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DIBS EN BUSCA DEL SÍ MISMO DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LA TERAPIA DEL JUEGO

Dibs en Busca Del Sí Mismo

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Dibs

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  • DIBSEN BUSCA DEL S MISMO

    DESARROLLO DE LA PERSONALIDADEN LA TERAPIA DEL JUEGO

  • DIBSEN BUSCA DEL

    S MISMO

    DESARROLLO DE LA PERSONALIDADEN LA TERAPIA DEL JUEGO

    VIRGINIA M. AXLINE

    TraduccinCarmen Mateu Marqus

    UNIVERSITAT DE VALNCIA

  • Every effort has been made to trace all copyright holders, but if any have been inadvertently overlooked the publishers will be pleased toinclude any necessary credits in any subsequent reprint or edition.

    Esta publicacin no puede ser reproducida, ni total ni parcialmente, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacin deinformacin, en ninguna forma ni por ningn medio, ya sea fotomecnico, fotoqumico, electrnico, por fotocopia o por cualquier otro, sinel permiso previo de la editorial. Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiaro escanear algn fragmento de esta obra.

    Del texto: Virginia M. Axline, 2014 De esta edicin: Universitat de Valncia, 2014 De la traduccin: Carmen Mateu Marqus

    Revisin de la traduccin: Remedios Gonzlez BarrnCorreccin: Communico, C.B.Maquetacin y diseo de cubierta: JPM EdicionesImagen de cubierta: Salvador Mateu Marqus

    ISBN: 978-84-370-9541-7

  • NDICE*

    Prlogo a la edicin espaola, Carmen MateuPrlogo a la edicin inglesa, Virginia M. AxlineCaptulo 1. Dibs en el colegioCaptulo 2. Dibs conoce a Virginia AxlineCaptulo 3. Virginia Axline conoce a la madre de DibsCaptulo 4. Primera sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 5. Segunda sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 6. Tercera sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 7. Cuarta sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 8. La madre de Dibs se entrevista con Virginia AxlineCaptulo 9. Quinta sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 10. Sexta sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 11. Sptima sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 12. Octava sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 13. Novena sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 14. Dcima sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 15. Undcima sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 16. Doceava sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 17. La madre de Dibs se entrevista de nuevo con Virginia AxlineCaptulo 18. Los cambios de Dibs en el colegioCaptulo 19. Treceava sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 20. Catorceava sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 21. Quinceava sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 22. Sextava sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 23. ltima sesin de terapia de juego de Dibs con Virginia AxlineCaptulo 24. Dibs y Virginia Axline se encuentran en la calleEplogoNota de la autora

  • *Este ndice no es una traduccin literal del original ingls en donde solo consta el nmero de los diferentes captulos. Hemos decididocambiarlo para poder proporcionar informacin sobre el contenido de cada captulo que sirva de orientacin acerca de que trata el libro alos lectores en castellano.

  • A la memoria de mi madre, Helen Grace Axline

  • PRLOGO A LA EDICIN ESPAOLA

    Tuve el privilegio de saber sobre Dibs en Strathclyde University (Glasgow, Escocia, UK), por mediodel libro de Virginia Axline Dibs in Search of Self (Dibs en busca del s mismo) (1964). Me lopresent una alumna del Curso de Formacin en Counselling al que asist como profesora invitadapor el Dr. Robert Elliot, gracias a una beca para estancias de profesores en el extranjero concedidapor el Ministerio de Educacin y Ciencia. Era uno de los libros que los estudiantes deban leer ytrabajar durante su formacin en Counselling. Est considerado como uno de los ms relevantes en elcampo de la Terapia de Juego. Ha sido traducido a multitud de idiomas y en la actualidad son muchaslas universidades que lo utilizan en sus programas de formacin.

    Virginia M. Axline (1911-1988) estudi Psicologa en las universidades de Ohio State yColumbia. A lo largo de su dilatada carrera profesional y acadmica fue profesora en la New YorkUniversity School of Medicine, en la School of Education, investigadora asociada en la Universidadde Chicago y miembro de la plantilla del Teachers College de la Columbia University. Su trabajocomo terapeuta infantil se ha visto avalado por largos aos de dedicacin a la terapia aplicada connios/as, en los que trat de integrar prctica e investigacin siempre que dispuso de los mediosnecesarios. Por todo este currculo se reconoce a Axline como una de las pioneras en la introduccinde la Terapia de Juego, sobre la que escribi su libro Play Therapy (1947).

    Mucho antes de que los terapeutas centraran su atencin en el juego como recurso teraputico,haba sido objeto de inters tambin por parte de algunos filsofos. Ya en el siglo V (a. C.) Platnhaba planteado que se poda conocer ms a una persona con una hora de juego que con un ao deconversacin. En el siglo XVIII Rousseau haba remarcado la importancia de observar el juego delos nios como uno de los recursos para poder aprender y comprender ms acerca de ellos. Aprincipios del siglo XX Friedrich Frbel haba enfatizado la importancia del simbolismo en el juegode los nios, ya que en realidad lo que cada nio/a expresaba a travs de l estaba lleno designificado.

    Pero fue Sigmund Freud el primero en utilizar el juego como recurso teraputico en 1909 conHans, un nio de cinco aos, y sirvindose de su padre relacionar las dificultades que este podaobservar a travs del juego del nio con factores emocionales. Aos ms tarde, en 1919, MelaineKlein consolid el juego como tcnica para trabajar con los nios, y en 1921 Hermine Hug-Hellmuthinici la formalizacin del proceso de la terapia de juego proporcionando a los nios determinadosmateriales que les permitan expresarse a s mismos.

    Siguiendo una lnea teraputica diferente y ya en la dcada de los aos cuarenta, Virginia Axlinecomenz a desarrollar un modelo de Terapia de Juego no directiva cuyos principios se basan en elenfoque centrado en la persona de su maestro Carl Rogers. Algo ms tarde surgieron otros modelosms directivos basados en los paradigmas conductuales y cognitivos. Los principios no directivosque propuso Virginia Axline se muestran en su modo de hacer a lo largo de todo el libro, y puedenservirnos de gua para entender mejor el modo como establece la relacin teraputica con Dibs. Ensu libro Play Therapy los resume del modo siguiente:

    La relacin teraputica debe ser de acogimiento mediante una actitud clida y la creacin de unrapport que facilite la implicacin del nio/a en el proceso teraputico, desde el primermomento en que esto sea posible.

  • El nio/a debe ser aceptado incondicionalmente por el terapeuta.El ambiente teraputico que crea el terapeuta debe estar libre de juicios o prejuicios para que elnio/a pueda expresar sin inhibiciones sus emociones, sentimientos y conductas.El terapeuta debe permanecer atento y reconocer las conductas del nio/a para facilitar que seal/ella quien realice sus propias reflexiones y pueda desarrollar su propia autoconciencia.El terapeuta se apoya, cuando sea posible, en la capacidad del nio para encontrar soluciones asus propios problemas, y entiende que es el nio/a el nico responsable de las decisiones detransformacin que l/ella hace o no hace.El terapeuta acta como alguien que acompaa el proceso del nio/a, permitiendo que sea este/aquien dirija el camino teraputico a travs de su propio dilogo y sus acciones.El terapeuta reconoce que el proceso se establece y debe progresar al ritmo del nio/a, no alritmo marcado por el terapeuta.Las nicas limitaciones y los lmites que se establecen son aquellos que garantizan que elproceso teraputico del nio/a sea autntico y que este/a permanezca en el terreno de larealidad, consciente de su propsito y rol en la terapia.

    Le el libro de un tirn desde su primera hasta la ltima pgina porque no poda parar, entusiasmadatanto por la increble experiencia humana que describe, como por el trabajo teraputico que Axline yDibs haban llevado a cabo juntos. Ella misma expresa con gran precisin el impacto que este libropuede llegar a producir en aquellas personas que lo leen:

    Debido a que Dibs habla en un lenguaje que desafa las creencias de muchos de nosotros, y debido a que anhela alcanzar unaindividualidad que le permita reconocer con orgullo su nombre y su lugar en el mundo, su historia se ha convertido en la historia de cadauno de todos nosotros. A travs de sus experiencias en la sala de juegos, en su casa y en el colegio, su personalidad sufre un desarrollo,permitiendo desarrollar tambin gradualmente, de un modo amable, las vidas de otros que han tenido el privilegio de poder saber acercade l.

    Tanto la profesora Remedios Gonzlez como yo decidimos traducirlo al castellano para poderfacilitar su acceso a los que quisieran leerlo: madres, padres, abuelas, abuelos, educadores ocualesquiera otras personas interesadas en la psicologa infantil. Decidimos traducirlo tambin conel propsito de utilizarlo en nuestras clases y prcticas con los estudiantes de Clnica Infantil yPsicoterapia de la Facultat de Psicologia de la Universitat de Valncia. Queremos sealar que existenotras traducciones anteriores de Dibs y de Play Therapy, publicadas ambas por la editorial Diana,pero su lectura no nos result fcil, aunque probablemente les resulte ms fluida a lectores de otrasreas geogrficas de habla hispana.

    Desde entonces hasta hoy, ambas hemos perdido la cuenta del nmero de veces que lo hemosledo. Traducir y revisar con rigurosidad conlleva necesariamente la lectura y relectura, una y otravez, de aquello que est siendo traducido. En ocasiones esto puede convertirse en una tarea tediosa ypesada. Para nada ha sido este nuestro caso, todo lo contrario, porque para nuestro asombro cadalectura nos descubra nuevos temas y matices de inters. Resulta increble la cantidad de aspectosrelacionados con la terapia y la clnica infantil que este libro, aparentemente sencillo, que nos hablacon un lenguaje casi cotidiano, de lectura fcil e incluso intrigante, muestra a travs de sus pginas.

    A veces, sin que pueda estar segura de si sirve o no de algo en estos tiempos de tantas prisas yaparente eficacia, trato de trasmitirles a mis estudiantes a pesar de las protestas de algunos deellos que para trabajar profesionalmente, es decir para poder captar y profundizar en elconocimiento que trasmiten ciertos libros o ciertos vdeos de especial inters, es necesaria su lecturay relectura, visionarlos una y otra vez. Como por ejemplo el vdeo de Toshiro Kanamori,1 que

  • aprovecho tambin la ocasin para recomendarlo encarecidamente a los lectores interesados en lautilizacin de recursos teraputicos aplicados al trabajo de las relaciones y las emociones en el aula.Leer y releer libros como el Dibs, visionar una y otra vez vdeos como el de Toshiro Kanamori, crealas condiciones que permiten poder profundizar en el conocimiento sutil, al tiempo que complejo,que estos transmiten. Incluso poder superar viejos prejuicios, identificar las creencias a las que Dibsreta o poder entender mejor viejas experiencias personales de nuestra propia infancia. Solo larepeticin con los intervalos de tiempo necesarios para la asimilacin de lo trabajado hasta esemomento hace posible ver algo nuevo que no es posible ver con un nico intento. Dicho de otromodo, la aparicin de nuevos aspectos solo se hace visible a medida que vamos avanzando, poco apoco. Es como si solo el descubrimiento y la elaboracin de ciertos aspectos primero posibilitara eldescubrimiento de otros nuevos en los siguientes intentos.

