6
H. Daniel Dei EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICA Summary: Philosophy is essentialy a act of [reedom. As the same existence of the man, its interrogations take place in the tension of the ambiguity of the open and final questions about life meaning. In this occupation of fidelity to the thruth and freedom it expresses a testimony of critical implacable conscience before a contrae- tured world [or the oppression of the securities and the most different sedative forms of ideologi- callegitimations. Resumen: La Filosofía es esencialmente un acto de libertad. Como la existencia misma del hombre, sus interrogaciones acontecen en la ten- sión de la ambigüedad de las cuestiones abiertas y decisivas sobre el sentido de la vida. En esta tarea de fidelidad por la verdad y la libertad expresa un testimonio de implacable conciencia crítica ante un mundo contracturado por la opresión de las seguridades y las más diversas formas sedativas de legitimaciones ideológicas. 1. La claridad de lo oscuro, lo oscuro de la clari- dad. La búsqueda de la verdad, que es otra expresión para denominar la búsqueda del hombre, ha sido y es signada de continuo por la ambigüedad. Sin em- bargo, esta ambigüedad, que no atormenta al hom- bre con los principios lógicos sino con la ambi- valencia de lo finito y lo infinito en el modo de ser de su existencia, lejos de precipitarle por la vía del excepticismo, tiene para nosotros un carácter sin- tomático. Podemos aproximamos a una compren- sión de lo que ella nos revela a la luz de la afirma- ción de Heráclito: "El Señor, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta, sino que indica" (1). Así, el simple signo, aun cuando fuese signo de contradicción, permite hacer más transparente la dirección del esfuerzo humano y, en las cuestiones centrales de la vida, iluminar mejor que la concep- tualización, siempre estrecha, el camino de la re- conciliación del hombre consigo mismo. Porque la ambigüedad, como la Torre de Babel, pone al des- cubierto las hesitaciones desconcertantes del pro- ducto de la libertad y la imaginación y profana en el hombre la magia de la argumentación acabada, autosatisfecha de la razón operativa. Ella reivin- dica, a modo de un voluptuoso sentimiento de ple- nitud, el sentido ausente -o subyacente- en los conceptos claros y distintos y alerta contra la per- fección formal de los afanes de precisiones lingüís- ticas, cuando éstos fagocitan el tiempo del hombre tejiendo velos a sus interrogantes decisivos (2). 2. Encuentro, verdad y hombre La verdad y el hombre están ahí. En nuestra experiencia cotidiana. Son un camino por recorrer y una finalidad que se apropia del caminante en la medida de su capacidad de disponerse gratuitamen- te a un encuentro. No hay verdad ni conocimiento por delante cuando nuestra apertura es apenas una puerta entreabierta, un abroquelado continente de saberes del entendimiento que recortan una postu- ra psicológica frente a la incertidumbre de la deso- rientación interior y a la presión opinativa del me- dio social. Rev. Filosofía Univ. Costa Rica XXVI (63, 64), 71-76, 1988

EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · después de la renuncia al dominio de lo positivo y al saber totalitario de la verdad,

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · después de la renuncia al dominio de lo positivo y al saber totalitario de la verdad,

H. Daniel Dei

EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICA

Summary: Philosophy is essentialy a act of[reedom. As the same existence of the man, itsinterrogations take place in the tension of theambiguity of the open and final questions aboutlife meaning. In this occupation of fidelity to thethruth and freedom it expresses a testimony ofcritical implacable conscience before a contrae-tured world [or the oppression of the securitiesand the most different sedative forms of ideologi-callegitimations.

Resumen: La Filosofía es esencialmente unacto de libertad. Como la existencia misma delhombre, sus interrogaciones acontecen en la ten-sión de la ambigüedad de las cuestiones abiertas ydecisivas sobre el sentido de la vida. En esta tareade fidelidad por la verdad y la libertad expresa untestimonio de implacable conciencia crítica anteun mundo contracturado por la opresión de lasseguridades y las más diversas formas sedativas delegitimaciones ideológicas.

