12
EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES: EN TORNO A ALGUNAS PUBLICACIONES EXTRANJERAS HILARIO CASADO ALONSO Universidad de Valladolid El tema del comercio internacional burgalés ha sido tratado am- pliamente, tanto en la historiografía local como nacional y extranje- ra. En todos los estudios hay una concordancia plena en señalar el papel que los mercaderes de la ciudad del Arlanzón jugaron a lo largo de los principales puertos y plazas mercantiles de la Europa occi- dental. Es, sin duda, esta presencia en tierras foráneas de naturales de la urbe una de las principales peculiaridades del comercio burgalés y que sólo encontramos en unas pocas ciudades españolas, principal- mente mediterráneas. Son, pues, el símbolo más visible del protago- nismo internacional de Burgos en las Edades Media y Moderna y lo que, en definitiva, confirió a la urbe su carácter cosmopolita. Los orígenes de dicha actividad económica ya fueron estudiados por Teófilo F. Ruiz (1977 y 1985), el cual analizó la existencia ya des- de el siglo xiii de una red de conexiones económicas entre los merca- deres burgaleses y los principales puertos de la fachada atlántica europea. Su presencia era destacable en Flandes, pero también muy intensa en Inglaterra. Superadas las dificultades y trastornos acaecidos en el siglo xiv, la presencia de los mercaderes de Burgos se incrementó en las centu- rias del cuatrocientos y del quinientos. Son, sin duda, estos siglos los más esplendorosos del comercio internacional burgalés y, por exten- sión, de toda la historia de la ciudad. La creación de la Universidad de Mercaderes en torno a mediados del siglo xv y del Consulado del B.I.F.G. Burgos. Tomo LXV, n. o 206 (1993)

EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES: EN …riubu.ubu.es/bitstream/10259.4/1899/1/0211-8998_n206_p069-080.pdf · papel que los mercaderes de la ciudad del Arlanzón jugaron ... la poderosa

  • Upload
    lenga

  • View
    214

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES:EN TORNO A ALGUNAS PUBLICACIONES

EXTRANJERAS

HILARIO CASADO ALONSOUniversidad de Valladolid

El tema del comercio internacional burgalés ha sido tratado am-pliamente, tanto en la historiografía local como nacional y extranje-ra. En todos los estudios hay una concordancia plena en señalar elpapel que los mercaderes de la ciudad del Arlanzón jugaron a lo largode los principales puertos y plazas mercantiles de la Europa occi-dental.

Es, sin duda, esta presencia en tierras foráneas de naturales dela urbe una de las principales peculiaridades del comercio burgalésy que sólo encontramos en unas pocas ciudades españolas, principal-mente mediterráneas. Son, pues, el símbolo más visible del protago-nismo internacional de Burgos en las Edades Media y Moderna y loque, en definitiva, confirió a la urbe su carácter cosmopolita.

Los orígenes de dicha actividad económica ya fueron estudiadospor Teófilo F. Ruiz (1977 y 1985), el cual analizó la existencia ya des-de el siglo xiii de una red de conexiones económicas entre los merca-deres burgaleses y los principales puertos de la fachada atlánticaeuropea. Su presencia era destacable en Flandes, pero también muyintensa en Inglaterra.

Superadas las dificultades y trastornos acaecidos en el siglo xiv,la presencia de los mercaderes de Burgos se incrementó en las centu-rias del cuatrocientos y del quinientos. Son, sin duda, estos siglos losmás esplendorosos del comercio internacional burgalés y, por exten-sión, de toda la historia de la ciudad. La creación de la Universidadde Mercaderes en torno a mediados del siglo xv y del Consulado del

B.I.F.G. Burgos. Tomo LXV, n.o 206 (1993)

70 HILARIO CASADO ALONSO [2J

Mar en 1494 marcarán los hitos de dicho prosperidad. Vayamos pordonde vayamos, nos encontramos con individuos, familias o coloniasoriginarios de la urbe del Arlanzón comerciando en todos los mares.Estos hechos ya han sido suficientemente tratados por GARCÍA DEQUEVEDO (1905), BASAS FERNÁNDEZ (1963) y CAUNEDO DEL POTRO (1973),por lo que no merece la pena detenernos en ellos. Incluso, esta últi-ma autora en 1990 ha publicado una revisión historiográfica de lasprincipales obras y autores, especialmente españoles.

A la vista de tantos trabajos, se podría llegar a decir que el temadel comercio internacional burgalés de los siglos xv y xvi está casitotalmente estudiado. La realidad es, sin embargo, bastante distinta.Todos estos autores antes citados han investigado a partir de fuentesdocumentales nacionales, pero aún quedan muchas otras en nuestropaís por estudiar. Baste señalar aquí los riquísimos fondos del Archi-vo del Consulado del Mar de Burgos, donde tanto sus documentoscomo sus libros de contabilidad están prácticamente inéditos. Sólolos trabajos de la canadiense S. BARKHAM-HUXLEY (1980-1981 y 1987),acerca de las pólizas de seguro marítimo contratadas en la ciudadpor los marinos vascos para ir a la pesca de la ballena y del bacalao,cubren en parte dicha laguna.

