El Movimento Indigena Am. Lat

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    M UNDO ANDINO: HI STOR IA, C UL TURA Y RE BE LI N D O S S I E R

    51 ARGUMENTOS UAM-X MXICO

    En este ensayo, Quijano examina la trayectoria poltica de la resistencia indgena en Per,Bolivia y Ecuador, describiendo la recurrente crisis del poder en trminos de una crisis de lacolonialidad. Sugiere que la realizacin de la autonoma y de un Estado pluritnico no slomarcara el fin del Estado-nacin eurocntrico sino tambin forzara la redefinicin de lacuestin nacional y el problema de la democracia poltica.

    THE INDIGENOUS MOVEMENT AND THE PENDING QUESTIONS IN LATIN AMERICA

    In this essay, Quijano examines the political trajectory of the Indian resistance in Peru,Bolivia, and Ecuador, describing the recurrent power crisis in terms of a colonialism crisis.He suggests that the achievement of autonomy and a pluriethnic state would not onlymark the end of the Eurocentric nation-state, but also force the redefinition of both thenational issue and the problem of political democracy.

    LE MOUVEMENT INDIGNE ET LES QUESTIONS EN SUSPENS EN AMRIQUE LATINE

    Dans cet essai, Quijano examine la trajectoire politique de la rsistance indienne au Prou,en Bolivie et en Equateur. Il dcrit la crise rcurrente du pouvoir comme une crise du

    pouvoir colonialiste. Il suggre que la ralisation de lautonomie et de ltat pluriethniquesignifierait non seulement la fin de lEtat-nation eurocentrique, mais contraindrait galement la redfinition de la question nationale et du problme de la dmocratie politique.

    EL MOVIMIENTO INDGENAy las cuestiones pendientesen Amrica Latina *

    Anbal Quijano **

    * Publicado originalmente en Socialism and Democracy, vol. 19, nm. 3, Routledge, NuevaYork, noviembre de 2005. Agradecemos el envo del texto en espaol para su publicacin.

    ** Socilogo. Fue profesor de sociologa en la universidad limea de San Marcos y ha sidoprofesor visitante en diversas universidades de Estados Unidos, Europa y Amrica Latina.

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    No es poca la letra gastada, dentro y fuera de Amrica Latina, sobre el as llamadomovimiento indgena, en especial despus de la insurgencia de Chiapas en enero de1994 y, recientemente, en atencin a los sucesos polticos de Bolivia y de Ecuador.

    Eso probablemente expresa, ante todo, un preocupado reconocimiento del impactopoltico inmediato de las acciones de los indgenas, de los conflictos que tales accio-nes desencadenan y que amenazan desencadenar en el resto de la poblacin, ponien-do en riesgo, en cada vez mayor nmero de pases, la estabilidad de los actualesregmenes autodefinidos como democrticos y la gobernabilidad de una poblacincada vez ms descontenta porque sus necesidades son cada vez menos satisfechas, yque est aprendiendo a organizarse con modos nuevos y a plantear demandas inespe-radas, obviamente, para sus dominadores. Sin embargo, quiz la mayor parte de laliteratura se refiere al tema de la identidad, aunque ms bien como una demostracin

    de la infinitud del discurso sobre la cultura, la multiculturalidad, la hibridez cultural,en fin, de la siempre creciente familia de trminos que envuelven la problemtica dela identidad para mantenerla lejos de la cuestin del poder. En cambio, son andelgadas e incipientes otras lneas de reflexin sobre las implicaciones ms com-plejas y de ms largo plazo relacionadas con las acciones de los actuales indgenaslatinoamericanos, en particular respecto de las condiciones de otras formas decontrol del trabajo y de la autoridad colectiva en la trayectoria de, hacia, otrasformas de existencia social.

    Aqu lo que me propongo, principalmente, es abrir dos de las cuestiones que res-

    pecto del movimiento indgena no han sido an suficientemente discutidas, peroque a mi juicio son, podran ser, las de ms decisiva reverberacin sobre la prximahistoria latinoamericana: su relacin con el Estado-nacin y con la democraciadentro del actual patrn de poder.

    NOTA SOBRE LO INDGENA Y LA COLONIALIDAD DEL PODER

    Para ese propsito es indispensable abrir de nuevo la cuestin de lo indgena en Am-rica Latina. En esta ocasin, en un espacio limitado, me restringir a plantear laspropuestas ms significativas para su indagacin y debate.

    En primer trmino, es necesario reconocer que tanto los que hoy se autoiden-tifican como indgenas en vez de indios, como aquellos otrosque admiten ahoraidentificarlos como indgenas, nativos, aborgenes u originarios, son exacta-mente lo mismo, si se trata del lugar de su nacimiento o, incluso para una inmen-sa mayora, si se trata de la antigedad de lo aborigen, parcial o total, de su linajefamiliar. Esto es, desde esa perspectiva todos y cada uno de cualquiera de ambos

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    lados caben, exactamente, bajo los mismos calificativos identificatorios. En cam-bio, los unos y los otros no son lo mismo, de ninguna manera, si se trata de surelacin con los blancos y con lo europeo.1

    Y esa es, precisamente, la cuestin: cualquiera de tales categoras, en Amrica,en especial en Amrica Latina, slo tiene sentido en referencia al patrn de poderque se origina en la experiencia colonial y que desde entonces no ha dejado dereproducirse y de desarrollarse manteniendo sus mismos fundamentos de origen yde carcter colonial. En otros trminos, se trata de un patrn de poder que nodeja, no puede dejar, su colonialidad.

    LA COLONIALIDAD DEL ACTUAL PATRN DE PODER

    Para lo que aqu especficamente interesa, los principales productos de la experienciacolonial son:

    1) la racializacin de las relaciones entre colonizadores y colonizados. En adelan-te, raza un constructo mental moderno, sin nada que ver con nada en la previarealidad, generado para naturalizar las relaciones sociales de dominacin produci-das por la conquista, se constituye en la piedra basal del nuevo sistema de domi-nacin, ya que las formas de dominacin precedentes, entre sexos, edades e

    identidades, son redefinidos en torno de la hegemona de raza.2

    Los originariostrminos extremos de ese nuevo sistema de dominacin son, de un lado, los in-dios, trmino colonial en el cual son embutidas las numerosas identidades hist-ricas que habitan este continente desde antes de la conquista ibrica y, del otro,los colonizadores, que desde el sigloXVIII se autoidentificarn respecto de los in-dios, negros y mestizos, como blancos y europeos;2) la configuracin de un nuevo sistema de explotacin que articula en una nicaestructura conjunta todas las formas histricas de control del trabajo o explotacin1 Toda estadstica sobre los indios o indgenas en Amrica Latina es azarosa e incierta. Depende

    obviamente de los criterios de identificacin, de quin identifica a quin y quin se identificacmo. En Mxico las cifras van de 25 a 50 millones y en los pases andinos de 10 a ms de 20 mi-llones. Las cifras slo pueden tener utilidad de referencia, pero no, exactamente, de estadstica.

    2 Vase Anbal Quijano e Immanuel Wallerstein. The Americanity as a Concept. Or theAmericas in the Modern World-System, International Journal of Social Sciences, nm. 134, BlackwellPublishers/UNESCO, Pars, noviembre 1992, pp. 549-557. Tambin de Anbal Quijano. Qutal raza, originalmente publicado en Familia y cambio social, CECOSAM, Lima, 1999, pp. 186-204 y Raza, etnia, nacin en Maritegui. Cuestiones abiertas, en Roland Forgues (ed.). JosCarlos Maritegui y Europa, Amauta, Lima, 1993, pp. 167-188.

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    (esclavitud, servidumbre, pequea produccin mercantil simple, reciprocidad,capital), para la produccin de mercaderas para el mercado mundial, en torno dela hegemona del capital, lo que otorga al conjunto del nuevo sistema de explo-

    tacin su carcter capitalista;3) el eurocentrismo como el nuevo modo de produccin y de control de la subje-tividad imaginario, conocimiento, memoria y ante todo del conocimiento.Expresa la nueva subjetividad, las relaciones intersubjetivas que se procesan en elnuevo patrn de poder. Es decir, los nuevos intereses sociales y las nuevas ne-cesidades sociales que se generan y se desarrollan dentro de la experiencia de lacolonialidad del poder, en especial de las relaciones entre el nuevo sistema de do-minacin social ordenado en torno de la idea de raza y el nuevo sistema de explo-tacin capitalista. Ese es el contexto que modula la novedad de la experiencia del

    tiempo nuevo, de radicales cambios histrico-sociales, de nuevas relaciones con eltiempo y con el espacio, el desplazamiento del pasado por el futuro como lanueva edad dorada de realizacin de los anhelos de la especie. En suma, el procesoque ser nombrado pronto como modernidad. El eurocentramiento del controldel nuevo patrn de poder implic que la elaboracin intelectual sistemtica delmodo de produccin y de control del conocimiento tuviera lugar, precisamente,en la Europa Occidental, que se va constituyendo en el mismo tiempo y en elmismo movimiento histrico. La expansin mundial del colonialismo europeolleva tambin a la hegemona mundial del eurocentrismo;

    4) finalmente, el establecimiento de un sistema nuevo de control de la autori-dad colectiva, en torno de la hegemona del Estado Estado-nacin despus delsiglo XVIII y de un sistema de Estados, de cuya generacin y control son ex-cluidas las poblaciones racialmente clasificadas como inferiores. En otros tr-minos, se trata de un sistemaprivado socialmente, aunque no individualmentede control de la autoridad colectiva, en tanto que exclusivo atributo de los co-lonizadores, ergo, europeos o blancos.3

    3 He comenzado a discutir las cuestiones referidas a ese nuevo patrn de poder, sus fundamen-

    tos y sus implicaciones principalmente en Colonialidad del poder, eurocentrismo y AmricaLatina, en Edgardo Lander (comp.). Colonialidad del saber, eurocentrismo y ciencias sociales, UNESCO-Clacso, Buenos Aires, Argentina, 2000, pp. 20-242; Colonialidad del poder y clasificacinsocial, en Giovanni Arrighi and Walter L. Goldfrank (eds.). Festschrift for Immanuel Wallerstein.Journal of World-Systems Research, Special Issue, vol. VI, nm. 2, Colorado, Estados Unidos, Fall/Winter 2002, pp. 342-348; Colonialidad, globalizacin y democracia, originalmente aparecidoen Tendencias bsicas de nuestra poca. Globalizacin y democracia, Instituto de Altos EstudiosDiplomticos Pedro Gual, Caracas, 2001, pp. 25-61.

