Epistolario-I-.-1873-1890-en-color.-.206.pags-cartas-de-la-1-a-la-106-dos.teorias.pdf

Embed Size (px)

Citation preview

  • Traduccin deJOAQUIN MERINO PEREZ(Traduccin cedida por Biblioteca Nueva)

    Portada de

    ALVARO

    1980, Sigmund Freud Copyright Ltd., London

    1970, PLAZA & JANES, S. A .f Editores

    Virgen de Guadalupe, 21-33 Esplugas de Llobregat (Barcelona)

    Printed In Spain Impreso en Espaa

    Depsito Legal: B. 1 3 .5 80 -1970 (I)

    G R AFICAS G U A D A , S. R. C. Virgen de Guadalupe, 21 -33 Esplugas de Llobregat (Barcelona)

  • P R E F A C I O

    Como escritor de cartas, mi padre fue extraordinariamente prolfico y escrupuloso, ocupndose de su voluminosa correspondencia sin ayuda alguna y a mano. Tena el prurito de contestar a todas las misivas recibidas, sin establecer distingos en cuanto al corresponsal, y por regla general su respuesta estaba en el buzn dentro de las veinticuatro horas siguientes a la recepcin de la carta. Las tardes las dedicaba a sus tratados cientficos, pero consagrando todos los minutos que sus anlisis le dejaban libres a la correspondencia. La estricta observancia de esta norma a lo largo de su prolongada vida cristaliz en la composicin de muchos millares de cartas.Durante los ltimos aos ha sido posible hablar e ins

    peccionar una proporcin considerable de esta masa de manuscritos. Un porcentaje mayor se ha perdido, irremisiblemente en parte. Las cartas dirigidas a los muchos pacientes de mi padre son conservadas celosamente por stos, que las consideran con toda la razn del mundo como pertenencia particular. Algunas colecciones completas de las misivas, como las dirigidas al medio hermano de mi padre Emanuel y a su sobrino Juan, han rehusado obstinadamente ver la luz. Otras, como las enviadas a mi hermano Oliver, desaparecieron en los ava- tares de la emigracin.La amabilidad de algunos amigos y, en ocasiones, una

    feliz coincidencia han puesto a mi disposicin unas cuatro mil cartas, de entre las que existen an, para esta seleccin. Algunas son breves; otras largas; algunas se limitan meramente a esbozar una idea, otras muestran meticulosidad y, en conjunto, estn dirigidas prcticamente a todas aquellas personas que representaron un papel importante en la vida de mi progenitor. Adems, exhiben fechas que corresponden a todas las fases de su existencia.

  • 8 S i g m u n d F r e u d

    El material contenido en este volumen no ha sido seleccionado desde un punto de vista biogrfico, ni incluye aquellas cartas que se ocupan en su totalidad de los aspectos terico o prctico del psicoanlisis. Ernest Jones, en su Life and Work of Sigmund Freud, ha escrito ya la biografa definitiva basndose en las cartas de que pudo disponer. La correspondencia con Wilhelm Fliess ha permitido a Ernst Kris la publicacin de sus Origins of Psychoanalysis. Y, finalmente, la coleccin completa de cartas que se cruzaron entre Freud y sus primeros colaboradores (Abraham, Eitingon, Ferenczi, Jones, Jung, Pfister, Rank y Sachs) ser empleada sin duda algn da como materia prima para la elaboracin de una obra sobre el desarrollo del movimiento psicoanaltico.En esta coleccin me he circunscrito a las cartas de

    carcter ms personal, con la esperanza de que aquellos que conocen a Sigmund Freud slo por su obra tengan acceso ahora a una semblanza del hombre, del ser humano perceptivo, pensante y batallador. Estas cartas tratan de dar la medida exacta de su naturaleza, de resaltar la pasin y sencillez mental, no slo del joven enamorado, sino tambin del hombre maduro en su bsqueda de la verdad cientfica. Revelan la tolerancia de su enfoque, su humor e irona, la naturaleza de su relacin humana con los hombres y mujeres que conoci, con sus amigos y su familia, as como sus reacciones frente a las propias experiencias emocionales, artsticas y filosficas.El orden de las cartas es puramente cronolgico, y el

    espacio de tiempo transcurrido entre dos fechas consecutivas es dilatado en ocasiones y somero en otras. En ambos casos me he abstenido de insertar comentarios al hilo de las misivas, pues no es mi intencin escribir otra biografa. Incluso me he preocupado de dar a las notas explicativas la mayor brevedad posible. Deseo que cada carta de mi padre se presente por s misma, sin explicaciones farragosas; que slo su voz y su espritu impregnen este libro.

    E r n s t L . F r e u d .Londres, abril de 1960.

  • 1873

    L A Emil FlussViena, 16-6-1873. Por la noche.

    Querido amigo:Si no fuera por mi reluctancia a dedicar aun el ms

    malo de estos chistes a nuestro jocoso siglo, anunciara simplemente: La Matura (1) ha muerto, viva la Matura. Pero me gusta tan poco esta chanza, que deseara haber superado tambin la segunda Matura. Acallando secretas protestas de mi conciencia, y no sin cierto remordimiento, me he pasado la semana siguiendo el desarrollo del examen escrito, y desde ayer intento compensar esta prdida de tiempo rellenando miles de viejas lagunas. No has querido hacerme nunca caso cuando me acusaba a m mismo de pereza, mas yo sigo creyendo que hay algo de verdad en ello. Tu curiosidad respecto a la Matura tendr que conformarse con platos fros, pues llega con retraso, concluido ya el refrigerio, y, desgraciadamente, no puedo proporcionarte a estas alturas una descripcin vigorosa de todas las dudas y esperanzas, perplejidad e hilaridad de aquellos momentos, ni hablarte de la luz que sbitamente se hizo en mi espritu, o de los inexplicables retazos de buena suerte que comentbamos entre colegas. El examen escrito ha perdido ya mucho de su inters para m, y no puedo intentar siquiera tal descripcin. Me abstendr de contarte los resultados generales. No hace falta aclarar que a veces tuve buena suerte y a veces mala, pues en ocasiones tan importantes siempre se inmiscuyen la generosa Providencia y el prfido Sino. Los hechos de esta ndole se salen de lo corriente. En pocas palabras, y dado que no quiero

    (1) El examen que se hace al abandonar el colegio. Consta de dos partes: escrito y oral.

  • 10 S i g m u n d F r e u d

    mantener despierta tu curiosidad acerca de una cosa tan poco atractiva, te dir que obtuve en los cinco ejercicios las calificaciones respectivas de sobresaliente, notable, notable, notable y aprobado. Muy molesto. En latn, nos dieron un pasaje de Virgilio que haba ledo por casualidad, siguiendo mi propia iniciativa, hace algn tiempo, y ello me indujo a entregar el ejercicio en la mitad del tiempo previsto, perdiendo as el sobresaliente, que se llev otro, quedando yo calificado en segundo lugar con un notable. La traduccin del alemn al latn pareca muy fcil, y en su sencillez estribaba precisamente la dificultad. La hicimos en la tercera parte del tiempo previsto, y fue un fracaso rotundo. Resultado: aprobado. Dos compaeros lograron un notable. El ejercicio de griego, que consista en un pasaje de 33 versos extrado de Oedipus Rex, me sali mejor y obtuve el nico notable. Tambin lo haba ledo anteriormente por mi cuenta, y no lo ocult. El ejercicio de matemticas, al que acudimos temblando y muertos de miedo, result un gran xito, y he escrito que me dieron notable porque an no estoy seguro de la calificacin. Por ltimo, obtuve un sobresaliente en alemn. Nos toc un tema tico, que versaba sobre las Consideraciones que pesan en la eleccin de una profesin, y repet ms o menos lo que te haba escrito hace un par de semanas, aunque t no me dieras sobresaliente. El catedrtico me dijo y es la primera persona que se ha atrevido a hacer tal cosa que poseo lo que Herder (2) llama tan amablemente un estilo idiota): es decir, aquel que es correcto sin dejar de ser caracterstico. Este hecho asombroso no dej de impresionarme, y no he vacilado en propagar el feliz acontecimiento, el primero de su clase, lo ms ampliamente posible, a ti, por ejemplo, que hasta ahora no te habas enterado seguramente de que te carteabas con un estilista del alemn. Ahora es el momento de recomendarte altrusticamente, sin nimo de lucro, que conserves mis cartas, que las encuadernes, que las cuides, pues nunca se sabe lo que puede pasar.Esto, querido amigo, fue mi Matura escrita. Desame,

    por lo que ms quieras, objetivos ms elevados, xitos menos adulterados, rivales ms temibles y un mayor celo. Me espanta pensar la cantidad de buenas intenciones que pueden llegar a acumularse sobre m sin que nada mejore un pice. No soy capaz de juzgar si la Matura fue fcil o difcil. Digamos meramente que result divertida.Ya he estado dos veces en la exposicin (3). La en

    contr interesante, pero no me ha sacado de mis casillas. Muchas cosas que pareca complacer a la gente no me decan nada, pues yo no soy ni esto ni aquello y no llego a sentirme del todo un ente especfico. En realidad, lo nico que me fascin fueron las obras de arte y los efectos generales. No me pareci, en cambio, que la

    (2) Johann Gottfried von Herder (1744-1803), poeta y filsofo alemn.(3) La Exposicin Internacional de Viena, 1873.

  • E p s t o l a r i o 11

    exposicin constituyese, como dicen los peridicos, un dilatado panorama de la actividad humana, del mismo modo que no soy capaz de hallar las caractersticas de un paisaje en un herbolario. En conjunto, est diseada para el mundo esttico, pedante y artificial, del que extrae el mayor nmero de visitantes. Cuando haya acabado con mi mrtir (as llamamos a la Matura entre nosotros), pienso ir a diario, pues entretiene y distrae. Por otra parte, en medio de aquella multitud puede uno llegar a sentirse deliciosamente solo.No necesito decirte que te cuento esto con la maliciosa

    intencin de recordarte la incertidumbre de la fecha en que podrs contemplar todo este esplendor, aunque s lo dolorosa que resulta la marcha cuando llega el momento. Comprendo tus sentimientos. Dejar el hogar bienamado de uno, los afectuosos parientes, la bella campia familiar, las cercanas ruinas... He de detenerme o me pondr tan triste como t. Despus de todo, nadie sabe mejor que t todo lo que tienes que dejar atrs. Apuesto a que no te disgustara que tu futuro jefe te permitiera seguir disfrutando de todas las alegras del hogar durante un mes ms. Oh, Emil! Por qu has de ser un prosaico judo? Los viajeros de formacin cristiano-germnica han compuesto, en circunstancias similares, los ms bellos poemas.Tomas mis preocupaciones acerca del futuro con ex

    cesiva ligereza. Las gentes que no temen sino a la mediocridad me dices estn a salvo. Y yo te pregunto: A salvo de qu? No ser a salvo de la propia mediocridad, supongo. Qu importa que temamos algo o no? Acaso no es ms importante la cuestin de si lo que tememos existe? Estoy dispuesto a admitir que tambin los cerebros ms poderosos se pueblan de dudas acerca de s mismos; mas debe deducirse de esto que aquel que duda de sus propias virtudes posee un intelecto poderoso?Intelectualmente, puede ser el dubitativo una nulidad,

    aunque resulte al mismo tiempo un hombre como es debido por su educacin, sus costumbres e incluso su autotormento. No quiero sugerir con esto que si uno se encuentra en un momento de duda tenga que analizar sin piedad sus propios sentimientos; mas si lo hace as se percatar de la escasa certeza de que posee en cuanto al propio yo. La magnificencia del mundo se basa, despus de todo, en esta riqueza de posibilidades, aunque desdichadamente, no proporcione la misma cimientos firmes al autoconocimiento.Si no me comprendes (pues mis pensamientos estn

    siguiendo cierta soporfera pauta filosfica), limtate a ignorar cuanto te digo. Desgraciadamente, no pude escribirte durante el da, ni podr hacerlo en las prximas veintitrs jomadas, que sern las ms largas, etc. Como se supone que en este breve intervalo debo ingurgitar conocimientos a grandes sorbos, no me queda la oportunidad de escribir cartas corrientes e inteligibles. Me conforta el pensamiento de que no escribo a una inte-

  • ligencia corriente, y espero seguir siendo en cualquier eventualidad tuyo,

    Sigmund Freud.Durante varios das nos han visitado cotidianamente

    Herr Bretholz, su hija mayor y su sobrino, un sabio de Czernowitz (4). Conoces a este ltimo? Es una autntica lumbrera y le he encontrado muy interesante.