Si la consulta de dichos fondos puede arrojar nuevas luces e in-terpretaciones, otro tanto e, incluso más, creo que pueden hacerlola investigación de la numerosa documentación que del comercio bur-galés y castellano se conserva en los archivos extranjeros. Este se hahecho de manera parcial, las más de las veces para estudiar el comer-cio de tal o cual zona, pero nunca individualizando a los mercaderescastellanos del resto de sus convecinos. Los trabajos aparecidos —an-tigua o recientemente— que utilizan dichas fuentes coinciden en elpapel de primera importancia de los mercaderes burgaleses, de lossiglos xv y xvi, en muchos casos comparables con sus homólogositalianos, flamencos o alemanes.

La revisión de algunas de estas publicaciones —el objeto de esteartículo— nos da la pista por dónde debe continuar la investigacióny nos muestra los grandes desconocimientos que sobre el comerciointernacional y el Consulado de Burgos aún tenemos. Yo aquí sóloharé una somera revisión de algunos de los artículos y trabajos, queal haber aparecido en el extranjero en los últimos veinte arios puedenser en parte desconocidos. El planteamiento que me propongo es me-ramente descriptivo, ofreciendo algunas de sus conclusiones, pero sinpretender reflejar en su totalidad el contenido de ellos.

* * *

En primer lugar, hay que hacer constar que no hay ninguna obraque aborde de una manera global la presencia de los mercaderes bur-galeses en el comercio europeo. Las grandes obras clásicas o los ma-nuales al uso sólo citan de pasada a éstos, pero nunca establecen com-paraciones.

[3] EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES.. 71

Los únicos trabajos que adoptan dicha perspectiva son el de MOL-

LAT (1955-1956) y el de Costance Jones MATHERS (1988). El primeroaporta una visión muy general de la distribución de los mercaderescastellanos en Europa, señalando su importancia en relación al con-junto de la economía medieval. El segundo es más concreto, ya queanaliza los casos de las familias burgaleses de los Castro, Quintana-dueñas y Bemuy, asentadas en Londres, Ruán y Toulouse respecti-vamente. En él la autora muestra de manera clara cómo estos per-sonajes traficaban activamente en dichas plazas, al mismo tiempo quecomerciaban con Castilla con la que siguieron manteniendo lazos nosólo económicos sino también familiares y mentales. De su estudiose desprende la constatación de la existencia de estrategias familiaresdestinadas a controlar determinadas rutas, tráficos y plazas comer-ciales. Ello unido a la preocupación, por parte de estos burgaleses,por integrarse en las respectivas ciudades donde se asentaron y, deesta manera, conseguir su ascenso social. Perspectiva que dicha in-vestigadora, en unión de SCHWALLER (1990), ha continuado con el aná-lisis que ha hecho del linaje De la Mota, el cual consiguió ser unode los más poderosos de Méjico.

La presencia burgalesa en Flandes fue una de las más antiguase intensas. Su primer estudio fue el de FINOT (1899), continuado endos volúnemes por GILLIODTSVAN SEVEREN (1901). Este último publicóparte de los documentos del riquísimo fondo del Consulado de Es-paña en Brujas. Posteriormente, a la comunidad mercantil españolade dicha ciudad dedicó un artículo MARECH AL (1953), el gran estudio-so del comercio de aquella plaza. En él analiza sus características,estudia el funcionamiento del Consulado, cita multitud de familiasburgaleses y muestra cómo éstas fueron las últimas en abandonarBrujas ante el ascenso de su competidora Amberes.

A dichos trabajos se han venido a sumar en fechas recientes otrosdos: el de ESTHER et alii (1985) y el de W. D. PHILLIPS (1986). El pri-mero es un libro conmemorativo de la historia del asilo de S. Fran-cisco Javier de Brujas. Dicha institución fue de fundación burgalesay se levantó sobre la antigua casa del Consulado de Castilla, la casanegra, en la calle aún hoy llamada de los españoles. Dentro de susdiferentes colaboraciones son de destacar dos: la de André Vande-walle, director del archivo municipal, que estudia las característicasde la colonia española en dicha ciudad desde el siglo >cm al xviii; yla de G. van Renynghe de Voxvrie que analiza las diversas vicisitudespor las que, desde el siglo xv hasta el presente, pasaron diversas fa-milias burgalesas asentadas en Brujas: Aranda, Melgar, De la Torre,Pardo, Villegas, Matanza, Nágera, etc. Todo ello completado con unmuy intresante material fotográfico de cuadros, libros, tapices, etc.,pertenecientes a la comunidad castellana.

El segundo trabajo, el del profesor norteamericano PHILLIPS, esun estudio —a partir fundamentalmente de los testamentos de losburgaleses muertos en Brujas— sobre la fuerte integración que con

72 HILARIO CASADO ALONSO [4]

la sociedad de dicha ciudad mantuvieron los mercaderes burgalesesdel siglo xvx.

