos tipos de escurrimientos es

función de muchos factores, los cuales pueden resumirse en los siguientes: 1)

Condiciones climáticas, 2) Características morfológicas 3) Condiciones bióticas y 4)

Condiciones edafológicas, por supuesto que interaccionando con los elementos y

procesos antrópicos.

Por otra parte, es conveniente tener en cuenta que los tipos de escurrimientos no son

constantes, sino que se manifiestan como más o menos variables durante el año

hidrológico y también dependen del balance hídrico a lo largo del año. Por ejemplo, una

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red desintegrada durante la estación seca puede integrarse durante la húmeda, un

escurrimiento que se manifieste como laberíntico con mínimo nivel de escurrimiento

superficial, puede convertirse en laminar, incluso fluvial, cuando los aportes aumenten

suficientemente. Por otra parte, a través de los años se pueden dar una serie de

variaciones más o menos cíclicas o tendenciales, según los casos, de tal manera que una

red pueda comportarse de manera diferente, volviendo o no a estados secuenciales.

En general es difícil que un tipo de escurrimiento permanezca estable, a través del

tiempo, ya que siempre existe la tendencia a evolucionar hacia estados de mínimo gasto

energético para el sistema biofísico del cual forma parte dicho sistema.

Durante los períodos biostásico esa evolución es relativamente lenta, pero no estática,

mientras que en los rexistásicos es rapidísima y todavía es muy poco lo que conocemos

con referencia a los ciclos y las tendencias bioclimáticas, como para tener certeza sobre

las condiciones de un sistema, en un determinado momento, sin contar con registros

suficientemente largos y de los cuales en muy pocas áreas podemos disponer.

Por otra parte, el hombre puede introducir modificaciones más o menos importantes

como para generar lo que se ha dado en llamar Rexistasia antrópica.

Por ello no debemos olvidar que en mayor o menor grado, contemplamos paisajes

humanizados y los tipos de escurrimiento están cada día más influenciados por este

nuevo sistema, que interacciona sobre el natural modificándolo aceleradamente.

Tampoco podemos descartar las modificaciones climáticas periódicas o cíclicas, las cuales

introducen aceleraciones y desaceleraciones o incluso inversiones en la tendencia

evolutiva de los sistemas de escurrimiento. De ellas todavía conocemos poco como para

poder afirmar que estamos pasando por un período biostásico o iniciando un nuevo

rexistásico

Es por ello, lo cual el autor considera muy probable, que queremos llamar la atención

sobre la extrema simplicidad con la cual se maneja los sistemas de escurrimiento, como

si estuvieran en equilibrio, y aun suponiendo que estuviéramos con un período

biostásico, las modificaciones originadas por el hombre están generando una Rexistasia

Antrópica en constante aumento que puede dar por tierra con todos los proyectos

elaborados con mucho esmero. Si a esto le sumamos la posible entrada a un período

Rexistásico, la gravedad del problema aumenta y nos obliga a elaborar sistemas de

manejo del escurrimiento lo suficientemente flexibles como para evitar el colapso, que

podría acontecer en una sola generación.

Si de por sí los considerandos anteriores nos obligan a una profunda reflexión, al analizar

cuencas o sistemas de escurrimientos en las llanuras nos obliga a una toma de

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conciencia sobre estos planteos, ya que los desequilibrios debidos a la rexistasia (natural

o antrópica) en estas áreas, es como mínimo 10 veces superior a los correspondientes a

áreas montañosas, en los referente a la individualidad de las cuencas.

Lamentablemente hemos trasladado los esquemas de análisis utilizados en estas últimas

áreas a las primeras, incluso en los planteos legales, olvidándonos de ese factor de

multiplicación y que, por otra parte, conocemos bien poco sobre los sistemas de

escurrimiento en áreas de llanuras tan vastas como la nuestra.

3 – AMPLITUD, ENERGÍA Y AMPLITUD DE LA ENERGÍA.

Consideramos conveniente detenernos en estos tres conceptos, por considerarlos básicos

para comprender con mayor claridad lo expuesto anteriormente con relación al factor de

multiplicación, que debe introducirse la trasladar los esquemas y métodos de análisis

empleados en áreas montañosas a los correspondientes a las llanuras.

Entendemos por amplitud de un área a la diferencia de altura existente entre el punto

más alto y el más bajo de la misma, en una palabra, el máximo nivel energético

potencial generado por los sistemas geomórfico. (Fig. a.1)

La energía es la frecuencia de variación de las alturas existentes en dicha área, es decir

su rugosidad (Fig. a.2) y la amplitud de la energía, es la diferencia de altura entre las

envolventes de los máximos y mínimos de la energía. (Fig. a.2)

Si solamente consideráramos tres grados o niveles para la amplitud y tres para la

energía, obtendríamos esquemáticamente lo que se indica en la (Fig. a.3)

Ella representa 9 combinaciones posibles, de las cuales introduciendo otros tres grados

para la amplitud de la energía, se obtendrían 27 situaciones posibles.

A pesar que los ingenieros estén acostumbrados a estudiar modelos reducidos, han

pasados por alto que una cuenca de llanura puede considerarse como un modelo de

montaña, en el cual se han modificado las escalas vertical y horizontal y que por ello se

hace necesario introducir factores de corrección al considerar el tamaño e influencias de

las obras.