    Se trata de una manera de trabajar que permite la creacin de un proceso de descubrimiento,reflexin y elaboracin. Un proceso que permite captar una visin ms amplia, profunda, de un modocomplejo y encarnado, del conocimiento que los autores tratan de transmitir. Muchos seran losejemplos que podramos citar, en los que invitaramos a los lectores a implicarse en este modo deleer el libro: el proceso como Dibs se va reconstruyendo a s mismo, el proceso como evoluciona laactitud de la madre y el padre, u otros. Aunque no lo seguiremos haciendo porque, congruentementecon los planteamientos no directivos de Axline, no queremos privar a los lectores de la increbleexperiencia de elegir aquellos aspectos que ms les interesen y descubrir por s mismos.

    A lo largo de sus pginas este libro nos habla de dificultades que nos tocan a todas/os de unmodo no crtico, sensible, sin adjetivos ni etiquetas, juicios ni condenas, basado en la comprensin yel respeto hacia todos sus protagonistas. Dificultades que muchos podramos reconocer en nuestrapropia experiencia familiar o cotidiana, ya sea como hijos/as, hermanos/as, madres/padres,abuelas/os, o como profesionales. Y esto es as porque este libro nos habla con el lenguaje de unnio de cinco aos de la repercusin que tienen en Dibs las relaciones y la convivencia del da ada. Relaciones con figuras tan fundamentales para todos como son la madre, el padre, la hermana, laabuela, las profesoras, los compaeros de clase, la terapeuta, e incluso algunas personas cercanas alentorno familiar.

    Es posible que a lo largo de su lectura a algunos los asalte la duda de si otros nios podran llevara cabo una hazaa parecida a la de Dibs: el reencuentro y la reconstruccin de su s mismo a travsde un proceso teraputico en ocasiones doloroso, al tiempo que liberador. Quiz estas personaspodran llegar a pensar que esto ha sido solo posible porque se trata de un nio poco frecuente?,diferente?, demasiado especial?, muy inteligente?, excepcional? Incluso es posible que algunospuedan sentirse tentados de explicar sus logros basndose en sus caractersticas personales que quizetiqueten como genticas. Sin embargo, nos gustara hacer un llamamiento a la reflexin y poder irms all de la vieja dualidad o divisin planteada como enfrentamiento entre dos polos diferentes:gentica o ambiente. Al fin y al cabo, como apuntan algunos, dividir y enfrentar,2 o quedarnosatascados en discusiones sobre el peso superior de cualquiera de los dos polos, da lugar a una falsafalacia poco til para la educacin de los nios/as. La realidad es que somos un todo integrado,somos el resultado de la interaccin de ambos polos de la dualidad. Partir de teoras oconstrucciones mentales en las que se asla un polo del otro, o se le adjudica a uno un peso superioral otro, da lugar a la bsqueda de soluciones parciales que han demostrado histricamente suineficacia. Lo que mejor resultados ha aportado, como tambin se ha podido comprobarhistricamente, es que ambos polos pueden ser utilizados de manera ms saludable cuando losintegramos. Cuando observamos los modos como interactan y aprendemos sobre cmo extraer los

  • beneficios que ambos pueden aportar, entonces descubrimos las formas de desarrollar las inmensaspotencialidades y plasticidad que en realidad posee el ser humano, especialmente el nio/a.

    Pero bajemos al terreno de la aplicacin utilizando un ejemplo de lo que estamos tratando deexpresar, que probablemente todos hemos tenido la ocasin de poder conocer ms de cerca. Merefiero a los nios/ as Down, ya que se trata de un tipo de trastorno gentico muy visible porquecualquiera puede detectarlo directamente en sus rostros. Hasta hace no muchos aos, los setenta uochenta, nacer Down era sinnimo de aislamiento, incapacidad para un aprendizaje mnimo quepermitiera el logro de la propia autonoma, o la casi total inexistencia de relaciones sociales fueradel entorno familiar. Y el punto central que quisiramos remarcar desde aqu es que todo el mundoaceptaba que esto era lo nico que se poda conseguir con los nios/as Down, debido precisamente aque centraban su atencin en su origen gentico. Esta creencia basada en uno solo de los poloscontribua a construir la realidad de ese modo y tena consecuencias muy limitadoras para lospropios nios y sus familias. Afortunadamente la situacin ha cambiado y mucho, y la creencia se haampliado integrando el otro polo, el ambiental, lo que ha dado lugar a que se pueda crear otro tipo derealidad y a que se apliquen otro tipo de tratamientos. La consecuencia es que hoy podemos ver niosy adolescentes mostrando conductas autnomas difciles de imaginar siquiera pocos aos antes, eincluso adultos con sndrome de Down integrados en el mundo social y laboral.

    Quiz es hora de empezar a reconocer, tal como hace Axline, lo mucho que nos falta para llegar acomprender la complejidad del ser humano, de los contextos donde se desarrolla y de lasinteracciones a las que ambos dan lugar. Incluso a pesar de lo que ha avanzado nuestro conocimientocomo profesionales de la biologa o de la psicologa, seguimos sin avanzar lo suficiente en elconocimiento ms sutil y profundo que conlleva la integracin de ambas. Quiz es hora de empezar aaceptar con humildad que, a pesar de nuestros avances, seguimos siendo muy ignorantes3 acerca delmundo infantil. De comenzar a plantearnos cuntos nios con caractersticas parecidas a las de Dibspueden haberse quedado en el camino, internados en colegios especiales para nios autistas oesquizofrnicos, como a l mismo poda haberle sucedido. Y quiz uno de los grandes escollos parapoder reconocerlo estriba en la gran paradoja de que a este estado de cosas podemos estarcontribuyendo personas, incluso profesionales, que los queremos y mucho. Personas no conscientesde nuestra ignorancia que estamos tratando de hacer todo lo mejor que sabemos. Personas que, comola madre de Dibs, se esfuerzan en educarlos para que se adapten a un mundo/modelo que entiendencomo lo normal. Porque de alguna manera el mensaje implcito de la sociedad en la que viven, a laque la mayora considera desarrollada, es que si son buenos madres y padres, entonces deberansaber cul es ese modelo normal y cmo educar por tanto a sus hijos/as. La realidad es que casidesde su nacimiento, las madres/padres ms conscientes empiezan a lamentarse de que los bebs novengan con un manual de instrucciones. Parece como si el mito de ser buenas/os madrespadressiguiera sin estar lo suficientemente elaborado. A estas alturas creo que ya tenemos ms claros losmitos del prncipe azul o de la princesa rosa. Ambos son reconocidos como pertenecientes a unmundo de fantasa y la gran mayora conoce hoy sus efectos perniciosos. Sin embargo, creo que no seha producido una elaboracin ni denuncia parecida de los mitos de la maternidad/paternidad. Estossiguen siendo muy poco ajustados a la realidad y ejercen un gran poder probablemente igual de pocosaludable.

    Releyendo lo anterior me he alarmado ante la posibilidad de estar incurriendo yo tambin desdeestas lneas en lo que un clsico sobre parenting,4 Tomas Gordon, denuncia una y otra vez medianteun eslogan con el que ha llegado a identificrsele: A las madres/padres se les culpa pero no se leseduca, y nada ms lejos de mi intencin. Este es precisamente uno de los aspectos en que ms

  • inciden los especialistas sobre parenting, lo pronta que est la sociedad en su conjunto a la hora deachacar las culpas de cualquier dificultad o problemas de los hijos/ as sobre todo a las madres. Lopoco que la sociedad valora, ni parece ser consciente de la dificultad que conlleva la tarea de sermadres/padres, lo poco que se implica ni facilita las condiciones necesarias para poder realizarla.Cualquier profesional que trabaja en la aplicacin del parenting conoce uno de los grandes escollosque esta especialidad de la psicologa presenta: la hipersensibilidad de las madres/padres antecualquier comentario sobre sus formas de actuar con sus hijos/as. Y no es de extraar porque llevanla culpa ya incorporada. Todos los que las rodean, y con la mejor intencin, se lanzan casiautomticamente a darles consejos y a corregirlas desde el mismo momento del nacimiento delnio/a: sus propia madre/padre, su suegra/o, incluso las tas, vecinas, conocidos, entre otros. Sin serconscientes de que se trata de un aspecto por el que nos sentimos especialmente definidas/os, queafecta de un modo muy profundo a nuestra propia identidad y autoestima. Podemos ser mejor o peorpsicloga, maestra, mdica, pero la posibilidad de no ser la mejor madre del mundo, tal comodeseamos y como por cierto exigen los mitos, nos afecta mucho ms. A veces cuando veo un grupo demadres primerizas hablando sobre sus bebs o sobre sus hijos/ as siento una ternura especial. Parececomo si todas compitieran entre ellas a la que mejor sabe preparar las papillas, organizar loshorarios de los nios, cmo conseguir que el nio/a no enferme, que no llore, que duerma, queestudie o que se porte bien.

    En la actualidad existe una gran sensibilidad, inters e implicacin de las madres, yafortunadamente cada vez ms tambin de los padres, en la educacin y el cuidado de sus hijo/as, apesar de lo mucho que nos falta para superar nuestra ignorancia respecto a un tema de talcomplejidad. Insisto, nunca antes a lo largo de la historia se ha manifestado tanto esfuerzo eimplicacin por parte de la grandsima mayora de personas que rodean a los nios/as: madres,padres, abuelas/os, maestras/os y personas allegadas, como el que se da ahora, a pesar de lasdificultades a las que siguen teniendo que enfrentarse. Por hacerlos felices, por cuidar de sualimentacin y salud, por su formacin acadmica, por que cumplan con los a veces tambinabsurdos y desmedidos currculos escolares. Por estar con ellos y dedicarles su escaso tiempo dedescanso, arrebatado a horarios laborales que no tienen en cuenta para nada la conciliacin familiar.Por jugar con ellos, por controlar el tiempo y seleccionar los nefastos programas para nios/as queven en la televisin de los que ninguna institucin se hace responsable, por darles todos los bienesmateriales que puedan necesitar, etc. Lamentablemente no puedo decir lo mismo acerca de laspolticas institucionales y econmicas, con sus recortes, su organizacin de la vida cotidiana basadacasi exclusivamente en la productividad y las ganancias econmicas. Polticas que ningunean losefectos de la inseguridad laboral y mantienen horarios laborables inhumanos, mientras se les llena laboca de alabanzas sobre la importancia de la familia y crean conceptos como el de conciliacinfamiliar, que no dudan en olvidar en cuanto les interesa.

    A pesar de todo ello, quisiera despedirme con un mensaje de esperanza, ya que cada nia/o quenace es un mundo nuevo abierto a todo tipo de posibilidades y como apuntaba ms arriba creo quetodos los que estn a su alrededor hoy tienen un gran inters por descubrirlas. Agradezco a Dibs y ala generosidad de su madrepadre-hermanaabuela el que hayan compartido con todos nosotros suexperiencia ntima. Que nos hayan permitido aprender de ella, conocer ms acerca de las relacionesen la familia y contribuir a crear un mundo mejor desde la infancia.

    Si mi experiencia no me engaa y como afirman tambin muchos otros, no cabe duda de que serauno de los modos ms eficaces y eficientes de conseguir el mayor desarrollo y bienestar para elconjunto de la sociedad. Incluso beneficios econmicos si tenemos en cuenta el coste de los

  • problemas en la infancia y sus repercusiones en la edad adulta. Tambin por el que ms motivadosestamos la gran mayora de los seres humanos debido al amor y la ternura que los nios/as provocanen casi todos/as nostras/os, o lo felices que nos sentimos simplemente cuando los vemos bien. Lodigo por propia experiencia, porque tengo que confesaros que una gran parte de mi motivacin a lahora de plantearme traducir y prologar este libro fue porque quera dedicrselo a Salva y Candela,mis grandes maestros sobre psicologa infantil, as que ah va.