La comunidad castellana asentada en la otra gran plaza econó-mica de Flandes, Amberes, es menos conocida y, sobre todo, a sus-citado un menor interés recientemente. Acerca de ella, el mejor es-tudio sigue siendo el de GORIS (1925), complementado parcialmentepor los de DOEHAERD (1963) y VÁZQUEZ DE PRADA (1960). Las únicasnovedades sobre las vicisitudes de los mercaderes burgaleses en dichaciudad, son las que también han aportado el matrimonio PHILLIPS(1977, 1982 y 1988) y el gran maestro Ch. VERLINDEN (1985). Los pri-meros, partiendo de la reconstrucción de la curva de las exportacio-nes de lana a Flandes, señalan el fuerte impacto económico que supu-so el aprisionamiento de la flota castellana en Middelburg en 1574.Hecho que significó la puntilla que definitivamente hundió al comer-cio internacional burgalés. El segundo, estudia el marcado interésque tuvo la comunidad mercantil castellana por los bienes inmuebles,adquiriendo tierras, rentas, posesiones, etc. Un fenómeno, por otrolado, que también practicaron en otros sitios.

Como prolongación del mercado flamenco está el alemán. Tal comoha estudiado S. ABRAHAM-THISSE (1991) las relaciones comerciales en-tre burgaleses y hanseáticos fueron constantes en la Edad Media. Bienes verdad, que muy raramente los castellanos penetraron en dichaépoca en las tierras germánicas. Más fuertes fueron los lazos econó-micos que se desarollaron en el siglo xvi. Aquí KELLEMBENZ (1990) hamostrado las relaciones que hubo entre mercaderes de Burgos conla poderosa familia de comerciantes y banqueros de los Függer. Endichos contactos jugaron, sin duda, un papel fundamental la cortede Carlos V y de su hermano el futuro emperador Fernando. En lade este último, el protagonismo del financiero burgalés Gabriel deSalamanca fue trascendental. Fue el organizador de la hacienda im-perial, llegando a ser nombrado conde de Ortemburg.

El comercio burgalés con Inglaterra es bastante bien conocidopara la Edad Media, contando para ello con el ya citado trabajo deT. F. Ruiz y, sobre todo, con los de CHILDs (1978 y 1981) y B. CAUNE-DO DEL POTRO (1984). Todos ellos muestran cómo el asentamiento demercaderes de Burgos en los puertos de Londres, Bristol, etc. fuemuy antiguo e importante. A familias como los Sanchester, Pardo,Salamanca, Castro, Soria hay que atribuir las intensas relaciones eco-nómicas que mantuvieron ambos reinos. Igualmente, van a ser loscomerciantes del Arlanzón los grandes impulsores del consumo depaños ingleses en la península ibérica a partir de mediados del si-glo xv. La pena es que para la centuria siguiente no contemos conningún estudio de igual envergadura.

El comercio burgalés con Normandía a través del puerto de Ruánes, también, muy bien conocido. Al conocido libro de MOLLAT (1952)para la Edad Media, se han venido a sumar los artículos de Ch. DE-MEULAERE-DOUYERE (1981) y BRUNELLE (1989) para el siglo xvi. Losprimeros son extractos de los capítulos de la tesis que la autora pre-

[ 5 ] EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES... 73

sentó en L'Ecole des Chartres de París acerca de los mercaderes ex-tranjeros asentados en Ruán. De todos ellos la comunidad más nu-merosa fue la española y entre ella la burgalesa. Por eso no ha deextrañarnos que gran parte del tráfico comercial de la ciudad estu-viera en sus manos. Pero, al mismo tiempo, al igual que hicieron enotros sitios, alcanzaron un elevado grado de integración en la socie-dad ruanesa. La autora analiza las etapas de inmigración, su asimi-lación por medio de matrimonios, su enriquecimiento, sus relacionescon las instituciones políticas, su papel en las guerras de religión,Para finalmente estudiar los casos de las familias más señeras: losQuintanaduefias, los Medina y los Sevilla.

El segundo de los artículos, el de BRUNELLE, es bastante flojo, sien-do en muchas de sus partes una mera copia de las investigacionesde la autora francesa. Su única aportación es el análisis que hace delPapel que jugó Juan de Quintanadueñas, Jean de Bretigny, en la in-troducción de la reforma carmelitana en Francia.

Bretaña y, especialmente, Nantes fueron otro de los territoriosdonde comerciaron los burgaleses. Allí, la presencia de ellos es bienconocida a través del ya superado trabajo de MATHOREZ (1912) y delos buenos libros de TOUCHARD (1967) para la Edad Media y de TAN-

GUY (1956) para mediados del siglo xvi. Como complemento de ellosy con enfoques demográficos y sociales, las familias de mercaderescastellanas asentadas en Nantes son estudiadas en el libro de A. CROIX

(1974) y la tesina no publicada de LE MENE (1959). Ambos, especial-mente el primero, dedican numerosas páginas a seguir la pista de lanumerosísima colonia española residente en la ciudad. Incluso,A. Croix, llega a decir que a mediados del siglo xvi Nantes era unaurbe castellana, pero —a juzgar por los nombres de las familias queaporta— creo que puede afirmarse que mejor sería hablar de bur-galesa.