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    Ese patrn de poder, que comenz a constituirse hace cinco siglos, es mundial-mente hegemnico desde el siglo XVIII. Si bien las luchas anticolonialistas hanlogrado desconcentrar relativamente el control del poder, arrebatando a los colo-

    nizadores el control local de la autoridad colectiva y en gran parte del mundo staincluso se ha hecho formalmente pblica admitiendo la participacin, en gene-ral pro-forma, de los miembros de las razas inferiores, el control central y mun-dial no ha dejado de ser eurocentrado. Ms an, est en curso un proceso dereconcentracin del control mundial o global de dicha autoridad en beneficio de loseuropeos.4 Y en una buena parte del mundo actual excolonial, principalmente en

    Amrica y Oceana, los blancos y lo europeo han logrado mantener el control localdel poder en cada una de sus dimensiones bsicas. En Amrica, por eso, las cues-tiones referidas al debate de lo indgena no pueden ser indagadas ni debatidas

    sino en relacin con la colonialidad del patrn de poder que nos habita, y slodesde esa perspectiva, pues fuera de ella no tendran sentido. Es decir, la cuestinde lo indgena en Amrica y en particular en Amrica Latina, es una cuestin de lacolonialidad del patrn de poder vigente, al mismo ttulo que las categoras indio,negro, mestizo, blanco.

    En consecuencia, no es complicado entender que en todos los contextos donde elcontrol inmediato del poder local no lo tienen los blancos, ni lo europeo, el trminoindgena no tiene la misma significacin, ergo tampoco las mismas implicaciones.

    As, en el sureste de Asia, en India, Indonesia, Filipinas, en los pases situados en

    la antigua Indochina, quienes son identificados como indgenas y han terminadoaceptando tal identificacin, as como quienes los identifican de ese modo, nomantienen para nada ninguna referencia con lo europeo, con lo blanco, en sumacon el colonialismo europeo. All los grupos o poblaciones indgenas son aquellosque habitan las zonas ms aisladas, ms pobres, por lo general en la floresta o en latundra, cuyos principales recursos de vida, a veces los nicos, son el bosque, latierra, los ros, y sus respectivos habitantes, vegetales o animales. Tales poblacionesson oprimidas, discriminadas, despojadas de sus recursos, sobre todo ahora entiempos de la globalizacin, por los otros grupos no blancos ni europeos (por lomismo, tan nativos, aborgenes u originarios como los otros) que en esos pasestienen hoy el control inmediato del poder, aunque sin duda asociados a la burgue-sa global cuya hegemona corresponde a los europeos y blancos. En pases como

    4 El trmino europeo es usado aqu no en su sentido fsico-geogrfico, sino en relacin con lacolonialidad del patrn de poder vigente. Esto es, como referencia a los grupos sociales blancos oeuropeos que tienen el control del poder mundial donde quiera que sus respectivos pases estn ahoraubicados, pues esa geografa del poder sigue siendo un producto y una expresin de la colonialidaddel poder.

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    India, la clasificacin de la poblacin en trminos de castas, agrava la situacin delos adivasi(indgenas) y los vincula y equipara a los dalit(intocables), al imponer-les un secular sistema institucionalizado de discriminacin y de opresin.5 Bajo el

    renovado dominio de los brahmines y su fundamentalismo comunalista, esa situa-cin es hoy an peor y ms violenta. Las demandas de los indgenas del suresteasitico son, pues, en todo lo fundamental, diferentes que los de sus homnimoslatinoamericanos. Sus movimientos de resistencia son cada vez ms amplios y or-ganizados y los conflictos regionales que ya producen irn en la misma direccin.La actual virulencia del chauvinismo fundamentalista del comunalismo es unade sus claras seales.6

    LA COLONIALIDAD DEL PODER Y LA CUESTIN NACIONAL EN AMRICA

    Con la derrota del colonialismo britnico primero, e ibrico despus, en Amrica seinstala una paradoja histrica especfica: Estados independientes articulados a sociedades

    5 Hay una extensa literatura de ese debate. Vase el reciente libro de Agapit Tirkey. JharkhandMovement. A Study of its dynamics, All India Coordinating Forum of the AdivasI/IndigenousPeoples (AICFAIP), Nueva Delhi, 2002. La castificacin de las relaciones de poder en India hacems compleja an la indigenizacin por parte de la poblacin. Vase, entre otros, Oliver Men-delsohn y Marika Vicziany. The Untouchables Subordination, Poverty and the State in ModernIndia, Foundations Books/Cambridge University Press, Nueva Delhi, India, 2000.

    6 El IVForo Social Mundial que se realiz (enero 15-21, 2004) en Mumbai (Bombay), India,fue, sin duda, ms amplio y popular que los anteriores, precisamente por la presencia masiva de losadivasi/indgenas de todo el sureste asitico y sobre todo de todas las regiones de la India, ocupan-do junto con los dalit/intocables todos los espacios del Foro con sus marchas, sus consignas, susdemandas, su protesta contra la opresin, la discriminacin, el despojo y contra la violencia delfundamentalismo comunalista. El Foro fue para todos ellos tambin la ocasin de un comnencuentro, sin precedentes. No hay como minimizar la importancia de esos hechos cuyasimplicaciones no tardarn en hacerse perceptibles.

    [...] la solucin efectiva del problema indgena implicaba la subversiny desintegracin del entero patrn de poder. Y dadas las relaciones de

    fuerzas sociales y polticas del periodo, no era en consecuencia factiblela solucin real y definitiva del problema, ni siquiera parcialmente.Por eso, con el problema indgena se constituy el nudo histricoespecfico, no desatado hasta hoy, que ata el movimiento histrico deAmrica Latina: el des-encuentro entre nacin, identidad y democracia.

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    coloniales. Ciertamente en el caso de Estados Unidos, la nacionalidad del nuevoEstado correspondi a la de la mayora de la poblacin del nuevo pas, que noobstante su origen y filiacin europea y blanca, con su victoria anticolonial se

    otorga una nueva nacionalidad. La poblacin negra, inicialmente la nica sometidaa la colonialidad del nuevo poder dentro de las sociedades coloniales britano-esta-dounidenses, e impedida de tener parte alguna en la generacin y control del nue-vo Estado, era minoritaria a pesar de su importancia econmica, como lo fue prontola poblacin india que sobrevivi a su cuasi exterminio, a la conquista de sustierras y a su colonizacin, con posterioridad a la constitucin del nuevo pas, dela nueva nacin y de su nuevo Estado.

    En el caso de los pases que se constituyen en la Amrica, que se desprenden delcolonialismo ibrico, sea en el rea espaola o ms tarde en la portuguesa, el pro-

    ceso es radicalmente diferente: los que logran asumir finalmente el control delproceso estatal forman, de un lado, una reducida minora de origen europeo oblanca, frente a la abrumadora mayora de indios, de negros y de sus correspon-dientes mestizos. De otro lado, los indios eran siervos en su mayora y los negrossalvo en el Hait resultante de la primera gran revolucin social y nacional ame-ricana del periodo de la modernidad, eran esclavos. Esto es, esas poblaciones noslo estaban legal y socialmente impedidas de asumir alguna participacin en lageneracin y en la gestin del proceso estatal, en su condicin de siervos y deesclavos, sino que adems no haban dejado de ser poblaciones colonizadas en

    tanto indios, negros y mestizos y, en consecuencia, tampoco tenan opcin algunade participar en el proceso estatal. La sociedad continu organizada, largamente,segn el patrn de poder producido bajo el colonialismo. Era pues, segua siendo,una sociedad colonial, en los mismos tiempos y movimiento histricos en que seindependizaba, se formaba y se defina el nuevo Estado. ste era independientedel poder colonial, pero, simultneamente, en su carcter de centro de control delpoder, era una ceida expresin de la colonialidad del poder en la sociedad.

    De cul nacin eran los nuevos Estados que se constituan?, de los europeos oblancos que se llamaban ahora mexicanos, peruanos o brasileos, esto es, quetambin se otorgaban una nueva identidad nacional? Pero stos eran una minorarealmente muy pequea en todas partes, aunque relativamente no tanto en Chile,donde la mayora de la poblacin india no haba sido colonizada y ocupaba todo elterritorio al sur del Bo-Bo y resisti an por otro siglo antes de ser cuasi extermina-da y colonizada, como lo haba sido ms temprano en Argentina y en Uruguay, bajootras condiciones y con otros resultados. Por el contrario, la nacionalidad de dichosEstados no tena nada que ver con las poblaciones colonizadas de indios, negros ymestizos. No obstante, stas eran la abrumadora mayora de quienes quedaban

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    encuadrados dentro de las fronteras de los nuevos Estados. La nacionalidad de losnuevos Estados no representaba a las identidades de la abrumadora mayora de lapoblacin sometida a los nuevos Estados. En rigor, originalmente les era contraria.

