Dominum Et Vivificantem Juan Pablo II

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    salvacin realizada en el Hijo, enviado por el Padre al mundo, para que el mundo se salve por l (8) y toda lengua proclame: Jesucristo es Seor, para gloria de Dios Padre .(9) De esta mismaexhortacin arranca ahora la presente Encclica sobre el Espritu Santo, que procede del Padre y delHijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoracin y gloria: l es una Persona divina queest en el centro de la fe cristiana y es la fuente y fuerza dinmica de la renovacin de la Iglesia.(10)Esta Encclica arranca de la herencia profunda del Concilio. En efecto, los textos conciliares, graciasa su enseanza sobre la Iglesia en s misma y sobre la Iglesia en el mundo, nos animan a penetrar cada vez ms en el misterio trinitario de Dios, siguiendo el itinerario evanglico, patrstico v litrgico:al Padre, por Cristo, en el Espritu Santo.

    De este modo la Iglesia responde tambin a ciertos deseos profundos, que trata de vislumbrar en elcorazn de los hombres de hoy: un nuevo descubrimiento de Dios en su realidad trascendente deEspritu infinito, como lo presenta Jess a la Samaritana; la necesidad de adorarlo en espritu yverdad ; (11) la esperanza de encontrar en l el secreto del amor y la fuerza de una creacinnueva : (12) s, precisamente aqul que es dador de vida.

    La Iglesia se siente llamada a esta misin de anunciar el Espritu mientras, junto con la familiahumana, se acerca al final del segundo milenio despus de Cristo. En la perspectiva de un cielo yuna tierra que pasarn , la Iglesia sabe bien que adquieren especial elocuencia las palabras queno pasarn .(13) Son las palabras de Cristo sobre el Espritu Santo, fuente inagotable del aguaque brota para vida eterna ,(14) que es verdad y gracia salvadora. Sobre estas palabras quierereflexionar y hacia ellas quiere llamar la atencin de los creyentes y de todos los hombres, mientrasse prepara a celebrar como se dir ms adelante el gran Jubileo que sealar el paso delsegundo al tercer milenio cristiano.

    Naturalmente, las consideraciones que siguen no pretenden examinar de modo exhaustivo lariqusima doctrina sobre el Espritu Santo, ni privilegiar alguna solucin sobre cuestiones todavaabiertas. Tienen como objetivo principal desarrollar en la Iglesia la conciencia de que en ella elEspritu Santo la impulsa a cooperar para que se cumpla el designio de Dios, quien constituy aCristo principio de salvacin para todo el mundo .(15)

    I PARTE

    EL ESPRITU DEL PADRE Y DEL HIJO, DADO A LA IGLESIA1. Promesa y revelacin de Jess durante la Cena pascual

    3. Cuando ya era inminente para Jess el momento de dejar este mundo, anunci a los apstoles otro Parclito .(16) El evangelista Juan, que estaba presente, escribe que Jess, durante la Cenapascual anterior al da de su pasin y muerte, se dirigi a ellos con estas palabras: Todo lo quepidis en mi nombre, yo lo har, para que el Padre sea glorificado en el Hijo... y yo pedir al Padre yos dar otro Parclito para que est con vosotros para siempre, el Espritu de la verdad .(17)Precisamente a este Espritu de la verdad Jess lo llama el Parclito, y Parkletos quiere decir consolador , y tambin intercesor o abogado . Y dice que es otro Parclito, el segundo,porque l mismo, Jess, es el primer Parclito, (18) al ser el primero que trae y da la Buena Nueva.El Espritu Santo viene despus de l y gracias a l, para continuar en el mundo, por medio de la

    Iglesia, la obra de la Buena Nueva de salvacin. De esta continuacin de su obra por parte delEspritu Santo Jess habla ms de una vez durante el mismo discurso de despedida, preparando alos apstoles, reunidos en el Cenculo, para su partida, es decir, su pasin y muerte en Cruz.

    Las palabras, a las que aqu nos referimos, se encuentran en el Evangelio de Juan. Cada una deellas aade algn contenido nuevo a aquel anuncio y a aquella promesa. Al mismo tiempo, estnsimultneamente relacionadas entre s no slo por la perspectiva de los mismos acontecimientos,sino tambin por la perspectiva del misterio del Padre, del Hijo y del Espritu Santo, que quizs enningn otro pasaje de la Sagrada Escritura encuentran una expresin tan relevante como sta.

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    4. Poco despus del citado anuncio, aade Jess: Pero el Parclito, el Espritu Santo, que el Padreenviar en mi nombre, os lo ensear todo y os recordar todo lo que yo he dicho .(19) El EsprituSanto ser el Consolador de los apstoles y de la Iglesia, siempre presente en medio de ellosaunque invisiblecomo maestro de la misma Buena Nueva que Cristo anunci. Las palabras ensear y recordar significan no slo que el Espritu, a su manera, seguir inspirando lapredicacin del Evangelio de salvacin, sino que tambin ayudar a comprender el justo significadodel contenido del mensaje de Cristo, asegurando su continuidad e identidad de comprensin enmedio de las condiciones y circunstancias mudables. El Espritu Santo, pues, har que en la Iglesiaperdure siempre la misma verdad que los apstoles oyeron de su Maestro.

    5. Los apstoles, al transmitir la Buena Nueva, se unirn particularmente al Espritu Santo. As siguehablando Jess: Cuando venga el Parclito, que yo os enviar de junto al Padre, el Espritu de laverdad, que procede del Padre, l dar testimonio de m. Pero tambin vosotros daris testimonio,porque estis conmigo desde el principio .(20)

    Los apstoles fueron testigos directos y oculares. Oyeron y vieron con sus propios ojos , miraron e incluso tocaron con sus propias manos a Cristo, como se expresa en otro pasaje elmismo evangelista Juan.(21) Este testimonio suyo humano, ocular e histrico sobre Cristo se uneal testimonio del Espritu Santo: El dar testimonio de m . En el testimonio del Espritu de laverdad encontrar el supremo apoyo el testimonio humano de los apstoles. Y luego encontrartambin en ellos el fundamento interior de su continuidad entre las generaciones de los discpulos yde los confesores de Cristo, que se sucedern en los siglos posteriores.

    Si la revelacin suprema y ms completa de Dios a la humanidad es Jesucristo mismo, el testimoniodel Espritu de la verdad inspira, garantiza y corrobora su fiel transmisin en la predicacin y en losescritos apostlicos, (22) mientras que el testimonio de los apstoles asegura su expresin humanaen la Iglesia y en la historia de la humanidad.

    6. Esto se deduce tambin de la profunda correlacin de contenido y de intencin con el anuncio y lapromesa mencionada, que se encuentra en las palabras sucesivas del texto de Juan: Mucho podradeciros an, pero ahora no podis con ello. Cuando venga el Espritu de la verdad, os guiar hasta laverdad completa; pues no hablar por su cuenta, sino que hablar lo que oiga, y os anunciar lo queha de venir .(23)

    Con estas palabras Jess presenta el Parclito. el Espritu de la verdad, como el que ensear y recordar , como el que dar testimonio de l; luego dice: Os guiar hasta la verdadcompleta . Este guiar hasta la verdad completa , con referencia a lo que dice a los apstoles pero ahora no podis con ello , est necesariamente relacionado con el anonadamiento de Cristopor medio de la pasin y muerte de Cruz, que entonces, cuando pronunciaba estas palabras, erainminente.

    Despus, sin embargo, resulta claro que aquel guiar hasta la verdad completa se refiere tambin,adems del escndalo de la cruz, a todo lo que Cristo hizo y ense .(24) En efecto, el misteriode Cristo en su globalidad exige la fe ya que sta introduce oportunamente al hombre en la realidaddel misterio revelado. El guiar hasta la verdad completa se realiza, pues en la fe y mediante la fe,lo cual es obra del Espritu de la verdad y fruto de su accin en el hombre. El Espritu Santo debe ser

    en esto la gua suprema del hombre y la luz del espritu humano. Esto sirve para los apstoles,testigos oculares, que deben llevar ya a todos los hombres el anuncio de lo que Cristo hizo yense y, especialmente, el anuncio de su Cruz y de su Resurreccin. En una perspectiva msamplia esto sirve tambin para todas las generaciones de discpulos y confesores del Maestro, yaque debern aceptar con fe y confesar con lealtad el misterio de Dios operante en la historia delhombre, el misterio revelado que explica el sentido definitivo de esa misma historia.7. Entre el Espritu Santo y Cristo subsiste, pues, en la economa de la salvacin una relacin ntimapor la cual el Espritu acta en la historia del hombre como otro Parclito , asegurando de modopermanente la trasmisin y la irradiacin de la Buena Nueva revelada por Jess de Nazaret. Por esto, resplandece la gloria de Cristo en el Espritu Santo-Parclito, que en el misterio y en la actividad

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    de la Iglesia contina incesantemente la presencia histrica del Redentor sobre la tierra y su obrasalvfica, como lo atestiguan las siguientes palabras de Juan: El me dar gloria, porque recibir delo mo y os lo comunicar a vosotros .(25) Con estas palabras se confirma una vez ms todo lo quehan dicho los enunciados anteriores. Ensear ..., recordar ..., dar testimonio . La suprema ycompleta autorrevelacin de Dios, que se ha realizado en Cristo, atestiguada por la predicacin delos Apstoles, sigue manifestndose en la Iglesia mediante la misin del Parclito invisible, el Espritude la verdad. Cun ntimamente esta misin est relacionada con la misin de Cristo y cunplenamente se fundamente en ella misma, consolidando y desarrollando en la historia sus frutossalvficos, est expresado con el verbo recibir : recibir de lo mo y os lo comunicar . Jesspara explicar la palabra recibir , poniendo en clara evidencia la unidad divina y trinitaria de lafuente, aade: Todo lo que tiene el Padre es mo. Por eso os he dicho: Recibir de lo mo y os locomunicar a vosotros .(26) Tomando de lo mo , por eso mismo recibir de lo que es delPadre .

    A la luz pues de aquel recibir se pueden explicar todava las otras palabras significativas sobreel Espritu Santo, pronunciadas por Jess en el Cenculo antes de la Pascua: Os conviene que yome vaya; porque si no me voy, no vendr a vosotros el Parclito; pero si me voy, os lo enviar; ycuando l venga, convencer al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en loreferente al juicio .(27) Convendr dedicar todava a estas palabras una reflexin aparte.

    2. Padre, Hijo y Espritu Santo

    8. Una caracterstica del texto jonico es que el Padre, el Hijo y el Espritu Santo son llamadosclaramente Personas; la primera es distinta de la segunda y de la tercera, y stas tambin lo sonentre s. Jess habla del Espritu Parclito usando varias veces el pronombre personal l ; y almismo tiempo, en todo el discurso de despedida, descubre los lazos que unen recprocamente alPadre, al Hijo y al Parclito. Por tanto, el Espritu ... procede del Padre (28) y el Padre dar elEspritu.(29) El Padre enviar el Espritu en nombre del Hijo, (30) el Espritu dar testimonio del Hijo.(31) El Hijo pide al Padre que enve el Espritu Parclito,(32) pero afirma y promete, adems,en relacin con su partida a travs de la Cruz: Si me voy, os lo enviar .(33) As pues, elPadre enva el Espritu Santo con el poder de su paternidad, igual que ha enviado al Hijo,(34) y almismo tiempo lo enva con la fuerza de la redencin realizada por Cristo; en este sentido el EsprituSanto es enviado tambin por el Hijo: os lo enviar .