Todos estos buenos conocimientos acerca del comercio hispano-bretón han sido completados más recientemente por los trabajos deAZAOLA (1975), BREGEON y de LA VILLETANET (1970) y PRIOTTI (1990 y enPrensa). El primero estudia el movimiento comercial entre CastillaY Nantes a mediados del s. xvi a partir del estudio de los Libros deContabilidad de la Compañía del Salvoconducto, en gran parte enmanos de Andrés Ruiz, natural de Belorado y hermano del banqueroSimón Ruiz. Es, pues, un artículo que complementa en parte al yaconocido libro sobre los Ruiz de H. LAPEYRE (1955).

El segundo es una tesina defendida en la Universidad de Nantes,cuyos autores rastrean la evolución de las principales familias caste-llanas asentadas en la ciudad: Miranda, Aranda, Aragón, Compludo,De la Presa, Heredia, Santo Domingo, Márquez, Burgos, Espinosa yRuiz. El trabajo está asentado en una minuciosa búsqueda documen-tal, aunque sus conclusiones —a mi entender— son en parte erróneas.Especialmente, en lo referente a su obsesión en buscar raíces judíasa todos las familias de mercaderes burgaleses y de ahí sacar conse-cuencias extraeconómicas.

74 HILARIO CASADO ALONSO [6]

Finalmente, los trabajos de PRIoTTI, aunque .-.;e refieren a las rela-ciones comerciales entre los puertos de Nantes y Bilbao en el si-glo xvi, tratan indirectamente de los mercaderes burgaleses. Su ar-tículo en prensa ofrece por primera vez un análisis preciso del tráficocastellano de productos bretones (lienzos, paños, papel, libros, etc.),habiendo conseguido reconstruir la serie de exportaciones entre 1549y 1589. El segundo trabajo —su tesina defendida en la Universidad deToulouse-le-Mirail— se refiere al comercio de Bilbao en los arios 1597-1599 a partir del estudio del Libro Borrador de Contabilidad del mer-cader Alejandro de Echavarri. Su principal aportación para el temaque aquí tratamos, el comercio burgalés, es la clara constatación decómo a finales del siglo xvi Burgos era un mercado en profunda de-cadencia, ya totalmente superado por el bilbaíno.

El resto de las plazas mercantiles y financieras francesas cuentancon menores investigaciones y, generalmente, gran parte de ellas yaantiguas. En todas la presencia burgalesa fue destacable. Sobre LaRochela, la obra fundamental sigue siendo la de TROCME y DELAFOSSE

(1952). Sobre Burdeos, la mejor obra es la de BERNARD (1968), el cualafirma que la presencia española fue en dicho puerto muy escasa.Hecho inexplicable, ya que, si comprobamos el apéndice (el tercervolumen) donde publica la relación de barcos, mercaderes y mercan-cías que desde 1400 hasta 1550 salieron por allá, la mayor parte delos comerciantes eran castellanos. Eso sí, con sus apellidos afrance-sados. Acerca del puerto de Marsella, sólo disponemos de meras in-dicaciones en la obra ya antigua de BARATIER, REYNAUD, COLLIER yBILLIOUD (1951). Sobre el comercio castellano en Montpellier, Narbo-na, Niza o Aigues-Mortes se desconoce todo.

En los centros económicos del interior de Francia la presenciaburgalesa fue menor y está, también, mal conocida. Dos son las pla-zas donde su acción fue mayor: Toulouse y Lyon. La primera fue lamás importante. Tal como espléndidamente ha estudiado G. CASTER

(1962), fueron los mercaderes burgaleses los grandes impulsores delcultivo y la comercialización del pastel. Su presencia en aquella ciu-dad fue constante, siendo su figura más destacada la de Juan deBernuy. Su fortuna y su magnífico palacio son aún leyenda en Tou-louse. A dicha familia, también, dedicó estudios S. BARKHAM-HUXLEY

(1992) y CASADO ALONSO (1991). Ambos coinciden en señalar que dichadinastía de mercaderes fue una de las más ricas de Europa.

Acerca de la existencia de burgaleses en el centro financiero deLyon, lo único que disponemos es del libro de R. GASCÓN (1971), queindica su escasa presencia, y el trabajo de CASADO ALONSO (1990), quemuestra cómo los mercaderes de Burgos utilizaron el concurso debanqueros luqueses para negociar letras de cambio en dichas ferias.