    Sig. Freud.

    12 S i g m u n d F r e u d

    1878

    2. A Wilhelm Konpemacher

    Viena, 6-8-1878.Querido amigo:Es injusto que te burles de mis prisas. El cochino

    dinero se desliza por entre mis dedos a tan alucinante velocidad que, con el honrado temor de no poder atender mis obligaciones, intentaba depositar mis caudales en tu caja fuerte. Al realizarlo hoy, me quito de encima el consabido peso.Gracias por la amistad que me muestras sacndome

    de mi apuro. Si hay un Dios, tomar nota de tu accin y te dar ciento por uno, y si no lo hay, existe por lo menos un hombre sobre la Tierra que lo recordar, considerndola una razn ms en su afecto hacia ti. Tambin te adjunto una coleccin de mis trabajos (1), no completos, segn tengo buenas razones para sospechar, porque espero la correccin del tercero (2), y el cuarto y quinto pugnan por salir a mi mente presciente, a la que asustan tanto como atemorizaban a Macbeth los espectros de los reyes ingleses: Qu, va a prolongarse esto hasta el da del Juicio Final?Durante estas vacaciones me he mudado a otro labo

    ratorio (3), en el que me preparo para mi verdadera pro-(4) Capital de la entonces provincia austraca de Bucovina.

    (1) Primeros artculos publicados por Freud (1877):ber den Ursprung der hinteren Nervenwurzeln im Rckenmark Amnocoetes (Petromyzon Planeri) (Sobre el origen de las races nerviosas posteriores en la medula espinal de los amnocoetes) y Beobachtungen ber Gestaltung und feineren Bau der als Hoden beschriebenen Lappeonorgane des Aals (Observaciones sobre la formacin y estructura ms fina de los rganos lobulados de las anguilas llamados testes).(2) ber Spinalganglien und Rckenmark des Petromyzon (So

    bre los ganglios espinales y la medula espinal del petromyzon), 1878.(3) Laboratorio del Instituto Fisiolgico de la Universidad de

    Viena.

  • fesin (4): desollar anmales o torturar seres humanos (5), y cada vez me inclino ms por lo primero. Con saludos cordiales, tuyo,

    Freud.

    E p i s t o l a r i o 13

    1882

    3. A Martha BernaysViena, 19-6-1882.

    Mi preciosa y amada nia:Saba que hasta que te fueras (1) no alcanzara a dar

    me cuenta cabal de toda mi felicidad pasada y tambin, ay!, de mi prdida actual. No he logrado an hacerme del todo a la idea de lo nuestro, y si no estuvieran frente a m esa elegante cajita y tu dulce retrato, imaginara que todo haba sido un mero sueo encantador y temera despertar. Sin embargo, mis amigos me confirman que es verdad, e incluso me siento capaz de recordar por m mismo detalles ms deleitosa y misteriosamente hechiceros que los que podran ser fruto de cualquier fantasa onrica. Debe de ser cierto. Martha, esa dulce nia de quien todos hablan con admiracin, y que a pesar de toda mi resistencia cautiv mi corazn en nuestro primer encuentro, es ma, ma la muchacha a quien tem cortejar y que vino hacia m con confianza, la que re-(4) Freud vacilaba an entre la Zoologa y la Medicina.(5) Cita del prefacio de Max und Moritz, del humorista alemn

    Wilhelm Busch (1832-1908).

    (1) El 17 de junio de 1882, Freud se puso en relaciones con Martha Bernays, que sali de Viena al da siguiente para hacer una visita, proyectada anteriormente, a unos parientes suyos. Al iniciar su noviazgo, Freud (nacido en 1856) tena veintisis aos, y Martha Bernays, veintiuno.Las fechas siguientes muestran los perodos de separacin, as

    como las veces que estuvieron juntos durante los aos que dur el noviazgo:17- 6-82: Iniciacin.18- 6-82: Martha sale para Wandsbeck.16-7, 27-7-82: Freud visita a Martha en Wandsbeck.2-9-82: Martha regresa a Viena.14-6-83: La madre de Martha se traslada con sus hijas a Wands

    beck.2-9, 28-9-85: Freud visita a Martha en Wandsbeck, de paso para

    Pars.22-12, 30-12-85: Freud visita a Martha en Wandsbeck, interrum

    piendo su estancia en Pars.28-2, 2-3-86: Freud visita a Martha en Wandsbeck cuando regre

    saba de Pars con direccin a Berln.Desgraciadamente, las cartas que escribi Freud a Martha du

    rante los ltimos cuatro meses de su noviazgo no fueron conservadas.

    14-9-86: Gracias a un donativo de las tas de Martha, se hizo posible la celebracin de la boda en esta fecha.

  • 14 S i g m u n d F r e u d

    forz la fe en mi propio valor y me prest nuevas esperanzas y energas para trabajar cuando ms lo necesitaba. Cuando vuelvas, querida nia, habr logrado superar la timidez y torpeza que me cohiban en tu presencia. Nos sentaremos nuevamente a solas en aquella pequea y encantadora habitacin, y mi nia escoger el silln marrn (en el que nos dieron tan gran susto ayer). Yo me sentar a su pies, sobre el taburete redondo, y hablaremos del porvenir, cuando no haya transicin entre el da y la noche, y cuando ni las intrusiones exteriores, ni los adioses, ni las despedidas, puedan separamos.Hablemos de tu encantadora fotografa. Al principio,

    cuando tena frente a m el original, no le di demasiada importancia; pero ahora, cuanto ms la miro, ms me recuerda el objeto amado y hasta me parece que las plidas mejillas van a enrojecer con el color que tenan nuestras rosas, y que los delicados brazos van a emerger del marco para acariciar mi mano. Sin embargo, el precioso retrato no se inmuta y se limita a mirarme como si se instara a tener paciencia, afirmando: Slo soy un smbolo, una sombra impresa en el papel; la persona de carne y hueso regresar pronto, y entonces puedes dejarme nuevamente a un lado.Me complacera mucho buscar al retrato un lugar en

    tre los dioses familiares que cuelgan sobre mi mesa, y encuentro extrao que, pudiendo exhibir libremente los rostros severos de los hombres a quienes admiro, tenga que esconder y guardar bajo llave, en cambio, tu delicada faz. Reposa tu imagen en la cajita que me diste, y casi no me atrevo a confesarte cuntas veces durante las ltimas veinticuatro horas he cerrado mi puerta y he sacado tu foto de su escondrijo para refrescar mi memoria. Tena la impresin de que, en algn sitio, haba ledo algo acerca de un hombre que llevaba consigo a su amada encerrada en una cajita, y habiendo escrutado durante mucho tiempo en las tinieblas de mi cerebro, me cercior a medias de que tal sucede en La Nueva Melusina, el cuento de hadas de la obra de Goethe Aos de andanzas de Guillermo Meister, que recordaba slo vagamente. Por primera vez en muchos aos, saqu el libro de su estante y hall en l la confirmacin de mis sospechas. Pero no qued la cosa aqu, pues encontr mucho ms de lo que buscaba. Aqu y all aparecan en el libro alusiones amables y leves, y tras todos los rasgos de la trama pareca esconderse una referencia a nosotros. Cuando record los escndalos que arma mi nia porque soy ms alto que ella, tuve que dejar el libro a un lado, medio divertido, medio irritado, y consolarme pensando que mi Martha no es una sirena, sino un delicioso ser humano. Y, a pesar de todo, no encontramos el humor en las mismas cosas. Por ello, quiz te sientas algo descorazonada cuando leas esta pequea ancdota. Adems, casi prefiero no hacerte partcipe de todos los ora alocados y ora serios pensamientos que cruzaron mi mente mientras la lea.Estas hojas, querida Marty, no han sido escritas en

  • E p i s t o l a r i o 15

    una sola emisin de voz. Ayer y esta noche, Eli (2) y Schmberg (3) estuvieron aqu. En la visita de ayer los acompaaban varias muchachas y para evitar que pudieran concebir cualquier sospecha logr mostrarme muy sociable, aunque hubiera preferido estar solo. Mi nico consuelo es ver a Schmberg, pues sus honradas y vivaces facciones evocan en m, con sonido y color, un cmulo de bellos recuerdos. Qu hechiceras sois las mujeres! Cada vez me es ms simptico. Recib la nota de despedida que me mandaste desde la estacin, y hoy supe por Eli las esperadas nuevas de tu llegada. Tu hermano parece estar a gusto con nosotros; me ha sido imposible trabar una amistad profunda con l, ya que no he tenido oportunidad de frecuentarle a solas desde que te marchaste. Por otra parte, me drogo con trabajo, y slo me consuela la certeza de que Martha seguir siendo ma mientras siga siendo Martha.Mi querida y pequea novia, si en tiempos vacil ante

    la perspectiva de unirte a m para toda la vida, hoy no te dejara marchar de mi lado aunque cayera sobre m el mayor infortunio y tuviese que soportar siempre su peso sobre mis espaldas. Por favor, trata de robar a tus queridos parientes todas las fotos que te hicieron en la niez. Se me ocurre que podra haberme quedado con aquel viejo retrato que tena tu madre, al menos hasta tu vuelta.Si necesitas algo de aqu o quieres que te haga cual

    quier recado, te ruego que no te acuerdes de nadie sino de m para tus encargos. As soy yo de exclusivista cuando me enamoro. Cuntame todo lo que haces actualmente. De esta manera nodr soportar mejor tu ausencia. Aprovecha tu estancia en Hamburgo para cuidarte, pues me gustara poder verte con las redondas mejillas que tienes en las fotografas de tu niez.El da se ha extinguido, mis cuartillas estn cubiertas

    de garabatos y he de reprimir el deseo de seguir charlando contigo.Adis, y no te olvides del desdichado al que hiciste tan

    increblemente feliz. Tuyo,Sigmund.

    Minna me envi recuerdos con Schmberg.

    4. A Martha Bernays

    Martes, 27-6-1882. Por la maana, en el laboratorio.

    Mi dulce nia:He arrancado unas cuantas hojas de mi cuaderno para

    escribirte mientras se desarrolla mi experimento. He ro-

    (2) Eli Bernays (1860-1922), hermano de Martha.(3) Ignaz Schmberg, estudioso del snscrito y amigo de Freud,

    era ya novio de Minna, hermana menor de Martha (1865-1941).