    Dedicado a Salva y Candela, con todo mi amor de su Grandma.

    Dra. Carmen Mateu MarqusValencia, 9 de septiembre de 2012

    1 YouTube vdeos: Toshiro Kanamori .2 Krishnamurti, J. (2011): La libertad primera y ltima. Casa del Libro, Debolsillo. Wilber, K. (1999): La conciencia sin fronteras.

    Barcelona, Kairos.3 Las personas interesadas en salir de dicha ignorancia pueden consultar tambin los avances de la Epigentica, disciplina que a

    pesar de haber sido propuesta en 1953 por Conrad Hal Waddington (1905-1975), bilogo del desarrollo, paleontlogo, genetista,embrilogo y filsofo escocs, uno de los fundadores de la biologa de sistemas, no parece haber calado todava en nuestro entramadocultural. Epigentica (Def.) La epigentica reinterpreta conceptos conocidos y desvela nuevos mecanismos por los cuales se manifiestala informacin contenida en el ADN de cada individuo. Concepto a concepto, se est descifrando un nuevo lenguaje del genoma eintroduciendo la nocin de que nuestras propias experiencias pueden dar lugar a distintas manifestaciones de nuestro potencial materialgentico, de una forma, hasta ahora desconocida y que estas manifestaciones pueden ser transmitidas a generaciones futuras.

    4 Disciplina de la psicologa que versa sobre la pareja en su rol de madres/padres. Los temas que estudia y sobre los que acumulaconocimiento sistemtico abarcan aspectos muy variados; entre otros, la evolucin histrica del concepto de maternidad/ paternidad,diferentes tipos de madres/padres (solteros, adolescentes o adoptivos), caractersticas bsicas de la crianza (etapas evolutivas del nio/a,etapas evolutivas de la pareja, creencias y expectativas sobre la crianza, situacin laboral de los padres/ madres), la familia extensa y lasrelaciones con los abuelos/as, intervencin en parenting, modos de promover la salud, el ajuste social, la competencia cognitiva y laregulacin de emociones de los hijos/as, los problemas de la drogadiccin, nios/as con dificultades especiales, etc.

  • PRLOGO A LA EDICIN INGLESA

    Esta es la historia de un nio en busca del s mismo a travs de su proceso psicoteraputico. Ha sidoescrita a partir de la experiencia de una persona real, un nio pequeo llamado Dibs. A medida queeste nio fue avanzando enfrentndose con las bruscas fuerzas de la vida, fue creciendo dentro de luna nueva conciencia de su propia individualidad, as como el alentador descubrimiento de que tenaen su interior una estatura y una sabidura que se expanda y se contraa, como lo hacen las sombrasbajo la influencia del sol y las nubes.

    Dibs experienci profundamente el proceso complejo del crecimiento, del esforzarse por lospreciosos dones de la vida, del empaparse a s mismo con el sol de sus esperanzas y la lluvia de suspenas. Lenta, tentativamente, descubri que la seguridad de su mundo no estaba totalmente fuera de smismo, sino que ms bien el centro de estabilidad que l buscaba con tanta intensidad estaba dentro,en lo ms profundo de s mismo.

    Debido a que Dibs habla en un lenguaje que desafa las creencias de muchos de nosotros, y debidoa que anhela alcanzar una individualidad que le permita reconocer con orgullo su nombre y su lugaren el mundo, su historia se ha convertido en la historia de cada uno de todos nosotros. Por medio desus experiencias en la sala de juegos, en su casa y en el colegio, su personalidad sufre un desarrollo,permitiendo desarrollar tambin gradualmente, de un modo amable, las vidas de otros que han tenidoel privilegio de poder saber acerca de l.

    Virginia M. Axline

  • CAPTULO 1. DIBS EN EL COLEGIO

    Era la hora de ir a comer, la hora de irse a casa, los nios se movan dando vueltas por la sala con suhabitual ruido, haciendo tiempo mientras se ponan sus abrigos y sus gorros. Pero no Dibs. l sehaba arrinconado en una esquina de la habitacin, all estaba agachado con la cabeza baja, losbrazos cruzados apretados contra su pecho, ignorando el hecho de que era la hora de irse a casa. Lasprofesoras esperaban. Siempre se comportaba de ese modo cuando llegaba el momento de volver acasa. Miss Jane y Miss Hedda ayudaban a los otros nios cuando lo necesitaban. Mientras,observaban a Dibs con discrecin.

    Sus madres los fueron llamando y los otros nios salieron del colegio. Cuando las profesoras sequedaron a solas con Dibs intercambiaron miradas entre s y lo miraron, acurrucado contra la pared.

    Ahora te toca a ti dijo Miss Jane mientras sala silenciosamente de la habitacin.Vamos Dibs. Es hora de irnos a casa. Es la hora de comer dijo Hedda pacientemente. Dibs no se

    movi. Su resistencia era tensa y firme. Yo te ayudo a ponerte el abrigo dijo Hedda, acercndose al poco a poco, llevndole el abrigo. l no levant la vista. Se apret ms contra la pared, hundiendosu cabeza entre sus brazos.

    Por favor, Dibs. Tu madre estar pronto aqu.Ella siempre llegaba tarde, esperando probablemente que la batalladel gorro y el abrigo hubiera pasado cuando llegara, y que Dibs se fuera con ella tranquilamente.Hedda estaba ahora junto a Dibs. Se agach y le acarici el hombro.Vamos, Dibs dijo suavemente, sabes que es hora de irnos.Hecho una pequea furia, Dibs se dirigi hacia ella golpendola consus pequeos puos apretados, arandola, tratando de morderla y gritando. No voy a casa! No

    voy a casa! No voy a casa!. Era el mismo berrinche de todos los das.Ya s dijo Hedda. Pero tienes que ir a casa a comer. T quieres hacerte mayor y fuerte, a que

    s?De repente Dibs se qued inerte. Dej de luchar contra Hedda. Le dej que introdujera sus brazos

    en las mangas y que le abotonara el abrigo.Volvers maana dijo Hedda.Cuando su madre lleg a por l, Dibs se fue con ella, inexpresivo, con la cara llena de lgrimas.Algunas veces la batalla duraba ms y no haba acabado cuando su madre llegaba. Cuando suceda

    esto su madre llamaba al chfer para que cogiera a Dibs. Era un hombre muy alto y fuerte. Entraba,coga a Dibs entre sus brazos y lo llevaba al coche, sin pronunciar palabra. Algunas veces Dibsgritaba todo el tiempo hasta llegar al coche mientras le golpeaba con sus puos cerrados. Otrasveces, se callaba de repente, derrotado y como sin energas. El hombre nunca le hablaba a Dibs.Pareca no importarle si Dibs peleaba y gritaba, o si de pronto se quedaba inmvil y quieto.

    Dibs llevaba casi dos aos yendo a esa escuela privada. Las profesoras haban hecho todo lo quesaban para conseguir establecer una relacin con l, para obtener una respuesta de su parte, pero nohaban tenido xito. Dibs pareca determinado a mantenerse alejado de todo el mundo. Eso era almenos lo que Hedda pensaba. En la escuela haba hecho algunos progresos: cuando empez a ir alcolegio no hablaba y nunca se aventuraba fuera de su silla; se sentaba all mudo y se quedaba inmviltoda la maana. Despus de muchas semanas comenz a alejarse de su silla y a gatear por lahabitacin, pareca como si estuviera observando algunas cosas que le interesaban. Cuando alguiense le acercaba se enroscaba como una bola sobre el suelo y dejaba de moverse. Nunca miraba

  • directamente a nadie a los ojos. Nunca responda cuando alguien le hablaba.La asistencia al colegio de Dibs era perfecta; todos los das su madre le traa en coche. A veces lo

    entraba ella misma al colegio, triste y silencioso; otras lo llevaba el chfer y lo dejaba justo nadams pasar la puerta. Nunca gritaba, ni lloraba cuando tena que entrar al colegio. Cuando lo dejabantras la puerta Dibs se quedaba all, lloriqueando, esperando a que alguien se le acercase y lo llevaraa su clase. Cuando llevaba abrigo no haca ningn gesto para quitrselo. Una de las profesoras losaludaba, le quitaba el abrigo y lo dejaba solo. Los otros nios pronto se implicaban afanosamente enalguna actividad de grupo o en alguna otra actividad individual. Dibs pasaba todo el tiempo gateandopor los bordes de la habitacin, escondindose debajo de las mesas o detrs del piano, ojeandolibros durante horas.

    Haba algo en la conducta de Dibs que desafiaba cualquier categora diagnstica que lasprofesoras pudieran darle de una forma fcil o rutinaria, para permitirle seguir su propio camino. Suconducta era tan desigual! En ocasiones pareca sufrir de un retraso mental extremo. En otras podahacer algo con rapidez y sin dificultad, lo que pareca indicar que quiz tena una inteligenciasuperior. Si pensaba que alguien lo estaba mirando, se esconda rpidamente dentro de su caparazn.La mayor parte del tiempo se arrastraba por los bordes de la habitacin, acechando bajo las mesas,mecindose hacia adelante y hacia atrs, mordindose el borde de su mano, chupndose el pulgar,quedndose rgido sobre el suelo cuando alguna de las profesoras o de los nios trataban deinvolucrarlo en alguna actividad. Era un nio solitario en lo que deba parecerle a l, un mundo fro yhostil.

    Algunas veces, cuando era la hora de irse a casa o cuando alguien trataba de forzarle a hacer algoque no quera hacer, caa preso de berrinches. Haca tiempo que las profesoras haban decidido quesiempre lo invitaran a unirse al grupo pero que nunca lo forzaran a hacer nada, al menos que fueraabsolutamente necesario. Le ofrecan libros, juguetes, puzles, todo tipo de material que pudierainteresarle. Nunca coga nada de lo que se le ofreca. Si el objeto se dejaba encima de una mesa o enel suelo cerca de l, poda cogerlo ms tarde y examinarlo con sumo cuidado. Nunca dejaba de cogerun libro. Escudriaba las pginas impresas como si pudiera leerlo, segn deca Hedda a menudo.

    Algunas veces una de las profesoras se sentaba cerca de l y le lea un cuento, o le hablaba sobrealgn tema, mientras Dibs yaca tumbado en el suelo boca abajo; nunca se iba pero nunca mirabahacia arriba, ni nunca manifestaba ningn inters. Miss Jane haba pasado de este modo muchotiempo con Dibs. Le hablaba sobre diferentes cosas mientras mantena los materiales entre susmanos, mostrndole lo que estaba explicando. Una vez el tema poda ser sobre los imanes y losprincipios de la atraccin magntica. En otra ocasin sobre una roca muy interesante que ellasostena en sus manos. Le hablaba sobre cualquier cosa con la esperanza de que pudiera avivar suinters. Deca que frecuentemente se senta como una tonta, como si estuviera sentada ah hablandoconsigo misma, pero que algo en la postura del nio le daba la impresin de que estaba escuchando.Adems, se preguntaba a menudo, qu poda perder?

    El profesorado se senta completamente desconcertado con Dibs. La psicloga del colegio habaestado observndolo y haba tratado de pasarle algunas pruebas en diferentes ocasiones, pero Dibsno estaba en condiciones de poder hacerlas. El pediatra del colegio lo haba visto varias veces y alfinal se haba dado por vencido, no sin cierta desesperacin. Dibs se mostraba muy desconfiadohacia su bata blanca y no le dejaba acercarse. Se pona de espaldas contra la pared, con sus manos enalto preparado para araar, preparado para atacar, si alguien se acercaba demasiado.