Si el comercio de Burgos a través de los puertos de la fachadaatläntica europea es bastante conocido, no podemos decir lo mismodel que se desarrolló en el Mediterráneo. Aquí tradicionalmente seha dicho que los castellanos no penetraron en dicho mar hasta me-diados del siglo xv, cuando se produjo el hundimiento del comercio

[ 7 ] EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES... 75

catalán. Opiniones, sin embargo, que comienzan a ser desterradas, puesrecientes investigaciones han demostrado cómo ya desde el siglo xm37 , sobre todo, desde el siguiente la presencia de barcos y mercaderescastellanos en dicho mar fueron constantes. Las fechas de creaciónde consulados de la nación de Castilla (en torno a finales del s. my),serian una buena muestra del arraigo de dichos intercambios.

Los burgaleses, cómo no, estuvieron en la avanzadilla de dichocomercio. Esto nos explicaría que, como ha estudiado CASADO ALON-SO (1989), de en torno a las doscientas pólizas de seguros marítimoscontratados por el mercader Juan de Castro entre 1465 hasta 1511,el 40% tengan como origen o destino Italia.

Sin embargo, apenas sabemos de las características de dichos in-tercambios o de las colonias que en dicha península se asentaron.Al parecer, su presencia más fuerte fue en Florencia donde vendíanla lana castellana y donde fundaron la capilla de los españoles enSanta María Novella. Lo único publicado son los estudios de F. RUIZMARTÍN (1965). Pero, tanto lo referente a dicha ciudad como a Pisa,Génova o Milán, son temas para investigar. La investigación en losarchivos italianos es la que permitirá cubrir dicha laguna.

Caso distinto es el referente a los burgaleses que acudieron a Ita-lia a estudiar o a servir en la corte papal. Aquí contamos con el ar-tículo de MATHERS (1987), que ha estudiado la presencia de naturalesde Burgos en la Universidad de Bolonia. En él se comprueba cómoalgunos de los hijos de la oligarquía burgalesa fueron a estudiar De-recho a dicha prestigiosa institución. Parte de ellos retornaron aCastilla, pero otros permanecieron en Italia.

* * *

Estas publicaciones nos presentan un panorama del comercio in-ternacional burgalés bastante activo y brillante. Aparte de señalarnosel papel económico de dicha actividad, también nos muestran el grandesarrollo que durante los siglos xv y xvi alcanzaron las colonias denaturales de la ciudad del Arlanzón, que se asentaron a lo largo delas principales plazas mercantiles europeas.

Todos los contactos comerciales estaban basados en una tupidared de relaciones personales que a lo largo de los arios, con sus dife-rentes altibajos, establecieron los mercaderes. Detrás de los barcos,los cargamentos, los negocios financieros había una serie de perso-nas que de forma ocasional o estable se establecieron por toda Euro-pa. En unos casos actuaban de forma individual, pero más a menudoformaban auténticas colonias de mercaderes donde los lazos de soli-daridad mutua eran muy importantes. Es, en suma, la fuerza delgrupo.

Si este sistema fue, ante todo, empleado por los italianos o los han-seáticos, también, lo fue por los burgaleses. A lo largo de los siglos xvy xvi asentaron sus colonias en las más destacadas plazas de Europaoccidental. Brujas fue la más numerosa; después lo fue Amberes; y

76 HILARIO CASADO ALONSO [8]

junto a ellas las de Nantes, Ruán, Londres, Burdeos, La Rochela, Tou-louse y Florencia. En algunos casos la presencia de algunos persona-jes fue pasajera, pero otros se establecieron de forma permanenteintegrándose en las localidades. Los matrimonios con naturales, aser posible bien situados; el envío de los hijos jóvenes a formarsecomo agentes en factorías extranjeras; la formación de patronatossobre iglesias y monasterios; la ocupación de cargos eclesiásticos ymunicipales; las compras de tierras, señoríos y oficios; el arrenda-miento del cobro de impuestos; la consecución de títulos de noble-za... son los mecanismos que en todas las ciudades europeas pusieronen práctica los mercaderes burgaleses.

Pero esta integración y asimilación no quiere decir que rompieransus vínculos con Burgos. Al contrario, conservaban los lazos de fa-milia y el sentimiento de pertenencia a una misma comunidad. Man-tienen, en muchos casos, sus costumbres, la lengua castellana, secasan frecuentemente entre ellos, perpetúan las devociones y nombresfamiliares, etc. De esta manera, cuando cualquier natural de Burgosse desplaza por el extranjero siempre encuentra a alguien conocidoo allegado que le aloja, le aconseja y le apoya en todo cuanto necesita.

Este asentamiento de familias y personas en un principio fue irre-gular y arbitrario, pero con el tiempo tuvo una coherencia. Aunquehaya casos de individuos aislados, las grandes compañías-familias secentraron en aquellas plazas donde tenían bases más sólidas u obte-nían mayores beneficios. Hubo, en cierta medida, una especializacióngeográfica. De manera que, cuando algún mercader burgalés queríarealizar negocios en tal o cual parte, lo único que tenía que hacerera asociarse con aquella familia que allí estaba presente.