1. La claridad de lo oscuro, lo oscuro de la clari-dad.

La búsqueda de la verdad, que es otra expresiónpara denominar la búsqueda del hombre, ha sido yes signada de continuo por la ambigüedad. Sin em-bargo, esta ambigüedad, que no atormenta al hom-bre con los principios lógicos sino con la ambi-valencia de lo finito y lo infinito en el modo de serde su existencia, lejos de precipitarle por la vía delexcepticismo, tiene para nosotros un carácter sin-tomático. Podemos aproximamos a una compren-

sión de lo que ella nos revela a la luz de la afirma-ción de Heráclito:

"El Señor, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta,sino que indica" (1).

Así, el simple signo, aun cuando fuese signo decontradicción, permite hacer más transparente ladirección del esfuerzo humano y, en las cuestionescentrales de la vida, iluminar mejor que la concep-tualización, siempre estrecha, el camino de la re-conciliación del hombre consigo mismo. Porque laambigüedad, como la Torre de Babel, pone al des-cubierto las hesitaciones desconcertantes del pro-ducto de la libertad y la imaginación y profana enel hombre la magia de la argumentación acabada,autosatisfecha de la razón operativa. Ella reivin-dica, a modo de un voluptuoso sentimiento de ple-nitud, el sentido ausente -o subyacente- en losconceptos claros y distintos y alerta contra la per-fección formal de los afanes de precisiones lingüís-ticas, cuando éstos fagocitan el tiempo del hombretejiendo velos a sus interrogantes decisivos (2).

2. Encuentro, verdad y hombre

La verdad y el hombre están ahí. En nuestraexperiencia cotidiana. Son un camino por recorrery una finalidad que se apropia del caminante en lamedida de su capacidad de disponerse gratuitamen-te a un encuentro. No hay verdad ni conocimientopor delante cuando nuestra apertura es apenas unapuerta entreabierta, un abroquelado continente desaberes del entendimiento que recortan una postu-ra psicológica frente a la incertidumbre de la deso-rientación interior y a la presión opinativa del me-dio social.

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica XXVI (63, 64), 71-76, 1988

Page 2: EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · después de la renuncia al dominio de lo positivo y al saber totalitario de la verdad,

72 H. DANIEL DEI

El hombre busca desvelarse, esto es, abrirse a símismo y a los otros en plenitud y conocimiento.Mediante esta tarea intenta ser desde sí y desde losotros. En la doble vertiente del desvelo se reconocecomo situado en el ámbito de una realidad esen-cial, vale decir, en un horizonte significativo, onto-lógicamente consistente. Pero esto sería vano si lanecesaria seguridad psicológica que busca natural-mente no se sostuviese en una experiencia raigal dela efectiva conciencia de la inseguridad metafísicaque comporta; en cuyo caso sólo cargaría con unmodo postural de ser, entre los límites del deliriopermitido socialmente, que, sin duda, estallaría deangustia, desesperación o intolerancia tan prontola realidad le mostrara otra cara. Porque aquellainseguridad metafísica proclama en el abismo delas situaciones radicales una dependencia estructu-ral con el fundamento de toda existencia, que es,en esencia, pese al silencio de respuestas de carác-ter positivo, independencia y verdadera liberaciónde las ataduras empíricas que los hombres se gestan mutuamente en el diario vivir. Por ello, empo-brecidos en la expresión justa, cuanto podamos de-cir y repetir aquí (3) es un pequeñísimo retal delibertad apenas nominada, traducción grosera a unlenguaje proposicional de un intento de objetiva-ción de las posibilidades que cada hombre deberecorrer con alborotado recogimiento, no obstantesus condicionamientos históricos y sociales, en laalegría del descubrimiento y en el dolor creativode sus limitaciones personales.

La verdad y el hombre están ahí. Precisamentedespués de la renuncia al dominio de lo positivo yal saber totalitario de la verdad, a la presunciónomnipotente de conocimiento. Somos hombres y,sin embargo, casi todo lo decisivamente humanonos es ajeno. Porque el conocimiento del mundo yde las cosas que hace el hombre se tornan comoespejos deformados de su atropellada voluntad deconocerse a sí mismo; historia de un entretejidoorgánico de palabras legitimadoras que en su creci-miento acumulativo va devorando todo referentesignificativo, voces que terminan por ahogar lossilencios de la Historia misma. Estos silencios, oca-sionalmente pronunciados tanto en su vida indivi-dual como comunitaria, constituyen lapalabra-sentido que hombres y pueblos pueden es-cuchar en la plenitud solitaria del encuentro.' Silen-cios que no dicen ni ocultan, sino que abren pers-pectivas, orientan. Ciertamente, estos esporádicossilencios en que asoma el alma, ubérrimos instantesde ubicua comunión con lo humano de todo tiem-po y espacio, son la sempiterna sabiduría que los