Para ejemplificar este planteo: si suponemos una cuenca montañosa en la cual la

amplitud desde las cabeceras hasta el embalse es de 1000 m y que este ultimo tiene una

altura de 100 m, la relación entre ambos valores es de 100/1000 = 0.1

Por la misma razón, en una cuenca de llanura que pudiera considerarse un modelo de la

anterior con modificaciones de escalas y tuviera una amplitud de 10 m, un terraplén de

solo 1 m de altura establecería la misma relación 1/10 = 0.1

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En una palabra, podríamos decir que para esta ultima, el mencionado terraplén seria

equivalente de una obra de 100 m en montaña (Fig. a.4)

Si consideramos para la cuenca de montaña una longitud en planta desde las cabeceras

al dique de 100 Km tendríamos una pendiente media de 1%. Si en la cuenca de llanura

supusiéramos la misma pendiente necesitaríamos 10 Km de longitud y podemos ver que

en ambos caso la longitud inundada con relación a la longitud total nos vuelve a dar 0.1

(10 Km / 100 Km y 1 Km / 10 Km) respectivamente. Sin embargo, en las llanuras las

pendientes son generalmente mucho menores, supongamos del orden de 5 por mil. Lo

cual para nuestro ejemplo requeriría una longitud de 20 Km y daría lugar a una longitud

de inundaciones de 2 Km, es decir que siempre la relación sigue siendo 1/10.

Vemos entonces que el factor de deformación depende fundamentalmente de la amplitud

del relieve, e implica una relación de alturas relativas igual a 100.

Si analizamos ahora la energía del relieve y consideráramos un “ tacuruzal” formando por

montículos de 1.5 m de altura y una densidad de 1/ m2 en al cuenca de llanura, si lo

traducimos a una de montaña, en las condiciones antes expuestas, significaría la

presencia de montículos de 50 m de alto por Ha, lo cual daría un relieve extremadamente

enérgico que no podría dejar de llamar la atención y sin embargo poca o ninguna

importancia le prestamos a un tacuruzal de las características mencionadas. (Fig. a.5)

Consideremos finalmente que un pequeño canal de escurrimiento de solo 0.1 m de

profundidad, en la cuenca de llanura se correspondería en la de montaña a un curso de

10 m de profundidad; qué decir entonces de un canal o curso de 5 m de profundidad

equivalente a un impresionante valle de 500 m de montaña.

No creemos conveniente hacer más consideraciones, ya que las expuestas han sido

esquemáticas, pero si suficientes para llamar la atención sobre el problema, haciendo ver

que aparentemente la naturaleza trabaja con programas definidos en los cuales puede

modificar las escalas. Recordemos cuán acertadas las palabras de la Dra. Pierina Pasotti

cuando al referirse al bloque de Amstrong en Santa Fe, decía que eran las “montañas de

esa provincia”; nada más cierto, ya que utilizando los conceptos anteriores y el factor 0.1

únicamente, esas alturas de unos 40 m sobre el plano local significaría 4000m en la

montaña.

Consideramos que el estudio detallado de estos problemas debe realizarse con la mayor

brevedad posible a fin de establecer mediante la teoría de modelos, cuáles son los

factores de multiplicación para cada caso y cuáles los programas que utiliza la

naturaleza. Ellos evidentemente existen y hacen posible ver al pie de los terraplenes

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modelos miniaturas de cono de deyección, que si no tuviéramos relación de escala no

sabríamos si se trata de un cono de montaña.

4 – ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL Y ESCURRIMIENTO SUBSUPERFICIAL

La desagregación de estos dos tipos de escurrimiento ha sido muy pocas veces analizada

detenidamente, o incluso frecuentemente ignorada en las obras especializadas y sin

embargo es de fundamental importancia distinguirlos y ver la manera en que ambos se

relacionan.

Escurrimiento superficial es aquel que se realiza libremente en superficie y sobre una

película de agua adherida al suelo, en tanto que el subsuperficial se realiza dentro de la

parte superior del suelo, entre los granos, partículas y materia semidescompuesta, más o

menos suelto.

Este ultimo es de tipo Transicional, entre el escurrimiento superficial y el subterráneo,

pero más parecido al primero por su velocidad y comportamiento. En aquellos suelos en

los cuales superficialmente se desarrolla un horizonte o subhorizonte formado por la

hojarasca muy poco descompuesta o el grado de agregación superficial es bajo, por falta

de cohesivos, el agua se mueve como si lo hiciera en un vaso poroso con gran disipación

de energía y debido al régimen no estacionario, la turbulencia y la subpresión

hidrostática que origina (esta última tanto mayor cuanto mayor la altura de la película

superficial) es responsable del arranque o saltación de partículas superficiales (Fig. a.6)

Como consecuencia de lo expuesto se origina una depresión y una deplexión del manto

de escurrimiento superficial, dando lugar a turbulencia y remolinos que aceleran el

arranque de partículas hacia la parte superior de la ladera ( aguas arriba), generando

lentamente surcos de erosión que pueden alterar totalmente el escurrimiento superficial

mantiforme, y convertirlo en filetiforme, con lo cual desata una reacción en cadena que

acentúa el surco y decapita los suelos (Fig. a.6)

Por lo antedicho, ningún proceso de erosión o de escurrimiento puede analizarse al

margen de un estudio detallado del escurrimiento subsuperficial, puesto que en la

mayoría de los casos es el responsable de actuar como un disparador de un sistema

erosivo con retroalimentación positiva.

Es por esta razón que al observar detenidamente los terraplenes, podemos ver que los

surcos de erosión no comienzan desde el pie del talud, sino más arriba, como

consecuencia de que a medida que el agua superficial y subsuperficial se mueven sobre

una pendiente continua, sufren una aceleración continua hasta alcanzar un valor crítico

en que es posible la saltación de granos, originándose el proceso regresivo aguas arriba,

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que da lugar a los surcos. (Fig. a.7) A titulo de referencia; nunca deberían construirse

taludes con pendientes constantes y mucho menos aun convexas, porque ello origina una

aceleración continua. Deberíamos haber aprendido de la naturaleza que tiende el mínimo

gasto energético generando taludes cóncavos, para frena la aceleración y mantener la

velocidad a lo largo del escurrimiento en valores incompatibles con la erosión.

