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Copyright © 2015 The New York Times DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015 Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY VENTANA Ataques se desvían de meta de construir Estado musulmán Las minas de carbón, en decadencia ISIS cambia enfoque a ataques a civiles India intenta equilibrar clima y crecimiento que dura de julio a septiembre y representa el 70 por ciento de las precipitaciones de India. Los ríos de India dependen de la salud de miles de glaciares himalayos en riesgo de derretirse debido al cli- ma más cálido, mientras que 150 millones de personas corren peli- gro debido a marejadas ciclónicas provocadas por el aumento en los niveles del mar. Gran parte del daño ya es in- evitable, como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero de países más ricos. Así que, preguntan muchos indios, ¿por qué debemos pagar más? ¿Bajo qué argumentos se le puede pedir a India que modere su con- sumo de energía para limitar sus emisiones de gases invernadero como dióxido de carbono? “Hoy, veo el espacio del carbono ocupado por el mundo desarrolla- do”, dijo hace poco Prakash Java- dekar, ministro de Medio Ambien- te. “Le pedimos al mundo desarro- llado que desaloje el espacio del carbono para darnos cabida. Ese espacio de demanda de carbono es justicia climática”. La resolución exitosa de esta confrontación de prioridades no es importante sólo por el bien de India. La tensión entre el desa- rrollo económico y el imperativo para contener las emisiones de gases sigue siendo el desafío pri- mordial del esfuerzo diplomático para reunir una coalición de paí- ses ricos y pobres para combatir el cambio climático. La ONU vaticina que la pobla- ción de India alcanzará los 1.500 millones para 2030, mayor que la de China. Si durante los próximos 15 años sigue el mismo camino de consumo intenso de combustibles fósiles para salir de la pobreza que tomó China en los últimos 15, podría arruinar cualquier posi- bilidad del mundo para evitar un desastre. Una pregunta crucial para cual- quiera con un interés en evitar una catástrofe climática es cómo concebir y financiar una vía de desarrollo para 1.500 millones de indios que evite ese desenlace. Los científicos y ambientalistas, Por ERIC SCHMITT y DAVID D. KIRKPATRICK WASHINGTON — Desafiando los esfuerzos occidentales por confron- tarlo en el campo de batalla, el Estado Islámico ha evolucionado en alcance y habilidad organizacional, con centros cada vez más peligrosos fuera de Irak y Siria y estrategias que piden em- plear actos de violencia espectacula- res contra civiles. El Estado Islámico se adjudicó los ataques milicianos en París el 13 de noviembre, que cobraron 129 vidas y dejaron heridas a más de 340 perso- nas, después de realizar bombazos en Beirut, Líbano y derribar un avión de pasajeros ruso en Egipto. Estos ataques revelan una organización te- rrorista que ha cambiado de manera significativa de la idea occidental ini- cial de ella como un grupo enfocado en dominar territorio en Siria e Irak y edificar un califato, o Estado islámico. Y las acciones de EE.UU. y sus alia- dos —incluyendo una campaña occi- dental de bombardeos a posiciones e instalaciones petroleras en manos del Estado Islámico, coordinada con una ofensiva por tierra por fuerzas kurdas— pronostican cómo podría responder Occidente en las próximas semanas a la creciente amenaza. El Estado Islámico, también cono- cido como ISIS, ISIL o Daesh, por pri- mera vez ha emprendido lo que parece ser una campaña de ataques terroris- tas encaminada a infligir inmensas bajas civiles en territorio distante, forzando a muchos funcionarios de contraterrorismo a reevaluar al gru- po. “Definitivamente han alterado su pensamiento acerca de cómo hacer un blanco de sus enemigos”, dijo William McCants, experto en Brookings Insti- tution, en Washington. Cuando la rama egipcia del Estado Islámico se adjudicó la responsabili- dad de la explosión de un avión ruso sobre el Sinaí el 31 de octubre, algu- nos analistas se preguntaron si la así llamada Provincia Sinaí del Estado Islámico del grupo había actuado por su cuenta. Sin embargo, los ataques posteriores en París y Beirut, que el Estado Islámico también afirmó haber realizado, parecen haber con- vencido a los escépticos de que el lide- razgo central lleva las riendas. “Hay un cambio radical en la percepción de los terroristas de que ahora pueden actuar en París igual como actúan en Siria o Bagdad”, dijo Mathieu Gui- dère, especialista en terrorismo en la Universidad de Toulouse. “Con esta acción, ha quedado rota una barrera psicológica”. Las autoridades estadounidenses y europeas dijeron que el ataque en Pa- rís llevaba los sellos de ataques com- plejos realizados por Al Qaeda, o del complot en Mumbai de 2008, cuando 10 milicianos islámicos realizaron una serie de 12 bombas y ataques a tiros en la ciudad india, que se prolongó 4 días y cobró 164 vidas. “Su objetivo es una guerra de guerrillas urbana poco convencional”, dijo Franck Chaix, fun- cionario de la Gendarmerie, la fuerza policial semi militar de Francia. Al Qaeda, el progenitor principal del Estado Islámico, construyó su identi- dad alrededor de espectaculares ata- ques terroristas porque sus líderes se veían a sí mismos como insurgentes buscando deponer los gobiernos ára- bes que ellos consideraban apóstatas. Al Qaeda quería engatusar a Occiden- te a realizar acciones militares que Mientras que el mundo sigue planean- do un futuro con energía más limpia, pocas fuentes son colocadas en el papel de villano con tanta frecuencia como el carbón. Y con buen motivo: como se nos dice a menudo, es el más sucio de los com- bustibles fósiles. Sin embargo, el precio de desacos- tumbrar al mundo del carbón va más allá del costo de desarrollar nuevas fuentes de energía. El precio es pagado por gente cuyos lazos con el carbón son tan profundos como las propias minas. Paul Routledge, quien ha escrito mucho sobre la minería en Yorkshire, Inglaterra, describió cómo los pueblos allí crecieron alrededor de las minas de carbón, y éstas mantenían escuelas, hospitales y otras instituciones. “Era el eje de todo”, dijo Routledge a The New York Times. Esos días son cosa del pasado, hechos a un lado no sólo por las campañas a favor de la energía verde, sino también por la importación de carbón barato. El próximo mes cerrará la última mina subterránea de carbón de Gran Breta- ña, en Kellingley. “Somos los últimos dinosaurios”, ex- presó Chris Jamieson, un minero allí. En China, el futuro de los dinosaurios es menos claro. El país sigue constru- yendo una abundancia de plantas de carbón, aunque se han ido reduciendo las horas de operación de las plantas existentes. Lo que está claro es que no puede depender mucho más tiempo de uno de sus centros de minería de car- bón, la ciudad de Fushun. Al igual que las aldeas en Yorkshire, Fushun prosperó con el carbón; y siguió creciendo hasta convertirse en una ciudad de 2.2 millones de habitantes. La minería allí ha sido intensa desde 1901 y se han agotado dos terceras partes del carbón. La producción es una sexta par- te de su nivel máximo. Los empleos han disminuido. Algunos creen que las cinco minas principales de Fushun habrán cerrado para 2030. Y la situación se pone peor. Las técni- cas destructivas en la West Open Mine, la mina a cielo abierto más grande en Asia, han resultado en desprendimien- tos de tierra que amenazan con hundir gran parte de la ciudad. “Desde los ochenta, hemos realizado lo que llamo una ‘modalidad salvaje’ de minería”, dijo Zhang Jun, ex funcio- nario de desarrollo económico, a The Times. Sin embargo Fushun tiene otros re- cursos, sobre todo bosques abundantes y el Río Hun. El pueblo de Dunedoo, Australia, no tiene una visión semejante. Su suerte en la minería de carbón tocó fondo antes de siquiera comenzar. Dunedoo es un pueblo agrícola con una calle principal y poco más. Pero en 2008, con la demanda de China avi- vando un auge del carbón, el Gobierno anunció planes para una mina a cielo abierto allí y compró más de 450 kilóme- tros cuadrados de tierras, causando el cierre de 114 granjas. “Es terrible”, declaró Trish Booth, propietaria de un supermercado local, a The Times. “Esa mina sacó a las fa- milias de las granjas. Solían venir aquí a comprar sus comestibles y pequeños lujos. Ya no. Estoy luchando a capa y espada para mantener mi negocio a flote”. El pueblo está en busca de algo, lo que sea, para mejorar su suerte. “Cuando descubrí que se había detenido el plan para la mina, le pedí al concejo munici- pal que instalara una ducha en la parada de camioneros del otro lado de la calle”, dijo Karleeta Ryan, dueña del White Rose Cafe. “Suena tonto, pero habría animado a los choferes a quedarse un poco más de tiempo”. ALAN MATTINGLY Sus comentarios son bienvenidos en [email protected]. Continúa en la página 2 Continúa en la página 2 INTELIGENCIA ISIS asusta, pero tiene limitaciones. PÁG. 2 EL MUNDO Río no vive auge pre Olímpico. PÁG. 4 CIENCIA Y TECNOLOGÍA Los peligros de la terapia gélida. PÁG. 6 ARTE Y DISEÑO Anhelo invade nuevo álbum de Adele. PÁG. 8 KHALED DESOUKI/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES La Gran Pirámide de Giza fue iluminada con banderas francesas, libanesas y rusas en tributo a las víctimas de los ataques en París, Beirut y el avión que se estrelló en el Sinaí. DIVYAKANT SOLANKI/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY Unos 150 millones de personas se ven amenaza- das en India por marejadas debido al aumento en los niveles del mar. El malecón en Mumbai. Por EDUARDO PORTER INDIA ES HOGAR del 30 por ciento de la población más pobre del mundo, aquellos que viven con menos de 1.90 dólares al día. De los 1.300 millones de indios, 304 millones no tienen acceso a electricidad y 92 millones no tienen acceso a agua potable. Y el cambio climático va a causar estragos en India. El sustento de 600 millones de indios es amenazado por lo que se anticipa que sea una alteración en el monzón del suroeste,

DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015 India intenta equilibrar … · 2015-11-22 · tarlo en el campo de batalla, el Estado Islámico ha evolucionado en alcance y habilidad organizacional,

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Page 1: DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015 India intenta equilibrar … · 2015-11-22 · tarlo en el campo de batalla, el Estado Islámico ha evolucionado en alcance y habilidad organizacional,

Copyright © 2015 The New York Times

DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY

VENTANA

Ataques se desvían de meta de construir Estado musulmán

Las minas de carbón, en decadencia

ISIS cambia enfoque a ataques a civiles

India intenta equilibrar clima y crecimiento

que dura de julio a septiembre y representa el 70 por ciento de las precipitaciones de India. Los ríos de India dependen de la salud de miles de glaciares himalayos en riesgo de derretirse debido al cli-ma más cálido, mientras que 150 millones de personas corren peli-gro debido a marejadas ciclónicas provocadas por el aumento en los

niveles del mar.Gran parte del daño ya es in-

evitable, como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero de países más ricos. Así que, preguntan muchos indios, ¿por qué debemos pagar más? ¿Bajo qué argumentos se le puede pedir a India que modere su con-sumo de energía para limitar sus

emisiones de gases invernadero como dióxido de carbono?

“Hoy, veo el espacio del carbono ocupado por el mundo desarrolla-do”, dijo hace poco Prakash Java-dekar, ministro de Medio Ambien-te. “Le pedimos al mundo desarro-llado que desaloje el espacio del carbono para darnos cabida. Ese espacio de demanda de carbono es justicia climática”.

La resolución exitosa de esta confrontación de prioridades no es importante sólo por el bien de India. La tensión entre el desa-rrollo económico y el imperativo para contener las emisiones de gases sigue siendo el desafío pri-mordial del esfuerzo diplomático para reunir una coalición de paí-ses ricos y pobres para combatir

el cambio climático.La ONU vaticina que la pobla-

ción de India alcanzará los 1.500 millones para 2030, mayor que la de China. Si durante los próximos 15 años sigue el mismo camino de consumo intenso de combustibles fósiles para salir de la pobreza que tomó China en los últimos 15, podría arruinar cualquier posi-bilidad del mundo para evitar un desastre.

Una pregunta crucial para cual-quiera con un interés en evitar una catástrofe climática es cómo concebir y financiar una vía de desarrollo para 1.500 millones de indios que evite ese desenlace.

Los científicos y ambientalistas,

Por ERIC SCHMITT y DAVID D. KIRKPATRICK

WASHINGTON — Desafiando los esfuerzos occidentales por confron-tarlo en el campo de batalla, el Estado Islámico ha evolucionado en alcance y habilidad organizacional, con centros cada vez más peligrosos fuera de Irak y Siria y estrategias que piden em-plear actos de violencia espectacula-res contra civiles.

El Estado Islámico se adjudicó los ataques milicianos en París el 13 de noviembre, que cobraron 129 vidas y dejaron heridas a más de 340 perso-nas, después de realizar bombazos en Beirut, Líbano y derribar un avión de pasajeros ruso en Egipto. Estos ataques revelan una organización te-rrorista que ha cambiado de manera

significativa de la idea occidental ini-cial de ella como un grupo enfocado en dominar territorio en Siria e Irak y edificar un califato, o Estado islámico.

Y las acciones de EE.UU. y sus alia-dos —incluyendo una campaña occi-dental de bombardeos a posiciones e instalaciones petroleras en manos del Estado Islámico, coordinada con una ofensiva por tierra por fuerzas kurdas— pronostican cómo podría responder Occidente en las próximas semanas a la creciente amenaza.

El Estado Islámico, también cono-cido como ISIS, ISIL o Daesh, por pri-mera vez ha emprendido lo que parece ser una campaña de ataques terroris-

tas encaminada a infligir inmensas bajas civiles en territorio distante, forzando a muchos funcionarios de contraterrorismo a reevaluar al gru-po. “Definitivamente han alterado su pensamiento acerca de cómo hacer un blanco de sus enemigos”, dijo William McCants, experto en Brookings Insti-tution, en Washington.

Cuando la rama egipcia del Estado Islámico se adjudicó la responsabili-dad de la explosión de un avión ruso sobre el Sinaí el 31 de octubre, algu-nos analistas se preguntaron si la así llamada Provincia Sinaí del Estado Islámico del grupo había actuado por su cuenta. Sin embargo, los ataques

posteriores en París y Beirut, que el Estado Islámico también afirmó haber realizado, parecen haber con-vencido a los escépticos de que el lide-razgo central lleva las riendas. “Hay un cambio radical en la percepción de los terroristas de que ahora pueden actuar en París igual como actúan en Siria o Bagdad”, dijo Mathieu Gui-dère, especialista en terrorismo en la Universidad de Toulouse. “Con esta acción, ha quedado rota una barrera psicológica”.

Las autoridades estadounidenses y europeas dijeron que el ataque en Pa-rís llevaba los sellos de ataques com-plejos realizados por Al Qaeda, o del

complot en Mumbai de 2008, cuando 10 milicianos islámicos realizaron una serie de 12 bombas y ataques a tiros en la ciudad india, que se prolongó 4 días y cobró 164 vidas. “Su objetivo es una guerra de guerrillas urbana poco convencional”, dijo Franck Chaix, fun-cionario de la Gendarmerie, la fuerza policial semi militar de Francia.

Al Qaeda, el progenitor principal del Estado Islámico, construyó su identi-dad alrededor de espectaculares ata-ques terroristas porque sus líderes se veían a sí mismos como insurgentes buscando deponer los gobiernos ára-bes que ellos consideraban apóstatas. Al Qaeda quería engatusar a Occiden-te a realizar acciones militares que

Mientras que el mundo sigue planean-do un futuro con energía más limpia, pocas fuentes son colocadas en el papel de villano con tanta frecuencia como el carbón. Y con buen motivo: como se nos

dice a menudo, es el más sucio de los com-bustibles fósiles.

Sin embargo, el precio de desacos-tumbrar al mundo del carbón va más allá del costo de desarrollar nuevas fuentes de energía.

El precio es pagado por gente cuyos lazos con el carbón son tan profundos como las propias minas.

Paul Routledge, quien ha escrito mucho sobre la minería en Yorkshire,

Inglaterra, describió cómo los pueblos allí crecieron alrededor de las minas de carbón, y éstas mantenían escuelas, hospitales y otras instituciones.

“Era el eje de todo”, dijo Routledge a The New York Times.

Esos días son cosa del pasado, hechos a un lado no sólo por las campañas a favor de la energía verde, sino también por la importación de carbón barato. El próximo mes cerrará la última mina subterránea de carbón de Gran Breta-ña, en Kellingley.

“Somos los últimos dinosaurios”, ex-presó Chris Jamieson, un minero allí.

En China, el futuro de los dinosaurios es menos claro. El país sigue constru-yendo una abundancia de plantas de carbón, aunque se han ido reduciendo

las horas de operación de las plantas existentes. Lo que está claro es que no puede depender mucho más tiempo de uno de sus centros de minería de car-bón, la ciudad de Fushun.

Al igual que las aldeas en Yorkshire, Fushun prosperó con el carbón; y siguió creciendo hasta convertirse en una ciudad de 2.2 millones de habitantes. La minería allí ha sido intensa desde 1901 y se han agotado dos terceras partes del carbón. La producción es una sexta par-te de su nivel máximo. Los empleos han disminuido. Algunos creen que las cinco minas principales de Fushun habrán cerrado para 2030.