hombres han logrado cosechar en su Historia comoprimicias, en la encarnadura de la libertad del espí-ritu, para requerir de cada cual, en su tiempo per-sonal, los frutos de su vocación. Es preciso escu-char los silencios de la palabra, inundarse del refe-rente de sentido que trae la simple articulaciónsonora o el lenguaje del silencio mismo, para que laverdad y, con ella el hombre, sean en nosotrospresencia, participación efectiva en un ámbito derealidad esencial.

3. El calvario de la razón.

En esta búsqueda inveterada la Filosofía tieneun lugar relevante y encuentra la índole misma desu sentido. Investida de la naturaleza finita de lohumano, representa con sus miserias y sus grande-zas la mejor aproximación al qué del hombre. Am-bos, Hombre y Filosofía, son la existencia y elmodo de la existencia; el medio y el motor, ali-mentados por una inconmensurable avidez de ser yresolverse en plenitud. Por eso, en nuestra perspec·tiva la Filosofía es esencialmente libertad, aperturacrítica de la conciencia a un ámbito de totalidadsignificativa. Ella es el movimiento crítico de lalibertad del hombre que se vale de la razón en suaspiración por alcanzar la serena justificación delos principios de la vida misma. Con "razón" que-remos decir la potencia propia que tiene el hombrede abrirse a un conocimiento de las esencias, valedecir, a aquello que hemos denominado "ámbitode totalidad significativa".

Sin embargo, la Filosofía, pese a ser tan subs-tantiva con el hombre, no alcanza a expresar todoel hombre, ni su acción y los resultados de su ac-ción, pueden colmar enteramente las aspiracionesprofundas que mueven al existente humano a filo-sofar. Porque, análogamente a la figura del Bautis-ta, la Filosofía es pasaje, mediación todavía profa-na, anticipación excelsa pero mundana de la luz,cuya misión es conducir al hombre hasta el umbralde su propio sentido para desvanecerse patética enel silencio de la docta ignorancia.

Sus respuestas son afirmaciones de las aspiracio-nes del hombre de revelarse a sí mismo ontológica-mente, epifanías seculares que proclaman en con-tradictorios filosofemas su abismal necesidad decomunicación religativa.

Esta dimensión dramático paradójica de la Filo-sofía está vedada al espíritu de quienes en su rega-zo se han acomodado detrás de una suerte de rea-lismo práctico intelectualizado, a la postre desgaja-

Page 3: EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · después de la renuncia al dominio de lo positivo y al saber totalitario de la verdad,

EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICA 73

do de la experiencia verdaderamente posmva devivir. Así como el hombre finalmente se les escapaen un enmarañado circunloquio de formalidadeséticas (4), así el sentido y la tarea del filosofar sesustraen de la vida y desesperan agónicos de lafalacia cientificista. En estas condiciones, la Filoso-fía, que alcanza su legitimación en la voluntad decomunicación (5), es sospechada de incapacidadcuando se desgarra con extremo heroísmo entre lassombras de la finitud para dar cuenta de la medidade lo que somos, sin resignarse por entero a lossedantes narcisistas de los "juegos lingüísticos' o alos beneficios seculares de los saberes de integra-ción total como las ideologías (incluso las más suti-les como las paracientíficas) ciertamente eficacesen el ruedo opinativo, pero insubstanciales a la ho-ra de las verdades decisivas de la existencia,

Porque si una misión le cabe en la actualidad ala Filosofía. muy lejos de manotear desesperada-mente en el saldo residual de las ciencias particula-res un espacio ocupacional que justifique su exis-tencia, en mérito de sus antiguos esfuerzos, es la deasumir con entereza su mejor espíritu socrático yalzarse desde sus raíces y con su historia a cuestascomo implacable conciencia crítica, al tiempo quehacerse cargo visceralmente de las cuestiones abier-tas y permanentes de la existencia humana y sumodo de ser en el mundo.