5- LOS GRANDES TIPOS DE SISTEMAS DE ESCURRIMIENTO

Habiendo hecho las consideraciones anteriores sobre la importancia del escurrimiento

subsuperficial, podemos dejar por el momento de lado el asunto y considerarlo

conjuntamente con el superficial como constituyendo un solo sistema, con miras a no

ampliar el campo teórico de las consideraciones y poder establecer la tipología de los

sistemas de escurrimiento sobre la base del comportamiento de los mismos.

En la naturaleza es prácticamente imposible encasillar procesos o modelos, pues siempre

hay transiciones o combinaciones más o menos definidas; por ello es más importante

comprender la secuencia transicional en el espacio y en el tiempo, que establecer una

clasificación académica en compartimentos estancos.

Hecha esta salvedad, consideramos que al cartografiar un sistema automáticamente lo

estatizamos y le restamos valor dinámico temporal, es decir tendencias evolutivas y

solamente logramos representar un “corte en el tiempo”, un solo cuadro de la película o

trama del verdadero proceso; por ello vamos a intentar una clasificación de los sistemas

y tipos de escurrimiento.

En primer lugar podemos decir que existen tres sistemas de escurrimiento, que a su vez

están mas o menos integrados, a saber: Escurrimiento laminar, Escurrimiento fluvial y

Escurrimiento subterráneo.

Todo tipo de transición puede darse entre ellos, pero a los fines de este trabajo

analizaremos además el Escurrimiento Transicional entre el primero y el segundo.

5-1 ESCURRIMIENTO LAMINAR ( EL)

Entendemos como tal, a aquel sistema en el cual el agua escurre como lámina al ras del

suelo y cualquier obstáculo o variación de pendiente puede modificar el sentido del

escurrimiento ya que no existen canales permanentes y / o definidos que lo puedan

impedir. Es esencialmente un sistema de manifestación areal o bidimensional ( Fig. a.8)

5-2 ESCURRIMIENTO FLUVIAL ( EF)

Se caracteriza por ser un sistema lineal, es decir que el agua escurre a lo largo de un eje,

el cual puede o no presentar varios canales. Tiene una gran inercia a cambios bruscos

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cuando no interfieren acciones externas al sistema, y requiere un fuerte efecto externo

para modificarse sensiblemente. El escurrimiento es continuo durante la mayor parte del

año y el aporte de agua subterránea al caudal es apreciable.

5-3 ESCURRIMIENTO SUBTERRÁNEO (ES)

Es dominantemente areal, pero puede presentar un gran numero de variantes, desde

una lamina continua a filetes separados o incluso hidrostática y escurre frecuentemente

como si lo hiciera en un vaso poroso a través de suelo y rocas, dependiendo su estilo de

las características de estos últimos, pero también de otros muchos factores.

5-4 ESCURRIMIENTO TRANSICIONAL (ET)

Entre los dos tipos de sistemas de escurrimiento mencionados inicialmente ( 5-1 y 5 –2)

se desarrolla el que denominamos de transición, constituido por una serie de subtipos

que forman una verdadera serie y van pasando progresivamente del laminar al fluvial. No

siempre se está de acuerdo en incluirlos en uno u otro tipo, ya que por ello que los

hemos agrupado en el Transicional. Sintetizando podríamos establecer los siguientes

grandes tipos de sistemas de escurrimiento:

1. ESCURRIMIENTO LAMINAR (EL)

2. ESCURRIMIENTO TRANSICIONAL (ET)

3. ESCURRIMIENTO FLUVIAL ( EF)

4. ESCURRIMIENTO SUBTERRÁNEO ( ES)

6 SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO LAMINAR

6-1 LAMINAR MANTIFORME (EL m)

Entendemos como tal a aquel que tiene lugar sin solución de continuidad y presenta el

aspecto de un manto de agua orientado según la pendiente. Tiene lugar sobre superficies

de alta isotropía topográfica y baja amplitud. La energía del relieve puede ser muy

elevada pero siempre que la amplitud de dicha energía no supere el espesor de la

lámina, ya que de lo contrario esta se dividirá en filetes o se volverá difusa.

El ejemplo tampoco se da con valores de bajísima amplitud, energía y amplitud de la

energía, es decir en superficies prácticamente planas y casi horizontales (Fig. a.8)

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6–2 LAMINAR DIFUSO (Eld)

Se caracteriza porque la lamina de agua aparece “cribada” pero sin perder continuidad.

Tiene lugar cuando los obstáculos del terreno sobresalen de la lámina (amplitud de la

energía mayor que el tirante) pero son despreciables en tamaño con relación a la

extensión de aquélla, aún cuando su número pueda ser elevado.

El ejemplo típico es el paso de una lámina de agua sobre un pajonal donde cada mata

vegetal “perfora” la lámina sin lograr que esta se desagregue en filetes independientes

(Fig. a.9)

Lo mismo puede ocurrir con un manto de agua que escurra entre los troncos de los

árboles o arbustos del soto, siempre que ellos no logren desagregar la lámina. Como

puede apreciarse, no interesan en estos casos ni la energía ni la amplitud de la energía

aisladamente, simplemente se trata de un problema de la relación entre la sección de los

obstáculos (morfológicos o biológicos) y la de la lámina, es decir que aquélla debe ser lo

suficientemente pequeña como para no romper la continuidad espacial del escurrimiento

y por supuesto, que hidrológicamente estará en relación directa con la pendiente, ya que

cuanto mayor sea ésta, mayor será la velocidad y la turbulencia que terminará por

desagregar la lámina.

6–3 LAMINAR FILETIFORME ( ELf)

Es aquel en el cual el manto de agua se separa en filetes, cada uno de los cuales sigue

actuando como lámina, y pueden correr paralelos o entrelazarse ( modelo anastomosado

o trenzado.