Y la situación se pone peor. Las técni-cas destructivas en la West Open Mine, la mina a cielo abierto más grande en

Asia, han resultado en desprendimien-tos de tierra que amenazan con hundir gran parte de la ciudad.

“Desde los ochenta, hemos realizado lo que llamo una ‘modalidad salvaje’ de minería”, dijo Zhang Jun, ex funcio-nario de desarrollo económico, a The Times.

Sin embargo Fushun tiene otros re-cursos, sobre todo bosques abundantes y el Río Hun.

El pueblo de Dunedoo, Australia, no tiene una visión semejante. Su suerte en la minería de carbón tocó fondo antes de siquiera comenzar.

Dunedoo es un pueblo agrícola con una calle principal y poco más. Pero en 2008, con la demanda de China avi-vando un auge del carbón, el Gobierno

anunció planes para una mina a cielo abierto allí y compró más de 450 kilóme-tros cuadrados de tierras, causando el cierre de 114 granjas.

“Es terrible”, declaró Trish Booth, propietaria de un supermercado local, a The Times. “Esa mina sacó a las fa-milias de las granjas. Solían venir aquí a comprar sus comestibles y pequeños lujos. Ya no. Estoy luchando a capa y espada para mantener mi negocio a flote”.

El pueblo está en busca de algo, lo que sea, para mejorar su suerte. “Cuando descubrí que se había detenido el plan para la mina, le pedí al concejo munici-pal que instalara una ducha en la parada de camioneros del otro lado de la calle”, dijo Karleeta Ryan, dueña del White Rose Cafe. “Suena tonto, pero habría animado a los choferes a quedarse un poco más de tiempo”.

ALAN MATTINGLYSus comentarios son bienvenidos en [email protected].

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INTELIGENCIA

ISIS asusta, pero tiene limitaciones. PÁG. 2

EL MUNDO

Río no vive auge pre Olímpico. PÁG. 4

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Los peligros de la terapia gélida. PÁG. 6

ARTE Y DISEÑO

Anhelo invade nuevo álbum de Adele. PÁG. 8

KHALED DESOUKI/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

La Gran Pirámide de Giza fue iluminada con banderas francesas, libanesas y rusas en tributo a las víctimas de los ataques en París, Beirut y el avión que se estrelló en el Sinaí.

DIVYAKANT SOLANKI/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

Unos 150 millones de

personas se ven

amenaza-das en

India por marejadas

debido al aumento

en los niveles del

mar. El malecón en

Mumbai.

Por EDUARDO PORTER

INDIA ES HOGAR del 30 por ciento de la población más pobre del mundo, aquellos que viven con menos de 1.90 dólares al día. De los 1.300 millones de indios, 304 millones no tienen acceso a electricidad y 92 millones no tienen acceso a agua potable.

Y el cambio climático va a causar estragos en India.El sustento de 600 millones de indios es amenazado por lo que

se anticipa que sea una alteración en el monzón del suroeste,

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E L M U N D O

2 DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

INTERNATIONAL WEEKLY

NANCY LEE Editora ejecutivaTOM BRADY Editor en jefeALAN MATTINGLY Editor

The New York Times International Weekly620 Eighth Avenue, New York, NY 10018

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ejecutivos y diplomáticos gubernamen-tales que planean asistir a la cumbre del clima en París a partir del 30 de noviem-bre, deben mantener presente ese reto.

Después de tantas rondas fallidas de diplomacia, todos los involucrados están ansiosos por declarar la próxima reu-nión como un éxito. Hasta el momento, 129 países que representan casi el 90 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero han presentado planes para contribuir a la causa.

Pero el desafío principal sigue sin re-solverse. No se pide a los países que se comprometan de manera vinculante a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. En lugar de ello, se presen-tarán con “Contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional” para la causa de reducción de emisiones.

Los países avanzados ofrecerán re-cortes absolutos en las emisiones de car-bono. Sin embargo, se anticipa que los menos desarrollados reduzcan sólo la intensidad de sus emisiones en reconoci-miento al hecho de que a su consumo de energía le falta mucho por crecer.

Para impulsar el crecimiento en In-dia, el consumo de electricidad del país necesitaría aumentar entre un 6 y 7 por ciento al año, de acuerdo con Jairam Ra-mesh, ex ministro de Medio Ambiente de India. Y más de la mitad de esta energía se espera que provenga del carbón, el combustible menos limpio. “Para 2030, el consumo de carbón de India podría tri-plicarse o cuadruplicarse”, dijo.

India ha presentado un plan de contri-bución a la reducción de emisiones, que presentará en la reunión en París. Busca obtener el 40 por ciento de su electricidad de combustibles no fósiles para 2030 y re-

ducir la intensidad de sus emisiones de un 33 a un 35 por ciento entre 2005 y 2030. También ofrece aumentar enormemente su superficie forestal.

El desarrollo puede separarse de las emisiones de carbono, insiste el Banco Mundial.

Lo que es más, los economistas del Banco Mundial argumentaron hace poco en un reporte separado que las políticas para reducir emisiones podrían estruc-turarse para beneficiar a los pobres en los próximos 15 años, por ejemplo, al uti-lizar los ingresos de los impuestos sobre el carbono para pagar el seguro social.

“Los objetivos son sumamente ambi-ciosos; sólo una minoría de escenarios nos lleva ahí”, dijo Stephane Hallegatte, quien encabezó el estudio. “Pero se pue-den lograr”.

Bajo la serie adecuada de políticas, proyecta el Banco Mundial, incluso el cambio climático más trastornador su-maría sólo 3 millones de personas a los pobres extremos de India en 2030. Las malas decisiones, en contraste, eleva-rían esa cifra en 42 millones.

Algunos en India parecen convencidos con esa lógica.

“India debe ver la economía verde no como una amenaza para sus planes de desarrollo”, dijo Ramesh en un discurso. “En lugar de ello, debe ser vista como una oportunidad para desarrollar y de-mostrar al mundo capacidad tecnológi-ca”.

Y no obstante, aún hay gran riesgo de que India rechace la agenda de cambio climático de Occidente. “No se debe des-cartar esa posibilidad”, dijo Ramesh.

desestabilizarían a los estados ára-bes. En contraste, el Estado Islámico cada vez más se ha retratado como un estado y, en muchas formas, se ha comportado como uno.

Los analistas sugieren que el lado apocalíptico de la ideología jihadis-ta del Estado Islámico podría haber rebasado al impulso pragmático que había parecido guiar la expansión del grupo. O, afirman los expertos, el Es-tado Islámico podría estar buscando emplear grandes ataques terroristas de la misma forma en que una poten-cia más convencional podría emplear una fuerza aérea como una herra-mienta de su política de defensa para contraatacar ante ataques enemigos y buscar disuadirlos. Pero, de ser así, sus tácticas podrían ser miopes, provocando esfuerzos redoblados de Occidente por aplastar al grupo.

Los ataques se dan contra un telón de fondo de indicios de que los líderes del Estado Islámico con sede en Ra-qqa, Siria, pueden haber forjado una mayor cooperación con sus dos filia-les, o “provincias” más importantes en Libia y Egipto.

La principal rama libia del Estado Islámico —conocida como la Provin-cia de Trípoli y centrada en la ciudad de Sirte— ha demostrado desde hace mucho gozar la coordinación más es-trecha con el eje sirio del grupo.

Estados Unidos amplió su lucha contra el Estado Islámico en Libia en días recientes, con el líder titular del grupo allí como blanco. El ataque aé-reo se dio en Darnah, al este de Sirte, poco después de los ataques en París, pero tenía varios días de estarse ur-diendo y no estuvo relacionado con los sucesos en Francia, dijeron fun-cionarios estadounidenses.

El ataque fue dirigido contra Abu Nabil, también conocido como Wis-sam Najm Abd Zayd Al Zybaydi. Es un iraquí que encabezó las operacio-nes de Qaeda en la parte occidental de Irak de 2004 a 2010. Se mudó a Libia oriental para encabezar las operaciones del Estado Islámico alli, dijeron los funcionarios.

Los representantes estadouniden-ses señalaron que creían que el ata-que había matado a Abu Nabil. Es la primera vez que Estados Unidos tuvo como blanco a un operador senior del Estado Islámico fuera de Irak o Siria.

Los medios noticiosos libios re-portaron recientemente que un líder senior del Estado Islámico, conocido como Abu Ali Al-Anbari, había visita-do Sirte personalmente, despertando especulación respecto a los planes del grupo principal para su rama local. La llegada de Anbari podría representar lo que un funcionario senior estadounidense dijo eran se-ñales de que Libia podría ofrecer un reducto para el Estado Islámico aún si el grupo fuera expulsado completa-mente de Siria e Irak.

FOTOGRAFÍAS POR PIERRE TERDJMAN PARA THE NEW YORK TIMES

MONEY SHARMA/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

India busca obtener por lo menos el 40 por ciento de su electricidad utilizando combustibles no fósiles para el año 2030.

Se enfocan en ataques a civiles

India busca un balance entre cuidado del clima y crecimiento

El terror profana a distrito multicultural

Por DAN BILEFSKY

PARÍS — Un barrio multicultural en rápido aburguesamiento de París cono-cido por su afabilidad —el 11avo distrito, o Arrondissement— se vio abrumado por un perturbador sentido de  familiaridad cuando milicianos esgrimiendo rifles de asalto perpetraron ataques terroristas el 13 de noviembre.

Por lo menos cinco de los tiroteos ma-sivos tuvieron lugar aquí, a tan sólo unas cuadras de donde el periódico satírico Charlie Hebdo fue blanco en enero. La concentración de muertes en un solo ba-rrio ha dejado a este rincón muy unido de París, lleno de familias jóvenes y amigos, en un estado de shock y duelo, como el resto del país.

Sin embargo, los residentes aquí en-frentan hoy una pregunta triste, inevita-ble y crecientemente personal: ¿Por qué nosotros?

“En enero, atacaron a Charlie Hebdo para golpear a la libertad de expresión. Luego atacaron a un supermercado kos-her para convertir a los judíos en su blan-co”, dijo Benjamin Hadida, de 27 años, mientras se encontraba sentado con amigos en el Charonne Cafe, en la misma calle donde 19 personas fueron arrinco-nadas y muertas a tiros en el bar La Belle Équipe.

“En esta ocasión querían atacar a per-sonas divirtiéndose sin más ni más”, dijo Hadida. “Éste es un lugar a donde acu-den los jóvenes los viernes en la noche para ser libres. Es un ataque contra la alegría de la vida”.

Otros sitios atacados en el barrio in-cluyeron al Cafe Bonne Bière, donde mu-rieron por lo menos cinco personas; el Comptoir Voltaire, blanco de un atacante

suicida; y la afamada sala de conciertos Bataclan, donde los pistoleros mataron a 89 personas en un concierto de rock.

Mientras la serie de ataques hizo añi-cos el frágil sentido de seguridad que lentamente se reconstruía tras el ataque contra Charlie Hebdo, también ha refor-zado la garra del barrio.

Los residentes describieron a los ata-ques como una profanación deliberada de una forma de vida decididamente pa-risina, encarnada en las tiendas de botas de piel a medida, galerías vanguardistas, tiendas de discos, restaurantes finos, ca-fés y sinagogas del área.

“Los terroristas querían mostrar que, casi un año después de lo de Charlie Hebdo, los franceses no deben sentirse seguros”, dijo Mai Hua, bloguera y di-rectora de cine que llamó al barrio su

segundo hogar.El barrio es dominado por estudiantes

y profesionales, muchos de ellos cosmo-politas y de tendencia de izquierda. Pe-ro si se ha vuelto cada vez más burgués bohemio, lo ha hecho con un filo, un poco más rudo y desaliñado, menos adinerado y turístico que otras partes de la ciudad.

“Este definitivamente es un barrio mixto”, dijo Frank Mokrycki, barman en La Fontaine, un bar a media luz ubi-cado en la misma calle. “Solía ser pobre y había muchos talleres artesanales y fábricas, pero ahora tienes marcas de diseñador y minoristas de moda. Tienes personas de todo tipo de procedencias.

“Le dieron al pleno corazón de París”, añadió, en referencia no geográfica, sino anímica.

También es un barrio cuya evolución de enclave inmigrante a lugar de moda para frecuentar ya ha sufrido otras ca-lamidades.

Rue de Charonne, una arteria prin-cipal, fue el sitio de dos tragedias ante-riores, incluyendo la masacre policial en 1961 de docenas de argelinos manifes-tándose a favor de la independencia de Argelia.

En opinión de Doriane Giuili, una re-sidente y destacada figura cultural en el barrio, tanto el ataque contra Charlie Hebdo como los más recientes en parte

reflejan un choque soc ioeconóm ic o entre los radicales de los suburbios pobres de París y la burguesía de clase media personifica-da por el ánimo del 11avo distrito.

Giuili, hija de inmigrantes tune-cinos, señaló que

durante su juventud aquí a finales de los setenta y principios de los ochenta, el dis-trito estaba poblado principalmente por familias inmigrantes, muchas musul-manes que habían venido de África del Norte para encontrar empleo durante la industrialización de postguerra.

Giuili dijo que el ataque contra la sala de conciertos Bataclan reflejaba un mor-tal choque de valores. “El Estado Islámi-co dijo que atacaron al Bataclan debido a su desenfreno”, dijo. “Es un sitio emble-mático en París, un lugar que siempre ha estado al centro de la cultura joven, de la contracultura y el rock ‘n’ roll.

“Cuando eligieron ese barrio, querían atacar un área que es un lugar de afabili-dad burguesa y de libertad”, añadió.

El área tiene profunda resonancia simbólica, al abarcar la Place de la Répu-blique. Su imponente estatua de bronce muestra a Marianne, símbolo de la Re-pública Francesa, sobre un majestuoso pedestal, sosteniendo una rama de olivo en su mano derecha y una tabla con las palabras “Derechos Humanos” labradas en su izquierda.

La noche tras los ataques, Hadida y un grupo de amigos se sentaron en un bar al aire libre en la misma calle. “Decidimos venir aquí para mostrar que no nos deja-remos amedrentar por los terroristas”, dijo.

Katrin Bennhold y Adam Nossiter contribuyeron reportes.

Viene de la página 1

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Tras operar en Siria e Iraq, ISIS exporta terror.

El 11avo distrito es conocido como un lugar para ir a divertirse. Abajo, un joven doliente cerca de la sala de conciertos Bataclan.

INTELIGENCIA/OLIVIER ROY

ISIS ha llegado a sus límitesFLORENCIA, Italia

Como ha declarado el presidente François Hollande de Francia, el país está en guerra con el Estado Islámico. Francia considera que el grupo islamis-ta, también conocido como ISIS, es su mayor enemigo hoy. Lo combate en las líneas del frente junto con los estadou-nidenses en el Medio Oriente y como la única nación occidental en la región afri-cana del Sahel. Ha comprometido a esta batalla, que comenzó en Malí en 2013, una porción mucho más grande de sus fuerzas armadas que EE.UU.

El 13 de noviembre, Francia pagó el precio. Desde entonces, mensajes que expresan solidaridad han llegado a rau-dales de todo el mundo occidental. Pero Francia está sola: hasta hoy, ningún otro estado ha tratado a ISIS como la mayor amenaza estratégica al mundo en la actualidad.

Los principales actores en Medio Oriente consideran que otros enemi-gos son más importantes. El principal adversario de Bashar Al-Assad es la oposición siria, hoy también el principal blanco de Rusia, que apoya al presidente de Siria. De hecho, Assad se beneficiaría si no hubiera nada entre él e ISIS: eso le permitiría retratarse como el último bastión contra el terrorismo islamista, y reclamar a los ojos de Occidente la legi-

timidad que perdió al reprimir con tanta violencia a su propio pueblo.

El Gobierno turco es muy claro: su principal enemigo es el separatismo kurdo. Y una victoria de los kurdos sirios sobre ISIS podría permitir que el Partido de los Trabajadores de Kurdis-tán, o PKK, logre un santuario y reanu-de su lucha armada contra Turquía.

Los kurdos, ya sean sirios o iraquíes, no buscan tanto destruir a ISIS como defender sus fronteras recién estable-cidas. Su esperanza es que el mundo árabe se divida más que nunca.

Para los kurdos de Irak, el principal peligro es ver un fuerte gobierno cen-tral surgir en Bagdad, porque podría retar la independencia de facto del Kurdistán iraquí hoy. ISIS obstaculiza la creación de cualquier potencia de esa clase.

Los chiitas de Irak, sin importar la presión que enfrentan de EE.UU., no parecen listos para morir por recupe-rar Fallujah. Defenderán las fronteras sectarias y nunca dejarán que caiga Bagdad. Pero no tienen prisa para llevar a la minoría sunita de regreso al mains-tream político de Irak; si lo hicieran, tendrían que compartir el poder con ella.