    Es un nio muy extrao dijo el pediatra. Quin sabe? Retrasado mental? Psictico? Condao cerebral? Quin puede acercrsele lo suficiente para averiguar qu es lo que le pasa?.

  • Aquel no era un colegio para nios retrasados mentales, ni emocionalmente perturbados. Setrataba de un colegio privado muy exclusivo para nios de tres a siete aos, en una antigua y hermosamansin del lado este. Tena cierta tradicin que atraa a los padres de nios muy brillantes ysociables.

    La madre de Dibs haba convencido a la directora para que lo aceptaran y haba utilizado susinfluencias con el consejo de administracin para que lo admitieran. La ta abuela de Dibs contribuagenerosamente al mantenimiento del colegio. Debido a todas estas presiones haba sido admitido enlas aulas de preescolar.

    Las profesoras haban sugerido en varias ocasiones que Dibs necesitaba ayuda profesional. Larespuesta de su madre siempre haba sido la misma: Denle ms tiempo.

    Haban pasado casi dos aos y, aunque haba hecho algn progreso, las profesoras sentan que noera suficiente. Pensaban que no era justo para Dibs dejar que la situacin se prolongaraindefinidamente. Lo nico que podan hacer era esperar a que saliera de su caparazn. Cuandohablaban sobre l y no pasaba un solo da sin que lo hicieran, siempre acababan sintindosedesconcertadas y desafiadas por el nio. Despus de todo, solo tena cinco aos. Poda realmentedarse cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor y mantener todo ello encerrado dentro de smismo? Pareca leer los libros con los que se abstraa. Eso era ridculo, se decan as mismas.Cmo iba a poder leer un nio que no era capaz de expresarse verbalmente? Poda un nio tancomplejo ser retrasado mental? Su conducta no pareca ser la de un nio mentalmente retrasado.Estaba viviendo en un mundo que l mismo se haba creado? Sera autista? Tena contacto con larealidad? Muy a menudo pareca que su mundo fuera una realidad llena de maltrato, una tormenta deinfelicidad.

    El padre de Dibs era un cientfico de reconocido prestigio, brillante segn deca todo el mundo,pero nadie de la escuela haba tenido la oportunidad de conocerlo. Dibs tena una hermana pequea.Su madre afirmaba que Dorothy era una nia muy brillante y perfecta. No iba a ese mismo colegio.En cierta ocasin Hedda se haba encontrado con Dorothy y su madre en Central Park. Dibs no ibacon ellas. Hedda les dijo a las otras profesoras que a ella le pareci que la perfecta Dorothy noera ms que una nia mimada. Hedda senta una gran simpata por Dibs y admiti que podra habertenido prejuicios a la hora de evaluar a Dorothy. Crea en Dibs y pensaba que algn da, de algnmodo, Dibs saldra de su prisin de miedo y enfado.

    Finamente, el equipo docente haba decidido que se deba hacer algo con Dibs. Otros padreshaban presentado quejas acerca de su presencia en el colegio, especialmente despus de que lhubiera araado o mordido a algn otro nio.

    Fue en ese momento cuando decidieron invitarme a asistir a la sesin del caso dedicada a losproblemas de Dibs. Soy una psicloga clnica que se ha especializado en trabajar con nios y suspadres. En esa reunin escuch lo que se dijo acerca de Dibs, y lo que he escrito hasta aqu es lo quelos profesores, el psiclogo del colegio y el pediatra contaron. Me preguntaron si podra ver a Dibsy a su madre, y dar entonces mi opinin a los profesores, antes de que optaran por invitarle a dejar elcolegio y clasificarlo como uno de sus fracasos.

    La sesin de trabajo tuvo lugar en el colegio. Escuch con inters todos sus comentarios. Quedimpresionada por el impacto que la personalidad de Dibs haba producido en todas esas personas. Sesentan frustrados y desafiados continuamente debido a su comportamiento irregular. Su nicocomportamiento regular era su antagonismo, su rechazo hostil a todo aquel que tratara de acercrseledemasiado. Su evidente infelicidad preocupaba a todas estas personas sensibles que se sentanpreocupadas por l.

  • Yo tuve una reunin con su madre la semana pasada me dijo Mis Jane. Le dije que con todaprobabilidad tendramos que pedirle que dejara el colegio porque sentamos que habamos hechotodo lo que podamos por ayudarlo y que eso no era suficiente. Qued muy afectada. Es una personadifcil de entender. No obstante, estuvo de acuerdo en hablar con usted acerca de Dibs y permitirleque lo estudiara. Tambin dijo que si no podamos seguir mantenindolo aqu, nos agradecera muchoque le diramos el nombre de un colegio privado para nios mentalmente retrasados. Dijo que sumarido y ella haban aceptado la idea de que su hijo tena un retraso mental o un dao cerebral.

    Este comentario dio lugar a que Hedda explotara.Prefiere creer que es mentalmente retrasado antes que admitir que quiz tiene una alteracin

    emocional y que quiz ella es la responsable! exclam.Parece que no somos capaces de ser muy objetivos dijo Miss Jane. Creo que ese es el motivo

    por el que le hemos mantenido tanto tiempo con nosotras y lo que nos ha hecho exagerar los escasosadelantos que ha logrado. No podemos soportar la idea de decirle que se vaya sin tratar dedefenderlo. Nunca hemos sido capaces de hablar sobre Dibs o sobre las actitudes de sus padres sinimplicarnos emocionalmente. Y ni siquiera podemos estar seguras de que nuestras actitudes hacia suspadres estn justificadas.

    Estoy convencida de que l est al lmite dijo Hedda. No creo que pueda mantener susdefensas por mucho ms tiempo.

    Obviamente haba algo en ese nio que haba cautivado el inters y los sentimientos de lasprofesoras. Poda sentir su compasin por el pequeo. Poda sentir el impacto que su personalidadhaba producido. Poda captar lo conscientes que eran de nuestras limitaciones a la hora de tratar deentender con trminos claros y concisos las complejidades de la personalidad de Dibs. Poda sentirel aprecio y el respeto que ese nio produca, que impregnaba a todo el grupo.

    Se decidi que, si los padres estaban de acuerdo, vera a Dibs durante una serie de sesiones deterapia de juego. No haba modo de saber lo que esto podra aportar a la historia de Dibs.

  • CAPTULO 2. DIBS CONOCE A VIRGINIA AXLINE

    All estaba, fuera de nuevo, en medio de la noche, donde la luz opaca oscurece las contundenteslneas de la realidad y arroja sobre el mundo inmediato una amable vaguedad, donde no todo escuestin de blanco y negro. Donde no se trata de esto es, porque no existe una luz que ilumine laevidencia inequvoca con la que se ve una cosa tal como es y una conoce las respuestas. Donde laoscuridad del cielo aporta un espacio cada vez mayor que permite suavizar los juicios, dejar ensuspenso las acusaciones, cobijar lo emocional. Donde lo que es, visto con esta luz, pareceadoptar tantas posibilidades que lo definitivo se vuelve ambiguo. Donde el beneficio de la dudapuede florecer y sobrevivir el tiempo suficiente al menos como para forzarte a considerar el alcancey las limitaciones de la evaluacin humana. Cuando los horizontes crecen y disminuyen dentro de unapersona, los cambios no pueden ser medidos por otras personas. Cuando la comprensin crece apartir de la experiencia personal que permite a cada uno ver y sentir en formas tan variadas y tanllenas de significados cambiantes, que el propio estado de conciencia de uno mismo es el factordeterminante. Desde ah se puede admitir con ms facilidad que lo fundamental de ese mundo desombras se proyecta ms all de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, actitudes, emociones ynecesidades personales. Quiz entonces es ms fcil entender que, incluso aunque no disponemos dela sabidura como para enumerar las razones de la conducta de otra persona, podemos suponer quecada individuo tiene su propio mundo privado de significados, concebido a partir de la integridad ydignidad de su propia personalidad.

    Me llev de esa reunin el sentimiento de respeto que todos compartan y el inters por reunirmecon Dibs. Me senta capturada por esa impaciencia contagiosa, junto con la conviccin de que noabandonaramos la esperanza sin tratar una vez ms, solo una ms, de no basarnos solamente en losimprecisos recursos de los que disponemos para problemas de este tipo. Desconocemos lasrespuestas para muchos de los problemas de salud mental. Sabemos que muchas de nuestrasimpresiones son frgiles. Apreciamos el valor de la objetividad, del estudio ordenado y cuidadoso.Sabemos que la investigacin constituye una combinacin fascinante de corazonadas, especulaciones,subjetividades, imaginaciones, esperanzas y sueos mezclados con precisin, junto con hechosreunidos de forma objetiva, ligados a la realidad de una ciencia matemtica. Un aspecto sin el otroresulta incompleto. Juntos, avanzan paso a paso a lo largo del camino en bsqueda de la verdad,donde quiera que ella pueda ser encontrada.

    As que pronto me reunira con Dibs. Ira al colegio y lo observara en grupo con los otros nios.Tratara de verlo a solas durante un rato. Despus visitara su casa para entrevistarme con su madre.Decidiramos el horario para otros encuentros en el Child Guidance Centre (Centro de OrientacinInfantil). Ese sera nuestro punto de partida.

    Buscbamos la solucin al problema y todos sabamos que esta experiencia adicional podraconstituir solo un pequeo atisbo acerca de la vida privada de este nio. No tenamos ni idea de loque todo esto poda acabar significando para Dibs. Se trataba solo de una oportunidad ms paratratar de atrapar el hilo que podra desentraar algn pequeo insight que nos ayudara a comprender.

    A medida que me adentraba en la carretera del East River, pensaba en los muchos nios que habaconocido, nios que eran infelices, que se sentan frustrados en su intento por lograr una identidadpropia que pudieran reclamar con dignidad, nios incomprendidos, que se esforzaban una y otra vezpor llegar a ser una persona por derecho propio. De los sentimientos, pensamientos, fantasas, sueosy esperanzas que proyectaban, crecan nuevos horizontes en cada uno de ellos. Haba conocido nios

  • que se sentan desbordados por sus miedos y ansiedades, tratando de autodefenderse de un mundoque les resultaba insoportable, debido a muchas razones. Algunos haban emergido con fuerzas ycapacidades renovadas para afrontar su mundo de un modo ms constructivo. Otros no haban sidocapaces de soportar el impacto de sus intolerables destinos. Y no existan explicaciones fciles;decir que se les haba rechazado y no se les haba aceptado no nos aportaba mucho para lacomprensin del mundo interno del nio. Demasiado a menudo estos trminos son solo etiquetasconvenientes que nos sirven de coartada para disculpar nuestra ignorancia. Debemos evitar losclichs, las explicaciones rpidas hechas a medida. Si queremos acercarnos a la verdad, debemosmirar con mayor profundidad en el interior de las razones de nuestra conducta.