Es el resultado de la influencia manifiesta y apreciable de los obstáculos topográficos o

biológicos sobre la lámina de agua. Aguas debajo de cada uno de ellos se producen

inicialmente fenómenos de turbulencia y vórtices semejante a los observados en un pilar

colocado en una canal, que pueden originar procesos de erosión localizada y termina con

la separación definitiva del manto en filetes que escurren a ambos lados del obstáculo.

(Fig. a.10)

Podemos observar que los tres subtipos del escurrimiento laminar anteriores forman una

transición continua que termina por desencadenar procesos localizados de erosión que a

su vez darán origen a los subtipos transicionales, como veremos luego.

6–4 LAMINAR CAÑADOIDE ( ELc)

Hemos creado este neologismo para poder tipificar un escurrimiento muy frecuente en

zonas llanas; se desarrolla en ambientes que por sus características ecológicas deben

considerarse cañadas, pero que a diferencias de las típicas tienen lugar sobre formas

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deprimidas cerradas, es decir pequeñas cuencas endorreicas ( por lo menos durante una

buena parte del año) originadas por procesos seudokársticos o paleoeólicos, meandros

abandonados o bien otras depresiones que suelen englobarse en términos claros tales

como lagunas, charcos, pantanos, etc. Todos ellos permitirían una definición más o

menos conceptual pero vulgarmente se utilizan con un grado de generalización y

extrapolación tal, que termina por englobar a un sinnúmero de morfologías y ambientes

ecológicos diferentes.

Frecuentemente el escurrimiento que tiene lugar en estas condiciones no deja de ser más

que alguno de los tres primeros subtipos que hemos descrito, pero debe diferenciarse de

aquéllos por el comportamiento del agua durante el año. En efecto, cuando comienza la

estación seca, a consecuencia de la evaporación o evapotranspiración, el nivel del agua

comienza a descender y origina un escurrimiento muy lento, centrípeto.

Cuando se inicia la estación lluviosa, el proceso se invierte y el nivel de las aguas

asciende avanzando en forma centrífuga y puede aparecer en el centro de la depresión

un espejo de agua libre. (Fig. a.11 y a.12)

Estas oscilaciones e inversiones en el movimiento de la lámina de agua, están

íntimamente relacionados con las especies y unidades fisonómicas florísticas que pueden

desarrollarse en dichas áreas y que en nuestras zonas llanas pueden ser muy extensas,

por lo cual es imposible dejar de considerar por separado este subtipo de escurrimiento.

6–5 LAMINAR ESTEROIDE ( ELe)

Valen las mismas consideraciones hechas para el anterior, ya que si bien ecológicamente

responden a ambientes de esteros, morfológicamente se desarrollan en áreas cerradas o

depresiones endorreicas, por lo menos durante gran parte del año. Su diferencia estriba

fundamentalmente en la mayor permanencia del agua, que se traduce directamente en

las especies y fisonomías vegetales que pueden instalarse en ellas.

Consideramos importante decir que los niveles máximos de agua y el tiempo que los

vegetales pueden estar en seco es un factor limitante y variable para cada especie, de

allí que cualquier interferencia natural o artificial sobre estos sistemas altere el equilibrio

ecológico y debido a la muy baja amplitud de relieve de las formas sobre las cuales se

desarrollan sus efectos se extienden rápidamente por grandes extensiones, con

inmediata influencia sobre las actividades humanas. Demás está decir entonces la

importancia especial que debe darse a los estudios hidrológicos y ecológicos de estos

sistemas, en gran parte modificados profundamente por la acción del hombre por no

conocer lo suficiente sobre su dinámica. (Fig. a.12)

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6–6 LAMINAR BACKSWÁMPICO ( ELb)

En verdad no pasa de ser uno de los dos subtipos anteriores, en cuanto a ambiente

ecológico se refiere, pero es importante tener en consideración algunos elementos de las

áreas de back swamp para poder comprender las características del escurrimiento que

tiene lugar en ellas.

Entendemos como área de back swamp a las situadas por detrás de los diques

marginales que definen la faja meándrica de un curso y que son inundadas durante las

crecientes anuales. (Fig. a.13) Su particularidad y diferencia con las depresiones de

meandros abandonados, estriba en que si bien las aguas del curso las inundan

periódicamente, no se ven afectados por los cambios de cauce del colector. Este hecho

tiene dos ventajas: la primera que los desbordes arrastran la materia orgánica flotante

(Ej. Los camalotales) retardando el proceso de colmatación organogénica y la segunda,

que el área se enriquece con los nutrientes de los sedimentos transportados por el curso,

los cuales al perder velocidad se depositan.

Como sistema de escurrimiento se comporta dualmente: durante las crecientes se

integra al sistema fluvial pero en forma de escurrimiento mantiforme y durante los

estiajes funcionan aisladamente como una cañada. (Fig. a.13)

Las grandes extensiones que estos ambientes tienen en el NEA y especialmente en Chaco

y Formosa, donde los sedimentos aportados por los ríos son ricos en nutrientes sumado a

la imposibilidad de que el curso meandrifique en ellos ( salvo procesos externos) hace

que el estudio detallado del escurrimiento en las áreas de back swamp deba ser

intensificado y ajustado convenientemente.

7 SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO TRANSICIONAL

7-1 TRANSICIONAL CAÑADOICO ( ETc)

Se diferencia del (ELc) por estar integrado a una red afluente y por consiguiente el

escurrimiento está orientado según una dirección.