    Conviene notar aqu que si todas las dems promesas hechas en el Cenculo anunciaban la venidadel Espritu Santo despus de la partida de Cristo, la contenida en el texto de Juan comprende ysubraya claramente tambin la relacin de interdependencia, que se podra llamar causal, entre lamanifestacin de ambos: Pero si me voy, os le enviar . El Espritu Santo vendr cuando Cristo sehaya ido por medio de la Cruz; vendr no slo despus, sino como causa de la redencin realizadapor Cristo, por voluntad y obra del Padre.

    9. As, en el discurso pascual de despedida se llega puede decirse al culmen de la revelacintrinitaria. Al mismo tiempo, nos encontramos ante unos acontecimientos definitivos y unas palabrassupremas, que al final se traducirn en el gran mandato misional dirigido a los apstoles y, por mediode ellos, a la Iglesia: Id, pues, y haced discpulos a todas las gentes , mandato que encierra, encierto modo, la frmula trinitaria del bautismo: bautizndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del

    Espritu Santo .(35) Esta frmula refleja el misterio ntimo de Dios y de su vida divina, que es elPadre, el Hijo y el Espritu Santo, divina unidad de la Trinidad. Se puede leer este discurso como unapreparacin especial a esta frmula trinitaria, en la que se expresa la fuerza vivificadora delSacramento que obra la participacin en la vida de Dios uno y trino, porque da al hombre la graciasantificante como don sobrenatural. Por medio de ella ste es llamado y hecho capaz departicipar en la inescrutable vida de Dios.10. Dios, en su vida ntima, es amor ,(36) amor esencial, comn a las tres Personas divinas. ELEspritu Santo es amor personal como Espritu del Padre y del Hijo. Por esto sondea hasta lasprofundidades de Dios ,(37) como Amor-don increado. Puede decirse que en el Espritu Santo lavida ntima de Dios uno y trino se hace enteramente don, intercambio del amor recproco entre las

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    Personas divinas, y que por el Espritu Santo Dios existe como don. El Espritu Santo es pues laexpresin personal de esta donacin, de este ser-amor.(38) Es Persona-amor. Es Persona-don.Tenemos aqu una riqueza insondable de la realidad y una profundizacin inefable del concepto depersona en Dios, que solamente conocemos por la Revelacin.

    Al mismo tiempo, el Espritu Santo, consustancial al Padre y al Hijo en la divinidad, es amor y don(increado) del que deriva como de una fuente (fons vivus ) toda ddiva a las criaturas (don creado): ladonacin de la existencia a todas las cosas mediante la creacin; la donacin de la gracia a loshombres mediante toda la economa de la salvacin. Como escribe el apstol Pablo: El amor deDios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo que nos ha sido dado .(39)

    3. La donacin salvfica de Dios por el Espritu Santo

    11. El discurso de despedida de Cristo durante la Cena pascual se refiere particularmente a este dar y darse del Espritu Santo. En el Evangelio de Juan se descubre la lgica ms profundadel misterio salvfico contenido en el designio eterno de Dios como expansin de la inefablecomunin del Padre, del Hijo y del Espritu Santo. Es la lgica divina, que del misterio de laTrinidad lleva al misterio de la Redencin del mundo por medio de Jesucristo. La Redencinrealizada por el Hijo en el mbito de la historia terrena del hombre realizada por su partida atravs de la Cruz y Resurreccin es al mismo tiempo, en toda su fuerza salvfica, transmitida al Espritu Santo: que recibir de lo mo .(40) Las palabras del texto jonico indican que, segn eldesignio divino, la partida de Cristo es condicin indispensable del envo y de la venida delEspritu Santo, indican que entonces comienza la nueva comunicacin salvfica por el Espritu Santo.

    12. Es un nuevo inicio en relacin con el primero, iniciooriginario de la donacin salvfica de Dios que se identifica con el misterio de la creacin. As leemos ya en las primeras pginas del libro del Gnesis: En el principio cre Dios los cielos y la tierra ... y el Espritu de Dios (ruah Elohim)aleteaba por encima de las aguas .(41) Este concepto bblico de creacin comporta no slo lallamada del ser mismo del cosmos a la existencia, es decir, el dar la existencia, sino tambin lapresencia del Espritu de Dios en la creacin, o sea, el inicio de la comunicacin salvfica de Dios alas cosas que crea. Lo cual es vlido ante todo para el hombre, que ha sido creado a imagen ysemejanza de Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra .(42) Hagamos , se puede considerar que el plural, que el Creador usa aqu hablando de s mismo,

    sugiera ya de alguna manera el misterio trinitario, la presencia de la Trinidad en la obra de lacreacin del hombre? El lector cristiano, que conoce ya la revelacin de este misterio, puede tambindescubrir su reflejo en estas palabras. En cualquier caso, el contexto nos permite ver en la creacindel hombre el primer inicio de la donacin salvfica de Dios a la medida de su imagen y semejanza, que ha concedido al hombre.

    13. Parece, pues, que las palabras pronunciadas por Jess en el discurso de despedida deben ser ledas tambin con referencia a aquel inicio tan lejano, pero fundamental, que conocemos por elGnesis. Si no me voy, no vendr a vosotros el Parclito; pero si me voy, os lo enviar . Cristo,describiendo su partida como condicin de la venida del Parclito, une el nuevo inicio de lacomunicacin salvfica de Dios por el Espritu Santo con el misterio de la Redencin. Este es unnuevo inicio, ante todo porque entre el primer inicio y toda la historia del hombre, empezando por la cada original,se ha interpuesto el pecado, que es contrario a la presencia del Espritu de Dios

    en la creacin y es, sobre todo, contrario a la comunicacin salvfica de Dios al hombre. Escribe SanPablo que, precisamente a causa del pecado, la creacin ... fue sometida a la vanidad... gimiendohasta el presente y sufre dolores de parto y desea vivamente la revelacin de los hijos de Dios .(43)

    14. Por eso Jesucristo dice en el Cenculo: Os conviene que yo me vaya ; Si me voy, os loenviar .(44) La partida de Cristo a travs de la Cruz tiene la fuerza de la Redencin; y estosignifica tambin una nueva presencia del Espritu de Dios en la creacin: el nuevo inicio de lacomunicacin de Dios al hombre por el Espritu Santo. La prueba de que sois hijos es que Dios haenviado a nuestros corazones el Espritu de su Hijo que clama: Abb Padre! , escribe el apstol

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    Pablo en la Carta a los Glatas.(45) El Espritu Santo es el Espritu del Padre, como atestiguan laspalabras del discurso de despedida en el Cenculo. Es, al mismo tiempo, el Espritu del Hijo: es elEspritu de Jesucristo, como atestiguarn los apstoles y especialmente Pablo de Tarso.(46) Con elenvo de este Espritu a nuestros corazones comienza a cumplirse lo que la creacin deseavivamente , como leemos en la Carta a los Romanos.

    El Espritu viene a costa de la partida de Cristo. Si esta partida caus la tristeza de losapstoles,(47) y sta deba llegar a su culmen en la pasin y muerte del Viernes Santo, a su vez esta tristeza se convertir en gozo .(48) En efecto, Cristo insertar en su partida redentora la gloriade la resurreccin y de la ascensin al Padre. Por tanto la tristeza, a travs de la cual aparece elgozo, es la parte que toca a los apstoles en el marco de la partida de su Maestro, una partida conveniente , porque gracias a ella vendra otro Parclito .(49) A costa de la Cruz redentora y por la fuerza de todo el misterio pascual de Jesucristo, el Espritu Santo viene para quedar se desde el da de Pentecosts con los Apstoles, para estar con la Iglesia y en la Iglesia y, por medio de ella, enel mundo. De este modo se realiza definitivamente aquel nuevo inicio de la comunicacin de Diosuno y trino en el Espritu Santo por obra de Jesucristo, Redentor del Hombre y del mundo.

    4. El Mesas ungido con el Espritu Santo

    15. Se realiza as completamente la misin del Mesas, que recibi la plenitud del Espritu Santo parael Pueblo elegido de Dios y para toda la humanidad. Mesas literalmente significa Cristo , esdecir ungido ; y en la historia de la salvacin significa ungido con el Espritu Santo . Esta era latradicin proftica del Antiguo Testamento. Siguindola, Simn Pedro dir en casa de Cornelio: Vosotros sabis lo sucedido en toda Judea ... despus que Juan predic el bautismo; como Dios aJess de Nazaret le ungi con el Espritu Santo y con poder .(50)Desde estas palabras de Pedro y otras muchas parecidas (51) conviene remontarse ante todo a laprofeca de Isaas, llamada a veces el quinto evangelio o bien el evangelio del AntiguoTestamento . Aludiendo a la venida de un personaje misterioso, que la revelacin neotestamentariaidentificar con Jess, Isaas relaciona la persona y su misin con una accin especial del Espritu deDios, Espritu del Seor. Dice as el Profeta:

    Saldr un vstago del tronco de Jesy un retoo de sus races brotar.Reposar sobre l el espritu del Seor:espritu de sabidura e inteligencia,espritu de consejo y fortaleza,espritu de ciencia y de temor del Seor.

    Y le inspirar en el temor del Seor .(52)

    Este texto es importante para toda la pneumatologa del Antiguo Testamento, porque constituyecomo un puente entre el antiguo concepto bblico de espritu , entendido ante todo como alientocarismtico , y el Espritu como persona y como don, don para la persona. El Mesas de laestirpe de David ( del tronco de Jes ) es precisamente aquella persona sobre la que se posar el Espritu del Seor. Es obvio que en este caso todava no se puede hablar de la revelacin delParclito; sin embargo, con aquella alusin velada a la figura del futuro Mesas se abre, por decirlo

    de algn modo, la va sobre la que se prepara la plena revelacin del Espritu Santo en la unidad delmisterio trinitario, que se manifestar finalmente en la Nueva Alianza.

    16. El Mesas es precisamente esta va. En la Antigua Alianza la uncin era un smbolo externo deldon del Espritu. El Mesas (mucho ms que cualquier otro personaje ungido en la Antigua Alianza)es el nico gran Ungido por Dios mismo. Es el Ungido en el sentido de que posee la plenitud delEspritu de Dios. El mismo ser tambin el mediador al conceder este Espritu a todo el Pueblo. Enefecto, dice el Profeta con estas palabras:

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    El Espritu del Seor est sobre m,por cuanto que me ha ungido el Seor.

    A anunciar la buena nueva a los pobres me ha a enviado,a vendar los corazones rotos;a pregonar a los cautivos la liberacin,y a los reclusos la libertad;a pregonar ao de gracia del Seor .(53)

    El Ungido es tambin enviado con el Espritu del Seor .