Para los sauditas, el principal enemi-

go no es ISIS, que representa una forma de radicalismo sunita que siempre han apoyado. Así que no hacen nada contra él, ya que su mayor enemigo es Irán. Los iraníes, por su parte, quieren contener a ISIS, mas no necesariamente destruir-lo: su existencia misma impide el regre-so del tipo de coalición árabe sunita que les dio tantos problemas durante su gue-rra con Irak bajo Saddam Hussein.

Luego está Israel, que sólo puede estar complacido al ver a Hezbollah luchando contra los árabes, Siria en vías de colapsar, Irán atascado en una guerra incierta y la causa palestina olvi-dada por todo el mundo.

En síntesis, ningún jugador regional está dispuesto a enviar sus fuerzas, con bayonetas en mano, para recuperar tierras de ISIS. Y tampoco, a diferencia de después del 11 de septiembre, lo es-tán los estadounidenses. La estrategia de EE.UU. hoy depende de librar una guerra desde lejos, basada en ataques aéreos; Washington no tiene la voluntad política para enviar tropas terrestres.

Pero una guerra no se gana sin infan-tería.

Francia tal vez está sola en querer aniquilar a ISIS. Sólo que no tiene los medios para librar esta clase de guerra en dos frentes, en el Sahel y en Medio

Oriente.Pero si Francia carece de los medios

para estar a la altura de sus ambiciones, afortunadamente para ella, lo mismo sucede con ISIS. Como Al Qaeda antes, los éxitos de ISIS equivalen cada vez más a acaparar titulares y la atención de los medios sociales. El sistema ISIS ya ha llegado a sus límites.

Tenía dos formas de ataque: la expan-sión territorial relámpago, y el choque y la intimidación. ISIS dista mucho de ser un “estado” islámico, sólo porque, a diferencia de los talibanes, no reclama ningún territorio ni fronteras específi-cos. Se parece más a un califato, siem-pre en modalidad de conquista, como el movimiento expansionista musulmán durante el primer siglo del Islam.

Pero el alcance de ISIS es limitado; no hay más áreas a donde pueda exten-derse afirmando ser un defensor de las poblaciones árabes sunitas. Al norte, hay kurdos; al este, chiitas iraquíes; al oeste, alauitas, ahora protegidos por los rusos. Y todos se resisten a él. Al sur, ni los libaneses, que se preocupan por el influjo de refugiados sirios, ni los jordanos, que aún están impactados por la horrorosa ejecución de uno de sus pi-lotos, ni los palestinos han sucumbido a una fascinación por ISIS. Estancado en

Medio Oriente, ISIS incursiona precipi-tadamente en el terrorismo globalizado.

El ataque contra Hezbollah en Beirut, el ataque contra los rusos en Sharm El-Sheij y los atentados en París tenían la misma meta: el terror. Pero así como la ejecución del piloto jordano despertó patriotismo incluso entre la población heterogénea de Jordania, los atentados en París convertirán la batalla contra ISIS en una causa nacional. ISIS se to-pará con la misma pared que Al Qaeda: el terrorismo globalizado no es más efectivo, estratégicamente, que reali-zar bombardeos aéreos sin fuerzas en tierra. Como Al Qaeda, ISIS no cuenta con apoyo entre la gente musulmana que vive en Europa. Recluta sólo en los márgenes.

El interrogante ahora es cómo tradu-cir en acción la indignación provocada por los atentados en París. Una gran operación terrestre de fuerzas occiden-tales, como la llevada a cabo en Afga-nistán en 2001, parece imposible, si sólo porque una intervención internacional quedaría atorada en interminables conflictos locales. Una ofensiva coordi-nada por potencias locales parece poco probable: requeriría llegar a un acuerdo político entre actores regionales, empe-zando con Arabia Saudita e Irán.

Así que el camino por delante es largo, a menos que ISIS repentinamente se desplome bajo la vanidad de sus propias aspiraciones o tensiones entre sus re-clutas extranjeros y poblaciones árabes locales. En cualquier caso, ISIS es su propio peor enemigo.

Olivier Roy es profesor en el Instituto Universitario Europeo, en Florencia, y autor de “El Islam Mundializado”. Envíe sus comentarios a [email protected].

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E L M U N D O

DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015 3THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Piden a su gobierno‘sólo robar poquito’

Contemplan destino de un bastión nazi

Ve futuro sombrío limbo en el este de Ucrania

En Líbano, crisis de refugiados sirios está a plena vista

Hwaida Saad y Maher Samaan contribuyeron con reportes.

Por ANNE BARNARD

BEIRUT, Líbano — A primera vista, la concurrida calle Hamra iluminada con luces de neón, en Beirut, luce básicamen-te igual que hace algunos años. Pero sólo basta reducir la velocidad y mirar alre-dedor.

El niño de 13 años que reparte comesti-bles es sirio. Al igual que los lustradores de zapatos y las niñas que venden rosas. Por las calles aledañas, familias sirias comparten una sola habitación en edifi-cios en mal estado que no han sido res-taurados desde la guerra civil de Líbano hace una generación.

Incluso en el interior de Mezian, un popular bar y restaurante, un barman sirio sirve bebidas a poetas, activistas y médicos sirios.

Esta es la vida en Líbano, el país que ha recibido a más refugiados, como porcen-taje de su población, en el mundo.

La Unión Europea, con más de 500 millones de habitantes, considera como una emergencia la reciente llegada de aproximadamente un millón o más per-sonas que buscan asilo. Pero durante los últimos cuatro años, más de un millón de sirios se ha refugiado en Líbano, un país con apenas 4 millones de habitantes.

De algún modo, Líbano los ha asimi-lado. Aún así, las presiones que afectan tanto a libaneses como a sirios han supe-rado lo que cualquiera pudo haber imagi-nado era su límite.

En meses recientes, Líbano ha imple-mentado estrictos controles sobre sus fronteras y permisos de residencia, lo que deja a muchos refugiados en el lim-bo legal. Muchos enfrentan pobreza a largo plazo, mientras que los beneficios de la ONU se reducen o desaparecen, la competencia por empleos aumenta y los niños no pueden asistir a la escuela. To-dos esos factores empujan a más gente a

contemplar el peligroso trayecto por mar hacia Europa.

Hace poco en la calle Hamra, Hala Jas-sem, de 15 años, quien caminaba a casa tras salir de su empleo en un salón de belleza, pasó junto a dos de sus herma-nas menores. No interrumpió la conver-sación ligera de éstas con los clientes del café, que podría resultar en la venta de una rosa a un dólar.

De vuelta en casa, en la habitación sin ventanas que comparte la familia de 10 integrantes, Hala explicó que ella y los demás preferirían estar en la escuela.

Sin embargo, dijo llanamente, “si no trabajamos, nadie come”.

La crisis de refugiados de Líbano es engañosamente invisible, pero afecta casi todos los aspectos de la vida. Está en el Valle de Bekaa, donde los niños sirios se esfuerzan en campos embarrados y donde series informales de chozas y ca-sas de campaña representan la imagen del mundo de los campamentos de refu-giados.

Sin embargo, la mayoría de los refu-giados no está en campamentos; están mezclados en el caos de Líbano.

A un corto trayecto en auto al sur de Beirut, en Bir Hassam, la Escuela Inter-media Mixta Sobhi Saleh se yergue entre campamentos de refugiados palestinos e hileras de torres departamentales nue-vas con vista al Mediterráneo. Una ma-ñana reciente, casi la mitad de los alum-nos era sirio.

Bajo la política gubernamental, los sirios no pueden representar más de la mitad del cuerpo estudiantil en el turno matutino. Un segundo turno nuevo, en la tarde, está compuesto enteramente de sirios.

En todo el país, los sirios representan al 41 por ciento de los estudiantes en es-cuelas públicas, de acuerdo con Unicef. Pero sólo una quinta parte de los niños refugiados sirios está en la escuela.

En lugar de ir a la escuela, Hala maqui-lla a novias y a mujeres que van a fies-tas. Sus hermanos y primos recorren el distrito de Hamra intentando convencer a clientes en cafés y bares para que les compren rosas. Han sido asaltados, per-seguidos, golpeados y arrestados, pero no desisten.

Están entre los pocos afortunados que superan varias etapas de un prolongado proceso para poder reasentarse en Occi-dente.

Pero a poca distancia, en la costa, la fa-milia Hamdi no tiene tanta suerte.

Ibrahim Hamdi, de 55 años, trabajó en Líbano durante décadas, y regresaba a Siria cada par de meses para ver a su familia. Esa tradición ayudó a muchos sirios a abrirse camino en Líbano.

Sin embargo, los recortes de la ONU han puesto fin a las prestaciones para Hamdi y sus hijos mayores. Y políticas libanesas recientemente restrictivas significan que su esposa e hijos menores, quienes llegaron de forma más reciente, no pueden solicitar estatus de refugiados y no tienen una vía para asentarse en el país.

Hamdi ha prohibido a sus hijos que prueben suerte en los barcos. En lugar de ello, planean invertir todo en la escuela del menor: Ahmed, de 5 años, quien aún no está muy atrasado en inglés en com-paración con los libaneses.

“La crisis podría no resolverse en 20 años”, dijo Hamdi. “Tanto Líbano como nosotros cargamos con el peso”.

Por ANDREW E. KRAMER

DONETSK, Ucrania — La contadora de 28 años con cabello castaño cortado al estilo bob salía apurada de su trabajo para reunirse con sus amigos en bares, restaurantes y cenas. “No es cómo pa-sas tu tiempo, sino con quiénes lo pa-sas”, dijo Irina Filatova, la contadora, de su vida social.

Eso parece hace mucho tiempo, an-tes de que Filatova y unos 3 millones de personas más en el este de Ucrania cayeran en el extraño vórtice de la po-lítica de la ex Unión Soviética conocida como una zona congelada.

Gobernadas por separatistas res-paldados por Rusia, las provincias de Luhansk y Donetsk no tienen mecenas, ni el gobierno de inclinación occidental en Kiev ni en Moscú. En lugar de ello, existen en un estado de limbo que pa-ra Filatova y otros ha resultado tanto espiritual como económicamente de-bilitante.

Y por difícil que se ha vuelto la vida para Filatova, otros están mucho más atribulados por la guerra civil de Ucra-nia y sus secuelas. Muchos viven en las ruinas de casas alcanzadas por cohe-tes y artillería. Otros no tienen hogar.

Hay poco dinero para las escuelas y para pagar los sueldos de los maestros. Muchos profesores se han ido. Los ali-mentos también escasean y el hambre es un temor diario para numerosos ni-ños y jóvenes.

Muchas personas mayores no tienen otro lugar a dónde ir y sus pensiones han sido descontinuadas por un gobier-no hostil en Kiev. Rusia, con la carga de su anexión de Crimea y el colapso de los precios del petróleo, no tiene interés en llenar el vacío.

En el este de Ucrania, impera una creciente sensación de desesperanza.

Asustados por la toma de los rebel-des del gobierno regional, los amigos de Filatova y otros profesionales jó-venes se dispersaron. Pocos, si es que alguno, han regresado.

La zona rebelde rápidamente se su-mió en un estado caótico y anárquico que no tenía lugar para la compañía de auditoría fiscal donde Filatova había trabajado.

Cuando la firma cerró, Filatova perdió su sueldo de unos 750 dólares mensuales. Hoy gana 85 dólares men-

suales llevando la contabilidad de una escuela pública. Pero el nuevo empleo venía con una condición. Se requería que Filatova se uniera a un grupo sepa-ratista juvenil, República Joven, donde se espera que dedique su tiempo libre como voluntaria a actividades estilo comunista, como marchar con bande-ras en días festivos.

La guerra entre las llamadas Re-públicas Populares de Luhansk y Do-netsk, apoyadas por Rusia, y el gobier-no ucraniano estalló en abril de 2014 y pronto se intensificó, matando a casi 8.000 personas, según la ONU. Alre-dedor de 1.3 millones de personas han sido desplazadas.

La guerra terminó en el este de Ucra-nia en septiembre, con un cese al fuego, pero ningún acuerdo, un ciclo común del conflicto postsoviético visible en las áreas georgianas de Osetia del Sur y Abjasia; Nagorno-Karabakh en Azerbaiyán; y en Transnistria, en la frontera de Moldavia con Ucrania.

En cada caso, el Kremlin intervino y luego instaló gobiernos pro rusos. Las fronteras disputadas de las zonas con-geladas también evitan efectivamente cualquier expansión adicional de la OTAN. Ningún país con un conflicto fronterizo sin resolver puede ingresar a la alianza.

El futuro de los jóvenes que quedan en estas regiones es desolado. Vitaly V. Antyukov, de 28 años, perdió un pie en una explosión de artillería. Ahora ni Ucrania ni Rusia está dispuesto a pa-gar los alrededor de 500 dólares que necesita para una próstesis.

Oleg Teryokhin, residente durante 11 años de la aldea de Nikishino, volvió tras huir con su familia. “La primera vez que la vi, estaba en shock”, dijo Oleg de ver su aldea destruida. “La segunda vez aún estaba bajo el impacto, pero cuando regresé la tercera vez ya esta-ba acostumbrado”.

Filatova, que se vio obligada a mu-darse de vuelta con sus padres, afirmó, “ahora es la casa, el trabajo, la casa, el trabajo y nada más.

“Si consideras que es el plan de al-guien congelar esta guerra, las vidas de las personas comunes realmente no se valoran”, expresó. “Es poco pro-bable que alguien nos esté prestando atención”.

Por JEFFREY GETTLEMAN

NAIROBI, Kenia — Aún para los kenia-nos, que han sido testigos de innumera-bles escándalos de corrupción, los casos que ahora están saliendo a la luz son in-dignantes.

Una comisión parlamentaria ha obte-nido un documento que detalla millones de dólares que desaparecieron a través de algunos gastos gubernamentales cu-riosos. Incluía miles de dólares para sim-ples dispensadores de condones y, apa-rentemente, 85 dólares para bolígrafos, esto es, 85 dólares por cada uno.

“¿Más de 80 dólares por un solo bolí-grafo?”, comentó John Githongo, un im-portante activista anticorrupción. “Por favor, éste es el montón más grande de ladrones que jamás haya dirigido un go-bierno en esta parte de África. Esto es literalmente la violación del país, todo desde la caza furtiva de nuestra fauna silvestre hasta la acumulación de una deuda a un nivel extraordinario.

“Es un escándalo tras otro”, aseveró Githongo, quien alguna vez fue un alto funcionario anticorrupción del Gobier-no, pero tuvo que huir de Kenia a raíz de amenazas de muerte. (Regresó unos años después).

Los precios de los productos básicos aumentan. La moneda pierde valor. Ke-nia, históricamente considerada una de las naciones más estables y estratégica-mente importantes en África, está cada vez más endeudada. Hace unos meses, el Gobierno se rehusó a dar a los maestros de escuelas públicas un aumento orde-nado judicialmente, señalando que no

tenía dinero.Al mismo tiempo, los ministros y los

funcionarios de alto rango son acusados de todo, desde tratar de robarse el te-rreno del patio de una escuela primaria hasta rasurarle millones de dólares al contrato de un oleoducto.

Kenia recientemente recaudó 2.000 millones de dólares con un eurobono, que presuntamente sería utilizado para infraestructura nueva. No está claro qué le sucedió a todo ese dinero.

“Pagamos impuestos, apenas me al-canza para comprar harina y ¿ahora es-to?”, dijo Boniface Wanyama Wekesa, un guardia de seguridad, al ver un artículo de portada sobre los bolígrafos de 85 dó-lares. “Si van a robar”, expresó, haciendo eco de las famosas palabras de Mobutu Sese Seko, el ex dictador de Zaire (hoy la República Democrática del Congo), “por favor, sólo roben poquito”.

Kenia es un aliado vital de Occidente, sede de una gran comunidad de inteli-gencia y varias bases militares de Occi-dente, públicas y encubiertas. Es visto como un bastión en la batalla contra el extremismo islámico que inquieta a ve-cinos como Somalia.

Estados Unidos acaba de prometer más de un millón de dólares para montar una unidad especializada de investiga-ción keniana para poner al descubierto la corrupción vinculada a delitos trans-nacionales.

La economía de Kenia crece rápida-mente y se han disparado los precios inmobiliarios en Nairobi, resultando en el decomiso ilegal de tierras por parte de funcionarios. Pero el país sigue siendo pobre y mucha gente no tiene agua pota-ble ni acceso a energía eléctrica.

Los dos líderes de mayor rango del país llegaron al poder en 2013 bajo una sombra de sospecha, luego de haber sido acusados formalmente por el Tribunal Penal Internacional de crímenes contra la humanidad en relación con la violen-cia que estalló tras las reñidas eleccio-nes de 2007. El presidente Uhuru Ken-yatta fue exonerado, aunque continúa el caso contra el vicepresidente, William Ruto.

“Esto tiene un importante impacto existencial”, declaró Githongo. “La gen-te a todos los niveles del Gobierno dice, ‘si nuestros líderes pueden salirse con la suya, ¿por qué nosotros no?’”.

Por ALISON SMALE

NUREMBERG, Alemania — El sitio de convergencia para Hitler aquí es la propiedad de mayor extensión legada por los nazis, y es una carga que sólo se incrementa con el tiempo.