Condicionado a las precipitaciones y al nivel del pelo de agua del eje colector (estero o

curso) el escurrimiento en toda el área de la cañada está regido además de la pendiente,

por la velocidad que pueden adquirir las aguas, de allí que pueda presentar muchas

características semejantes a los subtipos del escurrimiento laminar, diferenciándose

esencialmente por presentar una pendiente general y un sentido del escurrimiento que

están perfectamente determinada aun en los casos en que presente red laberíntica: Lo

antedicho tiene enorme importancia en los estudios hidrológicos, puesto que este

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subsistema se puede integrar en modelos de cuencas y analizarlo simplemente como

parte de las mismas, aun cuando no tenga lugar un escurrimiento fluvial. ( Fig. a.14)

La morfología que sustenta este ambiente (cañada), puede ser muy variada en las

llanuras y especialmente en nuestra zona: paleovalles fluviales, meandros abandonados,

paleodepresiones eólicas ínterligadas a una red actual y modelos seudokársticos son los

más frecuentes. Debemos decir, por otra parte, que ciertas obras humanas tales como

los caminos e incluso los alambrados, pueden interferir en los escurrimientos laminares o

fluviales generando ambientes de cañadas.

7-2 TRANSICIONAL ESTEROICO ( ETe)

Con referencia al ETe valen las mismas consideraciones hechas para el anterior como

elementos de diferenciación, es decir que la diferencia fundamental estriba en constituir

parte de una red efluente.

A diferencia del ELe, que se presenta areolarmente con modelos circulares o lobulados,

en estos casos el modelo es definidamente lineal y el escurrimiento direccional definido.

En muchos casos su transición con el anterior (ETc) no tiene lugar por una diferencia

morfológica ni por un quiebre de pendiente en el perfil transversal y es solo consecuencia

del mayor nivel y permanencia de las aguas durante el año; en estos casos la variante es

simplemente hidroecológica. Sin embargo los escurrimientos de este tipo son muy

frecuentes en la zona, desarrollados sobre una morfología propia generada por paleo

canales de estiaje de paleovalles fluviales, paleocursos y cursos actuales, cuyo

escurrimiento está frenado natural o artificialmente, seudodolinas interligadas por

depresiones seudokársticas alineadas, paleocorredores eólicos, etc. ( Fig. a.15)

7-3 TRANSICIONAL SURCOICO ( ETs)

Representa el primer estado de evolución del laminar hacia el fluvial por efecto de

erosión lineal, pero asociado a filetes de agua, por lo cual debemos incluirlo entre los

transicionales.

Se caracteriza por la aparición de surcos cuyo tamaño y profundidad son

extremadamente variables y resultan de la sección combinada del agua superficial y

subsuperficial exclusivamente.

Como habíamos mencionado anteriormente, al referirnos al escurrimiento subsuperficial,

el proceso se inicia con la saltación de pequeños granos del suelo cuando la velocidad, la

presión hidrostática y la turbulencia del agua subsuperficial alcanzan un valor limite para

el tipo de suelo en el cual se desarrolla. ( Fig. a.16)

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Es por esta razón que los surcos se inician ladera arriba y no desde el pié, progresando

por la acción regresiva asociada a la influencia de la lámina superficial y trepando por la

ladera.

Representa una ruptura del equilibrio geomorfológico y su aparente falta de significación

esconde toda una secuencia erosiva que puede llegar a decapitar los suelos o generar

profundos cañadones.

Puede originarse con pendiente bajísimas, tanto más cuanto mayores sean las

posibilidades de procesos seudokársticos, es decir procesos de disolución interna o de

arrastre hipodérmico lateral de coloides.

Pequeñas modificaciones de la cobertura vegetal o rupturas en la estructura natural de

los suelos son suficientes para iniciar este subtipo de escurrimiento, y sus modelos

pueden ir desde redes difluentes hasta confluentes, siendo estas ultimas las más

peligrosas pues se comportan hidrológicamente como modelos reducidos de torrentes

acelerando el tiempo de concentración, la erosión y el arrastre de sedimentos.

También debemos decir que a nivel hidrológico es muy poco lo que se ha estudiado sobre

este subtipo, especialmente cuando está asociados a procesos seudokársticos.

7-4 TRANSICIONAL CARCÁVICO ( ETv)

Las características de este escurrimiento son bastante complejas, ya que el proceso

genérico que origina las cárcavas es consecuencia de varios factores asociados al agua

subterránea (freática).

Una vez que se desarrolla incipientemente esa morfología con aspecto de un barranco

lineal, las aguas superficiales convergen hacia la depresión acelerando el desarrollo de la

misma y el retroceso de cabeceras, lo cual puede tener lugar con mucha rapidez (Fig.

a.17).

Representa el máximo grado de ruptura de equilibrio y su comportamiento se asemeja al

de los torrentes, especialmente en algunos casos donde llega a definir una verdadera

cuenca de recepción ramificada, un canal de descarga e incluso el cono de deyección,

como puede apreciarse en las riberas correntinas del valle del río Paraná.

A nivel de manejo representa el más avanzado proceso de erosión de suelos e hidrológica

mente la tendencia a originar una red fluvial incipiente.

En los sedimentos susceptibles de ser afectados por procesos seudokársticos, cualquier

ruptura de pendiente generará este tipo de morfología y escurrimiento, tanto más rápido

y extenso cuando mayor sea el desnivel creado. Alcantarillas, canaletas y canales son los

principales generadores antrópicos de estos procesos, pero también otros factores que

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alteren el equilibrio geomórfico, tales como talado, quema, roturación del suelo, etc.

frecuentemente los inician.

7-5 TRANSICIONAL TORRENTICO ( ETt)

Consideramos importante mencionar que este tipo de escurrimiento tiene lugar sobre la

morfología de torrente, la cual no es exclusiva de áreas montañosas sino que puede

darse en las llanuras, donde las condiciones morfoclimáticas lo permitan y por otra parte

es muy frecuente sobre paleomodelos generados bajo condiciones antiguas de

semiaridez como ocurre en sectores del nordeste argentino.