  • 16 S i g m u n d F r e u d

    bado la pluma e la mesa del catedrtico (1), y las gentes que me rodean creen que estoy repasando mi anlisis. Ahora acaba de acercrseme uno que me ha hechoEerder diez minutos. A mi lado, un medicucho necio est aciendo pruebas con un ungento an ms necio para ver si contiene algo daino. Frente a m, en el aparato, burbujean las pompas de gas que tengo que filtrar. El conjunto sugiere, una vez ms, resignacin y espera. Las dos terceras partes de la qumica consisten en esperar, y sucede probablemente lo mismo con la vida. Por ello lo ms agradable es lo que uno se concede a s mismo en secreto, como yo hago ahora. Tu dulce carta lleg inesperadamente, por lo que me dio una doble alegra, y disfrut tanto con tu descripcin de los altos rboles y el delicioso jardn como con la encantadora confusin de tus adorables frases. Mira, nia: los cajones (2) vuelven a ponerse en orden, en un nuevo orden; espero, mas... iba a aadir algo cuando un imbcil de compaero me ha hecho intervenir en una conversacin sobre el mercurio. Que Dios le castigue.Tu carta ha compensado el mal tiempo de hoy, y en

    mi interior, mientras fuera predominan la niebla y la llovizna, brilla el sol en un cielo azul. Por qu te parece conspicua la direccin que empleaste esta vez? Yo creo que, aqu, es la ms indicada. O acaso te referas a Wandsbeck? Tu carta (ya no voy a decir dulce y, adems, solicitar de la Academia de Berln que aumente el nmero de eptetos afectivos, pues los necesito extraordinariamente) estaba matasellada en Hamburgo. Tan cerca est Wandsbeck? Has visto ya el mar? Te ruego que le des mis recuerdos ms afectuosos. Que la tierra y el mar cooperen para que mi nia siga floreciendo y que contribuyan a hacer agradable su estancia en tierras extraas. Soy tan presuntuoso que ya no quiero reconocerlas como su hogar. Qu audaz se hace uno cuando est seguro de ser amado!La pobre Minna tuvo que improvisar una carta de

    cinco pginas. Cules son las cosas peligrosas que le escribi Marty? Cuntame lo que dice Eli de m. Debe de ser muy gracioso.Me ests haciendo hasta perezoso, Marty. Trabajo todo

    el da, pero por las noches soy totalmente incapaz de coger un libro. No me apetece leer novelas, pues me conformo con un bello cuento de hadas del que fui protagonista, y, encarado con la altiva ciencia, me inclino hasta el suelo y digo: Alteza, soy vuestro humilde y ms devoto servidor, pero os ruego que no abusis de m. Jams me habis mirado con benevolencia, jams me habis dicho una palabra de consuelo. No me contestis cuando os escribo, ni me escuchis cuando hablo, mas

    (1) Emst Wilhelm von Brcke (1819-1892), catedrtico de Fisiologa de la Universidad de Viena y director del Instituto Fisiolgico.(2) Referencia a un sueo de Martha, del que sta le haba

    hablado en su carta anterior.

  • E p i s t o l a r i o 17

    conozco a otra bella dama para la que significo mucho ms que para vos, que me da ciento por uno y que, adems, tiene slo un servidor y no millares, como vos. Confo en que sabris comprender el que yo ahora me consagre a la otra altruista y graciosa dama. Guardadme amable ausencia hasta que retorne. Tengo que escribir a Martha.Espero que todo esto cambie cuando pueda ver y ha

    blar a Marty todos los das. Las dos damas harn entonces buenas migas, y la altiva e inabordable tendr que conformarse con el tiempo que me deje libre la recatada.Ayer fui a ver a mi amigo Emst y Fleischl (3), a quien

    antes, cuando an no conoca a Marty, envidiaba en todos los aspectos. Mas ahora tengo una ventaja sobre l. Creo que, durante diez o doce aos, ha sido novio de una muchacha de su propia edad que estaba dispuesta a esperarle indefinidamente, pero con la que ha regaado por razones que desconozco. Es una excelente persona en quien la naturaleza y la educacin se han combinado y producido los ms ptimos resultados. Acomodado, experto en todos los juegos y deportes, con la impronta del genio en sus facciones varoniles, apuesto, refinado, dotado de talento multiforme y capaz de formar juicios originales acerca de la mayora de las cosas, ha sido siempre mi ideal y no me sent satisfecho hasta que nos hicimos amigos, dndome la oportunidad de disfrutar de sus muchos valores y habilidades. En esta ocasin le llev la crtica de un libelo que haba redactado l, y me ense el juego japons llamado Go (4), asombrndome con la noticia de que estaba aprendiendo snscrito. Le tuve que prometer que le guardara el secreto, pero sabiendo que, para Martha, mi promesa era tan poco vlida como la relativa a otros secretos ms importantes. Despus ech una ojeada por su habitacin, y, pensando en este amigo, superior a m en muchos aspectos, se me ocurri cunto podra hacer l por una muchacha como Martha, qu magnfico engarce podra proporcionar para esta joya; cmo Martha, a quien encant incluso nuestro humilde Kahlenberg (5), admirara los Alpes, los canales de Venecia, el esplendor de San Pedro en Roma; de cmo disfrutara compartiendo la importancia e influencia de este su presunto amado, y cmo los nueve aos que me lleva este hombreiodran representar otros tantos de felicidad sin parale- o en su vida comparados con los nueve miserables aos de andar a escondidas que le esperan conmigo. Dolorosamente me vi obligado a imaginar cun fcil sera para l que pasa dos meses de cada ao en Munich y frecuenta la ms alta sociedad conocer a Martha en casa del to (6) de sta. Y comenc a preguntarme qu opinis) Emst von Fleischl-Marxsow (1847-1891), auxiliar del Instituto Fisiolgico.(4) Juego japons que se practica sobre un tablero.(5) Monte en el Wienerwald, prximo a Viena.(6) Michael Bemays (1834-1897), catedrtico de Historia de la

    Literatura en la Universidad de Munich.

    2 EPISTOLARIO l

  • 18 S i g m u n d F r e u d

    ra de Martha. Luego, sbitamente, disip este ensueo y vi perfectamente claro oue no poda renunciar a mi amada aunque mi compaa no fuera la ms adecuada para ella. La parte de felicidad a la que Martha renunci al hacerse mi novia ser compensada ms tarde. Mi nia tiene que prometerme que se mantendr joven y fresca durante el mayor tiempo posible y que, aun despus de nueve aos, se sentir tan amablemente sorprendida por todo lo que es nuevo y bello como ahora. Martha no permitir que la absorban las preocupaciones del hogar; Martha no es una Lisette (7). Acaso no puedo por una vez en mi vida conseguir algo mejor de lo que merezco? Martha sigue siendo ma.Un saludo carioso para mi amada de

    Sigmund.

    5. A Martha BernaysViernes, 14-7-1882.

    Bella amada, dulce amor:Pongo en tu conocimiento que tu graciosa carta, por

    la que me autorizas a ir en peregrinacin hasta tus bellos ojos, me ha hecho inmensamente feliz y que actualmente preparo mi maletn para ir a averiguar si lo nico que puedo esperar de ti es una mirada afectuosa o si tambin me conceders un beso de tus labios. Y puesto que el viajero y forastero disfruta de toda clase de privilegios y derechos, no debe extraarte que desee ms de uno. Recuerda las palabras de un poeta anglosajn que escribi muchas obras, alegres y tristes, y que tambin actuaba en ellas. Me refiero a William Shakespeare:

    Journeys end in lovers meetingEvery wise man's son doth know...;

    aadiendo luego:What is love? it's not hereafter;Present mirth hath present laughter;Whats to come is still unsure;In delay there lies no plenty;Then come kiss me, sweet and twenty,Youth's a stuff will not endure.

    Si no comprendieras estas retozonas lneas, consulta la traduccin de A. W. Schlegel (8) La duodcima noche o lo que t quieras.Y si me lo permites, descenderemos del elevado arte

    potico a la prosa comn y me dejars que te comunique

    (7) Personaje de un poema del autor alemn Christian Frcht- tegott Gellert (1715-1769).(8) August Wilhelm von Schlegel (1767-1845).

  • E p i s t o t a r i o 19

    cundo espero estar cerca de ti. Tu hermano Eli me ha extendido amistosamente su generosa mano, en la que enarbolaba un billete gratis que me llevar hasta la frontera de este Imperio. Despus comienza el reino de la pobreza, pues tu elegido posee ms probabilidades para el Reino de los Cielos que posibilidad de alcanzar los tesoros de la Tierra. Por tanto, no podr seguir viaje del mismo modo que lo comience, y si vuelvo la espalda a esta ciudad a las ocho de la maana del domingo, no debes esperarme en tu Hamburgo antes del martes a las 5,46 de la tarde. Puede incluso suceder que llegue ms tarde, pues las complejidades ferroviarias son un hueso duro de roer para m, y ninguno de nuestros aliados sabe cmo encontrarle una salida a este laberinto de trenes. Despus de haberme refrescado y lavado por la maana temprano para que no me tomes por un moro, ir lo antes posible a Wandsbeck, donde mis enemigos te guardan en rehn. Confo en que ste sea liberal. Permteme esperar que ests an en el bosquecillo, pues megustara mucho saludarte sin que nos contemplaran otros umanos ojos. Has omitido, desgraciadamente, informarme acerca de la distancia y de los medios de comunicacin existentes, as como de confirmarme tu presencia en el bosquecillo, mas quiz me aclares esos extremos en la carta que espero maana.Una vez reunidos, el futuro se cuidar de s mismo,

    por lo que no escribo ms sobre el tema.Si tu primo Max (9) demuestra su amistad conducin

    dote a la ciudad, le quedar eternamente agradecido, aunque obrando as se limite a cumplir una obligacin ordinaria hacia la Humanidad. Sin embargo, espero que no piense que tres son compaa, pues no encontrar ningn apoyo a esta teora en tu misntropo amado, y se le pedir en forma amistosa que nos deje solos. No me apetece besarte bajo la mirada de un extrao, ni sabra qu decir en su presencia. No podr negar que el dejarnos solos es lo ms humano que puede hacer.Para que sepas a qu atenerte respecto a tu amado,

    te dir que no esperes grandes cosas de l. Viste una chaqueta gris deformada e ingrata a la vista y pantalones claros, y hoy adquirir un sombrero gris de fieltro como el de tu hermano, pero ms barato. El saco de viaje de tu hermano contiene el mnimo de ropa blanca que permite la limpieza de un hombre, y en cuanto al abrigo, lo has santificado frecuentemente con tu contacto. Tambin conoces el tosco bastn, la cartera con tu fotografa y el dedo con el anillo, a todo lo cual se ha aadido algn dinero que nos permitir subsistir en tu inhspita ciudad natal. Sin embargo, ser suficiente para nuestra felicidad que nos presentemos como una pareja de novios ms ante el sol que pone su luz en todas las cosas, y que demos ejemplo a nuestros hermanos y hermanas menores. Cierta gema espera que llegue el da de tu cumpleaos y atrae mis miradas una y otra vez(9) Max Mayer, antiguo admirador de Martha.

  • 20 S i g m u n d F r e u d

    cuando paso ante ella, pero no me atrevo a adquirirla ahora y llevarla conmigo, por lo que habr que aguardar hasta el 4 de agosto. As, tu caballero andante llegar sin otro bagaje que su corazn amante y desprovisto de armas, habiendo dejado el veneno y la daga en casa a disposicin de un posible rival. Le come la impaciencia por verte y hablarte de su devocin hacia ti, aadiendo que si es necesario est dispuesto a protegerte y defenderte contra amigos y enemigos. Ya sabes que sali bastante bien librado en cierta escaramuza y espera que su enemigo de Hamburgo le evite nuevas hostilidades mediante una honrada renunciacin.Oh maldito estilo medievall Lo empleo hoy, mas no

    volver a hacerlo nunca. Y es que, en verdad, me siento como un caballero andante que fuera a emprender viaje hacia su amada princesa, a la que guardase cautiva su prfido to (10). Sin duda te habr aburrido, dulce Mar- ty; s tolerante. Si supieras cuntas locuras alborean en mi interior en este momento... No obstante, tratar de llegar a ti con la necesaria cordura. Con gran alegra por mi parte, mi vida, Schmberg ha regresado.Una vez ms, un beso a crdito, ngel mo, una vez

    ms. Quiz maana pueda escribirte desde Mdling (11). Despus, el pago ser al contado.Haciendo votos por nuestra feliz reunin, tuyo,

    Sigmund.