    Ahora el Seor Dios me enva con su espritu .(54)

    Segn el libro de Isaas, el Ungido y el Enviado junto con el Espritu del Seor es tambin elSiervoelegido del Seor, sobre el que se posa el Espritu de Dios:

    He aqu a mi siervo a quien sostengo,mi elegido en quien se complace mi alma.He puesto mi espritu sobre l .(55)

    Se sabe que el Siervo del Seor es presentado en el Libro de Isaas como el verdadero varn dedolores: el Mesas doliente por los pecados del mundo.(56) Y a la vez es precisamente aqul cuyamisin traer verdaderos frutos de salvacin para toda la humanidad:

    Dictar ley a las naciones ... ; (57) y ser alianza del pueblo y luz de las gentes ... ; (58) paraque mi salvacin alcance hasta los confines de la tierra .(59)

    Ya que: Mi espritu que ha venido sobre tiy mis palabras que he puesto en tus labiosno caern de tu boca ni de la boca de tu descendenciani de la boca de la descendencia de tu descendencia,dice el Seor, desde ahora y para siempre .(60)

    Los textos profticos expuestos aqu deben ser ledos por nosotros a la luz del Evangelio, como a suvez el Nuevo Testamento recibe una particular clarificacin por la admirable luz contenida en estostextos veterotestamentarios. El profeta presenta al Mesas como aqul que viene por el EsprituSanto, como aqul que posee la plenitud de este Espritu en s y, al mismo tiempo, para los dems,para Israel, para todas las naciones y para toda la humanidad. La plenitud del Espritu de Dios estacompaada de mltiples dones, los de la salvacin, destinados de modo particular a los pobres y alos que sufren, a todos los que abren su corazn a estos dones, a veces mediante las dolorosasexperiencias de su propia existencia, pero ante todo con aquella disponibilidad interior que viene dela fe. Esto intua el anciano Simen, hombre justo y piadoso ya que estaba en l el EsprituSanto , en el momento de la presentacin de Jess en el Templo, cuando descubra en l la salvacin preparada a la vista de todos los pueblos a costa del gran sufrimiento la Cruz quehaba de abrazar acompaado por su Madre.(61) Esto intua todava mejor la Virgen Mara, que haba concebido del Espritu Santo ,(62) cuando meditaba en su corazn los misterios del

    Mesas al que estaba asociada.(63)17. Conviene subrayar aqu claramente que el Espritu del Seor , que se posa sobre el futuroMesas, es ante todo un don de Dios para la persona de aquel Siervo del Seor. Pero ste no es unapersona aislada e independiente, porque acta por voluntad del Seor en virtud de su decisin uopcin. Aunque a la luz de los textos de Isaas la actuacin salvfica del Mesas, Siervo del Seor,encierra en s la accin del Espritu que se manifiesta a travs de l mismo, sin embargo en elcontexto veterotestamentario no est sugerida la distincin de los sujetos o de las personas divinas,tal como subsisten en el misterio trinitario y son reveladas luego en el Nuevo Testamento. Tanto enIsaas como en el resto del Antiguo Testamento la personalidad del Espritu Santo est totalmente

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    escondida : escondida en la revelacin del nico Dios, as como tambin en el anuncio del futuroMesas.

    18. Jesucristo se referir a este anuncio, contenido en las palabras de Isaas, al comienzo de suactividad mesinica. Esto acaecer en Nazaret mismo donde haba transcurrido treinta aos de suvida en la casa de Jos, el carpintero junto a Mara, su Madre Virgen. Cuando se present la ocasinde tomar la palabra en la Sinagoga, abriendo el libro de Isaas encontr el pasaje en que estabaescrito: EL Espritu del Seor est sobre m, por cuanto que me ha ungido el Seor y despus dehaber ledo este fragmento dijo a los presentes: Esta Escritura que acabis de or, se ha cumplidohoy .(64) De este modo confes y proclam ser el que fue ungido por el Padre, ser el Mesas, esdecir Cristo, en quien mora el Espritu Santo como don de Dios mismo, aqul que posee la plenitudde este Espritu, aqul que marca el nuevo inicio del don que Dios hace a la humanidad con elEspritu.

    5. Jess de Nazaret elevado por el Espritu Santo

    19. Aunque en Nazaret, su patria, Jess no es acogido como Mesas, sin embargo, al comienzo desu actividad pblica, su misin mesinica por el Espritu Santo es revelada al pueblo por Juan el Bautista. Este, hijo de Zacaras y de Isabel, anuncia en el Jordn la venida del Mesas y administra elbautismo de penitencia. Dice al respecto: Yo os bautizo con agua; pero viene el que es ms fuerteque yo, y yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizar en Espritu Santo y fuego .(65)

    Juan Bautista anuncia al Mesas-Cristo no slo como el que viene por el Espritu Santo, sinotambin como el que lleva el Espritu Santo, como Jess revelar mejor en el Cenculo. Juan esaqu el eco fiel de las palabras de Isaas, que en el antiguo Profeta miraban al futuro, mientras que ensu enseanza a orillas del Jordn constituyen la introduccin inmediata en la nueva realidadmesinica. Juan no es solamente un profeta sino tambin un mensajero, es el precursor de Cristo. Loque Juan anuncia se realiza a la vista de todos. Jess de Nazaret va al Jordn para recibir tambin elbautismo de penitencia. Al ver que llega, Juan proclama: He ah el Cordero de Dios, que quita elpecado del mundo .(66) Dice esto por inspiracin del Espritu Santo,(67) atestiguando el cumplimiento de la profeca de Isaas. Al mismo tiempo confiesa la fe en la misin redentora deJess de Nazaret. Cordero de Dios en boca de Juan Bautista es una expresin de la verdad

    sobre el Redentor, no menos significativa de la usada por Isaas: Siervo del Seor . As, por el testimonio de Juan en el Jordn, Jess de Nazaret, rechazado por sus conciudadanos, eselevado ante Israel como Mesas, es decir Ungido con el Espritu Santo. Y este testimonio escorroborado por otro testimonio de orden superior mencionado por los Sinpticos. En efecto, cuandotodo el pueblo fue bautizado y mientras Jess despus de recibir el bautismo estaba en oracin, seabri el cielo y baj sobre l el Espritu Santo en forma corporal, como una paloma (68) y al mismotiempo vino una voz del cielo: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco .(69)

    Es una teofana trinitaria que atestigua la exaltacin de Cristo con ocasin del bautismo en el Jordn,la cual no slo confirma el testimonio de Juan Bautista, sino que descubre una dimensin todavams profunda de la verdad sobre Jess de Nazaret como Mesas. El Mesas es el Hijo predilecto del Padre. Su exaltacin solemne no se reduce a la misin mesinica del Siervo del Seor . A la luz

    de la teofana del Jordn, esta exaltacin alcanza el misterio de la Persona misma del Mesas. El esexaltado porque es el Hijo de la divina complacencia. La voz de lo alto dice: mi Hijo .20. La teofana del Jordn ilumina slo fugazmente el misterio de Jess de Nazaret cuya actividadentera se desarrollar bajo la presencia viva del Espritu Santo.(70) Este misterio habra sidomanifestado por Jess mismo y confirmado gradualmente a travs de todo lo que hizo y ense .(71) En la lnea de esta enseanza y de los signos mesinicos que Jess hizo antes de llegar aldiscurso de despedida en el Cenculo, encontramos unos acontecimientos y palabras queconstituyen momentos particularmente importantes de esta progresiva revelacin. As el evangelistaLucas, que ya ha presentado a Jess lleno de Espritu Santo y conducido por el Espritu en eldesierto ,(72) nos hace saber que, despus del regreso de los setenta y dos discpulos de la misin

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    confiada por el Maestro,(73) mientras llenos de gozo narraban los frutos de su trabajo, en aquelmomento, se llen de gozo Jess en el Espritu Santo, y dijo: "Yo te bendigo, Padre, Seor del cielo yde la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado apequeos. S, Padre, pues tal ha sido tu beneplcito" .(74) Jess se alegra por la paternidad divina,se alegra porque le ha sido posible revelar esta paternidad; se alegra, finalmente, por la especialirradiacin de esta paternidad divina sobre los pequeos . Y el evangelista califica todo esto como gozo en el Espritu Santo .

    Este gozo , en cierto modo, impulsa a Jess a decir todava: Todo me ha sido entregado por miPadre, y nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; y quien es el Padre sino el Hijo, y aqul a quiense lo quiera revelar .(75)

    21. Lo que durante la teofana del Jordn vino en cierto modo desde fuera , desde lo alto aquproviene desde dentro , es decir, desde la profundidad de lo que es Jess. Es otra revelacin delPadre y del Hijo, unidos en el Espritu Santo. Jess habla solamente de la paternidad de Dios y de supropia filiacin; no habla directamente del Espritu que es amor y, por tanto, unin del Padre y delHijo. Sin embargo, lo que dice del Padre y de s como Hijo brota de la plenitud del Espritu que esten l y que se derrama en su corazn, penetra su mismo yo , inspira y vivifica profundamente suaccin. De ah aquel gozarse en el Espritu Santo . La unin de Cristo con el Espritu Santo, de laque tiene perfecta conciencia, se expresa en aquel gozo , que en cierto modo hace perceptible su fuente arcana. Se da as una particular manifestacin y exaltacin, que es propia del Hijo delHombre, de Cristo-Mesas, cuya humanidad pertenece a la persona del Hijo de Dios,substancialmente uno con el Espritu Santo en la divinidad.

    En la magnfica confesin de la paternidad de Dios, Jess de Nazaret manifiesta tambin a s mismosu yo divino; efectivamente, l es el Hijo de la misma naturaleza , y por tanto nadie conocequien es el Hijo sino el Padre; y quien es el Padre sino el Hijo , aquel Hijo que por nosotros loshombres y por nuestra salvacin se hizo hombre por obra del Espritu Santo y naci de una virgen,cuyo nombre era Mara

    6. Cristo resucitado dice: Recibid el Espritu Santo

    22. Gracias a su narracin Lucas nos acerca a la verdad contenida en el discurso del Cenculo.

    Jess de Nazaret, elevado por el Espritu Santo, durante este discurso-coloquio, se manifiestacomo el que trae el Espritu, como el que debe llevarlo y darlo a los apstoles y a la Iglesia acosta de su partida a travs de la cruz.

    El verbo traer aqu quiere decir, ante todo, revelar . En el Antiguo Testamento, desde el Librodel Gnesis, el espritu de Dios fue de alguna manera dado a conocer primero como soplo deDios que da vida, como soplo vital sobrenatural. En el libro de Isaas es presentado como un don para la persona del Mesas, como el que se posa sobre l, para guiar interiormente toda suactividad salvfica. Junto al Jordn, el anuncio de Isaas ha tomado una forma concreta: Jess deNazaret es el que viene por el Espritu Santo y lo trae como don propio de su misma persona, paracomunicarlo a travs de su humanidad: El os bautizar en Espritu Santo .(76) En el Evangelio deLucas se encuentra confirmada y enriquecida esta revelacin del Espritu Santo, como fuente ntimade la vida y accin mesinica de Jesucristo.