    Decid que ira al colegio al da siguiente por la maana. Telefoneara a la madre de Dibs yquedara para reunirme con ella en su casa tan pronto como fuera posible. Vera a Dibs el prximojueves en la sala de terapia de juego del Centro de Orientacin Infantil. En qu terminara todo esto?Si no lograba romper ese muro tan robusto que haba construido alrededor de s mismo, y era muyposible que no lo lograra, tendra que pensar en referirlo a otro tratamiento diferente. Algunas vecesalgo que funciona muy bien con un nio no sirve para otro, pero no nos damos por vencidasfcilmente. No descartamos un caso como sin esperanza sin intentar, al menos, algo ms. Algunaspersonas piensan que es muy malo mantener viva la esperanza cuando no hay motivos para ello. Perono estbamos buscando un milagro; buscbamos comprender, porque creamos que la comprensinnos permitira iluminar modos ms eficaces sobre cmo ayudar a la persona a desarrollar y utilizarsus capacidades de manera ms constructiva. La bsqueda contina y contina, y continuaremosbuscando hasta encontrar el camino que nos permitir salir del desierto de nuestra ignorancia.

    A la maana siguiente llegu al colegio antes que los nios. Las aulas donde estaba el jardn deinfancia eran luminosas y alegres, con un equipo atractivo y apropiado.

    Los nios llegarn pronto dijo Miss Jane. Me interesa mucho saber qu opinin se forma ustedde Dibs. Espero que se le pueda ayudar. Ese nio me preocupa muchsimo. Sabe?, cuando un niosufre realmente un retraso mental se puede apreciar un patrn global de conducta consistente, que seobserva en sus intereses y en sus modos de actuar. Pero Dibs? Nunca sabemos de qu humor va aestar, solo sabemos que nunca habr sonrisas. Ninguna de nosotras lo ha visto sonrer nunca. Oparecer remotamente feliz. Este es uno de los motivos por los que sentimos que su problema va msall del simple retraso mental. Es tan emocional! Ah llegan los nios.

    Los nios empezaban a llegar. La mayora de ellos entraban con miradas que expresaban alegra ensus caras. Ciertamente parecan relajados y confortables en ese colegio. Se llamaban saludndosealegremente unos a otros y a las profesoras. Algunos se dirigieron a m preguntndome mi nombre ypor qu estaba all. Se quitaban sus abrigos y sombreros y los colgaban en sus perchas. Los primerosmomentos eran de libre eleccin. Los nios buscaban juguetes y actividades que les interesaban, yjugaban y hablaban unos con otros de manera muy espontnea.

    Entonces lleg Dibs. Su madre lo dej dentro de la clase. Solo pude darle un vistazo porque hablbrevemente con Miss Jane, dijo adis y dej a Dibs, que llevaba puestos un abrigo y un gorro de lanagris.

    Se qued all, de pie, donde su madre lo haba dejado. Miss Jane se dirigi a l, le pregunt siquera colgar su abrigo y su gorro. l no respondi.

    Era alto para su edad. Su cara estaba muy plida. Cuando Miss Jane le quit el sombrero pude verque tena el pelo negro y rizado. Los brazos le colgaban inertes a los lados. Miss Jane lo ayud aquitarse el abrigo. Pareca no estar cooperando. Ella colg su gorro y abrigo en su percha.

    Mientras se acercaba a m me dijo en voz baja: Bien, este es Dibs. Nunca se quita el abrigo ni el

  • gorro l mismo, as que nosotras lo hacemos ya rutinariamente. Algunas veces tratamos de que se unaa otro nio en alguna actividad o le damos algo concreto para que haga. Pero l rechaza todasnuestras ofertas. Esta maana lo dejaremos solo para que usted pueda ver por s misma qu es lo quehace. Podra quedarse ah por mucho, mucho tiempo. O podra comenzar a ir de una cosa a otra. Aveces pasa de una cosa a otra como si no pudiera concentrarse. Otras veces se focaliza en algodurante una hora. Todo depende de cmo se siente.

    Miss Jane se acerc a otros nios. Yo me dediqu a observar a Dibs tratando de que no parecieraque lo estaba mirando.

    l permaneci de pie donde estaba. Luego se dio la vuelta, muy despacio y de forma deliberada.Levant sus manos en un gesto casi intil de desesperacin y luego las dej caer a los lados. Se diola vuelta de nuevo. Ahora yo estaba en su campo de visin si es que quera mirarme. Suspir, semordi los labios y permaneci all.

    Uno de los nios corri hacia Dibs.Hola Dibs! le dijo. Ven a jugar!Dibs se lanz hacia l. Lo hubiera araado, pero el nio dio un salto hacia atrs con rapidez.Gato!, gato!, gato! se burl el nio.Miss Jane se acerc a ellos y le dijo al otro nio que se fuera a jugar a otro lugar de la clase.Dibs se fue hacia la pared cerca de una mesa pequea en la que haba algunas piedras, conchas,

    trozos de carbn y otros minerales. Permaneci junto a la mesa. Lentamente, levant primero unobjeto y luego otro. Pas sus dedos por ellos, se los puso en su mejilla, los oli, los chup. Luego losdej en su lugar con cuidado. Mir hacia donde yo estaba. Fue una mirada fugaz que retir conrapidez.

    Se dej caer en el suelo, se arrastr debajo de una mesa y se sent all, donde casi no podavrsele.

    Entonces me di cuenta de que los otros nios estaban formando un pequeo crculo con sus sillasalrededor de una de las profesoras. Se trataba del momento en el que los nios mostraban a losdems lo que haban trado al colegio y les contaban algo sobre las novedades que les haban pasado.La maestra les cont un cuento. Ellos cantaron algunas canciones.

    Dibs, debajo de la mesa, no estaba muy lejos. Desde su lugar privilegiado poda or lo que decany ver lo que estaban mostrando, si quera hacerlo. Se haba anticipado a esta actividad del grupocuando se puso debajo de la mesa? Era difcil saberlo. Permaneci debajo de la mesa hasta que elgrupo se deshizo y los nios se dedicaron a otras actividades. Entonces, l tambin, se fue a hacerotras cosas.

    Gate alrededor de la habitacin mantenindose pegado a las paredes, detenindose para examinarmuchos de los objetos con los que se iba encontrando. Cuando lleg a la amplia vitrina donde estabael terrario y el acuario, se levant y se qued mirando fijamente el interior de los grandes recipientescuadrados de vidrio. De vez en cuando alargaba el brazo y tocaba algo dentro del terrario. En esosmomentos su movimiento pareca hbil y ligero. Permaneci all durante media hora, parecacompletamente absorto en sus observaciones. Rept por la habitacin de nuevo y complet su periploalrededor de esta. Sigui tocando con rapidez y cuidado algunas cosas, para pasar luego a hacerotras.

    Cuando lleg al rincn donde estaban los libros toc los que estaban sobre la mesa, eligi uno,cogi una silla, la arrastr a travs de la sala hasta un rincn y se sent cara a la pared. Abri ellibro y comenz a examinar cada una de sus pginas muy despacio, pasando cada pgina con sumocuidado. Estaba leyendo? Estaba mirando los dibujos? Una de las profesoras se le acerc.

  • Oh, ya veo le dijo. Estas viendo el libro de los pjaros. Dibs, quieres contarme algo acercade l? le pregunt utilizando un tono amable y suave.

    Dibs lanz el libro lejos de l. Se tir al suelo y permaneci all, tieso y rgido, boca abajo,inmvil.

    Lo siento dijo la profesora. No ha sido mi intencin molestarte, Dibs. Recogi el libro, lopuso sobre la mesa y vino hacia m. Esto es lo tpico me dijo. Hemos aprendido a no molestarlo.Pero yo quera que usted viera por s misma qu es lo que sucede.

    Mientras mantena la misma posicin, Dibs haba girado su cabeza de tal modo que poda ver a lamaestra. Nosotras fingimos no verlo. Finalmente se levant y se puso a caminar lentamente alrededorde las paredes de la habitacin. Toc las pinturas, los lpices de colores, la arcilla, los clavos, elmartillo, las maderas, el tambor, los platillos. Los coga y los pona de nuevo en su sitio. Los otrosnios se dedicaban a sus cosas sin preocuparse demasiado por Dibs. Evitaba cualquier contactofsico con ellos y ellos le dejaban en paz.

    Entonces, lleg el momento de salir fuera a jugar. Una de las profesoras me dijo: Quiz quieravenir. Quiz no. No me apostara ni un centavo por ninguna de las dos posibilidades. Anunci envoz alta que era la hora de salir al recreo. Le pregunt a Dibs si quera salir fuera.

    No salir fuera dijo Dibs en un tono montono y pesado.Yo dije que pensaba salir, hacia un da tan bonito! Me puse mi abrigo.De pronto Dibs dijo: Dibs va fuera!. La profesora le puso el abrigo. l camin torpemente

    hacia el patio de recreo. Su coordinacin era muy pobre. Pareca como si estuviera atado todo l connudos, tanto fsica como emocionalmente.

    Los otros nios jugaban en las cajas de arena, en los columpios, con los aparatos de gimnasia, conlas bicicletas. Jugaban a la pelota, a pillar, a esconderse y a buscarse. Corran, brincaban, trepaban ysaltaban. Pero Dibs no. Se haba ido a un rincn lejano, haba cogido un palito pequeo, se habapuesto de cuclillas y rascaba en la arena hacia delante y hacia atrs. Hacia delante y hacia atrs.Hacia delante y hacia atrs. Haciendo pequeos surcos en la tierra. Sin mirar a nadie. La miradaclavada en el palito y en el suelo. Encorvado en su actividad solitaria. En silencio. Encerrado en smismo. Remoto.

    Decidimos que cuando los nios volvieran a clase y despus de que su tiempo de descanso sehubiera acabado, yo me ira con Dibs a la sala de juegos que estaba al fondo del vestbulo, si lquera venir conmigo.

    Cuando la profesora toc la campana todos los nios volvieron a la clase. Incluso Dibs. Miss Janelo ayud con su abrigo. l mismo le dio su gorro esta vez. La profesora puso un disco de msicasuave y relajante. Cada nio sac su colchoneta y la tendi sobre el suelo para descansar. Dibs fue apor su colchoneta y la desenroll. La puso debajo de la mesa de la librera a cierta distancia de losotros nios. Se tumb boca abajo sobre su colchoneta, se meti el pulgar en la boca y descans comolos otros nios. Qu sera lo que estara pensando en su mundo pequeo y solitario?

    Cules seran sus sentimientos? Por qu se comportaba de esa manera? Qu le haba pasado aeste nio que haba causado en l este tipo de aislamiento del resto de las personas? Podramoslograr llegar hasta l?

    Despus del periodo de descanso los nios pusieron sus colchonetas en su sitio. Dibs enroll lasuya y la coloc en el lugar correcto sobre el estante. Se dividi a los nios en pequeos grupos. Unode los grupos trabajara construyendo cosas con trozos de maderas durante un tiempo. Otro grupopintara o jugara con la arcilla.

    Dibs permaneca junto a la puerta. Me acerqu y le pregunt si quera venir un rato conmigo a la

  • sala de juegos que haba al final del vestbulo. Le tend mi mano. Dud por un momento, cogi mimano sin decir palabra y camin conmigo hacia la sala de juegos. Cuando pasbamos por delante delas puertas de algunas de las otras habitaciones, murmur algo. No pude entenderlo. No le ped queme repitiera lo que haba dicho. Solo coment que la sala de juegos estaba al final del vestbulo. Loms interesante para m era la primera respuesta que haba dado espontneamente. Haba salido de laclase con una persona extraa, sin mirar atrs. Cuando me haba cogido yo haba notado la rigidez desu mano. Estaba tenso. Pero, sorprendentemente, dispuesto a ir conmigo.