    6. A Martha BemaysTetschen (12), domingo, 16-7-1882.

    Ocho de la maana.Mi dulce y pequea novia:Si supieras lo bonito que es esto, y cun incompa

    rablemente ms bello an sera contigo! El curso del Elba, que es aqu todava un modesto riachuelo, me muestra el camino hacia ti. Altas montaas, algunas cubiertas por bosques y otras desnudas, con formas extraas; amables casitas que no parecen haber sido diseadas para vivir en ellas, sino como efmeras construcciones de un castillo de naipes, todas alineadas a lo largo del ro, y unos cuantos edificios orgullosos que contemplan el panorama desde las laderas de la montaa como si no tuvieran nada que ver con el resto del poblado. Uno de ellos se alza solitario sobre una montaa, y debe de ser un castillo, un monasterio o algo por el estilo. Me trae sin cuidado qu puede ser. A la iz-

    (10) Elias Philipp (1824-1894), hermano de la madre de Martha.(11) Pequea ciudad, a una hora de tren de Viena.(12) Tetschen-Bodembacb, ciudad enclavada en la frontera aus- troalemana.

  • E p i s t o l a r i o 21

    quierda est Bodenbach; a la derecha, Tetschen, y entre ambos, dos puentes, uno para el ferrocarril y el otro para que los eruditos de paso acudan a ver a sus amadas. En el segundo tuve que pagar un peaje de dos Kreut- zer, pero no me import, alegrndome de no haberme roto una pierna (13). ltimamente he estado contando un cmulo de mentiras. Cruc el puente y fui a Tetschen porque en Bodenbach no haba ningn caf desde el que poder escribirte. Resulta que tengo que quedarme aqu hasta las dos de la madrugada y que no llegar a Hamburgo hasta las dos y media de la tarde del martes, sin que sepa a ciencia cierta ni aun si podr verte ese da, por todo lo cual estoy completamente frito. Bueno, no completamente, slo a medias, como un rosbif. Pero volvamos a Bodenbach. Hay una especie de sagrada quietud dominical que se deja sentir por doquier, y suenan las campanas, no s por qu, y las calles estn limpias, la gente es corts, los viejos tienen el aspecto que yo haba atribuido a Christian Frchtegott (14) de Gellert y los jvenes son modestos, como si ellos tambin vivieran hoy en temor de Dios. En el medio de la plaza del mercado hay una piedra cuadrada que pudiera ser la tumba de un viejo rey sajn, mas que, probablemente, no lo es. Y, en realidad, me importa poco lo que pueda ser. Me basta con poder andar por aqu de un lado a otro sin que nadie me pregunte: Quin le dio ese anillo que lleva puesto? Anillo que no me pienso quitar hasta que tenga que ocultarlo otra vez en Viena. Iba a decirte que me empe en encontrar un caf. Entonces vi en la calle a una muchacha rolliza y de mejillas sonrosadas, a la que pregunt: Bella dama aunque no aad: no os ofendis (15), etc., sino: Podrais decirme dnde puedo hallar un caf? Y, lo creas o no, estaba justo ante el mismo y la muchacha era la camarera o la hija del dueo. Y aqu estoy, como nico cliente, en una pequea habitacin con varias sillas y mesas. Cuesta un cuarto de siglo conseguir un caf y dan poco azcar con l. Mi Marty me tendr que dar ms. Sin embargo, el bizcocho est bueno. He pedido dos trozos, pues soy un manirroto, y uno de ellos me lo como en tu honor. Y si no me detengo en seguida, tendr que dejarme todo el poco dinero que tengo en el caf para pagar la luz y la tinta y el uso del moblaje. Por eso, todas las cosas bellas que an tengo que decirte habrn de conformarse con permanecer en mi mente. Estos garabatos y yo competiremos ahora para ver quin llega antes a ti. Viajaremos en el mismo tren y despus comenzar el perodo feliz, la poca de dicha grande y nica en que estar con mi amada, ya tan prxima. Y estoy tratando de habituarme a la idea, porque durante todo este tiempo atrs no haba llegado a crermelo

    (13) Alusin al poema The Farmer and kis Son, por Gellert.(14) Traduccin literal: Temeroso de Dios,(15) Cita del Fausto, parte I, de Goethe.

  • del todo y me acosaba el temor que ha cantado el poeta: Tierra, no te hundas (16), etc.Mas, por ahora, dulce Marty, adis.Hasta la vista. Tu feliz amado,

    Sigmund.

    22 S i g m u n d F r e u d

    7. A Martha Bernays

    Hamburgo (17), domingo, 23-7-1882.El judo se llama Nathan (y qu extrao judo!).

    Continua, noble Nathan... (18) (o algo as; no puedo ir a la biblioteca pblica en este momento para comprobar si la cita es correcta. El hombre del Gcinsemarkt [19] me perdonar). As fue el comienzo de lo nuestro. De pronto, me aficion a una nia y sbitamente me encontr en Hamburgo. Me haba enviado un anillo que su madre recibiera en tiempos de su padre. Hice que sacaran una pequea copia de dicho anillo adaptada a su diminuto dedo; pero, al parecer, la sortija autntica (20) segua en su poder despus de todo, pues verla y hablarle era amarla, y sta es la verdad que encierra el anillo genuino. Todo esto me disgustaba en cierto modo y, durante mucho tiempo, me pregunt cmo podra restarle atractivo para que nadie volviese a enamorarse nunca ms de ella, hasta el da en que se me ocurri que lo que realmente importaba era si ella amaba a determinadas personas, no si determinadas personas, o todo el mundo, la queran a ella. Una vez aceptada por m esta idea, me sent muy feliz en Hamburgo. Las maanas eran siempre clidas y bellas, las noches parecan prximas a las maanas, y yo me senta agradecido hacia el da por llenar el espacio comprendido entre la bella maana y la bella noche. Cierto es que mi temperamento desptico, que espanta a las nias, no consenta en ser dominado. Deseaba yo exclusividad, y puesto que la haba logrado en cuestiones grandes e importantes, me esforc por conseguirla en asuntos pequeos y simblicos. Proceda mi nia de una familia de eruditos y escriba por ahora, slo cartas sin conocer el cansancio, gastndose el poco dinero que tena en papel de cartas. As, pues, decid comprar algo de papel para mi querida y trabajadora nia y eleg uno en el cual slo pudiera escribirme a m. Una M y una S ntimamente entrelazadas por generosidad de los impresores inutiliza todas y cada una de las cuartillas para cualquier intercambio que no acaezca entre mi Marty y yo. El hombre(16) Cita del poema Homecoming, del poeta alemn Ludwig

    Uhland (1787-1862).(17) Esta carta, sin direccin ni firma, fue escrita en Hamburgo

    y quiz entregada personalmente.(18) Cita del drama Nathan the Wise, por el autor y crtica* tea

    tral alemn Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781).(19) El monumento a Lessing se alza en el Gnsemarkt.(20) Alusin a la fbula de los anillos en Nathan the Wise.

  • E p i s t o l a r i o 23

    a quien encargu el viernes estos despticos pliegos me asegur que no me lo poda tener listo hasta el domingo, pues los sbados dijo no estamos aqu; es una de nuestras antiguas costumbres. (Oh, ya conozco yo tal costumbre!) Era un anciano y jovial caballero a quien ech cincuenta y cuatro aos. Con tal error me gan su corazn, del mismo modo que, no hace mucho, me adue de otro corazn con otro error. Tena setenta y cuatro aos y se jactaba de su capacidad para el placer y el trabajo, declarando que no tea intencin de abandonar esta vida tan pronto. Me fue simptico, pues tambin yo me encontraba en un momento jovial. El domingo le vi de nuevo. Estaba muy orgulloso con la elegancia del monograma, y no se conformaba con tratarme como a un cliente ms. Me ense el edificio del Deutsche Bank, que est frente a su tienda. Ah guardan los mercaderes de Hamburgo sus caudales, que no quieren dejar en sus casas; esos stanos estn llenos de oro y de plata. Entonces expres la esperanza de que un filn de estos ricos metales llegara hasta su tienda, aadiendo que, sin embargo, los mercaderes eligen bien el escondrijo de su capital. Despus me explic por qu acude tanta gente a dicho edificio. Si me debiera usted algn dinero dijo en lugar de pagarme al contado, sera transferido en el Banco de su cuenta a la ma. Yo me senta algo violento, pues, aparte de tener deudas, no s absolutamente nada del sistema bancario. Pero no me dejaba marchar y tuve que sentarme junto a l mien- trs me preguntaba qu lugares haba yo visitado y me recomendaba tal o cual excursin: Me gustara acompaarle, pero soy slo un viejo judo, no tiene ms que mirarme. As lo hice. Su barba estaba desaliada, pues ayer no les estuvo permitido afeitarse. Me dijo: Usted sabr, desde luego, lo que supone el da de ayuno para nosotros, y ya lo creo que lo saba. Slo porque hace muchos aos por esta poca (y debido a un error) Jeru- saln tuvo que ser destruido, me vea privado de hablar con mi nia en el ltimo da de mi estancia. Pero, a m qu me importa Hcuba? (21). Jerusaln se qued destruido y Marty y yo estamos vivos y somos felices. Los historiadores dicen que si Jerusaln no hubiera sido destruido, los judos habramos perecido como se extinguieron tantas razas antes y despus de nuestro tiempo. Segn ellos, el edificio del judaismo slo fue posible tras la destruccin del Templo visible. Por eso aadi mi viejo hebreo, nueve das antes del Tisha B'va (22) nos privamos de todo lo placentero. Aqu hay cierto nmero de hombres de la vieja escuela que se adhieren a nuestra religin sin privarse de los placeres de la vida. Debemos nuestra educacin a un solo hombre. Hace aos, Hamburgo y Aliona integraban una comunidad juda. Ms tarde se separaron, y hasta que la

    (21) Cita de Hamlet.(22) , Da judo del ayuno, para conmemorar la destruccin del

    Templo de Jerusaln (586 antes de Jesucristo).