4. La epifanía de la razón.

La asunción de un modo de filosofar y, perrn í-

tasenos, la elección explícita o implícita de unadefinición de Filosofía, compromete la tarea y elsentido mismo de ella, de igual modo que los valo-res internalizados que sostienen al hombre condi-cionan globalmente su conducta. No es éste unsimple recurso esencialista que ubica el carro de-lante del caballo para explicar a aquél.

Por más que se empeñen, los hombres no pue-den ser ajenos a sí mismos; tampoco la sucesivaacumulación de afanes sistematizadores y precisio-nes intelectuales en la historia de la Filosofía hanpodido sustraerse alternativamente de los exabrup-tos interrogantes existenciales que dieron a la Filo-sofía carta de ciudadanía en el universo de posibili-dades del hombre. De ahí que la Filosofía no pue-da consistir únicamente en la disolución de la con-fusión de ciertos malos usos lingüístico s o errorescategoriales, precisamente adquiridos durante elproceso de excesiva intelectualización de las aspira-ciones ontológico-existenciales del hombre. Sin du-

da la Filosofía tiene, como quiere la corriente ana-lítica, una función clarificadora, pero no justamen-te para abortar los interrogante s metafísicos sinopara allanar de obstáculos enmascaradores el cono-cimiento de sí mismo, en otras palabras, despejarel camino de la libertad. Los mal llamados "proble-mas filosóficos" no se disuelven por voluntad deuna razón más o menos esclarecida ni se neutrali-zan por la adopción de un sistema u otro de pensa-miento. Ellos responden a una necesidad de senti-do (mejor que explicación) del hombre y aparecenbajo otras modalidades, más allá de toda enuncia-ción acerca de la carencia de presupuestos o de laafirmación de un saber positivo alternativo a laFilosofía, por demás sospechoso de una racionali-dad tácita.

No es necesario, por otra parte, suprimir la acti-vidad teórica de la Filosofía en beneficio de unapraxis determinada, ya que a la incapacidad deaq uélla para resolverse de un modo significativopara el hombre se añade en ésta el velamiento deuna previa te matización de los valores que resigni-ficarán su necesidad ontológica y condicionarán lasposibilidades de su libertad. En una y otra postura,al fin y al cabo teóricas, encontramos la vocaciónde legitimar un modo de existencia posible y lanecesidad de universalizarlo e, inclusive, fundarloen el "poder psicológico" que acompaña a una ra-cionalidad instituida, en este caso, la Ciencia. Esto,en el plano de la acción colectiva se ha llamadoideología (6).

¿Qué es, pues, la Filosofía que parece arrastrarconsigo oposiciones diversas y ser objeto de tantos"errores"? ¿No hay acaso detrás de cada argumen-to una voluntad de legitimar una interpretación delhombre? Pareciera que se cumple aquí otra vez el'círculo esencialista" o, quizá, independientemen-te de las intelectualizaciones, la Filosofía nos estámostrando que no es una actividad yuxtapuesta alos intereses vitales del hombre sino que guardauna correspondencia esencial con ellos, a pesar,ciertamente, de las claudicaciones que los filósofosy los hombres mismos han hecho y hacen de supotencialidad de ser.

¿Cómo caracterizar en casi un enunciado estadisciplina que parece reunir las contradicciones delhombre mismo? De acuerdo con nuestro punto devista una caracterización tal no puede en modoalguno desvincularse de las vicisitudes históricasque le son substanciales, es más, que constituyen lamemoria misma de una razón que pugna por serfiel -aun en la idealidad- al tejido de mediacionescon la realidad para hacerse de un mundo propio y

Page 4: EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · después de la renuncia al dominio de lo positivo y al saber totalitario de la verdad,

metafísica, el esfuerzo de invención consiste a me-nudo en suscitar el problema, en crear los términosen los cuales se planteará. Planteo y solución delproblema son aquí casi equivalentes: los verdade-ros grandes problemas no son planteados sinocuando están resueltos" (7).