Para comprender su comportamiento es necesario recordar que la morfología

correspondiente presenta tres sectores: la cuenca de recepción, caracterizada por su red

convergente y cursos de primer orden; el canal de descarga, encañonado y

prácticamente sin afluentes y el cono de deyección, con modelo de red divergente

dispuesta en un abanico de canales ( Fig. a.18)

El escurrimiento se caracteriza por un corto tiempo de concentración en la cuenca de

recepción, lo cual se traduce en un pico de creciente espasmódico que se propaga por el

canal de descarga a mayor velocidad, debido a la disminución de la sección.

Esa rapidez del escurrimiento superficial, en dichos sectores, hace que una poca cantidad

de agua pueda infiltrarse, por lo cual el aporte de la misma es despreciable y la red

puede cortarse durante largos períodos luego de las crecientes. Al salir del canal de

descarga el escurrimiento frena bruscamente su velocidad, ya que entra a un área de

menor pendiente, descargando los sedimentos y generando el cono de deyección. (Fig.

a.18)

Es conocido el fenómeno de permanente cambio de curso en dicho cono por la

sobreelevación que originan los sedimentos y en cada avenida el escurrimiento comienza

siendo encausado para llegar a convertirse en una verdadera lámina que escurre sobre el

cono de manera muy compleja e inestable.

Sin embargo, los sedimentos del cono de deyección actúan como un acuífero difluente

que determina una mayor permanencia del escurrimiento en los canales una vez pasada

la creciente. ( Fig. a.18)

7-6 TRANSICIONAL UÁDICO ( ETu)

Si bien es característico de áreas áridas o semiáridas no es exclusivo de estas, ya que

puede manifestarse sobre paleomodelos en zonas actualmente sometidas a condiciones

climáticas diferentes a aquéllas.

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Se caracteriza por ser direccional y relativamente estable en posición, por lo cual se

asemeja más al escurrimiento fluvial, pero es espasmódico al igual que el torréntico,

diferenciándose de este último por mantener un escurrimiento subálveo permanente o

casi permanente durante todo el año, lo cual se traduce necesariamente en la

implantación de una vegetación adaptada a estas condiciones en el lecho del mismo

cauce. (Fig. a.19)

Morfológicamente se desarrolla sobre la morfología homónima en un valle muy poco

profundo y que en las llanuras solo puede distinguirse por las fotografías aéreas o por

relevamientos topográficos de detalle. Dicho valle presenta frecuentemente un conjunto

de canales anastomosados que funcionan durante las crecientes y si el volumen de agua

es máximo puede determinar la formación de un filete continuo, cuyo escurrimiento es

más lento que en los torrentes y suele traducirse en la presencia de ambientes de

cañada.

8 - SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO FLUVIAL

8 -1 FLUVIAL POTAMOICO ( EFp)

Es el correspondiente al concepto más vulgar de río, caracterizado por una dirección

definida de escurrimiento y canal o canales permanentes de agua, si bien este

escurrimiento puede reducirse al mínimo durante los estiajes.

Se desarrolla sobre la base de uno o varios canales que pueden alejarse dentro de un

cierto entorno más o menos definido del eje medio, con modelo anastomosado,

meándrico o paralelo.

El caudal, la velocidad y la altura del pelo de agua pueden variar durante el año, pero el

aporte de agua subterránea es siempre fundamental al escurrimiento. ( Fig. a.20)

Su tendencia a mantenerse dentro de un valle definido es una de las características

dominantes, al igual que la permanencia del escurrimiento superficial y el continuo

aporte del agua subterránea.

Las modificaciones del valle son lentas y solamente complicaciones diastóficas,

rexistásicas o antrópicas, pueden originar cambios repentinos. Es un sistema de máxima

estabilidad y por ello con gran capacidad para absorber los cambios dentro de un entorno

relativamente amplio, a partir del cual todo el sistema se modifica.

Otras de las características es la convergencia de las divisorias topográficas y freáticas de

la cuenca hacia la desembocadura, es decir que es esencialmente resultado de una red

convergente. Por ese mismo motivo existe convergencia de los cursos de orden menor

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hacia los mayores, la cual tiene lugar en forma gradual o seriada, con una disminución

paulatina del número de cursos a medida que marchamos hacia la desembocadura (Fig.

a.21)

Lamentablemente el término río se ha extrapolado tanto que se aplica a casi cualquier

tipo de escurrimiento lineal, por ejemplo se habla del río Bermejo que es realidad es un

gigantesco torrente y funciona como tal; por ello creemos conveniente todo un replanteo

de esta cuestión, ya que la definición de río debiera estar indefectiblemente asociadas a

un sistema específico de escurrimiento que proponemos se denomine potamoico.

8-2 FLUVIAL DELTOIDE (EFd)

Es consecuencia del efecto de frenado del escurrimiento (frecuentemente potamoico) por

un nivel de base hídrico, generado por el mar, un lago u otro río. Este tipo de

escurrimiento adopta un modelo divergente, más o menos acentuado, como

consecuencia de la pérdida de velocidad generada por el nivel de base hídrico, el cual

puede no ser estable a causa de mareas o mayores aportes (en el caso de desembocar

en un lago o un río) (Fig. a.22)

Las ondas de marea pueden afectar en forma muy apreciable el escurrimiento, ya que las

mismas pueden remontar el delta por decenas de kilómetros.

A causa de las influencias que introducen las variaciones del nivel hidrológico de

desembocadura, el escurrimiento puede sufrir variaciones de velocidad diarias,

estacionales, periódicas o seculares, por lo cual se diferencia marcadamente del

escurrimiento encauzado de la red a la cual pertenece y merece un estudio especial.