  • 24 S i g m u n d F r e u d

    Reforma lleg a Alemania, la instruccin estaba encomendada a maestros mediocres. Entonces la gente se dio cuenta de que haba que hacer algo para remediar esta situacin, y un tal Bernays fue llamado y elegido Chacham" (23). Este hombre nos ha educado a todos. El viejo judo estaba a punto de acometer la enumeracin de sus realizaciones, pero yo me sent ms interesado por averiguar cosas de Bernays el hombre. Era de Hamburgo? No, vino de Wrzburg, donde Napolen le coste los estudios. (Oh, qu facilidad posee la Humanidad para inventar mitos!) Vino de muy joven, y hace treinta aos segua viviendo aqu. Conoci usted a su familia? Yo? Crec con sus hijos.Al llegar a este punto, yo record dos nombres: Mi-

    chael Bernays, en Munich, y Jacob Bernays (24), en Bonn.Ellos son me ratific, y haba un tercer hijo (25),

    que vivi y muri en Viena.Tambin saba yo algo de ese tercer hermano, cuyo

    nombre permaneca en relativa oscuridad.Los dones intelectuales del padre continu el an

    ciano fueron heredados por los hijos. Haba sido su progenitor un lingista, un intrprete de las Escrituras, y dej tras l hijos eminentes. As, uno de ellos eligi los idiomas, tomndolos como base sobre la que construy el trabajo cientfico de su vida, mientras que el segundo an ensea a captar la sutileza y sabidura que nuestros grandes poetas y maestros han puesto en sus escritos. El tercer hijo, hombre reservado y serio, se ocupaba de la vida en un estrato an ms profundo del que les es dado alcanzar a la ciencia y al arte. Fue ante todo un ser humano y cre nuevos tesoros en lugar de interpretar los antiguos. Gloria a la memoria del que me dio a mi Marty!Imagnate lo que hubiera pensado mi viejo hebreo, que

    me hablaba con tal entusiasmo de las enseanzas de su maestro, si hubiera supuesto que su cliente, presuntamente un tal doctor Wahle (26), de Praga, haba besado a la nieta de su dolo. Continu luego recordando suEropia juventud, y en lo que deca comenzaron a per- larse algunas de las facetas de Nathan el Sabio. Dijo que Bernays haba sido una persona fuera de lo corriente y enseado religin con mucha imaginacin y humanidad. Si alguien se negaba a creer cualquier punto de sus lecciones, no trataba de convencerle. Mas si una persona exiga la razn de tal o cual cosa considerada absurda, sanase el maestro fuera de la ley y controverta y construa desde all una justificacin para el incrdulo. Tomemos la ley relativa a los alimentos; por ejemplo: Qu cosa puede ser menos importante que lo(23) Nombre del jefe de la comunidad juda, cargo que ocup

    el abuelo de Martha, Isaac Bernays (1792-1849).(24) Jacob Bernays (1824-1881), to de Martha, catedrtico de

    Filologa clsica en Breslau y ms tarde en Bonn.(25) Berman Bernays (1826-1879), padre de Martha.(26) Antiguo admirador de Martha y amigo de Freud.

  • E p i s t o t a r i o 25

    que uno come? A esto respondera l: Retomemos a la historia de la Creacin. Puede ser una fbula, pero lo3ue la Humanidad ha credo durante siglos no es, sin uda, una tontera: debe de poseer algn significado. Cuando Dios hubo creado a los primeros seres humanos y los puso en el Jardn del Edn, acaso el primer mandamiento que les dio no se refera a la comida? De este rbol comers, pero no de aqul. No constituye esto un mandamiento moral? Y si el primer mandamiento dado por Dios concerna al alimento, es lcito pensar que lo que comemos carece de importancia?Mi viejo hebreo hizo otras cuantas tentativas ingenio

    sas de este gnero para explicarme y apoyar las Escrituras. Yo ya conoca el mtodo y saba que la exigencia de verdad y obediencia por parte de las Sagradas Escrituras no poda cristalizar en este sistema, que no deja resquicios a la reforma y s slo a la revolucin, pero en tal mtodo de enseanza existen en forma implcita enormes progresos, que suponen una especie de educacin de la Humanidad en el sentido de Lessing. La religin deja de ser considerada como un rgido dogma y se con- vicrle en tema de reflexin para la satisfaccin del gusto artstico cultivado y de los intensificados esfuerzos lgicos, y el maestro de Hamburgo lo recomendaba en ltimo trmino, no porque existiera y hubiese sido declarado santo, sino porque se senta complacido por el significado, ms profundo, que en l hallaba o que l mismo proyectaba en l. Era la suya crtica, aunque manipulada hbilmente y dirigida hacia objetivos bien definidos, y en cualquier caso muy adecuada para dar a sus discpulos la orientacin decisiva que mi anciano hebreo segua an cuando yo acud a buscar nuestro monograma para la nieta de su maestro.ste continu no haba sido un asceta. Aadi que

    el judo es la flor ms bella de la Humanidad y ha sido creado para el placer. Los hebreos desprecian al que carece ac capacidad para gozar. (No pude evitar acordarme de lo que Eli desvel tan acertadamente acerca de su filosofa mientras se encontraba en estado de embriaguez: Homo sum.) La ley ordena a los judos apreciar todos los placeres, por pequeos que sean, y dar las gracias por cada fruto que les recuerde el bello mundo en que han nacido. El judo est hecho para la dicha y la dicha para el judo. El maestro ilustraba estas afirmaciones con la explicacin de la importancia gradual que tiene la ale ra en los das sagrados (27).Al llegar al Ao Nuevo, el cristiano dice: Esperemos

    pasarlo mejor en el nuevo ao que en el que acaba de terminar. Para los judos, primero viene el Rosh Hasha- na (28), cuando, como si dijramos, se echa a suertes el ao venidero. Es entonces cuando hay motivos para temer la decisin divina: es la fiesta del temor de Dios.

    (27) Staigerung der Peste,(28) Ao Nuevo judo.

  • 26 S i g m u n d F r e u d

    Al llegar Yom Kippur (29), ayunamos todo el da para mostrar nuestro amor a Dios, y slo el amor puede producir tal sacrificio. Este es el da dedicado al amor de Dios. Mas luego tenemos el Suecoth (30), sobre el que est escrito: El judo no debe albergar sino alegra durante estos das, y uno de ellos es llamado el Goce de la Ley. ste es el da dedicado a la alegra en Dios.Lleg entonces un cliente y Nathan se convirti de

    nuevo en comerciante. Cuando me desped de l estaba yo ms profundamente conmovido de lo que mi buen judo poda suponer. Me dijo que si iba algn da a Praga tendra el placer de visitarme. No me encontrar en Praga; pero, para compensarle, puedo ofrecerle otra alegra. Si mi Marty desea llevarse a Viena papel de cartas como regalo para alguien, debe ir a la Adolphs- platz, donde tiene la tienda nuestro viejo judo, discpulo de su abuelo, y decirle cmo se llama. As apreciar l que la materia prima de su maestro no se ha deteriorado desde los das en que se sentaba a sus pies. En lo que nos respecta, creo que, aunque las cosas que hacan felices a los viejos judos no nos proporcionen ya un autntico refugio, un algo de la sntesis, de la esencia de este judaismo integrado y vital, no estar ausente de nuestro hogar.

    8. A Martha Bernays

    Viena, lunes, 14-8-1882.Mi dulce Marty:No he tenido un rato libre para escribirte en todo el

    da, y por ello tiene que ser mi misiva nuevamente nocturna. En cualquier caso, haca mucho tiempo que no te escriba por la noche. Como sabes, el pobre ser humano siente siempre ms necesidad de afecto por la noche que por la maana, porque..., bueno..., hay tantas razones que sera estril mencionar alguna.Mi preciosa amada, por primera vez desde hace mu

    cho tiempo hemos ido al Prater (31), y no me refiero al Bund (32), sino a la familia. Nos invit nuestro viejo (33) para compensar otras jomadas menos amables. Cuando no est quisquilloso, que, desgraciadamente, suele ser las ms de las veces, es ms optimista que cualquiera de sus familiares jvenes. A medida que transcurra el da surgan en m recuerdos agradables en s mismos, mas melanclicos por las cosas que me sugeran. Aqu o all habamos estado juntos da tras da y sintiendo cmo aumentaba nuestro cario respectivo; all habamos comido y bebido cerveza juntos, y final-(29) Das de la Expiacin.(30) Fiesta de los Tabernculos.(31) Parque en las afueras de Viena.(32) Crculo compuesto por los amigos de Freud: Schbmberg,

    Eli Bernays, los hermanos Fluss y los hermanos Wahle.(33) Jacobo Freud, padre de Freud (1815-1896).

  • E p i s t o l a r i o 27

    mente hasta nos habamos agarrado las manos y yo me haba llenado de impaciencia esperando el momento de levantarme y tener nuevamente a mi nia para m solo. All, yo haba sido muy tmido y, por tanto, besado a mi Marty pocas veces, pues no comprenda an del todo lo que se ha convertido ahora en la primera y ms natural condicin de mi vida: que he ganado para m, de pronto, a una muchacha nica e incomparable. El Pra- ter es un paraso. Slo el bosquecillo de Wandsbeck es ms bello porque all estuvimos solos como Adn y Eva, si se excepta cierto nmero de animales (inofensivos en conjunto), algunos sosegados y venerables clrigos, varias viejas inquisitivas, pero discretas, y tambin unos cuantos animales tiles, como las vacas que daban leche, amn de las camareras que nos traan bizcocho y mantequilla, etc. Eva se ataviaba con un vestido marrn, como corresponda al tiempo transcurrido desde la aparicin de su edicin anterior, y se tocaba con un gran sombrero que guardaba precario equilibrio sobre su cabeza. Y el Todopoderoso haba colocado bajo los altos y hermosos rboles asientos que tenamos a nuestra completa disposicin, sin que apareciera por parte alguna un ngel armado con flamgera espada. A mi lado se sentaba, s, un delicado angelito con ojos color esmeralda y dos dulces labios que, por negarse a permanecer cerrados, tenan que serlo a fuerza de besos, recibindolos, no obstante, muy raramente, porque era por la maana..., y aun as, todo resultaba perfectamente bello, pero an compartiremos cosas ms bellas. Piensas ya en el da de tu venida? Slo faltan quince das, y no debes dejar que pase uno ms, pues en caso contrario mi egosmo se rebelar contra tu madre y Eli-Fritz y armar un escndalo tal que todo el mundo se enterar y comprender. Y quede bien entendido que cuando regreses vuelves a m, aunque tus sentimientos filiales se rebelen contra esta idea. De ahora en adelante no eres sino un husped de tu familia, como una joya que yo hubiera empeado y que redimir en cuanto tenga dinero para ello. Pues acaso no ha sido establecido desde tiempo inmemorial que la mujer dejar a su padre y a su madre y seguir al hombre elegido? No debes apenarte demasiado, Marty, ni luchar contra ello. Por mucho que te quieran, no renunciar a ti por nadie, ni nadie te merece. No hay amor hacia ti que pueda compararse con el mo.Qu tal por Wandsbeck? Recuerda an alguien a tu

    admirador? Surgen personas que aseguran haberte visto con l? Fuiste tan deliciosamente audaz, mi adorable nia... Estars dispuesta a arriesgarte tambin aqu? No debes ser tan atrevida aqu como lo fuiste ah, ni yo te lo pido; pero, ocasionalmente, cuando no nos hayamos visto durante largo tiempo, me imagino que podr ocurrrsete algn pretexto. Lo hars? Oh, no hablemos ahora de cmo lo vamos a pasar en Viena! Pero, mujer intolerante, qu quieres que haga, si pienso en ello una y otra vez? Tp> est gustando el concurso co-

  • 28 Si gmund Fr e u d

    ral? (34). Y has conseguido quitarte ya la costumbre de darte vueltas al anillo en el dedo a cada momento?Hoy me di a m mismo un certificado mdico de til

    a todos los efectos, y maana voy a empezar a trabajar. Los pasos son cortos y largo el camino, pero llegaremos, y entonces podremos deambular por las calles cogidos del brazo. Qu maravilloso ser!Me gustara muchsimo saber lo que vas a hacer en

    este momento. Quiz detenerte en el jardn y lanzar tu mirada hacia la calle desierta? Ay!, ya no puedo pasarBor all y oprimir tu mano. La alfombra mgica que me evaba a ti est en jirones, los caballos alados enviados por las graciosas hadas, y aun estas mismas damas, ya no arriban, ya no es posible obtener capirotes mgicos; el mundo es prosaico, y todo lo que pregunta se centra en la frase: Qu es lo que quieres, hijo mo? Lo tendrs a su debido tiempo. Su nica palabra mgica es: paciencia. Y al decir esto olvida cunto pierden las cosas cuando no podemos obtenerlas en el momento preciso, cuando tenemos que pagar su precio con nuestra propia juventud.Buenas noches, mi querida Marty. Siempre tuyo,

    Sigmund.