En realidad, lo que está resuelto de "los verda-deros grandes problemas" es la disposición, la acti-tud espiritual que alienta en nosotros el descubri-miento de un horizonte significativo posible pero,propiamente, no debemos hablar, en este caso, de·'solución". Los "grandes problemas" de que noshabla Bergson en este párrafo substantivo no sonsino cuestiones, vale decir, interrogantes que en elmismo acto de ser formulados abren perspectivasde sentido en el interrogador. Las cuestiones ilumi-nan un camino hacia la comprensión del mundo,orientar en la investigación y en la búsqueda de laverdad, aunque por su naturaleza, no se resuelvenpositivamente al modo de las respuestas de la Cien-cia. Lo que se pone en claro en la respuesta deésta, está mediado por la información y los instru-mentos que se posean. En otras palabras, lo queestá por delante en un problema es una incógnitasólo remisible por el dato de que se carece, siemprefactible de aparecer en el tiempo. Por ello se esperade la Ciencia soluciones, esto es, la satisfacción dela carencia informativa actual. De ahí también laconfianza en su eficacia, pese a que la solución sedistancie en el tiempo. Pero es falaz argumentarcomo ha difundido el positivismo en la culturacontemporánea que todas las cuestiones pueden yserán resueltas por la Ciencia en un futuro próxi-mo o lejano. Así, existe la creencia en el hombrede nuestros días, de que puede uniformar el carác-ter de la problematicidad de los asuntos humanos,puesto que es capaz de aplicar métodos y pro-cedimientos diversos para la resolución de pro-blemas en todas las esferas de su actividad social.En su tentación de absoluto, de completamien-to y seguridad, apoyada hoy en la sensaciónde poder y manipulación infinita que le da laorganización informática, agota ligeramentelas situaciones radicales de la vida homogeneizandolas diferencias. Busca y espera respuestas semejan-tes y del mismo grado para aquellos interrogantescuyo peso ontológico excede de los resultados po·sitivos que podemos obtener en la resolución deproblemas de orden fáctico, sin mayor trascenden-cia que el éxito o el fracaso operativo circunstan-cial.

Un problema (8) y mejor, como nos decíaBergson, el planteamiento correcto de un proble-

74 H. DANIEL DEI

habitable. Sin embargo, hemos dicho que la Filoso-fía si bien es substantiva con el hombre, no loexpresa todo. y esto, más que un defecto, es unaseñal que nos ayuda a inmunizarnos de los absolu-tismos con que habitualmente configuramos nues-tras decisiones más vitales y los instrumentos conque pretendemos legitimarlas. En consecuencia,una aproximación defmitoria a lo que sea la Filo-sofía debe contener el margen de humildad queinspira su nombre y de libertad que reclama todaindagación por el sentido. No puede ser mera cien-cia en su acepción de teoría pura exenta de supues-tos ni saber positivo particular al servicio de unproyecto determinado de racionalidad. Es, pensa-mos, la expresión más alta de la razón vivida comouna actitud, un camino, un modo de vida y, tam-bién, un peculiar encuentro con el saber.

5. Cuestión y problema.

Nuestra intención puede quedar mejor expresa-da si nos detenemos en la distinción infrecuenteentre problema y cuestión. La comprensión de ladiferencia es para nosotros fundamental en múlti-ples direcciones. Además de ser una pieza impor-tante de nuestro enfoque de pensamiento, creemosque el 'buen uso", el empleo crítico y técnico deambas nociones permite disipar y neutralizar si notodas, por lo menos gran número de objecionessobre la "inutilidad' de las respuestas filosóficas,descubrir el sentido de la indagación en Filosofía ysuperar el histórico diálogo de sordos en torno alas consecuencias no queridas de su tarea pero queson corrientemente consideradas como realidadespropias del filosofar.