Por ello no es extraño que en las principales plazas económicasnos encontremos con auténticas dinastías de burgaleses, cuyo origenhay que remontar al s. xv o al siguiente y que se prolongan hasta lossiglos xvil y xviii. Son los casos de los Pardo en Londres; los Sala-manca, Cuéllar, Pardo, Matanza, De la Torre y Villegas en Brujas;los Del Río, Bernuy, Haro, Santa Cruz y Polanco en Amberes; losQuintanaduefias, Saldaña, Maluenda, Medina y Sevilla en Ruán; losMiranda, Aranda, Salinas, Espinosa, Compludo, Ruiz y Astudillo enNantes; Bernuy y San Esteban en Toulouse; y los Montorio, Astudi-llo, La Moneda, Bejar y Suárez en Florencia.

Todas estas colonias representaban a Burgos fuera de Burgos.Eso daba a la ciudad esa carácter abierto, donde las ideas del restode Europa llegaban antes que al resto de España. Pero, al mismotiempo, los usos y mentalidades de acá se propagaban fuera de nues-tras fronteras. El particular sentimiento ante la muerte, con las gran-des capillas funerarias de familias de mercaderes que vemos en Bur-gos, le encontramos en la iglesia de los Agustinos de Brujas, la delos Franciscanos de Nantes o la de Sta. María Novella de Florencia.Igual podemos decir de la difusión del libro o del pensamiento hu-manista a ambos lados de los Pirineos. Incluso, su influencia se ex-tendió al ámbito religioso, donde estas colonias de burgaleses fueron

[9] EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES... 77

las grandes impulsoras de la propagación en Francia y Flandes delos jesuitas y carmelitas.

Pero la existencia de estos Burgos fuera de Burgos no es frutode la casualidad o de una evolución sin lógica alguna. Al contrario,nos muestra cómo los mercaderes burgaleses habían alcanzado talnivel de desarrollo económico que buscaban maximizar su eficienciacomercial. En un mundo, como el de los siglos xv y xvi, en el queel comercio internacional estaba caracterizado por la incertidumbrerespecto a la duración de los viajes de los barcos, las condiciones enlas que llegan las mercancías, el precio al cual pueden ser vendidasy su coste; la lentitud en los procesos de transferencia del dinero yel capital en el vasto espacio comercial; y la necesidad de reunir lassumas que necesitaban los negocios mercantiles era necesario que lacomunidad de comerciantes de un mismo país y, sobre todo, de unamisma ciudad tuviera unas formas de organización que estuvieranpor encima de los individuos o de las sociedades mercantiles particu-lares. Estas colonias de mercaderes burgaleses asentados por todaEuropa —conectadas a través de la Universidad de Mercaderes y elConsulado— cumplen a la perfección, como en el caso de las ciuda-des italianas, dichos cometidos. La presencia de numerosas de ellasen los siglos xv y xvi es lo que hizo que los mercaderes de Burgospudieran de manera satisfactoria hacer frente a la incertidumbre ycomplejidad del comercio de aquellos siglos, reduciendo sus costes.

Su temprana aparición en las principales plazas mercantiles yfinancieras de Europa les sirvió para adoptar rápidamente las inno-vaciones técnicas que habían surgido en el Mediterráneo: la contabi-lidad por partida doble, la letra de cambio, las formas de asociacio-nes, el seguro marítimo, etc. Incluso, de algunas de ellas fueron susdifusores en Bretaña y Normandía. Conocimiento, que sin duda lessupuso grandes ventajas comparativas —en términos de costes detransacción— respecto a sus competidores.

Pero, también, el asentamiento de numerosas colonias en las másimportantes regiones les permitió tratar con mercaderes asentadosen ellas y comerciar con variadas mercancías, ahorrándose costes deoportunidad y el gasto y el riesgo de tener que hacer continuos viajes.

A todo lo anterior hay que añadir que dichas colonias eran, sinduda, el mejor cauce para los flujos de información que necesita elcomercio en todas las épocas. Los miembros o los factores y agentesde las sociedades mercantiles de todas las plazas mandaban periódi-camente a sus sedes en Burgos cartas en las que informaban de todolo que acontecía en sus territorios, aportando preciosas noticias parala buena marcha de los negocios de todas las compañías. Incluso, elpropio Consulado destinaba una partida fundamental de sus gastosa los derivados del correo.

En suma, estos mercaderes burgaleses asentados en Europa y quehan sido parcialmente estudiados en los trabajos que he comentado,eran tan importantes para el comercio internacional de Burgos como

78 I-IILARIO CASADO ALONSO [10]

lo podían ser los que vivían a las orillas del Arlanzón. La densa redque había tendido la urbe por el extranjero desde el siglo xiii, peroespecialmente el siglo xv. es la que nos explica el enriquecimiento delas sociedades y compañías mercantiles localizadas aquí y de la ciu-dad misma. No en vano, estas condiciones son lo que la moderna teo-ría económica denomina como el aprovechamiento de los beneficiosde las economías de escala y alcance, con los consiguientes ahorrosde costes. Pero, igualmente, a manera de hipótesis habría que buscaren la desarticulación de dicha red de colonias de mercaderes algunade las causas de la decadencia burgalesa a finales del siglo xvr.