    En ambas dimensiones fundamentales, el nuevo Estado independiente en estaAmrica (Latina), no emerga como un moderno Estado-nacin: no era nacio-nal respecto de la inmensa mayora de la poblacin y no era democrtico, noestaba fundado en, ni representaba, ninguna efectiva ciudadana mayoritaria.Era una ceida expresin de la colonialidad del poder.

    LA CUESTIN DE LA DEMOCRACIA Y EL PROBLEMA INDGENA

    Esa peculiar situacin de la nueva sociedad excolonial no qued del todo ocultapara una parte de los nuevos dueos del poder. Inmediatamente despus de laconsolidacin de la victoria anticolonial, al promediar la segunda dcada del sigloXIX, en el rea hispana ya est en debate la cuestin del carcter del Estado y losproblemas de ciudadana. Para los liberales, en particular, eran demasiado visibles,por inmensas, las distancias entre sus modelos polticos entonces procedentes so-bre todo del discurso de la revolucin liberal en Europa Occidental, y las condi-ciones concretas de su puesta en prctica en esta Amrica. Y la poblacin india

    ser percibida pronto como un problema para la implantacin del moderno Esta-do-nacin, para la modernizacin de la sociedad, de la cultura. As, en el debatepoltico latinoamericano se instala, desde la partida, lo que se denomin por casidos siglos el problema indgena. Se podra decir, en verdad, que tal problemaindgena es coetneo con la fundacin de las repblicas iberoamericanas.

    Por qu eran los indios un problema en el debate sobre la puesta en prctica delmoderno Estado-nacin en esas nuevas repblicas? Fuera de la colonialidad del poderen las nuevas repblicas, semejante problema no tendra sentido. En cambio, desde esaperspectiva, los indios no eran solamente siervos, como eran esclavos los negros. Eran,ante todo, razas inferiores. Y la idea de raza haba sido impuesta no solamente comoparte de la materialidad de las relaciones sociales como era el caso de la esclavitud o dela servidumbre, lo que, en consecuencia, puede cambiar sino como parte de la mate-rialidad de la propia gente, como era, precisamente, el caso con los indios, con losnegros, con los blancos. Y en este nivel, por lo tanto, no haban cambios posibles.

    Y este era, exactamente el problema indgena: no era suficiente quitar a los indiosel peso de las formas no salariales de divisin del trabajo, como la servidumbre, parahacerlos iguales a los dems, como haba sido posible en Europa con los siervos en el

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    curso de las revoluciones liberales. O las marcas del colonialismo tradicional, comoel tributo indgena, para descolonizar las relaciones de dominacin, como habaocurrido al ser derrotados o desintegrados los colonialismos anteriores. Y, encima,

    los sectores hegemnicos dentro de la fauna dominante se oponan con todas susfuerzas a la eliminacin del tributo, pero sobre todo de la servidumbre. Quin tra-bajara entonces para los dueos del poder? Y era precisamente el argumento racialel instrumento, explcito o sobreentendido, para la defensa de los intereses socialesde los dominadores.

    El problema indgena se convirti en un autntico incordio poltico y tericoen Amrica Latina. Para ser resuelto requera, simultneamente, ya que por sunaturaleza el cambio en una de las dimensiones implicaba el de cada una de lasotras: 1) la descolonizacin de las relaciones polticas dentro del Estado; 2) la sub-

    versin radical de las condiciones de explotacin y el trmino de la servidumbre; y3) como condicin y punto de partida, la descolonizacin de las relaciones de do-minacin social, la expurgacin de raza como la forma universal y bsica declasificacin social.

    En otros trminos, la solucin efectiva del problema indgena implicaba la subver-sin y desintegracin del entero patrn de poder. Y dadas las relaciones de fuerzassociales y polticas del periodo, no era en consecuencia factible la solucin real ydefinitiva del problema, ni siquiera parcialmente. Por eso, con el problema indge-na se constituy el nudo histrico especfico, no desatado hasta hoy, que ata el movi-

    miento histrico de Amrica Latina: el des-encuentro entre nacin, identidad ydemocracia.De otro lado, la independencia poltica frente a Espaa o Portugal, bajo la direc-

    cin y el control de los blancos o europeos, no signific la independencia de estassociedades de la hegemona del eurocentrismo. En muchos sentidos, por el contrario,llev al acrecentamiento de dicha hegemona, precisamente porque el eurocentrismodel patrn de poder implic que mientras en Europa Occidental la modernidad fueraimpregnando no slo el pensamiento sino las prcticas sociales, en esta Amrica lamodernidad fuera arrinconada en los mbitos ideolgicos de la subjetividad, sobretodo en la ideologa del progreso, y sta, por supuesto, ms bien entre grupos mino-ritarios entre los sectores dominantes y entre los primeros y reducidos grupos decapas medias intelectuales.7

    7 He propuesto algunas cuestiones para ese debate en Anbal Quijano. Modernidad, identidady utopa en Amrica Latina, Sociedad y Poltica Ediciones, Lima, 1988.

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    DEMOCRACIA Y MODERNIDAD SIN REVOLUCIN?

    Ese es el contexto que permite explicar y dar sentido a un fenmeno poltico

    peculiar, quiz, de la Amrica Latina: la idea de que es posible alcanzar o establecerla modernidad y la democracia en estos pases, sin tener que pasar por ningunarevolucin del poder, o por lo menos de cambios radicales en los principales mbitosdel poder. De ese modo, la modernidad y la democracia aqu tuvieron, tienenan, el lugar y el papel de un espejismo poltico: puesto que existen en otrosespacios, la retina liberal puede copiar sus imgenes en el horizonte ideolgico deldesierto territorio poltico y social latinoamericano. Tal espejismo poltico fascinaan a una parte principal del espectro poltico latinoamericano, del cual no estnlibres, tampoco, los que imaginan la revolucin latinoamericana como reproduccin

    de la experiencia eurocntrica. El eurocentrismo cobra aqu todas sus consecuencias.En el debate poltico latinoamericano de los casi dos siglos corridos despus de

    la derrota del colonialismo espaol, esa ideologa ha implicado la adopcin delparadigma de la democracia liberal acerca del Estado y de las relaciones entreEstado y sociedad, pero separado, incluso opuesto en verdad, del paradigma de lasociedad burguesa. En sta, que produjo la democracia liberal, las relaciones depoder social se han constituido no solamente como expresin del capital y de lacentralidad de Europa en el heterogneo universo capitalista, sino tambin ypara las necesidades de la democracia liberal, sobre todo como expresin de una

    relativamente amplia, si no exactamente democrtica, distribucin de recursos deproduccin, de ingresos, de mercado interno, de instituciones, de organizacin yde representacin. En los pases centrales regidos por la democracia liberal, esoes resultado de una centuria de revoluciones liberal-burguesas, o de procesos equi-valentes. Pero tales procesos no slo no tuvieron lugar, sino que no podan tenerlugar en Amrica Latina. Pues no se trata, obviamente, slo de la persistencia aqude la esclavitud, de la servidumbre, de la limitada produccin industrial, etctera,producida por la distribucin de poder en el universo capitalista y el proceso deeurocentramiento de su control. Se trata ante todo de que la ciudadana liberalfue, an es en rigor, una aspiracin imposible para la inmensa mayora de la po-blacin, formada por razas inferiores, esto es por no-iguales a los dems.

    En ese sentido, el liberalismo en Amrica Latina no ha dejado de proponer laimagen de un Estado de Derecho constituido por un universo de institucionespolticas y administrativas, diseadas casi siempre con exquisito apego a las mejo-res esperanzas del liberalismo, pero sustentadas casi exclusivamente en el discursoconstitucional, que no por acaso tiene en nuestros pases una historia tan copiosa,pero sin correlativos o previos cambios en las relaciones de poder social. Parafraseando

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    el propio discurso liberal, bien podra decirse que esa propuesta ha implicado en laprctica, casi siempre, un Estado de Derecho articulado con una Sociedad de Dere-cha. Por lo cual cuando funciona no puede durar, nunca ha podido durar, o simple-

    mente no ha logrado funcionar.8Respecto del lugar de la poblacin india en el posible futuro democrtico, el

    nico cambio importante que pudo ser admitido ya tarde en el siglo XIXy que hasido, entrecortadamente, puesto en prctica en el siglo XX, es la europeizacinde la subjetividad de los indios, como un modo de su modernizacin. El movi-miento intelectual llamado indigenista en Amrica Latina, con ramificacionesen las artes visuales y en la escritura literaria, fue, sin duda, la ms acabada encar-nacin de esa propuesta.9 La colonialidad de semejante idea es, sin embargo, pa-tente, pues se funda en la imposibilidad de admitir, de imaginar siquiera, la

    posibilidad de una descolonizacin de las relaciones entre lo indio y lo europeo,ya que, por definicin, lo indio no es solamente inferior, sino tambin primitivo(arcaico, dicen ahora), es decir, por partida doble inferior, ya que anterior a lo

    8 Para una debate ms detenido sobre las implicaciones de la raza para la ciudadana, la represen-tacin y la participacin en el Estado liberal, se puede ver Anbal Quijano. Colonialit du Pouvoiret Democratie en Amerique Latine, Future Anterieur. Amrique Latine, Democratie etexclusion,LHarmattan, Paris, 1994, pp. 93-101. Vase tambin Ciudadana y democracia: cuestionesabiertas, en Heidulf Schmidt y Helena Gonzlez (eds.). Democracia para una nueva sociedad,Nueva Sociedad, Caracas, 1997, pp. 139-158.