Bergson afirmaba que "la Filosofía es un juegode acertijos en el que se trata de reconstituir conlas piezas que la sociedad nos suministra el dibujoque ella no quiere mostrarnos ... Ciertamente, enFilosofía como en otras disciplinas, se trata de en-contrar, el problema y, en consecuencia, de plan-tearlo, más aún que resolverlo. Pues un problemaespeculativo está resuelto en cuanto está bien plan-teado. La solución no existe enseguida por eso,aunque ella puede quedar oculta y, por así decir,cubierta: no queda más que descubrirla. Pero plan-tear el problema no es simplemente descubrir, esinventar. El descubrimiento sobreviene sobre loque existe ya actual o virtualmente; él estaba segu-ro de llegar tarde o temprano. La invención da elser a lo que no era, ella habría podido no llegarjamás. Ya en matemáticas y, con más razón, en

Page 5: EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · después de la renuncia al dominio de lo positivo y al saber totalitario de la verdad,

EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICA 75

ma, implica la posibilidad de su solución si se satis-face la información que reclama en el marco deuna metodología adecuada. Esto es lo que normal-mente acontece en Ciencia y en la resolución delos asuntos cotidianos. Mas en Filosofía hay pre-guntas que, no obstante ser bien formuladas, nosupondrán una solución ni serán resueltas con elingreso de mayor información o con el empleo delos procedimientos pertinentes de las ciencias par-ticulares. Si ello ha ocurrido en la historia del pen-samiento es porque no eran específicamente "pro-blemas" filosóficos. de allí que pronto concurrie-ron a formar parte del corpus de una ciencia espe-ciai Inversamente cuando los científicos llegan aplantearse interrogantes finales del tipo qué es lavida, cuál es el origen del Universo o qué es eltiempo, saben que entran en el ámbito de las cues-tiones que sobrepasan los límites de los objetivosdel conocimiento científico y que cualquier postu-ra que adopten al respecto exigirá la apelación aelementos extra textuales. Con el progreso de laCiencia las cuestiones filosóficas acentúan su natu-raleza intensiva. Por el contrario, las necesidadessuscitadas por los problemas aceleran una dimen-sión acumulativa o extensiva del saber. La aliena-ción del sentido sobreviene cuando ponemosnuestras esperanzas en la solución positiva del sa-ber a expensas de las interrogaciones abiertas de lascuestiones, las cuales, estimuladas por el deleite dela libertad ganada en cada pregunta, abren las puer-tas a grados más altos de conocimiento. En estosactos de interrogación el hombre se libera de lapositivación niveladora del saber del entendimien-to y se vuelve capaz de dejarse ir por la razón hacianuevas dimensiones significativas para su existen-cia merced a la disposición superior de la concien-cia que cada interrogación descubre.

Por eso la Filosofía es para nosotros un senderopreparatorio a la sabiduría y un testimonio extre-mo y excelente de las posibilidades de la razónhumana, sin que por ello la Filosofía sea en símisma Sabiduría ni el filósofo sabio necesariamen-te. Paradojalmente, el filósofo como el hombre engeneral pueden llegar a ser sabios cuando compren-den la diferencia y no agotan el camino. ya que laSabiduría no es un término del conocimiento, sinouna disposición del alma en presencia de la verdad,exenta de posesiones intelectuales de ella. La vivencia humilde y profunda de las cuestiones es supuerta de acceso.

6 El encuentro con el hombre.

La consubstancialidad de las cuestiones filosó-ficas con las preocupaciones finales del hombre hapermitido exaltar en el decurso de la historia denuestra disciplina tanto su grandeza como su jerar-quía respecto del saber de las ciencias, con igualintensidad que sus miserias de finitud e impotenciapara concretar con eficacia proposiciones capacesde transformar el mundo. Sin embargo, estas exal-taciones contrapuestas a la luz del entendimientonos hablan, en otro plano de la razón, precisa-mente de la unidad de vocación entre Hombre yFilosofía

Volvamos a Heráclito y citemos el fragmento71 a nuestros efectos complementario del aludidoal comienzo de nuestro trabajo:

"El hombre debe acordarse del hombre, que ol-vida dónde conduce el camino'

Entre ambos hay una razón vivida como unaactitud, un camino, un modo de vida y un peculiarencuentro con el saber por sobre la determinaciónambivalente de la tensión entre lo finito y lo infi-nito de nuestras aspiraciones humanas.

La encarnación arquetípica de esta razón es pa-ra el pensamiento occidental, el incorruptible inda-gador de la conciencia de Atenas. Con su testi-monio, que hoy necesitamos emular y multiplicarsin descanso, la Filosofía quedó herida de la fide-lidad al fuego de los dioses y al amor heroico porlos hombres. Mediadora, entonces, entre lo sagradoy lo profano padece, a veces, del letargo de losdioses que envolvieron su existencia y del celo porun amor vigilante, atenta a la claridad de una vidaalimentada por la esperanza de la verdad desde eldolor de las limitaciones de una misión que coro-nará más allá de ella.