De igual manera, la existencia de estos Burgos fuera de Burgos,nos muestra que el estudio del comercio internacional no está aúnacabado y que quedan muchos aspectos por investigar. Como señaléanteriormente, sólo la consulta de los archivos extranjeros puedeaportar nuevas luces y cambiar las opiniones ya establecidas. Suges-tivo planteamiento, ahora que nos encontramos en vísperas de la con-memoración del V Centenario de la creación del Consulado Burgosen 1494.

BIBLIOGRAFIA

ABRAHAM-THISSE, S., "Les relations hispano-hanseátes au Bas Moyen Age".En la España Medieval, n:' 14 (1991), pp. 131-163.

AZAOLA, J. J. de, "Elementos de análisis cuantitativos de los registros pri-vados: ejemplo de los registros Ruiz de Nantes", en Actas de lasI Jornadas de metodología aplicada de las Ciencias Históricas, San-tiago de Compostela, 1975, pp. 781-793.

BARATTER, E. y F. REYNAUD, Histoire du commerce de Marseille. De 1291à 1480, Paris, 1951.

BARKHAM-HUXLEY, S., "Burgos Insurance for Basque Ships: Maritime Po-licies from Spain", Archivaría, 11 (1980-1981), pp. 87-99."Conflictos europeos, embargos reales y el papel del Consulado deBurgos". Los Vascos en el marco atlántico norte: Ss. xv y xvi, SanSebastián, ed. Etor, 1987."Diego de Bernuy, Ejemplo de un mercader no lanero", Historia deBurgos, Vol. 111-2, Burgos, 1992, pp. 193-229.

BASAS FERNÁNDEZ, M., El consulado de Burgos en el siglo xvi, Madrid,CSIC, 1963.

— El seguro marítimo en Burgos (siglo XVI), Bilbao, 1963.BERNARD, J., Navires et gens de mer à Bordeux (vers 1400-vers 1550), Paris,

1968.BREGEON, J. J. y Y. DE LA VILLETANET, Recherches sur les lberiques ä Nantes.

Le judaisnze à Nantes du xie ä la fin du xvme siècle, DES, Univer-sidad de Nantes, 1970.

BRUNELLE, G. K., "Inmigration, Assimilation and Sucess: Three Familiesof Spanish Origin in Sixteenth Century Rouen", The Sisteentlz Cen-tury Journal, XX-1989, n." 2, pp. 203-219.

[11] EL COMERCIO INTERNACIONAL BURGALES... 79

CASADO ALONSO, H., "Comercio internacional y seguros marítimos en Bur-gos en la época de los Reyes Católicos", Congreso Internacional"Bartolomeu Dias e a sua epoca", Oporto, Universidad, 1989, Vol. III,pp. 585-608."Relaciones comerciales y financieras entre mercaderes de Burgos yde Lucca durante la primera mitad del siglo xvi en Lyon", T. Fan-fani y R. Mazzei (eds.), Lucca e l'Europa degli af fari, Lucca, 1990,pp. 109-120."Finance et commerce international au milieu du xvie siècle: lacompagnie des Bernuy-, Annales du Midi, 195-1991, pp. 323-343.

CASTER, G., Le commerce du pastel et de l'épicerie ä Toulouse de 1450 envi-ron à 1561, Toulouse, 1962.

CAUNEDO DEL POTRO, B., Mercaderes castellanos en el Golfo de Vizcaya(1475-1492), Madrid, Universidad Autónoma, 1983.

— La actividad de los mercaderes ingleses en Castilla (1475-1492), Ma-drid, Universidad Autónoma, 1984.

— "Mercaderes burgaleses en el tránsito a la modernidad. Notas sobreel estado de la cuestión", Hispania 175 (1990), pp. 801-826.

COLLIER, R. y J. Bumoun, Histoire du commerce de Marseille. De 1480 ci1599, Paris, 1951.

Crtoix, A., Nantes et le pays nantais au xvie siecle, Paris, SEVPEN, 1974.CHILDS, W. R.,Anglo-Castilian Trade in tue Laten Middle Ages, Manchester,

1978.— "England's Iron Trade in the Fifteenth Century", The Economic His-

tory Review, 2nd. ser. Vol. XXXIV (1981), pp. 25-47.DE1VIEULENAERE-DOUYERE, C., "Le commerce espagnol à Rouen au xvre siècle,

Etudes Normandes, 2-1981, pp. 43-45.— "Les espagnols et la societé rouennaise au xvx siede", Etudes Nor-

mandes, 3-1981, pp. 65-83.DOEHAERD, R., Documents sur le comnzerce international ä Anvers, 1488-