    9 En el Per el debate ms importante se dio entre Jos Carlos Maritegui y Luis AlbertoSnchez. Vase de J.C. Maritegui. Siete ensayos de interpretacin de la realidad peruana,EditoraAmauta, Lima, 1928. De Luis Alberto Snchez,Apuntes para una biografa delAPRA. Los primeros pasos, 1923-1931, Mosca Azul, Lima, 1978. De Jos Deustua y Jos Luis Renique. Intelectuales,indigenismo y descentralismo en el Per, 1897-1931, Centro Bartolom de las Casas, Cusco, 1984.De Hernn Ibarra. Intelectuales indgenas, neoindigenismo e indianismo en el Ecuador, Ecua-dor Debate, nm. 48, diciembre de 1999, pp. 71-94.

    La colonialidad del poder implica que toda o parte de las poblaciones

    no blancas no puede consolidarse en su ciudadana sin originar enormesy graves conflictos sociales [...] el actual movimiento indgena es la msdefinida seal de que la colonialidad del poder est en la ms grave desus crisis desde su constitucin hace 500 aos.

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    europeo, en una supuesta lnea de evolucin histrica de la especie, concebidasegn el desplazamiento del tiempo que se hizo inherente a la perspectiva eu-rocntrica de conocimiento. Ya que no era posible ablandarlos a todos en trmi-

    nos raciales, a pesar de la intensa prctica de mestizaje que cubre la historia delas razas en Amrica Latina, se concluy que, en todo caso, era viable y tenasentido europeizarlos subjetivamente, culturalmente si se quiere.10

    No ser necesario detenerse mucho aqu en lo muy conocido. Las polticas delos dominantes para enfrentar ese problema fueron principalmente dos en Amri-ca, aunque practicadas con muy diversas variantes entre pases y entre momentoshistricos. De una parte, el virtual exterminio de los indios y la conquista de susterritorios en todos los pases en lo cuales los dominadores, liberales y conservado-res por igual, concluyeron pronto que ninguna des-indianizacin, como europei-

    zacin, era viable. As ocurri en Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Chile. Deotra parte, el asimilacionismo cultural y poltico en Mxico-Centro Amrica y enlos Andes.11

    Por qu la diferencia? Principalmente, sin duda, porque en esos ltimos pasesla poblacin india es no solamente mayoritaria sino, sobre todo, a diferencia de lade los otros pases, socialmente disciplinada en el trabajo organizado dentro de unsistema de dominacin y de explotacin. Estos pases, como Mxico y Per, fue-ron precisamente las sedes centrales del imperio colonial espaol, mientras Argen-tina, Chile y Uruguay fueron marginales antes de mediados del siglo XVIII. Dadas

    10 Vase Anbal Quijano. Colonialidad del poder..., op. cit.11 Hay en ese debate un fenmeno an no estudiado realmente. No cabe duda de que la

    poblacin india era demogrficamente mayoritaria en las repblicas ms importantes, en todo casoms extensas, del rea hispana y era culturalmente predominante entre los colonizados en Mxico,Centro Amrica y los Andes. No obstante, la poblacin negra, aunque obviamente menor, eraimportante en la Costa Norte del Pacfico y sin duda, sobre todo, en el Caribe, para no mencionarel rea portuguesa donde era abrumadoramente mayoritaria. Curiosamente, la poblacin blancaera la menos numerosa en todas estas repblicas. Por lo mismo, la demografa no es, seguramente,la instancia a la que se debe recurrir para explicarse por qu la poblacin negra no aparece en el de-

    bate poltico sobre el Estado, ms all del problema de abolir o mantener la esclavitud. Sugiero quedespus de la Revolucin Haitiana, los dominantes de todas las Amricas, pero no menos las deEuropa stos estaban en pleno curso de colonizacin de los negros del frica procuraron ylograron hacer sociolgica y polticamente invisibles a los negros y los incluyeron solamente en eldebate sobre la esclavitud. El hecho es, de todos modos, que en el debate sobre qu hacer poltica-mente con las poblaciones no blancas o no europeas, en el rea hispana los negros son durante todoel sigloXIXvirtualmente invisibles. Por eso no se instala el problema negro al mismo ttulo que elproblema indgena.

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    esas condiciones, la poltica de los blancos respecto de los indios prolong,con modificaciones y adaptaciones, la poltica del periodo colonial, de asimi-lacin y de discriminacin cultural, al mismo tiempo. Con la formacin repu-

    blicana, el asimilacionismo comenz a ser, sobre todo desde fines del siglo XIXy durante el siglo XX, la dimensin enfatizada.

    El asimilacionismo cultural es la poltica que se ha procurado sostener desde elEstado, por medio del sistema institucionalizado de educacin pblica. La estrate-gia, por lo tanto, ha consistido y consiste en una asimilacin de los indios en lacultura de los dominadores, que suele ser tambin mentada como la cultura nacio-nal, mediante la educacin escolar formal, sobre todo, pero tambin por el trabajode instituciones religiosas y militares. Por eso, en todos estos pases, el sistema edu-cativo pas a ocupar un lugar central en las relaciones entre indio y no indio, fue

    inclusive mistificada y mitificada en ambas partes, y no hay duda de que en pasescomo Mxico o Per, ms en el primero despus de la Revolucin Mexicana, de to-dos modos en ambos ms que en los otros pases, fue un mecanismo de desin-dianizacin subjetiva, cultural si se quiere, de una parte no desdeable de la poblacinindia. Un elemento importante en dicha estrategia ha sido tambin la apropiacinde las conquistas culturales de las sociedades que fueron conquistadas, destruidas ysus poblaciones colonizadas, trasmitido como orgullo de lo inca, de lo azteca,maya, en una palabra, de lo indio anterior a la colonizacin.

    Sin embargo, dicha estrategia nunca ha dejado de alternarse y de combinarse

    con la poltica de discriminacin de los indios y de enagenacin de lo indio. Deese modo, la desindianizacin no pudo abarcar a la mayora de la poblacin indiay sta no pudo incorporarse, ser incorporada, sino de manera parcial, precaria yformal, en el proceso de nacionalizacin de la sociedad, de la cultura, del Estado.La colonialidad del poder implica que toda o parte de las poblaciones no blancasno puede consolidarse en su ciudadana sin originar enormes y graves conflictossociales. En ciertos pases como Brasil, Ecuador o Guatemala, o en ciertas zonas deBolivia, Mxico o Per, esa es, exactamente, la raz de lo que para la fauna domi-nante quiz aparece todava apenas como un nuevo problema indgena, pero queen verdad, como se ver inmediatamente, ha inaugurado un periodo histriconuevo y en primer trmino para el patrn de poder en el cual est implicado.

    TRAYECTORIA DEL ACTUAL MOVIMIENTO INDGENA

    En la partida es pertinente hacer notar que el actual movimiento indgena es lams definida seal de que la colonialidad del poder est en la ms grave de sus

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    crisis desde su constitucin hace 500 aos.12 Por supuesto, las poblaciones sobre-vivientes de las derrotadas sociedades e identidades histricas13 anteriores, no acep-taron inmediatamente nombrarse indias. Algunas resistieron admitir la derrota y

    la desintegracin de sus sociedades y de sus identidades histricas durante todoun medio siglo, como una parte de los incas del Cusco. Todava hoy muchos gru-pos reivindican o vuelven a reivindicar los nombres particulares de sus antiguasidentidades histricas (hoy colonialistamente admitidas apenas como etni-cidades). Y es probable que en adelante varios otros nombres regresen a la no-menclatura de esas poblaciones, e inclusive que la hoy tan extendida tentacinidentitaria lleve a que sean reinventadas algunas identidades para ser recubiertaspor esos nombres.

    Empero, la consolidacin, el desarrollo y la expansin mundial de la Colonialidad

    del Poder probaron ser procesos de excepcional vitalidad histrica. Pudieron sobrevi-vir algunos de sus nombres y jirones de sus memorias histricas, pero todas aquellassociedades e identidades, opeoplehoods, terminaron desintegradas y sus poblacionessobrevivientes y sus descendientes admitieron esa derrota y la nueva comn identidadcolonial, la cual, obviamente, ya no implicaba ningnpeoplehood. Trescientos aosdespus de la Conquista, al comenzar el periodo republicano, todas eran indias. Ydurante los dos siglos siguientes, esa identidad colonial se mantuvo. Podra decir-se, sin arriesgar mucho, que para una parte mayoritaria de esas poblaciones, esaidentidad haba terminado siendo admitida como natural.

    12 Sus dos primeros grandes momentos de crisis fueron, primero, la revolucin de Tupaj Amaruen el Virreinato del Per, en 1780, que fue derrotada, pero dej graves secuelas para el destino delpoder colonial y poscolonial. El segundo fue la revolucin en Hait, en 1804, bajo la conduccinde Toussaint Louverture, sin duda la primera gran revolucin global del periodo de la colonial-modernidad, que al mismo tiempo, en el mismo movimiento histrico, produjo una victoriosasubversin social (esclavos contra amos), anticolonial (derrota del colonialismo francs), nacional(formacin de la nacionalidad haitiana), y una de porte global, el primer momento de la desinte-gracin de la colonialidad del poder (negros contra blancos). Los posteriores avatares del procesohaitiano, de sobra conocidos, mellaron las potencialidades de la revolucin, pero no disminuyen elsignificado histrico de aquella gesta excepcional.