8-3 FLUVIAL CONOIDAL ( EFc)

Si bien fue analizado un escurrimiento semejante al mencionar el escurrimiento ETc, es

conveniente que sepamos distinguirlo, puesto que en este caso se caracteriza por ser

permanente y no espasmódico como en el anterior. Puede tener lugar sobre paleo

modelos de conos de deyección actualmente sometidos a mayores precipitaciones, que

permiten la continuidad temporal del escurrimiento en los canales. Un ejemplo

interesante lo constituye el cono de del río Bermejo, que si bien se integra en un macro

torrente su parte terminal está hoy bajo condiciones diferentes a las de semiaridez que lo

originaron y por ello sustenta un abanico de cursos implantados sobre el paleocono

aluvial.

La otra diferencia esencial estriba en que su origen no está condicionado por un nivel de

base hidrológico sino topográfico. Es el cambio brusco de la pendiente el que origina la

pérdida de velocidad y la formación de un modelo divergente que morfológicamente se

parece mucho a un cono de torrente, pero funciona permanentemente por lo menos en

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uno de sus canales. (Fig. a.23) En la llanura tienen lugar muchos ejemplos de este tipo

con variaciones de pendiente bajísimas y que solo se pueden explicar si los consideramos

como modelos reducidos de los ejemplos de áreas elevadas en contacto con planicies

pedemontanas.

8 -4 FLUVIAL RIARRIOIDEO ( EFr)

Constituye un neologismo introducido por ciertas semejanzas con el escurrimiento de las

rías. Su diferencia radica en que el curso desemboca en otro y a la elevación del pelo de

agua de este ultimo introduce un efecto de remanso que provoca la inundación de la

boca del afluente, el algunos casos por varios kilómetros. ( Fig. a.24)

El efecto de frenado de las aguas cuando se produce la creciente en el curso principal da

lugar a sedimentación en el afluente y también a un aumento de la oscilación meándrica,

en algunos casos por mayor número de vueltas y en otros por ampliación de la faja de

divagación.

Cuando se produce el descenso de las aguas en el curso principal la corriente secundaria

se acelera y corta los meandros o forma cursos de descarga lateral a nivel más bajo y

más rectilíneos. En la medida que la frecuencia y variaciones entre aguas altas y mínimas

se hacen más apreciable, mayor sería la complejidad del modelo en la planicie fluvial

terminal del afluente, hasta generar modelos laberínticos.

Gran cantidad de afluentes del río Paraná, entre Corrientes y Santa Fé, sobre ambas

márgenes presentan estas características e incluso el río Paraguay se ve profundamente

influido por el remanso del Paraná.

El estudio del escurrimiento en estos sectores de los cursos afluentes es de fundamental

importancia, ya que además del problema de frenado de las aguas, tienen lugar

problemas derivados de la diferente turbidez que pueden tener el principal y el afluente,

lo cual se traducirá en modificaciones de la cota de fondo de la planicie fluvial es decir del

perfil longitudinal del afluente ( Fig. a.23)

9 SUBTIPOS DEL ESCURRIMIENTO SUBTERRÁNEO ( ES)

9–1 SUBTERRÁNEO MANTIFORME ( ESm)

Es consecuencia de una absoluta isotropía en los sedimentos por los cuales escurre, no

existiendo lineamientos preferenciales de escurrimiento. Tiene lugar en suelos y rocas en

los cuales el arrastre de coloides es despreciable o si existe es exactamente igual a toda

el área. Los materiales tampoco pueden presentar nódulos o concreciones solubles

aislados que determinen ejes preferenciales.

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El escurrimiento es en estos casos un verdadero manto freático que se desplaza

siguiendo aproximadamente las deformaciones topográficas pero en forma más apaisada.

A pesar de la idea generalizada de la frecuencia de este tipo de escurrimiento es muy

poco común que se den tantas condiciones de homogeneidad como para que el mismo

tenga lugar (Fig. a.25)

9–2 SUBTERRÁNEO FILETIFORME ( ESf)

Generalmente responde a una paleo red sepultada que dirige el escurrimiento según los

antiguos cursos que la integraban y por lo tanto puede presentar muchísimos modelos.

Es muy frecuente la combinación de este subtipo con el anterior para dar lugar a una

distribución de las isofreáticas semejante a lo que se indica en al figura. También

lineamientos tectónicos, estructurales o de diaclasas sepultadas bajo un manto

meteorizado pueden generarlo. (Fig. a.26)

9–3 SUBTERRÁNEO DIFUSOIDE (ESd)

Corresponde a una intrincada red de lineamientos preferenciales que se interconectan

entre sí como puede tener lugar en rocas con sistemas de diaclasas conjugados. ( Ej. los

basaltos) y sus análisis hidrogeológico puede ser complicado. En muchos otros casos se

corresponde a una red subterránea generada por procesos kársticos o seudokársticos por

lo cual no siempre es fácil diferenciarlo del siguiente subtipo (Fig. a.27)

9–4 SUBTERRÁNEO KÁRSTICO (ESk)

Sería excesivamente extenso entrar a analizar en detalle este tipo de escurrimiento ya

que el está asociado a los procesos kársticos cuya complejidad es enorme y existe

excelente bibliografía al respecto. Simplemente debemos decir que se caracteriza por ser

consecuencia de procesos de disolución en rocas solubles como las calizas y que varía

desde un tipo filetiforme orientado por disolución a lo largo de planos de diaclasas hasta

el extremo de verdaderas redes subterráneas fluviales donde el escurrimiento tiene lugar

en forma libre o forzada por cavernas generadas por la disolución, el cual por otra parte

está frecuentemente ínterligado con algún tipo de escurrimiento superficial. (Fig. a.28)

9–5 SUBTERRÁNEO SEUDOKÁRSTICO ( ESs)

El autor ha realizado un trabajo sobre la morfología asociada a este tipo de

escurrimiento, en el cual existe una buena referencia bibliográfica sobre el tema.