El sentido, pues, de la indagación filosófica estáen acompañar al hombre en su tránsito hacia laconciencia de su dignidad.

NOTAS

(1) Frag. 93. Cf. Rodolfo Mondolfo, Heráclito.Textos y problemas de su interpretación, México, SigloXI edit., 1966, pA2; G. S. Kirk y J.E. Raven, Los filó-sofos presocráticos, Madrid, Edit. Gredos, 1969, p.298.

(2) La noción de "ambigüedad' que empleamosaquí no se agota en su significado lógico habitual. Es posi-ble que se entienda mejor su uso si dejamos anotado quele sirve de base, en el marco de nuestra perspectiva filosó-fica, la aproximación conceptual al hombre que hiciéra-mos en nuestra comunicación: "Conciencia de Catástrofe,

Page 6: EL SENTIDO DE LA INDAGACION FILOSOFICAinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía... · después de la renuncia al dominio de lo positivo y al saber totalitario de la verdad,

76 H. DANIEL DEI

Poder y Libertad" (no Congreso Internacional de Filoso-fía del Derecho, La Plata, Argentina, 19 al 23 de mayo de1987, vol. I, pp. 27-37). Allí decíamos que "el hombre esun ente finito con aspiraciones de infinitud ". La ambigüe-dad existencial que vive se fundaría, en definitiva, en laconciencia de esa tensión originaria.

(3) La frase remite a un contexto de discurso másextenso que estamos elaborando con el título de "Lacuestión del hombre".

(4) Pensemos aquí en los intentos actuales del neo-positivismo y, espec íficamente, de los enfoques de filo-sofía analítica que, a nuestro juicio, desesperan por en-contrar una suerte de "fundamento empírico ametafísi-co' a las cuestiones que de hecho obligan a conside-raciones de carácter metafísico. Un ejemplo sin duda me-ritorio en nuestra lengua es el "kafkiano " esfuerzo de C.S.Nino en Etica y Derechos Humanos, Buenos Aires, Paidós_1984.

(5) Cf. entre otros, K. Jaspers, La Filosofía, Méxi-co, F.C.E., cap. 2 y "La Filosofía del Futuro", en La Fefilosófica, traduc. de J. Rovira Annengol, Bs.As., Losada,1968, p.147. También, Rodolfo M. Agoglia, "La filosofíacomo 'sabiduría del amor''', en Revista de Filosofia,No.17, La Plata, Facultad de Humanidades, 1966.

(6) Jürgen Habermas 'Conocimiento e interés", enCiencia y Técnica como ideología, traduc. de Manuel Ga-rrido, Madrid, Ed. Tecnos, 1986, p.173; artículopublicado originalmente en Merkur, No.213, diciembre

1965, pp. 1139 bis-lIS3, según se anota al pie de páginade la edic. castellana que consultamos.

(7) Henri Bergson, "De la position des problémes •en La Pensée et le mouvant" París, P.U.F., 910 edic.,1975, pp. 51-52.

(8) Entre otros autores, G. Marcel, E. Bréhier y M.de Unamuno han aludido a la distinción entre problema ymisterio. Este par de expresiones guarda con nuestra rela-ción entre cuestión y problema una estrecha correspon-dencia, aunque en nuestra opinión en un terreno estric-tamente filosófico no deben ser identificados Al efectonos ha parecido importante reconocer aquí la siguienteobservación de Gabriel Marcel en Etre et Avoir, 1935,exp. pp. 145 y 169: Un problema es algo que encontra-mos entero ante nosotros, con el cual establecemos unarelación de exterioridad y que, por eso mismo, estamos encondiciones de analizar, reducir o eliminar, en tanto queel misterio (o lo que mutatis mutandis denominamos cues-tiones) nos compromete personalmente porque es algoque no está enteramente ante nosotros.

H. Daniel DeiCasilla de Correo No.731

1000-·-Correo CentralBuenos Aires. Argentina.