    13 No tengo una traduccin satisfactoria del trminopeoplehood, neologismo acuado en inglspor Gonzalo Santos, ahora profesor de Bakersfield College, California, mientras era estudiante deldoctorado en sociologa en Binghamton University, Nueva York, para mentar el modo propio, suigeneris, de ser un pueblo (en el sentido que la palabra implica en ingls) con sus propios patrones depoder, su propia historia, sus conquistas culturales, sus imaginarios, conocimiento, lenguaje, me-moria, su lugar en el mundo, y que dice de manera ms ceida aquello que trato de decir, sinquedar satisfecho con los trminos de identidad histrica. Quiz sea mejor simplemente usar elneologismo en ingls.

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    Por qu, en consecuencia, el rechazo ahora de esa denominacin y la reivindi-cacin del nombre de indgena, se han extendido e impuesto virtualmente entreesas poblaciones en toda Amrica Latina, en el plazo relativamente corto de dos a

    tres dcadas? Y, ms an, por qu los no-indios, mestizos en primer lugar, perotambin los blancos y europeos han terminado admitiendo esa reivindicacin?

    ENTRE DOS CRISIS

    Sugiero, en primer trmino, que el actual movimiento indgena fue incubndose enel mismo cauce del agotamiento de lo que la investigacin social latinoamericanallam la crisis del Estado Oligrquico, y que se constituy y emergi en el mismo

    proceso de la neoliberalizacin-globalizacin de la sociedad latinoamericana.14Es necesario tener en cuenta, a este respecto, que bajo el Estado Oligrquico la

    abrumadora mayora de la poblacin llamada india en Amrica Latina era rural, aun-que en la ciudad como en el campo, el rgimen de dominacin del cual eran vctimasera seorial. Esto es, la condicin social de la mayora de los indios era la servi-dumbre, domstica en las ciudades y agrario-domstica en el campo.

    La cuasi universal servidumbre de los indios fue consecuencia del despojo conti-nuo de sus tierras en favor de los no-indios, desde el comienzo mismo de la erarepublicana. Durante la Colonia, junto con la eliminacin formal del sistema de

    encomienda, y como un modo de control de las poblaciones indias, la coronadispuso que se les otorgasen tierras para sembrar y para residir, como zonas de

    14 Obviamente, de esa hiptesis de trabajo no se desprende que los indios, como tales, hayancomenzado a movilizarse recin en los ltimos 30 aos. La lista de sus rebeliones e intentos deorganizacin ms permanente, por ejemplo en los pases andinos, no es corta y hay abundantedocumentacin al respecto. Pero mi propsito aqu no es historizar las rebeliones de indios despusde la Colonia, sino indagar sobre las especificidades y el sentido del actual movimiento indgena.Acerca de las luchas de los indios antes de ahora, puede consultarse, entre otros, Guillermo BonfilBatalla. Utopa y revolucin. El pensamiento poltico contemporneo de los indios en Amrica Latina,Nueva Imagen, Mxico, 1981; autores varios. Democracia, etnicidad y violencia poltica en lospases andinos, IEP/IFEA, Lima, Per, 1998; autores varios. Sismo tnico en el Ecuador, Abya Yala/Cedime, Quito, Ecuador, 1993; Rodrigo Montoya. Al borde del naufragio. Democracia, violenciay problema tnico en el Per,Talasa Ediciones, Madrid, 1992. Debe tenerse en cuenta, adems, queentre 1930 y 1980 la mayor parte de las luchas indgenas fueron subsumidas como luchascampesinas. Sobre las luchas agrarias y campesinas vase, de Anbal Quijano. Movimientos cam-pesinos contemporneos de Amrica Latina, originalmente publicado en S.M. Lipset yA.E. Solari(eds.). Elites y desarrollo en Amrica Latina, Paids, Buenos Aires, 1967, pp. 254-308.

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    exclusiva propiedad y residencia indias. La extensin de esas tierras fue diversasegn las zonas. Pero no fue poca en ningn caso. En el Per fueron muy extensasy en Bolivia an mucho ms. Tras la derrota de los espaoles, Simn Bolvar decre-

    t para todo el exvirreynato del Per, que las tierras de las comunidades indgenasfueran privatizadas y mercantilizadas. Sin embargo, durante la mayor parte del si-glo XIX, las comunidades indgenas de las repblicas andinas, mantuvieron elcontrol de la mayor parte de las tierras que les fueron adjudicadas durante elVirreinato.

    El despojo recomenz a fines de ese siglo, como una de las consecuencias de laapropiacin de minas, plantaciones y haciendas por parte del capital estadouni-dense. Y se acentu y expandi en las tres primeras dcadas del siglo XX, reprimi-da y derrotada sangrientamente la resistencia del campesinado indgena, forzando

    a la mayora de las poblaciones indias a someterse a la servidumbre. Lo que se hadenominado el Estado Oligrquico, basado en las relaciones de dominacin inhe-rentes a la colonialidad del poder, fue fortalecido en esos procesos. En Mxico laresistencia del campesinado indgena convergi con la disputa por el control delpoder en el seno la propia burguesa y de las capas medias, dando lugar a laRevolucin Mexicana.

    Ese es el contexto histrico que ayuda a entender por qu la crisis y retirada delEstado Oligrquico en los pases de mayoritaria poblacin india, tuvo implicacionesdecisivas en la situacin social y poltica de dicha poblacin y estuvo en el origen dela crisis y del cambio de su identidad.

    En efecto, la crisis del Estado Oligrquico termin junto con el fin del predomi-nio de las relaciones serviles y semiserviles y la desintegracin de las estructuras deautoridad local y estatal ligadas al poder de la burguesa seorial y de los terrate-nientes, ya sea por revoluciones sociales, como en Mxico (1910-1927) o en Bolivia(1952), en las cuales la participacin organizada del campesinado, indio en su ma-yora, fue decisiva; sea porque, por ejemplo en Per, por la masiva presin organiza-da de los campesinos, mayoritariamente indios, entre 1957 y 1969, fueron adoptadas

    En varios de estos pases, el Estado ha venido actuando, sobre todo en ladcada de 1990, en contra de la mayora de la poblacin [...] Por eso,despus de ms de tres dcadas de esos procesos, sectores crecientes de lapoblacin popular de Amrica Latina y dentro de ellos los indios, hanaprendido o estn rpidamente aprendiendo que deben encontrarmaneras no slo de no vivir del Estado, sino de vivir sin o contra el Estado.

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    medidas de redistribucin de tierras para sembrar, llamadas reformas agrarias; seaporque los propios terratenientes seoriales fueron forzados, como en Ecuador (1969-1970), a cambiar el rgimen de trabajo servil por el trabajo asalariado. El resultado

    fue, en todas partes, la expansin del trabajo asalariado y de las actividades de carc-ter mercantil.

    Tales procesos estuvieron asociados, como es conocido, con la abrupta urbaniza-cin de la sociedad latinoamericana en su conjunto, la relativa expansin de la pro-duccin industrial y de su mercado interno, el cambio de la estructura social urbanacon la formacin de nuevos grupos de burguesa industrial-urbana, de nuevas capasmedias de profesionales e intelectuales y de una nueva poblacin asalariada, indus-trial y comercial. Y, por supuesto, parte de esos cambios fue la masiva migracindesde el campo a la ciudad.

    Todo eso se expres pronto en la relativa modernizacin del Estado, que vio noslo ampliadas sus bases sociales, sino sobre todo cambiadas radicalmente con laparcial y precaria, pero no menos real y decisiva, incorporacin de nuevos contin-gentes, de origen campesino e indio, al mbito de la ciudadana, aunque enreda-dos an en mallas de clientelaje y de formas de intermediacin poltica, ms quede representacin directa.

    Esos procesos fueron ms amplios y masivos en unos pases que en otros. Para losde poblacin indgena mayoritaria, esas diferencias han probado ser decisivas. En elPer fue donde, sin duda, el proceso fue ms temprano, ms rpido y ms amplio.

    Eso implic la desindianizacin de la identidad y de la autoidentificacin de unaparte mayor de la poblacin india, su traslado a las ciudades, a actividades vincu-ladas con el salario y el mercado, e inclusive en el mundo rural, mucho ms que alas campesinas del periodo precedente. Ese especfico proceso de desindianizacinfue denominado de cholificacin.15

    La nueva poblacin chola fue, sin duda, la principal protagonista y agente delproceso de cambios en el Per posterior a la Segunda Guerra Mundial. sta fue,en primer trmino, la que form el que hasta fines de los sesenta fue el ms amplio

    15 En el debate respectivo, durante las dcadas de 1950 y 1960, tomaron parte varios de los

    investigadores sociales peruanos y extranjeros. Vase, sobre todo, de Franois Bourricaud. Algu-nas caractersticas originales de la cultura mestiza del Per contemporneo, Revista del MuseoNacional, vol.XXIII, Lima, Per, 1954; de Jos Mara Arguedas.Evolucin de las comunidadesindgenas del Valle del Mantaro y de la ciudad de Huancayo, Revista del Museo Nacional, vol.

    XXVI, 78-151; y de Anbal Quijano.La emergencia del grupo cholo y sus implicaciones en lasociedad peruana, originalmente publicado en Memorias delIV Congreso Latinoamericano deSociologa, Bogot, 1964, y reproducido como El cholo y el conflicto cultural en el Per, en Do-minacin y Cultura, Mosca Azul, Lima, 1980, pp. 47-117.