Primero están sus simples dimensio-nes físicas: la plaza de armas del tamaño de unas 12 canchas de futbol; la colosal y semicircular Sala de Congresos; La Gran Calle, el tramo de 2.5 kilómetros donde marchaban las tropas de asalto en los mítines idolatrando al Führer.

“Estos no son simples monumentos”, dijo Mathias Pfeil, curador titular de si-tios históricos en Baviera, “porque sim-bolizan una época que sólo pudiéramos desear que nunca hubiera existido”.

Alemania está lidiando con una inmi-gración masiva y golpes a su economía, como el escándalo Volkswagen, y a su or-gullo, como las acusaciones de que pagó sobornos para asegurar ser anfitrión de la Copa Mundial de 2006. Al mismo tiem-po, sigue lidiando con vestigios de su pa-sado problemático. En pocos lugares son tan vívidas esas cuestiones como en Nu-remberg. ¿Debería gastarse dinero del erario en conservar estos sitios en vías del colapso?

Varias docenas de expertos —y algu-

nos ciudadanos curiosos— se reunieron un fin de semana reciente para contem-plar el asunto en un foro titulado “Con-servar. ¿Para qué?”.

El alcalde Ulrich Maly argumentó que había un claro deber de asegurar que los alemanes y los turistas extranjeros pudieran empezar a imaginar lo que se desenvolvió aquí.

Por ejemplo, la tribuna Zeppelin, de-teriorada, pero aún imponente, donde el Führer y sus secuaces se recreaban en la adoración coreografiada de las masas re-unidas a sus pies, presenta el único atril que sobrevive donde habló Hitler.

“Cada generación tiene que hallar su

propia manera de manejar la historia na-zi”, dijo Maly. “No queremos embellecer nada, pero queremos detener el deterio-ro”.

“Estos edificios no son inofensivos”, dijo Alexander Schmidt, historiador del museo que abrió aquí en 2001. “Tienen que ver con los nazis”.

Ulrich Herbert, historiador y profesor en la Universidad Albert Ludwigs, en Freiburg, lo describió como “un lugar donde puedes entender cómo lograron los nazis convencer a la gente”.

Lo hicieron con la ayuda de la pelícu-la propagandística de Leni Piefenstahl, “Triunfo de la Voluntad”, que no mencio-naba elementos ahora señalados en los museos de la ciudad, incluyendo las leyes antisemitas que portan el nombre de Nu-remberg.

Hasta 250.000 personas, la mitad ex-tranjeros, visitan cada año el museo en el sitio de los congresos del partido.

Durante cinco décadas, los estadouni-denses limitaron el acceso al Campo de los Soldados, las instalaciones deporti-vas empleadas por el Ejército de Estados Unidos. Los estadounidenses partieron, dijo Schmidt, pero el equipo de los Carne-ros de Nuremberg sigue y entrena aquí.

“Y deben quedarse”, añadió Schmidt. “Imagine lo que diría el Führer. Y si no le gustara, probablemente sería bueno”.

BRYAN DENTON PARA THE NEW YORK TIMES

LYNSEY ADDARIO PARA THE NEW YORK TIMES

Tres millones de personas en el este de Ucrania no tienen mecenas en Kiev o en Moscú tras la guerra civil. Oleg Teryokhin en su aldea.

GORDON WELTERS PARA THE NEW YORK TIMES

Funcionarios alemanes estudian cómo conservar el sitio de los mítines de Nuremberg.

SVEN TORFINN PARA THE NEW YORK TIMES

Kenia está hundida en corrupción

y deuda. Un mercado en

Nairobi, el año pasado.

Carga del nazismo sólo aumenta con el tiempo para el sitio histórico

Mohammad Jassem, de 12 años, es uno de muchos sirios que venden cosas en la calle en Beirut. Ha perdido 3 años de escuela.

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E L M U N D O

4 DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por AZAM AHMED

SANTIAGO DE CUBA — En la foto-grafía, los amigos están parados en ca-miseta en el calor abrasador, con palas en las manos, sus rostros retratados en sepia. Los hombres, ocultándose en los

pliegues de la Sierra Maestra de Cuba, eran combatientes inmersos en la revolución.

“Cavábamos nues-tras propias tumbas”, recordó Heriberto Ol-mo Lora, sosteniendo

la imagen. “Tres murieron ese día, otro unos años después en Angola”.

Han pasado más de 60 años desde que se tomó la fotografía, en los inicios de una revolución que redefiniría a Cuba y, has-ta cierto grado, al mundo. Al igual que la imagen, la revolución y sus héroes se van apagando.

Olmo, de 79 años, lleva una vida mo-desta en un complejo de departamentos en las orillas de Santiago de Cuba, la se-gunda ciudad más grande de la isla. Po-cos de sus camaradas quedan, cinco tal vez, o seis. Los hombres se reúnen una vez cada tres meses, dice.

En ciertos sentidos, los hombres son los últimos portadores de la revolución en su lugar de origen, la ciudad donde Fidel Castro y sus seguidores iniciaron su lucha para deponer a la dictadura de Fulgencio Batista. Los grandes carteles dicen “Santiago es Santiago”, como si no se necesitara decir más sobre las virtu-des y la valentía de su gente. Pero hay un dejo de desesperación en los anuncios, un indicio de que la lucha ahora es contra la atrofia de la memoria.

Aún se respeta la revolución, pero para muchos cubanos ya no es razón suficien-te para soportar desabastecimiento de alimentos y provisiones, bajos ingresos mensuales e infraestructura en mal es-tado.

Santiago de Cuba, con sus estructuras coloniales en tonos pastel y sus colinas, reclamó su lugar en la historia mucho an-tes de la revolución. El sitio más sagrado del país, el santuario de la Virgen de la Caridad, está ubicado a orillas de la ur-be, y el ícono católico más venerado de la isla, una estatuilla de la Virgen María, se guarda allí.

Aunque el cambio es inminente, los viejos revolucionarios no albergan duda alguna de que lo que hicieron por Cuba la mejoró. “Si pudiera volver a hacerlo todo, lo haría igual”, dijo Ernesto Mato Ruiz,

de 75 años.Mato es una especie de celebridad lo-

cal entre la generación mayor, admirado por su valentía al luchar bajo el coman-dante revolucionario Frank País. Pero reconoce que el futuro de Cuba depende de los cubanos más jóvenes. “Estamos hablando de generaciones cambiantes”, afirmó.

Muchos cubanos más jóvenes tienen poca paciencia con la retórica revolucio-naria en medio del deshielo diplomático con Estados Unidos. Quieren ver cam-bios en sus vidas, y el discurso revolucio-

nario suena como una distracción de sus luchas.

“Qué puedo decir, en realidad no creo en la política, y la revolución es puramen-te política”, dijo Rubén Suárez Romero, de 24 años.

La esperanza de preservar los viejos ideales socialistas se va apagando día tras día, incluso a la puerta de Olmo.

En el patio bajo su departamento, una docena de niños descalzos jugaba fútbol. Durante un descanso en el partido, un visitante preguntó a los niños qué signi-ficaba la revolución para ellos.

“La revolución me ha dado todo”, dijo un niño pequeño.

Al insistirle, el niño no pudo decir qué era “todo”, o qué significaba el lema.

“Cuando hablamos de la revolución”, indicó, “a veces me confunde”.

Hannah Berkeley Cohen contribuyó con reportes.

Por ELLEN BARRY

NUEVA DELHI — Quienes quieran conocer los deseos secretos de la gente de Nueva Delhi pueden hallarlos aquí, en súplicas pegadas a la pared de un castillo del siglo 14, dirigidas a seres sobrenaturales creados de fuego sin humo.

La gente que acude en raudales cada jueves a Firoz Shah Kotla tiene una variedad de conceptos respecto a los djinn, o genios, las criaturas cumplido-ras de deseos, pero caprichosas, des-critas en la cosmología islámica y “Las mil y una noches”. Hay quienes creen que los genios toman la forma de cuer-vos parlantes o bolas de fuego vola-doras u hombres barbudos en túnicas blancas. Algunos sostienen que son 40.000 y que tienen su propio primer ministro o que registran su presencia con un aroma peculiar.

Todo el mundo coincide en que los djinn leen con gran velocidad, lo cual es bueno, pues para el atardecer de los jueves, cuando los humanos salen en masa a la carretera Grand Trunk Road y dejan las instalaciones a sus legítimos dueños, están inundados de papeles.

“Oh Allah, mi hermana nunca debería decir tonterías y no debería

contestar”, reza una carta, dejada para un djinn famosamente magnánimo conocido como Nanhe Miyan.

Una suplicante le pide a Nanhe Mi-yan que se reduzcan los cargos contra sus hijos para que puedan salir en libertad bajo fianza. Otra le solicita al djinn que provea para la construcción de una letrina nueva y también que haga algo respecto al temperamento

de su marido.“Por favor, sella sus labios”, dice la

carta. “Debe dejar de consumir licor”.Anand Vivek Taneja, antropólogo en

la Universidad Vanderbilt que está es-cribiendo un libro sobre la veneración a los djinn, encuentra las raíces de la tradición de las cartas a una forma de gobierno común en la Delhi del siglo 14, cuando se le permitía a los súbditos entrar al palacio para presentar sus

súplicas al sultán.Las cartas son más burocráticas que

venerantes, solicitando con frecuen-cia acción donde el gobierno humano ha desilusionado. Algunos incluyen copias de los reportes policiacos como referencia para el djinn.

Una vez que la multitud ha partido, los encargados recogen las cartas y las queman .

Entre los suplicantes más fieles está Shyam Lal, de 63 años, quien tiene 45 años de acudir todos los jueves. El año pasado, después de que su hijo y su nuera sufrieron un accidente en moto, las súplicas de Lal a los genios se redu-jeron a una: que aunque su nuera había muerto, que su hijo Deepak, un ejecuti-vo de software de 34 años, viviera.

En marzo, después de 10 meses de cuidados, Deepak murió. Al pregun-társele si los genios le habían fallado, Lal contestó que la idea no le había cru-zado la mente. En lugar de ello, señaló a un detalle de increíble suerte. El día del accidente, su hijo y nuera habían dejado a su bebé en casa. “Vemos a nuestro hijo en ese pequeño”, dijo. “Nos pasamos todo el día con él”.

Lal se puso de pie. “Ahora tomaré mi motoneta y me iré a casa”, dijo. “No puedo decir lo que sucederá mañana”.

Por SIMON ROMERO

RÍO DE JANEIRO — Los compradores de casas en Río de Janeiro solían enfras-carse en intensas guerras de ofertas al tiempo que trataban de asegurar aunque fuera un departamento modesto en uno

de los exclusivos distri-tos frente al mar de la ciudad. Ya no es así.

Los desarrolladores en la segunda ciudad más grande de Brasil ahora batallan para encontrar maneras de

vender los departamentos, al ofrecer incentivos como el pago de cuotas de mantenimiento durante años, reducir las mensualidades en un 50 por ciento y regalar viajes a Nueva York.

Río de Janeiro, desplomándose de su posición como uno de los mercados de bienes raíces más caros del mundo, lucha con su mayor excedente inmobiliario en décadas, planteando temores de un esta-

llido de la burbuja al tiempo que docenas de lujosos rascacielos nuevos construi-dos previo a los Juegos Olímpicos de 2016 no atraen compradores y las carcasas de proyectos hoteleros abandonados afean la silueta de la ciudad.  

“Se suponía que éste sería el momento de esplendor de Río de Janeiro en el es-cenario mundial”, dijo Rubem Vasconce-los, presidente de Patrimóvel, una de las agencias inmobiliarias más grandes de la ciudad. “En vez de ello, las propieda-des se ofrecen al precio de un plátano”.

No es inusual que esos baches econó-micos se materialicen después de las Olimpiadas, cuando se agota el gasto en la construcción y se reduce el flujo de tu-ristas. Sin embargo, Río de Janeiro agre-ga un nuevo giro al tiempo que la econo-mía carioca se deteriora marcadamente en los meses previos a los Juegos, con el exceso de propiedades construidas para las Olimpiadas exacerbando las sacu-didas de una recesión nacional y de los

bajos precios del petróleo. Lo que es más, muchos activistas señalan que las Olim-piadas han inundado el mercado con de-partamentos costosos mientras persiste una escasez de viviendas económicas.

Algunos de los proyectos inmobiliarios más ostentosos se cuentan entre los más decepcionantes, como la Villa Olímpica, concebida como un alojamiento para 18.000 atletas que será convertido en de-partamentos de lujo tras los Juegos. Los desarrolladores del proyecto, que inclu-ye 31 torres, jardines tropicales y pisci-nas, empezaron a vender unidades tras

el último partido del Mundial de Futbol en Río de Janeiro, el año pasado. Un año después, sólo se han vendido unos 230 de los 3.604 departamentos de la propiedad, de acuerdo con los desarrolladores, la fir-ma inmobiliaria Carvalho Hosken and Odebrecht, una compañía constructora inmersa en escándalos.

Los precios de las propiedades resi-denciales en Río de Janeiro han caído en hasta un 12 por ciento en el último año. Con la inflación anual alcanzando casi un 10 por ciento, eso significa que los precios de las propiedades en algunas áreas de la

ciudad han caído más del 20 por ciento en términos reales. Con la caída del real en 2015, muchos departamentos cuestan en dólares alrededor de la mitad que hace un año.

La crisis inmobiliaria que arde a fue-go lento en Río de Janeiro es una cues-tión delicada para las autoridades que se apresuran para prepararse para las Olimpiadas.

El alcalde Eduardo Paes aseveró que las Olimpiadas aún ofrecían una oportu-nidad para reestructurar a Río de Janei-ro. Indicó que se preparaba para promo-ver nuevos proyectos de infraestructura tras los Juegos.

Por ahora, los nuevos edificios en el área del puerto, que tiene programado un redesarrollo ambicioso, batallan para encontrar inquilinos. Entre ellos figura EcoSapucaí, una enorme estructura di-señada por el arquitecto Oscar Niemeyer que hace alarde de un helipuerto con for-ma de cáliz, y la Port Corporate Tower, una torre de oficinas de 22 pisos.

“Imaginábamos que esta crisis no ocu-rriría hasta después de las Olimpiadas en 2016”, comentó Leonard Schneider, vicepresidente de Secovi, una asociación de agencias inmobiliarias. “Pero está su-cediendo ahora”.

Por THOMAS FULLER

KYI DAUNG KAN, Myanmar — Era el poeta contra el soldado, y el poeta ganó.

De todo el drama que rodeó al triunfo electoral en Myanmar del movimiento de la democracia suprimido durante mucho tiempo, quizá no hubo una victoria tan elocuente como la cerrada carrera que ganó U Tin Thit, poeta y ex prisionero político.

Tin Thit derrotó a uno de los candida-tos más poderosos en la boleta, un ex ge-neral que hasta hace pocos meses era el ministro de defensa.

La elección de Tin Thit fue parte de la aplastante victoria el 7 de noviembre de la Liga Nacional para la Democracia, el partido dirigido por Daw Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz. Ganó 387 escaños en el Parlamento, comparado con apenas 42 para el partido gobernante respaldado por las fuerzas militares.

“La boleta es más fuerte que la bala”, dijo Tin Thit.

Hubo cientos de triunfos sobre perso-nas poderosas en las elecciones, pero la de Tin Thit parecía especialmente im-probable. El distrito, que es parte de la

capital, Naypyidaw, tiene más de 7.000 soldados y 2.000 oficiales de policía re-gistrados como residentes. Parecían partidarios naturales de U Wai Lwin, el ex ministro de defensa.

Y en su mayoría lo eran. Pero al con-tarse los votos, Tin Thit notó una tenden-cia alentadora en las casillas electorales afuera de los cuarteles militares y poli-ciales. Varios cientos de electores no vo-taron por su oponente como se preveía, dándole un estrecho margen de victoria. Tin Thit obtuvo 27.321 votos, sólo 176 más que el general.

Ese no fue el fin de la historia. Siguió una disputa y una prueba de integridad electoral en un país con una larga histo-ria de elecciones amañadas. El general, que había servido en las fuerzas arma-das junto con el presidente de la comisión electoral, exigió un recuento.

Tin Thit temió lo peor. Dos abogados argumentaron que las leyes electorales del país no permitían un recuento a me-

nos que hubiera un empate.Pasaron horas. Entonces la comisión

electoral anunció su decisión: el resulta-do era final.

Ha sido un largo camino desde la cár-cel hasta el Parlamento para Tin Thit, de 49 años. Estaba a la mitad de sus estudios en la escuela de medicina en 1988 cuan-do el país se levantó contra las fuerzas militares. Se unió a la campaña por la democracia y, como miles de activistas estudiantiles más, fue encarcelado y pa-só siete años en prisión.

Fue activista ambiental en años re-cientes, y ha estudiado mejores usos pa-ra los vastos recursos naturales del país. Pero tiene el don de la palabra.

¿La razón por la que los electores lo es-cogieron en lugar del general?

“La dignidad humana estuvo perdida 50 años”, dijo. “La querían de vuelta”.

A nivel nacional, más de 10 poetas se registraron como candidatos de la Liga Nacional para la Democracia.