    9. A Martha BemaysViena, jueves, 17-8-1882.

    Mi amada nia:Hoy hace un mes que mis deleitados ojos te espiaban

    mientras estabas sentada en la terraza de la casa de Philipp, cuando no me reconociste, y hace dos meses acabbamos de hacemos novios. Desde entonces han sucedido pocas, muy pocas cosas que puedan contribuir a convertir la unin que anhelamos en realidad. Sin embargo, no hemos desperdiciado tampoco el tiempo. ramos extraos y tenamos que conocernos y experimentar cosas juntos, lo cual hemos conseguido, y si ambos conservamos nuestra buena salud y algn demonio no se ocupa de destruir nuestros respectivos sentimientos, los siguientes aniversarios mensuales nos sorprendern ms avanzados en nuestro camino hacia lo que deseamos. Para ti, pobre amada ma, la esperanza de conocer un futuro mejor habr de compensarte por los muchos sacrificios que te impones de momento. Para m, el valor que tuve que concitar para cortejarte se ha visto ya recompensado con mi buena suerte. Si me permites una peticin, te ruego que no seas taciturna ni reticente hacia m, sino que, por el contrario, compartas conmigo cualquier descontento, de mayor o menor cuanta, que podamos superar juntos y soportar mancomunadamen- te como amigos honrados y buenos compaeros. Siempre(34) Festival polifnico alemn celebrado en Hamburgo, 1882.

  • E p i s t o t a r i o 29

    he actuado as, a veces en detrimento de tu naturaleza delicada, y t me has dicho que estabas de acuerdo con tal proceder. Si al obrar as he herido en ocasiones tus sentimientos, s que mis esfuerzos por compartirlo todo contigo tan ntimamente como me ha sido posible no han cado en terreno baldo. Si esto es egosmo, preciso es pensar que el amor, despus de todo, slo puede ser egosta.Slo el reflejo de mi mal humor habitual me impulsa

    a hablar de estas cosas, ya que actualmente no existe diferencia alguna entre nosotros ni albergo el temor de3ue pueda surgir, desechando igualmente la posibilidad e que cualquier acontecimiento futuro pudiera separarnos. Slo me duele mi incapacidad para demostrarte mi amor, pero mientras tengas fe en m y me ames y s que en ambas cosas eres sincera, no hay duda de que nos conservaremos bien y seremos capaces de disfrutar tiempos mejores. No me regaes por ponerme tan serio, Mari y, pues ya sabes que, en cambio, suelo ser alegre cuando ests conmigo.Con cariosos saludos y en espera impaciente de ese

    monstruoso mes que tan pronto se desvanecer en el pasado. Tuvo,

    Sigmund.

    10. A Martha BemaysViena, 18-8-1882, Por la noche

    Why do I o*er my paper once more bend?Ask not too closely, dearest one, I pray:Fort to speak the truth, Vve nothing now to say;Yet to thy hands al length twill come, dear friend.Since I can come not with it, what I send My undivided heart shall now convey,With all its joys, hopest pleasures, pains, today:All this hath no beginning, hath no end (35).Ml querida nia:Un amigo mo, pecador empedernido, con quien me

    gusta lamentarme de lo absurdo de este mundo, sbitamente se mostr hoy sentimental y, entrando en la habitacin de al lado, cogi de la librera los incomparables poemas del maestro Goethe y me ley algunas lneas, de tan ardiente emocin (con ms significado para m que para l), que tuve que marcharme para no traicionarme y estar a solas con mis pensamientos. Fui ya incapaz de ponerme a trabajar nuevamente en las primeras horas de la tarde, y a poco me encontr a otro amigo que conoc en la Universidad y que desde aquellos tiempos se ha visto apartado por una despiadada mala suerte de sus(35) Cita del soneto IX de Goethe: The Loving One Once More.

  • 30 S i g m u n d F r e u d

    antiguas ambiciones. Los encuentros con los amigos me procuran hoy buenos ratos muy lgicos, pues la seriedad de la vida parece haberse desvelado ante nosotros casi simultneamente. Lo que antes nos pareca ms querido y deseable, pero fcilmente accesible, se ha perdido ahora en la distancia, aunque siga sindonos caro y quiz muchos de ellos lleven, como yo, una nueva acariciada ambicin en lo ms profundo de sus corazones. Aunque estoy asqueado, aburrido y desesperanzado respecto al futuro, no me gustara cambiarme con nadie. Todava no he perdido la fe en m mismo, y en cuanto a Marty, mi Marty, qu podra nadie ofrecerme en su lugar?Todos somos pobres y nos prometemos ayudarnos mu

    tuamente siempre que podamos. Todos son buenas personas, y si no, no los querra como a amigos. Es muy poco lo que estamos en situacin de hacer los unos por los otros, y, sin embargo, muy raras veces les dejo sin sentir que me han ayudado en cierto modo, que el inters que se toman por m, que las esperanzas que ponen en m, me han sacado de mi desesperacin, contrapesando una parte de las injusticias de que he sido vctima, y que quiz yo les he rendido a mi vez el mismo servicio. Aunque estos sentimientos no pueden compararse con el bendito conocimiento de que me ama una muchacha excepcional, tampoco sabra renunciar a la conviccin de que hay muchas personas que no me regatean sus simpatas y me ayudan a vivir. Tambin me ayudan a soportar nuestra pobreza. Supon, mi querida nia, que el xito correspondiera exactamente a los mritos del individuo. Acaso no tendera entonces el amor a perder una parte de su pureza? No sabra siquiera a ciencia cierta si me queras por m mismo o por mi fama, y si la desgracia se cebara en m, mi amada podra decirme: Ya no te quiero, pues se ha demostrado tu poca vala. Sera tan horrible como lo que sucede en el mundo de los uniformes, donde se llevan los mritos inscritos en la guerrera. Sin embargo, dado que el modo en que la Fortuna recompensa o ignora el mrito es tan caprichoso e injusto, el amor puede permanecer fiel al hombre pobre sin incurrir en falsedad, y si a los dems les parezco insignificante, contigo me puedo permitir el lujo de considerarme rico y gozar de tu ilimitada admiracin.Oh mi querida Marty, qu pobres somos! Imagina

    que anuncisemos al mundo nuestro proyecto de compartir la existencia y que el mundo nos preguntara: Cul es vuestra dote? Nada, aparte de nuestro mutuo amor. Nada ms? Se me ocurre que necesitaramos dos o tres pequeas habitaciones para vivir, en las que pudiramos comer y recibir a un husped, y una estufa donde el fuego para nuestras comidas nunca se extinguiese. Y la cantidad de cosas que caben en una habitacin! Mesas y sillas, camas y espejos, un reloj para recordar a la feliz pareja el transcurso del tiempo, un silln en el que soar felizmente despierto durante media hora, alfombras para ayudar al ama de casa a mantener limpios los suelos, ropa blanca atada con bellos lazos en el armario, y ves-

  • E p i s t o l a r i o 31

    (idos a la ltima moda, y sombreros con flores artificiales, cuadros en la pared, vasos de diario y otros para el vino, y para las fechas sealadas, platos y fuentes, una pequea alacena por si nos viramos sbitamente atacados por el hambre o por una visita, y un enorme manojo de llaves con ruido tintineante. Y habr muchas cosas de las que podremos disfrutar, como los libros, y la mesa donde t cosers, y la hogarea lmpara. Y todo debe ser mantenido en buen orden, pues en caso contrario el ama de casa, que ha dividido su corazn en pequeos pedazos, uno por cada mueble, comenzar a salirse de sus casillas. Y tal objeto atestiguar el serio trabajo sobre el que se basa la unidad del hogar, y tal otro dar testimonio del placer que nos depara la belleza, o evocar a los amigos queridos que a uno le gusta recordar, o a las ciudades que uno ha visitado, o a las horas que uno rememora con placer. Y todo este pequeo mundo de felicidad, de amigos intangibles y de creaciones de los ms elevados valores humanos, pertenece todava al futuro. Ni siquiera se han puesto los cimientos de la casa y no existen hoy sino dos pobres criaturas humanas que se quieren con delirio.liemos de permitir que nuestros anhelos se centren

    en cosas tan pequeas? S, sin duda alguna, mientras no llame a nuestra puerta silenciosa ningn acontecimiento que rebase nuestra volicin. Y, por supuesto, tendremos que seguirnos diciendo el uno al otro todos los das que an nos amamos. Cuando dos seres humanos que se quieren no encuentran ni los medios ni el tiempo preciso para decrselo respectivamente, es una tragedia. Tiene que llegar el infortunio o el desacuerdo para que se produzca una definida reafirmacin de afectos. No se debe ser (acao con el amor, pues la porcin de capital que se desembolsa va renovndose a travs del gasto mismo. Si no se toca el capital durante demasiado tiempo, disminuyen imperceptiblemente los caudales o se enmohece el candado. En tal caso, el tesoro queda all drillro, pero es hmlilizable. La verdad es que, por ahora, ul quiera hay dos seres humanos juntos y mutuamente enamorados. Slo uno est aqu y lejos el otro, reprimiendo continuamente sus sentimientos en la bondad de su corazn. La pobre nia, que ha padecido ya tantos infortunios de los que no quiere hablar..., y, sin embargo, estaba fuera de s cuando se comprometi con el pobrecillo hombre desdichado, renunciando voluntariamente a la parle que le corresponda en los placeres de la vida. Sin embargo, tienes que traerme suerte, pues para m t eres la suerte misma. Sin ti, me hundira en una apata sin fondo, pues carecera de todo deseo de vivir. Contigo, por ti, sabr hacer buen uso de m mismo para asegurarme esta participacin en las cosas buenas de la existencia y compartirlas contigo.Mis saludos ms cariosos. Quiz en este momento

    ests pensando en m, pues sta es la hora en que solas esperarme en el jardn.Tuyo, Sigmund.

  • 32 S i g m u n d F r e u d

    11. A Martha BemaysViena, 25-9-1882.

    Para mi querida Marty:Comienzo estas notas sin esperar tu respuesta, para

    contarte ms cosas acerca de m y de mis actividades, ya que nuestros contactos personales no me permiten decirte todo lo que yo quisiera. Voy a ser muy franco y confidencial contigo, como conviene a dos personas que se han unido para transcurrir su existencia en amor y amistad. Mas como no quiero seguir escribindote sin recibir respuesta, dejar de hacerte tales confidencias en cuanto no reciba tu contestacin. Los permanentes soliloquios internos relativos a la persona amada que no son corregidos ni remozados por la presencia de dicha persona conducen a falsas opiniones sobre la mutua relacin y aun al rompimiento cuando, al reunirse de nuevo, se da uno cuenta de que todo es diferente a como lo haba imaginado. Tampoco me mostrar en todas las ocasiones excesivamente carioso, ya que a veces ser serio y franco, como es correcto entre amigos y como la amistad exige. Mas, al obrar as, albergo la esperanza de que no te sentirs privada de tus legtimos anhelos y de que encontrars fcil la eleccin entre aquel que te juzga segn tu propia vala y mritos y los que intentan malcriarte tratndote como si fueras tan slo un deleitoso juguete.Te ruego que no pienses, mi dulce amada, que te en

    cuentro fallos. Lo nico que deseo, por el contrario, es que no existan suspicacias ni secretos entre nosotros. T sabes que desde el momento en que iniciamos nuestra alianza tuvimos que cambiar ambos en cierta medida para ser, respecto al otro, lo que nos pareci ms adecuado. Y quiz me permitas decirte y explicarte los aspectos en que la Marty de ayer parece no haberse convertido an del todo en mi amada nia.Al llegar aqu pensars: No est satisfecho conmigo.