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    y poderoso movimiento campesino de Amrica Latina16 y llev finalmente a ladesintegracin del poder seorial en el campo, cuya culminacin fue la reformaagraria de la dictadura militar de Velasco Alvarado en 1969, hecha, en rigor, para

    bloquear el desarrollo del movimiento campesino de los cholos y por eso llev aconsecuencias negativas para la sociedad rural y para la produccin agropecuaria.Fueron ellos, los cholos, quienes formaron el nuevo contingente de asalariadosindustriales y comerciales urbanos, levantaron un nuevo movimiento sindical, cuyagravitacin en el debate poltico nacional fue muy importante hasta la crisis demediados de los setenta, y conquistaron decisiones legislativas que les permitannegociar con algunas ventajas la venta de su fuerza de trabajo. Fueron ellos los quepoblaron el aparato estatal de educacin en todos los mbitos, obligando al Esta-do a su rpida ampliacin. Ellos poblaron las universidades estatales formando un

    nuevo y ms amplio movimiento de estudiantes universitarios, con enormes conse-cuencias para el pas, comenzando por la ampliacin brusca de nuevas capas me-dias, que se reclutaban precisamente en esa poblacin. Ellos, ms que nadie,poblaron las barriadas peruanas, que han llegado a albergar ms del 70 por cientode la poblacin urbana del Per y que han llegado a significar la experiencia social,cultural y simblica central del ltimo medio siglo XX peruano.

    La militarizacin del Estado despus de las experiencias guerrilleras de 1965-1967 y su enfrentamiento con las capas ms jvenes de esa nueva poblacin chola,en especial en las universidades y entre los intelectuales jvenes, bloque y distor-

    sion el desarrollo social, cultural y poltico de esas poblaciones, sobre todo en lasegunda fase de la dictadura militar (1968-1980), y ayud a exacerbar las gravesdistorsiones que las versiones estalinianas y maoistas del ya eurocentrificado ma-terialismo histrico introducan en las universidades y entre la joven inteli-gencia chola, en el debate sobre el conocimiento del proceso peruano segn ellasel Per era una sociedad feudal o semifeudal, como la China de comienzos de losaos treinta del siglo XX, por lo cual la guerra revolucionara del campo a la ciu-dad, etctera y finalmente se combinaron con ellas, hasta llevar, desafortunada-mente para todos, al turbio y sangriento intercambio terrorista entre el Estado yla agrupacin maoista Sendero Luminoso, entre 1980 y 2000, y cuyas principalesvctimas fueron las propias poblaciones campesinas indgenas o no del todocholificadas (segn la Comisin de la verdad y Reconciliacin. Informe final, Lima2003, ms de 60 mil).

    16 Para un estudio sistemtico de esos movimientos sociales vase Anbal Quijano. Los movi-mientos campesinos contemporneos..., op. cit.

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    Durante medio siglo, la poblacin que se desindianiz, se apropi de e hizopositiva la derogatoria identificacin como chola o como mestiza, no ha hecho si-no aumentar en proporciones y en presencia e influencia en todos los mbitos de

    la sociedad peruana, incluido por cierto el mundo rural donde habitan, minorita-riamente, los que an son identificados como indios, aunque no es seguro queellos acepten ya esa identificacin. Y es improbable que la poblacin chola regresea la identificacin como india.

    Esa es, seguramente, la respuesta a la interrogante que ahora pena en el debateperuano y latinoamericano sobre el actual movimiento indgena: por qu siendoPer el pas donde la poblacin india era mayor que en los dems pases andinos, nohay ahora ningn movimiento indgena importante, mientras s lo hay y tan presentee influyente en Ecuador, sobre todo, y en Bolivia?

    LA NEOLIBERALIZACIN-GLOBALIZACIN

    Y SUS IMPLICACIONES EN EL MOVIMIENTO INDGENA

    Por comodidad, pero sin arbitrariedad, enlazo aqu neoliberalizacin-globalizacinpara denominar el proceso que ha sufrido Amrica Latina, como el resto del mundo,entre la crisis de mediados de los setenta del sigloXXy ahora. Hay relativo consensoen el debate actual, aparte de un ocano de escritura, acerca del debilitamiento y de la

    desnacionalizacin del Estado, de la polarizacin social y de la desdemocratizacinde la sociedad. No tengo que insistir en esas cuestiones.17 Pero lo que tales procesosimplican o han implicado para la cuestin del movimiento indgena, apenas comien-za a ingresar en el debate latinoamericano. En consecuencia, aqu es ms bien perti-nente abrir algunas de las cuestiones ms significativas.

    Sugiero, en primer lugar, que la rpida, ms bien brusca, desintegracin de laestructura productiva que estaba en curso de desarrollo en estos pases, produjo nosolamente el desempleo, el aumento del subempleo y la rpida polarizacin social,sino tambin un proceso que puede ser reconocido como de re-clasificacin socialque afecta a todos los sectores sociales y, obviamente, sobre todo a los trabajadores.18

    17 Sobre mis propias perspectivas puede verse Colonialidad del poder, globalizacin y demo-cracia..., op. cit. Sobre las consecuencias de la neoliberalizacin-globalizacin en la sociedad lati-noamericana, en especial en la estructura social y en la estructura de poder, vanse mis propuestasde debate en El laberinto de Amrica Latina: hay otras salidas?, Revista venezolana de economay ciencias sociales,vol. 10, nm. 1, Caracas, Venezuela, marzo 2004.

    18 Respecto de Amrica Latina he propuesto algunas hiptesis de trabajo en El laberinto deAmrica Latina..., op. cit.

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    Y ese proceso est asociado a una crisis de identidad social en todos los sectores, peroen primer trmino en aquellos cuya identidad era an, o ya, ambigua y vacilante,empujndolos a la bsqueda urgente de otras nuevas identidades. Eso es lo que

    explica, a mi juicio, que por ejemplo las identidades sociales expresadas en trminosde clases sociales hayan cedido en todos estos pases su lugar a identidades llamadastnicas, regionales, residenciales, o como nformales y pobres.

    Esa crisis y cambio de identidades ha tenido lugar, explcitamente, entre los tra-bajadores rurales indios de los pases andinos y mesoamericanos menos urbanizados,que haban sido identificados, y haban admitido serlo en trminos de clase, comocampesinos y que ahora han terminado re-identificndose como indgenas. Mien-tras que en el Per, en cambio, la retirada de la identidad de campesinos o no est en

    juego o es ms bien indecisa y lenta. Inclusive hoy, la ms importante organizacin

    comunal enfrentada a las empresas mineras se llama Coordinadora Nacional de Co-munidades Afectadas por la Minera (Conacami), y no apela a la idea de comuni-dad indgena en el propio pas donde se origin.

    Junto con esos problemas, en segundo lugar, la llamada globalizacin ha instauradotambin un nuevo universo de comunicacin, con un creciente espectro de recursos,de medios tecnolgicos, que van desde el clsico radio transistor, que fue el primerelemento en romper la localizacin aislada de campesinos e indios, hasta el correoelectrnico, extendido en lugares no inmediatamente sospechados, o el telfonoporttil, el famoso celular, ubicuo ahora inclusive en localidades de otro modo ais-

    ladas. En ese sentido, las poblaciones rurales o rural/urbanas en proceso de crisis deidentidades sociales y de reidentificacin tnica, sobre todo, han encontrado en lared virtual un modo de reconocerse y de identificarse con todos sus prximos, enlugar y nombre, en el sistema racial de discriminacin y de dominacin, como en elperiodo inmediatamente anterior era pertinente identificarse con todos aquellos afec-tados por un mismo aparato de explotacin, el capital.

    Sin embargo, las propuestas de reconocer como desterritorializacin o deslo-calizacin las nuevas realidades virtuales que producen esas nuevas redes de comu-nicacin, en el caso especfico de los indgenas debe tomarse con muchas cautelas,porque la geografa, lo local y lo comunal, el vecindario y la vivienda, tienen sinduda una gravitacin muy diferente que en el caso de las dispersas, a veces itinerantes,poblaciones urbanas de las sociedades industriales del centro.

    En tercer lugar, el debilitamiento del Estado, su visible des-nacionalizacin e in-clusive su re-privatizacin en muchos pases de la regin, procesos todos que cortanlas conquistas de, precisamente, las poblaciones de origen o de identidad indiaeducacin y salubridad pblicas, servicios urbanos, produccin y proteccin deempleo asalariado, no solamente han dejado a sectores amplios de los dominados

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    y explotados de Amrica Latina sin referencia de apelacin para sus demandas ynecesidades, ahora mayores y ms apremiantes que nunca en los ltimos 200 aos.En varios de estos pases, el Estado ha venido actuando, sobre todo en la dcada de

    1990, en contra de la mayora de la poblacin, de un modo anlogo a como lo hacainmediatamente despus de la derrota de los imperios coloniales ibricos. Por eso,despus de ms de tres dcadas de esos procesos, sectores crecientes de la poblacinpopular de Amrica Latina y dentro de ellos los indios, han aprendido o estn rpi-damente aprendiendo que deben encontrar maneras no slo de no vivir del Estado,sino de vivir sin o contra el Estado.

    Y es ah, en ese mbito especfico, donde probablemente se encuentre el ncleoprincipal de determinaciones de la reidentificacin en curso: de campesinos y deindios a indgenas. Me refiero, ante todo, a la direcciones que ha ido tomando,

    desde comienzos de la dcada de 1980, el manejo de las cuestiones de la autoridadcolectiva o pblica por las poblaciones indias que iniciaron acciones de organizaciny de movilizacin en los pases andino-amaznicos y que han ganado celebridadmundial despus de Chiapas.