El liderazgo del partido presentó un grupo muy diverso de candidatos. Entre ellos había 54 campesinos, 22 profesores, 43 tenderos, 33 médicos, 4 sastres, 4 des-empleados, 2 repartidores de periódicos, un pescador, un obrero, un propietario de una fábrica de hielo, un orfebre y un pin-tor. Sólo 13 candidatos declararon “polí-tico” como su profesión.

Tin Thit dijo que la idea de un poeta convertido en político no era inesperada. Hay un fuerte vínculo entre la poesía y la política en Myanmar. La poesía era una necesidad durante las cinco décadas del régimen militar, cuando la junta censu-raba todo lo publicado en el país, incluso el directorio telefónico.

“Teníamos que escribir poesía para ocultar el significado de lo que decía-mos”, indicó. El gobierno actual, dirigido por ex generales, abolió la censura poco después de llegar al poder en 2011.

Pero Tin Thit aún siente a menudo el impulso de escribir poesía, que sube a su página en Facebook. Su poema más re-

ciente, “Deseo de democracia”, fue escri-to durante la campaña electoral:

Esta nocheLa luna está completamente solaEs tan seductora y me marea,Desearía que todos los techos se

iluminaran con el brillo de la luna llena.

Pero no necesito rezar porque mi deseo ya se cumplió.

 Cuando Naypyidaw se construyó ha-ce una década, el Gobierno incautó las tierras agrícolas y expulsó a las familias de campesinos. Éstos están entre los que votaron por Tin Thit.

Al igual que la mayoría de la gente en gran parte de Myanmar, los residentes del distrito de Tin Thit ven la pobreza co-mo su principal preocupación.

Sin embargo, la pobreza no es un pro-blema para Wai Lwin. Vive en una casa de lujo rodeada por un muro alto y una reja metálica de entrada.

Wai Lwin dijo estar triste por haber perdido, pero concedió la derrota.

“No estoy enojado”, dijo. “Rehusaron mi solicitud con base en la ley”.

Confirmó haber pedido un recuento, pero dijo no haber contactado a la comi-sión electoral.

“Creo que recibí casi todos los votos de soldados y policías”, indicó. “Simplemen-te perdí el voto del pueblo”.

Los revolucionarios temenque el legado se termine

DIARIO DE DELHI

Genios reciben letanía semanal de deseos

Los precios de los bienes raíces en Río de Janeiro se tambalean

Poeta birmano vence a un general

Adam Dean, Saw Nang y Eaint Thiri Thu contribuyeron con reportes a este artículo.

ADAM DEAN PARA THE NEW YORK TIMES

En la boleta había doctores, granjeros, maestros y sastres.

KUNI TAKAHASHI PARA THE NEW YORK TIMES

Los visitantes llegan a Firoz Shah Kotla, castillo del siglo 14 en Nueva Delhi, para dejarle súplicas a los genios.

LALO DE ALMEIDA PARA THE NEW YORK TIMES

DANIEL BEREHULAK PARA THE NEW YORK TIMES

Heriberto Olmo Lora, de 79 años, en su hogar en Santiago de Cuba, donde inició la lucha revolucionaria para deponer a Batista.

Las penurias económicas ponen en jaque a los ideales socialistas.

Una vieja tradición de veneración tomaun giro burocrático.

U Tin Thit, ex prisionero político, vio el apoyo en las casillas cerca de los cuarteles policiales y militares.

Después de un año de haber sido puestos en venta, se han vendido sólo 230 de 3.064 departamentos en la Villa Olímpica en Río de Janeiro.

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D I N E R O Y N E G O C I O S

DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015 5THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por BROOKS BARNES y MICHAEL CIEPLY

Durante meses, los cinéfilos estadou-nidenses han estado acudiendo en gran-des números a las salas o se han quedado en casa. Si continúan con ese comporta-miento, el 2015 podría establecer nuevas marcas de éxitos y fracasos, pero deja-ría un hoyo en medio, donde típicamente nacen las películas merecedoras de pre-mios Óscar.

“Spectre”, el thriller más costoso en la historia de James Bond, cuya producción y comercialización costó a Sony Pictures Entertainment, Metro-Goldwyn-Mayer y Eon Productions aproximadamente 400 millones de dólares, recaudó alrede-dor de 73 millones de dólares en su fin de semana de estreno a principios de este mes en EE.UU, pero la taquilla global as-cendió a unos 223 millones de dólares, lo

que rompió records.Este otoño, filmes de rango intermedio

muy publicitados que fueron estrecha-mente monitoreados como prospectos para premios fracasaron en EE.UU. (la misma tendencia se vio internacional-mente), entre ellos: “En la cuerda floja” (“The Walk”) de Sony, “Steve Jobs” de Universal y “Our Brand Is Crisis” de Warner. Esas cintas se unieron a fiascos más comerciales como “Peter Pan” y “Rock the Kasbah”.

En general, las ventas de boletos en EE.UU. y Canadá en lo que va del año están un 5 por ciento arriba comparadas con el mismo periodo de 2014, de acuerdo con el servicio de mediciones Rentrak. Pero el incremento no refleja lo que tra-dicionalmente ha sido considerado un mercado cinematográfico saludable:

más éxitos que fracasos, con películas de diferentes tamaños y dirigidas a diferen-tes segmentos de la población, perfilán-dose a las ganancias.

El impulso proviene casi completa-mente de un puñado de megapelículas: “Jurassic World”, “The Avengers: la era de Ultron”, “Intensa-mente” (“Inside Out”), “Rápido y furioso 7” y “Misión

rescate” (“The Martian”).La pregunta es si las 70 o más películas

que se estrenarán entre ahora y el 1 de enero generarán mucho dinero.

Una preocupación es que el compor-tamiento del consumidor podría estar cambiando a un nivel más profundo. En busca de públicos globales y tratando de combatir la llegada de los gigantes-

cos televisores de pantalla plana a las salas de los hogares estadounidenses, Hollywood se ha encaminado marcada-mente hacia las grandes producciones. Cintas como “Spectre”, “Star Wars” y “Los juegos del hambre” se esfuerzan tanto por meter a la gente a las salas de cine que los consumidores no se moles-tarán en estar al pendiente de los estre-nos más modestos. Ésos los verán por televisión.

Algunos filmes de nivel mediano han registrado resultados decentes, como “Escalofríos”, “Puente de espías” y “Pa-sante de moda” (“The Intern”).

Y el público tiene su manera de crear sus propios monstruos, en especial cuan-do se trata de estrenos de fin de año. En 2015, los participantes tardíos son “Un gran dinosaurio” de Pixar; “Joy: el nom-bre del éxito”, de David O. Russell, “The Revenant: el renacido”, de Alejandro González Iñárritu, con Leonardo DiCa-prio, y “Los 8 Más odiados”, de Quentin Tarantino.

Pero quizá sea difícil para esas pelícu-las atraer multitudes cuando monstruos como “Star Wars” dominan las salas.

Grandes empresas se mudan a Dublín, por beneficios fiscales

El cine se divide entre grandes éxitos y fracasos

Aprovechan a sus usuarios para influir

Negocios enfrentantrabas en China

Por DAN LEVIN

BEIJING — Amir Porat, un empren-dedor israelí, estableció una fábrica de suministros quirúrgicos en la provin-cia costera china de Jiangsu, en 2013, capacitando a trabajadores y tomando pedidos. Todo lo que necesitaba para arrancar la producción eran 250.000 dólares en equipo de moldeado de Is-rael.

Tras más de dos años y un millón de dólares en costos, sigue esperando. Los agentes aduanales chinos han exigido un permiso para importar dispositivos médicos, aunque el equipo es maquina-ria ordinaria para manufactura. El año pasado, Porat decidió cerrar la fábrica antes de abrir.

“No somos una compañía grande y simplemente no podemos darnos el lujo de perder más y más”, aseveró.

Beijing ha buscado asegurarle a las compañías extranjeras que China les da la bienvenida. Pero el suplicio de Porat subraya los retos que enfrentan las pequeñas y medianas empresas. Aunque China atrae con oportunida-des, mano de obra barata y un enorme mercado, su burocracia, corrupción y complicado sistema legal a menudo causan frustración, indican los exper-tos.

“Se tiene la sensación de que cada vez menos pequeñas y medianas em-presas dan el salto para venir a China”, dijo Chet Scheltema, un consultor. “Son un poco más cautelosas y estamos ce-rrando un número sorprendente de compañías”, dijo Scheltema, cuya firma, Dezan Shira & Associates, se especializa en la inversión extranjera directa en Asia.

En años recientes, China ha atraído a miles de emprendedores expatriados que han abierto restaurantes, consulto-rías de desarrollo de marca y empresas en desarrollo, ayudando a transformar una economía que tenía mucho tiempo de ser dominada por la manufactura, el desarrollo inmobiliario y el gasto gu-bernamental en infraestructura. Sin embargo, han carecido de la influencia política y del capital de las corporacio-nes multinacionales o de sus similares nacionales. 

“Cuando hablas con otros expatria-dos sobre poner un negocio, una de las primeras cosas que te dicen es ‘ten cui-dado’”, declaró Reza Afshar, fundador británico de una compañía de comercio electrónico en China que vende produc-tos de protección contra la contamina-ción.

Afshar narró que la empresa conjun-ta que montó con un amigo chino, como descubrió después, era, de hecho, un negocio de propiedad 100 por ciento china. Ashfar estaba listado como ac-cionista minoritario, aunque él pagó el 70 por ciento de los costos de registro.

A medida que crecía el negocio, re-cordó Afshar su socio se empezó a deslindar de las operaciones cotidia-

nas, y partió a unas vacaciones en el extranjero. Luego, el socio amenazó con sabotear la compañía al menos que se le comprara su participación, y que recibiera el 50 por ciento de las futuras ganancias.

Con el tiempo, Afshar vendió la com-pañía y desde entonces se ha mudado de regreso a Londres. No planea volver a China.

En años recientes, el gobierno chino ha tratado de mejorar el entorno al ac-tualizar las protecciones legales. Pero muchos críticos señalan que las palan-cas políticas y la corrupción siguen mi-nando la ley.

Neil Schmid tenía grandes esperan-zas cuando llegó a Beijing, en 2012, pa-ra iniciar una iniciativa social china ba-jo DKT, una organización de salud glo-bal que proporciona anticonceptivos a más de 50 millones de personas en el mundo en desarrollo. Pero en lugar de enfocarse en vender condones, Schmid tuvo que lidiar con una serie de dispu-tas que involucraron a sus empleados.

Dijo que se vio forzado a despedir a una gerente de ventas de quien sospe-chaba de haber malversado 60.000 dó-lares, así como a su reemplazo, quien él cree había falsificado documentos.

Pronto se dio cuenta que resolver el caso de malversación a través del siste-

ma legal de China no era simplemente cuestión de proporcionar evidencia. Las autoridades chinas se reservan en gran medida el derecho de aceptar un caso.

Sun Wenjie, una abogada contratada por Schmid para manejar el asunto, lo exhortó a presionar a la gerente de ventas a “arrepentirse” y devolver el dinero. A final de cuentas, la gerente aceptó hacerlo, pero su reputación que-dó intacta. Aún lista a DKT en su perfil de LinkedIn.

Jennifer Eden, una australiana due-ña de restaurantes, dijo haber perdido tres negocios que quedaron en manos de residentes locales cuando no se res-petaron contratos.

En un caso, recordó, el dueño del lo-cal le duplicó la renta en un contrato de arrendamiento para un café que abrió junto con un socio brasileño.

En otro restaurante que tenían —con un contrato a cinco años— la casera destruyó las cerraduras con un tala-dro. “Se lo rentó a alguien más y le dio la llave con nuestro equipo adentro”, dijo Eden. “Nuestro contrato no signi-ficó nada”.

Por CONOR DOUGHERTY y MIKE ISAAC

SAN FRANCISCO — Durante los últi-mos años, compañías de la así llamada economía compartida como Airbnb y Uber —plataformas en línea que per-miten que extraños se remuneren unos a otros a cambio de alojamiento o trans-porte— han afianzado su posición en mi-les de comunidades mucho antes de que los reguladores locales determinen cómo torearlas.

Ahora, al tiempo que ciudades en todo el mundo lidian con el crecimiento de es-tos servicios e intentan aprobar normas sobre cómo deberían operar, las com-pañías contraatacan al convertir a sus usuarios en una operación política que puede ser movilizada ante cualquier se-ñal de amenaza.

Airbnb ofreció hace poco el ejemplo más reciente de ello. Tras derrotar en las urnas una medida en San Francisco, conocida como Propuesta F, que habría limitado severamente el negocio de la compañía al endurecer reglas existen-tes, Airbnb sostuvo una rueda de prensa que buscaba advertir a otras ciudades que contemplaban implementar regula-ciones nuevas.

Sin embargo, la sesión informativa no se centró tanto en la elección, como en in-tentar convertir el resultado en un man-dato para la economía compartida.

Chris Lehane, un consultor político en Washington que ejerce como director de política global y asuntos públicos de Airbnb, enmarcó a la Propuesta F como un ataque contra la clase media encabe-zado por la industria hotelera.

En repetidas ocasiones, Lehane se centró en uno de los puntos de discusión más importantes de la compañía: la vic-toria de Airbnb como triunfo para la cla-se media.

“Las ciudades reconocen hacia dónde se dirige el mundo; entienden que vas a avanzar o vas a retroceder”, dijo. “En-tienden que en un momento de desigual-dad económica, esto es una cuestión de en qué lado estás: ¿Quieres estar del lado de la clase media, o quieres oponerte a la clase media?”.

Desde entonces, Airbnb ha suavizado su retórica. Ha introducido un tratado donde promete cooperar con los gobier-nos locales. Dice que compartirá datos

anonimizados sobre anfitriones y hués-pedes y evitará que operen propietarios de hoteles ilegales, además de prometer pagar su “parte justa” de impuestos hote-leros y turísticos.

“Si Airbnb no se muestra al menos algo flexible, las ciudades simplemente se obstinarán”, dijo Rob Atkinson, presi-dente de la Fundación de Informática e Innovación.

Uber, el coloso de los traslados hoy valuado en más de 50.000 millones de dólares, opera en más de 300 ciudades. Airbnb está disponible en 34.000 ciuda-

des. Los inversionistas calculan el valor de la compañía en 24.000 millones de dólares.

Airbnb y Uber se han convertido en compañías multimillonarias al emplear una estrategia de crecimiento en la que instalan a un equipo de empleados en una ciudad y comienzan a brindar servi-cios de inmediato, independientemente de que las leyes locales les permitan ha-cerlo o no.

Las compañías también tienen una herramienta poderosa en la forma de sus plataformas y apps para teléfonos inteligentes, y han mostrado no dudar en usarla para exhortar a sus usuarios a protestar o votar.

En Nueva York, el alcalde Bill de Blasio respaldó una propuesta que limitaría el número de conductores de Uber en Man-hattan. Uber contraatacó al modificar su app con una presentación especial “De Blasio”, que mostraba a los usuarios en Nueva York lo difícil que sería conseguir un traslado en Uber bajo dichas limita-ciones.

Uber también ha enfrentado protestas de taxistas por todo Europa, entre ellas una manifestación en París que se volvió violenta en junio e hizo que Uber suspen-diera uno de sus servicios. El alcalde de Río de Janeiro también firmó a princi-pios de octubre una ley que lo prohíbe.

Aaron Peskin, quien hace poco fue electo al Consejo de Supervisores de San Francisco, prometió que el asunto de Airbnb no desaparecería.

“Creo que a Airbnb le beneficiaría ne-gociar una solución factible y aplicable”, para frenar “los excesos más atroces que resultan en la pérdida de viviendas en renta permanentes y económicas”, dijo.

Por RAPHAEL MINDER

MADRID — Una parte de la mudanza llevaba mucho tiempo de preparación en Grifols, una compañía médica española de gran tamaño. La otra fue una sorpresa políticamente cargada.

Cuando Grifols, un líder global en pro-ductos de plasma sanguíneo, celebró una ceremonia de corte de listón para su nue-vo centro de distribución de 100 millones de dólares en las afueras de Dublín, el mes pasado, el evento coronó un proyec-to planeado durante largo tiempo, uno que agregaría 140 empleos a su pequeña fuerza laboral en Irlanda.

Fue la otra parte de las festividades la que pocas personas esperaban. Grifols, que tiene 14.000 empleados —más de la mitad de ellos en EE.UU.— anunció que mudaría su tesorería corporativa de Barcelona a Dublín. Desde allí, maneja-rá todos sus pagos globales, incluyendo los fiscales.

El momento de la reubicación de Gri-fols despertó sorpresa, al darse poco

después de que el gobierno irlandés anunció una nueva categoría de im-puestos corporativos amigable con los negocios. La decisión respecto a la te-sorería de Grifols también se dio mien-tras funcionarios de la Unión Europea analizan con mirada crítica la relación fiscal de las compañías multinacionales con Irlanda y algunos otros países en la región.

Grifols insiste en que mudar sus opera-ciones de tesorería a Dublín no es un caso de ingeniería tributaria, sino que busca aprovechar una fuerza laboral irlandesa capacitada, la estabilidad legal del país y su conveniente ubicación geográfica en-tre la Europa continental y EE.UU.