    A la luz de lo que Jess dice en el discurso del Cenculo, el Espritu Santo es revelado de unamanera nueva y ms plena. Es no slo el don a la persona (a la persona del Mesas), sino que esuna Persona-don. Jess anuncia su venida como la de otro Parclito , el cual, siendo el Espritude la verdad, guiar a los apstoles y a la Iglesia hacia la verdad completa .(77) Esto se realizaren virtud de la especial comunin entre el Espritu Santo y Cristo: Recibir de lo mo y os loanunciar a vosotros .(78) Esta comunin tiene su fuente primaria en el Padre: Todo lo que tieneel Padre es mo. Por eso os he dicho: que recibir de lo mo y os lo anunciar a vosotros .(79)Procediendo del Padre, el Espritu Santo es enviado por el Padre.(80) El Espritu Santo ha sidoenviado antes como don para el Hijo que se ha hecho hombre, para cumplir las profecas

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    mesinicas. Segn el texto jonico, despus de la partida de Cristo-Hijo, el Espritu Santo vendr directamente es su nueva misin a completar la obra del Hijo. As llevar a trmino lanueva era de la historia de la salvacin.

    23. Nos encontramos en el umbral de los acontecimientos pascuales. La revelacin nueva y definitivadel Espritu Santo como Persona, que es el don, se realiza precisamente en este momento Losacontecimientos pascuales pasin, muerte y resurreccin de Cristo son tambin el tiempo de lanueva venida del Espritu Santo, como Parclito y Espritu de la verdad. Son el tiempo del nuevoinicio de la comunicacin de Dios uno y trino a la humanidad en el Espritu Santo, por obra deCristo Redentor. Este nuevo inicio es la redencin del mundo: Tanto am Dios al mundo que dio asu Hijo nico .(81) Ya en el dar el Hijo,en este don del Hijo, se expresa la esencia ms profundade Dios, el cual, como Amor, es la fuente inagotable de esta ddiva. En el don hecho por el Hijo secompletan la revelacin y la ddiva del amor eterno: el Espritu Santo, que en la inescrutableprofundidad de la divinidad es una Persona-don, por obra del Hijo, es decir, mediante el misteriopascual es dado de un modo nuevo a los apstoles y a la Iglesia y, por medio de ellos, a lahumanidad y al mundo entero.

    24. La expresin definitiva de este misterio tiene lugar el da de la Resurreccin. Este da, Jess deNazaret, nacido del linaje de David , como escribe el apstol Pablo, es constituido Hijo de Dioscon poder, segn el Espritu de santidad, por su resurreccin de entre los muertos .(82) Puededecirse, por consiguiente, que la elevacin mesinica de Cristo por el Espritu Santo alcanza suculmen en la Resurreccin, en la cual se revela tambin como Hijo de Dios, lleno de poder . Yeste poder, cuyas fuentes brotan de la inescrutable comunin trinitaria, se manifiesta ante todo en elhecho de que Cristo resucitado, si por una parte realiza la promesa de Dios expresada ya por bocadel Profeta: Os dar un corazn nuevo, infundir en vosotros un espritu nuevo, ... mi espritu ,(83)por otra cumple su misma promesa hecha a los apstoles con las palabras: a Si me voy, os loenviar .(84) Es l: el Espritu de la verdad, el Parclito enviado por Cristo resucitado paratransformarnos en su misma imagen de resucitado.(85)

    Al atardecer de aquel primer da de la semana, estando cerradas, por miedo a los judos, laspuertas del lugar donde se encontraban los discpulos, se present Jess en medio de ellos y lesdijo: "La paz con vosotros". Dicho esto, les mostr las manos y el costado. Los discpulos sealegraron de ver al Seor. Jess repiti: "La paz con vosotros. Como el Padre me envi, tambin yo

    os envo". Dicho esto, sopl sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espritu Santo" .(86)Todos los detalles de este texto-clave del Evangelio de Juan tienen su elocuencia, especialmente silos releemos con referencia a las palabras pronunciadas en el mismo Cenculo al comienzo de losacontecimientos pascuales. Tales acontecimientos el triduo sacro de Jess, que el Padre haconsagrado con la uncin y enviado al mundo alcanzan ya su cumplimiento. Cristo, que habaentregado el espritu en la cruz (87) como Hijo del hombre y Cordero de Dios, una vez resucitado vadonde los apstoles para soplar sobre ellos con el poder del que habla la Carta a los Romanos.(88) La venida del Seor llena de gozo a los presentes: Su tristeza se convierte en gozo ,(89)como ya haba prometido antes de su pasin. Y sobre todo se verifica el principal anuncio deldiscurso de despedida: Cristo resucitado, como si preparara una nueva creacin, trae el EsprituSanto a los apstoles. Lo trae a costa de su partida ; les da este Espritu como a travs de lasheridas de su crucifixin: les mostr las manos y el costado . En virtud de esta crucifixin les dice:

    Recibid el Espritu Santo .Se establece as una relacin profunda entre el envo del Hijo y el del Espritu Santo. No se da elenvo del Espritu Santo (despus del pecado original) sin la Cruz y la Resurreccin: Si no me voy,no vendr a vosotros el Parclito .(90) Se establece tambin una relacin ntima entre la misin del Espritu Santo y la del Hijo en la Redencin. La misin del Hijo, en cierto modo, encuentra su cumplimiento en la Redencin: Recibir de lo mo y os lo anunciar a vosotros .(91) LaRedencin es realizada totalmente por el Hijo, el Ungido, que ha venido y actuado con el poder delEspritu Santo, ofrecindose finalmente en sacrificio supremo sobre el madero de la Cruz. Y estaRedencin, al mismo tiempo, es realizada constantemente en los corazones y en las concienciashumanas en la historia del mundo por el Espritu Santo, que es el otro Parclito.

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    7. El Espritu Santo y la era de la Iglesia

    25. Consumada la obra que el Padre encomend realizar al Hijo sobre la tierra (cf. Jn 17, 4) fueenviado el Espritu Santo el da de Pentecosts a fin de santificar indefinidamente a la Iglesia y paraque de este modo los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espritu (cf. Ef 2, 18). El es el Espritu de vida o la fuente de agua que salta hasta la vida eterna (cf. Jn 4, 14; 7, 38-39), por quien el Padre vivifica a los hombres, muertos por el pecado, hasta que resucite sus cuerposmortales en Cristo (cf. Rom 8, 10-11 ) .(92)

    De este modo el Concilio Vaticano II habla del nacimiento de la Iglesia el da de Pentecosts. Talacontecimiento constituye la manifestacin definitiva de lo que se haba realizado en el mismoCenculo el domingo de Pascua. Cristo resucitado vino y trajo a los apstoles el Espritu Santo.Se lo dio diciendo: Recibid el Espritu Santo . Lo que haba sucedido entonces en el interior del Cenculo, estando las puertas cerradas , ms tarde, el da de Pentecosts es manifestadotambin al exterior, ante los hombres. Se abren las puertas del Cenculo y los apstoles se dirigen alos habitantes y a los peregrinos venidos a Jerusaln con ocasin de la fiesta, para dar testimonio deCristo por el poder del Espritu Santo. De este modo se cumple el anuncio: El dar testimonio dem. Pero tambin vosotros daris testimonio, porque estis conmigo desde el principio .(93)Leemos en otro documento del Vaticano II: El Espritu Santo obraba ya, sin duda, en el mundoantes de que Cristo fuera glorificado. Sin embargo, el da de Pentecosts descendi sobre losdiscpulos para permanecer con ellos para siempre; la Iglesia se manifest pblicamente ante lamultitud; comenz la difusin del Evangelio por la predicacin entre los paganos .(94)

    La era de la Iglesia empez con la venida , es decir, con la bajada del Espritu Santo sobre losapstoles reunidos en el Cenculo de Jerusaln junto con Mara, la Madre del Seor.(95) Dicha eraempez en el momento en que las promesas y las profecas, que explcitamente se referan alParclito, el Espritu de la verdad, comenzaron a verificarse con toda su fuerza y evidencia sobre losapstoles, determinando as el nacimiento de la Iglesia. De esto hablan ampliamente y en muchospasajes los Hechos de los Apstoles de los cules resulta que, segn la conciencia de la primeracomunidad , cuyas convicciones expresa Lucas, el Espritu Santo asumi la gua invisible pero encierto modo perceptible de quienes, despus de la partida del Seor Jess, sentanprofundamente que haban quedado hurfanos. Estos, con la venida del Espritu Santo, se sintieron

    idneos para realizar la misin que se les haba confiado. Se sintieron llenos de fortaleza.Precisamente esto obr en ellos el Espritu Santo, y lo sigue obrando continuamente en la Iglesia,mediante sus sucesores. Pues la gracia del Espritu Santo, que los apstoles dieron a suscolaboradores con la imposicin de las manos, sigue siendo transmitida en la ordenacin episcopal.Luego los Obispos, con el sacramento del Orden hacen partcipes de este don espiritual a losministros sagrados y proveen a que, mediante el sacramento de la Confirmacin, sean corroboradospor l todos los renacidos por el agua y por el Espritu; as, en cierto modo, se perpeta en la Iglesiala gracia de Pentecosts.

    Como escribe el Concilio, el Espritu habita en la Iglesia y en el corazn de los fieles como en untemplo (cf. 1 Cor 3, 16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopcin como hijos (cf.Gl 4, 6;Rom 8, 15-16.26). Gua a la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16, 13), la unifica en comunin y misterio,la provee y gobierna con diversos dones jerrquicos y carismticos y la embellece con sus frutos (cf.

    Ef 4, 11-12; 1 Cor 12, 4; Gl 5, 22) con la fuerza del Evangelio rejuvenece la Iglesia , la renuevaincesantemente y la conduce a la unin consumada con su Esposo .(96)

    26. Los pasajes citados por la Constitucin conciliar Lumen gentium nos indica que, con la venida delEspritu Santo, empez la era de la Iglesia. Nos indican tambin que esta era, la era de la Iglesia,

    perdura . Perdura a travs de los siglos y las generaciones . En nuestro siglo en el que la humanidadse est acercando al final del segundo milenio despus de Cristo, esta era de la Iglesia, se hamanifestado de manera especial por medio del Concilio Vaticano II, como concilio de nuestro siglo.En efecto, se sabe que ste ha sido especialmente un concilio eclesiolgico , un concilio sobre el tema de la Iglesia. Al mismo tiempo, la enseanza de este concilio es esencialmente

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    pneumatolgica , impregnada por la verdad sobre el Espritu Santo, como alma de la Iglesia.Podemos decir que el Concilio Vaticano II en su rico magisterio contiene propiamente todo lo que elEspritu dice a las Iglesias (97) en la fase presente de la historia de la salvacin.Siguiendo la gua del Espritu de la verdad y dando testimonio junto con l, el Concilio ha dado unaespecial ratificacin de la presencia del Espritu Santo Parclito. En cierto modo, lo ha hechonuevamente presente en nuestra difcil poca. A la luz de esta conviccin se comprende mejor lagran importancia de todas las iniciativas que miran a la realizacin del Vaticano II, de su magisterio yde su orientacin pastoral y ecumnica. En este sentido deben ser tambin consideradas y valoradaslas sucesivas Asambleas del Snodo de los Obispos, que tratan de hacer que los frutos de la verdady del amor autnticos frutos del Espritu Santo sean un bien duradero del Pueblo de Dios en superegrinacin terrena en el curso de los siglos. Es indispensable este trabajo de la Iglesia orientado ala verificacin y consolidacin de los frutos salvficos del Espritu, otorgados en el Concilio. A esterespecto conviene saber discernirlos atentamente de todo lo que contrariamente puede provenir sobre todo del prncipe de este mundo .(98) Este discernimiento es tanto ms necesario en larealizacin de la obra del Concilio ya que se ha abierto ampliamente al mundo actual, como aparececlaramente en las importantes Constituciones conciliares Gaudium et spes y Lumen gentium.