    Primero en el curso de organizacin de la Coordinadora de Organizaciones In-dgenas de la Cuenca Amaznica (COICA), que se estableci en 1984, integradapor las organizaciones de las ms importantes poblaciones de la Cuenca Amaznica,Per, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia y de Venezuela, y poco despus en la or-ganizacin de la Unin Nacional de Comunidades Aymaras (UNCA) en Puno, en elaltiplano peruano que bordea el lago Titicaca, en esa misma dcada, emergi comouno de los aspectos de mayor significacin la reorganizacin y revitalizacin de lacomunidad como la especfica estructura de autoridad colectiva y pblica de esaspoblaciones. En los congresos que decidieron la formacin de la COICAy de la UNCA,el problema de la ausencia y de la hostilidad del Estado fue explcitamente debatido yfue decidida, por eso, la necesidad y la urgencia de la autoridad comunal.19 La

    19 Invitado al congreso de formacin de la UNCA, me fue permitido asistir a esos debates.

    [...] en Ecuador primero y luego en Chiapas, han avanzado en plantear lanecesidad de un Estado plurinacional. Y no se trata solamente de admitir en

    los textos constitucionales las frases rituales [...] Se trata de que la estructurainstitucional del Estado sea modificada en sus fundamentos, de modo quepueda representar efectivamente a ms de una nacin. Es decir, se trata deuna mltiple ciudadana, ya que en la existente los indgenas no tienen, nopueden tener, plena cabida.

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    cuestin de la autonoma territorial y poltica, que haba sido el vaco slogan de losseguidores de la Internacional estaliniana a fines de los veinte y comienzos de lostreinta del sigloXX, reapareca ahora, autnomamente colocada en la mesa del deba-

    te de las comunidades indgenas.Comenz entonces el periodo de tensiones y de presiones entre esas comunidades

    y el Estado, que no ha hecho sino ampliarse e intensificarse hasta hoy. Probablemen-te fue tambin el momento del desplazamiento de identidad de lo indio hacia loindgena. Es dudoso, incierto en todo caso, que se haya producido entre los indiosun debate colectivo y sistemtico sobre la colonialidad de los trminos indio, negro,blanco, mestizo, aunque algunos cientficos sociales, en Mxico y en el Per, yaestaban discutiendo esas cuestiones.20 Lo ms probable es que se volvi a partir de lasdecisiones de reorganizacin y de revitalizacin de la comunidad indgena, frente al

    Estado, para ir abandonando la identificacin de indio y asumir la de indgena.La comunidad indgena fue una creacin de las autoridades coloniales en el

    siglo XVI. Durante el coloniaje fue sede y refugio de las poblaciones indias no in-mediatamente servilizadas. Por eso, cuando comienza el despojo republicano desus tierras y el sometimiento de los indios a la servidumbre, la comunidad indge-na es reclamada y proclamada como la institucin emblemtica de la lucha contrala servidumbre y el abuso de la hacienda, de la mina y del Estado. Y, adems, pormuchos aos, para la poblacin campesina india, se convierte en la sede virtual-mente exclusiva de democracia poltica bajo el Estado Oligrquico, porque todos

    los miembros adultos de las comunidades indgenas, varones y mujeres, desde los14 aos, tienen derecho a participar en el debate y en las decisiones colectivas queafectan a sus miembros. Sin duda por eso, ante todo, a despecho de su origen co-lonial, la comunidad indgena provee ahora a las poblaciones de campesinos y dedesocupados, informales, de origen indio, y luego a profesionales e intelectualesdel mismo origen, de las banderas ideolgicas anticoloniales tanto respecto delproblema nacional, como de la democracia.

    Hay ya visible, reconocida y activa, una capa de intelectuales indgenas en Ecua-dor, en Bolivia, en Mxico, en Guatemala. Tambin en Per, pero los que se identificancomo tales estn sobre todo entre los aymaras y entre los pobladores de la cuencaandino-amaznica. En el debate reciente acerca de todas aquellas cuestiones, sinduda han pasado a tener una participacin activa y decisiva. La creacin de la Uni-versidad Indgena Intercultural y del Instituto de Investigaciones Indgenas, en Quito,bajo la conduccin de Luis Macas, uno de los fundadores de la Confederacin de

    20 Guillermo Bonfil Batalla.Mxico profundo, una civilizacin negada, Ediciones Era, Mxico,1988; Anbal Quijano. Raza, etnia y nacin, en J.C. Maritegui..., op. cit.

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    Nacionalidades Indgenas del Ecuador (Conaie) y recientemente Ministro de Asun-tos Indgenas en el gobierno de Lucio Gutirrez, con el cual finalmente ha roto, esuna de las ms eficaces demostraciones de ese fenmeno.

    El actual movimiento indgena se desarrolla inicialmente entre los grupos prin-cipales de la Cuenca Amaznica, cuya expresin mayor antes de la COICA fueECUARUNARI (Pueblos del Ecuador), en 1972. Aunque en Ecuador estuvieron acti-vas organizaciones de indios que, con la influencia y el respaldo del Partido Comu-nista Ecuatoriano, buscaban autonoma poltica respecto del Estado de Ecuador, noes probable que esos antecendentes hayan tenido alguna gravitacin en la formacindel actual movimiento indgena de ese pas. Por el contrario, algunas organizacionesreligiosas, salesianos y jesuitas, habran tenido influencia importante. En 1980 seform la Confederacin de Nacionalidades Indias Ecuatorianas (Confenaie) y, final-

    mente, la Confederacin Nacional de Indgenas Ecuatorianos (Conaie) en 1989,como organizacin central de todos los grupos organizados de indgenas ecuatoria-nos. Su legitimidad poltica fue conquistada en la famosa Marcha sobre Quito en1992. Y gan presencia internacional con su participacin en la cada del gobier-no de Abdal Bucarm en 1997, y su liderazgo en la cada del gobierno de MiguelMahuad, en enero de 2000, en cuya ocasin el entonces lder principal de la Conaie,

    Antonio Vargas, ocup brevemente el silln presidencial, con el respaldo del enton-ces coronel Lucio Gutirrez, que despus sera elegido presidente de Ecuador, gra-cias principalmente al apoyo del movimiento indgena.21

    El caso de Bolivia es mucho ms complejo. Los campesinos bolivianos se fueronorganizando siguiendo patrones sindicales desde los aos cuarenta del siglo XX, ladoa lado con el movimiento minero. Juntos participaron en la Revolucin Boliviana deabril de 1952 y mientras los mineros tomaban las minas y las expropiaban, ellos setomaron las tierras y expulsaron a los terratenientes seoriales.22 Formaron juntos lasfamosas milicias obrero-campesinas que consolidaron la revolucin y, aliados a laConfederacin Obrera Boliviana (COB), obligaron al gobierno de Paz Estensoro alegalizar la redistribucin de tierras y extenderla. Estuvieron en todos los avatares dela poltica boliviana desde entonces, aunque no siempre en la misma lnea. Inclusivefueron utilizados por el general Barrientos, que con el golpe militar de 1964 blo-que el proceso revolucionario y produjo la feroz masacre de obreros mineros en

    junio de ese mismo ao.

    21 Vase Felipe Burbano de Lara. Ecuador, cuando los equilibrios crujen,Anuario social y polticode Amrica Latina, nm. 3, Flacso/Nueva Sociedad, Caracas, 2000, pp. 65-79; Fernando Bustaman-te. Y despus de la insurreccin qu..., Ecuador Debate,nm. 49, Quito, abril 2000, pp. 43-56.

    22 Las referencias respectivas en Quijano. Los movimientos campesinos contemporneos enAmrica Latina..., op. cit.

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    Al derrumbarse la minera del estao y clausurarse las minas estatales, muchosde los mineros, incluidos algunos de sus ms respetados lderes, decidieron ir atrabajar junto con los cultivadores de coca en el Chapare. Pero adems les ayuda-

    ron a organizarse segn la experiencia sindical minera. Eso permiti a esos campe-sinos, indios si se les aplica el criterio de raza, no ser vctimas, ni instrumentos, delas redes mafiosas del trfico de coca y de cocana. Pero tambin les ha permitidoresistir al Estado boliviano y al de Estados Unidos, empeados simplemente en laerradicacin del cultivo de coca, sin alternativas provechosas para los campesinos.En esa lucha se han fortalecido como movimiento de trabajadores y de campesi-nos, han ganado el apoyo de otras fuerzas sociales, a las cuales han apoyado en suspropias luchas, han emergido despus como un movimiento poltico de filiacinsocialista, el Movimiento al Socialismo (MAS) y producido lderes polticos de ta-

    lla nacional, como Evo Morales, ex candidato a la Presidencia de la Repblica.De otro lado, sin perder continuidad con las experiencias del movimiento katarista

    (nombre en homenaje a Tupaj Katari, caudillo aymara en la revolucin de Tupac Amaru en l780), activos en las luchas campesinas y guerrilleras de los aos setentadel siglo XX, se han ido formando y cambiando otros movimientos de los aymaras,que pueblan el altiplano que rodea el Lago Titicaca. El ms importante actualmentees la Confederacin Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB),cuyo lder es Felipe Quispe, apodado El Mallku, que ha conquistado una notableautoridad sobre el campesinado y una importante presencia nacional.