    Al final del vestbulo, debajo de las escaleras del fondo, haba una pequea habitacin diseadacomo sala de terapia de juego. No era un lugar atractivo, ya que transmita una fra monotona debidoa su falta de color y de decoracin. Tena solo una ventana pequea que apenas dejaba entrar la luz yel efecto que produca en general era sombro, aunque se encendieran las luces. Las paredes eran deun color beis oscuro, con algunas manchas que haban sido lavadas aqu y all. En algunas de esasmanchas la pintura se aferraba a la superficie rugosa de la escayola. El suelo estaba cubierto con unlinleo marrn oscuro de color opaco que estaba manchado debido a que haba sido lavado con unafregona no demasiado limpia. Flotaba en el ambiente un olor rancio a arcilla y arena hmedas, y apinturas de acuarela.

    Los juguetes estaban sobre la mesa, en el suelo y en algunos de los estantes que estaban alrededorde la habitacin. En el suelo haba una casa de muecas. Cada habitacin de la casa de muecasestaba moderadamente amueblada con muebles de madera. Frente a la casa haba una familia demuecos que estaba tambin en el suelo. Se amontonaban all la madre, el padre, un nio, una nia ylos bebs, junto a una caja abierta que contena otros muecos en miniatura. Eran unos pocosanimales de goma, un caballo, un len, un perro, un gato, un elefante, un conejo. Haba algunoscoches y aeroplanos de juguete.

    En el suelo haba una caja de bloques de construccin. En la caja de arena haba algunas sartenes,cucharas y unos pocos platos de hojalata. Sobre la mesa poda verse una jarra de arcilla, algunaspinturas y papel para dibujar en el caballete. Un bibern lleno de agua sobre un estante. Una muecade trapo grande sentada en una silla. En un rincn haba una figura de goma hinchada con un peso ensu base que le haca volver a su posicin vertical cuando se la golpeaba. Los juguetes estaban hechospara durar pero se vean usados y descuidados.

    No haba nada en la habitacin, ni en los materiales que all se encontraban, que pudiera restringirlas actividades de un nio. Nada que pudiera parecer demasiado frgil ni demasiado delicado paraque no pudiera ser tocado o golpeado. La habitacin proporcionaba espacio y materiales que, por smismos, facilitaban la expresin de las personalidades de los nios que pasaran un tiempo all. Suscomponentes permitan que la habitacin pudiera ser, al mismo tiempo, diferente y nica para cadanio. Aqu un nio poda buscar el silencio para viejos sonidos, gritar los descubrimientos de un smismo aprisionado hasta ese momento y escapar as de la crcel de sus dudas, ansiedades y miedos.Traer a la sala el impacto de todas las formas, sonidos, colores y movimientos del pasado yreconstruir su mundo, reducido a un tamao que l poda manejar.

    Al entrar en la habitacin le dije: Bien, vamos a estar durante una hora juntos aqu, en la sala dejuegos. Ya ves todos los juguetes y material que hay aqu. T decides lo que quieres hacer.

    Me sent en una silla pequea que haba nada ms atravesar la puerta. Dibs permaneci en mediode la habitacin, dndome la espalda, retorcindose las manos. Yo esper. Tenamos una hora. Nohaba ninguna prisa por hacer nada en especial. De jugar o no jugar. De hablar o estar en silencio.Aqu daba lo mismo. La habitacin era muy pequea. Fuese donde fuese no poda ir muy lejos. Habauna mesa bajo la que poda esconderse si quera esconderse, haba una silla pequea junto a la mesa

  • si quera sentarse y haba juguetes con los que jugar si era eso lo que deseaba hacer.Pero Dibs simplemente se qued de pie en medio de la habitacin. Suspir. Se dio la vuelta

    despacio, atraves la habitacin de modo vacilante y camin bordeando las paredes. Fue tocando demodo tentativo un juguete y otro. No me miraba directamente. A veces miraba hacia donde yo estaba,pero si nuestras miradas se cruzaban desviaba sus ojos rpidamente. Fue un paseo aburridoalrededor de la habitacin. Su paso era pesado. No pareca haber lugar para la risa o la felicidad enese nio. La vida para l era un asunto sombro.

    Se dirigi hacia la casa de muecas, pas la mano por el tejado, se arrodill junto a ella y mirhacia su interior. Lentamente, fue cogiendo uno a uno cada uno de sus muebles. A medida que lo hacanombraba cada uno de los objetos con un tono vacilante de interrogacin. Su voz sonaba montona,apagada.

    Cama?, silla?, mesa? dijo. Cuna?, armario?, radio?, baera?, bao? . Nombraba cadauno de los objetos de la casa de las muecas que coga y los colocaba de nuevo en sus sitios concuidado. Se volvi hacia el montn de muecos y los orden despacio. Escogi un hombre, unamujer, un nio, una nia y un beb. Era como si los fuera identificando tentativamente a medida quedeca: Mam?, pap?, hermana?, beb?. Entonces empez a ordenar los pequeos animales.Perro?, gato?, conejo?. Suspiraba profunda y repetidamente. Pareca como si se tratara de unatarea difcil y dolorosa que l mismo se haba propuesto hacer.

    Cada vez que l nombraba un objeto yo haca un intento por comunicar mi reconocimiento de loque l estaba poniendo en palabras. Poda decir: S. Eso es una cama, o Creo que eso es unaparador, o Eso no parece un conejo. Trataba de que mi respuesta fuera breve, adoptando lamisma forma como l lo deca, con alguna variacin para evitar la monotona. Cuando cogi elmueco pap y dijo Pap? , yo repliqu Podra ser pap. Y ese fue el modo como transcurrinuestra conversacin a travs de cada uno de los objetos que l iba recogiendo y nombrando. Pensque ese era su modo de comenzar una comunicacin verbal. Nombrar los objetos pareca un modo decomenzar bastante seguro.

    Entonces se sent en el suelo frente a la casa de muecas. Se qued mirndola en silencio durantelargo tiempo. Yo no lo presion. Si l quera estar sentado ah en silencio, entonces tendramossilencio. Deba haber alguna razn por la que estaba haciendo lo que estaba haciendo. Yo quera quefuera l quien tuviera la iniciativa en la construccin de esta relacin. Demasiado a menudo esto lohace algn adulto ansioso, en lugar del nio.

    Cruz sus manos contra su pecho y repiti una y otra vez: puertas cerradas con llave no. Puertascerradas con llave no. Puertas cerradas con llave no. Su voz adopt un tono de urgencia ydesesperacin. A Dibs no le gustan las puertas cerradas con llave, dijo. Su voz son a sollozo.

    Le dije: A ti no te gusta las puertas cerradas con llave.Dibs pareci contraerse. Su voz se convirti en un ronco susurro:a Dibs no le gustan las puertas cerradas con llave. No le gustan las puertas cerradas, ni cerradas

    con llave. A Dibs no le gustan los muros alrededor de l.Era obvio que haba tenido algunas experiencias desgraciadas con puertas cerradas y bloqueadas

    con llave. Yo reconoc los sentimientos que l expresaba. Entonces comenz a coger los muecos dedentro de la casa donde l los haba colocado. Sac los muecos madre y padre y nia.

    Idos a la tienda. Idos a la tienda dijo. Idos fuera a la tienda. Idos fuera!Oh, mam va a ir a la tienda? coment yo. Y pap tambin? Y la hermana? Los sac

    rpidamente y los coloc lejos, fuera de la casa.Entonces descubri que en la casa de muecas se podan extraer las paredes de las habitaciones.

  • Comenz a quitar cada una de ellas diciendo mientras lo haca: No gustan paredes. A Dibs no legustan las paredes. Dibs, quita todas las paredes!. Y en esa sala de juegos Dibs comenz a derribarunos pocos muros de los que l haba construido alrededor de s mismo.

    Sigui jugando lentamente, de esa misma manera, de un modo casi doloroso. Cuando la horaestaba llegando a su fin le dije que la hora de juego se estaba acabando y que tenamos que volver asu aula.

    Quedan cinco minutos le dije. Despus tendremos que irnos.Se sent en el suelo frente a la casa de muecas. Sin decir nada, sin moverse. Yo tampoco. Cuando

    pasaron los cinco minutos volvimos a su clase.No le pregunt si quera irse. No exista la posibilidad de que l pudiera elegir. Tampoco le

    pregunt si querra volver otra vez. Podra ser que no quisiera comprometerse. Adems, no era a l aquien corresponda decidir. No le dije que lo vera la semana siguiente porque no haba hablado consu madre sobre lo que bamos a hacer. A este nio se le haba hecho ya bastante dao sin que yo leprometiera algo que no saba si podra cumplir. No le pregunt si se lo haba pasado bien. Por qutendra que forzarlo a evaluar una experiencia que acaba de tener? Si el juego es para los nios suforma natural de expresin, por qu tenemos que forzarlos a que se expresen segn un molde rgidode respuesta estereotipada? Un nio solo se confunde debido a preguntas que otros contestan antes dedejar que lo haga l mismo.

    Cuando pasaron los cinco minutos me levant y le dije: Ya es hora de irnos, Dibs. l se puso depie lentamente, cogi mi mano, salimos de la habitacin y comenzamos a cruzar el vestbulo. Cuandollegamos hacia mitad del vestbulo y podamos divisar la puerta de su clase le pregunt si podarecorrer el resto del camino hasta la clase l solo.

    Est bien dijo. Solt mi mano y anduvo el resto del vestbulo hasta la puerta de su clase por smismo.

    Hice esto porque esperaba que, gradualmente, Dibs fuera hacindose ms y ms autosuficiente yresponsable. Quera comunicarle que confiaba en sus habilidades para poder hacer lo que yoesperaba de l. Estaba segura de que poda hacerlo. Si hubiera dudado o mostrado signos de quehacer algo as el primer da era demasiado para l, lo habra acompaado un poco ms. Lo habraacompaado hasta la puerta de su clase si hubiera dado seales de necesitar ese apoyo. Pero fuesolo.

    Adis Dibs! le dije.Est bien! contest. Su voz adquiri un tono suave y tierno. Haba caminado lo que quedaba de

    vestbulo, abierto la puerta de la clase y mirado hacia atrs justo en ese momento. Yo lo salud con lamano. La expresin de su cara era muy interesante. Pareca sorprendido, casi satisfecho. Entr en laclase y cerr la puerta con firmeza tras l. Era la primera vez que Dibs iba solo a alguna parte en elcolegio.

    Uno de mis objetivos al construir la relacin con Dibs era ayudarlo a lograr la independenciaemocional. No quera complicar ms su problema construyendo una relacin de apoyo que lo hicieraser excesivamente dependiente de m, ni aplazar ms el desarrollo completo de su sentimiento deseguridad interna. Si Dibs era un nio con carencias afectivas y todo pareca indicar que as era,tratar de desarrollar un vnculo emocional en esos momentos, aunque podra parecer indicado parasatisfacer la necesidad de intimidad del nio, poda llegar a crear un problema que necesariamentetendra que ser resuelto, en ltima instancia, por l mismo.

    Una vez acabada la primera sesin de juego con Dibs, pude entender mejor por qu los profesoresy el resto del equipo no podan decidirse a declararlo como caso perdido. Sent un gran respeto por

  • sus capacidades y su fuerza interna. Era un nio con un gran coraje.

  • CAPTULO 3. VIRGINIA AXLINE CONOCE A LA MADRE DE DIBS

    Telefone a la madre de Dibs para pedirle que nos reuniramos tan pronto como fuera posible. Medijo que esperaba mi llamada. Estara encantada si yo pudiera ir a su casa a tomar el t, quiz al dasiguiente a las cuatro en punto? Le di las gracias y acept su invitacin.