    Leemos en la Constitucin pastoral: La comunidad cristiana (de los discpulos de Cristo) estintegrada por hombres que, reunidos en Cristo son guiados por el Espritu Santo en su peregrinar hacia el Reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvacin para comunicarla a todos. LaIglesia por ello se siente ntima y realmente solidaria del gnero humano y de su historia .(99) Bien sabe la Iglesia que slo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones ms profundas delcorazn humano, el cual nunca se sacia plenamente con solos los elementos terrenos .(100) ElEspritu de Dios ... con admirable providencia gua el curso de los tiempos y renueva la faz de latierra .(101)

    II PARTE

    EL ESPRITU QUE CONVENCE AL MUNDO EN LO REFERENTE AL PECADO

    1. Pecado, justicia y juicio27. Cuando Jess, durante el discurso del Cenculo, anuncia la venida del Espritu Santo a costa de su partida y promete: Si me voy, os lo enviar , precisamente en el mismo contexto aade: Y

    cuando l venga, convencer al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en loreferente al juicio .(102) El mismo Parclito y Espritu de la verdad, que ha sido prometido comoel que ensear y recordar , que dar testimonio , que guiar hasta la verdad completa, con las palabras citadas ahora es anunciado como el que convencer al mundo en lo referenteal pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio .Significativo parece tambin el contexto Jess relaciona este anuncio del Espritu Santo con laspalabras que indican su propia partida a travs de la Cruz, e incluso subraya su necesidad: Osconviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendr a vosotros el Parclito .(103)Pero lo ms interesante es la explicacin que Jess aade a estas palabras: pecado, justicia, juicio.Dice en efecto: El convencer al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y enlo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en m; en lo referente a la justicia,porque me voy al Padre, y ya no me veris; en lo referente al juicio, porque el Prncipe de estemundo est juzgado .(104)

    En el pensamiento de Jess el pecado, la justicia y el juicio tienen un sentido muy preciso, distintodel que quizs alguno sera propenso a atribuir a estas palabras, independientemente de laexplicacin de quien habla. Esta explicacin indica tambin cmo conviene entender aquel convencer al mundo , que es propio de la accin del Espritu Santo. Aqu es importante tanto elsignificado de cada palabra, como el hecho de que Jess las haya unido entre s en la misma frase.En este pasaje el pecado , significa la incredulidad que Jess encontr entre los suyos ,empezando por sus conciudadanos de Nazaret. Significa el rechazo de su misin que llevar a loshombres a condenarlo a muerte. Cuando seguidamente habla de la justicia , Jess parece quepiensa en la justicia definitiva, que el Padre le dar rodendolo con la gloria de la resurreccin y de laascensin al cielo: Voy al Padre . A su vez, en el contexto del pecado y de la justicia

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    entendidos as, el juicio significa que el Espritu de la verdad demostrar la culpa del mundo en la condena de Jess a la muerte en Cruz. Sin embargo, Cristo no vino al mundo slo para juzgarloy condenarlo: l vino para salvarlo.(105) El convencer en lo referente al pecado y a la justicia tienecomo finalidad la salvacin del mundo y la salvacin de los hombres. Precisamente esta verdadparece estar subrayada por la afirmacin de que el juicio se refiere solamente al Prncipe deeste mundo , es decir, Satans, el cual desde el principio explota la obra de la creacin contra lasalvacin, contra la alianza y la unin del hombre con Dios: l est ya juzgado desde el principio.Si el Espritu Parclito debe convencer al mundo precisamente en lo referente al juicio, es paracontinuar en l la obra salvfica de Cristo.28. Queremos concentrar ahora nuestra atencin principalmente sobre esta misin del EsprituSanto, que consiste en convencer al mundo en lo referente al pecado , pero respetando al mismotiempo el contexto de las palabras de Jess en el Cenculo. El Espritu Santo, que recibe del Hijo laobra de la Redencin del mundo, recibe con ello mismo la tarea del salvfico convencer en loreferente al pecado . Este convencer se refiere constantemente a la justicia , es decir, a lasalvacin definitiva en Dios, al cumplimiento de la economa que tiene como centro a Cristocrucificado y glorificado. Y estaeconoma salvfica de Dios sustrae, en cierto modo, al hombre del

    juicio, o sea de la condenacin , con la que ha sido castigado el pecado de Satans, Prncipe deeste mundo , quien por razn de su pecado se ha convertido en dominador de este mundotenebroso (106) y he aqu que, mediante esta referencia al juicio , se abren amplios horizontespara la comprensin del pecado as como de la justicia . El Espritu Santo, al mostrar en elmarco de la Cruz de Cristo el pecado en la economa de la salvacin (podra decirse el pecadosalvado ), hace comprender que su misin es la de convencer tambin en lo referente al pecadoque ya ha sido juzgado definitivamente ( el pecado condenado ).29. Todas las palabras, pronunciadas por el Redentor en el Cenculo la vspera de su pasin, seinscriben en la era de la Iglesia: ante todo, las dichas sobre el Espritu Santo como Parclito yEspritu de la verdad. Estas se inscriben en ella de un modo siempre nuevo a lo largo de cadageneracin y de cada poca. Esto ha sido confirmado, respecto a nuestro siglo, por el conjunto de lasenseanzas del Concilio Vaticano II, especialmente en la Constitucin pastoral Gaudium et spes .Muchos pasajes de este documento sealan con claridad que el Concilio, abrindose a la luz delEspritu de la verdad, se presenta como el autntico depositario de los anuncios y de las promesashechas por Cristo a los apstoles y a la Iglesia en el discurso de despedida; de modo particular, delanuncio, segn el cual el Espritu Santo debe convencer al mundo en lo referente al pecado, en loreferente a la justicia y en lo referente al juicio .

    Esto lo seala ya el texto en el que el Concilio explica cmo entiende el mundo : Tiene, pues,ante s la Iglesia (el Concilio mismo) al mundo, esto es la entera familia humana con el conjuntouniversal de las realidades entre las que sta vive; el mundo, teatro de la historia humana, con susafanes, fracasos y victorias; el mundo, que los cristianos creen fundado y conservado por el amor delCreador, esclavizado bajo la servidumbre del pecado, pero liberado por Cristo, crucificado yresucitado, roto el poder del demonio, para que el mundo se transforme segn el propsito divino yllegue a su consumacin .(107) Respecto a este texto tan sinttico es necesario leer en la mismaConstitucin otros pasajes, que tratan de mostrar con todo el realismo de la fe la situacin del pecadoen el mundo contemporneo y explicar tambin su esencia partiendo de diversos puntos de vista.(108)Cuando Jess, la vspera de Pascua, habla del Espritu Santo, que convencer al mundo en loreferente al pecado , por un lado se debe dar a esta afirmacin el alcance ms amplio posible,porque comprende el conjunto de los pecados en la historia de la humanidad. Por otro lado, sin

    embargo, cuando Jess explica que este pecado consiste en el hecho de que no creen en l ,este alcance parece reducirse a los que rechazaron la misin mesinica del Hijo del Hombre,condenndole a la muerte de Cruz. Pero es difcil no advertir que este aspecto ms reducido ehistricamente preciso del significado del pecado se extienda hasta asumir un alcance universal por la universalidad de la Redencin, que se ha realizado por medio de la Cruz. La revelacin delmisterio de la Redencin abre el camino a una comprensin en la que cada pecado, realizado encualquier lugar y momento, hace referencia a la Cruz de Cristo y por tanto, indirectamente tambin alpecado de quienes no han credo en l , condenando a Jesucristo a la muerte de Cruz.Desde este punto de vista es conveniente volver al acontecimiento de Pentecosts.2. El testimonio del da de Pentecosts

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    30. El da de Pentecosts encontraron su ms exacta y directa confirmacin los anuncios de Cristoen el discurso de despedida y, en particular, el anuncio del que estamos tratando: El Parclito...convencer al mundo en la referente al pecado . Aquel da, sobre los apstoles recogidos enoracin junto a Mara, Madre de Jess, baj el Espritu Santo prometido, como leemos en los Hechosde los Apstoles: Quedaron todos llenos del Espritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas,segn el Espritu les conceda expresarse ,(109) volviendo a conducir de este modo a la unidadlas razas dispersas, ofreciendo al Padre las primicias de todas las naciones .(110)Es evidente la relacin entre este acontecimiento y el anuncio de Cristo. En l descubrimos elprimero y fundamental cumplimiento de la promesa del Parclito. Este viene, enviado por el Padre, despus de la partida de Cristo, como precio de ella. Esta es primero una partida a travs de lamuerte de Cruz, y luego, cuarenta das despus de la resurreccin, con su ascensin al Cielo. Anen el momento de la Ascensin Jess mand a los apstoles que no se ausentasen de Jerusaln,sino que aguardasen la Promesa del Padre ; seris bautizados en el Espritu Santo dentro depocos das ; recibiris la fuerza del Espritu Santo, que vendr sobre vosotros, y seris mistestigos en Jerusaln, en toda Judea y Samara, y hasta los confines de la tierra .(111)Estas palabras ltimas encierran un eco o un recuerdo del anuncio hecho en el Cenculo. Y el da dePentecosts este anuncio se cumple fielmente. Actuando bajo el influjo del Espritu Santo, recibidopor los apstoles durante la oracin en el Cenculo ante una muchedumbre de diversas lenguascongregada para la fiesta, Pedro se presenta y habla. Proclama lo que ciertamente no habra tenidoel valor de decir anteriormente: Israelitas ... Jess de Nazaret, hombre acreditado por Dios entrevosotros con milagros, prodigios y seales que Dios hizo por su medio entre vosotros... a ste, quefue entregado segn el determinado designio y previo conocimiento de Dios, vosotros lo matasteisclavndole en la cruz por mano de los impos; a ste, pues, Dios lo resucit librndole de los doloresde la muerte, pues no era posible que quedase bajo su dominio .(112)Jess haba anunciado y prometido: El dar testimonio de m... pero tambin vosotros daristestimonio . En el primer discurso de Pedro en Jerusaln este testimonio encuentra su clarocomienzo: es el testimonio sobre Cristo crucificado y resucitado. El testimonio del Espritu Parclito yde los apstoles. Y en el contenido mismo de aquel primer testimonio, el Espritu de la verdad por boca de Pedro convence al mundo en lo referente al pecado : ante todo, respecto al pecado quesupone el rechazo de Cristo hasta la condena a muerte y hasta la Cruz en el Glgota.Proclamaciones de contenido similar se repetirn, segn el libro de los Hechos de los Apstoles, enotras ocasiones y en distintos lugares.(113)31. Desde este testimonio inicial de Pentecosts, la accin del Espritu de la verdad, que convenceal mundo en lo referente al pecado del rechazo de Cristo, est vinculada de manera inseparable al testimonio del misterio pascual: misterio del Crucificado y Resucitado. En esta vinculacin el mismo convencer en lo referente al pecado manifiesta la propia dimensin salvfica. En efecto, es un convencimiento que no tiene como finalidad la mera acusacin del mundo, ni mucho menos sucondena. Jesucristo no ha venido al mundo para juzgarlo y condenarlo, sino para salvarlo.(114) Estoest ya subrayado en este primer discurso cuando Pedro exclama: Sepa, pues, con certeza toda lacasa de Israel que Dios ha constituido Seor y Cristo a este Jess a quien vosotros habiscrucificado .(115) Y a continuacin, cuando los presentes preguntan a Pedro y a los demsapstoles: Qu hemos de hacer, hermanos? l les responde: Convertos y que cada uno devosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisin de vuestros pecados; yrecibiris el don del Espritu Santo .(116)De este modo el convencer en lo referente al pecado llega a ser a la vez un convencer sobre laremisin de los pecados, por virtud del Espritu Santo. Pedro en su discurso de Jerusaln exhorta a