Pero Grifols podría emerger como un explorador pionero de la recién anun-ciada categoría fiscal de Irlanda que, si el parlamento irlandés aprueba el plan, otorgaría una tasa fiscal del 6.25 por ciento sobre ingresos y regalías atados a patentes y otras formas de propiedad intelectual.

Esa tasa sería la mitad de la tasa cor-porativa ya amigable con los negocios del 12.5 por ciento en Irlanda; la tasa cor-porativa nominal de España del 28 por ciento está programada para bajar al 25 por ciento en enero. (La tasa corporativa en EE.UU, antes de deducciones, es del 35 por ciento).

En España, donde Grifols tiene unos 3.000 empleados, la decisión de trasla-dar la tesorería a Irlanda se tomó en un momento políticamente sensible.

El País ibérico se encamina hacia unas elecciones generales el próximo mes, en que los ingresos y las disparidades fis-cales son temas importantes. También hay una intensa disputa entre el gobier-no español del primer ministro Mariano Rajoy y Artur Mas, líder del gobierno regional de Cataluña, quien ha impul-sado la secesión de la región del resto de España. Barcelona, donde Grifols tiene la intención de mantener su sede corpo-rativa y su personal de mayor rango, es la capital de Cataluña.

Víctor Grifols, el presidente del consejo de la compañía, ha sido uno de los ejecuti-vos catalanes más prominentes en defen-der el movimiento separatista de Mas. Y los partidarios de Rajoy buscan obtener ventajas políticas con la decisión de Gri-fols de mudar parte de sus operaciones financieras a Irlanda.

La reubicación de Grifols es “una mala noticia, especialmente para Artur Mas”, de acuerdo on Pablo Casado, legislador que es el vocero del Partido Popular de Rajoy.

Grifols afirmó que no espera benefi-ciarse del nuevo arreglo porque la mayo-ría de sus patentes proviene de procesos de manufactura en lugar de la investiga-ción de laboratorio, y que mantendrá sus actividades de investigación y desarrollo centradas en Barcelona.

Sin embargo, Javier Vinuesa, socio en un estudio legal español, no está conven-cido. “Estoy bastante seguro de que las autoridades fiscales españolas lo anali-zarán detenidamente”, dijo.

Mucha corrupción y un sistema legal complicado.

JASON HENRY PARA THE NEW YORK TIMES

Airbnb usó carteles publicitarios y otras estrategias para derrotar en las urnas a la proposición F en San Francisco.

UNIVERSAL PICTURES, VÍA ASSOCIATED PRESS

La nueva cinta de Bond impone records mundiales mientras que “Steve Jobs”, con Michael Fassbender, fracasó en la taquilla norteamericana.

Airbnb y Uber saben como aprovechar el poder de la gente.

ALBERTO ESTEVEZ/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

Víctor Grifols muda parte de la tesorería de su empresa de Barcelona a Irlanda.

Amy Chozick contribuyó con reportes a este artículo.

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C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A

6 DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Escudriñan un tratamientodespués de muerte gélida

Un cuervo muerto puede ser una mala señal

Leen con ciencia cómoreaccionan los votantes

Buscan vida en el Cosmos si guiendo al aguaDonde hay agua ¿hay vida?Ésa es la pregunta de los 64.000 mi-

llones de dólares que ahora enfrenta la NASA, la agencia espacial estadouni-dense, y el resto de la solitaria humani-

dad.Medio siglo después

de que la primera sonda navegó por Venus, la ex-ploración astrofísica del sistema solar ha conclui-do. Hemos terminado de

contar las rocas. Es hora de averiguar si algo vive en ellas, tarea que fácilmente podría tomar otros 50 años.

Desde hace mucho tiempo, el mantra de la NASA para encontrar vida aliení-gena ha sido “sigue al agua”, el ingre-diente esencial de nuestra propia bio-química. A finales de octubre, la NASA tomó muestras del agua más disponible que está ahí afuera, cuando la nave es-pacial Cassini atravesó un rocío de hielo que surgía de la pequeña luna saturnina Encélado.

Encélado mide apenas 500 kilómetros de ancho y es enteramente blanco, re-flejando prácticamente toda la luz solar que le llega, lo que debe volverlo frío e inerte. Pero en 2005, poco después de iniciar una estancia de 11 años en Satur-no, Cassini grabó chorros de agua que brotaban de grietas conocidas como ra-

yas de tigres cerca del polo sur de Encé-lado, evidencia, dicen los científicos, de un océano subterráneo que se conserva caliente y líquido gracias a la flexión de mareas de la pequeña luna a causa del efecto de Saturno.

Y con eso, Encélado saltó a lo alto de la lista de los astrobiólogos de lugares pro-metedores para buscar vida. Si hay vida en su océano, microbios alienígenas podrían estar viajando en esos géisers al espacio, donde una nave espacial que vaya pasando podría atraparlos.

Descubrir vida no estaba en la agenda cuando Cassini fue lanzada al espacio hace 20 años. Sus instrumentos no pue-den capturar microbios o detectar vida, pero en dos docenas de pases a través de las columnas de agua de Encélado, ha detectado moléculas asociadas con la vida: vapor de agua, dióxido de carbo-no, metano, nitrógeno molecular, propa-no, acetileno, formaldehído y rastros de amoníaco.

Los científicos están particularmente interesados en medir la cantidad de gas de hidrógeno en la columna, lo que les revelaría cuánta energía y calor son generados por reacciones químicas en conductos hidrotermales en el fondo del océano de la luna.

Es en conductos así en el mar donde algunas de las formas de vida de aspec-

to más primordial han sido descubiertas en nuestro planeta.

La definición funcional de la NASA para vida, acuñada por un grupo de biólogos en 1992, es “un sistema químico autosostenible capaz de una evolución darwiniana”.

Cualquier líquido podría servir como el medio para esta cosa, proceso, o lo que sea. La vida en Titán, la luna de Saturno con lagos de metano, expandiría nues-tras nociones de lo que es bioquímica-mente posible en el resto del universo.

Nuestra historia de exploración sugie-re que la sorpresa es la naturaleza del

juego. Ésa fue la lección de las misiones de Voyager: cada mundo o luna encon-trado en esa odisea de naves gemelas era diferente, un ejemplo de las leyes de la física esculpidas por el tiempo y las circunstancias en formas extrañas y singulares.

Y hasta ahora, ésa es la lección de la nueva astronomía de los exoplanetas, miles de sistemas planetarios, pero ni uno solo que se parezca al nuestro.

La detección de un solo ejemplo de moho mucilaginoso de estanque o un microbio alienígena, en algún otro mun-do se ubicaría como uno de los máximos

descubrimientos en la historia de la ciencia. ¿Por qué deberíamos esperar que se pareciera a algo que ya conoce-mos?

Encontrar ese microbio implicaría lanzar grandes y complicados pedazos de hardware a diversos rincones del sistema solar, y eso significa trabajo para ingenieros, científicos, contadores, soldadores, operarios, electricistas, programadores y practicantes de otros oficios aún no inventados: astrorobo-tpaleontólogos, por ejemplo.

Por más miles de millones de dólares que se requieran para tocar las puertas y averiguar si hay alguien en casa, todo se gastará aquí en la Tierra, en personas y cosas que todos decimos que quere-mos: innovación, educación, ciencia y tecnología.

Ya hemos visto a esto tener un final feliz. Fueron los chicos de la industria aeroespacial y el complejo militar-in-dustrial, especialmente en California, los que nos dieron Silicion Valley y la re-latividad general en nuestros bolsillos.

En esta era, un final feliz podría in-cluir la noticia de que no estamos solos, que el cosmos es más diverso de lo que habíamos imaginado.

O no.Dentro de otros 50 años, el silencio de

allá afuera podría ser ensordecedor.

KARSTEN MORAN PARA THE NEW YORK TIMES; ABAJO, ALBERT AKE, VÍA ASSOCIATED PRESS

NASA/JPL/SPACE SCIENCE INSTITUTE

En la búsqueda de vida en el universo, columnas de agua y hielo han sido encontradas cerca del polo sur de la luna Encélado de Saturno.

Por KEVIN RANDALL

En el lobby de un edificio de ofici-nas en la Ciudad de México, la gente dedicaba un breve vistazo al anuncio panorámico digital respaldando a un candidato para el Congreso, en junio.

Probablemente no sabían que el anuncio los estaba leyendo a ellos tam-bién.

En el interior del cartel, una cáma-ra captaba sus expresiones faciales y las pasaba por un algoritmo, leyendo reacciones emocionales como felici-dad, sorpresa, enojo, aversión, temor y tristeza. Con la retroalimentación, la campaña podía entonces modificar el mensaje —las imágenes, sonidos o pa-labras— para dar con una versión que pudiera atraer más a los electores.

A nivel mundial, las campañas po-líticas buscan datos e información so-bre los electores que puedan llevarlos a la victoria. Hoy, en un número cada vez mayor de sitios, eso incluye el po-lémico campo conocido como neuro-mercadotecnia, o en este caso, neuro-política.

El Partido Revolucionario Institu-cional, el PRI, el partido gobernante de México, dijo que cesaría la práctica después de que un reporte en The New York Times sobre sus métodos, inclu-yendo el uso de cámaras en el edificio de oficinas que ocupa en la Ciudad de México, despertó clamores de protes-ta.

Sin embargo, el escepticismo no ha disuadido a los partidos políticos en muchas partes del mundo. Las cam-pañas de presidente y primer ministro en por lo menos tres continentes han contratado a consultores para que es-caneen los cerebros, cuerpos y rostros de los electores, con el objetivo de in-crementar su resonancia emocional entre el electorado.

En México, la campaña del presiden-te Enrique Peña Nieto y su partido, el PRI, empleó herramientas para medir las ondas cerebrales, ritmos cardiacos y expresiones faciales de los electores durante la campaña presidencial de 2012. Recientemente el partido utilizó codificación facial para ayudarlo a de-terminar los mejores candidatos, afir-mó un consultor

Los consultores de neuromercado-tecnia dicen estar realizando investi-gaciones en más de una docena de paí-ses, incluyendo a Turquía, Argentina, Brasil, Costa Rica, Rusia, España y Estados Unidos.

Los neuroconsultores argumentan que los beneficios son obvios: los gru-pos focales y los sondeos pueden ser poco confiables porque los electores con frecuencia no saben, no pueden ar-ticular o están renuentes a revelar su verdadero sentir sobre un candidato.

Las ondas cerebrales, las expre-siones faciales y la neurobiología, en contraste, traicionan los sentimientos y opiniones de un elector y las convier-ten en mejores pronosticadores del comportamiento en las urnas, afirman sus partidarios. Sin embargo, algunos neurocientíficos argumentan que eso no significa que los investigadores puedan estar seguros del pensar de los electores.

Las tres principales compañías de investigación de mercado del mundo —Nielsen, Kantar e Ipsos— dijeron tener una política de no realizar in-vestigaciones de ese tipo para clientes políticos.

Jaime Romano Micha, un neurofisió-logo mexicano, dijo que el PRI contrató a su empresa, Neuropolitika, para la elección nacional de 2012 y de nuevo para las elecciones estatales y locales este junio.

Romano dijo haber informado al PRI

de las extensas frustraciones entre los electores. “Les advertimos con mucho tiempo del alto nivel de rechazo hacia los tres principales partidos de Méxi-co”, dijo.

Hoy, los proyectos neuropolíticos frecuentemente son una empresa in-ternacional. Neurohm, una empresa polaca, dice que ha asesorado a cam-pañas presidenciales estadouniden-ses durante varios ciclos electorales. Un estratega político de Brasil, Paulo Moura, dice que ha puesto en práctica técnicas neuropolíticas para altos fun-cionarios gubernamentales en Rusia.

Los neuroconsultores reconocen que su labor, en gran parte, aún es conside-rado un tabú.

“Los ciudadanos no saben lo que es la neuromercadotecnia”, dijo Kilinc Or-han Erdemir, de Neuro Discover, quien agregó haber trabajado para el partido gobernante en la reciente elección en Turquía. “Lo ven como una técnica de manipulación mental”.

Por JULIE TURKEWITZ

DENVER, Colorado — Uno entra a una cápsula cilíndrica vertical. El piso asciende y la cabeza de uno sale por el ex-tremo de la cápsula. Se escucha un sus-piro y de repente uno queda envuelto en gas, del cuello para abajo, en un tanque a una temperatura de menos 185 grados centígrados, más frío que la temperatura natural más fría registrada en la Tierra.

Estas son cámaras de crioterapia. La muerte en una de ellas de una mujer lla-mada Chelsea Ake-Salvacion, de 24 años, en Nevada, en octubre, enfocó la aten-ción en la práctica poco conocida, pero crecientemente popular, de la crioterapia de cuerpo completo, que sus partidarios promueven como un camino a la reduc-ción del dolor, la recuperación de lesiones y la mejora del estado anímico.

Otros partidarios de la crioterapia van más allá, al afirmar que las cámaras pre-vienen la osteoporosis, tratan el asma, elevan la libido y disparan una veloz pér-dida de peso.

En entrevistas, los operadores de crio-terapia llaman segura a la práctica, al señalar que la gente ha aplicado frío a lesiones durante miles de años y que los atletas rutinariamente toman baños de hielo.

Sin embargo, la Dirección de Alimen-tos y Medicamentos de Estados Unidos no reconoce beneficios médicos deri-vados de las cámaras de crioterapia ni

tampoco regula los aparatos. La muerte de Ake-Salvacion tiene a muchos cuestio-nando la seguridad del procedimiento y las afirmaciones de quienes hablan ma-ravillas de ello.

En septiembre, la Biblioteca Cochra-ne de Gran Bretaña, una base de datos de investigación de la salud, publicó una reseña de estudios de la crioterapia de cuerpo completo y encontró “evidencia insuficiente” de que la práctica reduce el dolor muscular o mejora el tiempo de re-cuperación en atletas cuando se le com-para con el descanso.

Muchas criocámaras son enfriadas empleando un tanque de nitrógeno líqui-do. Una tubería va del tanque de oxígeno a la cámara, y el líquido se convierte en gas al contacto con el aire.

Poco se sabe de cuánto tiempo puede sobrevivir una persona sin ropa a estas temperaturas. Los centros de crioterapia enfrían sus cámaras a entre menos 100 y menos 185 grados centígrados, mucho más bajo que la temperatura natural más fría vista en la Tierra: menos 93.2 grados centígrados, registrados en la Antártida en 2013.

Por lo menos tres minutos son soporta-bles, porque tomaría más tiempo que se congelaran los órganos internos y la san-gre. “Somos inmensos trozos de carne”, dijo Gordon Giesbrecht, profesor en la Universidad de Manitoba, cuya labor es-tudiando a humanos en entornos extre-

mos le han ganado el apodo de Profesor Helado. “Toma mucho tiempo calentar o enfriar un gran trozo de carne”.

Ake-Salvacion trabajaba en el spa Re-juvenice y era férrea creyente en los be-neficios de la crioterapia. La noche del 19 de octubre, entró sola al tanque.

A la mañana siguiente, una compañera de trabajo la encontró congelada en una de las cámaras con su teléfono celular a poca distancia, dijo Richard A. Harris, abogado de la familia Ake.

Dijo que era posible que Ake-Salvacion haya dejado caer su teléfono en la cáma-ra, se agachó y terminó atorada en un espacio con demasiado nitrógeno y muy poco oxígeno, causando que perdiera el conocimiento y con el tiempo se conge-lara.

El aire que respiramos contiene ni-trógeno, pero cuando este reemplaza al oxígeno la situación se vuelve peligrosa, dicen los médicos.

“He aquí un tratamiento presunta-mente ‘inocuo’ que te puede matar”, dijo Harris. “Quizás necesitemos regularlo”.

Chelsea Ake-Salvacion (izq.) murió tras entrar a una criocámara no supervisada en su empleo.

Por CARL ZIMMER

En los últimos años, las banquetas de Seattle han sido testigos de un espectá-culo curioso.

Comienza con una mujer llamada Kaeli N. Swift esparciendo cacahuates y frituras en el piso. Los cuervos bajan en picada para darse gusto con la comida. Mientras Swift observa a las aves desde una distancia, otra persona se les acerca, llevando una máscara de látex y un ró-tulo que dice “ESTUDIO DE CUERVOS UW”. El cómplice lleva en las manos a un cuervo disecado.

No se trata de teatro callejero surreal, sino de un experimento para explorar un profundo interrogante biológico: ¿Qué entienden los cuervos de la muerte?

Swift ha estado realizando este experi-mento en la Universidad de Washington bajo la tutela del biólogo John M. Mar-

zluff, quien tiene mucho tiempo de estar intrigado por la manera en que las aves parecen congregarse ruidosamente al-rededor de camaradas muertos.

Querían determinar si un cuervo muerto incita una respuesta clara de cuervos vivos y cuál podría ser el propó-sito de las grandes y ruidosas concentra-ciones.

Para el experimento, Swift empezó a dejar comida en un lugar en particular todos los días para que los cuervos apren-dieran a congregarse allí. Luego, uno de sus voluntarios se acercaba al festín con un cuervo muerto, y Swift observaba có-mo reaccionaban.