    La familia viva en una de las casas antiguas de piedra rojiza que hay en la parte alta del lado estede la ciudad. El exterior haba sido mantenido con gran esmero y meticulosidad. La puerta estabaimpecablemente pulida, los pomos brillaban. La casa se encontraba situada en una de las bellascalles antiguas y pareca haber conservado la esencia de aquellos das, cuando estas casasmaravillosas fueron construidas. Abr la cancela de hierro forjado, sub los peldaos y llam a lascampanillas de la puerta. A travs de la puerta cerrada pude escuchar unos gritos apagados. Nocierres puerta! No cierres puerta! No!, No!. La voz se fue acallando hasta perderse. Por lo quepareca, Dibs no iba a tomar el t con nosotras. Una doncella uniformada abri la puerta. Mepresent. Ella me invit a entrar en la sala. La doncella era una mujer muy adusta y pareca llevarmuchos aos con la familia. Resultaba distante, correcta, formal. Me pregunt si habra sonredoalguna vez, o incluso si haba sentido que haba algo en el mundo que celebrar o que fuera divertido.Si as fuera, estaba bien disciplinada y era capaz de ocultar cualquier signo de identidad individual ode espontaneidad.

    La madre de Dibs me salud amablemente, pero con seriedad. Hicimos los comentarios tpicosintroductorios sobre el tiempo y sobre lo agradable que era tener la oportunidad de reunirnos la unacon la otra. El mobiliario y la casa eran preciosos. La sala pareca como si ningn nio hubieraestado nunca en ella ni cinco minutos. De hecho, no pareca haber ninguna seal de que nadierealmente estuviera viviendo en aquella casa.

    Nos trajeron el t. Todo el juego de servicio era precioso. No perdi mucho tiempo antes de entraren situacin.

    Tengo entendido que usted ha sido llamada como consultora para estudiar a Dibs dijo. Es muyamable por su parte aceptar esta tarea. Y quiero que sepa que no esperamos ningn milagro. Hemosaceptado la tragedia de Dibs. Conozco algo sobre su reputacin profesional y sentimos un granrespeto por la investigacin en todas las ciencias, incluida la ciencia sobre la conducta humana. Noesperamos que se produzca ningn cambio en Dibs; pero si estudiando a este nio usted puedeavanzar en la comprensin de la conducta humana, aunque sea solo un poco, nosotros estaremos msque deseosos en cooperar.

    Era increble. All estaba ella, adoptando una postura impecable, ofrecindome algunos datos paraque fueran estudiados. No un nio con problemas. No a su hijo. Solo algunos datos. Y dejaba muyclaro que no esperaba ningn cambio en esos datos. Al menos no cambios positivos. La escuch amedida que me proporcionaba una breve estadstica de la historia vital de Dibs. Su fecha denacimiento. Su lento progreso. Su obvio retraso. La posibilidad de un problema orgnico.Permaneca sentada en su silla, casi sin moverse para nada. Tensa. Terriblemente controlada. Surostro estaba muy plido. Su pelo gris estaba peinado con raya en medio y recogido en un moo en lanuca. Sus ojos eran de color azul claro. Sus labios marcaban apenas una lnea. De vez en cuando semorda el labio nerviosamente. Su vestido era gris acero, clsico y simple. Aunque resultaba fra, erauna mujer muy guapa. Resultaba difcil poder decir qu edad tena. Pareca que pudiera estar sobrelos cincuenta, pero poda ser mucho ms joven. Su modo de expresarse era inteligente y preciso.Pareca mantener una actitud valiente; pero con toda probabilidad era tan profunda y trgicamente

  • infeliz como Dibs.Entonces me pregunt si querra estudiar a Dibs all, en su habitacin de juegos que estaba arriba,

    en la parte de atrs.Est arriba, en la parte trasera de la casa dijo. Nadie los interrumpir o los molestara all. l

    tiene muchos juguetes. Y nosotros estaramos encantados de conseguir cualquier otro material quepudiera querer o necesitar.

    No, muchas gracias. Ser mejor que trabaje con l en la sala de juegos del Centro de OrientacinInfantil. La sesin ser un da a la semana y durar una hora.

    Fue obvio que esta parte del acuerdo la perturbaba. Lo intent de nuevo.l tiene muchos juguetes maravillosos en su habitacin de juegos. Estaramos encantados de

    pagar una tarifa ms alta si usted accediera a venir aqu.Lo siento, pero no puedo hacer eso le dije. Y no habr que pagar ninguna tarifa.Oh, pero nosotros podemos permitrnoslo dijo rpidamente. Insisto en pagarle lo que sea por

    este estudio.Es muy amable por su parte le contest, pero no habr ningn pago extra. Todo lo que pido es

    que usted cuide de que el nio venga al centro puntualmente y que asista con regularidad, a menos,desde luego, que est enfermo. Y me gustara que me dieran su permiso por escrito para grabar todaslas sesiones de nuestro estudio de forma completa. Yo le dar tambin por escrito mi compromisoacerca de que si alguna vez este material va a ser utilizado para la enseanza, o para una publicacinde cualquier tipo, toda la informacin relativa a datos de identificacin ser cambiadacompletamente, de tal modo que nadie nunca pueda conocer o imaginar la verdadera identidad deDibs.

    Le entregu el contrato que haba elaborado antes de nuestra reunin. Lo estudi cuidadosamente.Muy bien. Me lo puedo quedar?S. Y podran firmar usted y su esposo este otro escrito, dndonos su consentimiento para grabar

    todas las sesiones, con la condicin de que los datos de identificacin sean cambiados si alguna vezllegara a publicarse?

    Cogi el escrito y lo estudi con sumo cuidado.Podra quedrmelo para hablarlo con mi esposo y escribirle a usted si decidimos continuar con

    todo esto?Por supuesto contest. Les agradecera que me lo hicieran saber, de un modo u otro, tan pronto

    como lo decidan.Ella guard el papel cautelosamente. Humedeci sus labios. Ciertamente no era una entrevista

    inicial como las que usualmente yo mantena con otras madres. Me senta tan poco cmoda comoseguramente se senta ella, haciendo esa especie de trato acerca de ver a su nio en la sala de juegos.Pero sent que se trataba de un riesgo que tena que tomar, o Dibs no vendra al centro.

    Se lo har saber tan pronto como lo decidamos dijo. Mi corazn se encogi un poco. Ellapoda utilizar esto para no seguir con el trato. Pero si lo aceptaba, se comprometa a llegar hasta elfinal. Estaba segura de que si firmaba mantendra su parte del trato. Si no aceptaba su parte deresponsabilidad, no podramos estar seguras de que luego asistiran regularmente.

    Despus de una larga pausa dijo:No acabo de entender por qu, cuando una familia est en condiciones de pagar lo que sea

    necesario, de forma que ustedes puedan ver a otros nios cuyos padres no pueden pagar, usted rehseaceptarlo.

    Porque mi trabajo tiene que ver fundamentalmente con la investigacin, para tratar de aumentar

  • nuestra comprensin sobre la infancia le expliqu. A m me pagan un sueldo por ello. Esto eliminala posibilidad de pagar, o de sentir que ustedes estn recibiendo un servicio por el que algunos pagany otros no. Si ustedes tienen inters por hacer cualquier contribucin a la investigacin que se realizaen este centro, ms all de cualquier ligazn con este caso concreto, esto depende totalmente deustedes. Generalmente la investigacin se financia de este modo.

    Ya veo. Pero yo sigo interesada en pagarle a usted.Estoy segura de ello. Y aprecio su inters por ese tema. Sin embargo, yo solo puedo ver a Dibs

    bajo estas condiciones.La suerte estaba echada. Me hallaba pendiente de un hilo y ella poda cortarlo con la velocidad de

    una sierra elctrica. Sent claramente que si resolvamos esta pequea controversia, habramoslogrado algo importante en cuanto al establecimiento de la responsabilidad inicial, necesaria porparte de la madre. Seguramente en muchas ocasiones el modo como ella haba resuelto suresponsabilidad para con Dibs haba sido pagando. En esta ocasin decid que era importanteeliminar este aspecto de la mejor manera que yo pudiera.

    Se qued en silencio durante unos pocos minutos. Mantuvo sus manos firmemente entrelazadassobre su regazo. Mirndolas fijamente. De repente, me acord de Dibs, arrojndose de bruces, bocaabajo, al suelo, rgido, silencioso. De nuevo pens que ella estaba tan triste y distante como su hijo.

    Finalmente me mir, rpidamente retir su mirada, evitando mirarme a los ojos.Debo decirle esto dijo. Para cualquier otro detalle sobre la historia de Dibs usted deber

    dirigirse al colegio. No hay nada ms que yo pueda aadir. No ir a ninguna otra entrevista sobre mmisma. Si esta fuera una de sus condiciones, podemos olvidar todo este asunto ahora mismo. Noexiste nada ms que yo le pueda contar. Se trata de una tragedia, una gran tragedia. Y Dibs? Bueno,l no es ms que un retrasado mental. Naci de ese modo. Pero yo no puedo ir a ninguna entrevista niresponder a ninguna otra pregunta. En ese momento me mir. Pareca aterrorizada ante laposibilidad de que la entrevistara.

    Comprendo le dije. Respeto sus deseos respecto a este tema. Pero me gustara decir algo. Si encualquier ocasin desea hablar conmigo sobre Dibs, sintase libre de poder hacerlo. Lo dejocompletamente a su eleccin.

    Pareci como si relajara un poco.Mi marido tampoco desea ir.Est bien. Lo que ustedes decidan.Cuando lo lleve al centro, no podr esperar all hasta que acabe. Regresar cuando pase la hora

    aadi.No importa le asegur. Puede traerlo, dejarlo all y recogerlo cuando la hora acabe. O puede

    enviarlo con otra persona, si lo prefiere.Gracias.Entonces tras otra pausa muy larga, aadi:Le agradezco su compresin.Acabamos nuestro t. Hablamos sobre algunas otras cosas sin importancia. Se mencion a Dorothy

    como una estadstica ms y como una nia perfecta. La madre de Dibs haba mostrado ms miedo,ansiedad y pnico en esta entrevista que los que haba mostrado el propio Dibs en su primera sesin.No haba nada que se pudiera hacer respecto a tratar de persuadirla para que solicitara ayuda para smisma. Hubiera resultado demasiado amenazante para ella. Y supona demasiado riesgo. La nicaopcin era que podramos perder a Dibs. Adems, tuve una fuerte sensacin de que Dibs podaresponder mucho mejor de lo que su madre podra hacerlo nunca. Dibs haba protestado por puertas

  • que estaban cerradas, pero algunas puertas importantes en la vida de su madre haban sido cerradasya a cal y canto. Era ya casi muy tarde para que ella protestara. De hecho, en esta breve entrevistaella haba tratado desesperadamente de echarle el cerrojo a otra puerta.

    Me acompa hasta la puerta cuando me iba.Est usted segura de que no prefiere verlo aqu, en su habitacin de juegos? me pregunt.

    Tiene muchos juguetes preciosos. Y podramos comprar cualquier otra cosa que usted pudiera desear.Cualquier cosa.

    Pareca realmente desesperada. Sent una punzada de lstima por ella. Le di las gracias por suoferta, pero le dije de nuevo que solo poda verlo en la sala de juegos del Centro.

    Le har saber lo que decidamos tan pronto como lo hagamos repiti moviendo ligeramente elpapel que sujetaba en sus manos.

    Gracias contest. Me fui. Mientras caminaba calle abajo hacia mi coche sent el peso abrumadorde esa familia afligida.