    la conversin, como Jess exhortaba a sus oyentes al comienzo de su actividad mesinica.(117) Laconversin exige la conviccin del pecado, contiene en s el juicio interior de la conciencia, y ste,siendo una verificacin de la accin del Espritu de la verdad en la intimidad del hombre, llega a ser almismo tiempo el nuevo comienzo de la ddiva de la gracia y del amor: a Recibid el Espritu Santo .(118) As pues en este convencer en lo referente al pecado descubrimos una doble ddiva : el donde la verdad de la conciencia y el don de la certeza de la redencin. El Espritu de la verdad es elParclito. El convencer en lo referente al pecado, mediante el ministerio de la predicacin apostlicaen la Iglesia naciente, es relacionado bajo el impulso del Espritu derramado en Pentecosts conel poder redentor de Cristo crucificado y resucitado. De este modo se cumple la promesa referente alEspritu Santo hecha antes de Pascua: recibir de lo mo y os lo anunciar a vosotros . Por tanto,

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    cuando Pedro, durante el acontecimiento de Pentecosts, habla del pecado de aquellos que nocreyeron (119) y entregaron a una muerte ignominiosa a Jess de Nazaret, da testimonio de lavictoria sobre el pecado; victoria que se ha alcanzado, en cierto modo, mediante el pecado msgrande que el hombre poda cometer: la muerte de Jess, Hijo de Dios, consubstancial al Padre. Demodo parecido, la muerte del Hijo de Dios vence la muerte humana: Ser tu muerte, oh muerte .(120) Como el pecado de haber crucificado al Hijo de Dios vence el pecado humano. Aquelpecado que se consum el da de Viernes Santo en Jerusaln y tambin cada pecado del hombre.Pues, al pecado ms grande del hombre corresponde, en el corazn del Redentor, la oblacin del amor supremo, que supera el mal de todos los pecados de los hombres. En base a esta creencia, laIglesia en la liturgia romana no duda en repetir cada ao, en el transcurso de la vigilia Pascual, Ohfeliz culpa , en el anuncio de la resurreccin hecho por el dicono con el canto del Exsultet .32. Sin embargo, de esta verdad inefable nadie puede convencer al mundo , al hombre y a laconciencia humana , sino es el Espritu de la verdad. El es el Espritu que sondea hasta lasprofundidades de Dios .(121) Ante el misterio del pecado se deben sondear totalmente lasprofundidades de Dios . No basta sondear la conciencia humana, como misterio ntimo del hombre,sino que se debe penetrar en el misterio ntimo de Dios, en aquellas profundidades de Dios quese resumen en la sntesis: al Padre, en el Hijo, por medio del Espritu Santo. Es precisamente elEspritu Santo que las sondea y de ellas saca la respuesta de Dios al pecado del hombre. Conesta respuesta se cierra el procedimiento de convencer en lo referente al pecado , como pone enevidencia el acontecimiento de Pentecosts.

    Al convencer al mundo del pecado del Glgota la muerte del Cordero inocente, como sucedeel da de Pentecosts, el Espritu Santo convence tambin de todo pecado cometido en cualquier lugar y momento de la historia del hombre, pues demuestra su relacin con la cruz de Cristo. El convencer es la demostracin del mal del pecado, de todo pecado en relacin con la Cruz deCristo. El pecado, presentado en esta relacin, es reconocido en la dimensin completa del mal, quele es caracterstica por el misterio de la impiedad (122) que contiene y encierra en s. El hombreno conoce esta dimensin, no la conoce absolutamente fuera de la Cruz de Cristo. Por consiguiente, no puede ser convencido de ello sino es por el Espritu Santo : Espritu de la verdady, a la vez, Parclito.En efecto, el pecado, puesto en relacin con la Cruz de Cristo, al mismo tiempo es identificado por la

    plena dimensin del misterio de la piedad ,(123) como ha sealado la Exhortacin Apostlicapostsinodal Reconciliatio et paenitentia .(124) El hombre tampoco conoce absolutamente estadimensin del pecado fuera de la Cruz de Cristo. Y tampoco puede ser convencido de ella sino

    es por el Espritu Santo : por el cual sondea las profundidades de Dios.3. El testimonio del principio: la realidad originaria del pecado33. Es la dimensin del pecado que encontramos en el testimonio del principio, recogido en el Librodel Gnesis. (125) Es el pecado que, segn la palabra de Dios revelada, constituye el principio y laraz de todos los dems. Nos encontramos ante la realidad originaria del pecado en la historia delhombre y, a la vez, en el conjunto de la economa de la salvacin. Se puede decir que en estepecado comienza el misterio de la impiedad, pero que tambin este es el pecado, respecto al cual elpoder redentor del misterio de la piedad llega a ser particularmente transparente y eficaz. Esto loexpresa San Pablo, cuando a la desobediencia del primer Adncontrapone la obediencia deCristo, segundo Adn: La obediencia hasta la muerte .(126)Segn el testimonio de del principio, el pecado en su realidad originaria se dio en la voluntad y enla conciencia del hombre, ante todo, como desobediencia , es decir, como oposicin de lavoluntad del hombre a la voluntad de Dios. Esta desobediencia originaria presupone el rechazo o, por

    lo menos, el alejamiento de la verdad contenida en la Palabra de Dios, que crea el mundo. EstaPalabra es el mismo Verbo, que en el principio estaba en Dios y que era Dios y sin l no sehizo nada de cuanto existe , porque el mundo fue hecho por l .(127) El Verbo es tambin leyeterna, fuente de toda ley, que regula el mundo y, de modo especial, los actos humanos. Pues,cuando Jess, la vspera de su pasin, habla del pecado de los que no creen en l , en estaspalabras suyas llenas de dolor encontramos como un eco lejano de aquel pecado, que en su formaoriginariase inserta oscuramente en el misterio mismo de la creacin. El que habla, pues, es no sloel Hijo del hombre, sino que es tambin el Primognito de toda la creacin , en l fueroncreadas todas las cosas ... todo fue creado por l y para l . (128) A la luz de esta verdad secomprende que la desobediencia , en el misterio del principio, presupone en cierto modo la misma

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    no-fe , aquel mismo no creyeron que volver a repetirse ante el misterio pascual. Comohemos dicho ya, se trata del rechazo o, por lo menos, del alejamiento de la verdad contenida en laPalabra del Padre. El rechazo se expresa prcticamente como desobediencia , en un actorealizado como efecto de la tentacin, que proviene del padre de la mentira .(129) Por tanto, en laraz del pecado humano est la mentira como radical rechazo de la verdad contenida en el Verbo delPadre, mediante el cual se expresa la amorosa omnipotencia del Creador: la omnipotencia y a la vezel amor de Dios Padre, creador de cielo y tierra .34. El espritu de Dios , que segn la descripcin bblica de la creacin aleteaba por encima delas aguas ,(130) indica el mismo Espritu que sondea hasta las profundidades de Dios , sondealas profundidades del Padre y del Verbo-Hijo en el misterio de la creacin. No slo es el testigodirecto de su mutuo amor, del que deriva la creacin, sino que l mismo es este amor. El mismo,como amor, es el eterno don increado. En l se encuentra la fuente y el principio de toda ddiva a lascriaturas . El testimonio del principio, que encontramos en toda la revelacin comenzando por elLibrodel Gnesis, es unvoco al respecto. Crear quiere decir llamar a la existencia desde la nada; por tanto, crear quiere decir dar la existencia. Y si el mundo visible es creado para el hombre, por consiguiente el mundo es dado al hombre.(131) Y contemporneamente el mismo hombre en supropia humanidad recibe como don una especial imagen y semejanza de Dios. Esto significa noslo racionalidad y libertad como propiedades constitutivas de la naturaleza humana, sino adems,desde el principio, capacidad de una relacin personal con Dios, como yo y t y, por consiguiente, capacidad de alianza que tendr lugar con la comunicacin salvfica de Dios al hombre.En el marco de la imagen y semejanza de Dios, el don del Espritu significa, finalmente,unallamada a la amistad, en la que las trascendentales profundidades de Dios estn abiertas, encierto modo, a la participacin del hombre. El Concilio Vaticano II ensea: Dios invisible (cf.Col 1,15; 1 Tim 1, 17) movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos (cf. Bar 3, 38)para invitarlos y recibirlos en su compaa .(132)35. Por consiguiente, el Espritu, que todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios , conocedesde el principio lo ntimo del hombre.(133) Precisamente por esto slo l puede plenamente convencer en lo referente al pecado que se dio en el principio, pecado que es la raz de todos losdems y el foco de la pecaminosidad del hombre en la tierra, que no se apaga jams. El Espritu dela verdad conoce la realidad originaria del pecado, causado en la voluntad del hombre por obra del padre de la mentira de aqul que ya est juzgado .(134) EL Espritu Santo convence, por tanto, al mundo en lo referente al pecado en relacin a este juicio , pero constantemente guiandohacia la justicia que ha sido revelada al hombre junto con la Cruz de Cristo, mediante la

    obediencia hasta la muerte .(135)Slo el Espritu Santo puede convencer en lo referente al pecado del principio humano, precisamenteel que es amor del Padre y del Hijo, el que es don, mientras el pecado del principio humano consisteen la mentira y en el rechazo del don y del amor que influyen definitivamente sobre el principio delmundo y del hombre.36. Segn el testimonio del principio, que encontramos en la Escritura y en la Tradicin, despus dela primera (y a la vez ms completa) descripcin del Gnesis, el pecado en su forma originaria esentendido como desobediencia , lo que significa simple y directamente trasgresin de una

    prohibicin puesta por Dios.(136) Pero a la vista de todo el contexto es tambin evidente que lasraces de esta desobediencia deben buscarse profundamente en toda la situacin real del hombre.Llamado a la existencia, el ser humano hombre o mujer es una criatura. La imagen de Dios ,que consiste en la racionalidad y en la libertad, demuestra la grandeza y la dignidad del sujetohumano, que es persona. Pero este sujeto personal es tambin una criatura : en su existencia y

    esencia depende del Creador. Segn el Gnesis, el rbol de la ciencia del bien y del mal debaexpresar y constantemente recordar al hombre el lmite insuperable para un ser creado. En estesentido debe entenderse la prohibicin de Dios: el Creador prohbe al hombre y a la mujer quecoman los frutos del rbol de la ciencia del bien y del mal. Las palabras de la instigacin, es decir dela tentacin, como est formulada en el texto sagrado, inducen a transgredir esta prohibicin, o sea asuperar aquel lmite : el da en que comiereis de l se os abrirn los ojos y seris como dioses,conocedores del bien y del mal .(137)La desobediencia significa precisamente pasar aquel lmite que permanece insuperable a lavoluntad y a la libertad del hombre como ser creado. Dios creador es, en efecto, la fuente nica ydefinitiva del orden moral en el mundo creado por l. El hombre no puede decidir por s mismo lo que