1514, Paris, SEVPEN, 1963, 3 vols.ESTHER, J. P. et alii, Het Sin-Franciscus Xaveriusziekenhuis, Brujas, 1985.FINOT, J., Etude historique sur les relations commerciales entre la Flandre

et l'Espagne au Moyen Age, Paris, 1899.GARCIA DE QUEVEDO, E., Ordenanzas del Consulado de Burgos de 1538, pre-

cedidas de un bosquejo histórico, Burgos, 1905.GASCON, R., Grand commerce et vie urbaine au xvie siècle. Lyon et ses

marchands, Paris, SEVPEN, 1971, 2 vols.GILLIODTS-VAN SEVEREN, L., Cartulaire de l'ancien Consulat d'Espagne ä

Bruges, Brujas, 1901, 2 vols.GORIS, J. A., Etude sur les colanies marchandes méridionales ä Anvers de

1488 à 1507. Contribution a l'histoire des debuts du capitalisme mo-derne. Lovaina, 1925.

KELLENBENZ, H., Die Fugger in Spanien und Portugal bis 1560. Ein Gros-sunternehmen des 16. Jahrhunderts, Munich, 1990, 3 vols.

LAPEYRE, H., Une famille de marchands: les Ruiz. Paris, A. Colin, 1955.LE MENE, M., La ville de Nantes au xvre siede. Diplome d'Etudes Superieu-

res, Universidad de Rennes, 1959.MARECHAL, J., "La colonie espagnole de Bruges, du xive au xvi siede".

Revue du Nord. 35-1953, n.'' 137, pp. 5-40.MATHERS, C. J., "Family Partnerships and International Trade in Early Mo-

dern Europe: Merchants from Burgos in England and France, 1470-1570", Business History Review, 62-1988, pp. 367-397.

80 HILARIO CASADO ALONSO [12 ]

— "Students from Burgos at the Spanish College at Bologna (1500-1560)", The Sixteenth Century Journal, Vol. XVIII, n." 4, 1987, pp.547-556.

MATHOREZ, J., "Notes sur les rapports de Nantes avec l'Espagne", BulletinHispanique, 1912, pp. 119-126, 383-407.

MOLLAT, M., "Le róle international des marchands espagnols dans les portsoccidentaux à l'époque des Rois Catholiques", V Congreso de Histo-ria de la Corona de Aragón, Zaragoza, 1955-56.

— Le commerce maritime normand ä la fin du Moyen Age, Paris, 1952.Plinzus, C. R., "me Spanish Wool Trade, 1500-1780", The Journal of Eco-

nonzic History, 42 (1982), n. • 4, pp. 775-795.PHILLIPS, W. D., "Local integration and long-distance ties: The castilian

comunity in sixteenth-century Bruges", The Sixteenth Century Jour-nal, XVII-1986, n." 1, pp. 33-49."Spain's Northern Shipping Industry in the Sixteenth Century", TheJournal of European Econonzic History, 17-1988, 2, pp. 267-301.y C. R., -Spanish Wool and Dutch Rebels: The Middelburg Incidentof 1574", The American Historical Review, Vol. 82, n." 2 (1977) pp.312-330.

PRIOTTI, J. P., Le commerce de Bilbao ä la fin du xvie siècle, Universidadde Toulouse-le-Mirail, 1990.

— "Nantes et le commerce atlantique: les relations avec Bilbao auxvie siècle". Annales de Bretagne (en prensa).

Ruiz, T. F., "Mercaderes castellanos en Inglaterra, 1249-1350", Anuario deEstudios Marítimos Juan de La Cosa, Vol. I, 1977, pp. 11-38.

— "Burgos y el comercio castellano en la Baja Edad Media: economíay mentalidad", 1 Congreso de Historia de Burgos: Actas, Valladolid,Junta de Castilla y León, 1985, pp. 37-55.

Ruiz M A RTÍN, F., Lettres marcizandes échangées entre Florence et Medinadel Campo, Paris, 1965. Edición española en Barcelona, Crítica, 1990.

SCHWALLER, J. F. y C. J. MATHERS, "A Trans-Atlantic Hispanic Family: TheMota Clan of Burgos and Mexico City", The Sixteenth Century Jour-nal, XXI, n." 3, 1990, pp. 411-435.

TANGUY, J., Le commerce du fort de Nantes au milieu du xvie siècle, Pa-ris, SEVPEN, 1956.

TOUCHARD, H., Le commerce maritime breton ä la fin du Moyen Age, Pa-ris, 1967.

TROCME, E. y M. DELAFOSSE, Le comnzerce rochelais de la fin du xvie sié-cle au début du xviie, Paris, SEVPEN, 1952.

VÁZQUEZ DE PRADA, V., Let tres marclzandes d'Anvers, Paris, 1960, 4 vols.VERLINDEN, Ch., "Les propiètes foncières des marchands ibériques d'Anvers

au xve siècle", La Ciudad Hispánica durante los siglos xlix al xvi,Madrid, Universidad Complutense, 1985, T. I, pp. 125-130.