    Y quizs hasta derrames una lgrima. Mas no debes actuar as, pues hemos de abordar esta cuestin como iguales. Acaso llorara yo si t me reconvinieses? Nos hemos echado sobre las espaldas una tarea difcil, y en su ejecucin debemos apoyamos y corregimos mutuamente. Las palabras de amor no pueden por s solas lograr esto, ni supone la existencia en comn la ocultacin de las cosas desagradables a su disfraz. La mutua ayuda supone que habremos de compartir todo cuanto surja en nuestras vidas, y, en mi opinin, hasta ahora, todos vosotros slo habis exigido y esperado de la amistad cosas agradables, dndoos por contentos si, al final, podais decir: l, o ella, estuvo muy agradable y simptico hoy. En agosto, cuando estuve malo y Eli vino a verme, me pregunt con tono de reproche por qu yo, estando tan gravemente enfermo, no ingresaba en el hospital, en lugar de ser una

  • E p i s t o l a r i o 33

    carga para mi familia. Yo no quiero que nosotros pensemos as el da de maana, amor mo. No pretendo pasar contigo slo horas placenteras, y s anhelo seguir convencido y convencerte a ti de que nos amamos y hemos de intentar compenetramos en la mayor medida posible para dos seres humanos.Por mi parte, espero que lo lograr. Hubo un caso en

    el que no te mostraste del todo justa conmigo y me ofendiste profundamente: Sucedi esto cuando te negaste a romper tu amistad con Fritz o hacia Fritz Wahle por consideracin a m. Con paciencia, logr que, al fin, pusieras trmino a la misma. Aun entonces me daba plena cuenta de que tratabas con nobleza de mantener tu independencia y me contabas sinceramente cuanto creas que yo deba saber. Algn da estars de acuerdo ms plenamente conmigo en este punto, pues entonces mostraste una gran desorientacin. Esperemos que tales cosas no vuelvan a suceder entre nosotros nunca jams. Tambin me comprenders si te digo que, sobre la amada, existe aun un escaln superior: el del amigo, y que sera una liorremla prdida para los dos si yo me decidiera a amarle meramente como a una novia y no como a un igual; es decir, quererte como a alguien de quien tuviera que ocultar mis pensamientos y opiniones o, en suma, la verdad. Te ruego aceptes la mano que te tiendo con el muyor alecto y conanza y prtate conmigo como yo me porto contigo (36).

    72. A Martha BernaysViena, jueves, 5-10-1882.

    A quin sino a m ms profundamente amada y ardientemente idolatrada Martha podra yo contar el resultado de mi visita al profesor Nothnagel? (37). No te en- Imles, mi encantadora nia (cuyo encanto al medioda de hoy me tiene aun conturbado), si te inicia en el intrincado ddalo al que me ha llevado mi lucha por la existencia. Despus de todo, no se trata slo de mi batalla ui de mi inters, pues estamos tan ntimamente unidos, me siento tan inefablemente feliz por el hecho de tenerte, y estoy tan seguro de tu inters hacia todo lo mo, que las cosas slo son importantes para m cuando tu las compartes. Aunque los resultados obtenidos no correspondieron exactamente a mis anhelos, s fueron honorables, y no veo razn alguna para abandonar la esperanza en un futuro mejor mientras t, mi angelical nia, puedas soportarme.11 ueno; fui a ver a N*** con la coleccin de mis obras

    y una recomendacin de Meynert (38). La casa donde(36) Sin firma. Probablemente, entregada en persona.(37) Hofrat, profesor doctor Hermann Nothnagel (1841-1905), di

    rector de la Segunda Clnica Mdica de Viena.(38) Profesor doctor Theodor H. Meynert (1833-1892), anatomista

    cerebral, director de la Clnica Psiauitrica donde trabajaba Freud.

    3 UIMSTOLARIO J

  • 34 S i g m u n d F r e u d

    vive es nueva, apenas terminada; el piso huele a barniz por todas partes, y la sala de espera es, sencillamente, magnfica. En la pared hay un retrato de cuatro chiquillos: un nio guapsimo, que dentro de veinte aos arrebatar los mejores empleos a los mejores estudiantes de Medicina; una nia en la que se perfila ya una gran belleza y por la que dentro de diez aos pelearn los jvenes en los bailes estudiantiles; ambos tienen el pelo castao, por lo que deduje correctamente, como se demostr ms tarde, que su madre es morena; completaban el grupo la chica mayor, una rubia poco atractiva que ha heredado los rasgos de su padre, y el beb de sexo indiscriminado que tena en brazos. En las estanteras encontr algunos libros escritos por el padre de este grupo prometedor, y tambin descubr a poco, sobre una especie de caballete, la fotografa en gran tamao de una mujer morena, de expresin seria, acompaada por el hombre que tiene nuestro destino en sus manos. Resulta extrao encontrarse ante una persona de la que depende nuestra suerte sin que, por el contrario, pueda verse afectada por nuestras resoluciones. No, no pertenece a nuestra raza. Es un hombre de las cavernas, germnicoTiene el cabello casi totalmente rubio, y la cabeza, las

    mejillas, el cuello, las cejas, etctera, cubiertas de pelo, sin que exista apenas diferencia alguna de color entre la piel y el vello. Dos enormes verrugas, una en la mejilla y otra en el puente de la nariz. No es una gran beldad, pero s posee una apariencia inslita. Antes de entrar en la casa me haba dejado dominar por el nerviosismo; pero una vez dentro, como suele sucederme siempre que he de librar una batalla, me sobrevino de nuevo la calma.El profesor Meynert me ha pedido que le trajera sus

    saludos y le expresara su desencanto por no haber podido verle el otro da. En cuanto a la semblanza de mi persona, srvase leer esta tarjeta.Mientras lo haca as, me sent. Conoca el texto: Que

    rido profesor: Tengo el gusto de recomendarle con la mayor simpata, por medio de esta tarjeta, al doctor Sigmund Freud, que ha realizado una valiosa labor histolgica, y le agradecera que tuviera a bien concederle una entrevista. Con la esperanza de verle pronto. Suyo, Theodor Meynert.Aprecio mucho las recomendaciones de mi colega

    Meynert. Qu puedo hacer por usted, Herr Doktor?Al hablar produca una impresin muy agradable. Sus

    palabras eran las de un hombre que sabe lo que dice y mide cuanto habla.Probablemente, ya lo habr usted supuesto respon

    d. Se ha corrido el rumor de que necesita un ayudante, y tambin se dice que dentro de poco tendr un nuevo empleo que ofrecer. S, por otra parte, que atribuye gran importancia a la investigacin cientfica. Yo me he dedicado a ella durante algn tiempo, pero actualmente no tengo oportunidad de seguir adelante, por lo

  • que me pareci oportuno presentarme como aspirante alos empleos en cuestin.Tiene usted aqu algunas pruebas de imprenta de

    sus artculos, Herr Doktor?S respond, sacndolas del bolsillo.Mientras hojeaba los papeles que le entregu, le expli

    qu mi situacin:Al principio, estudi zoologa; despus, me dediqu a

    la fisiologa y he realizado algn trabajo de investigacin en el terreno de la histologa. Cuando el profesor Brcke me dijo que no poda garantizarme el empleo como ayudante suyo y me aconsej que no permaneciera con l, me fui.N*** tom entonces la palabra:No quiero ocultarle que han sido varias las personas

    que han solicitado este puesto y, en consecuencia, no deseo darle demasiadas esperanzas. No sera justo. Sin embargo, le citar como candidato y anotar su nombre por si surgiera otro empleo. Como le digo, no quiero hacer promesas, ni supongo que usted las esperaba. Qui vivra verra. Si no le importa, me quedar con sus trabajos.Me siento incapaz de reflejar aqu adecuadamente los

    matices amistosos de su tono. No se mostr altivo, sino ms bien reservado, aunque cordial. Una cosa, sin embargo, qued suficientemente clara: El primer empleo, que habr de ocuparse inmediatamente, ha sido ya adjudicado (al hijo de un catedrtico de Praga, segn se rumorea); en cuanto al segundo, que an no ha quedado vacante, mi interlocutor no quiso comprometerse a nada especfico, pero s tom con seriedad mis aspiraciones.Otra cosa le dije. Actualmente desempeo mis

    servicios como Aspirant en el Hospital General, y si no puede usted darme ninguna esperanza ni ofrecerme perspectivas de obtener el empleo de ayudante, podra actuar como tal Aspirant con usted.Qu es exactamente un Aspirant? pregunt. An

    no me he familiarizado con la terminologa que emplean ustedes aqu.Entonces le di una breve explicacin (que tambin t

    debers de soportar), aclarndole que un hospital consta de dos tipos de secciones diferentes: clnicas y departamentos. En las primeras, el profesor y sus auxiliares ensean a los estudiantes; en los segundos, los Primarius y sus Sekundarii (sin estudiantes) dan a sus pacientes el tratamiento adecuado. El catedrtico puede elegir a sus ayudantes; mas el Primarius no tiene el privilegio de escoger a sus Sekundarii. Cualquier mdico puede actuar como Aspirant mientras espera que se produzca una vacante de Sekundarius, y durante este perodo de tiempo se le llama, como a m, Aspirant. Este comps de espera puede pasarse en una clnica o tambin en un departamento. Comprendes, Marty? El profesor N*** no pareci entenderme del todo, pues me dijo:Si tiene usted la posibilidad de emplearse como ayu

    dante de cirujano (y no es as), no dude en aceptar. Sin

    E p i s t o l a r i o 35

  • 36 S i g m u n d F r e u d

    embargo, le recomiendo que siga usted trabajando el terreno cientfico, y cuando llegue el momento de presentar la solicitud estudiar su caso.Crame: me es imposible continuar trabajando de

    este modo en el terreno cientfico y tendr que abandonar esta labor y repasar las asignaturas mdicas lo ms rpidamente posible para establecerme como doctor en medicina general, probablemente en Inglaterra, donde tengo parientes. Ya he trabajado durante demasiado tiempo sin percibir remuneracin alguna, e incluso he tenido que dejar un artculo sobre qumica que tena comenzado.No me refiero a las publicaciones replicme. Siga

    trabajando en el terreno cientfico, pues, despus de todo, la medicina puede practicarse tambin cientficamente.Lo s, y difiere poco de los mtodos de trabajo del

    fisilogo.Es lo mismo me interrumpi.Pero yo creo que debo seguir aquellos estudios que

    sean esenciales para mi pretensin de establecerme como doctor en medicina general.Pues hgalo; ello no me har tener prejuicios res

    pecto a usted cuando surja la oportunidad.Si le he interpretado correctamente, debo conside

    rar que no existen esperanzas de que trabaje con usted en el futuro inmediato?As es replic. Aproveche cualquier oportunidad,

    pues yo no puedo ofrecerle nada. No sera justo. A propsito, va usted a decidirse por una orientacin acadmica o prctica?Mis inclinaciones y mi experiencia pasada apuntan

    hacia la primera solucin, pero tengo que...Naturalmente, lo primero que tiene que hacer es ga

    narse la vida. Bueno; no le echar en olvido. Y repito: qui vivra verra. Y diciendo esto, se levant.En cualquier caso, muchas gracias. Podr venir a

    recoger mis trabajos dentro de algn tiempo? Son los nicos ejemplares que poseo.Me gustara leerlos. Podra usted venir a recogerlos

    dentro de tres o cuatro semanas? Estoy muy ocupado actualmente.Lo creo, profesor. En realidad, lo esencial de cuanto

    yo he escrito puede hallarse en el informe anual y en la Neurology, de Schwalbe.Una reverencia ms, y ah qued todo. Qu te parece?