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    es bueno y malo, no puede conocer el bien y el mal como dioses . S, en el mundo creado Dios esla fuente primera y suprema para decidir sobre el bien y el mal, mediante la ntima verdad del ser,que es reflejo del Verbo, el eterno Hijo, consubstancial al Padre. Al hombre, creado a imagen deDios, el Espritu Santo da como don la conciencia, para que la imagen pueda reflejar fielmente en ellasu modelo, que es sabidura y ley eterna, fuente del orden moral en el hombre y en el mundo. La desobediencia , como dimensin originaria del pecado, significa rechazo de esta fuente por lapretensin del hombre de llegar a ser fuente autnoma y exclusiva en decidir sobre el bien y el mal.El Espritu que sondea las profundidades de Dios y que, a la vez, es para el hombre la luz de laconciencia y la fuente del orden moral, conoce en toda su plenitud esta dimensin del pecado, que seinserta en el misterio del principio humano. Y no cesa de convencer de ello al mundo en relacincon la cruz de Cristo en el Glgota.37. Segn el testimonio del principio, Dios en la creacin se ha revelado a s mismo comoomnipotencia que es amor. Al mismo tiempo ha revelado al hombre que, como imagen ysemejanza de su creador, es llamado a participar de la verdad y del amor. Esta participacinsignifica una vida en unin con Dios, que es la vida eterna .(138) Pero el hombre, bajo lainfluencia del padre de la mentira , se ha separado de esta participacin. En qu medida?Ciertamente no en la medida del pecado de un espritu puro, en la medida del pecado de Satans. Elespritu humano es incapaz de alcanzar tal medida.(139) En la misma descripcin del Gnesis esfcil sealar la diferencia de grado existente entre el soplo del mal del que es pecador (o seapermanece en el pecado) desde el principio (140) y que ya est juzgado (141) y el mal de ladesobediencia del hombre. Esta desobediencia, sin embargo, significa tambin dar la espalda a Diosy, en cierto modo, el cerrarse de la libertad humana ante l. Significa tambin una determinadaapertura de esta libertad del conocimiento y de la voluntad humana hacia el que es el padre dela mentira . Este acto de eleccin responsable no es slo una desobediencia , sino que llevaconsigo tambin una cierta adhesin al motivo contenido en la primera instigacin al pecado yrenovada constantemente a lo largo de la historia del hombre en la tierra: es que Dios sabe muybien que el da en que comiereis de l, se os abrirn los ojos y seris como dioses, conocedores delbien y del mal . Aqu nos encontramos en el centro mismo de lo que se podra llamar el anti-Verbo, es decir la anti-verdad . En efecto, es falseada la verdad del hombre: quin es el hombre ycules son los lmites insuperables de su ser y de su libertad. Esta anti-verdad es posible, porqueal mismo tiempo es falseada completamente la verdad sobre quien es Dios. Dios Creador es puestoen estado de sospecha, ms an incluso en estado de acusacin ante la conciencia de la criatura.Por vez primera en la historia del hombre aparece el perverso genio de la sospecha . Este trata de

    falsear el Bien mismo, el Bien absoluto, que en la obra de la creacin se ha manifestadoprecisamente como el bien que da de modo inefable: como bonum diffusivum sui, como amor creador. Quin puede plenamente convencer en lo referente al pecado , es decir de estamotivacin de la desobediencia originaria del hombre sino aqul que slo l es el don y la fuente detoda ddiva, sino el Espritu que, sondea las profundidades de Dios y es amor del Padre y delHijo?38. Pues, a pesar de todo el testimonio de la creacin y de la economa salvfica inherente a ella, elespritu de las tinieblas (142) es capaz de mostrar a Dios como enemigo de la propia criatura y, antetodo, como enemigo del hombre, como fuente de peligro y de amenaza para el hombre. De estamanera Satans injerta en el nimo del hombre el germen de la oposicin a aqul que desde elprincipio debe ser considerado como enemigo del hombre y no como Padre. El hombre es retado aconvertirse en el adversario de Dios.El anlisis del pecado en su dimensin originaria indica que, por parte del padre de la mentira , se

    dar a lo largo de la historia de la humanidad una constante presin al rechazo de Dios por parte del hombre, hasta llegar al odio: Amor de s mismo hasta el desprecio de Dios , como se expresa San Agustn. (143) El hombre ser propenso a ver en Dios ante todo una propia limitacin y no la fuentede su liberacin y la plenitud del bien. Esto lo vemos confirmado en nuestros das, en los que lasideologas ateas intentan desarraigar la religin en base al presupuesto de que determina la radical alienacin del hombre, como si el hombre fuera expropiado de su humanidad cuando, al aceptar laidea de Dios, le atribuye lo que pertenece al hombre y exclusivamente al hombre. Surge de aqu unaforma de pensamiento y de praxis histrico-sociolgica donde el rechazo de Dios ha llegado hasta ladeclaracin de su muerte . Esto es un absurdo conceptual y verbal. Pero la ideologa de la muerte de Dios amenaza ms bien al hombre, como indica el Vaticano II, cuando, sometiendo a

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    anlisis la cuestin de la autonoma de la realidad terrena , afirma: La criatura sin el Creador seesfuma ... Ms an, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida .(144) La ideologa dela muerte de Dios en sus efectos demuestra fcilmente que es, a nivel terico y prctico, laideologa de la muerte del hombre .4. El Espritu que transforma el sufrimiento en amor salvfico39. EL Espritu, que sondea las profundidades de Dios, ha sido llamado por Jess en el discurso delCenculo el Parclito. En efecto, desde el comienzo es invocado (145) para convencer almundo en lo referente al pecado . Es invocado de modo definitivo a travs de la Cruz de Cristo.Convencer en lo referente al pecado quiere decir demostrar el mal contenido en l. Lo que equivale arevelar el misterio de la impiedad. No es posible comprender el mal del pecado en toda su realidaddolorosa sin sondear las profundidades de Dios. Desde el principio el misterio oscuro del pecado seha manifestado en el mundo con una clara referencia al Creador de la libertad humana. Ha aparecidocomo un acto voluntario de la criatura-hombre contrario a la voluntad de Dios:la voluntad salvfica deDios; es ms, ha aparecido como oposicin a la verdad, sobre la base de la mentira yadefinitivamente juzgada : mentira que ha puesto en estado de acusacin, en estado de sospechapermanente, al mismo amor creador y salvfico. El hombre ha seguido al padre de la mentira ,ponindose contra el Padre de la vida y el Espritu de la verdad.El convencer en lo referente al pecado no deber, por tanto, significar tambin el revelar el sufrimiento ? No deber revelar el dolor, inconcebible e indecible, que, como consecuencia delpecado, el Libro Sagrado parece entrever en su visin antropomrfica en las profundidades de Diosy, en cierto modo, en el corazn mismo de la inefable Trinidad? La Iglesia, inspirndose en larevelacin, cree y profesa que el pecado es una ofensa a Dios. Qu corresponde a esta ofensa ,a este rechazo del Espritu que es amor y don en la intimidad inexcrutable del Padre, del Verbo y delEspritu Santo? La concepcin de Dios, como ser necesariamente perfectsimo, excluye ciertamentede Dios todo dolor derivado de limitaciones o heridas; pero, en las profundidades de Dios, se da unamor de Padre que, ante el pecado del hombre, segn el lenguaje bblico, reacciona hasta el puntode exclamar: Estoy arrepentido de haber hecho al hombre .(146) Viendo el Seor que la maldaddel hombre cunda en la tierra ... le pes de haber hecho al hombre en la tierra ... y dijo el Seor: me pesa de haberlos hecho .(147) Pero a menudo el Libro Sagrado nos habla de un Padre, quesiente compasin por el hombre, como compartiendo su dolor. En definitiva, este inexcrutable eindecible dolor de padre engendrar sobre todo la admirable economa del amor redentor enJesucristo, para que, por medio del misterio de la piedad, en la historia del hombre el amor puedarevelarse ms fuerte que el pecado Para que prevalezca el don .