Prácticamente en todas las ocasiones, los cuervos se abalanzaban contra los vo-luntarios portadores del cadáver.

Swift agradece que los voluntarios no hayan abandonado la investigación

entonces. “Si alguna vez has tenido a un cuervo cayendo en picada hacia ti, sabes que es realmente aterrorizante”, dijo.

Sin embargo, si el voluntario llevaba una paloma muerta, los cuervos se aba-lanzaban conta la persona sólo el 40 por ciento de las veces. Y si el voluntario se acercaba sin nada en las manos, los cuer-vos simplemente se alejaban hasta que no hubiera nadie.

Ya que los cuervos pueden identificar a los humanos por sus rostros, Swift hizo que sus voluntarios usaran máscaras de látex. En los días después de ver a un vo-luntario con un cuervo muerto, las aves tardaron significativamente más tiempo en acercarse a la comida. Ver a una palo-ma muerta no tuvo ese efecto.

En su reporte, que aparece en el nú-mero de noviembre de la revista Animal Behavior, Swift y Marzluff proponen que

los cuervos ponen cuidadosa atención a sus muertos como forma de recabar in-formación sobre amenazas a su propia seguridad.

La presencia de un cuervo muerto po-dría indicar a otros cuervos que un lugar

en particular es peligroso. Los fuertes graznidos de las aves podrían ser una forma de compartir información con el resto de su grupo.

Pocas especies ponen atención a los muertos, inclu-yendo chimpancés, elefantes y delfines.

“Muy consistentemente son animales que viven en grupos sociales y se les co-

noce por tener habilidades cognitivas más avanzadas”, dijo Swift. “Es increí-ble pensar que un cuervo —un ave— está haciendo algo así, que hasta donde sabemos muy pocos animales más ha-cen”.

HEINZ-PETER BADER/REUTERS

DMITRY KOSTYUKOV PARA THE NEW YORK TIMES

La codificación facial, biorretroalimentación e imágenes cerebrales, ayudan en política.

Un nuevo estudio descubrió que los cuervos toman pistas de la presencia de camaradas muertos.

DENNIS OVERBYE

ENSAYO

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E S T I L O

DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015 7THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por HANNAH SELIGSON

A principios de este año, Patricia King recibió un chal de oración de la Iglesia Vista Grande Community, en Colorado Springs, Colorado, presentada a las mu-jeres en su bautismo. Sin embargo, éste no era un bautismo; era una ceremonia cristiana de cambio de nombre, repre-sentando el pasaje espiritual de King de Peter a Patricia.

“El corazón que le entrego a Cristo es el mismo, es el exterior lo que está cam-biando”, dijo King, de 36 años, un sargen-to transgénero en la infantería del ejér-cito de Estados Unidos. “Fue muy fuerte ser reconocida como una mujer por mi iglesia”.

Para algunas personas transgénero, celebrar el cambio de nombre se ha con-vertido en un importante hito, junto con la transición médica, legal y social.

“Particularmente en el caso de las per-sonas que no tienen acceso a hormonas o cirugías, el cambio de nombre puede ser un acto muy empoderador”, dijo Felix Endara, de 43 años, un cineasta neoyor-quino que trabaja en un corto documen-tal titulado “Untitled Trans*Names” acerca de cómo las personas transgéne-ro eligen su nombre.

Las ceremonias de toma de nombre están volviéndose mas visibles entre las personas transgénero, particularmente desde que Caitlyn Jenner documentó la suya en el final de temporada de “I Am Cait”, el reality show del canal E!

“La fe ha sido realmente importante para mí en el curso de este proceso”, dijo Jenner durante el episodio, transmitido en septiembre. La ceremonia, filmada en julio, se realizó junto a la piscina en la ca-sa de Jenner, en Malibú, California, con los invitados vestidos de blanco.

Las ceremonias de toma de nombre se realizan en diferentes etapas del pro-ceso de transición. Por ejemplo, Jenner realizó su ceremonia unos dos meses antes de presentar la papelería para cambiar legalmente su nombre de Bru-ce a Caitlyn.

Asimismo, estas ceremonias pueden realizarse en una variedad de locacio-nes. Algunas, como la de Jenner, se rea-lizan en casa. Otras tienen a iglesias, si-nagogas o salones de eventos como telón de fondo.

En 2013, unos 10 meses después de haber cambiado legalmente su nombre, Constance McEntee, de 46 años, rentó una sala en el Women’s Building en San Francisco para una ceremonia wicca de toma de nombre. “Se realizó donde podía rentar una sala con una puerta que pu-diera cerrarse”, dijo McEntee. Durante la ceremonia, fue envuelta en cobertores para simular una tumba y se pronunció una elegía en honor a David, su nombre original.

Posteriormente, hubo galletas para los presentes.

“Para mí es increíble que muchas de las chicas nunca celebraron realmente su cambio de nombre”, dijo Jenner en el episodio final de la temporada, cuya to-ma de su nuevo nombre fue seguido por una fiesta. “Simplemente tramitaron su nueva licencia de manejar, nuevo nom-bre, nuevo marcador de género y como que sólo siguieron con la vida”.

Por JEFF GORDINIER

CALABASAS, California — Es fácil sentirse fofo e inadecuado en casa de Julie Piatt y Rich Roll, la pareja detrás del recetario y guía de estilo de vida ti-tulado “The PlantPower Way”.

Roll, quien a sus 48 años luce como si aún pudiera competir en el equipo de natación de la Universidad de Stan-ford, habló recientemente sobre cómo el abandonar la carne y la leche lo ayudó a recuperar un estado de salud divino.

“Dejar la leche fue algo brutal”, dijo. “Es como dejar de tomar OxyContin”.

Piatt lucía un pantalón de pierna an-cha y una melena castaña mientras co-cinaba hamburguesas de vegetales en un sartén. Felizmente reveló su edad; la gente nunca le cree. “Tengo 53 años”, dijo. “Es gracias a mi estilo de vida no alcohólica, meditativa, vegana y con yoga”.

Hasta sus hijos parecían estar con-vencidos. Los cuatro, de 8 a 20 años, consumieron con ganas una montaña de nachos sin quejarse de la falta de crema y queso.

Roll y Piatt son veganos en una misión para comunicar a la gente que acoger el veganismo no tiene que sentirse como estar atrapado en una tienda de campa-ña con “un hippie con rastas”, dijo Roll.

El veganismo tiene años de estar in-cursionando en la cultura general, pero últimamente, veganos influyentes se es-tán esforzando para sustituir su imagen espartana y sin estilo con un look nuevo: glamoroso, próspero, sexy y radiante de salud.

La evidencia abunda, en restaurantes en ambas costas de Estados Unidos, en los recetarios, en los blogs y en todos los medios sociales. “Ser vegano ha cruza-do al territorio de la moda”, dijo Kerry Diamond, editora de Yahoo Food.

Roll reconoce que los elementos vi-suales de ensueño en “The Plantpower Way” tienen la intención de dar a la vi-da vegana un aspecto de moda. “Toda nuestra idea fue presentar este estilo de vida de una manera aspiracional y mo-derna”, dijo.

La gente ha adoptado el veganismo por razones virtuosas, pero la vanidad asimismo juega un papel.

El glamour vegano está en exhibición en Crossroads, un restaurante en Los Ángeles donde los meseros reciente-mente presentaron una “torre de maris-cos”. En lugar de langosta, tenía hongos langosta; en lugar de calamares, eran corazones de palmito cosechados de manera sustentable. ¿Ostiones a la Roc-kefeller? No, pero había una hoja de al-cachofa que sostenía un hongo shiitake

que había sido saltado en aceite de oliva y cubierto en espinacas y pan molido.

Tal Ronnen, chef y propietario de Crossroads, inventó la torre con Scot Jones, chef ejecutivo del restaurante. Ronnen dijo que la torre es un ejemplo de “crear cosas que la gente no cree que puedas tener en el mundo basado en plantas”.

En Nueva York hay una fila inter-minable en la hora de la comida en By Chloe, donde la chef Chloe Coscarelli, a sus 27 años autora de varios recetarios,

enfatiza que sus hamburguesas de ve-getales y sus ensaladas de quinoa no dejarán a los comensales hambrientos y mordiéndose los nudillos. “No quería-mos que gritara vegano, queríamos que gritara comida y divertido y delicioso”, dijo.

De hecho, una multitud de sitios en in-ternet y recetarios transmiten la impre-sión de que el veganismo es más como la velada de gente bonita a la que todos quisiéramos haber sido invitados.

“En cierto sentido es subversivo”, dijo

Diamond. “Ser vegano aún es un acto político en Estados Unidos. Pero tener a todas estas hermosas personas re-belándose de esta forma es realmente motivador”.

O quizás no. Toda esa feliz perfección vegana ha incitado unas cuantas críti-cas.

Incluso a Amanda Cohen, la chef neo-yorquina cuyo restaurante Dirt Candy estuvo a la vanguardia de celebrar a los vegetales, le preocupa el potencial as-pecto de moda del movimiento.

“Realmente uno espera que no sea sólo una moda”, dijo. Tantos elogios a lo “radiante” puede llevar a exasperación en aquellos sin el tiempo y el dinero para lograrlo.

“Lograr ese aspecto radiante repre-senta un gran compromiso”,  dijo Co-hen. “No es barato, no es para los plebe-yos”.

Una moda romántica que les pesa a las ciudades

Festejan su cambio de identidad

El veganismo se convierte en elegante y glamoroso

Convierten apps a series de TV en eventos comunales

EMON HASSAN PARA THE NEW YORK TIMES

Por FARHAD MANJOO

Joshua Malina tiene más de dos déca-das trabajando en la televisión, con pa-peles recurrentes en un puñado de pro-gramas exitosos, entre ellos “The West Wing” y “The Big Bang Theory”. Aun así, en su propia opinión, Malina difícil-mente sea una estrella. “Soy un actor y un hombre común”, dijo. “No soy una de esas personas que tiene fans”.

En 2012, Malina se volvió parte del elenco principal en “Scandal”, el thriller político de la cadena televisiva ABC que es una de las series dramáticas más vis-tas en Estados Unidos y un buen ejemplo del poder de los medios sociales para atrapar y enganchar a un público.

Desde el estreno del programa, la ma-yoría del elenco y del equipo de produc-ción de “Scandal” ha usado Twitter para agregar comentarios en vivo durante la transmisión.

A esta presencia en los medios socia-les —que, según la firma de ratings Niel-sen, inspira cientos de miles de tuits de los televidentes— se le ha adjudicado el

crédito de profundizar la relación del pro-grama con su público.

Los medios sociales parecen estar haciendo que la televisión sea algo más que una experiencia de un solo sentido, desconectada y desfasada en el tiempo.

En un inesperado retroceso a los pri-meros días de la televisión, los mejores programas, en lugar de ser vistos cuando queramos, son mejor experimentados en vivo, porque eso es cuando todos los de-más también están viendo.

Malina, de 49 años, es en cierto sentido la improbable encarnación de una nueva especie de estrella de televisión en una nueva era televisiva.

“Tengo una carrera de más de 25 años, y es apenas con ‘Scandal’ y Twitter que el concepto de tener fans con un apellido que no sea Malina ha entrado a mi con-ciencia”, expresó.

No simplemente tuitea. Está en Vine. Está en Periscope. Como dicen los ex-pertos en medios sociales, Malina “se involucra”.

“Me gusta el toma y daca”, afirmó Ma-

lina. “Extraño hacer teatro en vivo, don-de realmente puedes oír a alguien reír por algo que acabas de decir, o soltar un grito ahogado porque algo de suspenso ha ocurrido. En la televisión, eso no su-cedía, pero ahora hay una sensación de inmediatez en la reacción. Piensas, ‘ah, hay gente viendo el programa y respon-diendo a él’”.

La comunidad de televidentes proba-blemente se volverá más importante al tiempo que la tecnología en línea conti-núe alterando la televisión. Y Twitter ha sido la plataforma líder para tales reac-ciones.

Pero la influencia actual de Twitter po-dría ser sólo un vistazo al futuro comunal

de la televisión. Varias experiencias digi-tales emergentes encajan cómodamente en lo que se podría considerar como la televisión del mañana.

El año pasado, Snapchat, la app para enviar fotos preferida de adolescentes y estudiantes universitarios, empezó a crear Live Stories (Historias en vivo), una serie diaria de viñetas en video com-puestas por las perspectivas de múlti-ples usuarios y que cubren una gama de temas, entre ellos la vida en Cisjordania y las celebraciones del movimiento del matrimonio igualitario. Todos los días, Snapchat presenta un puñado de notas nuevas a la mayor parte de la base de usuarios de la app de más de 100 millo-nes de personas. Un día después, reciben una serie de videos nuevos y los viejos desaparecen.

Para los televidentes, la experiencia de ver las notas de Snapchat es por lo tanto comunal: todo el mundo está viendo más o menos la misma cosa al mismo tiempo.

Las apps de los medios sociales pue-den presentar una experiencia incluso

más multifacética que la de ver a actores en un teatro. Cuando uno ve la televisión con Twitter o alguna otra app, no sólo oye a otros en el público lanzar un grito ahogado. Ahora las personas reaccionan a los gritos ahogados de los demás, y de-bido a que los guionistas y productores de estos programas también observan la reacción de los televidentes, los gritos ahogados pueden alterar la serie misma.

Por ejemplo, los creadores del thri-ller adolescente “Pretty Little Liars” habitualmente tuitean y postean en Instagram desde la sala de los guionis-tas —aparentemente en reacción a las teorías de los fans sobre la serie— lo cual muchas veces estimula el interés en el re-ceso entre temporadas. Como resultado, la experiencia colectiva puede ser más entretenida que la solitaria.

Para algunos aficionados de “Scan-dal”, Twitter se ha convertido en una parte vital de la serie; ver “Scandal” sin seguir los tuits que acompañan a la emi-sión es una experiencia inferior, como verla en blanco y negro, o sin el sonido.

Por JUSTIN SABLICH

Cuando fueron retiradas unas 40 to-neladas de amor eterno (alrededor de 700.000 candados) del puente Pont des Arts en París el 1 de junio, el amor como lo conocemos no terminó. Los candados de amor están vivitos y coleando en París y en muchas otras ciudades alre-dedor del mundo, donde los turistas los depositan para conmemorar un viaje romántico.

El que eso sea visto como algo bueno

depende de la ciudad. En París, los fun-cionarios los ven como un flagelo.

“La gente que no ha estado en París no comprende la gravedad del asunto”, dijo Lisa Anselmo, cofundadora de nolove-locks.com, un grupo comunitario cuyo objetivo es educar al público sobre el da-ño que pueden causar los candados. La petición en línea del grupo, solicitando

que París prohiba los candados en toda la ciudad, tiene más de 10.000 partida-rios.

Anselmo calcula que hoy hay unos 1.5 millones de candados en la ciudad, suje-tos a 11 puentes y varios monumentos, incluyendo a la Torre Eiffel.

Los candados se volvieron un furor en Roma hace casi una década, inspirados por una novela exitosa.

El retiro de los candados del Pont des Arts, en junio, se dio un año después de que una sección de malla se vino abajo debido a su peso. Con base en preocupa-ciones estéticas y estructurales, la ciu-dad eliminó las rejas de candados y los sustituyó temporalmente con paneles pintados por artistas callejeros.

Pese al esfuerzo por alentar a los tu-ristas a en su lugar tomar selfies y subir-las a los medios sociales con el hashtag #LoveWithoutLocks, están sujetando su amor en cualquier sitio donde en-cuentren lugar. Desde que los canda-dos empezaron a aparecer en París, se han extendido a otras ciudades por to-do el mundo. Tantos han aparecido en el puente de Brooklyn, en Nueva York, que el Departamento de Transporte de la ciudad empezó a retirarlos en 2013. El departamento dijo que los candados presentan un peligro a la infraestructu-

ra y los autos en el puente.Otras ciudades están acogiendo la

tendencia. En el pequeño poblado esco-cés de South Queensferry, un evento de recaudación de fondos para una organi-zación de caridad local fue organizado en torno al aniversario número 50 del puente Forth Road. El pueblo vendió

más de 3.000 candados de amor, de acuerdo con Chris Waite, gerente de comunica-ciones del puente, y recau-dó más de 15.000 dólares. “Aprendimos de la experien-cia de París y proporciona-mos paneles especialmente diseñados que fueran lo su-ficientemente fuertes para soportar el peso de los can-dados”, dijo.

George Affleck, miembro del Concejo Municipal de Vancouver, descubrió lo que era un candado de amor du-rante una visita a París en 2012 y se volvió conocido por sus esfuerzos por encontrar un lugar n la ciudad para que turistas y residentes sujeta-ran candados de amor.

En octubre, la ciudad aprobó el parque Reina Isa-bel como el futuro hogar para una instalación de arte al que se pueden sujetar los candados.

La idea de convertir los candados de amor en arte se ha materializado en otras

partes, como Toronto, Moscú y varias ciudades europeas.

Mathew Rosenblatt, desarrollador del Distrito Distillery, en Toronto, y de la instalación de arte de candados de amor, fue inspirado por lo que se veía en París. La escultura utiliza metal y ma-dera para deletrear la palabra “love”.