    Por el momento, la visita no cuajar en ningn resultado positivo. El primer empleo ha sido ya ocupado, y en cuanto al segundo, mi solicitud ser indudablemente estudiada, pues mi interlocutor me habl con honradez. Dentro de unos das, Meynert, hacia quien N*** siente gran respeto, interceder personalmente por m, y si le presentan a los otros amigos con que cuento entre los catedrticos, subir puntos en su estimacin. Por ahora, sin embargo, seguir trabajando hacindome a la idea de que no hay esperanza. No estoy seguro en cuanto a la senda a seguir en el futuro prximo. Se me ha ocurrido pensar en la dermatologa, que no es plato muy apetitoso,

  • E p i s t o l a r i o 37

    pero s es importante para la prctica de la medicina general y resulta interesante por s misma. Voy,a visitar el departamento correspondiente maana, y si no hay plazas de Aspirant vacantes, * acudir a Meynert. Espero que, de ahora en adelante, estar en mejores trminos con tu pobre madre, por la que siento afecto, a pesar de lo contrapuesto de nuestros intereses, y, en cuanto a ti, espero verte el sbado, a las diez de la maana, en el Prater.Tu fiel

    Sigmund.

    1883

    13. A Minna BernaysViena, 21-2-1883.

    Querida Minna:Como sucede tan frecuentemente en este mundo, mis

    razones para contestarte con tal celeridad son complejas. Por una parte, me complaci sobremanera tu inesperada carta, y por otra, me siento incapaz de trabajar, aunque me atenaza la necesidad de estar solo. Me encuentro medio mareado y cansadsimo, porque me acaban de sacar un diente (Martha ha salido con mis hermanas para visitar a la novia y a la sobrina del doctor Her- zig) (1). No, no soy injusto contigo. Las siete octavas partes de mi decisin de escribirte proceden del placer con que he acogido tu carta, y slo la octava de mi cansancio. Hiciste muy bien en escribirme, como lo hiciste. En mi felicidad actual, siento grandes deseos de hacer algo en pro de la pareja separada temporalmente (2) y, habida cuenta de la abundancia de posibilidades que el buen Dios ha depositado tan confiadamente en mis manos, no me queda otra eleccin que hablar con el uno y escribir a la otra. Durante las ltimas semanas, desde que Elise (3) se march y Anna (4) y Eli se reconciliaron, las cosas han sido menos interesantes, aunque ha aumentado la paz. An hay nubes en el firmamento domstico: en un rincn grue tu Ignaz, en el otro se pone hosca tu madre. Existen, sin embargo, indicios evidente^ de que, fatigados por su prolongado batallar (5), tamil) Doctor Wilhelm Herzig, amigo de Freud en su juventud y

    ms tarde catedrtico de Qumica en la Universidad de Viena.(2) Por entonces, Martha estaba en Viena y Minna en Hambur-

    go, separada, por tanto, de su novio Schomberg.(3) Amiga ntima de Martha.(4) Hermana mayor de Freud (1858-1955), que se cas ms tarde

    con Eli Bernays.(5) Cita de la balada Lenore, del poeta alemn Gottfried August

    Burger (1748-1794).

  • bin estos dos llegarn pronto a un cese de las hostilidades.Mas pienso que es preciso abordar estas cuestiones con

    un tono distinto. Probablemente ests en antecedentes del asunto. Tu madre ha decidido reunirse contigo en Hamburgo, primero para hacer un reconocimiento y luego para establecerse en dicha ciudad. Al anunciar su decisin, Schmberg le dijo que era una egosta y que no vea en ella la madre que haba anhelado. Rompironse las relaciones diplomticas, con gran acidez por parte de ambos bandos. Me apresuro a aclararte que yo ya he adoptado una actitud definida en este asunto, y me gustara pedirte con carcter de urgencia, si estimas que yo debo tener voz en este asunto, que no ds la razn a tu madre en tus cartas ni creas todas sus quejas de nosotros. No creo que pienses que siento antagonismo hacia ella, o que he variado la alta opinin en que la tena, ni tampoco que nos llevamos, ella y yo, peor que antes. Me parece que no soy injusto con ella. La considero una persona de gran influencia mental y moral, que se erige en medio de nosotros, capaz de elevados logros, sin el ms mnimo vestigio de la absurda debilidad que es comn a las ancianas (6), pero no cabe duda de que est adoptando una lnea de conducta contraria a todos nosotros. Igual que un viejo soldado tozudo. Como su encanto y vitalidad han durado tanto, exige an una plena participacin en la existencia sin conformarse con el papel restringido de la ancianidad y espera ser el centro, la gobernanta, un fin en s misma. Todo hombre entrado en aos con honor alberga las mismas aspiraciones; mas estamos acostumbrados a esperar estos anhelos de una mujer. Como madre, debiera contentarse con saber que sus tres hijas son moderadamente felices y sacrificar sus propios deseos a sus necesidades. No obra as, quejndose, por el contrario, de que no la hacis caso y la obligis a sentirse superflua, lo cual no es, evidentemente, cierto; desea trasladarse a Hamburgo, impulsada por algn extrao capricho, sin tener en cuenta el hecho de que, al hacerlo as, nos separar, a ti y a Schmberg y a Martha y a m, durante aos y aos. Esto no es, ciertamente, una muestra de nobleza d carcter, ni tampoco una demostracin de maldad pura y neta. Representa sencillamente las exigencias de la edad, la falta de consideracin de una ancianidad enrgica, constituyendo una expresin del eterno conflicto entre la vejez y la juventud que existe planteado en todas las familias, y en la cual ambas partes desechan cualquier id%a de sacrificio y no quieren nada que obstaculice su independencia. La misma proximidad material de nuestra existencia hace el conflicto inevitable. As opino yo, y no por ello la aprecio menos, pues sus maniobras no afectan al sentimiento de que nos pertenecemos mutuamente, y no deseo ofenderla aclarando que cualquiera

    (6) En aquel entonces, la madre de Martha, nacida en 1830, tenia cincuenta y tres aos.

    38 S i g m u n d F r e u d

  • E p i s t o l a r i o 39

    de sus actos puede contribuir a romper los nexos personales que existen entre nosotros. Si es injusta, para m significa que mi madre (7) lo es; mas ello no la convierte en una extraa para m. Por otra parte, no puedo exigirle demasiado, pues, despus de todo, no es la mujer que yo he elegido. Sin duda pensars que, con mi habitual modestia, estoy esgrimiendo mi conducta como un espejo en el que Schmberg debe mirarse. l plantea exigencias a tu mam como si sta fuera una novia joven y complaciente, an no vencida por los sacrificios y los pesares; una mujer que esperara todava obtener gran felicidad de la existencia y poseyera an el empuje, la viveza y el espritu autocrtico de la juventud. De esto tienes t en parte la culpa, pues permitiste que se conociesen demasiado a fondo. La armona que trata de hallar Schmberg puede lograrse con grandes dosis de altruismo entre dos personas, mas no entre tres. Adems, es algo totalmente superfluo si trata de englobar a tres seres. Estimo que debas mostrarte ms celosa hacia l, sin permitir nunca que llegase el momento en que vuestras relaciones pudieran ser ensombrecidas por su interrelacin con una tercera persona.Si en ocasiones le mostrara menos admiracin, en

    otras la ofendera con menor crudeza. Recientemente, ella me jug tambin a m una mala pasada con el traslado de la familia a Hamburgo. Apenas me di por ofendido, porque, en realidad, me sent muy poco afectado por el incidente, aunque estoy seguro de que, despus de esto, no me mira con muy buenos ojos. Se me ocurre que, en cierto modo, se siente, como nuestro querido y ya extinto amigo Fritz Wahle, un poco celosa hacia aquellas emociones del resto de la gente en las que no tiene arte ni parte. No obstante, con nuestra habitual reserva, estamos hoy mejor situados que Schmberg y, evidentemente, que t misma. No tenemos la intencin de compartir el doloroso placer de las pasiones exacerbadas, sino que poseemos una finalidad prctica y concreta: vivir y trabajar juntos, en unin ntima, deux y en cohesin menos estrecha con otras parejas. Por ello, nos sentimos autorizados a desechar todo aquello que consideremos intil a este fin. En honor de la justicia, te dir que estoy completamente de acuerdo con mi amigo en este punto. El traslado a Hamburgo es una prdida para todos nosotros y no te avergences de la humana debilidad un riesgo. Slo la necesidad ms perentoria podra justificarlo. Vamos a oponernos a este proyecto con todos los medios de que disponemos, pero no creo que sea superfluo dar la batalla con un ao de anticipacin. Espero que tu madre, que es actualmente huspeda nuestra en la Kaiser Josef Strasse 38 (8), desista de su propsito tras los meses estivales pasados en Hamburgo.Los argumentos para justificar esta visita, que hubimos

    de escuchar casi coactivamente, no nos convencieron, y

    (7) Freud se refera a su suegra.(8) Calle donde viva la familia de Freud.

  • no tenan, ni aun en parte, el vigor suficiente para ocultar el deseo dominante que los anima.

    (Esta carta fue continuada por Martha.)

    40 Si gmuncL F r e u d

    14. A Martha Bernays

    Viena, 13-7-1883.A las dos de la madrugada.

    JJardinero Bnsow (9), hombre afortunado, puesto que tienes el privilegio de albergar a mi dulce amada! Por qu no me hara jardinero, en lugar de mdico o escritor? Quiz necesites un joven que trabaje para ti en el jardn, y yo pudiera ofrecerme para dar los buenos das a la princesita y posiblemente para solicitar un beso a cambio de un ramo de flores.Pero esta carta no va dirigida al jardinero Bnsow,

    sino a ti, a mi Marty, a mi Cordelia-Marthy. Por qu Cordelia? Ya te lo explicar despus. Tienes inters por saberlo, adorada ma? Espero que tu garganta est mejor, y confo en que as ser para cuando recibas esta carta. Me alegro de que me lo contaras, pero no de que te pusieras mala. Si no se complica, no dejes que te mimen ni te abriguen demasiado con chales y todas esas cosas, pues estimo que un tratamiento un poco espartano, adecuado sin duda a un mal tan insignificante, puede producir resultados ptimos, a la larga. Espero tus noticias con gran inters, y supongo que comers bien, aunque sea a escondidas (10), y si necesitas dinero para ello, dulce nia, dmelo, pues de nuevo tengo algo.Hoy fue el da de ms calor y fatiga de toda la tempo

    rada, y casi enloquec de cansancio. Dndome cuenta de que necesitaba extraordinariamente un rato de expansin, me fui a ver a Breuer (11), de cuya casa acabo ae regresar, bastante tarde, como vers. Le dola la cabeza al pobre y estaba tomando salicilato. Lo primero que hizo al verme fue mandarme directamente a la baera, de la que sal rejuvenecido. Mi primer pensamiento al aceptar su hmeda hospitalidad, fue: Si Marthy estuviera aqu, dira: Esto es lo que tambin hemos de tener nosotros. Tienes razn, nia ma, y por muchos aos que nos cueste la tendremos, siempre que se produzca el milagro de que sigas amndome durante todo ese tiempo. Despus cenamos arriba, en mangas de camisa (ahora estoy en una nglige algo ms avanzada), y luego sostuvimos una prolongada conversacin mdica sobre la vesania moral, las enfermedades nerviosas y los casos clnicos extraos entre otras personas, hablamos de tu amiga Bertha

    (9) Martha haba ido a pasar una temporada de descanso a Dsternbrook, pueblo situado en las cercanas de Kiel, y viva en casa de un jardinero llamado Bnsow.(10) Para no escandaliza