    El Espritu Santo, que segn las palabras de Jess convence en lo referente al pecado , es elamor del Padre y del Hijo y, como tal, es el don trinitario y, a la vez, la fuente eterna de toda ddivadivina a lo creado. Precisamente en l podemos concebir como personificada y realizada de modotrascendente la misericordia, que la tradicin patrstica y teolgica, de acuerdo con el Antiguo y elNuevo Testamento, atribuye a Dios. En el hombre la misericordia implica dolor y compasin por lasmiserias del prjimo. En Dios, el Espritu-amor cambia la dimensin del pecado humano en unanueva ddiva de amor salvfico. De l, en unidad con el Padre y el Hijo, nace la economa de lasalvacin, que llena la historia del hombre con los dones de la Redencin. Si el pecado, al rechazar el amor, ha engendrado el sufrimiento del hombre que en cierta manera se ha volcado sobre todala creacin,(148) el Espritu Santo entrar en el sufrimiento humano y csmico con una nueva ddivade amor, que redimir al mundo. En boca de Jess Redentor, en cuya humanidad se verifica el sufrimiento de Dios, resonar una palabra en la que se manifiesta el amor eterno, lleno demisericordia: Siento compasin .(149) As pues, por parte del Espritu Santo, el convencer en lo

    referente al pecado se convierte en una manifestacin ante la creacin sometida a la vanidad y,sobre todo, en lo ntimo de las conciencias humanas, como el pecado es vencido por el sacrificio del Cordero de Dios que se ha hecho hasta la muerte el siervo obediente que, reparando ladesobediencia del hombre, realiza la redencin del mundo. De esta manera, el Espritu de la verdad,el Parclito, convence en lo referente al pecado .40. El valor redentor del sacrificio de Cristo ha sido expresado con palabras muy significativas por parte del autor de la Carta a los Hebreos, que, despus de haber recordado los sacrificios de la

    Antigua Alianza, en que si la sangre de machos cabros y de toros ... santifica en orden a lapurificacin , aade: cunto ms la sangre de Cristo, que por el Espritu Eterno se ofreci a s mismo sin tacha a Dios, purificar de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios

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    vivo .(150) Aun conscientes de otras interpretaciones posibles, nuestra consideracin sobre lapresencia del Espritu Santo a lo largo de toda la vida de Cristo nos lleva a reconocer en este textocomo una invitacin a reflexionar tambin sobre la presencia del mismo Espritu en el sacrificioredentor del Verbo Encarnado.Reflexionemos primero sobre el contenido de las palabras iniciales de este sacrificio y, acontinuacin, separadamente sobre la purificacin de la conciencia llevada a cabo por l. Enefecto, es un sacrificio ofrecidocon [ =por obra de ] un Espritu Eterno , que saca de l la fuerzade convencer en lo referente al pecado en orden a la salvacin. Es el mismo Espritu Santo que,segn la promesa del Cenculo, Jesucristo traer a los apstoles el da de su resurreccin,presentndose a ellos con las heridas de la crucifixin, y que les dar para la remisin de los

    pecados: Recibid el Espritu Santo. A quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados .(151)Sabemos que Dios a Jess de Nazaret le ungi con el Espritu Santo y con poder , como afirmabaSimn Pedro en la casa del centurin Cornelio.(152) Conocemos el misterio pascual de su partida segn el Evangelio de Juan. Las palabras de la Carta a los Hebreos nos explican ahora de quemodo Cristo se ofreci sin mancha a Dios y como hizo esto con un Espritu Eterno . En elsacrificio del Hijo del hombre el Espritu Santo est presente y acta del mismo modo con queactuaba en su concepcin, en su entrada al mundo, en su vida oculta y en su ministerio pblico.Segn la Carta a los Hebreos, en el camino de su partida a travs de Getseman y del Glgota, elmismo Jesucristo en su humanidad se ha abierto totalmente a esta accin del Espritu Parclito, quedel sufrimiento hace brotar el eterno amor salvfico. Ha sido, por lo tanto, escuchado por su actitudreverente y aun siendo Hijo, con lo que padeci experiment la obediencia .(153) De esta maneradicha Carta demuestra como la humanidad, sometida al pecado en los descendientes del primer

    Adn, en Jesucristo ha sido sometida perfectamente a Dios y unida a l y, al mismo tiempo, estllena de misericordia hacia los hombres. Se tiene as una nueva humanidad, que en Jesucristo por medio del sufrimiento de la cruz ha vuelto al amor, traicionado por Adn con su pecado. Se haencontrado en la misma fuente de la ddiva originaria: en el Espritu que sondea las profundidadesde Dios y es amor y don.El Hijo de Dios, Jesucristo, como hombre, en la ferviente oracin de su pasin, permiti al EsprituSanto, que ya haba impregnado ntimamente su humanidad, transformarla en sacrificio perfectomediante el acto de su muerte, como vctima de amor en la Cruz. El solo ofreci este sacrificio. Comonico sacerdote se ofreci a s mismo sin tacha a Dios .(154) En su humanidad era digno deconvertirse en este sacrificio, ya que l solo era sin tacha . Pero lo ofreci por el Espritu Eterno

    : lo que quiere decir que el Espritu Santo actu de manera especial en esta autodonacin absolutadel Hijo del hombre para transformar el sufrimiento en amor redentor.41. En el Antiguo Testamento se habla varias veces del fuego del cielo , que quemaba lossacrificios presentados por los hombres.(155) Por analoga se puede decir que el Espritu Santo es el fuego del cielo que acta en lo ms profundo del misterio de la Cruz. Proveniendo del Padre,ofrece al Padre el sacrificio del Hijo, introducindolo en ladivina realidad de la comunin trinitaria. Siel pecado ha engendrado el sufrimiento, ahora el dolor de Dios en Cristo crucificado recibe su plenaexpresin humana por medio del Espritu Santo. Se da as un paradjico misterio de amor: en Cristosufre Dios rechazado por la propia criatura: No creen en m ; pero, a la vez, desde lo ms hondode este sufrimiento e indirectamente desde lo hondo del mismo pecado de no haber credo elEspritu saca una nueva dimensin del don hecho al hombre y a la creacin desde el principio. En loms hondo del misterio de la Cruz acta el amor, que lleva de nuevo al hombre a participar de lavida, que est en Dios mismo.

    El Espritu Santo, como amor y don, desciende, en cierto modo, al centro mismo del sacrificio que seofrece en la Cruz. Refirindonos a la tradicin bblica podemos decir:l consuma este sacrificio conel fuego del amor, que une al Hijo con el Padre en la comunin trinitaria. Y dado que el sacrificio de laCruz es un acto propio de Cristo, tambin en este sacrificio l recibe el Espritu Santo. Lo recibede tal manera que despus l solo con Dios Padre puede darlo a los apstoles, a la Iglesia y a la humanidad. El solo lo enva desde el Padre.(156) El solo se presenta ante los apstolesreunidos en el Cenculo, sopl sobre ellos y les dijo: Recibid el Espritu Santo. A quienesperdonis los pecados, les quedan perdonados ,(157) como haba anunciado antes Juan Bautista: El os bautizar en Espritu Santo y fuego .(158) Con aquellas palabras de Jess el Espritu Santo

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    es revelado y a la vez es presentado como amor que acta en lo profundo del misterio pascual, comofuente del poder salvfico de la Cruz de Cristo y como don de la vida nueva y eterna.Esta verdad sobre el Espritu Santo encuentra cada da su expresin en la liturgia romana, cuando elsacerdote, antes de la comunin, pronuncia aquellas significativas palabras: Seor Jesucristo, Hijode Dios vivo, que por voluntad del Padre y cooperacin del Espritu Santo, diste con tu muerte vida almundo . Y en la III Plegaria Eucarstica, refirindose a la misma economa salvfica, el sacerdoteruega a Dios que el Espritu Santo nos transforme en ofrenda permanente .5. La sangre que purifica la conciencia 42. Hemos dicho que, en el culmen del misterio pascual, el Espritu Santo es reveladodefinitivamente y hecho presente de un modo nuevo. Cristo resucitado dice a los apstoles: Recibidel Espritu Santo . De esta manera es revelado el Espritu Santo, pues las palabras de Cristoconstituyen la confirmacin de las promesas y de los anuncios del discurso en el Cenculo. Y conesto el Parclito es hecho presente tambin de un modo nuevo. En realidad ya actuaba desde elprincipio en el misterio de la creacin y a lo largo de toda la historia de la antigua Alianza de Dios conel hombre. Su accin ha sido confirmada plenamente por la misin del Hijo del hombre como Mesas,que ha venido con el poder del Espritu Santo. En el momento culminante de la misin mesinica deJess, el Espritu Santo se hace presente en el misterio pascual con toda su subjetividad divina :como el que debe continuar la obra salvfica, basada en el sacrificio de la Cruz. Sin duda esta obraes encomendada por Jess a los hombres: a los apstoles y a la Iglesia. Sin embargo, en estoshombres y por medio de ellos, el Espritu Santo sigue siendo el protagonista trascendente de larealizacin de esta obra en el espritu del hombre y en la historia del mundo: el invisible y, a la vez,omnipresente Parclito. El Espritu que sopla donde quiere .(159)Las palabras pronunciadas por Cristo resucitado el primer da de la semana , ponenespecialmente de relieve la presencia del Parclito consolador, como el que convence al mundo enlo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio . En efecto, slotomadas as se explican las palabras que Jess pone en relacin directa con el don del EsprituSanto a los apstoles. Jess dice: Recibid el Espritu Santo: A quienes perdonis los pecados, lesquedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos .(160) Jess confiere a losapstoles el poder de perdonar los pecados, para que lo transmitan a sus sucesores en la Iglesia. Sinembargo, este poder concedido a los hombres presupone e implica la accin salvfica del EsprituSanto. Convirtindose en luz de los corazones ,(161) es decir de las conciencias, el Espritu Santo convence en lo referente al pecado , o sea hace conocer al hombre su mal y, al mismo tiempo, loorienta hacia el bien. Merced a la multiplicidad de sus dones por lo que es invocado como el portador

    de los siete dones , todo tipo de pecado del hombre puede ser vencido por el poder salvfico deDios. En realidad como dice San Buenaventura en virtud de los siete dones del Espritu Santotodos los males han sido destruidos y todos los bienes han sido producidos .(162)Bajo el influjo del Parclito se realiza, por lo tanto,la conversin del corazn humano, que escondicin indispensable para el perdn de los pecados. Sin una verdadera conversin, que implicauna contricin interior y sin un propsito sincero y firme de enmienda, los pecados quedan retenidos , como afirma Jess, y con El toda la Tradicin del Antiguo y del Nuevo Testamento. Enefecto, las primeras palabras pronunciadas por Jess al comienzo de su ministerio, segn elEvangelio de Marcos, son stas: Convertos y creed en la Buena Nueva .(163) La confirmacin deesta exhortacin es el convencer en lo referente al pecado que el Espritu Santo emprende deuna manera nueva en virtud de la Redencin, realizada por la Sangre del Hijo del hombre. Por esto,la Carta a los Hebreos dice que esta sangre purifica nuestra conciencia .(164) Esta sangre, pues,abre al Espritu Santo, por decirlo de algn modo, el camino hacia la intimidad del hombre, es decir

    hacia el santuario de las conciencias humanas.43. El Concilio Vaticano II ha recordado la enseanza catlica sobre la conciencia, al hablar de lavocacin del hombre y, en particular, de la dignidad de la persona humana. Precisamente laconciencia decide de manera especfica sobre esta dignidad. En efecto, la conciencia es el ncleoms secreto y el sagrario del hombre , en el que sta se siente a solas con Dios, cuya voz resuenaen el recinto ms ntimo. Esta voz dice claramente a los odos de su corazn advirtindole ... hazesto, evita aquello . Tal capacidad de mandar el bien y prohibir el mal, puesta por el Creador en elcorazn del hombre, es la propiedad clave del sujeto personal. Pero, al mismo tiempo, en lo msprofundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que l no se dicta a si mismo,pero a la cual debe obedecer .(165) La conciencia, por tanto, no es una fuente autnoma y

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    exclusiva para decidir lo que es bueno o malo; al contrario, en ella est grabado profundamente un principio de obediencia a la norma objetiva, que fundamenta y condiciona la congruencia de susdecisiones con los preceptos y prohibiciones en los que se basa el comportamiento humano, comose entrev ya en la citada pgina del Libro del Gnesis.(166) Precisamente, en este sentido, laconciencia es el sagrari