    El MAS y la CSUTCB han participado no solamente en las elecciones, sino sobretodo en amplios movimientos sociales y polticos en defensa del control nacional delos recursos de produccin del pas, como en la Marcha por el Territorio y la Digni-dad, de 1991, y recientemente en los conocidos sucesos que llevaron a la re-nunciade Gonzalo Snchez de Losada a la Presidencia de Bolivia, despus de san-grientosconflictos con el movimiento popular. No se trata, pues, en el caso boliviano, estric-tamente de movimientos indgenas, ni en todos los casos, como en Ecuador, en laCOICA amaznica, o en Chiapas, Guatemala, y ms recientemente en los de losmapuches de Chile y otros grupos menores en Argentina.

    Respecto de Chiapas y de Guatemala, la prensa internacional ha hecho mun-dialmente famoso el movimiento de los indgenas de Chiapas y a su mediticovocero el subcomandante Marcos, en gran medida gracias a l, lo mismo queGuatemala, por la prolongada y sangrienta guerra civil y la presencia de la PremioNobel Rigoberta Mench.23

    23 Entre los de mayor inters estn, por ejemplo, de George A. Collier y Elizabeth LoweryQuaratiello. Land and the Zapatistas. Rebellion in Chiapas, Food First Books, Oakland, California,

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    SENTIDO Y PERSPECTIVAS DEL ACTUAL MOVIMIENTO INDGENA

    No existe, en realidad, un movimiento indgena, salvo en sentido abstracto nomi-

    nal. Y sera malconducente pensar que el trmino indgena nombra algo homog-neo, continuo y consistente. As como la palabra indio sirvi en el coloniaje comoun identificador comn de muchas, diversas y heterogneas identidades histri-cas, para imponer la idea de raza y como mecanismo de control y de dominacinque facilitara la divisin del trabajo explotado, la palabra indgena, no obstante sertestimonio del rechazo de la clasificacin colonial y de la reivindicacin de identi-dad autnoma, no slo no es una liberacin de la colonialidad, tampoco indicaningn proceso de homogenizacin, a pesar de que, sin duda, disueltas las anti-guas identidades, la uniformidad es ahora mayor que ayer. No hay duda de que el

    trmino cubre una heterognea y diversa realidad y tampoco debe dudarse de quevarias de las identidades especficas reaparecern, ya estn reapareciendo, apartede que varias nunca se disolvieron, como en el caso de los aymaras, entre los ama-znicos o entre los diversos grupos de Chiapas o del Altiplano guatemalteco.24

    Nada asegura, en consecuencia, que todos los actuales grupos de indgenas o losque emergern despus, se orientarn en las mismas perspectivas y se dirigirn haciael mismo horizonte. Con todo, su actual presencia en el escenario latinoamericanotiene algunas implicaciones comunes. Primero que todo, es verdad, hay un reclamocomn de identidad, pero ms bien como contrapartida de la discriminacin que

    impide asimilarse plenamente a la identidad nacional o cultural dominante. Peroesa es una reivindicacin casi tradicional, en la cual han estado comprometidos losindios y los indigenistas, y cierto tipo de antroplogos que quisieran que lo que ellosllaman culturas fuera preservado en una suerte de museos, independientementede si as le gustara o beneficiara a la propia gente implicada.

    Los ms organizados, sin embargo, como en Ecuador primero y luego en Chiapas,han avanzado en plantear la necesidad de un Estado plurinacional. Y no se tratasolamente de admitir en los textos constitucionales las frases rituales, ahora comunes

    1994; y autores varios.Auroras of the Zapatistas. Local and Global Struggles of the Fourth World War,Midnight Notes, Jamaica Plain, Estados Unidos, 2001; sobre Guatemala, de Kay Warren.Indigenous Movements as a Challenge to the Unified Social Movements Paradigm for Guate-mala, en Sonia E. lvarez, Evelina Dagnino y Arturo Escobar (eds.). Culture of Politics, Politics ofCulture, Westview, Boulder, Estados Unidos, 1998, pp. 165-196.

    24 Poco tiempo atrs un dirigente aymara del lado peruano, en una entrevista, enfrent agria-mente a una periodista que insista en llamarlo indgena: seorita, yo no soy indio ni indgena, soyaymara.

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    a casi todos esos textos, sobre la plurietnicidad, la pluriculturalidad, etctera. Setrata de que la estructura institucional del Estado sea modificada en sus funda-mentos, de modo que pueda representar efectivamente a ms de una nacin. Es

    decir, se trata de una mltiple ciudadana, ya que en la existente los indgenas notienen, no pueden tener, plena cabida.25 Es tambin cierto, sin embargo, que eseno es an el horizonte de la mayora de las poblaciones que se reidentifican comoindgenas en Amrica Latina. Pero esa demanda implica, de todos modos, el finaldel asimilacionismo poltico y cultural en Amrica, ya que, despus de todo, nun-ca fue plena y consistentemente practicada por los dominantes noindios o blancos.

    Y si eso logra abrirse realmente paso, si no es simplemente reprimida y derrotada,ese sera tambin el fin del espejismo eurocntrico de un Estado-nacin dondeunas nacionalidades no han dejado de dominar y de colonizar a otras, adems,

    mayoritarias.Una variante de esa demanda es la autonoma poltica y territorial. En algunos

    casos, en Venezuela y Canad, los grupos dominantes han preferido no arriesgar susEstados-nacin y ceder territorios relativamente extensos, polticamente autnomos,para determinados grupos indgenas. Pero en esos pases, como en Argentina, Chile yUruguay, o en Brasil, las poblaciones indgenas son minoritarias y bien pueden algu-na vez acceder a espacios relativamente autnomos. Otro muy distinto es el caso depases con grandes poblaciones indgenas, Mxico, Guatemala, Ecuador, Bolivia, in-clusive Per, si los procesos identitarios se movieran en otras direcciones. Los aymaras

    han ya imaginado, explcitamente, la posibilidad de territorio autnomo. Pero elloshabitan en cinco pases, y su situacin podra parecerse alguna vez a la de loskurdos en el Medio Oriente. En estos pases, el conflicto entre el Estado-nacin yel Estado plurinacional est planteado en serio.

    Empero, a la hora de la globalizacin, con sus procesos de debilitamiento y dedesnacionalizacin de los Estados, la demanda de Estados y de ciudadanas plurina-cionales aparece mucho ms confusa y complicada. Porque eso plantea a los pue-blos sometidos a Estados producidos dentro de la colonialidad del poder, antetodo, pero no menos a los dems pueblos, inclusive a los identificados con su

    25 Sobre Ecuador, vase sobre todo de Conaie. Proyecto poltico, Documento nm. 4, Quito,2002. Sobre Chiapas,Auroras of the Zapatistas..., op. cit. Sobre Per han sido difundidos variosdocumentos, vase principalmente, Propuesta concertada para incorporar los derechos de los pueblosindgenas y comunidades en la constitucin poltica del Per , presentada por Miguel Palacin(Conacami), Antonio Iviche Quisque (AIDESEP), Hildebrando Ruffner Sebastin (CCOICAP) yCsar Sarasara (CONAP), 14 de abril de 2003, despus de la Gran Consulta Indgena sobre Re-forma Constitucional, del 12-14 de ese mismo mes.

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    propio Estado-nacin, un serio problema sobre el control democrtico de la auto-ridad colectiva o pblica. Y aqu, de nuevo, los movimientos de los indgenas lati-noamericanos ms fuertes y ms organizados, ya han levantado la reivindicacin

    de la autoridad comunal, o mejor, de la comunidad como estructura de autoridadapta para ser democrticamente controlada, desde sus bases y de modo continuo,frente a Estados de naciones ajenas o, peor, bajo control global, lejano, imperial,represivo, burocrtico, corporativo y vertical, como el que parece emerger con elBloque Imperial Global, con la hegemona de Estados Unidos.26

    En este plano, la iniciativa de la Unin Nacional de Comunidades Aymaras(UNCA), del lado peruano, intent un proyecto notable. Las comunidades decada jurisdiccin bsica (el distrito, en el caso peruano) local se asocian entre s enuna Multicomunal Distrital. Las varias de ese mbito se asocian en una Multico-

    munal Provincial. Y stas dan lugar a la UNCA. Cada dirigente, de cualquier rangoes electo en su comunidad de base y puede ser removido ah. El diseo es algo muyparecido a la conocida idea del Estado que ya no es Estado, porque tiene la consis-tencia y la cobertura de un Estado, pero sus bases son diferentes y el modo de sugeneracin y de su control, mucho ms. Se trata de un modo de autogobiernodirecto de la gente asociada en una red de comunidades, pero con la fuerza y laautoridad de todo un Estado.

    Estas ltimas demandas y ejercicios no nacen del aire, ni estn en l. Son eldesarrollo y la redefinicin de la secular experiencia de la democracia local de las

    comunidades indgenas. Si las poblaciones indgenas mayoritarias en determinadospases deciden poner en prctica esas formas de autoridad poltica, podran confluircon las tendencias ms recientes y tambin ms incipientes de otros sectores socia-les, como los que emergieron en el reciente estallido social de Argentina. De ciertamanera, estos movimientos emergen en el mismo nuevo horizonte comn de losnuevos imaginarios de cambio social y poltico, la produccin democrtica de unasociedad democrtica.

    En todo caso, la redefinicin de la cuestin nacional y de la democracia polti-ca, aparece ahora como la implicacin ms profunda, la de mayor alcance y demayor potencial conflictivo en esta parte de Amrica Latina. En ese sentido, setrata del desafo ms importante que le haya surgido al patrn de poder marcadopor su colonialidad. ste se origin aqu en Amrica y tambin aqu est entrandoen su ms peligrosa crisis.

    26 Sobre el concepto de bloque imperial global vase Colonialidad del poder..., op. cit.