No obstante como el conocimiento de estos procesos no es tan vulgar como el

correspondiente al karst haremos algunas consideraciones, especialmente por la

frecuencia con que los mismos se presentan en la llanura.

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El empleo del término seudokárstico o falsokarst se debe a que su desarrollo tiene lugar

en rocas que no son típicas o masivamente solubles y solo presentan cierto contenido de

minerales solubles en forma de nódulos, concreciones, cristales o capas delgadas; pero

por otra parte, también tiene lugar en rocas que no son ni tienen elementos solubles

pero presentan cantidades apreciables de coloides y una estructura particular que

permite la remoción mecánica de los mismos (arrastre coloidal hipodérmico) pudiendo

llegar a formarse incluso cavernas y conductos pequeños. En ambos casos,

superficialmente se desarrollan formas y asociaciones de formas muy parecidas a las del

karst típico.

Frecuentemente, la primera manifestación de un proceso y escurrimiento seudokárstico

con detenimiento es la aparición de formas más o menos circulares deprimidas y

originadas por asentamiento (seudodolinas, Skd). Si el escurrimiento subterráneo es

mantiforme, ellas se presentarán aisladas originando una planicie cribada, si es

filetiforme y laberíntico darán lugar a una serie de asentamiento o depresiones alargados

que convergen hacia las seudodolinas (modelo araña) y si es orientado según algún otro

tipo de red subterránea, las seudodolinas se interligarán como collares de cuenta por las

depresiones de asentamiento (Ska) con aspecto de cañadas o esteros según corresponda

superficialmente y pueden adoptar cualquier modelo de red (dendrítica, pinada, etc.).

Si el proceso de disolución o arrastre coloidal continua, algunas seudodolinas aumentan

de tamaño, incorporando otras próximas dando lugar a seuduvalas (Sku) y finalmente

puede originarse toda una planicie por coalescencia de estas formas deprimidas dando

lugar a seudopoljés (SKp) ( Figs a. 29,30,31 y 32).

Es importante decir que casi todas nuestras lagunas, esteros y cañadas de la llanura, que

no hayan sido generadas por procesos fluviales o eólicos, son generadas por este tipo de

escurrimiento subterráneo y su morfología superficial correspondiente; es más, muchos

cursos se han generado sobre las depresiones alineadas generadas por seudodolinas y

canales de asentamiento.

También toda la morfología de cárcavas generadas en estas zonas están de una o otra

forma asociada al escurrimiento seudokárstico.

Lamentablemente no existen estudios hidrológicos de detalle sobre este tipo de

escurrimiento, que en algunos sectores de la llanura ocupa extensiones enormes y forma

la parte superior de las cuencas de aportes, sin que podamos tener suficientes elementos

de juicio como para decir hasta que punto y en que medida influyen en el escurrimiento

de los colectores y redes superficiales.

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Es sin embargo evidente que dan lugar a una deplexión de la superficie freática, como

consecuencia del aumento de velocidad a lo largo de los lineamientos preferenciales que

originan los canales de asentamiento, otro tema de singular importancia para ser

dilucidado con estudios de detalle.

9–6 SUBTERRÁNEO POTAMOIDE ( ESp)

Denominaremos así a un escurrimiento subterráneamente encauzado dentro de un paleo

valle fluvial sepultado por sedimentos más modernos. (Fig. a.33). Los antiguos cauces

fluviales constituyen uno de los tipos de acuíferos más frecuentes en las llanuras y su

localización se puede ver muy facilitada por la fotointerpretación. No siempre las

posibilidades de captación son óptimas pero de cualquier manera la existencia de esos

paleovalles cubiertos por sedimentos más modernos actúan como vasos porosos a lo

largo de los cuales se concentra el escurrimiento que en algunos casos funciona

independiente del resto y en otros se intercomunican originando una modificación de las

isofreáticas que reflejan la paleocuenca sepultada ( Fig. a.26).

La distribución de las fisonomías vegetales puede permitir reconocer este tipo de

escurrimiento, como se indica en las Figs. a.34 y a.35.

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AMPLITUD

Ah.

Fig. a. 1

Ah.

AMPLITUD DE LA ENERGIA

ENERGIA

Fig. a. 2

AMPLITUD

ENERGIA

ALTA MEDIA BAJA

ALTA

MEDIA

BAJA

Fig. a. 3

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LOS SISTEMAS DE ESCURRIMIENTO

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ES

CA

LA M

ON

TAÑ

A

m 1.000

800

600

400

200 2

4

6

8

10

ES

CA

LA L

LAN

UR

A

MONTAÑA - 100 Km.LLANURA - 10 Km. Fig. a. 4

m

0,100,200,300,400,501

m.

1 m.

100

m.

100 m.

304050

2010

Fig. a. 5

Fig. a. 6 Fig. a. 7

LAMINA

DE AGUA

Fig. a. 8 Fig. a. 9 Fig. a.10

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LOS SISTEMAS DE ESCURRIMIENTO

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50,7

0 50,6

0

50,5050,40

50,3050,20

50,70

Fig. a.11 Fig. a.12

BACK SWAMP

ZONAMEANDRICA

Fig. a.13

50,50

50,20

p

p+ Pjw

p

Fig. a.14

50,40

50,20

p

p+ Pjw

p

pr

Fig. a.15

Fig. a.16 Fig. a.17 Fig. a.18

Fig. a.19 Fig. a. 20 Fig. a. 21

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Fig. a. 22

B. M.

A. M.

Fig. a. 23

AGUAS ALTAS

AGUAS BAJASFig. a. 24

NIVEL FREÁTICO

Fig. a. 25

12

9

6

3

Fig. a. 26 Fig. a. 27 Fig. a. 28

Fig. a. 29 Fig. a. 30 Fig. a. 31

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Fig. a. 32 Fig. a. 33

SP SA

SP

BAc´

SP

Fig. a. 34 Fig. a. 35

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