    Pens en Dibs y en su preciosa habitacin perfectamente equipada. No tena que entrar en esahabitacin de juegos para estar, razonablemente segura, de que todo lo que pudiera ser comprado condinero estara all. Y tambin estaba completamente segura de que tambin haba una puerta slida,perfectamente pulida. Y una cerradura robusta que se cerraba con llave demasiado a menudo.

    Me pregunt qu podra aadir ella al historial de Dibs si alguna vez se decidiera a hacerlo.Ciertamente, no haba respuestas fciles para explicar la dinmica de aquellas relaciones familiares.Qu pensara y sentira realmente esta mujer respecto a Dibs y al papel que ella desempeaba en suincipiente vida, para estar tan aterrorizada ante la posibilidad de ser entrevistada o cuestionadasobre lo que pasaba?

    Me cuestion sobre s yo haba manejado la situacin del modo ms fructfero posible o si mehaba limitado solo a presionar, lo cual podra dar como resultado que ella se volviera atrs encuanto a estudiar al nio. Me pregunt sobre qu decisin tomaran ella y su marido. Aceptaran lasmedidas que habamos discutido? Volvera yo a ver a Dibs? Y si as fuera, qu conseguiramos conla experiencia?

  • CAPTULO 4. PRIMERA SESIN DE TERAPIA DE JUEGO DE DIBS CONVIRGINIA AXLINE

    Pasaron varias semanas sin que tuviera ninguna noticia de la madre de Dibs. Llam al colegio ypregunt a la directora si haba sabido algo de padres. Me dijo que tampoco haban sabido nada.Pregunt por Dibs. Dijo que las cosas continuaban igual que siempre. Dibs haba ido al colegioregularmente. Ellas estaban mantenindose a la expectativa, con la esperanza de que las sesiones deterapia de juego comenzaran pronto.

    As estaba la situacin cuando una maana recib el formulario de autorizacin firmado por lospadres dndome el permiso para grabar las sesiones. Haba tambin una breve nota en la quemostraban su inters por cooperar en nuestro estudio sobre la infancia y sugeran que los llamasepara ponernos de acuerdo sobre las citas semanales con Dibs.

    Program la entrevista para el jueves siguiente por la tarde en la sala de juegos del centro. Le peda mi secretaria que llamase a la madre de Dibs y le preguntase si ese era buen momento para ella.Dijo que s y que ella lo traera al centro.

    Algunas de nosotras dimos un suspiro de alivio. Estaba claro que esta familia no tomaba talesdecisiones a la ligera. Solo podamos especular sobre el posible significado de la tardanza a la horade dar su consentimiento para que pudieran continuarse las sesiones de juego, e imaginar eltorbellino y las dudas que los padres habran tenido que sortear al estudiar el siguiente paso quetenan que dar. Y qu pasaba con Dibs mientras tanto? Habran estado dirigindole miradaspensativas tratando de medir los posibles resultados que se podran obtener con la evaluacin de suscapacidades? Era muy probable que hubieran estado sopesando todos los aspectos que conllevabaesta aventura. Me haba sentido muy tentada de llamar a la madre de Dibs e instarla a que trajera aDibs, o preguntarle si haban tomado su decisin. No lo hice porque senta que no tenamos nada queganar si forzbamos la decisin (si no se haba tomado ya), y s mucho que perder, si todava estabanconsiderando lo que tenan que hacer. Haba sido una larga y frustrante espera.

    Dibs lleg al Centro con su madre justo a su hora. Esta lo dej en la sala de espera y le dijo a larecepcionista que volvera dentro de una hora a por l. Entr y lo salud. Estaba de pie en el mismolugar donde su madre lo haba dejado, con su abrigo, su gorro, sus guantes y sus botas puestos.

    Buenos das le dije mientras me acercaba. Qu bien verte otra vez. Vamos a la sala de juegos.Est all, al final del vestbulo.

    Dibs alarg su mano y cogi la ma en silencio. Caminamos juntos hasta la sala de juegos.Esta es otra sala de juegos le dije. Es muy parecida a la de la escuela, donde te vi hace varias

    semanas.As es dijo con voz entrecortada. Esta sala de juegos estaba en la planta baja. La habitacin era

    luminosa, con luz natural. Era una habitacin ms atractiva que la otra, pero su equipamiento eraesencialmente el mismo. Las ventanas cerradas daban a un aparcamiento de coches y al otro lado delparking haba una gran iglesia de piedra gris.

    Cuando entramos en la sala de juegos Dibs la recorri lentamente tocando todos los materiales,nombrando cada una de las cosas con la misma inflexin dubitativa en su voz que haba utilizado ennuestra primera visita a la otra sala de juegos.

    Caja de arena? Caballete? Silla? Pinturas? Coche? Mueca? Casa de muecas? Cadacosa que tocaba la nombraba de ese modo. Despus vari un poco. Es esto un coche? Esto es uncoche. Es esto arena? Esto es arena. Son esto pinturas? Esto son pinturas.

  • Cuando complet el primer circuito de la habitacin le dije:S. Hay muchas cosas en esta habitacin, no es as? Y t has tocado y nombrado la mayora de

    ellas.As es dijo suavemente.No quera darle prisa. Quera que tuviera tiempo para mirar a su alrededor y explorar. Todos los

    nios necesitan su tiempo para explorar el mundo a su manera.Se detuvo en medio de la habitacin.Al cabo de un rato le pregunt:Dibs, te gustara quitarte el abrigo y el gorro?As es. Qutate tu abrigo y tu gorro Dibs. Te quitas tu gorro. Te quitas el abrigo Dibs. No hizo

    ningn movimiento para hacer ninguna de estas cosas.Entonces, te gustara quitarte el abrigo y el sombrero? le pregunt. Vale, Dibs. Hazlo.

    Qutatelos.Qutate los guantes y las botas tambin dijo l.De acuerdo repliqu yo. Qutate tus guantes y tus botas tambin, si quieres.Bueno dijo l casi con un suspiro. Se quedo all de pie, estirando de sus mangas intilmente, con

    ademanes nerviosos. Comenz a lloriquear. Permaneca de pie frente a m, con la cabeza colgando,quejndose.

    Te gustara quitrtelos, pero quieres que te ayude? Es eso? le pregunt.As es. Su voz son a sollozo cuando respondi.Me sent en una sillita pequea y le dije:De acuerdo, Dibs. Si quieres que te ayude a quitarte el abrigo y el gorro, ven hasta aqu y te

    ayudar le propuse eso con un propsito en mente tambin: el de ofrecerle ayuda pero sentada en unlugar de la habitacin hasta el que, si la quera, tendra que dar unos pasos por s mismo paraconseguirla.

    Camin de modo vacilante hacia m.Las botas tambin dijo con voz ronca.De acuerdo. Quitaremos las botas tambin.Y los guantes dijo levantando sus manos.De acuerdo. Y los guantes tambin repliqu. Le ayud a quitarse sus guantes, gorro, abrigo,

    botas. Puse sus guantes en los bolsillos de su abrigo y se los di junto con su gorro. Los dej caer alsuelo. Los cog y los colgu en el pomo de la puerta.

    Vamos a dejarlos aqu hasta que sea la hora de irse. Tenemos una hora para hacer cosas juntos enesta habitacin, despus regresars a casa.

    No me contest. Se dirigi al caballete y mir las pinturas. Se quedo all inmvil durante muchotiempo. Despus pronunci los nombres de los colores que haba en el caballete. Poco a poco los fuereordenando. Coloc el rojo, el amarillo y el azul en la repisa del caballete. Los separ con muchocuidado y comenz a aadir los otros tonos en los lugares apropiados hasta completar la gamacompleta de los seis colores primarios del espectro. Entonces coloc los colores terciarios en loslugares correctos, aadi el blanco y el negro, y acab teniendo en el borde del caballete la escalacompleta de colores con todas sus tonalidades. Hizo esto en silencio, lenta y cuidadosamente.

    Una vez que los tuvo todos alineados en orden, cogi uno de los frascos y lo examin. Mir dentrodel frasco, movi la pintura con el pincel, lo levant para verlo a travs de la luz, pas sus dedossuavemente sobre la etiqueta.

    Pinturas Ruhl Favor dijo. Pintura roja Rhul Favor. Pintura amarilla Rhul Favor. Pintura Azul

  • Rhul Favor. Negro.Esto serva como respuesta a una de nuestras preguntas. Resultaba obvio que estaba leyendo las

    etiquetas. De hecho, eran pinturas Rhul Favor. Haba nombrado y colocado los colorescorrectamente.

    Bueno dije yo. As que puedes leer las etiquetas de los frascos de colores. Y conoces todos losnombres de los colores.

    As es dijo l de modo vacilante.Luego se sent en la mesa y cogi la caja de lpices. Ley la etiqueta de la caja. Entonces cogi el

    lpiz rojo y escribi con claras letras de imprenta, R O J O. Hizo lo mismo con todos los otroscolores mientras los colocaba en el mismo orden, siguiendo la secuencia de colores, formando uncrculo. A medida que los escriba, los deletreaba, nombrando cada letra cuando la escriba.

    Lo mir. Trat de responderle verbalmente reconociendo su intento de comunicarse conmigo atravs de esta actividad.

    Vas a deletrear los nombres de cada color y escribirlos con ese mismo color. Es as? Ya veo.Rojo se deletrea erre, o, jota, o, no es as?

    As es dijo con tono vacilante.Y ests haciendo una rueda cromtica, no?S murmur.Cogi la caja de las acuarelas. Ley el nombre comercial de la etiqueta. Pint con el pincel

    manchas de color en un pedazo de papel, siguiendo la misma secuencia deliberada y rgida.Yo trataba de mantener mis comentarios siguiendo el ritmo de lo que l estaba haciendo, tratando

    de no decir nada que pudiera indicar ningn deseo por mi parte de que l hiciera algo en especial,sino ms bien tratando de comunicar mi reconocimiento, siguiendo su marco de referencia, de unmodo simple que expresara comprensin. Mi objetivo era que l liderara nuestro caminar. Yo loseguira. Quera hacerle saber, desde el principio, que sera l quien marcara el paso dentro de esahabitacin y que yo reconocera sus esfuerzos de comunicacin mutua, basndome en alguna faceta dela realidad concreta de la experiencia que estbamos compartiendo. No quise ir ms all y alabar sushabilidades cuando haca todas esas cosas. Era obvio que poda hacerlas. Cuando la iniciativa sedeja al individuo, este selecciona el terreno en el que se siente ms seguro. Cualquier aspaviento desorpresa o de alabanza podra ser interpretado como indicacin de la ruta que l deba seguir. Estopodra cerrar otras reas de exploracin que podran acabar siendo mucho ms importantes para l.Todas las personas se comportan con cautela para proteger la integridad de su personalidad. Nosestbamos conociendo. Las cosas que Dibs mencionaba, los objetos de esa habitacin, no tenan quever con ningn afecto importante, eran simplemente los nicos ingredientes de comunicacin quecompartamos hasta ese momento. Estos eran para Dibs conceptos seguros.

    De vez en cuando poda mirarme, pero cuando nuestras miradas se encontraban, diriga la suyarpidamente hacia otro lado.

    Ciertamente lo que haba hecho, nada ms empezar, haba sido toda una revelacin. Hedda tenabuenas razones para creer en Dibs. Estaba adems no solo a punto de dejarse ver, sino ms bienempezando a emerger. Cualesquiera que fueran su problemas, podamos descartar ya la etiqueta deretr