AMY DICKERSON PARA THE NEW YORK TIMES

Razones para ver cuando todo el mundo está mirando el programa.

GUIA BESANA PARA THE NEW YORK TIMES

Frescos pintados por artistas callejeros reemplazaron los candados de amor retirados del Pont des Arts, en París.

BENJAMIN RASMUSSEN PARA THE NEW YORK TIMES

La Rev. Clare Twomey (izq.) realizó una ceremonia de toma de nombre para Patricia King en una iglesia.

Algunas ciudades aceptan el ritual turístico, pero otras no.

Una forma de comer que es elegida por la gente bonita.

Rich Roll y Julie

Piatt (sup.) promueven

el veganismo en “The

Plantpower Way”, al

igual que la chef Chloe Coscarelli.

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A R T E Y D I S E Ñ O

8 DOMINGO 22 DE NOVIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Un museo trae la lluvia a Los Ángeles

Los poetas superan sus expectativas en la red

Adele decide exhibir de nuevo sus lágrimas

Por ADAM NAGOURNEY

LOS ÁNGELES — Para los califor-nianos del sur que enfrentan la peor sequía de la historia del estado, puede que el alivio por fin haya llegado… o por lo menos unas gotas de alivio. La lluvia llegó, pero está confinada a una habi-tación de 230 metros cuadrados en un museo, disponible para un puñado de personas que pueden permanecer allí durante exactamente quince minutos para experimentar toda su gloria moja-da y húmeda.

“Rain Room”, tal es el nombre de ex-posición, ha pasado por Londres y Nue-va York, y también se exhibe en Shan-ghái. Sin embargo, su inauguración en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles el primero de noviembre tuvo un impacto mayor. Si las personas en Nueva York hicieron horas de cola para sentir el dramatismo de la obra —los to-rrentes de lluvia, controlados por cáma-ras con sensores de movimiento, se de-tienen cuando uno pasa debajo de ellos, lo que produce un espectáculo similar a la división de aguas de Moisés—, la exposición aquí es oportuna, un recor-datorio de lo que falta en el reseco Oeste en estos días.

“Sólo recibimos lluvia puertas aden-tro, y no nos moja”, comentó Ken Bruce, de 51 años, un artista de animación que extendió sus brazos mientras camina-ba debajo del techo de lluvia en un inten-to fallido de lograr lo que las personas habitualmente evitan: mojarse.

“No me hubiera molestado mojarme un poco”, señaló el señor Bruce.

La exposición, que está programada hasta marzo, tuvo tanto éxito que el sis-tema de reservas telefónicas del museo colapsó.

“Aquí la situación adquiere un toque más extremo”, señaló Michael Govan, director del museo. “Y creo que en un sentido lúdico. Uno va a un museo lleno de objetos valiosos, y uno de esos obje-tos en el Sur de California es la lluvia. La lluvia es algo valioso. Eso lo damos por sentado”.

Uno de los artistas que creó “Rain Room”, Hannes Koch, que vive en Ber-lín, comentó que no estaba preparado para el efecto que tendría la sequía —que obligó al gobernador Jerry Brown a imponer reducciones obligatorias en el suministro de agua— en el contexto de esta exhibición.

“Es un tema muy omnipresente”, se-ñaló mientras tomaba un expreso en el museo.

“La falta de lluvia es terrible”, co-mentó el señor Koch. “En la calle se ven esos carteles grandes que dicen cosas como ‘Hemos dejado de regar’. Francamente, es una locura. Es el tipo de cosas que uno lee en libros de cien-

cia ficción pesimista”.Con todo, el montaje de esta obra en

este lugar en particular, en este mo-mento en particular, plantea algunas preguntas. En el contexto de un estricto racionamiento de agua, ¿es este un uso apropiado de un recurso valioso?

“La obra utiliza la misma cantidad de agua que se consume en una casa en un día”, señaló el señor Govan, que vino de Nueva York a California hace casi diez años y anticipó este problema con cla-ridad.

En total, la obra consume dos mil li-tros de agua. “Es una cantidad muy pe-queña”, agregó.

Las reseñas aquí han sido duras. “Va-mos a suponer desde el principio que ‘Rain Room’ será un gran éxito”, es-cribió Christopher Knight, el crítico de arte de Los Angeles Times. “El entrete-nimiento descerebrado a menudo lo es”.

No importa. Para las personas que li-dian con la sequía, eso es algo que supe-ra cuestiones de entretenimiento o arte.

“Vivificante”, comentó Carolyn English, de 61 años, maestra jubilada: “Lo único que faltaba era el olor a cés-ped”.

Por ALEXANDRA ALTER

Tyler Knott Gregson, un poeta rubio y tatuado de Montana, subió al escenario en una librería de Manhattan y sonrió a los fans de su nueva colección de poesía haiku.

“Esto es genial. Lo agradezco”, dijo, mientras contemplaba a la multitud de aproximadamente 150 personas.

Hace siete años, Gregson, de 34 años, era un redactor publicitario mal pagado que trabajaba por cuenta propia. Ahora, gracias a sus 560.000 seguidores en Ins-tagram y Tumblr, se ha convertido en el equivalente literario de un unicornio: un poeta exitoso.

Pertenece a una nueva generación de poetas jóvenes cuyo público en línea ha ayudado a catapultarlos a las listas de los éxitos editoriales, donde los libros de poesía son escasos. Su atractivo radica en el aspecto sin refinar de sus versos, que a menudo se leen como si hubieran sido sacados de las páginas de un diario.

Aunque es una forma de escribir que probablemente no impresione a los crí-ticos literarios, está dando un giro de 180 grados a la perdurable reputación de la poesía como una forma elevada de arte con atractivo popular limitado.

El primer libro de Gregson, “Chasers of the Light”, (Cazadores de la luz), tiene más de 120.0000 ejemplares impresos. (En contraste, “Faithful and Virtuous Night”, de Louise Glück, que ganó el Premio Nacional del Libro en EE.UU. el año pasado, ha vendido alrededor de 20.000 copias).

Muchos de los haikus son meditacio-nes breves sobre el amor y el anhelo. “Quiero mis días llenos/Y mis noches saturadas/Con tu sonido”, dice un poema. La colección llegó hace poco al tercer lugar de los 10 títulos de poesía más vendidos de Nielsen, por encima de Dante, Homero y Jalil Gibran.

Tres de los 10 libros de poesía más vendidos actualmente en EE.UU. son colecciones de escritores jóvenes que han ganado un público en Tumblr e Ins-tagram, entre ellas “Milk and Honey”

(Leche y miel) de Rupi Kaur y “Memo-ries” (Recuerdos) de Lang Leav, de acuerdo con Nielsen.

Al igual que con muchos fenómenos virales inexplicables, éste involucra a una hermana Kardashian, famosa por su reality show: el otoño pasado, Khloé Kardashian compartió un poema de Leav en Instagram, a sus más de 35 mi-llones de seguidores.

Las publicaciones de Kardashian en Instagram también guiaron a multitu-des a la poesía de Robert M. Drake, un poeta de Miami cuyo nombre real es Ro-bert Macias. En el último año, ha ven-dido alrededor de 160.000 ejemplares de sus libros autopublicados de poesía “Black Butterfly” (Mariposa negra) y “Beautiful Chaos” (Caos hermoso). “Si-go en shock”, dijo Macias.

Algunos poetas establecidos dicen que el apetito por la poesía en los me-dios sociales ha beneficiado a todo el mundo.

“Ya no dependes de quienes controlan el acceso”, dijo Don Share, director edi-torial de la revista Poetry. “Es un gran podio para poetas que de otro modo podría parecer que están marginados para la cultura dominante”.

Por JON PARELES

LONDRES — “No voy a llorar”, dijo Adele. Estaba practicando con su grupo en los estudios para ensayo Music Bank, un espacio poco glamoroso tipo depósito en el sur de Londres, y acababa de ento-nar “When We Were Young”, una de las baladas más sólidas en “25”, su nuevo álbum. Es una canción acerca de toparte con un viejo amor que confiesa, “Aún te quiero” y luego, tentativamente, pregun-ta, “¿Todavía me quieres?”.

Adele puede dejarse llevar por sus pro-pias canciones y no es algo que quiera cambiar. “Para que yo sienta confianza respecto a una de mis canciones, tiene que realmente conmoverme”, dijo. “Así es como sé que he compuesto una buena canción, es cuando empiezo a llorar”.

Esa emoción a plena vista, transmiti-da por una voz hermosa, ha convertido a Adele, de 27 años, en una de las cantan-tautoras más universalmente queridas del siglo 21. Adele, quien se apellida Ad-kins, ganó el Grammy a la Mejor Artista Nueva con su álbum de debut del 2008 “19”. Multiplicó su público con “21”, su álbum de 2011 lleno de canciones sobre rompimientos —llenas de furia, arrepen-timiento, soledad, superioridad— que emplearon toques modernos de produc-ción alrededor de una voz llena de soul a la antigua. Ha vendido 30 millones de copias a nivel mundial.

“Ella tiene esta increíble intuición so-bre qué es lo indicado y qué es real y qué le sienta a ella”, dijo Paul Epworth, que escribió y produjo canciones con Adele tanto en “21” como en el nuevo álbum. “Ella es la artista más instintiva con la que he trabajado. Es intuición pura, ins-tinto puro”.

El interrogante que se cernió sobre Adele en los cuatro años entre álbum y álbum era si podría —y cómo podría— producir algo igual de impactante des-pués de su exitazo.

“No hay cómo superar o recrear ‘21’”, dijo Ryan Tedder, otro productor y com-positor colaborador en “21” y en “25”. “Eres afortunado si en algún momento

de tu vida te topas con un unicornio en el bosque. Las probabilidades de que encuentres un segundo unicornio son extremadamente remotas y ella está consciente de ello. Independientemente de todo, creo que ‘25’ será enorme”.

En gran parte, Adele había mantenido silencio público mientras grababa “25”. Su reticente reaparición fue un breve y anónimo anuncio en televisión, transmi-tido por primera vez el 18 de octubre du-rante la emisión del “X Factor” en Gran Bretaña. Era el inicio de “Hello”: simples acordes sombríos en piano y la voz de Adele, sin ninguna información adicional.

Adele apenas usa los medios sociales, pero sí tiene una cuenta en Twitter y no pudo resistir asomarse a ver si el público había reconocido su voz. Cuando lo hizo, vio sólo tres tuits.

Entró en pánico. “Me dije, ‘Ay no, perdí mi ventana. Es demasiado tarde, adiós a mi retorno”.

Pero luego, recordó, su novio Simon Konecki le mostró que miles de tuits es-taban llegando.

Una vez que el sencillo “Hello” fue lan-zado el 23 de octubre, más de 1.1 millones de personas compraron la canción como descarga en su primera semana tan sólo en Estados Unidos, y decenas de millo-nes escucharon el audio por streaming y vieron el video.

En “25”, la furia y el desconsuelo de “21” son reemplazados por anhelo: por el contacto, por la juventud, por la recon-ciliación y por lazos de toda la vida. Co-mo otras canciones en el álbum, “Hello” está llena de pensamientos de distancia y del paso del tiempo. Cuando compuso el álbum, Adele ya no era la vengadora de corazón roto que fue en “21”; se había convertido en una estrella internacional-mente reconocida y, a los 23 años, en ma-dre. En octubre de 2012 dio a luz a un hijo, Angelo, con Simon Konecki.

Adele se tomó tiempo para criar a su hijo mientras contemplaba qué hacer a continuación. “Estaba asustada”, reco-noció. “Con el último álbum se salió tanto de control, que durante un tiempo estuve

un poco asustada”.Problemas de salud, incluyendo una

hemorragia en las cuerdas vocales que amenazó con dañar permanentemente su voz, la habían forzado a cancelar una extensa gira en 2011.

Adele dedicó gran parte de su tiempo

a “las cosas más normales que te pudie-ras imaginar”, dijo. “He ido a todos los parques, a todos los museos y a todos los centros comerciales”.

Resuelta a ser conocida sólo por su música, Adele también rechazó tratos de patrocinio y de mercadotecnia que la

hubieran mantenido altamente visible.“Todo el mundo cree que simplemen-

te desaparecí, y no lo hice”, dijo. “Sólo regresé a la vida real, porque tenía que escribir un álbum sobre la vida real, por-que de otra forma ¿cómo la gente se pue-de identificar contigo?”.

COLUMBIA, VÍA ASSOCIATED PRESS

En “25”, el nuevo álbum de Adele, la furia y dolor de “21” son reemplazados por un anhelo por la juventud.

MONICA ALMEIDA/THE NEW YORK TIMES

Familia busca nueva aventura para el 007

Por BROOKS BARNES

El destino de la franquicia de mayor duración en el mundo del cine está en manos de dos hermanos poco conocidos. Durante los últimos 20 años, desde que su padre entregó la serie a la siguiente generación, la tremendamente privada Barbara Broccoli, de 55 años, y su medio hermano Michael G. Wilson, de 73, han manejado todos y cada uno de los movi-mientos de Bond hasta el más mínimo detalle.

Mientras que el cine es un proceso co-laborativo, Broccoli y Wilson tienen la úl-tima palabra sobre cada línea de diálogo, cada decisión de casting, cada secuencia de acción, cada campaña de comerciali-zación asociada, cada anuncio en televi-sión, póster y cartel.

En particular, es Broccoli quien opera la franquicia Bond. Aunque casi nunca habla en público y mantiene un perfil ba-jo en Hollywood, Broccoli tiene una repu-tación de dura.

“Todo el mundo le teme a más no poder a Barbara”, dijo Wilson en una poco co-mún entrevista a profundidad.

“¡Qué bueno!”, gritó Broccoli, sentada a su lado. Y lanzó una carcajada.

Podrá tomar toda su fuerza de carác-ter guiar a James Bond a través de su siguiente serie de retos. Tras un periodo de cuatro películas de estabilidad y pros-peridad —la última película de Bond, “Operación Skyfall” recaudó 1.1 millones de dólares a nivel mundial y “Spectre” ya ha estado rebasándola en muchos mer-cados europeos— la serie de espías se encuentra agitada, si no es que de plano revuelta.

Daniel Craig, el Bond actual, ha dado a conocer su deseo de proseguir con otros proyectos y el contrato de Bond está en vías de expirar con Sony Pictures Enter-tainment.

Se espera que por lo menos tres estu-dios —Sony, Warner Bros. y 20th Cen-tury Fox— se peleen por el futuro de Bond.

Las 24 películas han recaudado más de 5.000 millones de dólares en la taquilla estadounidense. La serie —la primera en ir tras un público global— ha gene-rado miles de millones de dólares más en taquilla extranjera, ingresos por en-

tretenimiento en casa, repeticiones vía televisión, tratos de mercancía (relojes Omega, automóviles Aston Martin, ra-suradora Gillette) y videojuegos.

En la década del treinta, Albert R. Broccoli, hijo de campesinos inmigran-tes, se propuso hacerse de un nombre en Hollywood. Con el tiempo, forjó una so-ciedad de negocios con un productor lla-mado Harry Saltzman; juntos llegaron a controlar los derechos cinematográficos de las novelas de James Bond escritas por Ian Fleming.

En 1995, Broccoli, conocido como Cu-bby, entregó la operación de la empresa familiar, Eon Productions, a Barbara Broccoli y Wilson. Cubby Broccoli murió en 1996, tras el estreno de “Golden Eye”.

“Han logrado mantener dentro de la familia a la máxima franquicia cine-matográfica que existe, gracias a la pa-sión, el orgullo y un esfuerzo increíble”, dijo Gary Barber, director ejecutivo de MGM. “Es increíble”.

En vista de que MGM ya no distribuye sus propias películas, las últimas cuatro han sido estrenadas a través de Sony. Sin embargo, el contrato de Sony vence con “Spectre” y se espera que MGM empie-ce a ofrecer activamente los derechos de distribución el año entrante.

Si Bond cambia a un nuevo distribui-dor, Broccoli y Wilson enfrentarán una nueva prueba: los nuevos ejecutivos de estudio, particularmente los encarga-dos de su comercialización, tienden a querer imponer su huella a Bond.

“Si terminamos con los socios indebi-dos, muy probablemente habrá conflic-tos”, dijo Wilson.

Como no hay más libros de Fleming qué adaptar, cada nueva película de Bond comienza con Broccoli y Wilson re-leyendo las novelas.

“Pensamos, ‘A qué le teme el mundo? Entonces tratamos de crear un villano que sea la encarnación de ese temor”, dijo Wilson.

Mientras que Broccoli es la más agre-siva, opera en conjunto con Wilson. Y és-te desestimó la idea de que haya grandes cambios.

“El futuro es incierto, pero ya sea que nos quedemos en Sony o nos vayamos a otra parte, lo haremos funcionar”.

“Rain Room” utiliza sensores de movimiento

que les permiten a los visitantes

caminar debajo de un aguacero

sin mojarse.

PATRICK FARICY

Convierten en éxito impreso al público de las redes sociales.

Barbara Broccoli y su medio hermano han controlado la franquicia Bond desde 1995 y son los que deben decidir sobre el futuro.